Días de entrenamiento [Privado] [Cerrado]
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Días de entrenamiento [Privado] [Cerrado]
Alward llevaba en sus brazos una caja de gran tamaño y peso que dejó en el suelo, pegado al muro cercano a la entrada del cuartel de la Guardia. Estaba todo sudado y con sus fuerzas al límite. Llevaba un total de ocho cajas de la misma envergadura transportadas hacia el interior del recinto.
Se apoyó en dicho objeto y suspiró, notablemente hastiado y cansado.
-¡Vamos Sevna, te quedan dos más!-Dijo uno de los compañeros del castaño que también llevaba a cuestas una de las cajas. Cuando pasó por su lado, le dio un toque en el hombro-¡Ánimo!
Alward le miró de reojo y asintió, casi sin poder articular palabra. Ellos dos eran los encargados esa mañana de transportar la mercancía desde el carro hasta el almacén. Todo lo que contenían aquellos recipientes eran básicamente armamento útil y de entrenamiento, de ahí que pesara tanto.
Dicho compañero había coincidido con él en varias ocasiones, llegando a ser casi un binomio del propio Alward. El chico, de nombre Dristán, tenía más o menos la misma edad que el Sevna.
El castaño dejó de apoyarse en la caja y se retiró de esta. Tomó aire y concienció al resto de su cuerpo para que estuviese listo para hacer otro esfuerzo. Se puso de cuclillas, abrazó la caja y, con todas sus fuerzas tiró hacia arriba, logrando sostener al peso el recipiente. Así, se encaminó hacia el interior del cuartel, llegando hasta el almacén y dejando la caja junto a las demás que ambos Guardias habían depositado allí durante el transcurso de aquella fresca y soleada mañana.
Más tarde, ambos soldados salieron mientras mantenían una charla distendida. Antes de llegar al carro, Alward se detuvo y suspiró, resignado.
-Aún quedan dos...
-Para cada uno-Puntualizó mientras se llevaba una mano al mentón-¿Qué te parece si nos tomamos un pequeño descanso? No vendrán a buscarnos hasta que pase una hora, nos da tiempo de sobra-Comentó
-Genial-Estiró sus brazos y demás articulaciones-Tengo hambre
Dristán entonces pasó un trozo de una media barra de pan al Sevna, cosa que sorprendió a este último.
-¡Estás en todo!-Agarró el trozo de pan-¿De dónde lo has sacado?
-Me he colado en las cocinas antes. Yo también tengo hambre-Confesó, con una sonrisa que le delataba.
Ambos humanos se sentaron en un pequeño bordillo que había en el muro, justo al lado del carro. Sin más, empezaron a comer y a continuar con la charla que tenían de antes.
Se apoyó en dicho objeto y suspiró, notablemente hastiado y cansado.
-¡Vamos Sevna, te quedan dos más!-Dijo uno de los compañeros del castaño que también llevaba a cuestas una de las cajas. Cuando pasó por su lado, le dio un toque en el hombro-¡Ánimo!
Alward le miró de reojo y asintió, casi sin poder articular palabra. Ellos dos eran los encargados esa mañana de transportar la mercancía desde el carro hasta el almacén. Todo lo que contenían aquellos recipientes eran básicamente armamento útil y de entrenamiento, de ahí que pesara tanto.
Dicho compañero había coincidido con él en varias ocasiones, llegando a ser casi un binomio del propio Alward. El chico, de nombre Dristán, tenía más o menos la misma edad que el Sevna.
El castaño dejó de apoyarse en la caja y se retiró de esta. Tomó aire y concienció al resto de su cuerpo para que estuviese listo para hacer otro esfuerzo. Se puso de cuclillas, abrazó la caja y, con todas sus fuerzas tiró hacia arriba, logrando sostener al peso el recipiente. Así, se encaminó hacia el interior del cuartel, llegando hasta el almacén y dejando la caja junto a las demás que ambos Guardias habían depositado allí durante el transcurso de aquella fresca y soleada mañana.
Más tarde, ambos soldados salieron mientras mantenían una charla distendida. Antes de llegar al carro, Alward se detuvo y suspiró, resignado.
-Aún quedan dos...
-Para cada uno-Puntualizó mientras se llevaba una mano al mentón-¿Qué te parece si nos tomamos un pequeño descanso? No vendrán a buscarnos hasta que pase una hora, nos da tiempo de sobra-Comentó
-Genial-Estiró sus brazos y demás articulaciones-Tengo hambre
Dristán entonces pasó un trozo de una media barra de pan al Sevna, cosa que sorprendió a este último.
-¡Estás en todo!-Agarró el trozo de pan-¿De dónde lo has sacado?
-Me he colado en las cocinas antes. Yo también tengo hambre-Confesó, con una sonrisa que le delataba.
Ambos humanos se sentaron en un pequeño bordillo que había en el muro, justo al lado del carro. Sin más, empezaron a comer y a continuar con la charla que tenían de antes.
- Dristán:
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Última edición por Alward Sevna el Jue Oct 31 2019, 16:30, editado 1 vez
Alward Sevna
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Re: Días de entrenamiento [Privado] [Cerrado]
“La justicia no espera ningún premio. Se la acepta por ella misma. Y de igual manera son todas las virtudes.”
Sasha cerró el libro que estaba leyendo, eran discursos transcritos de un antiguo pensador, la muchacha no estaba segura de sí estaba de acuerdo con todo lo que decía, pero sin duda había sido un buen entretenimiento para el camino, ya que viajando en un carro no podía entrenar. Lo apoyó en el asiento libre, era el único que se había traído de casa, no quería tener demasiado equipaje, muchas cosas habían quedado atrás.
No había ni una pizca de arrepentimiento ni en el exterior, ni en el interior, el camino que había elegido era el que su convicción le marcaba. Su familia lo había catalogado como un capricho, una idea delirante de una niña que siempre había tenido todo y que en su ingenuidad no sabía lo que pedía. Sasha no se enojaba ante esos comentarios, simplemente porque la opinión que pudieran tener otros sobre sus decisiones eran completamente intrascendente.
Mientras el carruaje entraba en los linderos de la Ciudad y se metía por calles cuidadosamente empedradas, Sashenka no podía evitar preguntarse sí la Guardia cumpliría con sus expectativas, y en caso de no ser así, qué podría hacer al respecto. La primer idea que venía a su cabeza era “Borrar todo rastro de injusticia”, y ese pensamiento le causaba gran satisfacción, aunque en su rostro no había ni un asomo de sonrisa.
Los patios de entrenamiento de la Guardia eran amplios, preparados para que un gran número de cadetes y soldados pudieran realizar sus entrenamientos por la mañana y en las tardes, además de practicas que incluían simulaciones de batallas o estrategias de guerra. Así que no era de extrañarse que tardaran una buena cantidad de tiempo en cruzarlos por completo, Sasha no se impacientaba, por más que estaba tan cerca del sitio con el que había soñado durante tantos años, su corazón permanecía impasible.
Llegaron finalmente a lo que era la puerta principal del cuartel, el carruaje se detuvo, tenían que esperar a que les dieran el visto bueno antes de poder pasar, ya que muchas personas, caballos y carros entraban y salían constantemente. Sashenka observó a dos soldados descansando y comiendo apoyados contra una pared, por su sereno rostro pasó de modo fugaz una mueca de desaprobación.
Descansar cuando se te había asignado una tarea era algo repudiable, Sasha vio que aún tenían trabajo por hacer, su mirada fue un par de veces de las cajas a los soldados, ese eran exactamente el tipo de cosas que pretendía cambiar. El carruaje hizo un recorrido semi circular y se detuvo finalmente en la puerta del cuartel, la dragona salió y no esperó a que nadie venga a recoger sus maletas, las cargó ella misma y sin siquiera dar las gracias al conductor, encaró hacía adentro del recinto.
Sashenka Dozorova
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Re: Días de entrenamiento [Privado] [Cerrado]
Al menos veinte minutos descansaron ambos soldados, inmersos en una charla cotidiana y distendida.
Una mujer pasó por allí. Parecía mirarles con serenidad, aunque también con cierta desaprobación. Alward frunció el ceño, molesto.
-¿Qué le pasa a esa?-Susurró de forma discreta a su compañero, señalándola con la mirada
Dristán también la miró sutilmente, y luego habló en voz baja al Sevna.
-Ni idea... Quizás le hemos gustado-Se encogió de hombros, en tono bromista-o LE HE gustado, que es lo más probable-Dijo con un tono tan seguro, que parecía hasta creérselo
-Sí, será eso-Añadió, sin darle más importancia, llevándose el último trozo de pan a la boca
-Qué te apuestas a que cae en mis redes en menos de diez segundos
-Si lo hace, llevo yo todas las cajas que quedan al almacén. Si no, lo harás tú.-Dijo, poniéndose en pie y sacudiéndose de posibles desperfectos-¿Te parece?-Le ofreció su mano derecha para así sellar el acuerdo
-¡Es justo!-También se levantó y estrechó la mano del Sevna
Antes de marcharse, Dristán visualizó a la recién llegada y se acicaló el peinado hacia atrás. Acto seguido, se fue directo hacia su objetivo. Alward, mientras tanto, vería toda la escena sentado sobre una de las cajas.
El lancero se acercó hasta la muchacha y carraspeó.
-¿Eres una nueva recluta?-Dijo por lo abultado de sus maletas-Mi nombre es Dristán Gold-Hizo una corta reverencia-Guardia de Lunargenta-Mencionó su posición. Acto seguido, le dedicó una mirada seductora-¿Quieres que te ayude con las maletas?-El tono de voz que utilizó para esto último era un claro intento de flirteo-Puedo enseñarte todo el cuartel y llevarte hasta el Sargento que esté a tu cargo-Le guiñó un ojo
Alward observaba atento desde la distancia, cruzado de brazos. No se le daba nada mal a Dristán el arte del flirteo. Quizás debería de aprender de él.
Una mujer pasó por allí. Parecía mirarles con serenidad, aunque también con cierta desaprobación. Alward frunció el ceño, molesto.
-¿Qué le pasa a esa?-Susurró de forma discreta a su compañero, señalándola con la mirada
Dristán también la miró sutilmente, y luego habló en voz baja al Sevna.
-Ni idea... Quizás le hemos gustado-Se encogió de hombros, en tono bromista-o LE HE gustado, que es lo más probable-Dijo con un tono tan seguro, que parecía hasta creérselo
-Sí, será eso-Añadió, sin darle más importancia, llevándose el último trozo de pan a la boca
-Qué te apuestas a que cae en mis redes en menos de diez segundos
-Si lo hace, llevo yo todas las cajas que quedan al almacén. Si no, lo harás tú.-Dijo, poniéndose en pie y sacudiéndose de posibles desperfectos-¿Te parece?-Le ofreció su mano derecha para así sellar el acuerdo
-¡Es justo!-También se levantó y estrechó la mano del Sevna
Antes de marcharse, Dristán visualizó a la recién llegada y se acicaló el peinado hacia atrás. Acto seguido, se fue directo hacia su objetivo. Alward, mientras tanto, vería toda la escena sentado sobre una de las cajas.
El lancero se acercó hasta la muchacha y carraspeó.
-¿Eres una nueva recluta?-Dijo por lo abultado de sus maletas-Mi nombre es Dristán Gold-Hizo una corta reverencia-Guardia de Lunargenta-Mencionó su posición. Acto seguido, le dedicó una mirada seductora-¿Quieres que te ayude con las maletas?-El tono de voz que utilizó para esto último era un claro intento de flirteo-Puedo enseñarte todo el cuartel y llevarte hasta el Sargento que esté a tu cargo-Le guiñó un ojo
Alward observaba atento desde la distancia, cruzado de brazos. No se le daba nada mal a Dristán el arte del flirteo. Quizás debería de aprender de él.
Alward Sevna
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Re: Días de entrenamiento [Privado] [Cerrado]
Siquiera había notado que la miraban, su atención estaba fija en la entrada al cuartel, el lugar donde dejaría sus cosas para poder comenzar por fin con su entrenamiento. Sasha sentía el cuerpo agarrotado y oxidado, necesitaba poder moverse un poco, tomar su lanza y su escudo nuevo y practicar antes de que fuera la hora de la comida y se viera obligada a ir al comedor común junto con todo el resto de los reclutas...
O al menos esa era su intención hasta que un hombre se cruzó en su camino.
“¿Eres una nueva recluta?”
Sashenka se mantuvo en silencio, lo miró fijamente y luego desvió la mirada hacia la entrada. No conocía de nada a esa persona, entendía lo que pretendía lograr, pero no le importaba en lo más mínimo, a ojos de la Dragona, ese Ser insignificante era solo otro estorbo en su camino.
Suspiró y con mucha claridad dijo un rotundo:
-No -
El hombre pareció no entender durante algunos segundos, frunció el ceño y se quedó sin palabras, la dragona seguía mirándolo fijamente, luego de unos tensos segundos se volvió evidente que la dragona no pretendía agregar nada a la conversación.
-¿No? - Preguntó el Guardia, como intentando que la joven se explicara un poco más.
-No deseo tu ayuda, no quiero que me presentes a nadie, ni que me des un recorrido por el lugar - Dio un paso lleno de seguridad - Tampoco quiero que me ayudes con mis maletas - Dio otro paso, y por algún motivo el hombre retrocedió - Y por sobre todas las cosas no quiero que te acerques a mi persona a menos que sea por motivos profesionales -
-Pero qué demon... - El Guardia desvió la mirada hacia Alward, recordando de pronto que tenían una apuesta pendiente - ¿Qué es lo que te ocurre? Solo intentaba ser amistoso -
-No necesito que seas amistoso conmigo, solo necesito que te apartes de mi camino, eres un estorbo -
Afirmó el agarre de sus valijas y pasó por al lado del hombre sin dedicarle ni una sola mirada más, notó que un poco más lejos estaba el otro Guardia que se dedicaba a descansar y holgazanear en horas laborales. Suspiró, decepcionada, Sasha era consciente de que habían muchas cosas por cambiar, y no contaba con que nadie le diera una mano con todo eso.
Entró por fin a la que sería su residencia durante los siguientes años, sin duda la arquitectura era diferente que la de su tierra natal, pero para Sashenka solo importaba que fuera funcional, así que daba igual. Tenía las indicaciones de dónde se suponía que estaban las habitaciones para mujeres, pero no tenía idea de dónde quedaban. Frunció el ceño, molesta por el inconveniente, no le quedaría más remedio que preguntar o caminar por el edificio hasta que se topara con las habitaciones.
O al menos esa era su intención hasta que un hombre se cruzó en su camino.
“¿Eres una nueva recluta?”
Sashenka se mantuvo en silencio, lo miró fijamente y luego desvió la mirada hacia la entrada. No conocía de nada a esa persona, entendía lo que pretendía lograr, pero no le importaba en lo más mínimo, a ojos de la Dragona, ese Ser insignificante era solo otro estorbo en su camino.
Suspiró y con mucha claridad dijo un rotundo:
-No -
El hombre pareció no entender durante algunos segundos, frunció el ceño y se quedó sin palabras, la dragona seguía mirándolo fijamente, luego de unos tensos segundos se volvió evidente que la dragona no pretendía agregar nada a la conversación.
-¿No? - Preguntó el Guardia, como intentando que la joven se explicara un poco más.
-No deseo tu ayuda, no quiero que me presentes a nadie, ni que me des un recorrido por el lugar - Dio un paso lleno de seguridad - Tampoco quiero que me ayudes con mis maletas - Dio otro paso, y por algún motivo el hombre retrocedió - Y por sobre todas las cosas no quiero que te acerques a mi persona a menos que sea por motivos profesionales -
-Pero qué demon... - El Guardia desvió la mirada hacia Alward, recordando de pronto que tenían una apuesta pendiente - ¿Qué es lo que te ocurre? Solo intentaba ser amistoso -
-No necesito que seas amistoso conmigo, solo necesito que te apartes de mi camino, eres un estorbo -
Afirmó el agarre de sus valijas y pasó por al lado del hombre sin dedicarle ni una sola mirada más, notó que un poco más lejos estaba el otro Guardia que se dedicaba a descansar y holgazanear en horas laborales. Suspiró, decepcionada, Sasha era consciente de que habían muchas cosas por cambiar, y no contaba con que nadie le diera una mano con todo eso.
Entró por fin a la que sería su residencia durante los siguientes años, sin duda la arquitectura era diferente que la de su tierra natal, pero para Sashenka solo importaba que fuera funcional, así que daba igual. Tenía las indicaciones de dónde se suponía que estaban las habitaciones para mujeres, pero no tenía idea de dónde quedaban. Frunció el ceño, molesta por el inconveniente, no le quedaría más remedio que preguntar o caminar por el edificio hasta que se topara con las habitaciones.
Sashenka Dozorova
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Re: Días de entrenamiento [Privado] [Cerrado]
Derrotado, cabizbajo e humillado, Dristán volvió de nuevo junto a Alward y el carromato que tenían que descargar. El gesto serio de uno contrastaba totalmente con la sonrisa de oreja a oreja del otro.
El Sevna, se levantó y le dio una palmada en el hombro a su compañero.
-¡Ánimo!-Dijo entre compadecido y dichoso. Su compañero le devolvió una mirada cargada de desdén
-No me lo explico-Comentó-...No deben de gustarle los hombres, sí, eso-Buscó como excusa ante su más que clara derrota
-Sea como fuere...-Se llevó sus manos a la cintura y observó el resto de cargamento que aún quedaba por llevar al almacén-Una apuesta es una apuesta-Sonrió, todo orgulloso
La mañana transcurrió sin nada más destacable. Alward deambuló por el cuartel, socializando con sus compañeros, haciendo algunas que otras tareas varias hasta que, finalmente, llegaba el fin de la jornada. Todos los presentes en en aquel lugar debían ser sometidos a un protocolario y estricto pase de revista, que tenía carácter diario y el cual estaba supervisado por un Guardia de alto rango, el cual estaba acompañado por Alward, que al ser nuevo, debía de tener las mismas condiciones que el resto de reclutas en sus tareas diarias, con algún que otro privilegio, pero que al obtener un rango mayor, no era un "recluta" como tal.
Así, el pase de revista de aquel día estaba compuesto por dos filas de reclutas frente al Guardia de rango mayor y el Sevna.
-Sevna-Llamó al castaño
-Señor-Respondió, solemne, con una breve inclinación de cabeza
-Hágame el favor de hacer el pase-Le entregó un pergamino
-Sí, señor-Agarró dicho pergamino y lo desenrolló. En él estaba escrito el nombre de todos los reclutas que se suponen que debían estar allí, aunque en la fila había un hueco que pronto destacaría-Alistar-Nombró al primero
-¡Presente!
-Amarith-Nombró al segundo
¡Presente!
Y así, estuvo nombrando a cada uno de los reclutas hasta llegar a la letra "D", donde vio un apellido poco común y ciertamente innombrable
-Dorovo...--Se trabó-...Dorrozo...-Frunció el ceño, la lengua parecía que se le torcía al pronunciar a semejante apellido-...Dozovo...-Suspiró. Las risillas entre alguno de los reclutas no tardaron en escucharse, pero ante la mirada seria y solemne del Guardia al mando, todos callaron y Alward pudo continuar-¡Dozorova!
...
Nadie contestó.
-Dozorova-Volvió a repetir
En ese instante, apareció la mujer que, con retraso, se colocaba en el hueco que quedaba libre
El Guardia al mando le lanzó una mirada penetrante y enojada, ante las miradas curiosas de los demás reclutas. Dristán, que estaba justo detrás de la mujer, no pudo evitar dibujar una sonrisa pícara en sus labios, como alegrándose de que se hubiese remediado su humillación anterior.
-Es justo lo que pasa cuando no conoces el lugar, que te pierdes...-Ahora, dibujó una descarada sonrisa de oreja a oreja, que pronto fue borrada al ver cómo el hombre al cargo, el cual era fornido, de melena larga y negra y barba frondosa se acercaba a la posición y le retaba con la mirada.
-¿Qué te hace tanta gracia, Gold?
-¡N-nada, señor!-Se puso más recto que un palo, con la mirada al frente
-Tu cara de inepto indicaba otra cosa-No le apartó la mirada en ningún segundo-Por ello, te pasarás el resto del día de guardia, hasta que la luz del alba vuelva a salir por el horizonte, ¿Entendiste?-Era un castigo duro, aún quedaban muchas horas para la noche
Ahora, el guardia se puso en frente y se dirigió a la recién llegada
-Dozorova-Dijo, con un tono solemne-Tu primer día y llegas tarde, ¿Algo que tengas que decir?-Fuese cual fuese la explicación, no podía pasar por alto aquel acto de impuntualidad. Después miró a Alward-Sevna, después del pase, te encargarás de darle unas clases a la nueva recluta. Por llegar tarde, tendrá que trabajar extra-Lo cual, por un motivo que no entendía Alward, a él también le tocaba trabajar horas extras...
-S-sí, señor...-Asintió. Acto seguido miró con firmeza hacia la mujer. Suspiró, por algún motivo sentía que no sería bien recibida su presencia, la mirada asqueada de las horas previas al pase de revista se lo hacían sospechar.
El Sevna, se levantó y le dio una palmada en el hombro a su compañero.
-¡Ánimo!-Dijo entre compadecido y dichoso. Su compañero le devolvió una mirada cargada de desdén
-No me lo explico-Comentó-...No deben de gustarle los hombres, sí, eso-Buscó como excusa ante su más que clara derrota
-Sea como fuere...-Se llevó sus manos a la cintura y observó el resto de cargamento que aún quedaba por llevar al almacén-Una apuesta es una apuesta-Sonrió, todo orgulloso
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La mañana transcurrió sin nada más destacable. Alward deambuló por el cuartel, socializando con sus compañeros, haciendo algunas que otras tareas varias hasta que, finalmente, llegaba el fin de la jornada. Todos los presentes en en aquel lugar debían ser sometidos a un protocolario y estricto pase de revista, que tenía carácter diario y el cual estaba supervisado por un Guardia de alto rango, el cual estaba acompañado por Alward, que al ser nuevo, debía de tener las mismas condiciones que el resto de reclutas en sus tareas diarias, con algún que otro privilegio, pero que al obtener un rango mayor, no era un "recluta" como tal.
Así, el pase de revista de aquel día estaba compuesto por dos filas de reclutas frente al Guardia de rango mayor y el Sevna.
-Sevna-Llamó al castaño
-Señor-Respondió, solemne, con una breve inclinación de cabeza
-Hágame el favor de hacer el pase-Le entregó un pergamino
-Sí, señor-Agarró dicho pergamino y lo desenrolló. En él estaba escrito el nombre de todos los reclutas que se suponen que debían estar allí, aunque en la fila había un hueco que pronto destacaría-Alistar-Nombró al primero
-¡Presente!
-Amarith-Nombró al segundo
¡Presente!
Y así, estuvo nombrando a cada uno de los reclutas hasta llegar a la letra "D", donde vio un apellido poco común y ciertamente innombrable
-Dorovo...--Se trabó-...Dorrozo...-Frunció el ceño, la lengua parecía que se le torcía al pronunciar a semejante apellido-...Dozovo...-Suspiró. Las risillas entre alguno de los reclutas no tardaron en escucharse, pero ante la mirada seria y solemne del Guardia al mando, todos callaron y Alward pudo continuar-¡Dozorova!
...
Nadie contestó.
-Dozorova-Volvió a repetir
En ese instante, apareció la mujer que, con retraso, se colocaba en el hueco que quedaba libre
El Guardia al mando le lanzó una mirada penetrante y enojada, ante las miradas curiosas de los demás reclutas. Dristán, que estaba justo detrás de la mujer, no pudo evitar dibujar una sonrisa pícara en sus labios, como alegrándose de que se hubiese remediado su humillación anterior.
-Es justo lo que pasa cuando no conoces el lugar, que te pierdes...-Ahora, dibujó una descarada sonrisa de oreja a oreja, que pronto fue borrada al ver cómo el hombre al cargo, el cual era fornido, de melena larga y negra y barba frondosa se acercaba a la posición y le retaba con la mirada.
-¿Qué te hace tanta gracia, Gold?
-¡N-nada, señor!-Se puso más recto que un palo, con la mirada al frente
-Tu cara de inepto indicaba otra cosa-No le apartó la mirada en ningún segundo-Por ello, te pasarás el resto del día de guardia, hasta que la luz del alba vuelva a salir por el horizonte, ¿Entendiste?-Era un castigo duro, aún quedaban muchas horas para la noche
Ahora, el guardia se puso en frente y se dirigió a la recién llegada
-Dozorova-Dijo, con un tono solemne-Tu primer día y llegas tarde, ¿Algo que tengas que decir?-Fuese cual fuese la explicación, no podía pasar por alto aquel acto de impuntualidad. Después miró a Alward-Sevna, después del pase, te encargarás de darle unas clases a la nueva recluta. Por llegar tarde, tendrá que trabajar extra-Lo cual, por un motivo que no entendía Alward, a él también le tocaba trabajar horas extras...
-S-sí, señor...-Asintió. Acto seguido miró con firmeza hacia la mujer. Suspiró, por algún motivo sentía que no sería bien recibida su presencia, la mirada asqueada de las horas previas al pase de revista se lo hacían sospechar.
Alward Sevna
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Re: Días de entrenamiento [Privado] [Cerrado]
Sashenka pasó mucho más tiempo del que hubiese sido recomendable buscando las habitaciones para las mujeres de la Guardia, y es que el edificio principal era en verdad enorme, las instalaciones estaban pensadas para albergar a varios cientos de soldados y casi el triple de reclutas. Contener a toda esa gente requería de mucha organización, habitaciones con las mínimas comodidades, un comedor lo suficientemente grande, una cocina bien equipada, salas para poder estudiar, rezar y entrenar. No era de extrañarse que la dragona se perdiera en su primer día, tendría que haberlo supuesto, pero su orgullo muchas veces la cegaba ante las cosas más evidentes.
Para cuando pudo encontrar las habitaciones compartidas ya era tarde, dejó sus cosas sobre una de las camas y sin perder el tiempo cambió sus ropas de viaje por unas de entrenamiento. Aunque iba con retraso, no se olvidó de dejar sus pertenencias bien acomodadas ya que hubiese sido una vergüenza que algún superior pasara por allí y viera su maleta abierta y sus cosas desparramadas, no era esa la imagen que un soldado de la Guardia debía dar.
Cuando terminó de ordenar todo, salió corriendo hacía los patios de entrenamiento.
-Dozorova.Tu primer día y llegas tarde, ¿Algo que tengas que decir?-
-¡No Señor! - Contestó la dragona, parada firme, con la frente en alto y sin pestañear - Nada justifica el que un Guardia llegue tarde a su entrenamiento - Podría haber dicho “Es mi primer día, aún no sé cómo está distribuido todo”, “Me perdí, no lo hice a propósito” pero todo eso no eran más que excusas, y Sasha consideraba que las excusas eran para los débiles de espíritu.
Mientras seguían diciendo los nombres, Sasha se quedó en silencio, sin mover ni un músculo, detrás de ella estaba el hombre que había intentado hablarle cuando llegó, no parecía que le molestara en lo más mínimo, siquiera contestó cuando intentó provocarla. La dragona no desvió la mirada cuando le asignaron un tutor, lo cierto es que no le importaba quien fuera, su única función sería el entrenarla a modo de castigo por su falta.
Una vez que terminaban de cerciorarse de que todos los reclutas estuvieran presentes, era momento de repartir las tareas que les corresponderían a cada grupo. Pero como Sasha, Alward y Dristán estaban “castigados” tendrían que primero hacer algo de ejercicio extra, comenzando por trotar alrededor de las zonas de entrenamiento. No era simplemente correr por correr, debían hacerlo con cierto ritmo previamente marcado y manteniendo una misma formación para que se acostumbraran a realizar desplazamientos en conjunto.
Sashenka no pareció reconocer a los dos humanos que había visto holgazaneando un rato antes, o al menos no les dedicó palabras o algún gesto que diera cuenta de ello. Durante todo el entrenamiento se mantuvo con la vista al frente y concentrándose en el ritmo de su respiración para no desperdiciar energía en movimientos innecesarios. Luego de algunos ejercicios más, Dristán se fue a cumplir con su parte del castigo, y la dragona se quedó con el Sevna.
Como técnicamente Alward tenía más rango que Sashenka, la muchacha se mantuvo firme e inexpresiva a la espera de que le dijera qué era lo que harían. Al lado de ellos habían distintas armas de entrenamiento y equipo viejo que se usaba solo para que los reclutas se acostumbraran al peso de sus armaduras, y a los distintos tipos de peleas, con el tiempo probablemente cada uno desarrollaría alguna preferencia, pero el entrenamiento básico era igual para todos.
Para cuando pudo encontrar las habitaciones compartidas ya era tarde, dejó sus cosas sobre una de las camas y sin perder el tiempo cambió sus ropas de viaje por unas de entrenamiento. Aunque iba con retraso, no se olvidó de dejar sus pertenencias bien acomodadas ya que hubiese sido una vergüenza que algún superior pasara por allí y viera su maleta abierta y sus cosas desparramadas, no era esa la imagen que un soldado de la Guardia debía dar.
Cuando terminó de ordenar todo, salió corriendo hacía los patios de entrenamiento.
-Dozorova.Tu primer día y llegas tarde, ¿Algo que tengas que decir?-
-¡No Señor! - Contestó la dragona, parada firme, con la frente en alto y sin pestañear - Nada justifica el que un Guardia llegue tarde a su entrenamiento - Podría haber dicho “Es mi primer día, aún no sé cómo está distribuido todo”, “Me perdí, no lo hice a propósito” pero todo eso no eran más que excusas, y Sasha consideraba que las excusas eran para los débiles de espíritu.
Mientras seguían diciendo los nombres, Sasha se quedó en silencio, sin mover ni un músculo, detrás de ella estaba el hombre que había intentado hablarle cuando llegó, no parecía que le molestara en lo más mínimo, siquiera contestó cuando intentó provocarla. La dragona no desvió la mirada cuando le asignaron un tutor, lo cierto es que no le importaba quien fuera, su única función sería el entrenarla a modo de castigo por su falta.
Una vez que terminaban de cerciorarse de que todos los reclutas estuvieran presentes, era momento de repartir las tareas que les corresponderían a cada grupo. Pero como Sasha, Alward y Dristán estaban “castigados” tendrían que primero hacer algo de ejercicio extra, comenzando por trotar alrededor de las zonas de entrenamiento. No era simplemente correr por correr, debían hacerlo con cierto ritmo previamente marcado y manteniendo una misma formación para que se acostumbraran a realizar desplazamientos en conjunto.
Sashenka no pareció reconocer a los dos humanos que había visto holgazaneando un rato antes, o al menos no les dedicó palabras o algún gesto que diera cuenta de ello. Durante todo el entrenamiento se mantuvo con la vista al frente y concentrándose en el ritmo de su respiración para no desperdiciar energía en movimientos innecesarios. Luego de algunos ejercicios más, Dristán se fue a cumplir con su parte del castigo, y la dragona se quedó con el Sevna.
Como técnicamente Alward tenía más rango que Sashenka, la muchacha se mantuvo firme e inexpresiva a la espera de que le dijera qué era lo que harían. Al lado de ellos habían distintas armas de entrenamiento y equipo viejo que se usaba solo para que los reclutas se acostumbraran al peso de sus armaduras, y a los distintos tipos de peleas, con el tiempo probablemente cada uno desarrollaría alguna preferencia, pero el entrenamiento básico era igual para todos.
Sashenka Dozorova
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Re: Días de entrenamiento [Privado] [Cerrado]
El patio se había quedado prácticamente para ellos dos solos. Alward llevó junto a la dragona todo tipo de armas y utensilios que quizás les serían de utilidad. Lanzas, hachas, mazas, espadas, dagas... Todo se dejó a los pies del Sevna. Enfrente, había una Dozorova firme, casi inexpresiva, demasiado recta para tratar con alguien como el castaño. Este la miraba de brazos cruzados de arriba a abajo.
-Bueno...-Suspiró-Antes no hemos podido presentarnos-Se llevó una mano al pecho, señalándose-Soy Alward Sevna
Acto seguido, le señaló todo el material que tenía a sus pies
-Puedes tomar lo que desees
Una vez que la mujer se decidió, se dirigió hasta un maniquí de entrenamiento que había cerca. Se apoyó en este y le dio unas palmadas en lo que parecía ser un pectoral prominente, protegido por una desgastada y oxidada armadura.
-A ver qué sabes hacer, Dozorova-Se apartó para dar el mayor espacio y libertad a la recluta.
Se cruzó de brazos mientras veía cómo la mujer se movía. No lo hacía mal, incluso tenía aptitudes que no todos los reclutas poseían. Al principio, a algunos les costaba manejarse con tal soltura, pero ella era diferente, y su estilo de combate junto a su recta actitud le auguraban un buen futuro en la Guardia.
-Creo que ya es suficiente-Dijo, al azar-No lo haces nada mal, Dozorova-Asintió y sonrió gentilmente.
Tras eso, se quitó las fundas de sus armas y las dejó reposar en el suelo, junto a las otras armas de entrenamiento.
-Siempre me gusta ir armado por lo que pueda pasar. He vivido muchas cosas... "extraordinarias", por así decirlo, y llevar tus armas te puede salvar la vida en cuanto menos te lo esperas...-Esbozó una sonrisa-Pero no las voy a usar para entrenar. Me han costado mis aeros, ¿Sabes?-Dijo con un tono ameno y bromista, aunque era verdad, malgastar acero en entrenar podía ser un acto imprudente-Por eso, voy a coger las de entrenamiento-Se agachó para agarrar una sola espada
Se puso detrás de la recluta, separados por varios metros.
-De nuevo, escoge el arma que gustes, y ven con todo-Dio varios golpes en el pectoral de su armadura, mientras una sonrisa gentil se le dibujaba en los labios
-Bueno...-Suspiró-Antes no hemos podido presentarnos-Se llevó una mano al pecho, señalándose-Soy Alward Sevna
Acto seguido, le señaló todo el material que tenía a sus pies
-Puedes tomar lo que desees
Una vez que la mujer se decidió, se dirigió hasta un maniquí de entrenamiento que había cerca. Se apoyó en este y le dio unas palmadas en lo que parecía ser un pectoral prominente, protegido por una desgastada y oxidada armadura.
-A ver qué sabes hacer, Dozorova-Se apartó para dar el mayor espacio y libertad a la recluta.
Se cruzó de brazos mientras veía cómo la mujer se movía. No lo hacía mal, incluso tenía aptitudes que no todos los reclutas poseían. Al principio, a algunos les costaba manejarse con tal soltura, pero ella era diferente, y su estilo de combate junto a su recta actitud le auguraban un buen futuro en la Guardia.
-Creo que ya es suficiente-Dijo, al azar-No lo haces nada mal, Dozorova-Asintió y sonrió gentilmente.
Tras eso, se quitó las fundas de sus armas y las dejó reposar en el suelo, junto a las otras armas de entrenamiento.
-Siempre me gusta ir armado por lo que pueda pasar. He vivido muchas cosas... "extraordinarias", por así decirlo, y llevar tus armas te puede salvar la vida en cuanto menos te lo esperas...-Esbozó una sonrisa-Pero no las voy a usar para entrenar. Me han costado mis aeros, ¿Sabes?-Dijo con un tono ameno y bromista, aunque era verdad, malgastar acero en entrenar podía ser un acto imprudente-Por eso, voy a coger las de entrenamiento-Se agachó para agarrar una sola espada
Se puso detrás de la recluta, separados por varios metros.
-De nuevo, escoge el arma que gustes, y ven con todo-Dio varios golpes en el pectoral de su armadura, mientras una sonrisa gentil se le dibujaba en los labios
Alward Sevna
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Re: Días de entrenamiento [Privado] [Cerrado]
-Shashenka Dozorova, Señor - Dijo la dragona con ese marcado acento del norte que la caracterizaba. Sí bien Alward había leído su apellido cuando tomaba lista, quizás el nombre no estaba escrito, y de todos modos a una presentación correspondía el mismo gesto.
No dudó al momento de tener que elegir sus armas, fue directo hacía la lanza ligera y un escudo. Los levantó y sintió su peso unos segundos antes de decidirse, no eran de muy buena calidad, pero era esperable que el equipo de entrenamiento no fuera nada especial. Clavó la lanza en la tierra y se ajustó las correas de cuero del escudo al brazo, luego agarró de nuevo el arma y entonces estuvo lista para demostrar lo que sabía.
Respiró profundo y se concentró en el maniquí, levantó el escudo y se acercó como si en verdad el muñeco pudiera atacarla. Cuando estuvo a la distancia correcta lanzó el primer ataque con la lanza, no a la parte principal de la armadura, hacer una cosa semejante no tenía sentido ya que la punta del arma no podría traspasar el metal. Así que atacaba a los huecos que quedaban en las articulaciones y en el cuello de la maciza pieza.
Llevaba entrenando en secreto desde hacía mucho tiempo, pero está vez era diferente porque tenía a alguien que la observara y corrigiera sus movimientos en el caso de que los estuviera haciendo mal. Cada vez que terminaba con una ráfaga de ataques, le dedicaba una mirada a Alward, era algo de menos de un segundo, pero estaba atenta a que el Humano le dijera algo.
-Gracias, Señor - Dijo con gesto serio, había comenzado a transpirar pero más allá de eso parecía estar perfectamente bien - Llevar armas no está penado por la ley, así que es correcto llevarlas. Además, un Guardia es Guardia todo el tiempo, incluso en sus ratos de ocio -
Hablaba de los tiempos de ocio, pero Sasha solo sabía de eso porque había memorizado sus horarios y en varias partes de la grilla hablaba sobre “Días de descanso”, traducido en la mente de la dragón eran “Días desperdiciados”.
Cuando Alward dijo que era momento de entrenar con él, Dozorova se puso aún más seria, sí eso era posible. Era claro que sí ese Humano tenía un puesto era porque tenía habilidad, Sasha no cometería el error de tomarlo a la ligera, por más que tuviera esa actitud relajada y fuera un perezoso que no se tomaba su trabajo en serio.
No cambió de armas, se puso en guardia y exclamó:
-Siempre voy con todo - Se acercó con velocidad hacia el Sevna, apuntando primero a sus hombros y luego a los muslos, asegurándose de que el escudo lo entorpeciera para atacar con su espada.
Giró la lanza en un rápido movimiento y cambió la trayectoria de la punta para que fuera hacía su pie, suponiendo que para esquivarlo tendría que levantarlo así fuera solo un segundo. Acto seguido, golpeó el piso con el palo de la lanza y utilizó su control sobre la tierra para hacer que el piso temblara y lograr que su enemigo perdiera el equilibrio*.
Sí Alward siquiera trastabillaba, Sasha no perdería la oportunidad de golpearlo con el escudo para arremeter luego con la lanza nuevamente.
____________________________
*Habilidad de nivel 0: Ataque con lanza: [Activable] Golpea el suelo con su lanza generando que la tierra bajo los pies de los enemigos que la rodean se mueva y los desestabilice.
Enfriamiento: 3 turnos
No dudó al momento de tener que elegir sus armas, fue directo hacía la lanza ligera y un escudo. Los levantó y sintió su peso unos segundos antes de decidirse, no eran de muy buena calidad, pero era esperable que el equipo de entrenamiento no fuera nada especial. Clavó la lanza en la tierra y se ajustó las correas de cuero del escudo al brazo, luego agarró de nuevo el arma y entonces estuvo lista para demostrar lo que sabía.
Respiró profundo y se concentró en el maniquí, levantó el escudo y se acercó como si en verdad el muñeco pudiera atacarla. Cuando estuvo a la distancia correcta lanzó el primer ataque con la lanza, no a la parte principal de la armadura, hacer una cosa semejante no tenía sentido ya que la punta del arma no podría traspasar el metal. Así que atacaba a los huecos que quedaban en las articulaciones y en el cuello de la maciza pieza.
Llevaba entrenando en secreto desde hacía mucho tiempo, pero está vez era diferente porque tenía a alguien que la observara y corrigiera sus movimientos en el caso de que los estuviera haciendo mal. Cada vez que terminaba con una ráfaga de ataques, le dedicaba una mirada a Alward, era algo de menos de un segundo, pero estaba atenta a que el Humano le dijera algo.
-Gracias, Señor - Dijo con gesto serio, había comenzado a transpirar pero más allá de eso parecía estar perfectamente bien - Llevar armas no está penado por la ley, así que es correcto llevarlas. Además, un Guardia es Guardia todo el tiempo, incluso en sus ratos de ocio -
Hablaba de los tiempos de ocio, pero Sasha solo sabía de eso porque había memorizado sus horarios y en varias partes de la grilla hablaba sobre “Días de descanso”, traducido en la mente de la dragón eran “Días desperdiciados”.
Cuando Alward dijo que era momento de entrenar con él, Dozorova se puso aún más seria, sí eso era posible. Era claro que sí ese Humano tenía un puesto era porque tenía habilidad, Sasha no cometería el error de tomarlo a la ligera, por más que tuviera esa actitud relajada y fuera un perezoso que no se tomaba su trabajo en serio.
No cambió de armas, se puso en guardia y exclamó:
-Siempre voy con todo - Se acercó con velocidad hacia el Sevna, apuntando primero a sus hombros y luego a los muslos, asegurándose de que el escudo lo entorpeciera para atacar con su espada.
Giró la lanza en un rápido movimiento y cambió la trayectoria de la punta para que fuera hacía su pie, suponiendo que para esquivarlo tendría que levantarlo así fuera solo un segundo. Acto seguido, golpeó el piso con el palo de la lanza y utilizó su control sobre la tierra para hacer que el piso temblara y lograr que su enemigo perdiera el equilibrio*.
Sí Alward siquiera trastabillaba, Sasha no perdería la oportunidad de golpearlo con el escudo para arremeter luego con la lanza nuevamente.
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*Habilidad de nivel 0: Ataque con lanza: [Activable] Golpea el suelo con su lanza generando que la tierra bajo los pies de los enemigos que la rodean se mueva y los desestabilice.
Enfriamiento: 3 turnos
Sashenka Dozorova
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Re: Días de entrenamiento [Privado] [Cerrado]
-Por cierto...-Relajó su postura-No hace falta que me llames "señor", con Alward basta
La chica era rápida, sin casi dejar que Alward acabara su frase, se había abalanzado contra este. Atacó a los puntos débiles de su armadura, por lo que el castaño tuvo que manejarse de forma inteligente y ágil para no sucumbir ante dicho ataque. El escudo de Sashenka era un problema, no dejaba espacio para que el Sevna se zafara de la ofensiva.
El castaño quiso fintar, pero tampoco le dejó, su lanza le impedía que sus pies se movieran con fluidez, la manejaba realmente bien.
Después de eso, la mujer golpeó con el palo de la lanza el suelo y este tembló. Esto hizo que Alward se desestabilizara. No se esperaba eso para nada. Sashenka arremetió con su escudo, empujando por completo al caballero y acto seguido quiso atacarle con la lanza, pero el Sevna aprovechó la inercia que ya llevaba y se dejó caer por completo hacia atrás, apoyando sus manos en el suelo y dándose la vuelta de una forma espectacular, similar al de un acróbata de circo. Ni siquiera había dejado de agarrar su arma. Alward miró a la mujer y luego hacia sus pies, asombrado.
-¿¡Has visto eso!?-Dijo, emocionado-¡Es la primera vez que me sale! Jojojo-No salía de su asombro-A Loth le habría impresionado-Murmuró esto último en voz alta
Hizo algunos movimientos con sus brazos y su cuello a modo de calentamiento, al tiempo que pegaba pequeños saltitos.
-Creo que es mi turno-Dijo mirando a la recluta con una sonrisa y mirada segura
Sin más, se abalanzó hacia la mujer... ¿Bruja? ¿Dragona? Lo que había hecho con la tierra no era para seres humanos, desde luego, o al menos que él supiera. Con gran velocidad, se encaró con la mujer y cuando estuvo a un palmo de distancia, listo para atacar, sonrió de medio lado y fintó hacia la derecha, quedando en el punto ciego y desprotegido de esta, a la que le dio un fuerte golpe con el pomo de la espada, con el objetivo de desestabilizarla. Después, simplemente anduvo a paso tranquilo, alejándose de la recluta. Cuando estuvo a un par de metros de distancia y le dio el tiempo suficiente para que esta se recuperara, se volteó. Apenas habían sido un par de segundos, pero en su cabeza todo había pasado lento y meticuloso.
Miró a los ojos de la dragona. Acto seguido, hizo una floritura con su espada y le lanzó otra media sonrisa de seguridad.
-¡Vamos!
Dicho esto, volvió a correr hacia su contrincante y, antes de que pudiese interceptarla o de que ella atacase primero, pegó un salto y se apoyó sobre los hombros de esta, dando de nuevo la misma voltereta de antes pero esta vez pasando por encima de la recluta. Ante de aterrizar en el suelo, le propinó una patada en la cadera, lo suficientemente fuerte como para desestabilizarla de nuevo. De nuevo, no volvió a atacar y esperó a que esta volviera a proteger sus puntos ciegos y se volteara.
-¡Hoy estoy en racha!-Rió-Si supieras la de cabezazos que me he dado con el suelo antes de poder hacer todo esto...-Acabó su risa con una sonrisa amena.
Tras eso, le hizo un gesto con su mano desarmada a la recluta para que se acercara.
-¡Venga, que esto no ha hecho más que empezar!-Dijo, entusiasmado
Tiró su arma al suelo y se llevó las manos a la cintura, mostrando confianza.
-¡Ahora, sin armas!-Dicho esto, tensó su pose y adoptó una posición defensiva
La chica era rápida, sin casi dejar que Alward acabara su frase, se había abalanzado contra este. Atacó a los puntos débiles de su armadura, por lo que el castaño tuvo que manejarse de forma inteligente y ágil para no sucumbir ante dicho ataque. El escudo de Sashenka era un problema, no dejaba espacio para que el Sevna se zafara de la ofensiva.
El castaño quiso fintar, pero tampoco le dejó, su lanza le impedía que sus pies se movieran con fluidez, la manejaba realmente bien.
Después de eso, la mujer golpeó con el palo de la lanza el suelo y este tembló. Esto hizo que Alward se desestabilizara. No se esperaba eso para nada. Sashenka arremetió con su escudo, empujando por completo al caballero y acto seguido quiso atacarle con la lanza, pero el Sevna aprovechó la inercia que ya llevaba y se dejó caer por completo hacia atrás, apoyando sus manos en el suelo y dándose la vuelta de una forma espectacular, similar al de un acróbata de circo. Ni siquiera había dejado de agarrar su arma. Alward miró a la mujer y luego hacia sus pies, asombrado.
-¿¡Has visto eso!?-Dijo, emocionado-¡Es la primera vez que me sale! Jojojo-No salía de su asombro-A Loth le habría impresionado-Murmuró esto último en voz alta
Hizo algunos movimientos con sus brazos y su cuello a modo de calentamiento, al tiempo que pegaba pequeños saltitos.
-Creo que es mi turno-Dijo mirando a la recluta con una sonrisa y mirada segura
Sin más, se abalanzó hacia la mujer... ¿Bruja? ¿Dragona? Lo que había hecho con la tierra no era para seres humanos, desde luego, o al menos que él supiera. Con gran velocidad, se encaró con la mujer y cuando estuvo a un palmo de distancia, listo para atacar, sonrió de medio lado y fintó hacia la derecha, quedando en el punto ciego y desprotegido de esta, a la que le dio un fuerte golpe con el pomo de la espada, con el objetivo de desestabilizarla. Después, simplemente anduvo a paso tranquilo, alejándose de la recluta. Cuando estuvo a un par de metros de distancia y le dio el tiempo suficiente para que esta se recuperara, se volteó. Apenas habían sido un par de segundos, pero en su cabeza todo había pasado lento y meticuloso.
Miró a los ojos de la dragona. Acto seguido, hizo una floritura con su espada y le lanzó otra media sonrisa de seguridad.
-¡Vamos!
Dicho esto, volvió a correr hacia su contrincante y, antes de que pudiese interceptarla o de que ella atacase primero, pegó un salto y se apoyó sobre los hombros de esta, dando de nuevo la misma voltereta de antes pero esta vez pasando por encima de la recluta. Ante de aterrizar en el suelo, le propinó una patada en la cadera, lo suficientemente fuerte como para desestabilizarla de nuevo. De nuevo, no volvió a atacar y esperó a que esta volviera a proteger sus puntos ciegos y se volteara.
-¡Hoy estoy en racha!-Rió-Si supieras la de cabezazos que me he dado con el suelo antes de poder hacer todo esto...-Acabó su risa con una sonrisa amena.
Tras eso, le hizo un gesto con su mano desarmada a la recluta para que se acercara.
-¡Venga, que esto no ha hecho más que empezar!-Dijo, entusiasmado
Tiró su arma al suelo y se llevó las manos a la cintura, mostrando confianza.
-¡Ahora, sin armas!-Dicho esto, tensó su pose y adoptó una posición defensiva
Alward Sevna
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Re: Días de entrenamiento [Privado] [Cerrado]
Eran dos opuestos en cuanto a la pelea. Sasha era tierra, era del tipo de guerrero que se especializaba en ser resistente, afirmarse bien en el piso, levantar su escudo y cargar hacía adelante para derribar a sus enemigos y luego atravesarlos con la lanza. En cambio Alward era como el aire, usaba su agilidad y velocidad para esquivar en lugar de resistir los golpes, se movía con soltura hasta lograr que su enemigo se cansara y cometiera algún error. Eran muy diferentes, y de seguro la batalla podría haber sido mucho más larga sí sus habilidades hubiesen estado más igualadas, pero en está oportunidad el Humano tenía todas las de ganar.
La lanza de la dragona fue rápida, pero para cuando llegó a su destino, el cuerpo del Humano ya no estaba allí, se había dejado caer hacía atrás haciendo una extraña voltereta que Sasha jamás había visto en combate. La mujer frunció el ceño, no le gustaban ese tipo de sorpresas en medio de una pelea, pero el mejor luchador era aquel que lograba adaptarse a las circunstancias. Cuando Alward anunció que era su turno de atacar, lo primero que la dragona hizo fue levantar su escudo y afirmar los pies en el piso.
En apariencia el golpe era muy evidente, Sasha no tuvo problema en levantar su guardia, pero claro, la dragona no estaba acostumbrada a pelear contra rivales de carne y hueso, no sabia que se podía hacer algo como una “finta”. El cambio de rumbo del arma la tomó completamente por sorpresa, así que el pomo de la espada le dio de forma directa en el costado del brazo, dejándolo ligeramente entumecido.
Sasha apretó los dientes y miró a Alward con enojo, no estaba en realidad enojada con él, sino consigo misma por no haber podido predecir semejante cambio en el ataque. La media sonrisa del Humano le confirmó que no se estaba tomando en serio el asunto, eso sí hizo que se enfadara con él.
-No tomar en serio a tu adversario es una falta de respeto... Alward - Dijo su nombre porque la palabra “Señor” era demasiado respetable para un sujeto que no lo merecía.
La dragona se lanzó al ataque nuevamente, pero está vez estuvo aún más lejos de la posibilidad de hacerle daño. El Sevna pasó por encima de ella como si su cuerpo tuviera alas, y Sasha solo pudo quedarse mirando, ya que su estilo de combate no estaba pensado para alguien que pasara por arriba de uno. Para peor, sintió un golpe en su cadera que la hizo trastabillar y apoyar una rodilla en la tierra.
Se puso en pie y giró para quedar cara a cara con Alward, al ver que arrojaba las armas hizo lo mismo, su gesto serio demostraba que, a diferencia del Humano, no estaba allí para disfrutar de eso. Levantó los brazos y se puso en guardia, ahora sabía que su enemigo era muy ágil y que se aprovechaba de eso para evitar que lo golpeara ¿Cómo podría contrarrestar esa estrategia? Además, por una simple cuestión de contextura física era probable que tuviera más fuerza que Sasha, tendría que pensar algún ataque que le impidiera moverse y a la vez restringiera su fuerza.
Apostó por la opción de ser paciente, dejaría que Alward atacara primero, y en cuanto lo tuviera cerca...
¡Allí!
Pensó Sashenka cuando vio la posibilidad de poder dejar pasar uno de los golpes del guerrero, posicionarse en su espalda y agarrarlo. No había podido cerrar una llave alrededor del cuello, pero sí de los brazos, y aprovechó la cercanía para atraparlo también con las piernas e intentar que su peso le jugara a favor.
No le quedaban demasiadas fuerzas, pero sí llegaba a cerrar la llave alrededor del cuello de Alward, al Humano no le quedaría más remedio que rendirse.
La lanza de la dragona fue rápida, pero para cuando llegó a su destino, el cuerpo del Humano ya no estaba allí, se había dejado caer hacía atrás haciendo una extraña voltereta que Sasha jamás había visto en combate. La mujer frunció el ceño, no le gustaban ese tipo de sorpresas en medio de una pelea, pero el mejor luchador era aquel que lograba adaptarse a las circunstancias. Cuando Alward anunció que era su turno de atacar, lo primero que la dragona hizo fue levantar su escudo y afirmar los pies en el piso.
En apariencia el golpe era muy evidente, Sasha no tuvo problema en levantar su guardia, pero claro, la dragona no estaba acostumbrada a pelear contra rivales de carne y hueso, no sabia que se podía hacer algo como una “finta”. El cambio de rumbo del arma la tomó completamente por sorpresa, así que el pomo de la espada le dio de forma directa en el costado del brazo, dejándolo ligeramente entumecido.
Sasha apretó los dientes y miró a Alward con enojo, no estaba en realidad enojada con él, sino consigo misma por no haber podido predecir semejante cambio en el ataque. La media sonrisa del Humano le confirmó que no se estaba tomando en serio el asunto, eso sí hizo que se enfadara con él.
-No tomar en serio a tu adversario es una falta de respeto... Alward - Dijo su nombre porque la palabra “Señor” era demasiado respetable para un sujeto que no lo merecía.
La dragona se lanzó al ataque nuevamente, pero está vez estuvo aún más lejos de la posibilidad de hacerle daño. El Sevna pasó por encima de ella como si su cuerpo tuviera alas, y Sasha solo pudo quedarse mirando, ya que su estilo de combate no estaba pensado para alguien que pasara por arriba de uno. Para peor, sintió un golpe en su cadera que la hizo trastabillar y apoyar una rodilla en la tierra.
Se puso en pie y giró para quedar cara a cara con Alward, al ver que arrojaba las armas hizo lo mismo, su gesto serio demostraba que, a diferencia del Humano, no estaba allí para disfrutar de eso. Levantó los brazos y se puso en guardia, ahora sabía que su enemigo era muy ágil y que se aprovechaba de eso para evitar que lo golpeara ¿Cómo podría contrarrestar esa estrategia? Además, por una simple cuestión de contextura física era probable que tuviera más fuerza que Sasha, tendría que pensar algún ataque que le impidiera moverse y a la vez restringiera su fuerza.
Apostó por la opción de ser paciente, dejaría que Alward atacara primero, y en cuanto lo tuviera cerca...
¡Allí!
Pensó Sashenka cuando vio la posibilidad de poder dejar pasar uno de los golpes del guerrero, posicionarse en su espalda y agarrarlo. No había podido cerrar una llave alrededor del cuello, pero sí de los brazos, y aprovechó la cercanía para atraparlo también con las piernas e intentar que su peso le jugara a favor.
No le quedaban demasiadas fuerzas, pero sí llegaba a cerrar la llave alrededor del cuello de Alward, al Humano no le quedaría más remedio que rendirse.
Sashenka Dozorova
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Re: Días de entrenamiento [Privado] [Cerrado]
Sashenka se puso en guardia, esperando que fuese él quien iniciara el ataque. No le importaba, en cualquier combate se podían dar infinidad de situaciones, no había por qué seguir unos cánones. Se peleaba mejor siguiendo los criterios en los que cada uno destacaba.
Fue directo a por la mujer, asestándole unos cortos puñetazos que la recluta supo encajar bien y desviarlos con su antebrazo.
Alward siguió en su ofensiva, y en una de estas, vio cómo la intención de la mujer era, efectivamente, encontrar un punto débil en los movimientos del caballero para ponerlo a su merced. Una jugada inteligente.
La recluta se posicionó en su espalda e intentó hacerle una llave, inmovilizando sus brazos para luego atacar a su cuello. El agarre del brazo izquierdo estaba lejos de ser fuerte y contundente, quizás por el golpe que le dio antes, ahí tendría el castaño una ventana de oportunidad para salir airoso.
Pero, debía asegurarse de hacerlo lo mejor posible y no dejar espacio a ningún contraataque, por lo que el Sevna primero se agachó, en pleno forcejeo, y le propinó un puñetazo en el muslo a su contrincante para luego, en el mismo instante en el que se generara despiste y Dorozova intentara remediar aquello, erguirse de nuevo y asestarle un manotazo con el brazo opuesto. Ya tendría dos debilidades, y era el momento de escapar.
Alward abrió los brazos de la mujer y agarró el derecho en concreto, para estirarlo y obligar a la mujer a arquear la espalda. Acto seguido, tan solo tuvo que propinarle un codazo en dicho brazo para dejarlo entumecido.
Tras eso, le puso la zancadilla para que Sashenka cayese de espaldas al suelo, pero en mitad de la caída la agarró por la espalda con un solo brazo y sus rostros quedaron frente a frente, en mitad de aquella caída libre. Alward sonrió, y con la otra mano sacó de su bolsillo una insignia; la enseña de la Guardia de Lunargenta.
-Enhorabuena, Dozorova. Estás dentro.
Tras decir eso, tiró de ella para ponerla en pie. El entrenamiento había acabado.
-El capitán me dijo que te lo diese-De nuevo, le enseñó la insignia y se la ofreció-Esto te acredita oficialmente como Guardia de Lunargenta-Dijo, acabando con una sonrisa satisfactoria-Ya puedes irte a descansar
Una vez que Alward se quedó aparentemente solo, echó un vistazo a su alrededor y vio cómo parte del material que había llevado a ese lugar para efectuar el entrenamiento, se encontraba disperso por casi todo el lugar. Suspiró y se quitó el sudor de la frente pasándose una mano por esta. Estiró sus brazos y espalda y se propuso reunir todo el material en un sitio específico.
Una vez que lo hizo, de entre todo ese montón de chatarra tenía que encontrar su dos espadas, ya que antes las había dejado por allí. Se puso en cuclillas y las sacó de entre toda esa amalgama de metales. Acto seguido, las enfundó a su espalda.
Ahora solo debía llevar todo ese material a su respectivo sitio de almacenaje. Miró el material, y miró hacia adelante, luego volvió a mirar el material y soltó un largo suspiro. Estaba cansado, pero debía hacerlo.
Se colocó dos lanzas en un hombro, agarró dos espadas con la otra mano y también se las aseguró en el hombro opuesto al de las lanzas. Y, por último, entre las dos manos iba a modo de abrazo las mazas y dagas. Sin más, emprendió el camino hacia la armería, pero por la mitad se le cayeron primero las dos lanzas, luego las mazas y por último las dagas, tan solo quedó entre sus manos las espadas.
-¡Agh, mierda!-Maldijo mientras miraba con desdén al montón de chatarra como si este tuviese alguna culpa de lo sucedido
Fue directo a por la mujer, asestándole unos cortos puñetazos que la recluta supo encajar bien y desviarlos con su antebrazo.
Alward siguió en su ofensiva, y en una de estas, vio cómo la intención de la mujer era, efectivamente, encontrar un punto débil en los movimientos del caballero para ponerlo a su merced. Una jugada inteligente.
La recluta se posicionó en su espalda e intentó hacerle una llave, inmovilizando sus brazos para luego atacar a su cuello. El agarre del brazo izquierdo estaba lejos de ser fuerte y contundente, quizás por el golpe que le dio antes, ahí tendría el castaño una ventana de oportunidad para salir airoso.
Pero, debía asegurarse de hacerlo lo mejor posible y no dejar espacio a ningún contraataque, por lo que el Sevna primero se agachó, en pleno forcejeo, y le propinó un puñetazo en el muslo a su contrincante para luego, en el mismo instante en el que se generara despiste y Dorozova intentara remediar aquello, erguirse de nuevo y asestarle un manotazo con el brazo opuesto. Ya tendría dos debilidades, y era el momento de escapar.
Alward abrió los brazos de la mujer y agarró el derecho en concreto, para estirarlo y obligar a la mujer a arquear la espalda. Acto seguido, tan solo tuvo que propinarle un codazo en dicho brazo para dejarlo entumecido.
Tras eso, le puso la zancadilla para que Sashenka cayese de espaldas al suelo, pero en mitad de la caída la agarró por la espalda con un solo brazo y sus rostros quedaron frente a frente, en mitad de aquella caída libre. Alward sonrió, y con la otra mano sacó de su bolsillo una insignia; la enseña de la Guardia de Lunargenta.
-Enhorabuena, Dozorova. Estás dentro.
Tras decir eso, tiró de ella para ponerla en pie. El entrenamiento había acabado.
-El capitán me dijo que te lo diese-De nuevo, le enseñó la insignia y se la ofreció-Esto te acredita oficialmente como Guardia de Lunargenta-Dijo, acabando con una sonrisa satisfactoria-Ya puedes irte a descansar
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Una vez que Alward se quedó aparentemente solo, echó un vistazo a su alrededor y vio cómo parte del material que había llevado a ese lugar para efectuar el entrenamiento, se encontraba disperso por casi todo el lugar. Suspiró y se quitó el sudor de la frente pasándose una mano por esta. Estiró sus brazos y espalda y se propuso reunir todo el material en un sitio específico.
Una vez que lo hizo, de entre todo ese montón de chatarra tenía que encontrar su dos espadas, ya que antes las había dejado por allí. Se puso en cuclillas y las sacó de entre toda esa amalgama de metales. Acto seguido, las enfundó a su espalda.
Ahora solo debía llevar todo ese material a su respectivo sitio de almacenaje. Miró el material, y miró hacia adelante, luego volvió a mirar el material y soltó un largo suspiro. Estaba cansado, pero debía hacerlo.
Se colocó dos lanzas en un hombro, agarró dos espadas con la otra mano y también se las aseguró en el hombro opuesto al de las lanzas. Y, por último, entre las dos manos iba a modo de abrazo las mazas y dagas. Sin más, emprendió el camino hacia la armería, pero por la mitad se le cayeron primero las dos lanzas, luego las mazas y por último las dagas, tan solo quedó entre sus manos las espadas.
-¡Agh, mierda!-Maldijo mientras miraba con desdén al montón de chatarra como si este tuviese alguna culpa de lo sucedido
Alward Sevna
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Re: Días de entrenamiento [Privado] [Cerrado]
Los golpes asestados en sus brazos la habían debilitado más de lo esperado, Sasha no había tomado en cuenta que por más entrenamiento que tuviera, el resistir golpes era algo que se aprendía teniendo batallas reales o al menos con compañeros de entrenamiento. Como consecuencia de esto, no pudo terminar de cerrar la llave tal como le habría gustado, resultaba ser que las personas reales se movían mucho más que los muñecos de práctica.
El golpe en el muslo la hizo soltar una exclamación de dolor, la sensación la hizo cerrar los ojos, grave error. Los dos siguientes golpes literalmente no los vio venir, solo sintió el dolor que le produjeron ambos, seguido de la sensación de caída, amortiguada parcialmente con la ayuda del Humano. Todo había sucedido en cuestión de segundos, para cuando Sashenka abrió los ojos todo lo que podía ver era el rostro de Alward, sonriendo como había hecho durante toda la práctica.
-... - Estaba recuperando el aliento, en contraste con el Sevna, la dragona seguía seria, miró la insignia y se la quitó de la mano de un manotazo - Eso era esperable - Fue todo lo que dijo, no hubo el menor indicio de que un gesto de agradecimiento fuera a aparecer.
No era necesario agradecerle al humano porque el obtener esa medalla era solo un paso más en el camino que Sasha ya tenía prefijado en su mente, lo único que había hecho Alward era cumplir con su función. La dragona se quedó mirando la medalla durante algunos segundos, habían sido muchos años de espera, pero por fin daba sus primeros pasos reales hacia su verdadero destino.
Hizo un saludo marcial y se retiró del lugar.
Ahora que ya conocía el camino, encontrar las habitaciones le resultó mucho más sencillo, para cuando llegó habían algunas otras reclutas en el lugar. Se quedaron mirando a Sasha, a la espera de que se presentara, pero la nueva las ignoró por completo y fue directo hacía donde había dejado sus cosas, buscó una camisa limpia y se cambió la que tenía puesta que estaba llena de tierra y sudor.
Una vez terminado eso, sin decir una palabra salió de la habitación, pudo escuchar claramente algunos murmullos cuando estaba ya en el pasillo. Sashenka era perfectamente consciente de que sus acciones serían consideradas una falta de respeto, y que eso generaría enojo en las demás mujeres con las que tenía que compartir habitación. Lo sabía perfectamente, había sido entrenada para ser una dama que supiera moverse en entornos donde la diplomacia era fundamental, pero simplemente no le importaba.
Cuando regresó al patio de entrenamiento, pensando que quizás podría aprovechar lo poco que quedaba de luz para practicar un poco más, vio que Alward aún seguía guardando los equipos que habían usado. Hizo un gesto de molestia, y luego se acercó al Humano.
-Deberías haberme dicho que lo hiciera yo - Exclamó mientras se agachaba para agarrar varias de las armas - Yo no dejo mi trabajo a medias - Esa era una clara referencia a las actitudes del Sevna esa tarde, lo cual demostraba que efectivamente Sasha recordaba que habían cruzado miradas - Puedo hacerlo sola - En lugar de intentar llevar todo junto, iba tomando las cosas de a poco, se dio la vuelta para encarar hacia la armería.
El golpe en el muslo la hizo soltar una exclamación de dolor, la sensación la hizo cerrar los ojos, grave error. Los dos siguientes golpes literalmente no los vio venir, solo sintió el dolor que le produjeron ambos, seguido de la sensación de caída, amortiguada parcialmente con la ayuda del Humano. Todo había sucedido en cuestión de segundos, para cuando Sashenka abrió los ojos todo lo que podía ver era el rostro de Alward, sonriendo como había hecho durante toda la práctica.
-... - Estaba recuperando el aliento, en contraste con el Sevna, la dragona seguía seria, miró la insignia y se la quitó de la mano de un manotazo - Eso era esperable - Fue todo lo que dijo, no hubo el menor indicio de que un gesto de agradecimiento fuera a aparecer.
No era necesario agradecerle al humano porque el obtener esa medalla era solo un paso más en el camino que Sasha ya tenía prefijado en su mente, lo único que había hecho Alward era cumplir con su función. La dragona se quedó mirando la medalla durante algunos segundos, habían sido muchos años de espera, pero por fin daba sus primeros pasos reales hacia su verdadero destino.
Hizo un saludo marcial y se retiró del lugar.
Ahora que ya conocía el camino, encontrar las habitaciones le resultó mucho más sencillo, para cuando llegó habían algunas otras reclutas en el lugar. Se quedaron mirando a Sasha, a la espera de que se presentara, pero la nueva las ignoró por completo y fue directo hacía donde había dejado sus cosas, buscó una camisa limpia y se cambió la que tenía puesta que estaba llena de tierra y sudor.
Una vez terminado eso, sin decir una palabra salió de la habitación, pudo escuchar claramente algunos murmullos cuando estaba ya en el pasillo. Sashenka era perfectamente consciente de que sus acciones serían consideradas una falta de respeto, y que eso generaría enojo en las demás mujeres con las que tenía que compartir habitación. Lo sabía perfectamente, había sido entrenada para ser una dama que supiera moverse en entornos donde la diplomacia era fundamental, pero simplemente no le importaba.
Cuando regresó al patio de entrenamiento, pensando que quizás podría aprovechar lo poco que quedaba de luz para practicar un poco más, vio que Alward aún seguía guardando los equipos que habían usado. Hizo un gesto de molestia, y luego se acercó al Humano.
-Deberías haberme dicho que lo hiciera yo - Exclamó mientras se agachaba para agarrar varias de las armas - Yo no dejo mi trabajo a medias - Esa era una clara referencia a las actitudes del Sevna esa tarde, lo cual demostraba que efectivamente Sasha recordaba que habían cruzado miradas - Puedo hacerlo sola - En lugar de intentar llevar todo junto, iba tomando las cosas de a poco, se dio la vuelta para encarar hacia la armería.
Sashenka Dozorova
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Re: Días de entrenamiento [Privado] [Cerrado]
Mientras recogía algunas de las dagas caídas, alzó la vista tras escuchar la voz de Sashenka.
-¿Hmm?-Bajó otra vez la mirada-No te preocupes-Contestó.
Aún así, la recluta se agachó para recoger ella también las cosas, más que como un gesto de agradecimiento, lo hizo con uno de molestia e indignación. Alward no entendía de qué iba aquella mujer, pero tampoco iba a tomárselo como algo personal.
La recluta se puso nuevamente en pie. Fue entonces cuando el Sevna volvió a levantar la mirada, esta vez mirándola directamente a los ojos. Lo cierto era que tenía una mirada que lograba penetrar el alma, tenía unos ojos grisáceos hermosos, de eso no cabía duda. Aunque su gestos faciales y sus ojos generaran sentimientos toscos. También, era notable el estado físico en el que se encontraba Sashkenka. Tenía una complexión que se notaba que estaba trabajada y entrenada, estaba dotada de una figura esbelta y, si miraba más arriba de unos pechos turgentes y de proporciones cuasi perfectas.
Vale, ese pensamiento quizás fue ir demasiado lejos, y el rostro de Alward se tiñó repentinamente de rojo. Aunque solo fue un breve momento. Apartó la mirada y la bajó de nuevo, carraspeando y volviéndose a poner en pie, con algunas de las cosas que antes había tirado.
Caminó junto a la recluta en dirección a la armería.
-Sashenka...-La nombró-Tu nombre era "Sashenka", ¿Verdad?-Miró al frente, y luego devolvió su atención a la mujer-¿Puedo llamarte por tu nombre?-Dijese la respuesta que dijese, el castaño volvió a preguntar-No eres humana, ¿No?-Perdió su mirada en sus ojos, volvió a ponerse un poco nervioso y miró al frente-¡Q.quiero decir...!-Carraspeó. Volvió a ponerse más formal-La habilidad de antes... Esa que hizo que casi todo el suelo temblara... O es obra de una bruja, de una dragona o... de una heroína legendaria... jajaja-Volvió a mirarla, esta vez con una actitud más distendida
Dejaron todas las cosas en la armería. Acto seguido, volvió a encararla para volver a dirigirle la palabra.
-Escucha...-Aunque la recluta resultase ser tosca y nada reticente a establecer relaciones cordiales con ningún guardia, se sentía en el deber de guiarla para que su estancia allí no acabara con ella-No te metas en problemas, es demasiado pronto para ti...-La miró a los ojos, esta vez muy serio-No quieras abarcar más de lo que una persona puede, y no cargues el peso de la justicia o del mundo sobre tus hombros. Todos estamos aquí para eso, y si alguna vez tienes algún problema, tan solo tienes que acudir al compañero más cercano, y nuestro apoyo te será concedido sin ningún problema...-Después de eso, se pasó una mano por el cuello-Y bueno... Si quieres, yo también puedo ayudarte...-Se dio cuenta tarde que esa frase podría ser malinterpretada-¡M-me refiero a que es difícil encontrar tu sitio aquí los primeros meses!-Hizo aspavientos con sus brazos-...Y es duro estar lejos de tu familia
-¿Hmm?-Bajó otra vez la mirada-No te preocupes-Contestó.
Aún así, la recluta se agachó para recoger ella también las cosas, más que como un gesto de agradecimiento, lo hizo con uno de molestia e indignación. Alward no entendía de qué iba aquella mujer, pero tampoco iba a tomárselo como algo personal.
La recluta se puso nuevamente en pie. Fue entonces cuando el Sevna volvió a levantar la mirada, esta vez mirándola directamente a los ojos. Lo cierto era que tenía una mirada que lograba penetrar el alma, tenía unos ojos grisáceos hermosos, de eso no cabía duda. Aunque su gestos faciales y sus ojos generaran sentimientos toscos. También, era notable el estado físico en el que se encontraba Sashkenka. Tenía una complexión que se notaba que estaba trabajada y entrenada, estaba dotada de una figura esbelta y, si miraba más arriba de unos pechos turgentes y de proporciones cuasi perfectas.
Vale, ese pensamiento quizás fue ir demasiado lejos, y el rostro de Alward se tiñó repentinamente de rojo. Aunque solo fue un breve momento. Apartó la mirada y la bajó de nuevo, carraspeando y volviéndose a poner en pie, con algunas de las cosas que antes había tirado.
Caminó junto a la recluta en dirección a la armería.
-Sashenka...-La nombró-Tu nombre era "Sashenka", ¿Verdad?-Miró al frente, y luego devolvió su atención a la mujer-¿Puedo llamarte por tu nombre?-Dijese la respuesta que dijese, el castaño volvió a preguntar-No eres humana, ¿No?-Perdió su mirada en sus ojos, volvió a ponerse un poco nervioso y miró al frente-¡Q.quiero decir...!-Carraspeó. Volvió a ponerse más formal-La habilidad de antes... Esa que hizo que casi todo el suelo temblara... O es obra de una bruja, de una dragona o... de una heroína legendaria... jajaja-Volvió a mirarla, esta vez con una actitud más distendida
Dejaron todas las cosas en la armería. Acto seguido, volvió a encararla para volver a dirigirle la palabra.
-Escucha...-Aunque la recluta resultase ser tosca y nada reticente a establecer relaciones cordiales con ningún guardia, se sentía en el deber de guiarla para que su estancia allí no acabara con ella-No te metas en problemas, es demasiado pronto para ti...-La miró a los ojos, esta vez muy serio-No quieras abarcar más de lo que una persona puede, y no cargues el peso de la justicia o del mundo sobre tus hombros. Todos estamos aquí para eso, y si alguna vez tienes algún problema, tan solo tienes que acudir al compañero más cercano, y nuestro apoyo te será concedido sin ningún problema...-Después de eso, se pasó una mano por el cuello-Y bueno... Si quieres, yo también puedo ayudarte...-Se dio cuenta tarde que esa frase podría ser malinterpretada-¡M-me refiero a que es difícil encontrar tu sitio aquí los primeros meses!-Hizo aspavientos con sus brazos-...Y es duro estar lejos de tu familia
Alward Sevna
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Re: Días de entrenamiento [Privado] [Cerrado]
Sashenka lo notó, brevemente, pero lo notó, conocía perfectamente la sensación de ser observada por los años en que había tenido que cumplir con su papel de muñeca de exposición en casa de sus padres. No se sentía avergonzada ante semejante gesto, tampoco halagada, era una reacción esperable entre un hombre y una mujer, ambos jóvenes y con recientes roces producto del entrenamiento.
En cualquier caso, internamente agradeció el que no intentara hacer algo como lo que había hecho su amigo esa misma tarde.
-Puedes llamarme por mi nombre, Alward, no me molesta - Que fuera seria con su trabajo y lo que consideraba su deber no significaba que fuera fría todo el tiempo, o incompetente en sus capacidades sociales - Soy una dragona, el elemento con el que soy afín es la tierra - No parecía que correspondiera dar mucho más datos de su raza, no porque creyera que el Sevna podría hacer mal uso de esa información, sino porque los consideraba cuestiones personales.
Dejaron finalmente las cosas en el depósito, quizás Sasha tardó unos minutos más porque quería que todo estuviera ordenado de acuerdo al estilo de arma y partes de las armaduras. Cuando terminó se quedó con la espalda apoyada en el marco de la puerta, mirando fijamente al Humano.
-¿Es demasiado pronto? He esperado veintidós años ¿Cuánto más tendré que esperar? - Dio un paso hacía Alward, sólo entonces notó que eran prácticamente de la misma altura, le sostuvo la mirada con absoluta convicción - Está es una tarea demasiado importante como para confiarsela a cualquiera, la justicia a decaído luego de todas las cosas que ocurrieron en Lunargenta, es necesario que utilicemos todas nuestras fuerzas para que podamos enfrentarnos a lo que vendrá - Se quedó en silencio unos segundos, sin que su rostro reflejara si la oferta de Alward le había parecido bien o mal. Finalmente, levantó una ceja y relajó un poco el gesto, incluso hasta podría percibirse una leve sonrisa de medio lado - Sí, quizás te llame -
“Familia”
Un término que encerraba una cantidad de emociones muy confusas para Sashenka. Ciertamente el concepto era muy diferente para el Sevna, la dragona entendía que quería decirlo en un sentido positivo, pero por más que su mente lo entendiera, no había sentimiento alguno de cariño que ella pudiera relacionar con eso.
-Sí - Lo dijo de modo seco y alejado - Pero este es nuestro compromiso, sacrificamos muchas cosas pensando en un bien superior a ese. Por el bien de la justicia, para asegurarnos que se cumpla - Se separó de la armería y pasó junto a Alward, en dirección al edificio principal - Tenemos que estar preparados para darlo todo de nosotros - No había un mínimo de duda en su tono, su mirada era orgullosa y decidida.
En cualquier caso, internamente agradeció el que no intentara hacer algo como lo que había hecho su amigo esa misma tarde.
-Puedes llamarme por mi nombre, Alward, no me molesta - Que fuera seria con su trabajo y lo que consideraba su deber no significaba que fuera fría todo el tiempo, o incompetente en sus capacidades sociales - Soy una dragona, el elemento con el que soy afín es la tierra - No parecía que correspondiera dar mucho más datos de su raza, no porque creyera que el Sevna podría hacer mal uso de esa información, sino porque los consideraba cuestiones personales.
Dejaron finalmente las cosas en el depósito, quizás Sasha tardó unos minutos más porque quería que todo estuviera ordenado de acuerdo al estilo de arma y partes de las armaduras. Cuando terminó se quedó con la espalda apoyada en el marco de la puerta, mirando fijamente al Humano.
-¿Es demasiado pronto? He esperado veintidós años ¿Cuánto más tendré que esperar? - Dio un paso hacía Alward, sólo entonces notó que eran prácticamente de la misma altura, le sostuvo la mirada con absoluta convicción - Está es una tarea demasiado importante como para confiarsela a cualquiera, la justicia a decaído luego de todas las cosas que ocurrieron en Lunargenta, es necesario que utilicemos todas nuestras fuerzas para que podamos enfrentarnos a lo que vendrá - Se quedó en silencio unos segundos, sin que su rostro reflejara si la oferta de Alward le había parecido bien o mal. Finalmente, levantó una ceja y relajó un poco el gesto, incluso hasta podría percibirse una leve sonrisa de medio lado - Sí, quizás te llame -
“Familia”
Un término que encerraba una cantidad de emociones muy confusas para Sashenka. Ciertamente el concepto era muy diferente para el Sevna, la dragona entendía que quería decirlo en un sentido positivo, pero por más que su mente lo entendiera, no había sentimiento alguno de cariño que ella pudiera relacionar con eso.
-Sí - Lo dijo de modo seco y alejado - Pero este es nuestro compromiso, sacrificamos muchas cosas pensando en un bien superior a ese. Por el bien de la justicia, para asegurarnos que se cumpla - Se separó de la armería y pasó junto a Alward, en dirección al edificio principal - Tenemos que estar preparados para darlo todo de nosotros - No había un mínimo de duda en su tono, su mirada era orgullosa y decidida.
Sashenka Dozorova
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Re: Días de entrenamiento [Privado] [Cerrado]
Le sostuvo la mirada, sonrió. Era como si se tratase de un maestro que observaba la inocencia de su alumno. Tras las palabras de la dragona, se había confirmado que esta no sabía cómo de cruel, cambiante y gris era el mundo real.
-Solo...-Suspiró-...Solo no te obsesiones...
Tras decir aquello, vio cómo la dragona se marchaba.
Si seguía así, era inevitable que, en algún momento, la dragona se encontrara con alguna situación que pusiera al límite sus creencias e ideales, una situación gris en el que la justicia no estuviese bien definida y cualquier elección tenía sus consecuencias. No se conocían mucho, así que el Sevna no quiso indagar más, pero por el bien de Sashenka, esta debía aprender a que no todas las situaciones tienen un marcado carácter "justo".
Una vez que se quedó completamente solo, estiró sus extremidades y su espalda. Estaba cansado. Sin darse apenas cuenta había sido un día ajetreado. Estaba deseoso de llevarse algo caliente al estómago y descansar. Hoy no visitaría el Filósofo Ebrio, pues se le había echo demasiado tarde, y a la mañana siguiente tendría que estar en planta muy temprano para otra jornada. Así era la Guardia, y así era la vida militar.
-Solo...-Suspiró-...Solo no te obsesiones...
Tras decir aquello, vio cómo la dragona se marchaba.
Si seguía así, era inevitable que, en algún momento, la dragona se encontrara con alguna situación que pusiera al límite sus creencias e ideales, una situación gris en el que la justicia no estuviese bien definida y cualquier elección tenía sus consecuencias. No se conocían mucho, así que el Sevna no quiso indagar más, pero por el bien de Sashenka, esta debía aprender a que no todas las situaciones tienen un marcado carácter "justo".
Una vez que se quedó completamente solo, estiró sus extremidades y su espalda. Estaba cansado. Sin darse apenas cuenta había sido un día ajetreado. Estaba deseoso de llevarse algo caliente al estómago y descansar. Hoy no visitaría el Filósofo Ebrio, pues se le había echo demasiado tarde, y a la mañana siguiente tendría que estar en planta muy temprano para otra jornada. Así era la Guardia, y así era la vida militar.
Alward Sevna
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Re: Días de entrenamiento [Privado] [Cerrado]
Así estaban bien, no era necesario que agregaran más palabras innecesarias. Era muy poco el tiempo de conocerse y aún no existía una confianza verdadera, pero esas horas de entrenamiento les habían alcanzado para que quede la sensación de que iban en una misma sintonía. Para la dragona, Alward seguía siendo demasiado relajado, tenía la esperanza de que con el tiempo se volviera más duro, cuando entendiera que la injusticia no tendría piedad con aquellos que fuera débiles de corazón.
Regresó a las habitaciones compartidas, varias de las reclutas se habían marchado, quizás a cenar o a hacer las guardias que les correspondían. Como Sasha era nueva aún no tenía tareas asignadas, fue hasta su cama, quitó su bolso de viaje y se tiró en el colchón, se sentía en verdad agotada. Rodó hasta quedar boca arriba...
“Un techo extraño. Una cama desconocida” Pensó la dragona “En realidad eso no importa mucho”
Se puso de costado y sintió un olor extraño en su almohada, rápidamente se sentó y la levantó para inspeccionarla mejor. Luego de sacudirla comenzaron a caer los pequeños cuerpos de chinches hediondas, solo habían pasado unas pocas horas y Sashenka ya había logrado enemistarse con alguien. La dragona suspiró, no le causaba miedo semejante acto vandálico, más bien le resultaba irritante el verse obligada a dormir toda la noche sin almohada solo porque habían reclutas que tenían la madurez mental de un niño de ocho años.
Volvió a recostarse, usando los brazos como apoyo para la cabeza, con lo agotada que estaba no tardó en dormirse, nadie la llamó para que vaya al comedor en la hora de la cena. Sasha lo prefería así, conocer a demasiadas personas solo sería un estorbo “Alward podría ser una excepción” Sí, pero sólo si demostraba ser competente.
Regresó a las habitaciones compartidas, varias de las reclutas se habían marchado, quizás a cenar o a hacer las guardias que les correspondían. Como Sasha era nueva aún no tenía tareas asignadas, fue hasta su cama, quitó su bolso de viaje y se tiró en el colchón, se sentía en verdad agotada. Rodó hasta quedar boca arriba...
“Un techo extraño. Una cama desconocida” Pensó la dragona “En realidad eso no importa mucho”
Se puso de costado y sintió un olor extraño en su almohada, rápidamente se sentó y la levantó para inspeccionarla mejor. Luego de sacudirla comenzaron a caer los pequeños cuerpos de chinches hediondas, solo habían pasado unas pocas horas y Sashenka ya había logrado enemistarse con alguien. La dragona suspiró, no le causaba miedo semejante acto vandálico, más bien le resultaba irritante el verse obligada a dormir toda la noche sin almohada solo porque habían reclutas que tenían la madurez mental de un niño de ocho años.
Volvió a recostarse, usando los brazos como apoyo para la cabeza, con lo agotada que estaba no tardó en dormirse, nadie la llamó para que vaya al comedor en la hora de la cena. Sasha lo prefería así, conocer a demasiadas personas solo sería un estorbo “Alward podría ser una excepción” Sí, pero sólo si demostraba ser competente.
Sashenka Dozorova
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