Another round of drinks [Privado][Cerrado]

A veces, solo a veces, era agradable el poder salirse del papel. No era un lujo que pudiera darse seguido, las obligaciones en su trabajo eran muchas y requerían de la mayor parte de su tiempo, un trabajo que no permite debilidades, bajar la guardia en Ciudad Lagarto era sinónimo de terminar muerto y con tu cadáver flotando en el río. Pero más allá de todo eso, al menos una noche en el mes era apartada para poder ser un ciudadano cualquiera y disfrutar de los pequeños placeres que la ciudad podía ofrecerle.

La mayoría de las personas sabían de los prostíbulos, de las salas de apuestas, de las tabernas y las posadas, pero pocos conocían los pequeños negocios que se escondían en general tras fachadas que pasaban desapercibidas. Eran sitios pensados para que la gente que tenía gustos algo más particulares pudieran encontrar lo que buscaban. Para algunos era el efecto de una droga, otros preferían un baile personalizado realizado por una exótica figura, también estaban los que solo querían beber un vino que no tuviera sabor a orina.

Matthew iba porque a veces llegaban buenos poetas, y disfrutaba enormemente de poder escucharlos mientras tomaba algún trago fuerte, pero delicioso. Era como un mimo a sus sentidos, la música tranquila, la poesía, el sabor de la bebida en su boca, todo se combinaba para que su cuerpo se relajara y su mente se dejara llevar. Había llegado con una capa puesta y una capucha cubriendo su rostro, pero a medida que pudo distenderse, decidió que la luz en el lugar era lo suficientemente tenue y las personas que lo rodeaban estaban lo suficientemente inmersas en su mundo como para poder reconocerlo.

Así que se quitó la capa, dejándole bien extendida en la silla vacía a su lado, le hizo un gesto a una de las señoritas que trabajaba en el lugar para que le llenara el vaso y luego se recostó contra el respaldo. El poeta que estaba en ese momento recitando se notaba que ponía sus emociones en cada oración, cuando terminó se escucharon algunos aplausos aislados, los de Matt incluidos, el artista hizo una reverencia y le cedió el lugar del escenario a un Bardo.

Owens agarró su trago recién servido y al levantar la vista notó a un jovencito que andaba por el lugar “Parece...” Pero no, eso sería prejuicioso pensó Matthew, además que no era un ambiente donde se ofrecieran ese tipo de servicios. En cualquier caso, continuó mirándolo fijamente, para ver cuál sería su reacción.

Los adoquines de las calles prácticamente no hacían ruido bajo mis pies, o al menos ningún ruido distinguible por sobre todas las voces gritonas, ebrias y jocosas, ruidos de botellas partiéndose, y gente metiéndose en riñas. Para ser honesto, no tenía la menor idea de cómo había ido a parar a ese lugar de locos.

Esa misma mañana me había encontrado la ciudad por casualidad. Algo consternado de hecho, porque según el mapa que hace dos años llevaba (y hasta ahora nunca me había fallado) no había ninguna ciudad ni poblado en el lugar. Sin embargo, después de tantos meses de viaje y no quedarme más de un par de días en algún lugar u otro, la idea de descansar un tiempo de los caminos fluctuantes ya se me hacía cada vez más tentadora, y la ciudad tenía cierto potencial para los negocios, por así decirlo.

Había encontrado una posada bastante decente a unas cinco o seis calles de la avenida principal, y por un precio razonable había conseguido una habitación que no tenía más que una cama y un baúl de madera (que al mismo tiempo servía como mesa de noche), y un baño con agua caliente.

Después de haber dormido casi todo el día y una larga ducha, había salido a investigar (más por curioso que por otra cosa) la vida nocturna de la ciudad. Entré a varios lugares, quedándome no más de un par de minutos o, en algunos casos, ni alcanzaba a pasar de la puerta que me iba por el mismo lugar del que había venido.

Ahora, caminando por la calle, un aroma dulce captó mi atención. Seguí aquella esencia hasta un pequeño lugar, con el exterior algo destartalado, pero cuando entré, pareció que había atravesado un portal hacia un lugar distinto del que había entrado. Música, luz tenue..

Me recosté contra una de las paredes del lugar, puesto que no habían más mesas libres donde sentarme, y miré atento a la persona en el escenario, que recitaba versos de lo que probablemente era un poema de su propia autoría.

Llevaba puestos pantalones y botas cortas de color marrón oscuro, además de una camisa de lino cuya leve apertura en el pecho estaba cruzada por un fino cordón de cuero. Definitivamente nada estrafalario o que llame la atención, por eso mismo me sorprendí cuando, mientras aplaudía y seguía distraídamente con la mirada al poeta que se retiraba, noté que un hombre en una mesa vacía me estaba observando.

Esperé un momento, como para chequear si realmente me estaba mirando a mí o solamente era un ebrio con los ojos perdidos en la infinidad del espacio, pero efectivamente este tipo no era el caso. Me acerqué a su mesa sin darle mucha vuelta al asunto -¿Acaso nos conocemos de algún lado? ¿O te gusta lo que ves?- Sonreí de lado, como dando a entender que no estaba hablando (tan) en serio -¿Me puedo sentar?- el hombre parecía extranjero, aunque no podría decir muy bien de donde, pero sus facciones y su tono de piel lo distinguían del resto de los hombres en el lugar. Miré lo que estaba bebiendo, un trago de aroma muy dulce que se veía bastante bien a decir verdad -¿De qué es? ¿Granada?

Ambos se evaluaban mutuamente, que era una muchacho sumamente atractivo era una obviedad, por eso Matthew había pensado de buenas a primeras que podía ser alguien que estuviera ofreciendo sus servicios. Pero como nunca se podía estar seguro, y los hombres eran particularmente susceptibles a ese tipo de comentarios, el estafador prefería ir sobre seguro y esperar a que alguna palabra o gesto delatara las intenciones del joven.

¿Matt iba tras una aventura esa noche?

Lo cierto era que no se lo había planteado, su idea era ir al sitio, beber hasta altas horas mientras escuchaba cosas bellas y luego irse a su casa antes de que saliera el sol. Quizás un poco ebrio, tal vez con inspiración para ponerse reflexivo, pero nada más complejo que eso, una noche para sí mismo se trataba de eso, de dedicar una gran cantidad de horas a mimarse.

Pero tampoco lo descartaba, en todo caso.

-Estoy seguro que recordaría sí conociera a alguien como tu - Las primeras palabras del joven lo hicieron sonreír, era tan descarado que no había manera que no le gustara - Me encanta de hecho - ¿Porque no ser sincero? Nadie lo conocía en ese sitio, cualquier cosa que hiciera serían solo las acciones de un desconocido en una noche cualquiera - ¡Vaya olfato tienes! Así es, tiene granada, jugo de lima, jugo de naranja, algo de menta y ron ¿Quieres probar? - Antes de que el chico conteste hizo señas a la camarera para que traiga otro igual.

Que la luz fuera tenue le daba a todo el ambiente un aire más misterioso, acostumbrado como estaba a que en el prostíbulo todo era sumamente claro y directo, era refrescante el poder saborear un poco esa atmósfera de intriga.

-Antes que nada, te agradezco que decidieras acercarte - Matt hablaba con un tono educado, mantenía la distancia para no incomodar, aunque sus ojos delataban la existencia de ideas no tan correctas - Eres tan joven ¿Te gusta escuchar poesía? - No lo preguntaba con sarcasmo, le interesaba saber sí compartían gustos, o sí eran otros los motivos que lo llevaban allí.

Tomó otro sorbo del trago mientras escuchaba la respuesta del muchacho, no se perdía detalle de cada uno de sus movimientos, la forma en la que hablaba, la sonrisa a veces traviesa y otras enigmática.

-Creo... Creo que he olvidado presentarme - Extendió una mano - Mi nombre es Matt - Parecía nombre falso dicho así, sin apellido ni nada para identificarlo. Y en cierto modo lo era, por más que alguien quisiera preguntar por un tal “Matt” las indagaciones no llegarían demasiado lejos.

No pude evitar reírme frente a sus comentarios, definitivamente no era lo que esperaba encontrarme aquella noche, aunque por un lado, era refrescante que sus comentarios se alejaran tanto del tan típico "¿Cuánto cobras?" -Claro..- me senté a su lado mientras llegaba la bebida, lo suficientemente cerca como para mostrar interés, pero dejándole su espacio para actuar como quisiese.

Antes de que me diera cuenta, ya tenía un trago en la mano. Definitivamente su sabor le hacía justicia y era aún mejor que el aroma que emanaba; dulce, fresco. Sin embargo, con el primer sorbo ya pude sentir como me calentaba el cuerpo. Sin duda, el sabor dulce enmascaraba a la perfección el alcohol fuerte que tenía de base el trago, y teniendo en cuenta que las veces en las que yo bebía eran contadas..

Me gusta el arte en general- siempre había encontrado las formas de expresión artística bastante interesantes, de cierto modo, me sorprendía y hasta admiraba todas las cosas que los humanos eran capaces de crear con sus propias manos o sentimientos -Pero ahora en realidad estaba recorriendo. Llegué hace poco a la ciudad, ni siquiera aparecía en mi mapa.

El encuentro se había convertido en una guerra de miradas, por así decirlo. Sentía los ojos grises de aquel hombre clavados en cada centímetros de mi cuerpo. Ya había decidido no trabajar ese día, pero no iba a negar que la atención que me estaba dando me gustaba. Y él también era muy bien parecido, parecía estar en sus últimos veinte o sus primeros treinta.

Estreché su mano con un movimiento grácil -Hadden.- era prácticamente obvio que "Matt" estaba usando un seudónimo, o al menos había evitado dar la máxima cantidad de información posible. Me recosté contra los almohadones colocando un brazo sobre el respaldo de los asientos, de costado para estar frente a mi nueva compañía.

¿Y tú qué haces aquí, viniste a escuchar poesía?- ahora el lugar tenía una música tranquila que acompañaba a la perfección la luz tenue y el ambiente que se abría a tantas posibilidades. Miré mi vaso y vi que, sin darme cuenta, ya estaba vacío.

“Un viajero, o quizás un aventurero” pensó Matt, aún evaluando las posibilidades, desechó la idea de que pudiera ser parte del servicio del lugar, aunque por la poca distancia que mantenía entre ambos, aún se debatía si no sería un independiente. Así estaba bien, seguramente se podrían entender mucho mejor perteneciendo al mismo rubro, habían muchos gestos, acciones y palabras que las personas que no trabajaban en ese extraño mundo malinterpretaban.

-Es normal que no aparezca, los mapas tardan un tiempo en actualizarse. Ciudad lagarto se instaló hace tan solo un año y medio aquí - Intentaba no decir demasiado, resultaría raro que un completo desconocido tuviera tanta información detallada sobre el lugar - Si eres recién llegado tienes muchos sitios para entretenerte, además de los evidentes, hay lugares como este, más ocultos pero mucho más interesantes -

Owens no iba a decirle que tenía un bonito nombre, seguramente el muchacho estaba acostumbrado a que le hablaran así “Que lindo eres”, “Que nombre más precioso”, “¿Vienes seguido por aquí?”. Cuando Matt trabajaba de Acompañante detestaba que le dijeran ese tipo de cosas, le hacía recordar que estaba trabajando y era muy difícil concentrarse en alguna fantasía para poder rendir adecuadamente si la otra persona se empecinaba en recordarle que eso era trabajo.

-Tengo muchas obligaciones y la mayoría muy estresantes, así que el poder venir a este tipo de lugares a relajarme es como un mimo para mi alma - Desvió la mirada, no iba a decir qué trabajo era a menos que se lo preguntaran de modo directo. Notó que el trago de Hadden se había terminado, así que pidió otro - No pretendo mucho más que esto, una noche tranquila, buena música, algo para beber y compañía interesante. Algunos podrían pensar que no es mucho, pero seguro estás de acuerdo conmigo en que en verdad es demasiado -

Apoyó un codo en la mesa, dos tragos nuevos habían llegado y Matthew tampoco era muy resistente al alcohol, bebía poco y en situaciones muy específicas. Pero aún podía aguantar, aunque sentía como sí sus inhibiciones se fueran evaporando poco a poco...

Owens se inclinó hacia adelante para susurrar en el oído del joven.

-Creo que hemos llamado la atención, aunque no podría asegurar que sea del tipo de atención que buscamos - Le hizo un gesto con los ojos para que mirara a uno de los costados, allí habían dos hombres bastante fornidos mirándolos con cara de enojo - ¿Que dices? ¿Los invitamos a beber también? Jajaja - Claramente bromeaba, esos tipos parecían tener toda la intención de darles una paliza, la típica reacción cuando se notaba que dos personas del mismo sexo eran más cercanas de lo moralmente aceptable.

Escuché atentamente a lo que me comentaba acerca de la ciudad, algo sorprendido. ¿Tan solo un año y medio? Parecía casi imposible que una ciudad así de erigiera de la nada y en un año y medio llegara a eso. Tal vez no era tan grande como Lunargenta, pero realmente era una ciudad con todas las letras -La verdad eso es impresionante..- seguramente, considerando sus conocimientos del lugar, él ya llevaba por los menos unos meses viviendo allí.

Me lo quedé mirando mientras escuchaba como hablaba de todo; la ciudad, su trabajo -Yo hace un tiempo no trabajo.. Tal vez la semana que viene o algo así. Debería hacerlo si no quiero agotar mis reservas- era cierto, cada vez estaba más y más corto de dinero, lo que había logrado juntar de a poco iba desapareciendo. No se me pasó por alto que Matt no hablara de a qué se dedicaba, por lo que no pregunté y confié en que él hiciera lo mismo.

Agarré un nuevo vaso de la mesa y bebí del trago -Dudo que haya algo mucho mejor que esto- con cada gota de bebida que comenzaba a hacer efecto, el ambiente se me hacía cada vez más hipnotizante, y mi cuerpo se sentía más relajado, de a poco apagando mi parte racional y dándole más protagonismo a los sentidos.

Sentí como se acercaba, pero desgraciadamente no para lo que esperaba, aunque por supuesto, no se lo dejé notar. Miré de reojo hacia el lugar que me señalaba, donde dos tipos con pinta de ropero nos miraban con mala cara. No pude evitar reír por su comentario -Si quieres hazlo, yo te espero afuera con una silla de ruedas.

Volví a mirar disimuladamente a los tipos y terminé mi.. ¿Segundo? Trago -No creo que intenten nada por el perfil del lugar..- me acerqué más a él y volví a recostarme contra los almohadones sonriendo de medio lado -¿Ves?- si estuviéramos en una taberna de poca monta, seguramente los gorilas se hubiesen lanzado sin pensarlo, pero para nuestra suerte, no era el caso de este lugar. Por otro lado, no dudaba que mis ojos delataban que no había sido solamente una demostración.

No estaba trabajando, ni pensaba hacerlo, pero tal vez esa noche podía realmente por primera vez hacer lo que quisiera, simplemente porque me sentía con la libertad de hacerlo.

Un ligero orgullo se asomo en el interior de Matthew cuando Hadden dijo que era impresionante el haber levantado una ciudad en tan poco tiempo. No había sido para nada sencillo, cualquier grupo humano era difícil de manejar, pero cuando se trataba de un montón de bandidos y asesinos la cuestión se volvía mucho peor. Durante las primeras semanas el control se dio casi por completo en base al miedo, pero a medida que la población fue aumentando eso solo ya no fue suficiente y hubo que recurrir a la manipulación, la estafa y el soborno.

Todo eso había sido un increíble esfuerzo, sacrificio que había aumentado desde que la Maldición de la Mano Bio hacía de las suyas en el cuerpo de Matt.

-Así que trabajas por tu cuenta - Comentó Owens sin mencionar la profesión a propósito - Yo abrí mi propio negocio cuando llegue a esta ciudad. Ser tu propio Jefe no es sencillo - Agarró el gajo de Lima que servía para decorar el trago y le revolvió la bebida de manera distraída - No me quejo, es lo que siempre había querido. Pero eso no hace que sea menos pesado ¿Tienes esa sensación? - Mordió la parte pulposa de la fruta - Aunque claro, quizás tu no tuviste elección -

Era un hecho que casi nadie trabajaba de lo que quería, sino más bien de lo que podía, no estaba descubriendo ninguna verdad revelada con eso. Matt había nacido en una familia de campesinos, y aunque tenía muy pocos recuerdos de esa época, podía asegurar que ni a sus padres ni a sus hermanos se los veía felices de trabajar desde que salía el sol hasta que se escondía. Y el mismo Owens había tenido que hacer muchas cosas que hubiese preferido no haber siquiera conocido. No era un conflicto moral, simplemente era una cuestión de asco.

-Más que ir a buscarlos, me genera ganas de provocarlos aún más - Una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro - ¿No es divertido llevar a la gente a su límite? - Pasó un brazo por arriba de los hombros de Hadden - Ya verás, haremos que las venas de sus cuellos exploten de la furia - Se empezó a reír de solo pensarlo.

Cuando estaba ejerciendo como Virrey, solía realizar ese tipo de acciones tan solo para ver la cara de desconcierto o de asco de las personas que lo rodeaban, pero claro, como era quién mandaba allí no podían decirle nada. En cambio en la situación actual, era tan susceptible de recibir ataques como cualquier hijo de vecino ¡Y eso le parecía divertido!

-Entonces tenemos tiempo para exasperarlos hasta que salgamos de aquí - Parecía como un niño al que le decían que NO hiciera algo, y eso solo le daban ganas de hacerlo con más fuerza - Ahora no me imagino el final de esta velada sí no es saliendo juntos. Que complicado ¿No lo crees? - Estaba llevando la situación con tanta naturalidad que era difícil decir en qué momento se estableció con certeza que ellos terminarían juntos la noche.

Era claro que ambos estábamos hablando de lo mismo, de cierta forma nos entendíamos, como se entienden dos personas que vivieron lo mismo. Me quedé en silencio, realmente no esperaba hablar de eso, y tampoco quería hacerlo. Y menos en esa situación -En realidad creo que nadie lo elige. Nadie excepto..- nadie excepto los que se beneficiarán de eso, nadie excepto los proxenetas.

Nadie sentía gusto de hacer ese trabajo, ni lo gozaban. Daba asco. Intenté no prestar mucha atención a lo que dijo de "abrir su propio negocio", o más bien lo intenté asociar con que trabajaba por su cuenta. Tal vez habría alquilado una habitación o una casa.. Pedí un último par de tragos. No quería pensarlo demasiado.

La voz de Matt me despertó de mis pensamientos y me devolvió al ahora. Sus ojos, su voz, todo se me hacía cautivante, como si él mismo perteneciera al mobiliario de aquel lugar encantador. Agarré el nuevo trago al momento que sentía el brazo de mi acompañante sobre mis hombros -Muy divertido..- agarré con cuidado su brazo, durante un momento pareció que era para apartarlo, pero solamente lo bajé hasta mi cintura, dejándolo allí como para que él decida si quería dejarlo allí o no -Pero creo que te falta un poco de creatividad.

Dejé el vaso vacío sobre la mesa con una mano cerca de su cuello, prácticamente acariciándolo con las llemas de los dedos. Era cuestión de un movimiento terminar de matar la distancia entre nosotros, pero sentía que ya había movido bastantes fichas, y era su turno de terminar con la partida.

No pude evitar sonreír frente a su comentario. No una sonrisa de burla, sino una de esas cuando realmente esperas algo con ansias -Claro.. Sería muy peligroso irnos cada uno por nuestro lado con esos dos atrás. En especial si los molestamos tanto como tú quieres.- mordí mi labio levemente, y si mis ojos no fueran azules, estaba seguro de que tendrían el color del fuego.

Sonrió ampliamente cuando vio que Hadden movía el brazo solo para apoyarlo más abajo, esa era la señal que esperaba, era la confirmación de que ambos estaban pensando en lo mismo. La cintura del muchacho era tan delgada, tan manipulable... Varios pensamientos se dispararon en la mente del Humano, pero se esforzó por apaciguar sus ansias, tenía que recordar que no estaba en su tienda, no podía hacer el tipo de cosas que estaba imaginando en ese sitio.

-¿Sí? ¿Lo crees...? - El final de la pregunta fue tan solo un susurro que se perdió en la nada, a ninguno de los dos le importaban demasiado las palabras en ese momento, de hecho, los efectos del alcohol, el ambiente y la cercanía entre los cuerpos hacía que fuera extremadamente difícil el poder concentrarse en nada más.

Matt había acercado tanto el cuerpo de su compañero que una de las piernas de Hadden ya descansaba sobre las suyas, “¿De verdad vas a hacerlo?” La idea logró hacerse oír por entre la niebla de la embriaguez “... ¿Por qué no? Hoy no soy Matthew Owens, solo soy Matt” Sonrió, aparentemente correspondiendo a la sonrisa del muchacho, aunque en realidad se reía de sí mismo.

Entonces acortó la poca distancia que quedaba entre ambos, primero un beso suave para ver cómo se sentía, pero inmediatamente después se aceleró la pasión. La mano libre de Matt se apoyó en la rodilla de Hadden, para ir subiendo de a poco hacia sitios más provocativos, la mesa tapaba lo que hacían sus manos, pero para cualquier observador atento resultaría evidente.

Owens estaba muy entretenido revisando el cuerpo del muchacho con su mano, había dejado de prestar atención a la realidad, pero la realidad seguía estando allí por más que ninguno de los dos lo notara. El sonido que hizo un vaso cuando la camarera lo apoyó con un poco más de énfasis del necesario en su bandeja fue lo que hizo explotar la burbuja. La chica los miraba con desaprobación, pero eso no era tan importante, el dueño del lugar los vigilaba desde atrás de la barra y tampoco parecía contento.

-Creo que es momento de irnos - Se puso en pie y le ofreció una mano a Hadden para ayudarlo a levantarse, llegado ese punto ya no era necesario el disimular cual era el objetivo de ambos, aún así Matt mantenía la cortesía.

El aire frío de la calle lo golpeó directo en el rostro, por un momento el efecto del alcohol pareció desvanecerse, pero aun estando con la mente más clara Owens no soltó a Hadden.

-¿A donde? - Dobló por un callejón aparentemente para tomar por otra calle y de pronto pareció cambiar de idea, acorralando nuevamente al joven contra una pared, besándolo nuevamente.

Sentí como su mano me tomaba firmemente por la cintura y me acercaba, al punto que pasé una de mis piernas por sobre las de él, y de no haber sido porque seguíamos en un lugar público, probablemente me hubiese sentado sobre su regazo .

El roce de sus labios hizo que una ola de calor recorriera mi cuerpo, de la misma forma que lo había hecho el primer trago un rato antes. La cosa cuando trabajas de lo que yo, es que pierdes la cuenta de con cuántas personas has estado, pero esta vez sin duda se llevaba el primer premio, y recién estaba empezando. Era revitalizante estar con alguien con quien querías estar.

Estreché el beso rodeando el cuello de Matt con mis brazos, para después bajar una mano por su pecho, sintiendo su cuerpo a través de la ropa. Sus clavículas, sus hombros..

Un suspiro ahogado de placer hizo que nos separemos un momento del beso al sentir su mano subir por mi pierna. Lo acerqué casi tanto como era posible volviendo al beso con renovada pasión, y mis labios ya comenzaban a recorrer su cuello cuando..

Levanté la mirada al oír un (algo fuerte) sonido metálico, sólo para ver las caras molestas del personal del lugar. Agarré la mano que Matt me ofrecía -Creo que cumplimos con tu objetivo de molestar a todo el mundo..- susurré cerca de su oído, algo divertido por la situación.

El aire nocturno fue tan refrescante como sentir el agua contra la piel de tu rostro por la mañana. Las calles estaban iluminadas únicamente por la luz de la luna y la iluminación proveniente de los diversos establecimientos y bares que estaban abiertos a esas horas.

Lo seguí hasta un callejón, sin soltar su mano -¿No conoces ningún lugar por aquí cerca?- de la nada sentí como me llevaba contra uno de los muros, y solté un leve gruñido de gusto cuando mi espalda chocó contra la pared. Me apure a volver a envolver su cuello con mis brazos, pegándolo a mi cuerpo mientras el beso subía cada vez más y más de tono, cada tanto mordiendo levemente su labio inferior.

Desvié mis manos a su pecho, y con una comencé a desasir los primeros botones de su camisa cuando se me ocurrió algo mejor.

Miré alrededor y vi que tan solo a unos metros había una salida en la pared, creando una suerte de rincón en forma de "L" que estaba un poco más resguardado. Agarré la mano de Matt y lo guié hasta allí, únicamente para volver a apoyar la espalda contra la pared y seguir buscando su boca. Una de mis manos se quedó en su pecho, mientras la bajaba por su torso y abdomen hasta llegar a su cinturón, que usé para acercarlo más a mí antes de desabrocharlo de un solo movimiento como quien lo hizo cientos de veces.

Moví los besos a su cuello antes de sonreírle de forma sugestiva, y me arrodillé en el suelo para hacer lo mismo con su pantalón.

¿Hacía cuánto tiempo que el estafador no se dejaba llevar de esa manera? De pronto parecía un jovencito alocado que no podía controlarse y necesitaba hacer todo allí mismo, sin ningún tipo de contemplación, nada de una habitación bonita, ni velas, ni vino, el escenario era ese callejón, donde cualquiera podía pasar y verlos. La emoción de estar en un sitio tan diferente al normal sólo lograba que Matthew se excitara más.

Cuando Hadden se separó lo primero que pensó Matt es que el joven se había arrepentido, y fue un instante de sentirse decepcionado, era como si le quitaran un dulce en el momento exacto en que le había dado una probada. Pero por suerte para él, el muchacho sólo estaba buscando un espacio más adecuado para así continuar.

Cuando el joven fue bajando, Owens apoyó las manos en la pared, sabía perfectamente lo que vendría a continuación, y aún así el primer contacto se sintió simplemente maravilloso. Tal vez era la situación, la habilidad de Hadden, o quizás el alcohol, pero Matthew sentía que estaba en las puertas del cielo. Perdió la noción del tiempo, y por lo mismo no se dio cuenta que dos sombras se acercaban desde la entrada del callejón.

Para cuando se percató de que no estaban solos, ya era demasiado tarde, uno de los hombres que los habían visto dentro del bar lo agarró por el cuello de la camisa y de un tirón lo arrojó hasta la pared opuesta de la que estaba. Aún tenía los pantalones bajos, así que no pudo mover los pies para intentar evitar una bochornosa caída, terminando con el trasero embarrado, aún excitado y su orgullo pisoteado.

-Asquerosos pervertidos... - Dijo uno de los matones.

-¿Que les da derecho a andar mostrando sus perversiones por todos lados? - Agregó el otro con un gesto de repulsión.

La situación hubiese sido graciosa si le estuviera pasando a alguien más, y si no tuvieran cuchillos en sus manos. Matt los miró largamente desde el piso, no parecía estar asustado, más bien era una ira fría y asesina la que recorría sus venas en ese momento, como imágenes que se proyectaban en su mente y cada una era más cruel que la anterior. Cerró los puños, agarrando un poco del barro de la calle, y cuando uno de los sujetos se acercó para apuñalarlo se lo arrojó a los ojos.

Se puso de pie e intentó subirse los pantalones lo más rápido posible, aprovechando que su enemigo estaba ocupado quitándose tierra de los ojos. No llegó a abrocharse el cinturón, pero era mejor así, se lo terminó de sacar en un solo rápido movimiento y lo enredó en sus manos, estirándolo para confirmar que había quedado firme el agarre. Con un gesto absolutamente serio lo esperó, esquivando los torpes ataques del cuchillo “No soy el único que ha estado bebiendo, por lo que parece” pensó con sarcasmo.

En uno de los intentos por apuñalarlo lo dejó pasar de largo y pasó el cinturón por el cuello del sujeto, apoyando la rodilla en su espalda y tirando con fuerza. Ahorcar a alguien no era sencillo, y tomaba más tiempo del que a Matt le gustaría, pero no había llevado armas esa noche, ya que se suponía que sería una velada tranquila. Así que esa era su mejor opción.

Me quedé congelado, como un ciervo en medio de la carretera al que le apuntan con una linterna. Un animal asustado, paralizado, que no entendía lo que pasaba. La realidad volvió a mis sensores cuando vi el filo de un cuchillo peligrosamente apuntando a mi cuerpo, blandido por un hombre, que más que hombre, encarnaba la amenaza frente a mí.

Me lancé hacia un lado cuando vi acercarse la primer estocada. Me levanté torpemente del suelo y me alejé unos metros de la escena, solo para que a los segundos mis manos volvieran al piso de barro mientras sentía erizarse todo el pelaje de mi lomo, gruñendo al hombre que se acercaba con un cuchillo que, a su parecer, debía tener grabado mi nombre.

Cuando se acercó demasiado, salté mordiendo el brazo con el que el hombre sostenía el cuchillo, logrando que suelte el arma con un grito, pero al mismo tiempo sentí como su puño aterrizaba fuertemente en una de mis patas delanteras, casi en el hombro.

No recuerdo mucho más. No sé si habrá sido la adrenalina, el alcohol que nublaba mi razonamiento, o la presencia de una amenaza lo que lograron que cediera prácticamente por completo a mis instintos. Desperté del "trance" momentos después, el tipo en el suelo, aún consciente aunque incapacitado de seguir atacando y yo parado junto a él, jadeando, con el pelaje apenas salpicado de sangre ajena.

Mis ojos amarillos fluctuaron a la otra escena del callejón, donde Matt ahorcaba con cinturón al otro tipo, que parecía cada vez más desesperado por la falta de aire y, también, más lúcido. Vi como el tipo cambiaba el cuchillo de posición en sus manos, apuntando hacia atrás. Inmediatamente salté clavando mis colmillos al igual que con el otro tipo, y el segundo cuchillo de la noche calló al suelo. Poco tiempo después, el tipo se desmayó debido a la presión en su cuello.

Ladré en dirección a Matt, intentando decirle que me siguiera antes de que los tipos terminaran por recuperarse y eché a correr del callejón, aunque no tan rápido, para que el humano pudiese seguirme. Empujé la puerta de calle con el cuerpo y, a medida que subíamos las escaleras, mi cuerpo se transfiguró nuevamente a mi aspecto original. Al llegar a la puerta, abrí con la llave que me habían asignado esa mañana en la posada. Entré a la habitación y me tiré de espaldas en la cama, completamente exhausto y con los ojos cerrados, sin poder dejar de reír.

Matt no era de los que disfrutaba provocando dolor, al menos no era agradable sí el entorno no era divertido, y esa situación definitivamente no estaba siendo graciosa. De todos modos, tenía que admitir que en los últimos instantes estaba resultando al menos satisfactorio, el ver como ese repugnante humano se agitaba, poniéndose colorado a medida que la falta de aire y de sangre surtía efecto. Sí, eso podría ser descrito como una sensación de satisfacción...

Como estaba concentrado en eso, no podía ver qué había sido de Hadden, aunque esperaba que estuviera bien, el muchacho parecía agradable y sería un desperdicio que fuera apuñalado por ese par de imbéciles. El sonido de gruñidos fue lo primero que lo desconcertó, Matt no recordaba haber visto a ningún perro en el callejón “Aunque estaba ligeramente distraído cuando llegue” pensó con sarcasmo. El bandido que se había atrevido a interrumpirlo no cejaba en sus intentos por liberarse, Owens apretó aún más el agarre del cinto y tuvo que girarse para evitar que se escapara.

Fue entonces cuando Matthew vio por primera vez a Hadden en su forma de lobo, quedó tan sorprendido que siquiera vio cuando el matón cambiaba de mano el cuchillo e intentaba atacarlo. Los reflejos del Licántropo lo salvaron de regresar rengo a su casa, o quizás algo mucho peor, fue el turno de Owens de quedarse congelado en el lugar.

Reaccionó cuando escuchó el ladrido de “llamada” por decirlo de alguna manera, a toda velocidad sacó el cinturón del cuello del sujeto y se dispuso a seguirlo. El lobo corría, pero era evidente que no estaba yendo todo lo rápido que podía, así que esa huída tenía algún objetivo.

Finalmente llegaron a una vivienda, y Hadden comenzó a destransformarse, Matthew se quedó mirando con algo de curiosidad, sabía que muchas veces cuando dragones y licántropos regresaban a su forma Humana estaban sin ropa... Y sí, incluso después de lo vivido Matt podía pensar en cosas así. Para su decepción, cuando el pelo desapareció de su cuerpo, mágicamente volvió a aparecer la ropa.

-Vaya manera de terminar la velada - Comentó el Estafador mientras cerraba la puerta, apoyando la espalda en la misma - No es que me queje, pero al menos podrían haber tenido la delicadeza de dejar que me subiera los pantalones - No lo decía con mal humor, de hecho, hasta sonreía ligeramente - Supongo que el momento quedó totalmente arruinado -

Sí bien el muchacho le había dicho que lo siguiera, eso solo significaba que lo ayudaba a escapar de la situación, no necesariamente que lo invitara a quedarse. Era necesario que confirmara las intenciones de Hadden antes de dar otro paso, en principio, por una cuestión de educación, pero además porque a Matthew le gustaba oír que lo deseaban, era el motivo principal por el que empujaba las situaciones hasta esos límites.

Giré la cabeza para mirar a Matt cuando lo oí hablar, y no pude contener reírme un poco más por su comentario. Había que admitir que la situación había sido muy graciosa, sin tener en cuenta los cuchillos de por medio, claro -Sí, es una lástima, podría jurar que te estaba gustando- dije desde la cama, en un tono de voz (Y por qué no, también una situación) sumamente malinterpretables.

Me estiré un poco, arqueando apenas la espalda antes de incorporarme en la cama, apoyando los brazos en el colchón detrás de mí -Ten, atrapa- le lancé el juego de llaves para que termine de cerrar bien la puerta -¿Nunca habías visto un licántropo?- encendí la única lámpara del cuarto, que descansaba sobre el baúl -La tuya está en el "Top 5 expresiones de shock" que he visto.

La verdad no era tan raro ver dicha reacción en algún campesino o gente muy joven (por no decir niños), pero él parecía una persona de mundo, o al menos de buenos haberes a juzgar por su apariencia, modales y la calidad de la ropa que vestía.

Me lo quedé mirando por un rato, en silencio -¿Te llenaste de barro cuando caíste, no? Puedes pasar al baño si quieres- señalé con la cabeza la única puerta de la habitación que no era la de salida -Tiene agua caliente, no es mucho pero es el lugar más decente que encontré- y podría haber sido mucho peor, a decir verdad, en lo que a posadas respecta este lugar era un lujo.

Apenas cerró la puerta del baño, me levanté de la cama y colgué la lámpara en la pared antes de sacarme la camisa, apenas salpicada con minúsculas gotas de sangre, y tirarla dentro del baúl; ya la lavaría al día siguiente. Me acerqué a la ventana del primer piso, y por el contraste de la oscuridad de afuera y la iluminación de adentro, pude ver bastante bien mi reflejo.

Inspeccioné el costado de mi hombro, donde el hombre me había golpeado, e hice una leve mueca al notar la zona enrojecida "Esto se va a convertir en un hematoma muy feo dentro de unos días" me intenté acomodar el pelo con las manos, pero terminé por rendirme y lo dejé alborotado como estaba.

Noté un poco de sangre en la comisura de mi boca, roja (fresca) al igual que la tinta que surcaban mi pecho y plexo, pero que por el gusto, no era mía. Me limpié la sangre con un dedo al tiempo que capté la imagen de Matt reflejada en el vidrio, detrás de mí. Con una leve sonrisa, me giré para verlo, apoyándome en el alféizar de la ventana -¿Acaso nos conocemos de algún lado? ¿O te gusta lo que ves?

Atrapó las llaves en el aire “Y con esto queda absolutamente todo confirmado” pensó con picardía el Estafador, mientras se daba vuelta para cerrar la puerta. Estaba contento de que Hadden decidiera continuar, de la otra manera se habría ido a casa con la sensación de que su noche se había quedado incompleta. Pero además, había reafirmado que estaba interesado en lo que Matthew tenía para ofrecerle, y eso era sumamente satisfactorio, alimentaba el ya de por sí enorme ego del Humano.

-Sí, he conocido a algunos Licántropos, no demasiados, lo admito - Pasó junto al baúl que hacía a las veces de mesa y dejó las llaves allí - Pero no esperaba que mi compañero de velada de pronto tuviera forma lobuna - Sonrió ampliamente - No me quejo, eres un lobo hermoso. Pero me gustas mucho más en esta otra forma - Ya había sido visto en una situación sumamente vergonzosa, con los pantalones caídos y sentado en el barro, la actuación de caballero misterioso ya no serviría, así que era mejor relajarse.

Hizo una reverencia en señal de agradecimiento.

-En verdad eres muy amable, te aseguro que no quieres ver cómo quedé - Levantó las manos, cerró los ojos e hizo un gesto de asco - Simplemente horrible - Abrió la puerta del baño y miró lo que había - Ciertamente es mucho más de lo que suelen tener los recién llegados a la ciudad. Ahora, con tu permiso... - Le sonrió y entró al baño.

Se quitó la ropa y miró con resignación sus pantalones embarrados, se alegraba de no haber elegido sus mejores ropas para salir esa noche, pero el saber que tendría que regresar por la mañana con esa mancha en su trasero... Suspiró resignado, no había mucho que pudiera hacer, mientras pasaba agua a un balde metió la prenda adentro y la usó para hacer espuma con el jabón.

Cuando terminó de limpiarse se arrojó agua para enjuagarse, escurrio su ropa y la sacudió para ver qué tan bien habían quedado. No era lo mejor, pero al menos estarían limpios “¿Hace cuánto tiempo no lavabas tu propia ropa?” pensó de pronto, la idea le resultó graciosa. Sin proponérselo esa noche había vivido varias experiencias que había creído que eran cosa del pasado, se sentía rejuvenecido, como encantado y... con ganas de más.

Salió del baño con sus ropas mojadas colgadas del brazo.

-Jajaja, no solo me encanta ¡Me fascina! Aunque... - Se miró a sí mismo, totalmente desnudo - Ahora siento que estoy en desventaja - De todos modos no parecía ni mínimamente avergonzado de estar sin ropa.

Con mucha calma se acercó al baúl y dejó las prendas allí bien estiradas, con la esperanza de que dentro de algunas horas estuvieran secas. Ahora que estaban seguros dentro de una habitación, donde nadie podría interrumpirlos, Matt se aseguraría de tomarse su tiempo para disfrutar de cada minuto, y eso incluía incluso los momentos en los que sólo se miraban.

No se decidía si quería sentarse y decirle que se desvista frente a él, o sí acercarse y desvestirlo con sus propias manos. Al final se decidió por lo segundo, ya tenía demasiada gente que se desnudaba frente a él sólo porque se los ordenaba, así que se acercó a Hadden y lo acorralo contra la ventana.

-Déjame ayudarte - Desabrochó lentamente la ropa del muchacho, jugando con la ansiedad de este, disfrutando como cuando se abría una fruta difícil, a sabiendas que lo que esperaba adentro sería sumamente dulce.

Lo seguí con la mirada por el cuarto, observando cada uno de sus movimientos, pero manteniendo el rango de mis ojos a la altura de los de él. Sonreí cuando se acercó y quedé entre él, y la ventana cerrada. Era evidente que intentaba ponerme nervioso con todo aquello, pero no sabía si era que el efecto del alcohol se estaba difuminando o la descarga del encuentro con los hombres armados, pero me sentía extrañamente en paz.

¿Sabes? Creo que me gustas más ahora que en el bar, "Matt"- me había dado la impresión de ser solamente un hombre algo estirado. Encantador, si. Pero ahora tenía algo más… Humano, por así decirlo. No sabía cómo describirlo, pero me encantaba.

Lo dejé hacer con mi ropa lo que quisiera mientras recorría su piel con los dedos, observando cada rasgo, cada marca. Me detuve un momento en una cicatriz algo importante en la parte baja del abdomen, antes de seguir por otras más pequeñas. Era evidente que no era la primera vez que le apuntaban con un cuchillo. Y al parecer, muchos habían tenido mejor puntería que nuestros amigos.

Cuando se deshizo de mi pantalón subí la mano hasta su nuca para acercarlo en un beso lento, similar al primero de la noche, sin dejarlo seguir con el resto de la ropa y con la diferencia que ahora sentía el calor de su cuerpo contra mi piel.

Sin darme cuenta, apoyé mi espalda contra la ventana que se abrió de golpe, lo que hizo que me acerque más a Matt por el sobresalto y me reí un poco -¿Me vas a tirar de un primer piso?- estar entre un extraño y una ventana que daba al vacío no era una muy buena situación que digamos.

Cerré nuevamente la ventana con una mano y lo empujé hasta dejarlo sentado en la cama y me senté a horcajadas sobre su regazo, esta vez besándolo de forma más intensa y apasionada. Usualmente siempre intentaba mantener la situación bajo control, con ciertos límites establecidos por razones obvias. Pero esta vez estaba muy lejos de todo eso. Me acerqué a su oído -Puedes hacer lo que quieras- susurré con una leve sonrisa antes de besarlo de nuevo.

Fue una sorpresa para ambos que la ventana se abriera, ensimismado como estaba Matthew siquiera se percató de cuan estable era el sitio en el que se habían apoyado. El cuerpo del joven se sentía muy bien, hacía varios años que no estaba con otro hombre y el contraste con el cuerpo femenino era un componente novedoso que encendía el ánimo del Humano. Dejó escapar una risa cuando Hadden comentó lo de dejarlo caer, pero en lugar de responder con palabras, lo hizo con acciones, agarrándolo del trasero con ambas manos, como asegurándole de que no lo soltaría.

Iba a llevarlo así a la cama, pero no fue necesario, Hadden se le adelantó, y fue Matthew quien terminó sentado en la misma. El Licántropo se le sentó arriba y continuó besándolo, se sentía extraño que su contraparte tomara la iniciativa, por lo general las personas buscaban ser convencidas, por toda esa tontería del “que dirán” sí se entregaban a sus instintos más primitivos sin haber opuesto un poco de resistencia antes.

Suspiró encantado cuando escuchó sus palabras, era justo lo que necesitaba oír...

Cuando abrió los ojos ya era de día, por lo fuerte que estaba el sol podía adivinar que era bastante tarde, aún así sentía que había dormido muy poco, y unos ligeros tintes de resaca le advertían que tendría por delante una jornada muy dura. Su compañero aun estaba dormido, usando uno de los brazos de Matt como almohada, se veía sumamente tierno allí acurrucado.

Pero las relaciones de una noche eran eso, sólo por una noche.

Con mucho cuidado Owens fue sacando el brazo, luego se sentó en el borde de la cama para darle tiempo a su cuerpo, lo único que deseaba es no estar tan mal como para poder regresar a casa sin pasar por una escena vergonzosa. “El cuarto no gira, esa es una buena señal” pensó y sonrió de medio lado, luego fue en busca de su ropa, aún estaba un poco húmeda. Intentó ser tan silencioso como fue posible, no porque se estuviera escapando de una situación vergonzosa, más bien era para que Hadden pudiera seguir durmiendo con tranquilidad.

Agarró las llaves y las puso despacio en la cerradura, de todos modos al girarla fue imposible evitar el “click”, abrió la puerta y miró al Licántropo por última vez “En verdad es muy bello...” pensó Matthew, sacudió de la cabeza, apartando ideas poco convenientes.

Luego salió y con paso acelerado se alejó de la peligrosa tentación.