Mal de amores [Trabajo]
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Mal de amores [Trabajo]
-Debería ser aquí.- concluyó Alisha en la entrada del pueblo, comparando su libretita con notas y el anuncio que había arrancado del tablón. –Por fin llegamos, es hora de hacer justicia.-
-Me alegra que te tomes tan en serio el honor de una doncella.- contestó su acompañante con tono alegre. Puede que sus constantes discursos sobre caballería estuvieran entrando en su densa cabeza.
-Si…exacto…. Doncella…- dijo incomoda mirando hacia todos lados menos hacia su caballera. Y Elaine no tardo demasiado en entender el motivo, arrancándole el anuncio de las manos y releyéndolo. Si, efectivamente, tal como recordaba.
-Estamos aquí porque uso una galleta, ¿cierto?- no había enfado en su voz, ni siquiera decepción, solo…resignación.
-Alguien con el poder de hacer galletas mágicas, ¡¿Y LAS USA PARA EL MAL?! ¡Intolerable! Más le vale que haya sido un accidente, ¡o nos encargaremos de que caiga sobre ella retribución divina!-
-No creo que haya ningún dios con tanto afecto hacia las galletas como tu.-
-Por supuesto que sí, seguro que hay alguna diosa de los dulces.- decretó la vampiresa, mientras empezaba a andar por el pueblo. Varias cabezas se giraron al oír su llamada, pero la mayoría suspiraron y volvieron a sus cosas en cuando las vieron bien. Lo primero era asegurarse un lugar donde dormir, así que fueron a la taberna, donde un tabernero con el cielo en las nubes las recibió. Más o menos, no parecía darse cuenta de que estaban, a pesar de que en teoría estaba sirviendo la barra. –Boop.- dijo Alisha, dándole con el dedo en la nariz, lo que por fin le trajo de vuelta al mundo de los vivos. -¿En que pensabas?-
-Ah, en Sofía, mi amada. Sus ojos son del azul más puro y su cabello d…-
-Oh, suena genial, pero esperábamos encontrar una habitación, ¿hay libres?- interrumpió, viendo como el resto de borrachos alzaban la mirada al oír el nombre. Así que esa era su objetivo. Tendría que enterarse de la dirección de esa chiquilla. De parte de otra mujer, por si acaso, no quería que se les ocurrieran ideas raras. Recibió con la mano abierta las llaves y subió a su habitación, sin darse cuenta de que el hombre se había olvidado de cobrarles. Puede que el problema se solucionara con simple alquimia, lo probaría primero, sino…bueno, tendrían que ponerse serias con la bruja.
-Me alegra que te tomes tan en serio el honor de una doncella.- contestó su acompañante con tono alegre. Puede que sus constantes discursos sobre caballería estuvieran entrando en su densa cabeza.
-Si…exacto…. Doncella…- dijo incomoda mirando hacia todos lados menos hacia su caballera. Y Elaine no tardo demasiado en entender el motivo, arrancándole el anuncio de las manos y releyéndolo. Si, efectivamente, tal como recordaba.
-Estamos aquí porque uso una galleta, ¿cierto?- no había enfado en su voz, ni siquiera decepción, solo…resignación.
-Alguien con el poder de hacer galletas mágicas, ¡¿Y LAS USA PARA EL MAL?! ¡Intolerable! Más le vale que haya sido un accidente, ¡o nos encargaremos de que caiga sobre ella retribución divina!-
-No creo que haya ningún dios con tanto afecto hacia las galletas como tu.-
-Por supuesto que sí, seguro que hay alguna diosa de los dulces.- decretó la vampiresa, mientras empezaba a andar por el pueblo. Varias cabezas se giraron al oír su llamada, pero la mayoría suspiraron y volvieron a sus cosas en cuando las vieron bien. Lo primero era asegurarse un lugar donde dormir, así que fueron a la taberna, donde un tabernero con el cielo en las nubes las recibió. Más o menos, no parecía darse cuenta de que estaban, a pesar de que en teoría estaba sirviendo la barra. –Boop.- dijo Alisha, dándole con el dedo en la nariz, lo que por fin le trajo de vuelta al mundo de los vivos. -¿En que pensabas?-
-Ah, en Sofía, mi amada. Sus ojos son del azul más puro y su cabello d…-
-Oh, suena genial, pero esperábamos encontrar una habitación, ¿hay libres?- interrumpió, viendo como el resto de borrachos alzaban la mirada al oír el nombre. Así que esa era su objetivo. Tendría que enterarse de la dirección de esa chiquilla. De parte de otra mujer, por si acaso, no quería que se les ocurrieran ideas raras. Recibió con la mano abierta las llaves y subió a su habitación, sin darse cuenta de que el hombre se había olvidado de cobrarles. Puede que el problema se solucionara con simple alquimia, lo probaría primero, sino…bueno, tendrían que ponerse serias con la bruja.
Alisha Lessard
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Re: Mal de amores [Trabajo]
-¿¡Cómo OSAN!?- refunfuñaba la mausu blanca, con gestos dramáticos mientras caminaba presurosa, el tablón era claro y no podía creer, lo que sus cuencas negras veían. Alguien usaba sagradas galletas para causar estragos. La víctima era un daño colateral del verdadero e inocente maltrato. Pero claro cualquiera que la viera vería a un roedor blanco de medio metro de alto que entre gruñidos, y chillidos maldecía en palabras infantiles y hasta inocentes, el cómo podía usar una de las maravillas de la creación culinaria como arma.
-Esos, esa ahh mota de pelusa apestosa, tchick, corrompersh una maravilla como las galletas.- Negó muchas veces hasta que se mareo y de no ser por el joven que iba manejando la carreta seguro del mareo hubiera rodado.
-No crees que exageras un poqui auuch.- El conductor de nombre Ardien (Adrien, pecoso y pelirrojo) se sobo el brazo que la mausu había picado con una de sus pequeñas flechas y luego la volvió a guardar en el carcaj.
-Claro que no, la masa dulce es sagrada, brinda energía y dulzura a la vida como la conochemosh.- Dijo inspirada el roedor blanco denominado como Fufu en su alias. Luego volvió a sentarse hasta que llegaron a su destino, y con el uso de la vara de mono bajo sin ayuda del carromato. -Gracias por el aventón, y si la cosa es cierta, tal vesh devash correr, tchick, o serás enguluido por la malvisión.
-Sabes si dijeras eso en la noche y a la luz de una hoguera darias mucho miedo, pero ahora...- Se quedó callado cuando Mi´Mit saco la flecha y se disponía a apuntar.-¡¡No dije nada nada!!
La ratoncita rio un poco y se dirigió a su destino cuando oyó a alguien decir algo de una diosa de los dulces. Una pareja estaba cerca y se le adelantaron con tal rapidez en sus pasos que solo poniéndose en cuatro los alcanzo cuando estuvieron en la taberna y mientras recuperaba el aliento esperaba de alguna manera que alguno de los ahí metidos le dijera algo por su naturaleza roedora, pero nada, parecían embelesados solo se disiparon cuando se mencionó el nombre de Sofia, y la mausu ni tarda ni perezosa lo escribió en su cuaderno, y de nuevo la chica pálida que olía muy fuerte a algo ferroso se le iba, pensó entre seguirla y tratar con el tabernero, pero su mirada ida no le dio buena señal y mejor corrió hacia la chica, olfateando dio con el cuarto donde toco sin más. Al parecer iban por el mismo objetivo.
-Esos, esa ahh mota de pelusa apestosa, tchick, corrompersh una maravilla como las galletas.- Negó muchas veces hasta que se mareo y de no ser por el joven que iba manejando la carreta seguro del mareo hubiera rodado.
-No crees que exageras un poqui auuch.- El conductor de nombre Ardien (Adrien, pecoso y pelirrojo) se sobo el brazo que la mausu había picado con una de sus pequeñas flechas y luego la volvió a guardar en el carcaj.
-Claro que no, la masa dulce es sagrada, brinda energía y dulzura a la vida como la conochemosh.- Dijo inspirada el roedor blanco denominado como Fufu en su alias. Luego volvió a sentarse hasta que llegaron a su destino, y con el uso de la vara de mono bajo sin ayuda del carromato. -Gracias por el aventón, y si la cosa es cierta, tal vesh devash correr, tchick, o serás enguluido por la malvisión.
-Sabes si dijeras eso en la noche y a la luz de una hoguera darias mucho miedo, pero ahora...- Se quedó callado cuando Mi´Mit saco la flecha y se disponía a apuntar.-¡¡No dije nada nada!!
La ratoncita rio un poco y se dirigió a su destino cuando oyó a alguien decir algo de una diosa de los dulces. Una pareja estaba cerca y se le adelantaron con tal rapidez en sus pasos que solo poniéndose en cuatro los alcanzo cuando estuvieron en la taberna y mientras recuperaba el aliento esperaba de alguna manera que alguno de los ahí metidos le dijera algo por su naturaleza roedora, pero nada, parecían embelesados solo se disiparon cuando se mencionó el nombre de Sofia, y la mausu ni tarda ni perezosa lo escribió en su cuaderno, y de nuevo la chica pálida que olía muy fuerte a algo ferroso se le iba, pensó entre seguirla y tratar con el tabernero, pero su mirada ida no le dio buena señal y mejor corrió hacia la chica, olfateando dio con el cuarto donde toco sin más. Al parecer iban por el mismo objetivo.
Última edición por Mi´Mit el Sáb Sep 19 2020, 05:14, editado 1 vez
Mi´Mit
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Re: Mal de amores [Trabajo]
-Ah, hogar, dulce hogar.- dijo Alisha, tumbándose en la cama, sacándose las botas después del viaje. Notó, casi sobrenaturalmente, a Elaine abrir la boca para protestar, pero ella fue más rápida. -El hogar es allí donde tienes el corazón El, y la cama es mullidisima…-
-¿Y bien? Cuál es el plan?- dijo ella, intentando cambiar de tema.
-Bueno, podría intentar algo para purgar los efectos a los afectados, pero tardaríamos muchísimo aunque funcionara, así que estaba pensando en hacer una versión contraria al perfume de Freya, ¿sabes? Algo que la haga fea.- puede que El se quejara de que hacia las cosas sin pensar, pero le había dado vueltas a como solucionar ese pequeño problema.
-Así que vas a… ¿inventar una nueva receta así como si nada? Pensaba que estabas aquí para vengarte de parte de esas pobres galletas…-
-¡Hey! ¡Son dos cosas diferentes! No voy a dejar a esa pobre chiquilla desamparada, ¡no sin al menos intentar hacer algo para ayudarla! Y luego, a por la bruja.-
-Ah, avanzar hacia la amenaza una vez no haya victimas…-
-No, seguirán habiendo víctimas, mientras esa bruja siga suelta, sin nadie que la controle…una a una, caerán presa de su maldad…-
-… Hablas de las galletas… ¿cierto?-
-No. Bueno, es decir… si, ¡pero piénsalo! ¡Todo el mal que podría hacer ofreciendo unas simples galletas a unos niños! ¡El caos, la herejía!- ya no podía resistir el impulso, y se levantó sobre su cama, puño al aire. –No descansaremos hasta que esos viles métodos sean desterrados, prohibidos…-
-Estabas espachurrada en tu cama hace ni siquiera diez segundos…- comentó. -Pero vale, reconozco que suena muy peligroso, aunque sospecho que por diferentes motivos. ¿Pero qué piensas hacer exactamente? Aunque averigüemos donde vive, no sabemos nada de ella, la situación podría desmadrarse muy rápido, y no pareces dispuesta a convencerla de que…huh… deponga sus malvadas técnicas.- pobre Elaine, nunca había sido muy de dulces, pero su señora estaba dispuesta a perdonar esa herejía debido a su inquebrantable lealtad, culpando parcialmente a como se había criado. Solo tenía que encontrar el dulce adecuado… y guardarle suficiente para que probara…
-A veces creo que no me escuchas, estamos en una misión sagrada, aunque siempre estoy dispuesta a perdonarla si se arrepiente profundamente de sus errores y jura no volver a hacerlo, el camino se presentará ante nosotras, como buenas enviadas de los cielos.-
-¿Esperas que de repente alguien toque a la puerta con la solución? No digas tonterías, debes tomártelo en serio, una bruja capaz de maldecir con malditas galletas podría ser muy pod…-
Toc toc toc.
-Es casualidad, no hay manera de que sea…- pero Alisha ya había saltado de su cama, abriendo la puerta.
-Bienvenido a la Cruzada, oh gran héroe. Prepárate, pues nos enfrentamos al mal en estado puro.- dijo dramáticamente, con una mano en la cara y el brazo alzado dramáticamente. Solo entonces miró al invitado…o lo intentó, teniendo que bajar bastante la cabeza hasta ver al roedor. Vestido, así que era un hombre bestia.
-¿Y bien? Cuál es el plan?- dijo ella, intentando cambiar de tema.
-Bueno, podría intentar algo para purgar los efectos a los afectados, pero tardaríamos muchísimo aunque funcionara, así que estaba pensando en hacer una versión contraria al perfume de Freya, ¿sabes? Algo que la haga fea.- puede que El se quejara de que hacia las cosas sin pensar, pero le había dado vueltas a como solucionar ese pequeño problema.
-Así que vas a… ¿inventar una nueva receta así como si nada? Pensaba que estabas aquí para vengarte de parte de esas pobres galletas…-
-¡Hey! ¡Son dos cosas diferentes! No voy a dejar a esa pobre chiquilla desamparada, ¡no sin al menos intentar hacer algo para ayudarla! Y luego, a por la bruja.-
-Ah, avanzar hacia la amenaza una vez no haya victimas…-
-No, seguirán habiendo víctimas, mientras esa bruja siga suelta, sin nadie que la controle…una a una, caerán presa de su maldad…-
-… Hablas de las galletas… ¿cierto?-
-No. Bueno, es decir… si, ¡pero piénsalo! ¡Todo el mal que podría hacer ofreciendo unas simples galletas a unos niños! ¡El caos, la herejía!- ya no podía resistir el impulso, y se levantó sobre su cama, puño al aire. –No descansaremos hasta que esos viles métodos sean desterrados, prohibidos…-
-Estabas espachurrada en tu cama hace ni siquiera diez segundos…- comentó. -Pero vale, reconozco que suena muy peligroso, aunque sospecho que por diferentes motivos. ¿Pero qué piensas hacer exactamente? Aunque averigüemos donde vive, no sabemos nada de ella, la situación podría desmadrarse muy rápido, y no pareces dispuesta a convencerla de que…huh… deponga sus malvadas técnicas.- pobre Elaine, nunca había sido muy de dulces, pero su señora estaba dispuesta a perdonar esa herejía debido a su inquebrantable lealtad, culpando parcialmente a como se había criado. Solo tenía que encontrar el dulce adecuado… y guardarle suficiente para que probara…
-A veces creo que no me escuchas, estamos en una misión sagrada, aunque siempre estoy dispuesta a perdonarla si se arrepiente profundamente de sus errores y jura no volver a hacerlo, el camino se presentará ante nosotras, como buenas enviadas de los cielos.-
-¿Esperas que de repente alguien toque a la puerta con la solución? No digas tonterías, debes tomártelo en serio, una bruja capaz de maldecir con malditas galletas podría ser muy pod…-
Toc toc toc.
-Es casualidad, no hay manera de que sea…- pero Alisha ya había saltado de su cama, abriendo la puerta.
-Bienvenido a la Cruzada, oh gran héroe. Prepárate, pues nos enfrentamos al mal en estado puro.- dijo dramáticamente, con una mano en la cara y el brazo alzado dramáticamente. Solo entonces miró al invitado…o lo intentó, teniendo que bajar bastante la cabeza hasta ver al roedor. Vestido, así que era un hombre bestia.
Alisha Lessard
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Re: Mal de amores [Trabajo]
Su garrita quedo al aire en el cuarto toquido, hasta el pasillo había captado algunas palabras y pensaba como la chica, en pro de las galletas victimas de viles hechizos que profanaban su delicioso objetivo en la vida. Pero claro la pequeña Mi´mit, no sabía de magia, se distrajo de forma abrumadora levantando el hociquillo y reconociendo el aroma, ¿cómo había olvidado un aroma así? –Vampish.- Dijo en un susurro mirando a la chica de cabello castaño. No era un señalamiento negativo, de hecho le entro nostalgia pues un vampiro era quien le había incitado a viajar debido a su corta “esperanza de vida” según él.
-¡Fufu Papachón lista para la acción! Debemos alejar el mal de las galletas y de aquellos que las comen.- Dijo con euforia alzando el puño y luego abriendo la palma esperando el apretón amistoso que uniría el pacto. Ahora tocaba saber los planes e ideas del par por lo que tras el saludo inicial y sin esperar invitación paso a la habitación, para así evitar cualquier clase de problema por un roedor blanco de medio metro en el pasillo.
-Y bien, ¿haber alguna idea?- Se froto las patitas delanteras en parte para calentarlas y en parte para hacerse la interesante. Se preguntaba sí. –Oí que decían de hacer algo para que Sofía sea fea. ¿Puedes hacer algo como eso? Creo tchik que sería mejor algo que la haga oler mal, o así, respilente, hay hierbas que ushamos en la aldea para que insectos no coman cosechash–Miro muy muy admirada a, las dos porque no sabía quién había dicho que pero se imaginaba que había sido quien había abierto la puerta con tanto entusiasmo.
Se curio la boca la pequeña roedora conteniendo un bostezo, la adrenalina del viaje y la aventura la mantuvieron activa pero ya era muy tarde y el sopor se empezaba a apoderar de la mausu blanca, se preguntó si podría dormir en la cama, pero aún no habían concretado los detalles de la búsqueda y captura de la villana más malévola de todo el mundo… La hechicera envenena galletas.
-¡Fufu Papachón lista para la acción! Debemos alejar el mal de las galletas y de aquellos que las comen.- Dijo con euforia alzando el puño y luego abriendo la palma esperando el apretón amistoso que uniría el pacto. Ahora tocaba saber los planes e ideas del par por lo que tras el saludo inicial y sin esperar invitación paso a la habitación, para así evitar cualquier clase de problema por un roedor blanco de medio metro en el pasillo.
-Y bien, ¿haber alguna idea?- Se froto las patitas delanteras en parte para calentarlas y en parte para hacerse la interesante. Se preguntaba sí. –Oí que decían de hacer algo para que Sofía sea fea. ¿Puedes hacer algo como eso? Creo tchik que sería mejor algo que la haga oler mal, o así, respilente, hay hierbas que ushamos en la aldea para que insectos no coman cosechash–Miro muy muy admirada a, las dos porque no sabía quién había dicho que pero se imaginaba que había sido quien había abierto la puerta con tanto entusiasmo.
Se curio la boca la pequeña roedora conteniendo un bostezo, la adrenalina del viaje y la aventura la mantuvieron activa pero ya era muy tarde y el sopor se empezaba a apoderar de la mausu blanca, se preguntó si podría dormir en la cama, pero aún no habían concretado los detalles de la búsqueda y captura de la villana más malévola de todo el mundo… La hechicera envenena galletas.
Mi´Mit
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Re: Mal de amores [Trabajo]
-Bienvenida Fufu.- dijo con su mejor sonrisa mientras la hacía pasar dentro después de estrecharle la pata, mirando de reojo a Elaine, que soltó un bufido de indignación. –Si, tenemos varias ideas, pero intentar neutralizar la maldición parece la mejor opción con la que empezar.- si eso no funcionaba, bueno, podrían…escalar.
-Podríamos probar eso también, si.- tendría que comprobar primero que era seguro, pero no podían permitirse descartar cualquier idea que fuera a hacerla más repelente antes de empezar. Tenía esbozo de un plan, así que era hora de ponerlo en marcha, pero su nueva compañeras de batallas bostezo, lo que suponía un problema.
Es decir, era una vampira, hacia cosas de noche. Y la roedora, pues claramente no. Y no se trataba de un plan o misión a contrarreloj, por lo que no había mucho beneficio en tenerla haciendo cosas de día mientras ella y Elaine trabajaban de noche.
-¿Porque no te tumbas un rato mientras yo y Elaine vamos a buscar donde diablos vive esa chiquilla? Y a buscar unas cuantas hierbas.- la solución fácil era que durmiera un poco durante media noche y durmiera con ellas durante el día a partir de ahora, uniéndose al escuadrón de retribución divina.
En realidad, estaba bastante segura de que tenía todos los materiales necesarios con ella, pero quería darle unas horas de sueño a la roedora al menos, además de explorar un poco la zona. En cuando a donde vivía la pobre chiquilla, Sofía, recordaba por el anuncio que estaba con su madre y abuela, por lo que estaría en su casa, o en la de su abuela, si eran diferentes siquiera.
Saber dónde vivía Sofia fue fácil, solo tenía que escuchar el sonido de la balada que alguien estaba cantando bajo su balcón. Una horrible, horrible balada, sin una triste rima y desafinando tan mal que empezaba a tener un tic en el ojo. Alzó la ballesta discretamente, dispuesta a hace el mundo un lugar mejor, cuando la mano de Elaine se puso sobre su arma.
-Puede que las galletas también te hagan desafinar…- estaba mintiendo, o al menos no estaba muy convencida ella misma, pero existía la posibilidad… y no podía asaetar a un inocente, víctima de una maldición. Por más que quisiera con todo su corazón.
Le tiró una patata a la cabeza, eso si.
Su abuela tenía otra casa, razonablemente grande, lo suficiente como para que vivieran 3 personas como el anuncio decía, aunque lucia muy muy vieja. Y a pesar de ser de noche, veía pocas luces, ni una ventana abierta. Parecía el lugar adecuado. Bien. Iría a dar un paseo por el bosque y volvería a la taberna, no sabía cuánto tardaría en reunir información y lo mejor sería presentarse ante la chiquilla con al menos una posible solución.
-Podríamos probar eso también, si.- tendría que comprobar primero que era seguro, pero no podían permitirse descartar cualquier idea que fuera a hacerla más repelente antes de empezar. Tenía esbozo de un plan, así que era hora de ponerlo en marcha, pero su nueva compañeras de batallas bostezo, lo que suponía un problema.
Es decir, era una vampira, hacia cosas de noche. Y la roedora, pues claramente no. Y no se trataba de un plan o misión a contrarreloj, por lo que no había mucho beneficio en tenerla haciendo cosas de día mientras ella y Elaine trabajaban de noche.
-¿Porque no te tumbas un rato mientras yo y Elaine vamos a buscar donde diablos vive esa chiquilla? Y a buscar unas cuantas hierbas.- la solución fácil era que durmiera un poco durante media noche y durmiera con ellas durante el día a partir de ahora, uniéndose al escuadrón de retribución divina.
En realidad, estaba bastante segura de que tenía todos los materiales necesarios con ella, pero quería darle unas horas de sueño a la roedora al menos, además de explorar un poco la zona. En cuando a donde vivía la pobre chiquilla, Sofía, recordaba por el anuncio que estaba con su madre y abuela, por lo que estaría en su casa, o en la de su abuela, si eran diferentes siquiera.
Saber dónde vivía Sofia fue fácil, solo tenía que escuchar el sonido de la balada que alguien estaba cantando bajo su balcón. Una horrible, horrible balada, sin una triste rima y desafinando tan mal que empezaba a tener un tic en el ojo. Alzó la ballesta discretamente, dispuesta a hace el mundo un lugar mejor, cuando la mano de Elaine se puso sobre su arma.
-Puede que las galletas también te hagan desafinar…- estaba mintiendo, o al menos no estaba muy convencida ella misma, pero existía la posibilidad… y no podía asaetar a un inocente, víctima de una maldición. Por más que quisiera con todo su corazón.
Le tiró una patata a la cabeza, eso si.
Su abuela tenía otra casa, razonablemente grande, lo suficiente como para que vivieran 3 personas como el anuncio decía, aunque lucia muy muy vieja. Y a pesar de ser de noche, veía pocas luces, ni una ventana abierta. Parecía el lugar adecuado. Bien. Iría a dar un paseo por el bosque y volvería a la taberna, no sabía cuánto tardaría en reunir información y lo mejor sería presentarse ante la chiquilla con al menos una posible solución.
Alisha Lessard
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Re: Mal de amores [Trabajo]
Parpadeaba, sus pequeñas cuentas negras que pasaban por ojos estaban comenzando a pesar, no es que fuera plenamente diurna, pero entre el ir y el venir no había dormido lo suficiente y como buen roedor que se respeta requería su sueño reparador en un lugar cálido y aunque ansiaba iniciar la aventura aceptó que estar más dormida que despierta no ayudaría y menos si lo que debían lograr era la salvación de las galletas… Y Sofía... Y Sofía. Se hizo acordar.
-No es honroso, thchik pero, aceptaré la oferta, she requieren – conto con los dedos y alzo la patita diestra con el dedo extendido- De los seis ojosh para esta misión. Tchik. Ahsí que dormiré, y me uniré cuando las fuerzas eshten repuestas. –Se encamino a la cama que estaba algo revuelta, dejo sus cosas debajo de esta solo quedo con su vara de mono en las manos y tras usarla para subir a la cama se metió entre las cobijas y se hizo ovillo en un rincón, mera costumbre, las camas tan grandes eran frías si se estiraba, pero cuando se cogía calor eran buenas para rodar y extenderse cuan larga era panza abajo. Le hubiera gustado decir más pero no tardo en caer dormida ante a calidez de la cama, las mantas y comenzaron los pequeños ronquidos.
Ahí se encontraba la mausu despatarrada un rato después moviendo la patita derecha pateando la cobija, estaba en un sueño inquieto, veía una imagen de una chica, mausu, de vetitas rubias con un curioso vestido verde corriendo en la colina llorando por su desdicha cuando se tomó en una fiesta de te donde, una galleta parlante de limón lloraba desconsolada porque una galleta parlante de chocolate prefiere estar con una galleta parlante de vainilla, ya que la de vainilla es más dulce y romántica que la de limón, la cual es muy agria. Así que sus males de amores no eran nada, porque ella solo tenía que rodar sobre plantas y espantaría su desdicha, en cambio la galleta parlante de limón no podía cambiar su agrió sabor para competir con la dulce vainilla.
Apretó los ojitos, -Fen gasheta de limón yo si te quiero.- Dijo Mi´Mit estirándose, yendo tras la galleta parlante de limón, pero esta estaba muy lejos llorando por la galleta parlante de vainilla, y, y, y, se despertó rodando por el suelo, la galleta había huido y ella despertaba con un tremendo susto de caer al vacío, se sobo el chipote y recordó el sueño.- ¡LIMONCILLO!
Grito con aire triunfal, se empapo un poco la cara para despertar, y tomando sus cosas, aún estaba oscuro así que supuso sus compañeras; de la que solo de Elaine sabía el nombre; estarían en su investigación. Así partió y busco sus aromas en tan variopinto lugar, se elevó sobre sus pata, y con los pelos erizados corrió en dirección allá donde el olfato le guiara, le alejo un poco cuando oyó unos chillidos que alguien quería hacer pasar por canción, maldiciendo la lluvia de papas
- Deferian liferar a ese pofre animal del sufrimiento.- Mascullo, y para dejar de oírlo se internó en el bosque… Pero ¿que buscaba? Se detuvo a pensar, a si, a la vampira y el limoncillo. Olisqueo y ahí estaba la planta, la condenada podría pasar por mala hierba, y de no ser por su poder, seguro serviría de ensalada, entre eso y su sabor amargo… Cogió unas cuantas ramitas con bastantes hojas espesas y verdes.- Ahora ahora, a si Elaine.- Dijo sacando su cuaderno y anotando a las dos compañeras. Pero desistió de la idea. El limoncillo le estaba aturdiendo el olfato, y mejor emprendió el retorno a la posada. Notó que había dormido poco pero tras escabullirse en la taberna posada, volvió a llegar al cuarto y esperar separando las hojitas de la planta. Era muy efectiva para repeler plagas, y podría considerar a los que perseguían a la chica como una verdadera plaga.
-No es honroso, thchik pero, aceptaré la oferta, she requieren – conto con los dedos y alzo la patita diestra con el dedo extendido- De los seis ojosh para esta misión. Tchik. Ahsí que dormiré, y me uniré cuando las fuerzas eshten repuestas. –Se encamino a la cama que estaba algo revuelta, dejo sus cosas debajo de esta solo quedo con su vara de mono en las manos y tras usarla para subir a la cama se metió entre las cobijas y se hizo ovillo en un rincón, mera costumbre, las camas tan grandes eran frías si se estiraba, pero cuando se cogía calor eran buenas para rodar y extenderse cuan larga era panza abajo. Le hubiera gustado decir más pero no tardo en caer dormida ante a calidez de la cama, las mantas y comenzaron los pequeños ronquidos.
Ahí se encontraba la mausu despatarrada un rato después moviendo la patita derecha pateando la cobija, estaba en un sueño inquieto, veía una imagen de una chica, mausu, de vetitas rubias con un curioso vestido verde corriendo en la colina llorando por su desdicha cuando se tomó en una fiesta de te donde, una galleta parlante de limón lloraba desconsolada porque una galleta parlante de chocolate prefiere estar con una galleta parlante de vainilla, ya que la de vainilla es más dulce y romántica que la de limón, la cual es muy agria. Así que sus males de amores no eran nada, porque ella solo tenía que rodar sobre plantas y espantaría su desdicha, en cambio la galleta parlante de limón no podía cambiar su agrió sabor para competir con la dulce vainilla.
Apretó los ojitos, -Fen gasheta de limón yo si te quiero.- Dijo Mi´Mit estirándose, yendo tras la galleta parlante de limón, pero esta estaba muy lejos llorando por la galleta parlante de vainilla, y, y, y, se despertó rodando por el suelo, la galleta había huido y ella despertaba con un tremendo susto de caer al vacío, se sobo el chipote y recordó el sueño.- ¡LIMONCILLO!
Grito con aire triunfal, se empapo un poco la cara para despertar, y tomando sus cosas, aún estaba oscuro así que supuso sus compañeras; de la que solo de Elaine sabía el nombre; estarían en su investigación. Así partió y busco sus aromas en tan variopinto lugar, se elevó sobre sus pata, y con los pelos erizados corrió en dirección allá donde el olfato le guiara, le alejo un poco cuando oyó unos chillidos que alguien quería hacer pasar por canción, maldiciendo la lluvia de papas
- Deferian liferar a ese pofre animal del sufrimiento.- Mascullo, y para dejar de oírlo se internó en el bosque… Pero ¿que buscaba? Se detuvo a pensar, a si, a la vampira y el limoncillo. Olisqueo y ahí estaba la planta, la condenada podría pasar por mala hierba, y de no ser por su poder, seguro serviría de ensalada, entre eso y su sabor amargo… Cogió unas cuantas ramitas con bastantes hojas espesas y verdes.- Ahora ahora, a si Elaine.- Dijo sacando su cuaderno y anotando a las dos compañeras. Pero desistió de la idea. El limoncillo le estaba aturdiendo el olfato, y mejor emprendió el retorno a la posada. Notó que había dormido poco pero tras escabullirse en la taberna posada, volvió a llegar al cuarto y esperar separando las hojitas de la planta. Era muy efectiva para repeler plagas, y podría considerar a los que perseguían a la chica como una verdadera plaga.
Última edición por Mi´Mit el Jue Dic 17 2020, 07:01, editado 1 vez
Mi´Mit
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Re: Mal de amores [Trabajo]
Puede que silenciar a un horrible bardo no fuera exactamente una misión divina, sino algo más cercano a silenciar la competencia, por más ofensivo que le resultara a su señora la posibilidad de que ese… “maltratador de liras” pudiera considerarse en una categoría remotamente cercana a la suya.
Elaine se giró hacia ella cuando la oyó partir una ramita con las manos, sin duda pensando en lo mismo que ella, pero el propio ruido la trajo de vuelta a lo que estaba haciendo. -No pasa nada, no pasa nada. ¿Crees que venderán tomates algo pasados a estas horas?-
-Ya no va a estar allí Al…- se limitó a decir, distraídamente, apartando unas hojas con una de sus espadas. -¿Son esas las setas que buscabas?-
Habían estado buscando los ingredientes más raros durante casi media hora ya, y lo único que le faltaba era esa dichosa seta blanca, que debería haber crecido en la zona, por lo que en cuando su compañera le dijo eso, de inmediato se materializó a su lado. Arrancó la seta, blanca, con un sombrero que parecía estar lleno de agujeritos, y al apretarlo, liquido rojo salía como si sangrara. -¡Ese es! ¡Ya estamos!-
Empezó a emprender el camino de vuelta, mientras charlaba con Alisha. -¿Qué hacemos ahora? No queda mucho para el amanecer.-
-Volvemos, dormimos un rato, y hacemos la poción, y para entonces, ya será de noche y podremos ir a ver a esa pobre chiquilla.- aunque aún era de noche…podía hacer la poción ahora…
-Aún tenemos a tu…uh… compañera de cruzada en la habitación.- casi le dolía físicamente haber dicho esas palabras. Pero las dijo, porque era una caballera con un plan. -Nos faltan camas.-
-Oh, no te preocupes, seguro que pueden alquilarnos una habitación más…- ¿Que? Nono, eso no era parte del plan.
-¿Y tirar el dinero? Con lo sería que te habías puesto con eso de ahorrar en cualquier cosa que no fuera para nuestra supervivencia…- Elaine, su fiel caballera, citándole cosas que había dicho, ¿cosas con las que estaba en contra? No debería haberlo hecho, ahora sabia que tenia algo pensado.
-Elaine Beauclair, ¿tienes motivos ocultos?- preguntó sospechosa Alisha.
-¡No!- mintió descaradamente, mientras adelantaba el paso para que no se viera el rubor. -Pero siempre me dices que estamos ahorrando esto y lo otro, y cuando te resulta un inconveniente de verdad, prefieres pagar extra…- Una excusa creada al vuelo, pero pareció funcionar, a juzgar por el silencio que siguió.
-Vale, tienes razón, compartiremos cama.-
-¿Con la roedora?-
-¡Fufu! Y no, seguro que nunca dejarías de recordarme lo imprudente que sería eso si lo hiciera.- su cerebro paro en seco, necesitando unos segundos para recuperarse. No había esperado que funcionara, y ahora no sabía cómo continuar.
-¿Sabes? Creo que confiarían más en nosotras si hiciéramos la poción ante ellas, se asegurarían de que no es otra maldición o veneno o un filtro de amor o lo que fuera, deberíamos ir a la cama directamente.- hoy era su día de suerte, por probar…
-Mmmm, tiene sentido….- no podía creerse lo que oían sus orejas, pero efectivamente, en cuando llegaron a la taberna, subieron a su habitación y, abriendo la puerta en silencio, sin siquiera encender una vela siquiera, se fueron a la cama. Y efectivamente, su señora se acurrucó contra ella, de espaldas. -Quítate la armadura, no seas cochina.- susurró, y no tuvo que decirlo dos veces. Allí, apretujada en una cama con la cara contra la melena de su señora se estaba tan… en paz.
Puede que esa misión divina no fuera tan mala idea al fin y al cabo.
Elaine se giró hacia ella cuando la oyó partir una ramita con las manos, sin duda pensando en lo mismo que ella, pero el propio ruido la trajo de vuelta a lo que estaba haciendo. -No pasa nada, no pasa nada. ¿Crees que venderán tomates algo pasados a estas horas?-
-Ya no va a estar allí Al…- se limitó a decir, distraídamente, apartando unas hojas con una de sus espadas. -¿Son esas las setas que buscabas?-
Habían estado buscando los ingredientes más raros durante casi media hora ya, y lo único que le faltaba era esa dichosa seta blanca, que debería haber crecido en la zona, por lo que en cuando su compañera le dijo eso, de inmediato se materializó a su lado. Arrancó la seta, blanca, con un sombrero que parecía estar lleno de agujeritos, y al apretarlo, liquido rojo salía como si sangrara. -¡Ese es! ¡Ya estamos!-
Empezó a emprender el camino de vuelta, mientras charlaba con Alisha. -¿Qué hacemos ahora? No queda mucho para el amanecer.-
-Volvemos, dormimos un rato, y hacemos la poción, y para entonces, ya será de noche y podremos ir a ver a esa pobre chiquilla.- aunque aún era de noche…podía hacer la poción ahora…
-Aún tenemos a tu…uh… compañera de cruzada en la habitación.- casi le dolía físicamente haber dicho esas palabras. Pero las dijo, porque era una caballera con un plan. -Nos faltan camas.-
-Oh, no te preocupes, seguro que pueden alquilarnos una habitación más…- ¿Que? Nono, eso no era parte del plan.
-¿Y tirar el dinero? Con lo sería que te habías puesto con eso de ahorrar en cualquier cosa que no fuera para nuestra supervivencia…- Elaine, su fiel caballera, citándole cosas que había dicho, ¿cosas con las que estaba en contra? No debería haberlo hecho, ahora sabia que tenia algo pensado.
-Elaine Beauclair, ¿tienes motivos ocultos?- preguntó sospechosa Alisha.
-¡No!- mintió descaradamente, mientras adelantaba el paso para que no se viera el rubor. -Pero siempre me dices que estamos ahorrando esto y lo otro, y cuando te resulta un inconveniente de verdad, prefieres pagar extra…- Una excusa creada al vuelo, pero pareció funcionar, a juzgar por el silencio que siguió.
-Vale, tienes razón, compartiremos cama.-
-¿Con la roedora?-
-¡Fufu! Y no, seguro que nunca dejarías de recordarme lo imprudente que sería eso si lo hiciera.- su cerebro paro en seco, necesitando unos segundos para recuperarse. No había esperado que funcionara, y ahora no sabía cómo continuar.
-¿Sabes? Creo que confiarían más en nosotras si hiciéramos la poción ante ellas, se asegurarían de que no es otra maldición o veneno o un filtro de amor o lo que fuera, deberíamos ir a la cama directamente.- hoy era su día de suerte, por probar…
-Mmmm, tiene sentido….- no podía creerse lo que oían sus orejas, pero efectivamente, en cuando llegaron a la taberna, subieron a su habitación y, abriendo la puerta en silencio, sin siquiera encender una vela siquiera, se fueron a la cama. Y efectivamente, su señora se acurrucó contra ella, de espaldas. -Quítate la armadura, no seas cochina.- susurró, y no tuvo que decirlo dos veces. Allí, apretujada en una cama con la cara contra la melena de su señora se estaba tan… en paz.
Puede que esa misión divina no fuera tan mala idea al fin y al cabo.
Alisha Lessard
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Re: Mal de amores [Trabajo]
Tras su gran hazaña por fin guardo en una bolsita sus hojas de limoncillo, las ramitas y todo quedo perfectamente acomodado en su mochila. Comió su ración de escarabajos y chocolate mientras veía los detalles de la habitación y decisión emprender la delicada misión de dormir, para acoplar su horario con la vampiresa. Volvió a trepar la cama y se sintió algo mal porque pues, no había aportado por ese cuarto por lo que dejo unos cuantos aeros en la mesita junto a la otra cama y se volvía a dormir. Estuvo algo inquieta, veía tomates rodar presurosos y uno de ellos le topaba en el tobillo y le decía “LANZAME NO PUEDO OIRLO MAS” con una voz estridente, como uñas rasgando una pizarra y lo lanzaba lejos hasta oír un ahogado “NAAA” y entendía el porqué de los tomates, un bardo tocaba rasposamente una lira que chillaba desentonada pero no tanto como los graznidos del bardo. Despertó con los pelos de la cara despeinados, y había mucho ruido, miro alrededor y había en la otra cama dos figuras apeñuscadas durmiendo,
-Que pas.. Ahh –recordó a la brevedad el por qué estaba ahí y entendió que el ruido del día en la taberna le había despertado, bostezo y volvió a acurrucarse. No era una mausu floja, y no quería desperdiciar así el día, pero tampoco quería despertar a sus compañeras, y estar dormitando en la noche cuando se podrían a trabajar en la maldición infame de las galletas. Bebió algo de agua de su cantimplora y busco calorcito para volver a dormir. Y entonces tuvo el sueño de las galletas de nuevo, pero ahora lograba atrapar a la galleta de limón y para probar que si la quería le arranco un pedacito que se comio gustosa. Se relamio los bigotes y por fin volvió a despertar, corrió fuera del cuarto para ir a cubrir necesidades no santas, lavar la cara y tras acomodar sus bigotes regreso al cuarto, ya era de nuevo de noche y se sentía fresca como la lechuga y pensaba seriamente en conseguir alletas no malditas de limón.
-Buenas noches, hoy es una gran noche, tchick –Dijo con todo el ánimo mientras se rascaba una mejilla- Ayer decían de algo para voltear lo que hacían esas pobres galletas mal usadas. Y recordhe que en la aldea usamos esto – Busco y luego extendió una ramita de forma dramática ante las vampiresas.- Limoncillo, es una planta para ahuyentar plagas. Y pues los hombres que siguen a la chica son una plaga…
¿Y como no iban a serlo? Si todos cantaban así de mal, seguro la pobre victima estaría ya sorda. Se sentó en la cama y espero a que la mas entusiasta de las compañeras hiciera lujo de su energía para saber que harían, después de todo la mausu había dormido demasiado y ahora solo pensaba en las pobres galletas sufriendo a mano de la bruja.
-Que pas.. Ahh –recordó a la brevedad el por qué estaba ahí y entendió que el ruido del día en la taberna le había despertado, bostezo y volvió a acurrucarse. No era una mausu floja, y no quería desperdiciar así el día, pero tampoco quería despertar a sus compañeras, y estar dormitando en la noche cuando se podrían a trabajar en la maldición infame de las galletas. Bebió algo de agua de su cantimplora y busco calorcito para volver a dormir. Y entonces tuvo el sueño de las galletas de nuevo, pero ahora lograba atrapar a la galleta de limón y para probar que si la quería le arranco un pedacito que se comio gustosa. Se relamio los bigotes y por fin volvió a despertar, corrió fuera del cuarto para ir a cubrir necesidades no santas, lavar la cara y tras acomodar sus bigotes regreso al cuarto, ya era de nuevo de noche y se sentía fresca como la lechuga y pensaba seriamente en conseguir alletas no malditas de limón.
-Buenas noches, hoy es una gran noche, tchick –Dijo con todo el ánimo mientras se rascaba una mejilla- Ayer decían de algo para voltear lo que hacían esas pobres galletas mal usadas. Y recordhe que en la aldea usamos esto – Busco y luego extendió una ramita de forma dramática ante las vampiresas.- Limoncillo, es una planta para ahuyentar plagas. Y pues los hombres que siguen a la chica son una plaga…
¿Y como no iban a serlo? Si todos cantaban así de mal, seguro la pobre victima estaría ya sorda. Se sentó en la cama y espero a que la mas entusiasta de las compañeras hiciera lujo de su energía para saber que harían, después de todo la mausu había dormido demasiado y ahora solo pensaba en las pobres galletas sufriendo a mano de la bruja.
Mi´Mit
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Re: Mal de amores [Trabajo]
Alisha se despertó un poco…. Comprimida, con Elaine abrazándola con toda su fuerza. Que era mucha, la verdad, pero de alguna manera se las arregló para desenredarse y se sentó en la cama. La roedora también estaba despierta, y sacudió a Elaine con el pie para despertarla mientras se desperezaba.
Miró la planta ofrecida por Fufu, algo confusa. No estaba segura si funcionaria con un concepto de plaga tan… abstracto, pero desde luego valía la pena probarlo, puede que un brazalete o un anillo de flores, para ayudarla a animarse, aunque en realidad hiciera poco. -¡Bien!- Sacudió más fuerte a El, que al fin soltó un gruñido y salió de la cama, apartando su pie de un manotazo. -Vamos a ver a esa mujer y probar la todopoderosa alquimia.- había preguntado el día anterior, estaba segura, aunque aún no había comprobado si vivía en su casa o en la de su abuela aun.
Se vistió adecuadamente, y luego se aseguró de que estaba presentable y espectacular, puesto que los héroes siempre tenían que lucir así cuando salvaban el día.
Empezó por la más probable, la casa de la abuela, una casa grande, pero vieja, seguramente construida por el padre de la anciana o alguna bonita historia familiar similar, ahora no importaba, solo las galletas lo eran. Llamó firmemente a la puerta, y una ancianita bajita, de pelo blanco, abrió un poco la puerta.
-¡Buenos d…- y recibió un portazo en la cara. -¿Hola?- llamó otra vez. -Estamos aquí por las galletas. ¿Por la bruja?-intentó, y la puerta se abrió un poquito., la anciana mirándola con un ojo a través de la rendija. -Soy una gran alquimista sabes. Seguro que puedo arreglarlo.- estaba segura, pues el amor triunfaría. El amor hacia las galletas, por supuesto, esa afrenta seria castigada. La puerta se abrió un poco más, y la anciana miró al grupo bien. Primero ella, luego a Elaine, y finalmente a la roedora. Cierto, pedía solo mujeres para evitar la maldición.
Pasaron unos segundos, y la anciana, aun sin decir nada, abrió la puerta del todo y las dejo pasar. Sofia estaba en el salón, con una lampara iluminando la sala ligeramente, muy ligeramente, como si tuvieran miedo de que la vieran, aunque no era nada que sus ojos de vampira no pudieran percibir. Sofia no… no era fea, ciertamente, pero tampoco la excepcional belleza que todo el pueblo parecía profesar, aunque esos rizos negros eran ciertamente bonitos.
-¿Qué opinas El?- susurró a su caballera.
-Tu eres mucho más bonita.- respondió ella, pero solo consiguió que pusiera los ojos en blanco.
-No te preocupes Sofia, ¡pues ya estamos aquí!- le dijo, arrodillándose a su lado. Nadie en esa casa les había hablado aun, y era raro, aunque en este caso, era porque la vampiresa seguía hablando, mitad para inspirarle confianza, mitad porque estaba emocionada con la posibilidad de hacer algo nuevo. -¿Has oído a hablar del perfume de Freya? Intentare algo similar, pero al revés, y superfuerte, estilo mofeta, para contrarrestar el efecto, solo necesito que me dejéis una olla, un fuego y un poco de agua, recogí las hierbas la noche pas…-
-¿Oleré mal?- interrumpió la chica.
-¿Ah? No, no debería. Es decir, no huele bien tampoco, pero no mal. Podría añadir unas cuantas cosas para mejorar el olor supongo…mmmm….- había una olla allí, llena de agua, encima de la chimenea, apagada. Seguramente estaban preparándose para hacer sopa esta noche. Pues tendrían que comer otra cosa, necesitaba la olla. Se aseguró que la leña estaba bien colocada y no iba a incendiar media casa y le prendió fuego, mientras empezaba a sacar cosas de su mochila. -Se que técnicamente no curara la maldición, pero seguro que apreciaras poder salir sin que te persigan, y además, puede que una vez se neutralice el efecto, simplemente…pase.- es decir, las maldiciones no eran su fuerte, pero tenia sentido que solo funcionaran una vez por persona. Espolvoreo un poco la olla con unas cuantas hierbas y tiró unas pocas hojas, agenciándose un cucharon y agitando un poco el mejunje. Descorchó una botella y vertió el contenido. -Pero no te preocupes, lo probaremos primero con un hombre aislado. Solo necesito un saco y un poco de cuerda.- y el hombre. -¿Elaine, crees que podrías….?-
-¿Atizarle a alguien en la cabeza, meterle un saco para que no vea y llevarlo aquí?- pregunto su caballero.
-¡Cuando lo dices así suena horrible! ¡Estamos haciendo una buena obra!-
Miró la planta ofrecida por Fufu, algo confusa. No estaba segura si funcionaria con un concepto de plaga tan… abstracto, pero desde luego valía la pena probarlo, puede que un brazalete o un anillo de flores, para ayudarla a animarse, aunque en realidad hiciera poco. -¡Bien!- Sacudió más fuerte a El, que al fin soltó un gruñido y salió de la cama, apartando su pie de un manotazo. -Vamos a ver a esa mujer y probar la todopoderosa alquimia.- había preguntado el día anterior, estaba segura, aunque aún no había comprobado si vivía en su casa o en la de su abuela aun.
Se vistió adecuadamente, y luego se aseguró de que estaba presentable y espectacular, puesto que los héroes siempre tenían que lucir así cuando salvaban el día.
Empezó por la más probable, la casa de la abuela, una casa grande, pero vieja, seguramente construida por el padre de la anciana o alguna bonita historia familiar similar, ahora no importaba, solo las galletas lo eran. Llamó firmemente a la puerta, y una ancianita bajita, de pelo blanco, abrió un poco la puerta.
-¡Buenos d…- y recibió un portazo en la cara. -¿Hola?- llamó otra vez. -Estamos aquí por las galletas. ¿Por la bruja?-intentó, y la puerta se abrió un poquito., la anciana mirándola con un ojo a través de la rendija. -Soy una gran alquimista sabes. Seguro que puedo arreglarlo.- estaba segura, pues el amor triunfaría. El amor hacia las galletas, por supuesto, esa afrenta seria castigada. La puerta se abrió un poco más, y la anciana miró al grupo bien. Primero ella, luego a Elaine, y finalmente a la roedora. Cierto, pedía solo mujeres para evitar la maldición.
Pasaron unos segundos, y la anciana, aun sin decir nada, abrió la puerta del todo y las dejo pasar. Sofia estaba en el salón, con una lampara iluminando la sala ligeramente, muy ligeramente, como si tuvieran miedo de que la vieran, aunque no era nada que sus ojos de vampira no pudieran percibir. Sofia no… no era fea, ciertamente, pero tampoco la excepcional belleza que todo el pueblo parecía profesar, aunque esos rizos negros eran ciertamente bonitos.
-¿Qué opinas El?- susurró a su caballera.
-Tu eres mucho más bonita.- respondió ella, pero solo consiguió que pusiera los ojos en blanco.
-No te preocupes Sofia, ¡pues ya estamos aquí!- le dijo, arrodillándose a su lado. Nadie en esa casa les había hablado aun, y era raro, aunque en este caso, era porque la vampiresa seguía hablando, mitad para inspirarle confianza, mitad porque estaba emocionada con la posibilidad de hacer algo nuevo. -¿Has oído a hablar del perfume de Freya? Intentare algo similar, pero al revés, y superfuerte, estilo mofeta, para contrarrestar el efecto, solo necesito que me dejéis una olla, un fuego y un poco de agua, recogí las hierbas la noche pas…-
-¿Oleré mal?- interrumpió la chica.
-¿Ah? No, no debería. Es decir, no huele bien tampoco, pero no mal. Podría añadir unas cuantas cosas para mejorar el olor supongo…mmmm….- había una olla allí, llena de agua, encima de la chimenea, apagada. Seguramente estaban preparándose para hacer sopa esta noche. Pues tendrían que comer otra cosa, necesitaba la olla. Se aseguró que la leña estaba bien colocada y no iba a incendiar media casa y le prendió fuego, mientras empezaba a sacar cosas de su mochila. -Se que técnicamente no curara la maldición, pero seguro que apreciaras poder salir sin que te persigan, y además, puede que una vez se neutralice el efecto, simplemente…pase.- es decir, las maldiciones no eran su fuerte, pero tenia sentido que solo funcionaran una vez por persona. Espolvoreo un poco la olla con unas cuantas hierbas y tiró unas pocas hojas, agenciándose un cucharon y agitando un poco el mejunje. Descorchó una botella y vertió el contenido. -Pero no te preocupes, lo probaremos primero con un hombre aislado. Solo necesito un saco y un poco de cuerda.- y el hombre. -¿Elaine, crees que podrías….?-
-¿Atizarle a alguien en la cabeza, meterle un saco para que no vea y llevarlo aquí?- pregunto su caballero.
-¡Cuando lo dices así suena horrible! ¡Estamos haciendo una buena obra!-
- Spoiler:
- Parte 1 del intento de alquimia para solventar la maldición.
Alisha Lessard
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Re: Mal de amores [Trabajo]
A Fufu le toco seguir al par a cuatro patas, eso de que le duplicaran o triplicaran el arco de las piernas era agotador y pensaba seriamente si algún perro como el labrador de su primer aventura serviría de montura. Pero entre lo que eran peras o manzanas llegaron a una gran casa vieja y un portazo.
-Bueno al menosh no a sido af mí por esta vez.- Rio la mausu pues era una reacción habitual al ver a un roedor de medio metro de altura y tras la aclaración de quienes eran y cual su misión aceptada les dieron paso. Dentro en penumbras se escondía Sofia, el daño colateral del embrujo en las tristes galletitas y que de no ser por sus ojos se habría topado con un par de cosas antes de llegar ahí a donde se refugiaba. Parecían un trío de tumbas aunque si sintió los ojos de la anciana sobre su pelambrera blanca y le causaba erizar el pelo de la nuca acercándose con precauciones a Elaine sujetándose la colita.
-¡Yo os acompaño, Fufu puede distraer a cualquiera para que este reciba su merecido con la varita del olvido!- Dijo la mausu, tras mirar atenta como se hacía el menjunje y el olor a hierbas inundaba el lugar, Sofia se levantó y miraba casi sobre el hombro de la vampiresa cocinera y la madre y abuela cuchicheaban tras ellas, sus orejas sensibles entendieron algo de “Más magia” con cierto tono entre quejas y resignación. Fue asi la roedora la primera en salir tras agenciarse un saco que estaba cerca a la fogata, esperaba que notaran que las papas habían rodado por media cocina y nadie trastabillara con el caldero. Tal vez debían rociar la cabaña.
-¿Y la alquimia esa es tan buena?- Siseo la pequeña mauso mientras andaban y se oía a la distancia unos versos desentonados, tanto o más que los de la noche anterior y miro con complicidad a Elaine.- Oh vamos lo está pidiendo a gritos… ¡¡Literal!!
Lo señalo con ambas manos como si fuera la obviedad con patas y liego tapándose las orejas cuando una cuerda de la lira se reventó en compás de una tonada aguda y desentonada… No podía describir el graznido que salía de esa garganta en un vano intento de hacer música.
-Bueno al menosh no a sido af mí por esta vez.- Rio la mausu pues era una reacción habitual al ver a un roedor de medio metro de altura y tras la aclaración de quienes eran y cual su misión aceptada les dieron paso. Dentro en penumbras se escondía Sofia, el daño colateral del embrujo en las tristes galletitas y que de no ser por sus ojos se habría topado con un par de cosas antes de llegar ahí a donde se refugiaba. Parecían un trío de tumbas aunque si sintió los ojos de la anciana sobre su pelambrera blanca y le causaba erizar el pelo de la nuca acercándose con precauciones a Elaine sujetándose la colita.
-¡Yo os acompaño, Fufu puede distraer a cualquiera para que este reciba su merecido con la varita del olvido!- Dijo la mausu, tras mirar atenta como se hacía el menjunje y el olor a hierbas inundaba el lugar, Sofia se levantó y miraba casi sobre el hombro de la vampiresa cocinera y la madre y abuela cuchicheaban tras ellas, sus orejas sensibles entendieron algo de “Más magia” con cierto tono entre quejas y resignación. Fue asi la roedora la primera en salir tras agenciarse un saco que estaba cerca a la fogata, esperaba que notaran que las papas habían rodado por media cocina y nadie trastabillara con el caldero. Tal vez debían rociar la cabaña.
-¿Y la alquimia esa es tan buena?- Siseo la pequeña mauso mientras andaban y se oía a la distancia unos versos desentonados, tanto o más que los de la noche anterior y miro con complicidad a Elaine.- Oh vamos lo está pidiendo a gritos… ¡¡Literal!!
Lo señalo con ambas manos como si fuera la obviedad con patas y liego tapándose las orejas cuando una cuerda de la lira se reventó en compás de una tonada aguda y desentonada… No podía describir el graznido que salía de esa garganta en un vano intento de hacer música.
Mi´Mit
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Re: Mal de amores [Trabajo]
Elaine miró a su señora, añadiéndole guarradas a una olla mientras murmuraba algo, asumiendo que iba a traerle un pobre desgraciado con el que probar su mejunje. Cambió su mirada a la abuela y la chiquilla. No… no parecían un peligro, pero no estaba muy cómoda dejándola sola con desconocidos, por más que ese caldero con vapores de colorines le diera cierto… respeto.
Lo haría rápido, esa era la mejor solución que podía pensar. Se fue con la roedora en busca de alguien, aunque no estaba muy segura de si dicha “varita del olvido” era un artefacto mágico o, más probablemente, una cachiporra. ¿Cómo de fuerte podía atizar un ratón, por más que midiera como un metro? No estaba segura, pero ella era perfectamente capaz de hacer el trabajo igualmente, la ayuda solo podría beneficiarla. -¿Para curar maldiciones?- dijo, respondiendo a la pregunta de la roedora. -No lo se, pero no creo que sirva, no con ingredientes normales. Pero la he visto hacer cosas muy raras. Pociones que te encojen, que hacen que te caiga un rayo, una que podría aterrorizar a cualquier ejercito…bueno, necesitarías un montón, pero funcionaria. Pero esto suena demasiado…sutil. Se le dan mejor las pociones de combate, como la del rayo o la inflamable.- no es que dudara de su señora, por supuesto que no, era increíble, pero… las maldiciones eran cosa seria, y había visto los precios de los materiales alquímicos realmente raros, aquellos que Alisha era demasiado ahorradora para adquirir. Exacto, no era su culpa, sino de estar trabajando con materiales básicos, sin duda.
Y de alguna manera, habían acabado cerca otra vez de ese supuesto bardo, el mismo al que había salvado la vida convenciendo a cierta vampira de gatillo fácil que no era su culpa que cantara tan mal. Miró a la roedora, que parecía estar sufriendo tanto como Alisha, aunque por motivos diferentes seguramente, los vampiros no tenían orejas tan grandes. -Necesitamos a un hombre… y aunque se note bastante si deja de cantar, no creo que nadie se quejara…- Sería obvio, sin duda, pero a la vez, nadie pestañearía si apalizaban a un mediocre bardo y se lo llevaban, puede que hasta las aplaudieran. Nadie se preguntaría porqué lo hacían o donde lo llevaban…
Cuando más lo pensaba, mejor sonaba. -¿Quieres… quieres atizarle tú?- preguntó con una sonrisa maliciosa. Quería ver esa vara del olvido, la verdad. Sacó la cabeza por la esquina, comprobando que efectivamente seguía allí, bajo el balcón, no subido a una escalera o alguna cosa rara similar, a ras del suelo, cómodamente atizabl
Lo haría rápido, esa era la mejor solución que podía pensar. Se fue con la roedora en busca de alguien, aunque no estaba muy segura de si dicha “varita del olvido” era un artefacto mágico o, más probablemente, una cachiporra. ¿Cómo de fuerte podía atizar un ratón, por más que midiera como un metro? No estaba segura, pero ella era perfectamente capaz de hacer el trabajo igualmente, la ayuda solo podría beneficiarla. -¿Para curar maldiciones?- dijo, respondiendo a la pregunta de la roedora. -No lo se, pero no creo que sirva, no con ingredientes normales. Pero la he visto hacer cosas muy raras. Pociones que te encojen, que hacen que te caiga un rayo, una que podría aterrorizar a cualquier ejercito…bueno, necesitarías un montón, pero funcionaria. Pero esto suena demasiado…sutil. Se le dan mejor las pociones de combate, como la del rayo o la inflamable.- no es que dudara de su señora, por supuesto que no, era increíble, pero… las maldiciones eran cosa seria, y había visto los precios de los materiales alquímicos realmente raros, aquellos que Alisha era demasiado ahorradora para adquirir. Exacto, no era su culpa, sino de estar trabajando con materiales básicos, sin duda.
Y de alguna manera, habían acabado cerca otra vez de ese supuesto bardo, el mismo al que había salvado la vida convenciendo a cierta vampira de gatillo fácil que no era su culpa que cantara tan mal. Miró a la roedora, que parecía estar sufriendo tanto como Alisha, aunque por motivos diferentes seguramente, los vampiros no tenían orejas tan grandes. -Necesitamos a un hombre… y aunque se note bastante si deja de cantar, no creo que nadie se quejara…- Sería obvio, sin duda, pero a la vez, nadie pestañearía si apalizaban a un mediocre bardo y se lo llevaban, puede que hasta las aplaudieran. Nadie se preguntaría porqué lo hacían o donde lo llevaban…
Cuando más lo pensaba, mejor sonaba. -¿Quieres… quieres atizarle tú?- preguntó con una sonrisa maliciosa. Quería ver esa vara del olvido, la verdad. Sacó la cabeza por la esquina, comprobando que efectivamente seguía allí, bajo el balcón, no subido a una escalera o alguna cosa rara similar, a ras del suelo, cómodamente atizabl
Alisha Lessard
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