Misión: Joslyn Waldemar [Evento Feria del Invierno 2º Parte]
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Misión: Joslyn Waldemar [Evento Feria del Invierno 2º Parte]
Un nuevo cliente entró en la caravana de la Lourdes de Arellano. La bruja se levantó de la silla y repitió la enseñada reverencia, la misma que dirigía a cada persona que entraba en la caravana.
—Siéntese, haga el favor — invitó la bruja —. ¿Quiere saber cómo le será su futuro y mejorarlo, con ayuda de mis hechizos y su cartera? — las educadas desviaciones eran cosas de jóvenes. Lourdes, que había vivido más inviernos de lo que sabía contar, prefería no andarse con segundas. — ¿Un amarre que haga enloquecer a la persona que ama, tal vez? ¿O, en contraposición, desea que maldiga a sus más aciagos enemigos? El infortunio caerá sobre ellos, se lo prometo. Soy muy buena en mi trabajo — la bruja se sentó en su silla e hizo una señal con la mano al nuevo cliente para que le acompañase —. Siéntese y cuéntame qué le perturba.
El cliente habló largo y tendido. La bruja se mantuvo en silencio, atenta a cada detalle. Entre los muchos nombres que el cliente pronuncio se encontraba el de Joslyn Waldemar. Más tarde, Lourdes de Arellano, oiría ese mismo nombre de la boca de los guardias de la ciudad.
—¿Quiere saber cómo le fue en el pasado y cómo éste afectará en su futuro? — dijo a la vez que barajaba un puñado de cartas — Deje que la magia hable por nosotros. Ayer la luna se encontraba de buen humor. No he hecho una mala predicción en lo que llevamos de mañana. Haga su oferta y le contaré los secretos que le aguardan.
El cliente, reticente, rebuscó entre los bolsillos. Lourdes de Arellano no tenía un precio fijado, sino que éste iba variando dependiendo de la buena vestimenta y generosidad del cliente. Haga su oferta que yo le responderé con la mía. Éste prestó puso sobre la mesa una montaña de monedas más alta de lo que la bruja había esperada. Lourdes le felicitó con un movimiento afirmativo de cabeza. Aparató las monedas con una mano mientras que, con la otra, colocó en fila las cartas de adivinación.
La bruja habló con los espíritus en silencio a través de la bola de cristal. Tenía los ojos cerrados y su avara sonrisa desapareció para dar paso a una mueca neutral. Pasó ambas manos sobre la fila de cartas sin llegar a tocarlas. ¿Quiere saber cómo le fue en el pasado y cómo éste afectará en su futuro? Pensó la bruja y tanto cliente como los espíritus captaron el mensaje.
Lourdes de Arellano levantó una única carta. Recitó la predicción que a éste le acompañó.
El cliente empezó a moverse inquieto. Puso sobre la mesa otra montaña de monedas, más alta que la anterior. Pidió a la bruja que le diese la carta. Lourdes sonrió con plenitud, desvelando su mandíbula casi vacía.
—Si tanto le importa, puede quedársela — contestó Lourdes con un tono de voz desenfadado.
Marvilin Meyi adoptó a La Chica hacía cosa de un año. La trataba tan bien como al resto de sus animales, un trato más afable que el que tenía con la mayoría de personas. Aprendió mucho de La Chica. Su doble forma, loba y niña, le había salvado del embrujo del objeto maldito de Egdecomb. Los brujos del Hekshold lo explicaron mejor. El collar devoró los recuerdos de la joven. Los primeros recuerdos fueron los más sabrosos: su nombre, su familia, su hogar…. Luego, el collar se alimentó de aquellos más generales, que no dependía directamente de la historia de la chica: cómo debía ser el comportamiento de una chica, con qué ropa debía vestir, qué es una cuchara…. La loba resistió y aquello salvó a La Chica de la absoluta locura. No sabía cómo debían vestir las chicas de su edad ni cómo sujetar una cuchara y apenas sabía pronunciar cuatro palabras seguidas sin intercalar un gruñido entre medias; pero estaba viva y su razonamiento era tan bueno como el de un perro entrenado.
Otra particularidad de La Chica, seguramente heredada por haber estado en contacto durante un largo plazo con un objeto maldito de Egdecomb, era que podía seguir el rastro de los objetos mágicos más poderosos de Aerandir. Meyi se ayudaba de esta habilidad para perseguir a su nueva presa. Meyi llevaba a La Chica atada a una cuerda, como si fuera uno de sus perros rastreadores. La Chica caminaba a cuatro patas y olfateaba el camino en busca del olor mágico. ¡Lo encontró! Señaló con la nariz la calle que había cruzado.
—Muy bien, pequeña — Meyi sacó una galleta y se la ofreció a la niña adoptiva. La Chica cogió la galleta con las dos manos y se sentó en el suelo con las piernas cruzadas —. Ve con los guardias y dile que lo he encontrado. Será rápido. La bestia no querrá provocar otro espectáculo con tanta gente a su alrededor.
Meyi desató a La Chica. La joven se quedó un rato sentada, saboreando la galleta. Cuando Meyi desapareció, se puso en pie y corrió, esta vez a dos patas, al puesto de avanzada.
El cazador se adentró en la abarrotada calle. De vez en cuando, los guardias le contrataban para cazar a las bestias grandes y apestosas que ellos no se atrevían a perseguir. No era el mejor de los trabajos, pero había que reconocer que los guardias pagaban bien. Meyi caminó lentamente hasta situarse detrás de su presa. Tensó un virote en la ballesta, sin la intención de utilizarla.
—Eres más grande de lo que imaginaba — susurró el cazador al hombre lobo —, y hueles peor — puso la ballesta en la espalda de Asher Daregan — ¿Ves esos guardias con alabardas allí delante? Hay otros dos detrás de mí y un par más, arqueros, observándote desde el lateral derecho. No te gires o sabrán que le has descubierto. Te están buscando por el asesinato de Joslyn Waldemar. ¡No te gires! No dudo que seas capaces de matarles, pero sé que no quieres que todas estas personas inocentes sufran por culpa de una guerra provocada por ti. Otra más — el tono de voz de Marvilin Meyi era el de una risa victoriosa —. Me han contratado para que te dé caza. Como ves, soy muy bueno en mi trabajo. Preparo una trampa acorde a cada tipo de animal que persigo. ¿Quieres saber cuál ha sido la tuya? Te lo contaré: darte conversación. Sí, tan simple como eso. No te has dado cuenta que, mientras te hablaba, mi ave te ha robado la corona. Supongo que la querrás recuperar. Ponte esto — Meyi sacó unos grilletes que anulaban los poderes mágicos de las armas del oponente, un regalo por parte de los guardias preparados — y hablaremos del tema con tranquilidad.
Los guardias se sorprendieron con la rapidez que Meyi había capturado a Asher Daregan. El cazador infló el pecho al ver las caras de asombro de quienes le habían contratado.
—No sois lo suficiente hombres como para llevarlo al cobertizo. ¿Me equivoco? — dijo Meyi a los sorprendidos guardias —. Claro que no.
Meyi llevó a la bestia al puesto de avanzada donde los guardias retenían al resto de acusados por el asesinato de Joslyn Waldemar: un cobertizo con las ventanas cerradas y las cortinas corridas. La Chica se encontraba en la puerta del cobertizo, la miraba con desdén y la gruñía. Algo había ahí dentro que no le gustaba.
El halcón dejó caer la corona en las manos de Meyi. El cazador la colocó cómodamente en la cabeza de la bestia.
—Te dije que te la devolvería. Ellos no la quieren y yo tampoco.
El cazador empujó a Asher Daregan al interior del cobertizo. Ahí se encontraban los otros acusados, un conjunto de personas bien armadas acorde con las múltiples descripciones que los testigos habían relatado. Meyi los observó burlándose de ellos. Ninguno merecía su respeto, eran débiles y estaban atrapados. Dejaron de ser presas para ser capturas. ¡Había que verlos! Una elfa que, si no estuviera llorando, parecería atractiva. Vestía con una túnica blanca sucia de barro y polvo. Según había escuchado, los guardias le habían arrebatado que tenía tres serpientes por cuerda. La elfa miró al cazador y a su nuevo compañero de celda (cobertizo). Acto seguido, se sentó en el suelo dando la espalda al resto. También se encontraba un viejo brujo temblando, ya fuera por una enfermedad de la edad o por miedo. La barba gris le llegaba hasta cintura. Meyi pudo distinguir rastros de sangre en la barba y túnica del anciano. No pudo saber si se trataba sangre de viejo brujo o de niño humano. Quien más llamaba la atención era un hombre corpulento cuyo torso era una colección de heridas, cicatrices de garras y marcas de mordiscos. Debía de tratarse de un licántropo.
Y, en el rincón más apartado del cobertizo, se encontraba la razón por la que La Chica gruñía a la puerta: una vampiresa. Marvilin Meyi supo de su raza porque la muchacha rehuía de los haces de luz solar que traspasan las telas de las cortinas y porque, al miedo que podría sentir, la vampiresa no había perdido la belleza de su figura; cosa que no se podría decir de la elfa. Meyi observó el contorno de la vampiresa imaginando cómo se vería sin la armadura.
El cazador mandó un beso a la vampiresa y abandonó el cobertizo. Fuera le esperaba La Chica, dando círculos nerviosa. Estaba preocupada porque su amo hubiera entrado en el mismo edificio donde se encontraba su instintivo enemigo.
Los guardias pagaron tres bolsas de monedas a Meyi por el trabajo. Dieron una adicional para que se quedase durante el resto del día. Podrían tener problemas con Asher, un respetable comerciante había estado diciendo lo problemático que podría ser. Meyi aceptó. Se sentó en una hamaca y esperó su turno. A la derecha del cazador se encontraba La Chica, acostada en el suelo como un perro y mordisqueando lo que parecía un hueso. Marvilin Meyi se rio pensando que podría ser un hueso de Joslyn Waldemar.
Al cabo de un rato, los guardias trajeron a los últimos integrantes al cobertizo de los acusados: un guardia cibernético estropeado que daba movimientos espasmódicos y una bruja. A Meyi le gustaban más las mujeres que las máquinas, por lo que se fijó en ésta última ignorando completamente al cibernético.
—¿Cómo la ves?
La Chica levantó la cabeza del hueso que degustaba.
—Guapa — dijo la joven y retornó a su hueso.
—Eso ya lo veo — Meyi se inclinó sin levantarse de la hamaca —, y tanto que lo veo — los ojos del cazador desvelaban sus íntimos deseos —. ¿Y qué hay de tu otra nariz, nota algo interesante?
—Frío — contestó la chica secamente —. Huele como hielo —. La Chica se puso de rodillas y se abrazó sus pechos desnudos —. Mucho frío.
—Te buscaré una manta. Algo me dice que esta gente nos va tener entretenidos por un rato.
—¿Largo rato?
El cazador se fijó en un grupo de guardias que salía del cobertizo con las pertenencias de Asher Daregan, incluidas la corona maldita.
—Sí, un rato muy largo. La bestia ha descubierto que le hemos mentido. Se enfadará. Los guardias no le iban a dejar quedarse con un arma tan poderosa, ni con esa ni con ninguna otra. No dejaron que la elfa se quedase con su látigo, el brujo con su bastón ni el lobo con su armadura.
* Bienvenidos al cobertizo de los acusados: recordemos qué nos ha llevado hasta aquí: todos habéis sido acusados por el asesinato de Joslyn Waldemar y todos guardáis un secreto que os relaciona con él. A mí me gusta dejar el primer turno como introducción para conocer bien el escenario que nos rodea y la aventura que tenemos por vivir.
* Todos habéis acudido a la caravana de Lourdes de Arellano y la bruja os ha leído el futuro. La carta que os ha mostrado desvela vuestra relación con Joslyn Waldemar. Es la misma carta que estas semanas hemos trabajado por mp. Habéis comprado la carta para mantener el secreto.
* Los guardias os apresan y os llevan a un cobertizo del puerto, cerca donde se ha producido el asesinato y lejos del comercio local. No queremos que Asher vuelva a explotarlo todo. Los guardias os han arrebatado vuestras pertenencias: armas, armaduras e ítems (pronto os lo devolveré). Sin embargo, habéis conseguido ocultar la carta que Lourdes de Arellano os mostró.
Cómo he dicho, este primer turno servirá como introducción. Lo usaré para daros libertad y que podáis narrar cómo ha sido vuestra captura, qué hacías en ese momento e, incluso, cómo es vuestro encuentro con el resto de acusados. Debéis mostraros siempre como inocentes.
¿Cómo serán el resto de turnos?
Dispondremos de 4 turnos de investigación. En cada uno de ellos surgirá un evento, una acción, que nos permita profundizar en la historia de un personaje. En cada turno se desvelarán nuevas pistas, principalmente de la persona elegida, pero también del resto.
Ya habéis adivinado el juego: tenemos 4 turnos de investigación y 7 acusados. 3 eventos quedarán sin jugar. ¿Cómo decidiremos? Al final de cada turno vosotros haréis la votación. Deberéis decir en un offrol el nombre de uno de los acusados. Al ser tres usuarios es fácil, con que solo dos de vosotros nombre a la misma persona, desbloquearemos ese evento. En caso de que no haya acuerdo, haré un sorteo.
El último turno lo dejaré para una ejecución en la que todos participaréis.
Recapitulando, tenemos: 1 turno Introducción + 4 investigación + 1 Ejecución.
En este primer turno tendréis que hacer la primera votación. Las pistas en este tema son pocas. Las principales las habéis recibido por mp.
Personajes relevantes:
Si los personajes poseen fichas, se adjuntará la ficha. Si son nuevos, se dirá 3 palabras que definan el estereotipo.
Marvilin Meyi Nivel 6. Humano. Especialización Amo de Bestias con maestría en Mascotas, mamíferos medianos.
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La Chica. Nivel 0. Licántropa. Especialización en Acechador con maestría en Furtivo.
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Meera Yn’Ashildr. Nivel 5. Elfa. Especialización en Camino de la Restauración con maestría en Plegaria.
Sacerdotisa. Estricta. Orgullosa.
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Tycho Piernaslargas. Nivel 3.. Licántropo. Especialización en Lobo Bípedo con maestría en armas cortantes a una mano.
Rudo. Corpulento. Honesto.
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Anssio (sin apellido). Nivel 8. . Brujo. Especialización en Camino de la Conjuración con maestría en Conjuración.
Bibliotecario. Simpático. Pragmático.
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D3C0 (Ditricio). Nivel 3.. Biocibernético. Especialización en Fortaleza de Metal con maestría en Combate Desarmado.
Erradico. Estropeado. Impredecible.
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Pista adicional (porque soy buena):
Para facilitar el juego con desvelaré las cartas del tarot que han resultado elegidas en la partida; no su predicción. Creo que el juego se puede volver muy complicado, esto os dará una facilidad.
Templanza, Sol, Luna, Emperador, Amantes, Muerte y Ermitaño.
Orden de Posteo:
Lo he escogido en función a la rapidez con la que me habéis contestado a los mps:
1 Asher
2 Lyra
3 Helena
—Siéntese, haga el favor — invitó la bruja —. ¿Quiere saber cómo le será su futuro y mejorarlo, con ayuda de mis hechizos y su cartera? — las educadas desviaciones eran cosas de jóvenes. Lourdes, que había vivido más inviernos de lo que sabía contar, prefería no andarse con segundas. — ¿Un amarre que haga enloquecer a la persona que ama, tal vez? ¿O, en contraposición, desea que maldiga a sus más aciagos enemigos? El infortunio caerá sobre ellos, se lo prometo. Soy muy buena en mi trabajo — la bruja se sentó en su silla e hizo una señal con la mano al nuevo cliente para que le acompañase —. Siéntese y cuéntame qué le perturba.
El cliente habló largo y tendido. La bruja se mantuvo en silencio, atenta a cada detalle. Entre los muchos nombres que el cliente pronuncio se encontraba el de Joslyn Waldemar. Más tarde, Lourdes de Arellano, oiría ese mismo nombre de la boca de los guardias de la ciudad.
—¿Quiere saber cómo le fue en el pasado y cómo éste afectará en su futuro? — dijo a la vez que barajaba un puñado de cartas — Deje que la magia hable por nosotros. Ayer la luna se encontraba de buen humor. No he hecho una mala predicción en lo que llevamos de mañana. Haga su oferta y le contaré los secretos que le aguardan.
El cliente, reticente, rebuscó entre los bolsillos. Lourdes de Arellano no tenía un precio fijado, sino que éste iba variando dependiendo de la buena vestimenta y generosidad del cliente. Haga su oferta que yo le responderé con la mía. Éste prestó puso sobre la mesa una montaña de monedas más alta de lo que la bruja había esperada. Lourdes le felicitó con un movimiento afirmativo de cabeza. Aparató las monedas con una mano mientras que, con la otra, colocó en fila las cartas de adivinación.
La bruja habló con los espíritus en silencio a través de la bola de cristal. Tenía los ojos cerrados y su avara sonrisa desapareció para dar paso a una mueca neutral. Pasó ambas manos sobre la fila de cartas sin llegar a tocarlas. ¿Quiere saber cómo le fue en el pasado y cómo éste afectará en su futuro? Pensó la bruja y tanto cliente como los espíritus captaron el mensaje.
Lourdes de Arellano levantó una única carta. Recitó la predicción que a éste le acompañó.
El cliente empezó a moverse inquieto. Puso sobre la mesa otra montaña de monedas, más alta que la anterior. Pidió a la bruja que le diese la carta. Lourdes sonrió con plenitud, desvelando su mandíbula casi vacía.
—Si tanto le importa, puede quedársela — contestó Lourdes con un tono de voz desenfadado.
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Marvilin Meyi adoptó a La Chica hacía cosa de un año. La trataba tan bien como al resto de sus animales, un trato más afable que el que tenía con la mayoría de personas. Aprendió mucho de La Chica. Su doble forma, loba y niña, le había salvado del embrujo del objeto maldito de Egdecomb. Los brujos del Hekshold lo explicaron mejor. El collar devoró los recuerdos de la joven. Los primeros recuerdos fueron los más sabrosos: su nombre, su familia, su hogar…. Luego, el collar se alimentó de aquellos más generales, que no dependía directamente de la historia de la chica: cómo debía ser el comportamiento de una chica, con qué ropa debía vestir, qué es una cuchara…. La loba resistió y aquello salvó a La Chica de la absoluta locura. No sabía cómo debían vestir las chicas de su edad ni cómo sujetar una cuchara y apenas sabía pronunciar cuatro palabras seguidas sin intercalar un gruñido entre medias; pero estaba viva y su razonamiento era tan bueno como el de un perro entrenado.
Otra particularidad de La Chica, seguramente heredada por haber estado en contacto durante un largo plazo con un objeto maldito de Egdecomb, era que podía seguir el rastro de los objetos mágicos más poderosos de Aerandir. Meyi se ayudaba de esta habilidad para perseguir a su nueva presa. Meyi llevaba a La Chica atada a una cuerda, como si fuera uno de sus perros rastreadores. La Chica caminaba a cuatro patas y olfateaba el camino en busca del olor mágico. ¡Lo encontró! Señaló con la nariz la calle que había cruzado.
—Muy bien, pequeña — Meyi sacó una galleta y se la ofreció a la niña adoptiva. La Chica cogió la galleta con las dos manos y se sentó en el suelo con las piernas cruzadas —. Ve con los guardias y dile que lo he encontrado. Será rápido. La bestia no querrá provocar otro espectáculo con tanta gente a su alrededor.
Meyi desató a La Chica. La joven se quedó un rato sentada, saboreando la galleta. Cuando Meyi desapareció, se puso en pie y corrió, esta vez a dos patas, al puesto de avanzada.
El cazador se adentró en la abarrotada calle. De vez en cuando, los guardias le contrataban para cazar a las bestias grandes y apestosas que ellos no se atrevían a perseguir. No era el mejor de los trabajos, pero había que reconocer que los guardias pagaban bien. Meyi caminó lentamente hasta situarse detrás de su presa. Tensó un virote en la ballesta, sin la intención de utilizarla.
—Eres más grande de lo que imaginaba — susurró el cazador al hombre lobo —, y hueles peor — puso la ballesta en la espalda de Asher Daregan — ¿Ves esos guardias con alabardas allí delante? Hay otros dos detrás de mí y un par más, arqueros, observándote desde el lateral derecho. No te gires o sabrán que le has descubierto. Te están buscando por el asesinato de Joslyn Waldemar. ¡No te gires! No dudo que seas capaces de matarles, pero sé que no quieres que todas estas personas inocentes sufran por culpa de una guerra provocada por ti. Otra más — el tono de voz de Marvilin Meyi era el de una risa victoriosa —. Me han contratado para que te dé caza. Como ves, soy muy bueno en mi trabajo. Preparo una trampa acorde a cada tipo de animal que persigo. ¿Quieres saber cuál ha sido la tuya? Te lo contaré: darte conversación. Sí, tan simple como eso. No te has dado cuenta que, mientras te hablaba, mi ave te ha robado la corona. Supongo que la querrás recuperar. Ponte esto — Meyi sacó unos grilletes que anulaban los poderes mágicos de las armas del oponente, un regalo por parte de los guardias preparados — y hablaremos del tema con tranquilidad.
Los guardias se sorprendieron con la rapidez que Meyi había capturado a Asher Daregan. El cazador infló el pecho al ver las caras de asombro de quienes le habían contratado.
—No sois lo suficiente hombres como para llevarlo al cobertizo. ¿Me equivoco? — dijo Meyi a los sorprendidos guardias —. Claro que no.
Meyi llevó a la bestia al puesto de avanzada donde los guardias retenían al resto de acusados por el asesinato de Joslyn Waldemar: un cobertizo con las ventanas cerradas y las cortinas corridas. La Chica se encontraba en la puerta del cobertizo, la miraba con desdén y la gruñía. Algo había ahí dentro que no le gustaba.
El halcón dejó caer la corona en las manos de Meyi. El cazador la colocó cómodamente en la cabeza de la bestia.
—Te dije que te la devolvería. Ellos no la quieren y yo tampoco.
El cazador empujó a Asher Daregan al interior del cobertizo. Ahí se encontraban los otros acusados, un conjunto de personas bien armadas acorde con las múltiples descripciones que los testigos habían relatado. Meyi los observó burlándose de ellos. Ninguno merecía su respeto, eran débiles y estaban atrapados. Dejaron de ser presas para ser capturas. ¡Había que verlos! Una elfa que, si no estuviera llorando, parecería atractiva. Vestía con una túnica blanca sucia de barro y polvo. Según había escuchado, los guardias le habían arrebatado que tenía tres serpientes por cuerda. La elfa miró al cazador y a su nuevo compañero de celda (cobertizo). Acto seguido, se sentó en el suelo dando la espalda al resto. También se encontraba un viejo brujo temblando, ya fuera por una enfermedad de la edad o por miedo. La barba gris le llegaba hasta cintura. Meyi pudo distinguir rastros de sangre en la barba y túnica del anciano. No pudo saber si se trataba sangre de viejo brujo o de niño humano. Quien más llamaba la atención era un hombre corpulento cuyo torso era una colección de heridas, cicatrices de garras y marcas de mordiscos. Debía de tratarse de un licántropo.
Y, en el rincón más apartado del cobertizo, se encontraba la razón por la que La Chica gruñía a la puerta: una vampiresa. Marvilin Meyi supo de su raza porque la muchacha rehuía de los haces de luz solar que traspasan las telas de las cortinas y porque, al miedo que podría sentir, la vampiresa no había perdido la belleza de su figura; cosa que no se podría decir de la elfa. Meyi observó el contorno de la vampiresa imaginando cómo se vería sin la armadura.
El cazador mandó un beso a la vampiresa y abandonó el cobertizo. Fuera le esperaba La Chica, dando círculos nerviosa. Estaba preocupada porque su amo hubiera entrado en el mismo edificio donde se encontraba su instintivo enemigo.
Los guardias pagaron tres bolsas de monedas a Meyi por el trabajo. Dieron una adicional para que se quedase durante el resto del día. Podrían tener problemas con Asher, un respetable comerciante había estado diciendo lo problemático que podría ser. Meyi aceptó. Se sentó en una hamaca y esperó su turno. A la derecha del cazador se encontraba La Chica, acostada en el suelo como un perro y mordisqueando lo que parecía un hueso. Marvilin Meyi se rio pensando que podría ser un hueso de Joslyn Waldemar.
Al cabo de un rato, los guardias trajeron a los últimos integrantes al cobertizo de los acusados: un guardia cibernético estropeado que daba movimientos espasmódicos y una bruja. A Meyi le gustaban más las mujeres que las máquinas, por lo que se fijó en ésta última ignorando completamente al cibernético.
—¿Cómo la ves?
La Chica levantó la cabeza del hueso que degustaba.
—Guapa — dijo la joven y retornó a su hueso.
—Eso ya lo veo — Meyi se inclinó sin levantarse de la hamaca —, y tanto que lo veo — los ojos del cazador desvelaban sus íntimos deseos —. ¿Y qué hay de tu otra nariz, nota algo interesante?
—Frío — contestó la chica secamente —. Huele como hielo —. La Chica se puso de rodillas y se abrazó sus pechos desnudos —. Mucho frío.
—Te buscaré una manta. Algo me dice que esta gente nos va tener entretenidos por un rato.
—¿Largo rato?
El cazador se fijó en un grupo de guardias que salía del cobertizo con las pertenencias de Asher Daregan, incluidas la corona maldita.
—Sí, un rato muy largo. La bestia ha descubierto que le hemos mentido. Se enfadará. Los guardias no le iban a dejar quedarse con un arma tan poderosa, ni con esa ni con ninguna otra. No dejaron que la elfa se quedase con su látigo, el brujo con su bastón ni el lobo con su armadura.
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* Bienvenidos al cobertizo de los acusados: recordemos qué nos ha llevado hasta aquí: todos habéis sido acusados por el asesinato de Joslyn Waldemar y todos guardáis un secreto que os relaciona con él. A mí me gusta dejar el primer turno como introducción para conocer bien el escenario que nos rodea y la aventura que tenemos por vivir.
* Todos habéis acudido a la caravana de Lourdes de Arellano y la bruja os ha leído el futuro. La carta que os ha mostrado desvela vuestra relación con Joslyn Waldemar. Es la misma carta que estas semanas hemos trabajado por mp. Habéis comprado la carta para mantener el secreto.
* Los guardias os apresan y os llevan a un cobertizo del puerto, cerca donde se ha producido el asesinato y lejos del comercio local. No queremos que Asher vuelva a explotarlo todo. Los guardias os han arrebatado vuestras pertenencias: armas, armaduras e ítems (pronto os lo devolveré). Sin embargo, habéis conseguido ocultar la carta que Lourdes de Arellano os mostró.
Cómo he dicho, este primer turno servirá como introducción. Lo usaré para daros libertad y que podáis narrar cómo ha sido vuestra captura, qué hacías en ese momento e, incluso, cómo es vuestro encuentro con el resto de acusados. Debéis mostraros siempre como inocentes.
¿Cómo serán el resto de turnos?
Dispondremos de 4 turnos de investigación. En cada uno de ellos surgirá un evento, una acción, que nos permita profundizar en la historia de un personaje. En cada turno se desvelarán nuevas pistas, principalmente de la persona elegida, pero también del resto.
Ya habéis adivinado el juego: tenemos 4 turnos de investigación y 7 acusados. 3 eventos quedarán sin jugar. ¿Cómo decidiremos? Al final de cada turno vosotros haréis la votación. Deberéis decir en un offrol el nombre de uno de los acusados. Al ser tres usuarios es fácil, con que solo dos de vosotros nombre a la misma persona, desbloquearemos ese evento. En caso de que no haya acuerdo, haré un sorteo.
El último turno lo dejaré para una ejecución en la que todos participaréis.
Recapitulando, tenemos: 1 turno Introducción + 4 investigación + 1 Ejecución.
En este primer turno tendréis que hacer la primera votación. Las pistas en este tema son pocas. Las principales las habéis recibido por mp.
Personajes relevantes:
Si los personajes poseen fichas, se adjuntará la ficha. Si son nuevos, se dirá 3 palabras que definan el estereotipo.
Marvilin Meyi Nivel 6. Humano. Especialización Amo de Bestias con maestría en Mascotas, mamíferos medianos.
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Para facilitar el juego con desvelaré las cartas del tarot que han resultado elegidas en la partida; no su predicción. Creo que el juego se puede volver muy complicado, esto os dará una facilidad.
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Re: Misión: Joslyn Waldemar [Evento Feria del Invierno 2º Parte]
Era un día lento. Pero los últimos en cada sitio solían serlo. Al menos pronto zarparía hacia la feria de Beltrexus, que prometía ser mucho más interesante.
Caminaba por las calles, examinando los puestos. Muchos estaban vacíos. Pero antes de que me animase a examinar cualquiera de cerca, una voz a mi espalda me sacó de mis pensamientos. Oh, por favor. Otro intentando capturarme con una triste emboscada. Quería pensar que se habían olvidado de las recompensas llegados a ese punto, pero al parecer, aún quedaban suicidas por la peninsula.
-Si crees que me importa lo más mínimo que los "inocentes" sufran o no, eres aún más idiota de lo que pensaba.- gruñí, ligeramente molesto. Tentarme de esa forma era indudablemente mala idea. -Vas a devolverme la corona en menos de cinco minutos, o la ciudad arde. Empezando contigo.-
En cualquier otro momento, le habría dejado desangrándose en un callejón por sus esfuerzos. Pero a decir verdad, me convenía no provocar demasiado alboroto. Aún tenía mercancia en la ciudad. Que la incautaran o se la llevasen sería bastante molesto, después de todo.
Miré los grilletes con cierta curiosidad. No eran gran cosa. El encantamiento no me era desconocido en absoluto. Dejé escapar una carcajada. Después, lo miré con cierta ternura fingida, más burlona que amable.
-Oh, no. Me has pillado. Estos grilletes mágicos son mi única debilidad. Soy completamente inofensivo con ellos.- dije, poniendo una voz más dramática. -¡Piedad! ¡Piedad, todopoderoso... como te llames! ¡Me has derrotado!- añadí, cerrando los grilletes en torno a mis muñecas. Con un tirón, los ajusté ligeramente, para que resultaran más cómodos. -Ah, y no tengo ni idea de quien es... lo que sea que hayas dicho. El cadáver.- aseguré, encogiéndome de hombros.
El trayecto no fue demasiado largo, por suerte para el humano. Puse los ojos en blanco cuando le empezaron a alabar por "capturar a Asher Daregan". El muy idiota debía creerse de verdad que podía contenerme con aquello.
El cobertizo en el que acabamos era lúgubre. Y al parecer, estaba bastante lleno. ¿Tantos sospechosos para un sólo asesinato? Que mal iba la guardia. Bostecé.
Y de repente, aprovechando mi distracción, unas manos tomaron la corona de mi cabeza. Me di la vuelta con los brazos extendidos, golpeando a un guardia en la cabeza con los mismos grilletes que me habían puesto. El tipo cayó al suelo, y el resto de guardias se tensó, con armas preparadas. El guardia del suelo sangraba por la boca. Sangraría más.
-No toques mis cosas.-
-¡Bastardo!- escupió, levantándose. Desenvainó una espada. Otro de los guardias le retuvo, tirando de él, mientras que el resto se acercaba con alabardas.
-¿Vamos a tener un problema?- preguntó uno de sus compañeros, mirándome a los ojos. -No esperarás que te dejemos quedarte armado, ¿no?-
-Claro que no. Pídelo por favor.- repuse, sonriendo. El tipo frunció el ceño, casi planteándose la idea durante unos segundos.
-De ninguna manera.- replicó finalmente. Reí. Merecía la pena probar. Sin embargo, alcé las manos, retrocediéndo con una sonrisa.
-Vale, vale... os doy algunas horas. No creo que podáis dañarla ni queriendo, de todos modos.- Por fortuna para todos, no fui con mi armadura ni guanteletes, por lo que no tenía demasiado que quitarme aparte de la corona y las bolsas de mi cinturón y capa. Tras despojarme de mis pertenencias, los guardias se quedaron algo más tranquilos. El que había hecho sangrar salió de la habitación.
Me volví hacia los otros habitantes del cobertizo. No debía haber causado muy buena impresión, pero difícilmente iba a causarla en primer lugar. Me senté en una de las esquinas de la habitación, observando la zona y olisqueando el ambiente ligeramente.
Comenzando la votación... Voto por Anssio, el brujo. Eso de estar temblando y con sangre en la barba merece una explicación, aunque sea muy evidente.
Caminaba por las calles, examinando los puestos. Muchos estaban vacíos. Pero antes de que me animase a examinar cualquiera de cerca, una voz a mi espalda me sacó de mis pensamientos. Oh, por favor. Otro intentando capturarme con una triste emboscada. Quería pensar que se habían olvidado de las recompensas llegados a ese punto, pero al parecer, aún quedaban suicidas por la peninsula.
-Si crees que me importa lo más mínimo que los "inocentes" sufran o no, eres aún más idiota de lo que pensaba.- gruñí, ligeramente molesto. Tentarme de esa forma era indudablemente mala idea. -Vas a devolverme la corona en menos de cinco minutos, o la ciudad arde. Empezando contigo.-
En cualquier otro momento, le habría dejado desangrándose en un callejón por sus esfuerzos. Pero a decir verdad, me convenía no provocar demasiado alboroto. Aún tenía mercancia en la ciudad. Que la incautaran o se la llevasen sería bastante molesto, después de todo.
Miré los grilletes con cierta curiosidad. No eran gran cosa. El encantamiento no me era desconocido en absoluto. Dejé escapar una carcajada. Después, lo miré con cierta ternura fingida, más burlona que amable.
-Oh, no. Me has pillado. Estos grilletes mágicos son mi única debilidad. Soy completamente inofensivo con ellos.- dije, poniendo una voz más dramática. -¡Piedad! ¡Piedad, todopoderoso... como te llames! ¡Me has derrotado!- añadí, cerrando los grilletes en torno a mis muñecas. Con un tirón, los ajusté ligeramente, para que resultaran más cómodos. -Ah, y no tengo ni idea de quien es... lo que sea que hayas dicho. El cadáver.- aseguré, encogiéndome de hombros.
El trayecto no fue demasiado largo, por suerte para el humano. Puse los ojos en blanco cuando le empezaron a alabar por "capturar a Asher Daregan". El muy idiota debía creerse de verdad que podía contenerme con aquello.
El cobertizo en el que acabamos era lúgubre. Y al parecer, estaba bastante lleno. ¿Tantos sospechosos para un sólo asesinato? Que mal iba la guardia. Bostecé.
Y de repente, aprovechando mi distracción, unas manos tomaron la corona de mi cabeza. Me di la vuelta con los brazos extendidos, golpeando a un guardia en la cabeza con los mismos grilletes que me habían puesto. El tipo cayó al suelo, y el resto de guardias se tensó, con armas preparadas. El guardia del suelo sangraba por la boca. Sangraría más.
-No toques mis cosas.-
-¡Bastardo!- escupió, levantándose. Desenvainó una espada. Otro de los guardias le retuvo, tirando de él, mientras que el resto se acercaba con alabardas.
-¿Vamos a tener un problema?- preguntó uno de sus compañeros, mirándome a los ojos. -No esperarás que te dejemos quedarte armado, ¿no?-
-Claro que no. Pídelo por favor.- repuse, sonriendo. El tipo frunció el ceño, casi planteándose la idea durante unos segundos.
-De ninguna manera.- replicó finalmente. Reí. Merecía la pena probar. Sin embargo, alcé las manos, retrocediéndo con una sonrisa.
-Vale, vale... os doy algunas horas. No creo que podáis dañarla ni queriendo, de todos modos.- Por fortuna para todos, no fui con mi armadura ni guanteletes, por lo que no tenía demasiado que quitarme aparte de la corona y las bolsas de mi cinturón y capa. Tras despojarme de mis pertenencias, los guardias se quedaron algo más tranquilos. El que había hecho sangrar salió de la habitación.
Me volví hacia los otros habitantes del cobertizo. No debía haber causado muy buena impresión, pero difícilmente iba a causarla en primer lugar. Me senté en una de las esquinas de la habitación, observando la zona y olisqueando el ambiente ligeramente.
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Comenzando la votación... Voto por Anssio, el brujo. Eso de estar temblando y con sangre en la barba merece una explicación, aunque sea muy evidente.
Asher Daregan
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Re: Misión: Joslyn Waldemar [Evento Feria del Invierno 2º Parte]
Vulwulfar, una ciudad básicamente de piedra situada en la frontera con los elfos, o que había trabajo allí con la guerra en Sandorai, mucho trabajo. Elfos refugiados que huían al norte y sur según se acomodaban llegaban e incomodaban a los locales, por lo que le habían contado, para algunos eran más una peste que otra cosa, sobre todo para la gente de altos poderes, pues molestaban.
No era algo que le interese, solo sabía que los comerciantes solían establecer tratados comerciales con ellos, y ahora que ya no podían, seguramente les miren con otros ojos.
Eso le había llevado allí, solía pasarse la mayor parte del día en una posada, en una taberna o algún que otro pequeño escondrijo de ladrones, asesinos y muchedumbre de malas ganas para buscar trabajo.
Solo salía de noche o en el atardecer más oscuro a las calles más visibles, las enormes avenidas con puestos de comerciantes y negocios, era donde más solía andar una vez fuera, le gustaban los sitios concurridos, era donde más solía pasar desapercibida, o eso pensó.
Un guardia pareció gritar algo a unos cuantos metros de ella, lo ignoró completamente, siguió caminando como sí nada pasase, pues no esperaba que fuera hacia ella, pero así fue.
— ¡Hey tú! ¡Detente! ¡Se te busca por sospecha de asesinato! — Palabras que vibraron en sus oídos, la adrenalina prácticamente se le disparó, pensó en echar a correr y a trepar por los tejados cerca de ella, pero ya estaba rodeada. No sabía siquiera por cual de todas sus cometidas le buscaban.
Miró a su alrededor una y otra vez buscando un hueco para huír, los guardias desenfundando sus espadas al ver sus intenciones, fueron acortando la distancia hasta que finalmente, fue ella misma quien ofreció colocarse los grilletes, sí peleaba allí, lo más probable es que muriese, el combate cercano no era lo suyo.
— ¿A quién asesiné? — Gruñó inocente mientras cruzaba sus brazos, creyó que tan solo era discriminación por sus colmillos, quizá algún vecino la había visto sin su magia ilusoria y había avisado a la guardia.
— Joslyn Waldemar, chupa sangre. — Dijo triunfante, como sí hubiera captado a quien realmente lo hizo, Lyra gruñó por lo bajo.
— No tengo siquiera idea de quien me estás hablando. ¿Algún noblecito de tú ciudad? — Lo miró desafiante a los ojos para solo recibir un golpe en la espalda, empujándola hacia delante. La estaban llevando al puesto de guardia donde estaban los demás, subiéndola al cobertizo luego de despojarla de dos dagas, el arco y el carcaj de flechas con plumas rojizas que traía.
Pasó por la puerta con la cabeza gacha, observando de reojo a sus demás invitados, primero su atención se dirigió al brujo, a la elfa que no paraba de llorar, y finalmente el licantropo. Las miradas de todos estos se pusieron en ella, podía notar las miradas juzgantes y críticas sobre su persona, casi como sí las dijeran en voz alta, solo se dedicó a callada, pasar a la parte de atrás.
Un suspiro salió por su boca, al parecer no era la única metida en ese embrollo de estupidez por parte de la guardia.
En un costado apartado, en la esquina, se dedicó a apoyarse contra la pared mientras analizaba a los demás, jugando en su mente al detective mientras sonreía, sí hallaba al verdadero culpable, le dejarían ir de seguro.
Su mirada cambió cuando tres personas conocidas entraron al lugar, dos que conocía bien, y una que apenas había visto meses atrás, pero que gracias a la corona y su notable físico, reconoció.
Una mirada de molestia se mostró en ella al mirar a Meyi, luego a la mascota de este quien le gruñía. Solo les dió miradas de odio, en especial al humano una vez le tiró un beso de esa manera, lo asesinaría sí fuera por ella.
— Púdrete. — Fue seco y directo, como un golpe hacia el cazador.
Disculpen la tardanza, iba a contestar en el fin de semana y cosas me carcomieron el tiempo.
Voto por el brujo Anssio también.
No era algo que le interese, solo sabía que los comerciantes solían establecer tratados comerciales con ellos, y ahora que ya no podían, seguramente les miren con otros ojos.
Eso le había llevado allí, solía pasarse la mayor parte del día en una posada, en una taberna o algún que otro pequeño escondrijo de ladrones, asesinos y muchedumbre de malas ganas para buscar trabajo.
Solo salía de noche o en el atardecer más oscuro a las calles más visibles, las enormes avenidas con puestos de comerciantes y negocios, era donde más solía andar una vez fuera, le gustaban los sitios concurridos, era donde más solía pasar desapercibida, o eso pensó.
Un guardia pareció gritar algo a unos cuantos metros de ella, lo ignoró completamente, siguió caminando como sí nada pasase, pues no esperaba que fuera hacia ella, pero así fue.
— ¡Hey tú! ¡Detente! ¡Se te busca por sospecha de asesinato! — Palabras que vibraron en sus oídos, la adrenalina prácticamente se le disparó, pensó en echar a correr y a trepar por los tejados cerca de ella, pero ya estaba rodeada. No sabía siquiera por cual de todas sus cometidas le buscaban.
Miró a su alrededor una y otra vez buscando un hueco para huír, los guardias desenfundando sus espadas al ver sus intenciones, fueron acortando la distancia hasta que finalmente, fue ella misma quien ofreció colocarse los grilletes, sí peleaba allí, lo más probable es que muriese, el combate cercano no era lo suyo.
— ¿A quién asesiné? — Gruñó inocente mientras cruzaba sus brazos, creyó que tan solo era discriminación por sus colmillos, quizá algún vecino la había visto sin su magia ilusoria y había avisado a la guardia.
— Joslyn Waldemar, chupa sangre. — Dijo triunfante, como sí hubiera captado a quien realmente lo hizo, Lyra gruñó por lo bajo.
— No tengo siquiera idea de quien me estás hablando. ¿Algún noblecito de tú ciudad? — Lo miró desafiante a los ojos para solo recibir un golpe en la espalda, empujándola hacia delante. La estaban llevando al puesto de guardia donde estaban los demás, subiéndola al cobertizo luego de despojarla de dos dagas, el arco y el carcaj de flechas con plumas rojizas que traía.
Pasó por la puerta con la cabeza gacha, observando de reojo a sus demás invitados, primero su atención se dirigió al brujo, a la elfa que no paraba de llorar, y finalmente el licantropo. Las miradas de todos estos se pusieron en ella, podía notar las miradas juzgantes y críticas sobre su persona, casi como sí las dijeran en voz alta, solo se dedicó a callada, pasar a la parte de atrás.
Un suspiro salió por su boca, al parecer no era la única metida en ese embrollo de estupidez por parte de la guardia.
En un costado apartado, en la esquina, se dedicó a apoyarse contra la pared mientras analizaba a los demás, jugando en su mente al detective mientras sonreía, sí hallaba al verdadero culpable, le dejarían ir de seguro.
Su mirada cambió cuando tres personas conocidas entraron al lugar, dos que conocía bien, y una que apenas había visto meses atrás, pero que gracias a la corona y su notable físico, reconoció.
Una mirada de molestia se mostró en ella al mirar a Meyi, luego a la mascota de este quien le gruñía. Solo les dió miradas de odio, en especial al humano una vez le tiró un beso de esa manera, lo asesinaría sí fuera por ella.
— Púdrete. — Fue seco y directo, como un golpe hacia el cazador.
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Disculpen la tardanza, iba a contestar en el fin de semana y cosas me carcomieron el tiempo.
Voto por el brujo Anssio también.
Lyra
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Re: Misión: Joslyn Waldemar [Evento Feria del Invierno 2º Parte]
Llevaba demasiados días estancada en la ciudad. Al principio los contaba, pero luego se hartó y llevó con resignación su estado de "polizón", por así decirlo. Aquellos mercaderes habían sido muy amables al acogerla entre los suyos sin hacer demasiadas preguntas. Una mujer guapa, con brío y energía, eso no haría más que llamar a la clientela el tiempo que estuviesen ahí.
Durante su estancia en aquella caravana, la bruja se encargaría de ayudar a atender uno de los puestos regentado por un amable hombre de mediana edad que se había ofrecido a darle un sitio donde dormir. "Veremundo" era el nombre de este. No era especialmente alto, y lo que más destacaba en él era una frondosa barba castaña que hacía dudar de si debajo de esta habrían unos labios y una boca.
En ese momento, Helena se encontraba en la trastienda, tirada en su cama y jugueteando con una moneda desgastada con el símbolo de una calavera en su centro. Aquel objeto tenía un significado bastante relevante, y casi se había olvidado de él, ya que Taliesin y todo lo que tenía que ver con ellos dos había desaparecido por completo, como si jamás hubiera existido. Por una parte, la reconfortaba, por otra le embargaba cierta preocupación...
Entonces, escuchó unas voces discutir. Aquello la sacó de su ensimismamiento. Dirigió su mirada hacia la cortina que separaba la tienda de la trastienda, parecía que Veremundo estaba discutiendo con algún cliente, lo cual no dejaba de ser de lo más inusual.
Acto seguido, escuchó unos pasos que se dirigían a la trastienda. Dejó de juguetear con la moneda y la guardó.
Dos guardias entraron con aires de superioridad, cuando vieron a la bruja, uno de ellos la señaló, de forma incriminatoria.
-Debes venir con nosotros.
La bruja frunció el ceño, extrañada. Acto seguido dirigió la palma de una de sus manos hacia los dos hombres enlatados y un potente cañón de agua salió de este, empujando a ambos fuera de la trastienda.
-Largo, os habéis equivocado de persona.-Colocó la palma con la que había conjurado el agua detrás de su cabeza a modo de almohada.
Los guardias, molestos y empapados, entraron de nuevo a la trastienda, esta vez hasta casi en el centro de la misma, sacando un cartel de "se busca". Ofrecían 5.000 aeros por Helena Rhodes viva. Un dibujo artístico de la misma ocupaba el centro de este. ¿Cómo podía ser? Nunca antes había visto uno así, ¿En qué momento eso se empezó a repartir por ahí? Eso complicaba mucho su futuro... si es que podía salir de esa.
Sin ponerse nerviosa, la rubia se puso en pie de un salto, ajustándose los ropajes y caminando con aires interesantes hacia los hombres enlatados.
-¡Vaaaya, pero menuda belleza!-Se inclinó para ver más de cerca el cartel-¿Estáis seguros de que una chica tan bonita ha cometido algún crimen?-Se colocó una mano sobre el mentón mientras hacía como que sopesaba la idea. Sin duda, la estancia con Matthew Owens le había influido de alguna forma. Antes, hubiese pateado a los dos guardias y habría huido sin más.
-¡Deja de fingir, bruja!-Comentó uno de los guardias, rabioso-¡Con esto, y lo ocurrido en la ciudad, todo te señala a ti!
La Rhodes volvió a erguirse. Miró extrañada a ambos hombres, no tenía ni idea de qué estaban hablando.
-Deben saber, caballeros, que tengo un indulto. Este cartel es antiguo.-Los miró molesta.
-Nos da igual. Eres sospechosa del asesinato de Joslyn Waldemar, debes acompañarnos por las buenas o por las malas-Aclaró. Este se mostraba más calmado que su compañero.
-...¡¿Cómo...?!-Se mostró consternada-¿El chico ha muerto?
El guardia calmado sacó unos grilletes.
-Podemos hacerlo por las buenas o por las malas.
La Rhodes suspiró y extendió los brazos. De ninguna manera se había rendido, pero pretendía saber más del asunto desde dentro. Si las cosas se ponían feas, siempre podía escapar. Después de todo, no existía confinamiento humano que pueda retenerla. Después de eso, Helena no dijo ninguna palabra más.
La llevaron a un cobertizo pequeño, maloliente y mohoso. ¿No había un mejor sitio donde estar? Vulwulfar era enorme, y de todos los sitios posibles, eligieron ese, sin duda debieron hacerlo a propósito. Aún engrilletada, miró a quienes la acompañaban. Le aliviaba saber que no era la única acusada, así sería más fácil demostrar su inocencia. Dos de los allí presentes le llamaron la atención. El primero; un hombre bestia con una extravagante corona, la segunda, una conocida y "compañera": Lyra Du’Sacrier. No pudo evitar dejar escapar una media sonrisa en cuanto la vio. Juntas, podrían salir de allí, y si tenían suerte, quizás hasta averiguasen quién mató al chico. Aunque, sabiendo quién era la vampiresa, bien podría haber sido ella...
Aunque, no era momento de sacar conclusiones precipitadas. Con discreción se acercó a esta.
-Hola-Dijo con un tono afable-Estamos en un buen lío, ¿Eh?-Sonrió al mismo tiempo que levantaba a media altura las manos-...esta vez me lo han quitado todo, lo siento-Meneó las muñecas para hacer ver que ni siquiera tenía en su poder la funda oculta.
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Off: Pueees, poca opción tengo y ningún motivo para sospechar de nadie, así que me uno a la presión de grupo y voto por el brujo Anssio ^^'
Durante su estancia en aquella caravana, la bruja se encargaría de ayudar a atender uno de los puestos regentado por un amable hombre de mediana edad que se había ofrecido a darle un sitio donde dormir. "Veremundo" era el nombre de este. No era especialmente alto, y lo que más destacaba en él era una frondosa barba castaña que hacía dudar de si debajo de esta habrían unos labios y una boca.
En ese momento, Helena se encontraba en la trastienda, tirada en su cama y jugueteando con una moneda desgastada con el símbolo de una calavera en su centro. Aquel objeto tenía un significado bastante relevante, y casi se había olvidado de él, ya que Taliesin y todo lo que tenía que ver con ellos dos había desaparecido por completo, como si jamás hubiera existido. Por una parte, la reconfortaba, por otra le embargaba cierta preocupación...
Entonces, escuchó unas voces discutir. Aquello la sacó de su ensimismamiento. Dirigió su mirada hacia la cortina que separaba la tienda de la trastienda, parecía que Veremundo estaba discutiendo con algún cliente, lo cual no dejaba de ser de lo más inusual.
Acto seguido, escuchó unos pasos que se dirigían a la trastienda. Dejó de juguetear con la moneda y la guardó.
Dos guardias entraron con aires de superioridad, cuando vieron a la bruja, uno de ellos la señaló, de forma incriminatoria.
-Debes venir con nosotros.
La bruja frunció el ceño, extrañada. Acto seguido dirigió la palma de una de sus manos hacia los dos hombres enlatados y un potente cañón de agua salió de este, empujando a ambos fuera de la trastienda.
-Largo, os habéis equivocado de persona.-Colocó la palma con la que había conjurado el agua detrás de su cabeza a modo de almohada.
Los guardias, molestos y empapados, entraron de nuevo a la trastienda, esta vez hasta casi en el centro de la misma, sacando un cartel de "se busca". Ofrecían 5.000 aeros por Helena Rhodes viva. Un dibujo artístico de la misma ocupaba el centro de este. ¿Cómo podía ser? Nunca antes había visto uno así, ¿En qué momento eso se empezó a repartir por ahí? Eso complicaba mucho su futuro... si es que podía salir de esa.
Sin ponerse nerviosa, la rubia se puso en pie de un salto, ajustándose los ropajes y caminando con aires interesantes hacia los hombres enlatados.
-¡Vaaaya, pero menuda belleza!-Se inclinó para ver más de cerca el cartel-¿Estáis seguros de que una chica tan bonita ha cometido algún crimen?-Se colocó una mano sobre el mentón mientras hacía como que sopesaba la idea. Sin duda, la estancia con Matthew Owens le había influido de alguna forma. Antes, hubiese pateado a los dos guardias y habría huido sin más.
-¡Deja de fingir, bruja!-Comentó uno de los guardias, rabioso-¡Con esto, y lo ocurrido en la ciudad, todo te señala a ti!
La Rhodes volvió a erguirse. Miró extrañada a ambos hombres, no tenía ni idea de qué estaban hablando.
-Deben saber, caballeros, que tengo un indulto. Este cartel es antiguo.-Los miró molesta.
-Nos da igual. Eres sospechosa del asesinato de Joslyn Waldemar, debes acompañarnos por las buenas o por las malas-Aclaró. Este se mostraba más calmado que su compañero.
-...¡¿Cómo...?!-Se mostró consternada-¿El chico ha muerto?
El guardia calmado sacó unos grilletes.
-Podemos hacerlo por las buenas o por las malas.
La Rhodes suspiró y extendió los brazos. De ninguna manera se había rendido, pero pretendía saber más del asunto desde dentro. Si las cosas se ponían feas, siempre podía escapar. Después de todo, no existía confinamiento humano que pueda retenerla. Después de eso, Helena no dijo ninguna palabra más.
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La llevaron a un cobertizo pequeño, maloliente y mohoso. ¿No había un mejor sitio donde estar? Vulwulfar era enorme, y de todos los sitios posibles, eligieron ese, sin duda debieron hacerlo a propósito. Aún engrilletada, miró a quienes la acompañaban. Le aliviaba saber que no era la única acusada, así sería más fácil demostrar su inocencia. Dos de los allí presentes le llamaron la atención. El primero; un hombre bestia con una extravagante corona, la segunda, una conocida y "compañera": Lyra Du’Sacrier. No pudo evitar dejar escapar una media sonrisa en cuanto la vio. Juntas, podrían salir de allí, y si tenían suerte, quizás hasta averiguasen quién mató al chico. Aunque, sabiendo quién era la vampiresa, bien podría haber sido ella...
Aunque, no era momento de sacar conclusiones precipitadas. Con discreción se acercó a esta.
-Hola-Dijo con un tono afable-Estamos en un buen lío, ¿Eh?-Sonrió al mismo tiempo que levantaba a media altura las manos-...esta vez me lo han quitado todo, lo siento-Meneó las muñecas para hacer ver que ni siquiera tenía en su poder la funda oculta.
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Off: Pueees, poca opción tengo y ningún motivo para sospechar de nadie, así que me uno a la presión de grupo y voto por el brujo Anssio ^^'
Helena Rhodes
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Re: Misión: Joslyn Waldemar [Evento Feria del Invierno 2º Parte]
Anssio hizo danzar sus manos en el aire. El hechizo suponía le suponía un esfuerzo sobrehumano, daba gracias por ser un brujo y no un débil humano porque entonces habría muerto. Los movimientos más rápidos le producían una nueva hemorragia nasal y las complejas palabras del conjuro se quedaban estancadas en su garganta, dificultando todavía más la faena. Los desafortunados integrantes de la panda del cobertizo observaron los movimientos del brujo como si estuvieran ojeando las hojas de un libro y no se acordasen que no sabían leer. El brujo les devolvió la mirada mostrando la peor de sus sonrisas: una sonrisa que pretendía ser graciosa, pero resultaba espeluznante. Tenía los dientes manchados de la sangre que había pasado de la nariz a la boca tras un ataque de tos. Las arrugas de su rostro estiraban los labios alargándolos hasta casi rasgar las orejas.
—¡Inocencia, inocencia! — gritó una vez concluyó el conjuro.
A los pies del brujo aparecieron las armas e indumentarios de los sospechosos del asesinato de Joslyn Waldemar: el látigo de serpientes de Meera Yn’Ashildr, las cimitarras de Tycho Piernaslargas y una corona que vea usted a saber a quién le pertenecía, puede que aquella joven dama de cabellos dorados y ojos azules. La bruja, Anssio, como buen brujo, podía reconocer a otros de su raza por el éter que emanaban, tenía todos los rasgos que se podían adjudicar a una princesa de cuento.
Ninguno de los presentes recogió las siete cartas de tarot del suelo. ¿De dónde habrían salido? La guardia tampoco se fijó en ellas.
El viejo brujo recogió su báculo dio un toque al suelo. La desgarrada túnica que vestía se convirtió en una lustrosa túnica de color canela y adornos dorados. Un bibliotecario jamás podría agenciarse una prenda tan lujosa como aquella; al menos no, por medio de los aeros. La magia hacia todo más fácil.
—Proceso a presentarme propiamente — dijo a los otros miembros de la panda del cobertizo mientras recogían sus pertenencias — Mi nombre es Anssio, trabajo como bibliotecario de Vulwulfar y yo no maté, propiamente, a Joslyn Waldemar.
—Tycho Piernaslargas — dijo el licántropo ajustando sus cimitarras en la vaina y mirando vacilante al brujo.
—Mis intenciones no son propiamente malévolas — contestó Anssió al escrutinio del licántropo.
—Ya, claro — contestó Tycho con indiferencia.
Meera Yn’Ashildr no guardó su arma. Las tres serpientes del látigo rodearon los brazos y cuello de la elfa demostraron el afecta que tenían por su señora.
—Inocencia… esa palabra te queda grande brujo — Meera se agarró su látigo y las tres serpientes se colocaron en posición ofensiva —. Si tan inocente dices ser. ¿Cómo es que has dado armas a unos asesinos? Uno de vosotros ha matado a Joslyn y le acabas de dar la oportunidad que nos mate a nosotros también — la elfa se limpió las lágrimas con la manga de la mano libre.
—Inclúyete en la lista de asesinos. Fuiste propiamente señalada, igual que el resto.
— Soy Meera Yn’Ashildr. Fui la maestra matrona de Joslyn Waldemar. He estado al lado del chico más tiempo que sus padres. Me ofende que insinúes que yo haya….
—Lo veremos. Lo veremos lo de dentro y lo verán los de fuera — Anssio hizo una señal con el báculo a la vampiresa para que se echase a un lado. Con el siguiente movimiento, hizo estallar la puerta y la luz del sol penetró al interior del cobertizo —. ¿Dónde se encuentra Joslyn Waldemar?
Los guardias de la ciudad se congregaron alrededor del cobertizo. No estaban preparados para enfrentarse a los todos los asesinos (supuestos asesinos) a la vez. ¿Y de dónde habían sacado las armas? Muchos de los guardias habían aprovechado el tiempo de descanso para almorzar un cuenco de carne en salsa o jugar a los dados. Se levantaron tan rápido como supieron. No fueron tan rápidos ni ágiles para desenvainar sus armas. A más de uno se le cayó la espada al suelo.
Tan solo un humano permaneció sentado, Marvilin Meyi. El cazador había finalizado su trabajo y cobrado por él. Poco o nada le interesaba la muerte de Joslyn Waldemar. Meyi se quedó recostado en la hamaca. Con la mano derecha tiraba de la correa de La Chica para evitar que saltase a luchar contra la vampiresa, su enemiga racial. El lemobrino estaba mejor entrenado. Un chasquido con la lengua fue suficiente para impedir que se lanzase contra el hombreperro, su enemigo racial.
—¿Joslyn Waldemar? ¿Estás aquí? — preguntaba Anssio a medida que se encontraba con la guarnición de hombres armados — Sí, sí que estás aquí. No te puedes esconder de mí, aunque estés propiamente muerto. Bastante es que me hayas esquivado en vida. ¿Lo sabían? — preguntó a los hombres de la guardia mientras se paseaba con total libertad —. Este malandrín dedicaba sus andanzas nocturnas a robarme libros conjuración y ocultismo de la biblioteca. Seguramente para quemarlos, no se me ocurre otro motivo por el cual un humano pueda interesarle las hazañas de un todopoderoso brujo.
—¿Es eso cierto? — se interesó Meera, la segunda en salir del cobertizo.
—¡Por supuesto que lo es! Preguntad propiamente a Ditricio — el cibernético permaneció en el interior del cobertizo. Movía la cabeza de un lado a otro como si estuviera escuchando una canción que solo existía en sus engranajes (en su cabeza) — Oh, mejor, preguntad propiamente al mismo Joslyn. Mirad, por ahí viene.
El siguiente movimiento de bastón vino acompañado con una retahíla de tos y estornudos de sangre. Anssio estaba muy viejo para ejecutar hechizos tan complejos. La silueta de Joslyn Waldemar apareció detrás de uno de los campamentos improvisados que levantó la guardia para asegurar la zona. Caminaba con un ritmo ligero, pero sin llegar a correr.
—Escapó de la mansión de los Waldemar cuando todos dormíamos. No es la primera vez que lo hace, él cree que no me doy cuenta — informó Meera mirando con reproche a Tycho (ellos tenían sus propias historias) —. Regresa a la mansión antes de que sus padres despierten. Puede que se le haya hecho tarde. Se habrá entretenido con los mercaderes.
Los hombres de la guardia se quedaron asombrados por las maravillas de la magia del brujo y por la narración de la elfa. Entre los dos, estaban relatando los últimos momentos de vida de Joslyn Waldemar.
La silueta del chico se quedó parado, dejó soltar algo que tenía en las manos, quizás un libro por la posición de éstas, y levantó bien alto la cabeza. Daba la sensación que estuviera hablando con alguien muy alto. Segundos después, el chico fue lanzado por los aires. Los guardias y la elfa fueron a socorrer a la imagen del hechizo. De los guardias no era una sorpresa, los humanos eran tan ignorantes que no sabían diferenciar un conjuro de la realidad. Que la elfa les siguiera fue toda una sorpresa.
—Eso descarta propiamente a cualquier persona que no mida más metro noventa — dijo Anssio mirando y acusando a Asher, Tycho y Ditricio.
Los guardias y Meera llegaron al escenario del crimen. La silueta de Joslyn Waldemar cayó encima de su cadáver. Meera se echó a un lado se tapó la boca con la mano libre. Las serpientes del látigo se reptaban nerviosas por el suelo.
—Al baño se va de uno a uno — Meyi levantó su ballesta sin despegar el culo de la hamaca. Apuntaba a Tycho que hacía ademán de seguir a la guardia —. La chica fue primero. Espera tu turno pervertido — La Chica gruñó como si estuviera validando las palabras de su padre.
Sobre el pecho del cadáver de Joslyn se veía la empuñadura a medio estacar de una daga. El resto del arma brillaba en el interior del cuerpo. El filo estaba encantado con un hechizo calcinante. A Joslyn Waldemar le golpearon, le dieron una paliza, le lanzaron por los aires y luego le clavaron una daga de fuego para asegurar su muerte.
—Eso es magia — dijo Meera cuando regresó junto al resto de acusados con las puntas de las lanzas de la guardia pegada a su espalda. Miraba hacia Anssio, Helena y Asher.
* Acusados: Primero de los 4 eventos que veremos. En cada uno de ellos, como podéis ver, se lanzarán pistas sobre el asesinato, se profundizará en la historia de cada npc y se acusará directamente a alguno de vosotros. ¿Qué es lo que debéis hacer en este punto? Varias cosas.
1 defenderos si habéis sido acusados directamente.
2 utilizad las pruebas que tenéis a mano para lanzar vuestra propia acusación. No es obligatorio, lanzar una acusación, pero sí muy divertido.
3 podéis sacar vuestras conclusiones con respecto a la carta que se le ha asignado al protagonista de este evento. Serán a modo de propuestas. La solución definitiva se dará en el último de estos eventos. Las cartas han quedado a la vista de todos, aunque ninguno ha recogido la suya.
Si alguno de vosotros siente que se va a retrasar, informarme por mp. En el caso de Lyra, podríamos haber dejado a Helena que fuera primera para aligerar la partida.
Recordad votar offrol el personaje para el siguiente evento.
—¡Inocencia, inocencia! — gritó una vez concluyó el conjuro.
A los pies del brujo aparecieron las armas e indumentarios de los sospechosos del asesinato de Joslyn Waldemar: el látigo de serpientes de Meera Yn’Ashildr, las cimitarras de Tycho Piernaslargas y una corona que vea usted a saber a quién le pertenecía, puede que aquella joven dama de cabellos dorados y ojos azules. La bruja, Anssio, como buen brujo, podía reconocer a otros de su raza por el éter que emanaban, tenía todos los rasgos que se podían adjudicar a una princesa de cuento.
Ninguno de los presentes recogió las siete cartas de tarot del suelo. ¿De dónde habrían salido? La guardia tampoco se fijó en ellas.
El viejo brujo recogió su báculo dio un toque al suelo. La desgarrada túnica que vestía se convirtió en una lustrosa túnica de color canela y adornos dorados. Un bibliotecario jamás podría agenciarse una prenda tan lujosa como aquella; al menos no, por medio de los aeros. La magia hacia todo más fácil.
—Proceso a presentarme propiamente — dijo a los otros miembros de la panda del cobertizo mientras recogían sus pertenencias — Mi nombre es Anssio, trabajo como bibliotecario de Vulwulfar y yo no maté, propiamente, a Joslyn Waldemar.
—Tycho Piernaslargas — dijo el licántropo ajustando sus cimitarras en la vaina y mirando vacilante al brujo.
—Mis intenciones no son propiamente malévolas — contestó Anssió al escrutinio del licántropo.
—Ya, claro — contestó Tycho con indiferencia.
Meera Yn’Ashildr no guardó su arma. Las tres serpientes del látigo rodearon los brazos y cuello de la elfa demostraron el afecta que tenían por su señora.
—Inocencia… esa palabra te queda grande brujo — Meera se agarró su látigo y las tres serpientes se colocaron en posición ofensiva —. Si tan inocente dices ser. ¿Cómo es que has dado armas a unos asesinos? Uno de vosotros ha matado a Joslyn y le acabas de dar la oportunidad que nos mate a nosotros también — la elfa se limpió las lágrimas con la manga de la mano libre.
—Inclúyete en la lista de asesinos. Fuiste propiamente señalada, igual que el resto.
— Soy Meera Yn’Ashildr. Fui la maestra matrona de Joslyn Waldemar. He estado al lado del chico más tiempo que sus padres. Me ofende que insinúes que yo haya….
—Lo veremos. Lo veremos lo de dentro y lo verán los de fuera — Anssio hizo una señal con el báculo a la vampiresa para que se echase a un lado. Con el siguiente movimiento, hizo estallar la puerta y la luz del sol penetró al interior del cobertizo —. ¿Dónde se encuentra Joslyn Waldemar?
Los guardias de la ciudad se congregaron alrededor del cobertizo. No estaban preparados para enfrentarse a los todos los asesinos (supuestos asesinos) a la vez. ¿Y de dónde habían sacado las armas? Muchos de los guardias habían aprovechado el tiempo de descanso para almorzar un cuenco de carne en salsa o jugar a los dados. Se levantaron tan rápido como supieron. No fueron tan rápidos ni ágiles para desenvainar sus armas. A más de uno se le cayó la espada al suelo.
Tan solo un humano permaneció sentado, Marvilin Meyi. El cazador había finalizado su trabajo y cobrado por él. Poco o nada le interesaba la muerte de Joslyn Waldemar. Meyi se quedó recostado en la hamaca. Con la mano derecha tiraba de la correa de La Chica para evitar que saltase a luchar contra la vampiresa, su enemiga racial. El lemobrino estaba mejor entrenado. Un chasquido con la lengua fue suficiente para impedir que se lanzase contra el hombreperro, su enemigo racial.
—¿Joslyn Waldemar? ¿Estás aquí? — preguntaba Anssio a medida que se encontraba con la guarnición de hombres armados — Sí, sí que estás aquí. No te puedes esconder de mí, aunque estés propiamente muerto. Bastante es que me hayas esquivado en vida. ¿Lo sabían? — preguntó a los hombres de la guardia mientras se paseaba con total libertad —. Este malandrín dedicaba sus andanzas nocturnas a robarme libros conjuración y ocultismo de la biblioteca. Seguramente para quemarlos, no se me ocurre otro motivo por el cual un humano pueda interesarle las hazañas de un todopoderoso brujo.
—¿Es eso cierto? — se interesó Meera, la segunda en salir del cobertizo.
—¡Por supuesto que lo es! Preguntad propiamente a Ditricio — el cibernético permaneció en el interior del cobertizo. Movía la cabeza de un lado a otro como si estuviera escuchando una canción que solo existía en sus engranajes (en su cabeza) — Oh, mejor, preguntad propiamente al mismo Joslyn. Mirad, por ahí viene.
El siguiente movimiento de bastón vino acompañado con una retahíla de tos y estornudos de sangre. Anssio estaba muy viejo para ejecutar hechizos tan complejos. La silueta de Joslyn Waldemar apareció detrás de uno de los campamentos improvisados que levantó la guardia para asegurar la zona. Caminaba con un ritmo ligero, pero sin llegar a correr.
—Escapó de la mansión de los Waldemar cuando todos dormíamos. No es la primera vez que lo hace, él cree que no me doy cuenta — informó Meera mirando con reproche a Tycho (ellos tenían sus propias historias) —. Regresa a la mansión antes de que sus padres despierten. Puede que se le haya hecho tarde. Se habrá entretenido con los mercaderes.
Los hombres de la guardia se quedaron asombrados por las maravillas de la magia del brujo y por la narración de la elfa. Entre los dos, estaban relatando los últimos momentos de vida de Joslyn Waldemar.
La silueta del chico se quedó parado, dejó soltar algo que tenía en las manos, quizás un libro por la posición de éstas, y levantó bien alto la cabeza. Daba la sensación que estuviera hablando con alguien muy alto. Segundos después, el chico fue lanzado por los aires. Los guardias y la elfa fueron a socorrer a la imagen del hechizo. De los guardias no era una sorpresa, los humanos eran tan ignorantes que no sabían diferenciar un conjuro de la realidad. Que la elfa les siguiera fue toda una sorpresa.
—Eso descarta propiamente a cualquier persona que no mida más metro noventa — dijo Anssio mirando y acusando a Asher, Tycho y Ditricio.
Los guardias y Meera llegaron al escenario del crimen. La silueta de Joslyn Waldemar cayó encima de su cadáver. Meera se echó a un lado se tapó la boca con la mano libre. Las serpientes del látigo se reptaban nerviosas por el suelo.
—Al baño se va de uno a uno — Meyi levantó su ballesta sin despegar el culo de la hamaca. Apuntaba a Tycho que hacía ademán de seguir a la guardia —. La chica fue primero. Espera tu turno pervertido — La Chica gruñó como si estuviera validando las palabras de su padre.
Sobre el pecho del cadáver de Joslyn se veía la empuñadura a medio estacar de una daga. El resto del arma brillaba en el interior del cuerpo. El filo estaba encantado con un hechizo calcinante. A Joslyn Waldemar le golpearon, le dieron una paliza, le lanzaron por los aires y luego le clavaron una daga de fuego para asegurar su muerte.
—Eso es magia — dijo Meera cuando regresó junto al resto de acusados con las puntas de las lanzas de la guardia pegada a su espalda. Miraba hacia Anssio, Helena y Asher.
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* Acusados: Primero de los 4 eventos que veremos. En cada uno de ellos, como podéis ver, se lanzarán pistas sobre el asesinato, se profundizará en la historia de cada npc y se acusará directamente a alguno de vosotros. ¿Qué es lo que debéis hacer en este punto? Varias cosas.
1 defenderos si habéis sido acusados directamente.
2 utilizad las pruebas que tenéis a mano para lanzar vuestra propia acusación. No es obligatorio, lanzar una acusación, pero sí muy divertido.
3 podéis sacar vuestras conclusiones con respecto a la carta que se le ha asignado al protagonista de este evento. Serán a modo de propuestas. La solución definitiva se dará en el último de estos eventos. Las cartas han quedado a la vista de todos, aunque ninguno ha recogido la suya.
Si alguno de vosotros siente que se va a retrasar, informarme por mp. En el caso de Lyra, podríamos haber dejado a Helena que fuera primera para aligerar la partida.
Recordad votar offrol el personaje para el siguiente evento.
Sigel
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Re: Misión: Joslyn Waldemar [Evento Feria del Invierno 2º Parte]
Ninguno de los presentes me dirigió la palabra directamente. Casi me rompían el corazón. Casi.
El brujo era... extraño. Parecía algo demente. Pero era poderoso, no podía negarlo. Tomé la Corona Astada y la puse de nuevo sobre mi cabeza. El gesto era de agradecer, aunque fuese sólo para ver la cara de los guardias. Y después, los demás "sospechosos" comenzaron a presentarse.
-Asher Daregan.- dije. Y poco después, sus trucos de magia continuaron. Tras hacer estallar la puerta, comenzó a mostrar lo que parecía ser los últimos momentos del muerto.
Una daga de fuego. Curioso.
-No es sólo magia, es un encantamiento. Cualquiera puede usarlo. Y antes de que preguntes, si, puedo hacerlos. Este es bastante simple.- aclaré.
-Hmm. No es de las que he encantado yo. No es un pedido muy popular para una daga.- dije, pensativo. -Y es... tan redundante. ¿Para qué usar un arma de fuego si le vas a apuñalar en el pecho?- pregunté. -Si quisiese haber quemado el cadaver, podría haber cortado la ropa en su lugar y dejar que se calcinase. La parte encantada es el filo, después de todo. Dejarla clavada... es contraproducente.- añadí.
-Quizás si alguien lo tomase por un vampiro, o algo al estilo...- murmuré, mirando por encima al licántropo y al cibernético. Este último era el que más me llamaba la atención. No había dicho palabra, si es que podía hablar. A decir verdad, parecía bastante... erratico. ¿Dañado, quizás? Sus movimientos no eran precisamente naturales. -¿Para que es eso, de todos modos?- le pregunté al brujo. Fue el único que lo había mencionado por nombre (o eso asumí, por eliminación.)
Había algo más de interés. Al principio de la ilusión, si es que podíamos fiarnos de ella...
-¿Que estaba sujetando el chico? ¿Un libro?- pregunté. -¿...Y dices que acostumbraba a robártelos?- añadí, de nuevo a Anssio. -Lo suelta al detenerse, como si le hubiesen pillado haciendo algo malo, y mira arriba. Lo lanzan por los aires...- musité, pensativo. Lo lógico era asumir que se había encontrado con alguien grande y fuerte, pero había formas mucho más fáciles de lidiar con un crío. -Si tu casa tiene dos pisos, me parece que tienes un problema.- dije, formulando una teoría.
-El chico te roba unos libros por la noche. Escuchas algo y sales de tu habitación, asomándote desde el segundo piso... y lo descubres. Te mira desde abajo, sorprendido, y suelta el tomo que tenía entre manos. Pero tu ya estás harto, y lo lanzas volando con tu telekinesis. Toses sangre por la magia que has usado, y se te queda algo en la barba. El resto viene solo.- propuse, con cierto interés. -Y luego, cuando resultas sospechoso, usas tu truquito mágico para quedar como inocente, al no tener la "altura".- sonreí. -Solo necesitas a otro sospechoso que sí la tenga, como ese trozo de metal que pareces conocer.-
Parecía sencillo. Alguien que no estaba bien de la cabeza no tendria problemas en usar una daga encantada, incluso si era un desperdicio.
-...Pero oigamos al resto. Veamos si encaja, ¿hmm?-
Presento mi teoría contra Anssio. Como mínimo, no está libre de duda. Sin embargo, voto por investigar a Ditricio, porque si resulta que el culpable fue el robot silencioso mientras el resto se acusa entre si, Joslyn no será el único muerto de este tema.
El brujo era... extraño. Parecía algo demente. Pero era poderoso, no podía negarlo. Tomé la Corona Astada y la puse de nuevo sobre mi cabeza. El gesto era de agradecer, aunque fuese sólo para ver la cara de los guardias. Y después, los demás "sospechosos" comenzaron a presentarse.
-Asher Daregan.- dije. Y poco después, sus trucos de magia continuaron. Tras hacer estallar la puerta, comenzó a mostrar lo que parecía ser los últimos momentos del muerto.
Una daga de fuego. Curioso.
-No es sólo magia, es un encantamiento. Cualquiera puede usarlo. Y antes de que preguntes, si, puedo hacerlos. Este es bastante simple.- aclaré.
-Hmm. No es de las que he encantado yo. No es un pedido muy popular para una daga.- dije, pensativo. -Y es... tan redundante. ¿Para qué usar un arma de fuego si le vas a apuñalar en el pecho?- pregunté. -Si quisiese haber quemado el cadaver, podría haber cortado la ropa en su lugar y dejar que se calcinase. La parte encantada es el filo, después de todo. Dejarla clavada... es contraproducente.- añadí.
-Quizás si alguien lo tomase por un vampiro, o algo al estilo...- murmuré, mirando por encima al licántropo y al cibernético. Este último era el que más me llamaba la atención. No había dicho palabra, si es que podía hablar. A decir verdad, parecía bastante... erratico. ¿Dañado, quizás? Sus movimientos no eran precisamente naturales. -¿Para que es eso, de todos modos?- le pregunté al brujo. Fue el único que lo había mencionado por nombre (o eso asumí, por eliminación.)
Había algo más de interés. Al principio de la ilusión, si es que podíamos fiarnos de ella...
-¿Que estaba sujetando el chico? ¿Un libro?- pregunté. -¿...Y dices que acostumbraba a robártelos?- añadí, de nuevo a Anssio. -Lo suelta al detenerse, como si le hubiesen pillado haciendo algo malo, y mira arriba. Lo lanzan por los aires...- musité, pensativo. Lo lógico era asumir que se había encontrado con alguien grande y fuerte, pero había formas mucho más fáciles de lidiar con un crío. -Si tu casa tiene dos pisos, me parece que tienes un problema.- dije, formulando una teoría.
-El chico te roba unos libros por la noche. Escuchas algo y sales de tu habitación, asomándote desde el segundo piso... y lo descubres. Te mira desde abajo, sorprendido, y suelta el tomo que tenía entre manos. Pero tu ya estás harto, y lo lanzas volando con tu telekinesis. Toses sangre por la magia que has usado, y se te queda algo en la barba. El resto viene solo.- propuse, con cierto interés. -Y luego, cuando resultas sospechoso, usas tu truquito mágico para quedar como inocente, al no tener la "altura".- sonreí. -Solo necesitas a otro sospechoso que sí la tenga, como ese trozo de metal que pareces conocer.-
Parecía sencillo. Alguien que no estaba bien de la cabeza no tendria problemas en usar una daga encantada, incluso si era un desperdicio.
-...Pero oigamos al resto. Veamos si encaja, ¿hmm?-
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Presento mi teoría contra Anssio. Como mínimo, no está libre de duda. Sin embargo, voto por investigar a Ditricio, porque si resulta que el culpable fue el robot silencioso mientras el resto se acusa entre si, Joslyn no será el único muerto de este tema.
Asher Daregan
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Re: Misión: Joslyn Waldemar [Evento Feria del Invierno 2º Parte]
Varios minutos habían pasado, minutos que se dedicó a confabular en su mente, mirando con cierta sospecha a cada individuo en esa habitación. ¿Estaría el culpable allí dentro siquiera? La guardia era bastante inútil, eso lo sabía bien, casi ausente fuera de las ciudades, y torpe dentro, no le sorprendía nada que venga de su organización.
Y otra asesina dentro, compañera de oficio, miró a la rubia recién llegada con cierta sorpresa disimulada, manteniendo una expresión seria y escondida, hasta que se le acercó. Le sonrió como un saludo. — ¿También te agarraron? Ah, somos dos. No llevo nada encima más que las ganas de golpear a cada imbécil que me arrastró hasta aquí. —
Pronto unos gritos interrumpieron su charla, el brujo ensangrentado empezó a gritar, llamó su atención y le dedicó sus miradas, apretó los puños, un sentimiento de vulnerabilidad invadió todo su ser al ver la magia, varios allí podrían atacarles a placer, y nada podría hacer para defenderse, no era Helena.
Observó sin más con atención los objetos que cayeron a los pies del brujo, observando fijamente algunos de ellos, uno más tiempo que los demás.
Sin más, la túnica cambió a una digna de la realeza. ¿Ilusiones? Se le cruzó por la cabeza, había oído de brujos que realizaban todo tipo de magias, pero no estaba segura de su límite. Observó las cimitarras ser tomadas, y luego a su propietario, a Tycho, con cierta atención, fácilmente todas las personas allí podrían haberlo asesinado.
Pero en comparación, con pocas ganas miró a los demás, a quien más le dedicó una mirada seria y larga, fue a la sacerdotisa al tomar las serpientes, objeto que fijó sus ojos desde que aparecieron, y luego en ella también, aunque se guardó sus comentarios.
Se dedicó a escuchar la conversación en silencio mientras recogía su arco y el carcaj a su lado, lo colocó en su cintura y el arco lo mantuvo en su mano, aunque flexionado y corto, aún no lo estiraba y poseía la pequeña traba del mecanismo, solo estirado servía para disparar.
Luego se hizo a un lado, dejó pasar a este y le siguió detrás al pasar la sacerdotisa, pero con cierta distancia y prudencia, fue la tercera en salir y miró con seriedad a los guardias, finalmente a la chica y al cazador que le jaló de la correa, apretó el arco y este se alargó, que molestia era el animal de ese tipo, pensó hasta en sacarla de su sufrimiento luego de salir de allí.
El brujo podía estar loco, empezó a llamar a los muertos, creía que esa magia solo se encontraba en libros, ya extinta, pero no parecía ser así, ¿Cómo estaba llamando al niño? ¿Y cómo se presentaba este ante ellos? Más dudas solo le surgían a medida que avanzaban. La visión delante de ella le pareció algo sumamente extraño, pero la observó algo crédula, hasta que se le ocurrió que podría ser una ilusión para llevarles por otro camino.
— ¿Cómo sabemos que esta no es una ilusión tuya para despistarnos? — Acusó a Anssio con un tono calmado y relajado.
Y finalmente escuchó al hombre lobo que estaba a un par de metros suyos, acusado por tanto el brujo como la elfa.
— Me parece una teoría un tanto rebuscada pero posible. — Ojeó a Helena disimuladamente luego de hablar.
— Y tú, tan inocente como calmada y acusadora. Tú misma dijiste que pasabas mucho tiempo con él, quizá te hartó el niño revoltoso y lo asesinaste, utilizaste una daga de fuego para inculpar al brujo, o para simplemente despistar a la estúpida guardia. —
Dejó caer ese comentario, con tono provocador y acusador por igual, solo para tener una respuesta suya.
Voto por Meera, su estado al perder las serpientes y como cambió cuando las recuperó, con sus aires inocentes y acusadores, me lleva a pensar ciertas cosas.
Y otra asesina dentro, compañera de oficio, miró a la rubia recién llegada con cierta sorpresa disimulada, manteniendo una expresión seria y escondida, hasta que se le acercó. Le sonrió como un saludo. — ¿También te agarraron? Ah, somos dos. No llevo nada encima más que las ganas de golpear a cada imbécil que me arrastró hasta aquí. —
Pronto unos gritos interrumpieron su charla, el brujo ensangrentado empezó a gritar, llamó su atención y le dedicó sus miradas, apretó los puños, un sentimiento de vulnerabilidad invadió todo su ser al ver la magia, varios allí podrían atacarles a placer, y nada podría hacer para defenderse, no era Helena.
Observó sin más con atención los objetos que cayeron a los pies del brujo, observando fijamente algunos de ellos, uno más tiempo que los demás.
Sin más, la túnica cambió a una digna de la realeza. ¿Ilusiones? Se le cruzó por la cabeza, había oído de brujos que realizaban todo tipo de magias, pero no estaba segura de su límite. Observó las cimitarras ser tomadas, y luego a su propietario, a Tycho, con cierta atención, fácilmente todas las personas allí podrían haberlo asesinado.
Pero en comparación, con pocas ganas miró a los demás, a quien más le dedicó una mirada seria y larga, fue a la sacerdotisa al tomar las serpientes, objeto que fijó sus ojos desde que aparecieron, y luego en ella también, aunque se guardó sus comentarios.
Se dedicó a escuchar la conversación en silencio mientras recogía su arco y el carcaj a su lado, lo colocó en su cintura y el arco lo mantuvo en su mano, aunque flexionado y corto, aún no lo estiraba y poseía la pequeña traba del mecanismo, solo estirado servía para disparar.
Luego se hizo a un lado, dejó pasar a este y le siguió detrás al pasar la sacerdotisa, pero con cierta distancia y prudencia, fue la tercera en salir y miró con seriedad a los guardias, finalmente a la chica y al cazador que le jaló de la correa, apretó el arco y este se alargó, que molestia era el animal de ese tipo, pensó hasta en sacarla de su sufrimiento luego de salir de allí.
El brujo podía estar loco, empezó a llamar a los muertos, creía que esa magia solo se encontraba en libros, ya extinta, pero no parecía ser así, ¿Cómo estaba llamando al niño? ¿Y cómo se presentaba este ante ellos? Más dudas solo le surgían a medida que avanzaban. La visión delante de ella le pareció algo sumamente extraño, pero la observó algo crédula, hasta que se le ocurrió que podría ser una ilusión para llevarles por otro camino.
— ¿Cómo sabemos que esta no es una ilusión tuya para despistarnos? — Acusó a Anssio con un tono calmado y relajado.
Y finalmente escuchó al hombre lobo que estaba a un par de metros suyos, acusado por tanto el brujo como la elfa.
— Me parece una teoría un tanto rebuscada pero posible. — Ojeó a Helena disimuladamente luego de hablar.
— Y tú, tan inocente como calmada y acusadora. Tú misma dijiste que pasabas mucho tiempo con él, quizá te hartó el niño revoltoso y lo asesinaste, utilizaste una daga de fuego para inculpar al brujo, o para simplemente despistar a la estúpida guardia. —
Dejó caer ese comentario, con tono provocador y acusador por igual, solo para tener una respuesta suya.
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Voto por Meera, su estado al perder las serpientes y como cambió cuando las recuperó, con sus aires inocentes y acusadores, me lleva a pensar ciertas cosas.
Lyra
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Re: Misión: Joslyn Waldemar [Evento Feria del Invierno 2º Parte]
Aquel brujo no le gustaba nada, y su horrorosa sonrisa, sumado al hecho de que se había dado cuenta que no le quitaba el ojo de encima hacía que sintiese un profundo asco para con su congénere. Helena era prepotente, escondía en su interior gran odio y rencor hacia los demás, en especial para los de su raza; era algo que había acumulado tras años y años las miradas por encima del hombro que recibía.
Acto seguido, un puñado de armas y cartas aparecieron como "por arte de magia", ¿Estarían las suyas? Probablemente. No quiso indagar mucho en aquello, ya las cogería cuando nadie mirara. El principal motivo para que te incriminen de algo es que tengas cierto peligro, y una mujer desarmada no entraba en esa categoría.
Parte de los sospechosos empezaron a incriminarse y reprocharse cosas los unos a los otros, Helena por su parte quedó lo más rezagada posible del grupo, de brazos cruzados y apoyada en la pared más adecuada para verlo y oírlo todo y a la vez pasar desapercibida.
La sacerdotisa dijo una palabra que la definió a la perfección "asesinos". Sí, era su oficio, se le daba bien acabar con la llama que encendía la vida en las almas de los mortales. Había matado de muchas formas, unas más creativas que otras, su favorita: pillar desprevenida a su presa y clavar su daga oculta en alguna zona vital. El dolor no deja hablar a las víctimas, que poco a poco pierden la conciencia y acaban desangrándose.
Acto seguido, una de las paredes voló por los aires con un hechizo del asqueroso brujo. Por suerte, para él más que nada, esa pared era la opuesta en la que Helena estaba.
Ahora, con todo el revuelo que se formó, agarró sus cosas. Su arma favorita volvió a su lugar, escondida en el antebrazo izquierdo nadie notaría que estaba allí, Eltrant había hecho un gran trabajo con la funda que la ocultaba. Su otra daga sutilmente volvió a su cintura, y la carta que aquella adivina le dio... la dejó ahí, no tenía un valor real para ella.
Tras eso, volvió su atención a donde de verdad interesaba. El asqueroso brujo dijo algo acerca de que el chico le robaba libros relacionados con la hechicería. Sonrió de medio lado, sin duda Joslyn sabía buscarse las castañas.
No pudo evitar enseñar un rostro de total asombro cuando vio la figura de lo que parecía ser el espectro del joven Waldemar. Ahora sí, con sutileza se mezcló entre los sospechosos. Creía que esa magia estaba prohibida, pero aquel anciano la ejecutó como si nada. Obviamente, aquello tenía un coste, y podía notarse en el aspecto del invocador.
Tras presenciar lo que seguramente fueron los últimos momentos con vida del chico, la Rhodes hizo una mueca de desagrado, ahora vio cómo murió. Había algo más, una daga llameante clavada en su pecho. Le molestó que la elfa la mirara como si hubiese encontrado al culpable.
-Para ser elfa, eres bastante idiota.-Se pronunció-Como ha dicho el grandullón...-El hombre perro-...cualquiera puede tener su arma encantada. En mi caso...-Sacó su daga de la faja de la cintura y la mostró, totalmente helada. Desprendía incluso cierto remanente de frío hacia el suelo-...el fuego no es algo que me agrade.-Volvió a guardarse el arma.
Acto seguido se calló para escuchar lo que el hombre perro tenía que decir. Lanzó una teoría y una serie de suposiciones. Tenían sentido. Era el que más implicado estaba en resolver el misterio sin anunciarse como inocente, ¿Sería eso un indicador de su propia inocencia? No podía fiarse, pero ahí estaba la duda.
Se cruzó de brazos y miró de reojo a Anssio.
-Ese nerviosismo no es natural, ¿Tienes algo que esconder, brujo?-Se cruzó de brazos y lo miró directamente, con un tono de sospecha-Aunque, por otro lado, si esto que nos has mostrado es real...-Podía perfectamente no serlo, no sería la primera vez que cae presa de una ilusión-...no tiene sentido que muestres la escena exacta del crimen, ya que te inculpas a ti mismo, sobretodo por el hecho de que has confesado que tenías algo en contra del chico.
Pensó por unos segundos. No podía descartarlo, pero no tenía mucho con lo que cargar contra el anciano.
-Yo sospecho también de la elfa.-Ahora, cambió su objetivo, el cual coincidía con el de Lyra. Quizás por contra-venganza a la anterior acusación que recibió.-¿Habéis visto cómo se le caían las serpientes y con qué rapidez las agarró en cuanto tuvo oportunidad?-Se acercó a ella aún cruzada de brazos, con aires de superioridad moral y racial-¿Qué son esos "juguetitos" y qué hacen?-Sonrió, le gustaba ser ella quien acusara a la gente, y esperar para ver las nerviosas respuestas era de lo más satisfactorio, era una posición de poder que le gustaba.
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Off: No descarto a Anssio ni por asomo, pero me centro en la elfa; Meera
Acto seguido, un puñado de armas y cartas aparecieron como "por arte de magia", ¿Estarían las suyas? Probablemente. No quiso indagar mucho en aquello, ya las cogería cuando nadie mirara. El principal motivo para que te incriminen de algo es que tengas cierto peligro, y una mujer desarmada no entraba en esa categoría.
Parte de los sospechosos empezaron a incriminarse y reprocharse cosas los unos a los otros, Helena por su parte quedó lo más rezagada posible del grupo, de brazos cruzados y apoyada en la pared más adecuada para verlo y oírlo todo y a la vez pasar desapercibida.
La sacerdotisa dijo una palabra que la definió a la perfección "asesinos". Sí, era su oficio, se le daba bien acabar con la llama que encendía la vida en las almas de los mortales. Había matado de muchas formas, unas más creativas que otras, su favorita: pillar desprevenida a su presa y clavar su daga oculta en alguna zona vital. El dolor no deja hablar a las víctimas, que poco a poco pierden la conciencia y acaban desangrándose.
Acto seguido, una de las paredes voló por los aires con un hechizo del asqueroso brujo. Por suerte, para él más que nada, esa pared era la opuesta en la que Helena estaba.
Ahora, con todo el revuelo que se formó, agarró sus cosas. Su arma favorita volvió a su lugar, escondida en el antebrazo izquierdo nadie notaría que estaba allí, Eltrant había hecho un gran trabajo con la funda que la ocultaba. Su otra daga sutilmente volvió a su cintura, y la carta que aquella adivina le dio... la dejó ahí, no tenía un valor real para ella.
Tras eso, volvió su atención a donde de verdad interesaba. El asqueroso brujo dijo algo acerca de que el chico le robaba libros relacionados con la hechicería. Sonrió de medio lado, sin duda Joslyn sabía buscarse las castañas.
No pudo evitar enseñar un rostro de total asombro cuando vio la figura de lo que parecía ser el espectro del joven Waldemar. Ahora sí, con sutileza se mezcló entre los sospechosos. Creía que esa magia estaba prohibida, pero aquel anciano la ejecutó como si nada. Obviamente, aquello tenía un coste, y podía notarse en el aspecto del invocador.
Tras presenciar lo que seguramente fueron los últimos momentos con vida del chico, la Rhodes hizo una mueca de desagrado, ahora vio cómo murió. Había algo más, una daga llameante clavada en su pecho. Le molestó que la elfa la mirara como si hubiese encontrado al culpable.
-Para ser elfa, eres bastante idiota.-Se pronunció-Como ha dicho el grandullón...-El hombre perro-...cualquiera puede tener su arma encantada. En mi caso...-Sacó su daga de la faja de la cintura y la mostró, totalmente helada. Desprendía incluso cierto remanente de frío hacia el suelo-...el fuego no es algo que me agrade.-Volvió a guardarse el arma.
Acto seguido se calló para escuchar lo que el hombre perro tenía que decir. Lanzó una teoría y una serie de suposiciones. Tenían sentido. Era el que más implicado estaba en resolver el misterio sin anunciarse como inocente, ¿Sería eso un indicador de su propia inocencia? No podía fiarse, pero ahí estaba la duda.
Se cruzó de brazos y miró de reojo a Anssio.
-Ese nerviosismo no es natural, ¿Tienes algo que esconder, brujo?-Se cruzó de brazos y lo miró directamente, con un tono de sospecha-Aunque, por otro lado, si esto que nos has mostrado es real...-Podía perfectamente no serlo, no sería la primera vez que cae presa de una ilusión-...no tiene sentido que muestres la escena exacta del crimen, ya que te inculpas a ti mismo, sobretodo por el hecho de que has confesado que tenías algo en contra del chico.
Pensó por unos segundos. No podía descartarlo, pero no tenía mucho con lo que cargar contra el anciano.
-Yo sospecho también de la elfa.-Ahora, cambió su objetivo, el cual coincidía con el de Lyra. Quizás por contra-venganza a la anterior acusación que recibió.-¿Habéis visto cómo se le caían las serpientes y con qué rapidez las agarró en cuanto tuvo oportunidad?-Se acercó a ella aún cruzada de brazos, con aires de superioridad moral y racial-¿Qué son esos "juguetitos" y qué hacen?-Sonrió, le gustaba ser ella quien acusara a la gente, y esperar para ver las nerviosas respuestas era de lo más satisfactorio, era una posición de poder que le gustaba.
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Off: No descarto a Anssio ni por asomo, pero me centro en la elfa; Meera
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Re: Misión: Joslyn Waldemar [Evento Feria del Invierno 2º Parte]
La maestra sacerdotisa Yn’Ashildr se limpió las lágrimas con la manga de la túnica y se enderezó declararon así su superioridad dada por la rígida moral de los elfos como su puesto como matrona de Joselyn Waldemar. Éste no era su lugar. Ella debía estar al lado de los señores Waldemar, llorando por la pérdida de su hijo, no entre un grupo de zafios asesinos, a cada cual peor que el anterior. Aunque la defensa de Asher Daregan fuera fundamentada, era cierto que cualquiera podía empuñar un arma encantada, Meera Yn’Ashildr no se permitía el lujo de simpatizar con en el hombre perro. Le observaba con malicia y analizaba sus frases buscando acusaciones indirectas. Asher Daregan rompió los esquemas de la elfa en el momento que se dirigió al brujo bibliotecario. La maestra sacerdotisa había supuesto que las criaturas de las razas inferiores ejerciesen ruines artimañas con tal de inculparse entre ellos. Es lo que se esperaría de un hombre bestia, un licántropo, una vampiresa y unos brujos. La última palabra le ardió en su consciencia.
—Ha demostrado propiamente ser poseedor de un grato intelecto — contestó Anssio a las acusaciones de Asher Daregan —. Pero requiere dos cuestiones que propiamente le han ocultado — marcó el número con los dedos de la mano derecha —. ¡Uno! La maestra sacerdotisa Yn’Ashildr sabía de las incursiones nocturnas del señorito Joslyn. Hace cuatro días, Ditricio, que antaño fue tan buen soldado como todos nuestros armados amigos, encontró al muchacho corriendo con mis pergaminos robados. Lo capturó, me devolvió mis pergaminos y llevó al niño a su mansión donde supongo que la propiamente atenta maestra sacerdotisa debió recibirle. Ditricio le habría relatado lo sucedido, entre sus muchas funciones de cibernético guardián no se encuentra la de decir falsedades. Habiendo tantos testigos de las tropelías de Joslyn contra mi biblioteca y contra mi persona, ¿cree que le habría matado?
El brujo bibliotecario, al contrario que Asher, habló y acusó como la elfa esperaba que lo hiciera. Meera Yn’Ashildr escuchó sus declaraciones sin mirarle.
—¡Y Dos! La biblioteca donde oficio y resido posee propiamente ventanas en los cuatro niveles. Su relato defiende la posibilidad que haya lanzado un hechizo desde una de las ventanas superiores, bajado a prisa por las escaleras y perseguido al Joslyn impulsado. Mis desgastados huesos no podrían recorrer más de cinco pasos sin denotar propiamente mis debilidades. Si esto no le convence, lo hará mi magia — mirando a Helena — mi especialidad es la conjuración. La telequinesis la reservo para alcanzar los libros de los estantes superiores y las ilusiones poseen una complicidad de la que estoy propiamente excluido. Digo bien, digo verdad y digo gracias.
Lyra y Helena siguieron con las acusaciones hacia Meera Yn’Ashildr. Ninguna de las dos presentó una escena tan desarrollada como la de Asher Daregan, basaban sus acusaciones en las acciones de la elfa que la delataban como culpable sin descifrar el significado.
—El látigo de serpientes forma parte de mí, los Dioses de Sandorai me lo entregaron el día de mi consagración como maestra sacerdotisa. Es un instrumento religioso, más que un arma de guerra. Las serpientes sirven mi voluntad, están vinculadas a mis pensamientos e ideas. Las elfas de menor grado, sin el suficiente acopio, suelen ser devoradas por sus propias serpientes. Este látigo es un símbolo de mi madurez y mi lealtad hacia el credo que sigo.
Hubo un momento de inicuo silencio en el que apenas se escuchaban los chascarrillos de los soldados de la guardia de la ciudad y el ruido de las tuercas de Ditricio.
—Meera Yn’Ashildr — dijo el licántropo. Por su tono de voz vacilante, parecía que había perdido el hilo de la conversación en varios momentos y que, de todo lo hablado, solo se había quedado con el nombre de la elfa.
El licántropo se puso delante de la elfa. Meera, pese a que Tycho le superaba por una cabeza, se mantenía erguida, sin dejar impresionar por el tamaño y el enfado. Tycho Piernaslargas dio un empujón a la elfa haciéndola tambalear y casi caer.
—Esto no habría pasado si los Waldemar no me hubieran despedido por tu culpa — la voz del licántropo sonaba como un ladrido.
—Habría pasado mucho antes. Es de ti de quién aprendiendo a escaparse — Meera acusó a Tycho con la malicia de las razas inferiores.
—Deberías estar en Sandorai — el licántropo siguió hablando ignorando a la elfa —. Ese es tu hogar. Los elfos no deberían educar a los niños de Verisar.
—¡Ese punto es propiamente interesante! ¿Qué hace una maestra sacerdotisa de alto rango en Verisar? ¿Un asunto político? ¿Económico?
—Cállate brujo — dijo Meera sin levantar la voz.
—¿Amor? ¿Algún romance clandestino? Por lo que se conoce, ninguna maestra sacerdotisa de alto rango debe abandonar el árbol sagrado, a no ser que haya sido propiamente expulsada de sus tierras.
—¿Acaba de llamarla puta? — explicó Meyi silbando, quien disfrutaba de la conversación entre los presuntos criminales como si estuviera viendo una competición deportiva —. Sí, sí, lo ha hecho. ¡Con dos cojo… conjuros!
Meera se dio la vuelta, encontrándose de bruces frente a la risa del brujo. No le dejó opción a que pudiera escapar. Azotó el látigo en el aire, las serpientes entendieron la señal y se lanzaron hacia el brujo, mordiéndole el brazo y expulsando una buena dosis de veneno. Anssio cayó (propiamente) al suelo. Los desgastados huesos del anciano resonaron como si estuvieran hechos de una madero roído y astillado.
Tycho se había deslizado hacia el cadáver de Joslyn Waldemar. Levantó las mangas y camales del chico, descubriendo marcas de mordeduras de serpientes.
—Explica esto. Algunas heridas son de hace días, más de una semana. Dijiste que las serpientes se rigen por buenas voluntades. ¿Es a esto a lo que referías? Y mira este corte en la mejilla, es el más reciente; diría que lo hiciste hace dos días.
—Yo no lo hice — la voz de la maestra sacerdotisa quedaba eclipsada por los gritos de agonía del brujo.
—Mientes. Las serpientes te pertenecen.
—Lo de la cara no fui yo. Informamos a la guardia, todavía están buscando al culpable — cada vez en un tono de voz más bajo.
El licántropo pasó a su forma animal. Se lanzó encima de la elfa tirándola al suelo. Las serpientes, con rapidez, se enrollaron alrededor del cuello del lobo asfixiándole para que dejase en paz a su dueña. La elfa hacía acopio de recitar un hechizo de protección que lanzase al animal, pero no podía hablar. El astuto lobo apretaba las garras en sobre el cuello de la chica.
Anssio escupía una mezcla de espuma y sangre, los soldados de la guardia compartían miradas vacilantes entre ellos esperando a que él les ordenase qué hacer, Meyi aplaudía divertido desde la confortable hamaca y el averiado cibernético giraba la cabeza como un búho ajeno a la situación.
* Acusados: Segundo de los 4 eventos que veremos. Seguimos con los mismos objetivos generales que el anterior evento y añadimos nuevos juegos que harán del evento más interesante.
1 defenderos si habéis sido acusados directamente.
2 utilizad las pruebas que tenéis a mano para lanzar vuestra propia acusación. No es obligatorio, lanzar una acusación, pero sí muy divertido.
3 podéis sacar vuestras conclusiones con respecto a la carta que se le ha asignado al protagonista de este evento. Serán a modo de propuestas. La solución definitiva se dará en el último de estos eventos. Las cartas han quedado a la vista de todos, aunque ninguno ha recogido la suya.
Nuevo juego: Sois tres personajes y tendréis que repartiros 3 tareas. Cada uno de vosotros solo podrá hacer una, así que estad atentos. Recomiendo que habléis esto por privado para poneros de acuerdo en el caso que deseéis cumplir con una de estas tareas en especial. En caso de que no os pongáis de acuerdo, por favor, informadme. Seré yo, como mano imparcial, quien lo deje a la suerte.
Sanar a Anssio del veneno de las serpientes: como agradecimiento, él te responderá en privado (por mp, los otros personajes no sabrán qué te ha dicho) y con sinceridad a una pregunta que le hagas. Obviamente, esta pregunta no podrá ser si ha matado a Joslyn.
Separar a Meera y Tycho (de parte de Meera): tomarás a la elfa y te la llevarás a un extremo. Podrás hacerla una pregunta y ella te la responderá en privado (por mp, los otros personajes no sabrán qué te ha dicho) y con sinceridad. Obviamente, esta pregunta no podrá ser si ha matado a Joslyn.
Separar a Meera y Tycho (de parte de Tycho): tomarás al lobo y te lo llevarás a un extremo. Podrás hacerle una pregunta y él te la responderá en privado (por mp, los otros personajes no sabrán qué te ha dicho) y con sinceridad. Obviamente, esta pregunta no podrá ser si ha matado a Joslyn.
Mantenerse imparcial: dejo esta opción abierta. Es posible que no confíes en los personajes y no queráis estar a su lado. Esta opción es válida y, al igual que las anteriores, posee sus propias consecuencias.
En algunos eventos, no en todos, se encuentran juegos similares a este. Pensé que sería una buena idea intercalar turnos de abundante acción como éste con otros más calmados que nos puedan dar tiempo a pensar.
Recordad votar offrol el personaje para el siguiente evento.
—Ha demostrado propiamente ser poseedor de un grato intelecto — contestó Anssio a las acusaciones de Asher Daregan —. Pero requiere dos cuestiones que propiamente le han ocultado — marcó el número con los dedos de la mano derecha —. ¡Uno! La maestra sacerdotisa Yn’Ashildr sabía de las incursiones nocturnas del señorito Joslyn. Hace cuatro días, Ditricio, que antaño fue tan buen soldado como todos nuestros armados amigos, encontró al muchacho corriendo con mis pergaminos robados. Lo capturó, me devolvió mis pergaminos y llevó al niño a su mansión donde supongo que la propiamente atenta maestra sacerdotisa debió recibirle. Ditricio le habría relatado lo sucedido, entre sus muchas funciones de cibernético guardián no se encuentra la de decir falsedades. Habiendo tantos testigos de las tropelías de Joslyn contra mi biblioteca y contra mi persona, ¿cree que le habría matado?
El brujo bibliotecario, al contrario que Asher, habló y acusó como la elfa esperaba que lo hiciera. Meera Yn’Ashildr escuchó sus declaraciones sin mirarle.
—¡Y Dos! La biblioteca donde oficio y resido posee propiamente ventanas en los cuatro niveles. Su relato defiende la posibilidad que haya lanzado un hechizo desde una de las ventanas superiores, bajado a prisa por las escaleras y perseguido al Joslyn impulsado. Mis desgastados huesos no podrían recorrer más de cinco pasos sin denotar propiamente mis debilidades. Si esto no le convence, lo hará mi magia — mirando a Helena — mi especialidad es la conjuración. La telequinesis la reservo para alcanzar los libros de los estantes superiores y las ilusiones poseen una complicidad de la que estoy propiamente excluido. Digo bien, digo verdad y digo gracias.
Lyra y Helena siguieron con las acusaciones hacia Meera Yn’Ashildr. Ninguna de las dos presentó una escena tan desarrollada como la de Asher Daregan, basaban sus acusaciones en las acciones de la elfa que la delataban como culpable sin descifrar el significado.
—El látigo de serpientes forma parte de mí, los Dioses de Sandorai me lo entregaron el día de mi consagración como maestra sacerdotisa. Es un instrumento religioso, más que un arma de guerra. Las serpientes sirven mi voluntad, están vinculadas a mis pensamientos e ideas. Las elfas de menor grado, sin el suficiente acopio, suelen ser devoradas por sus propias serpientes. Este látigo es un símbolo de mi madurez y mi lealtad hacia el credo que sigo.
Hubo un momento de inicuo silencio en el que apenas se escuchaban los chascarrillos de los soldados de la guardia de la ciudad y el ruido de las tuercas de Ditricio.
—Meera Yn’Ashildr — dijo el licántropo. Por su tono de voz vacilante, parecía que había perdido el hilo de la conversación en varios momentos y que, de todo lo hablado, solo se había quedado con el nombre de la elfa.
El licántropo se puso delante de la elfa. Meera, pese a que Tycho le superaba por una cabeza, se mantenía erguida, sin dejar impresionar por el tamaño y el enfado. Tycho Piernaslargas dio un empujón a la elfa haciéndola tambalear y casi caer.
—Esto no habría pasado si los Waldemar no me hubieran despedido por tu culpa — la voz del licántropo sonaba como un ladrido.
—Habría pasado mucho antes. Es de ti de quién aprendiendo a escaparse — Meera acusó a Tycho con la malicia de las razas inferiores.
—Deberías estar en Sandorai — el licántropo siguió hablando ignorando a la elfa —. Ese es tu hogar. Los elfos no deberían educar a los niños de Verisar.
—¡Ese punto es propiamente interesante! ¿Qué hace una maestra sacerdotisa de alto rango en Verisar? ¿Un asunto político? ¿Económico?
—Cállate brujo — dijo Meera sin levantar la voz.
—¿Amor? ¿Algún romance clandestino? Por lo que se conoce, ninguna maestra sacerdotisa de alto rango debe abandonar el árbol sagrado, a no ser que haya sido propiamente expulsada de sus tierras.
—¿Acaba de llamarla puta? — explicó Meyi silbando, quien disfrutaba de la conversación entre los presuntos criminales como si estuviera viendo una competición deportiva —. Sí, sí, lo ha hecho. ¡Con dos cojo… conjuros!
Meera se dio la vuelta, encontrándose de bruces frente a la risa del brujo. No le dejó opción a que pudiera escapar. Azotó el látigo en el aire, las serpientes entendieron la señal y se lanzaron hacia el brujo, mordiéndole el brazo y expulsando una buena dosis de veneno. Anssio cayó (propiamente) al suelo. Los desgastados huesos del anciano resonaron como si estuvieran hechos de una madero roído y astillado.
Tycho se había deslizado hacia el cadáver de Joslyn Waldemar. Levantó las mangas y camales del chico, descubriendo marcas de mordeduras de serpientes.
—Explica esto. Algunas heridas son de hace días, más de una semana. Dijiste que las serpientes se rigen por buenas voluntades. ¿Es a esto a lo que referías? Y mira este corte en la mejilla, es el más reciente; diría que lo hiciste hace dos días.
—Yo no lo hice — la voz de la maestra sacerdotisa quedaba eclipsada por los gritos de agonía del brujo.
—Mientes. Las serpientes te pertenecen.
—Lo de la cara no fui yo. Informamos a la guardia, todavía están buscando al culpable — cada vez en un tono de voz más bajo.
El licántropo pasó a su forma animal. Se lanzó encima de la elfa tirándola al suelo. Las serpientes, con rapidez, se enrollaron alrededor del cuello del lobo asfixiándole para que dejase en paz a su dueña. La elfa hacía acopio de recitar un hechizo de protección que lanzase al animal, pero no podía hablar. El astuto lobo apretaba las garras en sobre el cuello de la chica.
Anssio escupía una mezcla de espuma y sangre, los soldados de la guardia compartían miradas vacilantes entre ellos esperando a que él les ordenase qué hacer, Meyi aplaudía divertido desde la confortable hamaca y el averiado cibernético giraba la cabeza como un búho ajeno a la situación.
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* Acusados: Segundo de los 4 eventos que veremos. Seguimos con los mismos objetivos generales que el anterior evento y añadimos nuevos juegos que harán del evento más interesante.
1 defenderos si habéis sido acusados directamente.
2 utilizad las pruebas que tenéis a mano para lanzar vuestra propia acusación. No es obligatorio, lanzar una acusación, pero sí muy divertido.
3 podéis sacar vuestras conclusiones con respecto a la carta que se le ha asignado al protagonista de este evento. Serán a modo de propuestas. La solución definitiva se dará en el último de estos eventos. Las cartas han quedado a la vista de todos, aunque ninguno ha recogido la suya.
Nuevo juego: Sois tres personajes y tendréis que repartiros 3 tareas. Cada uno de vosotros solo podrá hacer una, así que estad atentos. Recomiendo que habléis esto por privado para poneros de acuerdo en el caso que deseéis cumplir con una de estas tareas en especial. En caso de que no os pongáis de acuerdo, por favor, informadme. Seré yo, como mano imparcial, quien lo deje a la suerte.
Sanar a Anssio del veneno de las serpientes: como agradecimiento, él te responderá en privado (por mp, los otros personajes no sabrán qué te ha dicho) y con sinceridad a una pregunta que le hagas. Obviamente, esta pregunta no podrá ser si ha matado a Joslyn.
Separar a Meera y Tycho (de parte de Meera): tomarás a la elfa y te la llevarás a un extremo. Podrás hacerla una pregunta y ella te la responderá en privado (por mp, los otros personajes no sabrán qué te ha dicho) y con sinceridad. Obviamente, esta pregunta no podrá ser si ha matado a Joslyn.
Separar a Meera y Tycho (de parte de Tycho): tomarás al lobo y te lo llevarás a un extremo. Podrás hacerle una pregunta y él te la responderá en privado (por mp, los otros personajes no sabrán qué te ha dicho) y con sinceridad. Obviamente, esta pregunta no podrá ser si ha matado a Joslyn.
Mantenerse imparcial: dejo esta opción abierta. Es posible que no confíes en los personajes y no queráis estar a su lado. Esta opción es válida y, al igual que las anteriores, posee sus propias consecuencias.
En algunos eventos, no en todos, se encuentran juegos similares a este. Pensé que sería una buena idea intercalar turnos de abundante acción como éste con otros más calmados que nos puedan dar tiempo a pensar.
Recordad votar offrol el personaje para el siguiente evento.
Sigel
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Re: Misión: Joslyn Waldemar [Evento Feria del Invierno 2º Parte]
Joslyn Waldemar
¡Nueva regla!
Recibiréis 40 aeros adicionales por cada personaje que acertéis la carta del tarot que le corresponde. Esto lo haremos por votación en el mismo turno que se dirá el culpable onrol. Aunque uno, individualmente, haya acertado en su posición, si el resto ha votado erróneamente, no se le concederá la recompensa. Recordar que la votación final se hará por mp.
Esto se suma a la regla anterior:
* Se gana 300 aeros si no descubren tu carta
* Si descubren tu carta ganas tan solo 100 aeros
* Si te acusan como asesino, independientemente de tu carta, no se gana ningún aero.
Sigel
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Re: Misión: Joslyn Waldemar [Evento Feria del Invierno 2º Parte]
Una pelea... Aquello era entretenido, pero algo contraproducente. Miré a los guardias. Estaba claro que no estaban capacitados para hacer su trabajo. No iban a hacer nada... Suspiré.
Tendría que encargarme yo.
Rebusqué entre mis pertenencias hasta encontrar lo que buscaba. Una piedra con un símbolo grabado. Lentamente, tomé posición, apunté... y la lancé hacia la pareja. [1] Una onda de fuerza separó a ambos sospechosos con fuerza, impulsándolos en distintas direcciones
-Suficiente.- gruñí, interponiéndome. El hombre lobo seguía furioso. Se levantó, mostrando los dientes. En esa forma, era fácilmente de mi tamaño y constitución. Pero no era ningún Centinela. Le lancé una mirada gélida. No necesitaba mucho para lidiar con él.
Pero se controló. Con un resoplido, caminó hacia una esquina de la habitación. Fui con él, algo menos tenso. El que matase a la elfa o no no me importaba demasiado, pero tenía que hablar con él. Miré de reojo al resto. Si alguien no se encargaba del brujo, era posible que muriese. Y si nos íbamos por aquella solución... había visto lo que podían hacer los guardias. Ni ellos ni Meyi serían un problema para abrirme paso.
Por el momento, seguiría siendo paciente. Quizás tuviese algo que ganar allí.
-Por irritante que sea, me da la sensación de que no ha sido ella.- admití. Había más de una cosa que no encajaba. Por supuesto, partes podrían haber sido para despistar, pero aun así... -Hacen falta varias cosas. Motivos, forma y oportunidad. Imagino que todos tuvimos lo tercero en algún momento u otro, así que quedan los otros dos.- El primero era difícil de comprender realmente. Cualquiera podía esconder secretos, cosas que solo ellos y el chico muerto supiesen. Ahora, la forma...
Dependía de varias cosas. Fuerza física o un medio mágico equivalente. La conjuración del brujo no le eximía: si podía hacer aparecer un golem, era igual de posible que lo hubiese hecho él. Siendo un niño... dudaba de que pesase mucho realmente. Lanzarlo por los aires y darle una paliza no sería difícil para la mayoría. Pero quedaba una pieza importante. Y tenía cierta idea de donde podía haber salido.
Bajé la voz a un murmuro, acercándome más al licántropo.
[1] Objeto Limitado: Runa de Impulso
Me pongo de parte de Tycho. La pregunta la hago por MP.
Y sigo votando por Ditricio, ya que es el único del que no sabemos casi nada.
Tendría que encargarme yo.
Rebusqué entre mis pertenencias hasta encontrar lo que buscaba. Una piedra con un símbolo grabado. Lentamente, tomé posición, apunté... y la lancé hacia la pareja. [1] Una onda de fuerza separó a ambos sospechosos con fuerza, impulsándolos en distintas direcciones
-Suficiente.- gruñí, interponiéndome. El hombre lobo seguía furioso. Se levantó, mostrando los dientes. En esa forma, era fácilmente de mi tamaño y constitución. Pero no era ningún Centinela. Le lancé una mirada gélida. No necesitaba mucho para lidiar con él.
Pero se controló. Con un resoplido, caminó hacia una esquina de la habitación. Fui con él, algo menos tenso. El que matase a la elfa o no no me importaba demasiado, pero tenía que hablar con él. Miré de reojo al resto. Si alguien no se encargaba del brujo, era posible que muriese. Y si nos íbamos por aquella solución... había visto lo que podían hacer los guardias. Ni ellos ni Meyi serían un problema para abrirme paso.
Por el momento, seguiría siendo paciente. Quizás tuviese algo que ganar allí.
-Por irritante que sea, me da la sensación de que no ha sido ella.- admití. Había más de una cosa que no encajaba. Por supuesto, partes podrían haber sido para despistar, pero aun así... -Hacen falta varias cosas. Motivos, forma y oportunidad. Imagino que todos tuvimos lo tercero en algún momento u otro, así que quedan los otros dos.- El primero era difícil de comprender realmente. Cualquiera podía esconder secretos, cosas que solo ellos y el chico muerto supiesen. Ahora, la forma...
Dependía de varias cosas. Fuerza física o un medio mágico equivalente. La conjuración del brujo no le eximía: si podía hacer aparecer un golem, era igual de posible que lo hubiese hecho él. Siendo un niño... dudaba de que pesase mucho realmente. Lanzarlo por los aires y darle una paliza no sería difícil para la mayoría. Pero quedaba una pieza importante. Y tenía cierta idea de donde podía haber salido.
Bajé la voz a un murmuro, acercándome más al licántropo.
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[1] Objeto Limitado: Runa de Impulso
Me pongo de parte de Tycho. La pregunta la hago por MP.
Y sigo votando por Ditricio, ya que es el único del que no sabemos casi nada.
Asher Daregan
Aerandiano de honor
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Re: Misión: Joslyn Waldemar [Evento Feria del Invierno 2º Parte]
El ambiente adquiría una tensión en escalada hasta que este llegó a su clímax. Lo que resultó fue una pelea a tres bandas, o más bien dos bandas al mismo nivel y una derrotada al instante de empezar. Helena no se sentía especialmente de parte de ninguno de los presentes, pero la historia de la elfa le llamó la atención, y sus serpientes también.
Una especie de onda invisible separó tanto a la elfa como al licántropo, el origen de ello fue el hombre perro de ojos ambarinos. Este último era el más interesante de los presentes, pues parecía guardar más de lo que a simple vista mostraba, que no era poco. Se le quedó mirando hasta que se llevó al tal Tycho para apartarlo. Ella hizo lo propio con Meera, la agarró del brazo antes de que la elfa hiciera otro movimiento inconsciente, cegada por la ira.
-Cálmate, maestra sacerdotisa.-La miró a los ojos mientras adquiría un tono de voz bajo y personal entre ambas-¿Dónde queda la elegancia y el temple de los elfos?-Era una pregunta retórica.-Con esa impulsividad dejas tu inocencia en entredicho.-Y no era la más indicada para hablar sobre "impulsos", pero siempre era más fácil analizar a terceras personas y sus errores, que a sí misma.
La soltó y le indicó sutilmente con la mirada que la siguiera a un rincón apartado.
-Sé que es complicado contener la ira cuando la situación te supera, pero si de verdad no mataste a Joslyn, deberías de luchar por defender tu inocencia.-Echó un fugaz vistazo por detrás de la elfa al resto de acusados-Aquí cada uno va a luchar por sí mismo, y al que cometa un error lo van a dilapidar con acusaciones.-Rió de forma socarrona-No me puedo creer que le esté diciendo estas cosas a una "gran señora elfa".
Se fijó en las serpientes. Realmente le interesaban, era un artefacto bastante curioso y que jamás se podría haber imaginado que existiera, y el dato de que el chico tuviera mordeduras de serpiente hacía que la situación tomase demasiados tintes como para afianzarse hacia una creencia u otra.
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Off: Me pongo de parte de Meera. Y voto por Ditricio, va siendo hora de conocerlo mejor.
Una especie de onda invisible separó tanto a la elfa como al licántropo, el origen de ello fue el hombre perro de ojos ambarinos. Este último era el más interesante de los presentes, pues parecía guardar más de lo que a simple vista mostraba, que no era poco. Se le quedó mirando hasta que se llevó al tal Tycho para apartarlo. Ella hizo lo propio con Meera, la agarró del brazo antes de que la elfa hiciera otro movimiento inconsciente, cegada por la ira.
-Cálmate, maestra sacerdotisa.-La miró a los ojos mientras adquiría un tono de voz bajo y personal entre ambas-¿Dónde queda la elegancia y el temple de los elfos?-Era una pregunta retórica.-Con esa impulsividad dejas tu inocencia en entredicho.-Y no era la más indicada para hablar sobre "impulsos", pero siempre era más fácil analizar a terceras personas y sus errores, que a sí misma.
La soltó y le indicó sutilmente con la mirada que la siguiera a un rincón apartado.
-Sé que es complicado contener la ira cuando la situación te supera, pero si de verdad no mataste a Joslyn, deberías de luchar por defender tu inocencia.-Echó un fugaz vistazo por detrás de la elfa al resto de acusados-Aquí cada uno va a luchar por sí mismo, y al que cometa un error lo van a dilapidar con acusaciones.-Rió de forma socarrona-No me puedo creer que le esté diciendo estas cosas a una "gran señora elfa".
Se fijó en las serpientes. Realmente le interesaban, era un artefacto bastante curioso y que jamás se podría haber imaginado que existiera, y el dato de que el chico tuviera mordeduras de serpiente hacía que la situación tomase demasiados tintes como para afianzarse hacia una creencia u otra.
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Off: Me pongo de parte de Meera. Y voto por Ditricio, va siendo hora de conocerlo mejor.
Helena Rhodes
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Re: Misión: Joslyn Waldemar [Evento Feria del Invierno 2º Parte]
Cuanto discurso, cuanta farandula, Lyra se mantenía seria, imparcial, desinteresada de a momentos, sonreía cada cuantos comentarios y acusaciones entre ellos, se le hacía divertido de alguna manera.
Los guardias, inútiles como siempre, recibieron una mirada de decepción por parte de la vampiro, y de paso, una mirada de asco recibió también el cazador que cerca de ellos residía.
El brujo no dejaba de toser, y aunque aún no estaba libre de culpa a ojos de la vampiro, se acercó a él para ayudarle, le pasó un paño oscuro que traía entre uno de sus bolsillos, para que limpie esa sangre y se cubra la boca.
Finalmente, de otro, le pasó unas hierbas, medicinas.
— Métetelas en la boca y retenlas ahí un rato, luego trágalas. No es la forma más eficiente de utilizarlas, pero dudo que alguien aquí sepa hacer un brebaje con ellas, debería ayudarte un poco. — Las plantas dormirían poco a poco la boca y la garganta del brujo, así quizá dejaría de toser, y una vez las trague, ayudarían al resto de su cuerpo como un calmante.
Luego susurró algo en el oído del brujo, todo a la par que no les quitaba el ojo de encima a los demás.
La pelea empezó como una explosión de emociones, y terminó de igual manera, con una explosión de fuerza, separando a ambos partes. Qué bonito hubiera sido que Tycho asesine a Meera, así lo podrían inculpar y podría volver a su vida, pero se dictó de otra manera.
Sano a Anssio.
Los guardias, inútiles como siempre, recibieron una mirada de decepción por parte de la vampiro, y de paso, una mirada de asco recibió también el cazador que cerca de ellos residía.
El brujo no dejaba de toser, y aunque aún no estaba libre de culpa a ojos de la vampiro, se acercó a él para ayudarle, le pasó un paño oscuro que traía entre uno de sus bolsillos, para que limpie esa sangre y se cubra la boca.
Finalmente, de otro, le pasó unas hierbas, medicinas.
— Métetelas en la boca y retenlas ahí un rato, luego trágalas. No es la forma más eficiente de utilizarlas, pero dudo que alguien aquí sepa hacer un brebaje con ellas, debería ayudarte un poco. — Las plantas dormirían poco a poco la boca y la garganta del brujo, así quizá dejaría de toser, y una vez las trague, ayudarían al resto de su cuerpo como un calmante.
Luego susurró algo en el oído del brujo, todo a la par que no les quitaba el ojo de encima a los demás.
La pelea empezó como una explosión de emociones, y terminó de igual manera, con una explosión de fuerza, separando a ambos partes. Qué bonito hubiera sido que Tycho asesine a Meera, así lo podrían inculpar y podría volver a su vida, pero se dictó de otra manera.
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Off: Voto por Ditricio.Sano a Anssio.
Lyra
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Re: Misión: Joslyn Waldemar [Evento Feria del Invierno 2º Parte]
La cabeza de Ditricio dio un giro de 360 grados, imposible para cualquier otra raza que no tuviera engranajes en el lugar de las articulaciones. El cibernético alargó los brazos buscando un punto de apoyo con el que ayudarse a levantarse. Probó sujetarse con la pared, pero sus largos dedos le traicionaron en un primer intento, haciéndole resbalar y caer de culo contra el suelo. Volvió a dar una vuelta completa de cabeza como si con ello pudiera pensar en una mejor opción. Las ventanas de la cabaña estaban aseguradas con barrotes de hierro. ¡Hierro! La sangre de los dragones tira al monte y la de los cibernéticos, al metal. D3CO se agarró con ambas manos a los barrotes de la ventana, ayudándose para tomar impulso. Las piernas del cibernético daban vueltas imposibles, al igual que su cabeza. Consiguió estabilizarse después de un rato. Nadie vio al cibernético ponerse en pie, ni mucho menos escuchó el ruido metálico que hacían las extremidades de Ditricio al dar vueltas y más vueltas; los guardias estaban ocupados con la pelea interna entre los presuntos criminales y éstos estaban ocupados enfrentándose entre ellos.
Ditricio olvidó que había utilizado los barrotes de la ventana como sustento nada más soltarlos, también que se encontraba en el interior de un edificio y qué, hasta hacía unos segundos, sus extremidades no respondían a sus órdenes. La maltrecha conciencia del guardia cibernético regresó a la última orden dada antes de caer averiado: perseguir a la criatura humanoide de 1,49 metros de altura y 57,4 kilogramos de peso. ¿El delito? No lo recordaba. ¿Necesitaba de un delito para perseguir a alguien? Lo pensó un momento, articulando el giro completo de cabeza. No estaba seguro de que fuera así. La avería le hizo olvidar casi toda la información que el guardia almacenaba: quién era, cuál era su oficio, quién sería esa criatura humanoide de 1,49 metros y 57,4 kilogramos y con qué intención Ditricio la perseguía.
Emergió de la cabaña con paso imparable, dándose un golpe contra el marco de la puerta, haciendo añicos la madera. Dirigió el par de ojos naranjas a cada criatura del lugar, analizando la raza, edad, vestimenta, altura y peso. Ninguno de los presentes cumplía con los datos de la última misión. ¿Trabajo finalizado? Una pizca de consciencia, un pensamiento racional en medio de la maraña de ideas erráticas, cruzó los entresijos del sistema operativo del cibernético: la criatura podría haber cambiado de peso y altura. ¿Por qué lo hizo? ¿Cómo lo hizo? Eran preguntas que no valían la pena responder. El guardia cibernético localizó a una mujer humanoide de 1,48 metros y 44,2 kilogramos. Licántropa, según el estipulaba el análisis, de 14 años.
Caminó hacia el nuevo objetivo sin dejar de observarlo. Un hombre humano, 1,76 metros y 94,7 kilogramos, se levantó de su asiento extendiendo su brazo izquierdo con gesto protector hacia la licántropa. D3CO era fuerte, había sido programado y entrado para hacer frente a cualquier obstáculo que se interpusiera entre él y su objetivo fijado. El guardia cibernético levantó al hombre humano sin esfuerzo y lo lanzó contra varios metros atrás, hasta que la espalda de éste se topó con la pared del cobertizo donde DC3O había estado encerrado. Por una suerte de sentido paternal, el humano se incorporó en el acto. Levantó la ballesta y disparó a la cabeza metálica del cibernético sin producir ningún daño que éste ya tuviera.
D3CO se quedó plantado frente al objetivo. Los presentes recordaron haber visto antes esta misma imagen, en el conjuro que Anssio realizó para relatar los últimos minutos de vida de Joslyn Waldemar. Ditricip capturó al objetivo y lo cargó a la espalda como si fuera un saco de patatas. La chica pataleó inútilmente la espalda del guardia. La cabeza de Ditricio dio una vuelta completa. Hasta ahí llegaba la última orden: capturar al objetivo. No sabía qué más hacer y dónde debía entregarlo.
—Misión cumplida — dijo con voz robótica —. Objetivo neutralizado.
Ditricio decidió quedarse con el objetivo hasta recordar que debía hacer con él.
—¡Suéltala! — el hombre humano (Meyi) seguía disparando desde su posición —¡Te he dicho que la sueltes, jodida máquina! — apretaba los dientes con tal de ocultar un aullido de horrible dolor.
* Acusados: Tercero de los 4 eventos que veremos. Usaremos este turno como “interludio”. Por un momento, dejaremos de acusarnos los unos a los otros para organizar la línea temporal. En este punto de la historia (si yo he organizado bien la historia) deberéis tener suficientes datos para crear una cronología de los acontecimientos previos al asesinato de Joslyn Waldemar.
Ditricio ha perdido la mayoría de sus recuerdos. Lo último que recuerda es la misión que deseaba cumplir: capturar a una criatura humanoide. ¿A qué no adivináis de quién se trata? Al no ver a ésta persona entre los presentes, cogió a quien más se le parece por tamaño y altura: La Chica. Deberéis rescatar a La Chica, para ello, deberéis hacer que Ditricio recuerde quién es.
Cada uno de vosotros deberéis resolver una de las siguientes cuestiones. Os daréis cuenta que quedarán preguntas sin responder. Tenéis información en los mps que hemos compartido a lo largo de la misión. La idea es que no digáis en público todo lo que sabéis o vuestros personajes han deducido, sino todo lo que vuestros personajes querrán decir en público.
*¿Cuál era el oficio de Ditricio y su rango?
*¿A quién y por qué perseguía Ditricio?
*¿A quién y por qué debía entregar el objetivo después de capturarlo?
*¿Quién y por qué ordenó a Ditricio que capturase al objetivo?
*¿Es la primera vez que Ditricio persigue a este mismo objetivo?
*¿Ditricio desea hacer daño al objetivo marcado?
Para facilitarme la lectura, señalad offrol la pregunta que respondéis por favor.
Recordad votar el personaje para el siguiente evento. Hagamos del juego más interesante. Deberéis de votar a uno de vosotros, un usuario. Es decir: en siguiente evento desbloqueado será el de Asher, Helena o Lyra. El evento de Tycho ha quedado bloqueado. Como esta votación es especial, se hará por mp.
Turno de posteo: Asher, Helena y Lyra. dejaremos a Lyra en último lugar.
Ditricio olvidó que había utilizado los barrotes de la ventana como sustento nada más soltarlos, también que se encontraba en el interior de un edificio y qué, hasta hacía unos segundos, sus extremidades no respondían a sus órdenes. La maltrecha conciencia del guardia cibernético regresó a la última orden dada antes de caer averiado: perseguir a la criatura humanoide de 1,49 metros de altura y 57,4 kilogramos de peso. ¿El delito? No lo recordaba. ¿Necesitaba de un delito para perseguir a alguien? Lo pensó un momento, articulando el giro completo de cabeza. No estaba seguro de que fuera así. La avería le hizo olvidar casi toda la información que el guardia almacenaba: quién era, cuál era su oficio, quién sería esa criatura humanoide de 1,49 metros y 57,4 kilogramos y con qué intención Ditricio la perseguía.
Emergió de la cabaña con paso imparable, dándose un golpe contra el marco de la puerta, haciendo añicos la madera. Dirigió el par de ojos naranjas a cada criatura del lugar, analizando la raza, edad, vestimenta, altura y peso. Ninguno de los presentes cumplía con los datos de la última misión. ¿Trabajo finalizado? Una pizca de consciencia, un pensamiento racional en medio de la maraña de ideas erráticas, cruzó los entresijos del sistema operativo del cibernético: la criatura podría haber cambiado de peso y altura. ¿Por qué lo hizo? ¿Cómo lo hizo? Eran preguntas que no valían la pena responder. El guardia cibernético localizó a una mujer humanoide de 1,48 metros y 44,2 kilogramos. Licántropa, según el estipulaba el análisis, de 14 años.
Caminó hacia el nuevo objetivo sin dejar de observarlo. Un hombre humano, 1,76 metros y 94,7 kilogramos, se levantó de su asiento extendiendo su brazo izquierdo con gesto protector hacia la licántropa. D3CO era fuerte, había sido programado y entrado para hacer frente a cualquier obstáculo que se interpusiera entre él y su objetivo fijado. El guardia cibernético levantó al hombre humano sin esfuerzo y lo lanzó contra varios metros atrás, hasta que la espalda de éste se topó con la pared del cobertizo donde DC3O había estado encerrado. Por una suerte de sentido paternal, el humano se incorporó en el acto. Levantó la ballesta y disparó a la cabeza metálica del cibernético sin producir ningún daño que éste ya tuviera.
D3CO se quedó plantado frente al objetivo. Los presentes recordaron haber visto antes esta misma imagen, en el conjuro que Anssio realizó para relatar los últimos minutos de vida de Joslyn Waldemar. Ditricip capturó al objetivo y lo cargó a la espalda como si fuera un saco de patatas. La chica pataleó inútilmente la espalda del guardia. La cabeza de Ditricio dio una vuelta completa. Hasta ahí llegaba la última orden: capturar al objetivo. No sabía qué más hacer y dónde debía entregarlo.
—Misión cumplida — dijo con voz robótica —. Objetivo neutralizado.
Ditricio decidió quedarse con el objetivo hasta recordar que debía hacer con él.
—¡Suéltala! — el hombre humano (Meyi) seguía disparando desde su posición —¡Te he dicho que la sueltes, jodida máquina! — apretaba los dientes con tal de ocultar un aullido de horrible dolor.
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* Acusados: Tercero de los 4 eventos que veremos. Usaremos este turno como “interludio”. Por un momento, dejaremos de acusarnos los unos a los otros para organizar la línea temporal. En este punto de la historia (si yo he organizado bien la historia) deberéis tener suficientes datos para crear una cronología de los acontecimientos previos al asesinato de Joslyn Waldemar.
Ditricio ha perdido la mayoría de sus recuerdos. Lo último que recuerda es la misión que deseaba cumplir: capturar a una criatura humanoide. ¿A qué no adivináis de quién se trata? Al no ver a ésta persona entre los presentes, cogió a quien más se le parece por tamaño y altura: La Chica. Deberéis rescatar a La Chica, para ello, deberéis hacer que Ditricio recuerde quién es.
Cada uno de vosotros deberéis resolver una de las siguientes cuestiones. Os daréis cuenta que quedarán preguntas sin responder. Tenéis información en los mps que hemos compartido a lo largo de la misión. La idea es que no digáis en público todo lo que sabéis o vuestros personajes han deducido, sino todo lo que vuestros personajes querrán decir en público.
*¿Cuál era el oficio de Ditricio y su rango?
*¿A quién y por qué perseguía Ditricio?
*¿A quién y por qué debía entregar el objetivo después de capturarlo?
*¿Quién y por qué ordenó a Ditricio que capturase al objetivo?
*¿Es la primera vez que Ditricio persigue a este mismo objetivo?
*¿Ditricio desea hacer daño al objetivo marcado?
Para facilitarme la lectura, señalad offrol la pregunta que respondéis por favor.
Recordad votar el personaje para el siguiente evento. Hagamos del juego más interesante. Deberéis de votar a uno de vosotros, un usuario. Es decir: en siguiente evento desbloqueado será el de Asher, Helena o Lyra. El evento de Tycho ha quedado bloqueado. Como esta votación es especial, se hará por mp.
Turno de posteo: Asher, Helena y Lyra. dejaremos a Lyra en último lugar.
Sigel
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Re: Misión: Joslyn Waldemar [Evento Feria del Invierno 2º Parte]
-Bueno... eso ayuda, supongo.- musité, ligeramente entretenido. Le tocaba a Meyi ponerse nervioso mientras el resto miraba. Era el único al que le importaba la chica. Pero supuse que podría ayudar. Quizás hablar le recordase a aquella cosa lo que hacía, y potencialmente... lo que había visto.
Carraspeé y me coloqué en un lado de la sala, para no recibir ningún ballestazo perdido del humano.
-Repasemos. Hace cuatro días, Ditricio capturó a Joslyn, ¿hmm? Y podemos sacar mucha información de eso. Pero lo importante es las implicaciones. Igual que está haciendo ahora con la niña, la última vez tomó al chico sin hacerle daño. Las heridas son de hace dos días, y de hace más de una semana.- dije, apenas prestando atención al "tiro al blanco" de Meyi con la cabeza del bio. -Su objetivo no era dañar a nadie. Solo tomar a una persona contra su voluntad, y llevarla a otra parte.- continué. Los gritos eran molestos, pero estaba llegando a la parte importante.
-Creo que Ditricio estuvo presente durante el asesinato de Joslyn. Pero creo que fue una víctima, no el asesino.- anuncié. -Es poco probable que pudiese cumplir sus funciones si siempre hubiese estado así de roto. Esto debe ser reciente. Como máximo, debió haber pasado hace tres días. Como mínimo... podría haber pasado ayer. Creo que la figura con la que habló Joslyn fue Ditricio... pero no fue él quien lo mató.- sonreí. El método no encajaba, después de todo. ¿Una daga en el corazón? Según lo que había aprendido del bio, era muy poco probable que usase esa clase de arma. -Alguien pudo haber atacado al bio por la espalda. Puede que le clavase algo en la cabeza, o le golpease con algo contundente. Esto explicaría dos cosas: que esté como está ahora, y que hubiese reaccionado violentamente en la ilusión que vimos.- continué. -Sea por accidente para alejarlo, o el daño recibido, arrojó a Joslyn.
-Pero la cuestión es... que deja a otro culpable. Probablemente, el que atacó a la máquina y mató a Joslyn sea la misma persona. El chico habría quedado vulnerable, después de todo, pero no muerto.- dije, llevándome la mano al mentón. Era la única parte que no estaba en seguro aún. -Por lo que he oído de Tycho... dudo que fuese él, por impulsivo que parezca. Le enseñó muchas cosas e historias al chico. Tenían buena relación.-
Aquello dejaba una situación complicada de todos modos. Incluso si excluía a Ditricio y a Tycho, había otros cuatro sospechosos.
La pregunta: ¿Ditricio desea hacer daño al objetivo marcado?
La respuesta: No. Las heridas de Joslyn lo dejan claro.
Carraspeé y me coloqué en un lado de la sala, para no recibir ningún ballestazo perdido del humano.
-Repasemos. Hace cuatro días, Ditricio capturó a Joslyn, ¿hmm? Y podemos sacar mucha información de eso. Pero lo importante es las implicaciones. Igual que está haciendo ahora con la niña, la última vez tomó al chico sin hacerle daño. Las heridas son de hace dos días, y de hace más de una semana.- dije, apenas prestando atención al "tiro al blanco" de Meyi con la cabeza del bio. -Su objetivo no era dañar a nadie. Solo tomar a una persona contra su voluntad, y llevarla a otra parte.- continué. Los gritos eran molestos, pero estaba llegando a la parte importante.
-Creo que Ditricio estuvo presente durante el asesinato de Joslyn. Pero creo que fue una víctima, no el asesino.- anuncié. -Es poco probable que pudiese cumplir sus funciones si siempre hubiese estado así de roto. Esto debe ser reciente. Como máximo, debió haber pasado hace tres días. Como mínimo... podría haber pasado ayer. Creo que la figura con la que habló Joslyn fue Ditricio... pero no fue él quien lo mató.- sonreí. El método no encajaba, después de todo. ¿Una daga en el corazón? Según lo que había aprendido del bio, era muy poco probable que usase esa clase de arma. -Alguien pudo haber atacado al bio por la espalda. Puede que le clavase algo en la cabeza, o le golpease con algo contundente. Esto explicaría dos cosas: que esté como está ahora, y que hubiese reaccionado violentamente en la ilusión que vimos.- continué. -Sea por accidente para alejarlo, o el daño recibido, arrojó a Joslyn.
-Pero la cuestión es... que deja a otro culpable. Probablemente, el que atacó a la máquina y mató a Joslyn sea la misma persona. El chico habría quedado vulnerable, después de todo, pero no muerto.- dije, llevándome la mano al mentón. Era la única parte que no estaba en seguro aún. -Por lo que he oído de Tycho... dudo que fuese él, por impulsivo que parezca. Le enseñó muchas cosas e historias al chico. Tenían buena relación.-
Aquello dejaba una situación complicada de todos modos. Incluso si excluía a Ditricio y a Tycho, había otros cuatro sospechosos.
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La pregunta: ¿Ditricio desea hacer daño al objetivo marcado?
La respuesta: No. Las heridas de Joslyn lo dejan claro.
Asher Daregan
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Re: Misión: Joslyn Waldemar [Evento Feria del Invierno 2º Parte]
La Rhodes miró de arriba a abajo a Meera, juzgándola a la par que sopesando sus palabras.
-Los elfos entendéis de la sociedad lo mismo que una piedra.-Comentó sin titubeos.
La repentina actuación del bio-cibernético estropeado llamó la atención de Helena, que, cruzada de brazos, desvió completamente su atención hacia el susodicho. No iba a mentir, sintió cierta satisfacción al ver cómo aquel que se había mofado de ellos durante toda su estancia allí ahora era el que más consternado estaba por la captura de parte del armatoste de metal hacia su... ¿Mascota? No podía saberlo con certeza, pero trataba como tal a la pobre chica.
El hombre perro intervino en la situación, hasta que no acabó, Helena se quedó prácticamente callada y prestando atención a sus palabras. Parecía que sabía muy bien qué decir y cómo cavilar toda la información de la que disponía, sin duda parecía todo un detective.
Había perdido de vista a Lyra, ¿Dónde se había metido? Por un fugaz instante la buscó con la mirada y vio que estaba con el brujo que a Helena le producía arcadas. Decidió que no se acercaría por el momento a ella.
Los proyectiles de la ballesta de Meyi la ponían de los nervios, y como alguno se escapara hacia ella rozándole lo más ligeramente seguramente habría otro asesinato.
Hizo un mohín en sus labios y con un grácil movimiento de dedos conjuró una gran masa de agua fría encima de la cabeza del cazarrecompensas, la cual cayó empapando hasta su ropa interior.
-Estate quietecito.-Fue lo único que dijo. Ya no habrían más advertencias.
Una vez acabado el argumento del hombre bestia, la Rhodes decidió intervenir, o más bien añadir más a su teoría, con la cual casaba.
-Además, los armatostes de metal estos tengo entendido que no pueden matar o dañar a los... "orgánicos"-Como ellos les llamaban a los que no eran bio-cibernéticos.-Las heridas que Joslyn presenta seguramente sean una desmedida de fuerza por parte de nuestro amigo.
Sopesó por un segundo toda la información de la que disponía. Quizás estaban llegando a algo, pero aún no había un claro sospechoso.
-Ditricio cumplía órdenes, eso está claro. ¿De quién? Pues hay dos posibles opciones.-Hizo un breve silencio, aclarando sus ideas-Meera-Se volteó ligeramente hacia la elfa-...O el viejo brujo.-Pasó su atención hacia Anssio-Son los únicos que tenían un motivo para perseguir a Joslyn y querer tenerlo cerca: una porque era su instructora, y el otro porque le robaba libros.-Pero había algo que seguía sin encajar-No estoy diciendo que sean los asesinos, solo que ellos pudieron mandar a Ditricio a por Joslyn.-Miró de reojo a Meera-Aunque tampoco se deben descartar tan a la ligera...-Ahora miró de reojo a su congénere-...nunca hay que hacerlo.
Observó al bio-cibernético y cómo este mostraba una frialdad y neutralidad impasibles. Tenía bastante curiosidad por saber qué había visto la noche del asesinato.
-El asesino debe de ser alguien muy ágil y capaz de tumbar a semejante armatoste.-Señaló a Ditricio mostrando su gran complexión-...dudo que una sacerdotisa elfa pueda hacer tal cosa.-Miró brevemente a Meera, ¿La descartaba? Quería confiar en que sí, porque si no todo sería más complicado de lo que ya era.
__________________________________________________
La pregunta: ¿Quién y por qué ordenó a Ditricio que capturase al objetivo?
La respuesta: Apostaría por Meera o Anssio, pero me inclino por esta primera al tener una filosofía muy disciplinaria sobre Joslyn.
-Los elfos entendéis de la sociedad lo mismo que una piedra.-Comentó sin titubeos.
La repentina actuación del bio-cibernético estropeado llamó la atención de Helena, que, cruzada de brazos, desvió completamente su atención hacia el susodicho. No iba a mentir, sintió cierta satisfacción al ver cómo aquel que se había mofado de ellos durante toda su estancia allí ahora era el que más consternado estaba por la captura de parte del armatoste de metal hacia su... ¿Mascota? No podía saberlo con certeza, pero trataba como tal a la pobre chica.
El hombre perro intervino en la situación, hasta que no acabó, Helena se quedó prácticamente callada y prestando atención a sus palabras. Parecía que sabía muy bien qué decir y cómo cavilar toda la información de la que disponía, sin duda parecía todo un detective.
Había perdido de vista a Lyra, ¿Dónde se había metido? Por un fugaz instante la buscó con la mirada y vio que estaba con el brujo que a Helena le producía arcadas. Decidió que no se acercaría por el momento a ella.
Los proyectiles de la ballesta de Meyi la ponían de los nervios, y como alguno se escapara hacia ella rozándole lo más ligeramente seguramente habría otro asesinato.
Hizo un mohín en sus labios y con un grácil movimiento de dedos conjuró una gran masa de agua fría encima de la cabeza del cazarrecompensas, la cual cayó empapando hasta su ropa interior.
-Estate quietecito.-Fue lo único que dijo. Ya no habrían más advertencias.
Una vez acabado el argumento del hombre bestia, la Rhodes decidió intervenir, o más bien añadir más a su teoría, con la cual casaba.
-Además, los armatostes de metal estos tengo entendido que no pueden matar o dañar a los... "orgánicos"-Como ellos les llamaban a los que no eran bio-cibernéticos.-Las heridas que Joslyn presenta seguramente sean una desmedida de fuerza por parte de nuestro amigo.
Sopesó por un segundo toda la información de la que disponía. Quizás estaban llegando a algo, pero aún no había un claro sospechoso.
-Ditricio cumplía órdenes, eso está claro. ¿De quién? Pues hay dos posibles opciones.-Hizo un breve silencio, aclarando sus ideas-Meera-Se volteó ligeramente hacia la elfa-...O el viejo brujo.-Pasó su atención hacia Anssio-Son los únicos que tenían un motivo para perseguir a Joslyn y querer tenerlo cerca: una porque era su instructora, y el otro porque le robaba libros.-Pero había algo que seguía sin encajar-No estoy diciendo que sean los asesinos, solo que ellos pudieron mandar a Ditricio a por Joslyn.-Miró de reojo a Meera-Aunque tampoco se deben descartar tan a la ligera...-Ahora miró de reojo a su congénere-...nunca hay que hacerlo.
Observó al bio-cibernético y cómo este mostraba una frialdad y neutralidad impasibles. Tenía bastante curiosidad por saber qué había visto la noche del asesinato.
-El asesino debe de ser alguien muy ágil y capaz de tumbar a semejante armatoste.-Señaló a Ditricio mostrando su gran complexión-...dudo que una sacerdotisa elfa pueda hacer tal cosa.-Miró brevemente a Meera, ¿La descartaba? Quería confiar en que sí, porque si no todo sería más complicado de lo que ya era.
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La pregunta: ¿Quién y por qué ordenó a Ditricio que capturase al objetivo?
La respuesta: Apostaría por Meera o Anssio, pero me inclino por esta primera al tener una filosofía muy disciplinaria sobre Joslyn.
Helena Rhodes
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Re: Misión: Joslyn Waldemar [Evento Feria del Invierno 2º Parte]
El cibernético había pasado desapercibido gran parte de lo que iba del día, nunca musitó algo en las discusiones, ni mucho menos fue el centro de atención, eso cambió en el último momento.
Lyra sonrió jocosa al ver como se dirigía hacia La Chica, y más aún cuando la tomó con tanta facilidad y la elevó sobre su hombro como sí fuera una bolsa de cemento ante un obrero.
No pudo evitar reír, el pasado entre ellas dos iba más allá de ese día y ahora parecía que finalmente tenía su merecido, todas las actitudes que había tenido con ella se le vinieron a la mente, y así, finalmente sonrió.
— ¿Necesitas ayuda "chiquita"? — De manera burlona musitó mientras observaba su rostro casi histérico.
Se acercó un tanto a la escena, pero fue lo suficientemente precavida para mantener cierta distancia, teniendo de reojo a Meyi que intentaba "asesinar" al robot para liberar a su adoptada niña.
— Bien, parece ser que Joslyn era un tanto... Pícaro, robaba libros molestando a Anssio, drenaba la paciencia de la suma sacerdotisa Meera y aprendía ciertas cosas relacionadas a esto de Tycho. — Este último en su mente casi que lo había descartado, más que nada por su actuar, aunque nunca se sabe, por ahora era del que menos sospechaba.
— Creo que esto podría haber pasado bastante seguido, Ditricio lo capturaba a menudo y lo llevaba devuelta a sus padres cuando se escapaba. O Meera le mandaba a llamar para seguir sus instrucciones, como también Anssio cuando robaba sus libros. — Cruzó los brazos pensando un poco más. — Creo que el asesino se jactó de esto, lo utilizó para llegar al niño, u que este lo capture para él para llevarselo, y consecuentemente aprovechó para finalizar su cometido. Podrían haber sido quienes, como dijo la bruja, ya conocían al bio y le utilizaban para capturarle. —
Finalmente terminó con otra interrogante hacia el público entero.
— ¿Siempre ha estado así de averiada la hojalata? ¿O es de hace poco, como dijo el lobo? —
Offrol:
¿A quién y por qué perseguía Ditricio?
A Joslyn, obviamente. Tras la conclusión a la que llegó Lyra, podemos decir que quizá esto sucedía bastante a menudo, tanto porque Meera le mandaba a buscar para sus instrucciones, como Anssio por sus libros, o finalmente que le quería llevar a su hogar luego de escaparse de esta en un principio.
Lyra sonrió jocosa al ver como se dirigía hacia La Chica, y más aún cuando la tomó con tanta facilidad y la elevó sobre su hombro como sí fuera una bolsa de cemento ante un obrero.
No pudo evitar reír, el pasado entre ellas dos iba más allá de ese día y ahora parecía que finalmente tenía su merecido, todas las actitudes que había tenido con ella se le vinieron a la mente, y así, finalmente sonrió.
— ¿Necesitas ayuda "chiquita"? — De manera burlona musitó mientras observaba su rostro casi histérico.
Se acercó un tanto a la escena, pero fue lo suficientemente precavida para mantener cierta distancia, teniendo de reojo a Meyi que intentaba "asesinar" al robot para liberar a su adoptada niña.
— Bien, parece ser que Joslyn era un tanto... Pícaro, robaba libros molestando a Anssio, drenaba la paciencia de la suma sacerdotisa Meera y aprendía ciertas cosas relacionadas a esto de Tycho. — Este último en su mente casi que lo había descartado, más que nada por su actuar, aunque nunca se sabe, por ahora era del que menos sospechaba.
— Creo que esto podría haber pasado bastante seguido, Ditricio lo capturaba a menudo y lo llevaba devuelta a sus padres cuando se escapaba. O Meera le mandaba a llamar para seguir sus instrucciones, como también Anssio cuando robaba sus libros. — Cruzó los brazos pensando un poco más. — Creo que el asesino se jactó de esto, lo utilizó para llegar al niño, u que este lo capture para él para llevarselo, y consecuentemente aprovechó para finalizar su cometido. Podrían haber sido quienes, como dijo la bruja, ya conocían al bio y le utilizaban para capturarle. —
Finalmente terminó con otra interrogante hacia el público entero.
— ¿Siempre ha estado así de averiada la hojalata? ¿O es de hace poco, como dijo el lobo? —
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Offrol:
¿A quién y por qué perseguía Ditricio?
A Joslyn, obviamente. Tras la conclusión a la que llegó Lyra, podemos decir que quizá esto sucedía bastante a menudo, tanto porque Meera le mandaba a buscar para sus instrucciones, como Anssio por sus libros, o finalmente que le quería llevar a su hogar luego de escaparse de esta en un principio.
Lyra
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Re: Misión: Joslyn Waldemar [Evento Feria del Invierno 2º Parte]
Joslyn Waldemar
Réplica
¿Creéis que alguno de vuestros compañeros se ha equivocado en su respuesta o que podéis cerrar más el círculo con nueva información? Es vuestro momento de réplica. Tenéis 3 días para contestar a este tema dado una respuesta más cierta o concreta que la que ha dado vuestro compañero.
* De cara al juicio final se desvelarán las respuestas. En caso que vuestra réplica sea correcta ganaréis +1 punto de confianza. De ser incorrecta, seréis penalizados con -1 punto de confianza, independientemente de la veracidad del compañero. Es decir, puede que al que estéis contestando esté equivocado, pero si dais una réplica también errónea, seréis vosotros los castigados.
* En este momento NO HAY TURNO DE POSTEO. Es posible que ni Asher ni Helena tengan nada que decir y Lyra sí. Lyra puede responder sin esperar a sus compañeros.
* Pasado estos 3 días no se admitirán ninguna réplica y continuaremos con el rol. El usuario afortunado de ver su trama es... ¡Lyra! Felicidades.
Sigel
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Re: Misión: Joslyn Waldemar [Evento Feria del Invierno 2º Parte]
Al parecer, el resto había optado por decir sus propias conclusiones. Era bueno que no fuese el único, al menos. Pero tenía algo que replicar.
-¿Meera?- pregunté cuando la bruja la mencionó. Su segunda opción era más acertada, pero faltaba el por qué. -Recuerda lo que presentaba la ilusión. El chico estaba sujetando algo entre sus manos, y por lo que parecía, debía ser un libro. Teniendo en cuenta lo que sabemos... no debería haber ninguna duda.- expliqué. -El chico había vuelto a robar de la biblioteca de Anssio. Por lo que es casi seguro que el brujo hubiese enviado al cibernético.- añadí.
Traté de ignorar el ruido que estaba haciendo. Había más que decir.
-Además, nuestro brujo parece saber mucho más sobre Ditricio. Es el primero que dijo su nombre, y hasta sabe de que trabajaba hace años.- añadí, haciendo un gesto con la cabeza hacia el anciano. -No me extrañaría si estuviese directamente a su servicio.-
Por supuesto, eso no significaba que fuese el verdadero culpable. Dudaba de que el robot pudiese haber matado a un humano, incluso si se lo ordenaban, como bien había dicho la bruja.
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Post corto porque tampoco hay mucho más que decir. Lo siento, Helena, pero había que concretar (?)
Asher Daregan
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Re: Misión: Joslyn Waldemar [Evento Feria del Invierno 2º Parte]
Los sabores y olores salvajes revolvían el estómago de La Chica. Mientras los adultos debatían sobre temas que ella era incapaz de comprender, la joven loba se removía de un lado a otros. Caminaba a cuatro patas como un perro que busca acomodar su trasero antes de sentarse. De vez en cuando, se ponía de cuclillas y se acariciaba la barriguita, sentía que estaba ardiendo. Los instintos de lobo afloraron, más todavía. La Chica gruñó a los aromas que la hacían retorcerse, provenían de los adultos. Dirigió una mirada lastimera a papá Meyi y luego al enorme perro guerrero, al hombre de las cimitarras que olía igual que el perro y, como no podía ser de otra manera, a la mujer que desprendía el aroma de una caliente noche de verano.
Papá Meyi pareció comprender a La Chica. Dejo caer su gran y protectora manaza sobre la cabeza de La Chica y le masajeó la cabeza para relajarla. No pasa nada, parecía decir sin hablar. Todo saldrá bien.
La Chica confiaba en papá Meyi. Se arrodilló en el suelo y dejó sus manos en el suelo, resistiendo la tentación de volver a acariciarse la barriga.
Los guerreros de La Guardia de Versisar tenían un malestar similar al que sentía la joven loba. Éste no surgía de los instintos salvajes resguardados bajo una apariencia humana, sino de la aprensión que les producía los criminales que habían capturado. Después del hechizo del brujo, les permitió defenderse. Eran personas peligrosas, cada una a su manera. Quizás podrían hacer frente a uno, a lo mucho a dos a la vez, sin que el enfrentamiento llegase al resto del mercado. El bienestar de los ciudadanos de Vulwulfar estaba por encima del rechazo que los criminales producían. Los hombres y mujeres de la Guardia se hallaban creando un círculo armado de lanzas y espadas entorno al perímetro afectado: contenía el escenario del crimen, la caseta donde los criminales estuvieron encerrados, la hamaca de papá Meyi y a los criminales discutiendo.
La calma y concordia dependía de un hilo tan tensionado que La Chica podría cortarlo de un aullido o los guerreros de La Guardia de Verisar adelantando sus armas con un gesto agresivo.
El hilo invisible lo terminó cortando el hombre de metal. La Chica percibió el olor del hierro al quemarse, ella fue la primera en dirigir la mirada al cibernético antes incluso que su cabeza comenzase a dar vueltas y vueltas, como un molino en una noche de tormenta. El hombre metal estaba procesando la información que los criminales la habían ofrecido. Levantó el dedo índice, sin dejar de mover la cabeza, como si se le hubiera ocurrido una genial idea. La Chica buscó cobijo en las piernas de Meyi y los guardias avanzaron un paso, las lanzas de éstos apuntaban al cielo y las espadas se hallaban en el interior de las vainas.
—¿Deseo hacer daño a infante Waldemar? Procesando una respuesta: No. La orden que recibí fue la de capturar al infante Waldemar, devolverle a la mansión Waldemar y recuperar los pergaminos robados del señor bibliotecario.
>> ¿Quién dio la orden de capturar al infante Waldemar? Procesando respuesta: La orden fue doble. Primero los señores Waldemar y la matrona Yn’Ashildr informaron de las continuas escapadas del chico a La Guardia de Versirar y pidieron que custodiasen los jardines y las calles cercanas a la mansión Waldemar. Hace 6 días recibimos información actualizada del señor bibliotecario: un intruso de la altura del infante Waldemar, posiblemente el infante Waldemar, accedía a su biblioteca y le robaba diversos pergaminos mágicos.
>> ¿A quién y por qué perseguía? La respuesta se ha dado con anterioridad: perseguía al infante Waldemar por las razones dadas.
El cibernético se levantó del suelo y, por primera vez, mantenía la cabeza quieta, rígida. Caminó hacia el cadáver asesinado de Joslyn Waldemar. A La Chica no le gustó el tono naranja que emergía de las lentes que tenía el cibernético por ojos, buscó protección en las piernas de papá Meyi.
—Realizando análisis exhaustivo de las heridas recientes del infante Waldemar — dijo el cibernético con voz distorsionada — Reconociendo armas.
Las lentes del cibernético se encendieron como dos soles. Iluminó el cadáver del chico, analizando cada cicatriz de su cuerpo. Acto seguido, apuntó al látigo de serpientes de Meera Yn’Ashildr. Ese tema había sido resuelto, D3CO lo recordaba. Apuntó las propias manos del cibernético. Las magulladuras en los brazos del cadáver las había producido el guardia cibernético al no poder controlar su fuerza. Las contusiones más recientes, en la zona de la espalda y el vientre, determinaban la causa de la muerte. El cuerpo había sido golpeado repetidas veces contra una superficie dura. No se había dado una respuesta esclarecedora sobre el arma homicida. Ditricio dijo no haberlas causada él, no conscientemente. La brecha en el vientre y las quemaduras se hicieron post mortem. La cicatriz en la mejilla del chico se realizó con un cuchillo afilado dos días atrás. Aquello no se había resuelto. Ditricio reconoció el arma con el que se efectuó el corte en el cinturón de la vampiresa, lo alumbró con la luz de las lentes y al mismo tiempo que relataba el análisis al resto de los presentes.
Meera Yn’Ashildr se adentró en la cabaña y propinó un puñetazo en la cara de la vampiresa. Antes que ésta fuera a devolverse, asió el látigo de serpientes. Los reptiles sisearon amenazantes contra la vampiresa sin llegar a morderla.
—Ni se te ocurra acercarte, bestia.
—De donde vengo, los vampiros no son bienvenidos — decía Piernaslargas a medida que se acercaba a La Chica —. Preferimos asesinarlos, evitando que se lleven a niños inocentes. Su plato predilecto son los chicos de la edad de Joslyn o de la edad de la hija del cazador, casi adultos con la sangre infantil. Los hipnotizan, obligándoles a que acudir a ellos durante las noches. No digo que la razón de las fugas sea debido por los poderes de la vampiresa. Digo lo que veo y lo que sé.
—Dices verdad y digo gracias — intervino Ansio.
La Chica continuaba temblando de pánico. Los pelos de su cuerpo se erizaban. Papá Meyi se puso de rodillas frente a ella. Calma, papá está aquí, todo estará bien.
Tycho Piernaslargas aulló y se convirtió en el lobo bípedo, manteniendo sus armas y armaduras. La Chica lo siguió.
Los hombres de La Guardia hicieron lo que tenían prohibido: desenvainaron las espadas y apuntaron con sus lanzas a los criminales.
—¡Alto a La Guarida!
Tarde. Tycho había desenvainado su par de cimitarras. Saltó encima del tejado, buscando a la vampiresa con intenciones asesinas. ¡La matará! Los presentes no supieron determinar si Tycho quería matar a la vampiresa por vengarse de la muerte de Joslyn o por puro odio racial.
Meera no se dejaba acercar con nadie. Ella había sido la persona más cercana a Joslyn y la que parecía más afectada por su muerte. Quien diese un paso hacia la elfa recibiría el mordisco de las serpientes.
El programa de Ditricio volvió a errar. El cibernético daba tumbos golpeando con sus brazos extendidos lo que estuviera por delante.
Ansio recitaba conjuros que nadie comprendía y que cuyo efecto no se habían pronunciado.
La Chica (la loba) se escapó de los brazos de papá Meyi y se escapó traspasando de un saltado la barrera de guardias armados. El cazador fue tras ella. Los soldados de la Guardia se abalanzaron hacia los criminales con la intención de recuperar el perdido control.
* Acusados: La situación se ha ido de madre. Este turno tiene dos partes: en primer lugar, la historia de Lyra con el chico. ¿Causó ella la herida en la mejilla de Joslyn? ¿Por qué lo hizo? Si este fuera uno de los primeros turnos podríamos resolver todas preguntas y lanzar acusaciones unos a otros, pero nos encontramos en el turno decisivo, en el penúltimo turno de la misión.
En este punto la tensión de la situación se hace insostenible. Todos dejan a relucir sus habilidades. Efectivamente: nos encontramos en un turno de combate. Deberéis calmar la situación. Utilizad las manos si es preciso.
Votaciones
Terminaréis el post dando acusando directamente al que creáis el culpable del asesinato y la relación que cada uno de los acusados tuvo con Joslyn Waldemar. Pista: os daré las cartas del tarot que escogí para la misión: La Muerte, El Sol, La Luna, El Emperador, Los Amantes, La Templanza y El Ermitaño.
Obviamente La Muerte es el asesino. A éste lo deberéis decir en el rol, señalar directamente al culpable y por qué. El resto de las cartas deberéis enviármelas por mp para facilitar la objetividad.
Somos tres personas: no creo que haya un empate en la votación. 2 votos sobre una persona serán suficientes.
Lo último que habéis oído en relación con Joslyn es una acusación directa hacia Lyra. Lástima que en este turno no pueda contraargumentar. Ahora, solo podrás defenderte con los puños, o los cuchillos.
Lo mismo para el resto de integrantes. Ya no podéis defenderos de lo que se os acusa mediante palabras y hechos. Solo podéis combatir para calmar las aguas y terminar señalando al culpable.
Resultado Réplica
No se me olvida el resultado del juego anterior. Asher recibe -1 punto de confianza. Casi, pero no. Igual que Helena, te quedaste en la superficie. Y la verdad es que era una pregunta difícil porque tenía la trampa del factor tiempo. El siguiente turno lo empiezas como si alguien te hubiera señalado culpable de antemano. Es decir, basta que bien Helena o Lyra te señalen como culpable para que cumplas con estos 2 votos que te llevarán a la trena.
Papá Meyi pareció comprender a La Chica. Dejo caer su gran y protectora manaza sobre la cabeza de La Chica y le masajeó la cabeza para relajarla. No pasa nada, parecía decir sin hablar. Todo saldrá bien.
La Chica confiaba en papá Meyi. Se arrodilló en el suelo y dejó sus manos en el suelo, resistiendo la tentación de volver a acariciarse la barriga.
Los guerreros de La Guardia de Versisar tenían un malestar similar al que sentía la joven loba. Éste no surgía de los instintos salvajes resguardados bajo una apariencia humana, sino de la aprensión que les producía los criminales que habían capturado. Después del hechizo del brujo, les permitió defenderse. Eran personas peligrosas, cada una a su manera. Quizás podrían hacer frente a uno, a lo mucho a dos a la vez, sin que el enfrentamiento llegase al resto del mercado. El bienestar de los ciudadanos de Vulwulfar estaba por encima del rechazo que los criminales producían. Los hombres y mujeres de la Guardia se hallaban creando un círculo armado de lanzas y espadas entorno al perímetro afectado: contenía el escenario del crimen, la caseta donde los criminales estuvieron encerrados, la hamaca de papá Meyi y a los criminales discutiendo.
La calma y concordia dependía de un hilo tan tensionado que La Chica podría cortarlo de un aullido o los guerreros de La Guardia de Verisar adelantando sus armas con un gesto agresivo.
El hilo invisible lo terminó cortando el hombre de metal. La Chica percibió el olor del hierro al quemarse, ella fue la primera en dirigir la mirada al cibernético antes incluso que su cabeza comenzase a dar vueltas y vueltas, como un molino en una noche de tormenta. El hombre metal estaba procesando la información que los criminales la habían ofrecido. Levantó el dedo índice, sin dejar de mover la cabeza, como si se le hubiera ocurrido una genial idea. La Chica buscó cobijo en las piernas de Meyi y los guardias avanzaron un paso, las lanzas de éstos apuntaban al cielo y las espadas se hallaban en el interior de las vainas.
—¿Deseo hacer daño a infante Waldemar? Procesando una respuesta: No. La orden que recibí fue la de capturar al infante Waldemar, devolverle a la mansión Waldemar y recuperar los pergaminos robados del señor bibliotecario.
>> ¿Quién dio la orden de capturar al infante Waldemar? Procesando respuesta: La orden fue doble. Primero los señores Waldemar y la matrona Yn’Ashildr informaron de las continuas escapadas del chico a La Guardia de Versirar y pidieron que custodiasen los jardines y las calles cercanas a la mansión Waldemar. Hace 6 días recibimos información actualizada del señor bibliotecario: un intruso de la altura del infante Waldemar, posiblemente el infante Waldemar, accedía a su biblioteca y le robaba diversos pergaminos mágicos.
>> ¿A quién y por qué perseguía? La respuesta se ha dado con anterioridad: perseguía al infante Waldemar por las razones dadas.
El cibernético se levantó del suelo y, por primera vez, mantenía la cabeza quieta, rígida. Caminó hacia el cadáver asesinado de Joslyn Waldemar. A La Chica no le gustó el tono naranja que emergía de las lentes que tenía el cibernético por ojos, buscó protección en las piernas de papá Meyi.
—Realizando análisis exhaustivo de las heridas recientes del infante Waldemar — dijo el cibernético con voz distorsionada — Reconociendo armas.
Las lentes del cibernético se encendieron como dos soles. Iluminó el cadáver del chico, analizando cada cicatriz de su cuerpo. Acto seguido, apuntó al látigo de serpientes de Meera Yn’Ashildr. Ese tema había sido resuelto, D3CO lo recordaba. Apuntó las propias manos del cibernético. Las magulladuras en los brazos del cadáver las había producido el guardia cibernético al no poder controlar su fuerza. Las contusiones más recientes, en la zona de la espalda y el vientre, determinaban la causa de la muerte. El cuerpo había sido golpeado repetidas veces contra una superficie dura. No se había dado una respuesta esclarecedora sobre el arma homicida. Ditricio dijo no haberlas causada él, no conscientemente. La brecha en el vientre y las quemaduras se hicieron post mortem. La cicatriz en la mejilla del chico se realizó con un cuchillo afilado dos días atrás. Aquello no se había resuelto. Ditricio reconoció el arma con el que se efectuó el corte en el cinturón de la vampiresa, lo alumbró con la luz de las lentes y al mismo tiempo que relataba el análisis al resto de los presentes.
Meera Yn’Ashildr se adentró en la cabaña y propinó un puñetazo en la cara de la vampiresa. Antes que ésta fuera a devolverse, asió el látigo de serpientes. Los reptiles sisearon amenazantes contra la vampiresa sin llegar a morderla.
—Ni se te ocurra acercarte, bestia.
—De donde vengo, los vampiros no son bienvenidos — decía Piernaslargas a medida que se acercaba a La Chica —. Preferimos asesinarlos, evitando que se lleven a niños inocentes. Su plato predilecto son los chicos de la edad de Joslyn o de la edad de la hija del cazador, casi adultos con la sangre infantil. Los hipnotizan, obligándoles a que acudir a ellos durante las noches. No digo que la razón de las fugas sea debido por los poderes de la vampiresa. Digo lo que veo y lo que sé.
—Dices verdad y digo gracias — intervino Ansio.
La Chica continuaba temblando de pánico. Los pelos de su cuerpo se erizaban. Papá Meyi se puso de rodillas frente a ella. Calma, papá está aquí, todo estará bien.
Tycho Piernaslargas aulló y se convirtió en el lobo bípedo, manteniendo sus armas y armaduras. La Chica lo siguió.
Los hombres de La Guardia hicieron lo que tenían prohibido: desenvainaron las espadas y apuntaron con sus lanzas a los criminales.
—¡Alto a La Guarida!
Tarde. Tycho había desenvainado su par de cimitarras. Saltó encima del tejado, buscando a la vampiresa con intenciones asesinas. ¡La matará! Los presentes no supieron determinar si Tycho quería matar a la vampiresa por vengarse de la muerte de Joslyn o por puro odio racial.
Meera no se dejaba acercar con nadie. Ella había sido la persona más cercana a Joslyn y la que parecía más afectada por su muerte. Quien diese un paso hacia la elfa recibiría el mordisco de las serpientes.
El programa de Ditricio volvió a errar. El cibernético daba tumbos golpeando con sus brazos extendidos lo que estuviera por delante.
Ansio recitaba conjuros que nadie comprendía y que cuyo efecto no se habían pronunciado.
La Chica (la loba) se escapó de los brazos de papá Meyi y se escapó traspasando de un saltado la barrera de guardias armados. El cazador fue tras ella. Los soldados de la Guardia se abalanzaron hacia los criminales con la intención de recuperar el perdido control.
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* Acusados: La situación se ha ido de madre. Este turno tiene dos partes: en primer lugar, la historia de Lyra con el chico. ¿Causó ella la herida en la mejilla de Joslyn? ¿Por qué lo hizo? Si este fuera uno de los primeros turnos podríamos resolver todas preguntas y lanzar acusaciones unos a otros, pero nos encontramos en el turno decisivo, en el penúltimo turno de la misión.
En este punto la tensión de la situación se hace insostenible. Todos dejan a relucir sus habilidades. Efectivamente: nos encontramos en un turno de combate. Deberéis calmar la situación. Utilizad las manos si es preciso.
Votaciones
Terminaréis el post dando acusando directamente al que creáis el culpable del asesinato y la relación que cada uno de los acusados tuvo con Joslyn Waldemar. Pista: os daré las cartas del tarot que escogí para la misión: La Muerte, El Sol, La Luna, El Emperador, Los Amantes, La Templanza y El Ermitaño.
Obviamente La Muerte es el asesino. A éste lo deberéis decir en el rol, señalar directamente al culpable y por qué. El resto de las cartas deberéis enviármelas por mp para facilitar la objetividad.
Somos tres personas: no creo que haya un empate en la votación. 2 votos sobre una persona serán suficientes.
Lo último que habéis oído en relación con Joslyn es una acusación directa hacia Lyra. Lástima que en este turno no pueda contraargumentar. Ahora, solo podrás defenderte con los puños, o los cuchillos.
Lo mismo para el resto de integrantes. Ya no podéis defenderos de lo que se os acusa mediante palabras y hechos. Solo podéis combatir para calmar las aguas y terminar señalando al culpable.
Resultado Réplica
No se me olvida el resultado del juego anterior. Asher recibe -1 punto de confianza. Casi, pero no. Igual que Helena, te quedaste en la superficie. Y la verdad es que era una pregunta difícil porque tenía la trampa del factor tiempo. El siguiente turno lo empiezas como si alguien te hubiera señalado culpable de antemano. Es decir, basta que bien Helena o Lyra te señalen como culpable para que cumplas con estos 2 votos que te llevarán a la trena.
Última edición por Sigel el Sáb Jun 20 2020, 10:24, editado 1 vez
Sigel
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Re: Misión: Joslyn Waldemar [Evento Feria del Invierno 2º Parte]
El hombre de metal comenzó a identificar las heridas producidas en el cuerpo del chico. Meera, el propio biocibernético, y la vampiresa fueron los únicos que hicieron daño de forma directa a Joslyn. La inclusión de esta última pareció ser suficiente para que todo estallase.
-Espera. ¿Qué estáis haciendo?- pregunté. Aquello se había salido de control muy deprisa. Pero no era yo el que estaba siendo atacado. Tycho había ido a por la vampiresa. Pero según lo veía... tan sólo era culpable del corte en la mejilla.
La causa de la muerte habían sido golpes contundentes. No encajaba.
-La herida que provocó tiene dos días, y fue con una daga en una zona no letal. ¿Por qué esperaría tanto para matarlo?- pregunté. Si estaba lo suficientemente cerca para herirlo, dudaba de que no pudiese haberlo matado la misma noche. -Tenemos una máquina estropeada con fuerza de sobra y sabemos que alzó al crío antes de que muriese. Ha dicho que no lo ha hecho conscientemente.- dije, señalando al biocibernético. Estaba golpeando cosas sin control mientras daba tumbos. -Pero eso no me parece muy consciente.-
No importaba lo que dijese. No me estaban escuchando. Suspiré. Confía en los guardias humanos para no hacer su trabajo. Saqué una de las runas de mi bolsillo y la aplasté con la mano, envolviéndome al instante en electricidad. [1] No necesitaba usar a Eclipse para aquello, sólo hacer que me escuchasen.
-Calma a la elfa, si puedes.- le dije a la bruja. Era la que se había acercado a ella antes, después de todo. Por mi parte, seguí a Tycho, impulsándome con las runas de mis piernas para llegar hasta su posición sobre el tejado. [2]
El brillo le forzaría a mirarme, como mínimo.
-Tranquilízate, maldita sea. No ha sido la vampiresa y tengo pruebas. ¿Quieres que el verdadero culpable quede libre?- pregunté, mirándolo a los ojos. -Si quieres ir buscando venganza, hazlo luego. Porque si lo haces ahora, no encontrarás la verdad.- declaré, visiblemente molesto. Las chispas que saltaban de mi cuerpo le mantendrían a distancia, al menos. Esperaba que fuese suficiente para que me escuchase. -Se lo debes a Joslyn.-
Y entonces, volví a decir lo que ya había sospechado desde un principio.
-El corte de la mejilla no es lo importante, sino los golpes en la espalda. Fue el hombre de metal. Ditricio causó la muerte del chico. Le cogió como le hemos visto hacer, y perdió el control. Fue un accidente, pero mató a Joslyn sin quererlo.- declaré. -No creo que fuese quien clavó la daga, ni quien ocultó el cuerpo. Otra persona debió hacerlo después de encontrar el cadaver. Pero el responsable directo fue él.- aseguré.
[1] Habilidades: Descarga y Absorber
[2] Habilidad: Impulso
Calmo a Tycho y acuso a Ditricio de matar a Joslyn Waldemar.
-Espera. ¿Qué estáis haciendo?- pregunté. Aquello se había salido de control muy deprisa. Pero no era yo el que estaba siendo atacado. Tycho había ido a por la vampiresa. Pero según lo veía... tan sólo era culpable del corte en la mejilla.
La causa de la muerte habían sido golpes contundentes. No encajaba.
-La herida que provocó tiene dos días, y fue con una daga en una zona no letal. ¿Por qué esperaría tanto para matarlo?- pregunté. Si estaba lo suficientemente cerca para herirlo, dudaba de que no pudiese haberlo matado la misma noche. -Tenemos una máquina estropeada con fuerza de sobra y sabemos que alzó al crío antes de que muriese. Ha dicho que no lo ha hecho conscientemente.- dije, señalando al biocibernético. Estaba golpeando cosas sin control mientras daba tumbos. -Pero eso no me parece muy consciente.-
No importaba lo que dijese. No me estaban escuchando. Suspiré. Confía en los guardias humanos para no hacer su trabajo. Saqué una de las runas de mi bolsillo y la aplasté con la mano, envolviéndome al instante en electricidad. [1] No necesitaba usar a Eclipse para aquello, sólo hacer que me escuchasen.
-Calma a la elfa, si puedes.- le dije a la bruja. Era la que se había acercado a ella antes, después de todo. Por mi parte, seguí a Tycho, impulsándome con las runas de mis piernas para llegar hasta su posición sobre el tejado. [2]
El brillo le forzaría a mirarme, como mínimo.
-Tranquilízate, maldita sea. No ha sido la vampiresa y tengo pruebas. ¿Quieres que el verdadero culpable quede libre?- pregunté, mirándolo a los ojos. -Si quieres ir buscando venganza, hazlo luego. Porque si lo haces ahora, no encontrarás la verdad.- declaré, visiblemente molesto. Las chispas que saltaban de mi cuerpo le mantendrían a distancia, al menos. Esperaba que fuese suficiente para que me escuchase. -Se lo debes a Joslyn.-
Y entonces, volví a decir lo que ya había sospechado desde un principio.
-El corte de la mejilla no es lo importante, sino los golpes en la espalda. Fue el hombre de metal. Ditricio causó la muerte del chico. Le cogió como le hemos visto hacer, y perdió el control. Fue un accidente, pero mató a Joslyn sin quererlo.- declaré. -No creo que fuese quien clavó la daga, ni quien ocultó el cuerpo. Otra persona debió hacerlo después de encontrar el cadaver. Pero el responsable directo fue él.- aseguré.
_________________________
[1] Habilidades: Descarga y Absorber
[2] Habilidad: Impulso
Calmo a Tycho y acuso a Ditricio de matar a Joslyn Waldemar.
Asher Daregan
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Re: Misión: Joslyn Waldemar [Evento Feria del Invierno 2º Parte]
Joslyn Waldemar
En caso de que no lleguemos a un resultado satisfactorio, que se produzca un empate o que no se llegue al resultado correcto, os daré el quinto turno prometido. Éste turno no estará basado en resolver la historia de un personaje, como los anteriores, sino que lo utilizaremos para remarcar las pistas ya dadas que pienso que os puedan ayudar a encaminar vuestras sospechas.
Sigel
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Re: Misión: Joslyn Waldemar [Evento Feria del Invierno 2º Parte]
Lyra había tenido algo que ver con las heridas que el chico había sufrido. No podía negar que se sorprendió. De entre todos los sospechosos de allí, se le había pasado por alto la posibilidad de que su compañera de profesión estuviera metida en el ajo, lo cual era la posibilidad más "lógica".
De un momento a otro, todo se desmadró. La tensión había llegado a tal punto que ni siquiera dejaron opción a la vampiresa de defenderse. Y Helena no lo veía claro, si las heridas que mataron a Joslyn fueron golpes fuertes y contundentes, ¿De qué sirve hacerle heridas post mortem? No tenía sentido, y Lyra tendría que explicarse sobre ello, aunque esa posibilidad había sido totalmente viendo la situación. La molestó un poco, pues todos tuvieron oportunidad de defenderse menos la vampiresa. Eso daba a entender que buscaban un chivo expiatorio, cayese quien cayese.
Una vez más, lo que el hombre perro decía tenía sentido. Había encontrado un inesperado "apoyo" o "aliado" en aquella situación. De pronto, se envolvió en electricidad y se fue del lugar de un poderoso salto, no sin antes pedirle a la bruja que se encargara de la elfa.
Iba a hacerle caso, ya que todos allí habían perdido la cordura menos él.
Un grupo de guardias la rodeó. También estaba el problema de Ditricio dando golpes sin sentido por doquier.
Un par de guardias tuvieron la osadía de abalanzarse a por la bruja, uno por cada flanco. Esta se echó un paso hacia atrás para evitar cualquier ataque, le puso la zancadilla a uno y al otro le plantó un puñetazo en toda la faz.
Sus compañeros, al ver que Helena ponía resistencia, decidieron también intervenir. Si lo hacían todos a la vez, la bruja no tendría opción de ganar. Al menos eso es lo que pensaban.
La bruja entonces puso los brazos en cruz con las palmas apuntando hacia ambos laterales y generó un pequeño anillo de agua alrededor de sus pies que se hizo más alto hasta llegar a la altura de sus manos. Dejó escapar media sonrisa pícara. Antes de que cualquier guardia pudiese estar mínimamente cerca, "empujó" el anillo para que, siendo ella el epicentro, el agua se expandiese en forma de olas en todas direcciones y arrastrara contundente y violentamente a todo lo que encontrara a su paso [1].
Con todo más o menos despejado, podía acercarse a donde estaba Meera. Varios guardias habían sufrido ya la mordedura de las serpientes, la elfa estaba desquiciada.
La Rhodes entabló contacto visual con la susodicha. Frunció el ceño, no parecía que con ella fuese a calmarse.
Entonces, la bruja alzó su brazo derecho a media altura y extendió la palma de su mano. Podía notarse que esta estaba adquiriendo un tono bastante pálido y azulado, con las venas y algunos capilares de esta marcándose más de lo debido con un tono morado. En la palma de la rubia empezó a generarse la punta de una estaca de hielo.
-Como me hagas daño, me obligarás a hacértelo a ti también.-Advirtió alzando un poco la voz para que pudiese escucharla desde su posición.-La vampiresa hizo cortes que no tuvieron nada que ver con las heridas que causaron la muerte al chico.-Mantenía su posición rígida y alerta-Golpes contundentes y fuertes, ¿Quién tiene pinta de hacer algo así?-Era una pregunta retórica. Bajó el brazo, el tono de su piel volvió a la normalidad y la estaca que se estaba generando en la palma de la mano desapareció.-¡Ahí tienes la respuesta y la prueba fehaciente!-Señaló a un Ditricio aún fuera de control.-Aquel que ordenó a Ditricio ir tras Joslyn escondió el cuerpo; el brujo.-Acusó.
________________________________________________________________________
Off: -Habilidad usada: Ola de poder [1]
Calmo a Meera y acuso a Ditricio de matar a Joslyn, encubierto por Anssio.
De un momento a otro, todo se desmadró. La tensión había llegado a tal punto que ni siquiera dejaron opción a la vampiresa de defenderse. Y Helena no lo veía claro, si las heridas que mataron a Joslyn fueron golpes fuertes y contundentes, ¿De qué sirve hacerle heridas post mortem? No tenía sentido, y Lyra tendría que explicarse sobre ello, aunque esa posibilidad había sido totalmente viendo la situación. La molestó un poco, pues todos tuvieron oportunidad de defenderse menos la vampiresa. Eso daba a entender que buscaban un chivo expiatorio, cayese quien cayese.
Una vez más, lo que el hombre perro decía tenía sentido. Había encontrado un inesperado "apoyo" o "aliado" en aquella situación. De pronto, se envolvió en electricidad y se fue del lugar de un poderoso salto, no sin antes pedirle a la bruja que se encargara de la elfa.
Iba a hacerle caso, ya que todos allí habían perdido la cordura menos él.
Un grupo de guardias la rodeó. También estaba el problema de Ditricio dando golpes sin sentido por doquier.
Un par de guardias tuvieron la osadía de abalanzarse a por la bruja, uno por cada flanco. Esta se echó un paso hacia atrás para evitar cualquier ataque, le puso la zancadilla a uno y al otro le plantó un puñetazo en toda la faz.
Sus compañeros, al ver que Helena ponía resistencia, decidieron también intervenir. Si lo hacían todos a la vez, la bruja no tendría opción de ganar. Al menos eso es lo que pensaban.
La bruja entonces puso los brazos en cruz con las palmas apuntando hacia ambos laterales y generó un pequeño anillo de agua alrededor de sus pies que se hizo más alto hasta llegar a la altura de sus manos. Dejó escapar media sonrisa pícara. Antes de que cualquier guardia pudiese estar mínimamente cerca, "empujó" el anillo para que, siendo ella el epicentro, el agua se expandiese en forma de olas en todas direcciones y arrastrara contundente y violentamente a todo lo que encontrara a su paso [1].
Con todo más o menos despejado, podía acercarse a donde estaba Meera. Varios guardias habían sufrido ya la mordedura de las serpientes, la elfa estaba desquiciada.
La Rhodes entabló contacto visual con la susodicha. Frunció el ceño, no parecía que con ella fuese a calmarse.
Entonces, la bruja alzó su brazo derecho a media altura y extendió la palma de su mano. Podía notarse que esta estaba adquiriendo un tono bastante pálido y azulado, con las venas y algunos capilares de esta marcándose más de lo debido con un tono morado. En la palma de la rubia empezó a generarse la punta de una estaca de hielo.
-Como me hagas daño, me obligarás a hacértelo a ti también.-Advirtió alzando un poco la voz para que pudiese escucharla desde su posición.-La vampiresa hizo cortes que no tuvieron nada que ver con las heridas que causaron la muerte al chico.-Mantenía su posición rígida y alerta-Golpes contundentes y fuertes, ¿Quién tiene pinta de hacer algo así?-Era una pregunta retórica. Bajó el brazo, el tono de su piel volvió a la normalidad y la estaca que se estaba generando en la palma de la mano desapareció.-¡Ahí tienes la respuesta y la prueba fehaciente!-Señaló a un Ditricio aún fuera de control.-Aquel que ordenó a Ditricio ir tras Joslyn escondió el cuerpo; el brujo.-Acusó.
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Off: -Habilidad usada: Ola de poder [1]
Calmo a Meera y acuso a Ditricio de matar a Joslyn, encubierto por Anssio.
Helena Rhodes
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Re: Misión: Joslyn Waldemar [Evento Feria del Invierno 2º Parte]
Miraba atentamente al cibernético de mente errante, notó como analizaba las heridas y algunos vellos de sus brazos se tensaron, su piel ligeramente se puso dura, podía sentirlo, se estremeció, nadando en pura tensión hasta que le señaló, solo así culminó todo su sentir en un derretimiento de calor que viajó desde sus hombros hasta sus piernas, podía haber jurado que hasta sintió que cesaban a su peso, pero no fue así.
Gruñó, sabía que pasaría, le acusó con aquel cuchillo que traía en el cinturón, justo al lado de su arco mecánico.
Pero "aquello" no lo esperaba, recibió un golpe directo de la sacerdotisa en su mejilla y sus labios, dió un paso atrás, casi tambaleándose hasta caer, se tomó el rostro y escupió en el suelo mientras la miraba de reojo, tapándose la boca, tenía algunas gotas de sangre entre sus labios y mentón, le había partido estos con el golpe.
— Zorra barata. — Musitó por lo bajo mientras gruñía en su interior, no ansiaba más que clavarle una flecha en la entreceja.
Y apenas pudo recomponerse, el licantropo ya prácticamente estaba anunciando sus intenciones, hablando falacia y subiéndose entre los tejados amenazadoramente con forma de lobo bípedo.
En un enfrentamiento allí no tenía chance, para nada, observó al brujo cantando su magia, a la sacerdotisa tensa golpeando a todo el que se acercaba, y finalmente, al más importante, al lican yendo hacia ella.
— Como sí tuviera la fuerza para asesinarlo con golpes contundentes, ¿Acaso no habrás sido tú? Perrito. —
Aprovechó la distracción del hombre bestia sin dudarlo, le dió sus gracias internamente para alejarse de aquel antropomorfico amenazador, subiendo a un tejado contrario con suma facilidad, pues infiltrarse en lugares fuera de vistas como lo eran las alturas, era algo digno de ella.
— Solo hice lo que tenía que hacer porque debía hacerlo, de otra forma, podría haber acabado de esta misma manera, pero sin otros encerrados a mi lado para que tomen la verdadera culpa. — Una vez arriba del tejado, flexionó las rodillas y sacudió sus hombros, como sí no le diera tanta importancia, aunque aún así, permanecía atenta al lican, que seguía amenazado.
— Anssio, no sé lo que intentas, pero no mejorarás la situación con un escándalo mágico, para nada, el verdadero asesino se marchará y probablemente no lo encuentres nunca sí es que le das la oportunidad, y tú no quieres eso. — Luego agregó un tono más acusador, solo para desafiarle en cierta manera, a dejarlo. — ¿O sí. . . ? —
Sonrió mostrando sus visibles colmillos blancos ante los ajenos, luego también acusó al cibernético con la mirada.
— Está tan estropeado que pierde la consciencia cada tres por tres, es él o el licantropo que intentó echarme el chivo expiatorio a toda costa. — Miró a Tycho mientras sonreía sin decir más.
Uso de habilidad:
(Rasgo) Infiltración: El vampiro posee una sorprendente capacidad para trepar muros, pudiendo realizar ataques sorpresa desde lo alto de un techo u ocultarse para una emboscada.
Acuso a Ditricio e intento desconcentrar/calmar a Anssio de cierta manera.
Gruñó, sabía que pasaría, le acusó con aquel cuchillo que traía en el cinturón, justo al lado de su arco mecánico.
Pero "aquello" no lo esperaba, recibió un golpe directo de la sacerdotisa en su mejilla y sus labios, dió un paso atrás, casi tambaleándose hasta caer, se tomó el rostro y escupió en el suelo mientras la miraba de reojo, tapándose la boca, tenía algunas gotas de sangre entre sus labios y mentón, le había partido estos con el golpe.
— Zorra barata. — Musitó por lo bajo mientras gruñía en su interior, no ansiaba más que clavarle una flecha en la entreceja.
Y apenas pudo recomponerse, el licantropo ya prácticamente estaba anunciando sus intenciones, hablando falacia y subiéndose entre los tejados amenazadoramente con forma de lobo bípedo.
En un enfrentamiento allí no tenía chance, para nada, observó al brujo cantando su magia, a la sacerdotisa tensa golpeando a todo el que se acercaba, y finalmente, al más importante, al lican yendo hacia ella.
— Como sí tuviera la fuerza para asesinarlo con golpes contundentes, ¿Acaso no habrás sido tú? Perrito. —
Aprovechó la distracción del hombre bestia sin dudarlo, le dió sus gracias internamente para alejarse de aquel antropomorfico amenazador, subiendo a un tejado contrario con suma facilidad, pues infiltrarse en lugares fuera de vistas como lo eran las alturas, era algo digno de ella.
— Solo hice lo que tenía que hacer porque debía hacerlo, de otra forma, podría haber acabado de esta misma manera, pero sin otros encerrados a mi lado para que tomen la verdadera culpa. — Una vez arriba del tejado, flexionó las rodillas y sacudió sus hombros, como sí no le diera tanta importancia, aunque aún así, permanecía atenta al lican, que seguía amenazado.
— Anssio, no sé lo que intentas, pero no mejorarás la situación con un escándalo mágico, para nada, el verdadero asesino se marchará y probablemente no lo encuentres nunca sí es que le das la oportunidad, y tú no quieres eso. — Luego agregó un tono más acusador, solo para desafiarle en cierta manera, a dejarlo. — ¿O sí. . . ? —
Sonrió mostrando sus visibles colmillos blancos ante los ajenos, luego también acusó al cibernético con la mirada.
— Está tan estropeado que pierde la consciencia cada tres por tres, es él o el licantropo que intentó echarme el chivo expiatorio a toda costa. — Miró a Tycho mientras sonreía sin decir más.
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Offrol:Uso de habilidad:
(Rasgo) Infiltración: El vampiro posee una sorprendente capacidad para trepar muros, pudiendo realizar ataques sorpresa desde lo alto de un techo u ocultarse para una emboscada.
Acuso a Ditricio e intento desconcentrar/calmar a Anssio de cierta manera.
Lyra
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Re: Misión: Joslyn Waldemar [Evento Feria del Invierno 2º Parte]
Un grupo de soldados con las picas extendidas en posición ofensiva retuvo a Marvilin Meyi. El cazador esbozó su peor cara de discuto, aquella que se parecía ligeramente al gruñido de un animal del bosque. Si quedaba alguna duda de que Meyi era el padre (adoptivo) de la joven loba, se esfumó con aquella expresión. Los guardias se miraron entre ellos con rostro vacilante. Decidieron en silencio dejar al cazador pasar ya que no estaba envuelto en el asesinato de Joslyn Waldemar, aunque había entablado conversación con los presuntos asesinos.
Meyi levantó el dedo en un gesto grosero que quería decir: que os jodan. Fue corriendo a la dirección en la que había escapado La Chica. El olor a vampiro y el parloteo de los delincuentes la había alterado. Meyi esperaba encontrarla después de varias horas, escondida bajo de un montón de paja o quizás escarbando entre la basura. Estaría temblando, resistiendo el impulso de dar un bocado a la primera persona con la que se cruce. El cazador preparaba mentalmente un discurso paternal que fuera capaz de tranquilizar a La Chica, además de renegarla por haberse escapado. No debiste hacer eso, vuelve aquí. La vampiresa se ha ido y no volverás a verla. Venga, volvamos a casa. Así es como hablaría a un lemobrino. Meyi se dio un golpe en la frente como si con ello pudiera avivar sus pensamientos. A La Chica tenía que tratarla de otra manera muy distinta. Si seguía hablándole como a un animal, ella seguiría comportándose como tal.
Encontró a La Chica antes de lo que había previsto, se hallaba en forma lobina, persiguiendo a una rata. Meyi llamó a La Chica con un silbido. La loba levantó la cabeza dejando escapar al roedor. Se quedó sentada sobre las patas traseras, obediente.
Meyi se acercó con paso autoritario y se arrodilló a su lado. La loba se echó en el suelo panza arriba adoptando una posición sumisa, sabía que había hecho mal. El cazador ató la correa sobre su cuello.
—No lo vuelvas a hacer.
Se quedó con la boca entreabierta durante unos segundos. Iba a decir algo más, pero no sabía el qué.
Cazador y loba regresaron a la choza donde estaban los delincuentes. Meyi todavía no había cobrado por haber cazado al gran perro. La recompensa era lo único que le importaba.
Se encontraron con la misma situación. Los delincuentes se acusaban entre ellos mediante falsas acusaciones a la vez que evitaban hablar directamente del difunto Joslyn. La elfa se comportaba con la misma vehemencia con la que Meyi había tratado a los guardias cuando le impidieron cruzar el círculo de picas para ir tras La Chica. El lobo bípedo buscaba un culpable, no parecía importarle si fuera el auténtico. Perseguía a quien le parecía el culpable, a la mujer que olía a vampiro.
Y los demás… los que decidían mantener las espadas limpias, eran repugnantes. El hombre era el peor de todos. Utilizó su espada como si fuera la campana con la que llamar a sus empleados. ¿Te crees demasiado buena para ensuciar tu arma? La rubia se cree tan buena como tú, es la hija favorita de papá. ¡Ni siquiera usa la campana!
Meyi dirigió hacia los criminales la ira que había acumulado al no saber hablar con La Chica. Mejor enfadarse con ellos que con uno mismo. Sin darse cuenta, dio un tirón a la correa de la loba. El animal protestó con un sonido lastimero. Meyi bajo la cabeza. Quería disculparse, pero no sabía cómo hacerlo. Seguir enfadado era más fácil. Dio un segundo tirón, esta vez siendo consciente, y arrastró a la loba al interior del círculo. Entró aplaudiendo la pésima labor de los criminales y todavía mejor de los guardias; manojo de incompetentes.
—Ditricio es un soldado retrasado. ¿Cómo explicáis que quisiera ocultar la causa del asesinato con una daga de fuego? ¡Ya está! Su cabeza hizo un chasquido y le ofreció un momento de lucidez. ¿Es así? Se sacó la daga de — no seas malhablado delante de La Chica — los cojones — ahora no es La Chica, es La Loba — y se clavó en el pecho de Waldemar. ¡Brillante! ¿Cómo no se me había ocurrido antes?
El capitán Hill puso una mano encima del hombro del cazador con la intención de tranquilizar su mal humor. Una cosa era permitir que los delincuentes se matasen entre ellos y otra muy distinta era permitir que un civil con ballesta se entrometiera de aquella manera. Meyi era más divertido cuando observaba el escenario desde la posición de un espectador aficionado.
—Me veo en la obligación de decirle que abandone este lugar, señor Meyi.
—Me veo en la obligación de mandarle a la mierda — La Chica gruñó al capitán colaborando las palabras de su padre adoptivo —. No me iré de aquí hasta que no reciba mi recompensa.
El capitán hizo una señal apurada con la mano a sus hombres. De repente, tenía prisa por pagar al cazador.
Meyi ignoró al capitán Hill. Avanzó unos pasos hacia delante. La Chica le acompañaba con paso alegre.
—¿Dónde están los pergaminos? Dijisteis que Waldemar robaba pergaminos mágicos al brujo durante sus escapadas. ¿Sólo una vez o era algo habitual en él? Sus escapadas eran muy habituales. Murió porque se volvió a escapar y… ¿volvió a robar?
La elfa bajó la cabeza y el brujo contestó exaltado.
—¡Propiamente!
—Propiamente… — repitió Meyi ofreciendo una buena dosis de sarcasmo en la palabra —. ¿Y dónde están los pergaminos? Dejad que lo adivine: también propiamente.
D3CO empezó a girar la cabeza sobre su propio eje, no de la manera errática que había empleado minutos antes, sino con un orden. Las lentes de sus ojos poseían un resplandor naranja. El cibernético estaba analizando el campo, buscando los pergaminos. Era un soldado eficiente, por eso era miembro de La Guardia de Lunargenta. Y si tan eficiente era….
—¿Cómo es que se estropeó? — Meyi señaló a Ditricio con la mano que sujetaba la correa.
Un soldado raso llevó una generosa bolsa de aeros al capitán Hill y éste se la ofreció con una forzosa reverencia a Marvilin Meyi. El cazador notó que la bolsa pesaba más de lo que habían acordado. Por las molestias, supuso Meyi.
El capitán Hill señaló a Ditricio y mandó esposarlo. No había escuchado, o había fingido no escuchar, nada de lo que había dicho el furioso cazador.
—Limpiad la zona. En unos minutos anunciaremos el asesinato del joven Waldemar. Llevaremos a Ditricio a la plaza central y lo ejecutaremos, celebrando la rápida acción de los hombres de La Guardia de Lunargenta.
Meyi acarició la cabeza de La Chica (La Loba) sin quitar la vista de encima del capitán Hill. Se equivoca. Estaba metiendo la pata hasta el fondo. Igual que cuando intentó renegar a La Chica, el Marvilin Meyi se quedó con la boca entreabierta. Iba a decir algo más, pero no sabía el qué. ¿Qué podía decir? La elfa procesaba amor maternal hacia Joslyn. La relación del lobo hacia el chico era similar, pero con ligeras diferencias; a veces parecía preocuparse por el chico y en otras se obligaba a mantenerse al margen. Para el brujo solo tenía una palabra que decirle: propiamente. La vampiresa había torturado al chaval, eso era un hecho. No sabía que hacían el perro y la rubia en el lugar; puede que hubieran conocido al chico durante sus múltiples escapadas, o puede que estuvieran en el lugar equivocado y en el momento equivocado.
* Acusados: El tema no ha salido como esperaba. Os lo he comentado por privado. Tengo la sensación de haberme equivocado en la perspectiva de la misión. Quise contarla desde el punto de vista de los acusados. Me pareció divertido formar un juego de engaños en el que todos tienen algo que ocultar y nadie es lo que parece ser. Durante a lo largo de la misión, por privado, habéis recibido pistas sinceras sobre los personajes, ahí os han desvelado su verdadera posibilidad. ¿Y en público, en el tema? ¿Se han comportado de la misma manera? Mi idea es que no fuera así. Una idea que ahora veo como errónea. Hace que el juego se vuelva muy complicado hasta el punto que uno no sabe quién miente y quién no. Otra equivocación ha sido restringir los turnos de la misión, de forma que haya personajes que no podamos averiguar las grandes pistas. Contaba con que esto pasase. La presencia de Meyi en el tema no ha sido casual y es que, desde el principio, os prometí un turno de investigación adicional. Pensé que, desde mi posición, que conozco todos los secretos, es muy fácil ver las pruebas. Sin embargo, al otro lado, me imagino que debe ser más complicado. En este turno adicional he puesto énfasis en las pistas que veo más definitivas para entender la misión.
Tenéis una segunda oportunidad de señalar el auténtico asesino de Joslyn Waldemar. Podéis utilizar como prueba los testimonios y pistas que habéis recibido en privado para elaborar entre todos los detalles del crimen.
Votaciones
* Este turno adicional no será barato ni para unos ni para otros.
* No podréis cambiar el resto de las votaciones de las cartas.
* Tenéis la opción de decir abiertamente cuál es vuestra carta, enseñarla onrol, y confesar cuál ha sido vuestra relación real con Joslyn Waldemar y la profecía de Lourdes de Arellano os realizó. En este caso recibiréis 200 aeros como recompensa. Corréis el riesgo de que vuestros compañeros hayan acertado vuestra carta. Si no decís nada y vuestra carta ha sido adivinada, solo recibiréis 100 aeros. Recordad que, si habéis mantenido vuestra relación con Joslyn en secreto, ganaréis 300 aeros al final del tema.
Meyi levantó el dedo en un gesto grosero que quería decir: que os jodan. Fue corriendo a la dirección en la que había escapado La Chica. El olor a vampiro y el parloteo de los delincuentes la había alterado. Meyi esperaba encontrarla después de varias horas, escondida bajo de un montón de paja o quizás escarbando entre la basura. Estaría temblando, resistiendo el impulso de dar un bocado a la primera persona con la que se cruce. El cazador preparaba mentalmente un discurso paternal que fuera capaz de tranquilizar a La Chica, además de renegarla por haberse escapado. No debiste hacer eso, vuelve aquí. La vampiresa se ha ido y no volverás a verla. Venga, volvamos a casa. Así es como hablaría a un lemobrino. Meyi se dio un golpe en la frente como si con ello pudiera avivar sus pensamientos. A La Chica tenía que tratarla de otra manera muy distinta. Si seguía hablándole como a un animal, ella seguiría comportándose como tal.
Encontró a La Chica antes de lo que había previsto, se hallaba en forma lobina, persiguiendo a una rata. Meyi llamó a La Chica con un silbido. La loba levantó la cabeza dejando escapar al roedor. Se quedó sentada sobre las patas traseras, obediente.
Meyi se acercó con paso autoritario y se arrodilló a su lado. La loba se echó en el suelo panza arriba adoptando una posición sumisa, sabía que había hecho mal. El cazador ató la correa sobre su cuello.
—No lo vuelvas a hacer.
Se quedó con la boca entreabierta durante unos segundos. Iba a decir algo más, pero no sabía el qué.
Cazador y loba regresaron a la choza donde estaban los delincuentes. Meyi todavía no había cobrado por haber cazado al gran perro. La recompensa era lo único que le importaba.
Se encontraron con la misma situación. Los delincuentes se acusaban entre ellos mediante falsas acusaciones a la vez que evitaban hablar directamente del difunto Joslyn. La elfa se comportaba con la misma vehemencia con la que Meyi había tratado a los guardias cuando le impidieron cruzar el círculo de picas para ir tras La Chica. El lobo bípedo buscaba un culpable, no parecía importarle si fuera el auténtico. Perseguía a quien le parecía el culpable, a la mujer que olía a vampiro.
Y los demás… los que decidían mantener las espadas limpias, eran repugnantes. El hombre era el peor de todos. Utilizó su espada como si fuera la campana con la que llamar a sus empleados. ¿Te crees demasiado buena para ensuciar tu arma? La rubia se cree tan buena como tú, es la hija favorita de papá. ¡Ni siquiera usa la campana!
Meyi dirigió hacia los criminales la ira que había acumulado al no saber hablar con La Chica. Mejor enfadarse con ellos que con uno mismo. Sin darse cuenta, dio un tirón a la correa de la loba. El animal protestó con un sonido lastimero. Meyi bajo la cabeza. Quería disculparse, pero no sabía cómo hacerlo. Seguir enfadado era más fácil. Dio un segundo tirón, esta vez siendo consciente, y arrastró a la loba al interior del círculo. Entró aplaudiendo la pésima labor de los criminales y todavía mejor de los guardias; manojo de incompetentes.
—Ditricio es un soldado retrasado. ¿Cómo explicáis que quisiera ocultar la causa del asesinato con una daga de fuego? ¡Ya está! Su cabeza hizo un chasquido y le ofreció un momento de lucidez. ¿Es así? Se sacó la daga de — no seas malhablado delante de La Chica — los cojones — ahora no es La Chica, es La Loba — y se clavó en el pecho de Waldemar. ¡Brillante! ¿Cómo no se me había ocurrido antes?
El capitán Hill puso una mano encima del hombro del cazador con la intención de tranquilizar su mal humor. Una cosa era permitir que los delincuentes se matasen entre ellos y otra muy distinta era permitir que un civil con ballesta se entrometiera de aquella manera. Meyi era más divertido cuando observaba el escenario desde la posición de un espectador aficionado.
—Me veo en la obligación de decirle que abandone este lugar, señor Meyi.
—Me veo en la obligación de mandarle a la mierda — La Chica gruñó al capitán colaborando las palabras de su padre adoptivo —. No me iré de aquí hasta que no reciba mi recompensa.
El capitán hizo una señal apurada con la mano a sus hombres. De repente, tenía prisa por pagar al cazador.
Meyi ignoró al capitán Hill. Avanzó unos pasos hacia delante. La Chica le acompañaba con paso alegre.
—¿Dónde están los pergaminos? Dijisteis que Waldemar robaba pergaminos mágicos al brujo durante sus escapadas. ¿Sólo una vez o era algo habitual en él? Sus escapadas eran muy habituales. Murió porque se volvió a escapar y… ¿volvió a robar?
La elfa bajó la cabeza y el brujo contestó exaltado.
—¡Propiamente!
—Propiamente… — repitió Meyi ofreciendo una buena dosis de sarcasmo en la palabra —. ¿Y dónde están los pergaminos? Dejad que lo adivine: también propiamente.
D3CO empezó a girar la cabeza sobre su propio eje, no de la manera errática que había empleado minutos antes, sino con un orden. Las lentes de sus ojos poseían un resplandor naranja. El cibernético estaba analizando el campo, buscando los pergaminos. Era un soldado eficiente, por eso era miembro de La Guardia de Lunargenta. Y si tan eficiente era….
—¿Cómo es que se estropeó? — Meyi señaló a Ditricio con la mano que sujetaba la correa.
Un soldado raso llevó una generosa bolsa de aeros al capitán Hill y éste se la ofreció con una forzosa reverencia a Marvilin Meyi. El cazador notó que la bolsa pesaba más de lo que habían acordado. Por las molestias, supuso Meyi.
El capitán Hill señaló a Ditricio y mandó esposarlo. No había escuchado, o había fingido no escuchar, nada de lo que había dicho el furioso cazador.
—Limpiad la zona. En unos minutos anunciaremos el asesinato del joven Waldemar. Llevaremos a Ditricio a la plaza central y lo ejecutaremos, celebrando la rápida acción de los hombres de La Guardia de Lunargenta.
Meyi acarició la cabeza de La Chica (La Loba) sin quitar la vista de encima del capitán Hill. Se equivoca. Estaba metiendo la pata hasta el fondo. Igual que cuando intentó renegar a La Chica, el Marvilin Meyi se quedó con la boca entreabierta. Iba a decir algo más, pero no sabía el qué. ¿Qué podía decir? La elfa procesaba amor maternal hacia Joslyn. La relación del lobo hacia el chico era similar, pero con ligeras diferencias; a veces parecía preocuparse por el chico y en otras se obligaba a mantenerse al margen. Para el brujo solo tenía una palabra que decirle: propiamente. La vampiresa había torturado al chaval, eso era un hecho. No sabía que hacían el perro y la rubia en el lugar; puede que hubieran conocido al chico durante sus múltiples escapadas, o puede que estuvieran en el lugar equivocado y en el momento equivocado.
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* Acusados: El tema no ha salido como esperaba. Os lo he comentado por privado. Tengo la sensación de haberme equivocado en la perspectiva de la misión. Quise contarla desde el punto de vista de los acusados. Me pareció divertido formar un juego de engaños en el que todos tienen algo que ocultar y nadie es lo que parece ser. Durante a lo largo de la misión, por privado, habéis recibido pistas sinceras sobre los personajes, ahí os han desvelado su verdadera posibilidad. ¿Y en público, en el tema? ¿Se han comportado de la misma manera? Mi idea es que no fuera así. Una idea que ahora veo como errónea. Hace que el juego se vuelva muy complicado hasta el punto que uno no sabe quién miente y quién no. Otra equivocación ha sido restringir los turnos de la misión, de forma que haya personajes que no podamos averiguar las grandes pistas. Contaba con que esto pasase. La presencia de Meyi en el tema no ha sido casual y es que, desde el principio, os prometí un turno de investigación adicional. Pensé que, desde mi posición, que conozco todos los secretos, es muy fácil ver las pruebas. Sin embargo, al otro lado, me imagino que debe ser más complicado. En este turno adicional he puesto énfasis en las pistas que veo más definitivas para entender la misión.
Tenéis una segunda oportunidad de señalar el auténtico asesino de Joslyn Waldemar. Podéis utilizar como prueba los testimonios y pistas que habéis recibido en privado para elaborar entre todos los detalles del crimen.
Votaciones
* Este turno adicional no será barato ni para unos ni para otros.
* No podréis cambiar el resto de las votaciones de las cartas.
* Tenéis la opción de decir abiertamente cuál es vuestra carta, enseñarla onrol, y confesar cuál ha sido vuestra relación real con Joslyn Waldemar y la profecía de Lourdes de Arellano os realizó. En este caso recibiréis 200 aeros como recompensa. Corréis el riesgo de que vuestros compañeros hayan acertado vuestra carta. Si no decís nada y vuestra carta ha sido adivinada, solo recibiréis 100 aeros. Recordad que, si habéis mantenido vuestra relación con Joslyn en secreto, ganaréis 300 aeros al final del tema.
Sigel
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