Misión: Joslyn Waldemar [Evento Feria del Invierno 2º Parte]
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Re: Misión: Joslyn Waldemar [Evento Feria del Invierno 2º Parte]
Una vez Tycho se calmó, bajamos de vuelta al cobertizo. Era buen momento para poner fin a aquello. Y parecía unánimo... hasta que Meyi se puso a hablar.
Suspiré.
-¿Ahora te apetece hacer tu trabajo, idiota?- pregunté, mirando al humano con una sonrisa burlona. -¿Donde estabas hasta ahora? Supongo que no estabas escuchando. Nadie ha dicho que fuese él el mismo que usó la daga.-
Pero me gustase o no, tenía cierto punto a su favor. La localización de los pergaminos. El que se hubiese estropeado... era algo que había sospechado también. En principio, de la vampiresa, pero llegado a ese punto dudaba que fuese ella.
-Vale, si no te convence, ¿que tal esto?- alcé la voz, antes de que el capitán de la guardia se llevase al robot. -Nuestro brujo aquí es un conjurador. Magia que puede crear objetos de la nada. Armas, entre ellos. Normalmente desaparecen al poco, pero es evidente que este es bueno en lo que hace.- comenté. -Ditricio recuperó a Joslyn, y Anssio fue con él. En cuanto capturó al niño, Anssio le atacó para que no fuese un testigo. O quizás para que lo matase por accidente. Quizás funcionase, quizás no. Pero si puedes crear objetos pesados, no hay motivo por el que no puedas dejarlos caer encima de él.- Según Ditricio, el arma en si no estaba clara. Quizás el motivo fuese que no estuviese allí.
-Si no recuerdo mal, tenias sangre en la barba y ropa cuando vinimos, antes de que trajeses nuestras armas. Toses sangre cuando usas conjuros avanzados... e imagino que no los intentas hacer a menudo. ¿Quieres contarnos que conjuros usaste entre ayer y cuando llegaste?- ofrecí, señalando al brujo con la mano. -Déjame adivinar. ¿Crear un arma de fuego? ¿Quizás algo más pesado?- guiñé un ojo, algo más confiado en aquella teoría.
-Y esos pergaminos... parece que Ditricio no los recuperó. Y no creo que al resto nos sirvan de mucho. ¿Quien más se los habría llevado, aparte de Anssio?- aporté. Definitivamente había tenido una oportunidad, un motivo y varias pruebas en su contra. Más que las que tenía cualquier otro, de todas formas. -El brujo conocía a Ditricio, sabía como usarlo, y debía estar harto de los robos de Joslyn. La gente a su cargo no le había castigado "propiamente" tras todos esos robos, así que... tomó su justicia por su propia mano. ¿Algo así?- inquirí.
Ya que no es Ditricio... señalo a Anssio como el auténtico asesino.
Suspiré.
-¿Ahora te apetece hacer tu trabajo, idiota?- pregunté, mirando al humano con una sonrisa burlona. -¿Donde estabas hasta ahora? Supongo que no estabas escuchando. Nadie ha dicho que fuese él el mismo que usó la daga.-
Pero me gustase o no, tenía cierto punto a su favor. La localización de los pergaminos. El que se hubiese estropeado... era algo que había sospechado también. En principio, de la vampiresa, pero llegado a ese punto dudaba que fuese ella.
-Vale, si no te convence, ¿que tal esto?- alcé la voz, antes de que el capitán de la guardia se llevase al robot. -Nuestro brujo aquí es un conjurador. Magia que puede crear objetos de la nada. Armas, entre ellos. Normalmente desaparecen al poco, pero es evidente que este es bueno en lo que hace.- comenté. -Ditricio recuperó a Joslyn, y Anssio fue con él. En cuanto capturó al niño, Anssio le atacó para que no fuese un testigo. O quizás para que lo matase por accidente. Quizás funcionase, quizás no. Pero si puedes crear objetos pesados, no hay motivo por el que no puedas dejarlos caer encima de él.- Según Ditricio, el arma en si no estaba clara. Quizás el motivo fuese que no estuviese allí.
-Si no recuerdo mal, tenias sangre en la barba y ropa cuando vinimos, antes de que trajeses nuestras armas. Toses sangre cuando usas conjuros avanzados... e imagino que no los intentas hacer a menudo. ¿Quieres contarnos que conjuros usaste entre ayer y cuando llegaste?- ofrecí, señalando al brujo con la mano. -Déjame adivinar. ¿Crear un arma de fuego? ¿Quizás algo más pesado?- guiñé un ojo, algo más confiado en aquella teoría.
-Y esos pergaminos... parece que Ditricio no los recuperó. Y no creo que al resto nos sirvan de mucho. ¿Quien más se los habría llevado, aparte de Anssio?- aporté. Definitivamente había tenido una oportunidad, un motivo y varias pruebas en su contra. Más que las que tenía cualquier otro, de todas formas. -El brujo conocía a Ditricio, sabía como usarlo, y debía estar harto de los robos de Joslyn. La gente a su cargo no le había castigado "propiamente" tras todos esos robos, así que... tomó su justicia por su propia mano. ¿Algo así?- inquirí.
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Ya que no es Ditricio... señalo a Anssio como el auténtico asesino.
Asher Daregan
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Re: Misión: Joslyn Waldemar [Evento Feria del Invierno 2º Parte]
Ver aquella situación desde una perspectiva externa hizo reflexionar a Helena. Se había cometido un asesinato sin una justificación clara o al menos ella no llegaba a comprender el por qué, y eso le parecía injusto. Era curioso, pues ella había matado por mucho menos, y no poco.
Casi la década entera que se pasó como asesina a sueldo había actuado con una frialdad en su corazón que le asustaba, pero ahora que de verdad este estaba congelado era cuando más sentía lo que hacía, aunque aún le quedaba demasiado camino por recorrer para redimirse y perdonarse, y siendo realista, creía que jamás llegaría a un final feliz. El pobre Joslyn no lo tuvo, ¿Por qué lo iba a tener ella? Los dioses no lo permitirían.
Le molestó la actitud del cazador, esa actitud hipócrita no la soportaba.
-Al menos hacemos algo más que quedarnos sentados mirando el culo a los presentes.-Se cruzó de brazos y lo juzgó con la mirada-...o llorar como un niño.-Dibujó media sonrisa socarrona en sus labios, primero mirando con picardía al propio Meyi y luego pasando su mirada hacia su mascota. Pobre chica.
Tenía más guardado para el pobre cazador, el cual había perdido su posición de superioridad y poder que tuvo al comienzo del día. Pero no era el tema a tratar en ese momento, y estaba cansada de estar allí dando vueltas a algo que no la concernía.
El por qué seguía allí se podría deber a que sentía que en su interior le debía a Joslyn el encontrar a su verdadero asesino, y el hombre perro de nuevo daba unas teorías y suposiciones que perfectamente podrían ser reales. Le asombraba la inteligencia del tipo, normalmente tenía a los hombres bestia como seres toscos y sin mucha sesera, pero aquel día era para alabar el estruje de cabeza que estaba haciendo el cánido.
Se colocó al lado de Lyra y le apoyó una mano sobre el hombro, al mismo tiempo que le susurraba unas palabras al oído.
-No has tenido nada que ver, ¿Verdad?
Tras escuchar su respuesta, sutilmente se despegó de ella para seguir escuchando al hombre bestia, el cual creó toda una acusación argumentada para Anssio.
-¿El motivo de matar al chico se debe a que robó unos míseros pergaminos?-Preguntó a nadie en particular. No le encajaba, la gente normalmente necesitaba una razón de peso para asesinar, no todo el mundo era como ella.
Notó algo sospechoso en los movimientos de los integrantes de la Guardia; no buscaban al verdadero culpable, tan solo a un chivo expiatorio, impropio de unas supuestas fuerzas del orden y defensores de la ley.
-¿Por qué tanta prisa en ejecutar a Ditricio?-Preguntó al capitán.-Creía que vosotros érais más de comprobar y contrastar todas las pruebas y acusaciones. Nosotros no somos jueces y nuestra palabra no vale nada.-Se cruzó de brazos y miró al capitán Hill con sospecha.
Dio un par de pasos para acercarse a este, aún con los brazos cruzados y cierta cautela en sus gestos.
-Si ahora decimos que es Anssio y lo argumentamos bien, ¿Iréis a por él? ¿Así funciona vuestra "justicia"?-Calló un par de segundos y le echó una mirada inquisitiva a su congénere. Acto seguido, se encogió de hombros-Voto por Anssio.-Dijo con total normalidad.-Debe ser el cerebro de todo esto, y si alguien tenía motivos para tenerle rencor al joven Waldemar era él.-Hizo un gesto con desdén hacia el brujo-Vamos, apresadlo.
Casi la década entera que se pasó como asesina a sueldo había actuado con una frialdad en su corazón que le asustaba, pero ahora que de verdad este estaba congelado era cuando más sentía lo que hacía, aunque aún le quedaba demasiado camino por recorrer para redimirse y perdonarse, y siendo realista, creía que jamás llegaría a un final feliz. El pobre Joslyn no lo tuvo, ¿Por qué lo iba a tener ella? Los dioses no lo permitirían.
Le molestó la actitud del cazador, esa actitud hipócrita no la soportaba.
-Al menos hacemos algo más que quedarnos sentados mirando el culo a los presentes.-Se cruzó de brazos y lo juzgó con la mirada-...o llorar como un niño.-Dibujó media sonrisa socarrona en sus labios, primero mirando con picardía al propio Meyi y luego pasando su mirada hacia su mascota. Pobre chica.
Tenía más guardado para el pobre cazador, el cual había perdido su posición de superioridad y poder que tuvo al comienzo del día. Pero no era el tema a tratar en ese momento, y estaba cansada de estar allí dando vueltas a algo que no la concernía.
El por qué seguía allí se podría deber a que sentía que en su interior le debía a Joslyn el encontrar a su verdadero asesino, y el hombre perro de nuevo daba unas teorías y suposiciones que perfectamente podrían ser reales. Le asombraba la inteligencia del tipo, normalmente tenía a los hombres bestia como seres toscos y sin mucha sesera, pero aquel día era para alabar el estruje de cabeza que estaba haciendo el cánido.
Se colocó al lado de Lyra y le apoyó una mano sobre el hombro, al mismo tiempo que le susurraba unas palabras al oído.
-No has tenido nada que ver, ¿Verdad?
Tras escuchar su respuesta, sutilmente se despegó de ella para seguir escuchando al hombre bestia, el cual creó toda una acusación argumentada para Anssio.
-¿El motivo de matar al chico se debe a que robó unos míseros pergaminos?-Preguntó a nadie en particular. No le encajaba, la gente normalmente necesitaba una razón de peso para asesinar, no todo el mundo era como ella.
Notó algo sospechoso en los movimientos de los integrantes de la Guardia; no buscaban al verdadero culpable, tan solo a un chivo expiatorio, impropio de unas supuestas fuerzas del orden y defensores de la ley.
-¿Por qué tanta prisa en ejecutar a Ditricio?-Preguntó al capitán.-Creía que vosotros érais más de comprobar y contrastar todas las pruebas y acusaciones. Nosotros no somos jueces y nuestra palabra no vale nada.-Se cruzó de brazos y miró al capitán Hill con sospecha.
Dio un par de pasos para acercarse a este, aún con los brazos cruzados y cierta cautela en sus gestos.
-Si ahora decimos que es Anssio y lo argumentamos bien, ¿Iréis a por él? ¿Así funciona vuestra "justicia"?-Calló un par de segundos y le echó una mirada inquisitiva a su congénere. Acto seguido, se encogió de hombros-Voto por Anssio.-Dijo con total normalidad.-Debe ser el cerebro de todo esto, y si alguien tenía motivos para tenerle rencor al joven Waldemar era él.-Hizo un gesto con desdén hacia el brujo-Vamos, apresadlo.
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Off: No me gusta la actitud de la Guardia, Helena sospecha que no están actuando del todo como deberían. Acusa a Anssio como chivo expiatorio para ver cómo se procede.
Helena Rhodes
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Re: Misión: Joslyn Waldemar [Evento Feria del Invierno 2º Parte]
Joslyn Waldemar era un ladrón. ¡Lo era propiamente! Anssio realizó un conjuro sobre el estante de los pergaminos restantes. Las baldosas desvelaron un par de huellas fluorescentes de muchacho. Entraron de ningún sitio, atravesando la piedra de la pared, fueron a la zona de hechizos de conjuración y regresaron al mismo lugar donde habían entrado. Anssio reconoció las huellas, no era la primera vez que las veía. ¡Se trataba propiamente del ladrón Joslyn Waldemar!
El muchacho realizó uno de los hechizos que robó con anterioridad para atravesar la pared y quizás un segundo para volverse invisible y así esquivar la patrulla de guardias que merodeaba la mansión Waldemar.
Una línea de sangre descendía de la nariz del brujo bibliotecario. La magia estaba propiamente reservada para los jóvenes. Hacía años, quizás décadas, que Anssio no realizaba ninguno de sus conjuros. El consumo de éter era costoso, incluso para un hechizo tan simple como era descubrir al ladrón. Anssio sacó un pañuelo de tela del bolsillo de la túnica y lo utilizó para taparse la nariz.
¿Todo bien? Sí, gracias. Propiamente bien.
La sonrisa de Anssio escondía un reflejo de ira asesina. De sus puños cerrados (el derecho sobre el pañuelo de tela) salían chispas de magia y la hemorragia de la nariz no se detenía.
Caminó en círculos entre los estantes de la biblioteca. La guardia de Vulwulfar era tan eficaz atrapando muchachos ladrones como una gallina dando leche. Las buenas labores son las que hace propiamente uno mismo.
Anssio tomó la decisión de salir de la biblioteca y emprender la búsqueda del ladrón Waldemar. El rastro de huellas fluorescentes le llevó propiamente hasta la posición del muchacho. Un biocibernético perteneciente a la ineficaz guardia de Vulwulfar hacía por atraparlo sin éxito. Joslyn era más ágil y rápido que el cibernético y, además, había leído los conjuros de Anssio. Era una presa difícil de atrapar para cualquier que desconociese los hechizos que realizaba.
El viejo bibliotecario levantó las manos. Al mismo tiempo, muchacho y cibernético se elevaron de la tierra. Joslyn Waldemar soltó los pergaminos y el cibernético sus armas. Anssio atrajo los pergaminos a su costado.
—¿Qué tenemos propiamente aquí? Déjame ver… — el brujo abrió los pergaminos utilizando magia telequinética —. Magia de la conjuración. ¡Mi preferida! ¿Cómo sabías que hoy es mi cumpleaños?
Anssio recitó los conjuros robados. Joslyn Waldemar fue víctima de los hechizos. El joven cuerpo del humano desparecía y aparecía con cada parpadeo debido al hechizo de invisibilidad y el de atravesar paredes. El dolor de estos hechizos se encontraba en el éter, en ninguna zona del cuerpo que los humanos de la guardia Vulwulfar sabrían investigar.
El brujo bibliotecario se estaba divirtiendo tanto que no se percató hasta luego de un tiempo de mágica tortura que los hechizos también afectaban al cibernético.
Soltó a ambos. A Joslyn lo hizo volar hasta unas piedras punzantes y al cibernético, sobre unas telas. Aunque la guardia de Vulwulfar eran propiamente unos ineptos, Anssio tenía un mínimo de consideración con ellos.
Anssio fue a ver cómo estaba el chico. Respiraba con lentitud y sangraba tanto como el viejo.
Un último hechizo, estaba de telequinesis, estampó al muchacho contra las rocas repetidas veces hasta que, por fin, lo hubo matado.
Era propiamente lo justo. Joslyn Waldemar merecía propiamente morir.
Anssio susurró unas palabras mágicas y los pergaminos regresaron a su sitio. ¡Qué destrozo! Convocó un bastón de madera que lo hiciera aparentar más débil y viejo de lo que era realmente y abandonó la escena con lentitud.
La prueba que señalaba a Anssio como el culpable del asesinato de Joslyn Waldemar era de color rojo y ensuciaba en la barba del bibliotecario. Anssio sobrepasó sus propios límites. Jamás, ni siquiera en sus tiempos en las islas Illidenses, tuvo que realizar tal número de hechizos en tan poco tiempo. Un río de sangre descendía por la nariz del brujo. La hemorragia traspasaba propiamente los pañuelos de tela que Anssio se llevaba a la nariz.
—Los humanos de Vulwulfar no lo entenderán. Desconocen propiamente los entresijos del éter — dijo para sí mismo.
Anssio se vio acorralado entre lanzas y dedos que lo señalaban como el culpable del crimen. Conocía una infinidad de conjuros que podrían sacarlo del aprieto, pero era incapaz de pronunciar. La lengua pastosa se le pegaba al paladar y las palabras se confundían en sus cuerdas bocales. El brujo estaba cansado. Por poco, creyó que había engañado a la inepta guardia de Vulwulfar. Ditrico, que había estado en el lugar y momento apropiado, formaba la cuartada perfecta. Un criminal con una fuerza descomunal que había perdido propiamente la chaveta. ¡Perfecto!
A la guardia la habría engañado con facilidad. Anssio no tuvo en cuenta la posibilidad que jóvenes metomentodo, amigos y conocidos del difunto Waldemar, participasen en el improvisado juicio. A ellos no les pudo engañar. El hombre perro defendió a Ditricio y la bruja se burló de la ineptitud de la guardia con el mismo disfrute que Anssio lo hubiera hecho propiamente de haberse salido con la suya.
Ahora, solo quedaba correr. En último ademán de sus débiles fuerzas, el brujo hizo por correr y escapar. No fue a parar muy lejos. Cualquiera de los presentes, andando, podría alcanzar al brujo.
El capitán Hill fue el encargado de detener a Anssio. Lo esposó con grilletes antimagia.
— Lo llevaremos al jardín de los Waldemar y lo ejecutaremos en público — dijo el capitán evitando encontrarse directamente con la fría mirada de la bruja y los ojos dorados de la bestia — Si les parece bien, pueden acompañarlos. Conocían al chico, por lo que a mí respecta, tienen derecho a participar en la ejecución.
* Inocentes: Hemos descubierto al verdadero asesino de Joslyn Waldemar. ¡Felicidades! El último turno lo reservé para que os divirtáis. Iréis a la mansión de los Waldemar y ejecutaréis a Anssio. No seáis piadosos con él pues él no lo ha sido con vosotros, os utilizó e hizo que os enfrentaseis unos a otros para salir indemne del asesinato. Divertíos, utilizad vuestra gama de habilidades contra el brujo bibliotecario. Matadlo.
¿Qué pasa con Lyra? Ayer hablé en privado con ella. Este tema ha tenido muchas ausencias por su cuenta. Problemas personales, asuntos relacionados con el covid, obligaciones laborales…. Todos entendemos la gravedad de estos problemas. Le he dado la opción de abandonar el tema. No se encontrará en los dos últimos turnos, éste y el de la ejecución. Ya que son asuntos mayores lo que le obligan a ausentarse, recibirá una recompensa menor a la vuestra.
El muchacho realizó uno de los hechizos que robó con anterioridad para atravesar la pared y quizás un segundo para volverse invisible y así esquivar la patrulla de guardias que merodeaba la mansión Waldemar.
Una línea de sangre descendía de la nariz del brujo bibliotecario. La magia estaba propiamente reservada para los jóvenes. Hacía años, quizás décadas, que Anssio no realizaba ninguno de sus conjuros. El consumo de éter era costoso, incluso para un hechizo tan simple como era descubrir al ladrón. Anssio sacó un pañuelo de tela del bolsillo de la túnica y lo utilizó para taparse la nariz.
¿Todo bien? Sí, gracias. Propiamente bien.
La sonrisa de Anssio escondía un reflejo de ira asesina. De sus puños cerrados (el derecho sobre el pañuelo de tela) salían chispas de magia y la hemorragia de la nariz no se detenía.
Caminó en círculos entre los estantes de la biblioteca. La guardia de Vulwulfar era tan eficaz atrapando muchachos ladrones como una gallina dando leche. Las buenas labores son las que hace propiamente uno mismo.
Anssio tomó la decisión de salir de la biblioteca y emprender la búsqueda del ladrón Waldemar. El rastro de huellas fluorescentes le llevó propiamente hasta la posición del muchacho. Un biocibernético perteneciente a la ineficaz guardia de Vulwulfar hacía por atraparlo sin éxito. Joslyn era más ágil y rápido que el cibernético y, además, había leído los conjuros de Anssio. Era una presa difícil de atrapar para cualquier que desconociese los hechizos que realizaba.
El viejo bibliotecario levantó las manos. Al mismo tiempo, muchacho y cibernético se elevaron de la tierra. Joslyn Waldemar soltó los pergaminos y el cibernético sus armas. Anssio atrajo los pergaminos a su costado.
—¿Qué tenemos propiamente aquí? Déjame ver… — el brujo abrió los pergaminos utilizando magia telequinética —. Magia de la conjuración. ¡Mi preferida! ¿Cómo sabías que hoy es mi cumpleaños?
Anssio recitó los conjuros robados. Joslyn Waldemar fue víctima de los hechizos. El joven cuerpo del humano desparecía y aparecía con cada parpadeo debido al hechizo de invisibilidad y el de atravesar paredes. El dolor de estos hechizos se encontraba en el éter, en ninguna zona del cuerpo que los humanos de la guardia Vulwulfar sabrían investigar.
El brujo bibliotecario se estaba divirtiendo tanto que no se percató hasta luego de un tiempo de mágica tortura que los hechizos también afectaban al cibernético.
Soltó a ambos. A Joslyn lo hizo volar hasta unas piedras punzantes y al cibernético, sobre unas telas. Aunque la guardia de Vulwulfar eran propiamente unos ineptos, Anssio tenía un mínimo de consideración con ellos.
Anssio fue a ver cómo estaba el chico. Respiraba con lentitud y sangraba tanto como el viejo.
Un último hechizo, estaba de telequinesis, estampó al muchacho contra las rocas repetidas veces hasta que, por fin, lo hubo matado.
Era propiamente lo justo. Joslyn Waldemar merecía propiamente morir.
Anssio susurró unas palabras mágicas y los pergaminos regresaron a su sitio. ¡Qué destrozo! Convocó un bastón de madera que lo hiciera aparentar más débil y viejo de lo que era realmente y abandonó la escena con lentitud.
La prueba que señalaba a Anssio como el culpable del asesinato de Joslyn Waldemar era de color rojo y ensuciaba en la barba del bibliotecario. Anssio sobrepasó sus propios límites. Jamás, ni siquiera en sus tiempos en las islas Illidenses, tuvo que realizar tal número de hechizos en tan poco tiempo. Un río de sangre descendía por la nariz del brujo. La hemorragia traspasaba propiamente los pañuelos de tela que Anssio se llevaba a la nariz.
—Los humanos de Vulwulfar no lo entenderán. Desconocen propiamente los entresijos del éter — dijo para sí mismo.
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Anssio se vio acorralado entre lanzas y dedos que lo señalaban como el culpable del crimen. Conocía una infinidad de conjuros que podrían sacarlo del aprieto, pero era incapaz de pronunciar. La lengua pastosa se le pegaba al paladar y las palabras se confundían en sus cuerdas bocales. El brujo estaba cansado. Por poco, creyó que había engañado a la inepta guardia de Vulwulfar. Ditrico, que había estado en el lugar y momento apropiado, formaba la cuartada perfecta. Un criminal con una fuerza descomunal que había perdido propiamente la chaveta. ¡Perfecto!
A la guardia la habría engañado con facilidad. Anssio no tuvo en cuenta la posibilidad que jóvenes metomentodo, amigos y conocidos del difunto Waldemar, participasen en el improvisado juicio. A ellos no les pudo engañar. El hombre perro defendió a Ditricio y la bruja se burló de la ineptitud de la guardia con el mismo disfrute que Anssio lo hubiera hecho propiamente de haberse salido con la suya.
Ahora, solo quedaba correr. En último ademán de sus débiles fuerzas, el brujo hizo por correr y escapar. No fue a parar muy lejos. Cualquiera de los presentes, andando, podría alcanzar al brujo.
El capitán Hill fue el encargado de detener a Anssio. Lo esposó con grilletes antimagia.
— Lo llevaremos al jardín de los Waldemar y lo ejecutaremos en público — dijo el capitán evitando encontrarse directamente con la fría mirada de la bruja y los ojos dorados de la bestia — Si les parece bien, pueden acompañarlos. Conocían al chico, por lo que a mí respecta, tienen derecho a participar en la ejecución.
* Inocentes: Hemos descubierto al verdadero asesino de Joslyn Waldemar. ¡Felicidades! El último turno lo reservé para que os divirtáis. Iréis a la mansión de los Waldemar y ejecutaréis a Anssio. No seáis piadosos con él pues él no lo ha sido con vosotros, os utilizó e hizo que os enfrentaseis unos a otros para salir indemne del asesinato. Divertíos, utilizad vuestra gama de habilidades contra el brujo bibliotecario. Matadlo.
¿Qué pasa con Lyra? Ayer hablé en privado con ella. Este tema ha tenido muchas ausencias por su cuenta. Problemas personales, asuntos relacionados con el covid, obligaciones laborales…. Todos entendemos la gravedad de estos problemas. Le he dado la opción de abandonar el tema. No se encontrará en los dos últimos turnos, éste y el de la ejecución. Ya que son asuntos mayores lo que le obligan a ausentarse, recibirá una recompensa menor a la vuestra.
Sigel
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Re: Misión: Joslyn Waldemar [Evento Feria del Invierno 2º Parte]
Parece que tenía razón, al fin y al cabo. No había sido mi mejor momento, pero tras algo de prueba y error, lo había conseguido. Y si contaba para algo, Anssio había sido el primero de quien había sospechado. Su huida no le llevó muy lejos: fue capturado sin dificultad y traído de vuelta. El capitán de la guardia habló con nosotros, ofreciéndonos llevar a cabo su sentencia.
Todo había acabado. Acompañé a la guardia al jardín, solo para asegurarme. No conocía los límites de su incompetencia, después de todo.
-Nos habéis hecho perder bastante tiempo. Vais a compensarnos, ¿verdad?- pregunté. Había visto el gusto con el que le habían pagado a Meyi. Estaba claro que podían permitírselo.
Una vez llegamos, miré a los presentes. Había muchas miradas de ira y odio. Otras, de dolor y tristeza. No era una historia bonita, después de todo.
El brujo estaba allí, de rodillas frente a nosotros. Completamente vulnerable, y aún balbuceando cosas sin sentido. Fui quien dio el primer paso. Era lo más cercano a una figura de autoridad, después de todo... incluso contando con la guardia.
Tomé al viejo de su harapienta camisa, alzándolo sin dificultad. La forma más apropiada de acabar con ello... Si, se lo merecía. Le agarré del brazo y, haciendo uso de mi fuerza, lo golpeé contra el suelo sin soltarle la muñeca. Sus huesos crujieron al primer impacto, rompiéndose en varias partes. Repetí el proceso un par de veces más, imitando la forma en la que aparentemente había matado a Joslyn. Fui tan brutal como había sido él.
Los gritos de Anssio eran incomprensibles y guturales. Seguía respirando, aunque no por mucho tiempo. Había dejado sangre por toda la piedra y la hierba. Lo dejé caer al suelo. Dudaba de que pudiese levantarse o correr en su estado. Miré hacia el grupo. Estaba seguro de que el resto querría su propia venganza.
-Si alguien quiere una daga de fuego... puedo preparar una.- sugerí, volviendo con los demás -No se molestó en hacer que fuese indoloro. Lo único malo es que solo le acortamos unos pocos años de vida.-
Todo había acabado. Acompañé a la guardia al jardín, solo para asegurarme. No conocía los límites de su incompetencia, después de todo.
-Nos habéis hecho perder bastante tiempo. Vais a compensarnos, ¿verdad?- pregunté. Había visto el gusto con el que le habían pagado a Meyi. Estaba claro que podían permitírselo.
Una vez llegamos, miré a los presentes. Había muchas miradas de ira y odio. Otras, de dolor y tristeza. No era una historia bonita, después de todo.
El brujo estaba allí, de rodillas frente a nosotros. Completamente vulnerable, y aún balbuceando cosas sin sentido. Fui quien dio el primer paso. Era lo más cercano a una figura de autoridad, después de todo... incluso contando con la guardia.
Tomé al viejo de su harapienta camisa, alzándolo sin dificultad. La forma más apropiada de acabar con ello... Si, se lo merecía. Le agarré del brazo y, haciendo uso de mi fuerza, lo golpeé contra el suelo sin soltarle la muñeca. Sus huesos crujieron al primer impacto, rompiéndose en varias partes. Repetí el proceso un par de veces más, imitando la forma en la que aparentemente había matado a Joslyn. Fui tan brutal como había sido él.
Los gritos de Anssio eran incomprensibles y guturales. Seguía respirando, aunque no por mucho tiempo. Había dejado sangre por toda la piedra y la hierba. Lo dejé caer al suelo. Dudaba de que pudiese levantarse o correr en su estado. Miré hacia el grupo. Estaba seguro de que el resto querría su propia venganza.
-Si alguien quiere una daga de fuego... puedo preparar una.- sugerí, volviendo con los demás -No se molestó en hacer que fuese indoloro. Lo único malo es que solo le acortamos unos pocos años de vida.-
Asher Daregan
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Re: Misión: Joslyn Waldemar [Evento Feria del Invierno 2º Parte]
Helena acompañó a la Guardia y al hombre bestia para la ejecución de su congénere. Se lo merecía al fin y al cabo, aunque ella no iba a hacer en ningún caso juez o jurado, lo suyo era más ser verdugo.
-Ahí le ha dado.-Comentó de brazos cruzados como respuesta ante lo que dijo el hombre perro ante un posible pago.-Y nos habéis molestado mucho-Dijo como puntilla al respecto.
Al llegar al jardín vio que la escena de ejecución no iba a ser tan satisfactoria como se imaginaba. El dolor y la ira de los presentes era notable. Sabía perfectamente todo lo que trae segar una vida, no era algo que no tuviera en cuenta. Solo los que verdaderamente podían cargar con eso en la conciencia eran capaces de ejercer la profesión que ella había ostentado durante casi una década... aunque ella fuese una simple excepción.
Quizás era su propio ego, prepotencia u orgullo los que hacían tapar todas y cada una de las consecuencias morales de un asesinato.
Sea como fuere ahí estaba, frente a alguien que había hecho tan solo una vez lo que ella muchas, mirándolo con asco.
El hombre perro quiso tomarse la justicia por su propia mano. Nadie parecía querer impedírselo.
No lo remató, simplemente lo hizo sufrir tanto o más de lo que Joslyn habría experimentado. Se giró, buscando a alguien que acabara el trabajo.
Helena, ya de por sí adelantada del resto, se acercó al imponente hombre bestia, cruzando brevemente su mirada con la ajena para luego sobrepasarlo, centrando así su atención en Anssio.
El anciano la miró con una mirada desesperada que suplicaba piedad entremezclada con una fugaz locura que poco a poco se apoderaba de él. No le era extraño, ya que ante la muerte, la gente suele perder el poco ápice que tienen de cordura.
La Rhodes no apartó un solo segundo la mirada de los ojos de su congénere. Le dirigió la palma izquierda de su mano a su frente, y con una simple acumulación de éter disparó un proyectil que atravesó por completo la cabeza del anciano, haciendo que su último movimiento fuese el de la inercia de caer al suelo cuando su cuerpo había perdido toda fuerza vital [1].
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Off: -Habilidad usada: Estaca de Hielo [1
-Ahí le ha dado.-Comentó de brazos cruzados como respuesta ante lo que dijo el hombre perro ante un posible pago.-Y nos habéis molestado mucho-Dijo como puntilla al respecto.
Al llegar al jardín vio que la escena de ejecución no iba a ser tan satisfactoria como se imaginaba. El dolor y la ira de los presentes era notable. Sabía perfectamente todo lo que trae segar una vida, no era algo que no tuviera en cuenta. Solo los que verdaderamente podían cargar con eso en la conciencia eran capaces de ejercer la profesión que ella había ostentado durante casi una década... aunque ella fuese una simple excepción.
Quizás era su propio ego, prepotencia u orgullo los que hacían tapar todas y cada una de las consecuencias morales de un asesinato.
Sea como fuere ahí estaba, frente a alguien que había hecho tan solo una vez lo que ella muchas, mirándolo con asco.
El hombre perro quiso tomarse la justicia por su propia mano. Nadie parecía querer impedírselo.
No lo remató, simplemente lo hizo sufrir tanto o más de lo que Joslyn habría experimentado. Se giró, buscando a alguien que acabara el trabajo.
Helena, ya de por sí adelantada del resto, se acercó al imponente hombre bestia, cruzando brevemente su mirada con la ajena para luego sobrepasarlo, centrando así su atención en Anssio.
El anciano la miró con una mirada desesperada que suplicaba piedad entremezclada con una fugaz locura que poco a poco se apoderaba de él. No le era extraño, ya que ante la muerte, la gente suele perder el poco ápice que tienen de cordura.
La Rhodes no apartó un solo segundo la mirada de los ojos de su congénere. Le dirigió la palma izquierda de su mano a su frente, y con una simple acumulación de éter disparó un proyectil que atravesó por completo la cabeza del anciano, haciendo que su último movimiento fuese el de la inercia de caer al suelo cuando su cuerpo había perdido toda fuerza vital [1].
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Off: -Habilidad usada: Estaca de Hielo [1
Helena Rhodes
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Re: Misión: Joslyn Waldemar [Evento Feria del Invierno 2º Parte]
León Waldemar observaba la ejecución desde el balcón frontal de la mansión. Su aspecto era el de un niño que se obligaba a mantenerse despierto a altas horas de la noche. Las manchas moradas bajo los ojos desvelaban que había estado llorando la pérdida de Joslyn Waldemar, su único y querido hijo. Querido y desentendido hijo.
La maestra sacerdotisa Meera Yn’Ashildr, siempre servicial, ofreció un pañuelo de tela con ornamentos élficos para que se limpiase las lágrimas. León lo rechazó con un ademán. Si el pañuelo hubiera sido tejido por manos humanas lo habría aceptado. No se trataba de una cuestión racista, sino mágica. Los elfos embutían de magia sanadora todo cuanto confeccionaban. Empezando por el sanguinario látigo de cabezas de serpientes de la maestra sacerdotisa Yn’Ashildr y terminando por los pañuelos de tela que secaban las lágrimas y sanaban la melancolía.
Si tenía que llorar, lo haría delante de todos: la patrulla de guardias de Vulwulfar que escoltó al ex-bibliotecario y terminando por los pobres infelices que el malvado brujo había utilizado como cuartada.
Meera Yn’Ashildr había explicado a León Waldemar lo sucedido en la feria, los diálogos, discusiones y engaños que tuvieron lugar. La maestra sacerdotisa fue la primera en romper a llorar. Se puso de rodillas frente al señor Waldemar (ningún elfo que se precie se pondría de rodillas frente a un humano) y suplicó que le perdonase. Yn’Ashildr quería a Joslyn Waldemar como a su propio hijo. Lo educaba siguiendo las directrices élficas, con sabiduría y disciplina. Yn’Ashildr hizo hincapié en la segunda palabra: disciplina. De ahí donde la elfa provenía, era común el empleo educativo del látigo de serpientes, incluso aconsejable por la mayoría de altas sacerdotisas. Los elfos aprenden los valores de Sandorai. Aprenden a amar la naturaleza y a ellos mismos. Aprenden a ser despiadados y desconfiados con lo ajeno al bosque.
—Cuidé a Joslyn como lo haría con mi propio hijo —la elfa se tapó la cara avergonzada—. ¡Un humano! ¡Por todos los Dioses! ¡Pensé que un humano podía ser como un elfo!
León Waldemar se unió a los lloros de la maestra sacerdotisa. La señorita Yn’Ashildr no tenía menos culpa que él. León contrató sus servicios expresamente para que educase a Joslyn como un noble de alta cuna de Sandorai. La mejor educación se encuentra en el bosque, había escuchado alguna vez en las reuniones de alta sociedad. Yn’Ashildr blandió el látigo de cabezas de serpientes, pero fue León quien le ordenó, indirectamente, que lo hiciera.
El capitán de la guardia, Nerres Hill, dio la voz de alto. La patrulla de hombres se removía inquieta, como pequeñas hormigas que habían abandonado la fila y buscaban la manera de unirse de nuevo. León Waldemar, desde su privilegiada posición, descubrió que había asustado a los hombres: un hombre bestia tan alto como un caballo se abalanzaba a su frente. Detrás de él, un humano con vestimenta de cazador aplaudía y silbaba como si estuviera alentado al hombre bestia a seguir hacia delante.
—Es el hombre bestia que le comenté —dijo Yn’Ashildr—, Asher Daregan.
—Se parece a Tycho Piernaslargas, nuestro caballerizo —León cayó en la cuenta que Tycho había dejado de servir a los Waldemar desde hacía más de una semana—. Era un buen hombre.
Una mujer de cabellos rubios se sentó encima del anciano brujo. León pudo sentir los desgastados huesos del bibliotecario crujirse por el peso de la mujer. Sin un contexto previo, si Yn’Ashildr no hubiera explicado a Waldemar cómo Anssio había jugado con los ellos acusándoles del crimen y obligándolos a enfrentarse entre ellos (propiamente enfrentados); León habría sentido piedad por el anciano.
No fue el caso.
León se inclinó hacia delante con tal de acercarse más al escenario. Sus manos eran dos garras huesudas que se aferraban a la barandilla del balcón.
La maestra sacerdotisa hizo acopio de levantar la mano, apoyarla en la espalda del señor humano y sanar la melancolía que abrumaba su corazón. Decidió no hacerlo. Entendió que León Waldemar deseaba sufrir el dolor humano como un humano ordinario.
Meera Yn’Ashildr bajó la cabeza en un gesto de sumisión en el mismo momento que un proyectil de hielo atravesó el cráneo del viejo bibliotecario.
Nada de trucos y nada de magia. En la mansión Waldemar había un padre llorando y en los jardines el cadáver de un asesino.
* Todos: Hemos descubierto al culpable del asesinato de Joslyn Waldemar e, indirectamente, ayudado a un padre a asumir los errores que ha cometido en la educación de su hijo. Hoy es un día triste. Aunque se ha hecho justicia, un niño ha sido asesinado a sangre fría. La notica se trasmite por la feria. Horas después de la ejecución, decenas de personas acuden a la mansión Waldemar acuden a la mansión a presentar sus condolencias. Entre ellas se encuentran Tycho Piernalargas, quien es inmediatamente contratado al puesto que solía empeñar, y un Ditricio reparado que lamenta, con la fría sinceridad propia de un cibernético, haber sido construido con una fuerza desmedida.
Asher Daregan:
Recompensas:
* +10 ptos de base
* +4 ptos de experiencia en función a la calidad del texto
* +6 ptos de experiencia en función de la originalidad del usuario.
* 20 ptos totales de experiencia
(Recordemos que la experiencia para esta misión se repartía en 20 puntos, 6 correspondientes a la originalidad y 4 a la calidad del texto).
300 aeros Pudiste guardar tus secretos. Lyra pensó que serías Emperador y Helena, Torre. Tu carta original fue Amantes.
Predicción: esta carta no se asocia al amor, como muchos eruditos se atreven a afirmar, sino a la toma de decisiones que Los Amantes están condenados a escoger. Muestra el progreso por haber perseguido el camino que buscabas y, al mismo tiempo, el arrepentimiento por no haber tomado la contra parte.
Significado: Joslyn te hizo vacilar en un momento dado. Te puso en una tesitura. Tú tomaste una decisión, la que creíste oportuna en aquella circunstancia. La posibilidad de haber tomado el camino adverso te carcome. Esta historia deberás ocultarla al resto de tus compañeros. Ésta se pondrá en juego en un momento dado. Si tus compañeros la descubren, perderás el juego.
Imitador (Mascota): el brujo consiguió domesticar a un imitador el cual tomó la forma de su bolsa de viaje. Solo el propietario de la bolsa es capaz de abrirla no sin antes entregar una pieza de carne de animal. El Imitador se defenderá de las manos ladronas. El imitador se considerará mascota de Asher.
Helena Rhoades:
Recompensas:
* +10 ptos de base
* +4 ptos de experiencia en función a la calidad del texto
* +4 ptos de experiencia en función de la originalidad del usuario.
* 20 ptos totales de experiencia
300 aeros Pudiste guardar tus secretos. Lyra pensó que serías Sol y Asher, Luna. Tu carta original fue Emitaño.
Predicción: la carta está relacionada con un periodo de reflexión, con la búsqueda de El Ermitaño que aclare tus dudas.
Significado: conocías a Joslyn. Días antes de su muerte, acudió a ti en búsqueda de auxilio. Te contó un secreto y tú le aconsejaste sobre él lo mejor que supiste. El resultado lo acabas de presenciar. El chico murió sosteniendo un objeto que tú le ofreciste como amuleto. Este objeto te relaciona directamente con la muerte de Joslyn, algo que los otros jugadores no han de saber por no utilizarlo en tu contra y señalarte como el culpable del crimen.
El secreto: no es humano, sino brujo. Su padre es un noble humano y su madre, se supone, que una doncella sin poderes de Beltrexus. El matrimonio entre ambos bajo la promesa que la doncella era completamente insensible al éter. No es cierto. Prueba de ello es el hijo varón de la familia. Un hijo que, de saberse su condición, sería repudiado de su título nobiliario y su maestra elfa lo maldeciría por la insolencia.
Asagger, daga de Anssio (calidad superior): Helena extrae la daga del cuerpo sin vida de Joslyn Waldemar. La mayoría de encantamientos mágicos han desaparecido, dejando únicamente un encantamiento activo que la convierte en una perfecta arma arrojadiza.
Bendición de Thor: [Encantamiento] el objeto encantado, que no puede pesar más de 10 kilogramos, adquiere la propiedad de volver levitando hacia su portador a voluntad de éste. La velocidad a la que lo hace la convierte en un potencial ataque.
Lyra:
Recompensas:
* +5 ptos de base
* +4 ptos de experiencia en función a la calidad del texto
* +6 ptos de experiencia en función de la originalidad del usuario.
* 15 ptos totales de experiencia
(Los puntos de experiencia base se han visto reducidos a la mitad por no haber podido terminar la misión. En lugar de 10 puntos base, recibes 5. Recordemos que nos dijiste que no podías seguir con la misión por causas mayores y te disculpaste de ello. Por haber avisado, no me parece justo privarte de una recompensa completa, sino disminuirla).
50 aeros No pudiste guardar tus secretos. Tanto Asher como Helena descubrieron tu carta, Templanza. Siendo así, ganarías 100 aeros. Sin embargo, al no haber finalizado la misión, estos 100 aeros se han visto reducidos a la mitad: 50 aeros.
Predicción: es una carta optimista que te alienta a abordar los problemas con una actitud calmada. Reconoce que las fuerzas opuestas no necesitan estar en guerra dentro de ti, nunca lo han estado.
Significado: No tienes porqué haber conocido a Joslyn directamente, pero sí por su nombre. En un momento dado, él interfirió en contra de tu beneficio. Tenías que amedrentarlo y lo hiciste sin compasión para salir victorioso. Le hiciste mucho daño. Él nunca lo confesó a nadie. Esta historia deberás ocultarla al resto de tus compañeros. Ésta se pondrá en juego en un momento dado. Si tus compañeros la descubren, perderás el juego.
Perlas de Anssio (consumible 2): piedras preciosas creadas por el malvado brujo. Al arrojarlas sobre una estructura débil, una pared ya sea de edificio o muralla, provoca un violento estallido y abre un boquete por el que podría pasar una persona. Las piedras no son eficaces si se lanzan contra seres vivos.
* Todos: Ya sabéis que reservo el final de la misión para comentar diferentes aspectos de la misma a modo de autocrítica.
Esta misión tiene aspectos geniales que siento que no he sabido plasmar tanto como me gustaría haberlo hecho. Quise que fuera un juego de engaños, que el verdadero culpable utilizase las diferencias raciales para generar conflictos entre vosotros. ¿Y lo he conseguido? Entre los npcs sí que se ha visto este enfrentamiento, pero siento que no lo he conseguido llevar hacia vuestros personajes. Recuerdo con mucho cariño la escena con más tensión, donde Tycho y Meera combaten a la vez que os obligan directamente a tomar un bando en esta batalla. Ese turno fue mi preferido y los tres hicisteis un trabajo de cine. Pero, mirad, los puntos de confianza que ganamos en este turno iban a servir para el final, en caso de que uno de vosotros saliese como culpable, la persona con la que tuvierais más confianza se lanzaría a defenderos a mano armada (a excepción de Anssio, que le importe tres pares de cajones lo que os pasase). La idea era formar internos entre vosotros, peleas por todo. Una lástima que no hayamos visto esa parte.
Referente a la investigación, creo que ha sido un error agruparla en acusaciones. Hubiera sido más interesante y más fácil si hubiera agrupado los turnos en pistas y averiguaciones. Dejar un turno para la causa de la muerte, otro para el arma homicida…. Pensé que sería más natural se fuera por acusaciones y que, a través de éstas, viéramos qué sucede. Vimos que a Anssio le sangra la nariz cuando lanza un hechizo, vimos el amor de Meera, vimos que Ditricio se rompió en el momento del asesinato, es decir, que lo había presenciado, pero se había olvidado…. Vimos todas aquellas pistas que nos ayudó averiguar el culpable, pero siento que fue culpa mía no subrayarlas. Quizás en un offrol o quizás con otro color, remarcando que esto podría ser importante. Eso hubiera ayudado.
No todo es malo, por supuesto que no. Me he divertido mucho escribiendo y leyendo vuestras divagaciones. Sí que he conseguido que la investigación surja como algo natural, eso es un gran punto. Y también me han enamorado las mecánicas que tuvimos por privado. Las votaciones, los secretos, las acusaciones…. Eso ha sido lo mejor del tema. Los mejores posts, sin duda, son los que hemos tenido por mp. El secretismo ha sido lo mejor con diferencia.
¿Lo peor? Lo de siempre en este tipo de misiones que tanto se alargan: el tiempo, las ausencias (todas justificadas, no os estoy culpando) y el ver que después de varios meses en pausa me cuesta retomar el hilo que habíamos dejado parado.
La maestra sacerdotisa Meera Yn’Ashildr, siempre servicial, ofreció un pañuelo de tela con ornamentos élficos para que se limpiase las lágrimas. León lo rechazó con un ademán. Si el pañuelo hubiera sido tejido por manos humanas lo habría aceptado. No se trataba de una cuestión racista, sino mágica. Los elfos embutían de magia sanadora todo cuanto confeccionaban. Empezando por el sanguinario látigo de cabezas de serpientes de la maestra sacerdotisa Yn’Ashildr y terminando por los pañuelos de tela que secaban las lágrimas y sanaban la melancolía.
Si tenía que llorar, lo haría delante de todos: la patrulla de guardias de Vulwulfar que escoltó al ex-bibliotecario y terminando por los pobres infelices que el malvado brujo había utilizado como cuartada.
Meera Yn’Ashildr había explicado a León Waldemar lo sucedido en la feria, los diálogos, discusiones y engaños que tuvieron lugar. La maestra sacerdotisa fue la primera en romper a llorar. Se puso de rodillas frente al señor Waldemar (ningún elfo que se precie se pondría de rodillas frente a un humano) y suplicó que le perdonase. Yn’Ashildr quería a Joslyn Waldemar como a su propio hijo. Lo educaba siguiendo las directrices élficas, con sabiduría y disciplina. Yn’Ashildr hizo hincapié en la segunda palabra: disciplina. De ahí donde la elfa provenía, era común el empleo educativo del látigo de serpientes, incluso aconsejable por la mayoría de altas sacerdotisas. Los elfos aprenden los valores de Sandorai. Aprenden a amar la naturaleza y a ellos mismos. Aprenden a ser despiadados y desconfiados con lo ajeno al bosque.
—Cuidé a Joslyn como lo haría con mi propio hijo —la elfa se tapó la cara avergonzada—. ¡Un humano! ¡Por todos los Dioses! ¡Pensé que un humano podía ser como un elfo!
León Waldemar se unió a los lloros de la maestra sacerdotisa. La señorita Yn’Ashildr no tenía menos culpa que él. León contrató sus servicios expresamente para que educase a Joslyn como un noble de alta cuna de Sandorai. La mejor educación se encuentra en el bosque, había escuchado alguna vez en las reuniones de alta sociedad. Yn’Ashildr blandió el látigo de cabezas de serpientes, pero fue León quien le ordenó, indirectamente, que lo hiciera.
El capitán de la guardia, Nerres Hill, dio la voz de alto. La patrulla de hombres se removía inquieta, como pequeñas hormigas que habían abandonado la fila y buscaban la manera de unirse de nuevo. León Waldemar, desde su privilegiada posición, descubrió que había asustado a los hombres: un hombre bestia tan alto como un caballo se abalanzaba a su frente. Detrás de él, un humano con vestimenta de cazador aplaudía y silbaba como si estuviera alentado al hombre bestia a seguir hacia delante.
—Es el hombre bestia que le comenté —dijo Yn’Ashildr—, Asher Daregan.
—Se parece a Tycho Piernaslargas, nuestro caballerizo —León cayó en la cuenta que Tycho había dejado de servir a los Waldemar desde hacía más de una semana—. Era un buen hombre.
Una mujer de cabellos rubios se sentó encima del anciano brujo. León pudo sentir los desgastados huesos del bibliotecario crujirse por el peso de la mujer. Sin un contexto previo, si Yn’Ashildr no hubiera explicado a Waldemar cómo Anssio había jugado con los ellos acusándoles del crimen y obligándolos a enfrentarse entre ellos (propiamente enfrentados); León habría sentido piedad por el anciano.
No fue el caso.
León se inclinó hacia delante con tal de acercarse más al escenario. Sus manos eran dos garras huesudas que se aferraban a la barandilla del balcón.
La maestra sacerdotisa hizo acopio de levantar la mano, apoyarla en la espalda del señor humano y sanar la melancolía que abrumaba su corazón. Decidió no hacerlo. Entendió que León Waldemar deseaba sufrir el dolor humano como un humano ordinario.
Meera Yn’Ashildr bajó la cabeza en un gesto de sumisión en el mismo momento que un proyectil de hielo atravesó el cráneo del viejo bibliotecario.
Nada de trucos y nada de magia. En la mansión Waldemar había un padre llorando y en los jardines el cadáver de un asesino.
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* Todos: Hemos descubierto al culpable del asesinato de Joslyn Waldemar e, indirectamente, ayudado a un padre a asumir los errores que ha cometido en la educación de su hijo. Hoy es un día triste. Aunque se ha hecho justicia, un niño ha sido asesinado a sangre fría. La notica se trasmite por la feria. Horas después de la ejecución, decenas de personas acuden a la mansión Waldemar acuden a la mansión a presentar sus condolencias. Entre ellas se encuentran Tycho Piernalargas, quien es inmediatamente contratado al puesto que solía empeñar, y un Ditricio reparado que lamenta, con la fría sinceridad propia de un cibernético, haber sido construido con una fuerza desmedida.
Asher Daregan:
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(Recordemos que la experiencia para esta misión se repartía en 20 puntos, 6 correspondientes a la originalidad y 4 a la calidad del texto).
300 aeros Pudiste guardar tus secretos. Lyra pensó que serías Emperador y Helena, Torre. Tu carta original fue Amantes.
Predicción: esta carta no se asocia al amor, como muchos eruditos se atreven a afirmar, sino a la toma de decisiones que Los Amantes están condenados a escoger. Muestra el progreso por haber perseguido el camino que buscabas y, al mismo tiempo, el arrepentimiento por no haber tomado la contra parte.
Significado: Joslyn te hizo vacilar en un momento dado. Te puso en una tesitura. Tú tomaste una decisión, la que creíste oportuna en aquella circunstancia. La posibilidad de haber tomado el camino adverso te carcome. Esta historia deberás ocultarla al resto de tus compañeros. Ésta se pondrá en juego en un momento dado. Si tus compañeros la descubren, perderás el juego.
Imitador (Mascota): el brujo consiguió domesticar a un imitador el cual tomó la forma de su bolsa de viaje. Solo el propietario de la bolsa es capaz de abrirla no sin antes entregar una pieza de carne de animal. El Imitador se defenderá de las manos ladronas. El imitador se considerará mascota de Asher.
- Imitador, bolsa:
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Helena Rhoades:
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300 aeros Pudiste guardar tus secretos. Lyra pensó que serías Sol y Asher, Luna. Tu carta original fue Emitaño.
Predicción: la carta está relacionada con un periodo de reflexión, con la búsqueda de El Ermitaño que aclare tus dudas.
Significado: conocías a Joslyn. Días antes de su muerte, acudió a ti en búsqueda de auxilio. Te contó un secreto y tú le aconsejaste sobre él lo mejor que supiste. El resultado lo acabas de presenciar. El chico murió sosteniendo un objeto que tú le ofreciste como amuleto. Este objeto te relaciona directamente con la muerte de Joslyn, algo que los otros jugadores no han de saber por no utilizarlo en tu contra y señalarte como el culpable del crimen.
El secreto: no es humano, sino brujo. Su padre es un noble humano y su madre, se supone, que una doncella sin poderes de Beltrexus. El matrimonio entre ambos bajo la promesa que la doncella era completamente insensible al éter. No es cierto. Prueba de ello es el hijo varón de la familia. Un hijo que, de saberse su condición, sería repudiado de su título nobiliario y su maestra elfa lo maldeciría por la insolencia.
Asagger, daga de Anssio (calidad superior): Helena extrae la daga del cuerpo sin vida de Joslyn Waldemar. La mayoría de encantamientos mágicos han desaparecido, dejando únicamente un encantamiento activo que la convierte en una perfecta arma arrojadiza.
Bendición de Thor: [Encantamiento] el objeto encantado, que no puede pesar más de 10 kilogramos, adquiere la propiedad de volver levitando hacia su portador a voluntad de éste. La velocidad a la que lo hace la convierte en un potencial ataque.
Lyra:
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(Los puntos de experiencia base se han visto reducidos a la mitad por no haber podido terminar la misión. En lugar de 10 puntos base, recibes 5. Recordemos que nos dijiste que no podías seguir con la misión por causas mayores y te disculpaste de ello. Por haber avisado, no me parece justo privarte de una recompensa completa, sino disminuirla).
50 aeros No pudiste guardar tus secretos. Tanto Asher como Helena descubrieron tu carta, Templanza. Siendo así, ganarías 100 aeros. Sin embargo, al no haber finalizado la misión, estos 100 aeros se han visto reducidos a la mitad: 50 aeros.
Predicción: es una carta optimista que te alienta a abordar los problemas con una actitud calmada. Reconoce que las fuerzas opuestas no necesitan estar en guerra dentro de ti, nunca lo han estado.
Significado: No tienes porqué haber conocido a Joslyn directamente, pero sí por su nombre. En un momento dado, él interfirió en contra de tu beneficio. Tenías que amedrentarlo y lo hiciste sin compasión para salir victorioso. Le hiciste mucho daño. Él nunca lo confesó a nadie. Esta historia deberás ocultarla al resto de tus compañeros. Ésta se pondrá en juego en un momento dado. Si tus compañeros la descubren, perderás el juego.
Perlas de Anssio (consumible 2): piedras preciosas creadas por el malvado brujo. Al arrojarlas sobre una estructura débil, una pared ya sea de edificio o muralla, provoca un violento estallido y abre un boquete por el que podría pasar una persona. Las piedras no son eficaces si se lanzan contra seres vivos.
* Todos: Ya sabéis que reservo el final de la misión para comentar diferentes aspectos de la misma a modo de autocrítica.
Esta misión tiene aspectos geniales que siento que no he sabido plasmar tanto como me gustaría haberlo hecho. Quise que fuera un juego de engaños, que el verdadero culpable utilizase las diferencias raciales para generar conflictos entre vosotros. ¿Y lo he conseguido? Entre los npcs sí que se ha visto este enfrentamiento, pero siento que no lo he conseguido llevar hacia vuestros personajes. Recuerdo con mucho cariño la escena con más tensión, donde Tycho y Meera combaten a la vez que os obligan directamente a tomar un bando en esta batalla. Ese turno fue mi preferido y los tres hicisteis un trabajo de cine. Pero, mirad, los puntos de confianza que ganamos en este turno iban a servir para el final, en caso de que uno de vosotros saliese como culpable, la persona con la que tuvierais más confianza se lanzaría a defenderos a mano armada (a excepción de Anssio, que le importe tres pares de cajones lo que os pasase). La idea era formar internos entre vosotros, peleas por todo. Una lástima que no hayamos visto esa parte.
Referente a la investigación, creo que ha sido un error agruparla en acusaciones. Hubiera sido más interesante y más fácil si hubiera agrupado los turnos en pistas y averiguaciones. Dejar un turno para la causa de la muerte, otro para el arma homicida…. Pensé que sería más natural se fuera por acusaciones y que, a través de éstas, viéramos qué sucede. Vimos que a Anssio le sangra la nariz cuando lanza un hechizo, vimos el amor de Meera, vimos que Ditricio se rompió en el momento del asesinato, es decir, que lo había presenciado, pero se había olvidado…. Vimos todas aquellas pistas que nos ayudó averiguar el culpable, pero siento que fue culpa mía no subrayarlas. Quizás en un offrol o quizás con otro color, remarcando que esto podría ser importante. Eso hubiera ayudado.
No todo es malo, por supuesto que no. Me he divertido mucho escribiendo y leyendo vuestras divagaciones. Sí que he conseguido que la investigación surja como algo natural, eso es un gran punto. Y también me han enamorado las mecánicas que tuvimos por privado. Las votaciones, los secretos, las acusaciones…. Eso ha sido lo mejor del tema. Los mejores posts, sin duda, son los que hemos tenido por mp. El secretismo ha sido lo mejor con diferencia.
¿Lo peor? Lo de siempre en este tipo de misiones que tanto se alargan: el tiempo, las ausencias (todas justificadas, no os estoy culpando) y el ver que después de varios meses en pausa me cuesta retomar el hilo que habíamos dejado parado.
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