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Una joven rubia que había dejado de forma reciente la niñez atrás corría desesperada por el pantano, con una espada tan grande como ella misma a su espalda; perseguida por un total de seis hombres vestidos con ropajes de pieles que declaraban a gritos: "bandidos". La joven iba ataviada con lo que aparentemente podría ser considerado una armadura de cuero que la envolvía, también llevaba en su torso una pechera verde de acero, además de unas mallas blancas y unas botas también de cuero.
La chica había mantenido un buen ritmo de carrera, pero su resistencia era limitada y, cuando llegó a los pies de uno de los grandes árboles de la zona, decidió parar, darse media vuelta y desenvainar (con gran esfuerzo) la espada que llevaba a su espalda, la cual durante todo el camino le había estado golpeando y molestando.
Los bandidos también se detuvieron, mirando divertidos cómo la rubia trataba de defenderse.
-¡Atrás, escoria!-Gritó mientras sostenía una espada que, supuestamente debería sostenerse a una mano, con las dos manos.
-Resulta adorable.-Comentó uno de los hombres, mofándose-¡Cree que puede intimidarnos! Jajajaja
La chica apretó con más fuerza el mango de su espada. Ante este desafío, el que había hablado, el cual parecía el líder, la miró cambiando su rostro a uno más serio y dio un contundente y decidido pasó hacia adelante. La chica entonces se asustó y dio un par de pasos atrás, sin dejar de sujetar con firmeza su arma, aunque se tropezó con una raíz que sobresalía y cayó al suelo, mojándose todo el trasero.
Los hombres rieron, la chica mostró un rostro lleno de rabia.
Frosk y Bluto caminaban por el pantano, este primero tratando de entender lo que el capitán Duchard le había escrito en su diario, y el segundo con la vista al frente sin decir nada.
Frustrado, el hombre-rana hinchó su saco vocal.
-¡Es muy complicado, croac!
Bluto bajó su cabeza, por en consecuente, su mirada. Ninguno de los dos detenía la paulatina marcha.
-Debería aprender a leer y a escribir, señor Frosk. Una cosa no se puede conjugar sin la otra.
-¿"Conjugar"?-Levantó su vista y la echó momentáneamente hacia atrás-¡Deja de decir palabras raras, croac!
-Si aprende a leer y a escribir podría tener una mayor cultura y un mayor léxico, por lo tanto no le costaría entenderme.
-¡Todo es culpa de tus manazas!-Señaló las grandes manos del cibernético
-Fui diseñado para el combate, mil disculpas.-Dijo mientras se miraba las manos
El anfibio hinchó de nuevo su saco vocal y soltó gran cantidad de aire en un suspiro.
-Te he dicho cientos de veces que no tienes que disculparte por todo...
-Lo siento.
-¡Croac!-Lo miró recalcando de nuevo su error.
-¡Mil disculpas!
-¡Croac!-Le señaló, ¡Otro error!
Entonces, el ser de metal levantó su cabeza para mirar hacia un punto específico de la zona. Detuvo su caminar, y Frosk por consecuente, también.
-...¿Qué ocurre?
Señaló hacia la posición a la que miraba: unos hombres estaban arrinconando a una chica contra un gran árbol, el anfibio no ocultó su sorpresa.
-¡Hay que hacer algo!-Desenvainó su espada y tomó con firmeza su rodela.
-Estoy de acuerdo.-Asintió mirando a Frosk.
La naturaleza de Aerandir, lejos de cualquier núcleo de población, siempre se caracteriza por ser tranquila y apacible. Poca o ninguna raza inteligente suele rondar específicamente en el Pantano Misterioso, donde se cuenta que numerosas criaturas misteriosas pueblan el lugar.
Quizás la causa de ello sea por su ambiente místico; grandes proporciones de tierras inundadas de agua, árboles tan altos que parecen competir entre sí por el más mínimo rayo de sol, haciendo que poca luz pueda llegar a la superficie, extrañas formas de vida tanto dentro como fuera del agua y ciertas historias sobre la creación divina de estas tierras a capricho y voluntad de diferentes dioses, tanto humanos, elfos como dracónicos.
También hay algunos románticos que se adentran en estas tierras por curiosidad y para satisfacer su parte aventurera. Muchos cuentan maravillosas historias de lo que han encontrado en sus caminos, descripciones tan utópicas que atraen a estos incautos e ingenuos a las profundidades del pantano. Algunos tienen suerte, otros siquiera vuelven...
Aquel día sería uno más entre tantos sino fuera porque algo perturbaba la perfecta y firme composición del agua; unos pasos agitados que corrían sin dirección, pero huyendo de algo o alguien.Quizás la causa de ello sea por su ambiente místico; grandes proporciones de tierras inundadas de agua, árboles tan altos que parecen competir entre sí por el más mínimo rayo de sol, haciendo que poca luz pueda llegar a la superficie, extrañas formas de vida tanto dentro como fuera del agua y ciertas historias sobre la creación divina de estas tierras a capricho y voluntad de diferentes dioses, tanto humanos, elfos como dracónicos.
También hay algunos románticos que se adentran en estas tierras por curiosidad y para satisfacer su parte aventurera. Muchos cuentan maravillosas historias de lo que han encontrado en sus caminos, descripciones tan utópicas que atraen a estos incautos e ingenuos a las profundidades del pantano. Algunos tienen suerte, otros siquiera vuelven...
Una joven rubia que había dejado de forma reciente la niñez atrás corría desesperada por el pantano, con una espada tan grande como ella misma a su espalda; perseguida por un total de seis hombres vestidos con ropajes de pieles que declaraban a gritos: "bandidos". La joven iba ataviada con lo que aparentemente podría ser considerado una armadura de cuero que la envolvía, también llevaba en su torso una pechera verde de acero, además de unas mallas blancas y unas botas también de cuero.
La chica había mantenido un buen ritmo de carrera, pero su resistencia era limitada y, cuando llegó a los pies de uno de los grandes árboles de la zona, decidió parar, darse media vuelta y desenvainar (con gran esfuerzo) la espada que llevaba a su espalda, la cual durante todo el camino le había estado golpeando y molestando.
Los bandidos también se detuvieron, mirando divertidos cómo la rubia trataba de defenderse.
-¡Atrás, escoria!-Gritó mientras sostenía una espada que, supuestamente debería sostenerse a una mano, con las dos manos.
-Resulta adorable.-Comentó uno de los hombres, mofándose-¡Cree que puede intimidarnos! Jajajaja
La chica apretó con más fuerza el mango de su espada. Ante este desafío, el que había hablado, el cual parecía el líder, la miró cambiando su rostro a uno más serio y dio un contundente y decidido pasó hacia adelante. La chica entonces se asustó y dio un par de pasos atrás, sin dejar de sujetar con firmeza su arma, aunque se tropezó con una raíz que sobresalía y cayó al suelo, mojándose todo el trasero.
Los hombres rieron, la chica mostró un rostro lleno de rabia.
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"Esta noche ha resultado ser maravillosa, desde el barco del Capitán Duchard pude ver, junto a Bluto y mis nuevas amigas; Reivy, Lavey y Gaia, el espectáculo de las auroras boreales después de haber ayudado al pueblo pesquero (cuyo nombre no recuerdo) a subsanar el continuo problema de los saqueos de los piratas.
El espectáculo de luces fue tal y como me lo esperaba, y las descripciones de mi abuelo encajaban a la perfección: "un baile de luces azules, violetas y verdes en el cielo nocturno, iluminándolo todo con un brillo especial, creando un ambiente de perfecta comunión entre vida y luz..."
El espectáculo de luces fue tal y como me lo esperaba, y las descripciones de mi abuelo encajaban a la perfección: "un baile de luces azules, violetas y verdes en el cielo nocturno, iluminándolo todo con un brillo especial, creando un ambiente de perfecta comunión entre vida y luz..."
Frosk y Bluto caminaban por el pantano, este primero tratando de entender lo que el capitán Duchard le había escrito en su diario, y el segundo con la vista al frente sin decir nada.
Frustrado, el hombre-rana hinchó su saco vocal.
-¡Es muy complicado, croac!
Bluto bajó su cabeza, por en consecuente, su mirada. Ninguno de los dos detenía la paulatina marcha.
-Debería aprender a leer y a escribir, señor Frosk. Una cosa no se puede conjugar sin la otra.
-¿"Conjugar"?-Levantó su vista y la echó momentáneamente hacia atrás-¡Deja de decir palabras raras, croac!
-Si aprende a leer y a escribir podría tener una mayor cultura y un mayor léxico, por lo tanto no le costaría entenderme.
-¡Todo es culpa de tus manazas!-Señaló las grandes manos del cibernético
-Fui diseñado para el combate, mil disculpas.-Dijo mientras se miraba las manos
El anfibio hinchó de nuevo su saco vocal y soltó gran cantidad de aire en un suspiro.
-Te he dicho cientos de veces que no tienes que disculparte por todo...
-Lo siento.
-¡Croac!-Lo miró recalcando de nuevo su error.
-¡Mil disculpas!
-¡Croac!-Le señaló, ¡Otro error!
Entonces, el ser de metal levantó su cabeza para mirar hacia un punto específico de la zona. Detuvo su caminar, y Frosk por consecuente, también.
-...¿Qué ocurre?
Señaló hacia la posición a la que miraba: unos hombres estaban arrinconando a una chica contra un gran árbol, el anfibio no ocultó su sorpresa.
-¡Hay que hacer algo!-Desenvainó su espada y tomó con firmeza su rodela.
-Estoy de acuerdo.-Asintió mirando a Frosk.
- La chica:
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Última edición por Frosk el Sáb Jun 20 2020, 11:15, editado 1 vez
Frosk
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Re: Escribir significa compartir [Privado] [Cerrado]
- Recuérdame qué demonios hacemos aquí - le pidió Greg, una vez más.
Taliesin intentó reunir paciencia para volver a ignorar aquella pregunta, o contestarla sin saltar al cuello de su amigo. El agua le llegaba a apenas diez centímetros de las rodillas en aquel momento, amenazando con meterse dentro de las botas de caña alta con las que se habían equipado para adentrarse en las ciénagas. De vez en cuando su movimiento chocaba con el de otro ser vivo, que el vampiro siempre esperaba que fueran peces. Peces bastante grandes.
- Recuérdame cuánto nos van a pagar - insistió Greg.
- No nos van a pagar - tuvo que admitir Taliesin.
- Entonces recuérdame qué hacemos aquí.
Era cierto que aquello era especialmente desagradable para ser un favor gratuito. Greg seguía pensando que se habían equivocado con aquello y no dejaba de recalcarlo. Pero era innegable que le debían un favor a los Smirnov, quienes habían sido especialmente amables con ellos después de un trabajo remunerado que no había salido tal como habían planeado. Y Taliesin empatizaba demasiado bien con aquello que debía estar sintiendo aquella familia, si bien Greg estaba lejos de entenderlo.
- Ya volverá. Todos los chiquillos se escapan de casa alguna vez. Es parte del aprendizaje.
- Es una niña, Greg. No tiene ni diez años. Claro que podría pasarle cualquier cosa. ¿Y si no vuelve? ¿Quiéres que su familia se quede esperando años hasta darla por muerta?
Alguien había avistado a una niña que encajaba con la descripción yendo hacia el pantano. Aquel era un lugar marcadamente peligroso y obviamente desagradable, y Taliesin debía admitir que no entendía por qué alguien se metería allí, cuando el sol ya había comenzado a caer. Excepto una niña que no era consciente de los peligros. Una niña que, según Greg, se las tendría que apañar sola.
- Algún día asentarás cabeza y te preguntarás cómo pudiste ser tan espeso en este momento - prosiguió Taliesin, ya un poco hastiado.
Pero se interrumpió al parecerle escuchar voces. Se detuvo y puso una mano sobre el pecho de Greg para hacerlo parar. El chapoteo del agua que causaban con su movimiento se interrumpió, rodeándolos de silencio, y pudieron oír con mayor claridad la voz de una niña gritando. No muy lejos, aunque no entendieron qué decía. Ambos hombres se miraron con alarma. Era imposible correr en el agua, pero Taliesin avanzó hacia allá inmediatamente. ¿Llegarían a tiempo?
Taliesin intentó reunir paciencia para volver a ignorar aquella pregunta, o contestarla sin saltar al cuello de su amigo. El agua le llegaba a apenas diez centímetros de las rodillas en aquel momento, amenazando con meterse dentro de las botas de caña alta con las que se habían equipado para adentrarse en las ciénagas. De vez en cuando su movimiento chocaba con el de otro ser vivo, que el vampiro siempre esperaba que fueran peces. Peces bastante grandes.
- Recuérdame cuánto nos van a pagar - insistió Greg.
- No nos van a pagar - tuvo que admitir Taliesin.
- Entonces recuérdame qué hacemos aquí.
Era cierto que aquello era especialmente desagradable para ser un favor gratuito. Greg seguía pensando que se habían equivocado con aquello y no dejaba de recalcarlo. Pero era innegable que le debían un favor a los Smirnov, quienes habían sido especialmente amables con ellos después de un trabajo remunerado que no había salido tal como habían planeado. Y Taliesin empatizaba demasiado bien con aquello que debía estar sintiendo aquella familia, si bien Greg estaba lejos de entenderlo.
- Ya volverá. Todos los chiquillos se escapan de casa alguna vez. Es parte del aprendizaje.
- Es una niña, Greg. No tiene ni diez años. Claro que podría pasarle cualquier cosa. ¿Y si no vuelve? ¿Quiéres que su familia se quede esperando años hasta darla por muerta?
Alguien había avistado a una niña que encajaba con la descripción yendo hacia el pantano. Aquel era un lugar marcadamente peligroso y obviamente desagradable, y Taliesin debía admitir que no entendía por qué alguien se metería allí, cuando el sol ya había comenzado a caer. Excepto una niña que no era consciente de los peligros. Una niña que, según Greg, se las tendría que apañar sola.
- Algún día asentarás cabeza y te preguntarás cómo pudiste ser tan espeso en este momento - prosiguió Taliesin, ya un poco hastiado.
Pero se interrumpió al parecerle escuchar voces. Se detuvo y puso una mano sobre el pecho de Greg para hacerlo parar. El chapoteo del agua que causaban con su movimiento se interrumpió, rodeándolos de silencio, y pudieron oír con mayor claridad la voz de una niña gritando. No muy lejos, aunque no entendieron qué decía. Ambos hombres se miraron con alarma. Era imposible correr en el agua, pero Taliesin avanzó hacia allá inmediatamente. ¿Llegarían a tiempo?
Taliesin Skatha
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Re: Escribir significa compartir [Privado] [Cerrado]
La chica, aparentemente molesta, levantó con todas sus fuerzas la espada que sostenía. Pudo verse en su rostro un tono rojizo inundándolo, presa del esfuerzo al que estaba siendo sometida. Abrió su boca, intentando soltar el grito de guerra más intimidatorio que pudiese, imitando así a una bestia en todo su máximo esplendor dominante y agresivo.
-¡¡¡¡YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!
Aquel grito no había sido ella; quedó sorprendida, con la espada aún alzada y su postura curvada por su peso.
Los bandidos rápidamente se voltearon para localizar el origen del grito. Uno de ellos, de buenas a primeras, recibió un duro golpe en su cara con la rodela que sujetaba Frosk. El hombre rana se lanzó a la pelea con todas las de la ley.
El tipo al que había golpeado cayó al suelo (o mejor dicho, al agua) inconsciente. A los demás no les dio demasiado tiempo a reaccionar, pues se encontraron con dos puños de metal lanzados, literalmente, desde otro cuerpo, impactando así en sus estómagos. Del dolor, se arrodillaron sujetándose su vientre. Frosk entonces saltó encima de sus cabezas, apoyándose en estas, y los hundió también en el agua.
Solo quedaban tres. Para ese entonces, Frosk desenvainó su espada con una actitud confiada y Bluto se colocó a su lado, un paso más atrás recogiendo sus puños, los cuales estaban unidos a sus brazos mediante unas especie de cadenas.
-¡Atrás, bandidos!-Hinchó su saco vocal-¡Croac!
Tanto los bandidos como la chica miraban incrédulos al dúo recién llegado. Esta última había bajado el arma que sujetaba, no podía más con su peso.
Los tres hombres se miraron entre sí, confusos, luego desvolvieron su vista a Frosk y Bluto.
-...¿Un sapo que habla y...-Se centró en el ser de metal-...un gorila de hojalata?
Esta frase molestó al anfibio, que torció su gesto notablemente.
-¡No soy un sapo, croac!-Hinchó su saco vocal varias veces en poco tiempo a la misma vez que agitaba el puño apretado que sostenía la rodela.-¡Soy una rana!
-Y yo no soy un gorila. Soy un bio-cibernético creado para batallar en primera línea de combate en...-Emitió un corto sonido chirriante y desagradable-Lo siento, esa información está dañada.
-Genial, dos molestas aberraciones-Comentó otro de los bandidos.
-¡Aquí la única aberración eres tú, croac!-Lo señaló molesto mientras daba minúsculos saltitos-¡¡Tienes tantas verrugas en la cara que pareces un sapo!!-Frunció sus amarillentos ojos.
Aquel comentario le sacó una sonrisa fuera de contexto a la joven rubia, que se transformó en una risilla, la cual fue cortada al llamar la atención del hombre que fue insultado, que la miró con cara de pocos amigos. La chica se retractó y dio un paso atrás, temerosa.
-Voy a matarlo.-Dijo, dirigiéndose a sus compañeros y dando un paso hacia adelante con su espada desenvainada.
Al ver que la cosa se iba a poner seria, Frosk empuñó con fuerza sus armas y también dio un paso adelante. En ese momento, dos nuevos sujetos llegaron a escena.
-¡Buenos días! Les recomiendo que se mantengan alejados, estamos intentando realizar un rescate.-Bluto, ajeno a la tensión del ambiente, se puso a dialogar brevemente con los recién llegados-Encantado de conocerlos, soy un bio-cibernético de combate en primera línea, mi número de serie es "EAH-5998", aunque me suelen llamar "Bluto". El nombre me lo puso...-De nuevo, el chirrido desagradable fue emitido por la mole de metal-Lo siento, me temo que esa información está dañada.
Irritado ante la falta de respeto ante la sugerente tensión que iba creciendo, el bandido le recriminó a Frosk:
-¿¿¿¡¡¡Es que tu amigo no se toma nada en serio!!!???
Los otros dos bandidos y la chica rubia se quedaron desconcertados ante la situación. El anfibio, por su parte, estaba concentrado en su objetivo.
-¡Cállate y pelea, sapo verrugoso!-Hinchó su saco vocal mientras adoptaba una postura de combate.
Ante la nueva ofensa del hombre rana, el bandido, henchido de ira, se abalanzó contra este con la intención de matarlo. Pensaba que sería fácil, lo aplastaría como a un insecto y luego quizás se comería sus ancas para la cena.
Frosk también se abalanzó hacia adelante, impulsado por un semi salto con sus poderosas ancas.
En el momento del choque, el hombre anfibio rodó sobre su propio eje hacia adelante con la espada apuntando hacia fuera de la trayectoria de rotación, este movimiento no se lo esperaba el bandido que inevitablemente fue alcanzado por el ataque, haciéndole varios cortes y obligándolo a soltar su espada en uno de ellos si no quería perder una mano.
Frosk entonces se colocó detrás de su oponente y sacó su lengua para pegarla a la espalda ajena. Al notar cierta viscosidad detrás suya, el bandido intentó quitársela, pero el anfibio sacó toda la fuerza que tenía y la concentró en su lengua, haciendo que esta se elevara bastante hasta levantar a su oponente bastantes metros sobre el suelo [1].
-¡¡¡AAAAAAHHHH!!!-Gritaba, asustado-¡¡¡BÁJAME!!! ¡¡¡BÁJAME!!!-Se retorcía en el aire.
Haciendo caso a la petición del bandido, Frosk tiró su lengua hacia abajo con fuerza. Al final, su oponente se dio de bruces con el agua y perdió la conciencia. Acto seguido, el hombre rana recogió su lengua y se dio media vuelta, hacia los otros dos que quedaban. Una media sonrisa confiada por parte del anfibio hizo que a los otros dos les entrara el canguelo.
-Creo que deberíamos sacar esos cuerpos del agua para evitar que se ahoguen.-Bluto seguía hablando con total normalidad con los recién llegados.
Despavoridos, los otros dos bandidos empezaron a huir en direcciones totalmente opuestas. La chica, por su parte, había estado mirando obnubilada y maravillada la sucesión de acontecimientos ocurridos en aquella escena.
-Vaya por dios. No deberíamos dejar que se escapen, podrían llamar a refuerzos.-Dijo con uno de los cuerpos inconscientes levantados a peso bajo su brazo derecho.
____________________________________________________________
Off: -Habilidad Usada: Lengüetazo [1].
-¡¡¡¡YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!
Aquel grito no había sido ella; quedó sorprendida, con la espada aún alzada y su postura curvada por su peso.
Los bandidos rápidamente se voltearon para localizar el origen del grito. Uno de ellos, de buenas a primeras, recibió un duro golpe en su cara con la rodela que sujetaba Frosk. El hombre rana se lanzó a la pelea con todas las de la ley.
El tipo al que había golpeado cayó al suelo (o mejor dicho, al agua) inconsciente. A los demás no les dio demasiado tiempo a reaccionar, pues se encontraron con dos puños de metal lanzados, literalmente, desde otro cuerpo, impactando así en sus estómagos. Del dolor, se arrodillaron sujetándose su vientre. Frosk entonces saltó encima de sus cabezas, apoyándose en estas, y los hundió también en el agua.
Solo quedaban tres. Para ese entonces, Frosk desenvainó su espada con una actitud confiada y Bluto se colocó a su lado, un paso más atrás recogiendo sus puños, los cuales estaban unidos a sus brazos mediante unas especie de cadenas.
-¡Atrás, bandidos!-Hinchó su saco vocal-¡Croac!
Tanto los bandidos como la chica miraban incrédulos al dúo recién llegado. Esta última había bajado el arma que sujetaba, no podía más con su peso.
Los tres hombres se miraron entre sí, confusos, luego desvolvieron su vista a Frosk y Bluto.
-...¿Un sapo que habla y...-Se centró en el ser de metal-...un gorila de hojalata?
Esta frase molestó al anfibio, que torció su gesto notablemente.
-¡No soy un sapo, croac!-Hinchó su saco vocal varias veces en poco tiempo a la misma vez que agitaba el puño apretado que sostenía la rodela.-¡Soy una rana!
-Y yo no soy un gorila. Soy un bio-cibernético creado para batallar en primera línea de combate en...-Emitió un corto sonido chirriante y desagradable-Lo siento, esa información está dañada.
-Genial, dos molestas aberraciones-Comentó otro de los bandidos.
-¡Aquí la única aberración eres tú, croac!-Lo señaló molesto mientras daba minúsculos saltitos-¡¡Tienes tantas verrugas en la cara que pareces un sapo!!-Frunció sus amarillentos ojos.
Aquel comentario le sacó una sonrisa fuera de contexto a la joven rubia, que se transformó en una risilla, la cual fue cortada al llamar la atención del hombre que fue insultado, que la miró con cara de pocos amigos. La chica se retractó y dio un paso atrás, temerosa.
-Voy a matarlo.-Dijo, dirigiéndose a sus compañeros y dando un paso hacia adelante con su espada desenvainada.
Al ver que la cosa se iba a poner seria, Frosk empuñó con fuerza sus armas y también dio un paso adelante. En ese momento, dos nuevos sujetos llegaron a escena.
-¡Buenos días! Les recomiendo que se mantengan alejados, estamos intentando realizar un rescate.-Bluto, ajeno a la tensión del ambiente, se puso a dialogar brevemente con los recién llegados-Encantado de conocerlos, soy un bio-cibernético de combate en primera línea, mi número de serie es "EAH-5998", aunque me suelen llamar "Bluto". El nombre me lo puso...-De nuevo, el chirrido desagradable fue emitido por la mole de metal-Lo siento, me temo que esa información está dañada.
Irritado ante la falta de respeto ante la sugerente tensión que iba creciendo, el bandido le recriminó a Frosk:
-¿¿¿¡¡¡Es que tu amigo no se toma nada en serio!!!???
Los otros dos bandidos y la chica rubia se quedaron desconcertados ante la situación. El anfibio, por su parte, estaba concentrado en su objetivo.
-¡Cállate y pelea, sapo verrugoso!-Hinchó su saco vocal mientras adoptaba una postura de combate.
Ante la nueva ofensa del hombre rana, el bandido, henchido de ira, se abalanzó contra este con la intención de matarlo. Pensaba que sería fácil, lo aplastaría como a un insecto y luego quizás se comería sus ancas para la cena.
Frosk también se abalanzó hacia adelante, impulsado por un semi salto con sus poderosas ancas.
En el momento del choque, el hombre anfibio rodó sobre su propio eje hacia adelante con la espada apuntando hacia fuera de la trayectoria de rotación, este movimiento no se lo esperaba el bandido que inevitablemente fue alcanzado por el ataque, haciéndole varios cortes y obligándolo a soltar su espada en uno de ellos si no quería perder una mano.
Frosk entonces se colocó detrás de su oponente y sacó su lengua para pegarla a la espalda ajena. Al notar cierta viscosidad detrás suya, el bandido intentó quitársela, pero el anfibio sacó toda la fuerza que tenía y la concentró en su lengua, haciendo que esta se elevara bastante hasta levantar a su oponente bastantes metros sobre el suelo [1].
-¡¡¡AAAAAAHHHH!!!-Gritaba, asustado-¡¡¡BÁJAME!!! ¡¡¡BÁJAME!!!-Se retorcía en el aire.
Haciendo caso a la petición del bandido, Frosk tiró su lengua hacia abajo con fuerza. Al final, su oponente se dio de bruces con el agua y perdió la conciencia. Acto seguido, el hombre rana recogió su lengua y se dio media vuelta, hacia los otros dos que quedaban. Una media sonrisa confiada por parte del anfibio hizo que a los otros dos les entrara el canguelo.
-Creo que deberíamos sacar esos cuerpos del agua para evitar que se ahoguen.-Bluto seguía hablando con total normalidad con los recién llegados.
Despavoridos, los otros dos bandidos empezaron a huir en direcciones totalmente opuestas. La chica, por su parte, había estado mirando obnubilada y maravillada la sucesión de acontecimientos ocurridos en aquella escena.
-Vaya por dios. No deberíamos dejar que se escapen, podrían llamar a refuerzos.-Dijo con uno de los cuerpos inconscientes levantados a peso bajo su brazo derecho.
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Off: -Habilidad Usada: Lengüetazo [1].
Frosk
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Re: Escribir significa compartir [Privado] [Cerrado]
Cuando llegaron, había un combate a medio desarrollo. Una niña que bien podía ser la chica que buscaban estaba arrinconada contra un árbol, varios hombres yacían en el suelo y... una especie de biocibernético con muy pocos rasgos humanoides y una rana eran los dos caballeros que habían llegado a tiempo para salvar a la pequeña. Taliesin y Greg pudieron ver cómo el hombre bestia dejaba fuera de combate a uno de los atacantes, y tan sólo quedaron dos que salieron corriendo en direcciones opuestas.
- Esto ha sido más fácil de lo que esperábamos, ¿no? - Comentó Greg, que había sacado su espada pero ni siquiera había llegado a ponerse en guardia.
- ¿Mejor así? - Respondió Taliesin, con la misma duda-sorpresa.
Pero el biocibernético tenía razón, y estaban a punto de dejar que un potencial peligro futuro se escapara demasiado pronto. Greg se echó a correr, incómodamente, lentamente, en el agua, a por uno de los hombres, y Taliesin se fue a por el otro. Dar caza a una presa en movimiento no era su actividad favorita, nunca, pero al menos ser el perseguidor tenía grandes ventajas, y el hombre no estaba muy lejos. Taliesin no tuvo que correr mucho antes de alcanzarlo, saltar a por él, y derribarlo al suelo de la ciénaga, donde le fue bastante fácil reducirlo con tan sólo sujetarla la cabeza dentro del agua.
- No darán problemas durante un ratito - informó Greg, trayendo a rastras a uno de los bandidos.
Taliesin llegó con las manos vacías, y visiblemente empapado, así que lo primero que hizo Greg fue reírse de él. Comparativamemte, al mercenario le había ido mucho mejor.
- Greg, sabes que esto no es lo mío. He dejado al otro contra un árbol, allá - señaló el vampiro-. Pesaba bastante.
Además, había aprovechado para darle un mordisco y no era algo que quisiera necesariamente que vieran los demás.
- Apuesto a que se te han llenado de agua las botas. ¿Quién tenía razón sobre lo de meterse en pantanos?
Taliesin se rascó la cabeza, sintiendo el pelo húmedo y enfangado al tacto. La verdad que no estaba demasiado cómodo. Pero aquello le devolvió las prioridades del momento, y miró hacia la niña que aún no había dicho una sola palabra. Después, a los otros dos desconocidos.
- Este lugar no es seguro, especialmente tan tarde. Quizás podríamos viajar juntos para salir de aquí. Me llamo Taliesin, y este es Greg. Gracias por acudir en rescate de la chica - la miró a ella. Coincidía completamente con la descripción -... Erika Smirnova, ¿verdad?
- Esto ha sido más fácil de lo que esperábamos, ¿no? - Comentó Greg, que había sacado su espada pero ni siquiera había llegado a ponerse en guardia.
- ¿Mejor así? - Respondió Taliesin, con la misma duda-sorpresa.
Pero el biocibernético tenía razón, y estaban a punto de dejar que un potencial peligro futuro se escapara demasiado pronto. Greg se echó a correr, incómodamente, lentamente, en el agua, a por uno de los hombres, y Taliesin se fue a por el otro. Dar caza a una presa en movimiento no era su actividad favorita, nunca, pero al menos ser el perseguidor tenía grandes ventajas, y el hombre no estaba muy lejos. Taliesin no tuvo que correr mucho antes de alcanzarlo, saltar a por él, y derribarlo al suelo de la ciénaga, donde le fue bastante fácil reducirlo con tan sólo sujetarla la cabeza dentro del agua.
- No darán problemas durante un ratito - informó Greg, trayendo a rastras a uno de los bandidos.
Taliesin llegó con las manos vacías, y visiblemente empapado, así que lo primero que hizo Greg fue reírse de él. Comparativamemte, al mercenario le había ido mucho mejor.
- Greg, sabes que esto no es lo mío. He dejado al otro contra un árbol, allá - señaló el vampiro-. Pesaba bastante.
Además, había aprovechado para darle un mordisco y no era algo que quisiera necesariamente que vieran los demás.
- Apuesto a que se te han llenado de agua las botas. ¿Quién tenía razón sobre lo de meterse en pantanos?
Taliesin se rascó la cabeza, sintiendo el pelo húmedo y enfangado al tacto. La verdad que no estaba demasiado cómodo. Pero aquello le devolvió las prioridades del momento, y miró hacia la niña que aún no había dicho una sola palabra. Después, a los otros dos desconocidos.
- Este lugar no es seguro, especialmente tan tarde. Quizás podríamos viajar juntos para salir de aquí. Me llamo Taliesin, y este es Greg. Gracias por acudir en rescate de la chica - la miró a ella. Coincidía completamente con la descripción -... Erika Smirnova, ¿verdad?
Taliesin Skatha
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Re: Escribir significa compartir [Privado] [Cerrado]
Uno de los hombres que llegaron cuando el combate estaba en desarrollo trajo a uno de los bandidos escapistas. Bluto se ofreció a cargarlo, y dijera lo que dijera el mortal el bio-cibernético estaba programado para ayudar y servir a los orgánicos, así que insistiría hasta lograr servirle.
-Agradezco su colaboración, señor.-El otro hombre llegó con el mismo éxito pero sin haber traído al capturado consigo-No se preocupe-Dirigió la mirada hacia el lugar en donde se había dejado al otro bandido escapista-Voy a dejarlos todos allí-Se volteó hasta Greg-¿Cuántos puede cargar usted, señor? Me temo que tan solo podré con cuatro, no por falta de fuerza, sino por espacio entre mis brazos.-Agitó sus extremidades superiores haciendo ver el poco hueco que quedaba con ya dos cuerpos siendo sujetados debajo de cada brazo.-Con lo cual, quiero decir que podríamos hacer un trabajo más eficiente si me ayuda.-Emitió un sutil pitido agudo, como si carraspeara a la espera de una respuesta.
Frosk, por su parte, se acercó junto con el hombre moreno y de barba perfecta a la chica.
-No ha sido nada, croac.-Respondió al agradecimiento de Taliesin poniendo sus brazos en jarras y sacando pecho al mismo tiempo que hinchaba su saco vocal con orgullo y una sonrisa que delataba tal sentimiento.-¿Estás bien, chica rubia?-Fijó sus amarillentos ojos en la joven.
-...-Señaló dubitativa a Frosk-...una rana que habla...-Comentó incrédula. Tenía un acento extraño en sus "r" y algunas vocales. En el caso primero, las alargaba más de lo que Frosk había escuchado nunca.
-¿Nunca has visto un hombre bestia, niña?-Comentó, desinflando su saco vocal sin cambiar su postura, pero sí modificando su mirada y su orgullo por molestia.
-¡No soy una niña!-Ahora fue ella la que se molestó, apretando sus puños, aún con la espada sostenida, aunque el filo de esta se inundaba en el agua al no poder sujetarla durante mucho tiempo en peso. Al decir Taliesin su nombre, la chica lo miró con sorpresa y dio un paso atrás, desconfiada. Debido a esto, pegó su espalda contra el árbol contra el que había estado acorralada desde hacía ya bastante minutos.-¿C-cómo sabes mi nombre?-Empuñó su arma con las dos manos y la levantó con esfuerzo en peso.
Frosk miraba la escena de brazos cruzados, sin entender muy bien la correlación entre ambos.
-¿Venís a hacerme algo?-Preguntó, a la defensiva-¡N-no me cabreéis o lo lamentaréis!-Advirtió mientras su espalda se arqueaba por el peso de la espada.
-Croac.-Croó Frosk, hinchando su saco vocal, mientras miraba a la joven con una mirada neutra, casi menospreciando su gesto de defenderse a sí misma.-No sabes manejar esa espada.-Dijo mientras miraba de arriba a abajo la posición que mostraba Erika.-Además, es demasiado grande para ti. ¿La has robado?
-¡Retira eso, sapo cabezón!-Bajó su espada y dio un paso hacia adelante, ofendida.
-¡No soy un sapo, croac!-Se descruzó de brazos y también dio un paso al frente, ofendido.
Ambos se encararon en un duelo de miradas que casi podría decirse que generó un salto de chispas en el ambiente. Se pegaron tanto que sus caras estaban a punto de tocarse.
Bluto entonces regresó de poner los cuerpos a buen recaudo.
-Creo que, como el señor Taliesin ha sugerido, deberíamos marcharnos de aquí y viajar juntos. Quién sabe qué peligros podría esconder el pantano.-Y sí, aun en la lejanía, el bio-cibernético había podido oír al hombre de barba milimetrada.-Tranquila, señorita Erika Smirnova, con nosotros estará a salvo. Después de todo, mis sistemas impiden que le haga daño a ningún ser orgánico.-Se acercó a la joven, que se separó del cara a cara con el anfibio.-Mi número de serie es "EAH-5998", aunque me suelen llamar "Bluto". El nombre me lo puso....-Se quedó en silencio y pensando, luego pareció volver en sí y emitió un chirrido desagradable-Lo siento, me temo que esa información está dañada.
La chica, un poco cortada por la extroversión no intencionada del cibernético, bajó la mirada tras volver a guardar en la vaina de su espada en su espalda y susurró:
-Con "Erika" basta...-Luego, levantó la mirada y miró con cierta reticencia a Taliesin, que estaba por detrás del ser de metal, así que tuvo que apartarse un poco de este para establecer contacto visual con el susodicho-Aún no me has dicho cómo es que me conoces.
-Agradezco su colaboración, señor.-El otro hombre llegó con el mismo éxito pero sin haber traído al capturado consigo-No se preocupe-Dirigió la mirada hacia el lugar en donde se había dejado al otro bandido escapista-Voy a dejarlos todos allí-Se volteó hasta Greg-¿Cuántos puede cargar usted, señor? Me temo que tan solo podré con cuatro, no por falta de fuerza, sino por espacio entre mis brazos.-Agitó sus extremidades superiores haciendo ver el poco hueco que quedaba con ya dos cuerpos siendo sujetados debajo de cada brazo.-Con lo cual, quiero decir que podríamos hacer un trabajo más eficiente si me ayuda.-Emitió un sutil pitido agudo, como si carraspeara a la espera de una respuesta.
Frosk, por su parte, se acercó junto con el hombre moreno y de barba perfecta a la chica.
-No ha sido nada, croac.-Respondió al agradecimiento de Taliesin poniendo sus brazos en jarras y sacando pecho al mismo tiempo que hinchaba su saco vocal con orgullo y una sonrisa que delataba tal sentimiento.-¿Estás bien, chica rubia?-Fijó sus amarillentos ojos en la joven.
-...-Señaló dubitativa a Frosk-...una rana que habla...-Comentó incrédula. Tenía un acento extraño en sus "r" y algunas vocales. En el caso primero, las alargaba más de lo que Frosk había escuchado nunca.
-¿Nunca has visto un hombre bestia, niña?-Comentó, desinflando su saco vocal sin cambiar su postura, pero sí modificando su mirada y su orgullo por molestia.
-¡No soy una niña!-Ahora fue ella la que se molestó, apretando sus puños, aún con la espada sostenida, aunque el filo de esta se inundaba en el agua al no poder sujetarla durante mucho tiempo en peso. Al decir Taliesin su nombre, la chica lo miró con sorpresa y dio un paso atrás, desconfiada. Debido a esto, pegó su espalda contra el árbol contra el que había estado acorralada desde hacía ya bastante minutos.-¿C-cómo sabes mi nombre?-Empuñó su arma con las dos manos y la levantó con esfuerzo en peso.
Frosk miraba la escena de brazos cruzados, sin entender muy bien la correlación entre ambos.
-¿Venís a hacerme algo?-Preguntó, a la defensiva-¡N-no me cabreéis o lo lamentaréis!-Advirtió mientras su espalda se arqueaba por el peso de la espada.
-Croac.-Croó Frosk, hinchando su saco vocal, mientras miraba a la joven con una mirada neutra, casi menospreciando su gesto de defenderse a sí misma.-No sabes manejar esa espada.-Dijo mientras miraba de arriba a abajo la posición que mostraba Erika.-Además, es demasiado grande para ti. ¿La has robado?
-¡Retira eso, sapo cabezón!-Bajó su espada y dio un paso hacia adelante, ofendida.
-¡No soy un sapo, croac!-Se descruzó de brazos y también dio un paso al frente, ofendido.
Ambos se encararon en un duelo de miradas que casi podría decirse que generó un salto de chispas en el ambiente. Se pegaron tanto que sus caras estaban a punto de tocarse.
Bluto entonces regresó de poner los cuerpos a buen recaudo.
-Creo que, como el señor Taliesin ha sugerido, deberíamos marcharnos de aquí y viajar juntos. Quién sabe qué peligros podría esconder el pantano.-Y sí, aun en la lejanía, el bio-cibernético había podido oír al hombre de barba milimetrada.-Tranquila, señorita Erika Smirnova, con nosotros estará a salvo. Después de todo, mis sistemas impiden que le haga daño a ningún ser orgánico.-Se acercó a la joven, que se separó del cara a cara con el anfibio.-Mi número de serie es "EAH-5998", aunque me suelen llamar "Bluto". El nombre me lo puso....-Se quedó en silencio y pensando, luego pareció volver en sí y emitió un chirrido desagradable-Lo siento, me temo que esa información está dañada.
La chica, un poco cortada por la extroversión no intencionada del cibernético, bajó la mirada tras volver a guardar en la vaina de su espada en su espalda y susurró:
-Con "Erika" basta...-Luego, levantó la mirada y miró con cierta reticencia a Taliesin, que estaba por detrás del ser de metal, así que tuvo que apartarse un poco de este para establecer contacto visual con el susodicho-Aún no me has dicho cómo es que me conoces.
Frosk
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Re: Escribir significa compartir [Privado] [Cerrado]
- Yo cargo con uno - expuso Greg, en absoluto compungido por su evidente inferioridad en fuerza comparado con el enorme biocibernético.
Como eso era realmente con todo lo que podía, arrastró al hombre al que había noqueado, acompañando a Bluto hasta el lugar en el que apilarían a todos los bandidos.
- Es una pesadez caminar en el pantano, ¿verdad? ¿Tú no te oxidas? - Se le escuchó comenzando a conversar con el biocibernético mientras se alejaban.
Taliesin se quedó con el hombre rana y la chica hasta que volverion los otros dos. Era una situación extraña, en la que la niña rápidamente desconfió de las intenciones de Taliesin. El vampiro levantó ambas manos y negó con la cabeza en un movimiento tranquilo pero definitivo: no ocultaba nada, y no le importaría explicar la realidad. Pero Erika estaba más entretenida conversando con el hombre-rana que la había salvado, así que el añadir cualquier cosa tuvo que esperar un poco. Hasta que finalmente ella volvió a sacar el tema.
- Conozco a tus padres - explicó -. Les estábamos ayudando a buscarte y escuchamos que podías estar aquí. Están muy preocupados.
Quería preguntarle a la niña que le había llevado a irse de casa, algo que nadie parecía saber en realidad. Pero era imprudente; apenas la conocía y ella ya había expresado que no se fiaría automáticamente de un desconocido. Por el momento bastaba con la tranquilidad de ver que no había sido secuestrada, algo que calmaba la empatía de Taliesin; cuando llegaran a un lugar más tranquilo podrían considerar todo lo demás.
- ¿Has viajado sola hasta aquí? - Le preguntó en cambio - ¿Has tenido que usar mucho esa espada?
El hombre rana tenía razón: era más grande que ella. Pero no sería Taliesin el que rompiera las ilusiones de la niña si ella estaba convencida de verse intimidante con aquel arma inmensa.
- ¿Podemos hablar más tarde? Me gustaría ir a un sitio seco.
- Al venir pasamos por un asentamiento, a unas dos horas de aquí. Creo que es lo más cercano que encontraremos para descansar, si os parece bien ir. Desde allí, el camino es tierra firme para salir del pantano - en contraposición, donde se encontraban en ese momento era imposible avanzar unos pasos sin meter algún pie en el agua. Esto ralentizaba el movimiento, además de sentirse menos seguro -. Creo que ya nos conocemos todos, excepto - miró al hombre rana, quien no se había presentado -... ¿No me ha quedado claro su nombre?
¿Era apropiado llamar de usted a un hombre rana?
Comenzaron a caminar. Taliesin estaba especialmente preocupado por la niña, por si necesitaba ayuda o si estaba en realidad herida. Pero nada en su forma de andar indicaba debilidad, y aunque quiso ofrecer que otra persona cargara aquella espada ridiculamente enorme, imaginó que ella no estaría a favor.
- Erika, cuando lleguemos, ¿quieres que le escribamos una carta a tus padres, para que sepan dónde estás? - Ofreció, intentando establecer una comunicación.
Como eso era realmente con todo lo que podía, arrastró al hombre al que había noqueado, acompañando a Bluto hasta el lugar en el que apilarían a todos los bandidos.
- Es una pesadez caminar en el pantano, ¿verdad? ¿Tú no te oxidas? - Se le escuchó comenzando a conversar con el biocibernético mientras se alejaban.
Taliesin se quedó con el hombre rana y la chica hasta que volverion los otros dos. Era una situación extraña, en la que la niña rápidamente desconfió de las intenciones de Taliesin. El vampiro levantó ambas manos y negó con la cabeza en un movimiento tranquilo pero definitivo: no ocultaba nada, y no le importaría explicar la realidad. Pero Erika estaba más entretenida conversando con el hombre-rana que la había salvado, así que el añadir cualquier cosa tuvo que esperar un poco. Hasta que finalmente ella volvió a sacar el tema.
- Conozco a tus padres - explicó -. Les estábamos ayudando a buscarte y escuchamos que podías estar aquí. Están muy preocupados.
Quería preguntarle a la niña que le había llevado a irse de casa, algo que nadie parecía saber en realidad. Pero era imprudente; apenas la conocía y ella ya había expresado que no se fiaría automáticamente de un desconocido. Por el momento bastaba con la tranquilidad de ver que no había sido secuestrada, algo que calmaba la empatía de Taliesin; cuando llegaran a un lugar más tranquilo podrían considerar todo lo demás.
- ¿Has viajado sola hasta aquí? - Le preguntó en cambio - ¿Has tenido que usar mucho esa espada?
El hombre rana tenía razón: era más grande que ella. Pero no sería Taliesin el que rompiera las ilusiones de la niña si ella estaba convencida de verse intimidante con aquel arma inmensa.
- ¿Podemos hablar más tarde? Me gustaría ir a un sitio seco.
- Al venir pasamos por un asentamiento, a unas dos horas de aquí. Creo que es lo más cercano que encontraremos para descansar, si os parece bien ir. Desde allí, el camino es tierra firme para salir del pantano - en contraposición, donde se encontraban en ese momento era imposible avanzar unos pasos sin meter algún pie en el agua. Esto ralentizaba el movimiento, además de sentirse menos seguro -. Creo que ya nos conocemos todos, excepto - miró al hombre rana, quien no se había presentado -... ¿No me ha quedado claro su nombre?
¿Era apropiado llamar de usted a un hombre rana?
Comenzaron a caminar. Taliesin estaba especialmente preocupado por la niña, por si necesitaba ayuda o si estaba en realidad herida. Pero nada en su forma de andar indicaba debilidad, y aunque quiso ofrecer que otra persona cargara aquella espada ridiculamente enorme, imaginó que ella no estaría a favor.
- Erika, cuando lleguemos, ¿quieres que le escribamos una carta a tus padres, para que sepan dónde estás? - Ofreció, intentando establecer una comunicación.
Taliesin Skatha
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Re: Escribir significa compartir [Privado] [Cerrado]
El mencionar a sus padres no ayudó a que la chica entrara en confianza con Taliesin, a quien seguía mirando con cautela.
-Pues diles que no volveré hasta que cumpla mi misión.-Respondió con el ceño fruncido, convencida de sus palabras.
-¿Qué misión tienes, croac?-Preguntó, curioso, posando sus profundos y grandes ojos amarillentos en la chica.
-Estoy...-Pensó unos segundos en qué responder. Carraspeó y reinició su explicación.-Busco a una amiga.
-¿Una amiga?-Preguntó, dubitativo.
-¡Sí!-Respondió, algo molesta.
Ahora fue el hombre de barba perfecta el que le asaltó con otra pregunta. Al hacer referencia a su espada, no pudo evitar girar su cuello hacia un lado lo más que pudo para asegurar de que estaba bien, e incluso se la palpó para asegurarse del todo.
-Más o menos...-Respondió, escueta.
-¡Pero si ni siquiera sabes empuñarla y su peso te vence, croac!-Dijo el anfibio entre risas.
Erika, ante esa frase, miró con enfado a la rana. Si las miradas matasen, aquella podía hacerlo perfectamente. Frosk, ante eso, calló y carraspeó para quitarle hierro al asunto.
-Como bien ha dicho el señor Greg, deberíamos partir. Este pantano es conocido por sus misterios y peligros, no deberíamos estar parados mucho tiempo.
-¿Qué pasará con ellos?-Hizo referencia a los bandidos que la perseguían y ahora se encontraban "descansando" a los pies de un árbol.
-Despertarán con contusiones y algunos cortes, nada grave.-Asintió, confirmando sus propias palabras.
Taliesin propuso el ir a un asentamiento por el que él y su acompañante habían pasado. No sonaba mal, ya que Frosk y Bluto llevaban todo el día caminando, y especialmente este primero, estaba empezando a notar los síntomas del cansancio y el hambre. Hasta ese momento no se había dado cuenta, pero un crujir de su estómago lo alertó de que sería buena idea hacer caso a aquel hombre.
-¡Pues al asentamiento!-Enérgico, señaló en la dirección a la que se había referido Taliesin.-Ah, podéis llamarme "Frosk".-Contestó a la pregunta.
-¿Frosk?-Preguntó, extrañada.-Pero si "Frosk" significa "Rana"...
-Efectivamente.-Constató Bluto, el originario de aquel nombre.
Erika entonces no pudo contener la risa. Le parecía bastante gracioso.
-SE LLAMA "RANA", JAJAJAJA.-Señaló al susodicho, desternillándose.-¿No había un nombre más original? Como: ¿"Verde"? JAJAJAJAJA.-Seguía riéndose.
Frosk, ante aquello, apretó la mandíbula y estalló de ira.
-¡MIRA QUIÉN HABLÓ, TU APELLIDO PARECE EL DE UNA BEBIDA ALCOHÓLICA!-La señaló mientras daba saltitos, furioso.
-...vamos, hay que seguir a esos señores, sapo-rana.-Dijo acabando su risa mientras se limpiaba algunas lágrimas que le habían saltado.
-Grr... croac...-Croó tan resentido y tan grave que parecía que su cabeza iba a estallar del propio enojo.
-Vamos, señor Frosk, hay que ponerse en marcha.-Bluto, que se había mantenido como un mero espectador neutro, se acercó por detrás al anfibio y posó sus dos brazos sobre los hombros del hombre bestia para hacerle un rápido masaje y destensarle los músculos.
Erika aún no parecía confiar del todo en Taliesin, al cual seguía codo con codo sin cortarse un pelo al mirarle con los ojos entrecerrados, juzgándole en silencio. Cuando el hombre le propuso escribir una carta para sus padres, la chica salió de su cautela y se mostró dubitativa. Antes de que pudiese contestar, el hombre-rana, de un salto, se interpuso entre ambos.
-¿Escribir? ¿Usted sabe escribir, señor Taliesin?-Preguntó más que interesado.
Molesta por la interrupción, la joven hundió la cabeza del anfibio hacia abajo para recobrar protagonismo.
-Me parece bien mandarle una carta.-Dijo, mostrando una sonrisa gentil. Frosk entonces intentó zafarse del aplastamiento haciendo aspavientos con sus brazos, todo mientras aún seguían caminando.-Es mejor que se la mande usted a que se la mande yo. Le podría decir que desoí de sus peticiones y me escapé, o algo por el estilo.
Finalmente, Frosk se zafó del aplastamiento y se echó unos pasos hacia atrás de ambos.
-Croac...-Hinchó su saco vocal, mirando a ambos mientras seguían conversando sobre el tema de la carta. Había hecho un descubrimiento de sumo interés, ¿Querría el señor Taliesin ser partícipe de su periplo por el mundo como redactor de sus aventuras? Empezó a sopesar la idea en la cabeza.
A medida que se iban acercando al establecimiento, la vegetación iba siendo cada vez menos frondosa y los rayos del sol incidían en el suelo. Esto empezó a notarlo Frosk, que alzó la mirada y veía cómo cada vez había menos de esos árboles altos que luchaban por la luz y dejaban la superficie en una sombra constante. A consecuencia de ello, la temperatura iba subiendo. Para Frosk, ese era el único problema, ya que la humedad no le suponía ningún mal, pero tenía entendido que a los humanos sí que les fastidiaba. En silencio, siguió observando a Erika y Taliesin en su conversación de la carta.
-Pues diles que no volveré hasta que cumpla mi misión.-Respondió con el ceño fruncido, convencida de sus palabras.
-¿Qué misión tienes, croac?-Preguntó, curioso, posando sus profundos y grandes ojos amarillentos en la chica.
-Estoy...-Pensó unos segundos en qué responder. Carraspeó y reinició su explicación.-Busco a una amiga.
-¿Una amiga?-Preguntó, dubitativo.
-¡Sí!-Respondió, algo molesta.
Ahora fue el hombre de barba perfecta el que le asaltó con otra pregunta. Al hacer referencia a su espada, no pudo evitar girar su cuello hacia un lado lo más que pudo para asegurar de que estaba bien, e incluso se la palpó para asegurarse del todo.
-Más o menos...-Respondió, escueta.
-¡Pero si ni siquiera sabes empuñarla y su peso te vence, croac!-Dijo el anfibio entre risas.
Erika, ante esa frase, miró con enfado a la rana. Si las miradas matasen, aquella podía hacerlo perfectamente. Frosk, ante eso, calló y carraspeó para quitarle hierro al asunto.
-Como bien ha dicho el señor Greg, deberíamos partir. Este pantano es conocido por sus misterios y peligros, no deberíamos estar parados mucho tiempo.
-¿Qué pasará con ellos?-Hizo referencia a los bandidos que la perseguían y ahora se encontraban "descansando" a los pies de un árbol.
-Despertarán con contusiones y algunos cortes, nada grave.-Asintió, confirmando sus propias palabras.
Taliesin propuso el ir a un asentamiento por el que él y su acompañante habían pasado. No sonaba mal, ya que Frosk y Bluto llevaban todo el día caminando, y especialmente este primero, estaba empezando a notar los síntomas del cansancio y el hambre. Hasta ese momento no se había dado cuenta, pero un crujir de su estómago lo alertó de que sería buena idea hacer caso a aquel hombre.
-¡Pues al asentamiento!-Enérgico, señaló en la dirección a la que se había referido Taliesin.-Ah, podéis llamarme "Frosk".-Contestó a la pregunta.
-¿Frosk?-Preguntó, extrañada.-Pero si "Frosk" significa "Rana"...
-Efectivamente.-Constató Bluto, el originario de aquel nombre.
Erika entonces no pudo contener la risa. Le parecía bastante gracioso.
-SE LLAMA "RANA", JAJAJAJA.-Señaló al susodicho, desternillándose.-¿No había un nombre más original? Como: ¿"Verde"? JAJAJAJAJA.-Seguía riéndose.
Frosk, ante aquello, apretó la mandíbula y estalló de ira.
-¡MIRA QUIÉN HABLÓ, TU APELLIDO PARECE EL DE UNA BEBIDA ALCOHÓLICA!-La señaló mientras daba saltitos, furioso.
-...vamos, hay que seguir a esos señores, sapo-rana.-Dijo acabando su risa mientras se limpiaba algunas lágrimas que le habían saltado.
-Grr... croac...-Croó tan resentido y tan grave que parecía que su cabeza iba a estallar del propio enojo.
-Vamos, señor Frosk, hay que ponerse en marcha.-Bluto, que se había mantenido como un mero espectador neutro, se acercó por detrás al anfibio y posó sus dos brazos sobre los hombros del hombre bestia para hacerle un rápido masaje y destensarle los músculos.
Erika aún no parecía confiar del todo en Taliesin, al cual seguía codo con codo sin cortarse un pelo al mirarle con los ojos entrecerrados, juzgándole en silencio. Cuando el hombre le propuso escribir una carta para sus padres, la chica salió de su cautela y se mostró dubitativa. Antes de que pudiese contestar, el hombre-rana, de un salto, se interpuso entre ambos.
-¿Escribir? ¿Usted sabe escribir, señor Taliesin?-Preguntó más que interesado.
Molesta por la interrupción, la joven hundió la cabeza del anfibio hacia abajo para recobrar protagonismo.
-Me parece bien mandarle una carta.-Dijo, mostrando una sonrisa gentil. Frosk entonces intentó zafarse del aplastamiento haciendo aspavientos con sus brazos, todo mientras aún seguían caminando.-Es mejor que se la mande usted a que se la mande yo. Le podría decir que desoí de sus peticiones y me escapé, o algo por el estilo.
Finalmente, Frosk se zafó del aplastamiento y se echó unos pasos hacia atrás de ambos.
-Croac...-Hinchó su saco vocal, mirando a ambos mientras seguían conversando sobre el tema de la carta. Había hecho un descubrimiento de sumo interés, ¿Querría el señor Taliesin ser partícipe de su periplo por el mundo como redactor de sus aventuras? Empezó a sopesar la idea en la cabeza.
A medida que se iban acercando al establecimiento, la vegetación iba siendo cada vez menos frondosa y los rayos del sol incidían en el suelo. Esto empezó a notarlo Frosk, que alzó la mirada y veía cómo cada vez había menos de esos árboles altos que luchaban por la luz y dejaban la superficie en una sombra constante. A consecuencia de ello, la temperatura iba subiendo. Para Frosk, ese era el único problema, ya que la humedad no le suponía ningún mal, pero tenía entendido que a los humanos sí que les fastidiaba. En silencio, siguió observando a Erika y Taliesin en su conversación de la carta.
Frosk
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Re: Escribir significa compartir [Privado] [Cerrado]
- Se llevan bien - le comentó Greg a Taliesin, con ironía, y sin bajar mucho la voz -. ¿Crees que los dos tienen la misma edad?
Aunque Talieisn no lo había pensado hasta entonces, era cierto que no sabía distinguir la edad del hombre rana. Por sus reacciones, parecía joven, o bien de personalidad muy exaltada. En aquel mismo momento, Frosk se encontraba saltando furiosamente, en una clara muestra de su incapacidad de controlar sus propios sentimientos.
- ¿A quién estás buscando? - Se interesó Taliesin, y ofreció una nueva posibilidad: - ¿Es posible que tu amiga ya haya vuelto a casa mientras tú la buscabas?
Si aquella idea germinaba en la mente de Erika, quizás sería más fácil convencerla para retornar con su familia. Pero claramente la niña estaba muy empeñada en que volvería a escaparse. Taliesin parpadeó, sin comprender. ¿No era consciente de los peligros, aún acabando de ser acorralada por varios hombres en el pantano?
- Sé escribir - confirmó distraídamente mientras su mente se desviaba hacia otros senderos. Tras una pausa, siguió hablando, con cierta lentitud: - Erika, ¿qué habría pasado si ninguno de nosotros hubiéramos aparecido cuando esos hombres te acorralaban? Sé que tienes una espada. ¿Crees que habría sido suficiente?
A medida que se acercaban al extremo del pantano, algunos rayos de luz comenzaban a incidir sobre la superficie del agua. Taliesin fue consciente del aumento en la luminosidad antes que sus compañeros, sintiendo molestias en los ojos cuando aquellos tenues brillos rebotaban en el agua. Se puso la capucha y se subió la capa hasta taparse la mayoría de la cara - algo que causaría alguna mirada de extrañeza.
- Es mejor que os advierta ya - les dijo Taliesin; tenía pocas ganas de sincerarse, pero sería imposible esconder su raza por mucho tiempo más -. Tengo cierta sensibilidad a la luz...
- Es un vampiro - aclaró Greg -. No va a ser un problema para nadie, espero.
El mercenario sonrió con amabilidad, pero atento a las reacciones de los demás. Taliesin se embozó más con la capa, de tal forma que nadie pudo ver su incomodidad ni sus labios fruncidos. Aquella era una conversación que les había dado problemas en el pasado, más de una vez y más de dos.
En cuanto avanzaron un poco más y comenzaron a incidir rayos de sol directos, el colgante de Taliesin se activó. Un halo de oscuridad lo envolvió súbitamente, de tal forma que el sol no podía tocar su piel.
- Da mal royo, pero no hace nada - siguió explicando Greg, con su tono casual -. Mira, si te acercas mucho a él te puedes meter ahí dentro.
Taliesin empujó levemente a su amigo cuando éste intentó pegarse a él para demostrarlo. Sabía que lo hacía para quitarle hierro al asunto, pero era un poco molesto.
- No puedo mantener esto mucho tiempo, pero ya estamos llegando.
- La gente tiende a pensar cosas raras cuando ven un halo de oscuridad moviéndose, así que vamos directos y sin llamar la atención. ¿Vale?
---
Objeto mágico: Lente divergente
Aunque Talieisn no lo había pensado hasta entonces, era cierto que no sabía distinguir la edad del hombre rana. Por sus reacciones, parecía joven, o bien de personalidad muy exaltada. En aquel mismo momento, Frosk se encontraba saltando furiosamente, en una clara muestra de su incapacidad de controlar sus propios sentimientos.
- ¿A quién estás buscando? - Se interesó Taliesin, y ofreció una nueva posibilidad: - ¿Es posible que tu amiga ya haya vuelto a casa mientras tú la buscabas?
Si aquella idea germinaba en la mente de Erika, quizás sería más fácil convencerla para retornar con su familia. Pero claramente la niña estaba muy empeñada en que volvería a escaparse. Taliesin parpadeó, sin comprender. ¿No era consciente de los peligros, aún acabando de ser acorralada por varios hombres en el pantano?
- Sé escribir - confirmó distraídamente mientras su mente se desviaba hacia otros senderos. Tras una pausa, siguió hablando, con cierta lentitud: - Erika, ¿qué habría pasado si ninguno de nosotros hubiéramos aparecido cuando esos hombres te acorralaban? Sé que tienes una espada. ¿Crees que habría sido suficiente?
A medida que se acercaban al extremo del pantano, algunos rayos de luz comenzaban a incidir sobre la superficie del agua. Taliesin fue consciente del aumento en la luminosidad antes que sus compañeros, sintiendo molestias en los ojos cuando aquellos tenues brillos rebotaban en el agua. Se puso la capucha y se subió la capa hasta taparse la mayoría de la cara - algo que causaría alguna mirada de extrañeza.
- Es mejor que os advierta ya - les dijo Taliesin; tenía pocas ganas de sincerarse, pero sería imposible esconder su raza por mucho tiempo más -. Tengo cierta sensibilidad a la luz...
- Es un vampiro - aclaró Greg -. No va a ser un problema para nadie, espero.
El mercenario sonrió con amabilidad, pero atento a las reacciones de los demás. Taliesin se embozó más con la capa, de tal forma que nadie pudo ver su incomodidad ni sus labios fruncidos. Aquella era una conversación que les había dado problemas en el pasado, más de una vez y más de dos.
En cuanto avanzaron un poco más y comenzaron a incidir rayos de sol directos, el colgante de Taliesin se activó. Un halo de oscuridad lo envolvió súbitamente, de tal forma que el sol no podía tocar su piel.
- Da mal royo, pero no hace nada - siguió explicando Greg, con su tono casual -. Mira, si te acercas mucho a él te puedes meter ahí dentro.
Taliesin empujó levemente a su amigo cuando éste intentó pegarse a él para demostrarlo. Sabía que lo hacía para quitarle hierro al asunto, pero era un poco molesto.
- No puedo mantener esto mucho tiempo, pero ya estamos llegando.
- La gente tiende a pensar cosas raras cuando ven un halo de oscuridad moviéndose, así que vamos directos y sin llamar la atención. ¿Vale?
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Taliesin Skatha
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Re: Escribir significa compartir [Privado] [Cerrado]
-N-no... es imposible.-Respondió ante la pregunta que Taliesin le hizo sobre si su amiga habría vuelto a casa en su ausencia. Aunque a decir verdad, podría ser una posibilidad, pero entonces todo lo que habría hecho sería para nada y un bochorno.-Busco a una upelero. Es mi mejor amiga, y le prometí que, cuando fuese lo suficientemente mayor, ambas iríamos de aventuras por todo Aerandir.
-¿Una qué?-Preguntó Frosk un par de pasos más atrás.
-El upelero es un animal aviar que se pueden encontrar en Lunargenta y alrededores. Son perfectos para montar ya que son muy dóciles y mansos. Los upeleros son aves gigantes, por lo que poseen dos patas largas y fuertes, con las que pueden pegar grandes zancadas y correr durante horas sin cansarse. Todos los upeleros tienen alas, pero nunca se ha visto volar a ningún ejemplar. Principalmente son de un color...
-¡Croac, ya entendí!-Dio un pequeño salto para acompañar el corte a Bluto.
-Suelen tener un plumaje con tonos amarillentos, pero mi amiga lo tiene blanco.-Continuó la parte de la explicación que el hombre rana cortó al cibernético.
-Exacto-Asintió-Los de plumaje blanco son excepcionales y raros. Hasta se dice que tienen habilidades ocultas y superiores a sus congéneres de tonos amarillos.
-Ajá-Asintió, acto seguido depositó su mirada en Taliesin-Mi amiga se llama "Orquídea". Es una flor que le gusta a mi madre, y se lo puse en su honor.-Sonrió de forma inocente.
Tras aquella conversación sobre los upeleros y la confirmación que Taliesin hizo sobre sus conocimientos de escritura, este último indagó en el por qué Erika estaba allí y le hizo pensar sobre qué hubiese pasado si no hubiesen aparecido tanto él como su compañero o Frosk y Bluto.
La chica se quedó callada unos segundos y bajó su mirada, como avergonzada. Frosk la buscó con la mirada desde su atrasada posición, pero no podía ver bien el semblante de esta.
-Aquellos bandidos tenían upeleros encerrados en jaulas, creía que allí estaba Orquídea. Los liberé a todos, pero... me pillaron.-Alzó de nuevo la mirada hacia Taliesin-¡Pero habría podido con ellos!-Se reafirmó.
-¿Croac?-Hinchó su saco vocal, incrédulo ante tal afirmación, ¡La chica ni siquiera sabía sujetar una espada y jugar con su peso!
-¡Habría podido y punto!-Seguía en sus trece, dando un pisotón más fuerte de lo normal en su próximo andadura.
Más tarde, Taliesin empezó a actuar de una forma recelosa y extraña para como se había mostrado hacía tan solo unos minutos. Se tapó con la capucha cuando claramente era de día, estaban solos y hacía una calor y humedad casi asfixiantes. Las miradas de Frosk y Erika, extrañados, incidieron sobre el hombre, y un tono de sorpresa total invadió sus rostros cuando se enteraron, gracias a Greg que de forma directa lo soltó, la raza de este.
-¡Croac!
-¿¡Quéeeee!?
Sus ojos casi salieron de sus órbitas y, si por ellos fuera, se hubieran acercado a Taliesin hasta tal punto de tenerlo a milímetros de sus caras y poder observarlo desde muy cerca. Claramente, nunca se habían cruzado con ningún ser de la noche, así que la expectación era máxima.
-No es ningún problema, croac.-Respondió a lo que Greg dijo-Mi abuelo me contó que conoció a muchos vampiros en su vida. Tenía ganas de conocer a alguno yo también.-Dijo hinchando su saco vocal contento mientras le dedicaba a los presentes una sonrisa afable con sus ambarinos ojos ahora achatados.
-Será una vivencia más que añadir a su futuro diario, Señor Frosk.
El anfibio asintió, dándole al razón a su amigo.
-Yo tampoco tengo problema. Parece usted muy amable, señor Taliesin.-Sonrió gentilmente.
De pronto, en cuanto avanzaron un poco más, a Taliesin lo rodeó una especie de aura de oscuridad que lo volvió "invisible". Como era de esperar, Frosk y Erika alucinaron.
-¿¡Todos los vampiros pueden hacer eso, croac!?-Parpadeó perplejo.
-¡Es usted maravilloso, señor Taliesin!-Dijo emocionada, a punto de estar dando saltitos de la emoción.
Greg mencionó que era mejor no llamar la atención demasiado, ya que algunos se podrían tomar a Taliesin como un peligro. Aunque, para Erika, ya era bastante extraño que dos hombres acompañados de una adolescente, un hombre rana y un gigante de metal entraran juntos en una posada... No tenía tan claro cómo harían aquello de la "discreción", pero lo intentaría por el bien del señor Taliesin, ya que ella sí sabía que los vampiros, por lo general, tenían una fama bastante mala, y más con la última guerra.
Nada más llegar a los límites que marcaban una zona como "habitada", los que allí estaban empezaron a mirar curiosos a los recién llegados, después de todo aquel sitio era pequeño con no más de cinco casas y una gran posada que destacaba sobre las demás. Ese sería el sitio de paso de muchos viajeros, y cada extraño que venía sería analizado al detalle. Si a eso se le sumaba la condición de Taliesin, no les quitarían un solo ojo de encima. Llegó un punto en el que incluso Erika se sentía incómoda.
-Será mejor que escojamos un sitio apartado para no ser el centro de atención...-Dijo en cuanto se pararon frente a la puerta de la posada, entrelazándose las manos en el pecho un poco angustiada.
-Tranquilos, se los dejaré bien claro.-Se dirigió al grupo en general y se golpeó el peto un par de veces demostrando confianza.
-Gracias...-Suspiró de alivio ante aquellas palabras tan confiadas. Bajó las manos de su pecho, pero pronto se dio cuenta que aquellas palabras del anfibio no habían tenido mucho sentido.-...espera, ¿Qué?
Sin más, el hombre rana abrió las puertas de par en par y entró con el pecho hinchado y henchido de confianza. Antes de hablar, hinchó su saco vocal y oteó la zona. Había bastante gente, lo normal para una posada que servía como cruce de caminos y viajeros.
-¡DISCULPEN!-Abrió sus brazos de extremo a extremo. Todos los presentes en aquel lugar dirigieron sus miradas a la rana.-¡SOLO SOMOS SIMPLES VIAJEROS, NO NOS PRESENTEN ATENCIÓN!
Descolocada, incrédula y furiosa, Erika se acercó a Frosk y le propinó un buen puñetazo en el cogote que dejó al anfibio tumbado en el suelo.
-Croac...-Desde el suelo, dolorido y bocabajo, Frosk se quejaba.
Erika, dejó salir toda su furia en forma de aire por su nariz y se calmó. Acto seguido, se dirigió al resto del grupo.
-Vamos a buscar un sitio.
Acto seguido, se volteó en busca de una mesa, obviando todas las miradas de las que era protagonista.
Bluto, por su parte, se acercó a Frosk y lo miró unos segundos antes de agarrar una de sus ancas y arrastrarlo por todo el local hasta el sitio que Taliesin, Greg y Erika habían escogido para sentarse.
Ya asentados, todos tomaron asiento excepto el bio-cibernético, que se quedó de pie detrás de la silla de Frosk. Nunca se sentaba, ya que no lo necesitaba. No tenía unas extremidades que "se cansaran".
-Y bien, señor Taliesin, ¿Cómo podríamos realizar la carta para mis padres?-Preguntó con sumo interés.
-¿Una qué?-Preguntó Frosk un par de pasos más atrás.
-El upelero es un animal aviar que se pueden encontrar en Lunargenta y alrededores. Son perfectos para montar ya que son muy dóciles y mansos. Los upeleros son aves gigantes, por lo que poseen dos patas largas y fuertes, con las que pueden pegar grandes zancadas y correr durante horas sin cansarse. Todos los upeleros tienen alas, pero nunca se ha visto volar a ningún ejemplar. Principalmente son de un color...
-¡Croac, ya entendí!-Dio un pequeño salto para acompañar el corte a Bluto.
-Suelen tener un plumaje con tonos amarillentos, pero mi amiga lo tiene blanco.-Continuó la parte de la explicación que el hombre rana cortó al cibernético.
-Exacto-Asintió-Los de plumaje blanco son excepcionales y raros. Hasta se dice que tienen habilidades ocultas y superiores a sus congéneres de tonos amarillos.
-Ajá-Asintió, acto seguido depositó su mirada en Taliesin-Mi amiga se llama "Orquídea". Es una flor que le gusta a mi madre, y se lo puse en su honor.-Sonrió de forma inocente.
Tras aquella conversación sobre los upeleros y la confirmación que Taliesin hizo sobre sus conocimientos de escritura, este último indagó en el por qué Erika estaba allí y le hizo pensar sobre qué hubiese pasado si no hubiesen aparecido tanto él como su compañero o Frosk y Bluto.
La chica se quedó callada unos segundos y bajó su mirada, como avergonzada. Frosk la buscó con la mirada desde su atrasada posición, pero no podía ver bien el semblante de esta.
-Aquellos bandidos tenían upeleros encerrados en jaulas, creía que allí estaba Orquídea. Los liberé a todos, pero... me pillaron.-Alzó de nuevo la mirada hacia Taliesin-¡Pero habría podido con ellos!-Se reafirmó.
-¿Croac?-Hinchó su saco vocal, incrédulo ante tal afirmación, ¡La chica ni siquiera sabía sujetar una espada y jugar con su peso!
-¡Habría podido y punto!-Seguía en sus trece, dando un pisotón más fuerte de lo normal en su próximo andadura.
Más tarde, Taliesin empezó a actuar de una forma recelosa y extraña para como se había mostrado hacía tan solo unos minutos. Se tapó con la capucha cuando claramente era de día, estaban solos y hacía una calor y humedad casi asfixiantes. Las miradas de Frosk y Erika, extrañados, incidieron sobre el hombre, y un tono de sorpresa total invadió sus rostros cuando se enteraron, gracias a Greg que de forma directa lo soltó, la raza de este.
-¡Croac!
-¿¡Quéeeee!?
Sus ojos casi salieron de sus órbitas y, si por ellos fuera, se hubieran acercado a Taliesin hasta tal punto de tenerlo a milímetros de sus caras y poder observarlo desde muy cerca. Claramente, nunca se habían cruzado con ningún ser de la noche, así que la expectación era máxima.
-No es ningún problema, croac.-Respondió a lo que Greg dijo-Mi abuelo me contó que conoció a muchos vampiros en su vida. Tenía ganas de conocer a alguno yo también.-Dijo hinchando su saco vocal contento mientras le dedicaba a los presentes una sonrisa afable con sus ambarinos ojos ahora achatados.
-Será una vivencia más que añadir a su futuro diario, Señor Frosk.
El anfibio asintió, dándole al razón a su amigo.
-Yo tampoco tengo problema. Parece usted muy amable, señor Taliesin.-Sonrió gentilmente.
De pronto, en cuanto avanzaron un poco más, a Taliesin lo rodeó una especie de aura de oscuridad que lo volvió "invisible". Como era de esperar, Frosk y Erika alucinaron.
-¿¡Todos los vampiros pueden hacer eso, croac!?-Parpadeó perplejo.
-¡Es usted maravilloso, señor Taliesin!-Dijo emocionada, a punto de estar dando saltitos de la emoción.
Greg mencionó que era mejor no llamar la atención demasiado, ya que algunos se podrían tomar a Taliesin como un peligro. Aunque, para Erika, ya era bastante extraño que dos hombres acompañados de una adolescente, un hombre rana y un gigante de metal entraran juntos en una posada... No tenía tan claro cómo harían aquello de la "discreción", pero lo intentaría por el bien del señor Taliesin, ya que ella sí sabía que los vampiros, por lo general, tenían una fama bastante mala, y más con la última guerra.
Nada más llegar a los límites que marcaban una zona como "habitada", los que allí estaban empezaron a mirar curiosos a los recién llegados, después de todo aquel sitio era pequeño con no más de cinco casas y una gran posada que destacaba sobre las demás. Ese sería el sitio de paso de muchos viajeros, y cada extraño que venía sería analizado al detalle. Si a eso se le sumaba la condición de Taliesin, no les quitarían un solo ojo de encima. Llegó un punto en el que incluso Erika se sentía incómoda.
-Será mejor que escojamos un sitio apartado para no ser el centro de atención...-Dijo en cuanto se pararon frente a la puerta de la posada, entrelazándose las manos en el pecho un poco angustiada.
-Tranquilos, se los dejaré bien claro.-Se dirigió al grupo en general y se golpeó el peto un par de veces demostrando confianza.
-Gracias...-Suspiró de alivio ante aquellas palabras tan confiadas. Bajó las manos de su pecho, pero pronto se dio cuenta que aquellas palabras del anfibio no habían tenido mucho sentido.-...espera, ¿Qué?
Sin más, el hombre rana abrió las puertas de par en par y entró con el pecho hinchado y henchido de confianza. Antes de hablar, hinchó su saco vocal y oteó la zona. Había bastante gente, lo normal para una posada que servía como cruce de caminos y viajeros.
-¡DISCULPEN!-Abrió sus brazos de extremo a extremo. Todos los presentes en aquel lugar dirigieron sus miradas a la rana.-¡SOLO SOMOS SIMPLES VIAJEROS, NO NOS PRESENTEN ATENCIÓN!
Descolocada, incrédula y furiosa, Erika se acercó a Frosk y le propinó un buen puñetazo en el cogote que dejó al anfibio tumbado en el suelo.
-Croac...-Desde el suelo, dolorido y bocabajo, Frosk se quejaba.
Erika, dejó salir toda su furia en forma de aire por su nariz y se calmó. Acto seguido, se dirigió al resto del grupo.
-Vamos a buscar un sitio.
Acto seguido, se volteó en busca de una mesa, obviando todas las miradas de las que era protagonista.
Bluto, por su parte, se acercó a Frosk y lo miró unos segundos antes de agarrar una de sus ancas y arrastrarlo por todo el local hasta el sitio que Taliesin, Greg y Erika habían escogido para sentarse.
Ya asentados, todos tomaron asiento excepto el bio-cibernético, que se quedó de pie detrás de la silla de Frosk. Nunca se sentaba, ya que no lo necesitaba. No tenía unas extremidades que "se cansaran".
-Y bien, señor Taliesin, ¿Cómo podríamos realizar la carta para mis padres?-Preguntó con sumo interés.
Frosk
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Re: Escribir significa compartir [Privado] [Cerrado]
Greg se quedó en silencio largo rato mientras explicaban lo del upelero. Parecía estar considerando algo internamente, ajeno a la conversación del momento, al parecer poco conmovido por la pérdida de un un animal llamado "Orquídea". Basándose en anteriores conversaciones, Taliesin estaba bastante seguro de que Greg no consideraba que el que algo se escapara fuera un problema - fuera una mascota o una niña pequeña.
- Seguro que habría podido - coincidió con Erika -. Y si no, habría aprendido algo del encuentro. Pero yo tengo una pregunta más importante... ¿Cuál es la diferencia entre un sapo y una rana?
Taliesin, por su parte, se encontraba entre incómodo y extrañado. Debía ser la primera vez que un no vampiro lo trataba mejor al enterarse de su raza. Pero tanto Frosk como Erika parecían, de maneras diferentes, satisfechos con que él fuera lo que muchos otros denominaban despectivamente "un chupasangre".
- No es algo que se sostenga mucho tiempo - indicó en referencia al aura de oscuridad; que era un objeto, no una habilidad suya ni de los vampiros, fue algo que prefirió no aclarar por el momento.
- Y si deja de funcionar cuando estamos al sol, Tali se chamuscará en cuestión de segundos
- a Greg le gustaba dejar las cosas claras, no permitir que una deducción quedara sin explicitar.
La entrada a la posada fue todo lo que Taliesin no habría esperado. Se quedó de piedra ante la falta de tacto y disimulo del joven hombre rana, que no es que rivalizara, sino que superaba con creces la de Greg en sus peores momentos. Tal fue la sorpresa que se quedó inmóvil junto a la puerta, con la boca abierta, durante unos largos segundos. El mercenario, sin embargo, se rió con ganas y se acercó a Frosk para intentarlo ayudarlo a levantarse.
- Ahí, ahí, yo creo que le ha quedado claro a todo el mundo. - Siguió riéndose, y añadió en voz más alta para la posada: - Somos viajeros, pero no simples, porque vamos bien protegidos. Somos un grupo colorido, pero no buscamos problemas. Nada que ver aquí.
Fueron a sentarse, con la mirada asegurada de todos los presentes, al rincón más oscuro y apartado de la posada para que Taliesin pudiera estar cómodo sin necesitar el aura. Una vez hubieron tomado todos asiento, y ante la pregunta de Erika, el vampiro sacó de su bolsa de viaje papel, una pluma y tinta, y los colocó ante sí sobre la mesa.
- Sí que lo tenías a mano.
- No viajaría sin ellos - aclaró brevemente, y volvió a dirigirse a Erika: - Podemos hacerlo ahora mismo. Una o varias cartas, como prefieras. Puedo escribirla por tí, pero ¿por qué no les contamos qué has estado haciendo? Querrán saber qué lugares nuevos has visto, qué has aprendido, y por qué te fuiste.
Aún tenía la esperanza de convencerla de volver a casa por las buenas; quizás escribir una carta a sus padres le hiciera recordar al mismo tiempo que los echaba de menos. Greg, sin embargo, tenía sus propios pensamientos al respecto.
- No tienes por qué volver a casa. Qué demonios, yo no volvería a la mía si fuera tú. ¿Cuánto tiempo llevas fuera? Apenas suficiente para ver un poco de mundo. ¡Con todo lo que hay allí fuera! Y, bueno, la Orquídea esa. Probablemente Orquídea también se fue por un motivo, y sea más feliz así.
- ... Pero es peligroso que Erika viaje sola - señaló Taliesin, con el puño apretado sobre la pluma. Greg se encogió de hombros.
- No te haces más fuerte sin recibir un golpe o dos. ¿Verdad, ranita?
La mesera se acercó en ese momento, para comprobar qué querían pedir. No parecía muy interesada en dar conversación ni en entretenerse más de lo necesario, así que fue directa al menú del día.
- Hoy tenemos unas alubias con cebolla y patata. La proteína que lleva son ancas de rana. ¿Os pongo... cinco raciones?
Aunque la mesera no pareció darse cuenta de ello, las miradas de Taliesin y Greg se desplazaron en silencio hacia Frosk, a la espera de averiguar si comer algo así era aceptable en su presencia.
- Seguro que habría podido - coincidió con Erika -. Y si no, habría aprendido algo del encuentro. Pero yo tengo una pregunta más importante... ¿Cuál es la diferencia entre un sapo y una rana?
Taliesin, por su parte, se encontraba entre incómodo y extrañado. Debía ser la primera vez que un no vampiro lo trataba mejor al enterarse de su raza. Pero tanto Frosk como Erika parecían, de maneras diferentes, satisfechos con que él fuera lo que muchos otros denominaban despectivamente "un chupasangre".
- No es algo que se sostenga mucho tiempo - indicó en referencia al aura de oscuridad; que era un objeto, no una habilidad suya ni de los vampiros, fue algo que prefirió no aclarar por el momento.
- Y si deja de funcionar cuando estamos al sol, Tali se chamuscará en cuestión de segundos
- a Greg le gustaba dejar las cosas claras, no permitir que una deducción quedara sin explicitar.
La entrada a la posada fue todo lo que Taliesin no habría esperado. Se quedó de piedra ante la falta de tacto y disimulo del joven hombre rana, que no es que rivalizara, sino que superaba con creces la de Greg en sus peores momentos. Tal fue la sorpresa que se quedó inmóvil junto a la puerta, con la boca abierta, durante unos largos segundos. El mercenario, sin embargo, se rió con ganas y se acercó a Frosk para intentarlo ayudarlo a levantarse.
- Ahí, ahí, yo creo que le ha quedado claro a todo el mundo. - Siguió riéndose, y añadió en voz más alta para la posada: - Somos viajeros, pero no simples, porque vamos bien protegidos. Somos un grupo colorido, pero no buscamos problemas. Nada que ver aquí.
Fueron a sentarse, con la mirada asegurada de todos los presentes, al rincón más oscuro y apartado de la posada para que Taliesin pudiera estar cómodo sin necesitar el aura. Una vez hubieron tomado todos asiento, y ante la pregunta de Erika, el vampiro sacó de su bolsa de viaje papel, una pluma y tinta, y los colocó ante sí sobre la mesa.
- Sí que lo tenías a mano.
- No viajaría sin ellos - aclaró brevemente, y volvió a dirigirse a Erika: - Podemos hacerlo ahora mismo. Una o varias cartas, como prefieras. Puedo escribirla por tí, pero ¿por qué no les contamos qué has estado haciendo? Querrán saber qué lugares nuevos has visto, qué has aprendido, y por qué te fuiste.
Aún tenía la esperanza de convencerla de volver a casa por las buenas; quizás escribir una carta a sus padres le hiciera recordar al mismo tiempo que los echaba de menos. Greg, sin embargo, tenía sus propios pensamientos al respecto.
- No tienes por qué volver a casa. Qué demonios, yo no volvería a la mía si fuera tú. ¿Cuánto tiempo llevas fuera? Apenas suficiente para ver un poco de mundo. ¡Con todo lo que hay allí fuera! Y, bueno, la Orquídea esa. Probablemente Orquídea también se fue por un motivo, y sea más feliz así.
- ... Pero es peligroso que Erika viaje sola - señaló Taliesin, con el puño apretado sobre la pluma. Greg se encogió de hombros.
- No te haces más fuerte sin recibir un golpe o dos. ¿Verdad, ranita?
La mesera se acercó en ese momento, para comprobar qué querían pedir. No parecía muy interesada en dar conversación ni en entretenerse más de lo necesario, así que fue directa al menú del día.
- Hoy tenemos unas alubias con cebolla y patata. La proteína que lleva son ancas de rana. ¿Os pongo... cinco raciones?
Aunque la mesera no pareció darse cuenta de ello, las miradas de Taliesin y Greg se desplazaron en silencio hacia Frosk, a la espera de averiguar si comer algo así era aceptable en su presencia.
Taliesin Skatha
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Re: Escribir significa compartir [Privado] [Cerrado]
Eika apoyó los codos sobre la mesa y se sostuvo el mentón mientras resoplaba.
-No he hecho tantas cosas...-En verdad estaba un poco desilusionada consigo misma por no haber hecho más que ir de un lado a otro y apenas sin salir de las grandes ciudades-Para salir de los dominios de Dundarak tuve que esconderme en un carromato que decía que iba hacia Lunargenta. A los dos días de camino, el dueño de este me encontró de polizón. Fue amable, me dio de comer y me llevó sin problemas hasta la capital humana.-Sin darse cuenta, empezó el relato de su viaje-Más tarde, fui de taberna en taberna preguntando por traficantes de animales. Nadie me tomaba demasiado en serio...-Dijo esto último revoleando los ojos y con cierta molestia en su tono-En fin, cuando me cansé de estar en el territorio humano, me vine de nuevo al norte para ver si por los caminos más desconocidos podrían haber noticias de bandidos traficantes. Me topé con los que me estaban persiguiendo antes, que casualmente traficaban con upeleros, pero...-Suspiró un poco decepcionada-Allí no estaba Orquídea.
-¿Cómo pagaste las noches y las comidas, croac?-Preguntó el hombre rana, interesado en la historia.
-Bueno...-Dejó de apoyar los codos en la mesa y escondió un poco la mirada-Le tomé "prestado" dinero a mis padres...
Frosk no sabía a qué venía esa actitud en la chica. Ante aquella respuesta, tan solo se limitó a mirarla de forma curiosa con sus grandes ojos saltones y amarillentos.
-Ha dicho que viene de Dundarak. ¿Debo dar por hecho que es usted una dragona, señorita Erika?-Preguntó Bluto.
-Sí.-Asintió-De la casa de los Smirnov.
-¿Debo deducir que esa espada tampoco es suya?
-Pues...-Otra vez, con vergüenza, escondió levemente la mirada-No. Es de mi padre, un regalo que le dieron por participar en la Guerra de Lunargenta.
-No debes preocuparte por eso, croac.-Dijo mostrando una sonrisa gentil-Mi espada tampoco me pertenece. Cuando incineré a mi abuelo, tal y como él me dijo que hiciera cuando dejara de moverse, me entró tanta pena que decidí cargar siempre con su espada para tenerlo siempre conmigo.-Mostró la empuñadura de su arma enfundada en su cadera.-Puedes hacer como yo y acordarte de él siempre.
Un poco desconcertada por aquella historia, la dragona asintió levemente ante las palabras del anfibio.
Acto seguido, el llamado Greg la animó a seguir su viaje y a cumplir el cometido de este, lo que le sacó una efímera sonrisa que le insufló confianza. Asintió, conforme. Aunque Taliesin después señaló lo evidente. Erika no dijo nada, tan solo calló observando a los dos hombres.
-¡¡¿¿CROAC??!!-Se sobresaltó-¡¿CÓMO QUE ANCAS DE RANA?!-Miró hacia la mesera, indignado.
-No creo que aquí preparen insectos, señor Frosk-Puntualizó el bio-cibernético.
-¡Me apaño con lo que sea!-Le dijo a la mesera-¡Pero no voy a ser un caníbal!-Exclamó.
-Por mi parte, yo no necesito alimentarme, señorita.-Se dirigió también a la mesera.
Una vez que la mesera lo tuvo todo entendido y asumió que Frosk y Bluto eran especiales en cuanto a la comida; uno devoraba hasta las piedras (excepto a ranas) y el otro nunca necesitaba alimentarse, se retiró.
Frosk entonces se atrevió a dejar salir una idea que le estaba rondando por la cabeza.
-Señor Taliesin.-Le llamó la atención-¡Le pido que nos acompañe en nuestro viaje por todo el mundo para que sea nuestro escriba!-Dijo con total convencimiento en su petición.
-No he hecho tantas cosas...-En verdad estaba un poco desilusionada consigo misma por no haber hecho más que ir de un lado a otro y apenas sin salir de las grandes ciudades-Para salir de los dominios de Dundarak tuve que esconderme en un carromato que decía que iba hacia Lunargenta. A los dos días de camino, el dueño de este me encontró de polizón. Fue amable, me dio de comer y me llevó sin problemas hasta la capital humana.-Sin darse cuenta, empezó el relato de su viaje-Más tarde, fui de taberna en taberna preguntando por traficantes de animales. Nadie me tomaba demasiado en serio...-Dijo esto último revoleando los ojos y con cierta molestia en su tono-En fin, cuando me cansé de estar en el territorio humano, me vine de nuevo al norte para ver si por los caminos más desconocidos podrían haber noticias de bandidos traficantes. Me topé con los que me estaban persiguiendo antes, que casualmente traficaban con upeleros, pero...-Suspiró un poco decepcionada-Allí no estaba Orquídea.
-¿Cómo pagaste las noches y las comidas, croac?-Preguntó el hombre rana, interesado en la historia.
-Bueno...-Dejó de apoyar los codos en la mesa y escondió un poco la mirada-Le tomé "prestado" dinero a mis padres...
Frosk no sabía a qué venía esa actitud en la chica. Ante aquella respuesta, tan solo se limitó a mirarla de forma curiosa con sus grandes ojos saltones y amarillentos.
-Ha dicho que viene de Dundarak. ¿Debo dar por hecho que es usted una dragona, señorita Erika?-Preguntó Bluto.
-Sí.-Asintió-De la casa de los Smirnov.
-¿Debo deducir que esa espada tampoco es suya?
-Pues...-Otra vez, con vergüenza, escondió levemente la mirada-No. Es de mi padre, un regalo que le dieron por participar en la Guerra de Lunargenta.
-No debes preocuparte por eso, croac.-Dijo mostrando una sonrisa gentil-Mi espada tampoco me pertenece. Cuando incineré a mi abuelo, tal y como él me dijo que hiciera cuando dejara de moverse, me entró tanta pena que decidí cargar siempre con su espada para tenerlo siempre conmigo.-Mostró la empuñadura de su arma enfundada en su cadera.-Puedes hacer como yo y acordarte de él siempre.
Un poco desconcertada por aquella historia, la dragona asintió levemente ante las palabras del anfibio.
Acto seguido, el llamado Greg la animó a seguir su viaje y a cumplir el cometido de este, lo que le sacó una efímera sonrisa que le insufló confianza. Asintió, conforme. Aunque Taliesin después señaló lo evidente. Erika no dijo nada, tan solo calló observando a los dos hombres.
-¡¡¿¿CROAC??!!-Se sobresaltó-¡¿CÓMO QUE ANCAS DE RANA?!-Miró hacia la mesera, indignado.
-No creo que aquí preparen insectos, señor Frosk-Puntualizó el bio-cibernético.
-¡Me apaño con lo que sea!-Le dijo a la mesera-¡Pero no voy a ser un caníbal!-Exclamó.
-Por mi parte, yo no necesito alimentarme, señorita.-Se dirigió también a la mesera.
Una vez que la mesera lo tuvo todo entendido y asumió que Frosk y Bluto eran especiales en cuanto a la comida; uno devoraba hasta las piedras (excepto a ranas) y el otro nunca necesitaba alimentarse, se retiró.
Frosk entonces se atrevió a dejar salir una idea que le estaba rondando por la cabeza.
-Señor Taliesin.-Le llamó la atención-¡Le pido que nos acompañe en nuestro viaje por todo el mundo para que sea nuestro escriba!-Dijo con total convencimiento en su petición.
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Re: Escribir significa compartir [Privado] [Cerrado]
Taliesin suspiró internamente, pero no dijo nada. Evidentemente Erika estaba contenta con la idea de seguir por su cuenta, y Greg estaba diciendo exactamente lo que ella quería oír. El vampiro le dedicó una rápida mirada a su amigo antes de destapar la tinta y dejarla junto al papel, lista para escribir la carta.
Fue entonces cuando llegó la insperada petición del anfibio. Taliesin alzó ambas cejas, preguntándose si había entendido bien lo que le pedía, mientras jugueteaba con la pluma que tenía en la mano. La primera pregunta que le surgía, en realidad, era por qué necesitaban un escriba. Pero su primera preocupación fue cómo decirle que no. Estaría encantado de tener un trabajo así si pagara bien, pero tenía la sensación, por el aspecto del equipo, que no sería el caso.
- Lamentablemente no soy un hombre especialmente dado a aventuras. Y dado que vivo de noche, ralentizaría muchísimo vuestro avance. Si es solo una carta, como la de Erika ahora, estaría encantado de transcribirla, pero... Tengo otros asuntos que atender, no puedo ejercer de vuestro escriba. ¿Qué estáis buscando exactamente? - Se atrevió a preguntar al fin. - ¿Cuál es el motivo por el que queréis un escriba?
Greg no dijo nada en un principio. A él tampoco le convenía disolver su acuerdo con Taliesin y que cada cual se fuera por su propio camino. Pero parecía que algo se fraguaba en su cabeza, porque entonces preguntó:
- Erika, tú sabes escribir, ¿no? Con tu educación y eso, seguro que te han enseñado. Seguro que tienes muy buena letra y sabes muchas palabras de esas para describir cosas. Palabras como... aciago, o inefable.
Taliesin miró a su amigo con marcada sospecha. Tardó unos segundos más en comprender qué estaba haciendo.
- Greg - lo interpeló entre dientes, intentando que soltara la idea antes de que hiciera mella.
Greg no dijo nada más aún, pero miraba de Erika a Frosk, con los brazos cruzados sobre la mesa a la espera de que se produjera una chispa.
La mesera no tardó mucho en volver con unos platos. Frente a sí el vampiro tenía las alubias con ancas de rana; que en realidad le producían cierto reparo. Greg comenzó a comer sin pensarlo, pero Taliesin miró varias veces de su plato a Frosk antes de atreverse a agarrar la cuchara, y entonces evitó todas las ancas de rana. Al anfibio, por su parte, le sirvieron un puré de patatas con hierbas, y una carne correosa que sabía a pollo, pero que sería de otra criatura de los pantanos.
Fue entonces cuando llegó la insperada petición del anfibio. Taliesin alzó ambas cejas, preguntándose si había entendido bien lo que le pedía, mientras jugueteaba con la pluma que tenía en la mano. La primera pregunta que le surgía, en realidad, era por qué necesitaban un escriba. Pero su primera preocupación fue cómo decirle que no. Estaría encantado de tener un trabajo así si pagara bien, pero tenía la sensación, por el aspecto del equipo, que no sería el caso.
- Lamentablemente no soy un hombre especialmente dado a aventuras. Y dado que vivo de noche, ralentizaría muchísimo vuestro avance. Si es solo una carta, como la de Erika ahora, estaría encantado de transcribirla, pero... Tengo otros asuntos que atender, no puedo ejercer de vuestro escriba. ¿Qué estáis buscando exactamente? - Se atrevió a preguntar al fin. - ¿Cuál es el motivo por el que queréis un escriba?
Greg no dijo nada en un principio. A él tampoco le convenía disolver su acuerdo con Taliesin y que cada cual se fuera por su propio camino. Pero parecía que algo se fraguaba en su cabeza, porque entonces preguntó:
- Erika, tú sabes escribir, ¿no? Con tu educación y eso, seguro que te han enseñado. Seguro que tienes muy buena letra y sabes muchas palabras de esas para describir cosas. Palabras como... aciago, o inefable.
Taliesin miró a su amigo con marcada sospecha. Tardó unos segundos más en comprender qué estaba haciendo.
- Greg - lo interpeló entre dientes, intentando que soltara la idea antes de que hiciera mella.
Greg no dijo nada más aún, pero miraba de Erika a Frosk, con los brazos cruzados sobre la mesa a la espera de que se produjera una chispa.
La mesera no tardó mucho en volver con unos platos. Frente a sí el vampiro tenía las alubias con ancas de rana; que en realidad le producían cierto reparo. Greg comenzó a comer sin pensarlo, pero Taliesin miró varias veces de su plato a Frosk antes de atreverse a agarrar la cuchara, y entonces evitó todas las ancas de rana. Al anfibio, por su parte, le sirvieron un puré de patatas con hierbas, y una carne correosa que sabía a pollo, pero que sería de otra criatura de los pantanos.
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Re: Escribir significa compartir [Privado] [Cerrado]
El anfibio bajó levemente el mentón, decepcionado, tras oír la negativa de Taliesin, seguido de un corto suspiro de resignación.
-Buscamos a alguien que deje nuestras aventuras por escrito en este diario.-Le hizo una señal a Bluto para que sacara dicho objeto de su mochila, cosa que el bio-cibernético cumplió.
El hombre rana dejó el cuaderno sobre la superficie de la mesa. Era bastante corriente, ni siquiera tenía un título en portada o algún dibujo o ilustración que diese paso al contenido. Aunque lo que sí que tenía como especial, al menos de forma temporal, es su cuero intacto y páginas tan blancas y nuevas que incluso desprendían un aroma elegante.
-El capitán Thomas Duchard nos dio la idea.-Añadió Bluto.
-Es un marinero muy amable que conocimos en las Islas Illidenses.-Aclaró, ya que probablemente decir el nombre de una persona no basta para definirla.-Él mismo nos transcribió en las primeras páginas qué ocurrió ese día-Debido a su corta estatura con respecto a la mesa y las sillas, se inclinó un poco en la mesa para abrir el diario y repasar sus páginas. En ellas se podrían ver los relatos del mencionado capitán Duchard sobre lo que aconteció cuando se encontró con Frosk y Bluto.
Cuando Greg dio como solución a los problemas del extravagante dúo a Erika, la propia dragona se sorprendió y asintió sin mucho convencimiento, solamente por impulso.
-Sé... algunas cosas, sí-Afirmó sin mucha más parafernalia.-Aunque...-Lo pensó mejor-¡Sería fabuloso poder ir con Frosk y Bluto por el mundo, quizás así podamos encontrar a Orquídea!-Le entusiasmó la idea.
Frosk miró a todos los presentes dos veces e hinchó su saco vocal antes de hablar.
-Ni hablar, croac.-Dijo sin mucho énfasis dándolo por obvio.
-¿¡Por qué!?-Se molestó un poco.
-Eres una niña.-Parpadeó un par de veces de forma rápida, de nuevo dando por obvio que no era viable.
-¿Y si fuera un niño sí?-Se quejó.
Frosk frunció un poco el ceño, cansado de la insistencia de Erika.
-¡No es eso, croac!-Ahora sí que puso más énfasis-¡Ni siquiera sabes manejar esa espada!-Señaló al arma en concreto que descansaba apoyada en uno de los lados del respaldar de la silla donde la chica se sentaba-Estoy seguro de que es robada, croac.-Afirmó tan tranquilo hinchando de nuevo su saco vocal.
-¡No es robada!-Se molestó por el comentario. Ya había explicado de quién era originariamente.-...la tomé prestada.-Se excusó apartando por un segundo la mirada.
-Croac...-Miró con una mezcla de desdén y acusación a la chica.
-No podemos dejar sola y desamparada a la señorita Erika, señor Frosk.-Intervino Bluto-Mi protocolo de actuación me obliga a proteger a los orgánicos, y si la señorita Erika se va sola de nuevo, estaré infringiendo mi propio sistema.
-¡Probablemente explote!-Hizo unos gestos exagerados acompañando a la idea.-¿Quieres eso para tu amigo?
-...croac...-Hinchó su saco vocal, sintiéndose en una encrucijada.
-¡Además!-Volvió a tomar la palabra-¡Estoy a tres años de cumplir la mayoría de edad!-Señaló-¡No soy una niña!-Inquirió-¡Y tú puedes enseñarme a manejar la espada!-Señaló a la rana, poniéndose incluso de pie e inclinándose sobre la mesa.
-...croac...-Todos sus argumentos habían sido rebatidos y se le habían acabado-...croac...-Hinchó su saco vocal, sin saber muy bien qué hacer, decir o dónde meterse.
-¿Erika se unió al grupo?-Preguntó, casi con cara de pena y llevando al "sí" obligado a Frosk.
Entonces llegó la comida. El hombre rana asaltó la suya con ganas e hizo como si se olvidase del tema.
-¿Erika se unió al grupo?-Insistió aún de pie y acercándose tanto al rostro de Frosk que hasta se echó prácticamente encima de la mesa.
-...sí-Dijo entre el masticar y el tragar oportuno.
El rostro de la dragona entonces se cambió a uno exultante de alegría. Aún tumbada sobre la mesa, alzó los brazos hacia adelante y pataleó con sus pies lo más que pudo.
-¡¡¡Yujuuuuuuuuu!!!-De un movimiento, volvió a reincorporarse en el suelo erguida y abrazó a Greg, que lo tenía al lado-¡Y a ti también, Bluto!-Dijo visiblemente feliz.
-Buscamos a alguien que deje nuestras aventuras por escrito en este diario.-Le hizo una señal a Bluto para que sacara dicho objeto de su mochila, cosa que el bio-cibernético cumplió.
El hombre rana dejó el cuaderno sobre la superficie de la mesa. Era bastante corriente, ni siquiera tenía un título en portada o algún dibujo o ilustración que diese paso al contenido. Aunque lo que sí que tenía como especial, al menos de forma temporal, es su cuero intacto y páginas tan blancas y nuevas que incluso desprendían un aroma elegante.
-El capitán Thomas Duchard nos dio la idea.-Añadió Bluto.
-Es un marinero muy amable que conocimos en las Islas Illidenses.-Aclaró, ya que probablemente decir el nombre de una persona no basta para definirla.-Él mismo nos transcribió en las primeras páginas qué ocurrió ese día-Debido a su corta estatura con respecto a la mesa y las sillas, se inclinó un poco en la mesa para abrir el diario y repasar sus páginas. En ellas se podrían ver los relatos del mencionado capitán Duchard sobre lo que aconteció cuando se encontró con Frosk y Bluto.
Cuando Greg dio como solución a los problemas del extravagante dúo a Erika, la propia dragona se sorprendió y asintió sin mucho convencimiento, solamente por impulso.
-Sé... algunas cosas, sí-Afirmó sin mucha más parafernalia.-Aunque...-Lo pensó mejor-¡Sería fabuloso poder ir con Frosk y Bluto por el mundo, quizás así podamos encontrar a Orquídea!-Le entusiasmó la idea.
Frosk miró a todos los presentes dos veces e hinchó su saco vocal antes de hablar.
-Ni hablar, croac.-Dijo sin mucho énfasis dándolo por obvio.
-¿¡Por qué!?-Se molestó un poco.
-Eres una niña.-Parpadeó un par de veces de forma rápida, de nuevo dando por obvio que no era viable.
-¿Y si fuera un niño sí?-Se quejó.
Frosk frunció un poco el ceño, cansado de la insistencia de Erika.
-¡No es eso, croac!-Ahora sí que puso más énfasis-¡Ni siquiera sabes manejar esa espada!-Señaló al arma en concreto que descansaba apoyada en uno de los lados del respaldar de la silla donde la chica se sentaba-Estoy seguro de que es robada, croac.-Afirmó tan tranquilo hinchando de nuevo su saco vocal.
-¡No es robada!-Se molestó por el comentario. Ya había explicado de quién era originariamente.-...la tomé prestada.-Se excusó apartando por un segundo la mirada.
-Croac...-Miró con una mezcla de desdén y acusación a la chica.
-No podemos dejar sola y desamparada a la señorita Erika, señor Frosk.-Intervino Bluto-Mi protocolo de actuación me obliga a proteger a los orgánicos, y si la señorita Erika se va sola de nuevo, estaré infringiendo mi propio sistema.
-¡Probablemente explote!-Hizo unos gestos exagerados acompañando a la idea.-¿Quieres eso para tu amigo?
-...croac...-Hinchó su saco vocal, sintiéndose en una encrucijada.
-¡Además!-Volvió a tomar la palabra-¡Estoy a tres años de cumplir la mayoría de edad!-Señaló-¡No soy una niña!-Inquirió-¡Y tú puedes enseñarme a manejar la espada!-Señaló a la rana, poniéndose incluso de pie e inclinándose sobre la mesa.
-...croac...-Todos sus argumentos habían sido rebatidos y se le habían acabado-...croac...-Hinchó su saco vocal, sin saber muy bien qué hacer, decir o dónde meterse.
-¿Erika se unió al grupo?-Preguntó, casi con cara de pena y llevando al "sí" obligado a Frosk.
Entonces llegó la comida. El hombre rana asaltó la suya con ganas e hizo como si se olvidase del tema.
-¿Erika se unió al grupo?-Insistió aún de pie y acercándose tanto al rostro de Frosk que hasta se echó prácticamente encima de la mesa.
-...sí-Dijo entre el masticar y el tragar oportuno.
El rostro de la dragona entonces se cambió a uno exultante de alegría. Aún tumbada sobre la mesa, alzó los brazos hacia adelante y pataleó con sus pies lo más que pudo.
-¡¡¡Yujuuuuuuuuu!!!-De un movimiento, volvió a reincorporarse en el suelo erguida y abrazó a Greg, que lo tenía al lado-¡Y a ti también, Bluto!-Dijo visiblemente feliz.
Frosk
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Re: Escribir significa compartir [Privado] [Cerrado]
- ¿Thomas Duchard? - La atención de Taliesin fue secuestrada por este detalle. - Yo conozco a ese hombre. ¿Cuándo lo visteis? ¿Cómo se encuentra?
Hacía mucho ya de su aventura en el barco del capitán Duchard, pero las consecuencias de la misma habían sido tan importantes que recordaba nítidamente todo lo ocurrido entonces. En realidad, probablemente habría sido mucho mejor para él nunca haber sido enrolado en aquel trabajo, aunque hubiera sacado buenos contactos del mismo.
Greg se cruzó de brazos e instauró una sonrisita suficiente en su rostro. Parecía muy orgulloso y contento con cómo estaba avanzando la conversación; y aunque no miró directamente a Taliesin en ningún momento, el vampiro tuvo muy claro que la sonrisa era, en parte, para él.
Dejó que Erika y Frosk hablaran, hasta la muy inevitable conclusión: que la niña se uniría al grupo de la rana. Greg rió en voz alta y apretó el puño en un gesto de victoria. Abrazó a Erika de vuelta y levantó la palma para que ella le chocara los cinco. Taliesin, por su parte, suspiró y relajó el ceño. Debía admitir que era bonito verla tan emocionada con aquella idea, aunque no podía compartir su alegría.
- Es cierto que así estará más protegida - admitió -; es mucho mejor que vagar sola. ¡Sin embargo! - puntualizó, y la señaló con la pluma - antes de que termine la noche le habremos escrito una carta a tus padres para que se queden tranquilos.
Era lo mínimo, dada su loca decisión de abandonar el hogar sin advertir de nada. Se imaginaba a Irina en el lugar de Erika, y no podía más que sentir temor e inseguridad, por mucho que la niña estuviera convencida de qué quería hacer. Por mucho que Greg dijera que era importante tener experiencias propias.
- Me imagino a mi hija en tu lugar - explicó, mirando a la pequeña con seriedad -, y la idea de no saber dónde está ni por qué se ha ido es aterradora - dejó unos segundos de silencio para hacer énfasis en esto, y después desplazó su mirada a la rana -. Espero que seáis conscientes de la responsabilidad que estáis tomando. Si bien yo y Greg no haremos nada por impedir esto...
- Definitivamente, nada de nada - corroboró, con aquella enorme sonrisa en su rostro.
- ... sí informaremos de que hemos visto a Erika, y de que por voluntad propia, está viajando con vosotros.
Dicho esto, atacó su plato, apartando las ancas de rana para evitar comerlas debido al reparo que le causaban. Greg por su parte mantuvo su enorme sonrisa mientras comía. Parecía que toda aquella maquinación le había abierto el apetito, y ahora la cena era un buen premio.
Hacía mucho ya de su aventura en el barco del capitán Duchard, pero las consecuencias de la misma habían sido tan importantes que recordaba nítidamente todo lo ocurrido entonces. En realidad, probablemente habría sido mucho mejor para él nunca haber sido enrolado en aquel trabajo, aunque hubiera sacado buenos contactos del mismo.
Greg se cruzó de brazos e instauró una sonrisita suficiente en su rostro. Parecía muy orgulloso y contento con cómo estaba avanzando la conversación; y aunque no miró directamente a Taliesin en ningún momento, el vampiro tuvo muy claro que la sonrisa era, en parte, para él.
Dejó que Erika y Frosk hablaran, hasta la muy inevitable conclusión: que la niña se uniría al grupo de la rana. Greg rió en voz alta y apretó el puño en un gesto de victoria. Abrazó a Erika de vuelta y levantó la palma para que ella le chocara los cinco. Taliesin, por su parte, suspiró y relajó el ceño. Debía admitir que era bonito verla tan emocionada con aquella idea, aunque no podía compartir su alegría.
- Es cierto que así estará más protegida - admitió -; es mucho mejor que vagar sola. ¡Sin embargo! - puntualizó, y la señaló con la pluma - antes de que termine la noche le habremos escrito una carta a tus padres para que se queden tranquilos.
Era lo mínimo, dada su loca decisión de abandonar el hogar sin advertir de nada. Se imaginaba a Irina en el lugar de Erika, y no podía más que sentir temor e inseguridad, por mucho que la niña estuviera convencida de qué quería hacer. Por mucho que Greg dijera que era importante tener experiencias propias.
- Me imagino a mi hija en tu lugar - explicó, mirando a la pequeña con seriedad -, y la idea de no saber dónde está ni por qué se ha ido es aterradora - dejó unos segundos de silencio para hacer énfasis en esto, y después desplazó su mirada a la rana -. Espero que seáis conscientes de la responsabilidad que estáis tomando. Si bien yo y Greg no haremos nada por impedir esto...
- Definitivamente, nada de nada - corroboró, con aquella enorme sonrisa en su rostro.
- ... sí informaremos de que hemos visto a Erika, y de que por voluntad propia, está viajando con vosotros.
Dicho esto, atacó su plato, apartando las ancas de rana para evitar comerlas debido al reparo que le causaban. Greg por su parte mantuvo su enorme sonrisa mientras comía. Parecía que toda aquella maquinación le había abierto el apetito, y ahora la cena era un buen premio.
Taliesin Skatha
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Re: Escribir significa compartir [Privado] [Cerrado]
-El señor Duchard se encontraba en las costas de las Islas Illidenses, específicamente en la Cala de la Luna. Nos lo encontramos en nuestro viaje a dicho lugar a causa de un espectáculo lumínico en el cielo conocido como "Auroras". El señor Duchard se encuentra en perfecto estado.
-Incluso nos ayudó a lidiar con unos piratas-Dijo mientras probaba por primera vez su plato.
-¿Piratas?-Preguntó, sorprendida.
-Sí. Los emborrachamos y nos infiltramos en su guarida, croac.
-La finalidad de aquello era la de devolver las cosas que habían saqueado al pueblo que tenían amenazado.
-Allí conocimos al Capitán.-Puntualizó tras probar por segunda vez su plato.
El ánimo de Erika había aumentado aún más de lo que ya estaba y solía mostrar tras su incorporación al dúo de Frosk y Bluto. Todos allí parecían de acuerdo con la idea, incluso Taliesin, que tenía como misión devolverla con sus padres.
Ante el recordatorio del vampiro por escribirle la carta a sus padres, la dragona asintió sin rechistar, como si obedeciese una orden directa de su propio padre.
-Hmm...-Pensó en cómo sería el escrito. Para ello, se recostó sobre el respaldar y se cruzó de brazos, frunciendo el ceño para concentrarse.-"Queridos Padre y Madre. ¿Qué tal estáis? Yo bien. Espero que paséis un buen verano en la mansión y que mi habitación esté tan limpia y ordenada como la dejé para cuando vuelva. Iré de viaje con dos compañeros para rescatar a Orquídea; un hombre rana muy majo y un bio-cibernético muy servicial..."-Torció el gesto-¿Qué más podría poner?
-"Tendré cuidado".
-"Estaré bien alimentada", croac-Dijo tras probar por quinta vez su plato
-"Me abrigaré en las noches frías".
-"¡Y siempre sonreiré!"-Dijo mostrando una plácida sonrisa de oreja a oreja, achatando sus ojos.
-¡Me gusta!-Asintió, conforme y sonriente-¡Puede añadir eso, señor Taliesin!
-Mi obligación es proteger a los orgánicos. Pueden confiar en nosotros, señores.-Les dio tranquilidad a ambos hombres.
-Croac, claro que sí.-Corroboró la confianza depositada.
-Incluso nos ayudó a lidiar con unos piratas-Dijo mientras probaba por primera vez su plato.
-¿Piratas?-Preguntó, sorprendida.
-Sí. Los emborrachamos y nos infiltramos en su guarida, croac.
-La finalidad de aquello era la de devolver las cosas que habían saqueado al pueblo que tenían amenazado.
-Allí conocimos al Capitán.-Puntualizó tras probar por segunda vez su plato.
El ánimo de Erika había aumentado aún más de lo que ya estaba y solía mostrar tras su incorporación al dúo de Frosk y Bluto. Todos allí parecían de acuerdo con la idea, incluso Taliesin, que tenía como misión devolverla con sus padres.
Ante el recordatorio del vampiro por escribirle la carta a sus padres, la dragona asintió sin rechistar, como si obedeciese una orden directa de su propio padre.
-Hmm...-Pensó en cómo sería el escrito. Para ello, se recostó sobre el respaldar y se cruzó de brazos, frunciendo el ceño para concentrarse.-"Queridos Padre y Madre. ¿Qué tal estáis? Yo bien. Espero que paséis un buen verano en la mansión y que mi habitación esté tan limpia y ordenada como la dejé para cuando vuelva. Iré de viaje con dos compañeros para rescatar a Orquídea; un hombre rana muy majo y un bio-cibernético muy servicial..."-Torció el gesto-¿Qué más podría poner?
-"Tendré cuidado".
-"Estaré bien alimentada", croac-Dijo tras probar por quinta vez su plato
-"Me abrigaré en las noches frías".
-"¡Y siempre sonreiré!"-Dijo mostrando una plácida sonrisa de oreja a oreja, achatando sus ojos.
-¡Me gusta!-Asintió, conforme y sonriente-¡Puede añadir eso, señor Taliesin!
-Mi obligación es proteger a los orgánicos. Pueden confiar en nosotros, señores.-Les dio tranquilidad a ambos hombres.
-Croac, claro que sí.-Corroboró la confianza depositada.
Frosk
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Re: Escribir significa compartir [Privado] [Cerrado]
No se sentía del todo cómodo con aquella resolución. Si le hubieran pagado por aquel trabajo, si Greg no se hubiera opuesto a ayudar, quizás habría tomado una decisión diferente al respecto, y se habría planteado llevarse a Erika por la fuerza. Pero tal como estaban las cosas, era mucho más probable que intentar secuestrarla de aquella manera saliera mal. No, estaría más segura con Bluto y Frosk.
Intentaba terminar de convencerse de ello mientras medio escuchaba lo que los demás hablaban. Con demasiada facilidad sus pensamientos se iban a su propia hija, y en si algún día, quizás más cercano de lo que parecía, ella intentaría algo así.
- Todo eso está bien - aprobó sin haber escuchado del todo -, pero no me has entendido: vas a escribirlo tú.
Le dejó delante todo el material para que se pudiera a ello según terminara de comer. Vale que había cedido en no intentar llevarse a Erika con él, pero lo mínimo sería volver con una carta con el puño y letra de la pequeña. Tendría más validez y dejaría más tranquilos a sus padres. El vampiro no daría su brazo a torcer en eso.
Comieron y charlaron, y Taliesin revisó lo escrito por Erika en busca de faltas. Aunque había insistido en que lo escribiera ella misma, no pudo evitar concentrarse en labores de corrección, hasta que finalmente hubo quedado una buena carta con toda la información que él consideraba pertinente y adecuada. Más de una vez Greg puso los ojos en blanco, e insistió en preguntar si aquello era verdaderamente necesario.
Cuando al fin tuvieron un momento para charlar a solas, Taliesin le dedicó una mirada severa a su amigo.
- Otra obra bien hecha.
El mercenario sonrió con todos los dientes, como si con su alegría y optimismo esperara contrarrestar la actitud del vampiro. Por su parte, este chasqueó la lengua, suspiró, y decidió dar fin de una vez por todas a aquel pequeño episodio.
- Jamás te presentaré a mi hija.
Intentaba terminar de convencerse de ello mientras medio escuchaba lo que los demás hablaban. Con demasiada facilidad sus pensamientos se iban a su propia hija, y en si algún día, quizás más cercano de lo que parecía, ella intentaría algo así.
- Todo eso está bien - aprobó sin haber escuchado del todo -, pero no me has entendido: vas a escribirlo tú.
Le dejó delante todo el material para que se pudiera a ello según terminara de comer. Vale que había cedido en no intentar llevarse a Erika con él, pero lo mínimo sería volver con una carta con el puño y letra de la pequeña. Tendría más validez y dejaría más tranquilos a sus padres. El vampiro no daría su brazo a torcer en eso.
Comieron y charlaron, y Taliesin revisó lo escrito por Erika en busca de faltas. Aunque había insistido en que lo escribiera ella misma, no pudo evitar concentrarse en labores de corrección, hasta que finalmente hubo quedado una buena carta con toda la información que él consideraba pertinente y adecuada. Más de una vez Greg puso los ojos en blanco, e insistió en preguntar si aquello era verdaderamente necesario.
Cuando al fin tuvieron un momento para charlar a solas, Taliesin le dedicó una mirada severa a su amigo.
- Otra obra bien hecha.
El mercenario sonrió con todos los dientes, como si con su alegría y optimismo esperara contrarrestar la actitud del vampiro. Por su parte, este chasqueó la lengua, suspiró, y decidió dar fin de una vez por todas a aquel pequeño episodio.
- Jamás te presentaré a mi hija.
Taliesin Skatha
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