Hallaré un camino o me lo abriré [Libre] [4/4] [Cerrado]
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Re: Hallaré un camino o me lo abriré [Libre] [4/4] [Cerrado]
Sasha no esperaba ayuda alguna y sin embargo esa extraña a la que había tratado de forma desconfiada en un comienzo se la ofreció de forma desinteresada. La dragona asintió, aun así manteniendo el gesto duro, pero murmuró unas gracias ya que el mal carácter no justificaba la falta de educación. Y sabía lo que vendría después, trabajando en la Guardia ya había sufrido una buena cantidad de heridas, así que tenía una idea bastante precisa de lo que Zarina tendría que hacer.
-No te preocupes por el dolor, puedo tolerarlo - Le dijo a la chica para que trabajara tranquila - Asegurate de que no quede nada adentro - Sonaba un poco como una orden, pero lo que Sashenka quería resaltar es que no era necesario que se contuviera porque pudiera causar dolor, mientras agarraba el tarro con ungüento de caléndula.
Al final, aparentemente habían sido atacados por pasar demasiado cerca de donde una pareja de felinos había puesto su madriguera. La guerrera se quedó mirando el cadáver de la madre durante unos segundos, no sentía remordimiento por lo que había hecho, sí no la hubiese atravesado con su lanza, ahora tendría cosas mucho más preocupantes que una simple herida en el tobillo.
-...No - Murmuró cuando el hombre llamado Sasha dijo que había que acabar con ellos, pero no se le ocurría qué otra cosa podría hacer. Por suerte el que resultó ser un elfo encontró una alternativa, enviando a su ayudante - ¿Estarán bien? - Le preguntó la dragona al joven cuando se acercó a ella.
No era la primera vez que veía los poderes de un elfo en acción, así que no se sorprendió tanto por eso como por el gesto en sí, dado que hasta el momento el desconfiado muchacho se había mantenido alejado de todos los presentes. Cuando terminó de curarla movió la pierna, como comprobando que tan bien estaba.
-Sí, lo estás - Confirmó Sashenka, dandole fin a la rivalidad que había comenzado minutos antes - Yo debo seguir hacía el Norte, los que quieran pueden caminar conmigo, y acampar también - Era un ofrecimiento lógico, mientras más fueran, menos posibilidades habían de que los atacaran.
Se puso en pie con cuidado, usando la lanza como si fuera un bastón, no quería pedir aún más ayuda. Apoyó el pie primero con cuidado, esperando alguna punzada o tirón, pero en cuanto no notó casi nada de dolor lo apoyó con mayor confianza.
-Agradezco a ambos el que me hayan curado la herida. Si en algún momento se encuentran en las tierras del norte y necesitan ayuda, la familia Dozorova les devolverá el favor - Guardó sus cosas y agarró las riendas del caballo - ¿Quienes seguirán por este camino? -
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
*Esta es la ronda 7, así que vamos a ir cerrando ^^
-No te preocupes por el dolor, puedo tolerarlo - Le dijo a la chica para que trabajara tranquila - Asegurate de que no quede nada adentro - Sonaba un poco como una orden, pero lo que Sashenka quería resaltar es que no era necesario que se contuviera porque pudiera causar dolor, mientras agarraba el tarro con ungüento de caléndula.
Al final, aparentemente habían sido atacados por pasar demasiado cerca de donde una pareja de felinos había puesto su madriguera. La guerrera se quedó mirando el cadáver de la madre durante unos segundos, no sentía remordimiento por lo que había hecho, sí no la hubiese atravesado con su lanza, ahora tendría cosas mucho más preocupantes que una simple herida en el tobillo.
-...No - Murmuró cuando el hombre llamado Sasha dijo que había que acabar con ellos, pero no se le ocurría qué otra cosa podría hacer. Por suerte el que resultó ser un elfo encontró una alternativa, enviando a su ayudante - ¿Estarán bien? - Le preguntó la dragona al joven cuando se acercó a ella.
No era la primera vez que veía los poderes de un elfo en acción, así que no se sorprendió tanto por eso como por el gesto en sí, dado que hasta el momento el desconfiado muchacho se había mantenido alejado de todos los presentes. Cuando terminó de curarla movió la pierna, como comprobando que tan bien estaba.
-Sí, lo estás - Confirmó Sashenka, dandole fin a la rivalidad que había comenzado minutos antes - Yo debo seguir hacía el Norte, los que quieran pueden caminar conmigo, y acampar también - Era un ofrecimiento lógico, mientras más fueran, menos posibilidades habían de que los atacaran.
Se puso en pie con cuidado, usando la lanza como si fuera un bastón, no quería pedir aún más ayuda. Apoyó el pie primero con cuidado, esperando alguna punzada o tirón, pero en cuanto no notó casi nada de dolor lo apoyó con mayor confianza.
-Agradezco a ambos el que me hayan curado la herida. Si en algún momento se encuentran en las tierras del norte y necesitan ayuda, la familia Dozorova les devolverá el favor - Guardó sus cosas y agarró las riendas del caballo - ¿Quienes seguirán por este camino? -
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Sashenka Dozorova
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Re: Hallaré un camino o me lo abriré [Libre] [4/4] [Cerrado]
Aunque me alegré de que el hombre misterioso del cual aún no sabíamos el nombre hubiera podido sanar completamente a Sashenka, una punzada de recelo recorrió mi espina dorsal.
Todo lo que había hecho yo no había servido para nada. Había malgastado una agua potabilizada, un ungüento de caléndula que me había costado tiempo y esfuerzo preparar, y todo para verme pisoteada por alguien a quién ni conocía, ni se había dignado a presentarse y además se había comportado de una forma sumamente arrogante e impertinente. Me sentía sobrepasada e incluso un poco cabreada, pero sobretodo, me sentía muy decepcionada conmigo misma, con lo poco útil que era.
Recuerdos dolorosos de mi paso por la Academia de Alquimia afloraron. Siempre había sido superada, tanto en habilidades mágicas como en habilidades sociales, por cualquier otro alumno de la propia academia, y por eso prefería la compañía de los libros que los de las personas.
En el momento en que ocurrieron todos estos hechos yo me encontraba en una posición en la que había estado sola mucho tiempo, y pensaba que un poco de compañía no me vendría mal. Aún así, después de haber sido superada otra vez, las ganas de socializar se me habían ido un poco al garete, si se me permite la expresión.
Me encontraba en una posición en la que no sabía del cierto qué era lo que podía aportar a ese grupo ya que cualquiera de los presentes era mucho más fuerte y mucho más habilidoso que yo, así que me sentía un poco impotente. Y sé que el hombre misterioso no había querido hacerme sentir mal, sino solo ayudar a Sashenka, y lo comprendía, pero aún así, no podía evitar estar decepcionada.
Por el otro lado, la opción que tenía era pasar otra noche sola, y eso tampoco me apetecía del todo, y menos después de haber tenido el encontronazo con los felinos. ¿Y si había más de ellos?
Valoré mis opciones, y finalmente accedí: - Yo vengo. - Dije, con un tono un poco seco, ya que tampoco había mucho más que decir. Ni que aportar.
Todo lo que había hecho yo no había servido para nada. Había malgastado una agua potabilizada, un ungüento de caléndula que me había costado tiempo y esfuerzo preparar, y todo para verme pisoteada por alguien a quién ni conocía, ni se había dignado a presentarse y además se había comportado de una forma sumamente arrogante e impertinente. Me sentía sobrepasada e incluso un poco cabreada, pero sobretodo, me sentía muy decepcionada conmigo misma, con lo poco útil que era.
Recuerdos dolorosos de mi paso por la Academia de Alquimia afloraron. Siempre había sido superada, tanto en habilidades mágicas como en habilidades sociales, por cualquier otro alumno de la propia academia, y por eso prefería la compañía de los libros que los de las personas.
En el momento en que ocurrieron todos estos hechos yo me encontraba en una posición en la que había estado sola mucho tiempo, y pensaba que un poco de compañía no me vendría mal. Aún así, después de haber sido superada otra vez, las ganas de socializar se me habían ido un poco al garete, si se me permite la expresión.
Me encontraba en una posición en la que no sabía del cierto qué era lo que podía aportar a ese grupo ya que cualquiera de los presentes era mucho más fuerte y mucho más habilidoso que yo, así que me sentía un poco impotente. Y sé que el hombre misterioso no había querido hacerme sentir mal, sino solo ayudar a Sashenka, y lo comprendía, pero aún así, no podía evitar estar decepcionada.
Por el otro lado, la opción que tenía era pasar otra noche sola, y eso tampoco me apetecía del todo, y menos después de haber tenido el encontronazo con los felinos. ¿Y si había más de ellos?
Valoré mis opciones, y finalmente accedí: - Yo vengo. - Dije, con un tono un poco seco, ya que tampoco había mucho más que decir. Ni que aportar.
Zarina
Experto
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Re: Hallaré un camino o me lo abriré [Libre] [4/4] [Cerrado]
El ente se adentró en el follaje, enredándose entre los robles y espinos hasta desvanecerse con un destello dorado que acalló los chillidos. Difícilmente era la solución que esperaba, pero al menos era conveniente. Yo quedaría como el desalmado que intentó masacrar a los cachorros, mientras él podría galardonarse con su noble elección. Lo cierto es que aquello no evocaba reacción alguna en mí: el honor, la gallardía, no son más que palabras bonitas que se pierden en el viento y caen en la hojarasca del olvido.
–Sé de una gruta donde podemos acampar al este, no muy lejos de aquí. – sugerí con una voz átona – El padre sigue al acecho. Si acampamos al aire libre estaremos a su merced.
Nadie había pedido mi opinión, mucho menos atendieron mis heridas ni me dieron las gracias por el apoyo prestado, por escaso que fuera. Quizás aún estaban a tiempo de agradecerme un par de cosas si permanecía hasta el amanecer, vigilando al joven, por mucho que languidecieran en cuestión de modales.
La marcha del grupo se acompasaba con el crepitar de las hojas muertas, aún bañadas de rocío. La luz del faro arrancaba destellos sobre los colores marchitos, reflejando su inmenso fulgor ambarino como espejismos de aquella noche, cuando los dedos de fuego brotaban desde el granero, justo detrás del rostro congestionado de Alexandre. Él ahora era libre, y yo no era más que un prisionero de mis ideales.
–Sé de una gruta donde podemos acampar al este, no muy lejos de aquí. – sugerí con una voz átona – El padre sigue al acecho. Si acampamos al aire libre estaremos a su merced.
Nadie había pedido mi opinión, mucho menos atendieron mis heridas ni me dieron las gracias por el apoyo prestado, por escaso que fuera. Quizás aún estaban a tiempo de agradecerme un par de cosas si permanecía hasta el amanecer, vigilando al joven, por mucho que languidecieran en cuestión de modales.
La marcha del grupo se acompasaba con el crepitar de las hojas muertas, aún bañadas de rocío. La luz del faro arrancaba destellos sobre los colores marchitos, reflejando su inmenso fulgor ambarino como espejismos de aquella noche, cuando los dedos de fuego brotaban desde el granero, justo detrás del rostro congestionado de Alexandre. Él ahora era libre, y yo no era más que un prisionero de mis ideales.
Sasha.
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Re: Hallaré un camino o me lo abriré [Libre] [4/4] [Cerrado]
Guiados probablemente por el sentido común, la mayoría de los presentes aceptó la invitación de la dragona. Indiferentemente de que ya no desconfiaba de ellos, eso no significaba que Sashenka se mostrara amable, simpática o conversadora, sus acciones se guiaban por la buena educación y la capacidad para juzgar razonablemente las situaciones sociales más comunes.
Una vez que ambos dieron su respuesta, comenzaron a caminar. El que prefirió mantenerse al margen fue el joven que se había mostrado tan distante y por momentos hasta algo desafiante con el resto del grupo. Quizás, como Sasha le había dicho que ya estaban en paz, decidió que no era necesario que continuaran juntos. Como única respuesta al muchacho, Sashenka exclamó un seco:
-Bien. Adiós - Y en ningún momento miró hacia atrás, no era su problema sí el extraño prefería arriesgarse durmiendo solo en medio del bosque. Escuchó la propuesta del hombre llamado Sasha - De acuerdo, guíanos hacia esa gruta entonces -
Como los otros dos no tenían montura, y como la noche ya se había hecho presente, no les iba a ser posible avanzar demasiado. Simplemente caminaron lo suficiente como para no estar cerca del terreno donde habían tenido el anterior enfrentamiento, no sólo porque el macho que los había atacado seguía suelto, sino porque el olor a sangre podría atraer a otro tipo de depredadores.
-Haremos guardias, ya que no es un sitio seguro - Con gruta o sin ella, la dragona no confiaba en poder dormir tranquilamente si alguien no se quedaba vigilando - Puedo empezar yo, sí así lo prefieren -
Su gesto serio casi no se había visto alterado durante toda la jornada, quizás sólo en el momento en que había perdido su carta. “Cierto, la carta” recordó de pronto, con todo el asunto de la pelea se había olvidado. Cuando fue su turno de vigilar fue a sentarse en la puerta de la gruta y allí, ayudándose con la luz de la luna, volvió a leerla.
-Decepcionante - Esta vez no lo pensó, sino que lo dijo. Probablemente Alward Sevna no tenía idea de lo que había hecho, era muy ágil para pelear, pero muy torpe cuando se trataba de ponerse en el lugar de otra persona.
Sí volvía a encontrarlo se lo diría, le diría que era un idiota, y que no volviera a hacer algo así nunca más....
Una vez que ambos dieron su respuesta, comenzaron a caminar. El que prefirió mantenerse al margen fue el joven que se había mostrado tan distante y por momentos hasta algo desafiante con el resto del grupo. Quizás, como Sasha le había dicho que ya estaban en paz, decidió que no era necesario que continuaran juntos. Como única respuesta al muchacho, Sashenka exclamó un seco:
-Bien. Adiós - Y en ningún momento miró hacia atrás, no era su problema sí el extraño prefería arriesgarse durmiendo solo en medio del bosque. Escuchó la propuesta del hombre llamado Sasha - De acuerdo, guíanos hacia esa gruta entonces -
Como los otros dos no tenían montura, y como la noche ya se había hecho presente, no les iba a ser posible avanzar demasiado. Simplemente caminaron lo suficiente como para no estar cerca del terreno donde habían tenido el anterior enfrentamiento, no sólo porque el macho que los había atacado seguía suelto, sino porque el olor a sangre podría atraer a otro tipo de depredadores.
-Haremos guardias, ya que no es un sitio seguro - Con gruta o sin ella, la dragona no confiaba en poder dormir tranquilamente si alguien no se quedaba vigilando - Puedo empezar yo, sí así lo prefieren -
Su gesto serio casi no se había visto alterado durante toda la jornada, quizás sólo en el momento en que había perdido su carta. “Cierto, la carta” recordó de pronto, con todo el asunto de la pelea se había olvidado. Cuando fue su turno de vigilar fue a sentarse en la puerta de la gruta y allí, ayudándose con la luz de la luna, volvió a leerla.
-Decepcionante - Esta vez no lo pensó, sino que lo dijo. Probablemente Alward Sevna no tenía idea de lo que había hecho, era muy ágil para pelear, pero muy torpe cuando se trataba de ponerse en el lugar de otra persona.
Sí volvía a encontrarlo se lo diría, le diría que era un idiota, y que no volviera a hacer algo así nunca más....
Sashenka Dozorova
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Re: Hallaré un camino o me lo abriré [Libre] [4/4] [Cerrado]
La compañía de Sasha y de Sashenka era agradable, y de alguna forma egoísta y desalmada me sentí aliviada de que el hombre misterioso no nos acompañara a pasar la noche.
Hicimos turnos para vigilar que no se complicaran las cosas durante la noche. Como Sashenka se había ofrecido, ella hizo la primera de las guardias, a lo que añadí que ya haría yo la segunda, y así Sasha se podía recuperar un poco del trompazo que había sufrido.
Me tumbé en el frío suelo y puse mi bolsa debajo de la cabeza a modo de almohada. No hacía realmente frío y aunque me hallaba terriblemente cansada me costó barbaridades poder conciliar el sueño. Mi cabeza daba vueltas y rememoraba todos los instantes de la lucha que acabábamos de vivir, como yo misma podría haber sido más útil, y no solo la persona a quien defender. Revisé cada uno de lo movimientos que podría haber hecho y lo que podría haber mejorado y solo vi un progreso largo que tenía que llevar a cabo poco a poco.
Debía haber pasado muy poco rato cuando Sashenka me desperto para el relevo. Me levanté, recogí mis cosas y me senté en el suelo, con las piernas cruzadas a la luz de la luna. Por poco que pudiera, dejaría descansar a mis compañeros el resto de la noche y ya por la mañana, cuando nuestros caminos se separaran, encontraría un lugar en el que poder descansar de verdad. Pero ahora, ellos se lo merecían mil veces más que yo.
Así que aproveché la luz de la luna para hacer garabatos sobre los animales contra los que habíamos luchado usando solamente mi memoria. Esperaba de verdad que los bocetos fueran parecidos a la realidad, porque a veces mi memoria se perdía detalles cruciales.
Cuando la luna se oculto en el horizonte y me quedé sin luz para dibujar y escribir, me puse a escuchar los hermosos sonidos de la noche. En algún sitio del bosque, una lechuza entonaba su característico canto. De lejos se oían lobos aullar a la oscuridad. En alguna charca cercana las ranas croaban entre ellas en una hermosa melodía. Se respiraba paz.
Y con ese juego inventado de "adivina el sonido" el amanecer llegó antes de lo esperado. Los primeros rayos del sol inundaron el cielo de un color naranja intenso y precioso, de una brisa fresca y revitalizante. Me propuse despertar a mis compañeros ya que con la luz, también llegó la soledad.
Hicimos turnos para vigilar que no se complicaran las cosas durante la noche. Como Sashenka se había ofrecido, ella hizo la primera de las guardias, a lo que añadí que ya haría yo la segunda, y así Sasha se podía recuperar un poco del trompazo que había sufrido.
Me tumbé en el frío suelo y puse mi bolsa debajo de la cabeza a modo de almohada. No hacía realmente frío y aunque me hallaba terriblemente cansada me costó barbaridades poder conciliar el sueño. Mi cabeza daba vueltas y rememoraba todos los instantes de la lucha que acabábamos de vivir, como yo misma podría haber sido más útil, y no solo la persona a quien defender. Revisé cada uno de lo movimientos que podría haber hecho y lo que podría haber mejorado y solo vi un progreso largo que tenía que llevar a cabo poco a poco.
Debía haber pasado muy poco rato cuando Sashenka me desperto para el relevo. Me levanté, recogí mis cosas y me senté en el suelo, con las piernas cruzadas a la luz de la luna. Por poco que pudiera, dejaría descansar a mis compañeros el resto de la noche y ya por la mañana, cuando nuestros caminos se separaran, encontraría un lugar en el que poder descansar de verdad. Pero ahora, ellos se lo merecían mil veces más que yo.
Así que aproveché la luz de la luna para hacer garabatos sobre los animales contra los que habíamos luchado usando solamente mi memoria. Esperaba de verdad que los bocetos fueran parecidos a la realidad, porque a veces mi memoria se perdía detalles cruciales.
Cuando la luna se oculto en el horizonte y me quedé sin luz para dibujar y escribir, me puse a escuchar los hermosos sonidos de la noche. En algún sitio del bosque, una lechuza entonaba su característico canto. De lejos se oían lobos aullar a la oscuridad. En alguna charca cercana las ranas croaban entre ellas en una hermosa melodía. Se respiraba paz.
Y con ese juego inventado de "adivina el sonido" el amanecer llegó antes de lo esperado. Los primeros rayos del sol inundaron el cielo de un color naranja intenso y precioso, de una brisa fresca y revitalizante. Me propuse despertar a mis compañeros ya que con la luz, también llegó la soledad.
Zarina
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Re: Hallaré un camino o me lo abriré [Libre] [4/4] [Cerrado]
Así fue como los senderos de esta desventura me trajeron a mi punto de partida. La caverna nos dio la bienvenida con sus ominosas paredes donde las voces hacían eco hasta perderse en sus profundidades. Los restos de la hoguera yacían allí; un séquito de brasas exangües brillaban bajo la cobertura cenicienta. Resolví reanimarlas ondeando la capa como un abanico y arrojando algunas ramas secas. Tomé asiento junto a la llama naciente, registré mi saco de bayas y las repartí con mis compañeras. Zarina no demoró en entregarse al sueño, mientras Sashenka y yo nos debatíamos entre el silencio y las miradas hacia el follaje.
La noche había envejecido demasiado para mi gusto y pronto dejaría de darme sosiego, por lo que convine escabullirme durante las últimas horas de mi guardia. Al menos unas dos leguas de distancia me separaban de Ulmer, eso si marchaba a paso raudo. Las ansias de venganza que me guiaban y amparaban en la lobreguez de la noche eran implacables, y me sugerían -con imperiosidad en su voz aborrecible- que me arrastrara en el mar de árboles florecientes mientras la luna fuera la estrella solitaria del firmamento.
Medité sobre la misteriosa correspondencia que recibí meses atrás, cuando creí haber apaciguado este frenesí. Reconocí la caligrafía inmediatamente; la suavidad de sus trazos, la uniformidad de los símbolos, coincidían con la misma mano que otrora sostuvo la mía. El mensaje era breve, pero conciso:
"Querido, abandonado y prófugo amigo. Allí donde abundaba la generosidad y un tenaz sentido de la justicia ahora no queda más que una patética parodia de lo último, que reafirma el desconsuelo y la desesperación que debes haber sufrido desde mi partida. Te he observado, y me ha conmovido la perenne lucha que doblega la voluntad de tu ser. No existen palabras que borren la gravedad de mis pecados, pero tengo la esperanza de que un último encuentro selle nuestro destino y le dé paz a tu espíritu enfermizo. Para ello, aguardaré tu llegada a Ulmer, en el momento que creas conveniente. Te hallaré yo a ti, no te preocupes.
Siempre tuyo, Alexandre".
Absorto en mi tren de pensamientos, no me percaté del momento en que Zarina ocupó el puesto de la morena. Estaba tan ensimismada en sus dibujos que, cuando llegó mi turno, decidió continuar en vela. Al final tuve que anunciarle mi partida.
–Debo marcharme.–dije con voz suave– Gracias por ocupar mi turno; me procuraste algunas horas adicionales de descanso.
Sin atender su respuesta, desaparecí bajo el velo negro de los árboles.
La noche había envejecido demasiado para mi gusto y pronto dejaría de darme sosiego, por lo que convine escabullirme durante las últimas horas de mi guardia. Al menos unas dos leguas de distancia me separaban de Ulmer, eso si marchaba a paso raudo. Las ansias de venganza que me guiaban y amparaban en la lobreguez de la noche eran implacables, y me sugerían -con imperiosidad en su voz aborrecible- que me arrastrara en el mar de árboles florecientes mientras la luna fuera la estrella solitaria del firmamento.
Medité sobre la misteriosa correspondencia que recibí meses atrás, cuando creí haber apaciguado este frenesí. Reconocí la caligrafía inmediatamente; la suavidad de sus trazos, la uniformidad de los símbolos, coincidían con la misma mano que otrora sostuvo la mía. El mensaje era breve, pero conciso:
"Querido, abandonado y prófugo amigo. Allí donde abundaba la generosidad y un tenaz sentido de la justicia ahora no queda más que una patética parodia de lo último, que reafirma el desconsuelo y la desesperación que debes haber sufrido desde mi partida. Te he observado, y me ha conmovido la perenne lucha que doblega la voluntad de tu ser. No existen palabras que borren la gravedad de mis pecados, pero tengo la esperanza de que un último encuentro selle nuestro destino y le dé paz a tu espíritu enfermizo. Para ello, aguardaré tu llegada a Ulmer, en el momento que creas conveniente. Te hallaré yo a ti, no te preocupes.
Siempre tuyo, Alexandre".
Absorto en mi tren de pensamientos, no me percaté del momento en que Zarina ocupó el puesto de la morena. Estaba tan ensimismada en sus dibujos que, cuando llegó mi turno, decidió continuar en vela. Al final tuve que anunciarle mi partida.
–Debo marcharme.–dije con voz suave– Gracias por ocupar mi turno; me procuraste algunas horas adicionales de descanso.
Sin atender su respuesta, desaparecí bajo el velo negro de los árboles.
Sasha.
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