Hallaré un camino o me lo abriré [Libre] [4/4] [Cerrado]
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-Decepcionante- esa era quizás la descripción más adecuada de lo que Sashenka sintió en cuanto terminó de leer la nota que Alward le había dejado. El pergamino estaba en su cama cuando regresó de entrenar, a simple vista se notaba que no era una de las cartas que le mandaban sus padres, las cuales llegaban religiosamente todas las semanas en perfectos sobres blancos con el escudo familiar en su sello. En cuanto leyó las primeras líneas se tuvo que sentar en la cama, una sensación de vacío se comenzó a generar en su interior, seguido de un frío invernal.
Y así habían transcurrido los días siguientes. Sasha no había hecho nada para ir a buscarlo, ni averiguar su paradero, sí su decisión era irse, entonces así debía ser. La rectitud de su semblante era con lo que siempre había logrado sobreponerse a las múltiples caídas que le había deparado el destino. Aun así, la ausencia del Humano había acentuado aún más una realidad que ya era evidente: Sashenka no tenía amigos en la Guardia.
Cuando la siguiente carta de sus padres llegó, rogándole una vez más que fuera a visitarlos, la dragona decidió que era buen momento para parar, darse un tiempo para pensar, y luego retomar la rutina. Puso las pocas cosas que tenía en la mochila, solicitó un permiso con sus superiores y en cuanto le dieron el aval agarró su montura y empezó el largo trayecto hacia el norte.
La primera parte seguía las rutas comerciales, por lo que habían bastantes personas, varios de los viajeros se acercaron a Sasha al reconocerla como parte de la Guardia, se sentían más seguros caminando con un representante de la ley. La dragona no estaba en servicio, ni se sentía en la obligación de ayudarlos, pero tampoco la molestaban ni interrumpían su marcha así que los dejó ser.
Así marchó durante los cuatro primeros días, hasta que finalmente se separó de las caravanas principales y comenzó a tomar caminos alternativos. Pronto se internó en el Bosque del Este, la última vez que había visto ese sitio era cuando hizo el camino de ida hacía Lunargenta con la idea de convertirse en recluta de la Guardia, parecía como si hubiese pasado mucho tiempo, pero sólo habían sido unos seis o siete meses.
Detuvo al caballo cuando llegó a una bifurcación, era la primera vez que viajaba totalmente sola, estaba acostumbrada a que un chofer la llevara en carro a todos lados, y para peor, estaba oscureciendo. Igual se había preparado para ese tipo de imprevistos, abrió el morral y sacó un mapa...
Se dio cuenta que algo más resbalaba del estuche y pudo ver claramente cómo la carta de Alward caía y rodaba unos metros hasta el costado del camino. Se quedó en silencio mirando fijo el punto por el que el papel había desaparecido “¿Y sí lo dejó allí tirado? ¿Y sí simplemente sigo andando?” pensó.
La tentación era grande, pero aún así no se decidía a agarrar las riendas nuevamente y espolear al caballo.
---------------------------------
-Esta es la persona de quien Sasha habla: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
-La carta que se le cae:
"No sé si acabarás mirando esta nota, pero me siento en el deber de comunicarte mi ausencia. También siento el estado del papel, pero en la oficina no me han dado otro mejor.
Llega un momento en la vida de todo hombre en el que debe decidir si enfrentarse de cara con su destino, o simplemente vivir acomplejado. Yo no puedo hacer lo segundo, por eso he decidido entrar en una cruzada en solitario con gente muy peligrosa. Quizás ni siquiera me dé tiempo a batallar, pero es mejor morir cumpliendo tu deber que vivir derrotado, eso deberías de saberlo bien.
Para ti, te mando mis mejores deseos. Espero que sigas firme en tu objetivo y llegues tan lejos como te propongas. Recuerda: la clave del éxito no es ser valiente, sino saber cómo cargar con el Miedo sin que este te desaliente.
Si vuelvo, espero tener más tiempo para conocerte.
Fdo: A. Sevna"
Y así habían transcurrido los días siguientes. Sasha no había hecho nada para ir a buscarlo, ni averiguar su paradero, sí su decisión era irse, entonces así debía ser. La rectitud de su semblante era con lo que siempre había logrado sobreponerse a las múltiples caídas que le había deparado el destino. Aun así, la ausencia del Humano había acentuado aún más una realidad que ya era evidente: Sashenka no tenía amigos en la Guardia.
Cuando la siguiente carta de sus padres llegó, rogándole una vez más que fuera a visitarlos, la dragona decidió que era buen momento para parar, darse un tiempo para pensar, y luego retomar la rutina. Puso las pocas cosas que tenía en la mochila, solicitó un permiso con sus superiores y en cuanto le dieron el aval agarró su montura y empezó el largo trayecto hacia el norte.
La primera parte seguía las rutas comerciales, por lo que habían bastantes personas, varios de los viajeros se acercaron a Sasha al reconocerla como parte de la Guardia, se sentían más seguros caminando con un representante de la ley. La dragona no estaba en servicio, ni se sentía en la obligación de ayudarlos, pero tampoco la molestaban ni interrumpían su marcha así que los dejó ser.
Así marchó durante los cuatro primeros días, hasta que finalmente se separó de las caravanas principales y comenzó a tomar caminos alternativos. Pronto se internó en el Bosque del Este, la última vez que había visto ese sitio era cuando hizo el camino de ida hacía Lunargenta con la idea de convertirse en recluta de la Guardia, parecía como si hubiese pasado mucho tiempo, pero sólo habían sido unos seis o siete meses.
Detuvo al caballo cuando llegó a una bifurcación, era la primera vez que viajaba totalmente sola, estaba acostumbrada a que un chofer la llevara en carro a todos lados, y para peor, estaba oscureciendo. Igual se había preparado para ese tipo de imprevistos, abrió el morral y sacó un mapa...
Se dio cuenta que algo más resbalaba del estuche y pudo ver claramente cómo la carta de Alward caía y rodaba unos metros hasta el costado del camino. Se quedó en silencio mirando fijo el punto por el que el papel había desaparecido “¿Y sí lo dejó allí tirado? ¿Y sí simplemente sigo andando?” pensó.
La tentación era grande, pero aún así no se decidía a agarrar las riendas nuevamente y espolear al caballo.
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-Esta es la persona de quien Sasha habla: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
-La carta que se le cae:
"No sé si acabarás mirando esta nota, pero me siento en el deber de comunicarte mi ausencia. También siento el estado del papel, pero en la oficina no me han dado otro mejor.
Llega un momento en la vida de todo hombre en el que debe decidir si enfrentarse de cara con su destino, o simplemente vivir acomplejado. Yo no puedo hacer lo segundo, por eso he decidido entrar en una cruzada en solitario con gente muy peligrosa. Quizás ni siquiera me dé tiempo a batallar, pero es mejor morir cumpliendo tu deber que vivir derrotado, eso deberías de saberlo bien.
Para ti, te mando mis mejores deseos. Espero que sigas firme en tu objetivo y llegues tan lejos como te propongas. Recuerda: la clave del éxito no es ser valiente, sino saber cómo cargar con el Miedo sin que este te desaliente.
Si vuelvo, espero tener más tiempo para conocerte.
Fdo: A. Sevna"
Última edición por Sashenka Dozorova el Mar 08 Sep 2020, 04:31, editado 1 vez
Sashenka Dozorova
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Re: Hallaré un camino o me lo abriré [Libre] [4/4] [Cerrado]
Los bosques del Este me estaban proporcionando exactamente todo lo que necesitaba. Tiempo y conocimiento.
Había vagado sola con una única intención: recoger hierbas, estudiar sus frutos, admirar la naturaleza de esos majestuosos árboles de grandes copas. Me tomé mi tiempo para clasificar cada una de ellas en mi cuaderno, con dibujos detallados y largas explicaciones sobre sus propiedades y utilidades.
Levaba ya unas semanas sola, después de la separación con Ircan. El tiempo es difícil de contabilizar cuando estas sola en un bosque tan grande y expectante. Realmente esperaba que ese muchacho estuviera bien y hubiera podido conocerse mejor para controlar su transformación. Conocerle me había enseñado lo que realmente era el miedo, pero a la vez, la aventura. Y la sensación de adrenalina había encontrado un lugar en mi corazón y mi mente, como si de algún tipo de substancia adictiva se tratara. Tenía sed de aventuras.
Empezaba a caer la noche. Me encontraba sentada en el suelo, terminando un boceto sobre la baya de un arbusto de belladona cuando una luciérnaga pasó delante de mi. La seguí con la mirada, expectante de ver hacia donde se dirigía. Las luciérnagas, aunque parecían hermosas, no dejaban de ser cucarachas con la capacidad de volar y con el abdomen luminiscente, y eso me ponía (y aún me pone) nerviosa.
Mi vista se posó un poco más allá de por donde el último destello de la luz de la luciérnaga había desaparecido. Sabía que había un camino allí, no muy concurrido, por el que a veces pasaban todo tipo de personajes. Des de bandidos en busca de caravanas que asaltar hasta mercaderes ambulantes y carruajes majestuosos de alguna personalidad importante de esos lares.
Con el pedazo de bosque que utilizaba para mi estudio de campo, realmente no me había generado la necesidad de seguir el camino, pero sabía que allí estaba. Y ahora parecía que alguien más se encontraba allí. Se oyó el paso de un caballo y de repente, silencio.
Me acerqué sigilosamente hacia el camino para echar un vistazo, cual gato curioso. Me quedé detrás del tronco de un árbol lo suficientemente grande para esconderme, situado a unos 6 metros del camino, para poder observar de quien se trataba la persona que acababa de llegar. Y por mi agradable sorpresa vi a una mujer, aún subida en el caballo, con rasgo serio. Rebuscó algo en su morral hasta sacar un mapa pero de dentro se le cayó otro papel. Fue entonces que me plantee: "¿Lo recogerá? ¿Se ha dado cuenta siquiera? ¿Qué será? ¿Será importante para ella?"
Sin apenas respirar, me quedé observando a esa mujer. Tenía el pelo oscuro, medianamente recogido. Desprendía un aire de dignidad y una belleza oculta y especial. Su cuerpo atlético encima del caballo era... simplemente majestuoso. Pero algo en su persona desprendía autoridad.
No sabía quien era, pero tampoco encontré el valor para empezar a entablar una conversación. De alguna forma me sentía intimidada por esa mujer. Simplemente decidí volver a mi terreno de estudio, comer alguna baya de mientras, y regresar al camino después de asegurarme de que la mujer se había ido para comprobar si había decidido recoger aquél papel que se le había caído al consultar el mapa.
Me di la vuelta y torpe como soy, tropecé. Un segundo me encontraba de pie, el segundo siguiente de bruces contra el suelo del bosque. Hice más ruido del que me esperaba, y un temor enorme me invadió el cuerpo. "¿Me habría oído? ¿Y si esa mujer me considera una amenaza y quiere terminar con mi vida? ¿Y si este es el fin?" Un montón de pensamientos absurdos me azotaron la mente, pero el miedo es lo que hace. Genera descontrol.
Me quedé inmóvil en el suelo, expectante y escuchando para poder identificar las posibles reacciones de esa mujer, y poder actuar al respecto.
Había vagado sola con una única intención: recoger hierbas, estudiar sus frutos, admirar la naturaleza de esos majestuosos árboles de grandes copas. Me tomé mi tiempo para clasificar cada una de ellas en mi cuaderno, con dibujos detallados y largas explicaciones sobre sus propiedades y utilidades.
Levaba ya unas semanas sola, después de la separación con Ircan. El tiempo es difícil de contabilizar cuando estas sola en un bosque tan grande y expectante. Realmente esperaba que ese muchacho estuviera bien y hubiera podido conocerse mejor para controlar su transformación. Conocerle me había enseñado lo que realmente era el miedo, pero a la vez, la aventura. Y la sensación de adrenalina había encontrado un lugar en mi corazón y mi mente, como si de algún tipo de substancia adictiva se tratara. Tenía sed de aventuras.
Empezaba a caer la noche. Me encontraba sentada en el suelo, terminando un boceto sobre la baya de un arbusto de belladona cuando una luciérnaga pasó delante de mi. La seguí con la mirada, expectante de ver hacia donde se dirigía. Las luciérnagas, aunque parecían hermosas, no dejaban de ser cucarachas con la capacidad de volar y con el abdomen luminiscente, y eso me ponía (y aún me pone) nerviosa.
Mi vista se posó un poco más allá de por donde el último destello de la luz de la luciérnaga había desaparecido. Sabía que había un camino allí, no muy concurrido, por el que a veces pasaban todo tipo de personajes. Des de bandidos en busca de caravanas que asaltar hasta mercaderes ambulantes y carruajes majestuosos de alguna personalidad importante de esos lares.
Con el pedazo de bosque que utilizaba para mi estudio de campo, realmente no me había generado la necesidad de seguir el camino, pero sabía que allí estaba. Y ahora parecía que alguien más se encontraba allí. Se oyó el paso de un caballo y de repente, silencio.
Me acerqué sigilosamente hacia el camino para echar un vistazo, cual gato curioso. Me quedé detrás del tronco de un árbol lo suficientemente grande para esconderme, situado a unos 6 metros del camino, para poder observar de quien se trataba la persona que acababa de llegar. Y por mi agradable sorpresa vi a una mujer, aún subida en el caballo, con rasgo serio. Rebuscó algo en su morral hasta sacar un mapa pero de dentro se le cayó otro papel. Fue entonces que me plantee: "¿Lo recogerá? ¿Se ha dado cuenta siquiera? ¿Qué será? ¿Será importante para ella?"
Sin apenas respirar, me quedé observando a esa mujer. Tenía el pelo oscuro, medianamente recogido. Desprendía un aire de dignidad y una belleza oculta y especial. Su cuerpo atlético encima del caballo era... simplemente majestuoso. Pero algo en su persona desprendía autoridad.
No sabía quien era, pero tampoco encontré el valor para empezar a entablar una conversación. De alguna forma me sentía intimidada por esa mujer. Simplemente decidí volver a mi terreno de estudio, comer alguna baya de mientras, y regresar al camino después de asegurarme de que la mujer se había ido para comprobar si había decidido recoger aquél papel que se le había caído al consultar el mapa.
Me di la vuelta y torpe como soy, tropecé. Un segundo me encontraba de pie, el segundo siguiente de bruces contra el suelo del bosque. Hice más ruido del que me esperaba, y un temor enorme me invadió el cuerpo. "¿Me habría oído? ¿Y si esa mujer me considera una amenaza y quiere terminar con mi vida? ¿Y si este es el fin?" Un montón de pensamientos absurdos me azotaron la mente, pero el miedo es lo que hace. Genera descontrol.
Me quedé inmóvil en el suelo, expectante y escuchando para poder identificar las posibles reacciones de esa mujer, y poder actuar al respecto.
Zarina
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Re: Hallaré un camino o me lo abriré [Libre] [4/4] [Cerrado]
Levanté los párpados. Frente a mí, los últimos rayos del ocaso se filtraron entre las copas de los árboles: una suerte de confluencia de tonalidades tenues, donde las pinceladas de granate y ámbar anunciaban el descenso del astro rey hacia poniente. Algunos, valiéndose del cese de las labores, disfrutarían la voluptuosidad del panorama. Para mí, solo era el comienzo de una de mis tantas vigilias.
Quien se hubiera asomado por aquella gruta habría visto a un mozo de cabellos dorados, con el ojo entreabierto, aferrándose a su espada con fervor. Lo cierto es que sostenía entre mis brazos a Balanza, aún en la hondura de mis sueños, pues mis recientes viajes habían probado que la guerra contra los vampiros aún estaba por cicatrizar, y las noches eran especialmente peligrosas. Si alguien se me acercaba, por lo menos no me tomaría desprevenido.
Aguardé al chucheo de los búhos para emprender mi marcha, llevándome el estoque al cinturón. Esperaba que, bajo el amparo de los árboles, pudiera llegar a Ulmer inadvertido: un lujo que me podía dar a escasas horas de haber calmado mi sed. Al asegurarme de que no hubiera nadie en la cercanía, me adentré más allá de los límites de la cueva.
Poco me hube sumido en el espesor de la arboleda antes percibir un crugido y tomar cobertura. Miré de reojo desde uno de los extremos y detallé una frondosa cabellera rojiza sobre el pasto, cobijando el rostro de su portadora. A escasos metros, divisé la fornida silueta de un jinete, cuya melena oscura como el ébano se camuflaba en la lobreguez de la joven noche. Esta última era especialmente imponente a lomos de su corcel, desde el cual vigilaba el camino con ademán reflexivo.
Me percaté de un último detalle, no por ello menos interesante: su vestimenta. El paso de los años había erosionado una buena parte de mis recuerdos en la guardia de Lunargenta, pero no olvidaría el suplicio de mantener impoluto ese jubón; mucho menos el bochorno que generaba luego de varias horas a la merced del sol de Verisar, y esa casaca, que recordaba de color terracota y que resultó ser más parda.
No cabía duda: la desconocida era una agente de la ley. Si era sensible al éter, ya habría percibido mi presencia para entonces y un tipejo oculto tras un tocón, al acecho, se veía mucho más sospechoso que un caballero errante, dispuesto a rescatar a una joven perdida en el bosque. Disimulé a Balanza con el extremo de mi capa y me acerqué a la pelirroja.
–¿Estás bien? – inquirí con una voz suave, antes de extenderle la mano – No son horas para deambular. Podría haber vampiros cerca.
Quien se hubiera asomado por aquella gruta habría visto a un mozo de cabellos dorados, con el ojo entreabierto, aferrándose a su espada con fervor. Lo cierto es que sostenía entre mis brazos a Balanza, aún en la hondura de mis sueños, pues mis recientes viajes habían probado que la guerra contra los vampiros aún estaba por cicatrizar, y las noches eran especialmente peligrosas. Si alguien se me acercaba, por lo menos no me tomaría desprevenido.
Aguardé al chucheo de los búhos para emprender mi marcha, llevándome el estoque al cinturón. Esperaba que, bajo el amparo de los árboles, pudiera llegar a Ulmer inadvertido: un lujo que me podía dar a escasas horas de haber calmado mi sed. Al asegurarme de que no hubiera nadie en la cercanía, me adentré más allá de los límites de la cueva.
Poco me hube sumido en el espesor de la arboleda antes percibir un crugido y tomar cobertura. Miré de reojo desde uno de los extremos y detallé una frondosa cabellera rojiza sobre el pasto, cobijando el rostro de su portadora. A escasos metros, divisé la fornida silueta de un jinete, cuya melena oscura como el ébano se camuflaba en la lobreguez de la joven noche. Esta última era especialmente imponente a lomos de su corcel, desde el cual vigilaba el camino con ademán reflexivo.
Me percaté de un último detalle, no por ello menos interesante: su vestimenta. El paso de los años había erosionado una buena parte de mis recuerdos en la guardia de Lunargenta, pero no olvidaría el suplicio de mantener impoluto ese jubón; mucho menos el bochorno que generaba luego de varias horas a la merced del sol de Verisar, y esa casaca, que recordaba de color terracota y que resultó ser más parda.
No cabía duda: la desconocida era una agente de la ley. Si era sensible al éter, ya habría percibido mi presencia para entonces y un tipejo oculto tras un tocón, al acecho, se veía mucho más sospechoso que un caballero errante, dispuesto a rescatar a una joven perdida en el bosque. Disimulé a Balanza con el extremo de mi capa y me acerqué a la pelirroja.
–¿Estás bien? – inquirí con una voz suave, antes de extenderle la mano – No son horas para deambular. Podría haber vampiros cerca.
Sasha.
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Re: Hallaré un camino o me lo abriré [Libre] [4/4] [Cerrado]
Los días pasaban como siempre en el bosque de los humanos, una zona en la que siempre había movimiento, los espíritus del bosque de un lugar a otro presentandose a quién creían digno, las bestias comiendose entre ellas por el orden natural y nunca faltaban los malditos que no tenían sensibilidad y por cuaquier cosa querían encender una fogata, a pesar de que ya aprendía a convivir con todo tipo de "seres" jamás dejaba de incomodarme la gente molesta.
Día tras día me encontraba danzando entre las copas de los árboles moviendome entre ellas como pez en el agua, me sentía mas libre mas comodo. Cada día que pasaba sentía algo en el pecho ¿una corazonada tal vez? no lo sabía pero era algo que me causaba curiosidad, algo que me llamaba pero no le daba demasiada importancia, prefería confundirlo con hambre para asi no pensar más de lo que debía.
Muchas personas pasaban por aquél bosque, iban tras misiones, busquedas de luz, encuentros espirituales, como lo llamasen parece que todos tenían un propósito ¿sería eso a lo que le estaba huyendo? ¿sería esa la sensación en mi pecho? Vaya ridiculez... - Pensé ladeando la cabeza mientras en la copa del árbol me recostaba sobre una rama y dejaba caer una de mis piernas al aire mientras que con la otra me apoyaba, me perdí en mis pensamientos y tras un rato en estado catatónico volví en mi, como si recuperaba la respiración tras un ahogamiento y abalanzandome hacia el frente recuperé la voz Es el momento.. - Comenté tras dejar caer mi cuerpo hacia uno de mis costados y en el aire dar una leve vuelta para caer flexionado. Andando - Dije convencido mientras sacudía mis hombros y me inclinaba ante la madre tierra para levantar unas plegarias a la vez que mi palma derecha donde se encontraba mi cicatriz tenía contacto directo con el suelo.
He aquí un fiel servidor que se dirige a dejar sus tierras por amor,
He aquí un valiente luchador que te sirve con honor,
Por favor no me sueltes y cubreme de valor
Al terminar, coloqué ambas rodillas en el suelo como señal de respeto y admiración a la grab madre tierra, acto seguido un orbe de luz descendió, era un espíritu que me acompañaría en mi camino; ya tomando mi ruta comencé a pensar que era lo que me llamaba o porque, hacía mucho tiempo que no me disponía a salir pero ya era hora.
Pasaban horas y horas y la noche había caido por completo, aquél espíritu que me acompañaba me informaba de varios seres que se encontraban a lo lejos, en una bifurcación, este ser no me decía cuantos eran, quienes era, sus razas, nada, solo me advertía.
¿Sería el camino correcto? No lo sabía pero ya qué tanto, veamos que sucedía y porque entre tantos sitios se reunían allí; tras tanto caminar noté a 3 personas y una bestia, la que estaba encima de la bestia era una mujer muy elegante con un cuerpo muy atlético que se señía a su traje, la otra que estaba en una situación no tan amena frente a un chico en el suelo era pelirroja y ese chico que trataba de ¿ayudarla? tenía una vestimenta muy bonita.
Seguí caminando hasta encontrarme a unos 10 metros de todos ellos, encima de una roca que medía alrededor de unos 6 metros en circuferencia y no levanté la voz, solo esperé que me determinaran viendo fijamente a la chica encima de la bestia, mientras que con una vista un tanto periférica los otros no se escapaban de mi rango de visión, el pequeño espíritu que iluminaba mi camino no se dejaba ver, se mantenía detrás de mi irradiando solo luz, o sombra para los que veían desde el frente, por lo tanto, al percatarse de mi sombra tal vez me confundirían con otra cosa.
Día tras día me encontraba danzando entre las copas de los árboles moviendome entre ellas como pez en el agua, me sentía mas libre mas comodo. Cada día que pasaba sentía algo en el pecho ¿una corazonada tal vez? no lo sabía pero era algo que me causaba curiosidad, algo que me llamaba pero no le daba demasiada importancia, prefería confundirlo con hambre para asi no pensar más de lo que debía.
Muchas personas pasaban por aquél bosque, iban tras misiones, busquedas de luz, encuentros espirituales, como lo llamasen parece que todos tenían un propósito ¿sería eso a lo que le estaba huyendo? ¿sería esa la sensación en mi pecho? Vaya ridiculez... - Pensé ladeando la cabeza mientras en la copa del árbol me recostaba sobre una rama y dejaba caer una de mis piernas al aire mientras que con la otra me apoyaba, me perdí en mis pensamientos y tras un rato en estado catatónico volví en mi, como si recuperaba la respiración tras un ahogamiento y abalanzandome hacia el frente recuperé la voz Es el momento.. - Comenté tras dejar caer mi cuerpo hacia uno de mis costados y en el aire dar una leve vuelta para caer flexionado. Andando - Dije convencido mientras sacudía mis hombros y me inclinaba ante la madre tierra para levantar unas plegarias a la vez que mi palma derecha donde se encontraba mi cicatriz tenía contacto directo con el suelo.
He aquí un fiel servidor que se dirige a dejar sus tierras por amor,
He aquí un valiente luchador que te sirve con honor,
Por favor no me sueltes y cubreme de valor
Al terminar, coloqué ambas rodillas en el suelo como señal de respeto y admiración a la grab madre tierra, acto seguido un orbe de luz descendió, era un espíritu que me acompañaría en mi camino; ya tomando mi ruta comencé a pensar que era lo que me llamaba o porque, hacía mucho tiempo que no me disponía a salir pero ya era hora.
Pasaban horas y horas y la noche había caido por completo, aquél espíritu que me acompañaba me informaba de varios seres que se encontraban a lo lejos, en una bifurcación, este ser no me decía cuantos eran, quienes era, sus razas, nada, solo me advertía.
¿Sería el camino correcto? No lo sabía pero ya qué tanto, veamos que sucedía y porque entre tantos sitios se reunían allí; tras tanto caminar noté a 3 personas y una bestia, la que estaba encima de la bestia era una mujer muy elegante con un cuerpo muy atlético que se señía a su traje, la otra que estaba en una situación no tan amena frente a un chico en el suelo era pelirroja y ese chico que trataba de ¿ayudarla? tenía una vestimenta muy bonita.
Seguí caminando hasta encontrarme a unos 10 metros de todos ellos, encima de una roca que medía alrededor de unos 6 metros en circuferencia y no levanté la voz, solo esperé que me determinaran viendo fijamente a la chica encima de la bestia, mientras que con una vista un tanto periférica los otros no se escapaban de mi rango de visión, el pequeño espíritu que iluminaba mi camino no se dejaba ver, se mantenía detrás de mi irradiando solo luz, o sombra para los que veían desde el frente, por lo tanto, al percatarse de mi sombra tal vez me confundirían con otra cosa.
Saintus L Spell
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Re: Hallaré un camino o me lo abriré [Libre] [4/4] [Cerrado]
Solo había pasado unos segundos mientras meditaba sí ir a buscar la carta o no, pero internamente la sensación fue que el tiempo se movía lentamente. Varios de los momentos que pasó con Alward se hicieron presentes, y al final entendió que quisiera o no, esa carta seguiría estando con ella, indiferentemente que decidiera recoger ese pedazo de papel.
Estaba a punto de bajarse cuando escuchó varios sonidos a la vez.
Primero el ruido de alguien al tropezar, seguido por la voz de un hombre, lo primero que pensó Sashenka es dar la voz de alto, tal como hacía siempre en la ciudad. Pero ya no estaba en Lunargenta, por lo que no tenía autoridad alguna para decirle a nadie que se detuviera o que dijera quien era y qué hacía allí. Así que los observó en silencio, con su gesto impasible, luego bajó la mirada hasta la carta, recuperarla ahora sí parecía algo importante, no quería que un par de extraños tuvieran acceso a su correspondencia.
Pasó una pierna por arriba del caballo para desmontar, y cuando estaba ya con los pies en la tierra notó que había una tercer figura a lo lejos, aunque a diferencia de las primeras dos, no había hecho ruido alguno para hacer notar su presencia. Es de por sí lo hacía mucho más sospechoso que los anteriores, por lo que Sasha llevó una mano al mango de su lanza.
Tres personas, y todas aparecieron al mismo tiempo.
-¿Acaso esto es un intento de emboscada? - Preguntó la dragona, sacando su lanza lentamente - Sí es eso lo que intentan les advierto que no me dejaré vencer fácilmente -
Desde que había salido de la ciudad no había tenido tiempo de hacer su entrenamiento matutino, además que fuera del cuartel no tenía todo el equipo necesario para hacerlo como correspondía. Pero de todos modos se tenía confianza enfrentando a esas personas, estaba segura que al menos podría derribar a un par antes de que la redujeran o la dejaran inconsciente.
-Soy Aprendiz en la Guardia de Lunargenta, no crean que me voy a dejar intimidar por un grupo de bandidos - Se puso en guardia.
En parte deseaba que sus advertencias sirvieran y que decidieran retirarse, la dragona no era amante de la pelea, sólo lo hacía porque era parte de su trabajo o porque no le dejaban otra alternativa. Aún así mantuvo su postura y esperó a que los tres intrusos dieran a conocer sus motivos para estar allí antes de bajar la guardia.
Estaba a punto de bajarse cuando escuchó varios sonidos a la vez.
Primero el ruido de alguien al tropezar, seguido por la voz de un hombre, lo primero que pensó Sashenka es dar la voz de alto, tal como hacía siempre en la ciudad. Pero ya no estaba en Lunargenta, por lo que no tenía autoridad alguna para decirle a nadie que se detuviera o que dijera quien era y qué hacía allí. Así que los observó en silencio, con su gesto impasible, luego bajó la mirada hasta la carta, recuperarla ahora sí parecía algo importante, no quería que un par de extraños tuvieran acceso a su correspondencia.
Pasó una pierna por arriba del caballo para desmontar, y cuando estaba ya con los pies en la tierra notó que había una tercer figura a lo lejos, aunque a diferencia de las primeras dos, no había hecho ruido alguno para hacer notar su presencia. Es de por sí lo hacía mucho más sospechoso que los anteriores, por lo que Sasha llevó una mano al mango de su lanza.
Tres personas, y todas aparecieron al mismo tiempo.
-¿Acaso esto es un intento de emboscada? - Preguntó la dragona, sacando su lanza lentamente - Sí es eso lo que intentan les advierto que no me dejaré vencer fácilmente -
Desde que había salido de la ciudad no había tenido tiempo de hacer su entrenamiento matutino, además que fuera del cuartel no tenía todo el equipo necesario para hacerlo como correspondía. Pero de todos modos se tenía confianza enfrentando a esas personas, estaba segura que al menos podría derribar a un par antes de que la redujeran o la dejaran inconsciente.
-Soy Aprendiz en la Guardia de Lunargenta, no crean que me voy a dejar intimidar por un grupo de bandidos - Se puso en guardia.
En parte deseaba que sus advertencias sirvieran y que decidieran retirarse, la dragona no era amante de la pelea, sólo lo hacía porque era parte de su trabajo o porque no le dejaban otra alternativa. Aún así mantuvo su postura y esperó a que los tres intrusos dieran a conocer sus motivos para estar allí antes de bajar la guardia.
Sashenka Dozorova
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Re: Hallaré un camino o me lo abriré [Libre] [4/4] [Cerrado]
Las cosas en cuestión de segundos se habían complicado mucho más de lo que nunca me habría podido imaginar. No os voy a mentir que en el momento en el que pude analizar un poco la situación en la que me encontraba, entré en pánico.
Mi maravillosa torpeza me tenía de bruces en el suelo. Me di la vuelta hasta quedar apoyada en mis codos, observado a mi alrededor. Un hombre había aparecido de la nada y se estaba ofreciendo para ayudarme a levantarme. La mujer montada en el caballo marcaba territorio al darse cuenta de nuestra presencia mediante frases amenazadoras. Y a lo lejos, una figura aún en la sombra, nos observaba des de una piedra alta.
Estaba asustada, así que retrocedí un poco aún en el suelo. Ignorando la mano del joven, me puse en pie, lo más rápido que pude. Me miré las manos, en los que había unos pequeños rasguños, pero nada importante. Me sacudí la ropa de las posibles hojas, ramas o barro que se pudieran haber adherido a mis ropajes.
Carraspeé un poco antes de poder responder al muchacho que me había ofrecido ayuda, con una voz baja y más tímida de lo que me hubiera gustado fingir: - Estoy bien... gracias.-
No pude levantar la mirada. Sentía una vergüenza enorme, por el golpe, sobretodo, porque yo solo quería pasar desapercibida. Pero ese hombre era realmente hermoso y para mi era imposible mantener los ojos puestos en él.
Con la cabeza medio bajada, solo pude mirar el ropaje del hombre que estaba en frente de mi. Una armadura oscura, algún tipo de pelaje decorativo (de lobo, seguramente) y una capa también oscura, que no sabía si era negra o azul. Debajo de la capa, algo marcaba una silueta peligrosa, por lo que intuí que era algún tipo de arma. Y eso me alarmó.
De alguna forma, me puso nerviosa su presencia, por lo que me eché para un lado y muy poco a poco me dirigí a la mujer en el caballo. Quería alejarme de ese muchacho, por más hermoso que fuera, porque había algo en él distinto y desconocido para mi.
Volviendo a la mujer, no tenía ni idea qué tipo de tratamiento debía recibir una Aprendiz en la Guardia de Lunargenta, pero preferí pecar de respeto, que de de poca formalidad. Por lo que, intentando sacar voz
Dije, con una voz lo más tranquila que podía aparentar: - Presento mis respetos, y hablo por mi persona de que esto no es una emboscada. - Y me arrepentí al momento de lo que mi boca había pronunciado. Por todos los dioses, ¡que estúpida que había sonado!
Nada de lo que hubiera podido decir podría haber sonado más sospechoso, pero era la verdad. Eso no era una emboscada... era un encuentro casual en un cruce de caminos en medio del bosque de 4 seres que pasaban por allí. Vale, pintaba mal.
Mi maravillosa torpeza me tenía de bruces en el suelo. Me di la vuelta hasta quedar apoyada en mis codos, observado a mi alrededor. Un hombre había aparecido de la nada y se estaba ofreciendo para ayudarme a levantarme. La mujer montada en el caballo marcaba territorio al darse cuenta de nuestra presencia mediante frases amenazadoras. Y a lo lejos, una figura aún en la sombra, nos observaba des de una piedra alta.
Estaba asustada, así que retrocedí un poco aún en el suelo. Ignorando la mano del joven, me puse en pie, lo más rápido que pude. Me miré las manos, en los que había unos pequeños rasguños, pero nada importante. Me sacudí la ropa de las posibles hojas, ramas o barro que se pudieran haber adherido a mis ropajes.
Carraspeé un poco antes de poder responder al muchacho que me había ofrecido ayuda, con una voz baja y más tímida de lo que me hubiera gustado fingir: - Estoy bien... gracias.-
No pude levantar la mirada. Sentía una vergüenza enorme, por el golpe, sobretodo, porque yo solo quería pasar desapercibida. Pero ese hombre era realmente hermoso y para mi era imposible mantener los ojos puestos en él.
Con la cabeza medio bajada, solo pude mirar el ropaje del hombre que estaba en frente de mi. Una armadura oscura, algún tipo de pelaje decorativo (de lobo, seguramente) y una capa también oscura, que no sabía si era negra o azul. Debajo de la capa, algo marcaba una silueta peligrosa, por lo que intuí que era algún tipo de arma. Y eso me alarmó.
De alguna forma, me puso nerviosa su presencia, por lo que me eché para un lado y muy poco a poco me dirigí a la mujer en el caballo. Quería alejarme de ese muchacho, por más hermoso que fuera, porque había algo en él distinto y desconocido para mi.
Volviendo a la mujer, no tenía ni idea qué tipo de tratamiento debía recibir una Aprendiz en la Guardia de Lunargenta, pero preferí pecar de respeto, que de de poca formalidad. Por lo que, intentando sacar voz
Dije, con una voz lo más tranquila que podía aparentar: - Presento mis respetos, y hablo por mi persona de que esto no es una emboscada. - Y me arrepentí al momento de lo que mi boca había pronunciado. Por todos los dioses, ¡que estúpida que había sonado!
Nada de lo que hubiera podido decir podría haber sonado más sospechoso, pero era la verdad. Eso no era una emboscada... era un encuentro casual en un cruce de caminos en medio del bosque de 4 seres que pasaban por allí. Vale, pintaba mal.
Zarina
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Re: Hallaré un camino o me lo abriré [Libre] [4/4] [Cerrado]
Mi ofrecimiento no demoró en ser rechazado, pues la moza retrocedió a gatas y se colocó raudamente en pie, ocultando los orbes bajo la umbra de sus sienes. Observaba con cierto interés mi vestimenta, pero no parecía atreverse a posarse sobre mi rostro. ¿Estaría aún conmocionada? ¿Quizá fuera tímida? El desaire de sus gestos apuntaba a que sería esto último.
–Me disculpo si te he incomodado. – continué el tono de blandura – No creí que fuera correcto abandonarte a tu suerte.
Lo que empezó a inquietarme fue la presencia de un tercer sujeto sobre una tarima rocosa. Sus rasgos eran casi imperceptibles, mas el fulgor a sus espaldas resaltaba su figura larguirucha. Aún más importante, la jinete tomó en cuenta este detalle y se puso en guardia, ofuscando de manera tenue la vía diplomática. Heme allí en el dilema de qué sería más peligroso: el fantasma sigiloso, o una aprendiz de la Guardia de Lunargenta, con lanza en mano.
Además, mi intento de persuasión se vio frustrado en cuanto mi contraria descubrió aquello que ocultaba bajo mi capa y, consecuentemente, retrocedió tras el resguardo de la morena. Suspiré y me limité a observarla, soltando el extremo del manto. En cualquier caso, si las cosas se ponían feas, no tendría problemas en huir.
Desde el claro colindante, me pareció entreoír un ronroneo. Arqueé una ceja, volviéndome en su dirección, pero el espesor del forestal camufló la resonancia. Al momento no le di importancia, ya que había una amenaza más inmediata, aunque concluí que el escenario se tornaba más amenazador por segundo.
Aquella joven tan solo era culpable de su torpeza. Lo único que me mantuvo arraigado al lugar era mi deber autoimpuesto de mantenerla a salvo.
–Le ruego calma, viajera. – repliqué serenamente – Los bandidos llevan el acero en la mano por línea general, y aquí el único armado es usted.
–Me disculpo si te he incomodado. – continué el tono de blandura – No creí que fuera correcto abandonarte a tu suerte.
Lo que empezó a inquietarme fue la presencia de un tercer sujeto sobre una tarima rocosa. Sus rasgos eran casi imperceptibles, mas el fulgor a sus espaldas resaltaba su figura larguirucha. Aún más importante, la jinete tomó en cuenta este detalle y se puso en guardia, ofuscando de manera tenue la vía diplomática. Heme allí en el dilema de qué sería más peligroso: el fantasma sigiloso, o una aprendiz de la Guardia de Lunargenta, con lanza en mano.
Además, mi intento de persuasión se vio frustrado en cuanto mi contraria descubrió aquello que ocultaba bajo mi capa y, consecuentemente, retrocedió tras el resguardo de la morena. Suspiré y me limité a observarla, soltando el extremo del manto. En cualquier caso, si las cosas se ponían feas, no tendría problemas en huir.
Desde el claro colindante, me pareció entreoír un ronroneo. Arqueé una ceja, volviéndome en su dirección, pero el espesor del forestal camufló la resonancia. Al momento no le di importancia, ya que había una amenaza más inmediata, aunque concluí que el escenario se tornaba más amenazador por segundo.
Aquella joven tan solo era culpable de su torpeza. Lo único que me mantuvo arraigado al lugar era mi deber autoimpuesto de mantenerla a salvo.
–Le ruego calma, viajera. – repliqué serenamente – Los bandidos llevan el acero en la mano por línea general, y aquí el único armado es usted.
Sasha.
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Re: Hallaré un camino o me lo abriré [Libre] [4/4] [Cerrado]
La brisa soplaba, era un poco fría pero no demasiado, se escuchaba un ronroneo entre los matorrales pero podía ser un simple gato. La chica encima del caballo levantaba la voz al dirigirse a los sujetos que estaban cercanos a ella, desde mi posición podía ver con normalidad lo que sucedía mientras que notaba como la chica bajaba la mirada discretamente hacia un pedazo de papel en el suelo, no sabía que era pero algo seguro tenía, alguna información, tal vez una misión ¿que sería? aquello comenzaba a intrigarme
De pronto, componiendose con una lanza en su mano pareció amenazarnos a todos en grupo, lo que quizás ella no sabía era que cada uno iba tras sus intereses pero como no dudar, si tres sujetos llegan hasta mi ubicación seguro también pensaría lo peor, pero fue cuando dijo aquello acerca de los "bandidos" cuando me ofendí un poco, por lo que llevé mi brazo izquierdo a mi espalda para deslindar de mi espalda el arco que estaba plegado debajo de mi capa, mientras esto pasaba la chica pelirroja se dedicaba a contar que no era una emboscada hablando por sí misma, a lo que simplemente apunté directamente a la carta en el suelo pero en un ángulo un poco más bajo para que la flecha rebotara en el suelo y al levantarse nuevamente llevarse clavada en su punta la carta hasta otra roca a unos metros de donde se encontraban las tres personas, una vez la flecha impactó el espíritu que me brindaba aquella luz desapareció oscureciendo un poco más aquél lugar.
Como pude di un salto de aquella tarima, y rodeé a los sujetos para ir directamente en busca de la carta que se había clavado en la formación rocosa, mientras me dirigía al lugar de la carta no hice mas que plegar el arco una vez más y colgarlo nuevamente en bajo mi capa, mis orejas eran tapadas por mi larga cabellera mientras que mi diadema se encontraba fija en mi cabeza para evitar que mi cabello se moviera demasiado y mostrara mis puntiagudas orejas.
No tengo intención alguna de pelear, no soy un bandido - Dije quitando la flecha de aquél lugar para guardarla en mi carcaj mientras que la carta la guardaba en uno de mis bolsillos, capaz y lo que decía era importante aunque por ahora no la leería, más bien me recosté sobre aquella roca y agregué una vez más Tienes frente a tí a un sujeto que ayuda a una chica que se cae y que al parecer es ingenua y a otro que peca de misterioso- Aclaré mi garganta y continúe ¿Acaso no estás abusando de tú autoridad? Ninguno de nosotros ha intentado hacer nada en tú contra- Comenté con un tono sútil y a la vez sarcástico-
Saintus L Spell
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Re: Hallaré un camino o me lo abriré [Libre] [4/4] [Cerrado]
La mujer que estaba en el piso parecía la menos peligrosa, incluso se alejaba del joven para acercarse a la dragona, lo que le daba la pista a Sashenka de que lo de ellos había sido un encuentro fortuito. La Dozorova se la quedó mirando fijamente durante un par de segundos, como si intentara evaluar si le estaba mintiendo o no, en cualquier caso, la muchacha debió hacer algo que al menos le sirviera momentáneamente a la Guardia, ya que dejó de apuntarle con la lanza y en lugar de eso se concentró en los otros dos.
-Si, es verdad que los ataques por sorpresa suele ser lo que utilizan, y que no me veo como una viajera a la que pudieran quitarle demasiado - Le dio la razón al muchacho - Pero sí son personas de bien no tendrán problema en presentarse ¿No es cierto? -
Sasha estaba a punto de bajar la guardia cuando el tercer sujeto sacó su arco, eso encendió todas las alertas nuevamente, incluso hizo amague de sacar su escudo ya que con un arma a distancia no habría mucho que pudiera hacer empuñando una lanza. Pero el misterioso hombre no apuntó hacia ella, sino hacía “La carta” pensó con alarma la dragona, abriendo los ojos grandes.
-Lo que acabas de recoger no te pertenece - Sashenka estaba con los nervios de punta, apenas podía mantener el tono educado - Es mío, devuélvemelo - Ahora estaba segura que había sido un grave error el descuidarse así, tendría que haber sido más rápida y levantar el pergamino antes de que todas esas personas aparecieran.
Que pusieran en duda su autoridad era indignante, el modo de hablar en general de esa persona resultaba desagradable a oídos de la dragona. No era de tomarse los agravios a nivel personal, de hecho, desde que se había mudado a la sede central de la Guardia, había tenido que soportar abusos y “bromas” por parte de sus compañeros casi a diario. Y durante todo ese tiempo no habían logrado doblegarla, ni hacer que perdiera el control.
Pero eso era diferente, esa persona se estaba metiendo con algo que Sasha consideraba muy personal.
-Todas esas son suposiciones, desde mi perspectiva solo veo a tres personas que aparecen de la nada mientras viajo sola por el medio de un inhóspito bosque, lejos de todo rastro de civilización - Su tono era frío, y su penetrante mirada no se desviaba ni un segundo del hombre que tenía su carta - No creo que sea un abuso de autoridad el ser precavida, y anunciar mi rango sólo era una advertencia para que supieran a qué se atenían sí intentaban atacarme - Siguió sosteniendo la lanza con la mano izquierda y extendió lentamente la derecha, con la palma hacia arriba - Ahora, te pido nuevamente que me des lo que acabas de agarrar, me pertenece y no tiene nada que pudiera ser de tu interés - Las palabras salían lentamente, como si tuviera que sacarlas a la fuerza de su garganta.
-Si, es verdad que los ataques por sorpresa suele ser lo que utilizan, y que no me veo como una viajera a la que pudieran quitarle demasiado - Le dio la razón al muchacho - Pero sí son personas de bien no tendrán problema en presentarse ¿No es cierto? -
Sasha estaba a punto de bajar la guardia cuando el tercer sujeto sacó su arco, eso encendió todas las alertas nuevamente, incluso hizo amague de sacar su escudo ya que con un arma a distancia no habría mucho que pudiera hacer empuñando una lanza. Pero el misterioso hombre no apuntó hacia ella, sino hacía “La carta” pensó con alarma la dragona, abriendo los ojos grandes.
-Lo que acabas de recoger no te pertenece - Sashenka estaba con los nervios de punta, apenas podía mantener el tono educado - Es mío, devuélvemelo - Ahora estaba segura que había sido un grave error el descuidarse así, tendría que haber sido más rápida y levantar el pergamino antes de que todas esas personas aparecieran.
Que pusieran en duda su autoridad era indignante, el modo de hablar en general de esa persona resultaba desagradable a oídos de la dragona. No era de tomarse los agravios a nivel personal, de hecho, desde que se había mudado a la sede central de la Guardia, había tenido que soportar abusos y “bromas” por parte de sus compañeros casi a diario. Y durante todo ese tiempo no habían logrado doblegarla, ni hacer que perdiera el control.
Pero eso era diferente, esa persona se estaba metiendo con algo que Sasha consideraba muy personal.
-Todas esas son suposiciones, desde mi perspectiva solo veo a tres personas que aparecen de la nada mientras viajo sola por el medio de un inhóspito bosque, lejos de todo rastro de civilización - Su tono era frío, y su penetrante mirada no se desviaba ni un segundo del hombre que tenía su carta - No creo que sea un abuso de autoridad el ser precavida, y anunciar mi rango sólo era una advertencia para que supieran a qué se atenían sí intentaban atacarme - Siguió sosteniendo la lanza con la mano izquierda y extendió lentamente la derecha, con la palma hacia arriba - Ahora, te pido nuevamente que me des lo que acabas de agarrar, me pertenece y no tiene nada que pudiera ser de tu interés - Las palabras salían lentamente, como si tuviera que sacarlas a la fuerza de su garganta.
Sashenka Dozorova
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Re: Hallaré un camino o me lo abriré [Libre] [4/4] [Cerrado]
Las cosas se estaban poniendo feas, muy feas.
Parecía que la Aprendiz en la Guardia de Lunargenta estaba de acuerdo en que yo no era una amenaza, porque de alguna forma extraña me había dado la razón en que no se trataba de una emboscada. Puede que lo que hubiera dicho no sonara tan descabellado al fin.
Por otro lado, el hombre de encima de la piedra acababa de lanzar una flecha, tanto física como emocional. Primero la flecha física para apoderarse de la carta de la mujer, poniéndonos en peligro a todos. Esa flecha se podría haber desviado y quedar clavada en el pecho de cualquiera de las personas que estábamos allí presentes. Era un descuido y una temeridad enorme.
Y en segundo lugar, sus palabras se clavaron en mi como si de la misma flecha se tratara. "¿QUIÉN SE HA CREÍDO QUE ES?" pensé. Estaba furiosa. ¿Porqué me había llamado ingenua? No sabía nada de mi, no tenía ni derecho ni razón para meterse conmigo. No estaba entendiendo nada, pero ya no me caía bien ese hombre, y aún no había intercambiado palabra alguna con él.
Se apoderó de la carta de la Aprendiz, con un desdén y superioridad que no me gustó nada. Seguramente se debía creer mejor que cualquiera de nosotros, y eso solo me enfurecía más y más. La aprendiz parecía muy nerviosa, como si esa carta realmente fuera importante para ella. Y el desconocido no tenía ningún tipo de derecho en quedarse con su pergamino. Toda la situación parecía de repente demasiado injusta.
Me imaginé perdiendo mi cuaderno de bocetos, a manos de un desconocido, que encima se comportaba de forma engreída y prepotente. Más ira se apoderó de mi, acompañada de una compasión y comprensión enorme hacia la mujer. Me olvidé de que iba armada y que seguramente se podría defender por si misma, y di un paso adelante. Notaba la magia corriendo por mis venas, la energía brotando por las yemas de los dedos de una forma salvaje e invisible. La concentré toda en mi mente, focalizada en un punto fijo, entre el hombre que acababa de robar la carta y yo, en una piedra en el camino. Sabía que en cualquier momento la podría mover por los aires.
Antes de actuar y usar la telekinesis para estamparle la piedra en la cabeza, di una última oportunidad a ese hombre: - Mi nombre es Zarina. - Dije pensando en la presentación que la mujer había pedido, pero con un tono visiblemente amenazante - No conoces absolutamente nada de ninguno de los que estamos aquí presentes, así que, no tienes ningún derecho a faltarnos el respeto con insultos y menosprecios. Aun así, por favor, devuélvele la carta a esta mujer. Por tu propio bien.
Esas últimas palabras las dije con la mandíbula apretada, sin mirar a ese hombre, lentamente para que sonara más amenazante de lo que realmente podría llegar a aparentar.
Parecía que la Aprendiz en la Guardia de Lunargenta estaba de acuerdo en que yo no era una amenaza, porque de alguna forma extraña me había dado la razón en que no se trataba de una emboscada. Puede que lo que hubiera dicho no sonara tan descabellado al fin.
Por otro lado, el hombre de encima de la piedra acababa de lanzar una flecha, tanto física como emocional. Primero la flecha física para apoderarse de la carta de la mujer, poniéndonos en peligro a todos. Esa flecha se podría haber desviado y quedar clavada en el pecho de cualquiera de las personas que estábamos allí presentes. Era un descuido y una temeridad enorme.
Y en segundo lugar, sus palabras se clavaron en mi como si de la misma flecha se tratara. "¿QUIÉN SE HA CREÍDO QUE ES?" pensé. Estaba furiosa. ¿Porqué me había llamado ingenua? No sabía nada de mi, no tenía ni derecho ni razón para meterse conmigo. No estaba entendiendo nada, pero ya no me caía bien ese hombre, y aún no había intercambiado palabra alguna con él.
Se apoderó de la carta de la Aprendiz, con un desdén y superioridad que no me gustó nada. Seguramente se debía creer mejor que cualquiera de nosotros, y eso solo me enfurecía más y más. La aprendiz parecía muy nerviosa, como si esa carta realmente fuera importante para ella. Y el desconocido no tenía ningún tipo de derecho en quedarse con su pergamino. Toda la situación parecía de repente demasiado injusta.
Me imaginé perdiendo mi cuaderno de bocetos, a manos de un desconocido, que encima se comportaba de forma engreída y prepotente. Más ira se apoderó de mi, acompañada de una compasión y comprensión enorme hacia la mujer. Me olvidé de que iba armada y que seguramente se podría defender por si misma, y di un paso adelante. Notaba la magia corriendo por mis venas, la energía brotando por las yemas de los dedos de una forma salvaje e invisible. La concentré toda en mi mente, focalizada en un punto fijo, entre el hombre que acababa de robar la carta y yo, en una piedra en el camino. Sabía que en cualquier momento la podría mover por los aires.
Antes de actuar y usar la telekinesis para estamparle la piedra en la cabeza, di una última oportunidad a ese hombre: - Mi nombre es Zarina. - Dije pensando en la presentación que la mujer había pedido, pero con un tono visiblemente amenazante - No conoces absolutamente nada de ninguno de los que estamos aquí presentes, así que, no tienes ningún derecho a faltarnos el respeto con insultos y menosprecios. Aun así, por favor, devuélvele la carta a esta mujer. Por tu propio bien.
Esas últimas palabras las dije con la mandíbula apretada, sin mirar a ese hombre, lentamente para que sonara más amenazante de lo que realmente podría llegar a aparentar.
Última edición por Zarina el Dom 31 Mayo 2020, 07:00, editado 1 vez
Zarina
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Re: Hallaré un camino o me lo abriré [Libre] [4/4] [Cerrado]
Bastó con que la desconocida bajara el arma para disipar la tensión. No obstante, esto no acababa de aliviarme. Por muy neutrales que fueran mis intenciones, no se recibe cálidamente a los vampiros en casi ningún rincón del continente, y un par de colmillos filosos no resultan tan fáciles de ocultar. El cese de hostilidades tampoco opacaba al misterioso cuarto sujeto, que hasta el momento permanecía como espectador.
–Me llamo Sasha. – respondí brevemente – Empero, pese a que ha exigido nuestros nombres, el suyo permanece oculto.
La posible respuesta ensordeció frente al veloz silbido de una flecha. Vi de reojo a la figura extraña colgando su carcaj y, acto seguido, aproximándose a nuestra posición. Llevé mi mano diestra a la guarnición de Balanza y di los suficientes pasos al frente para posicionarme a un lado de la pelirroja. Desde la nueva posición, noté que el blanco había sido un trozo de papel impoluto.
El tirador no demoró en emerger de los matorrales, tomando el proyectil y la correspondencia. Concluí que el contenido de esa carta debía ser de importancia: ¿rutas de patrullas? ¿información confidencial? Aquél elfo debía ser un criminal astuto para escabullirse de tal manera y sacarle provecho al descuido de la aprendiz...
O no.
Su breve monólogo subvirtió enormemente mis expectativas. La frivolidad de sus acciones y la socarronería de su voz evidenciaban, por el contrario, un nulo uso de la razón. Negó ser un bandido, pese a haberse adueñado de la propiedad ajena y, acto seguido, clamó "no haber hecho nada en su contra", refutándose nuevamente. Con los años, cada vez más elfos disentían de la idea de abandonar la hondura de sus bosques: ¿quizás este fantoche sería el fruto de tal necedad?
Sea como fuere, si algo tenía en común con un vil criminal, era su impredicibilidad. Fuese o no producto de su ineptitud, no podía dejarlo campar a sus anchas, pero en esta empresa ya se me habían adelantado las damas. Por si no bastara con la severidad en el enunciado de la jinete, la de ropa holgada reunió la gallardía para encararle con una amenaza.
–No te recomiendo socavar aún más tu posición. – añadí tajantemente – La privacidad de una mujer es algo sagrado. Devuélvelo, o habrán consecuencias.
Hice notar el ceño fruncido tras declarar esto último. Si el ultimátum de tres personas en el desamparo de una encrucijada no le eran suficiente, habría que recurrir a métodos menos ortodoxos.
–Me llamo Sasha. – respondí brevemente – Empero, pese a que ha exigido nuestros nombres, el suyo permanece oculto.
La posible respuesta ensordeció frente al veloz silbido de una flecha. Vi de reojo a la figura extraña colgando su carcaj y, acto seguido, aproximándose a nuestra posición. Llevé mi mano diestra a la guarnición de Balanza y di los suficientes pasos al frente para posicionarme a un lado de la pelirroja. Desde la nueva posición, noté que el blanco había sido un trozo de papel impoluto.
El tirador no demoró en emerger de los matorrales, tomando el proyectil y la correspondencia. Concluí que el contenido de esa carta debía ser de importancia: ¿rutas de patrullas? ¿información confidencial? Aquél elfo debía ser un criminal astuto para escabullirse de tal manera y sacarle provecho al descuido de la aprendiz...
O no.
Su breve monólogo subvirtió enormemente mis expectativas. La frivolidad de sus acciones y la socarronería de su voz evidenciaban, por el contrario, un nulo uso de la razón. Negó ser un bandido, pese a haberse adueñado de la propiedad ajena y, acto seguido, clamó "no haber hecho nada en su contra", refutándose nuevamente. Con los años, cada vez más elfos disentían de la idea de abandonar la hondura de sus bosques: ¿quizás este fantoche sería el fruto de tal necedad?
Sea como fuere, si algo tenía en común con un vil criminal, era su impredicibilidad. Fuese o no producto de su ineptitud, no podía dejarlo campar a sus anchas, pero en esta empresa ya se me habían adelantado las damas. Por si no bastara con la severidad en el enunciado de la jinete, la de ropa holgada reunió la gallardía para encararle con una amenaza.
–No te recomiendo socavar aún más tu posición. – añadí tajantemente – La privacidad de una mujer es algo sagrado. Devuélvelo, o habrán consecuencias.
Hice notar el ceño fruncido tras declarar esto último. Si el ultimátum de tres personas en el desamparo de una encrucijada no le eran suficiente, habría que recurrir a métodos menos ortodoxos.
Sasha.
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Re: Hallaré un camino o me lo abriré [Libre] [4/4] [Cerrado]
"¿Por qué tanto alboroto por un pergamino?" pensé al ver la reacción del aprendiz de la guardia, no tenía intención de leerla ¿O tal vez sí? algo significaba pues el tono con el que se dirigía hacia mí la chica de voluptuosa figura no era el más adecuado ¿pero como había que dirigirse a alguien qué tomaba algo tuyo?
Escuché como alegaba aquello acerca del encuentro, por lo que antes de que continuara con la siguiente afirmación la interrumpí A ellos los conozco tanto como a tí - Afirmé, confirmando lo que la chica de cabello rojo venia ya diciendo, no se trataba de una emboscada, era un encuentro que podía tildarse como casualidad aunque no creyera en ellas.
La mujer de la lanza ahora concentraba su atención en mi, mientras que solicitaba su carta extendiendo su mano, tenía que hacer algo, necesitaba leer lo que aquella carta decía o al menos tener una pista de lo que allí se plasmaba, pero no tendría el tiempo suficiente de sentarme a leer.
Metí mi mano al bolsillo para tomar la carta pero sin sacarla, mi vista se concentraba en la aprendiz pero escuché un paso, la chica tímida se apoderó de la escena y avanzó un poco, se robó mi atención, y esquivó al sujeto que intentaba protegerla, en ese momento pude percibir magia aunque no exactamente de ella, sabía que alguno de nosotros a parte de mi la manipulaba así que esto me hizo estar mas alerta, pero lo olvidé cuando la niña me amenazó ¿Pero qué? No me lo esperé.
¿Insultos?- Fruncí los labios, posterior a ello emití un chasquido palatal con mi lengua, ahora eran dos a uno, pero espera, no era una batalla, ni tampoco eran dos en mi contra, eran tres.
Saqué la mano de mi bolsillo de una manera descuidada, la brisa no era tan fuerte pero si lo suficiente como para soplar un poco sobre el pergamino que acabó unos dos metros a mis espaldas, me desplacé con rápidez hacia atrás sin darles la espalda para inmediatamente tomar el pergamino abierto por efecto de la brisa este se encontraba entre la maleza, afortunadamente no se darían cuenta que este cayó semidoblado dejandome leer entre líneas, "ejores seos, liente, miedo" fueron las pocas palabras que llegué a distinguir y que no tenían ningún sentido, pero tras un ágil movimiento con ambas manos lo tomé cerrado aunque un poco peor que en su estado inicial, algo me llamó la atención y fue la firma "A.Sevna".
No tenía miedo de enfrentarlos aunque lo más probable y seguro así sería me derrotarían, pero no era un ladrón.
Me acerqué hasta donde se encontraba el grupo y observé como la aprendiz continuaba con la lanza sostenida y la mano levantada así que decidí entregar aquél pergamino.
Lo lamento pero el estado del material no era mi culpa, además no leí su contenido- Comenté dedicando una mirada a todos los presentes mientras que arreglaba mi cabello cuidando que no se vieran mis puntiagudas orejas, para todos allí era un simple humano, si bien llevaba conmigo un arco habían humanos que también lo hacían.
Podía pasar por alto que ambas chicas reaccionaran de aquel modo e ignorarlo, pero no al sujeto de la armadura, por lo que mirandole fijamente a los ojos levanté la voz de manera desafiante -Que quede claro que la he devuelto porque no me pertenece, no tiene nada que ver contigo- Haciéndole saber que no hacía caso a sus amenazas, aquél sujeto contaba con una presencia diferente, tenía porte.
Estaba atento a cualquier movimiento de los allí presentes, no podía fiarme si bien todos se habían presentado aún no los conocía.
Saintus L Spell
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Re: Hallaré un camino o me lo abriré [Libre] [4/4] [Cerrado]
De a poco los acontecimientos iban girando a favor de la dragona, primero la mujer que se identificó como Zarina se puso del lado de Sasha. Luego el primer caballero que había aparecido también tomó partido por ella, con eso la Guardia descartó finalmente que se tratara de algún tipo de emboscada, ningún grupo de bandidos se tomarían tantas molestias solo para tenderle una trampa.
-Mi nombre es Sashenka Dozorova, aprendiz de la Guardia y única hija de la Familia Dozorova del Norte - Dentro de lo que era la raza de los dragones su apellido tenía cierto prestigio, por eso siempre la habían acostumbrado a decir todo el título completo, el clan estaba muy orgulloso de sus orígenes - Ahora que la mayoría de ustedes comprobaron ser personas de bien, no tengo problema alguno en presentarme -
Cuando el hombre apoyó la carta en la mano de Sasha, está la agarró de un tirón y se la guardó de inmediato, por suerte la oscuridad tapaba sus mejillas ruborizadas. Nunca había tenido ese tipo de correspondencia, el único tipo de carta que había recibido en su vida eran las que escribían de una familia a otra familia cuando querían comprometer a su hijo con Sasha, pero eso era una formalidad, en la mayoría de los casos la persona que firmaba siquiera la había leído.
-Agradezco que no lo hayas leído - Dijo en tono seco, por simple amabilidad - ¿Iban por este mismo camino? ¿O estaban acampando en los alrededores? - Buscaba datos que le ayudaran a entender porque tres personas que no se conocían entre sí andaban por el bosque solos a esa hora.
Como todo parecía haberse solucionado, Sasha guardó sus armas y se dirigió a su caballo para agarrar las riendas. Fue entonces cuando escuchó un sonido entre los árboles, giró la cabeza e intentó enfocar la vista para vislumbrar de qué se trataba, pero era incapaz de ver en la oscuridad. Aún así, se puso en alerta e hizo señas a los demás para que estuvieran atentos, por sí no habían escuchado nada.
Dos pequeños ojos negros observaban al grupo desde las sombras, luego se abrieron otros cuatro, pero no porque hubiese más criaturas, sino porque una sola de ellas tenía todos esos pares de ojos. Movía la doble cola lentamente, sí su pensamiento pudiera traducirse a un significado humano, podría decirse que estaba evaluando sí las personas que estaban allí representaban algún peligro.
Sentía la tensión en el ambiente, no le gustaba...
El Gato de Aresire salió de donde se escondía, mostrando sus filosos colmillos, inclinaba las patas delanteras ligeramente, como si estuviera preparándose para saltar en cuanto alguno de ellos intentara sacar sus armas. Sashenka jamás había visto una cosa semejante, estaba tan sorprendida que no sabía cómo reaccionar, y cuando creía que la cosa no podía empeorar, desde la otra punta del claro salió otro de esos monstruos ¡Eran dos! Y los tenían rodeados.
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-Pensé que podríamos considerarlos como Dos Criaturas de Lvl 1, así son más difíciles de derrotar. Y sé que en la ficha dice que son amables, prometo que hay una explicación para que estén tan agresivos ^^
-Mi nombre es Sashenka Dozorova, aprendiz de la Guardia y única hija de la Familia Dozorova del Norte - Dentro de lo que era la raza de los dragones su apellido tenía cierto prestigio, por eso siempre la habían acostumbrado a decir todo el título completo, el clan estaba muy orgulloso de sus orígenes - Ahora que la mayoría de ustedes comprobaron ser personas de bien, no tengo problema alguno en presentarme -
Cuando el hombre apoyó la carta en la mano de Sasha, está la agarró de un tirón y se la guardó de inmediato, por suerte la oscuridad tapaba sus mejillas ruborizadas. Nunca había tenido ese tipo de correspondencia, el único tipo de carta que había recibido en su vida eran las que escribían de una familia a otra familia cuando querían comprometer a su hijo con Sasha, pero eso era una formalidad, en la mayoría de los casos la persona que firmaba siquiera la había leído.
-Agradezco que no lo hayas leído - Dijo en tono seco, por simple amabilidad - ¿Iban por este mismo camino? ¿O estaban acampando en los alrededores? - Buscaba datos que le ayudaran a entender porque tres personas que no se conocían entre sí andaban por el bosque solos a esa hora.
Como todo parecía haberse solucionado, Sasha guardó sus armas y se dirigió a su caballo para agarrar las riendas. Fue entonces cuando escuchó un sonido entre los árboles, giró la cabeza e intentó enfocar la vista para vislumbrar de qué se trataba, pero era incapaz de ver en la oscuridad. Aún así, se puso en alerta e hizo señas a los demás para que estuvieran atentos, por sí no habían escuchado nada.
Dos pequeños ojos negros observaban al grupo desde las sombras, luego se abrieron otros cuatro, pero no porque hubiese más criaturas, sino porque una sola de ellas tenía todos esos pares de ojos. Movía la doble cola lentamente, sí su pensamiento pudiera traducirse a un significado humano, podría decirse que estaba evaluando sí las personas que estaban allí representaban algún peligro.
Sentía la tensión en el ambiente, no le gustaba...
El Gato de Aresire salió de donde se escondía, mostrando sus filosos colmillos, inclinaba las patas delanteras ligeramente, como si estuviera preparándose para saltar en cuanto alguno de ellos intentara sacar sus armas. Sashenka jamás había visto una cosa semejante, estaba tan sorprendida que no sabía cómo reaccionar, y cuando creía que la cosa no podía empeorar, desde la otra punta del claro salió otro de esos monstruos ¡Eran dos! Y los tenían rodeados.
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-Pensé que podríamos considerarlos como Dos Criaturas de Lvl 1, así son más difíciles de derrotar. Y sé que en la ficha dice que son amables, prometo que hay una explicación para que estén tan agresivos ^^
Sashenka Dozorova
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Re: Hallaré un camino o me lo abriré [Libre] [4/4] [Cerrado]
Después de poder observar como la carta había sido devuelta a su propietaria y como esta empezaba a agradecerle el hecho de que el pergamino no hubiera sido leído, estaba a punto de responderle que solo estaba allí acampada estudiando la flora de la zona.
Pero un ruido entre los árboles me puso alerta. Primero dos ojos brillantes en medio de la oscuridad empezaron a brillar. Luego, los los dos ojos se convirtieron en 4, situados encima de una boca enormemente tenebrosa, llena de colmillos que desprendían un gruñido sordo y espeluznante.
Una hilera de púas apareció por detrás de su cabeza hasta la mitad del lomo de esa criatura, que terminaba en una cola bífida y larga. Parecía sumamente ágil y capaz de saltar encima de cualquiera de nosotros, en cualquier momento.
Me puso muy nerviosa la aparición de esa criatura, no sabía ni qué era, ni su peligrosidad, ni su naturaleza, ni su nombre. Pero estaba igual de asustada como ansiosa para conocer más.
Fue entonces cuando a media voz valvuceé un: - ¿Esto... qué es? - Mi voz sonó con excitación y con miedo a partes iguales. La incertidumbre y desconocimiento de esa criatura solo me hacía querer saber más, conocer más de esa criatura, saber de sus costumbres, de lo que comía, de sus hábitos.
Esa excitación me duró segundos, hasta que la segunda criatura apareció, por el otro lado del camino, rodeándonos. Eso ya no me gustaba tanto. Los dos bichos sonaban amenazadores y de alguna forma... furiosos. Y eso no me gustaba nada.
Di un paso atrás, acercándome a mis "acabados-de-conocer-compañeros" para de alguna forma terminar formando piña. Y dije, muy flojo: - ¿Y ahora qué?
Mi susurro pareció que de alguna forma llegó a los animales, que respondieron con un gruñido casi a la vez. ¿Se estarán comunicando? ¿Nos van a atacar? ¿Nos van a comer? Pensé para mi misma.
Por si acaso, y como mecanismo de defensa, la magia que corría dentro de mi se preparó. Otra vez sentía en los dedos el hormigueo del poder mágico, preparándose para aflorar de la forma que fuera, mediante la telekinesis o la elevación de algún pilar de tierra para protegernos.
Pero algo me impedía herirlos. No quería hacerles daño, no me lo perdonaría. Eran criaturas demasiado fascinantes como para dañarlas.
Pero un ruido entre los árboles me puso alerta. Primero dos ojos brillantes en medio de la oscuridad empezaron a brillar. Luego, los los dos ojos se convirtieron en 4, situados encima de una boca enormemente tenebrosa, llena de colmillos que desprendían un gruñido sordo y espeluznante.
Una hilera de púas apareció por detrás de su cabeza hasta la mitad del lomo de esa criatura, que terminaba en una cola bífida y larga. Parecía sumamente ágil y capaz de saltar encima de cualquiera de nosotros, en cualquier momento.
Me puso muy nerviosa la aparición de esa criatura, no sabía ni qué era, ni su peligrosidad, ni su naturaleza, ni su nombre. Pero estaba igual de asustada como ansiosa para conocer más.
Fue entonces cuando a media voz valvuceé un: - ¿Esto... qué es? - Mi voz sonó con excitación y con miedo a partes iguales. La incertidumbre y desconocimiento de esa criatura solo me hacía querer saber más, conocer más de esa criatura, saber de sus costumbres, de lo que comía, de sus hábitos.
Esa excitación me duró segundos, hasta que la segunda criatura apareció, por el otro lado del camino, rodeándonos. Eso ya no me gustaba tanto. Los dos bichos sonaban amenazadores y de alguna forma... furiosos. Y eso no me gustaba nada.
Di un paso atrás, acercándome a mis "acabados-de-conocer-compañeros" para de alguna forma terminar formando piña. Y dije, muy flojo: - ¿Y ahora qué?
Mi susurro pareció que de alguna forma llegó a los animales, que respondieron con un gruñido casi a la vez. ¿Se estarán comunicando? ¿Nos van a atacar? ¿Nos van a comer? Pensé para mi misma.
Por si acaso, y como mecanismo de defensa, la magia que corría dentro de mi se preparó. Otra vez sentía en los dedos el hormigueo del poder mágico, preparándose para aflorar de la forma que fuera, mediante la telekinesis o la elevación de algún pilar de tierra para protegernos.
Pero algo me impedía herirlos. No quería hacerles daño, no me lo perdonaría. Eran criaturas demasiado fascinantes como para dañarlas.
Última edición por Zarina el Miér 24 Jun 2020, 20:13, editado 1 vez
Zarina
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Re: Hallaré un camino o me lo abriré [Libre] [4/4] [Cerrado]
Fruncí el ceño al tono desafiante del desconocido. Guardé silencio, ensombreciendo el rostro de tal forma que podría jurar que mis colmillos se asomaron superficialmente en la hendidura de mis labios, solo para reincorporarme con un suspiro átono, que levantó una gélida columna de humo. Los campos de lavanda y girasoles ya floreaban al sur de la península de Verisar y los días se hacían cada vez más largos. Sin embargo, aquella noche se sentía fría e inhóspita, como las entrañas de la cueva donde yacía horas antes.
En cualquier caso, había concluido el pandemonio. La morena, que se presentó bajo el nombre de Sashenka, se vio bastante complacida una vez tuvo la correspondencia en sus manos, aunque el acto de rectificación no mejoró su trato huraño hacia el ladrón arrepentido.
–Acampé en una gruta cercana y me quedé dormido. – expliqué a manera de respuesta. Sabía que las medias verdades se justifican mejor que la honestidad misma; la posibilidad de pervertir la realidad, manteniendo la verosimilitud de los hechos, es la piedra angular del engaño – Un gran descuido de mi parte, lo sé. – arqueé los labios ligeramente – Espero llegar a Ulmer antes del amanecer, si los senderos me son favorables.
Lo que pudo transcurrir como un afable intercambio de palabras, simplemente no lo hizo. Un gruñido ronco como el traqueteo de un carromato se alzó desde el follaje, precediendo a los tres pares de ojos, fríos como el ónice, que se abrieron como perlas en la densidad del mar. De no ser por mi vista privilegiada, probablemente no los habría distinguido. La incertidumbre ante la amenaza de aquella bestia recorrió mi espalda con un hormigueo: hacía décadas que había olvidado la sensación de la ignorancia.
Y surgió, imponente, removiendo el séquito de ramas y hojas con su cola de dos puntas. La plenitud de su rostro se ocultaba bajo la vastedad de sus fauces, cuyo filo solo era comparable con el de las espinas opacas que cubrían su lomo. Quizá fuera un espécimen único, nunca antes clasificado por un taxónomo, pero su morfología ya comandaba sin menester de emplear la palabra "huir", ahora acompañada por algún sinónimo, pues por el flanco contrario se mostró su presunta pareja.
Pese a la monstruosidad de sus rasgos, en su forma de reclinarse sobre las piernas delanteras me llamó la atención su similitud con los gatos, concordante con los ronroneos que me pareció escuchar previamente. Fue allí cuando organicé una idea tanto estrafalaria como hipotéticamente funcional.
«Solo se puede ser valiente cuando se tiene miedo», medité mientras removía mis guantes de piel de topo, aquél soliloquio elegante era la única barrera que me separaba de espetar una vulgar maldición. Cerré los ojos y pensé en aquello que le gustaba a los felinos: la gatera. Titubeé momentáneamente y me reincorporé con un bufido profundo, abatiendo los pulmones al unísono que me arropaba con una densa fragancia mentolada(1). Recordaba haber visto al gato de un boticario entrar en éxtasis al olisquear este aroma... y deseaba que no aquello no fuera un caso excepcional.
En cualquier caso, había concluido el pandemonio. La morena, que se presentó bajo el nombre de Sashenka, se vio bastante complacida una vez tuvo la correspondencia en sus manos, aunque el acto de rectificación no mejoró su trato huraño hacia el ladrón arrepentido.
–Acampé en una gruta cercana y me quedé dormido. – expliqué a manera de respuesta. Sabía que las medias verdades se justifican mejor que la honestidad misma; la posibilidad de pervertir la realidad, manteniendo la verosimilitud de los hechos, es la piedra angular del engaño – Un gran descuido de mi parte, lo sé. – arqueé los labios ligeramente – Espero llegar a Ulmer antes del amanecer, si los senderos me son favorables.
Lo que pudo transcurrir como un afable intercambio de palabras, simplemente no lo hizo. Un gruñido ronco como el traqueteo de un carromato se alzó desde el follaje, precediendo a los tres pares de ojos, fríos como el ónice, que se abrieron como perlas en la densidad del mar. De no ser por mi vista privilegiada, probablemente no los habría distinguido. La incertidumbre ante la amenaza de aquella bestia recorrió mi espalda con un hormigueo: hacía décadas que había olvidado la sensación de la ignorancia.
Y surgió, imponente, removiendo el séquito de ramas y hojas con su cola de dos puntas. La plenitud de su rostro se ocultaba bajo la vastedad de sus fauces, cuyo filo solo era comparable con el de las espinas opacas que cubrían su lomo. Quizá fuera un espécimen único, nunca antes clasificado por un taxónomo, pero su morfología ya comandaba sin menester de emplear la palabra "huir", ahora acompañada por algún sinónimo, pues por el flanco contrario se mostró su presunta pareja.
Pese a la monstruosidad de sus rasgos, en su forma de reclinarse sobre las piernas delanteras me llamó la atención su similitud con los gatos, concordante con los ronroneos que me pareció escuchar previamente. Fue allí cuando organicé una idea tanto estrafalaria como hipotéticamente funcional.
«Solo se puede ser valiente cuando se tiene miedo», medité mientras removía mis guantes de piel de topo, aquél soliloquio elegante era la única barrera que me separaba de espetar una vulgar maldición. Cerré los ojos y pensé en aquello que le gustaba a los felinos: la gatera. Titubeé momentáneamente y me reincorporé con un bufido profundo, abatiendo los pulmones al unísono que me arropaba con una densa fragancia mentolada(1). Recordaba haber visto al gato de un boticario entrar en éxtasis al olisquear este aroma... y deseaba que no aquello no fuera un caso excepcional.
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(1) Uso de la habilidad "Presencia vampírica"
Sasha.
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Re: Hallaré un camino o me lo abriré [Libre] [4/4] [Cerrado]
Por un momento creí ver que el chico de la armadura enseñaba sus colmillos, pero fue algo que pasé por alto ¿Que iba a hacer morderme? Tal vez simplemente poseía caninos extravagantes.
Tras un tirón me inmuté al escuchar que agradecía por no leer la carta, de igual manera aquello que observé no era nada concreto.
Entre tanta presentación el ruido proveniente de los árboles llamó nuestra atención interrumpiendo el momento que comenzaba a tornarse un tanto menos desagradable.
Justo cuando la mujer de la lanza tomó las riendas de su caballo un par de ojos aparecieron entre la flora que se multiplicaron para dar lugar a un gato gigante que inmediatamente se interpuso en nuestro camino.
Este tipo de criatura no suele atacar sin un motivo, deberiarmos retirarnos - Dije evitando no sonar como un cobarde, alguna vez había visto esa clase de felino entre los bosques y no resultaba ser una especie que atacara sin motivo.
Pero lo que recomendaba sería inútil, enseguida otro igual apareció a nuestras espaldas rodeándonos junto a su idéntico.
Desde donde me encontraba no podía hacer mucho, simplemente tomé mi capa y la lancé al aire esperando llamar la atención de aquellas criaturas, por la falta de luz mis runas se activaron parcialmente. -Light 1 - Pronuncié en voz baja en lo que la capa tocó el suelo.
Un breve destello de luz dió lugar a una pequeña criatura del bosque de no más de 120 cms que se formó desde el suelo, entre colmadas enredaderas se observaba como se creaba el espíritu que no tardó nada en materializarse, sus ojos irradiaban un intenso color azul, sus manos terminaban en garras y su cabeza poseían 4 ramas como cuernos.
El hombre de buen porte parecía encontrar en una especie de trance o eso creía ver, al igual que las criaturas que le dedicaban toda su atención, ese era el momento correcto por lo que decidí escurrirme entre las sombras saliendo del campo de visión de todos los presentes, aproveché la tierra húmeda para untarla en mi cuerpo, después de todo aquella raza seguro poseía un olfato agudo como cualquier gato.
Tenía que pensar en algo rápido, la invocación sabía que tenía que quedarse junto al grupo en mi representación para apoyar, sería de utilidad frente a los ataques de los felinos si es que actuaban, además que como espíritu del bosque no debería ser blanco para ellos.
Tal vez sería catalogado como cobarde pero era incapaz de atacar a esas alimañas al igual que era poco probable que dirigieran sus ataques a mi persona por ser un elfo, cuestión que todos ignoraban hasta que capaz y si tenían conocimiento se dieran cuenta de la invocación que estaba realizando.
Oculto en el bosque y entre las sombras llevé una de mis magos a mi garganta haciendo presión sobre esta y tras cerrar mis cuerdas vocales comencé a emitir un silbido como si se tratara de una película de terror, asemejando el sonido al de un Graphorn, una de las bestias más temidas el los alrededores el bosque central.
Tensé el arco en dirección a las criaturas, sabiendo que actuaría solo en caso de alto riesgo. Controlaba mi respiración para mejorar mi puntería y evitar ser descubierto por su oído, después de todo nos jugábamos la vida en ese momento y es que ninguna aventura era normal
"Y aún no me presento" - Pensé manteniendo como objetivo las criaturas que estaban rodeando la morena, la pelirroja y el chico de la armadura.
Tras un tirón me inmuté al escuchar que agradecía por no leer la carta, de igual manera aquello que observé no era nada concreto.
Entre tanta presentación el ruido proveniente de los árboles llamó nuestra atención interrumpiendo el momento que comenzaba a tornarse un tanto menos desagradable.
Justo cuando la mujer de la lanza tomó las riendas de su caballo un par de ojos aparecieron entre la flora que se multiplicaron para dar lugar a un gato gigante que inmediatamente se interpuso en nuestro camino.
Este tipo de criatura no suele atacar sin un motivo, deberiarmos retirarnos - Dije evitando no sonar como un cobarde, alguna vez había visto esa clase de felino entre los bosques y no resultaba ser una especie que atacara sin motivo.
Pero lo que recomendaba sería inútil, enseguida otro igual apareció a nuestras espaldas rodeándonos junto a su idéntico.
Desde donde me encontraba no podía hacer mucho, simplemente tomé mi capa y la lancé al aire esperando llamar la atención de aquellas criaturas, por la falta de luz mis runas se activaron parcialmente. -Light 1 - Pronuncié en voz baja en lo que la capa tocó el suelo.
Un breve destello de luz dió lugar a una pequeña criatura del bosque de no más de 120 cms que se formó desde el suelo, entre colmadas enredaderas se observaba como se creaba el espíritu que no tardó nada en materializarse, sus ojos irradiaban un intenso color azul, sus manos terminaban en garras y su cabeza poseían 4 ramas como cuernos.
El hombre de buen porte parecía encontrar en una especie de trance o eso creía ver, al igual que las criaturas que le dedicaban toda su atención, ese era el momento correcto por lo que decidí escurrirme entre las sombras saliendo del campo de visión de todos los presentes, aproveché la tierra húmeda para untarla en mi cuerpo, después de todo aquella raza seguro poseía un olfato agudo como cualquier gato.
Tenía que pensar en algo rápido, la invocación sabía que tenía que quedarse junto al grupo en mi representación para apoyar, sería de utilidad frente a los ataques de los felinos si es que actuaban, además que como espíritu del bosque no debería ser blanco para ellos.
Tal vez sería catalogado como cobarde pero era incapaz de atacar a esas alimañas al igual que era poco probable que dirigieran sus ataques a mi persona por ser un elfo, cuestión que todos ignoraban hasta que capaz y si tenían conocimiento se dieran cuenta de la invocación que estaba realizando.
Oculto en el bosque y entre las sombras llevé una de mis magos a mi garganta haciendo presión sobre esta y tras cerrar mis cuerdas vocales comencé a emitir un silbido como si se tratara de una película de terror, asemejando el sonido al de un Graphorn, una de las bestias más temidas el los alrededores el bosque central.
Tensé el arco en dirección a las criaturas, sabiendo que actuaría solo en caso de alto riesgo. Controlaba mi respiración para mejorar mi puntería y evitar ser descubierto por su oído, después de todo nos jugábamos la vida en ese momento y es que ninguna aventura era normal
"Y aún no me presento" - Pensé manteniendo como objetivo las criaturas que estaban rodeando la morena, la pelirroja y el chico de la armadura.
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Off: 1 Habilidad de "invocación" usada.
Saintus L Spell
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Re: Hallaré un camino o me lo abriré [Libre] [4/4] [Cerrado]
Las personas que tan inusualmente habían aparecido en el bosque no eran bandidos pero sin duda tenían alguna idea de lo que era pelear, era quizás algo esperable en gente que se moviera seguido por la espesura, sin una caravana que los protegiera. Sea de donde sea que hubiesen aprendido a luchar, Sashenka no se quedaría atrás, tantas tardes de entrenamiento en el cuartel de la Guardia había moldeado sus músculos y preparado su cuerpo para que reaccionara de inmediato ante cualquier sorpresa.
En un pestañeo tenia la lanza de nuevo en la mano, y al siguiente el escudo, con la guardia en alto se acercó a la pelirroja hasta dejarla a resguardo detrás de ella.
-Mantente a resguardo - El otro hombre llevaba armadura por lo que tenía más oportunidades de defenderse, en cuanto al tercero...Había arrojado su capa al aire y luego había desaparecido, acciones que la Dozorova no entendió hasta que notó que algo surgía del piso - ¿Que es eso? - Nunca había visto un ser como ese, pero ya que no se mostraba amenazante, suponía que estaba de su parte, o bien servía para distraer.
Ambas bestias tardaban en atacar, y extrañamente se quedaban mirando al hombre rubio, movían mucho la nariz y hacían ruidos extraños, como si algo les agradara y les molestara a la vez. El efecto duró unos segundos, al menos para uno de ellos, el que estaba de frente siguió mirando fijamente al joven Sasha, el felino que había aparecido por detrás gruñó y se lanzó al ataque de las dos mujeres.
Dio un salto, sacando las garras en el proceso, Sashenka interpuso el escudo, concentró su energía de tierra para que un pedazo del elemento saliera disparado del mismo y quitara a la bestia de encima.* De cualquier manera, el felino se resistió y dejó la marca de sus garras en el escudo de madera antes de separarse.
El extraño sonido que salió desde uno de los matorrales llamó la atención de todos, y despertó al felino que estaba aún con su atención puesta en el rubio. Era una amenaza, algo que ponía en riesgo a ambas criaturas, pero en lugar de correr como harían generalmente, se plantaron con más ímpetu en el lugar.
-Algo está pasando, tiene que haber un motivo - La dragona no era alguien que supiera mucho sobre animales, los únicos que conocía eran los caballos y algún que otro de granja, pero jamás los había cuidado ni se había hecho cargo de ellos. Sin embargo, estando superados en número y con tantas amenazas, cualquiera pensaría que iban a retroceder.
Y sin embargo...
El que había dejado marcas en el escudo de Sashenka volvió a intentar atacar a las dos mujeres, corriendo hacia ellas y parando en el último instante para esquivar la lanza de la dragona e intentar rasguñarla tanto a ella como a la pelirroja. Las garras eran tan filosas que traspasaron el cuerro de la bota de la Dozorova, dejándole una herida apenas arriba del tobillo.
--------------------------------------------------------------
*Habilidad de nivel 1: Escudo Elemental: (Mantenida) Mientras se mantenga esta habilidad activa, cada golpe físico recibido en el escudo del dragón hará que su elemento salga desprendido de aquel como contraataque hacia el atacante.
Duración: 2 Turnos
Enfriamiento: 5 Turnos
En un pestañeo tenia la lanza de nuevo en la mano, y al siguiente el escudo, con la guardia en alto se acercó a la pelirroja hasta dejarla a resguardo detrás de ella.
-Mantente a resguardo - El otro hombre llevaba armadura por lo que tenía más oportunidades de defenderse, en cuanto al tercero...Había arrojado su capa al aire y luego había desaparecido, acciones que la Dozorova no entendió hasta que notó que algo surgía del piso - ¿Que es eso? - Nunca había visto un ser como ese, pero ya que no se mostraba amenazante, suponía que estaba de su parte, o bien servía para distraer.
Ambas bestias tardaban en atacar, y extrañamente se quedaban mirando al hombre rubio, movían mucho la nariz y hacían ruidos extraños, como si algo les agradara y les molestara a la vez. El efecto duró unos segundos, al menos para uno de ellos, el que estaba de frente siguió mirando fijamente al joven Sasha, el felino que había aparecido por detrás gruñó y se lanzó al ataque de las dos mujeres.
Dio un salto, sacando las garras en el proceso, Sashenka interpuso el escudo, concentró su energía de tierra para que un pedazo del elemento saliera disparado del mismo y quitara a la bestia de encima.* De cualquier manera, el felino se resistió y dejó la marca de sus garras en el escudo de madera antes de separarse.
El extraño sonido que salió desde uno de los matorrales llamó la atención de todos, y despertó al felino que estaba aún con su atención puesta en el rubio. Era una amenaza, algo que ponía en riesgo a ambas criaturas, pero en lugar de correr como harían generalmente, se plantaron con más ímpetu en el lugar.
-Algo está pasando, tiene que haber un motivo - La dragona no era alguien que supiera mucho sobre animales, los únicos que conocía eran los caballos y algún que otro de granja, pero jamás los había cuidado ni se había hecho cargo de ellos. Sin embargo, estando superados en número y con tantas amenazas, cualquiera pensaría que iban a retroceder.
Y sin embargo...
El que había dejado marcas en el escudo de Sashenka volvió a intentar atacar a las dos mujeres, corriendo hacia ellas y parando en el último instante para esquivar la lanza de la dragona e intentar rasguñarla tanto a ella como a la pelirroja. Las garras eran tan filosas que traspasaron el cuerro de la bota de la Dozorova, dejándole una herida apenas arriba del tobillo.
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*Habilidad de nivel 1: Escudo Elemental: (Mantenida) Mientras se mantenga esta habilidad activa, cada golpe físico recibido en el escudo del dragón hará que su elemento salga desprendido de aquel como contraataque hacia el atacante.
Duración: 2 Turnos
Enfriamiento: 5 Turnos
Sashenka Dozorova
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Re: Hallaré un camino o me lo abriré [Libre] [4/4] [Cerrado]
Aunque superábamos en número a nuestros felinos atacantes, nos encontramos en una situación comprometida.
El hombre que hacía pocos minutos me había tendido la mano (que ahora sabía que se llamaba Sasha) se encontraba concentrado a mis espaldas, desprendiendo un olor que pude identificar como hierba gatera. Ese olor calmó temporalmente a las dos bestias, y me fascinó el hecho de que proviniera de la nada. "Cuando salgamos de esta, si es que salimos, tengo que preguntarle por esto..." Me dije a mi misma, como recordatorio para un futuro.
Por otro lado, el ladrón misterioso que no se había presentado desapareció, dejando tras de sí algún tipo de proyección astral. Aunque era hermosa a la vista, realmente no sabía como podría ayudarnos con la situación en la que nos encontrábamos...
Y finalmente Sashenka. Se puso delante de mi, con escudo y lanza en mano, dispuesta a protegerme de esos animales. Había muchas cosas que no me cuadraban, ya que lo más fácil hubiera sido defenderse a ella misma, y que mi situación no le importara para nada. Hubiera sido lo más comprensible ya que hacía pocos minutos había pensado que queríamos emboscarla. Era muy valiente y poderosa, y su instinto de protección me dio el coraje necesario para yo también ponerme en guardia, preparando mi magia.
La primera estocada que lanzó el animal después de salir del embrujo de Sasha me pilló desprevenida, igual que la segunda. De la primera, Sashenka usó algún tipo de magia de tierra, como la que yo misma poseía, para sacarse al felino de encima. Eso me sorprendió, porque de alguna extraña forma, Sashenka no tenía apariencia de bruja, ni mucho menos. "Pero sino.. ¿que podía ser?". Pero no había tiempo.
Sashenka murmuró que algo tenía que estar pasando y no podía estar más de acuerdo. Llevaba mucho tiempo en ese bosque, estudiando plantas y animales, y nunca hasta el momento un ser así había hecho acto de presencia, y menos con esa agresividad y fiereza.
La segunda estocada proveniente del animal hirió a Sashenka, y fue en ese punto en que me di cuenta de que no estaba haciendo nada para ayudar. Me separé un poco de la mujer con el escudo, lo justo como para poder ver bien al animal, pero sin salir de su protección, y con mi telekinesis1 ]moví con fuerza la piedra con la que había pensado atacar al ladrón de cartas, que seguía en el camino.
La piedra, poco a poco, se levantó del suelo, y cuando estaba a unos 50 centímetros, con mi mente, hice que se estampara a una velocidad vertiginosa justo entre los ojos de la bestia. No quería herirle de gravedad, solo pretendía asustarla un poco para que dejara de atacarnos y volviera por donde había aparecido, pero eso no parecía que fuera lo que iba a suceder.
Me preparé para levantar un pilar de tierra, en caso de que el ser quisiera atacar otra vez a Sashenka, pero parecía un poco aturdido aún por el golpe de la piedra. Movía la cabeza de un lado a otro, incluso parecía ligeramente desorientado. Eso podría ser o muy bueno, o muy malo. Podría haberle enfurecido del todo.
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1. Habilidad racial de los brujos: Telekinesis. Permite mover objetos con la mente, dependiendo el tamaño del nivel del brujo. No puede usarse sobre organismos vivos.
El hombre que hacía pocos minutos me había tendido la mano (que ahora sabía que se llamaba Sasha) se encontraba concentrado a mis espaldas, desprendiendo un olor que pude identificar como hierba gatera. Ese olor calmó temporalmente a las dos bestias, y me fascinó el hecho de que proviniera de la nada. "Cuando salgamos de esta, si es que salimos, tengo que preguntarle por esto..." Me dije a mi misma, como recordatorio para un futuro.
Por otro lado, el ladrón misterioso que no se había presentado desapareció, dejando tras de sí algún tipo de proyección astral. Aunque era hermosa a la vista, realmente no sabía como podría ayudarnos con la situación en la que nos encontrábamos...
Y finalmente Sashenka. Se puso delante de mi, con escudo y lanza en mano, dispuesta a protegerme de esos animales. Había muchas cosas que no me cuadraban, ya que lo más fácil hubiera sido defenderse a ella misma, y que mi situación no le importara para nada. Hubiera sido lo más comprensible ya que hacía pocos minutos había pensado que queríamos emboscarla. Era muy valiente y poderosa, y su instinto de protección me dio el coraje necesario para yo también ponerme en guardia, preparando mi magia.
La primera estocada que lanzó el animal después de salir del embrujo de Sasha me pilló desprevenida, igual que la segunda. De la primera, Sashenka usó algún tipo de magia de tierra, como la que yo misma poseía, para sacarse al felino de encima. Eso me sorprendió, porque de alguna extraña forma, Sashenka no tenía apariencia de bruja, ni mucho menos. "Pero sino.. ¿que podía ser?". Pero no había tiempo.
Sashenka murmuró que algo tenía que estar pasando y no podía estar más de acuerdo. Llevaba mucho tiempo en ese bosque, estudiando plantas y animales, y nunca hasta el momento un ser así había hecho acto de presencia, y menos con esa agresividad y fiereza.
La segunda estocada proveniente del animal hirió a Sashenka, y fue en ese punto en que me di cuenta de que no estaba haciendo nada para ayudar. Me separé un poco de la mujer con el escudo, lo justo como para poder ver bien al animal, pero sin salir de su protección, y con mi telekinesis1 ]moví con fuerza la piedra con la que había pensado atacar al ladrón de cartas, que seguía en el camino.
La piedra, poco a poco, se levantó del suelo, y cuando estaba a unos 50 centímetros, con mi mente, hice que se estampara a una velocidad vertiginosa justo entre los ojos de la bestia. No quería herirle de gravedad, solo pretendía asustarla un poco para que dejara de atacarnos y volviera por donde había aparecido, pero eso no parecía que fuera lo que iba a suceder.
Me preparé para levantar un pilar de tierra, en caso de que el ser quisiera atacar otra vez a Sashenka, pero parecía un poco aturdido aún por el golpe de la piedra. Movía la cabeza de un lado a otro, incluso parecía ligeramente desorientado. Eso podría ser o muy bueno, o muy malo. Podría haberle enfurecido del todo.
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1. Habilidad racial de los brujos: Telekinesis. Permite mover objetos con la mente, dependiendo el tamaño del nivel del brujo. No puede usarse sobre organismos vivos.
Zarina
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Re: Hallaré un camino o me lo abriré [Libre] [4/4] [Cerrado]
El perfume de hierba Gatera surtió efecto por un breve instante; lo suficiente para que el resto de la formación pudiera reaccionar. Sashenka se posicionó frente a Zarina con el escudo en alto, repeliendo las brutales zarpadas de la bestia para contraatacar al unísono con proyectiles de tierra y furiosas punzadas. Por su parte, el joven ladronzuelo huyó en cuanto tuvo la oportunidad, dejando una figura fantasmagórica como recuerdo de su visita. Acto seguido, las orejas felinas se agitaron al percibir una sibilancia entre las copas de los árboles, y su pelaje lacío que ondeaba al compás del viento se erizó como las púas de sus lomos.
–¿Un Graphorn? No. El tono es demasiado grave. Debe haber sido el muchacho. – musité mientras escudriñaba los alrededores. Los felinos parecían haber caído en el ardid, pero insistían en permanecer con el mismo ímpetu. – Están claramente superados en número, con un depredador al acecho, y aún así se niegan a huir. ¿Qué les está reteniendo?
Un golpe sordo me hizo volverme a Sashenka y Zarina, percatándome del sañoso traqueteo de una de las alimañas, cuyo ojo negruzco se había teñido de carmesí, con la pupila fija en la silueta de la bruja. «¿Qué clase de idea...?». En ese instante, un nubarrón opacó el fulgor de la luna, sumiendo a la arboleda en el espesor de las tinieblas. Llevé mi mano diestra a la guarnición de Balanza y me concentré en la retaguardia del animal, arropándome con la penumbra del panorama(1) para desplazarme raudamente y aferrarme a su cola.
El felino se zarandeó violentamente, arrancando las ramas de los árboles colindantes con los porrazos de su rabo. Pese a mi agilidad, el peso de la armadura jugaba en mi contra, y en pocos instantes sentí cómo los tendones de mis brazos se debilitaban. Mi intención era cansarlo, pero, ¿realmente podía resistir?.
(1) Uso de habilidad "Correteo Umbrío"
Aprovecho para disculparme por la tardanza. Como expliqué por Discord, fueron unas semanas difíciles. A partir de ahora, responderé con la frecuencia de antes.
–¿Un Graphorn? No. El tono es demasiado grave. Debe haber sido el muchacho. – musité mientras escudriñaba los alrededores. Los felinos parecían haber caído en el ardid, pero insistían en permanecer con el mismo ímpetu. – Están claramente superados en número, con un depredador al acecho, y aún así se niegan a huir. ¿Qué les está reteniendo?
Un golpe sordo me hizo volverme a Sashenka y Zarina, percatándome del sañoso traqueteo de una de las alimañas, cuyo ojo negruzco se había teñido de carmesí, con la pupila fija en la silueta de la bruja. «¿Qué clase de idea...?». En ese instante, un nubarrón opacó el fulgor de la luna, sumiendo a la arboleda en el espesor de las tinieblas. Llevé mi mano diestra a la guarnición de Balanza y me concentré en la retaguardia del animal, arropándome con la penumbra del panorama(1) para desplazarme raudamente y aferrarme a su cola.
El felino se zarandeó violentamente, arrancando las ramas de los árboles colindantes con los porrazos de su rabo. Pese a mi agilidad, el peso de la armadura jugaba en mi contra, y en pocos instantes sentí cómo los tendones de mis brazos se debilitaban. Mi intención era cansarlo, pero, ¿realmente podía resistir?.
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(1) Uso de habilidad "Correteo Umbrío"
Aprovecho para disculparme por la tardanza. Como expliqué por Discord, fueron unas semanas difíciles. A partir de ahora, responderé con la frecuencia de antes.
Sasha.
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Re: Hallaré un camino o me lo abriré [Libre] [4/4] [Cerrado]
El miembro 'Sasha.' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: Hallaré un camino o me lo abriré [Libre] [4/4] [Cerrado]
La mujer de cabello negro y cuerpo esculpido parecía ser una especie de escudo humano al servicio de la pelirroja y es que por ley natural solía ser así, los más fuertes protegían a los más debiles aunque no siempre era de fiar el físico de los demás, eso me quedaba claro.
La tierra se movió, de la nada emergió del suelo en forma de defensa de la chica ruda, lo que me hizo pensar enseguida que esta era una bruja, mantuve la guardia por si otra criatura aparecía mientras tenía el arco tensado en dirección a la primera criatura, en el momento en el que Sashenka fuera herida la más pequeña se puso las pilas y con una magia que no conocía elevó una piedra de suelo y con fuerzas la mandó a volar en contra de uno de las bestias.
Las personalidades iban aflorando, cada uno estaba demostrando que sabía hacer y como habían llegado hasta aquél lugar.
El que parecía tener más cartas guardadas era el chico de cabello amarillo, quién no dejaba de sorprender con su actuación.
De un momento a otro parecía que se hizo más oscuro, algo ocurría y ya no era perceptible el hombrecito. Atacar a esas alimañas no era la mejor idea y huir no era una opción por lo que teníamos que contenerlos.
Aproveché el momento preciso en el que el tipo de la armadura estaba manteniendo a raya al animal para dejar ir la flecha con todo lo que daba a uno de sus muslos traseros, a unos cuantos centímetros de la articulación, para reducir así su movilidad y soslayar que mi ataque fuera de gravedad. El ent se lanzó en contra del atacante faltante, su apariencia era bastante sencilla pero su resistencia no podía juzgarse, su objetivo era subirse encima del felino y halarle de sus cabellos para manipularlo, lo que le daría a las chicas tiempo para actuar.
Aprovechando la oportunidad comencé a correr de un lado a otro entre las sombras aprovechando mi runa y que no podía ser visto para que se sintieran amenazados, los arbustos se movían con cada paso que daba como si de una amenaza se trataba, todo esto esperando que decidieran huir.
Algo pasaba y no estaba claro para ninguno.
Saintus L Spell
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Re: Hallaré un camino o me lo abriré [Libre] [4/4] [Cerrado]
Sashenka cayó al piso con la pierna herida, fue entonces cuando la pelirroja pareció reaccionar y movió con su magia una piedra que impactó directo en la cabeza de uno de los monstruos. Las garras del animal habían hecho tres cortes profundos, la dragona soltó la lanza para llevarse la mano a la lesión, el escudo estaba agarrado a su brazo así que siguió estando en alto.
Mientras tanto, el hombre de cabello rubio continuaba distrayendo al otro monstruo, llegando al punto de agarrarlo de la cola, algo nada aconsejable de hacer a ningún felino de ningún tamaño. El animal comenzó a lanzar zarpazos en todas direcciones, intentando alcanzar al joven, hasta que un proyectil lo alcanzó en el muslo, hizo un rugido de dolor y se agitó con tal fuerza que el muchacho que lo sostenía salió disparado.
Al mismo tiempo, el Gato de Areside que había sido golpeado por la piedra de Zarina estaba demasiado nervioso, aturdido y enojado. Se tiró nuevamente contra las mujeres, pero está vez Sasha le daría final, agarró la lanza que había dejado caer y apoyando la base contra el piso puso el filo apuntando al abdomen del animal, quien se clavó de lado a lado por su propio peso.
El otro animal salió corriendo, dejando un rastro de sangre. La dragona se sentía agotada, dejó caer el cuerpo del animal a un lado, y se quedó acostada en el piso, recuperando el aire.
-¿Que les ocurría a esos seres? ¿Que eran? - Hizo un gesto de dolor y se agarró el tobillo herido - Maldita sea... - No podría montar estando así.
No esperaba el obtener ayuda alguna de un montón de extraños, así que por lo pronto Sashenka se puso a pensar cómo podría acampar al costado del camino para poder tener tiempo de curarse y en todo caso retomar el viaje por la mañana.
Mientras tanto, el Gato de Areside que sobrevivió continuó la huida pero no de forma aleatoria, tenía que regresar a un sitio en concreto, uno que no estaba lejos del camino donde estaban los aventureros. Había sido una terrible idea elegir ese sitio para la madriguera, y ahora que la madre de los cachorros estaba muerta...
El macho rondaba nervioso el sitio donde sus crías dormían, como si tuviera el raciocinio suficiente como para que la situación le resultara cuestionable. Al final resopló y se alejó del lugar llevándose a solo uno de los cachorros, el más fuerte, pero dejando a los otros tres a su suerte en la madriguera.
Mientras tanto, el hombre de cabello rubio continuaba distrayendo al otro monstruo, llegando al punto de agarrarlo de la cola, algo nada aconsejable de hacer a ningún felino de ningún tamaño. El animal comenzó a lanzar zarpazos en todas direcciones, intentando alcanzar al joven, hasta que un proyectil lo alcanzó en el muslo, hizo un rugido de dolor y se agitó con tal fuerza que el muchacho que lo sostenía salió disparado.
Al mismo tiempo, el Gato de Areside que había sido golpeado por la piedra de Zarina estaba demasiado nervioso, aturdido y enojado. Se tiró nuevamente contra las mujeres, pero está vez Sasha le daría final, agarró la lanza que había dejado caer y apoyando la base contra el piso puso el filo apuntando al abdomen del animal, quien se clavó de lado a lado por su propio peso.
El otro animal salió corriendo, dejando un rastro de sangre. La dragona se sentía agotada, dejó caer el cuerpo del animal a un lado, y se quedó acostada en el piso, recuperando el aire.
-¿Que les ocurría a esos seres? ¿Que eran? - Hizo un gesto de dolor y se agarró el tobillo herido - Maldita sea... - No podría montar estando así.
No esperaba el obtener ayuda alguna de un montón de extraños, así que por lo pronto Sashenka se puso a pensar cómo podría acampar al costado del camino para poder tener tiempo de curarse y en todo caso retomar el viaje por la mañana.
Mientras tanto, el Gato de Areside que sobrevivió continuó la huida pero no de forma aleatoria, tenía que regresar a un sitio en concreto, uno que no estaba lejos del camino donde estaban los aventureros. Había sido una terrible idea elegir ese sitio para la madriguera, y ahora que la madre de los cachorros estaba muerta...
El macho rondaba nervioso el sitio donde sus crías dormían, como si tuviera el raciocinio suficiente como para que la situación le resultara cuestionable. Al final resopló y se alejó del lugar llevándose a solo uno de los cachorros, el más fuerte, pero dejando a los otros tres a su suerte en la madriguera.
Sashenka Dozorova
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Re: Hallaré un camino o me lo abriré [Libre] [4/4] [Cerrado]
Las cosas se habían puesto feas. Sasha había salido disparado volando más allá de los árboles, Sashenka estaba herida en la pierna y había sido para defenderme, una de las bestias hacía muerta a nuestro lado y la otra se había dado a la fuga. Debía ir por pasos.
Primero la pierna de Sashenka. Me acerqué a ella, que aún seguía tumbada en el suelo. Le eché un vistazo por encima, de forma rápida, para ver hasta qué punto las heridas habían penetrado la carne de esa mujer. La miré a los ojos de forma afable y le pregunté: -¿Puedo...? - Haciendo referencia a si me daba permiso para echarle un ojo a la herida.
Ante su asentimiento, le cogí la pierna con delicadeza, observando que, aunque estaba sangrando mucho, no parecían del todo profundas, las heridas. Había leído muchos libros sobre medicina, tanto antigua como moderna, pero en algo que todos los autores acordaban era que lo peor que le puede pasar a una herida era que se infectara. Y las infecciones podían derivar en amputaciones o incluso con la muerte, por lo tanto, la higiene era esencial. - Tenemos que lavarla bien. - Dije, con los ojos fijados en la pierna herida, mucho más para mi que para ella.
De mi bolsa saqué una pequeña botella de cristal llena de agua, y poco a poco le eché el agua encima, quitando el exceso de sangre y lavando lo mejor que pude la herida. Intenté tratarla con cariño, para hacerle el menor daño posible, pero aún así, parecía que le dolía cada vez que pasaba mis dedos por encima de la herida aún abierta pero un poco más limpia.
Saqué, también de mi bolsa, mi cuaderno de notas, y con un vistazo rápido, decidí optar por la caléndula. Llevaba encima un poco de ungüento preparado unos días antes, y sabía que las propiedades de esa planta eran sanadoras pero, lo más importante, prevenía las infecciones. Saqué el pequeño bote de ungüento y lo destapé. Un olor poco agradable, que despertaba una sensación de amargura que te sugería no ingerirlo (aunque era totalmente comestible y beneficioso).
- Te voy a aplicar esto, es un ungüento de caléndula, te va a reducir el dolor, ayudar a la cicatrización y evitar que la herida se infecte. - Le dije, con una sonrisa de satisfacción en la cara. Y poco a poco y con mucho cuidado le fui aplicando una buena capa de esa pasta espesa y fresca. Aunque sabía que le dolería, todo era por su bien. Una vez le apliqué casi todo el contenido del bote, le di lo que quedaba de él, dándole a entender que era para ella, para un futuro.
Entonces cogí un trozo de mi larga falda, el que encontré más limpio, y le envolví la pierna como si de una venda se tratara. - Esto es provisional, así que en el próximo pueblo, que te lo vea un médico o un buen curandero. - Le dije, de forma suave, mientras me incorporaba y arqueaba mi espalda hacia atrás, haciendo crujir los huesos de ella, en un intento de aliviar la tensión y el dolor de haber mantenido una mala postura.
En el momento en que me encaminé hacia dónde creía que había caído Sasha, para ver si requería alguno de mis cuidados después de su caída, un rugido lejano retumbó por el bosque. ¿Sería que aún el otro animal rondaba por allí?
Primero la pierna de Sashenka. Me acerqué a ella, que aún seguía tumbada en el suelo. Le eché un vistazo por encima, de forma rápida, para ver hasta qué punto las heridas habían penetrado la carne de esa mujer. La miré a los ojos de forma afable y le pregunté: -¿Puedo...? - Haciendo referencia a si me daba permiso para echarle un ojo a la herida.
Ante su asentimiento, le cogí la pierna con delicadeza, observando que, aunque estaba sangrando mucho, no parecían del todo profundas, las heridas. Había leído muchos libros sobre medicina, tanto antigua como moderna, pero en algo que todos los autores acordaban era que lo peor que le puede pasar a una herida era que se infectara. Y las infecciones podían derivar en amputaciones o incluso con la muerte, por lo tanto, la higiene era esencial. - Tenemos que lavarla bien. - Dije, con los ojos fijados en la pierna herida, mucho más para mi que para ella.
De mi bolsa saqué una pequeña botella de cristal llena de agua, y poco a poco le eché el agua encima, quitando el exceso de sangre y lavando lo mejor que pude la herida. Intenté tratarla con cariño, para hacerle el menor daño posible, pero aún así, parecía que le dolía cada vez que pasaba mis dedos por encima de la herida aún abierta pero un poco más limpia.
Saqué, también de mi bolsa, mi cuaderno de notas, y con un vistazo rápido, decidí optar por la caléndula. Llevaba encima un poco de ungüento preparado unos días antes, y sabía que las propiedades de esa planta eran sanadoras pero, lo más importante, prevenía las infecciones. Saqué el pequeño bote de ungüento y lo destapé. Un olor poco agradable, que despertaba una sensación de amargura que te sugería no ingerirlo (aunque era totalmente comestible y beneficioso).
- Te voy a aplicar esto, es un ungüento de caléndula, te va a reducir el dolor, ayudar a la cicatrización y evitar que la herida se infecte. - Le dije, con una sonrisa de satisfacción en la cara. Y poco a poco y con mucho cuidado le fui aplicando una buena capa de esa pasta espesa y fresca. Aunque sabía que le dolería, todo era por su bien. Una vez le apliqué casi todo el contenido del bote, le di lo que quedaba de él, dándole a entender que era para ella, para un futuro.
Entonces cogí un trozo de mi larga falda, el que encontré más limpio, y le envolví la pierna como si de una venda se tratara. - Esto es provisional, así que en el próximo pueblo, que te lo vea un médico o un buen curandero. - Le dije, de forma suave, mientras me incorporaba y arqueaba mi espalda hacia atrás, haciendo crujir los huesos de ella, en un intento de aliviar la tensión y el dolor de haber mantenido una mala postura.
En el momento en que me encaminé hacia dónde creía que había caído Sasha, para ver si requería alguno de mis cuidados después de su caída, un rugido lejano retumbó por el bosque. ¿Sería que aún el otro animal rondaba por allí?
Zarina
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Re: Hallaré un camino o me lo abriré [Libre] [4/4] [Cerrado]
Me ensimismé de tal manera en el menester de proteger al resto que me olvidé de mí mismo. No contaba con la flecha que impactaría en el muslo de la bestia, ni con el espasmo subsiguiente que me mandaría a aterrizar junto a un tocón, lánguido y adolorido. Por fortuna, la coraza absorbió eficazmente el impacto, pero ahora no encontraba el vigor para ponerme en pie. Desde mi perspectiva inmóvil especté el resto del combate: Sashenka hizo acopio de su destreza para penetrar el frágil abdomen de la hembra, lo que resultó fatal en el acto. Por su parte, el macho huyó con el rabo entre las patas, dejando atrás el grotesco cadáver de su pareja.
Examiné su vientre desde la distancia: la precisión de la guerrera resultaba temible, pues el sangrado era profuso. No obstante, me llamó aún más la atención las irregularidares en sus ubres. «Dio a luz recientemente...».
Llevé mi mano al semblante y una sensación de resequedad, tenue entre el tiritar de mis dedos, me confirmó lo evidente: estaba sediento. El dulce aroma que desprendía la herida de Sashenka recorría mis fosas nasales y se adentraba allí donde la línea entre el instinto y la razón es casi imperceptible. Las gotas de saliva humedecieron mis labios, y conforme mis pupilas se encogieron, lo vi todo con mayor claridad, como un arranque de lucidez. Ya me sentía mejor, solo debía ponerme en pie y...
Reaccioné al percibir el rostro absorto de Zarina frente a mí y, de pronto, ya no deseaba levantarme. Parecía preocupada por revisar mis heridas, pero a su vez cautivada por un pensamiento. En ese momento me percaté del eco agudo de algunos maullidos. Su constancia resultaba irritante y también denotaba desamparo, como el llanto ahogado de un niño huérfano.
–Estaban protegiendo a sus crías. – afirmé con una voz ronca y entrecortada – No durarán mucho ahora que su madre está muerta. – la ominosa voz de la culpa le habló directamente a mi corazón, evocando un sentimiento amargo que me estrangulaba la garganta. Hinqué la mano sobre el tocón y me puse en pie, ahora escudriñando la arboleda. – Si los dejamos allí, morirán de hambre. Lo mínimo que podemos hacer es darles una muerte rápida.
Examiné su vientre desde la distancia: la precisión de la guerrera resultaba temible, pues el sangrado era profuso. No obstante, me llamó aún más la atención las irregularidares en sus ubres. «Dio a luz recientemente...».
Llevé mi mano al semblante y una sensación de resequedad, tenue entre el tiritar de mis dedos, me confirmó lo evidente: estaba sediento. El dulce aroma que desprendía la herida de Sashenka recorría mis fosas nasales y se adentraba allí donde la línea entre el instinto y la razón es casi imperceptible. Las gotas de saliva humedecieron mis labios, y conforme mis pupilas se encogieron, lo vi todo con mayor claridad, como un arranque de lucidez. Ya me sentía mejor, solo debía ponerme en pie y...
Reaccioné al percibir el rostro absorto de Zarina frente a mí y, de pronto, ya no deseaba levantarme. Parecía preocupada por revisar mis heridas, pero a su vez cautivada por un pensamiento. En ese momento me percaté del eco agudo de algunos maullidos. Su constancia resultaba irritante y también denotaba desamparo, como el llanto ahogado de un niño huérfano.
–Estaban protegiendo a sus crías. – afirmé con una voz ronca y entrecortada – No durarán mucho ahora que su madre está muerta. – la ominosa voz de la culpa le habló directamente a mi corazón, evocando un sentimiento amargo que me estrangulaba la garganta. Hinqué la mano sobre el tocón y me puse en pie, ahora escudriñando la arboleda. – Si los dejamos allí, morirán de hambre. Lo mínimo que podemos hacer es darles una muerte rápida.
Sasha.
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Re: Hallaré un camino o me lo abriré [Libre] [4/4] [Cerrado]
Todo no salía a pedir de boca, aunque parecía que poco a poco saldríamos adelante el rubio se manejaba bien, la pelirroja era más útil de lo que cualquiera podía creer y la guardia de lunargenta como no, era la mas experimentada según como se movía.
Noté como corría la sangre en la pierna de la más adulta de nosotros y como la joven bruja quería ayudarla, no había dando indicios de que fuese un elfo, más allá de la invocación que realicé anteriormente ya que de resto hasta mis orejas eran cubiertas pero lo mejor sería ayudar a aquella mujer, probablemente podrían regresar o la podíamos necesitar en aquél lugar donde seguro pasaríamos la noche.
Un rugido retumbó en el bosque, el muchacho se estaba reponiendo del tirón del animal y la herida que estaba y bien tratada seguía abierta y ciertamente al tratarse de animales del bosque no tienen un "cuidado" debido.
Me acerque desde entre los matorrales y le encargué al ent llevar a la pequeña cría junto a la manada más cercana de aquél lugar, su conexión con la naturaleza le permitiría hacer lo correcto, si bien podía ser devorado por un nuevo grupo también podrían resguardarlo como uno de su especie.
Aún, en mi posición estando cerca de Sashenka llevé mi mano derecha a su herida y pronuncié - Light - E inmediatamente un destello de luz comenzó a cerrar su herida que no era tan grave, no cerraría de inmediato pero si en el pasar de los minutos, lo que sí podría sentir es una notoria mejora de inmediato. - Estoy disculpado - Dije en voz alta, a mí persona como respuesta a la acción inicial, el robo de la carta, mientras que observando a nuestro alrededor aconsejé - Deberíamos acampar, pero no acá, más hacia el norte podremos encontrar la misma zona boscosa pero sin tanta hierva alta, donde estar más al pendiente- Injerí mirando a la dragona a los ojos
Saintus L Spell
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