This is (not) Farming [libre 3/3][cerrado]
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This is (not) Farming [libre 3/3][cerrado]
Hazel se encontraba desesperado por la situación loca que ocurría dentro de su mente, parecía una guerra civil al interior de su cabeza y por algún motivo, anhelaba con ahínco lamer una puerta. Debido a esto decidió alejarse de la civilización y adentrarse al bosque, la naturaleza le ayudaría a sobrellevar su perturbada mente.
"Muy bien Hazel recuerda que todo esta en tu cabeza"
"En efecto, estoy dentro de tu cabeza"
"Hey! ¿tu también?"
"Sabes que ese cuerpo me pertenece, ¿por que el cambio de nombre?"
"ya no soy yo mismo... Ni tu, lo lamento Braver..."
"Bueno, será mejor que te despabiles un poco, al parecer se acerca alguien"
Aquel dialogo interior se vio interrumpido por el sonido de las ramas crujiendo cerca de el, Hazelas(?) visiblemente perturbado se puso en alerta rápidamente para ver quien era la persona que salía a su encuentro.
-No quiero problemas, pero tengo una espada ridículamente grande y no tengo miedo de usarla- exclamo llevando una mano a la empuñadura de su espada, tan grande que debía cargarla en su espalda y tan pesada que era ridícula la idea de pelear con esa cosa.
"Muy bien Hazel recuerda que todo esta en tu cabeza"
"En efecto, estoy dentro de tu cabeza"
"Hey! ¿tu también?"
"Sabes que ese cuerpo me pertenece, ¿por que el cambio de nombre?"
"ya no soy yo mismo... Ni tu, lo lamento Braver..."
"Bueno, será mejor que te despabiles un poco, al parecer se acerca alguien"
Aquel dialogo interior se vio interrumpido por el sonido de las ramas crujiendo cerca de el, Hazelas(?) visiblemente perturbado se puso en alerta rápidamente para ver quien era la persona que salía a su encuentro.
-No quiero problemas, pero tengo una espada ridículamente grande y no tengo miedo de usarla- exclamo llevando una mano a la empuñadura de su espada, tan grande que debía cargarla en su espalda y tan pesada que era ridícula la idea de pelear con esa cosa.
Última edición por Hazel Wind el Miér Feb 03 2021, 20:01, editado 1 vez
Zelas Hazelmere
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Re: This is (not) Farming [libre 3/3][cerrado]
Iba caminando feliz de la vida cuando repentinamente fui consciente de algo importante: era yo el que debía andar sobre el upelero y no al revés.
–Baja, Holz –le pedí al animal de madera, pero lo arrojé al suelo antes de darle oportunidad de reaccionar–. Dioses –suspiré mientras hacía estiramientos–, siento que acabo de quitarme un peso de encima. Me pregunto por qué.
Mientras pensaba qué otras tonterías decir para no aburrirme en mi búsqueda, fui consciente de algo… interesante. Presioné mis labios con el pulgar de mi mano derecha, reflexionando sobre qué tan posible era ese algo.
–Ya no estoy oblivionado –musité–, por lo tanto, ¿todos ya me recuerdan? –Si todos ya podían recordarnos a Xana y a mí, eso significaba una sola cosa–. Los que estuvieron en Sandorái aquella noche probablemente siguen sin recordar al resto de oblivionados, pero sí deberían poder recordar que dos elfos fueron al Oblivion a salvarles el trasero.
¿Qué pasaría entonces si Xana y yo decidíamos hacer una visita a Árbol Madre?
Sacudí la cabeza para deshacerme de esos pensamientos, dejando el asunto para otro momento en el que no tuviera nada mejor que hacer.
Me monté en el upelero y extendí un brazo hacia adelante.
–Al infinito y más allá –dije.
Luego de un largo rato recorriendo poco camino debido a la inesperada y exagerada lentitud del pajarraco, finalmente encontré al no-elfo.
–Oye, tranquilo, viejo –contesté enseguida a su amenaza, ambas manos alzadas en gesto conciliador–. Soy yo, tu herrero favorito. –Busqué un pequeño objeto en uno de mis bolsillos y se lo tendí al no-elfo–. Mira, te traje una biusapuerta portable como muestra de paz y para demostrarte que yo soy yo y no alguien más.
El upelero se contorsionó abruptamente en ángulos imposibles, devoró la biusapuerta y volvió a la normalidad.
–Bueno, ¿todo bien? ¿Todo correcto? –pregunté intentando sonar casual. De pronto se escuchó el crujir de otras ramas cerca de nosotros. Llevé una mano a la empuñadura de mi espada, que no era tan grande ni tan pesada pero se veía bonita–. No quiero problemas, pero tengo un colega con una espada ridículamente grande y no tengo miedo de que la use… –Me interrumpí para mirar al no-elfo y comparar su tamaño con el de su arma–. Bueno, un poco sí porque podría lastimarse.
–Baja, Holz –le pedí al animal de madera, pero lo arrojé al suelo antes de darle oportunidad de reaccionar–. Dioses –suspiré mientras hacía estiramientos–, siento que acabo de quitarme un peso de encima. Me pregunto por qué.
Mientras pensaba qué otras tonterías decir para no aburrirme en mi búsqueda, fui consciente de algo… interesante. Presioné mis labios con el pulgar de mi mano derecha, reflexionando sobre qué tan posible era ese algo.
–Ya no estoy oblivionado –musité–, por lo tanto, ¿todos ya me recuerdan? –Si todos ya podían recordarnos a Xana y a mí, eso significaba una sola cosa–. Los que estuvieron en Sandorái aquella noche probablemente siguen sin recordar al resto de oblivionados, pero sí deberían poder recordar que dos elfos fueron al Oblivion a salvarles el trasero.
¿Qué pasaría entonces si Xana y yo decidíamos hacer una visita a Árbol Madre?
Sacudí la cabeza para deshacerme de esos pensamientos, dejando el asunto para otro momento en el que no tuviera nada mejor que hacer.
Me monté en el upelero y extendí un brazo hacia adelante.
–Al infinito y más allá –dije.
Luego de un largo rato recorriendo poco camino debido a la inesperada y exagerada lentitud del pajarraco, finalmente encontré al no-elfo.
–Oye, tranquilo, viejo –contesté enseguida a su amenaza, ambas manos alzadas en gesto conciliador–. Soy yo, tu herrero favorito. –Busqué un pequeño objeto en uno de mis bolsillos y se lo tendí al no-elfo–. Mira, te traje una biusapuerta portable como muestra de paz y para demostrarte que yo soy yo y no alguien más.
El upelero se contorsionó abruptamente en ángulos imposibles, devoró la biusapuerta y volvió a la normalidad.
–Bueno, ¿todo bien? ¿Todo correcto? –pregunté intentando sonar casual. De pronto se escuchó el crujir de otras ramas cerca de nosotros. Llevé una mano a la empuñadura de mi espada, que no era tan grande ni tan pesada pero se veía bonita–. No quiero problemas, pero tengo un colega con una espada ridículamente grande y no tengo miedo de que la use… –Me interrumpí para mirar al no-elfo y comparar su tamaño con el de su arma–. Bueno, un poco sí porque podría lastimarse.
Rauko
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Re: This is (not) Farming [libre 3/3][cerrado]
Ella volvía de hacer los últimos encargos en las aldeas cercanas. Necesitaba engordar su bolsillo antes de poner rumbo a la capital para gastarse los ahorros, para volver a tener que hacer encargos, para volver a tener aeros, para volver a gastarlos. Apenas notaba el cansancio en sus piernas por el largo camino recorrido, ni pensaba en lo que aun le quedaba hasta estar de vuelta en casa, su cabeza sólo tenía cabida para una cosa. Comida. El generoso petate que había recibido por el último recado en aquella granja no podía apartar su mente de la idea de un rico y calentito estofado a la lumbre. Su estómago estaba de acuerdo en eso.
Atravesaba una zona boscosa, aislada entre tanta llanura, envuelta en una aparente calma, pudiéndose permitir bajar la guardia y aminorar la marcha, que por otra parte bien falta la hacía, ya que cargar con aquel bartulo a la espalda repleto de piezas de matanza y otros productos de granja no estaba siendo una tarea tan fácil. Debió haber rechazado el último queso... Una voz entre los árboles la puso en alerta de nuevo, haciéndola frenar sus pasos en seco. Miró a su alrededor ante la advertencia, claramente se dirigía a ella. No, definitivamente tampoco ella quería problemas.
-No será necesario, puede mantenerla guardada, nadie quiere que se haga daño.
Con cautela se dejó ver entre las ramas más bajas, con las manos en alto, esperando que tan sólo se tratase de un encuentro ocasional con alguien que tan solo tomaba precauciones. Hacía tiempo que había abandonado las vías principales, abarrotadas de caravanas comerciales en ruta a la capital, no era habitual toparse con asaltantes en aquella zona. Apartó la maleza que se le quedaba enganchada en la carga, entre juramentos malsonantes dichos para sí, hasta que se abrió paso lo suficiente para distinguir a dos elfos bien armados. Rápidamente distinguió al que portaba la mencionada espada -sería difícil no hacerlo- al que sería mejor no acercarse, advirtiendo en él algo que le resultaba vagamente familiar, aunque sin ser capaz de saber por qué.
-Es agradable encontrarse con los nuestros fuera de la tierra.- comentó amable, dirigiéndose al que la había hablado a través de las plantas -Podéis estar tranquilos, estoy de paso y lo último que quiero son más problemas...- añadió casi exhalando un suspiro, recordando sus últimas vivencias -Aunque os advierto que yo también voy armada. Tengo una daga ridículamente pequeña que tampoco duraré en usar.- bromeó con altivez con la esperanza de no tener que arrepentirse.
Atravesaba una zona boscosa, aislada entre tanta llanura, envuelta en una aparente calma, pudiéndose permitir bajar la guardia y aminorar la marcha, que por otra parte bien falta la hacía, ya que cargar con aquel bartulo a la espalda repleto de piezas de matanza y otros productos de granja no estaba siendo una tarea tan fácil. Debió haber rechazado el último queso... Una voz entre los árboles la puso en alerta de nuevo, haciéndola frenar sus pasos en seco. Miró a su alrededor ante la advertencia, claramente se dirigía a ella. No, definitivamente tampoco ella quería problemas.
-No será necesario, puede mantenerla guardada, nadie quiere que se haga daño.
Con cautela se dejó ver entre las ramas más bajas, con las manos en alto, esperando que tan sólo se tratase de un encuentro ocasional con alguien que tan solo tomaba precauciones. Hacía tiempo que había abandonado las vías principales, abarrotadas de caravanas comerciales en ruta a la capital, no era habitual toparse con asaltantes en aquella zona. Apartó la maleza que se le quedaba enganchada en la carga, entre juramentos malsonantes dichos para sí, hasta que se abrió paso lo suficiente para distinguir a dos elfos bien armados. Rápidamente distinguió al que portaba la mencionada espada -sería difícil no hacerlo- al que sería mejor no acercarse, advirtiendo en él algo que le resultaba vagamente familiar, aunque sin ser capaz de saber por qué.
-Es agradable encontrarse con los nuestros fuera de la tierra.- comentó amable, dirigiéndose al que la había hablado a través de las plantas -Podéis estar tranquilos, estoy de paso y lo último que quiero son más problemas...- añadió casi exhalando un suspiro, recordando sus últimas vivencias -Aunque os advierto que yo también voy armada. Tengo una daga ridículamente pequeña que tampoco duraré en usar.- bromeó con altivez con la esperanza de no tener que arrepentirse.
Aylizz Wendell
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Re: This is (not) Farming [libre 3/3][cerrado]
-Uff... Me asustaste- dijo quitando la mano de su empuñadura, observo la biusa puerta portable y su boca se lleno de saliva, el upelero en cambio fue mas rápido y la devoro de un bocado "bueno, he sido lento" penso para si mismo viendo como el regalo de su amigo era devorado.
-No se como explicarlo, nuestra ultima aventura me ha... Oye has vuelto a la normalidad, me alegro, incluso te ves mas alto, no tan alto como en roilkat pero si mas alto que cuando era yo- dijo sonriendo mientras observaba a su amigo, nuevamente las ramas crujieron y otra vez Hazelas(?) llevo la mano a su empuñadura. cuando la voz obtuvo una cara, Hazel de nueva cuenta quito su mano de la empuñadura.
-Este es el dia de los sustos o que?, Tranquilo Rauko, ella es buena gente... Creo- exclamo mientras le quitaba el sentido de alerta al asunto, Jamás pensó ver a Aylizz en ese lugar, menos aun estando sobrio, pero si algo sabia era que Aerandir era una lugar de sorpresas.
Esbozo una sonrisa al escuchar las palabras de Aylizz, por suerte la elfa seguía siendo simpática a como la recordaba, -Esa daga es tuya ¿o la encontraste tirada en algún lugar?- no esperaba que le reconociera, menos ahora que se veía de la forma que se veía, aunque últimamente parecía que todos sabían quien era a pesar de su cambio de apariencia, -Rauko ella es Aylizz, Aylizz el es Rauko, el mejor herrero que conozco, y si puedo permitírmelo mi amigo.... A por cierto, antes que lo menciones, si, soy Zelas, aunque ahora me hago llamar por otro nombre porque mi cabeza tiene precio, y mi apariencia cambio porque... es difícil de explicar, lee el mastereado o el solitario(?)-
balbuceo lo ultimo rápidamente y con un poco de vergüenza, ¿por qué se habían reunido ahí?,¿qué cosa loca sucedería?¿por qué puse tantas preguntas al final? todo aquello se respondería probablemente en el siguiente post.... o no.
-No se como explicarlo, nuestra ultima aventura me ha... Oye has vuelto a la normalidad, me alegro, incluso te ves mas alto, no tan alto como en roilkat pero si mas alto que cuando era yo- dijo sonriendo mientras observaba a su amigo, nuevamente las ramas crujieron y otra vez Hazelas(?) llevo la mano a su empuñadura. cuando la voz obtuvo una cara, Hazel de nueva cuenta quito su mano de la empuñadura.
-Este es el dia de los sustos o que?, Tranquilo Rauko, ella es buena gente... Creo- exclamo mientras le quitaba el sentido de alerta al asunto, Jamás pensó ver a Aylizz en ese lugar, menos aun estando sobrio, pero si algo sabia era que Aerandir era una lugar de sorpresas.
Esbozo una sonrisa al escuchar las palabras de Aylizz, por suerte la elfa seguía siendo simpática a como la recordaba, -Esa daga es tuya ¿o la encontraste tirada en algún lugar?- no esperaba que le reconociera, menos ahora que se veía de la forma que se veía, aunque últimamente parecía que todos sabían quien era a pesar de su cambio de apariencia, -Rauko ella es Aylizz, Aylizz el es Rauko, el mejor herrero que conozco, y si puedo permitírmelo mi amigo.... A por cierto, antes que lo menciones, si, soy Zelas, aunque ahora me hago llamar por otro nombre porque mi cabeza tiene precio, y mi apariencia cambio porque... es difícil de explicar, lee el mastereado o el solitario(?)-
balbuceo lo ultimo rápidamente y con un poco de vergüenza, ¿por qué se habían reunido ahí?,¿qué cosa loca sucedería?¿por qué puse tantas preguntas al final? todo aquello se respondería probablemente en el siguiente post.... o no.
Zelas Hazelmere
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Re: This is (not) Farming [libre 3/3][cerrado]
Inevitablemente enarqué una ceja cuando él notó mi estado de desoblivionado. «¿Es que no se dio cuenta de eso cuando…?», no terminé el pensamiento. La posible respuesta llegó a mi mente, y entonces preferí no pensar más en aquello.
–Bueno, no soy tan alto –le contesté–, es solo que me afeité la barba. –Una vez dicho eso, me percaté de que jamás me había crecido la barba. Y teniendo en cuenta cómo me vería en unas cuantas décadas, parecía que eso no cambiaría.
Sea como sea, la persona que irrumpió en la escena era una elfa, con una daga que, según ella, era ridículamente pequeña. «¿Qué tan pequeña debe ser una daga para que sea ridícula?», me pregunté esa estupidez. «¿Del mismo tamaño del violín más pequeño del mundo, acaso?».
–Oh, Aylizz, encantado –saludé cuando fue presentada, obsequiándole una sonrisa afable–. Aunque no sé si sea correcto que me trates como a uno de los tuyos, pues… –Hice una mueca–. Digamos que no tuve muchas oportunidades de vivir en Sandorái, así que tal vez tengo más cosas de humanos que de elfos. –Me encogí de hombros–. Aun así, tal vez sí pueda parecerte alguien simpático –añadí, ensanchando la sonrisa–. ¿Sí o no, compadre? –le pregunté a Zelas.
Entonces recordé el motivo por el que fui a ese lugar. Me bajé del upelero y le dije:
–Holz, busca a Xana, dile que por fin encontré a Zelas… y luego tráela hasta aquí; su simple presencia me dará más experiencia.
Y el upelero emprendió una carrera hacia adelante, justo hacia el lado contrario donde probablemente estaba Xana. «Y en ese animal gasté mis materiales épicos», me lamenté. Dejé escapar un largo suspiro.
–Vale, Hazelas –empecé, volteándome hacia este–, vine por ti. Me leí el soli… Digo, como alguien con acceso a mucha información, especialmente de Beltrexus –agregué, no revelando explícitamente mi relación con el gremio de informantes–, solo me hace falta tener en cuenta ciertos rumores que he escuchado de esas tierras, además de que hace tiempo me pediste información de cierta banda peligrosa, para poder justificar mi metaro… Digo, justificar el saber que tienes problemas muy serios con ellos. Y creo que yo, siendo alguien que luchó contra jinetes oscuros y que sobrevivió a su propia muerte, puedo serte útil para enfrentarlos.
–Bueno, no soy tan alto –le contesté–, es solo que me afeité la barba. –Una vez dicho eso, me percaté de que jamás me había crecido la barba. Y teniendo en cuenta cómo me vería en unas cuantas décadas, parecía que eso no cambiaría.
Sea como sea, la persona que irrumpió en la escena era una elfa, con una daga que, según ella, era ridículamente pequeña. «¿Qué tan pequeña debe ser una daga para que sea ridícula?», me pregunté esa estupidez. «¿Del mismo tamaño del violín más pequeño del mundo, acaso?».
–Oh, Aylizz, encantado –saludé cuando fue presentada, obsequiándole una sonrisa afable–. Aunque no sé si sea correcto que me trates como a uno de los tuyos, pues… –Hice una mueca–. Digamos que no tuve muchas oportunidades de vivir en Sandorái, así que tal vez tengo más cosas de humanos que de elfos. –Me encogí de hombros–. Aun así, tal vez sí pueda parecerte alguien simpático –añadí, ensanchando la sonrisa–. ¿Sí o no, compadre? –le pregunté a Zelas.
Entonces recordé el motivo por el que fui a ese lugar. Me bajé del upelero y le dije:
–Holz, busca a Xana, dile que por fin encontré a Zelas… y luego tráela hasta aquí; su simple presencia me dará más experiencia.
Y el upelero emprendió una carrera hacia adelante, justo hacia el lado contrario donde probablemente estaba Xana. «Y en ese animal gasté mis materiales épicos», me lamenté. Dejé escapar un largo suspiro.
–Vale, Hazelas –empecé, volteándome hacia este–, vine por ti. Me leí el soli… Digo, como alguien con acceso a mucha información, especialmente de Beltrexus –agregué, no revelando explícitamente mi relación con el gremio de informantes–, solo me hace falta tener en cuenta ciertos rumores que he escuchado de esas tierras, además de que hace tiempo me pediste información de cierta banda peligrosa, para poder justificar mi metaro… Digo, justificar el saber que tienes problemas muy serios con ellos. Y creo que yo, siendo alguien que luchó contra jinetes oscuros y que sobrevivió a su propia muerte, puedo serte útil para enfrentarlos.
Rauko
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Re: This is (not) Farming [libre 3/3][cerrado]
La cabeza se le rompió en dos cuando el elfo rubio de la gran espada se dirigió a ella, más aun cuando supo presentarla ante el peliblanco. Frunció el ceño, desconfiada, hasta que por fin desveló su nombre y entonces cayó en la cuenta de dónde se habían visto antes y por qué se conocían, entendiendo así su primer comentario en tono de burla.
-¡El elfo liante de aquella vez! Algo en ti me resultaba familiar, aunque... Te veo muy cambiado, ¿te cayó ácido en el cabello?- recordaba haberlo visto moreno cuando se conocieron en aquel tugurio de mala muerte, ¿un disfraz tal vez? -Bueno, tampoco me quedó claro tu nombre la primera vez, así que todo en orden.- afirmó, pulgar arriba -La daga es mía... ¿teóricamente? Digamos que sí. Tú, ¿qué? ¿Elegiste la espada más grande del mercado para no perderla?
Atendió al llamado Rauko, parecía agradable, al menos su rostro angelical daba eso que pensar. Lo examinó de un rápido vistazo, con que herrero, ¿eh? Si, su complexión acompañaba a la ocupación. Bien, siempre es bueno conocer a uno.
-Ah, bueno, tus orejas son como las mías, eso ya es algo. Igual, he conocido buena gente entre los cortavida, descuida.- comentó con un gesto, restándole importancia al asunto -El valor de cada cual está en los actos, no en la sangre.- se aventuró a defender, encogiéndose de hombros.
Escuchó desconcertada lo que hablaban entre ellos, únicamente sacando en claro que Rauko tenía buenos contactos y Zelas andaba metido en problemas. Vaya, ¿por qué sería que no le parecía sorprendente aquello último? El numerito en la taberna cuando lo conoció fue suficiente para adivinar que no andaba por la vida oliendo flores.
-¿Hay quienes pagan por tu vida? ¿Y eso realmente es nuevo para ti? Esta es la segunda vez que nos vemos y ya te he visto chunguear a varios guardias en su cara y a un hombre inocente irse preso por tus enredos.- bromeó, dejando escapar una pequeña risa, pero el comentario acerca de los Jinetes la hizo perder la gracia al instante. -Así que participaste en la última batalla...- mencionó, señalando lo que ya era obvio, refiriéndose de nuevo al tez pálida -Me han contado cosas terribles. Alguien que conozco incluso quedó maldito... A ti se te ve bastante entero, supongo que eso es bueno.
En vista de que la conversación se hacía amena, descargó su espalda para descansar, depositando la bolsa sobre el suelo y estirándose como si llevase años dormida y necesitase desencajar cada vértebra de su columna.
-¿Y hacia dónde os dirigís? Aquí en mitad de ninguna parte... Si puedo preguntar, claro.
-¡El elfo liante de aquella vez! Algo en ti me resultaba familiar, aunque... Te veo muy cambiado, ¿te cayó ácido en el cabello?- recordaba haberlo visto moreno cuando se conocieron en aquel tugurio de mala muerte, ¿un disfraz tal vez? -Bueno, tampoco me quedó claro tu nombre la primera vez, así que todo en orden.- afirmó, pulgar arriba -La daga es mía... ¿teóricamente? Digamos que sí. Tú, ¿qué? ¿Elegiste la espada más grande del mercado para no perderla?
Atendió al llamado Rauko, parecía agradable, al menos su rostro angelical daba eso que pensar. Lo examinó de un rápido vistazo, con que herrero, ¿eh? Si, su complexión acompañaba a la ocupación. Bien, siempre es bueno conocer a uno.
-Ah, bueno, tus orejas son como las mías, eso ya es algo. Igual, he conocido buena gente entre los cortavida, descuida.- comentó con un gesto, restándole importancia al asunto -El valor de cada cual está en los actos, no en la sangre.- se aventuró a defender, encogiéndose de hombros.
Escuchó desconcertada lo que hablaban entre ellos, únicamente sacando en claro que Rauko tenía buenos contactos y Zelas andaba metido en problemas. Vaya, ¿por qué sería que no le parecía sorprendente aquello último? El numerito en la taberna cuando lo conoció fue suficiente para adivinar que no andaba por la vida oliendo flores.
-¿Hay quienes pagan por tu vida? ¿Y eso realmente es nuevo para ti? Esta es la segunda vez que nos vemos y ya te he visto chunguear a varios guardias en su cara y a un hombre inocente irse preso por tus enredos.- bromeó, dejando escapar una pequeña risa, pero el comentario acerca de los Jinetes la hizo perder la gracia al instante. -Así que participaste en la última batalla...- mencionó, señalando lo que ya era obvio, refiriéndose de nuevo al tez pálida -Me han contado cosas terribles. Alguien que conozco incluso quedó maldito... A ti se te ve bastante entero, supongo que eso es bueno.
En vista de que la conversación se hacía amena, descargó su espalda para descansar, depositando la bolsa sobre el suelo y estirándose como si llevase años dormida y necesitase desencajar cada vértebra de su columna.
-¿Y hacia dónde os dirigís? Aquí en mitad de ninguna parte... Si puedo preguntar, claro.
Aylizz Wendell
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Re: This is (not) Farming [libre 3/3][cerrado]
Hazel había quedado atrapado en sus pensamientos por unos segundos, si Rauko no había crecido, entonces Zelas ahora era mas pequeño en ese cuerpo nuevo, palideció por unos instantes antes de asentir a lo que fuera que le había dicho.
-Rauko, siempre agradeceré tu ayuda, pero esos enemigos son demasiado fuertes para enfrentarlos, incluso con ayuda.. además, aun estoy en proceso de adaptarme, no soy tan fuerte como antes- comento un poco apenado ante la situación, las palabras de Aylizz le devolvieron la risa, si bien no estaba en lo correcto, tampoco estaba del todo equivocada.
-Solo digamos que encontré algo ridículamente grande que no pude cortar del todo... así que decidí irme por el camino fácil, huiré cobardemente con esta espada y si me vuelvo a topar con esa cosa... La espada es lo suficientemente grande para usarla de escudo- exclamo sin vergüenza alguna en sus palabras. Sujeto la espada con firmeza y la puso por delante de el clavándola en el piso, probando rápidamente que la hoja era capaz de cubrir gran parte de su cuerpo y descansando de tener que cargar con esa pesada cosa gran parte del día.
-Yo vengo a huir de mis problemas, Rauko por lo visto a venido a seguirme porque es un muy buen amigo que me quiere mucho, y tu... Bueno ha sido una sorpresa, pero me alegra ver una cara conocida... No me sorprende que mi cabeza tenga precio, es solo que jamás pensé lidiar con algo que no pudiera controlar o derrotar... Y en este cuerpo lo veo mucho mas difícil- lo ultimo lo dijo con un aire de pesimismo rara vez vista en quien antes solo fuera risas, parecía que por primera vez se tomaba algo en serio.
-Rauko, siempre agradeceré tu ayuda, pero esos enemigos son demasiado fuertes para enfrentarlos, incluso con ayuda.. además, aun estoy en proceso de adaptarme, no soy tan fuerte como antes- comento un poco apenado ante la situación, las palabras de Aylizz le devolvieron la risa, si bien no estaba en lo correcto, tampoco estaba del todo equivocada.
-Solo digamos que encontré algo ridículamente grande que no pude cortar del todo... así que decidí irme por el camino fácil, huiré cobardemente con esta espada y si me vuelvo a topar con esa cosa... La espada es lo suficientemente grande para usarla de escudo- exclamo sin vergüenza alguna en sus palabras. Sujeto la espada con firmeza y la puso por delante de el clavándola en el piso, probando rápidamente que la hoja era capaz de cubrir gran parte de su cuerpo y descansando de tener que cargar con esa pesada cosa gran parte del día.
-Yo vengo a huir de mis problemas, Rauko por lo visto a venido a seguirme porque es un muy buen amigo que me quiere mucho, y tu... Bueno ha sido una sorpresa, pero me alegra ver una cara conocida... No me sorprende que mi cabeza tenga precio, es solo que jamás pensé lidiar con algo que no pudiera controlar o derrotar... Y en este cuerpo lo veo mucho mas difícil- lo ultimo lo dijo con un aire de pesimismo rara vez vista en quien antes solo fuera risas, parecía que por primera vez se tomaba algo en serio.
Zelas Hazelmere
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Re: This is (not) Farming [libre 3/3][cerrado]
Afortunadamente la elfa no era nousista alguien que compartiera los desagradables ideales del clan Ojos Verdes. Asentí a sus palabras con una sonrisa fina, la cual desapareció al escuchar la respuesta que obtuve del no-elfo.
–Sí, cambiar de cuerpo suele ser complicado, sobre todo la primera vez –murmuré para mí, recordando le vez que mi alma quedó atrapada en el cuerpo de un jinete oscuro y la vez que fui transformado en lobo. Aun así, reafirmar que aquel grupo era muy peligroso solo logró convencerme más de que había que detenerlos.
La elfa de nuevo atrajo mi atención cuando comentó sobre la guerra de Sandorái. Abrí la boca, pero la respuesta murió en mi garganta ante la mención de su conocido maldito. «¿Ese alguien podrá ser uno de los oblivionados?», me pregunté, curioso. Después del incidente no había sabido más de ellos, exceptuando a Valyria la amante de los gatos mágicos explosivos.
–Sí, bueno… –respondí al fin, pero necesité un par de segundos para saber cómo continuar–, ciertamente fue nefasto y casi no la cuento, sobre todo cuando ocurrió la tragedia originada por culpa de Nousis, pero… parece que soy bastante duro de matar, y supongo que también eso es bueno. –Sonreí de oreja a oreja–. ¿Sí o no, compadre? –le pregunté a Zelas.
Y él logró borrarme la sonrisa de nuevo. Mi ceño se frunció por la preocupación. «Deben ser terribles para haberlo dejado así», supuse lo evidente. «¿Entonces qué debería hacer con él ahora, si no está en condiciones para luchar?».
La imagen de la indefensa Xana de años atrás, a la cual impulsé a querer luchar por lo correcto, y luego la de una desafortunada Xana en el Oblivion, con la muerte amenazando con llevársela como recompensa a su heroísmo, asaltaron mi mente, oscureciendo brevemente la expresión de mi rostro, y con esas imágenes llegó mi repuesta. Chasqueé los dedos.
–Vale –dije sin mi jovialidad anterior–, ¿quieres huir? Ve a las tierras del norte –sugerí mientras le señalaba el oeste–. Ahí encontrarás a la servidumbre de Azaril. Si les dices que Rauko te envió, te responderán con un «ta’ bien» mientras te enseñan un pulgar arriba. Si no les dices nada, igual pueden ayudarte con esos cambios que estás experimentando con tu cuerpo, además de darte misiones secundarias que te ayudarán a subir de nivel y prepararte para enfrentar a tus enemigos principales. –Mis labios se curvaron en una pequeña sonrisa–. ¿Qué dices entonces? ¿No te apetece visitar las tropicales tierras del norte?
O yo mismo podía ser el que le ayudara, pero ya no pude tomar esa opción. Con o sin Zelas, debía buscar a los criminales a los que él temía. Era necesario encargarse de ellos. Sin embargo, no era necesario arrastrar al no-elfo conmigo. Si podía enviarlo a un lugar seguro, no haría algo diferente.
–Sí, cambiar de cuerpo suele ser complicado, sobre todo la primera vez –murmuré para mí, recordando le vez que mi alma quedó atrapada en el cuerpo de un jinete oscuro y la vez que fui transformado en lobo. Aun así, reafirmar que aquel grupo era muy peligroso solo logró convencerme más de que había que detenerlos.
La elfa de nuevo atrajo mi atención cuando comentó sobre la guerra de Sandorái. Abrí la boca, pero la respuesta murió en mi garganta ante la mención de su conocido maldito. «¿Ese alguien podrá ser uno de los oblivionados?», me pregunté, curioso. Después del incidente no había sabido más de ellos, exceptuando a Valyria la amante de los gatos mágicos explosivos.
–Sí, bueno… –respondí al fin, pero necesité un par de segundos para saber cómo continuar–, ciertamente fue nefasto y casi no la cuento, sobre todo cuando ocurrió la tragedia originada por culpa de Nousis, pero… parece que soy bastante duro de matar, y supongo que también eso es bueno. –Sonreí de oreja a oreja–. ¿Sí o no, compadre? –le pregunté a Zelas.
Y él logró borrarme la sonrisa de nuevo. Mi ceño se frunció por la preocupación. «Deben ser terribles para haberlo dejado así», supuse lo evidente. «¿Entonces qué debería hacer con él ahora, si no está en condiciones para luchar?».
La imagen de la indefensa Xana de años atrás, a la cual impulsé a querer luchar por lo correcto, y luego la de una desafortunada Xana en el Oblivion, con la muerte amenazando con llevársela como recompensa a su heroísmo, asaltaron mi mente, oscureciendo brevemente la expresión de mi rostro, y con esas imágenes llegó mi repuesta. Chasqueé los dedos.
–Vale –dije sin mi jovialidad anterior–, ¿quieres huir? Ve a las tierras del norte –sugerí mientras le señalaba el oeste–. Ahí encontrarás a la servidumbre de Azaril. Si les dices que Rauko te envió, te responderán con un «ta’ bien» mientras te enseñan un pulgar arriba. Si no les dices nada, igual pueden ayudarte con esos cambios que estás experimentando con tu cuerpo, además de darte misiones secundarias que te ayudarán a subir de nivel y prepararte para enfrentar a tus enemigos principales. –Mis labios se curvaron en una pequeña sonrisa–. ¿Qué dices entonces? ¿No te apetece visitar las tropicales tierras del norte?
O yo mismo podía ser el que le ayudara, pero ya no pude tomar esa opción. Con o sin Zelas, debía buscar a los criminales a los que él temía. Era necesario encargarse de ellos. Sin embargo, no era necesario arrastrar al no-elfo conmigo. Si podía enviarlo a un lugar seguro, no haría algo diferente.
Rauko
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Re: This is (not) Farming [libre 3/3][cerrado]
Miró a uno y a otro mientras conversaban, no podía imaginar en qué clase de problemas habían andado envueltos si hablaban de extraños cambios corporales y huir de la muerte. El aura relajada que ambos desprendían se veía ligeramente forzada, dejándose notar un aire derrotista en las palabras del portador de la gran espada al tiempo que el herrero parecía realmente preocupado por su situación. Y ella que sólo caminaba de vuelta a casa, tal vez no debería inmiscuirse en tales asuntos, tampoco tratar de bromear sobre aspectos que no alcanzaba a comprender del todo.
Su rostro reflejó puro asombro al escuchar aquel nombre en boca de Rauko. ¿Tragedia? Dioses Nou, qué hiciste... Lo cierto era que el Indirel apenas había expuesto detalles de la batalla en su últimos encuentros y ella tampoco había querido remover en las heridas aun abiertas, teniendo como única preocupación el saber qué ocurrió con los miembros de su aldea tras la evacuación y si su familia había logrado salvar la vida. Por precaución, optó por no hacer comentarios al respecto, mejor sería no acalorar los ánimos que ya de entrada parecían arrastrarse por los suelos. No obstante, aquel elfo de fina apariencia parecía tener una buena red de contactos. Quizá... Quedó pensativa un instante para terminar de desechar la idea por el momento. Apenas conocía su nombre, aun era pronto para embarcarse en cuestiones personales.
-Está bien, caras largas. No sé vosotros, pero yo llevo largas horas de caminata y este parece un buen apartado para tomarse un descanso. ¿Tenéis hambre?- abrió su saco repleto de alimentos y se lo expuso ante los ojos -Sea donde sea que dirijáis vuestros pasos no os vendrá mal coger fuerzas, más para levantar eso...- señaló al inmenso acero que continuaba clavado en el suelo y que sin duda ella sería incapaz de cargar, ¿cómo diantres podría blandir aquella monstruosidad? -Escoged la pieza que más os haga salivar, voy por leños para prender una hoguera. Sin vergüenza, en serio. Me quitaréis peso de la carga y en vista del camino que aun me queda, será de agradecer.- se dispuso a perderse entre los árboles de nuevo, no sin señalar una última advertencia -Ah, sólo una cosa, quien toque el queso perderá la mano.- sentenció, con aparente amabilidad, acompañada de una sonrisa, pero hablando completamente en serio.
Su rostro reflejó puro asombro al escuchar aquel nombre en boca de Rauko. ¿Tragedia? Dioses Nou, qué hiciste... Lo cierto era que el Indirel apenas había expuesto detalles de la batalla en su últimos encuentros y ella tampoco había querido remover en las heridas aun abiertas, teniendo como única preocupación el saber qué ocurrió con los miembros de su aldea tras la evacuación y si su familia había logrado salvar la vida. Por precaución, optó por no hacer comentarios al respecto, mejor sería no acalorar los ánimos que ya de entrada parecían arrastrarse por los suelos. No obstante, aquel elfo de fina apariencia parecía tener una buena red de contactos. Quizá... Quedó pensativa un instante para terminar de desechar la idea por el momento. Apenas conocía su nombre, aun era pronto para embarcarse en cuestiones personales.
-Está bien, caras largas. No sé vosotros, pero yo llevo largas horas de caminata y este parece un buen apartado para tomarse un descanso. ¿Tenéis hambre?- abrió su saco repleto de alimentos y se lo expuso ante los ojos -Sea donde sea que dirijáis vuestros pasos no os vendrá mal coger fuerzas, más para levantar eso...- señaló al inmenso acero que continuaba clavado en el suelo y que sin duda ella sería incapaz de cargar, ¿cómo diantres podría blandir aquella monstruosidad? -Escoged la pieza que más os haga salivar, voy por leños para prender una hoguera. Sin vergüenza, en serio. Me quitaréis peso de la carga y en vista del camino que aun me queda, será de agradecer.- se dispuso a perderse entre los árboles de nuevo, no sin señalar una última advertencia -Ah, sólo una cosa, quien toque el queso perderá la mano.- sentenció, con aparente amabilidad, acompañada de una sonrisa, pero hablando completamente en serio.
Aylizz Wendell
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Re: This is (not) Farming [libre 3/3][cerrado]
-Nousis teniendo la culpa... por que no me sorprende eso- Exclamo el joven Hazel mientras escuchaba las sugerencias que le hacia su amigo, le agradeció el gesto con una media sonrisa, probablemente lo hiciera, probablemente no, su cabeza estaba demasiado jodida como para tomar alguna decisión en ese momento, la elfa para animar un poco las cosas les ofreció comida, mas puso una clara advertencia en cuanto al queso, cosa que en parte no le sorprendió, una de las verdades fundamentales que se descubre en la adultez es que todo el mundo se droga y que el queso es sumamente caro.
-Vale no tocare el queso- dijo al momento que tomaba una manzana y le daba una mordida. Entonces la figura de Braver apareció al lado de Rauko, Zelas quien ya había tenido una experiencia similar anteriormente decidió actuar como si nada pasara ya que tenia claro que todo eso solo estaba pasando adentro de su cabeza.
"Asi que simplemente huiras"
"Si, ese es el plan"
"¿Qué te paso?, antes eras chevere"
"Si, después me morí y ahora no se que se supone que sea, así que aprovechare la oportunidad de que soy anónimo"
"De que hablas? todo el mundo te reconoce, si hasta tienes la misma ropa"
"La espada es nueva"
"Tienes razón, puede que funcione"
-Rauko, ayúdame a practicar, veamos que tan buen escudo es esa espada(?)- Hazel se levanto y insto a su amigo a hacer lo mismo mientras dejaban de lado a la silueta imaginaria de Braver quien solo observaba de reojo, -aun tengo problemas controlando mi éter, así que apostare a que una situación peligrosa, intenta apuñalarme después de un espacio de tiempo de 3 respiros, intentare cubrirme con la espada haciendo que vuelva a mi... como lo que hacia con las cimitarras- dijo al momento que se ponía a una distancia considerable de su espada que aun seguía enterrada en el piso, extendió su mano preparándose para que esta llegara de vuelta con su habilidad antes que resultara apuñalado.
-De acuerdo Rauko, no te contengas... ¿Quieres saber algo gracioso?, esta habilidad la descubrí cuando casi me morí por culpa de Nousis... por segunda vez jajaja... Oh cierto, Aylizz!! vamos a tener una breve pelea de practica! ten cuidado que puede pasar una espada ridículamente grande volando!- dijo riendo forzosamente ya que estaba con unos nervios que eran para cagarse, la silueta Imaginaria de Braver se poso al lado de Rauko con lo que parecía ser una espada.
"¿Qué estas haciendo?"
"Solo recuperare lo que es mío"
"¿Qué, ahora?"
"No hay mejor tiempo como el presente"
"Espera!"
-Vale no tocare el queso- dijo al momento que tomaba una manzana y le daba una mordida. Entonces la figura de Braver apareció al lado de Rauko, Zelas quien ya había tenido una experiencia similar anteriormente decidió actuar como si nada pasara ya que tenia claro que todo eso solo estaba pasando adentro de su cabeza.
"Asi que simplemente huiras"
"Si, ese es el plan"
"¿Qué te paso?, antes eras chevere"
"Si, después me morí y ahora no se que se supone que sea, así que aprovechare la oportunidad de que soy anónimo"
"De que hablas? todo el mundo te reconoce, si hasta tienes la misma ropa"
"La espada es nueva"
"Tienes razón, puede que funcione"
-Rauko, ayúdame a practicar, veamos que tan buen escudo es esa espada(?)- Hazel se levanto y insto a su amigo a hacer lo mismo mientras dejaban de lado a la silueta imaginaria de Braver quien solo observaba de reojo, -aun tengo problemas controlando mi éter, así que apostare a que una situación peligrosa, intenta apuñalarme después de un espacio de tiempo de 3 respiros, intentare cubrirme con la espada haciendo que vuelva a mi... como lo que hacia con las cimitarras- dijo al momento que se ponía a una distancia considerable de su espada que aun seguía enterrada en el piso, extendió su mano preparándose para que esta llegara de vuelta con su habilidad antes que resultara apuñalado.
-De acuerdo Rauko, no te contengas... ¿Quieres saber algo gracioso?, esta habilidad la descubrí cuando casi me morí por culpa de Nousis... por segunda vez jajaja... Oh cierto, Aylizz!! vamos a tener una breve pelea de practica! ten cuidado que puede pasar una espada ridículamente grande volando!- dijo riendo forzosamente ya que estaba con unos nervios que eran para cagarse, la silueta Imaginaria de Braver se poso al lado de Rauko con lo que parecía ser una espada.
"¿Qué estas haciendo?"
"Solo recuperare lo que es mío"
"¿Qué, ahora?"
"No hay mejor tiempo como el presente"
"Espera!"
Zelas Hazelmere
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Re: This is (not) Farming [libre 3/3][cerrado]
Mis ojos se iluminaron cuando mencionaron comida. Enseguida mi mirada viajó hacia el interior del saco que la elfa nos mostró, y mi estómago asintió con un gruñido, obviamente dándome el mensaje «No sé de dónde ha salido esta elfa, pero ahora la consideraremos una muy buena amiga que nunca deberás olvidar o me saldrán puños para golpearte desde adentro».
–Oh, pero qué agradable –respondí a Aylizz, sonriendo de nuevo–. Gracias –añadí con una breve inclinación de cabeza–. Y descuida, el queso será todo tuyo.
Cuando se marchó, me acerqué al saco, ansioso, y agarré el primer dulce que encontré. Cuando me propuse a llevarlo a mi boca, Zelas me pidió algo impensable para un momento como aquel: pelear.
–¿Ah? –solté, extrañado.
Escuché el resto de su petición, no pudiendo evitar que mi frente se arrugara. Miré su espada, recordando la ocasión en que intenté levantarla tras terminar de forjarla y descubrir que no tenía la fuerza ni las ganas de esforzarme para levantarla. «No parece una buena idea», pensé, y que yo lo pensara ya decía bastante.
Mi mirada regresó al no-elfo, luego a la tentadora comida, luego al no-elfo, luego a la suculenta comida, luego al no-elfo, y mi estómago me interrumpió con un gruñido con el que claramente me dijo «Olvida lo de antes, ya mismo me saldrán puños para ir a castigar a ese Nalgas Entrometidas». Al instante me comí el dulce para apaciguar un poco su ira.
–Vale –exhalé después, procediendo a caminar hacia la ubicación ideal para el entrenamiento–, te ayudaré –agregué con una sonrisa que intenté que no pareciera forzada–. Y como dices, no me contendré. –«Claro que no, intentaré terminar con esto cuanto antes para volver a comer», decidí.
Mi mano derecha se detuvo antes de tomar la espada en mi espalda, retractándome de la elección del arma. Entonces extendí el brazo hacia adelante, mi mano abierta. El guante metálico se disolvió para reunirse en mi palma y transformarse en la gélida espada Retniw.[1] La empuñé y adopté una postura de combate.
–¿Uh? –dije con una ceja alzada cuando cierto elfo fue mencionado de nuevo–. ¿Nousis también te hizo pasar un mal rato? Demonios, ya solo faltaría que Aylizz diga que también estuvo en problemas por culpa de Nousis –me permití bromear. «Y sí, nuestra pelea será breve», pensé mientras esbozaba una sonrisa lobuna, que no tardó en ser reemplazada por una línea delgada y tensa. Mi éter se intensificó en cada uno de mis músculos y un fulgor apareció en mis ojos. En ese momento, sin embargo, descubrí que no podría evitar contenerme.
Tres respiros después, salí disparado hacia adelante a una velocidad extrema y ejecuté una estocada.[2] Si su espada respondía a tiempo, de la mía emergería una abrupta ráfaga de energía contundente justo cuando los metales chocaran; si no, antes de que mi espada lo alcanzara, esa misma energía emergería para empujarlo con fuerza y salvarlo de una muerte estúpida.[3]
–Oh, pero qué agradable –respondí a Aylizz, sonriendo de nuevo–. Gracias –añadí con una breve inclinación de cabeza–. Y descuida, el queso será todo tuyo.
Cuando se marchó, me acerqué al saco, ansioso, y agarré el primer dulce que encontré. Cuando me propuse a llevarlo a mi boca, Zelas me pidió algo impensable para un momento como aquel: pelear.
–¿Ah? –solté, extrañado.
Escuché el resto de su petición, no pudiendo evitar que mi frente se arrugara. Miré su espada, recordando la ocasión en que intenté levantarla tras terminar de forjarla y descubrir que no tenía la fuerza ni las ganas de esforzarme para levantarla. «No parece una buena idea», pensé, y que yo lo pensara ya decía bastante.
Mi mirada regresó al no-elfo, luego a la tentadora comida, luego al no-elfo, luego a la suculenta comida, luego al no-elfo, y mi estómago me interrumpió con un gruñido con el que claramente me dijo «Olvida lo de antes, ya mismo me saldrán puños para ir a castigar a ese Nalgas Entrometidas». Al instante me comí el dulce para apaciguar un poco su ira.
–Vale –exhalé después, procediendo a caminar hacia la ubicación ideal para el entrenamiento–, te ayudaré –agregué con una sonrisa que intenté que no pareciera forzada–. Y como dices, no me contendré. –«Claro que no, intentaré terminar con esto cuanto antes para volver a comer», decidí.
Mi mano derecha se detuvo antes de tomar la espada en mi espalda, retractándome de la elección del arma. Entonces extendí el brazo hacia adelante, mi mano abierta. El guante metálico se disolvió para reunirse en mi palma y transformarse en la gélida espada Retniw.[1] La empuñé y adopté una postura de combate.
–¿Uh? –dije con una ceja alzada cuando cierto elfo fue mencionado de nuevo–. ¿Nousis también te hizo pasar un mal rato? Demonios, ya solo faltaría que Aylizz diga que también estuvo en problemas por culpa de Nousis –me permití bromear. «Y sí, nuestra pelea será breve», pensé mientras esbozaba una sonrisa lobuna, que no tardó en ser reemplazada por una línea delgada y tensa. Mi éter se intensificó en cada uno de mis músculos y un fulgor apareció en mis ojos. En ese momento, sin embargo, descubrí que no podría evitar contenerme.
Tres respiros después, salí disparado hacia adelante a una velocidad extrema y ejecuté una estocada.[2] Si su espada respondía a tiempo, de la mía emergería una abrupta ráfaga de energía contundente justo cuando los metales chocaran; si no, antes de que mi espada lo alcanzara, esa misma energía emergería para empujarlo con fuerza y salvarlo de una muerte estúpida.[3]
(☞°∀°)☞ OFFROL ☜(°∀°☜)
[1] Encantamiento de Retniw: Arma cambiante.
[2] Habi: Impulso destellante.
[3] Habi: Choque centelleante (que no gasta uso al combinarse con Impulso destellante).
[2] Habi: Impulso destellante.
[3] Habi: Choque centelleante (que no gasta uso al combinarse con Impulso destellante).
Rauko
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Re: This is (not) Farming [libre 3/3][cerrado]
¿Pero qué les pasa? Apenas habían estado solos cinco minutos. Los dejó con la atención puesta en llenar el estómago y al volver los encontró frente a frente, a punto de... ¿Batirse en duelo? Aún de lejos, a varios metros de ellos, divisó a Zelas dispuesto en guardia y mientras Rauko activaba el modo transformer, haciendo aparecer una espada de la nada bien amarrada en su mano. Sacudió la cabeza un momento, parpadeando de pura sorpresa, como si se hubiese tratado de una alucinación. La escena, a pesar de ser inesperada, no se veía peligrosa... Por el momento. ¿Tal vez así se divertían? ¿Depuraban tensiones? ¿Quizá trataban de abrir su apetito? Se encogió de hombros y terminó de acercarse, cargando con los leños que había podido encontrar.
Al verla aparecer, Zel se encargó de explicarse. Con que se trataba de un mero entrenamiento... Salvó las distancias en un radio prudencial. No sería la primera vez que vería una estocada mal calculada directa a su cabeza, siendo ella ajena al combate, si bien era cierto que a esas alturas había aprendido a mantenerse quietecita al presencial como otros chocan espadas, nunca está de más tomar medidas preventivas. Con un pequeño rodeo alrededor de ambos, alcanzó el saco y lo apartó hasta donde se disponía a prender el fuego.
-Aquí la pregunta acertada sería a quién no se los trajo...- comentó divertida ante los comentarios acerca de Nou, tras lograr que la fricción entre las ramas diera resultado.
Ambos se mostraban habilidosos y parecían tomarse en serio lo que fuera que fuese aquel enfrentamiento, aun así, no se desprendían aires acusadores o tensiones sin resolver, inclinándose cada vez más hacia la idea de que, efectivamente, se trataba de un simple entrenamiento. Claro, ¿por qué no? No se encontraban en mal lugar, una explanada en un claro en mitad del bosque, zona tranquila, lejos de causar daños colaterales. Se sentó sobre la hierba, adoptando una cómoda postura para disfrutar mejor de la exhibición de capacidades que aquellos dos se disponían a mostrar. Sonrió cuando aquella imagen la retrotrajo a tiempos pasados.
Fue la primera vez que agarró una espada, lástima que a Nai no le faltase razón. Apenas pudo colocarla horizontal sujetándola con ambas manos y no terminó de lanzar una estocada completa antes de perder el equilibrio. Aquello fue un alivio para todos en casa, haber experimentado por ella misma que era incapaz de blandir el acero hizo más fácil el convencerla de que el entrenamiento en la lucha no estaba a su alcance. Pobre pequeña ilusa... Lo fácil que era dispersar las ideas de su cabecita inquieta siendo una niña.
Prestó atención a los movimientos de uno y de otro, cada cual a su forma, pero los dos eran diestros con el acero. Saltaba a la vista que no era la primera vez que combatían mano a mano, a pesar de enfrentarse, sus movimientos reflejaban soltura y compenetración. No era la primera vez que sentía que aquello no era tan difícil, más cuando lo veía en aquellos que parecían hacerlo tan fácil, aun así sabía de primera mano que no era sencillo interiorizar movimientos y ser capaz de reproducirlos casi como si de reflejos automáticos del cuerpo se tratasen. Se autoevaluó por un momento. Si bien en los últimos tiempos se había enfocado en mejorar su manejo del éter, ella era ágil, los encuentros cuerpo a cuerpo ya no eran una novedad para ella y su fortaleza se había incrementado notablemente con los años, no tanto como para ser capaz de sostener un armatoste como el que Zel manejaba, pero...
-Esto tardará un poco...- apuntó, refiriéndose a la carne trinchada, puesta a asar junto a la hoguera -¿Alguno estaría dispuesto a cederme su acero cuando terminéis de apuntaros a las entrañas? Me vendrían bien unas nociones.
Al verla aparecer, Zel se encargó de explicarse. Con que se trataba de un mero entrenamiento... Salvó las distancias en un radio prudencial. No sería la primera vez que vería una estocada mal calculada directa a su cabeza, siendo ella ajena al combate, si bien era cierto que a esas alturas había aprendido a mantenerse quietecita al presencial como otros chocan espadas, nunca está de más tomar medidas preventivas. Con un pequeño rodeo alrededor de ambos, alcanzó el saco y lo apartó hasta donde se disponía a prender el fuego.
-Aquí la pregunta acertada sería a quién no se los trajo...- comentó divertida ante los comentarios acerca de Nou, tras lograr que la fricción entre las ramas diera resultado.
Ambos se mostraban habilidosos y parecían tomarse en serio lo que fuera que fuese aquel enfrentamiento, aun así, no se desprendían aires acusadores o tensiones sin resolver, inclinándose cada vez más hacia la idea de que, efectivamente, se trataba de un simple entrenamiento. Claro, ¿por qué no? No se encontraban en mal lugar, una explanada en un claro en mitad del bosque, zona tranquila, lejos de causar daños colaterales. Se sentó sobre la hierba, adoptando una cómoda postura para disfrutar mejor de la exhibición de capacidades que aquellos dos se disponían a mostrar. Sonrió cuando aquella imagen la retrotrajo a tiempos pasados.
-¡Demasiado lento, Wendell!
-¿Lento? ¡Si casi te desmeleno!
-Pues más vale que no lo hagas, o sufrirás la cólera de más de una.
-Oh, si, te encantaría que eso fuera verdad.
-Vamos Naiodin, ¡vigila tus pies! Tu hermanita lo haría mejor.
-¿Esa retaca? Sería una sorpresa si lograse sostenerla siquiera.
-¿Qué dices, Ayl? ¿Quieres cerrarle esa bocaza?
-¿Lento? ¡Si casi te desmeleno!
-Pues más vale que no lo hagas, o sufrirás la cólera de más de una.
-Oh, si, te encantaría que eso fuera verdad.
-Vamos Naiodin, ¡vigila tus pies! Tu hermanita lo haría mejor.
-¿Esa retaca? Sería una sorpresa si lograse sostenerla siquiera.
-¿Qué dices, Ayl? ¿Quieres cerrarle esa bocaza?
Fue la primera vez que agarró una espada, lástima que a Nai no le faltase razón. Apenas pudo colocarla horizontal sujetándola con ambas manos y no terminó de lanzar una estocada completa antes de perder el equilibrio. Aquello fue un alivio para todos en casa, haber experimentado por ella misma que era incapaz de blandir el acero hizo más fácil el convencerla de que el entrenamiento en la lucha no estaba a su alcance. Pobre pequeña ilusa... Lo fácil que era dispersar las ideas de su cabecita inquieta siendo una niña.
Prestó atención a los movimientos de uno y de otro, cada cual a su forma, pero los dos eran diestros con el acero. Saltaba a la vista que no era la primera vez que combatían mano a mano, a pesar de enfrentarse, sus movimientos reflejaban soltura y compenetración. No era la primera vez que sentía que aquello no era tan difícil, más cuando lo veía en aquellos que parecían hacerlo tan fácil, aun así sabía de primera mano que no era sencillo interiorizar movimientos y ser capaz de reproducirlos casi como si de reflejos automáticos del cuerpo se tratasen. Se autoevaluó por un momento. Si bien en los últimos tiempos se había enfocado en mejorar su manejo del éter, ella era ágil, los encuentros cuerpo a cuerpo ya no eran una novedad para ella y su fortaleza se había incrementado notablemente con los años, no tanto como para ser capaz de sostener un armatoste como el que Zel manejaba, pero...
-Esto tardará un poco...- apuntó, refiriéndose a la carne trinchada, puesta a asar junto a la hoguera -¿Alguno estaría dispuesto a cederme su acero cuando terminéis de apuntaros a las entrañas? Me vendrían bien unas nociones.
Aylizz Wendell
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Re: This is (not) Farming [libre 3/3][cerrado]
La preocupación de Hazel no se reflejo en su rostro, se veía obligado a enfrentar a 2 enemigos a la vez y por desgracia, uno de ellos residía en su cabeza.
"Funcionara, puedo hacerlo"
"Genial, repítetelo hasta que te lo creas"
El remanente de Braver ataco primero y Zelas se movió a tiempo, viendo que su espada no vendría a el, entonces noto como el lugar donde se encontraba luchando ya no era el bosque, sino un lugar blanco e inhabitado, como cuando desapareció de la realidad.
"¿Qué rayos?" musito al momento que esquivaba por los pelos otra estocada del rubio original y cuyo cuerpo ahora poseía, volvió a esquivar cuando su cuerpo choco con algo. La Zumbanana alfa, o la espada ridículamente grande como también le llamaba, se encontraba detrás de el, por lo que la empuño rápidamente con algo de dificultad.
Un breve intercambio de golpes culmino con los rubios volviendo a tomar distancia el uno del otro.
"Debes devolverme mi cuerpo Zelas, eso que hiciste esta bastante mal"
"Lo lamento mucho Braver, pero me temo que eso no es posible"
"Ya veré yo que se puede o no se puede hacer"
"Compórtate con honor, los caballeros de la puerta ya perecieron hace mucho tiempo atrás"
" Y quien tiene la culpa de eso?, tu y tu amigo nos llevaron a la perdición"
"eso es bajo hasta para ti, la culpa es del fanático que eligieron como líder"
Nuevamente los rubios chocaron sus espadas, esta vez en cambio, el cuerpo de Zelas emano un aura brillante que le permitió moverse un poco mas rápido que su adversario, logrando hacer que este retrocediera de un golpe, y sin perder el tiempo Zelas giro con su enorme espada rápidamente para intentar lanzársela a su enemigo, para su mala suerte, no soltó la espada a tiempo y el peso de esta le arrastro a la vez que hacia el ataque,"mierda" musito para si mismo, sin embargo, para arreglar la situación concentro su éter en la planta de sus pies para generar una contenida explosión que le añadió un impulso letal a su improvisada estocada(1) atravesando el cuerpo de quien fuera su aliado en el pasado.
"Yo... lamento todo lo que sucedió, es una pena lo que paso con los caballeros de la puerta, pero si te deja tranquilo, Ian no logro salirse con la suya..."
"Si lo que dices es cierto... ¿Por qué el esta también en este lugar?
La confusión en el rostro de Zelas no se hizo esperar, se suponía que ya había lidiado con el, pero el cadaver de Braver le hacia temer lo peor.
"1 respiro antes del final" exclamo una voz que confirmaba sus miedos, el entorno en el que se encontraba cambiaba otra vez, nuevamente había vuelto a su cuerpo en el bosque el cual intuyendo el evidente peligro al que se exponía, estableció el vinculo de éter para que la gran espada saliera disparada en dirección a Zelas(2) este alcanzo a sujetarla con ambas manos para bloquear el potente ataque de Rauko justo a tiempo, sin embargo, salió despedido varios metros hacia atrás y alcanzo a girar su cuerpo a tiempo para no ser aplastado por su arma.
-Funciono!, uff...- suspiro mientras se quedaba acostado en el piso por unos momentos, intentando recuperar el aire, su apuesta había dado resultados mas que óptimos, pero estaba arriesgando mucho mas de lo que podía ganar, seguia recostado en el piso cuando escucho las palabras de Aylizz y decidio que seria una buena idea practicar normalmente para adaptarse a la Zumbanana.
-Vale, yo te ayudare- respondió a la vez que se volvía a poner de pie y se sacudía el polvo, -Rauko ve a comer, te lo ganaste después de la ayuda que me has dado, además el gruñido de tu estomago me ha asustado bastante- dijo riendo y volviendo a empuñar su espada esta vez mirando en dirección a Aylizz, -Cuando quieras, aprovechemos que he recuperado mi segundo aire- dijo adoptando una postura de batalla.
Off: (1) Habilidad: Vuelo Fúlgido
(2) Habilidad: Retorno
Estado anormal: Memorias Residuales: Durante los siguientes temas en los que participes al menos una vez por tema deberás librar una breve lucha contra 1 de las 4 entidades que te acompañan (Braian, Ian, Braver, La Abeja). Cada vez que lo hagas, la entidad involucrada desaparecerá permanentemente.
Entidades restantes 1/4
"Funcionara, puedo hacerlo"
"Genial, repítetelo hasta que te lo creas"
El remanente de Braver ataco primero y Zelas se movió a tiempo, viendo que su espada no vendría a el, entonces noto como el lugar donde se encontraba luchando ya no era el bosque, sino un lugar blanco e inhabitado, como cuando desapareció de la realidad.
"¿Qué rayos?" musito al momento que esquivaba por los pelos otra estocada del rubio original y cuyo cuerpo ahora poseía, volvió a esquivar cuando su cuerpo choco con algo. La Zumbanana alfa, o la espada ridículamente grande como también le llamaba, se encontraba detrás de el, por lo que la empuño rápidamente con algo de dificultad.
Un breve intercambio de golpes culmino con los rubios volviendo a tomar distancia el uno del otro.
"Debes devolverme mi cuerpo Zelas, eso que hiciste esta bastante mal"
"Lo lamento mucho Braver, pero me temo que eso no es posible"
"Ya veré yo que se puede o no se puede hacer"
"Compórtate con honor, los caballeros de la puerta ya perecieron hace mucho tiempo atrás"
" Y quien tiene la culpa de eso?, tu y tu amigo nos llevaron a la perdición"
"eso es bajo hasta para ti, la culpa es del fanático que eligieron como líder"
Nuevamente los rubios chocaron sus espadas, esta vez en cambio, el cuerpo de Zelas emano un aura brillante que le permitió moverse un poco mas rápido que su adversario, logrando hacer que este retrocediera de un golpe, y sin perder el tiempo Zelas giro con su enorme espada rápidamente para intentar lanzársela a su enemigo, para su mala suerte, no soltó la espada a tiempo y el peso de esta le arrastro a la vez que hacia el ataque,"mierda" musito para si mismo, sin embargo, para arreglar la situación concentro su éter en la planta de sus pies para generar una contenida explosión que le añadió un impulso letal a su improvisada estocada(1) atravesando el cuerpo de quien fuera su aliado en el pasado.
- Braver:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
OMG si, tenemos la misma apariencia, por eso hay que leer los mastereados de otros(?) PD. Gracias Reike tkm
"Yo... lamento todo lo que sucedió, es una pena lo que paso con los caballeros de la puerta, pero si te deja tranquilo, Ian no logro salirse con la suya..."
"Si lo que dices es cierto... ¿Por qué el esta también en este lugar?
La confusión en el rostro de Zelas no se hizo esperar, se suponía que ya había lidiado con el, pero el cadaver de Braver le hacia temer lo peor.
"1 respiro antes del final" exclamo una voz que confirmaba sus miedos, el entorno en el que se encontraba cambiaba otra vez, nuevamente había vuelto a su cuerpo en el bosque el cual intuyendo el evidente peligro al que se exponía, estableció el vinculo de éter para que la gran espada saliera disparada en dirección a Zelas(2) este alcanzo a sujetarla con ambas manos para bloquear el potente ataque de Rauko justo a tiempo, sin embargo, salió despedido varios metros hacia atrás y alcanzo a girar su cuerpo a tiempo para no ser aplastado por su arma.
-Funciono!, uff...- suspiro mientras se quedaba acostado en el piso por unos momentos, intentando recuperar el aire, su apuesta había dado resultados mas que óptimos, pero estaba arriesgando mucho mas de lo que podía ganar, seguia recostado en el piso cuando escucho las palabras de Aylizz y decidio que seria una buena idea practicar normalmente para adaptarse a la Zumbanana.
-Vale, yo te ayudare- respondió a la vez que se volvía a poner de pie y se sacudía el polvo, -Rauko ve a comer, te lo ganaste después de la ayuda que me has dado, además el gruñido de tu estomago me ha asustado bastante- dijo riendo y volviendo a empuñar su espada esta vez mirando en dirección a Aylizz, -Cuando quieras, aprovechemos que he recuperado mi segundo aire- dijo adoptando una postura de batalla.
Off: (1) Habilidad: Vuelo Fúlgido
(2) Habilidad: Retorno
Estado anormal: Memorias Residuales: Durante los siguientes temas en los que participes al menos una vez por tema deberás librar una breve lucha contra 1 de las 4 entidades que te acompañan (
Entidades restantes 1/4
Última edición por Hazel Wind el Lun Abr 26 2021, 07:17, editado 2 veces
Zelas Hazelmere
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Re: This is (not) Farming [libre 3/3][cerrado]
«Santa barba del Bebé Vin, pero qué fuertote estoy», descubrí con asombro tras haber impelido al no-elfo junto con su espada ridículamente grande. Manteniendo la posición en la que quedé al asestar el golpe, miré mi espada humeante, mis brazos ligeramente entumecidos por la pérdida de éter y, por último, a Zelas. Ladeé la cabeza, pensativo, comparando mi fuerza actual con la de antes de la desoblivionación, y llegué a una única y lógica conclusión: quería comer. Eso no tenía relación alguna con el ataque, pero comer nunca estaba demás.
–Sí, funcionó de maravilla –corroboré–. Sobreviviste, sobreviví, Aylizz sobrevivió y, lo mejor de todo, la Zumbanana Alfa sobrevivió también, y lo hizo sin ningún rasguño aunque ataqué con una combinación de magia y una espada de gran calidad. Ni yo sabía que era tan buen herrero –Me reí. Una vez más, mi capacidad para subestimarme me demostró que podía llegar a ser ridícula.
Aylizz entonces hizo una petición. Zelas no tardó en decidir ayudarla. Luego sonreí ampliamente, aunque avergonzado, cuando él mencionó el rugido de mi estómago.
–Vale, seré un buen chico e iré a comer –dije. Me volteé hacia la elfa–. Así que –agregué mientras clavaba a Retniw en el suelo– aquí tienes, te cedo mi acero. –Señalé con reverencia el arma, una media sonrisa en mi rostro–. Tal vez no puedas invocar al dragón de hielo porque está ligada a mi éter, pero sí podrás blandirla y transformarla en un lindo guante –expliqué antes de acercarme a la hoguera.
Me dejé caer y me senté con las piernas cruzadas, mis ojos puestos sobre la carne asándose. Viendo que eso tardaría un poco, acerqué el saco y busqué lo que pareciera ser algo que yo nunca hubiera probado antes. Entonces vi algo cremoso y rojizo. Lo llevé a mi boca. «¡¿Pero esto qué es?!», exclamó mi voz interior, asqueado. En vez de escupir, tragué enseguida involuntariamente. Mala idea. Aquello era demasiado salado, arenoso y hasta picante. «A ver otra vez», me dije antes de probar otra porción, y el resultado fue el mismo. Con el ceño fruncido acerqué la crema a mis ojos. Entonces noté la enorme similitud de aquello con lo que Xana usaba para oscurecerse los párpados. «Maquillaje», deduje al fin. Y me comí una pequeña porción más. «Ya me estoy acostumbrando al sabor».
Al fin con el impulso de idiotez mermado, guardé la sustancia en el saco y luego…
Bueno, suficiente texto por hoy.
–Sí, funcionó de maravilla –corroboré–. Sobreviviste, sobreviví, Aylizz sobrevivió y, lo mejor de todo, la Zumbanana Alfa sobrevivió también, y lo hizo sin ningún rasguño aunque ataqué con una combinación de magia y una espada de gran calidad. Ni yo sabía que era tan buen herrero –Me reí. Una vez más, mi capacidad para subestimarme me demostró que podía llegar a ser ridícula.
Aylizz entonces hizo una petición. Zelas no tardó en decidir ayudarla. Luego sonreí ampliamente, aunque avergonzado, cuando él mencionó el rugido de mi estómago.
–Vale, seré un buen chico e iré a comer –dije. Me volteé hacia la elfa–. Así que –agregué mientras clavaba a Retniw en el suelo– aquí tienes, te cedo mi acero. –Señalé con reverencia el arma, una media sonrisa en mi rostro–. Tal vez no puedas invocar al dragón de hielo porque está ligada a mi éter, pero sí podrás blandirla y transformarla en un lindo guante –expliqué antes de acercarme a la hoguera.
Me dejé caer y me senté con las piernas cruzadas, mis ojos puestos sobre la carne asándose. Viendo que eso tardaría un poco, acerqué el saco y busqué lo que pareciera ser algo que yo nunca hubiera probado antes. Entonces vi algo cremoso y rojizo. Lo llevé a mi boca. «¡¿Pero esto qué es?!», exclamó mi voz interior, asqueado. En vez de escupir, tragué enseguida involuntariamente. Mala idea. Aquello era demasiado salado, arenoso y hasta picante. «A ver otra vez», me dije antes de probar otra porción, y el resultado fue el mismo. Con el ceño fruncido acerqué la crema a mis ojos. Entonces noté la enorme similitud de aquello con lo que Xana usaba para oscurecerse los párpados. «Maquillaje», deduje al fin. Y me comí una pequeña porción más. «Ya me estoy acostumbrando al sabor».
Al fin con el impulso de idiotez mermado, guardé la sustancia en el saco y luego…
Bueno, suficiente texto por hoy.
Rauko
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Re: This is (not) Farming [libre 3/3][cerrado]
El enfrentamiento fue… ¿curioso? ¿intenso? Por momentos incluso llegó a dudar de que aquellos dos fueran realmente amigos, eso o se lo tomaban demasiado en serio. Pensó detenidamente en retirar su solicitud para ser la próxima en probarse en el entrenamiento, más cuando fue Zelas el que aceptó a ser su contrario. Vaaaaaaya, tenía que ser el que parecía perder la cordura cuando empuñaba la espada… Genious, Ayl. Nah, mentira, tampoco se lo pensó tanto, menos cuando Rauko aceptó sin mayor dilación las... ¿ordenes? de sentarse y comer. ¡Obedece, ganso!
Intentando parecer segura, pero temiendo acabar empotrada contra el último árbol del bosque, tomó el arma. ¿Invocar un dragón? Río ante aquel comentario. Qué tierno que pensara que, aun pudiendo hacerlo, tendría capacidad para pensar en ello mientras, al mismo tiempo, se centraba en esquivar estocadas, apuntar a un objetivo en movimiento y no tropezar con sus propios pies. Si, fácil y sencillo. La ventaja, si es que había alguna, era que al menos ella ya le había visto en acción mientras que sus propias habilidades aún eran desconocidas para el rubio. ¿Habilidades? ¿Estás segura de que tiene de eso? Em... Sigamos.
Se situó frente al elfo de cara cambiada y sostuvo la espada con firmeza. Ciertamente, era más grande de lo que acostumbraba a agarrar... Aunque, sin duda, no tanto como la de su contrincante. Realmente esperaba que no llegase a tratarla con demasiada dureza. Lo miró seria, tratando de no mostrar ninguna emoción, aunque realmente tensa, como esperando que en cualquier momento el elfo ¿no-elfo? arremetiese contra ella y... Fin. Acompáñenme en esta triste historia.
-Tómatelo con calma, ¿quieres?- imploró con expresión angelical -Recuerda que no soy una enem¡AH!
No había terminado sus súplicas cuando avistó el largo filo dirigirse hacia ella con un gran impulso. De manera instintiva rompió la postura y elevó los brazos, cruzándolos sobre su cabeza, aunque sin soltar el acero. Fue pensar en parar aquel golpe lo que provocó que, de pronto, sus brazos se recubriesen con tallos endurecidos de espino que, sorprendentemente, hicieron rebotar el impacto sin provocar ningún rasguño*. Trató de que su sorpresa pasara inadvertida, fingiendo saber perfectamente lo que estaba haciendo, a pesar de ser la primera vez que lograba hacer algo así. Aprovechando el desconcierto, lanzó un ataque descendente que, a pesar de ir bien dirigido, no llegó a rozar ni su cabello. Oh, vaya, qué sorpresa. Únicamente logró perder el equilibrio al no compensar bien la fuerza de la estocada y su propio peso sobre las piernas, haciéndola dar medio giro para finalmente ver como el arma terminaba escurriendo de su mano y cayendo al suelo. ¡Magnífica! ¡Vas genial! No obstante, fue rápida de reflejos y antes de recibir el siguiente golpe hizo sobresalir las raíces del suelo para amarrar las piernas de Zel, dejándolo inmovilizado** y pudiendo así recuperar el acero prestado y recuperar la compostura.
-Bien, creo que así estaremos más igualados.- afirmó triunfal mientras se acomodaba el pelo con aires de grandeza, porque la esperanza es lo último que se pierde. -¡Tranquilo! Aun puedes mover los brazos.
Es curioso como, a pesar del primer tropiezo, notó que la tensión fue desapareciendo. Claro que el hecho de que su contrario no pudiera moverse facilitaba las cosas. Apartó la nebulosa de su cabeza y trató de centrarse, adoptando la postura más básica de la esgrima para calcular sus próximos movimientos. Con un rápido repaso mental recapituló todas las técnicas de lucha con espada que había visto ejecutar en ocasiones anteriores, tratando de reproducir las que, a simple vista, parecían más factibles. No está mal... pensó al acortar las distancias y lanzar varias estocadas, desde diferentes ángulos, notablemente adecuadas en su ejecución. Pero dale a algo, muchacha, que ni se está moviendo. No obstante, el rubio supo utilizar bien la poca libertad de movimientos de la que disponía. No, claro, si quieres se queda esperando. Giró a su alrededor para esquivarlos, aunque sabiendo que sería demasiado rastrero atacar por la espalda en aquellas condiciones, fue una noble adversaria y optó por volver a su frente y recuperar la distancia para tomar algo de alientESPERA UN MOMENTO.
-¡¿Qué eso que te estás comiendo?!- espetó al advertir dónde andaba Rauko metiendo las zarpas mientras creía que nadie le prestaba atención.
De nuevo, demostrando una inexperiencia total ante el combate y sin el temor a perder la vida que se tiene en una experiencia ante enemigos reales, se volteó hacia el elfo de finos cabellos que los observaba tranquilo, a carrillos llenos y con las manos pringosas, descentrándose así de mantener el flujo de éter necesario para mantener a Zelas atado en corto, propiciando entonces que él pudiese soltarse de querer hacerlo. Y porque la habilidad sólo dura un turno, chata.
---Intentando parecer segura, pero temiendo acabar empotrada contra el último árbol del bosque, tomó el arma. ¿Invocar un dragón? Río ante aquel comentario. Qué tierno que pensara que, aun pudiendo hacerlo, tendría capacidad para pensar en ello mientras, al mismo tiempo, se centraba en esquivar estocadas, apuntar a un objetivo en movimiento y no tropezar con sus propios pies. Si, fácil y sencillo. La ventaja, si es que había alguna, era que al menos ella ya le había visto en acción mientras que sus propias habilidades aún eran desconocidas para el rubio. ¿Habilidades? ¿Estás segura de que tiene de eso? Em... Sigamos.
Se situó frente al elfo de cara cambiada y sostuvo la espada con firmeza. Ciertamente, era más grande de lo que acostumbraba a agarrar... Aunque, sin duda, no tanto como la de su contrincante. Realmente esperaba que no llegase a tratarla con demasiada dureza. Lo miró seria, tratando de no mostrar ninguna emoción, aunque realmente tensa, como esperando que en cualquier momento el elfo ¿no-elfo? arremetiese contra ella y... Fin. Acompáñenme en esta triste historia.
-Tómatelo con calma, ¿quieres?- imploró con expresión angelical -Recuerda que no soy una enem¡AH!
No había terminado sus súplicas cuando avistó el largo filo dirigirse hacia ella con un gran impulso. De manera instintiva rompió la postura y elevó los brazos, cruzándolos sobre su cabeza, aunque sin soltar el acero. Fue pensar en parar aquel golpe lo que provocó que, de pronto, sus brazos se recubriesen con tallos endurecidos de espino que, sorprendentemente, hicieron rebotar el impacto sin provocar ningún rasguño*. Trató de que su sorpresa pasara inadvertida, fingiendo saber perfectamente lo que estaba haciendo, a pesar de ser la primera vez que lograba hacer algo así. Aprovechando el desconcierto, lanzó un ataque descendente que, a pesar de ir bien dirigido, no llegó a rozar ni su cabello. Oh, vaya, qué sorpresa. Únicamente logró perder el equilibrio al no compensar bien la fuerza de la estocada y su propio peso sobre las piernas, haciéndola dar medio giro para finalmente ver como el arma terminaba escurriendo de su mano y cayendo al suelo. ¡Magnífica! ¡Vas genial! No obstante, fue rápida de reflejos y antes de recibir el siguiente golpe hizo sobresalir las raíces del suelo para amarrar las piernas de Zel, dejándolo inmovilizado** y pudiendo así recuperar el acero prestado y recuperar la compostura.
-Bien, creo que así estaremos más igualados.- afirmó triunfal mientras se acomodaba el pelo con aires de grandeza, porque la esperanza es lo último que se pierde. -¡Tranquilo! Aun puedes mover los brazos.
Es curioso como, a pesar del primer tropiezo, notó que la tensión fue desapareciendo. Claro que el hecho de que su contrario no pudiera moverse facilitaba las cosas. Apartó la nebulosa de su cabeza y trató de centrarse, adoptando la postura más básica de la esgrima para calcular sus próximos movimientos. Con un rápido repaso mental recapituló todas las técnicas de lucha con espada que había visto ejecutar en ocasiones anteriores, tratando de reproducir las que, a simple vista, parecían más factibles. No está mal... pensó al acortar las distancias y lanzar varias estocadas, desde diferentes ángulos, notablemente adecuadas en su ejecución. Pero dale a algo, muchacha, que ni se está moviendo. No obstante, el rubio supo utilizar bien la poca libertad de movimientos de la que disponía. No, claro, si quieres se queda esperando. Giró a su alrededor para esquivarlos, aunque sabiendo que sería demasiado rastrero atacar por la espalda en aquellas condiciones, fue una noble adversaria y optó por volver a su frente y recuperar la distancia para tomar algo de alientESPERA UN MOMENTO.
-¡¿Qué eso que te estás comiendo?!- espetó al advertir dónde andaba Rauko metiendo las zarpas mientras creía que nadie le prestaba atención.
De nuevo, demostrando una inexperiencia total ante el combate y sin el temor a perder la vida que se tiene en una experiencia ante enemigos reales, se volteó hacia el elfo de finos cabellos que los observaba tranquilo, a carrillos llenos y con las manos pringosas, descentrándose así de mantener el flujo de éter necesario para mantener a Zelas atado en corto, propiciando entonces que él pudiese soltarse de querer hacerlo. Y porque la habilidad sólo dura un turno, chata.
OFF. Uso de habilidades.
(*) A cubierto.
(**) Enraizar.
Aylizz Wendell
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Re: This is (not) Farming [libre 3/3][cerrado]
El no-elfo se lanzo rápidamente al ataque cuando cayo en la cuenta que su hoja era demasiado pesada para el ataque que planeaba hacer contra la elfa, "eso podría cortarla a la mitad... recuerda que solo es una practica" se dijo a si mismo al momento que abortaba el ataque con su espada ridículamente grande, en hábil movimiento giro su arma para golpearla con la parte sin filo a la vez que le quitaba un poco de fuerza a su golpe, grande fue su sorpresa cuando el golpe reboto en la improvisada defensa de la elfa, no necesitaba una habilidad para notar como el éter recubría los brazos de Aylizz.
Tiro su espada hacia atrás y la dejo suspendida en el aire unos segundos para moverse mucho mas rápido y esquivar el ataque descendente que se acercaba peligrosamente, atrapando la Zumbanana a tiempo haciendo un esfuerzo por que esta no le hiciera perder el equilibrio -Eso ha estado cerca... Oh, con razón- comento viendo que el hecho que estuviera tan firme era porque literalmente estaba amarrado al piso, por suerte su arma era ridículamente grande lo cual le ayudaba bastante a la hora de bloquear, y si quería podía devolver alguno que otro golpe sin mucho esfuerzo por el alcance que su espada tenia, el hecho de estar amarrado al piso le limitaba bastante ya que sentía que se podía caer en cualquier momento, noto como la elfa comenzaba a rodearle y pensando rápidamente que podía venir un ataque por la espalda, elevo la espada con un gran esfuerzo y esperando lo mejor la dejo caer sobre su espalda, haciendo que esta se clavara en el piso y de paso apoyando su espalda en esta para que el imán que tenia en su espalda para llevarla de un lugar a otro se enganchara en esta, dejándolo como sentado en el aire, Sin embargo, cuando noto que la elfa volvía aparecer en su campo de visión espero lo peor quedando completamente expuesto.
Para su suerte algo mas llamo su atención porque lo que parecía un ataque inminente, no ocurrió, el rubio sin perder el tiempo concentro su éter en sus pies y comenzó a desatar una serie de explosiones para salir de ahí(1) por suerte logro romper las raíces que le ataban al piso, desenterrando de paso la enorme espada que llevaba en la espalda y dando una elegante voltereta hacia atrás que culmino con Zelas cayendo sobre su trasero de manera graciosa, quedando sentado en el piso y clavado a el debido a la espada en su espalda. -Bueno eso no ha salido como lo vi en mi cabeza- comento al momento que se despegaba de la espada con un poco de esfuerzo, sujeto la empuñadura de su arma con ambas manos y tiro de esta con fuerza para sacarla del piso logrando aflojar un poco el arma de su "prisión terrenal" entonces otra idea poco ocurrente se le vino a la cabeza -Hey Aylizz... Atrapala- exclamo al momento aun sujetando la empuñadura de la gran espada, paso por sobre esta de manera ágil y utilizando el impulso generado por ese sobre extendido movimiento, sumándole la fuerza de sus brazos al tirar de esta cuando estuvo del otro lado, logro que la espada ridículamente grande saliera volando en dirección a la elfa.
Nuevamente el éter exploto en sus piernas, moviéndose rápidamente hacia la espada, seguido de una seguidilla de explosiones cada 3 segundos para aumentar la velocidad, atrapando la espada antes que esta cayera al piso o sobre la elfa, seguida de una ultima explosión en dirección contraria a la que iba para contrarrestar parte el momentum generado(1), sin embargo, no sirvió de mucho, la espada era pesada, los cálculos no fueron del todo correctos y le alcanzo a dar un golpe con la parte plana de su espada que igual se le escapo de las manos, a la vez que Zelas quedaba desparramado por el piso después de un par de golpes contra el mismo.
-Que tal si lo dejamos en un empate?, ya no tengo energías, luchar sin matar es mucho mas difícil de lo que pensaba- dijo mientras levantaba su cabeza para ver como se encontraba Aylizz a la vez que levantaba un pulgar, luego observo a Rauko y hizo el mismo gesto del pulgar arriba en agradecimiento por la distracción que genero, para acto seguido volver a quedar acostado en la tierra sin energia.
OFF: (1) Habilidad usada: Vuelo Fulgido
Tiro su espada hacia atrás y la dejo suspendida en el aire unos segundos para moverse mucho mas rápido y esquivar el ataque descendente que se acercaba peligrosamente, atrapando la Zumbanana a tiempo haciendo un esfuerzo por que esta no le hiciera perder el equilibrio -Eso ha estado cerca... Oh, con razón- comento viendo que el hecho que estuviera tan firme era porque literalmente estaba amarrado al piso, por suerte su arma era ridículamente grande lo cual le ayudaba bastante a la hora de bloquear, y si quería podía devolver alguno que otro golpe sin mucho esfuerzo por el alcance que su espada tenia, el hecho de estar amarrado al piso le limitaba bastante ya que sentía que se podía caer en cualquier momento, noto como la elfa comenzaba a rodearle y pensando rápidamente que podía venir un ataque por la espalda, elevo la espada con un gran esfuerzo y esperando lo mejor la dejo caer sobre su espalda, haciendo que esta se clavara en el piso y de paso apoyando su espalda en esta para que el imán que tenia en su espalda para llevarla de un lugar a otro se enganchara en esta, dejándolo como sentado en el aire, Sin embargo, cuando noto que la elfa volvía aparecer en su campo de visión espero lo peor quedando completamente expuesto.
Para su suerte algo mas llamo su atención porque lo que parecía un ataque inminente, no ocurrió, el rubio sin perder el tiempo concentro su éter en sus pies y comenzó a desatar una serie de explosiones para salir de ahí(1) por suerte logro romper las raíces que le ataban al piso, desenterrando de paso la enorme espada que llevaba en la espalda y dando una elegante voltereta hacia atrás que culmino con Zelas cayendo sobre su trasero de manera graciosa, quedando sentado en el piso y clavado a el debido a la espada en su espalda. -Bueno eso no ha salido como lo vi en mi cabeza- comento al momento que se despegaba de la espada con un poco de esfuerzo, sujeto la empuñadura de su arma con ambas manos y tiro de esta con fuerza para sacarla del piso logrando aflojar un poco el arma de su "prisión terrenal" entonces otra idea poco ocurrente se le vino a la cabeza -Hey Aylizz... Atrapala- exclamo al momento aun sujetando la empuñadura de la gran espada, paso por sobre esta de manera ágil y utilizando el impulso generado por ese sobre extendido movimiento, sumándole la fuerza de sus brazos al tirar de esta cuando estuvo del otro lado, logro que la espada ridículamente grande saliera volando en dirección a la elfa.
Nuevamente el éter exploto en sus piernas, moviéndose rápidamente hacia la espada, seguido de una seguidilla de explosiones cada 3 segundos para aumentar la velocidad, atrapando la espada antes que esta cayera al piso o sobre la elfa, seguida de una ultima explosión en dirección contraria a la que iba para contrarrestar parte el momentum generado(1), sin embargo, no sirvió de mucho, la espada era pesada, los cálculos no fueron del todo correctos y le alcanzo a dar un golpe con la parte plana de su espada que igual se le escapo de las manos, a la vez que Zelas quedaba desparramado por el piso después de un par de golpes contra el mismo.
-Que tal si lo dejamos en un empate?, ya no tengo energías, luchar sin matar es mucho mas difícil de lo que pensaba- dijo mientras levantaba su cabeza para ver como se encontraba Aylizz a la vez que levantaba un pulgar, luego observo a Rauko y hizo el mismo gesto del pulgar arriba en agradecimiento por la distracción que genero, para acto seguido volver a quedar acostado en la tierra sin energia.
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Zelas Hazelmere
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Re: This is (not) Farming [libre 3/3][cerrado]
Di un respingo. ¿Aylizz se había dado cuenta de mi glotonería imprudente?, me pregunté, entre la vergüenza y el miedo a la reacción de la elfa. Pero esa pregunta desapareció al instante, reemplazada por una más importante: ¿Acaso ella había bajado la guardia contra un contrincante que poseía una espada ridículamente grande?
Mi mirada viajó hacia ellos. Sabía que Zelas no se había tomado muy a la ligera el enfrentamiento, así que en el fondo temía que un descuido de cualquiera de los dos terminara mal para la elfa, aunque ella había demostrado que sabía sus medios para defenderse.
Pero lo que vi estuvo muy alejado de un desenlace funesto.
Una sonrisa pugnó por aparecer en mis labios, sin poder apartar los ojos del irrisorio Zelas clavado. Cuando creí que no aguantaría más, las siguientes palabras de Zelas extinguió el deseo de reír. «No me digas que le…», no finalicé el pensamiento cuando, como temía, pareció que realmente arrojaría su espada. Contuve el aliento, pero con mi éter creciendo para intervenir si hacía falta.
–¿Ah? –dije entonces, más extrañado que asombrado mientras lo veía exhibir sus nulas habilidades para el vuelo.
Afortunadamente, en el último momento Zelas expulsó una ráfaga de éter para detener la arremetida aérea.
Un breve instante en el que me confié. Un breve instante en el que Zelas perdió el control y su espada terminó dándole una brutal muerte aplastante a la pobre elfa. El cuerpo de ella se convirtió en un grotesto charco de sangre, masa de carne deforme y huesos triturados.
Bueno, tal vez estoy exagerando un poco.
Al ver el impacto, mis cejas se dispararon hacia arriba, pero descendieron por el alivio de ver a la elfa sobrevivir sin mayor inconveniente, lo que significaba que Zelas y yo ya no tendríamos que repartirnos sus pertenencias.
–Sí, vaya que es difícil –asentí con calma, sabiendo muy bien a lo que se refería Zelas–, y más con esa espada ridículamente grande. –Mi vista se desvió hacia la elfa–. ¿Estás bien, Aylizz? –le pregunté–. ¿Sobreviviste? –Casi me ofrecí a sanarla si lo creía necesario, pero recordé que ella era de la raza de los abraza árboles también y que aún no había usado su habilidad racial en el tema.
Finalmente observé el estado de la carne asándose. Mi estómago volvió a rugir, indicándome que la comida estaba lista. Decidí confiar en su veredicto, pues él sabía más del tema que yo.
–Por cierto, chicos, dejen de jugar. La cena está lista –anuncié imitando el característico tono de una amorosa madre hogareña que acababa de ser nalgueada por su marido de bigote espeso pero elegante mientras este veía a su perro arrastrarse por su cocina… Ni yo sé cómo demonios sonaría ese tono, así que imaginemos cualquier cosa. Además, lo importante es que ya llevo las líneas suficientes para dejar esto hasta aquí.
Mi mirada viajó hacia ellos. Sabía que Zelas no se había tomado muy a la ligera el enfrentamiento, así que en el fondo temía que un descuido de cualquiera de los dos terminara mal para la elfa, aunque ella había demostrado que sabía sus medios para defenderse.
Pero lo que vi estuvo muy alejado de un desenlace funesto.
Una sonrisa pugnó por aparecer en mis labios, sin poder apartar los ojos del irrisorio Zelas clavado. Cuando creí que no aguantaría más, las siguientes palabras de Zelas extinguió el deseo de reír. «No me digas que le…», no finalicé el pensamiento cuando, como temía, pareció que realmente arrojaría su espada. Contuve el aliento, pero con mi éter creciendo para intervenir si hacía falta.
–¿Ah? –dije entonces, más extrañado que asombrado mientras lo veía exhibir sus nulas habilidades para el vuelo.
Afortunadamente, en el último momento Zelas expulsó una ráfaga de éter para detener la arremetida aérea.
Un breve instante en el que me confié. Un breve instante en el que Zelas perdió el control y su espada terminó dándole una brutal muerte aplastante a la pobre elfa. El cuerpo de ella se convirtió en un grotesto charco de sangre, masa de carne deforme y huesos triturados.
Bueno, tal vez estoy exagerando un poco.
Al ver el impacto, mis cejas se dispararon hacia arriba, pero descendieron por el alivio de ver a la elfa sobrevivir sin mayor inconveniente, lo que significaba que Zelas y yo ya no tendríamos que repartirnos sus pertenencias.
–Sí, vaya que es difícil –asentí con calma, sabiendo muy bien a lo que se refería Zelas–, y más con esa espada ridículamente grande. –Mi vista se desvió hacia la elfa–. ¿Estás bien, Aylizz? –le pregunté–. ¿Sobreviviste? –Casi me ofrecí a sanarla si lo creía necesario, pero recordé que ella era de la raza de los abraza árboles también y que aún no había usado su habilidad racial en el tema.
Finalmente observé el estado de la carne asándose. Mi estómago volvió a rugir, indicándome que la comida estaba lista. Decidí confiar en su veredicto, pues él sabía más del tema que yo.
–Por cierto, chicos, dejen de jugar. La cena está lista –anuncié imitando el característico tono de una amorosa madre hogareña que acababa de ser nalgueada por su marido de bigote espeso pero elegante mientras este veía a su perro arrastrarse por su cocina… Ni yo sé cómo demonios sonaría ese tono, así que imaginemos cualquier cosa. Además, lo importante es que ya llevo las líneas suficientes para dejar esto hasta aquí.
Rauko
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Re: This is (not) Farming [libre 3/3][cerrado]
Ladeando la cabeza, miró hacia Zelas por encima del hombro al escuchar su voz y su corazón se saltó un latido al tiempo que sus ojos casi salieron de las órbitas al ver la Zumbanana ¿Lo he escrito bien? a un palmo de su cabeza. Ya está... ¡Se volvió loco! gritó en su mente, sin ser capaz de articular palabra. Un ahogado sobresalto surgió al segundo, cuando el elfo apareció sobre ella tras la espada ridículamente grande, agarrandola y desviando el ataque, en un despliegue de acrobacias aéreas que... acabó de lleno contra el suelo.
-¡Vaya! Pues agradezco el esfuerzo por mantenerme viva- replicó con sorna -Un empate es un precio justo.
Una vez repuesta tras ver el rostro de la encapuchada con guadaña reflejada en la hoja, palpó las partes más expuestas en el enfrentamiento para comprobar que, bueno, que seguían ahí después de casi haber sido rebanadas.
-Si, eso parece- afirmó triunfal ante la preocupación de Rauko -¿Tu estómago está bien? Parece que aguanta bien el veneno.- sonrió amablemente.
No pudo contener una ligera risa al escuchar las entrañas del herrero dando el aviso de que la carne estaba en su punto. Olía tan bien y se veía tan apetitosa. Claro, que tras una segunda oportunidad para vivir los colores se vuelven más vivos y la vida se ve más bonita y puede que esté exagerando un poco también.
Se sentó junto a la hoguera y alcanzó un pedazo, dejando que templara un poco antes de hincarle el diente. Ahora que había salvado la vida, mejor sería conservar la lengua, aun la necesitaría.
-¿Y bien? Entonces... ¿Os vais al norte?- comentó con curiosidad -¿O ya has dado con las ganas de luchar contra quien sea que te persigue?- bromeó dirigiéndose a Zel, tras haber vivido en sus propias carnes la motivación del rubio al empuñar un arma.
-¡Vaya! Pues agradezco el esfuerzo por mantenerme viva- replicó con sorna -Un empate es un precio justo.
Una vez repuesta tras ver el rostro de la encapuchada con guadaña reflejada en la hoja, palpó las partes más expuestas en el enfrentamiento para comprobar que, bueno, que seguían ahí después de casi haber sido rebanadas.
-Si, eso parece- afirmó triunfal ante la preocupación de Rauko -¿Tu estómago está bien? Parece que aguanta bien el veneno.- sonrió amablemente.
No pudo contener una ligera risa al escuchar las entrañas del herrero dando el aviso de que la carne estaba en su punto. Olía tan bien y se veía tan apetitosa. Claro, que tras una segunda oportunidad para vivir los colores se vuelven más vivos y la vida se ve más bonita y puede que esté exagerando un poco también.
Se sentó junto a la hoguera y alcanzó un pedazo, dejando que templara un poco antes de hincarle el diente. Ahora que había salvado la vida, mejor sería conservar la lengua, aun la necesitaría.
-¿Y bien? Entonces... ¿Os vais al norte?- comentó con curiosidad -¿O ya has dado con las ganas de luchar contra quien sea que te persigue?- bromeó dirigiéndose a Zel, tras haber vivido en sus propias carnes la motivación del rubio al empuñar un arma.
Aylizz Wendell
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Re: This is (not) Farming [libre 3/3][cerrado]
-Genial, habiendo llegado a un acuerdo, actualizare mis estadísticas y me quedare tumbado un rato- exclamo el joven no-elfo al momento que seguía recostado en el suelo, el cuerpo le dolía y aun se sentía medio turbado ante las apariciones en su cabeza, sus movimientos se habían vuelto imprudentes y sentía que todo eso le traería mas de un problema.
De momento aun mantenía el control de su cuerpo, pero habían momentos en los que no era lo suficientemente prolijo, parecían errores de el, pero el rubio no podía evitar pensar que había algo mas detrás, "suficiente, además ya he pasado un buen rato tirado acá en el piso" se dijo a si mismo, y se levanto con un poco de dificultad para luego sacudirse la tierra un poco y paso a recoger su espada de camino, la apoyo en una roca cerca de sus coterráneos.
La carne olía bien pero no se sentía con hambre, eso de tener que matar mentalmente a sus otras personalidades le estaba jugando en contra, Rauko era un gran Guerrero y un mejor Herrero, la espada seguía sin ningún rasguño, Aylizz le había mostrado las falencias de su nuevo cuerpo. y sin contar que sus poderes funcionaban con mucha menos precisión de lo que solían hacer, por esto no tuvo dudas al momento de responder la pregunta de la elfa. -Yo encontré cosas mas allá de mi control allá en el norte, por un momento estuve a punto de morir cuando todavía era yo, no quiero ni pensar las formas en las que moriré ahora que no soy yo... así que no, huiré sin rumbo, no estoy en condiciones de pelear- Hazel no mentía, hasta que no solucionara las cosas de su cabeza y de su cuerpo, no seria fácil luchar contra esos extraños guerreros.
Observo a su amigo Rauko y le dedico una sonrisa algo melancólica -No te lo tomes a mal Raukito, se mejor que nadie la clase de guerrero que eres, pero temo que no será suficiente, estos sujetos están en otro nivel completamente, si no controlan aerandir es simplemente porque no les interesa, asi que cualquier cosa que escuchen sobre la Dark Order, simplemente échense a correr hacia otro lugar como si se tratara de algo en lo que Nousis tiene la culpa... Por cierto, me das una biusa?-
Pregunto esperando que su amigo aun tuviera esa genial habilidad....
De momento aun mantenía el control de su cuerpo, pero habían momentos en los que no era lo suficientemente prolijo, parecían errores de el, pero el rubio no podía evitar pensar que había algo mas detrás, "suficiente, además ya he pasado un buen rato tirado acá en el piso" se dijo a si mismo, y se levanto con un poco de dificultad para luego sacudirse la tierra un poco y paso a recoger su espada de camino, la apoyo en una roca cerca de sus coterráneos.
La carne olía bien pero no se sentía con hambre, eso de tener que matar mentalmente a sus otras personalidades le estaba jugando en contra, Rauko era un gran Guerrero y un mejor Herrero, la espada seguía sin ningún rasguño, Aylizz le había mostrado las falencias de su nuevo cuerpo. y sin contar que sus poderes funcionaban con mucha menos precisión de lo que solían hacer, por esto no tuvo dudas al momento de responder la pregunta de la elfa. -Yo encontré cosas mas allá de mi control allá en el norte, por un momento estuve a punto de morir cuando todavía era yo, no quiero ni pensar las formas en las que moriré ahora que no soy yo... así que no, huiré sin rumbo, no estoy en condiciones de pelear- Hazel no mentía, hasta que no solucionara las cosas de su cabeza y de su cuerpo, no seria fácil luchar contra esos extraños guerreros.
Observo a su amigo Rauko y le dedico una sonrisa algo melancólica -No te lo tomes a mal Raukito, se mejor que nadie la clase de guerrero que eres, pero temo que no será suficiente, estos sujetos están en otro nivel completamente, si no controlan aerandir es simplemente porque no les interesa, asi que cualquier cosa que escuchen sobre la Dark Order, simplemente échense a correr hacia otro lugar como si se tratara de algo en lo que Nousis tiene la culpa... Por cierto, me das una biusa?-
Pregunto esperando que su amigo aun tuviera esa genial habilidad....
Zelas Hazelmere
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Re: This is (not) Farming [libre 3/3][cerrado]
Lo que dijo Zelas me hizo pensar. ¿Yo también debía actualizar mis estadísticas? ¿Nuestro breve choque de espadas contaría como un combate más, aunque solo consistió en un único ataque? Tal vez, pero, más importante, ¿cómo me desharía de la pereza para poder entonces hacer la debida actualización? He ahí el terrible impedimento.
–O-oh –balbuceé ante la mención del veneno. Ella no lo olvidó, para mi desdicha. Me rasqué la nuca mientras una sonrisa asomaba en mis labios, fallando en ocultar la vergüenza–. Sí, bueno, he comido cosas peores. –Como lo que preparó Xana la única vez que Hyro y yo le pedimos cocinar–. Así que difícilmente podría morir con el horrible veneno que dejaste en el saco de comida para acabar con mi triste vida –añadí, fingiendo una profunda tristeza e indignación, para luego esbozar una breve sonrisa taimada–. Como sea, un poco de esta carne apaciguará la furia de mi estómago –afirmé, desviando mi atención hacia la comida.
Tomé un trozo y la arrojé a mi boca, lamentando mi imprudencia al sentir en mi lengua su alta temperatura. Concentré el éter en el interior de mi boca, aumentando su resistencia mucho más de lo necesario; Aylizz y Zelas podrían ver que mis mejillas y labios adquirieron un resplandor leve pero notable.
Entonces el elfo nos dijo cuál sería su rumbo. Mi ceño se acentuó un poco. «Supongo que deberé informarle que la servidumbre de Azaril está compuesto en su mayoría por chicas atractivas para que me haga caso este elfo necio», pensé.
Luego, mientras él me repetía que la banda peligrosa era una banda muy peligrosa, ladeé la cabeza, escuchando, comparando lo que él me había visto hacer y todo lo que yo realmente era capaz de lograr al querer asesinar a alguien, además de intentar deducir el nivel que podrían tener los de la Dark Order y cómo yo podría lidiar con diferentes habilidades mágicas que pudieran tener.
Contuve el impulso de chasquear la lengua. Necesitaba más información para poder enfrentar a la Dark Order sin que fuera un suicidio, pero en el gremio de informantes no había mucha de ellos y, por desgracia, Zelas no parecía que quisiera ayudarme con eso.
–Ah –dije, alzando ambas cejas–, claro.
Extendí una mano abierta hacia el no-elfo, la palma hacia arriba. Sobre esta se formó un torbellino de niebla y partículas de luz verdes, que se agruparon hasta materializarse en una linda manzana translúcida de un color verde claro.[1] Relajé mi expresión, notando entonces que había tensado la mandíbula y entornado los ojos durante mi maravilloso truco de magia.
–Aquí tienes. –Sonreí con satisfacción–. Me gustaría darte más para tu viaje, pero… mis biusas desaparecen luego de un par de horas. Así que aprovecha antes que me regrese a casita y tú te vayas a donde el viento te lleve. –Recordando la presencia de Aylizz, mi mirada volvió a ella enseguida–. Hey, ¿te apetece probar una de mis biusas? –Sin esperar respuesta, empecé a crear otra. Esta vez me tomó un poco más de tiempo y esfuerzo. Solté un sonoro suspiro al finalizar–. Aún no me acostumbro a esto –exhalé, procediendo a entregarle la fruta a la elfa–. Así que repondré fuerzas con otro trozo de carne. –Y continué comiendo–. Oh, ¿y tú a dónde te diriges, Aylizz? –pregunté luego, curioso–. Mi casita queda en dirección a Lunargenta. Podría darte un aventón en mi upelero. –Miré hacia donde el pajarraco había desaparecido–. O… acompañarte en una tranquila caminata –musité.
–O-oh –balbuceé ante la mención del veneno. Ella no lo olvidó, para mi desdicha. Me rasqué la nuca mientras una sonrisa asomaba en mis labios, fallando en ocultar la vergüenza–. Sí, bueno, he comido cosas peores. –Como lo que preparó Xana la única vez que Hyro y yo le pedimos cocinar–. Así que difícilmente podría morir con el horrible veneno que dejaste en el saco de comida para acabar con mi triste vida –añadí, fingiendo una profunda tristeza e indignación, para luego esbozar una breve sonrisa taimada–. Como sea, un poco de esta carne apaciguará la furia de mi estómago –afirmé, desviando mi atención hacia la comida.
Tomé un trozo y la arrojé a mi boca, lamentando mi imprudencia al sentir en mi lengua su alta temperatura. Concentré el éter en el interior de mi boca, aumentando su resistencia mucho más de lo necesario; Aylizz y Zelas podrían ver que mis mejillas y labios adquirieron un resplandor leve pero notable.
Entonces el elfo nos dijo cuál sería su rumbo. Mi ceño se acentuó un poco. «Supongo que deberé informarle que la servidumbre de Azaril está compuesto en su mayoría por chicas atractivas para que me haga caso este elfo necio», pensé.
Luego, mientras él me repetía que la banda peligrosa era una banda muy peligrosa, ladeé la cabeza, escuchando, comparando lo que él me había visto hacer y todo lo que yo realmente era capaz de lograr al querer asesinar a alguien, además de intentar deducir el nivel que podrían tener los de la Dark Order y cómo yo podría lidiar con diferentes habilidades mágicas que pudieran tener.
Contuve el impulso de chasquear la lengua. Necesitaba más información para poder enfrentar a la Dark Order sin que fuera un suicidio, pero en el gremio de informantes no había mucha de ellos y, por desgracia, Zelas no parecía que quisiera ayudarme con eso.
–Ah –dije, alzando ambas cejas–, claro.
Extendí una mano abierta hacia el no-elfo, la palma hacia arriba. Sobre esta se formó un torbellino de niebla y partículas de luz verdes, que se agruparon hasta materializarse en una linda manzana translúcida de un color verde claro.[1] Relajé mi expresión, notando entonces que había tensado la mandíbula y entornado los ojos durante mi maravilloso truco de magia.
–Aquí tienes. –Sonreí con satisfacción–. Me gustaría darte más para tu viaje, pero… mis biusas desaparecen luego de un par de horas. Así que aprovecha antes que me regrese a casita y tú te vayas a donde el viento te lleve. –Recordando la presencia de Aylizz, mi mirada volvió a ella enseguida–. Hey, ¿te apetece probar una de mis biusas? –Sin esperar respuesta, empecé a crear otra. Esta vez me tomó un poco más de tiempo y esfuerzo. Solté un sonoro suspiro al finalizar–. Aún no me acostumbro a esto –exhalé, procediendo a entregarle la fruta a la elfa–. Así que repondré fuerzas con otro trozo de carne. –Y continué comiendo–. Oh, ¿y tú a dónde te diriges, Aylizz? –pregunté luego, curioso–. Mi casita queda en dirección a Lunargenta. Podría darte un aventón en mi upelero. –Miré hacia donde el pajarraco había desaparecido–. O… acompañarte en una tranquila caminata –musité.
(☞°∀°)☞ OFFROL ☜(°∀°☜)
[1] Habi extra: Protobiusa
Rauko
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Re: This is (not) Farming [libre 3/3][cerrado]
La reacción de Rauko ante su broma le causó diversión, más al ver que su gesto denotaba más vergüenza que temor por que aquel ungüento colorante estuviera realmente envenenado, y la iluminación en el interior de su boca al tratar de apaciguar la calentura de la carne fue el broche perfecto para no poder evitar una risa ante la cómica situación.
-Puede que el veneno no fuera para ti, puede que ni fuese veneno. Incluso es posible que olvidase que eso estaba ahí, como es igual de probable que se me haya olvidado devolver lo que no me pertenece.- replicó en tono burlón, al tiempo que le tendía la espada-guante que le había sido prestada. Devuélvesela, sabes que se ha dado cuenta. Cleptómana inconsciente FAIL.
Las gracias se dispersaron cuando Zelas puso fin a su descanso y se unió al banquete para tres, devolviendo la seriedad al ambiente con gesto taciturno. En cierto modo, sintió lástima al verlo tan decaído. Si bien aquel era su segundo encuentro, lo había tomado por alguien verdaderamente despreocupado de la vida, lo que fuese que estuviera sucediendo en su cabeza debía ser algo turbio.
-Es comprensible. Y me alegra saber que no soy la única a la que las tierras de los dragones espantaron con amenazas de muerte. Y eso que yo siempre fui yo. Creo.- trató de mostrarse comprensiva ante las explicaciones del elfo, en la medida que alcanzó a entender su problema, recordando sus propias andanzas en el norte que, curiosamente, también la habían costado la tranquilidad de su psique.
Antes de poder decir nada más, el nombre del elfo estirado volvió a ser mentado. Ya lo había obviado la primera vez, pero no pudo dejarlo correr una segunda. Suerte que ella no era gata y estaba a salvo de que la curiosidad la matase.
-¿De qué lo conocéis? A Nousis, me refiero. Entiendo que de nada bueno.- río, sin sorprenderse de que así fuera.
Sus ojos se abrieron desorbitadamente y por poco lo hizo también su boca al ver aparecer de la nada aquella brillante biusa en la palma del peliblanco. Ante la segunda creación observó expectante, con el gesto de asombro similar al que reflejan los más pequeños al ver un truco de magia, que de magia tiene poco, pero escapa a su entendimiento.
-¡Brujería!- señaló. Después tomó la fruta ¿se le puede llamar fruta? y la examinó. Brillante y suave, lisa y perfecta. Cerró un ojo para, con el otro, mirar a través de ella como en un cristal, siendo capaz de ver al otro la figura del herrero difuminada y descompensada. Finalmente, dejó de jugar con la comida y pegó una mordida a la manzana. -Pues... Al lado opuesto... Vuelvo a casa, en el paso con Verisar, ya no muy lejos de aquí.- explicó -No es necesario que te molestes en desviar tu camino, aunque si gustas, no rechazo la buena compañía.
-Puede que el veneno no fuera para ti, puede que ni fuese veneno. Incluso es posible que olvidase que eso estaba ahí, como es igual de probable que se me haya olvidado devolver lo que no me pertenece.- replicó en tono burlón, al tiempo que le tendía la espada-guante que le había sido prestada. Devuélvesela, sabes que se ha dado cuenta. Cleptómana inconsciente FAIL.
Las gracias se dispersaron cuando Zelas puso fin a su descanso y se unió al banquete para tres, devolviendo la seriedad al ambiente con gesto taciturno. En cierto modo, sintió lástima al verlo tan decaído. Si bien aquel era su segundo encuentro, lo había tomado por alguien verdaderamente despreocupado de la vida, lo que fuese que estuviera sucediendo en su cabeza debía ser algo turbio.
-Es comprensible. Y me alegra saber que no soy la única a la que las tierras de los dragones espantaron con amenazas de muerte. Y eso que yo siempre fui yo. Creo.- trató de mostrarse comprensiva ante las explicaciones del elfo, en la medida que alcanzó a entender su problema, recordando sus propias andanzas en el norte que, curiosamente, también la habían costado la tranquilidad de su psique.
Antes de poder decir nada más, el nombre del elfo estirado volvió a ser mentado. Ya lo había obviado la primera vez, pero no pudo dejarlo correr una segunda. Suerte que ella no era gata y estaba a salvo de que la curiosidad la matase.
-¿De qué lo conocéis? A Nousis, me refiero. Entiendo que de nada bueno.- río, sin sorprenderse de que así fuera.
Sus ojos se abrieron desorbitadamente y por poco lo hizo también su boca al ver aparecer de la nada aquella brillante biusa en la palma del peliblanco. Ante la segunda creación observó expectante, con el gesto de asombro similar al que reflejan los más pequeños al ver un truco de magia, que de magia tiene poco, pero escapa a su entendimiento.
-¡Brujería!- señaló. Después tomó la fruta ¿se le puede llamar fruta? y la examinó. Brillante y suave, lisa y perfecta. Cerró un ojo para, con el otro, mirar a través de ella como en un cristal, siendo capaz de ver al otro la figura del herrero difuminada y descompensada. Finalmente, dejó de jugar con la comida y pegó una mordida a la manzana. -Pues... Al lado opuesto... Vuelvo a casa, en el paso con Verisar, ya no muy lejos de aquí.- explicó -No es necesario que te molestes en desviar tu camino, aunque si gustas, no rechazo la buena compañía.
Aylizz Wendell
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Re: This is (not) Farming [libre 3/3][cerrado]
-Con una es suficiente mi buen amigo, gracias-Hazelas esbozo la primera sonrisa genuina del día, las biusas y la historia detrás de estas sin duda se habían vuelto una parte fundamental en su vida, la mordió con gusto y se deleito con el sabor de sus jugos cuyo sabor particularmente elegido por él le daba un nuevo subidón de energía.
-Ya he muerto una vez y he estado a punto de hacerlo en varias ocasiones... no soy un gran fan de morir- replico a las palabras de Aylizz con ese tono habitual que no dejaba en claro si estaba hablando en serio o era una broma, entonces salió la pregunta de Nousis, ¿por donde empezar?. -antes yo no era tan cobarde, me gustaba entrometerme en peleas y esas cosas, en mas de una ocasión...- sus palabras se vieron interrumpidas ante una súbita aparición a la distancia.
-Zelas o Hazel, como sea que te hagas llamar ahora, tu y yo tenemos un asunto pendiente!- Exclamo una enfurecida y agitada Eve quien se acortaba la distancia visiblemente molesta, Hazel por su parte se levanto de un salto y empezó a buscar algo entre sus ropas con una notoria urgencia, hasta que al fin encontró lo que buscaba, una extraña mascara que simulaba la parte superior de la mandíbula y cráneo de un animal.
-Bueno, supongo que acá nos despedimos- dijo el rubio a sus acompañantes.
-No huiras de mi otra vez- exclamo la joven que seguía acercándose peligrosamente.
-¿Alguna vez has visto a un Begimo?- dijo Hazel mientras se alejaba del grupo a una distancia prudente.
-No me cambies el tema!, sabes muy bien porque estoy molesta, ¿tienes algunas ultimas palabras?- Eve hizo crujir sus nudillos en señal de lo que le esperaba al pobre Zelas.
-De hecho si- se aclara la garganta -Yip yip-
En un rápido movimiento el joven es puso la mascara y su cuerpo fue envuelto en un capullo de éter del cual emergió un enorme Bégimo del norte, al cual le colgaba de la espalda una espada que, debido a su gran tamaño se veía ridículamente pequeña, este golpeo su cola en el piso y emprendió vuelo rápidamente hacia un rumbo desconocido.
-Maldito hijo de perra! oh no, esto no se quedara así- exclamo Eve con vehemencia al momento que emprendía una carrera en la dirección que el Bégimo Zelas había emprendido el vuelo.
OFF: utilizo la mascara de los cazadores: Permite convertirse en algún animal durante dos turnos, esto le permitirá al personaje utilizar los sentidos y características de dicho animal con gran destreza.
Y aparece Eve que es mi pj acompañante para echarme del temay de paso para mas px
-Ya he muerto una vez y he estado a punto de hacerlo en varias ocasiones... no soy un gran fan de morir- replico a las palabras de Aylizz con ese tono habitual que no dejaba en claro si estaba hablando en serio o era una broma, entonces salió la pregunta de Nousis, ¿por donde empezar?. -antes yo no era tan cobarde, me gustaba entrometerme en peleas y esas cosas, en mas de una ocasión...- sus palabras se vieron interrumpidas ante una súbita aparición a la distancia.
-Zelas o Hazel, como sea que te hagas llamar ahora, tu y yo tenemos un asunto pendiente!- Exclamo una enfurecida y agitada Eve quien se acortaba la distancia visiblemente molesta, Hazel por su parte se levanto de un salto y empezó a buscar algo entre sus ropas con una notoria urgencia, hasta que al fin encontró lo que buscaba, una extraña mascara que simulaba la parte superior de la mandíbula y cráneo de un animal.
-Bueno, supongo que acá nos despedimos- dijo el rubio a sus acompañantes.
-No huiras de mi otra vez- exclamo la joven que seguía acercándose peligrosamente.
-¿Alguna vez has visto a un Begimo?- dijo Hazel mientras se alejaba del grupo a una distancia prudente.
-No me cambies el tema!, sabes muy bien porque estoy molesta, ¿tienes algunas ultimas palabras?- Eve hizo crujir sus nudillos en señal de lo que le esperaba al pobre Zelas.
-De hecho si- se aclara la garganta -Yip yip-
En un rápido movimiento el joven es puso la mascara y su cuerpo fue envuelto en un capullo de éter del cual emergió un enorme Bégimo del norte, al cual le colgaba de la espalda una espada que, debido a su gran tamaño se veía ridículamente pequeña, este golpeo su cola en el piso y emprendió vuelo rápidamente hacia un rumbo desconocido.
-Maldito hijo de perra! oh no, esto no se quedara así- exclamo Eve con vehemencia al momento que emprendía una carrera en la dirección que el Bégimo Zelas había emprendido el vuelo.
OFF: utilizo la mascara de los cazadores: Permite convertirse en algún animal durante dos turnos, esto le permitirá al personaje utilizar los sentidos y características de dicho animal con gran destreza.
Y aparece Eve que es mi pj acompañante para echarme del tema
Zelas Hazelmere
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Re: This is (not) Farming [libre 3/3][cerrado]
Entendí. Era un no-veneno destinado a Zelas pero que ella olvidó que había dejado en su saco… Bueno, eso no era lo que ella quiso decir, pero pensar tonterías es mi especialidad. Manteniendo una leve sonrisa, tomé mi espada, que no tardó en torcerse alrededor de mi mano y recuperar la forma de un lindo guante.
Quise bromear sobre su mala memoria, pero el no-elfo intervino con su desánimo. Aylizz confesó que también tuvo problemas en las tierras del norte, haciéndome pensar que esa zona era como Nousis: un imán de problemas mortales.
–Yo también casi morí una vez cerca de Dundarak –me sumé, con el mismo tono con el que habló la elfa–, pero esa vez yo no era yo… o no completamente. –Ladeé la cabeza, esforzándome en esclarecer los vagos recuerdos que aún conservaba de aquella desventura–. Algo estaba apoderándose de mi mente, haciéndome alguien frío… literal y figurativamente. Creo que algunas sirvientas de Azaril me ayudaron. –Entorné los ojos–. ¿O fui yo el que las ayudó a ellas? –murmuré, y entonces decidí dejar de hablar sobre lo que no recordaba.
Poco después, cuando Aylizz me acusó de hacer brujería, contuve una carcajada. «Ya quisiera yo ser brujo», pensé, «pero… ellos sí necesitan depilarse. Así que… ¡punto para los elfos, naturalmente con nalgas de piel lisa y suave!». Si no hubiera estado sentado, tal vez en ese momento me habría dado una nalgada.
–Oh, al lado contrario –repetí en un murmuro. Fruncí los labios hacia un lado. Entonces me encogí de hombros–. Bueno, tú te lo pierdes. Lamentablemente, yo debo volver; tal vez alguien me está esperando –expliqué cuando por fin recordé a Xana.
De pronto Eve irrumpió en la escena, evitándole a Zelas responderle a Aylizz. El no-elfo, durante la discusión que empezó con la chica, se transformó en un enorme animal y huyó literalmente volando. Observé con la nariz arrugada, confuso.
–¿Brujería? –dije al final, mirando de soslayo a la elfa. Esbocé un intento de sonrisa–. Bueno, comparado con los Zoituano, la vaca que disparaba leche por las axilas y otras cosas que he visto… –Solté un suspiro–. No sé cómo aún me sorprendo. –Sacudí la cabeza–. Como sea… –exhalé antes de levantarme. Hice una reverencia para Aylizz–. Ha sido un placer conocerte y abusar de tu hospitalidad para saciar mi apetito. –Le mostré una media sonrisa–. Cuando quieras abusar de la mía, cuenta con un herrero simpático que sabe cómo patearles el trasero a las personas malas –dije, señalándome el pecho con un pulgar–. Y toma. –Materialicé otra biusa y se la arrojé–. Para tu regreso a casa.
Extendí la mano derecha en dirección a casa. Un torbellino frío convergió delante de mí y un dragón de hielo se materializó en ese lugar.[1] Me monté sobre su espalda. La parte inferior de mi cuerpo se iluminó, delatando que usé mi energía para calentarme con ella y combatir la temperatura de la improvisada montura, y estremecerme delató que eso no fue muy efectivo.
–Por cierto… –empecé, mi vista fijaba al frente. Necesité unos segundos para decidir continuar–, sobre Nousis, si algún día lo ves, ¿podrías decirle que los que fuimos al Oblivion sí logramos volver a casa, aunque con un… precio? Y luego de decirle eso, ¿podrías darle una poderosa bofetada en nombre de Rauko y otra más fuerte en nombre de Xana? Se… me está mojando el pantalón. –Bajé la mirada. El dragón ya se estaba derritiendo. Chasqueé la lengua–. Vale, ahora sí me voy. Gracias y suerte con tu viaje –me despedí con un recuperado tono jovial.
El dragón dio un paso, su pierna se quebró en varios trozos, nos fuimos de bruces y el dragón terminó de romperse al aterrizar. Yo, sin embargo, reaccioné a tiempo y mi cuerpo se hizo de luz intangible, permitiéndome desaparecer en el suelo.[2] Con la vergüenza no motivándome a ver la reacción de la elfa, preferí desplazarme rápidamente bajo tierra y emerger a varios metros adelante, donde volví a materializarme y seguir alejándome con pasos rápidos.
Quise bromear sobre su mala memoria, pero el no-elfo intervino con su desánimo. Aylizz confesó que también tuvo problemas en las tierras del norte, haciéndome pensar que esa zona era como Nousis: un imán de problemas mortales.
–Yo también casi morí una vez cerca de Dundarak –me sumé, con el mismo tono con el que habló la elfa–, pero esa vez yo no era yo… o no completamente. –Ladeé la cabeza, esforzándome en esclarecer los vagos recuerdos que aún conservaba de aquella desventura–. Algo estaba apoderándose de mi mente, haciéndome alguien frío… literal y figurativamente. Creo que algunas sirvientas de Azaril me ayudaron. –Entorné los ojos–. ¿O fui yo el que las ayudó a ellas? –murmuré, y entonces decidí dejar de hablar sobre lo que no recordaba.
Poco después, cuando Aylizz me acusó de hacer brujería, contuve una carcajada. «Ya quisiera yo ser brujo», pensé, «pero… ellos sí necesitan depilarse. Así que… ¡punto para los elfos, naturalmente con nalgas de piel lisa y suave!». Si no hubiera estado sentado, tal vez en ese momento me habría dado una nalgada.
–Oh, al lado contrario –repetí en un murmuro. Fruncí los labios hacia un lado. Entonces me encogí de hombros–. Bueno, tú te lo pierdes. Lamentablemente, yo debo volver; tal vez alguien me está esperando –expliqué cuando por fin recordé a Xana.
De pronto Eve irrumpió en la escena, evitándole a Zelas responderle a Aylizz. El no-elfo, durante la discusión que empezó con la chica, se transformó en un enorme animal y huyó literalmente volando. Observé con la nariz arrugada, confuso.
–¿Brujería? –dije al final, mirando de soslayo a la elfa. Esbocé un intento de sonrisa–. Bueno, comparado con los Zoituano, la vaca que disparaba leche por las axilas y otras cosas que he visto… –Solté un suspiro–. No sé cómo aún me sorprendo. –Sacudí la cabeza–. Como sea… –exhalé antes de levantarme. Hice una reverencia para Aylizz–. Ha sido un placer conocerte y abusar de tu hospitalidad para saciar mi apetito. –Le mostré una media sonrisa–. Cuando quieras abusar de la mía, cuenta con un herrero simpático que sabe cómo patearles el trasero a las personas malas –dije, señalándome el pecho con un pulgar–. Y toma. –Materialicé otra biusa y se la arrojé–. Para tu regreso a casa.
Extendí la mano derecha en dirección a casa. Un torbellino frío convergió delante de mí y un dragón de hielo se materializó en ese lugar.[1] Me monté sobre su espalda. La parte inferior de mi cuerpo se iluminó, delatando que usé mi energía para calentarme con ella y combatir la temperatura de la improvisada montura, y estremecerme delató que eso no fue muy efectivo.
–Por cierto… –empecé, mi vista fijaba al frente. Necesité unos segundos para decidir continuar–, sobre Nousis, si algún día lo ves, ¿podrías decirle que los que fuimos al Oblivion sí logramos volver a casa, aunque con un… precio? Y luego de decirle eso, ¿podrías darle una poderosa bofetada en nombre de Rauko y otra más fuerte en nombre de Xana? Se… me está mojando el pantalón. –Bajé la mirada. El dragón ya se estaba derritiendo. Chasqueé la lengua–. Vale, ahora sí me voy. Gracias y suerte con tu viaje –me despedí con un recuperado tono jovial.
El dragón dio un paso, su pierna se quebró en varios trozos, nos fuimos de bruces y el dragón terminó de romperse al aterrizar. Yo, sin embargo, reaccioné a tiempo y mi cuerpo se hizo de luz intangible, permitiéndome desaparecer en el suelo.[2] Con la vergüenza no motivándome a ver la reacción de la elfa, preferí desplazarme rápidamente bajo tierra y emerger a varios metros adelante, donde volví a materializarme y seguir alejándome con pasos rápidos.
(☞°∀°)☞ OFFROL ☜(°∀°☜)
[1] Habi de Retniw: ¡Dragón de hielo, yo te elijo!
[2] Habi: Ente esplendente.
[2] Habi: Ente esplendente.
Rauko
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Re: This is (not) Farming [libre 3/3][cerrado]
¡¿Morir y resucitar?! No daba crédito a las palabras de Hazel. Sin embargo, la experiencia de Rauko la resultó demasiado familiar. Aquel maldito brujo... Y por si el control mental no hubiera sido suficiente, después llegó aquella emboscada... Dioses, sí había mirado a la muerte a la cara. Aun no había terminado de procesar la información cuando una voz en la distancia irrumpió en escena. Lo que pasó a continuación terminó de dejarla del revés. En un parpadeo, el elfo no-elfo abandonó toda apariencia humanoide para transformarse en una criatura voladora, ¡tan sólo con ponerse una máscara! Pero, pero, pero... ¡¿Qué?! Tan sólo pudo parpadear perpleja, mientras la mujer blasfemaba a voces viendo como el chico del viento se alejaba.
La muchacha despareció tan repentinamente como se dejó ver, dejando a los dos elfos restantes solos en aquel claro que parecía haber retomado la calma. Finalmente, tomarían caminos separados cuando acabasen con aquella carne, aunque la imagen perfectamente detallada de aquella deformidad a la que había llamado "vaca" le quitó lo que le quedaba de apetito. ¿Pero de dónde salían aquellos dos? Dejó escapar una ligera risa sólo de pensar las experiencias que podrían haber vivido al escuchar sus palabras. Finalmente, el herrero acabó por ponerse en pie para retomar su marcha, ella no tardaría en hacer lo propio. Esperaría a que las llamas terminasen por extinguirse, se estaba a gusto al calorcito y la idea de volver a caminar, sin haber digerido siquiera lo que acababa de tomar, invadía su cuerpo con una aplastante pereza.
-Un placer haber blandido tu espada, aunque finalmente haya tenido que volver con su legítimo dueño- bromeó, devolviendo la reverencia con gracia - Oh, ¡gracias!- exclamó al agarrar la manzana al vuelo -Y tomo nota del dato, nunca viene mal tener contactos capaces de patear la retaguardia del enemigo- añadió, dedicándole un guiño.
Y por si el elfo cambiaformas no hubiese sido suficiente alucinación, el herrero hizo aparecer un dragón de la nada. A VER. ¿Qué he estado haciendo yo todo este tiempo, además de divagar y perderlo? ¿Confirmamos que esta gente es muy top y a la pobrecita Aylizz se la queda grande el mundo? Confirmamos. Observó con detenimiento cómo aquel ser mágico servía de montura, una espectacular, deseando verlo en acción y emprender el vuelo. Pero antes de batir las alas, Rau la dejó un encargo.
-Está hecho, le daré recuerdos.- afirmó, tras una carcajada nacida de la imagen mental de la cara que pondría el elfo estirado si volvía a verlo al recibir el mensaje.
Lo despidió con la mano al ver que la gélida criatura comenzaba a caminar, hasta que... Dejó de hacerlo. Al verla despedazarse en mil pedazos se levantó de un brinco ante la sorpresa, amagando con acercarse para comprobar que la caída no había causado daños, pero antes de darse cuenta el elfo desapareció.
Mirando alrededor, comprobó que ya nadie andaba cerca. -Ha sido un encuentro... Curioso.- se dijo a sí misma. Y suspirando, resignándose a recoger sus bártulos, retomó el camino de vuelta a casa. Y cerrando el tema.
La muchacha despareció tan repentinamente como se dejó ver, dejando a los dos elfos restantes solos en aquel claro que parecía haber retomado la calma. Finalmente, tomarían caminos separados cuando acabasen con aquella carne, aunque la imagen perfectamente detallada de aquella deformidad a la que había llamado "vaca" le quitó lo que le quedaba de apetito. ¿Pero de dónde salían aquellos dos? Dejó escapar una ligera risa sólo de pensar las experiencias que podrían haber vivido al escuchar sus palabras. Finalmente, el herrero acabó por ponerse en pie para retomar su marcha, ella no tardaría en hacer lo propio. Esperaría a que las llamas terminasen por extinguirse, se estaba a gusto al calorcito y la idea de volver a caminar, sin haber digerido siquiera lo que acababa de tomar, invadía su cuerpo con una aplastante pereza.
-Un placer haber blandido tu espada, aunque finalmente haya tenido que volver con su legítimo dueño- bromeó, devolviendo la reverencia con gracia - Oh, ¡gracias!- exclamó al agarrar la manzana al vuelo -Y tomo nota del dato, nunca viene mal tener contactos capaces de patear la retaguardia del enemigo- añadió, dedicándole un guiño.
Y por si el elfo cambiaformas no hubiese sido suficiente alucinación, el herrero hizo aparecer un dragón de la nada. A VER. ¿Qué he estado haciendo yo todo este tiempo, además de divagar y perderlo? ¿Confirmamos que esta gente es muy top y a la pobrecita Aylizz se la queda grande el mundo? Confirmamos. Observó con detenimiento cómo aquel ser mágico servía de montura, una espectacular, deseando verlo en acción y emprender el vuelo. Pero antes de batir las alas, Rau la dejó un encargo.
-Está hecho, le daré recuerdos.- afirmó, tras una carcajada nacida de la imagen mental de la cara que pondría el elfo estirado si volvía a verlo al recibir el mensaje.
Lo despidió con la mano al ver que la gélida criatura comenzaba a caminar, hasta que... Dejó de hacerlo. Al verla despedazarse en mil pedazos se levantó de un brinco ante la sorpresa, amagando con acercarse para comprobar que la caída no había causado daños, pero antes de darse cuenta el elfo desapareció.
Mirando alrededor, comprobó que ya nadie andaba cerca. -Ha sido un encuentro... Curioso.- se dijo a sí misma. Y suspirando, resignándose a recoger sus bártulos, retomó el camino de vuelta a casa. Y cerrando el tema.
Aylizz Wendell
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