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Mensaje  Fehu Sáb Jul 18 2020, 21:30

La cierva estaba herida. La loba podía casi saborearlo en el aire, no estaba lejos. Aplicó todos sus sentidos en seguir aquel rastro. Oyó un gemido entre unos arbustos y aceleró el paso. El olor se hacía más intenso a medida que se acercaba.

¡Kano! —llamó la loba, que ya no era una loba, sino una mujer—. ¡Kano, está aquí! ¡Rápido! —Después se agachó sobre la mujer cierva, que tenía una herida sangrante en un costado—. Wanda, ¿puedes incorporarte? Ven, deja que te ayude.

¡Joder, Inga, sabes que no puedo correr tan deprisa! —dijo la voz de Kano cuando por fin le dio alcance—. ¡Mierda puta, Wanda! ¿Qué te han hecho? Ten, vístete, yo me ocupo de ella.

Inga tomó el sencillo vestido que le pasó su compañero y se lo puso mientras él levantaba en brazos a la herida para llevarla a un lugar menos expuesto. Wanda trató de reprimir un gemido al ser levantada. Sujetaba la herida, tratando de evitar que se escapara más sangre.

Me atacaron… por la espalda —jadeó—. Pero me defendí… Deberíais ver cómo quedó la otra. —En ese punto, Wanda se echó a reír, pero fue interrumpida con otra punzada de dolor.

No te esfuerces —dijo Inga mientras guiaba a Kano hacia una pequeña fuente donde había visto a  algunas mujeres lavar la ropa mientras esperaban durante el día—. Debemos ocuparnos de esa herida primero. Túmbala aquí, Kano, junto al agua.

¿Cómo no te ocupaste tú de eso antes de salir corriendo por los caminos con una herida abierta? —preguntó Kano mientras la depositaba con cuidado en el suelo.

Tenía que ganarle terreno mientras pudiera —respondió Wanda—. No sabía si habría más gente con ella y, en aquel momento, no se sentía tan grave. Además —añadió mostrándoles la desgarrada bolsa que llevaba consigo—, la muy puta no hacía más que tirar de la bolsa y se rompió. Casi todos mis ingredientes y frascos se fueron a la mierda.

¿Qué hay de… el objeto? —preguntó Inga, que pronunció la última parte en un susurro y mirando a ambos lados, como si alguien pudiera estar espiándolos en aquel momento—, ¿aún lo tienes?

Aún lo tengo —dijo Wanda—, no iba a dejar que me lo quitaran así como así. El Hombre Muerto no ganará esta vez.

No —respondió Inga con una sonrisa amarga—, no esta vez. Saldremos de aquí, nos reuniremos con los demás y encontraremos el resto de objetos, ya lo verás.

¿Cómo vamos a salir de la isla? —preguntó Wanda.

Tenemos pasaje en un barco mercante —dijo Kano—. Sólo debemos asegurarnos de estar allí antes del amanecer, o nos dejarán atrás.

Esto va a necesitar algo más que un poco de agua limpia y unas vendas —dijo Wanda señalando la herida de su costado. Ya casi no sangraba, pero aún tenía mala pinta.

Vi un par de boticas en el camino desde el puerto —dijo Inga—. Estarán cerradas, pero si no hacemos ruido…

¿Por qué me miras a mí? —dijo Kano—. Habría que verte a ti correr con todo este metal encima.



¡Está aquí, Laura! ¡Rápido, está herida!

Estoy… perfectamente —dio Wanda con fastidio apretándose la herida del costado con un trozo de tela—. Ya casi ha dejado de sangrar.

Cuidado, Claus —dijo Laura cuando llegó a su altura—. Ya oíste a Thundermaul. Podría ser Shaira Mara. No lleva la bolsa.

Claro que no la llevo —respondió la aludida—. ¡Esa puerca me la arrancó de las manos después de atacarme por la espalda! Sólo me quedó este trozo —dijo señalando el paño con el que se había envuelto la herida.

Los frascos rotos del camino —murmuró Claus mirando a Laura. Ella asintió en reconocimiento, pero aún se mostraba recelosa con respecto a la mujer-bestia.

¿Por dónde se fue? —dijo—, ¿tiene la varita?

La tiene —respondió Wanda con una mezcla de decepción y rabia—. Pero no por mucho tiempo —añadió echando a andar con aire resuelto—. Con la cornada que se llevó, no ha podido ir muy lejos.

¡Hey!, ¿a dónde crees que vas? —Claus agarró a la mujer-bestia por el brazo para impedir que se alejara—. Nuestras órdenes son llevarte de vuelta al Hekshold.

¿Y dejar que esa puta le lleve la varita a su amo? —dijo Wanda soltándose con un fuerte tirón—. ¡Ni lo sueñes! No pienso dejar que se escape. Si el Hombre Muerto consigue la varita, podrá rastrear el resto de objetos. ¿Sabes lo que hará con ellos? ¿Lo sabes? —Wanda parecía más alterada a medida que hablaba. Claus tragó saliva, nervioso.

Tiene razón —dijo Laura señalando una mancha de sangre en el camino—. No podemos dejar que se nos escape ahora.


__________________

Os doy la bienvenida, mortales, a la caza del ciervo… con ciervo. Como sabréis, si habéis leído el informe correspondiente ([Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]), Wanda ([Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]) descubrió el poder de la Varita de Edgecomb y decidió robarla para ir por su cuenta en busca del resto de objetos malditos. Si habéis leído el informe, sabréis también que no es la única Wanda que anda por el mundo ([Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]).

Vuestro objetivo para este turno es uniros a una de las dos, pero no a la misma. Quien se una al grupo de los perseguidos, deberá narrar su encuentro con Wanda y sus amigos y cómo los asiste en su huida. Podrá manejar a todos los PNJs de ese grupo ([Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]). Responderá en primer lugar. Quien se una al grupo de los perseguidores vendrá con los dos miembros del Hekshold. Deberá narrar su encuentro con Wanda y cómo rastrean a la otra Wanda. Podrá manejar y ampliar las descripciones de los PNJs que van con ese grupo (tienes total libertad creativa con ambos). Responderá en segundo lugar. No os encontraréis en este turno.
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Wanda [Evento Objetos del 19] Empty Re: Wanda [Evento Objetos del 19]

Mensaje  Nayru Dom Ago 02 2020, 20:43

  -Esta noche cenaremos venado, Nay.

  La pelirroja tarareaba, porque estaba de buen humor y no temía alertar de su presencia a una criatura herida que huía en la noche. La morena la seguía, porque de las dos ella era la que disfrutaba menos haciendo de sabueso. Y porque era ella la que se fijaba en los detalles antes de dejarse arrastrar alegremente por el instinto de la nariz.

  -Fémur.

  El nombre, pronunciado en voz baja y sin ningún tipo de entonación, paró en seco la marcha de la mujer. Quedó silente e inmóvil como una inquietante estatua de alabastro bajo la noche despejada. Las vampiresas eran un dúo compenetrado, se conocían íntimamente y sabían interpretarse en los mínimos gestos.

  Nayru señaló el suelo y el rastro de... frascos rotos que habían estado a punto de pisar; hizo un gesto con la mano a la otra y la dejó a cargo de escudriñar los alrededores. La pelirroja alzó la nariz con los ojos cerrados, analizando el aire con el paladar: olía a sudor y orines, a salitre del mar, tripas de pescado después de un día al sol, el cosquilleo punzante de la alquimia... al óxido de la sangre recientemente derramada. Abrió los ojos y se puso a buscar en la quietud antinatural de la calleja.

  La morena se acuclilló sobre los restos de cristal, cuerda y corcho, sin tocar nada de lo derramado. Había girones de tela recia, seguramente del saco o la bolsa que los contuviese antes de que la rompieran. El escenario podía leerse casi tan bien como si estuviese analizando una pista en el bosque: las esquirlas que reflejaban la perezosa luz de la luna configuraban una extraña alfombra que guardaba los restos de la pelea ocurrida. Saber de quién o entre quiénes era otro asunto.

  Usó un desgarrón de la misma tela para rescatar un vial de cristal oscuro, intacto. No tenía ni idea de alquimia. De hecho ni siquiera podía imaginar lo que hubiese ahí dentro, pero el arte era caro, era peligroso, y rentable. A lo mejor encontraba a alguien que se lo identificara y podía venderlo por unos aeros. Ya sólo el vial valía algo.

  -Hey Nay, aquí mínimo dos se dieron de hostias.

  -Eso parece.

  -El que sabe rico se fue directo al puerto, el que sabe mediocre tomó rumbo entre las callejuelas. -comentó, regresando junto a su amiga mientras se chupaba los dedos manchados de rojo.- ¿Qué tienes ahí?

  -Ni idea. - y se lo guardó en la bolsa, bien envuelto.- ¿Veredicto?

  -Si vamos a meternos en asuntos ajenos prefiero ir tras gente que sepa bien.

  Y su sonrisa de depredador brilló descarada como si todo fuese un juego en la vida.

  Con el rumbo establecido ambas mujeres se zambulleron en la noche, de sombra en sombra rumbo al puerto. El sonido del mar se abría paso lentamente para llenar de otro tipo de silencio la noche tranquila.

  Esta vez fue Nayru la que encabezaba la marcha. Fue ella la que volvió a pararse en seco cuando divisó al girar la esquina a un grupo de tres personas tratando de... ¿violentar una casa? Los observaron con atención, su visión nocturna discerniendo perfectamente las tres figuras: una de ellas se ocupaba de la puerta mientras las otras dos esperaban un par de pasos atrás.

  -¡Es él! ¡O ella! ¡El venado, Nay! -susurró Fémur con entusiasmo.

  -¿Cuál de...? -fue a preguntar, antes de que el susodicho venado se inclinase peligrosamente hacia delante, dejando al descubierto la silueta de su cornamenta.- Ah.

  Estaban metiendo un ruido terrible con aquella cerradura. Dioses inmisericordes. Todos los integrantes de la escena se quedaron muy, muy quietos cuando una casita en la esquina de la calle, tres puertas más allá, encendió sus luces y abrió las contraventanas de madera.

  -¿Les ayudamos?

  -Llegados a este punto el asunto me da mucha curiosidad. A lo mejor podemos sacar algo productivo. Ve.

  Fémur corrió cual tigresa pasando junto al grupo de tres, ignorando las posiciones de ataque que adoptaron al verla venir tan rápido... y sus caras de sorpresa cuando les ignoró. Casi derrapó agarrándose a las contraventanas de la casita baja, ocupando por completo el campo de visión de la persona que se acababa de asomar a la calle y evitando que se fijase en cualquier otra cosa.

  -Buenas sean las noches, señor ciudadano... -comentó derrochando carisma vampírico.

  Nayru también había corrido pero ella era mucho menos impresionante que la pelirroja, y bastante más silenciosa gracias a sus botas. Así que cuando tosió para hacerse notar, las manos alzadas en son de paz, no le extrañó nada que las armas apuntasen a su pequeña persona.

  -¿Parlamento? -sonrió. Ninguno de los tres le devolvió el gesto.

  Apestaban a sangre, a lobo, a metal. El venado, que de cerca resultó ser una mujer ciervo, trataba de taponar una herida que ya le empapaba la ropa de manera peligrosa. Un bio la sostenía con gentileza, gran contraste con la expresión de su rostro al apuntar sus armas contra ella.

  -Quién eres y qué quieres. -directa al punto ¿eh? Olía a lobo. A lo mejor era otra mujer bestia o tenía mascotas muy interesantes.

  -Pero le digo que escuché un ruido...

  -Sólo era yo haciendo la ronda, señor, todo controlado. Es que soy algo torpe y tropecé. Regrese a dormir que no pasa nada.


  -No te voy a mentir, paseábamos cuando nos encontramos con su sangre, y os seguimos. -comentó sin bajar las manos, señalando con la cabeza.- Pero luego os vimos armar todo el escándalo del mundo tratando de entrar en.... -leyó el letrero que colgaba de la puerta y sonrió.- La Botica de la Abuela y tus habilidades con los candados me dieron algo de vergüenza ajena.

  -Una mierda vamos a hacer ruido. Como no salgas cagando leches te voy a...

  -¿Sabrías abrir la puerta?

  -¡Inga! -susurró fuerte.

  -¡Kano! -respondió en el mismo tono.- ¡Mira a Wanda! No podemos gastar más tiempo, ni el de ella ni el de la noche que nos da ventaja. Te recuerdo que tenemos prisa.  

  -¿Te has tropezado? ¿Necesitas ayuda? Le puedo decir a mi mujer...

  -Qué clase de guardia sería yo si tuviese que levantar de la cama a un buen ciudadano por una rozadura. ¡Jajajaja! Gracias, señor, entre a dormir. Entre, que mañana hay que madrugar. Aquí no ha pasado nada.


  -¿Y si son de Heckshold? -murmuró inquieto.

  -¿Vampiros? ¿De Heckshold? -intervino la mujer astada alzando una ceja, pálida y sarcástica.

  -Oh. Oooh tú eres el ciervo que buscan. -comentó como si de repente se le hubiese iluminado el cielo. Inmediatamente después de decir eso una hoja de metal rasguñaba su cuello, liberando una gota de sangre. Nayru sonrió terrible.- Os ayudaré, en serio. No me gusta la academia, está llena de humanos desagradecidos y morosos. Aún estoy esperando que el último crío me pague por la información que le robé para terminar su puta tesis. Niños mimados... Bueno. Tenéis dos opciones: tomar mi ayuda o que vuestra amiga empeore. ¿Cómo de desesperados estáis?

  Fémur suspiró apoyándose contra la pared. Las luces de la casa apagadas, las contraventanas cerradas y aquel señor casi convencido de que ella era parte de las fuerzas especiales nocturnas que aseguraban la integridad de Beltrexus desde la profundidad de la noche y nosequé burradas más que se le fueron ocurriendo por el camino. Como le diera por pensar en el asunto...

  No quedaba nadie en la calle, sólo la brisa marina y la sombra de los aleros que proyectaba la luna. Nada más.

  La pelirroja se escurrió hacia la puerta entreabierta de la Botica, cerrando sin ruido tras ella.

Bueeeno.... me entusiasmé y a lo mejor salió algo más largo de lo necesario para un desafío (^u^;;)
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Wanda [Evento Objetos del 19] Empty Re: Wanda [Evento Objetos del 19]

Mensaje  Kendovlah Lun Ago 03 2020, 06:32

Por primera vez desde que había entrado en la academia pidió a los maestros una reunión. Entre su circulo más cercano de estudiantes, no era el único con la idea de que la seguridad en el colegio estaba flaqueando. El mayor temor del aprendiz de brujo y estratega era la negligencia en la toma de decisiones de sus superiores. Un objeto tan peligroso había sido robado y una prisionera había escapado con este, no solo eso, sino que además estaban provocando pánico en la isla.

Para su sorpresa y cierta incomodidad, el viejo Hanks también estuvo presente. Quedo pendiente a este último la aclaración de que no necesitaba un apoderado, por su puesto la cosa se calentó más cuando uno de los maestros mencionó a Brinnah. Este fue el punto de quiebre para el joven mago, como de costumbre. Ya se le hacía molesto que le comparasen con su madre, ahora también tenía que aguantar esos secretos que se guardaban los maestros.

—Lo importante es impedir que la varita llegue al Hombre Muerto. Me encargaré de eso les guste o no. Ya no me siento seguro esperando a que vengan por los demás objetos, ni mucho menos confío en nuestras defensas —Espetó un furioso Kendovlah antes de salir de golpe de aquella habitación.

(…)

—¿Quién los enviá? —Pregunta cuando es interceptado por dos alumnos a la salida del colegio—. ¿El viejo Hanks, o alguno de los maestros?

—Después de como cuestionaste sus decisiones, solo nos pidieron que traigamos de vuelta a Wanda y la varita. Soy Claus, por cierto—. Dijo el chico. Este se quedo mirando a la rubia algo desconfiado, pues esta ya estaba dispuesta y con ambas dagas en pose de combate.

—No les quedo de otra al ver que veníamos por nuestra cuenta. Ya que los cuatro vamos a lo mismo, mejor llevarnos bien. Soy Laura —Agregó algo más nerviosa por el ambiente.

—Kendovlah y la cascarrabias es Lisette —Responde presentándose—. Da igual que hayan ordenado. No volveré sin un plan para elaborar las defensas y solo la varita nos dará esa información. Hay que encontrarla e impedir que llegue a manos del Hombre Muerto.

La rubia ya había guardado sus dagas y se prestaba a darle una buena colleja por el insulto, pero se contuvo por la sorpresa. Pocas veces se le veía tan seguro y ciertamente lo encontraba algo más atractivo cuando decidía tomar las riendas del asunto.

Los tres alumnos asintieron y siguieron su camino a sabiendas de que arriesgaban su plaza en la academia, pero más importante sus vidas. Por su parte, Kendovlah se sentía satisfecho. Por primera vez desde que conoció al viejo Hanks este no pudo criticar su forma de actuar, y no la tendría según él. Había aceptado ayuda, después de todo y aparentemente otra vez le tocaba estar al mando.

(…)

—Si es Shaira da igual. Busca la varita al igual que nosotros. Nos tendrá que ayudar a encontrarla —Ordenó Kendovlah tras terminada una primera persecución de la segunda Wanda. La información entregada por los maestros había servido para al menos encontrar a una de las dos Wandas. «Un fastidio a la vez. Primero la otra Wanda y luego la varita» Se tuvo que convencer así mismo.

Había sido una tarde bastante ajetreada y la pillaron llegando la noche saliendo de una taberna local en la que ya había estado. Claro, ahora los cinco buscaban la misma persona. Buscar en lugares ya interrogados por los maestros no había sido tan mala idea después de todo. Ahora solo les quedaba la zona del puerto.

Un encuentro casual entre ambas se dio entre los callejones y ahora las dos estaban heridas. Aquello les estaba retrasando, no podían perder más tiempo.

—Seguiré el rastro. Ustedes asegúrense que no escape —Esta vez los tres brujos quedaron sorprendidos. Una fastidiada Lisette dio la orden y tomo la delantera. Kendovlah entendió y sonrió levemente a sus compañeros de turno.

—Vamos, nos dará lo que necesitamos para acorralar al grupo. Son solo tres y nosotros cinco. Tenemos la ventaja numérica y el factor sorpresa —Aseguró un tanto entusiasmado y confiado brujo de túnica negra. Ya casi estaban cerca de la varita, lo difícil sin duda comenzaría una vez la tuvieran entre sus manos.

Off:

Dialogos:

-Kendovlah
-Lisette
-Claus
-Laura
-Wanda (shaira) ¿?

-Aclaro para evitar posibles confusiones:

1- Durante la "tarde noche" mi grupo se encuentra con la falsa Wanda. En la noche doy por sentado que ocurre lo descrito en el post de ambos, claro que al momento que chocan las dos Wandas, mi grupo aún no sabe que Nayru se ha unido al otro.

2- Lisette se adelanta al grupo usando su especialización de asesina silenciosa, siguiendo los rastros de sangre. Lo que pase luego lo dejo a manos de Fehu.
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Wanda [Evento Objetos del 19] Empty Re: Wanda [Evento Objetos del 19]

Mensaje  Fehu Miér Sep 02 2020, 19:04

Ha faltado poco —dijo Kano con cierto alivio.

Inga lo miró con una mezcla de incredulidad y fastidio. Por un momento, pareció que iba a decir algo, pero finalmente, se limitó a negar con la cabeza y se volvió hacia el interior de la estancia a la que acababan de acceder. La luz de la luna, filtrada por una diminuta ventana con forma de ojo de buey, apenas era suficiente para indicar los contornos de los escasos muebles del lugar: un pequeño diván donde las comadres se sentarían a la espera de ser atendidas y en el que Kano depositaba cuidadosamente a su compañera, un sencillo mostrador de madera oscura y, tras el mismo, una serie de estantes, también de madera, que ocultaban por completo la pared del fondo, salvo un pequeño área en el que descansaba una estrecha puerta que, sin duda, debía llevar a la trastienda. Allí debía de estar el laboratorio de la tal Abuela, donde guardaría sus instrumentos e ingredientes.

No hay tiempo que perder —dijo Inga colándose tras el mostrador, dirigiéndose hacia la pequeña puerta—, ¿qué necesitas?

Mejor revisa el mostrador y los estantes —respondió Wanda fatigada—. Los boticarios suelen tener pociones de salud ya listas para casos de emergencia.

Sin duda, la búsqueda habría sido más fácil si la mejor y única alquimista del grupo hubiera estado en situación de ayudar, pero tal y como estaban las cosas, dependía del resto dar con el remedio adecuado entre todos aquellos frascos.

Kano, que no tenía la menor idea de qué aspecto tenía una poción de salud, agarraba viales al azar y se los llevaba a la convaleciente para que los juzgara ella misma, sin perder de vista a las dos nuevas incorporaciones. Inga, por su parte, después de renunciar a descifrar la enrevesada caligrafía de la dueña del local, se dedicó a ir abriendo frascos confiando en que su olfato guardaría el recuerdo de las veces en que ella misma había recibido los cuidados de Wanda.

Sea como fuere, la estrategia acabó dando sus frutos y, más temprano que tarde por fortuna, la mujer astada arrugaba los labios ante el regusto amargo de un líquido denso y de olor penetrante. Pocos segundos después, su respiración se hizo más profunda y su mano ensangrentada dejó de sujetarse el costado.

¿Cómo te encuentras? —preguntó Inga—, ¿crees que podrás andar?

Andar y hasta correr, si hiciera falta —dijo la cierva sentándose, primero, y levantándose, después, para dar un par de pasos por la estancia.

Bien, vayámonos entonces —dijo Kano, ignorando el hecho de que las dos mujeres que los habían ayudado estarían esperando algún tipo de explicación.

Inga carraspeó con evidente incomodidad pero, antes de que llegara a decir nada, se distrajo con un diminuto orbe de luz que flotaba ante ella. Recordaba ligeramente a una luciérnaga, aunque no se movía con el temblor propio del aleteo del insecto, sino de manera estable y regular. Lo siguió con la mirada hacia el mostrador donde aún descansaban algunos de los frascos que habían descartado y, de forma repentina, pero lenta, como si el tiempo hubiera decidido reducir su carrera, sintió que perdía el equilibrio y caía. Sólo que no estaba cayendo en realidad. Su cuerpo permaneció en pie; era la habitación la que giraba, de arriba abajo y de izquierda a derecha. La estrecha puerta tras el mostrador comenzó a desdibujarse hasta ser sustituida por otra columna de estantes.

Debo daros las gracias, queridos —dijo la voz de una mujer desconocida desde algún lugar de la habitación—, no lo habría logrado sin vosotros. Pero será mejor que siga sola desde aquí.

En aquel momento, Inga oyó una puerta cerrarse, pero por más que se giró y buscó en aquella estancia cambiante, no logró hallar ninguna. Incluso la ventana había desaparecido. El techo, el suelo, las paredes… todo estaba cubierto de estantes cuyo contenido, de alguna manera, se mantenía intacto.


Wanda había aprendido a odiar a esos brujos arrogantes que se creían con derecho a gobernar las vidas ajenas. Thundermaul había contribuido en gran medida a ello y estos críos no hacían sino confirmar su desprecio. La chica, Laura, mostraba una actitud más amable, apaciguadora. De ella se fiaba incluso menos que de los dos varones.

Se había dejado acompañar por ellos, pues la urgencia de la situación y sus propias circunstancias lo exigían, pero no veía el momento de darles esquinazo. En especial, cuando sus peores sospechas se confirmaron: la otra Wanda, Shaira Mara, iba acompañada de otras dos personas. Inga y Kano, por las descripciones, no podían ser otros. Nada dijo de ellos a sus acompañantes, bastante peligro corrían sus amigos con Shaira como para echarles más brujos a la espalda. Aún así, vigilaba cada movimiento de aquellos brujos en busca de una apertura. Debía avisar como fuera a sus amigos.

La oportunidad se dio poco después de que la mujer rubia se separase del grupo. Algo en la mirada que se cruzaron Claus y Laura envió una señal de alarma a su cerebro. No en vano, Wanda había regresado de su propia muerte y un par de estudiantes no la pillarían con la guardia baja.

Vio cómo Claus, desde un extremo del grupo, entornaba los ojos y tomaba aire, como preparándose para algo, y no se preguntó para qué. Si él necesitaba preparación, no era problema de ella. Sin aviso ninguno, se lanzó sobre él con los cuernos por delante y, tras derribarlo, desapareció en la callejuela que la rubia había tomado.

¡Maldita sea! —se quejó el brujo, levantándose tan deprisa como fue capaz, dispuesto a emprender la persecución.

¡No hay tiempo! —lo reprendió Laura—. Primero éste.

Antes de que terminara de hablar, el pavimento en torno a Kendovlah, convertido en una maleable masa de tierra, se había levantado hasta la altura de su cintura, obstruyéndole el paso. Claus asintió a su compañera, posó la mano en el suelo y una masa de agua se mezcló al momento con la tierra, haciendo que el brujo de negra túnica comenzara a hundirse sin remedio.


Escondida entre las sombras, vigilando la entrada de la botica, la asesina, ahora consciente del inconveniente aumento en el número de contrincantes, esperaba la llegada de sus compañeros. Antes de que ocurriera, sin embargo, vio salir apresuradamente a una atractiva mujer que nada tenía que ver con las descripciones de la supuesta Wanda y sus compañeros. Pero lo que atrajo inmediatamente su atención fue el zurrón roto que aferraba entre sus manos.

¿Dónde diablos se había metido Kendovlah?


__________________

Ante todo, debo disculparme por la tardanza. Ha sido un mes complicado, pero espero recuperar un ritmo de posteo más regular a partir de ahora. Ahora sí, paso a daros vuestras instrucciones.

Nayru (y Fémur): No hay mucho que decir, una vez obtenido lo que necesitaba, Shaira Mara os ha dejado un regalito y se ha retirado discretamente. Tu primer objetivo para este turno será salir de la ilusión que ha afectado al grupo. Una buena forma sería abandonar su área de efecto, la botica, si es que logras encontrar la puerta. Por suerte para ti (vosotras), Mara no está en su mejor momento y los vampiros contáis con un pequeño extra en Sabiduría. Vuestros compañeros lo tienen más difícil, pero no es que los necesites para rastrear a alguien cuya sangre ya casi estabas saboreando, ¿cierto? Una vez fuera, sólo queda decidir qué agarrarás primero, la varita o la comida, porque ese será tu segundo objetivo del turno. Antes de darle a enviar, tira una runa.

Kendovlah: La idea de la emboscada era buena, pero muy arriesgada, teniendo en cuenta que te deja solo con una posible villana ilusionista y dos brujos desconocidos. La buena noticia es que tu Wanda era la de verdad, por lo que no tendrás que enfrentarte a las ilusiones de Shaira Mara. La mala noticia es que Claus y Laura estaban con Mara desde el principio. En este turno, deberás defenderte de su ataque e, idealmente, evitar que ataquen por la espalda a tu compañera. Lamentablemente, esto te deja fuera de la carrera por la Varita. Claus es tensai de agua y Laura, de tierra, ambos de nivel 1 y, como has visto, muy compenetrados. Tienes libertad para describir ambos lados de la pelea, salvo el resultado final de la misma. Ah, y tira una runa. No determinará tu suerte, sino la de Wanda.

Lisette: ¿Qué hará la asesina, me pregunto? ¿Centrarse en el objetivo o regresar para asistir a su compañero? Si optas por regresar, puedes dar por perdida la Varita, pero reducirás notablemente el riesgo de que Kendovlah salga de aquí con secuelas. Si, por el contrario, decides lanzarte a por Mara, ahora que puedes, ten en cuenta que, si bien ahora mismo estás fuera del alcance de la ilusión que ha afectado al otro grupo, una ilusión será lo primero que te lance la bruja en cuanto se percate de tu presencia (dejo a tu imaginación el tipo de ilusión). Igual que Nayru, tienes un +10 en Sabiduría y Mara no está exactamente al 100%, por lo que te será posible salir de la ilusión con cierto esfuerzo. Aunque puede que para entonces Nayru ya os haya dado alcance (y aún no ha cenado, así que imagino que estará bastante motivada). Tú también tirarás runa (esto hacen dos runas para Kendovlah si Lisette sigue esta vía).

Ambos: Las runas de Lisette y Nayru sólo se tendrán en cuenta en el caso de que considere necesario un elemento extra para matizar los resultados de esta ronda. Aún así, me reservo la alternativa de añadir un tercer turno para una de ellas o las dos, en función de cómo se desarrollen los acontecimientos. No me importa tanto el orden de posteo en este turno, aunque teniendo en cuenta que Lisette es la que más libertad de acción tiene al principio del turno, tendría sentido que posteara Kendovlah primero.
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Wanda [Evento Objetos del 19] Empty Re: Wanda [Evento Objetos del 19]

Mensaje  Nayru Vie Sep 11 2020, 03:06

  Le caía bien, la tal Inga. Al margen de su desconcertante olor a depredador canino, se la veía pragmática y decidida buscando entre toda la utilería de aquella botica. Ninguno se paró a dar las gracias y Nayru tampoco las esperaba. No ahora.

  Sonrió al ver al bio, Kano, pasarle a la cierva una interminable retahíla de frascos, viales y hierbas, sin mirar ni nada, que la mujer ponía encima del zurrón del cual no se separaba. Todo lo que estuviera al alcance de sus manos acababa en el regazo de la herida, como los regalos raros de un perro muy grande y amigable. Fémur se escurrió entre las sombras hasta llegar a su lado, escaneando la habitación de la misma manera que ella hiciera nada más entrar.

  -¿Y éstos que hacen?

  -Tratar de mantener la sangre dentro de sus venas. -comentó apuntando con la cabeza hacia la llamada Wanda, la cierva.

  -Qué pena. ¿No le puedo dar un sorbo?

  -Pregúntales a ver. -apoyándose en la pared con los brazos cruzados.

  -¿Podría...?

  -No.

  -Tacaños...

  La respuesta simultánea le arrancó un bufido de risa a la vampiresa morena. La pelirroja frunció el ceño y chasqueó la lengua, fastidiada, mientras comenzaba su propio recorrido por la botica de la desafortunada abuela. Nayru la observó deshacerse el moño y descartar la pequeña calavera de rata que mantenía el peinado en su sitio, en favor de lo que parecía ser el cráneo de algún pájaro.

  Rebuscó entre sus propias cosas y se acercó con cautela hacia Wanda, el vial en la mano. Kano la miró con los ojos entrecerrados. El gesto hubiera sido amenazador de no haber sido por Inga, que lo apartó sin miramientos como quien descarta algo.

  -¿Tu sabes qué es esto? -preguntó mostrándole el vial.

  La mujer torció la cabeza para poder mirar mejor lo que sostenía, las propias manos ocupadas con frascos y ungüentos. La vampiresa pensó que aquellos grandes ojos eran bonitos. Su sangre tenía un olor fuerte pero elegante, del tipo que le gustaba a Fémur. Y las presas de Fémur solían ser depredadores que olían a depredador. Le gustaba la batalla y el reto, era tan primitiva en ese aspecto...

  -Lo siento pero no tengo ni idea.

  Esta vez fue el turno de Nayru de torcer la cabeza, ojos sagaces, sonrisa amigable. ¿Quién carga una bolsa llena de alquimia sin saber qué es cada cosa? Pinta de ladrona no tenía. Y sus compañeros no paraban de darle ingredientes para que se fabricase una poción sanadora, o identificase una. Conocimientos tenía. A lo mejor no era su bolsa...

  Se alejó y se apoyó de nuevo en la pared, ponderando la situación y dejándoles hacer. La pelirroja regresó a su lado aún con el ceño fruncido, con hambre y sin nada a lo que poder hincarle el diente sin sufrir consecuencias.

  -Fem. -murmuró.- ¿Dónde está tu venado?

  La aludida sonrió entrecerrando los ojos, como si hubiese estado esperando esa pregunta toda la noche.

  -Aquí no. Todavía no pruebo ningún ciervo que sepa a tigre.

  -Jod-...

  Ambas mujeres se agarraron mutuamente, por instinto, para mantener algún sentido del equilibrio y no caer junto al repentino giro de la habitación. Arriba era abajo, derecha era izquierda, sin ventanas, sin suelo ni paredes. Sin nadie dentro. Pero Nayru sentía la presión de las manos de Fémur en los hombros. Podía escuchar su siseo traicionado y cómo se le aceleraba el pulso en el cuello. ¿Qué estaba pasando? Arrastró consigo a su amiga, obligándola a acuclillarse.

  -Debo daros las gracias, queridos -resonó en aquella nueva habitación la voz de una mujer desconocida.-, no lo habría logrado sin vosotros. Pero será mejor que siga sola desde aquí.

  Y alguien salió tan contento de la escena, por la puerta. Así. Sin más. Tan fácil como desangrar un niño para la merienda.

  -Me cago en tu puta estampa. Pelirroja tenías que ser, loca del coño. -la ilusión se aclaró, revelando una estancia completamente forrada de estanterías... suelos y techos incluidos.- ¡Inga! ¡Kano! ¿Tenéis alguna solución para esto? Decidme que sí.

  Inga y Kano no tenían solución para disipar ilusiones. De hecho, Inga y Kano parecían estar digiriendo que la compañera a la que habían ido a salvar, a la que trataron con camaradería y cariño, era una impostora que se la había colado. Y de qué manera. Las vampiresas se pusieron en pie y avanzaron hacia los otros dos, pero chocaron con... algo que evidentemente estaba ahí, de manera física, pero no ante sus ojos. Tenía forma de taburete según dictaba el tacto.

  -¿Estamos en una ilusión? Nunca me habían metido en una. Aunque, claro, no he luchado mucho contra los brujos. Dependiendo de qué escuela sean me dan acidez...

  -Fémur, por las bragas de Habak, céntrate. Todos. Busquemos una puerta, una ventana, me da igual. Cualquier salida. Encontrad una puta pared y pegaos a ella hasta dar con algo.

  -Vale.- sonrió.- Tengo un atajo. Vamos.

  La voluptuosa mujer agarró del brazo a su compañera para arrastrarla en la dirección que marcaba su nariz, cerrando los ojos. Wanda ya no estaba herida, pero su ropa seguía húmeda de rojo y, sinceramente, el entusiasmo de un vampiro con hambre era algo a tener en cuenta en cualquier situación.

  Chocando con cosas que no podían ver, golpeándose espinillas, caderas y brazos, las mujeres se abrieron paso a tientas de la mejor y menos ruidosa manera que supieron. Que tuvo el volumen exacto de un gato con la cabeza atrapada en un tarro de hierba gatera rodeado de ovillos de lana. Ni siquiera se preocuparon por saber si los otros dos las seguían o no.

  Una vez fuera respiraron hondo, un poco desorientadas pero libres de la angustia de saber que sus sentidos estaban distorsionados. Justo a tiempo de ver cómo una mujer que nunca habían visto se disponía a doblar la esquina aferrada a un bolso que sí habían visto. Nayru palpó en su bolso hasta encontrar el vial desconocido; no sabía qué contenía pero pensaba usarlo contra ella en cuanto tuviese la oportunidad.

  -Ahora sí que le puedo dar un sorbo, ¿verdad?

  -Hasta la última gota.

  Ambas vampiresas se sonrieron entre sí, el brillo perlado de sus colmillos relumbrando peligroso. Y echaron a correr con la gracia innata de cualquier depredador nocturno. Ambas se lanzarían contra la bruja impostora, siendo Fémur el foco de atención y Nayru la sombra tras su movimiento, con la intención de que la primera hiciese presa y la segunda pudiera quitarle la bolsa después de ayudar en la embestida.

  La morena sentía mucha curiosidad por saber qué contenía.
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Bien, Kendo me cedió el turno así que aquí estoy de nuevo. Super Tocho. Con runa y todo. No es mi mejor post pero son las 3am, no me juzguéis.
La intención en este turno es la descrita, que Fémur le hinque el diente con sus mandíbulas de pitbull (?) (no tiene que ser literal porque es casi un placaje, aunque sí sería satisfactorio para cierto estómago) a Shaira mientras Nay finge que tmb la ataca pero en realidad lo que quiere es quitarle el bolso. Trabajo en equipo y esas cosas.
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Mensaje  Tyr Vie Sep 11 2020, 03:06

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Mensaje  Kendovlah Vie Sep 18 2020, 20:28

—Con que de eso se trata —Comprendió un fastidiado túnica negra que por fortuna alcanzó a levantar los brazos antes de que la tierra le cubriese la cintura. El cambio de actitud en Laura hizo evidente la traición; no era la primera vez que caían en una trampa así. De algún modo sabía que le volverían a traicionar desde que se unió a la academia. El altercado con Yagaba fue nada más que el primer indicio, tan solo no esperaba que fuese así de súbito.

—¿Están conscientes de la guerra que han iniciado? —El brujo ya había visto el tablero más allá del colegio. «El hombre de negro logró filtrarse en el Hekshold. No podemos ser la única facción importante con estos objetos» Pensó cabreado. Se habían metido en la boca del lobo al ir tras la varita que les llevaría con los otros objetos.

«Primero liberarme» Poniendo las manos sobre la tierra cada vez más lodosa gracias al agua. El brujo era inteligente y Brinnah hizo bien en enseñarle lo que ocurría con casi todo lo conocido al contacto del fuego o calor. La escuela de fuego aunque no lo pareciera tenía cierta ventaja sobre el agua, lo vio tantas veces trabajando en la forja.

Sus manos comenzaron a emitir calor de forma abrupta(1), la tierra se calentaría rápido, la haría más frágil y sobre todo; evaporando el agua para poder salir con cierta facilidad. El cambio de temperatura en la tierra le permitió liberarse mientras una nube de vapor emanaba en gran cantidad de la tierra.

Pudo ver con satisfacción la sorpresa en el rostro de los infiltrados. Tardo unos pocos minutos y por mucho que cubrió sus manos con éter, podía sentir quemaduras leves en sus manos. Nada a lo que no estuviese acostumbrado, es más era casi nostálgico, pero ahora quedaba librarse de sus enemigos.

(…)

Aún escondida entre las sombras observó como el grupo buscado entraba en aquel local. Lisette sabía lo que había adentro. En varias ocasiones había recorrido el pueblo cuando Kendovlah estaba ocupado con sus estudios. Era uno de esos lugares donde podía sentirse ella misma a pesar de haber dejado su profesión de asesina atrás, la alquimia siempre fue algo que le llamó la atención y cuando se inició en el oficio de asesina; era su forma predilecta de matar el tiempo y olvidar sus problemas.

Por desgracia esta vez no estaba ahí para olvidar problemas, sino más bien para descubrir que estos aumentaban con la entrada de dos mujeres nuevas. «¿Refuerzos enemigos, aliados, o posible daño colateral?» Pensó con cierta curiosidad.

De curiosidad paso a preocupación con cierta facilidad al comprender que el brujo se estaba tardando más de lo usual. Según lo planeado ya deberían estar ahí.

«La guerra solo es un fastidio bélico» Recordó mencionar a Kendovlah cuando los primeros incidentes con los objetos malditos en Beltrexus ocurrían. ¿Por qué recordaba eso ahora? «¿Y eso?» Respondió ella algo extrañada en su recuerdo. «Un plan siempre puede fallar, y sino te adaptas a eso con el objetivo en la mira, pierdes» Lo vio cerrar el libro y sonreír...

«Fluye, Lisette. Fluye con el objetivo en la mira; ¡una puta rama mágica!» Se repitió una y otra vez recordando su misión. Su deber era recopilar información y justo a tiempo vio a una mujer —que no creyó haber visto entrar —salir. Pudo ver el zurrón roto, lo había visto antes. «Mara. ¡Maldito brujo! Como no te cuides vete despidiendo de esa virginidad anal» Pensó con evidente molestia al recordar la información compartida tanto por el túnica negra como los profesores.

Mientras tanto Kendovlah se preparaba para enfrentar a los dos brujos, sintió cierto escalofrió recorrer todo su cuerpo. Por ahora no pudo hacer más que tragar saliva con cierta confusión y preocupación.

La ex-asesina estuvo apunto de salir de su escondite para enfrentarla, pero justo entonces las otras dos mujeres que entraron al final, salieron. Había algo en ellas que no le gustaba, algo que se confirmó al verlas salir corriendo tras el jodido pedazo de madera que buscaba su amigo. «Vampiros» Lo sabía.

A los nuevos en su viejo grupo siempre le recomendaban desertar el trabajo si habían vampiros entre medio. Hasta los más experimentados eran fieles a ese consejo. Lisette solo una vez fue una de las pocas en romper aquel código, escapando por los pelos.

«Refuerzos aliados, más me vale» Se respondió a si misma tras tragar saliva y seguir moviéndose entre las sombras para ver como se desenvolvía el nuevo escenario.

Había optado anteriormente por subirse a los tejados, siempre era más seguro observar desde la altura. Llego un poco antes de que la pelirroja comenzara a correr hacía la supuesta extraña. El objetivo de Lisette estaba en la mira, debía de alguna manera hacerse con el bolso y rezar a los dioses por evitar un altercado con esas dos.

Saco uno de sus cuchillos. El angulo y el momento eran perfectos. Lanzó el cuchillo en inmediatamente se puso a rezar porque este diera en el blanco(1)  —el bolso —y por no tener que enfrentarse a las otras dos.

(...)

El de la túnica negra por fin se había liberado de la trampa de arena. Tras aquel curioso escalofrío volvió en sí y mantuvo una mano en su bolsillo. La otra libre convocaba a centinela que pronto comenzó a levitar sobre sus dos oponentes a cierta distancia.(2)

Con el hechizo listo desenfundo su nueva espada al tiempo que activaba la runa de esta. El filo pronto comenzó a emitir electricidad a su alrededor.(3) Su mano en el bolsillo mientras tanto apretaba con fuerza un pergamino explosivo. Tenía recursos de sobra y estaba ante todo atento ya de la trampa que le podían montar.

Un plan simple, pero efectivo, o eso esperaba. El pergamino para el primero que se le acercara o hiciera algún movimiento. Centinela explotaría con el segundo. Evitaría o trataría de distraer al más cercano con un enfrentamiento armado. Tenía más recursos guardados, solo tenía que estudiar y saber cuando mover sus piezas.

Off:

Kendo:

1: Usa su maestria del elemento fuego para aplicar calor sobre la trampa de tierra y agua.
2: Activa habilidad master centinela. Se mantiene para mi siguiente turno.
3: Kendo saca su espada chidori y activa su encantamiento.

Creí que sería mejor preparar al brujo antes de iniciar el enfrentamiento directamente. Runa lanzada para Wanda.

Lisette:

1: Usa su maestría con armas arrojadizas para clavar el bolso en algún lugar cercano lanzando uno de sus cuchillos. Lanzo otra runa de Lisette por si acaso ya que no seguimos las opciones dadas.

Lamento la demora y la extensión. Primero no sabía bien que hacer con Lisette, luego me motive un poco xD


Última edición por Kendovlah el Vie Sep 18 2020, 20:42, editado 1 vez (Razón : Colores que olvide o coloqué mal)
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Mensaje  Tyr Vie Sep 18 2020, 20:28

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Mensaje  Fehu Mar Nov 10 2020, 12:44

Le costaba respirar. Quizá la maldita poción no era tan fuerte como había creído. Lo cierto es que había tenido suerte de haber reconocido las propiedades sanadoras (el sabor amargo era la mejor confirmación). Sin embargo, había perdido mucha sangre, gracias a esa maldita cabra. ¿Quién iba a pensar que usaría los cuernos como la mala bestia que era?

Dobló la esquina mirando en todas direcciones, intentando orientarse, ya que apenas había podido fijarse en el camino que tomaban cuando la llevaban en brazos. Llevaba aquella bolsa firmemente apretada entre las manos. Ni siquiera cuando la sorpresa le cortó el aliento la soltó. ¿Cómo se habría escapado tan pronto esa mujer?, ¿tan débil estaba que no podía crear una ilusión como era debido?

El impacto casi la hizo caer, pero se recobró enseguida y se abrió al éter. Esta vez no se limitaría a una imagen inocua, la pelirroja iba a sufrir. Sólo que, antes de lanzar su hechizo, sintió un tirón en la bolsa. ¡La condenada no estaba sola!

Sin soltar la bolsa, cambió rápidamente el plan y preparó otro hechizo, pero fue interrumpida de nuevo. Un cuchillo, salido de ninguna parte, se clavó en el bolso. Con dos mujeres tirando en sentidos opuestos, éste se rasgó y Shaira perdió el equilibrio. Cayó hacia atrás, contra la pelirroja.

Vio la varita escapar de entre el tejido y caer al suelo. Pareció llevarle una eternidad llegar. La vara golpeó el suelo, rebotó y rodó algunos pasos, lejos de su alcance. Sintiendo su cuerpo débil en contraste con el de la mujer que tenía detrás, alzó los ojos hacia la morena que aferraba la otra parte del bolso. Por primera vez en mucho tiempo, tuvo miedo.


Wanda dio con la botica en el mismo momento que Inga y Kano salían, aún algo desorientados, por la puerta del edificio.

¿Estáis bien? —preguntó angustiada—, ¿no os ha hecho daño?

Al verla, Kano frunció el ceño y se lanzó contra ella, derribándola.

¡Maldita! —gruñó—, ¿qué has hecho con Wanda?

¡Espera, Kano! —Inga tiró del brazo de su compañero, lo que le dejó espacio a Wanda para intentar incorporarse, sin demasiado éxito—. No lleva la bolsa. Ni tiene las mismas heridas.

Kano la observó durante un momento considerando las palabras de la licántropa. Al cabo, le ofreció su mano con un gesto de disculpa. Wanda la aceptó sin rencor.

¿He de suponer que habéis perdido a la bruja? —Intentó que no se le notara la decepción en la voz, pero sintió que la mano de Kano se tensaba con el comentario.

Puedo rastrearla —dijo Inga, que ya se estaba sacando el vestido por la cabeza.

Wanda vio cómo se le ponía la piel de gallina en contacto con el aire de la noche justo antes de que se cubriera de pelo. La loba, más grande de lo que había sido la mujer, olfateó el aire y salió corriendo calle adelante. Kano tomó el vestido del suelo y se lo pasó a la mujer-bestia antes de salir corriendo detrás. La loba no tardó en detenerse, a cierta distancia de un grupo de tres mujeres. Pero no fue a ellas a las que señaló.

¿Quién mierda es la rubia? —susurró Kano, que había aferrado la empuñadura de su espada.

Estaba con los del Hekshold —respondió Wanda—. Yo me ocupo de ella.

No se paró a esperar ni a planear. Dependía de la sorpresa y la técnica del placaje ya le había dado buenos resultados aquella noche. Logró tirarla al suelo, pero no antes de que lanzara su cuchillo. A Wanda no le importó el dónde. No estaba apuntando hacia sus amigos y ellos no podrían haber llegado donde las otras en tan poco tiempo.

Rodó por el suelo y se preparó para el contraataque de la asesina desando, contra todo pronóstico, que no le diera en la herida. Sin embargo, algo había distraído a la mujer. Wanda siguió su mirada y vio a Inga y Kano derribados y empapados.

Inga fue la primera en levantarse. Se sacudió y se lanzó con rabia, con las garras por delante. No hacia adelante, hacia las tres mujeres, sino hacia atrás. Un muro de tierra se alzó para bloquearle el paso. Kano llegó por detrás de ella y de un buen mandoble se llevó un buen pedazo por delante, dándole paso a la loba.

Wanda y la asesina maldijeron al tiempo. Los malditos brujos habían llegado, sólo que faltaba uno. La mirada de Wanda se desvió con aprensión hacia el grupo de tres mujeres. ¿Podrían sus amigos con dos brujos del Hekshold? ¡Debían recuperar la varita! Sin prestarle más atención a ella (ni a los demás), la rubia se alejó a la carrera, murmurando algo acerca de una virginidad anal.


__________________

Has hecho un gran trabajo hasta el momento, Nayru. Como ya te adelanté por privado, la partida de Kendovlah me ha llevado a hacer algunos pequeños ajustes, pero no cambia realmente el resultado. Este será un turno de decisiones para ti.

A tus pies (prácticamente), tienes la Varita que ha ocasionado todo este lío. Puede que no sepas realmente lo que es ni lo que hace, pero a estas alturas ya sabes que debe de tratarse de algo importante. Además, eres una chica lista, seguro que no te llevará mucho tiempo descubrir el resto: que se trata de uno de los objetos malditos de Edgecomb y que tu cena era, nada menos, que una de los discípulos del mismísimo Hombre Muerto (no temas por tu digestión, a efectos fisiológicos, sólo es una bruja normal y corriente).

¿Tomarás la varita o la dejarás estar? ¿Y qué hay de los demás? Están entretenidos, no deberías tener problemas para escabullirte. A menos que quieras quedarte y echar una mano a alguno de los bandos. También puedes intentar un arreglo diplomático, aunque tengo la sensación de que Fémur y tú sois más bien mujeres de acción.

Decidas lo que decidas, este será tu último turno (por si quieres darle uso a esa poción). Verás que he tirado una runa, por los asociados de Shaira. Si eliges desentenderte del grupo, tira tú otra. Representará la suerte de Wanda y los suyos.

Finalmente, dejo también a tu criterio el estado en el que quedará Shaira Mara tras vuestro encuentro. De acuerdo con Fémur, ese venado en particular era “el que sabe rico”. Pues bien, ¿qué tan rico sabe?

Como de costumbre, tienes permiso para manejar a los PNJs en juego.
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Mensaje  Tyr Mar Nov 10 2020, 12:44

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Mensaje  Nayru Dom Nov 15 2020, 21:58

  Lo primero en lo que pensó Nayru al caer de culo hacia atrás fue que, afortunadamente, Fémur no la estaba mirando y se iba a librar de una década de burlas. Lo segundo no fue un pensamiento, sino incredulidad cuando de la bolsa de la que estiraba se cayó al rasgarse una rama. Un palito de madera.

  El objeto rodó por el pavimento hasta quedarse a unos pasos de la vampiresa, y a juzgar por la cara de angustia del falso venado, aquello era importante. Hubo un segundo de quietud donde las presentes analizaron la situación a toda velocidad y decidieron sus siguientes movimientos. Para desgracia de la ilusionista, Fémur fue más rápida que ninguna de ellas y agarró su premio por el torso con ambos brazos.

  Tal y como estaban las dos sentadas en el suelo después del estirón, la vampiresa pelirroja detrás de la bruja, inmovilizarla físicamente con ese gesto fue sencillo. La bruja era sin duda poderosa viendo el calibre de sus ilusiones, pero estaba débil y su raza no destacaba precisamente por ser la más atlética. Fémur acercó la boca al cuello de Shaira Mara e hizo presa sobre la delicada piel pálida, bloqueando su poderosa mandíbula como un perro de caza. Por experiencia Nayru sabía que revolverse y dar puñetazos no surtiría mayor efecto que golpear una piedra, incluso aunque abriese una herida.

  No pudo evitar sonreír balanceando el trozo de madera en las manos, de pie frente a ellas. Le hubiera gustado mucho unirse a la cena, visto que su compañera lo estaba disfrutando a juzgar por los soniditos de bestia satisfecha que dejaba salir; pero tampoco tenía tiempo para distraerse con la comida. Más que nada porque las cosas empezaban a ponerse interesantes; con su amiga ahí quieta, tendría que cubrirle las espaldas.

  Y por interesante se entendía choque de facciones, o al menos eso es lo que parecía. Deslizó la vara en la caña de su bota para sacarla de la vista, cambiándola por uno de los stilettos. Todavía sostenía el frasco aquel de alquimia del cual no sabía nada; suspiró con fastidio porque tantos elementos desconocidos la estaban poniendo de los nervios.

  A unos metros se desarrollaba otra batalla particular, entre dos brujos y aquellos a los que habían ayudado en la botica, y lo mejor de todo es que no parecían prestarles atención: estaban muy entretenidos dándose de palos. Entre ellos incluso figuraba la auténtica mujer ciervo, lo cual le hizo bastante gracia. Una ola impactó contra el bio que, arrinconado contra una pared de barro, la recibió de pleno. Ouch.

  Le echó un ojo a Fémur, todavía agarrada al cuerpo desmayado de la morena. Sin el artificio de la magia que la resguardaba, se descubría el aspecto de una mujer atractiva con rasgos delicados, el perfecto perfil de una dama aristócrata. Qué desperdicio. En fin, podrían salir corriendo sin más, perderse en el muelle, desaparecer en la oscuridad de la misma manera que...

  Pero no iba a pasar. Porque era noche de peleas y placajes. Nadie se iba a librar hoy de rodar por los suelos, ni siquiera ella. La mujer ciervo se abalanzó hacia la morena aprovechando la breve distracción de Nayru, un error estúpido que le costó a la vampiresa un rasgón en el costado. La suerte es que era ágil y evitó lo peor. La desgracia es que la otra era incluso más pequeña y mitad animal. Los ciervos no destacan por su lentitud.

  -¿¡Dónde está!? -la sacudió violentamente; tanto que el stiletto que sostenía se le escapó entre los dedos de la sorpresa.- ¿¡Dónde está!?

  -¡Dónde está el qué! -gritó en respuesta.

  Trató de sacudírsela de encima y ambas se enzarzaron en una pelea sucia, llena de mordiscos, patadas y revolcones por el pavimento. Fémur había desencajado la mandíbula de su presa y ahora observaba la escena con extrema atención, acuclillada como un resorte en tensión.

  -¿Nay?

  -¡Dónde... está!

  -¡Yo no... tengo... nada!

  Empujó a la cierva alejándola de sí. Ambas mujeres trataron de recuperar la estabilidad a unos metros de distancia, mirándose desafiantes. Los cuernos de una se alzaban orgullosos como una espada bajo la luz de la luna. Los colmillos de la otra descansaban tranquilos como una daga entre la seda.

  El aullido de un lobo resonó tras ellas acompañado por el grito muy humano de uno de los bujos de Heckshold recibiendo un doloroso zarpado.

  -Os he visto pelear contra ella... la bolsa está rota, vacía. ¿Dónde está su contenido?

  Nayru empezó a moverse en círculo con cautela, acercándose a Fémur. Wanda le siguió el movimiento, vigilándolas. La mujer parecía lo suficientemente alterada como para no medir mucho sus palabras. ¿Podría sacarle información básica...? 

  -¡Comprende, esto es muy importante! Necesito lo que había ahí dentro. ¡Si cae en las manos de quien no debe, el destino de...!

  -No está.

  -¿Cómo?

  -Que ya no está aquí.

  -¿El qué no está?

  -El contenido. -sonrió.

  -¿Y a dónde...?

  -No lo sé. -se encogió los hombros sin perder la sonrisa, como si le diese igual todo.

  -No te creo. -gruñó con desesperación.

  Cargó contra ella impulsándose con sus poderosas patas, astas en ristre, embestida poderosa. Nayru no tenía manera de librarse de aquello, no poseía grandes habilidades mágicas ni la suficiente destreza física para afrontar un choque sin romperse. Pero Nayru no estaba sola. Fémur saltó cual resorte arrastrando consigo a Shaira Mara. Agarró a su compañera por la muñeca apartándola de la trayectoria con un giro de cadera, lanzando contra la verdadera Wanda el cuerpo inerte de la impostora.

  No detuvo la inercia del movimiento, pero consiguió desviar la trayectoria y hacerla rodar por los suelos, enredada con la que fuera su enemiga.

  -¡No sabéis lo que estáis haciendo! ¡No podéis dejar que el Hombre Muerto se haga con la Varita! ¿No lo entiendes? ¡Nos condenarás a todos contribuyendo a su causa! ¡Dónde está!

  La vampiresa morena miró hacia el frente. Con tanta maniobra casi estaban pegados al pequeño campo de batalla entre los brujos y los amigos de Wanda. Hora de correr en la dirección opuesta sin mirar atrás.

  -Tu falsa yo hizo algo. -mintió sin mirarla y sin dudar. Midió las distancias sopesando el vial en su mano.- Cosas de brujos que no entiendo. Rompió una esfera y metió la varita en la luz que salió de ella. Y luego desapareció antes de que Fémur le hincara el diente. La tenemos a ella si la quier...

  -¡MIENTES! -bramó.

  Nayru no le dio tiempo para levantarse. Lanzó el vial 1 con todas sus fuerzas en mitad de la contienda general e inmediatamente echó a correr con la pelirroja de la mano. Ninguna de las dos se dio la vuelta para mirar los efectos de su contenido, aunque ambas apreciaron cómo la noche se iluminaba de repente. Sin sonido, sólo la solitaria y brusca luz de un relámpago.

  Malas noticias. Muy malas noticias porque a lo mejor acababan de morder más de lo que podían masticar. El trabajo de la vampiresa morena consistía en mantenerse al día, buscar datos e intercambiar información. Si bien no sabía todos los detalles, sí conocía la denominación del Hombre Muerto, estrechamente ligada con una serie de objetos dispares sobre los cuales, a su pesar, no se molestó en indagar. Bueno. Ahora tenía uno de ellos en la caña de la bota y una alarma en la oreja que le gritaba PROBLEMAS de manera chirriante.

   Fémur, recién cenada, tenía más energía que ella y pronto tomó la iniciativa en dirección al puerto. No hacía falta que lo hablasen, se iban a meter en el primer barco que saliese al continente.

  ¿Qué sería lo próximo? Investigar, sin duda. Algún beneficio tendría todo este problema.

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1.- Pócima de Thor: Esencia que, al ser vertida, causa que caiga un relámpago sobre el lugar, causando quemaduras y conmoción a quienes estén en el área. // Pillé el vial en este tema, y en este tema lo consumo.

Tomo la varita y salgo corriendo como la comadreja sabia que soy(?), sin tomar partido porque a Nay le va eso de la neutralidad. Lanzo el vial en mitad de la pelea sin favorecer a ningún bando, queda a su suerte lo bien o mal parados que salgan...
Por eso tiro runa por el destino de Wanda y Asociados, a ver qué les pasa.

Y por último, dejo en manos del máster la vida de Shaira Mara porque de su estado ya me he encargado yo: ahí anda tirada, inerte y muy pálida. Ya que es un npc de relevancia o eso me parece a mí, no quise decidir si vivía o moría. Desde luego Fémur se ha dado un buen festín y ha salido más que satisfecha del encuentro, es probable que le haya cogido el gusto a lanzar personas >:B
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Mensaje  Tyr Dom Nov 15 2020, 21:58

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Mensaje  Fehu Miér Nov 18 2020, 19:59

Wanda reconoció el vial con el tiempo justo de rodar sobre sí misma e interponer el cuerpo inerte de la impostora entre ella y el lugar del impacto. Apretó los párpados con fuerza y contuvo el aliento. Eso último fue un acto reflejo producido por el miedo, que se quedó en nada cuando la descarga le hizo soltar todo el aire de golpe y boquear en busca de más. Le llevó varios angustiosos segundos lograr que su pecho la obedeciese de nuevo.

Tras unas cuantas bocanadas irregulares, se obligó a si misma a serenarse; algo que le llevó varios segundos más. Sentía su cuerpo dolorido como si hubiera corrido por su vida durante días sin descanso y algunos músculos se contraían y relajaban de forma espasmódica, pero los ojos respondían adecuadamente y la herida del costado no parecía haberse abierto.

Con el alivio de verse intacta, le llegó el olor a carne chamuscada. Empujó lo que quedaba del cuerpo de la bruja para quitárselo de encima. La mujer se había llevado la peor parte, pero Wanda no sintió la más mínima compasión. Estaba con él, después de todo. Bregando con una pata decidida a contraerse y cocear en el momento más inoportuno, logró incorporarse y miró el escenario ante ella.

Cuatro cuerpos se extendían en torno a una gran mancha oscura en el pavimento. Se oían algunos gemidos débiles y subía humo de la ropa de los brujos. Kano estaba tumbado boca arriba con los los dientes y los puños apretados y los músculos fuertemente contraídos. Su cuerpo se agitaba con espasmos violentos y respiraba de forma sonora e irregular. Los ojos de Wanda, sin embargo, se enfocaron inmediatamente en Inga. Su piel desnuda mostraba multitud de quemaduras. Estaba tumbada boca abajo y no se movía.

La cierva corrió hacia ella mordiéndose los labios para reprimir un grito de angustia. Tropezó y estuvo a punto de caer debido a un espasmo involuntario de su pata, pero llegó hasta ella y le dio la vuelta. Apoyó la oreja en su pecho conteniendo, una vez más la respiración. Percibió un latido débil, pero no respiraba. La colocó en posición, le abrió la boca, le tapó la nariz y sopló. Una vez, dos. Acercó la oreja a su boca. Nada.

Se movió para colocar las manos sobre las costillas de la licántropa. Presionó con firmeza y después bajó las manos para masajear brevemente el diafragma. Oyó a alguien vomitar, probablemente, uno de los brujos había intentado incorporarse demasiado rápido. Lo ignoró y volvió a la tarea de soplar. Tras unos segundos, Inga abrió los ojos y comenzó a luchar por recuperar el aliento.

¿Qué ha… qué… qué ha ocurrido? —preguntó con dificultad al cabo de un momento.

Luego —respondió Wanda—. ¿Puedes incorporarte? —preguntó ofreciéndole su mano—. Despacio —añadió cuando la mujer se la tomó.

Apretando con fuerza la mano de su amiga, Inga se incorporó hasta quedar sentada. Su cara se contrajo en una mueca de dolor y se le escapó un suave gemido. El corazón de Wanda se encogió al mirar de nuevo la piel quemada de la mujer, no podía imaginar cuánto debía de dolerle.

¿Crees que podrás llegar hasta la botica por tu propio pie? —preguntó. Allí podría ayudarla.

Me las arreglaré —respondió ella.

Sin embargo, rechazó, con un levísimo gesto de la cabeza, la ayuda de Wanda para ponerse en pie y se giró para apoyarse sobre manos y rodillas. Mientras la loba con piel humana avanzaba en esa guisa de vuelta por donde habían venido, la cierva se volvió hacia Kano. El hombre ya no se agitaba tan violentamente ni su respiración era tan irregular, pero los constantes espasmos de su cuello hacían que su cabeza se agitase a un lado y a otro como si el hombre estuviese intentando aclarar sus ideas. Su ojo abierto se posó en ella y la siguió mientras se agachaba para atenderlo. Wanda percibió reconocimiento en ese ojo.

Shhh —le dijo mientras le posaba una mano en la mejilla. Había abierto la boca y parecía estar intentando hablar, sin éxito. Se veía realmente agitado. ¿Por qué le habría afectado tanto la descarga? No tenía ni de lejos tantas quemaduras como Inga —. Descuida, amigo —murmuró tratando de que no se le notara la preocupación—, te sacaré de aquí.

Sin más, se levantó y se colocó junto a la cabeza del hombre. Se agachó de nuevo y le pasó los brazos bajo los hombros para tirar de él hacia atrás. Después, dejó escapar un suspiro mientras dirigía una fugaz mirada hacia la calle por la que habían escapado aquellas dos mujeres y, aprovechando toda la fuerza de sus cuartos traseros, tiró para arrastrar el pesado cuerpo de Kano en la dirección opuesta. Cuando tomaba la esquina, apenas unos pasos por detrás de Inga, vio al joven brujo arrastrándose palmo a palmo hacia su compañera.

Que les ayude su Wanda —murmuró—. Si es que puede.


__________________

Nayru: Tus artes de comadreja sabia te han convertido en el contrapunto perfecto para dos mujeres de armas tomar como Wanda y Shaira Mara. Quién sabe, tal vez si os hubieseis conocido en otras circunstancias habríais podido ser amigas. O no. En el caso de la bruja, supongo que nunca lo sabremos.

En tu poder, tienes la varita de Ian Edgecomb, un objeto que tiene la capacidad de apuntar en la dirección de los otros objetos del 19 que se encuentren en las cercanías… y puede que la causa de que el brujo se comporte como un crío de cinco años. A saber, estos objetos siempre traen alguna contrapartida.

Como intuye la propia vampira, su posesión implica problemas, pero al menos tiene la capacidad de decidir a quién cargar con ellos una vez que se haya informado debidamente. Te dejo aquí el enlace a la segunda parte del evento para que hagas tu elección: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

No me queda más que darte las gracias por un tema emocionante y entretenido, del que he disfrutado mucho a pesar de mis tardanzas, y entregarte tu recompensa de 5 xp y 50 aeros. ¡Hasta la próxima!
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