Aullidos en el bosque [Trabajo Chimar-Níniel]
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Aullidos en el bosque [Trabajo Chimar-Níniel]
-Esto no es cosa de ningún lobo.- dijo en voz alta Catherine, alzando levemente la cabeza para que su hermana pudiera escucharla mejor. -No hay sangre, ni signos de lucha. Aunque estas huellas...- añadió apartándose para dejar que su hermana, que se había acercado hasta allí, observara las marcas en la tierra que la pelirroja señalaba.
-Son grandes. ¿Un hombre-lobo? Algunos retienen su inteligencia al transformarse.- inquirió la peliblanca. -Eso explicaría lo que la gente del pueblo dice que oyó gritar al desaparecido, y que no haya señales del ataque de un animal salvaje.-
La felina se encogió de hombros despreocupada. -Supongo que esto fastidia mi teoría de que el chico simplemente se llevó las ovejas, las vendió en Lunargenta y ahora mismo esté gastando el dinero en algún prostíbulo...¿Qué? Era una posibilidad. ¿No fue lo que hizo el padre? Y todos los vecinos aseguran que el hijo también se las traía, siempre gritando ataques falsos...-se excusó la joven ante la mirada de desaprobación de la elfa.
-Parece que esta vez sí pasó algo de verdad. Y no hables en pasado. El chico podría estar vivo. Como has dicho no hay sangre.- Alegó la sacerdotisa incorporándose y haciendo una señal con la mano al resto de sus compañeros para que se acercaran también hasta aquel indicio, el primero real que tenían más allá de historias sobre el pasado de la familia del desaparecido, y la mala conducta del mismo para con sus vecinos.
-Claro. A lo mejor el dueño de estas huellas fue el que convenció al humano para vender el rebaño e irse juntos de put...Agradables compañías contratadas.-bromeó y se autocorrigió la pelirroja a sabiendas de que a su hermana no le gustaba que usase palabras soeces de manera gratuita. Una lástima, a la felina le encantaba cuando Níniel se enfadaba y lanzaba maldiciones.
-Hemos encontrado unas huellas recientes. Parecen de hombre-lobo.-señaló la peliblanca a Chimar y Canel en cuanto estuvieron ya a su lado.
La joven se alegraba enormemente del reciente regreso de los chicos, y de hecho habían pasado varios días juntos, contándose batallitas y poniéndose al día sobre los viajes que habían vivido desde que se despidieran un tiempo atrás, que no habían sido pocos. Incluso Catherine no había podido disimular que se alegraba de volver a contar con ellos, y hasta parecía haber superado el miedo que le provocaban las habilidades mágicas del pequeño brujo.
¿Y qué mejor manera de demostrar que su relación seguía siendo tan fuerte como siempre que aceptando un trabajo juntos, como en los viejos tiempos?
-Uno de esos bípedos. Las huellas conducen hacia...allí, hacia el bosque.- señaló la pelirroja. -Ni sangre, ni pelea, ni arrastre, ni ovejas...Es el ataque de este tipo más raro que he visto nunca. Si me dijeras bandidos, o un brujo usando su magia para llevarse al chico y las ovejas aún, pero las huellas son de lo que son...-
-¿Las huellas del rebaño también se dirigen al bosque?- quiso saber la elfa.
-Las huellas de las ovejas están por todas partes y van a todas partes. Menos al bosque.- volvió a encogerse de hombros. -Es un pueblo ganadero, tengo sentidos muy finos, pero no soy adivina.-
-Desde luego es un caso extraño...- admitió la peliblanca mirando a Chimar, esperando su opinión.
-Son grandes. ¿Un hombre-lobo? Algunos retienen su inteligencia al transformarse.- inquirió la peliblanca. -Eso explicaría lo que la gente del pueblo dice que oyó gritar al desaparecido, y que no haya señales del ataque de un animal salvaje.-
La felina se encogió de hombros despreocupada. -Supongo que esto fastidia mi teoría de que el chico simplemente se llevó las ovejas, las vendió en Lunargenta y ahora mismo esté gastando el dinero en algún prostíbulo...¿Qué? Era una posibilidad. ¿No fue lo que hizo el padre? Y todos los vecinos aseguran que el hijo también se las traía, siempre gritando ataques falsos...-se excusó la joven ante la mirada de desaprobación de la elfa.
-Parece que esta vez sí pasó algo de verdad. Y no hables en pasado. El chico podría estar vivo. Como has dicho no hay sangre.- Alegó la sacerdotisa incorporándose y haciendo una señal con la mano al resto de sus compañeros para que se acercaran también hasta aquel indicio, el primero real que tenían más allá de historias sobre el pasado de la familia del desaparecido, y la mala conducta del mismo para con sus vecinos.
-Claro. A lo mejor el dueño de estas huellas fue el que convenció al humano para vender el rebaño e irse juntos de put...Agradables compañías contratadas.-bromeó y se autocorrigió la pelirroja a sabiendas de que a su hermana no le gustaba que usase palabras soeces de manera gratuita. Una lástima, a la felina le encantaba cuando Níniel se enfadaba y lanzaba maldiciones.
-Hemos encontrado unas huellas recientes. Parecen de hombre-lobo.-señaló la peliblanca a Chimar y Canel en cuanto estuvieron ya a su lado.
La joven se alegraba enormemente del reciente regreso de los chicos, y de hecho habían pasado varios días juntos, contándose batallitas y poniéndose al día sobre los viajes que habían vivido desde que se despidieran un tiempo atrás, que no habían sido pocos. Incluso Catherine no había podido disimular que se alegraba de volver a contar con ellos, y hasta parecía haber superado el miedo que le provocaban las habilidades mágicas del pequeño brujo.
¿Y qué mejor manera de demostrar que su relación seguía siendo tan fuerte como siempre que aceptando un trabajo juntos, como en los viejos tiempos?
-Uno de esos bípedos. Las huellas conducen hacia...allí, hacia el bosque.- señaló la pelirroja. -Ni sangre, ni pelea, ni arrastre, ni ovejas...Es el ataque de este tipo más raro que he visto nunca. Si me dijeras bandidos, o un brujo usando su magia para llevarse al chico y las ovejas aún, pero las huellas son de lo que son...-
-¿Las huellas del rebaño también se dirigen al bosque?- quiso saber la elfa.
-Las huellas de las ovejas están por todas partes y van a todas partes. Menos al bosque.- volvió a encogerse de hombros. -Es un pueblo ganadero, tengo sentidos muy finos, pero no soy adivina.-
-Desde luego es un caso extraño...- admitió la peliblanca mirando a Chimar, esperando su opinión.
Níniel Thenidiel
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Re: Aullidos en el bosque [Trabajo Chimar-Níniel]
Una de las primeras personas que contacto Chimar luego de su regreso fue nada mas y nada menos que Niniel, aquella noble elfa por la que el niño tiene fuertes sentimientos de cariño.
De hecho, a ambos niños les costó despegarse cuando llego el momento de dar el abrazo de saludo, tanto de ella como de la felina… quien mostro un control inmaculado dada su personalidad.
Eventualmente se pusieron al día, hablando sobre las cosas que pasaron de lado y lado en los planos. Naturalmente el pequeño inventor se reservo un par de cosillas, pero bien sabe que su amiga también. Algunos puntos cuesta más sacarlos a flote.
Sea como sea, vuelven a las andanzas, pillando un trabajo como en tiempos mejores. Chimar esta listo pare volver a preocuparse de cosas mas terrenales… y no de bolas de carne flotantes llenas de ojos, ni de criaturas con rostro de pulpo.
No hay lugar como el hogar “dice por lo bajo, algo que eventualmente termina por hacer que Canel se le pegue cual garrapata”.
Pero tienen trabajo y pronto vuelven a centrarse, hay una vida joven en peligro por lo que ambos enanos no pueden estar mas interesados en el buen termino de toda la situación.
Y como suele ser el caso… no hay pistas reales a la redonda, será uno de esos trabajos en los que debes quemarte las pestañas. Los tiempos de villanos obvios han quedado muy atrás.
La partida falla rotundamente en su exploración inicial, pese a tener buenas habilidades relacionadas. Pero llega el momento de que los niños hablen, y esa siempre es una promesa de entretenimiento.
Seria mejor centrarnos en las huellas mas pesadas pues… “le tapa los oídos a Canel en un gesto fraternal” las chuletas se pueden reemplazar, los granjeros no “pasa a soltar a su hermanito, aunque no sin antes agitarlo un poco”.
Tiene sentido, prefiere que el personaje bípedo termine con una bronca familiar pero vivo, que encontrar algo desagradable. Prioridades por sobre todo.
Todos los involucrados están vivos… o calientes al menos “pone cierta mueca inocentona de medio lado”.
Vale, solo hay que seguir buscando hasta encontrarles… o a un caldero en dado caso.
“La cara curiosa que pone el más pequeño es prácticamente un poema, pero nada que cierta despeinada del inventor no solucione”.
De hecho, a ambos niños les costó despegarse cuando llego el momento de dar el abrazo de saludo, tanto de ella como de la felina… quien mostro un control inmaculado dada su personalidad.
Eventualmente se pusieron al día, hablando sobre las cosas que pasaron de lado y lado en los planos. Naturalmente el pequeño inventor se reservo un par de cosillas, pero bien sabe que su amiga también. Algunos puntos cuesta más sacarlos a flote.
Sea como sea, vuelven a las andanzas, pillando un trabajo como en tiempos mejores. Chimar esta listo pare volver a preocuparse de cosas mas terrenales… y no de bolas de carne flotantes llenas de ojos, ni de criaturas con rostro de pulpo.
No hay lugar como el hogar “dice por lo bajo, algo que eventualmente termina por hacer que Canel se le pegue cual garrapata”.
Pero tienen trabajo y pronto vuelven a centrarse, hay una vida joven en peligro por lo que ambos enanos no pueden estar mas interesados en el buen termino de toda la situación.
Y como suele ser el caso… no hay pistas reales a la redonda, será uno de esos trabajos en los que debes quemarte las pestañas. Los tiempos de villanos obvios han quedado muy atrás.
La partida falla rotundamente en su exploración inicial, pese a tener buenas habilidades relacionadas. Pero llega el momento de que los niños hablen, y esa siempre es una promesa de entretenimiento.
Seria mejor centrarnos en las huellas mas pesadas pues… “le tapa los oídos a Canel en un gesto fraternal” las chuletas se pueden reemplazar, los granjeros no “pasa a soltar a su hermanito, aunque no sin antes agitarlo un poco”.
Tiene sentido, prefiere que el personaje bípedo termine con una bronca familiar pero vivo, que encontrar algo desagradable. Prioridades por sobre todo.
Todos los involucrados están vivos… o calientes al menos “pone cierta mueca inocentona de medio lado”.
Vale, solo hay que seguir buscando hasta encontrarles… o a un caldero en dado caso.
“La cara curiosa que pone el más pequeño es prácticamente un poema, pero nada que cierta despeinada del inventor no solucione”.
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Re: Aullidos en el bosque [Trabajo Chimar-Níniel]
Catherine se quedó mirando a Canel con una ceja levantada. -Pues si él lo dice, será verdad- admitió al final tras recordar las otras muchas veces que las proféticas palabras del pequeño terminaron por cumplirse, incluso en las más extrañas y enrevesadas situaciones. -¿Entonces vamos? ¿Seguimos las huellas de un hombre-lobo de mas de dos metros hasta su guarida?- preguntó la felina con una media sonrisa en los labios, sabiendo que dicho de ese modo siempre hacia quedar a los demás como unos insensatos.
-Para eso nos pagan- devolvió la puya la peliblanca a su hermana. -Con más razón ahora. No sabemos si el resto de los aldeanos están también en peligro. Podría desaparecer más gente.-
-Alguna vez me gustaría tomar un trabajo en el que solo haya que hacer lo que el cartel dice. Ya sabéis; encontrar a la persona desaparecida sin más, sin tener que salvar al mundo en el proceso- comentó soltando un suspiro la felina. Comenzando a andar siguiendo aquel rastro en dirección al bosque con la despreocupación de quién confía en sus sentidos para detectar una amenaza cercana. -O uno que diga: "a mi hijo se lo ha llevado un monstruo gigante" y añada algún cero a la recompensa...-
-Ciertamente algunas peticiones terminaron complicándose, pero no todas por malicia de los empleadores. Y dudo mucho que esta madre pudiese ponerle ningún cero más a su oferta, o lo habría hecho ya- fueron las palabras la sacerdotisa recordando el compungido rostro de la mujer al rogarles que encontraran a su hijo, lo único que le quedaba.
-Supongo que no- terminó por admitir la pelirroja centrándose en seguir el rastro, encabezando la marcha del reducido grupo de héroes a través de un bosque que, si bien no podía rivalizar con Sandorai, amenazaba con tornarse más denso conforme avanzaban a través de él, dificultando su caminar. Dibujando cada vez más sombras ante ellos, y obligándolos a estar cada vez más atentos a cada movimiento que captaban por el rabillo del ojo, y a cada sonido que llegaba a sus oídos.
-Las huellas acaban aquí...- anunció la felina tras detenerse y buscar unos instantes una continuación al mismo por las cercanías. -Trepó a los árboles- sentenció señalando con un dedo unas amplias marcas de zarpas en la corteza de un grueso tronco cercano. En las ramas más bajas además podían verse mechones de pelo negro arrancados tras enredarse. Parecían confirmar el tipo de criatura a la que se enfrentaban.
-¿Cómo puede moverse por lo árboles cargando con un humano? ¿Puedes seguirlo?- quiso saber la joven, preocupada por tener que buscar una aguja en un pajar en aquel bosque.
-Puedo intentarlo, parece que ha ido dejando miguitas de pan...Un momento...algo se acerca...- alertó a los demás la felina, desplegando las garras y colocándose en una posición defensiva. -Adelante a la derecha, se acerca rápido...- La gata se tensó, preparada para la lucha y Níniel hizo lo mismo, aprestando su bastón, lista para usar su magia.
Un par de segundos después un jabalí salvaje de afilados colmillos y dura piel parda salió de entre los árboles a su derecha como una exhalación. Chillaba agónicamente y ni siquiera pareció darse cuenta de la presencia del grupo, cruzando ante ellos sin detenerse y perdiéndose entre los árboles de la izquierda, donde sus chillidos no tardaron en perderse.
Níniel suspiró aliviada, y casi comenzó a reírse al pensar en el susto que se había llevado por culpa de un simple jabalí, cuando se fijó en que su hermana, lejos de compartir su alivio, parecía más tensa aún que antes. Pronto supo el motivo.
Desde la derecha, y persiguiendo al jabalí, un enorme lobo humanoide apareció ante ellos. Sus fauces entreabiertas dejaban intuir dientes del tamaño de un dedo humano, afilados y letales. Sus fuertes garras amenazaban con ser capaces de atravesar una armadura, y su fuerte cuerpo, puro músculo bajo su pelaje gris plateado, con poder perseguir a su presa hasta el mismo fin del mundo y partirla por la mitad.
La peliblanca no pudo si no apretar los dientes y recuperar una posición de combate. Porque aquella criatura de casi tres metros sí que se percató de su presencia. Y pareció considerar que dos niños, una elfa y una gata, eran un bocado mucho mas deseable que un jabalí. El ser frenó en seco y los miró con sus ojos negros, abriendo más su boca chorreante de saliva mientras tensaba sus patas traseras preparado para abalanzarse.
-Para eso nos pagan- devolvió la puya la peliblanca a su hermana. -Con más razón ahora. No sabemos si el resto de los aldeanos están también en peligro. Podría desaparecer más gente.-
-Alguna vez me gustaría tomar un trabajo en el que solo haya que hacer lo que el cartel dice. Ya sabéis; encontrar a la persona desaparecida sin más, sin tener que salvar al mundo en el proceso- comentó soltando un suspiro la felina. Comenzando a andar siguiendo aquel rastro en dirección al bosque con la despreocupación de quién confía en sus sentidos para detectar una amenaza cercana. -O uno que diga: "a mi hijo se lo ha llevado un monstruo gigante" y añada algún cero a la recompensa...-
-Ciertamente algunas peticiones terminaron complicándose, pero no todas por malicia de los empleadores. Y dudo mucho que esta madre pudiese ponerle ningún cero más a su oferta, o lo habría hecho ya- fueron las palabras la sacerdotisa recordando el compungido rostro de la mujer al rogarles que encontraran a su hijo, lo único que le quedaba.
-Supongo que no- terminó por admitir la pelirroja centrándose en seguir el rastro, encabezando la marcha del reducido grupo de héroes a través de un bosque que, si bien no podía rivalizar con Sandorai, amenazaba con tornarse más denso conforme avanzaban a través de él, dificultando su caminar. Dibujando cada vez más sombras ante ellos, y obligándolos a estar cada vez más atentos a cada movimiento que captaban por el rabillo del ojo, y a cada sonido que llegaba a sus oídos.
-Las huellas acaban aquí...- anunció la felina tras detenerse y buscar unos instantes una continuación al mismo por las cercanías. -Trepó a los árboles- sentenció señalando con un dedo unas amplias marcas de zarpas en la corteza de un grueso tronco cercano. En las ramas más bajas además podían verse mechones de pelo negro arrancados tras enredarse. Parecían confirmar el tipo de criatura a la que se enfrentaban.
-¿Cómo puede moverse por lo árboles cargando con un humano? ¿Puedes seguirlo?- quiso saber la joven, preocupada por tener que buscar una aguja en un pajar en aquel bosque.
-Puedo intentarlo, parece que ha ido dejando miguitas de pan...Un momento...algo se acerca...- alertó a los demás la felina, desplegando las garras y colocándose en una posición defensiva. -Adelante a la derecha, se acerca rápido...- La gata se tensó, preparada para la lucha y Níniel hizo lo mismo, aprestando su bastón, lista para usar su magia.
Un par de segundos después un jabalí salvaje de afilados colmillos y dura piel parda salió de entre los árboles a su derecha como una exhalación. Chillaba agónicamente y ni siquiera pareció darse cuenta de la presencia del grupo, cruzando ante ellos sin detenerse y perdiéndose entre los árboles de la izquierda, donde sus chillidos no tardaron en perderse.
Níniel suspiró aliviada, y casi comenzó a reírse al pensar en el susto que se había llevado por culpa de un simple jabalí, cuando se fijó en que su hermana, lejos de compartir su alivio, parecía más tensa aún que antes. Pronto supo el motivo.
Desde la derecha, y persiguiendo al jabalí, un enorme lobo humanoide apareció ante ellos. Sus fauces entreabiertas dejaban intuir dientes del tamaño de un dedo humano, afilados y letales. Sus fuertes garras amenazaban con ser capaces de atravesar una armadura, y su fuerte cuerpo, puro músculo bajo su pelaje gris plateado, con poder perseguir a su presa hasta el mismo fin del mundo y partirla por la mitad.
La peliblanca no pudo si no apretar los dientes y recuperar una posición de combate. Porque aquella criatura de casi tres metros sí que se percató de su presencia. Y pareció considerar que dos niños, una elfa y una gata, eran un bocado mucho mas deseable que un jabalí. El ser frenó en seco y los miró con sus ojos negros, abriendo más su boca chorreante de saliva mientras tensaba sus patas traseras preparado para abalanzarse.
- Un bonito( y hambriento) perrito.:
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OFF: Complicación a la vista. Criatura enorme y letal con ganas de carne fresca.
Níniel Thenidiel
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Re: Aullidos en el bosque [Trabajo Chimar-Níniel]
Chimar no puede evitar poner una mueca entre irónica e infantiloide por el comentario de Catherine, tal parece que el tiempo de separación le ayudo a aceptar las habilidades pesudo-videntes del pequeño brujo.
No hay comentario eso sí, incluso el joven inventor sabe morderse la lengua… o guardar las cosas con potencial hilarante para después.
Con resignación, la parte felina del grupo entiende que seguir las huellas mas peligrosas son gajes del oficio, tanto en esta oportunidad como en cualquier otra.
No seria divertido de la forma fácil “se encoge de hombros”.
Dice para finalizar aquel debate moral que tienen ambas señoritas, de una manera neutra pues entiende a las dos partes en disputa esta vez.
La partida avanza entonces hasta un árbol, monumento natural que el ser hibrido decidió trepar, dejando parte de su pelaje atrás como decoración.
Maquiavelo poco se interesa en este detalle, pero Canel gasta severos instantes observando el pelo negro enredado entre las ramas. Pista discreta que el enanito se reserva, echando mano a su personalidad misteriosa.
Tal vez lo estaba montando… cual libro de aventuras.
Claramente se refiere a esa saga de libros que se volvió popular en Lunargenta hace unos años, saga que el propio inventor cometió la equivocación de leer con funestos resultados… ahora flotara en su mente durante décadas y es que el contenido basura tarda mucho en ser desechado.
Pero poco tiempo tienen de profundizar en algo más pues llegan visitas, del estilo chillón y peligroso claro está.
Ante tal realidad, Chim se coloca delante de su hermanito, listo para defenderlo. Aunque para bien o para mal todo termina siendo un bulo en forma de jabalí aterrorizado, algo que naturalmente despierta preguntas inteligentes.
Un animal solo corre así cuando…
“Canel pasa a señalar el follaje con sus característicos ojos saltones”.
Cierto perro enorme sale de la naturaleza también, aunque desiste de su persecución al encontrarse bocadillos mas potenciales en pleno camino… ¡Nos referimos claramente a nuestros héroes!
De acuerdo… ¿Muslo o pierna? “suelta con cierta validez circunstancial a medida que apunta su ballesta, con el pequeño Canel todavía a sus espaldas”.
No hay comentario eso sí, incluso el joven inventor sabe morderse la lengua… o guardar las cosas con potencial hilarante para después.
Con resignación, la parte felina del grupo entiende que seguir las huellas mas peligrosas son gajes del oficio, tanto en esta oportunidad como en cualquier otra.
No seria divertido de la forma fácil “se encoge de hombros”.
Dice para finalizar aquel debate moral que tienen ambas señoritas, de una manera neutra pues entiende a las dos partes en disputa esta vez.
La partida avanza entonces hasta un árbol, monumento natural que el ser hibrido decidió trepar, dejando parte de su pelaje atrás como decoración.
Maquiavelo poco se interesa en este detalle, pero Canel gasta severos instantes observando el pelo negro enredado entre las ramas. Pista discreta que el enanito se reserva, echando mano a su personalidad misteriosa.
Tal vez lo estaba montando… cual libro de aventuras.
Claramente se refiere a esa saga de libros que se volvió popular en Lunargenta hace unos años, saga que el propio inventor cometió la equivocación de leer con funestos resultados… ahora flotara en su mente durante décadas y es que el contenido basura tarda mucho en ser desechado.
Pero poco tiempo tienen de profundizar en algo más pues llegan visitas, del estilo chillón y peligroso claro está.
Ante tal realidad, Chim se coloca delante de su hermanito, listo para defenderlo. Aunque para bien o para mal todo termina siendo un bulo en forma de jabalí aterrorizado, algo que naturalmente despierta preguntas inteligentes.
Un animal solo corre así cuando…
“Canel pasa a señalar el follaje con sus característicos ojos saltones”.
Cierto perro enorme sale de la naturaleza también, aunque desiste de su persecución al encontrarse bocadillos mas potenciales en pleno camino… ¡Nos referimos claramente a nuestros héroes!
De acuerdo… ¿Muslo o pierna? “suelta con cierta validez circunstancial a medida que apunta su ballesta, con el pequeño Canel todavía a sus espaldas”.
Chimar usa su habilidad de Lvl 0: Ballesta de Precisión Automática
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Re: Aullidos en el bosque [Trabajo Chimar-Níniel]
El arma del joven inventor es in duda de temer; Toda la potencia de una ballesta común, y un avanzado mecanismo para disparar una ráfaga de virotes sin necesidad de perder tiempo recargando. El terror de cualquier ejército al asalto de un castillo, si el uso de un artilugio tal se extendiera, aunque con la misma pega que la versión standard de la misma; Hay que acertar a los objetivos o de nada sirve.
-Umh- se burló Catherine casi con un gruñido cuando la criatura demostró retener la suficiente inteligencia como para detener su carga y evitar ser alcanzada por los proyectiles, saltando a un lado en el último momento y perdiéndose de nuevo entre los árboles por los que había llegado, los mismos donde dos de los proyectiles del chico se clavaron inocuamente sin hacer blanco. -¿Tantos viajes raros te han oxidado?- añadió agudizando sus sentidos, moviendo sus orejas en la cambiante dirección en la que el ser se movía e instando a todos o dirigir su guardia hacia donde ella lo hacía.
-No es la primera vez que se enfrenta a enemigos armados. No os confiéis.- instó Níniel tras percatarse con sus ojos de elfa de las múltiples marcas en el pelaje del licántropo, prueba de muchas batallas sobrevividas frente a enemigos armados con espadas, lanzas y arcos. -Usaré mi magia.- añadió además, aplicando las bendiciones de los dioses del bosque sobre sus aliados y sobre ella misma, potenciando sus capacidades en gran medida aunque temporalmente**.
-Aquí viene.- aprestó Catherine tomando la iniciativa esta vez. Adelantándose al furtivo ataque de la criatura gracias a sus sentidos y recibiendo la nueva embestida de su enemigo desviando una de sus zarpas con uno de sus enguantados brazos, golpeando en su largo antebrazo, para rápidamente combinar su propia fuerza con la de la carga del hombre lobo en un fuerte golpe ascendente hacia su vientre, arrancándole un fuerte aullido de dolor. -Lo siento, nada de abrazos si no eres Níniel.- se jactó la felina, mucho más pequeña que su rival, pero mucho más rápida y fuerte de lo que podía parecer.
Sin querer darle tiempo a su rival para reaccionar, la felina asestó un nuevo puñetazo justo en el mismo lugar que el primero, seguida de una pinta para flanquear al oponente y golpearle en el costado, esquivando un zarpazo que pasó por encima de su cabeza y, aprovechando la apertura creada y la posición semiagachada del lobo, conectar un puñetazo directamente sobre su mandíbula. Algo que hubiese bastado para enviar al suelo a cualquier combatiente, pero con aquella mole solo pareció suficiente como para atontarlo unos instantes y hacerlo retroceder levemente.
-Nada mal perrito. Pero apenas comienzo.- amenazó la pelirroja cambiando su posición de combate y comenzando a cambiar rápidamente su pierna de apoyo, evidenciando que comenzaría a usar también sus piernas, y por ende su verdadera maestría en artes marciales. Algo que solo usaba contra oponentes que consideraba fuertes. -Vamos Nín, demostremos cómo nos las gastamos cuando vamos en serio.- sugirió entonces a su hermana.
Níniel asintió y señaló a su hermana con su bastón. Estaba dispuesta a usar de nuevo su magia sobre ella, confiando en su victoria, cuando la pelirroja dio una nueva alarma justo antes de que una nueva y peluda figura de color negro saliera del otro lado de la espesura y se abalanzara sobre Canel y el cercano Chimar, logrando derribar a este primero y desequilibrar al segundo, aunque desaprovechando la ocasión para morderles o rajarlos con sus zarpas. El ser, tras su entrada, centró su atención en Níniel, que dirigía ahora su bastón hacia él, dispuesta a ayudar a sus jóvenes amigos, y a Catherine que ahora se veía en la tesitura de decidir qué hacer contra dos enemigos peligrosos y qué acciones priorizar.
La aparición de aquel segundo hombre lobo era todo un problema que les obligaría a actuar rápido si querían retomar su ventaja...O eso debían pensar todos hasta que la criatura de pelaje oscuro, en lugar de continuar su ataque contra los héroes, se lanzó contra el segundo licántropo, enzarzándose en una feroz lucha de zarpazos y mordiscos que terminó con ambos saliendo de nuevo del campo de visión del grupo. Momento que Catherine aprovechó para recuperar una posición defensiva ante todos.
-¿No son amigos?- fue cuanto pudo preguntar una confundida Catherine sin saber si tenían dos enemigos o no.
-Algo me dice que el asunto de la desaparición acaba de complicarse aún más.- fue la respuesta de la sacerdotisa. -Debemos seguirlos. Si los perdemos podríamos tardar horas en volver a dar con uno de ellos.- instó.
-Umh- se burló Catherine casi con un gruñido cuando la criatura demostró retener la suficiente inteligencia como para detener su carga y evitar ser alcanzada por los proyectiles, saltando a un lado en el último momento y perdiéndose de nuevo entre los árboles por los que había llegado, los mismos donde dos de los proyectiles del chico se clavaron inocuamente sin hacer blanco. -¿Tantos viajes raros te han oxidado?- añadió agudizando sus sentidos, moviendo sus orejas en la cambiante dirección en la que el ser se movía e instando a todos o dirigir su guardia hacia donde ella lo hacía.
-No es la primera vez que se enfrenta a enemigos armados. No os confiéis.- instó Níniel tras percatarse con sus ojos de elfa de las múltiples marcas en el pelaje del licántropo, prueba de muchas batallas sobrevividas frente a enemigos armados con espadas, lanzas y arcos. -Usaré mi magia.- añadió además, aplicando las bendiciones de los dioses del bosque sobre sus aliados y sobre ella misma, potenciando sus capacidades en gran medida aunque temporalmente**.
-Aquí viene.- aprestó Catherine tomando la iniciativa esta vez. Adelantándose al furtivo ataque de la criatura gracias a sus sentidos y recibiendo la nueva embestida de su enemigo desviando una de sus zarpas con uno de sus enguantados brazos, golpeando en su largo antebrazo, para rápidamente combinar su propia fuerza con la de la carga del hombre lobo en un fuerte golpe ascendente hacia su vientre, arrancándole un fuerte aullido de dolor. -Lo siento, nada de abrazos si no eres Níniel.- se jactó la felina, mucho más pequeña que su rival, pero mucho más rápida y fuerte de lo que podía parecer.
Sin querer darle tiempo a su rival para reaccionar, la felina asestó un nuevo puñetazo justo en el mismo lugar que el primero, seguida de una pinta para flanquear al oponente y golpearle en el costado, esquivando un zarpazo que pasó por encima de su cabeza y, aprovechando la apertura creada y la posición semiagachada del lobo, conectar un puñetazo directamente sobre su mandíbula. Algo que hubiese bastado para enviar al suelo a cualquier combatiente, pero con aquella mole solo pareció suficiente como para atontarlo unos instantes y hacerlo retroceder levemente.
-Nada mal perrito. Pero apenas comienzo.- amenazó la pelirroja cambiando su posición de combate y comenzando a cambiar rápidamente su pierna de apoyo, evidenciando que comenzaría a usar también sus piernas, y por ende su verdadera maestría en artes marciales. Algo que solo usaba contra oponentes que consideraba fuertes. -Vamos Nín, demostremos cómo nos las gastamos cuando vamos en serio.- sugirió entonces a su hermana.
Níniel asintió y señaló a su hermana con su bastón. Estaba dispuesta a usar de nuevo su magia sobre ella, confiando en su victoria, cuando la pelirroja dio una nueva alarma justo antes de que una nueva y peluda figura de color negro saliera del otro lado de la espesura y se abalanzara sobre Canel y el cercano Chimar, logrando derribar a este primero y desequilibrar al segundo, aunque desaprovechando la ocasión para morderles o rajarlos con sus zarpas. El ser, tras su entrada, centró su atención en Níniel, que dirigía ahora su bastón hacia él, dispuesta a ayudar a sus jóvenes amigos, y a Catherine que ahora se veía en la tesitura de decidir qué hacer contra dos enemigos peligrosos y qué acciones priorizar.
La aparición de aquel segundo hombre lobo era todo un problema que les obligaría a actuar rápido si querían retomar su ventaja...O eso debían pensar todos hasta que la criatura de pelaje oscuro, en lugar de continuar su ataque contra los héroes, se lanzó contra el segundo licántropo, enzarzándose en una feroz lucha de zarpazos y mordiscos que terminó con ambos saliendo de nuevo del campo de visión del grupo. Momento que Catherine aprovechó para recuperar una posición defensiva ante todos.
-¿No son amigos?- fue cuanto pudo preguntar una confundida Catherine sin saber si tenían dos enemigos o no.
-Algo me dice que el asunto de la desaparición acaba de complicarse aún más.- fue la respuesta de la sacerdotisa. -Debemos seguirlos. Si los perdemos podríamos tardar horas en volver a dar con uno de ellos.- instó.
- Qué alegría, qué alboroto, otro perrito piloto.:
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OFF: Níniel usa su hab "Imbuir maestro este turno".
Níniel Thenidiel
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Re: Aullidos en el bosque [Trabajo Chimar-Níniel]
El perro logra salir parado de la andanada de Maquiavelo, y es que sus reflejos son bastante buenos. No es la primera vez que se enfrenta a una partida peligrosa.
Admito que no hay demasiados perros sobrealimentados por los planos “se encoge de hombros”.
Cierto comentario hilarante por la desestimación que le dedica Catherine, comentario que tiene mucho de verdad pues hay otros tipos de seres allí afuera.
Niniel opta por lo seguro, confirmando que están enfrentando a un elemento con experiencia previa en este tipo de situaciones, no es un simple cachorrito perdido.
Chim apenas tiene tiempo de meditar esto pues el curtido licántropo hace acto de presencia una vez más… tragándose una paliza por parte de la felina aunque suene curioso.
Ahora entiendo porque los gatos y los perros se llevan mal “ríe ligeramente, haciendo un poco de énfasis en la sonrisa cuando Canel le mira de forma curiosa”.
Desgraciadamente alguien mas se une a la fiesta, una bestia de pelaje negro que pronto se abalanza sobre Canel, haciendo despabilar al inventor con clara furia fraternal.
¡¡¡Ese nugget no se toca!!!
Para bien o para mal, las cosas no avanzan a mayores pues aquel animal resulta ser una especie de aliado. Deja al pequeño brujito intacto, para centrar sus esfuerzos en el bicho gris. Ante tal escena, el niño genio no tarda en atribuirle esto a las habilidades del pequeño más rarito de Aerandir… de forma totalmente errónea como pronto descubre.
Bien hecho, peque.
No… no fui yo…
La mueca de confusión que tiene lugar en el rostro del único humano de la partida tiene potencial para retrato, mas aun cuando los animales emprenden la carrera, metiéndose ostias en todo momento.
Yo… “mira a su hermanito y termina por sumar dos más dos” ¿Piensan lo mismo que yo?
Una pregunta general que se complementa con el comentario de Niniel, aunque es la propia elfa quien sale con los siguientes pasos lógicos. Ahora mismo, la cacería continua.
Sigámosles… no debería ser difícil, el perro mas viejo apesta “argumento que viene con su mueca y gesto característicos”.
Canel pasa a olfatearse por no pillar bien el comentario, pero se detiene al sentir la despeinada de su hermanote. Acto seguido ambos niños observan a Catherine y es que… para motivos prácticos, es su sabueso de caza en esta aventura.
Admito que no hay demasiados perros sobrealimentados por los planos “se encoge de hombros”.
Cierto comentario hilarante por la desestimación que le dedica Catherine, comentario que tiene mucho de verdad pues hay otros tipos de seres allí afuera.
Niniel opta por lo seguro, confirmando que están enfrentando a un elemento con experiencia previa en este tipo de situaciones, no es un simple cachorrito perdido.
Chim apenas tiene tiempo de meditar esto pues el curtido licántropo hace acto de presencia una vez más… tragándose una paliza por parte de la felina aunque suene curioso.
Ahora entiendo porque los gatos y los perros se llevan mal “ríe ligeramente, haciendo un poco de énfasis en la sonrisa cuando Canel le mira de forma curiosa”.
Desgraciadamente alguien mas se une a la fiesta, una bestia de pelaje negro que pronto se abalanza sobre Canel, haciendo despabilar al inventor con clara furia fraternal.
¡¡¡Ese nugget no se toca!!!
Para bien o para mal, las cosas no avanzan a mayores pues aquel animal resulta ser una especie de aliado. Deja al pequeño brujito intacto, para centrar sus esfuerzos en el bicho gris. Ante tal escena, el niño genio no tarda en atribuirle esto a las habilidades del pequeño más rarito de Aerandir… de forma totalmente errónea como pronto descubre.
Bien hecho, peque.
No… no fui yo…
La mueca de confusión que tiene lugar en el rostro del único humano de la partida tiene potencial para retrato, mas aun cuando los animales emprenden la carrera, metiéndose ostias en todo momento.
Yo… “mira a su hermanito y termina por sumar dos más dos” ¿Piensan lo mismo que yo?
Una pregunta general que se complementa con el comentario de Niniel, aunque es la propia elfa quien sale con los siguientes pasos lógicos. Ahora mismo, la cacería continua.
Sigámosles… no debería ser difícil, el perro mas viejo apesta “argumento que viene con su mueca y gesto característicos”.
Canel pasa a olfatearse por no pillar bien el comentario, pero se detiene al sentir la despeinada de su hermanote. Acto seguido ambos niños observan a Catherine y es que… para motivos prácticos, es su sabueso de caza en esta aventura.
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