Susurros (Hazel Wind & Destino) [Trama Global Objetos Malditos]
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Susurros (Hazel Wind & Destino) [Trama Global Objetos Malditos]
—Míralos. ¿No se dan cuenta de que sin el Extractor no tendríamos forma de controlar por dónde sale el éter maldito? —dijo Ohm a su esposa mientras observaban cómo una cuadrilla de soldados dispersaba al pequeño grupo de manifestantes—. Viendo el poder de Thariza, quién sabe hasta dónde llegaría el del Hombre Muerto si tuviera acceso a todo ese éter.
—Quizá sea eso lo que quieren —respondió Toriel.
Algunos de los manifestantes, descontentos con el trato recibido por los militares, se unieron para derribar a uno de ellos y los compañeros del agredido luchaban por sacarle de encima al puñado de violentos. Toriel cambió el foco de atención y echó a andar, alejándose del grupo. Ohm la siguió al cabo de un momento.
—¿Sigues pensando que hay traidores en el complejo? —preguntó.
—Cada vez estoy más convencida —respondió ella.
—¿Entre los artesanos o en el grupo que llegó con los Consejeros?
—No lo sé, Ohmi. Puede que entre los mismos soldados.
—Creo que estás cansada. Llevamos demasiado tiempo en tensión y…
—Te digo que no me lo estoy imaginando —interrumpió Toriel—. Hablé con Rania esta mañana, es una de las trabajadoras al cargo de reparar las estructuras dañadas. Uno de sus compañeros desapareció durante la noche.
—Admito que suena mal, Tor, pero no tiene por qué deberse a juego sucio. Estamos en un volcán, puede haber accidentes. ¿Hay alguien investigando?
—Lo reportó a uno de los guardias de su barracón. El soldado le dijo que había tenido que volver a Dundarak por un asunto familiar —dijo Toriel y, cuando vio que la trompa de su marido comenzaba a alzarse en su característico gesto de «¿ves?», añadió—: En medio de la noche. En medio de una isla. Dejando todas sus cosas atrás.
—Oh —dijo Ohm y bajó de nuevo la trompa.
—El guardia llegó más tarde con un compañero para recoger los bártulos del trabajador y los llevaron a uno de los almacenes del lado este, supuestamente para enviárselos más tarde.
—Pero tú no crees que vayan a enviárselos —terminó Ohm. Toriel asintió y él continuó adivinando las intenciones de su esposa—: Y quieres ir a ese almacén a echar un vistazo.
Toriel se detuvo un instante y suspiró.
—Me gustaría, sí —dijo—, pero ahora que están aquí los Catedráticos, tengo que ir a ver a Golthie, asegurarme de que no haga algo impulsivo.
—Entiendo —dijo Ohm, tomando a su esposa por los hombros—. Tú ocúpate de Gol’then. Dime de qué almacén se trata y ya voy yo a echar un vistazo.
—Gracias, Ohmi. Ten cuidado, ¿vale? Intenta que no te vean.
Marci caminaba apresuradamente de vuelta al taller de ingeniería. Resultaba extraño no ver humo saliendo de las chimeneas. En realidad, todo el complejo se sentía extraño. Sí, habían permitido que los artesanos regresaran, pero los soldados no se habían marchado, por lo que el lugar apenas recordaba al que le habían obligado a abandonar cuando se cerró el extractor. Marci había deseado muchas veces regresar a su trabajo en el taller junto al Volcán de Thariza, pero ahora que estaba de vuelta, todo había cambiado.
Un ruido a su derecha, a pocos pasos del edificio, casi le hizo dar un salto. De un área envuelta en sombras un poco más adelante, surgieron dos figuras que avanzaron con calma en su dirección. Soldados.
—Los talleres están cerrados —dijo uno de ellos.
Ambos permanecieron parados frente a Marci, sin duda, esperando a que se diera la vuelta para regresar a su puesto de vigilancia. Ella permaneció donde estaba.
—Me dejé algo antes —dijo—, cuando estuvimos preparando el taller para volver al trabajo. Solo será un momento.
—¿Y no puede esperar a la mañana? —preguntó el mismo soldado mientras repasaba a Marci de arriba abajo con la mirada.
Ella apretó inconscientemente la mandíbula y se preguntó si no habría sido mejor idea dar un rodeo y tratar de acercarse por la parte trasera con tal de no tener que soportar el escrutinio. Con su suerte, la habrían tomado por una ladrona y habrían hecho sonar todas las alarmas. Soltó despacio el aire para serenarse y tomó otro poco para responder, pero el otro soldado se adelantó.
—Enséñame tu identificación —pidió.
Marci sacó de un bolsillo lateral de su vestido, el documento que, al igual que al resto de artesanos, le habían entregado a su regreso a la isla. Les habían avisado de que lo llevaran siempre a mano por si tuvieran que identificarse en un momento dado. Antes no necesitaban identificarse, estaban entre colegas, pero, por supuesto, los soldados lo habían cambiado todo.
El soldado sacó una runa luminosa de su bolsillo y se tomó un momento para revisar el documento bajo la suave luz que emitía la runa. Luego apuntó a Marci con la runa y se tomó otro buen momento para observar sus rasgos, como si no hubieran tenido tiempo de sobra para observarla desde su posición en sombras mientras se acercaba. «Sí, ya lo pillo, te has quedado con mi cara. ¿Puedo marcharme de una vez?», se dijo mientras trataba de ocultar la frustración.
—Puedes pasar —dijo finalmente el soldado devolviéndole el documento—. No te tardes.
Bienvenidos, caballeros. Su objetivo para este turno es sencilla de explicar: deberán tratar de pasar desapercibidos mientras siguen las pistas a su alrededor. En este sentido, el disfraz de Hazel puede resultar útil, ya que las miradas curiosas no relacionarán necesariamente a Cosme Fulanito con el grupo recién llegado del Hekshold. Por otro lado, no lo relacionarán con nada, es un completo desconocido y eso podría levantar sospechas en algunos sectores. Cuidado ahí.
La zona de los talleres permanece vacía fuera de las horas de trabajo, por lo que podría ser un buen lugar para mantener reuniones clandestinas pero, como ven, no deja de estar vigilada. Por otro lado, Toriel tiene su propia pista que lleva en otra dirección. Si han escuchado la conversación del matrimonio, tal vez quieran echarle una mano a Ohm. O seguir la pista por su cuenta, eso queda a su elección. Por supuesto, pueden avanzar juntos o seguir sendas separadas.
PNJs disponibles: Ohm ([Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]), Marci, dragón de tierra, nivel 2, profesión: ingeniería.
—Quizá sea eso lo que quieren —respondió Toriel.
Algunos de los manifestantes, descontentos con el trato recibido por los militares, se unieron para derribar a uno de ellos y los compañeros del agredido luchaban por sacarle de encima al puñado de violentos. Toriel cambió el foco de atención y echó a andar, alejándose del grupo. Ohm la siguió al cabo de un momento.
—¿Sigues pensando que hay traidores en el complejo? —preguntó.
—Cada vez estoy más convencida —respondió ella.
—¿Entre los artesanos o en el grupo que llegó con los Consejeros?
—No lo sé, Ohmi. Puede que entre los mismos soldados.
—Creo que estás cansada. Llevamos demasiado tiempo en tensión y…
—Te digo que no me lo estoy imaginando —interrumpió Toriel—. Hablé con Rania esta mañana, es una de las trabajadoras al cargo de reparar las estructuras dañadas. Uno de sus compañeros desapareció durante la noche.
—Admito que suena mal, Tor, pero no tiene por qué deberse a juego sucio. Estamos en un volcán, puede haber accidentes. ¿Hay alguien investigando?
—Lo reportó a uno de los guardias de su barracón. El soldado le dijo que había tenido que volver a Dundarak por un asunto familiar —dijo Toriel y, cuando vio que la trompa de su marido comenzaba a alzarse en su característico gesto de «¿ves?», añadió—: En medio de la noche. En medio de una isla. Dejando todas sus cosas atrás.
—Oh —dijo Ohm y bajó de nuevo la trompa.
—El guardia llegó más tarde con un compañero para recoger los bártulos del trabajador y los llevaron a uno de los almacenes del lado este, supuestamente para enviárselos más tarde.
—Pero tú no crees que vayan a enviárselos —terminó Ohm. Toriel asintió y él continuó adivinando las intenciones de su esposa—: Y quieres ir a ese almacén a echar un vistazo.
Toriel se detuvo un instante y suspiró.
—Me gustaría, sí —dijo—, pero ahora que están aquí los Catedráticos, tengo que ir a ver a Golthie, asegurarme de que no haga algo impulsivo.
—Entiendo —dijo Ohm, tomando a su esposa por los hombros—. Tú ocúpate de Gol’then. Dime de qué almacén se trata y ya voy yo a echar un vistazo.
—Gracias, Ohmi. Ten cuidado, ¿vale? Intenta que no te vean.
Marci caminaba apresuradamente de vuelta al taller de ingeniería. Resultaba extraño no ver humo saliendo de las chimeneas. En realidad, todo el complejo se sentía extraño. Sí, habían permitido que los artesanos regresaran, pero los soldados no se habían marchado, por lo que el lugar apenas recordaba al que le habían obligado a abandonar cuando se cerró el extractor. Marci había deseado muchas veces regresar a su trabajo en el taller junto al Volcán de Thariza, pero ahora que estaba de vuelta, todo había cambiado.
Un ruido a su derecha, a pocos pasos del edificio, casi le hizo dar un salto. De un área envuelta en sombras un poco más adelante, surgieron dos figuras que avanzaron con calma en su dirección. Soldados.
—Los talleres están cerrados —dijo uno de ellos.
Ambos permanecieron parados frente a Marci, sin duda, esperando a que se diera la vuelta para regresar a su puesto de vigilancia. Ella permaneció donde estaba.
—Me dejé algo antes —dijo—, cuando estuvimos preparando el taller para volver al trabajo. Solo será un momento.
—¿Y no puede esperar a la mañana? —preguntó el mismo soldado mientras repasaba a Marci de arriba abajo con la mirada.
Ella apretó inconscientemente la mandíbula y se preguntó si no habría sido mejor idea dar un rodeo y tratar de acercarse por la parte trasera con tal de no tener que soportar el escrutinio. Con su suerte, la habrían tomado por una ladrona y habrían hecho sonar todas las alarmas. Soltó despacio el aire para serenarse y tomó otro poco para responder, pero el otro soldado se adelantó.
—Enséñame tu identificación —pidió.
Marci sacó de un bolsillo lateral de su vestido, el documento que, al igual que al resto de artesanos, le habían entregado a su regreso a la isla. Les habían avisado de que lo llevaran siempre a mano por si tuvieran que identificarse en un momento dado. Antes no necesitaban identificarse, estaban entre colegas, pero, por supuesto, los soldados lo habían cambiado todo.
El soldado sacó una runa luminosa de su bolsillo y se tomó un momento para revisar el documento bajo la suave luz que emitía la runa. Luego apuntó a Marci con la runa y se tomó otro buen momento para observar sus rasgos, como si no hubieran tenido tiempo de sobra para observarla desde su posición en sombras mientras se acercaba. «Sí, ya lo pillo, te has quedado con mi cara. ¿Puedo marcharme de una vez?», se dijo mientras trataba de ocultar la frustración.
—Puedes pasar —dijo finalmente el soldado devolviéndole el documento—. No te tardes.
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Bienvenidos, caballeros. Su objetivo para este turno es sencilla de explicar: deberán tratar de pasar desapercibidos mientras siguen las pistas a su alrededor. En este sentido, el disfraz de Hazel puede resultar útil, ya que las miradas curiosas no relacionarán necesariamente a Cosme Fulanito con el grupo recién llegado del Hekshold. Por otro lado, no lo relacionarán con nada, es un completo desconocido y eso podría levantar sospechas en algunos sectores. Cuidado ahí.
La zona de los talleres permanece vacía fuera de las horas de trabajo, por lo que podría ser un buen lugar para mantener reuniones clandestinas pero, como ven, no deja de estar vigilada. Por otro lado, Toriel tiene su propia pista que lleva en otra dirección. Si han escuchado la conversación del matrimonio, tal vez quieran echarle una mano a Ohm. O seguir la pista por su cuenta, eso queda a su elección. Por supuesto, pueden avanzar juntos o seguir sendas separadas.
PNJs disponibles: Ohm ([Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]), Marci, dragón de tierra, nivel 2, profesión: ingeniería.
Fehu
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Re: Susurros (Hazel Wind & Destino) [Trama Global Objetos Malditos]
Cosme Fulanito, maestro del disfraz, el hombre del misterio, eran muchos los apodos que se le ocurrían mientras avanzaba por el complejo situado en el volcán, grupos aislados de gente siendo atacada por la milicia, soldados aislados siendo atacados por la gente en lo que seria otro Elenya cualquiera en la semana, Hazelas avanzaba según el, pasando hasta ese momento desapercibido para todos, "Hice bien en no traer las otras 5 espadas, sobre todo porque creo que soy el único que anda con una cantidad ridícula de espadas para todos lados" pensó para si mismo cuando vio a una mujer bovina pasar cerca y su mente comenzó a elaborar toda serie de chistes referente a vacas sin entender porque, se reía para si mismo de las imbecilidades cuando alguien que parecía ser un soldado se acerco a el.
-Hey, ¿Qué haces aquí?-
-Nada interesante, ando como campo sin vacas-
-¿Huh?-
-Desganado-
Luego de decir eso ultimo miro a quien le había hecho esa pregunta con una sonrisa esperando alguna reacción, fue entonces que noto que era casi imposible reconocer que era lo que había dentro de la mente de aquel enorme hombre-mamut que se había acercado a el, ¿seria aquel el final delhombre araña maestro del disfraz?.
-Ehmmm, me refería a que estas haciendo en el complejo del volcán Thariza - pregunto el hombre mamut
-Oh, solo soy un artesano algo perdido- mintioHazel Cosme
-Enserio... -
-Es mi primer dia...- mintió de nuevo.
-Vale te creo... -
-¿Es tu primer día también?-
-Ehmm.. algo así-
-Deberíamos ir a la zona designada, así no se darán cuenta que andamos perdidos-
-Si, vamos... -
-¿Sabes que hace una vaca con los ojos cerrados?-
-Viejo, mi esposa es una vaca-
-Wow, solo quería hacer un chiste y decir leche concentrada, no tienes porque tratar de esa forma a tu esposa-
-No, realmente es una vaca... Ese esta bueno por cierto-
-Oh-
Y así un tuerto rubio con bigote y barba negra, junto a un enorme hombre mamut cuya esposa era una vaca, se adentraron a lo que era un almacén, dentro de un volcán maldito, y les juro que no es el comienzo de un mal chiste(?).
-Hey, ¿Qué haces aquí?-
-Nada interesante, ando como campo sin vacas-
-¿Huh?-
-Desganado-
Luego de decir eso ultimo miro a quien le había hecho esa pregunta con una sonrisa esperando alguna reacción, fue entonces que noto que era casi imposible reconocer que era lo que había dentro de la mente de aquel enorme hombre-mamut que se había acercado a el, ¿seria aquel el final del
-Ehmmm, me refería a que estas haciendo en el complejo del volcán Thariza - pregunto el hombre mamut
-Oh, solo soy un artesano algo perdido- mintio
-Enserio... -
-Es mi primer dia...- mintió de nuevo.
-Vale te creo... -
-¿Es tu primer día también?-
-Ehmm.. algo así-
-Deberíamos ir a la zona designada, así no se darán cuenta que andamos perdidos-
-Si, vamos... -
-¿Sabes que hace una vaca con los ojos cerrados?-
-Viejo, mi esposa es una vaca-
-Wow, solo quería hacer un chiste y decir leche concentrada, no tienes porque tratar de esa forma a tu esposa-
-No, realmente es una vaca... Ese esta bueno por cierto-
-Oh-
Y así un tuerto rubio con bigote y barba negra, junto a un enorme hombre mamut cuya esposa era una vaca, se adentraron a lo que era un almacén, dentro de un volcán maldito, y les juro que no es el comienzo de un mal chiste(?).
Zelas Hazelmere
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Re: Susurros (Hazel Wind & Destino) [Trama Global Objetos Malditos]
Destino avanzó despacio entre los presentes, dejándose envolver a ratos por susurros casi encriptados de los presentes, quienes decían cualquier cantidad de cosas ilógicas, aunque al formarse una pequeña riña entre los manifestantes y un guardia, el pelinegro vio apartarse de la multitud a una pareja bastante particular, y si bien, todo indicaba que eran pareja, Destino no dejaba de pensar en qué forma podrían tener los hijos de un elefante y una vaca, antinatural, completamente antinatural y perturbador, sin duda, aunque de momento había otras cosas en qué pensar.
Trató de acercarse disimuladamente a la pareja hasta caminar casi a un lado de ellos, pero mirando hacia el lado contrario para pasar desapercibido. Así fue como se enteró que estaban sucediendo cosas extrañas, como un hombre que había desaparecido con muy poco sentido, al parecer algo estaba sucediendo y solo había una explicación posible, se trataba de un dragón gigante que se estaba comiendo a los trabajadores, definitivamente tenía que ser eso.
Justo estaba a punto de unirse a la conversación cuando un desconocido de pronunciado bigote se les adelantó, regalándoles además un par de chistes bastante malos -Se Mamut- Murmuró el pelinegro ante los pésimos chistes del señor Bigotes -¿Qué dijiste?- Le increpó el hombre elefante -Al almacén, que se armen las trompadas- Dijo el elfo señalando hacia cualquier dirección, porque no tenía idea de hacia dónde quedaba el fulano almacén.
El hombre elefante sujetó el brazo del elfo y lo movió ligeramente para apuntar en la dirección correcta -Bueno, puede que haga falta algo de ayuda- Miró al hombre del bigote sospechosamente irreal y luego de nuevo al elfo -Vamos, podría ser peor, algo es mejor que nada- Con aquellas palabras y un beso se despidió de su mujer y se puso en marcha hacia el misterioso almacén.
El elfo no pudo evitar soltar una carcajada cuando escuchó a la mujer vaca decir “Intenta que no te vean”. Algo completamente ilógico pues a un ser tan grande lo podían ver desde Beltrexus, resultaba bastante difícil para él, pasar desapercibido, aunque tal vez si se dejaba crecer un bigote debajo de la trompa…
Trató de acercarse disimuladamente a la pareja hasta caminar casi a un lado de ellos, pero mirando hacia el lado contrario para pasar desapercibido. Así fue como se enteró que estaban sucediendo cosas extrañas, como un hombre que había desaparecido con muy poco sentido, al parecer algo estaba sucediendo y solo había una explicación posible, se trataba de un dragón gigante que se estaba comiendo a los trabajadores, definitivamente tenía que ser eso.
Justo estaba a punto de unirse a la conversación cuando un desconocido de pronunciado bigote se les adelantó, regalándoles además un par de chistes bastante malos -Se Mamut- Murmuró el pelinegro ante los pésimos chistes del señor Bigotes -¿Qué dijiste?- Le increpó el hombre elefante -Al almacén, que se armen las trompadas- Dijo el elfo señalando hacia cualquier dirección, porque no tenía idea de hacia dónde quedaba el fulano almacén.
El hombre elefante sujetó el brazo del elfo y lo movió ligeramente para apuntar en la dirección correcta -Bueno, puede que haga falta algo de ayuda- Miró al hombre del bigote sospechosamente irreal y luego de nuevo al elfo -Vamos, podría ser peor, algo es mejor que nada- Con aquellas palabras y un beso se despidió de su mujer y se puso en marcha hacia el misterioso almacén.
El elfo no pudo evitar soltar una carcajada cuando escuchó a la mujer vaca decir “Intenta que no te vean”. Algo completamente ilógico pues a un ser tan grande lo podían ver desde Beltrexus, resultaba bastante difícil para él, pasar desapercibido, aunque tal vez si se dejaba crecer un bigote debajo de la trompa…
Destino
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Re: Susurros (Hazel Wind & Destino) [Trama Global Objetos Malditos]
Ohm despertó con un dolor agudo palpitándole en la nuca. Sentía la boca seca y ganas de vomitar. Se encontraba en un lugar oscuro, pero no estaba solo, oía a alguien respirar. Sonaba tan magullado como él.
Trató de analizar su situación lo más calmadamente posible: Estaba sentado sobre un suelo frío, pero demasiado firme para ser natural, con las manos atadas a la espalda, que se apoyaba sobre una pared que olía a resina. No lo habían amordazado, lo que probablemente significaba que estaba en un lugar demasiado aislado como para que alguien lo oyera si gritaba pidiendo ayuda, o que habría algún conjuro que impedía que saliera el ruido.
¿Cómo había llegado hasta allí?
Recordaba… Despedirse de Toriel, aquellos dos tipos extraños que quisieron ir con él a investigar los almacenes. ¡Los almacenes! ¿Estaría en uno de esos almacenes? Recuerda, Ohmi, recuerda, lo urgió su propia mente con la voz de su esposa. Habían llegado a la zona de los almacenes, y luego, ¿qué más? Una tenue luz, había gente allí, voces. ¿Qué decían?
—Solo te lo pediré una vez, Krimmer, danos tu parte de la combinación y no te molestaremos más.
—Si creen que voy a entregarles el Collar a una recua de fanáticos…
Un golpe, un gemido. Ohm buscó apresuradamente una ventana, una rendija, algo que le permitiera echar un vistazo al interior de la estancia. Encontró una tabla suelta y la movío con todo el cuidado que sus fuertes manos permitían.
—No te equivoques, Consejero. No necesitamos que colabores. Nos basta con pedir un deseo. ¡Traed el cofre!
¿Deseo? ¿Cofre? Ohm se pegó al hueco que había abierto tratando de ver a la persona que hablaba, pero solo veía tres figuras de espaldas. Una de ellas, la del centro, colgaba de las otras dos como si le costara mantener su propio peso.
Dos personas más se acercaron. Antes de que desaparecieran de su rango de visión, Ohm logró distinguir el pequeño cofre que portaban. Nunca lo había visto antes, pero sospechaba, por las historias de Hont, de qué se trataba.
—Abridlo.
Un chasquido. El sonido de una hoja siendo desenvainada. Un nuevo gemido.
—Te ofrecemos esta vida. Danos lo que su dueño nos ocultaba.
La voz de Krimmer sonó de nuevo, como en un susurro desarticulado:
—Fehu. Ansuz.
—¡NOOOOO!
Ohm oyó su voz antes de darse cuenta de que estaba gritando. Lo siguiente que percibió fue un fuerte golpe en la nuca y, después, todo se volvió negro.
—El Cofre de los Deseos.
Ohm se revolcó, atado como estaba, buscando el contacto con sus compañeros de encierro. Arreó patadas, trompadas, no paró hasta que cayó sobre un bulto caliente.
—¡Despertad! Son ellos, los seguidores del Hombre Muerto. Ya están aquí, Toriel tenía razón. Debemos detenerlos. ¡Debemos arrebatarles el Cofre!
Como bien presentía Destino, acudir a una misión de estas características en compañía de semejante mastodonte puede no haber sido la mejor opción. Pero vean el lado bueno: han encontrado uno de los 19 Objetos que había caído en posesión del Hombre Muerto [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
Ambos despiertan atados y desarmados en la misma habitación y en similares condiciones que Ohm. Descuiden, su inventario se encuentra intacto en la siguiente habitación y podrán recuperarlo en este mismo turno… luego de que logren desatarse en la oscuridad, por supuesto.
Su primer objetivo en esta ronda es escapar, solos o con Ohm. En la siguiente sala, junto con sus cosas, hallarán dos guardias dragón de nivel 3 (caballeros dragón de agua, luchan con espada). Pueden tratar de burlarlos o luchar contra ellos para recuperar lo que les pertenece.
Una vez libres, tienen varias opciones: Pueden olvidar lo que han visto y tratar de conservar el pellejo alejándose del peligro; Pueden ir a contar lo que han visto y solicitar ayuda (¿A quién? Eso se lo dejo a ustedes); O también pueden hacer caso de la urgencia de Ohm y tratar de hacerse con el Cofre de los Deseos ustedes mismos.
Si eligen la última opción, no tendrán problema para localizar el lugar donde lo guardan, pues lo recuerdan de la escena presenciada antes de ser secuestrados. Está cerca, pueden acceder en esta misma ronda. El cofre lo vigilan tres guardias de nivel 3 (caballeros dragón de tierra, combaten con escudo y espada) y su superior, un guerrero dragón humanoide (nivel 6, lucha con maza, pero se ayuda de garras, dientes y cola). Alternativamente, pueden esperar a que vengan por la siguiente ofrenda para el Cofre, quizá tengan suerte.
Si sueltan a Ohm, él irá a por el Cofre, con o sin su ayuda.
Trató de analizar su situación lo más calmadamente posible: Estaba sentado sobre un suelo frío, pero demasiado firme para ser natural, con las manos atadas a la espalda, que se apoyaba sobre una pared que olía a resina. No lo habían amordazado, lo que probablemente significaba que estaba en un lugar demasiado aislado como para que alguien lo oyera si gritaba pidiendo ayuda, o que habría algún conjuro que impedía que saliera el ruido.
¿Cómo había llegado hasta allí?
Recordaba… Despedirse de Toriel, aquellos dos tipos extraños que quisieron ir con él a investigar los almacenes. ¡Los almacenes! ¿Estaría en uno de esos almacenes? Recuerda, Ohmi, recuerda, lo urgió su propia mente con la voz de su esposa. Habían llegado a la zona de los almacenes, y luego, ¿qué más? Una tenue luz, había gente allí, voces. ¿Qué decían?
—Solo te lo pediré una vez, Krimmer, danos tu parte de la combinación y no te molestaremos más.
—Si creen que voy a entregarles el Collar a una recua de fanáticos…
Un golpe, un gemido. Ohm buscó apresuradamente una ventana, una rendija, algo que le permitiera echar un vistazo al interior de la estancia. Encontró una tabla suelta y la movío con todo el cuidado que sus fuertes manos permitían.
—No te equivoques, Consejero. No necesitamos que colabores. Nos basta con pedir un deseo. ¡Traed el cofre!
¿Deseo? ¿Cofre? Ohm se pegó al hueco que había abierto tratando de ver a la persona que hablaba, pero solo veía tres figuras de espaldas. Una de ellas, la del centro, colgaba de las otras dos como si le costara mantener su propio peso.
Dos personas más se acercaron. Antes de que desaparecieran de su rango de visión, Ohm logró distinguir el pequeño cofre que portaban. Nunca lo había visto antes, pero sospechaba, por las historias de Hont, de qué se trataba.
—Abridlo.
Un chasquido. El sonido de una hoja siendo desenvainada. Un nuevo gemido.
—Te ofrecemos esta vida. Danos lo que su dueño nos ocultaba.
La voz de Krimmer sonó de nuevo, como en un susurro desarticulado:
—Fehu. Ansuz.
—¡NOOOOO!
Ohm oyó su voz antes de darse cuenta de que estaba gritando. Lo siguiente que percibió fue un fuerte golpe en la nuca y, después, todo se volvió negro.
—El Cofre de los Deseos.
Ohm se revolcó, atado como estaba, buscando el contacto con sus compañeros de encierro. Arreó patadas, trompadas, no paró hasta que cayó sobre un bulto caliente.
—¡Despertad! Son ellos, los seguidores del Hombre Muerto. Ya están aquí, Toriel tenía razón. Debemos detenerlos. ¡Debemos arrebatarles el Cofre!
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Como bien presentía Destino, acudir a una misión de estas características en compañía de semejante mastodonte puede no haber sido la mejor opción. Pero vean el lado bueno: han encontrado uno de los 19 Objetos que había caído en posesión del Hombre Muerto [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
Ambos despiertan atados y desarmados en la misma habitación y en similares condiciones que Ohm. Descuiden, su inventario se encuentra intacto en la siguiente habitación y podrán recuperarlo en este mismo turno… luego de que logren desatarse en la oscuridad, por supuesto.
Su primer objetivo en esta ronda es escapar, solos o con Ohm. En la siguiente sala, junto con sus cosas, hallarán dos guardias dragón de nivel 3 (caballeros dragón de agua, luchan con espada). Pueden tratar de burlarlos o luchar contra ellos para recuperar lo que les pertenece.
Una vez libres, tienen varias opciones: Pueden olvidar lo que han visto y tratar de conservar el pellejo alejándose del peligro; Pueden ir a contar lo que han visto y solicitar ayuda (¿A quién? Eso se lo dejo a ustedes); O también pueden hacer caso de la urgencia de Ohm y tratar de hacerse con el Cofre de los Deseos ustedes mismos.
Si eligen la última opción, no tendrán problema para localizar el lugar donde lo guardan, pues lo recuerdan de la escena presenciada antes de ser secuestrados. Está cerca, pueden acceder en esta misma ronda. El cofre lo vigilan tres guardias de nivel 3 (caballeros dragón de tierra, combaten con escudo y espada) y su superior, un guerrero dragón humanoide (nivel 6, lucha con maza, pero se ayuda de garras, dientes y cola). Alternativamente, pueden esperar a que vengan por la siguiente ofrenda para el Cofre, quizá tengan suerte.
Si sueltan a Ohm, él irá a por el Cofre, con o sin su ayuda.
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Re: Susurros (Hazel Wind & Destino) [Trama Global Objetos Malditos]
La misión había sido un completo éxito, había logrado ingresar a los almacenes, solo para ser recibido con una escena bastante preocupante, mientras observaban en silencio para intentar recabar la mayor información posible el buen mamut grito al presenciar la ejecución y antes de poder reaccionar un golpe en la nuca le dejo inconsciente.
-¿Enserio era necesario que gritaras así?, mantén silencio antes que nos golpeen de nuevo, ya estoy viendo como salir de acá- reclamaría el rubio fulanito al momento que despertaba, gracias a sus ojos de elfo veía solo a medias ya que se había cubierto uno de los ojos con un parche,Zelas Cosme se esforzaba en frotar su enguantado dedo índice contra la cuerda que le amarraba, era solo cuestión de minutos para cortar parte de la cuerda que le retenía y se alegraba de haber invertido en aquellos accesorios.
-Pss... Destino, te encuentras bien- preguntaba mientras seguía frotando ese enguantado dedo al cual en tiempos mejores le había dado otros usos(?), luego de cortar parte de la cuerda comenzó a flexionar sus músculos y mediante el uso de la fuerza bruta se libero de las cuerdas, acto seguido cambio el parche de ojo y su ojo finalmente le mostro lo que había a su alrededor(1) una habitación muy oscura, Destino y el hombre Mamut, una puerta y por lo que podía percibir del otro lado de ella estaban sus cosas(2).
-Bien, necesitamos salir... pero todavía no, tengo una "idea" les ayudare a desatarse, si es que ya no lo han hecho, pero deben darme unos minutos para generar una distracción, cuando les diga cargamos con todo contra esa puerta- comento hablando bajito, mientras con una mano intentaba desatar al hombre mamut, con la otra estiraba su mano para intentar percibir el leve vinculo de éter que debía existir con sus espadas que había dejado atrás utilizo de canalizador la espada que estaba mas cerca, en base a ella finos y casi imperceptibles hilos de éter comenzaron a recorrer distancias, que Zelas no sabría reconocer, solo debía concentrarse hasta sentir ese algo que le daba la certeza de que las tenia..... y entonces sucedió y tiro de ellas(3), -Bien, vamos a abrir la puerta para recuperar nuestras cosas... creo que tengo otro dedo para eso- mientrasZelas Cosme buscaba en que dedo estaba escondida la ganzúa, Ohm impaciente debido a la urgencia que sentía simplemente pateo esta abriéndola de par en par y alertando a quienes se encontraban al otro lado de la puerta.
-Seguidores del hombre muerto, prepárense para ser como el!-
-O podemos patear la puerta claro-
-Atrápalos con vida, son deseos gratis!- exclamaría uno de los guardias del lugar
uno de ellos se abalanzaría directamente contra Cosme quien ahora usaría nuevamente su habilidad para llamar a la espada que estaba mas cerca(3.1) chocando espadas logro mantener la atención del guardia el tiempo suficiente para que Ohm con uno de sus colmillos perforara su corazón al enterrarlo en la axila del guardia.
-Prometo no volver a hacer un chiste sobre ti de nuevo- exclamo el buen Cosme mientras veía a Destino lidiar con el otro guardia Zelas comenzó a ponerse su arnés donde llevaba la mayoría de sus cosas de utilidad, y recupero la bolsita del kit de disfraces, aquella idea de disfrazarse le venia de 10 aunque sentía que el bigote y la barba comenzarían a despegársele en cualquier momento, tendría que arriesgarse a perderlos en el camino.
-Bueno vamos por el cofre no debe estar lejos-
-Malditos! entreguen el cofre de una buena vez!!-
-y así perdemos el elemento sorpresa una vez mas... aunque aun nos queda una idea... pero no se si funcione sin la llave
Exclamo el buen Cosme mientras salían de ahí en dirección al cofre, cuando se encontraron frente a frente con los custodiadores del cofre Zelas grito -Invoco a Rauko en modo de ataque!!!- y entonces...... No paso nada, todos se le quedaron mirando por unos segundos antes de que el rubio con un parche en el ojo rompiera el silencio nuevamente.
-¿Soy el único que escucha el sonido de metal chocando entre si que cada vez se escucha mas cerca?- entonces fue atropellado por una amalgama de metal compuesta de sus propias espadas que intentaban unirse sin éxito, rápidamente comenzó a hacer las uniones necesarias y luego sacudiéndose un poco la vergüenza, se puso de pie para blandir la Zumbanana Final, la misión era clara, debían obtener ese cofre a como de lugar, sin embargo, Zelas no estaba seguro si tenían los mismos motivos para recuperarlo.
off: habs y cosas
1_Ojos de elfo
2_Don mágico
3 y 3.1 retorno.
+ recupero mis cositas, pero me temo que el bigote y la barba no duraran mucho mas T-T, ah no creo que sea muy relevante pero cambie mi parche al otro ojo(?)
-¿Enserio era necesario que gritaras así?, mantén silencio antes que nos golpeen de nuevo, ya estoy viendo como salir de acá- reclamaría el rubio fulanito al momento que despertaba, gracias a sus ojos de elfo veía solo a medias ya que se había cubierto uno de los ojos con un parche,
-Pss... Destino, te encuentras bien- preguntaba mientras seguía frotando ese enguantado dedo al cual en tiempos mejores le había dado otros usos(?), luego de cortar parte de la cuerda comenzó a flexionar sus músculos y mediante el uso de la fuerza bruta se libero de las cuerdas, acto seguido cambio el parche de ojo y su ojo finalmente le mostro lo que había a su alrededor(1) una habitación muy oscura, Destino y el hombre Mamut, una puerta y por lo que podía percibir del otro lado de ella estaban sus cosas(2).
-Bien, necesitamos salir... pero todavía no, tengo una "idea" les ayudare a desatarse, si es que ya no lo han hecho, pero deben darme unos minutos para generar una distracción, cuando les diga cargamos con todo contra esa puerta- comento hablando bajito, mientras con una mano intentaba desatar al hombre mamut, con la otra estiraba su mano para intentar percibir el leve vinculo de éter que debía existir con sus espadas que había dejado atrás utilizo de canalizador la espada que estaba mas cerca, en base a ella finos y casi imperceptibles hilos de éter comenzaron a recorrer distancias, que Zelas no sabría reconocer, solo debía concentrarse hasta sentir ese algo que le daba la certeza de que las tenia..... y entonces sucedió y tiro de ellas(3), -Bien, vamos a abrir la puerta para recuperar nuestras cosas... creo que tengo otro dedo para eso- mientras
-Seguidores del hombre muerto, prepárense para ser como el!-
-O podemos patear la puerta claro-
-Atrápalos con vida, son deseos gratis!- exclamaría uno de los guardias del lugar
uno de ellos se abalanzaría directamente contra Cosme quien ahora usaría nuevamente su habilidad para llamar a la espada que estaba mas cerca(3.1) chocando espadas logro mantener la atención del guardia el tiempo suficiente para que Ohm con uno de sus colmillos perforara su corazón al enterrarlo en la axila del guardia.
-Prometo no volver a hacer un chiste sobre ti de nuevo- exclamo el buen Cosme mientras veía a Destino lidiar con el otro guardia Zelas comenzó a ponerse su arnés donde llevaba la mayoría de sus cosas de utilidad, y recupero la bolsita del kit de disfraces, aquella idea de disfrazarse le venia de 10 aunque sentía que el bigote y la barba comenzarían a despegársele en cualquier momento, tendría que arriesgarse a perderlos en el camino.
-Bueno vamos por el cofre no debe estar lejos-
-Malditos! entreguen el cofre de una buena vez!!-
-y así perdemos el elemento sorpresa una vez mas... aunque aun nos queda una idea... pero no se si funcione sin la llave
Exclamo el buen Cosme mientras salían de ahí en dirección al cofre, cuando se encontraron frente a frente con los custodiadores del cofre Zelas grito -Invoco a Rauko en modo de ataque!!!- y entonces...... No paso nada, todos se le quedaron mirando por unos segundos antes de que el rubio con un parche en el ojo rompiera el silencio nuevamente.
-¿Soy el único que escucha el sonido de metal chocando entre si que cada vez se escucha mas cerca?- entonces fue atropellado por una amalgama de metal compuesta de sus propias espadas que intentaban unirse sin éxito, rápidamente comenzó a hacer las uniones necesarias y luego sacudiéndose un poco la vergüenza, se puso de pie para blandir la Zumbanana Final, la misión era clara, debían obtener ese cofre a como de lugar, sin embargo, Zelas no estaba seguro si tenían los mismos motivos para recuperarlo.
off: habs y cosas
1_Ojos de elfo
2_Don mágico
3 y 3.1 retorno.
+ recupero mis cositas, pero me temo que el bigote y la barba no duraran mucho mas T-T, ah no creo que sea muy relevante pero cambie mi parche al otro ojo(?)
Zelas Hazelmere
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Re: Susurros (Hazel Wind & Destino) [Trama Global Objetos Malditos]
El lugar era oscuro y tenebroso, pero aquello no detendría a Destino de ninguna manera, sus armas no estaban, pero no las necesitaba, él era el arma, miró a los dos soldados de manera intimidante y estos huyeron aterrados mientras el pelinegro se abría paso en medio del caos, todos los que lo veía, huían entre gritos de espanto y sufrimiento, sabían quién era, lo reconocían, el sobreviviente del gremio de asesinos, el portador de la muerte, el heraldo de la destrucción, el cofre de los deseos… -Espera ¿qué?- Murmuró mientras masticaba saliva y se daba la vuelta para el otro lado, revolcándose en el suelo donde estaba amordazado y dormido.
No, joven, ahora no queremos, vuelva luego- Murmuró medio dormido al escuchar un fuerte grito seguido de un golpe, se arrepintió de no haber matado a sus vecinos al tener oportunidad y trató de subir las manos para tapar sus oídos, entonces notó un par de detalles angustiantes, en primer lugar, sí había matado a sus vecinos, y en segundo, sus manos no llegaban a su cabeza, estaba atado… o sus brazos se habían hecho más corto… o los fantasmas de sus vecinos se los estaban sujetando, cualquier cosa era posible en aquella oscuridad.
Finalmente, Destino cayó en cuenta de la situación, habían sido capturados, posiblemente por culpa del mastodonte, o del sujeto del parche en el ojo, aunque Destino logró presenciar lo que parecía ser un milagro, el ojo malo de aquel sujeto se había sanado -Oh sí- Dijo antes de notar que en consecuencia, había perdido el otro ojo -Oh no- No todo podía ser tan perfecto -Destino no necesita ayuda, todo está bajo control, la ayuda es para los débiles- Dijo el elfo mientras se giraba para colocar las manos atadas más cerca del bigotudo esperando que le ayudara a desatarse.
Algo terrible estaba sucediendo en la habitación adjunta, con algo de ayuda logró liberarse de los amarres y estuvo listo para seguir a los otros hasta la siguiente habitación. No tenía sus armas, pero sí algo mejor, aliados a los que podría sacrificar en el camino para salvar su vida. De cualquier modo, Destino podía sentir que sus armas estaban cerca, no sabría explicar cómo lo sabía, son cosas suyas, pero es bastante conveniente para la trama.
Siguió a sus compañeros hasta la siguiente sala donde se encontraron con un par de guardias y sus armas (las de ellos, no las de los guardias, aunque los guardias también tenían armas pero eran de ellos, de los guardias, no de, bueno en fin) el tuerto y el toro se lanzaron al ataque contra uno de los sujetos, así que Destino decidió enfrentar al otro para evitar que interfiriera con la batalla de sus compañeros. El pelinegro corrió para interceptar al guerrero interponiéndose en su camino a los otro y antes de llegar se deslizó por el piso para obstruir los pies del guardia y hacerlo caer.
Lamentablemente el elfo no contaba con la reacción de su oponente quien dio un salto para evitar ser derribado, todo sucedía tan rápido que Destino solo pensó en apoyar una mano en el piso para impulsarse y levantar la otra intentando alcanzar el cuerpo de su presa, y vaya que lo alcanzó, aunque no donde esperaba ni como esperaba, el puño cerrado del elfo impactó con fuerza en la entrepierna del guardia, quien incapaz de protegerse perdió el equilibrio y cayó al piso con sus rodillas a las que siguió su cara.
La aparatosa caída fue seguida de un grito de dolor, aunque sería difícil decir si el grito era por el dolor de la caída o el golpe en la entrepierna, de cualquier manera, el objetivo estaba logrado, el hombre reposaba en el suelo apoyado sobre sus rodillas y su cara, con el trasero tan levantado que solo había una cosa por hacer. Destino avanzó con determinación y firmeza para arremeter nuevamente con una patada contra la ya lastimada entrepierna del guardia, y ya que estaba, una patada más no sobraría de ningún modo, y otra más, aunque luego de algunas el hombre ya no sufría.
Destino tomó sus espadas y se preparó para seguir a la siguiente sala, el bigotudo deseaba encargarse de abrir la puerta pero el mamut fue más efectivo -No hace falta llave, él es la llave- Añadió a la escena mientras entraban a la siguiente habitación en donde la salida no parecía ser tan sencilla como la de antes, y es que uno de aquellos enemigos tenía un aura bastante intimidante que incluso hizo retroceder al elfo, el cual apretó con fuerza las dos espadas que llevaba en sus manos y se preparó para una batalla difícil.
Eran más que nosotros, y uno parecía bastante fuerte, pero una ayuda inesperada estaba a punto de llegar, los enemigos podían ser muchos, podían ser más fuertes, más rápidos, pero el equipo de Destino tenía algo con lo que no contaban, tenían un Rauko. El pelinegro comenzó a reír como villano esperando la entrada del joven elfo pero éste no llegaba, continuó riendo aunque con una clara expresión de nervios mientras miraba al bigotudo en busca de alguna señal -¡Que invoca a un Rauko, dijo!- Repitió Destino en voz alta pero en lugar del elfo, llegó un amasijo de espadas ¿acaso eso era un Rauko también?
No, joven, ahora no queremos, vuelva luego- Murmuró medio dormido al escuchar un fuerte grito seguido de un golpe, se arrepintió de no haber matado a sus vecinos al tener oportunidad y trató de subir las manos para tapar sus oídos, entonces notó un par de detalles angustiantes, en primer lugar, sí había matado a sus vecinos, y en segundo, sus manos no llegaban a su cabeza, estaba atado… o sus brazos se habían hecho más corto… o los fantasmas de sus vecinos se los estaban sujetando, cualquier cosa era posible en aquella oscuridad.
Finalmente, Destino cayó en cuenta de la situación, habían sido capturados, posiblemente por culpa del mastodonte, o del sujeto del parche en el ojo, aunque Destino logró presenciar lo que parecía ser un milagro, el ojo malo de aquel sujeto se había sanado -Oh sí- Dijo antes de notar que en consecuencia, había perdido el otro ojo -Oh no- No todo podía ser tan perfecto -Destino no necesita ayuda, todo está bajo control, la ayuda es para los débiles- Dijo el elfo mientras se giraba para colocar las manos atadas más cerca del bigotudo esperando que le ayudara a desatarse.
Algo terrible estaba sucediendo en la habitación adjunta, con algo de ayuda logró liberarse de los amarres y estuvo listo para seguir a los otros hasta la siguiente habitación. No tenía sus armas, pero sí algo mejor, aliados a los que podría sacrificar en el camino para salvar su vida. De cualquier modo, Destino podía sentir que sus armas estaban cerca, no sabría explicar cómo lo sabía, son cosas suyas, pero es bastante conveniente para la trama.
Siguió a sus compañeros hasta la siguiente sala donde se encontraron con un par de guardias y sus armas (las de ellos, no las de los guardias, aunque los guardias también tenían armas pero eran de ellos, de los guardias, no de, bueno en fin) el tuerto y el toro se lanzaron al ataque contra uno de los sujetos, así que Destino decidió enfrentar al otro para evitar que interfiriera con la batalla de sus compañeros. El pelinegro corrió para interceptar al guerrero interponiéndose en su camino a los otro y antes de llegar se deslizó por el piso para obstruir los pies del guardia y hacerlo caer.
Lamentablemente el elfo no contaba con la reacción de su oponente quien dio un salto para evitar ser derribado, todo sucedía tan rápido que Destino solo pensó en apoyar una mano en el piso para impulsarse y levantar la otra intentando alcanzar el cuerpo de su presa, y vaya que lo alcanzó, aunque no donde esperaba ni como esperaba, el puño cerrado del elfo impactó con fuerza en la entrepierna del guardia, quien incapaz de protegerse perdió el equilibrio y cayó al piso con sus rodillas a las que siguió su cara.
La aparatosa caída fue seguida de un grito de dolor, aunque sería difícil decir si el grito era por el dolor de la caída o el golpe en la entrepierna, de cualquier manera, el objetivo estaba logrado, el hombre reposaba en el suelo apoyado sobre sus rodillas y su cara, con el trasero tan levantado que solo había una cosa por hacer. Destino avanzó con determinación y firmeza para arremeter nuevamente con una patada contra la ya lastimada entrepierna del guardia, y ya que estaba, una patada más no sobraría de ningún modo, y otra más, aunque luego de algunas el hombre ya no sufría.
Destino tomó sus espadas y se preparó para seguir a la siguiente sala, el bigotudo deseaba encargarse de abrir la puerta pero el mamut fue más efectivo -No hace falta llave, él es la llave- Añadió a la escena mientras entraban a la siguiente habitación en donde la salida no parecía ser tan sencilla como la de antes, y es que uno de aquellos enemigos tenía un aura bastante intimidante que incluso hizo retroceder al elfo, el cual apretó con fuerza las dos espadas que llevaba en sus manos y se preparó para una batalla difícil.
Eran más que nosotros, y uno parecía bastante fuerte, pero una ayuda inesperada estaba a punto de llegar, los enemigos podían ser muchos, podían ser más fuertes, más rápidos, pero el equipo de Destino tenía algo con lo que no contaban, tenían un Rauko. El pelinegro comenzó a reír como villano esperando la entrada del joven elfo pero éste no llegaba, continuó riendo aunque con una clara expresión de nervios mientras miraba al bigotudo en busca de alguna señal -¡Que invoca a un Rauko, dijo!- Repitió Destino en voz alta pero en lugar del elfo, llegó un amasijo de espadas ¿acaso eso era un Rauko también?
Destino
Maestro de las Mil Espadas
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Re: Susurros (Hazel Wind & Destino) [Trama Global Objetos Malditos]
☬❈✾ Rauko y su glorioso discurso
Tenía el discurso preparado. Era uno tan excelente y conmovedor que dudar de su efectividad sería una muestra de locura. Sí, entraría en la instancia donde se encontraba aquel sujeto, cuyo nombre completo no recuerdo pero que comenzaba con K, y sería el éxito, tal como debía ser.
Y entonces entré y descubrí la tragedia: no había nadie para escuchar mi gran discurso.
Pero la decepción fue fugaz. Pronto cobré consciencia de la gravedad de la situación. La paranoia se me disparó mientras barría el lugar con la mirada, con una mano convertida en una linterna mágica improvisada y presionaba mis labios con el pulgar de la otra. ¿El Hombre Muerto actuó con viveza? ¿O Señor K fue traicionado por su propia gente? ¿Por qué nunca dije «olé» mientras esquivaba las embestidas del toro?
Me alejé de la habitación enseguida, sin saber a dónde ir. Reportar lo encontrado a los que estuvieran más cerca fue la primera opción que deseché: los dragones no tendrían pruebas, pero tampoco dudas para declararme culpable. Informar a los brujos también fue una idea rechazada: luego del toreo empecé a desconfiar de ellos, aunque no sabía exactamente el motivo.
«Espera, esto podría ser bueno», me dije, deteniéndome a mitad del pasillo y volviendo la vista. «Pero solo si Señor K sigue con vida».
No lo dudé más. Decidí ir por quien ya debía entender el punto de mi discurso oblivionado.
Mientras avanzaba como si tuviera alguna idea de a dónde ir, pensé en alguna forma de comunicarme con Xana sin perder tiempo. Esa forma existía, pero no sabía si ella ayudaría a hacerlo posible. «No vale la pena pensarlo demasiado», concluí, «solo debo intentarlo».
No tenía ningún discurso preparado. Nada excelente ni conmovedor para siquiera presagiar un futuro éxito. Sí, entraría en la instancia donde se encontraba el consejero Zeuger y blandiría sus palabras mediante la improvisación, tal como no debía ser.
Y entonces entró y descubrió la tragedia: Zeuger, que resultaba ser ahora una mujer y estuve equivocado pensado que era hombre, no parecía estar de humor para platicar.
Xana contuvo la respiración por un instante en el que sintió que no debía estar ahí. Esforzándose en mantener una máscara estoica ante los ojos de Zeuger, ante esa mirada que le evocaba amargos recuerdos de la vida como oblivionada y como nigromante, avanzó hasta sentarse delante del escritorio. Aunque no se movió con especial celeridad, sí habló antes de tomar asiento.
–No exactamente –le contestó a la malhumorada no malhumorado–. Me decanto más por usar los objetos para enfrentar al Hombre Muerto. A veces los enemigos no pueden derrotarse sin usar recursos específicos; lo entendí con los Jinetes Oscuros. Pero… –Se detuvo un instante a sopesar cómo continuar sin parecer demasiado crítica con los fracasos de Dundarak–. Como sea, no vine a la isla para esto –dijo renunciando a la línea pensada–. Lo que más deseo es que podamos evitar el conflicto.
Apoyó sus antebrazos en las rodillas, lo cual aprovecho para no tener un párrafo con mucho texto.
–Temo que no importe a qué acuerdo lleguen mañana –prosiguió–: ya vi que en esta isla hay personas a las que no les faltan ganas de atacar a los catedráticos sin importar qué. Uno ya nos atacó hace poco. Y los brujos quizás vayan más allá de la diplomacia si uno de ellos termina creyendo que ustedes son irracionales.
» Sea como sea, si terminamos luchando entre nosotros mismos, nuestro verdadero enemigo tendría no solo la ventaja que no tuvo Thariza cuando enfrentó a una fuerza unida, sino que ahora hay un mayor botín para él. Ganaría, quizás hasta sin luchar, y poco importaría lo que pensáramos hacer con los objetos. –Dirigió la mirada hacia los ojos de Zeuger, que seguía sin ser hombre y, para el pesar de Xana, sin desviar la mayor parte de su atención de los documentos–. Por eso estoy aquí. Me gustaría que podamos asegurarnos de que en estas negociaciones…
Sintió ondas de éter lamer su cabeza desde todas direcciones, empezando desde abajo, y luego calando en carne y el cráneo, pero incapaz de alcanzar su mente. Miró su collar y notó en ella un aura, invisible para el resto en la habitación. Su primera reacción fue intentar repeler esa energía con éter propio.
Pero se acabó el tiempo. Alguien más llegó y Zeuger le pidió a Xana que se marchara. La elfa apenas pudo ocultar su sorpresa e incredulidad, pero tampoco deseó insistir. Guardándose para sí lo petulante que le parecía Zeuger, se levantó y partió de la habitación. En el camino volvió a centrar la atención en el collar, que sí insistía en establecer comunicación, y a Xana eso también le pareció molesto, aunque sabía que podría tratarse de algo importante.
Sorteó a las dos personas en la puerta, apenas escuchando lo que decían, mientras intentaba dejar en su mente solo lo que quería que pudiera conocerse. Entonces dejó entrar las ondas de éter.
Fue invadida de confusión. Luego vio las imágenes de la habitación destruida de Krimmer y, por último, los lacónicos pensamientos de quien lo buscaría, cada uno menos definido que el anterior, hasta que la conexión se rompió cuando la distancia entre ambas mentes fue demasiada.[1]
Sin pensarlo, se apresuró en volver a la habitación. Una vez en la puerta dijo con urgencia:
–¡Acaban de informarme que Krimmer ha desaparecido! Su habitación está hecha un desastre… y hasta hay sangre.
–Maldición, se cortó la señal –me quejé sacudiendo mi collar. «¿Y dónde demonios estoy?», me pregunté mirando en derredor. «¿Esa no es otra vez la habitación de Señor K?», temí, pero pronto me alivié descubriendo que no lo era. «Maldito volcán. Es un laberinto demasiado confuso».
De pronto vi acercarse un frenético torbellino de espadas volando en mi dirección. Salté hacia un lado y pegué mi espalda en la pared. Cuando las cuchillas pasaron las reconocí. «Zelas está en problemas», fue mi primer pensamiento. «Quizás esto esté relacionado con Señor K», fue lo que me impulsó a correr detrás de las armas.
En el camino alcé una mano para llamar a mi Doppelsäbel.[2] Por desgracia, mi espada solo viajaba en línea recta hacia mí, pudiendo atascarse con cualquier obstáculo. Desistí tras un par de intentos y toqué mi guante Retniw. «Contigo deberá ser suficiente», decidí.
Las espadas voladoras no tardaron en llegar a su destino muy cerca de Destino. Ahí también estaba el desconocido que se parecía a Zelas y otros guardias dragón. Y, además, había un elefante en la habitación que no se podía ignorar.
Afiancé mis pies y expulsé éter al frente para frenar de golpe. Observé desde lejos intentando comprender la situación. No es que tampoco desconfiara de los dragones luego del toreo, pero tampoco podía asegurar que el elefante, Destino y quien se parecía a Zelas no hubieran causado problemas ellos mismos.
Convenientemente, el mamut acusó a aquellos dragones de estar del lado del Hombre Muerto. Mis ojos se abrieron más.
Opté por hacerme etéreo.[3] Me sumergí bajo tierra y me acerqué a ellos. Un instante después emergí y me materialicé al frente de quienes habían evocado mi presencia en posición de ataque, desprendiendo brillitos para ser más vistoso.
–¡Protejan el cofre! –ordenó a sus camaradas el semidragón mientras le crecía una cola larga, gruesa y escamosa.
Los otros tres dieron simultáneamente un golpe a sus escudos con sus espadas y formaron una línea defensiva.
Con la punta de mi pie derecho di unos golpecitos al suelo, aparentemente relajado. Entonces me disparé al frente propulsado con éter.
El semidragón atacó con su maza. Evadí con un giro y di un gran salto para pasar sobre él. Algo me detuvo abruptamente en el aire sujetando mi pierna. Era su cola. Y me lanzó al suelo, a donde, a la vez, emergió una estalagmita.
Expulsé una ráfaga de éter para volar de vuelta hacia el semidragón, con mis piernas juntas apuntando a su cara.[4] Una columna de tierra emergió entre ambos, en la que terminé apoyando mis pies, agarrando la cola del dragón y saltando como resorte. El semidragón fue jalado y se estrelló con la columna, soltándome luego a mí y su arma en su aturdimiento.
Tomé el mazo, corrí hacia un caballero y di un estridente mazado a su escudo, impeliéndolo un metro y medio. Su metal me arrojó una nube de polvo salido de la nada. Retrocedí con un salto y cerré los ojos instintivamente. Emané éter para alejar la suciedad. Abrí los ojos a tiempo para ver a un segundo caballero lanzarme una estocada. Con un giro lo esquivé, me coloqué a su espalda y golpeé su casco con el mazo cargado de energía, que luego arrojé a la cara del primer dragón. Este alzó su escudo. Le disparé un rayo de luz a sus piernas desprotegidas.[5]
El tercer caballero dio un pisotón. Parte del piso bajo mis pies se giró, catapultándome hacia este dragón, que también se preparó para recibirme con un escudo adornado de largas espinas recién generadas.
Cambié la dirección del rayo de luz. El tercer caballero lo recibió en su espalda y la explosión lo mandó girando en mi dirección. Mientras, me propulsé hacia abajo y me deslicé por el suelo. Derribé al caballero y, tras impregnar con éter su peto en el contacto, usé piernas y brazos potenciados para lanzárselo al de la estocada. Cuando aterrizó cerca del otro, el éter se liberó en una explosión que golpeó a ambos.[6]
Reemprendí una carrera hacia el primer dragón, que al parecer había repelido la maza con éxito. Con otro pisotón, en el piso entre él y yo hizo emerger cientos de púas. Di un gran salto para pasar sobre ellas. El dragón alzó su espada y las púas se dispararon hacia el techo. Acrecenté mi éter en mi piel para endurecerme y acelerar la curación, haciendo insignificante a la amenaza.[7]
Y luego impacté contra el caballero. Cayó sobre su espalda, conmigo aplastándolo, apenas separados por su escudo y envueltos en nube de polvo que no traspasaba mi aura.
Escuché los pasos pesados y rápidos del semidragón acercándose. Impregné con éter el escudo y salté cuando lo hice estallar.[6] Eso golpeó contra el suelo al caballero, repelió al semidragón y me lanzó hacia arriba.
Con un giro mis pies tocaron el techo, en el que me apoyé para saltar hacia el semidragón. Él me arrojó un coletazo. Esquivé virando hacia abajo.[4] Aterricé rodando por el suelo, trasformé a Retniw en espada[8] y me propulsé buscando seccionar las piernas escamosas.
Con un salto veloz pasó sobre mí y, en el aire, lanzó otro coletazo. Me adelanté disparándole un rayo de luz explosivo.[5] Lo hice elevarse, pero no antes de recibir su azote aplastante en mi torso, sacándome el aire y doliendo mucho más de lo que esperé aun con mi fortalecimiento.
Me obligué a reaccionar enseguida. Acrecenté mi éter, me disparé hacia el semidragón, concentré en mi espada la energía desbordante y ejecuté un tajo centelleante.[9] La explosión lo mandó a caer pesadamente sobre el caballero polvoroso.
–Victoria perfecta –exhalé al aterrizar, empezando a sentir el cansancio acumulado.
Sorprendiéndome, la bestia se reincorporó, transformó sus piernas a robustas patas de dragón, tomó su mazo con la cola y regresó, más feroz y veloz, ignorando el largo corte en su pecho. Manteniendo su torso inclinado hacia mí, inició una frenética ofensiva en la que sus garras buscaban mis piernas mientras su cola blandía el mazo contra mi cabeza.
Solo podía repeler los mazazos y retroceder, algo similar que con el toro. Solo debía esperar el momento oportuno, pero el agotamiento estaba empezando a serme un problema.
Un repentino dolor desgarrador me arrancó un gruñido: sus garras crecieron el triple de golpe y abrieron mi rodilla derecha. Tuve que apoyarme con mi otra pierna y propulsarme con más éter que antes.
Ya no podía seguir su ritmo. El esperado momento oportuno debía hacerlo yo mismo ahora, dándolo todo, o perdería.
Chasqueé los dedos. Un legendario gato salió de mi bolsillo, directo a la cara reptiliana.[10] Se esfumó antes de ser alcanzado por colmillos, pero me brindó el momento, apenas un instante en que el dragón no pudo verme y reaccionar, para realizar un corte giratorio, con toda la fuerza y velocidad de mis músculos y mi magia.
En un parpadeo, Retniw quebró las garras, atravesó escamas y carne hasta haber hendido desde las manos hasta los codos, desencadenando un gran rugido del dragón.[11]
Y continué el giro.
Su cola descendió hacia mí y la repelí con otra explosión luminosa.[12] El mazo voló lejos de él.
En otro parpadeo, aunque fallando en decapitarlo, dibujé una línea roja que borró sus ojos.[11] El rugido se acrecentó.
Y con otra liberación de éter salté hacia él.[4] Se giró y eso me hizo perforar uno de sus hombros en lugar de su corazón.
Entonces un coletazo lateral me derribó quebrándome la pierna buena. Precedido por el sonoro crujido, solté un gruñido que mutó a grito.
El dragón no esperó para abalanzarse sobre mí.
Y un inesperado mamut lo mandó a dormir con una embestida.
De entre todas las cosas, lo que pensé en ese momento fue… Bueno, no importa qué pensé. Esto ya es demasiado texto.
Y entonces entré y descubrí la tragedia: no había nadie para escuchar mi gran discurso.
Pero la decepción fue fugaz. Pronto cobré consciencia de la gravedad de la situación. La paranoia se me disparó mientras barría el lugar con la mirada, con una mano convertida en una linterna mágica improvisada y presionaba mis labios con el pulgar de la otra. ¿El Hombre Muerto actuó con viveza? ¿O Señor K fue traicionado por su propia gente? ¿Por qué nunca dije «olé» mientras esquivaba las embestidas del toro?
Me alejé de la habitación enseguida, sin saber a dónde ir. Reportar lo encontrado a los que estuvieran más cerca fue la primera opción que deseché: los dragones no tendrían pruebas, pero tampoco dudas para declararme culpable. Informar a los brujos también fue una idea rechazada: luego del toreo empecé a desconfiar de ellos, aunque no sabía exactamente el motivo.
«Espera, esto podría ser bueno», me dije, deteniéndome a mitad del pasillo y volviendo la vista. «Pero solo si Señor K sigue con vida».
No lo dudé más. Decidí ir por quien ya debía entender el punto de mi discurso oblivionado.
Mientras avanzaba como si tuviera alguna idea de a dónde ir, pensé en alguna forma de comunicarme con Xana sin perder tiempo. Esa forma existía, pero no sabía si ella ayudaría a hacerlo posible. «No vale la pena pensarlo demasiado», concluí, «solo debo intentarlo».
♆✧ Xana, una sola cosa tenías que hacer
No tenía ningún discurso preparado. Nada excelente ni conmovedor para siquiera presagiar un futuro éxito. Sí, entraría en la instancia donde se encontraba el consejero Zeuger y blandiría sus palabras mediante la improvisación, tal como no debía ser.
Y entonces entró y descubrió la tragedia: Zeuger, que resultaba ser ahora una mujer y estuve equivocado pensado que era hombre, no parecía estar de humor para platicar.
Xana contuvo la respiración por un instante en el que sintió que no debía estar ahí. Esforzándose en mantener una máscara estoica ante los ojos de Zeuger, ante esa mirada que le evocaba amargos recuerdos de la vida como oblivionada y como nigromante, avanzó hasta sentarse delante del escritorio. Aunque no se movió con especial celeridad, sí habló antes de tomar asiento.
–No exactamente –le contestó a la malhumorada no malhumorado–. Me decanto más por usar los objetos para enfrentar al Hombre Muerto. A veces los enemigos no pueden derrotarse sin usar recursos específicos; lo entendí con los Jinetes Oscuros. Pero… –Se detuvo un instante a sopesar cómo continuar sin parecer demasiado crítica con los fracasos de Dundarak–. Como sea, no vine a la isla para esto –dijo renunciando a la línea pensada–. Lo que más deseo es que podamos evitar el conflicto.
Apoyó sus antebrazos en las rodillas, lo cual aprovecho para no tener un párrafo con mucho texto.
–Temo que no importe a qué acuerdo lleguen mañana –prosiguió–: ya vi que en esta isla hay personas a las que no les faltan ganas de atacar a los catedráticos sin importar qué. Uno ya nos atacó hace poco. Y los brujos quizás vayan más allá de la diplomacia si uno de ellos termina creyendo que ustedes son irracionales.
» Sea como sea, si terminamos luchando entre nosotros mismos, nuestro verdadero enemigo tendría no solo la ventaja que no tuvo Thariza cuando enfrentó a una fuerza unida, sino que ahora hay un mayor botín para él. Ganaría, quizás hasta sin luchar, y poco importaría lo que pensáramos hacer con los objetos. –Dirigió la mirada hacia los ojos de Zeuger, que seguía sin ser hombre y, para el pesar de Xana, sin desviar la mayor parte de su atención de los documentos–. Por eso estoy aquí. Me gustaría que podamos asegurarnos de que en estas negociaciones…
Sintió ondas de éter lamer su cabeza desde todas direcciones, empezando desde abajo, y luego calando en carne y el cráneo, pero incapaz de alcanzar su mente. Miró su collar y notó en ella un aura, invisible para el resto en la habitación. Su primera reacción fue intentar repeler esa energía con éter propio.
Pero se acabó el tiempo. Alguien más llegó y Zeuger le pidió a Xana que se marchara. La elfa apenas pudo ocultar su sorpresa e incredulidad, pero tampoco deseó insistir. Guardándose para sí lo petulante que le parecía Zeuger, se levantó y partió de la habitación. En el camino volvió a centrar la atención en el collar, que sí insistía en establecer comunicación, y a Xana eso también le pareció molesto, aunque sabía que podría tratarse de algo importante.
Sorteó a las dos personas en la puerta, apenas escuchando lo que decían, mientras intentaba dejar en su mente solo lo que quería que pudiera conocerse. Entonces dejó entrar las ondas de éter.
Fue invadida de confusión. Luego vio las imágenes de la habitación destruida de Krimmer y, por último, los lacónicos pensamientos de quien lo buscaría, cada uno menos definido que el anterior, hasta que la conexión se rompió cuando la distancia entre ambas mentes fue demasiada.[1]
Sin pensarlo, se apresuró en volver a la habitación. Una vez en la puerta dijo con urgencia:
–¡Acaban de informarme que Krimmer ha desaparecido! Su habitación está hecha un desastre… y hasta hay sangre.
☬❈✾ Sal del cuerpo de Rauko, Sajin
–Maldición, se cortó la señal –me quejé sacudiendo mi collar. «¿Y dónde demonios estoy?», me pregunté mirando en derredor. «¿Esa no es otra vez la habitación de Señor K?», temí, pero pronto me alivié descubriendo que no lo era. «Maldito volcán. Es un laberinto demasiado confuso».
De pronto vi acercarse un frenético torbellino de espadas volando en mi dirección. Salté hacia un lado y pegué mi espalda en la pared. Cuando las cuchillas pasaron las reconocí. «Zelas está en problemas», fue mi primer pensamiento. «Quizás esto esté relacionado con Señor K», fue lo que me impulsó a correr detrás de las armas.
En el camino alcé una mano para llamar a mi Doppelsäbel.[2] Por desgracia, mi espada solo viajaba en línea recta hacia mí, pudiendo atascarse con cualquier obstáculo. Desistí tras un par de intentos y toqué mi guante Retniw. «Contigo deberá ser suficiente», decidí.
Las espadas voladoras no tardaron en llegar a su destino muy cerca de Destino. Ahí también estaba el desconocido que se parecía a Zelas y otros guardias dragón. Y, además, había un elefante en la habitación que no se podía ignorar.
Afiancé mis pies y expulsé éter al frente para frenar de golpe. Observé desde lejos intentando comprender la situación. No es que tampoco desconfiara de los dragones luego del toreo, pero tampoco podía asegurar que el elefante, Destino y quien se parecía a Zelas no hubieran causado problemas ellos mismos.
Convenientemente, el mamut acusó a aquellos dragones de estar del lado del Hombre Muerto. Mis ojos se abrieron más.
Opté por hacerme etéreo.[3] Me sumergí bajo tierra y me acerqué a ellos. Un instante después emergí y me materialicé al frente de quienes habían evocado mi presencia en posición de ataque, desprendiendo brillitos para ser más vistoso.
–¡Protejan el cofre! –ordenó a sus camaradas el semidragón mientras le crecía una cola larga, gruesa y escamosa.
Los otros tres dieron simultáneamente un golpe a sus escudos con sus espadas y formaron una línea defensiva.
Con la punta de mi pie derecho di unos golpecitos al suelo, aparentemente relajado. Entonces me disparé al frente propulsado con éter.
El semidragón atacó con su maza. Evadí con un giro y di un gran salto para pasar sobre él. Algo me detuvo abruptamente en el aire sujetando mi pierna. Era su cola. Y me lanzó al suelo, a donde, a la vez, emergió una estalagmita.
Expulsé una ráfaga de éter para volar de vuelta hacia el semidragón, con mis piernas juntas apuntando a su cara.[4] Una columna de tierra emergió entre ambos, en la que terminé apoyando mis pies, agarrando la cola del dragón y saltando como resorte. El semidragón fue jalado y se estrelló con la columna, soltándome luego a mí y su arma en su aturdimiento.
Tomé el mazo, corrí hacia un caballero y di un estridente mazado a su escudo, impeliéndolo un metro y medio. Su metal me arrojó una nube de polvo salido de la nada. Retrocedí con un salto y cerré los ojos instintivamente. Emané éter para alejar la suciedad. Abrí los ojos a tiempo para ver a un segundo caballero lanzarme una estocada. Con un giro lo esquivé, me coloqué a su espalda y golpeé su casco con el mazo cargado de energía, que luego arrojé a la cara del primer dragón. Este alzó su escudo. Le disparé un rayo de luz a sus piernas desprotegidas.[5]
El tercer caballero dio un pisotón. Parte del piso bajo mis pies se giró, catapultándome hacia este dragón, que también se preparó para recibirme con un escudo adornado de largas espinas recién generadas.
Cambié la dirección del rayo de luz. El tercer caballero lo recibió en su espalda y la explosión lo mandó girando en mi dirección. Mientras, me propulsé hacia abajo y me deslicé por el suelo. Derribé al caballero y, tras impregnar con éter su peto en el contacto, usé piernas y brazos potenciados para lanzárselo al de la estocada. Cuando aterrizó cerca del otro, el éter se liberó en una explosión que golpeó a ambos.[6]
Reemprendí una carrera hacia el primer dragón, que al parecer había repelido la maza con éxito. Con otro pisotón, en el piso entre él y yo hizo emerger cientos de púas. Di un gran salto para pasar sobre ellas. El dragón alzó su espada y las púas se dispararon hacia el techo. Acrecenté mi éter en mi piel para endurecerme y acelerar la curación, haciendo insignificante a la amenaza.[7]
Y luego impacté contra el caballero. Cayó sobre su espalda, conmigo aplastándolo, apenas separados por su escudo y envueltos en nube de polvo que no traspasaba mi aura.
Escuché los pasos pesados y rápidos del semidragón acercándose. Impregné con éter el escudo y salté cuando lo hice estallar.[6] Eso golpeó contra el suelo al caballero, repelió al semidragón y me lanzó hacia arriba.
Con un giro mis pies tocaron el techo, en el que me apoyé para saltar hacia el semidragón. Él me arrojó un coletazo. Esquivé virando hacia abajo.[4] Aterricé rodando por el suelo, trasformé a Retniw en espada[8] y me propulsé buscando seccionar las piernas escamosas.
Con un salto veloz pasó sobre mí y, en el aire, lanzó otro coletazo. Me adelanté disparándole un rayo de luz explosivo.[5] Lo hice elevarse, pero no antes de recibir su azote aplastante en mi torso, sacándome el aire y doliendo mucho más de lo que esperé aun con mi fortalecimiento.
Me obligué a reaccionar enseguida. Acrecenté mi éter, me disparé hacia el semidragón, concentré en mi espada la energía desbordante y ejecuté un tajo centelleante.[9] La explosión lo mandó a caer pesadamente sobre el caballero polvoroso.
–Victoria perfecta –exhalé al aterrizar, empezando a sentir el cansancio acumulado.
Sorprendiéndome, la bestia se reincorporó, transformó sus piernas a robustas patas de dragón, tomó su mazo con la cola y regresó, más feroz y veloz, ignorando el largo corte en su pecho. Manteniendo su torso inclinado hacia mí, inició una frenética ofensiva en la que sus garras buscaban mis piernas mientras su cola blandía el mazo contra mi cabeza.
Solo podía repeler los mazazos y retroceder, algo similar que con el toro. Solo debía esperar el momento oportuno, pero el agotamiento estaba empezando a serme un problema.
Un repentino dolor desgarrador me arrancó un gruñido: sus garras crecieron el triple de golpe y abrieron mi rodilla derecha. Tuve que apoyarme con mi otra pierna y propulsarme con más éter que antes.
Ya no podía seguir su ritmo. El esperado momento oportuno debía hacerlo yo mismo ahora, dándolo todo, o perdería.
Chasqueé los dedos. Un legendario gato salió de mi bolsillo, directo a la cara reptiliana.[10] Se esfumó antes de ser alcanzado por colmillos, pero me brindó el momento, apenas un instante en que el dragón no pudo verme y reaccionar, para realizar un corte giratorio, con toda la fuerza y velocidad de mis músculos y mi magia.
En un parpadeo, Retniw quebró las garras, atravesó escamas y carne hasta haber hendido desde las manos hasta los codos, desencadenando un gran rugido del dragón.[11]
Y continué el giro.
Su cola descendió hacia mí y la repelí con otra explosión luminosa.[12] El mazo voló lejos de él.
En otro parpadeo, aunque fallando en decapitarlo, dibujé una línea roja que borró sus ojos.[11] El rugido se acrecentó.
Y con otra liberación de éter salté hacia él.[4] Se giró y eso me hizo perforar uno de sus hombros en lugar de su corazón.
Entonces un coletazo lateral me derribó quebrándome la pierna buena. Precedido por el sonoro crujido, solté un gruñido que mutó a grito.
El dragón no esperó para abalanzarse sobre mí.
Y un inesperado mamut lo mandó a dormir con una embestida.
De entre todas las cosas, lo que pensé en ese momento fue… Bueno, no importa qué pensé. Esto ya es demasiado texto.
(☞°∀°)☞ OFFROL ☜(°∀°☜)
- ::
- [1] Encantamiento: Vínculo de sangre.
[2] Encantamiento pasivo de Doppelsäbel: Bendición de Thor, solo para que los catedráticos se flipen viendo la espada moverse sola.
[3] Habi nvl 3: Ente esplendente, último uso.
[4] Habi pasiva nvl 4: Vuelo fúlgido.
[5] Habi nvl 0: Saeta refulgente, dos veces en el post.
[6] Habi nvl 2: Toque luminiscente, dos veces en el post.
[7] Habi racial: Imposición de manos, pero pasándome la plegaria por donde me paso los gomejos.
[8] Encantamiento pasivo de Retniw: Arma cambiante.
[9] Combo: Habi nvl 1, Choque centelleante, que no gasta su uso al combinarse con el último uso de la habi nvl 5, Impulso destellante.
[10] Uso consumible ultradupafantástico: Gato de bolsillo.
[11] Habi nvl 7: Fulminación lucífera, dos veces en el post.
[12] Habi nvl 1: Choque centelleante, último uso.
[X] Uso habi pasiva nvl 8, Presciencia luciente, más el efecto de las Botas de upelero y todos los rasgos a lo largo de las trompadas.
Resumen de este post que sí fue exageradamente largo aunque mucho más corto que los de Aylizz:
Primera parte, con Rauko: Al Oblivion la diplomacia. Decido ir a apalear a quien haga falta para salvar a Señor K.
Segunda parte, con Xana: Al Oblivion ir a favor de los brujos. Improvisa un discurso escueto, luego atiende la llamada telepática y entonces regresa para informar a la consejera (que no es hombre) sobre Señor K, sin siquiera suponer que pudieron ser los mismos dragones los secuestradores.
Tercera parte, con Rauko modo Sajin W: Tras la llamada telepática, sigo las espadas voladoras de Zelas, llego con una entrada deslumbrante, empiezo a repartir trompadas como si fuera prota de anime de peleas genérico y, al final, termino con las piernas malitas para fingir que no soy prota de anime de peleas genérico. En eso, dejo turuleto a los dragones, pero vivos para que Zelas y Destino puedan intentar usarlos para deseos gratis (?)
Rauko
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Re: Susurros (Hazel Wind & Destino) [Trama Global Objetos Malditos]
—Los supuestos Ancestrales no han vuelto a mostrarse desde el juicio de Tale. Si quieren algo del Consejo, ¿por qué acudir a alguien que, evidentemente, no forma parte del Consejo? —decía Zeuger con tono de fastidio cuando Xana interrumpió la pequeña reunión.
Al entrar la elfa, madre, hija y visitante se levantaron y fijaron en ella la mirada. Tres miradas que mostraban distintas variedades de sorpresa. Desde indignación de la joven Lothari, al verse nuevamente interrumpida, hasta la alarma de Zeuger al darse cuenta de que, de ser cierto lo que acababa de oír, ella era, sin duda, el siguiente objetivo lógico. Y pasando, además, por la mirada nerviosa del visitante, que buscó la de Lothari en un silencioso entendimiento.
—¿Acaban de informarte? —demandó Zeuger—. ¿A ti? ¡Explícate!
—Madre, es evidente que solo intenta llamar la atención —dijo Lothari—. Hay gente que no entiende cuándo…
—¡Silencio! —la interrumpió su madre—. Nos anuncian la posible desaparición de Krimmer justo cuando me acaban de preguntar por el Collar ¿y pretendes que lo pase por alto?
El tiempo en aquel despacho pareció detenerse momentáneamente, mientras tres rígidas figuras llegaban simultáneamente a un entendimiento de la situación. El joven visitante fue el primero en reaccionar. De entre sus ropas, produjo una afilada daga con la que atacó a Zeuger, solo para estrellarse contra la armadura de hielo que ésta conjuró en torno a su cuerpo. Al mismo tiempo, Lothari arrancó de en torno a su cintura una cadena que, cubierta de hielo, salió proyectada hacia Xana.
Mientras tanto, en el almacén…
Cuatro enemigos apaleados, un compañero herido y, en medio de la violenta orgía, un pequeño cofre. Un objeto casi insignificante, fabricado en burda madera ajada por el tiempo y la humedad. ¿Y esto es todo?, se preguntaba Ohm apartándose del semi reptil derribado. Dio un par de dubitativos pasos hacia el Objeto. ¿Debería abrirlo?
—Hazlo —creyó oír una voz que venía de ningún sitio y de todos al mismo tiempo—. ¿No era esto lo que querías? Un arma para derrotar a Randall Flagg. Aquí la tienes. Solo has de pedir un deseo.
Xana: Quizá pensaste que la Consejero Zeuger no te estaba prestando atención, pero además de su género fluido, también tiene una nada desdeñable capacidad para atender a varios asuntos a la vez. Aplaudo esa actitud de al Oblivion los brujos, cosa que te ha ganado un cierto grado de credibilidad con Zeuger. No así con su hija y el otro amigo, adoradores de los supuestos Dragones Ancestrales, que… adivina con quién están. En fin, mira a ver cómo sales de ésta. Tienes a Zeuger senior de tu lado por ahora, pero Zeuger Junior no le dará mucho valor a eso de que “madre no hay más que una”.
Consejero Zeuger: Caballero Dragón, Magia de agua/hielo 6, Combate con armas (espada, la tiene bajo el escritorio) 5
Lothari Zeuger: Caballero Dragón, Magia de agua/hielo 4, Combate con armas (armas flexibles, cadena) 5
Daru Noáran (el visitante): Caballero Dragón, Magia de aire 4, Combate con armas (armas cortas dobles, dos dagas vaya) 5
ZelasCosme, Destino y Rauko: Disponen de un pequeño descanso para decidir qué hacer con el Cofre y sus prisioneros. Lo dejo en sus manos. Lo que se encuentren en el siguiente turno depende, en parte, de lo que haga Aradia en su tema, pero tal vez puedan influir de alguna forma... Por otro lado, quizá quieran aprovechar la oportunidad para recomponer a su Rauko. Lo digo porque ha quedado un tanto magullado y lo que se viene va a ser intensito, puede que les vaya bien su ayuda.
Al entrar la elfa, madre, hija y visitante se levantaron y fijaron en ella la mirada. Tres miradas que mostraban distintas variedades de sorpresa. Desde indignación de la joven Lothari, al verse nuevamente interrumpida, hasta la alarma de Zeuger al darse cuenta de que, de ser cierto lo que acababa de oír, ella era, sin duda, el siguiente objetivo lógico. Y pasando, además, por la mirada nerviosa del visitante, que buscó la de Lothari en un silencioso entendimiento.
—¿Acaban de informarte? —demandó Zeuger—. ¿A ti? ¡Explícate!
—Madre, es evidente que solo intenta llamar la atención —dijo Lothari—. Hay gente que no entiende cuándo…
—¡Silencio! —la interrumpió su madre—. Nos anuncian la posible desaparición de Krimmer justo cuando me acaban de preguntar por el Collar ¿y pretendes que lo pase por alto?
El tiempo en aquel despacho pareció detenerse momentáneamente, mientras tres rígidas figuras llegaban simultáneamente a un entendimiento de la situación. El joven visitante fue el primero en reaccionar. De entre sus ropas, produjo una afilada daga con la que atacó a Zeuger, solo para estrellarse contra la armadura de hielo que ésta conjuró en torno a su cuerpo. Al mismo tiempo, Lothari arrancó de en torno a su cintura una cadena que, cubierta de hielo, salió proyectada hacia Xana.
Mientras tanto, en el almacén…
Cuatro enemigos apaleados, un compañero herido y, en medio de la violenta orgía, un pequeño cofre. Un objeto casi insignificante, fabricado en burda madera ajada por el tiempo y la humedad. ¿Y esto es todo?, se preguntaba Ohm apartándose del semi reptil derribado. Dio un par de dubitativos pasos hacia el Objeto. ¿Debería abrirlo?
—Hazlo —creyó oír una voz que venía de ningún sitio y de todos al mismo tiempo—. ¿No era esto lo que querías? Un arma para derrotar a Randall Flagg. Aquí la tienes. Solo has de pedir un deseo.
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Xana: Quizá pensaste que la Consejero Zeuger no te estaba prestando atención, pero además de su género fluido, también tiene una nada desdeñable capacidad para atender a varios asuntos a la vez. Aplaudo esa actitud de al Oblivion los brujos, cosa que te ha ganado un cierto grado de credibilidad con Zeuger. No así con su hija y el otro amigo, adoradores de los supuestos Dragones Ancestrales, que… adivina con quién están. En fin, mira a ver cómo sales de ésta. Tienes a Zeuger senior de tu lado por ahora, pero Zeuger Junior no le dará mucho valor a eso de que “madre no hay más que una”.
Consejero Zeuger: Caballero Dragón, Magia de agua/hielo 6, Combate con armas (espada, la tiene bajo el escritorio) 5
Lothari Zeuger: Caballero Dragón, Magia de agua/hielo 4, Combate con armas (armas flexibles, cadena) 5
Daru Noáran (el visitante): Caballero Dragón, Magia de aire 4, Combate con armas (armas cortas dobles, dos dagas vaya) 5
Fehu
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Re: Susurros (Hazel Wind & Destino) [Trama Global Objetos Malditos]
Mientras el hibrido mitad Zelas/mitad Cosme, se encargaba de lidiar con la pierna sangrante de su amigo noto como el hombre elefante en la habitación observaba el cofre como hipnotizado, Zelas observo a Destino con su ojo no tapado y le hizo un leve -pss- para llamar su atención y que le observara solo para luego apuntar con su media mirada al hombre elefante, el temor del rubio en ese momento era evitar que el tipo se acaparara todos los deseos, mientras atendía la herida y observaba que Ohm no se acaparara todo, intento pensar en algo que le sirviera para esa situación, descarto inmediatamente una poción de salud porque aquello era un desperdicio, si bien el y destino no eran los mejores sanadores, de seguro podrían aliviar un poco las complicaciones de su amigo, descarto también una espada porque para eso tenia a Rauko.
Cuando la herida ya se había cerrado y parecía en mejores condiciones Zelas saco un caramelo de uno de sus bolsillo y se lo puso a Rauko en la boca -Has sido un buen paciente, toma tu recompensa(?)-(2) para luego ponerse de pie y examinar tanto a Ohm como al cofre, el rubio camino alrededor observando cualquier indicio que le indicara como utilizar el cofre para su beneficio personal "y si me lo robo?" pensó por un momento, pero sabia que el motivo de realizar ese viaje era justamente para destruir ese tipo de objetos así que descarto de inmediato aquella idea, finalmente se decidió por algo lógico en lo que el elefante se decidía por que pedir Zelas sujeto a uno de los soldados y lo acerco al cofre.
-¿Qué vas a hacer?- pregunto Ohm volviendo brevemente en si.
-Creo que es obvio- dijo Zelas mientras le observaba.
-Déjame reformular la pregunta ¿Qué vas a hacer?- pregunto de nueva cuenta, ahora pausando brevemente las palabras en la pregunta.
-Usare un objeto... Para destruir los objetos!- señalo de modo dramático dejando estupefactos a todos por unos segundos antes de que aquel silencio fuera roto por Ohm.
-¿Hablas enserio?- pregunto el hombre bestia sorprendido e impactado por no considerar aquella posibilidad antes que el rubio la mencionara.
-Pfft enserio te creíste eso? ni siquiera sabíamos que esto estaba acá o como funcionaba, pero si algo tengo claro es que de seguro esto de destruir los objetos no es algo que se pueda arreglar tan fácil- exclamo riéndose un poco, aprovechando que tenían ese respiro.
-Oh... entonces ¿Qué vas a hacer?- pregunto ya algo molesto.
-Esto... Cofre o lo que sea que habita adentro, te ofrezco al soldado este para que nos des algo que nos ayude a salir rápido de acá cuando las cosas se pongan feas- exclamo preparándose para lo peor pero entonces.... no paso nada.
-A lo mejor no funciona en burros(?)- comento algo extrañado, quizás se debía a que no lo había matado como los soldados habían asesinado al tipo antes por lo que extendió su mano para recuperar su espada(3), porque la pereza de ir a buscarla al muro donde estaba apoyada era igual o quizás mas grande que la misma espada y dejo que el peso y el pequeño impulso que traía la misma se encargara de empalar al soldado, siendo su mano solo una pequeña guía para lo que quería hacer, luego de aquella estocada sin ganas, Zelas retiro su espada y retrocedió unos pasos mientras esperaba a que el cofre hiciera su magia.
OFF: habilidades y cosas utilizadas
1_Imposición de manos para sanarle una piernita a Rauko
2_Caramelo de Jade(Que estaba en mi inventario para este evento por suerte XD) para devolverle a Rauko el uso de una habilidad a su elección... O usar una habilidad sin contar su uso que es como lo mismo(?)
3_Retorno para hacer un poquito de stab-stab(?) y pedirle al cofre algo para salir de ahí cuando
Zelas Hazelmere
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Re: Susurros (Hazel Wind & Destino) [Trama Global Objetos Malditos]
Todo había sucedido muy rápido, apenas acababan de escapar del cautiverio y ya se encontraban peleando por sus vidas, Destino y el desconocido del bigote habían tenido que hacer equipo para sobrevivir, y justo cuando todo parecía ponerse un poco más feo, el elfo se puso en guardia, preparado para usar su arma secreta -Es momento de caerles a trompadas- Dijo en voz alta mientras hacía el intento de avanzar aunque sin llegar a hacerlo, y desde luego, había sido un muy mal chiste, pero habían desaprovechado una gran oportunidad de atacar mientras los sujetos parecían confundidos.
Ni modo, todo es parte del plan- Dijo Destino como si de verdad tuviera un plan -Toda esta charla solamente ha servido para una cosa- el elfo no tenía idea de cuál era esa cosa, pero sus rivales tampoco, lo que suponía una gran ventaja, más aún cuando apareció un Rauko salvaje, dispuesto a arrazar con todo -Como estaba planeado... Teman, miserables- Dijo con una sonrisa de confianza, aparentando seguridad, para luego dedicarse a observar cómo Rauko sin ayuda finalizaba el trabajo.
Desde luego, el asesino de ojos azules no pensaba quedarse observando sin hacer nada mientras Rauko se encargaba de todo, bueno sí, más bien sí, de hecho, sonaba como un muy buen plan. Retrocedió para recostarse a una pared mientras observaba, un par de veces se preocupó de que Rauko no pudiera completar el trabajo, pero el joven elfo no era de los que se rendían, en un momento Destino no tuvo más opción que ayudarle -Ánimo, tú puedes- le dijo con una sonrisa falsa y volvió a recostarse, observando como incluso magullado y estrujado, Rauko siguió luchando hasta ganar su impresionante batalla.
Joven aprendiz, haz llenado de orgullo a tu maestro- Dijo el pelinegro mientras se acercaba para agacharse y usas sus manos sanadoras en una de las piernas del peliblanco. [1] Entre todo el alboroto Destino apenas pudo notar que su compañero bigotudo se había marchado -Maldito traidor desleal- Murmuró por lo bajo, por suerte ahí se encontraba otro sujeto muy parecido, pero sin bigote, y que ahora le señalaba que el elefante estaba a punto de acceder al cofre, parecía sospechoso ¿Qué podría estar tramando? Fuera lo que fuera, no era bueno permitir que el elefante metiera sus narices en el cofre, aquello era un peligro, y destruirlo parecía ser una opción bastante difícil, así que Destino usó su habilidad confunditoria para confundicionar al cofre y pidió un deseo con trampa, Se acercó en un rápido y dramático movimiento hasta quedar apuntando al cofre con la punta de su espada -Destino desea que este cofre no pueda cumplir más deseos, ni siquiera este deseo- Luego de aquello sonrió lleno de felicidad.
Si el cofre cumplía ese deseo, ya no podría cumplir deseos, y si no lo cumplía, significaba que ha se había cumplido el deseo que le impidiera cumplir deseos, Destino quedó un rato con la mirada perdida intentando entender la lógica del asunto, hasta que se dio cuenta que eso era problema del cofre, entonces simplemente rio demostrando toda su malvada maldad -Muah jah jah jah jah.
[1] Usada la habilidad racial para sanarle la patita a Rauko. Ni modo, todo es parte del plan- Dijo Destino como si de verdad tuviera un plan -Toda esta charla solamente ha servido para una cosa- el elfo no tenía idea de cuál era esa cosa, pero sus rivales tampoco, lo que suponía una gran ventaja, más aún cuando apareció un Rauko salvaje, dispuesto a arrazar con todo -Como estaba planeado... Teman, miserables- Dijo con una sonrisa de confianza, aparentando seguridad, para luego dedicarse a observar cómo Rauko sin ayuda finalizaba el trabajo.
Desde luego, el asesino de ojos azules no pensaba quedarse observando sin hacer nada mientras Rauko se encargaba de todo, bueno sí, más bien sí, de hecho, sonaba como un muy buen plan. Retrocedió para recostarse a una pared mientras observaba, un par de veces se preocupó de que Rauko no pudiera completar el trabajo, pero el joven elfo no era de los que se rendían, en un momento Destino no tuvo más opción que ayudarle -Ánimo, tú puedes- le dijo con una sonrisa falsa y volvió a recostarse, observando como incluso magullado y estrujado, Rauko siguió luchando hasta ganar su impresionante batalla.
Joven aprendiz, haz llenado de orgullo a tu maestro- Dijo el pelinegro mientras se acercaba para agacharse y usas sus manos sanadoras en una de las piernas del peliblanco. [1] Entre todo el alboroto Destino apenas pudo notar que su compañero bigotudo se había marchado -Maldito traidor desleal- Murmuró por lo bajo, por suerte ahí se encontraba otro sujeto muy parecido, pero sin bigote, y que ahora le señalaba que el elefante estaba a punto de acceder al cofre, parecía sospechoso ¿Qué podría estar tramando? Fuera lo que fuera, no era bueno permitir que el elefante metiera sus narices en el cofre, aquello era un peligro, y destruirlo parecía ser una opción bastante difícil, así que Destino usó su habilidad confunditoria para confundicionar al cofre y pidió un deseo con trampa, Se acercó en un rápido y dramático movimiento hasta quedar apuntando al cofre con la punta de su espada -Destino desea que este cofre no pueda cumplir más deseos, ni siquiera este deseo- Luego de aquello sonrió lleno de felicidad.
Si el cofre cumplía ese deseo, ya no podría cumplir deseos, y si no lo cumplía, significaba que ha se había cumplido el deseo que le impidiera cumplir deseos, Destino quedó un rato con la mirada perdida intentando entender la lógica del asunto, hasta que se dio cuenta que eso era problema del cofre, entonces simplemente rio demostrando toda su malvada maldad -Muah jah jah jah jah.
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Re: Susurros (Hazel Wind & Destino) [Trama Global Objetos Malditos]
♆✧ En este cuerpo sí debías entrar, Sajin
Quizás debió pensarlo más, solo un poco más, y habría evitado el inminente conflicto que se cocinaba delante de Xana. O al menos eso pensaba ella, avergonzada de sí misma por precipitase. Y ni siquiera logró encontrar una sola oportunidad o, mejor dicho, la manera para intervenir con la creciente tensión. Solo sabía que debía prepararse para el desastroso desenlace y las consecuencias que aquello traería para el futuro de los objetos y la relación de dragones y brujos. «Se supone que soy la que busca soluciones pacifistas», pensó con amarga ironía. Aun así, a pesar de todo, albergaba una leve esperanza de que no tuvieran que recurrir a la violencia.
Pero, más pronto de lo que esperó, inició la violencia. El joven fue el primero en atacar, aunque no consiguió un éxito fulminante. Luego la otra joven atacó a la elfa. Ambos demostrando, para sorpresa e indignación de Xana, que iban muy bien armados.
Aquel breve instante de despiste bastó para que la cadena gélida golpeara a la elfa, en el pecho, y la hiciera tropezar hacia atrás soltando un quejido.
Xana afianzó sus pies en el suelo, concentró éter a su alrededor y, al fin, notó el rápido incremento de frío donde fue golpeada. Miró su pecho y notó el cúmulo de hielo que se generaba y se expandía veloz por el resto del torso. Demasiado tarde para poder evitar que su cabeza también se congelara, así como también su participación en la escena.
Cuando Xana cayó de rodillas, la joven dragona arrojó otro azote, ahora buscando un golpe mortal a la cabeza. Y la cadena fue repelida por un arco de hielo disparado por Doña Zeuger mujer.
Esta volvió a centrarse en el otro dragón. Le arrojó trozos de su armadura, las cuales se transformaban en gruesas esquirlas en el trayecto. Él, conjurando viento para impulsarse, logró esquivarlas sin mayor dificultad. Los proyectiles se destruyeron en las paredes, pero al hacerlo estallaron en esquirlas diminutas disparadas de regreso, esta vez logrando dibujar algunos cortes en el enemigo aunque él empezó a protegerse con un torbellino.
Zeuger, siendo aún mujer, saltó sobre el escritorio y se agachó para tomar la espada con una mano y tocar el suelo con la otra. Un torrente de agua erupcionó bajo el escritorio y lo envió hacia el dragón. Daru Noáran, al fin recordé su nombre, desapareció convirtiéndose en un vendaval.
Zeuger mujer tuvo que afianzar los pies conjurándose botas de hielo con púas bajo las suelas. Lothari aprovechó para arremeter con azotes. Zeuger se defendió con la espada, aunque esta se cubría cada vez con más hielo pesado que ella no lograba derretir con la rapidez con que se generaban.
Daru se manifestó como un elemental de aire sobre Zeuger y se lanzó hacia ella, las dagas de viento concentrado apuntando al cráneo. Se encontró con una enorme burbuja de agua que lo repelió.
Lothari golpeó la burbuja con la cadena. La esfera se transformó en una prisión de hielo. Golpeó otra vez. La esfera se rompió y todos los trozos se dispararon hacia dentro, destruyendo la figura femenina en el interior.
Ahora era Zeuger mujer la que se había convertido en un elemental de agua, y recuperó su forma tras cada ataque. Tampoco dudó en abalanzarse luego sobre su hija.
Recuperó su apariencia humana en el camino. Lothari se preparó para lanzar otro azote y su cadena fue atrapada en un cono de hielo conjurado por Zeuger mujer. Esta, acelerando sus pasos, ejecutó un gran tajo, directo al rostro marcado por la sorpresa y el terror de la hija.
Un ataque decisivo e inmisericorde con el que duplicaría las posibilidades de victoria. Eso debía ser, pero, quizás en un instante que se negó a terminar en la fugacidad, Zeuger podría no haber encontrado en los ojos frente ella a un enemigo.
Su hija. Era su hija. Iba a asesinar a su propia hija.
Sea como fuere, su ataque falló, apenas por poco, y para Lothari fue suficiente para poder contraatacar con un puñetazo, a la cara, reforzado con una capa de hielo.
Zeuger mujer cayó de lado. Su espada aterrizó lejos de ella. Lothari la volteó boca arriba, se sentó sobre el abdomen de Zeuger, le apretó el cuello con una mano y alzó el puño helado.
–¡Esto no tenía que ser así! –gritó con la mirada clavada en los ojos desenfocados de su madre–, pero no ven la verdad, se aferran a lo incorrecto, así que no tuve otra… –golpeó, y el hielo de su puño conoció el calor de la sangre– opción para poder… –golpeó, también salpicando el suelo de rojo– ¡hacer lo que es correcto!
Daru atrapó el brazo, deteniendo el último puñetazo.
Zeuger tosió escupiendo sangre. Respiraba con dificultad, con su nariz silbando con intermitencia. Las voces sonaban lejanas. La consciencia se desvanecía en el dolor.
¿Por qué luchaban?
Todo caballero dragón debe obedecer a su señor y proteger a la gente: eso es la virtud de la lealtad.
«Los Ancestrales deben dirigir Dundarak cuanto antes. Se ha enterado de que ocurrirán cosas semejantes a lo que pasó en Sandorai. Si pasa aquí, sin que nos protejan Los Antiguos…».
Para todo caballero dragón no existen los grises, las cosas son correctas o incorrectas: eso es la virtud de la justicia.
«Esto no tenía que ser así, pero no ven la verdad, se aferran a lo incorrecto, así que no tuve otra opción para hacer lo que es correcto».
Las virtudes nunca habían parecido tan ridículas.
Zeuger mujer dejó que su cabeza girase un poco a un lado, y vio a la elfa congelada.
Todo caballero dragón tiene el deber de ayudar a quienes no han tenido la misma oportunidad: eso es la virtud de la compasión.
Quizás sonaran ridículas, pero los dragones no podían haber basado sus vidas en algo absurdo. Simplemente las personas se equivocaban a veces, incluso las buenas, ¿no? Y ella, al menos esta vez, no podía estar equivocándose.
Emanó de su cuerpo una bola de agua. Esta golpeó y derritió el hielo que aprisionaba a Xana.
Pero, más pronto de lo que esperó, inició la violencia. El joven fue el primero en atacar, aunque no consiguió un éxito fulminante. Luego la otra joven atacó a la elfa. Ambos demostrando, para sorpresa e indignación de Xana, que iban muy bien armados.
Aquel breve instante de despiste bastó para que la cadena gélida golpeara a la elfa, en el pecho, y la hiciera tropezar hacia atrás soltando un quejido.
Xana afianzó sus pies en el suelo, concentró éter a su alrededor y, al fin, notó el rápido incremento de frío donde fue golpeada. Miró su pecho y notó el cúmulo de hielo que se generaba y se expandía veloz por el resto del torso. Demasiado tarde para poder evitar que su cabeza también se congelara, así como también su participación en la escena.
Cuando Xana cayó de rodillas, la joven dragona arrojó otro azote, ahora buscando un golpe mortal a la cabeza. Y la cadena fue repelida por un arco de hielo disparado por Doña Zeuger mujer.
Esta volvió a centrarse en el otro dragón. Le arrojó trozos de su armadura, las cuales se transformaban en gruesas esquirlas en el trayecto. Él, conjurando viento para impulsarse, logró esquivarlas sin mayor dificultad. Los proyectiles se destruyeron en las paredes, pero al hacerlo estallaron en esquirlas diminutas disparadas de regreso, esta vez logrando dibujar algunos cortes en el enemigo aunque él empezó a protegerse con un torbellino.
Zeuger, siendo aún mujer, saltó sobre el escritorio y se agachó para tomar la espada con una mano y tocar el suelo con la otra. Un torrente de agua erupcionó bajo el escritorio y lo envió hacia el dragón. Daru Noáran, al fin recordé su nombre, desapareció convirtiéndose en un vendaval.
Zeuger mujer tuvo que afianzar los pies conjurándose botas de hielo con púas bajo las suelas. Lothari aprovechó para arremeter con azotes. Zeuger se defendió con la espada, aunque esta se cubría cada vez con más hielo pesado que ella no lograba derretir con la rapidez con que se generaban.
Daru se manifestó como un elemental de aire sobre Zeuger y se lanzó hacia ella, las dagas de viento concentrado apuntando al cráneo. Se encontró con una enorme burbuja de agua que lo repelió.
Lothari golpeó la burbuja con la cadena. La esfera se transformó en una prisión de hielo. Golpeó otra vez. La esfera se rompió y todos los trozos se dispararon hacia dentro, destruyendo la figura femenina en el interior.
Ahora era Zeuger mujer la que se había convertido en un elemental de agua, y recuperó su forma tras cada ataque. Tampoco dudó en abalanzarse luego sobre su hija.
Recuperó su apariencia humana en el camino. Lothari se preparó para lanzar otro azote y su cadena fue atrapada en un cono de hielo conjurado por Zeuger mujer. Esta, acelerando sus pasos, ejecutó un gran tajo, directo al rostro marcado por la sorpresa y el terror de la hija.
Un ataque decisivo e inmisericorde con el que duplicaría las posibilidades de victoria. Eso debía ser, pero, quizás en un instante que se negó a terminar en la fugacidad, Zeuger podría no haber encontrado en los ojos frente ella a un enemigo.
Su hija. Era su hija. Iba a asesinar a su propia hija.
Sea como fuere, su ataque falló, apenas por poco, y para Lothari fue suficiente para poder contraatacar con un puñetazo, a la cara, reforzado con una capa de hielo.
Zeuger mujer cayó de lado. Su espada aterrizó lejos de ella. Lothari la volteó boca arriba, se sentó sobre el abdomen de Zeuger, le apretó el cuello con una mano y alzó el puño helado.
–¡Esto no tenía que ser así! –gritó con la mirada clavada en los ojos desenfocados de su madre–, pero no ven la verdad, se aferran a lo incorrecto, así que no tuve otra… –golpeó, y el hielo de su puño conoció el calor de la sangre– opción para poder… –golpeó, también salpicando el suelo de rojo– ¡hacer lo que es correcto!
Daru atrapó el brazo, deteniendo el último puñetazo.
Zeuger tosió escupiendo sangre. Respiraba con dificultad, con su nariz silbando con intermitencia. Las voces sonaban lejanas. La consciencia se desvanecía en el dolor.
¿Por qué luchaban?
Todo caballero dragón debe obedecer a su señor y proteger a la gente: eso es la virtud de la lealtad.
«Los Ancestrales deben dirigir Dundarak cuanto antes. Se ha enterado de que ocurrirán cosas semejantes a lo que pasó en Sandorai. Si pasa aquí, sin que nos protejan Los Antiguos…».
Para todo caballero dragón no existen los grises, las cosas son correctas o incorrectas: eso es la virtud de la justicia.
«Esto no tenía que ser así, pero no ven la verdad, se aferran a lo incorrecto, así que no tuve otra opción para hacer lo que es correcto».
Las virtudes nunca habían parecido tan ridículas.
Zeuger mujer dejó que su cabeza girase un poco a un lado, y vio a la elfa congelada.
Todo caballero dragón tiene el deber de ayudar a quienes no han tenido la misma oportunidad: eso es la virtud de la compasión.
Quizás sonaran ridículas, pero los dragones no podían haber basado sus vidas en algo absurdo. Simplemente las personas se equivocaban a veces, incluso las buenas, ¿no? Y ella, al menos esta vez, no podía estar equivocándose.
Emanó de su cuerpo una bola de agua. Esta golpeó y derritió el hielo que aprisionaba a Xana.
☬❈✾ Le bastó ser animal para inspirar chistes
Yo no era un genio, pero tampoco era un idiota, por lo que, cuando quien se parecía a Zelas desapareció y en su lugar apareció el Zelas versión pirata sin pata de madera, empecé a sospechar que quizás ambos eran la misma persona, pero con el disfraz que debía ser la envidia hasta de los más minuciosos ilusionistas.
En cualquier caso, se acercó para sanarme como el buen espadachín que era. Solo hizo la mitad del trabajo, pero nada que no se compensara con un comentario con el potencial de arruinar infancias. Reí suavemente, soltando entremedio algún quejido.
–Tiene sentido –suspiré, con el humor un poco atenuado por el cansancio–. Solo en un sueño podrían existir las lluvias de vacas.
«Sé que a colmillo regalado no se le ve el upelero, pero ¿por qué tarda tanto sanando una sola pierna?», una pregunta que preferí guardarme. Aquel se volvió el momento en que menos se podía ignorar al elefante.
De pronto Zelas me puso una bola en mi boca. Obviamente mi única opción era comerla y gozarlo. Y eso me revitalizó.
–Pero qué buen servicio –le agradecí con una media sonrisa.
Mi atención volvió al elefante, solo para que Destino la robara. Su servicio sanador no fue tan bueno, sin embargo.
–Ahm… Gracias –respondí a su bien recibido elogio–. Es que me peiné. –Reí entre dientes.
Y pensar que cuando nos conocimos, habíamos sido unos completos desconocidos.
Pero volviendo a lo importante, el elefante sí intentaba hacer avanzar la trama, aunque no en la dirección que consideré correcta. Por suerte, Zelas intervino, pero haciendo zeladas, solo para que fuesen interrumpidos por la caótica voluntad del destino.
Solo había una conclusión que pude pensar.
«Todos en el volcán estamos condenados».
En cualquier caso, se acercó para sanarme como el buen espadachín que era. Solo hizo la mitad del trabajo, pero nada que no se compensara con un comentario con el potencial de arruinar infancias. Reí suavemente, soltando entremedio algún quejido.
–Tiene sentido –suspiré, con el humor un poco atenuado por el cansancio–. Solo en un sueño podrían existir las lluvias de vacas.
«Sé que a colmillo regalado no se le ve el upelero, pero ¿por qué tarda tanto sanando una sola pierna?», una pregunta que preferí guardarme. Aquel se volvió el momento en que menos se podía ignorar al elefante.
De pronto Zelas me puso una bola en mi boca. Obviamente mi única opción era comerla y gozarlo. Y eso me revitalizó.
–Pero qué buen servicio –le agradecí con una media sonrisa.
Mi atención volvió al elefante, solo para que Destino la robara. Su servicio sanador no fue tan bueno, sin embargo.
–Ahm… Gracias –respondí a su bien recibido elogio–. Es que me peiné. –Reí entre dientes.
Y pensar que cuando nos conocimos, habíamos sido unos completos desconocidos.
Pero volviendo a lo importante, el elefante sí intentaba hacer avanzar la trama, aunque no en la dirección que consideré correcta. Por suerte, Zelas intervino, pero haciendo zeladas, solo para que fuesen interrumpidos por la caótica voluntad del destino.
Solo había una conclusión que pude pensar.
«Todos en el volcán estamos condenados».
♆✧ ¡No, Sajin, ahora te metiste demasiado!
Había unos cuantos problemas: Xana debía luchar contra dos caballeros, ella no tenía su bō consigo y estaban en un lugar cerrado y pequeño.
Eran problemas para los dragones, claro. La cantidad podría hacerles confiarse, aunque no importaban los números si estaban todos dentro del alcance de las explosiones de Xana, sin mucho espacio para huir. Y ya que ella no tenía su bō y tampoco se hizo versátil en la magia, no tenía otra opción más que usar explosiones.
–Todavía pueden rendirse –sugirió Xana una última vez, a pesar de todo, aunque ya empezaba a concentrar éter.
La atacaron con esquirlas de hielo y ondas de viento cortante.
Xana creó dos estrellas azules en sus manos y las fusionó en un aplauso. Un estallido escarlata llenó la instancia e hizo volver a la nada a los proyectiles mágicos, aunque sin destruir otros objetos.[1]
Antes de ser alcanzados, Lothari se cubrió con una armadura de hielo y Daru con un torbellino. Ambos terminaron estrellados (nunca mejor dicho) contra las paredes, con sus cuerpos humeantes, ella con la armadura derretida y él abandonado por el viento que fue débil frente a la mininova.
Xana se apresuró en sacar una carta morada de su bolsillo y en situarse al lado de Zeuger mujer. A la vez, Daru se dividió transformándose en tres elementales de aire concentrado, todos buscando un tajo fatal desde una dirección distinta.
–Activo mi carta trampa –susurró Xana deprisa mientras colocaba la carta en el suelo.
Se formó una barrera semiesférica que se tragó a Xana y a Zeuger y creció hasta encontrarse con un elemental. Entonces se convirtió en una descarga eléctrica que también alcanzó Lothari, quien apenas pudo envolverse en una burbuja de agua que no consiguió evitar que la electricidad invadiera su cuerpo.[2] Además, documentos se calcinaron entre otras cosas, pero Xana no lamentó ese daño colateral.
Mientras Daru se materializaba aturdido en una esquina y Lothari se apoyaba con una mano en una pared, Xana hizo nacer dos nuevas estrellas azules y se las envió.[3]
Lothari congeló la burbuja para endurecerla. El toque de la estrella destrozó la defensa. Lothari, de nuevo, se estrelló contra la pared y luego cayó de bruces.
Daru logró lanzarle una daga a su estrella. No le traicionó su puntería, pero la esfera siguió ilesa haciéndose intangible un instante.[4] Y la explosión que procedió cuando fue alcanzado lo abatió.
Conseguida una victoria estelar, Xana les observó por unos segundos antes de acuclillarse junto a Zeuger mujer e iniciar la sanación xanadora.[5]
En ese instante fue consciente del escenario. Aquel rostro magullado, en una habitación destruida con otras dos personas malheridas, le apenaba y decepcionaba. «Me hice poderosa para proteger a las personas como una heroína resplandeciente», pensó, con los labios convertidos en una línea tensa. «Ninguna heroína venció aquí».
Eran problemas para los dragones, claro. La cantidad podría hacerles confiarse, aunque no importaban los números si estaban todos dentro del alcance de las explosiones de Xana, sin mucho espacio para huir. Y ya que ella no tenía su bō y tampoco se hizo versátil en la magia, no tenía otra opción más que usar explosiones.
–Todavía pueden rendirse –sugirió Xana una última vez, a pesar de todo, aunque ya empezaba a concentrar éter.
La atacaron con esquirlas de hielo y ondas de viento cortante.
Xana creó dos estrellas azules en sus manos y las fusionó en un aplauso. Un estallido escarlata llenó la instancia e hizo volver a la nada a los proyectiles mágicos, aunque sin destruir otros objetos.[1]
Antes de ser alcanzados, Lothari se cubrió con una armadura de hielo y Daru con un torbellino. Ambos terminaron estrellados (nunca mejor dicho) contra las paredes, con sus cuerpos humeantes, ella con la armadura derretida y él abandonado por el viento que fue débil frente a la mininova.
Xana se apresuró en sacar una carta morada de su bolsillo y en situarse al lado de Zeuger mujer. A la vez, Daru se dividió transformándose en tres elementales de aire concentrado, todos buscando un tajo fatal desde una dirección distinta.
–Activo mi carta trampa –susurró Xana deprisa mientras colocaba la carta en el suelo.
Se formó una barrera semiesférica que se tragó a Xana y a Zeuger y creció hasta encontrarse con un elemental. Entonces se convirtió en una descarga eléctrica que también alcanzó Lothari, quien apenas pudo envolverse en una burbuja de agua que no consiguió evitar que la electricidad invadiera su cuerpo.[2] Además, documentos se calcinaron entre otras cosas, pero Xana no lamentó ese daño colateral.
Mientras Daru se materializaba aturdido en una esquina y Lothari se apoyaba con una mano en una pared, Xana hizo nacer dos nuevas estrellas azules y se las envió.[3]
Lothari congeló la burbuja para endurecerla. El toque de la estrella destrozó la defensa. Lothari, de nuevo, se estrelló contra la pared y luego cayó de bruces.
Daru logró lanzarle una daga a su estrella. No le traicionó su puntería, pero la esfera siguió ilesa haciéndose intangible un instante.[4] Y la explosión que procedió cuando fue alcanzado lo abatió.
Conseguida una victoria estelar, Xana les observó por unos segundos antes de acuclillarse junto a Zeuger mujer e iniciar la sanación xanadora.[5]
En ese instante fue consciente del escenario. Aquel rostro magullado, en una habitación destruida con otras dos personas malheridas, le apenaba y decepcionaba. «Me hice poderosa para proteger a las personas como una heroína resplandeciente», pensó, con los labios convertidos en una línea tensa. «Ninguna heroína venció aquí».
(☞°∀°)☞ OFFROL ☜(°∀°☜)
- :
- [1] Habi nvl 5: Idilio de estrellas.
[2]Carta trampaObjeto limitado: Runa de territorio.
[3] Habi nvl 1: Luceros duales.
[4] Rasgo avanzado nvl 4: Puede modificar las esferas para que sean sólidas o inocuamente intangibles.
[5] Habi racial: Imposición de manos.
Resumen de este post que sí fue exageradamente largo, aunque más corto que el anterior:
Primera parte, con Zeuger mujer: Con Xana dejada fuera de combate, la zeuger pelea como una mujer guerrera. Y pierde porque su hija sí sabe dar en la madre.
Segunda parte, con Rauko: Me dejo mimar.
Tercera parte, con Xana:- Explosión Explosión La La La ♪ ♫:
Rauko
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Re: Susurros (Hazel Wind & Destino) [Trama Global Objetos Malditos]
¡Zelitas!
❀ Feliz cumpleaños ❀
Una elfa salvaje aparece sólo para desearte un día genial. Y ya está, sigan con lo suyo. Bye!
Aylizz Wendell
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Re: Susurros (Hazel Wind & Destino) [Trama Global Objetos Malditos]
Zeuger agradeció la asistencia de Xana con una sonrisa tan tensa como la de la elfa y la decepción reflejada en su mirada cuando esta se dirigió a su hija inconsciente. Se incorporó mientras trataba de asimilar lo que acababa de suceder, así como sus implicaciones: Krimmer desaparecido, el ataque de su propia hija.
—La verdad… —murmuró.
¿Qué verdad? Sabía que quienes creían en el regreso de los Ancestrales, tras el Juicio en Dundarak, estaban insatisfechos con la muerte de Thariza y la ocupación del volcán, pero no esperaba que su ideología hubiera calado tanto en tan poco tiempo.
Negó con la cabeza. Tenía cosas más urgentes de las que ocuparse. Aprisionó en hielo a los muchachos inconscientes. Con tiempo, Lothari sería capaz de derretirlo, pero no pensaba darle tiempo.
—Vamos —le dijo a Xana, encaminádose a la puerta—, debemos avisar a la Capitana. Cuéntame todo lo que sepas de la desaparición de Krimmer.
Pero Xana no tendría ocasión de contestar antes de que una explosión en algún punto del complejo llamara su atención. Casi al mismo tiempo, un temblor de tierra sacudió sus pies. No duró mucho, pero la sensación que dejó no fue halagüeña. Algo en el éter a su alrededor se sentía rancio, corrupto y aquel horrible sonido, ¿era el Volcán quejándose o un rugido en la distancia?
Mientras tanto, en el almacén…
Por un momento, el Cofre permaneció inmóvil, como suelen hacerlo los cofres. Nada en él indicaba que tuviera algún poder para realizar terribles portentos como el presenciado por nuestros protagonistas no mucho antes.
—Quizá no sabe cuál de los dos deseos cumplir —aventuró Ohm.
Entonces, el cofre comenzó a vibrar. Ohm comenzó a retroceder, algo alarmado, pero incapaz de dejar de mirar. Apenas había dado un par de pasos cuando una luz extrañamente oscura comenzó a emanar entre lo que parecían grietas en el deslucido lacado de la pieza.
Y el Objeto estalló.
Junto con Ohm, los dos elfos que se habían acercado hasta el Cofre salieron despedidos hacia atrás, con la retroimagen de una elfa salvaje en las retinas, al tiempo que el techo del almacén, habiendo recibido de lleno el impacto, comenzó a agrietarse en dirección hacia una de las paredes. Un temblor de tierra derribó toda esa sección del local, dejando a la vista el resto del complejo. Tal vez les engañaran los oídos tras la explosión, pero ¿era un rugido lo que se percibía en la distancia?
Vaya, por algo los Zeugel y los Noáran están en el Consejo Dragón, eso es poderío O.O
En fin, como pidió HaZelasCosmeFulanito, podrán salir rápido del almacén, ahora que las cosas se han puesto feas (ya están casi fuera, en realidad) y, como pidió Destino, el Cofre no concederá más deseos.
Utilizar la magia propia y no el Cofre para curar a Rauko fue un acierto: al menos él no sufrirá secuelas, los otros dos (y Ohm) pasan a la siguiente ronda con una serie de arañazos y contusiones, producto de la explosión del Cofre. Nada realmente grave, pero una molestia para lo que viene, si no se cura.
Rauko, por su parte, ha sido doblemente bendecido. El doble escudo élfico absorberá todo el daño que reciba en su próximo post…
…Que será [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. Allá los veo.
—La verdad… —murmuró.
¿Qué verdad? Sabía que quienes creían en el regreso de los Ancestrales, tras el Juicio en Dundarak, estaban insatisfechos con la muerte de Thariza y la ocupación del volcán, pero no esperaba que su ideología hubiera calado tanto en tan poco tiempo.
Negó con la cabeza. Tenía cosas más urgentes de las que ocuparse. Aprisionó en hielo a los muchachos inconscientes. Con tiempo, Lothari sería capaz de derretirlo, pero no pensaba darle tiempo.
—Vamos —le dijo a Xana, encaminádose a la puerta—, debemos avisar a la Capitana. Cuéntame todo lo que sepas de la desaparición de Krimmer.
Pero Xana no tendría ocasión de contestar antes de que una explosión en algún punto del complejo llamara su atención. Casi al mismo tiempo, un temblor de tierra sacudió sus pies. No duró mucho, pero la sensación que dejó no fue halagüeña. Algo en el éter a su alrededor se sentía rancio, corrupto y aquel horrible sonido, ¿era el Volcán quejándose o un rugido en la distancia?
Mientras tanto, en el almacén…
Por un momento, el Cofre permaneció inmóvil, como suelen hacerlo los cofres. Nada en él indicaba que tuviera algún poder para realizar terribles portentos como el presenciado por nuestros protagonistas no mucho antes.
—Quizá no sabe cuál de los dos deseos cumplir —aventuró Ohm.
Entonces, el cofre comenzó a vibrar. Ohm comenzó a retroceder, algo alarmado, pero incapaz de dejar de mirar. Apenas había dado un par de pasos cuando una luz extrañamente oscura comenzó a emanar entre lo que parecían grietas en el deslucido lacado de la pieza.
Y el Objeto estalló.
Junto con Ohm, los dos elfos que se habían acercado hasta el Cofre salieron despedidos hacia atrás, con la retroimagen de una elfa salvaje en las retinas, al tiempo que el techo del almacén, habiendo recibido de lleno el impacto, comenzó a agrietarse en dirección hacia una de las paredes. Un temblor de tierra derribó toda esa sección del local, dejando a la vista el resto del complejo. Tal vez les engañaran los oídos tras la explosión, pero ¿era un rugido lo que se percibía en la distancia?
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Vaya, por algo los Zeugel y los Noáran están en el Consejo Dragón, eso es poderío O.O
En fin, como pidió HaZelasCosmeFulanito, podrán salir rápido del almacén, ahora que las cosas se han puesto feas (ya están casi fuera, en realidad) y, como pidió Destino, el Cofre no concederá más deseos.
Utilizar la magia propia y no el Cofre para curar a Rauko fue un acierto: al menos él no sufrirá secuelas, los otros dos (y Ohm) pasan a la siguiente ronda con una serie de arañazos y contusiones, producto de la explosión del Cofre. Nada realmente grave, pero una molestia para lo que viene, si no se cura.
Rauko, por su parte, ha sido doblemente bendecido. El doble escudo élfico absorberá todo el daño que reciba en su próximo post…
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