Melody (Aradia Hazelmere) [Trama Global Objetos Malditos]
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Melody (Aradia Hazelmere) [Trama Global Objetos Malditos]
Solo les importa lo que puedes hacer por ellos.
Aquella frase bailaba en la cabeza de Melody como las mariposas entre las flores del patio del castillo antes de que liberara el poder del libro mágico. El libro la había llamado, había puesto palabras en su mente, le había explicado cómo liberarlo del dolor que causaba.
Luego llegó la mujer, con el fuego rugiendo dentro, ¿cómo es que nadie más era capaz de oír sus gritos? Y el bastón, que sonreía por fuera y lloraba por dentro. ¿Es que nadie entendía lo triste que estaba el pobre bastón?
Melody sabía que era especial. No sabía muy bien por qué o cómo, pero sabía que era diferente. En realidad, ni siquiera permitían que olvidara por un momento que era diferente. Era la única que podía oír lo que decían los objetos que había creado Ian Edgecomb, ese hombrecillo despistado que creaba fuegos artificiales sin querer. Qué pena que los maestros no lo hubieran traído con ellos.
Por fin habían llegado al lugar. Hacía ya rato que podía sentir el runrún del volcán. Aún no podía entender lo que le decía, pero sabía que la estaba esperando. Melody acarició distraída la figurilla de alabastro que descansaba en su bolsillo mientras se esforzaba por ignorar las explicaciones de su guía acerca de la ubicación de las habitaciones y los horarios de las comidas. Ya se lo recordaría Kira igualmente.
En lugar de seguir al grupo al interior del edificio bajo que les habían mostrado, prefirió quedarse afuera, observando el lugar. El sol había terminado de ponerse y las bases de muchas de las torres de alrededor se encendieron iluminando el suelo. ¿Por qué no encender también la parte alta para iluminar el cielo?
Melody oyó voces acercándose y bajó la vista de las alturas para ver de quién se trataba. Eran las dos mujeres jóvenes que habían viajado con ellos en el barco. Su mirada se enfocó en la de los ojos verdes e, inconscientemente, apretó el juguete en su bolsillo. Por alguna razón, le recordaba al libro mágico, pero distinto, y eso la inquietaba. Por suerte, la mujer se dio la vuelta.
La otra solo se detuvo cuando estuvo ante ella. Melody observó un momento la mano que le tendía. ¿Qué esperaba de ella? Sí, sí, muy importante, qué novedad. Melody estaba a punto de continuar su examen del entorno, pero entonces, la mujer se inclinó. Eso era nuevo. La observó dubitativa durante un instante, con la mano aún extendida, esperando algo. Despacio, sacó la mano de su bolsillo y rozó con las yemas de los dedos los de la mujer antes de volver a guardarla al calorcito de su abrigo.
—Te he visto escribir en tu libro —le dijo—. A veces. ¿Hablas con él? Yo también hablaba con un libro, pero ya no. —Miró a la mujer y luego al resplandor rojizo del interior del complejo. Después, miró de nuevo a la mujer—. ¿Por qué no caminas conmigo? Quiero hablar con el volcán. Si es que me dejan acercarme. El Maestro Rutherford me dijo que a lo mejor no me dejaban. Tú y la otra mujer no son como las Maestras, ¿qué son?
Bienvenida, Aradia. Descuida, puedes tocar a Melody sin tener que sacudirte por el suelo y soltar espumarajos. Solo ten cuidado de no mencionarlas a ella ni a su familia. De momento, al menos.
En este tema, trataremos de conocer un poco a Melody ([Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]), ya que se trata de una persona tan especial para la trama. Tu objetivo para este turno es uno aparentemente sencillo: charlar con Melody, dejar que te conozca un poco. ¿Te parece poca cosa, tal vez incluso algo frívolo? No te engañes, como tú bien has dicho, la muchacha bien podría desviarse de su objetivo si se la sigue tratando como un objeto más. ¿Crees que serás capaz de ganarte su confianza? Mucho podría depender de ello.
Por supuesto, tienes libertad creativa y permiso para manejar a Melody (color de diálogo: #0099ff).
Aquella frase bailaba en la cabeza de Melody como las mariposas entre las flores del patio del castillo antes de que liberara el poder del libro mágico. El libro la había llamado, había puesto palabras en su mente, le había explicado cómo liberarlo del dolor que causaba.
Luego llegó la mujer, con el fuego rugiendo dentro, ¿cómo es que nadie más era capaz de oír sus gritos? Y el bastón, que sonreía por fuera y lloraba por dentro. ¿Es que nadie entendía lo triste que estaba el pobre bastón?
Melody sabía que era especial. No sabía muy bien por qué o cómo, pero sabía que era diferente. En realidad, ni siquiera permitían que olvidara por un momento que era diferente. Era la única que podía oír lo que decían los objetos que había creado Ian Edgecomb, ese hombrecillo despistado que creaba fuegos artificiales sin querer. Qué pena que los maestros no lo hubieran traído con ellos.
Por fin habían llegado al lugar. Hacía ya rato que podía sentir el runrún del volcán. Aún no podía entender lo que le decía, pero sabía que la estaba esperando. Melody acarició distraída la figurilla de alabastro que descansaba en su bolsillo mientras se esforzaba por ignorar las explicaciones de su guía acerca de la ubicación de las habitaciones y los horarios de las comidas. Ya se lo recordaría Kira igualmente.
En lugar de seguir al grupo al interior del edificio bajo que les habían mostrado, prefirió quedarse afuera, observando el lugar. El sol había terminado de ponerse y las bases de muchas de las torres de alrededor se encendieron iluminando el suelo. ¿Por qué no encender también la parte alta para iluminar el cielo?
Melody oyó voces acercándose y bajó la vista de las alturas para ver de quién se trataba. Eran las dos mujeres jóvenes que habían viajado con ellos en el barco. Su mirada se enfocó en la de los ojos verdes e, inconscientemente, apretó el juguete en su bolsillo. Por alguna razón, le recordaba al libro mágico, pero distinto, y eso la inquietaba. Por suerte, la mujer se dio la vuelta.
La otra solo se detuvo cuando estuvo ante ella. Melody observó un momento la mano que le tendía. ¿Qué esperaba de ella? Sí, sí, muy importante, qué novedad. Melody estaba a punto de continuar su examen del entorno, pero entonces, la mujer se inclinó. Eso era nuevo. La observó dubitativa durante un instante, con la mano aún extendida, esperando algo. Despacio, sacó la mano de su bolsillo y rozó con las yemas de los dedos los de la mujer antes de volver a guardarla al calorcito de su abrigo.
—Te he visto escribir en tu libro —le dijo—. A veces. ¿Hablas con él? Yo también hablaba con un libro, pero ya no. —Miró a la mujer y luego al resplandor rojizo del interior del complejo. Después, miró de nuevo a la mujer—. ¿Por qué no caminas conmigo? Quiero hablar con el volcán. Si es que me dejan acercarme. El Maestro Rutherford me dijo que a lo mejor no me dejaban. Tú y la otra mujer no son como las Maestras, ¿qué son?
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Bienvenida, Aradia. Descuida, puedes tocar a Melody sin tener que sacudirte por el suelo y soltar espumarajos. Solo ten cuidado de no mencionarlas a ella ni a su familia. De momento, al menos.
En este tema, trataremos de conocer un poco a Melody ([Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]), ya que se trata de una persona tan especial para la trama. Tu objetivo para este turno es uno aparentemente sencillo: charlar con Melody, dejar que te conozca un poco. ¿Te parece poca cosa, tal vez incluso algo frívolo? No te engañes, como tú bien has dicho, la muchacha bien podría desviarse de su objetivo si se la sigue tratando como un objeto más. ¿Crees que serás capaz de ganarte su confianza? Mucho podría depender de ello.
Por supuesto, tienes libertad creativa y permiso para manejar a Melody (color de diálogo: #0099ff).
Fehu
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Re: Melody (Aradia Hazelmere) [Trama Global Objetos Malditos]
¿Cómo podía hacer frío en un lugar así? Se preguntaba Aradia, y agradecía a su yo del pasado previsor que había comprado una capa. Aion estaba en lo suyo buscando que pastar o que travesura realizar mientras la elfa estaba toda hecha un manojo de nervios. Y cuando menos se dio cuenta estaba sola, bueno sin contar al feith que estaba en lo suyo; entonces el roce la hizo regresar a si misma y sonrió. La escucho con atención y se sonrojo pasando la mano a su nuca algo avergonzada, riendo nerviosa. Nunca había pensado que alguien le pondría atención y asintió sin mas.
-Será un placer caminar contigo, y, sí, hablo con mi libro, bueno, es un libro que estoy haciendo así que es mas como hablar conmigo, con lo que he visto y pienso, o pensaba. - Hablar con el volcán. Alzo una ceja extrañada de ese tipo de expresión, pero no era una persona normal así que su vida obviamente no era normal. Y por lo que entendía de su visión que tanto repasaba con ahinco y esmero caia en cuenta ahora que la veía que no solo su nacimiento, y creación eran peculiares. -Si no te dejan me antepondré, no se si me dejen, pero ya irían contra mí, Aion y tú, además, ¿porque no podrías?, ni que fueras a lanzarte al fuego o algo así, no, no lo permitiría. No dejaré que nada te dañe. - Poso la mano en el pecho en un puño, tuvo un aire de entusiasmo y sentía tener un propósito en su vida al menos de momento, pero Aion lo arruino bufando y alejándose un poco tirándola a loca. - Bueno no le hagas caso, se crio de principio con mi hermano. Ah yo soy una elfa, Aradia, y Xana también. Nos distinguen estas preciosuras. - Señalo con orgullo sus orejas puntiagudas.
Poso luego la mano en su barbilla, entre el pulgar y el índice pensando, había estado mucho tiempo buscándola, hasta la había pedido a su hermano ayuda y legado. Gracias a él podía decirse que sabía el detonante de su maldición y… Se desviaba de sus pensamientos y echo a andar esperándola para saber exactamente a donde quería ir, quería conocerla. Saber que había pasado con su madre, ¿ella la conocía o conoció? Tenía muchas preguntas, y temía que podría abrumarla, entonces decidido romper un poco el hielo y saco de su libro uno de los dibujos sueltos, uno donde estaba el retrato de ella. -Sabes, te estuve buscando, sé que sonará loco pero te soñé, y te dibuje, esperando encontrarte. Tenia miedo de no conseguirlo. – Sonrió animada mostrándole un dibujo de Melody. Vania en una letra muy elaborada su nombre, con mezcla de notas musicales. -Por cierto, decías de hablar con el volcán. ¿Puedes explicármelo?
-Será un placer caminar contigo, y, sí, hablo con mi libro, bueno, es un libro que estoy haciendo así que es mas como hablar conmigo, con lo que he visto y pienso, o pensaba. - Hablar con el volcán. Alzo una ceja extrañada de ese tipo de expresión, pero no era una persona normal así que su vida obviamente no era normal. Y por lo que entendía de su visión que tanto repasaba con ahinco y esmero caia en cuenta ahora que la veía que no solo su nacimiento, y creación eran peculiares. -Si no te dejan me antepondré, no se si me dejen, pero ya irían contra mí, Aion y tú, además, ¿porque no podrías?, ni que fueras a lanzarte al fuego o algo así, no, no lo permitiría. No dejaré que nada te dañe. - Poso la mano en el pecho en un puño, tuvo un aire de entusiasmo y sentía tener un propósito en su vida al menos de momento, pero Aion lo arruino bufando y alejándose un poco tirándola a loca. - Bueno no le hagas caso, se crio de principio con mi hermano. Ah yo soy una elfa, Aradia, y Xana también. Nos distinguen estas preciosuras. - Señalo con orgullo sus orejas puntiagudas.
Poso luego la mano en su barbilla, entre el pulgar y el índice pensando, había estado mucho tiempo buscándola, hasta la había pedido a su hermano ayuda y legado. Gracias a él podía decirse que sabía el detonante de su maldición y… Se desviaba de sus pensamientos y echo a andar esperándola para saber exactamente a donde quería ir, quería conocerla. Saber que había pasado con su madre, ¿ella la conocía o conoció? Tenía muchas preguntas, y temía que podría abrumarla, entonces decidido romper un poco el hielo y saco de su libro uno de los dibujos sueltos, uno donde estaba el retrato de ella. -Sabes, te estuve buscando, sé que sonará loco pero te soñé, y te dibuje, esperando encontrarte. Tenia miedo de no conseguirlo. – Sonrió animada mostrándole un dibujo de Melody. Vania en una letra muy elaborada su nombre, con mezcla de notas musicales. -Por cierto, decías de hablar con el volcán. ¿Puedes explicármelo?
Aradia Hazelmere
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Re: Melody (Aradia Hazelmere) [Trama Global Objetos Malditos]
Melody miró a Aradia con los ojos humedecidos.
—¿De verdad te enfrentarías a los guardias por mí? ¿Los dos lo haríais? —dijo abarcando con su mirada también al Aion—. Eso es muy lindo de su parte. Gracias.
Sonrió ante el gesto de orgullo de la elfa al señalarse las orejas. Debía reconocer que eran hermosas. Inconscientemente, se acarició una de las suyas, sintiendo su forma redondeada. Cuando Aradia le mostró el dibujo, alargó la mano para tomarlo y verlo más de cerca.
—¡Soy yo! —dijo asombrada—. ¡Y has pintado música también!
¿Aradia la había soñado? Quizá ella también era especial. Solo que, en lugar de escuchar lo que otros no podían, ella lo veía, lo soñaba. Y luego lo dibujaba. ¿Podría acaso liberarla, como ella había liberado al Libro, la Mujer y el Bastón? Con estas ideas resonando en su cabeza, le devolvió el dibujo y comenzó la andadura hacia la apertura del volcán.
—Sí, puedo hablar con el Volcán, igual que con los otros Objetos. Bueno, no es exactamente hablar pero, de alguna manera, yo los oigo. Y ellos parecen oírme a mí, aunque yo no mueva los labios.
Las muchachas no debían resultar muy amenazantes, pues nadie les cortó el paso. Aunque el Aion sí que fue retenido antes de acceder a la pasarela que comunicaba con la plataforma central. Aquel no era lugar para una bestia. La pasarela era lo bastante ancha, pero el calor era intenso. Hacía falta un cierto grado de voluntad para permanecer allí, suspendida sobre la lava ardiente, sin que las propias piernas pidieran a gritos salir corriendo.
—Sé que nadie más puede oírlos —continuó hablando Melody—, así que está bien si no me crees. Pero, quizá…
La muchacha dudó un instante, contemplando de nuevo a Aradia a la luz rojiza del volcán. Finalmente, se acercó más a ella y le habló en confidencia:
—Tengo otro objeto que también me habla. No, no te asustes, no es como los otros. No busca ayuda, ni consuelo. Me hace compañía. Quizá tú también puedas oírlo.
Dicho esto, sacó una pequeña estatuilla de alabastro que depositó en la mano de Aradia. La diminuta talla mostraba, en intrincado detalle, los contornos de un hombre rana que, sin duda, le resultaría familiar a la elfa. Estaba sentado con la piernas cruzadas y en sus manos, llevaba un martillo y un cincel de escultor. La enorme sonrisa de sapo se amplió aún más al encontrarse cara a cara con Aradia.
—¡Jofa! —chilló—. Vengo a por ti. Y no estoy solo. Ya estamos muy cerca, jofita.
El hombre sapo en miniatura estalló en carcajadas. Si antes su risa recordaba a la de un loco, la de ahora sonaba tétrica. Pero algo más llamaría la atención de la elfa en aquel momento. Melody se hallaba arrodillada al borde de la pasarela, inclinada hacia el magma que se agitaba varios metros más abajo. Cuando la joven volvió el rostro hacia Aradia, ésta vería las lágrimas que lo bañaban, así como su gesto de angustia.
—Está sufriendo —dijo, en un susurro tan bajo que Aradia no habría podido oírla de no encontrarse las dos tan cerca—. Llora bajo la tierra porque le han robado su libertad. Lo han constreñido en un espacio demasiado pequeño. Debo liberarlo, Aradia, no puedo soportar su llanto. Lo siento.
Bueno, Aradia, la cosa empieza a calentarse. Te encuentras sobre la boca del Volcán junto con Melody. Tienes en la mano una miniatura en piedra de tu amigo Nate Halliman (Sigel te prometió que volverías a verlo). No es él de verdad, pero puede verte y oírte a través de la figura y la voz que oyes es realmente la suya. Está cerca y, como él mismo te ha confesado, no viene solo.
Eres libre de hacer lo que te plazca con la pequeña escultura, pero ten en cuenta de que estás en una posición realmente delicada: muy cerca de uno de los Objetos Malditos, con una figura muy posiblemente creada por otro Objeto Maldito (por si te lo preguntas, [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] y al lado de una muchacha nacida de otro de los Objetos Malditos (el ya destruido Libro de la Nigromancia).
Por otro lado, Melody no puede resistir la llamada del Volcán. Desea liberarlo y quiere hacerlo ya. La destrucción del Libro de la Nigromancia casi supuso la destrucción del Hekshold y de todos los que en él había en aquel momento. La destrucción de la Mujer Amante y el Bastón Sonriente requirió complejos hechizos que pusieron a prueba el poder y la resistencia de los cuatro Catedráticos del Hekshold. ¿Qué crees que puede pasar si Melody destruye el Volcán sin la preparación adecuada?
Dime jofita, ¿qué harás? Si sales corriendo, tal vez te hayas alejado lo suficiente cuando todo estalle. ¿Será tan afortunado tu hermanito? Podrías tratar de detener a Melody, pero ¿quién avisaría entonces de la llegada de Halliman y su misteriosa compañía? Aunque, bien pensado, ¿importaría el aviso si toda la isla se va a la mierda? Tu decides.
Nota: Tomo nota de tu ausencia. No te preocupes, el tema no se va a ir a ninguna parte.
—¿De verdad te enfrentarías a los guardias por mí? ¿Los dos lo haríais? —dijo abarcando con su mirada también al Aion—. Eso es muy lindo de su parte. Gracias.
Sonrió ante el gesto de orgullo de la elfa al señalarse las orejas. Debía reconocer que eran hermosas. Inconscientemente, se acarició una de las suyas, sintiendo su forma redondeada. Cuando Aradia le mostró el dibujo, alargó la mano para tomarlo y verlo más de cerca.
—¡Soy yo! —dijo asombrada—. ¡Y has pintado música también!
¿Aradia la había soñado? Quizá ella también era especial. Solo que, en lugar de escuchar lo que otros no podían, ella lo veía, lo soñaba. Y luego lo dibujaba. ¿Podría acaso liberarla, como ella había liberado al Libro, la Mujer y el Bastón? Con estas ideas resonando en su cabeza, le devolvió el dibujo y comenzó la andadura hacia la apertura del volcán.
—Sí, puedo hablar con el Volcán, igual que con los otros Objetos. Bueno, no es exactamente hablar pero, de alguna manera, yo los oigo. Y ellos parecen oírme a mí, aunque yo no mueva los labios.
Las muchachas no debían resultar muy amenazantes, pues nadie les cortó el paso. Aunque el Aion sí que fue retenido antes de acceder a la pasarela que comunicaba con la plataforma central. Aquel no era lugar para una bestia. La pasarela era lo bastante ancha, pero el calor era intenso. Hacía falta un cierto grado de voluntad para permanecer allí, suspendida sobre la lava ardiente, sin que las propias piernas pidieran a gritos salir corriendo.
—Sé que nadie más puede oírlos —continuó hablando Melody—, así que está bien si no me crees. Pero, quizá…
La muchacha dudó un instante, contemplando de nuevo a Aradia a la luz rojiza del volcán. Finalmente, se acercó más a ella y le habló en confidencia:
—Tengo otro objeto que también me habla. No, no te asustes, no es como los otros. No busca ayuda, ni consuelo. Me hace compañía. Quizá tú también puedas oírlo.
Dicho esto, sacó una pequeña estatuilla de alabastro que depositó en la mano de Aradia. La diminuta talla mostraba, en intrincado detalle, los contornos de un hombre rana que, sin duda, le resultaría familiar a la elfa. Estaba sentado con la piernas cruzadas y en sus manos, llevaba un martillo y un cincel de escultor. La enorme sonrisa de sapo se amplió aún más al encontrarse cara a cara con Aradia.
—¡Jofa! —chilló—. Vengo a por ti. Y no estoy solo. Ya estamos muy cerca, jofita.
El hombre sapo en miniatura estalló en carcajadas. Si antes su risa recordaba a la de un loco, la de ahora sonaba tétrica. Pero algo más llamaría la atención de la elfa en aquel momento. Melody se hallaba arrodillada al borde de la pasarela, inclinada hacia el magma que se agitaba varios metros más abajo. Cuando la joven volvió el rostro hacia Aradia, ésta vería las lágrimas que lo bañaban, así como su gesto de angustia.
—Está sufriendo —dijo, en un susurro tan bajo que Aradia no habría podido oírla de no encontrarse las dos tan cerca—. Llora bajo la tierra porque le han robado su libertad. Lo han constreñido en un espacio demasiado pequeño. Debo liberarlo, Aradia, no puedo soportar su llanto. Lo siento.
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Bueno, Aradia, la cosa empieza a calentarse. Te encuentras sobre la boca del Volcán junto con Melody. Tienes en la mano una miniatura en piedra de tu amigo Nate Halliman (Sigel te prometió que volverías a verlo). No es él de verdad, pero puede verte y oírte a través de la figura y la voz que oyes es realmente la suya. Está cerca y, como él mismo te ha confesado, no viene solo.
Eres libre de hacer lo que te plazca con la pequeña escultura, pero ten en cuenta de que estás en una posición realmente delicada: muy cerca de uno de los Objetos Malditos, con una figura muy posiblemente creada por otro Objeto Maldito (por si te lo preguntas, [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] y al lado de una muchacha nacida de otro de los Objetos Malditos (el ya destruido Libro de la Nigromancia).
Por otro lado, Melody no puede resistir la llamada del Volcán. Desea liberarlo y quiere hacerlo ya. La destrucción del Libro de la Nigromancia casi supuso la destrucción del Hekshold y de todos los que en él había en aquel momento. La destrucción de la Mujer Amante y el Bastón Sonriente requirió complejos hechizos que pusieron a prueba el poder y la resistencia de los cuatro Catedráticos del Hekshold. ¿Qué crees que puede pasar si Melody destruye el Volcán sin la preparación adecuada?
Dime jofita, ¿qué harás? Si sales corriendo, tal vez te hayas alejado lo suficiente cuando todo estalle. ¿Será tan afortunado tu hermanito? Podrías tratar de detener a Melody, pero ¿quién avisaría entonces de la llegada de Halliman y su misteriosa compañía? Aunque, bien pensado, ¿importaría el aviso si toda la isla se va a la mierda? Tu decides.
Nota: Tomo nota de tu ausencia. No te preocupes, el tema no se va a ir a ninguna parte.
Fehu
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Re: Melody (Aradia Hazelmere) [Trama Global Objetos Malditos]
Ok, Aradia se ponía un nuevo obstáculo solita. Pero una meta que consideraba algo más loable. Verla asombrada, sonreír, le provocaba querer abrazarla y protegerla del mundo. Protegerla del Hombre Muerto… Bueno no sabía si podría con algo así, pero si ya había sobrevivido a que el Árbol Madre le cayese encima, al sapo, al... mejor de enumerar desgracias que seguro serían muchas y no quería desperdiciar tiempo en algo así muchas gracias. -Claro, bueno, el sabe esconder cadáveres… O eso me dijo mi hermano y dado que no me he topado con ninguno supongo que es bueno.
Aion volvió a bufar y se acerco al par, tal vez sintiéndose la criatura con el ton de la razón en esos momentos. Aradia tomo el dibujo y lo guardo. - ¿Sabes? Es un regalo, pero lo guardare hasta que regresemos para que lo pongas en un lugar seguro para ti. – Entonces le respondió sorprendiéndola con su respuesta, curiosamente podía entenderlo. Se sobo el seso. Apenas noto que no las detenían, pero si a Aion que bufo con reniego. - Hey es amistoso. -Aunque eso poco importaba realmente, no hubo forma de hacerlos ceder a que la criatura las siguiera, solo esperaba que no se alejaran mucho. Pero no dejaría a Melody por lo que apretó el paso para ponerse a su lado de nuevo. -Te creo. Y te entiendo, eh pasado por algo así, masomenos. Pero fue algo muy muy peculiar.
Se inclino para estar a su altura al notar la confidencia y… paso saliva, temblaba como si se hubiera quitado la capa y hubiera quedado desnuda en la nieve. Paso saliva. Con toda la fuerza de voluntad que tuvo guardo la figura. La imagen de saltar al volcán para librarse del pasado se abrazo a ella como el aire que respiraban y abrazo a Melody. -Debemos irnos, podrás liberarlo después lo prometo, pero debemos irnos ya.
Trato de calmarse y que el apuro de su voz no fuera casi un chillido, se hinco y tomo las manos de esta besándolas. - ¿De dónde sacaste la estatuilla? No retiro mi palabra lo juro, pero debo saber. Conozco al sapo... fue muy malo conmigo. Casi me mata. Si viene... es posible que me muera y te haga daño. Tenemos que irnos.
La elfa se levanto sin soltar las manos de Melody y recordando la técnica bolsa de patatas se inclinó para tomarla por la cintura y apoyarla en el hombro para alejarla del borde y tratar de alzarla para ir hacia el Feith, lo usará para llegar lo más pronto posible al recinto, debían hacer algo.. aunque su mente no lograba enfocar el que, solo quería sacar a Melody de ahí, el temor de donde había sacado la estatuilla, el que el Hombre Muerto ya estuviera buscando algo para hacerse con ella. No lo permitiría, no solo por quien o que era Melody. la veía como una niña, tecnicamente la había visto nacer, a su madre, al gigante que la amo como una hija. ¿oh por los dioses que había sido de él? Todo la abrumo de golpe y quería contener las lagrimas, de un modo peculiar se había encariñado de la niña, -Por favor solo tenemos que llegar.
Aion volvió a bufar y se acerco al par, tal vez sintiéndose la criatura con el ton de la razón en esos momentos. Aradia tomo el dibujo y lo guardo. - ¿Sabes? Es un regalo, pero lo guardare hasta que regresemos para que lo pongas en un lugar seguro para ti. – Entonces le respondió sorprendiéndola con su respuesta, curiosamente podía entenderlo. Se sobo el seso. Apenas noto que no las detenían, pero si a Aion que bufo con reniego. - Hey es amistoso. -Aunque eso poco importaba realmente, no hubo forma de hacerlos ceder a que la criatura las siguiera, solo esperaba que no se alejaran mucho. Pero no dejaría a Melody por lo que apretó el paso para ponerse a su lado de nuevo. -Te creo. Y te entiendo, eh pasado por algo así, masomenos. Pero fue algo muy muy peculiar.
Se inclino para estar a su altura al notar la confidencia y… paso saliva, temblaba como si se hubiera quitado la capa y hubiera quedado desnuda en la nieve. Paso saliva. Con toda la fuerza de voluntad que tuvo guardo la figura. La imagen de saltar al volcán para librarse del pasado se abrazo a ella como el aire que respiraban y abrazo a Melody. -Debemos irnos, podrás liberarlo después lo prometo, pero debemos irnos ya.
Trato de calmarse y que el apuro de su voz no fuera casi un chillido, se hinco y tomo las manos de esta besándolas. - ¿De dónde sacaste la estatuilla? No retiro mi palabra lo juro, pero debo saber. Conozco al sapo... fue muy malo conmigo. Casi me mata. Si viene... es posible que me muera y te haga daño. Tenemos que irnos.
La elfa se levanto sin soltar las manos de Melody y recordando la técnica bolsa de patatas se inclinó para tomarla por la cintura y apoyarla en el hombro para alejarla del borde y tratar de alzarla para ir hacia el Feith, lo usará para llegar lo más pronto posible al recinto, debían hacer algo.. aunque su mente no lograba enfocar el que, solo quería sacar a Melody de ahí, el temor de donde había sacado la estatuilla, el que el Hombre Muerto ya estuviera buscando algo para hacerse con ella. No lo permitiría, no solo por quien o que era Melody. la veía como una niña, tecnicamente la había visto nacer, a su madre, al gigante que la amo como una hija. ¿oh por los dioses que había sido de él? Todo la abrumo de golpe y quería contener las lagrimas, de un modo peculiar se había encariñado de la niña, -Por favor solo tenemos que llegar.
Aradia Hazelmere
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Re: Melody (Aradia Hazelmere) [Trama Global Objetos Malditos]
—¿Pero qué…? ¿Por qué? Yo, no sé, me la dieron, la encontré, no sé.
Melody se agitaba mientras Aradia la arrastraba lejos de la boca del Volcán. ¿Por qué la elfa tenía tanto miedo de repente? El sapito siempre había sido bueno con ella.
Atravesaron la pasarela hasta llegar de vuelta con el Aion, pero antes de que Aradia pudiera decir nada a los vigilantes allí presentes, todos se volvieron ante el sonido de una explosión en la distancia, en algún punto del complejo. Como en respuesta a la explosión, un temblor de tierra hizo que el Aion se pusiera nervioso y hubo que agarrarlo para que no saliera corriendo.
Melody comenzó a chillar, presa de un dolor aún mayor que el que había sentido hacía un momento, proveniente del magma del Volcán. El temblor duró poco, pero ella seguía sintiendo que le faltaba el aire. Algo iba muy mal, no era como cuando liberaba a los objetos.
Aradia también podría percibir el cambio en la calidad del éter, que se había vuelto más oscuro, más… hediondo. En realidad, esa parte no tardaron en percibirla también los demás, pues un humo oscuro, ardiente y maloliente había comenzado a manar de la boca del Volcán. Y ¿era un rugido aquello que se oía?
Antes de nada, no te asustes, lo que le acaba de pasar al Volcán no ha sido culpa tuya, el Volcán ha reaccionado a otra cosa (pregunta a tu hermano, él quizá sepa algo al respecto). Alégrate: de no haber apartado a Melody de allí, podría haber sido mucho peor.
No has logrado avisar a tiempo de la inminente llegada de los malos, pero no te preocupes, era una misión trampa: los vigilantes del Extractor son profesionales y están preparados para todo. Bueno, puede que para todo todo, no, pero seguro que se adaptan.
Por cierto, si le echas un vistazo a la estatuilla que guardaste en el bolsillo, notarás que se ha agrietado, pero sigue entera. De haberla tirado, digamos, al Volcán, la cosa podría haberse puesto más fea también, pero haberla guardado tendrá sus consecuencias, que podrás ver [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
Melody se agitaba mientras Aradia la arrastraba lejos de la boca del Volcán. ¿Por qué la elfa tenía tanto miedo de repente? El sapito siempre había sido bueno con ella.
Atravesaron la pasarela hasta llegar de vuelta con el Aion, pero antes de que Aradia pudiera decir nada a los vigilantes allí presentes, todos se volvieron ante el sonido de una explosión en la distancia, en algún punto del complejo. Como en respuesta a la explosión, un temblor de tierra hizo que el Aion se pusiera nervioso y hubo que agarrarlo para que no saliera corriendo.
Melody comenzó a chillar, presa de un dolor aún mayor que el que había sentido hacía un momento, proveniente del magma del Volcán. El temblor duró poco, pero ella seguía sintiendo que le faltaba el aire. Algo iba muy mal, no era como cuando liberaba a los objetos.
Aradia también podría percibir el cambio en la calidad del éter, que se había vuelto más oscuro, más… hediondo. En realidad, esa parte no tardaron en percibirla también los demás, pues un humo oscuro, ardiente y maloliente había comenzado a manar de la boca del Volcán. Y ¿era un rugido aquello que se oía?
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Antes de nada, no te asustes, lo que le acaba de pasar al Volcán no ha sido culpa tuya, el Volcán ha reaccionado a otra cosa (pregunta a tu hermano, él quizá sepa algo al respecto). Alégrate: de no haber apartado a Melody de allí, podría haber sido mucho peor.
No has logrado avisar a tiempo de la inminente llegada de los malos, pero no te preocupes, era una misión trampa: los vigilantes del Extractor son profesionales y están preparados para todo. Bueno, puede que para todo todo, no, pero seguro que se adaptan.
Por cierto, si le echas un vistazo a la estatuilla que guardaste en el bolsillo, notarás que se ha agrietado, pero sigue entera. De haberla tirado, digamos, al Volcán, la cosa podría haberse puesto más fea también, pero haberla guardado tendrá sus consecuencias, que podrás ver [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
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