Un día de verano. (Privado Radus - frio)

Pasos acompasados sobre la tierra. Sonido seco de la gravilla sediento ante el peso de mis botas. El sonido de hojas muertas y gravilla era en cierta manera relajante, después de escucharlo durante estos dos años, no se como fuera mi vida sin ese sonido. Ya desde lejos se veía un pueblo, pero mi cabeza un poco gacha, descubierta y llena de pensamientos oculto ante mis ojos el trayecto. Y por esto cuando me quise dar cuenta ya estaba dentro del poblado, caminando por sus calles como si fuera uno mas de entre ellos.

Mi armadura de cuero oculto bajo el abrigo, crujía un poco ante el uso pero no era algo que a estas alturas me molestara. La mirada hasta ahora baja, se alzaba ligeramente, un par de movimientos rítmicos de cabeza de lado a lado. Parecía un día un poco agitado lo cual me venia bien. La ocasión era justa para aprovisionarse.

Con paso seguro tomo una de los bordes de la carretera, desde mi Angulo se veía como el derecho. Con un paso un poco mas lento que el que solía tener, para poder mirar con mas detalle lo que pasaba a mi alrededor. Miraba como si fuera un tordo en grama, sabia que no era la mejor manera de "no destacar" pero siempre me importo mas bien poco.

Fui bajando el paso hasta llegar al frente de uno de los negocios - Disculpe buen hombre ¿Puede decirme donde esta la aldea mas cercana? - Dije con voz tranquila, como siempre viajaba a lugares diferentes nunca terminaba de ubicarme en un lugar. Siempre andaba algo perdido, pero fue algo a lo que me fui acostumbrando y darme cuenta que no es tan malo. -Su amabilidad será recompensada-

BGM recomendada a oir:

Un día había pasado desde que Radus volvió a su casá en los campos de Verisar, solo para enterarse que le quedaba un día para recoger sus cosas y abandonar el lugar porque se había retrasado en el pago de impuestos real.

Radus se encontraba en su habitación terminando de empacar para emprender el viaje; recordando con cierta melancolía los días que vivió en ese lugar y la razón de haber perdido su hogar. – “Vaya, cuanto me enoja tener que irme de aquí así nada más… Todo por culpa de esos idiotas que me engañaron para acompañarles a Baslodia." – Pensaba. – “Lo peor del caso era que tenía el dinero, pero como tarde en pagar ahora tengo que irme…" - Cogió la maleta y lentamente empezó a caminar mirando lado a lado mientras avanzaba los rincones de la casa. – “Bueno, espero que por lo menos alguien pueda valorarla.”- Luego bajaba las escaleras y al aproximarse a la salida le echo una última mirada al interior de la casa, dio media vuelta y emprendió el viaje.

Quería un cambio de ambiente, quizás una nueva casa y empezar de cero. Pero se lo tomaría con calma y comenzaría solo como un viajero errante en búsqueda de aventuras. ¡Finalmente ya se estaba encaminando!

Mientras avanzaba, llego a un establecimiento, en donde un granjero llamado William, quien era viejo conocido de Radus; al verlo pasar le saludo con la mano y este le devolvió el saludo de igual forma, luego acercándose, el granjero le dice: - Parece que fue ayer cuando te veía jugar con los otros niños de por aquí y terminar con un regaño o tunda y hoy te toca marcharte… Caray, ¡Cómo pasa el tiempo!- Dijo con leve tono triste en sus palabras, como si de un hijo que se va se tratase. Radus esbozo una muy ligera sonrisa al anciano y rascándose detrás en el cuello le dijo – Si y la verdad no quisiera dejar el lugar, pero si no lo hago podría ir preso.-

En ese momento se escuchaba el crujir de la gravilla y las hojas al ser pisados por una persona que se dirigía en dirección a donde se encontraban ellos dos.

 Se trataba de un joven aparentemente, de tez clara y cabellos negros quien vestía un abrigo color negro, su altura era aproximada a la de Radus y el semblante del joven era serio, daba impresión de ser un curtido guerrero que no le temía a nada o mal genio, por lo menos eso infundía al verle.

 Radus escucho el saludo del joven y la duda que tenía y luego dirigió su mirada en donde estaba se dio cuenta que se dirigía a él. – Hola compañero. – Le saludo e inmediatamente continúo. -Si sigues por este camino… - Decía mientras indicaba con su mano la dirección a seguir. - … Iras en dirección a la ciudad de Roilkat, pero es un camino un tanto largo, ya que primero debes pasar el Arenal de Roilkat y luego llegas ahí… - Hizo una leve pausa. – Justo ahora voy en dirección para allá y si me espera a que me despida con gusto te puedo llevar allí. - Dijo y se volvió a su vecino. – Bueno señor William, ha sido un gusto.- Este le coloco la mano en el hombro al anciano, dándole una palmadas, luego le abrazo. – Espero verte pronto, pero a donde sea que vayas te deseo suerte. – Y tras despedirse se volteo en dirección al joven. – Ah, olvide decirlo. Mi nombre es Radus, ¡Mucho gusto! – Se presentó ante el joven viajero. – Y en cuanto a recompensa, pues no te preocupes que por dar direcciones no se cobra aquí, jeje. -  Dijo rascándose detrás en el cuello.

Off Rol:

Agradable fue encontrar pronta respuesta, un joven humano, tendría mas o menos mi edad. Aunque se veía bastante maltratado seguramente producto de pasar sus días en el campo. Indicaba con su mano la dirección que que tenia que seguir, pero por lo poco que me dijo parecía que era algo complicado llegar si no conocías el lugar. Por fortuna decidió acompañarme ya que al parecer se dirigía a esos lares. Desconfiaba un poco, cosa que esa bien una persona no tiene que ser del todo confiada. Mostrar tu corazón es la manera mas fácil para que te lo apuñalen.

Vio la despedida, al parecer el amable joven estaba por emprender un viaje ¿Un peregrinaje como el propio? O algo causado por los avatares del destino, aunque no encontrara la respuesta su mente activa noto este detalle. Luego de la breve pero emotiva despedida. se presento, -Un placer radus, Halsion es mi nombre- ya tenia la amabilidad de presentarse a mi nada me costaba hacer lo mismo. Luego el comentario que pretendía ser gracioso. Sonreí mas por cortecia que por gracia ante el comentario de el joven. - Agradesco que sea el caso Radus. Espero que mi compañía no resulte molesta.- Dije tranquilo acompañado de un movimiento de cabeza decentemente. Para emprender la marcha junto con su acompañante.

No paso mucho para que estuviéramos a la par, Le miraba tranquilo mientras maquinaba en mi cabeza, no paso mucho para que por fin le preguntara - ¿No pesa mucho?- Le dije, luego espere respuesta y continué. - Espero no sea muy lejos, de otra manera sera un viaje agotador para ti.- Dije manteniendo la calma. Este chico había sido muy amable de momento, al menos tenderle una mano me parecía correcto, si luego el aceptaba o. Bueno cumplí con ofrecer.

Ya en el largo camino que les restaba para llegar a la ciudad de Roilkat; ambos viajeros iban tranquilamente pero sin detenerse cuando Halsion pregunta si lo que llevaba pesaba. Radus le observo con una sonrisa comprendiendo que solo quería ayudarle. – En comparación con los sacos de tomates, papas y demás vegetales que he tenido que cargar antes; pues es muy ligera debo decir. – Dijo mientras volvía la mirada al camino.  – Por cierto; ¿Qué te trae por estas tierras? ¿Trabajo, negocios o solo hacer turismo? – Pregunto más que nada para hacer conversación y que no hubiera silencio incomodo durante el trayecto.

Mientras tanto; más adelante del camino. Dos extraños personajes estaban planeando algo.

- ¿Ves? ¡Te lo dije Vuzno!; en este camino pasa la gente rica con sus escoltas. – Dijo un sujeto alto; delgado; cabello castaño; ojos verdes y tez clara, quien vestía una camisa ligeramente raída junto con unos pantalones negros rotos en los extremos de las botas; el cual portaba un garrote de madera, quien se encontraba junto con su compañero ocultos detrás de unos matorrales; aparentemente esperando que alguien pasara por el camino. – No lo sé Zeneo. A mí me parece que solo se trata de un campesino y alguna clase de viajero… - Replico Vuzno; quien era un sujeto bajo y delgado también; de cabello negro; ojos verdes; tez morena y vestía también ropas raídas: camisa verde clara; pantalones marrones claro y sandalias marrones.

Zeneo alzo una ceja molesto por la ignorancia que pensaba tenía su compañero. – Tsk, tsk, tsk… Vuzno, Vuzno viejo amigo no seas tonto. ¿No te fijas que aquel “campesino” que tú dices; es en realidad un acaudalado ricachón que se disfrazó para no ser descubierto?- El sujeto luego cerro sus ojos y poniéndose un dedo en la frente dijo – Pero con lo que no contaban era con el brillante intelecto de este brillante asaltante de caminos, ¡Jo, Jo, Jo!- Orgulloso de su aparente descubrimiento halo a su compañero hacia abajo. - ¿Qué?, ¿Qué?... ¿Qué sucede Zeneo? – Pregunto extrañado Vuzno. – ¡Shhh! Callate, que ahí vienen eso dos peleles. ¡Van a llevarse el chasco de sus vidas!, mua, ja, ja… - Respondió a Vuzno agachándose también.

Ya a tan solo escasos metros Halsion y Radus venían aproximándose a donde se encontraban los asaltantes ocultos.