Los Crímenes De Barrio Oscuro [Libre] [Noche]

Tras reagruparse, continuaron los cuatro avanzando, siguiendo el curso de la patrulla que tenían asignados. Por desgracia para la víctima y sus seres cercanos, el asesino parecía no tomarse ningún descanso. - No me jodas, ¿pero este bruto no sabe cuándo parar? - dijo el viejo brujo sorprendido por la frecuencia de los asesinatos, cuando notaron que posiblemente los murmullos del parque señalasen una siguiente escena del crímen. - Vamos, vamos. Alguno de esos le ha tenido que ver.

Lo que no esperaban era la atrocidad de la presente escena. Si la brutalidad de los anteriores crímenes seguía un ritmo creciente, seguramente este fuera la cima. Gente anodadada, gente lamentándose, gente vomitando... el morbo atraía a la multitud, pero el horror que inspiraba aquel cadaver les ponía en su sitio. - Por dios... ni en las peores casquerías he visto algo parecido. A Eberus le causaba un notable rechazo aquel torso torpemente abierto y vaciado, pero a estas alturas de su vida ya no solía reaccionar demasiado con ese tipo de cosas.

Afortunadamente, había testigos. Uno de ellos conocía a la víctima, y con gran angustia en sus palabras pudo indicarles a los investigadores un dato crucial: ese cabrón había entrado en el albergue hacía muy poco.

- Y cuál es el albergue. ¿Ese? ¿Eso de allí? Vamos, coño. Déjate de charlas, vamos - le decía Eberus a su compañero brujo, impaciente por dar ya con el autor de los crímenes. Mientras el vecino de la víctima le asentía con su angustiado rostro, Eberus ya había comenzado a andar hacia el albergue.

- ¿Y ahora qué, Peter? ¿Tú conoces el albergue? ¿Tiene otro acceso aparte de este? Si entramos y el asesino se da cuenta, podría escapar a escondidas si hay más de una salida - preguntó Eberus dirigiéndose al líder de la patrulla, esperando elaborar rápido un plan para no dejar escapar al criminal.

OFF ROL: Tensión en el ambiente. Si nos hemos equivocado se nos cae todo xD. Nuestros últimos sospechosos son...  *redoble de tambores* Ryan Scholar, Michael Light y el Soldado Hunnam!!

Una vez dentro, con los sospechosos acorralados, Eberus sintió la necesidad de dejar en evidencia a aquel que parecía más alterado. Parecía un sujeto fácil con el que acertar. Sin embargo, se le adelantó su compañero. Tuvo, entonces, que escoger entre los otros dos.

- ¿Quién era el cura? - Lannet le indicó con la cabeza cuál era de los dos. - Joder con el Jesucristo de los cojones.

El bajo brujo se acercó entonces a Michael Light. Tenía que tratar de intimidar a un hombre que le superaba una cabeza en estatura, pero la adrenalina del momento pareció borrar ese detalle de su cabeza. Optó, entonces, por un interrogatorio agresivo.

Eberus, tenía a Michael agarrado de la parte del cuello de su chaqueta. - ¡Me cago en Cristo, hombre! Tanta tontería con que si no matarás, que si hay que amar al prójimo... ¿Y ahora qué? ¿Has amado bien tú al prójimo, sacerdote? ¡Una puta mierda!

- Pero, pero... ¿D-de qué me habla, señor? ¿Por qué me estáis acusando? Me va a hacer daño, suélteme, por favor - El hombre se mostraba nervioso, con los ojos abiertos como platos. Mostraba también en su rostro cierta ira, que parecía querer contener. Con sus manos, trataba de aliviar un poco la presión que hacía el brujo en su cuello al agarrar de su ropa.

En ese momento, pensó en añadir un toque extra. Había leído que los cristianos creían en unos demionos, o algo por el estilo. Unas criaturas horrendas, con el blanco de los ojos convertido en negro, y con la pupila hecha de fuego. Supuestamente, los cristianos los temían. Para visualizar con todo detalle esta imagen, Eberus bajó por unos cortos segundos su mirada al suelo, concentrándose, para así crear una ilusión en sus propios ojos y hacerlos ver iguales a los de los demonios que había leído. Luego, volvió a dirigir su rostro hacia el del sacerdote, exagerando una expresión de cólera.

- ¡¡Aah!! ¡Atrás, anticristo! -  exclamó mientras trataba de empujar al brujo para alejarle de él. - ¡Eres el demonio! Me queréis acusar de algo horrible, pero vosotros sois el verdadero mal. Lo veo en sus ojos. ¡Menuda verguenza, acusarme a mí, mensajero de Dios, de esta clase de barbaridades, cuando lo único que hago es ayudar a la gente de este lugar! - Eberus se resistía a soltarle. Estaban los dos forcejeando. El brujo no quería dejar que se relajase ni lo más mínimo. Quería hacer salir las verdades bajo presión.

- ¡Confiesa! ¡Tú mataste a todas esas personas! ¡Tu y yo lo sabemos! - le gritaba iracundo Eberus.

- ¡Por Dios! - gritó también Michael. - ¡Oh! Mirad, mirad. Ahora m-me vais a creer. He acordado encontrarme con el monaguillo aquí, en el albergue, que venía a acompañarme porque, bueno, le estoy enseñando estos días cómo puede ayudar. Ehm...

- Continúa, cura.

- Sí, sí... En definitiva, que he estado con él en la iglesia durante toda esta noche, hablando precisamente de esto, mientras arreglábamos el incensario, que, bueno... está empezando a desmontarse, y vamos, que...

- Que sí, coño, que va a venir ahora y que le preguntemos a él.

- ¡Exacto! Exacto... Ahora, hágame el favor de soltarme ya, por Dios.

Eberus acabó por soltar a Michael, y se dirigió a Lannet para comentarle sus conclusiones, por si a caso no lo había oído ya.

- Este tío, o dice la verdad, o se acaba de meter él solo en un callejón sin salida que no es ni medio normal...

- Sí, tranquilo, he estado atento a vuestra apasionante charla - dijo esbozando una sonrisa. - Creo que va a ser buena idea mantener al reverendo oculto, para que podamos preguntar al monaguillo sobre esto cuando llegue. Lo digo porque, la idea que tengo, es preguntarle sobre el sacerdote en cuanto entre al albergue, haciéndole creer que vamos a colaborar en la ayuda, o algo así. Bueno... Yo me encargaré. Buen trabajo, Eberus. Llévate al señor Light detrás de aquella pared, de momento.

Eberus acató las ordenanzas de Lannet, dirigiendo al reverendo con una mano en su espalda hacia el lugar indicado. Este procuraba darse prisa para no dejar que su mano le tocase, algo atemorizado aún por lo que había visto antes en los ojos del ilusionista.

Cohen optó por hablar con el profesor, ante la atenta mirada de Lannet que parecía observar con detalle cada una de las conversaciones.

El profesor Scholar parecía ser alguien de prestigio en los barrios humanos de Sacrestic Ville. Incluso Cohen había hablado de él, de los estudios que impartía a los hijos de los guardas que se habían desplazado hasta la ciudad vampírica.

―Profesor, ¿qué hace en el albergue a estas horas de la noche? Pensaba que madrugaba para impartir sus clases por la mañana temprano…
―Pues… cuándo era joven, mi madre no tenía cómo subsistir y ella acudía normalmente a lugares cómo estos para cenar y pasar las frías noches. Por esa razón, suelo colaborar con estas…
―Bueno, ha entrado hace poco tiempo. Justo después del asesinato en la plaza. ¿De dónde venía y por qué ha entrado aquí de madrugada? Hace ya mucho que los desamparados duermen…
―Sí, esta noche me he retrasado. Verá… ―dijo, bajando la voz, para continuar ahora de forma discreta―. Tengo una aventura con una de mis alumnas… No, no piense mal, es ya mayorcita. Nos vemos a escondidas en mi casa, a escasos metros de aquí… Digamos que esta noche nos hemos entretenido más de la cuenta.
―¿Cómo se llama su alumna?
―Elizabeth Cortley. Ella podrá atestiguar que digo la verdad.

Tras la conversación, acudió de nuevo a Lannet para contarle la historia.
―Sólo parece un puto pervertido… Tendrá que comprobar la edad de la chica, haya cometido los crímenes o no… No me importaría ser yo quién les contara a los padres lo que pasa ―añadió, con una pícara sonrisa, imaginando la escena.

Lannet se dirigió de nuevo hacia la puerta. Dijo al guarda Barrows que en cuanto entrase el monaguillo, que le hiciera pasar a hablar con ellos. También mandó a buscar a la joven Elizabeth Cortley y le pidió que fuera custodiada por varios hombres hasta allí mismo. Luego, le mandó buscar la existencia de alguna capucha o un cuchillo ocultos en el albergue.

―A ver si logramos resolver esto de una puta vez.

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PISTA FINAL:

1 - Las heridas del Soldado Hunnam es autoinfligida.
2 - El monaguillo niega la coartada del Reverendo.
3 - ÚLTIMA PISTA HALLADA: El pie del Asesino es PEQUEÑO.
4 - Ni el Reverendo ni el Profesor lleva capucha ni cuchillo ni éstos aparecen en el interior del albergue.
5 - La señorita Elizabeth Cortley ha quedado fuera del Barrio antes de cortar el acceso al mismo.

Deduzcan y procedan a la captura del criminal

El miembro 'Cohen' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses

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'Runas' :
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Resultados :
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Se encontraban en un momento clave de la investigación. Con los tres únicos sospechosos bajo custodia, solo faltaba confirmar o desmentir las coartadas. Todo parecía terminar, cuando el soldado Hunnam se las arregló para escapar e intentar huir. Uno de los gestos más incriminatorios que se podrían imaginar. - Pero, este hombre es tonto. Disculpe, reverendo. Parece que el verdadero culpable se acaba de delatar a sí mismo. Lamentable. Que Dios le acompañe, o lo que cojones os digáis los cristianos al despediros.

Por ello, Eberus no dudó en dejar al reverendo sin vigilancia y salir corriendo detrás del soldado y de Logan, que también había comenzado la persecución. Por razones como su complexión y estatura, el maduro brujo decidió mantenerse algo más alejado porque se esperaba un confrontamiento inminente contra el soldado, y veía a su compañero más preparado para estar en primera línea.

Para cortar la carrera del asesino, Logan lanzó frente a él una bola de fuego que bloqueó su camino. Al estar en un callejón, ahora no tenían otra opción. Tenían que pelear cuerpo a cuerpo. Eberus se mantuvo unos metros detrás de Logan, pero a un rango suficiente para poder aplicar sus poderes mentalistas en el momento adecuado. Sin embargo, como no quería afectar también a Logan durante el confrontamiento, los poderes debían esperar. Su estrategia fue, por tanto, tratar de distraer a Hunnam con sus palabras.

- ¡Vas a morir! ¡Lo sabes! Somos dos contra uno, y ahí detrás vienen los soldados, tus amiguitos. Gilipollas, no tienes nada que hacer - dijo finalizando en un tono burlesco, dejando escapar una pequeña risilla estilo tetera.

Este no le contestaba. Parecía una pelea difícil para ambos, y se encontraba absolutamente centrado en lidiar con Logan. - ¡Vamos, Logan! Déjate de tonterías y fríele con ese fuego tuyo. Deja el honor para las partidas de dados, ¡esto es matar o morir, joder!

Tras observar cómo su compañero brujo recibía algunos cortes, la seriedad comenzó a invadir de vuelta a Eberus. No podría soportar que aquel asesino se saliera con la suya, gozando del placer de provocar una muerte más aunque esta fuese la última antes de la suya propia. Cuando vio que Logan caía al suelo y estaba en grave peligro, se empezó a poner nervioso. Él no podía hacer mucho más que hacerles ganar tiempo tanto a Logan como a los otros soldados distrayendo a Hunnam, esta vez con el uso de la magia.

Con suerte, el asesino se estaba recreando con la situación, dándole algo de tiempo a Eberus para preparar su ilusión, que aún así debía provocar rápido. Recordó una situación pasada parecida, en la que el hacer sentir un calor inmenso a alguien que amenazaba a un colega suyo provocó que se quitase sus ropas, dejándole en total evidencia. Desde ese momento, en sus meditaciones estuvo interiorizando esa táctica para hacerla más y más efectiva, debido a la versatilidad de esta.

Gracias a ello, pudo imaginarla vívidamente con rapidez y aplicarla a tiempo en Hunnam, que espada en mano y a pocos segundos de hundirla en el torso de Logan, comenzó por fruncir el ceño y verse desagradablemente sorprendido.

- Me está dando algo, ¡ayuda! ¡Ayuda! - gritaba acelerado, mientras se desabrochaba sus ropajes del torso teñidos de rojo en la zona del corte. - Si he de morir, prefiero hacerlo con honor, joder, no de un maldito golpe de calor. ¡Un galeno! ¡Traedme un galeno, o un balde de agua fría!

Lo único que siguió a esta escena, fue el sonido de una flecha que recorrió todo el callejón hasta llegar al muslo de Hunnam. Uno de los soldados armado con un arco pudo neutralizar definitivamente al criminal, que se tiró al suelo retorciéndose de dolor, creando un grotesco ambiente con sus gritos ahogados en aquel oscuro callejón. Logan, tumbado al lado del soldado, afortunadamente había podido librarse de una muerte segura.

La investigación había concluido.

OFF:
- Utilizo mi habilidad de nivel 0: Sofoco.
- Un enorme placer haber participado en esta primera edición de los crímenes, chicos <3. Grande Cohensito por haberte currado todo esto. A disfrutar el nivel 1!!