Con un pie fuera del nido[libre]
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Con un pie fuera del nido[libre]
Era un gran día para la emplumada, por fin su hermana le había permitido ir a una "misión" sola, era consciente de que iba como carguero en esa caravana, pero era la primera vez que iba a realizar un trabajo sola. Su meta era simple, realizar bien este trabajo y así tener más oportunidades de más trabajos sola.
"Me voy a esforzar mucho para que An vea que soy capaz de valerme por mi misma."
Piensa mientras comienza a cargar las carretas, según le habían informado ella junto a otros dos muchachos (de su edad aproximadamente) eran los encargados de cargar las dos carretas del señor Marley y de su hijo Od el bizco. La mercancía no era más que productos para vender en el mercado de Ulmer, según había informado el señor Marley el viaje sería de un viaje de un día (ida y vuelta) solo era cargar, viajar, descargar y volver, pan comido.
— Te vez de muy buen humor hoy pajarraco. — Mencionó el muchacho más corpulento del grupo, Jack, mientras lanzaba un saco de patatas a la carreta.
— Efectivamente cara de sapo, estoy feliz el día de hoy. — Responde la corvina con buen ánimo, por lo general asi se llevaban.
— A que se debe eso. —Pregunto con curiosidad Yoni, el hermano de Jack.
— Es mi primer trabajo sola sin An. — Dice con emoción antes de tirar otro saco a la carreta.
La conversación persiguió de manera animada mientras terminaban de cargar las dos carretas con los suministros, a la emocionada Nomelia le había tocado viajar en la carreta del señor Marley junto a Yoni, mientras Jack viajaba con el bizco Od en la otra carreta.
Se iba a buen ritmo, iniciando el medio día ya iban a medio viaje y todo parecía ir a un buen ritmo, todo parecía ir muy bien, demasiado bien se podría decir, pero la emoción de una joven iniciando su proceso de "independencia" no le dejaba ver más allá de su pico, primer error en el día, ¿Que más cosas podrían ocurrir en un viaje tan simple?
"Me voy a esforzar mucho para que An vea que soy capaz de valerme por mi misma."
Piensa mientras comienza a cargar las carretas, según le habían informado ella junto a otros dos muchachos (de su edad aproximadamente) eran los encargados de cargar las dos carretas del señor Marley y de su hijo Od el bizco. La mercancía no era más que productos para vender en el mercado de Ulmer, según había informado el señor Marley el viaje sería de un viaje de un día (ida y vuelta) solo era cargar, viajar, descargar y volver, pan comido.
— Te vez de muy buen humor hoy pajarraco. — Mencionó el muchacho más corpulento del grupo, Jack, mientras lanzaba un saco de patatas a la carreta.
— Efectivamente cara de sapo, estoy feliz el día de hoy. — Responde la corvina con buen ánimo, por lo general asi se llevaban.
— A que se debe eso. —Pregunto con curiosidad Yoni, el hermano de Jack.
— Es mi primer trabajo sola sin An. — Dice con emoción antes de tirar otro saco a la carreta.
La conversación persiguió de manera animada mientras terminaban de cargar las dos carretas con los suministros, a la emocionada Nomelia le había tocado viajar en la carreta del señor Marley junto a Yoni, mientras Jack viajaba con el bizco Od en la otra carreta.
Se iba a buen ritmo, iniciando el medio día ya iban a medio viaje y todo parecía ir a un buen ritmo, todo parecía ir muy bien, demasiado bien se podría decir, pero la emoción de una joven iniciando su proceso de "independencia" no le dejaba ver más allá de su pico, primer error en el día, ¿Que más cosas podrían ocurrir en un viaje tan simple?
Nomelia
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Re: Con un pie fuera del nido[libre]
Tenía un par de meses viviendo con aquella extraña mujer elfa, le daba estrés cada vez que se le quedaba viendo, estaba seguro que de alguna forma cuando veía al blandengue ella podía verlo también ahí escondido en su mente esperando el momento perfecto para tomar el control de su cuerpo, su cuerpo que el maldito desgraciado se había apoderado después de esos días de crisis…
Pero ahora se encontraba de nuevo en control, por lo que aunque el otro se esforzaba en parecer normal y evitar su dulce comida él no tenía esa necesidad, por lo que decidió que si lo iban a hacer dormir porque el maldito blandengue bebía algo que le ayudaba a tener el control proporcionado por esa mujer, bien podría aprovechar ahora para darse un festín de carne antes de volver a su prisión temporal.
En esa incursión temporal había decidido salir con una espada sencilla y un hacha de mano, así como una mochila sencilla, le gustaba moverse bordeando los caminos era la mejor forma de encontrar bandidos o alimento que nadie más extrañaría, era un estilo diferente de cacería o eso se decía a sí mismo.
A su tercer día de viaje encontró lo que parecía un campamento abandonado, había algunos pequeños huesos de animales pequeños ahí, probablemente conejos pensó, mientras revisaba alrededor, la hoguera aún tenía unas pocas brazas encendidas por lo que las personas no tenían mucho de que partieron.
Recogió algunos de los pedazos de manzana a medio comer, los sacudió rápidamente y tras revisarlos decidió que esto bastaría hasta que pudiera hincarle el diente a algo más jugoso, por lo que empezó a comerlos mientras bajaba al camino principal.
Si los bandidos estaban cerca lo mejor sería esperar que ellos cometieran el error de intentar atacarlo, entonces simplemente podría darles una pequeña sorpresa pensó mientras se reía al ir comiendo por el sendero.
No dudo en comerse hasta lo que la gente consideraba el corazón de la manzana, bien aprendida la lección de no desperdiciar comida estaba grabada en su mente incluso en la del blandengue, nunca sabias cuando seria la siguiente o eso lo tenían desde su infancia. Por un momento pensó que lograba escuchar el ruido de un carromato a la distancia. ¿Sería posible que sin querer se cruzara con su gente?
¿Cuánto tiempo tenía caminando por el sendero? No tenía idea, pero se ponía ansioso mientras el ruido del carro se acercaba mientras caminaba. Las manzanas se acabaron unos pasos atrás, pero no dejaría que el blandengue despertara ni le filtrara ideas, si de pura suerte se trataba de su familia decidiría al momento de ver de qué línea de los Kraz era que haría si se uniría a ellos o volvería a su hogar temporal. Aunque la palabra, el sentido del hogar y lo que representaba variaba si lograran preguntarle al blandengue y a él.
Inconscientemente detuvo bajo su ritmo esperando que las personas que venían le alcanzaran, si se trataba de su familia sin importar la rama o aunque no fuera bien recibido no dejaría que se enfrentaran solos a posibles bandidos ni desperdiciar la oportunidad de conseguir un poco de su dulce manjar.
Pero ahora se encontraba de nuevo en control, por lo que aunque el otro se esforzaba en parecer normal y evitar su dulce comida él no tenía esa necesidad, por lo que decidió que si lo iban a hacer dormir porque el maldito blandengue bebía algo que le ayudaba a tener el control proporcionado por esa mujer, bien podría aprovechar ahora para darse un festín de carne antes de volver a su prisión temporal.
En esa incursión temporal había decidido salir con una espada sencilla y un hacha de mano, así como una mochila sencilla, le gustaba moverse bordeando los caminos era la mejor forma de encontrar bandidos o alimento que nadie más extrañaría, era un estilo diferente de cacería o eso se decía a sí mismo.
A su tercer día de viaje encontró lo que parecía un campamento abandonado, había algunos pequeños huesos de animales pequeños ahí, probablemente conejos pensó, mientras revisaba alrededor, la hoguera aún tenía unas pocas brazas encendidas por lo que las personas no tenían mucho de que partieron.
Recogió algunos de los pedazos de manzana a medio comer, los sacudió rápidamente y tras revisarlos decidió que esto bastaría hasta que pudiera hincarle el diente a algo más jugoso, por lo que empezó a comerlos mientras bajaba al camino principal.
Si los bandidos estaban cerca lo mejor sería esperar que ellos cometieran el error de intentar atacarlo, entonces simplemente podría darles una pequeña sorpresa pensó mientras se reía al ir comiendo por el sendero.
No dudo en comerse hasta lo que la gente consideraba el corazón de la manzana, bien aprendida la lección de no desperdiciar comida estaba grabada en su mente incluso en la del blandengue, nunca sabias cuando seria la siguiente o eso lo tenían desde su infancia. Por un momento pensó que lograba escuchar el ruido de un carromato a la distancia. ¿Sería posible que sin querer se cruzara con su gente?
¿Cuánto tiempo tenía caminando por el sendero? No tenía idea, pero se ponía ansioso mientras el ruido del carro se acercaba mientras caminaba. Las manzanas se acabaron unos pasos atrás, pero no dejaría que el blandengue despertara ni le filtrara ideas, si de pura suerte se trataba de su familia decidiría al momento de ver de qué línea de los Kraz era que haría si se uniría a ellos o volvería a su hogar temporal. Aunque la palabra, el sentido del hogar y lo que representaba variaba si lograran preguntarle al blandengue y a él.
Inconscientemente detuvo bajo su ritmo esperando que las personas que venían le alcanzaran, si se trataba de su familia sin importar la rama o aunque no fuera bien recibido no dejaría que se enfrentaran solos a posibles bandidos ni desperdiciar la oportunidad de conseguir un poco de su dulce manjar.
Alexander Kraz
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Re: Con un pie fuera del nido[libre]
Tras su accidentada visita a la guarida del Inmortal, la bruja y el dragón optaron por abandonar las tierras de los vampiros, cruzando el río en cuanto tuvieron oportunidad para alejarse del lugar y de de los malos recuerdos que traía a la joven. Verse obligada a enfrentarse a su mejor amiga había hecho mella en la de cabellos cenicientos, y aunque el conflicto no había sido fatal, Elen se había pasado la mayor parte del tiempo callada y pensativa desde que dejaron atrás el refugio de Vladimir.
- Éste parece un buen sitio para pasar la noche. - rompió el silencio Alister, en cuanto alcanzaron un pequeño claro en mitad del bosque. La benjamina de los Calhoun detuvo momentáneamente su montura para echar un vistazo a los alrededores, y sin nada que objetar, asintió con la cabeza y se bajó de la silla.
No tardaron mucho en instalar el improvisado campamento, y en cuanto pudieron relajarse, el cazador hizo cuanto pudo para entablar conversación con la centinela, aunque no logró sacarle más que un par de frases antes de que se fuese a dormir. - Es inútil, no conseguiré que me hable de los jinetes mientras siga en ese estado de ánimo. - pensó, frustrado, pero ¿qué podía hacer él para cambiar las cosas?
- Me toca, ve a descansar. - anunció la tensai horas más tarde, tomando el relevo en la guardia. - Elen, ya ha pasado una semana, tienes que recomponerte. - se atrevió a decir, y de inmediato se arrepintió de haber pronunciado aquellas palabras, al sentir como la fría mirada de la chica lo atravesaba. - No tienes ni idea de lo difícil que ha sido para mí pelear con Huracán. - replicó ella con seriedad. - Duérmete de una vez. - añadió con brusquedad, y sin intención de empeorar las cosas el norteño desistió, recostándose de lado de modo que quedase de espaldas a la joven, así no podría ver como fruncía el ceño y la irritación se reflejaba en su rostro.
Aquella noche fue larga para ambos, pero pronto los primeros rayos de sol trajeron el inicio de un nuevo día, y con ello una nueva oportunidad para el cazador, siempre y cuando no volviese a tocar el espinoso tema la pelea entre hechiceras.
- Buenos días. - saludó, incorporándose hasta quedar sentado y frotándose los ojos con la diestra. - Buenos días, el desayuno está listo. - respondió la de cabellos cenicientos, cuyo semblante a primera vista parecía más relajado con respecto al que había mostrado en respuesta a su desafortunado comentario. - Siento lo de anoche… - musitó, llevándose la mano a la nuca, quizá no fuese buena idea hacer alusión a lo ocurrido, pero si quería obtener algo de información sobre los asesinos de su hermana necesitaba acercarse a la maga. - Sé que me meto donde no me llaman pero no puedo evitar preocuparme, últimamente estás muy retraída. - Alister hablaba lentamente, tenía que andarse con pies de plomo ya que a pesar de no llevar mucho viajando con la centinela, sabía que podía explotar de un momento a otro.
- ¿Podemos dejar ese asunto? Prefiero no pensar en ello. - contestó la bruja, sin ganas de ponerse a discutir desde primera hora de la mañana. - Está bien, entonces hablemos de lo que viene ahora. - propuso el alado, aprovechando para cambiar de tema a uno que le beneficiase más. - La siguiente es Amaterasu ¿no? Y si consigues su ayuda por fin podrás enfrentar a los jinetes. - continuó, aunque no sabía prácticamente nada de aquella mujer, solo la había oído mencionar.
- Sí, pero mi “hermana” no es demasiado amistosa… antes de ir a buscarla debo prepararme a conciencia. - musitó, mientras empezaba a dar cuenta de lo que había preparado para desayunar. - Me pregunto si eso irá implícito con el cargo de centinela. - pensó por un instante el hijo de Dundarak, ya que Vladimir no era el rey de la simpatía y Elen por su parte también podía volverse difícil de tratar a veces.
- Por eso volvemos a Lunargenta, allí podré mejorar mi equipo y adquirir algunos objetos de apoyo. - añadió, aunque no utilizarían la ruta más corta para volver, en vez de eso aprovecharían el trayecto de regreso a Verisar para recolectar algunos ingredientes alquímicos que solo había en aquellos bosques.
- Llegados a este punto, ¿no crees que ya va siendo hora de que me cuentes un poco más acerca de la maldición y de los jinetes? - reflexionó el norteño, echando mano también a la comida. - Umm… podría hablarte de ello pero el caso es que no me apetece. - soltó con total sinceridad la tensai, encogiéndose de hombros y provocando que su compañero tuviese que morderse la lengua para no replicarle de malos modos. - Aún guardo la esperanza de que te canses de esperar y decidas marcharte. - le reveló, cerrando la diestra en un puño y apoyando la mejilla contra el mismo.
- Sería lo mejor para ti, te lo aseguro… pero por desgracia me da la impresión de que eres bastante terco. - siguió, soltando un suspiro de resignación. - No te haces una idea de cuánto. - confirmó el cazador, con seriedad. Rendirse no entraba en sus planes, eso era evidente, pero apenas llevaban un par de semanas viajando juntos, la benjamina de los Calhoun aún no confiaba del todo en él, no después de la accidentada forma en que se habían conocido.
- Deberíamos ponernos en marcha para aprovechar la luz. - instó, terminando la pieza de fruta que sostenía para luego levantarse y empezar a recoger sus pertenencias. Alister no dijo nada, se limitó a acabar de comer y hacer lo mismo, mientras trataba de idear la manera de salvar la distancia que los separaba y conseguir que la de ojos verdes finalmente se fiase lo suficiente de él como para hablarle del mal que cargaba consigo.
De nuevo sobre sus respectivas monturas, ambos retomaron su viaje hacia el sur, manteniéndose dentro de los senderos que solían utilizar los mercaderes de la zona para evitar en la medida de lo posible problemas con las bestias que moraban en lo profundo del bosque.
Off: Aclaración cronológica
En este punto de la línea temporal de Elen aún sigue siendo hechicera (tensai de aire especializada en la forma avanzada del elemento, electricidad), y lleva muy poco viajando con Alister, de ahí que no se lleven tan bien.
- Éste parece un buen sitio para pasar la noche. - rompió el silencio Alister, en cuanto alcanzaron un pequeño claro en mitad del bosque. La benjamina de los Calhoun detuvo momentáneamente su montura para echar un vistazo a los alrededores, y sin nada que objetar, asintió con la cabeza y se bajó de la silla.
No tardaron mucho en instalar el improvisado campamento, y en cuanto pudieron relajarse, el cazador hizo cuanto pudo para entablar conversación con la centinela, aunque no logró sacarle más que un par de frases antes de que se fuese a dormir. - Es inútil, no conseguiré que me hable de los jinetes mientras siga en ese estado de ánimo. - pensó, frustrado, pero ¿qué podía hacer él para cambiar las cosas?
- Me toca, ve a descansar. - anunció la tensai horas más tarde, tomando el relevo en la guardia. - Elen, ya ha pasado una semana, tienes que recomponerte. - se atrevió a decir, y de inmediato se arrepintió de haber pronunciado aquellas palabras, al sentir como la fría mirada de la chica lo atravesaba. - No tienes ni idea de lo difícil que ha sido para mí pelear con Huracán. - replicó ella con seriedad. - Duérmete de una vez. - añadió con brusquedad, y sin intención de empeorar las cosas el norteño desistió, recostándose de lado de modo que quedase de espaldas a la joven, así no podría ver como fruncía el ceño y la irritación se reflejaba en su rostro.
Aquella noche fue larga para ambos, pero pronto los primeros rayos de sol trajeron el inicio de un nuevo día, y con ello una nueva oportunidad para el cazador, siempre y cuando no volviese a tocar el espinoso tema la pelea entre hechiceras.
- Buenos días. - saludó, incorporándose hasta quedar sentado y frotándose los ojos con la diestra. - Buenos días, el desayuno está listo. - respondió la de cabellos cenicientos, cuyo semblante a primera vista parecía más relajado con respecto al que había mostrado en respuesta a su desafortunado comentario. - Siento lo de anoche… - musitó, llevándose la mano a la nuca, quizá no fuese buena idea hacer alusión a lo ocurrido, pero si quería obtener algo de información sobre los asesinos de su hermana necesitaba acercarse a la maga. - Sé que me meto donde no me llaman pero no puedo evitar preocuparme, últimamente estás muy retraída. - Alister hablaba lentamente, tenía que andarse con pies de plomo ya que a pesar de no llevar mucho viajando con la centinela, sabía que podía explotar de un momento a otro.
- ¿Podemos dejar ese asunto? Prefiero no pensar en ello. - contestó la bruja, sin ganas de ponerse a discutir desde primera hora de la mañana. - Está bien, entonces hablemos de lo que viene ahora. - propuso el alado, aprovechando para cambiar de tema a uno que le beneficiase más. - La siguiente es Amaterasu ¿no? Y si consigues su ayuda por fin podrás enfrentar a los jinetes. - continuó, aunque no sabía prácticamente nada de aquella mujer, solo la había oído mencionar.
- Sí, pero mi “hermana” no es demasiado amistosa… antes de ir a buscarla debo prepararme a conciencia. - musitó, mientras empezaba a dar cuenta de lo que había preparado para desayunar. - Me pregunto si eso irá implícito con el cargo de centinela. - pensó por un instante el hijo de Dundarak, ya que Vladimir no era el rey de la simpatía y Elen por su parte también podía volverse difícil de tratar a veces.
- Por eso volvemos a Lunargenta, allí podré mejorar mi equipo y adquirir algunos objetos de apoyo. - añadió, aunque no utilizarían la ruta más corta para volver, en vez de eso aprovecharían el trayecto de regreso a Verisar para recolectar algunos ingredientes alquímicos que solo había en aquellos bosques.
- Llegados a este punto, ¿no crees que ya va siendo hora de que me cuentes un poco más acerca de la maldición y de los jinetes? - reflexionó el norteño, echando mano también a la comida. - Umm… podría hablarte de ello pero el caso es que no me apetece. - soltó con total sinceridad la tensai, encogiéndose de hombros y provocando que su compañero tuviese que morderse la lengua para no replicarle de malos modos. - Aún guardo la esperanza de que te canses de esperar y decidas marcharte. - le reveló, cerrando la diestra en un puño y apoyando la mejilla contra el mismo.
- Sería lo mejor para ti, te lo aseguro… pero por desgracia me da la impresión de que eres bastante terco. - siguió, soltando un suspiro de resignación. - No te haces una idea de cuánto. - confirmó el cazador, con seriedad. Rendirse no entraba en sus planes, eso era evidente, pero apenas llevaban un par de semanas viajando juntos, la benjamina de los Calhoun aún no confiaba del todo en él, no después de la accidentada forma en que se habían conocido.
- Deberíamos ponernos en marcha para aprovechar la luz. - instó, terminando la pieza de fruta que sostenía para luego levantarse y empezar a recoger sus pertenencias. Alister no dijo nada, se limitó a acabar de comer y hacer lo mismo, mientras trataba de idear la manera de salvar la distancia que los separaba y conseguir que la de ojos verdes finalmente se fiase lo suficiente de él como para hablarle del mal que cargaba consigo.
De nuevo sobre sus respectivas monturas, ambos retomaron su viaje hacia el sur, manteniéndose dentro de los senderos que solían utilizar los mercaderes de la zona para evitar en la medida de lo posible problemas con las bestias que moraban en lo profundo del bosque.
Off: Aclaración cronológica
En este punto de la línea temporal de Elen aún sigue siendo hechicera (tensai de aire especializada en la forma avanzada del elemento, electricidad), y lleva muy poco viajando con Alister, de ahí que no se lleven tan bien.
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
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Re: Con un pie fuera del nido[libre]
El viaje de las dos carretas iba a buen ritmo, el día era agradable para todos en el pequeño grupo, la emplumada decidió apoyar su espalda a los sacos de mercancía mientras le daba una rápida revisada a su arco, su hermana había insistido mucho en que fuera siempre armada, le recordaba que era por seguridad. "¿No es algo excesivo que tenga que traer el arco a un trabajo como este? Solo debo descargar la mercancía al llegar... Aveces exagera mucho." Pensó con detenimiento mientras revisaba la cuerda del arma y el estado de las flechas que le había entregado su hermana.
- ¿Piensas cazar algo por el camino? - Pregunto el muchacho con curiosidad mientras miraba con curiosidad el arco.
- Se podría decir que si, si encuentro algo por el camino puede que case algo. - Dice de manera animada mientras termina la revisión de su simple equipo mientras vuelve a sentarse observando el camino con algo de aburrimiento.
Luego de una hora por el camino, la emplumada se había quedado dormida y fue la sacudida de su compañero lo que le había hecho espabilar para mirar a su alrededor algo desorientada. - ¿Que te ocurre, tonto? - Pregunto con molestia mientras se asomaba a mirar a donde su compañero señalaba.
Mas adelante había una especie de carromato descarrilado en mitad del camino. - Parece de un mercader. - Comento con obviedad su compañero.
El señor Marley le había hecho una señal a su hijo para detener ambas carretas ya que el carromato obstruía el rústico sendero casi por completo, Marley, Ob y Jack fueron a hablar con el mercader y ver en que le podían ayudar y así seguir con el viaje de manera rápida. Nomelia y Yoni bajaron de la carreta y solo se quedaron observando con curiosidad el entorno.
- Que extraño. - Comenta la emplumada mientras toma su arco y flechas y se los coloca para no olvidarlos y perderlos.
- ¿Que cosa? - Pregunta su compañero mientras se sacude y camina un poco mas adelante para ver con atención la conversación de los tres hombres mas grandes.
- Los mercaderes siempre viajan en grupos de varios carromatos, por lo general para resolver estos accidentes rápido. - Dice mientras analiza con mas detenimiento la situación. - Y siempre contratan a un equipo de "apoyo". - Dice con curiosidad.
- Tal vez los demás lo dejaron solo a su suerte. - Responde el chico sin darle mucha importancia.
- Puede ser, aunque tambien... - No termino su frase cuando su sentidos ya habían captado la presencia de mas gente rodeándoles. "Mierda, ya es tarde"
Al voltear a ver ya eran rodeados por un grupo de bandidos, efectivamente habían caído directo en una trampa.
- ¿Piensas cazar algo por el camino? - Pregunto el muchacho con curiosidad mientras miraba con curiosidad el arco.
- Se podría decir que si, si encuentro algo por el camino puede que case algo. - Dice de manera animada mientras termina la revisión de su simple equipo mientras vuelve a sentarse observando el camino con algo de aburrimiento.
Luego de una hora por el camino, la emplumada se había quedado dormida y fue la sacudida de su compañero lo que le había hecho espabilar para mirar a su alrededor algo desorientada. - ¿Que te ocurre, tonto? - Pregunto con molestia mientras se asomaba a mirar a donde su compañero señalaba.
Mas adelante había una especie de carromato descarrilado en mitad del camino. - Parece de un mercader. - Comento con obviedad su compañero.
El señor Marley le había hecho una señal a su hijo para detener ambas carretas ya que el carromato obstruía el rústico sendero casi por completo, Marley, Ob y Jack fueron a hablar con el mercader y ver en que le podían ayudar y así seguir con el viaje de manera rápida. Nomelia y Yoni bajaron de la carreta y solo se quedaron observando con curiosidad el entorno.
- Que extraño. - Comenta la emplumada mientras toma su arco y flechas y se los coloca para no olvidarlos y perderlos.
- ¿Que cosa? - Pregunta su compañero mientras se sacude y camina un poco mas adelante para ver con atención la conversación de los tres hombres mas grandes.
- Los mercaderes siempre viajan en grupos de varios carromatos, por lo general para resolver estos accidentes rápido. - Dice mientras analiza con mas detenimiento la situación. - Y siempre contratan a un equipo de "apoyo". - Dice con curiosidad.
- Tal vez los demás lo dejaron solo a su suerte. - Responde el chico sin darle mucha importancia.
- Puede ser, aunque tambien... - No termino su frase cuando su sentidos ya habían captado la presencia de mas gente rodeándoles. "Mierda, ya es tarde"
Al voltear a ver ya eran rodeados por un grupo de bandidos, efectivamente habían caído directo en una trampa.
- Off-rol:
- Buenas queridos aventureros, gracias otra vez por querer participar en mi primer tema, mi objetivo con este tema es darle a mi pj una probada del mundo real que le rodea, por el descuido de su grupo inexperto cayeron en una trampa, en este momento pueden elegir de que lado estar:
- Bandidos
- Granjeros
Y tienen la libertad de controlar los npc's que e mencionado (Marley, Ob, Jack y Yoni) y de crear mas de ser necesario para la trama. sin Agregar nada mas, muchas gracias ^u^ - Bandidos
Nomelia
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Re: Con un pie fuera del nido[libre]
Desde hace poco que vivía con esa mujer no tenía un alimento decente, estaba harto y cansado de tener que esperar a que el blandengue perdiera el control, de que se alimentaran de frutas, semillas, verduras, en ocasiones algo de carne. Él era una bestia la sangre y la carne independientemente la especie deberían ser su comida principal, la carne humana era su dulce manjar. Es por eso que se perdió en sus pensamientos imaginando ese delicioso sabor que se distrajo lo suficiente para no darse cuenta cuanto tiempo tenía sin escuchar el ruido del carromato detrás de suyo, a estas alturas ya deberían haberlo alcanzado.
Se detuvo en el camino a observar concentrándose en escuchar los sonidos del bosque. Se maldijo mentalmente al darse cuenta que quizás estuvo caminando en sentido contrario todo este tiempo y los bandidos estaban escondidos al lado contrario de donde camino, de ser así él iba tan delante de ellos que podrían emboscar un carro que viniera detrás.
-Necesitas espabilarte- se dijo a si mismo antes de empezar a trotar de regreso por el camino. También se dijo que tendría que conseguirse un caballo si algún día decidía salir permanentemente de su hogar ahora temporal, aunque caminar tenía demasiadas ventajas y siendo de una un clan semi-nómada estaba acostumbrado a caminar, trotar o correr largas distancias antes de tener que detenerse.
Acelero el paso dirigiéndose en el sentido del que venía, reclamándose mentalmente por no haber pensado que los bandidos podrían haber ido en el sentido contrario al que él tomaría.
Mientras se acercaba lograba distinguir el ruido de la batalla por lo que decidió volver a seguir entre la orilla del camino escondiéndose mientras se acercaba, así podría observar antes de decidir si valía la pena involucrarse o no.
Cerca de la acción empezó a analizar toda la escena el carromato olvidado no parecía tener alguna marca de que fuera una de las caravanas que su familia protegía, por lo que no tenía que preocuparse por salvar a estar personas, podría esperar y acabar con los bandidos cuando terminaran.
-Pero podrían ser familia o conocidos- ¿Qué conocido podrían tener ellos aun vivo si no era un Kraz?
-Cállate…- se dijo apagando por completo la voz del blandengue y mandándolo a dormir, no le permitiría arruinar su caza.
Su corta discusión fue lo suficientemente baja para no llama la atención de los bandidos más cercanos, si se quedaba aquí no lo verían, podría esperar una vez terminara la batalla y se fueran podría tomar alguno de los cuerpos y darse un atascan.
“No alto yo no soy un maldito carroñero” se dijo decidiendo que no podría mantenerse al margen de la batalla, bien podría tener un poco de diversión. Pensó mientras salía de su escondite entre los matorrales con espada y hacha una en cada mano, alguno de los hombres que defendían el carromato aun en pie se veían bastante jóvenes, quizás un par de años más joven que el mismo, pero se notaba que aún estaban algo verdes, quizás eran nuevo en los caminos o nuevos en este trabajo pensó mientras se dirigía a uno de los jóvenes que se veía un poco abrumado por los bandidos al menos el temblor ligero en sus piernas lo delataba, se notaba que hacia su mejor esfuerzo pero no esperaba verse rodeado y lejos de sus compañeros.
Suspiro enojado consigo mismo porque de alguna forma pensaba que el otro y su corazón de pollo con los niños y jóvenes lo estaba influenciando, se dirigió a donde el joven, sin remordimiento ni culpa atravesó a uno de los bandidos desde atrás, pateándolo luego contra su compañero haciendo que tropezaran.
-Parece que te vendría bien una mano, ahora quédate cerca de mi o detrás de mí lo que creas mejor niño.-
Le dijo mientras giraba su hacha en su mano y se colocaba delante del joven. Este grupo de bandidos se veía bastante grande para una simple escaramuza, mira que tener tiempo de preparar la trampa del carromato podría dar a entender que este grupo podría ser un poco más grande.
-¿Quién eres?- escucho al chico preguntarle mientras el mismo estaba ocupado enfrentándose a otro bandido.
-Por ahora solo otro Kraz en el camino- le menciono sin darle importancia, mientras contaba rápidamente cuantos bandidos estaban en contra de reducido grupo.
No es como si alguien extrañaría a este grupo particular de granjeros pensó mientras terminaba e conteo de los bandidos, si por algo se enojaba y se perdía, podría de igual forma darse un festín. Pensó mientras sonreía.
- Soy Yoni- le escuchó decirle mientras cada quien estaba ocupado con un oponente.
-No es el mejor momento para charlar chico- Algunas flecha salían volando entre ellos al menos eso distinguía con su vista periférica. El chico parecía no ver las flechas y al mismo tiempo pensar que este lugar era tan bueno para conversar como cualquier otro, Alexander en algún momento decidió apagar la voz del chico de su mente.
Incluso se preguntaba si alguien extrañaría a al chico si decidía que en lugar de los bandidos él sería su alimento de esta noche. Incluso podría comerse ambos grupos.
Sonrió brevemente con la idea antes de concentrarse de nuevo en el oponente que tenía delante.
Se detuvo en el camino a observar concentrándose en escuchar los sonidos del bosque. Se maldijo mentalmente al darse cuenta que quizás estuvo caminando en sentido contrario todo este tiempo y los bandidos estaban escondidos al lado contrario de donde camino, de ser así él iba tan delante de ellos que podrían emboscar un carro que viniera detrás.
-Necesitas espabilarte- se dijo a si mismo antes de empezar a trotar de regreso por el camino. También se dijo que tendría que conseguirse un caballo si algún día decidía salir permanentemente de su hogar ahora temporal, aunque caminar tenía demasiadas ventajas y siendo de una un clan semi-nómada estaba acostumbrado a caminar, trotar o correr largas distancias antes de tener que detenerse.
Acelero el paso dirigiéndose en el sentido del que venía, reclamándose mentalmente por no haber pensado que los bandidos podrían haber ido en el sentido contrario al que él tomaría.
Mientras se acercaba lograba distinguir el ruido de la batalla por lo que decidió volver a seguir entre la orilla del camino escondiéndose mientras se acercaba, así podría observar antes de decidir si valía la pena involucrarse o no.
Cerca de la acción empezó a analizar toda la escena el carromato olvidado no parecía tener alguna marca de que fuera una de las caravanas que su familia protegía, por lo que no tenía que preocuparse por salvar a estar personas, podría esperar y acabar con los bandidos cuando terminaran.
-Pero podrían ser familia o conocidos- ¿Qué conocido podrían tener ellos aun vivo si no era un Kraz?
-Cállate…- se dijo apagando por completo la voz del blandengue y mandándolo a dormir, no le permitiría arruinar su caza.
Su corta discusión fue lo suficientemente baja para no llama la atención de los bandidos más cercanos, si se quedaba aquí no lo verían, podría esperar una vez terminara la batalla y se fueran podría tomar alguno de los cuerpos y darse un atascan.
“No alto yo no soy un maldito carroñero” se dijo decidiendo que no podría mantenerse al margen de la batalla, bien podría tener un poco de diversión. Pensó mientras salía de su escondite entre los matorrales con espada y hacha una en cada mano, alguno de los hombres que defendían el carromato aun en pie se veían bastante jóvenes, quizás un par de años más joven que el mismo, pero se notaba que aún estaban algo verdes, quizás eran nuevo en los caminos o nuevos en este trabajo pensó mientras se dirigía a uno de los jóvenes que se veía un poco abrumado por los bandidos al menos el temblor ligero en sus piernas lo delataba, se notaba que hacia su mejor esfuerzo pero no esperaba verse rodeado y lejos de sus compañeros.
Suspiro enojado consigo mismo porque de alguna forma pensaba que el otro y su corazón de pollo con los niños y jóvenes lo estaba influenciando, se dirigió a donde el joven, sin remordimiento ni culpa atravesó a uno de los bandidos desde atrás, pateándolo luego contra su compañero haciendo que tropezaran.
-Parece que te vendría bien una mano, ahora quédate cerca de mi o detrás de mí lo que creas mejor niño.-
Le dijo mientras giraba su hacha en su mano y se colocaba delante del joven. Este grupo de bandidos se veía bastante grande para una simple escaramuza, mira que tener tiempo de preparar la trampa del carromato podría dar a entender que este grupo podría ser un poco más grande.
-¿Quién eres?- escucho al chico preguntarle mientras el mismo estaba ocupado enfrentándose a otro bandido.
-Por ahora solo otro Kraz en el camino- le menciono sin darle importancia, mientras contaba rápidamente cuantos bandidos estaban en contra de reducido grupo.
No es como si alguien extrañaría a este grupo particular de granjeros pensó mientras terminaba e conteo de los bandidos, si por algo se enojaba y se perdía, podría de igual forma darse un festín. Pensó mientras sonreía.
- Soy Yoni- le escuchó decirle mientras cada quien estaba ocupado con un oponente.
-No es el mejor momento para charlar chico- Algunas flecha salían volando entre ellos al menos eso distinguía con su vista periférica. El chico parecía no ver las flechas y al mismo tiempo pensar que este lugar era tan bueno para conversar como cualquier otro, Alexander en algún momento decidió apagar la voz del chico de su mente.
Incluso se preguntaba si alguien extrañaría a al chico si decidía que en lugar de los bandidos él sería su alimento de esta noche. Incluso podría comerse ambos grupos.
Sonrió brevemente con la idea antes de concentrarse de nuevo en el oponente que tenía delante.
Alexander Kraz
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Re: Con un pie fuera del nido[libre]
Un pesado silencio se instaló entre el par de viajeros, y los intentos del norteño por mejorar el ambiente fueron en vano, ya que su compañera no estaba por la labor de hablar. - Tengo que buscar otro modo de acercarme a ella. - pensó, aunque de momento no se le ocurría ninguno. ¿Por qué tenía que ser tan cabezota? Él se estaba ofreciendo a ayudarla en su lucha contra los jinetes y ella se negaba a compartir lo que sabía, rechazándolo a la mínima oportunidad que se le presentaba.
¿Y qué si no era uno de los elegidos para enfrentar a los Tarmúnil en igualdad de condiciones? Lo único que Alister quería era darle apoyo para que pudiese llevar a cabo su misión, y con eso vengar la muerte de Emily, ¿por qué la bruja no lo entendía? Aquello le resultaba de lo más frustrante.
- ¿Oyes eso? - preguntó la de cabellos cenicientos, sacándolo de su ensimismamiento. - ¿A qué te refieres? - alcanzó a pronunciar, antes de que el inconfundible sonido de una trifulca cercana llegase a sus oídos. - Parece que alguien está en problemas. - contestó en voz baja, planteándose ya el cambiar de ruta para no verse involucrados en la pelea. - Viene de más adelante, vayamos a ver. - instó Elen, incapaz de ignorar la situación. - E...espera… - empezó a decir el hijo de Dundarak, al cual no le hacía gracia perder tiempo con aquel tipo de cosas, pero la de cabellos cenicientos ya estaba espoleando su montura, no podría detenerla.
- Se supone que nuestro destino es Lunargenta, si se para a ayudar a todo el mundo no llegaremos nunca. - masculló para sí, considerando más importante el cometido de la joven que cualquier otra cosa, movido por su ansia de venganza. Pero ¿qué podía hacer? Al parecer no tenía ni voz ni voto en aquello, así que desafortunadamente tendría que resignarse a seguirla. Maldiciendo por lo bajo, azuzó a su caballo para que también se pusiese en marcha y no quedarse atrás.
La escena que encontraron no podría haber sido más caótica.
Una carreta volcada cortaba el paso a lo que parecía ser una caravana de mercaderes, y éstos a su vez, estaban siendo atacados por lo que a todas luces debía ser una banda de ladrones, una bastante numerosa además. Con un fugaz vistazo a quienes participaban de la escaramuza, la benjamina de los Calhoun pudo determinar quiénes pertenecían a cada bando, basándose en las ropas que llevaban y las posiciones en que se encontraban.
Los campesinos iban ataviados con prendas más sencillas e intentaban no alejarse de sus carros, mientras los asaltantes, con mejor equipamiento, hacían lo posible por llegar hasta las mercancías, dispuestos a librarse de los propietarios de las mismas por el camino. Un tipo en cuestión no terminó de cuadrarle en ninguno de los dos, pero a juzgar por sus acciones, ya que estaba defendiendo a uno de los mercaderes, supuso que se trataría de un guerrero contratado para escoltar la caravana.
- Quédate aquí Sombra. - indicó a su negro corcel la hechicera, bajando de la silla de un salto y echando mano inmediatamente a la daga del cinturón, la cual cortó el aire, movida por una combinación de viento y telequinesis, y fue a hundirse en el brazo de uno de los bandidos. Una descarga la siguió segundos después, impactando en el metálico pomo del arma y recorriéndola hasta alcanzar al individuo en que se había clavado.
El repentino grito de aquel sujeto al sentir la corriente dentro de su cuerpo alertó al resto de la llegada de nuevos enemigos potenciales, hecho que los obligó a reorganizarse para no perder el control de la situación ni la ventaja que hasta el momento habían tenido.
- Tendré que intervenir. - se dijo mentalmente el alado, tratando de ver el lado positivo a todo aquel embrollo. Si quería ganarse la confianza de la tensai, ¿qué mejor que apoyar sus decisiones y demostrarle lo útil que podía resultar en batalla? Con esa idea, Alister desmontó y retrocedió hasta tener espacio suficiente para transformarse, sin quitar ojo de encima a su compañera, a la cual debía proteger… aunque lo cierto era que sabía arreglárselas perfectamente ella solita.
Decidida, Elen avanzó hacia su objetivo con la diestra en alto y volvió a disparar otra descarga hacia la daga, provocando que el asaltante sintiese como las extremidades se el entumecían y dejaban de responder adecuadamente. Incapaz de reaccionar, vio con terror como aquella mujer se le acercaba para tomarlo por el cuello y obsequiarle con una nueva corriente eléctrica, que lo invadió por completo hasta que todo se oscureció.
- Uno menos. - susurró la maga, recuperando su arma en cuanto el tipo se desplomó, inconsciente. Y sin perder tiempo se giró hacia los enemigos más cercanos a su posición, dos hombres que se las estaban viendo con uno de los campesinos, el que a simple vista parecía más problemático debido a su corpulencia. En vista de que no conseguían reducir a aquel simple granjero, otro más iba en su dirección para atacarlo por la espalda, pero antes de que pudiese hacerlo, la centinela se interpuso en su camino, espada en mano.
- Eso ya es abusar. - soltó, mientras la brillante forma avanzada de su elemento le envolvía ambos brazos de forma visible. - ¿Y a ti que te importa? ¡Entrometida! - espetó el delincuente, lanzándose hacia ella sin miramientos. Dejándose llevar por los nervios, ya que no contaban con que el asalto se complicase hasta aquel punto, el bandido atacó de frente y sin pensarlo mucho, con lo que la de cabellos cenicientos no tuvo problema para detener el tajo que lanzaba, echándose hacia un lado poco después y liberando una descarga hacia el costado de su oponente.
Por suerte para él, a través de la ropa no tenía tanto efecto, pero la bruja ya contaba con ello, y en lo que su adversario se recomponía, dirigió la espada hacia su vientre, ensartándolo. Con otro fuera de juego, Elen avanzó hacia el mercader y se colocó a su lado, alzando la zurda para lanzar una ráfaga de rayos contra uno de los criminales que lo asediaban. La daga salió volando hacia la garganta del desgraciado, que soltó el hacha que sostenía para tratar de detener el sangrado, inútilmente.
No tardó en caer de rodillas, y quizá en un gesto de compasión, la benjamina de los Calhoun decidió poner fin a su sufrimiento de forma rápida, sujetando el mango del arma y transmitiéndole la energía directamente. ¿No era eso mejor que esperar a que se ahogase?
- Gracias, no sé cuánto más habría aguantado. - habló el fortachón, que por fin había conseguido deshacerse del otro asaltante. - No ha sido nada, ¿estás bien?. - indicó, cruzando una mirada con aquel campesino. Y justo entonces, mientras la joven se aseguraba de que las heridas del muchacho no fuesen graves, otro de los ladrones aprovechó para acercarse a ella por la espalda, lanzando un tajo vertical desde arriba con el que pretendía alcanzarle la cabeza.
- ¡Elen! - oyó gritar al dragón, girándose a tiempo de ver como la afilada hoja descendía hacia ella. - Mierda… he bajado la guardia. - pensó, sabiendo que por ágil que fuese, no podría evitar la trayectoria del corte por completo. Instintivamente alzó las manos para cubrirse, pero su enemigo salió repentinamente despedido hacia un lateral antes de poder hacerle nada, Alister había sido más rápido.
Con un contundente golpe de la cola, cubierta de espinas, el alado envió a aquel individuo contra un árbol, de donde no volvería a levantarse. - ¡No te despistes! - la reprendió, pues si moría la información que tenía sobre los jinetes se iría a la tumba con ella. - Me debes una. - añadió, antes de avanzar hacia otros de los grupos que seguían peleando. - Maldita sea. - masculló la de cabellos cenicientos, poniendo los ojos en blanco. Sabía que el norteño usaría aquella deuda para intentar que le hablase de su maldición.
- ¿Puedes seguir luchando? - preguntó al mercader, que finalmente había recuperado el aliento. - Sí, creo que sí. - contestó Jack, irguiéndose. - Pues vamos. - instó, siguiendo al reptil para servirle de apoyo y con un poco de suerte devolverle el favor, así no le debería nada.
Off: Elen utiliza su habilidad de nivel 0: Ráfaga eléctrica.
Alister puede hablar en su forma bestial gracias a un medallón encantado que lleva consigo.
¿Y qué si no era uno de los elegidos para enfrentar a los Tarmúnil en igualdad de condiciones? Lo único que Alister quería era darle apoyo para que pudiese llevar a cabo su misión, y con eso vengar la muerte de Emily, ¿por qué la bruja no lo entendía? Aquello le resultaba de lo más frustrante.
- ¿Oyes eso? - preguntó la de cabellos cenicientos, sacándolo de su ensimismamiento. - ¿A qué te refieres? - alcanzó a pronunciar, antes de que el inconfundible sonido de una trifulca cercana llegase a sus oídos. - Parece que alguien está en problemas. - contestó en voz baja, planteándose ya el cambiar de ruta para no verse involucrados en la pelea. - Viene de más adelante, vayamos a ver. - instó Elen, incapaz de ignorar la situación. - E...espera… - empezó a decir el hijo de Dundarak, al cual no le hacía gracia perder tiempo con aquel tipo de cosas, pero la de cabellos cenicientos ya estaba espoleando su montura, no podría detenerla.
- Se supone que nuestro destino es Lunargenta, si se para a ayudar a todo el mundo no llegaremos nunca. - masculló para sí, considerando más importante el cometido de la joven que cualquier otra cosa, movido por su ansia de venganza. Pero ¿qué podía hacer? Al parecer no tenía ni voz ni voto en aquello, así que desafortunadamente tendría que resignarse a seguirla. Maldiciendo por lo bajo, azuzó a su caballo para que también se pusiese en marcha y no quedarse atrás.
La escena que encontraron no podría haber sido más caótica.
Una carreta volcada cortaba el paso a lo que parecía ser una caravana de mercaderes, y éstos a su vez, estaban siendo atacados por lo que a todas luces debía ser una banda de ladrones, una bastante numerosa además. Con un fugaz vistazo a quienes participaban de la escaramuza, la benjamina de los Calhoun pudo determinar quiénes pertenecían a cada bando, basándose en las ropas que llevaban y las posiciones en que se encontraban.
Los campesinos iban ataviados con prendas más sencillas e intentaban no alejarse de sus carros, mientras los asaltantes, con mejor equipamiento, hacían lo posible por llegar hasta las mercancías, dispuestos a librarse de los propietarios de las mismas por el camino. Un tipo en cuestión no terminó de cuadrarle en ninguno de los dos, pero a juzgar por sus acciones, ya que estaba defendiendo a uno de los mercaderes, supuso que se trataría de un guerrero contratado para escoltar la caravana.
- Quédate aquí Sombra. - indicó a su negro corcel la hechicera, bajando de la silla de un salto y echando mano inmediatamente a la daga del cinturón, la cual cortó el aire, movida por una combinación de viento y telequinesis, y fue a hundirse en el brazo de uno de los bandidos. Una descarga la siguió segundos después, impactando en el metálico pomo del arma y recorriéndola hasta alcanzar al individuo en que se había clavado.
El repentino grito de aquel sujeto al sentir la corriente dentro de su cuerpo alertó al resto de la llegada de nuevos enemigos potenciales, hecho que los obligó a reorganizarse para no perder el control de la situación ni la ventaja que hasta el momento habían tenido.
- Tendré que intervenir. - se dijo mentalmente el alado, tratando de ver el lado positivo a todo aquel embrollo. Si quería ganarse la confianza de la tensai, ¿qué mejor que apoyar sus decisiones y demostrarle lo útil que podía resultar en batalla? Con esa idea, Alister desmontó y retrocedió hasta tener espacio suficiente para transformarse, sin quitar ojo de encima a su compañera, a la cual debía proteger… aunque lo cierto era que sabía arreglárselas perfectamente ella solita.
Decidida, Elen avanzó hacia su objetivo con la diestra en alto y volvió a disparar otra descarga hacia la daga, provocando que el asaltante sintiese como las extremidades se el entumecían y dejaban de responder adecuadamente. Incapaz de reaccionar, vio con terror como aquella mujer se le acercaba para tomarlo por el cuello y obsequiarle con una nueva corriente eléctrica, que lo invadió por completo hasta que todo se oscureció.
- Uno menos. - susurró la maga, recuperando su arma en cuanto el tipo se desplomó, inconsciente. Y sin perder tiempo se giró hacia los enemigos más cercanos a su posición, dos hombres que se las estaban viendo con uno de los campesinos, el que a simple vista parecía más problemático debido a su corpulencia. En vista de que no conseguían reducir a aquel simple granjero, otro más iba en su dirección para atacarlo por la espalda, pero antes de que pudiese hacerlo, la centinela se interpuso en su camino, espada en mano.
- Eso ya es abusar. - soltó, mientras la brillante forma avanzada de su elemento le envolvía ambos brazos de forma visible. - ¿Y a ti que te importa? ¡Entrometida! - espetó el delincuente, lanzándose hacia ella sin miramientos. Dejándose llevar por los nervios, ya que no contaban con que el asalto se complicase hasta aquel punto, el bandido atacó de frente y sin pensarlo mucho, con lo que la de cabellos cenicientos no tuvo problema para detener el tajo que lanzaba, echándose hacia un lado poco después y liberando una descarga hacia el costado de su oponente.
Por suerte para él, a través de la ropa no tenía tanto efecto, pero la bruja ya contaba con ello, y en lo que su adversario se recomponía, dirigió la espada hacia su vientre, ensartándolo. Con otro fuera de juego, Elen avanzó hacia el mercader y se colocó a su lado, alzando la zurda para lanzar una ráfaga de rayos contra uno de los criminales que lo asediaban. La daga salió volando hacia la garganta del desgraciado, que soltó el hacha que sostenía para tratar de detener el sangrado, inútilmente.
No tardó en caer de rodillas, y quizá en un gesto de compasión, la benjamina de los Calhoun decidió poner fin a su sufrimiento de forma rápida, sujetando el mango del arma y transmitiéndole la energía directamente. ¿No era eso mejor que esperar a que se ahogase?
- Gracias, no sé cuánto más habría aguantado. - habló el fortachón, que por fin había conseguido deshacerse del otro asaltante. - No ha sido nada, ¿estás bien?. - indicó, cruzando una mirada con aquel campesino. Y justo entonces, mientras la joven se aseguraba de que las heridas del muchacho no fuesen graves, otro de los ladrones aprovechó para acercarse a ella por la espalda, lanzando un tajo vertical desde arriba con el que pretendía alcanzarle la cabeza.
- ¡Elen! - oyó gritar al dragón, girándose a tiempo de ver como la afilada hoja descendía hacia ella. - Mierda… he bajado la guardia. - pensó, sabiendo que por ágil que fuese, no podría evitar la trayectoria del corte por completo. Instintivamente alzó las manos para cubrirse, pero su enemigo salió repentinamente despedido hacia un lateral antes de poder hacerle nada, Alister había sido más rápido.
Con un contundente golpe de la cola, cubierta de espinas, el alado envió a aquel individuo contra un árbol, de donde no volvería a levantarse. - ¡No te despistes! - la reprendió, pues si moría la información que tenía sobre los jinetes se iría a la tumba con ella. - Me debes una. - añadió, antes de avanzar hacia otros de los grupos que seguían peleando. - Maldita sea. - masculló la de cabellos cenicientos, poniendo los ojos en blanco. Sabía que el norteño usaría aquella deuda para intentar que le hablase de su maldición.
- ¿Puedes seguir luchando? - preguntó al mercader, que finalmente había recuperado el aliento. - Sí, creo que sí. - contestó Jack, irguiéndose. - Pues vamos. - instó, siguiendo al reptil para servirle de apoyo y con un poco de suerte devolverle el favor, así no le debería nada.
Off: Elen utiliza su habilidad de nivel 0: Ráfaga eléctrica.
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