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Mensaje  Nuria Dom Sep 09 2018, 01:10

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]

Se había remangado el vestido hasta las rodillas, tenía las piernas metidas en el agua y chapoteaba distraídamente mientras se estiraba para alcanzar los danzantes rayos del sol con sus manos. La luz de la mañana se filtraba a través de los  altos árboles del bosque humano, arrojando claridad sobre cada elemento que otrora le disgustara. Ella tarareaba una melodía que había escuchado en el último viaje a su ciudad natal, el vaivén del agua era su acompañamiento, lento, rítmico y cristalino, tal como se veía el pequeño estanque natural en el que había hallado refugio del calor abrazador del verano. No era común que la joven se encontrara en la naturaleza por decisión propia y sin haberse extraviado. Contrariamente a lo que sucedía en las contadas ocasiones en las que se arriesgaba al mundo existente fuera de la seguridad de cuatro paredes, la paz y tranquilidad del lugar, hacían que pudiera refugiarse en su mundo de fantasía donde la muerte sólo era una sombra triste que debía ser abrazada.

El movimiento en su vista periférica hizo que Nuria se detuviera y girara su cabeza hacia el origen del sonido “los humanos son los primeros en morir” recordó a su madre. La mayoría de las veces detestaba recordar sólo esa línea, pero más de una vez le había salvado la vida. Al igual que en otras ocasiones, trató de recordar a su madre de un modo agradable, pero falló. Debía haber algo malo con su memoria… el sonido se acercaba, regresó al presente, viendo como el follaje se movía siguiendo un camino directo a ella. Se llevó una mano a la daga que tenía bajo el corsé, no quería usarla. Sea lo que fuere que se acercaba a ella, era de porte pequeño y se quejaba como un conejo al que le están haciendo daño. Su corazón se disparó, sus ojos se habían petrificado en un punto. Estaba a punto de salir del agua y comenzar a correr, una pequeña parte de sus pensamientos se dedicaban a sopesar dejar sus botas allí para no regresar jamás.

Felizmente para la humana, aquello que tanto le había perturbado no era más que un [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] que se hacía paso entre la maleza de una forma cómica. Las facciones de Nuria se relajaron y el rubor volvió a sus mejillas. El sonido de su risa despertó un leve eco que resonó en diferentes direcciones. Hizo silencio cuando se percató del sonido musical de algunas vocecillas que no eran precisamente humanas. [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] su voz había sido apenas audible, pero fue suficiente para que el pequeñito que caminaba con dificultad se detuviera en seco -Está bien amiguito, ven- estiró una mano hacia él  y recordó que entre sus bolsillos tenía algo de fruta. Cuando volvió nuevamente su atención a la pequeña criatura, fue testigo de la forma en que, de una forma iracunda y violenta, el duende rompía un objeto y lo tiraba al estanque para luego salir corriendo.

La joven se quedó mirando las reverberaciones del agua alrededor de aquello que había quedado flotando. Se echó el corazón de una nuez a la boca y entró al agua que no era más profunda que la altura de sus rodillas. Las Anjanas misteriosas que misteriosamente habían aparecido en medio del momento de paz, ahora se retiraron ariscamente, dejando a la criada sola y en silencio. Incluso el sonido del agua parecía no ser tan cordial como minutos atrás. Se agachó y tomó las dos partes del objeto que flotaban. - Oh es un balero- murmuró, regresando al lugar donde había estado sentada. Estaba trabajado en fina madera, era un objeto sencillo y nuevo, podía sentirlo en las yemas de sus dedos, no tenía mucho uso. Así como siempre le gustó reparar cosas, ató con un nudo casi imperceptible la cuerda rota del juguete.
balero:


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Mensaje  Klinge Dom Sep 09 2018, 01:50

De pronto los arbustos cerca del estanque empezaron a agitarse de nuevo, esta vez, otra figura pequeña, la de una niña de cabello rojo y mirada inexpresiva, cargando una vasija de cerámica, salió del follaje, torpemente y empezó a cargar agua en el contenedor que cargaba antes de darse cuenta de la compañía de la muchacha, la niña le hecho una mirada, antes de sospecha y luego de curiosidad antes de darse cuenta del juguete que cargaba consigo la joven.

La pequeña se le quedo mirando un rato antes de darse cuenta de que la vasija ya estaba bien cargada, y se marcho con el agua de vuelta al follaje, cuando, se tropezó con una raíz, dejando caer la vasija que se rompió desparramando el agua por el suelo del bosque, a lo que la niña se quedo viendo los fragmentos de cerámica fijamente por un rato.

De pronto se escucharon los pasos de otra figura que se acercaba al estanque, y por el peso de cada paso era minino un hombre adulto, aunque lentos y pesados, luego de unos instantes, la figura de un hombre de cerca de metro ochenta de alto aparece desde el mismo lugar del cual había venido la niña antes que él, sus facciones eran irreconocibles, puesto que todo su cuerpo, desde la cabeza hasta los pies estaba cubierto por una gruesa capa marrón. Caminaba con dificultad, soltando leves quejidos en cada paso que daba, como si todo su cuerpo estuviera sufriendo dolor, primero le hecho una mirada a la joven con el juguete, y esta, por un breve instante, pudo notar los ojos del extraño, y pudo ver que parecían brillar como dos fuegos encendidos, luego se dispuso a ver a la niña que estaba cerca de los fragmentos de la vasija mirando al piso avergonzada.

El hombre se acerco a la pequeña y le dijo con una voz que parecía la de un hombre joven, pero no del todo humana -esta bien… los accidentes pasan- a lo que la pequeña levanto la mirada con una especie de brillo en sus ojos, luego el hombre se acerco al estanque y sacando sus manos de detrás de su capa, las cuales estaban totalmente cubiertas en vendas, empezó a llevarse agua a la boca para beber, sin prestarle mucha atención a la muchacha, mientras que la pequeña, por el contrario, iba corriendo con ella para ver mas de cerca ese juguete.
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Mensaje  Siria Mar Sep 11 2018, 04:43

- Creo que hemos pasado por esta parte. O al menos, estas aguas se sienten igual de cálidas que hace un rato.

Ese comentario, entre todas las cosas, me desorbitó los pensamientos, dejandolos desordenados y pegados en las paredes de mi cabeza sin pies ni cabeza.

- … ¿Puedes sentir la calidez del agua a medida que nadas?

- ¿Suena tan raro?

- … ahora que lo pienso, en realidad no.

Saben, era algo realmente… ¿como podía explicarlo? No eramos realmente conocidas, no tuvimos mucha interacción antes de conocernos en los mares cercanos a Vulwulfar, y solo conversamos realmente por el tema de ese elfo feo. No es que nos atara un compromiso, una dificultad o algo parecido. Y sin embargo, habíamos caído juntas en una red de cariño que hizo que ella me viera con otros ojos, que me viera como alguien con quién quería compartir sus deseos, sus tardes, su futuro. Es por eso que me seguía y me daba conversa mientras nos perdíamos por estos bosques humanos.

Por mi parte, pues… me sentía algo incómoda. Me había robado mi primer beso, aquel que fantaseaba durante esa breve época de mi infancia en donde era enamoradiza y soñaba con compartir eso con el chico de mis sueños. Claro, después estuvo ese vacío de amor que duró gran parte de mi infancia y adolescencia, hasta que llegó la adultez y me volvió a dar.

De verdad quería dárselo a él…

- Hmm… se siente como si hubiera algo en el ambiente – interrumpió la conversación, quedandose quieta. Por instinto, me detuve para mirarla por el pequeño riachuelo por el que viajaba a mi lado.

- ¿Algo cómo qué?

- … como criaturas que se me parecen, pero a la vez no.

- ¿Robadora de besos dices?

- ¡Oh, vamos! Me disculpé por ser sorpresiva – me pegaba indoloramente en la pantorrilla - … aunque ese beso si fue algo especial, ¿sabes? - ahora se sonrojaba y miraba hacia otro lado mientras juntaba sus manos, como si se hiciera la tímida.

- No sé si eso debería preocuparme o hacerme sentir halagada...

A veces no entendía al destino, o lo que quería de mi más bien. La sirena había parecido muy normal cuando me conversó sobre su enamoramiento con aquel marino. Creo que lo más raro de todo, si lo pienso detenidamente, es que no dejabamos de hablar en verso. Pero el Yak en la habitación era que la joven había idealizado al muchacho elfo, siendo además que era muy feo. Y cuando esa ilusión se rompió, una nueva se había formado alrededor de mi, forjandome como su nuevo amor idealizado. Creo que no hubiera tenido problema en el fondo de todo este dilema si hubiera sido un chico, puesto que la sirena tenía una belleza que pocas veces había visto en mi vida, con facciones que me hubiera revoloteado la sangre, me hubiera llevado a ser un adolescente y probablemente me hubiera subido la bilirrubina, como decía ese cantante del mercado. Fuera lo que fuere.

¡Pero era una chica! Todas esas cosas al final me resbalaban, porque no tenía esos atributos masculinos que buscaba en una pareja. Quería dejarme abrazar, sentirme segura, tener un hijo, o dos, y tener un futuro en torno a una familia. Siendo ambas chicas, no tenía idea cómo se iba a lograr hacer un hijo, y ya no eran las épocas de creer que había un dragóngüeña que traía los bebés y los dejaba en una canasta en la puerta de la casa.

- ¡Chu! ¡Chu!

Sacudí mi cabeza inundada de pensamientos… filosóficos, y noté que Dalía estaba echando a… algo que se movió por el bosque. Ni alcancé a notar qué era, pero pensando en que ella tenía nula capacidad de pelear en tierra, supuse que esos seres estaban en proceso de marcha desde antes, y Dalía solo se dio el gusto de hacerles ese gesto.

- Apuesto a que estaban molestando a alguien por el charco que hay más adelante – no pasó mucho de sus palabras cuando se escuchó algo romperse, como si fuera una de las cosas frágiles del mercado – Ah, mira, si no decía yo.

- Pareces bien informada de ello – caminé hacia donde el sonido había originado, que era un poco más adelante de nosotras.

- Y pues, hay mucha gente que nos echa la culpa a las sirenas por sus travesuras – se cruzó de brazos, con visible molestia, aunque era curioso que estuviera en esa pose mientras desde la cintura para abajo nadaba.

Fue entonces cuando nos encontramos con un estanque, aunque parecía que Dalía solo lo consideraba como un charco. Para cuando me di cuenta, el riachuelo había perdido la profundidad necesaria como para que pudiera viajar, y sin embargo, no se la veía por ningún lado, como si no hubiera estado nunca en aquel lugar.

Me giré después de buscarla rápidamente por los alrededores, y me di cuenta que habían más personas en el lugar. ¿Acaso… lo había hecho a propósito? Pues, si había sido, no me sorprendería que confundieran a las sirenas con aquellas traviesas de las que hablaba.

- Ehm… - mi llegada fue muy repentina, y sentí que estaba interrumpiendo algo entre la chica que estaba ahí, la pequeña que estaba cerca de un sujeto, y el sujeto en cuestión que bebía del estanque. Repasando mentalmente, Dalía no me había recomendado eso, y mirando que la chica tenía los pies húmedos, podía entender a lo que se refería – Ehm… Buenos días.

Hice una pequeña reverencia, como era usual en el norte cuando se conocía a alguien por primera vez. Ahora que lo pensaba, ¿había saludado así a Wood cuando nos conocimos?

Dejé esos pensamientos de lado, y me di cuenta que habían unos restos de lo que previamente fue una buena pieza de artesanía que había sido usada para llevar agua. La pequeña probablemente fue la víctima de las jugarretas que había dicho Dalía que hacían las criaturas de este bosque. Por otro lado, había otra chica, más adulta aunque no muy bien alimentada, que por sus prendas parecía bastante humilde y... ¿quizás servía a alguien? Me refiero, aquellas ropas eran usuales entre las tierras humanas cuando había un convenio de trabajo que fuera de sirviente y amo. O quizás no, no sabía cómo eran las tierras y costumbres humanas.

- ¿Fueron víctimas de una jugarreta por alguna criatura mágica? - solo pude preguntar, hilandome por Dalía - El ruido y las sensaciones del bosque me hicieron pensar en ello
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Mensaje  Nuria Dom Sep 16 2018, 05:40

La joven estaba a punto de ponerse a jugar, el sonido de alguien viniendo hacia ella a través de la espesura del follaje le interrumpió. Por unos momentos se preguntó si sería alguna otra de las bestias fantásticas de las que sólo conocía a través de libros, o si el duende volvía amargamente  por lo que había botado. Se puso tensa, pensó que si ese era el caso, tal vez no debió tocar el juguete que él rompió con tanta violencia, quizás había sido una prueba de algún tipo y acababa de fallar. Quizás la idea era probar su carácter… si ese era el caso, notarían lo curiosa y entrometida que era. Apretó sus labios y fijó la vista en un punto, preparada para dar sus excusas o salir corriendo. Varios latidos después y afortunadamente para ella, la criada se dio cuenta de que no se trataba de la una, ni de la otra; a la acotada lista de opciones, ahora se añadía una nueva y más elemental: personas que deseaban refrescarse. Dejó salir el aire lenta y silenciosamente mientras venía a la niña aproximarse al pequeño estanque.

Nuria miró a la jovencita casi con la misma curiosidad con la que era observada. La niña era pequeña –incluso para la nimia estatura de la criada- su cabello rojizo era lo más destacable de los alrededores, parecía que sobre su cabecita, hubiera una llama eterna y constante. Los ojos verdes se realzaban con el ropaje del mismo color, Nuria sonrió de lado. Era diligente, como lo había sido ella, y callada, como lo era ella. La siguió con la vista hasta que se perdió entre los matorrales, luego escuchó como se quebraba la vasija. Inspiró rápidamente y se puso en pie para ir a ver el estado de la pequeña, siendo tan jovencita podría haberse lastimado. Se detuvo en seco al escuchar unos pasos adultos, evidentemente distintos al de un párvulo. - Está bien, sus padres están cerca- se dijo en voz baja, llevándose una mano al pecho, su corazón latía con rapidez… cada quejido de la persona que se acercaba, hacía que fuera más rápido. - Es tu imaginación- susurró, intentando pensar en explicaciones lógicas y plausibles para una respiración pesada y pasos estridentes.

El hombre y la niña se hicieron visibles, la infanta se acercó a Nuria, que la recibió con una sonrisa. -¿Estás bien? ¿Te lastimaste?- preguntó forzando su vista para verle las manitos. -¿Tu papá está bien? – volvió a inquirir, agachándose para escuchar las palabras de la niña que parecía ser bastante tímida. Con la cercanía podía ver una runa tatuada en su frente. A Nuria se le acentuó la “V” entre sus cejas, no le parecía una idea muy feliz que alguien tan joven tuviese tatuajes o al menos tan visibles. -Disculpe papá de… - miró a la niña -¿Cómo te llamas jovencita?-

La interrupción de una desconocida de altura obligó a la criada a replantearse sus lugares de reposo; al parecer medio Aerandir se encontraba en el mismo abrevadero. Abrió la boca para responderle el saludo, la cerró en silencio. Pestañeó, entrecerró los ojos y se pellizcó. -Ay…- susurró, habiendo sentido perfectamente que estaba despierta y en plenas facultades. Le devolvió una reverencia muy fluida, si había algo que solía hacer sin pensar, era reverenciar a las personas de alta cuna. La mucama podía verlo en los coloridos ropajes, en el detalle de cada entramado. Aquella no era una dama ordinaria, pero tampoco era de la alta sociedad de los lugares donde había estado. Se trataba de una foránea, una persona que venía desde un lugar desconocido. Sus ojos brillaron expectantes.

-¿Cómo lo sabe?- preguntó con la voz entrecortada, todo el tiempo era silenciosa y recatada, pero lo oculto y misterioso eran su debilidad. Esa fémina era como el jefe final  de sus fantasías, sabía de misterios sin haberlos presenciado. -Oh…- la respuesta fue muy común, aunque no entendía bien a qué se refería con ello. - Perdón… ni siquiera le di los buenos días. ¿Dónde tengo la cabeza? Mi nombre es Nuria, encantada- se acercó a la dama y le sonrió. La diferencia en alturas era bastante desconcertante y perturbadora… decidió dar varios pasos hacia atrás para no tener la cabeza contra la nuca todo el tiempo. - De hecho acabo de recibir la visita de lo que creo… era un duende doméstico- torció su boca a un lado. - Rompió la cuerda del balero y lo tiró al estanque. Creo que fue una pena…- miró a la niña y pensó en dárselo, no sin antes embocarlo para que entendiera la dinámica del juego. Entonces los ojos de la joven se tornaron ambarinos.

- Volver con Jhal...
-¿Dónde está Jhal?


Movió su cabeza lentamente, mirando los tres rostros. Luego parpadeó varias veces -¿He dicho algo?- preguntó con cierta desconfianza, sus ojos habían retornado a su gris usual. Giró su cabeza con violencia y su cuello sonó -¡Jhal!- el ámbar regresó a sus ojos omo una llama que se encendía.


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Mensaje  Klinge Jue Sep 20 2018, 20:19

Cuando la muchacha le pregunto el nombre a la niña el mercenario le dijo -no te molestes, ella no habla- notándose una nota de melancolía en su voz -cuando decidí que me acompañaría le puse de nombre Skady, no se su nombre real y no es que pueda preguntarle a sus difuntos padres- agrego el hombre mientras se levantaba con dificultad del estanque para luego sentarse a descansar cerca de un árbol, mientras que la pequeña miraba de forma inquisitiva el juguete, como si hubiese algo extraño en él.

El guerrero no le presto mucha atención a la mujer que se había aparecido hasta que pregunto sobre las travesuras de las criaturas mágicas del bosque, a lo que el respondió con un tono jovial, aunque un poco torcido por el dolor -si por criatura mágica te refieres a una raíz que sobresale del suelo, entonces si- dijo soltando una leve risa que fue interrumpida por un quejido de dolor, el cual fue seguido por un gruñido mal humor -endemoniado dragón, me las vas a pagar!- alcanzo a decir antes de soltar otro quejido por el dolor a lo que la niña corrió preocupada a su lado, cuando el hombre levanto la mano señalándole que no se acercara mucho -estoy… estoy bien…- dijo intentado recuperar el aliento cuando al fin se quejo en lo alta que era aquella mujer, cosa que le hizo sospechar que no fuera del todo humana.

De repente, la muchacha que se había identificado a si misma como Nuria empezó a actuar sumamente extraño -¿Jhal?- pregunto el mercenario -¿Quién ese tal Jhal?- dijo mientras se levantaba a duras penas, luego se dio cuenta del juguete -nunca tomes algo que desecho una criatura mágica, es un mal presagio- suspiro mientras se acercaba a la chica hasta que pudiesen estar cara a cara con ella.

A esa distancia tanto Nuria como la mujer alta pudieron reconocer de forma indistinguible los ojos del extraño, aunque el resto de su rostro permanecía cubierto por la capa, estos parecían dos luces de vela brillantes ardiendo en lo profundo de un volcán, el joven volvió a hablar y lo antinatural de su voz se hizo notar más que nunca -¿quién es Jhal y porque lo buscas?- preguntaba, pero no a la chica, sino a cualquier cosa que estuviese poseyéndola, la pequeña Skady inmediatamente salió corriendo para ponerse detrás de la mujer alta, asomándose por uno de sus costados mientras se agarraba con fuerza de sus ropas.

La situación era tensa, quien sabe que podría hacer esa presencia que parecía tomar control de la chica, si estuviese en su mejor momento, el guerrero hubiese intentado quitárselo por la fuerza, pero en su estado actual, y considerando que la chica estaba armada, pensó que lo mejor seria intentar dialogar con el ente.
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Mensaje  Siria Lun Sep 24 2018, 02:55

Quizás era extraña por pensarlo, pero cuando se viaja tanto por estas tierras, a veces las cosas más comunes eran las más raras. En los puertos, o en los mercados, siempre podías ver gente que resaltaba de forma peculiar, ya fuera porque sus espadas las llevaban como tesoros, intentaban pasar desapercibidos o lo contrario, buscando llamar la atención de todos a toda costa. Aquello era bastante usual en los baros, y--

Ehm, creo que haré un entreparéntesis corto para sincerarme con ustedes. Técnicamente ese último punto debería aplicarme, ya que cantar en las calles era lo que me permitía comer y alojarme en lugares que no fueran debajo de los puentes. Así que no es que tenga mucha cara como para hablar de ello.

Como sea, el punto que quería hacer era que había mirado a los presentes, y aunque la persona más llamativa que podía verse era un hombre de más o menos mi altura, cubierto completamente por una capa, con una voz que era difícil discernir lo que era, y con un brillo que más tarde me daría cuenta de la intensidad, como si tuviera un ápice de esa pasión de los dragones de fuego cuando estaban en su elemento, en realidad lo primero que se atravesó por mi mente fue aquellas dos mujeres… o chicas que se encontraban en el lago.

Una era una pequeña que desconocía a quién seguía. Era de unos cabellos rojizos y ojos color esmeralda, lo que me hacía recordar un montón a Samantha cuando era pequeña, aunque tenía algo distintivo en su frente. No sabía lo que era, solo que era de un color azul. La otra chica vestía ropas particulares que había visto en algunas mujeres de las ciudades humanas, pero nunca tuve la oportunidad de tener contacto directo con ellas, por lo que asumí que era una sirvienta. Era muy linda, de pelos castaños y de ojos grises. Cuando lo pensaba, me recordaba un poco a Wood, pero en el sentido inverso de los colores, ya que ella era de pelos grises con ojos castaños. Su piel era pálida como quienes vivíamos en las estepas, aunque el detalle que me llamó la atención fue que se la veía algo delgada, al menos en lo que noté lo poco de piel que mostraba, su rostro y sus pies que se habían sumergido. ¿La vida de los sirvientes era tan dura?

El primero que habló cuando pregunté fue el sujeto que se encontraba más lejos, comentando algo de una raíz, a continuación de quejidos de dolor y luego lanzar maldiciones hacia un dragón en especial. Cuando eso ocurrió, Dalía apareció silenciosamente en el lago, sin hacer ruido, quizás gracias a ser una sirena, y miró al sujeto, solo para hacer lo más maleducado del día hasta ese momento: colocó su dedo índice cerca de su sien y comenzó a girar su dedo, mientras hacía como que el sujeto estaba loco. Solo pude lanzarle una mirada de reproche mientras volvía a esconderse sin que nadie se diera cuenta.

Eso si, solo pude pensar que, por el momento, era mejor que le ocultara que era una dragona. Por mi bien, más bien.

- Oh, disculpe, soy Siria – le devolví nuevamente el saludo inclinado cuando mencionó su nombre, y escuché sobre su interacción que tuvo con el duende doméstico. Recordé lo que había mencionado Dalía sobre las criaturas que se le parecían y las travesuras. Asumí en ese momento que el balero era de ella, y la travesura que había ocurrido era que el duende se lo había quitado, procediendo a romper su cuerda. Si hubiera sido eso, al menos no había mucho que preocuparse.

Entonces, el cuello de la chica giró violentamente mientras su voz cambiaba a algo completamente distinto a la ternura que emanaba antes.

Definitivamente debería dejar de cantar victoria en mi cabeza.

La pequeña se colocó detrás de mi debido al miedo que le produjo la situación, mientras que me mantuve a raya para evitar que algo impredecible le ocurriera a la niña. El sujeto guardó su distancia también, aunque era el que comenzó a presionar a la mujer para que hablara sobre ese Jahl.

Dalía había “echado” a otras criaturas antes que llegaramos, y habló sobre como usaban travesuras en la gente, pero esto se parecía más a estar poseída por algo innatural. Un duende definitivamente no se parecía a ella, por lo que quizás era labor de otros seres, o el mismo duende podría ser complice con ellos. El se encargó de darle ese juguete, y cuando se lo enseñó a la niña…

Espera, en ese entonces…

- … ¿buscas a Jhal? ¿En la mitad de la nada con tres extraños que no te conocemos? - la verdad, desconocía si ellos se conocían de antes, si ella era sirvienta de él o acompañante de la chica, pero si el espíritu era ajeno a ellos, debía jugarmela a enfrentar verbalmente al espíritu, posesión, o… lo que fuera que fuere - ¿Es acaso ayuda a encontrarlo lo que realmente quieres? ¿O acaso es tu excusa para poseer a alguien y forzarte en este mundo al que ya no perteneces?

Sentí como la chica se le clavaron los ojos en mi, y de igual forma podía sentir los ojos del sujeto, que eran… ¿como decirlo? ¿Poderosos? ¿Fuertes? ¿Intensos? Eran toda una combinación. Por un momento me distraje viéndolos, pero sacudí mi cabeza, este no era el momento para perderme en más ojos que los de la chica.

- Deja tu palabrería y verborrea nauseabunda. Dinos lo que quieres, apuntanos a donde está ese Jhal, o deja tranquila a la existencia de esta chica, y búscate a otro que quiera ser voluntario de tu egoísmo, el que te evita dejar tranquilo el mundo de los vivos.

Fue entonces cuando caminó dos pasos hacia mí, con la cabeza invertida en su sentido natural y mostrando su espalda debido a ello. Solo dos fueron, antes que se detuviera y dijera las siguientes palabras:

“Jahl Jhal en el bosque
Jahl Jhal en el Sur
Jhal Jhal en el estanque
Jhal Jhal y [...]”


Hubo silencio. Por un momento, pensé que continuaría, pero la chica me miraba como si quisiera que continuara la frase. Al encontrarse con mi silencio, volvió nuevamente a esas palabras.

“Jahl Jhal en el bosque
Jahl Jhal en el Sur
Jhal Jhal en el estanque
Jhal Jhal y [...]”


… espera, ¿estaba hablando en verso? Por los Dioses Dragones, [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], y tenía que volver a ello. Por favor, solo quiero un respiro de eso…

… pues, allá vamos entonces.

Si repitió la frase dos veces, interrumpiéndose en la misma parte ambas veces, eso significa que quería que continuara con la frase. Si mi suposición era correcta, la del verso, la palabra que rimaba con “Sur” debía ser de una sílaba máximo. Ya “Bosque” y “Estanque” estiraban una sola sílaba, y no habían muchas cosas que rimaran con “Sur”… a menos que…

Jhal Jhal en el bosque
Jhal Jhal en el Sur
Jhal Jhal en el estanque
Jhal Jhal y tú.


Apenas pronuncié esas palabras, su cuerpo comenzó a girar a su posición natural con su cuello y cabeza, mientras su mano derecha, en donde tenía su juguete, fue estirada hasta llegar al frente de mi cuerpo, en ofrecimiento. La pelota se encontraba en el aire, con la cuerda estirada hasta lo más que se podía.

Un ofrecimiento… ¿para el próximo Jhal? ¿Para encontrar a Jhal?

- Sostenla cuando caiga – le dije al sujeto, mientras acercaba lentamente mi mano a la de ella – Si algo me pasa, hazme perder la consciencia de inmediato antes que tome posesión completa de mi cuerpo – con mi otra mano, acaricié la cabeza de la niña, la cual todavía buscaba refugio detrás de mi – Todo estará bien, pero por el momento, no te conviene estar detrás mío. Dalía – hablé con voz alta, haciendo que la sirena sacara la mitad de su cuerpo hacia afuera del pequeño cúmulo de agua, haciendo un gesto con su mano similar a cuando un capitán le ha hablado a su tripulación

- Dígame capitana – si no decía yo…

- Cuidala hasta que todo esté más seguro.

- Entendido.

- Ella es una buena persona, puedes confiar en ella, te protegerá en todo momento.

Dicho eso, tomé el artefacto de su mano, arrancándoselo de su poder. Desconocía por completo qué era lo que iba a ocurrir, pero si podía hacer que la joven saliera de ese aprieto, y que su cuello se mantuviera en su posición natural, iba a hacer lo que fuera para ello. Lo tomé, esperando lo peor...
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Mensaje  Mercurio Jue Sep 27 2018, 05:23

Un largo vuelo de varias horas llevo a Mercurio a parar a las afueras de Lunargenta, la ciudad que estaba en guerra hace nada. Seguía lamentándose haberse cruzado con aquel grupo de locos y ladrones en aquel bosque, pero por si no fue suficiente, en otro bosque volvía a encontrarse.

Aterrizo al lograr ver a un grupo raro cerca de un lago, intrigado Mercurio se escondió entre los grandes arboles a escuchar la conversación que parecía estar en curso, para su suerte, parecía ser otro grupo de locos o fanáticos. La palabra "Jhal" no dejaba en paz la mente de Mercurio, ¿que quería decir esa palabra?.

Escucho atentamente la frase que pronunciaba, pero antes de que Mercurio pudiera decir algo, la mujer respondió la frase con un "tu". Hablaban de protegerse mientras se entregaban un artefacto entre ellos, eran extraños y Mercurio no sabia si salir de su escondite o quedarse por ahí, quizás era lo mas conveniente.

Si la anterior mujer tenia el artefacto y se había puesto a gritar "Jhal", ¿quien decía que esta no iba a hacer lo mismo?. Que insensatos jugando a ser los héroes, jugando a mentirse el uno con el otro. Mercurio salio de su escondite, acercándose a las personas presentes - No pierdan el tiempo, al parecer necesita un dueño, pasándoselo de uno a otro seguirán igual por el resto de sus vidas. Si quieren deshacerse de eso tienen que pensar en otra cosa que no sea responder a esa cosa. - Dijo Mercurio mientras aleteaba sus grandes alas, limpiándolas de la tierra que seguramente habían tomado durante el viaje.

- Soy Mercurio, ultimo de mi orden y de mi especie. - Dijo serio mirando a todos, como si de un gran peso se tratara. Lo que mas intrigo a Mercurio, era no saber que era "Jhal", el había aprendido toda su vida sobre maldiciones y criaturas mágicas, malvadas, buenas, etc. Pero nunca había escuchado sobre esta, quizás por eso salio a fijarse y a entablar una conversación ante tales desconocidos
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Mensaje  Nuria Sáb Sep 29 2018, 19:15

Sucedieron dos cosas cuando ella volvió en sí por un breve período de tiempo; una de ellas, el hombre misterioso pareció haberse dirigido a ella, o al menos, eso le pareció a Nuria. Sus ojos aparentaban estar hechos de fuego, brillaban con cierta luz que le pareció maligna y le despertó un profundo miedo, preguntaba algo que ella no entendió, pero su voz ominosa no hacía más que agravar su temor. La niña estaba tras él, como buscando auxiliarle por algo, pero la humana tenía su atención en el segundo suceso, más cercano y comprometedor, esa Siria parecía enojada con ella por algo. La conciencia de la criada no llegó a procesar lo que estaba sucediendo, pues nuevamente fue reemplazada por aquello que residía en el balero.

Siria instó a la conciencia que habitaba el juguete a que desvelase sus secretos o se retirara, orden que acató recitando un verso. La dama era hábil con las palabras, logrando rápidamente completar la rima, pero eso sólo significaría el comienzo del tormento, pues aquello que controlaba la voluntad de Nuria, era algo travieso y peligroso. Cuando la palabra ”tú” fue pronunciada, la bola del balero se separó del palo, quedando suspendida por el hilo reparado. Nuria pestañó un par de veces, volviendo en sí. Frunció el entrecejo, no sabía en qué momento todos se habían movido, pero le parecía bastante curioso estar siendo el centro de atención. Sentía que se había perdido de algo, una cosa que debió ser extremadamente interesante y que tal vez, le involucraba a ella.

- Hmm mmm… eso… pensaba dárselo a la joven Skady, si quería usted tomarlo, solo tendría que habérmelo pedido Siria- No era necesaria tanta parafernalia para pedirle el objeto, el entrecejo de Nuria formaba una “v”, ella no era una persona tan poco racional y podía decirse que se sentía como un monstruo peludo y horrible por estar causando todas esas reacciones. Entonces inclinó la cabeza para un lado - ¿He hecho algo? ¿Me perdí de algo?- la criada era consciente que usualmente estaba tan inmersa en su mundo que podía obviar muchas cosas, pero tratar de pensar en los últimos minutos le desorientaba. Tenía un leve dolor de cabeza, razón por la que se llevó una mano a la frente, mientras palpaba cuidadosamente si todo estaba cómo y dónde debía. Fue entonces cuando reparó en otra presencia que había pasado desapercibida para ella hasta entonces.

La joven no terminaba de entender lo que estaba sucediendo, pero comenzó a atar cabos y pensó que tal vez se había perdido de algo fantástico y maravilloso, pero en el sentido negativo de la palabra. ¿Estaría frente a uno de esos misterios que tanto le gustaban? Se preguntó si había algo en ella que no le permitiera presenciar, ser testigo, de tales cosas normalmente. - Saludos Mercurio, yo soy Nuria- le dijo al hombre de las alas negras. No quería ser descortés, pero no podía evitar ponerse en puntitas de pie, para apreciar mejor al recién llegado. Ser el último de una especie tenía que ser un gran peso para cualquier persona, sobre todo para alguien que se veía tan joven. La humana se concentró en buscar alguna palabra de aliento o consuelo, pero sólo logró sentirse tonta, el Señor su dios, le estaba poniendo una prueba difícil - Nuestro Señor te ha puesto una gran responsabilidad, el destino de toda una especie recae sobre tus alas-


[b]Para este turno, no vale romper el balero, aunque se puede intentar hacerlo. Tampoco será posible deshacerse permanentemente de él, puesto que siempre ha de regresar a nuestras manos =D
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Mensaje  Klinge Vie Oct 05 2018, 09:12

La entidad que había tomado control de la muchacha no parecía interesada en responderle, pero, por suerte para todos, la tal Siria fue capaz de convencer al espirito que dejara libre a la chica tras adivinar la ultima parte de su poema, mientras que Skady se encontraba entre los brazos de esa sirena que había aparecido, prácticamente de la nada, cosa que preocupo al guerrero -no te la vallas a llevar, que está bajo mi cuidado.- las sirenas tenían mala fama entre los humanos, sobre todo los marineros que tenían muchas historias nefastas protagonizadas por marineros.

Cuando Nuria recupero los sentidos y pregunto que había pasado el mercenario le respondió, no sin un toque de humor irónico en su voz -no mucho, solo fuiste poseída por un espíritu atrapado en ese juguete maldito.- la tranquilidad con la que el guerrero pronunciaba esas palabras, como si no fuera nada del otro mundo, era desconcertante, mostraba estar muy acostumbrado a esas rarezas, de todos modos, ellos vivian en un mundo en el cual cosas raras como esa no eran tan poco comunes -nunca tomes algo que una criatura mágica desecho es de mal augurio.

Como si no bastara toda la gente que se encontraba en el lugar, un sabelotodo con alas se apareció hablando de tonterías sobre maldiciones y ser el único de su especie, aunque, Klinge no estaría de tan mal humor con el si no fuera porque ese endemoniado arete encantado de alguna lunática manera sobrevivió indemne a las llamas del dragón y le estaba comiendo un pedazo más de la mejilla.

El guerrero le echaba un vistazo a sus manos vendadas, y tras unos segundos apretó los puños y se dirigió a Siria -dame esa cosa, un objeto maldito debería ir en las manos de un maldito.- dijo el hombre mostrando una extraña resolución -no es como si a mí me fuese a hacer mas daño del que ya tengo.- al decir estas ultimas palabras el hombre se quito la capucha y más vendajes que ocultaban su cabeza para mostrar, para horror de todos los presentes a excepción de la niña, quien bajaba la mirada entristecida, unas facciones desfiguradas por unas llamas mágicas.

La piel de su cabeza estaba totalmente ennegrecida, como si fuera carbón ardiente, su rostro estaba repleto de pequeñas cicatrices que parecían como pequeñas grietas incandescentes en la materia solidad del magma de un volcán, que brillaban con una intensidad parecida a la de sus ojos incandescentes, que sin la tela ocultándolos, se podía apreciar que tan brillantes eran en realidad -ese pequeño juguete no podrá hacerme más daño que esto.
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Mensaje  Siria Lun Oct 08 2018, 03:36

Era difícil tratar de ubicar todas “las piezas del tablero”, como algunos humanos decían. Por un lado, teníamos a la joven Nuria, quien había sido poseída por un algo o alguien que no sabíamos cómo operaba, al sujeto que estaba encapuchado, que solo pudimos ver sus ojos y que no sabía cuál era la relación que tenía con la joven, o la niña, y para hacer del puzle algo más difícil de entender se sumó alguien más a la situación.

- A diferencia de lo que dicen muchos marinos, no pasamos llevándonos a todos quienes le ponemos el ojo – Ah, si… estaba también Dalía, y su tono de voz mostraba algo de irritación por el comentario del sujeto – Aunque si convences a Siria de que por fin me acompañe a mi hogar... – dijo sonrojada y tomándose las mejillas

… yo fingiré que esta situación no sucedió.

Por un lado, teníamos al recién llegado, quién se había presentado como Mercurio. Era de pelo castaño y tenía una altura normal para cualquier hombre, aunque su particularidad más grande eran las alas que tenía, sumado a que había dicho que era el último de su especie y orden. No entendí mucho de lo que se refería, hasta donde tenía conocimiento, habían pocas especies en peligro de extinción en el mundo, y ninguna de ellas era sapiente. ¿Se refería más bien a que su clan había sido atacado y el era el último sobreviviente? Podía ser, tenía más sentido si lo pensaba de esa forma, habían muchos clanes cuyo destino era el que calzaba con lo que decía.

Por otro lado, la joven Nuria quién no parecía poder recolectar nada de lo que había ocurrido. Parecía haber despertado de un trance que la dejó congelada en el espacio y en el tiempo mientras el espíritu, o lo que fuera, tomaba el control de su cuerpo. No sabía si aquello era bueno o no, considerando que podría asustar mucho el ver cómo otro espíritu podía tomar posesión de tu voluntad y hacer lo que quisiese. Eso y sin mencionar que su cuello se movió de manera muy poco natural. Había que explicarle toda la situación para que estuviera al tanto y no se sorprendiera. ¿Pero nos creería?

Por último, la tercera persona y su acompañante. En el breve tiempo que nos conocimos, el parecía querer ocultar su identidad sin un motivo aparentemente fácil de entender. Si era alguien buscado o solo quería gozar de anonimato, solo se pudo saber cuando, voluntariamente, decidió quitarse la capucha que ocultaba su rostro. Su identidad permaneció como un misterio, puesto que más vendas, como las de su mano, lo ocultaban. Pero lo realmente impactante era lo que las vendas no podían ocultar: era alguien que había sufrido una maldición, algo como si hubiera sido quemado por llamas y su cuerpo se hubiera carbonizado por completo, pero en vez de morir y retorcerse de dolor, es como si hubiera adoptado la forma de lo que lo quemó. Aunque por un momento di un paso atrás y me mostré impactada por la sorpresa, había visto dragones que manejaban el magma a voluntad, por lo que no me era ajeno aquello. Solo pude rogar que fuera algo que le trajera dolor continuo, aunque por lo que había dicho antes, probablemente lo era.

- Oye Siria – fue Dalía la que interrumpió lo que estuve a punto de decir – ya que todos se están sincerando, ¿crees que es buena idea contarles que eres un dragón? Ya sabes, no te puedes quedar atrás en el departamento de confesiones, aunque no tienes mucha tragedia que te haga sobresaltar.

Por un momento, sentí enojo y rabia, luego solo pude darme con la palma en la cara mientras suspiraba. Lo estaba haciendo a propósito, lo sabía. Decidí ignorarla y centrarme en el tema que nos reunía en aquel pequeño lago, o que nos mantenía unidos por el momento, mejor dicho.

- Creo que el señor acá tiene razón, Nuria – le comenté mientras extendía mi mano hacia él, indicando con respeto su presencia – Algo… o alguien… poseyó su cuerpo por un breve tiempo. Y creo que algunas cosas nos dan pistas.

Dirigí mi mirada hacia Mercurio, quien hace poco nos había tratado como insensatos por intentar hacernos los héroes. En cierto sentido podía entenderlo, nada aseguraba que lo que intentaba iba a resultar o sería beneficioso para alguna de las dos. Incluso podíamos ser ambas las maldecidas en el peor de los casos. Pero por el momento, era la única idea que se me había ocurrido. Además que de tanto darme cabezazos contra los bisontes y los yak debió dejarme la cabeza lo suficientemente dura como para aguantar uno que otro golpe.

Por un momento pensé en presentarme, pero Dalía ya había hecho la introducción a mi nombre, así que supuse que no tenía sentido volver a hacerlo.

- No conozco mucho de maldiciones, pero agradeceremos cualquier ayuda que nos pueda ofrecer – le dije educadamente para, luego, mirar en general al improvisado grupo – Hay algunos detalles que podemos mencionar, ya que, cuando viajaba con Dalía hasta este lugar, ella pudo sentir otras presencias que se marcharon.

- Anjanas, como muchos de ustedes las conocen – Dalía acariciaba la cabeza de la pequeña, como si quisiera tranquilizarla por todo el alboroto que había sucedido hasta hace pocos minutos – Algunas se presentan con la mitad de su cuerpo como pez, por eso a veces nos ganamos fama de ciertas cosas que no hacemos – creo que, en ese momento, necesitaba aclararlo con alguien

- Como sea, creo que no se acercaron al lugar, pero siento que en algo tienen relación con lo que pasó. No solo eso… - no estaba segura de si lo que estaba a punto de decir era válido, pero sentí que era válido mencionarlo con el resto del grupo - … por lo que me di cuenta, el balero que recogió Nuria después de que el duende doméstico lo rompiera responde ante cierto “desencadenamiento”. No hubo problema alguno hasta que lo embocó por primera vez mientras le enseñaba a la pequeña como se jugaba. Y solo dejó la manipulación del cuerpo de Nuria cuando la pequeña bola se despegó de la madera. Solo puedo suponer que no puede tomar posesión del cuerpo mientras no sea embocado.

- Y todo porque mi amore es una experta en rimas~ – agregó la sirena alegremente – Siempre usa las palabras con tanta señoría~

- Si… tengo algo de experiencia en ellas… - desvié la mirada, algo arrepentida de que las rimas se me dieran bien – Como sea, nos falta información para hacernos una idea de cómo combatir esto. ¿Recuerda algo durante el tiempo que tuvo el juguete en sus manos? ¿Alguna sensación o conoce a un tal Jhal?

También estaba pendiente el saber donde se había metido ese duende. El debía saber algo de todo esto, inclusive quizás era él ese tal “Jhal” al que se referían.

Off: las observaciones de Siria son sus impresiones y observaciones en base a lo que vio
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