Mestizajes y conversiones.

Tal y como cuentan las leyendas, los vampiros son seres que sufren una maldición de sangre, una maldición de la que hoy en día aún no se conoce ningún remedio efectivo, según dicen los mitos, el primer vampiro dio de beber la sangre del dragón a su pueblo para obtener los mismos poderes que los caballeros dragón, no obstante, el dragón lejos de otorgarles su bendición, los maldijo con no volver a ver la luz del sol, y con una inmortalidad que sería su perdición. Presos del tiempo, los vampiros prolongaron este ritual de sangre por el que se crean neófitos, es decir nuevos vampiros, se les da de beber la sangre de un vampiro, creando así un lazo entre el neófito y el donante, estos lazos se remontan a los primeros vampiros. 

Se dice que estos vampiros supremos, el principio de todo, tienen la sangre más pura y más poderosa, siendo sus neófitos los más poderosos de Aerandir. También se dice que si la cadena de sangre se rompe, matando a uno de estos vampiros supremos, toda su descendencia moriría con él, o lo que es lo mismo, se volverían de nuevo mortales. 

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Los licántropos son la raza más joven de Aerandir, pese a ello ya han formado una sociedad totalmente estructurada. Los terrestres fueron los que consiguieron dar con las mutaciones exacta para conseguir una transformación pura en una bestia como son los lobos, ya que este es uno de los pocos animales que mata por placer y no solo por necesidad, creando así un arma biológica imparable. Estas mutaciones se perdieron con la huida de los terrestres, o al menos eso es lo que se pensaba. Es bien sabido que La Manada de Thorbald, uno de los científicos que experimentó con la mutación humana y que se aplicó a si mismo dicha mutación, engrosaba sus filas con lobos transmutados. De esta manera, se pensaba que tan solo se podía heredar la mutación, siendo estos los llamados lobos pura sangre, mientras que aquellos humanos que han sido convertidos por La Manada en toda la historia de la raza toman el nombre de transmutados. 

Tras la caída de La Manada, que se vio reubicada a lo más hondo de la arboleda central de los reinos del Este, aprovechando la coyuntura, los brujos del Hekshold le compraron la fórmula a Thorbald, y tomaron el relevo en varias investigaciones de los terrestres, por lo que cualquier humano que quiera someterse voluntariamente a una transmutación, debe preguntar en el Hekshold. El proceso es altamente doloroso y no todo el mundo sale con vida, por lo que tiene sus riesgos. 

Primero se somete al cuerpo a un cambio en los huesos, se ablandan, se desligan de las articulaciones y se vuelven a juntar varias veces para que el cuerpo se acostumbre al dolor. Luego se inyectan los mutágenos de licántropo que transforman al individuo en un lobo bípedo, este proceso es el más largo y el más complicado, ya que muchos no vuelven a su forma humana. La última fase es cuando se alcanza la forma de lobo perfecta, un lobo cuadrúpedo, una bestia enorme capaz de desmembrar a cualquiera con sus colmillos. La mayoría de licántropos transmutados no llegan a esta última fase hasta muchos años después, cuando dominan totalmente su transformación, o incluso no llegan a desarrollar su última forma.


Durante el proceso de mutación a licántropo, no se altera el ADN del humano, sino que se separa y se crea otra línea de ADN mágico, por lo que hay muchas garantías de éxito. 

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Los brujos del Hekshold no solo tomaron el relevo en mutaciones, sino que empezaron otros proyectos que realizaban a espaldas del mundo para el desarrollo de la magia en Aerandir. Este ambicioso proyecto suponía una revolución, crear brujos. A espaldas del resto de la comunidad, incluso de los propios líderes del archipiélago, en el Hekshold se comenzó la investigación con alumnos con poco poder, sometiéndolos a grandes cantidades de descarga de éter, de esta manera aquellos brujos más débiles, de repente contaban con un poder inigualable. El proyecto se volvió más ambicioso, estudiantes humanos se ofrecieron por el bien de la magia, imbuyéndolos de éter al igual que los brujos, pero los efectos eran atroces. Deformaciones, poderes aleatorios e imposibles de manejar. Entonces, consiguieron la receta perfecta de mano de La Manada. Quizá si preparaban el cuerpo para un cambio, si conseguían mutar a los humanos con su propio ADN que hacía a los brujos compatible con el éter. 

El proceso de mutación parte de la misma base, se prepara el cuerpo para el cambio, se ablandan los huesos y se separan casi de las articulaciones, el dolor en esta fase es insoportable. En la segunda fase se inyecta la cadena de ADN que falta para crear la compatibilidad con el éter, esta fase es la más lenta, ya que el mutágeno cambia el cuerpo muy lentamente, mientras el cerebro lleva al afectado a un estado de paz y tranquilidad a causa del shock de la primera fase. Por último, se imbuye al transmutado sometiéndolo a grandes descargas de éter. 


Este proceso puede llevar a cambios físicos como cambio en el color de ojos, la tez o incluso en el color del cabello incluso otras deformidades a causa de la alteración en la cadena de ADN. Suelen ser brujos cuyos poderes no son tan poderosos, pero que tienen una especial habilidad para sentir el éter. Habitualmente se especializan en el combate con armas ya que su mutación los hace más resistentes a la magia.

Intentaron llevar a cabo estas mutaciones con otras razas, pero el éter que se necesitaría para imbuir a un dragón equivaldría a un dragón elemental, por otro lado, los elfos jamás aceptarían este tipo de mutaciones contra natura. 

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Los mestizos son aquellos nacidos de padres de diferente raza, debido a que todas las razas tienen un ancestro común, el homo antecessor, la unión de razas diferentes tiene como resultado un retoño que, pese a ser mestizo, tan solo hereda las características de una de sus partes. Es decir, un bebé mestizo de elfo y humano, desarrollará más una de sus características, esto se debe a los genes dominantes. Si los genes de elfo en este caso son dominantes, será un mestizo con características físicas élficas, quizá mermadas por la genética humana (orejas más pequeñas, menos longevo), pero heredará los poderes élficos. Toda la genética de las razas de Aerandir tiene un componente mágico o de éter, por lo que siempre será dominante sobre la genética humana, aunque siempre hay excepciones.