Donde mora la oscuridad [Libre][Noche][Cerrado]
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Donde mora la oscuridad [Libre][Noche][Cerrado]
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La joven se abrazó el torso al sentir como un escalofrío le recorría la espalda, mientras avanzaba lentamente por las tétricas calles de Sacrestic Ville. Los últimos rayos de la tarde iluminaban su camino, mostrándole lo que había quedado después de la batalla entre vampiros y humanos, una larga hilera de edificios en ruinas y una tensión en el ambiente que cargaba el aire hasta hacerlo casi irrespirable. - Este lugar me pone los pelos de punta. - pensó, todavía sin acostumbrarse a la atmósfera que cubría las tierras del oeste.
Tras su paso por la feria del orgullo bestial, la córvida había seguido su camino hacia lo profundo del bosque, sin un rumbo ni destino definido, dedicándose simplemente a explorar la zona, pero ahora que el sol comenzaba a ponerse, necesitaba un lugar donde pasar la noche. En otras circunstancias se habría planteado pernoctar al raso, pero sabía que aquellas tierras no eran del todo seguras, debido al reciente conflicto y a las bestias que las habitaban.
Por eso no dudó en acercarse a la tétrica villa en cuanto la atisbó en la lejanía.
- Per...perdone. - habló en voz baja, acercándose a un hombre algo mayor que también transitaba por allí. - A...acabo de llegar… ¿po… podría decirme si hay alguna posada cerca de aquí? - consiguió preguntar, captando la atención del anciano, que se detuvo a mirarla. - Tenemos varias, la principal se encuentra al final de la calle… pero te recomiendo que la evites, los guardias a veces se ponen un poco idiotas con los recién llegados. - soltó, con un deje de resignación.
Flavio llevaba más de dos décadas viviendo en Sacrestic, y si bien nunca había sido perfecta, ahora bajo el mando de los enviados de Lunargenta tampoco lo era.
- Hazme caso muchacha, sigue por este camino sin desviarte, cuenta cuatro callejones a la izquierda y tres a la derecha, entonces verás un edificio con un cartel rojo, esa es la taberna de Rose. - indicó, señalando por entre un par de edificios cercanos. - Está más lejos pero te aseguro que estarás más cómoda allí. - añadió, quedando expectante. - Gra… gracias. - respondió la morena, inclinándose ligeramente hacia delante en señal de gratitud.
En cuanto el hombre retomó su camino, ella hizo lo mismo, internándose en la estrecha callejuela que le había dicho. Las altas estructuras impedían que la luz llegase hasta allí, por lo que tuvo que entornar los ojos para adaptarse a aquella oscura parte de la ciudad. - Uno… - comenzó a contar en un susurro, mientras pasaba junto al primer desvío.
No vio ni escuchó a nadie en los alrededores, pero por algún motivo Ava empezó a sentirse observada, aunque lo achacó al lúgubre ambiente que reinaba en el pueblo. - Se...seguro que son imaginaciones mías. - volvió a hablar, para llenar el incómodo silencio que solo el sonido de su armadura al andar, rompía. - Dos… tres… - continuó, echando un vistazo a cada uno de los callejones antes de seguir… como si esperase encontrar algo en ellos.
- Ese debe ser el último. - pensó, al atisbar el cuarto, que estaba a tan solo unos metros del final de la calle. Instintivamente, la mujer bestia aceleró el paso para abandonar aquel estrecho y sombrío pasillo, y una vez fuera, se encontró ante un espacio abierto rodeado por varias casas y locales, todos ellos en deplorables condiciones. - ¿Me h… he equivocado? - alcanzó a pronunciar, bastante confundida. Había seguido las indicaciones del anciano al pie de la letra, entonces… ¿por qué todo parecía estar a punto de venirse abajo?
Una tenue luz llamó su atención, y al ser la única que había en la zona, decidió acercarse a la entrada del edificio del que provenía. - El cartel rojo, es aquí. - susurró, y tras ver el estado del sitio dudó sobre si atreverse a entrar o no, pero el tiempo corría en contra… el sol se había puesto ya, debía buscar refugio.
Dos brillantes ojos la vigilaban desde lejos, llevaban haciéndolo desde que puso un pie en Sacrestic, así que la sensación de que la observaban, por desgracia para ella, no era producto de su imaginación.
- Bu… buenas noches. - saludó, abriendo un poco la puerta y asomándose al interior. Dentro la cosa cambiaba un poco, todo estaba ordenado y bastante limpio, así que tras pensarlo unos segundos, siguió adelante. - ¡Buenas noches! Pasa querida, no te quedes ahí. - la recibió Rose, bastante animada. - Vamos siéntate, ¿que quieres tomar? - preguntó, sacando un vaso de cristal y situándolo sobre la barra. - No.. no gracias, busco una habitación, me dijeron que viniese aquí. - contestó Ava rápidamente, para sorpresa de su anfitriona.
- Que te enviaron… ¿no habrá sido un hombre mayor de ojos verdes y como de esta altura? - indagó, marcando con una mano en el aire la estatura aproximada del individuo. La morena asintió con la cabeza, provocando que la humana esbozase una sonrisa. - Ese viejo gruñón, menos mal que se acuerda de mi de vez en cuando… el negocio no va demasiado bien como podrás ver, así que agradezco que Flavio te haya enviado. - comentó, alzando la vista hacia el par de siluetas que ocupaban las mesas más alejadas.
- Aún me quedan un par de habitaciones intactas, ¿quieres cenar algo primero o subimos y te las enseño? - dijo Rose, retomando el tema que interesaba a la visitante, aunque si conseguía convencerla de que gastase unos aeros de más en comida y bebida mejor, la taberna estaba hecha unos zorros y para empezar a repararla necesitaría bastante dinero.
Un apetitoso aroma comenzó a llegar desde la cocina, justo a tiempo para que la cuerva se diese cuenta de que llevaba horas sin probar bocado. - E..eso que huele tan bien… ¿qué es? - dijo la joven, ladeando ligeramente la cabeza. - El guiso especial de mi hermano, ya verás, te gustará. - aseguró, dirigiendo sus pasos hacia la habitación contigua para regresar con una bandeja en la que descansaba un plato de aquel estofado y un poco de pan. - ¿Qué te pongo para beber? - volvió a preguntar. - Agua, por favor. - pidió Ava, sacando algunas monedas de su bolsa para pagar.
- ¡Rose! Yo también quiero un plato. - intervino uno de los clientes, en cuanto el olor se extendió por la sala. - Y yo. - se animó el otro, levantando una mano. - Enseguida. - contestó la mujer, terminando de servir la bebida de la muchacha y aceptando los aeros a cambio. Y sin más, dejó a la hija de Midgar para que disfrutase de su cena tranquilamente, ya hablarían más tarde del tema de la habitación.
La puerta volvió a abrirse para dejar paso a un hombre y una mujer, que no tardaron en tomar asiento y pedir el especial de la casa, al igual que otros que llegaron algo más tarde. Si algo tenía el local era fama por su buena comida y eso hacía que se animase a horas como aquella, cosa que era de agradecer ya que ayudaba a olvidar el tenso ambiente que se respiraba fuera.
Tras su paso por la feria del orgullo bestial, la córvida había seguido su camino hacia lo profundo del bosque, sin un rumbo ni destino definido, dedicándose simplemente a explorar la zona, pero ahora que el sol comenzaba a ponerse, necesitaba un lugar donde pasar la noche. En otras circunstancias se habría planteado pernoctar al raso, pero sabía que aquellas tierras no eran del todo seguras, debido al reciente conflicto y a las bestias que las habitaban.
Por eso no dudó en acercarse a la tétrica villa en cuanto la atisbó en la lejanía.
- Per...perdone. - habló en voz baja, acercándose a un hombre algo mayor que también transitaba por allí. - A...acabo de llegar… ¿po… podría decirme si hay alguna posada cerca de aquí? - consiguió preguntar, captando la atención del anciano, que se detuvo a mirarla. - Tenemos varias, la principal se encuentra al final de la calle… pero te recomiendo que la evites, los guardias a veces se ponen un poco idiotas con los recién llegados. - soltó, con un deje de resignación.
Flavio llevaba más de dos décadas viviendo en Sacrestic, y si bien nunca había sido perfecta, ahora bajo el mando de los enviados de Lunargenta tampoco lo era.
- Hazme caso muchacha, sigue por este camino sin desviarte, cuenta cuatro callejones a la izquierda y tres a la derecha, entonces verás un edificio con un cartel rojo, esa es la taberna de Rose. - indicó, señalando por entre un par de edificios cercanos. - Está más lejos pero te aseguro que estarás más cómoda allí. - añadió, quedando expectante. - Gra… gracias. - respondió la morena, inclinándose ligeramente hacia delante en señal de gratitud.
En cuanto el hombre retomó su camino, ella hizo lo mismo, internándose en la estrecha callejuela que le había dicho. Las altas estructuras impedían que la luz llegase hasta allí, por lo que tuvo que entornar los ojos para adaptarse a aquella oscura parte de la ciudad. - Uno… - comenzó a contar en un susurro, mientras pasaba junto al primer desvío.
No vio ni escuchó a nadie en los alrededores, pero por algún motivo Ava empezó a sentirse observada, aunque lo achacó al lúgubre ambiente que reinaba en el pueblo. - Se...seguro que son imaginaciones mías. - volvió a hablar, para llenar el incómodo silencio que solo el sonido de su armadura al andar, rompía. - Dos… tres… - continuó, echando un vistazo a cada uno de los callejones antes de seguir… como si esperase encontrar algo en ellos.
- Ese debe ser el último. - pensó, al atisbar el cuarto, que estaba a tan solo unos metros del final de la calle. Instintivamente, la mujer bestia aceleró el paso para abandonar aquel estrecho y sombrío pasillo, y una vez fuera, se encontró ante un espacio abierto rodeado por varias casas y locales, todos ellos en deplorables condiciones. - ¿Me h… he equivocado? - alcanzó a pronunciar, bastante confundida. Había seguido las indicaciones del anciano al pie de la letra, entonces… ¿por qué todo parecía estar a punto de venirse abajo?
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Una tenue luz llamó su atención, y al ser la única que había en la zona, decidió acercarse a la entrada del edificio del que provenía. - El cartel rojo, es aquí. - susurró, y tras ver el estado del sitio dudó sobre si atreverse a entrar o no, pero el tiempo corría en contra… el sol se había puesto ya, debía buscar refugio.
Dos brillantes ojos la vigilaban desde lejos, llevaban haciéndolo desde que puso un pie en Sacrestic, así que la sensación de que la observaban, por desgracia para ella, no era producto de su imaginación.
- Bu… buenas noches. - saludó, abriendo un poco la puerta y asomándose al interior. Dentro la cosa cambiaba un poco, todo estaba ordenado y bastante limpio, así que tras pensarlo unos segundos, siguió adelante. - ¡Buenas noches! Pasa querida, no te quedes ahí. - la recibió Rose, bastante animada. - Vamos siéntate, ¿que quieres tomar? - preguntó, sacando un vaso de cristal y situándolo sobre la barra. - No.. no gracias, busco una habitación, me dijeron que viniese aquí. - contestó Ava rápidamente, para sorpresa de su anfitriona.
- Que te enviaron… ¿no habrá sido un hombre mayor de ojos verdes y como de esta altura? - indagó, marcando con una mano en el aire la estatura aproximada del individuo. La morena asintió con la cabeza, provocando que la humana esbozase una sonrisa. - Ese viejo gruñón, menos mal que se acuerda de mi de vez en cuando… el negocio no va demasiado bien como podrás ver, así que agradezco que Flavio te haya enviado. - comentó, alzando la vista hacia el par de siluetas que ocupaban las mesas más alejadas.
- Aún me quedan un par de habitaciones intactas, ¿quieres cenar algo primero o subimos y te las enseño? - dijo Rose, retomando el tema que interesaba a la visitante, aunque si conseguía convencerla de que gastase unos aeros de más en comida y bebida mejor, la taberna estaba hecha unos zorros y para empezar a repararla necesitaría bastante dinero.
Un apetitoso aroma comenzó a llegar desde la cocina, justo a tiempo para que la cuerva se diese cuenta de que llevaba horas sin probar bocado. - E..eso que huele tan bien… ¿qué es? - dijo la joven, ladeando ligeramente la cabeza. - El guiso especial de mi hermano, ya verás, te gustará. - aseguró, dirigiendo sus pasos hacia la habitación contigua para regresar con una bandeja en la que descansaba un plato de aquel estofado y un poco de pan. - ¿Qué te pongo para beber? - volvió a preguntar. - Agua, por favor. - pidió Ava, sacando algunas monedas de su bolsa para pagar.
- ¡Rose! Yo también quiero un plato. - intervino uno de los clientes, en cuanto el olor se extendió por la sala. - Y yo. - se animó el otro, levantando una mano. - Enseguida. - contestó la mujer, terminando de servir la bebida de la muchacha y aceptando los aeros a cambio. Y sin más, dejó a la hija de Midgar para que disfrutase de su cena tranquilamente, ya hablarían más tarde del tema de la habitación.
La puerta volvió a abrirse para dejar paso a un hombre y una mujer, que no tardaron en tomar asiento y pedir el especial de la casa, al igual que otros que llegaron algo más tarde. Si algo tenía el local era fama por su buena comida y eso hacía que se animase a horas como aquella, cosa que era de agradecer ya que ayudaba a olvidar el tenso ambiente que se respiraba fuera.
Ava Kenrith
Honorable
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Re: Donde mora la oscuridad [Libre][Noche][Cerrado]
El techo parecía ser un lienzo donde intentaba colocar, vagamente, sus inquietudes acerca de hacia dónde dirigir su vida. Faltaban un par de meses para llevar a cabo un encuentro acordado hace casi un año, y hasta ahora continuaba creyendo que, quizás, no estaba lista. ¿Podrá ella tener un papel importante para su salvador? La respuesta inmediata parecía ser un rotundo “no”. Sin embargo la situación de esta ciudad, invocó cuestionamientos referentes al dominio de los vampiros. -¿Cuánto poder tendrían los vampiros ahora?- Si esta ciudad aún es tan dominada por humanos, ¿infiere eso una debilidad actual a los bebedores de sangre? -Perdieron interés, tal vez... O se han debilitado probablemente... ¿Quienes apoyan a los humanos?- Entornó los ojos creyendo comprender un poco más el curso de lo que acontece en su recorrido de vida, viendo claramente cómo los humanos han despreciado y destruido siempre todo lo que es diferente a ellos. Y ésta ciudad no escapaba, si bien algunos parecían ser más accesibles a convivir con otras razas, en las sombras se aglomeraban varios con actitudes radicales y agresivas. Comprender aquello causó un planteamiento, uno que en su inexperiencia parecía fácil, pero visto desde un ángulo adulto y objetivo, era complicado y requería mucho más que una bruja y un vampiro.
Suspiró profundamente, y se incorporó, después de leer libros y escuchar historias acomodada en aquel sillón acolchonado, se dispuso a recorrer un poco la ciudad. La anciana ya presa del cansancio, dormía en su asiento, con el libro a punto de caer de su regazo. Se acercó y tomó el libro para después llevarlo a la mesa de centro. Observó a aquella anciana un momento, y en sigilo abandonó la casa, la anciana sabía que era una costumbre suya, así que ya no se sorprendía de que se fuera en medio de la noche. Había llevado una manzana desde la tarde en su bolso, una manzana verde que era ácida y refrescante. Comenzó a comer el fruto, y deambular por esa parte de la ciudad. El comportamiento de las personas ahí, era peculiar por decir, pues andaban muchos con expresiones de miedo de prisa para llegar a casa, mientras otros parecían absortos en sus lecturas o charlas. La constante era, la desconfianza en las miradas de todos, y los pocos forasteros que andaban por ahí, tendían a andarse entre sombras. Sin duda Sacrestic era preciosa e interesante.
Al dar vuelta a una esquina, se había acabado la manzana y sólo conservó las semillas que introdujo en su morral, y al avanzar del camino vió una figura extraña. Seguramente la oscuridad escondía más detalles, pero definitivamente no parecía un humano común, brujo, o vampiro. Sus pasos se desviaron tomando el mismo rumbo que la figura, y en ciertas ocasiones le pareció contemplar una mujer, pero no estaba segura del todo. ¿Una visión? Difícil, se habría dado cuenta con el éter moviéndose por aquí.
Decidida a averiguar de qué o quién se trataba, no detuvo su marcha, aunque mantuvo una amplia distancia, era la mera curiosidad la que motivaba su acecho. Antes de que la figura se detuviera unos momentos, como si necesitara estar segura o seguro del lugar a donde iba, se erigía el descuidado edificio que vió al menos dos veces antes pero nunca había reparado mucho en los detalles. Allí la luz de luna permitía observar mejor el camino, y distinguió unos apéndices o extremidades con una forma que no reconocía entre las sombras y luces suaves del cielo. ¿Parte de su vestuario quizá? Incluso le hizo pensar que tal vez estaba siendo una exagerada y perseguía su propia imaginación, proyectada en una persona con un atuendo excéntrico.
Al final de cuentas, entró al recinto. Con un entusiasmo genuino, de encontrarse con algo que no fuese su imaginación. Si no era real entonces, ya tendría una nueva inspiración para usar en sus ilusiones mágicas, con algunas modificaciones por supuesto.
Al pasar tenía frente a sí, un salón poco concurrido pero con un aire acogedor. Se retiró el velo y la capucha, no quería parecer maleducada o llamar la atención de forma incorrecta y causar desconfianza. No fue a las mesas, pues cuando reconoció la silueta que estaba siguiendo, y ahora lucía mejor ante las luces de velas y antorchas, se sobresaltó. No era para nada imaginación suya, alguna vez le habían hablado sobre seres con apariencia entre humanos y bestias, pero no pensaba que en realidad fueran tan intrigantes como la mujer al frente. De la imaginación a la realidad, diría que lucen menos aterradoras. Calmó sus ansias, acercándose a la barra, unos taburetes más alejados de la mujer para evitar obviar su curiosa mirada. La tendera amablemente le ofreció bebida, a lo que sólo aceptó un tarro de hidromiel, ante ello la tendera agregó quizá consumir un plato de estofado pero prefirió no hacerlo. -Queso añejo y fruta, por favor.
No demoró en entregar lo solicitado, y le pagó a la afable mujer en cuanto mencionó el tema. Dió un par de bocados al queso, acompañado de una pera que sorprendentemente resultó muy jugosa y dulce. ¿Sentirán los vampiros la misma satisfacción al beber directamente de un ser vivo? Al tiempo que disfrutaba de sus alimentos, daba un par de vistazos de vez en cuando para contemplar cada detalle en la otra joven, claramente se senría fascinada.
Suspiró profundamente, y se incorporó, después de leer libros y escuchar historias acomodada en aquel sillón acolchonado, se dispuso a recorrer un poco la ciudad. La anciana ya presa del cansancio, dormía en su asiento, con el libro a punto de caer de su regazo. Se acercó y tomó el libro para después llevarlo a la mesa de centro. Observó a aquella anciana un momento, y en sigilo abandonó la casa, la anciana sabía que era una costumbre suya, así que ya no se sorprendía de que se fuera en medio de la noche. Había llevado una manzana desde la tarde en su bolso, una manzana verde que era ácida y refrescante. Comenzó a comer el fruto, y deambular por esa parte de la ciudad. El comportamiento de las personas ahí, era peculiar por decir, pues andaban muchos con expresiones de miedo de prisa para llegar a casa, mientras otros parecían absortos en sus lecturas o charlas. La constante era, la desconfianza en las miradas de todos, y los pocos forasteros que andaban por ahí, tendían a andarse entre sombras. Sin duda Sacrestic era preciosa e interesante.
Al dar vuelta a una esquina, se había acabado la manzana y sólo conservó las semillas que introdujo en su morral, y al avanzar del camino vió una figura extraña. Seguramente la oscuridad escondía más detalles, pero definitivamente no parecía un humano común, brujo, o vampiro. Sus pasos se desviaron tomando el mismo rumbo que la figura, y en ciertas ocasiones le pareció contemplar una mujer, pero no estaba segura del todo. ¿Una visión? Difícil, se habría dado cuenta con el éter moviéndose por aquí.
Decidida a averiguar de qué o quién se trataba, no detuvo su marcha, aunque mantuvo una amplia distancia, era la mera curiosidad la que motivaba su acecho. Antes de que la figura se detuviera unos momentos, como si necesitara estar segura o seguro del lugar a donde iba, se erigía el descuidado edificio que vió al menos dos veces antes pero nunca había reparado mucho en los detalles. Allí la luz de luna permitía observar mejor el camino, y distinguió unos apéndices o extremidades con una forma que no reconocía entre las sombras y luces suaves del cielo. ¿Parte de su vestuario quizá? Incluso le hizo pensar que tal vez estaba siendo una exagerada y perseguía su propia imaginación, proyectada en una persona con un atuendo excéntrico.
Al final de cuentas, entró al recinto. Con un entusiasmo genuino, de encontrarse con algo que no fuese su imaginación. Si no era real entonces, ya tendría una nueva inspiración para usar en sus ilusiones mágicas, con algunas modificaciones por supuesto.
Al pasar tenía frente a sí, un salón poco concurrido pero con un aire acogedor. Se retiró el velo y la capucha, no quería parecer maleducada o llamar la atención de forma incorrecta y causar desconfianza. No fue a las mesas, pues cuando reconoció la silueta que estaba siguiendo, y ahora lucía mejor ante las luces de velas y antorchas, se sobresaltó. No era para nada imaginación suya, alguna vez le habían hablado sobre seres con apariencia entre humanos y bestias, pero no pensaba que en realidad fueran tan intrigantes como la mujer al frente. De la imaginación a la realidad, diría que lucen menos aterradoras. Calmó sus ansias, acercándose a la barra, unos taburetes más alejados de la mujer para evitar obviar su curiosa mirada. La tendera amablemente le ofreció bebida, a lo que sólo aceptó un tarro de hidromiel, ante ello la tendera agregó quizá consumir un plato de estofado pero prefirió no hacerlo. -Queso añejo y fruta, por favor.
No demoró en entregar lo solicitado, y le pagó a la afable mujer en cuanto mencionó el tema. Dió un par de bocados al queso, acompañado de una pera que sorprendentemente resultó muy jugosa y dulce. ¿Sentirán los vampiros la misma satisfacción al beber directamente de un ser vivo? Al tiempo que disfrutaba de sus alimentos, daba un par de vistazos de vez en cuando para contemplar cada detalle en la otra joven, claramente se senría fascinada.
Itzamaray
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Re: Donde mora la oscuridad [Libre][Noche][Cerrado]
Sin apenas hacer ruido, una nueva figura se adentró en el local, recorriendo el interior con la mirada lentamente. - Veamos… ¿dónde se ha metido esa...? - se preguntó mentalmente, sin llegar a terminar la frase. Una ladina sonrisa se dibujo en su rostro al ver a su próximo objetivo, a la cual llevaba siguiendo desde que por casualidad, la vio entrar en Sacrestic. - No cabe duda de que no es de la zona, seguro que puedo aprovecharme de ella. - pensó, aguantando el impulso de frotarse las manos ya que no debía llamar la atención más de lo necesario.
- Hora de ponerse a trabajar. - musitó, empezando a moverse hacia la barra. - Veamos si puedo sacarle algo de dinero por las buenas, y si no… bueno, me las apañaré para encontrarla más tarde. - siguió con aquel hilo de pensamientos, sentándose en el taburete más cercano a la cuerva. - ¿Nueva en la ciudad eh? - saludó, apoyando ambos brazos sobre la tabla de madera y ofreciendo su cara más amable.
Ava se sobresaltó visiblemente ante su llegada, encogiéndose ligeramente y dejando de comer a causa del susto. - Eh, no era mi intención, perdona. - se disculpó la timadora, algo sorprendida por la reacción de la mujer bestia. - No te había visto antes por aquí, por eso decidí acercarme, soy Viv. - se presentó, tendiendo la diestra hacia la joven, que por algún motivo, no correspondió a su gesto.
- Tr...tranquila, so...solo me tomó por sorpresa. - respondió la híbrida, dejando a un lado el cubierto que sostenía. - Me… me llamo Ava, y sí… a..acabo de llegar a Sacrestic. - reveló, consiguiendo que su interlocutora sonriese ampliamente. - Bienvenida entonces, ¿puedo preguntar qué te trae por estas sombrías tierras? - trató de indagar, solo para comprobar si la muchacha estaba de paso, cosa que la beneficiaría enormemente. - Yo… es… estoy de viaje, explorando la zona. - contestó, algo más tranquila tras el sobresalto inicial.
- Eso está bien, ¿y tus acompañantes? ¿no me digas que has venido sola? - prosiguió con el interrogatorio, moviendo la cabeza como si buscase a alguien, para luego mostrar una expresión de incredulidad perfectamente ensayada. La hija de Midgar se limitó a asentir, provocando que Viv exagerase aún más su gesto, como si aquello fuese una terrible idea.
- ¿Qu… que ocurre? - quiso saber la córvida, ligeramente preocupada. - Verás… no es recomendable ir por ahí sin compañía, mucho menos en este lugar… - la previno, inclinándose hacia ella para que los demás no la escuchasen. - Hay criaturas horribles en el bosque, pero dentro de los muros también. - susurró, clavando la mirada en la de su objetivo.
Desconocedora de todo lo que el exterior abarcaba, ya que se había criado sin salir apenas de la aldea y solo llevaba unos meses fuera de la misma, la morena no tardó en creerse las palabras de la recién llegada. - Quizá no fue buena idea venir… pero ¿qué hago ahora? No sería seguro continuar de noche, tendré que esperar al menos a que amanezca. - pensó Ava, dejando que la inquietud se reflejase en su rostro.
- Ha caído, parece que no me costará engañarla. - celebró interiormente. - Bueno, como me pareces una buena persona voy a ofrecerte algo, normalmente no lo haría pero creo que lo necesitas más que yo. - comentó, llevándose una mano al cuello para dejar a la vista el colgante que llevaba puesto. - Es un amuleto de protección, está imbuido con magia y brilla cuando algún peligro se acerca, si quieres… te lo podría vender. - siguió hablando, mientras los dorados ojos de la joven se posaban sobre la llamativa piedra de color celeste.
- No es una joya común, yo misma tuve que encargarla a un artesano, pero estoy dispuesta a desprenderme de ella por digamos… 300 aeros. - soltó sin más, eligiendo una cifra que no pareciese exagerada. El valor real de aquella baratija ni siquiera llegaba a las 40 monedas, de hecho tenía media docena de ellas en su bolsa, eran una buena forma de timar a los viajeros. - Te aseguro que funciona, ¿qué me dices? - preguntó finalmente la humana, que se había quitado el collar para acercárselo a su posible compradora.
- Si acepta mi treta habrá sido un éxito, aunque no perderé la ocasión de echar un vistazo a su bolsa… quizá tenga más dinero del que espero, y en ese caso… haré lo que sea necesario para quedármelo. - caviló Viv, valorando también la armadura y el hacha de la chica, objetos con los que podría comerciar llegado el caso, aunque para ello tendría que ir a algún otro pueblo cercano.
La ladrona era meticulosa en su trabajo, no pondría en riesgo su tapadera dejándose ver con las pertenencias de una viajera desaparecida en la misma ciudad en que se había desvanecido.
Ava se quedó callada durante unos instantes, dudando entre si aceptar la oferta o no.
Off: Como puedes ver se están aprovechando de la inocencia de Ava para intentar timarla y quizá algo peor.
- Hora de ponerse a trabajar. - musitó, empezando a moverse hacia la barra. - Veamos si puedo sacarle algo de dinero por las buenas, y si no… bueno, me las apañaré para encontrarla más tarde. - siguió con aquel hilo de pensamientos, sentándose en el taburete más cercano a la cuerva. - ¿Nueva en la ciudad eh? - saludó, apoyando ambos brazos sobre la tabla de madera y ofreciendo su cara más amable.
Ava se sobresaltó visiblemente ante su llegada, encogiéndose ligeramente y dejando de comer a causa del susto. - Eh, no era mi intención, perdona. - se disculpó la timadora, algo sorprendida por la reacción de la mujer bestia. - No te había visto antes por aquí, por eso decidí acercarme, soy Viv. - se presentó, tendiendo la diestra hacia la joven, que por algún motivo, no correspondió a su gesto.
- Tr...tranquila, so...solo me tomó por sorpresa. - respondió la híbrida, dejando a un lado el cubierto que sostenía. - Me… me llamo Ava, y sí… a..acabo de llegar a Sacrestic. - reveló, consiguiendo que su interlocutora sonriese ampliamente. - Bienvenida entonces, ¿puedo preguntar qué te trae por estas sombrías tierras? - trató de indagar, solo para comprobar si la muchacha estaba de paso, cosa que la beneficiaría enormemente. - Yo… es… estoy de viaje, explorando la zona. - contestó, algo más tranquila tras el sobresalto inicial.
- Eso está bien, ¿y tus acompañantes? ¿no me digas que has venido sola? - prosiguió con el interrogatorio, moviendo la cabeza como si buscase a alguien, para luego mostrar una expresión de incredulidad perfectamente ensayada. La hija de Midgar se limitó a asentir, provocando que Viv exagerase aún más su gesto, como si aquello fuese una terrible idea.
- ¿Qu… que ocurre? - quiso saber la córvida, ligeramente preocupada. - Verás… no es recomendable ir por ahí sin compañía, mucho menos en este lugar… - la previno, inclinándose hacia ella para que los demás no la escuchasen. - Hay criaturas horribles en el bosque, pero dentro de los muros también. - susurró, clavando la mirada en la de su objetivo.
Desconocedora de todo lo que el exterior abarcaba, ya que se había criado sin salir apenas de la aldea y solo llevaba unos meses fuera de la misma, la morena no tardó en creerse las palabras de la recién llegada. - Quizá no fue buena idea venir… pero ¿qué hago ahora? No sería seguro continuar de noche, tendré que esperar al menos a que amanezca. - pensó Ava, dejando que la inquietud se reflejase en su rostro.
- Ha caído, parece que no me costará engañarla. - celebró interiormente. - Bueno, como me pareces una buena persona voy a ofrecerte algo, normalmente no lo haría pero creo que lo necesitas más que yo. - comentó, llevándose una mano al cuello para dejar a la vista el colgante que llevaba puesto. - Es un amuleto de protección, está imbuido con magia y brilla cuando algún peligro se acerca, si quieres… te lo podría vender. - siguió hablando, mientras los dorados ojos de la joven se posaban sobre la llamativa piedra de color celeste.
- No es una joya común, yo misma tuve que encargarla a un artesano, pero estoy dispuesta a desprenderme de ella por digamos… 300 aeros. - soltó sin más, eligiendo una cifra que no pareciese exagerada. El valor real de aquella baratija ni siquiera llegaba a las 40 monedas, de hecho tenía media docena de ellas en su bolsa, eran una buena forma de timar a los viajeros. - Te aseguro que funciona, ¿qué me dices? - preguntó finalmente la humana, que se había quitado el collar para acercárselo a su posible compradora.
- Si acepta mi treta habrá sido un éxito, aunque no perderé la ocasión de echar un vistazo a su bolsa… quizá tenga más dinero del que espero, y en ese caso… haré lo que sea necesario para quedármelo. - caviló Viv, valorando también la armadura y el hacha de la chica, objetos con los que podría comerciar llegado el caso, aunque para ello tendría que ir a algún otro pueblo cercano.
La ladrona era meticulosa en su trabajo, no pondría en riesgo su tapadera dejándose ver con las pertenencias de una viajera desaparecida en la misma ciudad en que se había desvanecido.
Ava se quedó callada durante unos instantes, dudando entre si aceptar la oferta o no.
- Viv:
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Off: Como puedes ver se están aprovechando de la inocencia de Ava para intentar timarla y quizá algo peor.
Ava Kenrith
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Re: Donde mora la oscuridad [Libre][Noche][Cerrado]
No cabía duda de que, hasta ahora, éste era el mejor queso añejo que había probado, con sus notas potentes y dejos dulces frutos del tiempo eran una completa delicia. Se detuvo un tiempo en el disfrute de sus alimentos, por lo que dejó de lado durante ese lapso, la distracción de la joven que permanecía a un par de bancas de distancia.
El sitio en verdad, ahora que le prestaba atención, mantenía un ambiente amigable, como si todos se conocieran o al menos la mayoría, entre sí. Pero la familiaridad fué justamente lo que delataba a la joven que llevaba rato observando, pues era evidente ahora su estado de extranjera, y que al menos parecía venir de paso, pues ahora fué abordada por una mujer que hablaba exasperantemente rápido y de forma invasiva. Le fue inevitable girar la cabeza en su dirección. No le había visto el rostro, pues se interpuso entre ellas, pero parecía una curtida persona con bastante presencia.
Para cuando terminó su alimento, se interesó en lo que estaba vendiendo, según sus palabras se trataba de una joya con cualidades especiales, lo cual siendo de una familia de joyeros brujos, pues, fué curioso que lo mencionara. -¿Quién vende joyas así porque sí en tabernas?- Fué éste pensamiento que le llevó a dudar de la veracidad de aquellas palabras, cuanto más de la eficacia de la joya. Sin embargo, no intervino, era una “oferta” absurda, nadie compraría una joya con todas las condiciones que pensaba eran señales de estafas. Tal vez tenía poco tiempo de haber salido de casa en las peores condiciones, pero si algo había aprendido del mundo, era que mucha más gente cruel que buena, se encontraría en medio de su camino.
Dió un sorbo de su hidromiel, pero fué la forma de la joven al hablar, titubeando, que le recordó un poco su propia situación hacía casi un año. Torció un poco los labios, debatiéndose internamente si era prudente intervenir y evaluar la supuesta joya protectora o dejar que la misma chica diera el merecido rechazo a tal propuesta. Pero sabía que con esa actitud dudosa no iba a suceder, exhaló cansinamente, siempre se envolvía en situaciones extrañas cuando ayudaba a otros. Sumado a ésto, una lección importante que le dejó su salvador, era que deberían todos valerse por sí mismos. Aun así, eso no impidió que él mismo la ayudara un poco o bastante.
Se sintió un poco torpe, a pesar de que ya había cruzado bastantes situaciones terribles en casa y luego fuera de ella, y lograr sobrevivir a todas de forma victoriosa, continuaba con conflictos morales que se enfrentaban a sus ganas de no inmiscuirse en más líos. Su moral ganaba de nuevo. Se giró completamente en su taburete, cruzando una pierna sobre la otra y usó un tono encandilado. -¿Quién fué el artesano joyero que logró una pieza tan útil y única? No conozco de un talento así en Sacrestic... ¿De Beltrexus a caso? O quizas... ¿Lunargenta?. Sus facciones adoptaron una actitud un poco aburrida, como si esperara una mentira por respuesta. Cuando la tal Viv se giró y ella pudo observar la joya, fué más pronto que tarde el notar la ausencia de éter en ella. -Quien fuera, al parecer no tendría tal habilidad imbuyendo de magia sus creaciones... Si bien estaba nerviosa, no lo mostró de momento, aprovechando que se encontraban en presencia de los clientes y la tendera, probablemente se tomase ésto como una evidencia de sus intenciones. Contrario a lo que Itzamaray esperase o no, a decir por la postura y expresión de la mujer, denotaban que su temeridad sobrepasaba un tanto si había presentes como si no los hubiera.
El sitio en verdad, ahora que le prestaba atención, mantenía un ambiente amigable, como si todos se conocieran o al menos la mayoría, entre sí. Pero la familiaridad fué justamente lo que delataba a la joven que llevaba rato observando, pues era evidente ahora su estado de extranjera, y que al menos parecía venir de paso, pues ahora fué abordada por una mujer que hablaba exasperantemente rápido y de forma invasiva. Le fue inevitable girar la cabeza en su dirección. No le había visto el rostro, pues se interpuso entre ellas, pero parecía una curtida persona con bastante presencia.
Para cuando terminó su alimento, se interesó en lo que estaba vendiendo, según sus palabras se trataba de una joya con cualidades especiales, lo cual siendo de una familia de joyeros brujos, pues, fué curioso que lo mencionara. -¿Quién vende joyas así porque sí en tabernas?- Fué éste pensamiento que le llevó a dudar de la veracidad de aquellas palabras, cuanto más de la eficacia de la joya. Sin embargo, no intervino, era una “oferta” absurda, nadie compraría una joya con todas las condiciones que pensaba eran señales de estafas. Tal vez tenía poco tiempo de haber salido de casa en las peores condiciones, pero si algo había aprendido del mundo, era que mucha más gente cruel que buena, se encontraría en medio de su camino.
Dió un sorbo de su hidromiel, pero fué la forma de la joven al hablar, titubeando, que le recordó un poco su propia situación hacía casi un año. Torció un poco los labios, debatiéndose internamente si era prudente intervenir y evaluar la supuesta joya protectora o dejar que la misma chica diera el merecido rechazo a tal propuesta. Pero sabía que con esa actitud dudosa no iba a suceder, exhaló cansinamente, siempre se envolvía en situaciones extrañas cuando ayudaba a otros. Sumado a ésto, una lección importante que le dejó su salvador, era que deberían todos valerse por sí mismos. Aun así, eso no impidió que él mismo la ayudara un poco o bastante.
Se sintió un poco torpe, a pesar de que ya había cruzado bastantes situaciones terribles en casa y luego fuera de ella, y lograr sobrevivir a todas de forma victoriosa, continuaba con conflictos morales que se enfrentaban a sus ganas de no inmiscuirse en más líos. Su moral ganaba de nuevo. Se giró completamente en su taburete, cruzando una pierna sobre la otra y usó un tono encandilado. -¿Quién fué el artesano joyero que logró una pieza tan útil y única? No conozco de un talento así en Sacrestic... ¿De Beltrexus a caso? O quizas... ¿Lunargenta?. Sus facciones adoptaron una actitud un poco aburrida, como si esperara una mentira por respuesta. Cuando la tal Viv se giró y ella pudo observar la joya, fué más pronto que tarde el notar la ausencia de éter en ella. -Quien fuera, al parecer no tendría tal habilidad imbuyendo de magia sus creaciones... Si bien estaba nerviosa, no lo mostró de momento, aprovechando que se encontraban en presencia de los clientes y la tendera, probablemente se tomase ésto como una evidencia de sus intenciones. Contrario a lo que Itzamaray esperase o no, a decir por la postura y expresión de la mujer, denotaban que su temeridad sobrepasaba un tanto si había presentes como si no los hubiera.
Itzamaray
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Re: Donde mora la oscuridad [Libre][Noche][Cerrado]
Después de sopesarlo durante unos instantes, la mujer bestia se disponía a aceptar la que le parecía, una generosa oferta por parte de Viv, cuando otra de las clientas de la taberna intervino para poner en entredicho las palabras de la humana. Los ambarinos ojos de la morena buscaron a la muchacha en cuestión, que se encontraba sentada a un par de taburetes de distancia de ellas y las miraba con desgana.
A simple vista parecía algo más joven que ella, pero se mostraba muy confiada, como si supiese perfectamente de lo que estaba hablando. - ¿Qué dices? Se lo compré a un brujo que estaba de paso por Sacrestic. - mintió la ladrona, con total naturalidad ya que estaba acostumbrada a hacerlo. - ¿A qué viene esta entrometida? - pensó, intentando mantener la calma para que la cuerva no desconfiase de su relato.
Había dos razones por las que solía trabajar en aquel tipo de locales, la primera era que estaban apartados de la zona central de la ciudad y por tanto, de los guardias, y la segunda era que normalmente la gente que los visitaba iba a su rollo, no solían inmiscuirse en sus asuntos. Que aquella chica metiese sus narices en la conversación era todo un golpe de mala suerte, pero no iba a rendirse así como así, lo arreglaría usando su labia.
- El hechicero del que os hablo venía de las islas e iba hacia Dundarak, pero estuvo un par de días aquí y aprovechó para comerciar con lo que traía de Beltrexus. - explicó, manteniendo la joya más cerca de la híbrida por si la otra fémina tenía alguna habilidad para detectar el éter, o más bien la ausencia del mismo, cosa que ya había dejado entrever en uno de sus comentarios.
- ¿Con lo que traía? - se interesó Ava, ladeando ligeramente la cabeza. - ¿No… no dijiste que se lo encargaste? - añadió al momento, repasando los detalles de su conversación previa. - Eh... claro, tenía todo tipo de artilugios a la venta así que le pregunté si podía fabricar un amuleto de protección, que era lo que necesitaba en aquel momento, y lo hizo. - improvisó Viv, en un intento de enmendar el descuido que acababa de cometer.
La timadora no estaba acostumbrada a tener que dar tantas explicaciones acerca del origen de los colgantes, y seguía siendo humana, con lo que podía equivocarse alguna que otra vez.
Ante su respuesta, la hija de Midgar se quedó pensativa, había leído bastante acerca de la magia durante su viaje a las islas pero no tenía idea del proceso que requería encantar un objeto para que cumpliese una función en concreto. ¿Sería algo que podía hacerse al momento o llevaría más tiempo?
Según Viv aquel individuo había estado en Sacrestic durante un par de días, así que saber el tiempo que se tardaba en elaborar algo como lo que le ofrecía sería la clave para determinar quién tenía razón, o al menos eso pensaba. - Per… perdona, parece que sabes del tema… ¿cuánto le tomaría a un brujo encantar una joya como esta? - preguntó, dirigiendo la mirada hacia la muchacha de la barra.
Sus afirmaciones habían conseguido sembrar la duda en ella, así que antes de tomar una decisión trataría de informarse tanto como le fuese posible, luego valoraría si comprar o no el amuleto.
La ladrona giró el rostro en su dirección, sorprendida por como se estaban torciendo las cosas, pero seguía empeñada en hacerse con el dinero de la viajera, no renunciaría fácilmente a ello. - Te aseguro que funciona, me ha salvado en más de una ocasión. - soltó, con toda la tranquilidad que le fue posible. - ¿Po… podrías demostrármelo? - pidió Ava, que no quería faltarle al respeto pero tampoco que la engañasen, y no era la primera vez que lo intentaban.
Su inexperiencia en lo referente al exterior la convertía en presa fácil para los estafadores, ya había pasado por ello en un par de ocasiones, en las que desafortunadamente, se había dado cuenta del fraude cuando ya era tarde. Y a pesar de ello no solía desconfiar de la gente que se le acercaba, prefería pensar que no albergaban maldad, cosa que si no cambiaba la haría llevarse muchas decepciones.
- Podría… pero aquí no hay ningún peligro ahora mismo así que no se activará. - comentó, encogiéndose de hombros. - Si salimos fuera la cosa podría cambiar. - propuso, urdiendo una nueva estrategia. Si separaba a la córvida de la otra joven quizá tuviese alguna oportunidad de volver a embaucarla, y de ser así, aunque a regañadientes, se limitaría a sacarle las 300 monedas que había pedido anteriormente.
Hacer desaparecer a la gente no le resultaba un problema, sabía cómo y dónde hacerlo para que no la descubriesen pero ahora había una testigo que podía involucrarla con la mujer bestia, así que no le quedó de otra que desechar esa opción.
Ava volvió a dudar, mirando a Viv y luego a la otra muchacha, cuya aura parecía diferente a la del resto de los presentes, como si algo la envolviese. De haber sido más sensible se habría dado cuenta de que era éter lo que la rodeaba y que por tanto, debía estar más que familiarizada con la magia. - Venga vamos, no perdamos tiempo. - apremió la timadora, levantándose de su asiento para iniciar el camino hacia la puerta.
La híbrida hizo lo propio, echando un último vistazo a su plato, del que solo había comido la mitad. - Sé… sé que es mucho pedir y que no… no me conoces de nada pero… - habló en voz baja, situándose frente a la extraña. - ¿Me… me ayudarías a descubrir si esa joya en verdad sirve para lo que ha dicho? - preguntó, preparada para recibir una negativa por su parte.
En caso de que todo aquello no fuese más que una estafa ya había hecho bastante con intervenir para advertirla, por lo que no podía pedir nada más, aceptaría que no quisiese implicarse más en el asunto.
Off: Siéntete libre de manejar a Viv si quieres. Ava se dispone a seguirla al exterior.
A simple vista parecía algo más joven que ella, pero se mostraba muy confiada, como si supiese perfectamente de lo que estaba hablando. - ¿Qué dices? Se lo compré a un brujo que estaba de paso por Sacrestic. - mintió la ladrona, con total naturalidad ya que estaba acostumbrada a hacerlo. - ¿A qué viene esta entrometida? - pensó, intentando mantener la calma para que la cuerva no desconfiase de su relato.
Había dos razones por las que solía trabajar en aquel tipo de locales, la primera era que estaban apartados de la zona central de la ciudad y por tanto, de los guardias, y la segunda era que normalmente la gente que los visitaba iba a su rollo, no solían inmiscuirse en sus asuntos. Que aquella chica metiese sus narices en la conversación era todo un golpe de mala suerte, pero no iba a rendirse así como así, lo arreglaría usando su labia.
- El hechicero del que os hablo venía de las islas e iba hacia Dundarak, pero estuvo un par de días aquí y aprovechó para comerciar con lo que traía de Beltrexus. - explicó, manteniendo la joya más cerca de la híbrida por si la otra fémina tenía alguna habilidad para detectar el éter, o más bien la ausencia del mismo, cosa que ya había dejado entrever en uno de sus comentarios.
- ¿Con lo que traía? - se interesó Ava, ladeando ligeramente la cabeza. - ¿No… no dijiste que se lo encargaste? - añadió al momento, repasando los detalles de su conversación previa. - Eh... claro, tenía todo tipo de artilugios a la venta así que le pregunté si podía fabricar un amuleto de protección, que era lo que necesitaba en aquel momento, y lo hizo. - improvisó Viv, en un intento de enmendar el descuido que acababa de cometer.
La timadora no estaba acostumbrada a tener que dar tantas explicaciones acerca del origen de los colgantes, y seguía siendo humana, con lo que podía equivocarse alguna que otra vez.
Ante su respuesta, la hija de Midgar se quedó pensativa, había leído bastante acerca de la magia durante su viaje a las islas pero no tenía idea del proceso que requería encantar un objeto para que cumpliese una función en concreto. ¿Sería algo que podía hacerse al momento o llevaría más tiempo?
Según Viv aquel individuo había estado en Sacrestic durante un par de días, así que saber el tiempo que se tardaba en elaborar algo como lo que le ofrecía sería la clave para determinar quién tenía razón, o al menos eso pensaba. - Per… perdona, parece que sabes del tema… ¿cuánto le tomaría a un brujo encantar una joya como esta? - preguntó, dirigiendo la mirada hacia la muchacha de la barra.
Sus afirmaciones habían conseguido sembrar la duda en ella, así que antes de tomar una decisión trataría de informarse tanto como le fuese posible, luego valoraría si comprar o no el amuleto.
La ladrona giró el rostro en su dirección, sorprendida por como se estaban torciendo las cosas, pero seguía empeñada en hacerse con el dinero de la viajera, no renunciaría fácilmente a ello. - Te aseguro que funciona, me ha salvado en más de una ocasión. - soltó, con toda la tranquilidad que le fue posible. - ¿Po… podrías demostrármelo? - pidió Ava, que no quería faltarle al respeto pero tampoco que la engañasen, y no era la primera vez que lo intentaban.
Su inexperiencia en lo referente al exterior la convertía en presa fácil para los estafadores, ya había pasado por ello en un par de ocasiones, en las que desafortunadamente, se había dado cuenta del fraude cuando ya era tarde. Y a pesar de ello no solía desconfiar de la gente que se le acercaba, prefería pensar que no albergaban maldad, cosa que si no cambiaba la haría llevarse muchas decepciones.
- Podría… pero aquí no hay ningún peligro ahora mismo así que no se activará. - comentó, encogiéndose de hombros. - Si salimos fuera la cosa podría cambiar. - propuso, urdiendo una nueva estrategia. Si separaba a la córvida de la otra joven quizá tuviese alguna oportunidad de volver a embaucarla, y de ser así, aunque a regañadientes, se limitaría a sacarle las 300 monedas que había pedido anteriormente.
Hacer desaparecer a la gente no le resultaba un problema, sabía cómo y dónde hacerlo para que no la descubriesen pero ahora había una testigo que podía involucrarla con la mujer bestia, así que no le quedó de otra que desechar esa opción.
Ava volvió a dudar, mirando a Viv y luego a la otra muchacha, cuya aura parecía diferente a la del resto de los presentes, como si algo la envolviese. De haber sido más sensible se habría dado cuenta de que era éter lo que la rodeaba y que por tanto, debía estar más que familiarizada con la magia. - Venga vamos, no perdamos tiempo. - apremió la timadora, levantándose de su asiento para iniciar el camino hacia la puerta.
La híbrida hizo lo propio, echando un último vistazo a su plato, del que solo había comido la mitad. - Sé… sé que es mucho pedir y que no… no me conoces de nada pero… - habló en voz baja, situándose frente a la extraña. - ¿Me… me ayudarías a descubrir si esa joya en verdad sirve para lo que ha dicho? - preguntó, preparada para recibir una negativa por su parte.
En caso de que todo aquello no fuese más que una estafa ya había hecho bastante con intervenir para advertirla, por lo que no podía pedir nada más, aceptaría que no quisiese implicarse más en el asunto.
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Ava Kenrith
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Re: Donde mora la oscuridad [Libre][Noche][Cerrado]
Entrecerró los ojos ante la respuesta de la “vendedora”, no negaría que muchos tipos de personas pasen por esa ciudad al viajar a otras regiones, pero el tema de la joyería encantada o de cualquier rasgo mágico, tendría un grado de complejidad. -Que interesante, ¿cuál sería su nombre? Conozco algunos buenos nombres, pero bueno son pocos los que seguramente hacen joyas a la vez que las hechizan...-
Lentamente dió un par de sorbos de su hidromiel, clavando las esmeraldas que adornaban su mirada, en la tal Viv. Mostraba mucha calma, una que internamente no era la misma, sentía algo de nervios en ese momento. Pero quizá el mayor motor de haber intervenido, era el orgullo, uno que sentía a pesar del desprecio de sus progenitores brujos. Cómo si cualquier producto mágico fuese nada más que un artilugio de mercado, que se puede hacer en un solo día u ofrecer en bares de ciudades en decadencia.
Mientras devolvía el tarro a la mesa, la respuesta ante un hecho que no encajaba en su previo discurso de venta, le causó una sonrisa. La otra joven no era en absoluto tonta, era simplemente ingenua. Con una apariencia como la que poseía, pensó que debería aprovecharla y causar un miedo que, por lo menos, cause guardar distancias de quienes tienen intenciones dudosas.
La miró a los ojos cuando se dirigió a ella, lo pensó unos momentos. Pero necesitaría apreciar mejor la joya, dependería del tamaño, los materiales y la destreza del brujo claro... -Bueno... la respuesta es complicada tanto como crear una pieza mágica. Pero un día... incluso dos, sería una proeza majestuosa de ver, y seguramente hablamos de un joyero brujo cuya riqueza representa, entre muchas cosas, no andar a pie vendiendo joyas a cualquiera...- En cuanto las palabras se detuvieron, la mirada feroz pero fugaz que le dedicó Viv, si bien no le aterrorizó, sí le causó inquietud.
A continuación, se alarmó ante la idea de que esa mujer se fuera sola con la joven, y el que la misma chica de ojos dorados le pidiera ir, la tomó de sorpresa. No se movió de inmediato, le miró alzando un poco el mentón, la joven era más alta y su cuerpo hacía que ella pareciera una niña a su lado. Le recordó un poco a su hermana, pero sin los rasgos animales. -Bueno yo... si, creo que podría asesorarte.- Se levantó de la butaca, y la siguió, pero cuando llegaron a la puerta, y la vendedora de baratijas la miró sintió la hostilidad inmediatamente. Sólo esperaba que todo esto no fuese un montaje y haya caído torpemente en una trampa.
Le extendió la mano a Viv, con una mirada insistente. -Vamos, déjame ver el poder de tu joya. La mujer tenía una mirada intensa, un poco entre el enojo y la frustración, y no cedió el artefacto. -Cómo dije antes, es una potente protectora, deberíamos ir a algunos rincones de por aquí, donde verán con sus propios ojos el poder que contiene.-
La pieza permaneció firmemente en el puño de Viv, por supuesto no tenía la menor intención de permitirle verla. Siquiera la quería acercar un poco más a Itzamaray. No se arriesgaría a que realmente tenga una habilidad que le permitiese revelar de una vez la naturaleza de su treta. -De cualquier manera, ésta pieza es para mi amiga Ava, ¿no es así? Creo que no es necesario que nos acompañes.-
Itzamaray giró el rostro para ver a la chica, no quería crear un gran escándalo y entendía, poniéndose en su sitio, la curiosidad que le generaba un artefacto que a juzgar por sus palabras, era nuevo mundo para ella. Estaba casi segura de que seguiría a Viv, y la orillaba a ir tras ellas. La vendedora le hizo unas señas a la joven, y se fué alejando poco a poco para salir del terreno de la taberna y posada.
Lentamente dió un par de sorbos de su hidromiel, clavando las esmeraldas que adornaban su mirada, en la tal Viv. Mostraba mucha calma, una que internamente no era la misma, sentía algo de nervios en ese momento. Pero quizá el mayor motor de haber intervenido, era el orgullo, uno que sentía a pesar del desprecio de sus progenitores brujos. Cómo si cualquier producto mágico fuese nada más que un artilugio de mercado, que se puede hacer en un solo día u ofrecer en bares de ciudades en decadencia.
Mientras devolvía el tarro a la mesa, la respuesta ante un hecho que no encajaba en su previo discurso de venta, le causó una sonrisa. La otra joven no era en absoluto tonta, era simplemente ingenua. Con una apariencia como la que poseía, pensó que debería aprovecharla y causar un miedo que, por lo menos, cause guardar distancias de quienes tienen intenciones dudosas.
La miró a los ojos cuando se dirigió a ella, lo pensó unos momentos. Pero necesitaría apreciar mejor la joya, dependería del tamaño, los materiales y la destreza del brujo claro... -Bueno... la respuesta es complicada tanto como crear una pieza mágica. Pero un día... incluso dos, sería una proeza majestuosa de ver, y seguramente hablamos de un joyero brujo cuya riqueza representa, entre muchas cosas, no andar a pie vendiendo joyas a cualquiera...- En cuanto las palabras se detuvieron, la mirada feroz pero fugaz que le dedicó Viv, si bien no le aterrorizó, sí le causó inquietud.
A continuación, se alarmó ante la idea de que esa mujer se fuera sola con la joven, y el que la misma chica de ojos dorados le pidiera ir, la tomó de sorpresa. No se movió de inmediato, le miró alzando un poco el mentón, la joven era más alta y su cuerpo hacía que ella pareciera una niña a su lado. Le recordó un poco a su hermana, pero sin los rasgos animales. -Bueno yo... si, creo que podría asesorarte.- Se levantó de la butaca, y la siguió, pero cuando llegaron a la puerta, y la vendedora de baratijas la miró sintió la hostilidad inmediatamente. Sólo esperaba que todo esto no fuese un montaje y haya caído torpemente en una trampa.
Le extendió la mano a Viv, con una mirada insistente. -Vamos, déjame ver el poder de tu joya. La mujer tenía una mirada intensa, un poco entre el enojo y la frustración, y no cedió el artefacto. -Cómo dije antes, es una potente protectora, deberíamos ir a algunos rincones de por aquí, donde verán con sus propios ojos el poder que contiene.-
La pieza permaneció firmemente en el puño de Viv, por supuesto no tenía la menor intención de permitirle verla. Siquiera la quería acercar un poco más a Itzamaray. No se arriesgaría a que realmente tenga una habilidad que le permitiese revelar de una vez la naturaleza de su treta. -De cualquier manera, ésta pieza es para mi amiga Ava, ¿no es así? Creo que no es necesario que nos acompañes.-
Itzamaray giró el rostro para ver a la chica, no quería crear un gran escándalo y entendía, poniéndose en su sitio, la curiosidad que le generaba un artefacto que a juzgar por sus palabras, era nuevo mundo para ella. Estaba casi segura de que seguiría a Viv, y la orillaba a ir tras ellas. La vendedora le hizo unas señas a la joven, y se fué alejando poco a poco para salir del terreno de la taberna y posada.
Itzamaray
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Re: Donde mora la oscuridad [Libre][Noche][Cerrado]
La muchacha se lo pensó durante unos segundos antes de darle una respuesta, pero para alivio de la morena, decidió ayudarla. Ésto sin embargo, no hizo ninguna gracia a Viv, que tras darse cuenta, no pudo evitar lanzar una mirada hostil hacia la chica, descuido del que se arrepintió enseguida. - No puedo dejar que se me note. - pensó, pero no iba a resultarle nada fácil, menos aún al escuchar como aquella desconocida le pedía ver el colgante.
- Cómo dije antes, es una potente protectora, deberíamos ir a algunos rincones de por aquí, donde verán con sus propios ojos el poder que contiene. - contestó, cerrando el puño en que llevaba la joya y manteniéndolo lo más alejado posible de aquella joven. - De cualquier manera, ésta pieza es para mi amiga Ava, ¿no es así? Creo que no es necesario que nos acompañes. - soltó al poco, consciente de que su presencia le arruinaría el negocio.
Mientras se alejaba de la taberna sin saber lo que pasaría, la ladrona comenzó a buscar alguna alternativa que pudiese sacarla del embrollo en el peor de los casos, no podía permitir que la descubriesen y echasen por tierra su máscara de persona decente. Atacar a la plumífera criatura tampoco era ya una opción viable, al menos no mientras estuviese dentro de los muros de Sacrestic, ya que podrían relacionarla fácilmente con ella y eso despertaría el indeseado interés de los guardias.
- Ya sé. - musitó para sí, en cuanto una idea tomó forma en su cabeza. - Si insiste en venir me haré la ofendida y me marcharé, luego las vigilaré desde las sombras… no creo que tarden mucho en retirarse a dormir, y si alguna de ellas se hospeda en esta posada esa será mi oportunidad para colarme y robarles el dinero. - Viv giró levemente el rostro para comprobar si tendría que llegar a poner en práctica aquella treta para salir airosa de la situación. - Aunque llegasen a sospechar de mí no podrían demostrar nada, es un buen plan. - se dijo interiormente, completamente convencida.
En el estado en que se encontraba la taberna, con buena parte de la fachada destrozada por el reciente conflicto entre vampiros y humanos, no le costaría hallar la forma de acceder al interior sin que la viesen, solo debía esperar el momento adecuado para hacerlo.
- Yo… yo no veo nada de malo en que vengas, es… es más, te agradecería que lo hicieras. - dijo Ava, desviando los dorados ojos hacia la chica. Lo último que quería era meterla en un problema pero ciertamente, la actitud de la humana hacía crecer las dudas que tenía sobre la autenticidad del supuesto amuleto. Sin añadir nada más, la híbrida salió del local tras la timadora, que se detuvo a esperarla en cuanto alcanzó una de las callejuelas secundarias.
- Viv, di… dices que la joya advierte a su portador, ¿de qué tipo de peligros exactamente? - se interesó la cuerva, que a pesar de haber leído mucho todavía desconocía los límites de la magia. - Eh, pues de cualquiera, ya te dije que es extraordinaria. - aseguró la ladrona, volviendo a hacer uso de su labia natural. - ¿Co… con cuánto margen de tiempo? - siguió indagando, con las negras pupilas clavadas en su rostro. - Emm bueno… no es tanto cosa de tiempo sino de proximidad… la piedra tiene un radio de alcance, si una amenaza entra en su campo de detección empieza a brillar. - se inventó sobre la marcha, tratando de sonar lo más convincente posible .
- Ya entiendo… - musitó la mujer bestia. - ¿Me la podrías enseñar de nuevo? - pidió, sin que la voz le fallase por primera vez en lo que iba de noche, lo cual denotaba que se estaba acostumbrando a tratar con ella.
Tras pensárselo durante unos instantes, la delincuente decidió ceder un poco, abriendo la mano para que pudiese verla, pero manteniendo a la vez una distancia prudencial por si la otra muchacha se acercaba a examinarla.
- A simple vista no puedo saber si es un amuleto real o no… - meditó la hija de Midgar, lamentándose por su falta de conocimiento. - Pero quizá haya una forma de ponerlo a prueba sin tener que depender del entorno. - siguió cavilando, sin apartar la mirada del objeto.
- Cómo dije antes, es una potente protectora, deberíamos ir a algunos rincones de por aquí, donde verán con sus propios ojos el poder que contiene. - contestó, cerrando el puño en que llevaba la joya y manteniéndolo lo más alejado posible de aquella joven. - De cualquier manera, ésta pieza es para mi amiga Ava, ¿no es así? Creo que no es necesario que nos acompañes. - soltó al poco, consciente de que su presencia le arruinaría el negocio.
Mientras se alejaba de la taberna sin saber lo que pasaría, la ladrona comenzó a buscar alguna alternativa que pudiese sacarla del embrollo en el peor de los casos, no podía permitir que la descubriesen y echasen por tierra su máscara de persona decente. Atacar a la plumífera criatura tampoco era ya una opción viable, al menos no mientras estuviese dentro de los muros de Sacrestic, ya que podrían relacionarla fácilmente con ella y eso despertaría el indeseado interés de los guardias.
- Ya sé. - musitó para sí, en cuanto una idea tomó forma en su cabeza. - Si insiste en venir me haré la ofendida y me marcharé, luego las vigilaré desde las sombras… no creo que tarden mucho en retirarse a dormir, y si alguna de ellas se hospeda en esta posada esa será mi oportunidad para colarme y robarles el dinero. - Viv giró levemente el rostro para comprobar si tendría que llegar a poner en práctica aquella treta para salir airosa de la situación. - Aunque llegasen a sospechar de mí no podrían demostrar nada, es un buen plan. - se dijo interiormente, completamente convencida.
En el estado en que se encontraba la taberna, con buena parte de la fachada destrozada por el reciente conflicto entre vampiros y humanos, no le costaría hallar la forma de acceder al interior sin que la viesen, solo debía esperar el momento adecuado para hacerlo.
- Yo… yo no veo nada de malo en que vengas, es… es más, te agradecería que lo hicieras. - dijo Ava, desviando los dorados ojos hacia la chica. Lo último que quería era meterla en un problema pero ciertamente, la actitud de la humana hacía crecer las dudas que tenía sobre la autenticidad del supuesto amuleto. Sin añadir nada más, la híbrida salió del local tras la timadora, que se detuvo a esperarla en cuanto alcanzó una de las callejuelas secundarias.
- Viv, di… dices que la joya advierte a su portador, ¿de qué tipo de peligros exactamente? - se interesó la cuerva, que a pesar de haber leído mucho todavía desconocía los límites de la magia. - Eh, pues de cualquiera, ya te dije que es extraordinaria. - aseguró la ladrona, volviendo a hacer uso de su labia natural. - ¿Co… con cuánto margen de tiempo? - siguió indagando, con las negras pupilas clavadas en su rostro. - Emm bueno… no es tanto cosa de tiempo sino de proximidad… la piedra tiene un radio de alcance, si una amenaza entra en su campo de detección empieza a brillar. - se inventó sobre la marcha, tratando de sonar lo más convincente posible .
- Ya entiendo… - musitó la mujer bestia. - ¿Me la podrías enseñar de nuevo? - pidió, sin que la voz le fallase por primera vez en lo que iba de noche, lo cual denotaba que se estaba acostumbrando a tratar con ella.
Tras pensárselo durante unos instantes, la delincuente decidió ceder un poco, abriendo la mano para que pudiese verla, pero manteniendo a la vez una distancia prudencial por si la otra muchacha se acercaba a examinarla.
- A simple vista no puedo saber si es un amuleto real o no… - meditó la hija de Midgar, lamentándose por su falta de conocimiento. - Pero quizá haya una forma de ponerlo a prueba sin tener que depender del entorno. - siguió cavilando, sin apartar la mirada del objeto.
Ava Kenrith
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Re: Donde mora la oscuridad [Libre][Noche][Cerrado]
-Te acompaño, Ava.- Dijo a penas, tomando camino para alcanzar a ambas, la mala espina que daban las palabras a la ligera de esa mujer, le daba la idea de que esa joven estaría en peligro a solas. Y en cierta forma sí se veía reflejada en ella.
Cuando llegó a donde ellas, se acercó, pero no le permitía Viv ver el artefacto, continuamente lo mantenía alejado de su vista, y eso a la bruja le dificulta analizar claramente la presencia de éter, o la ausencia. -Depende de la proximidad entonces... eso me deja una duda ¿si un vampiro o algún ser cuya velocidad de movimiento sea superior a la del portador, le avisará con apenas unos segundos? O ¿a qué distancia sería entonces?.- Dijo a la vez que apresuraba el paso, para colocarse a un costado de Ava. Mirando hacia el frente del camino con una aparente seriedad, como si realmente se concentrase en el planteamiento que mencionó ella misma.
Se detuvieron en un punto menos oscuro, y cuando accedió a darle un vistazo de la joya a la joven alada, no pudo visualizar bien nada, seguramente estaba más que consciente de que ella podría tener la habilidad de percibir el éter, Así que pensó que de ser la timadora que ella imaginaba, ¿estaría sola en esto? Miró alrededor de ellas, al parecer todo estaba despejado, pero ya comenzó a inquietarse.
Viv se sobresaltó como si tuviera una idea repentina, y dirigiendole una mirada extraña a la curiosa Ava, le hizo un ademán de invitarla a avanzar, pero la calle a donde parecía desear llevarlas, estaba mucho más sombría. -¡Claro! Hay un lugar donde hay unos cuantos animales salvajes, por supuesto no te harán daño, sólo es demostración y los mantendré a raya. Confía en mí linda, que soy tu nueva amiga en la ciudad.- Se notaba una tensión en su rostro a pesar de la sonrisa confidente que mostraba. Y las fue llevando dentro de esa calle, dando un par de giros y sí, logró escuchar una especie de rugido o gruñido, no supo definirlo. ¿Estaría diciendo la verdad entonces?
Una creciente impaciencia le brindó el impulso de, una vez que Viv se detuvo y miraba hacia los rincones del fondo, acercarse a ella y tratar de tomar el objeto de su mano, a lo que un rápido movimiento de la mujer logró evadir fácilmente, tomando de la muñeca a la bruja, con tanta fuerza que sus uñas se iban encajando en la piel de Itzamaray. -¡Agh! ¡Pero qué entrometida! ¡Piensas robar la joya, ¿no?!.- La bruja forcejeó y al soltarse quedó marcada en su muñeca las marcas de uñas y arañazos al arrebatar su brazo del agarre. Viv se dirigió a la otra joven para sonreír con despreocupación. -Disculpa amiga, todo está bien, vamos al fondo, ahí hay una entrada a dónde te he dicho que están las bestias. Si alguna tiene intención de atacar, verás como la joya brillará intensamente en segundos.-
Itzamaray cubrió con su otra mano la parte herida, mirando a la mujer con algo de miedo y enojo. -Aquí la única que tiene la meta de estafar eres tú. ¿Piensas que no me he dado cuenta de que tu joya es seguramente una mentira? ¿Por qué no ha brillado tanto cuando me acerqué a tí por detrás?- La expresión peligrosa que Viv dibujó en sus facciones, de cierta forma le dió la respuesta a eso, estaba segura de que habían seguido a ésta timadora a una trampa. Quizá debió haber sido más agresiva antes, pero estando en una posada las habrían echado a patadas, aunque visto ahora no tenía idea de qué habría sido peor. Miraba nerviosa a los lados de la calle y estaba segura de que lograba distinguir un par de sombras en movimiento a dos calles de distancia. Pero ya estaban en un callejón sin salida.
Cuando llegó a donde ellas, se acercó, pero no le permitía Viv ver el artefacto, continuamente lo mantenía alejado de su vista, y eso a la bruja le dificulta analizar claramente la presencia de éter, o la ausencia. -Depende de la proximidad entonces... eso me deja una duda ¿si un vampiro o algún ser cuya velocidad de movimiento sea superior a la del portador, le avisará con apenas unos segundos? O ¿a qué distancia sería entonces?.- Dijo a la vez que apresuraba el paso, para colocarse a un costado de Ava. Mirando hacia el frente del camino con una aparente seriedad, como si realmente se concentrase en el planteamiento que mencionó ella misma.
Se detuvieron en un punto menos oscuro, y cuando accedió a darle un vistazo de la joya a la joven alada, no pudo visualizar bien nada, seguramente estaba más que consciente de que ella podría tener la habilidad de percibir el éter, Así que pensó que de ser la timadora que ella imaginaba, ¿estaría sola en esto? Miró alrededor de ellas, al parecer todo estaba despejado, pero ya comenzó a inquietarse.
Viv se sobresaltó como si tuviera una idea repentina, y dirigiendole una mirada extraña a la curiosa Ava, le hizo un ademán de invitarla a avanzar, pero la calle a donde parecía desear llevarlas, estaba mucho más sombría. -¡Claro! Hay un lugar donde hay unos cuantos animales salvajes, por supuesto no te harán daño, sólo es demostración y los mantendré a raya. Confía en mí linda, que soy tu nueva amiga en la ciudad.- Se notaba una tensión en su rostro a pesar de la sonrisa confidente que mostraba. Y las fue llevando dentro de esa calle, dando un par de giros y sí, logró escuchar una especie de rugido o gruñido, no supo definirlo. ¿Estaría diciendo la verdad entonces?
Una creciente impaciencia le brindó el impulso de, una vez que Viv se detuvo y miraba hacia los rincones del fondo, acercarse a ella y tratar de tomar el objeto de su mano, a lo que un rápido movimiento de la mujer logró evadir fácilmente, tomando de la muñeca a la bruja, con tanta fuerza que sus uñas se iban encajando en la piel de Itzamaray. -¡Agh! ¡Pero qué entrometida! ¡Piensas robar la joya, ¿no?!.- La bruja forcejeó y al soltarse quedó marcada en su muñeca las marcas de uñas y arañazos al arrebatar su brazo del agarre. Viv se dirigió a la otra joven para sonreír con despreocupación. -Disculpa amiga, todo está bien, vamos al fondo, ahí hay una entrada a dónde te he dicho que están las bestias. Si alguna tiene intención de atacar, verás como la joya brillará intensamente en segundos.-
Itzamaray cubrió con su otra mano la parte herida, mirando a la mujer con algo de miedo y enojo. -Aquí la única que tiene la meta de estafar eres tú. ¿Piensas que no me he dado cuenta de que tu joya es seguramente una mentira? ¿Por qué no ha brillado tanto cuando me acerqué a tí por detrás?- La expresión peligrosa que Viv dibujó en sus facciones, de cierta forma le dió la respuesta a eso, estaba segura de que habían seguido a ésta timadora a una trampa. Quizá debió haber sido más agresiva antes, pero estando en una posada las habrían echado a patadas, aunque visto ahora no tenía idea de qué habría sido peor. Miraba nerviosa a los lados de la calle y estaba segura de que lograba distinguir un par de sombras en movimiento a dos calles de distancia. Pero ya estaban en un callejón sin salida.
Itzamaray
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Re: Donde mora la oscuridad [Libre][Noche][Cerrado]
Siguiendo con el tema del radio de alcance del supuesto amuleto, la muchacha quiso saber cómo actuaría ante un enemigo que fuese más rápido que el portador, detalle que resultaba crucial para determinar si la joya valía realmente la pena o no. Pero en vez de responder a la duda de la morena, Viv optó por dirigirse a la cuerva, animándola a avanzar hacia otra zona en la cual según ella, podrían encontrar algunos animales salvajes con los que poner a prueba el colgante.
Lentamente, la timadora las condujo a través de varias callejuelas, cada cual más oscura que la anterior, aunque eso no era un problema para la Midgardiana, cuya aguda vista le permitía seguir adelante tranquilamente. Unos gruñidos en la lejanía apoyaron las palabras de la humana, pero por algún motivo la chica intentó arrebatarle la piedra antes de alcanzar su destino, consiguiendo que su propietaria la acusase de querer robarlo.
Aquello hizo que la tensión entre ambas aumentase, y la joven no tardó en replicarle que la única estafadora presente allí era ella, recalcando el hecho de que a pesar de haberla abordado por la espalda, el amuleto no había reaccionado para advertirla.
Eso hizo que las dudas de Ava se disparasen al momento, pero no tuvo tiempo de decir nada, unos ligeros pasos se acercaban al lugar en que estaban, y al girar el rostro pudo atisbar dos figuras que avanzaban hacia ellas, ocultándose entre las sombras. ¿Una trampa? ¿de verdad se había dejado engañar de nuevo? Y lo peor, por culpa de su inocencia había arrastrado a otra persona al peligro.
Enfadada tanto con Viv como consigo misma, la Midgardiana elevó las alas y deslizó una mano hacia el mango de Segadora, desenganchando la enorme hacha y alzándola para realizar un repentino barrido horizontal contra la mujer, que sobresaltada por su ataque, saltó hacia atrás y cayó de culo. - Me has mentido. - increpó, viendo como la joya no mostraba ningún indicio de brillo a pesar de lo que acababa de hacer.
- Al cuerno, no quería llegar a estos extremos pero tendré que compartir los beneficios, dejaré que ellos se encarguen de vosotras. - soltó, quitándose finalmente la máscara. - Todo habría sido más sencillo si no te hubieses metido donde no te llamaban. - añadió mientras volvía a ponerse en pie, desenvainando su daga para señalar con ella a la muchacha que había arruinado su plan.
Sabiéndose en desventaja numérica, y sin querer que su acompañante resultase herida por su culpa, la cuerva extendió las negras extremidades para cubrirla con ellas, de modo que el enemigo no pudiese verla. - Lo siento… no debí confiar en ella… perdóname. - pidió, sin quitar ojo a las siluetas que cada vez se aproximaban más deprisa. - Lo… lo arreglaré, tú quédate detrás de mí, no dejaré que te alcancen. - continuó, afianzando el agarre con que sostenía su arma.
- Si ves la oportunidad de huir… hazlo. - susurró por último, justo antes de que aquellos extraños se abalanzasen en su dirección.
Segadora cortó el aire y chocó con la espada del primero, desestabilizando a su dueño, que tuvo que retroceder levemente, mientras su aliado intentaba abordar a la morena desde un costado. Ágilmente, la híbrida cambió la posición del hacha para colocarla verticalmente y detener aquel tajo con el mango, empujando desde abajo hacia arriba para luego atraer hacia sí fugazmente la cabeza del arma y lanzarla contra su oponente, acertándole de lleno en la cara con el duro extremo de la empuñadura.
Decidida a defender a la muchacha, Ava continuó rechazando uno tras otro los ataques, hasta que viendo una oportunidad tras detener la acometida de uno de ellos, consiguió que el filo de Segadora alcanzase el torso del hombre, realizando un amplio corte en diagonal que lo dejó fuera de juego, luchando para detener el sangrado que amenazaba su vida.
Fue entonces cuando Viv decidió intervenir para mantener el desequilibrio del combate, consiguiendo que la alada le dedicase una mirada amenazante. Sin duda era a ella a quien tenía más ganas de enfrentarse, para castigarla por haber intentado aprovecharse de su inocencia.
En cuanto la timadora trató de llegar hasta la chica, la cuerva reaccionó, cortándole el paso y obligándola a esquivar un peligroso tajo vertical, dejándole muy claro que para llegar hasta su objetivo tendría que pasar por encima de ella.
Off: Ava utiliza las siguientes habilidades:
- Nivel 3: Barrido a dos manos contra Viv.
- Nivel 4: Defensa férrea para proteger a Itzamaray. (Activa durante dos turnos)
Lentamente, la timadora las condujo a través de varias callejuelas, cada cual más oscura que la anterior, aunque eso no era un problema para la Midgardiana, cuya aguda vista le permitía seguir adelante tranquilamente. Unos gruñidos en la lejanía apoyaron las palabras de la humana, pero por algún motivo la chica intentó arrebatarle la piedra antes de alcanzar su destino, consiguiendo que su propietaria la acusase de querer robarlo.
Aquello hizo que la tensión entre ambas aumentase, y la joven no tardó en replicarle que la única estafadora presente allí era ella, recalcando el hecho de que a pesar de haberla abordado por la espalda, el amuleto no había reaccionado para advertirla.
Eso hizo que las dudas de Ava se disparasen al momento, pero no tuvo tiempo de decir nada, unos ligeros pasos se acercaban al lugar en que estaban, y al girar el rostro pudo atisbar dos figuras que avanzaban hacia ellas, ocultándose entre las sombras. ¿Una trampa? ¿de verdad se había dejado engañar de nuevo? Y lo peor, por culpa de su inocencia había arrastrado a otra persona al peligro.
Enfadada tanto con Viv como consigo misma, la Midgardiana elevó las alas y deslizó una mano hacia el mango de Segadora, desenganchando la enorme hacha y alzándola para realizar un repentino barrido horizontal contra la mujer, que sobresaltada por su ataque, saltó hacia atrás y cayó de culo. - Me has mentido. - increpó, viendo como la joya no mostraba ningún indicio de brillo a pesar de lo que acababa de hacer.
- Al cuerno, no quería llegar a estos extremos pero tendré que compartir los beneficios, dejaré que ellos se encarguen de vosotras. - soltó, quitándose finalmente la máscara. - Todo habría sido más sencillo si no te hubieses metido donde no te llamaban. - añadió mientras volvía a ponerse en pie, desenvainando su daga para señalar con ella a la muchacha que había arruinado su plan.
Sabiéndose en desventaja numérica, y sin querer que su acompañante resultase herida por su culpa, la cuerva extendió las negras extremidades para cubrirla con ellas, de modo que el enemigo no pudiese verla. - Lo siento… no debí confiar en ella… perdóname. - pidió, sin quitar ojo a las siluetas que cada vez se aproximaban más deprisa. - Lo… lo arreglaré, tú quédate detrás de mí, no dejaré que te alcancen. - continuó, afianzando el agarre con que sostenía su arma.
- Si ves la oportunidad de huir… hazlo. - susurró por último, justo antes de que aquellos extraños se abalanzasen en su dirección.
Segadora cortó el aire y chocó con la espada del primero, desestabilizando a su dueño, que tuvo que retroceder levemente, mientras su aliado intentaba abordar a la morena desde un costado. Ágilmente, la híbrida cambió la posición del hacha para colocarla verticalmente y detener aquel tajo con el mango, empujando desde abajo hacia arriba para luego atraer hacia sí fugazmente la cabeza del arma y lanzarla contra su oponente, acertándole de lleno en la cara con el duro extremo de la empuñadura.
Decidida a defender a la muchacha, Ava continuó rechazando uno tras otro los ataques, hasta que viendo una oportunidad tras detener la acometida de uno de ellos, consiguió que el filo de Segadora alcanzase el torso del hombre, realizando un amplio corte en diagonal que lo dejó fuera de juego, luchando para detener el sangrado que amenazaba su vida.
Fue entonces cuando Viv decidió intervenir para mantener el desequilibrio del combate, consiguiendo que la alada le dedicase una mirada amenazante. Sin duda era a ella a quien tenía más ganas de enfrentarse, para castigarla por haber intentado aprovecharse de su inocencia.
En cuanto la timadora trató de llegar hasta la chica, la cuerva reaccionó, cortándole el paso y obligándola a esquivar un peligroso tajo vertical, dejándole muy claro que para llegar hasta su objetivo tendría que pasar por encima de ella.
Off: Ava utiliza las siguientes habilidades:
- Nivel 3: Barrido a dos manos contra Viv.
- Nivel 4: Defensa férrea para proteger a Itzamaray. (Activa durante dos turnos)
Ava Kenrith
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Re: Donde mora la oscuridad [Libre][Noche][Cerrado]
La escalada que tomó la situación, fue demasiado rápida para pensar claramente en cómo salir de esta con el mínimo de violencia posible. De un lado sólo había una calle cerrada, y por el otro secuaces de la timadora Viv. Aquella mujer era el descaro en persona, detestable, tenía razón, habría sido sencillo para la ladrona salirse con la suya. Pero presenciar ese engaño y no hacer nada, era comportarse como una más de los que han hecho de esa ciudad un pozo de miseria.
Un movimiento grácil pero poderoso, la joven a quien acompañó hasta ese lugar, tomó una defensiva ante la amenaza. La timadora no pudo evitar perder el suelo y caer, pero eso no mermó su intención. -Algún día los de tu calaña van a adornar en picas los muros de Sacrestic.- Al conocer de primera mano el abuso de los débiles, cavilando por meses la idea de erradicarlos de la faz de estas tierras, se reafirmó en ese momento. Le faltaba un largo camino por recorrer. -¿A caso crees que existe la justicia?- La carcajada que cerró sus palabras estaba inundada de soberbia. Clásico. Por otro lado, no negaría que su corazón parecía estar a punto de atravesar su pecho, palpitaba en son de su adrenalina.
La insinuación de escape resultaba tentadora, pero un desafío que había tomado hacía tiempo, era mostrar el valor que guardaba, suponía cualquier persona. Respiró profundamente para calmar su ímpetu, y no dijo nada pero pensó en sacarlas de ahí, eran más y no tenía idea de cuántos realmente estarían trabajando con esa insultante ladrona. Si bien era ya obvio que su apariencia, no definía su capacidad de defenderse, y seguramente de asesinar, mantenía dudas de cuánto resistiría si la atacaban más ratas nocturnas.
Asomo entre las alas, la sensación en su mano era curiosa, casi como un cosquilleo al tocarlas para hacerse un espacio de visión, afectada por la noche y lo estrecho del callejón, aprovechando que volvió a posicionarse frente la calle cerrada, y ahí parecía susurrar rezos, hasta que de a poco en sus manos podía percibir que acumulaba éter. Pretendía evitar dejar el peso de la situación a la joven de ojos ambarinos, no era propio de ella, así que a pesar del nerviosismo, unos rugidos mezclados con agudos chillidos se escuchaban cada vez más cerca. Imaginaba una enigmática criatura*(2), y así multiplicó su creación en sus pensamientos. Logró su cometido, pues cuatro de estas criaturas magníficas se asomaron en los techos sobre ellos, dando un salto hacia el suelo detrás de Viv pero por alguna razón, ésta última no se percataba de ellas.*(1) Conjuraba su imaginación sin perder de vista sus propias manos, las bestias parecieron causar verdadero miedo en el cómplice restante, al otro lado del callejón, quedando paralizado ahí mismo.
-Mátalos, mátalos... Puedo aguantar a esta engatusadora. La oscuridad no favorece a ninguna de las dos, pero yo soy más pequeña, puedo librar un poco de tiempo.- Escabullirse del manto de protección, era una maniobra inundada de inseguridad para ella, que no poseía entrenamiento físico ni semejante. Las sombras en efecto no permitían un gran rango de visión, pues las nubes cubrieron gran parte de lo que se lograba obtener desde el cielo nocturno. Aquella mujer tomó provecho de ver a la bruja desprotegida, tenía un tremendo enojo con ella y pensaba ajustar la cuenta de que hubiese complicado sus planes a tal punto. Se abalanzó sobre la joven manipuladora de éter, y ésta respondió deslizándose al suelo e impulsando sus pies hacia ella, aplicando tanta fuerza como pudo.
Pero no sería tan sencillo salir aún de este lío, ya que un hombre se unió, sólo que no era como los demás, se movió rápido, mucho más que lo esperado de un humano o mortal común. Ésto no lo percibió Itzamaray, quien ahora forcejeaba con la bandida, recibiendo un par de golpes en los costados, al tratar de proteger su cabeza con los brazos. Ambas jadeaban pues para una resultaba en resistir la agresión, y la otra haciendo tanto como le permitió la vista, en golpear a su objetivo de forma acertada.
Itzamaray tomó ventaja de un descuido, apenas pudiendo acumular luz en su mano derecha lo suficiente para que al colocarla sobre la cara de su atacante, lastimara sus pupilas ante la repentina fuente de iluminación.*(3) Clavó sus dedos en los ojos de Viv, quien intentó levantarse, y aunque consiguió mover su cuerpo, la chica mantuvo las piernas enroscadas en su cintura. Sí, la mujer era superior en fuerza, no tanto como para levantarla con facilidad, al girar su cuerpo en desesperación por arrancar a esa bruja de su agarre, quedó de espaldas al suelo, facilitando a Itzamaray herir tanto como le resultase. Viv jadeó y gritó, pero a veces las mañas eran más efectivas que la confianza en la fuerza. Tal era su ocupación actual que perdió el hilo de lo que sucedía con la otra chica alada.
___________________Un movimiento grácil pero poderoso, la joven a quien acompañó hasta ese lugar, tomó una defensiva ante la amenaza. La timadora no pudo evitar perder el suelo y caer, pero eso no mermó su intención. -Algún día los de tu calaña van a adornar en picas los muros de Sacrestic.- Al conocer de primera mano el abuso de los débiles, cavilando por meses la idea de erradicarlos de la faz de estas tierras, se reafirmó en ese momento. Le faltaba un largo camino por recorrer. -¿A caso crees que existe la justicia?- La carcajada que cerró sus palabras estaba inundada de soberbia. Clásico. Por otro lado, no negaría que su corazón parecía estar a punto de atravesar su pecho, palpitaba en son de su adrenalina.
La insinuación de escape resultaba tentadora, pero un desafío que había tomado hacía tiempo, era mostrar el valor que guardaba, suponía cualquier persona. Respiró profundamente para calmar su ímpetu, y no dijo nada pero pensó en sacarlas de ahí, eran más y no tenía idea de cuántos realmente estarían trabajando con esa insultante ladrona. Si bien era ya obvio que su apariencia, no definía su capacidad de defenderse, y seguramente de asesinar, mantenía dudas de cuánto resistiría si la atacaban más ratas nocturnas.
Asomo entre las alas, la sensación en su mano era curiosa, casi como un cosquilleo al tocarlas para hacerse un espacio de visión, afectada por la noche y lo estrecho del callejón, aprovechando que volvió a posicionarse frente la calle cerrada, y ahí parecía susurrar rezos, hasta que de a poco en sus manos podía percibir que acumulaba éter. Pretendía evitar dejar el peso de la situación a la joven de ojos ambarinos, no era propio de ella, así que a pesar del nerviosismo, unos rugidos mezclados con agudos chillidos se escuchaban cada vez más cerca. Imaginaba una enigmática criatura*(2), y así multiplicó su creación en sus pensamientos. Logró su cometido, pues cuatro de estas criaturas magníficas se asomaron en los techos sobre ellos, dando un salto hacia el suelo detrás de Viv pero por alguna razón, ésta última no se percataba de ellas.*(1) Conjuraba su imaginación sin perder de vista sus propias manos, las bestias parecieron causar verdadero miedo en el cómplice restante, al otro lado del callejón, quedando paralizado ahí mismo.
-Mátalos, mátalos... Puedo aguantar a esta engatusadora. La oscuridad no favorece a ninguna de las dos, pero yo soy más pequeña, puedo librar un poco de tiempo.- Escabullirse del manto de protección, era una maniobra inundada de inseguridad para ella, que no poseía entrenamiento físico ni semejante. Las sombras en efecto no permitían un gran rango de visión, pues las nubes cubrieron gran parte de lo que se lograba obtener desde el cielo nocturno. Aquella mujer tomó provecho de ver a la bruja desprotegida, tenía un tremendo enojo con ella y pensaba ajustar la cuenta de que hubiese complicado sus planes a tal punto. Se abalanzó sobre la joven manipuladora de éter, y ésta respondió deslizándose al suelo e impulsando sus pies hacia ella, aplicando tanta fuerza como pudo.
Pero no sería tan sencillo salir aún de este lío, ya que un hombre se unió, sólo que no era como los demás, se movió rápido, mucho más que lo esperado de un humano o mortal común. Ésto no lo percibió Itzamaray, quien ahora forcejeaba con la bandida, recibiendo un par de golpes en los costados, al tratar de proteger su cabeza con los brazos. Ambas jadeaban pues para una resultaba en resistir la agresión, y la otra haciendo tanto como le permitió la vista, en golpear a su objetivo de forma acertada.
Itzamaray tomó ventaja de un descuido, apenas pudiendo acumular luz en su mano derecha lo suficiente para que al colocarla sobre la cara de su atacante, lastimara sus pupilas ante la repentina fuente de iluminación.*(3) Clavó sus dedos en los ojos de Viv, quien intentó levantarse, y aunque consiguió mover su cuerpo, la chica mantuvo las piernas enroscadas en su cintura. Sí, la mujer era superior en fuerza, no tanto como para levantarla con facilidad, al girar su cuerpo en desesperación por arrancar a esa bruja de su agarre, quedó de espaldas al suelo, facilitando a Itzamaray herir tanto como le resultase. Viv jadeó y gritó, pero a veces las mañas eran más efectivas que la confianza en la fuerza. Tal era su ocupación actual que perdió el hilo de lo que sucedía con la otra chica alada.
*(1) Terror [nivel 0]: (Hab. Mágica/2 usos/1 turno duracion)Concentro el éter para crear criaturas o escenarios a la vista de sus objetivos, el objetivo será crear el mayor terror que cause un shock o huida. La eficacia puede verse mermada o anulada de acuerdo a los rasgos y/o habilidades mágicas o mentales que pueda tener uno o mas de los objetivos.
Aprovechamiento de rasgos. 2. Me resulta intuitivo manipular el éter con fines de realizar hechizos ilusiorios/visiones, enfocadas en lograr una reacción o emoción que me favorezca en el momento.
3. Tengo la facilidad de influenciar pensamientos y/o conductas, de manera intuitiva, en los demás a través de mis medios de expresión ya sean sociales o mágicos.
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*(3) Habilidad cotidiana de la raza, fuentes de luz pequeñas.
Última edición por Itzamaray el Jue Nov 03 2022, 23:03, editado 1 vez
Itzamaray
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Re: Donde mora la oscuridad [Libre][Noche][Cerrado]
Antes de que pudiese volver a tomar la iniciativa, el tacto de una mano sobre sus plumas detuvo a la morena, consiguiendo que echase la vista hacia atrás para comprobar que se trataba de la muchacha. - ¿Está rezando? - se preguntó al verla mover los labios, susurrando palabras que no entendía. Y de pronto, sin saber por qué, sintió algo parecido a un cosquilleo en la zona del ala que estaba tocando. - ¿Magia? - musitó, abriendo mucho los ojos.
Hasta el momento no había imaginado que su acompañante pudiese tener tal talento, aunque teniendo en cuenta su habilidad para reconocer joyas imbuidas con éter y sus conocimientos acerca del proceso con el que se creaban tales objetos, tenía sentido. Dejando a un lado su creciente curiosidad, ya que no era el momento adecuado para asaltar a la joven con sus preguntas, Ava se centró en lo que tenía delante, reparando en cuatro siluetas que acababan de salir de la nada.
- Esas bestias… no son normales, no percibo sus olores… entonces, ¿son obra suya? - caviló, pero no tuvo tiempo de confirmar sus sospechas, ya que su aliada, instándola a encargarse del secuaz de Viv que quedaba en pie, abandonó la seguridad de la posición que defendía la cuerva para enzarzarse con la timadora.
Aquello era peligroso, y lo último que quería era que saliese herida por su culpa, razón por la cual, aprovechando que su enemigo estaba momentáneamente paralizado por el miedo, decidió eliminarlo lo más rápido posible para luego acudir en su ayuda.
La híbrida echó a correr en su dirección, y nada más alcanzarlo, con un ágil movimiento de las manos lo golpeó a la altura del vientre con el extremo del mango, haciendo que se doblase de dolor, instante en que se desplazó hacia uno de sus costados y alzando a Segadora por encima de la cabeza, descargó un potente tajo contra su espalda, que lo dejó de rodillas. La armadura del individuo crujió ante el impacto, amenazando con romperse si recibía otro ataque de igual intensidad, pero éste no llegó.
Cuando el humano alzó la vista para mirar a la mujer bestia, con el miedo grabado en el rostro, solo alcanzó a ver el brillo de los ambarinos ojos de ésta antes de que la empuñadura del hacha le acertase en la sien, haciéndole perder el sentido. - Ya está. - susurró Ava, viendo como se desplomaba hacia un lado.
Sin apoyo alguno, ahora podrían ajustar cuentas con Viv, o eso pensaba mientras se apresuraba a ir donde luchaban las dos féminas, pero un mal presentimiento se apoderó de su cuerpo, aún no había acabado. Con aquel escalofrío subiéndole por la columna, señal inequívoca de que su instinto de animal la estaba advirtiendo de un nuevo peligro, se giró hacia el callejón, justo a tiempo de ver una oscura silueta que se dirigía hacia ella a una velocidad inhumana.
No tuvo tiempo casi para reaccionar, pero gracias a sus pulidos reflejos, logró cruzar su arma por delante del torso para detener la daga que iba directa hacia su pecho. Su nuevo adversario le ofreció una tétrica sonrisa, dejando entrever los afilados colmillos que revelaban su naturaleza de vampiro.
Aquel detalle puso en alerta a la híbrida, nunca se había enfrentado a uno de aquellos seres pero había escuchado historias acerca de sus habilidades, no lo vencería fácilmente. Incapaz de superarlo en velocidad, Ava se vio obligada a centrarse en esquivar uno tras otro sus ataques, pero no era lo suficientemente rápida. El frío acero la alcanzó en uno de los brazos, chocando con las placas de la armadura, que detuvieron su avance, pero la criatura de la noche no tardó mucho en volver a la carga, aprovechando los puntos débiles de Blackwall.
Viendo que la zona del vientre era la más amplia que podía perforar, el recién llegado concentró sus esfuerzos allí, pero era como darse contra un muro ya que cada vez que lo intentaba, se encontraba con Segadora rechazando su puñal y amenazando con cercenarle la mano si no tenía cuidado.
Algo frustrado, cambió de objetivo súbitamente, dirigiendo el filo hacia el cuello de la mujer, y ésta vez sí logró su objetivo, aunque solo de forma superficial. Dando un par de pasos hacia atrás, la Midgardiana comprobó que sangraba, pero no era una herida grave, la daga solo la había rozado, podía seguir peleando.
El problema era que la presencia de aquel aroma en el aire beneficiaba al vampiro, lo impulsaba a seguir combatiendo con fiereza, y eso lo complicaba todo. Cuanto volvió a arremeter contra la morena, la cuerva hizo lo posible por retenerlo para que no siguiese moviéndose, creyendo que era su única opción de equilibrar las cosas, pero alguien más estaba observando la escena.
Gracias a su agudo sentido de la vista, la alada logró atisbar una figura que asomaba tímidamente desde la entrada del callejón, pero debido a sus oscuros ropajes no pudo ver con claridad los rasgos del extraño, solo el arco que preparaba para disparar y la flecha que cortó el aire para hundirse en lo alto de la espalda del colmilludo.
- ¿Un aliado? - se preguntó, mientras su contrincante, sorprendido, buscaba algo de distancia para recuperarse y dirigía la mirada hacia el origen del proyectil, donde ya no había rastro del arquero.
- No importa quién haya sido, es mi oportunidad. - pensó la joven, aprovechando el giro para lanzarse de nuevo contra su enemigo.
Oculto al otro lado de la estrecha callejuela, Ivaran chasqueó la lengua molesto consigo mismo, mientras guardaba su arma. ¿Por qué había intervenido? Se suponía que estaba allí solo para observar y obtener algo de información acerca de la hija predilecta de Celene, pero su cuerpo se había movido por costumbre, ahora tendría que marcharse para no ser descubierto.
Sin saber cómo acabaría el conflicto, el elfo regresó por donde había venido, dirigiéndose hacia la taberna de Rose.
Off: Breve aparición de Ivaran, el futuro acompañante de Ava.
Hasta el momento no había imaginado que su acompañante pudiese tener tal talento, aunque teniendo en cuenta su habilidad para reconocer joyas imbuidas con éter y sus conocimientos acerca del proceso con el que se creaban tales objetos, tenía sentido. Dejando a un lado su creciente curiosidad, ya que no era el momento adecuado para asaltar a la joven con sus preguntas, Ava se centró en lo que tenía delante, reparando en cuatro siluetas que acababan de salir de la nada.
- Esas bestias… no son normales, no percibo sus olores… entonces, ¿son obra suya? - caviló, pero no tuvo tiempo de confirmar sus sospechas, ya que su aliada, instándola a encargarse del secuaz de Viv que quedaba en pie, abandonó la seguridad de la posición que defendía la cuerva para enzarzarse con la timadora.
Aquello era peligroso, y lo último que quería era que saliese herida por su culpa, razón por la cual, aprovechando que su enemigo estaba momentáneamente paralizado por el miedo, decidió eliminarlo lo más rápido posible para luego acudir en su ayuda.
La híbrida echó a correr en su dirección, y nada más alcanzarlo, con un ágil movimiento de las manos lo golpeó a la altura del vientre con el extremo del mango, haciendo que se doblase de dolor, instante en que se desplazó hacia uno de sus costados y alzando a Segadora por encima de la cabeza, descargó un potente tajo contra su espalda, que lo dejó de rodillas. La armadura del individuo crujió ante el impacto, amenazando con romperse si recibía otro ataque de igual intensidad, pero éste no llegó.
Cuando el humano alzó la vista para mirar a la mujer bestia, con el miedo grabado en el rostro, solo alcanzó a ver el brillo de los ambarinos ojos de ésta antes de que la empuñadura del hacha le acertase en la sien, haciéndole perder el sentido. - Ya está. - susurró Ava, viendo como se desplomaba hacia un lado.
Sin apoyo alguno, ahora podrían ajustar cuentas con Viv, o eso pensaba mientras se apresuraba a ir donde luchaban las dos féminas, pero un mal presentimiento se apoderó de su cuerpo, aún no había acabado. Con aquel escalofrío subiéndole por la columna, señal inequívoca de que su instinto de animal la estaba advirtiendo de un nuevo peligro, se giró hacia el callejón, justo a tiempo de ver una oscura silueta que se dirigía hacia ella a una velocidad inhumana.
No tuvo tiempo casi para reaccionar, pero gracias a sus pulidos reflejos, logró cruzar su arma por delante del torso para detener la daga que iba directa hacia su pecho. Su nuevo adversario le ofreció una tétrica sonrisa, dejando entrever los afilados colmillos que revelaban su naturaleza de vampiro.
Aquel detalle puso en alerta a la híbrida, nunca se había enfrentado a uno de aquellos seres pero había escuchado historias acerca de sus habilidades, no lo vencería fácilmente. Incapaz de superarlo en velocidad, Ava se vio obligada a centrarse en esquivar uno tras otro sus ataques, pero no era lo suficientemente rápida. El frío acero la alcanzó en uno de los brazos, chocando con las placas de la armadura, que detuvieron su avance, pero la criatura de la noche no tardó mucho en volver a la carga, aprovechando los puntos débiles de Blackwall.
Viendo que la zona del vientre era la más amplia que podía perforar, el recién llegado concentró sus esfuerzos allí, pero era como darse contra un muro ya que cada vez que lo intentaba, se encontraba con Segadora rechazando su puñal y amenazando con cercenarle la mano si no tenía cuidado.
Algo frustrado, cambió de objetivo súbitamente, dirigiendo el filo hacia el cuello de la mujer, y ésta vez sí logró su objetivo, aunque solo de forma superficial. Dando un par de pasos hacia atrás, la Midgardiana comprobó que sangraba, pero no era una herida grave, la daga solo la había rozado, podía seguir peleando.
El problema era que la presencia de aquel aroma en el aire beneficiaba al vampiro, lo impulsaba a seguir combatiendo con fiereza, y eso lo complicaba todo. Cuanto volvió a arremeter contra la morena, la cuerva hizo lo posible por retenerlo para que no siguiese moviéndose, creyendo que era su única opción de equilibrar las cosas, pero alguien más estaba observando la escena.
Gracias a su agudo sentido de la vista, la alada logró atisbar una figura que asomaba tímidamente desde la entrada del callejón, pero debido a sus oscuros ropajes no pudo ver con claridad los rasgos del extraño, solo el arco que preparaba para disparar y la flecha que cortó el aire para hundirse en lo alto de la espalda del colmilludo.
- ¿Un aliado? - se preguntó, mientras su contrincante, sorprendido, buscaba algo de distancia para recuperarse y dirigía la mirada hacia el origen del proyectil, donde ya no había rastro del arquero.
- No importa quién haya sido, es mi oportunidad. - pensó la joven, aprovechando el giro para lanzarse de nuevo contra su enemigo.
Oculto al otro lado de la estrecha callejuela, Ivaran chasqueó la lengua molesto consigo mismo, mientras guardaba su arma. ¿Por qué había intervenido? Se suponía que estaba allí solo para observar y obtener algo de información acerca de la hija predilecta de Celene, pero su cuerpo se había movido por costumbre, ahora tendría que marcharse para no ser descubierto.
Sin saber cómo acabaría el conflicto, el elfo regresó por donde había venido, dirigiéndose hacia la taberna de Rose.
Off: Breve aparición de Ivaran, el futuro acompañante de Ava.
Ava Kenrith
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Re: Donde mora la oscuridad [Libre][Noche][Cerrado]
No contando con la ayuda de su daga, puesto que la mayor parte de sus pertenencias, permanecieron en casa Ayna, tuvo que esforzarse bastante en abalanzar su cuerpo sobre los brazos y lograr la fuerza necesaria hasta que enterró los dedos en las cuencas de los ojos de la estafadora. Ésta misma, en consecuencia, liberó unos alaridos de dolor que siguieron maldiciones y quejidos intensos y jadeantes. Para ese entonces sus creaciones se habrían esfumado en una sombra y desintegrado a la vista.
La bruja se tuvo que levantar a tropezones, pues el dolor hizo que la mujer se retorciera incontrolable, ella misma estaba agitada y cansada, pues el combate no era precisamente algo a lo que se hubiera envuelto en más de unas contadas ocasiones, y había tenido ayuda al menos de un arma en mano. Respirando de forma agitada tratando de recuperar aire y compostura, se dejó caer contra la pared, con las manos en las rodillas.
Entonces se hizo consciente de nuevo, de que Ava aún estaba peleando, se extrañó pues se supondría solo quedaba uno de pie, entonces con la poca ayuda de luz nocturna, sólo logro ver ambas figuras, la de ella resaltaba debido a las dimensiones de sus alas, pero la otra era difícil de ver, se movía un poco más rápido que ella, como si sus movimientos se entorpecieran. No sabía que hacer, su magia era meramente visual y mental, y su telequinesis era más bien para usar en el día a día, en tareas insignificantes. Y qué decir del fuego, no era su elemento predilecto.
A pesar del contexto que era algo estresante y sumando su cansancio físico, se concentró de nuevo, sólo que esta vez, su objetivo fue Ava. Que peleaba de cerca, seguramente ella no podría verlo, pues en quién influyó con sus habilidades era el atacante, logró hacer que su magia envolviera aparentemente, a la guerrera alada. Su cuerpo a ojos de quien la tuviese al frente, parecía hacerse más grande, sus ojos y rostro con una apariencia demoníaca y aterradora, y unas alas cubiertas de espinas y garras. El vampiro, que ágil intentó dar una feroz mordida en un brazo quedó anonadado al ver la piel tomar un tono oscuro y opaco, incluso escamoso. Se retiró queriendo mirarla, y lo que sus ojos encontraron fue algo que no vio ni en pesadillas.*(1)
Esos segundos que dieron distracción al cómplice de Viv, o quizá solo un aprovechado de la situación para devorar su cena, fueron suficientes para que la joven de mirada dorada pudiera tomar ventaja y acabar con el asunto. O eso esperaba Itzamaray, quien agotada se tuvo que obligar a sentarse un momento. Era joven, y llena de vida, pero fueron muchos acontecimientos en cuestión de minutos.
-¿Qué es todo esto? Hay demasiados monstruos acechando las calles...- Sentía decepción, una ciudad que había caído en manos humanas, como todo lo que tocan, se va pudriendo en mal.
Viv, por su parte, ya no hacía ruidos. Al menos no gritaba, se quejaba con las manos en el rostro lleno de sangre. Cerca de ella solo había tablas viejas de madera que al tocar se dio cuenta que estaban, de hecho, podridas. Se levantó, con uso de su pierna y sus manos logró quebrar la pieza, obteniendo un extremo algo puntiagudo. Se aproximó a aquella mujer, y colocó la punta en el cuello, usando su propio peso como fuerza, una especie de gritos o sonidos guturales salían de Viv.
Giro el rostro, intentando saber si la chica estaba bien. -¿Ava? ... Es... ¿Estás bien?-
__________________________La bruja se tuvo que levantar a tropezones, pues el dolor hizo que la mujer se retorciera incontrolable, ella misma estaba agitada y cansada, pues el combate no era precisamente algo a lo que se hubiera envuelto en más de unas contadas ocasiones, y había tenido ayuda al menos de un arma en mano. Respirando de forma agitada tratando de recuperar aire y compostura, se dejó caer contra la pared, con las manos en las rodillas.
Entonces se hizo consciente de nuevo, de que Ava aún estaba peleando, se extrañó pues se supondría solo quedaba uno de pie, entonces con la poca ayuda de luz nocturna, sólo logro ver ambas figuras, la de ella resaltaba debido a las dimensiones de sus alas, pero la otra era difícil de ver, se movía un poco más rápido que ella, como si sus movimientos se entorpecieran. No sabía que hacer, su magia era meramente visual y mental, y su telequinesis era más bien para usar en el día a día, en tareas insignificantes. Y qué decir del fuego, no era su elemento predilecto.
A pesar del contexto que era algo estresante y sumando su cansancio físico, se concentró de nuevo, sólo que esta vez, su objetivo fue Ava. Que peleaba de cerca, seguramente ella no podría verlo, pues en quién influyó con sus habilidades era el atacante, logró hacer que su magia envolviera aparentemente, a la guerrera alada. Su cuerpo a ojos de quien la tuviese al frente, parecía hacerse más grande, sus ojos y rostro con una apariencia demoníaca y aterradora, y unas alas cubiertas de espinas y garras. El vampiro, que ágil intentó dar una feroz mordida en un brazo quedó anonadado al ver la piel tomar un tono oscuro y opaco, incluso escamoso. Se retiró queriendo mirarla, y lo que sus ojos encontraron fue algo que no vio ni en pesadillas.*(1)
Esos segundos que dieron distracción al cómplice de Viv, o quizá solo un aprovechado de la situación para devorar su cena, fueron suficientes para que la joven de mirada dorada pudiera tomar ventaja y acabar con el asunto. O eso esperaba Itzamaray, quien agotada se tuvo que obligar a sentarse un momento. Era joven, y llena de vida, pero fueron muchos acontecimientos en cuestión de minutos.
-¿Qué es todo esto? Hay demasiados monstruos acechando las calles...- Sentía decepción, una ciudad que había caído en manos humanas, como todo lo que tocan, se va pudriendo en mal.
Viv, por su parte, ya no hacía ruidos. Al menos no gritaba, se quejaba con las manos en el rostro lleno de sangre. Cerca de ella solo había tablas viejas de madera que al tocar se dio cuenta que estaban, de hecho, podridas. Se levantó, con uso de su pierna y sus manos logró quebrar la pieza, obteniendo un extremo algo puntiagudo. Se aproximó a aquella mujer, y colocó la punta en el cuello, usando su propio peso como fuerza, una especie de gritos o sonidos guturales salían de Viv.
Giro el rostro, intentando saber si la chica estaba bien. -¿Ava? ... Es... ¿Estás bien?-
*(1) Terror [nivel 0]: (Hab. Mágica/2 usos/1 turno duracion)Concentro el éter para crear criaturas o escenarios a la vista de sus objetivos, el objetivo será crear el mayor terror que cause un shock o huida. La eficacia puede verse mermada o anulada de acuerdo a los rasgos y/o habilidades mágicas o mentales que pueda tener uno o mas de los objetivos.
Itzamaray
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Re: Donde mora la oscuridad [Libre][Noche][Cerrado]
Herido, e incapaz de extraer la flecha que seguía profundamente clavada en su espalda, el vampiro pasó a ponerse a la defensiva, aprovechando que aún era más rápido que su adversaria para esquivar el peligroso filo del hacha que iba directo hacia él. Tras su primer intento, la cuerva cambió el arma de lado ágilmente y probó con un tajo ascendente, pero de nuevo, su objetivo logró evadir la trayectoria, aunque por los pelos.
Con cada segundo que pasaba, los reflejos del individuo se reducían, no solo por la pérdida de sangre sino porque aquel proyectil había sido imbuido con magia de luz antes de ser disparado, poder que resultaba especialmente eficaz contra las criaturas de la noche. Desesperado, el extraño reunió las fuerzas que le quedaban para escapar de Segadora y se lanzó hacia uno de los brazos de la híbrida con intención de morderla y recuperarse un poco, pero cuando a punto estaba de aferrar la extremidad, ésta se tornó oscura y escamosa.
Sorprendido por el cambio, alzó la vista hacia el rostro de la joven, y el desconcierto dio paso al terror. La mujer bestia parecía sacada de un cuento de esos que se utilizaban para asustar a los niños, los afilados cuernos eran ahora más grandes, igual que toda ella, y su boca estaba llena de amenazantes colmillos. Pero eso no era todo, sus ojos brillaban más que antes, con un aire salvaje, y las alas, que hasta hacía tan solo unos segundos habían sido normales, ahora estaban cubiertas de espinas.
- ¿Qué clase de engendro eres tú? - consiguió pronunciar, creyendo que la mala suerte lo había llevado a toparse con un demonio. Ava se dio cuenta de que temblaba, e ignorando sus palabras, decidió sacar partido de su miedo para terminar con aquella pelea de una vez. Impulsándose con las plumíferas extremidades, acortó la distancia que los separaba tan rápido como pudo y lanzó un ataque en arco, alcanzando de lleno el pecho de su enemigo.
El crujir de los huesos dejó claro que el impacto no solo había traspasado la ropa y cortado la piel, también le había roto alguna que otra costilla, pero por si eso no era suficiente, la morena echó hacia atrás el hacha y volvió a castigar la zona, hundiendo el filo varios centímetros en la carne del vampiro.
Doblándose hacia delante, el maldito comenzó a escupir sangre, pero poco podía hacer ya… todo cuanto lo rodeaba se oscurecía, incluida la silueta del monstruo al que había cometido el error de atacar. Echándose a un lado, la Midgardiana lo siguió con la mirada mientras caía al suelo, quedando boca abajo y dejando con ello la saeta que seguía incrustada en su cuerpo a su alcance.
- ¿Quién habrá sido? Y si quería ayudar... ¿por qué se marchó? - comenzó a cavilar, mientras extraía la flecha por mera curiosidad. - Esta delicadeza y cantidad de detalles… diría que es élfica. - susurró para sí, tras examinar los adornos y las plumas del proyectil. Pero antes de que pudiese seguir aquel hilo de pensamiento, la voz de su aliada la devolvió a la realidad, consiguiendo que se girase para acudir hacia ella a toda prisa.
- ¡Lo siento! - se disculpó, por no haber podido ayudarla contra Viv. - No… no te preocupes, estoy bien, ¿ y tú? - respondió enseguida, ignorando el cansancio y el corte que tenía en el cuello, herida que ya se trataría en cuanto estuviesen en un lugar seguro.
Sintiéndose culpable aún por haberla involucrado, la cuerva cayó entonces en que ni siquiera sabía cómo se llamaba, detalle que la convertía en una desconsiderada. - Per… perdóname, te he puesto en peligro y no sé ni tu nombre. - comentó, sin perder de vista a la timadora, que de momento estaba a merced de la chica y se limitaba a quejarse por el daño que había recibido durante su enfrentamiento.
- ¿Qu… qué deberíamos hacer con ella? - preguntó poco después, convencida de que si la dejaban ir sin más volvería a las andadas tarde o temprano. Como mínimo tendrían que entregarla a las autoridades y explicar lo ocurrido para que los guardias tomasen cartas en el asunto, a menos que la joven tuviese otra idea en mente.
Con cada segundo que pasaba, los reflejos del individuo se reducían, no solo por la pérdida de sangre sino porque aquel proyectil había sido imbuido con magia de luz antes de ser disparado, poder que resultaba especialmente eficaz contra las criaturas de la noche. Desesperado, el extraño reunió las fuerzas que le quedaban para escapar de Segadora y se lanzó hacia uno de los brazos de la híbrida con intención de morderla y recuperarse un poco, pero cuando a punto estaba de aferrar la extremidad, ésta se tornó oscura y escamosa.
Sorprendido por el cambio, alzó la vista hacia el rostro de la joven, y el desconcierto dio paso al terror. La mujer bestia parecía sacada de un cuento de esos que se utilizaban para asustar a los niños, los afilados cuernos eran ahora más grandes, igual que toda ella, y su boca estaba llena de amenazantes colmillos. Pero eso no era todo, sus ojos brillaban más que antes, con un aire salvaje, y las alas, que hasta hacía tan solo unos segundos habían sido normales, ahora estaban cubiertas de espinas.
- ¿Qué clase de engendro eres tú? - consiguió pronunciar, creyendo que la mala suerte lo había llevado a toparse con un demonio. Ava se dio cuenta de que temblaba, e ignorando sus palabras, decidió sacar partido de su miedo para terminar con aquella pelea de una vez. Impulsándose con las plumíferas extremidades, acortó la distancia que los separaba tan rápido como pudo y lanzó un ataque en arco, alcanzando de lleno el pecho de su enemigo.
El crujir de los huesos dejó claro que el impacto no solo había traspasado la ropa y cortado la piel, también le había roto alguna que otra costilla, pero por si eso no era suficiente, la morena echó hacia atrás el hacha y volvió a castigar la zona, hundiendo el filo varios centímetros en la carne del vampiro.
Doblándose hacia delante, el maldito comenzó a escupir sangre, pero poco podía hacer ya… todo cuanto lo rodeaba se oscurecía, incluida la silueta del monstruo al que había cometido el error de atacar. Echándose a un lado, la Midgardiana lo siguió con la mirada mientras caía al suelo, quedando boca abajo y dejando con ello la saeta que seguía incrustada en su cuerpo a su alcance.
- ¿Quién habrá sido? Y si quería ayudar... ¿por qué se marchó? - comenzó a cavilar, mientras extraía la flecha por mera curiosidad. - Esta delicadeza y cantidad de detalles… diría que es élfica. - susurró para sí, tras examinar los adornos y las plumas del proyectil. Pero antes de que pudiese seguir aquel hilo de pensamiento, la voz de su aliada la devolvió a la realidad, consiguiendo que se girase para acudir hacia ella a toda prisa.
- ¡Lo siento! - se disculpó, por no haber podido ayudarla contra Viv. - No… no te preocupes, estoy bien, ¿ y tú? - respondió enseguida, ignorando el cansancio y el corte que tenía en el cuello, herida que ya se trataría en cuanto estuviesen en un lugar seguro.
Sintiéndose culpable aún por haberla involucrado, la cuerva cayó entonces en que ni siquiera sabía cómo se llamaba, detalle que la convertía en una desconsiderada. - Per… perdóname, te he puesto en peligro y no sé ni tu nombre. - comentó, sin perder de vista a la timadora, que de momento estaba a merced de la chica y se limitaba a quejarse por el daño que había recibido durante su enfrentamiento.
- ¿Qu… qué deberíamos hacer con ella? - preguntó poco después, convencida de que si la dejaban ir sin más volvería a las andadas tarde o temprano. Como mínimo tendrían que entregarla a las autoridades y explicar lo ocurrido para que los guardias tomasen cartas en el asunto, a menos que la joven tuviese otra idea en mente.
Ava Kenrith
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Re: Donde mora la oscuridad [Libre][Noche][Cerrado]
Aún algo agitada, se mantuvo sobre Viv, que ya parecía ceder las fuerzas y no prestar mucha resistencia. Y al acercarse la joven alada, Itzamaray no pudo evitar soltar una risilla infantil, ya comenzaba a pensar que atraía los conflictos, pero no le disgustaba realmente. -No te preocupes, esta ciudad tiene un lío a cada vuelta de esquina. Se va volviendo costumbre.- Dicho esto, intentó inspeccionar visualmente a Ava, y notó sangre pero el cabello no le permitía ver bien, necesitaban salir de ahí, y acudir a un lugar seguro para revisar que no fuera grave, aunque cabía la posibilidad de que no fuera la sangre de la chica.
Si no lo hubiera mencionado, ni siquiera habría reparado en ello, pero tampoco se había dado el momento antes, para presentaciones. -Itzamaray, pero puedes llamarme Itza.- Meditó unos momentos, la cuestión acerca de Viv, y esque en verdad sólo había una salida. Al menos era lo que ella consideraba era la mejor decisión.
-No creo que vuelva a ver. Así que para mí existe una salida, silenciarla. Giro el rostro para ver a Ava a los ojos, después de todo era a ella a quien querían estafar, o asesinar quizás. -Hay bastante corrupción en la guardia saldría libre en poco tiempo, y su mejor habilidad es el habla, como ya viste. Puedes quitarle eso o, te sugiero, la mates. No necesita más escoria esta ciudad, una menos.- Levantó la tabla, aprovechando la falta de fuerzas y dejó que Ava tomase su elección. -Hay que darnos prisa, y salir de aquí ahora que aún hay oscuridad. Tengo un lugar donde podemos lavar la sangre y revisar cualquier golpe o herida, sin que nos acusen. Pensó en la anciana, sólo que quizá caminar una distancia considerable, con la sangre que seguramente tendría Ava, levantaría sospecha o la atención incorrecta.
Se alejó hacia la entrada del callejón, mientras Ava terminara de hacer con Viv lo que eligiera, por la amabilidad en su tono de voz esperaba que no hiciera amago por llevarla a autoridades. Esa mujer tenía secuaces, y eso implica a veces, que alguien más está detrás de ellos. Igualmente considero volver a la posada, en realidad ahí parecían valorar tener clientela, cabía la posibilidad de no ser interrogadas por cómo se presentaran de vuelta. -Los arcanistas suelen ser muy celosos de su trabajo, encontrar a un ambulante que se ofrezca a realizar trabajos así sería una extraordinaria situación. Dijo mientras palpaba su cuerpo, como si buscara alguna herida de la que no se percatara antes, debido a lo rápido que fue todo. Lo que más resaltó, la sangre, sus manos aún estaban empapadas de sangre de la timadora, una parte de sí misma estaba maravillada de haber tomado las riendas ella misma. Había logrado reventar sus globos oculares, y sus bestias parecían cada vez más insólitas y feroces, un repentino orgullo la inundó, pero se lo guardó todo para sí. Estaba mejorando, y pronto llegaría el momento de ofrecer su valor a un individuo. Sus pasos que habían sido lentos y pausados, se tropezaron unos metros antes de la calle principal, con un extraño bulto duro y pesado. Se detuvo, e iluminó con un poco de éter concentrado en la mano, inclinándose para ver que logró la joven alada con esa arma imponente. Casi contiguos, un cuerpo abierto prácticamente por la mitad en diagonal, la imagen no la apabulló, pero no la dejó indiferente. Le habría gustado quemarlos para que quedasen atrapados en las llamas por siempre. Pero un incendio y el olor a carne quemada no podría ayudarles en nada.
-¿Haz entrenado toda una vida verdad?- Era natural que, dada la falta de atención en casa, la desnutrición tuviera el efecto en su cuerpo, mucho más pequeño y delgado de lo que debería lucir a su edad. Y a consecuencia, una notable ausencia de fuerza física suficiente para levantar y maniobrar un arma más grande que una daga. Sin embargo, se recordaba qué la magia también era efectiva y algún día bastará para asesinar a quien quiera.
Si no lo hubiera mencionado, ni siquiera habría reparado en ello, pero tampoco se había dado el momento antes, para presentaciones. -Itzamaray, pero puedes llamarme Itza.- Meditó unos momentos, la cuestión acerca de Viv, y esque en verdad sólo había una salida. Al menos era lo que ella consideraba era la mejor decisión.
-No creo que vuelva a ver. Así que para mí existe una salida, silenciarla. Giro el rostro para ver a Ava a los ojos, después de todo era a ella a quien querían estafar, o asesinar quizás. -Hay bastante corrupción en la guardia saldría libre en poco tiempo, y su mejor habilidad es el habla, como ya viste. Puedes quitarle eso o, te sugiero, la mates. No necesita más escoria esta ciudad, una menos.- Levantó la tabla, aprovechando la falta de fuerzas y dejó que Ava tomase su elección. -Hay que darnos prisa, y salir de aquí ahora que aún hay oscuridad. Tengo un lugar donde podemos lavar la sangre y revisar cualquier golpe o herida, sin que nos acusen. Pensó en la anciana, sólo que quizá caminar una distancia considerable, con la sangre que seguramente tendría Ava, levantaría sospecha o la atención incorrecta.
Se alejó hacia la entrada del callejón, mientras Ava terminara de hacer con Viv lo que eligiera, por la amabilidad en su tono de voz esperaba que no hiciera amago por llevarla a autoridades. Esa mujer tenía secuaces, y eso implica a veces, que alguien más está detrás de ellos. Igualmente considero volver a la posada, en realidad ahí parecían valorar tener clientela, cabía la posibilidad de no ser interrogadas por cómo se presentaran de vuelta. -Los arcanistas suelen ser muy celosos de su trabajo, encontrar a un ambulante que se ofrezca a realizar trabajos así sería una extraordinaria situación. Dijo mientras palpaba su cuerpo, como si buscara alguna herida de la que no se percatara antes, debido a lo rápido que fue todo. Lo que más resaltó, la sangre, sus manos aún estaban empapadas de sangre de la timadora, una parte de sí misma estaba maravillada de haber tomado las riendas ella misma. Había logrado reventar sus globos oculares, y sus bestias parecían cada vez más insólitas y feroces, un repentino orgullo la inundó, pero se lo guardó todo para sí. Estaba mejorando, y pronto llegaría el momento de ofrecer su valor a un individuo. Sus pasos que habían sido lentos y pausados, se tropezaron unos metros antes de la calle principal, con un extraño bulto duro y pesado. Se detuvo, e iluminó con un poco de éter concentrado en la mano, inclinándose para ver que logró la joven alada con esa arma imponente. Casi contiguos, un cuerpo abierto prácticamente por la mitad en diagonal, la imagen no la apabulló, pero no la dejó indiferente. Le habría gustado quemarlos para que quedasen atrapados en las llamas por siempre. Pero un incendio y el olor a carne quemada no podría ayudarles en nada.
-¿Haz entrenado toda una vida verdad?- Era natural que, dada la falta de atención en casa, la desnutrición tuviera el efecto en su cuerpo, mucho más pequeño y delgado de lo que debería lucir a su edad. Y a consecuencia, una notable ausencia de fuerza física suficiente para levantar y maniobrar un arma más grande que una daga. Sin embargo, se recordaba qué la magia también era efectiva y algún día bastará para asesinar a quien quiera.
Itzamaray
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Re: Donde mora la oscuridad [Libre][Noche][Cerrado]
En cuanto la joven se presentó como Itzamaray, ambas pasaron a reflexionar sobre el futuro de Viv, que si bien parecía haber perdido el sentido de la vista a causa de sus heridas, aún podía seguir siendo una amenaza. La muchacha aseguró que dada la corrupción de las autoridades, la infame timadora no tardaría mucho en volver a las calles a pesar de lo que había hecho, sugiriendo que lo mejor que podían hacer era eliminarla.
¿Cómo había llegado a una situación tan complicada? Apenas llevaba un par de horas en Sacrestic y ya habían intentado engañarla, obligándola a pelear para defenderse no solo de humanos sino también de un vampiro, y ahora le tocaba decidir qué hacer con la persona que la había metido en todo aquel lío.
No era lo que esperaba al visitar aquellas tierras precisamente, pero su aliada, que a pesar de su juventud se mostraba práctica y tenía las cosas bastante claras, estaba en lo cierto, quitar a Viv de en medio era la mejor opción. Con ello se ahorrarían dar explicaciones a las fuerzas del orden y las posibles represalias que éstos pudiesen tomar en su contra, ya que según las palabras de la chica, la cuerva no podía descartar que siendo forastera, intentasen culparla de lo sucedido también y encerrarla.
- Seré rápida, es lo único que puedo concederte. - susurró, llevando la mano al cinturón para desenvainar su cuchillo de caza, que súbitamente, hundió en el pecho de la mujer. Un lastimero quejido escapó a través de los labios de la estafadora, pero no tardó en dejar de moverse y respirar, cayendo sobre uno de sus costados.
Poniéndose en pie de nuevo, la morena limpió el arma y la devolvió a su sitio, observando el cuerpo inerte de la fémina mientras se preguntaba de cuántos viajeros más se habría aprovechado, y cuántos de ellos habrían perdido la vida por su culpa. - Tenemos que alejarnos de aquí todo lo posible. - murmuró, dándose la vuelta para ir junto a Itza, que haciendo uso de su magia para iluminar un poco el callejón, examinaba los cuerpos de los secuaces de Viv.
- Sí, para vivir en un lugar tan inhóspito como Midgard hay que hacerse fuerte… - contestó, en cuanto se situó junto a ella, con los ambarinos ojos clavados en la luz que descansaba sobre su mano. Aquello nunca dejaba de sorprenderla, por mucho que mirase, el control del éter que poseían los brujos y elfos siempre la dejaba maravillada. Un montón de preguntas al respecto pasaron por su cabeza, para no variar, pero no era el mejor lugar ni el momento adecuado para hacerlas, así que acalló su curiosidad para centrarse en lo realmente importante.
- Deberíamos librarnos de la sangre. - comentó, echando un vistazo a su armadura y agradeciendo que al ser negra, las manchas se notasen menos. Pero había más, los presentes en la taberna las habrían visto salir en compañía de Viv, al menos los más atentos, y podrían llegar a sospechar de ellas en cuanto la noticia de su muerte se extendiese. - Será mejor que nos limpiemos y volvamos a la posada… para dejarnos ver y que no nos relacionen con la pelea. - propuso, la cuestión era dónde librarse de las pruebas sin que las viesen.
Llevando la diestra a su bolso, extrajo un pañuelo y la cantimplora, para humedecer la tela y ofrecérsela a Itzamaray, cuyas manos seguían teñidas de rojo. - Si regresamos sin signos de habernos metido en problemas creo que podremos librarnos, ¿qué te parece? - quiso saber, por si la joven estaba barajando alguna otra opción.
Con un poco de suerte para cuando encontrasen la caótica escena, los guardias creerían que aquellos individuos se habían peleado entre ellos, y si la profundidad de las heridas no les cuadraba con ninguna de las armas solo pensarían que uno de los involucrados había logrado escapar, pero no tendrían más pistas que seguir.
¿Cómo había llegado a una situación tan complicada? Apenas llevaba un par de horas en Sacrestic y ya habían intentado engañarla, obligándola a pelear para defenderse no solo de humanos sino también de un vampiro, y ahora le tocaba decidir qué hacer con la persona que la había metido en todo aquel lío.
No era lo que esperaba al visitar aquellas tierras precisamente, pero su aliada, que a pesar de su juventud se mostraba práctica y tenía las cosas bastante claras, estaba en lo cierto, quitar a Viv de en medio era la mejor opción. Con ello se ahorrarían dar explicaciones a las fuerzas del orden y las posibles represalias que éstos pudiesen tomar en su contra, ya que según las palabras de la chica, la cuerva no podía descartar que siendo forastera, intentasen culparla de lo sucedido también y encerrarla.
- Seré rápida, es lo único que puedo concederte. - susurró, llevando la mano al cinturón para desenvainar su cuchillo de caza, que súbitamente, hundió en el pecho de la mujer. Un lastimero quejido escapó a través de los labios de la estafadora, pero no tardó en dejar de moverse y respirar, cayendo sobre uno de sus costados.
Poniéndose en pie de nuevo, la morena limpió el arma y la devolvió a su sitio, observando el cuerpo inerte de la fémina mientras se preguntaba de cuántos viajeros más se habría aprovechado, y cuántos de ellos habrían perdido la vida por su culpa. - Tenemos que alejarnos de aquí todo lo posible. - murmuró, dándose la vuelta para ir junto a Itza, que haciendo uso de su magia para iluminar un poco el callejón, examinaba los cuerpos de los secuaces de Viv.
- Sí, para vivir en un lugar tan inhóspito como Midgard hay que hacerse fuerte… - contestó, en cuanto se situó junto a ella, con los ambarinos ojos clavados en la luz que descansaba sobre su mano. Aquello nunca dejaba de sorprenderla, por mucho que mirase, el control del éter que poseían los brujos y elfos siempre la dejaba maravillada. Un montón de preguntas al respecto pasaron por su cabeza, para no variar, pero no era el mejor lugar ni el momento adecuado para hacerlas, así que acalló su curiosidad para centrarse en lo realmente importante.
- Deberíamos librarnos de la sangre. - comentó, echando un vistazo a su armadura y agradeciendo que al ser negra, las manchas se notasen menos. Pero había más, los presentes en la taberna las habrían visto salir en compañía de Viv, al menos los más atentos, y podrían llegar a sospechar de ellas en cuanto la noticia de su muerte se extendiese. - Será mejor que nos limpiemos y volvamos a la posada… para dejarnos ver y que no nos relacionen con la pelea. - propuso, la cuestión era dónde librarse de las pruebas sin que las viesen.
Llevando la diestra a su bolso, extrajo un pañuelo y la cantimplora, para humedecer la tela y ofrecérsela a Itzamaray, cuyas manos seguían teñidas de rojo. - Si regresamos sin signos de habernos metido en problemas creo que podremos librarnos, ¿qué te parece? - quiso saber, por si la joven estaba barajando alguna otra opción.
Con un poco de suerte para cuando encontrasen la caótica escena, los guardias creerían que aquellos individuos se habían peleado entre ellos, y si la profundidad de las heridas no les cuadraba con ninguna de las armas solo pensarían que uno de los involucrados había logrado escapar, pero no tendrían más pistas que seguir.
Ava Kenrith
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Re: Donde mora la oscuridad [Libre][Noche][Cerrado]
La respuesta que dio la joven cuerva, le causó algo de intriga, y una parte de comprensión. En efecto, debes hacerte fuerte para el mundo, y envidiaba que ella tuviera una fuerza física tal como para defenderse de quien sea que se pare al frente de ella, como sucedió aquí. Pero tenían que retirarse pronto, así que se puso de pie, y antes de emprender la marcha, aceptó agradecida el paño húmedo y limpió sus manos con él. -¿Estás herida, verdad? .- Preguntó, y le devolvió el paño, para acto seguido colocar su capa corta, cerrada sobre su cuerpo, la capucha, y volver a colocar el velo cubriendo desde debajo de los ojos hasta el cuello.
-No estoy segura de que ir a la posada de nuevo, sea seguro. - Meditó cómo pasar desapercibidas, y buscar un lugar cómodo, y no había muchos lugares a donde ir en ese estado. Y si alguien pregunta, Ava no era precisamente alguien de quien te olvides de haber visto. -A veces, me hospedo en la casa de una anciana, es muy amable y, seguramente aceptará darte un lugar tranquilo para descansar esta noche.- Dudo en decir lo demás, no pretendía ofenderla. -Sólo, me preocupa un poco que llames la atención de los guardias. No eres alguien típico de ver por aquí.- Dijo con un tono tímido. Espero por ella, a que limpiara las salpicaduras de sí, hasta entonces salieron del callejón. Y tomó la dirección contraria de donde habían venido originalmente. En realidad no estaban alejadas de la casa de Ayna, la anciana.
Caminaba despacio, si se apresuraban o se notaban impacientes, seguro serían sospechosas, y no tardarían en llegar los soldados de la ciudad. -Por aquí.- Dijo, a la vez que tomaba la calle de la izquierda. Estuvo en silencio, durante una parte del trayecto, hasta que escuchó pasos, muy uniformes entre sí. Giró el rostro para ver a Ava, quien se notaba al tanto del mismo sonido. Venía aparentemente de una calle adelante, pero mantuvieron la apariencia, caminando como quien no tiene ninguna preocupación por la vida. Los soldados, que no eran más que cuatro de ellos, parecían simplemente patrullar las calles, siguieron entonces su camino y ellas de igual forma, en direcciones contrarias. Tuvieron que caminar varios monutos, pues el ritmo a mantener era de despreocupación, así entonces estuvieron al fin frente a la casa de la anciana.
Una vez ahí podría ayudar un poco a limpiar su armadura y sus heridas. Y sinceramente quería preguntarle cosas sobre su apariencia, por genuino interés en comprender a otras razas. Uso magia para abrir la cerradura, y abrió despacio entrando primero y dejando pasar a la joven. -No es ninguna trampa, mira.- Frente a ellas en la salita de estar, aún dormia sobre su mecedora, la anciana. Volvió a ver a Ava, con una sonrisa suave. -Pasa, hay que curarte.-
-No estoy segura de que ir a la posada de nuevo, sea seguro. - Meditó cómo pasar desapercibidas, y buscar un lugar cómodo, y no había muchos lugares a donde ir en ese estado. Y si alguien pregunta, Ava no era precisamente alguien de quien te olvides de haber visto. -A veces, me hospedo en la casa de una anciana, es muy amable y, seguramente aceptará darte un lugar tranquilo para descansar esta noche.- Dudo en decir lo demás, no pretendía ofenderla. -Sólo, me preocupa un poco que llames la atención de los guardias. No eres alguien típico de ver por aquí.- Dijo con un tono tímido. Espero por ella, a que limpiara las salpicaduras de sí, hasta entonces salieron del callejón. Y tomó la dirección contraria de donde habían venido originalmente. En realidad no estaban alejadas de la casa de Ayna, la anciana.
Caminaba despacio, si se apresuraban o se notaban impacientes, seguro serían sospechosas, y no tardarían en llegar los soldados de la ciudad. -Por aquí.- Dijo, a la vez que tomaba la calle de la izquierda. Estuvo en silencio, durante una parte del trayecto, hasta que escuchó pasos, muy uniformes entre sí. Giró el rostro para ver a Ava, quien se notaba al tanto del mismo sonido. Venía aparentemente de una calle adelante, pero mantuvieron la apariencia, caminando como quien no tiene ninguna preocupación por la vida. Los soldados, que no eran más que cuatro de ellos, parecían simplemente patrullar las calles, siguieron entonces su camino y ellas de igual forma, en direcciones contrarias. Tuvieron que caminar varios monutos, pues el ritmo a mantener era de despreocupación, así entonces estuvieron al fin frente a la casa de la anciana.
Una vez ahí podría ayudar un poco a limpiar su armadura y sus heridas. Y sinceramente quería preguntarle cosas sobre su apariencia, por genuino interés en comprender a otras razas. Uso magia para abrir la cerradura, y abrió despacio entrando primero y dejando pasar a la joven. -No es ninguna trampa, mira.- Frente a ellas en la salita de estar, aún dormia sobre su mecedora, la anciana. Volvió a ver a Ava, con una sonrisa suave. -Pasa, hay que curarte.-
Itzamaray
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Re: Donde mora la oscuridad [Libre][Noche][Cerrado]
- ¿Esto? No es grave, no te preocupes… - contestó a la joven, llevándose una mano al cuello. El corte era solo superficial y ya apenas sangraba, bastaría con que lo limpiase y se vendase durante unos días para dejarlo sanar. Lo siguiente que dijo Itza era que no veía seguro regresar a la posada, ofreciendo la casa de una anciana a la que conocía como lugar al que ir a librarse de los restos de sangre y recuperarse tras la pelea. El problema era que debían pasar lo más desapercibidas posible hasta llegar a la vivienda, y en su caso, teniendo en cuenta los llamativos rasgos de bestia que poseía, ésto no era tan sencillo.
- Está bien, in… intentaré no llamar la atención… - susurró, plegando las alas tanto como pudo para que quedasen completamente pegadas a su cuerpo, quizá de ese modo, con la oscuridad de la noche, los guardias no reparasen en ellas. Dicho esto tomó el pañuelo que la muchacha le tendía y volvió a humedecerlo para retirar las salpicaduras de sangre que manchaban su armadura.
- Ya estoy. - la avisó, y en silencio, comenzó a andar junto a la hechicera, manteniendo un paso tranquilo para no levantar sospechas si llegaban a cruzarse con alguien durante el trayecto. Casi como si le hubiesen leído la mente, el sonido de unos pasos que se acercaban la puso en alerta, pero hizo lo posible por actuar con normalidad. - Son varios… tres… no, diría que cuatro… están justo ahí delante. - murmuró con un hilo de voz, sin saber si su aliada podría escucharla. Gracias a su agudo sentido del oído era capaz de distinguir las diferentes formas de caminar de los sujetos, pero no solo eso, también estaban los metálicos crujidos de sus armaduras al moverse, sin duda debían ser guardias.
¿Les dirían algo al verlas deambular por las calles a aquellas horas? ¿Intentarían averiguar a dónde iban o de dónde venían? Esas preocupaciones ocuparon la mente de la cuerva de inmediato, pero para su sorpresa, los soldados ni siquiera les dirigieron la palabra al cruzarse con ellas, siguieron de largo, más interesados en terminar su ronda nocturna que en las personas con las que se iban encontrando. - Supongo que en un lugar como este no es raro que la gente vaya por ahí de noche… - pensó, recordando que seguía estando en territorio de vampiros.
- Solo espero que no se acerquen al callejón. - continuó cavilando, sin perder de vista a la bruja. Cuanto más tardasen en descubrir los cadáveres más margen tendrían para alejarse de allí, que era lo que les interesaba en aquel momento.
Itza se detuvo de pronto ante una casa, y dando por hecho que habían alcanzado su destino, Ava hizo lo propio, manteniéndose detrás de la chica mientras ésta se encargaba de abrir la puerta, usando de nuevo sus poderes. Aquel detalle despertó aún más el interés de la Midgardiana, pues no dejaba de descubrir nuevas y diversas utilidades a la magia, pero a la vez la preocupó un poco… si cualquier usuario de aquel don podía usarlo para entrar donde quisiese, la sensación de seguridad que daba una cerradura no sería más que un engaño.
Desde la entrada, los ambarinos ojos de la mujer bestia pudieron atisbar la silueta de la anciana que le había mencionado, durmiendo plácidamente en su mecedora. - Sé que no es una trampa… después del problema en que te he metido y de que me ayudases, no desconfiaría de ti… - susurró en respuesta a las palabras de la joven, pasando al interior tratando de no hacer ruido.
No quería despertar a la señora, así que se limitaría a seguir a Itzamaray hasta el lugar que creyese adecuado para examinar el corte que le había causado el vampiro, y con un poco de suerte, aprovecharía que estaban a salvo para hacerle un par de preguntas acerca de sus poderes.
¿Cómo había creado a aquellas criaturas? ¿Acaso podía manipular el éter para dar forma a ilusiones? Eso tendría sentido, y había leído algo acerca del tema durante su estancia en Beltrexus, pero no era lo mismo imaginarlo en base a lo que contenían los libros que verlo en persona.
- Está bien, in… intentaré no llamar la atención… - susurró, plegando las alas tanto como pudo para que quedasen completamente pegadas a su cuerpo, quizá de ese modo, con la oscuridad de la noche, los guardias no reparasen en ellas. Dicho esto tomó el pañuelo que la muchacha le tendía y volvió a humedecerlo para retirar las salpicaduras de sangre que manchaban su armadura.
- Ya estoy. - la avisó, y en silencio, comenzó a andar junto a la hechicera, manteniendo un paso tranquilo para no levantar sospechas si llegaban a cruzarse con alguien durante el trayecto. Casi como si le hubiesen leído la mente, el sonido de unos pasos que se acercaban la puso en alerta, pero hizo lo posible por actuar con normalidad. - Son varios… tres… no, diría que cuatro… están justo ahí delante. - murmuró con un hilo de voz, sin saber si su aliada podría escucharla. Gracias a su agudo sentido del oído era capaz de distinguir las diferentes formas de caminar de los sujetos, pero no solo eso, también estaban los metálicos crujidos de sus armaduras al moverse, sin duda debían ser guardias.
¿Les dirían algo al verlas deambular por las calles a aquellas horas? ¿Intentarían averiguar a dónde iban o de dónde venían? Esas preocupaciones ocuparon la mente de la cuerva de inmediato, pero para su sorpresa, los soldados ni siquiera les dirigieron la palabra al cruzarse con ellas, siguieron de largo, más interesados en terminar su ronda nocturna que en las personas con las que se iban encontrando. - Supongo que en un lugar como este no es raro que la gente vaya por ahí de noche… - pensó, recordando que seguía estando en territorio de vampiros.
- Solo espero que no se acerquen al callejón. - continuó cavilando, sin perder de vista a la bruja. Cuanto más tardasen en descubrir los cadáveres más margen tendrían para alejarse de allí, que era lo que les interesaba en aquel momento.
Itza se detuvo de pronto ante una casa, y dando por hecho que habían alcanzado su destino, Ava hizo lo propio, manteniéndose detrás de la chica mientras ésta se encargaba de abrir la puerta, usando de nuevo sus poderes. Aquel detalle despertó aún más el interés de la Midgardiana, pues no dejaba de descubrir nuevas y diversas utilidades a la magia, pero a la vez la preocupó un poco… si cualquier usuario de aquel don podía usarlo para entrar donde quisiese, la sensación de seguridad que daba una cerradura no sería más que un engaño.
Desde la entrada, los ambarinos ojos de la mujer bestia pudieron atisbar la silueta de la anciana que le había mencionado, durmiendo plácidamente en su mecedora. - Sé que no es una trampa… después del problema en que te he metido y de que me ayudases, no desconfiaría de ti… - susurró en respuesta a las palabras de la joven, pasando al interior tratando de no hacer ruido.
No quería despertar a la señora, así que se limitaría a seguir a Itzamaray hasta el lugar que creyese adecuado para examinar el corte que le había causado el vampiro, y con un poco de suerte, aprovecharía que estaban a salvo para hacerle un par de preguntas acerca de sus poderes.
¿Cómo había creado a aquellas criaturas? ¿Acaso podía manipular el éter para dar forma a ilusiones? Eso tendría sentido, y había leído algo acerca del tema durante su estancia en Beltrexus, pero no era lo mismo imaginarlo en base a lo que contenían los libros que verlo en persona.
Ava Kenrith
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Re: Donde mora la oscuridad [Libre][Noche][Cerrado]
La noche aún no acaba, pero lograron llegar a buen sitio para pasar, las horas restantes de la misma, y en las cuales estar fuera complicaría mucho más su seguridad. Al entrar Ava, la bruja cerró la puerta detrás, y la guió hacia donde yacía el fogón y la mesa donde solía preparar los alimentos la anciana, ahí mismo había unos cuencos con agua y paños limpios para diferentes tareas en la cocina, tomó uno de ellos, y lo remojó en un cuenco. Mientras que pensaba si no sería quizá demasiado maleducado preguntar acerca de sus orígenes y el cómo logró ser así de hábil con un arma.
Dada en su tarea, exprimió el exceso de agua, y se ofreció a ayudarla, en efecto el corte no era demasiado largo ni tan profundo, pero se preguntaba cuántas personas no pasan por esa misma suerte, y no le preocupaban tanto los humanos, siendo que en su mayoría eran los causantes de conflictos, asaltos y otras fechorías siempre a quien fuera mucho más débil que ellos. Una naturaleza que personalmente comenzaba a detestar cada vez más.
La anciana en la estancia de entrada, aún estaba profundamente dormida. No hicieron demasiado ruido realmente, y le ofreció a la joven, tomar una ducha en la parte trasera de lo que era la cocina, quizá estaba cansada y cargando en el cuerpo aquella armadura supuso que también le hacían sudar. Entregó unos paños afelpados, y un frasquito con aceites esenciales, la llevó hasta ahí y dejó que tomara su tiempo. Mientras tanto, tomó unas frutas y las dejó sobre la mesa, ahí permaneció pensando un poco en lo que sucedió, indagando si quizás en el futuro ella podría lograr defenderse por sí misma, y en consecuencia ser capaz de ayudar al vampiro con cualquier cometido que tuviera en mente. Suspiró, anhelante, llevándose una jugosa fruta cítrica a la boca.
Al final de su refrescante ducha, ambas jóvenes compartieron un poco de tiempo haciendo algunas preguntas sobre la otra, sin ser demasiado íntimas aquellas cuestiones, una charla de la que, Itzamaray tenía una espina acerca de si ésto era tener una amistad o si podría obtenerlo de ella.
Dada en su tarea, exprimió el exceso de agua, y se ofreció a ayudarla, en efecto el corte no era demasiado largo ni tan profundo, pero se preguntaba cuántas personas no pasan por esa misma suerte, y no le preocupaban tanto los humanos, siendo que en su mayoría eran los causantes de conflictos, asaltos y otras fechorías siempre a quien fuera mucho más débil que ellos. Una naturaleza que personalmente comenzaba a detestar cada vez más.
La anciana en la estancia de entrada, aún estaba profundamente dormida. No hicieron demasiado ruido realmente, y le ofreció a la joven, tomar una ducha en la parte trasera de lo que era la cocina, quizá estaba cansada y cargando en el cuerpo aquella armadura supuso que también le hacían sudar. Entregó unos paños afelpados, y un frasquito con aceites esenciales, la llevó hasta ahí y dejó que tomara su tiempo. Mientras tanto, tomó unas frutas y las dejó sobre la mesa, ahí permaneció pensando un poco en lo que sucedió, indagando si quizás en el futuro ella podría lograr defenderse por sí misma, y en consecuencia ser capaz de ayudar al vampiro con cualquier cometido que tuviera en mente. Suspiró, anhelante, llevándose una jugosa fruta cítrica a la boca.
Al final de su refrescante ducha, ambas jóvenes compartieron un poco de tiempo haciendo algunas preguntas sobre la otra, sin ser demasiado íntimas aquellas cuestiones, una charla de la que, Itzamaray tenía una espina acerca de si ésto era tener una amistad o si podría obtenerlo de ella.
Itzamaray
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