Doble o nada [Desafío: Un mundo sin sueños]

Pequeñas gotas de agua discurrieron por las mejillas de Eilydh a medida que el mayor contenido de la cantimplora en su bolso de viaje vertía sobre sus labios de manera ansiosa. Como si llevase días sin encontrar el remedio a su sed y aquel agua fuese un manjar por el que había luchado horas.

Por supuesto aquello no era así.


Tanto la elfa como el tigre a su lado llevaban menos de 2 horas sin parar en su camino desde Roilkat a Lunargenta y en aquel trayecto Eilydh había ahogado  su necesidad de cualquier otra sustancia que  no fuese la resina que llevaba consumiendo al menos tres años con la humedad de aquel líquido.

Aquello no era ni lo suficientemente potente como amainar su adicción ni tampoco remediaba la ira incipiente producto de la resaca emocional de los últimos días. Aún así, notar el frescor del agua en sus labios resecos parecía recordarle que aquello tan solo era el comienzo del principio, y que todo estaría bien.

Pronto.

Los pasos toscos del tigre no la habían abandonado desde su reencuentro. Eilydh notaba que el animal estaba cauteloso a su alrededor y aún no se explicaba como había conseguido convencerlo para que la creyese 'renacida'. El tigre deseaba confiar, y algo en la elfa le decía que de no haber sido por aquella oportunidad, aún seguiría deambulando por las calles de Roilkat de manera perdida, con mucho más que simple agua en su estómago y su cerebro.

Le ofreció el resto del contenido al animal que por primera vez en las últimas dos horas aceptó su ofrecimiento. Mientras bebía Eilydh sopesó sus posibilidades.

Lunargenta era un punto flaco en sus emociones. La última vez que había pisado sus calles lo había hecho con un motivo muy diferente. Con la visión perenne de cierta persona en su cabeza y la tranquilidad de saberse segura entre sus calles. En aquella ocasión, Lunargenta era un laberinto vacío de cualquier familiaridad a la que la elfa pudiera haber estado atada en algún momento. Distinto  a la ciudad que dejò hacía tres años.

Pero ella también era distinta.

No recordaba que el peso de su armadura hubiese sido tan presente la última vez que la llevó, aunque por supuesto hacía tres años sus músculos habrían marcado cada uno de los puntos de amarre de la misma, donde ahora solo había espacio vacío, piel y huesos.

A un lado de su cintura Karma era el sosiego que le daba la seguridad de avanzar. No había perdido sus habilidades con la  espada y el recuperarla había sido la confirmación que necesitaba para aventurarse a dejar la comodidad nociva de Roilkat.

En algún momento en particular el día se había tornado noche y para cuando ambas figuras alcanzaron el laberinto de calles que los llevaba hasta Lunargenta, la luz de la luna era la única guía en el camino de ambos.

Ambos caminaron en silencio durante las primeras calles evitando según que callejones de manera sutil. Eilydh agradeció de manera interna que el tigre la guiase de manera concienzuda, y a medida que se acercaron al epicentro de la ciudad, el bullicio de más y más personas pasó de ser una incidencia separada a un continuo.

Los cuerpos en vela caminaban a menudo sin rumbo de aquí para allá. Todos compuestos por las mismas ojeras profundas y la mirada desquiciada de alguien que lleva días sin dormir.

El animo volátil  pausado de la elfa comenzó a incentivarse al descubrir que lejos de quietud y soledad, Lunargenta se había tornado en un bullicio de locura de cuerpos errantes.  

Caminar por las calles se les tornó complicado a medida que llegaban al centro y para el momento exacto en el que alcanzaron la casa de la guardia, lugar que Eilydh conocía de sobra había sido empujada y zarandeada al menos tres veces.

-No… estás contento de regresar a Lunargenta, Ashy…- dijo la chica apresurándose a moverse de entre dos mujeres ambas vestidas con enaguas típicas ropas de cama y ambas llevando un candil.

Una de ellas se giró para mirarla durante un segundo, con los ojos tan solo fijos en ella lo suficiente como para identificarla como persona y volvió a su caminar errante esta vez musitando palabras en susurros.

El tigre la incentivó a caminar golpeándola levemente con su cabeza, pero era demasiado tarde.

Las puertas de la antigua herrería se fundían con los muros antaño perfectamente encalados. Los goznes habían dado de si y un remolino de emociones se instaló en la cabeza de la elfa recordando las manos curtidas que abrían día si y día también aquellas puertas invitando a adentrarse en la fragua del centro. El cartel con el nombre deteriorado por el paso del tiempo terminó de  sumirla en los recuerdos y tragó saliva con los ojos húmedos.


-Necesito un trago…- susurró.

Ash’alá rugió a modo de protesta. La elfa entendió que aquello no había sido el trato.

-Llevamos caminando… horas. Esta ciudad está rota… Te juro que no recordaba que esta armadura pesase tanto.  Si quiero un trago… voy a comprarme un…


No pudo terminar la frase.

La primera embestida la tomó por sorpresa, desplazando su posición unos pasos a la derecha. Su ánimo, ya sumido en la oscuridad de los recuerdos y la falta de alcohol estaba al borde del colapso y la segunda embestida por parte lo que parecía ser la misma persona dos veces fue la gota que colmó el vaso.


La chica no lo pensó demasiado y las palabras nacieron de sus labios con la fiereza de haber estado dormidas años. Ash’alá tampoco lo esperaba y aunque exagerada, su montura acudió a su llamada de manera mágica.


-Aiya- pronunció. [1]

El cuerpo de Ahs’alá apareció frente a ella con un salto y tambaleó el suelo en su perímetro con la certeza de saberse ganador.

La segunda figura que acababa de embestir en su carrera a Eilydh cayó al suelo de manera automática y Eilydh aprovechó para agarrarlo por el cuello mientras con la diestra posaba la hoja de karma sobre el cuello.


Ash’alá decidió sentarse sobre él para retenarlo mientras Eilydh recorrió los apenas 3 metros que la separaban de la persona que la había embestido en primera instancia. Su cuerpo menudo y acostumbrado a hacerse uno con las calles de Roilkat le permitió esquivar a los demás cuerpos y cuando la figura estuvo a tiro, la chica lanzó la bombarda de manera certera. [2]

Esta rebotó en el hombre con una leve humareda y durante dos segundos mantuvo en velo a la chica, que se preguntó si había funcionado. Tan solo para descubrir que los pasos a la carrera del primer hombre eran ahora pasos de samba sobre si mismo.

Se acercó a el y ayudada de Karma dirigió sus pasos de baile hasta donde Ash’alá mantenía a raya al segundo. El tigre se había tumbado a lo largo de uno de las piernas y un brazo del hombre que profería gemidos de dolor tratando de librarse del peso del animal.

Por su parte el tigre parecía de un mejor humor que minutos antes. Eilydh estaba segura que escucharla hablar en elfo después de tantos años y sentirse de nuevo invocado tan solo lo había hecho feliz.

-Ahora no…- dijo evitando rascarle la barriga al tigre- Mejor… preguntémosle a estos dos señores donde iban con tanta prisa que ni siquiera se preocuparon en disculparse al chocarse con una dama…

Eilydh  mantenía la espada apuntando a la figura que seguía bailando de manera contínua una samba silenciosa. Sus facciones molestas y con urgencia en sus ojos. Incapaz de dejar de hacer aquello pero  intentando parar por todos sus medios de manera inútil.


-¿Y bien?- dijo, perdiendo la paciencia.


Off-


[1] Rugido [Mágica](1 uso por tema) El vínculo entre Ash'alá y Eilydh  le permite invocarlo acudiendo a ella allá donde esté. Cuando Eilydh lo llama en elfico: Aiya (Salve en elfico)  el tigre aparece frente a ella esté donde esté con un salto cuya fuerza es capaz de derrumbar a alguien que se encuentre en un radio de 2 metros de Eilydh.


[2] Uso Poción de Baile [Consumible][2 1 uso]

Eilydh estaba comenzando a impacientarse.

Lunargenta no era un lugar silencioso y pacífico en sus mejores días. Ni que decir tenía que teniendo en cuenta la falta de sueño de la población general los ánimos estaban al borde del colapso. El colapso vino acontecido por las palabras del hombre gemelo 1: Quien intentaba desquitarse del amarre de Ash'alá y parecía haber ganado una batalla silenciosa contra los habitantes de Lunargenta que de pronto... creían cualquier palabra que saliese de sus labios.


-Curioso... - dijo la elfa mirando aquí y allá mientras los hombres tiraban de un lado a otro acusaciones que no esclarecían mucho la situación.- Es curioso que mientras nuestro amigo danzarín tan solo intenta escapar y salir de aquí... Tú bajo mi tigre insistes en matarlo sin siquiera un juicio justo acerca de los crímenes que dices, se le asignan- dijo la chica.

Se llevó la mano al bolsillo de manera disimulada  mientras el resto del pueblo seguía acercándose a la figura más cercana a ella. Con disimulo encendió la pequeña pirámide de incienso que había sacado de sus ropas y una nube de olor y humo se proyectó sobre el grupo de personas que pretendían hacer de justicia en plena calle. Se aseguró de subirse el cuello de su atuendo para no olerlo también, protegiendo al gemelo numero 2 con su cuerpo para que esto tampoco le sucediese a él. [1]

Eilydh esperaba que en el momento exacto en el que el olor se sumiese en las narices de aquellos pueblerinos entrometidos, todos tuviesen la visión colectiva de estar dentro de un edificio sobrio sin ventanas y posicionarse  en una cola enorme hasta un  único lavabo. Todos necesitando usarlo de manera desesperada y sabiendo que es el único lugar a la redonda donde poder hacer sus necesidades.La prisa, urgencia y deseo de entrar al baño entreteniendo la mente de todos lo suficiente como para preocuparse por algo más... a no ser que quisiesen tener un accidente.


Aprovechó los efectos de su objeto para conversar con ambos hombres tras ella

-No, se... pero suelo  dudar de  la moral de alguien que intenta tomarse la justicia por su parte sin ni siquiera explicar con datos reales las razones para... esa rabia- Eilydh sonrió mas para si que para nadie, entendiendo bastante bien la rabia que el hombre sentía y que era la misma que solía invadirla a ella- O... ¿quizás es que no te acuerdas?- añadió mirando al hombre bajo Ash'alá.-No se quien será el tal señor Keith, ni el parentesco contigo en particular como para que te tornes seguro de que necesitas un ojo por el suyo.... y sin embargo puedo imaginar que si que tenéis algún tipo de parentesco entre vosotros- dijo teniendo en cuenta que ambos eran idénticos- O al menos la familiaridad o habilidad  suficiente como para crear una ilusión tan detallista del otro....-


-Digamos que no me gusta precipitarme, y aunque créeme, mi espada esta deseosa de probar sangre tras un periodo de hibernación grande... No estoy en una situación en la que se me permita  cometer errores así que quizás me gustaría comprobar hasta qué punto lo que ambos decís es verdad.


Se posicionó al lado del hombre bailarīn con Karma en su mano apuntando al cuello del hombre mientras con la otra agarraba su cintura.Con un leve gesto de la cabeza indicó a Ash'alá que cambiase su postura. El tigre se alzó durante un segundo y mordió el brazo del hombre al que había estado aplastando, asegurándose de que no escapase. Un grito de dolor escapó de sus labios.

Su tigre solía obedecer sus órdenes de manera certera, sin embargo algo en la naturaleza felina de Ash'alá parecía alterarse ante el contacto del hombre al que sujetaba su cuerpo.


-Ups.. Perdón no se que bicho le ha....- dijo Eilydh a modo de disculpa, aunque recelosa por  aquella actitud. Cayó quizás en la cuenta de algo...Miró al hombre a su lado, que seguía bailando pero ahora con menos intensidad y al que agarró antes de que frenase por completo.


-Me pregunto...- volvió a llevar su mano al pequeño bolso que cargaba en su cintura y de nuevo sacó un pequeño espejo algo roto y con poca vida.- Me pregunto si quizás tu reflejo es tan claro en este espejo como el mío.-


Eilydh pasó su espejo por delante de ambos dos hombres. Esperando que en alguno de los dos escenarios la nitidez de la imagen que esperaba encontrar se tornase borroso.


Sin duda alguna aquello sería la confirmación que esperaba  y significaría que uno de aquellos hombres era sin duda un suplantador  y como tal lo identificaría a la guardia.




----Off:

Incienso de Jólmundröm [consumible][2 conos]
Al quemarse, produce en quienes respiren su humo un estado de conciencia alterado capaz de provocar visiones, individuales o colectivas. Puede usarse tanto con fines recreativos como para distraer enemigos. En este último caso, la distracción durará un turno y deberéis aseguraros de no respirar también el humo del incienso.