Sol de medianoche [Desafío: Un mundo sin sueños]
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Sol de medianoche [Desafío: Un mundo sin sueños]
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Sol de medianoche
6 días antes del colapso: Academia Hekshold
La luz del sol se filtraba por las ventanas de las torres de la academia, donde los estudiantes debían practicar sus hechizos más complejos hasta el anochecer, pero en ese momento ya se habían marchado. El cielo estaba nublado pero brillante, y una suave brisa surcaba el territorio de los brujos. Se oía el canto de los pájaros y el murmullo de las fuentes. Era un día perfecto para relajarse y disfrutar de la belleza del mundo.
Un único problema impedía que los alumnos, profesores y el resto del personal disfrutaran de aquel magnífico día, uno solo que no podía ignorarse.
Era de noche.
Un grupo con los más hábiles hechiceros realizaron conjuros para disipar el falso sol que nació dos días antes. Anhelaban recuperar el cielo nocturno, como si eso pudiera siquiera ayudarlos a recuperar también la capacidad de dormir, y sus intentos resultaban infructuosos.
Una de las nubes en el cielo se abrió atravesada por una enorme criatura de pelaje blanco; un bégimo había llegado, y sobre él venía la ayuda que Belov había notificado a los catedráticos que enviaría, aunque no había sido para aquel caso en particular.
Corlys, el vampiro que había contribuido en la captura de la falsa Reike, era parte del grupo conformado mayormente por dragones, solicitado para este trabajo por el mismo Belov. Fue la primera opción indiscutible, ya que el viejo niño no encontró a Oromë ni a Zelas para contratarlos. Pero le interesaría más saber si ese pequeño sol lo calcinaría, pero, para su alivio, ni siquiera sentiría calor.
Sobre sus compañeros dragones, lo único que el vampiro podría llegar a saber sobre ellos es que decían ser parte del ejército de Dundarak. Eso y que tenían mal carácter.
El bégimo descendió frente a la entrada de la academia, donde ya le esperaba una joven estudiante de anteojos enormes y cabello castaño recogido en un moño, el cual se asemejaba más el nido hecho por un ave miope con problemas de esquizofrenia.
Al aterrizar, seis de los siete guardias bajaron sin perder el tiempo y uno de ellos, Boryslav, de barba incipiente, notables ojeras y cabello negro y descuidado, fue el primero en hablar.
-¿Dónde están los catedráticos?- exigió, sobresaltando a la joven. Ella se acomodó los anteojos y, titubeante, se esforzó en responder -Los catedráticos están ocupados ahora, lo siento. Surgió… algo… y… llevan unos días en eso. Y… Este…- Estaba agotada, los pensamientos no se articulaban bien después de varios días sin dormir -Tranquila, habla con calma. No te comeremos- dijo Boryslav controlando su tono, antes de observar el pequeño sol y a los magos que intentaban deshacerlo -Kira, una biocibernética, pues, raptó a Ian Egdecomb… hace un par de días, justo cuando apareció este sol, pero nadie sabe por qué lo haría- explicó la joven.
Los guardias se miraron unos a otros, consternados por semejante noticia. Los murmullos iniciaron. Se preguntaban qué debían hacer, sobre lo absurdo que sería esperar con los brazos cruzados. Ian era sumamente torpe y por lo tanto peligroso; además de su pobre control sobre un inmenso poder, no estaba del todo bien de la cabeza en condiciones normales, mucho menos en estos días sin sueños. La prioridad era llegar hasta él cuanto antes. Si Kira era un problema, entonces…
La última persona que la vio fue Adda Lovelace- siguió explicando la joven -La vio llevándose a Ian hacia algún lado, pero en el momento no lo interpretó como lo que fue- El guardia reflexionó sobre ello -¿Kira ha actuado extraño antes de este incidente?- preguntó -Pues, no lo sé, yo siempre la he considerado… rara, la verdad. Pero la catedrática Adda sí dijo algo sobre que había aprendido cosas nuevas de su visita a Dundarak y que le preocupaba- Al escuchar las palabras de la chica, el soldado asintió para sí mismo -Entiendo, no queremos molestarlos ahora, pero necesitamos hablar con un catedrático: es por un mensaje que el señor Belov necesita que reciban- mintió.
Ella dudó unos momentos y se marchó con prisa, dejando a los guardias y Corlys solos para discutir qué hacer a continuación. El dragón se volvió hacia sus compañeros, los observó uno a uno y se detuvo en Corlys. Tensó la mandíbula; no le agradaba nada que tres aventureros salidos de la nada fueran más considerandos por Belov que los congéneres de este, por culpa del incidente con la falsa Reike -Dame la brújula espejo- le pidió al guardia que seguía en el bégimo. Este, tras rebuscar un poco, le lanzó el objeto. Boryslav lo atrapó con una mano y activó el hechizo -Corlys, ¿no? Dime, tienes experiencia encontrando a mujeres idas de la cabeza. ¿Alguna idea para tratar con esta Kira?- preguntó con una sonrisa que falló en parecer amistosa.
Mientras tanto, aquella escena era observada por Adda Lovelace, desde el balcón de su recámara, situada en la torre más alta. La habitación estaba llena de libros, pergaminos, mapas y, en especial, pócimas de distintos colores, olores y en frascos de formas variadas. En una esquina había una cama con dosel, cubierta por una manta de lana tejida con símbolos arcanos. Destino estaba de pie, frente a una pared donde había espejo ovalado, con un marco dorado y ornamentado. El elfo tenía la mirada perdida en el objeto.
… y eso es lo que debes hacer por nosotros- decía Adda. Al no obtener respuesta, se volvió hacia el elfo, que salió en ese momento del trance en el que estaba sin recordar cómo había llegado al lugar. Ella lo miró con preocupación -¿Estás bien? Te has comportado extraño- dijo Adda y lo observó detenidamente -Despierta, que no tenemos tiempo que perder- Miró al exterior, al grupo de Corlys -Ve con ellos, tienen un espejo que los llevará hasta Kira. No importa si los ayudas o les quitas ese artefacto mágico, encuentra a Kira y haz lo que mejor sabes hacer.
∞ Les damos la bienvenida, Corlys el Ordeñado y Destino el Azaroso, a esta ronda de desafíos que pondrá a prueba sus capacidades para resolver el misterio que está causando estragos en Aerandir.
∞ En la primera parte de este desafío deberán unirse para buscar a [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], pues los dragones tienen una brújula espejo, que señalará en qué dirección se ubica la persona en la que piensen. No obstante, Corlys, ya que conoces un poco a estos dragones, tendrás que decidir si acompañarlos o encontrar una manera de sabotearlos o buscar solo, si crees que no resolverán el conflicto como te agrade.
∞ Entropía, por tu parte, necesitas la brújula espejo para encontrar a Kira, como lo pidió [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. No importa cómo lo hagas, pero intenta ser discreto si recurres a métodos cuestionables. Además, en esta ronda deberás lanzar una runa que será determinante en tu presencia.
∞ Por ahora, eso es de lo que deberán ocuparse. No obstante, el final de este desafío podría tener desenlaces diferentes de acuerdo a las acciones y decisiones que tomen. Sean cautelosos.
Un único problema impedía que los alumnos, profesores y el resto del personal disfrutaran de aquel magnífico día, uno solo que no podía ignorarse.
Era de noche.
Un grupo con los más hábiles hechiceros realizaron conjuros para disipar el falso sol que nació dos días antes. Anhelaban recuperar el cielo nocturno, como si eso pudiera siquiera ayudarlos a recuperar también la capacidad de dormir, y sus intentos resultaban infructuosos.
Una de las nubes en el cielo se abrió atravesada por una enorme criatura de pelaje blanco; un bégimo había llegado, y sobre él venía la ayuda que Belov había notificado a los catedráticos que enviaría, aunque no había sido para aquel caso en particular.
Corlys, el vampiro que había contribuido en la captura de la falsa Reike, era parte del grupo conformado mayormente por dragones, solicitado para este trabajo por el mismo Belov. Fue la primera opción indiscutible, ya que el viejo niño no encontró a Oromë ni a Zelas para contratarlos. Pero le interesaría más saber si ese pequeño sol lo calcinaría, pero, para su alivio, ni siquiera sentiría calor.
Sobre sus compañeros dragones, lo único que el vampiro podría llegar a saber sobre ellos es que decían ser parte del ejército de Dundarak. Eso y que tenían mal carácter.
El bégimo descendió frente a la entrada de la academia, donde ya le esperaba una joven estudiante de anteojos enormes y cabello castaño recogido en un moño, el cual se asemejaba más el nido hecho por un ave miope con problemas de esquizofrenia.
Al aterrizar, seis de los siete guardias bajaron sin perder el tiempo y uno de ellos, Boryslav, de barba incipiente, notables ojeras y cabello negro y descuidado, fue el primero en hablar.
-¿Dónde están los catedráticos?- exigió, sobresaltando a la joven. Ella se acomodó los anteojos y, titubeante, se esforzó en responder -Los catedráticos están ocupados ahora, lo siento. Surgió… algo… y… llevan unos días en eso. Y… Este…- Estaba agotada, los pensamientos no se articulaban bien después de varios días sin dormir -Tranquila, habla con calma. No te comeremos- dijo Boryslav controlando su tono, antes de observar el pequeño sol y a los magos que intentaban deshacerlo -Kira, una biocibernética, pues, raptó a Ian Egdecomb… hace un par de días, justo cuando apareció este sol, pero nadie sabe por qué lo haría- explicó la joven.
Los guardias se miraron unos a otros, consternados por semejante noticia. Los murmullos iniciaron. Se preguntaban qué debían hacer, sobre lo absurdo que sería esperar con los brazos cruzados. Ian era sumamente torpe y por lo tanto peligroso; además de su pobre control sobre un inmenso poder, no estaba del todo bien de la cabeza en condiciones normales, mucho menos en estos días sin sueños. La prioridad era llegar hasta él cuanto antes. Si Kira era un problema, entonces…
La última persona que la vio fue Adda Lovelace- siguió explicando la joven -La vio llevándose a Ian hacia algún lado, pero en el momento no lo interpretó como lo que fue- El guardia reflexionó sobre ello -¿Kira ha actuado extraño antes de este incidente?- preguntó -Pues, no lo sé, yo siempre la he considerado… rara, la verdad. Pero la catedrática Adda sí dijo algo sobre que había aprendido cosas nuevas de su visita a Dundarak y que le preocupaba- Al escuchar las palabras de la chica, el soldado asintió para sí mismo -Entiendo, no queremos molestarlos ahora, pero necesitamos hablar con un catedrático: es por un mensaje que el señor Belov necesita que reciban- mintió.
Ella dudó unos momentos y se marchó con prisa, dejando a los guardias y Corlys solos para discutir qué hacer a continuación. El dragón se volvió hacia sus compañeros, los observó uno a uno y se detuvo en Corlys. Tensó la mandíbula; no le agradaba nada que tres aventureros salidos de la nada fueran más considerandos por Belov que los congéneres de este, por culpa del incidente con la falsa Reike -Dame la brújula espejo- le pidió al guardia que seguía en el bégimo. Este, tras rebuscar un poco, le lanzó el objeto. Boryslav lo atrapó con una mano y activó el hechizo -Corlys, ¿no? Dime, tienes experiencia encontrando a mujeres idas de la cabeza. ¿Alguna idea para tratar con esta Kira?- preguntó con una sonrisa que falló en parecer amistosa.
Mientras tanto, aquella escena era observada por Adda Lovelace, desde el balcón de su recámara, situada en la torre más alta. La habitación estaba llena de libros, pergaminos, mapas y, en especial, pócimas de distintos colores, olores y en frascos de formas variadas. En una esquina había una cama con dosel, cubierta por una manta de lana tejida con símbolos arcanos. Destino estaba de pie, frente a una pared donde había espejo ovalado, con un marco dorado y ornamentado. El elfo tenía la mirada perdida en el objeto.
… y eso es lo que debes hacer por nosotros- decía Adda. Al no obtener respuesta, se volvió hacia el elfo, que salió en ese momento del trance en el que estaba sin recordar cómo había llegado al lugar. Ella lo miró con preocupación -¿Estás bien? Te has comportado extraño- dijo Adda y lo observó detenidamente -Despierta, que no tenemos tiempo que perder- Miró al exterior, al grupo de Corlys -Ve con ellos, tienen un espejo que los llevará hasta Kira. No importa si los ayudas o les quitas ese artefacto mágico, encuentra a Kira y haz lo que mejor sabes hacer.
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∞ Les damos la bienvenida, Corlys el Ordeñado y Destino el Azaroso, a esta ronda de desafíos que pondrá a prueba sus capacidades para resolver el misterio que está causando estragos en Aerandir.
∞ En la primera parte de este desafío deberán unirse para buscar a [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], pues los dragones tienen una brújula espejo, que señalará en qué dirección se ubica la persona en la que piensen. No obstante, Corlys, ya que conoces un poco a estos dragones, tendrás que decidir si acompañarlos o encontrar una manera de sabotearlos o buscar solo, si crees que no resolverán el conflicto como te agrade.
∞ Entropía, por tu parte, necesitas la brújula espejo para encontrar a Kira, como lo pidió [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. No importa cómo lo hagas, pero intenta ser discreto si recurres a métodos cuestionables. Además, en esta ronda deberás lanzar una runa que será determinante en tu presencia.
∞ Por ahora, eso es de lo que deberán ocuparse. No obstante, el final de este desafío podría tener desenlaces diferentes de acuerdo a las acciones y decisiones que tomen. Sean cautelosos.
Ansur
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Nivel de PJ : : 0
Re: Sol de medianoche [Desafío: Un mundo sin sueños]
Había sido una suerte que Belov necesitase a alguien para una misión en el Hekshold, porque yo necesitaba viajar a tierras brujas para asistir a Zelas con su misión. Teufel ya estaba en marcha, pero con todo el asunto de la cúpula, la falsa Reike y los siguientes dos días, en los que prefería no pensar, había perdido un valioso tiempo. O eso me parecía, porque la privación de sueño no me estaba ayudando demasiado a llevar la cuenta de las cosas. Lo que no era tan afortunado era mi compañía, unos capullos que decían ser soldados de Dundarak. Parecían bastante imbéciles sin ayuda, y encima me odiaban porque sabía hacer su trabajo mejor que ellos. Me gustaría decir que no se me ocurría mucha gente peor para un viaje, pero estaba seguro de que el tiempo me demostraría que me equivocaba.
Aunque al llegar sobrevolando el lugar ya pensé que esos cretinos sería mi última compañía y me convertiría en polvo de vampiro por culpa de ese sol sorprendentemente localizado en medio de la academia. Por alguna extraña razón, sobreviví sin siquiera quemaduras. Seguramente tenía algo que ver con encontrarme un sol en ese lugar, a esa hora del día.
Si no fuera porque todo esto era demasiado demencial para mi imaginación, pensaría que estaba delirando por el sueño. Pero que todo se fuese poniendo peor era una demostración de que seguía perfectamente lúcido. Casi todos los dragones bajaron del bégimo y yo les seguí para poder escuchar que les contaba la muchacha con aspecto de acabar de pasar la cabeza por un zarzal. Y todo lo que oía enfangaba más la situación. Resultaba Kira, la bio-cibernética que conocí en la fiesta de las mariposas explosivas, había secuestrado al pirado creador de los Objetos del 19 y del falso sol, y puede que nuestros consejos de más que cuestionable calidad hubieran tenido algo que ver en todo este asunto. Parecía que los soldados querían colaborar en solucionar este asunto, y después de lo que había visto de ellos me podía esperar cualquier cosa menos algo bueno. No tenía ni idea de cómo actuar, pero tenía que hacer algo. Kira solo era una chica confusa que había escuchado los consejos de gente equivocada. No podía permitir que la encontraran estos dragones, pero dejarla por su cuenta tampoco, con las palabras de la chica ya me había quedado claro que los jefes de este lugar querían que aprendiera a vivir, pero quizás no les interesase tanto que dejase de ser una extensión de ellos, y no me parecían mucho más fiables que mis acompañantes.
Dada lo complicada de la situación y que ninguno estábamos en nuestras mejores facultades, pensé que igual necesitaba un poco de ayuda y saqué un trozo de pastel especial que llevaba guardando por si me era necesario[1], y veía pocos momentos donde un pastel de lucidez fuese más necesario que ahora. Mientras me lo comía saqué unos panes duros que se me habían quedado en el zurrón después de separarme de Teufel, y les ofrecí a los guardias.
- ¿Queréis alguno? Parece que se ha complicado la situación y se piensa mejor bien alimentados.- Ya que rechazaron mi oferta con caras de desagrado, le tiré un par de ellos al bégimo, que se mostró bastante más receptivo, y me guardé el resto, mientras intentaba disimular el esfuerzo que me suponía comerme el pastel sin que mi estómago lo mandara de vuelta.- Bueno, vosotros os lo perdéis.
Para mi sorpresa, el jefe de todos esos cretinos, Boryslav, se dignó en preguntarme por mi experiencia buscando locas, aunque la agresividad en su pregunta era patente. Yo disimulé algo mejor el repudio que me generaban él y su tropa, y que sólo se incrementaba al hablar así de Kira, aunque quizás recorriendo un poco a trucos vampíricos[2], y procedí a plantearles opciones.
- Pues ya que preguntas... si, se me ocurren varias ideas. Me alegro que me hayas tenido en consideración.- Estaba aprovechando mi presencia mágica para simplemente atraer su atención, y luego tendría que confiar en mi capacidad de ser irritante dentro de lo razonablemente educado, una suerte que hubiese tenido unos cuantos años en la guardia para practicar esa técnica.- Espero que no te importe si escribo mientras hablo. Pienso mejor así, y siendo que estamos en un asunto que ni los catedráticos han podido solventar, nos vendría bien a todos dar las mejores ideas que tengamos.- Saqué un par de papeles de mi bolsa y empecé a escribir en él, mezclando cosas relacionadas con el plan con otras frases incoherentes, y de vez en cuando anotando cosas en uno de los papeles que quizás necesitaría luego si tenía que recurrir al plan de emergencia.- Para empezar. En vista de lo sucedido en el domo, igual sería conveniente que nos dividiésemos. Si vamos en grupos pequeños haremos menos ruido y será más difícil que nos oiga y escape.- Realmente lo de dividirlos era porque cuantos menos de estos despojos con aviesas intenciones tuviese cerca, mejor podría funcionar todo, pero aún así, me esforzaba por mantener una lógica convincente que realmente pudiera beneficiarles, al menos en teoría.- Aunque para ello, nos vendrían bien algún artefacto o cosa mágica para poder mantener los grupos en contacto por si alguno encuentra algo y necesita apoyo.
Confiaba que no tuvieran de eso, pero era algo en lo que me la podía jugar. Además, todo esto era principalmente para que centraran su atención en mi, y aprovechar la falta de sueño acumulada y el rencor que ya me tenían por haber conseguido una mejor opinión de Belov que ellos. La clave era que no se pudieran centrar en Kira, sino que pensaran en mi molesta presencia en su misión, y que eso impidiera que la brújula encontrara el rumbo correcto, por si mi teoría de que era necesario conocer a la persona buscada resultaba errónea.
- Y otro factor importante que veo, es que yo ya conocí a esa Kira. Nos cruzamos en Dundarak, en ese evento del que habló la otra chica. Y eso nos puede suponer dos ventajas. Por una parte, creo que sería más fácil que yo la encuentre usando esa brújula. Que bueno, no soy un experto, pero seguramente funcione mejor cuando más sepas de ella. Y la chica de antes probablemente nos hubiera servido mejor, después de todo, ella ha coincidido más. Pero con lo que tenemos aquí, mejor irá alguien que al menos ya la conozca.- Aproveché las sombras del bégimo para potenciar la oscuridad alrededor de mi brazo de las notas y así poder guardarme en la manga el papel importante sin llamar su atención[3].- Además, si voy primero igual se lo piensa más antes de atacarnos. O igual no, pero vamos a ser sinceros, tampoco os importa demasiado si me revienta a mí.- Me puse a jugar un poco más con los papeles antes de terminar de hablar.- Y no os preocupéis por quien se lleve el mérito de todo esto ante Belov. No tengo intención de volver al continente que me queda una cuenta pendiente aquí cerca, así que la única versión será la vuestra.- Y en esa parte ni siquiera les estaba intentando engañar, lo que menos me interesaba era ganar fama. La vida era más sencilla mientras se mantuviera un perfil bajo.- En fin. ¿Qué os parece? ¿Tenéis vosotros alguna otra idea que pueda ayudar a acabar rápido con esto?
Aunque al llegar sobrevolando el lugar ya pensé que esos cretinos sería mi última compañía y me convertiría en polvo de vampiro por culpa de ese sol sorprendentemente localizado en medio de la academia. Por alguna extraña razón, sobreviví sin siquiera quemaduras. Seguramente tenía algo que ver con encontrarme un sol en ese lugar, a esa hora del día.
Si no fuera porque todo esto era demasiado demencial para mi imaginación, pensaría que estaba delirando por el sueño. Pero que todo se fuese poniendo peor era una demostración de que seguía perfectamente lúcido. Casi todos los dragones bajaron del bégimo y yo les seguí para poder escuchar que les contaba la muchacha con aspecto de acabar de pasar la cabeza por un zarzal. Y todo lo que oía enfangaba más la situación. Resultaba Kira, la bio-cibernética que conocí en la fiesta de las mariposas explosivas, había secuestrado al pirado creador de los Objetos del 19 y del falso sol, y puede que nuestros consejos de más que cuestionable calidad hubieran tenido algo que ver en todo este asunto. Parecía que los soldados querían colaborar en solucionar este asunto, y después de lo que había visto de ellos me podía esperar cualquier cosa menos algo bueno. No tenía ni idea de cómo actuar, pero tenía que hacer algo. Kira solo era una chica confusa que había escuchado los consejos de gente equivocada. No podía permitir que la encontraran estos dragones, pero dejarla por su cuenta tampoco, con las palabras de la chica ya me había quedado claro que los jefes de este lugar querían que aprendiera a vivir, pero quizás no les interesase tanto que dejase de ser una extensión de ellos, y no me parecían mucho más fiables que mis acompañantes.
Dada lo complicada de la situación y que ninguno estábamos en nuestras mejores facultades, pensé que igual necesitaba un poco de ayuda y saqué un trozo de pastel especial que llevaba guardando por si me era necesario[1], y veía pocos momentos donde un pastel de lucidez fuese más necesario que ahora. Mientras me lo comía saqué unos panes duros que se me habían quedado en el zurrón después de separarme de Teufel, y les ofrecí a los guardias.
- ¿Queréis alguno? Parece que se ha complicado la situación y se piensa mejor bien alimentados.- Ya que rechazaron mi oferta con caras de desagrado, le tiré un par de ellos al bégimo, que se mostró bastante más receptivo, y me guardé el resto, mientras intentaba disimular el esfuerzo que me suponía comerme el pastel sin que mi estómago lo mandara de vuelta.- Bueno, vosotros os lo perdéis.
Para mi sorpresa, el jefe de todos esos cretinos, Boryslav, se dignó en preguntarme por mi experiencia buscando locas, aunque la agresividad en su pregunta era patente. Yo disimulé algo mejor el repudio que me generaban él y su tropa, y que sólo se incrementaba al hablar así de Kira, aunque quizás recorriendo un poco a trucos vampíricos[2], y procedí a plantearles opciones.
- Pues ya que preguntas... si, se me ocurren varias ideas. Me alegro que me hayas tenido en consideración.- Estaba aprovechando mi presencia mágica para simplemente atraer su atención, y luego tendría que confiar en mi capacidad de ser irritante dentro de lo razonablemente educado, una suerte que hubiese tenido unos cuantos años en la guardia para practicar esa técnica.- Espero que no te importe si escribo mientras hablo. Pienso mejor así, y siendo que estamos en un asunto que ni los catedráticos han podido solventar, nos vendría bien a todos dar las mejores ideas que tengamos.- Saqué un par de papeles de mi bolsa y empecé a escribir en él, mezclando cosas relacionadas con el plan con otras frases incoherentes, y de vez en cuando anotando cosas en uno de los papeles que quizás necesitaría luego si tenía que recurrir al plan de emergencia.- Para empezar. En vista de lo sucedido en el domo, igual sería conveniente que nos dividiésemos. Si vamos en grupos pequeños haremos menos ruido y será más difícil que nos oiga y escape.- Realmente lo de dividirlos era porque cuantos menos de estos despojos con aviesas intenciones tuviese cerca, mejor podría funcionar todo, pero aún así, me esforzaba por mantener una lógica convincente que realmente pudiera beneficiarles, al menos en teoría.- Aunque para ello, nos vendrían bien algún artefacto o cosa mágica para poder mantener los grupos en contacto por si alguno encuentra algo y necesita apoyo.
Confiaba que no tuvieran de eso, pero era algo en lo que me la podía jugar. Además, todo esto era principalmente para que centraran su atención en mi, y aprovechar la falta de sueño acumulada y el rencor que ya me tenían por haber conseguido una mejor opinión de Belov que ellos. La clave era que no se pudieran centrar en Kira, sino que pensaran en mi molesta presencia en su misión, y que eso impidiera que la brújula encontrara el rumbo correcto, por si mi teoría de que era necesario conocer a la persona buscada resultaba errónea.
- Y otro factor importante que veo, es que yo ya conocí a esa Kira. Nos cruzamos en Dundarak, en ese evento del que habló la otra chica. Y eso nos puede suponer dos ventajas. Por una parte, creo que sería más fácil que yo la encuentre usando esa brújula. Que bueno, no soy un experto, pero seguramente funcione mejor cuando más sepas de ella. Y la chica de antes probablemente nos hubiera servido mejor, después de todo, ella ha coincidido más. Pero con lo que tenemos aquí, mejor irá alguien que al menos ya la conozca.- Aproveché las sombras del bégimo para potenciar la oscuridad alrededor de mi brazo de las notas y así poder guardarme en la manga el papel importante sin llamar su atención[3].- Además, si voy primero igual se lo piensa más antes de atacarnos. O igual no, pero vamos a ser sinceros, tampoco os importa demasiado si me revienta a mí.- Me puse a jugar un poco más con los papeles antes de terminar de hablar.- Y no os preocupéis por quien se lleve el mérito de todo esto ante Belov. No tengo intención de volver al continente que me queda una cuenta pendiente aquí cerca, así que la única versión será la vuestra.- Y en esa parte ni siquiera les estaba intentando engañar, lo que menos me interesaba era ganar fama. La vida era más sencilla mientras se mantuviera un perfil bajo.- En fin. ¿Qué os parece? ¿Tenéis vosotros alguna otra idea que pueda ayudar a acabar rápido con esto?
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[1] Pastel de Freya: [Consumible] Elaborado a partir de la Rosácea, al ser ingerido provocará un estado de lucidez mental y optimismo, sensación de alegría plena y mayor capacidad resolutiva y creativa. Los efectos durarán todo el tema, perdiendo su efectividad progresivamente según avancen los turnos.
[2] Presencia Vampírica: [Mágica] Puedo alterar la percepción de los demás sobre mí, haciéndoles verme más aterrador o atractivo, sin que sepan por qué.
[3] Oscuridad: [Talento nivel 2] Potencio las sombras a su alrededor para ocultar mi presencia.
PD: Resumen de la chapa esta, Corlys intenta acompañar a esta gente saboteándolos desde el principio para intentar dividir sus fuerzas, que le dejen llevar la brújula y adelantarse al resto.
Corlys Glokta
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Re: Sol de medianoche [Desafío: Un mundo sin sueños]
La persecución había sido larga, pero su objetivo estaba a la vista, el elfo había estado tras su objetivo un largo rato en una carrera por alcanzarlo y asesinarlo antes que llegara a su refugio, algo que al final no le había salido del todo bien, pues al salir a un claro entre los árboles, se encontró rodeado por varios guerreros que no demoraron en atacarlo. Eran demasiados y seguramente estaría en problemas, lo habían llevado a una trampa de la que sería difícil escapar, pero al final no fue necesario, sencillamente todo se oscureció y Destino no supo más de sí.
Todo se oscureció, el piso bajo sus pies parecía abrirse para devorarlo y caía sin remedio en un abismo de oscuridad, buscó sus espadas para usarlas como látigo y aferrarse a algún lado, pero no estaban con él, no había espadas, ni ropa, ni nada, solo un infinito y oscuro vacío. A lo lejos, escuchaba una voz femenina que parecía señalarle un camino, un lugar a donde ir, y hacia allá intentó arrastrar su cuerpo rígido y frío, al final del camino lo miraba su reflejo en un espejo, un reflejo con mirada de soberbia y desprecio, era él, pero a la vez, no lo era.
Y despertó, con la mirada perdida en el misterioso espejo, con las palabras de aquella mujer que parecía importante, y parecía recordarla de algún lado. Posó las manos en su cuerpo, inspeccionando estar completo, pecho, piernas, cabeza, espadas, todo estaba ahí, pero ¿dónde era ahí? ¿cómo había llegado? ¿Y quién rayos era Kira?
Todo está bien, todo está muy bien- Respondió con frialdad y desconfianza antes de salir de aquel lugar mientras escuchaba las últimas palabras donde aquella mujer le pedía hacer lo que mejor sabía hacer, hasta ahora, lo que mejor sabía hacer era mantener su cabello liso y sedoso ¿querrían que le lavara el cabello a alguien? Todo parecía indicar que no.
Salió de ese lugar y se dirigió a donde estaban sus supuestos compañeros en la búsqueda de Kira, un raro sujeto de cabello rubio explicaba un plan, uno bastante largo y complicado para el gusto del elfo, para él, la mejor manera de encontrar a Kira era buscar a Kira hasta encontrar a Kira. Más de ahí era complicar demasiado las cosas.
Obviamente, no iba a compartir con ellos su maravilloso plan, así que metió las manos en sus bolsillos para guardarse sus comentarios y avanzó a donde se encontraban aquellos sujetos, utilizaría el plan de ricitos de oro de dividir las fuerzas de los soldados para tomar ventaja, y en cuando se separaron, avanzó hacia el grupo que llevaba el espejo y sin saber por qué, como si de un mero acto reflejo se tratara, les arrancó el espejo y lo estrelló contra el piso intentando romperlo.
Cuando logró reaccionar, ya lo había hecho, lo estaban mirando con ojos que destilaban odio -¿Creerían si Destino dice que no lo hizo?- Dijo el elfo antes de comenzar a correr entre los pasillos de aquel enorme lugar. Pensaba dejar atrás a sus compañeros y dedicarse a escapar de ahí, a fin de cuentas, no tenía idea de por qué buscaban a Kira o qué estaba pasando realmente, su único fin era salir de ese lugar que olía a brujos por todos lados.
Los hombres estaban furiosos por aquella acción que quizás había arruinado su mejor opción para llegar fácilmente a donde se encontraba Kira, así que la mejor opción del elfo era escapar hasta saber lo que le estaba pasando, sus propias acciones parecían no ser suyas y no hacía más que empeorar toda aquella situación. Avanzó a través de los pasillos hasta que fue emboscado por dos de aquellos dragones de frente -Alto ahí, idiota, ¿qué crees que haces? Estamos en el mismo equipo- Dijo uno de aquellos mientras Destino se les acercaba a toda velocidad y sin poder detenerse.
Parpadeó un instante, juraría que había sido solo un parpadeo, pero al abrir los ojos, los dos caballeros dragón estaban regados en el piso -¿Qué está pasando?- Dijo Destino al ver sus manos ensangrentadas. Si antes tenía que escapar de aquellos sujetos, ahora con más razón, lo culparían de dos asesinatos por los que ni siquiera podía cobrarle a nadie.
Se escuchaban pasos acercarse a su posición, así que pateó la primera puerta que encontró al alcance y desde luego, no se abrió, pero el pelinegro salió despedido hacia atrás y terminó entrando a otra sala, un enorme salón cuyas cortinas rojas delataban que se trataba de un lugar refinado y muy exclusivo. Se levantó de un salto y cerró la puerta bloqueándola con su cuerpo recostado a ella para luego dedicarse a explorar el lugar donde había ido a parar.
[*] Básicamente Destino no sabe por qué está ahí, debido a su maldición a veces pierde el control y hace cosas sin saber cómo o por qué. Todo se oscureció, el piso bajo sus pies parecía abrirse para devorarlo y caía sin remedio en un abismo de oscuridad, buscó sus espadas para usarlas como látigo y aferrarse a algún lado, pero no estaban con él, no había espadas, ni ropa, ni nada, solo un infinito y oscuro vacío. A lo lejos, escuchaba una voz femenina que parecía señalarle un camino, un lugar a donde ir, y hacia allá intentó arrastrar su cuerpo rígido y frío, al final del camino lo miraba su reflejo en un espejo, un reflejo con mirada de soberbia y desprecio, era él, pero a la vez, no lo era.
Y despertó, con la mirada perdida en el misterioso espejo, con las palabras de aquella mujer que parecía importante, y parecía recordarla de algún lado. Posó las manos en su cuerpo, inspeccionando estar completo, pecho, piernas, cabeza, espadas, todo estaba ahí, pero ¿dónde era ahí? ¿cómo había llegado? ¿Y quién rayos era Kira?
Todo está bien, todo está muy bien- Respondió con frialdad y desconfianza antes de salir de aquel lugar mientras escuchaba las últimas palabras donde aquella mujer le pedía hacer lo que mejor sabía hacer, hasta ahora, lo que mejor sabía hacer era mantener su cabello liso y sedoso ¿querrían que le lavara el cabello a alguien? Todo parecía indicar que no.
Salió de ese lugar y se dirigió a donde estaban sus supuestos compañeros en la búsqueda de Kira, un raro sujeto de cabello rubio explicaba un plan, uno bastante largo y complicado para el gusto del elfo, para él, la mejor manera de encontrar a Kira era buscar a Kira hasta encontrar a Kira. Más de ahí era complicar demasiado las cosas.
Obviamente, no iba a compartir con ellos su maravilloso plan, así que metió las manos en sus bolsillos para guardarse sus comentarios y avanzó a donde se encontraban aquellos sujetos, utilizaría el plan de ricitos de oro de dividir las fuerzas de los soldados para tomar ventaja, y en cuando se separaron, avanzó hacia el grupo que llevaba el espejo y sin saber por qué, como si de un mero acto reflejo se tratara, les arrancó el espejo y lo estrelló contra el piso intentando romperlo.
Cuando logró reaccionar, ya lo había hecho, lo estaban mirando con ojos que destilaban odio -¿Creerían si Destino dice que no lo hizo?- Dijo el elfo antes de comenzar a correr entre los pasillos de aquel enorme lugar. Pensaba dejar atrás a sus compañeros y dedicarse a escapar de ahí, a fin de cuentas, no tenía idea de por qué buscaban a Kira o qué estaba pasando realmente, su único fin era salir de ese lugar que olía a brujos por todos lados.
Los hombres estaban furiosos por aquella acción que quizás había arruinado su mejor opción para llegar fácilmente a donde se encontraba Kira, así que la mejor opción del elfo era escapar hasta saber lo que le estaba pasando, sus propias acciones parecían no ser suyas y no hacía más que empeorar toda aquella situación. Avanzó a través de los pasillos hasta que fue emboscado por dos de aquellos dragones de frente -Alto ahí, idiota, ¿qué crees que haces? Estamos en el mismo equipo- Dijo uno de aquellos mientras Destino se les acercaba a toda velocidad y sin poder detenerse.
Parpadeó un instante, juraría que había sido solo un parpadeo, pero al abrir los ojos, los dos caballeros dragón estaban regados en el piso -¿Qué está pasando?- Dijo Destino al ver sus manos ensangrentadas. Si antes tenía que escapar de aquellos sujetos, ahora con más razón, lo culparían de dos asesinatos por los que ni siquiera podía cobrarle a nadie.
Se escuchaban pasos acercarse a su posición, así que pateó la primera puerta que encontró al alcance y desde luego, no se abrió, pero el pelinegro salió despedido hacia atrás y terminó entrando a otra sala, un enorme salón cuyas cortinas rojas delataban que se trataba de un lugar refinado y muy exclusivo. Se levantó de un salto y cerró la puerta bloqueándola con su cuerpo recostado a ella para luego dedicarse a explorar el lugar donde había ido a parar.
Destino
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Re: Sol de medianoche [Desafío: Un mundo sin sueños]
Se nos olvidó la runa =(
Destino
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Re: Sol de medianoche [Desafío: Un mundo sin sueños]
El miembro 'Destino' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: Sol de medianoche [Desafío: Un mundo sin sueños]
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Lloramos al nacer…
porque venimos a este inmenso escenario de dementes.
Por supuesto que Boryslav había pensado en varios planes, aunque únicamente fuese para llevarle la contraria a aquel vampiro. Aun así, por poco tuvo la decencia de admitir que Corlys había hecho buenos planteamientos.
Pero nada de eso importó cuando fueron interrumpidos por un elfo salvaje que apareció para lanzar la brújula espejo al suelo. No bastándole eso, este vándalo tuvo el descaro de decir que no había sido culpa suya, aunque todos lo habían visto hacerlo solo. Aquello fue la gota que derramó el vaso. Los guardias, que ya estaban irritables por el tiempo sin dormir, se separaron para perseguir al elfo a través del Hekshold como si fueran unos críos.
Todo un desastre para el grupo, pero no para Corlys, que tenía vía libre para tomar el espejo y buscar por su cuenta mientras fingiera ir con ellos al inicio. Aunque, claro, el espejo no había salido ileso, pues tenía algunas fisuras y emitía un pitido casi inaudible que pareció ser lo que también irritó al bégimo, el cual empezó a inquietarse, requiriendo la atención de los dos soldados que se quedaron para calmarlo antes de que se les escapara con toda la mercancía de Belov. Pero, dejando eso de lado, el espejo todavía funcionaba.
Entropía no había podido lograr su cometido correctamente. Para su mala suerte, la otra voluntad en su cuerpo emergía una y otra vez para empeorarlo todo sin dejarlo tomar el control por completo. Cuando apenas podía hacer algo, tenía que encargarse rápido de la situación, comenzando con eliminar a los soldados. No era la opción más prudente, pero desde que tenía consciencia en ese cuerpo también poseía un impulso caótico que nublaba su juicio.
Pero no era momento de pensar en eso. Destino consiguió esconderse en un sitio fácil de encontrar. Los dos restantes soldados llegaron poco después y se prepararon para derribar la puerta.
¿Qué es lo que creen que hacen?- preguntó con tono autoritario una señora que se apareció en el pasillo, encarando a los soldados -Noso… ¿Catedrática Lovelace?- dijo uno de estos al reconocerla -Disculpe, catedrática, no sabíamos…- Se calló al darse cuenta de algo -No, lo siento, pero no me disculparé- aseguró -Pero acabas de hacerlo- contestó Adda, avergonzando al soldado -Un elfo nos dio una bienvenida para nada amistosa, eso pasó- explicó otro -Quebró una herramienta que usaríamos para… ayudar con el problema de Edgecomb.
Entiendo, sí, ustedes venían por eso- murmuró Adda, más para sí misma -¿Quién es el elfo?- preguntó. Los soldados le dieron una breve explicación de lo ocurrido. Adda pareció pensar seriamente en lo que escuchaba -Es obvio lo que sucede- dijo -Ese elfo es el cómplice de Kira. Deben matarlo- Los guardias intercambiaron miradas con dudas -¿Están aquí para hacer el trabajo sucio porque quieren recuperar su honor perdido, no? Entonces no lo piensen más. Mátenlo, ahora, sin subestimarlo. Es un elfo muy peligroso- advirtió, pero ellos no parecían dispuestos a ir tan lejos -Es una pena. Tendré que usar una de estas.
Dejó caer una botella al suelo. El cristal se rompió y dejó salir una nube púrpura. Los guardias reaccionaron demasiado tarde para no aspirar el gas. Adda se acercó a la puerta y le dio una potente patada con la que la derribó, con una fuerza que ella no debería tener. Vio al elfo en el interior de la lujosa recámara.
Lo siento, hermano, sé que Ian era el que debía ser sacrificado, pero se ha hecho evidente que saliste defectuoso- dijo -Por el bien de todos, muere- ordenó con una voz melodiosa. Se alejó para dejar pasar a los soldados, que en ese momento tenían los ojos de color púrpura y entraron empuñando sus armas, sin la cordura necesaria para razonar más que para asesinar a aquel que los había humillado.
Paralelamente, Corlys lograría atravesar una serie de laberínticos senderos en la academia, cruzando y descendiendo hasta llegar a la mitad de un pasillo ordinario y solitario. La brújula espejo le indicó que Kira estaba al otro lado de una pared. Si miraba con detenimiento, no notaría nada inusual. Sería a través del tacto que descubriría que la pared era falsa, una barrera gelatinosa que lo tragaría hasta el otro lado.
En ese sitio secreto, había una habitación de dimensiones extrañas. Más que la típica estructura de un cubo, era como estar dentro de un poliedro cambiante, que se convertía en un pentaedro, un heptaedro y luego una pirámide. Su forma cambiaba continuamente. El aire se enfriaba y se calentaba, se aligeraba y se volvía pesado. Los colores eran claros antes de pasar al blanco y negro y después recorría todo el espectro de colores y volvía a la normalidad. La distancia aumentaba y se reducía, un metro aumentaba a diez y se reducía a centímetros. El suelo, las paredes y el techo eran de piedra un momento, de madera al siguiente y cristal al último.
En el centro de todo, había una chica, sentada en el suelo, abrazando a un hombre despeinado y que se había convertido en un manojo de nervios. Eran Kira e Ian Egdecomb, las únicas personas o cosas inmutables en aquel espacio abandonado por las leyes de la física.
Tranquilo, tranquilo- le susurraba ella -Contaré un chiste. Un gato le dijo a su novia gatuna: «Te quiero tanto que moriría de amor por ti»- contaba mientras su cara hacía expresiones que únicamente ella sabría qué significaban -Y la gata le dijo: «¿Sí? ¿Pero cuántas veces?».
Silencio. No dijo más. Ian no reaccionó al chiste. Era probable que el motivo fuese que eso ni podía considerarse un chiste.
¿Entendiste?- preguntó Kira. Ian asintió -No, no entendiste, pues no te estás riendo- dijo Kira, con total seguridad en su deducción que no podía estar más alejada de la realidad.
De pronto Ian se cubrió los oídos con las manos y empezó a temblar aterrado. Pasaron unos segundos para que la canción sonara, desde todos lados y desde ningún lugar. Kira miró en todas direcciones, buscando el origen, y fue eso lo que por fin le hizo darse cuenta de que no estaban solos -¿Cuándo llegaron ustedes dos?- preguntó en guardia. Abrió los ojos como platos -¡Cuidado!
Demasiado tarde. Una espada atravesó el estómago de Corlys desde atrás. El perpetrador sacó su arma con total indiferencia y dejó caer al vampiro.
Lo siento, pero pude oler tus intenciones de traidor- susurró el soldado Boryslav para después pasar sobre él y dirigirse hacia la pareja de la habitación imposible -Ustedes… ustedes… son…- balbuceaba la bio-cibernética sin poder dejar de mirar al vampiro -Chica, tu vida ya está arruinada- dijo el soldado -Ya todos saben que enloqueciste y raptaste a Ian. Pero, por lo que veo, no estás tan loca. Puedes razonar. ¿Ves lo que hace Ian? Está destruyendo todo. Es como con los 19 objetos malditos. ¿Sabes cuánto caos ocasionó su estupidez? Creo que deberías poder imaginar cuánto más puede causar. Ya lo estamos viendo. Por eso, chica, debe ser eliminado. Pero no es necesario que tú lo hagas. Yo me mancharé las manos por ti. Yo me encargaré de todo, incluso de limpiar tu nombre. Estoy aquí para…
No- rugió la bio-cibernética -He tomado la decisión de protegerlo de la mala Adda Lovelace y de sus nuevos amigos malos, de ustedes, que vinieron a matarlo- Con suavidad, dejó a Ian en el suelo y se levantó -No se puede disfrutar de la vida si las buenas personas a mi alrededor mueren. Pero las buenas personas morirán si hay degenerados cerca. Sé qué debo hacer con los degenerados. -Apretó los puños, lista para usar toda su fuerza, y tomó una postura de combate de principiante, que hizo reír al dragón -¿Degenerados? Vaya, es una lástima que sí estés loca. Pero es mejor así, pues, de todas formas, pensaba matarte- confesó el soldado.
La música seguía sonando, aunque ya nadie le dedicaba algo de atención, y en la brújula espejo, casi de manera imperceptible, se dibujaba un rostro infantil parecido a uno de los nueve niños de Oniria, observando con malicia al nervioso Ian Edgecomb.
∞ ¿Siguen vivos? Rayos, esto no era parte del plan… Lo resolveremos ahora. Al parecer, las cosas no eran como aparentaban. Los buenos no eran buenos, los malos no eran malos y los dragones malhumorados… Bueno, ellos siguen siendo malhumorados.
∞ Destino y Entropía, tienen buena suerte o, mejor dicho, ni la peor suerte se compara con la capacidad de su propia voluntad para meterse en problemas. Eso no le ha agradado a Adda Lovelace, o a lo que aparenta ser ella, y ha decidido manipular a dos soldados dragones para intentar eliminarlos antes de que lo empeoren todo. ¿Qué harán ustedes ahora? ¿Huirán? ¿Lucharán contra los soldados drogados pero expertos en combate? Sea lo que sea, Adda no querrá dejar cabos sueltos. Si la enfrentas, verán que, en lugar de magia, tendrá una destreza y fuerza extraordinarias, y algunas pociones de efectos variados.
∞ Corlys, no fue como lo planeabas, pero lograste llegar hasta Kira. También Boryslav te siguió y te dejó al borde de la muerte, pero no te preocupes por eso, igual todos morirán al finalizar los 13 días. En caso de que puedas posponer tu muerte, tendrás que pensar muy bien en lo que harás. Ian Edgecomb está al borde del colapso y podría destruirlo todo en cualquier momento; Kira, aunque sea muy fuerte y resistente, no sabe luchar, a diferencia de Boryslav, un gran espadachín afín a la magia de electricidad; la habitación donde se encuentran cambia a cada momento, así que moverse por ella será una dura tarea.
∞ Decisiones, decisiones. Ninguna es del todo buena, ninguna es del todo mala, o quizás todas lo sean. Si no sobreviven, nos ahorran el tedioso trabajo de pensar en recompensas y sabremos agradecerles.
Pero nada de eso importó cuando fueron interrumpidos por un elfo salvaje que apareció para lanzar la brújula espejo al suelo. No bastándole eso, este vándalo tuvo el descaro de decir que no había sido culpa suya, aunque todos lo habían visto hacerlo solo. Aquello fue la gota que derramó el vaso. Los guardias, que ya estaban irritables por el tiempo sin dormir, se separaron para perseguir al elfo a través del Hekshold como si fueran unos críos.
Todo un desastre para el grupo, pero no para Corlys, que tenía vía libre para tomar el espejo y buscar por su cuenta mientras fingiera ir con ellos al inicio. Aunque, claro, el espejo no había salido ileso, pues tenía algunas fisuras y emitía un pitido casi inaudible que pareció ser lo que también irritó al bégimo, el cual empezó a inquietarse, requiriendo la atención de los dos soldados que se quedaron para calmarlo antes de que se les escapara con toda la mercancía de Belov. Pero, dejando eso de lado, el espejo todavía funcionaba.
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Entropía no había podido lograr su cometido correctamente. Para su mala suerte, la otra voluntad en su cuerpo emergía una y otra vez para empeorarlo todo sin dejarlo tomar el control por completo. Cuando apenas podía hacer algo, tenía que encargarse rápido de la situación, comenzando con eliminar a los soldados. No era la opción más prudente, pero desde que tenía consciencia en ese cuerpo también poseía un impulso caótico que nublaba su juicio.
Pero no era momento de pensar en eso. Destino consiguió esconderse en un sitio fácil de encontrar. Los dos restantes soldados llegaron poco después y se prepararon para derribar la puerta.
¿Qué es lo que creen que hacen?- preguntó con tono autoritario una señora que se apareció en el pasillo, encarando a los soldados -Noso… ¿Catedrática Lovelace?- dijo uno de estos al reconocerla -Disculpe, catedrática, no sabíamos…- Se calló al darse cuenta de algo -No, lo siento, pero no me disculparé- aseguró -Pero acabas de hacerlo- contestó Adda, avergonzando al soldado -Un elfo nos dio una bienvenida para nada amistosa, eso pasó- explicó otro -Quebró una herramienta que usaríamos para… ayudar con el problema de Edgecomb.
Entiendo, sí, ustedes venían por eso- murmuró Adda, más para sí misma -¿Quién es el elfo?- preguntó. Los soldados le dieron una breve explicación de lo ocurrido. Adda pareció pensar seriamente en lo que escuchaba -Es obvio lo que sucede- dijo -Ese elfo es el cómplice de Kira. Deben matarlo- Los guardias intercambiaron miradas con dudas -¿Están aquí para hacer el trabajo sucio porque quieren recuperar su honor perdido, no? Entonces no lo piensen más. Mátenlo, ahora, sin subestimarlo. Es un elfo muy peligroso- advirtió, pero ellos no parecían dispuestos a ir tan lejos -Es una pena. Tendré que usar una de estas.
Dejó caer una botella al suelo. El cristal se rompió y dejó salir una nube púrpura. Los guardias reaccionaron demasiado tarde para no aspirar el gas. Adda se acercó a la puerta y le dio una potente patada con la que la derribó, con una fuerza que ella no debería tener. Vio al elfo en el interior de la lujosa recámara.
Lo siento, hermano, sé que Ian era el que debía ser sacrificado, pero se ha hecho evidente que saliste defectuoso- dijo -Por el bien de todos, muere- ordenó con una voz melodiosa. Se alejó para dejar pasar a los soldados, que en ese momento tenían los ojos de color púrpura y entraron empuñando sus armas, sin la cordura necesaria para razonar más que para asesinar a aquel que los había humillado.
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Paralelamente, Corlys lograría atravesar una serie de laberínticos senderos en la academia, cruzando y descendiendo hasta llegar a la mitad de un pasillo ordinario y solitario. La brújula espejo le indicó que Kira estaba al otro lado de una pared. Si miraba con detenimiento, no notaría nada inusual. Sería a través del tacto que descubriría que la pared era falsa, una barrera gelatinosa que lo tragaría hasta el otro lado.
En ese sitio secreto, había una habitación de dimensiones extrañas. Más que la típica estructura de un cubo, era como estar dentro de un poliedro cambiante, que se convertía en un pentaedro, un heptaedro y luego una pirámide. Su forma cambiaba continuamente. El aire se enfriaba y se calentaba, se aligeraba y se volvía pesado. Los colores eran claros antes de pasar al blanco y negro y después recorría todo el espectro de colores y volvía a la normalidad. La distancia aumentaba y se reducía, un metro aumentaba a diez y se reducía a centímetros. El suelo, las paredes y el techo eran de piedra un momento, de madera al siguiente y cristal al último.
En el centro de todo, había una chica, sentada en el suelo, abrazando a un hombre despeinado y que se había convertido en un manojo de nervios. Eran Kira e Ian Egdecomb, las únicas personas o cosas inmutables en aquel espacio abandonado por las leyes de la física.
Tranquilo, tranquilo- le susurraba ella -Contaré un chiste. Un gato le dijo a su novia gatuna: «Te quiero tanto que moriría de amor por ti»- contaba mientras su cara hacía expresiones que únicamente ella sabría qué significaban -Y la gata le dijo: «¿Sí? ¿Pero cuántas veces?».
Silencio. No dijo más. Ian no reaccionó al chiste. Era probable que el motivo fuese que eso ni podía considerarse un chiste.
¿Entendiste?- preguntó Kira. Ian asintió -No, no entendiste, pues no te estás riendo- dijo Kira, con total seguridad en su deducción que no podía estar más alejada de la realidad.
- Canción de Morgana:
De pronto Ian se cubrió los oídos con las manos y empezó a temblar aterrado. Pasaron unos segundos para que la canción sonara, desde todos lados y desde ningún lugar. Kira miró en todas direcciones, buscando el origen, y fue eso lo que por fin le hizo darse cuenta de que no estaban solos -¿Cuándo llegaron ustedes dos?- preguntó en guardia. Abrió los ojos como platos -¡Cuidado!
Demasiado tarde. Una espada atravesó el estómago de Corlys desde atrás. El perpetrador sacó su arma con total indiferencia y dejó caer al vampiro.
Lo siento, pero pude oler tus intenciones de traidor- susurró el soldado Boryslav para después pasar sobre él y dirigirse hacia la pareja de la habitación imposible -Ustedes… ustedes… son…- balbuceaba la bio-cibernética sin poder dejar de mirar al vampiro -Chica, tu vida ya está arruinada- dijo el soldado -Ya todos saben que enloqueciste y raptaste a Ian. Pero, por lo que veo, no estás tan loca. Puedes razonar. ¿Ves lo que hace Ian? Está destruyendo todo. Es como con los 19 objetos malditos. ¿Sabes cuánto caos ocasionó su estupidez? Creo que deberías poder imaginar cuánto más puede causar. Ya lo estamos viendo. Por eso, chica, debe ser eliminado. Pero no es necesario que tú lo hagas. Yo me mancharé las manos por ti. Yo me encargaré de todo, incluso de limpiar tu nombre. Estoy aquí para…
No- rugió la bio-cibernética -He tomado la decisión de protegerlo de la mala Adda Lovelace y de sus nuevos amigos malos, de ustedes, que vinieron a matarlo- Con suavidad, dejó a Ian en el suelo y se levantó -No se puede disfrutar de la vida si las buenas personas a mi alrededor mueren. Pero las buenas personas morirán si hay degenerados cerca. Sé qué debo hacer con los degenerados. -Apretó los puños, lista para usar toda su fuerza, y tomó una postura de combate de principiante, que hizo reír al dragón -¿Degenerados? Vaya, es una lástima que sí estés loca. Pero es mejor así, pues, de todas formas, pensaba matarte- confesó el soldado.
La música seguía sonando, aunque ya nadie le dedicaba algo de atención, y en la brújula espejo, casi de manera imperceptible, se dibujaba un rostro infantil parecido a uno de los nueve niños de Oniria, observando con malicia al nervioso Ian Edgecomb.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
∞ ¿Siguen vivos? Rayos, esto no era parte del plan… Lo resolveremos ahora. Al parecer, las cosas no eran como aparentaban. Los buenos no eran buenos, los malos no eran malos y los dragones malhumorados… Bueno, ellos siguen siendo malhumorados.
∞ Destino y Entropía, tienen buena suerte o, mejor dicho, ni la peor suerte se compara con la capacidad de su propia voluntad para meterse en problemas. Eso no le ha agradado a Adda Lovelace, o a lo que aparenta ser ella, y ha decidido manipular a dos soldados dragones para intentar eliminarlos antes de que lo empeoren todo. ¿Qué harán ustedes ahora? ¿Huirán? ¿Lucharán contra los soldados drogados pero expertos en combate? Sea lo que sea, Adda no querrá dejar cabos sueltos. Si la enfrentas, verán que, en lugar de magia, tendrá una destreza y fuerza extraordinarias, y algunas pociones de efectos variados.
∞ Corlys, no fue como lo planeabas, pero lograste llegar hasta Kira. También Boryslav te siguió y te dejó al borde de la muerte, pero no te preocupes por eso, igual todos morirán al finalizar los 13 días. En caso de que puedas posponer tu muerte, tendrás que pensar muy bien en lo que harás. Ian Edgecomb está al borde del colapso y podría destruirlo todo en cualquier momento; Kira, aunque sea muy fuerte y resistente, no sabe luchar, a diferencia de Boryslav, un gran espadachín afín a la magia de electricidad; la habitación donde se encuentran cambia a cada momento, así que moverse por ella será una dura tarea.
∞ Decisiones, decisiones. Ninguna es del todo buena, ninguna es del todo mala, o quizás todas lo sean. Si no sobreviven, nos ahorran el tedioso trabajo de pensar en recompensas y sabremos agradecerles.
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Re: Sol de medianoche [Desafío: Un mundo sin sueños]
El plan había salido bien, o al menos razonablemente bien, salvo por el molesto ruido que emanaba la brújula desde que el loco ese había atacado a los dragones. Con la interrupción, parte de los soldados habían ido a por el elfo mientras que otros trataban de calmar al bégimo. Ya solo quedaba seguir la brújula, y eso hice, me llevó por pasillos, dando tantas vueltas que probablemente no supiera volver por el mismo camino. Finalmente llegué hasta una pared, suponía que la brújula nos había fallado, pero al tocarla vi que era gelatinosa en vez de piedra sólida, la atravesé confiando en que pudiera encontrar allá a Kira.
La sala no podía ser más desconcertante, cambiaba de forma, tamaño y material. Intenté no fijarme demasiado en ella porque cuanto más atención la prestaba más mareado estaba. Pero lo único que importaba es que todo había salido como planeaba, Kira estaba en medio de la locura intentando tranquilizar al tipo que intuía era el loco de tremendos poderes mágicos. Aunque eso no cuadraba demasiado con un secuestro. Tampoco tuve demasiado tiempo para pensarlo, porque aunque Kira intentó advertirme, me encontré atravesado por la espada del bastardo que dirigía a los dragones.
Probablemente no hubiese mucha diferencia entre morir en ese momento o dentro de una semana, pero con lo que estaba oyendo no podía quedarme sin hacer nada. Haber llegado tan lejos y quedarme tan cerca de mi objetivo no era una opción. Y menos viendo que en realidad Kira no estaba loca ni la habíamos empujado a una sucesión de malas decisiones, sino que al final nuestro consejos de dudosa calidad habían conseguido algo bueno. Concentré mi sangre en cerrarme la herida[1], intentando que mi agonía pareciese por la herida y no porque el proceso de cerrarla era aún más doloroso que estar muriéndome. Cuando se cansaron de hablar, el dragón atacó a Kira, que aunque empezó bien, empezaba a ser superada por la habilidad de ese gusano y los relámpagos que iba soltando. Al menos, ese poco tiempo era todo lo que necesitaba para recuperarme. Una vez cerrada mi herida, canalicé el resto de mis reservas de sangre en reforzarme y me lancé hacia él, agarrándolo de una pierna antes de que tuviera tiempo de reponerse y lanzándolo con todas mis fuerzas contra la pared, o techo, o lo que fuera.
- Pues para ser tan bueno viendo a los traidores, se te da muy mal distinguir a los muertos.- Tras increpar al tipo que acababa de intentar matarme, me giré hacia la biocibernética para comprobar que no tuviera ningún daño importante.- Kira, que alegría que estés bien. Tu haz que tu amigo se calme, y yo me encargo del degenerado. Quizás esto pueda ayudarte, se supone que alegra a la gente y alivia el dolor.- Saqué de mi bolsa mi último hongo de Lithe[2] y se lo entregué, inmediatamente después descolgué mi lanza y mi escudo y volví a por el dragón que estaba levantándose tras el golpe.
Boryslav fue a responderme, pero empecé a lanzar puntadas para obligarse a defenderse y callarse. Ya tenía bastante con la canción que salía de ninguna parte como para escuchar su voz. Él respondió lanzando una descarga, pero no apuntando hacia mi, sino a Kira y el loco, lo que me obligó a bajar la guardia para poder desviar su brazo con el escudo, permitiéndole darme otro corte superficial. Antes de que intentase otro truco, golpeé con el escudo en su axila, empujándole contra el borde de la sala, aprovechando que se redujo hacia él. Continué el acoso hasta acorralarle contra la pared, viendo que quizás yo no comprendiera como funcionaba este lugar, pero él tampoco. Desaté mi maldición[3] para aprovechar mi cambio de aspecto a los cambios en la sala y confundirle más, además de aprovechar el aumento al daño de mis golpes, que nunca venía mal. Mi mayor fuerza gracias a estar quemando toda mi sangre me permitía mantenerle en las peores posiciones, limitando su alcance al chocar su arma con las esquinas[4], mientras yo usaba mi arma más como una vara dado el poco espacio, intercalando envites con la punta y el asta de la lanza con algún golpe con el canto del escudo. La sucesión de ataques sumada a la creciente confusión le llevó a cometer un error, atacó creyendo tener una abertura en mi defensa, pero me permitió desviar con la lanza su espada hasta que quedó clavada en el techo. Entonces golpeé el brazo con el asta, haciendo que soltara su arma sin contar con que el techo se volvió a alejar de él, dejándole desarmado.
Sin embargo, el dragón no se rindió, y cargando sus brazos de electricidad me lanzó un demoledor puñetazo que a pesar de bloquear con el escudo logró hacerme retroceder. Pero ahí caí en la cuenta de que por una vez tener armas de madera iba a jugar especialmente a mi favor, al no poder conducir sus ataques como el metal. Cargué contra él, bloqueando sus brazos contra la pared con el escudo y la lanza, para seguidamente meterle un cabezazo en la nariz. Mientras seguía aturdido, recorté aún más la distancia y le mordí en el cuello, bebiendo todo lo que pude para intentar evitar quedarme hecho una mierda en cuanto pasase el efecto de mis poderes, y en cuanto noté que volvía a reaccionar me retiré, desgarrando con mis colmillos. A pesar de todo, seguía moviéndose, y recuperando su espada en otro movimiento intentó volver a atacar, pero con el esfuerzo de sacar su arma me había dado tiempo a sacar una mariposa mecánica[5] y soltarla hacia él, explotando en su cara y lanzándole contra la pared, que siendo en esos momentos de cristal, reventó con el impacto, lanzándole hacia el vacío. Me asomé por el boquete para asegurarme de que todo hubiese acabado, y afortunadamente la explosión lo había aturdido lo suficiente como para que no pudiese transformarse antes de convertirse en una mancha en el pavimento. Respiré tranquilo, y pensando en la ironía de que toda esta locura hubiese empezado con mariposas, y quizás pudiese acabar igual. Aunque antes de relajarme, cogí la brújula mágica y la lancé con todas mis fuerzas por el agujero, esperando no volver a saber de ella. Solo entonces me volví hacia Kira y su amigo.
- No van a detenerse aquí. Todavía queda gente como él en la academia y os están buscando. Puedo sacaros de aquí y escapar lejos de todo esto. Esto es como con las mariposas, se han cometido errores, pero ahora es momento de ayudar a la gente, y para eso tenéis que escapar de esa mujer que has dicho. Kira, para poder ayudar a la gente y protegiendo a los inocentes de los degenerados tienes que sobrevivir.
Y dicho eso les tendí la mano mientras sacaba mi última botella de cerveza de mantequilla[6], pensando en que a pesar de todo es posible que todo acabase de nuevo con bégimos.
La sala no podía ser más desconcertante, cambiaba de forma, tamaño y material. Intenté no fijarme demasiado en ella porque cuanto más atención la prestaba más mareado estaba. Pero lo único que importaba es que todo había salido como planeaba, Kira estaba en medio de la locura intentando tranquilizar al tipo que intuía era el loco de tremendos poderes mágicos. Aunque eso no cuadraba demasiado con un secuestro. Tampoco tuve demasiado tiempo para pensarlo, porque aunque Kira intentó advertirme, me encontré atravesado por la espada del bastardo que dirigía a los dragones.
Probablemente no hubiese mucha diferencia entre morir en ese momento o dentro de una semana, pero con lo que estaba oyendo no podía quedarme sin hacer nada. Haber llegado tan lejos y quedarme tan cerca de mi objetivo no era una opción. Y menos viendo que en realidad Kira no estaba loca ni la habíamos empujado a una sucesión de malas decisiones, sino que al final nuestro consejos de dudosa calidad habían conseguido algo bueno. Concentré mi sangre en cerrarme la herida[1], intentando que mi agonía pareciese por la herida y no porque el proceso de cerrarla era aún más doloroso que estar muriéndome. Cuando se cansaron de hablar, el dragón atacó a Kira, que aunque empezó bien, empezaba a ser superada por la habilidad de ese gusano y los relámpagos que iba soltando. Al menos, ese poco tiempo era todo lo que necesitaba para recuperarme. Una vez cerrada mi herida, canalicé el resto de mis reservas de sangre en reforzarme y me lancé hacia él, agarrándolo de una pierna antes de que tuviera tiempo de reponerse y lanzándolo con todas mis fuerzas contra la pared, o techo, o lo que fuera.
- Pues para ser tan bueno viendo a los traidores, se te da muy mal distinguir a los muertos.- Tras increpar al tipo que acababa de intentar matarme, me giré hacia la biocibernética para comprobar que no tuviera ningún daño importante.- Kira, que alegría que estés bien. Tu haz que tu amigo se calme, y yo me encargo del degenerado. Quizás esto pueda ayudarte, se supone que alegra a la gente y alivia el dolor.- Saqué de mi bolsa mi último hongo de Lithe[2] y se lo entregué, inmediatamente después descolgué mi lanza y mi escudo y volví a por el dragón que estaba levantándose tras el golpe.
Boryslav fue a responderme, pero empecé a lanzar puntadas para obligarse a defenderse y callarse. Ya tenía bastante con la canción que salía de ninguna parte como para escuchar su voz. Él respondió lanzando una descarga, pero no apuntando hacia mi, sino a Kira y el loco, lo que me obligó a bajar la guardia para poder desviar su brazo con el escudo, permitiéndole darme otro corte superficial. Antes de que intentase otro truco, golpeé con el escudo en su axila, empujándole contra el borde de la sala, aprovechando que se redujo hacia él. Continué el acoso hasta acorralarle contra la pared, viendo que quizás yo no comprendiera como funcionaba este lugar, pero él tampoco. Desaté mi maldición[3] para aprovechar mi cambio de aspecto a los cambios en la sala y confundirle más, además de aprovechar el aumento al daño de mis golpes, que nunca venía mal. Mi mayor fuerza gracias a estar quemando toda mi sangre me permitía mantenerle en las peores posiciones, limitando su alcance al chocar su arma con las esquinas[4], mientras yo usaba mi arma más como una vara dado el poco espacio, intercalando envites con la punta y el asta de la lanza con algún golpe con el canto del escudo. La sucesión de ataques sumada a la creciente confusión le llevó a cometer un error, atacó creyendo tener una abertura en mi defensa, pero me permitió desviar con la lanza su espada hasta que quedó clavada en el techo. Entonces golpeé el brazo con el asta, haciendo que soltara su arma sin contar con que el techo se volvió a alejar de él, dejándole desarmado.
Sin embargo, el dragón no se rindió, y cargando sus brazos de electricidad me lanzó un demoledor puñetazo que a pesar de bloquear con el escudo logró hacerme retroceder. Pero ahí caí en la cuenta de que por una vez tener armas de madera iba a jugar especialmente a mi favor, al no poder conducir sus ataques como el metal. Cargué contra él, bloqueando sus brazos contra la pared con el escudo y la lanza, para seguidamente meterle un cabezazo en la nariz. Mientras seguía aturdido, recorté aún más la distancia y le mordí en el cuello, bebiendo todo lo que pude para intentar evitar quedarme hecho una mierda en cuanto pasase el efecto de mis poderes, y en cuanto noté que volvía a reaccionar me retiré, desgarrando con mis colmillos. A pesar de todo, seguía moviéndose, y recuperando su espada en otro movimiento intentó volver a atacar, pero con el esfuerzo de sacar su arma me había dado tiempo a sacar una mariposa mecánica[5] y soltarla hacia él, explotando en su cara y lanzándole contra la pared, que siendo en esos momentos de cristal, reventó con el impacto, lanzándole hacia el vacío. Me asomé por el boquete para asegurarme de que todo hubiese acabado, y afortunadamente la explosión lo había aturdido lo suficiente como para que no pudiese transformarse antes de convertirse en una mancha en el pavimento. Respiré tranquilo, y pensando en la ironía de que toda esta locura hubiese empezado con mariposas, y quizás pudiese acabar igual. Aunque antes de relajarme, cogí la brújula mágica y la lancé con todas mis fuerzas por el agujero, esperando no volver a saber de ella. Solo entonces me volví hacia Kira y su amigo.
- No van a detenerse aquí. Todavía queda gente como él en la academia y os están buscando. Puedo sacaros de aquí y escapar lejos de todo esto. Esto es como con las mariposas, se han cometido errores, pero ahora es momento de ayudar a la gente, y para eso tenéis que escapar de esa mujer que has dicho. Kira, para poder ayudar a la gente y protegiendo a los inocentes de los degenerados tienes que sobrevivir.
Y dicho eso les tendí la mano mientras sacaba mi última botella de cerveza de mantequilla[6], pensando en que a pesar de todo es posible que todo acabase de nuevo con bégimos.
*******************
[1] Nivel 1: Cicatrización acelerada: [Mágica, 1 Uso] Canaliza su sangre para recuperarse de todas las heridas que haya recibido en ese tema.
[2] Hongos de Lithe: [Consumible] Al consumirse, producen un estado de conciencia alterada capaz de producir visiones y un gran bienestar. Útil para distraer enemigos (si consigues que lo consuman), reducir temporalmente las molestias de una herida o pasar una buena tarde en general
[3] Maldición Desatada: [Mágica, 2 usos] Mi maldición se vuelve más fuerte, haciendo que la oscuridad me posea. Por 2 turnos luzco más siniestro, aterrando a los débiles. Mis ataques realizan daño mágico adicional y puedo ocultarme en las sombras con más facilidad.
[4] Nivel 2: Guardia de la calleja: [Pasiva] Su experiencia combatiendo en lugares estrechos, como callejones y tabernas, le permite aprovechar al máximo el terreno en espacios reducidos, manejando sus armas con soltura y aprovechando la dificultad de movimiento de sus oponentes a su favor.
[5] Mariposa de la desgracia: [Consumible] Una mariposa falsa lograda con ingeniería. Una vez activada drenará un poco de éter de su dueño para volar hasta un objetivo dentro del rango de visión y explotar causando quemaduras.
[6] Cerveza de mantequilla:[Consumible] Cuando la bebas, te convertirás en un animal (a elección) durante dos rondas. No podrás usar tus objetos y habilidades mientras dure el efecto.
Corlys Glokta
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Re: Sol de medianoche [Desafío: Un mundo sin sueños]
Apenas hacía un instante se había escondido en esa sala, y ahora se encontraba rodeado de cadáveres desmembrados, soldados caídos que no tenía idea de cómo habían acabado así, aquello era una completa locura, y entre todo, en el piso, muy cerca de uno de los grandes espejos de la sala, una muy herida Adda Lovelace se arrastraba hacia ese objeto y no hacía una puerta que era la ruta de escape lógica -¿Qué ha pasado aquí?- Preguntó el elfo sin saber lo que le venía sucediendo.
Fue ahí cuando entendió que no estaba solo, es decir, estaban los cadáveres y Adda despedazadda, pero había alguien más, un polizón que anidaba escondido en su cuerpo, y que a ratos, sin aviso y para asegurar su propia supervivencia, tomaba control de sus acciones, era nada menos que una segunda persona. [1]
Muy bien, muy bien, momento de explicarlo todo. Es la primera vez que escuchas mi voz, una voz más calmada que poco se diferenciaba de un susurro. ¿Quieres saber lo que pasó? Pregunté de manera retórica, sin esperar respuesta alguna, pues de cualquier manera era momento de dar respuestas en busca de una tregua, y es que, quizá ya no tenía a dónde regresar. Reminiscencias efímeras pero ordenadas comenzarían a recorrer los pasillos de tu mente con detalles de lo ocurrido.
Estabas atrapado en este lugar, un poco confundido, lo sé, mi culpa, también lo sé, pero nada de esto tenía que ser así, se supone que tú ya no debías existir y tu cuerpo debería ser mi cuerpo, o eso fue lo que me prometieron, y ahora acá estamos, compartiendo un mismo recipiente, en fin, detalles menores, el punto es que, ella. Esa vil traidora, me dio unas instrucciones y luego me quiere matar por haberlas cumplido.
Entró a la habitación con sus guardias bajo algún efecto extraño, porque sus ojos se veían, cómo decirlo, diferentes, en fin, ella dijo que yo estaba defectuoso, había que hacerla pagar, tú te encargarías de eso. Los dragones no deberían ser un problema y sin embargo, lo fueron, sé que comenzar con las patadas fue una mala idea, pero arrojarles esos patos de cristal sirvió como distracción.
El poco espacio de la habitación te jugaba en contra, pero supiste jugar con los espacios para evitar que te rodearan, sabías que era lo que trataban de hacer y lo evitaste a toda costa, el choque de sus espadas contra las tuyas fue intenso, hasta que finalmente pareciste perder el control, con ellos a ambos lados no había más opción que ir al centro de la habitación, ahí te habían rodeado por completo, o eso creían.
Utilizaste tus espadas haciendo que diez más de ellas aparecieran y quedaran regadas por los lados de la sala. [2] Ellos se acercaron desprevenidos, pensando que tenían la ventaja, pero nada más lejos de la verdad, habían caído en tu trampa. Tus hilos de éter atrajeron a la vez todas las espadas hacia el centro de la sala, dejándolos expuestos y clavándose en sus espaldas sin que pudieran siquiera notarlo.
Al verlos adoloridos y heridos, avanzaste hacia el primero de ellos, atrayendo un par de espadas con tus hilos de éter para acuchillarlo frenéticamente. Los demás, horrorizados por la escena, no sabían si atacarte o retroceder, así que dirigiste la mirada hacia ellos, les arrojaste las espadas que bloquearon con las propias, pero al mismo tiempo atraías otras dos espadas con hilos de éter [3] para seguirlos atacando, las hojas de metal atravesaron las armaduras como si de papel se tratara, seguro que no sabías que tenías esa fuerza.
Fue ahí, al sentirse derrotada, que ella trató de escapar, pero con múltiples hilos de éter [3] atrajiste espadas que estaban tras de ti, para dejarlas pasar y que se clavaran en la pared cortando el camino a la traidora y de no ser por su velocidad, alguna le habría perforado la cabeza sin problemas.
De nuevo, atrajiste un par de espadas, [3] expandiéndolas ahora como látigos que peligrosamente se estrellaban contra todo en la sala en su búsqueda por alcanzar el cuerpo de esa mujer que siempre lograba escabullirse, evadiendo por muy poco los ataques -Quédate quieta- Le dijiste, reconozco que, con un poco de frustración al no poder alcanzarla, aunque al final el golpe de gracia sería provocado por ella misma.
Una de tus espadas se atoró en la madera de la mesa y la otra apenas estaba regresando de un ataque, ella aprovechó ese momento para atacarte, realizando una veloz carrera zigzagueante y tomando del piso una de tus espadas, gran error, terrible error, pues de nuevo un hilo de éter atrajo la espada hacia ti, [3] haciendo que la mujer perdiera el equilibrio al titubear entre soltarla o dejarse arrastrar.
Con la espada que te había quedado en la mano realizaste un ataque a sus piernas, enredando ambas con la espada látigo para hacerla caer, luego tiraste de la espada para hacerla volver, desgarrando sus muslos en el proceso. Fue hermoso, sin duda, la explosión de sangre en todas direcciones, de un color un tanto extraño, pero quién soy para juzgar.
Lo que siguió de eso fue un festival de violencia sin más objetivos que un sádico disfrute, sano esparcimiento, no te juzgo, todos tenemos algún placer extraño, aunque dejar pedazos de ella regados por toda la sala quizá haya sido un poco exagerado, de momento, creo que, por consideración a ti, y a quien esté leyendo esto, evitaré dar demasiados detalles, solo digamos que ella quedó bastante dañada y tú lo disfrutaste.
Y finalmente, acá estamos, con esa mujer en el piso, intentando escapar, tú observando, paralizado, debatiéndote entre escapar o quedarte a terminar el trabajo, y yo, tratando de hacer que reacciones y hagas algo de prisa, porque no tardarán en llegar más guardias. De momento lo mejor es irte, no hay tiempo para nada más, y ella, o lo que queda de ella, no creo que logre recuperarse.
Y así, aquella voz en la mente de Destino se apagó, dejándolo tomar la siguiente decisión, estaba un poco confundido, con un fuerte dolor de cabeza y algunas heridas en su piel que no recordaba haberse hecho ni estuvieron en el relato, una señal de que aquella voz en su cabeza no le estaba contando todo lo sucedido, algunos secretos tardarían más en salir a la luz, pero el elfo sí que saldría, tomó sus espadas y las guardó mientras las copias desaparecían lentamente.
El pelinegro escuchó pasos acercándose a su posición, así que sin pensarlo demasiado saltó por la ventana, aferrando las garras de su guante de metal a la pared exterior del edificio para reducir la velocidad de la caída y emprendió una veloz carrera cuando apenas sus pies tocaron el suelo, necesitaba alejarse de ahí y luego entender lo que había sucedido.
Fue ahí cuando entendió que no estaba solo, es decir, estaban los cadáveres y Adda despedazadda, pero había alguien más, un polizón que anidaba escondido en su cuerpo, y que a ratos, sin aviso y para asegurar su propia supervivencia, tomaba control de sus acciones, era nada menos que una segunda persona. [1]
Muy bien, muy bien, momento de explicarlo todo. Es la primera vez que escuchas mi voz, una voz más calmada que poco se diferenciaba de un susurro. ¿Quieres saber lo que pasó? Pregunté de manera retórica, sin esperar respuesta alguna, pues de cualquier manera era momento de dar respuestas en busca de una tregua, y es que, quizá ya no tenía a dónde regresar. Reminiscencias efímeras pero ordenadas comenzarían a recorrer los pasillos de tu mente con detalles de lo ocurrido.
Estabas atrapado en este lugar, un poco confundido, lo sé, mi culpa, también lo sé, pero nada de esto tenía que ser así, se supone que tú ya no debías existir y tu cuerpo debería ser mi cuerpo, o eso fue lo que me prometieron, y ahora acá estamos, compartiendo un mismo recipiente, en fin, detalles menores, el punto es que, ella. Esa vil traidora, me dio unas instrucciones y luego me quiere matar por haberlas cumplido.
Entró a la habitación con sus guardias bajo algún efecto extraño, porque sus ojos se veían, cómo decirlo, diferentes, en fin, ella dijo que yo estaba defectuoso, había que hacerla pagar, tú te encargarías de eso. Los dragones no deberían ser un problema y sin embargo, lo fueron, sé que comenzar con las patadas fue una mala idea, pero arrojarles esos patos de cristal sirvió como distracción.
El poco espacio de la habitación te jugaba en contra, pero supiste jugar con los espacios para evitar que te rodearan, sabías que era lo que trataban de hacer y lo evitaste a toda costa, el choque de sus espadas contra las tuyas fue intenso, hasta que finalmente pareciste perder el control, con ellos a ambos lados no había más opción que ir al centro de la habitación, ahí te habían rodeado por completo, o eso creían.
Utilizaste tus espadas haciendo que diez más de ellas aparecieran y quedaran regadas por los lados de la sala. [2] Ellos se acercaron desprevenidos, pensando que tenían la ventaja, pero nada más lejos de la verdad, habían caído en tu trampa. Tus hilos de éter atrajeron a la vez todas las espadas hacia el centro de la sala, dejándolos expuestos y clavándose en sus espaldas sin que pudieran siquiera notarlo.
Al verlos adoloridos y heridos, avanzaste hacia el primero de ellos, atrayendo un par de espadas con tus hilos de éter para acuchillarlo frenéticamente. Los demás, horrorizados por la escena, no sabían si atacarte o retroceder, así que dirigiste la mirada hacia ellos, les arrojaste las espadas que bloquearon con las propias, pero al mismo tiempo atraías otras dos espadas con hilos de éter [3] para seguirlos atacando, las hojas de metal atravesaron las armaduras como si de papel se tratara, seguro que no sabías que tenías esa fuerza.
Fue ahí, al sentirse derrotada, que ella trató de escapar, pero con múltiples hilos de éter [3] atrajiste espadas que estaban tras de ti, para dejarlas pasar y que se clavaran en la pared cortando el camino a la traidora y de no ser por su velocidad, alguna le habría perforado la cabeza sin problemas.
De nuevo, atrajiste un par de espadas, [3] expandiéndolas ahora como látigos que peligrosamente se estrellaban contra todo en la sala en su búsqueda por alcanzar el cuerpo de esa mujer que siempre lograba escabullirse, evadiendo por muy poco los ataques -Quédate quieta- Le dijiste, reconozco que, con un poco de frustración al no poder alcanzarla, aunque al final el golpe de gracia sería provocado por ella misma.
Una de tus espadas se atoró en la madera de la mesa y la otra apenas estaba regresando de un ataque, ella aprovechó ese momento para atacarte, realizando una veloz carrera zigzagueante y tomando del piso una de tus espadas, gran error, terrible error, pues de nuevo un hilo de éter atrajo la espada hacia ti, [3] haciendo que la mujer perdiera el equilibrio al titubear entre soltarla o dejarse arrastrar.
Con la espada que te había quedado en la mano realizaste un ataque a sus piernas, enredando ambas con la espada látigo para hacerla caer, luego tiraste de la espada para hacerla volver, desgarrando sus muslos en el proceso. Fue hermoso, sin duda, la explosión de sangre en todas direcciones, de un color un tanto extraño, pero quién soy para juzgar.
Lo que siguió de eso fue un festival de violencia sin más objetivos que un sádico disfrute, sano esparcimiento, no te juzgo, todos tenemos algún placer extraño, aunque dejar pedazos de ella regados por toda la sala quizá haya sido un poco exagerado, de momento, creo que, por consideración a ti, y a quien esté leyendo esto, evitaré dar demasiados detalles, solo digamos que ella quedó bastante dañada y tú lo disfrutaste.
Y finalmente, acá estamos, con esa mujer en el piso, intentando escapar, tú observando, paralizado, debatiéndote entre escapar o quedarte a terminar el trabajo, y yo, tratando de hacer que reacciones y hagas algo de prisa, porque no tardarán en llegar más guardias. De momento lo mejor es irte, no hay tiempo para nada más, y ella, o lo que queda de ella, no creo que logre recuperarse.
Y así, aquella voz en la mente de Destino se apagó, dejándolo tomar la siguiente decisión, estaba un poco confundido, con un fuerte dolor de cabeza y algunas heridas en su piel que no recordaba haberse hecho ni estuvieron en el relato, una señal de que aquella voz en su cabeza no le estaba contando todo lo sucedido, algunos secretos tardarían más en salir a la luz, pero el elfo sí que saldría, tomó sus espadas y las guardó mientras las copias desaparecían lentamente.
El pelinegro escuchó pasos acercándose a su posición, así que sin pensarlo demasiado saltó por la ventana, aferrando las garras de su guante de metal a la pared exterior del edificio para reducir la velocidad de la caída y emprendió una veloz carrera cuando apenas sus pies tocaron el suelo, necesitaba alejarse de ahí y luego entender lo que había sucedido.
[1] Se active la maldición Reflejo oscuro =O
[2] Activo la habilidad de las dos espadas gemelas, generando 5 copias por cada una.
[3] Usa habilidad de nivel 4: Avaricia devastadora
Destino
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Re: Sol de medianoche [Desafío: Un mundo sin sueños]
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Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo…
hoy todavía, plantaría un árbol.
A pesar de que nadie cuerdo tendría esperanzas en un vampiro apuñalado y un elfo con personalidad múltiple, estos dos individuos consiguieron sobreponerse a las adversidades, incluso sin causar con ello el fin del mundo como la última vez. Pero no todo sería sencillo luego de derrotar a los dragones y a la catedrática, o eso diríamos si no hubieran eliminado a todos los enemigos. ¿O quizás no los eliminaron a todos?
Kira cargó el cuerpo de Ian, cuya mente estaba nublada por alucinaciones placenteras y extrañas que nadie más que él podría entender. Kira se agradeció a sí misma no haber sucumbido a la curiosidad y probar también un poco de aquel hongo que les concedió el vampiro. Ya era demasiado la habitación de dimensiones imposibles donde estaban.
Corrieron por los laberínticos pasillos del Hekshold, los construidos mucho tiempo atrás y los nuevos que formaba Ian con su magia inestable que, por esta vez, estaba siendo útil para crear caminos, aunque no como un acto consciente. Pero eso no pasó desapercibido para los magos que encontraron en el camino. No tardó mucho en esparcirse la información sobre Ian huyendo con Kira y un extraño. Este improvisado grupo se convirtió rápidamente en el foco de la atención de la academia, una ventaja para el elfo trastornado.
Las cosas no habían salido como él esperaba. No había sido su culpa que el azar le hubiese atrapado en un cuerpo cuya mente original se negaba a desaparecer. Aun así, los suplantadores lo catalogaron como un ser defectuoso. Ya no podía volver con ellos. No en su estado actual. No tenía otra opción más que dejar que Destino tuviera el control por unos días mientras pensaba en alguna solución para salir de su problema. No sabía cuánto tiempo le tomaría, pero sí sabía que no sería desechado ni olvidado, incluso si el mundo terminaba. Algún día llevaría a cabo su venganza.
Y cuando tuviera un plan, sería su voluntad la que se impondría sobre todos.
La falsa Adda se arrastraba hacia su única opción para salvarse. Si volvía al mundo al otro lado del espejo, podría… Su cara se resquebrajó repentinamente, se derramó convertida en cenizas y su verdadero rostro se reflejó, difuminada, en el espejo, despertando pavor en su corazón. ¿La verdadera Adda logró liberarse? ¿O finalmente murió? ¿Por qué su máscara se deshizo tan rápido?
No tuvo tiempo para pensar más en tales preguntas cuando fue encontrada por un pequeño grupo de hechiceros de la academia. Ya no podría escapar, ni siquiera mediante la muerte.
Ian cerró los ojos y descansó mientras volaban sobre un Corlys reconvertido en Bégimo. La academia quedaba detrás de ellos, con el falso sol de medianoche perdiendo gradualmente su resplandor. Kira, con Ian en sus brazos, mantenía la mirada en la tierra que había sido su hogar en sus cortos años que para ella habían sido toda una vida. Ya no podría regresar, no cuando ni siquiera podía saber quiénes eran sus amigos y los malvados. Pero si debía huir, ¿qué debía hacer? ¿Quién debía ser ella, que siempre fue la sirvienta de los catedráticos y vivió bajo su guía?
Ian empezó a soñar despierto sobre su futuro, sobre los siguientes y últimos días. Ian vio el mundo encaminarse hacia una ruina inevitable. No podía saber cuánta responsabilidad tenía él sobre aquel fin de los tiempos, pero sentía que de alguna manera todo habría sido diferente si su poder, capaz de cambiar el curso de Aerandir, lo hubiera tenido otra persona. Cuánto bien podría haber traído alguien más capaz. Cuántas posibilidades que se marchitaron en su patético descontrol y mediocridad.
Pero no todo había sido malo. Los recuerdos de un futuro que aún no había vivido fueron reemplazándose por escenas del nacimiento de Kira, imbuida por su magia; del aprendizaje de ella, que nada sabía pero aprendía con rapidez; de su pureza que brillaba, aun cuando la corrupción envenenaba su entorno.
A pesar de los efectos del hongo, la mente de Ian cobró una lucidez que no había tenido en mucho tiempo, quizás ni en toda su vida. Se sentía doblemente consciente.
Kira- susurró con la voz ronca. La bio-cibernética dirigió toda su atención al brujo -¿Está bien?- preguntó preocupada y con los ojos muy abiertos -Nunca he sido un buen hechicero, ni siquiera uno decente- explicó Ian -Tanto poder dentro de mí para cambiarlo todo, pero incapaz de hacer una única cosa bien. Nací siendo una promesa que cargaba con las esperanzas de muchos, pero siempre los defraudé a todos. Mi vida fue un desperdicio, pero… aunque los 19 objetos que creé para salvar el mundo casi lo destruyen, hubo algo bueno en todo eso: tú, Kira.
La bio-cibernética arqueó las cejas ligeramente, experimentando emociones que no sabía identificar. ¿Era felicidad? ¿Era tristeza? ¿Una felicidad triste? No sabía ni cómo procesarlo, pero quería y no quería sentirlo.
Eres lo más valioso que nació de mi magia- continuó Ian -Una vida nueva, pura, con el potencial de aprenderlo todo. Estoy orgulloso de ti, Kira. Eres mi consuelo y mi esperanza. Por eso te daré un último obsequio.
Tomó con suavidad las manos de Kira y cerró los ojos. Su consciencia duplicada y sus recuerdos no vividos le confirieron una prodigiosa concentración con la que accedió al éter de formas que ningún otro brujo había conocido jamás. Lo tomó, lo moldeó, lo canalizó. El éter llenó a Kira, calando en cada parte de su cuerpo y fundiéndose en su mente confundida, mientras que Corlys sentía un intenso escalofrío y su pelaje se erizaba por completo, al tiempo que el sol brillaba con mayor intensidad, tornándose de todos los colores y bañando el Hekshold con cada uno de ellos.
Entonces el sol se apagó. El poder sin límites se desvaneció en el infinito y el corazón del hechicero más poderoso de todos tuvo su último latido.
En esta noche, por primera vez, Kira conoció su capacidad para llorar.
Días después, cuando Kira pudo asimilar lo suficiente la pérdida para pensar en su futuro, tomó la decisión de aprender aún más, de prepararse de distintas maneras para no volver a perder a nadie que apreciara. Para ello su primera elección fue aprender algún arte marcial para no morir, pues, si no moría, podía ayudar a la gente y proteger a los inocentes de los degenerados. ¿Pero qué arte marcial elegir?
Cuando se dio cuenta, en un instante se habían materializado en sus manos una lanza y un escudo idénticos a los de Corlys.
∞ Y así concluye este emocionante desafío, aunque la historia tras él y los misterios que oculta apenas comienzan. Nos ha gustado mucho su manera tan particular de resolver los problemas, es decir, creando más problemas, especialmente inesperados y que, aunque ambos estuvieron en sitios distintos, se ayudaron de una u otra manera para superar los obstáculos mientras truncaban los planes de los enemigos a la vez. Una muestra de genialidad y trabajo en equipo sin precedentes. Muy bien hecho.
∞ Destino y Entropía, no tenemos mucho que decir sobre ustedes; tememos que decirles cualquier cosa pueda impulsarlos a hacer algo que trunque también nuestros planes, así que simplemente diremos que es el inicio de un camino sangriento donde detrás de cada espejo puede estar un enemigo. Mientras tanto, estarán atrapados en un juego de poder entre el destino y el caos. ¿Qué se hará con el dominio total? Esperamos que tu cuerpo no perezca pronto; es divertido observarlos.
∞ Corlys, fue como lo planeabas, lograste sacar sanos y salvos a Kira y a Ian, aunque este último pereció en el camino místicamente por motivos divinos inescrutables, pero son cosas que pasan, nada para deprimirse. Además, mira el lado positivo: no habrán más 19 objetos malditos que pongan Aerandir patas arriba. No, ahora tenemos a una Kira ¿como la número 20? Su futuro aún es incierto, pero gracias a tu ayuda, y gracias a que Destino no interactuó con ella aún, se mantendrá en el camino correcto, aparentemente.
∞ Sobre Adda Lovelace, el paradero de la verdadera es un misterio. Pero el Hekshold ahora sabe de la invasión de los suplantadores y tiene cautiva a la falsa Adda. Lo que harán con tal espécimen se mantendrá en secreto por ahora, así como lo harán con la muerte de los caballeros dragón por el bien de relaciones diplomáticas. Pero ya no será tan sencillo suplantar identidades en la academia y también investigarán sobre la relación entre los suplantadores, los caballeros y Belov.
∞ Si tienen alguna pregunta respecto a la trama y de los misterios pendientes, pueden enviarnos un mp. No les resolveremos nada y sí les dejaremos más dudas, pero pueden preguntarnos igualmente. Pero algo que sí vamos a darles y que les resolverá algún problema, o quizás no resuelva nada, es su merecida recompensa por esta aventura: 50 aeros, 5 puntos de experiencia y una Medalla de Morgana:
Kira cargó el cuerpo de Ian, cuya mente estaba nublada por alucinaciones placenteras y extrañas que nadie más que él podría entender. Kira se agradeció a sí misma no haber sucumbido a la curiosidad y probar también un poco de aquel hongo que les concedió el vampiro. Ya era demasiado la habitación de dimensiones imposibles donde estaban.
Corrieron por los laberínticos pasillos del Hekshold, los construidos mucho tiempo atrás y los nuevos que formaba Ian con su magia inestable que, por esta vez, estaba siendo útil para crear caminos, aunque no como un acto consciente. Pero eso no pasó desapercibido para los magos que encontraron en el camino. No tardó mucho en esparcirse la información sobre Ian huyendo con Kira y un extraño. Este improvisado grupo se convirtió rápidamente en el foco de la atención de la academia, una ventaja para el elfo trastornado.
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Las cosas no habían salido como él esperaba. No había sido su culpa que el azar le hubiese atrapado en un cuerpo cuya mente original se negaba a desaparecer. Aun así, los suplantadores lo catalogaron como un ser defectuoso. Ya no podía volver con ellos. No en su estado actual. No tenía otra opción más que dejar que Destino tuviera el control por unos días mientras pensaba en alguna solución para salir de su problema. No sabía cuánto tiempo le tomaría, pero sí sabía que no sería desechado ni olvidado, incluso si el mundo terminaba. Algún día llevaría a cabo su venganza.
Y cuando tuviera un plan, sería su voluntad la que se impondría sobre todos.
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La falsa Adda se arrastraba hacia su única opción para salvarse. Si volvía al mundo al otro lado del espejo, podría… Su cara se resquebrajó repentinamente, se derramó convertida en cenizas y su verdadero rostro se reflejó, difuminada, en el espejo, despertando pavor en su corazón. ¿La verdadera Adda logró liberarse? ¿O finalmente murió? ¿Por qué su máscara se deshizo tan rápido?
No tuvo tiempo para pensar más en tales preguntas cuando fue encontrada por un pequeño grupo de hechiceros de la academia. Ya no podría escapar, ni siquiera mediante la muerte.
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Ian cerró los ojos y descansó mientras volaban sobre un Corlys reconvertido en Bégimo. La academia quedaba detrás de ellos, con el falso sol de medianoche perdiendo gradualmente su resplandor. Kira, con Ian en sus brazos, mantenía la mirada en la tierra que había sido su hogar en sus cortos años que para ella habían sido toda una vida. Ya no podría regresar, no cuando ni siquiera podía saber quiénes eran sus amigos y los malvados. Pero si debía huir, ¿qué debía hacer? ¿Quién debía ser ella, que siempre fue la sirvienta de los catedráticos y vivió bajo su guía?
Ian empezó a soñar despierto sobre su futuro, sobre los siguientes y últimos días. Ian vio el mundo encaminarse hacia una ruina inevitable. No podía saber cuánta responsabilidad tenía él sobre aquel fin de los tiempos, pero sentía que de alguna manera todo habría sido diferente si su poder, capaz de cambiar el curso de Aerandir, lo hubiera tenido otra persona. Cuánto bien podría haber traído alguien más capaz. Cuántas posibilidades que se marchitaron en su patético descontrol y mediocridad.
Pero no todo había sido malo. Los recuerdos de un futuro que aún no había vivido fueron reemplazándose por escenas del nacimiento de Kira, imbuida por su magia; del aprendizaje de ella, que nada sabía pero aprendía con rapidez; de su pureza que brillaba, aun cuando la corrupción envenenaba su entorno.
A pesar de los efectos del hongo, la mente de Ian cobró una lucidez que no había tenido en mucho tiempo, quizás ni en toda su vida. Se sentía doblemente consciente.
Kira- susurró con la voz ronca. La bio-cibernética dirigió toda su atención al brujo -¿Está bien?- preguntó preocupada y con los ojos muy abiertos -Nunca he sido un buen hechicero, ni siquiera uno decente- explicó Ian -Tanto poder dentro de mí para cambiarlo todo, pero incapaz de hacer una única cosa bien. Nací siendo una promesa que cargaba con las esperanzas de muchos, pero siempre los defraudé a todos. Mi vida fue un desperdicio, pero… aunque los 19 objetos que creé para salvar el mundo casi lo destruyen, hubo algo bueno en todo eso: tú, Kira.
La bio-cibernética arqueó las cejas ligeramente, experimentando emociones que no sabía identificar. ¿Era felicidad? ¿Era tristeza? ¿Una felicidad triste? No sabía ni cómo procesarlo, pero quería y no quería sentirlo.
Eres lo más valioso que nació de mi magia- continuó Ian -Una vida nueva, pura, con el potencial de aprenderlo todo. Estoy orgulloso de ti, Kira. Eres mi consuelo y mi esperanza. Por eso te daré un último obsequio.
Tomó con suavidad las manos de Kira y cerró los ojos. Su consciencia duplicada y sus recuerdos no vividos le confirieron una prodigiosa concentración con la que accedió al éter de formas que ningún otro brujo había conocido jamás. Lo tomó, lo moldeó, lo canalizó. El éter llenó a Kira, calando en cada parte de su cuerpo y fundiéndose en su mente confundida, mientras que Corlys sentía un intenso escalofrío y su pelaje se erizaba por completo, al tiempo que el sol brillaba con mayor intensidad, tornándose de todos los colores y bañando el Hekshold con cada uno de ellos.
Entonces el sol se apagó. El poder sin límites se desvaneció en el infinito y el corazón del hechicero más poderoso de todos tuvo su último latido.
En esta noche, por primera vez, Kira conoció su capacidad para llorar.
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Días después, cuando Kira pudo asimilar lo suficiente la pérdida para pensar en su futuro, tomó la decisión de aprender aún más, de prepararse de distintas maneras para no volver a perder a nadie que apreciara. Para ello su primera elección fue aprender algún arte marcial para no morir, pues, si no moría, podía ayudar a la gente y proteger a los inocentes de los degenerados. ¿Pero qué arte marcial elegir?
Cuando se dio cuenta, en un instante se habían materializado en sus manos una lanza y un escudo idénticos a los de Corlys.
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∞ Y así concluye este emocionante desafío, aunque la historia tras él y los misterios que oculta apenas comienzan. Nos ha gustado mucho su manera tan particular de resolver los problemas, es decir, creando más problemas, especialmente inesperados y que, aunque ambos estuvieron en sitios distintos, se ayudaron de una u otra manera para superar los obstáculos mientras truncaban los planes de los enemigos a la vez. Una muestra de genialidad y trabajo en equipo sin precedentes. Muy bien hecho.
∞ Destino y Entropía, no tenemos mucho que decir sobre ustedes; tememos que decirles cualquier cosa pueda impulsarlos a hacer algo que trunque también nuestros planes, así que simplemente diremos que es el inicio de un camino sangriento donde detrás de cada espejo puede estar un enemigo. Mientras tanto, estarán atrapados en un juego de poder entre el destino y el caos. ¿Qué se hará con el dominio total? Esperamos que tu cuerpo no perezca pronto; es divertido observarlos.
∞ Corlys, fue como lo planeabas, lograste sacar sanos y salvos a Kira y a Ian, aunque este último pereció en el camino místicamente por motivos divinos inescrutables, pero son cosas que pasan, nada para deprimirse. Además, mira el lado positivo: no habrán más 19 objetos malditos que pongan Aerandir patas arriba. No, ahora tenemos a una Kira ¿como la número 20? Su futuro aún es incierto, pero gracias a tu ayuda, y gracias a que Destino no interactuó con ella aún, se mantendrá en el camino correcto, aparentemente.
∞ Sobre Adda Lovelace, el paradero de la verdadera es un misterio. Pero el Hekshold ahora sabe de la invasión de los suplantadores y tiene cautiva a la falsa Adda. Lo que harán con tal espécimen se mantendrá en secreto por ahora, así como lo harán con la muerte de los caballeros dragón por el bien de relaciones diplomáticas. Pero ya no será tan sencillo suplantar identidades en la academia y también investigarán sobre la relación entre los suplantadores, los caballeros y Belov.
∞ Si tienen alguna pregunta respecto a la trama y de los misterios pendientes, pueden enviarnos un mp. No les resolveremos nada y sí les dejaremos más dudas, pero pueden preguntarnos igualmente. Pero algo que sí vamos a darles y que les resolverá algún problema, o quizás no resuelva nada, es su merecida recompensa por esta aventura: 50 aeros, 5 puntos de experiencia y una Medalla de Morgana:
- Medalla de Morgana:
- Medalla de Morgana [Consumible]
Medalla misteriosa de contorno difuminado y detalles indefinidos. Al mostrársela a alguien, este creerá que sus enemigos son sus amigos y que sus amigos son sus enemigos, aunque no es tan efectivo en personas poderosas mental o físicamente. Su efecto dura un turno.
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