Tempestad | Cohen
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Me gustaba esta ciudad porque podía conseguir buena mercadería para vender en otros puntos de estas tierras a buen y mejor precio con lo que obtenía gran ganancia, pero esta vez había sucedido algo que me tenía bastante furioso. Alguien había tomado a mi querida Amice para llevársela consigo. Mi hermana había podido escapar así que supuse que los desgraciados me conocían y por algún motivo querrían tomar venganza tocando mi punto débil.
―Tu no irás Marcy―gruñí girándome hacia ella y la empujé pero ella sólo se tambaleó, furiosa y volvió hacia mí.
― ¡No te llevas ni a ninguno de tus hombres ni a nadie. Y Amice es mi amiga así que iré si se me da la gana Thomas! ―protestó.
―No llevo al muchacho y te llevaré a ti... ¿verdad? ―
―Conmigo nada de eso. A él lo dejas a cargo igual que a Eudasio así que debes tener todo bajo control. Yo no me quedaré bordando allí sabiendo que tú y Amice están en peligro y saber qué habrás hecho para ofender a quien sabe quién que la haya tomado prisionera―rebatió.
Eran las primeras horas de la noche y estábamos en plena calle discutiendo. Había llovido durante la noche y el tiempo estaba nublado y fresco en esta jornada. Resoplé.
―Tienes un buen golpe en tu cabeza y tu querida amiga Amice te diría que hagas reposo―me crucé de brazos y ella hizo lo mismo, ambos enfrentados.
―Si claro, cómo si tú hicieras caso cuando te lo dices también. Deja de andar chillando y vamos a buscarla. Quién sabe a quién has fastidiado ahora por destripar a un amigo de esos, insultarlo o andar presumiendo que tenemos un padre que deshonró a su Rey―bufó. Se descruzó de brazos y avanzó ante mi furiosa mirada. Se detuvo y miró por encima de su hombro.
― ¿No tenías prisa por ir a buscar a tu querida Amice, Thomas?―
― ¡Capitán Thomas Hidalgo para ti, Marcy!―rugí volteándome echo un vendaval de enojo y ella sonrió para sí misma con su objetivo logrado de acompañarme. Yo llevaba mi espalda, mi petaca de alcohol y tres cuchillos conmigo en una bandolera. Ella, un cuchillo y una espada corta.
Última edición por Thomas J. Hidalgo el Dom Sep 03 2023, 02:59, editado 2 veces
Thomas J. Hidalgo
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Re: Tempestad | Cohen
El día pasaba y Cohen sólo deseaba regresar a Sacrestic Ville. En su bolsa de viaje, estaba el bote de la sangre del niño engendro que debía entregar a la Baronesa. El viaje de vuelta hasta la ciudad de los vampiros sería largo y peligroso por tierra. ¿Bosques élficos? ¿La larga y calurosa playa del sur? ¿El bosque ardiente de Midgard? No, un viaje por barco sería lo más apropiado.
Al caer la noche, finalmente logró salir de aquel edificio. Cada vez que paseaba por Roilkat tenía la sensación de que había estado allí en otra vida, que podía recordar sus calles fácilmente… Cohen no recordaba su vida cómo humano y aquella ciudad le resultaba muy familiar, algo que le inquietaba.
Tras visitar una taberna y convencer a uno de los hombres allí presentes a que le permitiera sorber su sangre gracias a la magia de su voz, se puso en marcha para averiguar si había alguna tripulación que aceptara pasajeros… o trabajadores nocturnos.
Fue entonces cuándo se enteró de que el Capitán Hidalgo estaba en la ciudad. Le recordaba de unos meses antes, en aquella cueva de la costa del Oeste. Él le había dicho que podrían hacer negocios, por lo que entendió que visitaba aquella costa con cierta regularidad, por lo que decidió dar con él e intentar llegar a un acuerdo para volver a casa en su navío.
Le encontró casualmente en compañía de una joven dama. Sus movimientos parecían nerviosos y enseguida recordó la sensación de desconfianza general que el Capitán había demostrado en su anterior encuentro.
―Capitán Hidalgo, ¿me recuerda? ―le preguntó manteniendo la distancia, pues iba armado y parecía estar algo nervioso― Nos conocimos en una cueva de la Costa Oeste, hará unos meses… ¿Le ocurre algo? Le veo preocupado…
Al caer la noche, finalmente logró salir de aquel edificio. Cada vez que paseaba por Roilkat tenía la sensación de que había estado allí en otra vida, que podía recordar sus calles fácilmente… Cohen no recordaba su vida cómo humano y aquella ciudad le resultaba muy familiar, algo que le inquietaba.
Tras visitar una taberna y convencer a uno de los hombres allí presentes a que le permitiera sorber su sangre gracias a la magia de su voz, se puso en marcha para averiguar si había alguna tripulación que aceptara pasajeros… o trabajadores nocturnos.
Fue entonces cuándo se enteró de que el Capitán Hidalgo estaba en la ciudad. Le recordaba de unos meses antes, en aquella cueva de la costa del Oeste. Él le había dicho que podrían hacer negocios, por lo que entendió que visitaba aquella costa con cierta regularidad, por lo que decidió dar con él e intentar llegar a un acuerdo para volver a casa en su navío.
Le encontró casualmente en compañía de una joven dama. Sus movimientos parecían nerviosos y enseguida recordó la sensación de desconfianza general que el Capitán había demostrado en su anterior encuentro.
―Capitán Hidalgo, ¿me recuerda? ―le preguntó manteniendo la distancia, pues iba armado y parecía estar algo nervioso― Nos conocimos en una cueva de la Costa Oeste, hará unos meses… ¿Le ocurre algo? Le veo preocupado…
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Ni bien me terminé de girar casi me choqué con un viejo conocido: Cohen y Marcy se apresuró a ubicarse a mi lado llevando su mano diestra a la empuñadura de la espada corta, con la mirada amenazadora en su semblante. Relajó un poco su postura al ver que no me mostraba a la defensiva de inmediato.
―Sí, lo recuerdo y Rick ha sido de gran ayuda desde entonces―dije, todavía algo asombrado por este encuentro y miré a mi hermana―De hecho, tenemos un inconveniente importante... Hace un rato se han llevado a mi esposa y voy camino a buscarla.Si deseas, puedes acompañarnos ya que de seguro.... ei ntuyo, que conoces aquí este lugar mejor que yo. A mi se me da mejor el mar―aclaré y apenas él dijese si o no avanzaría sin esperar más.
―Marcy.... em... Marcy Hidalgo―murmuró su apellido, NUESTRO apellido, mi querida hermana y saludó con una reverencia―Disculpa los modales de mi hermano. Cuando está tenso se olvida mucho más de los modales que en ocasiones normales―se encogió de hombros―Como ha dicho, vamos en busca de su esposa y amiga mía... si... tal vez si tú eres amigo, podrías ayudarnos―antes de que me replicara, ella me tomó el brazo con sus uñas y apretó fuertemente. Sabía que si yo confiaba en él, ella también debía hacerlo. Su gesto de clavarme sus uñas era para que dejase de ser tan terco y aceptara o pidiera refuerzo ya que íbamos solos sin saber los peligros que podríamos encontrar más adelante. .
Ella vestía con un corsé y falda que debía levantarse cada tanto para evitar pisarse, aunque llevaba unas buenas botas que le había comprado en el último puerto con las que podría correr todo lo que quisiera. Su peinado era un semi recogido. Ambos teníamos el mismo color de ojos y compartíamos algún que otro rasgo en la mirada. Excepto en las expresiones. Ella era la dulce de la familia o de lo que alguna vez fue. Yo era el amargo, como siempre.
Le tomé de la muñeca a ella y apreté en señal de que se estaba pasando en su actitud y no me hacía gracia, siempre mirando a Cohen a la espera de su respuesta. Ella me conocía y apenas él dijese si o no, saldría echando carrera para ir por mi querida Amice.
No tengo nada pensado exactamente en la historia así que démosle juego a gusto si quieres, pon también a los villanos
y demás, no tengo problema. La idea central mía es sólo que rescate a su esposa y tengo problemas.
Días viernes o sábados es cuando subiré mis post ya que me andan bombardeando por todos lados en estudio y trabajo y guardias u.u:)
Thomas J. Hidalgo
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Re: Tempestad | Cohen
Los modales del pirata seguían siendo toscos, aunque quizás en esta ocasión, el vampiro podía ver cierta desesperación en su actitud. La razón estaba clara: si amaba a aquella mujer y la habían secuestrado, apartándola de él, era normal que Thomas estuviera nervioso.
―He estado en esta ciudad alguna vez… y podré ayudarte hasta el amanecer, al menos.
La mujer que la acompañaba se presentó como la hermana del capitán y el vampiro pudo observar cierto parecido entre ellos, aunque la actitud de uno y otra era diferente.
―Encantado de conocerla, señorita... Pues... Puede que conozca a un par de personas que puedan saber algo. Son los propietarios de una taberna, dónde se junta personas algo… peculiares. La última vez que estuve allí me vi en mitad de un pequeño altercado, pero… puede que tengan algo de información. Incluso puede que haya matones a sueldo que puedan ayudaros si necesitáis de manos fuertes…
Cohen recordó la última visita en aquella taberna, dónde tres matones de mala muerte intentaron atacarle. Si bien era cierto que el vampiro había asesinado a uno de los hermanos de un hombre de aquel pintoresco grupo, aunque gracias a la magia de su voz y a un producto alquímico, supo mantenerlos a raya.
―Eso sí… puede que vuestra fama nos traiga tantos problemas cómo mi presencia. ¿Sabéis defenderos? Yo puedo defenderos, pero la magia de mi voz es traicionera y no quisiera que os veáis influenciados por ella por error...
Emprendieron rápidamente la marcha hacia la taberna, que no quedaba demasiado lejos, con la esperanza de que alguno de los malhechores que frecuentaran el lugar supiera algo de algún secuestro.
―He estado en esta ciudad alguna vez… y podré ayudarte hasta el amanecer, al menos.
La mujer que la acompañaba se presentó como la hermana del capitán y el vampiro pudo observar cierto parecido entre ellos, aunque la actitud de uno y otra era diferente.
―Encantado de conocerla, señorita... Pues... Puede que conozca a un par de personas que puedan saber algo. Son los propietarios de una taberna, dónde se junta personas algo… peculiares. La última vez que estuve allí me vi en mitad de un pequeño altercado, pero… puede que tengan algo de información. Incluso puede que haya matones a sueldo que puedan ayudaros si necesitáis de manos fuertes…
Cohen recordó la última visita en aquella taberna, dónde tres matones de mala muerte intentaron atacarle. Si bien era cierto que el vampiro había asesinado a uno de los hermanos de un hombre de aquel pintoresco grupo, aunque gracias a la magia de su voz y a un producto alquímico, supo mantenerlos a raya.
―Eso sí… puede que vuestra fama nos traiga tantos problemas cómo mi presencia. ¿Sabéis defenderos? Yo puedo defenderos, pero la magia de mi voz es traicionera y no quisiera que os veáis influenciados por ella por error...
Emprendieron rápidamente la marcha hacia la taberna, que no quedaba demasiado lejos, con la esperanza de que alguno de los malhechores que frecuentaran el lugar supiera algo de algún secuestro.
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Re: Tempestad | Cohen
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―Oh, bueno, estamos acostumbrados a esos tipos de problemas pero mientras podamos saber algo de mi cuñada, estará bien―contestó mi querida hermana, Marcy. ―Así es―gruñí, nada contento de que ella hablase por mí―Entonces tenemos unas cuantas horas antes de que amanezca así que mejor démonos prisa―apremié y creí que sería idea dar gracias pero Thomas Hidalgo jamás agradecía nada, así que cerré mi boca―Tengo dinero así que no habrá problemas si debo mover algunas monedas para hacerles hablar, o sino haré uso de mis viejas pero efectivas armas―tomé con fuerza la empuñadura de mi espada. En mi pecho tenía una bandolera con tres cuchillos también, nada caros pero útiles por si tenía que lanzarlos y demás. No me consideraba experto en combate pero sabía cómo defenderme, aún a uñas y dientes.
―Gracias desde ya, señor Cohen―habló Marcy mientras me tomaba del brazo enganchándolo al de ella para andar juntos con paso apresurado―Lo seguimos entonces―
―Dígame Cohen, ¿puedo saber qué sucedió para que se metiera en problemas en esa taberna a dónde vamos, si no es molestia?―puse los ojos en blanco porque Marcy era así de sociable, nada parecida a mí en ese sentido.
Si teníamos cosas en común era el carácter explosivo y el orgullo.
Al llegar al lugar donde Cohen nos conduciría, podríamos ver que no estaba tan atestado o quizá era demasiado pronto para que los pobres miserables viniesen a emborracharse. Yo hubiese sido uno de esos si mi querida Amice no estuviese en apuros y los que habían estaban sentados en una mesa bebiendo cerveza pero sus risas callaron en cuanto ingresamos. Se produjo un silencio mientras yo observaba toda la sala. El mesero reponía las bebidas que serviría en breve y apenas si nos miró. La pelirroja, una camarera a la que conocía muy bien de otro lado, esbozó una leve sonrisa al vernos pero no le correspondí. Era otra historia aparte ella.
―¿Son esos infelices que se quedaron callados apenas entram...? ―recibí el codazo de mi hermana en las costillas porque no quería que ofendiese a nadie tan temprano―¿Cohen?―pregunté entre dientes, dedicando una furiosa mirada a Marcy que alzó su mentón y curvó una leve sonrisa hacia los hombres en aquella mesa.
Última edición por Thomas J. Hidalgo el Sáb Sep 23 2023, 22:17, editado 1 vez
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Re: Tempestad | Cohen
Cuándo el pirata mencionó que tenía dinero, el vampiro sonrió y le hizo saber que se lo ahorraría.
―Capitán, tengo habilidades que le permitirán ahorrarse ese dinero. Créame, esos hombres estarán más que dispuestos a colaborar cuándo yo hable con ellos.
La curiosidad era poderosa en la hermana del Capitán, que enseguida comenzó a hacerle preguntas. Quería saber los detalles del altercado de lo sucedido en la taberna. ¿Cómo podía explicarle aquella compleja situación?
―Pues… cuándo era humano, una vampiresa me hizo matar a un hombre en aquella taberna usando la magia de su voz. El caso es que después de convertirme a mí en vampiro, visité la misma taberna años más tarde. El hermano del hombre al que maté estaba allí. Digamos que no salieron bien parados… Pero bueno, sería demasiada casualidad encontrarme al mismo hombre, en el mismo lugar, de nuevo… ¿verdad?
Al llegar al lugar indicado, Cohen entró por tercera vez en su vida en el lugar. Miró a su alrededor y enseguida vio la mesa dónde había estado sentado con Meraxes, haciendo aquellas averiguaciones sobre lo que había sucedido allí.
Dirigió su vista hacia el otro lado del local dónde vio a un grupo de hombres, pero afortunadamente no reconoció a ninguno.
―Esos servirán… ―le respondió al Capitán, sonriéndole a ambos, mientras daba unos pasos hacia el grupo de hombres que jugaba a un raro juego de cartas― Buenas noches, caballeros…
Los hombres alzaron la vista y le dirigieron una mirada de extrañeza y perplejidad. Uno de ellos incluso sacó un cuchillo, mostrándolo abiertamente.
―Me preguntaba si han sabido algo sobre el secuestro de una mujer en las últimas horas. Sé que en este lugar, alguien puede enterarse…
―¡Piérdete! Aquí no hablamos con maricas…
Cohen exhaló ante aquella mala palabra y con una sonrisa maliciosa, se concentró en el hombre que había pretendido insultarle. A su lado, un hombre que reía también parecía irrespetuoso, por lo que también mantuvo la mirada en él.
―Umbrae, Umbrae Tenebris [1]
Tras pronunciar aquellas palabras, los dos hombres comenzaron a gritar y sus rostros palidecieron rápidamente, ante el asombro del resto de los hombres concentrados allí. Aunque los demás no podían ver nada, los dos hombres luchaban contra numerosas sombras malignas que sólo ellos podían ver. Presas del pánico, cayeron al suelo y se arrastraban temerosos por la habitación ante la incrédula mirada de todos los allí presentes.
Cohen aprovechó la confusión para acercarse un poco más al grupo de hombres.
―¿Alguien sabe algo sobre el asunto? Si no quieren enloquecer, más les vale que sean sinceros, caballeros… Este jodido marica no tiene todo el día.
Y entonces, uno de ellos comenzó a hablar.
___________________________________________________
[1] Uso de mi habilidad Sombras de Tormento [Mágica, 2 usos de 1 turno]:
Cohen pronuncia una palabra oscura que induce a creer a un par de personas que numerosas sombras malignas le rodean con la intención de poseer sus cuerpos, pudiendo causar en ellas auténtico terror. Primer Uso.
―Capitán, tengo habilidades que le permitirán ahorrarse ese dinero. Créame, esos hombres estarán más que dispuestos a colaborar cuándo yo hable con ellos.
La curiosidad era poderosa en la hermana del Capitán, que enseguida comenzó a hacerle preguntas. Quería saber los detalles del altercado de lo sucedido en la taberna. ¿Cómo podía explicarle aquella compleja situación?
―Pues… cuándo era humano, una vampiresa me hizo matar a un hombre en aquella taberna usando la magia de su voz. El caso es que después de convertirme a mí en vampiro, visité la misma taberna años más tarde. El hermano del hombre al que maté estaba allí. Digamos que no salieron bien parados… Pero bueno, sería demasiada casualidad encontrarme al mismo hombre, en el mismo lugar, de nuevo… ¿verdad?
Al llegar al lugar indicado, Cohen entró por tercera vez en su vida en el lugar. Miró a su alrededor y enseguida vio la mesa dónde había estado sentado con Meraxes, haciendo aquellas averiguaciones sobre lo que había sucedido allí.
Dirigió su vista hacia el otro lado del local dónde vio a un grupo de hombres, pero afortunadamente no reconoció a ninguno.
―Esos servirán… ―le respondió al Capitán, sonriéndole a ambos, mientras daba unos pasos hacia el grupo de hombres que jugaba a un raro juego de cartas― Buenas noches, caballeros…
Los hombres alzaron la vista y le dirigieron una mirada de extrañeza y perplejidad. Uno de ellos incluso sacó un cuchillo, mostrándolo abiertamente.
―Me preguntaba si han sabido algo sobre el secuestro de una mujer en las últimas horas. Sé que en este lugar, alguien puede enterarse…
―¡Piérdete! Aquí no hablamos con maricas…
Cohen exhaló ante aquella mala palabra y con una sonrisa maliciosa, se concentró en el hombre que había pretendido insultarle. A su lado, un hombre que reía también parecía irrespetuoso, por lo que también mantuvo la mirada en él.
―Umbrae, Umbrae Tenebris [1]
Tras pronunciar aquellas palabras, los dos hombres comenzaron a gritar y sus rostros palidecieron rápidamente, ante el asombro del resto de los hombres concentrados allí. Aunque los demás no podían ver nada, los dos hombres luchaban contra numerosas sombras malignas que sólo ellos podían ver. Presas del pánico, cayeron al suelo y se arrastraban temerosos por la habitación ante la incrédula mirada de todos los allí presentes.
Cohen aprovechó la confusión para acercarse un poco más al grupo de hombres.
―¿Alguien sabe algo sobre el asunto? Si no quieren enloquecer, más les vale que sean sinceros, caballeros… Este jodido marica no tiene todo el día.
Y entonces, uno de ellos comenzó a hablar.
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[1] Uso de mi habilidad Sombras de Tormento [Mágica, 2 usos de 1 turno]:
Cohen pronuncia una palabra oscura que induce a creer a un par de personas que numerosas sombras malignas le rodean con la intención de poseer sus cuerpos, pudiendo causar en ellas auténtico terror. Primer Uso.
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Re: Tempestad | Cohen
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Bastó para que sacara mi espada rápidamente con una mirada amenazante mientras Cohen pronunciaba unas palabras que me causaron un escalofrío. A mi lado, Marcy se estremeció y miró al vampiro. A ella no le fastidiaba la magia como a mí sino que admiraba todo eso de lo sobrenatural.
Me aparté de ella y avancé un paso hacia aquellos sujetos porque no me interesaba esperar que el efecto de la magia les hiciera hablar o no porque también usaría el filo de mi arma para obligarles y más, por insultarnos al llegar.
― ¡¿Qué maldito asunto, desgraciado?! ―habló uno de ellos pegado a la pared, enarbolando un cuchillo contra una de esas sombras y fui y quien contestó.
―A una mujer a la que han secuestrado, de cabellos muy largos y ojos verdes... Amice Hidalgo, la esposa del Capitán Thomas Hidalgo, pedazo de borracho malparido―vociferé apuntando a ese al cuello con mi espada. Su mirada de horror hacia mi semblante me hizo pensar qué estaría mirando bajo el efecto del hechizo porque además de temblar, el muy llorica, vi que mojó sus pantalones.
― ¡Alto o ella muere! ―exclamó el tabernero, o dueño de ella. La pelirroja, había tomado prisionera por la espalda a Marcy, que forcejeaba molesta por haber sido tomada por sorpresa.
Me volteé a ellos y los miré con incredulidad, más a la pelirroja y luego a mi hermana.
―Eres idiota por distraerte y dejar que te tomen prisionera también! ¡¿Y tú, Popy?! ¿En verdad me haces esto después de todo?―
Ella se encogió de hombros y siguió con el filo sobre la garganta de Marcy.
―Pues eliges mal a tus mujerzuelas, idiota―refunfuñó enojada mi hermana. Me giré bruscamente al que tenía apuntando con el filo.
―Mejor confiesa o te liquido, miserable―gruñí entre dientes y retrocedí un paso.
―Oye, primero, el dueño de esta taberna me paga y no puedo ponerme de tu lado y arriesgar mi empleo, o peor, mi cuello ya que ellos son clientes leales y por lo tanto, debo cuidar mi culo primero antes que ti sin importar todo lo que nos hemos acostado, Hidalgo―
― ¡CAPITÁN HIDALGO, MUJER! ―le rugí furioso y me giré―y suelta tú a Marcy primero! ¡Y necesito a estos sujetos para saber a dónde demonios se han llevado a mi esposa! ―
Thomas J. Hidalgo
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Re: Tempestad | Cohen
Cómo era de esperar, el Capitán Hidalgo pronto perdió los nervios. Se le veía desesperado por encontrar a su esposa, algo que el vampiro comprendía.
Lo que el vampiro no esperaba era que la mujer pelirroja a la que había visto al entrar tomara como rehén a la hermana del Capitán.
Cohen vio las continuas amenazas y justificaciones, algo que le hizo comprender que todos los presentes eran humanos. Les bastaría dar uno de sus gritos para someterlos a todos a voluntad, pero no quería que el Capitán y su hermana se vieran perjudicados. Por lo que optó por utilizar otra de sus habilidades.
Se dirigió hacia un par de hombres sentados a la mesa, que contemplaban con atención todo lo que ocurría. Uno de ellos era el cabecilla del grupo: eso se notaba enseguida. La posición que ocupaba en la mesa, las atenciones que le dedicaba el resto… Si alguien sabía algo, debía ser él…
―Amigo, ¿acaso no me recuerdas? ¿No recuerdas todos aquellos días que compartimos juntos? ¿La amistad que nos une? [1]
El efecto de su magia comenzó a hacer efectos en él. Su rostro parecía pensativo, cómo si intentara recordarle, hasta que una sonrisa surgió de sus labios.
―¡Claro que me acuerdo de ti, viejo amigo!― le contestó entonces el desconocido.
―Sólo queremos que nos ayudes. Ordena a todos que retiren sus armas. No queremos que nadie resulte herido. Además, ¿recuerdas el gran favor que me debes? Ya sabes… de cuándo te saqué de aquel terrible problema…
Mi voz tardó unos segundos en hacer efecto en la mente del líder de granujas, que terminó asintiendo, entristeciéndose durante unos segundos, recordando algo que nunca sucedió.
―¡Sin duda, te debo un favor, joder! ―exclamó con fuerza, poniéndose de pie y acercándose a la pelirroja que mantenía retenida a la hermana del Capitán― ¡Suelta a la chica! No han venido a hacer daño…
La chica pelirroja pareció confundida pero actuó en consecuencia. Cohen sonrió, volviéndose de nuevo hacia la víctima de su magia.
―Dime, ¿tú y alguno de tus hombres sabe algo sobre el secuestro de la mujer del Capitán? Estoy seguro de que, si has oído algo, me lo contarías. Por favor, viejo amigo, necesito que, si tú o alguno de tus hombres sabe algo, nos lo contéis, por favor. Su esposo y su cuñada, aquí presentes, están preocupados por ella.
[1] Uso de mi habilidad Luz De Gas [Mágica, 1 uso de 2 turnos]:
Cohen utiliza un tono de voz tranquilo y sereno, centrando su atención en una o dos personas, motivando que éstas den por ciertas sus palabras, pudiendo incluso inducirlas a recordar hechos que éstas han vivido de forma diferente a la real. Único uso. Primer Turno.
Lo que el vampiro no esperaba era que la mujer pelirroja a la que había visto al entrar tomara como rehén a la hermana del Capitán.
Cohen vio las continuas amenazas y justificaciones, algo que le hizo comprender que todos los presentes eran humanos. Les bastaría dar uno de sus gritos para someterlos a todos a voluntad, pero no quería que el Capitán y su hermana se vieran perjudicados. Por lo que optó por utilizar otra de sus habilidades.
Se dirigió hacia un par de hombres sentados a la mesa, que contemplaban con atención todo lo que ocurría. Uno de ellos era el cabecilla del grupo: eso se notaba enseguida. La posición que ocupaba en la mesa, las atenciones que le dedicaba el resto… Si alguien sabía algo, debía ser él…
―Amigo, ¿acaso no me recuerdas? ¿No recuerdas todos aquellos días que compartimos juntos? ¿La amistad que nos une? [1]
El efecto de su magia comenzó a hacer efectos en él. Su rostro parecía pensativo, cómo si intentara recordarle, hasta que una sonrisa surgió de sus labios.
―¡Claro que me acuerdo de ti, viejo amigo!― le contestó entonces el desconocido.
―Sólo queremos que nos ayudes. Ordena a todos que retiren sus armas. No queremos que nadie resulte herido. Además, ¿recuerdas el gran favor que me debes? Ya sabes… de cuándo te saqué de aquel terrible problema…
Mi voz tardó unos segundos en hacer efecto en la mente del líder de granujas, que terminó asintiendo, entristeciéndose durante unos segundos, recordando algo que nunca sucedió.
―¡Sin duda, te debo un favor, joder! ―exclamó con fuerza, poniéndose de pie y acercándose a la pelirroja que mantenía retenida a la hermana del Capitán― ¡Suelta a la chica! No han venido a hacer daño…
La chica pelirroja pareció confundida pero actuó en consecuencia. Cohen sonrió, volviéndose de nuevo hacia la víctima de su magia.
―Dime, ¿tú y alguno de tus hombres sabe algo sobre el secuestro de la mujer del Capitán? Estoy seguro de que, si has oído algo, me lo contarías. Por favor, viejo amigo, necesito que, si tú o alguno de tus hombres sabe algo, nos lo contéis, por favor. Su esposo y su cuñada, aquí presentes, están preocupados por ella.
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[1] Uso de mi habilidad Luz De Gas [Mágica, 1 uso de 2 turnos]:
Cohen utiliza un tono de voz tranquilo y sereno, centrando su atención en una o dos personas, motivando que éstas den por ciertas sus palabras, pudiendo incluso inducirlas a recordar hechos que éstas han vivido de forma diferente a la real. Único uso. Primer Turno.
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Re: Tempestad | Cohen
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Lo que hacía Cohen con su habilidad lograba el efecto y aquellos idiotas conocían al vampiro odiándolo por lo sucedido tiempo atrás y ahora lo de forma repentina lo trataban de amigo. Por fortuna sirvió para que el aludido, amigo del que se había orinado encima, fuese hasta Poppy y soltara a Yulia que se apartó fastidiada, con cara de pocos amigos hacia ella y no perdió oportunidad de darle una buena mirada de desprecio.
―Una vez más, me asquea tu gusto Thomas―gruñó la castaña de mi hermana y sus ojos azules parecieron brillar de la furia que sentía. Vino a mí para tomarme del brazo pero no para que soltase mi arma. La había bajado y aguardé a que Cohen terminase de persuadir a esos desgraciados ante la recelosa mirada del tabernero y la pelirroja.
―No hagan idioteces nomás. ¿Qué quieren de beber?―
―Tres jarras de cerveza de la mejor y mejor que nos hagas descuentos por tu amenaza y que sea para llevar para el camino. Más te vale que sean en jarrones limpios y si hay un veneno lo sabré porque tengo una piedra que cambia de color cuando eso sucede―mintió Marcy mirando con rabia a la mujer.
―Empieza a hablar―gruñí al que tenía delante. El que se orinó encima se retiró asqueado de sí mismo a limpiarse un poco fuera de la taberna, mascullando improperios y maldiciones.
―Se la llevaron unos cuatro hombres y uno de ellos es un vampiro poderoso... Según él, pedirá una buena cantidad de dinero por ella porque ha metido el cuento de que la sangre Hidalgo es rica y regenerativa por el pacto que hizo tu padre con los demonios... una leyenda vieja que Lorkas, ese vampira en realidad, ha metido a esos sujetos... Tendrás que acudir fuera de la ciudad para ir en busca de ellos pero si fuese yo, la daría por perdida porque son tercos y caprichosos... como niños pequeños pero muy agresivos y ella, con mucho poder―
―Poco me interesa el miedo que quieres meterme porque iré en su busca y si veo que han sido advertidos, créeme que regresaré por ti y tus amigotes y los despedazaré―
―¿Y si llevamos a uno de ellos, hermano, Cohen?―sugirió Marcy mientras bebía un buen sorbo de su jarra de cerveza y miró luego al tabernero y a la mujer―incluso estos podrían decir algo para advertir que vamos por ellos.
―Deben saberlo de todos modos porque es cuestión de tiempo. Saben que no me quedaré de brazos cruzados―
Thomas J. Hidalgo
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Re: Tempestad | Cohen
Una vez que fueron persuadidos, Cohen dejó que Thomas preguntara a aquellos individuos. Al escuchar el pedido de las cervezas, el vampiro objetó sobre la invitación.
―Que sean dos. Yo no bebo eso…― si bien era cierto que podía saborear ligeramente los matices de bebida y comida durante un breve instante, luego perdía el sabor y la gracia, pues la sangre era lo único que verdaderamente le satisfacía.
Cuándo escuchó la versión del hombre que, bajo los efectos de la magia, no mentiría, Cohen se sorprendió al conocer la presencia de un vampiro en el asunto. Aquello podría ser beneficioso o un dolor de huevos increíble. Una cosa u otra, al menos, sintió alivio de saber esa información.
Al parecer, se las habían llevado hacia las afueras. Aunque era un dato que no ayudaba demasiado, más teniendo en cuenta que una parte de Roilkat estaba rodeada de desierto, mientras que la otra eran campos algo más fértiles.
Cuándo escuchó la propuesta de la chica de llevarse a uno de ellos, Cohen sonrió.
―¿Uno? Todos vendrán, ¿verdad caballeros? ―volvió a ejercer su magia de voz hacia el sujeto que tenía completamente dominado. Además, la extendió hacia el hombre más fuerte del grupo― ¿Acaso tú no deseas unirte a esta aventura? Esa pobre mujer indefensa, en peligro de muerte… ¿vais a quedaros sin hacer nada? Os sentís obligados a ayudar en este asunto… y a colaborar con el Capitán Hidalgo en todo lo que os pida… pues no haber impedido el secuestro de su esposa os hace sentir muy culpables y queréis reparar el daño causado lo antes posible... [1]
Un par de minutos más tarde, el Capitán y su hermana iban seguidos por el grupo de hombres. Mientras que dos permanecerían bajo los efectos de la magia, los demás parecían deseosos de librarse de aquella situación. Por esa razón, Cohen se quedó cerrando el grupo, observando a los hombres. Al primero que osara intentar huir, recibiría un firme correctivo que haría que el resto renunciara a marcharse…
[1] Continúa la influencia de mi habilidad Luz De Gas [Mágica, 1 uso de 2 turnos]:
Cohen utiliza un tono de voz tranquilo y sereno, centrando su atención en una o dos personas, motivando que éstas den por ciertas sus palabras, pudiendo incluso inducirlas a recordar hechos que éstas han vivido de forma diferente a la real. Único uso. Segundo Turno.
―Que sean dos. Yo no bebo eso…― si bien era cierto que podía saborear ligeramente los matices de bebida y comida durante un breve instante, luego perdía el sabor y la gracia, pues la sangre era lo único que verdaderamente le satisfacía.
Cuándo escuchó la versión del hombre que, bajo los efectos de la magia, no mentiría, Cohen se sorprendió al conocer la presencia de un vampiro en el asunto. Aquello podría ser beneficioso o un dolor de huevos increíble. Una cosa u otra, al menos, sintió alivio de saber esa información.
Al parecer, se las habían llevado hacia las afueras. Aunque era un dato que no ayudaba demasiado, más teniendo en cuenta que una parte de Roilkat estaba rodeada de desierto, mientras que la otra eran campos algo más fértiles.
Cuándo escuchó la propuesta de la chica de llevarse a uno de ellos, Cohen sonrió.
―¿Uno? Todos vendrán, ¿verdad caballeros? ―volvió a ejercer su magia de voz hacia el sujeto que tenía completamente dominado. Además, la extendió hacia el hombre más fuerte del grupo― ¿Acaso tú no deseas unirte a esta aventura? Esa pobre mujer indefensa, en peligro de muerte… ¿vais a quedaros sin hacer nada? Os sentís obligados a ayudar en este asunto… y a colaborar con el Capitán Hidalgo en todo lo que os pida… pues no haber impedido el secuestro de su esposa os hace sentir muy culpables y queréis reparar el daño causado lo antes posible... [1]
Un par de minutos más tarde, el Capitán y su hermana iban seguidos por el grupo de hombres. Mientras que dos permanecerían bajo los efectos de la magia, los demás parecían deseosos de librarse de aquella situación. Por esa razón, Cohen se quedó cerrando el grupo, observando a los hombres. Al primero que osara intentar huir, recibiría un firme correctivo que haría que el resto renunciara a marcharse…
_______________________________________________
[1] Continúa la influencia de mi habilidad Luz De Gas [Mágica, 1 uso de 2 turnos]:
Cohen utiliza un tono de voz tranquilo y sereno, centrando su atención en una o dos personas, motivando que éstas den por ciertas sus palabras, pudiendo incluso inducirlas a recordar hechos que éstas han vivido de forma diferente a la real. Único uso. Segundo Turno.
Cohen
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Re: Tempestad | Cohen
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Si los otros tres de los cinco que eran al final obedecían era por temor a lo que pudiese hacer Cohen con sus mentes, así que todos hicieron caso en base a la respuesta que dieron los dos bajo el efecto del hechizo.
―Cuando esté con mi esposa aquí, follándomela delante de ti querida pelirroja, ahí me darás mi cerveza―espeté amargado por ella. ¿Que si era capaz de eso? Claro que sí y a Amice no le hacía ni un pelín de gracia.
―Tu querida Amice estará fascinada seguro. Al final no sé quien llevará al camino del otro, si ella a tí o tú a ella, pero créeme que las cosas al final terminarán en una tragedia, Thomas―respondió ella y la miré.
―Cuidado con lo que dices mujer, ¡a este CAPITÁN!―grité acercándome a ella y tomándole de las muñecas cuando quiso empujarme y la empujé contra la barra. Marcy se limitó a mirar y el dueño del local, estuvo atento por si debía intervenir. Estaba sólo a un paso de hacerlo con un enorme cuchillo en sus manos. La mujer sonrió sin dejarse intimidar.
―Bueno Capitán, vaya a por su esposa entonces...―acercó su cara hacia mí para probar mi tentación pero no lo consiguió, aunque entre ambos pudimos respirar un aliento de esa tensión sexual que hubo siempre, más en este momento era algo distinta debido a mi rabia. La solté y ella se apartó frotándose las muñecas, donde su piel había quedado marcada por la fuerza de mis manos.
Mas tarde estábamos a mitad de la noche camino hacia algún lugar donde pudiesen estar con mi querida Amice retenida. Sospechaba que podríamos tener problemas en el camino. Seguro nos esperarían, a saber. Ninguno de esos sujetos habló lo cual me permitía cavilar en paz en mis pensamientos hasta que Marcy, que se había desprendido de mi brazo pero iba a mi lado, habló para romper la tensión.
―Cohen... ¿qué podemos hacer para devolverle el favor? No pongo en duda que salvaremos a mi amiga así que para ir sabiendo... De seguro sabes que tenemos algún comercio por ahí que tal vez pueda interesarle si necesita de sangre―me miró cuando mi garganta emitió un gruñido. El asunto de la sangre me tenía siempre de mal humor porque me venían los recuerdos de cuando era un niño al que obligaban a dar su sangre para hacer hechizos, para vampiros y para comerciar asegurando que tenía beneficios increíbles. Todo mera mentira, esto último pero les valía a esos desgraciados para hacer dinero, hasta el día que logré escapar. ¿Cómo olvidar esos sucesos y luego el largo camino que hice para poder encontrar de nuevo a Marcy, y a nuestro hermano que jamás apareció de nuevo?.
Un hombre se giró de pronto al percibir un ruido. Pensé que podría tratarse de un animal pero el ruido de algo metálico que chocó por ahí me puso en alerta también. Era una zona de mercado negro esta parte, en la periferia de la ciudad. Aquí sólo podrían venir los guardias corruptos que aseguraban tener todo el control de esto pero siempre estaban los sobornos, algo que yo conocía de sobra.
Finalmente me detuve haciendo que Marcy me mirara extrañada y los hombres hicieron lo mismo. Algo había en las cercanías, entre alguna de esas tiendas de tela negra. Una brisa movía las mismas pero me parecía que si sucedía con los adornos de calaveras y huesos colgados, más las lámparas que estaban apagadas, no era muy normal con lo oído. ¿O sí?
―Arriba―musitó Marcy mirando hacia los techos. Había un sujeto con una ballesta que tenía fuego. El hombre tenía una larga capa consigo y cubría su rostro con una capucha Mi puntería no era de las mejores pero tal vez pudiese asustarlos antes de que nos hiciese daño. Le tomé del brazo y tiré de ella para cubrirla con mi cuerpo cuando aquel elevó el arma y apuntó hacia alguno de nosotros. Estaba a una distancia de la que dudaba si Cohen podría ejercer su magia con él. Había sacado uno de los tres cuchillos artesanales que tenía en mi bandolera que cruzaba en pecho y lo arrojé hacia aquel al tiempo que disparaba. Tras eso, el filo de mi cuchillo fue a rozar su hombro y saltó hacia otro techo.
Thomas J. Hidalgo
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Re: Tempestad | Cohen
Marcy le preguntó que deseaba de ellos a cambio de su ayuda. El vampiro no necesitaba gran cosa, salvo un medio de transporte al oeste. Necesitaba un barco, con camarote propio a ser posible, sin ninguna ventana.
El camino de vuelta a Sacrestic Ville por tierra era difícil desde allí: el bosque de los malditos elfos, la larga playa sureña con demasiado sol… aunque Cohen tenía un domo en el que se ocultaba durante los periodos diurnos, siempre temía que alguien lo rompiera, le obligase a salir y morirse quemado bajo el sol… Sí, debía volver en barco.
―Lo único que necesito es volver al Oeste. Un barco. Si al acabar esta aventura, os dirigís hacia esa zona u os acercáis, me haríais un gran favor… aunque no os sintáis obligados. Tarde o temprano, encontraré un barco en el que vol…
No le dio tiempo de acabar la frase cuándo escuchó un ruido que llamó su atención y que puso a todo el grupo en alerta. Gracias a su vista vampírica, Cohen veía en la oscuridad de la noche cómo el resto veían de día, pero fue Marcy la que distinguió una figura en los tejados.
Demasiado lejos para usar su magia desde allí. Al menos, para que fuera efectiva. Aunque no quería malgastarla en algo sin importancia. Debía reservar sus energías para el desenlace de aquella historia.
El Capitán Hidalgo lanzó su cuchillo y Cohen vio cómo impactaba en el hombre de aquel maldito, mientras que la flecha que había lanzado casi logra impactar en uno de los hombres.
Uno de ellos pretendió huir, pero Cohen se interpuso en el camino.
―¿De veras vas a arriesgarte a lo que pueda hacer contigo?― le preguntó amenazante, consiguiendo que volviese al grupo.
Luego, se acercó al Capitán Hidalgo y a su hermana.
―Ya saben que vamos. Más os vale tener cuidado a cada paso que dais. Yo vigilaré la retaguardia y que ninguno de estos necios intente escapar a nuestras espaldas, pero el frente es vuestro…
La flecha llameante en el suelo era amenazante. Si algo temían los vampiros era el fuego y su magia, por lo que Cohen debía estar pendiente de cada movimiento a su alrededor.
―Combatiremos el fuego con el fuego, entonces…
El vampiro metió la mano en su bolsa de viaje y sacó un elixir de Fuego embotellado. El elemento estaba condensado dentro del vidrio. En cuánto el cristal se rompiera, se liberaría. Le pasó el vial a Marcy.
―Toma. Úsalo con cuidado…
Tras darle el vial a la joven, el vampiro cogió para sí su vial de Rocío de Ortiga.
Cohen cede a Marcy su vial de:
- Fuego Embotellado (Elixir) (1 uso): Líquido anaranjado que, al hacer contacto con el aire, se incendia inmediatamente. Puede cubrir un área de hasta 1 metro cuadrado. Las llamas duran aproximadamente 1 minuto (a menos que se expandan en un material inflamable).
Cohen prepara para sí su vial de:
- Rocío de Ortiga (Veneno) (1 Uso): Líquido verde que, al ser rociado sobre alguien, le causará inmediatamente una fuerte y casi irresistible comezón. Si cae en los ojos o la nariz perjudicará el sentido asociado.
El camino de vuelta a Sacrestic Ville por tierra era difícil desde allí: el bosque de los malditos elfos, la larga playa sureña con demasiado sol… aunque Cohen tenía un domo en el que se ocultaba durante los periodos diurnos, siempre temía que alguien lo rompiera, le obligase a salir y morirse quemado bajo el sol… Sí, debía volver en barco.
―Lo único que necesito es volver al Oeste. Un barco. Si al acabar esta aventura, os dirigís hacia esa zona u os acercáis, me haríais un gran favor… aunque no os sintáis obligados. Tarde o temprano, encontraré un barco en el que vol…
No le dio tiempo de acabar la frase cuándo escuchó un ruido que llamó su atención y que puso a todo el grupo en alerta. Gracias a su vista vampírica, Cohen veía en la oscuridad de la noche cómo el resto veían de día, pero fue Marcy la que distinguió una figura en los tejados.
Demasiado lejos para usar su magia desde allí. Al menos, para que fuera efectiva. Aunque no quería malgastarla en algo sin importancia. Debía reservar sus energías para el desenlace de aquella historia.
El Capitán Hidalgo lanzó su cuchillo y Cohen vio cómo impactaba en el hombre de aquel maldito, mientras que la flecha que había lanzado casi logra impactar en uno de los hombres.
Uno de ellos pretendió huir, pero Cohen se interpuso en el camino.
―¿De veras vas a arriesgarte a lo que pueda hacer contigo?― le preguntó amenazante, consiguiendo que volviese al grupo.
Luego, se acercó al Capitán Hidalgo y a su hermana.
―Ya saben que vamos. Más os vale tener cuidado a cada paso que dais. Yo vigilaré la retaguardia y que ninguno de estos necios intente escapar a nuestras espaldas, pero el frente es vuestro…
La flecha llameante en el suelo era amenazante. Si algo temían los vampiros era el fuego y su magia, por lo que Cohen debía estar pendiente de cada movimiento a su alrededor.
―Combatiremos el fuego con el fuego, entonces…
El vampiro metió la mano en su bolsa de viaje y sacó un elixir de Fuego embotellado. El elemento estaba condensado dentro del vidrio. En cuánto el cristal se rompiera, se liberaría. Le pasó el vial a Marcy.
―Toma. Úsalo con cuidado…
Tras darle el vial a la joven, el vampiro cogió para sí su vial de Rocío de Ortiga.
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Cohen cede a Marcy su vial de:
- Fuego Embotellado (Elixir) (1 uso): Líquido anaranjado que, al hacer contacto con el aire, se incendia inmediatamente. Puede cubrir un área de hasta 1 metro cuadrado. Las llamas duran aproximadamente 1 minuto (a menos que se expandan en un material inflamable).
Cohen prepara para sí su vial de:
- Rocío de Ortiga (Veneno) (1 Uso): Líquido verde que, al ser rociado sobre alguien, le causará inmediatamente una fuerte y casi irresistible comezón. Si cae en los ojos o la nariz perjudicará el sentido asociado.
Última edición por Cohen el Mar Oct 17 2023, 18:33, editado 1 vez
Cohen
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Re: Tempestad | Cohen
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Marcy me miró a mí en cuanto Cohen sugirió el tema y lo interrumpí sin mirarlo cuando dijo lo de si no causaba molestias o algo así.
―Allí iremos―confirmé la decisión de llevarlo a dónde deseaba. Podría servirme para buscar nuevos mercados de paso así que nada era un tiempo perdido para mí si podía hacer un dinero más.
¿Qué hacía con mi dinero? Nada de joyas ni oro caro sino lo invertía para más negocios e influencias porqué así se movía este mundo.
Ni siquiera me había movido de mi lugar cuando aquel desgraciado tiró esa flecha y yo mi cuchillo. Mi hermana me se giró bruscamente para verme. Supe que a ella no le había dado porque lo sabría por un grito o quejido y fue el de uno de los hombres que cayó a mi lado.
Sin pestañear, me giré e incliné sobre él. La flecha le había dado en el cuello, así que tomé un segundo cuchillo de mi bandolera para apuñalarlo en su corazón y culminar con su agonía entre la sangre que emanaba entre gorgoteos por su boca. Su mirada de mido y súplica quedó fija hacia la mía, a quien miró e su último aliento de vida.
Limpié el filo del arma en la ropa de este y guardé e el lugar en que estaba antes. Me puse de pie y volvía escudriñar con la mirada. No me molesté en apagar el fuego de la flecha que comenzó a prender la camisa del pobre infeliz muerto. Me alegró que Cohen retuviera a otro de estos que suplicó por marcharse, que tenía una hija y una mujer esperándolo en casa.
―Mi esposa también me espera a que la salve ahora. Podría haber sido en casa―no lo dije pero me refería a mi querido barco―pero si no fuese por ustedes, no estaríamos aquí así que si mueres y tu hija y esposa quedan en la calle a su suerte, será a tu causa―hablé con la tensión fija en mi rostro, hablando desde el fondo de mi alma con el deseo de que así fuese para el malnacido que había puesto en peligro a mi querida Amice
Marcy miró encantada, con ese brillo en los ojos de tener "magia" en sus manos y no pudo evitar esbozar una leve sonrisa pese al amargo momento de la muerte de hacía unos momentos atrás.
―Le agradezco... lo usaré bien―prometió. Ella, por su crianza, sabía leer y había aprendido muchas cosas de esa vida que le arrebaté yo mismo en el pasado. Había evitado que se casara con el hijo de una funcionaria, convirtiendo su boda en una masacre. Ella había tenido un escándalo por lo que se vio obligada a casarse, ya que era una criada. Se embarazó de Arath, quien tenía quince años ahora mismo. Poco después fue cuando pretendió casarse con ese hombre y yo intervine, torciendo su posible vida feliz para siempre. Por supuesto que ella me odió mucho pero al menos la tenía conmigo y lejos de esa despreciables personas que la habrían introducido a un mundo lleno de seres corruptos en busca de sangre o beneficios propios con tal de obtener poder y riquezas, más de las que tenían en abundancia.
Ella, también habría aprendido sobre libros de hechizos y demás pero no era una hechicera hasta donde yo sabía. Pero sabía que podía leer runas y hacer algunas cosas de las que yo detestaba pero sabía que le fascinaba el mundo de la magia.
Llegamos finalmente a una casa de piedra que parecía tener sus pisos inferiores por debajo de la tierra. Afuera, habían varios seres haciendo guardia.
―Ese es buen lugar para donde podría habitar un vampiro, ¿verdad?―preguntó mi hermana a nadie en particular y yo recordé la noche que habíamos asechado previo a su boda, planeando todo con detalle para acabar con su prometido y la familia de ese.
Me quedé pensativo y en silencio meditando alguna estrategia para poder ingresar. Ignoraba qué tipos de habilidades o magia o trampas tendríamos adelante. Me gustaba masacrar a quienes se me cruzaran pero este caso era distinto y podía requerer algo más sutil quizá.
―No se si te conocen aquí Cohen pero tal vez puedas llevar como prisionera a Marcy y una vez dentro, me preparan el terreno para poder acudir también―
Mi hermana torció la mueca cuando oyó la sugerencia de ser un una especie de cebo aunque no replic. Miré a los otros hombres que quedaban.
―Estos pueden ser los que vayan a luchar―
―Quiero que me libere por favor, ya los hemos guiado hasta aquí―suplicó uno.
Thomas J. Hidalgo
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Re: Tempestad | Cohen
Al llegar hasta un edificio de piedra, el grupo se paró guardando silencio. A su alrededor, había varias personas y en la oscuridad de la noche, Cohen, gracias a su vista vampírica, llegó a contar a seis personas.
El vampiro escuchó la propuesta del Capitán, aunque tenía algunos reparos. La magia de su voz era caprichosa, y en ocasiones, no distinguía entre amigos y enemigos. Si iba acompañado de Marcy, puede que la chica, por proximidad, se viera afectada por ella, algo que normalmente resultaba desagradable.
―Bueno, puede que funcione, aunque… más bien debería llevarme de rehén a uno de estos cabrones… Más que nada, porque no creo que poner a Marcy en peligro sea necesario… ―dijo, sin dejar entrever la verdadera razón: que seguramente él mismo pudiera ponerla en peligro―. Además, creo que con el elixir de fuego que le he dado, Marcy te será mucho más útil aquí…
Uno de esos hombres deseó marcharse, haciendo que Cohen le mirara con curiosidad y luego, le sonriera:
―Si tantas ganas tienes de irte, serías un buen rehén…
El vampiro llevó su mano izquierda a la nuca del hombre para hablarle junto a su oído.
―Más te vale comportarte, si no quieres que con un solo grito, te vuelva loco de por vida.
Pronto, el vampiro se acercaba al edificio con “su rehén”. La verdad es que no tardó en llamar la atención de aquellos hombres. Su estrategia era clara: acercarse al edificio en cuestión por la izquierda, para dejar libre el acceso por la derecha al Capitán, su hermana y el resto de hombres.
De repente, dos hombres, cada uno de ellos con una ballesta en su mano, les apuntaron.
―¿Quién anda ahí?― preguntó uno de ellos.
―Traigo a un prisionero. A uno de los hombres de Hidalgo. Ha venido a rescatar a la mujer.
―¿A esa zorra?
El vampiro esperaba que el capitán no hubiera escuchado el calificativo que el hombre utilizó para dirigirse a su mujer, pues un acceso de ira no era apropiado en ese momento.
―Sí, sólo quería saber si ofrecéis una recompensa por este pobre desgraciado. Unos cuantos Aeros no me vendrían mal…
Al acercarse un poco más, uno de ellos logró distinguir por primera vez algunos de los rasgos de Cohen, dándose cuenta de que se trataba de un completo desconocido.
―¿Pero quién…?
No le dio tiempo de acabar la frase. El vampiro lanzó su vial de Rocío de Ortiga sobre su rostro, incapacitando por completo su vista. El picor debería ser intenso y sus manos fueron directamente a su cara, intentando desquitarse de la verdosa sustancia. [1]
El segundo de ellos dirigió la ballesta hasta ellos, aunque con la tardanza suficiente cómo para que al disparar, Cohen ya se había ocultado tras el cuerpo del rehén, utilizándolo de parapeto. El olor de la sangre, del delicioso líquido de la vida, no tardó en llegar hasta él y la sed se aumentó, pero se lanzó sobre el cuerpo del segundo de los hombres, mientras hundía sus colmillos en su cuello.
Bebió de su sangre, alimentándose de ella, durante unos segundos. Los gritos de ambos hombres llamaron la atención de los cuatro restantes que acudieron al lugar. La entrada al edificio, por el otro extremo, quedaba totalmente despejada.
[1] Uso de Rocío de Ortiga (Veneno) (1 Uso): Líquido verde que, al ser rociado sobre alguien, le causará inmediatamente una fuerte y casi irresistible comezón. Si cae en los ojos o la nariz perjudicará el sentido asociado.
El vampiro escuchó la propuesta del Capitán, aunque tenía algunos reparos. La magia de su voz era caprichosa, y en ocasiones, no distinguía entre amigos y enemigos. Si iba acompañado de Marcy, puede que la chica, por proximidad, se viera afectada por ella, algo que normalmente resultaba desagradable.
―Bueno, puede que funcione, aunque… más bien debería llevarme de rehén a uno de estos cabrones… Más que nada, porque no creo que poner a Marcy en peligro sea necesario… ―dijo, sin dejar entrever la verdadera razón: que seguramente él mismo pudiera ponerla en peligro―. Además, creo que con el elixir de fuego que le he dado, Marcy te será mucho más útil aquí…
Uno de esos hombres deseó marcharse, haciendo que Cohen le mirara con curiosidad y luego, le sonriera:
―Si tantas ganas tienes de irte, serías un buen rehén…
El vampiro llevó su mano izquierda a la nuca del hombre para hablarle junto a su oído.
―Más te vale comportarte, si no quieres que con un solo grito, te vuelva loco de por vida.
Pronto, el vampiro se acercaba al edificio con “su rehén”. La verdad es que no tardó en llamar la atención de aquellos hombres. Su estrategia era clara: acercarse al edificio en cuestión por la izquierda, para dejar libre el acceso por la derecha al Capitán, su hermana y el resto de hombres.
De repente, dos hombres, cada uno de ellos con una ballesta en su mano, les apuntaron.
―¿Quién anda ahí?― preguntó uno de ellos.
―Traigo a un prisionero. A uno de los hombres de Hidalgo. Ha venido a rescatar a la mujer.
―¿A esa zorra?
El vampiro esperaba que el capitán no hubiera escuchado el calificativo que el hombre utilizó para dirigirse a su mujer, pues un acceso de ira no era apropiado en ese momento.
―Sí, sólo quería saber si ofrecéis una recompensa por este pobre desgraciado. Unos cuantos Aeros no me vendrían mal…
Al acercarse un poco más, uno de ellos logró distinguir por primera vez algunos de los rasgos de Cohen, dándose cuenta de que se trataba de un completo desconocido.
―¿Pero quién…?
No le dio tiempo de acabar la frase. El vampiro lanzó su vial de Rocío de Ortiga sobre su rostro, incapacitando por completo su vista. El picor debería ser intenso y sus manos fueron directamente a su cara, intentando desquitarse de la verdosa sustancia. [1]
El segundo de ellos dirigió la ballesta hasta ellos, aunque con la tardanza suficiente cómo para que al disparar, Cohen ya se había ocultado tras el cuerpo del rehén, utilizándolo de parapeto. El olor de la sangre, del delicioso líquido de la vida, no tardó en llegar hasta él y la sed se aumentó, pero se lanzó sobre el cuerpo del segundo de los hombres, mientras hundía sus colmillos en su cuello.
Bebió de su sangre, alimentándose de ella, durante unos segundos. Los gritos de ambos hombres llamaron la atención de los cuatro restantes que acudieron al lugar. La entrada al edificio, por el otro extremo, quedaba totalmente despejada.
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[1] Uso de Rocío de Ortiga (Veneno) (1 Uso): Líquido verde que, al ser rociado sobre alguien, le causará inmediatamente una fuerte y casi irresistible comezón. Si cae en los ojos o la nariz perjudicará el sentido asociado.
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Re: Tempestad | Cohen
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― ¡Por aquí! ―gritó la voz de Amice cuando oyó la pelea. Estaban en un sótano, sentadas en lo que parecía ser una sala pero en una estructura bajo la tierra, construida en roca. Era como una cueva y el ambiente resultaría acogedor si no fuese para la situación en que estábamos.
La vampira que tenía cautiva a Amice estaba sentada en el sofá y ella, Amice, en uno de los sillones enfrente. El poder de la vampira resultaba más fuerte que las protecciones que podía tener ella, una simple humana con unos cuantos amuletos y todos rotos ahora en su regazo junto a un cuchillo en sus manos. Por más que quiso pararse y echar a correr, el miedo en su corazón pudo más a causa de esa fuerza incapaz de controlar, así que sólo se limitó a soltar el grito hasta que la mujer adelante chistó para callarse. Obedeció al instante. La miró con odio por lo que la obligaba a hacer.
°°°
Fuera de esta sala, el plan de Cohen había dado resultado por lo que llegué pronto tras aniquilar a un par con algo de dificultad. No podía ser tan sencillo y menos cuando eran manipulados para no temer al dolor ni a los brazos de la muerte. Acabé con unos cuantos rasguños y golpes, nada que pudiese comprometer mi vida al menos, por el momento.
― Gracias por ayudar con esa pócima rara―gruñí a Marcy mientras la tomaba del brazo para conducirla y moverla hacia atrás para protegerla con mi cuerpo si era necesario. A ella le molestaba obviamente.
―Tú estabas en medio. ¿Preferías que arriesgara? Mejor vamos al plato fuerte de esta lucha y ahí, cuando la cosa se pudra en verdad usaré esto―dijo ella―No estás muerto y cuando la rescatemos, te quedarás como idiota mirando como sana tus heridas, como siempre―
―Mejor cierra tu boca―
―No quiero―protestó ella.
Era gracioso porque estando juntos y en situaciones críticas, ninguno de molestaba en serio por comentarios así del uno al otro. Era una extraña manera de mantener nuestros ánimos arriba.
Aunque había excepciones donde podíamos decirnos cosas que nos dolieran en verdad y podíamos pasar días sin hablarnos.
Me detuve con el filo hacia Cohen, casi chocando con él. Había estado a punto de atacarlo.
― ¿Has oído algo? ―pregunté, apenas viendo lo que había hecho la lucha con él. Sólo algo de polvo y poco daño en su ropa debido a algún forcejeo pero sabía que más usaría su habilidad como vampiro con los enemigos.
El lugar era laberintoso por dentro aunque al menos no había un ejército de enemigo. Esta gente sólo quería vengarse por algo que había hecho en el pasado.
También, había que andar con antorcha o lámpara de aceite para alumbrarnos porque cada habitación o pasillo estaba muy poco iluminado con alguna luz tenue. Aquí estábamos, en el centro de ese lugar según deduje por la mesa alargada de banquetes y las lujosas decoración. Me tensé, odiando no poder ser capaz de imaginar dónde estaría raptada mi Amice.
― ¿Nos separamos de nuevo? ―sugirió Marcy y negué con la cabeza.
Thomas J. Hidalgo
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Re: Tempestad | Cohen
Cohen solucionó el problema rápidamente. Sólo poniéndose a silbar. Al hacerlo, los amenazantes hombres que se acercaban hasta él comenzaron a alegrarse. El vampiro podía ver el miedo en sus ojos al comprobar cómo sus cuerpos no reaccionaban lógicamente en aquella situación y cómo aquello les parecía gracioso. [1]
Daga en mano, fue degollándolos, uno a uno, rajando sus cuellos y dejando que la sangre les vaciara, ante la atenta mirada de los demás que no podían evitar encontrar aquella situación muy divertida, riendo ante el terror ajeno, sabiendo que su próxima muerte estaba cercana.
Tras terminar con la vida de ellos, completamente manchado de sangre ajena, se reunió de nuevo con los hermanos, justo en la entrada. Ellos también habían hecho parte del trabajo. Lo que les esperaba en el interior era una sorpresa.
El interior del edificio tenía numerosos pasillos y el vampiro pronto se dio cuenta de que estaba creado para la confusión, pues tantas paredes y posibles caminos no tenían lógica alguna.
―Dejadme ir delante. Veo mucho mejor que vosotros.
Gracias a su vista vampírica, Cohen podía percibir cada objeto, cada rincón, cada pared, cada sombra… No tardó en identificar un movimiento al fondo de uno de los pasillos. [2]
―Hay alguien al fondo― dijo, en voz muy baja, para intentar que nadie, salvo ellos, pudieran oírle― Una mujer.
Tras mirar a los hermanos, Cohen les dejó avanzar, mientras él les protegía por la retaguardia. Si alguien le atacaba, saliendo entre las sombras, él era el más indicado para reaccionar rápidamente. Ellos deberían encargarse de lo que estuviera allí, frente a ellos, un peligro del que al menos, estaban advertidos.
Fue entonces cuándo una voz se propagó por los numerosos pasillos, haciendo que su eco viajara a través de las paredes. ¿Acaso era la esposa del Capitán aquella mujer que se lamentaba y pedía ayuda?
[1] Uso de la habilidad: El Bufón De La Corte [Mágica, 1 uso de 2 turnos]:
Cohen comienza a silbar una cancioncilla inocente que hace que todas las personas de su alrededor sientan una intensa felicidad, creando un ambiente festivo y de júbilo. Aunque frente a ellos se cometan atrocidades, todo les parecerá realmente divertido, entorpeciéndoles reaccionar de forma natural y coherente. Primer turno.
[2] Referencia a mi habilidad Ojos de la Noche: Puedo ver en la oscuridad como si fuera de día.
Daga en mano, fue degollándolos, uno a uno, rajando sus cuellos y dejando que la sangre les vaciara, ante la atenta mirada de los demás que no podían evitar encontrar aquella situación muy divertida, riendo ante el terror ajeno, sabiendo que su próxima muerte estaba cercana.
Tras terminar con la vida de ellos, completamente manchado de sangre ajena, se reunió de nuevo con los hermanos, justo en la entrada. Ellos también habían hecho parte del trabajo. Lo que les esperaba en el interior era una sorpresa.
El interior del edificio tenía numerosos pasillos y el vampiro pronto se dio cuenta de que estaba creado para la confusión, pues tantas paredes y posibles caminos no tenían lógica alguna.
―Dejadme ir delante. Veo mucho mejor que vosotros.
Gracias a su vista vampírica, Cohen podía percibir cada objeto, cada rincón, cada pared, cada sombra… No tardó en identificar un movimiento al fondo de uno de los pasillos. [2]
―Hay alguien al fondo― dijo, en voz muy baja, para intentar que nadie, salvo ellos, pudieran oírle― Una mujer.
Tras mirar a los hermanos, Cohen les dejó avanzar, mientras él les protegía por la retaguardia. Si alguien le atacaba, saliendo entre las sombras, él era el más indicado para reaccionar rápidamente. Ellos deberían encargarse de lo que estuviera allí, frente a ellos, un peligro del que al menos, estaban advertidos.
Fue entonces cuándo una voz se propagó por los numerosos pasillos, haciendo que su eco viajara a través de las paredes. ¿Acaso era la esposa del Capitán aquella mujer que se lamentaba y pedía ayuda?
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[1] Uso de la habilidad: El Bufón De La Corte [Mágica, 1 uso de 2 turnos]:
Cohen comienza a silbar una cancioncilla inocente que hace que todas las personas de su alrededor sientan una intensa felicidad, creando un ambiente festivo y de júbilo. Aunque frente a ellos se cometan atrocidades, todo les parecerá realmente divertido, entorpeciéndoles reaccionar de forma natural y coherente. Primer turno.
[2] Referencia a mi habilidad Ojos de la Noche: Puedo ver en la oscuridad como si fuera de día.
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Re: Tempestad | Cohen
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Un fuerte correntada de viento se desató afuera del edificio, justo cuando ingresé con Amice. Los hombres con los que habíamos tomado prisioneros cayeron o muertos heridos al final pero no me quise ocupar de ellos. Se lo merecían por meterse en estos caminos, tal como podría sucederme a mí en cualquier momento. Lo tenía más que asumido después de todo.
Al final, casi terminé por apuñalar a Cohen cuando lo cruzamos, creyendo que era uno de ellos pero mis reflejos me permitieron girar el filo del arma justo a tiempo en cuanto lo reconocí. Ni él ni yo nos inmutamos al parecer, como si estuviese todo controlado. Seguimos juntos, detestando un poco la idea de que estuviese a nuestra espalda. Me había dado motivos para confiar en él pero no dejaba de hacerme ruido de que hasta mi propia sombra podría traicionarme en cualquier momento.
En momentos así, donde estábamos en lo desconocido, es cuando más llegaba a sentir esa sensación. Marcy y su sobrino tenían todas las razones para clavarme un cuchillo por la espalda si lo deseaban y aunque llevaba varios años conmigo, jamás hicieron nada parecido.
Al final de ese pasillo vimos a la mujer vampiro. Hubo un relámpago, anticipando que se avecinaba una buena tormenta allá afuera de este edificio y las luces se apagaron un momento. O la magia del aire, a saber. Cuando esas pequeñas lámparas de aceite que apenas iluminaban algo encendieron nuevamente al mismo tiempo, sus llamas eran de color azul ahora. Sólo servían de guía pero para mí y para Marcy, no nos permitía mirarnos entre nosotros. Empuñé con fuerza mi cuchillo y me adelanté para dejarla a ella en el medio. Aquella mujer ya no estaba allí, pero la escasa luz tenue de las pareces nos indicó una escalera caracol que iba hacia el piso inferior.
Al menos, en esa sala allí debajo la luz de las velas era más normal. Amice se encontraba sentada en el sillón, con sus manos juntas sobre el regazo y una mirada de terror en su rostro. La vampiro, estaba de pie bajo la escalera, esperándonos con una leve sonrisa.
―Oh... que grata sorpresa la de ustedes. ¿Desean tomar una taza de te para endulzar su camino hacia el encuentro con el mundo de los condenados? ―
― ¡Thomas! ―se apresuró Marcy detrás de mí, lanzando una mirada a Cohen. Ella sostenía consigo el artilugio que él le había dado antes, algo con el fuego. Yo caminé hacia abajo, mientras Amice nos observaba sentada en su lugar, como si algo la obligara a estar allí. "Por supuesto, algo que la coaccionaba y era esa maldita chupasangre que la ha raptado"
La vampiro ni se inmutó ante mi llegada amenazadora pero lejos de enfrentarme, usó su habilidad para retroceder rápidamente fuera de mi alcance, manteniendo una sonrisa ante mi confusión. Me detuve en seco. Mi camino estaba libre hacia Amice y no había nadie más que ellas dos en esa sala.
― ¿Así sin más me dejas llevármela? ―la miré con total desconfianza. Ella se encogió de hombros y miró hacia mi hermana y a Cohen.
―Así, es... supongo. Pero sería gratificante compartir una taza de te antes, ¿no?. Es tu libre decisión―sonrió y miró a Amice.
―Vamos muchacha, que tu esposo ha venido a buscarte. Ve y anda. Ya hemos hablado lo suficiente nosotras―de inmediato, con un grito ahogado, Amcie se puso de pie pero no se movió de inmediato. Aguardó un momento antes de venir a mi encuentro.
Al mismo tiempo, cuando Marcy, desconfiada también con la situación, aguardó al pie de la escalera pero ella, vio rápidamente a la vampira observar el objeto que tenía en sus manos, sonriendo como si fuese un algo que no le haría ningún daño.
―Que tierna muchacha eres, querida Marcy Hidalgo y que pena que tengas un apellido de un sujeto que deshonró a tu familia y los condenó a la miseria... Alguien ha de quedarse aquí en intercambio y serás tú o la querida Amice o el Capitán, tanto vivo como muerto... me es indiferente porque... alguien en su familia estará encantado de oír algunas cosas―
Marcy respiraba agitadamente en cuanto procesó esa información, pero sólo reaccionó ante el inminente peligro en cuanto vio que ella se dejaba abrazar por mí. Pues claro, mi mente si bien advertía de que había algo malo en todo esto, no había podido definir qué.
―Es Amice... está bajo coacción―susurró para nadie en particular Marcy, sintiendo la sonrisa de la vampira, que en un abrir y cerrar de ojos, no sin lanzar una mirada de advertencia a Cohen por si se atrevía a interferir, la tomó de los hombros y fue cuando ella hizo activar ese objeto y las llamas de fuego embotellado se esparció entre ambas. Vio el enorme resplandor anaranjado de las llamas rodearlas a ambas, viendo a su vez el asombro de los ojos de la mujer vampiro, con una mezcla de odio y rabia, más, ella la lanzó con una fuerza extraordinaria a lo lejos, haciéndola volar varios metros hasta chocar con unas estanterías cargadas de libros y que cayeron encima de ella.
Con un alarido, la vampiro trató de deshacerse de las llamas y en eso, iría a por Cohen.
En tanto, lo que había tratado de advertir Marcy, fue que Amice estaba siendo manipulada por el poder de esa vampiro. En cuanto las llamas la tocaron, el efecto desapareció pero el filo del cuchillo que había estado sosteniendo bajo su manga, ya había mordido la carne y bebido su buena ración de sangre en cuanto mis brazos la acogieron para protegerla.
Había sucedido todo bastante rápido y quien quiera que fuera la vampiro, había planeado todo muy bien pero no había contado con Cohen, conociendo de seguro que era extraño que me moviera con la ayuda de seres con habilidades mágicas.
Amice se había dejado abrazar por mí, no en algo romántico y tonto como lo haría cualquier otro sujeto pero cuando la aparté un poco para mirarla a los ojos y ver si tenía alguna herida, ella volvió a mí y fua cuando ella hundió en tu totalidad en cuchillo en mi abdomen, más precisamente en el costado izquierdo. Ella se quedó petrificada, al tiempo que las llamas se abrieron paso en cuanto Marcy usó esa botella mágica de cristal. Se apartó horrorizada.
―Lo... lo lamento―balbuceó incrédula de sí misma y buscó la herida. Había quitado el cuchillo, dejándolo caer al suelo. Obviamente, el dolor que sentí en el momento, comenzó con la desagradable sensación del filo atravesando la carne y algún órgano, que ella sabría mejor que yo. Llevé la mano a la herida mientras las rodillas me flaqueaban, tanto por el dolor como por la impresión misma, más sólo un quejido leve fue lo que brotó de mis labios pero endurecí mi rostro, Ella vino en mi ayuda para evitar que cayera y no lo hice pero sí me apoyé en su hombro.
―Cállate, estoy bien, como siempre―jadeé, conteniéndome de hacer ninguna mueca de dolor y la tos inundó de un sabor a metal mi garganta. Tragué con asco y negándome a que sería una herida que me dejase fuera de juego―Ve por Marcy―siseé y saqué mi cuchillo por si Cohen necesitaba ayuda, pero mas bien, era porque me resistía a estar débil.
―No, espera... no... no te muevas―dijo ella, aún aterrorizada por lo que había hecho. Conociéndola quería hacer algo para detener la sangre o que me perjudicase más si salía a la batalla con aquella mujer vampiro.
―VE POR MARCY AHORA! ―le grité y ella me fulminó con la mirada.
―Eres idiota―susurró ella, furiosa por mi terquedad.
Thomas J. Hidalgo
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Re: Tempestad | Cohen
Los hechos se precipitaron en aquel lugar. Nada más acceder a la planta inferior. Todo parecía acelerarse.
Una vampiresa retenía a la mujer del Capitán, que parecía permanecer bajo su influencia. Marcy había decidido defenderse utilizando su vial de fuego, haciendo que las llamas se extendieran por la habitación, algo que limitaba y mucho sus movimientos, ya que los vampiros especialmente vulnerables a éste.
Cohen decidió enfrentarse a su oponente. No estaba acostumbrado a enfrentarse a otras personas de su raza. Normalmente, los vampiros tenían un pacto de no agresión, aunque aquellas circunstancias eran especiales. Si quería la ayuda del Capitán para volver al Oeste, necesitaba ayudarle en aquella situación.
―¡Umbrialis!― expresó, extendiendo sus brazos hacia la secuestradora.
Vio cómo ésta observaba con detenimiento a su alrededor, ligeramente aterrada. Comenzó a mover sus brazos en el aire, cómo si intentara defenderse de horribles sombras, sombras que la aterraban y que iban a matarla. Sombras que no existían. [1]
Aprovechando aquella distracción, vio cómo Amice había acudido en la ayuda de Marcy y cómo las dos mujeres parecían con la firme voluntad de salir de aquel lugar.
El Capitán llegó a su lado y Cohen logró advertir el aromático y atrayente olor de la sangre, haciendo que su sed se intensificara. Miró al hombre, descubriendo que sangraba por algún lugar y por un segundo, la idea de hincar sus dientes en su piel cruzó su mente, aunque controló sus instintos.
―Salgamos de aquí. El fuego está extendiéndose y quemando los pilares del edificio. En unos segundos, se vendrá abajo.
La huida debía ser rápida y no perder el tiempo. Los cuatro deberían estar afuera para entonces. El fuego y el peso del techo sobre ella acabarían con la vida de aquella desgraciada vampiresa. Pero ellos debían sobrevivir.
Ascendieron escaleras arriba. Cohen avanzaba el último, con una de sus manos en el interior de su bolsa de viaje. Una vez estuvieron fuera, el edificio se derrumbó poco después, haciendo un fuerte estruendo. Las maderas propagaron el fuego que poco a poco se extendía más y más, quemándolo todo.
―Tome, Capitán. Esto curará sus heridas.
Le ofreció al humano su vial de poción de salud, que curaría esa herida en cuestión de segundos. O al menos, la sanaría en parte. [2]
―Deberíamos irnos. El fuego y el estruendo del derrumbamiento puede llamar la atención. No deberíamos estar aquí para vernos obligados a dar explicaciones.
________________________________________________________
[1] Uso de la habilidad Sombras de Tormento [Mágica, 2 usos de 1 turno]:
Cohen pronuncia una palabra oscura que induce a creer a un par de personas que numerosas sombras malignas le rodean con la intención de poseer sus cuerpos, pudiendo causar en ellas auténtico terror. Segundo Uso.
[2] Uso de mi elixir Poción de Salud (Elixir) (1 uso): Sana hasta 2 heridas moderadas o leves en pocos segundos
Una vampiresa retenía a la mujer del Capitán, que parecía permanecer bajo su influencia. Marcy había decidido defenderse utilizando su vial de fuego, haciendo que las llamas se extendieran por la habitación, algo que limitaba y mucho sus movimientos, ya que los vampiros especialmente vulnerables a éste.
Cohen decidió enfrentarse a su oponente. No estaba acostumbrado a enfrentarse a otras personas de su raza. Normalmente, los vampiros tenían un pacto de no agresión, aunque aquellas circunstancias eran especiales. Si quería la ayuda del Capitán para volver al Oeste, necesitaba ayudarle en aquella situación.
―¡Umbrialis!― expresó, extendiendo sus brazos hacia la secuestradora.
Vio cómo ésta observaba con detenimiento a su alrededor, ligeramente aterrada. Comenzó a mover sus brazos en el aire, cómo si intentara defenderse de horribles sombras, sombras que la aterraban y que iban a matarla. Sombras que no existían. [1]
Aprovechando aquella distracción, vio cómo Amice había acudido en la ayuda de Marcy y cómo las dos mujeres parecían con la firme voluntad de salir de aquel lugar.
El Capitán llegó a su lado y Cohen logró advertir el aromático y atrayente olor de la sangre, haciendo que su sed se intensificara. Miró al hombre, descubriendo que sangraba por algún lugar y por un segundo, la idea de hincar sus dientes en su piel cruzó su mente, aunque controló sus instintos.
―Salgamos de aquí. El fuego está extendiéndose y quemando los pilares del edificio. En unos segundos, se vendrá abajo.
La huida debía ser rápida y no perder el tiempo. Los cuatro deberían estar afuera para entonces. El fuego y el peso del techo sobre ella acabarían con la vida de aquella desgraciada vampiresa. Pero ellos debían sobrevivir.
Ascendieron escaleras arriba. Cohen avanzaba el último, con una de sus manos en el interior de su bolsa de viaje. Una vez estuvieron fuera, el edificio se derrumbó poco después, haciendo un fuerte estruendo. Las maderas propagaron el fuego que poco a poco se extendía más y más, quemándolo todo.
―Tome, Capitán. Esto curará sus heridas.
Le ofreció al humano su vial de poción de salud, que curaría esa herida en cuestión de segundos. O al menos, la sanaría en parte. [2]
―Deberíamos irnos. El fuego y el estruendo del derrumbamiento puede llamar la atención. No deberíamos estar aquí para vernos obligados a dar explicaciones.
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[1] Uso de la habilidad Sombras de Tormento [Mágica, 2 usos de 1 turno]:
Cohen pronuncia una palabra oscura que induce a creer a un par de personas que numerosas sombras malignas le rodean con la intención de poseer sus cuerpos, pudiendo causar en ellas auténtico terror. Segundo Uso.
[2] Uso de mi elixir Poción de Salud (Elixir) (1 uso): Sana hasta 2 heridas moderadas o leves en pocos segundos
Cohen
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