Recuperando el control. (Continuacion de La Calma antes de la Tempestad.) (+18)
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Recuperando el control. (Continuacion de La Calma antes de la Tempestad.) (+18)
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Tras abandonar la casa del brujo Nafen, Philip se había dado cuenta lo difícil que era conseguir un lugar donde vivir en aquella ciudad, aún así se las había apañado bastante bien. Tras pasar la primera noche en un establo, no sin multitud de mofas por el posadero que se lo había ofrecido sin cobrarle nada. Al día siguiente el joven potro se había encontrado con una escena en el mercado, un hombre, que parecía un criado, iba cargado hasta los topes con bolsas, cajas y otros objetos, el pobre hacia malabarismos para poder llevarlo todo, mientras una mujer mayor, lo miraba entre preocupada y algo enfadada, se acercó al hombre y se ofreció para ayudarle a cargar con las cosas, la mujer lo mira, algo desconfiada al principio, pero termino por asentir y permitir que ayudara a su criado. Tras acompañarla a la gran casa de aquella mujer mayor, esta le invito a tomar un poco de agua y le dio un par de monedas por la ayuda. Le pregunto al joven ecutauro si estaba buscando trabajo, pues el mozo de cuadra se había jubilado tras más de 40 años de fiel servicio y estaba buscando a un joven fuerte dispuesto a trabajar. El trabajo seria sencillo dentro de lo malo, ocuparse solo de unos cuantos caballos, de la limpieza de las cuadras, mantener los patios y el lugar de trabajo de los animales limpio y preparado, además de hacerlos trabajar y prepararlos por si la señora necesitara salir con el carruaje y evidentemente si esta misma necesitaba un par de brazos fuertes para llevarle la compra del mercado. Había aceptado sin pensarlo demasiado, a cambio de sus servicios tendría una pequeña casita, esta estaba dividida en un salón concina, un pequeño baño y una cama en otra habitación poco más grande que el baño.
Tras unos días de trabajo la mujer había quedado satisfecha con su trabajo en las cuadras y con los animales, se veían sanos, limpios y bien cuidados, Philip era rápido en su trabajo de modo que tenía tiempo libre para dedicarse a su razón de aceptar aquel trabajo que era saber dónde se encontraba los que lo habían secuestrado y llevado a aquel lugar. La señora había sido amable con él y le había dado un pequeño adelanto, esta se encargaba de darle tres comidas al día, de modo que solo debe preocuparse por comprarse algo de ropa y rearmarse. Aún no había olvidado su fabuloso arco ecutauro con su carcaj y al menos veinte flechas, le tenía especial apego pues le habían regalado el arco cumplido los 15 años y las puntas de flecha las había forjado su padre. Con aquel pensamiento, pone camino hacia la zona del mercado, que estaba lleno de tiendas de todo tipo, no tenía mucho dinero, de modo que tenía que buscar tiendas que revendieran armas usadas, que fueran de una calidad aceptable y que como mucho le hiciera falta algún retoque pues si padre le había ensañado algo de forja y el mismo podrá reparar el filo o la empuñadura de una espada. Camina por la calle llena de tiendas, echando vistazos a las armas que exponían los armeros y vendedores de segunda mano de armas, entonces le llama la atención un pequeño alboroto, un hombre gritaba a voz en cuello, desafiando los viandantes a aceptar en una diana usando un arco que nadie era capaz de disparar, frunciendo el ceño fruncido, sintiendo una corazonada, se abre camino entre el grupo de hombres que hacían corro en torno al hombre que desafiaba a cualquiera que quisiera a tensar el arco y aceptar a una diana a cien pasos de distancia. El ecutauro abre los ojos como platos. ¡Aquel hombre tenía su arco en las manos! . Era su arco ecutauro, echo de una madera dura y flexible, de color claro con adornos verdes y en la empuñadura había unas runas que no era, si no, el nombre del propio Philip. Antes de que pudiera da run paso para reclamar su arco un hombre se adelanta con un grito, los amigos de este y otros miembros del público, lo jalean y animan, era un hombre musculoso que llevaba el torno al aire, deposita una pila de monedas junto a otras que el tipo que anunciaba el arco ofrecía, y le tiende el arco y una flecha, el hombre musculoso alza el arco, encuerda la flecha y coge postura de disparar… pero lanza un gruñido de sorpresa al no poder tensar el arco, el sudor empieza a caerle por las sienes , se le marcan los tendones y venas de los brazos y el cuello, tras varios minutos el hombre lanza un gruñido y se dispone a partir en dos el arco cuando el tipo “dueño” de este, lo detiene, algunos amigos del tipo musculoso van a por su amigo y se lo llevan a rastras de allí, el tipo se guarda las monedas y de nuevo alza el arco para buscar a alguien que quisiera intentarlo Philip cuenta rápidamente las monedas que tenía, diez, se adelanta un paso.
-Yo quiero, intentarlo, ¿valdrá con esto?. –Pregunta el joven ecutauro enseñando las monedas en una de sus manos, el tipo del arco se pasa la lengua por los labios y asiente.
-Claro, joven, claro… -dice entre risitas, Philip no era especialmente musculado, más bien era atlético, de modo que no se le pasa por la cabeza que Philip pudiera tensar el arco, el ecutauro deja las monedas sobre la mesa junto al otro montón de monedas y toma el arco.
Era como encontrarse con un viejo amigo, la empuñadura del arco se adapta perfectamente a su mano, sus dedos rozan las plumas del extremo de las flechas del carcaj que estaban situado a un lado, toma una de las flechas, la encuerda, toma posición y inspira… el arco se tensa , flexionando suavemente, todas las mofas y rechiflas que habían empezado cuando los hombres habían visto al “pequeño” ecutauro se silencian, los ojos verdes del ecutauro se clavan en la diana, lentamente expira y suelta la flecha, esta silva en el aire y se clava en el centro de la diana. El tipo que estaba desafiando a los demás en disparar con el arco se le queda la boca desencajada y el silencio sigue. Se da meda vuelta, toma el carcaj cruzándoselo en la espalda, toma las monedas que deposita en una bolsita de cuero que había sobre la mesa y se la ata en el cinturón, por dentro del taparrabos. Los tipos le miraban de forma osca y furibunda cuando pasa entre ellos, pero no se atreven a detenerlo, quizás aturdidos por lo que acababan de ver, cuando empiezan a hablar entre ellos y las voces subían de tono, Philip había puesto tierra de por medio, era consciente de las hostilidades que había levantado, pero al menos ya tenía su arco, incluso le da un beso en la empuñadura antes de cruzárselo a la espalda , perderse por las calles y las gentes del mercado, en busca de su siguiente objetivo, conseguir una espada.
Tras abandonar la casa del brujo Nafen, Philip se había dado cuenta lo difícil que era conseguir un lugar donde vivir en aquella ciudad, aún así se las había apañado bastante bien. Tras pasar la primera noche en un establo, no sin multitud de mofas por el posadero que se lo había ofrecido sin cobrarle nada. Al día siguiente el joven potro se había encontrado con una escena en el mercado, un hombre, que parecía un criado, iba cargado hasta los topes con bolsas, cajas y otros objetos, el pobre hacia malabarismos para poder llevarlo todo, mientras una mujer mayor, lo miraba entre preocupada y algo enfadada, se acercó al hombre y se ofreció para ayudarle a cargar con las cosas, la mujer lo mira, algo desconfiada al principio, pero termino por asentir y permitir que ayudara a su criado. Tras acompañarla a la gran casa de aquella mujer mayor, esta le invito a tomar un poco de agua y le dio un par de monedas por la ayuda. Le pregunto al joven ecutauro si estaba buscando trabajo, pues el mozo de cuadra se había jubilado tras más de 40 años de fiel servicio y estaba buscando a un joven fuerte dispuesto a trabajar. El trabajo seria sencillo dentro de lo malo, ocuparse solo de unos cuantos caballos, de la limpieza de las cuadras, mantener los patios y el lugar de trabajo de los animales limpio y preparado, además de hacerlos trabajar y prepararlos por si la señora necesitara salir con el carruaje y evidentemente si esta misma necesitaba un par de brazos fuertes para llevarle la compra del mercado. Había aceptado sin pensarlo demasiado, a cambio de sus servicios tendría una pequeña casita, esta estaba dividida en un salón concina, un pequeño baño y una cama en otra habitación poco más grande que el baño.
Tras unos días de trabajo la mujer había quedado satisfecha con su trabajo en las cuadras y con los animales, se veían sanos, limpios y bien cuidados, Philip era rápido en su trabajo de modo que tenía tiempo libre para dedicarse a su razón de aceptar aquel trabajo que era saber dónde se encontraba los que lo habían secuestrado y llevado a aquel lugar. La señora había sido amable con él y le había dado un pequeño adelanto, esta se encargaba de darle tres comidas al día, de modo que solo debe preocuparse por comprarse algo de ropa y rearmarse. Aún no había olvidado su fabuloso arco ecutauro con su carcaj y al menos veinte flechas, le tenía especial apego pues le habían regalado el arco cumplido los 15 años y las puntas de flecha las había forjado su padre. Con aquel pensamiento, pone camino hacia la zona del mercado, que estaba lleno de tiendas de todo tipo, no tenía mucho dinero, de modo que tenía que buscar tiendas que revendieran armas usadas, que fueran de una calidad aceptable y que como mucho le hiciera falta algún retoque pues si padre le había ensañado algo de forja y el mismo podrá reparar el filo o la empuñadura de una espada. Camina por la calle llena de tiendas, echando vistazos a las armas que exponían los armeros y vendedores de segunda mano de armas, entonces le llama la atención un pequeño alboroto, un hombre gritaba a voz en cuello, desafiando los viandantes a aceptar en una diana usando un arco que nadie era capaz de disparar, frunciendo el ceño fruncido, sintiendo una corazonada, se abre camino entre el grupo de hombres que hacían corro en torno al hombre que desafiaba a cualquiera que quisiera a tensar el arco y aceptar a una diana a cien pasos de distancia. El ecutauro abre los ojos como platos. ¡Aquel hombre tenía su arco en las manos! . Era su arco ecutauro, echo de una madera dura y flexible, de color claro con adornos verdes y en la empuñadura había unas runas que no era, si no, el nombre del propio Philip. Antes de que pudiera da run paso para reclamar su arco un hombre se adelanta con un grito, los amigos de este y otros miembros del público, lo jalean y animan, era un hombre musculoso que llevaba el torno al aire, deposita una pila de monedas junto a otras que el tipo que anunciaba el arco ofrecía, y le tiende el arco y una flecha, el hombre musculoso alza el arco, encuerda la flecha y coge postura de disparar… pero lanza un gruñido de sorpresa al no poder tensar el arco, el sudor empieza a caerle por las sienes , se le marcan los tendones y venas de los brazos y el cuello, tras varios minutos el hombre lanza un gruñido y se dispone a partir en dos el arco cuando el tipo “dueño” de este, lo detiene, algunos amigos del tipo musculoso van a por su amigo y se lo llevan a rastras de allí, el tipo se guarda las monedas y de nuevo alza el arco para buscar a alguien que quisiera intentarlo Philip cuenta rápidamente las monedas que tenía, diez, se adelanta un paso.
-Yo quiero, intentarlo, ¿valdrá con esto?. –Pregunta el joven ecutauro enseñando las monedas en una de sus manos, el tipo del arco se pasa la lengua por los labios y asiente.
-Claro, joven, claro… -dice entre risitas, Philip no era especialmente musculado, más bien era atlético, de modo que no se le pasa por la cabeza que Philip pudiera tensar el arco, el ecutauro deja las monedas sobre la mesa junto al otro montón de monedas y toma el arco.
Era como encontrarse con un viejo amigo, la empuñadura del arco se adapta perfectamente a su mano, sus dedos rozan las plumas del extremo de las flechas del carcaj que estaban situado a un lado, toma una de las flechas, la encuerda, toma posición y inspira… el arco se tensa , flexionando suavemente, todas las mofas y rechiflas que habían empezado cuando los hombres habían visto al “pequeño” ecutauro se silencian, los ojos verdes del ecutauro se clavan en la diana, lentamente expira y suelta la flecha, esta silva en el aire y se clava en el centro de la diana. El tipo que estaba desafiando a los demás en disparar con el arco se le queda la boca desencajada y el silencio sigue. Se da meda vuelta, toma el carcaj cruzándoselo en la espalda, toma las monedas que deposita en una bolsita de cuero que había sobre la mesa y se la ata en el cinturón, por dentro del taparrabos. Los tipos le miraban de forma osca y furibunda cuando pasa entre ellos, pero no se atreven a detenerlo, quizás aturdidos por lo que acababan de ver, cuando empiezan a hablar entre ellos y las voces subían de tono, Philip había puesto tierra de por medio, era consciente de las hostilidades que había levantado, pero al menos ya tenía su arco, incluso le da un beso en la empuñadura antes de cruzárselo a la espalda , perderse por las calles y las gentes del mercado, en busca de su siguiente objetivo, conseguir una espada.
Última edición por Philip Ecutauro el Miér Mar 19 2014, 23:23, editado 1 vez
Kida Escamarubí
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Re: Recuperando el control. (Continuacion de La Calma antes de la Tempestad.) (+18)
La salida de la casa de Nafen fue a la mañana siguiente al altercado con Philip. La noche con Keyan no había tenido mayores sobresaltos. Cuando bajamos a desayunar no se encontraba el ecutauro en la cocina. Después de intercambiar un par de palabras con el amo, salí de la casa sin desayunar… y obviamente que desnuda.
Lo único que tenía en mis manos eran mis viejas hachas y, claro, al pequeño Chy. Era malo estar en mi forma lupina, pero era peor estar en mi forma humana sin ropa. Sopesé la situación y luego de unos instantes en la vereda de la casa dejé que mis instintos, mis nuevos y domados instintos, hicieran lo suyo y ellos me dieron la respuesta.
A un par de calles había una tienda de objetos de segunda mano. Allí me presenté en mi forma lupina, el hombre del mostrador, muy entrado en años y lleno de arrugas no se sorprendió ante lo que estaba viendo. Sólo se limitó a dar los buenos días y peguntar qué deseaba. Miré a ambos lados para cerciorarme que nadie estuviera viendo para adentro –pese a los grandes ventanales- y volví a mi piel humana.
-Pero valla… si es una pequeña joven. ¿En qué le puedo servir? dijo el viejo con una sonrisa en su voz
-Ne…necesito vender las hachas
Puse las armas sobre el mostrador sin estar completamente segura de lo que hacía. Miré a los alrededores nuevamente y presté mayor atención a lo que me rodeaba. Habían cosas viejas y cosas nuevas, útiles y otras que no sabía para qué podrían llegar a utilizarse…
El hombre pareció darse cuenta de mi situación, vamos, que no debería de ser muy común ver en las calles de Lunargenta a una mujer lobo entrar para vender sus armas.
-Puedes empeñarlas si no quieres deshacerte de ellas…
Le miré con mis ojos muy grandes y le di una gran sonrisa de confianza.
- Entonces, ¿cómo cerramos el trato?
El hombre me explicó como funcionaba su tienda, estuvimos negociando un rato acerca del mejor precio y plazos para pagarle y luego me fui vestida de allí con una falda larga hasta mis tobillos y con un tajo alto. Ésta era de color rojo. De hecho, era un atuendo muy familiar para mi, porque había usado uno muy similar tiempo atrás en esas mismas calles. La camisa era negra y las botas de ese mismo color, bajas y de caña alta. Sonreí al salir a la calle. Era una nueva mujer, una mujer libre.
Vagué por las calles con el halcón en mi hombro. En realidad sobresalía un poco por mi misma, más con el ave y ese atuendo, pero mantuve mi cabeza erguida todo el tiempo. Estaba procurando encontrar algún empleo para poder pagarle a Julien.
Al final del día tenía hambre, cansancio y apenas un poco de dinero… Finalmente me decidí a pasar la noche en una posada. Pagué el servicio con mis últimas monedas y tuve un servicio decente. Incluía una cena abundante, agua y una noche de descanso en una cama que permitía dormir.
A la mañana siguiente, terminé teniendo trabajo en el lugar por una serie de hechos que pasaron tan rápido que aún no termino de entender. El punto es, que en un momento yo estaba sobre las escaleras dispuesta a irme con mi compañero y luego estaba abajo, sosteniendo a un niño en brazos al pie de la misma y había gente a mi alrededor con expresiones contentas… El pequeño casi se cae y por meros reflejos lo impedí. Eso me valió una amplia recomendación por los clientes frecuentes y después de hablar por un rato con los trabajadores del lugar, terminé siendo aceptada para trabajar en el lugar para ganarme mis dos comidas al día además de la cama que ya había ocupado.
Mis obligaciones eran ayudar a servir los desayunos por la mañana, tender las camas y debido a mi inminente licantropía –para el propietario y-no-entiendo-cómo- si había algún desorden tenía que ayudar a desalojar sin romper cosas y de una forma “sutil”. Como trabajaba tan poco tiempo no ganaba dinero en metal, por lo que en el día tenía que conseguir algo más si quería saldar mi deuda.
Esa misma tarde, probé varias cosas para las que no estaba hecha, hasta que me encontré con una forja que necesitaba de ayudantes. Hablé con su dueño y me dijo que me tendría a prueba un par de días y que no podía aparecer ante las personas en mi forma de lobo. La paga sería cada tres días y trabajaría allí toda la tarde hasta el anochecer.
Era un trabajo pesado, me hacían cargar hierro para fundir y más de una vez terminé quemada. Pero podía sacar dinero para pagar la comida de Chy. Dos veces cada tres días le pagué la cuota a Julien, en la tercera –de al menos siete- me dijo que dejara ese trabajo y me quedara con él, saldaría la cuenta en dos o tres días y si lo deseaba podía quedarme por todo lo que quisiera con él.
La propuesta era más que tentadora… y por el momento no tenía más nada que hacer, por lo que a la mañana siguiente presenté mi renuncia y me dirigí feliz a hacerme con mis viejas amigas. Probablemente, el siguiente paso sería tender redes de contacto en mi tiempo libre para buscar y ayudar a Philip...
Lo único que tenía en mis manos eran mis viejas hachas y, claro, al pequeño Chy. Era malo estar en mi forma lupina, pero era peor estar en mi forma humana sin ropa. Sopesé la situación y luego de unos instantes en la vereda de la casa dejé que mis instintos, mis nuevos y domados instintos, hicieran lo suyo y ellos me dieron la respuesta.
A un par de calles había una tienda de objetos de segunda mano. Allí me presenté en mi forma lupina, el hombre del mostrador, muy entrado en años y lleno de arrugas no se sorprendió ante lo que estaba viendo. Sólo se limitó a dar los buenos días y peguntar qué deseaba. Miré a ambos lados para cerciorarme que nadie estuviera viendo para adentro –pese a los grandes ventanales- y volví a mi piel humana.
-Pero valla… si es una pequeña joven. ¿En qué le puedo servir? dijo el viejo con una sonrisa en su voz
-Ne…necesito vender las hachas
Puse las armas sobre el mostrador sin estar completamente segura de lo que hacía. Miré a los alrededores nuevamente y presté mayor atención a lo que me rodeaba. Habían cosas viejas y cosas nuevas, útiles y otras que no sabía para qué podrían llegar a utilizarse…
El hombre pareció darse cuenta de mi situación, vamos, que no debería de ser muy común ver en las calles de Lunargenta a una mujer lobo entrar para vender sus armas.
-Puedes empeñarlas si no quieres deshacerte de ellas…
Le miré con mis ojos muy grandes y le di una gran sonrisa de confianza.
- Entonces, ¿cómo cerramos el trato?
El hombre me explicó como funcionaba su tienda, estuvimos negociando un rato acerca del mejor precio y plazos para pagarle y luego me fui vestida de allí con una falda larga hasta mis tobillos y con un tajo alto. Ésta era de color rojo. De hecho, era un atuendo muy familiar para mi, porque había usado uno muy similar tiempo atrás en esas mismas calles. La camisa era negra y las botas de ese mismo color, bajas y de caña alta. Sonreí al salir a la calle. Era una nueva mujer, una mujer libre.
Vagué por las calles con el halcón en mi hombro. En realidad sobresalía un poco por mi misma, más con el ave y ese atuendo, pero mantuve mi cabeza erguida todo el tiempo. Estaba procurando encontrar algún empleo para poder pagarle a Julien.
Al final del día tenía hambre, cansancio y apenas un poco de dinero… Finalmente me decidí a pasar la noche en una posada. Pagué el servicio con mis últimas monedas y tuve un servicio decente. Incluía una cena abundante, agua y una noche de descanso en una cama que permitía dormir.
A la mañana siguiente, terminé teniendo trabajo en el lugar por una serie de hechos que pasaron tan rápido que aún no termino de entender. El punto es, que en un momento yo estaba sobre las escaleras dispuesta a irme con mi compañero y luego estaba abajo, sosteniendo a un niño en brazos al pie de la misma y había gente a mi alrededor con expresiones contentas… El pequeño casi se cae y por meros reflejos lo impedí. Eso me valió una amplia recomendación por los clientes frecuentes y después de hablar por un rato con los trabajadores del lugar, terminé siendo aceptada para trabajar en el lugar para ganarme mis dos comidas al día además de la cama que ya había ocupado.
Mis obligaciones eran ayudar a servir los desayunos por la mañana, tender las camas y debido a mi inminente licantropía –para el propietario y-no-entiendo-cómo- si había algún desorden tenía que ayudar a desalojar sin romper cosas y de una forma “sutil”. Como trabajaba tan poco tiempo no ganaba dinero en metal, por lo que en el día tenía que conseguir algo más si quería saldar mi deuda.
Esa misma tarde, probé varias cosas para las que no estaba hecha, hasta que me encontré con una forja que necesitaba de ayudantes. Hablé con su dueño y me dijo que me tendría a prueba un par de días y que no podía aparecer ante las personas en mi forma de lobo. La paga sería cada tres días y trabajaría allí toda la tarde hasta el anochecer.
Era un trabajo pesado, me hacían cargar hierro para fundir y más de una vez terminé quemada. Pero podía sacar dinero para pagar la comida de Chy. Dos veces cada tres días le pagué la cuota a Julien, en la tercera –de al menos siete- me dijo que dejara ese trabajo y me quedara con él, saldaría la cuenta en dos o tres días y si lo deseaba podía quedarme por todo lo que quisiera con él.
La propuesta era más que tentadora… y por el momento no tenía más nada que hacer, por lo que a la mañana siguiente presenté mi renuncia y me dirigí feliz a hacerme con mis viejas amigas. Probablemente, el siguiente paso sería tender redes de contacto en mi tiempo libre para buscar y ayudar a Philip...
- Spoiler:
- Off: mmm... la situación con Wood es la siguiente: trabaja en la posada de mañana y en la tienda de todotipodecosas en la tarde. Podemos encontrarnos cuando quieras, Philip, no quise entrometerme en nada de tu pj. Puedes verme o yo puedo hacerlo a través de la ventana o en una calle ^^
Woodpecker
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Re: Recuperando el control. (Continuacion de La Calma antes de la Tempestad.) (+18)
Tras obtener el arco el ecutauro había vuelto a la pequeña casa que tenía en los establos de la señora que lo había contratado y había dejado el arco en lugar seguro, sabía que se había ganado la enemistad y antipatía de aquellos hombres y no era buena idea de ir paseándose por allí con el arco y recibir una puñalada por la espalda o una paliza si se juntaban unos cuantos. Tras asegurarse que llevaba las monedas a recaudo bajo el cinturón del taparrabos se dispone ahora a buscar una espada. Tenía el doble de lo que tenía al salir esa mañana al mercado, pero aun así no le daría para la mejor espada, eso estaba seguro pues ya había estado viendo los precios que humanos y otras razas tenían puestas en el mercado y obtener un gran arma de calidad le sería imposible y más una nueva, de modo que lo único que puede optar es por ir a una tienda de artículos varios donde la gente empeñaba o vendía sus pertenencias en momentos de necesidad. Camina por las calles, sus pensamientos volvían una y otra vez a la pasional licantropa, aun recordaba su olor, el tacto de su pelaje contra el suyo, como esta lo había besado, tocado y como le había indicado ella como tocarla, aun sentía el tacto cálido y húmedo en sus dedos… Sintiendo que su hocico de piel oscura se sonrojaba trata de pensar en otra cosa pues cada vez que pensaba en aquello no podía evitar que su cuerpo reaccionara excitándose y aquello resultaba muy incómodo llevando el taparrabos. Ve una tienda con un destartalado cartel que anunciaba compra y venta de objetos varios y entra en ella, en el mostrados había un hombre mayor, parecía humano, le saluda con un gesto de la cabeza y se dirige donde había armas. El hombre no pareció demasiado sorprendido al verlo, Philip supone que un hombre de aquella edad ya habría visto muchas cosas a lo largo de su vida. Mientras empieza a revisar unas armas expuestas en una de las paredes y en expositores de madera y vitrinas, ve su reflejo y hace una pequeña mueca. De encontrarse con Wood no sabría si ella lo reconocería o lo seguiría encontrando atractivo…Sacude la cabeza negativamente, no, estaba seguro que lo reconocería pues su olor y rasgos no habían cambiado, era solo que ya no era albino. Se preguntaba si con su color natural tordo seguiría atrayendo a aquella hembra. Entonces se percata de los precios que tenían las armas, aunque estaba seguro que se podría regatear el precio eran tan altos que era absurdo intentarlo, el anciano parece percatarse de ello pues su voz algo cascada suena desde el mostrador.
-Tienes armas más económicas en los barriles a la izquierda de donde estas.- El ecutauro sonríe agradecido algo avergonzado mirando hacia el hombre, él le hace un aspaviento con una avejentada mano como si le dijera que siguiera a lo suyo.
Mientras que revisa los barriles donde las armas estaban apiladas entran otros clientes en la tienda, el ecutauro se limita a girar una de sus orejas equinas hacia aquellos individuos, mientras sus ojos seguían pendiente de lo que buscaba. Al parecer estaban discutiendo con el anciano sobre unas armas “defectuosas” que le había vendido hacia unos días. El anciano mantenía un tono de voz tranquilo, y le explicaba los hombres que el no le había vendido armas defectuosas de echo se habían llevado de las mejores armas a la mitad del precio que el anciano les había indicado al principio. El tono de voz de los tipos, que eran tres, subían de tono empezando a ser amenazantes, intentaban que el anciano le diera armas nuevas o que les devolviera el dinero. El tendero no parecía asustado, pero eran evidente que los tipos iban a pasar a las manos o peor, a las manos, justo cuando el ecutauro se vuelve para mirar, sus dedos tocan la empuñadura de una espada que parece “llamarlo”, vuelve la mirada hacia la empuñadura que sobresalía de entre las demás, la empuñadura estaba cubierta por una tira de cuero degastada y medio podrida, tendría que cambiársela, la guarda estaba cubierta de suciedad, pero no era algo que no se arreglara con un trapo y algo de paciencia. Toma la empuñadura y saca el arma, la hoja estaba perfecta, cubierta de una gruesa capa de suciedad, le sorprende que el arma estuviera en aquel montón, excepto por la suciedad parecía ser un arma de excelente factura, con un pulgar limpia parte de la suciedad en la base de la hoja del arma, donde encaja con la empuñadura. Alza las cejas con sorpresa al ver runas o escritura de los ecutauros, aquella arma era antigua…. Muy antigua, ¿habría pertenecido a un ecutauro que había traído como esclavo al igual que él? Entonces las voces suben te todo y se escucha el sonido de armas al ser desenvainadas y el sonido de movimiento, se vuelve empuñando el arma y se encuentra con que uno de los tres tipos habían cogido por la pechera de la ropa al anciano que había levantado las manos en actitud defensiva, mientras que los otros habían empuñado unos cuchillos de caza.
-¡Eh, soltadlo!- Dice el joven ecutauro avanzando unos pasos hacia los hombres, estos dan un respingo sobresaltado, al parecer se habían creído solo en las tiendas, al ver al ecutauro que llevaba un arma en la mano dejan al anciano y tras lanzarle una mirada venenosa al joven ecutauro y al anciano, el que parecía el jefe se da media vuelta tomando la estropeadas armas y abandonando la tienda seguido de los otros dos.
-Gracias joven pero no era necesario tu ayuda… -Dice el anciano que se vuelve a sentar, entonces Philip ve que bajo la barra del mostrados, habían aparecido unos agujeros donde asomaban la punta de unas flechas, al sentarse los agujeros desaparecen como adornos en forma de flor en la madera.
-Ya veo… - Asombrado Philip deposita el arma sobre el mostrador.- Me llevo esta…- dice inseguro de como reaccionaria el humano al ver un arma tan buena y que hubiera cogido del barril de “desechos”.
-Mmmmm ¿estaba en el barril? Vaya, vaya… rara vez se me escapa un arma así… puede que este hechizada de alguna forma…-murmura el anciano parando un dedo por las runas del arma, como si hubiera reparado por primera vez en ella, el ecutauro no puede evitar una mueca de disgusto pues piensa que el anciano no querría vendérsela a precio de “desecho”. Tras unos minutos el anciano alza la mirada.- Llevo muchos años en este negocio y se cuándo un arma “llama” a su dueño… creo que esta espada estaba destinada para ti..-Dice mientras tiende la espada a Philip. –Puedes quedártela… al precio de las del barril…-Dice el anciano extendiendo una mano, Philip sonríe con alegría y deposita el dinero acordado en la sarmentosa mano del anciano que cuenta las monedas un par de veces.- Espera un segundo. –Desaparece en una trastienda y vuelve con una vaina de espada de cuero, con un adorno de metal en la punta en la boca.-Ten, esto es por tu ayuda, aunque no la necesitara.- Dice el anciano con una sonrisa, Philip toma la vaina y mete la espada que encaja como un guante, agradecido le hace una respetuosa reverencia al anciano que lo despide con un gruñido y un aspaviento te una de sus manos. Philip se pone el arma al costado izquierdo. Ahora volvería a su casa pasa pulir el arma y cambiarle el cuero de la empuñadura. Era una tarea fácil que su padre siendo herrador, le había enseñado como hacer.
-Tienes armas más económicas en los barriles a la izquierda de donde estas.- El ecutauro sonríe agradecido algo avergonzado mirando hacia el hombre, él le hace un aspaviento con una avejentada mano como si le dijera que siguiera a lo suyo.
Mientras que revisa los barriles donde las armas estaban apiladas entran otros clientes en la tienda, el ecutauro se limita a girar una de sus orejas equinas hacia aquellos individuos, mientras sus ojos seguían pendiente de lo que buscaba. Al parecer estaban discutiendo con el anciano sobre unas armas “defectuosas” que le había vendido hacia unos días. El anciano mantenía un tono de voz tranquilo, y le explicaba los hombres que el no le había vendido armas defectuosas de echo se habían llevado de las mejores armas a la mitad del precio que el anciano les había indicado al principio. El tono de voz de los tipos, que eran tres, subían de tono empezando a ser amenazantes, intentaban que el anciano le diera armas nuevas o que les devolviera el dinero. El tendero no parecía asustado, pero eran evidente que los tipos iban a pasar a las manos o peor, a las manos, justo cuando el ecutauro se vuelve para mirar, sus dedos tocan la empuñadura de una espada que parece “llamarlo”, vuelve la mirada hacia la empuñadura que sobresalía de entre las demás, la empuñadura estaba cubierta por una tira de cuero degastada y medio podrida, tendría que cambiársela, la guarda estaba cubierta de suciedad, pero no era algo que no se arreglara con un trapo y algo de paciencia. Toma la empuñadura y saca el arma, la hoja estaba perfecta, cubierta de una gruesa capa de suciedad, le sorprende que el arma estuviera en aquel montón, excepto por la suciedad parecía ser un arma de excelente factura, con un pulgar limpia parte de la suciedad en la base de la hoja del arma, donde encaja con la empuñadura. Alza las cejas con sorpresa al ver runas o escritura de los ecutauros, aquella arma era antigua…. Muy antigua, ¿habría pertenecido a un ecutauro que había traído como esclavo al igual que él? Entonces las voces suben te todo y se escucha el sonido de armas al ser desenvainadas y el sonido de movimiento, se vuelve empuñando el arma y se encuentra con que uno de los tres tipos habían cogido por la pechera de la ropa al anciano que había levantado las manos en actitud defensiva, mientras que los otros habían empuñado unos cuchillos de caza.
-¡Eh, soltadlo!- Dice el joven ecutauro avanzando unos pasos hacia los hombres, estos dan un respingo sobresaltado, al parecer se habían creído solo en las tiendas, al ver al ecutauro que llevaba un arma en la mano dejan al anciano y tras lanzarle una mirada venenosa al joven ecutauro y al anciano, el que parecía el jefe se da media vuelta tomando la estropeadas armas y abandonando la tienda seguido de los otros dos.
-Gracias joven pero no era necesario tu ayuda… -Dice el anciano que se vuelve a sentar, entonces Philip ve que bajo la barra del mostrados, habían aparecido unos agujeros donde asomaban la punta de unas flechas, al sentarse los agujeros desaparecen como adornos en forma de flor en la madera.
-Ya veo… - Asombrado Philip deposita el arma sobre el mostrador.- Me llevo esta…- dice inseguro de como reaccionaria el humano al ver un arma tan buena y que hubiera cogido del barril de “desechos”.
-Mmmmm ¿estaba en el barril? Vaya, vaya… rara vez se me escapa un arma así… puede que este hechizada de alguna forma…-murmura el anciano parando un dedo por las runas del arma, como si hubiera reparado por primera vez en ella, el ecutauro no puede evitar una mueca de disgusto pues piensa que el anciano no querría vendérsela a precio de “desecho”. Tras unos minutos el anciano alza la mirada.- Llevo muchos años en este negocio y se cuándo un arma “llama” a su dueño… creo que esta espada estaba destinada para ti..-Dice mientras tiende la espada a Philip. –Puedes quedártela… al precio de las del barril…-Dice el anciano extendiendo una mano, Philip sonríe con alegría y deposita el dinero acordado en la sarmentosa mano del anciano que cuenta las monedas un par de veces.- Espera un segundo. –Desaparece en una trastienda y vuelve con una vaina de espada de cuero, con un adorno de metal en la punta en la boca.-Ten, esto es por tu ayuda, aunque no la necesitara.- Dice el anciano con una sonrisa, Philip toma la vaina y mete la espada que encaja como un guante, agradecido le hace una respetuosa reverencia al anciano que lo despide con un gruñido y un aspaviento te una de sus manos. Philip se pone el arma al costado izquierdo. Ahora volvería a su casa pasa pulir el arma y cambiarle el cuero de la empuñadura. Era una tarea fácil que su padre siendo herrador, le había enseñado como hacer.
Kida Escamarubí
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Re: Recuperando el control. (Continuacion de La Calma antes de la Tempestad.) (+18)
Buenas tardes julien Dije al comenzar mi turno en la tienda.
Feith, llegas tarde…
Observé la posición del sol y luego me torné indecisa hacia él, sin saber qué decir o qué hacer. Llevaba ya unos días trabajando para él y era la primera vez que algo así sucedía.
Ah, no es que llegues tarde a tu horario, momentos atrás vinieron unos tipos de cuidado y quisieron apalearme, pero un joven hombre bestia se puso presto a ayudarme… es tan raro algo así en estos días…
Le di media sonrisa y tomé la palabra:
Ahí tienes viejo, si yo hubiera estado aquí creo que en estos momentos estaría limpiando sangre con mi lengua dije entre aliviada y enojada por la situación.
Julien había sido muy bueno conmigo y una persona muy cálida para con todos; curtido por la experiencia de los años ya habían cosas que le sorprendían, pero ese joven debía ser realmente algo para dejarlo con esa ligera sensación de contentura y distracción entretenida.
Y… ¿era guapo?
Pregunté irreverente entre sonrisas
No sabría decírtelo Feith… soy un anciano… y los hombres no me atraense carcajeó durante unos segundos y luego se detuvo mientras me veía ordenar algunas cosas mientras barría el piso es la primera vez que veo algo así
La mandíbula casi se me cae cuando escuché sus palabras. El viejo era un saco de huesos antiguos y casi toda su vida había sido mercader y viajero, tenía muchas historias tras de sí y ¿ahora me venía a decir algo así?
Bueno… te has portado bien durante estos días… ¿por qué no vas a buscarle? Seguro no está muy lejos, me pregunto cómo no se toparon en la puerta de la tienda o las inmediaciones sus palabras era equilibradas y pensativas.
Pero… comencé a quejarme y por primera vez se levantó de su silla tras el mostrador y con mucho cariño me dio unos pequeños empujoncitos
Ve… es… un caballo andante, te darás cuenta al vuelo. Además, tu olfato debe ser mejor que el de un humano aunque estés en esa forma no…
Interrumpí sus palabras con un tono de desesperación ascendente a cada instante
¿Philip? Pregunté nerviosa mientras me debatía entre salir corriendo o esperar a que los viejos reflejos del viejo reaccionasen para que me respondiera. Él simplemente asintió y con eso partí rauda en su búsqueda. Esta vez, incluso Chy partició.
Mi olfato solo señalaba al Norte, con los pulmones puesto en ello comencé a gritar en la esquina de cada calle. ¡Philip!, ¡Philiiiippp!
Feith, llegas tarde…
Observé la posición del sol y luego me torné indecisa hacia él, sin saber qué decir o qué hacer. Llevaba ya unos días trabajando para él y era la primera vez que algo así sucedía.
Ah, no es que llegues tarde a tu horario, momentos atrás vinieron unos tipos de cuidado y quisieron apalearme, pero un joven hombre bestia se puso presto a ayudarme… es tan raro algo así en estos días…
Le di media sonrisa y tomé la palabra:
Ahí tienes viejo, si yo hubiera estado aquí creo que en estos momentos estaría limpiando sangre con mi lengua dije entre aliviada y enojada por la situación.
Julien había sido muy bueno conmigo y una persona muy cálida para con todos; curtido por la experiencia de los años ya habían cosas que le sorprendían, pero ese joven debía ser realmente algo para dejarlo con esa ligera sensación de contentura y distracción entretenida.
Y… ¿era guapo?
Pregunté irreverente entre sonrisas
No sabría decírtelo Feith… soy un anciano… y los hombres no me atraense carcajeó durante unos segundos y luego se detuvo mientras me veía ordenar algunas cosas mientras barría el piso es la primera vez que veo algo así
La mandíbula casi se me cae cuando escuché sus palabras. El viejo era un saco de huesos antiguos y casi toda su vida había sido mercader y viajero, tenía muchas historias tras de sí y ¿ahora me venía a decir algo así?
Bueno… te has portado bien durante estos días… ¿por qué no vas a buscarle? Seguro no está muy lejos, me pregunto cómo no se toparon en la puerta de la tienda o las inmediaciones sus palabras era equilibradas y pensativas.
Pero… comencé a quejarme y por primera vez se levantó de su silla tras el mostrador y con mucho cariño me dio unos pequeños empujoncitos
Ve… es… un caballo andante, te darás cuenta al vuelo. Además, tu olfato debe ser mejor que el de un humano aunque estés en esa forma no…
Interrumpí sus palabras con un tono de desesperación ascendente a cada instante
¿Philip? Pregunté nerviosa mientras me debatía entre salir corriendo o esperar a que los viejos reflejos del viejo reaccionasen para que me respondiera. Él simplemente asintió y con eso partí rauda en su búsqueda. Esta vez, incluso Chy partició.
Mi olfato solo señalaba al Norte, con los pulmones puesto en ello comencé a gritar en la esquina de cada calle. ¡Philip!, ¡Philiiiippp!
Woodpecker
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Re: Recuperando el control. (Continuacion de La Calma antes de la Tempestad.) (+18)
Todo había ocurrido muy deprisa y sin que yo me enterara hasta la mañana siguiente cuando el chico de pelo gris nos explico a la chica desnuda y a mi que Philip había abandonado la casa aquella noche. Apto seguido tanto Wood como abandonamos la casa del chico de pelo gris y nos separamos al instante. Yo que no conocía la ciudad fui de ambulando por las calles reconociendo la ciudad y intentando hacerme un mapa mental de está. La noche me pillo por sorpresa así que decidí arriesgarme a pasar la noche en el bosque a las afueras de la ciudad, por suerte la noche paso tranquila y sin ningún contratiempo. Después de que el Sol saliera me puse en camino de nuevo a la ciudad y entre dentro de esta con la esperanza de encontrar a Philip ya que aun quería ayudarle a mantener en secreto el lugar donde residían los de su raza. No resultaba fácil encontrar a Philip en la ciudad ni aun así por ser un hombre medio caballo parecía ocultarse bastante bien entre la gente.
Mantuve mi búsqueda durante toda la mañana pero no tuve resultado alguno aquella ciudad era demasiado grande y no era fácil obtener información de la gente que allí vivía. Me detuve en una plaza para descansar para comer algo y después proseguí mi búsqueda la cual esperara que no se alargara mucho. En un cierto momento me tope con un guardia al que se me ocurrió preguntarle por Philip.
-¿Disculpe a visto usted a un hombre medio caballo?-Le pregunte a aquel guardia.
-No lo lamente señor.
Aquello no me animaba mucho ya que así seguía sin tener una idea de donde buscar a Philip. Volví a deambular por las calles hasta que de repente escuche la voz de una chica, la cual me era conocida, llamar a Philip. Corrí para intentar dar alcance a aquella chica que llamaba al Ecutauro y cuando la encontré vi que era Wood.
-Hola de nuevo ¿estas buscando al Ecutauro?-Le pregunte mientras me colocaba cerca de ella.
(offrol:Me introduzco ya en el rol si os parece mal decírmelo por MP y lo borro)
Mantuve mi búsqueda durante toda la mañana pero no tuve resultado alguno aquella ciudad era demasiado grande y no era fácil obtener información de la gente que allí vivía. Me detuve en una plaza para descansar para comer algo y después proseguí mi búsqueda la cual esperara que no se alargara mucho. En un cierto momento me tope con un guardia al que se me ocurrió preguntarle por Philip.
-¿Disculpe a visto usted a un hombre medio caballo?-Le pregunte a aquel guardia.
-No lo lamente señor.
Aquello no me animaba mucho ya que así seguía sin tener una idea de donde buscar a Philip. Volví a deambular por las calles hasta que de repente escuche la voz de una chica, la cual me era conocida, llamar a Philip. Corrí para intentar dar alcance a aquella chica que llamaba al Ecutauro y cuando la encontré vi que era Wood.
-Hola de nuevo ¿estas buscando al Ecutauro?-Le pregunte mientras me colocaba cerca de ella.
(offrol:Me introduzco ya en el rol si os parece mal decírmelo por MP y lo borro)
Keyan Farlander
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Re: Recuperando el control. (Continuacion de La Calma antes de la Tempestad.) (+18)
Apenas se había alejado unas docenas de metros de la tienda donde acababa de comprar aquella fabulosa espada, cuando sus pensamiento sobre qué tipo de cuero le iría mejor a la empuñadura se interrumpen al escuchar su nombre gritado a voz en cuello por una hembra, o al menos parecía la voz de una mujer. Frunciendo el ceño, el ecutauro se vuelve buscando el origen de la voz, parecía venir de la calle justo que había abandonado tras doblar la esquina, de modo que se vuelve hacia el lugar y se asoma tras la esquina buscando el origen de aquella voz que lo había llamado por su nombre. Entonces su rostro se ilumina al ver a la mujer licántropo con la que había tonteado en casa del brujo que lo había salvado tiempo atrás, aún recuerda el aroma y el tacto cálido del cuerpo de la mujer contra el suyo, y eso le provoca un cosquilleo por todo el cuerpo, entonces frunce un poco el ceño y chasquea la lengua, junto a ella había un hombre, parecía el caballero que se había unido de una forma un tanto extraña a ellos en el hospital, no se fiaba mucho de aquel caballero pues le parecía un poco raro la forma de actuar de este. De todas formas el ecutauro se sentía feliz de ver algunas caras conocidas, de modo que dejando por un momento de lado sus pensamientos de como restaurar la espada que se había comprado se acerca a las dos personas, algo avergonzado o tímido pues sabría que su color de crines y pelajes no eran el color blanco con el que lo habían visto la primera vez y que sus ojos ahora eran verdes y no azules.
-Hola, amigos.- El ecutauro se acerca a ellos alzando una mano en saludo, sonriendo un poco nervioso por la reacción de estos al ver su verdadero color de pelaje.- Escuche que alguien me llamaba, soy Philip, que no os sorprenda mi color de pelaje, el otro era solo un truco para que no me reconocieran los hombres que me capturaron. –Explica rápidamente el joven ecutauro antes de los otros pudieran preguntarle sobre su cambio de “look”.- Es un placer volver a veros.- Dice extendiendo una mano primero a Keyan y luego volviéndose a Wood, las orejas equinas le caen un poco nervioso y sumiso ante la mujer y le toma la mano y posa su hocico sobre el dorso de la mano, dándole un beso.- Siento haberme ido, sin dar explicaciones de la casa de Nafen, pero no podía quedarme mas tiempo allí, hubo un mal entendido y mi honor me obligo a marcharme.– Dice mientras se retira un poco para volver a dejar cierto espacio entre él y la mujer. -¿Qué hacéis aquí? ¿Y porque me buscabais? – El piensa que ellos dos iban juntos desde el principio, buscándole y no que se acababan de encontrar en la calle.
-Hola, amigos.- El ecutauro se acerca a ellos alzando una mano en saludo, sonriendo un poco nervioso por la reacción de estos al ver su verdadero color de pelaje.- Escuche que alguien me llamaba, soy Philip, que no os sorprenda mi color de pelaje, el otro era solo un truco para que no me reconocieran los hombres que me capturaron. –Explica rápidamente el joven ecutauro antes de los otros pudieran preguntarle sobre su cambio de “look”.- Es un placer volver a veros.- Dice extendiendo una mano primero a Keyan y luego volviéndose a Wood, las orejas equinas le caen un poco nervioso y sumiso ante la mujer y le toma la mano y posa su hocico sobre el dorso de la mano, dándole un beso.- Siento haberme ido, sin dar explicaciones de la casa de Nafen, pero no podía quedarme mas tiempo allí, hubo un mal entendido y mi honor me obligo a marcharme.– Dice mientras se retira un poco para volver a dejar cierto espacio entre él y la mujer. -¿Qué hacéis aquí? ¿Y porque me buscabais? – El piensa que ellos dos iban juntos desde el principio, buscándole y no que se acababan de encontrar en la calle.
Kida Escamarubí
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Re: Recuperando el control. (Continuacion de La Calma antes de la Tempestad.) (+18)
Hola de nuevo Esas palabras hicieron que momentáneamente me callara y me diera la media vuelta, sabía que era una voz conocida, pero entre el barullo de la calle no pude identificar de quién era. Cuando vi que se trataba del caballero que amablemente me había dejado pasar la noche en su habitación dejé escapar un suspiro e intenté que no se notaran mucho mis expresiones faciales de decepción. Claro que era bueno encontrar a un conocido entre tanto extraño…
Caballero, no esperaba encontrarte aquí. Si, mi jefe me ha dicho que le había visto por aquí y probaba mi suerte. Tuvimos una despedida… abrupta, por llamarle de alguna forma
Detrás de mi un nuevo saludo. Encaré a quien se estaba aproximando y enarqué la ceja derecha e hice un ademán de hablar, pero las palabras simplemente no tomaban cuerpo fuera de mis labios. Escuché lo que tenía que decir y dejé que me besara la mano un poco desconcertada. Sin duda era Philip, olía a Philip, se movía como Philip, me miraba como Philip, besaba como Philip. Entonces, si era Philip.
Amagué a hablar nuevamente pero mis pensamientos se disolvían en el aire cuando éste suavemente los acariciaba. Levanté mi siniestra lentamente, en son de paz y luego le acaricié el rostro, comprobando su fina textura, su suavidad… tenía ojos color esmeralda, no, eran más preciosos que eso; eran como las vastas llanuras, grandes, abarcadores… Su hocico era negro y la piel torda.
Tomé sus manos, sí… sus manos. Luego volví a mirarle a los ojos y le robé un beso, rápido, fugaz. Tenía ganas de abrazarle y colmarlo de sentimientos cálidos, pero no sabía como se lo tomaría él. Sabía que no era yo misma, que la vida en la ciudad estaba domándome, pero tampoco quería embarrarla con él. Me importaba demasiado.
De veras… eres tususurré y me dispuse a darle una breve explicación. Mi jefe es el hombre a quien salvaste momentos atrás Philip, me contó sobre ti y tuve este presentimiento… He pensado mucho en ti dije sonrojándome y sin saber qué hacer. Esto de estar con humanos te hacía comportarte como uno.
…Y en continuar ayudándote, claro…
Me volví hacia el humano para divergir la atención de mi Pero es una buena pregunta para ti también caballero ¿Qué haces aquí?
Caballero, no esperaba encontrarte aquí. Si, mi jefe me ha dicho que le había visto por aquí y probaba mi suerte. Tuvimos una despedida… abrupta, por llamarle de alguna forma
Detrás de mi un nuevo saludo. Encaré a quien se estaba aproximando y enarqué la ceja derecha e hice un ademán de hablar, pero las palabras simplemente no tomaban cuerpo fuera de mis labios. Escuché lo que tenía que decir y dejé que me besara la mano un poco desconcertada. Sin duda era Philip, olía a Philip, se movía como Philip, me miraba como Philip, besaba como Philip. Entonces, si era Philip.
Amagué a hablar nuevamente pero mis pensamientos se disolvían en el aire cuando éste suavemente los acariciaba. Levanté mi siniestra lentamente, en son de paz y luego le acaricié el rostro, comprobando su fina textura, su suavidad… tenía ojos color esmeralda, no, eran más preciosos que eso; eran como las vastas llanuras, grandes, abarcadores… Su hocico era negro y la piel torda.
Tomé sus manos, sí… sus manos. Luego volví a mirarle a los ojos y le robé un beso, rápido, fugaz. Tenía ganas de abrazarle y colmarlo de sentimientos cálidos, pero no sabía como se lo tomaría él. Sabía que no era yo misma, que la vida en la ciudad estaba domándome, pero tampoco quería embarrarla con él. Me importaba demasiado.
De veras… eres tususurré y me dispuse a darle una breve explicación. Mi jefe es el hombre a quien salvaste momentos atrás Philip, me contó sobre ti y tuve este presentimiento… He pensado mucho en ti dije sonrojándome y sin saber qué hacer. Esto de estar con humanos te hacía comportarte como uno.
…Y en continuar ayudándote, claro…
Me volví hacia el humano para divergir la atención de mi Pero es una buena pregunta para ti también caballero ¿Qué haces aquí?
Woodpecker
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Re: Recuperando el control. (Continuacion de La Calma antes de la Tempestad.) (+18)
Wood se dio la vuelta al escucharme y al verme se me quedo mirando extrañada y era normal ya que suponia que no esperaba encontrarme así de repente. Enseguida empezo a explicarme que su jefe había visto a alguien y que estaba probando suerte haber si lo encontraba. No entendia a que se referia así que fui a preguntarselo cuando alguien me interumpio de repente. Miere al nuevo y vi que era un hombre-caballo por lo que me hizo pensar que era Philip pero luego pensé que no podia ser ya que el color del pelaje no era el mismo, fue entonces cuando el hombre-caballo se explico haciéndome saber que si era Philip, el cual me salud con un apreton de manos y a Wood con un beso en la mano.
Fui a comentarle algo a Philip cuando me fije en las miradas que se echaban Philip y Wood y esto me hizo pensar en una cosa que se vio confirmada cuando Wood beso a Philip. Al ver aquello me quede callado observando y cuando se separaron los dos se giraron hacia mi y me furmularon la misma pregunta. Me quedé callado sin saber que decir hasta que cerre los ojos y me aclare las ideas para responder.
-Verás como te fuiste sin avisar no pude preguntaros ¿si aun queríais mi ayudo con los hombres que os atacaron?-Dije al principio luego hice una pausa y prosegui hablando.-Vereis aún quiero ayudaros y por eso os he estado buscando para poder ayudaros si me aceptais claro esta.
Mi explicación era cierta pero ellos no tenian forma de saberlo así que me quede callado con las manos en la espalda esperando alguna respuesta. Mientras esperaba me dedicaba a mirarme la punta de la bota derecha la cual me acababa de dar cuenta tenia sucia y algo desgastada.
Fui a comentarle algo a Philip cuando me fije en las miradas que se echaban Philip y Wood y esto me hizo pensar en una cosa que se vio confirmada cuando Wood beso a Philip. Al ver aquello me quede callado observando y cuando se separaron los dos se giraron hacia mi y me furmularon la misma pregunta. Me quedé callado sin saber que decir hasta que cerre los ojos y me aclare las ideas para responder.
-Verás como te fuiste sin avisar no pude preguntaros ¿si aun queríais mi ayudo con los hombres que os atacaron?-Dije al principio luego hice una pausa y prosegui hablando.-Vereis aún quiero ayudaros y por eso os he estado buscando para poder ayudaros si me aceptais claro esta.
Mi explicación era cierta pero ellos no tenian forma de saberlo así que me quede callado con las manos en la espalda esperando alguna respuesta. Mientras esperaba me dedicaba a mirarme la punta de la bota derecha la cual me acababa de dar cuenta tenia sucia y algo desgastada.
Keyan Farlander
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Re: Recuperando el control. (Continuacion de La Calma antes de la Tempestad.) (+18)
El joven Ecutauro se sorprende ante el beso que le da la mujer, pero se deja besar y le corresponde lo que su sorpresa por el gesto le permite, le sonríe contento y tranquilo, viendo que el color de su pelaje no había cambiado la opinión que la mujer tenía de él. Él la mira con ojos luminosos y llenos de gratitud.
-Sí, soy yo…- dice tímido encogiendo los hombros, luego ladea la cabeza un poco, con una oreja caída y la otra alzada.- ¿Entonces trabajas en la tienda de ese viejo? Es un buen tipo, y justo, me ha dejado a muy buen precio una buena espada que solo necesita unos retoques y me regalo la vaina.- Dice mientras posa la zurda sobre la empuñadura de la antigua espada.- Creo que es una antigua espada de mi tierra.- Dice con orgullo.- Vaya, muchas gracias por querer seguir ayudándome y siento haber dejado la casa del brujo tan precipitadamente.- Dice tanto a la mujer como al caballero, al cual mira y asiente agradecido.- Gracias por vuestra intención de ayuda, pero aún no se gran cosa sobre cómo llegar a mi tierra…-hace una mueca preocupado. – No he conseguido encontrar a ninguno de los tipos que podrían saber su localización, de momento he encontrado un trabajo.-Se rasca una mejilla pensativo.- Quizás señor caballero, usted que se mueve por otros círculos, podría intentar ver si escucha algo… creo que si nos separamos podremos reunir antes dicha información.- Yo tengo que volver a la casa que me a cedido la mujer que me a contratado, tengo que restaurar mi nueva espada.-Piensa unos segundos.- Si os parce podemos quedar mañana con las primeras luces he iniciaremos la investigación- Dice al caballero.- Podemos quedar en esta misma calle.- dice señalando el lugar, donde había una pequeña fuente adosada a la pared de una casa que parecía ser una tienda de cerámica.- Si quieres… puedes acompañarme a donde vivo ahora…-el ecutauro se sonroja, aunque esto se le nota muy poco, solamente quizás un poco en la oscura piel del hocico que toma un color ligeramente rojizo. Evidentemente la invitación era solo para Wood, aunque era evidente que el ecutauro estaba agradecido de la ayuda ofrecida por Keyan, saltava a la vista que quería pasar un tiempo a solas con la mujer.
-Sí, soy yo…- dice tímido encogiendo los hombros, luego ladea la cabeza un poco, con una oreja caída y la otra alzada.- ¿Entonces trabajas en la tienda de ese viejo? Es un buen tipo, y justo, me ha dejado a muy buen precio una buena espada que solo necesita unos retoques y me regalo la vaina.- Dice mientras posa la zurda sobre la empuñadura de la antigua espada.- Creo que es una antigua espada de mi tierra.- Dice con orgullo.- Vaya, muchas gracias por querer seguir ayudándome y siento haber dejado la casa del brujo tan precipitadamente.- Dice tanto a la mujer como al caballero, al cual mira y asiente agradecido.- Gracias por vuestra intención de ayuda, pero aún no se gran cosa sobre cómo llegar a mi tierra…-hace una mueca preocupado. – No he conseguido encontrar a ninguno de los tipos que podrían saber su localización, de momento he encontrado un trabajo.-Se rasca una mejilla pensativo.- Quizás señor caballero, usted que se mueve por otros círculos, podría intentar ver si escucha algo… creo que si nos separamos podremos reunir antes dicha información.- Yo tengo que volver a la casa que me a cedido la mujer que me a contratado, tengo que restaurar mi nueva espada.-Piensa unos segundos.- Si os parce podemos quedar mañana con las primeras luces he iniciaremos la investigación- Dice al caballero.- Podemos quedar en esta misma calle.- dice señalando el lugar, donde había una pequeña fuente adosada a la pared de una casa que parecía ser una tienda de cerámica.- Si quieres… puedes acompañarme a donde vivo ahora…-el ecutauro se sonroja, aunque esto se le nota muy poco, solamente quizás un poco en la oscura piel del hocico que toma un color ligeramente rojizo. Evidentemente la invitación era solo para Wood, aunque era evidente que el ecutauro estaba agradecido de la ayuda ofrecida por Keyan, saltava a la vista que quería pasar un tiempo a solas con la mujer.
Kida Escamarubí
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Re: Recuperando el control. (Continuacion de La Calma antes de la Tempestad.) (+18)
Asentí a las palabras de Philip con media sonrisa; Julien podía ser muy solidario y agradable si se le buscaba el lado bueno, pero jamás osaría probar el otro… se dice que el temperamento de aquellos que no son caprichosos ni ruines puede ser muy fuerte una vez que das con él.
Las palabras del ecutauro tenían sentido para mí cuando dijo lo de separarnos, aunque no me esperaba nada nada su invitación. Juraría que le había visto sonrojarse, aunque creo que yo no estaba en mejor lugar. Aún no digería del todo lo que había pasado en nuestro último encuentro. De alguna forma estaba temblorosa, y un sudor frío recorría mi cuerpo. Le hice un gesto al humano de despedida y para reasegurarle que todo estaba bien –si es que por su mente pasaba algún pensamiento como ese-.
Tomé suevamente la mano diestra de mi compañero con mi zurda, ese hecho me daba un poco de vergüenza, pero tampoco quería volver a perderlo. Mis pensamientos no estaban claros, pero sabía que no deseaba volver a apartarme de él. Le susurré algunas palabras Si te molesta… puedo desligarme, es solo que no quiero separarme y hablando un poco más alto continué Julien podría ayudarnos en nuestra tarea Philip, él conoce a muchas personas. Estoy segura de que si mueve sus redes sería cuestión de tiempo….
De pronto me di cuenta que estaba hablando demasiado, me encogí de hombros y cerré mi boca procurando seguirle hasta donde fuese necesario.
Las palabras del ecutauro tenían sentido para mí cuando dijo lo de separarnos, aunque no me esperaba nada nada su invitación. Juraría que le había visto sonrojarse, aunque creo que yo no estaba en mejor lugar. Aún no digería del todo lo que había pasado en nuestro último encuentro. De alguna forma estaba temblorosa, y un sudor frío recorría mi cuerpo. Le hice un gesto al humano de despedida y para reasegurarle que todo estaba bien –si es que por su mente pasaba algún pensamiento como ese-.
Tomé suevamente la mano diestra de mi compañero con mi zurda, ese hecho me daba un poco de vergüenza, pero tampoco quería volver a perderlo. Mis pensamientos no estaban claros, pero sabía que no deseaba volver a apartarme de él. Le susurré algunas palabras Si te molesta… puedo desligarme, es solo que no quiero separarme y hablando un poco más alto continué Julien podría ayudarnos en nuestra tarea Philip, él conoce a muchas personas. Estoy segura de que si mueve sus redes sería cuestión de tiempo….
De pronto me di cuenta que estaba hablando demasiado, me encogí de hombros y cerré mi boca procurando seguirle hasta donde fuese necesario.
Woodpecker
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Re: Recuperando el control. (Continuacion de La Calma antes de la Tempestad.) (+18)
Philip había lanzado una invitación a su casa prestada la cual sabia que no era para mi y tampoco me importaba lo más mínimo. Me mantenia callado mientras Philip y Wood decían un par de cosas hasta que dicen que nos separemos para intentar encontrar a los hombres que habían secuestrado a Philip y que después nos volvieramos a encontrar aquí.
-Me parece bien vuestra idea, así pues me marcho ya. Hasta nuestro proximo encuentro.-Dije mirandoles y haciendo una reverencia.
Apto seguido me di media vuelta y volví por donde había venido. Después de caminar un rato decidí probar suerte en el puerto así que puse rumbo hacia alli. Por el camino iba observando todo por si acaso veía algo extraño pero claramente no vi nada. Seguí el camino hacia el puerto totalmente tranquilo.
-Me parece bien vuestra idea, así pues me marcho ya. Hasta nuestro proximo encuentro.-Dije mirandoles y haciendo una reverencia.
Apto seguido me di media vuelta y volví por donde había venido. Después de caminar un rato decidí probar suerte en el puerto así que puse rumbo hacia alli. Por el camino iba observando todo por si acaso veía algo extraño pero claramente no vi nada. Seguí el camino hacia el puerto totalmente tranquilo.
Keyan Farlander
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Re: Recuperando el control. (Continuacion de La Calma antes de la Tempestad.) (+18)
El ecutauro la coge también de la mano mientras echan a andar por las calles hacia donde Philip se había instalado de nuevo. El día había ido avanzando y aunque aún quedaban unas horas de sol, la gente iban cerrando sus negocios en las calles y las tabernas se iban llenando con el ruido de a gente.
-No te preocupes, no me molesta.-dice apretando suavemente su mano en la de ella y sonriéndole.- No quisiera meter en ningún problema a ese viejo, es un bien tipo, aunque no niego que carezca de recursos para defenderse. Comenta recordando la “trampa” que tenía tras el mostrador en el que podía lanzar unos proyectiles que salían de los adornos en forma de flor. – Pero si crees que no la traerá ningún problema, su ayuda podría ser crucial…-dice tras pesarlo un momento.
Caminan por las calles saliendo de la zona de las tiendas y el mercado, llegan a una zona residencial con grandes casonas y mansiones, el ecutauro entra por la puerta doble de madera, grande, por donde pasaban los carruajes al patio interior de una de las grandes casas. El pato interior estaba adoquinado y contaba con algunos jardines y árboles frutales, el ecutauro se dirige hacia la zona de las cuadras, solo había 5 o 6 cuadras llenas y toda una hilera vacía. Un portón grande de madera reforzado con bandas de hierro indican cual era el guadarnés, el ecutauro camina hasta una pequeña casida junto a las cuadras, abre una puerta de madera que estaba partida por la parta superior y le invita a pasar. La estancia no era muy grande, pero era acogedora y limpia, tenía una mesa con un par de silla so tres, una habitación que daba al baño y otra al dormitorio, tenía una estufa que servía las veces de cocina.
-Aquí puedes adoptar tu forma lupina si te sientes más cómoda con ella.- Dice el ecutauro, que empieza a quitarse la ropa que llevaba y con la que se le notaba que se sentía algo incómodo.
-No te preocupes, no me molesta.-dice apretando suavemente su mano en la de ella y sonriéndole.- No quisiera meter en ningún problema a ese viejo, es un bien tipo, aunque no niego que carezca de recursos para defenderse. Comenta recordando la “trampa” que tenía tras el mostrador en el que podía lanzar unos proyectiles que salían de los adornos en forma de flor. – Pero si crees que no la traerá ningún problema, su ayuda podría ser crucial…-dice tras pesarlo un momento.
Caminan por las calles saliendo de la zona de las tiendas y el mercado, llegan a una zona residencial con grandes casonas y mansiones, el ecutauro entra por la puerta doble de madera, grande, por donde pasaban los carruajes al patio interior de una de las grandes casas. El pato interior estaba adoquinado y contaba con algunos jardines y árboles frutales, el ecutauro se dirige hacia la zona de las cuadras, solo había 5 o 6 cuadras llenas y toda una hilera vacía. Un portón grande de madera reforzado con bandas de hierro indican cual era el guadarnés, el ecutauro camina hasta una pequeña casida junto a las cuadras, abre una puerta de madera que estaba partida por la parta superior y le invita a pasar. La estancia no era muy grande, pero era acogedora y limpia, tenía una mesa con un par de silla so tres, una habitación que daba al baño y otra al dormitorio, tenía una estufa que servía las veces de cocina.
-Aquí puedes adoptar tu forma lupina si te sientes más cómoda con ella.- Dice el ecutauro, que empieza a quitarse la ropa que llevaba y con la que se le notaba que se sentía algo incómodo.
Kida Escamarubí
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Re: Recuperando el control. (Continuacion de La Calma antes de la Tempestad.) (+18)
El día se estaba apagando y con él, mi fuerza de voluntad. Estaba cansada… cansada de ese mundo de ilusiones de los humanos. Sólo estaba segura de la calidez de la mano del ecutauro, que mantenía un seguro apretón sobre la mía. Dejé de mirar a los alrededores poco importantes, y me dispuse a verle, gallardo y bien formado. Tenía la apariencia de saber exactamente qué estaba haciendo. ¿Y yo?
El olor tuvo un cambio drástico cuando ingresamos por unas puertas dobles de madera dura. Primero fueron frutas, esencia de naturaleza… y luego, caballos. Por un segundo imaginé cómo podrían oler las praderas de donde sería Philip. ¿Serían praderas?. Enarqué una ceja. En realidad no sabía nada de él… me mordí el labio inferior y procuré seguirle el paso para no retrasarle.
Cerca de las caballerizas, se encontraba una pequeña casita, modesta, pero de aspecto hogareño. Cuando ingresamos allí, el ecutauro soltó mi mano y comenzó a desvestirse casualmente. Primeramente, no pude evitar observarle hacer eso. Su pelaje realmente había cambiado y sí, verdaderamente me gustaba más así. Tenía más presencia.
Cuando me di cuenta que le observaba fijamente, me di media vuelta y traté de analizar el lugar, aunque mi mente seguía clavada en él. Era todo un macho, sin duda aquella apariencia joven, ocultaba de buena forma todo aquél potencial. Potencial, que probablemente yo estuviera gastando en esos mismos instantes. Me puse nerviosa yc comencé a respirar con algo de dificultad. No era bueno que dos personas de diferente sexo estuvieran en una habitación semi-desnudos ¿o si?
Y digo dos, porque con el calor, me había desabrochado mi camisa. Trataba de abanicarme con mis manos, pero no era suficiente. Entonces recordé el hecho de que teníamos que buscar a sus perseguidores perseguidos… no pude no dejar escapar una sonrisa irónica. Aún dandole la espalda al joven, me dirigí a él.
No se si mi forma lupina sea lo más conveniente… la última vez no nos trajo buenos augurios, quizá debería ir al encuentro de Julián para apresurar las cosas, ¿no crees? le dije al tiempo que me giraba levemente para ver su reacción.
El olor tuvo un cambio drástico cuando ingresamos por unas puertas dobles de madera dura. Primero fueron frutas, esencia de naturaleza… y luego, caballos. Por un segundo imaginé cómo podrían oler las praderas de donde sería Philip. ¿Serían praderas?. Enarqué una ceja. En realidad no sabía nada de él… me mordí el labio inferior y procuré seguirle el paso para no retrasarle.
Cerca de las caballerizas, se encontraba una pequeña casita, modesta, pero de aspecto hogareño. Cuando ingresamos allí, el ecutauro soltó mi mano y comenzó a desvestirse casualmente. Primeramente, no pude evitar observarle hacer eso. Su pelaje realmente había cambiado y sí, verdaderamente me gustaba más así. Tenía más presencia.
Cuando me di cuenta que le observaba fijamente, me di media vuelta y traté de analizar el lugar, aunque mi mente seguía clavada en él. Era todo un macho, sin duda aquella apariencia joven, ocultaba de buena forma todo aquél potencial. Potencial, que probablemente yo estuviera gastando en esos mismos instantes. Me puse nerviosa yc comencé a respirar con algo de dificultad. No era bueno que dos personas de diferente sexo estuvieran en una habitación semi-desnudos ¿o si?
Y digo dos, porque con el calor, me había desabrochado mi camisa. Trataba de abanicarme con mis manos, pero no era suficiente. Entonces recordé el hecho de que teníamos que buscar a sus perseguidores perseguidos… no pude no dejar escapar una sonrisa irónica. Aún dandole la espalda al joven, me dirigí a él.
No se si mi forma lupina sea lo más conveniente… la última vez no nos trajo buenos augurios, quizá debería ir al encuentro de Julián para apresurar las cosas, ¿no crees? le dije al tiempo que me giraba levemente para ver su reacción.
Woodpecker
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Re: Recuperando el control. (Continuacion de La Calma antes de la Tempestad.) (+18)
El ecutauro deja su ropa doblada sobre una silla mientras extiende las manos mostrando la estancia.
-No es tan opulenta como la casa del brujo pero tiene lo necesario, además, no pienso quedarme mucho tiempo por aquí.- dice mientras coge un cesto de mimbre donde había varias piezas de fruta y la pone sobre la mesa de madera que había en el centro de la estancia. Ya estaba completamente desnudo y no parecía importarle que ella lo viera.
-Como te sea más cómodo, además aquí estamos nosotros solos, nadie nos molestara.- Dice riendo suave mientras toma asiento y le ofrece a ella hacer lo mismo mientras toma una manzana y le da un buen mordisco.- No, no es necesario hacer las cosas con prisas.-dice el con un gesto de la mano. – Me gustaría estar bien preparado cuando sepamos algo y debo restaurar la espada que he comprado, le falta un poco de trabajo, si nos lanzamos a lo loco y con prisas, el tipo al que buscamos podría enterarse y entonces se escondería en algún agujero oscuro y seguro.- El ecutauro se come la manzana con corazón y todo de un par de mordiscos o tres. Entonces el ecutauro parece recordar algo y la piel oscura del hocico parece sonrojársele un poco.- ¿Sabes? No he podido olvidar la forma en que me enseñaste a acariciarte… me gustó mucho… fue agradable.-dice mientras alza hacia ella sus ojos de intenso color verde, esperando ver si la mujer se lanzaba de nuevo hacia él, con aquel ímpetu que lo sorprendió en casa del brujo.
-No es tan opulenta como la casa del brujo pero tiene lo necesario, además, no pienso quedarme mucho tiempo por aquí.- dice mientras coge un cesto de mimbre donde había varias piezas de fruta y la pone sobre la mesa de madera que había en el centro de la estancia. Ya estaba completamente desnudo y no parecía importarle que ella lo viera.
-Como te sea más cómodo, además aquí estamos nosotros solos, nadie nos molestara.- Dice riendo suave mientras toma asiento y le ofrece a ella hacer lo mismo mientras toma una manzana y le da un buen mordisco.- No, no es necesario hacer las cosas con prisas.-dice el con un gesto de la mano. – Me gustaría estar bien preparado cuando sepamos algo y debo restaurar la espada que he comprado, le falta un poco de trabajo, si nos lanzamos a lo loco y con prisas, el tipo al que buscamos podría enterarse y entonces se escondería en algún agujero oscuro y seguro.- El ecutauro se come la manzana con corazón y todo de un par de mordiscos o tres. Entonces el ecutauro parece recordar algo y la piel oscura del hocico parece sonrojársele un poco.- ¿Sabes? No he podido olvidar la forma en que me enseñaste a acariciarte… me gustó mucho… fue agradable.-dice mientras alza hacia ella sus ojos de intenso color verde, esperando ver si la mujer se lanzaba de nuevo hacia él, con aquel ímpetu que lo sorprendió en casa del brujo.
Kida Escamarubí
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Re: Recuperando el control. (Continuacion de La Calma antes de la Tempestad.) (+18)
Tomé una pera del cesto de frutas. Era la cosa que no era carne que menos me desagradaba. Vaya que el chico era maduro y sabía como ingeniárselas en aquél lugar. Mis preocupaciones habían sido vanas. Le di una mordida a la fruta y me relamí el jugo que me bajaba de los labios evitando mirarle de la cintura para abajo –por mi propia seguridad-
Entonces, fuera de cualquier predicción y completamente de la nada me habló sobre lo que pudo haber sido una noche loca. El último pedazo de la fruta me pasó por un mal lado entonces, y comencé a toser fuertemente por unos instantes; pero antes de que él se levantase hice una señal de que me encontraba bien. Me tomé un par de segundos extra para doble recuperarme y le miré a aquellos bochonazos verdes que tenía por ojos.
Juraría que debajo de aquella piel suave y obscura de su hocico había visto un sonrojo. Entonces, le sonreí amablemente y me paré en silencio. Rodee la mesa lentamente y me puse en su alarmada espalda. Tercié levemente mi cuerpo unos treinta grados y le susurré al oído.
La próxima vez… no te escaparás acto seguido puse mis manos sobre sus hombros para apoyar mi peso sobre él y le lamí lentamente su cuello desde la terminación de su clavícula, hasta la comisura de sus labios. Puse un dedo sobre su boca para que no dijera nada y encaminé a la puerta abotonando nuevamente la camisa. En el umbral de la misma me giré para verle y dedicarle mis últimas palabras por el día.
Sabes donde encontrarme, cuando estés listo ve por mi. Esas eran las palabras precisas. Saberlas interpretar era su propia responsabilidad; podía tomarlas de una forma u otra.
O ambas…
Una vez fuera de aquellos predios suntuosos llamé a Chy a mi hombro y caminamos calle abajo hacia la posada. Al día siguiente comenzaría mi trabajo para recolectar información. Además de Julien, tenía dos o tres personas a las cuales recurrir en aquellos parajes. Era cuestión de tiempo sacar al conejo del hoyo. Aunque por el momento, no dejaba de sonreír pensando en cuál sería la decisión de aquél potrinco y a cuánto estaba dispuesto...
Entonces, fuera de cualquier predicción y completamente de la nada me habló sobre lo que pudo haber sido una noche loca. El último pedazo de la fruta me pasó por un mal lado entonces, y comencé a toser fuertemente por unos instantes; pero antes de que él se levantase hice una señal de que me encontraba bien. Me tomé un par de segundos extra para doble recuperarme y le miré a aquellos bochonazos verdes que tenía por ojos.
Juraría que debajo de aquella piel suave y obscura de su hocico había visto un sonrojo. Entonces, le sonreí amablemente y me paré en silencio. Rodee la mesa lentamente y me puse en su alarmada espalda. Tercié levemente mi cuerpo unos treinta grados y le susurré al oído.
La próxima vez… no te escaparás acto seguido puse mis manos sobre sus hombros para apoyar mi peso sobre él y le lamí lentamente su cuello desde la terminación de su clavícula, hasta la comisura de sus labios. Puse un dedo sobre su boca para que no dijera nada y encaminé a la puerta abotonando nuevamente la camisa. En el umbral de la misma me giré para verle y dedicarle mis últimas palabras por el día.
Sabes donde encontrarme, cuando estés listo ve por mi. Esas eran las palabras precisas. Saberlas interpretar era su propia responsabilidad; podía tomarlas de una forma u otra.
O ambas…
Una vez fuera de aquellos predios suntuosos llamé a Chy a mi hombro y caminamos calle abajo hacia la posada. Al día siguiente comenzaría mi trabajo para recolectar información. Además de Julien, tenía dos o tres personas a las cuales recurrir en aquellos parajes. Era cuestión de tiempo sacar al conejo del hoyo. Aunque por el momento, no dejaba de sonreír pensando en cuál sería la decisión de aquél potrinco y a cuánto estaba dispuesto...
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Re: Recuperando el control. (Continuacion de La Calma antes de la Tempestad.) (+18)
Él se preocupa un poco cuando ella empieza a toser tras morder la fruta y oír su proposición, nervioso da un paso hacia ella, pero la licántropo lo detiene con un gesto de la mano para hacerle entender que estaba bien.
-Yo… yo no escapé… no pienso ir a ningún sitio…- dice mientras siente como se le acerca.
El potro se pone un poco nervioso he inquieto, resopla suave sintiendo como ella se pega a él, apoyándose sobre sus hombros y siente como ella empieza a lamerle el cuello de suave pelaje. Luego siente como los labios de ella buscan lo de él y el potro el devuelve el beso sin dudas, de forma apasionada y lujuriosa como ella le había enseñado, mientras las fuertes manos del ecutauro recorrían el cuerpo de ella, acariciándole la espalda haciendo que se pegara a su cuerpo. Se queda desconcertado cuando ella se aparta y le posa los dedos en los labios para que no hablara, observa como ella se vuelve a abrochar la camisa y camina hacia la puerta diciéndole aquellas palabras que sonaban como un desafío. Él se queda parpadeando desconcertado, serio y sin saber qué diablos había sido todo aquello, pero reacciona en cuanto el sonido de la puerta suena al cerrarse. Rápido como un rayo el potro vuelve a ponerse el taparrabos, sale a la calle abrochándose el cinturón y con la camisa cogida entre los dientes, sale fuera y mira a los lados buscando a la mujer, la ve calle arriba y se pone la camisa por encima metiendo los brazos por las mangas.
-Iré contigo, iré contigo… ¿pero a dónde vamos? Pensé que mi nueva casa estaba bien para… bueno… ya sabes.-Dice sonrojándosele el hocico de nuevo. Se notaba su deseo ardiente por poder yacer con aquella increíble mujer, aquella increíble criatura y hacer el amor hasta desfallecer.
-Yo… yo no escapé… no pienso ir a ningún sitio…- dice mientras siente como se le acerca.
El potro se pone un poco nervioso he inquieto, resopla suave sintiendo como ella se pega a él, apoyándose sobre sus hombros y siente como ella empieza a lamerle el cuello de suave pelaje. Luego siente como los labios de ella buscan lo de él y el potro el devuelve el beso sin dudas, de forma apasionada y lujuriosa como ella le había enseñado, mientras las fuertes manos del ecutauro recorrían el cuerpo de ella, acariciándole la espalda haciendo que se pegara a su cuerpo. Se queda desconcertado cuando ella se aparta y le posa los dedos en los labios para que no hablara, observa como ella se vuelve a abrochar la camisa y camina hacia la puerta diciéndole aquellas palabras que sonaban como un desafío. Él se queda parpadeando desconcertado, serio y sin saber qué diablos había sido todo aquello, pero reacciona en cuanto el sonido de la puerta suena al cerrarse. Rápido como un rayo el potro vuelve a ponerse el taparrabos, sale a la calle abrochándose el cinturón y con la camisa cogida entre los dientes, sale fuera y mira a los lados buscando a la mujer, la ve calle arriba y se pone la camisa por encima metiendo los brazos por las mangas.
-Iré contigo, iré contigo… ¿pero a dónde vamos? Pensé que mi nueva casa estaba bien para… bueno… ya sabes.-Dice sonrojándosele el hocico de nuevo. Se notaba su deseo ardiente por poder yacer con aquella increíble mujer, aquella increíble criatura y hacer el amor hasta desfallecer.
Kida Escamarubí
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Re: Recuperando el control. (Continuacion de La Calma antes de la Tempestad.) (+18)
Enarqué una ceja al escuchar unos cascos sobre los adoquines de la calle. Me giré casi intuitivamente para corroborar que se trataba de él. Primero me sorprendí, luego me tenté de la risa para finalmente poner todas las piezas juntas. Vaya que se tomaba las cosas a pecho ese potrinco. Besé con ternura a Chy y le envié para la posada, mientras me acercaba al joven que estaba medio vestido. Le acomodé un poco la camisa, casi maternalmente mientras le tomaba una mano y volvía mis pasos hacia su casa.
Tú sí que sabes cómo atacar a mis nervios, ¿no?
No nos tomó nada de tiempo llegar a la casa. Entramos lentamente allí y en silencio. Ni bien se cerró la puerta tras nosotros, casi me arranqué la ropa y estaba en modo lupino al instante. Me abalancé sobre él sin pensarlo dos veces quitando su camisa en un dos por tres y casi arrancándole el taparrabos.
Le daba pequeñas mordidas en su cuello y torso mientras pegaba mi cuerpo al de él al tiempo que buscaba su hombría con mis piernas y mano libre. “Te lo advertí” pensé haciendo una breve pausa para buscar sus ojos y corroborar que todo estaba bien para continuar con mi ataque.
Tú sí que sabes cómo atacar a mis nervios, ¿no?
No nos tomó nada de tiempo llegar a la casa. Entramos lentamente allí y en silencio. Ni bien se cerró la puerta tras nosotros, casi me arranqué la ropa y estaba en modo lupino al instante. Me abalancé sobre él sin pensarlo dos veces quitando su camisa en un dos por tres y casi arrancándole el taparrabos.
Le daba pequeñas mordidas en su cuello y torso mientras pegaba mi cuerpo al de él al tiempo que buscaba su hombría con mis piernas y mano libre. “Te lo advertí” pensé haciendo una breve pausa para buscar sus ojos y corroborar que todo estaba bien para continuar con mi ataque.
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Re: Recuperando el control. (Continuacion de La Calma antes de la Tempestad.) (+18)
El potro se para delante de ella, con la respiración un poco agitada y las crines revueltas, deja que elle le coloque la camisa y se sonroja un poco, el hocico suave y oscuro cuando ella le dice aquello, no la entendía bien, confuso deja que le tome de la mano y lo lleva de nuevo hacia la casa, no entendía que es lo que estaba pasando. Entra delante de ella, casi empujado por la mujer y cuando escucha la puerta cerrarse se vuelve para preguntar que pasaba, pero lo que fuera a decir es sustituido por un grito de sorpresa, al verla desnudarse y transformarse de forma tan brusca, se abalanza sobre él, el peso y la fuerza de la mujer transformada en licántropo, lo hacen caer sobre la cama que estaba en la habitación, por la parte más estrecha de la cama y no a lo largo, de modo que sus pies seguían tocando el suelo.
Woo..Wood…cal…calmate.. – El potro lanza un relincho de sorpresa y algo de miedo, detectándose sumisión en ese relincho, en verdad no quería que se detubiera.
El ecutauro agacha las orejas, como un buen potro, dejándose desnudar por la hembra, estaba algo asustado, pero se mostraba sumiso y confiado hacia ella, mientras las manos de él recorrer el cuerpo de suave y cálido pelaje de la licántropo. Se le escapa un agudo relinchido de potrillo asustado, cuando las ansiosas manos de ella se cierran en torno a sus testículos, ella los nota suaves, cálidos, aunque aún le faltaban por crecer un poco ya tenían un tamaño considerable. Notaba toco el cuerpo sensual, excitante y hermoso de la licántropo frotándose contra el suyo, ansiándolo, marcándolo con su olor como de su propiedad, ya no era un ecutauro libre, ahora pertenecía a aquella dominante licántropo lujuriosa. Él estaba un poco intimidado, pero ya no estaba asustado, comenzaba a excitarse, en los ojos de él hay deseo y excitación, su miembro equino empezaba a salir de su escondite, primero el suave prepucio y luego la piel se retira lentamente, dejando ver un miembro equino de piel rosada y negra, el cual poco a poco iba poniéndose erecto por las insistentes y sensuales caricias de la hembra.
Woo..Wood…cal…calmate.. – El potro lanza un relincho de sorpresa y algo de miedo, detectándose sumisión en ese relincho, en verdad no quería que se detubiera.
El ecutauro agacha las orejas, como un buen potro, dejándose desnudar por la hembra, estaba algo asustado, pero se mostraba sumiso y confiado hacia ella, mientras las manos de él recorrer el cuerpo de suave y cálido pelaje de la licántropo. Se le escapa un agudo relinchido de potrillo asustado, cuando las ansiosas manos de ella se cierran en torno a sus testículos, ella los nota suaves, cálidos, aunque aún le faltaban por crecer un poco ya tenían un tamaño considerable. Notaba toco el cuerpo sensual, excitante y hermoso de la licántropo frotándose contra el suyo, ansiándolo, marcándolo con su olor como de su propiedad, ya no era un ecutauro libre, ahora pertenecía a aquella dominante licántropo lujuriosa. Él estaba un poco intimidado, pero ya no estaba asustado, comenzaba a excitarse, en los ojos de él hay deseo y excitación, su miembro equino empezaba a salir de su escondite, primero el suave prepucio y luego la piel se retira lentamente, dejando ver un miembro equino de piel rosada y negra, el cual poco a poco iba poniéndose erecto por las insistentes y sensuales caricias de la hembra.
Kida Escamarubí
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Re: Recuperando el control. (Continuacion de La Calma antes de la Tempestad.) (+18)
¿Que me calmase? “Jajajaja” me reí mentalmente a carcajada partida mientras observaba como el deseo estaba corrompiendo al joven. Sus manos ahora parecían diestras en el arte del amor, acariciando mi cuerpo concienzudamente, casi queriendo susurrar con ello palabras de deseo.
Philip dejó escapar un suave relincho cuando tomé en mi mano aquella parte erótica suya. En ese momento todas las dudas que tenía –o al menos gran parte de ellas- se habían disipado. Él sentía tanto placer como los otros hombres que habían compartido mi lecho bajo esos mismos comandos. De cierta forma por mucho tiempo me cuestioné si lo nuestro hubiera sido posible, y ahora estaba más latente que nunca, aunque esa… “cuestión” ya parecía comenzar a ser secundaria.
El miembro del ecutauro comenzaba a crecer entre sus piernas y mostrarse ante mí como una delicada flor que abría su corola al sol. Por un segundo pensé si lograría satisfacer ese deseo feral que ahora estaba tomando posesión de mí. Sacudí mi cabeza y quité eso de mi cabeza por un momento. Lo daría todo, todo para comprobar que tan bien podría hacerme sentir un pequeño y subyugado herbívoro. La sangre me ardía y el deseo se hacía evidente en mi cuerpo.
Si bien en esta forma no podía hablar, no sentí que fuera del todo necesario. El joven, pese a parecer algo inexperto parecía tan embebido en eso como lo estaba yo. Debería entonces ser cosa de coser y cantar. Continué masajeando sus zonas eróticas y procuré que hiciera lo mismo conmigo. Quería que estuviera bien preparado para… hacerme encontrar el placer sobre su pelvis. Ese potro sería domado y por supuesto que sería por mi mano.
Philip dejó escapar un suave relincho cuando tomé en mi mano aquella parte erótica suya. En ese momento todas las dudas que tenía –o al menos gran parte de ellas- se habían disipado. Él sentía tanto placer como los otros hombres que habían compartido mi lecho bajo esos mismos comandos. De cierta forma por mucho tiempo me cuestioné si lo nuestro hubiera sido posible, y ahora estaba más latente que nunca, aunque esa… “cuestión” ya parecía comenzar a ser secundaria.
El miembro del ecutauro comenzaba a crecer entre sus piernas y mostrarse ante mí como una delicada flor que abría su corola al sol. Por un segundo pensé si lograría satisfacer ese deseo feral que ahora estaba tomando posesión de mí. Sacudí mi cabeza y quité eso de mi cabeza por un momento. Lo daría todo, todo para comprobar que tan bien podría hacerme sentir un pequeño y subyugado herbívoro. La sangre me ardía y el deseo se hacía evidente en mi cuerpo.
Si bien en esta forma no podía hablar, no sentí que fuera del todo necesario. El joven, pese a parecer algo inexperto parecía tan embebido en eso como lo estaba yo. Debería entonces ser cosa de coser y cantar. Continué masajeando sus zonas eróticas y procuré que hiciera lo mismo conmigo. Quería que estuviera bien preparado para… hacerme encontrar el placer sobre su pelvis. Ese potro sería domado y por supuesto que sería por mi mano.
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Re: Recuperando el control. (Continuacion de La Calma antes de la Tempestad.) (+18)
El ecutauro emitía agudos relinchitos de placer, excitación y sumisión, se le notaba nervioso, pero, ¿Quién no lo estaría ante tan intimidante y lujuriosa hembra?. Como ella le había enseñado aquella vez en la habitación que le había ofrecido el brujo Nafen en la casa de este, una de las manos del joven ecutauro bajan hacia el sexo de ella, acariciándolo por encima, parándose en aquel punto que ella le había enseñado que tenía que estimular, el clítoris, acaricia durante unos minutos de aquella forma, antes de atreverse a penetrarla con uno de sus dedos, el dedo medio, y empuja hacia arriba y adentro, buscando algún tipo de punto erógeno o punto g que ella le había enseñado la primera vez. Ella siente como el potro se estremece al sentir el interior cálido y húmedo de ella, y eso que solo la estaba tocando con las manos.
El miembro equipo del ecutauro se pone duro y erecto en pocos segundos, era como el de cualquier equino, de color rosado y negro, con un glande en forma de seta más ancho que el falo, el glande permanece blando mientras que el falo tenía una fina capa suave y blanda, pero bajo esta estaba duro como una barra de acero. Estaba limpio, solo con un ligero olor almizclado propio de los caballos, media unos 28 o 30 cm, una longitud aceptable para un ecutauro de su edad, su ancho era superior al de cualquier miembro humano, la mano de una mujer humana apenas llevaría a poder abarcarlo, aunque quizás la mujer licántropo no tendría aquel problema. Sentía al potro algo tembloroso, sobre todo cuando ella pasara alguna de sus manos por su miembro pues, él había visto las afiladas garras en los extremos de cada dedo.
Philip se esforzaba por seguir el ritmo que le marcaba su hembra, su ama podría decirse, pues se había rendido, sumiso y obediente a la fogosidad he instintos depredadores de aquella mujer loba. Se dejaba lamer, mordisquear y manipular por ella, cuando ella le exigiera besos él le daría los besos, uniendo su lengua a la de ella si así se lo exigía, la mano libre de él sube hacia los pechos de ella, buscando masajeárselos y estimularle pellizcándole los pezones como ella le había enseñado, sentía como la mano que tenía en el sexo de ella, cada vez más caliente y húmeda, pero seguía masturbándola, dándole placer como ella le exigiera.
El miembro equipo del ecutauro se pone duro y erecto en pocos segundos, era como el de cualquier equino, de color rosado y negro, con un glande en forma de seta más ancho que el falo, el glande permanece blando mientras que el falo tenía una fina capa suave y blanda, pero bajo esta estaba duro como una barra de acero. Estaba limpio, solo con un ligero olor almizclado propio de los caballos, media unos 28 o 30 cm, una longitud aceptable para un ecutauro de su edad, su ancho era superior al de cualquier miembro humano, la mano de una mujer humana apenas llevaría a poder abarcarlo, aunque quizás la mujer licántropo no tendría aquel problema. Sentía al potro algo tembloroso, sobre todo cuando ella pasara alguna de sus manos por su miembro pues, él había visto las afiladas garras en los extremos de cada dedo.
Philip se esforzaba por seguir el ritmo que le marcaba su hembra, su ama podría decirse, pues se había rendido, sumiso y obediente a la fogosidad he instintos depredadores de aquella mujer loba. Se dejaba lamer, mordisquear y manipular por ella, cuando ella le exigiera besos él le daría los besos, uniendo su lengua a la de ella si así se lo exigía, la mano libre de él sube hacia los pechos de ella, buscando masajeárselos y estimularle pellizcándole los pezones como ella le había enseñado, sentía como la mano que tenía en el sexo de ella, cada vez más caliente y húmeda, pero seguía masturbándola, dándole placer como ella le exigiera.
Kida Escamarubí
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Re: Recuperando el control. (Continuacion de La Calma antes de la Tempestad.) (+18)
La adrenalina y el deseo hacían que mi corazón diera fuertes golpes al arca de mi pecho; aunque mi compañero no estaba mucho mejor. Con mis sentidos agudizados por el animal que llevaba dentro, podía percibir el aroma del potro, relativamente fuerte para lo que era un caballo normal, pero más débil que la esencia de un humano en ese estado. También podía distinguir la suave capa de sudor que comenzaba a rodearle con cierta dejadez.
Le mordí el cuello presa de la excitación mientras él me tocaba, ese maldito lo estaba haciendo muy bien con aquellas manos temblorosas que parecían querer alcanzar mis secretos más íntimos. En algunos momentos estuvo a punto de hacerme llegar a la cima del placer, pero no dejaría que se diera cuenta de ello. Me costaba mucho no ser brusca con él, -sobre todo después de que me encendiera tanto- trataba de tener en consideración lo que él me había dicho tiempo atrás acerca de su inexperiencia y al mismo tiempo intentaba en vano de evocar mi primera vez con un hombre. El joven parecía temerle a mis garras cuando le acariciaba el falo con intensidad y destreza, lo disfruté en mis pérfidos interiores. Me agradaba ver la mezcla del placer, la excitación y el miedo en el rostro de aquél ecutauro. Hacía que me dieran ganas de disfrutarlo con mi sexo y a la vez de morderlo y hacerlo mío.
En el momento que sus manos se fundieron en mi pecho no pude dejar escapar un suave gemido de placer y no tuve más remedio que ponerme más brusca con él. Cuando juzgué estuvo lo suficientemente duro, lo tomé con cierta fuerza –aunque jamás le dañaría- y se lo lamí con gesto lujurioso.Era la primera vez que trataba con la forma curiosa de su masculinidad, pero no por eso detuve mi ataque. Me mantuve un buen rato chupándoselo y cuando vi que él estaba disfrutando lo suficiente de mi boca decidí buscar hacerle terminar y pasar al siguiente nivel. Me detuve casi en seco, cuando finalmente lo hizo y esbocé una media sonrisa. Típico primerizo, acabó antes de que yo pudiera terminar de empezar... pero no por ello lo dejaría así.
En el entretiempo en el que su miembro volvía a cobrar fuerza, le di un respiro a mi licantropía y por los siguientes quince o veinte minutos volví a mi piel humana. Vi en él una especie de ligera decepción cuando retorné a esa forma y sonreí pensando en que yo me sentí igual cuando él liberó sus humores con tanta premura.
Esto es solo el entretiempo querido, tienes derecho a hacerme lo que quieras mientras parezca una humana... después de todo estaré a tu merced hasta que pueda abusar de ti le dije y acabé con un guiño al tiempo que jugaba con su miembro con mis manos ahora desarmadas. Bajo esta otra piel, era capaz de sentir de otra forma las cualidades del potro, por ejemplo su calidez -que en mi otro estado parecía estar a muy baja temperatura- además destacaba su suave pelo y una esencia suave y deliciosa... sin contar que lucía mucho más fuerte y musculoso. Sin quererlo, una nueva oleada de deseo comenzaba a invadirme.
Le mordí el cuello presa de la excitación mientras él me tocaba, ese maldito lo estaba haciendo muy bien con aquellas manos temblorosas que parecían querer alcanzar mis secretos más íntimos. En algunos momentos estuvo a punto de hacerme llegar a la cima del placer, pero no dejaría que se diera cuenta de ello. Me costaba mucho no ser brusca con él, -sobre todo después de que me encendiera tanto- trataba de tener en consideración lo que él me había dicho tiempo atrás acerca de su inexperiencia y al mismo tiempo intentaba en vano de evocar mi primera vez con un hombre. El joven parecía temerle a mis garras cuando le acariciaba el falo con intensidad y destreza, lo disfruté en mis pérfidos interiores. Me agradaba ver la mezcla del placer, la excitación y el miedo en el rostro de aquél ecutauro. Hacía que me dieran ganas de disfrutarlo con mi sexo y a la vez de morderlo y hacerlo mío.
En el momento que sus manos se fundieron en mi pecho no pude dejar escapar un suave gemido de placer y no tuve más remedio que ponerme más brusca con él. Cuando juzgué estuvo lo suficientemente duro, lo tomé con cierta fuerza –aunque jamás le dañaría- y se lo lamí con gesto lujurioso.Era la primera vez que trataba con la forma curiosa de su masculinidad, pero no por eso detuve mi ataque. Me mantuve un buen rato chupándoselo y cuando vi que él estaba disfrutando lo suficiente de mi boca decidí buscar hacerle terminar y pasar al siguiente nivel. Me detuve casi en seco, cuando finalmente lo hizo y esbocé una media sonrisa. Típico primerizo, acabó antes de que yo pudiera terminar de empezar... pero no por ello lo dejaría así.
En el entretiempo en el que su miembro volvía a cobrar fuerza, le di un respiro a mi licantropía y por los siguientes quince o veinte minutos volví a mi piel humana. Vi en él una especie de ligera decepción cuando retorné a esa forma y sonreí pensando en que yo me sentí igual cuando él liberó sus humores con tanta premura.
Esto es solo el entretiempo querido, tienes derecho a hacerme lo que quieras mientras parezca una humana... después de todo estaré a tu merced hasta que pueda abusar de ti le dije y acabé con un guiño al tiempo que jugaba con su miembro con mis manos ahora desarmadas. Bajo esta otra piel, era capaz de sentir de otra forma las cualidades del potro, por ejemplo su calidez -que en mi otro estado parecía estar a muy baja temperatura- además destacaba su suave pelo y una esencia suave y deliciosa... sin contar que lucía mucho más fuerte y musculoso. Sin quererlo, una nueva oleada de deseo comenzaba a invadirme.
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Re: Recuperando el control. (Continuacion de La Calma antes de la Tempestad.) (+18)
El potro jadeaba excitado y placentero, su lengua asomaba un poco de su hocico, sonrojado por la excitación, mientras su mirada se mantenía sumisa y algo temerosa, sus orejas equinas estaban caídas hacia atrás con suavidad, denotando sumisión, relinchaba bajito y entrecortadamente sintiendo las manos de ella en su miembro erecto, sentía como lo recorría en toda su longitud, masturbándolo y estimulándolo. Era una sensación increíblemente excitante y placentera, sentir unas manos que no eran las propias en un lugar tan íntimo. La sentía excitaba, posesiva y dominante, era una sensación intimidante, pero a la vez excitante y placentera. Sentía contraerse los músculos vaginales, húmedos y cálidos de ella, mientras que la masturbaba como la licántropo le había enseñado días atrás, en principio parecía un buen alumno, despierto y habilidoso.
Las manos de él le pellizcaban los pezones y le masajeaba los suaves pechos, entonces la nota tensarse, llegado un momento la licántropo se aparta un poco de él y se abalanza sobre su miembro, lanza un relincho de sorpresa y algo de miedo, al sentir como le sujeta con firmeza su miembro y lo empieza a lamer. Ella lo nota temblar, sumiso, temeroso y excitado, ve como el hocico lupino de ella lamia y se introducía aquella parte tan sensible de su anatomía, era evidente que el pudiera temer que en un arranque de locura, ella pudiera morderle y herirle allí. Siente como se lo introduce en el hocico, debido al hocico lupino de ella, su miembro podría entrar casi entero en la boca de ella, el potro lanza relinchos de nervioso placer mientras jadeaba y gemida, alzando un poco las caderas, sintiendo a la hembra centrada en aquella parte de su anatomía, él no podía hacer mucho más que dejarse hacer, mirándola lleno de deseo por ella. Siente como ella aumenta el ritmo de sus movimientos, de cómo succionaba y lo estimulaba de maneras inimaginables hasta hacia un momento para el potro. Su miembro expulsaba pre seminal sin parar y el glande empezaba a hincharse dentro de la boca de la licántropo. Sentía las manos de ella por sus testículos masajeándolos y estimulándolos… era demasiado para el joven e inexperto ecutauro, apenas aguanta un par de minutos aquellas deliciosas sensaciones y estimulaciones, sin poder evitarlo, lanza un relincho agudo de placer, su glande se hincha por completo, su pene se tensa y llega al orgasmo, ella pude sentir y saborear el cálido semen, muy líquido, llenar su boca y su garganta, bajando por esta como un cálido néctar hacia su estómago. La cola del potro sufre pequeños espasmos por cada chorro de semen que llena la boca de ella, tras lo cual, el miembro empieza a perder rápidamente erección y dureza.
Tras aquello siente como ella se coloca a su lado, adoptando de nuevo forma humana, la respiración del potro era entrecortada y jadeante, el sentía que la mujer estaba un poco decepcionada con él, quizás, por no haber aguantado más sus atenciones. Siente como las manos de ella vuelven a su miembro, no parecía querer dejar de sentirlo y tocarlo, él se lo permite como un buen potro, mientras el acaricia el cuerpo de ella, se detiene en sus pechos y besa sus hombros, lamiéndola y saboreando aquella piel humana. El miembro de él estaba semi erecto, cubierto por la saliva y los fluidos de él, por lo que lo sentía no solo caliente, si no húmedo y suave.
-Vo…voy a darte placer con mi lengua y hocico como has hecho tu… -Decide el potro mientras se separa un poco de ella, por lo que la mujer debería soltar su miembro, que permanece fuera, colgando y goteando un poco de semen, él la deja tumbada sobre la espalda, baja de la cama arrodillándose en el suelo y la atrae hasta que el sexo de ella queda frente a su hocico, entonces, con las orejas equinas gachas, en actitud obediente y sumisa, acerca el suave hocico equino y empieza a lamer y besar el sexo de ella, sus labios eran grandes y casi podían abarcar el sexo de la mujer, en pocos segundos siente la lengua de este, grande, larga, húmeda y caliente, siente como mete su lengua dentro, usando sus dedos para abrir los labios vaginales exteriores y explorar con su lengua todo el sexo de ella, lamiéndolo y chupándolo, apretando el clítoris entre los labios de su hocico, succionándolo un poco y volviendo a introducir su ancha y larga lengua. El esperaba también un poco de guía, quizás hacerlo de alguna otra forma que ella prefería, solo intentaba ser un buen amante.
Kida Escamarubí
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Re: Recuperando el control. (Continuacion de La Calma antes de la Tempestad.) (+18)
¿Imprudente yo por haberme transformado? No estaba del todo segura, pues ahora un nuevo Philip se alzaba frente a mí y francamente tenía un poco de miedo de lo que pudiera hacerle a este delicado cuerpo sin pelo. Reparaba por primera vez en sus fuertes uñas y todo el daño que podrían llegar a infligir si él se descuidaba entregándose de lleno al placer. Sacudí la cabeza y procuré eliminar ese pensamiento de mi mente.
Mi amante recorría este cuerpo con cuidado y afecto. Sus amplias manos pronto cubrieron las partes más sensibles y eróticas a lo que esta vez no pude reprimir gemidos de placer, su lengua cálida y abarcativa dejaba sendos estragos sobre mi piel ardiente por los lugares que pasaba. Cada poro de esta piel gritaba deseo y ganas de ser tomada. Sus palabras hicieron eco en la pequeña habitación que se había tornado caliente con nuestros vapores. Una ligera corriente eléctrica recorrió mi cuerpo en el momento que me puso de espaldas sobre el lecho. ¿Desde cuándo su voz se habría vuelto tan sensual?
Sentí como el ecutauro me movía sobre la cama al igual que el agua mueve las hojas sobre su superficie y tan solo por un instante me sentí débil y a su merced. La lengua del que había sido mi esclavo se estaba convirtiendo en el látigo de mi amo, un instrumento de subyugamiento pero también de placer infinito. Al principio su expresión era sumisa, parecía no saber del todo cómo comportarse, pero una vez que comenzó a moverse dentro de mí me pareció ver algo de avidez y rebeldía. Lo que vi en sus ojos me gustó. No pude reprimir un fuerte gemido de placer cuando su lengua alcanzó mi punto más sensible.
El corazón me palpitaba con fuerza y los débiles pulmones apenas daban abasto para satisfacer mi necesidad de aire. Con la respiración entrecortada le pedí que no se detuviera y que entrara más profundo. Pero el momento decisivo fue cuando alcanzó el clítoris, aquella zona tan sensible y erótica. Levanté mis caderas en acto reflejo de placer y dejé escapar un sordo gemido. Ah… Philip no tan brusco le pedí sonrojándome y mostrando por primera vez en mucho tiempo un lado sensible y entregado.
Con la pierna derecha lo atraje hacia mi para intentar abrazarle –cosa difícil con esos brazos enclenques- y besarle con ternura y pasión. Te deseo… le susurré en una de sus orejas para luego volver a dejarle ser. Hazme tuya Philip, quiero olvidarlo todo y ser una contigo. Mis últimas palabras sonaron casi desesperadas, las solté mientras no dejaba de buscarlo y acariciarlo. Su miembro suave y húmedo, aunque ligeramente corrugado estaba adoptando nuevamente una consistencia dura. Aspiré por última vez la esencia en su cuello y le besé ambos ojos antes de apartarme lo suficiente para transformarme sin dañarle.
Mi amante recorría este cuerpo con cuidado y afecto. Sus amplias manos pronto cubrieron las partes más sensibles y eróticas a lo que esta vez no pude reprimir gemidos de placer, su lengua cálida y abarcativa dejaba sendos estragos sobre mi piel ardiente por los lugares que pasaba. Cada poro de esta piel gritaba deseo y ganas de ser tomada. Sus palabras hicieron eco en la pequeña habitación que se había tornado caliente con nuestros vapores. Una ligera corriente eléctrica recorrió mi cuerpo en el momento que me puso de espaldas sobre el lecho. ¿Desde cuándo su voz se habría vuelto tan sensual?
Sentí como el ecutauro me movía sobre la cama al igual que el agua mueve las hojas sobre su superficie y tan solo por un instante me sentí débil y a su merced. La lengua del que había sido mi esclavo se estaba convirtiendo en el látigo de mi amo, un instrumento de subyugamiento pero también de placer infinito. Al principio su expresión era sumisa, parecía no saber del todo cómo comportarse, pero una vez que comenzó a moverse dentro de mí me pareció ver algo de avidez y rebeldía. Lo que vi en sus ojos me gustó. No pude reprimir un fuerte gemido de placer cuando su lengua alcanzó mi punto más sensible.
El corazón me palpitaba con fuerza y los débiles pulmones apenas daban abasto para satisfacer mi necesidad de aire. Con la respiración entrecortada le pedí que no se detuviera y que entrara más profundo. Pero el momento decisivo fue cuando alcanzó el clítoris, aquella zona tan sensible y erótica. Levanté mis caderas en acto reflejo de placer y dejé escapar un sordo gemido. Ah… Philip no tan brusco le pedí sonrojándome y mostrando por primera vez en mucho tiempo un lado sensible y entregado.
Con la pierna derecha lo atraje hacia mi para intentar abrazarle –cosa difícil con esos brazos enclenques- y besarle con ternura y pasión. Te deseo… le susurré en una de sus orejas para luego volver a dejarle ser. Hazme tuya Philip, quiero olvidarlo todo y ser una contigo. Mis últimas palabras sonaron casi desesperadas, las solté mientras no dejaba de buscarlo y acariciarlo. Su miembro suave y húmedo, aunque ligeramente corrugado estaba adoptando nuevamente una consistencia dura. Aspiré por última vez la esencia en su cuello y le besé ambos ojos antes de apartarme lo suficiente para transformarme sin dañarle.
Woodpecker
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Re: Recuperando el control. (Continuacion de La Calma antes de la Tempestad.) (+18)
El ecutauro tenía especial cuidado para no arañarla o magullarla de ninguna forma, la trata como si estuviera echa de fino cristal, aunque su lengua no parecía tener los mismos pensamientos, pues se hundía dentro de ella con gula y predominancia, sacando de ella sus más deliciosos, cálidos y viscosos fluidos, los cuales no tardan en manchar el hocico y la barbilla del potro. Con una de las manos se ayudaba abriendo los labios vaginales y frotando el clítoris cuando su lengua no lo lamia, intentaba siempre mantener estimulación en aquel punto, para que la excitación de la mujer se mantuviera o fuera a más. No hace caso cuando ella le pide que no fuera tan brusco, en ese momento no pensaba en ello. Mientras tanto, el miembro del potro había ido cogiendo poco a poco de nuevo erección, poniéndose duro y palpitante, cubierto aun por saliva y fluidos de antes. Siente como ella lo atra de nuevo, apartándole de aquel manjar, y aunque parece un poco decepcionado, obedece sumiso cuando ella lo toma con las piernas y lo atrae, buscando sus hocico con los labios de ella, uniendo las lenguas he intercambiado saliva y los fluidos de ella en sus bocas, dejando hilillos de saliva y fluidos que unían sus labios incluso cuando se separan un poco para susurrar.
-Lo…lo hare Wood… todo lo que quieras… soy…soy tu esclavo…-Dice el potrillo jadeando, sonrojado por la excitación y sus palabras, mientras sus fuertes y suaves manos recorrían el cuerpo de ella, llegando a sus pechos, pellizcando sus pezones.
El hocico del potro baja a sus pechos, chupan y muerden con suavidad los duros pezones, para pasar luego a su cuello, lamiéndole la piel y dejando su marca en saliva en ella. Luego cuando se aparta un poco para tomar su miembro con una mano y dirigirlo al sexo húmedo y caliente de ella, la siente como se aparta un poco, pero no hace caso, empieza a penetrarla cuando la mujer empezaba la transformación, de modo que va sintiendo las contracciones de los músculos vaginales de la hembra durante la transformación, él la va penetrando lentamente, el glande entre sin problemas, pero el duro falo quizás costara un poco más. Se sorprende cuando ella se transforma, volviéndose de nuevo bastante sumiso, con las orejas caídas y gachas. Seguiría penetrando poco a poco, estremeciéndose, relinchando bajito y agudo, por la increíble sensación de ir sintiendo como su miembro iba siendo engullido a aquel lugar húmedo y ardiente, abrazándole. De no haberse corrido antes durante la felación de ella, se habría corrido ya, pero aún quedaba para el siguiente orgasmo del ecutauro, el cual seguiría penetrándola hasta que la hembra se sintiera satisfecha, pues tenía miedo de hacerle daño y que la licántropo lo castigara por ello, de modo que se mostraba muy cuidadoso.
-Lo…lo hare Wood… todo lo que quieras… soy…soy tu esclavo…-Dice el potrillo jadeando, sonrojado por la excitación y sus palabras, mientras sus fuertes y suaves manos recorrían el cuerpo de ella, llegando a sus pechos, pellizcando sus pezones.
El hocico del potro baja a sus pechos, chupan y muerden con suavidad los duros pezones, para pasar luego a su cuello, lamiéndole la piel y dejando su marca en saliva en ella. Luego cuando se aparta un poco para tomar su miembro con una mano y dirigirlo al sexo húmedo y caliente de ella, la siente como se aparta un poco, pero no hace caso, empieza a penetrarla cuando la mujer empezaba la transformación, de modo que va sintiendo las contracciones de los músculos vaginales de la hembra durante la transformación, él la va penetrando lentamente, el glande entre sin problemas, pero el duro falo quizás costara un poco más. Se sorprende cuando ella se transforma, volviéndose de nuevo bastante sumiso, con las orejas caídas y gachas. Seguiría penetrando poco a poco, estremeciéndose, relinchando bajito y agudo, por la increíble sensación de ir sintiendo como su miembro iba siendo engullido a aquel lugar húmedo y ardiente, abrazándole. De no haberse corrido antes durante la felación de ella, se habría corrido ya, pero aún quedaba para el siguiente orgasmo del ecutauro, el cual seguiría penetrándola hasta que la hembra se sintiera satisfecha, pues tenía miedo de hacerle daño y que la licántropo lo castigara por ello, de modo que se mostraba muy cuidadoso.
Kida Escamarubí
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Re: Recuperando el control. (Continuacion de La Calma antes de la Tempestad.) (+18)
¿Mi esclavo? Un esclavo que no le temía a su amo no era realmente un esclavo… cuando noté que él no me dejaba ir para transformarme había sido demasiado tarde. El corazón casi se me detiene por unos instantes, pero pronto corroboré que no le había hecho ningún daño, por lo que respiré aliviada –sólo por un momento-.
Ese joven no me daba un respiro. De alguna forma se las arregló para entrar en mí y hacer su camino hasta nuestros placeres. Sentía en él un leve vibrar que cada vez se hacía más notorio. Al principio pareció sorprenderse cuando cayó en cuenta que había vuelto a mi forma de lobo, pero ya era demasiado tarde para él. Le aparté de mi con un empujón, no estaba en mi naturaleza ser pasiva. Me eché sobre él y le mordí con cierta fuerza el cuello mientras, tensada en un arco tomaba su miembro y lo introducía en mi con la ayuda del movimiento de mis caderas. Su tamaño poco convencional hicieron que me moviera lento, al mismo tiempo sentía una leve sensación de dolor unida con el más profundo deseo.
Mis adentros cada vez se sentían más mojados y movibles al tiempo que me acomodaba para comenzar a moverme sobre su pelvis. Al principio lentamente, pero luego con mayor violencia. Al estar en mi piel lupina tenía sentidos animales más agudos, pero no necesariamente sentía más placer. Esa capa de pelo atenuaba un poco la sensación del tacto. Sentía cómo el placer se centraba en mis pezones, estómago y la punta de mi erguida cola.
Me encontraba yo, apoyada en mis rodillas sobre él, agitando con fuerza mi pelvis sobre el sumiso animal. Nuestros gemidos se unían en uno solo en el aire que nos rodeaba. Después de un par de minutos moviéndome a lo salvaje, con el torso reclinado hacia atrás del placer que estaba sintiendo, comencé a moverme con más suavidad y control. Su dureza era... importante y decidí que dejaría atrás la etapa del sexo loco para pasar a la de sexo con “calidad”.
Me hice hacia adelante para besarlo y morderlo al tiempo que clavaba mis afiladas garras en sus costillas, no demasiado fuerte, pero quizá con posibilidades de dejarle marcas allí. Quería que él también se moviera, o de lo contrario que tomara la iniciativa de montarme o la cosa iría acabando por allí… mis pechos estaban turgentes y excitados. De continuar así no demoraría mucho más en llegar a mi punto más alto de placer. El esfuerzo de la transformación y cada una de esas sensaciones comenzaba a cansarme y a convertirme lentamente en una fiera más... domesticada.
Ese joven no me daba un respiro. De alguna forma se las arregló para entrar en mí y hacer su camino hasta nuestros placeres. Sentía en él un leve vibrar que cada vez se hacía más notorio. Al principio pareció sorprenderse cuando cayó en cuenta que había vuelto a mi forma de lobo, pero ya era demasiado tarde para él. Le aparté de mi con un empujón, no estaba en mi naturaleza ser pasiva. Me eché sobre él y le mordí con cierta fuerza el cuello mientras, tensada en un arco tomaba su miembro y lo introducía en mi con la ayuda del movimiento de mis caderas. Su tamaño poco convencional hicieron que me moviera lento, al mismo tiempo sentía una leve sensación de dolor unida con el más profundo deseo.
Mis adentros cada vez se sentían más mojados y movibles al tiempo que me acomodaba para comenzar a moverme sobre su pelvis. Al principio lentamente, pero luego con mayor violencia. Al estar en mi piel lupina tenía sentidos animales más agudos, pero no necesariamente sentía más placer. Esa capa de pelo atenuaba un poco la sensación del tacto. Sentía cómo el placer se centraba en mis pezones, estómago y la punta de mi erguida cola.
Me encontraba yo, apoyada en mis rodillas sobre él, agitando con fuerza mi pelvis sobre el sumiso animal. Nuestros gemidos se unían en uno solo en el aire que nos rodeaba. Después de un par de minutos moviéndome a lo salvaje, con el torso reclinado hacia atrás del placer que estaba sintiendo, comencé a moverme con más suavidad y control. Su dureza era... importante y decidí que dejaría atrás la etapa del sexo loco para pasar a la de sexo con “calidad”.
Me hice hacia adelante para besarlo y morderlo al tiempo que clavaba mis afiladas garras en sus costillas, no demasiado fuerte, pero quizá con posibilidades de dejarle marcas allí. Quería que él también se moviera, o de lo contrario que tomara la iniciativa de montarme o la cosa iría acabando por allí… mis pechos estaban turgentes y excitados. De continuar así no demoraría mucho más en llegar a mi punto más alto de placer. El esfuerzo de la transformación y cada una de esas sensaciones comenzaba a cansarme y a convertirme lentamente en una fiera más... domesticada.
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