Consecuencias de la Batalla de Nytt Hus {Desafío}
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Consecuencias de la Batalla de Nytt Hus {Desafío}
Consecuencias
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Reconstrucción y nuevos lazos
La vida había ido retornando a Atreyu Santya con el paso de los días. La ceremonia de despedida de aquellos y aquellas que tanto ayudaron a la colonia y a los Sondve a detener el ataque de Marlowe le había dejado una espina de tristeza con la marcha de Dánethil. Sí, algunos de los Sondve antes llamados leales, e incluso elfos de otros clanes, decidieron permanecer en la golpeada Nytt Hus. Mucho había que reparar, que enmendar, que rehacer.
Sin embargo, los pensamientos de la Nowo Khan alcanzaban lugares más importantes que esos. Las vidas perdidas no podían ser traídas de vuelta, y el gran sacrificio que exigió la victoria había puesto en peligro la supervivencia misma de la población. Necesitaba que los suyos confiasen en el resurgir de su pequeño territorio. No sólo ayudando en la reparación de la zona, sino formando parte de una nueva primavera que asegurase el futuro del Nuevo Hogar.
Delegó la ingrata tarea en Lyóran, una de las invocadoras más sobresalientes que tenía bajo su mando, antes de forzar una sonrisa para atender al siguiente peticionario desde el asiento que constituía el corazón de la población.
"Y aún restaba el funeral", pensó, notando ya las primeras secuelas del cansancio.
Fineanath, nombrado rector a cargo de restaurar la morada de los Sondve exiliados, bufaba malhumorado. La marcha de las tropas que el Consejo de Sandorái había enviado le habían privado de buena parte de la ayuda con la que comenzó los duros trabajos que le fueron asignados. Inventario de hogares destruidos, total o parcialmente, listado de materiales que debían ser adquiridos con urgencia, planificación de nuevas viviendas... y apenas tenía a media docena de jóvenes. Voluntariosos, mas con la misma experiencia que el sol iluminando de noche. Suspiró. Requería más de un milagro para que las obras no se eternizasen.
Subida a un pequeño escabel, en el centro de la plaza, una hermosura Sondve había atraído a unos pocos viandantes. Apenas quedaban elfos ociosos en Nytt Hus en esos días y Lédnen era consciente de ese problema. Alzó la voz, como si no cantase para los mortales, dirigiendo sus pálidos ojos al cielo, antes de pasearlos por los allí reunidos. El funeral para los Caídos se llevaría a cabo la próxima luna, y los dioses pedían guerreros, aventureros o simples almas bondadosas capaces de llevar las ofrendas a cada extremo de Midgar.
La melodía, dulce, triste, teñida de la sangre de los perdidos, trató de emocionar a quienes tuvieran agallas suficientes para honrar a quienes dieron su vida detener al hombre Muerto. Viajes por el bosque. El agradecimiento de quienes ya nunca volverían a sonreír en ésta vida.
Sin embargo, los pensamientos de la Nowo Khan alcanzaban lugares más importantes que esos. Las vidas perdidas no podían ser traídas de vuelta, y el gran sacrificio que exigió la victoria había puesto en peligro la supervivencia misma de la población. Necesitaba que los suyos confiasen en el resurgir de su pequeño territorio. No sólo ayudando en la reparación de la zona, sino formando parte de una nueva primavera que asegurase el futuro del Nuevo Hogar.
Delegó la ingrata tarea en Lyóran, una de las invocadoras más sobresalientes que tenía bajo su mando, antes de forzar una sonrisa para atender al siguiente peticionario desde el asiento que constituía el corazón de la población.
"Y aún restaba el funeral", pensó, notando ya las primeras secuelas del cansancio.
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Fineanath, nombrado rector a cargo de restaurar la morada de los Sondve exiliados, bufaba malhumorado. La marcha de las tropas que el Consejo de Sandorái había enviado le habían privado de buena parte de la ayuda con la que comenzó los duros trabajos que le fueron asignados. Inventario de hogares destruidos, total o parcialmente, listado de materiales que debían ser adquiridos con urgencia, planificación de nuevas viviendas... y apenas tenía a media docena de jóvenes. Voluntariosos, mas con la misma experiencia que el sol iluminando de noche. Suspiró. Requería más de un milagro para que las obras no se eternizasen.
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Subida a un pequeño escabel, en el centro de la plaza, una hermosura Sondve había atraído a unos pocos viandantes. Apenas quedaban elfos ociosos en Nytt Hus en esos días y Lédnen era consciente de ese problema. Alzó la voz, como si no cantase para los mortales, dirigiendo sus pálidos ojos al cielo, antes de pasearlos por los allí reunidos. El funeral para los Caídos se llevaría a cabo la próxima luna, y los dioses pedían guerreros, aventureros o simples almas bondadosas capaces de llevar las ofrendas a cada extremo de Midgar.
La melodía, dulce, triste, teñida de la sangre de los perdidos, trató de emocionar a quienes tuvieran agallas suficientes para honrar a quienes dieron su vida detener al hombre Muerto. Viajes por el bosque. El agradecimiento de quienes ya nunca volverían a sonreír en ésta vida.
Bienvenidos a éste desafío donde podréis participar en alguna de las consecuencias que ha tenido la Batalla del Puente de Nytt Hus. La colonia necesita mucha ayuda, y podéis escoger para llevar a cabo los siguientes objetivos:
a) Convencer a algunos de los últimos rezagados elfos para residir en Nytt Hus de forma permanente. No es una tarea nada fácil, pues la lealtad al propio clan, la familia o los peligros de la zona tiran demasiado. Incluso la propia opinión sobre la Nowo Khan.
b) Ayudar en la reconstrucción. Para ello, debéis hacer uso del herbolario -o ampliarlo, lo que se tendrá en cuenta a la hora de otorgar recompensa- y del bestiario. Recoger materiales adecuados no siempre resulta sencillo. Si tenéis conocimientos de carpintería o curtiduría, bien podréis hacer uso de ellos para ayudar a los sufridos Sondve.
c) Viajar a los rincones señalados de Midgar para colocar la estatuillas como ofrenda a los dioses, ganando su benevolencia para el ritual que precederá al funeral. Ni que decir tiene que el bosque encierra todo tipo de peligros. Si ampliáis bestiario, se tendrá en cuenta a la hora de otorgar recompensa.
Cualquiera de la senda que elijáis, finalizará en tres turnos, tras cada uno de los cuales intervendré.
Los cupos serán de tres participantes por cada una de las opciones. No es posible colocarse en dos a la vez.
a) Convencer a algunos de los últimos rezagados elfos para residir en Nytt Hus de forma permanente. No es una tarea nada fácil, pues la lealtad al propio clan, la familia o los peligros de la zona tiran demasiado. Incluso la propia opinión sobre la Nowo Khan.
b) Ayudar en la reconstrucción. Para ello, debéis hacer uso del herbolario -o ampliarlo, lo que se tendrá en cuenta a la hora de otorgar recompensa- y del bestiario. Recoger materiales adecuados no siempre resulta sencillo. Si tenéis conocimientos de carpintería o curtiduría, bien podréis hacer uso de ellos para ayudar a los sufridos Sondve.
c) Viajar a los rincones señalados de Midgar para colocar la estatuillas como ofrenda a los dioses, ganando su benevolencia para el ritual que precederá al funeral. Ni que decir tiene que el bosque encierra todo tipo de peligros. Si ampliáis bestiario, se tendrá en cuenta a la hora de otorgar recompensa.
Cualquiera de la senda que elijáis, finalizará en tres turnos, tras cada uno de los cuales intervendré.
Los cupos serán de tres participantes por cada una de las opciones. No es posible colocarse en dos a la vez.
Ger
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Re: Consecuencias de la Batalla de Nytt Hus {Desafío}
Muchos marcharon apesadumbrados y en los rostros de los que se quedaron se leían las dudas por el porvenir de su Nuevo Hogar. La elfa no se pensó dos veces el permanecer allí el tiempo necesario para ofrecer lo que aún pudiese. La batalla había terminado, pero aún quedaba por delante el camino de la resiliencia, aquel que empezaba por retirar escombros, atender heridos y despedir con honor a los caídos. Sanar y reconstruir, sin darle tiempo ni espacio a la desesperanza. Y dedicarle unos momentos a lo primero, en su propio ser, no era algo que le viniese mal tampoco.
Apartándose un poco del tumulto de gente que, como ella, se acercaba a la plaza atraída por el canto, se sentó sobre una pila de maderos a los pies de un árbol y apoyando la cabeza contra el tronco, cerró los ojos para mayor descanso. Pese a ello, permanecía atenta a la melodía que pareciera cantada por los ángeles y que hacía aflorar los sentimientos más sensibles, dejándose envolver por ella. Sin embargo, su cabeza pasó de la calma a la tormenta en pocos minutos, cuando en la vacía oscuridad de su mente evadida empezaron a repetirse imágenes de todo cuanto había acontecido. Abrió los ojos con la sensación de haber despertado de un mal sueño, por un momento había dejado de escuchar nada que no fuesen sus últimas vivencias, aunque ahora comprendía que tan sólo se había tomado unos segundos de dispersión, pues la canción todavía no había llegado a su fin. Inquieta se puso en pie, notaba el cuerpo entumecido y en tensión, no se encontraba en condiciones de darse un descanso. Necesitaba hacer y no pensar.
Y entonces, la petición de ayuda llegó como agua en el desierto. Conocía el bosque de fuego y resultaba ser de las pocas dispuestas a encaminarse en él, llevar las ofrendas que garantizaran el favor de los Dioses para la eterna despedida le parecía razón de peso para hacerlo. Tras presentarse voluntaria para el encargo, fue asignada a otro par de ellas para cerrar el grupo. No puso objeción al respecto, al menos hasta que hubo conocido a quienes serían sus compañeras. Y para entonces ya era tarde. No supo determinar cuál resultaba peor aliada, si la dragona incontrolable que casi la convirtió en estofado, o la maldita de cuya existencia y participación en la defensa no había sabido hasta los agradecimientos públicos. Suspiró, templando el carácter. A Ingela había tenido ocasión de conocerla antes, no había maldad en ella, tan solo la impulsividad natural de la primera juventud. De la tal Kyra, por el contrario, no sabía nada más que su condición, que de entrada le hacía difícil no estar en alerta. Por no hablar de la complicación implícita que suponía su vida condicionada.
Comprendió que todavía disponía de unas horas antes de poder partir, por lo que pidió si le podía ser facilitado algún lugar donde preparar algunos básicos alquímicos que pudieran serles de ayuda en la tarea. Tras ser consultado con varios escalafones de mando, se le permitió el acceso al laboratorio de los aprendices, intacto tras el ataque al estar situado en los bajos fondos del Nytt Tre. Allí dispuso de todo lo necesario para preparar distintos virales con todo lo que le dieron de sí las provisiones de su macuto. Considerando las condiciones del bosque y las criaturas conocidas, valoró como esencial llevar elixires que dieran margen a sus habilidades de sanación, pudiendo reservar estas para un último y necesario recurso.¹ Y entonces recordó una fórmula que aún no había tenido oportunidad de probar pero que, considerando su origen, asumió que resultaba un momento idóneo. Sólo necesitaría a alguien que confeccionase la prenda que embadurnar.² Finalmente sopesó largo y tendido si además de potenciar sus defensas, sería conveniente dar un paso más. Cuando se hizo con aquella receta para elaborar veneno lo hizo con intención de formular el elixir correspondiente, pero sabiendo cuán peligrosas podían llegar a ser algunos de los seres autóctonos, se convenció de que resultaba necesario un por si acaso, aunque fuese uno leve.³
Aún le sobró tiempo antes de la cena, que para ella sería el preludio al inicio de su misión. Aún sin estar del todo convencida de que la mezcla de Ignis Fugit fuese a funcionar, buscó a alguien que pudiese remendar alguna armadura, por ligera que fuese. Mejor prevenir que lamentar. La elfa se reunió con las otras al caer la noche, frente al portón del Árbol. Fue la primera en llegar, aunque no tuvo que esperar demasiado. Interrumpió el último de tantos de sus compulsivos paseos en círculos cuando advirtió a la muchacha norteña a escasos pasos de ella y se sosegó cuando llegó a su altura. No mucho después, cuando la luz de Anar se había desvanecido por completo, se les unió Kyra.
—Buenas noches.— recibió a ambas con serenidad, aunque no pudo evitar pasear su mirada de arriba a abajo por ambas figuras —Me he tomado la libertad de preparar algunas cosas para la… excursión.— expuso sin dar rodeos, asumiendo que ambas dos estarían igual de informadas que ella.
Llevó la mano a los bolsos interiores de la túnica y sacó algunos de los virales que había fabricado.
—Por si tuviésemos que separarnos o qué sé yo… Lo que pueda ocurrir. Esto es anestésico para dolores y heridas. No es curativo pero os hará aguantar.— explicó, mientras le daba un viral de color claro —Esto es incapacitante, se usa en las armas. Cuidado al manipularlo…— indicó, cuando sacó los virales amarillos y se los tendió. Después, miró una vez más a Kyra. —Todavía no entiendo qué hace una como tú en este territorio. ¿Y has resistido a la batalla pese al fuego?— arqueó una ceja y asintió con suavidad en señal de aprobación, aunque con cierto tono de desconfianza en la voz —Ingela tiene algo para ti.— señaló a la dragona con la cabeza, esbozando una sonrisa comedida. Ciertamente, se había sorprendido al conocer las habilidades de la norteña en curtiduría, habiéndole confiado finalmente la poción. —Eso está impregnado con una sustancia resistente al fuego. Es experimental, pero la fórmula la inventaron los tuyos así que… Me parece muy poético probarla contigo. Si estás conforme…— explicó en pocas palabras.
Terminó de ajustar los agarres de los cuchillos, ajustados a la perfección en las fundas que Elian le había hecho antes de despedirse. También el cinturón bajo el corpiño, al que amarraba la daga y colgaba su zurrón. Tras la reciente batalla no podía confiar en que los alrededores no estuviesen todavía revueltos. Abrochándose de nuevo la túnica y poniéndose la capucha, se dirigió una vez más a sus compañeras.
—¿Conocéis la zona? Es un bosque fuera de lo común. ¿Algún último recurso antes de marchar?
__________________________
- Spoiler:
Hago uso de la profesión-alquimia para elaborar recetas del taller que únicamente serán útiles en este desafío:
¹ Poción de Estoicismo [Elixir, Limitado, 2 Usos] Otorga inmunidad ante el dolor e ignorar limitaciones derivadas de heridas (mientras sea razonable). Dura 2 rondas. Preparo 3. Uno para Ingela, uno para Kyra y otro me lo quedo yo.
² Ignis Fugit [elixir, limitado, 1 uso] Se mezcla con los materiales de creación al fabricar un objeto, haciendo que se reduzcan en 1/3 los efectos de un ataque de fuego sobre el objeto imbuido (arma, armadura, brazalete...). Preparo 1. Se lo doy a Ingela para que lo utilice en loquesea que le haga a Kyra en su post.
³ Toque de Sopor [Veneno, Limitado, 1 Uso] Gel amarillento que, al aplicarse en un arma, permite que envenene al herir. El afectado sentirá un intenso calor que le hará comenzar a marearse. Mientras más persista combatiendo, más mareado se sentirá, hasta caer inconsciente. Dura 10 minutos en el arma. Preparo 3. Uno para Ingela, uno para Kyra y uno me lo quedo yo.
Aylizz Wendell
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Re: Consecuencias de la Batalla de Nytt Hus {Desafío}
Catherine avanzaba por entre los civiles y trabajadores de la reconstrucción con el ánimo de quién se siente satisfecha de sí misma. A su paso arrancaba miradas de asombro, y no era para menos; Cargaba sobre sus hombros el peso equivalente a varias veces el que podía cargar uno de aquellos elfos jóvenes a pesar de que muchos multiplicaban su edad, y además parecía poseer una energía inagotable que la había llevado a ganarse incluso el beneplácito del siempre tenso Fineanath, algo poco usual en aquellas circunstancias.
Claro que aquel asombro por sus capacidades físicas no era lo que la tenía de tan buen humor. Lo que la tenía tan complacida era el trofeo en forma de cabeza de licántropo que había ganado en la reciente batalla y que la convertía en toda una heroína para los lugareños. "Matalobos" la llamaban los humanos. "Garras de Anar" supo que la llamaban los elfos en su idioma gracias a la traducción de Níniel. Aquello era un orgullo que no se ganaba cargando algo de madera o materiales de un lado a otro, aunque fuera un buen ejercicio. Incluso iban a grabar su nombre en un monumento conmemorativo...Aquello era casi tan bueno como el oro que también había recibido por sus actos.
-Aquí tienes, Nín, estás son las ultimas herramientas que hemos podido recuperar de los almacenes. El resto están inutilizables y las están llevando a la forja para aprovechar el metal.- Dijo la felina descargando su carga ante su hermana, ocupada en aquellos momentos en inventariar esas y otras cosas, así como de asignarlas a las escuadras según sus necesidades. Tras dejarlo todo en el suelo la felina se estiró, sentándose junto a su hermana.
-Gracias Cath. Es más de lo que esperaba, aunque menos de lo que esperaba Fineanath. No sé si planea reconstruir esta aldea, o iniciar una segunda Lunargenta...- compartió la peliblanca anotando con cuidado el número tipo y estado de las herramientas.
-¿Sigue quejándose de la falta de manos? Ya sanaste a los heridos, aunque algunos eran los soldados que se han marchado, ha recuperado a muchos de los suyos ¿no?- respondió la pelirroja aprovechando el descanso para beber algo.
-Si. Esperaban que alguno de ellos se quedara...pero eso era esperar demasiado. Los elfos estamos muy vinculados a nuestras familias. Y además seguro que todos quieren informar a los suyos y al consejo de lo ocurrido con los ojos verdes, preparar el pogromo. Desafiar así al consejo y derramar sangre de sus hermanos...- Níniel suspiró. Aún le hervía la sangre de pensar en aquello, y en los motivos de semejante atrocidad. Ni siquiera quería pensar en cómo respondería sus padres al mensaje que la propia Níniel había enviado a Veyond.
-Tampoco necesitan a tanta gente ¿no? ¿No me digiste que los elfos cantabais a los árboles para vuestras casas?- la felina puso una expresión que dejaba claro que consideraba aquello como parte de un cuento, no algo real.
-Sí, así es. Los cantores de árboles entretejen su magia junto a su música, así construimos nuestros hogares. Al menos en parte. También cantan a las cosechas, e incluso a las aguas...Pero Nytt Hus no es un asentamiento completamente élfico, ni es tan sencillo hacer algo así, menos aún aquí.- contestó ilustrativamente la sacerdotisa, llegando incluso entonar sus palabras con su melodiosa voz, haciendo sonreír a su hermana.
-Sigue sonando raro. ¿Eres una cantora de árboles Nín?-
La peliblanca negó con la cabeza. -Dicen que se me da bien cantar pero, esto es diferente. Se podría decir que es, un tipo de magia diferente, más parecida a la de mi madre. Aunque ella tampoco es una cantora de árboles.- La pelirroja asintió, aunque seguía sin entenderlo del todo. La magia era rara y complicada para ella, menos la de su hermana. La de Níniel la hacía fuerte, resistente y rápida, letal más allá de los límites de su cuerpo. Eso era algo que podía entender.
-Bueno, será mejor que vuelva al trabajo...Ah por cierto, la escuadra que retira los escombros me pidió otro lote de pociones. Por lo visto han estado haciendo turno doble.- dijo entonces la felina, levantándose de un salto y girándose hacia su hermana antes de alejarse al recordar aquella petición.
-Ya veo. No seremos muchos pero no se puede negar que no nos esforzamos. Pasaré por la tienda médica y veré si el maestro Otrore ha preparado más. Aprovecharé también para ver cómo vamos de existencias. Gracias Cath.- convino la joven, poniéndose rápidamente en marcha hasta aquel lugar, aún frente al gran árbol del pueblo. Los miembros del consejo habían decido dejarlo allí, debido a la necesidad de seguir utilizando aquel laboratorio de campaña, así como de cobijar a muchos aldeanos que habían perdido sus hogares.
-Maestro, lamento interrumpirle.- dijo la peliblanca tan pronto como llegó hasta el lugar donde su maestro trabajaba. -¿Tenéis lista la nueva remesa de pociones? Por lo visto los turnos dobles de trabajo han aumentado. Las están utilizando a un ritmo superior al previsto- solicitó con el respeto que siempre guardaba por el anciano tensai de aire que, tras su madre, la había guiado hacia la maestría del arte de la alquimia, y también el ideólogo del posible acceso al mundo de los sueños mediante dicho arte.
-Ah, mi joven Níniel...Tranquila, podría hacer estas simples pociones con ambas manos a la espalda y la mirada fija en este volumen de herboristería que la noble líder de este asentamiento ha tenido a bien regalarme por mi escasa ayuda durante las refriegas. Sí, la última remesa está preparada pero...- parecía no saber como terminar de forma correcta aquella frase.
-¿Hay algún problema? No nos sobran los suministros pero aún deberían quedar suficientes...- se preocupó la joven. Según su inventario aquel no debería ser el problema, al menos de momento.
-Hay...Pero lo que hay es poco eficiente. Este brebaje está pensado para soldados, restablecimiento rápido, efecto corto. No está pensado para mantener una fuerza de trabajo así durante semanas...-compartió el brujo, y Níniel no tuvo más remedio que asentir. Había pensado que aquella poción sería de ayuda, y lo había sido, además de que tampoco es que tuvieran muchas opciones entre las que elegir, pero ciertamente no estaba pensada para aquella situación.
-Hay pociones que podrían ser mejores para nuestro problema pero, no disponemos aquí de los ingredientes necesarios, y se tardaría días en obtenerlos, puede que semanas.- Tuvo que decir la joven, y su maestro hizo un gesto de asentimiento que denotaba que ya era consciente de ello. -Aunque tal vez...- el anciano enarcó una ceja con interés.
-¿Qué se te ha ocurrido mi brillante aprendiz?- quiso saber de inmediato.
-Spriggans...Habitan esta zona...o eso decía mi madre. Su savia podría ser el ingrediente que necesitamos para pociones mucho mejores que las actuales...E incluso podrían ayudarnos con la reconstrucción de la aldea con su magia. Necesitamos encontrarlos, y que Nytt Hus establezca un lazo. Podríamos resolver muchos problemas de una.- dijo motivada la joven ante la perspectiva de lograr la ayuda y alianza de un grupo de damas arbóreas a aquella debilitada causa. -Debo hablar con Atrayu Santya. Ella podrá decirme si es posible. Maestro, hacedme el favor de hacer que envíen unas pociones a la escuadra de limpieza.- solicitó saliendo de la tienda médica a paso rápido.
Claro que aquel asombro por sus capacidades físicas no era lo que la tenía de tan buen humor. Lo que la tenía tan complacida era el trofeo en forma de cabeza de licántropo que había ganado en la reciente batalla y que la convertía en toda una heroína para los lugareños. "Matalobos" la llamaban los humanos. "Garras de Anar" supo que la llamaban los elfos en su idioma gracias a la traducción de Níniel. Aquello era un orgullo que no se ganaba cargando algo de madera o materiales de un lado a otro, aunque fuera un buen ejercicio. Incluso iban a grabar su nombre en un monumento conmemorativo...Aquello era casi tan bueno como el oro que también había recibido por sus actos.
-Aquí tienes, Nín, estás son las ultimas herramientas que hemos podido recuperar de los almacenes. El resto están inutilizables y las están llevando a la forja para aprovechar el metal.- Dijo la felina descargando su carga ante su hermana, ocupada en aquellos momentos en inventariar esas y otras cosas, así como de asignarlas a las escuadras según sus necesidades. Tras dejarlo todo en el suelo la felina se estiró, sentándose junto a su hermana.
-Gracias Cath. Es más de lo que esperaba, aunque menos de lo que esperaba Fineanath. No sé si planea reconstruir esta aldea, o iniciar una segunda Lunargenta...- compartió la peliblanca anotando con cuidado el número tipo y estado de las herramientas.
-¿Sigue quejándose de la falta de manos? Ya sanaste a los heridos, aunque algunos eran los soldados que se han marchado, ha recuperado a muchos de los suyos ¿no?- respondió la pelirroja aprovechando el descanso para beber algo.
-Si. Esperaban que alguno de ellos se quedara...pero eso era esperar demasiado. Los elfos estamos muy vinculados a nuestras familias. Y además seguro que todos quieren informar a los suyos y al consejo de lo ocurrido con los ojos verdes, preparar el pogromo. Desafiar así al consejo y derramar sangre de sus hermanos...- Níniel suspiró. Aún le hervía la sangre de pensar en aquello, y en los motivos de semejante atrocidad. Ni siquiera quería pensar en cómo respondería sus padres al mensaje que la propia Níniel había enviado a Veyond.
-Tampoco necesitan a tanta gente ¿no? ¿No me digiste que los elfos cantabais a los árboles para vuestras casas?- la felina puso una expresión que dejaba claro que consideraba aquello como parte de un cuento, no algo real.
-Sí, así es. Los cantores de árboles entretejen su magia junto a su música, así construimos nuestros hogares. Al menos en parte. También cantan a las cosechas, e incluso a las aguas...Pero Nytt Hus no es un asentamiento completamente élfico, ni es tan sencillo hacer algo así, menos aún aquí.- contestó ilustrativamente la sacerdotisa, llegando incluso entonar sus palabras con su melodiosa voz, haciendo sonreír a su hermana.
-Sigue sonando raro. ¿Eres una cantora de árboles Nín?-
La peliblanca negó con la cabeza. -Dicen que se me da bien cantar pero, esto es diferente. Se podría decir que es, un tipo de magia diferente, más parecida a la de mi madre. Aunque ella tampoco es una cantora de árboles.- La pelirroja asintió, aunque seguía sin entenderlo del todo. La magia era rara y complicada para ella, menos la de su hermana. La de Níniel la hacía fuerte, resistente y rápida, letal más allá de los límites de su cuerpo. Eso era algo que podía entender.
-Bueno, será mejor que vuelva al trabajo...Ah por cierto, la escuadra que retira los escombros me pidió otro lote de pociones. Por lo visto han estado haciendo turno doble.- dijo entonces la felina, levantándose de un salto y girándose hacia su hermana antes de alejarse al recordar aquella petición.
-Ya veo. No seremos muchos pero no se puede negar que no nos esforzamos. Pasaré por la tienda médica y veré si el maestro Otrore ha preparado más. Aprovecharé también para ver cómo vamos de existencias. Gracias Cath.- convino la joven, poniéndose rápidamente en marcha hasta aquel lugar, aún frente al gran árbol del pueblo. Los miembros del consejo habían decido dejarlo allí, debido a la necesidad de seguir utilizando aquel laboratorio de campaña, así como de cobijar a muchos aldeanos que habían perdido sus hogares.
-Maestro, lamento interrumpirle.- dijo la peliblanca tan pronto como llegó hasta el lugar donde su maestro trabajaba. -¿Tenéis lista la nueva remesa de pociones? Por lo visto los turnos dobles de trabajo han aumentado. Las están utilizando a un ritmo superior al previsto- solicitó con el respeto que siempre guardaba por el anciano tensai de aire que, tras su madre, la había guiado hacia la maestría del arte de la alquimia, y también el ideólogo del posible acceso al mundo de los sueños mediante dicho arte.
-Ah, mi joven Níniel...Tranquila, podría hacer estas simples pociones con ambas manos a la espalda y la mirada fija en este volumen de herboristería que la noble líder de este asentamiento ha tenido a bien regalarme por mi escasa ayuda durante las refriegas. Sí, la última remesa está preparada pero...- parecía no saber como terminar de forma correcta aquella frase.
-¿Hay algún problema? No nos sobran los suministros pero aún deberían quedar suficientes...- se preocupó la joven. Según su inventario aquel no debería ser el problema, al menos de momento.
-Hay...Pero lo que hay es poco eficiente. Este brebaje está pensado para soldados, restablecimiento rápido, efecto corto. No está pensado para mantener una fuerza de trabajo así durante semanas...-compartió el brujo, y Níniel no tuvo más remedio que asentir. Había pensado que aquella poción sería de ayuda, y lo había sido, además de que tampoco es que tuvieran muchas opciones entre las que elegir, pero ciertamente no estaba pensada para aquella situación.
-Hay pociones que podrían ser mejores para nuestro problema pero, no disponemos aquí de los ingredientes necesarios, y se tardaría días en obtenerlos, puede que semanas.- Tuvo que decir la joven, y su maestro hizo un gesto de asentimiento que denotaba que ya era consciente de ello. -Aunque tal vez...- el anciano enarcó una ceja con interés.
-¿Qué se te ha ocurrido mi brillante aprendiz?- quiso saber de inmediato.
-Spriggans...Habitan esta zona...o eso decía mi madre. Su savia podría ser el ingrediente que necesitamos para pociones mucho mejores que las actuales...E incluso podrían ayudarnos con la reconstrucción de la aldea con su magia. Necesitamos encontrarlos, y que Nytt Hus establezca un lazo. Podríamos resolver muchos problemas de una.- dijo motivada la joven ante la perspectiva de lograr la ayuda y alianza de un grupo de damas arbóreas a aquella debilitada causa. -Debo hablar con Atrayu Santya. Ella podrá decirme si es posible. Maestro, hacedme el favor de hacer que envíen unas pociones a la escuadra de limpieza.- solicitó saliendo de la tienda médica a paso rápido.
OFF: Níniel ha permanecido en el pueblo atendiendo heridos, usando alquimia junto a su maestro Otrore, y ayudando con los inventarios. Cath también ha puesto su granito de arena. Ahora Níniel planea que Nytt Hus establezca un lazo con los spriggans (aporte al bestiario) y para ello necesita el consejo y aprobación de Atreyu.
Níniel Thenidiel
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Re: Consecuencias de la Batalla de Nytt Hus {Desafío}
La pelirroja había decidido quedarse por un tiempo en los alrededores de Nytt. Los lugareños y aquellos que contribuyeron en la defensa de la zona, reconocían a la vampiresa, por lo que no la veían con tanto recelo como en un principio. Si bien no era aceptada, era tolerada en Nytt Hus... Al menos por la mayoría. Por supuesto, Kyra llevaba orgullosamente la insignia Sondve y quizá eso era lo que le permitía esa comodidad entre los elfos.
Apenas estaba atardeciendo cuando oyó la celestial voz de la elfa pidiendo ayuda para los ritos funerarios que llevarían a cabo a lo largo y ancho de la llameante arboleda. Kyra tardó unos momentos en procesar las palabras de la elfa, ya que se encontraba demasiado sorprendida y maravillada por la voz de la muchacha. Pero en cuanto comprendió que buscaba ayuda, fue en su dirección para presentarse voluntaria... No sin antes asegurarse de que ya había caído la noche, por supuesto.
Unos minutos más tarde, la pelirroja se dirigió al punto de encuentro. Sus compañeras en esta pequeña pero importante empresa ya estaban allí. Parecían mucho mejor preparadas que ella, con algunos paquetes cuyo contenido desconocía. Ella tan solo llevaba sus espadas blancas, una envainada en su cintura y la otra en su forma de garra en su mano izquierda.
La elfa, llamada Aylizz, parecía algo molesta por la presencia de sus compañeras. Algo entendible en el caso de una vampiresa, pero Kyra desconocía la razón respecto a la otra chica. ¿Quizá se trataba de una bruja? Eso explicaría la molestia sin razón aparente...
-Todavía no entiendo qué hace una como tú en este territorio. ¿Y has resistido a la batalla pese al fuego?-
-¿Una como yo? ¿Te refieres a alguien preocupado por otros? Hablas como si no fuera cosa mía, pequeña, pero te recuerdo que originalmente soy una orgullosa elfa. No deberías asumir nada sobre nadie simplemente por su origen o estado actual; no tienes ni idea de mi historia, de cómo terminé así, ni siquiera sabes si mi transformación fue voluntaria o no. Es muy fácil hablar o juzgar sin tener toda la información, ¿verdad? En cuanto al fuego, sólo tuve que mantenerme alejada y ya.-
La pelirroja tuvo que tomarse unos momentos para recuperar la compostura tras ese intercambio de palabras. La chica parecía dispuesta a trabajar con la vampiresa, sin embargo, por lo que quizá no era odio lo que sentía hacia ella. Tal vez sólo era sorpresa con algo de desdén o reservas.
Siguieron hablando unos instantes, con la elfa y la otra chica repartiendo diversos objetos que serían de utilidad para llevar a cabo si tarea. Mientras la segunda chica, llamada Ingela, le hacía entrega de una capa, Kyra escuchó a la rubia explicando las características de la prenda.
-Eso está impregnado con una sustancia resistente al fuego. Es experimental, pero la fórmula la inventaron los tuyos así que… Me parece muy poético probarla contigo. Si estás conforme…-
-Los míos... No lo entiendo bien, ¿Te refieres a los elfos, a los custodios o al clan Ner...?- La pelirroja interrumpió su respuesta, cerrando los ojos con un gesto de dolor. Intentó responder a aquella pequeña provocación con palabras que demostraban su lealtad a los elfos, pero al recordar a su clan, a su familia, le pareció que sería una falta de respeto usar su nombre para algo así.
Tomó la capa y agradeció a ambas por los objetos recibidos.
-Mis disculpas, no tengo nada para aportar además de mi ayuda en sí.-
Mientras las otras dos mujeres ultimaban detalles antes de partir, Kyra se despidió de Snjor, indicándole que esperara en su refugio improvisado a las afueras de Nytt. Aún era muy pequeño para llevarlo a un lugar tan peligroso como Midgar.
Cuando llegaron al bosque, fueron recibidas por el usual calor del lugar. Había pasado tanto tiempo desde que había pisado esa zona que la vampiresa ya no recordaba tan bien los alrededores, como ya les había hecho notar a sus compañeras previamente. Por supuesto, el agobiante ambiente, el calor insoportable y las grandes cantidades de humo eran difíciles de olvidar.
Apenas estaba atardeciendo cuando oyó la celestial voz de la elfa pidiendo ayuda para los ritos funerarios que llevarían a cabo a lo largo y ancho de la llameante arboleda. Kyra tardó unos momentos en procesar las palabras de la elfa, ya que se encontraba demasiado sorprendida y maravillada por la voz de la muchacha. Pero en cuanto comprendió que buscaba ayuda, fue en su dirección para presentarse voluntaria... No sin antes asegurarse de que ya había caído la noche, por supuesto.
Unos minutos más tarde, la pelirroja se dirigió al punto de encuentro. Sus compañeras en esta pequeña pero importante empresa ya estaban allí. Parecían mucho mejor preparadas que ella, con algunos paquetes cuyo contenido desconocía. Ella tan solo llevaba sus espadas blancas, una envainada en su cintura y la otra en su forma de garra en su mano izquierda.
La elfa, llamada Aylizz, parecía algo molesta por la presencia de sus compañeras. Algo entendible en el caso de una vampiresa, pero Kyra desconocía la razón respecto a la otra chica. ¿Quizá se trataba de una bruja? Eso explicaría la molestia sin razón aparente...
-Todavía no entiendo qué hace una como tú en este territorio. ¿Y has resistido a la batalla pese al fuego?-
-¿Una como yo? ¿Te refieres a alguien preocupado por otros? Hablas como si no fuera cosa mía, pequeña, pero te recuerdo que originalmente soy una orgullosa elfa. No deberías asumir nada sobre nadie simplemente por su origen o estado actual; no tienes ni idea de mi historia, de cómo terminé así, ni siquiera sabes si mi transformación fue voluntaria o no. Es muy fácil hablar o juzgar sin tener toda la información, ¿verdad? En cuanto al fuego, sólo tuve que mantenerme alejada y ya.-
La pelirroja tuvo que tomarse unos momentos para recuperar la compostura tras ese intercambio de palabras. La chica parecía dispuesta a trabajar con la vampiresa, sin embargo, por lo que quizá no era odio lo que sentía hacia ella. Tal vez sólo era sorpresa con algo de desdén o reservas.
Siguieron hablando unos instantes, con la elfa y la otra chica repartiendo diversos objetos que serían de utilidad para llevar a cabo si tarea. Mientras la segunda chica, llamada Ingela, le hacía entrega de una capa, Kyra escuchó a la rubia explicando las características de la prenda.
-Eso está impregnado con una sustancia resistente al fuego. Es experimental, pero la fórmula la inventaron los tuyos así que… Me parece muy poético probarla contigo. Si estás conforme…-
-Los míos... No lo entiendo bien, ¿Te refieres a los elfos, a los custodios o al clan Ner...?- La pelirroja interrumpió su respuesta, cerrando los ojos con un gesto de dolor. Intentó responder a aquella pequeña provocación con palabras que demostraban su lealtad a los elfos, pero al recordar a su clan, a su familia, le pareció que sería una falta de respeto usar su nombre para algo así.
Tomó la capa y agradeció a ambas por los objetos recibidos.
-Mis disculpas, no tengo nada para aportar además de mi ayuda en sí.-
Mientras las otras dos mujeres ultimaban detalles antes de partir, Kyra se despidió de Snjor, indicándole que esperara en su refugio improvisado a las afueras de Nytt. Aún era muy pequeño para llevarlo a un lugar tan peligroso como Midgar.
Cuando llegaron al bosque, fueron recibidas por el usual calor del lugar. Había pasado tanto tiempo desde que había pisado esa zona que la vampiresa ya no recordaba tan bien los alrededores, como ya les había hecho notar a sus compañeras previamente. Por supuesto, el agobiante ambiente, el calor insoportable y las grandes cantidades de humo eran difíciles de olvidar.
Kyravann Svartlys
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Re: Consecuencias de la Batalla de Nytt Hus {Desafío}
Habían pasado un par de días en los que Ingela era tolerada en la aldea de Nytt Hus. Le habían condecorado y reconocido como héroe de la Batalla del Puente, también por su participación en la aniquilación del Lengua de Plata, pero nada de eso borraba el daño que había hecho su ataque descontrolado en la colina.
Aunque sentía vergüenza por ello, también le daba rabia que solo la juzgaran por las vidas de elfas y elfos, mas no por la de la cantidad de licántropos inocentes que actuaban bajo la influencia del objeto maldito. ¿Acaso esas vidas no valían? Le sabía a hipocresía la moralidad con la que la juzgaban y tal era su fastidio, que llegaba a desesperar por la apremiante necesidad que sentía de irse pronto de aquellos bosques cálidos y sofocantes.
Pero no podía irse así no mas. Fëanor no había terminado su trabajo allí. Ellos se querían como hermanos, pero los suyos eran los orejas picudas y el muchacho tenía un deber que cumplir que la dragona entendía bien y por él, era capaz de aguantar todas las miradas de desprecio y tratos cortantes que recibía a menudo. A pesar de ello, la dragona ayudó aportando sus habilidades como curtidora y arcanista en todo lo que pudo.
Como arcanista, perdió la cuenta de cuantas ollas encantó1 para que estas no perdieran su calor por varios días, o las runas que dibujó2 para que los que salían a cazar o buscar recursos pudieran orientarse de vuelta a la aldea. Mucho menos la de capas gracias a su magia de arcanos se convirtieron en refugios3 para que sus portadores pudieran usarlas sin importar las inclemencias del clima. Luego, como curtidora, las manos se le fueron en crear prendas de vestir básicas y reparando armaduras que habían sido dañadas en la batalla.
Ingela de verdad deseaba ayudar a aquella población tan golpeada y amedrentada, sobre todo cuando los días pasaban y la gente comenzó a marcharse. Al cabo de un par de semanas, eran muy pocos los que permanecían en Nytt Hus. Entre los que se rehusaban a marcharse, estaba Fëanor. La última conversación que tuvieron respecto a cuándo se marcharían de regreso a Dundarak, el elfo le dejó claro a la dragona que él no planeaba irse pronto, aunque a ella le apremiaba irse, no solo porque se sentía rechazada y fuera de lugar; también porque le habían puesto fecha límite a su estancia en la villa, además del veto de volver en un año.
Con la promesa de reunirse en un par de meses, la dragona preparó todo para irse de la aldea, pero la preciosa voz de una elfa le hizo detenerse. Su canto era una súplica de ayuda, para ayudar a las almas de los muertos a trascender. Ella había cobrado muchas vidas y se sintió en deuda así que no dudó en ofrecerse para ayudar. Desviar su camino un poco solo retrasaría en un par de días su llegada a Dundarak.
Pero serían más que un par de días, pues cuando le indicaron que irían en cuadrillas, la idea de hacer el volando viaje para llevar las ofrendas se fue al garete. No supo si sintió alegría o angustia al saber quién sería una de sus compañeras de viaje -Hola Ayl- saludó la dragona, con una sonrisa tímida. La recibió con la misma expresión dura con la que la miraba después de la situación en la colina. -Sí, tengo algo que te será útil- dijo a Kyra, la tercer miembro del grupo. Ingela, mientras le entregaba la capa que confeccionó por indicación de Ayl. En un principio, no entendió por qué Aylizz trataba a Kyra aún peor que a ella. -No, conozco poco los bosques, pero si pasa algo, podemos salir volando- dijo en tono jocoso, intentando hacer una broma.
Aunque sentía vergüenza por ello, también le daba rabia que solo la juzgaran por las vidas de elfas y elfos, mas no por la de la cantidad de licántropos inocentes que actuaban bajo la influencia del objeto maldito. ¿Acaso esas vidas no valían? Le sabía a hipocresía la moralidad con la que la juzgaban y tal era su fastidio, que llegaba a desesperar por la apremiante necesidad que sentía de irse pronto de aquellos bosques cálidos y sofocantes.
Pero no podía irse así no mas. Fëanor no había terminado su trabajo allí. Ellos se querían como hermanos, pero los suyos eran los orejas picudas y el muchacho tenía un deber que cumplir que la dragona entendía bien y por él, era capaz de aguantar todas las miradas de desprecio y tratos cortantes que recibía a menudo. A pesar de ello, la dragona ayudó aportando sus habilidades como curtidora y arcanista en todo lo que pudo.
Como arcanista, perdió la cuenta de cuantas ollas encantó1 para que estas no perdieran su calor por varios días, o las runas que dibujó2 para que los que salían a cazar o buscar recursos pudieran orientarse de vuelta a la aldea. Mucho menos la de capas gracias a su magia de arcanos se convirtieron en refugios3 para que sus portadores pudieran usarlas sin importar las inclemencias del clima. Luego, como curtidora, las manos se le fueron en crear prendas de vestir básicas y reparando armaduras que habían sido dañadas en la batalla.
Ingela de verdad deseaba ayudar a aquella población tan golpeada y amedrentada, sobre todo cuando los días pasaban y la gente comenzó a marcharse. Al cabo de un par de semanas, eran muy pocos los que permanecían en Nytt Hus. Entre los que se rehusaban a marcharse, estaba Fëanor. La última conversación que tuvieron respecto a cuándo se marcharían de regreso a Dundarak, el elfo le dejó claro a la dragona que él no planeaba irse pronto, aunque a ella le apremiaba irse, no solo porque se sentía rechazada y fuera de lugar; también porque le habían puesto fecha límite a su estancia en la villa, además del veto de volver en un año.
Con la promesa de reunirse en un par de meses, la dragona preparó todo para irse de la aldea, pero la preciosa voz de una elfa le hizo detenerse. Su canto era una súplica de ayuda, para ayudar a las almas de los muertos a trascender. Ella había cobrado muchas vidas y se sintió en deuda así que no dudó en ofrecerse para ayudar. Desviar su camino un poco solo retrasaría en un par de días su llegada a Dundarak.
Pero serían más que un par de días, pues cuando le indicaron que irían en cuadrillas, la idea de hacer el volando viaje para llevar las ofrendas se fue al garete. No supo si sintió alegría o angustia al saber quién sería una de sus compañeras de viaje -Hola Ayl- saludó la dragona, con una sonrisa tímida. La recibió con la misma expresión dura con la que la miraba después de la situación en la colina. -Sí, tengo algo que te será útil- dijo a Kyra, la tercer miembro del grupo. Ingela, mientras le entregaba la capa que confeccionó por indicación de Ayl. En un principio, no entendió por qué Aylizz trataba a Kyra aún peor que a ella. -No, conozco poco los bosques, pero si pasa algo, podemos salir volando- dijo en tono jocoso, intentando hacer una broma.
- OFF:
- Uso de profesiones para este tema
1Trasto Encantado [Técnica][Arcanos] Al aplicarse a un objeto metálico, éste adquirirá la capacidad de generar calor por sí mismo (alrededor de 300º C) durante 7 días. El efecto puede activarse o desactivarse con una palabra que elijas el encantarlo y tarda 1 minuto en alcanzar el calor máximo.
2Glifo Brújula [Técnica][Arcanos] Al aplicarse sobre una superficie, la runa se girará hasta apuntar el camino a casa o a un lugar del que se conozca su ubicación general (no necesariamente dirección relativa) y en el que se esté pensando.
3Refugio [Encantamiento de Capa][Arcanos] La capa es impermeable y genera un agradable calor si hace frío, o frescura si hace calor, ayudando a la supervivencia.
Ingela
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Re: Consecuencias de la Batalla de Nytt Hus {Desafío}
Aquellas tres mujeres no podían resultar más diferentes. Habían decidido tomar la senda del ritual en una tierra manchada por la violencia y el abismo de horror que habían supuesto las acciones de los ya extintos Objetos. En distintas direcciones, la nativa de Dundarak, la hija de la sangre maldita y la elfa de cabello dorado observaron cómo distintos grupos, algunos más numerosos que ellas, otros menos, se alejaban a fin de alcanzar otros puntos del bosque donde ubicar los ídolos de las deidades. Nytt Hus parecía una aldea casi fantasma, contemplada a través de los ojos de quienes habían luchado y sangrado en sus calles y cercanías.
Suaves trinos de especies autóctonas arrullaron la partida del joven trío de féminas, con la nota disonante de un lejano rugido inidentificable. La foresta parecía advertir que la magia élfica no domeñaba en absoluto todos sus rincones. No tardarían en ser testigos de ello.
Lédnen les indicó, al igual que al resto de enviados, la aproximada localización del pequeño y antiguo templo donde debían depositar la ofrenda. Cuevas, altos riscos y un reconocible y escondido lago fueron otros puntos mencionados por la Sondve de hermosa voz. De tal modo, seis pares de pies hollaron los límites de los dominios de Atreyu Santya, rumbo oeste.
Horas trascurrieron, a lo largo de las cuales los indicios de la batalla que había tenido lugar se hicieron desgraciadamente evidentes. Los lobos de Marlowe habían escapado por distintos puntos tras su derrota, y ramas rotas, hierba pisoteada marcaban sendas nítidas indicaban a ojos de las mujeres podrían hacerles seguir con facilidad los restos de las huestes invasoras.
Pero no fueron cuadrúpedos lo primero que encontraron en una misión cuyas complicaciones no se iniciaron con una cruenta lucha. No. Serían las emociones las primeras en ponerse a prueba.
Boca abajo, una elfa con una espantosa herida yacía muerta sobre un oscuro suelo del bosque. A su lado, otro miembro de la misma especie alzó con tremenda dificultad unos característicos e impactantes ojos verdes, los mismos que al contemplarlas se sumieron en una nube que les restó todo brillo. Trató de esbozar una sonrisa, sin conseguirlo. Había perdido buena parte del color en el rostro, y el sudor perlaba su rostro por una hórrida estocada a la altura del estómago. Una lesión que nada tenía que ver con las garras de un licántropo.
-Deberíais regresar – pronunció con un dolor que le hizo cerrar los ojos momentáneamente. Dirigió su mirada a su compañera caída, quizá por la imposibilidad de volver a alzar la faz- Midgar es un avispero golpeado con un palo. No quiere intrusos- abrió los ojos de una manera que sólo provocaba el más genuino sufrimiento. Y de una manera inesperada, entre dientes, una única palabra surgió, envuelta en una casi tangible vergüenza- Ayudadme…
Fuese cual fuese la decisión del grupo, la ruta más directa hacia su destino, a tenor de la ubicación de la representación física de Anar, finalizaba en una pendiente rocosa rematada por un estanque surtido por una cantidad de agua subterránea que, a través de la roca, no lograba por su pequeña magnitud convertirse en cascada.
A derecha del saliente que casi incitaba a lanzarse al agua cristalina, un árbol había sido tumbado, y la mitad de sus raíces saludaban ahora al aire en un lastimoso estado. Extrañas huellas salpicaban el lugar, aún más visibles a causa de la carbonización de las hojas. A la izquierda, descendiendo entre varios pequeños fuegos, aparecía un rastro muy diferente. Liso, serperteante. El tamaño del monstruo para una rastreadora ducha en la foresta sería considerable.
Y fue entonces cuando, quizá asombradas, les fue revelada una última presencia. Una forma arbórea y a la vez humanoide, arrastraba atravesada por las ramas de una de sus manos a un licántropo, al tiempo que algo iluminaba su interior. Unos ojos se clavaron en ellas. Unos donde la piedad no tenía cabida.
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Off: Aylizz, Kyra e Ingela: Ha transcurrido buena parte del día hasta que habéis encontrado al elfo moribundo. Pasarán unos minutos entre ello y la llegada de vuestro primer oponente del viaje. Sí, un dríope. De vosotras depende combatir o escapar. Hagáis lo que hagáis, espero acciones con sentido debido a la dificultad de la criatura.
Por último, quedo también a la espera de qué camino elegiréis. Todos, por supuesto, tienen sus inconvenientes. Desconozco la palabra ventajas.
Níniel: Tu idea, a una cansada y aún un poco convaleciente Atreyu, no ha calado demasiado bien, pero te han dado permiso para intentarlo. Tengo mucha curiosidad por ver cómo te las apañas, recordando que buscas unas formas de vida con debilidad al fuego en un lugar como Midgar. Y más aún, la comunicación con éstas y pedirles ayuda. Todo un desafío que espero con gana leer.
Ger
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Re: Consecuencias de la Batalla de Nytt Hus {Desafío}
Mientras avanzaban, continuaba rumiando en su cabeza las palabras de la maldita. En su momento se había limitado a fruncir el ceño, contrariada, no habiendo una mejor opción dadas las circunstancias. De modo que nació elfa… Pensar en ello removió sus recuerdos y con ellos, sus fantasmas. No era la primera que conocía en tal situación, aunque debía reconocer que Kira no desprendía el orgullo de haber dejado atrás la vida de los suyos. Suspiró, desechando las distracciones y centrando su cabeza en lo que tenía ante sus ojos.
Suaves trinos de especies autóctonas envolvían la noche cerrada, con la nota disonante de un lejano rugido inidentificable. No dejó de caminar, pero el cuerpo le pidió rebajar la marcha cuando lo oyó. Alertada, miró de soslayo a Ingela y después a la vampira, suspirando tras valorar unos segundos que, quizá, podrían resultar las mejores aliadas en aquella andanza, dadas las circunstancias. Una dragona en un bosque de fuego, una criatura de la noche en la oscuridad… Si no fuese por el tiempo pasado en aquellas tierras, la confianza en sí misma se tambalearía de igual manera que lo hacía para con los demás.
Sus ojos se posaron entonces, todavía en la distancia, sobre dos figuras que comenzaban a distinguirse hacia la mitad del sendero que debían seguir. El cuerpo de una fémina tendido en el suelo, inmóvil, junto a un varón que habría pasado por muerto de no ser por los gemidos de dolor. Cuando alcanzó a distinguir sus rasgos, un hilo de sensatez tuvo que luchar contra el propio impulso de acudir en su auxilio a la mayor prisa. Elfos… Aunque aquella condición ya no significaba nada en sí misma. Se acercó un poco más, lo justo para percibir con mayor nitidez el éter que emanaba de ellos. De él, porque enseguida comprendió que en ella no volvería a sentirse la luz. Y entonces pudo contemplar los ojos del moribundo cuando éste los miró directamente, implorando auxilio. Un azote de rabia la inundó, impidiendo todo razonamiento. Ni siquiera sabía si él era uno de ellos, de no serlo, el color de sus ojos lo condenaría injustamente, pero en aquel momento no estaba dispuesta a hacer el esfuerzo por discernir su origen o qué hacer con él. Comprendió entonces que jamás podría volver a confiar en una mirada esmeralda.
—No quiere traidores.— casi escupió —Podría ayudarte a morir, pero no tengo tiempo para…
Un nuevo rugido se escuchó desde el bosque, ahora más cercano, mucho más gutural y estremecedor que el primero. La elfa interrumpió sus palabras, despreocupándose del todo por los dos extraños ante ellas. Clavó su mirada a los árboles, examinándolos uno a uno, en las copas, entre las ramas o tras los troncos. Al final de aquel tramo del camino, se abrían dos más.
Y entonces lo notó.
Algo extraño en la energía que se desprendía entre el fuego, una variación ligera aunque llamativa, como si el bosque cobrase vida. Un brillo violáceo comenzó a distinguirse entonces entre la maleza, dibujando una figura que en la oscuridad parecía una sombra proyectada por las llamas. Sin embargo, dos destellos delataron a la criatura cuando abrió los ojos, terminando por diferenciarse del resto de vegetación.
—No mováis ni un músculo.— indicó en un susurro dirigido a sus compañeras. —Es un Dríope… Si lo que se dice de ellos es cierto, sólo lo rondará a él.
Nunca se había topado con uno, pero había suficiente información escrita y popular sobre ellos como para considerar que su existencia resultaba verídica. Y su forma tenía el detallado aspecto de los dibujos de los grimorios. Los árboles devoradores de almas, espíritus errantes del bosque, había quienes los llamaban incluso protectores. La criatura se acercaba y ella luchó contra el instinto de retroceder lo mínimo para alejarse, terminando por permanecer inmóvil, considerando que por muy sutil que fueran sus pasos ello lo notaría. Cuando la criatura se hubo mostrado a mayor claridad, dejó ver entre sus ramosas zarpas el cuerpo de un lobo, despedazado, ensartado en cada una de sus garras. Lo arrastraba, chorreoso de sangre, aunque pareciendo impasible mientras continuaba arrastrándose hacia ellas. Comprendió entonces que la criatura no buscaba alimentarse, no vagaba deseosa de hacerse con el último suspiro de cuantos moribundos encontrase a su paso. Quizá era aquello a lo que se estaba refiriendo el elfo.
«Midgard no quiere intrusos.»
Aquella era una zona muerta, envuelta en una guerra antes de terminar de renacer. El bosque estaba furioso, la Diosa madre de cada criatura en él también. Y su rabia rezumaba en los ojos de aquella.
—Tenemos que continuar…— murmuró, apretando los puños, sin convencerse todavía. Pero el tiempo apremiaba. —Enfrentarlo sólo nos retrasará. Y de alcanzarnos… No quiero pensarlo.— llevó su mirada más allá del Dríope, hasta donde el camino dejaba ver sus variantes —El barranco.— indicó con la cabeza, en un sutil gesto —De intentarlo, le será más difícil seguir nuestro rastro....
Aylizz Wendell
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Re: Consecuencias de la Batalla de Nytt Hus {Desafío}
Dadas las circunstancias y su estado, Níniel no podía quejarse del poco entusiasta recibimiento que Atreyu le dispensó; Había perdido a muchos de los suyos, incluyendo a alguien muy cercano. El futuro de su aldea estaba aún en entredicho. Y aún no podía actuar como le gustaría debido a que aún necesitaba recuperarse. Aún así a la joven peliblanca le hubiese gustado recibir algo más de apoyo o información, claro... Pero ya que no había sido el caso tendría que apañárselas por su cuenta, a pesar de aquel lugar no era su hogar.
-Entonces...¿Por dónde empezamos?. ¿Cómo encontramos a esos bichos palo?- Preguntó Catherine una vez reunida con su hermana y puesta al tanto de las intenciones de la sacerdotisa. -Esto es Midgar, aquí todo o es resistente al fuego, o lo crea...Y esas cosas que buscamos no parecen ser ni lo uno ni lo otro-
-Te refieres a los mikakos...La vida siempre se abre camino. Incluso aunque gran parte de Midgar sea fuego y ceniza, hay animales y plantas que se han adaptado a vivir aquí. Bien porque son resistentes al fuego, como ya has señalado, o por que han encontrado un método distinto pero eficaz para prosperar.- convino la joven.
-¿Y cuál es el modo de estos que buscamos?- quiso saber la felina, pues las palabras de su hermana tenían sentido, pero no llegaban a ofrecerle una respuesta.
-No lo sé con certeza. Aún. Aunque sospecho que igual que con el paso del tiempo cada vez han ido adoptando una forma más similar a la de los elfos, bien pueden haberse adaptado al calor y la llama. Aunque me decanto más porque su magia natural sea la causante de su éxito. Si estoy en lo cierto, buscamos zonas donde el fuego no llega...Y si yo fuese usuaria de ese tipo de magia y tuviera que evitar a cierta criatura incendiaria, buscaría un lugar aislado y próximo a una fuente abundante de agua. Los mikakos odian la humedad- Níniel desplegó su mapa.
-¿Agua? Así que el rio es lo que evita que el pueblo acabé como todo lo demás...-ató cabos la pelirroja. Níniel asintió mientras deslizaba un dedo por la superficie del plano, siguiendo el curso del rio.
-Un sitio con mucha agua...aislado como para que los humanos lo pasaran por alto primero, y los elfos después...- su dedo se detuvo en lo que en el mapa parecían unas cuevas, unos kilómetros rio arriba. Las cuevas solían ser el hogar de toda clase de criaturas y peligros, no sería raro que los humanos del antiguo aserradero hubiesen preferido ignorarlas. Y los elfos no parecía que hubiesen gozado del tiempo, la paz y la tranquilidad como para explorar mucho más.
-Si yo fuera una dama arbórea...ese sería un lugar ideal. Y no creo que abunden en Midgar.- declaró la joven revisando algo más el mapa sin encontrar un lugar con mayores posibilidades. Aquel era el mejor lugar por donde empezar a buscar, por lo que no tardó en presentarle el mapa a uno de los lugareños y preguntarle al respecto. Su respuesta no pudo ser más halagüeña.
-"Yo evitaría remontar el rio hasta allí, sacerdotisa. El acceso es complicado, y hubo avistamientos de criaturas salvajes. Es casi como el propio bosque no quisiera que la gente se acerque allí"- Y aquellas palabras tan aparentemente desalentadoras, no fueron si no la confirmación para Níniel de que había dado en el clavo.
Bien pertrechadas, las jóvenes se pusieron en marcha. Y aunque se dirigían de camino a un lugar potencialmente peligroso, Níniel no pudo si no pensar en que aquella caminata rio arriba por el bosque era un agradable cambio de aires con respecto a los últimos días.
Midgar no era Sandorai desde luego, con ese eterno olor y ceniza arrastrada por el viento, pero aún así podía notarse la fuerza de la naturaleza en el lugar. El arrullo del agua corriendo, las fuertes raíces de los árboles extendiendose bajo sus pies, los centenares de pequeñas criaturas que habían hecho del cauce del río su hogar y refugio ante las llamas... Podía entenderse por qué Atreyu había visto potencial en aquella zona, y Níniel se sentía más cómoda allí que en la aldea. Aunque solo fuese por poder alejarse un rato de lo que hacía solo unos días había sido un campo de batalla, con todo lo que aquello implicaba.
La peliblanca acarició el tronco de un árbol antes de impulsarse en él para salvar un desnivel del terreno y sonrió. Catherine, con una facilidad que superaba con creces la de la elfa a pesar de su raza, lo vio y también esbozó una sonrisa.
-Deberíamos hacer esto más a menudo. Las dos solas, perdidas por el bosque.- Sugirió la pelirroja. Parecía que como su hermana, también agradecía aquel tiempo lejos de todo y de todos.
-Lo necesitaba más de lo que creía. Creo que si no tuviéramos una misión, buscaría un lugar donde tumbarme, apoyada contra el tronco de un árbol, y me echaría una larga siesta.-
-Esta vez para descansar. No como con ese pajarraco y tus viajes al mundo de los sueños.- la regañó Catherine.
-Ya sé que no te gustaba, pero aprendí mucho gracias a él. Su desaparición es una lástima... aunque también un alivio. Esos objetos eran un gran peligro en malas manos. Y siempre habría habido malas manos acechando para obtenerlos. Ahora sus secretos están solo aquí.- dijo señalándose con un dedo la sien derecha, justo al lado opuesto de donde llevaba medio colocada su máscara de Aeda.
-Igual iba a acabar en una cazuela...Aunque seguro que guisado hubiese sabido tan horripilante como parecía.- negó con la cabeza la pelirroja saltando sobre un nuevo obstáculo seguida de su hermana. -Creo que este es el lugar, ¿ves alguna cueva?- quiso saber entonces.
Níniel echó un vistazo con su aguda vista de elfa y asintió con la cabeza, señalando hacia una apertura bastante camuflada entre las rocas de más delante, tan pegada al rio que para entrar por allí el agua les llegaría hasta por debajo de las rodillas. -Dame un momento que lo compruebe- añadió entonces colocándose bien la máscara, concentrándose en usar su maestría con la naturaleza junto a su capacidad para percibir el éter.
-Parece que hemos acertado. Percibo una gran fuente de éter natural, mucho mayor que de camino hasta aquí.- dijo la peliblanca. -Debemos estar alerta. No son criaturas agresivas, pero si territoriales. Procura no separarte de mi. Y haz lo que yo te diga, no queremos importunarlas- Instruyó mientras avanzaban hasta la entrada de aquella cueva, y se adentraban en ella.
Níniel conjuró un pequeño orbe de luz y juntas se movieron con cuidado por el angosto pasadizo excavado por el agua. Procuraban no hacer ruido, con la máscara de Aeda puesta para detectar cualquier cambio en las corrientes de éter, y con Catherine agudizando sus sentidos, advertida ya de lo peligroso que podría ser el lugar.
Caminaron despacio un par de minutos y ante ellas el pasadizo comenzó a ensancharse hasta dar a una gruta natural. Debía de tener el tamaño de una arena de combate, y la luz se filtraba a través de la roca por unas hendiduras en el techo de la caverna, lo que dejaba el lugar en una cierta penumbra que sin embargo había permitido crecer allí unos pocos árboles y vegetación. Un pequeño riachuelo, que debía de ser afluente del que las jóvenes habían ascendido, separaba el lugar en dos, y una miríada de insectos revoloteaba por el lugar.
Era todo un santuario de verde y marrón en un bosque donde predominaba el negro carbón y el gris ceniza. Incluso el olor que las había acompañado hasta allí había desaparecido y podía olerse a hierba, musgo y flores. El camino que habían recorrido río arriba era ya una excepción en Midgar gracias al agua, pero aquello...era como estar en casa.
-Increíble...Acertaste de lleno Nín...Esto es mucho más de que...- La pelirroja guardó silencio de golpe sin terminar la frase, alertó a su hermana y señaló a una figura inmóvil cercana al más grande de los árboles de aquella arboleda secreta. Níniel asintió tras entrecerrar los ojos. Su vista era muy buena, pero la de su hermana la superaba en ambiente poco iluminados o directamente oscuros.
-Un oso...O un oso que se ha comido a otros osos...- susurró la felina, dejando claro que percibía que se trataba de un ejemplar de gran tamaño. -Y no está solo...- Añadió la felina señalando a otro par de bultos, juntos más a la derecha.
-Con razón los humanos no se acercaban hasta aquí...-razonó la peliblanca señalando a su hermana una pila de huesos, donde destacaban algunos de gran tamaño, pero también muchos que encajaban con los de los mikakos. También pudo identificar al menos un cráneo humano y uno de un licántropo, el cual parecía la última comida de los inquilinos de aquella cueva. Posiblemente un remanente del ejercito de “lengua de plata” que había huido en la dirección equivocada. -Parece que los mikakos son la base de su dieta...-
-Genial...pero no veo a esas mujeres palo que buscamos...No sé tú, pero no me gustaría vérmelas con esos osos para nada...-
-Están justo ahí.- Dijo sin embargo Níniel, haciendo que su hermana volviera a buscar con detenimiento sin verlas. Haciendo un gesto con las manos a Níniel.
-Los árboles- aclaró entonces la elfa haciendo que la felina se fijara mejor, de nuevo sin ver más que simples árboles, girándose hacia su hermana pensando que o se había vuelto loca o aquello tenía truco.
Níniel le hizo un gesto con la mano para que se quedara donde estaba y, para horror de Catherine se adelantó un par de pasos dejando de ocultarse. Entonces en élfico, e impregnando su voz de éter hablo en voz alta. -Os saludo hermanas. Soy Níniel Thenidiel, de Sandorai. Lamento irrumpir en vuestro hogar de este modo, más la necesidad es grande.- La felina maldijo y observó como no solo aquel enorme oso, si no los otros dos también, se despertaban y se erguían emitiendo gruñidos cada vez más feroces mientras se acercaban despacio hacia la elfa. Aprestó las garras y se dispuso a saltar en defensa de la sacerdotisa, pero se detuvo ante un nuevo gesto de ésta.
-Los elfos necesitamos una vez más de vuestra ayuda. Hemos enfrentado y vencido a un poderoso enemigo que nos amenazaba, pero la lucha por la supervivencia no ha hecho más que empezar.- Dijo a continuación la elfa, dotando a su voz de aún más éter. Los osos gruñían, pero parecían mas bien tantear la situación, y no la atacaban.
Fue entonces cuando del gran árbol central, mimetizada de forma perfecta con su corteza, una enorme figura femenina arbórea que rondaba los tres metros de altura se movió, haciéndose perceptible para Catherine, que se quedó con la boca abierta, tensándose aún más. La figura dio dos pasos en dirección a la sacerdotisa y comenzó a emitir unos sonidos, apenas imperceptibles.
Para Catherine aquello no era más que sonidos naturales, causados por la madera moviéndose, pero para Níniel, versada en el éter y en posesión de la máscara de Aeda, aquello era un lenguaje. Uno basado en sensaciones y sentimientos y no en palabras. Cuando la joven le decía a los humanos que el bosque tenía ojos, los orejas redondas se lo tomaban a broma, o pensaban que hablaba de los hábiles forestales de su raza. Cuando ellos se burlaban llamándola abraza árboles y decían que fuese a hablar con las plantas, ella se limitaba a sonreír. Ninguna de las dos cosas era un chiste para una elfa, pero pocos shemlem llegaban a entenderlo.
Tras unos momentos de incertidumbre y tensión, principalmente para Cath que no entendía nada, Níniel le pidió a su hermana que se acercara con un gesto de su mano y, a ojos de la felina, la cosa debía de estar yendo bien porque los osos estaban relajados y nada estaba tratando de matarlas por el momento. La dama arbórea miró a la felina de arriba a abajo, y luego le hizo un leve asentimiento con la cabeza, al cual la gata respondió por instrucción de su hermana, sin saber muy bien qué demonios estaba pasando.
De nuevo pasaron unos minutos de aparente silencio y ruido de madera crujiendo, Y Níniel tendió la palma de su mano hacia aquella enorme spriggan, compartiéndo su éter con la criatura, o eso le parecía a la pelirroja. Entonces, tras acabar, la criatura extrajo de su cuerpo lo que parecía alguna clase de raíz y se la entregó a la joven, la cual la aceptó con una respetuosa reverencia que ella imitó.
-Ehh...No sé que rayos está pasando Nín...¿Qué es esa cosa? ¿Por qué le has dado maná? ¿Y qué pasa con la misión?- Le susurró la pelirroja a Níniel cuando aquel ser se giró y se alejó de vuelta al centro de la gruta.
Níniel sonrió. -Han aceptado ayudarnos. Con esta raíz nudosa podremos hacer potentes pociones y elixires para la aldea. Podré incluso restablecer a Atreyu. Y en cuanto al pacto...-
-Entonces...¿Por dónde empezamos?. ¿Cómo encontramos a esos bichos palo?- Preguntó Catherine una vez reunida con su hermana y puesta al tanto de las intenciones de la sacerdotisa. -Esto es Midgar, aquí todo o es resistente al fuego, o lo crea...Y esas cosas que buscamos no parecen ser ni lo uno ni lo otro-
-Te refieres a los mikakos...La vida siempre se abre camino. Incluso aunque gran parte de Midgar sea fuego y ceniza, hay animales y plantas que se han adaptado a vivir aquí. Bien porque son resistentes al fuego, como ya has señalado, o por que han encontrado un método distinto pero eficaz para prosperar.- convino la joven.
-¿Y cuál es el modo de estos que buscamos?- quiso saber la felina, pues las palabras de su hermana tenían sentido, pero no llegaban a ofrecerle una respuesta.
-No lo sé con certeza. Aún. Aunque sospecho que igual que con el paso del tiempo cada vez han ido adoptando una forma más similar a la de los elfos, bien pueden haberse adaptado al calor y la llama. Aunque me decanto más porque su magia natural sea la causante de su éxito. Si estoy en lo cierto, buscamos zonas donde el fuego no llega...Y si yo fuese usuaria de ese tipo de magia y tuviera que evitar a cierta criatura incendiaria, buscaría un lugar aislado y próximo a una fuente abundante de agua. Los mikakos odian la humedad- Níniel desplegó su mapa.
-¿Agua? Así que el rio es lo que evita que el pueblo acabé como todo lo demás...-ató cabos la pelirroja. Níniel asintió mientras deslizaba un dedo por la superficie del plano, siguiendo el curso del rio.
-Un sitio con mucha agua...aislado como para que los humanos lo pasaran por alto primero, y los elfos después...- su dedo se detuvo en lo que en el mapa parecían unas cuevas, unos kilómetros rio arriba. Las cuevas solían ser el hogar de toda clase de criaturas y peligros, no sería raro que los humanos del antiguo aserradero hubiesen preferido ignorarlas. Y los elfos no parecía que hubiesen gozado del tiempo, la paz y la tranquilidad como para explorar mucho más.
-Si yo fuera una dama arbórea...ese sería un lugar ideal. Y no creo que abunden en Midgar.- declaró la joven revisando algo más el mapa sin encontrar un lugar con mayores posibilidades. Aquel era el mejor lugar por donde empezar a buscar, por lo que no tardó en presentarle el mapa a uno de los lugareños y preguntarle al respecto. Su respuesta no pudo ser más halagüeña.
-"Yo evitaría remontar el rio hasta allí, sacerdotisa. El acceso es complicado, y hubo avistamientos de criaturas salvajes. Es casi como el propio bosque no quisiera que la gente se acerque allí"- Y aquellas palabras tan aparentemente desalentadoras, no fueron si no la confirmación para Níniel de que había dado en el clavo.
Bien pertrechadas, las jóvenes se pusieron en marcha. Y aunque se dirigían de camino a un lugar potencialmente peligroso, Níniel no pudo si no pensar en que aquella caminata rio arriba por el bosque era un agradable cambio de aires con respecto a los últimos días.
Midgar no era Sandorai desde luego, con ese eterno olor y ceniza arrastrada por el viento, pero aún así podía notarse la fuerza de la naturaleza en el lugar. El arrullo del agua corriendo, las fuertes raíces de los árboles extendiendose bajo sus pies, los centenares de pequeñas criaturas que habían hecho del cauce del río su hogar y refugio ante las llamas... Podía entenderse por qué Atreyu había visto potencial en aquella zona, y Níniel se sentía más cómoda allí que en la aldea. Aunque solo fuese por poder alejarse un rato de lo que hacía solo unos días había sido un campo de batalla, con todo lo que aquello implicaba.
La peliblanca acarició el tronco de un árbol antes de impulsarse en él para salvar un desnivel del terreno y sonrió. Catherine, con una facilidad que superaba con creces la de la elfa a pesar de su raza, lo vio y también esbozó una sonrisa.
-Deberíamos hacer esto más a menudo. Las dos solas, perdidas por el bosque.- Sugirió la pelirroja. Parecía que como su hermana, también agradecía aquel tiempo lejos de todo y de todos.
-Lo necesitaba más de lo que creía. Creo que si no tuviéramos una misión, buscaría un lugar donde tumbarme, apoyada contra el tronco de un árbol, y me echaría una larga siesta.-
-Esta vez para descansar. No como con ese pajarraco y tus viajes al mundo de los sueños.- la regañó Catherine.
-Ya sé que no te gustaba, pero aprendí mucho gracias a él. Su desaparición es una lástima... aunque también un alivio. Esos objetos eran un gran peligro en malas manos. Y siempre habría habido malas manos acechando para obtenerlos. Ahora sus secretos están solo aquí.- dijo señalándose con un dedo la sien derecha, justo al lado opuesto de donde llevaba medio colocada su máscara de Aeda.
-Igual iba a acabar en una cazuela...Aunque seguro que guisado hubiese sabido tan horripilante como parecía.- negó con la cabeza la pelirroja saltando sobre un nuevo obstáculo seguida de su hermana. -Creo que este es el lugar, ¿ves alguna cueva?- quiso saber entonces.
Níniel echó un vistazo con su aguda vista de elfa y asintió con la cabeza, señalando hacia una apertura bastante camuflada entre las rocas de más delante, tan pegada al rio que para entrar por allí el agua les llegaría hasta por debajo de las rodillas. -Dame un momento que lo compruebe- añadió entonces colocándose bien la máscara, concentrándose en usar su maestría con la naturaleza junto a su capacidad para percibir el éter.
-Parece que hemos acertado. Percibo una gran fuente de éter natural, mucho mayor que de camino hasta aquí.- dijo la peliblanca. -Debemos estar alerta. No son criaturas agresivas, pero si territoriales. Procura no separarte de mi. Y haz lo que yo te diga, no queremos importunarlas- Instruyó mientras avanzaban hasta la entrada de aquella cueva, y se adentraban en ella.
Níniel conjuró un pequeño orbe de luz y juntas se movieron con cuidado por el angosto pasadizo excavado por el agua. Procuraban no hacer ruido, con la máscara de Aeda puesta para detectar cualquier cambio en las corrientes de éter, y con Catherine agudizando sus sentidos, advertida ya de lo peligroso que podría ser el lugar.
Caminaron despacio un par de minutos y ante ellas el pasadizo comenzó a ensancharse hasta dar a una gruta natural. Debía de tener el tamaño de una arena de combate, y la luz se filtraba a través de la roca por unas hendiduras en el techo de la caverna, lo que dejaba el lugar en una cierta penumbra que sin embargo había permitido crecer allí unos pocos árboles y vegetación. Un pequeño riachuelo, que debía de ser afluente del que las jóvenes habían ascendido, separaba el lugar en dos, y una miríada de insectos revoloteaba por el lugar.
Era todo un santuario de verde y marrón en un bosque donde predominaba el negro carbón y el gris ceniza. Incluso el olor que las había acompañado hasta allí había desaparecido y podía olerse a hierba, musgo y flores. El camino que habían recorrido río arriba era ya una excepción en Midgar gracias al agua, pero aquello...era como estar en casa.
-Increíble...Acertaste de lleno Nín...Esto es mucho más de que...- La pelirroja guardó silencio de golpe sin terminar la frase, alertó a su hermana y señaló a una figura inmóvil cercana al más grande de los árboles de aquella arboleda secreta. Níniel asintió tras entrecerrar los ojos. Su vista era muy buena, pero la de su hermana la superaba en ambiente poco iluminados o directamente oscuros.
-Un oso...O un oso que se ha comido a otros osos...- susurró la felina, dejando claro que percibía que se trataba de un ejemplar de gran tamaño. -Y no está solo...- Añadió la felina señalando a otro par de bultos, juntos más a la derecha.
-Con razón los humanos no se acercaban hasta aquí...-razonó la peliblanca señalando a su hermana una pila de huesos, donde destacaban algunos de gran tamaño, pero también muchos que encajaban con los de los mikakos. También pudo identificar al menos un cráneo humano y uno de un licántropo, el cual parecía la última comida de los inquilinos de aquella cueva. Posiblemente un remanente del ejercito de “lengua de plata” que había huido en la dirección equivocada. -Parece que los mikakos son la base de su dieta...-
-Genial...pero no veo a esas mujeres palo que buscamos...No sé tú, pero no me gustaría vérmelas con esos osos para nada...-
-Están justo ahí.- Dijo sin embargo Níniel, haciendo que su hermana volviera a buscar con detenimiento sin verlas. Haciendo un gesto con las manos a Níniel.
-Los árboles- aclaró entonces la elfa haciendo que la felina se fijara mejor, de nuevo sin ver más que simples árboles, girándose hacia su hermana pensando que o se había vuelto loca o aquello tenía truco.
Níniel le hizo un gesto con la mano para que se quedara donde estaba y, para horror de Catherine se adelantó un par de pasos dejando de ocultarse. Entonces en élfico, e impregnando su voz de éter hablo en voz alta. -Os saludo hermanas. Soy Níniel Thenidiel, de Sandorai. Lamento irrumpir en vuestro hogar de este modo, más la necesidad es grande.- La felina maldijo y observó como no solo aquel enorme oso, si no los otros dos también, se despertaban y se erguían emitiendo gruñidos cada vez más feroces mientras se acercaban despacio hacia la elfa. Aprestó las garras y se dispuso a saltar en defensa de la sacerdotisa, pero se detuvo ante un nuevo gesto de ésta.
-Los elfos necesitamos una vez más de vuestra ayuda. Hemos enfrentado y vencido a un poderoso enemigo que nos amenazaba, pero la lucha por la supervivencia no ha hecho más que empezar.- Dijo a continuación la elfa, dotando a su voz de aún más éter. Los osos gruñían, pero parecían mas bien tantear la situación, y no la atacaban.
Fue entonces cuando del gran árbol central, mimetizada de forma perfecta con su corteza, una enorme figura femenina arbórea que rondaba los tres metros de altura se movió, haciéndose perceptible para Catherine, que se quedó con la boca abierta, tensándose aún más. La figura dio dos pasos en dirección a la sacerdotisa y comenzó a emitir unos sonidos, apenas imperceptibles.
Para Catherine aquello no era más que sonidos naturales, causados por la madera moviéndose, pero para Níniel, versada en el éter y en posesión de la máscara de Aeda, aquello era un lenguaje. Uno basado en sensaciones y sentimientos y no en palabras. Cuando la joven le decía a los humanos que el bosque tenía ojos, los orejas redondas se lo tomaban a broma, o pensaban que hablaba de los hábiles forestales de su raza. Cuando ellos se burlaban llamándola abraza árboles y decían que fuese a hablar con las plantas, ella se limitaba a sonreír. Ninguna de las dos cosas era un chiste para una elfa, pero pocos shemlem llegaban a entenderlo.
Tras unos momentos de incertidumbre y tensión, principalmente para Cath que no entendía nada, Níniel le pidió a su hermana que se acercara con un gesto de su mano y, a ojos de la felina, la cosa debía de estar yendo bien porque los osos estaban relajados y nada estaba tratando de matarlas por el momento. La dama arbórea miró a la felina de arriba a abajo, y luego le hizo un leve asentimiento con la cabeza, al cual la gata respondió por instrucción de su hermana, sin saber muy bien qué demonios estaba pasando.
De nuevo pasaron unos minutos de aparente silencio y ruido de madera crujiendo, Y Níniel tendió la palma de su mano hacia aquella enorme spriggan, compartiéndo su éter con la criatura, o eso le parecía a la pelirroja. Entonces, tras acabar, la criatura extrajo de su cuerpo lo que parecía alguna clase de raíz y se la entregó a la joven, la cual la aceptó con una respetuosa reverencia que ella imitó.
-Ehh...No sé que rayos está pasando Nín...¿Qué es esa cosa? ¿Por qué le has dado maná? ¿Y qué pasa con la misión?- Le susurró la pelirroja a Níniel cuando aquel ser se giró y se alejó de vuelta al centro de la gruta.
Níniel sonrió. -Han aceptado ayudarnos. Con esta raíz nudosa podremos hacer potentes pociones y elixires para la aldea. Podré incluso restablecer a Atreyu. Y en cuanto al pacto...-
Níniel Thenidiel
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Re: Consecuencias de la Batalla de Nytt Hus {Desafío}
El trío de mujeres había avanzado ya una considerable distancia en el bosque llameante. Gracias a la capa obsequiada, la pelirroja se mantenía a salvo del fuego y el calor, aunque todavía se sentía algo inquieta. Le sorprendía el tan enorme cambio en su percepción de los alrededores ahora que su naturaleza la volvía tan vulnerable al fuego. Antes de su transformación ése lugar le resultaba misterioso y atrayente, pero ahora sólo provocaba rechazo, apremio y cierta cantidad de miedo.
Kyra se encontraba perdida en aquellos pensamientos cuando se toparon con una pareja de elfos. La mujer ya llevaba así algún tiempo, con la causa de su muerte siendo desconocida para el grupo. Por otro lado, él ostentaba una horrible herida en su estómago, aparentemente provocada por una hoja.
Al ver los ojos del elfo herido, la pelirroja no pudo evitar preguntarse si se trataba de alguno de los atacantes de Nytt. Casi sin darse cuenta, volteó a ver la reacción de su compañera elfa. No pudo descifrar el rostro de la rubia, pero tenía la sensación de que no se negaría a atacarlo si alguien lo sugería.
En cuanto al pedido del elfo, Kyra estaba casi segura de que ya no había nada que pudieran hacer por él, a menos que la ayuda deseada fuese una muerte rápida.
-Lo siento mucho, pero no creo que puedas salvarte ya. Al menos puedo hacer que no sufras demasiado... ya que no quiero matar elfos si puedo evitarlo, usaré la segunda mejor opción. Piérdete en los límites del reino de O'Nir¹-
Tras escuchar la última frase, el elfo perdió el poco brillo que aún llevaban sus ojos, cayendo en una especie de trance que no llegaba a ser un sueño. Todavía se encontraba despierto, pero los efectos de la magia de Kyra lo mantenían en un estado de confusión tal, que parecía ignorar lo que sucedía a sus alrededores.
La pelirroja quitó su mano de la cabeza del elfo antes de proseguir.
-Que Imbar te juzgue antes de tu partida, porque nosotros no podemos ser imparciales ahora mismo ante unos ojos como los tuyos...-
En ese momento fue cuando hizo aparición el dríope. Todo parecía ocurrir a gran velocidad pero a la vez con una lentitud sorprendente. Tal sensación era sin duda producto de saber que no podrían enfrentar a semejante criatura si esperaban salir con vida.
-Parece que Imbar no perdió tiempo. Concuerdo con la rubia, dejemos al grandote atrás lo antes posible, con algo de suerte se distraerá con ese pobre diablo... Al menos no va a sufrir...-
Kyra se encontraba perdida en aquellos pensamientos cuando se toparon con una pareja de elfos. La mujer ya llevaba así algún tiempo, con la causa de su muerte siendo desconocida para el grupo. Por otro lado, él ostentaba una horrible herida en su estómago, aparentemente provocada por una hoja.
Al ver los ojos del elfo herido, la pelirroja no pudo evitar preguntarse si se trataba de alguno de los atacantes de Nytt. Casi sin darse cuenta, volteó a ver la reacción de su compañera elfa. No pudo descifrar el rostro de la rubia, pero tenía la sensación de que no se negaría a atacarlo si alguien lo sugería.
En cuanto al pedido del elfo, Kyra estaba casi segura de que ya no había nada que pudieran hacer por él, a menos que la ayuda deseada fuese una muerte rápida.
-Lo siento mucho, pero no creo que puedas salvarte ya. Al menos puedo hacer que no sufras demasiado... ya que no quiero matar elfos si puedo evitarlo, usaré la segunda mejor opción. Piérdete en los límites del reino de O'Nir¹-
Tras escuchar la última frase, el elfo perdió el poco brillo que aún llevaban sus ojos, cayendo en una especie de trance que no llegaba a ser un sueño. Todavía se encontraba despierto, pero los efectos de la magia de Kyra lo mantenían en un estado de confusión tal, que parecía ignorar lo que sucedía a sus alrededores.
La pelirroja quitó su mano de la cabeza del elfo antes de proseguir.
-Que Imbar te juzgue antes de tu partida, porque nosotros no podemos ser imparciales ahora mismo ante unos ojos como los tuyos...-
En ese momento fue cuando hizo aparición el dríope. Todo parecía ocurrir a gran velocidad pero a la vez con una lentitud sorprendente. Tal sensación era sin duda producto de saber que no podrían enfrentar a semejante criatura si esperaban salir con vida.
-Parece que Imbar no perdió tiempo. Concuerdo con la rubia, dejemos al grandote atrás lo antes posible, con algo de suerte se distraerá con ese pobre diablo... Al menos no va a sufrir...-
- Off-rol:
- Skill usada
¹ Lvl. 0: Confusión [Mágica, 2 usos]
El personaje hace uso de su voz para confundir momentáneamente al oponente, disminuyendo la probabilidad de recibir el golpe. Adornada un poco con fines narrativos.
Kyravann Svartlys
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Re: Consecuencias de la Batalla de Nytt Hus {Desafío}
Ingela seguía a sus compañeras de viaje en silencio. Pero no se engañen, tras esa expresión seria y ceñuda no había una mente absorta en sus pensamientos ni alerta a su entorno; la dragona divagaba y una canción sonaba en el fondo. Por ir así de distraída fue que la larga caminata apenas y la había sentido. El que las demás se detuvieran la tomó por sorpresa y tuvo que frenar en seco.
Como iba hasta atrás, tardó en darse cuenta de los cuerpos en el suelo -¿Cómo van a dejarlo morir así? ¿Qué les pasa? ¿Acaso no ven sus orejas? ¡Es uno de los suyos!- comentó confundida y molesta. Pasó rápidamente junto a Aylizz, mirándola con enojo ¿Esa era la gente que la juzgaba por lo que pasó en la colina? Ella estaba luchando una batalla y atacó, eran otras circunstancias, esto era derechamente indolencia.
Se hincó junto a Kyra y hurgó en su bolso, buscando un pequeño frasco que contenía un líquido espeso. Al encontrarlo, afanó su contenido1 en la boca del elfo moribundo -No me importa tu color de ojos, ni qué hiciste en el pasado, tendrás toda una vida para expiar tus culpas y saldar las deudas que te has hecho y sobre todo, tu muerte no quedará en mi conciencia- murmuró para si misma mientras terminaba de vaciar la pócima que caía por la garganta del moribundo.
Mientras Ingela trataba de salvarlo, Aylizz y Kyra se preparaban para huir del dríope que la norteña se empeñó en ignorar desde su aparición. Agachada junto al elfo, sacó de su bolso las ofrendas que ella cargaba para el altar y se las pasó a la vampiresa lentamente -Pues váyanse, escapen- dijo -Yo me encargaré de distraerlo- afirmó, sintiendo cómo crecía la rabia en su pecho. -Van a saber cuándo correr- les indicó, levantándose lentamente.
Tratando de no hacer ruido, dio un par de pasos a un costado, tratando de alejarse de los demás, mirando fijamente al dríope que, al parecer, aún no notaba su presencia. Sentía odio y asco por igual hacia ese ser, lo despreciaba, deseaba aniquilarlo. Eran emociones que el ente no se merecía pues, a ciencia cierta, no era algo malo ni actuaba con maldad, simplemente era, existía y cumplía el rol que los dioses le habían asignado en su creación. Esas eran las creencias de la dragona respecto a todo lo que existía sobre la faz de la tierra, pero había perdido toda razón. Francamente, ella solo necesitaba algo con lo que desahogar la frustración y profunda tristeza que sentía desde que terminó la guerra.
Cuando sintió que se había alejado lo suficiente, gritó, y su grito se convirtió en un rugido que inevitablemente llamó la atención del dríope. Objetivo alcanzado.
La chica, ahora transformada en dragón2, corrió hacia la entidad del bosque y, mientras se impulsaba para saltar y alzar el vuelo3, desató la furia del fuego sobre la bestia4.
Aprovechando la ventaja de la altura, no paró de atacarlo con su fuego, descargándose, usando al dríope como chivo expiatorio de todo el dolor que había acumulado.
______________________
1Poción de Salud Concentrada [Elixir, Limitado, 1 Uso] Sana la herida más grave en pocos segundos.
2Don Ancestral [Mágica, 2 usos] Puedo convertirme en un dragón de hasta 4 metros desde la nariz hasta la punta de mi cola, lo que aumenta considerablemente mi resistencia y puedo volver a forma humana a voluntad.
3Habitante de los Cielos Puedo volar en mi forma de dragón.
4Aliento Elemental Puedo lanzar fuego desde mis entrañas cuando estoy en mi forma de dragón.
Como iba hasta atrás, tardó en darse cuenta de los cuerpos en el suelo -¿Cómo van a dejarlo morir así? ¿Qué les pasa? ¿Acaso no ven sus orejas? ¡Es uno de los suyos!- comentó confundida y molesta. Pasó rápidamente junto a Aylizz, mirándola con enojo ¿Esa era la gente que la juzgaba por lo que pasó en la colina? Ella estaba luchando una batalla y atacó, eran otras circunstancias, esto era derechamente indolencia.
Se hincó junto a Kyra y hurgó en su bolso, buscando un pequeño frasco que contenía un líquido espeso. Al encontrarlo, afanó su contenido1 en la boca del elfo moribundo -No me importa tu color de ojos, ni qué hiciste en el pasado, tendrás toda una vida para expiar tus culpas y saldar las deudas que te has hecho y sobre todo, tu muerte no quedará en mi conciencia- murmuró para si misma mientras terminaba de vaciar la pócima que caía por la garganta del moribundo.
Mientras Ingela trataba de salvarlo, Aylizz y Kyra se preparaban para huir del dríope que la norteña se empeñó en ignorar desde su aparición. Agachada junto al elfo, sacó de su bolso las ofrendas que ella cargaba para el altar y se las pasó a la vampiresa lentamente -Pues váyanse, escapen- dijo -Yo me encargaré de distraerlo- afirmó, sintiendo cómo crecía la rabia en su pecho. -Van a saber cuándo correr- les indicó, levantándose lentamente.
Tratando de no hacer ruido, dio un par de pasos a un costado, tratando de alejarse de los demás, mirando fijamente al dríope que, al parecer, aún no notaba su presencia. Sentía odio y asco por igual hacia ese ser, lo despreciaba, deseaba aniquilarlo. Eran emociones que el ente no se merecía pues, a ciencia cierta, no era algo malo ni actuaba con maldad, simplemente era, existía y cumplía el rol que los dioses le habían asignado en su creación. Esas eran las creencias de la dragona respecto a todo lo que existía sobre la faz de la tierra, pero había perdido toda razón. Francamente, ella solo necesitaba algo con lo que desahogar la frustración y profunda tristeza que sentía desde que terminó la guerra.
Cuando sintió que se había alejado lo suficiente, gritó, y su grito se convirtió en un rugido que inevitablemente llamó la atención del dríope. Objetivo alcanzado.
La chica, ahora transformada en dragón2, corrió hacia la entidad del bosque y, mientras se impulsaba para saltar y alzar el vuelo3, desató la furia del fuego sobre la bestia4.
Aprovechando la ventaja de la altura, no paró de atacarlo con su fuego, descargándose, usando al dríope como chivo expiatorio de todo el dolor que había acumulado.
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1Poción de Salud Concentrada [Elixir, Limitado, 1 Uso] Sana la herida más grave en pocos segundos.
2Don Ancestral [Mágica, 2 usos] Puedo convertirme en un dragón de hasta 4 metros desde la nariz hasta la punta de mi cola, lo que aumenta considerablemente mi resistencia y puedo volver a forma humana a voluntad.
3Habitante de los Cielos Puedo volar en mi forma de dragón.
4Aliento Elemental Puedo lanzar fuego desde mis entrañas cuando estoy en mi forma de dragón.
Ingela
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Re: Consecuencias de la Batalla de Nytt Hus {Desafío}
Abandonado.
Escasos pensamientos cruzaron la mente del OjosVerdes en el que creyó su último momento de vida. Ni Aylizz, ni Kyra, optaron por retrasarse por alguien que había contribuido a extender el dolor de la guerra. Alguien cuyo objetivo había sido eliminar a la Nowo Khan. Sólo Ingela, asombrosamente ajena a las causas del conflicto, o tal vez, a causa de una empatía que pocos en el mundo podían albergar tras todo cuanto había acontecido, decidió hacer frente a una criatura que encerraba el odio y la fuerza de un bosque herido.
Impulsada por la lógica, la dragona había atacado rauda y eficaz, con un arma que en circunstancias normales habría destrozado a su oponente, terminando el combate en el mismo instante que la llamarada bañó la forma arbórea del espíritu.
Sin embargo, Midgar había dado a la luz a entidades que habían llegado a asimilar el fuego, y para desgracia de la oriunda del nevado norte, su oponente era una de ellas. Resistencia elemental, fuerza de almas devoradas. Y a pesar de la distancia, los macabros dedos del dríope se alargaron rápidamente hasta atravesar una de las alas de Ingela, que cayó a tierra en su forma humana. Las consecuencias de la batalla de Nytt Hus se hicieron sentir como descargas de dolor en la valiente muchacha.
Pero el espíritu de la foresta no había salido totalmente ileso. Ennegrecido, su fulgor interno se apagó por un momento, con su mano recuperando el tamaño habitual. Una estatua peligrosa que no tardaría en volver a la carga en cuanto se reactivase. Un breve combate que despertó al atacante de Nytt Hus del sopor en el que Kyra lo había sumido.
-¿Lo has vencido…?- inquirió tosiendo un cúmulo de sangre que inundó su mentón. Su dolor parecía terrible- No merecía qu… -se detuvo crispado al vaciarse una vez más- No más…
Le quedaba muy poco tiempo.
[…]
Aylizz y la vampiresa descendieron por la pared rocosa con toda la habilidad y rapidez que fueron capaces de reunir. La humedad de las rocas dificultó la maniobra, y a punto se encontraron en varias ocasiones de errar asideros y caer hasta el fondo. Pudieron contemplar cómo el agua del pequeño estanque, que no llegaba a seis pasos, tenía la nitidez de un espejo. Ni un insecto, pez o arrullo de viento rompían la perfección de su superficie.
Pero ellas continuaron. Lédnen había sido clara en sus indicaciones, y una hora más de extenuante marcha les llevó a toparse con los cadáveres de dos licántropos, asesinados en su forma animal. O habían escapado de la derrota hasta caer muertos por las heridas recibidas… o alguien había terminado con ellos allí. O algo.
Un pequeño zorro de enormes ojos sacó la cabeza por un matorral cercano y aulló de forma enternecedora. Tuviese relación, o una simple casualidad, la llamada de atención les hizo ver que, a lo lejos en esa dirección, una pequeña parte del tejado del templo se alzaba sobre las copas de los árboles, casi camuflado con el entorno.
Y el segundo sonido que a ellas llegó fue otro, completamente diferente.
El del combate.
________________________________
Último turno
Off: Aylizz, Kyra : Habéis elegido y tenéis el lugar donde la estatuilla debe descansar prácticamente en la palma de la mano. Sin embargo, ha surgido un único problema que debéis resolver. ¿Qué ocurrirá allí? Lo dejo en vuestras manos así como su resolución, antes de retornar a la Nytt Hus.
Ingela: Puedes seguir tratando de superar al dríope y de salvar al elfo, o alcanzar a Aylizz y Kyra. Si eliges el primer camino, tira runa. Mala o muy mala vencerá la criatura, y algún/a explorador/a te recogerá y cuidará hasta que vuelvas en ti. Si eliges el segundo camino, deberás organizarte junto a ellas para solucionar lo que ocurra en el templo.
Níniel: Muy buen post. Ya puedes retornar diplomáticamente victoriosa a presencia de la Nowo Khan. Debes detallar muy bien el acuerdo, para futuras tramas en la zona.
Ger
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Re: Consecuencias de la Batalla de Nytt Hus {Desafío}
Descender rio abajo resultó mucho más sencillo que el anterior ascenso. Y es que no solo tenían la pendiente del terreno a su favor, si no también excelentes noticias para el asentamiento que aligeraban sus corazones y sus pasos. Con aquel ingrediente de alquimia las cuadrillas de constructores podrían redoblar sus esfuerzos sin temor a que su cuerpo no pudiera seguir a su espíritu infatigable, y cuando las damas llegaran a la aldea podrían ayudar con los materiales, las cosechas e incluso con la seguridad. Su presencia sin duda animaría a los elfos, y aunque los humanos se mostrasen recelosos al principio pronto verían las ventajas de contar con tales criaturas. Si ya habían aprendido a convivir con los hijos del bosque e incluso a luchar codo con codo por un hogar común, aquello sería coser y cantar.
-Debo avisar a Atreyu. Cath tu llévale el material al maestro Otrore y que comience los preparativos, iré enseguida.- Pidió la peliblanca a su hermana, separándose momentáneamente, no tardando en llegar hasta el corazón del poblado, superando a los guardias que la dejaron pasar reconociéndola, y alcanzando las habitaciones de la líder elfa, que descansaba en un diván. Su aspecto parecía cansado, y al verla no pareció esperar buenas noticias. Era como si ya supiera que iba a decirle que no había encontrado ni rastro de las damas, o que estas se habían negado a ayudarles.
-Los vigías me han dicho que partiste rio arriba. ¿Qué has encontrado en tu búsqueda? Es una ruta peligrosa. Las gentes de por aquí procuraban no alejarse mucho en aquella dirección cuando esto era un aserradero.- Expresó
-El viaje ha sido un éxito. Tal y como sospechaba hay spriggans rio arriba. Un grupo numeroso y sano. Con razón los humanos aprendieron a temer ir en esa dirección. Pero no han olvidado que juntos somos más fuertes. Realicé el ritual de la entrega y su matriarca accedió a colaborar con Nytt Hus. Me entregó una raíz y mostró su voluntad de enviar a sus retoños rio abajo, como es costumbre a cambio de que las alimentemos con nuestro maná para que crezcan más fuertes aú. -Atreyu no tuvo más remedio que permitirse una expresión de alegría y satisfacción al escuchar aquello. Aunque aún parecía dudar que pudiese ser verdad.
-¿Un pacto? Pensé que incluso si las encontrabas no querrían saber nada de un antiguo aserradero lleno de humanos...¿Saben que...?-
-Claro que lo saben, igual que el bosque lo sabe. Puede que sea un poco complicado al principio, pero para vivir aquí esos humanos ya han dejado claro que no son el atajo de irresponsables shemlen de otros lugares. Que podemos vivir juntos en armonía y perseguir los mismos objetivos.- La líder asintió y pareció que las buenas noticias la restablecían. Necesitaba buenas noticias como aquella.
-Con su magia obtendremos más y mejores materiales y cosechas, y su presencia reforzará las defensas de la aldea. Con el tiempo el verde podrá ganarle terreno al gris. Este lugar tiene todo lo necesario para ello.- Las palabras de la peliblanca parecían llenar la mente de Atreyu con ideas que había casi olvidado en las últimas semanas, tanto así que necesitó sentarse de nuevo en el diván abrumada por las posibilidades que ya no veía tan imposibles.
-Y necesitará a su Nowo Khan al mando. Pero por el momento descansad. Pronto tendré preparado un elixir de raíz que hará que vuestro cuerpo recupere su vitalidad, ahora que lo ha hecho vuestra esperanza.- Comunicó la joven antes de dejarla allí con sus ideas e ir a preparar el elixir. El primero y más concentrado para la Nowo Khan, y pronto dosis para todos.
El trabajo no había hecho más que comenzar.
-Debo avisar a Atreyu. Cath tu llévale el material al maestro Otrore y que comience los preparativos, iré enseguida.- Pidió la peliblanca a su hermana, separándose momentáneamente, no tardando en llegar hasta el corazón del poblado, superando a los guardias que la dejaron pasar reconociéndola, y alcanzando las habitaciones de la líder elfa, que descansaba en un diván. Su aspecto parecía cansado, y al verla no pareció esperar buenas noticias. Era como si ya supiera que iba a decirle que no había encontrado ni rastro de las damas, o que estas se habían negado a ayudarles.
-Los vigías me han dicho que partiste rio arriba. ¿Qué has encontrado en tu búsqueda? Es una ruta peligrosa. Las gentes de por aquí procuraban no alejarse mucho en aquella dirección cuando esto era un aserradero.- Expresó
-El viaje ha sido un éxito. Tal y como sospechaba hay spriggans rio arriba. Un grupo numeroso y sano. Con razón los humanos aprendieron a temer ir en esa dirección. Pero no han olvidado que juntos somos más fuertes. Realicé el ritual de la entrega y su matriarca accedió a colaborar con Nytt Hus. Me entregó una raíz y mostró su voluntad de enviar a sus retoños rio abajo, como es costumbre a cambio de que las alimentemos con nuestro maná para que crezcan más fuertes aú. -Atreyu no tuvo más remedio que permitirse una expresión de alegría y satisfacción al escuchar aquello. Aunque aún parecía dudar que pudiese ser verdad.
-¿Un pacto? Pensé que incluso si las encontrabas no querrían saber nada de un antiguo aserradero lleno de humanos...¿Saben que...?-
-Claro que lo saben, igual que el bosque lo sabe. Puede que sea un poco complicado al principio, pero para vivir aquí esos humanos ya han dejado claro que no son el atajo de irresponsables shemlen de otros lugares. Que podemos vivir juntos en armonía y perseguir los mismos objetivos.- La líder asintió y pareció que las buenas noticias la restablecían. Necesitaba buenas noticias como aquella.
-Con su magia obtendremos más y mejores materiales y cosechas, y su presencia reforzará las defensas de la aldea. Con el tiempo el verde podrá ganarle terreno al gris. Este lugar tiene todo lo necesario para ello.- Las palabras de la peliblanca parecían llenar la mente de Atreyu con ideas que había casi olvidado en las últimas semanas, tanto así que necesitó sentarse de nuevo en el diván abrumada por las posibilidades que ya no veía tan imposibles.
-Y necesitará a su Nowo Khan al mando. Pero por el momento descansad. Pronto tendré preparado un elixir de raíz que hará que vuestro cuerpo recupere su vitalidad, ahora que lo ha hecho vuestra esperanza.- Comunicó la joven antes de dejarla allí con sus ideas e ir a preparar el elixir. El primero y más concentrado para la Nowo Khan, y pronto dosis para todos.
El trabajo no había hecho más que comenzar.
Níniel Thenidiel
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Re: Consecuencias de la Batalla de Nytt Hus {Desafío}
En otras circunstancias la pelirroja sin duda habría hecho algo más por aquel pobre diablo. Si aún pudiera sanar como lo hacía antes... Pero sus habilidades actuales ya no eran las mismas, sus conocimientos médicos eran prácticamente nulos... Realmente no era capaz de salvarlo; no se trataba de frialdad, falta de empatía o un tonto deseo de venganza hacia un Ojosverdes. Ni siquiera sabían si era un defensor de Nytt o un invasor, maldita sea, ¿por qué habría de sospechar de él cuando ella misma era mucho más sospechosa que cualquier elfo? Simple y llanamente, Kyra no era capaz de ayudarlo, entonces ¿por qué prolongar su sufrimiento? No pudo obligarse a matarlo, así que tomó su segunda mejor opción, confundirlo.
Y por esos motivos, las palabras de Ingela dolieron aún más. Eran dedos metiéndose en la llaga de su propia culpa, de su sensación de inutilidad.
En medio de su estupor al oír los reproches de la chica, recibió las ofrendas que ésta cargaba justo antes de continuar hacia el lugar del ritual con Aylizz. Avanzaron a buena velocidad, o quizá ya se encontraban cerca desde un principio. Lo cierto es que la vampiresa parecía una sonámbula, caminando sin ser muy consciente de lo que hacía, limitándose a seguir a la rubia que iba unos cuantos pasos por delante suyo y esquivar los ocasionales obstáculos del camino. Kyra por fin reaccionó cuando Aylizz se detuvo repentinamente.
Un par de cadáveres de licántropos interrumpían el paso, la causa de muerte evidente en sus heridas. También pudo ver un pequeño zorro, que parecía indicarles el camino hacia un templo cercano que la pelirroja ya podía vislumbrar entre la vegetación.
- Deberíamos apresurarnos y terminar los ritos. Alguien está en pleno combate en alguna zona cercana, y juzgando por aquellos cadáveres quizá están intentando bloquear el paso hacia el templo. Podemos aprovechar ahora que no hay nadie para detenernos, pero no bajemos la guardia, por si acaso...- Dicho ésto, la vampiresa usó sus habilidades para alterar su apariencia, en un intento de lucir más peligrosa ante cualquier potencial atacante.¹ Kyra le entregó a Aylizz las ofrendas que llevaba, para luego ocultarse en las sombras, desatando su poder.²
- Me mantendré oculta para emboscar a quien intente atacarte. Supongo que no necesitas realmente mi ayuda para defenderte, pero es mejor ser precavidas, ¿verdad?-
Y por esos motivos, las palabras de Ingela dolieron aún más. Eran dedos metiéndose en la llaga de su propia culpa, de su sensación de inutilidad.
En medio de su estupor al oír los reproches de la chica, recibió las ofrendas que ésta cargaba justo antes de continuar hacia el lugar del ritual con Aylizz. Avanzaron a buena velocidad, o quizá ya se encontraban cerca desde un principio. Lo cierto es que la vampiresa parecía una sonámbula, caminando sin ser muy consciente de lo que hacía, limitándose a seguir a la rubia que iba unos cuantos pasos por delante suyo y esquivar los ocasionales obstáculos del camino. Kyra por fin reaccionó cuando Aylizz se detuvo repentinamente.
Un par de cadáveres de licántropos interrumpían el paso, la causa de muerte evidente en sus heridas. También pudo ver un pequeño zorro, que parecía indicarles el camino hacia un templo cercano que la pelirroja ya podía vislumbrar entre la vegetación.
- Deberíamos apresurarnos y terminar los ritos. Alguien está en pleno combate en alguna zona cercana, y juzgando por aquellos cadáveres quizá están intentando bloquear el paso hacia el templo. Podemos aprovechar ahora que no hay nadie para detenernos, pero no bajemos la guardia, por si acaso...- Dicho ésto, la vampiresa usó sus habilidades para alterar su apariencia, en un intento de lucir más peligrosa ante cualquier potencial atacante.¹ Kyra le entregó a Aylizz las ofrendas que llevaba, para luego ocultarse en las sombras, desatando su poder.²
- Me mantendré oculta para emboscar a quien intente atacarte. Supongo que no necesitas realmente mi ayuda para defenderte, pero es mejor ser precavidas, ¿verdad?-
- Skills:
- ¹ Presencia Vampírica [Mágica]
Puedo alterar la percepción de los demás sobre mí, haciéndoles verme más aterrador o atractivo, sin que sepan por qué.
² Maldición Desatada [Mágica, 2 usos]
Mi maldición se vuelve más fuerte, haciendo que la oscuridad me posea. Por 2 turnos luzco más siniestro, aterrando a los débiles. Mis ataques realizan daño mágico adicional y puedo ocultarme en las sombras con más facilidad.
Kyravann Svartlys
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Re: Consecuencias de la Batalla de Nytt Hus {Desafío}
Sintió que le empezaba a hervir la sangre bajo la piel ante las increpancias de la joven dragona. En otro momento y circunstancias no habría hecho el más mínimo esfuerzo por contenerse en responder, ¡¿qué sabía ella?! Nada. Pero aquella no era noche para farolillos y tampoco estaba dispuesta a hacerse responsable de las vidas de sus compañeras. ¿Quería salvar a un cadáver viviente? ¿Enfrentar al Dríope a riesgo de su propia vida? No sería ella quien lo impidiese, pero tampoco estaba dispuesta a ayudar. Los Ojosverdes habían cavado su propia tumba.
Kyra, por su parte, pareció dudar, hasta que Ingela le hizo entrega de la reliquia que portaba. Sin más percances, juntas continuaron el avance hasta el templo, que la vista privilegiada de la elfa ya alcanzaba a percibir entre los árboles más alejados. Pero cuando ya parecía que la noche daría tregua, dos nuevos cuerpos sin vida tendidos en el camino les cortaron el paso. Licans. Restos del intento de asedio, pensó, sin intención de darle mayor importancia. Sin embargo, poniendo más atención a su alrededor, alcanzó a escuchar sonidos de lucha cercanos, como si en alguna parte todavía se estuviera librando un combate. La elfa resopló frustrada, el templo se veía cada vez más cerca, pero nada aseguraba que fuesen a ser capaces de llegar hasta él sin impedimentos. Resopló una vez más, apretando el agarre de la estatuilla. También estaba agotada.
Entonces la vampiresa le tendió las dos reliquias que portaba y no dudó en ofrecerse a quedar atrás y guardar sus espaldas. Aylizz se descompuso un instante. De modo que una elfa convertida… Quizá la maldición no terminaba por completo con la esencia original, se planteó.
—No arriesgues más de lo necesario. Cuando deje esto volveré por donde hemos venido, si no llegas a alcanzarme antes. Y habrá que buscar a lady escamas… Si no lo hace ella primero.— añadió con una nota de humor —De Nytt Hus salimos tres y volveremos tres. Ya se han perdido muchas vidas.
Tomó las ofrendas y acoplando las tres en un agarre seguro, se alejó del lugar a la carrera. Y así, unos cuantos muchos matorrales, troncazos y senderos inexplorables después, el templo se alzó ante ella. Sin vigilancia, tan oculto en el bosque, donde se mezclaba lo que fue y lo que era ahora, saltaba a la vista que tampoco nadie había rendido culto en él hacía tiempo. No perdió más del tiempo necesario en contemplar aquella construcción, se adentró en ella. Colocó las tres figuras donde la intuición le indicó y le dedicó a los Dioses una plegaria, esperando que todo aquello hubiera servido, al menos, para apaciguar las almas de los que murieron pero, sobre todo, las de los que sobrevivieron.
Aylizz Wendell
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Re: Consecuencias de la Batalla de Nytt Hus {Desafío}
La ira no era buena compañera, nublaba la mente y apagaba la lógica. Ingela lo sabía pero era impulsiva y aquella sabiduría estaba guardada en algún rincón de su memoria al cual no solía visitar muy a menudo. Ella quería venganza, desahogar toda su frustración sobre aquel ente del bosque. No era la primera vez que enfrentaba un dríope, sabía que su fuego era suficiente para eliminarlo.
En cualquier parte de Aerandir aquello bastaría, pero no así en Midgar. Allí todos los seres vivos estaban adaptados al fuego perenne que allí fulguraba por doquier. Si tan solo hubiese pensado un poco mejor las cosas...
El golpe que recibió sirvió para despertarla, sacarla del sopor de la furia y hacerla caer en cuenta de su terrible error. Cayó con fuerza al suelo, golpeándose con cuanto se atravezó en su trayectoria. Cuando por fin dejó de rebotar, soltó un fuerte quejido de dolor. Todo su cuerpo estaba golpeado; algún que otro hueso roto, seguramente. El contenido de su bolso estaba desparramado al rededor de ella, por lo que pudo ver un frasco cuyo contenido, si bien no le sanaría ninguna de las heridas, le ayudaría a salir de allí. Con mucho dolor, estiró el brazo y lo agarró, bebiendo rápidamente un trago de su contenido.
Apenas lo tragó1, aquella poción amarga hizo efecto y el dolor abandonó su cuerpo. Rápidamente, recogió sus cosas y se dispuso a huir, tal vez podría alcanzar a las elfas si se apresuraba.
Pero escuchó al elfo herido balbucear. -Por los dioses, sigues vivo- dijo sorprendida. No podía dejarlo ahí si ya se lo había arrebatado de los brazos a la muerte, qué hipócrita sería. Se devolvió y le afanó lo último que quedaba de aquella poción2 y lo jaló con todas sus fuerzas para levantarlo. -Vamos a salir de esta, pero ahora hay que correr- le dijo, pasando un brazo de él por detrás de su cuello y uno de ella sujetó la cintura del hombre.
Comenzaron a correr como mejor pudieron.
El dríope rugió, despertando de su letargo.
_________________________________
1 y 2Poción de Estoicismo [Elixir, Limitado, 2 Usos] Otorga inmunidad ante el dolor e ignorar limitaciones derivadas de heridas (mientras sea razonable). Dura 2 rondas.
En cualquier parte de Aerandir aquello bastaría, pero no así en Midgar. Allí todos los seres vivos estaban adaptados al fuego perenne que allí fulguraba por doquier. Si tan solo hubiese pensado un poco mejor las cosas...
El golpe que recibió sirvió para despertarla, sacarla del sopor de la furia y hacerla caer en cuenta de su terrible error. Cayó con fuerza al suelo, golpeándose con cuanto se atravezó en su trayectoria. Cuando por fin dejó de rebotar, soltó un fuerte quejido de dolor. Todo su cuerpo estaba golpeado; algún que otro hueso roto, seguramente. El contenido de su bolso estaba desparramado al rededor de ella, por lo que pudo ver un frasco cuyo contenido, si bien no le sanaría ninguna de las heridas, le ayudaría a salir de allí. Con mucho dolor, estiró el brazo y lo agarró, bebiendo rápidamente un trago de su contenido.
Apenas lo tragó1, aquella poción amarga hizo efecto y el dolor abandonó su cuerpo. Rápidamente, recogió sus cosas y se dispuso a huir, tal vez podría alcanzar a las elfas si se apresuraba.
Pero escuchó al elfo herido balbucear. -Por los dioses, sigues vivo- dijo sorprendida. No podía dejarlo ahí si ya se lo había arrebatado de los brazos a la muerte, qué hipócrita sería. Se devolvió y le afanó lo último que quedaba de aquella poción2 y lo jaló con todas sus fuerzas para levantarlo. -Vamos a salir de esta, pero ahora hay que correr- le dijo, pasando un brazo de él por detrás de su cuello y uno de ella sujetó la cintura del hombre.
Comenzaron a correr como mejor pudieron.
El dríope rugió, despertando de su letargo.
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1 y 2Poción de Estoicismo [Elixir, Limitado, 2 Usos] Otorga inmunidad ante el dolor e ignorar limitaciones derivadas de heridas (mientras sea razonable). Dura 2 rondas.
Última edición por Ingela el Miér 27 Sep - 21:21, editado 1 vez
Ingela
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Re: Consecuencias de la Batalla de Nytt Hus {Desafío}
El miembro 'Ingela' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: Consecuencias de la Batalla de Nytt Hus {Desafío}
El funeral
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Atreyu Santya, Nowo Khan del exiguo pero aún vivo clan Sondve, una impensable amalgama de elfos desterrados y leñadores humanos reformados, dirigió en persona los ritos funerarios por los héroes caídos en la batalla contra las fuerzas del Hombre Muerto. Aunque su cuerpo aún mostraba los signos visibles de su maldición, se sentía más viva y fuerte de lo que lo había hecho en mucho tiempo. El pelo y las uñas aún tardarían en volver a crecer, y las cicatrices de su piel en difuminarse por completo, pero su voz y sus movimientos eran firmes y sus ojos brillaban con la esperanza que casi había perdido por completo.
El preparado de Níniel había sido un éxito, así como la expedición que ella misma, en su desesperanza, había estado a punto de impedir. El desencuentro con Danethil había afectado más a su ánimo que la propia maldición a su cuerpo y, debido a ello, había estado a punto de dejar escapar ese nuevo rayo de esperanza para su gente. Aún eran pocos, pero con los spriggans, sus posibilidades de supervivencia y crecimiento se multiplicaban. Puede que incluso más elfos decidieran asentarse allí ahora que contaban con la nueva colonia.
Por no hablar de las parejas que ya se estaban formando. Quién sabía lo que surgiría con la mezcla de elfos y humanos. Siempre habrá quien se preocupe por la pureza de la raza, pero para Atreyu, la pureza de los ideales siempre estaría por encima. Resultaba extraño pensar ahora en ideales sabiendo que debía su vida a lo que Danethil había hecho y, sin embargo, solo defendiendo esos ideales podría compensarlo. Al menos, así lo veía ella.
Desde el río, a cuya vera se celebraba el río, la Luz de la Vida, visible solo para los elfos que atendían el funeral, se propagó en todas direcciones, buscando las estatuillas que habían sido debidamente emplazadas, y de vuelta a la orilla del río, santificando el territorio. Todas las figurillas habían sido colocadas en su lugar y solo una de aquellas que habían partido para situarlas había dejado de regresar. Atreyu elevó una plegaria silenciosa por ella, allí donde se encontrase, aunque sabía que eran pocos en Nytt Hus los que echarían de menos a la joven dragona.
El preparado de Níniel había sido un éxito, así como la expedición que ella misma, en su desesperanza, había estado a punto de impedir. El desencuentro con Danethil había afectado más a su ánimo que la propia maldición a su cuerpo y, debido a ello, había estado a punto de dejar escapar ese nuevo rayo de esperanza para su gente. Aún eran pocos, pero con los spriggans, sus posibilidades de supervivencia y crecimiento se multiplicaban. Puede que incluso más elfos decidieran asentarse allí ahora que contaban con la nueva colonia.
Por no hablar de las parejas que ya se estaban formando. Quién sabía lo que surgiría con la mezcla de elfos y humanos. Siempre habrá quien se preocupe por la pureza de la raza, pero para Atreyu, la pureza de los ideales siempre estaría por encima. Resultaba extraño pensar ahora en ideales sabiendo que debía su vida a lo que Danethil había hecho y, sin embargo, solo defendiendo esos ideales podría compensarlo. Al menos, así lo veía ella.
Desde el río, a cuya vera se celebraba el río, la Luz de la Vida, visible solo para los elfos que atendían el funeral, se propagó en todas direcciones, buscando las estatuillas que habían sido debidamente emplazadas, y de vuelta a la orilla del río, santificando el territorio. Todas las figurillas habían sido colocadas en su lugar y solo una de aquellas que habían partido para situarlas había dejado de regresar. Atreyu elevó una plegaria silenciosa por ella, allí donde se encontrase, aunque sabía que eran pocos en Nytt Hus los que echarían de menos a la joven dragona.
Finalmente, damos cierre a esta pequeña trama en los lindes de Midgard. Muchas gracias a las cuatro por su participación. Aunque nadie ha llegado a convencer a otros elfos de quedarse en la aldea, el tratado con los spriggans servirá para mantener a flote esta cosmopolita colonia élfico-humana a orillas del Tymer, que quizá llegue a convertirse en un importante emplazamiento en el futuro.
La expedición de las estatuillas, aunque un tanto accidentada, también terminó por lograr su objetivo, si bien Aylizz tendrá que conformarse con el regreso de dos de sus integrantes. No, Ingela no está muerta, pero tras sanar las heridas del elfo accidentado, éste la guiará en dirección opuesta a la aldea (recuperada su vida, lo último que le interesa es un cargo por traición, después de todo).
En cuanto a su recompensa, por su participación en el desafío, obtienen 5 px y el siguiente obsequio:
Esporas de Dvinyanta [Consumible, 2 cargas] Al caer al suelo, animarán las rocas, hojas, ramas y otros restos naturales en un área aproximada de un metro cuadrado, formando una suerte de gólem boscoso que luchará junto al personaje por dos rondas [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
La expedición de las estatuillas, aunque un tanto accidentada, también terminó por lograr su objetivo, si bien Aylizz tendrá que conformarse con el regreso de dos de sus integrantes. No, Ingela no está muerta, pero tras sanar las heridas del elfo accidentado, éste la guiará en dirección opuesta a la aldea (recuperada su vida, lo último que le interesa es un cargo por traición, después de todo).
En cuanto a su recompensa, por su participación en el desafío, obtienen 5 px y el siguiente obsequio:
Esporas de Dvinyanta [Consumible, 2 cargas] Al caer al suelo, animarán las rocas, hojas, ramas y otros restos naturales en un área aproximada de un metro cuadrado, formando una suerte de gólem boscoso que luchará junto al personaje por dos rondas [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
Fehu
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