La reliquia de los secretos [Desafío: Bienvenidos a lo desconocido]
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La reliquia de los secretos [Desafío: Bienvenidos a lo desconocido]
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El conocimiento es poder
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La reliquia de los secretos
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Una reunión se llevó a cabo en un rincón apartado y tranquilo de Lunargenta, una zona que parecía haber sido olvidada por el bullicio de la ciudad. Allí, entre las sombras de los árboles y el susurro del viento entre las hojas, se encontraba un pequeño jardín improvisado. Las flores silvestres se abrían paso entre la maleza, tejiendo una paleta de colores vibrantes que contrastaban con el verde intenso del césped.
Fer'Avlis, el anciano brujo, llegó primero al lugar, su figura esbelta avanzando con paso seguro entre los senderos de piedra. Su capa larga ondeaba con gracia a su alrededor, revelando los intrincados bordados que adornaban su túnica. Más tarde, el erudito Aric Lighthaven llegó, cuya presencia tranquila irradiaba una sensación de calma y serenidad. Sus ojos verdes brillaban con curiosidad mientras observaba el entorno con atención.
La última en llegar fue Eiko, una bruja joven. Su cabello oscuro caía en cascada sobre sus hombros, enmarcando un rostro de facciones suaves y una mirada profunda. Vestida con una chaqueta gris y una falda oscura, su presencia emanaba una mezcla de misterio y sabiduría.
Los tres se saludaron con cortesía y se acomodaron en un círculo en el centro del jardín. El anciano brujo habló primero, su voz suave y melodiosa llenando el aire con un aura de misticismo.
-Gracias por reunirse conmigo esta noche.-Comenzó Fer'Avlis, su mirada recorriendo a cada uno de los presentes.-Como saben, hemos sido convocados para discutir un asunto de gran importancia.
El erudito asintió con solemnidad, mientras que Eiko escuchaba con atención, sus ojos ambarinos brillando con interés.
-Se dice que una reliquia de gran poder y misterio ha aparecido en nuestro mundo.-Continuó el anciano brujo.
-Una reliquia que podría cambiar el curso de varios acontecimientos.-Confirmó el erudito con su intervención-Últimamente se habla de viejas leyendas que podrían ser algo más que historias antiguas, y profecías que, si no se han cumplido ya, están a punto de hacerlo.-Se pausó unos segundos, viendo la reacción atenta que mostraban sus dos compañeros.-Estoy familiarizado con las leyendas y los rumores que rodean a esta reliquia. Pero hasta ahora, no he podido encontrar ninguna pista concreta sobre su ubicación o naturaleza.
Eiko escuchaba en silencio, su mente inquieta tejiendo hilos de pensamiento mientras absorbía las palabras de los otros dos. Su cometido estaba alineado con la causa de Fer'Avlis y Aric, por lo que estar con ellos le aseguraría saber más sobre las habladurías a las que se refería el erudito.
-¿Y qué debemos hacer?-Preguntó finalmente, su voz tranquila pero firme.
Fer'Avlis sonrió con amabilidad, su mirada llena de sabiduría.
-Propongo que unamos nuestros esfuerzos y nuestros conocimientos en la búsqueda de esta reliquia. Está aquí, en Lunargenta, al menos una de ellas. Existen tres copias de esta.-Aclaró.-Conozco a Aric y sé que puedo confiar en él, y por lo que me ha dicho, usted también es una persona en la que se puede confiar, señorita Eiko.-Sonrió con amabilidad a la bruja-Juntos, podemos desentrañar sus secretos y asegurarnos de que no caiga en manos equivocadas.
La bruja asintió.
-Mis amigos buscan luchar luchar del lado de la Luz. Podéis contar conmigo.
En un rincón oscuro y sombrío de la ciudad, cerca de las catacumbas, Vektor Cyrax, un científico bio-cibernético, junto con su subordinado Taquión, se embarcan en su búsqueda implacable de la reliquia. Una atmósfera de misterio y tensión les rodea, como si las sombras mismas conspiraran a través de ellos.
Ambos, ya caído el crepúsculo, avanzan con determinación por las sombrías calles, sus figuras demacradas y cibernéticas parecen fundirse con la oscuridad que los rodea. Sus rostros, carentes de emociones, reflejan la determinación fría y calculadora de un hombre obsesionado con su propia ambición y su marioneta completamente subordinada a sus órdenes.
Entre las sombras y los recovecos oscuros de la ciudad, los Doromaggios se ocultan con sigilo y determinación, protegiendo con celo la reliquia tan codiciada. Su presencia es apenas un susurro en la oscuridad, un eco lejano de una presencia ancestral que se niega a ser descubierta.
Nadie sabe con certeza dónde buscar a estos misteriosos guardianes, ni tampoco dónde podrían estar escondidos. Su habilidad para camuflarse entre las sombras y su conocimiento de los rincones más oscuros de la ciudad los convierte en una fuerza impredecible y esquiva, capaz de aparecer y desaparecer sin dejar rastro.
Los Doromaggios son guardianes ancestrales de la reliquia, custodios de un legado antiguo que se remonta a tiempos inmemoriales. Su lealtad a la reliquia es inquebrantable, y están dispuestos a hacer cualquier cosa para protegerla de aquellos que desean apoderarse de su poder.
En medio de la oscuridad y el misterio que los rodea, los Doromaggios vigilan silenciosamente, esperando el momento adecuado para actuar y defender lo que es suyo por derecho propio. Su presencia es apenas un susurro en el viento, un eco lejano de una antigua sabiduría que se niega a desaparecer.
* Bienvenidas, cazatesoros. En este tema vais a tener que descubrir cómo encontrar a los Doromaggios, pues eso os llevará hasta la reliquia. Para saber más de ellos y cómo encontrarlos, os dejo aquí un enlace con información --> [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
* Tenéis cuatro caminos a seguir; el primero de ellos es actuar por vuestra cuenta e investigar lo que queráis de los Doromaggios y así intentar encontrarlos. El segundo es unir fuerza entre vosotras y complementaros para buscar el mismo resultado, siendo ajenas a los actos tanto a los brujos como a los bio-cibernéticos. El tercer camino es aliaros con los brujos (y el erudito) para intentar buscar a los Doros (esto tendrá consecuencias). El cuarto camino es aliaros con los bio-cibernéticos (esto tendrá consecuencias).
* Podéis manejar a cualquier npc de los planteados, siempre respetando cómo son, su forma de actuar y el objetivo que tienen.
Debo dar las gracias con esto a Zagreus por cederme a Fer'Avlis, Vektor y Taquión; a Alward por cederme a Eiko; y a Bio por cederme a los Doromaggios.
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Fer'Avlis, el anciano brujo, llegó primero al lugar, su figura esbelta avanzando con paso seguro entre los senderos de piedra. Su capa larga ondeaba con gracia a su alrededor, revelando los intrincados bordados que adornaban su túnica. Más tarde, el erudito Aric Lighthaven llegó, cuya presencia tranquila irradiaba una sensación de calma y serenidad. Sus ojos verdes brillaban con curiosidad mientras observaba el entorno con atención.
La última en llegar fue Eiko, una bruja joven. Su cabello oscuro caía en cascada sobre sus hombros, enmarcando un rostro de facciones suaves y una mirada profunda. Vestida con una chaqueta gris y una falda oscura, su presencia emanaba una mezcla de misterio y sabiduría.
Los tres se saludaron con cortesía y se acomodaron en un círculo en el centro del jardín. El anciano brujo habló primero, su voz suave y melodiosa llenando el aire con un aura de misticismo.
-Gracias por reunirse conmigo esta noche.-Comenzó Fer'Avlis, su mirada recorriendo a cada uno de los presentes.-Como saben, hemos sido convocados para discutir un asunto de gran importancia.
El erudito asintió con solemnidad, mientras que Eiko escuchaba con atención, sus ojos ambarinos brillando con interés.
-Se dice que una reliquia de gran poder y misterio ha aparecido en nuestro mundo.-Continuó el anciano brujo.
-Una reliquia que podría cambiar el curso de varios acontecimientos.-Confirmó el erudito con su intervención-Últimamente se habla de viejas leyendas que podrían ser algo más que historias antiguas, y profecías que, si no se han cumplido ya, están a punto de hacerlo.-Se pausó unos segundos, viendo la reacción atenta que mostraban sus dos compañeros.-Estoy familiarizado con las leyendas y los rumores que rodean a esta reliquia. Pero hasta ahora, no he podido encontrar ninguna pista concreta sobre su ubicación o naturaleza.
Eiko escuchaba en silencio, su mente inquieta tejiendo hilos de pensamiento mientras absorbía las palabras de los otros dos. Su cometido estaba alineado con la causa de Fer'Avlis y Aric, por lo que estar con ellos le aseguraría saber más sobre las habladurías a las que se refería el erudito.
-¿Y qué debemos hacer?-Preguntó finalmente, su voz tranquila pero firme.
Fer'Avlis sonrió con amabilidad, su mirada llena de sabiduría.
-Propongo que unamos nuestros esfuerzos y nuestros conocimientos en la búsqueda de esta reliquia. Está aquí, en Lunargenta, al menos una de ellas. Existen tres copias de esta.-Aclaró.-Conozco a Aric y sé que puedo confiar en él, y por lo que me ha dicho, usted también es una persona en la que se puede confiar, señorita Eiko.-Sonrió con amabilidad a la bruja-Juntos, podemos desentrañar sus secretos y asegurarnos de que no caiga en manos equivocadas.
La bruja asintió.
-Mis amigos buscan luchar luchar del lado de la Luz. Podéis contar conmigo.
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En un rincón oscuro y sombrío de la ciudad, cerca de las catacumbas, Vektor Cyrax, un científico bio-cibernético, junto con su subordinado Taquión, se embarcan en su búsqueda implacable de la reliquia. Una atmósfera de misterio y tensión les rodea, como si las sombras mismas conspiraran a través de ellos.
Ambos, ya caído el crepúsculo, avanzan con determinación por las sombrías calles, sus figuras demacradas y cibernéticas parecen fundirse con la oscuridad que los rodea. Sus rostros, carentes de emociones, reflejan la determinación fría y calculadora de un hombre obsesionado con su propia ambición y su marioneta completamente subordinada a sus órdenes.
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Entre las sombras y los recovecos oscuros de la ciudad, los Doromaggios se ocultan con sigilo y determinación, protegiendo con celo la reliquia tan codiciada. Su presencia es apenas un susurro en la oscuridad, un eco lejano de una presencia ancestral que se niega a ser descubierta.
Nadie sabe con certeza dónde buscar a estos misteriosos guardianes, ni tampoco dónde podrían estar escondidos. Su habilidad para camuflarse entre las sombras y su conocimiento de los rincones más oscuros de la ciudad los convierte en una fuerza impredecible y esquiva, capaz de aparecer y desaparecer sin dejar rastro.
Los Doromaggios son guardianes ancestrales de la reliquia, custodios de un legado antiguo que se remonta a tiempos inmemoriales. Su lealtad a la reliquia es inquebrantable, y están dispuestos a hacer cualquier cosa para protegerla de aquellos que desean apoderarse de su poder.
En medio de la oscuridad y el misterio que los rodea, los Doromaggios vigilan silenciosamente, esperando el momento adecuado para actuar y defender lo que es suyo por derecho propio. Su presencia es apenas un susurro en el viento, un eco lejano de una antigua sabiduría que se niega a desaparecer.
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* Bienvenidas, cazatesoros. En este tema vais a tener que descubrir cómo encontrar a los Doromaggios, pues eso os llevará hasta la reliquia. Para saber más de ellos y cómo encontrarlos, os dejo aquí un enlace con información --> [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
* Tenéis cuatro caminos a seguir; el primero de ellos es actuar por vuestra cuenta e investigar lo que queráis de los Doromaggios y así intentar encontrarlos. El segundo es unir fuerza entre vosotras y complementaros para buscar el mismo resultado, siendo ajenas a los actos tanto a los brujos como a los bio-cibernéticos. El tercer camino es aliaros con los brujos (y el erudito) para intentar buscar a los Doros (esto tendrá consecuencias). El cuarto camino es aliaros con los bio-cibernéticos (esto tendrá consecuencias).
* Podéis manejar a cualquier npc de los planteados, siempre respetando cómo son, su forma de actuar y el objetivo que tienen.
Debo dar las gracias con esto a Zagreus por cederme a Fer'Avlis, Vektor y Taquión; a Alward por cederme a Eiko; y a Bio por cederme a los Doromaggios.
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Thorn
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Re: La reliquia de los secretos [Desafío: Bienvenidos a lo desconocido]
Tan solo una única página en blanco estaba dedicada a Aric Lighthaven en el cuaderno de transacciones de la vampiresa.
La escueta descripción de aquel hombre se había basado en el título de 'Erudito' durante varias semanas tras su primer encuentro en las playas semanas atrás. Por supuesto Caoimhe jamás olvidaba un trato, y aunque en un principio su deuda hubiese parecido inocente la red de conexiones que a menudo guiaba a través de hilos sanguíneos había dispuesto sobre su mesa información certera acerca de aquel hombre días después del encuentro fortuito.
Apenas unas líneas, sin embargo, Caoimhe se sentía especialmente orgullosa de haber negociado aquí y allá hasta obtener una palabra que lo identificaba más allá del mero apodo con el que se había presentado ante todos. La prestamista sabía que existe cierto poder en el nombre de las personas, y que nombrarlos de manera certera a menudo es el comienzo al acceso a la red de decisiones que han ido tomando durante sus vidas y por lo tanto, a ellos.
No había mucha información sobre aquel hombre. Sus informadores apenas relataban movimientos aquí y allá sin reportes algunos que tuviesen interés más allá de bibliotecas y lugares de culto. Posiblemente en cualquier otra situación, Caoimhe hubiese dejado que el nombre de aquel desconocido se perdiese en el tiempo. Al fin y al cabo tan solo lo había visto una vez.
Pero Aric Lighthaven tenía una deuda con la prestamista. Y ella nunca olvidaba una deuda.
Se alegró, por lo tanto cuando una carta sin sello o remitente pero con escritura conocida cambió la información a menudo aburrida por un lugar en concreto.
La chica llevaba semanas encerrada entre libros que le recordaban día si y día también porqué odiaba la maldición con la que la habían condenado. Apenas avance acerca de sus propios quehaceres... y el lugar en particular que se nombraba en aquella carta escueta podría o no ser una casualidad. Podría significar nada y podría simplemente ignorar cualquier sospecha de aventura. Pero la posibilidad de causalidad se le antojaba lo suficientemente interesante como para seguir aquel rastro... y adentrarse al fin algo más en el misterio que traía consigo aquel erudito.
[...]
Hugo se desapareció por unos segundos mientras la vampiresa apoyaba su espalda contra una de las paredes rocosas en una casa de Lunargenta. El hombre bestia había sido increíblemente útil en la misión de rastrear éter brujo. Lunargenta era una ciudad de humanos y aunque no era extraño encontrar magos aquí y allá alrededor de Aerandir, sus informantes fueron precisos acerca del paradero de Aric. Así como de su atuendo y especificaciones. No fue fácil encontrarlo. Pero tras dos noches oteando los alrededores, la tercera dio su fruto a modo de visión rápida y rastreo informal.
Lunargenta dormía mientras los pasos de Caoimhe sonorizaban con una melodía fantasma sus pasos. La espera a las instrucciones de Hugo se hicieron eternas y sus pasos acelerados se toparon con...
Tan solo hicieron falta dos segundos para que Caoimhe entendiese que la figura con la que se había topado en dirección al lugar específico no era humana. la palidez de su piel la hizo dudar si aquel hombre de hecho también era un vampiro pero el movimiento casi mecánico de uno de sus ojos unido a un leve y fluido sonido paralelo al movimiento confirmó que de hecho se encontraba frente a un biocibernético. A su lado, su acompañante caminaba tan solo unos segundos tras este hombre y por lo tanto tuvo tiempo para evitar la situación abrupta del encontronazo.
El hombre no le dedicó más de una mirada. Su expresión gélida posándose en sus propios ojos pero tras ella no hubo reacción alguna causada por la adrenalina ante la inminencia de un choque.
-Dis...culpa- recitó Caoimhe bajándose la capucha y de manera acelerada.
Ambos hombres la sortearon sin intercambiar ningún tipo de interacción más y Caoimhe se quedó observando casi obnuvilada como sus figuras se perdían de manera rápida entre las calles.
-¿Qué haces?- la figura alta y robusta de Hugo la sorprendió de nuevo haciendo que su corazón volviese a latir aún ansioso por el encuentro anterior- No se cuánto tiempo van a permanecer aquí. Apresurate, Keeva.- dijo.
-No somos los únicos que parecen estar fuera de sus 'centros de carga' esta noche- dijo Caoimhe a Hugo- No se que hace un bio tan lejos de su base, pero estoy segura que no está sacando a pasear a su acompañante.- añadió- Asegúrate de que iniciamos un hilo con ese desconocido. No me gusta como me ha mirado y...
-Te ha asustado porque no te lo esperabas- bromeó Hugo- Pobre hombre... No todo el mundo puede ser bonito, Keeva-
-No...No... No es eso- añadió Caoimhe intentando ignorar el hecho de que su secuaz cuestionaba sus decisiones- Lunargenta nunca ha sido mi ciudad preferida. No me gusta estar aquí... ni que me vean por aquí... Y él lo ha hecho. Tan solo... inicia un hilo y cuando nos vayamos de esta ciudad podríamos quizás explorar quien es ese hombre-
Hugo asintió.
La vampiresa no se lo pensó dos veces y se adentró entre las sombras aprovechando sus habilidades para hacerse una con las mismas.
Escuchó lo suficiente como para entender que aquella entre Aric y las dos figuras a sus lados no era un simple encuentro de amigos en una noche ociosa. La urgencia en las palabras de las tres figuras mientras hablaban sobre 'La reliquia' cambió el interés inicialmente egoísta de la prestamista entendiendo que quizás hubiese dado con algo más...importante que sus propios deseos.
Estudió con precaución aquellos que rodeaban al erudito entendiendo la importancia de aquello que contaban y para cuando la chica habló pensó que era buena idea descubrirse al fin de entre las sombras y dar a conocer su presencia. Indicó a Hugo, sin embargo con un leve gesto que permaneciese escondido, al menos hasta que ambos tuviesen una idea de la reacción de aquellas figuras.
-En mi caso,- dijo Caoimhe dejándose ver finalmente- Y, si me lo permitís, tan solo puedo ofreceros las sombras.
Fer'Avlis alzó una mano con el gesto de sorpresa y la chica cuya espalda quedaba frente a Caoimhe se giró, adoptando una posición de defensa o ataque inmediato.
-Tranquilos- dijo Caoimhe abriendo mucho las manos, dejándo ver que sus intenciones eran pacíficas- Vuestro amigo puede testificar que mis intenciones son desinteresadas y que de hecho, ya propicié alivio a su mente cansada en una ocasión- añadió- Encantada de volver a verte Aric Lighthaven. Me alegra saber que te has mantenido ocupado en quehaceres mucho más interesantes desde la última vez que nos vimos. - Dijo.
Fer'Avlis se giró hasta Aric, quien parecía contrariado pero cuya cara comenzó revelar que comenzaba a entender a quién pertenecían aquellos ojos dispares a medida que los segundos pasaban.
-¿La conoces Aric?- dijo Fer'Avlis como si la respuesta a aquello fuese a marcar la diferencia en sus acciones.
El hombre sacudió su cabeza en un gesto afirmativo.
-Caoimhe la vampiresa de las dudas infinitas.- dijo el hombre con una sonrisa afable en su cara de manera irónica- Esta vampiresa eligió no saber al ser tentada con el conocimiento infinito de mi mente.
-Elegí no preguntar- le corrigió la vampiresa, algo molesta por la asunción del hombre y conociendo bien los motivos por los que ella había decidido no preguntar.
Eiko la miró aún sin entender muy bien qué estaba pasando.
-¿Has estado espiándonos?- preguntó la bruja.
-Espiar...- dijo haciendo unos aspavientos jugueteando con sus cabellos- es una palabra bastante amplia y tintada de una acepción negativa que suelo evitar cuando..
-¿Nos has escuchado?- dijo la chica perdiendo un poco la paciencia.
-He notado la urgencia en vuestras palabras y la necesidad imperiosa de encontrar cierta reliquia. Debo haberme perdido los motivos, sin embargo y el poder exacto de la misma..- dijo más a modo de pregunta que de confirmación. Dirigió una mirada al anciano pues era el que más información había portado hasta aquel momento. Sin embargo, este cruzó los brazos indicando que no iba a contar nada más- También he escuchado que estás trabajando a contrareloj y estoy segura que 8 ojos miran más que 6. Aric tiene una deuda conmigo, y por lo tanto lo necesito capaz, vivo y contento para saldarla. Además, por la intensidad de sus pasos minutos antes entre las calles de Lunargenta me atrevería a decir que no sois los únicos competidores en esta carrera de fondo [1]-dijo refiriéndose al encuentro con el desconocido minutos antes-Déjenme ayudar.- añadió.
Aric la miró durante unos segundos sopesando. Los ojos de la vampiresa intentando comunicarse con los de êl y deseando que tener poder de convicción mental en aquel momento.
-Supongo que no tenemos muchas opciones. Sabe demasiado y una vampiresa muerta justo en estos tiempos turbulentos y en Lunargenta podría causarnos una guerra- dijo Fer'Avlis. Tú respondes por la vampiresa- dijo, señalando Aric.
Caoimhe lo miró como si la posibilidad de matarla hubiese sido siquiera una opción. Segura de que la figura de Hugo aún se escondía entre las sombras.
Aric no parecía del todo convencido con los acontecimientos, pero asintió ante las palabras del anciano y continuó escuchando sus acciones siguientes.
Off:
[1] Caoimhe es Analítica y Táctica por lo que es buena analizando las situaciones de manera estratégica para que sus acciones se resuelvan a su favor. Uso este talento para entender que el hombre con el que se ha topado posiblemente no esté merodeando por esos lares de manera inocente sino que quizás esconda también algo.
Por ahora decido unirme al grupo de Aric para entender más sobre la reliquia.
Edito: se me quedó un diálogo sin color. Perdón
La escueta descripción de aquel hombre se había basado en el título de 'Erudito' durante varias semanas tras su primer encuentro en las playas semanas atrás. Por supuesto Caoimhe jamás olvidaba un trato, y aunque en un principio su deuda hubiese parecido inocente la red de conexiones que a menudo guiaba a través de hilos sanguíneos había dispuesto sobre su mesa información certera acerca de aquel hombre días después del encuentro fortuito.
Apenas unas líneas, sin embargo, Caoimhe se sentía especialmente orgullosa de haber negociado aquí y allá hasta obtener una palabra que lo identificaba más allá del mero apodo con el que se había presentado ante todos. La prestamista sabía que existe cierto poder en el nombre de las personas, y que nombrarlos de manera certera a menudo es el comienzo al acceso a la red de decisiones que han ido tomando durante sus vidas y por lo tanto, a ellos.
No había mucha información sobre aquel hombre. Sus informadores apenas relataban movimientos aquí y allá sin reportes algunos que tuviesen interés más allá de bibliotecas y lugares de culto. Posiblemente en cualquier otra situación, Caoimhe hubiese dejado que el nombre de aquel desconocido se perdiese en el tiempo. Al fin y al cabo tan solo lo había visto una vez.
Pero Aric Lighthaven tenía una deuda con la prestamista. Y ella nunca olvidaba una deuda.
Se alegró, por lo tanto cuando una carta sin sello o remitente pero con escritura conocida cambió la información a menudo aburrida por un lugar en concreto.
La chica llevaba semanas encerrada entre libros que le recordaban día si y día también porqué odiaba la maldición con la que la habían condenado. Apenas avance acerca de sus propios quehaceres... y el lugar en particular que se nombraba en aquella carta escueta podría o no ser una casualidad. Podría significar nada y podría simplemente ignorar cualquier sospecha de aventura. Pero la posibilidad de causalidad se le antojaba lo suficientemente interesante como para seguir aquel rastro... y adentrarse al fin algo más en el misterio que traía consigo aquel erudito.
[...]
Hugo se desapareció por unos segundos mientras la vampiresa apoyaba su espalda contra una de las paredes rocosas en una casa de Lunargenta. El hombre bestia había sido increíblemente útil en la misión de rastrear éter brujo. Lunargenta era una ciudad de humanos y aunque no era extraño encontrar magos aquí y allá alrededor de Aerandir, sus informantes fueron precisos acerca del paradero de Aric. Así como de su atuendo y especificaciones. No fue fácil encontrarlo. Pero tras dos noches oteando los alrededores, la tercera dio su fruto a modo de visión rápida y rastreo informal.
Lunargenta dormía mientras los pasos de Caoimhe sonorizaban con una melodía fantasma sus pasos. La espera a las instrucciones de Hugo se hicieron eternas y sus pasos acelerados se toparon con...
Tan solo hicieron falta dos segundos para que Caoimhe entendiese que la figura con la que se había topado en dirección al lugar específico no era humana. la palidez de su piel la hizo dudar si aquel hombre de hecho también era un vampiro pero el movimiento casi mecánico de uno de sus ojos unido a un leve y fluido sonido paralelo al movimiento confirmó que de hecho se encontraba frente a un biocibernético. A su lado, su acompañante caminaba tan solo unos segundos tras este hombre y por lo tanto tuvo tiempo para evitar la situación abrupta del encontronazo.
El hombre no le dedicó más de una mirada. Su expresión gélida posándose en sus propios ojos pero tras ella no hubo reacción alguna causada por la adrenalina ante la inminencia de un choque.
-Dis...culpa- recitó Caoimhe bajándose la capucha y de manera acelerada.
Ambos hombres la sortearon sin intercambiar ningún tipo de interacción más y Caoimhe se quedó observando casi obnuvilada como sus figuras se perdían de manera rápida entre las calles.
-¿Qué haces?- la figura alta y robusta de Hugo la sorprendió de nuevo haciendo que su corazón volviese a latir aún ansioso por el encuentro anterior- No se cuánto tiempo van a permanecer aquí. Apresurate, Keeva.- dijo.
-No somos los únicos que parecen estar fuera de sus 'centros de carga' esta noche- dijo Caoimhe a Hugo- No se que hace un bio tan lejos de su base, pero estoy segura que no está sacando a pasear a su acompañante.- añadió- Asegúrate de que iniciamos un hilo con ese desconocido. No me gusta como me ha mirado y...
-Te ha asustado porque no te lo esperabas- bromeó Hugo- Pobre hombre... No todo el mundo puede ser bonito, Keeva-
-No...No... No es eso- añadió Caoimhe intentando ignorar el hecho de que su secuaz cuestionaba sus decisiones- Lunargenta nunca ha sido mi ciudad preferida. No me gusta estar aquí... ni que me vean por aquí... Y él lo ha hecho. Tan solo... inicia un hilo y cuando nos vayamos de esta ciudad podríamos quizás explorar quien es ese hombre-
Hugo asintió.
La vampiresa no se lo pensó dos veces y se adentró entre las sombras aprovechando sus habilidades para hacerse una con las mismas.
Escuchó lo suficiente como para entender que aquella entre Aric y las dos figuras a sus lados no era un simple encuentro de amigos en una noche ociosa. La urgencia en las palabras de las tres figuras mientras hablaban sobre 'La reliquia' cambió el interés inicialmente egoísta de la prestamista entendiendo que quizás hubiese dado con algo más...importante que sus propios deseos.
Estudió con precaución aquellos que rodeaban al erudito entendiendo la importancia de aquello que contaban y para cuando la chica habló pensó que era buena idea descubrirse al fin de entre las sombras y dar a conocer su presencia. Indicó a Hugo, sin embargo con un leve gesto que permaneciese escondido, al menos hasta que ambos tuviesen una idea de la reacción de aquellas figuras.
-En mi caso,- dijo Caoimhe dejándose ver finalmente- Y, si me lo permitís, tan solo puedo ofreceros las sombras.
Fer'Avlis alzó una mano con el gesto de sorpresa y la chica cuya espalda quedaba frente a Caoimhe se giró, adoptando una posición de defensa o ataque inmediato.
-Tranquilos- dijo Caoimhe abriendo mucho las manos, dejándo ver que sus intenciones eran pacíficas- Vuestro amigo puede testificar que mis intenciones son desinteresadas y que de hecho, ya propicié alivio a su mente cansada en una ocasión- añadió- Encantada de volver a verte Aric Lighthaven. Me alegra saber que te has mantenido ocupado en quehaceres mucho más interesantes desde la última vez que nos vimos. - Dijo.
Fer'Avlis se giró hasta Aric, quien parecía contrariado pero cuya cara comenzó revelar que comenzaba a entender a quién pertenecían aquellos ojos dispares a medida que los segundos pasaban.
-¿La conoces Aric?- dijo Fer'Avlis como si la respuesta a aquello fuese a marcar la diferencia en sus acciones.
El hombre sacudió su cabeza en un gesto afirmativo.
-Caoimhe la vampiresa de las dudas infinitas.- dijo el hombre con una sonrisa afable en su cara de manera irónica- Esta vampiresa eligió no saber al ser tentada con el conocimiento infinito de mi mente.
-Elegí no preguntar- le corrigió la vampiresa, algo molesta por la asunción del hombre y conociendo bien los motivos por los que ella había decidido no preguntar.
Eiko la miró aún sin entender muy bien qué estaba pasando.
-¿Has estado espiándonos?- preguntó la bruja.
-Espiar...- dijo haciendo unos aspavientos jugueteando con sus cabellos- es una palabra bastante amplia y tintada de una acepción negativa que suelo evitar cuando..
-¿Nos has escuchado?- dijo la chica perdiendo un poco la paciencia.
-He notado la urgencia en vuestras palabras y la necesidad imperiosa de encontrar cierta reliquia. Debo haberme perdido los motivos, sin embargo y el poder exacto de la misma..- dijo más a modo de pregunta que de confirmación. Dirigió una mirada al anciano pues era el que más información había portado hasta aquel momento. Sin embargo, este cruzó los brazos indicando que no iba a contar nada más- También he escuchado que estás trabajando a contrareloj y estoy segura que 8 ojos miran más que 6. Aric tiene una deuda conmigo, y por lo tanto lo necesito capaz, vivo y contento para saldarla. Además, por la intensidad de sus pasos minutos antes entre las calles de Lunargenta me atrevería a decir que no sois los únicos competidores en esta carrera de fondo [1]-dijo refiriéndose al encuentro con el desconocido minutos antes-Déjenme ayudar.- añadió.
Aric la miró durante unos segundos sopesando. Los ojos de la vampiresa intentando comunicarse con los de êl y deseando que tener poder de convicción mental en aquel momento.
-Supongo que no tenemos muchas opciones. Sabe demasiado y una vampiresa muerta justo en estos tiempos turbulentos y en Lunargenta podría causarnos una guerra- dijo Fer'Avlis. Tú respondes por la vampiresa- dijo, señalando Aric.
Caoimhe lo miró como si la posibilidad de matarla hubiese sido siquiera una opción. Segura de que la figura de Hugo aún se escondía entre las sombras.
Aric no parecía del todo convencido con los acontecimientos, pero asintió ante las palabras del anciano y continuó escuchando sus acciones siguientes.
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Off:
[1] Caoimhe es Analítica y Táctica por lo que es buena analizando las situaciones de manera estratégica para que sus acciones se resuelvan a su favor. Uso este talento para entender que el hombre con el que se ha topado posiblemente no esté merodeando por esos lares de manera inocente sino que quizás esconda también algo.
Por ahora decido unirme al grupo de Aric para entender más sobre la reliquia.
Edito: se me quedó un diálogo sin color. Perdón
Caoimhe
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Re: La reliquia de los secretos [Desafío: Bienvenidos a lo desconocido]
-¿Estás segura?- se escuchó la vocecilla de Tina en un hilo.
-Por supuesto que n... sí- respondió Mina con mucha menos seguridad de la que deseaba -Pero podría serme útil con mi predicamento.- añadió, dándose valor para avanzar hacia las dos figuras que se movían con rapidez.
El dúo dinámico tuvo que apretar el paso para alcanzarlos antes de perderlos en las oscuras catacumbas. -Vektor Cyrax- llamó la bruja cuando estuvo lo suficientemente cerca, con voz firme y segura, imprimiéndole toda su altanería. Los hombres se detuvieron un instante, pero reanudaron su paso sin voltear.
Asombrada por aquel desaire, cualquier atisbo de nerviosismo o temor desapareció, reemplazado todo con indignación. -¡Vektor Cyrax! No me hagas repetir. Detente ahora.- ordenó, su voz sonó fuerte molesta. Nuevamente, los hombres se detuvieron y aquel que iba en frente, giró levemente, apenas lo suficiente como para ver d reojo quién era la audaz mujer que lo interrumpía.
Mina había estado buscando a aquel hombre por gran parte de Verisar, luego de conocer acerca de él. Primero parecía una exageración lo que le contaban, pero a medida que recaudaba más y más información, crecía en ella el interés por encontrarlo y conocerlo, pues cuántos hombres logran transformarse a sí mismos en bio cibernéticos. Seguro tenía muchos conocimientos e información y muy seguramente, se interesaría en aquel infernal objeto que le había robado su magia.
-Tengo un desafío para ti- dijo, avanzando lentamente hacia él con su sensual cadencia y andar seguro, corriendo hacia atrás la capucha de su capa para mostrarle su rostro. -Tengo en mi poder la última creación de un un poderoso bio cibernético cuyos secretos no he podido desentrañar. Es un artilugio único, estoy segura que te interesará conocerlo y despertará tu curiosidad tanto como a mí. Es un misterio.- le dijo, intentando seducirlo para que cumpliera sus deseos. Pero no podía usar su cuerpo o sensualidad, pues aquel no era un hombre común. Sabía que la única manera de manipularlo era a través de su curiosidad e intelecto. -¿Qué dices?- insistió, ocultando como mejor pudo su impaciencia.
-Estoy ocupado- respondió con una voz plana y mecánica.
Mina resopló y volteó los ojos -De acuerdo, te ayudaré- le dijo y avanzó hacia ellos - Así terminas más rápido para poder enfocarte en mi artilugio. Andando.- dijo.
Mientras tanto, Tina se quedaba en la retaguardia, guardando las espaldas de su amiga pues ambas eran conscientes del peligro en el que Mina se ponía.
-Por supuesto que n... sí- respondió Mina con mucha menos seguridad de la que deseaba -Pero podría serme útil con mi predicamento.- añadió, dándose valor para avanzar hacia las dos figuras que se movían con rapidez.
El dúo dinámico tuvo que apretar el paso para alcanzarlos antes de perderlos en las oscuras catacumbas. -Vektor Cyrax- llamó la bruja cuando estuvo lo suficientemente cerca, con voz firme y segura, imprimiéndole toda su altanería. Los hombres se detuvieron un instante, pero reanudaron su paso sin voltear.
Asombrada por aquel desaire, cualquier atisbo de nerviosismo o temor desapareció, reemplazado todo con indignación. -¡Vektor Cyrax! No me hagas repetir. Detente ahora.- ordenó, su voz sonó fuerte molesta. Nuevamente, los hombres se detuvieron y aquel que iba en frente, giró levemente, apenas lo suficiente como para ver d reojo quién era la audaz mujer que lo interrumpía.
Mina había estado buscando a aquel hombre por gran parte de Verisar, luego de conocer acerca de él. Primero parecía una exageración lo que le contaban, pero a medida que recaudaba más y más información, crecía en ella el interés por encontrarlo y conocerlo, pues cuántos hombres logran transformarse a sí mismos en bio cibernéticos. Seguro tenía muchos conocimientos e información y muy seguramente, se interesaría en aquel infernal objeto que le había robado su magia.
-Tengo un desafío para ti- dijo, avanzando lentamente hacia él con su sensual cadencia y andar seguro, corriendo hacia atrás la capucha de su capa para mostrarle su rostro. -Tengo en mi poder la última creación de un un poderoso bio cibernético cuyos secretos no he podido desentrañar. Es un artilugio único, estoy segura que te interesará conocerlo y despertará tu curiosidad tanto como a mí. Es un misterio.- le dijo, intentando seducirlo para que cumpliera sus deseos. Pero no podía usar su cuerpo o sensualidad, pues aquel no era un hombre común. Sabía que la única manera de manipularlo era a través de su curiosidad e intelecto. -¿Qué dices?- insistió, ocultando como mejor pudo su impaciencia.
-Estoy ocupado- respondió con una voz plana y mecánica.
Mina resopló y volteó los ojos -De acuerdo, te ayudaré- le dijo y avanzó hacia ellos - Así terminas más rápido para poder enfocarte en mi artilugio. Andando.- dijo.
Mientras tanto, Tina se quedaba en la retaguardia, guardando las espaldas de su amiga pues ambas eran conscientes del peligro en el que Mina se ponía.
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Re: La reliquia de los secretos [Desafío: Bienvenidos a lo desconocido]
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La reliquia de los secretos
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La luna llena proyectaba sombras largas y sinuosas sobre las calles adoquinadas de Lunargenta. La noche había caído por completo y lejos quedó el paisaje crepuscular. La ciudad, envuelta en un aura de misterio, se alzaba imponente y antigua, con sus edificios de piedra y madera oscura, y sus callejones serpenteantes que escondían secretos de tiempos inmemoriales. Los murmullos de la noche eran interrumpidos solo por el sonido ocasional de un borracho tambaleándose o el ladrido distante de un perro.
En un rincón del jardín oculto, Fer'Avlis, Aric, Eiko y Caoimhe se habían reunido para discutir su plan. La decisión de aceptar a la vampiresa no había sido fácil, pero Aric, con su vasto conocimiento y su intuición precisa, había convencido a los demás de que era una aliada necesaria.
-Los Doromaggios son los guardianes de la Reliquia de los Secretos.-Explicó Aric con un tono sereno.-Son difíciles de encontrar, esquivos y enigmáticos. Pero he encontrado una pista en los documentos que mencionan su existencia. Hay una serie de letras: D2DBB.
Fer'Avlis frunció el ceño, su mirada penetrante reflejando su aguda mente trabajando en el enigma.
-¿Qué significan esas letras?-Preguntó Eiko, con su voz suave pero inquisitiva.
-D2DBB es el nombre de una taberna en Lunargenta.-Continuó Aric.-Si los Doromaggios están relacionados con ese lugar, es ahí donde debemos comenzar nuestra búsqueda.
---------------------------------------------------------------------
El D2DBB era una taberna modesta pero acogedora, con vigas de madera que cruzaban el techo bajo y un fuego crepitante que daba calidez a la sala principal. Las paredes estaban adornadas con tapices descoloridos y armas antiguas, creando un ambiente rústico y ligeramente intimidante. El olor a comida caliente y cerveza llena de lúpulo llenaba el aire, mezclado con el murmullo constante de los parroquianos.
Fer'Avlis, Aric, Eiko y Caoimhe tomaron asiento en una mesa en un rincón, alejados del bullicio pero con una vista clara del lugar. Aric abrió uno de sus libros sobre la mesa, revelando notas y dibujos que había recopilado en su investigación. Eiko ojeó por encima las anotaciones y los escritos de dicho libro con sutileza. La mayoría eran recogidos históricos sobre reliquias ancestrales que estaban repartidas por Aerandir. También habían muchas anotaciones de Aric alrededor de las páginas destacando la importancia de ciertas frases o simplemente haciendo comentarios que la bruja no llegaba a entender del todo.
-Primero, debemos observar.-Dijo Aric en voz baja, mirando a sus compañeros-La discreción es clave. Si los Doromaggios están aquí, no se revelarán fácilmente.
Mientras planificaban su próximo movimiento, la puerta de la taberna se abrió de golpe, dejando entrar a Vektor Cyrax, acompañado de Taquión, Mina y Tina. La entrada de tan extravagante grupo llamó la atención brevemente, pero pronto los parroquianos volvieron a sus conversaciones. No eran lo más raro que se había visto en Lunargenta.
Vektor, con su semblante severo y calculador, dirigió a su grupo hacia una mesa cercana. Mina y Tina lo siguieron de cerca, sus ojos observando el entorno con atención.
-Taquión.-Ordenó Vektor, su voz baja pero firme.-Ve a la barra y habla con el tabernero. Hazlo con discreción.
Taquión asintió, su figura imponente destacando mientras se dirigía hacia la barra. El tabernero, un hombre robusto de rostro curtido por los años, lo observó con curiosidad mientras limpiaba una jarra.
Taquión se apoyó en la barra, su presencia dominando el espacio.
-Necesito información.-Dijo Taquión, su voz grave y sin rodeos.-Estoy buscando a los Doromaggios.
El tabernero levantó una ceja, fingiendo desinterés mientras continuaba limpiando la jarra.
-No he oído hablar de ellos.
Taquión no se dejó vencer de primeras. Su mirada fija y penetrante hizo que el tabernero se moviera incómodo.
-No te conviene mentirme.-Dijo Taquión, sin levantar la voz, pero con un tono que dejaba claro que no estaba para juegos.-Este lugar tiene sus secretos, y yo tengo mis métodos para descubrirlos.
-Lo siento, amigo. Te estás equivocando de sitio.-Volvió a insistir el tabernero, más nervioso que antes pero igualmente firme en su respuesta.
Taquión miró hacia Vektor y negó con la cabeza. El científico imitó el gesto y su subordinado volvió a mirar al tabernero de aquella forma intimidante y penetrante. Podría acabar con allí mismo con él, o al menos torturarlo de formas bastante eficientes para que dijese todo lo que sabía, pero por algún motivo Vektor no quería montar un espectáculo ni llamar la atención, y debía obedecerlo sin rechistar, por lo que dejó caer su puño de forma brusca en la superficie de la barra, cosa que hizo temblar a dicho mobiliario, y se retiró no sin dejar de mirar durante un par de segundos fijamente al tabernero mientras se marchaba de vuelta a la mesa donde le esperaba el científico y las dos extrañas mujeres que se ofrecieron a ayudar en la búsqueda.
* ¿Cuál es la forma de presentarse ante un Doromaggio?
* Tenéis que proseguir la búsqueda de la forma que creáis mejor o más óptima.
En un rincón del jardín oculto, Fer'Avlis, Aric, Eiko y Caoimhe se habían reunido para discutir su plan. La decisión de aceptar a la vampiresa no había sido fácil, pero Aric, con su vasto conocimiento y su intuición precisa, había convencido a los demás de que era una aliada necesaria.
-Los Doromaggios son los guardianes de la Reliquia de los Secretos.-Explicó Aric con un tono sereno.-Son difíciles de encontrar, esquivos y enigmáticos. Pero he encontrado una pista en los documentos que mencionan su existencia. Hay una serie de letras: D2DBB.
Fer'Avlis frunció el ceño, su mirada penetrante reflejando su aguda mente trabajando en el enigma.
-¿Qué significan esas letras?-Preguntó Eiko, con su voz suave pero inquisitiva.
-D2DBB es el nombre de una taberna en Lunargenta.-Continuó Aric.-Si los Doromaggios están relacionados con ese lugar, es ahí donde debemos comenzar nuestra búsqueda.
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El D2DBB era una taberna modesta pero acogedora, con vigas de madera que cruzaban el techo bajo y un fuego crepitante que daba calidez a la sala principal. Las paredes estaban adornadas con tapices descoloridos y armas antiguas, creando un ambiente rústico y ligeramente intimidante. El olor a comida caliente y cerveza llena de lúpulo llenaba el aire, mezclado con el murmullo constante de los parroquianos.
Fer'Avlis, Aric, Eiko y Caoimhe tomaron asiento en una mesa en un rincón, alejados del bullicio pero con una vista clara del lugar. Aric abrió uno de sus libros sobre la mesa, revelando notas y dibujos que había recopilado en su investigación. Eiko ojeó por encima las anotaciones y los escritos de dicho libro con sutileza. La mayoría eran recogidos históricos sobre reliquias ancestrales que estaban repartidas por Aerandir. También habían muchas anotaciones de Aric alrededor de las páginas destacando la importancia de ciertas frases o simplemente haciendo comentarios que la bruja no llegaba a entender del todo.
-Primero, debemos observar.-Dijo Aric en voz baja, mirando a sus compañeros-La discreción es clave. Si los Doromaggios están aquí, no se revelarán fácilmente.
Mientras planificaban su próximo movimiento, la puerta de la taberna se abrió de golpe, dejando entrar a Vektor Cyrax, acompañado de Taquión, Mina y Tina. La entrada de tan extravagante grupo llamó la atención brevemente, pero pronto los parroquianos volvieron a sus conversaciones. No eran lo más raro que se había visto en Lunargenta.
Vektor, con su semblante severo y calculador, dirigió a su grupo hacia una mesa cercana. Mina y Tina lo siguieron de cerca, sus ojos observando el entorno con atención.
-Taquión.-Ordenó Vektor, su voz baja pero firme.-Ve a la barra y habla con el tabernero. Hazlo con discreción.
Taquión asintió, su figura imponente destacando mientras se dirigía hacia la barra. El tabernero, un hombre robusto de rostro curtido por los años, lo observó con curiosidad mientras limpiaba una jarra.
Taquión se apoyó en la barra, su presencia dominando el espacio.
-Necesito información.-Dijo Taquión, su voz grave y sin rodeos.-Estoy buscando a los Doromaggios.
El tabernero levantó una ceja, fingiendo desinterés mientras continuaba limpiando la jarra.
-No he oído hablar de ellos.
Taquión no se dejó vencer de primeras. Su mirada fija y penetrante hizo que el tabernero se moviera incómodo.
-No te conviene mentirme.-Dijo Taquión, sin levantar la voz, pero con un tono que dejaba claro que no estaba para juegos.-Este lugar tiene sus secretos, y yo tengo mis métodos para descubrirlos.
-Lo siento, amigo. Te estás equivocando de sitio.-Volvió a insistir el tabernero, más nervioso que antes pero igualmente firme en su respuesta.
Taquión miró hacia Vektor y negó con la cabeza. El científico imitó el gesto y su subordinado volvió a mirar al tabernero de aquella forma intimidante y penetrante. Podría acabar con allí mismo con él, o al menos torturarlo de formas bastante eficientes para que dijese todo lo que sabía, pero por algún motivo Vektor no quería montar un espectáculo ni llamar la atención, y debía obedecerlo sin rechistar, por lo que dejó caer su puño de forma brusca en la superficie de la barra, cosa que hizo temblar a dicho mobiliario, y se retiró no sin dejar de mirar durante un par de segundos fijamente al tabernero mientras se marchaba de vuelta a la mesa donde le esperaba el científico y las dos extrañas mujeres que se ofrecieron a ayudar en la búsqueda.
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* ¿Cuál es la forma de presentarse ante un Doromaggio?
* Tenéis que proseguir la búsqueda de la forma que creáis mejor o más óptima.
Thorn
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Re: La reliquia de los secretos [Desafío: Bienvenidos a lo desconocido]
Caoimhe no era ignorante a la complejidad de las sectas y grupos secretos. Llevaba casi medio año intentando desvelar la información de su propio libro encriptado y en el tiempo que había estado investigado había aprendido a entender que. como ella misma. todos en algún momento de sus vidas guardaban secretos.
Por supuesto algunos eran más cautos que otros. De la misma manera en la que algunas personas eran mucho más sutiles a la hor de obtener información que otras.
La milicia del dedo, como había apodado Caoimhe a los Doromaggios desde el momento en el que empezó a escuchar rumores sobre su existencia, no había supuesto problema alguno en ninguno de sus negocios hasta entonces. Lo cierto era, que había sido fácil obtener información parcial acerca de aquel grupo organizado gracias a su compañero [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. El grupo sectario organizado no era muy popular en Beltrexus, por lo que la mayoría de sus quehaceres se habían visto poco afectados por lo que se que esa organización tenía como objetivo. Pero, por supuesto, no eran invisibles. No a ella, al menos. Podía nombrar al menos 3 botecitos de sangre en su alacena que contenían retazos de información sobre los Doromaggios, y la chica se sintió algo tonta de haberlos desestimado de aquella manera, dejándolos en su pila de información que pensaba, jamás iba a serle últil.
Al menos hasta ahora.
El grupo al que había decidido seguir se mantuvo algo cauto una vez que atravesaron las puertas de aquella taberna, en apariencia inocente y no muy distinta al resto de lugares de Lunargenta: Aún tintados con la grandiosidad de la victoria en la guerra que opacaba una cautela oculta por los incipientes movimientos y habladurías de organización que llegaban desde el norte.
Aparte de eso, el lugar estaba lo suficientemente poblado como aparentar bullicio, pero no lo suficiente como para que las acciones poco sutiles de Taquión pasasen desapercibidas a los ojos de la chica. Por lo que había entendido, todos buscaban la misma información y aquello parecía empezar a verse como una carrera de obstáculos.
Sus compañeros mantenían una actitud pasiva ante lo que les rodeaba, sus ojos fijos en una serie de garabatos e investigaciones que ciertamente enorgullecían a Fer'Avlis. Casi podía ver el pecho hinchado por orgullo de aquel brujo mientras la chica, Eiko y Aric seguían trazando un plan silencioso y observando a los integrantes de aquel lugar.
La rudeza de uno de los hombres que se acercó a la barra hizo tambalear la misma. Caoimhe comenzaba a impacientarse: Ella no era una para dejar que el destino se echase sobre su cabeza. y su reputación y negocio sin duda no se había forjado sobre la pasividad de la observación. Al menos no necesitaba observar tanto.
-Necesito refrescar mi garganta- dijo, mientras se levantaba de la mesa que compartía con los otros tres. Estaba segura de que sus acciones no eran lo suficientemente significativas como para presentar una sospecha en sus compañeros: Al fin y al cabo era una vampiresa que no se había alimentado en meses. Su garganta, sin duda estaba seca.
Cuando alcanzó la barra le dedicó una mirada al hombre que la había hecho tambalear. Parecía enojado. Molesto y de alguna manera... herido. Su mirada a menudo se giraba hacia otras dos figuras no muy lejos de él que parecían esperar una acción que no llegaba.
El posadero se había alejado con prisa del hombre y fingía una aparente ocupación en secar los vasos de cristal tras ambos, pero su mirada reculaba de cuando en cuando también hacia el hombre que acababa de increparte. Este no se alejó de la barra, a pesar de que no había obtenido bebida alguna.
Ciertamente no era sed lo que lo llevaba hasta allí.
Aquel lugar estaba relacionado con los doromaggios de alguna manera. Su nombre era simplemente demasiado obvio como para no haber sido identificado con anterioridad... pero desestimó la idea de abordarlos de manera directa. En su lugar tomó un pequeño frasco de perfume de su bolso y se aplicó dos gotas de manera disimulada en el cuello y sus muñecas [1] El olor se esparció de manera sutil hasta el posadero que cambió su actitud de pronto a una sonrisa lozana al ver a la vampiresa, como si se hubiese olvidado de la situación que acababa de ocurrir.
-¿... Y que puedo ofrecer a una desconocida en esta noche oscura?- dijo el posadero dejando acercándose de manera sugerente inclinando su pecho sobre la barra con la excusa de que su voz se hiciese casi un susurro.
Caimhe sonrió de manera sugerente y dió la espalda al hombre con el que compartía la barra fingiendo que mostraba interés en el acercamiento del hombre.
-Veamos...- dijo la chica jugueteando con uno de sus cabellos fingiendo interés en las botellas frente a la barra- Digamos que soy mucho más de ron viejo... de esos que hombres barbudos custodian para vender tan solo a paladares dignos- sonrió de nuevo reciprocando la acción en los labios del posadero.
-Pero veo que tus... manos y dedos están curtidos en la sabiduría de tu oficio- añadió posando su propio dedo cubierto con su guantelete metálico sobre la mano del hombre mientras pronunciaba la palabra dedos de manera recalcada.- Por lo que... dejaré que seas tú quien me informe acerca de cual es mi mejor opción... por si los Nousis.- añadió. [2] Tan solo necesitaba hacer un mínimo de presión para que la garra de su guante se clavase en la piel del hombre y apenas dos gotas manchasen su propia piel, su mente entonces se vincularía a aquello que aquel hombre sabía revelando de manera parcial información fresca y útil para su quehacer.
Esperaba que la información que Pulga había repetido hasta la saciedad en sus grabaciones inconclusas tuviesen sentido para aquel hombre. La vampiresa tan solo se había dedicado a repetir frases que había oído aquí y allá y que se relacionaban con los Doromaggios. Sin duda, si aquel hombre tenía información de ellos, esperaba que su juego de seducción junto con sus palabras certeras... lo incitasen a revelar algo. Aunque fuese de manera parcial.
A un lado, el grupo con el que había llegado allí parecían enfocados en el resto de la posada, tan solo de cuando en cuando tomando notas de sus acciones, al fin y al cabo tan solo había ido a pedir algo de beber. Al otro,los acompañantes del hombre a unos pocos metros de ella en la barra hacían lo pertinente desde su lugar de la posada. Aunque el hombre cerca de ella parecía frustrado que su espalda ocultase sus palabras.
Parecía que en aquel momento, y como de costumbre, Caoimhe jugaba sola.
Por supuesto algunos eran más cautos que otros. De la misma manera en la que algunas personas eran mucho más sutiles a la hor de obtener información que otras.
La milicia del dedo, como había apodado Caoimhe a los Doromaggios desde el momento en el que empezó a escuchar rumores sobre su existencia, no había supuesto problema alguno en ninguno de sus negocios hasta entonces. Lo cierto era, que había sido fácil obtener información parcial acerca de aquel grupo organizado gracias a su compañero [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. El grupo sectario organizado no era muy popular en Beltrexus, por lo que la mayoría de sus quehaceres se habían visto poco afectados por lo que se que esa organización tenía como objetivo. Pero, por supuesto, no eran invisibles. No a ella, al menos. Podía nombrar al menos 3 botecitos de sangre en su alacena que contenían retazos de información sobre los Doromaggios, y la chica se sintió algo tonta de haberlos desestimado de aquella manera, dejándolos en su pila de información que pensaba, jamás iba a serle últil.
Al menos hasta ahora.
El grupo al que había decidido seguir se mantuvo algo cauto una vez que atravesaron las puertas de aquella taberna, en apariencia inocente y no muy distinta al resto de lugares de Lunargenta: Aún tintados con la grandiosidad de la victoria en la guerra que opacaba una cautela oculta por los incipientes movimientos y habladurías de organización que llegaban desde el norte.
Aparte de eso, el lugar estaba lo suficientemente poblado como aparentar bullicio, pero no lo suficiente como para que las acciones poco sutiles de Taquión pasasen desapercibidas a los ojos de la chica. Por lo que había entendido, todos buscaban la misma información y aquello parecía empezar a verse como una carrera de obstáculos.
Sus compañeros mantenían una actitud pasiva ante lo que les rodeaba, sus ojos fijos en una serie de garabatos e investigaciones que ciertamente enorgullecían a Fer'Avlis. Casi podía ver el pecho hinchado por orgullo de aquel brujo mientras la chica, Eiko y Aric seguían trazando un plan silencioso y observando a los integrantes de aquel lugar.
La rudeza de uno de los hombres que se acercó a la barra hizo tambalear la misma. Caoimhe comenzaba a impacientarse: Ella no era una para dejar que el destino se echase sobre su cabeza. y su reputación y negocio sin duda no se había forjado sobre la pasividad de la observación. Al menos no necesitaba observar tanto.
-Necesito refrescar mi garganta- dijo, mientras se levantaba de la mesa que compartía con los otros tres. Estaba segura de que sus acciones no eran lo suficientemente significativas como para presentar una sospecha en sus compañeros: Al fin y al cabo era una vampiresa que no se había alimentado en meses. Su garganta, sin duda estaba seca.
Cuando alcanzó la barra le dedicó una mirada al hombre que la había hecho tambalear. Parecía enojado. Molesto y de alguna manera... herido. Su mirada a menudo se giraba hacia otras dos figuras no muy lejos de él que parecían esperar una acción que no llegaba.
El posadero se había alejado con prisa del hombre y fingía una aparente ocupación en secar los vasos de cristal tras ambos, pero su mirada reculaba de cuando en cuando también hacia el hombre que acababa de increparte. Este no se alejó de la barra, a pesar de que no había obtenido bebida alguna.
Ciertamente no era sed lo que lo llevaba hasta allí.
Aquel lugar estaba relacionado con los doromaggios de alguna manera. Su nombre era simplemente demasiado obvio como para no haber sido identificado con anterioridad... pero desestimó la idea de abordarlos de manera directa. En su lugar tomó un pequeño frasco de perfume de su bolso y se aplicó dos gotas de manera disimulada en el cuello y sus muñecas [1] El olor se esparció de manera sutil hasta el posadero que cambió su actitud de pronto a una sonrisa lozana al ver a la vampiresa, como si se hubiese olvidado de la situación que acababa de ocurrir.
-¿... Y que puedo ofrecer a una desconocida en esta noche oscura?- dijo el posadero dejando acercándose de manera sugerente inclinando su pecho sobre la barra con la excusa de que su voz se hiciese casi un susurro.
Caimhe sonrió de manera sugerente y dió la espalda al hombre con el que compartía la barra fingiendo que mostraba interés en el acercamiento del hombre.
-Veamos...- dijo la chica jugueteando con uno de sus cabellos fingiendo interés en las botellas frente a la barra- Digamos que soy mucho más de ron viejo... de esos que hombres barbudos custodian para vender tan solo a paladares dignos- sonrió de nuevo reciprocando la acción en los labios del posadero.
-Pero veo que tus... manos y dedos están curtidos en la sabiduría de tu oficio- añadió posando su propio dedo cubierto con su guantelete metálico sobre la mano del hombre mientras pronunciaba la palabra dedos de manera recalcada.- Por lo que... dejaré que seas tú quien me informe acerca de cual es mi mejor opción... por si los Nousis.- añadió. [2] Tan solo necesitaba hacer un mínimo de presión para que la garra de su guante se clavase en la piel del hombre y apenas dos gotas manchasen su propia piel, su mente entonces se vincularía a aquello que aquel hombre sabía revelando de manera parcial información fresca y útil para su quehacer.
Esperaba que la información que Pulga había repetido hasta la saciedad en sus grabaciones inconclusas tuviesen sentido para aquel hombre. La vampiresa tan solo se había dedicado a repetir frases que había oído aquí y allá y que se relacionaban con los Doromaggios. Sin duda, si aquel hombre tenía información de ellos, esperaba que su juego de seducción junto con sus palabras certeras... lo incitasen a revelar algo. Aunque fuese de manera parcial.
A un lado, el grupo con el que había llegado allí parecían enfocados en el resto de la posada, tan solo de cuando en cuando tomando notas de sus acciones, al fin y al cabo tan solo había ido a pedir algo de beber. Al otro,los acompañantes del hombre a unos pocos metros de ella en la barra hacían lo pertinente desde su lugar de la posada. Aunque el hombre cerca de ella parecía frustrado que su espalda ocultase sus palabras.
Parecía que en aquel momento, y como de costumbre, Caoimhe jugaba sola.
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Off:
Uso. [1]Perfume de Freya [Elixir, Limitado,
Liquido en base a amortentia de agradable aroma que, al ser usado, incrementará considerablemente el atractivo del personaje para los demás.
Para atraer al posadero y por lo tanto que sea más dado a revelar la información que le está pidiendo.
Si esto no es efectivo, mi acción [2] usando Rastro [Mágica, 2 usos] Al tocar la sangre de un ser vivo, Caoimhe es capaz de ganar cierto entendimiento sobre el mismo: su personalidad, información suya o historia. Si se concentra, puede llegar a conocer su estado anímico en el momento de perder la muestra de sangre, pero eso gastará dos usos.
Se asegura de que esa información sea compartida de manera un poco menos generosa.
Caoimhe
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Re: La reliquia de los secretos [Desafío: Bienvenidos a lo desconocido]
Vektor Cyrax no aceptó la ayuda que ella tan generosamente le ofrecía... pero tampoco la rechazó. Simplemente guardó silencio y siguió su camino, gesto que Mina entendió como "quien calla, otorga" así que sonrió, disfrutando de su pequeña victoria. Avanzaron en silencio por aquel oscuro túnel un largo trecho, hasta que un grito de espanto los sobresaltó. Vektor, su adepto y Mina se detuvieron y voltearon, los dos últimos poniéndose en guardia, esperando un ataque de lo que sea que viniera corriendo hacia ellos.
-¡MMMMMIIIIIINNNNNAAAA!- sonó y la bruja reconoció en aquel grito la voz de la chicadreja. Sus hombros se relajaron -Tranquilos, es mi ayudante- dijo. No quería que el grandote guardaespaldas de Vektor partiera por la mitad a su peluda amiga.
Tina llegó corriendo despavorida y saltó a los brazos de Mina -¡Algo me agarró la pata!- dijo espantada -¡La patita!- exclamó casi llorando. De ahí en adelante, siguieron juntas.
Subiendo por una escalera que daba a una puerta, salieron hacia un callejón que daba a una calle; cruzándola estaba una taberna. D2DBB se leía en el letrero de la entrada -Dedosdebebe- leyó Tina -¡Qué chistoso! Es como el nombre de aquel bio en Ciudad Lagarto. ¿Te acuerdas? Que todos creíamos que se llamaba Arturito pero en realidad era R2D2 pronunciado en terrano- recordó la chicadreja y rió. Ya se le había olvidado el percance en el túnel.
Entraron y mientras Mina, Tina y Vektor tomaban una mesa, Taquión fue a la barra a pedir información de una manera tan espantosa que a Mina casi le da un infarto. Bueno, nunca para tanto, pero sí le pareció pésimo método. Aterrada como estaba, entendió que definitivamente necesitaba de su ayuda, así que decidió intervenir. Se levantó de su silla, estiró su vestido y se arregló el cabello, decidida a conseguir la información que necesitaban. -No mandes a un bruto a hacer el trabajo de un audaz- le dijo a Vektor cuando pasó junto a él. Avanzó pensando en que al final muy inteligente no sería si sus métodos eran de ese estilo.
Antes de llegar a la barra, vio como una mujer muy atractiva acaparaba la atención del tabernero.
Al pasar junto a una mesa, tomó una de las jarras que descansaban sobre ellas, desatendidas por sus despreocupados dueños, de una manera tan casual y natural que dejó bastante confundido a su dueño. La acercó a su nariz y olfateó -Perfecto- pensó al detectar un avinagrado olor a vino viejo y sonrió con malicia.
Al llegar junto a la mujer que coqueteaba con el tabernero, hizo un gesto como si se tropezara y derramó el contenido de la jarra sobre la espalda de la belleza. -¡Oh! ¡Por los dioses! ¡Perdón! Soy una torpe, discúlpame. Qué desastre... no, no, no... deja, yo te limpio- decía con una vergüenza que parecía genuina.
-¡MMMMMIIIIIINNNNNAAAA!- sonó y la bruja reconoció en aquel grito la voz de la chicadreja. Sus hombros se relajaron -Tranquilos, es mi ayudante- dijo. No quería que el grandote guardaespaldas de Vektor partiera por la mitad a su peluda amiga.
Tina llegó corriendo despavorida y saltó a los brazos de Mina -¡Algo me agarró la pata!- dijo espantada -¡La patita!- exclamó casi llorando. De ahí en adelante, siguieron juntas.
Subiendo por una escalera que daba a una puerta, salieron hacia un callejón que daba a una calle; cruzándola estaba una taberna. D2DBB se leía en el letrero de la entrada -Dedosdebebe- leyó Tina -¡Qué chistoso! Es como el nombre de aquel bio en Ciudad Lagarto. ¿Te acuerdas? Que todos creíamos que se llamaba Arturito pero en realidad era R2D2 pronunciado en terrano- recordó la chicadreja y rió. Ya se le había olvidado el percance en el túnel.
Entraron y mientras Mina, Tina y Vektor tomaban una mesa, Taquión fue a la barra a pedir información de una manera tan espantosa que a Mina casi le da un infarto. Bueno, nunca para tanto, pero sí le pareció pésimo método. Aterrada como estaba, entendió que definitivamente necesitaba de su ayuda, así que decidió intervenir. Se levantó de su silla, estiró su vestido y se arregló el cabello, decidida a conseguir la información que necesitaban. -No mandes a un bruto a hacer el trabajo de un audaz- le dijo a Vektor cuando pasó junto a él. Avanzó pensando en que al final muy inteligente no sería si sus métodos eran de ese estilo.
Antes de llegar a la barra, vio como una mujer muy atractiva acaparaba la atención del tabernero.
Al pasar junto a una mesa, tomó una de las jarras que descansaban sobre ellas, desatendidas por sus despreocupados dueños, de una manera tan casual y natural que dejó bastante confundido a su dueño. La acercó a su nariz y olfateó -Perfecto- pensó al detectar un avinagrado olor a vino viejo y sonrió con malicia.
Al llegar junto a la mujer que coqueteaba con el tabernero, hizo un gesto como si se tropezara y derramó el contenido de la jarra sobre la espalda de la belleza. -¡Oh! ¡Por los dioses! ¡Perdón! Soy una torpe, discúlpame. Qué desastre... no, no, no... deja, yo te limpio- decía con una vergüenza que parecía genuina.
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Re: La reliquia de los secretos [Desafío: Bienvenidos a lo desconocido]
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La reliquia de los secretos
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El ambiente en la taberna se tensó ligeramente.
Caoimhe notó de inmediato el efecto de su perfume, viendo cómo el posadero cambiaba su expresión. Sus ojos brillaron de repente con una mezcla de deseo y fascinación, y el tono seductor de la vampiresa había hecho el resto. Sus palabras cuidadosamente escogidas lo habían puesto en la dirección correcta. Pero mientras se preparaba para ejercer más presión y obtener la información que necesitaba, el impacto repentino de la bebida fría derramándose por su espalda interrumpió su enfoque.
Una sacudida de sorpresa la recorrió. No por el simple hecho del líquido empapando su elegante ropa, sino por el descarado modo en que había ocurrido. Giró la cabeza lentamente hacia la responsable.
Mina, con su sonrisa fingida de disculpa, parecía estar disfrutando del momento.
El líquido avinagrado bajaba por la espalda de Caoimhe y su expresión, aunque intentase controlarla, quizás ocultaba una irritación creciente. Mina había irrumpido de forma inesperada, arruinando el trabajo que la vampiresa había comenzado a tejer con el posadero. Este, visiblemente nervioso por el súbito alboroto, retrocedió, dejando de lado la atracción que el perfume había generado.
El posadero se apartó y se dirigió rápidamente a buscar un trapo para limpiar aquello que se hubiese manchado de su mobiliario o suelo. Con su retirada, cualquier información útil que Caoimhe podría haber sacado de él se desvaneció, al menos por ahora. El plan había fracasado y su ventana de oportunidad se cerraba.
Takión, visiblemente molesto, no había dejado de observar el intento de Caoimhe por obtener información. Aunque sus métodos habían sido muy distintos, su instinto le decía que la vampiresa estaba tras lo mismo que ellos. El derrame accidental de Mina no le pasó desapercibido, pero su foco se había desplazado rápidamente cuando notó que el posadero, aunque nervioso, parecía desviar la mirada hacia algo más: un hombre al fondo de la taberna.
El hombre estaba en una esquina oscura, en una mesa apartada, con el rostro parcialmente cubierto por una capucha, y algo en su actitud lo delataba. Se movía con inquietud, sus dedos tamborileaban en la madera de la mesa y, de vez en cuando, sus ojos inspeccionaban a Vektor y Taquión. Taquión, como mercenario experimentado, sabía leer los signos de un posible informante... o un espía. No sabía cuál de las dos opciones era, pero el hombre estaba claramente al tanto de más de lo que quería mostrar.
Vektor, por su parte, permanecía en su asiento, con una calma que contrastaba con la agitación de su compañero. Pero bajo esa fachada imperturbable, el científico tenía sus propios planes en marcha. Con su vista periférica, había detectado lo mismo que Taquión, pero decidió no moverse aún. Su paciencia, que tanto exasperaba a los más impulsivos, era la clave de su éxito. Sabía que el verdadero juego de poder estaba en hacer que los otros movieran ficha primero. El hecho de que alguien los observaba desde las sombras solo confirmaba que estaban en el lugar adecuado.
Mientras tanto, Fer'Avlis, Eiko y Aric, observaban la situación con interés desde su mesa. La peculiaridad del trío radicaba en que su enfoque era mucho más académico y analítico que el de los otros presentes. Fer'Avlis, el brujo, había estado garabateando símbolos y notas durante toda la interacción de Caoimhe y Mina, haciendo esquemas en un cuaderno pequeño. Tenía una idea clara de lo que debía hacer si las cosas se salían de control.
Eiko había mantenido su mirada fija en los patrones de comportamiento dentro de la taberna. Sabía que en estos lugares, la información más valiosa no siempre era dicha en voz alta, sino transmitida mediante gestos, miradas y reacciones sutiles. Y ahora, al notar al posadero acercarse a la mesa oscura, su mente comenzó a trazar posibles rutas de acción.
Aric estaba visiblemente inquieto. Aunque trataba de mantener la compostura, era evidente que la tensión en el aire lo afectaba. Lanzó una mirada rápida a Fer'Avlis, buscando algún tipo de dirección o confirmación de que debían intervenir.
* Caoimhe. La intervención de Mina ha frustrado tu plan inicial con el posadero. Sin embargo, has notado que el mismo posadero se dirige ahora a una mesa oculta en las sombras. Esta es tu oportunidad de redirigir tu atención hacia algo más interesante. Puedes decidir acercarte y observar, o incluso confrontar directamente a los ocupantes de la mesa para intentar recuperar el control de la situación. También podrías intentar algún otro enfoque para obtener la información que necesitas, quizás usando tus habilidades vampíricas o tu conocimiento del lugar.
* Mina. Tu intervención ha tenido "éxito" en desviar la atención del posadero de Caoimhe, pero eso ha generado una tensión que no había antes. El posadero ahora se mueve hacia una mesa sospechosa, y parece que alguien más está involucrado. Puedes decidir seguirle y tratar de obtener la información por otros medios, o incluso intervenir directamente para obtener lo que buscas.
* Como supongo que es lógico, ambas estáis en uno de los dos bandos que se han formado en la taberna. Aunque sé que sois unas pícaras malas malísimas que vais por libre en verdad, os voy a encajar en mi esquema mental a cada una en cada bando. Esto hará que solo podáis manejar los personajes de vuestro "bando" y no del otro, es decir, por ejemplo, Mina puede manejar a Taquión y a Vektor, pero no a Fer'Avlis, Eiko o Aric. Lo mismo, pero a la inversa, con Caoimhe.
* ¿Cuál es la forma de presentarse ante un Doromaggio?
Caoimhe notó de inmediato el efecto de su perfume, viendo cómo el posadero cambiaba su expresión. Sus ojos brillaron de repente con una mezcla de deseo y fascinación, y el tono seductor de la vampiresa había hecho el resto. Sus palabras cuidadosamente escogidas lo habían puesto en la dirección correcta. Pero mientras se preparaba para ejercer más presión y obtener la información que necesitaba, el impacto repentino de la bebida fría derramándose por su espalda interrumpió su enfoque.
Una sacudida de sorpresa la recorrió. No por el simple hecho del líquido empapando su elegante ropa, sino por el descarado modo en que había ocurrido. Giró la cabeza lentamente hacia la responsable.
Mina, con su sonrisa fingida de disculpa, parecía estar disfrutando del momento.
El líquido avinagrado bajaba por la espalda de Caoimhe y su expresión, aunque intentase controlarla, quizás ocultaba una irritación creciente. Mina había irrumpido de forma inesperada, arruinando el trabajo que la vampiresa había comenzado a tejer con el posadero. Este, visiblemente nervioso por el súbito alboroto, retrocedió, dejando de lado la atracción que el perfume había generado.
El posadero se apartó y se dirigió rápidamente a buscar un trapo para limpiar aquello que se hubiese manchado de su mobiliario o suelo. Con su retirada, cualquier información útil que Caoimhe podría haber sacado de él se desvaneció, al menos por ahora. El plan había fracasado y su ventana de oportunidad se cerraba.
Takión, visiblemente molesto, no había dejado de observar el intento de Caoimhe por obtener información. Aunque sus métodos habían sido muy distintos, su instinto le decía que la vampiresa estaba tras lo mismo que ellos. El derrame accidental de Mina no le pasó desapercibido, pero su foco se había desplazado rápidamente cuando notó que el posadero, aunque nervioso, parecía desviar la mirada hacia algo más: un hombre al fondo de la taberna.
El hombre estaba en una esquina oscura, en una mesa apartada, con el rostro parcialmente cubierto por una capucha, y algo en su actitud lo delataba. Se movía con inquietud, sus dedos tamborileaban en la madera de la mesa y, de vez en cuando, sus ojos inspeccionaban a Vektor y Taquión. Taquión, como mercenario experimentado, sabía leer los signos de un posible informante... o un espía. No sabía cuál de las dos opciones era, pero el hombre estaba claramente al tanto de más de lo que quería mostrar.
Vektor, por su parte, permanecía en su asiento, con una calma que contrastaba con la agitación de su compañero. Pero bajo esa fachada imperturbable, el científico tenía sus propios planes en marcha. Con su vista periférica, había detectado lo mismo que Taquión, pero decidió no moverse aún. Su paciencia, que tanto exasperaba a los más impulsivos, era la clave de su éxito. Sabía que el verdadero juego de poder estaba en hacer que los otros movieran ficha primero. El hecho de que alguien los observaba desde las sombras solo confirmaba que estaban en el lugar adecuado.
Mientras tanto, Fer'Avlis, Eiko y Aric, observaban la situación con interés desde su mesa. La peculiaridad del trío radicaba en que su enfoque era mucho más académico y analítico que el de los otros presentes. Fer'Avlis, el brujo, había estado garabateando símbolos y notas durante toda la interacción de Caoimhe y Mina, haciendo esquemas en un cuaderno pequeño. Tenía una idea clara de lo que debía hacer si las cosas se salían de control.
Eiko había mantenido su mirada fija en los patrones de comportamiento dentro de la taberna. Sabía que en estos lugares, la información más valiosa no siempre era dicha en voz alta, sino transmitida mediante gestos, miradas y reacciones sutiles. Y ahora, al notar al posadero acercarse a la mesa oscura, su mente comenzó a trazar posibles rutas de acción.
Aric estaba visiblemente inquieto. Aunque trataba de mantener la compostura, era evidente que la tensión en el aire lo afectaba. Lanzó una mirada rápida a Fer'Avlis, buscando algún tipo de dirección o confirmación de que debían intervenir.
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* Caoimhe. La intervención de Mina ha frustrado tu plan inicial con el posadero. Sin embargo, has notado que el mismo posadero se dirige ahora a una mesa oculta en las sombras. Esta es tu oportunidad de redirigir tu atención hacia algo más interesante. Puedes decidir acercarte y observar, o incluso confrontar directamente a los ocupantes de la mesa para intentar recuperar el control de la situación. También podrías intentar algún otro enfoque para obtener la información que necesitas, quizás usando tus habilidades vampíricas o tu conocimiento del lugar.
* Mina. Tu intervención ha tenido "éxito" en desviar la atención del posadero de Caoimhe, pero eso ha generado una tensión que no había antes. El posadero ahora se mueve hacia una mesa sospechosa, y parece que alguien más está involucrado. Puedes decidir seguirle y tratar de obtener la información por otros medios, o incluso intervenir directamente para obtener lo que buscas.
* Como supongo que es lógico, ambas estáis en uno de los dos bandos que se han formado en la taberna. Aunque sé que sois unas pícaras malas malísimas que vais por libre en verdad, os voy a encajar en mi esquema mental a cada una en cada bando. Esto hará que solo podáis manejar los personajes de vuestro "bando" y no del otro, es decir, por ejemplo, Mina puede manejar a Taquión y a Vektor, pero no a Fer'Avlis, Eiko o Aric. Lo mismo, pero a la inversa, con Caoimhe.
* ¿Cuál es la forma de presentarse ante un Doromaggio?
Thorn
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Re: La reliquia de los secretos [Desafío: Bienvenidos a lo desconocido]
Mina ya ni siquiera se esforzaba en disimular sus verdaderas intenciones y parecía disfrutar molestar a aquella mujer. -Oh/disculpa mi torpeza/en verdad/no sé qué pasó/me tropecé con una hormiga cabezona/qué pena más grande/tu bello vestido/pagaré la lavandera/soy tan torpe...- repetía sin dejar hablar a la mujer que seguramente estaba deseando deshacerse de ella. Tampoco la dejaba darse vuelta y alejarse, haciendo como si le secara lo mojado le entorpecía el camino.
Claramente aquella mujer también buscaba algo. Ojalá no fuera lo mismo que ella. Pero por si las moscas, le dificultaría el trabajo un poco, creyendo que Vektor entendería el pase que le daba para que actuara.
Pero la bruja olvidaba algo; los hombres en general no saben leer entre líneas. No importa cuan inteligentes sean, si no aprenden la habilidad de captar indirectas desde chiquitos, de grandes ya es prácticamente imposible.
En la mesa, Takión se contenía, esperando la orden de Vektor, quien hacía gala de su impasibilidad hacía cálculos mentales respecto al trío con el que la mujer de la barra había llegado, presintiendo que serían su competencia en la obtención del libro. Observaba también al tabernero que había intentado pasar desapercibido al escabullirse hacia la mesa del fondo.
El ambiente estaba tenso y pesado, tan denso que se podía cortar con un dedo. Todos miraban hacia todos lados, reparando en los presentes, a la espera de la reacción de alguien. Aquello era un muelle en tensión a punto de reventar.
Todos excepto Tina. Ella había observado todo también, en silencio, pensando, recordando... las cosas eran muchísimo más simples a los ojos de ella.
Como era bajita y chuiquita, insignificante, nadie notó que se bajó de su silla y fue hacia la mesa del encapuchado. -¿Te sientes solo? Deja que el DEDO entre en ti- le dijo a los dos hombres, quienes la miraron estupefactos y confundidos.
Claramente aquella mujer también buscaba algo. Ojalá no fuera lo mismo que ella. Pero por si las moscas, le dificultaría el trabajo un poco, creyendo que Vektor entendería el pase que le daba para que actuara.
Pero la bruja olvidaba algo; los hombres en general no saben leer entre líneas. No importa cuan inteligentes sean, si no aprenden la habilidad de captar indirectas desde chiquitos, de grandes ya es prácticamente imposible.
En la mesa, Takión se contenía, esperando la orden de Vektor, quien hacía gala de su impasibilidad hacía cálculos mentales respecto al trío con el que la mujer de la barra había llegado, presintiendo que serían su competencia en la obtención del libro. Observaba también al tabernero que había intentado pasar desapercibido al escabullirse hacia la mesa del fondo.
El ambiente estaba tenso y pesado, tan denso que se podía cortar con un dedo. Todos miraban hacia todos lados, reparando en los presentes, a la espera de la reacción de alguien. Aquello era un muelle en tensión a punto de reventar.
Todos excepto Tina. Ella había observado todo también, en silencio, pensando, recordando... las cosas eran muchísimo más simples a los ojos de ella.
Como era bajita y chuiquita, insignificante, nadie notó que se bajó de su silla y fue hacia la mesa del encapuchado. -¿Te sientes solo? Deja que el DEDO entre en ti- le dijo a los dos hombres, quienes la miraron estupefactos y confundidos.
Mina Harker
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