Una gran desilusión [Libre]

Decidí subir a la montaña mas alta que encontré para ver que tenia a mi alrededor, mi desilusión fue mayúscula cuando descubrí que no había nada solo un gran desierto blanco a mi alrededor.

¿por esta birria de reino e arriesgado yo mi **** vida?

si había algo claro era que no encontraría mi hogar en un sitio tan desierto, por no decir que era demasiado blanco para mi, no lo aguantaba, y con una gran desilusión decidí hacer allí mismo mi campamento. aunque decidí no abrir un fuego, nunca se sabe quien merodea a tu alrededor aunque seria extraño que me pillaran por sorpresa en este paraje, me distraje un poco jugando con el sable que me habían dado recientemente, que raro me sentía empuñando una arma mas larga me mi querida daga, pero de todas formas se notaba que era una arma ligera pensada para un estilo de combate elástico y rápido como el mío.

¿tendría que haber aceptado la invitación a unirme a ese clan de vampiros?

pensé, pero deseche rápidamente esa idea de mi cabeza, aun quedaba un montón de mundo, y tenia la intención de explorarlo antes de encadenarme a un lugar, y aun no había desechado la idea de encontrarme un buen lugar en este reino aunque la primera impresión fue mala.

Ya había transcurrido suficiente tiempo como para descansar después de la escalada, y empecé a descender la montaña por la otra banda, para ver si encontraba algo mínimamente interesante, aunque la cosa no prometía mucho, aunque seguí adelante por mera cuestión de tenacidad, cuando de repente escuche una conversación.

¿de donde vendrá este ruido?

Pensé, parecía que el idioma fuera orco, ya que se trataba del idioma gutural de los orcos

de golpe ya no es tan aburrida la cosa, aunque tendré que encontrar la forma de llegar a ellos...

Así que me puse a buscar, y al rato encontré una entrada a una cueva, mire hacia los lados para asegurarme que no me siguiera nadie, y me metí en la cueva despacio, antes de atacar decidí hacer un examen a las fuerzas enemigas aunque me encontré a un orco rezagado y decidí alimentarme de el, luego escondí el cadáver, siguiendo hacia delante por el camino central, llegue a una sala con siete orcos delante un fuego y otros cinco echados en un lado durmiendo.

no podrían hacer mas ruido ni que quisieran.

y me prepare para la batalla, saque mis cuchillas, y empecé a decidir la estrategia que seguiría.

Una voz grave retumbó entre las paredes de la cueva, sorprendiendo al recién llegado.

- Mátenlo – pronunció seguido por una risa infantil que lo secundó. Se oyó un golpe y varios de los orcos dormidos levantaron la mirada hacia la figura que acababa de ingresar a la cueva. De sus grotescos rostros chorreaba una saliva espesa que embarraba la tierra sobre la que se hallaban dispersos. Varios se abalanzaron hacia el vampiro cuando un sonido agudo llenó el ambiente.

- ¡No! No lo maten… No todavía – pidió la voz de una niña quien rió a continuación. Las bestias detuvieron su paso veloz sin saber qué hacer y tropezaron. Un chasquido de lengua de reprobación provino nuevamente del fondo.

Dos orcos rugieron y se abalanzaron, eran luchadores tan feroces como torpes, pero el número era una clara desventaja para el vampiro. Las dos figuras ocultas entre las sombras, lejos de donde la lumbre del fuego podía ayudar a divisarlas, observaban expectantes la reacción del intruso.

maldición

Pensé.

que me descubrieran unos orcos tan ruidosos..., no esto no a sido obra suya, a sido cosa de la niña esa, ¿quien debe ser?

Aunque no tenia tiempo en pensar en esto, no por ahora, pude ver las sombras de los orcos, su intento de ocultarse fue frustrado por su increíble ruido al andar

por suerte no se les da bien eso de ocultarse, mira que intentar ocultarse sin hacer ruido llevando armaduras pesadas, cuando aprenderán

Pensé divertido, y decidí actuar...

- Esto yo, adiós.

arroje las dagas que tenia preparadas contra los orcos, aunque no los podía ver con claridad intuía donde estaban por las sombras moviéndose y el ruido, esperaba tocar amenos a uno, fue una gran perdida para mi el tener que arrojar cinco dagas, pues savia que estas no las recuperaría, y empecé a correr por el pasadizo dirección a la salida aunque me pare a medio camino mirando que aun no se abalanzaban sobre mi y me oculte en un agujero que había en la pared sin hacer ruido, esperando a que los orcos se fueran para afuera en busca mía.

- Oughhhh- rugió un orco alcanzado por una de las armas que habría arrojado el vampiro. Quitó de un tirón el arma que se había clavado en su garganta y la miró con gesto estúpido para caer desplomado en el suelo. Las demás armas no acabaron con nadie pero si rozaron a dos que salieron con rasguños, sin embargo al caer su compañero, tropezaron con él y se desparramaron en el suelo.

- ¡Idiotas!- exclamó una voz masculina desde el fondo, y la risa de una niña pequeña resonó como campanillas movidas por el viento. - ¡Los mataré yo mismo! - gritó amenazante y las bestias titubearon nuevamente, se miraron entre sí sin saber que hacer. Tres de ellos salieron raudos hacia el exterior, un poco en búsqueda del intruso y otro tanto escapando de la ira del hombre que acabada de amenazarlos.Hicieron bien, pues del vampiro desde su escondite pudo ver cómo una cabeza rodó frente a él deteniéndose a poca distancia de donde se ocultaba. Los gritos de las bestias eran desgarradores, una brazo solo voló y dio contra una de las paredes de la cueva. Cinco de las bestias había muerto, destrozados en manos de hombre que hasta ahora el vampiro no lograba divisar.

- No, no los mates a todos..  déjame alguno - dijo la niña cuya voz se acercaba - y a ese...- se escuchó más cerca. En el hueco donde el vampiro se había ocultado apareció una pequeña asomándose dentro, sus ojos eran de un rojo carmesí, la mitad de su rostro blanca como la nieve con unos bucles castaños rozándole la mejilla, la otra mitad de su rostro era irreconocible, parecía una máscara hecha de barro reseco, pero no, era su piel, surcada por horribles cicatrices, no tenía oreja sino una pequeña elevación amorfa de carne deforme, el poco pelo que tenia de ese lado crecía desparejo y escaso. - ¿Qué haces aquí ? Interrumpes nuestro descanso ... ¿Sabías? - le preguntó al vampiro acercando tanto su rostro medio deforme al suyo que no encajaba con el dulce timbre su voz de niña.

Decidí ser precavido y contar la verdad para poder evitar un enfrentamiento, no me fiaba de esas personas, no parecían normales, el hombre ese tan sangriento y las ganas locas de poder matar algo de esa chica, que no me daba repugnancia solo era por precaución, lo que yo me podía imaginar es que poderosos tenían que ser, pues obligar a unos orcos a ser sus esclavos, conociendo su corazón agresivo y sangriento además de lo poco bien que le caen los humanos...

- H-hola, solo pasaba por aquí de viaje cuando escuche a esos ruidoso orcos y como tenia hambre decidí ir a cazar un poco, perdón por haber matado a vuestros esclavos, si queréis puedo ayudaros a conseguir de nuevos e incluso os podría ir bien la ayuda de un asesino silencioso como yo.

Conseguí decir.

espero que me acepten como miembro de su grupo o amenos por ahora, no me gusta mucho la idea de tener que pelear contra estos dos, no me fió de ellos.

Pensé.

La niña rió y miró hacia su izquierda de donde apareció un alto hombre de tez morena cuyos cabellos oscuros caían sobre sus hombros, sus ojos cambiaban del carmesí vampírico a un tono verdoso mientras lo miraba.

- ¿Me lo puedo quedar? - dijo sonriente mirando al hombre.

- No es un juguete como para que te lo quedes.. pero has como quieras -Miró serio a Dimobo - Es un vampiro como nosotros, pero obviamente mucho más joven... - lo miró con desdén y se dirigió al fondo pateando una cabeza de orco en el suelo que él mismo había desgarrado mientras la niña continuaba frente a él agachada mirándolo.

- ¿Conoces a Arthur? - preguntó sin miramientos la niña - Estamos buscándolo... - se llevó un dedo al labio con gesto pensativo - O Walter... no se cómo lo llaman.. yo le digo padre aunque luce de mi edad - rió - es gracioso si lo piensas - volvió a reir pero se puso seria de repente - Él me hizo esto  - giro su rostro para que vea la parte demacrada - ¿Quieres saber qué se siente? - torció su rostro con una carga de locura en los ojos y volvió a la mirada dulce de momentos atrás - Si te damos algo para él.. ¿Prometes llevarlo? -

- N-no hace falta que me enseñes el dolor que causa, y tampoco conozco a ese tipo, pero si me dices donde lo puedo encontrar le daré lo que quieras, solo déjame recoger mis dagas

Le dije mirándole fijamente a los ojos, acto seguido me fui a la sala del lado a por las dagas y me encontré al otro vampiro pataleando las cabezas de orcos, le mire tímidamente y me fui a recoger mis dagas, ya de paso aproveché para rellenar mi bota de sangre, la sangre de orco no era la que mas me gustara pero ya era mejor que nada.

Así que al final resultan ser vampiros como yo, aunque como son mayores mejor les escucho y les obedezco para poder sobrevivir, aunque he de reconocer que me sentía un poco como poseído como si fuera un objeto

Pensé, así que estaba sentado en un rincón una vez me avía preparado, esperando que me dijeran que tenia que hacer, me puse a limpiar las dagas sucias de sangre y luego saque una piedra de afilar para terminar con la tarea de mantenimiento de las dagas, una vez terminado con eso me recosté en la pared y me quede dormido, hacia tiempo que no dormia.

La niña sonrió y su rostro fue una máscara de hipocresía, podía parecer una niña pero no lo era, tenía más de 60 años muerta en vida y su aspecto infantil era más mortífero que encantador. La niña lo miró con asco y cambió a una sonrisa que pareció sincera, iba a decir algo pero fue otra voz la que pronuncio palabra.

- Si lo envías con Arthur lo único que conseguirás es que lo maten - la niña miró hacia su izquierda con odio en la mirada - No puedes simplemente enviarlo a la muerte, sea como sea sigue siendo uno de los nuestros. - La niña se enderezó y sacudió los hombros a modo de derrota.

- Bien...- dijo mientras caminaba hacia el fondo de la pequeña cueva. El joven vampiro la siguió con la mirada pero fue un ruido de la entrada lo que le llamó la atención. Dos orcos miraban hacia dentro confundidos  temerosos de lo que le sucediera.

- Entren antes que me arrepienta y los despedace por inútiles -dijo el hombre y las bestias ingresaron - Tú sin embargo - dijo esta vez dirigiéndose hacia el vampiro - puedes hacer una cosa si quieres mantenerte vivo, huye en este momento... - La niña rió - No le darás caza Joselyn - dijo con tono de advertencia a su compañera - y rápido podría recomendarte... Y no andes solo, pues el norte es tierra de dragones y no les simpatizamos.

Después de escuchar el consejo decidí irme de allí cuanto antes, prepare mi equipaje y me fui despidiéndome antes de los dos vampiros, avía dejado este capitulo como cerrado por el momento mas adelante ya intentaría descubrir que se traían entre manos.
Baje de nuevo por la montaña, no encontré ningún otro contratiempo esta vez y cuando llegue a bajo de la montaña aun se divisaba todo blanco

Sera cuestión de andar supongo

Pensé, y me puse a andar camino al sur, no encontré enemigo alguno pero si pude deleitar mi vista con curiosas criaturas como un ciervo que encontré, parecía como un caballo con cuernos, también encontré una lechuza un curioso pájaro todo blanco y con unos ojos grandes y negros, también vi como unas bolitas peludas bajo el árbol donde vivía la lechuza, eso me llamo la atención y cuando me acerque a una y la desenrolle encontré un amasijo de huesos, con lo que creí que eran sus victimas, realmente curioso pero tenia que seguir avanzando..., siempre hacia delante, asta que por fin llegue a divisar un cambio brutal en el ambiente, de ser completamente blanco a tener zonas verdes, y al final llegue a lo que parecía un bosque de hierba alta, ¡¡¡una nueva aventura me esperaba!!!
                                                 fin