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El potro agradece que ella le permita aquellas muestras de afecto, a ella se la veía un poco extrañada y fuera de lugar, como si no estuviera acostumbrada a aquello y solo buscara el sexo y no el cariño y afecto de una relación de pareja implicara. Philip insistía con suavidad en los besos, en frotar su hocico por el cuello de ella cariñoso en el desayuno. Tras salir a la calle y rodearle la cintura con uno de sus brazos, el lo aparta un poco cohibido y con el hocico sonrojado.
-Oh, perdona, no pretendía eso…-Dice ciertamente con el hocico muy sonrojado, y las orejas un poco gachas, mientras suelta la cintura de ella, no sabía qué hacer con las manos, de modo que se limita a meterlas en los bolsillos de su chaleco de cuero, aunque permanecía junto a la hembra.
Se había dejado besar, agitando las equinas orejas con gracia, sonriendo por el gesto de ella. Ella empieza a hablar con seriedad con él, el potro se estremece un poco por las palabras de ella, entre temeroso y apenado, pero la deja hablar mientras camina junto a ella, agitando su espesa cola de crines oscuras.
-A mí me pareces muy buena Wood, la gente cambia.- Le responde el potro mientras le toma de una mano y le besa los dedos con su sedoso y cálido hocico. - Estoy seguro que entre los dos podremos hacer algo, seguro que puedo acostumbrarme.- Dice con una sonrisa confiado, riendo suave mientras le suelta la mano, pues no quería que ella pensara que la estaba reclamando como suya, pues era evidente que la licántropo aun no tenía aquello muy claro. -Yo no quiero dejarte Wood… eres la única hembra que creo que puede ayudarme y me comprende, necesito de tu fuerza, de tu inteligencia y valor, yo a cambio puedo recompensarte de alguna manera…- encoge los hombros, bajando la mirada y las orejas, sumiso. - Seré tuyo, Wood, seré de tu propiedad si eso es lo que quieres aunque…-ladea la cabeza pensativo. - No conozco la costumbres de los licántropos, ¿que implicaría pertenecerte?- El potro la mira algo asustado, con los ojos muy abiertos ante la amenaza de arrancarle los ojos si miraba a otra hembra. -Oh…ah… claro, por eso no te preocupes, solo tendré ojos para ti.- Le asegura el potro con voz algo temblorosa, pues veía muy capaz a la licántropo de intentar hacerle algo así.
Ve como de una taberna cercana, sale volando el ave de Wood, un animal que había oído que llamaba Chy, este saluda al pájaro con un movimiento de cabeza, haciendo ondular sus largas crines oscuras, el largo flequillo le cae entre los ojos de intenso color verde. Caminan gasta la tienda del anciano Julien, el ecutauro tampoco llevaba la espada que había comprado el día anterior pues necesitaba restaurarla, pero si llevaba sus dos dagas gemelas de hoja curva. Tras comprobar que la tienda ya estaba abierta, el potro abre la puerta he invita a pasar a Wood primero, tanto por educación como porque pensaba que la mujer hablaría mejor con el viejo tendero y le podría sacar mejor la información y obtener el nombre del capitán del barco que trajo a Lunargenta al ecutauro.
-Oh, perdona, no pretendía eso…-Dice ciertamente con el hocico muy sonrojado, y las orejas un poco gachas, mientras suelta la cintura de ella, no sabía qué hacer con las manos, de modo que se limita a meterlas en los bolsillos de su chaleco de cuero, aunque permanecía junto a la hembra.
Se había dejado besar, agitando las equinas orejas con gracia, sonriendo por el gesto de ella. Ella empieza a hablar con seriedad con él, el potro se estremece un poco por las palabras de ella, entre temeroso y apenado, pero la deja hablar mientras camina junto a ella, agitando su espesa cola de crines oscuras.
-A mí me pareces muy buena Wood, la gente cambia.- Le responde el potro mientras le toma de una mano y le besa los dedos con su sedoso y cálido hocico. - Estoy seguro que entre los dos podremos hacer algo, seguro que puedo acostumbrarme.- Dice con una sonrisa confiado, riendo suave mientras le suelta la mano, pues no quería que ella pensara que la estaba reclamando como suya, pues era evidente que la licántropo aun no tenía aquello muy claro. -Yo no quiero dejarte Wood… eres la única hembra que creo que puede ayudarme y me comprende, necesito de tu fuerza, de tu inteligencia y valor, yo a cambio puedo recompensarte de alguna manera…- encoge los hombros, bajando la mirada y las orejas, sumiso. - Seré tuyo, Wood, seré de tu propiedad si eso es lo que quieres aunque…-ladea la cabeza pensativo. - No conozco la costumbres de los licántropos, ¿que implicaría pertenecerte?- El potro la mira algo asustado, con los ojos muy abiertos ante la amenaza de arrancarle los ojos si miraba a otra hembra. -Oh…ah… claro, por eso no te preocupes, solo tendré ojos para ti.- Le asegura el potro con voz algo temblorosa, pues veía muy capaz a la licántropo de intentar hacerle algo así.
Ve como de una taberna cercana, sale volando el ave de Wood, un animal que había oído que llamaba Chy, este saluda al pájaro con un movimiento de cabeza, haciendo ondular sus largas crines oscuras, el largo flequillo le cae entre los ojos de intenso color verde. Caminan gasta la tienda del anciano Julien, el ecutauro tampoco llevaba la espada que había comprado el día anterior pues necesitaba restaurarla, pero si llevaba sus dos dagas gemelas de hoja curva. Tras comprobar que la tienda ya estaba abierta, el potro abre la puerta he invita a pasar a Wood primero, tanto por educación como porque pensaba que la mujer hablaría mejor con el viejo tendero y le podría sacar mejor la información y obtener el nombre del capitán del barco que trajo a Lunargenta al ecutauro.
Última edición por Philip Ecutauro el Mar Mar 25 2014, 18:52, editado 1 vez
Kida Escamarubí
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Re: Obteniendo respuestas. (Wood + 18 y abierto bajo petición MP )
Philip no volvió a tocarme hasta que llegamos a la tienda de Julien, en realidad eso me cabreó un poco, sin contar que parecía no comprender el sentido de mis palabras. Mi orgullo era muy grande como para pedirle que volviera a abrazarme y mi tozudez tan fuerte que no veía como él no comprendía que quería decir el pertenecerme. Me mantuve en silencio, pensativa, hasta llegar a la vieja tienda del viejo humano. Me reí ante la ironía que se planteaba cuando pensaba en ese dúo, probablemente ambos acabarían sus días juntos.
-Feith, llegas temprano mi niña
-Hola Julien le dije sonriendo mientras me acercaba a él a grandes pasos, parecía que había pasado mucho mas que un día desde la última vez que le había visto. Por un momento casi olvidé a Philip, por lo que me giré rápidamente y tomándolo de la mano, nos aceramos al mostrador. El hombre arqueó una ceja levemente y sonrió.
-Asi que… se conocían después de todo dijo con una gran sonrisa al tiempo en que reparaba en el potro y dirigiéndose a él le preguntó ¿Cómo marcha la espada hijo?No recuerdo tu nombre…
Me adelanté momentáneamente a la respuesta de mi compañero y me perfilé un poco entre ambos. Ya podrán hablar de eso, quiero que antes de que comiences a conversar con él me respondas algo o luego olvidarás que existo con tu laaaarga conversación le dije mostrando una chispa de carisma. Mis palabras no eran mentira y si les dejaba, podría hacerse la noche hasta que pudiera arrancarle alguna respuesta al viejo. Él me miró como un avecilla herida, pero asintió. Sabía que tenía razón.
-Julien, ¿qué sabes del mercado de los esclavos? Estamos tras un capitán y sus marineros, queremos… cerciorarnos de que no vuelvan a atacar o secuestrar a más inocentes del pueblo de Philip.
El hombre se quedó pensativo durante algunos instantes.
-Te diré qué haremos, mi niña. Ve a disfrutar con tu noviecito y ven por aquí antes de que me vaya a dormir ¿te parece?. sentenció acabando con un guiño de picardía.
Me dieron ganas de abrazarle muy fuerte, pero me retuve por temor a descuaringajarle. Asentí y me senté en una silla cercana mientras esperaba a que la conversación de los hombres terminara. En el entretiempo pensé que no estaría mal ir a la posada. La dueña podría saber algo más del tema e ir al puerto. Hacerme pasar por una extravagante comerciante o coleccionista podría no ser una mala idea…Aunque por el momento había algo más que me molestaba de sobremanera.
¿Qué querría Philip de mi?
Al salir de la tienda tomé la palabra Philip, ¿qué quieres de mi? le pregunté directamente. Se que quieres que te ayude con lo de tu aldea y lo haré, pero, ¿cómo quieres que te trate? me puse frente a él y busqué su mirada. Hoy me preguntaste lo que significa ser de mi propiedad… le acaricié el pecho y bajé mis dedos por sus abdominales.
Ponte en mi lugar Philip, ¿te gustaría que viera a otro u otros hombres y me entregara a ellos?. Un leve sonrojo comenzó a subir desde mi corazón hacia mis mejillas mientras esperaba su respuesta.
-Feith, llegas temprano mi niña
-Hola Julien le dije sonriendo mientras me acercaba a él a grandes pasos, parecía que había pasado mucho mas que un día desde la última vez que le había visto. Por un momento casi olvidé a Philip, por lo que me giré rápidamente y tomándolo de la mano, nos aceramos al mostrador. El hombre arqueó una ceja levemente y sonrió.
-Asi que… se conocían después de todo dijo con una gran sonrisa al tiempo en que reparaba en el potro y dirigiéndose a él le preguntó ¿Cómo marcha la espada hijo?No recuerdo tu nombre…
Me adelanté momentáneamente a la respuesta de mi compañero y me perfilé un poco entre ambos. Ya podrán hablar de eso, quiero que antes de que comiences a conversar con él me respondas algo o luego olvidarás que existo con tu laaaarga conversación le dije mostrando una chispa de carisma. Mis palabras no eran mentira y si les dejaba, podría hacerse la noche hasta que pudiera arrancarle alguna respuesta al viejo. Él me miró como un avecilla herida, pero asintió. Sabía que tenía razón.
-Julien, ¿qué sabes del mercado de los esclavos? Estamos tras un capitán y sus marineros, queremos… cerciorarnos de que no vuelvan a atacar o secuestrar a más inocentes del pueblo de Philip.
El hombre se quedó pensativo durante algunos instantes.
-Te diré qué haremos, mi niña. Ve a disfrutar con tu noviecito y ven por aquí antes de que me vaya a dormir ¿te parece?. sentenció acabando con un guiño de picardía.
Me dieron ganas de abrazarle muy fuerte, pero me retuve por temor a descuaringajarle. Asentí y me senté en una silla cercana mientras esperaba a que la conversación de los hombres terminara. En el entretiempo pensé que no estaría mal ir a la posada. La dueña podría saber algo más del tema e ir al puerto. Hacerme pasar por una extravagante comerciante o coleccionista podría no ser una mala idea…Aunque por el momento había algo más que me molestaba de sobremanera.
¿Qué querría Philip de mi?
Al salir de la tienda tomé la palabra Philip, ¿qué quieres de mi? le pregunté directamente. Se que quieres que te ayude con lo de tu aldea y lo haré, pero, ¿cómo quieres que te trate? me puse frente a él y busqué su mirada. Hoy me preguntaste lo que significa ser de mi propiedad… le acaricié el pecho y bajé mis dedos por sus abdominales.
Ponte en mi lugar Philip, ¿te gustaría que viera a otro u otros hombres y me entregara a ellos?. Un leve sonrojo comenzó a subir desde mi corazón hacia mis mejillas mientras esperaba su respuesta.
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Re: Obteniendo respuestas. (Wood + 18 y abierto bajo petición MP )
El Ecutauro espera a que Wood entrara a la tienda del viejo Julien, escucha como el viejo le da la bienvenida y ella le saluda, justo cuando se disponía a entrar, ve como Wood se vuelve hacia él y lo toma de la mano tirando con firmeza para que pasare, trastabillando un poco en el escalón, los pies, que eran como cascos de caballo y herrados, resuenan con fuerza en el suelo de madera de la variopinta tienda. Camina con la mujer, tomándole el también de la mano hacia el mostrados, la sensación de sentir aquel contacto le hacía estremecerse y que la sangre le hirviera.
-S…si, así es…-Responde con la piel oscura del hocico sonrojada, pues era evidente que el anciano sabía que entre él y Wood había algo. -Philip…-Iba a seguir hablando con aquel amable anciano, pero Wood se interpone y toma la palabra, el potro con las orejas un poco gachas, la deja tomar la voz cantante, manteniéndose un poco por detrás de ella.
Él se entretiene observando la tienda, había de todo allí, desde ropa de calle y ricos vestidos de fiesta, a joyas, abalorios, armas y armaduras. El potro se entretiene un poco, yendo de un mostrador a otro, observando pero sin mirar, sin alejarse mucho de Wood para mantenerse atento a la conversación que mantenía con el viejo Julien. Alza la vista y vuelve las orejas muy tiesas hacia Wood y Julien, pues parecía que el viejo podría averiguar algo, los ojos del ecutauro brillan de esperanza he impaciencia. Cuando el anciano le dice a Wood de irse a “disfrutar” de su noviecito, se pone súper rojo, si fuera humano las orejas se la habrían puesto como tomates, tose algo nervioso y disimula como su le hubiera entrado algo de polvo, aunque todo estaba escrupulosamente limpio. El ecutauro se despide apresuradamente del amable anciano.
-Ya le contare sobre la espada Julien…- Dice antes de que Wood tirase de él hacia el exterior, sigue a la mujer, por el camino en que iban parecían dirigirse a la posada de ella. Se queda anonadado ante la pregunta de ella, parpadea desconcertado. - Quiero que me trates como si fuera tuyo, yo quiero ser tuyo y yo quiero que tú seas mías, de nadie más.- Dice pegando las orejas al cráneo, esta vez no en actitud sumisa, si no enfadado. - Si algún hombre se atreviera a tocarte con malas intenciones le rompería el cuello, como poco.- Dice muy serio mientras alza la barbilla. – Aceptare ser de tu propiedad, a que me trates como tratarías a un macho de tu especie, desconozco las costumbres de la raza de los licántropos, pero entre los ecutauros, lo más normal es que la hembra sea quien lleve las riendas, son las que se encargan de tomar las decisiones, los machos tenemos otras obligaciones. Quiero que seas mi pareja Wood.- dice sin mas rodeos. - Quiero que seamos novios, no quisiera adelantar acontecimientos, pero en un futuro, si todo marcha bien, me gustaría tomarte como esposa. – Las manos del joven potro temblaran por los nervios de lo que decía, pero en su voz no había ninguna vacilación. También podían estar temblándole las manos por la mano de ella que bajaba por sus abdominales en dirección a su taparrabos, el potro resopla inquieto y parece encoger un poco las piernas, mira alrededor y luego a ella, dándole a entender que estaban en la calle y que quizás no fuera buen lugar donde hacer “travesuras”.
-S…si, así es…-Responde con la piel oscura del hocico sonrojada, pues era evidente que el anciano sabía que entre él y Wood había algo. -Philip…-Iba a seguir hablando con aquel amable anciano, pero Wood se interpone y toma la palabra, el potro con las orejas un poco gachas, la deja tomar la voz cantante, manteniéndose un poco por detrás de ella.
Él se entretiene observando la tienda, había de todo allí, desde ropa de calle y ricos vestidos de fiesta, a joyas, abalorios, armas y armaduras. El potro se entretiene un poco, yendo de un mostrador a otro, observando pero sin mirar, sin alejarse mucho de Wood para mantenerse atento a la conversación que mantenía con el viejo Julien. Alza la vista y vuelve las orejas muy tiesas hacia Wood y Julien, pues parecía que el viejo podría averiguar algo, los ojos del ecutauro brillan de esperanza he impaciencia. Cuando el anciano le dice a Wood de irse a “disfrutar” de su noviecito, se pone súper rojo, si fuera humano las orejas se la habrían puesto como tomates, tose algo nervioso y disimula como su le hubiera entrado algo de polvo, aunque todo estaba escrupulosamente limpio. El ecutauro se despide apresuradamente del amable anciano.
-Ya le contare sobre la espada Julien…- Dice antes de que Wood tirase de él hacia el exterior, sigue a la mujer, por el camino en que iban parecían dirigirse a la posada de ella. Se queda anonadado ante la pregunta de ella, parpadea desconcertado. - Quiero que me trates como si fuera tuyo, yo quiero ser tuyo y yo quiero que tú seas mías, de nadie más.- Dice pegando las orejas al cráneo, esta vez no en actitud sumisa, si no enfadado. - Si algún hombre se atreviera a tocarte con malas intenciones le rompería el cuello, como poco.- Dice muy serio mientras alza la barbilla. – Aceptare ser de tu propiedad, a que me trates como tratarías a un macho de tu especie, desconozco las costumbres de la raza de los licántropos, pero entre los ecutauros, lo más normal es que la hembra sea quien lleve las riendas, son las que se encargan de tomar las decisiones, los machos tenemos otras obligaciones. Quiero que seas mi pareja Wood.- dice sin mas rodeos. - Quiero que seamos novios, no quisiera adelantar acontecimientos, pero en un futuro, si todo marcha bien, me gustaría tomarte como esposa. – Las manos del joven potro temblaran por los nervios de lo que decía, pero en su voz no había ninguna vacilación. También podían estar temblándole las manos por la mano de ella que bajaba por sus abdominales en dirección a su taparrabos, el potro resopla inquieto y parece encoger un poco las piernas, mira alrededor y luego a ella, dándole a entender que estaban en la calle y que quizás no fuera buen lugar donde hacer “travesuras”.
Kida Escamarubí
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Vi como el potro echaba hacia atrás sus orejas en gesto enojado. Asique tenía esa faceta posesiva también… Vi la reacción que tuvo mientras bajaba mis manos hacia su taparrabos y me detuve con una risilla de picardía. Casi se me desencaja la mandíbula cuando habló de noviazgo y para el momento que tocó lo de matrimonio casi me da un ataque al corazón. Tuve que respirar varias veces seguidas y con mucha concentración para corroborar si no estaba teniendo alucinaciones y para no dejar que el instinto de la fiera hiciera que me transformara del susto que me había pegado.
Miré a Philip atónita y no pude evitar darme un tiquiñazo en la cabeza. Eh? miré al joven desconcertada. ¿Realmente había dicho que quería tener una relación conmigo? ¿Escuché bien? le pregunté aún sin poder digerirme sus palabras. Busqué al halcón para aferrarme a algo, aunque luego pensé que no sería una buena idea porque me temblaban hasta los huesos, como parecía estar mi compañero.
¿Quieres que sea tu pareja Philip? Eso iba mucho más allá de lo que nadie jamás me había dicho. Estaba acostumbrada a ser tratada como a un animal, al desprecio y al rencor. El joven potro parecía estar hablando en serio y de algo que aún no terminaba de comprender en la vida que había llevado.
Busqué algo a mi alrededor para poder apoyar mi peso y escuchar lo que él tuviera para decir.
Miré a Philip atónita y no pude evitar darme un tiquiñazo en la cabeza. Eh? miré al joven desconcertada. ¿Realmente había dicho que quería tener una relación conmigo? ¿Escuché bien? le pregunté aún sin poder digerirme sus palabras. Busqué al halcón para aferrarme a algo, aunque luego pensé que no sería una buena idea porque me temblaban hasta los huesos, como parecía estar mi compañero.
¿Quieres que sea tu pareja Philip? Eso iba mucho más allá de lo que nadie jamás me había dicho. Estaba acostumbrada a ser tratada como a un animal, al desprecio y al rencor. El joven potro parecía estar hablando en serio y de algo que aún no terminaba de comprender en la vida que había llevado.
Busqué algo a mi alrededor para poder apoyar mi peso y escuchar lo que él tuviera para decir.
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Re: Obteniendo respuestas. (Wood + 18 y abierto bajo petición MP )
El ve preocupado las reacciones de la licántropo, como esta parece temblar por sus palabras y como la respiración de ella se agita nerviosa, incluso podría pensar que asustada. El viendo que ella podría desmoronarse en cualquier momento y buscaba donde apoyarse con la mirada, da un paso hacia ella, pegando su cuerpo al de la mujer y rodeándola con los brazos, sus manos quedan a la altura de la cintura de ella.
-As escuchado perfectamente Wood, te quiero solo para mí y quiero que lo nuestro sea algo formal. –Dice mientras la habla mirándole serio con sus ojos verdes, aunque sus orejas ya estaban más relajadas denotando relajación o algo de sumisión. -Sé que una relación lleva tiempo, y no te voy a proponer matrimonio en los próximos días, quiero ir despacio contigo, hacerlo bien. Te aseguro que te seré fiel y no tonteare con otras hembras y en un futuro, el cual todo dependerá de cómo nuestra relación se desarrolle, te pediré matrimonio.- Dice asintiendo con seguridad, luego, para reafirmar sus palabras, se inclina y acerca su hocico a los labios de ella y busca darle un largo y apasionado beso, uniendo si ella lo permitía sus lenguas, permanece allí unos minutos, en lo que la gente que pasara se quedaba pasmada mirando a la extraña pareja, el cuerpo del ecutauro irradiaba calor bajo sus ropas, se separa despacio de ella una vez se asegura que la licántropo era capaz de sostenerse sola, pero la mantiene agarrada por las manos. - No tienes que responderme ahora, pero esas son al menos mis ideas. –Espera alguna respuesta de ella, antes de ponerse en camino hacia la posada, para que ella recogiera sus pertenencias o hiciera lo que tuviera que hacer en aquel lugar.
Kida Escamarubí
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Re: Obteniendo respuestas. (Wood + 18 y abierto bajo petición MP )
Recargué mi peso sobre el joven y me mantuve allí por largos momentos, mientras escuchaba los latidos de su corazón y el eco errático de los míos. Sus palabras sonaban no solo en mis oídos, sino que parecían arraigarse en mis entrañas. Terminó su sentencia buscando mis labios, le respondí el beso un poco apagado al principio, pero luego dejando todo el ello.
Cuando Philip se separó de mí, noté como las personas nos observaban en la calle. Probablemente no era una cosa de todos los días ver a un ecutauro besando a algo parecido a una chica humana con ropas extrañas. Sonreí a los espectadores e hice una leve reverencia mientras tomaba de la mano al potro y le seguía. Por su parte el ave, continuaba nuestros movimientos desde el aire. Antes de llegar a la posada, me entretuve un poco y le jalé de la mano para que me prestase atención.
Quiero que me permitas intentar ser tu novia le dije de una forma ligeramente hosca y muy avergonzada. Acto seguido entramos a la posada e intercambié un par de palabras con la dueña. Me despedí afectuosamente de mis compañeros y recogí un saco con algo de ropa adentro además de mis queridas hachas.
Una vez en la calle, busqué torpemente su mano para tomarla entre la mía. Mi amiga Lizbeth averiguará algo más con los clientes frecuentes y nos hará saber lo que se encuentre en breve… podríamos ir al puerto a averiguar algo o a la casa a dejar mis cosas y ocuparnos de tu espada le dije sin saber muy bien qué hacer en esas circunstancias. Busqué sus labios y esperé lo que tuviera que decir, como una mansa y buena chica.
Cuando Philip se separó de mí, noté como las personas nos observaban en la calle. Probablemente no era una cosa de todos los días ver a un ecutauro besando a algo parecido a una chica humana con ropas extrañas. Sonreí a los espectadores e hice una leve reverencia mientras tomaba de la mano al potro y le seguía. Por su parte el ave, continuaba nuestros movimientos desde el aire. Antes de llegar a la posada, me entretuve un poco y le jalé de la mano para que me prestase atención.
Quiero que me permitas intentar ser tu novia le dije de una forma ligeramente hosca y muy avergonzada. Acto seguido entramos a la posada e intercambié un par de palabras con la dueña. Me despedí afectuosamente de mis compañeros y recogí un saco con algo de ropa adentro además de mis queridas hachas.
Una vez en la calle, busqué torpemente su mano para tomarla entre la mía. Mi amiga Lizbeth averiguará algo más con los clientes frecuentes y nos hará saber lo que se encuentre en breve… podríamos ir al puerto a averiguar algo o a la casa a dejar mis cosas y ocuparnos de tu espada le dije sin saber muy bien qué hacer en esas circunstancias. Busqué sus labios y esperé lo que tuviera que decir, como una mansa y buena chica.
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Re: Obteniendo respuestas. (Wood + 18 y abierto bajo petición MP )
El entra tras ella en la posada se sonroja un poco al ver que había gente mirándolos, y luego se pone aún más rojo por la desfachatez de ella de hacerles una reverencia burlona, lo que consigue que los vía andantes se marchan con rostros enojados y avergonzados. El ecutauro mira al ave de la mujer, esperaba caerle bien al pájaro, pues los animales domésticos solían ponerse un poco celosos, al menos eso paraba con algunos perros y otras mascotas, pero el ave parecía algo más que una mascota y quizás no le importara aceptarlo en su círculo de confianza como tenía con Wood.
-Seguro que lo haces muy bien.-Dice el sonriéndole, pasándole la mano por la cintura y besándola en el cuello, lamiéndole un poquito con la punta de la lengua. [color=#009900] – Y yo seré…-Hace una mueca divertida, pensativo. - Yo seré tu… ¿pertenencia? ¿Qué título recibe el macho que se empareja con una licántropo?- Le pregunta curioso pues ella aun no le había aclarado nada de eso. Espera a que ella hablara con la posadera y fueran a la habitación de ella a recoger sus objetos personales y pertenencias.
-Oh, bueno, si crees que puede darnos alguna pista sería bueno hablar con ella.- Él le toma el saco con la ropa y demás cosas, para que ella no cargara con el pecho. El ecutauro se lo echa sobre un hombro con cuidado. -Mejor dejemos las cosas en mi casa, no sería cómodo estar paseando tus cosas por la ciudad, dejaremos allí tus cosas y luego iremos a hablar con tu amiga. –Piensa un momento. - Es verdad, tienes razón, no es prudente meternos en líos sin estar bien pertrechados, entonces con más razón iremos a mi casa, dejaremos tus cosas y preparare mi espada, me llevara un rato, pero mientras tanto puedes ir acomodando tus pertenencias.- Le dice mientras hunde de nuevo su hocico en el cuello de ella para frotarse, y cuando le busca para besarlo, le corresponde con cariño y largueza.
-Seguro que lo haces muy bien.-Dice el sonriéndole, pasándole la mano por la cintura y besándola en el cuello, lamiéndole un poquito con la punta de la lengua. [color=#009900] – Y yo seré…-Hace una mueca divertida, pensativo. - Yo seré tu… ¿pertenencia? ¿Qué título recibe el macho que se empareja con una licántropo?- Le pregunta curioso pues ella aun no le había aclarado nada de eso. Espera a que ella hablara con la posadera y fueran a la habitación de ella a recoger sus objetos personales y pertenencias.
-Oh, bueno, si crees que puede darnos alguna pista sería bueno hablar con ella.- Él le toma el saco con la ropa y demás cosas, para que ella no cargara con el pecho. El ecutauro se lo echa sobre un hombro con cuidado. -Mejor dejemos las cosas en mi casa, no sería cómodo estar paseando tus cosas por la ciudad, dejaremos allí tus cosas y luego iremos a hablar con tu amiga. –Piensa un momento. - Es verdad, tienes razón, no es prudente meternos en líos sin estar bien pertrechados, entonces con más razón iremos a mi casa, dejaremos tus cosas y preparare mi espada, me llevara un rato, pero mientras tanto puedes ir acomodando tus pertenencias.- Le dice mientras hunde de nuevo su hocico en el cuello de ella para frotarse, y cuando le busca para besarlo, le corresponde con cariño y largueza.
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Re: Obteniendo respuestas. (Wood + 18 y abierto bajo petición MP )
Las palabras de Philip hicieron que me mega sonrojara e intenté disimularlo mirando a Chy andar de aquí para allá. La pregunta de él fue un tanto extraña ¿en qué categoría entraría?... ni siquiera yo misma lo había pensado. Todavía no terminaba de digerir que él estuviera llevando mi bolsa y recuerdo que momentos atrás no supe que quería hacer con ella hasta que simplemente vi que se decidía a cargarla. Esa era una acción que había visto hacer a muchos machos con sus hembras, pero que ciertamente no estaba acostumbrada a experimentar.
Eché la cabeza hacia atrás para disfrutar de ese espléndido día. Seguro podía adaptarme a ese tipo de vida. Ser querida, querer… y tener noches locas. Recordé las palabras de Philip, le tomé la mano y le devolví sus mimos. Te voy a contar una historia Phil…¿Te molesta que te llame así? esperé su respuesta y luego asentí un poco pensativa Yo no nací como tú… bueno, lógicamente sí, pero… ¿supongo que has visto a otros licántropos? La mayoría no se parece a mí.
Cuando yo nací, era humana. El nombre que se me dio es “Feith” Me tomé mi tiempo para verificar si me estaba prestando atención y fingí una sonrisa elaborada. Desde que quedé huérfana… como a los siete u ocho años… ja… ya no lo recuerdo bien le dije rascando mi cabeza bueno, desde entonces eres la primera persona a la que le he cogido afecto y que no mataría le confesé en tono de elogio.
Como a los nueve años fui mordida y mi aldea arrasada. No tenía a donde regresar, quizá por eso no quiero que te pase eso a ti le dije bajando el tono y apretando su mano. Claro que estaba omitiendo partes importantes de mi historia que no quería que supiera en esos momentos. Me tomé uno o dos minutos para pensar qué más revelarle. Suspiré y proseguí Si tienes preguntas… que sería lo más lógico, podrás hacerlas cuando termine ¿vale? No me gusta ir por la vida recordando…. Se me hizo un pequeño nudo en la garganta y me detuve para abrazarle por unos segundos.
Me aparté de él y volví a retomar el camino haciendo que el halcón posara sobre mi brazo para acariciarle. Desde el día en que me transformé por primera vez, hasta hace dos años viví en los bosques del Este marginada por otros lobos y sólo uno me permitió estar a su lado. Éramos bestias… Él terminó de criarme a lo salvaje, comiendo, durmiendo, apareándonos… cuando teníamos ganas. Eventualmente murió y volví a quedarme sola en este mundo.
Fue en ese momento que recordé que también tenía otra piel y me aventuré en este mundo. liberé al ave y me detuve frente al portón de la mansión en donde trabajaba… mi novio. Le miré a los ojos y luego bajé la mirada. Asi que… lo siento si… soy demasiado salvaje a veces. Tendrás que hacérmelo ver hice una mueca con mis labios y continué hacia la casa de él. En conclusión, no conozco las reglas de mis congéneres Philip. No encajo en ningún lugar… lo siento, pero no puedo contarte cosas bellas, o decirte lindas anécdotas o contar chistes.
Nunca me había dado cuenta de lo carente que era hasta ese momento que por fin, un gran peso se aliviaba de mi corazón. Entramos a su casa y tomé asiento en una de las sillas al costado de la mesa. Pero de algo estoy segura. Tú eres mío y sólo mío. No te compartiré con nada ni nadie sentencié cruzándome de brazos y poniéndome a la defensiva. Había terminado con mi discurso y esperaba con un alto escudo cualquier cosa que él pudiera decir. Sentí una pequeña humedad en mis ojos y me los restregué con un poco de odio. Algunas veces esa piel rosa y sin pelo podía ser molesta e inoportuna…
Eché la cabeza hacia atrás para disfrutar de ese espléndido día. Seguro podía adaptarme a ese tipo de vida. Ser querida, querer… y tener noches locas. Recordé las palabras de Philip, le tomé la mano y le devolví sus mimos. Te voy a contar una historia Phil…¿Te molesta que te llame así? esperé su respuesta y luego asentí un poco pensativa Yo no nací como tú… bueno, lógicamente sí, pero… ¿supongo que has visto a otros licántropos? La mayoría no se parece a mí.
Cuando yo nací, era humana. El nombre que se me dio es “Feith” Me tomé mi tiempo para verificar si me estaba prestando atención y fingí una sonrisa elaborada. Desde que quedé huérfana… como a los siete u ocho años… ja… ya no lo recuerdo bien le dije rascando mi cabeza bueno, desde entonces eres la primera persona a la que le he cogido afecto y que no mataría le confesé en tono de elogio.
Como a los nueve años fui mordida y mi aldea arrasada. No tenía a donde regresar, quizá por eso no quiero que te pase eso a ti le dije bajando el tono y apretando su mano. Claro que estaba omitiendo partes importantes de mi historia que no quería que supiera en esos momentos. Me tomé uno o dos minutos para pensar qué más revelarle. Suspiré y proseguí Si tienes preguntas… que sería lo más lógico, podrás hacerlas cuando termine ¿vale? No me gusta ir por la vida recordando…. Se me hizo un pequeño nudo en la garganta y me detuve para abrazarle por unos segundos.
Me aparté de él y volví a retomar el camino haciendo que el halcón posara sobre mi brazo para acariciarle. Desde el día en que me transformé por primera vez, hasta hace dos años viví en los bosques del Este marginada por otros lobos y sólo uno me permitió estar a su lado. Éramos bestias… Él terminó de criarme a lo salvaje, comiendo, durmiendo, apareándonos… cuando teníamos ganas. Eventualmente murió y volví a quedarme sola en este mundo.
Fue en ese momento que recordé que también tenía otra piel y me aventuré en este mundo. liberé al ave y me detuve frente al portón de la mansión en donde trabajaba… mi novio. Le miré a los ojos y luego bajé la mirada. Asi que… lo siento si… soy demasiado salvaje a veces. Tendrás que hacérmelo ver hice una mueca con mis labios y continué hacia la casa de él. En conclusión, no conozco las reglas de mis congéneres Philip. No encajo en ningún lugar… lo siento, pero no puedo contarte cosas bellas, o decirte lindas anécdotas o contar chistes.
Nunca me había dado cuenta de lo carente que era hasta ese momento que por fin, un gran peso se aliviaba de mi corazón. Entramos a su casa y tomé asiento en una de las sillas al costado de la mesa. Pero de algo estoy segura. Tú eres mío y sólo mío. No te compartiré con nada ni nadie sentencié cruzándome de brazos y poniéndome a la defensiva. Había terminado con mi discurso y esperaba con un alto escudo cualquier cosa que él pudiera decir. Sentí una pequeña humedad en mis ojos y me los restregué con un poco de odio. Algunas veces esa piel rosa y sin pelo podía ser molesta e inoportuna…
Woodpecker
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El ecutauro camina junto a la mujer, al parecer estaba siendo víctima de unos sentimientos y una situación en la que nunca se había visto, el potro hace una pequeña mueca, le disgustaba un poca la idea de que ella hubiera yacido con otros hombres o machos antes que él, pero al fin de cuentas era lo normal, ella le sacaba varios años y el solo era un potro que aún estaba en la adolescencia, pero que denotaba una madurez propia de un joven adulto humano.
-No, no me molesta en absoluto.- Dice el con una risa suave y franca mientras la achucha un poco, dándole un beso en los labios. -Si… bueno, he visto a otros licántropos, no muchos.-Dice encogiendo los hombros, prefiriendo escuchar a la mujer y dar sus opiniones al respecto de forma sincera y directa.
El rostro del ecutauro se ensombrece un poco por la horrible y triste historia que ella le cuenta, guarda silencio, en actitud seria y respetuosa, asintiendo con la cabeza y con las orejas tiesas y “mirando” hacia la mujer, para hacerle entender que tenía toda su atención. Cuando ella busca su contacto, tomándole de la mano, él le devuelve el apretón con cariño, animándola a continuar con su historia. El joven potro sentía que la mujer tenía la necesidad de contarle aquello y desahogarse. Caminaban por la calle, tranquilos, sin que nadie los parase o molestase, el llevaba sobre un hombro las pertenencias de ella, y la otra mano tenia los dedos entrelazados con los de la mujer, los pasos de ambos sonaban apagados en el suelo de tierra, pero cuando pasaban por una zona adoquinada o una acera de madera, los cascos errados del ecutauro resonaban, pero incluso en ese momento parecía andar con cuidado para no interrumpir a la mujer con aquel ruido. Cuando entran en la casa y ella toma asiento, el se toma en frente de ella, acerca la silla y la toma de las manos, dejando que terminara su historia acariciándole las manos, la mirada de él era pensativa, y la mantenía fija en las manos de ambos, en aquel momento tan diferentes, las de ella suaves y elegantes, pero callosas quizás, ya que eran unas manos de una mujer guerrera y acostumbrada a trabajar. Las de él una manos más grandes, también manos de guerrero, con una uñas grandes y oscuras, que recordaban a pequeños cascos individuales. Las palmas de las manos de él eran de una piel oscura, casi sin pelaje, pero el dorso si estaba cubierto del pelo gris oscuro y en las muñecas le creían largos y sedados mechones, los cuales ayudaban que si las manos se mojaban, ya fuera de agua o sangre, esta se deslizara por aquellos largos mechones de pelo para evitar que las manos del potro resbalaran. Finalmente, lanza un largo suspiro y alza sus hermosos y expresivos ojos verdes hacia ella, la mirada del ecutauro estaban llenos de comprensión y dolor que compartía con ella.
-Tu historia ha conmovido mi corazón y mi alma Wood, es una historia muy triste.- Dice con ojos húmedos, llevándose las manos de ella al hocico y besándole los dedos. -Has tenido una vida muy dura desde tu más tierna infancia, yo no puedo decir lo mismo, mi infancia a sido feliz, junto a mis padres, mi familia y amigos, me duele que tu no hayas podido tener una vida igual. Me alegro mucho de que yo haya conseguido llegar a tu corazón, de que me tengas afecto y…-aquí, alza las cejas divertido y sonríe.- Y que no sientas la necesidad de matarme.-Le da un beso suave en los labios. - Significa mucho para mi.- Dice divertido, guiñándole un ojo travieso, dándole a entender que no debía preocuparse por eso.- Yo volveré a mi hogar, de eso estoy seguro y tú vendrás conmigo.- Dice con total convicción. - Tu vida en el bosque, está claramente justificada, lo que hiciste allí, lo hiciste para sobrevivir. Lo que tuviste que hacer con aquel lobo, fue necesario, de no ser por eso, muy posiblemente no habrías sobrevivido y no podríamos habernos conocido. Siento la perdida de ese lobo que te crio, creo que le tenías mucho cariño.- Dice el potro, prudente he inseguro en ese punto, pues eso de que se apareaban le había resultado un tanto extraño y no sabía si Wood había estado diacuerdo en aquel punto con aquel lobo o él la había obligado. –No te preocupes, me gusta que seas salvaje.-Ríe y le besa de nuevo. - Si alguna vez me haces daño de verdad, te lo diré, pero me gusta que seas tú misma, no te veas obligada a realizar grandes cambios en tu personalidad o en tu forma de vida, pues me he enamorado de ti por eso, por tu valentía, pasión, he inteligencia, además de por… -Aquí se sonroja bastante. - De por tu cuerpo de diosa… -Carraspea aun un poco incómodo, sin saber cómo se tomaría ella aquello último. – No te preocupes, no es necesario que me cuentes nada bello o hermoso, tú ya eres todo eso, eres una hembra que se a echo a sí misma y eso es lo que me atrae de ti…entre todo lo demás que dije antes. –Se levanta agitando un poco la cola, empieza a desnudarse y en pocos segundos estaba de nuevo mostrando su magnífico y juvenil cuerpo, con total naturalidad. Se sentía mucho más cómodo sin ropas. - Lo sé, soy todo tuyo y nada más que tuyo.- dice guiñándole pícaro un ojo. - Solo tendré ojos para ti y si alguna vez miro a alguna hembra con admiración, tienes permiso para castigarme.- Ríe suave mientras se acerca a la silla donde ella, se sentaba.
La toma de las manos para que se levantar y le estrecha contra su cuerpo atlético, cubierto por aquel pelo, fino suave y que conservaba la fragancia del jabón con el que se habían lavado por la mañana, sin dejar de tener un cierto aroma equino, no era un olor desagradable, pero estaba allí. Toma su barbilla con suavidad con los dedos de una de sus manos y le besa largamente, uniendo su lengua con la de ella.
- Y solo se me ocurre una pregunta, te llamas Wood, pero también Fetih, ambos nombres son hermosos, ¿Deseas que te llame por alguno de ellos en especial?.- Le pregunta cariñoso, mientras se apartaba despacio de ella, pues tenía que ponerse a trabajar en restaurar la espada que había comprado la tarde anterior.
-No, no me molesta en absoluto.- Dice el con una risa suave y franca mientras la achucha un poco, dándole un beso en los labios. -Si… bueno, he visto a otros licántropos, no muchos.-Dice encogiendo los hombros, prefiriendo escuchar a la mujer y dar sus opiniones al respecto de forma sincera y directa.
El rostro del ecutauro se ensombrece un poco por la horrible y triste historia que ella le cuenta, guarda silencio, en actitud seria y respetuosa, asintiendo con la cabeza y con las orejas tiesas y “mirando” hacia la mujer, para hacerle entender que tenía toda su atención. Cuando ella busca su contacto, tomándole de la mano, él le devuelve el apretón con cariño, animándola a continuar con su historia. El joven potro sentía que la mujer tenía la necesidad de contarle aquello y desahogarse. Caminaban por la calle, tranquilos, sin que nadie los parase o molestase, el llevaba sobre un hombro las pertenencias de ella, y la otra mano tenia los dedos entrelazados con los de la mujer, los pasos de ambos sonaban apagados en el suelo de tierra, pero cuando pasaban por una zona adoquinada o una acera de madera, los cascos errados del ecutauro resonaban, pero incluso en ese momento parecía andar con cuidado para no interrumpir a la mujer con aquel ruido. Cuando entran en la casa y ella toma asiento, el se toma en frente de ella, acerca la silla y la toma de las manos, dejando que terminara su historia acariciándole las manos, la mirada de él era pensativa, y la mantenía fija en las manos de ambos, en aquel momento tan diferentes, las de ella suaves y elegantes, pero callosas quizás, ya que eran unas manos de una mujer guerrera y acostumbrada a trabajar. Las de él una manos más grandes, también manos de guerrero, con una uñas grandes y oscuras, que recordaban a pequeños cascos individuales. Las palmas de las manos de él eran de una piel oscura, casi sin pelaje, pero el dorso si estaba cubierto del pelo gris oscuro y en las muñecas le creían largos y sedados mechones, los cuales ayudaban que si las manos se mojaban, ya fuera de agua o sangre, esta se deslizara por aquellos largos mechones de pelo para evitar que las manos del potro resbalaran. Finalmente, lanza un largo suspiro y alza sus hermosos y expresivos ojos verdes hacia ella, la mirada del ecutauro estaban llenos de comprensión y dolor que compartía con ella.
-Tu historia ha conmovido mi corazón y mi alma Wood, es una historia muy triste.- Dice con ojos húmedos, llevándose las manos de ella al hocico y besándole los dedos. -Has tenido una vida muy dura desde tu más tierna infancia, yo no puedo decir lo mismo, mi infancia a sido feliz, junto a mis padres, mi familia y amigos, me duele que tu no hayas podido tener una vida igual. Me alegro mucho de que yo haya conseguido llegar a tu corazón, de que me tengas afecto y…-aquí, alza las cejas divertido y sonríe.- Y que no sientas la necesidad de matarme.-Le da un beso suave en los labios. - Significa mucho para mi.- Dice divertido, guiñándole un ojo travieso, dándole a entender que no debía preocuparse por eso.- Yo volveré a mi hogar, de eso estoy seguro y tú vendrás conmigo.- Dice con total convicción. - Tu vida en el bosque, está claramente justificada, lo que hiciste allí, lo hiciste para sobrevivir. Lo que tuviste que hacer con aquel lobo, fue necesario, de no ser por eso, muy posiblemente no habrías sobrevivido y no podríamos habernos conocido. Siento la perdida de ese lobo que te crio, creo que le tenías mucho cariño.- Dice el potro, prudente he inseguro en ese punto, pues eso de que se apareaban le había resultado un tanto extraño y no sabía si Wood había estado diacuerdo en aquel punto con aquel lobo o él la había obligado. –No te preocupes, me gusta que seas salvaje.-Ríe y le besa de nuevo. - Si alguna vez me haces daño de verdad, te lo diré, pero me gusta que seas tú misma, no te veas obligada a realizar grandes cambios en tu personalidad o en tu forma de vida, pues me he enamorado de ti por eso, por tu valentía, pasión, he inteligencia, además de por… -Aquí se sonroja bastante. - De por tu cuerpo de diosa… -Carraspea aun un poco incómodo, sin saber cómo se tomaría ella aquello último. – No te preocupes, no es necesario que me cuentes nada bello o hermoso, tú ya eres todo eso, eres una hembra que se a echo a sí misma y eso es lo que me atrae de ti…entre todo lo demás que dije antes. –Se levanta agitando un poco la cola, empieza a desnudarse y en pocos segundos estaba de nuevo mostrando su magnífico y juvenil cuerpo, con total naturalidad. Se sentía mucho más cómodo sin ropas. - Lo sé, soy todo tuyo y nada más que tuyo.- dice guiñándole pícaro un ojo. - Solo tendré ojos para ti y si alguna vez miro a alguna hembra con admiración, tienes permiso para castigarme.- Ríe suave mientras se acerca a la silla donde ella, se sentaba.
La toma de las manos para que se levantar y le estrecha contra su cuerpo atlético, cubierto por aquel pelo, fino suave y que conservaba la fragancia del jabón con el que se habían lavado por la mañana, sin dejar de tener un cierto aroma equino, no era un olor desagradable, pero estaba allí. Toma su barbilla con suavidad con los dedos de una de sus manos y le besa largamente, uniendo su lengua con la de ella.
- Y solo se me ocurre una pregunta, te llamas Wood, pero también Fetih, ambos nombres son hermosos, ¿Deseas que te llame por alguno de ellos en especial?.- Le pregunta cariñoso, mientras se apartaba despacio de ella, pues tenía que ponerse a trabajar en restaurar la espada que había comprado la tarde anterior.
Kida Escamarubí
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Philip se había mostrado respetuoso ante mi historia y estuvo siempre ahí para confortarme, con simplemente una mirada y sus manos cálidas hizo que bajara la guardia y sus palabras tiernas me conmovieron al punto de que tuve que luchar para reprimir unos fuertes espasmos que brotaban de lo profundo de mí. Parecía que el aire no llegaba a mis pulmones y comenzaba a darme un fuerte dolor de cabeza. El estado lacrimoso producía en mi esos efectos adversos y lo odiaba.
Le devolví el abrazo mientras pensaba en que él había sido muy afortunado por haber crecido feliz. No pude evitar encogerme entre los brazos de él cuando habló de llevarme a su aldea. Fruncí el entrecejo y me mantuve en silencio para escuchar el resto de las cosas que tenía para decir. Después de todo, él había sido muy paciente y condescendiente conmigo y esperaba poder corresponderle de la misma forma.
Ciertamente no parecía muy seguro o contento de saber acerca de Desderion, aquél que se había ocupado de mí y pensé que quizás ene l futuro podría contarle algo más acerca de él y nuestras andanzas. Una cosa si me había quedado bien en claro, el potro realmente me quería. ¿Era acaso aquello a los que los débiles llamaban “amor”?. Aquellos cálidos y fuertes brazos que me rodeaban se apartaron un poco de mi cuerpo y sus ojos parecían penetrar mi alma cuando me preguntó cómo deseaba ser llamada.
Sentí que mis mejillas ardían con intensidad. Me gustaría que me llamaras Feith mientras estemos solos, Wood será para el resto de las personas y para cuando sea un lobo. De alguna forma quiero preservar la memoria de mis padres y el nombre que le dieron a su hija le dije parándome en puntitas para alcanzarle la mejilla con mis labios.
Después de eso, llevé mis manos a su entrepierna y jugué un poco con él. En su rostro parecían haber sentimientos encontrados. Por un lado deseo, por el otro premura. Me gustaba verle sufrir de esa forma. Pues… debes saber que falta mucho para que apagues la llama de mi deseo amor. Me aparté de él como si quemara y le di la espalda ocultando mi sonrojo y tapándome la boca. No sabía como se tomaría él esa palabra y no estaba segura de querer saberlo. Por unos segundos sentí que mis interiores que siempre eran de acero líquido se cristalizaban y amenazaban con quebrarse.
Conté mentalmente hasta tres y me giré lentamente hacia él Aunque no importa mi deseo ahora, ¿verdad? dije enarcando una ceja y desviando mi mirada de él. Tu tienes que dedicarte a restaurar esa espada y yo, a ver qué puedo cocinar que entre tu y el hambre acabaré en huesos le dije guiñándole un ojo con cierto nerviosismo que no podía terminar de ocultar.
Le devolví el abrazo mientras pensaba en que él había sido muy afortunado por haber crecido feliz. No pude evitar encogerme entre los brazos de él cuando habló de llevarme a su aldea. Fruncí el entrecejo y me mantuve en silencio para escuchar el resto de las cosas que tenía para decir. Después de todo, él había sido muy paciente y condescendiente conmigo y esperaba poder corresponderle de la misma forma.
Ciertamente no parecía muy seguro o contento de saber acerca de Desderion, aquél que se había ocupado de mí y pensé que quizás ene l futuro podría contarle algo más acerca de él y nuestras andanzas. Una cosa si me había quedado bien en claro, el potro realmente me quería. ¿Era acaso aquello a los que los débiles llamaban “amor”?. Aquellos cálidos y fuertes brazos que me rodeaban se apartaron un poco de mi cuerpo y sus ojos parecían penetrar mi alma cuando me preguntó cómo deseaba ser llamada.
Sentí que mis mejillas ardían con intensidad. Me gustaría que me llamaras Feith mientras estemos solos, Wood será para el resto de las personas y para cuando sea un lobo. De alguna forma quiero preservar la memoria de mis padres y el nombre que le dieron a su hija le dije parándome en puntitas para alcanzarle la mejilla con mis labios.
Después de eso, llevé mis manos a su entrepierna y jugué un poco con él. En su rostro parecían haber sentimientos encontrados. Por un lado deseo, por el otro premura. Me gustaba verle sufrir de esa forma. Pues… debes saber que falta mucho para que apagues la llama de mi deseo amor. Me aparté de él como si quemara y le di la espalda ocultando mi sonrojo y tapándome la boca. No sabía como se tomaría él esa palabra y no estaba segura de querer saberlo. Por unos segundos sentí que mis interiores que siempre eran de acero líquido se cristalizaban y amenazaban con quebrarse.
Conté mentalmente hasta tres y me giré lentamente hacia él Aunque no importa mi deseo ahora, ¿verdad? dije enarcando una ceja y desviando mi mirada de él. Tu tienes que dedicarte a restaurar esa espada y yo, a ver qué puedo cocinar que entre tu y el hambre acabaré en huesos le dije guiñándole un ojo con cierto nerviosismo que no podía terminar de ocultar.
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Re: Obteniendo respuestas. (Wood + 18 y abierto bajo petición MP )
El la mantiene estrechada contra su cuerpo, hasta que siente que la mujer se aparta de el, aun así siempre mantiene en contacto sus manos con ella, ya sea con sus manos, sus brazos , hombros o cintura.
-Muy bien, te llamare Feith, cuando estemos solos, será mi forma cariñosa de llamarte.- Dice dándole un nuevo beso, suave y ligero, mientras le acaricia el cuello y las mejillas con sus dedos y manos. - Es una bonita forma de honrar a tus padres. – Él se inclina para que ella le pudiera besar cuando se le acerca.
Lanza un involuntario relinchito de sorpresa y nerviosismo cuando siente una de las manos de la mujer, acariciar con naturalidad su entre pierna, la piel de los testículos era casi negra, como la del hocico y era muy suave, casi sedosa y cálida. Sentía como le acariciaba la zona, masajeándole los testículos, pasando sus manos por su funda de piel suave y negra, jugando con él con una naturalidad que siempre cogía por sorpresa al potro, al menos de momento. Cuando ella se aparta él la mira algo confundido, sintiendo que la sangre de sus venas se había encendido con aquel suave y casual contacto. Se acerca a la mujer cuando esta se gira de nuevo hacia él.
-Tus deseos siempre estarán antes que cualquier otra cosa Feith. Si lo deseas, haremos el amor hasta que estés saciada, al menos hasta la próxima vez que sientas la necesidad de que yazcamos juntos. –El potro se había excitado claramente, su prepucio de piel negra, que cubría su miembro, ya asomaba un poco de la funda de piel, pero el potro parecía controlarse un poco, pues no sabía que decidiría la mujer. - La espada no necesita una restauración importante y quedara como nueva con un par de horas de trabajo, y tu amiga no nos espera, asique podemos atender antes tu deseo… que ahora también es el mío, y luego podemos dedicarnos a nuestras tareas personales antes de ir a hablar con tu contacto.- Le dice mientras él la sujeta con suavidad pero firmeza por los hombros, mirándola con ardiente deseo con aquellos ojos verdes, lleno de pasión y amor hacia la mujer.
Al parecer había encontrado un punto “débil” muy fácil de manipular en el potro, cada vez que ella deseara hacer el amor, bastaría con unas suaves caricias en ciertas zonas y algo de coquetería para encenderle la sangre como la mecha de una vela.
Kida Escamarubí
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Re: Obteniendo respuestas. (Wood + 18 y abierto bajo petición MP )
Me sorprendió claramente la avidez del ecutauro. Sólo hacía un par de horas que lo habíamos hecho y ya estaba dispuesto a otra ronda de ataques. Sus manos firmes y la mirada serena denotaban profundo deseo, el deseo de un hombre y no el de un chiquillo. Le abracé fuerte por la cintura y luego me separé de él lo suficiente como para alzar mis manos a su cabeza y soltarle las crines. Siempre la llevaba meticulosamente atada, y me daba mucha curiosidad sentirla y ver cómo se veía con ella suelta.
Llevé mis manos con tiento por entre su pelo hasta su cráneo y le alisé las crines. Vaya… dije echándome un poco para atrás un poco juguetona. Si que eres todo un potro sonreí viendo como crecía el bulto de su entrepierna. Debes saber que no me sacio con facilidad Phil… comencé a decir negando con la cabeza y mirando el suelo.
Es temprano aún, pero no olvides que el sol se oculta rápido en este tiempo le dije un poco tajante. No obstante, comencé a desabrocharme la ropa y descalzarme. [color=Green]No perderemos el tiempo ¿o si? Le pregunté alzando una mano hacia él para que me desvistiera a su antojo. [b]Pero esta vez, nada de ataduras le sugerí imitando una voz inocente y dolida, aunque lo que realmente quería hacer era jugar con sus sentimientos.
Feith quiere satisfacer los deseos del amo Phil susurré a su oído con una voz aniñada cuando él se acercó a mí. Le mordí la oreja y esperé con impaciencia.
Llevé mis manos con tiento por entre su pelo hasta su cráneo y le alisé las crines. Vaya… dije echándome un poco para atrás un poco juguetona. Si que eres todo un potro sonreí viendo como crecía el bulto de su entrepierna. Debes saber que no me sacio con facilidad Phil… comencé a decir negando con la cabeza y mirando el suelo.
Es temprano aún, pero no olvides que el sol se oculta rápido en este tiempo le dije un poco tajante. No obstante, comencé a desabrocharme la ropa y descalzarme. [color=Green]No perderemos el tiempo ¿o si? Le pregunté alzando una mano hacia él para que me desvistiera a su antojo. [b]Pero esta vez, nada de ataduras le sugerí imitando una voz inocente y dolida, aunque lo que realmente quería hacer era jugar con sus sentimientos.
Feith quiere satisfacer los deseos del amo Phil susurré a su oído con una voz aniñada cuando él se acercó a mí. Le mordí la oreja y esperé con impaciencia.
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Re: Obteniendo respuestas. (Wood + 18 y abierto bajo petición MP )
El ecutauro le permite acercarse y que lo abrazara, el potro le rodea con sus manos y estas bajan por la espalda de la mujer acariciándola, mientras hunde su hocico en el cuello de ella, besándole y lamiéndole despacio. Deja que le suelte las crines, la cuales le caen onduladas y espesas por un lado de la cabeza y el cuello, tenía las crines largas y bien cuidadas, con un brillo limpio.
-Sí, lo soy… y aun necesito mucha doma.- Dice con una risita traviesa mientras una de sus manos van por la parte delantera de ella, y tratan de colarse entre la ropa para sentir el sexo de ella, mientras su otra mano acariciaba por encima de la ropa los pechos de ella, los labios del potro buscaban lo de la mujer. - Bueno, no me será fácil saciarte, pero lo intentare… puedes castigarme con la fusta si no lo hago bien.- Dice divertido y travieso, mientras le da un mordisquito en el cuello. - Bueno, tienes razón, el tiempo pasa deprisa y enseguida cae la noche… no deberíamos perder mucho el tiempo.- Él le quita el vestido con un rápido movimiento, dejando a la mujer desnuda delante de el en pocos segundos.
El miembro equino del ecutauro había salido y colgaba semi erecto, entre sus patas, él la toma con facilidad por la cintura, haciendo que pegara su cuerpo al de él y le rodeara con las piernas. Camina hasta la cama y despacio se inclina hacia delante con ella encima, haciendo que ella quedara tumbada sobre la espalda y el encima, el empieza a besar con lujuria el cuerpo de ella, el cuello, los hombros y los pechos, mientras que una de las manos de él buscaba el sexo de la mujer, buscando aquel punto especial y estimularlo. El potro relincha excitado y nervioso cuando ella le susurra aquello a su oído y le muerde la oreja, cuando ella lo libera el baja por el cuerpo de ella, acariciándole con las manos y baja hasta su sexo, empezándole a lamer con su gran lengua cálida y húmeda, mientras tanto el pene del ecutauro cogía erección y dureza, el lame lo suficiente para humedecer y excitar a la mujer, y como esta le había dicho de no perder mucho tiempo, aparta el hocico y se coloca sobre ella, toma su miembro y frota el sexo de ella con el glande caliente y blandito, mirándola con deseo, esperando ver si ella deseaba cambiar de forma antes de empezar a penetrarla.
-Sí, lo soy… y aun necesito mucha doma.- Dice con una risita traviesa mientras una de sus manos van por la parte delantera de ella, y tratan de colarse entre la ropa para sentir el sexo de ella, mientras su otra mano acariciaba por encima de la ropa los pechos de ella, los labios del potro buscaban lo de la mujer. - Bueno, no me será fácil saciarte, pero lo intentare… puedes castigarme con la fusta si no lo hago bien.- Dice divertido y travieso, mientras le da un mordisquito en el cuello. - Bueno, tienes razón, el tiempo pasa deprisa y enseguida cae la noche… no deberíamos perder mucho el tiempo.- Él le quita el vestido con un rápido movimiento, dejando a la mujer desnuda delante de el en pocos segundos.
El miembro equino del ecutauro había salido y colgaba semi erecto, entre sus patas, él la toma con facilidad por la cintura, haciendo que pegara su cuerpo al de él y le rodeara con las piernas. Camina hasta la cama y despacio se inclina hacia delante con ella encima, haciendo que ella quedara tumbada sobre la espalda y el encima, el empieza a besar con lujuria el cuerpo de ella, el cuello, los hombros y los pechos, mientras que una de las manos de él buscaba el sexo de la mujer, buscando aquel punto especial y estimularlo. El potro relincha excitado y nervioso cuando ella le susurra aquello a su oído y le muerde la oreja, cuando ella lo libera el baja por el cuerpo de ella, acariciándole con las manos y baja hasta su sexo, empezándole a lamer con su gran lengua cálida y húmeda, mientras tanto el pene del ecutauro cogía erección y dureza, el lame lo suficiente para humedecer y excitar a la mujer, y como esta le había dicho de no perder mucho tiempo, aparta el hocico y se coloca sobre ella, toma su miembro y frota el sexo de ella con el glande caliente y blandito, mirándola con deseo, esperando ver si ella deseaba cambiar de forma antes de empezar a penetrarla.
Kida Escamarubí
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Re: Obteniendo respuestas. (Wood + 18 y abierto bajo petición MP )
Sus respuestas no se hicieron esperar y pronto, sus ávidas manos daban cuenta de mi cuerpo como si leyeran un mapa conocido. Podía sentir su respiración caliente sobre mi piel desnuda y su aliento dulce abrazar al mio, fundiéndose en el néctar de nuestras salivas lascivas. Philip me asió fuertemente por la cintura con mano de hierro obligándome a rodearle con mis piernas. Pude sentir el calor de su miembro sobre la calidez frágil de mi piel y un leve temblor bajó por mi espina.
La piel suave del ecutauro rozaba mi femineidad e hizo que al instante sintiera como el fuego del deseo bajaba de mi pecho hacia mis piernas. Me dio un poco de vergüenza encontrarme a mi misma como una chiquilla mojada, pero continué con su juego. Reculé hasta la cama, donde me tumbó con cuidado pero también en medio de un juego erótico que me estaba volviendo loca. Él comenzó a besarme, cálida y rápidamente, con amplios matices y formas que más que sorprendida hicieron que me rindiera ante él. Me dejé llevar por su premura y contesté a cada una de sus acciones procurando hacerle sentir cuánto le deseaba.
Te lo has tomado en serio dije con la respiración entre cortada cuando sentí su miembro excitado entre mis piernas después de un corto preludio de su lengua en mi sexo, eso siempre me hacía hervir la sangre y mucho más cuando él llegaba tan profundo con su lengua suave y porosa. Espera un poco Phil le dije tomándolo de las crines y jalando su cuello hasta mí. Dejame disfrutarte un poco mas antes de que nos pongamos serios le dije al tiempo que mordía sus labios e introducía mi lengua en su boca para aumentar su deseo.
Le apreté con mis piernas y moví un poco mi cadera para sentirle mejor en la puerta de mi más profundo placer y con mis manos recorría cada silueta en su poderosa espalda. Mi lengua y mis labios ávidos le recorrían sin detenerse, tomándome tiempo sólo para respirar.
Sentí que el potro estaba dejándose llevar demasiado y quería adentrarse en mis lugares más profundos. Espera… espera Philip le dije negándome y apartándolo un poco así no, retírate o te lastimaré cuando me transforme le rogué sintiendo que el deseo podría con ambos y que él iba muy en serio.
La piel suave del ecutauro rozaba mi femineidad e hizo que al instante sintiera como el fuego del deseo bajaba de mi pecho hacia mis piernas. Me dio un poco de vergüenza encontrarme a mi misma como una chiquilla mojada, pero continué con su juego. Reculé hasta la cama, donde me tumbó con cuidado pero también en medio de un juego erótico que me estaba volviendo loca. Él comenzó a besarme, cálida y rápidamente, con amplios matices y formas que más que sorprendida hicieron que me rindiera ante él. Me dejé llevar por su premura y contesté a cada una de sus acciones procurando hacerle sentir cuánto le deseaba.
Te lo has tomado en serio dije con la respiración entre cortada cuando sentí su miembro excitado entre mis piernas después de un corto preludio de su lengua en mi sexo, eso siempre me hacía hervir la sangre y mucho más cuando él llegaba tan profundo con su lengua suave y porosa. Espera un poco Phil le dije tomándolo de las crines y jalando su cuello hasta mí. Dejame disfrutarte un poco mas antes de que nos pongamos serios le dije al tiempo que mordía sus labios e introducía mi lengua en su boca para aumentar su deseo.
Le apreté con mis piernas y moví un poco mi cadera para sentirle mejor en la puerta de mi más profundo placer y con mis manos recorría cada silueta en su poderosa espalda. Mi lengua y mis labios ávidos le recorrían sin detenerse, tomándome tiempo sólo para respirar.
Sentí que el potro estaba dejándose llevar demasiado y quería adentrarse en mis lugares más profundos. Espera… espera Philip le dije negándome y apartándolo un poco así no, retírate o te lastimaré cuando me transforme le rogué sintiendo que el deseo podría con ambos y que él iba muy en serio.
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Re: Obteniendo respuestas. (Wood + 18 y abierto bajo petición MP )
El ecutauro que ya estaba sobre ella dispuesto a sentirse dentro de ella, la besaba en los hombros, los pechos y los labios uniendo su lengua a la de ella, jadeaba entrecortadamente frotando su miembro contra el sexo cálido y húmedo. El ecutauro no dejaba de expulsar pre seminal, un líquido claro y cálido que mojaba todo el sexo de ella.
-Claro que me lo he tomado enserio… ¿tú no?.- pregunta con una risita excitada y jadeante.
Cuando ella le pide esperar el frunce el ceño, se le notaba impaciente y lleno de deseo, pero como un buen potro, obedece y se mantiene allí, frotando su sexo con el de ella, lanza un relinchito de dolor cuando ella le toma de las crines con cierta brusquedad y tira de é.
- Está bien, lo que quieras… todo lo que quieras…- Dice el emitiendo un quejido suave cuando le muerde el labio, luego une su lengua a la de ella, mientras sus manos acarician el cuerpo de ella, los brazos, los costados y los pechos, pellizcando los duros y erectos pezones entre los dedos.
Siente como las piernas de ella lo atraen y lo inmovilizan, sintiendo como ella movía las caderas frotando su sexo contra su falo, sentía las manos de ella acariciando su espalda, ella podía notar bajo el fino y suave pelaje equino, los fuertes y definidos músculos de la espalda del ecutauro. Sentía la piel suave y ardiente del vientre y el sexo de la mujer contra su miembro duro y erecto. Cuando ella le habla él se aparta un poco, resoplando entrecortadamente, excitado he impaciente.
-Es…está bien… no te preocupes.-Le dice el mientras rueda a un lado, apartándose de encima de ella, el ecutauro queda tumbado sobre la espalda en la cama, respirando entrecortadamente, con su miembro equino, duro y erecto, apuntando hacia arriba y hacia la cabeza del ecutauro.
Según había entendido, cuando ella se transformarse volvería ponerse encima, eso le gustaba, cuando ella se le ponía encima, lo hacía sentirse indefenso y sumiso, inmovilizado por los poderosos muslos de la licántropo, era una sensación que le gustaba, pero en ese momento quería ser él el que mandara, como haba echo esa misma mañana.
-Claro que me lo he tomado enserio… ¿tú no?.- pregunta con una risita excitada y jadeante.
Cuando ella le pide esperar el frunce el ceño, se le notaba impaciente y lleno de deseo, pero como un buen potro, obedece y se mantiene allí, frotando su sexo con el de ella, lanza un relinchito de dolor cuando ella le toma de las crines con cierta brusquedad y tira de é.
- Está bien, lo que quieras… todo lo que quieras…- Dice el emitiendo un quejido suave cuando le muerde el labio, luego une su lengua a la de ella, mientras sus manos acarician el cuerpo de ella, los brazos, los costados y los pechos, pellizcando los duros y erectos pezones entre los dedos.
Siente como las piernas de ella lo atraen y lo inmovilizan, sintiendo como ella movía las caderas frotando su sexo contra su falo, sentía las manos de ella acariciando su espalda, ella podía notar bajo el fino y suave pelaje equino, los fuertes y definidos músculos de la espalda del ecutauro. Sentía la piel suave y ardiente del vientre y el sexo de la mujer contra su miembro duro y erecto. Cuando ella le habla él se aparta un poco, resoplando entrecortadamente, excitado he impaciente.
-Es…está bien… no te preocupes.-Le dice el mientras rueda a un lado, apartándose de encima de ella, el ecutauro queda tumbado sobre la espalda en la cama, respirando entrecortadamente, con su miembro equino, duro y erecto, apuntando hacia arriba y hacia la cabeza del ecutauro.
Según había entendido, cuando ella se transformarse volvería ponerse encima, eso le gustaba, cuando ella se le ponía encima, lo hacía sentirse indefenso y sumiso, inmovilizado por los poderosos muslos de la licántropo, era una sensación que le gustaba, pero en ese momento quería ser él el que mandara, como haba echo esa misma mañana.
Kida Escamarubí
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Philip me hizo caso y se apartó rodando sobre la cama; yo no me hice de rogar y en un tris tras había perdido mi pequeña, débil y frágil forma humana para reclamar como mío al poderoso ecutauro. Observé su falo excitado, parecía más grande… aunque no podría hacer comentarios. Él ya estaba listo, podía verse como un volcán a punto de estallar, liberando las primeras gotas de aquél liquido infernal.
Salté sobre él ubicándome en su abdomen y me incliné para besarle desde la frente hasta los labios. Hice un arco con mi espalda y sin mucho aviso tomé su miembro con mi diestra y lo ubiqué en mi entrada. Le miré a los ojos y le lamí el pescuezo desde arriba hacia abajo, aprovechando el movimiento para ir corriéndome hacia abajo en su masculinidad. Iba haciéndolo despacio, procurando que el potro no interfiriera, aunque parecía estar de punta en poner salvaje. Le sonreí, solté sus manos que mantenía agarradas por las muñecas por encima de su cabeza y me fui enderezando sobre él, sintiendo cada rugosidad del camino.
Al llegar a la mitad, contuve mi respiración por unos instantes. Estaba muy duro y Philip no dejaba de moverse, consiente e inconscientemente… para ese entonces yo estaba completamente lúbrica y cada uno de sus vibrares hacía eco en lo mas profundo de mí. Enderecé mi espalda y me eché hacia atrás, inmovilizándolo con mis muslos y arqueando la cola.
Posé mi mirada en él y le sonreí antes de ponerme frenética y salvaje por unos minutos. Estaba tan concentrada en el placer que estaba sintiendo, que no me di cuenta del movimiento de la cama hasta que sonó fuertemente contra la pared. Entonces me detuve bastante en seco y le miré intercambiando mi vista entre él y el respaldo de la misma. Sentí cierta tozudez de parte de él cuando me disponía a apartarme de él, pero me solté de su agarre besándole las manos. Tenía otra cosa en mente.
Me puse de pie a su lado y le tendí mis manos para que se parase y luego ocupar el lugar en el que él había reposado. Me puse boca arriba en la cama, y abrí mis piernas para recibirle.
Salté sobre él ubicándome en su abdomen y me incliné para besarle desde la frente hasta los labios. Hice un arco con mi espalda y sin mucho aviso tomé su miembro con mi diestra y lo ubiqué en mi entrada. Le miré a los ojos y le lamí el pescuezo desde arriba hacia abajo, aprovechando el movimiento para ir corriéndome hacia abajo en su masculinidad. Iba haciéndolo despacio, procurando que el potro no interfiriera, aunque parecía estar de punta en poner salvaje. Le sonreí, solté sus manos que mantenía agarradas por las muñecas por encima de su cabeza y me fui enderezando sobre él, sintiendo cada rugosidad del camino.
Al llegar a la mitad, contuve mi respiración por unos instantes. Estaba muy duro y Philip no dejaba de moverse, consiente e inconscientemente… para ese entonces yo estaba completamente lúbrica y cada uno de sus vibrares hacía eco en lo mas profundo de mí. Enderecé mi espalda y me eché hacia atrás, inmovilizándolo con mis muslos y arqueando la cola.
Posé mi mirada en él y le sonreí antes de ponerme frenética y salvaje por unos minutos. Estaba tan concentrada en el placer que estaba sintiendo, que no me di cuenta del movimiento de la cama hasta que sonó fuertemente contra la pared. Entonces me detuve bastante en seco y le miré intercambiando mi vista entre él y el respaldo de la misma. Sentí cierta tozudez de parte de él cuando me disponía a apartarme de él, pero me solté de su agarre besándole las manos. Tenía otra cosa en mente.
Me puse de pie a su lado y le tendí mis manos para que se parase y luego ocupar el lugar en el que él había reposado. Me puse boca arriba en la cama, y abrí mis piernas para recibirle.
Woodpecker
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Re: Obteniendo respuestas. (Wood + 18 y abierto bajo petición MP )
El potro no tiene tiempo de reaccionar ante la velocidad la licántropo una vez había cambiado de forma, nota como se le echa encima, jadeante, salvaje y sensual, inmovilizándole con firmeza, el potro baja las orejas sumiso y relincha intimidado por la ferocidad que la hembra demostraba sobre él. La siente sentada primero sobre su estómago, lo besa posesiva y él le devuelve los besos, uniendo sus lenguas húmedas y calientes antes de sentir como se separaba de nuevo. Siente como una de sus peligrosas manos toma su duro y erecto miembro, el potro relincha entre excitado he intimidado, cuando nota que ella arquea la espalda y dirige su miembro hacia su sexo húmedo y caliente, relincha impaciente y deseoso, cuando ella empieza a penetrarse, el relincha, resopla y se retuerce de placer, mientras sentía como le inmovilizaba las manos, impidiendo que el pudiera tocarla. Sentía la lengua de ella lamerle el cuello, pasándole peligrosamente los afilados colmillos de su hocico lobuno. El potro sentía como si miembro, duro, caliente y palpitante, iba entrando en aquel lugar húmedo, caliente, estrecho y ligeramente rugoso de la licántropo.
Cuando iba por la mitad, el potro lanza un relincho de entre placer y dolor, cuando la licántropo baja salvajemente la otra mitad del miembro que le quedaba fuera y empieza cabalgarlo, al bajar tan de golpe el cuerpo de ella presionaba y golpeaba con cierta fuerza los suaves y sensibles testículos, no podía hacer nada, solo mantener sus manos en las caderas o muslos de ella intentando controlar un poco aquella cabalgada salvaje, el grueso falo no dejaba de rozar y frotar los interiores más estimulantes de la licántropo, y el glande de este empezaba a hincharse. Los músculos vaginales apretaban su miembro, como si quisiera estimularlo pero al mismo tiempo retenerlo todo el tiempo posible antes de llegar al orgasmo. Justo cuando el potro pensaba que ella iba a seguir cabalgándolo hasta el final, siente como ella se para, jadeante y caliente, el cuerpo del potro estaba empapadlo de sudor, entonces se retira de él, sin que el potro pudiera retenerla, se siente incompleto y frustrado, pero ve que ella solo se limita a tumbarse en la cama junto a él y ofrecerse.
Tras cambiarse de lugar el se echa sobre ella, jadeante, resoplando, impaciente, su glande habia perdido algo de hinchazón, por lo que cuando toma su propio miembro y lo guía a la entrada del sexo de la loba, entra con facilidad, relincha de placer y posesión cuando de nuevo se siente dentro, la penetra por completo en unas pocas embestidas y luego encima de ella, le toma las piernas y la obliga a alzarlas, a apoyar la parte de atrás de las rodillas en sus fuertes hombros, luego, pegando su hocico al de ella, empieza a embestir con fuerza y decisión, mientras lamia el hocico lobuno de ella y la mirada con deseo y cierta dominancia al ser el, el que estaba encima de ella, el ritmo del potro sube durante unos deliciosos minutos, no muchos, pero lo suficiente para dar placer a la hembra y llegar el mismo a un brutal orgasmo, el potro mantiene su última embestida, bien acoplado dentro de las entrañas de la loba, y su hinchado glande empieza a expulsar chorros de cálido semen, la cola alzada del potro se sacude con cada chorro de semen. Tras unos segundos, con la respiración entre cortada y el cuerpo sudoroso, el potro se aparta y su miembro equino sale de ella, perdida casi toda su erección y con un sonido húmedo, chorreando fluidos vaginales y semen.
Cuando iba por la mitad, el potro lanza un relincho de entre placer y dolor, cuando la licántropo baja salvajemente la otra mitad del miembro que le quedaba fuera y empieza cabalgarlo, al bajar tan de golpe el cuerpo de ella presionaba y golpeaba con cierta fuerza los suaves y sensibles testículos, no podía hacer nada, solo mantener sus manos en las caderas o muslos de ella intentando controlar un poco aquella cabalgada salvaje, el grueso falo no dejaba de rozar y frotar los interiores más estimulantes de la licántropo, y el glande de este empezaba a hincharse. Los músculos vaginales apretaban su miembro, como si quisiera estimularlo pero al mismo tiempo retenerlo todo el tiempo posible antes de llegar al orgasmo. Justo cuando el potro pensaba que ella iba a seguir cabalgándolo hasta el final, siente como ella se para, jadeante y caliente, el cuerpo del potro estaba empapadlo de sudor, entonces se retira de él, sin que el potro pudiera retenerla, se siente incompleto y frustrado, pero ve que ella solo se limita a tumbarse en la cama junto a él y ofrecerse.
Tras cambiarse de lugar el se echa sobre ella, jadeante, resoplando, impaciente, su glande habia perdido algo de hinchazón, por lo que cuando toma su propio miembro y lo guía a la entrada del sexo de la loba, entra con facilidad, relincha de placer y posesión cuando de nuevo se siente dentro, la penetra por completo en unas pocas embestidas y luego encima de ella, le toma las piernas y la obliga a alzarlas, a apoyar la parte de atrás de las rodillas en sus fuertes hombros, luego, pegando su hocico al de ella, empieza a embestir con fuerza y decisión, mientras lamia el hocico lobuno de ella y la mirada con deseo y cierta dominancia al ser el, el que estaba encima de ella, el ritmo del potro sube durante unos deliciosos minutos, no muchos, pero lo suficiente para dar placer a la hembra y llegar el mismo a un brutal orgasmo, el potro mantiene su última embestida, bien acoplado dentro de las entrañas de la loba, y su hinchado glande empieza a expulsar chorros de cálido semen, la cola alzada del potro se sacude con cada chorro de semen. Tras unos segundos, con la respiración entre cortada y el cuerpo sudoroso, el potro se aparta y su miembro equino sale de ella, perdida casi toda su erección y con un sonido húmedo, chorreando fluidos vaginales y semen.
Kida Escamarubí
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Re: Obteniendo respuestas. (Wood + 18 y abierto bajo petición MP )
Me gustaba ese Philip dominante, hacía que mi deseo ardiera con fuerza y se consumase en un mismo instante. Él estaba empapado en sudor y yo misma sin aliento ante la incapacidad de mi cuerpo para liberar esos humores. El corazón lupino que tantas veces había hecho llegar a los confines de su poder ahora retumbaba como los cascos del semental que estaba conmigo, parecía que pronto abriría un boquete en mi pecho y saldría disparado de él.
La esencia del ecutauro ahora era más deliciosa y comestible, el olor de su sudor era estimulante y si era posible, me producía más deseo. Sus crines largas y del color de la ceniza se balanceaban a los costados de su cara empapada, pegándose en ella por instantes para luego apartarse por la violencia de sus embestidas. Si existía algo denominado paraíso, probablemente estaba en la tierra y al costado de ese potro salvaje y viril.
Mi macho tomó mis piernas y me obligó a ponerlas en sus hombros. Al principio gruñí con algo de dolor, ya que implicaba estirar músculos que no recordaban que existían; pero luego él me arrancó intensos gemidos de placer debido a la posición que había tomado y esa forma tan natural de penetrarme, en el ángulo indicado, en cada momento apropiado, parecía leer mi cuerpo con la facilidad con la que el caprichoso viento arranca y mueve los bastiones de las últimas hojas otoñales.
Cada vez que él se acercaba a mi rostro le besaba o le mordía con la mayor suavidad que me era posible. Instantes antes de que él liberara su semilla, yo había alcanzado el punto álgido del placer, por lo que lo recibí en la plenitud de mi orgasmo y me arrancó un fuerte gemido que fui incapaz de reprimir. Me mantuve quieta mientras él guardó su posición en mis entrañas, sintiéndole moverse en mis cálidos interiores y disfrutando de forma holgazana de los resquicios de aquél efímero placer.
Cuando él salió de mi cuerpo le miré con ojos grandes y tristes mientras se apartaba de mí. Yo misma había insinuado lo de la rapidez, pero me hubiera gustado que se mantuviera algunos momentos más a mi lado. Con una última mirada de despedida al macho dominante que se apartaba de mi lecho, volví a mi forma humana y me hice un pequeño ovillo entre las sábanas mojadas por el sudor de mi amante.
Bajo esa piel, mis humores también estaban mezclándose en el aire, pero por el momento eso no me importaba. Estaba satisfecha y muy cansada. Le miré hacer lo suyo y cuando me devolvió la mirada le tiré un beso mientras le guiñaba. Ahora puedes hacer lo que quieras, mi domador de fieras sentencié con una sonrisa.
La esencia del ecutauro ahora era más deliciosa y comestible, el olor de su sudor era estimulante y si era posible, me producía más deseo. Sus crines largas y del color de la ceniza se balanceaban a los costados de su cara empapada, pegándose en ella por instantes para luego apartarse por la violencia de sus embestidas. Si existía algo denominado paraíso, probablemente estaba en la tierra y al costado de ese potro salvaje y viril.
Mi macho tomó mis piernas y me obligó a ponerlas en sus hombros. Al principio gruñí con algo de dolor, ya que implicaba estirar músculos que no recordaban que existían; pero luego él me arrancó intensos gemidos de placer debido a la posición que había tomado y esa forma tan natural de penetrarme, en el ángulo indicado, en cada momento apropiado, parecía leer mi cuerpo con la facilidad con la que el caprichoso viento arranca y mueve los bastiones de las últimas hojas otoñales.
Cada vez que él se acercaba a mi rostro le besaba o le mordía con la mayor suavidad que me era posible. Instantes antes de que él liberara su semilla, yo había alcanzado el punto álgido del placer, por lo que lo recibí en la plenitud de mi orgasmo y me arrancó un fuerte gemido que fui incapaz de reprimir. Me mantuve quieta mientras él guardó su posición en mis entrañas, sintiéndole moverse en mis cálidos interiores y disfrutando de forma holgazana de los resquicios de aquél efímero placer.
Cuando él salió de mi cuerpo le miré con ojos grandes y tristes mientras se apartaba de mí. Yo misma había insinuado lo de la rapidez, pero me hubiera gustado que se mantuviera algunos momentos más a mi lado. Con una última mirada de despedida al macho dominante que se apartaba de mi lecho, volví a mi forma humana y me hice un pequeño ovillo entre las sábanas mojadas por el sudor de mi amante.
Bajo esa piel, mis humores también estaban mezclándose en el aire, pero por el momento eso no me importaba. Estaba satisfecha y muy cansada. Le miré hacer lo suyo y cuando me devolvió la mirada le tiré un beso mientras le guiñaba. Ahora puedes hacer lo que quieras, mi domador de fieras sentencié con una sonrisa.
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El potro permanece unos largos y placenteros minutos tumbado junto a ella, acariciando el cuerpo de piel suave y cálida que ella tenía en su forma humana, le daba pequeño besos y caricias con el hocico en los hombros o el cuello, le paseaba los dedos juguetones por el vientre, hasta los pechos, cuello y labios de ella, para luego hacer el mismo recorrido con sus labios.
-Has estado increíble cachorrita.- dice el con una risita traviesa, pensaba que aquello provocaría a la hembra, el llamarla cachorrita, aunque él lo hacía de forma cariñosa y dulce. - Aunque yo diría que te has contenido un poco, esta vez no me has mordido fuerte ni me has arañado… creo que este ritmo es duro para ti, quizás tenga que bajarlo un poco.- Dice con mirada picara y juguetona mientras sus labios subían, desde el cuello hasta el brazo de ella. –Descansa lo que quieras, mientras yo me aseare un poco y me pondré con la espalda. –El ecutauro se levanta y entra al baño, se hace un aseo rápido, y tras unos 10 o 15 minutos sale recogiéndose de nuevo las crines.
Tras tomar la vieja espada, el ecutauro se sienta en una resistente silla ante la robusta mesa de madera de la casa, empieza con la empuñadura. La hoja y la empuñadura seguían encajando perfectamente y no había holgura. Con cuidado retira la tira de juego viejo y podrido que cubría la empuñadura, debajo había una madera oscura y pulida, la revisa y ve que no tenía desperfecto, luego, buscando por la casa, encuentra un viejo chaleco, pero el cuero aún estaba bueno y flexible. Corta una larga tira y empieza a enrollarla en torno a la empuñadura de madera oscura.
-Es para dar un mayor agarre…- Dice a la mujer este donde este, ya fuera en la cama descansando aun, en el baño, colocando sus pertenencia o lo que fuera. Luego de una bolsa de cuero que había puesto sobre la mesa, saca uno trapos de telas distintas, con productos y empieza a pulir y preparar la espada. - No ara falta afilarla, esta reforzada con runas mágicas, siempre conservara el filo. –El ecutauro indica las runas que la hoja de la espada tenia gravadas, se veían cuando la luz se reflejaba en cierto ángulo, tenían un color gris perlado, mientras la hoja era de acero pulido y brillante.
Durante dos horas largas, casi tres, el ecutauro trabaja en el arma, puliéndola, preparándola y en general restaurando un arma, la cual el sospechaba que provenía de su gente, no era una cimitarra, como la que usaban los Crines del Desierto, quizás perteneciera a los Cascos Firme… Cuando el arma esta lista, la alza delante de él, observando el filo perfecto, la espada parecía resplandecer con la luz del sol que se colaba por una de las ventanas. SE había quedado absorto en la restauración del arma sin darse cuenta que ya era bien entrada la hora de comer, solamente se percata de ello cuando sus tripas rugen, protestando por la falta de alimento. También parecía haber olvidado la presencia de Wood, con aire culpable, enfunda la espada en la vaina que le había regalado Julien y busca a la licántropo, para preguntarle si le apetecía comer algo antes de ir en busca de la amiga que le había mencionado del puerto, y de vuelta quizás pasarse por la tienda de Julien para que el viejo les dijera si había conseguido algún nombre.
-Has estado increíble cachorrita.- dice el con una risita traviesa, pensaba que aquello provocaría a la hembra, el llamarla cachorrita, aunque él lo hacía de forma cariñosa y dulce. - Aunque yo diría que te has contenido un poco, esta vez no me has mordido fuerte ni me has arañado… creo que este ritmo es duro para ti, quizás tenga que bajarlo un poco.- Dice con mirada picara y juguetona mientras sus labios subían, desde el cuello hasta el brazo de ella. –Descansa lo que quieras, mientras yo me aseare un poco y me pondré con la espalda. –El ecutauro se levanta y entra al baño, se hace un aseo rápido, y tras unos 10 o 15 minutos sale recogiéndose de nuevo las crines.
Tras tomar la vieja espada, el ecutauro se sienta en una resistente silla ante la robusta mesa de madera de la casa, empieza con la empuñadura. La hoja y la empuñadura seguían encajando perfectamente y no había holgura. Con cuidado retira la tira de juego viejo y podrido que cubría la empuñadura, debajo había una madera oscura y pulida, la revisa y ve que no tenía desperfecto, luego, buscando por la casa, encuentra un viejo chaleco, pero el cuero aún estaba bueno y flexible. Corta una larga tira y empieza a enrollarla en torno a la empuñadura de madera oscura.
-Es para dar un mayor agarre…- Dice a la mujer este donde este, ya fuera en la cama descansando aun, en el baño, colocando sus pertenencia o lo que fuera. Luego de una bolsa de cuero que había puesto sobre la mesa, saca uno trapos de telas distintas, con productos y empieza a pulir y preparar la espada. - No ara falta afilarla, esta reforzada con runas mágicas, siempre conservara el filo. –El ecutauro indica las runas que la hoja de la espada tenia gravadas, se veían cuando la luz se reflejaba en cierto ángulo, tenían un color gris perlado, mientras la hoja era de acero pulido y brillante.
Durante dos horas largas, casi tres, el ecutauro trabaja en el arma, puliéndola, preparándola y en general restaurando un arma, la cual el sospechaba que provenía de su gente, no era una cimitarra, como la que usaban los Crines del Desierto, quizás perteneciera a los Cascos Firme… Cuando el arma esta lista, la alza delante de él, observando el filo perfecto, la espada parecía resplandecer con la luz del sol que se colaba por una de las ventanas. SE había quedado absorto en la restauración del arma sin darse cuenta que ya era bien entrada la hora de comer, solamente se percata de ello cuando sus tripas rugen, protestando por la falta de alimento. También parecía haber olvidado la presencia de Wood, con aire culpable, enfunda la espada en la vaina que le había regalado Julien y busca a la licántropo, para preguntarle si le apetecía comer algo antes de ir en busca de la amiga que le había mencionado del puerto, y de vuelta quizás pasarse por la tienda de Julien para que el viejo les dijera si había conseguido algún nombre.
Kida Escamarubí
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Re: Obteniendo respuestas. (Wood + 18 y abierto bajo petición MP )
Los mimos del ecutauro estaba logrando conquistarme y hacían que cada vez más Morfeo me llamara a su brazos soñados, le devolví sus caricias y besos, pero más que nada me dejé mimar. Era una sensación placentera que parecía llenarme… “Cachorrita… ¿Qué cachorrita ni qué ocho cuartos! Ya era una lycan casi vieja y muy bien formada, como para escuchar esas palabras.
Levanté mi puño al aire con desgana, como para pegarle/empujarle, pero en realidad ya no podía enojarme con él, por lo que lo dejé caer sin fuerzas y algo avergonzada, él se había dado cuenta que me había contenido y no estaba segura de lo que ese pensamiento produciría en él. Aunque a juzgar por su mirada, parecía estar feliz de la vida en verme en semejante estado. Hice un sonido medio grutural en señal de respuesta a lo de descansar y para cuando abrí los ojos sentía que había dormido varios días, me dolían un poco las articulaciones y tenía una ligera falta de equilibrio. Miré a ambos lados, escuchaba los pasos de Philip por la casa pero no le veía.
En silencio me deslicé hasta la bañera y cuando volvía desnuda con una toalla por la cabeza, él comenzó a hablarme sin dirigirme la mirada; ahora que había saciado sus instintos animales, su mayor atención estaba en esa espada y no en mí. Fruncí el ceño y me puse sobre su hombro por un rato a verle trabajar. Sin duda era algo interesante, pero no era mi fuerte, aunque debía reconocer que no me hubiera gustado ser su enemiga viéndolo blandir esa arma.
Me ausenté de la casa por poco menos de una hora y cuando volví a entrar, él seguía en lo suyo y me ignoró brutalmente, gesto que le devolví haciendo lo mismo, metiéndome en mis asuntos. Chy parecía muy interesado en la cocina de la casa de Philip y se dedicó a saltar de un lado para otro viéndome masterear las hachas para cortar algunas frutas y verduras que había comprado en un pequeño mercado en los alrededores. Era un poco demasiado usar mis armas para eso, y ensuciarlas con esa comida… insulsa, pero no era bueno con eso de las tareas del hogar y por lo que sabía, los caballos comían… bueno, ¿esas cosas?
Cuando Philip vino a nuestro encuentro, el ave se posó en su hombro y abrió el pico para que le alimentara. Yo me encontraba sentada en una silla mirando los platos de esa comida. Le vi traspasar la puerta con Chy y fruncí el ceño de forma visible. Esto huele pésimo y no tiene gusto a nada espeté sabiendo que probablemente se reiría de mi intento de ser una buena chica.
Me levanté enojada y empujé la mesa que se tambaleó con los platos encima. No me pidas que haga esto en el futuro, ¿vale?. Sólo te vi ocupado y pensé en ayudar, pero esto es una reverenda porquer…. Cerré mi boca antes de continuar con mi idea, respiré profundo un par de veces y suspiré. Será mejor comer fuera.
Levanté mi puño al aire con desgana, como para pegarle/empujarle, pero en realidad ya no podía enojarme con él, por lo que lo dejé caer sin fuerzas y algo avergonzada, él se había dado cuenta que me había contenido y no estaba segura de lo que ese pensamiento produciría en él. Aunque a juzgar por su mirada, parecía estar feliz de la vida en verme en semejante estado. Hice un sonido medio grutural en señal de respuesta a lo de descansar y para cuando abrí los ojos sentía que había dormido varios días, me dolían un poco las articulaciones y tenía una ligera falta de equilibrio. Miré a ambos lados, escuchaba los pasos de Philip por la casa pero no le veía.
En silencio me deslicé hasta la bañera y cuando volvía desnuda con una toalla por la cabeza, él comenzó a hablarme sin dirigirme la mirada; ahora que había saciado sus instintos animales, su mayor atención estaba en esa espada y no en mí. Fruncí el ceño y me puse sobre su hombro por un rato a verle trabajar. Sin duda era algo interesante, pero no era mi fuerte, aunque debía reconocer que no me hubiera gustado ser su enemiga viéndolo blandir esa arma.
Me ausenté de la casa por poco menos de una hora y cuando volví a entrar, él seguía en lo suyo y me ignoró brutalmente, gesto que le devolví haciendo lo mismo, metiéndome en mis asuntos. Chy parecía muy interesado en la cocina de la casa de Philip y se dedicó a saltar de un lado para otro viéndome masterear las hachas para cortar algunas frutas y verduras que había comprado en un pequeño mercado en los alrededores. Era un poco demasiado usar mis armas para eso, y ensuciarlas con esa comida… insulsa, pero no era bueno con eso de las tareas del hogar y por lo que sabía, los caballos comían… bueno, ¿esas cosas?
Cuando Philip vino a nuestro encuentro, el ave se posó en su hombro y abrió el pico para que le alimentara. Yo me encontraba sentada en una silla mirando los platos de esa comida. Le vi traspasar la puerta con Chy y fruncí el ceño de forma visible. Esto huele pésimo y no tiene gusto a nada espeté sabiendo que probablemente se reiría de mi intento de ser una buena chica.
Me levanté enojada y empujé la mesa que se tambaleó con los platos encima. No me pidas que haga esto en el futuro, ¿vale?. Sólo te vi ocupado y pensé en ayudar, pero esto es una reverenda porquer…. Cerré mi boca antes de continuar con mi idea, respiré profundo un par de veces y suspiré. Será mejor comer fuera.
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Re: Obteniendo respuestas. (Wood + 18 y abierto bajo petición MP )
El ecutauro ni se había dado cuenta de la ausencia de la mujer, se sorprende cuando el ave se posa en su hombro y abre el pico pidiendo comida, le acaricia con suavidad las plumas del pecho, a favor de las plumas para no descolocárselas y se para bruscamente al oír el peligroso tono de enfado de Wood, cuando señala la comida mal preparada sobre los platos en la mesa.
-Creo que Chy tiene hambre…- Murmura el potro mientras ve el arranque de enfado de la mujer, el frunce el ceño, agita la cola tras él y se cruza de brazos esperando que ella terminara con la rabieta. - Feith, cariño, yo no te he pedido que hicieras nada… -suspira paciente. - Si no sabías, ¿porque no me has pedido ayuda? Cuando me concentro en algo suelo olvidarme de todo lo demás, pero no quiero que te sientas ignorada ni obligada a nada.- Busca algo de carne para el ave rapaz, toma un pedazo de pollo crudo y se lo ofrece al ave, esperando que esta lo cogiera con una de sus garras y fuera ella misma quien desgarrara la carne con su pico. - No será necesario, si lo has preparado tú, lo comeré. No tiene tan mala pinta y eso no es lo más importante.- Toma el ave con cuidado y lo pone en el respaldo de una silla, se sienta en otra e invita a la mujer a tomar asiento. - Vamos, siéntate y comamos lo que has preparado, es lo mínimo por tu esfuerzo, te enseñare algunos trucos de cocina, seguro que entre los dos haremos algo mejor la próxima vez.- Le dice con una sonrisa de ánimo, mientras se lleva a la boca trozos de verdura y fruta, las saborea con un gruñido de aprobación. –Es fruta y verdura fresca, aunque…- mira los trozos. - ¿Que has usado para cortarlas?.- Pregunta intentando aguantar una sonrisa que pugnaba por dibujarse en su hocico.
-Creo que Chy tiene hambre…- Murmura el potro mientras ve el arranque de enfado de la mujer, el frunce el ceño, agita la cola tras él y se cruza de brazos esperando que ella terminara con la rabieta. - Feith, cariño, yo no te he pedido que hicieras nada… -suspira paciente. - Si no sabías, ¿porque no me has pedido ayuda? Cuando me concentro en algo suelo olvidarme de todo lo demás, pero no quiero que te sientas ignorada ni obligada a nada.- Busca algo de carne para el ave rapaz, toma un pedazo de pollo crudo y se lo ofrece al ave, esperando que esta lo cogiera con una de sus garras y fuera ella misma quien desgarrara la carne con su pico. - No será necesario, si lo has preparado tú, lo comeré. No tiene tan mala pinta y eso no es lo más importante.- Toma el ave con cuidado y lo pone en el respaldo de una silla, se sienta en otra e invita a la mujer a tomar asiento. - Vamos, siéntate y comamos lo que has preparado, es lo mínimo por tu esfuerzo, te enseñare algunos trucos de cocina, seguro que entre los dos haremos algo mejor la próxima vez.- Le dice con una sonrisa de ánimo, mientras se lleva a la boca trozos de verdura y fruta, las saborea con un gruñido de aprobación. –Es fruta y verdura fresca, aunque…- mira los trozos. - ¿Que has usado para cortarlas?.- Pregunta intentando aguantar una sonrisa que pugnaba por dibujarse en su hocico.
Kida Escamarubí
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Philip se estuvo quieto viéndome enojarme y desenojarme sola, cosa que tampoco me hizo muy feliz, aunque probablemente si hubiera buscado otro método le hubiera saltado al cuello. Vi como alimentaba a Chy con algo de carne y se me hizo agua la boca. Si hubiera sabido que tenía eso… Entrecerré los ojos tratando de imaginar otra situación, pero mi humor no daba para eso. Me limité a mirarle y escucharle con los brazos cruzados y expresión seria.
Le eché la lengua cuando me preguntó lo de la ayuda y se me ocurrieron un par de ideillas para responderle, aunque preferí quedarme callada. Mi momento de locura estaba recediendo lentamente. “No tiene Tan mala pinta” repetí en mi interior sin saber si reír o llorar. Él me invitó a sentarme, lo que volví a hacer mutis mientras le escuchaba hablar. Ciertamente era la primera vez que lo hacía por tanto tiempo y la idea de oírle platicar con aquel tono sereno comenzó a endulzarme el temperamento.
Le miré a los ojos cuando me preguntó acerca de lo que usé para cortar el alimento, entonces le di una mirada furtiva a las hachas que estaban tras de mí Las hachas le dije sin estar muy segura de lo que se refería con esa pregunta. ¿Tiene algo de malo? le pregunté inocente y curiosa echándome hacia adelante para ofrecerle una frutilla que estaba en mi plato. Eso era demasiado dulce para mí. Arrugué la nariz ante el pensamiento y me metí lo primero que encontré a la boca.
¿Cómo es tu pueblo Philip? Cuéntame de tus raíces… le apremié ¿Qué suelen comer?pregunté enarcando una ceja y buscando entre el montón algo que pareciera menos insulso Recuerdo que la primera vez que me viste te sorprendí… siento que los licántropos no somos bien vistos allí… confesé en tono bajo jugando con algo que parecía una especie de repollo. En el tiempo libre sin él había estado pensando en sus palabras, sobre todo en su idea loca de llevarme a su aldea.
Creo que… no sería muy buena idea que yo me acercara a tus tierras. No soy confiable le dije mirando hacia afuera por la ventana. Estaba muy consciente de lo que era y más aún, lo que podía llegar a ser.
Le eché la lengua cuando me preguntó lo de la ayuda y se me ocurrieron un par de ideillas para responderle, aunque preferí quedarme callada. Mi momento de locura estaba recediendo lentamente. “No tiene Tan mala pinta” repetí en mi interior sin saber si reír o llorar. Él me invitó a sentarme, lo que volví a hacer mutis mientras le escuchaba hablar. Ciertamente era la primera vez que lo hacía por tanto tiempo y la idea de oírle platicar con aquel tono sereno comenzó a endulzarme el temperamento.
Le miré a los ojos cuando me preguntó acerca de lo que usé para cortar el alimento, entonces le di una mirada furtiva a las hachas que estaban tras de mí Las hachas le dije sin estar muy segura de lo que se refería con esa pregunta. ¿Tiene algo de malo? le pregunté inocente y curiosa echándome hacia adelante para ofrecerle una frutilla que estaba en mi plato. Eso era demasiado dulce para mí. Arrugué la nariz ante el pensamiento y me metí lo primero que encontré a la boca.
¿Cómo es tu pueblo Philip? Cuéntame de tus raíces… le apremié ¿Qué suelen comer?pregunté enarcando una ceja y buscando entre el montón algo que pareciera menos insulso Recuerdo que la primera vez que me viste te sorprendí… siento que los licántropos no somos bien vistos allí… confesé en tono bajo jugando con algo que parecía una especie de repollo. En el tiempo libre sin él había estado pensando en sus palabras, sobre todo en su idea loca de llevarme a su aldea.
Creo que… no sería muy buena idea que yo me acercara a tus tierras. No soy confiable le dije mirando hacia afuera por la ventana. Estaba muy consciente de lo que era y más aún, lo que podía llegar a ser.
Última edición por Woodpecker el Miér Mar 26 2014, 20:48, editado 1 vez
Woodpecker
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El potro la mira desconcertado, pensando que le estaba tomando el pelo, mira a la mujer, a la comida y luego a las hachas, repite el proceso de cambiar la vista un par de veces antes de lanzar una carcajada, sin poder evitarlo, era una carcajada llena de alegría y diversión, casi llorándole los ojos. No intentaba ofender a la mujer, solo intentaba procesar aquella información. Tras unos segundos de risas, él le toma de las manos con afecto, acerca el hocico y la besa con amor.
-Te quiero, lo sabes, ¿verdad?.- Le dice antes de volver a besarla, luego se aparta un poco para seguir comiendo.- La próxima vez usa alguno de los cuchillos que hay en el cajón de la cocina, son más fáciles de manejar y están bien afilados.- dice con una sonrisa aun bailándole en el hocico, sus ojos brillaban con una chispa traviesa y divertida, parecía muy feliz.- No tiene nada de malo, pero no es bueno que uses tur armas como utensilios de cocina, si tus armas pudieran pensar, se sentirían disgustadas, ¿no crees.? –Le pregunta divertido, esperando hacer reír a la mujer con aquello.
¿Mi pueblo?.- Repite la pregunta antes de llevarse un trozo de fruta a la boca, se recuesta en la silla, pensativo y saboreando la comida. –Bueno, mi pueblo esta construido en un valle verde y fértil, tiene varios ríos y bosques de donde conseguimos muchos materiales y recolectamos, alimentos. Tenemos grandes extensiones de cultivo, sembramos una gran variedad de cereales, frutas y tubérculos. Somos conocidos por la zona por nuestros viñedos y vinos. –Dice con orgullo mientras continua comiendo, pensativo. -Nuestras viviendas son amplias y resistentes, el techo es de pizarra, la cual nos proporcionan los clanes de los Cascos de Oro de sus canteras en las montañas. Se sostienen con vigas de madera que cogemos de los árboles del bosque, las paredes y suelos suelen ser de piedra, unidas con mortero, las paredes exteriores se suelen pintar de blanco con cal, y la parte inferior se queda en piedra viva. También tenemos algunos edificios de madera, pero son escasos, pues arden con facilidad. Por los alrededores hay varias termas y son visitadas con frecuencia, son lugares de reunión, además de donde nos aseamos, solemos ir sin ropas, solo llevan ropa los soldados y los que sean necesarios por su trabajo, como herreros y albañiles.- El ecutauro termina de comer y se cruza de brazos.- Hay mucho más detalles que contar al respecto, nuestra cultura es compleja como la puede ser la de los elfos y humanos, tenemos nuestras fiestas, celebraciones y rituales, muchos van con la fertilidad de nuestros campos y la nuestra propia, somos un pueblo que no se avergüenza de nuestros cuerpos.- Sonríe un poco sonrojado.- Quizás por eso somos bastantes activo sexualmente hablando, tenemos complejos rituales en torno a ese tipo de cosas.-Se rasca suavemente el hocico sedoso.- Nuestra gastronomía es tan diferente como nuestras costumbres, también somos ganaderos y artesanos, mi padre es herrador por ejemplo. Fabricamos buenos quesos de oveja y mi madre es una buena cocinera, aunque suene a tópico.- Dice riendo un poco.- Comemos de todo, aunque hay cierta predilección ante las verduras, frutas, tubérculos y frutos secos en general. Somos bastante golosos, nos gusta mucho la miel, aunque aún estamos estudiando la forma de hacer que las abejas trabajen para nosotros.- dice riendo suave como si recordara alguna situación vivida. –Como te dije mi padre es herrador, es un artesano reconocido en la zona por sus armas y armaduras, y mi madre es considerada la hechicera más poderosa de los Crines del Desierto. –Sonríe con afecto. – No te preocupes, reaccione así porque fuiste el primer licántropo que vi, en nuestro pueblo rara vez vienen forasteros, aunque los Crines del Desierto, suelen tratar más con extranjeros, pues son mercaderes en su mayoría.- Se inclina de nuevo hacia ella y la toma de las manos.- Serás bienvenida a mi pueblo y a mi hogar, quizás te gusten alguna de nuestras costumbres… creo que podrías adaptarte y ser feliz, por supuesto no tendríamos que estancarnos allí, después de ver que el mundo es mucho más ancho de lo que pienso, no me importaría viajar y conocer mundo, siempre y cuando tu estés a mi lado.- Acerca el hocico a los labios de ella y busca darle un largo y prolongado beso.
-Te quiero, lo sabes, ¿verdad?.- Le dice antes de volver a besarla, luego se aparta un poco para seguir comiendo.- La próxima vez usa alguno de los cuchillos que hay en el cajón de la cocina, son más fáciles de manejar y están bien afilados.- dice con una sonrisa aun bailándole en el hocico, sus ojos brillaban con una chispa traviesa y divertida, parecía muy feliz.- No tiene nada de malo, pero no es bueno que uses tur armas como utensilios de cocina, si tus armas pudieran pensar, se sentirían disgustadas, ¿no crees.? –Le pregunta divertido, esperando hacer reír a la mujer con aquello.
¿Mi pueblo?.- Repite la pregunta antes de llevarse un trozo de fruta a la boca, se recuesta en la silla, pensativo y saboreando la comida. –Bueno, mi pueblo esta construido en un valle verde y fértil, tiene varios ríos y bosques de donde conseguimos muchos materiales y recolectamos, alimentos. Tenemos grandes extensiones de cultivo, sembramos una gran variedad de cereales, frutas y tubérculos. Somos conocidos por la zona por nuestros viñedos y vinos. –Dice con orgullo mientras continua comiendo, pensativo. -Nuestras viviendas son amplias y resistentes, el techo es de pizarra, la cual nos proporcionan los clanes de los Cascos de Oro de sus canteras en las montañas. Se sostienen con vigas de madera que cogemos de los árboles del bosque, las paredes y suelos suelen ser de piedra, unidas con mortero, las paredes exteriores se suelen pintar de blanco con cal, y la parte inferior se queda en piedra viva. También tenemos algunos edificios de madera, pero son escasos, pues arden con facilidad. Por los alrededores hay varias termas y son visitadas con frecuencia, son lugares de reunión, además de donde nos aseamos, solemos ir sin ropas, solo llevan ropa los soldados y los que sean necesarios por su trabajo, como herreros y albañiles.- El ecutauro termina de comer y se cruza de brazos.- Hay mucho más detalles que contar al respecto, nuestra cultura es compleja como la puede ser la de los elfos y humanos, tenemos nuestras fiestas, celebraciones y rituales, muchos van con la fertilidad de nuestros campos y la nuestra propia, somos un pueblo que no se avergüenza de nuestros cuerpos.- Sonríe un poco sonrojado.- Quizás por eso somos bastantes activo sexualmente hablando, tenemos complejos rituales en torno a ese tipo de cosas.-Se rasca suavemente el hocico sedoso.- Nuestra gastronomía es tan diferente como nuestras costumbres, también somos ganaderos y artesanos, mi padre es herrador por ejemplo. Fabricamos buenos quesos de oveja y mi madre es una buena cocinera, aunque suene a tópico.- Dice riendo un poco.- Comemos de todo, aunque hay cierta predilección ante las verduras, frutas, tubérculos y frutos secos en general. Somos bastante golosos, nos gusta mucho la miel, aunque aún estamos estudiando la forma de hacer que las abejas trabajen para nosotros.- dice riendo suave como si recordara alguna situación vivida. –Como te dije mi padre es herrador, es un artesano reconocido en la zona por sus armas y armaduras, y mi madre es considerada la hechicera más poderosa de los Crines del Desierto. –Sonríe con afecto. – No te preocupes, reaccione así porque fuiste el primer licántropo que vi, en nuestro pueblo rara vez vienen forasteros, aunque los Crines del Desierto, suelen tratar más con extranjeros, pues son mercaderes en su mayoría.- Se inclina de nuevo hacia ella y la toma de las manos.- Serás bienvenida a mi pueblo y a mi hogar, quizás te gusten alguna de nuestras costumbres… creo que podrías adaptarte y ser feliz, por supuesto no tendríamos que estancarnos allí, después de ver que el mundo es mucho más ancho de lo que pienso, no me importaría viajar y conocer mundo, siempre y cuando tu estés a mi lado.- Acerca el hocico a los labios de ella y busca darle un largo y prolongado beso.
Kida Escamarubí
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Miré a Philip sin saber qué pensar, o más bien qué estaba pensando. En su rostro se dieron varias combinaciones antes de que se echara a reír, me tomara de las manos para luego besarme y decirme que me quería. No pude más que dejarme llevar por él y observarle un poco incómoda. Algo me decía que se estaba riendo de mi respuesta, pero supuse que eran imaginaciones mías.
Cuando me dijo que me quería me sonrojé y negué con la cabeza Es la primera vez que me lo dices así le dije haciéndome la interesante. Asentí a sus palabras, aunque no entendía muy bien qué tenía de malo haber usado las hachas hasta que me lanzó ese comentario casi hiriente de los sentimientos de mis armas. Hice una mueca entre seria, avergonzada y sonrojada, pero luego le guiñé un ojo y le di un suave empujoncito. Pues… mis hachas han sido todo lo que he necesitado en esta vida le dije negando con la cabeza pero… trataré de recordar eso si hay una próxima vez fruncí ligeramente el entrecejo mirando a la nada y me eché para atrás en la silla con el plato en la falda para escucharle.
El lugar de donde era Philip parecía muy agradable y por lo que escuché también tenían diferentes clanes. Escuchaba atenta las palabras de él, estaba ávida por devorar esa información. Me dio un poco de tos cuando le escuché decir que por sus rituales podían ser así de activos en la cama. Tomé un trago de agua y terminé con los restos de mi plato mientras le escuchaba.
Por un momento me imaginé en las llanuras a acompañando a Philip, tomados de la mano y rodeados de pequeños ecutauros curiosos. El beso de Philip me devolvió a la realidad; se lo respondí como correspondía, quizá con un tinte de melancolía. Me levanté del asiento y extendí mi mano hacia él después de acomodar las hachas a mis costados.
Eres todo un aventurero al parecer corolé con una sonrisa. No me importa el lugar, sólo estar a tu lado Philip le dije mirándolo con un poco de preocupación No veo cómo no encontraste a una ecutaura en tus tierras.Le di un suave apretón en las manos pensando en la idea de él con una chica de su especie y no conmigo, y me dio una fuerte puntada en el corazón.
Los ecutauros tienen una sola pareja, ¿no es así? pregunté seria, una idea se estaba gestando en mi mente y no era demasiado positiva, no quería pensar en ella en esos momentos, por lo que me contenté con escucharle hablar e ir melosa a su lado. En cierto momento me vino un ataque de lucidez y casi me dieron ganas de vomitar por tanta dulzura, pero luego recordé que se trataba del ecutauro de mi vida. Suspiré y me dejé guiar por él.
Cuando me dijo que me quería me sonrojé y negué con la cabeza Es la primera vez que me lo dices así le dije haciéndome la interesante. Asentí a sus palabras, aunque no entendía muy bien qué tenía de malo haber usado las hachas hasta que me lanzó ese comentario casi hiriente de los sentimientos de mis armas. Hice una mueca entre seria, avergonzada y sonrojada, pero luego le guiñé un ojo y le di un suave empujoncito. Pues… mis hachas han sido todo lo que he necesitado en esta vida le dije negando con la cabeza pero… trataré de recordar eso si hay una próxima vez fruncí ligeramente el entrecejo mirando a la nada y me eché para atrás en la silla con el plato en la falda para escucharle.
El lugar de donde era Philip parecía muy agradable y por lo que escuché también tenían diferentes clanes. Escuchaba atenta las palabras de él, estaba ávida por devorar esa información. Me dio un poco de tos cuando le escuché decir que por sus rituales podían ser así de activos en la cama. Tomé un trago de agua y terminé con los restos de mi plato mientras le escuchaba.
Por un momento me imaginé en las llanuras a acompañando a Philip, tomados de la mano y rodeados de pequeños ecutauros curiosos. El beso de Philip me devolvió a la realidad; se lo respondí como correspondía, quizá con un tinte de melancolía. Me levanté del asiento y extendí mi mano hacia él después de acomodar las hachas a mis costados.
Eres todo un aventurero al parecer corolé con una sonrisa. No me importa el lugar, sólo estar a tu lado Philip le dije mirándolo con un poco de preocupación No veo cómo no encontraste a una ecutaura en tus tierras.Le di un suave apretón en las manos pensando en la idea de él con una chica de su especie y no conmigo, y me dio una fuerte puntada en el corazón.
Los ecutauros tienen una sola pareja, ¿no es así? pregunté seria, una idea se estaba gestando en mi mente y no era demasiado positiva, no quería pensar en ella en esos momentos, por lo que me contenté con escucharle hablar e ir melosa a su lado. En cierto momento me vino un ataque de lucidez y casi me dieron ganas de vomitar por tanta dulzura, pero luego recordé que se trataba del ecutauro de mi vida. Suspiré y me dejé guiar por él.
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-Oh, ¿enserio?.- Dice el sonriendo divertido, haciéndose el sorprendido cuando ella le dice que era la primera vez que le decía que la quería.- Pues tendré que hacerlo más a menudo, ¿no crees?. - Se inclina hacia ella y le besa de nuevo.-Te quiero Feith, te quiero mucho. - Le dice mientras le da suaves besos repetidos en los labios.
El ecutauro toma la mano que ella le tiende, tira con suavidad de ella, obligándola con cuidado a que se levantara, rodeara la mesa y la hace sentarse de lado sobre sus piernas, mientras la abraza, achuchándola con cariño y besando su mejilla. Cuando ella le dice lo de la ecutaura, el baja la mirada sonrojándose bastante, agita la cola que había pasado por un hueco que tenía el respaldo de la silla.
-Bueno, hubo algunas ecutauras que me gustaban… pero aunque seamos una sociedad bastante tolerante en cuanto al sexo se refiere, hay ciertas leyes que hay que cumplir, aunque luego haya otros lugares donde esas leyes se olvidan. Los ecutauros no podemos tener pareja, hasta cumplir los 16 años y no podemos formalizar una unión hasta los 21. Pero hay un lugar, unas termas, donde van ecutauros de todas las edades, llevamos algo así como unas mascaras para ocultar nuestros rasgos, hay distinto tipos de máscaras, pero es algo largo de contar, pero lo hare si quieres…- piensa unos segundos.- En aquel lugar se puede ir a tener sexo de forma esporádica, también van parejas que desean intercambiar pareja o a que algún macho o hembra se les una… Está permitido el acceso a potros a partir de los 13 o 14 años creo recordar. Me intente colar una vez con 12 años, pues quería saber que pasaba allí, pero me pillaron, luego a los 14 pude entrar y cuando se me acerco una joven potranca poco mayor que yo…- se sonroja mucho y se encoge de hombros.- No fui capaz de hacer nada… me marche entre risitas y bromas por parte de otros ecutauros que estaban allí en ese momento. Normalmente todos saben quienes son los ecutauros que hay allí, pero esas mascaras nos dotan de otra identidad y fuera de aquella terma todos respetan y guardan silencio de lo que ven allí. Pues no siempre los ecutauros van buscando ecutauras y no siempre las ecutauras van buscando ecutauros. – Sacude de nuevo la cola y alza la mirada pensativo.- En resumen, que aunque se guarda silencio sobre lo que ocurre allí, no me vi con confianza de volver a aquel lugar, aunque si tuve un par de amigas con las que me bese y nos tocábamos un poco… pero no íbamos a mas, pues fuera de aquellas termas, ir a más habría supuesto un serio problema y se nos habría impuesto un duro castigo público.
El ecutauro acariciaba constantemente los brazos de ella, mientras el hocico de él le rozaba de vez en cuando el otro brazo que estaba pegado a él o aquel lado del cuello. El emitía aquel aroma característico suyo, como de a equino, pero sin llegar a ser desagradable pues ella misma había visto como era aseado y limpio. El pelaje de él era suave y cálido, y los lugares donde la piel de ambos entraban en contacto, sentía aquel calor.
-Claro.- Dice el ecutauro asombrado de la pregunta de ella sobre las parejas.- Aunque quizás por la naturaleza que tienen los caballos salvajes, de que un semental tiene un aren, a veces las parejas buscan cambiar de pareja o incluir a un miembro más en alguna ocasión especial, pero en la vida cotidiana son fieles el uno con el otro y mis padres llevan mas de quince años de casados, casi veinte. Y son muy felices…- el potro carraspea incomodo.- A ninguno le gusta pensar que sus padres visitan las termas “prohibidas” de las que te he hablado, pero supongo que los míos lo habrán echo en alguna ocasión o puede que no.- Se encoge de hombros.- Como te he dicho somos muy discretos con esas cosas, pero si sé que mis padres supieron de mi visita a las termas con 14 años… - Se frota entre los ojos con una mano mientras los cierra y chasquea la lengua con disgusto.- Mi madre no dejaba de hacer comentarios jocosos sobre alguna chica que veíamos cuando íbamos por la calle, y mi padre se limitaba a mirarme y soltar una carcajada como si recordara algo gracioso, aunque también me dieron buenos consejos…que me ayudaron mas adelante. -Dice con una sonrisa algo triste, nostálgico de pensar en su tierra y en su familia.- Y no te preocupes por esas costumbres, no es obligatorio cumplirlas, yo estoy muy feliz de tenerte solo para mí y no quiero compartirte con otro macho. –Dice mientras le da un abrazo fuerte, lamiéndole y besándole el cuello mimoso.
El ecutauro toma la mano que ella le tiende, tira con suavidad de ella, obligándola con cuidado a que se levantara, rodeara la mesa y la hace sentarse de lado sobre sus piernas, mientras la abraza, achuchándola con cariño y besando su mejilla. Cuando ella le dice lo de la ecutaura, el baja la mirada sonrojándose bastante, agita la cola que había pasado por un hueco que tenía el respaldo de la silla.
-Bueno, hubo algunas ecutauras que me gustaban… pero aunque seamos una sociedad bastante tolerante en cuanto al sexo se refiere, hay ciertas leyes que hay que cumplir, aunque luego haya otros lugares donde esas leyes se olvidan. Los ecutauros no podemos tener pareja, hasta cumplir los 16 años y no podemos formalizar una unión hasta los 21. Pero hay un lugar, unas termas, donde van ecutauros de todas las edades, llevamos algo así como unas mascaras para ocultar nuestros rasgos, hay distinto tipos de máscaras, pero es algo largo de contar, pero lo hare si quieres…- piensa unos segundos.- En aquel lugar se puede ir a tener sexo de forma esporádica, también van parejas que desean intercambiar pareja o a que algún macho o hembra se les una… Está permitido el acceso a potros a partir de los 13 o 14 años creo recordar. Me intente colar una vez con 12 años, pues quería saber que pasaba allí, pero me pillaron, luego a los 14 pude entrar y cuando se me acerco una joven potranca poco mayor que yo…- se sonroja mucho y se encoge de hombros.- No fui capaz de hacer nada… me marche entre risitas y bromas por parte de otros ecutauros que estaban allí en ese momento. Normalmente todos saben quienes son los ecutauros que hay allí, pero esas mascaras nos dotan de otra identidad y fuera de aquella terma todos respetan y guardan silencio de lo que ven allí. Pues no siempre los ecutauros van buscando ecutauras y no siempre las ecutauras van buscando ecutauros. – Sacude de nuevo la cola y alza la mirada pensativo.- En resumen, que aunque se guarda silencio sobre lo que ocurre allí, no me vi con confianza de volver a aquel lugar, aunque si tuve un par de amigas con las que me bese y nos tocábamos un poco… pero no íbamos a mas, pues fuera de aquellas termas, ir a más habría supuesto un serio problema y se nos habría impuesto un duro castigo público.
El ecutauro acariciaba constantemente los brazos de ella, mientras el hocico de él le rozaba de vez en cuando el otro brazo que estaba pegado a él o aquel lado del cuello. El emitía aquel aroma característico suyo, como de a equino, pero sin llegar a ser desagradable pues ella misma había visto como era aseado y limpio. El pelaje de él era suave y cálido, y los lugares donde la piel de ambos entraban en contacto, sentía aquel calor.
-Claro.- Dice el ecutauro asombrado de la pregunta de ella sobre las parejas.- Aunque quizás por la naturaleza que tienen los caballos salvajes, de que un semental tiene un aren, a veces las parejas buscan cambiar de pareja o incluir a un miembro más en alguna ocasión especial, pero en la vida cotidiana son fieles el uno con el otro y mis padres llevan mas de quince años de casados, casi veinte. Y son muy felices…- el potro carraspea incomodo.- A ninguno le gusta pensar que sus padres visitan las termas “prohibidas” de las que te he hablado, pero supongo que los míos lo habrán echo en alguna ocasión o puede que no.- Se encoge de hombros.- Como te he dicho somos muy discretos con esas cosas, pero si sé que mis padres supieron de mi visita a las termas con 14 años… - Se frota entre los ojos con una mano mientras los cierra y chasquea la lengua con disgusto.- Mi madre no dejaba de hacer comentarios jocosos sobre alguna chica que veíamos cuando íbamos por la calle, y mi padre se limitaba a mirarme y soltar una carcajada como si recordara algo gracioso, aunque también me dieron buenos consejos…que me ayudaron mas adelante. -Dice con una sonrisa algo triste, nostálgico de pensar en su tierra y en su familia.- Y no te preocupes por esas costumbres, no es obligatorio cumplirlas, yo estoy muy feliz de tenerte solo para mí y no quiero compartirte con otro macho. –Dice mientras le da un abrazo fuerte, lamiéndole y besándole el cuello mimoso.
Kida Escamarubí
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