El laboratorio abandonado - Caminos entrelazados [QUEST]

Era inevitable que pasara, pues si el destino los reunió en aquel edificio endemoniado, no iba a tardar demasiado en cruzar sus caminos. Woodpeker y Keyan correrían a más no poder por el único camino que se les presentó una vez llegados al segundo piso, el cual consistía de un largo pasillo lleno de celdas con barrotes de metal gastado a los lados, sumido en la oscuridad. Mientras tanto, Aredhel y Alberic no tenían más opción que acercarse al ruido que se dirigía hacia ellos, o eso, o quedarse quietos esperando lo inevitable. Fuese lo que fuese, pasase lo que pasase, no podían escapar de su destino, y este quiso juntarlos a todos para jugar con ellos a un juego mortal.

Fueron pocos los segundos que pudieron verse las caras los unos a los otros, iluminadas por la leve luz verdosa que emitían las pantallas de las cámaras de Aredhel y Alberic. Sin perder más tiempo, la enorme criatura, torpe pero poderosa, apareció a sus espaldas, llegando desde las escaleras, y les propinó un fuerte empujón a los cuatro. Los lanzó volando hacia atrás, hacia una puerta del fondo, y esta se abrió tras el golpe. Los dos humanos y la loba Woodpequer cayeron en su interior, y tras chocar contra el suelo, este se derrumbó creando un enorme agujero por el cual no pudieron evitar caer, hasta el piso interior, el primer piso. Mientras tanto, mientras la otra licántropa se recuperaba del golpe, la criatura la agarró del brazo y de un fuerte tirón la atrajo hacia sí. La agarró del cuello y la estampilló contra la pared, haciendo que perdiese la consciencia.



Ahora solo quedaban tres personas en libertad en aquella mansión de los horrores, y se vieron rodeados por un grupo de personas, hombres desfigurados, apestosos y enloquecidos, los cuales se les echaron encima casi sin esperar a que nuestros aventureros se recuperasen. Woodpeker y Keyan reconocerían el lugar, pues era la sala de la cual acababan de escapar, ahora llena de polvo y piedras. Los quince "pacientes" no dudaron en atacar, pero al menos la luz estaría de su lado, la luz que colgaba en largos tubos desde el techo.


//Objetivo: ¡Llegó el momento de la pelea! Tenéis libertad absoluta, pero en el caso de que algo, cualquier acción o descripción de la escena, sea excesiva, pediré su modificación. ¡Pero no dejéis que ello os eche atrás para escribir unos posts maravillosos! Si no es extremadamente necesario no interferiré.//

- Orden de posteo: ¡El primero que llegue! Quien llegue como primero tendrá dicho privilegio, después el segundo y el tercero. Ese será el orden también de posteo desde ahora. La fecha tope para que todos hayan posteado será el día 10 a las 00:00 (hora Española), lo que significa el Viernes por la noche. Si todos han posteado para antes de dicha fecha, responderé antes. Suerte.

Off Rol: Alberic, si tienes cualquier duda sobre el escenario de batalla, pregúntale a tus compañeros, los cuales estuvieron a cargo de su descripción.

La adrenalina corría por mis venas y azuzaba mi sangre. No podría escuchar más nada que mi propia respiración exageradamente rápida y los latidos de mi corazón en las orejas. Había un deje de mareo en el fondo de mi cabeza, como si quisiera alertarme de que si le daba más leña al fuego terminaría explotando y probablemente perdiendo mi sentido en detrimento del poder de mi bestia interna. Bajé el ritmo de la corrida, busqué a Keyan con la vista, doblando mi cuerpo en forma de “7”, apoyando las manos en las rodillas tratando de tomar aire.

El humano venía pisándome los talones y decidió ir escaleras arriba. La maldita bestia venía cerca, muy cerca. El hedor nauseabundo que le rodeaba ahora estaba más fuerte, quizás por sus propias exudaciones o porque mis sentidos se habían agudizado ¿Qué más daba?,¡lo importante en ese momento era correr como alma que busca el diablo!… o el monstruo . Las escaleras y el pasillo subsecuente estaban negros como si estuviéramos internándonos en un abismo. Tenía recodos y cada poco tiempo tropezaba con objetos camuflados por el escenario y me daba contra las paredes de formas y texturas extrañas. A esa velocidad en realidad nada me importaba demasiado.

Mientras podía iba desabrochándome las hebillas y botones de la ropa, no sabía por qué lo hacía en realidad, era algo así como un acto reflejo que provenía de mi cerebro en momentos como ese. Tenía un nudo en el estómago, pero al mirar al frente, casi sin aliento y desesperanzada en poder rehuirle a la bestia, vi dos pequeñas luces que se acercaban a nosotros a altas velocidades también. ¿Amigos o enemigos? pensé mientras buscaba a mi compañero con la mirada. No hubo tiempo de pararme a pensar, cuando quise acordar estábamos prácticamente sobre dos desconocidos que parecían estar en nuestra misma situación. No les preste demasiada atención sino que aproveché la poca luz para mirar a los alrededores con rapidez.

El pasillo era estrecho, las luces que ellos tenían dejaban ver que rodeándonos habían barrotes y ningún lugar por donde escapar ¡Corred! grité a todo pulmón, pero era demasiado tarde, los segundos que nos mantuvimos parados le habían dado a nuestro perseguidor la ventaja. Fui empujada junto con los demás, me di contra una madera poco sólida, ¿quizás una puerta? y caímos en un suelo que se quejó al sentir nuestro peso. Pronto cedió y un nuevo golpe me dejó atontada y desorientada. Me dolían los oídos y la cabeza además de que había un fuerte olor a sangre… y…¿hedor? juraría que entre el polvo levantado podía distinguir las mismas esencias del lugar de donde momentos atrás habíamos huido.

Miré a los costados, buscando a Keyan con la mirada, pero me encontré también con el macho de los que nos habíamos topado cuando la criatura nos atacó. Arriba muchachos fue lo único que atiné a decir con un tono alarmante y terminando casi en un chillido. Me puse de pie con dificultad y tiré de los brazos a ambos humanos. Los locos estaban a dos o tres metros de nosotros, acercándose con miradas asesinas y determinadas, muy distinto a lo que habíamos presenciado anteriormente, la manía perversa golpeaba a sus puertas.

Cuando habíamos tenido que correr, parecían marionetas controladas por hilos invisibles, sin emociones, sin nada tras sus miradas escondidas en la penumbra tras un velo de poca sanidad. Pero ahora, a la luz del agujero que nos escupió, se veían sus ojos con sed de sangre, moviéndose de una forma extrañamente ágil y con un deje violento, sediento de terror y dolor.

Me llevé una mano  la cabeza, de donde me corría un hilillo de sangre. Busqué rápidamente las hachas y me hice con ellas. Instantáneamente sentí que las fuerzas me volvían y dejé que el lobo que tanto había estado reprimiendo saliera salvajemente. Sólo debía evitar no lastimar a los dos que estaban tras de mí. Mi visión se tornó carmesí y tenía algunos espasmos entrecortados de sanidad mental en los que me reconocía como si me viera desde otros ojos, atacando sin compasión, mordiendo alguna garganta o cortando un estómago, clavando hachas en el pecho y lamiendo la sangre de mis enemigos. Gruñidos ferales me rodeaban y en algún momento me atemoricé de ellos, hasta que me di cuenta que provenían de mi misma. Entonces, comencé a disfrutar de la pelea.

En algún momento sentí que algo se clavaba a la altura de mi hombro derecho. Miré a un tipo flacucho y sin un ojo retroceder ante mi inquisidora vista. Alcancé el cuchillo con mis dientes y lo arranqué de la carne tirándolo lejos. El dolor me provocaba ira y placer. Le sonreí y dejé que la baba mezclada con la sangre corriera de entre mis dientes y cayera al vació. Buscaba la manera más tortuosa de matarle, pero probablemente nada en mi mente sería tan perverso como lo que ya habría sufrido en ese lugar. Una muerte rápida será entonces” pensé y cuando decidí atacar, un fuerte dolor seguido por un sonido seco atacó mi espalda. Me giré y vi una pequeña nube de polvo emerger de un trozo de madera viejo que habría sido utilizado como arma contra mí.

Más que cabreada estaba divertida. Busqué a mis compañeros de armas y vi que se mantenían vivos. Suspiré aliviada y me dediqué a bañarme en los humores y las entrañas de mis enemigos. El calor de la batalla y la sangre hirviente me hacían sentir  poderosa y excitada. Mi vista volvió a tornarse roja y me perdí en los brazos del placer de descuartizar.

Alberic logró escapar aquel encuentro con el monstruo debajo de la cama, y alcanzo a Aredhel que se encontraba no muy lejos pero al llegar con ella no tuvo tiempo de contarle lo que había pasado pues algo nuevo se avecinaba, pasos acelerados y respiraciones alteradas se lograban escuchar en dirección de las escaleras, al paso de unos momentos dos personas llegaron a donde Alberic y Aredhel pero la poca iluminación no ayudaba para discernir sus rostros o motivos cuando una masa humanoide grande e imponente se hizo ver desde las escaleras trayendo consigo destrucción y confusión.

Alberic no sabía que había pasado con certeza cuando recobro  la consciencia, se encontraba tirado lleno de polvo con el cuerpo adolorido, había perdido la cámara y su sombrero. Pero lo que más le perturbaba era no poder ver a su compañera Aredhel... Solo a dos extraños siendo atacados por entes humanoides llenos de ira y locura. En medio de aquella habitación reinaba el caos, entre polvo y escombro, los gritos que emitían los seres erizaban la piel y lastimaban los oídos. Un intenso miedo se apoderaba de Alberic mientras allí yacía tendido sobre el suelo, las criaturas aun no lo habían descubierto pero había muchas y eventualmente se lanzarían sobre él.

Paralizado y sin saber cómo reaccionar Alberic comenzó a sentir los estragos de un colapso mental pues su visión giraba sin cesar y escuchaba voces como lo había hecho antes pero esta vez se le dificultaba discernir las voces que lo querían ayudar y las que lo querían lastimar, - Alberic... Levántate - Una voz amena escucho y de pronto se olvidó del miedo y caos y pudo ponerse de pie con todo el valor de los guerreros de antes, saco su espada (paciencia) y adopto postura de combate defensivo pues veía que aun así ninguno de los seres le prestaba atención lo cual aprovecho para observar el estado de las cosas.

En poco tiempo pudo ver que aquellos seres estaban marcados justo como los que ya había encontrado antes, la mujer combatía salvajemente a sus atacantes y por un momento no supo quién era el desafortunado si los seres o ella, el hombre era atacado simultáneamente por más de dos criaturas y se los sacaba de encima con particular dificultad, también lo habían herido pero el seguía. - Izquierda - Escucho Alberic en su mente y pronto se posiciono en esa dirección justo antes de que pudiese ser envestido por uno de esos locos, Alberic con destreza solo se hizo a un lado y aquel ser fue a dar con la cabeza por enfrente a la pared con tanta ferocidad que la materia gris y fragmentos de cráneo y pedazos de cerebro quedaron esparcidos por todos lados, aquel cuerpo ahora se convulsionaba violentamente pero ya no podía hacer daño, volteo nuevamente a donde estaba la conmoción y vio a otro loco que lo atacaría pero esta vez el loco se detuvo frente a él y espuma le salía de la boca y aquellos ojos parecía que le reventarían, tenía los puños cerrados y mostraba los dientes como si lo quisiera devorar tal como un perro rabioso pero antes de que aquel se le dejara ir Alberic le grito - Alto!! Espera!- colocando su espada mano a mano en forma defensiva con la esperanza de que se pudiese razonar con él, pero sus intentos fallaron y aquel ser solo quería exponer las entrañas de Alberic y por eso el joven tuvo que matarlo también, recordó las enseñanzas de su infancia e hizo lo que pudo pero eventualmente lo corto suficientes veces para que el loco ya  no lo atacara, y quedo aquel tendido en el suelo muerto, o deshabilitado.

//Muy bien, vamos a comprobar la suerte de la cual poseéis para determinar el resultado de la pelea. Vuestra tarea es elegir 1 número entre el 1 y el 12. Solo serán 2 los números que traigan con sigo la mala suerte. La primera en postear será Woodpeker, seguido de Keyan y como último Alberic. Tenéis, todos y desde ahora, 24 h para postear solamente el número que elijáis. Después dicho post será borrado. Mucha suerte a todos. (Melwyn, como administradora, será conocedora de los dos números con antelación para que confirméis que han sido elegidos con anterioridad.)//

//¡La suerte ya fue echada!

- Woodpeker --> 5
- Keyan --> 4
- Alberic --> 10

Los números de la mala suerte eran el 7 y el 12. Además, de los números afortunados, cuan menor sea, menos suerte trae con él. Vuestras vidas no corren peligro, lo cual no significa que no sufriréis daños. //


Los tres lucharon con valentía y ya solo tres contrincantes seguían en pie, uno para cada uno:

-- > En cuanto Keyan decidiese dar el espadazo final, el ser inmundo cayó al suelo tras perder el equilibrio, lo cual lo acabó salvando. Desde ahí, la pierna del guerrero fue lo primero que se topó con su hambrienta mirada y sin pensárselo dos veces alargó sus manos acercando su mandíbula al jugoso trozo de carne fresca, topándose con la herida ya formada en su enfrentamiento anterior. Antes de poder liberarse, la criatura hincó los dientes que le quedaban en la herida abierta, produciendo un fuerte dolor, el cual, sin lugar a duda, influenciaría en su recuperación. //Podrás andar, pero sentirás dolor en la pierna, la cual se infectará y deberás atenderla.//

--> Ya solo un ser viviente se presentaba ante la licántropa, si es que a aquello se le podía llamar vida. En cuanto esta lo cargase para terminar con él, la forma humanoide se defendería desesperádamente, arañando el peludo rostro de Woodpeker. Después de ello murió, dejando tras si una evidente marca en el rostro de la guerrera, peligrosamente cerca de su ojo izquierdo. //Tu ojo no se ve dañado, pero no podrás abrirlo en un par de horas, lo cual será una clara desventaja. Por suerte no surgen complicaciones mayores como la infección.//

--> El último oponente que Alberic debería de enfrentar en esta batalla medía un palmo más que él, lo cual no dudó en aprovechar. Cayó con todo su peso sobre el humano, sin importarle demasiado ser cortado por su espada, y lo tiró junto a él al suelo. En la caída, Alberic tuvo la mala suerte de caer sobre su brazo derecho, y con ello, romper el hueso de su dedo corazón. Después de eso, su oponente no volvió a levantarse. //Has tenía más suerte que tus compañeros, lo cual no significa que saldrás impune. Te has roto el dedo corazón de la mano derecha. No será un impedimento para que la sigas utilizando, pero sí será más complicado.//

Después de la ardua batalla todo quedó en calma. Ni un solo sonido quiso asomarse desde el silencio, lo cual podría significar una paz momentánea, o el preludio de un mal mayor. Como fuese, parecía ser que era el momento idóneo para recuperar el aliento.  

//Objetivo: Tenéis algo de tiempo para tratar vuestras heridas, ya sea cada uno la suya o ayudándoos entre vosotros. Como materiales podéis utilizar solo las cosas que llevéis encima.//

Menee la cabeza y soplé por mi nariz. Probablemente habría sonado como un estornudo para mis acompañantes, pero en realidad estaba lagrimeando. Ese maldito moribundo me había dado bastante en la cara, sobre todo un buen moquete en el ojo izquierdo y unos cuantos arañazos. Sonreí al recordar cómo le había arrancado las tripas mientras continuaba con vida. “¿ojo por ojo?” me pregunté viendo su cadáver y tentada a seguir atacándole, pero él ya no estaba ahí, no habría sufrimiento, por lo que miré el cuerpo aún tibio con cierto desdén y busqué a mis compañeros.

Las peleas habían terminado y nos rodeaba un tendal de cadáveres. No deseaba volver a mi forma humana, pero era necesario para poder comunicarme con mis compañeros, por lo que rejunté mis armas y una vez con ellas, volví a mi piel frágil. El ojo me dolía más bajo esa piel débil, no dejaba de llorar aunque cada vez parpadeaba menos. “¿Será la hinchazón?” me pregunté buscando con el ojo bueno alguna prenda que pudiera robarle… quitarle a algún cadáver. ¿están bien? pregunté sin levantar la mirada. Había encontrado una bata que parecía lo suficientemente abrigada.

Me costó un poco separarla de su muerto, parecían aferrarse cada cual al otro, o quizás era mi forma cada vez más blanda de mirar las cosas. Cuando terminé de abotonarme la prenda blanca con unas pocas manchas de sangre –su antiguo dueño había perdido la cabeza…literalmente- caminé hacia Keyan. ¿Cómo va esa pierna? pregunté un poco preocupada, la sangre allí era evidente y buscaba con la vista algún otro indicio de rotura pero a primera vista no encontré nada. ¿Deberíamos vendarla? pregunté. No estaba familiarizada con las costumbres humanas, por lo que no sabía muy bien qué hacer. Le ofrecí mi hombro a mi compañero para llevarlo a un sillón. Deberías descansar. De pronto recordé que teníamos otro invitado y le hablé desde l distancia.

Hola, soy Wood y él mi compañero Keyan. Veo que estás de nuestra parte… ¿sabes qué es todo esto? ¿te encuentras bien? inquirí. La sangre, su sangre también le rodeaba y parecía que algo no andaba bien con una de sus manos.

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Off:No puedo avanzar más de esto… mi intención Keyan es sentarte en el sofá y seguir instrucciones de cualquiera de ustedes dos. Procuraré comportarme como una chica buena, asique pueden predeterminar alguna de mis acciones si lo creen necesario
Edit, OFF 2: MASTER, yo no llevaba nada encima xDDDD espero que no haya estado mal mi proceder xD

No me lo puedo creer, o mejor dicho no quiero creermelo, como uno de esos locos canibales ha conseguido pillarme desprevenidos y pegarme un mordisco en la misma parte donde me han hecho la herida con la astilla. Al morderme el loco que a clavado bien los dientes pero a muerto en el acto atravesado por mi espada el problema es que al tener la pierna en el estado que la tengo caigo al suelo dolorido. He caído de espaldas al suelo y mi espada a quedado tirada a mi lado mientras que con el puño derecho golpeo el suelo por lo torpe que he sido.

-Maldición no he podido ser tan torpe.-Digo algo enfurecido.

No me estoy fijando en lo que hacen Wood y el otro hombre sólo estoy tirado en el suelo con las mabos tapandome el rostro el cual está marcado por una mueca de dolor y odio. De repente escucho la voz de Wood hablarme y preguntarme si estoy bien y que deberia vendarme la herida. Retiro las manos de mi rostro y me ayudo con la espada para levantarme y luego apoyandome en el hombro de Wood me ayudo a llegar a un sofá cercano.

Cuando estoy delante del sofa me siento en él y me pongo a examinarme la herida. La herida no tiene buena pinta, la herida tiene dos puntos donde la carne esta desgarada que son: la parte donde se me clavo la astilla y la parte donde el loco me ha clavado los dientes. Dejo la espada en el suelo y estiro completamente la pierna herida para poder tratarla lo mejor que pueda. Mientras Wood le pregunta al otro hombre como se encuentra yo me quito la túnica que llevo y la desgaro en dos trozos largos. Una vez la túnica está desgarrada me enrollo uno de los trozos a la herida haciendo un nudo después de enrollar el trozo a mi pierna. Apto seguido cojo el cinto de la vaina de la espada y con el me hago un pequeño torniquete en la parte herida."-No sé si esto me aydara mucho-". Levanto la vista para mirar a Wood y al otro hombre. Wood parece tener un ojo mal y el otro hombre parece tener un dedo también mal, pero comparando el peor parado he sido yo.

-Tal y como estoy voy a tener difícil moverme como antes.-Empiezo diciendo desanimado.-Si por alguna casual nos topamos de nuevo con esa mole dejarme atras y seguir vosotros solos.-Ahora dirijo mi mirada al otro hombre.-Como ya te ha dicho Wood me llamo Keyan, Keyan Farlander. ¿Te encuentras bien?

Es irónico que estando yo como estoy me preocupe por el estado de otra persona que no conozco de nada pero yo soy así y no creo que cambie.

Todo paso muy rápido pero infinito a la vez, después de exitosamente defenderse de 2 atacantes vino un oponente más formidable que casi somete a Alberic, aunque este no le hizo gran daño si logro derribar a Alberic y en el proceso este desafortunadamente quebró su dedo anular, su posición era incorrecta el dedo se había torcido hacia la derecha sobreponiéndose sobre el dedo meñique una apariencia claramente anormal para una mano. El dolor no le había venido y ni siquiera habría caído en cuenta de no ser por la adrenalina producida por estar al borde entre la vida y la muerte.

Ahora cuando el polvo se asentaba y una relativa calma reinaba, los estragos del dedo quebrado y los golpes sufridos comenzaban a manifestarse, Alberic empujo al cuerpo de aquel gran bruto que yacía sobre el sintiendo anormal su mano derecha volteo hacia ella y vio su lesión, inmediatamente se desoriento y casi pierde la consciencia nuevamente pero esta vez fue un poco más fuerte y solo lo dejo así. Una vez de pie no podía dejar de observar su mano pensando en qué hacer con ese dedo que le estorbaba en esa posición. Escucho un "están bien" de una voz femenina y recordó que había otras personas allí de las cuales se había olvidado por un momento, esto  hizo que centrara su atención en ellos. El hombre que se encontraba tendido en el suelo parecía seriamente herido.  La mano de Alberic era un problema, y sabía lo que se tenía que hacer pero no se reunía las agallas para hacerlo.

- Es solo reacomodarlo y ya, que tan malo puede ser... - Pensó, a esto la mujer mientras socorría al hombre herido hizo la bondad de presentarse ella y a su compañero.

"Te encuentras bien?" Alberic volteo hacia ellos, en lo que tomaba su dedo atrofiado firmemente con la mano izquierda, respiro profundo, y en un movimiento rápido y preciso lo reacomodo escuchándose un "clak!" y un quejido mudo de dolor, - Ahora si -  levanto su mano afligida y la mostro a ellos, su dedo se veía hinchado y purpura, - Eso se arregla con una incisión - se dijo a sí mismo para lo cual saco un pequeño cuchillo de su bota e hizo una cortada en el dedo saliendo un buen chorro de sangre de esta, luego procedió a buscar una tablilla o astilla que pudiese mantener su dedo firme e inmóvil, aun así se le dificultaría sujetar cosas con esa mano pero era mejor que traerlo fracturado y sangrando. Tantos libros que había leído eventualmente le rendirían frutos, y ahora era el  momento de corroborar tales nociones.

- Wood y Keyan - dijo, terminando de vendar su dedo con un trozo de tela que traía en el bolsillo, antes enredaba comida y ahora sirve como venda para un dedo herido.

- Mi nombre es Alberic - Volteo hacia ellos nuevamente y vio que la herida de Keyan era la más seria de los 3, vio lo que él hizo para intentar mejorarla y en cierto modo le ayudaría pero si no se la limpiaba le empeoraría rápidamente, - Tu necesitaras limpiar esa herida con agua limpia y vinagre, y necesitas que te la cierren - buscando su talega entre los escombros volvió hacia Wood y observo cuidadosamente su ojo que comenzaba a cerrase completamente y le dijo:

- Para evitar que pierdas la visión podrías hacerte dos incisiones en la hinchazón para que sangre y lo vuelvas  abrir, una en la ceja y una debajo del parpado inferior. Pero limpia tu navaja primero - En su talega traía accesorios para tratar heridas simples pero no la podía encontrar, quizá se había quedado en el piso superior. Lo que si encontró nuevamente fue su sombrero...

Continuo buscando entre el desorden y su espada se encontraba enterrada en el último atacante y procedió a tomarla y salvaguardarla de nuevo en su funda.

- No sé lo que es este lugar, o que ocurre aquí, pero no parece ser nada bueno. Vine yo aquí con mi compañera Aredhel que ahora he perdido, y cual pienso volver a encontrar antes de escapar de aquí. No soy un gran guerrero ni mucho menos, pero me he salido de situaciones difíciles y esta vez pienso hacer lo mismo. – Dijo con una nueva noción reencontrada de valor y determinación en sí mismo…

Volvió hacia Keyan y acudió para ayudarle con la herida.

Los aventureros hicieron bien en aprovechar el tiempo en calma, pues después del ruido que hicieron tras romper el suelo y la pelea nada ni nadie les aseguraba que durase mucho. Durante dicho tiempo pudieron recuperar el aliento, sus pertenencias y, algo que les sería útil, tiempo para pensar en el siguiente paso que darían, que harían a continuación.

Aún pudieron dialogar un poco, pero el tiempo corría y aunque no se hubiesen dado cuenta de ello habían pasado un buen rato peleando. Ahora, en su lugar, el silencio reinaba en la polvorienta habitación llena de estropicios, inundada de trastos y cachibaches, hasta que un débil murmuro se pudo escuchar en una de las esquinas. Con cierta dificultad podrían diferenciar como, detrás de un armario casi pegado a la pared, se encontraba uno de esos seres con los que se habían enfrentado, pero este no parecía tener intenciones asesinas. Más bien parecía un crío al borde de un llanto desesperado.

- Ruido... ¡Mucho ruido! - dijo moviéndose de derecha a izquierda, o al menos tanto cuanto el estrecho espacio detrás del armario le permitía. - Vendrá... Vendrá... - De vez en cuando, como un simple reflejo, podía verse el número 23 grabado en la palma de su mano, la cual movía de un lado a otro sin cesar. - ¿Será el cocinero...? ¿El doctor...? ¿O ese monstruo...? ¿Quién? ¿Quién...? - Entonces se quedó congelado, como si el terror le petrificara. - O será... ¡No! ¡No no no! Él no... ¡No...! - empezó a exclamar aterrorizado.

De la nada, otra voz desconocida recorrió la habitación. Se trataba de otro hombre, este con el número 71 en la frente, donde no podría ocultarlo. En comparación a todos los demás, este parecía mantener su mirada inteligente, una mirada precavida. - Ha enloquecido... No le hagáis caso. Si el niño pudo sobrevivir, nosotros también. - Su rostro serio se paseaba por el de los presentes, evaluando sus reacciones. Este hombre de aquí, aunque igual de desfigurado y convertido en monstruo como los demás, parecía diferente. Parecía aún un humano.

- Venid. -

//Objetivo: He descrito levemente al número 71, pero cada uno de los tres comentará, obligatoriamente, 2 detalles sobre su físico que pueda llamaros la atención. ¡Sed creativos!

Podéis decidir seguirlo o no, al igual que separaros o no. Si decidís ir tras él, lo cual recomiendo a pesar de no ser obligatorio, tenéis que describir el camino por el cual os guiará, de puerta en puerta, en el mismo piso en el que estáis, el segundo, hasta llegar a una pequeña habitación que tendrá una pared falsa con una pequeña entrada casi imperceptible en ella. Ese es un pequeño y estrecho escondite en el cual, si no hacéis mucho ruido, nadie os encontrará. (Aún siendo pequeño, los 4 cabréis sin problema.) Suerte!//

Muchas veces los humanos me sorprendían por la crudeza de sus propios sentimientos. La crueldad que siempre había atribuido a mi bestia interna probablemente pertenecía a esa antigua faceta mía. Arrugué la nariz ante el pensamiento y me dejé llevar por la situación. Alberic, como se presentó el…original –por su atuendo- desconocido nos dio algunas instrucciones a Keyan y a mi. Mi compañero había comenzado a tratar su herida y se veía bastante desagradable pese a mi estómago de hierro.

No seas tonto le espeté a Keyan, en un ataque de ira que me surgió de lo profundo de mi ser. Fue tan fuerte el sentimiento con que lo dije que hasta sentí una punzada en mi ojo, recordándome las recomendaciones de Alberic. No te dejaré. Por mí has entrado aquí y por ti moriré si es necesario. Escupí un poco de sangre de alguien que aún tenía entre los dientes y busqué algo punzocortante para deshacerme del exceso de sangre.

¿Tu compañera? pregunté cuando encontraba unas tijeras y las limpiaba como mejor podía contra la ropa más limpia que encontraba en el suelo. ¿La mujer que te acompañaba? inquirí recordando el preciso momento en que los cinco nos habíamos topado. Por un segundo me pareció que su esencia no era la de una humana sino algo relacionado con los animales, pero fue tan breve y retorcido el momento que no podría decirlo con seguridad.

“Aredhel” repetí para mis adentros tratando de retenerlo en mi memoria. Buscaba ahora una superficie reflejante, aunque era un poco difícil. Caminé hacia Alberic con las tijeras en la mano. Parece que sabes de esto y se las entregué depositando cierta confianza en él. Respiraba de forma entrecortada, cuando estaba en mi forma humana el miedo era fuerte y la carne débil, además de que no olvidaba que él tenía un dedo en mal estado.


Un chicuelo rubio, de apariencia frágil pero bastante cuerda estaba hamacándose contra una pared, escondido tras un armario. Le encontramos porque empezó a hablar y quejarse. “Otro más con información” pensé, pero traté de ignorarle. La última vez que intenté averiguar algo habíamos sido perseguidos y vueltos a perseguir como pequeñas alimañas. Esta vez me rendía al caso, no fuera que esto trajera malos augurios o mala suerte. La piel se me hizo de gallina e intenté ignorar lo que decía con esa voz chillona y temerosa, aunque fue imposible acallarle… además de que tenía una curiosidad morbosa insaciable.

Le había dado la espalda al del veintitrés en un acto simbólico para mí misma y gracias a ello pude ver cómo se acercaba un hombre fornido y calvo con el setenta y uno en la frente. Él habló con una voz de comando y mis ojos se iluminaron al ver la decisión en todo su ser. Este si estaba cuerdo.

Comandó que le siguiéramos y decidí hacerlo ciegamente. Di un paso hacia él, pero recordé a Keyan y me volví hacia él. No me iré sin ti le dije con media sonrisa mientras volvía a ponerle mi hombro para que se apoyase Necesito dos ojos o más para ver y tú otra pierna o más para caminar. Nos arreglaremos así mi intención era guiñarle un ojo, pero eso dolía.

Olvidé al chiquillo, sería un lastre en nuestra huida. Sólo esperaba que dejarle vivo en su rincón fuera una buena opción y después no nos arrepintiéramos de ello. Los locos y los borrachos eran seres muy difíciles de tratar. De haberme encontrado sola, probablemente le hubiese matado para terminar con su sufrimiento y matar así dos pájaros de un tiro. Ahora nos dirigíamos a través de estrechos corredores como una especie de escuadrón. El hombre se movía rápida y sigilosamente por las instalaciones. Tch… le susurré para llamar su atención ¿Trabajabas aquí?, ¿qué haremos?, ¿de qué hablaba el niño? pregunté con una vaga esperanza.

No podía ver bien los alrededores. Mi vista no era buena de por sí, y con el otro ojo poco menos que roto como un vil objeto era difícil decir dónde nos encontrábamos o siquiera qué estaba pasando con nosotros. El extraño bien podría estar guiándonos a una trampa… aunque bueno, de todas formas nos estaba regalando algunos momentos más de tranquilidad. Finalmente fui obligada a mirar para los costados, ya que nos detuvimos frente a una pared. Observé los alrededores con el ojo bueno y me di cuenta que en algún momento habíamos entrado en una habitación.

Ingresamos lentamente y en silencio a un muy estrecho escondite en donde no había luz. Odio esconderme, no me gustan los lugares estrechos y ¡quiero luz! ordené en susurros. No era estúpida, el clima de tensión era obvio, pero realmente la situación me llevaba a mi niñez, cuando mi maldito tío Francis quería abusar de mí en la oscuridad del establo. Poco después comencé a temblar.

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Off: Keyan, asumí que seguirías al desconocido. Si no lo haces, editaré para quedarme contigo. Los dos aspectos sobre el físico del 71 que decidí remarcar fueron su calva y su fuerza. Master, si quieres que lo describa más exhaustivamente le pido que me envíe un MP y lo haré de inmediato. Eso es todo.

Al poco tiempo después de componer las heridas como mejor se podía dadas las circunstancias y carencia de materiales. Alberic se recarga sobre la pared y se cruza de brazos, intenta cerrar los ojos un poco para aliviar el ardor producido por el polvo y aprovecha esos segundos para recordar mejores caminos, mejores momentos...

Pero su breve descanso se vio alterado por unas palabras de la mujer lobo dirigidas hacia él. "mi compañera", Alberic abrió sus ojos y miro con atención a Wood esperando a que terminase su pregunta al mismo tiempo que se acercaba a él, pero antes de que este pudiese contestar la mujer lobo le estaba entregando unas tijeras confiando en el conocimiento que hacia momentos les había compartido. Alberic intento suscitar una palabra pero solo salió un aliento interrumpido de su boca, extendió la mano y dio y asintió con la cabeza.

Aquel respiro que la relativa calma de la habitación les dio momentáneamente parecía se había agotado, pues unos susurros inteligibles que luego pasaron a casi gritos en desesperación provenientes desde un armario que se encontraba sobre la pared a su derecha y al fondo de donde Alberic. La tensión nuevamente creció y pronto la mujer lobo se dispuso a investigar rápidamente de que se trataba mientras el hombre herido Keyan permaneció puesto. Alberic solo observo lo que vendría después, ya sentía como la adrenalina volvía a fluir por la sangre, y el miedo que siempre estaba presente...

El autor de aquellos llantos era nada menos que un niño, o, al menos eso parecía ante los ojos de Alberic, niño el cual se veía bastante abusado y perturbado su apariencia no era muy disímil de las criaturas antes enfrentadas, compartía la misma palidez de piel, la misma marca numérica pero esta vez en la palma de la mano, carecía de aquella mirada asesina que compartían los anteriores y este parecía hablar inteligentemente. Se balanceaba de izquierda a derecha con las manos en la cabeza como tapándose los oídos, murmurando, hablando y casi gritando unas palabras que evocaban la llegada de algún otro individuo a causa del ruido.

- Ruido? - Pensó Alberic, al olvidar momentáneamente el caos que habían hecho hacia unos minutos atrás. Hablo de un cocinero, de un doctor, de un monstruo y de  algún innombrable, este último dejando mucho que pensar. - Que podría ser peor que lo que nos hemos topado? - Se dijo Alberic a sí mismo.

Wood ignoro al niño y le dio la espalda justo para darle frente a un nuevo visitante parado en la entrada de la habitación. Aquel visitante era uno de los "pacientes" al parecer, pero este, al igual que el niño se veía distinto. Sus facciones eran distintas, y parecía tener más una consciencia y capacidad de razón que los demás. El numero 71 sobresaltaba su frente, un extraño collar con una luz que parpadeaba del color del atardecer adornaba su cuello y a la altura de la cintura llevaba en si un llavero enganchado directamente a la piel con numerosas llaves de extrañas formas. Su presciencia casi pone a temblar a Alberic pues aquel ser se veía siniestro e imponente. Alberic descanso su mano izquierda sobre "Paciencia" (su espada).

El ser les hablo de una forma completamente comprensible, comento sobre la sanidad mental del niño e insto que lo ignoraran, hablo de sobrevivir, y nosotros.

- Este parece razonar aun. - Pensó Alberic y veía como Wood tomaba la iniciativa de dialogar con el. Sorprendido por la aparente fácil confianza que demostraba.

No sabían nada de aquel lugar, ni de sus inquilinos, ni de la cosa que les ataco, y menos de este ser pero allí se encontraban los 3, esperando a tomar una decisión. La criatura les insto a que le siguieran, Alberic venció su temor y una vez más pudo pensar mejor. – Ese trae llaves, quizá a Aredhel la capturaron y de ser así el me llevara a ella - Con ese pensamiento se vio obligado a seguir adelante. - Quizá aquí si venga bien mi habilidad para dialogar - Pensó ingenuamente.

- Vamos, arriba!- Dijo mientras acudía a Wood para ayudar a Keyan q a levantarse...
El camino por el cual el visitante misterioso los llevo paso por algunos pasillos con puertas como antes, escaleras, y un atrio en el cual se encontraba en el fondo una entrada a oscuras que parecía ser de naturaleza secreta. Estrecho aquel compartimiento para tantas personas, si algo los atacase allí poco podrían hacer, estarían muertos... Parecía que estaban siendo llevados hacia una trampa, hacia el matadero...[/color]

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Con énfasis en el collar que porta en el cuello y el llavero con muchas llaves

Una vez que todos habían entrado en la habitación secreta, el hombre agarró algo oculto bajo unos escombros y entró él también, cerrando tras de si. Colocó la botella de plástico, material que nunca antes habrían visto los aventureros, en el suelo y sacó algo de su bolsillo. Se trataba de una caja de cerillas, y tras prender una acercó a si una pequeña vela, la cual estaba escondida en una de las esquinas del diminuto refugio.

- Poco os ha de interesar el crío de antes. Ese ya está perdido... - Tomó la botella, del tamaño de una mano abierta, y se bebió casi la mitad del agua de su interior. Después, no muy contento por ello, se la tendió a los otros tres. - Usadla sabiamente. Es vuestra. - dijo refiriéndose al agua, para después seguir con su explicación. - Pero hay otro... Un niño el cual no es uno de los nuestros, sino un forastero, como vosotros... Y sorprendéntemente consiguió sobrevivir a base de escabullirse a tiempo del peligro. - hizo una pausa dramática y reveló al fin el propósito de haberlos traído ahí. - ¡Si un niño pudo aguantar tanto tiempo en este infierno, nosotros hemos de ser capaces de salir! Y cuantos más mejor, pues tendremos más oportunidades de lograrlo. ¿Qué me decís? -

//Objetivo: Hablad con el número 71, pues no se ha presentado aún ante vosotros. Podéis hacer las preguntas que creáis necesarias y, además, utilizar el agua, y el fuego de la vela si queréis, a vuestra disposición. También deberéis darle una respuesta.

En esta ocasión, podéis reducir el tamaño del post, para iniciar un diálogo.

Woodpecker, si el personaje no respondió a tu pregunta anterior no fue por un olvido mío, sino suyo.

Suerte.//

No dejaba de estar nerviosa por todo lo que estaba sucediendo y para colmo no estaba segura de cuanto de cuerdo podría estar este tipo frente a nosotros… el muy huevos no había reparado en mis palabras más que para decir que el niño estaba perdido, eso ya lo sabía yo. Sentía que un gruñido latente se mantenía en mi garganta, irritándola. Observé a Keyan luego que este “setenta y uno” prendiese una vela con una… una de esas cosas que usaban los humanos de la ciudad para prender el fuego, aunque lo que más me sorprendió fue ver el agua que bebía en una especie de cuenco transparente y que olía como si estuviese poseído. “iuuuuujj” pensé cuando nos la tendió. Decliné con la mano y centré mi atención a lo que decía.

Digo que quiero mis respuestas señor misterio setenta y uno. Qué mierda recordé a mis compañeros y traté de componer mi rostro que comenzaba a sentirse desfigurado, carraspee y continué ¿quién eres?, ¿qué pasó con el niño del que hablas?, ¿el cocinero y el doctor? Supongo que esos dos son torturadores ¿me equivoco? sin darme cuenta me había ido bastante sobre él. Reculé un poco y bufé enojada.

Yo estoy con la mejor forma de sobrevivir sentencié cruzándome de brazos mientras apoyaba mi espalda contra la pared y flexionaba una pierna de modo de mantenerme lejos de Keyan. El olor de su sangre me mantenía bastante, qué “bastante” muy muy intranquila. Además tenemos una amiga que hay que pasar a buscar en lo que supongo es la base del… ¿cómo lo llamó el niño? Ah… si, “Moons-truooo buuuu”.

Quería hacer muchas cosas, pero la situación era de locos, literalmente. El hecho de no saber cómo proceder me sacaba el diablo de dentro, sentía como la sangre se me alborotaba y un pequeño tic me rompía los esquemas en el ojo bueno, sin contar que el malo terminaba con mi poco humor. Un leve dolor de cabeza estaba presente en el fondo de mi cabeza y era casi imposible terminar de concentrarme.

- No creo que sea solo agua – Pensó, mientras observaba cuidadosamente cada movimiento.

Definitivamente el misterioso 71 se intentaba integrar con el grupo, hablaba de sobrevivir aquello y de escapar, prospectos que a los tres les debían de interesar.

Mientras Wood medio le hablaba y medio le gritaba, Alberic solo escucho y se acercó hacia Wood, pensó en poner su mano en su hombro e intentar calmarla, pero desistió...

- Entiendo la frustración de Wood, y no podemos bajar la guardia ante nada, pero no podemos ser tan expresivos de que no sabemos nada de estos seres y este lugar pues esto nos dejaría muy en desventaja. Al menos cuento con dos guerreros que no morirán sin antes dar una buena batalla, puede que salgamos de aquí vivos y enteros. - Penso.
Alberic sabía que esto era como un juego y en este momento las cartas se debían jugar de manera pacífica.

- Wood, creo que debemos dejar que el señor nos explique un poco las cosas y la situación en la que estamos, pienso que tendríamos más oportunidades de salir de estos si sabemos QUE es esto. Y puedo confiar en que el señor no nos lastimara pues ya lo hubiera hecho – Aprovechando que 71 les daba la espalda la vio a los ojos dirigiéndole un gesto que sugería que estaba actuando…

- Señor, por favor cuéntenos quien es usted y que es este lugar? – Pregunto Alberic con la mejor firmeza que el asustadizo chico pudo reunir.

71, viendo que su ofrecimiento había sido rechazado, agarró la botella y terminó de beberse el líquido de su interior. Suspiró y refunfuñó. - Compañera o no, es el momento de que la dejéis estar. Ella probablemente ya esté... - se quedó mirando la llama de la vela, pensativo. Volvió a suspirar. - No quiero ser brusco con ustedes. Quiera o no, si queremos salir con vida de aquí, hemos de cooperar. Pero tenéis que ser realistas... Vuestra amiga ya estará muerta. Y la verdad, mala suerte tendría de no ser así. No teneís ni idea de la de criaturas que habitan este infierno... Si no el "mostruo", - enfatizó observando a la joven que tanto se había burlado del susodicho - bien pudo haberla secuestrado el científico loco, o el degenerado que se pasea por el edifico. También está el cocinero, el cura y... No queráis oír hablar del innombrable... -

Guardó silencio, mientras observaba hipnotizado la llama que vagamente iluminaba la pequeña habitación. Después de unos instantes se desperezó recordando algo y sacó un ladrillo de la pared, tras el cual, en un agujero secreto, yacían escondidas las restas de lo que algún día fueron frutos secos. Entonces empezó a comérselos uno a uno, pues dudaba que aún ofreciéndolos fuesen a ser aceptados. - Respecto a mí... A nadie le interesan mis orígenes. Ni a mí mismo en realidad... Un día desperté en este laberinto y ese se convirtió en mi recuerdo más antiguo. Lo único que quiero es salir de aquí... - sacudió la cabeza. - Pero curiosamente los rumores siguen extendiéndose en este lugar, y eso es lo que nos debería de importar. Al parecer, el cura atrapó al crío que se coló en el laboratorio. Si se coló... Tal vez sepa cómo salir... Es una estupidez, cierto, pero es lo único que se me ocurrió por el momento. Siempre que no esté muerto ya, ese mocoso podría convertirse en nuestra carta de triunfo. ¿Qué decís? -

//Un post más de conversación cada uno. Después de ello vuelve la acción. Aseguraos de darle cada uno una respuesta, ya sea afirmativa o negativa. Suerte.

Al escuchar las palaras de Alberic, tuve que tomarme mi tiempo para contenerme y no saltarle al cuello. “Si será anormal” pensé en un primer momento, pero luego algo en su temple hizo que mi voluntad flaqueara. “¿Estaba fingiendo?”. Arqueé ambas cejas y le miré de lado para luego posar la vista entre él y el “Setenya y uno”. Más no pude hacer mucho fuera de eso, el dolor de cabeza en ese momento me aguijoneó al punto que tuve que recostarme contra la pared.

Observé a Keyan cuando habló y arrugué la nariz. Algo en su actitud no me estaba gustando nada, por lo que procuré mantenerlo a la vista por algún tiempo. “A la mierda todo” pensé volviendo a erguirme y yéndome contra el desconocido con fuertes convulsiones. Realmente estaba reprimiendo con todas mis fuerzas el transformarme. C…creo que estaba tan furiosa que me costaba articular. Miré a Alberic buscando alguna respuesta, pero no vi nada allí que pudiera serme de utilidad. Me volví hacia el tipo calvo que ahora se había puesto a comer, como si nada, luego retomó la palabra.

Buscar al crío quizás nos llevara a la tal Aredhel. Respiré profundamente y me eché al suelo. Estoy dentro. Pero antes de salir de aquí quiero saber más sobre el tal doctor/científico, el cura, el monstruo y el cocinero. Ah, y si hay forma de curar a mi amigo. hice una pausa, pensé en tomar de las manos al humano para darle fuerzas, pero el contacto no era lo mio. Me conformé con mirarle y buscar algún rastro de que se fuera a morir, aunque no vi nada de eso, no aún. Al menos no por su pierna.

El monstruo tiene buen oído, también creo que su olfato es fino, pero ¿qué tal su vista? Tiene que tener algún punto débil… y… ¿por qué temes a los otros? Los doctores son temibles, pero… supongo que hay más. No te guardes nada.

-Muerta?... - No lo podía creer, no lo iba a creer. A pesar del poco tiempo que la conoció, algo le decía que aquella mujer había pasado por mucho como para morir así de fácil. Decidió ignorar sus palabras.

- Pareces tener bastante conocimiento de los habitantes de este edificio, y encuentro difícil que no sepas sus entradas y salidas si has estado aquí mucho tiempo. - Caldeado por sugerir que Aredhel estaba muerta, Alberic dejo los modales y le hablo en un tono más asertivo.

- Hablas de un científico loco, un degenerado, un cocinero, un cura... Ellos quiénes son? -

Mientras esperaba una respuesta, 71 accionaba un mecanismo escondido detrás de un ladrillo mientras decía otras palabras lo que hizo que Alberic dudase aún mas de que aquel misterioso ser no supiese como salir de ese lugar.

- Compartimientos y túneles secretos? y no sabes cómo salir de aquí?... Ya veo. De que crío hablas? y como sabéis que el cura lo tiene? lo que usted dice Señor, no parece tener sentido... no estoy convencido. –Olvido el juego de fingir y continúo dirigiéndose a los tres:

- Comienzo a pensar que solo nos adentraremos más a este lugar, si queréis escapar es mejor en mi opinión buscar la planta más alta de este edificio, buscar ventanas que lleven al techo, una vez allí usar alguna cuerda para descender o simplemente bajar con cautela, llegar al perímetro del edificio que está cercado con malla electrificada, buscar la fuente y destruirla. Luego tienen el camino libre.-

Volteo hacia Keyan mirando su herida. - Olvide tu herida compañero - Pensó. - Aun puedes seguir adelante, se ve que has salido de peores -

Wood se encontraba físicamente perturbada, temblaba y se movía extraño, Alberic no supo que pensar de eso.

- Por otra parte, me temo que si eligen esa ruta, tendrán que seguir sin mí, pues primero encuentro a mi compañera. Sea cual sea su estado -

Después de que la licántropa retrocediera, el número 71 guardó el cuchillo que sacó en su defensa, el cual la hubo apuntado al estómago todo el rato que estuvo pegada a él. Pero no solo ella, sino que uno de sus acompañantes también parecía haber perdido la razón, mientras que el otro parecía buscar una segunda vía de escape a la cual él proponía.

- Si crees que es tan fácil allá tu. Yo he estado aquí por casi dos años, pero si tu, recién llegado, crees tener más razón, haz lo que quieras. - respondió a las provocaciones. - Al parecer la locura también empezó a afectaros... - dijo entonces más para si mismo que para el resto.

Se levantó como pudo en aquel reducido lugar y presionó el punto indicado para abrir el camino hacia el resto del laboratorio, aún bajo el riesgo de sufrir ataque. Salió e indicó a los demás que hiciesen lo mismo. - Este lugar no es como los que conocéis. Este edificio no es de este mundo... Hay magias extrañas que nunca antes había visto. Como los tubos brillantes. - Cerró la puerta secreta y recogió una especie de bolsita de cuero de debajo de unos escombros. - El que quiera seguirme que lo haga. Pienso salir de aquí con o sin vosotros. -

El supuesto futuro fugitivo se acercó a la puerta que separaba aquella habitación del pasillo central. Pegó una oreja a la fina madera y escuchó atentamente. Nada. Se giró, dubitativo de si hablar o no. - Al monstruo creo que ya lo conocéis. Es lento y torpe, ello os salvará. Tened cuidado con el cura, pues está más chiflado que el resto de los de aquí juntos, y del resto no se mucho. No he tenido el honor. - Abrió la puerta y echó un vistazo para, después, volver a girarse por última vez. - El científico querrá jugar con vuestros cuerpos, pero no es el único de aquí con aficiones extrañas. Pero una cosa os digo... Si os encontráis con una sombra negra... Huid. Corred a más no poder. - Les dedicó una última mirada y se marcho, dándoles la oportunidad de seguirle a aquellos que querían.
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//Objetivo: Podéis o no seguirle, es vuestra elección. Si lo hacéis, os conducirá hacia las escaleras. Si decidís ir por vuestra cuenta describid cómo bagáis por el segundo piso, el de las celdas, sin llegar a salir de él. Recordad que tenéis la opción de separaros. Suerte. (Se acerca el FIN)

Le eché la lengua al desconocido cuando sacó a la luz el tema de la locura. Si nosotros no le conocíamos a él, él tampoco a nosotros y tendríamos que convivir con eso para poder salir. De todas formas ya me había hecho a la idea de matarle si nos trampeaba. Después que destensé los músculos comencé a sentirme un poco cansada. Al menos el dolor de cabeza comenzaba a receder y la hinchazón también, aunque ésta muy lentamente. Más lento de lo que hubiese podido desear.

¿Lento y torpe? pregunté algo incrédula, haciendo eco a la voz del hombre. Si eso es lentitud… entonces tendré que hacerme ver más adelante, porque no me lo ha parecido dije con cierto aplomo, y comenzando a preocuparme por sus palabras. Si hablaba con la verdad, podríamos llegar a vernosla negras con él. Presté más atención a las palabras que resonaban graves en el reducido espacio.

“¿Honor?” me pregunté con una ceja arqueada. Y él que decía que nosotros éramos los chiflados. ¡Já!. Aunque pensándolo bien… ¿Eso no quería decir que ya había enfrentado a esos dos que había nombrado? La cosa comenzaba a ponerse interesante… Llevé una mano a mi mentón, buscando al tiempo a Keyan y Alberic para tratar de vislumbrar alguna pista de lo que estaban pensando, aunque bueno, el último se había decidido finalmente a buscar a su compañera. Sería una verdadera lástima que se apartase del grupo. Sólo restaba saber qué haría Keyan; su sentido de la justicia era muy fuerte, la pregunta era ¿beneficiaría al niño o la mujer?

Salí tras el desconocido, rasgué la túnica que llevaba y me emparché el ojo como bien pude. Secretamente siempre había soñado en ser como un pirata de los que me hablaba mi papá tanto durante mi niñez y me producía cierta felicidad que traté de velar con una mueca extraña entre mis labios.

Sería una lástima separarnos Alberic le dije formalmente, para luego acercarme a él de una forma discreta y “limpiarle la solapa de su abrigo” ¿No crees que podemos aprender un poco más de él antes de salir en busca de ella? le pregunté guiñándole con el ojo bueno. Al acabar me aclaré la garganta y me aparté de él. Miré a Keyan y hablé Mi compañero, yo estaré bien con él. ¿Con quién seguirás? Mi hombro siempre estará para ti aseguré para luego enfrentar al hombre que parecía tener como cien ojos y observarlo todo.

Más vale que no se dejen matar, elijan lo que elijan.

Claro estaba que el lugar era diferente, con los artefactos que había allí dentro y sus habitantes tan anormales.
Quizá 71 tenía razón después de todo. Alberic contemplo las palabras de aquel y centro su atención en Wood y Keyan.

Se dio cuenta que si había de toparse con esos monstruos mejor sería si estuviese acompañado y más por guerreros veteranos como lo  eran sus nuevos compañeros.
Su desconfianza hacia 71 sin embargo, no cedió...

Wood se acercó e insinuó que debíamos seguirle la corriente a 71, pues ella quizá tendría un plan bajo la manga lo cual inspiro confianza a Alberic sobre qué camino elegir.

- Tienes razon - Dijo, con voz solemne.

Keyan eligió después de un momento seguir a Wood, deseándole unas buenas palabras de partida en caso de que Alberic se separara de ellos, a lo cual respondió:

- Agradezco tus palabras Keyan... Iré con ustedes - Se sacudió el polvo de encima y del sombrero ajusto su espada al cinto y las cosas que le quedaban con él, y los siguió.

La voz que le acompañaba siempre desde pequeño en su cabeza, le dijo que siguiera y por esto, Alberic encontro la fuerza y templanza para continuar.