(Cerrado) Estofado del día (Libre, 3/3)

Lunargenta, capital humana, residencia provisional de cierto brujo y un lugar bastante agradable en general, salvo de noche, o de día en ciertos lugares, en fin, un buen lugar si sabias donde ibas. En cualquier caso, ya anochecía, y Geralt decidió comer en una taberna. No una cualquiera, como la ultima donde sospechaba que el "estofado especial de la casa" era en realidad algún pobre desgraciado apuñalado en un callejón, dado su ridículo precio.

Esa taberna, el Lemurillo Rampante, tenia un estofado de cierta fama, aunque no estaba hecho de Lemur, por suerte. Situada en una zona dudosa pero con buena fama y una política de resolver los problemas en la calle, se había situado entre la gama alta de las tabernas baratas, por lo que era bastante frecuentada.

Una vez entro, el brujo se dio cuenta de que era exactamente como cualquier taberna normal. Una barra, unas cuantas mesas y taburetes, un posadero barbudo y gruñón y gente llevando bebidas aquí y allá, en su mayoría chicas. Dándose cuenta de que se había quedado en la puerta debido a las quejas de un anciano cascarrabias, entro, cerrando la puerta. Busco con la mirada algún lugar donde sentarse, mientras sus ojos se acostumbraban al humo del ambiente, que provenía de una chimenea en el fondo de la sala, con una mesa libre, la única al parecer. Sin mucho donde escoger, se sentó, entendiendo porque nadie se había colocado antes, hacia un calor horrible, que haría sudar a cualquiera, pero claro, el no era cualquiera.

Tras una visita a las desagradables catacúmbas de Lunargenta, me apetecia quedarme en un sitio caliente y que no apestase o estuviese plagado de ratas. Una taberna decente podia servir como la última vez que comia en esa ciudad: Pensaba irme el dia siguiente a visitar sitios nuevos...  Habia ciudades que conocer, gente que cazar, recompensas que cobrar...

Sin embargo, tampoco tenia mucho dinero que gastar. De forma que tenia que limitarme a algo de bajo coste. Por suerte, conocia el sitio ideal, solia estar muy lleno pero lo compensaba con el estofado. Entré, dejando la fria noche tras de mi y fui directo a la única mesa que habia, junto a la chimenea.

Me senté en la mesa y esperé pacientemente. El olor del estofado era tan delicioso como siempre, y el fuego de la chimenea era agradable... podia quedarme un buen rato, era un buen sitio a pesar del bullicio. Al menos la gente no prestaba atención ni se me quedaban mirando como idiotas por tener "un poco" más de pelo que ellos... ni que no hubiesen visto nunca a un hombre perro. Aunque a decir verdad, tampoco habia notado que hubiesen muchos durante mi larga estancia en la ciudad...

Finalmente, me levanté a pedir una ración de estofado directamente a la barra, ya que con la taberna al completo las camareras no daban abasto. Sin embargo, al darme la vuelta, alguien habia aparecido y me habia robado el sitio. Un humano de pelo blanquecino. Me acerqué a él y, tras un gruñido sordo, dije. -Estás en mi sitio... yo habia ocupado esa mesa. Largo.-

Un tipo peludo se dirigió hacia el. Aunque eludo era un eufemismo, puesto que era una bola de pelo, una bola de pelo que al parecer quería su sitio, divertido.

Geralt no se movió, solo se limito a alzar una ceja y fingió mirar alrededor de la mesa. No veo ninguna de tus pertenencias y aunque las hubiera visto, ahora mismo las abría arrojado a la hoguera. Posiblemente. Has escogido mesa, y luego la has perdido. Presuntamente le clavo la mirada, intentando juzgar si decía la verdad o le estaba tomando el pelo.

Ahora que lo miraba bien, el tipo era un hombre bestia, algún tipo de canino, parecía un lobo, pero no había hombres bestia con forma de lobo... Así que era un perro, joder que vulgar, le daba hasta pena.

Anda, calla y siéntate porque haberle dicho "siéntate" simplemente habría sido problemático... No le presto más atención, se limito a ir mirando a los clientes de la taberna. No es que fuera a conocer alguno, más bien le preocupaba que ese tipo estuviera acompañado de un grupo de hombres ardilla, no, era el único tipo de aspecto destacado, sin contar a ese tipo con la pata de palo.

El humano rarito parecia negarse a devolver el sitio, o no creerme. Volví a gruñir y le mantuve la mirada fijamente durante unos segundos,  enseñando ligeramente los dientes e, inconscientemente, con la cola tiesa detrás de mi. Apreté los puños, pensando en si iba a tener que intimidarle para que se fuese o seria sensato.

Abrí la boca para volver a echarle, pero antes de que dijese nada, accedió a dejar sentarme. Suspiré, molesto. ¿Ahora tenia que compartir la mesa? Me senté, ya que no habia realmente más sitio. Sin embargo, no se molestó en mirarme, casi parecia que me evitaba la mirada. ¿Miedo? No, se habria ido. Siempre era igual cuando entraba en un sitio... o me miraban como un bicho raro o se esforzaban en no mirarme. Casi justificaba mi desagrado por las multitudes. O lo haria, si me molestase el llamar la atención.

Me quedé mirando fijamente al humano peliblanco. Habia comenzado un juego extraño... probablemente, ninguno de los dos estaba comodo. Y ninguno se iba a levantar, incluso si hubiese más sitios. Levantarse era perder. Someterse. Y eso no iba a pasar.
El hombre era pálido. No tanto como para ser un vampiro, pero más que alguien que trabajase al exterior. Ojos verdes, y olia... extraño. ¿Humo? ¿Ceniza? Tal vez fuese la hoguera... aunque mezclado con el aroma a estofado, casi cualquier cosa parecia deliciosa.

No queria pasarme toda la noche mirando al humano, incomodo. Preferia comer sin tener que vigilar cualquier gesto suyo, asi que tendria que iniciar una conversación. -¿Que... te pasa en el pelo?- pregunté, curioso. Si que era horrible a la hora de conversar. Pero me parecia demasiado raro. No habia visto pelo blanco en humanos más que seis o siete veces, pero en la mayor parte, era por edad, o eso me dijeron.

Fuera como fuese, una camarera trajo el estofado que pedí. Al momento, empecé a devorar el contenido del cuenco rápidamente y con ganas, a pesar de que estaba demasiado caleinte. En una de mis descuidadas cucharadas, se me derramó algo de caldo sobre mi pecho al descubierto, y solté un pequeño ladrido de sorpresa y dolor, que por suerte, no se notó demasiado en el bullicio. Quemaba... . dejé el cuenco en la mesa por un rato y me limpié. Fulminé al humano con la mirada. -Una risa y te mato...-

Sonrió de oreja a oreja cuando el chucho se sentó. Buen chico. Sin mucho más que hacer, pidió algo de estofado y vino, que no tardaron en ser llevados por una chica pelirroja, pero antes de empezar, volvió a mirar al perro, que le estaba mirando a su vez, fijamente. Lo habia visto antes, le estaba midiendo, seguramente estaba acostumbrado a que sus colmilos, pelos y bigotitos. Pero el había visto mundo, más o menos, lo suficiente como para encontrarse unos cuantos de los de su raza, menos obvios, pero de su raza igualmente. Igualmente, tenia sus motivos para no levantarse, el primero era que necesitaba algún lugar donde comer, el segundo era que odiaba perder, pero el tercero era el más importante.

Estaba disfrutando enormemente.

En cualquier caso, volvió a la realidad con la pregunta del perro sobre su pelo. Cuando un maestro algo ido te dice "bebe esto, te hará más fuerte" deberías plantearte si tiene razón, o si no esta diciendo toda la verdad... había tardado meses en recuperarse de la fiebre, estúpida poción de potenciación mágica...

Luego el tipo ladro, lo que le arranco una sonrisa, podía acostumbrarse a eso... Oh, ¿te has quemado? Pobrecillo... dijo con su voz más neutra, luego empezó a comer el, quemaba, por supuesto, pero, ¿que clase de piromago seria si no podía aguantar un poco de calor? Se planteo calentar de manera sutil su plato, pero era de madera, habría incendiado algo, otra vez. En su lugar, manipulo un poco su propia temperatura, cogió una cucharada y se la vertió en el dorso de la mano. No quema...

Hacía solo unos momentos que había anochecido, y la joven podía reanudar su viaje por fin, abandonando su escondite para salir bajo el amparo de la oscuridad.

Todo parecía en calma, ella se refugiaba bajo su capa mimetizándose a la perfección con las sombras salvo por sus ojos. Esos gélidos ojos parecían brillar en la noche mientras escrutaba cada rincón mientras avanzaba en su camino. Cada vez estaba mas cerca y lo sabía, podía oir el rumor de la vida nocturna en la ciudad.

El aire traía consigo olores, y en particular el olor de la sangre. Llevaba un par de días hambrienta, la caza no había ido bien y su boca se hacía agua mientras se acercaba a la puerta trasera de la fortaleza. Desde varios metros ya había olido a los guardias que la guardaban, dos fornidos hombres a los que podía embelesar y succionar su sangre sin mayor complicación, pero no era su estilo.

Únicamente eran un par de guardianes haciendo su trabajo, ya pillaría a algún sinvergüenza por la ciudad...esa iba a ser una gran noche de caza. Ese pensamiento arrancó una cruel sonrisa de su boca mientras, y sin hacer ruido, se refugiaba en su manto de sombras y esquivaba la seguridad para entrar en la ciudad.

Ya en sus calles, se deshizo de la capucha de la capa, y comenzó a caminar sin rumbo por el laberinto de calles, escuchando todo lo que a su alrededor ocurría mezclado con sus pisadas en la piedra. No le llevó mucho tiempo llegar a la puerta de una taberna, pero en el interior había demasiada luz para ella, por lo que se apoyó en la pared de enfrente y tomó asiento.

Parte de la caza era ser paciente, siempre salía alguna manzana podrida de las tabernas, borrachos, ladrones...Solo tenía que esperar. Cerró un momento los ojos y se relajó sonriendo, su estomago rugía hambriento delatando su posición en las sombras, solo esperaba que aquel sonido no alertase a nadie.

No pude evitar reir un poco ante la explicación sobre el pelo blanco. Realmente no esperaba que respondiese, pero eso era muchisimo mejor. No sabia si lo dijo de broma o no, pero tenia gracia.

Lo que no tenia gracia era la constante sonrisita arrogante del humano. Eso era algo muy mio, aunque solo la usase al luchar. Iba a tener que borrarle esa sonrisa tarde o temprano. Tampoco me hizo gracia su "pobrecito". Pusiese el tono que pusiese, me pareció condescendiente. Luego, como para demostrar algo, se vertió estofado sobre su mano.
-Bah, será solo el tuyo...- gruñí. Tenia unas ganas enormes de estamparle el cuenco en la cara, para ver si se le iba la sonrisa y tal vez oirle chillar... fantaseé con la idea un rato. Pero no podia... de momento, no le habia provocado lo suficiente.

De todos modos, ¿una poción que le hiciese más fuerte? Desde luego, no tenia el aspecto de hacer mucho ejercicio... no estaba gordo, pero tampoco parecía que tuviese mucha fuerza. -No haces mucho ejercicio, ¿verdad?- le provoqué. Necesitar pociones para tener fuerza... en comparación con el mio, su físico era lamentable. Claro que a diferencia de mi, él no iba con el torso descubierto y era más dificil juzgar. Miré al resto de la taberna, seguia llena de gente como antes, la gente que entraba salia al ver lo llena que estaba. Algo a través de la puerta me daba mala espina, pero no le di atención. Seria la tensión por la cantidad de gente.

Unas mesas más allá, habia un hombre pelirrojo y larguilucho estaba haciendo levitar un vaso lleno de agua, al parecer para intentar impresionar a una camarera. De alguna forma, parecia funcionarle, más o menos, con cierta inestabilidad, -Imaginate que gracia si se le cayese...- me dije en voz alta. Arrojandole algo a la nuca sutilmente... seguro que le desconcentraba. Volví al peliblanco. -Eh, ¿te atreves a fastidiar su numerito?- desafié al peliblanco con media sonrisa. A ver que podia hacer.

Se rió, el tipo se rió, allí, siendo achicharrado con el estofado, vaya tipo...

Oh, ¿solo es el mio? calentó aun más su mano y esa pizca empezó a hervir, hasta que salio una llamita Oh mierda restregó la mano por la mesa, que por suerte apago la llama en vez de propagarla. Sino habría sido una noche memorable. Y ahora el tipo cuestionaba su forma física, una forma que nunca le había dado problemas y que seguramente no le daría, salvo que tuviera que huir de un dragón o algo así.

En mi... profesión, no confiamos en algo tan poco fiable como el físico se limito a contestar con cierto rintintín. En su opinión, era demasiado fácil ser herido de manera que causara daño permanente, cualquier idiota con una espada podía, ¿pero herir la mente? Eso requería ciertas habilidades muy concretas, habilidades que, quitando los venenos, aun no había visto. Penso en hacer un comentario mordaz sobre como no podía verse su forma física con tanto pelo, pero no valía el esfuerzo.

Su observación hacia los clientes de la taberna había dado sus frutos cuando encontró a un tipo pelirrojo intentando hacer volar un vaso de agua, provocandole una mueca de desagrado. No vivían en la sombra, escondidos de la humanidad, pero mostrar tus poderes de manera obvia, sin lugar a las dudas, era feo, y si se hacia para fardar, concretamente para meterse en las bragas de cierta camarera, era simplemente vulgar. Suspiro.

Me debes un aero dijo despues de sacarse uno de la bolsa. Era eso, o un tenedor, la gente normal no iba cargando piedras, y la comida no se tiraba. Puso la moneda entre dos de sus dedos, calculando. Como no había prisa y el peso era minúsculo, no debería tener problema para acertar un blanco inmóvil. Inspiro, llenandose de poder y arrojo la moneda, cual estrella ninja. Pero claro, usar la fuerza era vulgar, era mejor usar la telequinesis. La moneda salio disparada con más fuerza de la imprescindible, hasta estamparse contra la nuca del hombre, dejando una marca roja y saliendo rodando por la puerta, eliminando la prueba del delito. Fue accidental, pero había quedado tan bien...

En cualquier caso, el vaso cayo en la mesa, rompiéndose y salpicando tanto al cliente como a la camarera. Geralt puso su mejor cara, fingiendo que no sabia anda y aguantándose la risa.

Asi que el propio hombre rarito era brujo. Brujo de fuego, al parecer... y no con mucha experiencia, puesto que se prendió la mano. Después, el brujo sacó un aero de la bolsa y, sin tocarlo, lo arrojó con potencia a la nuca del pelirrojo. Este se desconcentró y se le cayó el vaso de agua, salpicandole. La camarera se alejó, indignada, tras soltar un insulto y el tipo empezó a buscar el culpable a gritos.

No le costó mucho, puesto que me estaba riendo a grandes carcajadas en su dirección. El brujo peliblanco ya me caia mucho mejor a pesar de esa sonrisa arrogante. El pelirrojo se acercó, iracundo. -¿HAS SIDO TU?- gritó. Aún sonriendo, le miré por un segundo, y me puse a hurgar entre mis dientes con mi uña con indiferencia. -No se de que estás hablando...-
Esto no hizo otra cosa que enfadar más al tipo. -¡SE QUE HAS SIDO TU, ESTÚPIDO CHUCHO MALFORMADO!- tecnicamente no habia sido yo... pero me levanté al oir el insulto. Con gesto serio, miré al pelirrojo fijamente. -¿Tienes algún problema?-

El posadero, un hombre corpulento y barbudo, nos gritó desde la barra. -¡EH! Las peleas, a la calle.- advirtió. El pelirrojo salió fuera entre amenazas de muerte, aunque hubo algunos quejidos de decepción de borrachos que querian ver una pelea.  Obviamente, el larguilucho no iba a olvidarlo, se iba a quedar esperando fuera hasta que saliese. Dejar que se helase fuera era tentador, pero tenia ganas de hacerle más daño por eso de "chucho malformado".

Me levanté ante la mirada expectante de algunos en las mesas cercanas. Le hice un gesto con la cabeza, invitandole a mirar. Aunque era más probable que se quedase sentado. -¿Vienes, o quieres pagar mi cuenta?- dije, con media sonrisa en la cara. Si se quedaba sentado, le iba a tocar. Lo cual parecia justo teniendo en cuenta que *tecnicamente* habia empezado él.

Salí de la taberna. Fuera habia poca gente y hacia frío. Miré alrededor y vi al pelirrojo, aún cabreado y respirando fuertemente. Sin decir una palabra, hizo que el agua de un charco cercano se elevase y se congelase en el aire para lanzar unos pocos dardos de hielo hacia mi. Sin mucho esfuerzo, los esquivé saltando hacia atrás, y desenganché la cadena que llevaba rodeando mi cintura que terminaba en un afilado gancho. Lo hice girar un par de veces y lo lancé hacia su pierna, desgarrandosela al clavarse. Tiré con fuerza, de forma que el pelirrojo cayó al suelo, y caminé hacia él.

Apoyé mi pata sobre su cara mientras se quejaba de dolor. Este no habia tenido una herida en su vida... -Asi que... ¿chucho malformado?- dije, apoyando más peso sobre su cara.

Fue un tiro precioso, digno de un arquero, y el acto habría quedado completamente impune si el chucho no se hubiera reído a carcajadas, se había tomado tantas molestias para nada, que torpe...

Pero su peludo acompañante no lo delato, ¿no había tenido tiempo de pensarlo, con los nervios o era lealtad perruna hacia alguien que apreciaba? Tenia que fijarse si agitaba la cola, en cualquier caso, sonrió ante la siguiente frase del brujo mediocre, "Chucho malformado"

Uhhhh lo que le ha dicho.... dijo, metiendo cizaña, aunque no hizo falta, puesto que ya se estaba levantando, provocando que recibieran una "amable" invitación a marcharse. Al parecer no lo incluía a el, pero no pensaba quedarse y responder por el chucho, así que dejo unas monedas en la mesa, cogió su cuenco de estofado y se apoyo en el marco de la puerta exterior, comiendo y mirando con cierta desgana.

Eh, cierra la puerta dijo el mismo tipo de antes

No quieres seguir por ese camino... se limito a decir el, con una fría mirada, no hubo más protestas. Entonces vio cierta figura en la pared del otro lado de la calle, arrebujada en lo que debía ser una capa, sin entrar a la taberna, mirando la pelea también. Se limito a guiñarle el ojo y siguió a lo suyo. Para cuando volvió a mirar, casi había acabado Aburrido se había aprovechado de su capacidad física, la inherente de su raza, el esperaba algo más... elegante, una floritura con la espada, un salto mortal, no un ganchazo super cutre, en fin...

La pelea tardo mas en iniciarse que en terminar. Desde donde se encontraba había podido escuchar los gritos, insultos y maldiciones varias del tipo pelirrojo, que al parecer había provocado al extraño perro. Los vio salir, observó como el compañero de este les seguía para poder disfrutar de una cena con espectáculo, pero poco le duro.

Lyemin observó como el hombre-bestia desgarraba la pierna del otro con un ataque rápido, la sangre no tardó en fluir y la joven no pudo evitar entreabrir los labios ansiosa y hambrienta mientras se dilataban sus pupilas. El de pelo blanco ya la había detectado, por lo cual, teniendo la cena ya servida, ¿que sentido tenía seguir ocultandose?

Se retiro la capucha y salió a la suave claridad que llegaba de la taberna, le resultaba molesta, pero no llegaba a ser fatal. Mientras se acercaba al lobo, lanzó la moneda de antes al observador de la puerta, y con la mas neutra de sus expresiones, tratando de que los rugidos de su tripa no la delatara.

-Si habéis terminado con el, ahora me gustaría cenar a mi- Nunca había tenido problemas admitiendo que mataba gente y bebía su sangre, nunca la educaron como si fuese algo malo o que debiese ocultar, y a quien había tratado de impedirselo o matarla por su raza en el pasado...se encargó de ellos.

No esperaba que se lo entregasen de buenas a primeras, por eso les dedico una de sus sonrisas mas conciliadoras antes de agacharse, pasar un dedo por la sangre de su pierna y llevarselo a la boca. La sangre aún estaba tibia, el sabor a hierro invadió sus sentidos, definitivamente, había encontrado su cena y no se la iban a fastidiar.

-No estoy aqui para entretenerte, brujo.- gruñí.-Además, no es como si tu pudieses hacerlo mejor.- como mucho le habria quemado el pelo Aunque al menos habia tenido la decencia de salir a mirar. Era cierto que podia haberme esforzado más, pero el desgraciado no se lo merecia si no podia ofrecer una pelea seria.

El brujo, el que estaba bajo mi pata, estaba dando gemidos lastimeros. -Patético...- dejé de pisarle, solo para darle una patada en el estómago. -Deberias aprender a respetar a tus superiores. Aunque ya es un poco tarde...- A todo esto, apareció una mujer que queria cenarse al débil idiota. Una vampira... -Hmm, ¿tu que crees, gusano?- le pregunté al pelirrojo. -¿Deberia dejarte de comida para vampiros? Es más de lo que podrias aspirar...- no parecia tener ganas de responder, solo temblaba y gemia.

Sin embargo, la puerta de la taberna se abrió de golpe, y de ella salieron tres humanos y un elfo... Les habia visto antes, estaban en la misma mesa que el pelirrojo. Y no pareció que les hiciese mucha gracia el trato que recibió su amigo, puesto que desenfundaron armas al verlo ensangrentado. Era raro que tuviese amigos... y que estuviesen tan dispuestos a morir por él.
Parecieron no tomarla solo conmigo, puesto que algunos atacaron a la vampiresa y al otro brujo. Sonreí mientras desenvainaba, al fin algo que valiese la pena.

Uno de los humanos cargó hacia mi portando un hacha de guerra, pero retrocedió cuando lancé un tajo al aire con mi espada. Con la mano izquierda libre, hice un gesto para que se acercase, ofreciendole el primer ataque. Enfadar al enemigo lo hacia previsible, y viendo que tenia el torso completamente desprotegido, lanzó un corte vertical que rechacé sin mucho problema para contraatacar con un puñetazo a la cara.

El humano retrocedió y se llevó la mano a la nariz sangrante mientras yo recogia el gancho enrollando la cadena en mi brazo izquierdo, sin moverme del sitio. Miré al humano por encima del hombro con arrogancia. -¿Has terminado?- Enfurecer a los idiotas siempre tenia cierta gracia. El siguiente ataque era un tajo horizontal, no muy elaborado por su parte, que esquivé saltando hacia atrás. Si eso era todo lo que podia hacer, no tenia sentido alargar más el combate. Lancé el gancho a su brazo y tiré para abrir una brecha en su defensa. Lancé un corte hacia su estómago que intentó detener, pero era tarde. No podia maniobrar con un solo brazo.

Con el corte vino un grito que silencié al atravesarle la garganta con mi espada, ya ensangrentada, y observé a mis "aliados" provisionales para ver si podian manejarse solos.

¿No estas para entretenerme? Dijo él con fingida sorpresa, puede que añadir un "si para eso están los perros" fuese demasiado... Pero eso de a continuación le había ofendido, claro que podía, una vez había incendiado una tienda para robar un simple plano, eso fue divertido... Casi no se dio cuenta de la chicha que estaba lamiendo el cadáver.

Casi parece que lo haya dejado vivo para ti... el chucho no parecía ser de esos que se contenían, curioso, debía ser algún tipo de honor animal...

Claro que puedo hacerlo mejor que tu, pero no quiero perpetuar el estereotipo racista de que todos los brujos de fuego son piromanos técnicamente, por culpa de esa tienda había incendiado medio campamento según creía recordar... Pero sus ganas de no perpetuar los estereotipos se esfumaron cuando se aparto de la puerta para dejar pasar unos tipos, que se unieron a la pelea, tres humanos y un elfo.

¿Cuatro contra tres? Colmillitos, ayudalos o lo pasaran mal... Un humano se lanzo a la carrera para darle un tajo con un hacha. Basto un solo gesto de su mano para que se parara a unos dos metros, con una flecha clavada al pie Mola ¿eh? Bueno, supongo que no tanto desde tu punto de vista. luego se giro hacia el elfo ¿Elfen? La única palabra que sabia en elfo, la única que no significaba algún tipo de comida, acompañada por un gesto con la mano basto para que las viejas rivalidades fluyeran y el tipo se encarara, saco una daga con la derecha y su izquierda brillo con un tono blanco.

¿Que vas a hacer? ¿Sanarme hasta que explote? Luego la luz se dirigió hacia el tipo con la flecha Oh, tiene más sentido, pero... intenta sanar eso Un cuchillo arrojadizo salio disparado de su mano, clavándose en su cuello y liberando un gorgoreo sanguinolento. Buena suerte sanando a un muerto...

¿Que tal vamos mordisquitos? pregunto a la vampira mientras pensaba como enfrentarse al elfo sin repetirse.

No pudo evitar que se le escapara una sonrisa burlona ante el comentario de la vampiresa, aunque se esfumo en cuando le hinco el diente a ese pobre desgraciado. Un perro y una vampiresa, habría dado un reino por un bozal.

En cualquier caso, el elfo lo vio un poco crudo y salio por patas. Que valiente, saliendo por patas en vez de ayudar a sus amigos. Por eso perdieron la guerra... se limito a decir.

Observo el "campo de batalla" un muerto, un tipo que pronto lo estaría como esa siguiera chupando y otros dos, era una maldita masacre, y el desde luego no iba a explicárselo a los guardias cuando vinieran.

Mordisquitos, yo que tu me iría se limito a decir mientras le arrancaba la flecha al fiambre, la limpiaba con la ropa y giraba a la izquierda, hacia una calle lateral, luego se paro. ¿El perro le estaba invitando a acompañarle? Al parecer le había cogido cariño, solo había necesitado dos cadáveres, tenia que mejorar sus dotes de persuasión.

Ya tengo una posada, hacia allí señalo la dirección donde se dirigía ¿Os venís? que lo pillaran los guardias después de cometer ese acto de violencia gratuita seria malo, pero si tenia a un par de tipos que acusar, o aun mejor, para poder abrirse paso...

No espero, sino que continuo su camino, lentamente, esperando que lo alcanzaran. ¿El chucho no dejaría que la vampiresa se le lanzara al cuello cierto? Bueno, daba igual, ahora quedaría muy mal si se paraba y los esperaba, tendría que superar sus temores.

Al parecer el brujo ya conocia una posada donde ir. Mejor eso que una cualquiera, supuse. -¿Y tu para que vas? ¿No duermes de día?- pregunté, desconfiado. Esa se habia quedado con hambre y queria mordernos... ni de coña le dejaba acercarse. Esa noche dormia con una cómoda apollada contra la puerta. espada en mano y ventanas bloqueadas

Me apoyé la espada al hombro y me puse en camino, poniendo siempre al brujo entre la vampiresa y yo. Si le chupaba la sangre a alguien, no iba a ser a mí. "Para mañana, el elfo ya nos habrá acusado... Menos mal que no me quedo en la ciudad." pensé. Luego la vampiresa soltó un comentario sobre la pelea, obviamente intentando provocar al brujo. -No somos amigos, y no soy un hombre lobo. Además, el brujo aqui es pirománte y te podria convertir en cenizas.- Estaba exagerando, claro, pero ella no tenia porque saberlo. -Asi que yo que tu tendria más cuidado con lo que dices, sanguijuela.- sonreí al pronunciar la última palabra. Si queria guerra, iba a tener guerra... además, el brujo habia sido más impresionante que ella, aunque nunca iba a admitir eso.

Las calles estaban casi desiertas, y se podia oler la sangre... al menos yo podia. ¿Más vampiros? Seria raro que hubiese pocos, al fin y al cabo, una ciudad poblada mayormente por humanos hacia que fuesen vulnerables a ser presas. -No has dicho tu nombre, brujo.- comenté. Iba a tener que llamarle de alguna forma, o acabaria dandole un mote estúpido como hacia él.

A nuestro alrededor, habia negocios ilegales en callejones oscuros y sangre derramada, lo cual no hacia que estuviese menos alerta. Hay quien pensaria que una ciudad importante seria segura hasta de noche... al menos era mejor que las catacumbas, cualquier cosa era mejor que eso. Pensé en como seria usar mi gancho para escalar hasta los techos y correr saltando de edificio a edificio... si alguna vez volvia, tenia que intentarlo.

Pudo notar como los pasos de la vampiresa, más ligeros, correteaban hacia el. Preparándose para un salto hacia su cuello, se relajo cuando empezó a haberle. "Peludo" saco cualquier preocupación que pudiera tener y le arranco una sonrisa.

Oh, así que te molesta que te llame mordisquitos... fingió sorpresa Bueno, por más que quiera ver como intentas morderme, no creo que sobrevivieras a un juego serio se giro sobre la marcha, la miro un momento, le guiño el ojo y continuo el giro hacia su posición inicial. Solo había conocido a un vampiro al que no había calcinado, y era más bien porque se había centrado en una de sus acompañantes.

Pero luego escucho la siguiente frase. No era posible herir su orgullo, que flotaba prácticamente a distancia orbital, pero le molesto igualmente. Hay belleza en la simpleza, es mucho más eficiente matar a alguien con un lanzamiento simple que no calcinarlo hasta la muerte, Lyemin Le clavo los ojos, un solo momento, y luego siguió. Si esos dos no sobreviven, a nadie le importara el elfo, "un brujo, un perro y una vampiresa entran en una taberna" por favor, es un chiste de mal gusto. Rabia pensado dejar que Lyemin respondiera a la pregunta dirigida a ella, pero vio la ocasión de chincharla Viene con nosotros porque en el fondo le gustamos, obviamente

Tu tampoco has dicho el tuyo, "Peludo" pero dado que se había convertido en un defensor encarnizado de su causa, continuo hablando Geralt

Aquello se estaba tornando en una pelea. Aunque no era de espadas, sino de lenguas afiladas y provocaciones. Aunque no tardo en degenerar hasta volverse un montón de amenazas aburridas e intentos de manipulación. Por suerte, ya estabamos llegando a la posada. -Si habeis dejado de ladraros entre vosotros, yo me voy a dormir.- dije, mientras entraba. Curiosamente, eran ellos los que se comportaban como perros... se ladran cuando estan encadenados, pero cuando son libres, no se atreven a luchar.

Pedí una habitación y saqué las monedas del pelirrojo de mi bolsa. Era un alivio el toparme con un idiota, apenas tenia dinero por mi cuenta. El posadero me dio una llave y me indicó cual era la habitación. Subí, me metí en ella, y cerré con llave. Recordé que no había dicho mi nombre, pero tampoco es que importase... probablemente no los volvería a ver.

Me estiré mientras bostezaba, cansado. La habitación no tenia mala pinta y la cama era muy tentadora, pero aún no me fiaba... arrastré una cómoda contra la puerta. Incluso con la llave, seria imposible entrar sin hacer ruido. Después fui a la ventana, la cerré, y usé la cadena de mi gancho para que fuese imposible abrirla. No solia ser tan paranoico, pero no me pensaba arriesgar con vampiros. Finalmente, me quité las escasas ropas que llevaba y me metí en la cama. No me dormí al instante, sino que mi mente empezó a divagar. ¿Cual seria mi primera parada? Salia mañana y no estaba decidido... ¿Reinos del Este, o del Sur? Ambos ofrecian grandes bosques donde correr con libertad... pero la pregunta de verdad era, ¿Elfos, o Licántropos?

Antes de que pudiese tomar una decisión, el sueño me venció y dormí plácidamente, aunque emitiendo graves ronquidos.

Oh, así que si nos quisieras muertos, ya lo estaríamos, tendré cuidado la próxima vez se limito a decir con tono condescendiente, se le cruzo por la mente la idea de revolverle el pelo como a una niña pequeña, pero eso haría que la situación empeorara muy rápido.

Ya habían llegado a la taberna en la que se alojaba, y soltó un bufido ante el comentario de Peludo, vaya uno para quejarse de que ladraban. Buenas noches Peludo, buenas noches Mordisquitos se limito a decir mientras se desperezaba y entraba en el lugar.

No había nada que hacer y ya era tarde, por lo que subió las escaleras, abrió la habitación en la que había pasado las dos ultimas noches y entro, cerrando con llave más por costumbre que por precaución. Mordisquitos no iba a intentar nada en una habitación tan pequeña, donde cada objeto era una potencial arma telequinetica, incluida la habitación en si, no, no se arriesgaría, en cuanto a Peludo, bueno, eso era otra historia, pero no era su problema.

Se tumbo en la cama, sin siquiera taparse, a pesar del frio que entraba por su ventana abierta, pensando en lo que haría a continuación. Puede que buscar un trabajo honrado fuera una buena idea, eso de ir apalizando a tipos borrachos era aburrido, peligroso y lo más importante, poco eficiente.