Lazos Irrompibles... [Privado/ Amaranth] [Interpretativo] +18

Por primera vez tenía un mal presentimiento, no deseaba salir a caminar,  cosa rara en ella, pues conocía ese bosque como la palma de su mano, cuando deseaba estar alejarse de todo solía ir a una precaria pero acogedora cabaña abandonada hace tiempo, ese era "su lugar". Para su mala fortuna ese dia decidió ir a buscar entetenimiento o alimento, pero si las dos cosas iban juntas seria mucho mejor, sin embargo el destino le tenia preparada una sorpresa no grata. Las nubes amenazantes en el cielo anunciaban que pronto lloveria, asi es que se dispuso a ponerse la capucha y acomodar la daga entre su ropa.

Caminaba atenta ante cualquier ruido que delatara la presencia de algun animal o algun humano, observaba detenidamente cada rincon de aquel entramado y oscuro bosque. Un ruido de pasos se escuchaba quebrantando el silencio de la noche, al mismo tiempo la lluvia comenzaba a caer suavemente mojando el suelo el que despedia un aroma exquisito a tierra mojada. Las pisadas parecian ser de alguna criatura, un licantropo quizás. Sigilosamente comenzó a buscar la direccion exacta de donde provenía, una vez mas sus sentidos no la engañaron era un joven licantropo de pelaje tan gris brillante y ojos. Casi conteniendo la respiración para no hacer ruido se acercó a joven licantropo con la daga en la mano, pero éste fue mas veloz y giró hacia Amaranth en un intento de avalanzarce sobre ella.

Instintivamente lo único que se le vino a la mente fue correr, pues no habia tiempo para nada más, corría a toda prisa por entre los arboles y matorrales intentando perderla de vista, el licántropo era ágil y veloz estaba muy cerca de Amaranth, amenazante, iracund y hambriento.
La lluvia caía copiosamente, las gotas de agua resbalaban por su rostro y sus ojos nublandole a ratos la visión, casí perdía el aliento, estaba fatigada de tanto correr. En un descuído tropezó con un leño y cayó, él estaba cerca dispuesto a saltar sobre ella, como acto reflejo intentó defenderse clavandole la daga en el vientre, pero éste le mordío la pierna provocandole una profunda herida. -Estupida bestia muere!!!- exclamo con odio, enterrandole la daga en el vientre una y otra vez. A la tercera estocada, el de pelaje gris huyó muy malherido, gruñiendo de dolor.

Por primera vez en su vida se sentía indefensa, el dolor de la pierna no le permitia caminar, la lluvia empapaba su ropa, estaba perdiendo mucha sangre. Rasgo su vestido e hizo una especie de vendaje improvisado con el fin de detener un poco el sangrado, e intentar caminar en dirección a la cabaña.
Apoyándose en un arbol se puso de pie con dificultad, el caminar parecia imposible debido al dolor, permaneció innmóvil, indefensa, sola, bajo la incesante lluvia. Empuñaba las manos y se mordía el labio -Maldición ahora que haré-....

Estaba completamente empapada por la lluvia, una serie de pensamientos pasaron por su mente, tal vez en cosa de horas su vida se extinguiria producto del desangramiento, y nadie absolutamente nadie lo notaría. La ira y desesperación se apoderaban de su ser, golpeó violentamente el arból a modo de desahogo. Tantas veces corrió peligro, pero esta vez era diferente, ahora estaba herida, débil y sola.

Para llegar a la cabaña faltaba un buen trecho, y en esas condiciones le era imposible dar un solo paso, -Vaya manera deshonrosa de morir- musitaba enfadada, apretando la mandíbula. Miraba como la sangre escurria por su pierna a pesar del improvisado vendaje, debía hacer algo para frenar el sangrado, respiró hondo  tomando los extremos del vendaje y los jaló fuertemente -Argggg como duele!!!- exclamó dando un gemido de dolor. La tosca maniobra fue efectiva y el sangrado disminuyó de manera considerable, sin embargo no podía avanzar, estaba imposibilitada de caminar, comenzaba a resignarse a pasar la noche bajo la lluvia y el frio.

Cerraba los ojos de vez en cuando, en un intento de abstraer su mente de tan penosa situación. -¿Alguien por aquí?...- una voz aguda, alertó sus sentidos, abrió los ojos, en un intento de ver de donde provenía. Esperaba que no fueran mas problemas ya que no estaba en condiciones fisicas para un enfrentamiento.

Vió un hombre elegantemente vestido, pero el agua le dificultaba la visión, se despejó el cabello y el agua de la cara al ver que se acercaba hacia ella. Lo miró con detenimiento. Él se despojó de su abrigo cubriendola del frio y de la lluvia, luego añadió -¿Estás bien?... -Trata de descansar... Yo te estaré cuidando, no te preocupes-. Abrió los ojos de par en par al sentir ese contacto...algo despertó su instinto, al sentir el abrigo en su cuerpo, su olor...le recordaba a alguien, pero a quién, esa era la duda que circulaba por su cabeza. Lo volvío a mirar, un vampiro...eso estaba claro, eso colmillos son imposibles de esconder o disimular, sus rasgos, su rostro, pero en -

-NO PUEDES SER TU,!!!- dijo tajante al tenerlo enfrente, negaba con la cabeza. Aproximandose a su cuello lo olío...y un escalofrio le recorrió el cuerpo, su piel se erizó, lo miró a los ojos tomandole el rostro, sintiendose insegura y confundida -Paul Brown?- le pregunto con voz temblorosa. Quizás estaba en un error y ese sujeto no era Paul...ese nombre...que con tan solo pronunciarlo la llenaba de odio, ese hombre le destruyó el corazón, haciendola infeliz por la eternidad.

Se dejó envolver entre sus brazos, era extraño, pues habian muchas cosas en ese hombre que le recordaban a "él", su olor, la forma en que la estrechaba en sus brazos, sus dedos recorriendole la piel,como la tocaba. Estaba tan cerca de ella que podía sentir el temblor de su cuerpo producto del frío. Cada roce la hacia estremecer erizandole la piel, no podía más con la angustia, necesitaba respuestas.

Su cabeza era un torbellino de pensamientos y recuerdos todo a la misma vez. Finalmente le respondio  -Así es...-. Esas dos palabras remecieron todo su ser, todo se derrumbaba, el dolor fisico quedo atrás, dando paso al odio, resentimiento, tristeza. Aquella respuesta removió sentimientos enterrados en lo mas profundo de su ser, pero en cosa de segundos, años de sufrimiento y rencor volvieron a renacer dentro de ella.

Si...era Paul, imposible no reconocerlo. Inconcientemente aun le sostenia el rostro, el se alejó tomando una leve distancia -Aún tus labios se ven tan provocativos como la primera vez... ¿No crees?.-, sus palabras, sus gestos, todo eran propios de él, Amaranth le conocia tanto que lo podria distinguir incluso con los ojos vendados, fue tanta la conexion que sostuvieron que tiempo atras eran un solo ser.

Sacudió la cabeza a modo de negación -Alejate de mi, vete- fueron las palabras cargadas de furia y dolor -prefiero morir aqui sola, antes de depender de ti...te odio con todas mis fuerzas maldito!!!-.Intentó incorporarse apoyandose en el tronco de un macizo árbol, se quitó con brusquedad el abrigo y lo arrojó al suelo mojado. El deseo de salir de ahi era mas fuerte que el dolor fisico, intentó por todos los medios de dar unos pasos, pero fue inútil.

Los ojos se le inundaron, pero no de agua de lluvia, sino de lagrimas, golpeó el tronco lastimandose la mano, no queria mirarlo, sabia que si lo hacía no podría volver atrás, sin embargo debía ser fuerte esta vez. Sacó la daga y lo amenazó con los ojos llenos de lagrimas ,-Vete, no quiero verte nunca mas en mi vida, olvida que me haz visto, si te acercas un paso mas te mató, aunque eso luego me cueste la vida- .

En el fondo de su ser sabía que esas eran palabras dichas desde el odio, deseaba alejarlo pues de lo contrario volveria sentir, como la primera vez...tenia tantas preguntas, tantas cosas que decirle, deseos de matarlo, pero tambien besarlo, abrazarlo, fundirse en un solo cuerpo como tantas veces lo hiceron...la confusión volvió a su corazón una vez más...

La ira y el odio una vez más eran parte de su ser...aquella sensación hacía bastante tiempo no le invadía el pecho, deseaba terminar cuanto antes con ese sentimiento, la unica manera era matando al que alguna vez había sido su todo...su gran amor...Paul. Con la mano temblorosa y los ojos vidriosos le advertía una y otra vez que no se acercara, sin embargo debía conocerlo, en el fondo sabía que el haría lo contrario, lo conocía bien...su manera de actuar, leía su mente, él era su espejo...su reflejo, eso le atemorizaba pero a la vez le encantaba.

Como era de esperar caminó hacia ella e intentó bajar la daga, lo miraba a los ojos fijamente sin parpadear. En el intento de bajar la daga Paul se hirió la mano, las gotas de sangre se entremezclaban con el suelo mojado, Amaranth soltó la daga sin dejar de mirarlo a los ojos. El se acercó tanto al punto que podía sentir su respiración tibia sobre ella, su cuerpo, su olor que la embrigaba, el mismo que la hizo enloquecer tantas veces, allí estaban frente a frente, su corazón latía desvocado, -Bebe- le susurró como si de una provocación se tratara. No podía resistirse por más que lo intentara, la sangre de él era su elixir, su némesis todo a la vez.

-Vuelves a provocarme como tantas otras veces- lo miró desafiante, le tomó la mano y comenzó a lamer la sangre con delicadeza, absorviendo y saboreando cada gota, satisfaciendo sus instintos, intentando recuperar fuerzas, mientras bebía aquel preciado liquido pensaba -Has vuelto a caer una vez más- se maldecía a si misma. Sus caricias la estremecían haciendo que olvidara todo...absolutamente todo, intentaba resistirse pero no podía.

-Aunque me lo pidieras... No me alejaría de ti.-, escuchó atentamente el susurro y se apartó tomando distancia, -Te odio...odio el maldito poder que tienes sobre mi, tengo ganas de matarte sin piedad, pero también....-bajó la mirada y permaneció en silencio. Tenía tantas preguntas que hacerle, necesitaba escuchar porque la abandonó. Se mordío el labio permaneciendo en silencio.
La lluvia los cubria a ambos, debían ponerse a resguardo ....Donde estaban los deseos de matarlo, el odio, la ira... sacudió la cabeza y se escurrió el cabello -Debes marcharte ya te lo dije...continúa tu camino y dejame aquí, mi cabaña no está muy lejos, como sea llegaré- sus palabras eran duras y frias en un intento por disimular la confusión que reinaba en su cabeza. En lo más profundo de su ser deseaba que él se quedara, pero la mente decia otra cosa.
Como tantas veces....ella estaba en sus manos.

-Te conozco...Más de lo que cualquier ser podría, ¡Porque yo soy tú!- concluyó tajante, aquellas palabras provocaron que su cabeza se convirtiera en un torbellino desbocado, abrió los ojos de par en par contemplandole el rostro, estaban muy próximos, una vez mas sentía el calor de su respiración acariciandole la piel.
En el fondo sabía que Paul tenía razón, el la conocía bien...muy bien, ambos eran como un espejo, los dos sabían cuales eran los defectos y miedos de cada uno, su manera de reaccionar y de pensar, ella podía leer su mente, el lo sabía y le gustaba, generando asi una complicidad e intimidad imposible de romper, aunque pasaran los años.

No podía sucumbir ante la situación sin embargo sentir las manos de él en su cuerpo, le erizaba la piel, y el contenerse le resultaba dificil, ceder sería su perdición ella lo sabía muy bien, las ganas de besarlo eran incontenibles, luchaba con sus demonios, con su mente y su corazón...si lo besaba ya no habría marcha atrás...ya no. -Otra vez estoy en tus manos, no sabes cuanto te odio por eso- le susurró al oído, oliendo su cuello y respirando sobre el.

Lo deseaba, quería volver a probar una vez más eso labios, esos que la hacían enloquecer...aquellos que extrañó por tanto tiempo, el agua los cubría, ambos estaban totalmente empapados. Ya no sentía frio, ni dolor, él...sí el era como un droga la cual hacia que olvidara todo.
Sentía un nudo en la garganta, debía decirle tantas cosas, aunque sabía que se arrepentiría luego -Tienes razón...me conoces de sobra...- dijo mientras apartaba la mirada -Quédate...- , apenas con un hilo de voz casi surrando pronunció esa palabra acompañada con un suspiro...tan simple era pero compleja a la vez, eso significaba admitir que lo necesitaba, el odio no era tal, sino una forma de desahogarse, tantas cosas cobrarían sentido con esa palabra, volvió la mirada hacia el mientras le mordia el labio con suavidad  -No te vayas-...

En gran contradicción se habia sumido, pero esta vez escucho a su corazón y su piel...esperaba no equivocarse una vez más.

Estaba todo dicho y sellado con un beso, en que se dijeron tanto, sus labios se reecontraban deseosos de más, no quería detenerse, mientras la besaba ella le recorría la espalda con la yema de los dedos, reconociendo cada centimetro de su cuerpo. Sus besos la enloquecían  y en ese acto de locura pasional le mordío el labio con fuerza hasta hacerlo sangrar,  bebía el hilo de sangre que comenzaba a escurrir, sabía que le gustaba aquella sensación de dolor tan placentera para ambos.

Un sonido extraño terminó con la pasión del momento. Lentamente Paul se alejó parecía estar alerta, -Yo tambíen escuché eso...- susurró Amaranth limpiandose los labios. No estaban solos...alguien más estaba en el lugar pero...con qué intensiones?. Con un delicado movimiento levantó la daga del suelo quitandole el barro con un pañuelo, miró a Paul con cierta complicidad.

El ruido se hacia cada vez mas audible y cercano, aquello no se trataba de una persona, esos ruidos son de pisadas de algún animal, lentamente intentó caminar hacia donde estaba el vampiro, -No es uno....son varios- susurró. Con la mirada recorría en lugar con los sentidos alerta, estaba un poco temerosa, pues presentía que se avecinaba un problema, y no estaba en condiciones fisicas para defenderse, su pierna estaba muy herida, la pérdida de sangre la había debilitado, fuere como fuere tendría que pelear o morir en el intento.

Apretó la mandibula con la daga en la mano, respiró hondo un poco resignada, en ese instante vio salir de entre los arbustos un grupo de 3 licantropos, muchisimo mas grandes  en comparación al que la atacó hace un instante. Amenazantes se acercaban hasta ellos casi rodeandolos, gruñiendo y enseñando los colmillos, de un momento a otro atacarían sin piedad, cobrando venganza por haber herido a uno de los suyos.

Los miraba fijamente a los ojos sin demostrales temor, su cuerpo estaba rígido, la daga entre sus manos apuntando a unos de los licantropos. La situación claramente no era favorable para Amaranth, pues no contaba con la destreza que le era caracteristica, la herida en pierna era una gran desventaja a la hora de defenderse, sin embargo una vez más su vida estaba en peligro

Amaranth no daba credito a lo que escuchaba....él decía que lucharía por ella contra quien sea, sus palabras la confundieron aún mas, estaba dispuesto a dar su vida por ella, aquellas palabras deseó haberlas escuchado hace años, sin embargo despues de tanto tiempo por fin se hacían presentes, y en el momento más indicado. Por primera vez se sentía protegida, segura, sabía que a su lado nada malo le sucedería. Saboreó el corto beso lamiendose los labios un instante, sin perder de vista a los licantropos que se acercaban amenazantes.

Se mantenía en guardia atenta y dispuesta a atacer, pero los licantropos no iban por ella, sino por Paul, uno a uno se avalanzaban sobre él, sus movimientos reflejaban seguridad, no tuvo grandes problemas para acabar con el primero de una sola estocada, lo mismo hizo con el segundo aunque este cayó al suelo moribundo, aprovechó la oportunidad y le clavó la daga en su estomago, asegurandose de matarlo de una vez, sonriendo siniestra.

El tercero lo atacó por detrás mordiendole la pierna, eso no importó pues en un rápido y certero movimiento le clavó la espada en el cráneo. El maldito licantropo antes de morir le mordió la pierna, quizá en un intento de vengar a los de su especie, ante el alarido de dolor Amaranth soltó la daga acercándose con dificultad hacia el árbol dondé se encontraba sentado Paul secándose la herida. Agitada le tomó el rostro .-Estás bien mi amor?-.esas palabras brotaron inconcientemente de su alma, lo llamaba "mi amor", segundos después se dió cuenta de lo que acababa de decir, esperaba que el no haya notado el mensaje oculto tras esas simples palabras, ahora no era el momento de explicar....él estaba herido al igual que ella.

Lo besó con ternura -Gracias por arriesgar tu vida por mi, no tenías porqué hacerlo- le dedicó una sonrisa mientras le ayudaba a secar la herida, -éste ya no es lugar seguro debemos marcharnos de aquí, mi cabaña esta relativamente cerca, ahí estaremos a mucho mejor que aqui-.
Todo el odio que sentía habia desaparecido, de manera sorpresiva, ya no estaba en su mente matarlo para cobrar venganza, él tenia ese poder... era capaz de cambiar sus emociones con una sola palabra, con una sola mirada, estaba a su merced...como tantas otras veces, jamás nadie habia logrado eso, doblegar a la mujer fria y rebelde como era Amaranth, soló una persona y ese era... Paul Brown.

Se relajó cuando le dijo que se encontraba bien, dió un suspiro de alivio al sentir su beso. La situación cambío radicalmente, ahora él le correspondía también la amaba y que mejor forma de demostrarselo que defendiendola de esos licantropos, arriesgó su vida por ella, aquella fue una prueba de que decía la verdad...la amaba realmente.
Se sorpendió con la rapidez que se recuperó, esa mordida fue muy profunda, sin embargo juntó fuerzas y se puso de pie y la cargó en sus fuertes brazos, ella se aferró a su cuello mientras le acariciaba el cabello, -Es por aqui, esperemos que la niebla no me juegue una mala pasada haciendome errar el camino - señaló con su dedo.

Debíeron cruzar un pequeño arrollo, luego un camino repleto de arbustos con ramas espinosas, mientras la cargaba en sus brazos ella le acariciaba la espalda con suavidad,  él a cada paso parecía recuperar fuerzas, o tal vez disimulaba muy bien su dolor. Lluvia no daba tregua, -Parece que la lluvia no parará por dias- lo miró sonriente, la niebla comenzaba a hacerse más espesa haciendo dificil ver con claridad, pero confiaba en su sentido de orientación, sabía que no erraría el camino, ya que ese bosque lo conocia como la palma de su mano, además se sentía segura al lado de Paul nada le sucedería.

Tras recorrero un largo trecho finalmente pudo divisar entre la niebla y los arbustos su cabaña, -Es aquí- dijo emocionada, por fin podrían descansar y estar a salvo, delicadamente se incorporó acomodandose el vestido, cogió de la mano a Paul guiandolo hasta la entrada  -Bienvenido- le susurró al oído, luego le dio una pequeña mordida en el labio inferior sonriendo coqueta.

Abrió la puerta de madera con sumo cuidado, y esta crujió al instante. La cabaña era pequeña, sin grandes lujos, a pesar ser añosa, la hacía sentir comoda. Estiró la mano para alcanzar un candelabro de hierro que estaba sobre una mesilla, lo encendió esperando que Paul se pusiera cómodo.

cabaña:

Dio un suspiro de alivio entremezclado con cansancio -Al fin en casa-, besó a Paul en los ojos mientras dejaba el candelabro nuevamente sobre la mesa, todo estaba en silencio, sólo se escuchaban las gotas de lluvia caer sobre el techo de la cabaña. Parecía cansado al igual que ella, quien sabe de donde vendría y cuantas noches pasó sin dormir, y peor aún sin comer, le acarició el rostro con ternura -Vamos a curarnos las heridas que nos hiceron esos infelices-. Buscó entre sus cosas, un vestido que ya no usaba, lo cortó con la daga e improvisó unas vendas, cuidadosamente con la punta de la daga le rasgó un poco el pantalón, limpió la herida y puso la venda improvisada, la herida era sería pero sabía que se recuperaría pronto.

Lo mismo hizo con ella misma, limpió y curó su herida, aún dolía pero cada vez menos, sonrió mirandose la pierna -Mira que cosas...ambos mordidos de la misma manera- sonrió ampliamente asegurándose la venda.
Cogió una silla y se sentó al lado de él -Cuéntame que has hecho durante todo este largo tiempo- preguntó ansiosa, pues tenían mucho de que hablar, años pasaron desde la ultima vez que se vieron...desde que él la abandonó. Esperaba ansiosa su relato, quería saber que ha sido de su vida... sin ella.

La emoción de haber llegado a la cabaña les hizo olvidar que sus ropas aun estaban húmedas y sucias, -Debo quitarme esta ropa está mojada y sucia- pensó en voz alta. Caminó sin hacer mucho ruido se acercó a Paul - me ayudas?- le pregunto sonriendo y señalando la cremallera del vestido. Lo deseaba como el primer dia, lo extrañaba y ansiaba tal como antes, cada minuto que pasaba a su lado la hacia darse cuenta que no lo habia olvidado, su recuerdo si bien estuvo enterrado, siempre estuvo ahi a pesar de los años de ausencia y lejanía.

Se apartó el pelo hacia un costado, mientras delicadamente le bajó la cremallera del vestido, con besos recorria su espalda haciendo que su piel se erizara, cerraba los ojos y disfrutaba uno a uno los besos que le recorrían la espalda, aquello que le quemaban la piel, e incitaban a desear más. Con un suave movimiento Paul le quitó el vestido dejandola con el torso desnudo. De manera inconciente cubrió sus senos cruzando los brazos apegandolos a su cuerpo.

No se atrevía a voltear, permanecía inmóvil, de pronto sintió el pecho y el abdomen desnudo de él pegarse a su espalda besándole lentamente el cuello, sus manos le recorrían el vientre apegandola contra él, -Eres lo que ahora deseo- le susurró, esas palabras le encendieron los sentidos, y todos su ser. Amaranth también lo deseaba desde siempre, su cuerpo aún conserva sus huellas que nada ni nadie ha podido borrar, quería estar entre sus brazos nuevamente, sentir que era suyo completamente.

Giró descubriendo sus senos frente a él mirándolo con deseo y coquetería, se dejó admirar  -Me recuerdas- preguntó sonriente acercándose más al punto de que sus senos presionaban el pecho de él. No había necesidad de palabras, se decían todo con miradas y gestos ambos conocían muy bien ese lenguaje, sólo entendible por ellos dos. Lentamente le besó los labios jugando con su lengua, volviendo a reconocerlos, lamiendolos, como si de una una fruta sabrosa se tratara. Aún sentia el delicioso sabor a sangre que habia quedado producto de la mordida.

Se acercó a su oido y le susurró -Me tienes ahora y siempre, pensé que jamás te volvería a ver...solo quédate-. Le cubrió el labio con la punta de dedo, para que no emitiera palabra, no quería escuchar  nada...pues nada importara ahora, sólo ellos dos y el deseo que emanaba de sus cuerpos.
Le recorría cada centimetro de su cuerpo, con los labios, besándolo, reconocíendolo, su respiración y su corazón estaban agitados, desvocados ante el deseo y la pasión de aquel momento el cual deseaba que jamás terminara.

Amaranth no escuchaba la lluvia en el exterior, pese a que las gotas caían con mayor intensidad según pasaban los segundos ella sólo esta enfocada en sentir cada uno de los besos y caricias de Paul. Lo miró con deseo, tenía el rostro sonrojado, y la frente sudada. Preguntó si estaba lista con tono seductor a lo que ella respondió -Si, pero ahora será diferente mi amor- sonrió de manera sensual y provocadora. Aquella pregunta la dejó con los pensamientos revueltos y el corazón que creía se le detendría en cualquier instante.

Lo atrajo un poco hacía ella con media sonrisa, – Asi que, mi amado Paul … ¿con esto es suficiente? O quieres que la diversión continúe? – mordió su labio inferior bajando la mano por el torso desnudo haciendo notar apenas sus uñas, rasguñandole suavemente el abdomen sin dejar de sonreir. Lo besaba con pasión y deseo contenido, con ese beso daba el primer paso a la perdición. La mano de Amaranth  se deslizó por aquel brazo, notando como se marcaba el músculo cuando pasaba hasta llegar a su mano la cual tomo y llevo a sus propias caderas, haciendo lo mismo con la mano contraria. Paul era demasiado atractivo y de cerca le resultaba más irresistible que antes.

Recorria con sus manos los músculos del abdomen. Se quedo sin aliento y sin palabras, pero se obligo a si misma a despabilar y encararlo – te deseo – le sonrió antes de terminar con la distancia que existía entre ambos y pegarse a aquel cuerpo que fácilmente la cubría por completo. Esperaba poder delinear cada uno de los músculos, recorrer cada parte de su piel y dejar el calor de ella misma sobre él.

Lo jaló de la mano sin parar de besarlo hasta dirgirlo hacia la cama,  de manera brusca le empujó, sus piernas se cerraron en torno a él, manteniendo una cercanía mayor que le hizo sonreír. Recorrió con pasión parte de el torso desnudo. Se acercó al apretar más las piernas, necesitando el contacto de aquel hombre más que nada en eso momentos. Ya no era el oxigeno lo que parecía mantenerla consciente, sino el mero deseo y el instinto de querer deleitarse con el cuerpo del que ha amado con locura durante años, pues cada porción de su piel que tenía contacto con él la sentía arder de una manera única.

Lo necesitaba como nunca creyó posible, con cada segundo tan cerca,  creía que se derretiría entre sus brazos. Tenia un cuerpo perfectamente trabajado, cada músculo podía delinearlo con sus manos, sonreía como una tonta cuando terminaron en la cama, no le era imposible no sonreír. Las manos de Amaranth se aferraron a los cabellos de Paul y con firmeza le alejo de ella. Dejó el rostro de él cerca del suyo y le mordió el labio inferior. Coloco una de sus manos en el pecho y le empujo suavemente hasta dejarlo recostado sobre la cama. Con la punta de los dedos recorría el boton del pantalóna modo de juego -Y ahora..?- preguntó de manera traviesa desprendiendole el boton del pantalón para luego bajar la cremallera.