[evento] El desafío

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-El evento es para cualquier personaje independiente de raza, sexo, edad, etc.
-Pueden participar aquellos que tengan al menos diez post son rol
-Es individual, ganará una recompensa sorpresa el primero que postee y resuelva la situación planteada en un solo post de al menos veinte líneas.

- Esto debe ser una broma.- inquirí a mi empleador casi furibundo. No era la primera vez que me daba una misión de niñero, y si las cosas continuaban así, no sería la última. - ¡Pero la recompensa es buena!.- trató de apelar a mi lado codicioso. - Además, esa familia…- se detuvo en la mitad de la oración, ante lo cual solo me digné a arquear una ceja. - Nada, lo averiguarás cuando estés en ello.- finalizó.

Caminé hacia el lugar que me habían indicado, como el pobretón que era. No recordaba haber estado más desfinanciado en mi vida, y de cierto modo extrañaba mucho a Luka. Al menos estando con ella el dinero no importaba tanto. - ¿Donde se habrá metido ahora?.- hasta donde sabía, esa mujer había resultado ser un alma más libre que la mía. - Muy linda será la mansión, pero no podría acostumbrarme a la lujosa vida de estos estirados aristócratas.- pensé en voz alta mientras observaba la imponente residencia de mi cliente.

Al entrar, fui recibido por un par de sujetos bien vestidos, los cuales se presentaron como los “sobrinos de Clarís”. - Encantado de conocerlos. Han llamado a la persona indicada.- sonreí de la forma más auténticamente posible dentro de todo mi cinismo. “¿Acaso no tienen identidad propia?” dije para mis adentros para no terminar de insultarlos, de todos modos una misión era una misión, y estaba dispuesto a cumplirla profesionalmente. Las cuentas serían saldadas una vez finalizada la misma. “Y más os vale que la recompensa que prometen sea realmente buena, o sufrirán el mismo destino que el viejo.” amenacé silenciosamente.

El vestíbulo era bastante sobrio para lo ostentosa que se veía por fuera. “¿Realmente son ricos?” no estaba seguro de aquella respuesta, puesto que habían recurrido a uno de los personajes más turbios de la ciudad. Sin embargo, tuve que tragarme mis pensamientos una vez fui acompañado hasta el cuarto en el que se encontraba Clarís, el objetivo de la misión; un lugar totalmente fuera de este mundo. Todo resplandecía y parecía estar lleno de vida. Era una mezcla entre  la habitación de una princesa y una selva tropical boscosa con sobrepoblación de gatos. Si, gatos por todos lados, en manada, maullándome al unísono y restregando sus caras contra mis piernas apenas puse un pié en el lugar. Luego de eso, tres pequeñines se quedaron a mi lado.

- Parece que les agradas.- dijo la hermosa mujer con una sonrisa, claramente tratando de iniciar una conversación, probablemente una fachada ante todas las adversidades que habría tenido que soportar durante su vida. Sus cabellos largos y dorados hacían juego con la luminosidad del lugar, así como sus ojos verdes lo hacían con las innumerables especies de plantas que adornaban cada rincón de la habitación. Estaba sentada sobre su cama, vestida con un camisón semi-transparente que no dejaba mucho a la imaginación de aquella piel de porcelana que solía ser tan cliché entre las ricachonas. Más solo yacía ahí, inerte, incapaz de mover más que su tronco superior.

- Todo lo contrario, mi bella dama. Apuesto a que no sabía que están marcando su territorio y convirtiéndome en su propiedad.- le respondí, tratando de darle un nuevo enfoque a la situación. - Puede que tenga razón, pero ¿puede decirme a quién no le agrada aquello que es de su propia propiedad?.- contraatacó, poniendo en jaque mi propio argumento. - Entonces espero ser una buena posesión durante mi estadía.- dije tomando uno de los gatos más pequeños, el cual movía sus manitas tratando de zafarse del control de su propio esclavo, sacándole un par de carcajadas a Clarís.

- Ven, siéntate a mi lado.- dio unos golpecitos a la cama, a lo cual hice caso, quedando frente a frente. - Mi nombre es Claris, aunque eso probablemente ya lo sabes. Vaya, hasta ahora eres el más joven y apuesto que me ha visitado.- desvió la mirada sonrojada. “¿En qué clase de misión me vine a meter? Nadie me dijo que sería una de “esas”.” reflexioné, pero traté de alejar aquellos pensamientos de mi mente y seguir pensando bien de ella. - Mi nombre es Kuzu, y el placer es mío. También debo decir que eres mi cliente más bella.- sonreí omitiendo detalles respecto a su edad.

- ¿Y ustedes tres?.- inquirí por aquellos gatos que se habían unido a nosotros, los tres que me habían dado la mejor recepción y no se habían apartado. - Hmm… aquel marrón claro es el pequeño Smiau. El negrito que no parece tener mucha energía es Jacky, y el otro negrito es Maku, uno de los primeros que tuve.-



Luego de un rato compartiendo detalles sobre nuestras vidas, y sobre aquel fatídico accidente que había sufrido, me instó a un desafío personal, una adivinanza para niños. - ¿Crees que puedas resolverla?.- rió casi como una bruja, pero la respuesta ya me había sido dada, ¿Qué más fácil podía ser? Hice como que sacaba un par de cálculos mentales, y luego respondí. - El más viejo definitivamente es Mac, ¿acaso existe nombre más viejo que aquél?. El más lento debe ser Jack, probablemente porque el poder de su oscuridad nunca ha sido muy veloz. Y el más luminoso es Smith, aunque no tengo argumento para aquello, ¿usted si? Quizas por su nombre raro...- fanfarronee mientras hacía como que pensaba, ante la sorpresa y las risas de la mujer.

*No olviden pedir sus puntos en el apartado correspondiente