¿Endulzando lo amargo o amargando lo dulce?[Artabán + 0/1][Libre Interpretativo]

    La mentalidad de Hernan me había parecido bastante fría y seria, con mucho nivel de raciocinio pero poco de corazón. Había lastimado a un vendedor, me había encerrado en una tumba y todo eso gracias a su forma ortodoxa de enseñar “lecciones de vida”. Claramente no estaba muy de acuerdo con sus métodos pero mientras he estado a su lado he pensado en la falta que me hace un poco de disciplina y unos cuantos granitos de frialdad.

    Debía admitir que él tenía razón en cuanto a que no todo en la vida es color de rosas y no estaba de más estar preparada para todo.

    En mi vida solía tomar decisiones más emocionales que racionales, sin embargo me consideraba una persona muy inteligente. Tal vez si aprendo un poco a pensar con la cabeza pueda ser eficiente con mis decisiones y aportar mis conocimientos para llegar a hacer algo verdaderamente grande. Y por más impresionante que me parecía la impenetrable actitud del hombre, pensaba que podía yo también dejarle un poquitico de azúcar a su vida.

    Quería aprender de este brujo tan cruel, pero no quería decirle que quería aprender de él, ya que soy bastante orgullosa y terca como mi papi -¡Aww papi te extraño tanto!... Si supiera que quiero aprender de otro brujo seguro se pondría super mega recontra celosisimo con mucha celosisidad-.

    Ese no era el mayor de mis problemas que deseaba ocultar. Resulta que el tonto de Zach no iba a venir a buscarme hoy, sino mañana por la noche (o eso dijo) y no tenía en donde quedarme, ni sabía que comer, ni siquiera sabía en donde podría ir a hacer pipi. Bueno aunque eso último cualquier arbusto lo resuelve. El punto es que estaba a la deriva y estar con este hombre barbudo era lo único fijo que podría tener por los momentos.

    Tomé su mano con ternura y lo miré en busca de saber más sobre él pero esta vez no busque hasta al fondo, sólo me conformé con ver sus bigoticos y barbita anaranjadas, sus ojos claros y su enorme y fea nariz.

-Si no tuvieses esa narizota podría jurar que eres mi abuelo amargado- le dije en tono de tranquilidad -te pareces mucho a mí, pero... no eres tan guapo- le sonreía mientras trataba de que entendiese que ya su actitud violenta no me afectaba tanto.

    Seguí al brujo hasta donde nos “llevara el viento”, o eso pensaba, el hombre no mostraba tener algún plan para después de su entrega.

-¡¡Tengo una idea!!- dije emocionada con unas ganas enormes de halarle los bigotes y usarlos de columpio para que volteara a informarse de mi súper idea. -¿Qué te parece si me enseñas a ser una bruja?- dije sin pensar en lo patético que sonaba eso.

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OffRol

Puede unirse una persona más a parte de Artabán, pueden ser pjs amargos, dulces o
incluso podríamos probar otros sabores como acido o salado.

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-Quizás puedo enseñarte algunas cosas, pero no estoy actualmente reclutando aprendices… veamos qué tal se da todo y si puedes aprender algo.- dijo el brujo.

    Mi cerebro contestó velozmente aquella intervención, iba a ser un reclamo sin importancia ya que sí quería aprender más de este señor, al fin y al cabo uno aprende quiera o no. La conducta y la mente humana es muy compleja, pero la de un brujo es tan o más compleja que buscar una aguja en un montón de agujas.

    Aprender algo de este señor no era muy difícil ya que todo lo que decía emanaba información interesante, su forma de ser me daba un panorama general de una cultura arraigada de los brujos y sin querer queriendo me estaba enseñando historia, su forma de tratarme, sus métodos de aprendizajes y la crueldad en sus ojos reflejaban lo que él vivió en sus mejores épocas. Sus inmensos conocimientos sobre la magia me muestraban todo lo que me he perdido por no vivir con mis iguales. Así que la pregunta era sencilla -¿Sé menos que los brujos normales? ¿Aprendí algo con mi papito que me pudiera servir?- Nada de eso era seguro pero estaba ahí, yo caminando por las catacumbas de Lunargenta, con un brujo que me podía enseñar algo y no lo quería desaprovechar.

    Hernan me había pedido cerrar los ojos, concentrarme y caminar sin abrirlos, me convenció (porque realmente lo hizo) de que el autocontrol era primordial en sus “clases”. Su tarea era un poco complicada ya que en mi estado “normal” solía ser muy impulsiva, pero ya había logrado no contestarle con un chillido hace unos momentos así que me propuse a mantener la cordura y el control. Cerré mis ojos, inhale y exhale para concentrarme y no perder la paciencia, sentí el presentimiento de que al brujo le daría mucha gracia enseñarme ya que como yo tenía un perfil de él, él seguro tenía uno mio y sabía muy bien lo extrovertida, espontánea y desesperada que podía ser.

    Al tener los ojos cerrados sólo estaba mi “yo cuerpo” y mi “yo mente” conversando entre ellos (o entre mí misma), hablaban mucho sobre confiar o no confiar en el hombre, charlaban sobre lo tontica que me debía ver en el mundo exterior y no pude evitar reírme con muchas ganas haciendo que mis ojos se abrieran. Mi cerebro alertó y grito - ¡Debilucha ya abriste los ojos!- y mi yo interior le contestó enseguida – ¡No!¡No!¡No!- volví a cerrar los ojos esta vez frunciéndolos y colocándolos en su estado normal de descanso.

    Empezó de nuevo la batalla interna y cabe destacar que las primeras 3 ordenes que me dio el señor ni siquiera fueron escuchadas así que hice lo que me provocara en el momento, por suerte no me caí o me tropecé, pero sí me desestabilice. -¡Basta!- me grite internamente -¡Cállense!-.

-Okey- mi cuerpo se detuvo y se calmó - ...ahora sí, ve diciéndome- le dije al brujo más calmada -confío en ti-

    Seguí sus ordenes al pie de la letra pero me sentía desesperada por no poder manejarme sola, solía gritarme internamente algunas preguntas y dudas de sus instrucciones pero trataba en lo posible de hacer caso omiso a eso, para poder demostrarle que de verdad puedo controlarme. Sí me desenfocaba sólo bastaba gritar internamente dos basta y ya lograba entrar de nuevo en comunicación con mi cuerpo y las instrucciones. Mis brazos solían estar alerta por si había un obstáculo o si resbalaba, tener como sobrevivir, sin embargo sabía en mis adentros que no estaba concentrada, simplemente hacia lo justo para “pasar el examen” y ya.