Lo que esconden las ruinas [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
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Lo que esconden las ruinas [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
La intensidad de las gélidas brisas fue en creciente aumento, conforme abandonaban la llanura nevada para dirigirse más al norte, a su destino. Si las noches en aquella zona resultaban ya de por sí duras por la brusca bajada de temperatura que tenía lugar durante las madrugadas, pernoctar al raso en las montañas sería mucho peor, por lo que despertaron temprano y se pusieron en camino de inmediato.
En cuestión de unas horas alcanzaron su objetivo, ese por el que habían estado fuera de su hogar en las islas durante tres largos años, y para el que se habían preparado desde que ella apenas era una niña. Si hubiese habido alguien en las proximidades habría reparado en la presencia de aquellas dos figuras, envueltas en gruesas capas con capuchas y montadas sobre sendos caballos, paradas estoicamente ante la entrada a las ruinas que quedaban del poblado abandonado de los dragones.
La bruja recorrió con sus brillantes ojos verdes los escombros, atenta a cualquier sonido o movimiento que pudiese delatar la presencia de alguien más en la zona, pero tras unos instantes de completo silencio espoleó a Sombra y comenzó a avanzar, internándose en las ruinas. Esperaba que Vincent la siguiera, pero no podía apartar la vista para comprobarlo, tenía que estar alerta y escrutar con la mirada todo cuando había ante ellos, para encontrar los indicios que pudieran guiarlos hacia alguna de las dos bibliotecas de las que Athos le había hablado en Dundarak, varias noches atrás.
Elen no había comentado a su hermano nada de lo ocurrido en la llanura, ni tampoco de dónde había sacado la espada mágica que ahora llevaba consigo, esperaba no tener que tocar el tema ni volver a pensar en el demonio sombrío que a punto había estado de matarla. Siguió avanzando sin prisa, mientras trataba de imaginar cómo podría haber sido aquel lugar antes de que sus habitantes se vieran atacados por licántropos y vampiros.
Con aquellos pensamientos la maga trataba de mantener la mente ocupada, para que las emociones no se adueñasen de ella y evitar de ese modo que volviesen las pesadillas, bajó de su montura y continuó a pie. Al parecer todo estaba muy tranquilo, demasiado incluso, no se oía nada sospechoso ni había indicios de que alguien más hubiese pasado por allí en las últimas semanas. Ni restos de hogueras ni huellas en la nieve, nada.
- Según la información que tenemos, hay que buscar signos de un derrumbamiento reciente, ahí se encuentra una de las bibliotecas, la otra debe estar por aquí, en ruinas pero menos oculta. - dijo sin levantar mucho la voz, por si acaso. Las esperanzas de encontrar aún con vida a sus padres eran pocas después de tantos años sin noticias, pero los hermanos habían hecho un largo viaje para cerrar una etapa, y se habían mentalizado para asimilar lo que pudiesen hallar allí, por duro que fuera.
Caminó en silencio durante algunos metros más, antes de detenerse y centrar su atención sobre una especie de entrada rodeada de escombros. Se acercó y ató a sombra a una columna, antes de asomarse a la cavidad y cubrirse ligeramente la boca por el intenso olor a humedad que emanaba del interior. Parecía tratarse de algún tipo de edificio construido bajo suelo para protegerse de las inclemencias del tiempo, así que podía ser lo que andaban buscando. - ¿Qué te parece? Creo que deberíamos echar un vistazo. - dijo girándose hacia Vincent, para ver su expresión y saber qué opinaba.
En cuestión de unas horas alcanzaron su objetivo, ese por el que habían estado fuera de su hogar en las islas durante tres largos años, y para el que se habían preparado desde que ella apenas era una niña. Si hubiese habido alguien en las proximidades habría reparado en la presencia de aquellas dos figuras, envueltas en gruesas capas con capuchas y montadas sobre sendos caballos, paradas estoicamente ante la entrada a las ruinas que quedaban del poblado abandonado de los dragones.
La bruja recorrió con sus brillantes ojos verdes los escombros, atenta a cualquier sonido o movimiento que pudiese delatar la presencia de alguien más en la zona, pero tras unos instantes de completo silencio espoleó a Sombra y comenzó a avanzar, internándose en las ruinas. Esperaba que Vincent la siguiera, pero no podía apartar la vista para comprobarlo, tenía que estar alerta y escrutar con la mirada todo cuando había ante ellos, para encontrar los indicios que pudieran guiarlos hacia alguna de las dos bibliotecas de las que Athos le había hablado en Dundarak, varias noches atrás.
Elen no había comentado a su hermano nada de lo ocurrido en la llanura, ni tampoco de dónde había sacado la espada mágica que ahora llevaba consigo, esperaba no tener que tocar el tema ni volver a pensar en el demonio sombrío que a punto había estado de matarla. Siguió avanzando sin prisa, mientras trataba de imaginar cómo podría haber sido aquel lugar antes de que sus habitantes se vieran atacados por licántropos y vampiros.
Con aquellos pensamientos la maga trataba de mantener la mente ocupada, para que las emociones no se adueñasen de ella y evitar de ese modo que volviesen las pesadillas, bajó de su montura y continuó a pie. Al parecer todo estaba muy tranquilo, demasiado incluso, no se oía nada sospechoso ni había indicios de que alguien más hubiese pasado por allí en las últimas semanas. Ni restos de hogueras ni huellas en la nieve, nada.
- Según la información que tenemos, hay que buscar signos de un derrumbamiento reciente, ahí se encuentra una de las bibliotecas, la otra debe estar por aquí, en ruinas pero menos oculta. - dijo sin levantar mucho la voz, por si acaso. Las esperanzas de encontrar aún con vida a sus padres eran pocas después de tantos años sin noticias, pero los hermanos habían hecho un largo viaje para cerrar una etapa, y se habían mentalizado para asimilar lo que pudiesen hallar allí, por duro que fuera.
Caminó en silencio durante algunos metros más, antes de detenerse y centrar su atención sobre una especie de entrada rodeada de escombros. Se acercó y ató a sombra a una columna, antes de asomarse a la cavidad y cubrirse ligeramente la boca por el intenso olor a humedad que emanaba del interior. Parecía tratarse de algún tipo de edificio construido bajo suelo para protegerse de las inclemencias del tiempo, así que podía ser lo que andaban buscando. - ¿Qué te parece? Creo que deberíamos echar un vistazo. - dijo girándose hacia Vincent, para ver su expresión y saber qué opinaba.
Última edición por Elen Calhoun el Lun Mayo 25 2015, 21:58, editado 1 vez
Elen Calhoun
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Re: Lo que esconden las ruinas [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
Después de tanto tiempo el propósito de su viaje ya se encontraba a la vista. El brujo sentía una mezcla de alegría y miedo mientras se acercaba al poblado en ruinas. Alegría por hallarse tan cerca de su objetivo, y miedo porque sabía que no encontrarían buenas noticias en aquel lugar. De todos modos desde el día que partió de su tierra natal en parte sabía que no encontrarían nada bueno; pero era mejor saber que había pasado que vivir en esa incertidumbre.
Por si fuera poco su hermana actuaba de modo extraño desde que había partido sola en las llanuras. Omitía cualquier mención sobre lo ocurrido y de donde había sacado su nueva espada. El rubio suponía que la había conseguido como recompensa por el caballero dragón. Seguramente su hermana había realizado un gran trabajo y había sido recompensada con una espada extra por ello. Todo eran suposiciones claro. Él no era un hombre que indagara en los temas de los demás, incluida su hermana; así que solo le preguntó cómo le fue todo de pasada. Si bien, la forma esquiva con la que respondió, y que nunca decidiera por si misma contarle nada de ello le hacía pensar que algo no fue del todo bien. Algún día se atrevería a contárselo supuso.
Elen observó el panorama un momento y luego avanzó montada en su caballo. El brujo se quedó un rato más observando. Le gustaba ser prevenido y aunque era improbable que hubiera nadie allí era mejor ser cauto. Sus padres seguramente habían muerto allí después de todo y eran brujos poderosos. Después de darle un poco de ventaja a su hermana decidió hacer lo propio y avanzó sobre su caballo. La ventisca parecía arreciar mientras avanzaban hasta el interior. Mejor que fuera ahora y no cuando estaban al descubierto pensó Vinc mientras se aproximaba a su hermana.
- Sí, este debe ser el lugar-, comentó desmontando.
Ató a Alphonse junto al caballo de su hermana y se introdujo en las ruinas. La entrada estaba destrozada pero se podían ver los indicios de su belleza pasada. En su día debía ser una puerta ornamentada de madera con un marco de piedra y dos estatuas de dragón a sus lados. Ahora quedaba solo la base de una de las estatuas y media de la otra. Vinc pasó por encima de los trozos de una, mientras los ojos del antaño majestuoso dragón lo observaba dándole una sensación inquietante.
- Seguramente ya tendré tiempo de inquietarme por cosas peores ahí dentro-, musitó para sí.
Una de las puertas de la entrada estaba totalmente sepultada en roca y la otra estaba a medias. Por suerte, la puerta se había quedado atorada en la roca abierta y podría entrar por el hueco. Arrastrándose por la abertura alcanzó por fin el interior del lugar. Le recibió un gran salón de grandes ventanales. Se encontraban en el primer piso y dos escaleras laterales que se unían en lo alto daban a un segundo piso. En medio de estas había una inmensa estatua de otro dragón con las alas abiertas. En su día estas estarían justo encima de las escaleras pero ahora solo una se encontraba en su sitio. La otra había caído sobre una de las escaleras convirtiéndose en un amasijo de piedra donde ya no se distinguía la escalera de la estatua.
La iluminación era perfecta, pues aunque muchos de los ventanales ya no existían otros aguantaron los estragos del tiempo. Sin contar el boquete inmenso que tenía uno de los laterales del edificio. Una gran roca redonda estaba empotrada contra lo que sería una especie de recepción de madera y daba la sensación que fue la causante del gran agujero de la pared y parte del techo.
- Tiene pinta de ser la recepción de una biblioteca majestuosa pero tendremos que entrar dentro para asegurarnos-, dijo a su hermana.
Por si fuera poco su hermana actuaba de modo extraño desde que había partido sola en las llanuras. Omitía cualquier mención sobre lo ocurrido y de donde había sacado su nueva espada. El rubio suponía que la había conseguido como recompensa por el caballero dragón. Seguramente su hermana había realizado un gran trabajo y había sido recompensada con una espada extra por ello. Todo eran suposiciones claro. Él no era un hombre que indagara en los temas de los demás, incluida su hermana; así que solo le preguntó cómo le fue todo de pasada. Si bien, la forma esquiva con la que respondió, y que nunca decidiera por si misma contarle nada de ello le hacía pensar que algo no fue del todo bien. Algún día se atrevería a contárselo supuso.
Elen observó el panorama un momento y luego avanzó montada en su caballo. El brujo se quedó un rato más observando. Le gustaba ser prevenido y aunque era improbable que hubiera nadie allí era mejor ser cauto. Sus padres seguramente habían muerto allí después de todo y eran brujos poderosos. Después de darle un poco de ventaja a su hermana decidió hacer lo propio y avanzó sobre su caballo. La ventisca parecía arreciar mientras avanzaban hasta el interior. Mejor que fuera ahora y no cuando estaban al descubierto pensó Vinc mientras se aproximaba a su hermana.
- Sí, este debe ser el lugar-, comentó desmontando.
Ató a Alphonse junto al caballo de su hermana y se introdujo en las ruinas. La entrada estaba destrozada pero se podían ver los indicios de su belleza pasada. En su día debía ser una puerta ornamentada de madera con un marco de piedra y dos estatuas de dragón a sus lados. Ahora quedaba solo la base de una de las estatuas y media de la otra. Vinc pasó por encima de los trozos de una, mientras los ojos del antaño majestuoso dragón lo observaba dándole una sensación inquietante.
- Seguramente ya tendré tiempo de inquietarme por cosas peores ahí dentro-, musitó para sí.
Una de las puertas de la entrada estaba totalmente sepultada en roca y la otra estaba a medias. Por suerte, la puerta se había quedado atorada en la roca abierta y podría entrar por el hueco. Arrastrándose por la abertura alcanzó por fin el interior del lugar. Le recibió un gran salón de grandes ventanales. Se encontraban en el primer piso y dos escaleras laterales que se unían en lo alto daban a un segundo piso. En medio de estas había una inmensa estatua de otro dragón con las alas abiertas. En su día estas estarían justo encima de las escaleras pero ahora solo una se encontraba en su sitio. La otra había caído sobre una de las escaleras convirtiéndose en un amasijo de piedra donde ya no se distinguía la escalera de la estatua.
La iluminación era perfecta, pues aunque muchos de los ventanales ya no existían otros aguantaron los estragos del tiempo. Sin contar el boquete inmenso que tenía uno de los laterales del edificio. Una gran roca redonda estaba empotrada contra lo que sería una especie de recepción de madera y daba la sensación que fue la causante del gran agujero de la pared y parte del techo.
- Tiene pinta de ser la recepción de una biblioteca majestuosa pero tendremos que entrar dentro para asegurarnos-, dijo a su hermana.
Vincent Calhoun
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Re: Lo que esconden las ruinas [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
Vincent no tardó en pronunciarse, asegurando que aquel debía ser el lugar que estaban buscando, desmontó y se introdujo en las ruinas, con la bruja pisándole los talones. Sin duda las ruinas encajaban con la imagen que ambos tenían en mente, pero tal como le había dicho el dragón en Dundarak, existía la posibilidad de que hubiese dos bibliotecas en la zona, así que tendrían buscar la otra si no hallaban nada en aquella.
Avanzó con cuidado, mirando bien donde pisaba para no tropezar con los escombros ni con los restos de las estatuas que ahora yacían sobre el frío suelo de piedra. Por suerte el lugar no estaba tan mal iluminado como había imaginado, así que no sería necesario usar su elemento para guiarse, al menos de momento. Pasó por la hoja de la puerta que aún seguía medio abierta y siguió al rubio en silencio, hasta que los hermanos se encontraron en una especie de salón principal, presidido por un enorme dragón de piedra con las alas abiertas.
La estatua estaba situada sobre su pedestal, junto a las únicas escaleras que aún se mantenían en pie, y que daban el acceso a una segunda planta, que ya revisarían cuando hubiesen terminado de mirar lo que había en la que estaban. La de cabellos cenicientos se tomó su tiempo para apreciar los detalles de la estancia, que en su día seguramente habría sido impresionante a la vista, antes de que los conflictos entre razas la destrozasen hasta dejarla en aquel estado.
Caminó lentamente hacia el centro y se percató de la existencia de una puerta lateral, bastante más pequeña y modesta que la entrada por la que habían pasado hacía unos instantes. Decidió acercarse para comprobar qué había en su interior, giró el pomo con cuidado y empezó a abrirla, pero a diferencia del salón, la pequeña habitación no tenía apenas luz, con lo que en un primer momento no pudo ver nada.
Utilizó su electricidad para crear una brillante esfera azulada, antes de manipularla para que se moviera por la estancia, revelándole las antiguas estanterías de madera que había en ella, repletas de gruesos tomos cubiertos de polvo, tras más de un siglo sin que nadie los tocara. - Vince, ven a ver esto. - dijo sin elevar mucho la voz, antes de entrar en la sala e intensificar la luz de su elemento para poder leer los títulos de algunos libros.
Elen no olvidaba lo que había venido a buscar, pero al igual que sus padres la joven tenía esa curiosidad y deseo de seguir aprendiendo, con lo que se veía inevitablemente atraída por todo lo que había en la habitación. Pasó una enguantada mano por el lomo de algunos de los tomos, retirando así el polvo para poder ver mejor las palabras que había en ellos, con lo que podría adivinar de qué trataban.
La mayoría eran sobre historia, tanto de los dioses como de las diferentes razas que poblaban Aerandir, tema que sin duda resultaría interesante para cualquiera, pero ella buscaba otro tipo de libros, más enfocados a lo que estudiaba. Por desgracia no encontró nada relacionado con la alquimia ni las diferentes hierbas y sus propiedades, pero aquel cuarto solo era una pequeña parte de la biblioteca, así que probablemente hallaría algo en otra zona, quizá en la segunda planta.
- Parece que aquí guardaron todo lo referente a la historia, deberíamos continuar la búsqueda arriba. - dijo girándose hacia su hermano. El objetivo de aquel viaje era encontrar alguna cosa que pudiera situar a sus padres allí, ya que la posibilidad de dar con ellos era bastante reducida, así que tendrían que estar muy atentos para no pasar nada por alto.
Avanzó con cuidado, mirando bien donde pisaba para no tropezar con los escombros ni con los restos de las estatuas que ahora yacían sobre el frío suelo de piedra. Por suerte el lugar no estaba tan mal iluminado como había imaginado, así que no sería necesario usar su elemento para guiarse, al menos de momento. Pasó por la hoja de la puerta que aún seguía medio abierta y siguió al rubio en silencio, hasta que los hermanos se encontraron en una especie de salón principal, presidido por un enorme dragón de piedra con las alas abiertas.
La estatua estaba situada sobre su pedestal, junto a las únicas escaleras que aún se mantenían en pie, y que daban el acceso a una segunda planta, que ya revisarían cuando hubiesen terminado de mirar lo que había en la que estaban. La de cabellos cenicientos se tomó su tiempo para apreciar los detalles de la estancia, que en su día seguramente habría sido impresionante a la vista, antes de que los conflictos entre razas la destrozasen hasta dejarla en aquel estado.
Caminó lentamente hacia el centro y se percató de la existencia de una puerta lateral, bastante más pequeña y modesta que la entrada por la que habían pasado hacía unos instantes. Decidió acercarse para comprobar qué había en su interior, giró el pomo con cuidado y empezó a abrirla, pero a diferencia del salón, la pequeña habitación no tenía apenas luz, con lo que en un primer momento no pudo ver nada.
Utilizó su electricidad para crear una brillante esfera azulada, antes de manipularla para que se moviera por la estancia, revelándole las antiguas estanterías de madera que había en ella, repletas de gruesos tomos cubiertos de polvo, tras más de un siglo sin que nadie los tocara. - Vince, ven a ver esto. - dijo sin elevar mucho la voz, antes de entrar en la sala e intensificar la luz de su elemento para poder leer los títulos de algunos libros.
Elen no olvidaba lo que había venido a buscar, pero al igual que sus padres la joven tenía esa curiosidad y deseo de seguir aprendiendo, con lo que se veía inevitablemente atraída por todo lo que había en la habitación. Pasó una enguantada mano por el lomo de algunos de los tomos, retirando así el polvo para poder ver mejor las palabras que había en ellos, con lo que podría adivinar de qué trataban.
La mayoría eran sobre historia, tanto de los dioses como de las diferentes razas que poblaban Aerandir, tema que sin duda resultaría interesante para cualquiera, pero ella buscaba otro tipo de libros, más enfocados a lo que estudiaba. Por desgracia no encontró nada relacionado con la alquimia ni las diferentes hierbas y sus propiedades, pero aquel cuarto solo era una pequeña parte de la biblioteca, así que probablemente hallaría algo en otra zona, quizá en la segunda planta.
- Parece que aquí guardaron todo lo referente a la historia, deberíamos continuar la búsqueda arriba. - dijo girándose hacia su hermano. El objetivo de aquel viaje era encontrar alguna cosa que pudiera situar a sus padres allí, ya que la posibilidad de dar con ellos era bastante reducida, así que tendrían que estar muy atentos para no pasar nada por alto.
Elen Calhoun
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Re: Lo que esconden las ruinas [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
En cuanto su hermana se aproximo a una zona de la supuesta biblioteca el brujo hizo lo propio en otra parte. Se acercó a la gran piedra que estaba contra la recepción y la examinó. Casi era perfectamente esférica y era de gran factura. Eso era un poco extraño ya que evidentemente era una piedra arrojadiza. Los que habían atacado el poblado se había tomado muchas molestias si incluso preparaban las piedras de las catapultas con tanto esmero.
Saltó por encima del escritorio de la recepción y se puso a mirar en sus cajones. Nada. No había nada de interés en ellos salvo un medallón. Era, como casi todas las cosas de allí, la figura de un dragón. Por el grabado que tenía detrás era una especie de identificativo de los trabajadores de allí. “Gran Biblioteca de…”. El resto era ininteligible pero después de todo el edificio era una biblioteca y no estaban perdiendo el tiempo.
Se guardó la medalla como recuerdo, para luego revisar unas estanterías que estaban detrás del escritorio describiendo un círculo que casi cerraba el habitáculo, aunque no encontró nada útil. Parecía que allí dejaban los libros que devolvían y panfletos publicitarios. No había nada útil y lo dejó de lado en cuanto su hermana lo llamó.
Al entrar en la sala donde se hallaba Elen pudo comprobar que era un sitio pequeño en comparación al salón principal. Después de revisar varios libros llegó a la misma conclusión que ella. Solo eran libros de historia y, a pesar de ser muy interesantes, no les aportarían nada a la búsqueda. Necesitaban hallar una nota o libros mágicos, que era lo que sus padres andaban buscando allí. Era una verdadera pena que no pudiera ojear esos libros tan interesantes para él, pero no habían viajado tantos kilómetros para ello. Sus padres eran la prioridad.
- Sí, aquí no hay nada útil-, contestó a su hermana. - Sube al segundo piso y yo iré por la planta baja. Si nos dividimos acabaremos antes de revisar este sitio-, dijo antes de girar sobre sus talones y salir de la habitación.
Observó un momento a su hermana subir por las escaleras que aun se mantenían en pie y luego volvió a lo suyo. No le hacía mucha gracia separarse de ella pues si era el sitio donde habían muerto sus padres podría haber peligros al acecho. Estando los dos juntos podrían protegerse el uno al otro pero nunca terminarían de inspeccionar ese sitio si no lo hacían.
Atravesó una puerta de madera y se encontró en una larga habitación repleta de estanterías llenas de libros. En lo alto podía observar las barandillas del pasillo superior y supuso que su hermana estaría metida en las diversas habitaciones que allí hubiera. Botánica, artes marciales, geografía, novelas. Había un poco de todo separado por categorías. De todo menos de magia y empezaba a cansarse por no encontrar nada que sirviera o le diera una pista. Siguió así un buen rato hasta que encontró una puerta cerca del final del pasillo.
Era distinta a las demás. Si bien las puertas del edificio eran generalmente de madera, esta se trataba de un arco de piedra con una puerta del mismo material parcialmente abierta.
- Si es diferente puede que guarde algo diferente-, musitó el brujo.
Encontró un pasillo con antorchas de pared apagadas y una insondable oscuridad le recibió al avanzar un poco. Descolgó una antorcha y la encendió con su poder, para luego alzar el brazo y descubrir el camino. Una escalera de caracol se perdía hacia el interior de la tierra.
- ¡Elen! ¡Creo que he encontrado algo!- gritó al piso de arriba en cuanto desanduvo el camino.
Saltó por encima del escritorio de la recepción y se puso a mirar en sus cajones. Nada. No había nada de interés en ellos salvo un medallón. Era, como casi todas las cosas de allí, la figura de un dragón. Por el grabado que tenía detrás era una especie de identificativo de los trabajadores de allí. “Gran Biblioteca de…”. El resto era ininteligible pero después de todo el edificio era una biblioteca y no estaban perdiendo el tiempo.
Se guardó la medalla como recuerdo, para luego revisar unas estanterías que estaban detrás del escritorio describiendo un círculo que casi cerraba el habitáculo, aunque no encontró nada útil. Parecía que allí dejaban los libros que devolvían y panfletos publicitarios. No había nada útil y lo dejó de lado en cuanto su hermana lo llamó.
Al entrar en la sala donde se hallaba Elen pudo comprobar que era un sitio pequeño en comparación al salón principal. Después de revisar varios libros llegó a la misma conclusión que ella. Solo eran libros de historia y, a pesar de ser muy interesantes, no les aportarían nada a la búsqueda. Necesitaban hallar una nota o libros mágicos, que era lo que sus padres andaban buscando allí. Era una verdadera pena que no pudiera ojear esos libros tan interesantes para él, pero no habían viajado tantos kilómetros para ello. Sus padres eran la prioridad.
- Sí, aquí no hay nada útil-, contestó a su hermana. - Sube al segundo piso y yo iré por la planta baja. Si nos dividimos acabaremos antes de revisar este sitio-, dijo antes de girar sobre sus talones y salir de la habitación.
Observó un momento a su hermana subir por las escaleras que aun se mantenían en pie y luego volvió a lo suyo. No le hacía mucha gracia separarse de ella pues si era el sitio donde habían muerto sus padres podría haber peligros al acecho. Estando los dos juntos podrían protegerse el uno al otro pero nunca terminarían de inspeccionar ese sitio si no lo hacían.
Atravesó una puerta de madera y se encontró en una larga habitación repleta de estanterías llenas de libros. En lo alto podía observar las barandillas del pasillo superior y supuso que su hermana estaría metida en las diversas habitaciones que allí hubiera. Botánica, artes marciales, geografía, novelas. Había un poco de todo separado por categorías. De todo menos de magia y empezaba a cansarse por no encontrar nada que sirviera o le diera una pista. Siguió así un buen rato hasta que encontró una puerta cerca del final del pasillo.
Era distinta a las demás. Si bien las puertas del edificio eran generalmente de madera, esta se trataba de un arco de piedra con una puerta del mismo material parcialmente abierta.
- Si es diferente puede que guarde algo diferente-, musitó el brujo.
Encontró un pasillo con antorchas de pared apagadas y una insondable oscuridad le recibió al avanzar un poco. Descolgó una antorcha y la encendió con su poder, para luego alzar el brazo y descubrir el camino. Una escalera de caracol se perdía hacia el interior de la tierra.
- ¡Elen! ¡Creo que he encontrado algo!- gritó al piso de arriba en cuanto desanduvo el camino.
Vincent Calhoun
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Re: Lo que esconden las ruinas [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
La de cabellos cenicientos asintió levemente con la cabeza en respuesta a las palabras de su hermano, quizá no era el mejor lugar para que se separasen, pero de no hacerlo perderían un valioso tiempo en revisar la biblioteca. Abandonó la habitación y subió por las escaleras que aún se mantenían en pie hasta el piso superior, que contaba con un par de cuartos pequeños a los laterales, ambos con las entradas bloqueadas por los escombros.
El resto del espacio estaba ocupado por una multitud de estanterías, pero resultaría complicado buscar algo en ellas, ya que casi la mitad se habían volcado. Muchos libros yacían desparramados alrededor de las mismas, algunos bastante estropeados por los impactos y el peso del mobiliario que les había caído encima, mientras que otros estaban casi intactos. Avanzó hacia los más cercanos e intensificó la luz de su esfera de energía, al tiempo que se agachaba para leer mejor el título de uno de los tomos.
- “Bestias del pantano.” - musitó, antes de alargar la mano hacia otro para comprobar que también trataba de lo mismo, con una única diferencia, la zona geográfica. Al parecer aquella parte de la biblioteca recogía información sobre las bestias que moraban las tierras de Aerandir, tema que sin duda resultaría interesante y muy práctico para saber desenvolverse con ellas, pero seguía estando fuera de lo que la bruja andaba buscando.
Se levantó y avanzó por la sala hasta otra de las estanterías, esta vez una de las que aún conservaba su posición original, sacó uno de los libros y retiró el polvo de la cubierta con su enguantada mano. Tras echar una leve ojeada a aquel ejemplar sobre minerales y sus posibles usos, siguió revisando el resto de la estancia de forma metódica, pasando por los diversos temas de que trataban los tomos. En cuanto hubo terminado se apartó de la zona central de la sala para observar con mayor detenimiento un lienzo que colgaba de una de las paredes.
Al igual que muchas de las cosas del segundo piso, la pintura había sufrido daños con los derrumbamientos, pero aun podían distinguirse con claridad los rasgos del hombre al que habían retratado en ella. Portaba una reluciente armadura, muy parecida a la que había visto días atrás a los caballeros dragones, así que supuso de inmediato que tenía algo que ver con aquella especie de orden. ¿Quién sería? Y lo que despertaba más su curiosidad, ¿qué habría hecho para que se hubiesen tomado la molestia de pintarlo y colocar su cuadro en un lugar como aquel?
Elen sabía que esas preguntas quedarían sin respuesta, sobre todo teniendo en cuenta que tanto el poblado como la biblioteca llevaban más de un siglo en ruinas, y que en ese estado pocos se habrían acercado a la zona. Se apartó del lienzo y caminó hacia las escaleras para bajar y buscar a Vincent, esperando que él hubiese tenido más suerte y hubiese encontrado algo que les diese una pista acerca de si sus padres llegaron a estar allí.
Escuchó su voz justo en el momento en que comenzaba a bajar los escalones, apuró el paso y pronto llegó junto al rubio, que había encontrado algo. La de ojos verdes no tuvo que preguntar el qué, un leve vistazo fue suficiente para que reparase en la puerta de piedra semi abierta del final del pasillo. Avanzó hacia ella y se metió por el hueco, antes de volver a manipular su elemento para crear la bola de energía luminosa, que le serviría de guía.
Sin pensárselo dos veces comenzó a bajar por la escalera de caracol, que resultó ser más larga de lo que hubiese imaginado. Una vez abajo cruzaron otra puerta con arco de piedra, que los llevó directamente a una amplia sala, llena de mesas y estanterías, en las que ya no había tantos libros como las que habían visto arriba, pero si un montón de rollos de pergamino antiguos, que sin duda debían contener información importante, por las molestias que se habían tomado para esconderlos.
- Este lugar encaja con lo que buscaban, revisa las mesas de ese lado y yo me ocuparé de estas, tiene que haber algo aquí. - indicó a su hermano, para acto seguido acercarse a uno de los laterales de la estancia y comenzar a buscar entre los papeles y pergaminos. Por fin habían dado con escritos sobre magia, que era justamente lo que había atraído a sus padres hasta aquellas tierras, iban por buen camino.
La de cabellos cenicientos pasó de una mesa a otra y continuó con su tarea, sintiendo como sus emociones empezaban a descontrolarse, por las ganas que tenía de hallar algo, de que aquel largo viaje no resultase en vano. Su nerviosismo, unido a las prisas que se daba para revisar la multitud de papeles que había, hicieron que terminase por tirar algunos al suelo de forma accidental. Se detuvo y respiró hasta calmarse, cerrando los ojos durante unos instantes.
- Quizá no haya nada, no me gusta esa opción pero me he preparado para ella, no puedo perder el control ahora. - pensó para sí, al tiempo que se agachaba para recoger lo que había tirado sin querer. Apartó los rollos de pergamino y algunas hojas, devolviéndolas a la mesa de inmediato, antes de fruncir el ceño por lo que aún quedaba sobre el frío suelo de piedra. Un dibujo, hecho a carboncillo y con mucho detalle, en el que podía verse a una sonriente pareja junto a dos pequeños, un niño y una niña.
Le dio un vuelco el corazón al reconocer a la mujer, cuyos rizados cabellos negros y rasgos le resultaban inconfundibles, a pesar de llevar tantos años sin verla en persona. Era su madre, la misma que se le había aparecido en sueños hacía algo más de un mes, cuando los hermanos acamparon junto al lago. Junto a ella se encontraba una versión muy pequeña de sí misma, mientras el padre posaba con el brazo sobre los hombros del que debía ser Vincent.
Elen sostuvo el dibujo y se levantó, con las manos ligeramente temblorosas por la emoción que sentía. Sus verdes ojos se empañaron, pero contuvo las lágrimas y se giró hacia el rubio, aunque no diría nada, sabía que la voz se le quebraría si lo intentaba. Simplemente se limitaría a enseñárselo, como prueba de que ellos habían estado allí y que no los habían olvidado, pero no llegó muy lejos.
La hechicera solo alcanzó a ver un leve brillo violeta en medio de la oscuridad, antes de que una potente corriente de aire la hiciera volar por los aires y su espalda chocase contra una de las estanterías. Cayó sobre el suelo, dolorida y ligeramente aturdida por el golpe, tosió y buscó con la mirada al brujo, antes de desviar la vista hacia la persona que acababa de atacarla.
El resto del espacio estaba ocupado por una multitud de estanterías, pero resultaría complicado buscar algo en ellas, ya que casi la mitad se habían volcado. Muchos libros yacían desparramados alrededor de las mismas, algunos bastante estropeados por los impactos y el peso del mobiliario que les había caído encima, mientras que otros estaban casi intactos. Avanzó hacia los más cercanos e intensificó la luz de su esfera de energía, al tiempo que se agachaba para leer mejor el título de uno de los tomos.
- “Bestias del pantano.” - musitó, antes de alargar la mano hacia otro para comprobar que también trataba de lo mismo, con una única diferencia, la zona geográfica. Al parecer aquella parte de la biblioteca recogía información sobre las bestias que moraban las tierras de Aerandir, tema que sin duda resultaría interesante y muy práctico para saber desenvolverse con ellas, pero seguía estando fuera de lo que la bruja andaba buscando.
Se levantó y avanzó por la sala hasta otra de las estanterías, esta vez una de las que aún conservaba su posición original, sacó uno de los libros y retiró el polvo de la cubierta con su enguantada mano. Tras echar una leve ojeada a aquel ejemplar sobre minerales y sus posibles usos, siguió revisando el resto de la estancia de forma metódica, pasando por los diversos temas de que trataban los tomos. En cuanto hubo terminado se apartó de la zona central de la sala para observar con mayor detenimiento un lienzo que colgaba de una de las paredes.
Al igual que muchas de las cosas del segundo piso, la pintura había sufrido daños con los derrumbamientos, pero aun podían distinguirse con claridad los rasgos del hombre al que habían retratado en ella. Portaba una reluciente armadura, muy parecida a la que había visto días atrás a los caballeros dragones, así que supuso de inmediato que tenía algo que ver con aquella especie de orden. ¿Quién sería? Y lo que despertaba más su curiosidad, ¿qué habría hecho para que se hubiesen tomado la molestia de pintarlo y colocar su cuadro en un lugar como aquel?
Elen sabía que esas preguntas quedarían sin respuesta, sobre todo teniendo en cuenta que tanto el poblado como la biblioteca llevaban más de un siglo en ruinas, y que en ese estado pocos se habrían acercado a la zona. Se apartó del lienzo y caminó hacia las escaleras para bajar y buscar a Vincent, esperando que él hubiese tenido más suerte y hubiese encontrado algo que les diese una pista acerca de si sus padres llegaron a estar allí.
Escuchó su voz justo en el momento en que comenzaba a bajar los escalones, apuró el paso y pronto llegó junto al rubio, que había encontrado algo. La de ojos verdes no tuvo que preguntar el qué, un leve vistazo fue suficiente para que reparase en la puerta de piedra semi abierta del final del pasillo. Avanzó hacia ella y se metió por el hueco, antes de volver a manipular su elemento para crear la bola de energía luminosa, que le serviría de guía.
Sin pensárselo dos veces comenzó a bajar por la escalera de caracol, que resultó ser más larga de lo que hubiese imaginado. Una vez abajo cruzaron otra puerta con arco de piedra, que los llevó directamente a una amplia sala, llena de mesas y estanterías, en las que ya no había tantos libros como las que habían visto arriba, pero si un montón de rollos de pergamino antiguos, que sin duda debían contener información importante, por las molestias que se habían tomado para esconderlos.
- Este lugar encaja con lo que buscaban, revisa las mesas de ese lado y yo me ocuparé de estas, tiene que haber algo aquí. - indicó a su hermano, para acto seguido acercarse a uno de los laterales de la estancia y comenzar a buscar entre los papeles y pergaminos. Por fin habían dado con escritos sobre magia, que era justamente lo que había atraído a sus padres hasta aquellas tierras, iban por buen camino.
La de cabellos cenicientos pasó de una mesa a otra y continuó con su tarea, sintiendo como sus emociones empezaban a descontrolarse, por las ganas que tenía de hallar algo, de que aquel largo viaje no resultase en vano. Su nerviosismo, unido a las prisas que se daba para revisar la multitud de papeles que había, hicieron que terminase por tirar algunos al suelo de forma accidental. Se detuvo y respiró hasta calmarse, cerrando los ojos durante unos instantes.
- Quizá no haya nada, no me gusta esa opción pero me he preparado para ella, no puedo perder el control ahora. - pensó para sí, al tiempo que se agachaba para recoger lo que había tirado sin querer. Apartó los rollos de pergamino y algunas hojas, devolviéndolas a la mesa de inmediato, antes de fruncir el ceño por lo que aún quedaba sobre el frío suelo de piedra. Un dibujo, hecho a carboncillo y con mucho detalle, en el que podía verse a una sonriente pareja junto a dos pequeños, un niño y una niña.
Le dio un vuelco el corazón al reconocer a la mujer, cuyos rizados cabellos negros y rasgos le resultaban inconfundibles, a pesar de llevar tantos años sin verla en persona. Era su madre, la misma que se le había aparecido en sueños hacía algo más de un mes, cuando los hermanos acamparon junto al lago. Junto a ella se encontraba una versión muy pequeña de sí misma, mientras el padre posaba con el brazo sobre los hombros del que debía ser Vincent.
Elen sostuvo el dibujo y se levantó, con las manos ligeramente temblorosas por la emoción que sentía. Sus verdes ojos se empañaron, pero contuvo las lágrimas y se giró hacia el rubio, aunque no diría nada, sabía que la voz se le quebraría si lo intentaba. Simplemente se limitaría a enseñárselo, como prueba de que ellos habían estado allí y que no los habían olvidado, pero no llegó muy lejos.
La hechicera solo alcanzó a ver un leve brillo violeta en medio de la oscuridad, antes de que una potente corriente de aire la hiciera volar por los aires y su espalda chocase contra una de las estanterías. Cayó sobre el suelo, dolorida y ligeramente aturdida por el golpe, tosió y buscó con la mirada al brujo, antes de desviar la vista hacia la persona que acababa de atacarla.
Elen Calhoun
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Re: Lo que esconden las ruinas [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
En cuanto su hermana llegó hasta él se internó por el pasillo sospechoso. Ella generó una luz eléctrica mientras se internaba al sótano y la siguió por las escaleras, de piedra como toda la estructura del edificio.
En lo primero que se fijó nada más llegar hasta el final de la larga escalera fue en las paredes. Por la pinta no eran piedras cortadas y colocadas en su sitio. En esa zona todo parecía uniforme y daba a entender que el pasillo había sido horadado directamente en la roca de la montaña. Tuvo que haber sido un trabajo largo y arduo pero sin duda el efecto conseguido era muy bello.
Al cabo de unos minutos llegaron a una habitación con muchos pergaminos y libros.
- Este sitio parece interesante-, contestó a su hermana antes de ponerse a rebuscar sobre una de las mesas.
Colocó la antorcha que llevaba en un soporte cercano. La había traído por si tenía que revisar algo de cerca, ya que la luz de su hermana iba por delante de ellos y estaba vinculada con ella. Todo lo que veía en la mesa era interesante. Lo que primero le llamó la atención fueron unas piedras en un cajón del escritorio. No tenía que tocarlas para saber que eran runas, aunque de todos modos se quitó el guante y lo comprobó.
- Parece que se tratan de unas runas para potenciar los conjuros-, musitó para sí mismo.
La mayoría de los pergaminos eran hechizos que nunca había visto y debían haberse perdido en los albores del tiempo. Hasta ahora. Era evidente que alguien se había tomado la molestia de ordenarlos en ese escritorio y por tanto no debían de estar solos.
Antes de poder avisarla una ráfaga la lanzó por los aires y a punto estuvo de tumbarlo a él también. ¡Maldita sea que poder! pensó. No le había dado de lleno y aún así lo había dejado traspuesto. No conocía a nadie capaz de crear una ola de aire tan poderosa. Lanzó una bola de fuego por acto reflejo hacia la zona del agresor, más como una forma de poder verlo que de dañarlo. Solo pudo atisbar una silueta esbelta y una capa negra internándose en la oscuridad. Era rápido.
- ¿Elen, estas bien? Tenemos que seguirlo para interrogarlo-, dijo a la vez que se asomaba con cautela por la puerta donde había huido el agresor. - Puede que sepa que ha pasado con nuestros padres-, comentó a la vez que salía tras él.
Lo más sensato era esperar por su hermana pero parecía estar bien y no podía permitirse perder el rastro del asaltante. El eco de sus pasos sobre la piedra lo guió hasta otra sala mucho más amplia que la anterior. Era preciosa con acabados en madera y un globo con el mapa del mundo en la zona central. Un gran número de estanterías llenaban el piso inferior y unas escaleras laterales de madera subían a un segundo piso donde pudo ver asomado en la barandilla al brujo.
Vinc iba a dirigirle unas palabras cuando una de las estanterías se abalanzó sobre él. Pudo esquivarla por poco llevándose un golpe de refilón que lo tiró al suelo. Se revolvió en el suelo como gato panza arriba y le lanzó otra bola para observarlo. Esta vez no se había movido de su sitio y pudo verlo. O mejor dicho verla. Era una mujer sin duda. Tenía la cabeza tapada con una capucha y llevaba una máscara que le tapaba todo el rostro menos la boca. Llevaba una ropa ajustada a su cuerpo, y un tipo de fular que le tapaba el cuello y que le caía por detrás por encima de uno de sus hombros. Debía ser lo que le había parecido antes una capa. De todos modos, pese a estar tan cubierta sin duda era una mujer. Ese pecho marcado y esos labios no dejaban duda, aunque no había podido sacar más datos sobre ella. Para más inri había sonreído al verlo allí tirado antes de salir corriendo de nuevo.
- Hay que joderse-, comentó en alto aunque lo dijo hablando consigo mismo. - Esta tía está jugando con nosotros-, comentó en voz baja antes de sonreír. - Veamos quien ríe el último.
En lo primero que se fijó nada más llegar hasta el final de la larga escalera fue en las paredes. Por la pinta no eran piedras cortadas y colocadas en su sitio. En esa zona todo parecía uniforme y daba a entender que el pasillo había sido horadado directamente en la roca de la montaña. Tuvo que haber sido un trabajo largo y arduo pero sin duda el efecto conseguido era muy bello.
Al cabo de unos minutos llegaron a una habitación con muchos pergaminos y libros.
- Este sitio parece interesante-, contestó a su hermana antes de ponerse a rebuscar sobre una de las mesas.
Colocó la antorcha que llevaba en un soporte cercano. La había traído por si tenía que revisar algo de cerca, ya que la luz de su hermana iba por delante de ellos y estaba vinculada con ella. Todo lo que veía en la mesa era interesante. Lo que primero le llamó la atención fueron unas piedras en un cajón del escritorio. No tenía que tocarlas para saber que eran runas, aunque de todos modos se quitó el guante y lo comprobó.
- Parece que se tratan de unas runas para potenciar los conjuros-, musitó para sí mismo.
La mayoría de los pergaminos eran hechizos que nunca había visto y debían haberse perdido en los albores del tiempo. Hasta ahora. Era evidente que alguien se había tomado la molestia de ordenarlos en ese escritorio y por tanto no debían de estar solos.
Antes de poder avisarla una ráfaga la lanzó por los aires y a punto estuvo de tumbarlo a él también. ¡Maldita sea que poder! pensó. No le había dado de lleno y aún así lo había dejado traspuesto. No conocía a nadie capaz de crear una ola de aire tan poderosa. Lanzó una bola de fuego por acto reflejo hacia la zona del agresor, más como una forma de poder verlo que de dañarlo. Solo pudo atisbar una silueta esbelta y una capa negra internándose en la oscuridad. Era rápido.
- ¿Elen, estas bien? Tenemos que seguirlo para interrogarlo-, dijo a la vez que se asomaba con cautela por la puerta donde había huido el agresor. - Puede que sepa que ha pasado con nuestros padres-, comentó a la vez que salía tras él.
Lo más sensato era esperar por su hermana pero parecía estar bien y no podía permitirse perder el rastro del asaltante. El eco de sus pasos sobre la piedra lo guió hasta otra sala mucho más amplia que la anterior. Era preciosa con acabados en madera y un globo con el mapa del mundo en la zona central. Un gran número de estanterías llenaban el piso inferior y unas escaleras laterales de madera subían a un segundo piso donde pudo ver asomado en la barandilla al brujo.
Vinc iba a dirigirle unas palabras cuando una de las estanterías se abalanzó sobre él. Pudo esquivarla por poco llevándose un golpe de refilón que lo tiró al suelo. Se revolvió en el suelo como gato panza arriba y le lanzó otra bola para observarlo. Esta vez no se había movido de su sitio y pudo verlo. O mejor dicho verla. Era una mujer sin duda. Tenía la cabeza tapada con una capucha y llevaba una máscara que le tapaba todo el rostro menos la boca. Llevaba una ropa ajustada a su cuerpo, y un tipo de fular que le tapaba el cuello y que le caía por detrás por encima de uno de sus hombros. Debía ser lo que le había parecido antes una capa. De todos modos, pese a estar tan cubierta sin duda era una mujer. Ese pecho marcado y esos labios no dejaban duda, aunque no había podido sacar más datos sobre ella. Para más inri había sonreído al verlo allí tirado antes de salir corriendo de nuevo.
- Hay que joderse-, comentó en alto aunque lo dijo hablando consigo mismo. - Esta tía está jugando con nosotros-, comentó en voz baja antes de sonreír. - Veamos quien ríe el último.
Vincent Calhoun
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Re: Lo que esconden las ruinas [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
La bruja no pudo ver mucho, apenas una silueta que le daba la espalda y cruzaba a toda prisa una puerta cercana, internándose en la oscuridad mientras una tela ondeaba levemente por encima de su hombro. Vincent estaba dispuesto a seguirla de inmediato para averiguar si sabía algo sobre sus padres, así que lo vio cruzar el umbral y lanzarse a una peligrosa persecución. Se levantó y sacudió sus ropas antes de ir tras su hermano, dándose algo de tiempo para que el dolor de la espalda y el aturdimiento se pasaran.
Tras unos instantes comenzó a sentirse algo mejor, así que echó a correr hacia el lugar por el que le había visto desaparecer, volvió a crear un par de esferas luminosas y las manipuló para que se mantuviesen a un par de metros por delante de su cuerpo, de modo que pudiese ver con claridad el camino y cualquier posible obstáculo. Aguzó el oído y se guió por los diferentes ruidos para llegar hasta ellos, justo en el momento en que el mago lanzaba una bola de fuego cerca del atacante, para verlo mejor.
Elen se sorprendió al darse cuenta de que se trataba de una mujer, con el rostro parcialmente cubierto, así que solo pudieron ver una leve sonrisa en sus labios antes de que volviera a iniciar la huida a lo largo del segundo piso. Frunció el ceño y concentró su electricidad en la diestra, antes de soltar una descarga sumamente calculada para que acertase justo en una de las estanterías, cortándole el paso.
La silueta se paró en seco para evitar el impacto y desvió la mirada hacia ellos, pero no se rendiría fácilmente. Elevó ambas manos y contraatacó con su único elemento, lanzando dos fuertes ráfagas de aire contra los intrusos, para de inmediato aprovechar el momento de distracción y continuar su camino hacia otra sala contigua.
- ¡Cuidado Vince! - exclamó la de ojos verdes, al tiempo que alzaba los brazos para hacer lo posible por detener la potente corriente que venía directamente hacia ella. Si bien no tenía la experiencia y práctica suficiente como para hacer uso de su afinidad a dos elementos, creando el aire de la nada, al menos podía manipularlo cuando estaba en el ambiente, al igual que el rubio.
Haciendo acopio de buena parte de sus fuerzas consiguió desviarla hacia una de las paredes, pero aquel esfuerzo le costaría caro si no conseguía recobrar el aliento y recomponerse pronto. Echó un vistazo al mago para cerciorarse de que estuviese bien antes de correr hacia las escaleras, para seguir a aquella extraña que tan violentamente los había recibido sin razón ninguna. ¿Por qué lo hacía? ¿Acaso guardaba con celo algún tesoro de la biblioteca? De ser así su reacción no tendría demasiado sentido, ya que los estaba guiando hacia la que fuera su guarida.
Siguió avanzando con cuidado de no exponerse demasiado, pero sin darle tiempo para que pudiese poner distancia entre ellos, ya que seguramente se conocía bien el lugar y todos los posibles pasadizos que tenía, lo que ya era una ventaja importante. Así ambas llegaron a una nueva estancia, también sumida en una profunda oscuridad, en la que los pasos de la extraña dejaron de escucharse, se había detenido.
- Malditos saqueadores, ¡marchaos mientras podáis! - espetó desde algún punto de la sala, pero la de cabellos cenicientos no pudo asegurar exactamente de donde. Elen se movió lentamente, para tratar de hacer el menor ruido posible mientras cambiaba de posición, buscando un sitio desde el que pudiese ver mejor todo en cuanto utilizase su elemento. Una vez colocada tuvo que actuar con rapidez, concentrando la electricidad en ambas manos para crear una esfera de tamaño considerable y hacerla brillar intensamente de inmediato, con la idea de cegar a la hechicera que los estaba atacando y aprovechar para dejarla aturdida con una descarga.
La de ojos verdes estaba acostumbrada a aquel fuerte destello celeste, pero para alguien que no lo había visto antes y que estaba en un lugar tan oscuro resultaría bastante molesto. La esfera estalló, iluminando por completo la sala con suficiente intensidad como para cegar momentáneamente a cualquiera que no se cubriese el rostro, así que con girar un poco la cara para no verse afectada la joven pudo ver con claridad dónde se encontraba la extraña mujer, que ahora emitía un leve quejido por el repentino cambio e intentaba taparse los ojos mientras retrocedía un par de pasos.
Tras unos instantes comenzó a sentirse algo mejor, así que echó a correr hacia el lugar por el que le había visto desaparecer, volvió a crear un par de esferas luminosas y las manipuló para que se mantuviesen a un par de metros por delante de su cuerpo, de modo que pudiese ver con claridad el camino y cualquier posible obstáculo. Aguzó el oído y se guió por los diferentes ruidos para llegar hasta ellos, justo en el momento en que el mago lanzaba una bola de fuego cerca del atacante, para verlo mejor.
Elen se sorprendió al darse cuenta de que se trataba de una mujer, con el rostro parcialmente cubierto, así que solo pudieron ver una leve sonrisa en sus labios antes de que volviera a iniciar la huida a lo largo del segundo piso. Frunció el ceño y concentró su electricidad en la diestra, antes de soltar una descarga sumamente calculada para que acertase justo en una de las estanterías, cortándole el paso.
La silueta se paró en seco para evitar el impacto y desvió la mirada hacia ellos, pero no se rendiría fácilmente. Elevó ambas manos y contraatacó con su único elemento, lanzando dos fuertes ráfagas de aire contra los intrusos, para de inmediato aprovechar el momento de distracción y continuar su camino hacia otra sala contigua.
- ¡Cuidado Vince! - exclamó la de ojos verdes, al tiempo que alzaba los brazos para hacer lo posible por detener la potente corriente que venía directamente hacia ella. Si bien no tenía la experiencia y práctica suficiente como para hacer uso de su afinidad a dos elementos, creando el aire de la nada, al menos podía manipularlo cuando estaba en el ambiente, al igual que el rubio.
Haciendo acopio de buena parte de sus fuerzas consiguió desviarla hacia una de las paredes, pero aquel esfuerzo le costaría caro si no conseguía recobrar el aliento y recomponerse pronto. Echó un vistazo al mago para cerciorarse de que estuviese bien antes de correr hacia las escaleras, para seguir a aquella extraña que tan violentamente los había recibido sin razón ninguna. ¿Por qué lo hacía? ¿Acaso guardaba con celo algún tesoro de la biblioteca? De ser así su reacción no tendría demasiado sentido, ya que los estaba guiando hacia la que fuera su guarida.
Siguió avanzando con cuidado de no exponerse demasiado, pero sin darle tiempo para que pudiese poner distancia entre ellos, ya que seguramente se conocía bien el lugar y todos los posibles pasadizos que tenía, lo que ya era una ventaja importante. Así ambas llegaron a una nueva estancia, también sumida en una profunda oscuridad, en la que los pasos de la extraña dejaron de escucharse, se había detenido.
- Malditos saqueadores, ¡marchaos mientras podáis! - espetó desde algún punto de la sala, pero la de cabellos cenicientos no pudo asegurar exactamente de donde. Elen se movió lentamente, para tratar de hacer el menor ruido posible mientras cambiaba de posición, buscando un sitio desde el que pudiese ver mejor todo en cuanto utilizase su elemento. Una vez colocada tuvo que actuar con rapidez, concentrando la electricidad en ambas manos para crear una esfera de tamaño considerable y hacerla brillar intensamente de inmediato, con la idea de cegar a la hechicera que los estaba atacando y aprovechar para dejarla aturdida con una descarga.
La de ojos verdes estaba acostumbrada a aquel fuerte destello celeste, pero para alguien que no lo había visto antes y que estaba en un lugar tan oscuro resultaría bastante molesto. La esfera estalló, iluminando por completo la sala con suficiente intensidad como para cegar momentáneamente a cualquiera que no se cubriese el rostro, así que con girar un poco la cara para no verse afectada la joven pudo ver con claridad dónde se encontraba la extraña mujer, que ahora emitía un leve quejido por el repentino cambio e intentaba taparse los ojos mientras retrocedía un par de pasos.
Elen Calhoun
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Re: Lo que esconden las ruinas [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
Elen llegó justo a tiempo para evitar que la asaltadora escapara con facilidad. Lanzando un golpe eléctrico tiró una estantería que le cortó el paso y la molestó sobremanera. Quizás hubiera sido mejor que su hermana no hubiera aparecido pensó el brujo mientras volaba por los aires por la sacudida de aire. Elen lo había avisado pero aún estaba incorporándose y le pilló por sorpresa. No pudo evitar el contraataque de la bruja enemiga y acabó empotrado contra la pared.
- Menuda cagada-, comentó para sí levantándose de nuevo. - Como siga así voy a terminar siendo un cuadro de moratones.
Daba igual. Vinc estaba acostumbrado a los golpes y su hermana era la que ahora iba en persecución de la dama misteriosa. No podía quedarse rezongando contra la pared mientras ella se exponía al peligro. Lo primero que notó al internarse en el nuevo pasillo era que parecía que se metían en la boca de un lobo.
- Esta oscuridad cada vez parece más inescrutable-, dijo sintiendo que estaba en un puro vacio.
El brujo no podía alcanzar a verse. A duras penas podía ver sus manos mientras avanzaba por donde se oían lo pasos de las mujeres de armas tomar. Como las dejara solas un momento acabarían todos enterrados en la montaña. La verdad es que por un extraño motivo tenía la sensación de que eran parecidas. Lo más extraño de ello es que Vinc nunca había sentido que Elen se pareciera a nadie salvo a él mismo. Debía ser el poderío de la magia en ambas. Su hermana dominaba su elemento de una forma innata que nunca había visto en ningún brujo. La mujer misteriosa era igual en ese aspecto. Sus golpes de aire eran impresionantes.
- Solo espero no tener que comerme otro de ellos-, bromeó mientras veía una ligera luz al fondo.
Debe ser Elen pensó el brujo acelerando el paso. Estaba a punto de entrar en el cuarto donde veía la leve luz cuando está subió de nivel cegándolo. Al menos pudo ver a la bruja de aire antes de quedarse viendo solo blanco.
- Ah mierda-, espetó a la vez que seguía el camino probable hacia la bruja enemiga. - Te tengo. No te resistas-, gritó cuando notó que agarraba a una mujer por los hombros. - Elen, ayúdame a atarla o algo.- dijo a su hermana mientras su presa intentaba zafarse de él.
- Menuda cagada-, comentó para sí levantándose de nuevo. - Como siga así voy a terminar siendo un cuadro de moratones.
Daba igual. Vinc estaba acostumbrado a los golpes y su hermana era la que ahora iba en persecución de la dama misteriosa. No podía quedarse rezongando contra la pared mientras ella se exponía al peligro. Lo primero que notó al internarse en el nuevo pasillo era que parecía que se metían en la boca de un lobo.
- Esta oscuridad cada vez parece más inescrutable-, dijo sintiendo que estaba en un puro vacio.
El brujo no podía alcanzar a verse. A duras penas podía ver sus manos mientras avanzaba por donde se oían lo pasos de las mujeres de armas tomar. Como las dejara solas un momento acabarían todos enterrados en la montaña. La verdad es que por un extraño motivo tenía la sensación de que eran parecidas. Lo más extraño de ello es que Vinc nunca había sentido que Elen se pareciera a nadie salvo a él mismo. Debía ser el poderío de la magia en ambas. Su hermana dominaba su elemento de una forma innata que nunca había visto en ningún brujo. La mujer misteriosa era igual en ese aspecto. Sus golpes de aire eran impresionantes.
- Solo espero no tener que comerme otro de ellos-, bromeó mientras veía una ligera luz al fondo.
Debe ser Elen pensó el brujo acelerando el paso. Estaba a punto de entrar en el cuarto donde veía la leve luz cuando está subió de nivel cegándolo. Al menos pudo ver a la bruja de aire antes de quedarse viendo solo blanco.
- Ah mierda-, espetó a la vez que seguía el camino probable hacia la bruja enemiga. - Te tengo. No te resistas-, gritó cuando notó que agarraba a una mujer por los hombros. - Elen, ayúdame a atarla o algo.- dijo a su hermana mientras su presa intentaba zafarse de él.
Vincent Calhoun
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Re: Lo que esconden las ruinas [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
Elen tenía la mirada clavada en la figura de aquella mujer, que trataba de proteger sus ojos ante la intensa claridad que había creado, aunque un poco tarde para evitar la momentánea ceguera, de la que los hermanos se aprovecharían. Sabiendo que aquel estado de desventaja solo duraría un par de minutos, la bruja buscó algo que pudiera servirle para retenerla en los alrededores, pero aparte de libros antiguos y estanterías no había gran cosa, tendrían que sujetarla ellos mismos.
Vincent se adelantó, entrando en la sala cuando aún el brillo era suficientemente intenso como para cegarlo a él también, pero al menos se las había arreglado para llegar hasta la extraña y tomarla por los hombros, antes de pedir ayuda a la de ojos verdes. La maga hacía todo lo posible por librarse de su agarre, a pesar de que de conseguirlo seguiría sin poder ver bien durante un corto período de tiempo, lo que le dificultaría bastante iniciar la huida de nuevo.
La hechicera de cabellos cenicientos se movió con rapidez hacia ellos y rodeó las muñecas de la mujer con cierta fuerza, de modo que quedasen a su espalda y le resultase complicado volver a usar su magia. Permitió que una pequeña cantidad de su eléctrico elemento le recorriera el brazo y se traspasara al cuerpo de la cautiva, controlando bastante para que solo la aturdiese y dejase de oponer resistencia, debía entender que aquel jueguecito del ratón y el gato había terminado.
De inmediato surtió efecto, la maga dejó de retorcerse para escapar y se encorvó ligeramente hacia delante, mientras su respiración se relajaba. Elen acercó la mano entonces a su capucha y la retiró para que tanto el rubio como ella pudiesen ver mejor a la persona que los había tomado por unos saqueadores, liberando la oscura y rizada melena negra de la dama, que cayó grácilmente a ambos lados de su enmascarado rostro, ocultándolo levemente de su vista.
- ¿Estas bien? - preguntó al tiempo que tocaba el hombro de Vincent, para que se diera por aludido si aún no podía ver bien. La sala había recuperado en cierta medida la oscuridad que había reinado en ella hasta hacía poco, excepto por las cuatro pequeñas esferas de energía que la bruja mantenía suspendidas en el aire, rodeándoles. Desvió la vista de inmediato hacia la desconocida, por lo peligrosa que había mostrado ser con su poder de aire, no debían darle ocasión de volver a usarlo.
De hecho habían tenido suerte, de haber chocado contra uno de los muros de piedra tras recibir aquellas potentes ráfagas seguramente habrían quedado inconscientes y a merced de aquella misteriosa dama, que bien podría encerrarlos en cualquiera de las salas que había bajo tierra, y de las que no hubiesen conseguido salir nunca más. La maga aún conservaba el fular del cuello y la máscara puestos, pero eso sería por poco tiempo, pues en cuanto el rubio respondiese y Elen estuviese segura de que se encontraba bien, se los retiraría para dejar así su rostro al descubierto.
Luego la extraña tendría que responder a varias preguntas, empezando por explicar el motivo que la había llevado a atacarlos de aquel modo nada más verlos, para luego continuar con cuestiones más relacionadas con la biblioteca y las personas que habían estado allí durante los últimos tiempos. Con algo de suerte conocería a sus padres y podría decirles algo acerca de ellos, dónde se encontraban o si habían fallecido allí entre las ruinas, cualquier cosa que sirviera para que los hermanos Calhoun cerrasen aquel capítulo de sus vidas.
Vincent se adelantó, entrando en la sala cuando aún el brillo era suficientemente intenso como para cegarlo a él también, pero al menos se las había arreglado para llegar hasta la extraña y tomarla por los hombros, antes de pedir ayuda a la de ojos verdes. La maga hacía todo lo posible por librarse de su agarre, a pesar de que de conseguirlo seguiría sin poder ver bien durante un corto período de tiempo, lo que le dificultaría bastante iniciar la huida de nuevo.
La hechicera de cabellos cenicientos se movió con rapidez hacia ellos y rodeó las muñecas de la mujer con cierta fuerza, de modo que quedasen a su espalda y le resultase complicado volver a usar su magia. Permitió que una pequeña cantidad de su eléctrico elemento le recorriera el brazo y se traspasara al cuerpo de la cautiva, controlando bastante para que solo la aturdiese y dejase de oponer resistencia, debía entender que aquel jueguecito del ratón y el gato había terminado.
De inmediato surtió efecto, la maga dejó de retorcerse para escapar y se encorvó ligeramente hacia delante, mientras su respiración se relajaba. Elen acercó la mano entonces a su capucha y la retiró para que tanto el rubio como ella pudiesen ver mejor a la persona que los había tomado por unos saqueadores, liberando la oscura y rizada melena negra de la dama, que cayó grácilmente a ambos lados de su enmascarado rostro, ocultándolo levemente de su vista.
- ¿Estas bien? - preguntó al tiempo que tocaba el hombro de Vincent, para que se diera por aludido si aún no podía ver bien. La sala había recuperado en cierta medida la oscuridad que había reinado en ella hasta hacía poco, excepto por las cuatro pequeñas esferas de energía que la bruja mantenía suspendidas en el aire, rodeándoles. Desvió la vista de inmediato hacia la desconocida, por lo peligrosa que había mostrado ser con su poder de aire, no debían darle ocasión de volver a usarlo.
De hecho habían tenido suerte, de haber chocado contra uno de los muros de piedra tras recibir aquellas potentes ráfagas seguramente habrían quedado inconscientes y a merced de aquella misteriosa dama, que bien podría encerrarlos en cualquiera de las salas que había bajo tierra, y de las que no hubiesen conseguido salir nunca más. La maga aún conservaba el fular del cuello y la máscara puestos, pero eso sería por poco tiempo, pues en cuanto el rubio respondiese y Elen estuviese segura de que se encontraba bien, se los retiraría para dejar así su rostro al descubierto.
Luego la extraña tendría que responder a varias preguntas, empezando por explicar el motivo que la había llevado a atacarlos de aquel modo nada más verlos, para luego continuar con cuestiones más relacionadas con la biblioteca y las personas que habían estado allí durante los últimos tiempos. Con algo de suerte conocería a sus padres y podría decirles algo acerca de ellos, dónde se encontraban o si habían fallecido allí entre las ruinas, cualquier cosa que sirviera para que los hermanos Calhoun cerrasen aquel capítulo de sus vidas.
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Re: Lo que esconden las ruinas [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
La misteriosa mujer se revolvía como un gato salvaje y le hacía aruñones intentando zafarse de él. No podía permitirse el lujo de flaquear ahora pensó el brujo. Si se me escapa ahora puede que tengamos que hacer un enfrentamiento directo donde alguien podría morir. El rubio apretó con fuerza a la mujer contra la pared esperando la ayuda de su hermana.
Por un momento sintió que no necesitaba tanta fuerza para retener a la mujer y supuso que Elen ya la tendría reducida, pero no lo podía asegurar. Por eso, al sentir que ya no tenía a la mujer entre sus manos retenida, no pudo estar seguro de que no se le habría escapado. Sintió que alguien le agarraba del hombro y arremetió con un palo que tanteo del suelo.
- ¡Deja de revolverte mujer! - gritó mientras le daba con el palo a la chica, que aún solo era un borrón para él. No fue una buena idea. Las palabras que salieron de la boca de la silueta le dejaron claro que le había dado a Elen. Con el carácter que tiene tendré suerte de que me no electrocute pensó el brujo.
- Lo siento Elen-, dijo sin poder evitar reírse. - No veo muy bien. Para colmo tenéis la misma complexión y sois parecidas por ello-, comentó mientras se rascaba la cabeza por su torpeza. - ¿La has reducido? Parece que intenta decirnos algo pero está como aturdida-, explicó sintiendo que ya podía ver mucho mejor.
Se alejó un poco de las mujeres y se acomodó contra la pared. A Vinc le dolía todo el cuerpo. Ese demonio enmascarado tenía mucho poder y también le dolía la cabeza por el fogonazo de luz de hacía unos minutos. Encendió una llama sobre la palma de su mano para dar iluminación a la habitación y pudo comprobar que ya casi tenía la visión restablecida.
- Que dice. Sigo sin entenderla. Quítale la máscara para que podamos observar el rostro de nuestra agresora-, dijo. El brujo no sabía por qué pero tenía la sensación de que ya conocía a esa mujer de algo.
Por un momento sintió que no necesitaba tanta fuerza para retener a la mujer y supuso que Elen ya la tendría reducida, pero no lo podía asegurar. Por eso, al sentir que ya no tenía a la mujer entre sus manos retenida, no pudo estar seguro de que no se le habría escapado. Sintió que alguien le agarraba del hombro y arremetió con un palo que tanteo del suelo.
- ¡Deja de revolverte mujer! - gritó mientras le daba con el palo a la chica, que aún solo era un borrón para él. No fue una buena idea. Las palabras que salieron de la boca de la silueta le dejaron claro que le había dado a Elen. Con el carácter que tiene tendré suerte de que me no electrocute pensó el brujo.
- Lo siento Elen-, dijo sin poder evitar reírse. - No veo muy bien. Para colmo tenéis la misma complexión y sois parecidas por ello-, comentó mientras se rascaba la cabeza por su torpeza. - ¿La has reducido? Parece que intenta decirnos algo pero está como aturdida-, explicó sintiendo que ya podía ver mucho mejor.
Se alejó un poco de las mujeres y se acomodó contra la pared. A Vinc le dolía todo el cuerpo. Ese demonio enmascarado tenía mucho poder y también le dolía la cabeza por el fogonazo de luz de hacía unos minutos. Encendió una llama sobre la palma de su mano para dar iluminación a la habitación y pudo comprobar que ya casi tenía la visión restablecida.
- Que dice. Sigo sin entenderla. Quítale la máscara para que podamos observar el rostro de nuestra agresora-, dijo. El brujo no sabía por qué pero tenía la sensación de que ya conocía a esa mujer de algo.
Vincent Calhoun
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Re: Lo que esconden las ruinas [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
La bruja no vio venir la repentina reacción de su hermano, que aún medio cegado por la intensidad de luz que acababa de contemplar, no pudo distinguir entre las dos mujeres, con lo que arremetió contra la de cabellos cenicientos valiéndose de un palo cercano. - ¡Vincent para, soy yo! - exclamó la joven, mientras soltaba a la cautiva para cubrirse con los brazos y evitar que le diese en la cabeza.
Los golpes le acertaron en uno de los antebrazos, y supo de inmediato que no tardarían en salir un par de moratones como prueba de ello, pero al menos consiguió que el rubio se detuviese y pidiese disculpas por la desdichada confusión. La de ojos verdes volvió a adoptar la postura que tenía antes y observó con atención a la desconocida, que los miraba de hito en hito y movía los labios con rapidez, musitando sus nombres en un tono casi inaudible.
Ya no forcejeaba ni pensaba en escapar, a pesar de que el aturdimiento casi se había pasado del todo y en cuestión de unos segundos volvería a estar recuperada. Elen siguió con la vista a su hermano mientras se apartaba de ellas para apoyarse en una pared cercana, luego se volvió hacia la maga y ésta la tomó por los hombros con firmeza, acercando su rostro al de ella lo suficiente como para que se sintiese de lo más incómoda.
No parecía un acto violento, pero la de cabellos grises trató de alejarse echando el cuerpo hacia atrás, cosa que no sirvió de mucho por la fuerza con que la extraña la sujetaba. - No queremos problemas, solo necesitamos que respondas a algunas preguntas y luego nos iremos de aquí. - Los ojos de la enmascarada se clavaron en los suyos con una intensidad inusitada durante más tiempo del que hubiese querido, pero por algún motivo la bruja había dejado de verla como una posible amenaza, hizo un gesto al rubio para que no interviniese y esperó a que diese su siguiente paso.
La maga musitó algo ininteligible, para acto seguido soltarla y rebuscar en uno de sus bolsillos hasta encontrar algo, que le tendió con cierta timidez. Elen tomó el papel doblado y lo desplegó para ver su contenido, que enseguida la dejó en shock. Era otro dibujo, muy semejante al que había encontrado entre los papeles de la otra sala, pero en este solo estaban Vincent y ella, posando sonrientes delante de la casa familiar.
- ¿Chispa? - preguntó la mujer en un susurro, que la sacó de aquel estado casi de inmediato. ¿Era aquello posible? Después de tanto tiempo ninguno de los dos guardaba esperanzas de encontrar con vida a sus padres, pero nadie más la había llamado de ese modo, de hecho era casi imposible que otra persona aparte de su madre supiese de aquel cariñoso apodo que le había puesto.
Con cierto nerviosismo, alargó la mano hacia ella y tiró de la máscara para que su identidad quedase al descubierto, reconociendo de inmediato el rostro que tenía ante sí. No pudo verla con claridad más que unos segundos, antes de que sus verdes ojos comenzaran a empañarse por las lágrimas y un fuerte impulso venciese la moderación que solía mostrar, al abrazar con fuerza a su recién encontrada madre.
Los golpes le acertaron en uno de los antebrazos, y supo de inmediato que no tardarían en salir un par de moratones como prueba de ello, pero al menos consiguió que el rubio se detuviese y pidiese disculpas por la desdichada confusión. La de ojos verdes volvió a adoptar la postura que tenía antes y observó con atención a la desconocida, que los miraba de hito en hito y movía los labios con rapidez, musitando sus nombres en un tono casi inaudible.
Ya no forcejeaba ni pensaba en escapar, a pesar de que el aturdimiento casi se había pasado del todo y en cuestión de unos segundos volvería a estar recuperada. Elen siguió con la vista a su hermano mientras se apartaba de ellas para apoyarse en una pared cercana, luego se volvió hacia la maga y ésta la tomó por los hombros con firmeza, acercando su rostro al de ella lo suficiente como para que se sintiese de lo más incómoda.
No parecía un acto violento, pero la de cabellos grises trató de alejarse echando el cuerpo hacia atrás, cosa que no sirvió de mucho por la fuerza con que la extraña la sujetaba. - No queremos problemas, solo necesitamos que respondas a algunas preguntas y luego nos iremos de aquí. - Los ojos de la enmascarada se clavaron en los suyos con una intensidad inusitada durante más tiempo del que hubiese querido, pero por algún motivo la bruja había dejado de verla como una posible amenaza, hizo un gesto al rubio para que no interviniese y esperó a que diese su siguiente paso.
La maga musitó algo ininteligible, para acto seguido soltarla y rebuscar en uno de sus bolsillos hasta encontrar algo, que le tendió con cierta timidez. Elen tomó el papel doblado y lo desplegó para ver su contenido, que enseguida la dejó en shock. Era otro dibujo, muy semejante al que había encontrado entre los papeles de la otra sala, pero en este solo estaban Vincent y ella, posando sonrientes delante de la casa familiar.
- ¿Chispa? - preguntó la mujer en un susurro, que la sacó de aquel estado casi de inmediato. ¿Era aquello posible? Después de tanto tiempo ninguno de los dos guardaba esperanzas de encontrar con vida a sus padres, pero nadie más la había llamado de ese modo, de hecho era casi imposible que otra persona aparte de su madre supiese de aquel cariñoso apodo que le había puesto.
Con cierto nerviosismo, alargó la mano hacia ella y tiró de la máscara para que su identidad quedase al descubierto, reconociendo de inmediato el rostro que tenía ante sí. No pudo verla con claridad más que unos segundos, antes de que sus verdes ojos comenzaran a empañarse por las lágrimas y un fuerte impulso venciese la moderación que solía mostrar, al abrazar con fuerza a su recién encontrada madre.
Elen Calhoun
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Re: Lo que esconden las ruinas [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
Al principio Vinc no sabía qué coño estaba haciendo su hermana. Pasó de un estado alerta interrogando a la mujer misteriosa, a un estado sensiblero que no venía a cuento dada la situación. Se había puesto a llorar incluso mientras la abrazaba. ¿Pero qué coño? ¿Tendría la asaltante algún tipo de poder para controlar la mente? Pensó el brujo. No conseguía entender la reacción de Elen así que por si acaso se puso alerta.
Su llama no terminaba de iluminar con suficiente fuerza para ver a la mujer, así que se acercó a ambas.
- ¿Qué te pasa Elen? Parece como si te hubieran hechizado-, dijo mientras avanzaba receloso.
Aumentó la intensidad de la llama para ver mejor y por fin pudo ver el rostro de la bruja de aire. Siguió avanzando unos metros sin entender que pasaba, preguntándose de que le resultaba familiar ese rostro. Su cerebro parecía no querer funcionar ese día pensó frustrado. Es clavado al de alguien que conocía de eso estaba seguro.
- Se parece a alguien pero ¿a quién? - se preguntó en voz baja. Miró a su hermana y luego a la otra bruja. - Joder, si parecéis hermanas-, gritó dándose cuenta por fin de a quien le recordaba dicho rostro. Habían pasado muchos años desde que lo vio por última vez, aunque no había duda de quién era. Y menos cuando ella y Elen eran casi dos gotas de agua menos en el pelo.
- Joder joder joder-, se repitió. Deseaba encontrar a sus padres vivos pero no esperaba hacerlo de verdad. Habían pasado años de su desaparición antes incluso de iniciar el viaje. - ¡Maldita sea! Sé que es un momento floreado sensiblero esto de reunirse con una madre que uno no sabía si estaba muerta o no, pero joder, ¿no has tenido tiempo de mandarnos una carta? Estábamos preocupados por ti. Pensábamos que habías muerto-, dijo con algo de ansiedad. Para el brujo era genial que su madre estuviera viva. Era casi la mejor noticia posible después de encontrarlos a ambos vivos, pero ver que estaba correteando alegremente por la biblioteca le daba un poco de rabia. Seguramente tendría algún tipo de problema para comunicarse pensó de forma más sensata. Debía de tener enemigos que obstaculizarían su posible marcha de allí.
- ¿Y padre donde está? - preguntó más sereno. Pensar en las diferentes opciones le había hecho pensar en su padre y el hecho de que no estuviera con su madre era extraño. Se temía lo peor. - Padre no lo ha conseguido ¿no? - dijo triste antes de apoyarse de nuevo en la pared. Esta vez lo hizo junto a ellas pero con un semblante mucho más abatido. - Cuéntanos que ha pasado. Si hay enemigos que te acosan ahora que somos tres podremos con ellos.
Su llama no terminaba de iluminar con suficiente fuerza para ver a la mujer, así que se acercó a ambas.
- ¿Qué te pasa Elen? Parece como si te hubieran hechizado-, dijo mientras avanzaba receloso.
Aumentó la intensidad de la llama para ver mejor y por fin pudo ver el rostro de la bruja de aire. Siguió avanzando unos metros sin entender que pasaba, preguntándose de que le resultaba familiar ese rostro. Su cerebro parecía no querer funcionar ese día pensó frustrado. Es clavado al de alguien que conocía de eso estaba seguro.
- Se parece a alguien pero ¿a quién? - se preguntó en voz baja. Miró a su hermana y luego a la otra bruja. - Joder, si parecéis hermanas-, gritó dándose cuenta por fin de a quien le recordaba dicho rostro. Habían pasado muchos años desde que lo vio por última vez, aunque no había duda de quién era. Y menos cuando ella y Elen eran casi dos gotas de agua menos en el pelo.
- Joder joder joder-, se repitió. Deseaba encontrar a sus padres vivos pero no esperaba hacerlo de verdad. Habían pasado años de su desaparición antes incluso de iniciar el viaje. - ¡Maldita sea! Sé que es un momento floreado sensiblero esto de reunirse con una madre que uno no sabía si estaba muerta o no, pero joder, ¿no has tenido tiempo de mandarnos una carta? Estábamos preocupados por ti. Pensábamos que habías muerto-, dijo con algo de ansiedad. Para el brujo era genial que su madre estuviera viva. Era casi la mejor noticia posible después de encontrarlos a ambos vivos, pero ver que estaba correteando alegremente por la biblioteca le daba un poco de rabia. Seguramente tendría algún tipo de problema para comunicarse pensó de forma más sensata. Debía de tener enemigos que obstaculizarían su posible marcha de allí.
- ¿Y padre donde está? - preguntó más sereno. Pensar en las diferentes opciones le había hecho pensar en su padre y el hecho de que no estuviera con su madre era extraño. Se temía lo peor. - Padre no lo ha conseguido ¿no? - dijo triste antes de apoyarse de nuevo en la pared. Esta vez lo hizo junto a ellas pero con un semblante mucho más abatido. - Cuéntanos que ha pasado. Si hay enemigos que te acosan ahora que somos tres podremos con ellos.
Vincent Calhoun
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Re: Lo que esconden las ruinas [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
Elen se mantuvo en aquella posición durante unos segundos, escuchando de fondo la voz de Vincent, que no comprendía el repentino cambio en su comportamiento por estar algo alejado de ambas, con lo que no podía ver con claridad el rostro de la mujer a la que su hermana ahora abrazaba. Se apartó ligeramente de ella en cuanto notó que el rubio se acercaba, bajó la vista y se secó las lágrimas con el dorso de la mano, mientras su respiración se normalizaba y recobraba la compostura.
Vincent las observó y de inmediato el parecido entre ambas le dio la respuesta que buscaba, soltó un grito y empezó a ponerse algo ansioso, pues aunque se alegraba de haberla encontrado, eso no quitaba el hecho de que no se hubiesen puesto en contacto con ellos durante tantos años, consiguiendo que los hermanos los dieran casi por muertos. La de ojos verdes en cambio no deseaba reprocharle nada, había sido un largo y complicado camino el que los había llevado hasta allí, pero el haberla encontrado con vida hacía que todo aquello hubiese valido la pena.
Una expresión triste se adueñó del rostro de la hechicera en cuanto el rubio preguntó por su padre, suspiró quedamente y buscó las miradas de sus hijos, tenían derecho a saber lo que había ocurrido. - Nunca debimos abandonar las islas…- susurró, sin poder apartar la vista de ellos, habían cambiado tanto desde la última vez que los tuvo delante. Por suerte Elen se parecía bastante a ella, mientras que Vince tenía los rasgos de su esposo, cosa que le producía emociones opuestas.
Por un lado se alegraba de ver algo de él en su hijo, pero también la entristecía el recordar lo que había padecido su amado. - Todo fue bien durante el primer año de expedición, nos unimos a un grupo de estudiosos que se dirigía en la misma dirección y cruzamos las tierras del norte sin apenas problemas. - comenzó a relatar, al tiempo que juntaba las manos y las apoyaba sobre su regazo. - No tardamos demasiado en llegar hasta aquí, pero en cuanto lo hicimos las cosas comenzaron a complicarse. - prosiguió, antes de hacer una leve pausa.
- Los derrumbamientos habían cerrado casi todas las entradas y eso dificultó nuestro avance, con lo que tardamos más de lo esperado en despejar los túneles y poder adentrarnos en la biblioteca, hecho que luego nos pasaría factura. Se organizaban grupos de viaje a menudo para adquirir provisiones en Dundarak, y vuestro padre siempre los acompañaba para entregar las cartas que os escribíamos a un mensajero de la ciudad, pero cuando ya estaba a punto de llegar el invierno… la partida no regresó. - la voz de la maga pareció quebrarse por un momento, pero pronto se recuperó.
- Al ver que no volvían organizamos un nuevo grupo para ir a buscarlos, pero lo que encontramos en la llanura fue horrible. Algo los había atacado salvajemente, pero algunos consiguieron escapar, aunque no llegaron muy lejos. Los encontramos tendidos en la nieve tras unas rocas, paralizados por algún tipo de veneno y a punto de morir congelados. - Yennefer cerró los ojos y sacudió la cabeza para alejar de su mente aquella imagen, volvió a mirar a sus hijos y respiró hondamente.
- Vuestro padre estaba entre ellos, lo trasladamos a toda prisa hasta aquí, pero ya era tarde. La toxina que recorría su cuerpo lo había debilitado, y el frío de la llanura hizo el resto, sumiéndolo en unas terribles fiebres. - su tono comenzó a volverse cada vez más bajo, por el dolor que sentía al hablar de aquellos días. - Los demás supervivientes murieron al poco de que los trajeran, así que la expedición decidió abandonar la biblioteca antes de que el invierno llegase, pero yo no podía abandonarlo aquí, y en su estado resultaba imposible trasladarlo. - siguió relatando, al tiempo que una lágrima le recorría la mejilla.
La de cabellos cenicientos colocó una mano en su hombro para darle apoyo, sin poder imaginarse lo que su madre había tenido que sufrir al ver como su amado se consumía por la enfermedad. - Decidí quedarme con él hasta el final, a pesar de que eso significase no tener medios para regresar a Dundarak, era lo correcto. Tras un par de semanas de tortuosos delirios y dolores falleció entre mis brazos, en una de estas salas, y sus últimas palabras fueron vuestros nombres. - añadió, hablando cada vez más lentamente.
- Las fuertes nevadas del invierno me dejaron aquí atrapada, logré sobrevivir gracias a las provisiones que habíamos ido guardando, pero cuando la primavera llegó, no me sentí con fuerzas para abandonar este lugar. Desde entonces convertí la biblioteca en mi hogar, saliendo únicamente para intercambiar algunas de mis pertenencias por alimentos en el poblado de caballeros dragones cercano. No me atreví a escribiros porque no sabía cómo contaros lo que había ocurrido, sé que no estuvo bien y os pido perdón, pero intentad poneros en mi situación. - terminó con voz triste, antes de observar los rostros de ambos en busca de comprensión.
Elen apretó los labios y contuvo las lágrimas, antes de poner su mano sobre las de su madre para mostrarle que la entendía y no estaba enfadada con ella por lo que había hecho.
Vincent las observó y de inmediato el parecido entre ambas le dio la respuesta que buscaba, soltó un grito y empezó a ponerse algo ansioso, pues aunque se alegraba de haberla encontrado, eso no quitaba el hecho de que no se hubiesen puesto en contacto con ellos durante tantos años, consiguiendo que los hermanos los dieran casi por muertos. La de ojos verdes en cambio no deseaba reprocharle nada, había sido un largo y complicado camino el que los había llevado hasta allí, pero el haberla encontrado con vida hacía que todo aquello hubiese valido la pena.
Una expresión triste se adueñó del rostro de la hechicera en cuanto el rubio preguntó por su padre, suspiró quedamente y buscó las miradas de sus hijos, tenían derecho a saber lo que había ocurrido. - Nunca debimos abandonar las islas…- susurró, sin poder apartar la vista de ellos, habían cambiado tanto desde la última vez que los tuvo delante. Por suerte Elen se parecía bastante a ella, mientras que Vince tenía los rasgos de su esposo, cosa que le producía emociones opuestas.
Por un lado se alegraba de ver algo de él en su hijo, pero también la entristecía el recordar lo que había padecido su amado. - Todo fue bien durante el primer año de expedición, nos unimos a un grupo de estudiosos que se dirigía en la misma dirección y cruzamos las tierras del norte sin apenas problemas. - comenzó a relatar, al tiempo que juntaba las manos y las apoyaba sobre su regazo. - No tardamos demasiado en llegar hasta aquí, pero en cuanto lo hicimos las cosas comenzaron a complicarse. - prosiguió, antes de hacer una leve pausa.
- Los derrumbamientos habían cerrado casi todas las entradas y eso dificultó nuestro avance, con lo que tardamos más de lo esperado en despejar los túneles y poder adentrarnos en la biblioteca, hecho que luego nos pasaría factura. Se organizaban grupos de viaje a menudo para adquirir provisiones en Dundarak, y vuestro padre siempre los acompañaba para entregar las cartas que os escribíamos a un mensajero de la ciudad, pero cuando ya estaba a punto de llegar el invierno… la partida no regresó. - la voz de la maga pareció quebrarse por un momento, pero pronto se recuperó.
- Al ver que no volvían organizamos un nuevo grupo para ir a buscarlos, pero lo que encontramos en la llanura fue horrible. Algo los había atacado salvajemente, pero algunos consiguieron escapar, aunque no llegaron muy lejos. Los encontramos tendidos en la nieve tras unas rocas, paralizados por algún tipo de veneno y a punto de morir congelados. - Yennefer cerró los ojos y sacudió la cabeza para alejar de su mente aquella imagen, volvió a mirar a sus hijos y respiró hondamente.
- Vuestro padre estaba entre ellos, lo trasladamos a toda prisa hasta aquí, pero ya era tarde. La toxina que recorría su cuerpo lo había debilitado, y el frío de la llanura hizo el resto, sumiéndolo en unas terribles fiebres. - su tono comenzó a volverse cada vez más bajo, por el dolor que sentía al hablar de aquellos días. - Los demás supervivientes murieron al poco de que los trajeran, así que la expedición decidió abandonar la biblioteca antes de que el invierno llegase, pero yo no podía abandonarlo aquí, y en su estado resultaba imposible trasladarlo. - siguió relatando, al tiempo que una lágrima le recorría la mejilla.
La de cabellos cenicientos colocó una mano en su hombro para darle apoyo, sin poder imaginarse lo que su madre había tenido que sufrir al ver como su amado se consumía por la enfermedad. - Decidí quedarme con él hasta el final, a pesar de que eso significase no tener medios para regresar a Dundarak, era lo correcto. Tras un par de semanas de tortuosos delirios y dolores falleció entre mis brazos, en una de estas salas, y sus últimas palabras fueron vuestros nombres. - añadió, hablando cada vez más lentamente.
- Las fuertes nevadas del invierno me dejaron aquí atrapada, logré sobrevivir gracias a las provisiones que habíamos ido guardando, pero cuando la primavera llegó, no me sentí con fuerzas para abandonar este lugar. Desde entonces convertí la biblioteca en mi hogar, saliendo únicamente para intercambiar algunas de mis pertenencias por alimentos en el poblado de caballeros dragones cercano. No me atreví a escribiros porque no sabía cómo contaros lo que había ocurrido, sé que no estuvo bien y os pido perdón, pero intentad poneros en mi situación. - terminó con voz triste, antes de observar los rostros de ambos en busca de comprensión.
Elen apretó los labios y contuvo las lágrimas, antes de poner su mano sobre las de su madre para mostrarle que la entendía y no estaba enfadada con ella por lo que había hecho.
Elen Calhoun
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Re: Lo que esconden las ruinas [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
Su madre les contó cómo pudo todo lo que había ocurrido durante los siguientes minutos. Era horrible. Algún ser de las montañas había destruido la expedición y su padre había muerto por culpa de alguna toxina. Descartada una acción bélica por bandidos no quedaba nada contra lo que vengarse pensó el brujo apretando fuertemente el puño sin llama.
Apoyó una mano en el hombro de su madre como consuelo y luego lo hizo con su hermana. Ya era hora de salir de este sitio funesto. Este estúpido lugar se había cobrado la vida de su padre aunque por suerte al menos tenía a su madre. Era más de lo que esperaba ver cuando partido de las islas. Le dedicó una sonrisa un poco triste a su madre aunque no tanto como para desanimar.
- Vamos madre. Ya lleva demasiado tiempo de luto aquí. Es hora de volver a casa-, dijo amable ayudándola a incorporarse. - ¿Estás bien Elen? - preguntó haciendo lo propio con su hermana. - Vayámonos de aquí-, comentó mientras ayudaba a su madre a caminar al principio.
Aún estaba algo entumecida por el electroshock y por tener que haber recordado toda esa historia tan triste para ella. Era triste para los tres pero ella lo había vivido en sus propias carnes y llevaba cargando la culpa sola todo este tiempo.
- ¿Por qué te has castigado tanto madre? - le comentó mientras avanzaban por el oscuro pasillo iluminados por su llama.
- Lo siento Vinc, me sentía culpable de todo lo que había pasado porque la idea de la expedición era más cosa mía que de John.-, dijo aturdida. - Esperaba a mi muerte en estas montañas.
Al brujo le recorrió un escalofrío por la espalda cuando su madre le dijo eso.
- Te entiendo. Le querías mucho-, la apretó contra su cuerpo. - pero tú no tienes la culpa de nada. Todos decidieron venir igual que ahora lo decidimos nosotros. Crees que la muerte te debe llegar en estas montañas pero si fuera así la muerte no hubiera espera que llegáramos tus hijos. Te espera mucho por delante madre. Ya lo verás-, dijo antes de darle un beso en al frente.
Vinc viendo que su madre podía caminar mejor decidió dejarla un poco a su aire. Avanzaron otro poco alcanzando la zona de la biblioteca donde lo había lanzado por los aires. Menudas leches pega mi madre pensó tocándose el costado dolorido. Ese toque lo sigue manteniendo de los viejos tiempos recordó. Siempre fue un niño travieso y su madre más de una vez le había dado una colleja o lo había hecho levitar para asustarlo un poco.
- Me adelantaré un poco para asegurarme que no nos encontramos a nadie-, comentó viendo que su madre podía caminar perfectamente sola ya.
- ¡Espera! - dijo Yen agarrando a su hijo por el hombro. - Esto era de tu padre y él querría que lo tuvieras tú-, comentó mientras le ponía algo en la palma de la mano.
El brujo se quedó anonadado mirando el amuleto.
- No puedo aceptarlo-, dijo bastante asombrado. - Este amuleto era de abuelo y para mí siempre será de padre. Se lo regaló cuando papá se graduó en la academia.
Yenn lo silenció antes de volver a hablar.
- No, era de él sí pero te lo iba a dar cuando te graduaras en la academia, y no soy estúpida. He visto lo bien que manejáis la magia ambos y está claro que ya os graduasteis. Es tuyo por derecho aunque él te lo hubiera dado igualmente aunque no hicieras la academia.
- Está bien-, se resignó el brujo. - Me adelantaré como estaba planeado. Tened cuidado-, comentó mientras se marchaba.
Avanzó alumbrado por su propia llama más atento al colgante que por donde caminaba. Solo atendía lo justo para no caerse. El amuleto era la cabeza de un lobo trabajada en metal. Las agarraderas del cordón eran las fauces de unos lobos agarrando el propio amuleto de lobo. Era precioso y era lo único que le quedaba de su padre. Eso y los recuerdos que siempre recordaría con nostalgia.
Se colgó el cordón al cuello y entró en la primera habitación en la que había entrado en el sótano. Recogió rápidamente las runas que había visto en el escritorio y luego recogió algunos de los pergaminos. Servirían para estudiarlos cuando llegara a casa y era por lo que sus padres habían venido allí, después de todo. Se agachó al suelo para recoger los pergaminos que había estado observando su hermana y encontró algo curioso. Un dibujo al carboncillo.
- Ya decía que noté a Elen un poco rara antes de que nos alcanzara la oleada de aire. Debía ser por esto-, musitó para sí mismo mientras lo escondía entre los demás papeles que había recogido.
Subió raudo las escaleras antes de que su familia lo alcanzara y pudo comprobar que en el primer piso todo seguía igual. Seguramente no había un alma en kilómetros a la redonda. El brujo avanzó por la zona interior de la biblioteca y salió a la recepción para comprobar lo mismo que en la sala anterior. Luego salió fuera y guardó el papeleo y runas en el morral de Alphonse. También guardó el sello de la biblioteca que había cogido al principio.
- Aquí nadie lo verá- dijo sonriente antes de volver a entrar.
Subió al escritorio de recepción y desde ahí subió a la roca de catapulta gigante. Se sentó a esperarlas sabiendo que no tardarían mucho en llegar.
Apoyó una mano en el hombro de su madre como consuelo y luego lo hizo con su hermana. Ya era hora de salir de este sitio funesto. Este estúpido lugar se había cobrado la vida de su padre aunque por suerte al menos tenía a su madre. Era más de lo que esperaba ver cuando partido de las islas. Le dedicó una sonrisa un poco triste a su madre aunque no tanto como para desanimar.
- Vamos madre. Ya lleva demasiado tiempo de luto aquí. Es hora de volver a casa-, dijo amable ayudándola a incorporarse. - ¿Estás bien Elen? - preguntó haciendo lo propio con su hermana. - Vayámonos de aquí-, comentó mientras ayudaba a su madre a caminar al principio.
Aún estaba algo entumecida por el electroshock y por tener que haber recordado toda esa historia tan triste para ella. Era triste para los tres pero ella lo había vivido en sus propias carnes y llevaba cargando la culpa sola todo este tiempo.
- ¿Por qué te has castigado tanto madre? - le comentó mientras avanzaban por el oscuro pasillo iluminados por su llama.
- Lo siento Vinc, me sentía culpable de todo lo que había pasado porque la idea de la expedición era más cosa mía que de John.-, dijo aturdida. - Esperaba a mi muerte en estas montañas.
Al brujo le recorrió un escalofrío por la espalda cuando su madre le dijo eso.
- Te entiendo. Le querías mucho-, la apretó contra su cuerpo. - pero tú no tienes la culpa de nada. Todos decidieron venir igual que ahora lo decidimos nosotros. Crees que la muerte te debe llegar en estas montañas pero si fuera así la muerte no hubiera espera que llegáramos tus hijos. Te espera mucho por delante madre. Ya lo verás-, dijo antes de darle un beso en al frente.
Vinc viendo que su madre podía caminar mejor decidió dejarla un poco a su aire. Avanzaron otro poco alcanzando la zona de la biblioteca donde lo había lanzado por los aires. Menudas leches pega mi madre pensó tocándose el costado dolorido. Ese toque lo sigue manteniendo de los viejos tiempos recordó. Siempre fue un niño travieso y su madre más de una vez le había dado una colleja o lo había hecho levitar para asustarlo un poco.
- Me adelantaré un poco para asegurarme que no nos encontramos a nadie-, comentó viendo que su madre podía caminar perfectamente sola ya.
- ¡Espera! - dijo Yen agarrando a su hijo por el hombro. - Esto era de tu padre y él querría que lo tuvieras tú-, comentó mientras le ponía algo en la palma de la mano.
El brujo se quedó anonadado mirando el amuleto.
- No puedo aceptarlo-, dijo bastante asombrado. - Este amuleto era de abuelo y para mí siempre será de padre. Se lo regaló cuando papá se graduó en la academia.
Yenn lo silenció antes de volver a hablar.
- No, era de él sí pero te lo iba a dar cuando te graduaras en la academia, y no soy estúpida. He visto lo bien que manejáis la magia ambos y está claro que ya os graduasteis. Es tuyo por derecho aunque él te lo hubiera dado igualmente aunque no hicieras la academia.
- Está bien-, se resignó el brujo. - Me adelantaré como estaba planeado. Tened cuidado-, comentó mientras se marchaba.
Avanzó alumbrado por su propia llama más atento al colgante que por donde caminaba. Solo atendía lo justo para no caerse. El amuleto era la cabeza de un lobo trabajada en metal. Las agarraderas del cordón eran las fauces de unos lobos agarrando el propio amuleto de lobo. Era precioso y era lo único que le quedaba de su padre. Eso y los recuerdos que siempre recordaría con nostalgia.
Se colgó el cordón al cuello y entró en la primera habitación en la que había entrado en el sótano. Recogió rápidamente las runas que había visto en el escritorio y luego recogió algunos de los pergaminos. Servirían para estudiarlos cuando llegara a casa y era por lo que sus padres habían venido allí, después de todo. Se agachó al suelo para recoger los pergaminos que había estado observando su hermana y encontró algo curioso. Un dibujo al carboncillo.
- Ya decía que noté a Elen un poco rara antes de que nos alcanzara la oleada de aire. Debía ser por esto-, musitó para sí mismo mientras lo escondía entre los demás papeles que había recogido.
Subió raudo las escaleras antes de que su familia lo alcanzara y pudo comprobar que en el primer piso todo seguía igual. Seguramente no había un alma en kilómetros a la redonda. El brujo avanzó por la zona interior de la biblioteca y salió a la recepción para comprobar lo mismo que en la sala anterior. Luego salió fuera y guardó el papeleo y runas en el morral de Alphonse. También guardó el sello de la biblioteca que había cogido al principio.
- Aquí nadie lo verá- dijo sonriente antes de volver a entrar.
Subió al escritorio de recepción y desde ahí subió a la roca de catapulta gigante. Se sentó a esperarlas sabiendo que no tardarían mucho en llegar.
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Re: Lo que esconden las ruinas [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
La bruja se limitó a asentir con la cabeza ante la pregunta de su hermano, mientras en su interior se agolpaban sentimientos encontrados, por la alegría de haber recuperado a su madre y la tristeza de haber escuchado el terrible final que había tenido su padre, al que ya no volvería a ver jamás. Se levantó y los siguió de cerca, manteniendo aquellas pequeñas esferas luminosas a su alrededor para no tropezar con nada durante el camino de regreso al vestíbulo.
Escuchó de lo que hablaban, torciendo el gesto visiblemente al oír que su madre esperaba encontrar la muerte en aquel frío lugar, seguramente para reunirse con su amado, cuya pérdida debió dejarla destrozada. Elen se reprochó interiormente por no haber llegado antes para apoyarla en tan duros momentos, pero cuando ellos abandonaron las islas apenas era una niña, que no habría logrado de ningún modo alcanzar las tierras del norte, ni siquiera con la ayuda de su hermano.
Vincent decidió adelantarse para comprobar que no hubiese nadie más, cosa que resultaría sumamente fácil por lo apartado y abandonado que estaba el poblado, pero si algo les había enseñado el camino era a prevenir los problemas antes de que llegasen. Yennefer aminoró el paso y se colocó a su lado, sin poder apartar la vista de ella por mucho tiempo, como si quisiera grabar la imagen de su recién encontrada hija en su mente.
- Estáis tan cambiados, aún me cuesta creer que esto esté pasando de verdad, pienso que podría ser todo un sueño y en algún momento volveré a despertar entre estos muros, sola. - dijo con suavidad, al tiempo que alzaba una mano para apartar un ceniciento mechón de cabello a la de ojos verdes, que le dedicó una sonrisa e hizo lo posible por obviar la manera en que Yennefer se fijaba en aquella vistosa cicatriz que le decoraba el rostro.
- Todo irá bien ahora que nos hemos reencontrado, vendrás con nosotros a Lunargenta y empezaremos de nuevo, quizá incluso podamos arreglar la vieja casa familiar de las islas… - musitó la joven, recordando por un momento la vivienda que había visto en sueños durante la noche que los hermanos pasaron a la orilla del lago. - …sería bonito volver a verla en todo su esplendor, como en los viejos tiempos…- añadió en un susurro.
Ambas siguieron avanzando hasta llegar a la sala en que la tensai de aire los había atacado por primera vez, aquella en que la bruja había visto el dibujo al carboncillo, pero por más que escrutó con la mirada los alrededores ya no estaba. Soltó un suspiro y se resignó a no encontrarlo, lo que la entristeció bastante por ser seguramente el único recuerdo que podrían guardar de cómo era su padre.
Volvió a ponerse en marcha y pronto llegaron al vestíbulo, donde Vincent las esperaba sentado sobre la enorme roca que había terminado encima del mostrador principal. - ¿Qué tal las vistas desde ahí? - preguntó, para dar pie a que su hermano soltase alguno de los animados comentarios que solía decir, y así se animase un poco el ambiente. Tras unos instantes se dirigió al exterior, donde Sombra la recibió con un sonoro relincho, antes de que la hechicera lo calmase con una delicada caricia a lo largo del cuello.
- Será mejor que nos vayamos cuanto antes, no quiero que la noche se nos eche encima en medio de la llanura. - sugirió, al tiempo que colocaba un pie en el estribo y se subía a su montura, para acto seguido tender el brazo a su madre y ayudarla a subirse detrás de ella. En cuanto su hermano se pusiera en marcha lo seguiría a paso ligero, teniendo en cuenta que su caballo ahora cargaba con más peso del que solía llevar, cosa que no lo cansaría demasiado, por ser ambas mujeres de complexión delgada, pero que si lo ralentizaría.
Escuchó de lo que hablaban, torciendo el gesto visiblemente al oír que su madre esperaba encontrar la muerte en aquel frío lugar, seguramente para reunirse con su amado, cuya pérdida debió dejarla destrozada. Elen se reprochó interiormente por no haber llegado antes para apoyarla en tan duros momentos, pero cuando ellos abandonaron las islas apenas era una niña, que no habría logrado de ningún modo alcanzar las tierras del norte, ni siquiera con la ayuda de su hermano.
Vincent decidió adelantarse para comprobar que no hubiese nadie más, cosa que resultaría sumamente fácil por lo apartado y abandonado que estaba el poblado, pero si algo les había enseñado el camino era a prevenir los problemas antes de que llegasen. Yennefer aminoró el paso y se colocó a su lado, sin poder apartar la vista de ella por mucho tiempo, como si quisiera grabar la imagen de su recién encontrada hija en su mente.
- Estáis tan cambiados, aún me cuesta creer que esto esté pasando de verdad, pienso que podría ser todo un sueño y en algún momento volveré a despertar entre estos muros, sola. - dijo con suavidad, al tiempo que alzaba una mano para apartar un ceniciento mechón de cabello a la de ojos verdes, que le dedicó una sonrisa e hizo lo posible por obviar la manera en que Yennefer se fijaba en aquella vistosa cicatriz que le decoraba el rostro.
- Todo irá bien ahora que nos hemos reencontrado, vendrás con nosotros a Lunargenta y empezaremos de nuevo, quizá incluso podamos arreglar la vieja casa familiar de las islas… - musitó la joven, recordando por un momento la vivienda que había visto en sueños durante la noche que los hermanos pasaron a la orilla del lago. - …sería bonito volver a verla en todo su esplendor, como en los viejos tiempos…- añadió en un susurro.
Ambas siguieron avanzando hasta llegar a la sala en que la tensai de aire los había atacado por primera vez, aquella en que la bruja había visto el dibujo al carboncillo, pero por más que escrutó con la mirada los alrededores ya no estaba. Soltó un suspiro y se resignó a no encontrarlo, lo que la entristeció bastante por ser seguramente el único recuerdo que podrían guardar de cómo era su padre.
Volvió a ponerse en marcha y pronto llegaron al vestíbulo, donde Vincent las esperaba sentado sobre la enorme roca que había terminado encima del mostrador principal. - ¿Qué tal las vistas desde ahí? - preguntó, para dar pie a que su hermano soltase alguno de los animados comentarios que solía decir, y así se animase un poco el ambiente. Tras unos instantes se dirigió al exterior, donde Sombra la recibió con un sonoro relincho, antes de que la hechicera lo calmase con una delicada caricia a lo largo del cuello.
- Será mejor que nos vayamos cuanto antes, no quiero que la noche se nos eche encima en medio de la llanura. - sugirió, al tiempo que colocaba un pie en el estribo y se subía a su montura, para acto seguido tender el brazo a su madre y ayudarla a subirse detrás de ella. En cuanto su hermano se pusiera en marcha lo seguiría a paso ligero, teniendo en cuenta que su caballo ahora cargaba con más peso del que solía llevar, cosa que no lo cansaría demasiado, por ser ambas mujeres de complexión delgada, pero que si lo ralentizaría.
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
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Re: Lo que esconden las ruinas [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
El brujo se sentó pensativo mirando su nuevo colgante. Era precioso. Un trabajo en metal de la cabeza de un lobo. Lo había visto tantas veces al cuello de su padre que ahora le parecía extraño llevarlo. Si al iniciar el viaje le hubieran dicho que heredaría ese colgante hubiese tomado por loco a esa persona. Al menos con ello tendría un recuerdo físico de él.
- Supongo que me acostumbraré con el tiempo-, musitó.
Siguió esperando unos minutos hasta que al final apareció el resto de su familia. Su madre sin duda ya caminaba mucho mejor y no necesitaba ayuda para ello.
- Muy bonitas las vistas. Especialmente dos monumentos en particular-, comentó mientras se bajaba y reía.
Salió fuera y después de desatar a Alphonse se montó sobre él. Iba a sugerir que ellas fueran juntas en el caballo de Elen, aunque no fue necesario ya que lo hicieron por iniciativa propia.
- Sí, por la noche y por largarnos de este odioso lugar. No quiero ver nieve en muchísimo tiempo-, dijo poniéndose al frente de la marcha.
Avanzaron todo lo rápido que pudieron hacia el sur. No era buena idea seguir en esa montaña de noche. Ni por el frio, ni por las bestias salvajes que podrían atacarles. Vinc iba delante marcando el camino y parando, de vez en cuando, para darle a Sombra el tiempo suficiente para alcanzarle. Las mujeres eran ligeras pero entre las dos superaban el peso de un hombre medio de todas formas. Esto hizo que tardaran en recorrer el camino de vuelta más de lo esperado. Por suerte no pasó nada fuera de lo común y salieron de la parte peligrosa de la montaña.
- Acampemos aquí-, gritó el brujo a su familia, para hacerse oír sobre el fuerte viento. - Es mejor que descansemos antes de internarnos en la llanura. Preparando el campamento en esa cavidad de la montaña nos resguardaremos del frío.
Unos minutos más tarde ya estaban Yenn y Elen durmiendo mientras el brujo hacía la primera guardia. Vinc miraba a su madre aún impactado por haber encontrado a alguien con vida. El destino no se ha portado tan mal con nuestra familia después de todo pensó. La montaña le había arrebatado un padre y le había devuelto a una madre. Solo el tiempo diría como evolucionaría Yenn y si podría volver a ser la misma de antaño. En Lunargenta seguramente recuperaría las ganas de vivir y el ánimo. Con ayuda de sus hijos lo lograría. El brujo estaba seguro de ello, pero el futuro siempre es incierto para un mortal. Y como había pensado anteriormente. Solo el tiempo lo diría. Solo el tiempo lo sabía.
- Supongo que me acostumbraré con el tiempo-, musitó.
Siguió esperando unos minutos hasta que al final apareció el resto de su familia. Su madre sin duda ya caminaba mucho mejor y no necesitaba ayuda para ello.
- Muy bonitas las vistas. Especialmente dos monumentos en particular-, comentó mientras se bajaba y reía.
Salió fuera y después de desatar a Alphonse se montó sobre él. Iba a sugerir que ellas fueran juntas en el caballo de Elen, aunque no fue necesario ya que lo hicieron por iniciativa propia.
- Sí, por la noche y por largarnos de este odioso lugar. No quiero ver nieve en muchísimo tiempo-, dijo poniéndose al frente de la marcha.
Avanzaron todo lo rápido que pudieron hacia el sur. No era buena idea seguir en esa montaña de noche. Ni por el frio, ni por las bestias salvajes que podrían atacarles. Vinc iba delante marcando el camino y parando, de vez en cuando, para darle a Sombra el tiempo suficiente para alcanzarle. Las mujeres eran ligeras pero entre las dos superaban el peso de un hombre medio de todas formas. Esto hizo que tardaran en recorrer el camino de vuelta más de lo esperado. Por suerte no pasó nada fuera de lo común y salieron de la parte peligrosa de la montaña.
- Acampemos aquí-, gritó el brujo a su familia, para hacerse oír sobre el fuerte viento. - Es mejor que descansemos antes de internarnos en la llanura. Preparando el campamento en esa cavidad de la montaña nos resguardaremos del frío.
Unos minutos más tarde ya estaban Yenn y Elen durmiendo mientras el brujo hacía la primera guardia. Vinc miraba a su madre aún impactado por haber encontrado a alguien con vida. El destino no se ha portado tan mal con nuestra familia después de todo pensó. La montaña le había arrebatado un padre y le había devuelto a una madre. Solo el tiempo diría como evolucionaría Yenn y si podría volver a ser la misma de antaño. En Lunargenta seguramente recuperaría las ganas de vivir y el ánimo. Con ayuda de sus hijos lo lograría. El brujo estaba seguro de ello, pero el futuro siempre es incierto para un mortal. Y como había pensado anteriormente. Solo el tiempo lo diría. Solo el tiempo lo sabía.
Vincent Calhoun
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