Aventura Pulposa[Día][Interpretativo][Cap.Werner + 0/1]
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Aventura Pulposa[Día][Interpretativo][Cap.Werner + 0/1]
El comercio de la ciudad de Lunargenta era un buen lugar para practicar mis técnicas de telequinesis, quería hacer una pequeña prueba con respecto a mis habilidades de supervivencia y sigilo. No había mejor forma para practicar eso que no fuese con el robo.
Pequeños objetos que pasarían de un lugar a otro sin ser un gran riesgo para mí, nadie tenía porque enterarse de la desaparición de sus pequeñas pertenencias. Este sería un día de mucha práctica en donde mi cuellito podría estar involucrado -Una excelente motivación-.
Me había parado muy enérgica como solía hacerlo y el día estaba perfecto para irse de compras. Me coloqué la ropita que me había regalado el brujo Hernan, un vestidito sobrio,un punto medio entre lo infantil y lo adulto.
Al llegar al mercado con mi Pelusa no pude evitar querer comprarme algunas cosas que me parecían súper lindas e interesantes. Al terminar con eso, cargue a mi pequeña bola peluda y me dirigí a un punto alto, lo suficiente como para observar el movimiento de las personas y especies extrañas del comercio. Analizar a las víctimas, -¿cuál será la afortunada en probar mi primer truco?-
-¡Aquel pulposo será!- dije mirando a la criatura desde lo alto.
Pequeños objetos que pasarían de un lugar a otro sin ser un gran riesgo para mí, nadie tenía porque enterarse de la desaparición de sus pequeñas pertenencias. Este sería un día de mucha práctica en donde mi cuellito podría estar involucrado -Una excelente motivación-.
Me había parado muy enérgica como solía hacerlo y el día estaba perfecto para irse de compras. Me coloqué la ropita que me había regalado el brujo Hernan, un vestidito sobrio,un punto medio entre lo infantil y lo adulto.
Al llegar al mercado con mi Pelusa no pude evitar querer comprarme algunas cosas que me parecían súper lindas e interesantes. Al terminar con eso, cargue a mi pequeña bola peluda y me dirigí a un punto alto, lo suficiente como para observar el movimiento de las personas y especies extrañas del comercio. Analizar a las víctimas, -¿cuál será la afortunada en probar mi primer truco?-
-¡Aquel pulposo será!- dije mirando a la criatura desde lo alto.
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Lo que Maguita compró [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], esa es la completación de lo sucedido, lo que pasa es que me parecía innecesario copiar toda mi lista de compras aquí xD
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Re: Aventura Pulposa[Día][Interpretativo][Cap.Werner + 0/1]
El barco quedó destrozado después del viaje de regreso desde la isla de los brujos. Más que un navío le pareció estar navegando con un puñado de trozos de madera podrida unida por unos clavos oxidados. El combate contra la bruja y los posteriores golpes contras “Las Manos” habían dejado el barco en ruinas. Tuvieron suerte de poder volver a Lunargenta en aquel estado. Tras el desembarco, el Capitán Werner, junto a su nuevo pupilo, anotaron en una pequeña libreta todas las reparaciones que harían falta para reparar el barco. Había que cambiar la madera, quitar las telas roídas que tenían y poner unas nuevas, una mano de pintura y, a petición de Alfred, habría que cambiar la bandera. Ya le advirtió a Carl, él no era un simple marinero comerciante, era un capitán pintara y, como tal, quería una nueva bandera que le definiese. Todo aquello costaba dinero, mucho dinero.
Mientras el joven Carl se encargaba de comprar la madera que necesitaban, Alfred Werner fue a pedir el encargo de las nuevas telas que necesitaban para reconstruir las velas del barco y la nueva bandera. Durante el viaje de vuelta había hecho muchos diseños, unos más buenos que otros, pero al fin dio con la clave. Dos espadas cruzadas en la parte inferior y la figura de una cabeza con tentáculos en la barba al igual que la suya.
Iba de camino a la tienda pensando en el joven Carl. Era valiente a la vez que ingenuo. Mala combinación par alguien que lleva dinero encima. Alfred temía haberlo dejado solo, le podría pasar cualquier cosa. Es demasiado joven e insensato. Sin embargo, que timasen o atracasen a su pupilo era, al fin de cuentas, el menor de sus problemas. El Capitán Werner, se adelantó y le dio a Carl el dinero justo con el que comprar la madera, ni más ni menos. Mientras, él se quedaría con el resto. De tanto en tanto, Alfred se llevaba su mano al bolsillo de la camiseta donde tenía la bolsa de monedas junto a su diseño de la nueva bandera. Si perdiera cualquiera de las dos cosas, todo el trabajo de estas últimas semanas no habría servido de nada.
Mientras el joven Carl se encargaba de comprar la madera que necesitaban, Alfred Werner fue a pedir el encargo de las nuevas telas que necesitaban para reconstruir las velas del barco y la nueva bandera. Durante el viaje de vuelta había hecho muchos diseños, unos más buenos que otros, pero al fin dio con la clave. Dos espadas cruzadas en la parte inferior y la figura de una cabeza con tentáculos en la barba al igual que la suya.
Iba de camino a la tienda pensando en el joven Carl. Era valiente a la vez que ingenuo. Mala combinación par alguien que lleva dinero encima. Alfred temía haberlo dejado solo, le podría pasar cualquier cosa. Es demasiado joven e insensato. Sin embargo, que timasen o atracasen a su pupilo era, al fin de cuentas, el menor de sus problemas. El Capitán Werner, se adelantó y le dio a Carl el dinero justo con el que comprar la madera, ni más ni menos. Mientras, él se quedaría con el resto. De tanto en tanto, Alfred se llevaba su mano al bolsillo de la camiseta donde tenía la bolsa de monedas junto a su diseño de la nueva bandera. Si perdiera cualquiera de las dos cosas, todo el trabajo de estas últimas semanas no habría servido de nada.
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El Capitán Werner
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Re: Aventura Pulposa[Día][Interpretativo][Cap.Werner + 0/1]
El día estaba prácticamente comenzando, la actividad en el comercio era bastante pronunciada, incluso yo me veía tentada a comprar todo lo que se me cruzase por al frente. Para comprar hace falta dinero y para divertirme un rato hacía falta arrebatar pequeñas pertenencias, más que por su valor para la interesante práctica que quería llevar a cabo.
Desde uno de los puntos más altos del lugar tenía mayor capacidad visual y podía percatarme de los movimientos repetidos de las personas, sus mañas y lo más importante el lugar en donde guardan sus pertenencias más preciadas.
El señor cabeza de pulpo que había seleccionado para ser mi primera víctima parecía tener sus intereses claros, iba de una tienda a otra sin desviar mucho la mirada a las tiendas de los alrededores y no rondaba mucho dentro de las tiendas que visitaba.
Me quede observándolo un rato para adecuarme a su modus operandi; parecía ser un hombre serio y con bastante control sobre sus cosas, sin embargo me pude dar cuenta de su pequeño secreto –En el bolsillo de su camiseta tiene algo que le importa- pensé con voz victoriosa –Investiguemos qué es-
Me bajé de ese pequeño tejado, me ayude con algunas cajas y pegue unos brincos para terminar de tocar “tierra”. Salí corriendo a toda velocidad hacia el ser con tentáculos y choqué intencionalmente con él, eso me permitiría oír que tipo de objetos había en su preciado bolsillo. Al principio no pude determinar con exactitud que había en aquel agujero, lo único cierto es que tenía unas cuantas monedas y que habían otras cosas insonoras que evitaban el exceso de ruido en las monedas –Hay más-.
Después del choque mi cara paso a poner una expresión de confusión y empecé a pasarme varias veces ambas manos por la cara cómo si me la estuviese limpiando después de haberme sumergido en el agua. Aquel acto tenía varias funciones y cualquiera de las que se produjera me daría un pequeño intervalo de tiempo para poder arrebatarle aquello que llenaba su bolsillo. Pasarme repetidamente las manos por la cara le daba credibilidad a mi inocencia al choque; podía significar también que me lastimé y a lo mejor el hombre se interesaría en ver mi rostro y se ayudaría con las manos para poder alejar las mías de mi cara; inconscientemente daba confianza ya que le enseñaba que ambas manos estaban en donde él las podía visualizar y no tendría porque sospechar de que quisiese aprovecharme de él; y en el peor de los casos mi técnica podría servir como simple distracción para que su vista se enfocara en mí unos instantes. Todas esas intenciones podían pasar de forma simultanea o podía sólo ocurrir alguna de ellas, sin embargo cualquiera que fuese su reacción algún milisegundo tendría para despojarlo de su pertenencia. Incluso si yo no era suficiente distracción y ente de confianza ahí se encontraba mi pequeño aionsito que sin ninguna intención había chocado de verdad con la pierna de la victima.
Cerré mis ojos como si fuese a llorar por el golpe, pero mi cerebro se estaba concentrando en sacar de su bolsillo un trozo de papel o tela (no estaba muy segura) para apropiarme de aquello. Hice que aquel pedazo saliera sutilmente de su bolsillo, le pasara por un costado (algún punto ciego) y se posara en el aire justo detrás, en la espalda de aquel pulposo.
Su pertenencia levitaba tranquilamente a espaldas de aquel hombre mientras yo sólo abrí mis ojos y lo miré con ternura para pedirle disculpas al señor. -Trabajo terminado- Parpadee muchas veces para humectar más mis ojos y que con algunas luces se vieran más brillantes de lo normal.
-Disculpe señor, no era mi intención- le dije con mucha sinceridad y ternura.
Lo miré por unos instantes con ojitos de “yo no fui” y luego cargué a mi aionsito que se encontraba aun ladito mío un poco desorbitado por su choque realmente inoportuno. Al tenerlo en mis brazos le acaricié mucho la cabecita por el golpe y le mostré al pulposo lo lindo que es mi Pelusa.
Desde uno de los puntos más altos del lugar tenía mayor capacidad visual y podía percatarme de los movimientos repetidos de las personas, sus mañas y lo más importante el lugar en donde guardan sus pertenencias más preciadas.
El señor cabeza de pulpo que había seleccionado para ser mi primera víctima parecía tener sus intereses claros, iba de una tienda a otra sin desviar mucho la mirada a las tiendas de los alrededores y no rondaba mucho dentro de las tiendas que visitaba.
Me quede observándolo un rato para adecuarme a su modus operandi; parecía ser un hombre serio y con bastante control sobre sus cosas, sin embargo me pude dar cuenta de su pequeño secreto –En el bolsillo de su camiseta tiene algo que le importa- pensé con voz victoriosa –Investiguemos qué es-
Me bajé de ese pequeño tejado, me ayude con algunas cajas y pegue unos brincos para terminar de tocar “tierra”. Salí corriendo a toda velocidad hacia el ser con tentáculos y choqué intencionalmente con él, eso me permitiría oír que tipo de objetos había en su preciado bolsillo. Al principio no pude determinar con exactitud que había en aquel agujero, lo único cierto es que tenía unas cuantas monedas y que habían otras cosas insonoras que evitaban el exceso de ruido en las monedas –Hay más-.
Después del choque mi cara paso a poner una expresión de confusión y empecé a pasarme varias veces ambas manos por la cara cómo si me la estuviese limpiando después de haberme sumergido en el agua. Aquel acto tenía varias funciones y cualquiera de las que se produjera me daría un pequeño intervalo de tiempo para poder arrebatarle aquello que llenaba su bolsillo. Pasarme repetidamente las manos por la cara le daba credibilidad a mi inocencia al choque; podía significar también que me lastimé y a lo mejor el hombre se interesaría en ver mi rostro y se ayudaría con las manos para poder alejar las mías de mi cara; inconscientemente daba confianza ya que le enseñaba que ambas manos estaban en donde él las podía visualizar y no tendría porque sospechar de que quisiese aprovecharme de él; y en el peor de los casos mi técnica podría servir como simple distracción para que su vista se enfocara en mí unos instantes. Todas esas intenciones podían pasar de forma simultanea o podía sólo ocurrir alguna de ellas, sin embargo cualquiera que fuese su reacción algún milisegundo tendría para despojarlo de su pertenencia. Incluso si yo no era suficiente distracción y ente de confianza ahí se encontraba mi pequeño aionsito que sin ninguna intención había chocado de verdad con la pierna de la victima.
Cerré mis ojos como si fuese a llorar por el golpe, pero mi cerebro se estaba concentrando en sacar de su bolsillo un trozo de papel o tela (no estaba muy segura) para apropiarme de aquello. Hice que aquel pedazo saliera sutilmente de su bolsillo, le pasara por un costado (algún punto ciego) y se posara en el aire justo detrás, en la espalda de aquel pulposo.
Su pertenencia levitaba tranquilamente a espaldas de aquel hombre mientras yo sólo abrí mis ojos y lo miré con ternura para pedirle disculpas al señor. -Trabajo terminado- Parpadee muchas veces para humectar más mis ojos y que con algunas luces se vieran más brillantes de lo normal.
-Disculpe señor, no era mi intención- le dije con mucha sinceridad y ternura.
Lo miré por unos instantes con ojitos de “yo no fui” y luego cargué a mi aionsito que se encontraba aun ladito mío un poco desorbitado por su choque realmente inoportuno. Al tenerlo en mis brazos le acaricié mucho la cabecita por el golpe y le mostré al pulposo lo lindo que es mi Pelusa.
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Re: Aventura Pulposa[Día][Interpretativo][Cap.Werner + 0/1]
Nunca le gustaron los niños. La mayoría solo eran mocosos que comenzaban a llorar y a llamar a sus madres nada más verlo. No era agradable tener que soportar los llantos y las señas de los críos al pasar. Era difícil acostumbrarse a algo así. En ocasiones, en un arrebato de furia y molestia, el Capitán Werner usaba sus peores muecas solo para asustar todavía más a los niños. Sin embargo, quienes más aterrorizados quedaban eran los padres. Ni siquiera el comentario más grosero de Alfred era ni la mitad de horrendo y asqueroso que la idea que tenían los padres de los mocosos al ver al Capitán haciendo tales burlas. Odiaba a los niños. No era un odio profundo, era más una molestia, como la picadura de un mosquito.
Al cabo de los años aprendió a ignorarles. Con algunos niños era sencillo pues la mayoría lo solían evitar. Sin embargo, habían otros que lo trataban como si fuera un mono de feria. Cuando aquella niña chocó contra él no supo decir si lo hizo por burlarse del Capitán o porque estaría confundida mirando al suelo para evitar verle. Eran las dos mejores opciones que se le ocurrían. La niña comenzó a limpiarse la cara con las manos. ¿Tanto asco le daba? De normal, los niños que le tenían asco huían nada más tocarle no se paraban en frente suya a limpiarse.
-Oye.- Durante un segundo comenzó a dudar. No sabía por qué vacilaba al hablar. ¡Él! Que parecía que le dieran cuerda para hacerlo funcionar, que podría hablar hasta con su propia sombra si ella le contestase. – ¿Te has lastimado? ¿Quieres que busquemos a tus padres?- No le hablaba con cariño como hubiera hecho cualquier otra persona más normal y menos pirata. Alfred le habló con el mismo tono que podría estar hablando a cualquier adulto.
Nada más terminó de hablar se lamentó de haberlo hecho. Esa niña estaba hecha estar hecha para que la tratasen como si fuera una muñeca de porcelana. Ella parecía saberlo y lo aprovechaba segundo tras segundo. Cada gesto acompañado de cara expresión con notaban una mezcla de dulzura y ternura. De estar en la taberna, apostaría una bolsa llena de dinero a que sus heces son de color de rosa recubiertas de purpurina.
-Escucha.- Miró al sol para calcular las horas que le quedaban antes de hacerse de noche. Tenía tiempo. –Tus padres deben de estar preocupados y este no es un buen barrio.- Intentó hablar de con un tono más suave, el adecuado para una niña, pero no pudo. Es más, debido a su extraño acento, el tono de voz que le salió fue más propio de un maldito pederasta a que un hombre con buenas intenciones. – Déjame acompañarte hasta tu casa.- Echó un rápido vistazo a la niña. Iba bien vestida, signo de que tenía dinero. –Hay muchos ladrones que te pueden hacer daño. A ti y a tu perro.-
Al cabo de los años aprendió a ignorarles. Con algunos niños era sencillo pues la mayoría lo solían evitar. Sin embargo, habían otros que lo trataban como si fuera un mono de feria. Cuando aquella niña chocó contra él no supo decir si lo hizo por burlarse del Capitán o porque estaría confundida mirando al suelo para evitar verle. Eran las dos mejores opciones que se le ocurrían. La niña comenzó a limpiarse la cara con las manos. ¿Tanto asco le daba? De normal, los niños que le tenían asco huían nada más tocarle no se paraban en frente suya a limpiarse.
-Oye.- Durante un segundo comenzó a dudar. No sabía por qué vacilaba al hablar. ¡Él! Que parecía que le dieran cuerda para hacerlo funcionar, que podría hablar hasta con su propia sombra si ella le contestase. – ¿Te has lastimado? ¿Quieres que busquemos a tus padres?- No le hablaba con cariño como hubiera hecho cualquier otra persona más normal y menos pirata. Alfred le habló con el mismo tono que podría estar hablando a cualquier adulto.
Nada más terminó de hablar se lamentó de haberlo hecho. Esa niña estaba hecha estar hecha para que la tratasen como si fuera una muñeca de porcelana. Ella parecía saberlo y lo aprovechaba segundo tras segundo. Cada gesto acompañado de cara expresión con notaban una mezcla de dulzura y ternura. De estar en la taberna, apostaría una bolsa llena de dinero a que sus heces son de color de rosa recubiertas de purpurina.
-Escucha.- Miró al sol para calcular las horas que le quedaban antes de hacerse de noche. Tenía tiempo. –Tus padres deben de estar preocupados y este no es un buen barrio.- Intentó hablar de con un tono más suave, el adecuado para una niña, pero no pudo. Es más, debido a su extraño acento, el tono de voz que le salió fue más propio de un maldito pederasta a que un hombre con buenas intenciones. – Déjame acompañarte hasta tu casa.- Echó un rápido vistazo a la niña. Iba bien vestida, signo de que tenía dinero. –Hay muchos ladrones que te pueden hacer daño. A ti y a tu perro.-
El Capitán Werner
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Re: Aventura Pulposa[Día][Interpretativo][Cap.Werner + 0/1]
No esperaba que aquella criatura me contestase o me dirigiera la palabra. El plan era sencillo, roba y desaparece.
El hecho de haber elegido a aquel señor como víctima era con la evidente intención de no tener contacto con él; no parecía ser un pulpo con muchos amigos y muy charlatán, tampoco tenía aspecto de querer ayudarme o querer jugar conmigo. Mi percepción de él era un sujeto neutro, sin distracciones, sin charla y sin problemas; pero resultaba que este espécimen quería convertirse en papá calamar.
No entendía que parte del plan había salido mal, -¿por qué aquel ser me habló?-. Sinceramente no estaba preparada para aquello.
Que el pulposo me hablara me dio suficiente tiempo como para observarlo y repetirme varias veces en la cabeza lo malo que fue haber escogido a un “papá calamar” en vez de a un “indiferente calamar” y haber escogido uno tan feo.
Mis ojos se abrían mucho y mi corazón se aceleraba, ese pulpo era realmente feo.
– ¿Te has lastimado? ¿Quieres que busquemos a tus padres? Escucha, tus padres deben de estar preocupados y este no es un buen barrio, déjame acompañarte hasta tu casa.- dijo el “hombre”.
-¿Por qué? ¿Por qué tuve que haber elegido a papá pulpo?- me regañaba mentalmente.
-No, no, no... estoy bien gracias- le dije con ternura.
–Hay muchos ladrones que te pueden hacer daño. A ti y a tu perro.- completó él.
Aquel final me causó cierta gracia y un poco de molestia –porque le dijo perro a mi bebe-. No podía dejar pasar un comentario como ese.
-Los ladrones roban, no hacen daño- le dije un poco risueña ya que no aguantaba muy bien la risa.
-...es un aion y no nos pasará nada. Gracias por preocuparte pero sé cuidarme sola- dije ya en un tono más serio.
El papel robado iba a seguir en sus espaldas a pesar del movimiento que hiciese, pero necesitaba que aquel hombre se alejara de mí o me diera la espalda como para poder apropiarme del objeto sin que fuese perceptible.
-Tengo que alejarme- pensaba mientras le daba la espalda al calamar y me alejaba de él para “seguir paseando por las tiendas”.
El hecho de haber elegido a aquel señor como víctima era con la evidente intención de no tener contacto con él; no parecía ser un pulpo con muchos amigos y muy charlatán, tampoco tenía aspecto de querer ayudarme o querer jugar conmigo. Mi percepción de él era un sujeto neutro, sin distracciones, sin charla y sin problemas; pero resultaba que este espécimen quería convertirse en papá calamar.
No entendía que parte del plan había salido mal, -¿por qué aquel ser me habló?-. Sinceramente no estaba preparada para aquello.
Que el pulposo me hablara me dio suficiente tiempo como para observarlo y repetirme varias veces en la cabeza lo malo que fue haber escogido a un “papá calamar” en vez de a un “indiferente calamar” y haber escogido uno tan feo.
Mis ojos se abrían mucho y mi corazón se aceleraba, ese pulpo era realmente feo.
– ¿Te has lastimado? ¿Quieres que busquemos a tus padres? Escucha, tus padres deben de estar preocupados y este no es un buen barrio, déjame acompañarte hasta tu casa.- dijo el “hombre”.
-¿Por qué? ¿Por qué tuve que haber elegido a papá pulpo?- me regañaba mentalmente.
-No, no, no... estoy bien gracias- le dije con ternura.
–Hay muchos ladrones que te pueden hacer daño. A ti y a tu perro.- completó él.
Aquel final me causó cierta gracia y un poco de molestia –porque le dijo perro a mi bebe-. No podía dejar pasar un comentario como ese.
-Los ladrones roban, no hacen daño- le dije un poco risueña ya que no aguantaba muy bien la risa.
-...es un aion y no nos pasará nada. Gracias por preocuparte pero sé cuidarme sola- dije ya en un tono más serio.
El papel robado iba a seguir en sus espaldas a pesar del movimiento que hiciese, pero necesitaba que aquel hombre se alejara de mí o me diera la espalda como para poder apropiarme del objeto sin que fuese perceptible.
-Tengo que alejarme- pensaba mientras le daba la espalda al calamar y me alejaba de él para “seguir paseando por las tiendas”.
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Holis Wer :$
Ok mira si te alejas de Maga o le das la espalda puedes tomar como hecho de que yo ya tengo el papel (osea que ya te lo robé), y luego en el mismo post podrías darte cuenta de que no lo tienes.
Si quieres persistir para que no me aleje aún no lo podría robar.
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Si quieres persistir para que no me aleje aún no lo podría robar.
Magazubi
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Re: Aventura Pulposa[Día][Interpretativo][Cap.Werner + 0/1]
¿Aion? No conocía a esos animales. Las bestias peludas nunca fueron su fuerte. A todas las veía como apestosas criaturas que solo sabían lamer y llenarle de pelos. Y aquello que tenía entre las manos la joven niña le parecía un perro bobo. Si ya le tenía un cierto rencor a los chuchos, no sabía cómo tenía que ver al llamado Aion. Era como un perro, si acaso algo más pequeño. Lo único que le diferenciaba de un perro gordo y pulgoso, eran unos cuernos en espiral parecidos a los que tienen una cabra.
-Cómo quieras.- Dijo el Capitán Werner. Si no quería que le ayudase él no iba a insistir. Ella era la única niña que no huía nada más al ver lo. Hubo un momento en que el propio Alfred se sentía preocupado por ella. No era una buena obra hecha en compensación por todos aquellos críos que había asustado. Eso no le importaba lo más mínimo. –Cuidate.- Le contestó como despedida.
Alfred tenía mucha prisa. Sabía que tendría que perder tiempo regateando con los vendedores para conseguir el mejor precio. No estaba dispuesto a perder más tiempo con esa niña. El Capitán Werner se fue al mismo tiempo que la joven chiquilla se fue alejando de él. Como tenía costumbre, cada cinco segundos, posaba su pinza bajo el bolsillo donde llevaba sus pertenencias para seguir notando el peso. Era un gesto que pasaba desapercibido para los ladrones callejeros. Si pusiera la mano directamente en el bolsillo sería como poner un cartel gigante llamando la atención de todo el mundo. Mientras notase el peso de las monedas bajo el bolsillo sería suficiente.
Hasta que no llegó justo en frente de la tienda, no se llevo la mano del bolsillo. Noto la bolsa de monedas. Sin embargo, le faltaba lo más importante, por lo menos para él. Más importante todavía que el dinero. Faltaba el papel donde había dibujo la bandera. Nervioso, volvió tras sus pasos con la bolsa de monedas sujetándola con la pinza por miedo a perderlo. Sería el colmo.
Llegó hasta el lugar donde se topó con la niña y su perro cornudo llamado aion. Se le debió caer. El era un pirata, un ladrón de los mares, se hubiera dado cuenta si le hubieran metido la mano dentro del bolsillo de la camisa. Debió ser un ladrón experto o una sombra para haberle robado. Tendría que habérsele caído. No había otra opción.
-Cómo quieras.- Dijo el Capitán Werner. Si no quería que le ayudase él no iba a insistir. Ella era la única niña que no huía nada más al ver lo. Hubo un momento en que el propio Alfred se sentía preocupado por ella. No era una buena obra hecha en compensación por todos aquellos críos que había asustado. Eso no le importaba lo más mínimo. –Cuidate.- Le contestó como despedida.
Alfred tenía mucha prisa. Sabía que tendría que perder tiempo regateando con los vendedores para conseguir el mejor precio. No estaba dispuesto a perder más tiempo con esa niña. El Capitán Werner se fue al mismo tiempo que la joven chiquilla se fue alejando de él. Como tenía costumbre, cada cinco segundos, posaba su pinza bajo el bolsillo donde llevaba sus pertenencias para seguir notando el peso. Era un gesto que pasaba desapercibido para los ladrones callejeros. Si pusiera la mano directamente en el bolsillo sería como poner un cartel gigante llamando la atención de todo el mundo. Mientras notase el peso de las monedas bajo el bolsillo sería suficiente.
Hasta que no llegó justo en frente de la tienda, no se llevo la mano del bolsillo. Noto la bolsa de monedas. Sin embargo, le faltaba lo más importante, por lo menos para él. Más importante todavía que el dinero. Faltaba el papel donde había dibujo la bandera. Nervioso, volvió tras sus pasos con la bolsa de monedas sujetándola con la pinza por miedo a perderlo. Sería el colmo.
Llegó hasta el lugar donde se topó con la niña y su perro cornudo llamado aion. Se le debió caer. El era un pirata, un ladrón de los mares, se hubiera dado cuenta si le hubieran metido la mano dentro del bolsillo de la camisa. Debió ser un ladrón experto o una sombra para haberle robado. Tendría que habérsele caído. No había otra opción.
El Capitán Werner
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Re: Aventura Pulposa[Día][Interpretativo][Cap.Werner + 0/1]
Mi objetivo había sido logrado, robé... -¿Espera, que robé?-
El pulposo se había ido, al parecer tenía unas cositas que hacer, se alejó y me había dado tiempo suficiente para subirme otra vez a mi punto alto para ver el movimiento de las especies que allí se encontraban.
Me senté sobre una cajita de madera para visualizar todo y aproveché el momento para averiguar qué era lo que había robado. Saqué de mi bolsillo un pedazo de papel que estaba ligeramente doblado, lo abrí y observé que había un dibujo de una calavera con tentáculos y dos espadas cruzadas. -¡Uyy! Supongo que este es el esqueleto del señor pulpo- pensé mientras trataba de descifrar el dibujo y ver que había más allá.
Sentí la textura del papel para verificar que no había un mapa del tesoro invisible o un misterio que dejar pasar. -Nop. Es sólo el dibujo- dije un poco desilusionada guardando de nuevo el papel en mi bolsillo.
Le dediqué un ratito de mi vista al cielo para pensar y luego volví a mirar el comercio y ahí estaba él, el aterrador hombre que podía mover sus tentáculos con gran facilidad.
Me exalté, tuve una duda repentina que me había sacado de mis pensamientos. - ¿Los tentáculos tienen huesos?- me respondía yo misma creando un debate – Claro que no, son puro músculo para poder moverse así- seguía - ¿Segura de que son músculos? Bueno, supongamos sólo que son órganos flexibles... pero igual no tienen hueso.- concluí -¡Ese dibujo está malo! Hay que decirle-
Al verlo acercarse a nuestro lugar de encuentro me emocioné y bajé a gran velocidad para encontrármelo otra vez y decirle que su dibujo estaba mal.
Al quedar parada al frente de él lo salude con mi manito y una enorme sonrisa sin dejar de ver sus aterradores tentáculos con un poco de asco, pero pasé a quitarme la cinta que cargaba en la cabeza de forma casi automática. Me envolví la mano con el pedazo de tela y sin preguntar empecé a halarle uno de los tentáculos al hombre.
-¿Le duele?- le pregunté inocentemente al señor, mientras con mi manito doblaba uno de sus tentáculos.
Luego de mi distracción con sus feos y asquerositos tentáculos me acordé de lo que venía a hacer. - ¡Ah! Por cierto, se le calló esto- le dije mientras que mi mano no vendada trataba de sacar de mi bolsillo su dibujo.
-¡Su dibujo está malo!- le dije muy decidida pero aún con una enorme sonrisa entregándole lo que desde un principio le pertenecía.
El pulposo se había ido, al parecer tenía unas cositas que hacer, se alejó y me había dado tiempo suficiente para subirme otra vez a mi punto alto para ver el movimiento de las especies que allí se encontraban.
Me senté sobre una cajita de madera para visualizar todo y aproveché el momento para averiguar qué era lo que había robado. Saqué de mi bolsillo un pedazo de papel que estaba ligeramente doblado, lo abrí y observé que había un dibujo de una calavera con tentáculos y dos espadas cruzadas. -¡Uyy! Supongo que este es el esqueleto del señor pulpo- pensé mientras trataba de descifrar el dibujo y ver que había más allá.
Sentí la textura del papel para verificar que no había un mapa del tesoro invisible o un misterio que dejar pasar. -Nop. Es sólo el dibujo- dije un poco desilusionada guardando de nuevo el papel en mi bolsillo.
Le dediqué un ratito de mi vista al cielo para pensar y luego volví a mirar el comercio y ahí estaba él, el aterrador hombre que podía mover sus tentáculos con gran facilidad.
Me exalté, tuve una duda repentina que me había sacado de mis pensamientos. - ¿Los tentáculos tienen huesos?- me respondía yo misma creando un debate – Claro que no, son puro músculo para poder moverse así- seguía - ¿Segura de que son músculos? Bueno, supongamos sólo que son órganos flexibles... pero igual no tienen hueso.- concluí -¡Ese dibujo está malo! Hay que decirle-
Al verlo acercarse a nuestro lugar de encuentro me emocioné y bajé a gran velocidad para encontrármelo otra vez y decirle que su dibujo estaba mal.
Al quedar parada al frente de él lo salude con mi manito y una enorme sonrisa sin dejar de ver sus aterradores tentáculos con un poco de asco, pero pasé a quitarme la cinta que cargaba en la cabeza de forma casi automática. Me envolví la mano con el pedazo de tela y sin preguntar empecé a halarle uno de los tentáculos al hombre.
-¿Le duele?- le pregunté inocentemente al señor, mientras con mi manito doblaba uno de sus tentáculos.
Luego de mi distracción con sus feos y asquerositos tentáculos me acordé de lo que venía a hacer. - ¡Ah! Por cierto, se le calló esto- le dije mientras que mi mano no vendada trataba de sacar de mi bolsillo su dibujo.
-¡Su dibujo está malo!- le dije muy decidida pero aún con una enorme sonrisa entregándole lo que desde un principio le pertenecía.
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Re: Aventura Pulposa[Día][Interpretativo][Cap.Werner + 0/1]
No tenía tiempo de perder con aquella niña. Sencillamente, no podía. Tenía que encontrar el boceto de su bandera. –Estoy ocupado. – Dijo nada más ver a la chiquilla. Acto seguido, bajo la mirada y continúo buscando aquel dichoso papel. El Capitán no destacaba por dibujar demasiado bien. Sus tentáculos de la mano son un problema tanto al sujetar una espada como al sujetar una pluma.
Entre todas las cosas que le habían hecho, jamás nadie llegó tan lejos ella. ¡Claro que le hacía daño! ¿Le hubiera gustado que el Capitán le estirase uno de sus brazos? -¡Sí; Largo!- Gritó al mismo tiempo que estiraba todos sus tentáculos de la barba al mismo tiempo mostrando una imagen horripilante de sí mismo. –Estoy muy ocupado.- Finalizó volviendo a su posé natural.
Siguió con su búsqueda. Levantó una de las cajas por ver si estaba allí abajo. Nada. No había ni rastro. Cada vez tenía menos esperanzas de encontrarlo Tendría que dibujarlo de nuevo. Eso serían por lo menos dos días más de trabajo, tres si se sumaba el problema de sus manos. Y, dudaba que le saliese igual. El que había perdido era perfecto. En todo los sentidos. No solo representaba al capitán de barco, es decir, a él mismo, sino que era un tributo a la antigua bandera pirata con la calavera y las espadas cruzadas. Era perfecta.
La niña señaló algo que, según ella, se le calló del suelo. Era el boceto de la bandera. Lo había encontrado. La cara que puso el Capitán fue un poema. Por un lado se sentía culpable de haber intentado asustarla, ella le había estirado de un tentáculo. Por otro lado, sentía que estaba eternamente agradecido al ver que la joven muchacha había encontrado aquello que él, con tantas ansias, estaba buscando.
Alfred cogió a la niña por los brazos, alzándola en alto y rodando sobre sí mismo de forma jovial. Hacía tiempo que no había sentido tanta alegría al ver a alguien. –¡Gracias, gracias y mil veces gracias!- Gritaba mientras continuaba dando vueltas. Cuando la niña dijo que le dibujo estaba mal, el Capitán la dejó en el suelo. Su tez volvió a cambiar. Ya no sentía tanta alegría como antes. Sentía curiosidad, y algo de ira. No es agradable ver como una niña tan pequeña se atreve a corregir a un viejo capitán pirata. -¿Por qué?- Le costó formular la pregunta. Estaba demasiado mareado para poder hablar. -¿Qué sabe una niña como tú de banderas piratas?-
Entre todas las cosas que le habían hecho, jamás nadie llegó tan lejos ella. ¡Claro que le hacía daño! ¿Le hubiera gustado que el Capitán le estirase uno de sus brazos? -¡Sí; Largo!- Gritó al mismo tiempo que estiraba todos sus tentáculos de la barba al mismo tiempo mostrando una imagen horripilante de sí mismo. –Estoy muy ocupado.- Finalizó volviendo a su posé natural.
Siguió con su búsqueda. Levantó una de las cajas por ver si estaba allí abajo. Nada. No había ni rastro. Cada vez tenía menos esperanzas de encontrarlo Tendría que dibujarlo de nuevo. Eso serían por lo menos dos días más de trabajo, tres si se sumaba el problema de sus manos. Y, dudaba que le saliese igual. El que había perdido era perfecto. En todo los sentidos. No solo representaba al capitán de barco, es decir, a él mismo, sino que era un tributo a la antigua bandera pirata con la calavera y las espadas cruzadas. Era perfecta.
La niña señaló algo que, según ella, se le calló del suelo. Era el boceto de la bandera. Lo había encontrado. La cara que puso el Capitán fue un poema. Por un lado se sentía culpable de haber intentado asustarla, ella le había estirado de un tentáculo. Por otro lado, sentía que estaba eternamente agradecido al ver que la joven muchacha había encontrado aquello que él, con tantas ansias, estaba buscando.
Alfred cogió a la niña por los brazos, alzándola en alto y rodando sobre sí mismo de forma jovial. Hacía tiempo que no había sentido tanta alegría al ver a alguien. –¡Gracias, gracias y mil veces gracias!- Gritaba mientras continuaba dando vueltas. Cuando la niña dijo que le dibujo estaba mal, el Capitán la dejó en el suelo. Su tez volvió a cambiar. Ya no sentía tanta alegría como antes. Sentía curiosidad, y algo de ira. No es agradable ver como una niña tan pequeña se atreve a corregir a un viejo capitán pirata. -¿Por qué?- Le costó formular la pregunta. Estaba demasiado mareado para poder hablar. -¿Qué sabe una niña como tú de banderas piratas?-
- Cara susto:
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El Capitán Werner
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Re: Aventura Pulposa[Día][Interpretativo][Cap.Werner + 0/1]
Ese dibujo realmente parecía preciado para el señor pulpo, no dejaba de buscar “algo”, que por lo que yo sabía era el dibujo que yo me había llevado. Al principio no le prestó mucha atención a mi presencia, incluso a mis haladas de tentáculos; me ignoraba, le era un estorbo en su gran búsqueda.
-¡¡Ascoooo!!- dije inconscientemente al ver sus tentáculos estirarse y lo solté de inmediato al ver aquella horrible expresión que me había paralizado el corazón.
Su actitud de indiferencia me molestaba pero después de que le enseñé su dibujo todo había cambiado, me alzo y me dio vueltas como si fuese su salvación. Las vueltas me mareaban y su cara de felicidad me asustaba mucho más que sus tentáculos estirándose. Un escalofrío invadió mi cuerpo hasta que se le ocurrió la brillante idea de bajarme y escuchar mi crítica acerca de su dibujo.
-Gracias- le dije seriamente después de que me bajara aún con el corazón un poco acelerado por el susto que me daba estar cerca de aquella cosa.
Me alejé un poco antes de que tratará de asustarme otra vez y al tener una distancia considerable empecé a explicarle.
-No sé nada de banderas piratas, pero según los cuentos que me contaba mi papi Bio las banderas piratas tienen calaveras- seguía explicándole como si aquel hombre fuese una persona con déficit mentales – ¿sí sabes que las calaveras son los huesos del rostro, es decir el cráneo de las personas?- hice una pequeña pausa – Bueno, entiendo que en el dibujo quisiste representar tu cráneo... pero debo informarte que tus huesos faciales son parecidos al de un humano, tus tentáculos no tienen huesos, son sólo órganos flexibles y es por eso que tu bandera está mala-. Concluí sonriendo gratamente por la seguridad que tenía en mis argumentos – De hecho los pulpos son invertebrados... creo- dijé ya un poco dudosa –aunque tú tienes pinta de ser vertebrado ¿eres vertebrado?- le pregunté.
Después de esa pregunta se me ocurrieron miles de cosas que necesitaba cuestionarle al hombre y empecé con mi torbellino de palabras -¿crees que sí te puyo un tentáculo te duele? ¿alguna vez te han sonado los huesos? ¿Tus pies son iguales a tus manos? ¿Me dejarías verte los pies? ¿Tienes rodillas? ¿Codos?- lo ahogaba en miles de preguntas - ¿Tienes dientes? ¿Y los moquitos que a mi me salen por la nariz, a ti por donde te salen? ¿Has estornudado? ¿Por donde respiras? ¿Tus pompis son como las de los humanos normales? ¿Haces pus como un pulpo o como un hombre? ¿Existe el idioma pulpo? ¿Tienes cosquillas? ¿Tienes escamas? ¿Puedes respirar bien bajo el agua? ¿Cómo respiras el oxigeno? - No dejaba de hablar ni de preguntar cosas, incluso no lo dejaba contestarme – Dicen que nosotros los humanos desarrollamos nuestro cerebro gracias a los pulgares ¿Tienes pulgares? ¿Si no tienes pulgares significa que tu cerebro es más retrasado que el mio?- le pregunté ladeando mi cabeza y ahora sí esperando las respuestas de todo lo que le había comentado.
-¡¡Ascoooo!!- dije inconscientemente al ver sus tentáculos estirarse y lo solté de inmediato al ver aquella horrible expresión que me había paralizado el corazón.
Su actitud de indiferencia me molestaba pero después de que le enseñé su dibujo todo había cambiado, me alzo y me dio vueltas como si fuese su salvación. Las vueltas me mareaban y su cara de felicidad me asustaba mucho más que sus tentáculos estirándose. Un escalofrío invadió mi cuerpo hasta que se le ocurrió la brillante idea de bajarme y escuchar mi crítica acerca de su dibujo.
-Gracias- le dije seriamente después de que me bajara aún con el corazón un poco acelerado por el susto que me daba estar cerca de aquella cosa.
Me alejé un poco antes de que tratará de asustarme otra vez y al tener una distancia considerable empecé a explicarle.
-No sé nada de banderas piratas, pero según los cuentos que me contaba mi papi Bio las banderas piratas tienen calaveras- seguía explicándole como si aquel hombre fuese una persona con déficit mentales – ¿sí sabes que las calaveras son los huesos del rostro, es decir el cráneo de las personas?- hice una pequeña pausa – Bueno, entiendo que en el dibujo quisiste representar tu cráneo... pero debo informarte que tus huesos faciales son parecidos al de un humano, tus tentáculos no tienen huesos, son sólo órganos flexibles y es por eso que tu bandera está mala-. Concluí sonriendo gratamente por la seguridad que tenía en mis argumentos – De hecho los pulpos son invertebrados... creo- dijé ya un poco dudosa –aunque tú tienes pinta de ser vertebrado ¿eres vertebrado?- le pregunté.
Después de esa pregunta se me ocurrieron miles de cosas que necesitaba cuestionarle al hombre y empecé con mi torbellino de palabras -¿crees que sí te puyo un tentáculo te duele? ¿alguna vez te han sonado los huesos? ¿Tus pies son iguales a tus manos? ¿Me dejarías verte los pies? ¿Tienes rodillas? ¿Codos?- lo ahogaba en miles de preguntas - ¿Tienes dientes? ¿Y los moquitos que a mi me salen por la nariz, a ti por donde te salen? ¿Has estornudado? ¿Por donde respiras? ¿Tus pompis son como las de los humanos normales? ¿Haces pus como un pulpo o como un hombre? ¿Existe el idioma pulpo? ¿Tienes cosquillas? ¿Tienes escamas? ¿Puedes respirar bien bajo el agua? ¿Cómo respiras el oxigeno? - No dejaba de hablar ni de preguntar cosas, incluso no lo dejaba contestarme – Dicen que nosotros los humanos desarrollamos nuestro cerebro gracias a los pulgares ¿Tienes pulgares? ¿Si no tienes pulgares significa que tu cerebro es más retrasado que el mio?- le pregunté ladeando mi cabeza y ahora sí esperando las respuestas de todo lo que le había comentado.
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En el post anterior subrayé la utilización de mi ha.pasiva secundaria y ahorita Maguita está en proceso de análisis de la anatomía (que también podría relacionarse con mi hab)
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Magazubi
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Re: Aventura Pulposa[Día][Interpretativo][Cap.Werner + 0/1]
Al contrario que cabría esperar teniendo en cuenta su odio hacia los críos molestos, al Capitán no le molestaba las preguntas de aquella niña. Denotaba que era inteligente y curiosa, dos virtudes que admiraba. En cierto sentido, mientras ella hablaba, le recordaba a él mismo cuando explicaba sus estrategias de combate. Cada frase, con cada palabra, la argumentaba con cien veces más. Sin arriesgarse a afirmar nada que no supiera con cierta exactitud.
En el mismo momento que escuchó el nombre de Bio, recordó todo lo ocurrido hace un par semanas. El mundo era un pañuelo. El mismo hombre que le ayudó a volver a ser el capitán de un barco, era el padre de aquella niña. En ocasiones, Alfred se preguntaba si de verdad existen las coincidencias. En sus profundos pensamientos creía que un hombre, sentado frente a su escritorio, escribía su destino en unas hojas de papel.
-Tengo huesos en gran parte de mi cuerpo, en otras soy invertebrado, como cualquier calamar; y mi pinza tiene un resistente exoesqueleto de quitina, como buen cangrejo. Pues eso es lo que soy, un calamar. Los pulpos son diferentes. Son más pequeños, sus tentáculos tienen ventosas y, lo que es más importante, no pueden hacer esto. – Escupió un gargajo de tinta con la forma de calamar de su bandera al suelo. Con eso demostraba lo poco que sabía de niños pues, de verdad creía que aquel truco era gracioso.- Mi bandera es un guiñó al clásico dibujo pirata. Mientras, los piratas normales ponen una calavera, yo pongo el reflejo de mi rostro. Doy más miedo que una calavera, ¿no crees?- Preguntó riéndose en una amplia carcajada.
Estaba bien que fuera curiosa pero hasta eso tenía su límite. Veinte preguntas seguidas hizo la joven muchacha al Capitán. De esas veinte, más de la mitad se podrían contestar nada más verle, las otras totalmente absurdas. Alfred se ofendió con la última de sus preguntas. Alguien menos inteligente que un simple humano no hubiera llegado a ser capitán de un barco, por segunda vez. Sin embargo, le estaba tan agradecido por recuperar su bandera que no quiso contradecirle.
-Calma.- Dijo con la suavidad que su extraño acento le permitía. Puso sus manos en los hombros de la cría para que se relajara. -Son demasiadas preguntas al mismo tiempo.- Pensó en cómo podría agradecer a la joven niña el haber recuperado su papel. –Oye, ¿quieres ver mi barco?- Ese ofrecimiento le sonaba mal incluso a él mismo, no quiso pensar en cómo se lo tomarían toda la gente que estuviera mirando en aquel momento. Quiso disculparse por la terrible imagen que daba – ¿Sabes? Los piratas no somos tan malos como parecemos. Sí, algunos nos llaman ladrones del mar, pero robamos a los ricos para dárselo a los pobres. También somos según otros asesinos de los océanos, matamos a todas las personas que nos intentan controlar privándonos de nuestra libertad. Somos hacedores de leyendas, buscadores de tesoros e islas escondidas, jinetes de navíos… ¿Te gustaría conocernos?-
En el mismo momento que escuchó el nombre de Bio, recordó todo lo ocurrido hace un par semanas. El mundo era un pañuelo. El mismo hombre que le ayudó a volver a ser el capitán de un barco, era el padre de aquella niña. En ocasiones, Alfred se preguntaba si de verdad existen las coincidencias. En sus profundos pensamientos creía que un hombre, sentado frente a su escritorio, escribía su destino en unas hojas de papel.
-Tengo huesos en gran parte de mi cuerpo, en otras soy invertebrado, como cualquier calamar; y mi pinza tiene un resistente exoesqueleto de quitina, como buen cangrejo. Pues eso es lo que soy, un calamar. Los pulpos son diferentes. Son más pequeños, sus tentáculos tienen ventosas y, lo que es más importante, no pueden hacer esto. – Escupió un gargajo de tinta con la forma de calamar de su bandera al suelo. Con eso demostraba lo poco que sabía de niños pues, de verdad creía que aquel truco era gracioso.- Mi bandera es un guiñó al clásico dibujo pirata. Mientras, los piratas normales ponen una calavera, yo pongo el reflejo de mi rostro. Doy más miedo que una calavera, ¿no crees?- Preguntó riéndose en una amplia carcajada.
Estaba bien que fuera curiosa pero hasta eso tenía su límite. Veinte preguntas seguidas hizo la joven muchacha al Capitán. De esas veinte, más de la mitad se podrían contestar nada más verle, las otras totalmente absurdas. Alfred se ofendió con la última de sus preguntas. Alguien menos inteligente que un simple humano no hubiera llegado a ser capitán de un barco, por segunda vez. Sin embargo, le estaba tan agradecido por recuperar su bandera que no quiso contradecirle.
-Calma.- Dijo con la suavidad que su extraño acento le permitía. Puso sus manos en los hombros de la cría para que se relajara. -Son demasiadas preguntas al mismo tiempo.- Pensó en cómo podría agradecer a la joven niña el haber recuperado su papel. –Oye, ¿quieres ver mi barco?- Ese ofrecimiento le sonaba mal incluso a él mismo, no quiso pensar en cómo se lo tomarían toda la gente que estuviera mirando en aquel momento. Quiso disculparse por la terrible imagen que daba – ¿Sabes? Los piratas no somos tan malos como parecemos. Sí, algunos nos llaman ladrones del mar, pero robamos a los ricos para dárselo a los pobres. También somos según otros asesinos de los océanos, matamos a todas las personas que nos intentan controlar privándonos de nuestra libertad. Somos hacedores de leyendas, buscadores de tesoros e islas escondidas, jinetes de navíos… ¿Te gustaría conocernos?-
El Capitán Werner
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Re: Aventura Pulposa[Día][Interpretativo][Cap.Werner + 0/1]
El “calamar”, como él mismo se definió, me contestó varias preguntas, lo cual era bastante oportuno porque en realidad tenía curiosidad por aquellas cosas, luego ¿escupió tinta?, no había entendido porque aquello y lo que hice fue parpadear esperando que aquella tinta explotara o se transformara en un pez como mínimo, pero no sucedió nada.
-Ehm sí, pero...- no hallaba cómo explicarle al pulpo que su bandera seguía estando mala -la calavera supongo que representa la muerte; a demás de no tener huesos en los tentáculos tu bandera representa tu muerte, debería darte miedo a ti y no a los otros barcos o especies que la vean- dije ya riéndome con delicadeza y buscándole la contraria al pulposo.
A pesar de mis malcriadas respuestas el señor seguía agradecido por mi gesto de devolverle su dibujo y me invitó a su barco. Era un sueño hecho realidad, nunca me había montado en un barco pirata que tuviese una mala bandera -jajaja pobre bandera, ya la tengo destruida a la pobresita-. Montarme en el barco del pulpo me parecía una idea muy divertida y no pude evitar decir un “Sí” con mucha emoción.
En el camino a su barco me estaba comentando que los piratas no eran seres tan malos y que todo lo hacían por una buena razón; yo la verdad no les había puesto juicio a aquellos navegantes, sólo sabía que buscaban tesoros y eso no lo podía considerar como algo malo ya que la mayoría de los humanos buscan las riquezas y cumplir con sus pequeños retos -¿Satisfacción personal? Tal vez-. Al final de la conversa me preguntó si quería conocer a los piratas.
-¿Te tengo que apretar la tenaza para conocerte?- le pregunté un tanto preocupada, no quería tener contacto piel con “piel” -creo- con ese calamar.
Al llegar al barco se me ocurrió la brillante idea de utilizarlo como practica para mis técnicas de robo; al final les devolvería todo, pero sería divertido intentar unas cuantas tácticas allí adentro. -¿Habrá tripulación allí adentro? ¿Lograré robar sin que se den cuenta? Esto se pone interesante- pensé.
-Ehm sí, pero...- no hallaba cómo explicarle al pulpo que su bandera seguía estando mala -la calavera supongo que representa la muerte; a demás de no tener huesos en los tentáculos tu bandera representa tu muerte, debería darte miedo a ti y no a los otros barcos o especies que la vean- dije ya riéndome con delicadeza y buscándole la contraria al pulposo.
A pesar de mis malcriadas respuestas el señor seguía agradecido por mi gesto de devolverle su dibujo y me invitó a su barco. Era un sueño hecho realidad, nunca me había montado en un barco pirata que tuviese una mala bandera -jajaja pobre bandera, ya la tengo destruida a la pobresita-. Montarme en el barco del pulpo me parecía una idea muy divertida y no pude evitar decir un “Sí” con mucha emoción.
En el camino a su barco me estaba comentando que los piratas no eran seres tan malos y que todo lo hacían por una buena razón; yo la verdad no les había puesto juicio a aquellos navegantes, sólo sabía que buscaban tesoros y eso no lo podía considerar como algo malo ya que la mayoría de los humanos buscan las riquezas y cumplir con sus pequeños retos -¿Satisfacción personal? Tal vez-. Al final de la conversa me preguntó si quería conocer a los piratas.
-¿Te tengo que apretar la tenaza para conocerte?- le pregunté un tanto preocupada, no quería tener contacto piel con “piel” -creo- con ese calamar.
Al llegar al barco se me ocurrió la brillante idea de utilizarlo como practica para mis técnicas de robo; al final les devolvería todo, pero sería divertido intentar unas cuantas tácticas allí adentro. -¿Habrá tripulación allí adentro? ¿Lograré robar sin que se den cuenta? Esto se pone interesante- pensé.
Magazubi
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Re: Aventura Pulposa[Día][Interpretativo][Cap.Werner + 0/1]
¡Insolente cría! No había puesto todo su empeño y dedicación en aquel dibujo para que una niña malcriada le dijera que estaba mal. El Capitán se mordió la lengua por no contestarle con algunos de sus múltiples insultos. Era la hija de Bio, gracias a él pudo volver a ser el capitán que era antes. Si no le hubiera presentado nunca al joven Carl, lo más seguro es que Alfred hubiera muerto a mano de aquellos malditos marineros. Le debía mucho a aquel hombre; sencillamente, no podía tratar mal su hija.
-Te contaré un secreto. – Dijo con un tono siniestro. – No me da miedo la muerte porque ya estoy muerto. – Se rió jocosamente.
No mentía. Su corazón murió en el mismo instante que vio el cadáver de Goldie tirado como si fuera el cuerpo de un perro. Mientras caminaban hacia el puerto, el Capitán recordaba el día que encontró a Goldie muerta. Hizo más de medio años que había desaparecido. Su padre, un asqueroso burgués, se la arrebató. No acepta que su joven hija se casará con un pirata como él. Cuando encontró el perfecto cuerpo de su amada tirado en el frío suelo, su mundo se le cayó encima. Cerró los ojos. No quería ver más la figura de Goldie muerta. Pero era inevitable. Esa imagen se le quedó grabada en su mente. Nada ni nadie podría sacarle nunca esa imagen. Todo fue culpa del malnacido de su padre. Alfred siempre había sospechado de él desde el primer día. Pensaba que, como no podía retenerla, la mató. No sería la primera vez que un idiota hiciera una barbarie.
El recuerdo lo había traumado. Su cara había cambiado. La felicidad por haber recuperado su dibujo había desaparecido. Su tez estaba completamente lisa, no había sentimiento algno en su cara. Apretó fuertemente su pinza con la esperanza de poder reprimir sus traumas. Goldie era su mayor tesoro y, por culpa de que tuviera un padre imbécil, la había perdido para siempre. La voz de la niña le sacó de su embargo. Se fijó en su pinza. La tenía tan apretada que no cabía ni un alfiler. La abrió de golpe y se la tendió a la niña.
–Soy el Capitán Alfred Werner.- Se presentó haciendo una ligera reverencia mientras le daba la pinza a la niña. Su voz había cambiado. La felicidad había desaparecido. Parecía que solo se molestaba por ser cordial como si fuera una obligación. –Hemos llegado.- Dijo señalando su barco. –Ese es. Adelante.- Dejó a la niña subir primero. Necesitaba un minuto para coger un pañuelo y limpiarse las lágrimas que estaban a punto de salir. Su orgullo de pirata no le permitía que nadie le viera llorar.
-Te contaré un secreto. – Dijo con un tono siniestro. – No me da miedo la muerte porque ya estoy muerto. – Se rió jocosamente.
No mentía. Su corazón murió en el mismo instante que vio el cadáver de Goldie tirado como si fuera el cuerpo de un perro. Mientras caminaban hacia el puerto, el Capitán recordaba el día que encontró a Goldie muerta. Hizo más de medio años que había desaparecido. Su padre, un asqueroso burgués, se la arrebató. No acepta que su joven hija se casará con un pirata como él. Cuando encontró el perfecto cuerpo de su amada tirado en el frío suelo, su mundo se le cayó encima. Cerró los ojos. No quería ver más la figura de Goldie muerta. Pero era inevitable. Esa imagen se le quedó grabada en su mente. Nada ni nadie podría sacarle nunca esa imagen. Todo fue culpa del malnacido de su padre. Alfred siempre había sospechado de él desde el primer día. Pensaba que, como no podía retenerla, la mató. No sería la primera vez que un idiota hiciera una barbarie.
El recuerdo lo había traumado. Su cara había cambiado. La felicidad por haber recuperado su dibujo había desaparecido. Su tez estaba completamente lisa, no había sentimiento algno en su cara. Apretó fuertemente su pinza con la esperanza de poder reprimir sus traumas. Goldie era su mayor tesoro y, por culpa de que tuviera un padre imbécil, la había perdido para siempre. La voz de la niña le sacó de su embargo. Se fijó en su pinza. La tenía tan apretada que no cabía ni un alfiler. La abrió de golpe y se la tendió a la niña.
–Soy el Capitán Alfred Werner.- Se presentó haciendo una ligera reverencia mientras le daba la pinza a la niña. Su voz había cambiado. La felicidad había desaparecido. Parecía que solo se molestaba por ser cordial como si fuera una obligación. –Hemos llegado.- Dijo señalando su barco. –Ese es. Adelante.- Dejó a la niña subir primero. Necesitaba un minuto para coger un pañuelo y limpiarse las lágrimas que estaban a punto de salir. Su orgullo de pirata no le permitía que nadie le viera llorar.
- Mi barco:
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El Capitán Werner
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Re: Aventura Pulposa[Día][Interpretativo][Cap.Werner + 0/1]
En el camino al barco seguíamos conversando, pero hubo un punto de la conversación que al parecer hizo que el señor pulpo se tensara, parecía estar metido en su mundo ignorando todo lo que sucedía a su alrededor.-Seguro algo le preocupa, eso demuestra que incluso hasta los más feos hombres-bestia también tienen sentimientos y se preocupan por sus cosas igual que un humano-
Después de eso el calamar había salido de su burbuja al ver que su barco se encontraba cerca y se preocupó en presentarse, extendió su tenaza y dijo su nombre por cortesía. Yo sinceramente quería evitar todo contacto que pudiese tener con aquel señor así que me puse a pensar en otra cosa mientras acercaba muy lentamente mi manito hasta aquella superficie que me parecía tan desagradable.
-¡Uh! Se me olvidó algo- dije acelerada buscando salvarme del contacto con el señor, se me habían quedado varias cosas en el comercio.
Salí corriendo en dirección contraria para devolverme a la zona comercial. Había dejado a mi pobre pelusa la azotea donde me sentaba para buscar a mis víctimas y el pobresito no iba a poder bajar solo, estaba muy chiquito como para poder coordinar y saltar sin que se rompiera algo. -Espero que no le haya pasado nada a mi príncipe- pensé.
No me había fijado si el hombre pulpo me había seguido o no, simplemente no había volteado, estaba muy concentrada en recuperar a mi peludo sano y salvo. Di un salto, y subí las escaleras hasta llegar al lugar alto y por suerte ahí estaba, un peludito aoinsito que se había quedado dormido a un lado de una caja que le proporcionaba sombra. -Awww que ternura de angelito- dije al verlo acostadito.
Lo cargué con cuidado y me lancé de la azotea flexionando mis rodillas para caer suavemente en el suelo sin lastimarme y sin tener que utilizar mis brazos que se encontraban ocupados mimando. Seguí corriendo hacía algunas tiendas, no quería hacer que el señor pulposo me esperara, realmente deseaba estar un ratiquito en su barco ya que jamás me había montado en uno.
En la mayoría de las tiendas que había visitado al principio del día me habían dicho que tenía que esperar para despachar los productos, fue por eso que inicialmente busque algún medio de distracción para no tener que estar aburriéndome encima de una caja; pero ya había esperado suficiente, se suponía que ya todo tenía que estar listo.
Primero pasé por una tienda de accesorios de cuero, en donde le había comprado un cinturón a Pelusa y uno para mí. Agarré el accesorio para Pelusa y se lo puse mientras dormía, y yo me coloqué mi cinturón, me sentía emocionada por ello. Lo siguiente que me tocaba buscar era el biberón para mi chiquito, así que me dirigí a la tienda y guardé el potesito en uno de los compartimientos de mi nuevo accesorio. El siguiente lugar en donde tenía que buscar algo era en el sastre, en donde había encargado una capa marrón.
Después de eso el calamar había salido de su burbuja al ver que su barco se encontraba cerca y se preocupó en presentarse, extendió su tenaza y dijo su nombre por cortesía. Yo sinceramente quería evitar todo contacto que pudiese tener con aquel señor así que me puse a pensar en otra cosa mientras acercaba muy lentamente mi manito hasta aquella superficie que me parecía tan desagradable.
-¡Uh! Se me olvidó algo- dije acelerada buscando salvarme del contacto con el señor, se me habían quedado varias cosas en el comercio.
Salí corriendo en dirección contraria para devolverme a la zona comercial. Había dejado a mi pobre pelusa la azotea donde me sentaba para buscar a mis víctimas y el pobresito no iba a poder bajar solo, estaba muy chiquito como para poder coordinar y saltar sin que se rompiera algo. -Espero que no le haya pasado nada a mi príncipe- pensé.
No me había fijado si el hombre pulpo me había seguido o no, simplemente no había volteado, estaba muy concentrada en recuperar a mi peludo sano y salvo. Di un salto, y subí las escaleras hasta llegar al lugar alto y por suerte ahí estaba, un peludito aoinsito que se había quedado dormido a un lado de una caja que le proporcionaba sombra. -Awww que ternura de angelito- dije al verlo acostadito.
Lo cargué con cuidado y me lancé de la azotea flexionando mis rodillas para caer suavemente en el suelo sin lastimarme y sin tener que utilizar mis brazos que se encontraban ocupados mimando. Seguí corriendo hacía algunas tiendas, no quería hacer que el señor pulposo me esperara, realmente deseaba estar un ratiquito en su barco ya que jamás me había montado en uno.
En la mayoría de las tiendas que había visitado al principio del día me habían dicho que tenía que esperar para despachar los productos, fue por eso que inicialmente busque algún medio de distracción para no tener que estar aburriéndome encima de una caja; pero ya había esperado suficiente, se suponía que ya todo tenía que estar listo.
Primero pasé por una tienda de accesorios de cuero, en donde le había comprado un cinturón a Pelusa y uno para mí. Agarré el accesorio para Pelusa y se lo puse mientras dormía, y yo me coloqué mi cinturón, me sentía emocionada por ello. Lo siguiente que me tocaba buscar era el biberón para mi chiquito, así que me dirigí a la tienda y guardé el potesito en uno de los compartimientos de mi nuevo accesorio. El siguiente lugar en donde tenía que buscar algo era en el sastre, en donde había encargado una capa marrón.
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Re: Aventura Pulposa[Día][Interpretativo][Cap.Werner + 0/1]
Estaba muy ilusionado. Era la primera vez que enseñaría su nuevo barco a una persona. Todavía quedaba mucho por reparar. Sus hombres iban y venían cargados con maderos y clavos para arreglar los destrozos en la cubierta causados por la bruja. Por todas las calles del puerto pudo diferenciar a más de uno de sus marineros. El Capitán estaba nervioso. Ver como su barco cobraba forma poco a poco era como volver a nacer. De las cenizas del “Sueños Cumplidos” renacía un nuevo barco como si fuera un ave Fénix. Podría ser un buen nombre para un barco “Fénix”. Bien pensado, poner como nombre de un barco el nombre de un pajarraco es como llamar a un perro con el nombre de “Gato”: Absurdo.
Mientras Alfred estaba envuelto en sus pensamientos buscando el mejor nombre para su navío. La niña, tan pronto como había aparecido para estirarle uno de sus tentáculos, desapareció de nuevo tras decir que se le había olvidado algo. ¿Es que aquella niña no se podía estar quieta? Bio habrá tenido muchos problemas muchos problemas por culpa de sus fugas.
-¡Ehh, espera!- Gritó el Capitán. Por ser hija de quien era no podía dejarla sola. Era demasiado pequeña, podría pasarla cualquier cosa. No hubo respuesta por parte de nadie, la niña ya había desaparecido. –¡Carl!- Llamó a su pupilo mientras se acercaba más y más al puerto. Éste apareció inmediatamente.
-¿Sí mi Capitán?- Preguntó algo confuso. Se suponía que Alfred tendría que llegar con la tela necesaria para reparar las velas. -¿Ha ocurrido algo?-
-Sí. – El Capitán Werner no iba a negar lo que era obvio. - Me he encontrado con una niña que dice ser la hija de Bio. Pero ha desaparecido.- Se sintió culpable por ello. No se le daban bien tratas con los niños. – Tenemos que buscarla antes de que le ocurra algo.-
-Creía que los piratas os dedicabais a robar no a buscar niñas.- Bromeo el joven Carl. - ¿Cómo es? Ya sabe. La hija de Bio. ¿Se parece a él?-
-No se parece en nada a su padre. Ella es pequeña, tiene la cara redonda, pelo largo y castaño…- Intentó dar una descripción lo más detallada posible de cómo era la pequeña. De pronto se acordó de un detalle que no había visto nunca hasta aquel momento. -¡El perro bobo! La niña tenía en sus brazos una especie de animal peludo, similar a un perro pero con cuernos de cabra en su cabeza.- Se acordó que, cuando la encontró por segunda vez el animal no estaba con ella por lo que dedujo que fue a buscarlo.
-Supongo que no hay muchas niñas con un animal como ese entre sus brazos. –Se rió Carl. -¿Y cómo se llama?-
-No lo sé.- Se dio cuenta que hasta ahora la niña no le dijo como se llamaba. -Tenemos que encontrarla.- El Capitán estaba nervioso. Se sentía en deuda de con Bio. No quería pensar en la cara que pondría si le digiera que por culpa de haber perdido de vista a su hija durante un segundo le había pasado cualquier cosa.
Mientras Alfred estaba envuelto en sus pensamientos buscando el mejor nombre para su navío. La niña, tan pronto como había aparecido para estirarle uno de sus tentáculos, desapareció de nuevo tras decir que se le había olvidado algo. ¿Es que aquella niña no se podía estar quieta? Bio habrá tenido muchos problemas muchos problemas por culpa de sus fugas.
-¡Ehh, espera!- Gritó el Capitán. Por ser hija de quien era no podía dejarla sola. Era demasiado pequeña, podría pasarla cualquier cosa. No hubo respuesta por parte de nadie, la niña ya había desaparecido. –¡Carl!- Llamó a su pupilo mientras se acercaba más y más al puerto. Éste apareció inmediatamente.
-¿Sí mi Capitán?- Preguntó algo confuso. Se suponía que Alfred tendría que llegar con la tela necesaria para reparar las velas. -¿Ha ocurrido algo?-
-Sí. – El Capitán Werner no iba a negar lo que era obvio. - Me he encontrado con una niña que dice ser la hija de Bio. Pero ha desaparecido.- Se sintió culpable por ello. No se le daban bien tratas con los niños. – Tenemos que buscarla antes de que le ocurra algo.-
-Creía que los piratas os dedicabais a robar no a buscar niñas.- Bromeo el joven Carl. - ¿Cómo es? Ya sabe. La hija de Bio. ¿Se parece a él?-
-No se parece en nada a su padre. Ella es pequeña, tiene la cara redonda, pelo largo y castaño…- Intentó dar una descripción lo más detallada posible de cómo era la pequeña. De pronto se acordó de un detalle que no había visto nunca hasta aquel momento. -¡El perro bobo! La niña tenía en sus brazos una especie de animal peludo, similar a un perro pero con cuernos de cabra en su cabeza.- Se acordó que, cuando la encontró por segunda vez el animal no estaba con ella por lo que dedujo que fue a buscarlo.
-Supongo que no hay muchas niñas con un animal como ese entre sus brazos. –Se rió Carl. -¿Y cómo se llama?-
-No lo sé.- Se dio cuenta que hasta ahora la niña no le dijo como se llamaba. -Tenemos que encontrarla.- El Capitán estaba nervioso. Se sentía en deuda de con Bio. No quería pensar en la cara que pondría si le digiera que por culpa de haber perdido de vista a su hija durante un segundo le había pasado cualquier cosa.
El Capitán Werner
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Re: Aventura Pulposa[Día][Interpretativo][Cap.Werner + 0/1]
Al llegar a donde se encontraba el sastre tuve que sentarme a esperar unos pequeños ajustes que le tenían que hacer a mi capa. Le faltaba poco, pero necesitaban medirla otra vez para poder acomodar ciertas cosas. Una señora muy amable y gordita se acercó a mi para ponerme la capa y luego medirme bien la extensión del brazo. Las mangas me quedaban grandes, se veía muy cómico pero era poco cómodo para salir por ahí con esa capa tan larga. La señora le colocó unos cuantos alfileres y me mandó a quitarme la prenda; le hizo los retoques necesarios y me la entregó.
El día estaba soleado, por lo que preferí no ponerme la capa ahorita, sino usarla como cobija para mi Pelusa, lo envolví con aquella tela marrón como si fuese una cobija y le tape un poco la cabesita para que no le pegara el sol en la cara mientras descansaba. Pagué lo que me faltaba por pagar y me dirigí hacía la tienda de armas.
La tienda de armas era un local bastante pequeño, que al parecer tenía como una parte de atrás bastante amplia que servía de arsenal. No dejaban pasar a todo el mundo para aquel sitio, era bastante peligroso, en la puerta del recinto se encontraban unos guardias que se encargaban de verificar quien pasa y quién no, no tenían armas en el mostrador ni al acceso del publico; el sistema para pedir el armamento era por una ventanilla en donde te comunicabas con un señor con voz fuerte que te preguntaba que era lo que necesitabas. Yo hace unos minutos atrás había mandado a hacer especialmente unas agujas livianas y puntiagudas para usarlas como armas letales, pensaba que aquello podía ser divertido.
Como ya había pasado el tiempo estipulado para el despacho de mi arma, pasé a retirarlas; me las entregaron en un sobresito en donde se encontraban todas las agujas que había solicitado. Las agarré, sonreí y me las guardé en mi nuevo cinturón. Realmente me había ido de compras ese día; me sentía súper feliz estrenando cosas nuevas. El cinturón me quedaba fabuloso, el tetero estaba muy tierno, la capa me quedaba perfecta y las agujas... -hay que probarlas- pensé macabramente mientras salia del local.
-Mejor vamos al barco con el señor pulpo, seguro debe estar esperándome- pensé – Uy pero después seguro te provoca probarlas con aquel hombre y no estaría bien. Di pero no quiero que me espere mucho. Si pero si vas lo lastimaras- discutía mentalmente pero al final había decidido que lo probaría con alguien inocente y luego me iría al barco.
El día estaba soleado, por lo que preferí no ponerme la capa ahorita, sino usarla como cobija para mi Pelusa, lo envolví con aquella tela marrón como si fuese una cobija y le tape un poco la cabesita para que no le pegara el sol en la cara mientras descansaba. Pagué lo que me faltaba por pagar y me dirigí hacía la tienda de armas.
La tienda de armas era un local bastante pequeño, que al parecer tenía como una parte de atrás bastante amplia que servía de arsenal. No dejaban pasar a todo el mundo para aquel sitio, era bastante peligroso, en la puerta del recinto se encontraban unos guardias que se encargaban de verificar quien pasa y quién no, no tenían armas en el mostrador ni al acceso del publico; el sistema para pedir el armamento era por una ventanilla en donde te comunicabas con un señor con voz fuerte que te preguntaba que era lo que necesitabas. Yo hace unos minutos atrás había mandado a hacer especialmente unas agujas livianas y puntiagudas para usarlas como armas letales, pensaba que aquello podía ser divertido.
Como ya había pasado el tiempo estipulado para el despacho de mi arma, pasé a retirarlas; me las entregaron en un sobresito en donde se encontraban todas las agujas que había solicitado. Las agarré, sonreí y me las guardé en mi nuevo cinturón. Realmente me había ido de compras ese día; me sentía súper feliz estrenando cosas nuevas. El cinturón me quedaba fabuloso, el tetero estaba muy tierno, la capa me quedaba perfecta y las agujas... -hay que probarlas- pensé macabramente mientras salia del local.
-Mejor vamos al barco con el señor pulpo, seguro debe estar esperándome- pensé – Uy pero después seguro te provoca probarlas con aquel hombre y no estaría bien. Di pero no quiero que me espere mucho. Si pero si vas lo lastimaras- discutía mentalmente pero al final había decidido que lo probaría con alguien inocente y luego me iría al barco.
Magazubi
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Re: Aventura Pulposa[Día][Interpretativo][Cap.Werner + 0/1]
El barrio del comercio se llenó de marineros buscando a la pequeña hija de Bio. Al parecer Carl había movilizado a todos sus hombres. Insensato. Así solo conseguía asustar a la pequeña, a ella y a todos los ciudadanos de Lunargenta que por allí paseasen.
-¡HIJA DE BIO!- Gritaban sus marinos. - ¡¿Dónde estás?!-
Todo un buen capitán sabía que cierta parte de la importancia de un barco estaba en su reputación. No era lo mismo que te viesen como un asesino, un ladrón o una nena. Cualquier cosa influía en su barco. En aquel momento, el Capitán se preguntaba cómo lo estarían viendo los ciudadanos de Lunargenta. Lo más probable es que lo viesen como una niñera, a él y a todos sus marineros. Los abordajes, las guerras, los tesoros… eran cambiados en la mente de quien les estuviesen viendo por punto de cruz y pañales sucios. Alfred escupió ante tan pensamiento.
Sus marineros continuaban gritando como perros hambrientos. Lo estaban empeorando todo. No podía decirles nada, estaban dispersos por toda la ciudad, eran demasiados para poder controlarlos.
-¡Está ahí!- Dijo un marinero al ver a la niña salir de un local. - La tengo. – Cargó con la niña como si fuera un saco de patatas. Lamentable. –No escaparás de nuevo.-
-¡Suéltala!- Gruñó el Capitán amenazando a su marinero con su espada. –¿Esa es forma de tratas a un pequeña dama?- El sarcasmo fue más que notable. – Déjala en el suelo si no quieres que te ate en lo alto del asta mayor. –
-Lo siento mi capitán.- Dijo apenado el marinero. –No volverá a ocurrir.- Más le valía, de no ser así debería estar aprendiendo a hacer nudos con una sola mano.
-Largo. - Dijo el Capitán con desdén al marinero. - ¿Estás bien? Tú padre me mataría si supiera que te ha ocurrido algo. – Alfred estaba preocupado por la pequeña niña. No quería que le dijera a su padre que había dejado a un idiota al cargo de Carl y su barco.
-¡HIJA DE BIO!- Gritaban sus marinos. - ¡¿Dónde estás?!-
Todo un buen capitán sabía que cierta parte de la importancia de un barco estaba en su reputación. No era lo mismo que te viesen como un asesino, un ladrón o una nena. Cualquier cosa influía en su barco. En aquel momento, el Capitán se preguntaba cómo lo estarían viendo los ciudadanos de Lunargenta. Lo más probable es que lo viesen como una niñera, a él y a todos sus marineros. Los abordajes, las guerras, los tesoros… eran cambiados en la mente de quien les estuviesen viendo por punto de cruz y pañales sucios. Alfred escupió ante tan pensamiento.
Sus marineros continuaban gritando como perros hambrientos. Lo estaban empeorando todo. No podía decirles nada, estaban dispersos por toda la ciudad, eran demasiados para poder controlarlos.
-¡Está ahí!- Dijo un marinero al ver a la niña salir de un local. - La tengo. – Cargó con la niña como si fuera un saco de patatas. Lamentable. –No escaparás de nuevo.-
-¡Suéltala!- Gruñó el Capitán amenazando a su marinero con su espada. –¿Esa es forma de tratas a un pequeña dama?- El sarcasmo fue más que notable. – Déjala en el suelo si no quieres que te ate en lo alto del asta mayor. –
-Lo siento mi capitán.- Dijo apenado el marinero. –No volverá a ocurrir.- Más le valía, de no ser así debería estar aprendiendo a hacer nudos con una sola mano.
-Largo. - Dijo el Capitán con desdén al marinero. - ¿Estás bien? Tú padre me mataría si supiera que te ha ocurrido algo. – Alfred estaba preocupado por la pequeña niña. No quería que le dijera a su padre que había dejado a un idiota al cargo de Carl y su barco.
El Capitán Werner
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Re: Aventura Pulposa[Día][Interpretativo][Cap.Werner + 0/1]
Estaba saliendo de la tienda de armas en donde había retirado mis agujitas y parecía haber un gran alboroto en los alrededores -¿otro descuento?- pensé por costumbre, pero luego escuché algo muy extraño “Hija de Bio”. -¿Qué? No puede ser, estoy alucinando, nadie sabe de eso… o eso se supone- me quedé pensando –a menos que sean mandados por él pero… ¿Seguirá vivo?-. Miles de preguntas rondaban por mi cabeza y empecé a preocuparme, el corazón me latía muy fuerte y no pude evitar abrazar con fuerza a Pelusa, no sabía cómo podía estar sucediendo eso.
-¡Está ahí!- dijo un ¿pirata? –Ok, un pirata… esto cada vez tiene menos sentido- y sin esperármelo me cargó con mucha facilidad. –No escaparas- dijo él.
-Él fue el que escapó…- le contesté sin pensar con un poco de rabia con mi papá.
Por suerte llegó el señor pulpo ¿Qué tendría que ver él con la búsqueda de mi papa?. Me impresionó mucho su presencia pero fue bien oportuna y al hablarle al otro pirata me di cuenta de que era él quién me estaba buscando, no mi papá. Aquellas falsas esperanzas de volverlo a ver se alejaban otra vez. Bajé la cara y se me aguaron los ojitos, aquella sensación desagradable de vacio en mi interior me había incomodado, me puso de mal humor.
Volteé a ver al que me cargaba y lo miré con una leve rabia. En mi interior sentía aquel calor molesto, mi imaginación lo torturaba de maneras muy sangrientas, pero sabía que él no era el culpable de mi intento por llenar aquel vacio. Apreté los ojos y traté de comportarme bien con él, pero sabía que me encontraba muy sensible. –Tengo que tener cuidado, cualquiera de ellos me agarra de mala y lo usaré lamentablemente como blanco para mis agujas- pensé respirando hondo.
Subí la cara para observar al pulposo mientras aquel marinero me dejaba en el piso y miré directamente a los ojos del señor calamar con mucha intriga. – ¿Mi padre? ¿Cómo sabes de él? ¿Lo conoces?- le pregunté con un nudo en la garganta al hombre.
-¡Está ahí!- dijo un ¿pirata? –Ok, un pirata… esto cada vez tiene menos sentido- y sin esperármelo me cargó con mucha facilidad. –No escaparas- dijo él.
-Él fue el que escapó…- le contesté sin pensar con un poco de rabia con mi papá.
Por suerte llegó el señor pulpo ¿Qué tendría que ver él con la búsqueda de mi papa?. Me impresionó mucho su presencia pero fue bien oportuna y al hablarle al otro pirata me di cuenta de que era él quién me estaba buscando, no mi papá. Aquellas falsas esperanzas de volverlo a ver se alejaban otra vez. Bajé la cara y se me aguaron los ojitos, aquella sensación desagradable de vacio en mi interior me había incomodado, me puso de mal humor.
Volteé a ver al que me cargaba y lo miré con una leve rabia. En mi interior sentía aquel calor molesto, mi imaginación lo torturaba de maneras muy sangrientas, pero sabía que él no era el culpable de mi intento por llenar aquel vacio. Apreté los ojos y traté de comportarme bien con él, pero sabía que me encontraba muy sensible. –Tengo que tener cuidado, cualquiera de ellos me agarra de mala y lo usaré lamentablemente como blanco para mis agujas- pensé respirando hondo.
Subí la cara para observar al pulposo mientras aquel marinero me dejaba en el piso y miré directamente a los ojos del señor calamar con mucha intriga. – ¿Mi padre? ¿Cómo sabes de él? ¿Lo conoces?- le pregunté con un nudo en la garganta al hombre.
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OffRol
Este rol se cierra aquí. (Escena dramática en donde termina un capitulo)
Pero continuará...
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Magazubi
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Re: Aventura Pulposa[Día][Interpretativo][Cap.Werner + 0/1]
+1 punto de habilidad pasiva en conocimiento antiguo para Magazubi
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Thorn
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