La joven rebelde [Trabajo] [Dahlia+Rachel]
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La joven rebelde [Trabajo] [Dahlia+Rachel]
Habían pasado casi dos meses desde los acontecimientos ocurridos en el bosque de Sandorái. En aquella ocasión se me había encargado obtener un libro que terminé perdiendo en aquel dichoso poblado élfico. La dragona Arygos Valnor me lo había arrebatado, o más bien, se lo había arrebatado a NIA.
De aquello era novata. Bastante más de lo que soy ahora. Solo habían pasado dos meses, pero durante los mismos había recibido un severo entrenamiento de la mano de El Centinela, mi jefe, que ahora se encontraba en las islas illidenses, en campaña contra los peligrosos cazadores de vampiros. Había pedido que me dejaran ir, quería resultar útil allí, pero no me lo permitieron, pues aquel gremio estaba formado por guerreros temibles. Lady Mortagglia parecía muy interesada en capturar a una bruja llamada Huracán, ¡y corrían rumores de que la cazadora había conseguido incluso escapar a una emboscada encabezada por la mismísima Mortagglia! Por lo que me habían dicho, la intención de la bruja era refundar el gremio para tratar de darnos caza, pero eso era algo que el Centinela no iba a permitir, y de ahí su presencia en las islas.
En cualquier caso, en aquel momento yo me encontraba en otra ciudad muy alejada de la cálida Beltrexus. “Estamos en Sacrestic Ville. Capital de los vampiros. Recomiendo que mantengas los ojos avizor” Me explicaba NIA en mi cabeza. Sin duda era un lugar aterrador. Tétrico. Las calles estaban llenas de sombras. La mayoría de los presentes allí eran vampiros de aspecto poco amistoso, algunos encorvados. Pocos valientes que no fuesen vampiros se atraverían a atravesar una ciudad que por el día se encontraba prácticamente vacía, mientras que por la noche contaba con más afluencia.
-¿Puedes hacerme un resumen de la misión, NIA? – le pregunté en voz baja a la inteligencia artificial, en ella era donde se incorporaba siempre la información de las misiones que recibía. NIA no tardaría de enviarme respuestas a mi cabeza. “Nos han mandado rescatar a Rina Raminsky, hija del contrabandista Matías Raminsky, que suministra armamento y equipamiento metálico a la Hermandad. La sujeto es rubia y tiene 17 años.” - ¿Quién la ha secuestrado? – pregunté. “No se sabe muy bien. La joven contaba con guardaespaldas y, aún así, la secuestraron. Mis informes dicen que algún contrabandista rival.”.
Miré extrañada. Me dirigía a las coordenadas que la inteligencia había mandado a mi cabeza. La luz que emitía mi traje, el soporte vital, se mantenía lo más tenue posible. Aún así, destacaba demasiado, tanto como una luciérnaga del tamaño de una persona, gracias a las bandas luminosas blanquiazules que recorrían mi traje.
“Es ahí. Busca un lugar para esconderte, Rachel”. Me dijo NIA en cuanto llegué a un cruce de cuatro caminos bastante amplio, en medio de la ciudad. Un árbol deshojado se encontraba firme en el centro del mismo, a modo de “decoración”, curiosa cuanto menos. NIA me envió la localización de una pequeña tienda cercana. “Ahí podrás esperar sin levantar sospechas hasta que pase la diligencia en la que vendrá la cautiva. Mantente cerca de la cristalera para que pueda estar atenta.”. Me dijo. Asentí con la cabeza. Y me fiaba plenamente de ella. Ella podía detectar los objetivos.
Entré en la tienda, era un pequeño local que no sé que haría abierto a aquellas horas de la noche. Aunque siendo la ciudad de los vampiros serían en este momento cuando podría tener mercado. Allí había un hombre sentado, moldeando cuidadosamente una figura. Miró hacia mí y sonrió.
-¿Puedo ayudarte en algo, joven? – preguntó con una sonrisa. Apariencia mayor. Llevaba un bigote grisáceo y el pelo desaliñado. De tratarse de un vampiro, seguramente tendría muchos años.
-Eh… No. Solo miraba, gracias. – respondí con la misma sonrisa.
El negocio era una pequeña tienda de artesanía maderera. Contaba con multitud de maquetas: Castillos, marionetas, muñecas… Las figuras eran curiosas y coloridas. Me coloqué junto a la cristalera, en el escaparate había varias piezas, pero había una que observé entusiasmada con la boca abierta, indicaba el título de “Galera”. Hecha de una refinada madera.
-¿Son así las galeras? – me pregunté fascinada a mí misma, tocando la maqueta con el dedo índice. Había visto barcos en Baslodia, pero nunca había visto una galera como tal.
De aquello era novata. Bastante más de lo que soy ahora. Solo habían pasado dos meses, pero durante los mismos había recibido un severo entrenamiento de la mano de El Centinela, mi jefe, que ahora se encontraba en las islas illidenses, en campaña contra los peligrosos cazadores de vampiros. Había pedido que me dejaran ir, quería resultar útil allí, pero no me lo permitieron, pues aquel gremio estaba formado por guerreros temibles. Lady Mortagglia parecía muy interesada en capturar a una bruja llamada Huracán, ¡y corrían rumores de que la cazadora había conseguido incluso escapar a una emboscada encabezada por la mismísima Mortagglia! Por lo que me habían dicho, la intención de la bruja era refundar el gremio para tratar de darnos caza, pero eso era algo que el Centinela no iba a permitir, y de ahí su presencia en las islas.
En cualquier caso, en aquel momento yo me encontraba en otra ciudad muy alejada de la cálida Beltrexus. “Estamos en Sacrestic Ville. Capital de los vampiros. Recomiendo que mantengas los ojos avizor” Me explicaba NIA en mi cabeza. Sin duda era un lugar aterrador. Tétrico. Las calles estaban llenas de sombras. La mayoría de los presentes allí eran vampiros de aspecto poco amistoso, algunos encorvados. Pocos valientes que no fuesen vampiros se atraverían a atravesar una ciudad que por el día se encontraba prácticamente vacía, mientras que por la noche contaba con más afluencia.
-¿Puedes hacerme un resumen de la misión, NIA? – le pregunté en voz baja a la inteligencia artificial, en ella era donde se incorporaba siempre la información de las misiones que recibía. NIA no tardaría de enviarme respuestas a mi cabeza. “Nos han mandado rescatar a Rina Raminsky, hija del contrabandista Matías Raminsky, que suministra armamento y equipamiento metálico a la Hermandad. La sujeto es rubia y tiene 17 años.” - ¿Quién la ha secuestrado? – pregunté. “No se sabe muy bien. La joven contaba con guardaespaldas y, aún así, la secuestraron. Mis informes dicen que algún contrabandista rival.”.
Miré extrañada. Me dirigía a las coordenadas que la inteligencia había mandado a mi cabeza. La luz que emitía mi traje, el soporte vital, se mantenía lo más tenue posible. Aún así, destacaba demasiado, tanto como una luciérnaga del tamaño de una persona, gracias a las bandas luminosas blanquiazules que recorrían mi traje.
“Es ahí. Busca un lugar para esconderte, Rachel”. Me dijo NIA en cuanto llegué a un cruce de cuatro caminos bastante amplio, en medio de la ciudad. Un árbol deshojado se encontraba firme en el centro del mismo, a modo de “decoración”, curiosa cuanto menos. NIA me envió la localización de una pequeña tienda cercana. “Ahí podrás esperar sin levantar sospechas hasta que pase la diligencia en la que vendrá la cautiva. Mantente cerca de la cristalera para que pueda estar atenta.”. Me dijo. Asentí con la cabeza. Y me fiaba plenamente de ella. Ella podía detectar los objetivos.
Entré en la tienda, era un pequeño local que no sé que haría abierto a aquellas horas de la noche. Aunque siendo la ciudad de los vampiros serían en este momento cuando podría tener mercado. Allí había un hombre sentado, moldeando cuidadosamente una figura. Miró hacia mí y sonrió.
-¿Puedo ayudarte en algo, joven? – preguntó con una sonrisa. Apariencia mayor. Llevaba un bigote grisáceo y el pelo desaliñado. De tratarse de un vampiro, seguramente tendría muchos años.
-Eh… No. Solo miraba, gracias. – respondí con la misma sonrisa.
El negocio era una pequeña tienda de artesanía maderera. Contaba con multitud de maquetas: Castillos, marionetas, muñecas… Las figuras eran curiosas y coloridas. Me coloqué junto a la cristalera, en el escaparate había varias piezas, pero había una que observé entusiasmada con la boca abierta, indicaba el título de “Galera”. Hecha de una refinada madera.
-¿Son así las galeras? – me pregunté fascinada a mí misma, tocando la maqueta con el dedo índice. Había visto barcos en Baslodia, pero nunca había visto una galera como tal.
Rachel Roche
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Re: La joven rebelde [Trabajo] [Dahlia+Rachel]
Sacrestic Ville
Había deseado tantas veces ir a ese lugar, y ahora que estaba allí no sabía ni que pensar. De hecho ni siquiera estaba allí por la razón que quería, sino por un trabajo. Miré los alrededores descubriendo que aquel era el pueblo más oscuro que había visto jamás. Apenas había un par de farolas y todo era frío y húmedo, como si no viviese nadie en aquel lugar, con la diferencia de que en realidad estaba infestado de vampiros como yo. Caminé por las calles encontrándome bajo el manto de la noche con diversas sombras pertenecientes a personas ocultas tras las sombras. Ahí había sobretodo rufianes, putas, violadores y drogadictos. Desde luego me encontraba en la zona chunga del pueblo, aunque ¿Realmente existía ahí alguna zona civilizada?
A cada paso que daba más me preguntaba por qué narices había ido hasta así.
"Claro, el niño..."
Para saber eso debía retroceder un par de días atrás...
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Era de noche y me acerqué a la ciudad para comprar unas cajas de madera que necesitaba para guardar los pequeños objetos que me dedicaba a hacer en mi tiempo libre. Ya se iban acumulando en los rincones de la casa y era hora de encontrarles un lugar donde guardarlos. Tenía desde collares hasta rodilleras. Me había planteado venderlos pero por el momento prefería seguir teniéndolos en mi posesión.
De repente en medio del mercado comencé a escuchar gritos provenientes de una zona, y a su vez la gente comenzó a hacer corrillo alrededor de un puesto de comida. Me acerqué y observé a un hombre apalear a un niño gritándole que era un ladrón. Al ver aquella imagen me quedé horrorizada y perpleja. De pronto el hombre cogió al niño y un hacha con intención de cortarle la mano por robar.
- El castigo es cortarte la mano, pero en tu caso lo mejor va a ser que te corte las dos.
Miré a mi alrededor y nadie parecía tener intención de salir en la ayuda de aquel muchacho, por lo que corrí dirección al mercader y le agarré del brazo separándole del niño.
- Por Dios déjelo ya, es solo un niño - Miré al asustadizo muchacho y observé que llevaba una bolsa con dos barras de pan, varios vegetales y un par de telas. - Yo se lo pagaré , pero por favor déjelo ir.
- No será suficiente señorita. Este mocoso lleva robándome más de 3 semanas grandes cantidades de comida así que merece ser castigado.
Miré al niño que no paraba de llorar. Pude observar que por su palidez y su extrema delgadez posiblemente robaba por necesidad. Devolví una mirada de súplica al comerciante.
- Por favor..
El hombre continuó manteniendo su actitud tosca y gruñona, pero de repente su ceño fruncido se transformó en una maquiavela sonrisa mientras me miraba de arriba a abajo y posaba su visión en mi Chakram.
- Esta bien, pero deberás hacerme antes un favor...
Lo que posteriormente me explicó es que habían secuestrado a su joven hija de 17 años y que necesitaba recuperarla costase lo que costase. Al parecer desde siempre había tenido disputas con otro vendedor ya que tuvieron hace muchos años atrás una discusión en la que casi se matan mutuamente. Desde entonces el otro vendedor ha estado "jodiéndole la vida" tratando de desbancarlo del negocio y hacerle entrar en bancarrota, y la nueva estrategia fue la de secuestrar a su hija para poder chantajearle. Posteriormente me dijo que la misión se la había encargado a otra joven pero que dos serían mejor que una.
- Este es el trato. Cumples tu misión y dejo al mocoso en paz, y además de eso te pagaré una buena recompensa.
Y así es como acabé llegando a Sacrestic Ville
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Me dirigí a donde se suponía que se encontraba la tienda del sujeto que debíamos buscar. Me quedé pensativa y un poco en blanco ya que no estaba muy segura de por donde empezar. Una vez llegué a la tienda esperé fuera un rato bajo un enorme y deshojado árbol, debido a que había decidido que esperaría a la chica con la que compartiría la misión. Hice memoria tratando de recordar los rasgos de la joven. Según me dijo el mercader aquella joven tenía el pelo corto y oscuro con un flequillo, y llevaba un traje muy ceñido con luces y una katana de arma. Con aquellas indicaciones sería difícil no reconocerla.
Tras un rato la vi llegar. Era un chica algo mayor que yo, y resultaba muy atractiva. Su piel era pálida y su cuerpo delgado pero fibrado. Se notaba que no era alguien con quien querrías meterte en una pelea. De pronto la vi entrar a la tienda y me apresuré a seguirla. Una vez dentro descubrí una bonita tienda de maderas donde los estantes rebosaban de muñecos, marionetas, cajas, armarios pequeño...
"Que bien me vendría comprar las cajas aquí..."
Miré a la joven biocibernética que se encontraba embelesada admirando una preciosa galera de madera. La verdad es que aquel objeto era digno de admiración ya que se podía apreciar cada mínimo detalle bien tallado. No sabía quién había hecho eso pero tenía muchísimo mérito, eso era innegable.
- Si, lo es.- Le respondí acercándome por su espalda. Luego me di cuenta de que igual había sido una respuesta muy brusca y cuando pude mirarla a la cara me puse roja y sonreí nerviosamente tratando de relajarme.- Perdón, no quería asustarte, es que te he visto admirándolo y no he podido evitar responder a tu pregunta... ¿Nunca habías visto una?
Continué manteniendo mi sonrisa con la esperanza de no haberla asustado o hecho enfadar. La verdad resultaba curioso que aquella chica no hubiese visto nunca una galera. Miré a mi alrededor esperando que el dueño no nos observase demasiado y me acerqué a ella unos centímetros.
- Escucha .... tengo que hablar contigo - Comencé a susurrar mientras fingía admirar unos muñecos de madera- Soy tu compañera de misión. El mercader Lord Raminsky me envía para que cumplamos juntas la misión de rescatar a su hija. No se si tienes algún plan, pero propongo investigar la tienda e intentar de algún modo conseguir colarnos en la parte de detrás donde se encuentra el sótano. ¿Qué te parece? - Esperé la respuesta de la joven - Por cierto, me llamo Dahlia, encantada.
Había deseado tantas veces ir a ese lugar, y ahora que estaba allí no sabía ni que pensar. De hecho ni siquiera estaba allí por la razón que quería, sino por un trabajo. Miré los alrededores descubriendo que aquel era el pueblo más oscuro que había visto jamás. Apenas había un par de farolas y todo era frío y húmedo, como si no viviese nadie en aquel lugar, con la diferencia de que en realidad estaba infestado de vampiros como yo. Caminé por las calles encontrándome bajo el manto de la noche con diversas sombras pertenecientes a personas ocultas tras las sombras. Ahí había sobretodo rufianes, putas, violadores y drogadictos. Desde luego me encontraba en la zona chunga del pueblo, aunque ¿Realmente existía ahí alguna zona civilizada?
A cada paso que daba más me preguntaba por qué narices había ido hasta así.
"Claro, el niño..."
Para saber eso debía retroceder un par de días atrás...
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Era de noche y me acerqué a la ciudad para comprar unas cajas de madera que necesitaba para guardar los pequeños objetos que me dedicaba a hacer en mi tiempo libre. Ya se iban acumulando en los rincones de la casa y era hora de encontrarles un lugar donde guardarlos. Tenía desde collares hasta rodilleras. Me había planteado venderlos pero por el momento prefería seguir teniéndolos en mi posesión.
De repente en medio del mercado comencé a escuchar gritos provenientes de una zona, y a su vez la gente comenzó a hacer corrillo alrededor de un puesto de comida. Me acerqué y observé a un hombre apalear a un niño gritándole que era un ladrón. Al ver aquella imagen me quedé horrorizada y perpleja. De pronto el hombre cogió al niño y un hacha con intención de cortarle la mano por robar.
- El castigo es cortarte la mano, pero en tu caso lo mejor va a ser que te corte las dos.
Miré a mi alrededor y nadie parecía tener intención de salir en la ayuda de aquel muchacho, por lo que corrí dirección al mercader y le agarré del brazo separándole del niño.
- Por Dios déjelo ya, es solo un niño - Miré al asustadizo muchacho y observé que llevaba una bolsa con dos barras de pan, varios vegetales y un par de telas. - Yo se lo pagaré , pero por favor déjelo ir.
- No será suficiente señorita. Este mocoso lleva robándome más de 3 semanas grandes cantidades de comida así que merece ser castigado.
Miré al niño que no paraba de llorar. Pude observar que por su palidez y su extrema delgadez posiblemente robaba por necesidad. Devolví una mirada de súplica al comerciante.
- Por favor..
El hombre continuó manteniendo su actitud tosca y gruñona, pero de repente su ceño fruncido se transformó en una maquiavela sonrisa mientras me miraba de arriba a abajo y posaba su visión en mi Chakram.
- Esta bien, pero deberás hacerme antes un favor...
Lo que posteriormente me explicó es que habían secuestrado a su joven hija de 17 años y que necesitaba recuperarla costase lo que costase. Al parecer desde siempre había tenido disputas con otro vendedor ya que tuvieron hace muchos años atrás una discusión en la que casi se matan mutuamente. Desde entonces el otro vendedor ha estado "jodiéndole la vida" tratando de desbancarlo del negocio y hacerle entrar en bancarrota, y la nueva estrategia fue la de secuestrar a su hija para poder chantajearle. Posteriormente me dijo que la misión se la había encargado a otra joven pero que dos serían mejor que una.
- Este es el trato. Cumples tu misión y dejo al mocoso en paz, y además de eso te pagaré una buena recompensa.
Y así es como acabé llegando a Sacrestic Ville
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Me dirigí a donde se suponía que se encontraba la tienda del sujeto que debíamos buscar. Me quedé pensativa y un poco en blanco ya que no estaba muy segura de por donde empezar. Una vez llegué a la tienda esperé fuera un rato bajo un enorme y deshojado árbol, debido a que había decidido que esperaría a la chica con la que compartiría la misión. Hice memoria tratando de recordar los rasgos de la joven. Según me dijo el mercader aquella joven tenía el pelo corto y oscuro con un flequillo, y llevaba un traje muy ceñido con luces y una katana de arma. Con aquellas indicaciones sería difícil no reconocerla.
Tras un rato la vi llegar. Era un chica algo mayor que yo, y resultaba muy atractiva. Su piel era pálida y su cuerpo delgado pero fibrado. Se notaba que no era alguien con quien querrías meterte en una pelea. De pronto la vi entrar a la tienda y me apresuré a seguirla. Una vez dentro descubrí una bonita tienda de maderas donde los estantes rebosaban de muñecos, marionetas, cajas, armarios pequeño...
"Que bien me vendría comprar las cajas aquí..."
Miré a la joven biocibernética que se encontraba embelesada admirando una preciosa galera de madera. La verdad es que aquel objeto era digno de admiración ya que se podía apreciar cada mínimo detalle bien tallado. No sabía quién había hecho eso pero tenía muchísimo mérito, eso era innegable.
- Si, lo es.- Le respondí acercándome por su espalda. Luego me di cuenta de que igual había sido una respuesta muy brusca y cuando pude mirarla a la cara me puse roja y sonreí nerviosamente tratando de relajarme.- Perdón, no quería asustarte, es que te he visto admirándolo y no he podido evitar responder a tu pregunta... ¿Nunca habías visto una?
Continué manteniendo mi sonrisa con la esperanza de no haberla asustado o hecho enfadar. La verdad resultaba curioso que aquella chica no hubiese visto nunca una galera. Miré a mi alrededor esperando que el dueño no nos observase demasiado y me acerqué a ella unos centímetros.
- Escucha .... tengo que hablar contigo - Comencé a susurrar mientras fingía admirar unos muñecos de madera- Soy tu compañera de misión. El mercader Lord Raminsky me envía para que cumplamos juntas la misión de rescatar a su hija. No se si tienes algún plan, pero propongo investigar la tienda e intentar de algún modo conseguir colarnos en la parte de detrás donde se encuentra el sótano. ¿Qué te parece? - Esperé la respuesta de la joven - Por cierto, me llamo Dahlia, encantada.
Dahlia Lockhart
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Re: La joven rebelde [Trabajo] [Dahlia+Rachel]
Mientras me encontraba embobada observando el barco, una voz femenina a mis espaldas surgió tras de mí, lo que me hizo dar un gritito asustada y casi caerme de espaldas. La joven se disculpó rápidamente y me hizo una pregunta.
-No… la verdad es que no… Sería tan bonito ver el mar... - dije en una mezcla de sentimientos de timidez y tristeza, mirando hacia abajo. Tan sólo tenía unos meses de vida como tal. Y soñaba con poner forma y color a todas las entradas que tenía en mi “enciclopedia virtual” llamada NIA. La inteligencia rápidamente haría un escaneo a la joven. “Edad aproximada. Unos 20 años. Por la tonalidad de sus ojos y su palidez bien podría tratarse de una vampiresa. No estaba informada de que tendríamos una compañera. Pero parece mostrar una actitud cordial. Así que compórtate como tal, Rachel”. Para ella era fácil decirlo, pero a mí me seguía resultando difícil sociabilizar con la gente.
Me extrañó más cuando se acercó a mí un poco para decirme que iba a ser mi compañera en la misión, aquello me reconfortaba en cierta medida. Escuché atentamente su plan y su nombre. Dahlia, decía llamarse. Además, había propuesto un curioso plan para evitar el secuestro. “La sugerencia del sujeto me resulta cuanto menos acertada. Si bajamos al sótano y conseguimos acceder al alcantarillado podríamos llegar hasta el centro de la calle al momento sin ser vistos.”. NIA y Dahlia tenían razón, era muy probable que desde ahí abajo pudiésemos acceder.
-Ra… Rachel. Encantada. – le respondí sin mirarla debido a mi timidez, ofreciéndole mi mano como me habían enseñado siempre a saludar.
Justo en ese momento, apareció una diligencia en medio de la calle. Una bella carroza azul tirada por dos caballos y llevada por un hombre. Se detuvo en el centro de la oscura plaza. “Escaneado de objeto completado. Carruaje. No pierdas de vista la escena”. Me dijo NIA en mi cabeza. Lo que hizo que alejara mi atención de Dahlia para centrarme en lo que acontecía tras el cristal.
-Mira… – le indiqué a Dahlia para que mirara a través de la cristalera. Una chica era forzada contra su voluntad a entrar en el carruaje por otros dos hombres. La joven tiraba y estaba amordazada, por lo que no podía gritar. Tan sólo se resistía a acceder al carromato. – Tu idea de bajar al sótano es buena. Tenemos que darnos prisa, ¡vámonos! – la incité a seguirme hasta el sótano. Aprovechando un despiste del tendero, quien estaba quedándose medio dormido.
El lugar estaba también repleto de curiosas figuras. “Realizando escaneo de superficie. Hay una entrada a las catacumbas en la parte trasera”. Me arrodillé junto a ésta. Efectivamente, había una trampilla cerrada con llave. ¿El problema? No teníamos ninguna llave para abrirla. Pero era de madera.
-No tenemos la llave. – lamenté. El tiempo apremiaba. “Sí que la tenemos”. Sentí entonces un pinchazo en mi brazo, en una clara indicación de NIA para que utilizara mi extremidad metálica, que sería suficientemente resistente como para partir aquella madera podrida. – Espera, voy a romperla. – le dije a Dahlia. Y levanté mi puño y lo empotré con toda mi fuerza contra la madera. Que rompió ipso-facto sin sentir yo ni un solo rasguño. Desde luego, el tener extremidades de metal era algo que ayudaba a este tipo de cosas. Esperaba no haber asustado a mi compañera y que pensase que era un bicho raro.
Bajé a las catacumbas. Un lugar oscuro, aunque también iluminado en color azul dada la luminiscencia de mi traje. Ser un biocibernético otorgaba unas ventajas increíbles a la hora de hacer este tipo de misiones. Sonreí al ver como mi traje iluminaba el oscuro lugar. – Creo que ahora sé por qué soy una espía – bromeé en el túnel cilíndrico y bastante sucio. “Solo habrá que avanzar unos metros”. Me dijo NIA. No me orientaba bien, pero no había pérdida. Sólo había un único camino.
-No… la verdad es que no… Sería tan bonito ver el mar... - dije en una mezcla de sentimientos de timidez y tristeza, mirando hacia abajo. Tan sólo tenía unos meses de vida como tal. Y soñaba con poner forma y color a todas las entradas que tenía en mi “enciclopedia virtual” llamada NIA. La inteligencia rápidamente haría un escaneo a la joven. “Edad aproximada. Unos 20 años. Por la tonalidad de sus ojos y su palidez bien podría tratarse de una vampiresa. No estaba informada de que tendríamos una compañera. Pero parece mostrar una actitud cordial. Así que compórtate como tal, Rachel”. Para ella era fácil decirlo, pero a mí me seguía resultando difícil sociabilizar con la gente.
Me extrañó más cuando se acercó a mí un poco para decirme que iba a ser mi compañera en la misión, aquello me reconfortaba en cierta medida. Escuché atentamente su plan y su nombre. Dahlia, decía llamarse. Además, había propuesto un curioso plan para evitar el secuestro. “La sugerencia del sujeto me resulta cuanto menos acertada. Si bajamos al sótano y conseguimos acceder al alcantarillado podríamos llegar hasta el centro de la calle al momento sin ser vistos.”. NIA y Dahlia tenían razón, era muy probable que desde ahí abajo pudiésemos acceder.
-Ra… Rachel. Encantada. – le respondí sin mirarla debido a mi timidez, ofreciéndole mi mano como me habían enseñado siempre a saludar.
Justo en ese momento, apareció una diligencia en medio de la calle. Una bella carroza azul tirada por dos caballos y llevada por un hombre. Se detuvo en el centro de la oscura plaza. “Escaneado de objeto completado. Carruaje. No pierdas de vista la escena”. Me dijo NIA en mi cabeza. Lo que hizo que alejara mi atención de Dahlia para centrarme en lo que acontecía tras el cristal.
-Mira… – le indiqué a Dahlia para que mirara a través de la cristalera. Una chica era forzada contra su voluntad a entrar en el carruaje por otros dos hombres. La joven tiraba y estaba amordazada, por lo que no podía gritar. Tan sólo se resistía a acceder al carromato. – Tu idea de bajar al sótano es buena. Tenemos que darnos prisa, ¡vámonos! – la incité a seguirme hasta el sótano. Aprovechando un despiste del tendero, quien estaba quedándose medio dormido.
El lugar estaba también repleto de curiosas figuras. “Realizando escaneo de superficie. Hay una entrada a las catacumbas en la parte trasera”. Me arrodillé junto a ésta. Efectivamente, había una trampilla cerrada con llave. ¿El problema? No teníamos ninguna llave para abrirla. Pero era de madera.
-No tenemos la llave. – lamenté. El tiempo apremiaba. “Sí que la tenemos”. Sentí entonces un pinchazo en mi brazo, en una clara indicación de NIA para que utilizara mi extremidad metálica, que sería suficientemente resistente como para partir aquella madera podrida. – Espera, voy a romperla. – le dije a Dahlia. Y levanté mi puño y lo empotré con toda mi fuerza contra la madera. Que rompió ipso-facto sin sentir yo ni un solo rasguño. Desde luego, el tener extremidades de metal era algo que ayudaba a este tipo de cosas. Esperaba no haber asustado a mi compañera y que pensase que era un bicho raro.
Bajé a las catacumbas. Un lugar oscuro, aunque también iluminado en color azul dada la luminiscencia de mi traje. Ser un biocibernético otorgaba unas ventajas increíbles a la hora de hacer este tipo de misiones. Sonreí al ver como mi traje iluminaba el oscuro lugar. – Creo que ahora sé por qué soy una espía – bromeé en el túnel cilíndrico y bastante sucio. “Solo habrá que avanzar unos metros”. Me dijo NIA. No me orientaba bien, pero no había pérdida. Sólo había un único camino.
Rachel Roche
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Re: La joven rebelde [Trabajo] [Dahlia+Rachel]
La joven se alteró ante mi comentario, y tras mirarme unos segundos y percatarse de que no era peligrosa se relajó y dejó escapar de su pensamiento que lo que de verdad anhelaba ver era el mar. Le sonreí recordando mis meses como pirata con cierta añoranza. De todas las cosas que había conocido en mi vida sin duda la más hermosa de todas era el mar.
Una vez me presenté ella hizo lo propio nombrándose como "Rachel Roche!. En verdad me resultaba un nombre muy curioso e incluso divertido, pero claramente no iba a decírselo. Pensé que iba a ser una chica seria pero por lo contrario parecía más bien tímida y sencilla.
De repente la expresión de su cara cambió al ver algo que sucedía detrás de mí. Cuando me giré vi que a través de la puerta unos hombres arrastraban a una mujer atada de manos que trataba de rescatarse de sus opresores. Deduje que se trataba de la hija del comerciante, no solo por la situación, sino por que los rasgos de la joven encajaban con los datos ofrecidos por el padre. Miré de nuevo a Rachel y ella me dio la razón con que era una buena idea atajar por el sótano para logar llegar a ellos. La verdad es que al principio no lo entendí, ya que mi primera idea es que quizás la joven pudiera estar encerrada en el sótano, pero la acabábamos de ver en la calle por lo que era imposible que estuviese ahí. Luego me vino la idea lúcida a la cabeza y descubrí a lo que se refería Rachel. Seguramente a través del sótano podríamos acceder a las alcantarillas y atravesar la ciudad bajo tierra.
Para no causar molestias le indiqué a Rachel que esperase un segundo. Para entrar al sótano debíamos atravesar una puerta de la cual no teníamos llave, y todo sería mejor si no llamásemos la atención por lo que me dirigí al dueño de la tienda y utilicé mi poder de la voz para encantarle y que nos abriese la puerta sin problemas. Una vez lo hizo miré a Rachel y le expliqué lo sucedido para que no se sorprendiera demasiado.
- Le he encantado para que nos abra, pero el efecto no durará mucho tiempo, por lo que debemos darnos prisa en entrar a las alcantarillas.
Una vez dentro todo estaba hecho un caos. Había muchísimas figuritas, y alguna de ellas rotas, esparcidas por todo el sótano, por no hablar de la cantidad de polvo y arañas que se quedaban incrustadas entre los roncones. De pronto encontramos una trampilla con una cerradura muy extraña. Estaba claro que aquella llave no la iba a tener el dueño de la tienda, pues eran cerraduras que solo podían abrir los trabajadores que se encargaban de la limpieza de la ciudad, así que sería imposible abrirla sin usar un arma.
O eso creía yo.
Me dispuse a sacar mi Chakram para abrirlo a al fuerza, pero no fue necesario. Rachel se puso en medio y extendió su brazo mecánico hacia la cerradura provocando con un golpe seco que esta se abriera sin apenas ningún problema. Al ver aquello no pude evitar soltar una exclamación de asombro.
- Uauuu.... ¡Eso ha sido una pasada! ¡Puedes hacerlo otra vez!
Quería hacerle más preguntas acerca de su increíble brazo invencible, pero supuse que no era un bueno momento por lo que me introduje dentro de aquella pequeña alcantarilla tras Rachel y avanzamos por ella unos pocos metros antes de acceder a la enormes catacumbas del subsuelo. Aquel lugar era.... sucio, digamos que era sucio por no decir algo peor. Olía a lo peor que puedes oler en tu vida, y era frío y húmedo. Había como goteras y yo las iba evitando al máximo ya que no me fiaba ni un pelo de cualquier líquido que pudiese tocar ahí. Seguí a Rachel hasta ponerme a su lado escuchando su chistoso comentario sobre por qué era una espía. Me di cuenta de que el lugar estaba iluminado gracias a su traje y no pude evitar reír al entenderlo.
- En verdad tienes razón, si no fuera por ti no podríamos avanzar sin darnos un golpe o caernos al río de heces y orines.... al menos yo vamos.
Me caía bien, era una buena compañera. Es cierto que era pronto para hacer suposiciones precipitadas pero tenía la impresión de que era buena persona. Me paré en seco un momento pensando en la situación y mentalizándome de la misión. Puse en orden mi mente y señalé a Rachel uno de los pasadizos.
- Hay que ir por ahí. Si pensamos en la dirección que tomó el caro y en nuestra posición ahora mismo la dirección sería esa de ahí. Aunque aparte de ese dato no se que más podría aportar... Teniendo en cuenta que nos encontramos en una ciudad plagada de vampiros y que quieres hacer rabiar a tu enemigo. ¿Dónde esconderías a su hija para secuestrarla?
[OFF- Roleas muy bien ^-^ ]
Una vez me presenté ella hizo lo propio nombrándose como "Rachel Roche!. En verdad me resultaba un nombre muy curioso e incluso divertido, pero claramente no iba a decírselo. Pensé que iba a ser una chica seria pero por lo contrario parecía más bien tímida y sencilla.
De repente la expresión de su cara cambió al ver algo que sucedía detrás de mí. Cuando me giré vi que a través de la puerta unos hombres arrastraban a una mujer atada de manos que trataba de rescatarse de sus opresores. Deduje que se trataba de la hija del comerciante, no solo por la situación, sino por que los rasgos de la joven encajaban con los datos ofrecidos por el padre. Miré de nuevo a Rachel y ella me dio la razón con que era una buena idea atajar por el sótano para logar llegar a ellos. La verdad es que al principio no lo entendí, ya que mi primera idea es que quizás la joven pudiera estar encerrada en el sótano, pero la acabábamos de ver en la calle por lo que era imposible que estuviese ahí. Luego me vino la idea lúcida a la cabeza y descubrí a lo que se refería Rachel. Seguramente a través del sótano podríamos acceder a las alcantarillas y atravesar la ciudad bajo tierra.
Para no causar molestias le indiqué a Rachel que esperase un segundo. Para entrar al sótano debíamos atravesar una puerta de la cual no teníamos llave, y todo sería mejor si no llamásemos la atención por lo que me dirigí al dueño de la tienda y utilicé mi poder de la voz para encantarle y que nos abriese la puerta sin problemas. Una vez lo hizo miré a Rachel y le expliqué lo sucedido para que no se sorprendiera demasiado.
- Le he encantado para que nos abra, pero el efecto no durará mucho tiempo, por lo que debemos darnos prisa en entrar a las alcantarillas.
Una vez dentro todo estaba hecho un caos. Había muchísimas figuritas, y alguna de ellas rotas, esparcidas por todo el sótano, por no hablar de la cantidad de polvo y arañas que se quedaban incrustadas entre los roncones. De pronto encontramos una trampilla con una cerradura muy extraña. Estaba claro que aquella llave no la iba a tener el dueño de la tienda, pues eran cerraduras que solo podían abrir los trabajadores que se encargaban de la limpieza de la ciudad, así que sería imposible abrirla sin usar un arma.
O eso creía yo.
Me dispuse a sacar mi Chakram para abrirlo a al fuerza, pero no fue necesario. Rachel se puso en medio y extendió su brazo mecánico hacia la cerradura provocando con un golpe seco que esta se abriera sin apenas ningún problema. Al ver aquello no pude evitar soltar una exclamación de asombro.
- Uauuu.... ¡Eso ha sido una pasada! ¡Puedes hacerlo otra vez!
Quería hacerle más preguntas acerca de su increíble brazo invencible, pero supuse que no era un bueno momento por lo que me introduje dentro de aquella pequeña alcantarilla tras Rachel y avanzamos por ella unos pocos metros antes de acceder a la enormes catacumbas del subsuelo. Aquel lugar era.... sucio, digamos que era sucio por no decir algo peor. Olía a lo peor que puedes oler en tu vida, y era frío y húmedo. Había como goteras y yo las iba evitando al máximo ya que no me fiaba ni un pelo de cualquier líquido que pudiese tocar ahí. Seguí a Rachel hasta ponerme a su lado escuchando su chistoso comentario sobre por qué era una espía. Me di cuenta de que el lugar estaba iluminado gracias a su traje y no pude evitar reír al entenderlo.
- En verdad tienes razón, si no fuera por ti no podríamos avanzar sin darnos un golpe o caernos al río de heces y orines.... al menos yo vamos.
Me caía bien, era una buena compañera. Es cierto que era pronto para hacer suposiciones precipitadas pero tenía la impresión de que era buena persona. Me paré en seco un momento pensando en la situación y mentalizándome de la misión. Puse en orden mi mente y señalé a Rachel uno de los pasadizos.
- Hay que ir por ahí. Si pensamos en la dirección que tomó el caro y en nuestra posición ahora mismo la dirección sería esa de ahí. Aunque aparte de ese dato no se que más podría aportar... Teniendo en cuenta que nos encontramos en una ciudad plagada de vampiros y que quieres hacer rabiar a tu enemigo. ¿Dónde esconderías a su hija para secuestrarla?
[OFF- Roleas muy bien ^-^ ]
Dahlia Lockhart
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Re: La joven rebelde [Trabajo] [Dahlia+Rachel]
El corredor era un antro lleno de heces y basura. Nunca había estado en un sitio tan repugnante. No podía evitar poner mala cara, y deseaba salir de aquel lugar. “No se detecta ningún olor.”, decía NIA con sorna. Claro, es muy fácil reírse de alguien cuando eres una inteligencia artificial.
Por su parte, Dahlia agradeció la presencia de mis luces, gracias a las cuales aseguraba no haberse caído ya al río. Sonreí tímidamente a su comentario. Era una chica simpática y parecía tener buen corazón. En cierto modo era parecida a mí, sólo que seguramente ella no tuviera un chip en la cabeza que la pudiera controlar y obligar a hacer cosas horribles. En mi cabeza todavía seguían recientes los recuerdos de los acontecimientos del bosque de Sandorái. Cuando NIA tomó el control de mi cuerpo y me obligó a hacer frente a mis aliados.
Dahlia me indicó el lugar por el que podríamos llegar, según ella, al carro. “La joven muestra correctas aptitudes de orientación.”, afirmaba la inteligencia en su lenguaje técnico. La vampiresa también me preguntó donde escondería a la hija si quisiera secuestrarla.
-Pues no lo sé… - dentro de mi limitada existencia cerré los ojos para tratar de recordar algún sitio en el que sería horrible esconderme – Tal vez en un sótano oscuro y alejado… donde nadie pudiera oírte. Eso sería horrible. ¿No crees? – declaré. Pero claro, si hicieran eso. ¿Cómo iba a encontrar el lugar en el que la habían escondido? Me puse nerviosa. La Hermandad no me permitiría volver a fallar.
“No hará falta buscar al sujeto en ningún sitio oculto. Rachel Roche, se te envían las coordenadas de la alcantarilla sobre la que se encuentra el carruaje.”. Automáticamente, como por inspiración divina pude ver unas escaleras que ascendían hasta la superficie de nuevo. Según las estimaciones de NIA, el carromato debería encontrarse ahí detenido.
Comencé a trepar por las escaleras y me detuve justo antes de abrir la tapa de la alcantarilla. Le hice un gesto a Dahlia con el dedo para que guardara silencio. Se oían gritos fuera. Golpes. Estaba habiendo un combate.
-¡Deja de patalear, que venimos a rescatarte zorra! – gritó uno y se oyó un guantazo y a alguien caer. La tapa de la alcantarilla cayó. – Subidla a nuestra diligencia, vamos. – terminó, hablando en plural. Lo que indicaba que era más de uno.
Parecía que alguien más estaba intentando rescatar a la muchacha. Aunque por los tonos que gastaba no parecía alguien amistoso. “Realizando diagnóstico de peligro. Riesgo: Alto. Se requiere actuación ante inminente evacuación del sujeto. Activando postura de combate. Espere unos segundos. Aro de luz operativo. Sistemas de defensa activados. Ten cuidado, Rachel”. Tantos preparativos no hacían sino ponerme más nerviosa aún. Además en el tiempo que tardó NIA en activarme para el combate ya se escuchaba.
-¡Arre! ¡Arre! – gritó uno de los tipos, a la vez que se sentía una carroza comenzar a moverse.
-Vamos, Dahlia. Tenemos que salir. – le dije a la joven, y rápidamente abrí de un puñetazo la tapa de alcantarilla y me dispuse a salir a la calle.
Todo lo que vi en cuanto salí fue dos hombres muertos, los mismos que habíamos visto desde la tienda, y una diligencia marchando rápidamente a lo lejos. “Debes encontrar una manera de perseguirlos”. Eso estaba claro, pero, ¿cómo? La respuesta la tendría a mi derecha, pues el carruaje en el que había sido secuestrada la joven originariamente permanecía inmóvil en el mismo sitio.
-¿Sabes conducir un coche de caballos? ¿O prefieres que lo lleve yo? – Le pregunté a Dahlia subiéndome a la parte delantera y entregándole las riendas a la joven. Me daba mucho miedo conducir, y NIA lo sabía. “Rachel, tu no tienes conocimientos de conducción”. Cierto, pero eso no me iba a servir frente a un nuevo fracaso ante el Centinela, si Dahlia no sabía, tendría que intentarlo.- ¿Qué prefieres? - le repetí para que se decidiera.
Los tipos nos llevaban una buena ventaja. Una de las dos tendría que conducir y darles caza y la otra pelear. No había muchas más alternativas. Dejaría a Dahlia qué rol prefería adoptar. Aquello iba a ser una auténtica carrera.
Off: Subrayo la primera complicación del temaPor su parte, Dahlia agradeció la presencia de mis luces, gracias a las cuales aseguraba no haberse caído ya al río. Sonreí tímidamente a su comentario. Era una chica simpática y parecía tener buen corazón. En cierto modo era parecida a mí, sólo que seguramente ella no tuviera un chip en la cabeza que la pudiera controlar y obligar a hacer cosas horribles. En mi cabeza todavía seguían recientes los recuerdos de los acontecimientos del bosque de Sandorái. Cuando NIA tomó el control de mi cuerpo y me obligó a hacer frente a mis aliados.
Dahlia me indicó el lugar por el que podríamos llegar, según ella, al carro. “La joven muestra correctas aptitudes de orientación.”, afirmaba la inteligencia en su lenguaje técnico. La vampiresa también me preguntó donde escondería a la hija si quisiera secuestrarla.
-Pues no lo sé… - dentro de mi limitada existencia cerré los ojos para tratar de recordar algún sitio en el que sería horrible esconderme – Tal vez en un sótano oscuro y alejado… donde nadie pudiera oírte. Eso sería horrible. ¿No crees? – declaré. Pero claro, si hicieran eso. ¿Cómo iba a encontrar el lugar en el que la habían escondido? Me puse nerviosa. La Hermandad no me permitiría volver a fallar.
“No hará falta buscar al sujeto en ningún sitio oculto. Rachel Roche, se te envían las coordenadas de la alcantarilla sobre la que se encuentra el carruaje.”. Automáticamente, como por inspiración divina pude ver unas escaleras que ascendían hasta la superficie de nuevo. Según las estimaciones de NIA, el carromato debería encontrarse ahí detenido.
Comencé a trepar por las escaleras y me detuve justo antes de abrir la tapa de la alcantarilla. Le hice un gesto a Dahlia con el dedo para que guardara silencio. Se oían gritos fuera. Golpes. Estaba habiendo un combate.
-¡Deja de patalear, que venimos a rescatarte zorra! – gritó uno y se oyó un guantazo y a alguien caer. La tapa de la alcantarilla cayó. – Subidla a nuestra diligencia, vamos. – terminó, hablando en plural. Lo que indicaba que era más de uno.
Parecía que alguien más estaba intentando rescatar a la muchacha. Aunque por los tonos que gastaba no parecía alguien amistoso. “Realizando diagnóstico de peligro. Riesgo: Alto. Se requiere actuación ante inminente evacuación del sujeto. Activando postura de combate. Espere unos segundos. Aro de luz operativo. Sistemas de defensa activados. Ten cuidado, Rachel”. Tantos preparativos no hacían sino ponerme más nerviosa aún. Además en el tiempo que tardó NIA en activarme para el combate ya se escuchaba.
-¡Arre! ¡Arre! – gritó uno de los tipos, a la vez que se sentía una carroza comenzar a moverse.
-Vamos, Dahlia. Tenemos que salir. – le dije a la joven, y rápidamente abrí de un puñetazo la tapa de alcantarilla y me dispuse a salir a la calle.
Todo lo que vi en cuanto salí fue dos hombres muertos, los mismos que habíamos visto desde la tienda, y una diligencia marchando rápidamente a lo lejos. “Debes encontrar una manera de perseguirlos”. Eso estaba claro, pero, ¿cómo? La respuesta la tendría a mi derecha, pues el carruaje en el que había sido secuestrada la joven originariamente permanecía inmóvil en el mismo sitio.
-¿Sabes conducir un coche de caballos? ¿O prefieres que lo lleve yo? – Le pregunté a Dahlia subiéndome a la parte delantera y entregándole las riendas a la joven. Me daba mucho miedo conducir, y NIA lo sabía. “Rachel, tu no tienes conocimientos de conducción”. Cierto, pero eso no me iba a servir frente a un nuevo fracaso ante el Centinela, si Dahlia no sabía, tendría que intentarlo.- ¿Qué prefieres? - le repetí para que se decidiera.
Los tipos nos llevaban una buena ventaja. Una de las dos tendría que conducir y darles caza y la otra pelear. No había muchas más alternativas. Dejaría a Dahlia qué rol prefería adoptar. Aquello iba a ser una auténtica carrera.
Off 2: Tu también roleas muy bien :3
Una ilustración para que te hagas una idea del carromato que llevamos y que perseguimos:
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Rachel Roche
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Re: La joven rebelde [Trabajo] [Dahlia+Rachel]
Tras mi pregunta la respuesta de la joven fue simple pero certera. Un lugar donde nadie pudiera escucharla por mucho que gritase, tal vez un sótano oscuro o Dios sabía qué, aunque la verdad es que en aquella ciudad lo raro sería no escuchar gritos por las noches.
De pronto noté cómo Rachel empezaba a actuar por su cuenta y se dirigía a unas escaleras que ascendía hacia el exterior. Me quedé parada mirándola sin entender qué hacía, pero cuando desapareció por el túnel me di prisa de alcanzarla. Me fui guiando por la luz de su traje hasta llega a una reja que separaba aquel túnel de la calle.
- Rachel ¿Qué...?
De pronto ella me hizo un gesto de que me callase, por lo cual obedecí observando la escena que se producía fuera. Era imposible, pero ahí estaba el carruaje que queríamos encontrar, solo que había una pelea entre los dos guardaespaldas del carruaje y otro grupo de hombres. Al principio pensé que igual se trataba de ladrones, pero luego sacaron a rastras a la muchacha del carruaje diciendo que trataban de rescatarla. Al escuchar aquello me quedé perpleja sin entender,y de hecho la chica seguía retorciéndose tratando de escapar de sus malhechores. Una vez metieron a la chica en otro coche de caballos se alejaron de ahí, y en ese momento salimos Rachel y yo de nuestro escondite.
- No entiendo nada...
Todo era muy confuso, aunque admito que me alegraba haber salido de aquel fétido lugar al cual esperaba no tener que volver a entrar jamás. Rachel se encontraba mirando el primer carruaje donde había sido llevada la chica. El cochero y el otro hombre estaban en el suelo sangrando y derrotados. Al ver la sangre me quedé parada mirándoles sintiendo un gran impulso por morderles. La sangre era fresca y total, solo iba a malgastarse, ¿Por qué no bebérmela? ... No sería asesinato porque iban a morir de todas formas.
"No Dahlia, tú no eres así, no comes humanos a menos que sea estrictamente necesario. "
Me debatía entre mis pensamientos hasta que la voz de Rachel me devolvió al mundo real. La joven se encontraba sentada sobre el carruaje. Su cara mostraba cierto miedo cuando me preguntó si quería llevar las riendas. Yo jamás había llevado un carruaje, de pequeña ,monté un poni y hacía poco había corrido en una carrera de upeleros, pero no fue nada bien. Quise decirle que sería mejor idea que lo llevase ella pero su rostro reflejaba inseguridad por lo que decidí echarle cojones a la cosa.
- Yo las llevaré tranquila.
¿No tenía por qué ser muy difícil no? Recordé a los cocheros de mis padres e imité sus movimientos con las amarras.
- ¡Arre!
Le di un tirón a las cuerdas y los caballos comenzaron a correr. Tal fue la impresión que casi me caigo de espaldas. Seguí azotando las amarras consiguiendo que los caballos corriesen como nunca. Cuando estábamos a una buena distancia del otro carruaje disminuí la velocidad para no levantar sospechas. El carruaje que teníamos delante empezó a correr con muchas más velocidad y yo hice lo mismo. Cuando se metieron por un camino deduje que podríamos atajar por en medio de la maleza encubiertas sin que nos viesen.
- ¡Agárrate fuerte!
Desvié a los caballos del camino y empezamos a cabalgar por en medio de las ramas y los árboles. No pude evitar llevarme unos cuantos golpes proporcionados por ramas que no me dio tiempo a ver. De vez en cuando iba vigilando al carruaje de los bandidos, el cual iba siguiendo el camino sin ningún tipo de temor y sin poder vernos a nosotras. De repente, tras varios minutos cabalgando se pararon frente a una vieja casa sucia, rota y aparentemente abandonada. Paré el carruaje en medio de la nada y bajé observando el lugar y cómo metían dentro de aquella derruida casa a la joven. No había nada alrededor más que vegetación y el sonido de los búhos. Miré a Rachel mientras le sonreía y le ofrecía la mano para bajar del carruaje.
- Será mejor que echemos un vistazo.
Me acerqué con cautela a una ventana rota que daba al salón de la casa vieja. Dentro todo era oscuro y estaba lleno de cristales rotos, polvo y muebles antiguos y desgastados. En un sillón habían sentado a la joven atándola de manos y piernas mientras le tapaban la boca.
- Vamos preciosa no te resistas tanto, en realidad te hemos hecho un favor sacándote de ahí. Ellos te habrían matado mientras que nosotros solo queremos pedirle a tu padre una pequeña recompensa a cambio ¿No estás feliz de seguir con vida?
Así que eso era lo que había ocurrido. Aquellos hombres se habrían enterado del secuestro y habían decidido "rescatarla" para luego pedir un rescate por ella. Miré a Rachel.
-Si me preguntas a mí, yo soy partidaria de entrar a lo loco y rescatarla a base de deshacernos de ellos, pero mi idea es un poco suicida porque saldríamos muy mal paradas ¿Alguna idea?
De pronto noté cómo Rachel empezaba a actuar por su cuenta y se dirigía a unas escaleras que ascendía hacia el exterior. Me quedé parada mirándola sin entender qué hacía, pero cuando desapareció por el túnel me di prisa de alcanzarla. Me fui guiando por la luz de su traje hasta llega a una reja que separaba aquel túnel de la calle.
- Rachel ¿Qué...?
De pronto ella me hizo un gesto de que me callase, por lo cual obedecí observando la escena que se producía fuera. Era imposible, pero ahí estaba el carruaje que queríamos encontrar, solo que había una pelea entre los dos guardaespaldas del carruaje y otro grupo de hombres. Al principio pensé que igual se trataba de ladrones, pero luego sacaron a rastras a la muchacha del carruaje diciendo que trataban de rescatarla. Al escuchar aquello me quedé perpleja sin entender,y de hecho la chica seguía retorciéndose tratando de escapar de sus malhechores. Una vez metieron a la chica en otro coche de caballos se alejaron de ahí, y en ese momento salimos Rachel y yo de nuestro escondite.
- No entiendo nada...
Todo era muy confuso, aunque admito que me alegraba haber salido de aquel fétido lugar al cual esperaba no tener que volver a entrar jamás. Rachel se encontraba mirando el primer carruaje donde había sido llevada la chica. El cochero y el otro hombre estaban en el suelo sangrando y derrotados. Al ver la sangre me quedé parada mirándoles sintiendo un gran impulso por morderles. La sangre era fresca y total, solo iba a malgastarse, ¿Por qué no bebérmela? ... No sería asesinato porque iban a morir de todas formas.
"No Dahlia, tú no eres así, no comes humanos a menos que sea estrictamente necesario. "
Me debatía entre mis pensamientos hasta que la voz de Rachel me devolvió al mundo real. La joven se encontraba sentada sobre el carruaje. Su cara mostraba cierto miedo cuando me preguntó si quería llevar las riendas. Yo jamás había llevado un carruaje, de pequeña ,monté un poni y hacía poco había corrido en una carrera de upeleros, pero no fue nada bien. Quise decirle que sería mejor idea que lo llevase ella pero su rostro reflejaba inseguridad por lo que decidí echarle cojones a la cosa.
- Yo las llevaré tranquila.
¿No tenía por qué ser muy difícil no? Recordé a los cocheros de mis padres e imité sus movimientos con las amarras.
- ¡Arre!
Le di un tirón a las cuerdas y los caballos comenzaron a correr. Tal fue la impresión que casi me caigo de espaldas. Seguí azotando las amarras consiguiendo que los caballos corriesen como nunca. Cuando estábamos a una buena distancia del otro carruaje disminuí la velocidad para no levantar sospechas. El carruaje que teníamos delante empezó a correr con muchas más velocidad y yo hice lo mismo. Cuando se metieron por un camino deduje que podríamos atajar por en medio de la maleza encubiertas sin que nos viesen.
- ¡Agárrate fuerte!
Desvié a los caballos del camino y empezamos a cabalgar por en medio de las ramas y los árboles. No pude evitar llevarme unos cuantos golpes proporcionados por ramas que no me dio tiempo a ver. De vez en cuando iba vigilando al carruaje de los bandidos, el cual iba siguiendo el camino sin ningún tipo de temor y sin poder vernos a nosotras. De repente, tras varios minutos cabalgando se pararon frente a una vieja casa sucia, rota y aparentemente abandonada. Paré el carruaje en medio de la nada y bajé observando el lugar y cómo metían dentro de aquella derruida casa a la joven. No había nada alrededor más que vegetación y el sonido de los búhos. Miré a Rachel mientras le sonreía y le ofrecía la mano para bajar del carruaje.
- Será mejor que echemos un vistazo.
Me acerqué con cautela a una ventana rota que daba al salón de la casa vieja. Dentro todo era oscuro y estaba lleno de cristales rotos, polvo y muebles antiguos y desgastados. En un sillón habían sentado a la joven atándola de manos y piernas mientras le tapaban la boca.
- Vamos preciosa no te resistas tanto, en realidad te hemos hecho un favor sacándote de ahí. Ellos te habrían matado mientras que nosotros solo queremos pedirle a tu padre una pequeña recompensa a cambio ¿No estás feliz de seguir con vida?
Así que eso era lo que había ocurrido. Aquellos hombres se habrían enterado del secuestro y habían decidido "rescatarla" para luego pedir un rescate por ella. Miré a Rachel.
-Si me preguntas a mí, yo soy partidaria de entrar a lo loco y rescatarla a base de deshacernos de ellos, pero mi idea es un poco suicida porque saldríamos muy mal paradas ¿Alguna idea?
Dahlia Lockhart
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Re: La joven rebelde [Trabajo] [Dahlia+Rachel]
Dahlia se ofreció para llevar el carruaje. No parecía una experta, pero al menos exhibía más confianza que yo. Así que tal vez sería buena idea que lo llevara ella. Sin más, le cedí las riendas y me senté a un lado. El azote que dio a los caballos fue tal que ambas casi nos caemos hacia atrás. Yo casi muero infartada.
-Ay… - me quejé dolorida cuando mi cabeza impactó contra la madera del carromato. “Evaluando habilidades de conducción. Diagnóstico: Muy mejorables”. Evaluó NIA. Eso era algo en lo que estaba de acuerdo, pero yo no lo haría mejor. Íbamos a toda velocidad. Tanto que en un giro brusco pillamos un bache y casi me salgo por la inercia de la carreta. “Corrección: Deficientes”. Corrigió la inteligencia. Terminamos llegando a una casa derruida, a las afueras de la ciudad. Los hombres detuvieron el carruaje y metieron a la joven a rastro. No pude ver mucho más.
Dahlia se bajó primero y me ofreció su mano para ayudarme a bajar. Pero no pude tomarla, me llevé una mano a la boca y con la otra le hice un gesto de negación con el dedo índice. No podía hablar. Rápidamente me bajé del carromato y me dirigí corriendo a la parte trasera de éste. Alejándome de la vista de la joven. Con apenas tres meses de vida pocas veces me había visto sometida a tal velocidad. Aquella experiencia había revuelto mi estómago. Una de las pocas partes orgánicas que conservaba. “¿Puedes dejar de expulsar por la boca líquidos del interior de tu estómago? Tenemos una misión que cumplir.”. Me recriminaba NIA. No sé qué era aquello, pero me sentía fatal.
-Ya estoy… - dije tras un minuto de ausencia, todavía con cierto malestar aún en el cuerpo. Llevándome la mano al estómago.
No escuché lo que habían dicho. Pero seguro que no era nada bueno. Dahlia me contó su plan, que era entrar a lo loco, algo que NIA definió como “Una idea precipitada y acorde a la mentalidad kamikaze de la vampiresa. Deniégala por completo”. Eran dos solo, pero aquello era cuanto menos peligroso. – Creo que sería mejor probar algo más sigiloso. – le propuse.
Había que pensar algo. Me acerqué a la ventana y observé como uno de los tipos pegaba a la adolescente. A lo que ésta devolvió escupiéndole. Por lo visto los nuevos secuestradores querían intercambiarla por dinero. Cerré los ojos pensativa durante unos instantes. - ¿Y si pruebas a tirar piedras a la ventana? Seguro que alguno sale y podrás darle caza, yo entraré y me enfrentaré al restante. ¿Qué te parece? – le pregunté sonriente. – será mejor que tires tu la piedra, ya que a mí por las luces de mi traje me localizarán rápido en cuanto salgan. – le indiqué. Aceptando en esta ocasión el “trabajo sucio”, pero era importante para mí sentirme útil. “Apruebo tu idea, Rachel”. Declaró NIA en mi cabeza.
Ya sólo faltaba que Dahlia me diese una respuesta afirmativa. Dicho esto, avancé sigilosa hacia la parte delantera de la casa. “Disminuyendo intensidad del soporte vital”. Las luces rápidamente redujeron su intensidad hasta convertirse en un tenue azul pálido, que aún así seguía destacando en aquella noche, aunque bastante menos intensamente que antes.
Me escondí tras unos densos arbustos, que se encontraban cercanos a la puerta y casi colindantes con la casucha. Se oían gritos de la joven, amordazada en el interior. Los hombres se mostraban fanfarrones ante ella.
-Grita cuanto quieras. Nadie te va a oír con esparadrapo en la boca. – rió uno de ellos. Yo también sonreí. Aquello me confirmaba que poco sospechaban aquellos tipos de nuestra presencia allí. Estaba ansiosa por entrar en acción y sentirme una heroína por primera vez. Esta vez me encontraba con más confianza que en el robo del libro. Sin embargo, NIA no parecía tan convencida de ello. “No te confíes, Rachel.” Me advertía. Esperé inquieta a que Dahlia lanzara la piedra, a ver qué era lo que ocurría. Aunque quien sabe, tal vez hubiese algún contratiempo inesperado.
*Off: Como dije en otro hilo, a partir de mañana por la noche estaré ausente hasta el martes. Así que no responderé hasta entonces. Lo siento >.<-Ay… - me quejé dolorida cuando mi cabeza impactó contra la madera del carromato. “Evaluando habilidades de conducción. Diagnóstico: Muy mejorables”. Evaluó NIA. Eso era algo en lo que estaba de acuerdo, pero yo no lo haría mejor. Íbamos a toda velocidad. Tanto que en un giro brusco pillamos un bache y casi me salgo por la inercia de la carreta. “Corrección: Deficientes”. Corrigió la inteligencia. Terminamos llegando a una casa derruida, a las afueras de la ciudad. Los hombres detuvieron el carruaje y metieron a la joven a rastro. No pude ver mucho más.
Dahlia se bajó primero y me ofreció su mano para ayudarme a bajar. Pero no pude tomarla, me llevé una mano a la boca y con la otra le hice un gesto de negación con el dedo índice. No podía hablar. Rápidamente me bajé del carromato y me dirigí corriendo a la parte trasera de éste. Alejándome de la vista de la joven. Con apenas tres meses de vida pocas veces me había visto sometida a tal velocidad. Aquella experiencia había revuelto mi estómago. Una de las pocas partes orgánicas que conservaba. “¿Puedes dejar de expulsar por la boca líquidos del interior de tu estómago? Tenemos una misión que cumplir.”. Me recriminaba NIA. No sé qué era aquello, pero me sentía fatal.
-Ya estoy… - dije tras un minuto de ausencia, todavía con cierto malestar aún en el cuerpo. Llevándome la mano al estómago.
No escuché lo que habían dicho. Pero seguro que no era nada bueno. Dahlia me contó su plan, que era entrar a lo loco, algo que NIA definió como “Una idea precipitada y acorde a la mentalidad kamikaze de la vampiresa. Deniégala por completo”. Eran dos solo, pero aquello era cuanto menos peligroso. – Creo que sería mejor probar algo más sigiloso. – le propuse.
Había que pensar algo. Me acerqué a la ventana y observé como uno de los tipos pegaba a la adolescente. A lo que ésta devolvió escupiéndole. Por lo visto los nuevos secuestradores querían intercambiarla por dinero. Cerré los ojos pensativa durante unos instantes. - ¿Y si pruebas a tirar piedras a la ventana? Seguro que alguno sale y podrás darle caza, yo entraré y me enfrentaré al restante. ¿Qué te parece? – le pregunté sonriente. – será mejor que tires tu la piedra, ya que a mí por las luces de mi traje me localizarán rápido en cuanto salgan. – le indiqué. Aceptando en esta ocasión el “trabajo sucio”, pero era importante para mí sentirme útil. “Apruebo tu idea, Rachel”. Declaró NIA en mi cabeza.
Ya sólo faltaba que Dahlia me diese una respuesta afirmativa. Dicho esto, avancé sigilosa hacia la parte delantera de la casa. “Disminuyendo intensidad del soporte vital”. Las luces rápidamente redujeron su intensidad hasta convertirse en un tenue azul pálido, que aún así seguía destacando en aquella noche, aunque bastante menos intensamente que antes.
Me escondí tras unos densos arbustos, que se encontraban cercanos a la puerta y casi colindantes con la casucha. Se oían gritos de la joven, amordazada en el interior. Los hombres se mostraban fanfarrones ante ella.
-Grita cuanto quieras. Nadie te va a oír con esparadrapo en la boca. – rió uno de ellos. Yo también sonreí. Aquello me confirmaba que poco sospechaban aquellos tipos de nuestra presencia allí. Estaba ansiosa por entrar en acción y sentirme una heroína por primera vez. Esta vez me encontraba con más confianza que en el robo del libro. Sin embargo, NIA no parecía tan convencida de ello. “No te confíes, Rachel.” Me advertía. Esperé inquieta a que Dahlia lanzara la piedra, a ver qué era lo que ocurría. Aunque quien sabe, tal vez hubiese algún contratiempo inesperado.
Rachel Roche
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Re: La joven rebelde [Trabajo] [Dahlia+Rachel]
Tras mi intento de conducción del carro conseguí perseguir a los bandidos sin ser vista por el bosque. En verdad había sido un milagro haber controlado a aquellos caballos, pero aún más lo era haber conseguido frenarlos justo donde deseaba. Al descubrir mis artísticas y turbulentas dotes como cochera no pude evitar sonreír de felicidad, aunque al parecer Rachel no opinaba lo mismo.
Cuando bajé del carro y le ofrecí mi mano observé que la joven se había vuelto de un color amarillo enfermizo. Colocó una de sus manos en su boca y saltó del carro alejándose de mí buscando intimidad para vomitar. Al ver aquella reacción tras mi conducción no pude evitar sentirme mal y no saber qué hacer.
- Lo... lo siento.
Bueno, al menos habíamos llegado a nuestro objetivo. Una vez nos colocamos en la ventana Rachel rechazó mi idea de entrar a lo loco y propuso una idea algo más preparada y segura para ambas. La idea era que para dividirnos el trabajo sería interesante que yo tratase de atraer alguno afuera mientras ella entraba con sigilo. Cuando comentó que yo podía "darles caza" le miré extrañada, pues no le había dicho que era vampiresa y tampoco me gustaba demasiado que la gente supiera aquella faceta mía.
- ¿Cazar? ¿Crees que soy un vampiro?
Le miré con extrañeza tratando así de convencerla de que no era algo que efectivamente era (que rara me ha quedado esta frase xD) Cuando propuso la idea le mostré mi mano con el dedo pulgar hacia arriba en señal de afirmación. Una vez Rachel se escabulló entre los arbustos hacia la puerta me dediqué a coger una piedra y lanzarla a la ventana con la intención de hacer ruido, pero en vez de eso la lancé sin querer con demasiada fuerza y rompí el cristal a la vez que le daba a uno de los maleantes en la cabeza.
- Au, ¡Eh! ¿Quién anda ahí?
Me quedé petrificada al escuchar aquello sin saber muy bien que contestar hasta que mi boca comenzó a funcionar sin dejar que mi cerebro tuviese un minuto para pensar.
-¿Yo?
Los hombres por un segundo dejaron de prestar atención a la joven prisionera y se miraron entre ellos sin saber qué hacer ante aquella respuesta tan poco propicia en aquel momento. De repente el que parecía el jefe del clan miró a dos de ellos y les ordenó ir a investigar. Los hombres tardaron unos segundos en asumir la orden y posteriormente se dirigieron corriendo a la puerta hasta salir a la calle. La noche era oscura y yo me ocultaba entre las sombras de los arbustos que rodeaban la casa por lo que no me vieron. Al examinar la zona y no ver a nadie dieron la vuelta con intención de entrar de nuevo, pero yo no podía dejarles entrar otra vez, no podía dejar a Rachel con todo el marrón encima por lo que salí.
- Eh... Ho... hola.
Al escuchar mi patético intento de alarma se giraron y al verme se quedaron aún más pasmados de lo que habían estado en el interior de la casa. Uno de ellos miró al otro con una sonrisa maliciosa y dio un par de pasos hacia mí con decisión.
- Vaya vaya, pequeña no deberías estar sola de noche, podría ser peligroso. ¿Por qué no vienes con nosotros?
El otro de los hombres al ver las intenciones del primero sonrió también, y yo seguía sin entender a qué venían esas sonrisas tan extrañas por lo que me puse en una posición defensiva estando dispuesta a todo. Ambos vestían ropas oscuras muy similares a las mías, con la diferencia de que el que se acercaba a mí llevaba un ridículo sombrero de vaquero y el otro exponía su oscuro y sucio pelo al aire.
- He venido a derrotaros y salvar a la chica.
"Y por qué coño dices eso? ¿Eres tonta o qué te pasa?"
Supongo que esperaba algún tipo de expresión de sorpresa por parte de los maleantes pero en vez de eso empezaron a reirse en mi cara por lo que aquello hizo que me cabrease y les gritase cosas del tipo "no os riáis de mí" "Lo digo en serio, deberíais temerme"
Al final cuando por fin decidieron dejar de descojonarse de mí me miraron de arriba a abajo. No pude evitar ver como uno de ellos se relamía y me dio más asco de lo que ya sentía solo de verle. Se acercaron a mí amenazándome y ambos sacaron cuchillos tratando de asustarme y obligarme a entrar con ellos a la casa por las buenas. No quería montar un espectáculo ni tampoco era mi intención que empezasen a chillar así que aprovechando que Rachel no estaba por allí decidí utilizar mi poder de la voz para calmar a las fieras. Justo cuando les tenía a un par de pasos comencé a cantar una nana con una voz suave y sutil. Los hombres al principio no entendía que trataba de hacer y a los pocos segundos sus miradas se perdieron mirando al horizonte estando completamente hipnotizados por mí. Una vez les tenía en ese estado continué cantando buscando alguna forma de retenerles ahí y esperando que dentro de la casa no se escuchase nada de aquel cántico.
Descubrí que uno de los hombres llevaba una cuerda amarrada al pantalón así que la utilicé para atarles a un árbol, y como tampoco quería que pudiesen llamar a nadie pensé en taparles la boca. No tenían pañuelos encima así que preferí cortar por lo sano y les di a cada uno un golpe en la nuca dejándoles inconscientes de forma que así desde luego no se iban a poder quejar en un rato largo.
- Perfecto.
Una vez cumplido mi cometido sonreí y me volví a asomar por la ventana a ver que tal le iba a Rachel, Mientras ella trataba de vencer al resto de los hombres pensé que era un buen momento para darme prisa y liberar a la chica de las ataduras. Sin perder un segundo salté por la ventana hacia el interior de la casa y le quité la mordaza a la chica mientras posteriormente la desataba.
- Eres libre, ahora....
No pude decir más porque de repente sentí un puñetazo en mi cara tan inesperado que hizo que me cayese de espaldas al suelo. El golpe no había sido especialmente fuerte pero si lo suficiente para darme en el tabique nasal y subírmelo haciendo que comenzase a sangrar a chorros por la nariz. Al levantar la mirada descubrí lo que ya sospechaba. La propia chica había sido la que me había dado aquel puñetazo y la miré dolorida y sin entender.
- ¿Pero qué haces?
Cuando bajé del carro y le ofrecí mi mano observé que la joven se había vuelto de un color amarillo enfermizo. Colocó una de sus manos en su boca y saltó del carro alejándose de mí buscando intimidad para vomitar. Al ver aquella reacción tras mi conducción no pude evitar sentirme mal y no saber qué hacer.
- Lo... lo siento.
Bueno, al menos habíamos llegado a nuestro objetivo. Una vez nos colocamos en la ventana Rachel rechazó mi idea de entrar a lo loco y propuso una idea algo más preparada y segura para ambas. La idea era que para dividirnos el trabajo sería interesante que yo tratase de atraer alguno afuera mientras ella entraba con sigilo. Cuando comentó que yo podía "darles caza" le miré extrañada, pues no le había dicho que era vampiresa y tampoco me gustaba demasiado que la gente supiera aquella faceta mía.
- ¿Cazar? ¿Crees que soy un vampiro?
Le miré con extrañeza tratando así de convencerla de que no era algo que efectivamente era (que rara me ha quedado esta frase xD) Cuando propuso la idea le mostré mi mano con el dedo pulgar hacia arriba en señal de afirmación. Una vez Rachel se escabulló entre los arbustos hacia la puerta me dediqué a coger una piedra y lanzarla a la ventana con la intención de hacer ruido, pero en vez de eso la lancé sin querer con demasiada fuerza y rompí el cristal a la vez que le daba a uno de los maleantes en la cabeza.
- Au, ¡Eh! ¿Quién anda ahí?
Me quedé petrificada al escuchar aquello sin saber muy bien que contestar hasta que mi boca comenzó a funcionar sin dejar que mi cerebro tuviese un minuto para pensar.
-¿Yo?
Los hombres por un segundo dejaron de prestar atención a la joven prisionera y se miraron entre ellos sin saber qué hacer ante aquella respuesta tan poco propicia en aquel momento. De repente el que parecía el jefe del clan miró a dos de ellos y les ordenó ir a investigar. Los hombres tardaron unos segundos en asumir la orden y posteriormente se dirigieron corriendo a la puerta hasta salir a la calle. La noche era oscura y yo me ocultaba entre las sombras de los arbustos que rodeaban la casa por lo que no me vieron. Al examinar la zona y no ver a nadie dieron la vuelta con intención de entrar de nuevo, pero yo no podía dejarles entrar otra vez, no podía dejar a Rachel con todo el marrón encima por lo que salí.
- Eh... Ho... hola.
Al escuchar mi patético intento de alarma se giraron y al verme se quedaron aún más pasmados de lo que habían estado en el interior de la casa. Uno de ellos miró al otro con una sonrisa maliciosa y dio un par de pasos hacia mí con decisión.
- Vaya vaya, pequeña no deberías estar sola de noche, podría ser peligroso. ¿Por qué no vienes con nosotros?
El otro de los hombres al ver las intenciones del primero sonrió también, y yo seguía sin entender a qué venían esas sonrisas tan extrañas por lo que me puse en una posición defensiva estando dispuesta a todo. Ambos vestían ropas oscuras muy similares a las mías, con la diferencia de que el que se acercaba a mí llevaba un ridículo sombrero de vaquero y el otro exponía su oscuro y sucio pelo al aire.
- He venido a derrotaros y salvar a la chica.
"Y por qué coño dices eso? ¿Eres tonta o qué te pasa?"
Supongo que esperaba algún tipo de expresión de sorpresa por parte de los maleantes pero en vez de eso empezaron a reirse en mi cara por lo que aquello hizo que me cabrease y les gritase cosas del tipo "no os riáis de mí" "Lo digo en serio, deberíais temerme"
Al final cuando por fin decidieron dejar de descojonarse de mí me miraron de arriba a abajo. No pude evitar ver como uno de ellos se relamía y me dio más asco de lo que ya sentía solo de verle. Se acercaron a mí amenazándome y ambos sacaron cuchillos tratando de asustarme y obligarme a entrar con ellos a la casa por las buenas. No quería montar un espectáculo ni tampoco era mi intención que empezasen a chillar así que aprovechando que Rachel no estaba por allí decidí utilizar mi poder de la voz para calmar a las fieras. Justo cuando les tenía a un par de pasos comencé a cantar una nana con una voz suave y sutil. Los hombres al principio no entendía que trataba de hacer y a los pocos segundos sus miradas se perdieron mirando al horizonte estando completamente hipnotizados por mí. Una vez les tenía en ese estado continué cantando buscando alguna forma de retenerles ahí y esperando que dentro de la casa no se escuchase nada de aquel cántico.
Descubrí que uno de los hombres llevaba una cuerda amarrada al pantalón así que la utilicé para atarles a un árbol, y como tampoco quería que pudiesen llamar a nadie pensé en taparles la boca. No tenían pañuelos encima así que preferí cortar por lo sano y les di a cada uno un golpe en la nuca dejándoles inconscientes de forma que así desde luego no se iban a poder quejar en un rato largo.
- Perfecto.
Una vez cumplido mi cometido sonreí y me volví a asomar por la ventana a ver que tal le iba a Rachel, Mientras ella trataba de vencer al resto de los hombres pensé que era un buen momento para darme prisa y liberar a la chica de las ataduras. Sin perder un segundo salté por la ventana hacia el interior de la casa y le quité la mordaza a la chica mientras posteriormente la desataba.
- Eres libre, ahora....
No pude decir más porque de repente sentí un puñetazo en mi cara tan inesperado que hizo que me cayese de espaldas al suelo. El golpe no había sido especialmente fuerte pero si lo suficiente para darme en el tabique nasal y subírmelo haciendo que comenzase a sangrar a chorros por la nariz. Al levantar la mirada descubrí lo que ya sospechaba. La propia chica había sido la que me había dado aquel puñetazo y la miré dolorida y sin entender.
- ¿Pero qué haces?
Dahlia Lockhart
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Re: La joven rebelde [Trabajo] [Dahlia+Rachel]
Esperaba ansiosa a que Dahlia tirara la piedra. Un sonido a cristal roto adornado de un “¡ay!” por parte de uno de los secuestradores era un indicio de que las cosas iban bien. No tardaría en sentir abrirse la puerta a mi lado y ver como los tipos salían hacia fuera. Rumbo a donde se encontraba la chica. “Es el momento de entrar”. Me declaró NIA. Que aún no tenía sensores que atravesaran las paredes para detectar cuántos más había dentro, así que sería toda una sorpresa para mí.
Rápidamente accedí a la pequeña cabaña. Allí había un secuestrador más, un hombre con ropajes de cuero oscuro, además de la joven rubia, atada y amordazada. El tipo sonrió al ver mi traje brillar en un intenso color azul y tomó una estaca de madera.
-¿Quién eres tú? – preguntó dándose golpes en la palma de la mano con la estaca. Era como un armario. Semejante tamaño me hacía sentir bastante miedo. Algo que NIA notaba. “Rachel, tranquila. Puedes con ese ser orgánico”. No. No estaba tan segura de ello. Una vez más, como me pasó en Sandorái, mostraba buena motivación, pero cuando me veía en problemas volvía a dudar de mis capacidades.
-Yo… verá. No busco problemas de ningún tipo. - le dije en un tono cordial, retrocediendo hasta una pared. – La chica está perdida y quería llevarla a casa. Solo eso… Pero no busco problemas. – dije mostrándole las palmas de mis manos en señal de cordialidad. Mis palabras hicieron que el tipo de la estaca comenzara a sonreír.
-¡Claro! ¡Llévatela! – dijo con total cordialidad, aquello me sorprendió. Y yo sonreí. Por una vez había conseguido algo por la palabra. “Rachel, ese comentario es irónico.”. No lo había pillado, pero al decirme esto NIA volví a ponerme a la defensiva. Tenía que ser consciente de que allí iba a haber pelea.
-¿Me… me va a atacar, verdad? – le pregunté, me llevé mi mano al aro.
-¿Tú que crees? – dijo el bruto acercándose hacia mí levantando su palo.
Rodé para esquivar el golpe del hombre. Era un animal y golpeaba todo lo que pillaba, destrozando la cabaña prácticamente de tres golpes. En uno de nuestros forcejeos, el bruto iba a disponerse a atizarme en la cabeza. Instintivamente me cubrí ésta con los brazos, de manera que cuando el palo dio en mis extremidades, rápidamente se partió y yo ni me enteré. Mi propio cuerpo actuaba como coraza contra armas débiles gracias a mis brazos metálicos y los diversos implantes que llevaba.
Se asustó al ver esta reacción inesperada. Tanto que aproveché para tomar mi aro de luz y propinarle un corte en la pierna que le hizo caer al suelo y pude golpearle en la cara para que quedara inconsciente gracias a mi fuerte brazo.
“Impresionante, Rachel. El Centinela estaría orgulloso de ti.”. Me felicitaba NIA. Y yo sonreí por sentirme capaz de sobrevivir a un combate tal.
Cuando me di la vuelta vi a Dahlia liberando a la joven. Parecía que ella también se había deshecho de sus enemigos y había accedido a la cabaña para liberarla. Sonreí a mi compañera. – Misión cumplida – le dije con una sonrisa mientras veía como la desataba. Pero ni mucho menos sería tan sencillo pues, para sorpresa de las dos, la joven soltó un grito y propinó un fuerte golpe a Dahlia, partiéndole la nariz y haciéndola caer al suelo. Me llevé las manos a la boca, asustada.
La joven sin detenerse un instante se dirigió hacia mí y me propinó un puñetazo con todas sus fuerzas en la cara. Pero conmigo no le sería tan fácil. Un sonido metálico “clonck” sonó al producirse el golpe. Los implantes de acero que llevaba por toda la cara hicieron que la joven se partiera la mano y yo ni me inmutara, hice gestos de negación con la cabeza. “¿Es que no ven la marca que llevas en la cara?”. Bromeaba NIA.
-¿Por qué haces esto? – le pregunté – Sólo queremos ayudarte.
-No necesito que me rescatéis. Estos imbéciles llevan tiempo tras de mí. – dijo, señalando al tipo que había dejado inconsciente - ¡Me he dejado secuestrar para que Antoine venga por mí! ¡Él es el amor de mi vida! Y mi padre tendrá que darme por muerta.
-¿Y los primeros secuestradores? – pregunté en alusión al cambio que hubo en Sacrestic.
-Esos eran los falsos secuestradores, los chicos de Antoine. Pero entonces aparecieron estos idiotas… Antoine sabe quiénes son y vendrá con más para salvarme.
“Estamos ante un caso de romance adolescente.” declaró NIA. Yo ni siquiera sabía qué era el amor así que no pude opinar.
La joven, con la mano rota fue arrastrándose hasta la puerta, y comenzó a correr, mirándome con miedo. Para mí era tan sencillo como cogerla. Pero preferí ir a atender a Dahlia, lo que me costaría la bronca de NIA. “¿Pero qué haces? Olvida a la mujer. Cumple tu misión.” Nuevamente, la inteligencia mostraba su lado más maquiavélico, pero eso ya había conseguido destruir un par de amistades. No iba a permitirlo y menos con Dahlia, que era un amor de chica. Primero asistiría a mi compañera y luego iríamos a por ella.
-¿Estás bien, Dahlia? – le pregunté cariñosamente observando su herida. Lamentablemente, no sabía nada de primeros auxilios, pero traté de ponerle un paño en la nariz para que dejara de sangrar. Pronto tendríamos que volver a salir por ella.
*Off: Me ha parecido muy gracioso tu mensaje. JajajajaRápidamente accedí a la pequeña cabaña. Allí había un secuestrador más, un hombre con ropajes de cuero oscuro, además de la joven rubia, atada y amordazada. El tipo sonrió al ver mi traje brillar en un intenso color azul y tomó una estaca de madera.
-¿Quién eres tú? – preguntó dándose golpes en la palma de la mano con la estaca. Era como un armario. Semejante tamaño me hacía sentir bastante miedo. Algo que NIA notaba. “Rachel, tranquila. Puedes con ese ser orgánico”. No. No estaba tan segura de ello. Una vez más, como me pasó en Sandorái, mostraba buena motivación, pero cuando me veía en problemas volvía a dudar de mis capacidades.
-Yo… verá. No busco problemas de ningún tipo. - le dije en un tono cordial, retrocediendo hasta una pared. – La chica está perdida y quería llevarla a casa. Solo eso… Pero no busco problemas. – dije mostrándole las palmas de mis manos en señal de cordialidad. Mis palabras hicieron que el tipo de la estaca comenzara a sonreír.
-¡Claro! ¡Llévatela! – dijo con total cordialidad, aquello me sorprendió. Y yo sonreí. Por una vez había conseguido algo por la palabra. “Rachel, ese comentario es irónico.”. No lo había pillado, pero al decirme esto NIA volví a ponerme a la defensiva. Tenía que ser consciente de que allí iba a haber pelea.
-¿Me… me va a atacar, verdad? – le pregunté, me llevé mi mano al aro.
-¿Tú que crees? – dijo el bruto acercándose hacia mí levantando su palo.
Rodé para esquivar el golpe del hombre. Era un animal y golpeaba todo lo que pillaba, destrozando la cabaña prácticamente de tres golpes. En uno de nuestros forcejeos, el bruto iba a disponerse a atizarme en la cabeza. Instintivamente me cubrí ésta con los brazos, de manera que cuando el palo dio en mis extremidades, rápidamente se partió y yo ni me enteré. Mi propio cuerpo actuaba como coraza contra armas débiles gracias a mis brazos metálicos y los diversos implantes que llevaba.
Se asustó al ver esta reacción inesperada. Tanto que aproveché para tomar mi aro de luz y propinarle un corte en la pierna que le hizo caer al suelo y pude golpearle en la cara para que quedara inconsciente gracias a mi fuerte brazo.
“Impresionante, Rachel. El Centinela estaría orgulloso de ti.”. Me felicitaba NIA. Y yo sonreí por sentirme capaz de sobrevivir a un combate tal.
Cuando me di la vuelta vi a Dahlia liberando a la joven. Parecía que ella también se había deshecho de sus enemigos y había accedido a la cabaña para liberarla. Sonreí a mi compañera. – Misión cumplida – le dije con una sonrisa mientras veía como la desataba. Pero ni mucho menos sería tan sencillo pues, para sorpresa de las dos, la joven soltó un grito y propinó un fuerte golpe a Dahlia, partiéndole la nariz y haciéndola caer al suelo. Me llevé las manos a la boca, asustada.
La joven sin detenerse un instante se dirigió hacia mí y me propinó un puñetazo con todas sus fuerzas en la cara. Pero conmigo no le sería tan fácil. Un sonido metálico “clonck” sonó al producirse el golpe. Los implantes de acero que llevaba por toda la cara hicieron que la joven se partiera la mano y yo ni me inmutara, hice gestos de negación con la cabeza. “¿Es que no ven la marca que llevas en la cara?”. Bromeaba NIA.
-¿Por qué haces esto? – le pregunté – Sólo queremos ayudarte.
-No necesito que me rescatéis. Estos imbéciles llevan tiempo tras de mí. – dijo, señalando al tipo que había dejado inconsciente - ¡Me he dejado secuestrar para que Antoine venga por mí! ¡Él es el amor de mi vida! Y mi padre tendrá que darme por muerta.
-¿Y los primeros secuestradores? – pregunté en alusión al cambio que hubo en Sacrestic.
-Esos eran los falsos secuestradores, los chicos de Antoine. Pero entonces aparecieron estos idiotas… Antoine sabe quiénes son y vendrá con más para salvarme.
“Estamos ante un caso de romance adolescente.” declaró NIA. Yo ni siquiera sabía qué era el amor así que no pude opinar.
La joven, con la mano rota fue arrastrándose hasta la puerta, y comenzó a correr, mirándome con miedo. Para mí era tan sencillo como cogerla. Pero preferí ir a atender a Dahlia, lo que me costaría la bronca de NIA. “¿Pero qué haces? Olvida a la mujer. Cumple tu misión.” Nuevamente, la inteligencia mostraba su lado más maquiavélico, pero eso ya había conseguido destruir un par de amistades. No iba a permitirlo y menos con Dahlia, que era un amor de chica. Primero asistiría a mi compañera y luego iríamos a por ella.
-¿Estás bien, Dahlia? – le pregunté cariñosamente observando su herida. Lamentablemente, no sabía nada de primeros auxilios, pero traté de ponerle un paño en la nariz para que dejara de sangrar. Pronto tendríamos que volver a salir por ella.
Rachel Roche
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Re: La joven rebelde [Trabajo] [Dahlia+Rachel]
Nada más entrar en la casa vi que estaba completamente destrozada y temí por la vida de mi compañera robótica, pero descubrí que se encontraba en perfectas condiciones y que había logrado vencer a un hombre, que más que un ser humano parecía un armario ropero de lo gigante y ancho que era. Al verlo sonreí a Rachel y le guiñé un ojo en señal de aprobación y fascinación, pues me parecía increíble que hubiese logrado derrotarlo ella sola.
Cuando me dirigí a la joven esta en vez de agradecerme mi heroísmo al salvarla decidió pagarme con un puñetazo que hizo que cayese de bruces al suelo y comenzase a sangrar aparatosamente por la nariz. Estaba tan sorprendida por aquella reacción que ni siquiera era consciente del dolor ni de la sangre que me recorría hasta la barbilla.
- ¿Pero qué haces?
Y no fui la única sorprendida. Rachel estaba tan sorprendida como yo, o incluso más. La chica, la cual al parecer se creía Hulk repartiendo puñetazos se dirigió a Rachel atacándola, y por tonta acabó rompiéndose el brazo ella solita. Al escuchar su grito de dolor al destrozarse la mano no pude evitar reírme, y lo mejor era que Rachel seguía con su cara de sorpresa casi sin ser consciente de que aquella chica acababa de propinarle un puñetazo que a cualquiera le hubiese hecho sangrar.
Por fin Rachel reaccionó preguntándole a la joven por qué hacía aquello, a lo que esta respondió con rabieta de niña pequeña que su amado vendría a buscarla y que todo estaba planeado para que su padre le dejase casarse con él. Al escucharla me quedé a cuadros sin saber muy bien que decir. Así que todo este rollo era debido a un lío amoroso de la jovencita con un tal Antoine. La miré con aburrimiento, desde luego aquella chica por muy enamorada que estuviese era un poco tonta, pues estaba segura de que habría alguna salida mejor que un fingido secuestro para que el padre aceptara aquella relación.
Rachel parecía darle tan poca importancia a aquella situación como yo, y de hecho en vez de tratar con la chica prefirió acercarse a mí y tratar de taponarme la herida con un pañuelo. Le sonreí mientras presionaba con aquel pañuelo mi nariz.
- Gracias Rachel estoy bien.
Estaba bien, pero no estaba para mañacadas, así que opté por cortar por lo sano y me acerqué a la chica. Esta me miró con enfado y con una postura defensiva tratando de volver a pegarme si era necesario, solo que esta vez yo estaba prevenida de sus intenciones y no dejaría que me tocase.
- No podéis llevarme con padre, Antoine vendrá a por mí y enotnces vo....
No pudo acabar la frase porque para entonces ya le había dado un golpe en la nuca lo suficientemente fuerte como para dejarla inconsciente. Al verla caer al suelo suspiré devolviéndole la mirada a Rachel y la tomé en brazos con intención de llevármela y salir por patas de allí.
- Ale ya está, así no molestará.
Hice un gesto a Rachel para que saliésemos de allí, pero entonces al cruzar mi mirada por la ventana descubrí que se acercaban varios caballos con sus respectivos jinetes encima y que paraban frente a la casa. Al parecer la chica tenía razón y ese tal Antoine venía a salvarla. Conté que eran 5 jinetes a caballo y miré a Rachel sin saber muy bien que hacer, aunque lo que era obvio es que lo mejor sería que no nos viesen por lo que me agaché con el cuerpo de la joven y después tiré de de la manos de Rachel tumbándola en el suelo junto a nosotras.
- Mierda... ¿Ahora qué hacemos? Lo mejor sería que no nos viesen así que ¿Alguna idea?
Estaba claro que la de las buenas ideas era ella, ya que yo pocas veces pensaba antes de actuar.
Off- Jaja a mí también me hizo mucha gracia tu post *-* Me cae muy bien Rachel, es un tema muy divertido de responder!
Cuando me dirigí a la joven esta en vez de agradecerme mi heroísmo al salvarla decidió pagarme con un puñetazo que hizo que cayese de bruces al suelo y comenzase a sangrar aparatosamente por la nariz. Estaba tan sorprendida por aquella reacción que ni siquiera era consciente del dolor ni de la sangre que me recorría hasta la barbilla.
- ¿Pero qué haces?
Y no fui la única sorprendida. Rachel estaba tan sorprendida como yo, o incluso más. La chica, la cual al parecer se creía Hulk repartiendo puñetazos se dirigió a Rachel atacándola, y por tonta acabó rompiéndose el brazo ella solita. Al escuchar su grito de dolor al destrozarse la mano no pude evitar reírme, y lo mejor era que Rachel seguía con su cara de sorpresa casi sin ser consciente de que aquella chica acababa de propinarle un puñetazo que a cualquiera le hubiese hecho sangrar.
Por fin Rachel reaccionó preguntándole a la joven por qué hacía aquello, a lo que esta respondió con rabieta de niña pequeña que su amado vendría a buscarla y que todo estaba planeado para que su padre le dejase casarse con él. Al escucharla me quedé a cuadros sin saber muy bien que decir. Así que todo este rollo era debido a un lío amoroso de la jovencita con un tal Antoine. La miré con aburrimiento, desde luego aquella chica por muy enamorada que estuviese era un poco tonta, pues estaba segura de que habría alguna salida mejor que un fingido secuestro para que el padre aceptara aquella relación.
Rachel parecía darle tan poca importancia a aquella situación como yo, y de hecho en vez de tratar con la chica prefirió acercarse a mí y tratar de taponarme la herida con un pañuelo. Le sonreí mientras presionaba con aquel pañuelo mi nariz.
- Gracias Rachel estoy bien.
Estaba bien, pero no estaba para mañacadas, así que opté por cortar por lo sano y me acerqué a la chica. Esta me miró con enfado y con una postura defensiva tratando de volver a pegarme si era necesario, solo que esta vez yo estaba prevenida de sus intenciones y no dejaría que me tocase.
- No podéis llevarme con padre, Antoine vendrá a por mí y enotnces vo....
No pudo acabar la frase porque para entonces ya le había dado un golpe en la nuca lo suficientemente fuerte como para dejarla inconsciente. Al verla caer al suelo suspiré devolviéndole la mirada a Rachel y la tomé en brazos con intención de llevármela y salir por patas de allí.
- Ale ya está, así no molestará.
Hice un gesto a Rachel para que saliésemos de allí, pero entonces al cruzar mi mirada por la ventana descubrí que se acercaban varios caballos con sus respectivos jinetes encima y que paraban frente a la casa. Al parecer la chica tenía razón y ese tal Antoine venía a salvarla. Conté que eran 5 jinetes a caballo y miré a Rachel sin saber muy bien que hacer, aunque lo que era obvio es que lo mejor sería que no nos viesen por lo que me agaché con el cuerpo de la joven y después tiré de de la manos de Rachel tumbándola en el suelo junto a nosotras.
- Mierda... ¿Ahora qué hacemos? Lo mejor sería que no nos viesen así que ¿Alguna idea?
Estaba claro que la de las buenas ideas era ella, ya que yo pocas veces pensaba antes de actuar.
Off- Jaja a mí también me hizo mucha gracia tu post *-* Me cae muy bien Rachel, es un tema muy divertido de responder!
Dahlia Lockhart
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Re: La joven rebelde [Trabajo] [Dahlia+Rachel]
Por suerte, Dahlia parecía encontrarse bien. Era una chica muy fuerte sin lugar a dudas. Y pronto su hemorragia se vería claramente reducida. Hasta donde NIA y yo sabíamos, un humano normal se retorcería de dolor.
Ella no. Propinó un golpe a la adolescente enamoradiza que la dejó inconsciente y la aupó a sus hombros para llevársela. Ahora lo único que teníamos que hacer era llevarla de vuelta con su padre y misión cumplida.
Las cosas se complicarían en cuanto mi compañera se disponía a salir por la puerta, momento en el que vio por la ventana cinco jinetes venir hacia la cabaña. Seguramente Antoine y sus caballeros. Eran demasiados para combatir. Dahlia reaccionó como un rayo y nos tiró a la joven inconsciente y a mí al suelo. No se escuchó nada. Aunque las galopadas de los caballos cada vez se sentían más próximas. Los tipos no nos habían visto, pero venían hacia aquí. Me preguntó qué podíamos hacer.
-Tranquila, tengo una inteligencia artificial que siempre me saca de los líos. – le respondí mirándola. No era muy amiga de presentar a NIA a los desconocidos, pero estaba tan nerviosa que sentía la necesidad de hacerlo o no podría comunicarme con la inteligencia, únicamente accesible por mi voz. – NIA, tengo una idea. ¿Qué te parece si corremos hasta el coche de caballos y la llevamos hasta Sacrestic?
“¡Claro que sí, Rachel! Con lo discreta que eres de noche con tu lucernario seguro que nadie te ve”. La afirmación de NIA me hizo sonreír. Dahlia no sabría lo que me había dicho pero igualmente la miré y le guiñé el ojo. Lo tenía todo controlado. NIA nunca fallaba. Rápidamente me levanté de mi escondite.
-Vale, voy. – y me dispuse a salir por la puerta. “¿Pero qué haces, tonta? ¡Era ironía! ¡Vuelve para adentro!”. Tarde. Ya había puesto un pie fuera. Las voces de los jinetes se oían aún a lo lejos.
-¡Hey chavales! – gritó el que parecía el jefe de ellos, seguramente el tal Antoine, apuntando con su espada en dirección a la cabaña - ¡Mirad aquella bombilla con patas! Fijo que fue ella la que secuestró a mi amada.
Volví a donde se encontraba Dahlia, me tiré al suelo rápidamente, consciente de mi error y arrepintiéndome por no haber pillado de nuevo la ironía de NIA.
-¡No es culpa mía que la inteligencia hable con sarcasmos! – me disculpé claramente molesta hacia NIA por no ser concisa. “Lo siento, es culpa mía. A veces olvido que los humanos sois la evolución de los primates.”, replicaba, lo cual me hizo poner una mueca de desagrado.
Pero no era momento para discutir. Algo teníamos que hacer. Me puse a observar la habitación. Aunque yo no viera nada, NIA era capaz de ver todo gracias a sus sensores. “Escaneando estancia. Por favor, espere. Se ha localizado una ruta de escape debajo de la alfombra. La trampilla está abierta.”
-Lo tengo, sígueme. – le dije a Dahlia tomándola del brazo y llevándola al centro de la sala. Me puse de rodillas. – Aquí debajo hay una trampilla. –Tiré de la alfombra y abrí el acceso a la nueva entrada. Incité a la joven a que entrara con la rubia inconsciente y, una vez hecho esto, volvería a colocar la alfombra en su sitio y cerraría la trampilla, que por suerte cerraba hacia dentro.
“Ha ido justo. Debes encontrar una salida.”. Al igual que ocurrió en las alcantarillas, mi traje iluminaría la estancia de un color azul. Había grandes barriles en los que cabían tres o cuatro personas. Todo parecía indicar que era una pequeña bodega. El suelo estaba pegajoso y había un intenso olor a un líquido que no identificaba. “Es vino”. Decía NIA. “Ha debido haber alguna fuga en algún barril hace poco que ha impregnado el suelo. Localiza el barril y escóndete”.
-¡Dahlia, localiza cuál está vacío y metámonos dentro! – le indiqué.
También había una segunda buhardilla distinta que no era por la que habíamos entrado. La destrocé de un puñetazo y observé con cuidado hacia fuera. Daba directamente al bosque. Escapar por ahí sería lo obvio. Lo mejor sería escondernos en uno de los barriles, seguramente si los caballeros daban con la bodega pensarían que nos habíamos ido por el otro hueco y pasarían de largo. No sé hasta qué punto sería buena idea. Al menos yo que no estaba acostumbrada al alcohol de pasar allí mucho tiempo terminaría borracha.
Ella no. Propinó un golpe a la adolescente enamoradiza que la dejó inconsciente y la aupó a sus hombros para llevársela. Ahora lo único que teníamos que hacer era llevarla de vuelta con su padre y misión cumplida.
Las cosas se complicarían en cuanto mi compañera se disponía a salir por la puerta, momento en el que vio por la ventana cinco jinetes venir hacia la cabaña. Seguramente Antoine y sus caballeros. Eran demasiados para combatir. Dahlia reaccionó como un rayo y nos tiró a la joven inconsciente y a mí al suelo. No se escuchó nada. Aunque las galopadas de los caballos cada vez se sentían más próximas. Los tipos no nos habían visto, pero venían hacia aquí. Me preguntó qué podíamos hacer.
-Tranquila, tengo una inteligencia artificial que siempre me saca de los líos. – le respondí mirándola. No era muy amiga de presentar a NIA a los desconocidos, pero estaba tan nerviosa que sentía la necesidad de hacerlo o no podría comunicarme con la inteligencia, únicamente accesible por mi voz. – NIA, tengo una idea. ¿Qué te parece si corremos hasta el coche de caballos y la llevamos hasta Sacrestic?
“¡Claro que sí, Rachel! Con lo discreta que eres de noche con tu lucernario seguro que nadie te ve”. La afirmación de NIA me hizo sonreír. Dahlia no sabría lo que me había dicho pero igualmente la miré y le guiñé el ojo. Lo tenía todo controlado. NIA nunca fallaba. Rápidamente me levanté de mi escondite.
-Vale, voy. – y me dispuse a salir por la puerta. “¿Pero qué haces, tonta? ¡Era ironía! ¡Vuelve para adentro!”. Tarde. Ya había puesto un pie fuera. Las voces de los jinetes se oían aún a lo lejos.
-¡Hey chavales! – gritó el que parecía el jefe de ellos, seguramente el tal Antoine, apuntando con su espada en dirección a la cabaña - ¡Mirad aquella bombilla con patas! Fijo que fue ella la que secuestró a mi amada.
Volví a donde se encontraba Dahlia, me tiré al suelo rápidamente, consciente de mi error y arrepintiéndome por no haber pillado de nuevo la ironía de NIA.
-¡No es culpa mía que la inteligencia hable con sarcasmos! – me disculpé claramente molesta hacia NIA por no ser concisa. “Lo siento, es culpa mía. A veces olvido que los humanos sois la evolución de los primates.”, replicaba, lo cual me hizo poner una mueca de desagrado.
Pero no era momento para discutir. Algo teníamos que hacer. Me puse a observar la habitación. Aunque yo no viera nada, NIA era capaz de ver todo gracias a sus sensores. “Escaneando estancia. Por favor, espere. Se ha localizado una ruta de escape debajo de la alfombra. La trampilla está abierta.”
-Lo tengo, sígueme. – le dije a Dahlia tomándola del brazo y llevándola al centro de la sala. Me puse de rodillas. – Aquí debajo hay una trampilla. –Tiré de la alfombra y abrí el acceso a la nueva entrada. Incité a la joven a que entrara con la rubia inconsciente y, una vez hecho esto, volvería a colocar la alfombra en su sitio y cerraría la trampilla, que por suerte cerraba hacia dentro.
“Ha ido justo. Debes encontrar una salida.”. Al igual que ocurrió en las alcantarillas, mi traje iluminaría la estancia de un color azul. Había grandes barriles en los que cabían tres o cuatro personas. Todo parecía indicar que era una pequeña bodega. El suelo estaba pegajoso y había un intenso olor a un líquido que no identificaba. “Es vino”. Decía NIA. “Ha debido haber alguna fuga en algún barril hace poco que ha impregnado el suelo. Localiza el barril y escóndete”.
-¡Dahlia, localiza cuál está vacío y metámonos dentro! – le indiqué.
También había una segunda buhardilla distinta que no era por la que habíamos entrado. La destrocé de un puñetazo y observé con cuidado hacia fuera. Daba directamente al bosque. Escapar por ahí sería lo obvio. Lo mejor sería escondernos en uno de los barriles, seguramente si los caballeros daban con la bodega pensarían que nos habíamos ido por el otro hueco y pasarían de largo. No sé hasta qué punto sería buena idea. Al menos yo que no estaba acostumbrada al alcohol de pasar allí mucho tiempo terminaría borracha.
Rachel Roche
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Re: La joven rebelde [Trabajo] [Dahlia+Rachel]
OFF- Jajajajajaaj me parto de risa con Rachel cuando no pilla los sarcásmos xDDDDDDDD PS: Espero que hayas visto Big Hero 6 para cuando leas este post.
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[Voz de Baymax de Big Hero 6]: Oh no
Me agaché con rapidez tirando del brazo de Rachel y consiguiendo que ella también se agachase a tiempo antes de que pudieran vernos. Decidí que en vez de plantear mi idea masoquista era mejor confiar en la mente de la joven, ya que antes nos había ido bien siguiendo su plan. De pronto ella confesó que tenía una mente artificial que le hablaba y le sacaba de los embrollos, y tras decir esto comenzó a hablar sola. Me quedé mirándola a cuadros sin entender, solo se qué de repente Rachel se puso en pie sin previo aviso y que por supuesto su traje similar a una bola de discoteca llamó la atención de los "salvadores" de la muchacha. Tiré de nuevo de su brazo agachándola sin dar crédito a lo que acababa de ocurrir ¿Es que quería que nos matasen?
- ¿Pero qué haces? - susurré.
Al parecer el cerebro artificial de aquella chica era un cachondo que en vez de decir las cosas claras se andaba con sarcasmos que evidentemente la joven no era capaz de pillar. Cuando me dijo eso no pude evitar que se me escapase una risita. No sabía si era cierto lo de esa mente que tenía aparte y que reaccionaba al nombre de Nia, pero desde luego jamás había conocido persona igual.
"Y luego la loca soy yo."
- ¿Seguro que no eres esquizofrénica o algo así?
Se lo decía en broma, aunque segundos después recordé que al parecer Rachel no las pillaba mucho las bromas, pero no teníamos tiempo de seguir hablando pues aquellos hombres nos habían visto y debíamos salir de ahí pitando. Como no sabía que hacer me puse a dar vueltas gateando, pero de pronto Rachel levantó la alfombra descubriendo una trampilla que llevaba a una especie de sótano. Al descubrir lo rápido que había descubierto la trampilla me quedé boquiabierta.
- ¿Pero cómo sabías que..?
No pude terminar la pregunta, pues Rachel ya me había empujado por la trampilla y había entrado ella tras de mí volviendo la colocar la alfombra en su sitio. Allí abajo olía muy fuertemente a Alcohol y descubrimos que se trataba de una antigua bodega que desde hacía bastantes años nadie usaba. El suelo estaba rojo y pegajoso debido a que al parecer uno de los enormes barriles padecía algún tipo de fuga. De hecho se notaba que aquel lugar llevaba demasiado tiempo deshabitado ya que la madera del suelo había absorbido casi todo el líquido del vino a pesar de que los barriles eran enormes y podrían caber 4 o 5 personas en cada uno.
- Nunca me ha gustado el vino. - miré a Rachel- Por cierto, ¿como encontraste este sitio?...¿Eres una super heroína o algo así?
Era verdad. En general odiaba bastante el alcohol. Por supuesto ahora no lo bebía nunca debido a mi condición de vampiresa, pero en mis tiempo de humanoide tampoco lo soportaba.
Al final encontré el barril vacío y le hice un gesto a Rachel para que se acercase. Metí a la hija del mercader dentro y posteriormente entramos nosotras dos. La verdad es que aquello no me gustaba demasiado puesto que no tardarían en encontrar el lugar y al igual que nosotros buscarían dentro de los barriles. Miré a Rachel sin saber qué hacer, y de repente se me ocurrió algo.
- Tengo una idea!
Por fin tenía una idea de verdad, y no un intento suicida por ser una supergirl y atacar a lo loco. Me fijé en que el pelo de la chica y el mío era bastante similar. Puede que el mío fuese un poco más largo pero no creía que fuesen a darse cuenta. Me solté el pelo y desvestí a la chica cambiándonos las ropas. Claramente mi cara y la suya eran muy diferentes, y su traje que me quedaba algo grande, pero de espaldas no podrían diferenciarnos ya que si me ponía de puntillas éramos de la misma altura.
Al verme vestida así no pude evitar sentirme incómoda al recordar momentos del pasado que prefería dejar en el olvido, Pero no tenía opción, así que debía aguantarme y llevar aquel vestido elegante puesto durante un rato si eso conseguía salvarnos el culo y la misión.
- Voy a salir, y cuando ellos me vean entonces...
No me dio tiempo a terminar pues las voces inundaron la estancia. El tal Antoine habló con sus compinches mientras paseaban alrededor de la zona. Uno de ellos, el cual tenía una voz más ronca que Gollum comenzó a comentar lo maravilloso que había sido encontrar ese lugar.
- Adoro el vino. Señor, no deberíamos dejar escapar una oportunidad como esta.
- Tienes razón. Al menos si no encontramos a Ryssa podemos vender este vino tan viejo y bueno y hacernos con una buena fortuna.
Las risas de los hombres inundaron la estancia y se escuchaba cómo iban cargando barriles y tratando de subirlos a la superficie de la planta baja. Miré a Rachel y cuando parecía que habían desaparecido tratando de cargar los barriles y llevarlos a sus carros supe que era hora de actuar.
- Rachel - susurré- Voy a salir. Si ese tal Antoine no me ve la cara no debería ser capaz de darse cuenta del engaño. No podré evadirlo mucho, pero si lo suficiente para que aproveches y salgas de aquí por la otra trampilla con la joven. Dirígete al bosque y nos encontraremos en nuestro carro. Si no vuelvo en media hora vete sin mí, y ya me las apañaré para encontraros después.
Sentí que se acercaban de nuevo los pasos y salí del barril colocándome al fondo del lugar de espaldas y fingiendo estar escondida entre los barriles. Cuando volví a escuchar las voces masculinas tragué saliva con algo de inquietud. De pronto uno de los hombres me vio de espaldas y llamó al enamorado.
- ¿Ryssa?
De pronto unos brazos me hicieron levantarme y me dieron la vuelta mientras me abrazaban. Me sentía bastante incómoda y pasando bastante vergüenza en aquel momento, pero claramente no iba a apartarle y descubrir todo el pastel. El hombre me besaba en la cabeza y yo... bueno pues yo me quedaba quieta dejándome besar mientras me aguantaba las ganas de propinarle un puñetazo.
- Dios mío Ryssa ¿Estás bien? ¿Te han hecho algo?
- Si.. si... Estoy bien.
Mantuve mi cabeza gacha mientras aquel hombre le pedía a sus compañeros una manta para posteriormente colocármela por encima de los hombros. Aproveché ese gesto para esconder aún más mi cabeza mirando hacia el suelo mientras hacía como que temblaba. El hombre pasó su brazo a mi alrededor guiándome por la trampilla hacia fuera.
- Venga, voy a sacarte de aquí.
Giré mi cabeza un momento al ver que los hombres continuaban cargando barriles sin entender tal acción. Ya habían encontrado a la chica así que ¿Por qué seguían cogiendo barriles? Descubrí que les faltaría poco para encontrar el escondite de Rachel y empecé a temer por ella.
- ¿Qué... qué están haciendo?
El tal Antoine me miró con una sonrisa y yo oculté mi rostro con el pelo y la manta para que no pudiera reconocerme.
- Tranquila te llevaré inmediatamente a mi casa, o mejor dicho tu nueva casa - sonrió- Solo que le he pedido a Zipi y Zape que ellos mientras carguen esos barriles. Con ellos podríamos hacernos ricos pues ese vino es tan viejo que cuesta una fortuna.
"Oh no" [Voz de Baymax]
Mientras avanzaba hasta el carro deseé con todas mis fuerzas que Rachel pudiese apañárselas contra los dos tipos que se estaban quedando en la recolecta de vino. No dudaba de ella, pero si me preocupaba pues le había cogido bastante cariño. Una vez llegamos el hombre en vez de meterme en el carro me cogió de la cintura y me subió a uno de los caballos. La verdad es que me sorprendió que aquel chico tuviera tal fuerza a pesar de su delgadez. Lo malo fue que al subirme yo no me lo esperaba así que se me cayó la manta y quedó mi cara descubierta y el engaño a la luz. Antoine al verme se quedó de piedra y me señaló como si se tratase de una película cómica a la vez que se le descomponía la cara.
- ¡TÚ NO ERES RYSSA!
- No... yo soy Dahlia.
No me dio tiempo a decir más pues aquel hombre me cogió de la pierna tirándome del caballo. Al encontrarme tan bruscamente con el suelo no pude evitar enfadarme, por lo que levanté la mirada mirando mal a aquel ser despreciable.
- A-u.
Antoine llamó a los otros dos hombres que no eran Zipi y Zape.... llamémosles por ejemplo Coca-cola y Pepsy. Bueno, la cosa es que al parecer estos dos eran más bien tontitos, así que no me extrañaba que Antoine hubiese confiado más en los otros para recoger los barriles de vino. Coca-cola corrió con torpeza hacia mí tratando de agarrarme pensando que sería fácil, pero en vez de eso le hice una sencilla llave de artes marciales y lo dejé en el suelo viendo las estrellas. Pepsy por su parte sacó una espada, así que a pesar de que tenía cara de bobo debía andarme con más cuidado.
- Vaya vaya, un hombre armado contra una pobre chica. ¡Qué igualado!
Antoine ni se movía. Daba por hecho que me iba a rendir o que la virgen se le iba a aparecer y le iba a ayudar. Pero no fue así. Pepsy era un loco del coño y corrió hacia mí con la punta de la espada por delante. No era muy difícil darse cuenta de que el pobre no tenía ni idea de manejar un arma, y menos una tan pesada. Antes de que llegase a mí saqué mi preciado Chakram y se lo lancé cortándole la mano donde tenía la espada. Cuando la mano del hombre cayó al suelo junto a la pesada espada se hizo un incómodo segundo de silencio y tras este llegaron los gritos desgarradores de dolor. Antoine estaba pasmado y Pepsy en el suelo llorando. La verdad es que me daba bastante pena, pero ya no podía hacer nada. Antoine sacó su espada acercándose a mí con las mismas intenciones, solo que él si sabía utilizar su arma. Estaba demasiado cerca de mí cómo para que pudiese lanzarle mi Chakram así que esquivé sus mandoblazos. Aquel tipo enfadado daba miedo... mucho miedo. Consiguió hacerme un corte leve en la mejilla por el que casi no lo cuento, pero al menos yo era más rápida u ágil que él y conseguí alejarme lo suficiente como para lanzarle mi chakram y hacerle un corte en el cuello. No era mortal, pero si suficientemente profundo como para que empezase a sangrar a chorros y no tuviera más remedio que dejar la espada y tratar de cortar la hemorragia.
- Me las pagarás!
Cuando el Chakram volvió a mi mano lo besé y lo acaricié como si de un bebé se tratara.
- Estoy muy orgullosa de ti.
Ahora debía volver al mundo real. Si todo iba bien Rachel me estaría esperando ya en el carruaje del bosque. Así que cogí prestado uno de los caballos de Antoine y lo monté redirigiéndolo hacia donde teníamos aparcado el carruaje. Cuando empecé a alejarme de pronto sentí un fuerte dolor en la pierna derecha y no pude evitar soltar un gritito ahogado. Al mirar la pierna tenía un puñal clavado y cuando miré atrás descubrí que Antoine me lo había lanzado desde la lejanía. Aquello me cabreó mucho. Quise lanzarle el chakram y matarle pero decidí que lo mejor era seguir adelante y llegar cuanto antes al lugar.
Y al fin, tras pocos minutos llegué.
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[Voz de Baymax de Big Hero 6]: Oh no
Me agaché con rapidez tirando del brazo de Rachel y consiguiendo que ella también se agachase a tiempo antes de que pudieran vernos. Decidí que en vez de plantear mi idea masoquista era mejor confiar en la mente de la joven, ya que antes nos había ido bien siguiendo su plan. De pronto ella confesó que tenía una mente artificial que le hablaba y le sacaba de los embrollos, y tras decir esto comenzó a hablar sola. Me quedé mirándola a cuadros sin entender, solo se qué de repente Rachel se puso en pie sin previo aviso y que por supuesto su traje similar a una bola de discoteca llamó la atención de los "salvadores" de la muchacha. Tiré de nuevo de su brazo agachándola sin dar crédito a lo que acababa de ocurrir ¿Es que quería que nos matasen?
- ¿Pero qué haces? - susurré.
Al parecer el cerebro artificial de aquella chica era un cachondo que en vez de decir las cosas claras se andaba con sarcasmos que evidentemente la joven no era capaz de pillar. Cuando me dijo eso no pude evitar que se me escapase una risita. No sabía si era cierto lo de esa mente que tenía aparte y que reaccionaba al nombre de Nia, pero desde luego jamás había conocido persona igual.
"Y luego la loca soy yo."
- ¿Seguro que no eres esquizofrénica o algo así?
Se lo decía en broma, aunque segundos después recordé que al parecer Rachel no las pillaba mucho las bromas, pero no teníamos tiempo de seguir hablando pues aquellos hombres nos habían visto y debíamos salir de ahí pitando. Como no sabía que hacer me puse a dar vueltas gateando, pero de pronto Rachel levantó la alfombra descubriendo una trampilla que llevaba a una especie de sótano. Al descubrir lo rápido que había descubierto la trampilla me quedé boquiabierta.
- ¿Pero cómo sabías que..?
No pude terminar la pregunta, pues Rachel ya me había empujado por la trampilla y había entrado ella tras de mí volviendo la colocar la alfombra en su sitio. Allí abajo olía muy fuertemente a Alcohol y descubrimos que se trataba de una antigua bodega que desde hacía bastantes años nadie usaba. El suelo estaba rojo y pegajoso debido a que al parecer uno de los enormes barriles padecía algún tipo de fuga. De hecho se notaba que aquel lugar llevaba demasiado tiempo deshabitado ya que la madera del suelo había absorbido casi todo el líquido del vino a pesar de que los barriles eran enormes y podrían caber 4 o 5 personas en cada uno.
- Nunca me ha gustado el vino. - miré a Rachel- Por cierto, ¿como encontraste este sitio?...¿Eres una super heroína o algo así?
Era verdad. En general odiaba bastante el alcohol. Por supuesto ahora no lo bebía nunca debido a mi condición de vampiresa, pero en mis tiempo de humanoide tampoco lo soportaba.
Al final encontré el barril vacío y le hice un gesto a Rachel para que se acercase. Metí a la hija del mercader dentro y posteriormente entramos nosotras dos. La verdad es que aquello no me gustaba demasiado puesto que no tardarían en encontrar el lugar y al igual que nosotros buscarían dentro de los barriles. Miré a Rachel sin saber qué hacer, y de repente se me ocurrió algo.
- Tengo una idea!
Por fin tenía una idea de verdad, y no un intento suicida por ser una supergirl y atacar a lo loco. Me fijé en que el pelo de la chica y el mío era bastante similar. Puede que el mío fuese un poco más largo pero no creía que fuesen a darse cuenta. Me solté el pelo y desvestí a la chica cambiándonos las ropas. Claramente mi cara y la suya eran muy diferentes, y su traje que me quedaba algo grande, pero de espaldas no podrían diferenciarnos ya que si me ponía de puntillas éramos de la misma altura.
Al verme vestida así no pude evitar sentirme incómoda al recordar momentos del pasado que prefería dejar en el olvido, Pero no tenía opción, así que debía aguantarme y llevar aquel vestido elegante puesto durante un rato si eso conseguía salvarnos el culo y la misión.
- Voy a salir, y cuando ellos me vean entonces...
No me dio tiempo a terminar pues las voces inundaron la estancia. El tal Antoine habló con sus compinches mientras paseaban alrededor de la zona. Uno de ellos, el cual tenía una voz más ronca que Gollum comenzó a comentar lo maravilloso que había sido encontrar ese lugar.
- Adoro el vino. Señor, no deberíamos dejar escapar una oportunidad como esta.
- Tienes razón. Al menos si no encontramos a Ryssa podemos vender este vino tan viejo y bueno y hacernos con una buena fortuna.
Las risas de los hombres inundaron la estancia y se escuchaba cómo iban cargando barriles y tratando de subirlos a la superficie de la planta baja. Miré a Rachel y cuando parecía que habían desaparecido tratando de cargar los barriles y llevarlos a sus carros supe que era hora de actuar.
- Rachel - susurré- Voy a salir. Si ese tal Antoine no me ve la cara no debería ser capaz de darse cuenta del engaño. No podré evadirlo mucho, pero si lo suficiente para que aproveches y salgas de aquí por la otra trampilla con la joven. Dirígete al bosque y nos encontraremos en nuestro carro. Si no vuelvo en media hora vete sin mí, y ya me las apañaré para encontraros después.
Sentí que se acercaban de nuevo los pasos y salí del barril colocándome al fondo del lugar de espaldas y fingiendo estar escondida entre los barriles. Cuando volví a escuchar las voces masculinas tragué saliva con algo de inquietud. De pronto uno de los hombres me vio de espaldas y llamó al enamorado.
- ¿Ryssa?
De pronto unos brazos me hicieron levantarme y me dieron la vuelta mientras me abrazaban. Me sentía bastante incómoda y pasando bastante vergüenza en aquel momento, pero claramente no iba a apartarle y descubrir todo el pastel. El hombre me besaba en la cabeza y yo... bueno pues yo me quedaba quieta dejándome besar mientras me aguantaba las ganas de propinarle un puñetazo.
- Dios mío Ryssa ¿Estás bien? ¿Te han hecho algo?
- Si.. si... Estoy bien.
Mantuve mi cabeza gacha mientras aquel hombre le pedía a sus compañeros una manta para posteriormente colocármela por encima de los hombros. Aproveché ese gesto para esconder aún más mi cabeza mirando hacia el suelo mientras hacía como que temblaba. El hombre pasó su brazo a mi alrededor guiándome por la trampilla hacia fuera.
- Venga, voy a sacarte de aquí.
Giré mi cabeza un momento al ver que los hombres continuaban cargando barriles sin entender tal acción. Ya habían encontrado a la chica así que ¿Por qué seguían cogiendo barriles? Descubrí que les faltaría poco para encontrar el escondite de Rachel y empecé a temer por ella.
- ¿Qué... qué están haciendo?
El tal Antoine me miró con una sonrisa y yo oculté mi rostro con el pelo y la manta para que no pudiera reconocerme.
- Tranquila te llevaré inmediatamente a mi casa, o mejor dicho tu nueva casa - sonrió- Solo que le he pedido a Zipi y Zape que ellos mientras carguen esos barriles. Con ellos podríamos hacernos ricos pues ese vino es tan viejo que cuesta una fortuna.
"Oh no" [Voz de Baymax]
Mientras avanzaba hasta el carro deseé con todas mis fuerzas que Rachel pudiese apañárselas contra los dos tipos que se estaban quedando en la recolecta de vino. No dudaba de ella, pero si me preocupaba pues le había cogido bastante cariño. Una vez llegamos el hombre en vez de meterme en el carro me cogió de la cintura y me subió a uno de los caballos. La verdad es que me sorprendió que aquel chico tuviera tal fuerza a pesar de su delgadez. Lo malo fue que al subirme yo no me lo esperaba así que se me cayó la manta y quedó mi cara descubierta y el engaño a la luz. Antoine al verme se quedó de piedra y me señaló como si se tratase de una película cómica a la vez que se le descomponía la cara.
- ¡TÚ NO ERES RYSSA!
- No... yo soy Dahlia.
No me dio tiempo a decir más pues aquel hombre me cogió de la pierna tirándome del caballo. Al encontrarme tan bruscamente con el suelo no pude evitar enfadarme, por lo que levanté la mirada mirando mal a aquel ser despreciable.
- A-u.
Antoine llamó a los otros dos hombres que no eran Zipi y Zape.... llamémosles por ejemplo Coca-cola y Pepsy. Bueno, la cosa es que al parecer estos dos eran más bien tontitos, así que no me extrañaba que Antoine hubiese confiado más en los otros para recoger los barriles de vino. Coca-cola corrió con torpeza hacia mí tratando de agarrarme pensando que sería fácil, pero en vez de eso le hice una sencilla llave de artes marciales y lo dejé en el suelo viendo las estrellas. Pepsy por su parte sacó una espada, así que a pesar de que tenía cara de bobo debía andarme con más cuidado.
- Vaya vaya, un hombre armado contra una pobre chica. ¡Qué igualado!
Antoine ni se movía. Daba por hecho que me iba a rendir o que la virgen se le iba a aparecer y le iba a ayudar. Pero no fue así. Pepsy era un loco del coño y corrió hacia mí con la punta de la espada por delante. No era muy difícil darse cuenta de que el pobre no tenía ni idea de manejar un arma, y menos una tan pesada. Antes de que llegase a mí saqué mi preciado Chakram y se lo lancé cortándole la mano donde tenía la espada. Cuando la mano del hombre cayó al suelo junto a la pesada espada se hizo un incómodo segundo de silencio y tras este llegaron los gritos desgarradores de dolor. Antoine estaba pasmado y Pepsy en el suelo llorando. La verdad es que me daba bastante pena, pero ya no podía hacer nada. Antoine sacó su espada acercándose a mí con las mismas intenciones, solo que él si sabía utilizar su arma. Estaba demasiado cerca de mí cómo para que pudiese lanzarle mi Chakram así que esquivé sus mandoblazos. Aquel tipo enfadado daba miedo... mucho miedo. Consiguió hacerme un corte leve en la mejilla por el que casi no lo cuento, pero al menos yo era más rápida u ágil que él y conseguí alejarme lo suficiente como para lanzarle mi chakram y hacerle un corte en el cuello. No era mortal, pero si suficientemente profundo como para que empezase a sangrar a chorros y no tuviera más remedio que dejar la espada y tratar de cortar la hemorragia.
- Me las pagarás!
Cuando el Chakram volvió a mi mano lo besé y lo acaricié como si de un bebé se tratara.
- Estoy muy orgullosa de ti.
Ahora debía volver al mundo real. Si todo iba bien Rachel me estaría esperando ya en el carruaje del bosque. Así que cogí prestado uno de los caballos de Antoine y lo monté redirigiéndolo hacia donde teníamos aparcado el carruaje. Cuando empecé a alejarme de pronto sentí un fuerte dolor en la pierna derecha y no pude evitar soltar un gritito ahogado. Al mirar la pierna tenía un puñal clavado y cuando miré atrás descubrí que Antoine me lo había lanzado desde la lejanía. Aquello me cabreó mucho. Quise lanzarle el chakram y matarle pero decidí que lo mejor era seguir adelante y llegar cuanto antes al lugar.
Y al fin, tras pocos minutos llegué.
Dahlia Lockhart
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Re: La joven rebelde [Trabajo] [Dahlia+Rachel]
Entramos en el tonel, era lo bastante espacioso. Me sentí halagada cuando me preguntó si era una superheroína. Lo cierto es que no había descubierto ningún superpoder más allá de la fuerza y la resistencia que me otorgaban mis implantes de acero. Sin embargo, sí que recordé cómo se refería a mí la inteligencia.
-NIA a veces me llama linterna azul. – le dije con mi total inocencia. – Pero no sé muy bien en referencia a quién. – concluí reflexiva.
“Silencio. Se están aproximando”. Me advirtió. Lo que hizo que me callara inmediatamente y me asustara. Ahora llegaba el momento clave. No debíamos levantar sospechas. Aunque aquel fuerte olor a vino me estaba comenzando a dejar medio atontada.
Dahlia aseguró tener un plan. Pero como no dijo nada más no sabía muy bien qué ideas tenía en mente. Tan sólo comenzó a desvestirse, yo empecé a hacer mis cábalas, y NIA también las suyas “¿Sexo a cambio de redención? Si esa es su brillante idea te adelanto que tú funcionas con puertos USB, no creo que les gustes a los tipos”.
-¿Puertos qué? – pregunté mirando hacia arriba, hablando sola. No había entendido la última palabra que había pronunciado NIA. Tampoco sabía a qué se refería con lo de sexo. ¿Tal vez a que las dos eran mujeres y le estaba cambiando la ropa? Eso parecía ser lo que estaba haciendo Dahlia con la joven.
Cuando la vi vestida lo entendí todo. Quería hacerse pasar por la chica que debíamos rescatar, lo cual me parecía un suicidio. Así me lo explicó ella. Diciendo que nos veríamos en el bosque, en el coche de caballos que habíamos abandonado. Se escuchaban las voces de Antoine y sus tipos en aquella bodega.
-Es peligroso, Dahlia. Ten cuidado, por favor. – le advertí seria, temiendo por su integridad. Era una chica que me caía muy simpática y no quería que le pasara nada. Se iba a meter en la boca del lobo. Salió sin decir nada más. Ya lo había hecho. Ahora sólo teníamos que esperar a que todos se fueran y yo cargaría con la joven inconsciente. Pero mi sorpresa fue mayúscula cuando sentí el bidón moverse y unos tipos comenzar a hablar desde fuera.
-¡Este pesa menos! Saquémoslo de aquí. – dijo uno de ellos. Entre los dos levantaron el barril.
No quería hablar. Estaba nerviosa. ¿A dónde nos llevaban? Sentí como que nos subían por unas escaleras. Seguramente las de la otra buhardilla que había abierto. “Tranquila. No digas nada. No saben que estamos aquí” me tranquilizaba NIA, pero eso de poco servía, mantenía cogida a la joven del brazo por si despertaba.
-Pesa demasiado… se me va a caer. – decía el otro.
-¡Sujétalo fuerte! – le gritó el compañero. – Ni se te ocurra soltarlo. Vale una fortuna.
-No… no puedo.
Y sentí como el enorme barril cedió por uno de sus costados. Se produjo un grito de despachurramiento. Seguramente habría aplastado al tipo que terminó por ceder ante el peso del recipiente. Además nos encontrábamos en pendiente y fuimos rodando cuesta abajo. Iba rebotando de un lado a otro del barril. Daba gritos, como si eso me fuese a librar de algo peor. Sentía el aumento de velocidad. Finalmente nos estrellamos contra un árbol. El impacto fue tan fuerte que el barril se partió en dos y salí disparada. Tomé unos instantes en darme cuenta de dónde estaba, era un bosque. Pero no veía el coche de caballos ni la casa por ningún lado.
-NIA… ¿Dónde estamos? – dije mirando para todos lados y buscando el cuerpo de la adolescente, que por lo que había oído a los tipos parecía llamarse Ryssa - Envíame las coordenadas del carruaje. – Tal y como le había prometido a Dahlia, tenía que reunirme con ella allí. “La inteligencia artificial no se encuentra operativa en estos momentos. Por favor. Inténtelo más tarde”. Me decía la voz de NIA. Por lo visto, el golpe había desconectado a la inteligencia de algún modo.
Tenía que buscar el modo de salir con la chica de aquel bosque en soledad. Nunca había hecho nada sola. ¿Podían ir peor las cosas? Claro que podían. Para colmo, sentí una voz. Era la joven, que parecía haber despertado del golpe que le había propinado Dahlia.
-¡Tú! ¡Otra vez tú! ¿Quién eres tú? – me preguntó Ryssa dolorida, llevándose la mano a la cabeza. Al menos tenía el otro brazo roto. - ¿Dónde está Antoine?
No sabía que responder. Estaba asustada ante la actitud violenta de la joven y NIA no me daba pistas sobre cómo debía reaccionar. Aquella situación era nueva para mí. Lo mejor sería decir la verdad. Así evitaría problemas.
-Es… Está bien. Está con mi a... amiga. – le dije tímidamente. No sabía qué responder en ausencia de NIA.
-¡Hijo de puta! – dijo. Y en masculino, para mi sorpresa. Parecía que no se refería a mí. – Llevaba tiempo sospechando que me estaba engañando. Tenemos que encontrarlos. ¡Les daré su merecido tanto a Antoine como a ella!. – dijo. - ¿Por dónde vamos? – me preguntó molesta.
Parecía que decir la verdad había funcionado. Aunque no sé que había interpretado la joven. En cualquier caso, debíamos encontrar el camino. La oscuridad dificultaría el proceso y no tenía ni idea de donde estaba la casa, pero no tenía que andar muy lejos. Sólo esperaba que Dahlia se encontrase bien.
-NIA a veces me llama linterna azul. – le dije con mi total inocencia. – Pero no sé muy bien en referencia a quién. – concluí reflexiva.
“Silencio. Se están aproximando”. Me advirtió. Lo que hizo que me callara inmediatamente y me asustara. Ahora llegaba el momento clave. No debíamos levantar sospechas. Aunque aquel fuerte olor a vino me estaba comenzando a dejar medio atontada.
Dahlia aseguró tener un plan. Pero como no dijo nada más no sabía muy bien qué ideas tenía en mente. Tan sólo comenzó a desvestirse, yo empecé a hacer mis cábalas, y NIA también las suyas “¿Sexo a cambio de redención? Si esa es su brillante idea te adelanto que tú funcionas con puertos USB, no creo que les gustes a los tipos”.
-¿Puertos qué? – pregunté mirando hacia arriba, hablando sola. No había entendido la última palabra que había pronunciado NIA. Tampoco sabía a qué se refería con lo de sexo. ¿Tal vez a que las dos eran mujeres y le estaba cambiando la ropa? Eso parecía ser lo que estaba haciendo Dahlia con la joven.
Cuando la vi vestida lo entendí todo. Quería hacerse pasar por la chica que debíamos rescatar, lo cual me parecía un suicidio. Así me lo explicó ella. Diciendo que nos veríamos en el bosque, en el coche de caballos que habíamos abandonado. Se escuchaban las voces de Antoine y sus tipos en aquella bodega.
-Es peligroso, Dahlia. Ten cuidado, por favor. – le advertí seria, temiendo por su integridad. Era una chica que me caía muy simpática y no quería que le pasara nada. Se iba a meter en la boca del lobo. Salió sin decir nada más. Ya lo había hecho. Ahora sólo teníamos que esperar a que todos se fueran y yo cargaría con la joven inconsciente. Pero mi sorpresa fue mayúscula cuando sentí el bidón moverse y unos tipos comenzar a hablar desde fuera.
-¡Este pesa menos! Saquémoslo de aquí. – dijo uno de ellos. Entre los dos levantaron el barril.
No quería hablar. Estaba nerviosa. ¿A dónde nos llevaban? Sentí como que nos subían por unas escaleras. Seguramente las de la otra buhardilla que había abierto. “Tranquila. No digas nada. No saben que estamos aquí” me tranquilizaba NIA, pero eso de poco servía, mantenía cogida a la joven del brazo por si despertaba.
-Pesa demasiado… se me va a caer. – decía el otro.
-¡Sujétalo fuerte! – le gritó el compañero. – Ni se te ocurra soltarlo. Vale una fortuna.
-No… no puedo.
Y sentí como el enorme barril cedió por uno de sus costados. Se produjo un grito de despachurramiento. Seguramente habría aplastado al tipo que terminó por ceder ante el peso del recipiente. Además nos encontrábamos en pendiente y fuimos rodando cuesta abajo. Iba rebotando de un lado a otro del barril. Daba gritos, como si eso me fuese a librar de algo peor. Sentía el aumento de velocidad. Finalmente nos estrellamos contra un árbol. El impacto fue tan fuerte que el barril se partió en dos y salí disparada. Tomé unos instantes en darme cuenta de dónde estaba, era un bosque. Pero no veía el coche de caballos ni la casa por ningún lado.
-NIA… ¿Dónde estamos? – dije mirando para todos lados y buscando el cuerpo de la adolescente, que por lo que había oído a los tipos parecía llamarse Ryssa - Envíame las coordenadas del carruaje. – Tal y como le había prometido a Dahlia, tenía que reunirme con ella allí. “La inteligencia artificial no se encuentra operativa en estos momentos. Por favor. Inténtelo más tarde”. Me decía la voz de NIA. Por lo visto, el golpe había desconectado a la inteligencia de algún modo.
Tenía que buscar el modo de salir con la chica de aquel bosque en soledad. Nunca había hecho nada sola. ¿Podían ir peor las cosas? Claro que podían. Para colmo, sentí una voz. Era la joven, que parecía haber despertado del golpe que le había propinado Dahlia.
-¡Tú! ¡Otra vez tú! ¿Quién eres tú? – me preguntó Ryssa dolorida, llevándose la mano a la cabeza. Al menos tenía el otro brazo roto. - ¿Dónde está Antoine?
No sabía que responder. Estaba asustada ante la actitud violenta de la joven y NIA no me daba pistas sobre cómo debía reaccionar. Aquella situación era nueva para mí. Lo mejor sería decir la verdad. Así evitaría problemas.
-Es… Está bien. Está con mi a... amiga. – le dije tímidamente. No sabía qué responder en ausencia de NIA.
-¡Hijo de puta! – dijo. Y en masculino, para mi sorpresa. Parecía que no se refería a mí. – Llevaba tiempo sospechando que me estaba engañando. Tenemos que encontrarlos. ¡Les daré su merecido tanto a Antoine como a ella!. – dijo. - ¿Por dónde vamos? – me preguntó molesta.
Parecía que decir la verdad había funcionado. Aunque no sé que había interpretado la joven. En cualquier caso, debíamos encontrar el camino. La oscuridad dificultaría el proceso y no tenía ni idea de donde estaba la casa, pero no tenía que andar muy lejos. Sólo esperaba que Dahlia se encontrase bien.
Off: Me he partido tanto con tu post que he tenido que entrar con Huri a darte un +1 xD. Eres de las más graciosas con las que he roleado!!! Ya que estamos en plan gracia, prepárate que vienen curvas xD.
Rachel Roche
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Re: La joven rebelde [Trabajo] [Dahlia+Rachel]
Tras notar la fuerte punzada de la daga que se había clavado en mi gemelo no pude evitar soltar un grito ahogado de dolor mientras seguía cabalgando hacia la espesura del bosque. La pierna me ardía y sentía cada uno de los hilillos de sangre que resbalaban hacia mi tobillo quedando ocultos entre los zapatos que llevaba. Me mordí el labio inferior deseando poder bajarme de aquel animal lo antes posible y hacer algo con aquella herida tan fea, solo que antes debía encontrar el lugar donde escondimos el carro.
Tras dar más vueltas que un tonto por fin lo encontré y suspiré aliviada cabalgando hacia el lugar iluminado tanto por la noche como por el metal del carruaje que reflejaba los rayos de la misma luna. Una vez llegué sonreí al darme cuneta que al fin habíamos logrado la misión.
- ¡Rachel, ya estoy aquí!
Y lo estaba, ahí estaba yo mientras escuchaba cómo me contestaba un simple soplo de aire que pasaba por detrás de mi oreja. Miré el cielo tratando de averiguar por la posición de la luna más o menos la hora que sería, y desde luego había pasado mucho más de media hora desde que le dije que nos encontraríamos aquí. Estaba claro que no se había ido porque el carruaje seguía ahí así que me rasqué la cabeza sin entender mientras la pierna me dolía tanto que ya prácticamente apenas la sentía.
- ¿Rachel?
"¿Tonta? Está claro que Rachel no está"
Dado que ahí no había ni Peter decidí no bajarme del caballo, aunque estaba claro que algo había que hacer con mi pierna. Me arranqué un trozo grande y largo del bajo del vestido consiguiendo que me llegase por las rodillas y aproveché para tratar de quitarme aquel puñar poco a poco del gemelo.
- Au... au.... au... au...
Au, au, au, au ... Demasiadas quejas salían por mi boca teniendo en cuenta que aún no había sacado ni 2 centímetros del arma, así que no me quedó otra que usar hacerlo a lo bruto y desclavar aquel cuchillo de un tirón
- ¡¡¡AUUUUUU!!!
Me quedé durante unos 3 segundos con la boca abierta, el cuerpo tenso y sin decir nada mientras mi propio yo iba asimilando el dolor que acababa de pasarme desde el gemelo hasta la cabeza. Posteriormente cerré la boca con fuerza entrecruzando mis dientes y cerrando mis ojos, de forma que a primera vista parecía que acababa de chupar un limón, solo que no, no había limones por ahí, solo una herida de cojones que no cesaba de sangrar. Cuando me recompuse mínimamente me di cuenta que mis manos temblaban mientras me vendaba la herida con los jirones del vestido que había arrancado.
Cuando tras unos minutos pude hacer un vendaje mínimamente decente le dije al caballito que me llevase donde Rachel y el caballo por supuesto no lo hizo, porque señoras y señores los caballos no entienden nuestro idioma. Así que tuve que dirigirlo de nuevo a la casa, pero antes de llegar vi en medio de la oscuridad a lo lejos una luz azulada que se movía entre los árboles. Al verla no pude evitar mostrar una gran fascinación o alegría al descubrir lo que era.
- ¡UNA LUCIÉRNAGA!
"Si, una luciérnaga gigante asesina. ¿Dahlia que te pasa?"
Al final mi mente hablaba tanto por mí que parecía que la que tuviese una memoria rara de esas era yo. Al fijarme en el tamaño de la luz luego me acordé de mi compañera.
- ¡Rachel!
Si, solo podía ser ella. Nadie en su sano juicio iría por a vida con un traje espacial que brillaba más que el vampiro de crepúsculo. Cablagué hacia la luz para encontrame con ella y una vez lo hice no pude evitar expresar mi alegría. Bajé con cuidado del caballo acercándome.
- Dios mío Rachel estaba muy preocupada ¿Qué ha pasado? ¿Cómo hah..?
Pero en vez de la cálida bienvenida que me esperaba fui recibida con insultos. No por parte de Rachel claro, sino por parte de la tal Ryssa que se acercó a mí cual negrata del Bronx con aire chulesco y tratando de empujarme.
- ¡Eres una zorra! Me pegas en la cabeza y te tiras a mi novio, por no hablar que ... - De pronto me miró más detenidamente y se echó las manos a la boca inspirando con fuerza en señal de disgusto y sorpresa- Oh... Dios... Mío... ¿ME HAS ROTO EL VESTIDO? ¿¡POR QUÉ LLEVAS MI VESTIDO PUESTO MALA PUTA!? ¡Te vas a cagar!
Y se acercó a mí aún más, y no le dio tiempo a dar dos pasos para que yo misma volviese a darle otro golpe en la cabeza y volverla a dejar K.O. Miré a Rachel confundida y deseando saber qué hacían ahí.
- Oye ¿Qué se ha fumao la loca del coño esta? - La cargue al hombro de nuevo y me acerqué a Rachel - ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?
Le conté por encima cómo había logrado desarmar y deshacerme de los hombres de Antoine y del mismo Antoine para posteriormente contarle que sabía llegar al lugar del carruaje.
- Está muy cerca, a unos 5 minutos andando.
Subí el cuerpo de la joven al caballo que había traído y mientras Rachel y yo caminábamos. Bueno, ella caminaba y yo medio cojeaba por la herida que gracias al vendaje me dolía mucho menos.
Off- Me encanta este tema *^* Me lo paso genial escribiendo aquí. Y ahora que se lo de los puntos voy a usarlos todos jajajajaja
Tras dar más vueltas que un tonto por fin lo encontré y suspiré aliviada cabalgando hacia el lugar iluminado tanto por la noche como por el metal del carruaje que reflejaba los rayos de la misma luna. Una vez llegué sonreí al darme cuneta que al fin habíamos logrado la misión.
- ¡Rachel, ya estoy aquí!
Y lo estaba, ahí estaba yo mientras escuchaba cómo me contestaba un simple soplo de aire que pasaba por detrás de mi oreja. Miré el cielo tratando de averiguar por la posición de la luna más o menos la hora que sería, y desde luego había pasado mucho más de media hora desde que le dije que nos encontraríamos aquí. Estaba claro que no se había ido porque el carruaje seguía ahí así que me rasqué la cabeza sin entender mientras la pierna me dolía tanto que ya prácticamente apenas la sentía.
- ¿Rachel?
"¿Tonta? Está claro que Rachel no está"
Dado que ahí no había ni Peter decidí no bajarme del caballo, aunque estaba claro que algo había que hacer con mi pierna. Me arranqué un trozo grande y largo del bajo del vestido consiguiendo que me llegase por las rodillas y aproveché para tratar de quitarme aquel puñar poco a poco del gemelo.
- Au... au.... au... au...
Au, au, au, au ... Demasiadas quejas salían por mi boca teniendo en cuenta que aún no había sacado ni 2 centímetros del arma, así que no me quedó otra que usar hacerlo a lo bruto y desclavar aquel cuchillo de un tirón
- ¡¡¡AUUUUUU!!!
Me quedé durante unos 3 segundos con la boca abierta, el cuerpo tenso y sin decir nada mientras mi propio yo iba asimilando el dolor que acababa de pasarme desde el gemelo hasta la cabeza. Posteriormente cerré la boca con fuerza entrecruzando mis dientes y cerrando mis ojos, de forma que a primera vista parecía que acababa de chupar un limón, solo que no, no había limones por ahí, solo una herida de cojones que no cesaba de sangrar. Cuando me recompuse mínimamente me di cuenta que mis manos temblaban mientras me vendaba la herida con los jirones del vestido que había arrancado.
Cuando tras unos minutos pude hacer un vendaje mínimamente decente le dije al caballito que me llevase donde Rachel y el caballo por supuesto no lo hizo, porque señoras y señores los caballos no entienden nuestro idioma. Así que tuve que dirigirlo de nuevo a la casa, pero antes de llegar vi en medio de la oscuridad a lo lejos una luz azulada que se movía entre los árboles. Al verla no pude evitar mostrar una gran fascinación o alegría al descubrir lo que era.
- ¡UNA LUCIÉRNAGA!
"Si, una luciérnaga gigante asesina. ¿Dahlia que te pasa?"
Al final mi mente hablaba tanto por mí que parecía que la que tuviese una memoria rara de esas era yo. Al fijarme en el tamaño de la luz luego me acordé de mi compañera.
- ¡Rachel!
Si, solo podía ser ella. Nadie en su sano juicio iría por a vida con un traje espacial que brillaba más que el vampiro de crepúsculo. Cablagué hacia la luz para encontrame con ella y una vez lo hice no pude evitar expresar mi alegría. Bajé con cuidado del caballo acercándome.
- Dios mío Rachel estaba muy preocupada ¿Qué ha pasado? ¿Cómo hah..?
Pero en vez de la cálida bienvenida que me esperaba fui recibida con insultos. No por parte de Rachel claro, sino por parte de la tal Ryssa que se acercó a mí cual negrata del Bronx con aire chulesco y tratando de empujarme.
- ¡Eres una zorra! Me pegas en la cabeza y te tiras a mi novio, por no hablar que ... - De pronto me miró más detenidamente y se echó las manos a la boca inspirando con fuerza en señal de disgusto y sorpresa- Oh... Dios... Mío... ¿ME HAS ROTO EL VESTIDO? ¿¡POR QUÉ LLEVAS MI VESTIDO PUESTO MALA PUTA!? ¡Te vas a cagar!
Y se acercó a mí aún más, y no le dio tiempo a dar dos pasos para que yo misma volviese a darle otro golpe en la cabeza y volverla a dejar K.O. Miré a Rachel confundida y deseando saber qué hacían ahí.
- Oye ¿Qué se ha fumao la loca del coño esta? - La cargue al hombro de nuevo y me acerqué a Rachel - ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?
Le conté por encima cómo había logrado desarmar y deshacerme de los hombres de Antoine y del mismo Antoine para posteriormente contarle que sabía llegar al lugar del carruaje.
- Está muy cerca, a unos 5 minutos andando.
Subí el cuerpo de la joven al caballo que había traído y mientras Rachel y yo caminábamos. Bueno, ella caminaba y yo medio cojeaba por la herida que gracias al vendaje me dolía mucho menos.
Off- Me encanta este tema *^* Me lo paso genial escribiendo aquí. Y ahora que se lo de los puntos voy a usarlos todos jajajajaja
Dahlia Lockhart
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Re: La joven rebelde [Trabajo] [Dahlia+Rachel]
Llevábamos un tiempo caminando por el bosque. Las voces de Ryssa se escuchaban desde bastante lejos. Entre sus gritos y mis luces desde luego no nos infiltraríamos en ninguna base secreta. Hacía mejor dúo con Dahlia. Aquella rubia tan enfadada me estaba volviendo la cabeza loca. La voz de NIA pronto volvería a resonar en mi cabeza: “La inteligencia artificial vuelve a estar operativa. Te enviaré las coordenadas del carruaje.”. Resoplé cuando sentí la voz de NIA y, acto seguido, ya sabía por donde tenía que ir para alcanzar de nuevo el carruaje. Rápidamente le hice señas a Ryssa, que avanzaba delante mía, para que se desplazara hacia allí. Seguía hablándome.
-Porque claro tía es que… yo vi a rajar a esa malnacida, que ya verás tú, que el Antoine es mío y nadie me lo roba eh... – y continuaba con sus frases que no entendía.
-NIA, no entiendo lo que me dice, ¿qué dialecto habla? – Caminaba tras ella, preguntaba a la inteligencia. NIA contaba con una base de datos con más de 200 dialectos registrados. “Conozco la lengua pero no tiene nombre identificado aún, yo lo llamo lenguaje “choni””. Me arrasqué la mejilla porque me picaba y me quedé un poco como estaba, pues nunca había oído hablar de esa lengua. Miré a la joven, que seguía despotricando contra Dahlia y su pareja. Creía que tenía que tranquilizarla o le daría un ataque al corazón. – ¿Me puedes enviar expresiones para que hable con ella y pueda calmarla? – La inteligencia no parecía estar de acuerdo. “Petición denegada, Rachel, quedaría muy patético en una chica tan recatada como tú”. Si ella lo decía, sería lo mejor, supongo.
Fuera como fuera, aún en medio del bosque, aunque cerca de la casa, terminamos encontrando a Dahlia, o más bien nos encontró ella a nosotros, por motivos obvios. Se acercó montada a caballo hacia nosotras y tuvo una acalorada discusión con la rubia choni que hizo que ésta acabara, nuevamente, inconsciente. Dahlia me preguntó que era lo que había pasado mientras la cargaba a caballo, le conté la experiencia de los barriles rodando por el bosque y, mientras caminábamos hacia el carruaje, también me contó como se había logrado deshacer de Antoine y los demás. Estaba claro que las dos habíamos superado dificultades para llegar a dónde estábamos.
No tardaríamos en llegar al carruaje por suerte para Dahlia, noté que la joven estaba herida. Miré hacia ella. “Tiene un fuerte corte en el gemelo y la nariz partida. Pero aún así muestra una entereza envidiable.”. Decía NIA sobre mi compañera.
-Conduciré yo esta vez. Tú descansa. – le propuse tomando las riendas de los caballos, pues ella se encontraba herida. Me senté y espoleé a los animales para que avanzaran despacio. No había necesidad de correr pues ya nadie nos perseguía. –Eres muy fuerte. Ojalá yo tuviera tu fortaleza. – le comenté con admiración. Y me tomé una pausa, durante la cual pensé en que tal resistencia no era propia de un humano normal, así que decidí hacer una pregunta que esperaba no le molestase. - ¿Eres vampiresa, verdad? Eres una chica muy agradable. Los vampiros del grupo para el que trabajo son muy rigurosos e inclementes. Debería haber más gente como tú. –
Me estaba sincerando con Dahlia porque creía que podía confiar en ella. “Ten cuidado con lo que cuentas”. Me advirtió la inteligencia. A NIA no le gustaba que hablara de esto, pero a veces tenía la necesidad de conocer más profundamente a la gente y poder compararla con la Hermandad, que habían sido los únicos con los que había tratado en mis cuatro escasos meses de vida. Necesitaba saber si todos eran como ellos o había más diversidad. - NIA siempre me dice que para obtener los resultados hay que ser estricto, pero contigo he aprendido que no hace falta ser así. – Y es que aquella experiencia con Dahlia me había servido para darme cuenta de que con buen rollo y con menos presión las cosas podían salir mucho mejor. Tal vez la angustia y el miedo al fracaso fueran los causantes de que hubiera fallado mi primera misión en el grupo.
Además, quería ejemplificarle a la vampiresa la dureza de la Hermandad. Me llevé la mano a mi cara para mostrarle la cicatriz, en el lado izquierdo de mi mejilla podía verse que me faltaba un trozo de piel y, en su lugar, se veía el trozo metalizado, era uno de los múltiples implantes de tungsteno que conformaban mi anatomía. A excepción de la parte orgánica. – Me lo hizo uno de mis jefes por no cumplir una misión. Me alegra saber que ésta vez no me pasará eso. Gracias. – sonreí agradecida.
Pero la tranquilidad no iba a durar demasiado. “Ten cuidado, Rachel. Oigo un caballo a nuestras espaldas”. Me advirtió NIA. Miré hacia atrás rápidamente. Un hombre avanzaba hacia nosotras con cara de mal humor y a toda rapidez. Portaba una ballesta de mano con la que nos disparaba flechas.
-¡Salvaré a Ryssa hasta el día de mi muerte! – bramó. Era Antoine. Levantando su ballesta en señal de guerra. Pronto comenzaría a disparar. “Rachel, acelera el paso”.
-¡Tenemos que hacer algo! – le dije a Dahlia a medida que espoleaba los caballos para que corrieran más, pero con un carro a sus espaldas poco podían hacer. No tardaríamos en ser alcanzadas.
-Porque claro tía es que… yo vi a rajar a esa malnacida, que ya verás tú, que el Antoine es mío y nadie me lo roba eh... – y continuaba con sus frases que no entendía.
-NIA, no entiendo lo que me dice, ¿qué dialecto habla? – Caminaba tras ella, preguntaba a la inteligencia. NIA contaba con una base de datos con más de 200 dialectos registrados. “Conozco la lengua pero no tiene nombre identificado aún, yo lo llamo lenguaje “choni””. Me arrasqué la mejilla porque me picaba y me quedé un poco como estaba, pues nunca había oído hablar de esa lengua. Miré a la joven, que seguía despotricando contra Dahlia y su pareja. Creía que tenía que tranquilizarla o le daría un ataque al corazón. – ¿Me puedes enviar expresiones para que hable con ella y pueda calmarla? – La inteligencia no parecía estar de acuerdo. “Petición denegada, Rachel, quedaría muy patético en una chica tan recatada como tú”. Si ella lo decía, sería lo mejor, supongo.
Fuera como fuera, aún en medio del bosque, aunque cerca de la casa, terminamos encontrando a Dahlia, o más bien nos encontró ella a nosotros, por motivos obvios. Se acercó montada a caballo hacia nosotras y tuvo una acalorada discusión con la rubia choni que hizo que ésta acabara, nuevamente, inconsciente. Dahlia me preguntó que era lo que había pasado mientras la cargaba a caballo, le conté la experiencia de los barriles rodando por el bosque y, mientras caminábamos hacia el carruaje, también me contó como se había logrado deshacer de Antoine y los demás. Estaba claro que las dos habíamos superado dificultades para llegar a dónde estábamos.
No tardaríamos en llegar al carruaje por suerte para Dahlia, noté que la joven estaba herida. Miré hacia ella. “Tiene un fuerte corte en el gemelo y la nariz partida. Pero aún así muestra una entereza envidiable.”. Decía NIA sobre mi compañera.
-Conduciré yo esta vez. Tú descansa. – le propuse tomando las riendas de los caballos, pues ella se encontraba herida. Me senté y espoleé a los animales para que avanzaran despacio. No había necesidad de correr pues ya nadie nos perseguía. –Eres muy fuerte. Ojalá yo tuviera tu fortaleza. – le comenté con admiración. Y me tomé una pausa, durante la cual pensé en que tal resistencia no era propia de un humano normal, así que decidí hacer una pregunta que esperaba no le molestase. - ¿Eres vampiresa, verdad? Eres una chica muy agradable. Los vampiros del grupo para el que trabajo son muy rigurosos e inclementes. Debería haber más gente como tú. –
Me estaba sincerando con Dahlia porque creía que podía confiar en ella. “Ten cuidado con lo que cuentas”. Me advirtió la inteligencia. A NIA no le gustaba que hablara de esto, pero a veces tenía la necesidad de conocer más profundamente a la gente y poder compararla con la Hermandad, que habían sido los únicos con los que había tratado en mis cuatro escasos meses de vida. Necesitaba saber si todos eran como ellos o había más diversidad. - NIA siempre me dice que para obtener los resultados hay que ser estricto, pero contigo he aprendido que no hace falta ser así. – Y es que aquella experiencia con Dahlia me había servido para darme cuenta de que con buen rollo y con menos presión las cosas podían salir mucho mejor. Tal vez la angustia y el miedo al fracaso fueran los causantes de que hubiera fallado mi primera misión en el grupo.
Además, quería ejemplificarle a la vampiresa la dureza de la Hermandad. Me llevé la mano a mi cara para mostrarle la cicatriz, en el lado izquierdo de mi mejilla podía verse que me faltaba un trozo de piel y, en su lugar, se veía el trozo metalizado, era uno de los múltiples implantes de tungsteno que conformaban mi anatomía. A excepción de la parte orgánica. – Me lo hizo uno de mis jefes por no cumplir una misión. Me alegra saber que ésta vez no me pasará eso. Gracias. – sonreí agradecida.
Pero la tranquilidad no iba a durar demasiado. “Ten cuidado, Rachel. Oigo un caballo a nuestras espaldas”. Me advirtió NIA. Miré hacia atrás rápidamente. Un hombre avanzaba hacia nosotras con cara de mal humor y a toda rapidez. Portaba una ballesta de mano con la que nos disparaba flechas.
-¡Salvaré a Ryssa hasta el día de mi muerte! – bramó. Era Antoine. Levantando su ballesta en señal de guerra. Pronto comenzaría a disparar. “Rachel, acelera el paso”.
-¡Tenemos que hacer algo! – le dije a Dahlia a medida que espoleaba los caballos para que corrieran más, pero con un carro a sus espaldas poco podían hacer. No tardaríamos en ser alcanzadas.
Última edición por Rachel Roche el Jue 07 Abr 2016, 21:31, editado 1 vez
Rachel Roche
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Re: La joven rebelde [Trabajo] [Dahlia+Rachel]
Cuando llegué como bien he contado en mi anterior porst, la rubia de bote parecía que no solo se había echado agua oxigenada en el pelo, sino también en la boca, porque las amenazas que soltaba eran dignas de grabarlas y tratar de traducirlas, y dado que no tenía tiempo de comprar una máquina capaz de hacer algo así, pues simplemente la volví a de dejar inconsciente mientras le regalaba una simpática sonrisa a Rachel.
Una vez subimos al carruaje la joven se percató de mi cojera y de mis dificultades de movimiento por lo que se dio cuenta de mi herida en la pierna derecha. Decidió coger la riendas llevando a los caballos al trote sin cansarlos demasiado y sonreí al pensar que tal vez también lo hacía para que no sufriese aún más mi herida. Observó mi herida y admiró mi fortaleza, lo cual me dejó a cuadros, pues ella era la más fuerte de las dos.
- Pues si, soy vampiresa, pero aún así tampoco soy tan fuerte. En realidad me duele bastante, pero como comprenderás no voy a ir llorando por las esquinas - me reí- En cambió tu si que eres increíble, y me alegra ver que existe gente que utiliza su fuerza para hacer el bien.
No sabía a ciencia cierta si lo utilizaba para hacer el bien o no, pero Rachel no parecía una asesina ni una mala persona, todo lo contrario, era tan inocente y buena como yo. Igual por eso habíamos encajado tan bien, porque éramos chicas perdidas en un mundo que por el momento no estaba hecho para nosotras y simplemente teníamos que luchar por sobrevivir en él. Aún nos faltaba madurar mucho.
Tras aquel pensamiento me comentó que yo era muy distinta a los otros vampiros con los que había tenido que lidiar. Una especie de organización o algo así. La verdad es que me sorprendía bastante ¿Qué narices hacía Rachel metida en un grupo vampírico?
- Bueno... no todos los vampiros somos iguales, después de todo pasa lo mismo con todas las razas.- le sonreí- En el mundo hay de todo, pues tanto los hombres, elfos, vampiros etc pueden ser buenos o malos. Depende del camino que hayan decidido seguir o de la vida que han sido obligados a llevar. - Continué escuchando sus palabras y no pude evitar sonreír cuando prácticamente dejó escapar que aunque su memoria NIA le solía decir que tenía que ser metódica y hacer los trabajos de forma eficiente y limpia aquella misión conmigo le había hecho ver que no tenía por que ser así- Vaya, gracias. La verdad es que creo que no hubiese podido encontrar una compañera mejor que tú Rachel. Tenía miedo de que me tocase compartir misión con una cascarrabias tipo la bruja de Blancanieves, pero gracias al cielo no ha sido así.
Reí tas mi último comentario pero aquella risa se borró en un segundo, cuando tras de nosotros venía cabalgando pelo al viento el inútil de Antoine en busca de su amada choni barriobajera. Rachel se asustó, y tenía sus motivos pues el caballo de Antoine iba mucho más rápido que el carruaje. Pensé en algo y se me ocurrió una idea.
- Tengo una idea. Tenemos que saltar sobre los caballos.
2 hermosos caballos llevaban el carruaje, así que debíamos sentarnos sobre ellos y conseguir avanzar más rápido, pero para hacerlo debíamos esperar. Lancé a Ryssa sobre uno de los caballos y cuando Antoine estaba suficientemente cerca le hice una señal a Rachel.
- ¡AHORA!
Y salté sobre el corcel mientras Rachel hacía lo propio sobre el otro, o al menos eso esperaba. No tuve tiempo de mirarla pues tenía que ir cotando las ataduras que unían el carruaje a los caballos. Cuando lo conseguí Antoine estaba justo detrás por lo que el carruaje paró de golpe y el pobre hombre se dio de bruces contra él. El golpe que se dio fue a más, pues cayó del caballo y el carruaje volcó sobre una de sus piernas dejándole completamente inmóvil
- ¡ME LAS PAGARÉIS!
Aquello definitivamente debía de doler, y mucho, pero ya no era asunto nuestro.
Cabalgamos sin temor por el bosque dirección de nuevo a Sacrestic Ville. Supuse que era lo mejor para que los caballos pudiesen beber agua y descansar antes de volver a las afueras donde habíamos quedado con el padre de la joven choni. Una vez encontramos la plaza central con la fuente dejé que los caballos bebieran mientras me bajaba con cuidado de no golpearme la herida. Sonreí a Rachel.
- Menuda aventura ¿verdad? - sonreí. Si, sonrío mucho, así soy yo. - Por cierto Rachel. - Me acerqué a Ryssa que aún llevaba mi ropa y saqué de uno de los bolsillos un pequeño barco tallado en madera y se lo entregué- Lo cogí del almacén de la tienda cuando escapamos por la alcantarilla. Dijiste que nunca habías visto el mar y te fascinó una gran galera que había a la entrada. No pude coger esa tan grande, pero espero que te guste este barco algo más pequeño.
Me apoyé sobre la pared mientras los caballos bebían agua y miré al cielo con paciencia y tranquilidad al saber que habíamos acabado la misión y Antoine no volvería a aparecer. Pero entonces algo vieron mis ojos que cambiaron de golpe mi expresión.
- Oh no...
La oscuridad del cielo comenzó a deshacerse levemente y eso significaba que apenas quedaría una hora para que saliera el sol. Me apresuré a preparar de nuevo a los caballos y me giré hacia Rachel.
- Tenemos que irnos - Miré arriba- El sol...
OFF- La user de Rachel me dio permiso para que dejase que su pj subiese al caballo.
Una vez subimos al carruaje la joven se percató de mi cojera y de mis dificultades de movimiento por lo que se dio cuenta de mi herida en la pierna derecha. Decidió coger la riendas llevando a los caballos al trote sin cansarlos demasiado y sonreí al pensar que tal vez también lo hacía para que no sufriese aún más mi herida. Observó mi herida y admiró mi fortaleza, lo cual me dejó a cuadros, pues ella era la más fuerte de las dos.
- Pues si, soy vampiresa, pero aún así tampoco soy tan fuerte. En realidad me duele bastante, pero como comprenderás no voy a ir llorando por las esquinas - me reí- En cambió tu si que eres increíble, y me alegra ver que existe gente que utiliza su fuerza para hacer el bien.
No sabía a ciencia cierta si lo utilizaba para hacer el bien o no, pero Rachel no parecía una asesina ni una mala persona, todo lo contrario, era tan inocente y buena como yo. Igual por eso habíamos encajado tan bien, porque éramos chicas perdidas en un mundo que por el momento no estaba hecho para nosotras y simplemente teníamos que luchar por sobrevivir en él. Aún nos faltaba madurar mucho.
Tras aquel pensamiento me comentó que yo era muy distinta a los otros vampiros con los que había tenido que lidiar. Una especie de organización o algo así. La verdad es que me sorprendía bastante ¿Qué narices hacía Rachel metida en un grupo vampírico?
- Bueno... no todos los vampiros somos iguales, después de todo pasa lo mismo con todas las razas.- le sonreí- En el mundo hay de todo, pues tanto los hombres, elfos, vampiros etc pueden ser buenos o malos. Depende del camino que hayan decidido seguir o de la vida que han sido obligados a llevar. - Continué escuchando sus palabras y no pude evitar sonreír cuando prácticamente dejó escapar que aunque su memoria NIA le solía decir que tenía que ser metódica y hacer los trabajos de forma eficiente y limpia aquella misión conmigo le había hecho ver que no tenía por que ser así- Vaya, gracias. La verdad es que creo que no hubiese podido encontrar una compañera mejor que tú Rachel. Tenía miedo de que me tocase compartir misión con una cascarrabias tipo la bruja de Blancanieves, pero gracias al cielo no ha sido así.
Reí tas mi último comentario pero aquella risa se borró en un segundo, cuando tras de nosotros venía cabalgando pelo al viento el inútil de Antoine en busca de su amada choni barriobajera. Rachel se asustó, y tenía sus motivos pues el caballo de Antoine iba mucho más rápido que el carruaje. Pensé en algo y se me ocurrió una idea.
- Tengo una idea. Tenemos que saltar sobre los caballos.
2 hermosos caballos llevaban el carruaje, así que debíamos sentarnos sobre ellos y conseguir avanzar más rápido, pero para hacerlo debíamos esperar. Lancé a Ryssa sobre uno de los caballos y cuando Antoine estaba suficientemente cerca le hice una señal a Rachel.
- ¡AHORA!
Y salté sobre el corcel mientras Rachel hacía lo propio sobre el otro, o al menos eso esperaba. No tuve tiempo de mirarla pues tenía que ir cotando las ataduras que unían el carruaje a los caballos. Cuando lo conseguí Antoine estaba justo detrás por lo que el carruaje paró de golpe y el pobre hombre se dio de bruces contra él. El golpe que se dio fue a más, pues cayó del caballo y el carruaje volcó sobre una de sus piernas dejándole completamente inmóvil
- ¡ME LAS PAGARÉIS!
Aquello definitivamente debía de doler, y mucho, pero ya no era asunto nuestro.
Cabalgamos sin temor por el bosque dirección de nuevo a Sacrestic Ville. Supuse que era lo mejor para que los caballos pudiesen beber agua y descansar antes de volver a las afueras donde habíamos quedado con el padre de la joven choni. Una vez encontramos la plaza central con la fuente dejé que los caballos bebieran mientras me bajaba con cuidado de no golpearme la herida. Sonreí a Rachel.
- Menuda aventura ¿verdad? - sonreí. Si, sonrío mucho, así soy yo. - Por cierto Rachel. - Me acerqué a Ryssa que aún llevaba mi ropa y saqué de uno de los bolsillos un pequeño barco tallado en madera y se lo entregué- Lo cogí del almacén de la tienda cuando escapamos por la alcantarilla. Dijiste que nunca habías visto el mar y te fascinó una gran galera que había a la entrada. No pude coger esa tan grande, pero espero que te guste este barco algo más pequeño.
Me apoyé sobre la pared mientras los caballos bebían agua y miré al cielo con paciencia y tranquilidad al saber que habíamos acabado la misión y Antoine no volvería a aparecer. Pero entonces algo vieron mis ojos que cambiaron de golpe mi expresión.
- Oh no...
La oscuridad del cielo comenzó a deshacerse levemente y eso significaba que apenas quedaría una hora para que saliera el sol. Me apresuré a preparar de nuevo a los caballos y me giré hacia Rachel.
- Tenemos que irnos - Miré arriba- El sol...
OFF- La user de Rachel me dio permiso para que dejase que su pj subiese al caballo.
Última edición por Dahlia Lockhart el Miér 06 Abr 2016, 22:44, editado 1 vez
Dahlia Lockhart
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Re: La joven rebelde [Trabajo] [Dahlia+Rachel]
Cuando Antoine vino como un poseso, Dahlia tuvo la brillante idea de lanzar a Ryssa hacia uno de los caballos de delante y descolgarlo. “A esta tía se le cruzan los cables… se le va la pinza.”, declaraba NIA, no sabía a qué se refería. Ella era decidida, tal y como había demostrado, pero yo no. – Ay, no voy a poder hacerlo. – Dije quedándome medio de pie, medio sentada, lamentándome de mi inutilidad para actuar. “Vamos Rachel. Salta”. Me decía NIA, hice el amago pero no, era incapaz. “Si lo piensas es peor.” repitió.
Tras ver a Antoine pegado ya a la parte trasera del carromato no me lo pensé. Era elegir entre acabar despachurrada en el suelo o morir a flechazos. No sé por qué opté por lo primero y me aferré al cuello del jamelgo como si dependiera mi vida de ello. De la que pasé, tropecé con las sujeciones del caballo al carruaje e hizo que éste se soltara definitivamente. La caravana descarriló y Antoine se la comió enterita, cayendo él y su caballo al suelo sin posibilidad de hacer ya nada. Seguramente se hubiesen partido una pierna.
Llegué a Sacrestic Ville dando altibajos. Y más por la voluntad de mi caballo, que instintivamente iba siguiendo al de Dahlia, que por mi habilidad como jinete. Nuevamente mareada. Paramos al lado de una fuente donde Dahlia sonriente, como si no hubiera pasado nada me felicitó por nuestra aventura. Como no sabía como bajarme del caballo me tiré de lado, dando de bruces contra el suelo. Rápidamente me levanté.
La chica tuvo un detalle de lujo conmigo. Se acercó a Ryssa, que llevaba su ropa puesta y hurgó en sus bolsillos para sacar un pequeño barco de madera y regalármelo a modo de objeto.
-¡Ay, Dahlia! ¡Gracias! No sabes la ilusión que me hace. – dije sonriente con los ojos brillantes juntando ambas manos alegremente y tomando a continuación con cuidado el pequeño barco – ¡Es la primera vez que me regalan algo! – “Más bien la primera vez que roban algo para dártelo” objetó NIA. Me daba igual. Ella decía ser maquiavélica, así que el fin era obsequiarme, independientemente de cómo lo hubiera conseguido.
Aunque fuera una tontería, me hacía muchísima ilusión que alguien se acordara de mí. – Ojalá tuviera yo algo para ti… - Y me llevé las manos a mis bolsillos para buscar algo. Efectivamente. Lo encontré. ¿Qué mejor regalo que el que le iba a dar? – Toma Dahlia – dije expectante para ver su reacción y le entregué un cable rojo que llevaba de repuesto… - ¡Un trozo de cable! NIA me dijo antes que se te cruzaban los cables. Así que te resultará útil cuando se te crucen. – era cierto, me lo había dicho, pero no sabía muy bien qué significaba aquello. – También me dijo que se te va la pinza, pero lamentablemente no tengo ninguna pinza. Si estuviéramos cerca de la playa te podría pescar un cangrejo… – dije inocentemente y sintiendo de verdad no poder cazar un cangrejo. “¿Pero eres imbécil? ¿Cómo se te ocurre decirle eso?”, me recriminó NIA. Nuevamente, no volvía a entender qué había dicho mal, si ella misma me lo había comentado antes.
Aún triste por no poder ayudar a Dahlia, la vampiresa pronto empezaría a darse cuenta de que los rayos de sol comenzaban a relumbrar tras las colinas, y me apresuró a marchar. Era una vampiresa y, al igual que los miembros de la Hermandad, únicamente podía salir a la calle durante la noche. Teníamos que apresurarnos antes de que comenzara a arder como una falla en la cremá.
Montamos de nuevo a los caballos y gracias al GPS de NIA fuimos directos a las afueras de Sacrestic Ville, donde se encontraba el padre de la joven. Ésta seguiría inconsciente. “¿La habrá matado?”, me preguntó NIA. No lo sabía. Aunque dos golpes en la cabeza no podían ser buenos.
No lo estaba, pues se le escuchaba gruñir de vez en cuando. Piqué a la puerta. Los rayos de sol ya iluminaban el suelo y poco quedaba para que comenzasen a quemar a mi pobre compañera. “En fin, Rachel. Explícate con tranquilidad y serenidad”. Dijo la inteligencia mientras utilizaba el picaporte.
-Le traemos a su hija, señor. – le dije al tipo.
-¡Oh, cielos santos! ¡Muchas gracias! – preguntó el hombre. Tomando en brazos el cuerpo inconsciente, aunque vivo, de su hija. - ¿Qué le ha ocurrido?
-La joven pretendía que la secuestrara su novio, quería escapar con él, pero finalmente fue el grupo que usted decía quien la capturó. – le expliqué – Luego, su novio apareció y la capturaría a ella. Todo era una farsa y un montaje para irse con su enamorado.
-Entiendo, sí. Ryssa lleva mucho tiempo enamorada de Antoine, sabía que algún día haría alguna locura de estas.– comentó – Muchas gracias, jóvenes. Sin duda os merecéis la recompensa.
Pero no había tiempo para volver a Sacrestic. Quería pedirle un último favor.
-Disculpe. – dije tímidamente. – Mi compañera no le gusta la luz del sol, ¿podría darnos cobijo hasta que vuelva a anochecer?
-Claro, chicas, podéis pasar el día en el pajar, si cerráis las ventanas no entrará la luz. – dijo amablemente el tipo mientras nos entregaba el dinero.
Miré a Dahlia mientras la incitaba a seguirme, ese lugar sería su salvación. – Tú me has ayudado mucho, así que me quedaré todo el día contigo para que no te aburras. – respondí agradecida, entrando al lugar. "Afirmativo. podéis charlar un rato y luego puedes dormir. Necesitas recargar tus baterías", concluyó la inteligencia.
Off: Después de tu post, nos quedará una última ronda a las dos :). Y perdona la ingenuidad de Rachel, pero es muy tontona. JajaajajTras ver a Antoine pegado ya a la parte trasera del carromato no me lo pensé. Era elegir entre acabar despachurrada en el suelo o morir a flechazos. No sé por qué opté por lo primero y me aferré al cuello del jamelgo como si dependiera mi vida de ello. De la que pasé, tropecé con las sujeciones del caballo al carruaje e hizo que éste se soltara definitivamente. La caravana descarriló y Antoine se la comió enterita, cayendo él y su caballo al suelo sin posibilidad de hacer ya nada. Seguramente se hubiesen partido una pierna.
Llegué a Sacrestic Ville dando altibajos. Y más por la voluntad de mi caballo, que instintivamente iba siguiendo al de Dahlia, que por mi habilidad como jinete. Nuevamente mareada. Paramos al lado de una fuente donde Dahlia sonriente, como si no hubiera pasado nada me felicitó por nuestra aventura. Como no sabía como bajarme del caballo me tiré de lado, dando de bruces contra el suelo. Rápidamente me levanté.
La chica tuvo un detalle de lujo conmigo. Se acercó a Ryssa, que llevaba su ropa puesta y hurgó en sus bolsillos para sacar un pequeño barco de madera y regalármelo a modo de objeto.
-¡Ay, Dahlia! ¡Gracias! No sabes la ilusión que me hace. – dije sonriente con los ojos brillantes juntando ambas manos alegremente y tomando a continuación con cuidado el pequeño barco – ¡Es la primera vez que me regalan algo! – “Más bien la primera vez que roban algo para dártelo” objetó NIA. Me daba igual. Ella decía ser maquiavélica, así que el fin era obsequiarme, independientemente de cómo lo hubiera conseguido.
Aunque fuera una tontería, me hacía muchísima ilusión que alguien se acordara de mí. – Ojalá tuviera yo algo para ti… - Y me llevé las manos a mis bolsillos para buscar algo. Efectivamente. Lo encontré. ¿Qué mejor regalo que el que le iba a dar? – Toma Dahlia – dije expectante para ver su reacción y le entregué un cable rojo que llevaba de repuesto… - ¡Un trozo de cable! NIA me dijo antes que se te cruzaban los cables. Así que te resultará útil cuando se te crucen. – era cierto, me lo había dicho, pero no sabía muy bien qué significaba aquello. – También me dijo que se te va la pinza, pero lamentablemente no tengo ninguna pinza. Si estuviéramos cerca de la playa te podría pescar un cangrejo… – dije inocentemente y sintiendo de verdad no poder cazar un cangrejo. “¿Pero eres imbécil? ¿Cómo se te ocurre decirle eso?”, me recriminó NIA. Nuevamente, no volvía a entender qué había dicho mal, si ella misma me lo había comentado antes.
Aún triste por no poder ayudar a Dahlia, la vampiresa pronto empezaría a darse cuenta de que los rayos de sol comenzaban a relumbrar tras las colinas, y me apresuró a marchar. Era una vampiresa y, al igual que los miembros de la Hermandad, únicamente podía salir a la calle durante la noche. Teníamos que apresurarnos antes de que comenzara a arder como una falla en la cremá.
Montamos de nuevo a los caballos y gracias al GPS de NIA fuimos directos a las afueras de Sacrestic Ville, donde se encontraba el padre de la joven. Ésta seguiría inconsciente. “¿La habrá matado?”, me preguntó NIA. No lo sabía. Aunque dos golpes en la cabeza no podían ser buenos.
No lo estaba, pues se le escuchaba gruñir de vez en cuando. Piqué a la puerta. Los rayos de sol ya iluminaban el suelo y poco quedaba para que comenzasen a quemar a mi pobre compañera. “En fin, Rachel. Explícate con tranquilidad y serenidad”. Dijo la inteligencia mientras utilizaba el picaporte.
-Le traemos a su hija, señor. – le dije al tipo.
-¡Oh, cielos santos! ¡Muchas gracias! – preguntó el hombre. Tomando en brazos el cuerpo inconsciente, aunque vivo, de su hija. - ¿Qué le ha ocurrido?
-La joven pretendía que la secuestrara su novio, quería escapar con él, pero finalmente fue el grupo que usted decía quien la capturó. – le expliqué – Luego, su novio apareció y la capturaría a ella. Todo era una farsa y un montaje para irse con su enamorado.
-Entiendo, sí. Ryssa lleva mucho tiempo enamorada de Antoine, sabía que algún día haría alguna locura de estas.– comentó – Muchas gracias, jóvenes. Sin duda os merecéis la recompensa.
Pero no había tiempo para volver a Sacrestic. Quería pedirle un último favor.
-Disculpe. – dije tímidamente. – Mi compañera no le gusta la luz del sol, ¿podría darnos cobijo hasta que vuelva a anochecer?
-Claro, chicas, podéis pasar el día en el pajar, si cerráis las ventanas no entrará la luz. – dijo amablemente el tipo mientras nos entregaba el dinero.
Miré a Dahlia mientras la incitaba a seguirme, ese lugar sería su salvación. – Tú me has ayudado mucho, así que me quedaré todo el día contigo para que no te aburras. – respondí agradecida, entrando al lugar. "Afirmativo. podéis charlar un rato y luego puedes dormir. Necesitas recargar tus baterías", concluyó la inteligencia.
Rachel Roche
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Re: La joven rebelde [Trabajo] [Dahlia+Rachel]
Cuando llegamos a Sacrestic Ville casi no me lo creía. Parecía increíble que hubiésemos sobrevivido a todo lo que se nos había echado encima, pero gracias a Son Goku así era. Los caballos bebían agua para reponer fuerzas mientras que yo aprovechaba para sacar del bolsillo de mi pantalón, el cual llevaba puesto Ryssa, el regalo que le había estado guardando a Rachel.
Tras escuchar sus palabras de agradecimiento no pude evitar sonrojarme y bajar la mirada. Rachel afirmó que era la primera vez que le regalaban algo y le hacía mucha ilusión. Aquella respuesta me hizo sonreír pero a la vez me dio cierta pena por ella, pues era una chica fantástica que se merecía el cariño del resto de personas, y aunque apenas sabía nada de su vida todo indicaba que no se relacionaba con demasiada gente, o al menos no con nadie que la apreciase.
La biocibernética sacó de su bolsillo algo y me lo entregó. Al verlo era un simple cable y me explicó que al parecer NIA le había comentado que se me cruzaban los cables y se me iba la pinza. Al escuchar aquello no pude evitar echarme a reír tocándome la tripa con las manos por la risa. Desde luego Rachel tenía mucho que aprender, pero a pesar de todo me recompuse sonriéndole con dulzura y cogí el cable que me ofrecía con agradecimiento.
- Lo de que se cruzan los cables es solo una expresión, es como decir que estoy loca o algo así - Continué sonriéndole y até el cable a mi muñeca mostrándoselo previamente- Pero agradezco mucho tu regalo, así podré llevarlo puesto y acordarme de ti y de nuestra aventura.
Le guiñé un ojo y al fin llegamos a la puerta del padre de Ryssa. Este nos abrió y se quedó estupefacto al ver el cuerpo de la joven. Quise explicarle lo sucedido pero Rachel se adelantó comentando la situación de aquella noche y que los verdaderos bandidos eran el novio y los secuaces. Al final el hombre con aquella explicación se quedó satisfecho olvidando el estado actual de su hija. A pesar de que todo había salido bien yo continuaba mirando al cielo con pesar y preocupación y Rachel lo notó por lo que le dijo al hombre que a mí no me gustaba el sol. Cuando soltó aquella respuesta se me abrieron los ojos como nunca con sorpresa de que ella hubiese dicho algo así sin más. Por si quedaba alguna duda el hombre ya debía saber con seguridad que era una vampiresa. Devolví la mirada al señor y este me miró con cierta desconfianza al principio, pero después nos ofreció su granero para pasar el día con bastante amabilidad. Entramos dentro pero antes de llegar me dirigí a Rachel.
- Espera un momento, ahora voy.
Volví hacia la casa y tras el consentimiento del hombre me volví a cambiar la ropa con Ryssa recuperando así mis cómoda y oscura vestimenta. Suspiré y volví al pajar para encontrarme de nuevo con mi compañera que comentó que se quedaría conmigo dado que la había ayudado mucho.
- Como quieras Rachel -sonreí de nuevo- Muchas gracias por preocuparte por mí, casi nadie lo ha hecho nunca y es algo que todos necesitamos de vez en cuando. - Me tumbé entre las pajas observando a la joven y descubriendo su cara de cansancio- Igual deberíamos dormir, sobretodo tú, aunque antes si no te importa y te apetece me gustaría saber como una chica como tú llegó a hacer un trabajo como este.
Era curioso pues Rachel tenía pinta de ser como una niña perdida en un mundo que no llegaba a entender, y a priori no parecía ser alguien que necesitase dinero, o no al menos haciendo esta clase de trabajos. Además, me caía bien y me apetecía saber más de ella.
Tras escuchar sus palabras de agradecimiento no pude evitar sonrojarme y bajar la mirada. Rachel afirmó que era la primera vez que le regalaban algo y le hacía mucha ilusión. Aquella respuesta me hizo sonreír pero a la vez me dio cierta pena por ella, pues era una chica fantástica que se merecía el cariño del resto de personas, y aunque apenas sabía nada de su vida todo indicaba que no se relacionaba con demasiada gente, o al menos no con nadie que la apreciase.
La biocibernética sacó de su bolsillo algo y me lo entregó. Al verlo era un simple cable y me explicó que al parecer NIA le había comentado que se me cruzaban los cables y se me iba la pinza. Al escuchar aquello no pude evitar echarme a reír tocándome la tripa con las manos por la risa. Desde luego Rachel tenía mucho que aprender, pero a pesar de todo me recompuse sonriéndole con dulzura y cogí el cable que me ofrecía con agradecimiento.
- Lo de que se cruzan los cables es solo una expresión, es como decir que estoy loca o algo así - Continué sonriéndole y até el cable a mi muñeca mostrándoselo previamente- Pero agradezco mucho tu regalo, así podré llevarlo puesto y acordarme de ti y de nuestra aventura.
Le guiñé un ojo y al fin llegamos a la puerta del padre de Ryssa. Este nos abrió y se quedó estupefacto al ver el cuerpo de la joven. Quise explicarle lo sucedido pero Rachel se adelantó comentando la situación de aquella noche y que los verdaderos bandidos eran el novio y los secuaces. Al final el hombre con aquella explicación se quedó satisfecho olvidando el estado actual de su hija. A pesar de que todo había salido bien yo continuaba mirando al cielo con pesar y preocupación y Rachel lo notó por lo que le dijo al hombre que a mí no me gustaba el sol. Cuando soltó aquella respuesta se me abrieron los ojos como nunca con sorpresa de que ella hubiese dicho algo así sin más. Por si quedaba alguna duda el hombre ya debía saber con seguridad que era una vampiresa. Devolví la mirada al señor y este me miró con cierta desconfianza al principio, pero después nos ofreció su granero para pasar el día con bastante amabilidad. Entramos dentro pero antes de llegar me dirigí a Rachel.
- Espera un momento, ahora voy.
Volví hacia la casa y tras el consentimiento del hombre me volví a cambiar la ropa con Ryssa recuperando así mis cómoda y oscura vestimenta. Suspiré y volví al pajar para encontrarme de nuevo con mi compañera que comentó que se quedaría conmigo dado que la había ayudado mucho.
- Como quieras Rachel -sonreí de nuevo- Muchas gracias por preocuparte por mí, casi nadie lo ha hecho nunca y es algo que todos necesitamos de vez en cuando. - Me tumbé entre las pajas observando a la joven y descubriendo su cara de cansancio- Igual deberíamos dormir, sobretodo tú, aunque antes si no te importa y te apetece me gustaría saber como una chica como tú llegó a hacer un trabajo como este.
Era curioso pues Rachel tenía pinta de ser como una niña perdida en un mundo que no llegaba a entender, y a priori no parecía ser alguien que necesitase dinero, o no al menos haciendo esta clase de trabajos. Además, me caía bien y me apetecía saber más de ella.
Dahlia Lockhart
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Re: La joven rebelde [Trabajo] [Dahlia+Rachel]
Esperé en el granero hasta que Dahlia volviese, me hice mi pequeño asiento con un montón de paja. “El Centinela estará satisfecho con tus avances, Rachel. El hombre al que has ayudado es un contacto muy importante para la Hermandad”. Aquello me hizo sonreír. Siempre era un placer complacer a los jefes, otro fallo más y seguramente me hubiese matado.
-¿A dónde iremos ahora? – le pregunté a la inteligencia. “No lo sé, Rachel. Probablemente volveremos a la base de la Hermandad. Pero antes necesitas recuperar energías”.
Sin duda sería lo mejor, esperé a que Dahlia entrase por la puerta. Allí estaba yo, sentada. Se la veía alegre y ya con su ropa puesta. Desde luego ese vestido oscuro le quedaba mejor que el de la otra joven. Le hacía una figura más estilizada, aunque no tanto como la mía, que iba embutida en un ajustado traje con luces.
Cuando llegó me dio las gracias por preocuparme por ella y afirmó que pocas veces la gente lo había hecho. – Con lo maja que eres no mereces un mal trato. – Le dije sonriente, aunque NIA tenía mejores planes para la vampiresa. “Sería un buen miembro para la Hermandad. Podrías incitarla a que se uniera a nosotros”. Lo cierto es que no pensaba hacerlo, esa no era la vida que merecía alguien como Dahlia, aunque NIA creyera que todo era maravilloso dentro del grupo, a mí ni mucho menos me lo parecía. No pensaba ni planteárselo. De hecho, a veces pensaba que NIA, pese a ser mi amiga, era ciertamente malvada, en muchas ocasiones sus decisiones me habían perjudicado más que ayudado.
Respondería a la pregunta de Dahlia sobre cómo una chica como yo pudo terminar enfrascada en aquella misión tan atípica para alguien.
-Trabajo para un grupo que se llama La Hermandad. Ellos me encargan las misiones. Y este hombre debía ser alguien importante para ellos. – le dije mirándola, con sinceridad y con algo de timidez. Me quedé pensativa. Filosofando sobre mi existencia. - No sé muy bien de donde soy, Dahlia. – le dije algo triste, mirando al suelo. – Todas las personas que conozco tenéis recuerdos de vuestra infancia, de vuestros padres. Yo… yo empecé siendo así. – y me quité el guante que me llegaba hasta el codo para mostrarle mi brazo. No era de carne y hueso, como el de todo el mundo. El mío era metálico, de tungsteno concretamente. A partir del codo ya poseía un brazo como el de cualquier otra persona. Con mis extremidades sucedía algo parecido. – Sólo recuerdo cosas de hace menos de medio año. Es… raro. Ser tan diferente. Pero la Hermandad cuida de mí a su manera, y por eso la ayudo. – le dije algo entristecida. “Y siempre cuidaré de ti, Rachel. Siempre que nos obedezcas, claro”, me dijo. – Tú… ¿crees que fui humana? – le pregunté, preocupada. “Por supuesto que no, Rachel. Nunca lo fuiste”.
Esa era la versión de NIA que tantas veces me había dicho, pero la inteligencia podría estar equivocada. Ella tuvo que aparecer en mí en el momento en que me convertí en una biocibernética, antes de eso, no podría existir tampoco, por lo que su respuesta podría estar equivocada.
Esperé a su respuesta para cambiar de tema, quería dejar de hablar de mí pues me sentía incómoda. No quería pensar en el pasado. La propia NIA decía que era absurdo pensar en él pues no podríamos cambiarlo. Aún así, tenía mis inquietudes por el vacío tan grande que había en mi vida.
-Bueno, ¿y tú? ¿cómo has acabado aquí? – le pregunté.
Comencé a escuchar su historia, y lo hice durante un buen rato. Tomé el barquito que me había regalado y lo observé. Pero el cansancio me estaba agotando, notaba como poco a poco me comenzaba a apagar. “Desconectando capacidades cognitivas. Activando el modo ahorro de energía”, escuché. No pude terminar de escucha la historia de Dahlia, pues me quedaría como estaba. Sentada en el asiento de paja, con los ojos abiertos como platos y con los brazos y piernas muertos. Al suceder esto, noté como el barquito se separó de mi mano y quedó en el suelo. Pero no podía mover mi brazo para cogerlo. Esa era mi manera de dormir, quedando como una muñeca de trapo en la posición en la que me encontraba, y siempre con los ojos abiertos y la expresión en la cara que tuviera en el momento de la desconexión, en este caso una sonrisa. Esperaba que aquello no asustase a la vampiresa.
Había sido una noche larga. Pero al menos había conseguido encontrar alguien con quien parecía encajar. ¿Sería Dahlia mi primera amiga? No lo sabía. Pero, desde luego, habíamos empezado con buen pie.
OFF: Ha sido muy interesante y divertido el hilo, Dahlia! Ojalá volvamos a tener otro así dentro de poco. Un placer rolear contigo, para mi gusto lo haces muy bien -¿A dónde iremos ahora? – le pregunté a la inteligencia. “No lo sé, Rachel. Probablemente volveremos a la base de la Hermandad. Pero antes necesitas recuperar energías”.
Sin duda sería lo mejor, esperé a que Dahlia entrase por la puerta. Allí estaba yo, sentada. Se la veía alegre y ya con su ropa puesta. Desde luego ese vestido oscuro le quedaba mejor que el de la otra joven. Le hacía una figura más estilizada, aunque no tanto como la mía, que iba embutida en un ajustado traje con luces.
Cuando llegó me dio las gracias por preocuparme por ella y afirmó que pocas veces la gente lo había hecho. – Con lo maja que eres no mereces un mal trato. – Le dije sonriente, aunque NIA tenía mejores planes para la vampiresa. “Sería un buen miembro para la Hermandad. Podrías incitarla a que se uniera a nosotros”. Lo cierto es que no pensaba hacerlo, esa no era la vida que merecía alguien como Dahlia, aunque NIA creyera que todo era maravilloso dentro del grupo, a mí ni mucho menos me lo parecía. No pensaba ni planteárselo. De hecho, a veces pensaba que NIA, pese a ser mi amiga, era ciertamente malvada, en muchas ocasiones sus decisiones me habían perjudicado más que ayudado.
Respondería a la pregunta de Dahlia sobre cómo una chica como yo pudo terminar enfrascada en aquella misión tan atípica para alguien.
-Trabajo para un grupo que se llama La Hermandad. Ellos me encargan las misiones. Y este hombre debía ser alguien importante para ellos. – le dije mirándola, con sinceridad y con algo de timidez. Me quedé pensativa. Filosofando sobre mi existencia. - No sé muy bien de donde soy, Dahlia. – le dije algo triste, mirando al suelo. – Todas las personas que conozco tenéis recuerdos de vuestra infancia, de vuestros padres. Yo… yo empecé siendo así. – y me quité el guante que me llegaba hasta el codo para mostrarle mi brazo. No era de carne y hueso, como el de todo el mundo. El mío era metálico, de tungsteno concretamente. A partir del codo ya poseía un brazo como el de cualquier otra persona. Con mis extremidades sucedía algo parecido. – Sólo recuerdo cosas de hace menos de medio año. Es… raro. Ser tan diferente. Pero la Hermandad cuida de mí a su manera, y por eso la ayudo. – le dije algo entristecida. “Y siempre cuidaré de ti, Rachel. Siempre que nos obedezcas, claro”, me dijo. – Tú… ¿crees que fui humana? – le pregunté, preocupada. “Por supuesto que no, Rachel. Nunca lo fuiste”.
Esa era la versión de NIA que tantas veces me había dicho, pero la inteligencia podría estar equivocada. Ella tuvo que aparecer en mí en el momento en que me convertí en una biocibernética, antes de eso, no podría existir tampoco, por lo que su respuesta podría estar equivocada.
Esperé a su respuesta para cambiar de tema, quería dejar de hablar de mí pues me sentía incómoda. No quería pensar en el pasado. La propia NIA decía que era absurdo pensar en él pues no podríamos cambiarlo. Aún así, tenía mis inquietudes por el vacío tan grande que había en mi vida.
-Bueno, ¿y tú? ¿cómo has acabado aquí? – le pregunté.
Comencé a escuchar su historia, y lo hice durante un buen rato. Tomé el barquito que me había regalado y lo observé. Pero el cansancio me estaba agotando, notaba como poco a poco me comenzaba a apagar. “Desconectando capacidades cognitivas. Activando el modo ahorro de energía”, escuché. No pude terminar de escucha la historia de Dahlia, pues me quedaría como estaba. Sentada en el asiento de paja, con los ojos abiertos como platos y con los brazos y piernas muertos. Al suceder esto, noté como el barquito se separó de mi mano y quedó en el suelo. Pero no podía mover mi brazo para cogerlo. Esa era mi manera de dormir, quedando como una muñeca de trapo en la posición en la que me encontraba, y siempre con los ojos abiertos y la expresión en la cara que tuviera en el momento de la desconexión, en este caso una sonrisa. Esperaba que aquello no asustase a la vampiresa.
Había sido una noche larga. Pero al menos había conseguido encontrar alguien con quien parecía encajar. ¿Sería Dahlia mi primera amiga? No lo sabía. Pero, desde luego, habíamos empezado con buen pie.
Rachel Roche
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Re: La joven rebelde [Trabajo] [Dahlia+Rachel]
Cuando me vio aparecer de nuevo por la puerta con mi ropa me sonrió aprobando así mi verdadero aspecto. La curiosidad me mató por lo que no pude evitar preguntarle acerca de su presencia en aquella misión. Pensé que quizás su inteligencia artificial no la dejaría contestar pero no fue así, pues la joven explicó su historia y su unión a La Hermandad. Aquello me sonaba, y estaba casi segura de que aquel grupo estaba compuesto por vampiros, solo que no entendía cómo Rachel podía tener contacto con ellos. Me mostró posteriormente su brazo y explicó así que deseaba poder tener recuerdos como los demás aunque no sabía si alguna vez había sido alguien antes de lo que recordaba ser.
- Yo... - hice una pausa- No lo se la verdad. Puede que no sea muy lista pero es demasiado complicado hacer seres humanos como tú desde cero, pues eres prácticamente una persona de verdad. Tienes sentimientos, emociones, miedos... y eso no es algo que pueda hacer una máquina Rachel. Tienes tanta vida como yo o cualquier persona que veas por la calle. - la observé - Y tienes razón, eres diferente, ¿pero sabes una cosa? Eso es quizás lo mejor que pueda pasarte, pues las personas diferentes y especiales son las que vale más la pena conocer. Si sintieses la necesidad de descubrir tu pasado dímelo y te ayudaré en todo lo posible. ¿somos amigas no?
Le sonreí. Y más aún me sorprendí muchísimo de mi última frase. Nunca había tenido un amigo pero aquella sensación que tenía con ella era confortable. Ella también era diferente como yo, y de hecho aún sabiendo lo que era no me había temido ni había huido, simplemente lo había aceptado sin miedo alguno.
Luego preguntó lo que era obvio que preguntaría, mi situación en aquel lugar. Supuse que pensaría que era una vampiresa arrogante deseosa de aeros, pero la situación en mi caso era diferente.
- Pues, te parecerá una tontería pero - sonreí con cierta vergüenza- Estaba en el mercado y un niño le robó al mercader. El hombre trató de cortarle el brazo pero yo me interpuse y le supliqué que le dejase en paz, y el hombre me dijo que no le haría nada a cambio de que cumpliese esta misión así que... aquí estoy y...
Y ahí me quedé. Cuando volví los ojos a Rachel esta padecía inmóvil entre la paja con las extremidades quietas y sus ojos abiertos como platos. Al verla así sentí verdadero miedo y me acerqué moviéndola.
- ¿Ra... Rachel?
Me quedé inmóvil sin saber que hacer. El pequeño barco que llevaba en su mano había caído al suelo y temí que hubiese muerto. Luego empecé a racionalizar dándome cuenta de que aquello no podía ser, pues era una medio mujer medio máquina, así que apoyé mi oreja sobre su pecho y me tranquilicé al escuchar los latidos de su corazón. La volví a mirar suspirando aliviada, aunque sin olvidar aquellos latidos que resonaban de su pecho.
- ¿Ves? La máquinas no tienen corazón.
Ella no me oía, pero no importaba. Coloqué de nuevo el barquito entre sus manos y coloqué una manta que había en el granero sobre su cuerpo tapándola. No sabía si los bios sentían el frío o el calor pero por si las moscas aquel gesto no iba a hacer daño a nadie.Me acomodé a su lado entre la paja y le dediqué una última mirada antes de cerrar mis ojos.
- Descansa.
Me giré dejando que Morfeo se apoderase de mi cuerpo y mi mente. Aquella noche había vivido una gran aventura y había conocido a una gran persona. Lástima que los buenos momentos acaben tarde o temprano, aunque de lo que estaba segura es que jamás olvidaría a aquella joven miedosa y inocente con brazos de plomo de nombre Rachel Roche.
- Yo... - hice una pausa- No lo se la verdad. Puede que no sea muy lista pero es demasiado complicado hacer seres humanos como tú desde cero, pues eres prácticamente una persona de verdad. Tienes sentimientos, emociones, miedos... y eso no es algo que pueda hacer una máquina Rachel. Tienes tanta vida como yo o cualquier persona que veas por la calle. - la observé - Y tienes razón, eres diferente, ¿pero sabes una cosa? Eso es quizás lo mejor que pueda pasarte, pues las personas diferentes y especiales son las que vale más la pena conocer. Si sintieses la necesidad de descubrir tu pasado dímelo y te ayudaré en todo lo posible. ¿somos amigas no?
Le sonreí. Y más aún me sorprendí muchísimo de mi última frase. Nunca había tenido un amigo pero aquella sensación que tenía con ella era confortable. Ella también era diferente como yo, y de hecho aún sabiendo lo que era no me había temido ni había huido, simplemente lo había aceptado sin miedo alguno.
Luego preguntó lo que era obvio que preguntaría, mi situación en aquel lugar. Supuse que pensaría que era una vampiresa arrogante deseosa de aeros, pero la situación en mi caso era diferente.
- Pues, te parecerá una tontería pero - sonreí con cierta vergüenza- Estaba en el mercado y un niño le robó al mercader. El hombre trató de cortarle el brazo pero yo me interpuse y le supliqué que le dejase en paz, y el hombre me dijo que no le haría nada a cambio de que cumpliese esta misión así que... aquí estoy y...
Y ahí me quedé. Cuando volví los ojos a Rachel esta padecía inmóvil entre la paja con las extremidades quietas y sus ojos abiertos como platos. Al verla así sentí verdadero miedo y me acerqué moviéndola.
- ¿Ra... Rachel?
Me quedé inmóvil sin saber que hacer. El pequeño barco que llevaba en su mano había caído al suelo y temí que hubiese muerto. Luego empecé a racionalizar dándome cuenta de que aquello no podía ser, pues era una medio mujer medio máquina, así que apoyé mi oreja sobre su pecho y me tranquilicé al escuchar los latidos de su corazón. La volví a mirar suspirando aliviada, aunque sin olvidar aquellos latidos que resonaban de su pecho.
- ¿Ves? La máquinas no tienen corazón.
Ella no me oía, pero no importaba. Coloqué de nuevo el barquito entre sus manos y coloqué una manta que había en el granero sobre su cuerpo tapándola. No sabía si los bios sentían el frío o el calor pero por si las moscas aquel gesto no iba a hacer daño a nadie.Me acomodé a su lado entre la paja y le dediqué una última mirada antes de cerrar mis ojos.
- Descansa.
Me giré dejando que Morfeo se apoderase de mi cuerpo y mi mente. Aquella noche había vivido una gran aventura y había conocido a una gran persona. Lástima que los buenos momentos acaben tarde o temprano, aunque de lo que estaba segura es que jamás olvidaría a aquella joven miedosa y inocente con brazos de plomo de nombre Rachel Roche.
Dahlia Lockhart
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Re: La joven rebelde [Trabajo] [Dahlia+Rachel]
Corrección del trabajo
Un trabajo realmente interesante y entretenido que saca más de una carcajada.
Rachel: Una relación interesante la que tienen tus dos personalidades, hacen al personaje diferente y divertido, las frases de NIA son muy humanas incluso para una maquina.
Dahlia: Se notaba que no eras tu quien dirigía el tema, pero, aun así, no has quedado en segundo plano, sabes mantener muy bien la personalidad de tu pj, sigue por esa linea.
Recibís:
Rachel: 20 p. de experiencia; 300 aeros.
Dahlia: 19 p. experiencia; 280 aeros.
Rachel: Una relación interesante la que tienen tus dos personalidades, hacen al personaje diferente y divertido, las frases de NIA son muy humanas incluso para una maquina.
Dahlia: Se notaba que no eras tu quien dirigía el tema, pero, aun así, no has quedado en segundo plano, sabes mantener muy bien la personalidad de tu pj, sigue por esa linea.
Recibís:
Rachel: 20 p. de experiencia; 300 aeros.
Dahlia: 19 p. experiencia; 280 aeros.
Othel
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