Roto [Mega Evento - Nórgedos]
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Roto [Mega Evento - Nórgedos]
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PUM. El ruido resultaba insoportable. PUM. Un enorme ariete cargado por dos ogracks golpeaba con fuerza al otro lado de la puerta. ¡PUM, PUM! Cada golpe era más fuerte y cada vez había menos tiempo de separación entre uno y otro. ¡PUM, PUM, PUM! Rápidamente, los más valientes que no tenían miedo del sonido de los arietes, se pusieron enfrente de la puerta con las armas preparadas para hacer frente a lo que fuera que entraría por ahí. ¡PUM, PUM, PUM, CLAS! El último golpe sonó diferente al resto. La puerta quedó destruida y tras ella, un ridículo grupo de astillas y trozos de hierro.
“Roto” fue la palabra con la que pensaban tanto guardias como bandidos; los primeros con cierto temor e infortunio mientras que los segundos con alegría y entusiasmo.
-¡Estad atentos a cualquier cosa que entre por ahí!- Gritó el líder del grupo de guardias. Un brujo vestido con una armadura gris con adornos de caballo sobre el yelmo- ¡De aquí no pasaran!-
Oírlo era todo un subidón de esperanza. El brujo estaba seguro de sí mismo al igual que lo estaba de todo aquellos hombres y mujeres que se encontraban a su lado. Por muchos nórgedos que pasasen por la puerta rota, ninguno sería o suficientemente rápido ni lo suficientemente fuerte como para derrotar a la última defensa que él guiaba.
-¡A las armas!- El ariete se retiraba de las puertas y decenas de enemigos a caballos o a pie entraban por los escombros- ¡No llegarán al interior de la ciudad!- Si ellos caían todo Roilkat caería. Eran la última y más importante de las defensas. -¡A mí la guardia!-
Un grupo de enemigos se quedó enfrentándose contra la guardia del brujo mientras otro, mucho menos numeroso, aprovechaba la confusión para entrar al interior de la ciudad. “Roto”. Pensaron de nuevo los nórgedos y la guardia. “Ahora todo quedará roto”.
“Roto” fue la palabra con la que pensaban tanto guardias como bandidos; los primeros con cierto temor e infortunio mientras que los segundos con alegría y entusiasmo.
-¡Estad atentos a cualquier cosa que entre por ahí!- Gritó el líder del grupo de guardias. Un brujo vestido con una armadura gris con adornos de caballo sobre el yelmo- ¡De aquí no pasaran!-
Oírlo era todo un subidón de esperanza. El brujo estaba seguro de sí mismo al igual que lo estaba de todo aquellos hombres y mujeres que se encontraban a su lado. Por muchos nórgedos que pasasen por la puerta rota, ninguno sería o suficientemente rápido ni lo suficientemente fuerte como para derrotar a la última defensa que él guiaba.
-¡A las armas!- El ariete se retiraba de las puertas y decenas de enemigos a caballos o a pie entraban por los escombros- ¡No llegarán al interior de la ciudad!- Si ellos caían todo Roilkat caería. Eran la última y más importante de las defensas. -¡A mí la guardia!-
Un grupo de enemigos se quedó enfrentándose contra la guardia del brujo mientras otro, mucho menos numeroso, aprovechaba la confusión para entrar al interior de la ciudad. “Roto”. Pensaron de nuevo los nórgedos y la guardia. “Ahora todo quedará roto”.
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Objetivos:
* Al inicio del evento narraréis cómo habéis llegado a formar parte del grupo de defensa de la puerta y cómo vivís el asedio.
* Una vez destruida la puerta, vuestros enemigos tienen vía libre para arremeter contra todo aquello que se les ponga por delante, incluido vosotros. Proteger la puerta que nadie pase al interior de la ciudad pero, sobre todo, protegeos vosotros mismos.
* Por mucho que lucháis los nórgedos siguen entrando y cada vez son más y más. “Roto” es la palabra clave. Y lo que está roto no se puede arreglar, ¿o sí? Deberéis ingeniaros una forma con el que poder evitar que más enemigos pasen por la puerta rota. Os sugiero que utilicéis la profesión de trampas y venenos en este caso, puede ser muy útil. De no tener dicha profesión, debéis usar toda vuestra astucia y originalidad para poder cumplir con el objetivo.
* Tenéis completa libertad para controlar al brujo líder de la guarnición y a todos los otros guardias presentes en ella.
* Buena suerte Windorin Crownguard y Huracán
* Al inicio del evento narraréis cómo habéis llegado a formar parte del grupo de defensa de la puerta y cómo vivís el asedio.
* Una vez destruida la puerta, vuestros enemigos tienen vía libre para arremeter contra todo aquello que se les ponga por delante, incluido vosotros. Proteger la puerta que nadie pase al interior de la ciudad pero, sobre todo, protegeos vosotros mismos.
* Por mucho que lucháis los nórgedos siguen entrando y cada vez son más y más. “Roto” es la palabra clave. Y lo que está roto no se puede arreglar, ¿o sí? Deberéis ingeniaros una forma con el que poder evitar que más enemigos pasen por la puerta rota. Os sugiero que utilicéis la profesión de trampas y venenos en este caso, puede ser muy útil. De no tener dicha profesión, debéis usar toda vuestra astucia y originalidad para poder cumplir con el objetivo.
* Tenéis completa libertad para controlar al brujo líder de la guarnición y a todos los otros guardias presentes en ella.
* Buena suerte Windorin Crownguard y Huracán
Última edición por Sigel el Vie 29 Jul - 17:47, editado 1 vez
Sigel
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Re: Roto [Mega Evento - Nórgedos]
La batalla era más frenética de lo que esperaba para unos salvajes del desierto. A aquellos desgraciados no les preocupaba morir. ¿Cómo luchar contra alguien que estaba dispuesto a llevarse por delante a quién fuera, incluso a ellos mismos? Decidí apoyar en primera línea de combate y así lo hice saber al capitán de la guardia. Ayudaría al batallón de brujos a defender la muralla.
Allí me encontraba. En lo alto de esta. No daba abasto a disparar con mi ballesta pesada. Escondiéndome entre las almenas para intentar evitar que alguno de sus arqueros me alcanzara. Disparando como podía a todo lo que se encontraban al otro lado de la muralla. ¿A cuántos podía derribar con un disparo? ¿A uno, dos, tres? Qué más daba… ¡Si había cientos! Y encima, veía como dos mastodontes golpeaban la puerta. Figuras que para mí eran reconocidas.Eran demasiados y no daba a bastos. Comenzaba a notar que me quedaba sin flechas.
Trastabillé un par de ocasiones cuando aquellos enormes monstruos golpeaban la puerta. No resistiría mucho y, entonces, los nórgedos entrarían sin orden y control y arrasarían con todo.
Un brujo, que parecía ser el líder, alentaba a los guardias desde abajo para evitar que pasaran una vez la puerta fuese derribada. ¡Qué insensato! Quedarse allí era invitar a la muerte pues en cuanto los ograrcks abriesen la puerta, entrarían embistiendo todo cuanto tuviesen delante. Aquellos animales eran unas criaturas formidables, y muchos brujos experimentados perecieron en las islas el día que los vampiros liberaron una manada de éstos sobre las mesas del banquete, la noche de fundación del gremio. Si no quería ver repetida esa escena tenía que actuar.
-¡Apartaos de ahí! – grité desde lo alto de la muralla. Pero ya era tarde. Mientras hacía esfuerzos para agarrarme a una de las almenas de piedra. Un fuerte estruendo sonó en la parte baja. – Mierda… - dije. La puerta había caído y los ograrcks, junto con toda la tropa que iba tras ellos, eran libres para entrar a la ciudad y ocasionar destrozos.
Descendí a proporcionar apoyo saltando directamente de la muralla y amortiguando mi caída justo antes de tocar el suelo. El viento, como siempre, tendría que ser mi mejor aliado. Dado que luchaba a distancias cortas desenfundé las ballestas pequeñas y traté de acercarme al hechicero que se encontraba dirigiendo al batallón.
-¡Bruja! – El mago me había visto caer de la muralla sin lastimarme gracias al uso de mis habilidades. - ¡Tenemos que evitar que entren! ¿Puedes hacer algo?
-Lo intentaré. – respondí seca, sin dejar de disparar y derribar a dos nórgedos que venían hacia nosotros. – Centraos en los ejércitos. Trataré de llevarme a los ograrcks fuera. – miré hacia arriba. – Preparad calderos con agua hirviendo. Tenemos que evitar que sigan entrando. – les indiqué a los héroes que estaban allí presentes.
Pero yo tenía que pensar una manera efectiva de detener el avance. Los ograrcks habían barrido a la mayor parte del escuadrón que se encontraba abajo y, aunque aún quedaban hombres, las bajas estaban siendo muy elevadas. Tomando ahora mi ballesta pesada y dejando que el viento fluyese, me lancé en dirección al ograrck y le disparé. Traté de herirle en el ojo, pero como me encontraba en movimiento no lo conseguí y mi flecha se clavó en su mandíbula. En cualquier caso, había conseguido atraer la atención del animal y ahora, tras un bufido de furia, observé como empezaba a restregar una de sus patas contra el suelo y en breves comenzaría a cargar contra mí.
Corrí en horizontal tratando de esquivar a los Nórgedos, o derribando a los que se encontraban, siempre con rápidos movimientos aprovechándome de mis habilidades del viento, que me permitían ser muy ágil. Con gran coordinación conseguí ponerme junto a uno de los laterales de la muralla, que se encontraba dañada tras ser golpeada reiteradamente por la puerta. Se me ocurría una rápida manera de hacer que el muro se derrumbara y bloqueara parte de la puerta abierta. Volví a disparar a la criatura para que no me perdiera de su objetivo. Me había localizado y se lanzó a por mí.
-Vamos… - me dije a mí misma, viendo como el mastodonte se lanzaba como una estampida a por mí. Embistiendo y aplastando absolutamente todo lo que cogía por el camino, que principalmente eran Nórgedos pues me encontraba junto a la puerta y, justo cuando estaba a escasos metros y ya preparaba la cornada. Flexioné las rodillas y me elevé por el aire, haciendo una preciosa voltereta para colocarme de nuevo a su espalda. El monstruo golpeó con todas sus fuerzas el debilitado muro, que comenzaría a derrumbarse por uno de sus costados, dilapidando el ograrck y tapando parte del enorme portón. Había conseguido bloquear la mitad de la puerta, pero aún continuaban entrando por el otro lado. Tuve que retroceder disparando y ayudando a los soldados que se encontraban abajo, y el otro ograrck continuaba haciendo estragos.
¿Podría alguien crear una distracción? Había demasiados Nórgedos y no podía acceder al otro lado de la puerta para repetir la operación con el otro ograrck, los que estábamos debajo tendríamos problemas y pronto nos veríamos superados si nadie intervenía.
Allí me encontraba. En lo alto de esta. No daba abasto a disparar con mi ballesta pesada. Escondiéndome entre las almenas para intentar evitar que alguno de sus arqueros me alcanzara. Disparando como podía a todo lo que se encontraban al otro lado de la muralla. ¿A cuántos podía derribar con un disparo? ¿A uno, dos, tres? Qué más daba… ¡Si había cientos! Y encima, veía como dos mastodontes golpeaban la puerta. Figuras que para mí eran reconocidas.Eran demasiados y no daba a bastos. Comenzaba a notar que me quedaba sin flechas.
Trastabillé un par de ocasiones cuando aquellos enormes monstruos golpeaban la puerta. No resistiría mucho y, entonces, los nórgedos entrarían sin orden y control y arrasarían con todo.
Un brujo, que parecía ser el líder, alentaba a los guardias desde abajo para evitar que pasaran una vez la puerta fuese derribada. ¡Qué insensato! Quedarse allí era invitar a la muerte pues en cuanto los ograrcks abriesen la puerta, entrarían embistiendo todo cuanto tuviesen delante. Aquellos animales eran unas criaturas formidables, y muchos brujos experimentados perecieron en las islas el día que los vampiros liberaron una manada de éstos sobre las mesas del banquete, la noche de fundación del gremio. Si no quería ver repetida esa escena tenía que actuar.
-¡Apartaos de ahí! – grité desde lo alto de la muralla. Pero ya era tarde. Mientras hacía esfuerzos para agarrarme a una de las almenas de piedra. Un fuerte estruendo sonó en la parte baja. – Mierda… - dije. La puerta había caído y los ograrcks, junto con toda la tropa que iba tras ellos, eran libres para entrar a la ciudad y ocasionar destrozos.
Descendí a proporcionar apoyo saltando directamente de la muralla y amortiguando mi caída justo antes de tocar el suelo. El viento, como siempre, tendría que ser mi mejor aliado. Dado que luchaba a distancias cortas desenfundé las ballestas pequeñas y traté de acercarme al hechicero que se encontraba dirigiendo al batallón.
-¡Bruja! – El mago me había visto caer de la muralla sin lastimarme gracias al uso de mis habilidades. - ¡Tenemos que evitar que entren! ¿Puedes hacer algo?
-Lo intentaré. – respondí seca, sin dejar de disparar y derribar a dos nórgedos que venían hacia nosotros. – Centraos en los ejércitos. Trataré de llevarme a los ograrcks fuera. – miré hacia arriba. – Preparad calderos con agua hirviendo. Tenemos que evitar que sigan entrando. – les indiqué a los héroes que estaban allí presentes.
Pero yo tenía que pensar una manera efectiva de detener el avance. Los ograrcks habían barrido a la mayor parte del escuadrón que se encontraba abajo y, aunque aún quedaban hombres, las bajas estaban siendo muy elevadas. Tomando ahora mi ballesta pesada y dejando que el viento fluyese, me lancé en dirección al ograrck y le disparé. Traté de herirle en el ojo, pero como me encontraba en movimiento no lo conseguí y mi flecha se clavó en su mandíbula. En cualquier caso, había conseguido atraer la atención del animal y ahora, tras un bufido de furia, observé como empezaba a restregar una de sus patas contra el suelo y en breves comenzaría a cargar contra mí.
Corrí en horizontal tratando de esquivar a los Nórgedos, o derribando a los que se encontraban, siempre con rápidos movimientos aprovechándome de mis habilidades del viento, que me permitían ser muy ágil. Con gran coordinación conseguí ponerme junto a uno de los laterales de la muralla, que se encontraba dañada tras ser golpeada reiteradamente por la puerta. Se me ocurría una rápida manera de hacer que el muro se derrumbara y bloqueara parte de la puerta abierta. Volví a disparar a la criatura para que no me perdiera de su objetivo. Me había localizado y se lanzó a por mí.
-Vamos… - me dije a mí misma, viendo como el mastodonte se lanzaba como una estampida a por mí. Embistiendo y aplastando absolutamente todo lo que cogía por el camino, que principalmente eran Nórgedos pues me encontraba junto a la puerta y, justo cuando estaba a escasos metros y ya preparaba la cornada. Flexioné las rodillas y me elevé por el aire, haciendo una preciosa voltereta para colocarme de nuevo a su espalda. El monstruo golpeó con todas sus fuerzas el debilitado muro, que comenzaría a derrumbarse por uno de sus costados, dilapidando el ograrck y tapando parte del enorme portón. Había conseguido bloquear la mitad de la puerta, pero aún continuaban entrando por el otro lado. Tuve que retroceder disparando y ayudando a los soldados que se encontraban abajo, y el otro ograrck continuaba haciendo estragos.
¿Podría alguien crear una distracción? Había demasiados Nórgedos y no podía acceder al otro lado de la puerta para repetir la operación con el otro ograrck, los que estábamos debajo tendríamos problemas y pronto nos veríamos superados si nadie intervenía.
Anastasia Boisson
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Re: Roto [Mega Evento - Nórgedos]
Cuando Wind se vio envuelta en aquella situación, se preguntó que hacía allí, por qué no estaba en su casa y sobretodo, cómo iba a hacer para no morir. Estaba en el suelo, detrás de un escuadrón dirigido por un mago con mucha confianza en sí mismo, y la elfa no pudo evitar pensar que igual era demasiada para las circunstancias que había.
Ella apenas había ido allí unos días antes para ayudar pero, aunque sabía que iba a participar en una batalla de esa categoría, no tenía demasiado claro cuál podría ser su aportación en ese punto. El miedo la invadía cada vez que escuchaba un golpe en la puerta y veía las virutas de piedra caer, las piernas le flaqueaban y su pulso no era precisamente el mejor. Tenía el arco tenso y no pretendía invocar al golem aún, eso habría hecho que además de tener miedo, estuviera cansada. Así que se encontraba delante de una enorme puerta a punto de caer, a punto de entrar en pánico y sin saber cómo defenderse. Desde luego, eso no estaba siendo su día.
Cuando vio la puerta derrumbarse, sintió que toda ella caía con esa madera. “Respira, no tiembles, no sudes” Como siempre, esas palabras que eran tan difíciles de llevar a cabo, se acumulaban en su cabeza dejándola sin capacidad para pensar en nada más. Pero en ese momento, no necesitaba pensar, sino actuar y cuando empezó a darse cuenta de que los nórdegos estaban entrando en manada, el miedo se esfumó de repente dando paso a una valentía que más bien podría llamarse instinto de supervivencia.
Vio como todo el mundo comenzaba a pelear y ella, empezó a lanzar flechas constantemente, una detrás de otra sin parar pero no parecía hacer mucho efecto, sobretodo porque no estaba segura de si estaba acertando. Miró al batallón, que menguaba en número y pensó en cómo podría detener el avance y, tras unos escasos segundos, llegó a la conclusión de que si no había entrada, los nórdegos no podrían hacer nada. Al mismo tiempo que a ella se le ocurrió esa idea, escuchó al mago decir lo mismo mientras hablaba con una mujer “Parece que nos hemos coordinado…” Mientras escuchaba la corta conversación, vio como un nórdego se acercaba a ella así que, muy a su pesar, invocó la mole de arcilla justo delante de sus narices y le dejó seco en el suelo de un golpe aprovechando la sorpresa del invasor.
"¿Agua?" Notó como la idea surgió en su cabeza – ¡Aceite!- Antes de darse cuenta, se estaba acercando al mago para pedirle ayuda mientras caminaba detrás del golem. No resistiría demasiado pues los golpes de aquellos salvajes estaban haciendo mella en la arcilla que ya presentaba importantes tajos y agujeros en distintas partes. Pero le quedaba el consuelo de que era el golem y no ella quien estaba recibiendo semejantes golpes pues la joven iba detrás disparando por doquier para abrirse paso.
Cuando al fin llegó al lado del mago, le ayudó a despachar a un hombre y sin más presentaciones procedió a hacerle su petición –¡Aceite!-Bramó la elfa con una urgencia que nunca había escuchado salir de sus labios –Coged aceite y llevadlo a lo alto de la muralla- El mago la miró algo sorprendido, quién sabe si por la mole de barro que estaba delante suyo o por lo pequeña que parecía la elfa entre toda aquella batalla, pero no tardó en reaccionar y no hizo demasiadas preguntas, al fin y al cabo, no había tiempo para respuestas -¿Estás segura elfa?- Dioses, Wind no tenía tiempo para convencer a aquel hombre. Si era necesario iría ella misma a por el aceite, le miró demostrando que no tenía humor para eso y el líder de la guarnición asintió –Está bien- Y sin más se dirigió a avisar a alguien para preparar el agua y el aceite.
Wind no sabía que pretendía hacer aquella mujer con el agua, pero ella tenía muy claro que hacer con el aceite, ahora necesitaba fuego.
Decidió que lo mejor sería ir hacia la muralla antes de que llegara el aceite. Mientras caminaba, el golem se desintegró dejándola expuesta a la batalla y de repente, notó como si la muralla que la protegía se cayera. La sangre de un nórdego le salpicó la cara y ella sólo pudo quedarse quieta un instante mientras contemplaba la escena. La masacre se sucedía allá donde mirara y de repente notó el estómago revuelto. Antes de que pudiera reaccionar de nuevo, otro invasor embistió contra ella haciéndole un profundo corte en el brazo que la sacó de su ensimismamiento. Un aullido, la ira en sus ojos y el golem apareció de nuevo. Destrozó la cara a aquel hombre sin menor remordimiento, era la primera vez que no se preocupaba se si alguien moría o vivía, pero aquello era duro, quizás demasiado para la ingenua elfa.
El dolor agudo de su brazo izquierdo probablemente no desaparecería en bastante tiempo y la sangre empezaba a gotear por el arco, ahora destensado. Se arrancó un pedazo de tela del vestido y se lo ató en la herida, sin recitar plegaria alguna, se dirigió de nuevo hacía la muralla.
Mientras iba hacia lo alto del muro, escuchó un ruido como si otra puerta hubiera caído –Cielos…- Miró a todas partes y vio cómo, delante de ella, parte de la muralla había sido completamente devastada y tamponaba ahora parte del hueco de la puerta. Ahogó un grito al ver aquello y el pánico cundió en su cabeza, hasta que se dio cuenta que por ese lado ya no podían pasar más nórdegos. Aun así, parecía que los nórdegos no tenían intención de rendirse y continuaban entrando por el otro lado. –El aceite…- Vio como un muchacho, demasiado joven, llevaba un bidón de aceite y sin pensárselo más, se acercó a él –Tú, ayúdame, hay que tirar esto por la muralla- Indicó con el dedo la parte de fuera de la muralla y con la ayuda del joven tiró todo el aceite. Después, sin dar tiempo a reaccionar a los salvajes, cogió una flecha, y con otro trozo de vestido impregnado en el aceite que aún recubría el barril, le prendió fuego y con un quejido de dolor disparó.
Una enorme llama salió disparada prendiendo todo lo que tenía una gota de aceite. El olor a carne quemada inundó toda la batalla, el humo se veía por encima de la muralla y los nórdegos, por un momento parecían despistados pero los humanos tampoco parecían concentrados hasta que el mago alzó la voz – ¡ATACAD!-
Wind observó de nuevo el panorama y vio los calderos de agua, cogió uno y lo echó sobre la gente que entraba en la ciudad y como si los dioses la adoraran, pareció que aquellos hombres se asustaron al pensar que aquello era aceite haciendo que entraran en pánico. Parecía que el truco había surgido su efecto y esperó que la maga no se enfadara por haber usado uno de los calderos de agua que ella había pedido.
*Profesión: Trampas y venenos al final del post,,al engañarles con el agua y el aceite.
Ella apenas había ido allí unos días antes para ayudar pero, aunque sabía que iba a participar en una batalla de esa categoría, no tenía demasiado claro cuál podría ser su aportación en ese punto. El miedo la invadía cada vez que escuchaba un golpe en la puerta y veía las virutas de piedra caer, las piernas le flaqueaban y su pulso no era precisamente el mejor. Tenía el arco tenso y no pretendía invocar al golem aún, eso habría hecho que además de tener miedo, estuviera cansada. Así que se encontraba delante de una enorme puerta a punto de caer, a punto de entrar en pánico y sin saber cómo defenderse. Desde luego, eso no estaba siendo su día.
Cuando vio la puerta derrumbarse, sintió que toda ella caía con esa madera. “Respira, no tiembles, no sudes” Como siempre, esas palabras que eran tan difíciles de llevar a cabo, se acumulaban en su cabeza dejándola sin capacidad para pensar en nada más. Pero en ese momento, no necesitaba pensar, sino actuar y cuando empezó a darse cuenta de que los nórdegos estaban entrando en manada, el miedo se esfumó de repente dando paso a una valentía que más bien podría llamarse instinto de supervivencia.
Vio como todo el mundo comenzaba a pelear y ella, empezó a lanzar flechas constantemente, una detrás de otra sin parar pero no parecía hacer mucho efecto, sobretodo porque no estaba segura de si estaba acertando. Miró al batallón, que menguaba en número y pensó en cómo podría detener el avance y, tras unos escasos segundos, llegó a la conclusión de que si no había entrada, los nórdegos no podrían hacer nada. Al mismo tiempo que a ella se le ocurrió esa idea, escuchó al mago decir lo mismo mientras hablaba con una mujer “Parece que nos hemos coordinado…” Mientras escuchaba la corta conversación, vio como un nórdego se acercaba a ella así que, muy a su pesar, invocó la mole de arcilla justo delante de sus narices y le dejó seco en el suelo de un golpe aprovechando la sorpresa del invasor.
"¿Agua?" Notó como la idea surgió en su cabeza – ¡Aceite!- Antes de darse cuenta, se estaba acercando al mago para pedirle ayuda mientras caminaba detrás del golem. No resistiría demasiado pues los golpes de aquellos salvajes estaban haciendo mella en la arcilla que ya presentaba importantes tajos y agujeros en distintas partes. Pero le quedaba el consuelo de que era el golem y no ella quien estaba recibiendo semejantes golpes pues la joven iba detrás disparando por doquier para abrirse paso.
Cuando al fin llegó al lado del mago, le ayudó a despachar a un hombre y sin más presentaciones procedió a hacerle su petición –¡Aceite!-Bramó la elfa con una urgencia que nunca había escuchado salir de sus labios –Coged aceite y llevadlo a lo alto de la muralla- El mago la miró algo sorprendido, quién sabe si por la mole de barro que estaba delante suyo o por lo pequeña que parecía la elfa entre toda aquella batalla, pero no tardó en reaccionar y no hizo demasiadas preguntas, al fin y al cabo, no había tiempo para respuestas -¿Estás segura elfa?- Dioses, Wind no tenía tiempo para convencer a aquel hombre. Si era necesario iría ella misma a por el aceite, le miró demostrando que no tenía humor para eso y el líder de la guarnición asintió –Está bien- Y sin más se dirigió a avisar a alguien para preparar el agua y el aceite.
Wind no sabía que pretendía hacer aquella mujer con el agua, pero ella tenía muy claro que hacer con el aceite, ahora necesitaba fuego.
Decidió que lo mejor sería ir hacia la muralla antes de que llegara el aceite. Mientras caminaba, el golem se desintegró dejándola expuesta a la batalla y de repente, notó como si la muralla que la protegía se cayera. La sangre de un nórdego le salpicó la cara y ella sólo pudo quedarse quieta un instante mientras contemplaba la escena. La masacre se sucedía allá donde mirara y de repente notó el estómago revuelto. Antes de que pudiera reaccionar de nuevo, otro invasor embistió contra ella haciéndole un profundo corte en el brazo que la sacó de su ensimismamiento. Un aullido, la ira en sus ojos y el golem apareció de nuevo. Destrozó la cara a aquel hombre sin menor remordimiento, era la primera vez que no se preocupaba se si alguien moría o vivía, pero aquello era duro, quizás demasiado para la ingenua elfa.
El dolor agudo de su brazo izquierdo probablemente no desaparecería en bastante tiempo y la sangre empezaba a gotear por el arco, ahora destensado. Se arrancó un pedazo de tela del vestido y se lo ató en la herida, sin recitar plegaria alguna, se dirigió de nuevo hacía la muralla.
Mientras iba hacia lo alto del muro, escuchó un ruido como si otra puerta hubiera caído –Cielos…- Miró a todas partes y vio cómo, delante de ella, parte de la muralla había sido completamente devastada y tamponaba ahora parte del hueco de la puerta. Ahogó un grito al ver aquello y el pánico cundió en su cabeza, hasta que se dio cuenta que por ese lado ya no podían pasar más nórdegos. Aun así, parecía que los nórdegos no tenían intención de rendirse y continuaban entrando por el otro lado. –El aceite…- Vio como un muchacho, demasiado joven, llevaba un bidón de aceite y sin pensárselo más, se acercó a él –Tú, ayúdame, hay que tirar esto por la muralla- Indicó con el dedo la parte de fuera de la muralla y con la ayuda del joven tiró todo el aceite. Después, sin dar tiempo a reaccionar a los salvajes, cogió una flecha, y con otro trozo de vestido impregnado en el aceite que aún recubría el barril, le prendió fuego y con un quejido de dolor disparó.
Una enorme llama salió disparada prendiendo todo lo que tenía una gota de aceite. El olor a carne quemada inundó toda la batalla, el humo se veía por encima de la muralla y los nórdegos, por un momento parecían despistados pero los humanos tampoco parecían concentrados hasta que el mago alzó la voz – ¡ATACAD!-
Wind observó de nuevo el panorama y vio los calderos de agua, cogió uno y lo echó sobre la gente que entraba en la ciudad y como si los dioses la adoraran, pareció que aquellos hombres se asustaron al pensar que aquello era aceite haciendo que entraran en pánico. Parecía que el truco había surgido su efecto y esperó que la maga no se enfadara por haber usado uno de los calderos de agua que ella había pedido.
*Profesión: Trampas y venenos al final del post,,al engañarles con el agua y el aceite.
Windorind Crownguard
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Re: Roto [Mega Evento - Nórgedos]
Los guardias continuaban luchando en primera línea. Y yo me mantenía disparando a distancia tras esta primera línea de hombres. Habíamos llegado a un punto en el que ya no retrocedíamos sino que aguantábamos la posición bien, el “caudal” de Nórgedos que cruzaba la puerta era mucho menor dado que ahora sólo podían acceder por una de las mitades de la puerta.
Pero aún había un ograrck en la parte baja desatado, que continuaba causando estragos y que era un factor clave a favor de nuestro enemigo. Había que sacarlo del combate fuera como fuera.
Empecé a escuchar gritos de dolor. Una mujer y un joven, desde lo alto de la muralla, habían conseguido verter aceite ardiendo sobre los enemigos, causándoles enorme dolor. – Una idea brillante… - suspiré con una sonrisa de satisfacción al ver a nuestro enemigo acorralado. Había pensado en agua, pero el aceite, con un punto de evaporación más alto, era bastante más efectivo. Estábamos consiguiendo repeler el ataque y ahora nuestros hombres avanzaban.
El mago, líder de la guarnición, espoleó a su caballo y levantó su espada en señal de ataque. - ¡No pasarán! – gritó. Y creó una especie de muro de energía que derribaría al primer frente de Nórgedos. Yo aproveché para correr y disparar con una ballesta pequeña en cada mano.
Fue entonces cuando observé al muro y vi como alguien había accedido desde una escalera. Si no podían pasar por debajo, lo intentarían por arriba. También había guardias repeliendo estos ataques, pero en lo más alto de la muralla, se descolgaba un hombre rapado con una alfanje entre los dientes, comenzó a avanzar en dirección a la mujer que tiraba los calderos de aceite. Tenía pinta de líder y debía subir a asistirla. Volví a ayudarme de mis habilidades de viento para ascender como una pluma, asistida por una corriente de aire. El hombre avanzaba, espada en mano, hacia quienes lanzaban el aceite. Aparecí repentinamente entre la mujer y el muchacho y le disparé, acertándole en la mano.
El hombre, que tenía un virote pequeño clavado en la palma de ésta, mantenía su arma en la otra y trató de hacerme un tajo en la cara, rodé hacia un lado para esquivarlo hacia el lado del muro. – ¡Ash balla ná! – conjuré con todas mis fuerzas, estirando los brazos contra él, concentrando el aire en mis brazos y haciendo que saliera disparado lejos de la muralla. A continuación me incorporé.
-Estoy bien. – le dije algo dolorida a la mujer. De una manera muy seca. Tenía un pequeño corte en el brazo por su golpe con la alfanje, aunque nada que no se pudiese curar con vendajes o alcohol para desinfectar la herida. Pero no había tiempo para pasar. Teníamos que tirar las escaleras que intentaban subir hasta el muro y teníamos que derribar la otra mitad de la puerta para que, definitivamente, no pudieran pasar.
-¡Tirad las escaleras! – ordené enfadada, mirando al resto de los guardias del muro, mientras ejemplificaba la escena tirando una de las escaleras y llevándome a todos los Nórgedos que intentaban subir. El resto de soldados parecieron hacerme caso y actuaron de manera similar.
Me dirigí a la mujer, que parecía ser una elfa, y le indiqué lo que tenía pensado hacer. Su idea del aceite había sido brillante. Sin sonreír y con el ceño fruncido, le di un golpecito en el hombro. – Voy a derribar la otra parte de la muralla para tapiar por completo la puerta.
Para lo que pretendía hacer, necesitaba la cuerda más resistente, y la había encontrado en el sistema de poleas que soportaba el ya destruido portón metálico de rejilla que servía de enorme portón a la ciudad. Me acerqué hasta el mecanismo, era una cuerda enorme, y estaba completamente suelta, parte había partido cuando la cuerda.
-¡Que alguien me ayude a sujetarla a la almena! – grité, y entre todos los hombres que había en la parte superior, mucho más fuertes que yo, comenzaron a anudarla en los postes que sujetaban el segundo de los torreones, el que todavía no había sido derribado. Había cuatro de estos mecanismos, me parecían incluso pocos viendo el tamaño de la puerta.
Tomé cuatro virotes y les cambié la punta, para ponerle una que desgarrara la carne y no permitiera ser extraído con facilidad sin dañar a la criatura. Una vez los hombres hubieron atado a pilares clave de la estructura la cuerda, até una de las cuatro cuerdas al virote de mi ballesta pesada, y pedí a otros ballesteros de la muralla que hicieran lo mismo. - ¡Disparad al ograrck! – indiqué, y así lo hicimos.
Las flechas fueron directas a la segunda de las criaturas que quedaban en pie, clavándose en la carne con sus respectivas cuerdas atadas al otro lado en la estructura de los muros. La flecha no era más que un mero cosquilleo para el animal, pero en cuanto intentó revolverse para deshacerse de ella, las cuerdas se tensaron y noté como los pilares a los que habían atado la cuerda comenzaban a crujir, se resentían. El muro comenzaba a derrumbarse y a tapiar la otra parte. Salté hacia un lado para intentar no acabar abajo yo también.
-¡Ahora hay que acabar con los que faltan! – dije en la muralla, pero en la parte que no se había derrumbado, y desde allí me dedicaría a disparar a todos los que pudiera. Ya no entrarían más.
Pero aún había un ograrck en la parte baja desatado, que continuaba causando estragos y que era un factor clave a favor de nuestro enemigo. Había que sacarlo del combate fuera como fuera.
Empecé a escuchar gritos de dolor. Una mujer y un joven, desde lo alto de la muralla, habían conseguido verter aceite ardiendo sobre los enemigos, causándoles enorme dolor. – Una idea brillante… - suspiré con una sonrisa de satisfacción al ver a nuestro enemigo acorralado. Había pensado en agua, pero el aceite, con un punto de evaporación más alto, era bastante más efectivo. Estábamos consiguiendo repeler el ataque y ahora nuestros hombres avanzaban.
El mago, líder de la guarnición, espoleó a su caballo y levantó su espada en señal de ataque. - ¡No pasarán! – gritó. Y creó una especie de muro de energía que derribaría al primer frente de Nórgedos. Yo aproveché para correr y disparar con una ballesta pequeña en cada mano.
Fue entonces cuando observé al muro y vi como alguien había accedido desde una escalera. Si no podían pasar por debajo, lo intentarían por arriba. También había guardias repeliendo estos ataques, pero en lo más alto de la muralla, se descolgaba un hombre rapado con una alfanje entre los dientes, comenzó a avanzar en dirección a la mujer que tiraba los calderos de aceite. Tenía pinta de líder y debía subir a asistirla. Volví a ayudarme de mis habilidades de viento para ascender como una pluma, asistida por una corriente de aire. El hombre avanzaba, espada en mano, hacia quienes lanzaban el aceite. Aparecí repentinamente entre la mujer y el muchacho y le disparé, acertándole en la mano.
El hombre, que tenía un virote pequeño clavado en la palma de ésta, mantenía su arma en la otra y trató de hacerme un tajo en la cara, rodé hacia un lado para esquivarlo hacia el lado del muro. – ¡Ash balla ná! – conjuré con todas mis fuerzas, estirando los brazos contra él, concentrando el aire en mis brazos y haciendo que saliera disparado lejos de la muralla. A continuación me incorporé.
-Estoy bien. – le dije algo dolorida a la mujer. De una manera muy seca. Tenía un pequeño corte en el brazo por su golpe con la alfanje, aunque nada que no se pudiese curar con vendajes o alcohol para desinfectar la herida. Pero no había tiempo para pasar. Teníamos que tirar las escaleras que intentaban subir hasta el muro y teníamos que derribar la otra mitad de la puerta para que, definitivamente, no pudieran pasar.
-¡Tirad las escaleras! – ordené enfadada, mirando al resto de los guardias del muro, mientras ejemplificaba la escena tirando una de las escaleras y llevándome a todos los Nórgedos que intentaban subir. El resto de soldados parecieron hacerme caso y actuaron de manera similar.
Me dirigí a la mujer, que parecía ser una elfa, y le indiqué lo que tenía pensado hacer. Su idea del aceite había sido brillante. Sin sonreír y con el ceño fruncido, le di un golpecito en el hombro. – Voy a derribar la otra parte de la muralla para tapiar por completo la puerta.
Para lo que pretendía hacer, necesitaba la cuerda más resistente, y la había encontrado en el sistema de poleas que soportaba el ya destruido portón metálico de rejilla que servía de enorme portón a la ciudad. Me acerqué hasta el mecanismo, era una cuerda enorme, y estaba completamente suelta, parte había partido cuando la cuerda.
-¡Que alguien me ayude a sujetarla a la almena! – grité, y entre todos los hombres que había en la parte superior, mucho más fuertes que yo, comenzaron a anudarla en los postes que sujetaban el segundo de los torreones, el que todavía no había sido derribado. Había cuatro de estos mecanismos, me parecían incluso pocos viendo el tamaño de la puerta.
Tomé cuatro virotes y les cambié la punta, para ponerle una que desgarrara la carne y no permitiera ser extraído con facilidad sin dañar a la criatura. Una vez los hombres hubieron atado a pilares clave de la estructura la cuerda, até una de las cuatro cuerdas al virote de mi ballesta pesada, y pedí a otros ballesteros de la muralla que hicieran lo mismo. - ¡Disparad al ograrck! – indiqué, y así lo hicimos.
Las flechas fueron directas a la segunda de las criaturas que quedaban en pie, clavándose en la carne con sus respectivas cuerdas atadas al otro lado en la estructura de los muros. La flecha no era más que un mero cosquilleo para el animal, pero en cuanto intentó revolverse para deshacerse de ella, las cuerdas se tensaron y noté como los pilares a los que habían atado la cuerda comenzaban a crujir, se resentían. El muro comenzaba a derrumbarse y a tapiar la otra parte. Salté hacia un lado para intentar no acabar abajo yo también.
-¡Ahora hay que acabar con los que faltan! – dije en la muralla, pero en la parte que no se había derrumbado, y desde allí me dedicaría a disparar a todos los que pudiera. Ya no entrarían más.
Anastasia Boisson
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Re: Roto [Mega Evento - Nórgedos]
Wind continuó tirando agua hirviendo hasta que todos los barriles se agotaron, parecía que aquello era efectivo, habían conseguido asustar a los nórdegos y que de esta manera entraran en pánico olvidándose de la batalla e intentando salvar sus propias vidas.
El mago por su parte, parecía haber esperado aquella oportunidad como si supiera que iba a llegar en algún momento. Sin llegar a comprender exactamente que acababa de pasar con el mago, Wind vio como un muro invisible dejaba noqueado al primer frente de invasores con un grito que no terminó de escuchar. La elfa miró atónita al mago y al grupo derribado de nórdegos ¿Qué acababa de pasar? La joven sabía demasiado poco sobre la magia para llegar a comprender aquel acto, pero lo agradecía como si lo hubiera entendido pues aquello les había dado tiempo y esperanzas a los combatientes, que de pronto empezaron a ver la batalla más inclinada a su favor que al de los salvajes.
Tras el bloqueo momentáneo de ver al mago, continuó con su labor de echar los calderos de agua hirviendo que llegaban descontinuados a la muralla. Wind sabía que eso era lo más útil que podía hacer en aquel momento, pues, aunque volviera a usar el arco en aquel momento, no mataría ni a la mitad de los que estaba haciendo con el aceite, además no sería tan útil eliminando nórdegos de uno en uno.
Mientras la elfa tiraba los calderos, no se percató de que un hombre se acercaba a ella con unas intenciones muy poco amigables, pero cuando estaba a apenas un par de metros, se giró y le vio con el sable en la mano. Wind apenas tuvo tiempo de reaccionar y en cuanto hizo que el golem apareciera, la maga que había pedido los calderos de agua apareció frente a ella haciendo que se quedara inmóvil un instante, sorprendida por la repentina aparición de aquella mujer.
Wind intentó ayudar a la maga como pudo, pero el golem parecía absurdamente lento al lado de ella, haciendo que sus intentos por ayudarla fueran más bien inútiles, ni siquiera llegó a ponerse en medio del nórdego y la mujer cuando éste le hizo un corte en el rostro.
Como si aquella maga le hubiera leído el pensamiento, contestó a la pregunta no formulada de la elfa que aún la miraba algo sorprendida. Aún con la respuesta de la mujer, Wind no se dio por contenta –Gracias- Le dedicó una sonrisa tímida y mientras la maga empezó a dar órdenes, ella cogió su brazo con cuidado e intentó sanarlo todo lo posible con una pequeña plegaria susurrada. –Ahora estarás mejor- Volvió a sonreír y escuchó lo que la mujer tenía para contarle ignorando por completo la sequedad de ésta.
-Haré lo que pueda para ayudarte- Contestó ahora seria, se giró al muchacho que había seguido toda la escena y le indicó que continuara tirando tantos barriles como llegaran –Todos, da igual de que sean, tíralos ¿Entiendes?- Dijo la elfa con premura y el joven únicamente asintió apáticamente como si aquello fuera una pesadilla de la que tenía que despertar. Wind comprendió aquella sensación así que se limitó a dejarlo estar.
Wind siguió a la maga a través de la muralla e intentó deducir cual era el plan, con el golem aún por allí danzando ayudó a tirar de la cuerda mientras los soldados la anudaban a la almena. Empezaba a estar cansada, más de lo que debería estarlo para una batalla como aquella pero no podía evitarlo, había usado al golem ya varias veces por no hablar de lo que le había costado levantar los barriles con su fuerza y el profundo corte del brazo. Ya empezaba a respirar entrecortadamente y empezaba a verse inútil en aquella guerra, aun así, hizo el esfuerzo de mantenerse de pie, pero el golem se evaporó en cuanto terminaron de anudar la almena.
La joven se percató de que no podía hacer nada con el arco y su cansancio y mucho menos podría atravesar la piel de un ograrck sumando la distancia que había, así que se alejó un poco de la zona desde la que estaban disparando y observó la escena, intentando recuperar el aliento. En apenas unos segundos, con sorpresa y alivio a partes iguales, vio como el muro tapaba la puerta, sepultando a unos cuantos nórdegos e impidiendo que entraran los demás.
Ahora sólo había que acabar por fin con los que habían quedado dentro de la ciudad y evitar que intentaran entrar escalando por los muros.
Wind se dirigió de nuevo hacia dónde había estado antes con el aceite y se encontró con el joven en el suelo debajo de un charco con su propia sangre. Se quedó estupefacta con aquella imagen pues encontró a un nórdego sentado, apoyado contra la muralla desangrándose lentamente y respirando entrecortadamente, rodeado de tres cadáveres, todos ellos de hombres que habían estado trayéndole agua y aceite a la joven hacía apenas unos minutos. Tenía ganas de llorar, aquel joven apenas habría pasado los 15 años y los otros hombres ni siquiera eran soldados. “Al menos uno le dejó así” Era la primera vez que tenía un pensamiento como aquel, no sentía lástima por ese hombre, sólo repulsión y verle agonizar no ayudaba lo más mínimo.
El olor a carne quemada, los gritos y la sangre estaban por todas partes, pero ella sólo podía ver a aquel nórdego que había asesinado a esas personas, que tendrían su vida, sus familias y sus amigos. Wind buscó con la mirada algo que le sirviera, una vez encontrado, se agachó despacio, cogió la espada y se acercó al hombre que estaba sentado, en sus últimos momentos y sin ningún tipo de duda, cargada de odio, le clavó la espada en la garganta, esperando que aquello le proporcionara el mismo dolor que iban a sentir los conocidos de aquellos a los que había matado. Después, al límite de sus fuerzas, se alejó de allí todo lo que pudo, cogió su arco, una flecha y apoyando su estómago sobre los salientes del muro que tenía hacia arriba, empezó a disparar hasta que batalla tocara a su fin.
El mago por su parte, parecía haber esperado aquella oportunidad como si supiera que iba a llegar en algún momento. Sin llegar a comprender exactamente que acababa de pasar con el mago, Wind vio como un muro invisible dejaba noqueado al primer frente de invasores con un grito que no terminó de escuchar. La elfa miró atónita al mago y al grupo derribado de nórdegos ¿Qué acababa de pasar? La joven sabía demasiado poco sobre la magia para llegar a comprender aquel acto, pero lo agradecía como si lo hubiera entendido pues aquello les había dado tiempo y esperanzas a los combatientes, que de pronto empezaron a ver la batalla más inclinada a su favor que al de los salvajes.
Tras el bloqueo momentáneo de ver al mago, continuó con su labor de echar los calderos de agua hirviendo que llegaban descontinuados a la muralla. Wind sabía que eso era lo más útil que podía hacer en aquel momento, pues, aunque volviera a usar el arco en aquel momento, no mataría ni a la mitad de los que estaba haciendo con el aceite, además no sería tan útil eliminando nórdegos de uno en uno.
Mientras la elfa tiraba los calderos, no se percató de que un hombre se acercaba a ella con unas intenciones muy poco amigables, pero cuando estaba a apenas un par de metros, se giró y le vio con el sable en la mano. Wind apenas tuvo tiempo de reaccionar y en cuanto hizo que el golem apareciera, la maga que había pedido los calderos de agua apareció frente a ella haciendo que se quedara inmóvil un instante, sorprendida por la repentina aparición de aquella mujer.
Wind intentó ayudar a la maga como pudo, pero el golem parecía absurdamente lento al lado de ella, haciendo que sus intentos por ayudarla fueran más bien inútiles, ni siquiera llegó a ponerse en medio del nórdego y la mujer cuando éste le hizo un corte en el rostro.
Como si aquella maga le hubiera leído el pensamiento, contestó a la pregunta no formulada de la elfa que aún la miraba algo sorprendida. Aún con la respuesta de la mujer, Wind no se dio por contenta –Gracias- Le dedicó una sonrisa tímida y mientras la maga empezó a dar órdenes, ella cogió su brazo con cuidado e intentó sanarlo todo lo posible con una pequeña plegaria susurrada. –Ahora estarás mejor- Volvió a sonreír y escuchó lo que la mujer tenía para contarle ignorando por completo la sequedad de ésta.
-Haré lo que pueda para ayudarte- Contestó ahora seria, se giró al muchacho que había seguido toda la escena y le indicó que continuara tirando tantos barriles como llegaran –Todos, da igual de que sean, tíralos ¿Entiendes?- Dijo la elfa con premura y el joven únicamente asintió apáticamente como si aquello fuera una pesadilla de la que tenía que despertar. Wind comprendió aquella sensación así que se limitó a dejarlo estar.
Wind siguió a la maga a través de la muralla e intentó deducir cual era el plan, con el golem aún por allí danzando ayudó a tirar de la cuerda mientras los soldados la anudaban a la almena. Empezaba a estar cansada, más de lo que debería estarlo para una batalla como aquella pero no podía evitarlo, había usado al golem ya varias veces por no hablar de lo que le había costado levantar los barriles con su fuerza y el profundo corte del brazo. Ya empezaba a respirar entrecortadamente y empezaba a verse inútil en aquella guerra, aun así, hizo el esfuerzo de mantenerse de pie, pero el golem se evaporó en cuanto terminaron de anudar la almena.
La joven se percató de que no podía hacer nada con el arco y su cansancio y mucho menos podría atravesar la piel de un ograrck sumando la distancia que había, así que se alejó un poco de la zona desde la que estaban disparando y observó la escena, intentando recuperar el aliento. En apenas unos segundos, con sorpresa y alivio a partes iguales, vio como el muro tapaba la puerta, sepultando a unos cuantos nórdegos e impidiendo que entraran los demás.
Ahora sólo había que acabar por fin con los que habían quedado dentro de la ciudad y evitar que intentaran entrar escalando por los muros.
Wind se dirigió de nuevo hacia dónde había estado antes con el aceite y se encontró con el joven en el suelo debajo de un charco con su propia sangre. Se quedó estupefacta con aquella imagen pues encontró a un nórdego sentado, apoyado contra la muralla desangrándose lentamente y respirando entrecortadamente, rodeado de tres cadáveres, todos ellos de hombres que habían estado trayéndole agua y aceite a la joven hacía apenas unos minutos. Tenía ganas de llorar, aquel joven apenas habría pasado los 15 años y los otros hombres ni siquiera eran soldados. “Al menos uno le dejó así” Era la primera vez que tenía un pensamiento como aquel, no sentía lástima por ese hombre, sólo repulsión y verle agonizar no ayudaba lo más mínimo.
El olor a carne quemada, los gritos y la sangre estaban por todas partes, pero ella sólo podía ver a aquel nórdego que había asesinado a esas personas, que tendrían su vida, sus familias y sus amigos. Wind buscó con la mirada algo que le sirviera, una vez encontrado, se agachó despacio, cogió la espada y se acercó al hombre que estaba sentado, en sus últimos momentos y sin ningún tipo de duda, cargada de odio, le clavó la espada en la garganta, esperando que aquello le proporcionara el mismo dolor que iban a sentir los conocidos de aquellos a los que había matado. Después, al límite de sus fuerzas, se alejó de allí todo lo que pudo, cogió su arco, una flecha y apoyando su estómago sobre los salientes del muro que tenía hacia arriba, empezó a disparar hasta que batalla tocara a su fin.
Windorind Crownguard
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Re: Roto [Mega Evento - Nórgedos]
Este ruido fue diferente. No era uno de esos pums que escuchó cuando la puerta seguía en pie. Éste era más grave y violento.
El brujo se desprendió del yelmo que le protegía la cabeza y lo lanzó al suelo. Minutos atrás pensó en desprenderse del casco pues el sudor causado por el calor del fuego hacía que le resultase muy incómodo. Si no lo hizo antes era porque el deber, para él, superaba la comodidad. Lo que el deber de la guardia no superaba era la curiosidad. El brujo tenía que ver con sus propios ojos y sin ningún impedimento por parte del yelmo que la brecha a la muralla, verdaderamente, estaba cerrada.
-Roto- susurró pensando en la irónico que resultaba que una parte de la muralla se tapiase con las ruinas de otra parte rota.
* Huracán:
-2 ptos de experiencia en función de la consecución de los objetivos que se os han planteado.
-2 ptos de experiencia por la originalidad con la que resolváis las trabas que se os han planteado.
-1 pto de experiencia por vuestra compenetración y trabajo en equipo.
Total: 5 Puntos de Experiencia
* Windorin Crownguard:
-2 ptos de experiencia en función de la consecución de los objetivos que se os han planteado.
-2 ptos de experiencia por la originalidad con la que resolváis las trabas que se os han planteado.
-1 pto de experiencia por vuestra compenetración y trabajo en equipo.
Total: 5 Puntos de Experiencia
2 puntos de profesión por el uso de trampas y venenos.
* Ambos: Uno de los puntos más importantes para mí, más incluso que el saber escribir de una forma adecuada, es la originalidad con la que se enfrentan a los problemas. En este mismo punto habéis destacado de una forma maravillosa. Felicidades a ambos. En un futuro se os llamará para recibir una medalla de honor. Los puntos ya han sido sumados directamente a vuestros perfiles.
El brujo se desprendió del yelmo que le protegía la cabeza y lo lanzó al suelo. Minutos atrás pensó en desprenderse del casco pues el sudor causado por el calor del fuego hacía que le resultase muy incómodo. Si no lo hizo antes era porque el deber, para él, superaba la comodidad. Lo que el deber de la guardia no superaba era la curiosidad. El brujo tenía que ver con sus propios ojos y sin ningún impedimento por parte del yelmo que la brecha a la muralla, verdaderamente, estaba cerrada.
-Roto- susurró pensando en la irónico que resultaba que una parte de la muralla se tapiase con las ruinas de otra parte rota.
FIN
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* Huracán:
-2 ptos de experiencia en función de la consecución de los objetivos que se os han planteado.
-2 ptos de experiencia por la originalidad con la que resolváis las trabas que se os han planteado.
-1 pto de experiencia por vuestra compenetración y trabajo en equipo.
Total: 5 Puntos de Experiencia
* Windorin Crownguard:
-2 ptos de experiencia en función de la consecución de los objetivos que se os han planteado.
-2 ptos de experiencia por la originalidad con la que resolváis las trabas que se os han planteado.
-1 pto de experiencia por vuestra compenetración y trabajo en equipo.
Total: 5 Puntos de Experiencia
2 puntos de profesión por el uso de trampas y venenos.
* Ambos: Uno de los puntos más importantes para mí, más incluso que el saber escribir de una forma adecuada, es la originalidad con la que se enfrentan a los problemas. En este mismo punto habéis destacado de una forma maravillosa. Felicidades a ambos. En un futuro se os llamará para recibir una medalla de honor. Los puntos ya han sido sumados directamente a vuestros perfiles.
Sigel
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