Sorbos de Amor +18 [Libre][2/2][Cerrado]
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Re: Sorbos de Amor +18 [Libre][2/2][Cerrado]
Ignorando por completo las palabras de Neph, ya que no estaba de humor para tratar con un tipo como él, la hechicera echó un vistazo al estado en que había quedado la taberna tras el incidente, frunciendo el ceño al ver como de un momento a otro, el local parecía haberse convertido en un burdel. Los clientes, bajo el efecto del elixir de amor, se habían dejado llevar por la pasión en mitad del caos, sin reparar en la pelea que acababa de ocurrir ni en otra cosa que no fuese el cuerpo del amante. Era una visión desagradable e incómoda para la tensai, que desgraciadamente tendría que ocuparse de arreglar aquel problema, y cuanto antes lo hiciese mejor.
Podía sonar raro, pero Elen se sentía mucho más cómoda con la imagen de los tres vampiros muertos, a pesar de la sangre y los fragmentos de hueso que decoraban la barra, era algo a lo que ya estaba acostumbrada. Así era ella, había perdido muy pronto la inocencia, y la muerte era algo que siempre la rondaba, algo que de alguna manera, formaba parte de ella también. Aquella sombra la acompañaba desde la misma noche en que quedó maldita, y aunque no habían sido pocas las veces que a punto había estado de ganar la batalla, llevándose el alma de la bruja, más eran las vidas que la centinela había segado, muchas más. - Siempre con motivo. - se decía ella para justificarse, pero la realidad podía ser otra, que la oscuridad que llevaba dentro la hubiese estado guiando en aquella dirección.
Ahora que el medallón solar colgaba de su cuello, el poder de aquellas malignas almas que contenía empeoraría aún más su situación, y eso le daba miedo, no quería convertirse en algo que no era, no quería perderse a sí misma. Elevando la vista ligeramente, la de cabellos cenicientos vio como Neph abandonaba la taberna por la puerta trasera, dispuesto a dar con la propietaria para obtener una explicación por todo lo que había sucedido, cosa que no vendría mal la verdad. Huracán por su parte estaba preocupada, temía que su abuela pudiese dirigir un ataque contra la ciudad para encontrarla, así que abandonaría Lunargenta tan pronto como le fuese posible, aunque no para esconderse sino para cumplir otra misión que tenía.
- Cuídate mucho. - dijo Elen, algo intranquila por el nuevo mal que asolaba a su amiga, la marca del caballero sombrío. - Si necesitáis cualquier cosa ya sabéis donde encontrarme. - añadió, antes de abrazar a la cazadora. Ambas eran duras pero apreciaban el vínculo que existía entre ellas, esa amistad que había surgido gracias al incidente en cala de la luna, y que se había fortalecido con el tiempo y los retos a los que se habían enfrentado juntas. Tras ver partir al par de brujos, la joven volvió a centrarse en el problema que tenía ante sus ojos, y como estaba segura de que los clientes estarían ocupados durante el tiempo necesario, subió a su habitación para preparar más antídoto contra el brebaje de Amorttentia.
Una vez listo, bajó las escaleras con el caldero de poción recién hecha y lo colocó sobre la parte de la barra que aún seguía limpia, bordeó el mueble y sacó las jarras justas para administrar el remedio a los presentes, repartiendo el contenido del perol a partes iguales en todas ellas. Los hombres y mujeres del local, extasiados aún por el efecto del elixir, seguían entregándose a los placeres de la carne, y cada vez que giraban el rostro o veían por casualidad a otra persona cambiaban de amante, olvidando por completo al que tenían al lado. Con aquel panorama no había mucho que hacer, Elen debía convencerlos para que bebiesen de las jarras, y solo había un modo de conseguirlo.
Tras colocar los recipientes sobre una de las pocas mesas que había quedado en pie, la tensai concentró su elemento y permitió que la electricidad le recorriese uno de los brazos, para acto seguido disparar una potente descarga contra el pequeño barril que el vampiro había medio vaciado sobre ella. El tonel se encontraba en mitad de la estancia, había ido a parar allí después de que el tercer seguidor de Mortagglia muriese, y gracias a los restos de líquido que aún quedaban en su interior, compuestos por parte de Amorttentia y parte de alcohol, comenzó a arder tras una sonora explosión, que captó la atención de todos los presentes.
- ¡Eh aquí, sí, miradme todos! - exclamó la bruja, consiguiendo que las miradas se centrasen en su persona. Como era de esperar, las víctimas volvieron a sucumbir a los efectos del elixir, y apartándose unas de otras, se fueron poniendo en pie para tratar de acercarse al nuevo objeto de su amor. - Bien, me haríais un gran favor si os bebieseis esto. - indicó con cierta brusquedad, pero para los demás no sonaba del mismo modo, así que obedecieron, creyendo que las dulces palabras de la joven y aquel brebaje solo serían el preludio de algo más íntimo. - Ahora quedaos quietos un momento… y os recomendaría que os vistieseis. - añadió en cuanto las jarras vacías volvieron a la mesa, pero no le hicieron mucho caso.
Previniendo que pudiesen ser tan pesados como Neph, y tomarse confianzas que no estaba dispuesta a permitir, Elen se situó tras la barra y creó una barrera eléctrica para separarse de ellos, al menos hasta que comenzaron a reaccionar, con toda la confusión que eso trajo. Las mujeres de inmediato se cubrieron sus vergüenzas y salieron del local a toda prisa, creyendo que con ello iban a arreglar algo, mientras los demás trataban de aclarar sus ideas. La guardia no tardaría en llegar, alertada por los gritos de las damas y el pequeño incendio que había provocado la hechicera, pero después de escuchar su versión de lo ocurrido, se limitaron a sacar del establecimiento a los clientes que quedaban y los cuerpos de los vampiros, mientras ella sofocaba el fuego.
La posada necesitaría un nuevo propietario y reformas, pero ya era tarde y había tenido bastante por aquella noche, así que tras informar a las autoridades de lo que había encontrado durante su ronda nocturna, la benjamina de los Calhoun se retiró a su habitación para descansar finalmente.
Podía sonar raro, pero Elen se sentía mucho más cómoda con la imagen de los tres vampiros muertos, a pesar de la sangre y los fragmentos de hueso que decoraban la barra, era algo a lo que ya estaba acostumbrada. Así era ella, había perdido muy pronto la inocencia, y la muerte era algo que siempre la rondaba, algo que de alguna manera, formaba parte de ella también. Aquella sombra la acompañaba desde la misma noche en que quedó maldita, y aunque no habían sido pocas las veces que a punto había estado de ganar la batalla, llevándose el alma de la bruja, más eran las vidas que la centinela había segado, muchas más. - Siempre con motivo. - se decía ella para justificarse, pero la realidad podía ser otra, que la oscuridad que llevaba dentro la hubiese estado guiando en aquella dirección.
Ahora que el medallón solar colgaba de su cuello, el poder de aquellas malignas almas que contenía empeoraría aún más su situación, y eso le daba miedo, no quería convertirse en algo que no era, no quería perderse a sí misma. Elevando la vista ligeramente, la de cabellos cenicientos vio como Neph abandonaba la taberna por la puerta trasera, dispuesto a dar con la propietaria para obtener una explicación por todo lo que había sucedido, cosa que no vendría mal la verdad. Huracán por su parte estaba preocupada, temía que su abuela pudiese dirigir un ataque contra la ciudad para encontrarla, así que abandonaría Lunargenta tan pronto como le fuese posible, aunque no para esconderse sino para cumplir otra misión que tenía.
- Cuídate mucho. - dijo Elen, algo intranquila por el nuevo mal que asolaba a su amiga, la marca del caballero sombrío. - Si necesitáis cualquier cosa ya sabéis donde encontrarme. - añadió, antes de abrazar a la cazadora. Ambas eran duras pero apreciaban el vínculo que existía entre ellas, esa amistad que había surgido gracias al incidente en cala de la luna, y que se había fortalecido con el tiempo y los retos a los que se habían enfrentado juntas. Tras ver partir al par de brujos, la joven volvió a centrarse en el problema que tenía ante sus ojos, y como estaba segura de que los clientes estarían ocupados durante el tiempo necesario, subió a su habitación para preparar más antídoto contra el brebaje de Amorttentia.
Una vez listo, bajó las escaleras con el caldero de poción recién hecha y lo colocó sobre la parte de la barra que aún seguía limpia, bordeó el mueble y sacó las jarras justas para administrar el remedio a los presentes, repartiendo el contenido del perol a partes iguales en todas ellas. Los hombres y mujeres del local, extasiados aún por el efecto del elixir, seguían entregándose a los placeres de la carne, y cada vez que giraban el rostro o veían por casualidad a otra persona cambiaban de amante, olvidando por completo al que tenían al lado. Con aquel panorama no había mucho que hacer, Elen debía convencerlos para que bebiesen de las jarras, y solo había un modo de conseguirlo.
Tras colocar los recipientes sobre una de las pocas mesas que había quedado en pie, la tensai concentró su elemento y permitió que la electricidad le recorriese uno de los brazos, para acto seguido disparar una potente descarga contra el pequeño barril que el vampiro había medio vaciado sobre ella. El tonel se encontraba en mitad de la estancia, había ido a parar allí después de que el tercer seguidor de Mortagglia muriese, y gracias a los restos de líquido que aún quedaban en su interior, compuestos por parte de Amorttentia y parte de alcohol, comenzó a arder tras una sonora explosión, que captó la atención de todos los presentes.
- ¡Eh aquí, sí, miradme todos! - exclamó la bruja, consiguiendo que las miradas se centrasen en su persona. Como era de esperar, las víctimas volvieron a sucumbir a los efectos del elixir, y apartándose unas de otras, se fueron poniendo en pie para tratar de acercarse al nuevo objeto de su amor. - Bien, me haríais un gran favor si os bebieseis esto. - indicó con cierta brusquedad, pero para los demás no sonaba del mismo modo, así que obedecieron, creyendo que las dulces palabras de la joven y aquel brebaje solo serían el preludio de algo más íntimo. - Ahora quedaos quietos un momento… y os recomendaría que os vistieseis. - añadió en cuanto las jarras vacías volvieron a la mesa, pero no le hicieron mucho caso.
Previniendo que pudiesen ser tan pesados como Neph, y tomarse confianzas que no estaba dispuesta a permitir, Elen se situó tras la barra y creó una barrera eléctrica para separarse de ellos, al menos hasta que comenzaron a reaccionar, con toda la confusión que eso trajo. Las mujeres de inmediato se cubrieron sus vergüenzas y salieron del local a toda prisa, creyendo que con ello iban a arreglar algo, mientras los demás trataban de aclarar sus ideas. La guardia no tardaría en llegar, alertada por los gritos de las damas y el pequeño incendio que había provocado la hechicera, pero después de escuchar su versión de lo ocurrido, se limitaron a sacar del establecimiento a los clientes que quedaban y los cuerpos de los vampiros, mientras ella sofocaba el fuego.
La posada necesitaría un nuevo propietario y reformas, pero ya era tarde y había tenido bastante por aquella noche, así que tras informar a las autoridades de lo que había encontrado durante su ronda nocturna, la benjamina de los Calhoun se retiró a su habitación para descansar finalmente.
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
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Re: Sorbos de Amor +18 [Libre][2/2][Cerrado]
Elen, se te han otorgado 3 puntos de profesión.
Como a partir de ahora tienes más de 80 puntos en Alquimia solo podás subir esta profesión mediante eventos, mastereados o quests.
Felicidades, cada vez estás más cerca del nivel 100.
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Othel
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