La planta de los mellizos [MISIÓN: Animales fantásticos y saber dónde encontrarlos]
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La planta de los mellizos [MISIÓN: Animales fantásticos y saber dónde encontrarlos]
Existían algunas supersticiones que solo unos pocos habitantes de Belltrexus mantenían con vida más por la tradición del ritual que por cualquier otra razón. Ya nadie creía en esos cuentos de hadas en los que los grandes trolls eran matados con espadas mágicas y polvos mágicos, los tesoros se ocultaban en lo alto de la más alta torre protegida por un dragón escupe fuego y las parejas de gemelos eran más fuertes y estaban más unidos entre ellos si comían totatos y totatas. Era deber de los brujos más ancianos enseñar a las nuevas generaciones las viejas costumbres tales como buscar espadas mágicas enterradas en la piedra, subir a las torres más alta en busca de tesoros y cultivar los totatos y totatas.
Benan y Bendan eran mellizos. Las diferencias entre ellos se podían contar con los dedos de una mano y todavía sobrarían dedos. Benan era la chica y, por la misma tradición que les llevaba a cultivar la planta de los gemelos, era quien llevaba el cabello más largo que su hermano. Fuera del corte de pelo y de lo que tuvieran en la entrepierna, no quedaba ninguna otra diferencia entre los quince añeros. El mismo color negro de pelo, la misma estatura, las mismas habilidades como brujos, la misma forma de vestir, la misma manera de hablar… Eran iguales y estaban de acuerdo siempre en todo. En todo salvo una cosa. Benan decía que la planta de los gemelos se llamaba totata y Bendan totato.
El abuelo de los gemelos recordaba con tristeza las discusiones de Benan y Bendan a la vez que sacaba de la tierra las últimas totatas y los últimos totatos de su huerto. Los gemelos tenían razón y se equivocaban al mismo tiempo; pues la planta podía recibir los dos nombres ya que daba dos frutos diferentes. Uno para la chica y otro para el chico. Si los mellizos no hubieran desaparecido Benan estaría comiendo su totata y Bendan su totato mientras discutían una vez más por el nombre de la planta.
* Saludos agricultor de totatos/as: No me importa cómo has llegado a Belltrexus ni por qué estás allí, aunque si deseas describirlo eres libre de hacerlo. Lo importante en este estilo de misiones son las criaturas, en este caso la planta que da los totatos y totatas. En este primer turno has llegado al huerto del anciano y lo ves llorar mientras trabaja la tierra. Deberás describir los totatos/as lo más detalladamente posible pues todo lo que digas se utilizará para la creación de la ficha de dicha planta en el herbolario. La misión continuará, en los siguientes turnos iremos a rescatar a los gemelos Benan y Bendan. Las hortalizas, lógicamente, tomaran un papel fundamental en la misión. Te deseo la mejor de las suertes.
Benan y Bendan eran mellizos. Las diferencias entre ellos se podían contar con los dedos de una mano y todavía sobrarían dedos. Benan era la chica y, por la misma tradición que les llevaba a cultivar la planta de los gemelos, era quien llevaba el cabello más largo que su hermano. Fuera del corte de pelo y de lo que tuvieran en la entrepierna, no quedaba ninguna otra diferencia entre los quince añeros. El mismo color negro de pelo, la misma estatura, las mismas habilidades como brujos, la misma forma de vestir, la misma manera de hablar… Eran iguales y estaban de acuerdo siempre en todo. En todo salvo una cosa. Benan decía que la planta de los gemelos se llamaba totata y Bendan totato.
El abuelo de los gemelos recordaba con tristeza las discusiones de Benan y Bendan a la vez que sacaba de la tierra las últimas totatas y los últimos totatos de su huerto. Los gemelos tenían razón y se equivocaban al mismo tiempo; pues la planta podía recibir los dos nombres ya que daba dos frutos diferentes. Uno para la chica y otro para el chico. Si los mellizos no hubieran desaparecido Benan estaría comiendo su totata y Bendan su totato mientras discutían una vez más por el nombre de la planta.
- Totatos y totatas:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
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* Saludos agricultor de totatos/as: No me importa cómo has llegado a Belltrexus ni por qué estás allí, aunque si deseas describirlo eres libre de hacerlo. Lo importante en este estilo de misiones son las criaturas, en este caso la planta que da los totatos y totatas. En este primer turno has llegado al huerto del anciano y lo ves llorar mientras trabaja la tierra. Deberás describir los totatos/as lo más detalladamente posible pues todo lo que digas se utilizará para la creación de la ficha de dicha planta en el herbolario. La misión continuará, en los siguientes turnos iremos a rescatar a los gemelos Benan y Bendan. Las hortalizas, lógicamente, tomaran un papel fundamental en la misión. Te deseo la mejor de las suertes.
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Re: La planta de los mellizos [MISIÓN: Animales fantásticos y saber dónde encontrarlos]
Habían pasado bastantes, bastantes lunas desde su última vez en Beltrexus. El viaje desde Lunargenta había resultado lento y duro, y más aún teniendo en cuenta sus muchas peculiaridades personales, pero finalmente había llegado allí, a aquel poblado donde vivió una loca aventura con Curgo, aquel truhán... y también con Arygos, aunque luego todo acabase de manera horrenda...
Barbacero deambulaba por las afueras de la ciudad, aprovechando la suave brisa nocturna para despejar su mente, y apoyado en su lanza como buen ciego, cuando a lo lejos le pareció distinguir un lloro.
Estaban aún dentro de los límites de la ciudad, así que no corría demasiado peligro, y sin duda no parecía un llanto falso, así que prestando atención a la dirección de los sonidos se dirigió hacia ellos.
El caminito de tierra desembocó rápidamente en la que era una granja, que si bien el vampiro no podía ver por su condición actual, desde luego distinguía por sus olores característicos.
Allí se encontraba un anciano, de edad claramente avanzada, arrodillado sobre el suelo de su huerto, delante de una planta parecida a la patata.
Nicolás, para evitar sustos y malentendidos, se dirigió hacia donde pensaba que se debía de encontrar el hombre, y a una distancia que le pareció prudencial procedió a romper el hielo.
Perdone, buen señor, no he podido evitar escuchar su lamento en la lejanía, y pensando que podría necesitar ayuda me encaminé aquí. ¿Cuál es el motivo de su llanto? ¿Es que acaso ha tenido una muy mala cosecha este año?
¿Tiene problemas con algún tipo de rufianes?
Quizás no sea de gran ayuda, pero en mi tierra dicen que las penas, en compañía, son menos.
Ánimo, cuénteme cuál es su cuita, y quizás pueda echarle una mano y solucionarla.
Dicho esto, se acercó algo más a aquel anciano, esperando respuesta, y tomando en cuenta la situación dejó apoyada la lanza a unos escasos metros, contra el vallado que protegía la curiosa plantación.
Al posar sus manos en la húmeda tierra no pudo evitar tocar lo que, en su falta de visión, pudo imaginar que se trataba de un tubérculo por su textura. Su olor recordaba al de la canela en polvo, y este fruto de la tierra debía de ser muy denso, por su elevado peso. Pero lo más extraño de todo era su forma, que al ir repasando una y otra vez con las manos recodaba a la de una muñeca de forma humana.
Perdone la pregunta, señor, pero la curiosidad me corroe. ¿Qué planta es esta que cultiva usted que da frutos tan peculiares?
Barbacero deambulaba por las afueras de la ciudad, aprovechando la suave brisa nocturna para despejar su mente, y apoyado en su lanza como buen ciego, cuando a lo lejos le pareció distinguir un lloro.
Estaban aún dentro de los límites de la ciudad, así que no corría demasiado peligro, y sin duda no parecía un llanto falso, así que prestando atención a la dirección de los sonidos se dirigió hacia ellos.
El caminito de tierra desembocó rápidamente en la que era una granja, que si bien el vampiro no podía ver por su condición actual, desde luego distinguía por sus olores característicos.
Allí se encontraba un anciano, de edad claramente avanzada, arrodillado sobre el suelo de su huerto, delante de una planta parecida a la patata.
Nicolás, para evitar sustos y malentendidos, se dirigió hacia donde pensaba que se debía de encontrar el hombre, y a una distancia que le pareció prudencial procedió a romper el hielo.
Perdone, buen señor, no he podido evitar escuchar su lamento en la lejanía, y pensando que podría necesitar ayuda me encaminé aquí. ¿Cuál es el motivo de su llanto? ¿Es que acaso ha tenido una muy mala cosecha este año?
¿Tiene problemas con algún tipo de rufianes?
Quizás no sea de gran ayuda, pero en mi tierra dicen que las penas, en compañía, son menos.
Ánimo, cuénteme cuál es su cuita, y quizás pueda echarle una mano y solucionarla.
Dicho esto, se acercó algo más a aquel anciano, esperando respuesta, y tomando en cuenta la situación dejó apoyada la lanza a unos escasos metros, contra el vallado que protegía la curiosa plantación.
Al posar sus manos en la húmeda tierra no pudo evitar tocar lo que, en su falta de visión, pudo imaginar que se trataba de un tubérculo por su textura. Su olor recordaba al de la canela en polvo, y este fruto de la tierra debía de ser muy denso, por su elevado peso. Pero lo más extraño de todo era su forma, que al ir repasando una y otra vez con las manos recodaba a la de una muñeca de forma humana.
Perdone la pregunta, señor, pero la curiosidad me corroe. ¿Qué planta es esta que cultiva usted que da frutos tan peculiares?
Nicolás Barbacero
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Re: La planta de los mellizos [MISIÓN: Animales fantásticos y saber dónde encontrarlos]
Pensar que alguien escuchado sus lamentos le provocaba una gran vergüenza. Pese a su avanzada edad y a sus muchas penas, todavía seguía manteniendo un gran orgullo que le impedía mostrar sentimientos a ninguna persona. En especial, si esta persona se trataba de un desconocido con un aspecto más desgraciado que los mendigos de la ciudad.
Tras la primera tanda de frases por parte del desconocido, el anciano decidió ignorarle. Siguió de cuclillas en la tierra trabajando con los totatos de Bendan y las totatas de Benan. Pronto se iría, ¿verdad? No era más que un curioso que había ido a ver qué le ocurría. Nada más. Si el hombre viese que no necesitaba ayuda se iría por donde había venido. ¿No era así? El anciano levantó muy despacio su cabeza para darse cuenta de que estaba muy equivocado. El desconocido no podía ver que no necesitaba ayuda puesto que, simplemente, no podía ver nada. Eso sí que era inaudito: un ciego cediendo su ayuda a un vidente.
-Se llaman totatos- empezó a contestar el abuelo en respuesta al ciego- y también totatas. Recibe ambos nombres por igual. Los totatos para el varón y las totatas para la fémina –recitó como si se tratase de un conjuro para luego añadir- los totatos de Bendan y las totatas de Benan-.
Volvió a agachar la cabeza una vez. No sabía cómo explicar lo que venía por lo que solo pudo quedarse con la cabeza baja y hablar en una voz muy baja, casi como un susurro.
-Ayúdame a encontrarlos-.
* Nicolás Barbacero: Antes de empezar me gustaría decir que voy a tomar otro rumbo para la misión; adaptaré el final para hacerlo más sencilla para un vampiro ciego. No obstante, si en algún momento crees que no puedes realizar X acción por culpa de tu invalidez te ruego que lo comuniques en el post con una nota off rol. En el siguiente post deberás aceptar la ayuda del anciano. Recuerda que si lo deseas, puedes ampliar la descripción de las hortalizas. Gran parte de los puntos que se pueden ganar en la misión están muy influenciados por cómo se trata a los totatos y totatas.
Tras la primera tanda de frases por parte del desconocido, el anciano decidió ignorarle. Siguió de cuclillas en la tierra trabajando con los totatos de Bendan y las totatas de Benan. Pronto se iría, ¿verdad? No era más que un curioso que había ido a ver qué le ocurría. Nada más. Si el hombre viese que no necesitaba ayuda se iría por donde había venido. ¿No era así? El anciano levantó muy despacio su cabeza para darse cuenta de que estaba muy equivocado. El desconocido no podía ver que no necesitaba ayuda puesto que, simplemente, no podía ver nada. Eso sí que era inaudito: un ciego cediendo su ayuda a un vidente.
-Se llaman totatos- empezó a contestar el abuelo en respuesta al ciego- y también totatas. Recibe ambos nombres por igual. Los totatos para el varón y las totatas para la fémina –recitó como si se tratase de un conjuro para luego añadir- los totatos de Bendan y las totatas de Benan-.
Volvió a agachar la cabeza una vez. No sabía cómo explicar lo que venía por lo que solo pudo quedarse con la cabeza baja y hablar en una voz muy baja, casi como un susurro.
-Ayúdame a encontrarlos-.
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* Nicolás Barbacero: Antes de empezar me gustaría decir que voy a tomar otro rumbo para la misión; adaptaré el final para hacerlo más sencilla para un vampiro ciego. No obstante, si en algún momento crees que no puedes realizar X acción por culpa de tu invalidez te ruego que lo comuniques en el post con una nota off rol. En el siguiente post deberás aceptar la ayuda del anciano. Recuerda que si lo deseas, puedes ampliar la descripción de las hortalizas. Gran parte de los puntos que se pueden ganar en la misión están muy influenciados por cómo se trata a los totatos y totatas.
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Re: La planta de los mellizos [MISIÓN: Animales fantásticos y saber dónde encontrarlos]
Se llaman totatos, contestó el hombre, y también totatas.
Reciben ambos nombres por igual. Los totatos para el varón y las totatas para la fémina, apuntilló,los totatos de Bendan y las totatas de Benan.
Ayúdame a encontrarlos.
Nicolás entendió rápidamente la situación, aunque aún no cómo se había llegado a ella.
Me imagino que estos tales Bendan y Benan deben de ser gente importante para usted, perdone mi ignorancia.
Por supuesto que le ayudaré en la medida de lo que pueda, pero preferiría contar con algún detalle adicional.
Por favor, haga un ejercicio de autocontrol y por unos minutos intente relatarme lo sucedido, así como la relación de los totatos y totatas con quienes imagino serán sus hijos o nietos.
Mientras decía esto siguió palpando aquellos peculiares vegetales, o lo que fuesen.
Uno de ellos parecía abierto, porque supuraba un liquidillo caliente al tacto por uno de sus costados.
Sin aventurarse a saborearlo, al menos aún, acercó ese totato a su nariz y lo olfateó, para averiguar algo más al respecto.
Aquel jugo, de un color amarillento que pasó inadvertido al ciego, era un tanto viscoso, de olor dulce. Fluía en abundancia, como si de un melocotón se tratase, pero no parecía perder mucho volumen. Quizás se usase para algún tipo de zumo o postre.
Siendo así, se decidio a pelar el totato lo mejor que pudo a ciegas, y con cuidado de cerciorarse de nuevo de que no parecía poseer ningún tipo de toxina, así como tampoco le advirtió de lo contrario aquel anciano, decidió probar un bocado.
Al principio resultaba pastoso al paladar, sin especial sabor, pero en poco tiempo un estallido de sensaciones tuvo lugar en la boca del vampiro. Frescor dulce que en seguida dejaba paso a un salado más maduro, pasando por puntos picantes, e incluso a ratos un ligero amargor.
Nunca en toda su vida había probado fruta más deliciosa, puesto que ya no estaba del todo seguro de cómo clasificar aquel fruto de la tierra.
Pero algo más impactante ocupó la mente de Barbacero en aquellos momentos. Era como si el festival de sabores del totato hubiese rescatado de su memoria los momentos más felices de su vida, uno a uno, pero todos juntos a la vez, como una nube de felicidad pasada que repetía emplazamiento.
Al cabo de lo que se le hicieron minutos eternos de sabor, recordó que había sido un tanto grosero con su interlocutor, ante el cual aún no se había presentado formalmente.
Perdone mis malos modales, señor. Mi nombre es Nicolás, Nicolás Barbacero, y a pesar de mi condición actual mi oficio es el de mercenario y trotamundos.
¿A quién me dirijo ahora mismo, si no es demasiada indiscreción?
Reciben ambos nombres por igual. Los totatos para el varón y las totatas para la fémina, apuntilló,los totatos de Bendan y las totatas de Benan.
Ayúdame a encontrarlos.
Nicolás entendió rápidamente la situación, aunque aún no cómo se había llegado a ella.
Me imagino que estos tales Bendan y Benan deben de ser gente importante para usted, perdone mi ignorancia.
Por supuesto que le ayudaré en la medida de lo que pueda, pero preferiría contar con algún detalle adicional.
Por favor, haga un ejercicio de autocontrol y por unos minutos intente relatarme lo sucedido, así como la relación de los totatos y totatas con quienes imagino serán sus hijos o nietos.
Mientras decía esto siguió palpando aquellos peculiares vegetales, o lo que fuesen.
Uno de ellos parecía abierto, porque supuraba un liquidillo caliente al tacto por uno de sus costados.
Sin aventurarse a saborearlo, al menos aún, acercó ese totato a su nariz y lo olfateó, para averiguar algo más al respecto.
Aquel jugo, de un color amarillento que pasó inadvertido al ciego, era un tanto viscoso, de olor dulce. Fluía en abundancia, como si de un melocotón se tratase, pero no parecía perder mucho volumen. Quizás se usase para algún tipo de zumo o postre.
Siendo así, se decidio a pelar el totato lo mejor que pudo a ciegas, y con cuidado de cerciorarse de nuevo de que no parecía poseer ningún tipo de toxina, así como tampoco le advirtió de lo contrario aquel anciano, decidió probar un bocado.
Al principio resultaba pastoso al paladar, sin especial sabor, pero en poco tiempo un estallido de sensaciones tuvo lugar en la boca del vampiro. Frescor dulce que en seguida dejaba paso a un salado más maduro, pasando por puntos picantes, e incluso a ratos un ligero amargor.
Nunca en toda su vida había probado fruta más deliciosa, puesto que ya no estaba del todo seguro de cómo clasificar aquel fruto de la tierra.
Pero algo más impactante ocupó la mente de Barbacero en aquellos momentos. Era como si el festival de sabores del totato hubiese rescatado de su memoria los momentos más felices de su vida, uno a uno, pero todos juntos a la vez, como una nube de felicidad pasada que repetía emplazamiento.
Al cabo de lo que se le hicieron minutos eternos de sabor, recordó que había sido un tanto grosero con su interlocutor, ante el cual aún no se había presentado formalmente.
Perdone mis malos modales, señor. Mi nombre es Nicolás, Nicolás Barbacero, y a pesar de mi condición actual mi oficio es el de mercenario y trotamundos.
¿A quién me dirijo ahora mismo, si no es demasiada indiscreción?
- Off-rol:
- Perdón por lo escueto del post, pero de alguna manera tenía que formalizar la presentación.
En lo que respecta a la ceguera, espero que no sea un gran impedimento para el desarrollo del tema, y si lo fuese sería solo por mi ineptitud como jugador.
Nicolás Barbacero
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Re: La planta de los mellizos [MISIÓN: Animales fantásticos y saber dónde encontrarlos]
Un mercenario trotamundos enfermero de ceguera…, la sola idea, inverosímil donde las haya, parecía estar sacado de un libro de cuentos de hadas. El anciano no debía confiar en aquel extraño de nombre Nicolás Barbacero. No podía explicarlo pero, con él cerca, sentía una extraña sensación de intranquilidad que no le gustaba en absoluto. Todo era tan…, tan… ¿Precipitado? Sí, esa era la palabra que estaba buscando el viejo agricultor de totatos y totatas: Precipitado. Todo era tan precipitado como en un cuento de hadas. El viejo necesitaba ayuda y, de repente, aparece un desconocido aventurero que dice poder ayudarle. La lógica le decía que no debía confiar en Nicolás, mientras, el corazón le suplicaba que se aferrase a aquel hombre y rezase para que la magia de los cuentos de hadas se hiciese realidad.
El anciano hizo un esfuerzo, bastante importante teniendo en cuenta su avanzada edad, para levantarse del suelo y juntar sus manos con las del mercenario Barbacero. Alzó la vista directamente a los ojos del hombre y habló con una voz pesada a la vez que nerviosa.
-Tiene razón, no tengo nada que perdonarle. Benan y Bendan son mis nietos- durante un segundo pareció que se iba a echar a llorar pero puedo resistirse en el último segundo – un buen día, mientras comíamos en familia, desaparecieron sin dejar rastro y ya no les volví a ver. ¿Sabe acaso lo que es perder a unas personas tan queridas?- esta vez no pudo resistir más lágrimas y echó a llorar. –ayúdeme se lo suplico. Haz que lo que hacen los héroes de los cuentos de hadas-.
* Nicolás Barbacero: Aceptas ayudar al anciano a encontrar a sus nietos. En el siguiente turno deberás ir hacia la casa del anciano a investigar la razón por la que sus nietos han desaparecido en plena comida familiar. Te recomiendo que seas precavido, si dos brujos ya han desaparecido en extrañas circunstancias, un único vampiro discapacitado no sería problema para aquello que les hace desaparecer.
El anciano hizo un esfuerzo, bastante importante teniendo en cuenta su avanzada edad, para levantarse del suelo y juntar sus manos con las del mercenario Barbacero. Alzó la vista directamente a los ojos del hombre y habló con una voz pesada a la vez que nerviosa.
-Tiene razón, no tengo nada que perdonarle. Benan y Bendan son mis nietos- durante un segundo pareció que se iba a echar a llorar pero puedo resistirse en el último segundo – un buen día, mientras comíamos en familia, desaparecieron sin dejar rastro y ya no les volví a ver. ¿Sabe acaso lo que es perder a unas personas tan queridas?- esta vez no pudo resistir más lágrimas y echó a llorar. –ayúdeme se lo suplico. Haz que lo que hacen los héroes de los cuentos de hadas-.
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* Nicolás Barbacero: Aceptas ayudar al anciano a encontrar a sus nietos. En el siguiente turno deberás ir hacia la casa del anciano a investigar la razón por la que sus nietos han desaparecido en plena comida familiar. Te recomiendo que seas precavido, si dos brujos ya han desaparecido en extrañas circunstancias, un único vampiro discapacitado no sería problema para aquello que les hace desaparecer.
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Re: La planta de los mellizos [MISIÓN: Animales fantásticos y saber dónde encontrarlos]
Aquel tipo le agarró de las manos, ya desesperado, y le suplicó que le ayudase.
Tiene razón, no tengo nada que perdonarle. Benan y Bendan son mis nietos.
Un buen día, mientras comíamos en familia, desaparecieron sin dejar rastro y ya no les volví a ver.
¿Sabe acaso lo que es perder a unas personas tan queridas?
El hombre se detuvo a mitad de discurso para liberar sus lágrimas.
Ayúdeme, se lo suplico. Haga lo que hacen los héroes de los cuentos de hadas.
Nicolás no podía dejar pasar aquella miseria ya, se había vuelto algo personal, pues sabía de primera mano lo que era perder a sus seres queridos.
Tranquilo, señor, haré todo lo que esté en mis manos para ayudarle a encontrar a sus nietos.
Guiándose con ayuda de su lanza a modo de bastón, el mercenario se dirigió hacia la entrada de la casa de aquel hombre y se detuvo en la puerta, totato en mano. Algo le decía que ese extraño tubérculo podía tener algo que ver con el caso.
Precavido, olfateó alrededor del hogar, intentando distinguir olores como sangre o sudor, y descubrir así algún rastro, pero por ahora no detectaba nada. Además, su olfato era bueno, sí, pero no era un perro de caza.
Nada raro en la propiedad: un edificio principal modesto de piedra, el vallado que recubría el huerto, y un cobertizo de madera que seguramente haría las veces de almacén y despensa.
Dentro del hogar tampoco se escuchaban ruidos, así que debía de estar vacía, y el granjero no parecía tener perros u otros animales rondando la zona.
El vampiro regresó de nuevo a la puerta tras dar unas cuantas vueltas a la casa, y buscó con la voz al abuelo de los desaparecidos.
Señor, creo que voy a necesitar algunos datos más. Sospecho que esas plantas tan curiosas pueden tener algo que ver en el asunto, y no conozco demasiado el ámbito agrícola.
Cuénteme, por favor, ¿qué hace especiales a totatos y totatas? ¿Se utilizan para alguna pócima o bálsamo?
No he podido evitar probar un poco antes, y su sabor desde luego no parece... bueno, natural, si me permite el atrevimiento.
No se sienten como un tomate o una patata, por ejemplo.
¿Tienen alguna propiedad especial acaso?
Entonces le sobrevino un pequeño momento de iluminación.
Acompáñame adentro, si no le importa, creo que ya sé qué ha podido pasar.
Ambos, anciano y ciego, entraron en aquella humilde casita. La mesa seguía puesta, exactamente igual que en la hora del fatídico accidente.
Nicolás avanzó hacia ella, tanteando con su lanza a modo de bastón, y se apoyó en la robusta madera.
No quisiera hacerle sentirse mal, pero creo que el error que cometió puede estar relacionado con quién comió qué.
Esta planta desde luego no parece común para nada, y estando en una tierra tan cargada de magia y fértil no me extrañaría nada que su última cosecha hubiese cambiado de alguna manera, aunque parezca la misma.
El vampiro avanzó cuidadosamente alrededor de la mesa,buscando las sillas en las que el abuelo de los niños le indicaba que se encontraban antes de su desaparición.
Sus manos se detuvieron bruscamente al contacto de algo que parecía pelo humano.
No, no solo pelo, a medida que palpaba se iba haciendo más claro que aquello era una cabeza, la pequeña cabeza de un niño.
Olfateó un poco alrededor de aquel lugar, y cuanto más olía, más claro se le hacía que aquello que había tocado era un niño, sin lugar a dudas.
¡Rápido, cierre las ventanas y la puerta, la habitación deberá estar lo suficientemente oscura, ni siquiera la luna debería iluminar!, le ordenó Barbacero al abuelo.
El anciano correteó por la habitación, y el ruido de las contraventanas cerrándose le confirmaron a Nicolás que le había hecho caso.
Entonces, en una sala completamente negra, por la que apenas entraban muy contados rayitos de luz lunar, comenzó a verse lo que intuía el vampiro: una tenue luz cristaluna brillaba en la oscuridad, definiendo la figura de dos chiquillos.
¿Ve algo?
¡S-sí!, contestaba el hombre de manera incrédula, ¡Mis niños!
El viejo se apresuró a acercarse a las sillas donde permanecían sentadas aquellas dos figuras de luz, abrazándolas desconsolado.
¿Qué les ha pasado, por qué no hablan ni se mueven?
Barbacero explicó entonces la que era su hipótesis.
Verá, creo que todo es mucho más simple de lo que parece.
¿Ha oído usted hablar de la planta del [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]? Dicen que una pequeñísima cantidad puede dejar a un adulto incosciente, y creo que por eso sus nietos no reaccionan.
Quizás la ingirieron en algún momento antes de la comida, puede que confundiéndola con alguna especia o aliño.
El vampiro se detuvo unos segundos para prestar atención a las reacciones del anciano.
Respecto a la parte de por qué no se ven...
Bueno, tengo una teoría, que si bien algo salvaje podría resultar mucho más simple de lo que creíamos.
Verá, puede que esta planta tenga algún tipo de reacción especial al mezclarse con otras sustancias, mismamente el caso del thomyr.
Creo que la ambos tubérculos, tanto totatos como totatas, potencian de manera sobrenatural los efectos de la otra sustancia mezclada, y quizás, solo quizás, puede que los totatos afecten solo a hombres y las totatas solo a mujeres.
Es por esto que le recomiendo una solución, y así podremos comprobar si mis suposiciones son correctas.
Por favor, realice una sopa de totatos y otra de totatas, ambas por separado y sin mezclarse en ningún momento.
Con suerte hacer que beban el fruto del género opuesto a cada uno disipará el efecto, y en el peor de los casos solo habría que probar con otra receta.
Tiene razón, no tengo nada que perdonarle. Benan y Bendan son mis nietos.
Un buen día, mientras comíamos en familia, desaparecieron sin dejar rastro y ya no les volví a ver.
¿Sabe acaso lo que es perder a unas personas tan queridas?
El hombre se detuvo a mitad de discurso para liberar sus lágrimas.
Ayúdeme, se lo suplico. Haga lo que hacen los héroes de los cuentos de hadas.
Nicolás no podía dejar pasar aquella miseria ya, se había vuelto algo personal, pues sabía de primera mano lo que era perder a sus seres queridos.
Tranquilo, señor, haré todo lo que esté en mis manos para ayudarle a encontrar a sus nietos.
Guiándose con ayuda de su lanza a modo de bastón, el mercenario se dirigió hacia la entrada de la casa de aquel hombre y se detuvo en la puerta, totato en mano. Algo le decía que ese extraño tubérculo podía tener algo que ver con el caso.
Precavido, olfateó alrededor del hogar, intentando distinguir olores como sangre o sudor, y descubrir así algún rastro, pero por ahora no detectaba nada. Además, su olfato era bueno, sí, pero no era un perro de caza.
Nada raro en la propiedad: un edificio principal modesto de piedra, el vallado que recubría el huerto, y un cobertizo de madera que seguramente haría las veces de almacén y despensa.
Dentro del hogar tampoco se escuchaban ruidos, así que debía de estar vacía, y el granjero no parecía tener perros u otros animales rondando la zona.
El vampiro regresó de nuevo a la puerta tras dar unas cuantas vueltas a la casa, y buscó con la voz al abuelo de los desaparecidos.
Señor, creo que voy a necesitar algunos datos más. Sospecho que esas plantas tan curiosas pueden tener algo que ver en el asunto, y no conozco demasiado el ámbito agrícola.
Cuénteme, por favor, ¿qué hace especiales a totatos y totatas? ¿Se utilizan para alguna pócima o bálsamo?
No he podido evitar probar un poco antes, y su sabor desde luego no parece... bueno, natural, si me permite el atrevimiento.
No se sienten como un tomate o una patata, por ejemplo.
¿Tienen alguna propiedad especial acaso?
Entonces le sobrevino un pequeño momento de iluminación.
Acompáñame adentro, si no le importa, creo que ya sé qué ha podido pasar.
Ambos, anciano y ciego, entraron en aquella humilde casita. La mesa seguía puesta, exactamente igual que en la hora del fatídico accidente.
Nicolás avanzó hacia ella, tanteando con su lanza a modo de bastón, y se apoyó en la robusta madera.
No quisiera hacerle sentirse mal, pero creo que el error que cometió puede estar relacionado con quién comió qué.
Esta planta desde luego no parece común para nada, y estando en una tierra tan cargada de magia y fértil no me extrañaría nada que su última cosecha hubiese cambiado de alguna manera, aunque parezca la misma.
El vampiro avanzó cuidadosamente alrededor de la mesa,buscando las sillas en las que el abuelo de los niños le indicaba que se encontraban antes de su desaparición.
Sus manos se detuvieron bruscamente al contacto de algo que parecía pelo humano.
No, no solo pelo, a medida que palpaba se iba haciendo más claro que aquello era una cabeza, la pequeña cabeza de un niño.
Olfateó un poco alrededor de aquel lugar, y cuanto más olía, más claro se le hacía que aquello que había tocado era un niño, sin lugar a dudas.
¡Rápido, cierre las ventanas y la puerta, la habitación deberá estar lo suficientemente oscura, ni siquiera la luna debería iluminar!, le ordenó Barbacero al abuelo.
El anciano correteó por la habitación, y el ruido de las contraventanas cerrándose le confirmaron a Nicolás que le había hecho caso.
Entonces, en una sala completamente negra, por la que apenas entraban muy contados rayitos de luz lunar, comenzó a verse lo que intuía el vampiro: una tenue luz cristaluna brillaba en la oscuridad, definiendo la figura de dos chiquillos.
¿Ve algo?
¡S-sí!, contestaba el hombre de manera incrédula, ¡Mis niños!
El viejo se apresuró a acercarse a las sillas donde permanecían sentadas aquellas dos figuras de luz, abrazándolas desconsolado.
¿Qué les ha pasado, por qué no hablan ni se mueven?
Barbacero explicó entonces la que era su hipótesis.
Verá, creo que todo es mucho más simple de lo que parece.
¿Ha oído usted hablar de la planta del [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]? Dicen que una pequeñísima cantidad puede dejar a un adulto incosciente, y creo que por eso sus nietos no reaccionan.
Quizás la ingirieron en algún momento antes de la comida, puede que confundiéndola con alguna especia o aliño.
El vampiro se detuvo unos segundos para prestar atención a las reacciones del anciano.
Respecto a la parte de por qué no se ven...
Bueno, tengo una teoría, que si bien algo salvaje podría resultar mucho más simple de lo que creíamos.
Verá, puede que esta planta tenga algún tipo de reacción especial al mezclarse con otras sustancias, mismamente el caso del thomyr.
Creo que la ambos tubérculos, tanto totatos como totatas, potencian de manera sobrenatural los efectos de la otra sustancia mezclada, y quizás, solo quizás, puede que los totatos afecten solo a hombres y las totatas solo a mujeres.
Es por esto que le recomiendo una solución, y así podremos comprobar si mis suposiciones son correctas.
Por favor, realice una sopa de totatos y otra de totatas, ambas por separado y sin mezclarse en ningún momento.
Con suerte hacer que beban el fruto del género opuesto a cada uno disipará el efecto, y en el peor de los casos solo habría que probar con otra receta.
Última edición por Nicolás Barbacero el Mar Ago 09 2016, 12:04, editado 1 vez (Razón : Adaptado a lo requerido en la misión.)
Nicolás Barbacero
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Re: La planta de los mellizos [MISIÓN: Animales fantásticos y saber dónde encontrarlos]
Bendan abrió un ojo para comprobar que los dos hombres todavía seguían ahí. Sobre todo quien había puesto su mano encima de su cabeza. Benan hizo los mismo pero, a diferencia que su mellizo, el ojo lo abrio para señalar a su hermano que se estuviera quieto. Bendan hizo caso de su hermana y volvió a hacer como si estuviera muerto. Benan continuó con la misma treta.
Al yayo siempre se le olvidaba todo. Tenía pérdidas de memoria, cataratas y tampoco era lo que se podía catalogar como un hombre cuerdo. Desde que murió el padre de los mellizos y, a su vez, hijo del viejo agricultor de totatos y totatas, el abuelo se inventaba la mayor parte de su vida. Los pequeños gamberros aprovechaban esa debilidad para burlarse de él. Siempre caía en todos los engaños. Cinco días atrás Benan se disfrazó de Bendan y Bendan de Benan; el viejo no supo diferenciar y acabó llamando a los dos por el sobrenombre de Ben. Esa broma fue muy buena, pero no mejor que la de ocho días en la que Bendan se hizo pasar por uno de los cerdos de la granja y Benan por una gallina. ¡Eso sí que fue gracioso! De verdad pensó que eran animales. Ésta nueva broma sería la mejor de todas las demás. Se iban a hacer pasar por muertos. Conociendo como conocían a su abuelo, al ver que no aparecían por la mañana para trabajar en el huerto, seguro que pensaría que habían sido secuestrados hacía semanas o alguna cosa de esas. Su mente siempre era una muy divertida sorpresa.
“Calla” pensó Benan como si estuviera hablando con Bendan.
“Estoy callado” No había oído a su hermana pero Bendan ya suponía lo que le había dicho y pensaba en la respuesta que le daría. Benan la comprendió.
* Nicolás Barbacero: Debido a tu ceguera y a la dañada mente del viejo no te das cuenta que los traviesos mellizos están vivos y, no solo eso, sino que, como se suele decir “son unos vivos”. Tal vez, en lugar de “vivos” prefieres el término “pillo”, “espabilado”, “malicioso”… o el sinónimo que prefieras. En le siguiente turno, actuarás como lo habías pensado actuar. Al final del turno notarás que algo no funciona cómo habías esperado, algo va mal y puedes sentir ese algo. Sin embargo, me tienes que dejar a mí que relate qué es eso que va tan mal.
Al yayo siempre se le olvidaba todo. Tenía pérdidas de memoria, cataratas y tampoco era lo que se podía catalogar como un hombre cuerdo. Desde que murió el padre de los mellizos y, a su vez, hijo del viejo agricultor de totatos y totatas, el abuelo se inventaba la mayor parte de su vida. Los pequeños gamberros aprovechaban esa debilidad para burlarse de él. Siempre caía en todos los engaños. Cinco días atrás Benan se disfrazó de Bendan y Bendan de Benan; el viejo no supo diferenciar y acabó llamando a los dos por el sobrenombre de Ben. Esa broma fue muy buena, pero no mejor que la de ocho días en la que Bendan se hizo pasar por uno de los cerdos de la granja y Benan por una gallina. ¡Eso sí que fue gracioso! De verdad pensó que eran animales. Ésta nueva broma sería la mejor de todas las demás. Se iban a hacer pasar por muertos. Conociendo como conocían a su abuelo, al ver que no aparecían por la mañana para trabajar en el huerto, seguro que pensaría que habían sido secuestrados hacía semanas o alguna cosa de esas. Su mente siempre era una muy divertida sorpresa.
“Calla” pensó Benan como si estuviera hablando con Bendan.
“Estoy callado” No había oído a su hermana pero Bendan ya suponía lo que le había dicho y pensaba en la respuesta que le daría. Benan la comprendió.
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* Nicolás Barbacero: Debido a tu ceguera y a la dañada mente del viejo no te das cuenta que los traviesos mellizos están vivos y, no solo eso, sino que, como se suele decir “son unos vivos”. Tal vez, en lugar de “vivos” prefieres el término “pillo”, “espabilado”, “malicioso”… o el sinónimo que prefieras. En le siguiente turno, actuarás como lo habías pensado actuar. Al final del turno notarás que algo no funciona cómo habías esperado, algo va mal y puedes sentir ese algo. Sin embargo, me tienes que dejar a mí que relate qué es eso que va tan mal.
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Re: La planta de los mellizos [MISIÓN: Animales fantásticos y saber dónde encontrarlos]
El anciano apuró los preparativos para comenzar a hacer las dos sopas según las indicaciones del mercenario.
Tranquilo, creo que aún nos queda algo de tiempo, le comentó Barbacero, intentando tranquilizarle.
Definitivamente cualquiera de los dos niños no parecía reaccionar.
¿Estarían dormidos, quizás?
Por precaución, el vampiro decidió tomarles el pulso y escuchar atentamente si respiraban.
Mientras, el anciano cortaba en pedazos pequeños las hortalizas, con cuidado de que no se mezclasen totatos y totatas, según lo sugerido.
Era una medida alocada, y desde luego Nicolás no tenía conocimiento alguno en el vasto campo de la magia, pero algo había que probar, y parecía que los rapaces no iban a "arreglarse" solos.
El agua ya comenzaba a hervir en cada una de las dos cacerolas, así que el abuelo añadió los daditos cortados al líquido, donde comenzaron a cambiar de color, pasando de un marrón claro y apagado a un tono dorado, casi metálico.
El vampiro, ocupado con su rutina médica, se estaba encontrando con una serie de complicaciones importante: el ruido de la ebullición de las sopas le impedía escuchar y distinguir si los niños respiraban siquiera, y aunque le daba la sensación de que sí tenían pulso, aunque un tanto débil y lento, no podía quitarse de la cabeza la impresión de que algo iba muy, muy mal.
¿Podría ser que quizás el efecto bajo el que estaban seguía aumentando, sumiéndolos cada vez más en un letargo profundo?
Había visto a muchos niños hacerse los muertos durante su infancia, como pasatiempo para entretenerse de cuando en cuando y gastar bromas pesadas, pero esta vez no parecía algo tan simple.
Temiéndose lo peor, aprovechó que las sopas parecían hechas del todo, por el descenso del ruido, para darle una nueva orden al anciano.
Por favor, señor, caliente también una tina grande con agua, temo que puedan no reaccionar por estar demasiado entumecidos o algo.
Tranquilo, creo que aún nos queda algo de tiempo, le comentó Barbacero, intentando tranquilizarle.
Definitivamente cualquiera de los dos niños no parecía reaccionar.
¿Estarían dormidos, quizás?
Por precaución, el vampiro decidió tomarles el pulso y escuchar atentamente si respiraban.
Mientras, el anciano cortaba en pedazos pequeños las hortalizas, con cuidado de que no se mezclasen totatos y totatas, según lo sugerido.
Era una medida alocada, y desde luego Nicolás no tenía conocimiento alguno en el vasto campo de la magia, pero algo había que probar, y parecía que los rapaces no iban a "arreglarse" solos.
El agua ya comenzaba a hervir en cada una de las dos cacerolas, así que el abuelo añadió los daditos cortados al líquido, donde comenzaron a cambiar de color, pasando de un marrón claro y apagado a un tono dorado, casi metálico.
El vampiro, ocupado con su rutina médica, se estaba encontrando con una serie de complicaciones importante: el ruido de la ebullición de las sopas le impedía escuchar y distinguir si los niños respiraban siquiera, y aunque le daba la sensación de que sí tenían pulso, aunque un tanto débil y lento, no podía quitarse de la cabeza la impresión de que algo iba muy, muy mal.
¿Podría ser que quizás el efecto bajo el que estaban seguía aumentando, sumiéndolos cada vez más en un letargo profundo?
Había visto a muchos niños hacerse los muertos durante su infancia, como pasatiempo para entretenerse de cuando en cuando y gastar bromas pesadas, pero esta vez no parecía algo tan simple.
Temiéndose lo peor, aprovechó que las sopas parecían hechas del todo, por el descenso del ruido, para darle una nueva orden al anciano.
Por favor, señor, caliente también una tina grande con agua, temo que puedan no reaccionar por estar demasiado entumecidos o algo.
- Off-rol:
- Perdón por tardar tantos días en contestar, tuve una serie de problemas urgentes que no pude resolver hasta hoy mismo.
Nicolás Barbacero
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Re: La planta de los mellizos [MISIÓN: Animales fantásticos y saber dónde encontrarlos]
Ni el ojo más perspicaz hubiera visto la ligera marca que se pudo ver por encima de los ojos de los mellizos en solo un segundo. Eran una especie de arrugas pero no estaban desarrolladas por la edad sino por la fuerza. La fuerza de apretar más los ojos para seguir manteniéndolos cerrado pese al miedo que tenían de ser hervidos.
El yayo no sería capaz de una cosa así. Él nunca les haría daño. Benan y Bendan ya habían hecho otras formas como ésta mucho antes y no les hubo pasado nada. Es más, dudaban que su abuelo pudiera ni siquiera tocar los presuntos cuerpos sin vida de los niños. Pero claro, ese nuevo hombre, el que estaba lleno de arrugas de las de verdad, tenía toda la pinta de hervir niños. Era como una versión del hombre del saco pero más feo y más viejo. ¡Y también ciego! Ni a Benan ni a Bendan se les olvidaba que el prototipo de hombre de saco no podía ver. Ese era la mejor ventaja que tenían para escapar.
-¡Corre Benan!- gritó Bendan al miso tiempo que su hermana gritaba la misma frase pero cambiando el nombre. -¡Corre Bendan!-
Benan fue la primera en levantarse sorteando al hombre del saco invidente como si fuera un mojón en una carretera. Bendan le acompañó segundos más tardes. Ambos niños comenzaron a correr por la sala mientras hacían burla al ciego y se reían del abuelo que se llevaba las manos a la cabeza pensando que estaba presenciando un milagro. Sus nietos, por obra de los Dioses, habían vuelto a la vida.
* Nicolás Barbacero: El siguiente será tú último turno y también el más difícil. ¿Cómo se te da tratar con esos pequeños demonios a los cuales llamamos niños? Espero que bien, pues ahora deberás tratar con los mellizos Benan y Bendan. Castígales por su mal comportamiento y tranquiliza al anciano quien cree que la supuesta “vuelta a la vida” de sus nietos se debe a la voluntad de algún Dios benevolente.Una última cosa, no le hagas demasiado daño a los niños. Reconozco que les he cogido un especial cariño.
El yayo no sería capaz de una cosa así. Él nunca les haría daño. Benan y Bendan ya habían hecho otras formas como ésta mucho antes y no les hubo pasado nada. Es más, dudaban que su abuelo pudiera ni siquiera tocar los presuntos cuerpos sin vida de los niños. Pero claro, ese nuevo hombre, el que estaba lleno de arrugas de las de verdad, tenía toda la pinta de hervir niños. Era como una versión del hombre del saco pero más feo y más viejo. ¡Y también ciego! Ni a Benan ni a Bendan se les olvidaba que el prototipo de hombre de saco no podía ver. Ese era la mejor ventaja que tenían para escapar.
-¡Corre Benan!- gritó Bendan al miso tiempo que su hermana gritaba la misma frase pero cambiando el nombre. -¡Corre Bendan!-
Benan fue la primera en levantarse sorteando al hombre del saco invidente como si fuera un mojón en una carretera. Bendan le acompañó segundos más tardes. Ambos niños comenzaron a correr por la sala mientras hacían burla al ciego y se reían del abuelo que se llevaba las manos a la cabeza pensando que estaba presenciando un milagro. Sus nietos, por obra de los Dioses, habían vuelto a la vida.
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* Nicolás Barbacero: El siguiente será tú último turno y también el más difícil. ¿Cómo se te da tratar con esos pequeños demonios a los cuales llamamos niños? Espero que bien, pues ahora deberás tratar con los mellizos Benan y Bendan. Castígales por su mal comportamiento y tranquiliza al anciano quien cree que la supuesta “vuelta a la vida” de sus nietos se debe a la voluntad de algún Dios benevolente.Una última cosa, no le hagas demasiado daño a los niños. Reconozco que les he cogido un especial cariño.
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Re: La planta de los mellizos [MISIÓN: Animales fantásticos y saber dónde encontrarlos]
¡Corre Benan!
¡Corre Bendan!
El ruido de chiquillos correteando por el suelo de madera de la casa confirmó las sospechas de Nicolás, quien ahora comenzaba a entender todo, aún sin ver nada.
¡Oh, dioses, un milagro!, proclamaba el anciano, pero nada más lejos de lo que él creía.
Niños pequeños, en Beltrexus, niños con poderes, pero al fin y al cabo niños.
Todo aquello había resultado ser poco más que una enorme travesura de mal gusto.
Parad un segundo, chicos, les pidió el vampiro, vuestro abuelo estaba muy preocupado por vosotros.
¿Por qué le habéis hecho esta jugarreta? ¿No veis que lloraba por vuestra desaparición.
Jugad lo que queráis, pero no le volváis a dar semejante susto.
Pero su abuelo parecía pensar en todo menos en propinarles un castigo por sus actos, pues tal era la felicidad que debía de desbordarle en aquellos instantes.
Barbacero se detuvo unos instantes en una de las sillas, suspirando de alivio.
Al final no había ocurrido nada especialmente grave, y por suerte no había quedado como un total ignorante delante del pobre anciano, aún maravillado por la aparición de sus nietos fosforescentes.
Ganas no le faltaban de darles unos buenos capones a aquellos gamberros en miniatura, pero qué podía hacer, al fin y al cabo no eran familia suya, y tampoco era bueno buscarles las cosquillas a los brujos.
Misterio resuelto, señor. Aquí están sus nietos, por el ruido que ocasionan.
Disculpe que no pueda verles, pero me imagino que deben de estar aún bien sanos, con la energía que gastan.
Por si acaso controle mejor qué comen los niños, igual así se evitará futuros disgustos.
Una pequeña mentira piadosa parecía lo mejor en aquel momento. Mejor dejar que disfrutase el reencuentro. Que le diese las gracias a cualquier dios que se le ocurriese, lo importante había sido el resultado.
Si no le importa, me gustaría pasar la noche a cubierto, ya han pasado bastantes horas, y no me haría bien andar a la luz del sol.
Mañana mismo partiré, si no le es molestia.
Dicen que bien está lo que bien acaba, y así había resultado en el caso de los totatos y las totatas.
Lo único que lamentarían los chiquillos durante un par de noches era ese tenue fulgor que desprendían sus cuerpos, quizás efecto secundario de la planta, y que tantas travesuras les había chafado.
¡Corre Bendan!
El ruido de chiquillos correteando por el suelo de madera de la casa confirmó las sospechas de Nicolás, quien ahora comenzaba a entender todo, aún sin ver nada.
¡Oh, dioses, un milagro!, proclamaba el anciano, pero nada más lejos de lo que él creía.
Niños pequeños, en Beltrexus, niños con poderes, pero al fin y al cabo niños.
Todo aquello había resultado ser poco más que una enorme travesura de mal gusto.
Parad un segundo, chicos, les pidió el vampiro, vuestro abuelo estaba muy preocupado por vosotros.
¿Por qué le habéis hecho esta jugarreta? ¿No veis que lloraba por vuestra desaparición.
Jugad lo que queráis, pero no le volváis a dar semejante susto.
Pero su abuelo parecía pensar en todo menos en propinarles un castigo por sus actos, pues tal era la felicidad que debía de desbordarle en aquellos instantes.
Barbacero se detuvo unos instantes en una de las sillas, suspirando de alivio.
Al final no había ocurrido nada especialmente grave, y por suerte no había quedado como un total ignorante delante del pobre anciano, aún maravillado por la aparición de sus nietos fosforescentes.
Ganas no le faltaban de darles unos buenos capones a aquellos gamberros en miniatura, pero qué podía hacer, al fin y al cabo no eran familia suya, y tampoco era bueno buscarles las cosquillas a los brujos.
Misterio resuelto, señor. Aquí están sus nietos, por el ruido que ocasionan.
Disculpe que no pueda verles, pero me imagino que deben de estar aún bien sanos, con la energía que gastan.
Por si acaso controle mejor qué comen los niños, igual así se evitará futuros disgustos.
Una pequeña mentira piadosa parecía lo mejor en aquel momento. Mejor dejar que disfrutase el reencuentro. Que le diese las gracias a cualquier dios que se le ocurriese, lo importante había sido el resultado.
Si no le importa, me gustaría pasar la noche a cubierto, ya han pasado bastantes horas, y no me haría bien andar a la luz del sol.
Mañana mismo partiré, si no le es molestia.
Dicen que bien está lo que bien acaba, y así había resultado en el caso de los totatos y las totatas.
Lo único que lamentarían los chiquillos durante un par de noches era ese tenue fulgor que desprendían sus cuerpos, quizás efecto secundario de la planta, y que tantas travesuras les había chafado.
Nicolás Barbacero
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Re: La planta de los mellizos [MISIÓN: Animales fantásticos y saber dónde encontrarlos]
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FIN
* Nicolás Barbacero Y es que a veces, los principios más misteriosos y, aparentemente, siniestros tienen los finales más sencillos y graciosos ¿verdad? Niños gamberros. ¿Quién lo iba a decir? Una especie de Daniel el travieso versión Aerandir y multiplicado por dos. Claro está, son dos niños mellizos los que el pobre abuelo tiene que lidiar día tras día. Por lo menos, hoy, gracias a ti, el viejo hombre se ha librado del susto de muerte que le habían preparado los críos.
Recompensas:
* +2 ptos de experiencia en función de la calidad del texto.
* +2 ptos de experiencia en función de la originalidad del usuario.
* +4 ptos de experiencia en función a la descripción y acciones que se le da la criatura o planta que se muestra en la misión.
* 8 ptos totales de experiencia
Los puntos han sido sumados directamente a tu perfil.
Objeto mágico: Falso amuleto
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* 8 ptos totales de experiencia
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Objeto mágico: Falso amuleto
- Amuleto mellizo:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Los mellizos intentan pedis disculpas por lo mal que se han comportado. Se arrodillan ante a ti como muestra de sumisión y te regalan un extraño amuleto hecho a partir de hojas secas que han ido cogiendo por el campo. Los niños han trabajado mucho en ese amuleto, ellos mismos han recogido y pintado las hojas. Ahora bien, los niños, como ya sabes, son unos tramposos. Este amuleto guarda un secreto y es que puede hacer que su portador sea capaz de hacerse el muerto sin que nadie "le pille", como dirían los críos. Un artilugio muy útil si estás de cara a un león pero muy desafortunado si es que estás en la cama de una agradable muchacha. Hasta tres veces podrás usar la habilidad de este objeto, una vez se agoten los usos, el amuleto no será más que un montón de hojas secas mal pegadas.
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