Baila y no pares [MISIÓN: Animales fantásticos y saber dónde encontrarlos]
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Baila y no pares [MISIÓN: Animales fantásticos y saber dónde encontrarlos]
-Para la próxima función- dijo el bardo con los brazos extendido y las palmas de las manos abiertas para hacer callar el abanico de aplausos por parte del público- vamos a necesitar a alguien que nos ayude con el baile- dio un par de pasos para acercarse al gran círculo de personas que se formaba en torno al grupo de cinco bardos – nosotros haremos la música y las canciones, quien nos ayude solo tiene que bailar-. Finalizó con una ladina sonrisa.
La voluntaria fue una mujer joven y bella con pendientes, collar y anillo; tres objetos que el voluntario tenía que tener para que el grupo de bardos lo eligieran entre el público.
Antes de empezar el espectáculo, el mismo bardo que habló al principio y quien parecía el líder de los tres, le dio a los pétalos de la flor de baile para que la chica se los comiera. Según dijo, tenían un sabor dulce y ayudaban al bailarín para que sus pasos fueran los más gráciles posibles. Si la joven hubiera sido más inteligente y más astuta nunca hubiera comido los pétalos de la flor ni se hubiera dejado por besar en la boca, acto seguido, por el jefe bardo.
Ahora, lo estaba pagando caro, hacía horas que la función había terminado y los bardos se habían ido a algún lugar lejos de Lunargenta. Mientras la chica seguía bailando sin parar y así seguiría hasta que alguien le diera el antídoto para que parase. Los bardos la habían hechizado con una poción de baile, robado sus joyas y abandonado en mitad de la plaza. Bajo la chica, todavía quedaba un rastro de flores de baile esparcidas por el suelo y pisadas por los taconazos del baile de la chica.
* Saludos bailarín: No me importa cómo has llegado a Lunargenta ni qué haces allí, aunque si deseas describirlo eres libre de hacerlo. Lo importante en este estilo de misiones son las plantas, en este caso la flor de baile. En este primer turno te encuentras en la plaza y ves a la chica bailar bajo un rastro de flores de baile. Deberás describir las flores lo más detalladamente posible pues todo lo que digas se utilizará para la creación de la ficha de dicha planta en el herbolario del foro. En los siguientes turnos ayudaremos a la chica a detener el baile e iremos a dar una lección a los bardos; la planta del baile tomará un papel fundamental en esta misión. Mucha suerte y recuerda seguir el ritmo de la música a la hora de bailar.
La voluntaria fue una mujer joven y bella con pendientes, collar y anillo; tres objetos que el voluntario tenía que tener para que el grupo de bardos lo eligieran entre el público.
Antes de empezar el espectáculo, el mismo bardo que habló al principio y quien parecía el líder de los tres, le dio a los pétalos de la flor de baile para que la chica se los comiera. Según dijo, tenían un sabor dulce y ayudaban al bailarín para que sus pasos fueran los más gráciles posibles. Si la joven hubiera sido más inteligente y más astuta nunca hubiera comido los pétalos de la flor ni se hubiera dejado por besar en la boca, acto seguido, por el jefe bardo.
Ahora, lo estaba pagando caro, hacía horas que la función había terminado y los bardos se habían ido a algún lugar lejos de Lunargenta. Mientras la chica seguía bailando sin parar y así seguiría hasta que alguien le diera el antídoto para que parase. Los bardos la habían hechizado con una poción de baile, robado sus joyas y abandonado en mitad de la plaza. Bajo la chica, todavía quedaba un rastro de flores de baile esparcidas por el suelo y pisadas por los taconazos del baile de la chica.
- Flor de baile:
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* Saludos bailarín: No me importa cómo has llegado a Lunargenta ni qué haces allí, aunque si deseas describirlo eres libre de hacerlo. Lo importante en este estilo de misiones son las plantas, en este caso la flor de baile. En este primer turno te encuentras en la plaza y ves a la chica bailar bajo un rastro de flores de baile. Deberás describir las flores lo más detalladamente posible pues todo lo que digas se utilizará para la creación de la ficha de dicha planta en el herbolario del foro. En los siguientes turnos ayudaremos a la chica a detener el baile e iremos a dar una lección a los bardos; la planta del baile tomará un papel fundamental en esta misión. Mucha suerte y recuerda seguir el ritmo de la música a la hora de bailar.
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Re: Baila y no pares [MISIÓN: Animales fantásticos y saber dónde encontrarlos]
Después de escupir plumas todo el día, lo siguiente que puede ser peor es no poder alcanzar un buen sitio para descansar. Qué más da, igual no tengo sueño. La ciudad se ha vuelto tranquila, claro, en comparación al festival que llenó las calles dos días atrás, dando pie incluso a algunas extrañas metamorfosis que se han rumoreado por la ciudad. No importa, de alguna manera esas cosas suceden todo el tiempo, tal como las verrugas de los pies.
A pesar de lo silencioso de las calles a estas horas, la oscuridad y la quietud no me inspiran ni un bostezo, y la noche se inspira tibia, haciéndonos saber que el invierno ya no es lo que reina en la península. A pesar de que ahora es cálido, no puedo decir que los inviernos en Lunargenta sean especialmente fríos ya que aquí de alguna forma u otra siempre es así, quiero decir, al haber pisado la tierra de los dragones ¡Una se hace la idea de lo que en realidad es frío!
Sumergida en sus pensamientos meteorológicos, el insomnio de la chica obligaba a sus pies a moverse en un paseo nocturno, dirigiéndose su trayecto a una de las numerosas plazoletas que eran características de la urbe. Los ruidos de la noche fueron de pronto sustituidos por un rítmico golpeteo que sacó a Iliaki de su estado taciturno.
Parando respiración, alzando orejas. Esos y otros gestos indiciaban que la elfina se había puesto en actitud de alerta e introspección. Agachando un poco más la mirada con su cuerpo, recorrió lentamente la plazoleta mientras ocultaba su cabeza tras cada frondosa jardinera que la adornaba. Un nuevo ritmo ¿Qué sería aquello?
La luna apenas comenzaba a salir, iluminando suavemente los ladrillos que componían el piso, y a su vez, la silueta de una joven que bailaba grácil a la vez que lastimosamente. Unos cuantos pétalos aplastados por las pisadas de la muchacha yacían en el suelo, brillando como si tuviesen pequeños reflejos rosados incrustados en ellos. Extrañada por lo raro de la situación, Iliaki se acercó cautelosamente a la bailarina.
- Oye ¿Qué haces aquí a estas horas de la noche? - cuestionó la elfilla. La muchacha no respondió. - No es momento para bailar por aquí sabes? - Continuó sin obtener respuesta.
El zapateo insistía, haciendo eco por las paredes de las casas. Ni siquiera los vecinos se daban a la tarea de averiguar lo que producía tan singular ruido. La luz de la luna comenzó a iluminar el rostro de la joven, en donde un río de lágrimas se hizo notar. Sorprendida, la ladronzuela volvió a preguntar:
- Oye, me estás asustando - dijo mientras le daba vuelta a la danzante compulsiva. La idea de comprender los pensamientos de esa misteriosa mujer le vinieron de pronto como una luz - ¿Bailas para desahogarte? Sé que es duro perder las cosas buenas en la vida pero... ¡Con un demonio! ¡¿Puedes parar un momento?! - terminó por reclamar impacientemente.
- Las flores... - contestó apenas sin fuerza la chica.
- ¿Qué tienen? - preguntó volviendo su mirada al suelo, donde unos pétalos de color delicado llamaron su curiosidad. Tomando uno de los que estaban en el suelo, dijo con una leve sonrisa - Ja, tienen pequeños reflejos ¿Son de tu novio, verdad? Seguro te cortó, ja, ja, vaya imbécil
- No, me hicieron... esto... - volvía a emerger la tímida voz de la bailarina.
Confundida, Iliaki no podía más que forzar su mente a alguna explicación lógica. Sin más lógica que algo incomprensible, resolvió por meterse el pétalo en la boca, escupiéndolo en un santiamén.
- ¡Puajjj, esto sabe amargo! ¡Yo también bailaría lastimosamente si tuviera que comer esto el resto de mis días! - profirió la elfilla. Los pétalos, después de tanto tiempo separados de su tallo, se habían amargado.
- ¡No los tragues! ¡Ayúdame, por favor! -suplicaba sin muchas fuerzas, y nuevamente, murmuró - Por favor...
Iliaki no supo qué era, si fue la luz de la noche o si la melancólica figura danzante o la lastimera voz que emergía de ella, pero pudo comprender que aquel baile no era provocado por un sentimiento de duelo. Abriendo sus ojos grandes como platos, recorrió con estos los edificios de la ciudad, como intentando recordar la morada de alguien que los pudiese ayudar. Pero su mente no pudo dar con nadie.
- Son estas cosas ¿No? - dijo tomando algunos pétalos del suelo y guardándolos en sus bolsillos, dejando algunos rastros lechosos en su mano - Intenta moverte como puedas ¡Ven, hallaremos algo!
La noche continuaba su curso, y la Luna como testigo en lo alto. Algunos perros ladraban, otros ebrios se arrastraban, pero el sueño de sus habitantes nunca hizo caso a los ritmos que azotaban a una joven en la plazoleta.
A pesar de lo silencioso de las calles a estas horas, la oscuridad y la quietud no me inspiran ni un bostezo, y la noche se inspira tibia, haciéndonos saber que el invierno ya no es lo que reina en la península. A pesar de que ahora es cálido, no puedo decir que los inviernos en Lunargenta sean especialmente fríos ya que aquí de alguna forma u otra siempre es así, quiero decir, al haber pisado la tierra de los dragones ¡Una se hace la idea de lo que en realidad es frío!
Sumergida en sus pensamientos meteorológicos, el insomnio de la chica obligaba a sus pies a moverse en un paseo nocturno, dirigiéndose su trayecto a una de las numerosas plazoletas que eran características de la urbe. Los ruidos de la noche fueron de pronto sustituidos por un rítmico golpeteo que sacó a Iliaki de su estado taciturno.
Parando respiración, alzando orejas. Esos y otros gestos indiciaban que la elfina se había puesto en actitud de alerta e introspección. Agachando un poco más la mirada con su cuerpo, recorrió lentamente la plazoleta mientras ocultaba su cabeza tras cada frondosa jardinera que la adornaba. Un nuevo ritmo ¿Qué sería aquello?
La luna apenas comenzaba a salir, iluminando suavemente los ladrillos que componían el piso, y a su vez, la silueta de una joven que bailaba grácil a la vez que lastimosamente. Unos cuantos pétalos aplastados por las pisadas de la muchacha yacían en el suelo, brillando como si tuviesen pequeños reflejos rosados incrustados en ellos. Extrañada por lo raro de la situación, Iliaki se acercó cautelosamente a la bailarina.
- Oye ¿Qué haces aquí a estas horas de la noche? - cuestionó la elfilla. La muchacha no respondió. - No es momento para bailar por aquí sabes? - Continuó sin obtener respuesta.
El zapateo insistía, haciendo eco por las paredes de las casas. Ni siquiera los vecinos se daban a la tarea de averiguar lo que producía tan singular ruido. La luz de la luna comenzó a iluminar el rostro de la joven, en donde un río de lágrimas se hizo notar. Sorprendida, la ladronzuela volvió a preguntar:
- Oye, me estás asustando - dijo mientras le daba vuelta a la danzante compulsiva. La idea de comprender los pensamientos de esa misteriosa mujer le vinieron de pronto como una luz - ¿Bailas para desahogarte? Sé que es duro perder las cosas buenas en la vida pero... ¡Con un demonio! ¡¿Puedes parar un momento?! - terminó por reclamar impacientemente.
- Las flores... - contestó apenas sin fuerza la chica.
- ¿Qué tienen? - preguntó volviendo su mirada al suelo, donde unos pétalos de color delicado llamaron su curiosidad. Tomando uno de los que estaban en el suelo, dijo con una leve sonrisa - Ja, tienen pequeños reflejos ¿Son de tu novio, verdad? Seguro te cortó, ja, ja, vaya imbécil
- No, me hicieron... esto... - volvía a emerger la tímida voz de la bailarina.
Confundida, Iliaki no podía más que forzar su mente a alguna explicación lógica. Sin más lógica que algo incomprensible, resolvió por meterse el pétalo en la boca, escupiéndolo en un santiamén.
- ¡Puajjj, esto sabe amargo! ¡Yo también bailaría lastimosamente si tuviera que comer esto el resto de mis días! - profirió la elfilla. Los pétalos, después de tanto tiempo separados de su tallo, se habían amargado.
- ¡No los tragues! ¡Ayúdame, por favor! -suplicaba sin muchas fuerzas, y nuevamente, murmuró - Por favor...
Iliaki no supo qué era, si fue la luz de la noche o si la melancólica figura danzante o la lastimera voz que emergía de ella, pero pudo comprender que aquel baile no era provocado por un sentimiento de duelo. Abriendo sus ojos grandes como platos, recorrió con estos los edificios de la ciudad, como intentando recordar la morada de alguien que los pudiese ayudar. Pero su mente no pudo dar con nadie.
- Son estas cosas ¿No? - dijo tomando algunos pétalos del suelo y guardándolos en sus bolsillos, dejando algunos rastros lechosos en su mano - Intenta moverte como puedas ¡Ven, hallaremos algo!
La noche continuaba su curso, y la Luna como testigo en lo alto. Algunos perros ladraban, otros ebrios se arrastraban, pero el sueño de sus habitantes nunca hizo caso a los ritmos que azotaban a una joven en la plazoleta.
Iliaki
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Re: Baila y no pares [MISIÓN: Animales fantásticos y saber dónde encontrarlos]
En un remoto rincón de una remota calle, se encontraba una chica mariposa jugando con una ramilla de hermosas flores moradas y blancas que descendía desde la maceta del balcón de una casa. Le hacía muchas gracia la forma de las florecillas, era como si estuvieran bailando. Acercó su cara tanto como pudo a las flores que descendían del balcón de la casa para poder examinarlas más de cerca. No se había equivocado. Las flores estaban bailando. Tenían piernas, brazos y cabeza que el viento mecía para hacerlas bailar. ¡Qué divertido! Jamás había conocido ninguna planta que bailase.
Sonagashira no iba a estarse quieta. Primero, empezó imitando los movimientos de las flores (sus nuevas amiguitas) para hacer como si bailase con ellas. El único problema era que las flores no tenían alas, Sona no tenía ninguna referencia al respecto por lo que se movió sus propias alas como más le parecía para el baile. A las flores no parecieron importarle porque seguían bailando igual de bien.
La dañada mente de la chica mariposa hizo que se imaginase, y por tanto creyese como cierto, que la casa de dónde venían las flores era la de una preciosa chica de cabellos tan rubios como los de su amiga dragona Kiny. Seguro que cuando Tity (su nueva e inexistente amiga) despertase, se asomaría al balcón e irían juntas a jugar a un jardín de amapolas. Tity llevaría una corona de sus flores bailarinas y le haría otra para Sonagashira como regalo. Luego de esto, las dos se pondrían a bailar el baile de las florecillas blancas y moradas. ¡Qué bien se lo iban a pasar las dos!
-¡No toques eso!- la voz de un hombre malo salió de la casa de Tity -¡Largo de ahí!- a sus palabras le acompañó una maceta vacía que por poco golpeó a Sona en la cabeza.
La chica mariposa comenzó a imaginase lo peor: Un hombre muy malo llamado Goro había secuestrado a Tity y le estaba haciendo el mismo daño que el padre de Sonagashira le había hecho a ella. La chica mariposa acarició su entrepierna, casi rozando su sexo. Empatizaba tanto con Tity (que seguía sin ser real) que podía sentir el dolor que Goro le estaba haciendo.
Con lágrimas en los ojos y con movimientos repetitivos de cabeza, la chica mariposa comenzó a trepar por el balcón de la casa de Tity. Ya lo había decidido. Iba a rescatar a su amiga y, cuando lo hiciera, se irían las dos juntas a bailar al campo de amapolas y flores bailarinas.
* Iliaki: Juro que no recordaba esta misión. Esta serie de misiones fue una de las primeras cosas que hice como master. ¡Cuánto tiempo! No recuerdo muy bien qué fue lo que pensé con respecto a esta misión. He estado leyendo unos words donde tenía cosas apuntadas y… seguía sin recordar casi nada. Así que, si no te importa, me he inventado una nueva trama con ese personaje que tantas veces me has dicho que te encanta. Ojala disfrutes a Sona tanto como ya lo disfruto. Lo que sí vamos a hacer es seguir las normas antiguas respecto a estas misiones, más que nada por respeto a aquella gente que ya participó en esta serie.
Por otro lado, estos días he tenido unos cuántos asuntos personales que necesitaron toda mi atención. Siempre he creído que es mejor esperar a tener tiempo para escribir y estar segura de hacer un buen post que hacer uno precipitado y mal. No me lo perdonaría si llego a escribir un post basura para cualquiera de vosotros. Ruego que me disculpes si te ha incomodado la espera.
Dichas las formalidades previas a la acción, ahora, vamos a meternos en la historia. Después de caminar un cierto tiempo con la chica que has encontrado bailando, ves a una chica mariposa intentando trepar una pared para llegar al balcón dónde están esas plantas que buscamos. Tu objetivo, en el siguiente turno, es muy simple: Convencer a Sona de que eso es una mala idea y juntarte con ella para, en turnos posteriores, comenzar la incursión a esa misteriosa casa.
Sonagashira no iba a estarse quieta. Primero, empezó imitando los movimientos de las flores (sus nuevas amiguitas) para hacer como si bailase con ellas. El único problema era que las flores no tenían alas, Sona no tenía ninguna referencia al respecto por lo que se movió sus propias alas como más le parecía para el baile. A las flores no parecieron importarle porque seguían bailando igual de bien.
La dañada mente de la chica mariposa hizo que se imaginase, y por tanto creyese como cierto, que la casa de dónde venían las flores era la de una preciosa chica de cabellos tan rubios como los de su amiga dragona Kiny. Seguro que cuando Tity (su nueva e inexistente amiga) despertase, se asomaría al balcón e irían juntas a jugar a un jardín de amapolas. Tity llevaría una corona de sus flores bailarinas y le haría otra para Sonagashira como regalo. Luego de esto, las dos se pondrían a bailar el baile de las florecillas blancas y moradas. ¡Qué bien se lo iban a pasar las dos!
-¡No toques eso!- la voz de un hombre malo salió de la casa de Tity -¡Largo de ahí!- a sus palabras le acompañó una maceta vacía que por poco golpeó a Sona en la cabeza.
La chica mariposa comenzó a imaginase lo peor: Un hombre muy malo llamado Goro había secuestrado a Tity y le estaba haciendo el mismo daño que el padre de Sonagashira le había hecho a ella. La chica mariposa acarició su entrepierna, casi rozando su sexo. Empatizaba tanto con Tity (que seguía sin ser real) que podía sentir el dolor que Goro le estaba haciendo.
Con lágrimas en los ojos y con movimientos repetitivos de cabeza, la chica mariposa comenzó a trepar por el balcón de la casa de Tity. Ya lo había decidido. Iba a rescatar a su amiga y, cuando lo hiciera, se irían las dos juntas a bailar al campo de amapolas y flores bailarinas.
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* Iliaki: Juro que no recordaba esta misión. Esta serie de misiones fue una de las primeras cosas que hice como master. ¡Cuánto tiempo! No recuerdo muy bien qué fue lo que pensé con respecto a esta misión. He estado leyendo unos words donde tenía cosas apuntadas y… seguía sin recordar casi nada. Así que, si no te importa, me he inventado una nueva trama con ese personaje que tantas veces me has dicho que te encanta. Ojala disfrutes a Sona tanto como ya lo disfruto. Lo que sí vamos a hacer es seguir las normas antiguas respecto a estas misiones, más que nada por respeto a aquella gente que ya participó en esta serie.
Por otro lado, estos días he tenido unos cuántos asuntos personales que necesitaron toda mi atención. Siempre he creído que es mejor esperar a tener tiempo para escribir y estar segura de hacer un buen post que hacer uno precipitado y mal. No me lo perdonaría si llego a escribir un post basura para cualquiera de vosotros. Ruego que me disculpes si te ha incomodado la espera.
Dichas las formalidades previas a la acción, ahora, vamos a meternos en la historia. Después de caminar un cierto tiempo con la chica que has encontrado bailando, ves a una chica mariposa intentando trepar una pared para llegar al balcón dónde están esas plantas que buscamos. Tu objetivo, en el siguiente turno, es muy simple: Convencer a Sona de que eso es una mala idea y juntarte con ella para, en turnos posteriores, comenzar la incursión a esa misteriosa casa.
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Re: Baila y no pares [MISIÓN: Animales fantásticos y saber dónde encontrarlos]
No queda más por recorrer. Pero qué recorrer ¡Ni siquiera sé a donde ir! Las boticas están cerradas, los tenderos nunca están dispuestos a ayudar en la madrugada y el hospital está probablemente en su turno de descanso. Ugh, si pudiera llevarla, iríamos al bosque con los curanderos o a Beltrexus ¡Pero queda demasiado lejos para llevar a esta pobre muchacha de esta forma!
Y así, rondando las calles en busca de un buen samaritano, llegó un momento en que ni una ni otra podían seguir caminando. El esfuerzo por moverse a una dirección de la danzante enferma, la desesperación de no encontrar nada y de seguir jalando a la chica de Iliaki. Fue entonces que se le ocurrió irrumpir en alguna casa por la fuerza, a la antigua manera.
No, la antigua manera no funcionaría, jamás había puesto pie en casa ajena para pedir ayuda, y una buena parte de las mujeres en la ciudad la reconocían como la chica que se robaba sus mercancías y sus calzones. La única solución que entonces vio factible fue llevarla a las Catacumbas, al lugar donde de primera manera la habían expulsado de su lecho nocturno.
- Se me ocurre un lugar, debo llevarte ahí pero ¿Te encuentras aún cansada? - preguntó la elfilla, a lo que la muchacha respondió asintiendo con la cabeza. Pensativa, volvió a decir - Creo que quizá podemos ralentizar el ritmo de tu baile ¡Si no funciona, por lo menos lo hemos intentado!
Jalándola hacia una de las esquinas de la calle, la ladronzuela comenzó a tararear una melodía lenta, instando a la muchacha de repetir como pudiese los suaves tonos al compás. Poco a poco, parecía que los pasos se volvían más agraciados y dulces, pero nada lograba que pudiesen parar del todo. Sus tarareos seguían, cuando un sonido a cerámica quebrada emergió en la distancia.
Asustada, Iliaki tapó como pudo la boca de la chica, asomando su cabeza por la esquina de las paredes. La luz de la Luna apenas si rozaba las hermosas alas de una chica que comenzaba a ascender sirviéndose de los ladrillos de la casa. De aquella casa. La ladronzuela se erizó.
Si uno mirase en una visita cualquiera a Lunargenta y pasase por aquella calle tan concurrida por las tardes y los domingos, uno jamás se daría cuenta de algo que desencajase con la casa y el resto del vecindario. Pero, si uno ponía atención a los detalles de la vivienda, la sensación de una energía extraña haría que las ganas se seguir observando se esfumasen para inmediatamente comenzar a alejarse de ahí. No parecía haber nada fuera de lo común, casi nada, exceptuando el amargado hombre que vivía ahí, sin saludar siquiera a las personas que lo atendían en sus compras las escasas veces que se le veía interactuar. Sacudiendo la cabeza, la elfilla interpretó las acciones de la criatura alada.
¿Pero qué hace? ¿Piensa entrar? ¡¿Qué le pasa?! Y luego con el mal genio que siempre se carga el dueño de la casa. Oh, no... Y si la atrapa y me ve, seguramente me va a culpar - como siempre -, y ahora sí la Guardia se va a regocijar con mi cadáver aprisionado.
Podría robar a las nobles, a los vigilantes, a los taberneros, comerciantes y compradores ¡Pero nadie nunca se ha metido con ese tipo! ¡Tiene una cara de rabia que ni siquiera se soporta a sí misma! Y ella se mete donde no la llaman ¡Hey!
Y chistando para llamar la atención de la chica mariposa, gritó con la voz más baja que pudo.
- ¡Hey! ¿Qué haces ahí? - llamó.
- Nos oirá... - reprendió la chica, refiriéndose al hombre de la casa. En la ciudad, aquel sitio se había vuelto objeto de leyenda popular.
- ¡Baja, no sabes en lo que te metes! - decía mientras se acercaba al pie del muro mientras halaba a la otra chica consigo. Y como si la claridad de su mente le sugiriera que ella era lo que estaban buscando, abrió los ojos y notó que unos pétalos similares a los que tenía en su bolso caían de la repisa de la ventana.
- ¿Buscas de estos? - murmuró enseñando los pétalos en su mano - ¿Sabes qué son? ¡Por favor, necesito ayuda para ella! ¡¡¡BAJAAA!!! - dijo de pronto con una voz más elevada e impaciente.
Un sonido de muebles se escuchó de pronto de la habitación que daba a la ventana, alertando a quienes estaban abajo. Sus miradas quedaron estáticas en la apertura, hasta que el silencio se hizo continuo. La muchacha bailarina le dirigió una mirada de reprensión, mostrando su inconformidad con aquel acto. Comprendiendo su imprudencia, se disculpó.
- Je, mi culpa, lo siento. - dijo susurrando con una sonrisa pilla, volviendo de nuevo a su empresa. - ¡Baja, te daré lo que quieras, pero hay que irse antes de que venga un guardia o algo!
Y así, rondando las calles en busca de un buen samaritano, llegó un momento en que ni una ni otra podían seguir caminando. El esfuerzo por moverse a una dirección de la danzante enferma, la desesperación de no encontrar nada y de seguir jalando a la chica de Iliaki. Fue entonces que se le ocurrió irrumpir en alguna casa por la fuerza, a la antigua manera.
No, la antigua manera no funcionaría, jamás había puesto pie en casa ajena para pedir ayuda, y una buena parte de las mujeres en la ciudad la reconocían como la chica que se robaba sus mercancías y sus calzones. La única solución que entonces vio factible fue llevarla a las Catacumbas, al lugar donde de primera manera la habían expulsado de su lecho nocturno.
- Se me ocurre un lugar, debo llevarte ahí pero ¿Te encuentras aún cansada? - preguntó la elfilla, a lo que la muchacha respondió asintiendo con la cabeza. Pensativa, volvió a decir - Creo que quizá podemos ralentizar el ritmo de tu baile ¡Si no funciona, por lo menos lo hemos intentado!
Jalándola hacia una de las esquinas de la calle, la ladronzuela comenzó a tararear una melodía lenta, instando a la muchacha de repetir como pudiese los suaves tonos al compás. Poco a poco, parecía que los pasos se volvían más agraciados y dulces, pero nada lograba que pudiesen parar del todo. Sus tarareos seguían, cuando un sonido a cerámica quebrada emergió en la distancia.
Asustada, Iliaki tapó como pudo la boca de la chica, asomando su cabeza por la esquina de las paredes. La luz de la Luna apenas si rozaba las hermosas alas de una chica que comenzaba a ascender sirviéndose de los ladrillos de la casa. De aquella casa. La ladronzuela se erizó.
Si uno mirase en una visita cualquiera a Lunargenta y pasase por aquella calle tan concurrida por las tardes y los domingos, uno jamás se daría cuenta de algo que desencajase con la casa y el resto del vecindario. Pero, si uno ponía atención a los detalles de la vivienda, la sensación de una energía extraña haría que las ganas se seguir observando se esfumasen para inmediatamente comenzar a alejarse de ahí. No parecía haber nada fuera de lo común, casi nada, exceptuando el amargado hombre que vivía ahí, sin saludar siquiera a las personas que lo atendían en sus compras las escasas veces que se le veía interactuar. Sacudiendo la cabeza, la elfilla interpretó las acciones de la criatura alada.
¿Pero qué hace? ¿Piensa entrar? ¡¿Qué le pasa?! Y luego con el mal genio que siempre se carga el dueño de la casa. Oh, no... Y si la atrapa y me ve, seguramente me va a culpar - como siempre -, y ahora sí la Guardia se va a regocijar con mi cadáver aprisionado.
Podría robar a las nobles, a los vigilantes, a los taberneros, comerciantes y compradores ¡Pero nadie nunca se ha metido con ese tipo! ¡Tiene una cara de rabia que ni siquiera se soporta a sí misma! Y ella se mete donde no la llaman ¡Hey!
Y chistando para llamar la atención de la chica mariposa, gritó con la voz más baja que pudo.
- ¡Hey! ¿Qué haces ahí? - llamó.
- Nos oirá... - reprendió la chica, refiriéndose al hombre de la casa. En la ciudad, aquel sitio se había vuelto objeto de leyenda popular.
- ¡Baja, no sabes en lo que te metes! - decía mientras se acercaba al pie del muro mientras halaba a la otra chica consigo. Y como si la claridad de su mente le sugiriera que ella era lo que estaban buscando, abrió los ojos y notó que unos pétalos similares a los que tenía en su bolso caían de la repisa de la ventana.
- ¿Buscas de estos? - murmuró enseñando los pétalos en su mano - ¿Sabes qué son? ¡Por favor, necesito ayuda para ella! ¡¡¡BAJAAA!!! - dijo de pronto con una voz más elevada e impaciente.
Un sonido de muebles se escuchó de pronto de la habitación que daba a la ventana, alertando a quienes estaban abajo. Sus miradas quedaron estáticas en la apertura, hasta que el silencio se hizo continuo. La muchacha bailarina le dirigió una mirada de reprensión, mostrando su inconformidad con aquel acto. Comprendiendo su imprudencia, se disculpó.
- Je, mi culpa, lo siento. - dijo susurrando con una sonrisa pilla, volviendo de nuevo a su empresa. - ¡Baja, te daré lo que quieras, pero hay que irse antes de que venga un guardia o algo!
Iliaki
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Re: Baila y no pares [MISIÓN: Animales fantásticos y saber dónde encontrarlos]
Su nueva amiga se llamaba Dily. ¡Era una canija! Sí, era verdad que la estaba viendo desde lo alto de las enredaderas que estaba trepando para llegar al balcón de la casa Tity. Desde allí arriba todo parecía un poco más pequeño. Las rocas de la calle, los cubos de basura, las cajas de madera sucia que habían desechado de alguna taberna cercana… Todo era ligeramente más pequeño. Dily era muy lista (Sona no tenía ninguna amiga tonta) seguro que se escudaría diciendo que la veía más pequeña porque la chica mariposa estaba encima de las enredaderas. Sonagashira podía ver (imaginarse) las intenciones que tenía Dily: Primero fingiría que se molestaría porque la hubiera llamado canija, luego le daría un golpe a la nariz a Sona para intentar molestarla y, al final, las dos acabarían juntas jugando juntas en un jardín de amapolas y flores que bailan.
¿Quién era mejor compañera de juegos: Dily o Tity? Sona se lo preguntaba mentalmente mientras movía su cabeza del balcón hacia Dily y de Dily otra vez hacia el balcón de Tity. ¡Ah! Era una decisión muy difícil. A las dos eran muy buenas. Tity conocía los secretos de las flores que bailan, pero a Sonagashira le resultaba muy divertido llamar a Dily canija. En la realidad que solo existía en la pequeña cabecita de la chica, había bromeado con la estatura de Dily más de un millar de veces. ¡Era tan divertido!
¡¿Por qué todo tenía que ser tan difícil?! Sona no quería bajar de allí. Al contrario, quería subir y rescatar a Tity de los malos. ¡Qué subiera de Dily con ella! Así serían tres amigas las que jugarían en un campo de amapolas y flores que bailan, no dos como Dily la hacía elegir.
-No quiero bajar- se aferró a las enredaderas en un abrazo- Tity está en peligro. Es mi amiga.– Sona empezó a llorar- ¡Sube tú, Dily! Si vienes, podremos salvar juntas a Tity.- ¿serviría para convencer a Dily para que viniera con ella? Sona lo dudaba por lo que decidió hacer algo que tantas veces había hecho en su propia realidad inventada- ¿O es que tienes miedo de las alturas?- le enseñó la lengua en un gesto burlón- ¡Canija! Eres una cobardica y una canija-.
* Iliaki: Ya conoces a Sonagashira, la chica viva en su propia realidad (irrealidad, más bien). En ésta, tu nombre es Dily y eres una de las mejores amigas de la mariposa. Sona te empuja a que subas con ella y que juntáis subáis a rescatar a Tity (otra amiga irreal, y esta con razón pues no existe). Deberás elegir: ¿subir o hacer bajar a Sona? Mira el lado bueno, si subes y tienes suerte, podrás encontrar una poción para curar a la otra mujer que no deja de bailar y conocer algo más sobre las plantas. Lo malo: dentro de la casa están los malos. Tú decides.
Recuerda no dejar de alimentar un poco más los detalles sobre la planta. Cualquier cosa que digas será muy útil para crear la ficha en el herbolario.
¿Quién era mejor compañera de juegos: Dily o Tity? Sona se lo preguntaba mentalmente mientras movía su cabeza del balcón hacia Dily y de Dily otra vez hacia el balcón de Tity. ¡Ah! Era una decisión muy difícil. A las dos eran muy buenas. Tity conocía los secretos de las flores que bailan, pero a Sonagashira le resultaba muy divertido llamar a Dily canija. En la realidad que solo existía en la pequeña cabecita de la chica, había bromeado con la estatura de Dily más de un millar de veces. ¡Era tan divertido!
¡¿Por qué todo tenía que ser tan difícil?! Sona no quería bajar de allí. Al contrario, quería subir y rescatar a Tity de los malos. ¡Qué subiera de Dily con ella! Así serían tres amigas las que jugarían en un campo de amapolas y flores que bailan, no dos como Dily la hacía elegir.
-No quiero bajar- se aferró a las enredaderas en un abrazo- Tity está en peligro. Es mi amiga.– Sona empezó a llorar- ¡Sube tú, Dily! Si vienes, podremos salvar juntas a Tity.- ¿serviría para convencer a Dily para que viniera con ella? Sona lo dudaba por lo que decidió hacer algo que tantas veces había hecho en su propia realidad inventada- ¿O es que tienes miedo de las alturas?- le enseñó la lengua en un gesto burlón- ¡Canija! Eres una cobardica y una canija-.
_____________________
* Iliaki: Ya conoces a Sonagashira, la chica viva en su propia realidad (irrealidad, más bien). En ésta, tu nombre es Dily y eres una de las mejores amigas de la mariposa. Sona te empuja a que subas con ella y que juntáis subáis a rescatar a Tity (otra amiga irreal, y esta con razón pues no existe). Deberás elegir: ¿subir o hacer bajar a Sona? Mira el lado bueno, si subes y tienes suerte, podrás encontrar una poción para curar a la otra mujer que no deja de bailar y conocer algo más sobre las plantas. Lo malo: dentro de la casa están los malos. Tú decides.
Recuerda no dejar de alimentar un poco más los detalles sobre la planta. Cualquier cosa que digas será muy útil para crear la ficha en el herbolario.
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Re: Baila y no pares [MISIÓN: Animales fantásticos y saber dónde encontrarlos]
La confusión de las palabras fue tal que incluso la chica enferma casi paró de bailar. Lágrimas y risas eran la hazaña de menos de un segundo que ni siquiera la propia pilla de Iliaki era capaz de igualar en sus cotidianos embustes. Sus rostros casi permanecieron inmutables, intentando saber a quién rayos se refería.
- ¿Se lo está diciendo a ti o a mí? - preguntó casi susurrando, moviendo sus labios lo más lateral posible en un intento de disimular sus palabras.
No fue sino hasta que la mariposoide habló refiriéndose a la ladronzuela que tocó una de las fibras sensibles y fundamentales de Iliaki: El Orgullo. Fue ese segundo, ese sencillo momento en el que la elfilla pudo observarse con tanto rubor hasta la punta de las orejas que incluso parecía que estas habían sido untadas con chiles y guindillas. Quitándose la gabardina, la entregó a la danzante encargándoselo con tono lúgubre.
- Sostén esto - dijo colgándole la prenda en la cabeza - ¿Quieres ver que sí subo?
Tomando un gran impulso, saltó ágil hasta engancharse a la mitad de la pared, dándose cuenta de pronto que todas las cosas vitales que cargaba se encontraban en su gabardina. Dándose cuenta de su error, saltó de nuevo a la calle a punta de tragar la bilis que emanaba de su hígado por el fastidio y la vergüenza. Puesta la prenda en su lugar, subió de nuevo cual araña con maña cuyo pelo no se desmaraña.
No tardó dos suspiros cuando se encontró en la cornisa con la alada, refunfuñando y maldiciendo entre dientes hasta toparse cara a cara con su retadora.
- Escucha - le habló aún colgada - El sujeto de acá dentro es un gruñón. Es tan feo que no dudo que grite al verse al espejo [1], por lo que seguro que mete gente a su casa como dices. Nadie se mete con él, pero acepto hacer esto porque también se ve que es de dinero, por lo seguro tiene algo, direcciones de herbolarios o medicinas que puedan ayudar a la chica de allá abajo - dijo mientras señalaba con la cabeza a la doncella.- Pero si sucede algo, no me hago responsable. Ahora ¡Entra! ¡Yo sigo!
Esperando después de que la mariposa entrara por la ventana, la elfilla cruzó el marco de la ventana, justo al lado de la maceta que sujetaba la cornisa. El viento lograba mecer las florecillas hasta lograr que un silbido musical saliera de las hojas. El singular destello propio de la flor consiguió que la ladronzuela se asustara por un momento, pensando que probablemente sería algún vigilante con su lámpara en las cercanías llamándole la atención.
Maldito susto, deberían quitar esta cosa... Eh ¡Pero si parece ser la misma flor! O casi... luce distinta. Según lo que he escuchado de los chismorreos de las floristas, la variante "hembra" de la planta es la única que canta. Solo silban por el viento ¡Qué engaño! Pero si esto está aquí, seguro el hombre tiene algo que me sirva dentro.
Al entrar en la habitación, el susto casi se le revierte en la misma intensidad al notar lo inquietante que era esa habitación por dentro ¡Los dioses habían querido que aquel sitio no fuese la recámara del excéntrico hombre!
- ¡Y me llamo Iliaki! ¡No Dily! - señaló refunfuñando, hasta que un crujido las obligó a mantenerse en silencio. - Ni... un... ruido...
Por suerte, aquellos solo eran los crujidos que el calor primaveral ocasionaba de vez en cuando en los muebles. A veces la madre naturaleza puede ser muy bromista.
[1] Offrol: Literalmente, me imaginé esto al escribirlo xD :https://ww2.kqed.org/pop/wp-content/uploads/sites/12/2017/02/woman-afraid-of-her-own-face-mask-in-mirror-reflection-scared-gif-animation.gif
- Cara de confusión v:
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- ¿Se lo está diciendo a ti o a mí? - preguntó casi susurrando, moviendo sus labios lo más lateral posible en un intento de disimular sus palabras.
No fue sino hasta que la mariposoide habló refiriéndose a la ladronzuela que tocó una de las fibras sensibles y fundamentales de Iliaki: El Orgullo. Fue ese segundo, ese sencillo momento en el que la elfilla pudo observarse con tanto rubor hasta la punta de las orejas que incluso parecía que estas habían sido untadas con chiles y guindillas. Quitándose la gabardina, la entregó a la danzante encargándoselo con tono lúgubre.
- Sostén esto - dijo colgándole la prenda en la cabeza - ¿Quieres ver que sí subo?
Tomando un gran impulso, saltó ágil hasta engancharse a la mitad de la pared, dándose cuenta de pronto que todas las cosas vitales que cargaba se encontraban en su gabardina. Dándose cuenta de su error, saltó de nuevo a la calle a punta de tragar la bilis que emanaba de su hígado por el fastidio y la vergüenza. Puesta la prenda en su lugar, subió de nuevo cual araña con maña cuyo pelo no se desmaraña.
No tardó dos suspiros cuando se encontró en la cornisa con la alada, refunfuñando y maldiciendo entre dientes hasta toparse cara a cara con su retadora.
- Escucha - le habló aún colgada - El sujeto de acá dentro es un gruñón. Es tan feo que no dudo que grite al verse al espejo [1], por lo que seguro que mete gente a su casa como dices. Nadie se mete con él, pero acepto hacer esto porque también se ve que es de dinero, por lo seguro tiene algo, direcciones de herbolarios o medicinas que puedan ayudar a la chica de allá abajo - dijo mientras señalaba con la cabeza a la doncella.- Pero si sucede algo, no me hago responsable. Ahora ¡Entra! ¡Yo sigo!
Esperando después de que la mariposa entrara por la ventana, la elfilla cruzó el marco de la ventana, justo al lado de la maceta que sujetaba la cornisa. El viento lograba mecer las florecillas hasta lograr que un silbido musical saliera de las hojas. El singular destello propio de la flor consiguió que la ladronzuela se asustara por un momento, pensando que probablemente sería algún vigilante con su lámpara en las cercanías llamándole la atención.
Maldito susto, deberían quitar esta cosa... Eh ¡Pero si parece ser la misma flor! O casi... luce distinta. Según lo que he escuchado de los chismorreos de las floristas, la variante "hembra" de la planta es la única que canta. Solo silban por el viento ¡Qué engaño! Pero si esto está aquí, seguro el hombre tiene algo que me sirva dentro.
- Flor hembra:
- Se le puede encontrar como Impatiens Bequaertii
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Al entrar en la habitación, el susto casi se le revierte en la misma intensidad al notar lo inquietante que era esa habitación por dentro ¡Los dioses habían querido que aquel sitio no fuese la recámara del excéntrico hombre!
- ¡Y me llamo Iliaki! ¡No Dily! - señaló refunfuñando, hasta que un crujido las obligó a mantenerse en silencio. - Ni... un... ruido...
Por suerte, aquellos solo eran los crujidos que el calor primaveral ocasionaba de vez en cuando en los muebles. A veces la madre naturaleza puede ser muy bromista.
[1] Offrol: Literalmente, me imaginé esto al escribirlo xD :https://ww2.kqed.org/pop/wp-content/uploads/sites/12/2017/02/woman-afraid-of-her-own-face-mask-in-mirror-reflection-scared-gif-animation.gif
Iliaki
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Re: Baila y no pares [MISIÓN: Animales fantásticos y saber dónde encontrarlos]
Sona golpeó, con la punta de su dedo índice la frente de su amiga Dily. ¡Cuando se enfurruñaba era tan adorable! Le encantaba hacerla enfadar para luego abrazarla con todas sus fuerzas. ¡Era tan divertido y Dily era tan tierna! Cualquier cosa le molestaba. Sona recordaba (se imaginaba) todas aquellas veces que había llamado a Dily canija para que la persiguiese por el campo de amapolas. Cuando la atrapaba, siempre acababa atrapándola, las dos acababan rodando por las flores. Dily era muy buena amiga. La mejor entre todas sus amigas.
-A mí no me puedes engañar, ya sabes que yo soy mucho más lista que tú: te llamas Dily La Canija, eres mi mejor amiga y te quiero.- avanzó dos pasos de puntillas hasta Dily y la besó en la comisura de los labios. - ¡Ahora vamos a rescatar a Tity! Jugaremos las tres juntas en el campo de amapolas-.
Sonagashira no se preocupó por estar callada como había dicho la canija, no lo hizo por dos razones muy importantes para ella: La primera era porque le gustaba molestar a Dily. Si hacía caso de todo lo que decía, no la estaría molestando. Era más divertido si hacía lo contrario de lo que ella mandaba y la llamaba canija a cada momento. La segunda razón, la más simple de todas, es que estaba tan feliz de estar con su amiga y la quería tanto que no podía callar todo lo que sentía (creía sentir). Cuando era pequeña nunca había tenido ninguna amiga. Los hombres malos la cogían, la ataban y le hacían las cosas malas que no quería recordar. Nadie la quería de verdad; no como Dily. Ella sí que quería a Sona. Eran muy buenas amigas. Lo sabía muy bien. Habían jugado cientos de veces (en la cabeza de la chica mariposa se crearon una gran multitud de recuerdos que jamás habían sucedido). Sonagashira quería mucho a Dily. Tenía que decírselo. Era su mejor amiga. La quería de verdad.
-¿Quién está ahí?- era la voz de Goro, se escuchaba desde el interior de la casa.
-Somos Dily y Sonagashira y hemos venido a rescatar a Tity-.
Un joven elfo de largo cabello pelirrojo apareció detrás de una puerta. ¡Era Goro! No estaba armado. Tenía una mano apoyándose en el estómago y con la otra se sujetaba en el marco de la puerta para no caerse de la risa. ¿De qué se estaba riendo? Ninguna de las dos había dicho ningún chiste y Sona no había molestado a la canija de Dily para hacerla rabiar y reírse de ella.
-¡Dinos dónde está Tity!-
Sonagashira entró corriendo a la habitación. Abrió todos los armarios, busco por debajo de la cama y por dentro de los baúles. Nada. Ni rastro de Tity.
-¡¿Dónde está?!-
De la mochila que escondía debajo de sus alas, sacó un cuchillo y puso su filo sobre el cuello de Goro. Si no decía dónde estaba Tity le mataría. No sería el primer hombre malo al que mataba ni tampoco sería el último. Sonagashira haría cualquier cosa por sus amigas. Las quería mucho. Las amaba. No dejaría que nadie hiciera daño a las personas que amaba. Tity, Dily, Riny y todas las demás estaban a salvo siempre. Sona las protegía. Sona las quería de verdad.
* Iliaki: La cosa se pone complicada: Sona está amenazando a un vulgar ladrón porque cree que ha secuestrado a una chica que en realidad no existe. “Goro” (que en realidad no se llama así) es la única persona que conoce la cura a la maldición del baile de la otra chica. Deberás rescatar a Goro de las manos de Sonagashira. Puedes tanto hablar con ella y enfrentarte a una pelea. Si eliges lo segundo, deberás lanzar la Voluntad de los Dioses.
Recuerda: tienes libertad para utilizar a los personajes. No temas si tienes que narrar un par de diálogos de Goro o Sona. Es más, te invito a que lo hagas. Me encantaría ver cómo acaba la relación que tienen Iliaki y Sona.
-A mí no me puedes engañar, ya sabes que yo soy mucho más lista que tú: te llamas Dily La Canija, eres mi mejor amiga y te quiero.- avanzó dos pasos de puntillas hasta Dily y la besó en la comisura de los labios. - ¡Ahora vamos a rescatar a Tity! Jugaremos las tres juntas en el campo de amapolas-.
Sonagashira no se preocupó por estar callada como había dicho la canija, no lo hizo por dos razones muy importantes para ella: La primera era porque le gustaba molestar a Dily. Si hacía caso de todo lo que decía, no la estaría molestando. Era más divertido si hacía lo contrario de lo que ella mandaba y la llamaba canija a cada momento. La segunda razón, la más simple de todas, es que estaba tan feliz de estar con su amiga y la quería tanto que no podía callar todo lo que sentía (creía sentir). Cuando era pequeña nunca había tenido ninguna amiga. Los hombres malos la cogían, la ataban y le hacían las cosas malas que no quería recordar. Nadie la quería de verdad; no como Dily. Ella sí que quería a Sona. Eran muy buenas amigas. Lo sabía muy bien. Habían jugado cientos de veces (en la cabeza de la chica mariposa se crearon una gran multitud de recuerdos que jamás habían sucedido). Sonagashira quería mucho a Dily. Tenía que decírselo. Era su mejor amiga. La quería de verdad.
-¿Quién está ahí?- era la voz de Goro, se escuchaba desde el interior de la casa.
-Somos Dily y Sonagashira y hemos venido a rescatar a Tity-.
Un joven elfo de largo cabello pelirrojo apareció detrás de una puerta. ¡Era Goro! No estaba armado. Tenía una mano apoyándose en el estómago y con la otra se sujetaba en el marco de la puerta para no caerse de la risa. ¿De qué se estaba riendo? Ninguna de las dos había dicho ningún chiste y Sona no había molestado a la canija de Dily para hacerla rabiar y reírse de ella.
-¡Dinos dónde está Tity!-
Sonagashira entró corriendo a la habitación. Abrió todos los armarios, busco por debajo de la cama y por dentro de los baúles. Nada. Ni rastro de Tity.
-¡¿Dónde está?!-
De la mochila que escondía debajo de sus alas, sacó un cuchillo y puso su filo sobre el cuello de Goro. Si no decía dónde estaba Tity le mataría. No sería el primer hombre malo al que mataba ni tampoco sería el último. Sonagashira haría cualquier cosa por sus amigas. Las quería mucho. Las amaba. No dejaría que nadie hiciera daño a las personas que amaba. Tity, Dily, Riny y todas las demás estaban a salvo siempre. Sona las protegía. Sona las quería de verdad.
- El elfo al que Sona llama Goro:
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* Iliaki: La cosa se pone complicada: Sona está amenazando a un vulgar ladrón porque cree que ha secuestrado a una chica que en realidad no existe. “Goro” (que en realidad no se llama así) es la única persona que conoce la cura a la maldición del baile de la otra chica. Deberás rescatar a Goro de las manos de Sonagashira. Puedes tanto hablar con ella y enfrentarte a una pelea. Si eliges lo segundo, deberás lanzar la Voluntad de los Dioses.
Recuerda: tienes libertad para utilizar a los personajes. No temas si tienes que narrar un par de diálogos de Goro o Sona. Es más, te invito a que lo hagas. Me encantaría ver cómo acaba la relación que tienen Iliaki y Sona.
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Re: Baila y no pares [MISIÓN: Animales fantásticos y saber dónde encontrarlos]
Una voz emergió para ponerle los pelos de punta. Cada uno de sus músculos se congeló, y la ladronzuela, después de tantas veces y años de experiencia, logró quedarse como piedra consiguiendo no emitir ningún ruido que la delatara. Sin embargo, toda su técnica entera quedó hecha añicos al ver que la boca de la mariposa se movía.
-Somos Dily y Sonagashira y hemos venido a rescatar a Tity-.
Iliaki no hizo más que darse una palmada en la frente al oír esa barbarie.
Ya está. Seguro que es una novata. Aquí fue, arriesgando mi trayecto entero y una racha limpia de ser atrapada por una novata.
De pronto, de entre las penumbras del pasillo, una silueta se dibujó burlona a través de la puerta hasta plantarse frente a ellas.
Su risa inundaba la habitación entera, llevando a Iliaki a un estado que contadas veces había experimentado: Su rostro ruborizado enteramente.
- ¡Oh, ustedes son tan poco discretas! - exclamó el muchacho entre dejos de risa mientras sujetaba su barriga - ¡Sí que son unas tontas! ¡Pero el botín ya me lo he llevado yo, el viejo tiene un sueño muy pesado!
Las orejas de Iliaki se le encendieron en un rojo de la vergüenza al ver que su propia habilidad era insultada.
- ¡Mi carrera está arruinada! - gimió llevándose el rostro entre las manos. El elfo aún reía a buena gana, sin embargo, el gusto no le duró mucho: Repentinamente su cuello se hallaba en riesgo de ser servido en rebanadas. La elfilla, al notar que las carcajadas habían parado, alzó de nuevo la mirada para encontrarse con una escena estremecedora.
No obstante, poco después, sus ojillos blancos, ya acostumbrados a la oscuridad de la habitación, se entornaron para intentar reconocer al pobre cautivo.
¡Un momento! ¡Pero si este hombre no es el mismo que vive en esta casa, ni mucho menos! No es viejo, ni tiene la cara de pocas pulgas que siempre se lleva ni tampoco el bastón plateado con el que golpea a las personas que se le cruzan ¿Qué está pasando? ¿Tan siquiera sabe ella a quién perseguimos o evitamos? Mi cabeza revienta, no solo por esto que está pasando, de verdad, me está comenzando a reventar...
Pero si él no es "Goro", ni se le parece, entonces ¿Dónde rayos está la chica a la que debemos rescatar? ¿Por qué rayos me inventó un nombre tan poco digno de mí? ¿Qué hacía ella ahí? ¿Por qué...? Oh... ya veo...
Su mentecilla comenzó a trabajar a mil por hora: ¡No se dedicaba a matar, la mariposoide se había vuelto loca de remate, y todo apuntaba a que el objetivo de rescate realmente no existiera! Todo se volteaba de cabeza, y a Iliaki no le quedaba más que improvisar y rezar por que todo saliera bien. Una vela se encendió encima de su cabeza como una idea.
- ¡Oh! ¡Él! - rió mientras se agarraba la panza, como para evitar morir de una sobredosis de carcajadas - Oh, no, no, no, no, ¡no! - remarcó cada una de las enes con su lengua hecha casi un rollo.
Suavemente se dirigió hacia Sonagashira con pasos tranquilos y con una sonrisa, convenciéndose con todas sus fuerzas a sí misma de no apretar tanto sus dientes. Posó delicadamente su dedo índice sobre la punta de la cuchilla y la removió con ligereza hacia abajo.
- Él no es... Morro... ¡Goro, eso! - dijo de nuevo apuntalando cada idea con sus manos. Luego de aquello, se dirigió hacia un lado y abrazó a "Goro" por la derecha con la izquierda como si de un viejo amigo se tratase - Eeeesssss... una pequeña ayuda. Claro ¿Qué no sabías que se pueden hacer estas cosas?
Sus labios se relamieron y rebuscó entre sus bolsillos con la mano que le quedaba libre hasta dar con una galleta. En una pausa, llevó el bocadillo hasta su boca y masticó un poco a pesar de la mirada de extrañeza del elfo, quien aguardaba el indicio de una explicación ante tal singular obra de teatro.
Pasados unos momentos, Iliaki continuó:
- Mida - dijo con la boca llena, soltando por fin al prisionero - él es... es... ¡Mi chinicuil! ¡Edzo! - exclamó de pronto gloriosamente con los brazos alzados al cielo - Ez adgo que invocaz pada que te adyude.
Vamos, ¡que no se te escape esta! Estoy a un paso de que me metan a fermentar en un calabozo, y fallar no haría más que empeorarlo.
La elfilla paró otro momento para dar un bocado a su tentempié. Luego, tragó casi sin saliva y prosiguió con su "sofisticada" explicación.
- Te he dicho que te ayudaría ¿No? Pues ya lo he hecho - dijo parándose recta al lado del elfo - Observa bien, si quieres ¡Ambos tenemos orejas puntiagudas! ¿Y cómo puede ser eso posible, dirás? Pues simplemente he invocado a un doble, pero, eh, no es fácil de hacer, y sólo puedo hacer una vez al año y con mi sangre ¡Por eso es que tiene el cabello rojo como las costras y es feo como las verrugas!
- ¡Hey! - replicó un tanto molesto el presente - ¡Pero si yo no...!
- Chssssst chst chst chst - dijo la elfilla recargándose de nuevo sobre el hombro del joven, posando a su vez un dedo sobre los labios de este para callarle - haz cumplido con tu misión.
Luego, sin quitar los ojos de la mariposa, Iliaki le susurró algo al oído del ladrón, diciendo entre suaves palabras un punto de encuentro próximo a las catacumbas de la ciudad. De pronto, y sin menor aviso, comenzó a gritar a viva voz:
- ¡Ahora, yo te ordeno regresar a las tinieblas, doble de carne sin alma! ¡Regresa a los más profundos abismos mentales de donde viniste! - profería danzando a saltos y en círculos mientras empujaba al pseudo secuestrador por la ventana en medio de un haz de luz [1]. Un golpe sordo se escuchó desde el suelo de la calle.
- ¿Lo ves? No tenías qué hacerle nada, de lo contrario pudiste hasta haberme mata...
Cada vez que el ambiente enmudece, sé que va a suceder. Ha estado ocurriendo cada uno de mis miserables días desde mi retorno de Dundarak. De pronto la noche se queda sin voz, sin decir nada, viendo morbosamente a los destrozos que ocurren sin ocurrir. Las flores danzan, yo también, y todo vuelve a quedarse callado. [2]
La maldición de la elfilla se extendía a través del pasado y del futuro, y le devolvía visiones espantosas. La ciudad se hallaba en ruinas, en medio de un silencio que calaba los huesos y el alma. La oscuridad se derramó por todas las cenizas como un fraso de tinta en la tierra, en lo que alguna vez habían sido calles repletas de casas de madera y piedra.
Su cuerpo permaneció congelado, y mientras sus ojos permanecían fijos en los restos de una guerra desconocida, sus piernas flaquearon, no pudiendo evitar que Iliaki terminase en el suelo.
Mientras tanto, la chica alada quedó congelada un momento sin saber qué era lo que pasaba con su amiga. Al verla en el suelo,
corrió hasta posarse en frente de ella y observó el tumulto de carne que componía el cuerpo de la elfilla de pies a cabeza, examinando sin mucha idea el suceso. Luego de un rato con las manos llevadas al cabello, una idea llegó a su mente.
- He visto hacerlo cuando alguien se ahoga o se desmaya ¡Seguro funciona! - dicho esto, acomodó a Iliaki boca arriba y estiró sus brazos a los lados. Sus labios se acercaron, dudó un momento sin saber si funcionaría, pero al verla sin conciencia alguna, apoyó su rostro sobre el de ella largamente.
El aliento de Sonagashira fungió como viento en aquella representación caótica. Su voz movió los pétalos de la extraña flor bailarina, provocando que esta soltara reflejos plateados con su danza. Los ojos de Iliaki volvieron a la realidad, tragando aire al recuperarse de su desmayo.
- ¡¿Qué pasó?! ¡¿Cuánto tiempo me fui?!
- ¡No me vuelvas a asustar así! ¡Canija! - regañó para luego arrojarse a sobre su amiga.
- ¿Qué? - respondió Iliaki con voz débil. Luego, recordando lo que sucedía ahí, intentantó aprovechar su desvanecimiento lo más posible. Abrió los ojos como platos y tomó el rostro de Sonagashira con ambas manos - ¡Mi mitad ha vuelto! ¡Ha vuelto! ¡Ahora Tity te ha de estar esperando en el campo de amapolas!
Su respiración se ralentizó hasta volver a la normalidad, y lanzó una esporádica sonrisa a la mariposa. La chica bestia entonces
le plantó otro beso en la mejilla, se levantó y ofreció su brazo para ayudar a la ladronzuela a ponerse de pie.
- Pero por favor, no me lleves al campo, creo que les he cogido alergia a esas flores.
Sin embargo, sus manos aún temblaban, y el sudor perlaba su rostro en cada intento de olvidar aquellas alucinaciones. Tomó la mano que Sona le ofrecía y se levantó trabajosamente. Aún con las piernas débiles, giró hacia la ventana, convenciendo a su mente que aquello no había sido más que un sueño. De pronto, un ritmillo de zapatos contra el piso resonó en las puntiagudas orejas de la elfilla.
- ¡La chica, se me olvidó por completo! - exclamó dándose una palmada en la frente - ¡Te alcanzo luego, tengo que encontrar a un curandero para la chica de allá abajo!
Offrol:
[1] Hab lvl 0: Lente convergente
[2] Maldición: Vestigios del futuro (Esta maldición, a pesar de que ya se me ha retirado, en el momento que comencé con esta misión seguía vigente)
-Somos Dily y Sonagashira y hemos venido a rescatar a Tity-.
Iliaki no hizo más que darse una palmada en la frente al oír esa barbarie.
Ya está. Seguro que es una novata. Aquí fue, arriesgando mi trayecto entero y una racha limpia de ser atrapada por una novata.
De pronto, de entre las penumbras del pasillo, una silueta se dibujó burlona a través de la puerta hasta plantarse frente a ellas.
Su risa inundaba la habitación entera, llevando a Iliaki a un estado que contadas veces había experimentado: Su rostro ruborizado enteramente.
- ¡Oh, ustedes son tan poco discretas! - exclamó el muchacho entre dejos de risa mientras sujetaba su barriga - ¡Sí que son unas tontas! ¡Pero el botín ya me lo he llevado yo, el viejo tiene un sueño muy pesado!
Las orejas de Iliaki se le encendieron en un rojo de la vergüenza al ver que su propia habilidad era insultada.
- ¡Mi carrera está arruinada! - gimió llevándose el rostro entre las manos. El elfo aún reía a buena gana, sin embargo, el gusto no le duró mucho: Repentinamente su cuello se hallaba en riesgo de ser servido en rebanadas. La elfilla, al notar que las carcajadas habían parado, alzó de nuevo la mirada para encontrarse con una escena estremecedora.
No obstante, poco después, sus ojillos blancos, ya acostumbrados a la oscuridad de la habitación, se entornaron para intentar reconocer al pobre cautivo.
¡Un momento! ¡Pero si este hombre no es el mismo que vive en esta casa, ni mucho menos! No es viejo, ni tiene la cara de pocas pulgas que siempre se lleva ni tampoco el bastón plateado con el que golpea a las personas que se le cruzan ¿Qué está pasando? ¿Tan siquiera sabe ella a quién perseguimos o evitamos? Mi cabeza revienta, no solo por esto que está pasando, de verdad, me está comenzando a reventar...
Pero si él no es "Goro", ni se le parece, entonces ¿Dónde rayos está la chica a la que debemos rescatar? ¿Por qué rayos me inventó un nombre tan poco digno de mí? ¿Qué hacía ella ahí? ¿Por qué...? Oh... ya veo...
Su mentecilla comenzó a trabajar a mil por hora: ¡No se dedicaba a matar, la mariposoide se había vuelto loca de remate, y todo apuntaba a que el objetivo de rescate realmente no existiera! Todo se volteaba de cabeza, y a Iliaki no le quedaba más que improvisar y rezar por que todo saliera bien. Una vela se encendió encima de su cabeza como una idea.
- ¡Oh! ¡Él! - rió mientras se agarraba la panza, como para evitar morir de una sobredosis de carcajadas - Oh, no, no, no, no, ¡no! - remarcó cada una de las enes con su lengua hecha casi un rollo.
Suavemente se dirigió hacia Sonagashira con pasos tranquilos y con una sonrisa, convenciéndose con todas sus fuerzas a sí misma de no apretar tanto sus dientes. Posó delicadamente su dedo índice sobre la punta de la cuchilla y la removió con ligereza hacia abajo.
- Él no es... Morro... ¡Goro, eso! - dijo de nuevo apuntalando cada idea con sus manos. Luego de aquello, se dirigió hacia un lado y abrazó a "Goro" por la derecha con la izquierda como si de un viejo amigo se tratase - Eeeesssss... una pequeña ayuda. Claro ¿Qué no sabías que se pueden hacer estas cosas?
Sus labios se relamieron y rebuscó entre sus bolsillos con la mano que le quedaba libre hasta dar con una galleta. En una pausa, llevó el bocadillo hasta su boca y masticó un poco a pesar de la mirada de extrañeza del elfo, quien aguardaba el indicio de una explicación ante tal singular obra de teatro.
Pasados unos momentos, Iliaki continuó:
- Mida - dijo con la boca llena, soltando por fin al prisionero - él es... es... ¡Mi chinicuil! ¡Edzo! - exclamó de pronto gloriosamente con los brazos alzados al cielo - Ez adgo que invocaz pada que te adyude.
Vamos, ¡que no se te escape esta! Estoy a un paso de que me metan a fermentar en un calabozo, y fallar no haría más que empeorarlo.
La elfilla paró otro momento para dar un bocado a su tentempié. Luego, tragó casi sin saliva y prosiguió con su "sofisticada" explicación.
- Te he dicho que te ayudaría ¿No? Pues ya lo he hecho - dijo parándose recta al lado del elfo - Observa bien, si quieres ¡Ambos tenemos orejas puntiagudas! ¿Y cómo puede ser eso posible, dirás? Pues simplemente he invocado a un doble, pero, eh, no es fácil de hacer, y sólo puedo hacer una vez al año y con mi sangre ¡Por eso es que tiene el cabello rojo como las costras y es feo como las verrugas!
- ¡Hey! - replicó un tanto molesto el presente - ¡Pero si yo no...!
- Chssssst chst chst chst - dijo la elfilla recargándose de nuevo sobre el hombro del joven, posando a su vez un dedo sobre los labios de este para callarle - haz cumplido con tu misión.
Luego, sin quitar los ojos de la mariposa, Iliaki le susurró algo al oído del ladrón, diciendo entre suaves palabras un punto de encuentro próximo a las catacumbas de la ciudad. De pronto, y sin menor aviso, comenzó a gritar a viva voz:
- ¡Ahora, yo te ordeno regresar a las tinieblas, doble de carne sin alma! ¡Regresa a los más profundos abismos mentales de donde viniste! - profería danzando a saltos y en círculos mientras empujaba al pseudo secuestrador por la ventana en medio de un haz de luz [1]. Un golpe sordo se escuchó desde el suelo de la calle.
- ¿Lo ves? No tenías qué hacerle nada, de lo contrario pudiste hasta haberme mata...
Cada vez que el ambiente enmudece, sé que va a suceder. Ha estado ocurriendo cada uno de mis miserables días desde mi retorno de Dundarak. De pronto la noche se queda sin voz, sin decir nada, viendo morbosamente a los destrozos que ocurren sin ocurrir. Las flores danzan, yo también, y todo vuelve a quedarse callado. [2]
La maldición de la elfilla se extendía a través del pasado y del futuro, y le devolvía visiones espantosas. La ciudad se hallaba en ruinas, en medio de un silencio que calaba los huesos y el alma. La oscuridad se derramó por todas las cenizas como un fraso de tinta en la tierra, en lo que alguna vez habían sido calles repletas de casas de madera y piedra.
Su cuerpo permaneció congelado, y mientras sus ojos permanecían fijos en los restos de una guerra desconocida, sus piernas flaquearon, no pudiendo evitar que Iliaki terminase en el suelo.
Mientras tanto, la chica alada quedó congelada un momento sin saber qué era lo que pasaba con su amiga. Al verla en el suelo,
corrió hasta posarse en frente de ella y observó el tumulto de carne que componía el cuerpo de la elfilla de pies a cabeza, examinando sin mucha idea el suceso. Luego de un rato con las manos llevadas al cabello, una idea llegó a su mente.
- He visto hacerlo cuando alguien se ahoga o se desmaya ¡Seguro funciona! - dicho esto, acomodó a Iliaki boca arriba y estiró sus brazos a los lados. Sus labios se acercaron, dudó un momento sin saber si funcionaría, pero al verla sin conciencia alguna, apoyó su rostro sobre el de ella largamente.
El aliento de Sonagashira fungió como viento en aquella representación caótica. Su voz movió los pétalos de la extraña flor bailarina, provocando que esta soltara reflejos plateados con su danza. Los ojos de Iliaki volvieron a la realidad, tragando aire al recuperarse de su desmayo.
- ¡¿Qué pasó?! ¡¿Cuánto tiempo me fui?!
- ¡No me vuelvas a asustar así! ¡Canija! - regañó para luego arrojarse a sobre su amiga.
- ¿Qué? - respondió Iliaki con voz débil. Luego, recordando lo que sucedía ahí, intentantó aprovechar su desvanecimiento lo más posible. Abrió los ojos como platos y tomó el rostro de Sonagashira con ambas manos - ¡Mi mitad ha vuelto! ¡Ha vuelto! ¡Ahora Tity te ha de estar esperando en el campo de amapolas!
Su respiración se ralentizó hasta volver a la normalidad, y lanzó una esporádica sonrisa a la mariposa. La chica bestia entonces
le plantó otro beso en la mejilla, se levantó y ofreció su brazo para ayudar a la ladronzuela a ponerse de pie.
- Pero por favor, no me lleves al campo, creo que les he cogido alergia a esas flores.
Sin embargo, sus manos aún temblaban, y el sudor perlaba su rostro en cada intento de olvidar aquellas alucinaciones. Tomó la mano que Sona le ofrecía y se levantó trabajosamente. Aún con las piernas débiles, giró hacia la ventana, convenciendo a su mente que aquello no había sido más que un sueño. De pronto, un ritmillo de zapatos contra el piso resonó en las puntiagudas orejas de la elfilla.
- ¡La chica, se me olvidó por completo! - exclamó dándose una palmada en la frente - ¡Te alcanzo luego, tengo que encontrar a un curandero para la chica de allá abajo!
Offrol:
[1] Hab lvl 0: Lente convergente
[2] Maldición: Vestigios del futuro (Esta maldición, a pesar de que ya se me ha retirado, en el momento que comencé con esta misión seguía vigente)
Iliaki
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Sonagashira se quedó buscando a Tity por todos los rincones de la habitación: bajo de la cama, dentro de los armarios, en el interior de las tazas que servían de adorno en una estantería, escondida entre la ropa sucia… Seguía que pensando que en algún lugar estaba su amiga, con la que iría a jugar al campo de amapolas. Se lo iba a pasar realmente bien con ella. Tity era muy divertida y muy buena amiga, de las que no abandona a nadie para irse a jugar solas. Mientras pensaba en eso, lanzó una mueca con la lengua a la espalda de Dily. ¡Ella se equivocaba! No conocía a Tity tanto como Sona. Su amiga (imaginaria) tenía que estar ahí. ¿Había mirado ya bajo la cama? Volvió a revisar. Dio un salto cayendo en plancha al suelo, apoyó sus pequeños senos en el suelo y se deslizó hacia el fondo oscuro y cubierto de pelusas grises de la cama. Nada, no había el menor rastro de Tity.
-¿Has visto a Tity? – le preguntó a una de las pelusas grises de debajo de la cama- Es muy lista, muy divertida y muy buena amiga. ¿No la has visto? ¿Y tus amigas? ¿Tampoco saben nada? Jo, creía que estaba aquí escondida. A ella le gusta jugar a esconderse y es muy lista, siempre me gana. ¡Gracias y adiós!-
Se volvió a deslizar para salir del sucio lugar. Fuera, se limpió con las manos los brazos y las piernas de pelusas grises y volvió a emprender su búsqueda.
-¡Tity, Tity! Sé que estás aquí y te voy a encontrar. Esta vez no pienso dejarme ganar- ensimismada por el juego, se había olvidado completamente de la canija Dily, del feo y malo Goro y de la razón que le había traído a aquella casa.
Volvió a buscar dentro de los objetos brillantes de la estantería. Miró en el interior de las copas de cristal, ahí tampoco estaba Tity. Para que no se volviera a esconder, lanzó las copas de cristal por el balcón. Encontró un par de botellas que contenían un denso líquido marrón; repitió lo que hubo hecho con las copas. Las botellas salieron por el aire como si fueran los proyectiles de una ballesta. Detrás de todo, Sona encontró una cajita de madera adornada con broches de brillantes de oro. La cogió con delicadeza pensando que ese sería el lugar donde estaba Tity escondida. Abrió la cajita esperando que, de repente, saliera su amiga y…. No pasó nada. En el interior solo había un pequeño frasquito con un líquido verde. ¡Fuera! Lo lanzó por la ventana y siguió buscando a Tity.
-Te estás quedando sin sitios donde esconderte, Tity. Estés preparada o no, te cogeré-.
Lo reconozco, ha sido un final demasiado precipitado, pero creo que ambas estamos cansadas de este tema y tenemos un mejor entre manos è.é Además… hace tanto tiempo de este tema que no me acordaba de cómo continuaba jajajaja.
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Objeto: Canasto de flores
-¿Has visto a Tity? – le preguntó a una de las pelusas grises de debajo de la cama- Es muy lista, muy divertida y muy buena amiga. ¿No la has visto? ¿Y tus amigas? ¿Tampoco saben nada? Jo, creía que estaba aquí escondida. A ella le gusta jugar a esconderse y es muy lista, siempre me gana. ¡Gracias y adiós!-
Se volvió a deslizar para salir del sucio lugar. Fuera, se limpió con las manos los brazos y las piernas de pelusas grises y volvió a emprender su búsqueda.
-¡Tity, Tity! Sé que estás aquí y te voy a encontrar. Esta vez no pienso dejarme ganar- ensimismada por el juego, se había olvidado completamente de la canija Dily, del feo y malo Goro y de la razón que le había traído a aquella casa.
Volvió a buscar dentro de los objetos brillantes de la estantería. Miró en el interior de las copas de cristal, ahí tampoco estaba Tity. Para que no se volviera a esconder, lanzó las copas de cristal por el balcón. Encontró un par de botellas que contenían un denso líquido marrón; repitió lo que hubo hecho con las copas. Las botellas salieron por el aire como si fueran los proyectiles de una ballesta. Detrás de todo, Sona encontró una cajita de madera adornada con broches de brillantes de oro. La cogió con delicadeza pensando que ese sería el lugar donde estaba Tity escondida. Abrió la cajita esperando que, de repente, saliera su amiga y…. No pasó nada. En el interior solo había un pequeño frasquito con un líquido verde. ¡Fuera! Lo lanzó por la ventana y siguió buscando a Tity.
-Te estás quedando sin sitios donde esconderte, Tity. Estés preparada o no, te cogeré-.
_____________________
* Iliaki: Ese frasquito con el líquido verde que encuentra Sonagashira en una caja y lanza por el balcón es la cura contra la maldición de la bailarina que sufre la chica. ¡Rescate finalizado! Recompensas:
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Objeto: Canasto de flores
- Canasto de flores:
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La chica que has salvado, en gesto de agradecimiento por haberla salvado, te regalo un canasto de flores con los pétalos de la planta que le maldijo. Mientras se mantenga en agua, pierden efecto sin embargo, una vez fuera, a la persona que se lo des de comer, ésta se pondrá a bailar descontroladamente durante los dos próximos turnos. Solamente tienes dos pétalos, úsalos con amor.
Con el tema de Halloween y otras sorpresas que tengo entre manos, ando bastante ocupada. A nivel personal, te agradecería muchísimo si me pasases por mp la ficha de la “Flor de Baile” y así poder añadirla al bestiario. No es algo obligado, si no puedes, ya sacaré tiempo. ¡Muchas gracias!
Sigel
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