Preparando las armas [Mega Evento -Nórgedos]
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Preparando las armas [Mega Evento -Nórgedos]
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Arena y piedra, los dos grandes enemigos de las ruedas de la caravana. El camino desde Lunargenta no resultaba nada fácil para el comboy. No pasaban más de diez minutos sin que ninguna rueda de alguna de las muchas caravanas se rompiera o una de las muchas cajas de comida y munición se cayera de su sitio. En definitiva, una pérdida de tiempo que, los guardias que escoltaban las caravanas a caballo, tenían que tolerar.
-¡Hemos roto!- gritó Kant, el encargado de la antepenúltima caravana del comboy.
Cómo no, siempre que una caravana rompía, por norma general, era una de las que dirigían los miembros más jóvenes y guapos de la guardia. Frigilda, aunque desease con todas sus fuerzas ir hasta Kant y gritarle por lo estúpido y patoso que era, no podía hacerlo. Él era demasiado guapo y ella demasiado fea. ¡¿Quién podría decir que no a esa larga melena dorada mal peinada, esa barba perfectamente recortada de color cobre, los enormes ojos azules y a la blanca y entera sonrisa de Kant?! Ella, por lo menos, no lo podía hacer.
-¡Han roto!- repitió Frigilda a la vez que espoleaba a su yegua Niebla Gris para llegar a la caravana de Kant. Los otros escoltas de las primeras caravanas se quedaron en su sitio cansados y aburridos de socorrer a los de las caravanas inferiores. -¿Qué ha pazado, en qué oz puedo ayudar…?- dijo nerviosa la fea guardia con su característico acento ceceante a la vez que miraba al suelo por no ver los ojos azules de Kant por no poner todavía, si cabe, más nerviosa.
-Feagilda al rescate- habló uno de los hombres de la caravana, uno cuya voz Frigilda no supo reconocer.
Fea-gilda era el nombre que utilizaban para burlase de Frigilda. Ella no destacaba por su belleza, más bien destacaba por su fealdad. Tenía el pelo moreno cortado al raso, una amplía y gruesa nariz que muchas veces fue comparada con la de un cerdo, un cuerpo tan fuerte y musculoso que era desproporcionado para cualquier mujer (y también para cualquier hombre) y unos labios tan gordos y carnosos que parecía que se los había robado a un besugo. Aunque odiase ese sobrenombre, tenía que reconocerlo, ella era Fea-gilda.
-Fri-esa voz si la reconoció, era la Kant- ¿Qué hacen las caravanas de delante, por qué se van?-
-¡Hemos roto!- gritó Kant, el encargado de la antepenúltima caravana del comboy.
Cómo no, siempre que una caravana rompía, por norma general, era una de las que dirigían los miembros más jóvenes y guapos de la guardia. Frigilda, aunque desease con todas sus fuerzas ir hasta Kant y gritarle por lo estúpido y patoso que era, no podía hacerlo. Él era demasiado guapo y ella demasiado fea. ¡¿Quién podría decir que no a esa larga melena dorada mal peinada, esa barba perfectamente recortada de color cobre, los enormes ojos azules y a la blanca y entera sonrisa de Kant?! Ella, por lo menos, no lo podía hacer.
-¡Han roto!- repitió Frigilda a la vez que espoleaba a su yegua Niebla Gris para llegar a la caravana de Kant. Los otros escoltas de las primeras caravanas se quedaron en su sitio cansados y aburridos de socorrer a los de las caravanas inferiores. -¿Qué ha pazado, en qué oz puedo ayudar…?- dijo nerviosa la fea guardia con su característico acento ceceante a la vez que miraba al suelo por no ver los ojos azules de Kant por no poner todavía, si cabe, más nerviosa.
-Feagilda al rescate- habló uno de los hombres de la caravana, uno cuya voz Frigilda no supo reconocer.
Fea-gilda era el nombre que utilizaban para burlase de Frigilda. Ella no destacaba por su belleza, más bien destacaba por su fealdad. Tenía el pelo moreno cortado al raso, una amplía y gruesa nariz que muchas veces fue comparada con la de un cerdo, un cuerpo tan fuerte y musculoso que era desproporcionado para cualquier mujer (y también para cualquier hombre) y unos labios tan gordos y carnosos que parecía que se los había robado a un besugo. Aunque odiase ese sobrenombre, tenía que reconocerlo, ella era Fea-gilda.
-Fri-esa voz si la reconoció, era la Kant- ¿Qué hacen las caravanas de delante, por qué se van?-
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* En una primera instancia, deberéis narrar cómo habéis llegado a parar al comboy de caravanas de suministros. Podéis estar en cualquiera de las tres últimas caravanas.
* La antepenúltima caravana ha roto y las dos anteriores se han quedado paradas por su culpa. Las demás avanzan aprisa olvidándose de los caídos. El nerviosismo y la histeria por parte de los caídos es algo a tener en cuenta. Ayudad a Frigilda a calmar el ambiente.
* ¿Tres caravanas repletas de suministros y con casi ninguna vigilancia? No me negaréis que suena muy tentador. En un momento dado sufriréis el ataque de unos bandidos. Nórgedos o asaltadores cuales quiera, lo dejo a vuestra elección.
* Tras el combate, reparad lo roto o fabricar cualquier otra cosa que pueda sustituir a la rueda rota (os aconsejo usar la profesión de herrería). Una vez hecho, llegad al nivel de las otras caravanas.
* Tenéis completa libertad para usar los personajes de Frigilda y Kant además de poder crear cualquier otro guardia de caravana si es que lo necesitáis.
* Buena suerte Chimar y Rauko
Sigel
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Re: Preparando las armas [Mega Evento -Nórgedos]
Chimar fue destinado durante el reclutamiento a una de las primeras operaciones previas al combate, un cambio agradable sin duda. Obviamente siguieron la línea de “es un niño, no le pongamos nada demasiado duro” pero en este caso el inventor está de acuerdo en dejar a los mayores ensuciarse, luego de Térpoli sabe muy bien que conviene alejarse de la tormenta sucia.
El chico apareció en su área inicial temprano con todos los implementos de acción, nunca se es demasiado precavido. Pronto le asignaron una carreta en el convoy, su objetivo es brindar apoyo logístico y en último caso defensa. Prácticamente obtendrá beneficios por ir recostado en un vehículo, nada mal.
Esto será un paseo.
Termino en la última unidad, no cabe duda de que las primeras fueron tomadas rápidamente. Luego de una breve despedida por parte de cierta multitud el largo grupo sale rumbo a la ciudad en conflicto, nuevamente Maquiavelo parte a servir con su deber cívico… con intereses un poco menos altruistas.
Debe ser un chiste…
Murmura con algo de frustración, es la décima vez que se rompe la jodida rueda. El terreno está demostrando ser un factor hostil no previsto, las carreteras rurales distan mucho del camino real en Lunargenta. La caravana de suministros ha tenido que reducir su velocidad al mínimo para no sufrir accidentes y eso no parece funcionar demasiado bien que digamos.
¡Voy yo!
Viene siendo hora de estirar las piernas, además se debe justificar la paga aunque sea un poco. El niño salta de la carreta con agilidad, reparara todo en un santiamén. Rápidamente descubre que el fallo ha ocasionado la parada de tres carretas, el típico efecto en cadena. La gente del grupo accidentado esta tan cansada de detenerse a cada momento que ni siquiera se inmutan en revisar esta vez.
No se preocupen yo me encargo… no se ofrezcan todos a la vez…
No le toma mucho llegar al origen de todo y en ese momento se encuentra un espectáculo interesante, varios hombres se burlan de una mujer que… digamos que nació con un tipo diferente de belleza. Maquiavelo hace un poco de esfuerzo por no reír, luego recuerda las habladurías que le suelen endosar por su inteligencia y toma un carácter serio.
No deb… oigan ¿porque el grupo principal no se detiene?
La caravana completa sigue avanzando sin preocuparse por los rezagados, en poco tiempo toman buena ventaja. Al final se cansaron de socorrer a todo el mundo aunque si más unidades hubieran terminado en la misma situación tendrían una actitud diferente, con razón la gente se apresuró a tomar las primeras carretas.
Mejor será que repare esto, necesito un par de hombres fuertes… y dejen de mirarme como si estuviera jugando.
Los adultos no se toman muy bien que un niño les diga que hacer, entre más grande el cuerpo más corta es la óptica personal. La mujer enorme rápidamente baja de su caballo y ofrece ayuda, no es lo que el pequeño tenía en mente pero servirá. Eventualmente el otro guardia montado pide voluntarios.
Necesito que alguien ayude a Frigilda.
Eso no pasara Kant.
Jodidos holgazanes.
Resignado baja de su montura, tendrá que hacerlo el mismo. Mientras tanto el científico estudia la rueda, afortunadamente solo se salió de su eje. Saca sus herramientas dispuesto a dejar unida la cosa permanentemente, con un poco de musculo apoyando todo debería realizarse en un par de minutos.
Bien, cuando yo diga… pero que…
Una flecha se incrusta al lado de la cabeza del jovencito, por un momento los presentes no saben cómo reaccionar. Cuando a la distancia sale un grupo de guerreros usando turbantes se hace evidente lo que ocurre, están siendo atacados por la facción que asedia la ciudad. El motivo para realizar una operación a tanta distancia del epicentro resulta difícil de adivinar, tal vez solo quieren cortar las líneas de suministros y con la caravana dividida tienen la misión en bandeja.
¡A las armas!
Maquiavelo se coloca detrás de la carreta y prepara su ballesta, son un grupo grande. Los demás miembros del equipo aliado despabilan, resulta sorprendente lo rápido que mueven el trasero con la motivación adecuada. Parece una batalla con unidades equilibradas aunque el enemigo tiene la iniciativa como ventaja, en breve llegan al combate de melee.
El pequeño atraviesa la cabeza de un hostil con su virote y rápidamente se cubre para que el mecanismo recargue, los demás chocan espadas con vigor. La batalla se vuelve incierta cuando ambos bandos pierden efectivos, demencia pura. En cierto instante Frigilda evita que Kant termine empalado por una lanza, gesto que sin duda este último recordara.
Pronto un guerrero montado es neutralizado por Chimar pero su caballo continúa cabalgando y se estrella contra la carreta dañada, la rueda pasa a mejor vida gracias a eso. Ahora será necesario invertir más tiempo reparando todo, eso si la cosa termina bien para los chicos buenos. Paradójicamente los guardias comienzan a imponerse aunque todavía falta para que la cosa termine.
¡Un esfuerzo más!
El chico apareció en su área inicial temprano con todos los implementos de acción, nunca se es demasiado precavido. Pronto le asignaron una carreta en el convoy, su objetivo es brindar apoyo logístico y en último caso defensa. Prácticamente obtendrá beneficios por ir recostado en un vehículo, nada mal.
Esto será un paseo.
Termino en la última unidad, no cabe duda de que las primeras fueron tomadas rápidamente. Luego de una breve despedida por parte de cierta multitud el largo grupo sale rumbo a la ciudad en conflicto, nuevamente Maquiavelo parte a servir con su deber cívico… con intereses un poco menos altruistas.
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Debe ser un chiste…
Murmura con algo de frustración, es la décima vez que se rompe la jodida rueda. El terreno está demostrando ser un factor hostil no previsto, las carreteras rurales distan mucho del camino real en Lunargenta. La caravana de suministros ha tenido que reducir su velocidad al mínimo para no sufrir accidentes y eso no parece funcionar demasiado bien que digamos.
¡Voy yo!
Viene siendo hora de estirar las piernas, además se debe justificar la paga aunque sea un poco. El niño salta de la carreta con agilidad, reparara todo en un santiamén. Rápidamente descubre que el fallo ha ocasionado la parada de tres carretas, el típico efecto en cadena. La gente del grupo accidentado esta tan cansada de detenerse a cada momento que ni siquiera se inmutan en revisar esta vez.
No se preocupen yo me encargo… no se ofrezcan todos a la vez…
No le toma mucho llegar al origen de todo y en ese momento se encuentra un espectáculo interesante, varios hombres se burlan de una mujer que… digamos que nació con un tipo diferente de belleza. Maquiavelo hace un poco de esfuerzo por no reír, luego recuerda las habladurías que le suelen endosar por su inteligencia y toma un carácter serio.
No deb… oigan ¿porque el grupo principal no se detiene?
La caravana completa sigue avanzando sin preocuparse por los rezagados, en poco tiempo toman buena ventaja. Al final se cansaron de socorrer a todo el mundo aunque si más unidades hubieran terminado en la misma situación tendrían una actitud diferente, con razón la gente se apresuró a tomar las primeras carretas.
Mejor será que repare esto, necesito un par de hombres fuertes… y dejen de mirarme como si estuviera jugando.
Los adultos no se toman muy bien que un niño les diga que hacer, entre más grande el cuerpo más corta es la óptica personal. La mujer enorme rápidamente baja de su caballo y ofrece ayuda, no es lo que el pequeño tenía en mente pero servirá. Eventualmente el otro guardia montado pide voluntarios.
Necesito que alguien ayude a Frigilda.
Eso no pasara Kant.
Jodidos holgazanes.
Resignado baja de su montura, tendrá que hacerlo el mismo. Mientras tanto el científico estudia la rueda, afortunadamente solo se salió de su eje. Saca sus herramientas dispuesto a dejar unida la cosa permanentemente, con un poco de musculo apoyando todo debería realizarse en un par de minutos.
Bien, cuando yo diga… pero que…
Una flecha se incrusta al lado de la cabeza del jovencito, por un momento los presentes no saben cómo reaccionar. Cuando a la distancia sale un grupo de guerreros usando turbantes se hace evidente lo que ocurre, están siendo atacados por la facción que asedia la ciudad. El motivo para realizar una operación a tanta distancia del epicentro resulta difícil de adivinar, tal vez solo quieren cortar las líneas de suministros y con la caravana dividida tienen la misión en bandeja.
¡A las armas!
Maquiavelo se coloca detrás de la carreta y prepara su ballesta, son un grupo grande. Los demás miembros del equipo aliado despabilan, resulta sorprendente lo rápido que mueven el trasero con la motivación adecuada. Parece una batalla con unidades equilibradas aunque el enemigo tiene la iniciativa como ventaja, en breve llegan al combate de melee.
El pequeño atraviesa la cabeza de un hostil con su virote y rápidamente se cubre para que el mecanismo recargue, los demás chocan espadas con vigor. La batalla se vuelve incierta cuando ambos bandos pierden efectivos, demencia pura. En cierto instante Frigilda evita que Kant termine empalado por una lanza, gesto que sin duda este último recordara.
Pronto un guerrero montado es neutralizado por Chimar pero su caballo continúa cabalgando y se estrella contra la carreta dañada, la rueda pasa a mejor vida gracias a eso. Ahora será necesario invertir más tiempo reparando todo, eso si la cosa termina bien para los chicos buenos. Paradójicamente los guardias comienzan a imponerse aunque todavía falta para que la cosa termine.
¡Un esfuerzo más!
Invitado
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Re: Preparando las armas [Mega Evento -Nórgedos]
En principio esperaba que me encomendaran algún trabajo difícil en donde arriesgaría mi vida luchando en la ciudad de Roilkat, pero una vez que me encargaron la simple tarea de escoltar unas caravanas realmente me sentí aliviado, algo como eso no podría ser tan complicado, sin embargo tal vez la recompensa no sería gran cosa, aunque a pesar de eso me preparé para cualquier eventualidad.
Cuando llegó el momento de partir e iniciar con el viaje, muchas personas se veían agitadas, moviéndose de un lado a otro preparando todo mientras que las primeras carretas ya estaban marchando a nuestro destino. Con toda la calma posible caminé hacia la penúltima carreta para luego instalarme dentro de ella con un único objetivo en mente… Proteger la caravana, mientras que esa fuera mi meta principal no habría nada que pudiera distraerme de esa tarea.
Me encontraba durmiendo plácidamente o por lo menos como las constantes sacudidas de la carreta me lo permitía, cuando de repente mi sueño se ve interrumpido drásticamente por el grito de un hombre que se encontraba a mi lado, pues se trataba de nada más y nada menos que del sujeto con el que tuve la desgracia de compartir el espacio en la carreta.
Por un momento pensé que el grito de ese sujeto había sido para algo importante pero al final solamente era un simple estornudo, saber ese detalle me molestó, sin embargo, por lo menos logré despertar para darme cuenta de que nos encontrábamos a mitad de un viaje -Un momento… ¿Por qué estoy aquí?- Me pregunté un poco alarmado hasta que después de un par de segundos lo recordé -Cierto, debía proteger la caravana. Lo había olvidado- Dije con un tono de flojera para luego levantarme y hacer ejercicios de estiramiento.
No sabía nada de lo que había pasado mientras me encontraba durmiendo pero con tan solo mirar hacia adelante pude ver una carreta que se detuvo al perder una de sus ruedas, y por eso los que nos encontrábamos detrás de ésta nos habíamos detenido sin elección alguna. Por otro lado, el resto de la caravana siguió su camino sin preocuparse en ayudarnos… Pero había algo raro en ello.
La velocidad de las carretas delanteras aumentaba cada vez más sin importar el mal terreno, había algo que ellos sabían y nosotros no, algo que les había dado la motivación suficiente para seguir sin mirar atrás -(¿Por qué no se detienen?)- Pensé con curiosidad.
Fue entonces cuando una flecha a gran velocidad se incrusta en uno de los costados de la carreta deteriorada, un poco más hacia la izquierda y la cabeza de un chico hubiese terminado perforada -Un momento… Yo conozco a ese niño- Me dije a mí mismo para luego ver hacia el horizonte de donde se aproximaba un grupo de guerreros listos para atacarnos.
Todos se prepararon para defender las carretas tomando las armas y colocándose en posiciones defensivas para contraatacar, así que desenvainé mi espada para luego agacharme y así poder ver el combate antes de actuar, entrar en el campo de batalla sin primero pensar en una estrategia no era mi estilo así que antes de hacer una estupidez opté por analizar los puntos fuertes y débiles de ambos bandos.
Cuando los atacantes llegaron fueron detenidos por mis aliados liberando una feroz batalla, las espadas chocando y la sangre siendo derramada se volvieron detalles que se podían apreciar casi en cualquier lugar, ambos bandos sufrían constantes bajas pero sin importar el transcurso de la batalla ninguno lograba estar más cerca de la victoria que el otro, lo que hacía del futuro algo impredecible.
Después de observar lo suficiente se me ocurrió una buena forma de acabar con los enemigos sin arriesgarme más de lo necesario, así que bajé de la carreta para luego dirigirme lo más rápido posible hacia un par de sujetos que luchaban entre sí, ya que ellos estaban concentrados en su duelo yo pude colocarme detrás del enemigo para luego eliminarlo con una estocada directa a su cráneo -Esto será más divertido de lo que esperaba- Me dije a mí mismo para luego dejar que en mi rostro se dibujara una sonrisa pícara.
Me dirigí hacia el par que estuvieran más cerca tratando de no tropezar con algunos de los soldados y realicé la misma jugada, me coloqué detrás del enemigo para lanzarle un ataque letal mientras que éste estaba distraído con su oponente, después seguí con el siguiente para hacer exactamente lo mismo, no obstante, en eso llamé la atención de un arquero y éste comenzó a disparar flechas a mi dirección por lo que tuve que colocarme en lugares donde pudiera usar a los demás como escudo.
Las cosas se me habían puesto difíciles pero aproveché la situación a mi favor con una nueva estrategia, como pude me coloqué detrás de soldados enemigos para que el arquero les disparara a ellos en vez de a mí, logrando así que éste perdiera la paciencia y bajara la guardia por el tiempo suficiente para que uno de mis aliados acabara con él con un ataque por la espalda.
Después de liberarme del cazador volví a mi primera estrategia, sin embargo, tras correr un par de minutos ya me sentía agotado y me detuve por un momento para retomar el aliento, convirtiéndome de esa manera en un blanco fácil, algo que los enemigos no desaprovecharon.
Uno de los enemigos que se encontraba luchando montado en su caballo vio la oportunidad de atacarme y sin dudarlo se dirigió hacia mí lo más rápido posible. Cuando supe que se acercaba ya era demasiado tarde para reaccionar, no obstante, en un último momento fui salvado, pues ese jinete murió instantáneamente cuando una flecha le atravesó el cuello y luego cayó al suelo. Por otro lado, el caballo al no tener un amo que lo dirigiera no supo a dónde ir en medio del caos por lo que perdió el control y terminó por estrellarse contra una de las carretas.
Una vez que me sentí con nuevas fuerzas noté cómo mis aliados comenzaban a tomar el control de la situación, los enemigos estaba retrocediendo y cada vez quedaban menos de ellos, las cosas estaban a nuestro favor y si las cosas seguían así lograríamos repeler exitosamente el ataque enemigo, sin embargo, las cosas todavía estaban lejos de llegar a su fin y mientras la batalla no terminara seguiríamos luchando…
Cuando llegó el momento de partir e iniciar con el viaje, muchas personas se veían agitadas, moviéndose de un lado a otro preparando todo mientras que las primeras carretas ya estaban marchando a nuestro destino. Con toda la calma posible caminé hacia la penúltima carreta para luego instalarme dentro de ella con un único objetivo en mente… Proteger la caravana, mientras que esa fuera mi meta principal no habría nada que pudiera distraerme de esa tarea.
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Me encontraba durmiendo plácidamente o por lo menos como las constantes sacudidas de la carreta me lo permitía, cuando de repente mi sueño se ve interrumpido drásticamente por el grito de un hombre que se encontraba a mi lado, pues se trataba de nada más y nada menos que del sujeto con el que tuve la desgracia de compartir el espacio en la carreta.
Por un momento pensé que el grito de ese sujeto había sido para algo importante pero al final solamente era un simple estornudo, saber ese detalle me molestó, sin embargo, por lo menos logré despertar para darme cuenta de que nos encontrábamos a mitad de un viaje -Un momento… ¿Por qué estoy aquí?- Me pregunté un poco alarmado hasta que después de un par de segundos lo recordé -Cierto, debía proteger la caravana. Lo había olvidado- Dije con un tono de flojera para luego levantarme y hacer ejercicios de estiramiento.
No sabía nada de lo que había pasado mientras me encontraba durmiendo pero con tan solo mirar hacia adelante pude ver una carreta que se detuvo al perder una de sus ruedas, y por eso los que nos encontrábamos detrás de ésta nos habíamos detenido sin elección alguna. Por otro lado, el resto de la caravana siguió su camino sin preocuparse en ayudarnos… Pero había algo raro en ello.
La velocidad de las carretas delanteras aumentaba cada vez más sin importar el mal terreno, había algo que ellos sabían y nosotros no, algo que les había dado la motivación suficiente para seguir sin mirar atrás -(¿Por qué no se detienen?)- Pensé con curiosidad.
Fue entonces cuando una flecha a gran velocidad se incrusta en uno de los costados de la carreta deteriorada, un poco más hacia la izquierda y la cabeza de un chico hubiese terminado perforada -Un momento… Yo conozco a ese niño- Me dije a mí mismo para luego ver hacia el horizonte de donde se aproximaba un grupo de guerreros listos para atacarnos.
Todos se prepararon para defender las carretas tomando las armas y colocándose en posiciones defensivas para contraatacar, así que desenvainé mi espada para luego agacharme y así poder ver el combate antes de actuar, entrar en el campo de batalla sin primero pensar en una estrategia no era mi estilo así que antes de hacer una estupidez opté por analizar los puntos fuertes y débiles de ambos bandos.
Cuando los atacantes llegaron fueron detenidos por mis aliados liberando una feroz batalla, las espadas chocando y la sangre siendo derramada se volvieron detalles que se podían apreciar casi en cualquier lugar, ambos bandos sufrían constantes bajas pero sin importar el transcurso de la batalla ninguno lograba estar más cerca de la victoria que el otro, lo que hacía del futuro algo impredecible.
Después de observar lo suficiente se me ocurrió una buena forma de acabar con los enemigos sin arriesgarme más de lo necesario, así que bajé de la carreta para luego dirigirme lo más rápido posible hacia un par de sujetos que luchaban entre sí, ya que ellos estaban concentrados en su duelo yo pude colocarme detrás del enemigo para luego eliminarlo con una estocada directa a su cráneo -Esto será más divertido de lo que esperaba- Me dije a mí mismo para luego dejar que en mi rostro se dibujara una sonrisa pícara.
Me dirigí hacia el par que estuvieran más cerca tratando de no tropezar con algunos de los soldados y realicé la misma jugada, me coloqué detrás del enemigo para lanzarle un ataque letal mientras que éste estaba distraído con su oponente, después seguí con el siguiente para hacer exactamente lo mismo, no obstante, en eso llamé la atención de un arquero y éste comenzó a disparar flechas a mi dirección por lo que tuve que colocarme en lugares donde pudiera usar a los demás como escudo.
Las cosas se me habían puesto difíciles pero aproveché la situación a mi favor con una nueva estrategia, como pude me coloqué detrás de soldados enemigos para que el arquero les disparara a ellos en vez de a mí, logrando así que éste perdiera la paciencia y bajara la guardia por el tiempo suficiente para que uno de mis aliados acabara con él con un ataque por la espalda.
Después de liberarme del cazador volví a mi primera estrategia, sin embargo, tras correr un par de minutos ya me sentía agotado y me detuve por un momento para retomar el aliento, convirtiéndome de esa manera en un blanco fácil, algo que los enemigos no desaprovecharon.
Uno de los enemigos que se encontraba luchando montado en su caballo vio la oportunidad de atacarme y sin dudarlo se dirigió hacia mí lo más rápido posible. Cuando supe que se acercaba ya era demasiado tarde para reaccionar, no obstante, en un último momento fui salvado, pues ese jinete murió instantáneamente cuando una flecha le atravesó el cuello y luego cayó al suelo. Por otro lado, el caballo al no tener un amo que lo dirigiera no supo a dónde ir en medio del caos por lo que perdió el control y terminó por estrellarse contra una de las carretas.
Una vez que me sentí con nuevas fuerzas noté cómo mis aliados comenzaban a tomar el control de la situación, los enemigos estaba retrocediendo y cada vez quedaban menos de ellos, las cosas estaban a nuestro favor y si las cosas seguían así lograríamos repeler exitosamente el ataque enemigo, sin embargo, las cosas todavía estaban lejos de llegar a su fin y mientras la batalla no terminara seguiríamos luchando…
Rauko
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Re: Preparando las armas [Mega Evento -Nórgedos]
La batalla rápidamente se muestra favorable para los guardias, al final resultan una fuerza peligrosamente viable. Un grupo diezmado de Nórgedos emprende la retirada sistemática, han perdido la batalla totalmente. Con tiempo para pensar Chimar medita sobre su buena suerte, demasiado fácil a su parecer.
Era solo una fuerza expedicionaria.
Dice para sí mismo, nadie tomaría enserio el comentario táctico de un niño. Sin duda acabaron enfrentándose con una patrulla de exploradores que vio su oportunidad dorada gracias al incidente con la rueda, se debe tener cuidado a la hora de morder o puedes terminar atragantado. Entre euforia colectiva y gritos de adrenalina termina el problema, viene siendo hora de mover el trasero antes de que otra cosa aparezca.
Aun necesito apoyo con esta rueda.
Ambos ayudantes iniciales se acercan mientras los demás cuentan bajas aliadas y las preparan, cuatro muertos y cinco heridos leves, nada mal para un porcentaje tan bajo de defensores. El grupo hostil por su parte deja atrás trece cadáveres y no cabe duda de que permanecerán en el mismo sitio, no hay espacio para peso adicional.
La rueda esta desecha...
El golpe del caballo destrozo la estructura, tendrán que montar uno de los repuestos. Es un proceso lento que ha sido repetido numerosas veces desde la salida, nada agradable. Afortunadamente aún quedan remplazos en las carretas, al final un efectivo tuvo la brillante idea de empacar números extras.
Bien, hagan lo que digo y no titubeen.
Maquiavelo equipa sus herramientas de precisión y comienza a desencajar el despojo, la madera se encuentra en mal estado pero el armazón metálico perdura. Con la pericia de un cirujano de campo extrae la pieza entera a pesar del daño intrínseco, la simple acción ahorra media hora de molestos golpes aislados.
Mantengan la carreta a la misma altura, si necesitan ayuda pídanla pero no den movimientos bruscos.
Kant se plantea seriamente ordenar apoyo pero la fortaleza de Frigilda lo detiene, al final todos los efectivos bajaron de la carreta por lo que su peso es mínimo. Chimar saca el repuesto y lo inserta cuidadosamente en su sitio, esa es la parte fácil. Con un rápido de juego de manos se prepara para unir todo permanentemente.
Un poco más chicos.
Finalmente llega la parte “divertida”, aquella que requiere usar un poco el cerebro. La rueda se mantiene unida por una serie de piezas que conforman un todo, cierto rompecabezas. El niño une apropiadamente cada segmento y para finalizar ajusta el seguro, no se saldrá a menos que reciba otro golpe… o caiga en un hueco gigante.
Y así señores es como se repara una rueda jeje.
Sonríe y se lleva ambas manos hasta la nuca, ya pueden continuar. Kant ordena a todos montar, la caravana principal lleva buen tiempo de ventaja por lo que será un reto interesante alcanzarle. Sin duda los enemigos restantes estarán acechando pero luego de perder su mayoría numérica solo les queda observar a la distancia mientras esperan refuerzos.
Andando.
Comienza un desplazamiento con velocidad, no deben perder tiempo. en un instante aleatorio Chimar pilla cierto personaje conocido, el elfo joven que le gano en aquella carrera de pollos gigantes. Afortunadamente el pequeño le pudo devolver la jugada durante los Oscars, al parecer el mundo es un pañuelo.
Más adelante el líder de escuadrón pega algunos vistazos nerviosos a Frigilda, quedo impactado por su fuerza y resistencia. Le salvo la vida minutos atrás, sin duda su opinión personal sobre la robusta guerrera ha cambiado mucho. Quizás si todo sale bien al final del problema actual pueda invitarle a un trago, la naturaleza sigue su camino como dicen.
El jovencito por su parte aprovecha de dormir un poco en la carreta asignada, nada como un combate para despertar el cansancio. Cuando vuelven a detenerse se levanta sobresaltado seguro de que es un ataque, afortunadamente logra controlarse antes de oprimir el gatillo. Un rápido vistazo afuera aclara todo, acaban de alcanzar al grupo principal quienes irónicamente se detuvieron por un problema con la rueda del primer vehículo, el karma le llega a todos.
De vuelta a la rutina… despiértenme cuando lleguemos “bostezo”.
Era solo una fuerza expedicionaria.
Dice para sí mismo, nadie tomaría enserio el comentario táctico de un niño. Sin duda acabaron enfrentándose con una patrulla de exploradores que vio su oportunidad dorada gracias al incidente con la rueda, se debe tener cuidado a la hora de morder o puedes terminar atragantado. Entre euforia colectiva y gritos de adrenalina termina el problema, viene siendo hora de mover el trasero antes de que otra cosa aparezca.
Aun necesito apoyo con esta rueda.
Ambos ayudantes iniciales se acercan mientras los demás cuentan bajas aliadas y las preparan, cuatro muertos y cinco heridos leves, nada mal para un porcentaje tan bajo de defensores. El grupo hostil por su parte deja atrás trece cadáveres y no cabe duda de que permanecerán en el mismo sitio, no hay espacio para peso adicional.
La rueda esta desecha...
El golpe del caballo destrozo la estructura, tendrán que montar uno de los repuestos. Es un proceso lento que ha sido repetido numerosas veces desde la salida, nada agradable. Afortunadamente aún quedan remplazos en las carretas, al final un efectivo tuvo la brillante idea de empacar números extras.
Bien, hagan lo que digo y no titubeen.
Maquiavelo equipa sus herramientas de precisión y comienza a desencajar el despojo, la madera se encuentra en mal estado pero el armazón metálico perdura. Con la pericia de un cirujano de campo extrae la pieza entera a pesar del daño intrínseco, la simple acción ahorra media hora de molestos golpes aislados.
Mantengan la carreta a la misma altura, si necesitan ayuda pídanla pero no den movimientos bruscos.
Kant se plantea seriamente ordenar apoyo pero la fortaleza de Frigilda lo detiene, al final todos los efectivos bajaron de la carreta por lo que su peso es mínimo. Chimar saca el repuesto y lo inserta cuidadosamente en su sitio, esa es la parte fácil. Con un rápido de juego de manos se prepara para unir todo permanentemente.
Un poco más chicos.
Finalmente llega la parte “divertida”, aquella que requiere usar un poco el cerebro. La rueda se mantiene unida por una serie de piezas que conforman un todo, cierto rompecabezas. El niño une apropiadamente cada segmento y para finalizar ajusta el seguro, no se saldrá a menos que reciba otro golpe… o caiga en un hueco gigante.
Y así señores es como se repara una rueda jeje.
Sonríe y se lleva ambas manos hasta la nuca, ya pueden continuar. Kant ordena a todos montar, la caravana principal lleva buen tiempo de ventaja por lo que será un reto interesante alcanzarle. Sin duda los enemigos restantes estarán acechando pero luego de perder su mayoría numérica solo les queda observar a la distancia mientras esperan refuerzos.
Andando.
Comienza un desplazamiento con velocidad, no deben perder tiempo. en un instante aleatorio Chimar pilla cierto personaje conocido, el elfo joven que le gano en aquella carrera de pollos gigantes. Afortunadamente el pequeño le pudo devolver la jugada durante los Oscars, al parecer el mundo es un pañuelo.
Más adelante el líder de escuadrón pega algunos vistazos nerviosos a Frigilda, quedo impactado por su fuerza y resistencia. Le salvo la vida minutos atrás, sin duda su opinión personal sobre la robusta guerrera ha cambiado mucho. Quizás si todo sale bien al final del problema actual pueda invitarle a un trago, la naturaleza sigue su camino como dicen.
El jovencito por su parte aprovecha de dormir un poco en la carreta asignada, nada como un combate para despertar el cansancio. Cuando vuelven a detenerse se levanta sobresaltado seguro de que es un ataque, afortunadamente logra controlarse antes de oprimir el gatillo. Un rápido vistazo afuera aclara todo, acaban de alcanzar al grupo principal quienes irónicamente se detuvieron por un problema con la rueda del primer vehículo, el karma le llega a todos.
De vuelta a la rutina… despiértenme cuando lleguemos “bostezo”.
Subrayado el uso de la profesión (Herrería)
Invitado
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Invitado
Re: Preparando las armas [Mega Evento -Nórgedos]
Mientras el enfrentamiento se llevaba a cabo, logré escuchar un extraño ruido que provenía desde una de las carretas, de hecho, era desde la penúltima -(Creí que todos estábamos en el campo de batalla… Entonces ¿Quién está ahí?)- Pensé con cierta desconfianza que no me dejaría tranquilo hasta que investigara.
Fue entonces cuando vi a uno de los sujetos atacantes salir de la penúltima carreta para entrar rápidamente en la última. De inmediato me dirigí hacia éste para intentar eliminarlo antes de que fuera demasiado tarde, sin embargo no pude hacer nada, pues antes de que pudiera acercarme él ya estaba saliendo con una pequeña caja en sus manos -¡¡Retirada!!- Ordenó a sus hombres para luego huir junto con sus compañeros.
Por mi parte no entendía por qué se había llevado esa caja pero si todo el ataque tenía eso como el único objetivo entonces tal vez se trataría de algo importante, así que quise seguirlo para recuperar lo robado, no obstante, a mi lado se encontraba una yegua ejemplar de hermoso pelaje gris y sin ningún jinete cerca -Excelente- Dije con cierta malicia en mi tono mientras me aproximaba a lo que se convertiría en mi siguiente montura.
Una vez que logré acomodarme sobre la montura le ordené a ésta que corriera hacia donde huían los demás, por suerte se mostró más obediente de lo que esperaba y rápidamente emprendió una veloz carrera. Me impresionó su comportamiento pero su velocidad aún mejor, de hecho me hizo experimentar esa sensación de adrenalina que no había sentido desde la carrera de upeleros en la que participé y salí victorioso.
Entonces pasaron apenas unos cuantos segundos antes de que lograra alcanzar al grupo que nos habían atacado y estos al notar mi presencia aproximándose optaron por apartarse para no salir lastimados, dejándome así el camino libre hasta el sujeto que tenía la caja -Si eres sabio entrégame lo que robaste y vivirás otro día- Dije con una expresión de superioridad mientras me detenía justo al frente de mi objetivo para cortarle el paso, quería intentar que se rindiera para evitar un conflicto innecesario, sin embargo la yegua actuó por sí sola y con sus patas delanteras golpeó fuertemente la cabeza del sujeto que de inmediato quedó inconsciente.
No era lo que esperaba pero antes de que los demás me atacaran me bajé de la yegua para tomar la misteriosa caja, luego volví a cabalgar y escapé rápidamente -Eres el mejor animal que alguien podría tener- Le dije a mi montura sintiéndome orgulloso de sus intrépidos actos.
Cuando ya nos encontrábamos en donde estaban las carretas noté que la yegua se desplazaba con cierta dificultad que me pareció preocupante, era como si una de sus patas estuviera lastimada. Sentí que debía devolverle el favor que me había hecho y me bajé para revisar su estado -Tranquila, todo estará bien- Dije con una voz pasiva y calmada para evitar que se hiciera algún movimiento brusco, luego levanté lentamente la pata delantera del lado derecho y encontré el problema, al parecer había perdido su herradura durante la persecución, por suerte podría resolverlo.
En cada una de las carretas había unas cuantas herraduras de repuesto y unos cuantos clavos, así que fui a buscar algunas y también tomé mi bolsa de herramientas que había traído conmigo, además de eso guardé la caja que había sido robada dentro de la penúltima carreta. Una vez que tenía todo lo necesario inicié mi pequeña labor.
De forma calmada hice lo posible para que la yegua levantara su pata y la dejara en una buena posición para que pudiera limpiarle sus pezuñas, luego tomé una herradura y se la coloqué en el área donde corresponde, sin embargo, no era del tamaño exacto.
Coloqué la herradura sobre la piedra más plana que encontré cerca, luego saqué entre mis herramientas un martillo con el que golpee varias veces las orillas de la herradura para moldearla hasta darle una forma que pudiera encajar perfectamente en la pata de la yegua.
Después coloqué nuevamente la herradura sobre las pezuñas para dejarla sujetada con los clavos, esta parte fue complicado al momento de martillar ya que cualquier error y la yegua podría quedar herida, pero por suerte todo quedó bien.
Para finalizar, utilicé el martillo para doblar las puntas de los clavos de manera de que quedaran completamente aseguradas a las pezuñas y así la herradura no volvería a salirse tan fácil -¿Hey? ¿Qué le estás haciendo a mi Niebla Gris?- Preguntó una mujer de aspecto… Poco feminista, parecía estar preocupada por la yegua así que tal vez ella era la jinete legítima y no había notado lo ocurrido con el animal -Descuida, solamente estaba ajustando la herradura- Dije tratando de no causar problemas innecesarios, pero ella todavía me miraba con desconfianza -Seguiré tu juego muchacho, pero te mantendré vigilado- Dijo como amenaza para luego enfocarse únicamente en su montura.
Después de todo lo ocurrido sólo quería descansar, así que me instalé dentro de la penúltima carreta para tener otra siesta, fue entonces cuando entró un anciano buscando desesperadamente la caja que yo me esforcé en recuperar y cuando la encontró se me acercó -¿Sabes lo que contiene esta caja?- Preguntó el anciano -No, pero recuerda que me debes una, se la arrebaté a uno de los hombres que nos atacaron y…- quería que el anciano siempre tuviera en cuenta lo que hice pero este extraño personaje me ignoró por completo y se marchó a la última carreta sin esperar que yo terminara de hablar.
Me molestó la actitud del anciano y quería hacer algo al respecto, pero debido a mi cansancio opté por acostarme y tomar mi merecido descanso, me generaba curiosidad saber el contenido de la misteriosa caja aunque tal vez esa información no me sería de utilidad, así que solo pensé en la cantidad de aeros que me pagarían al finalizar el viaje…
Fue entonces cuando vi a uno de los sujetos atacantes salir de la penúltima carreta para entrar rápidamente en la última. De inmediato me dirigí hacia éste para intentar eliminarlo antes de que fuera demasiado tarde, sin embargo no pude hacer nada, pues antes de que pudiera acercarme él ya estaba saliendo con una pequeña caja en sus manos -¡¡Retirada!!- Ordenó a sus hombres para luego huir junto con sus compañeros.
Por mi parte no entendía por qué se había llevado esa caja pero si todo el ataque tenía eso como el único objetivo entonces tal vez se trataría de algo importante, así que quise seguirlo para recuperar lo robado, no obstante, a mi lado se encontraba una yegua ejemplar de hermoso pelaje gris y sin ningún jinete cerca -Excelente- Dije con cierta malicia en mi tono mientras me aproximaba a lo que se convertiría en mi siguiente montura.
Una vez que logré acomodarme sobre la montura le ordené a ésta que corriera hacia donde huían los demás, por suerte se mostró más obediente de lo que esperaba y rápidamente emprendió una veloz carrera. Me impresionó su comportamiento pero su velocidad aún mejor, de hecho me hizo experimentar esa sensación de adrenalina que no había sentido desde la carrera de upeleros en la que participé y salí victorioso.
Entonces pasaron apenas unos cuantos segundos antes de que lograra alcanzar al grupo que nos habían atacado y estos al notar mi presencia aproximándose optaron por apartarse para no salir lastimados, dejándome así el camino libre hasta el sujeto que tenía la caja -Si eres sabio entrégame lo que robaste y vivirás otro día- Dije con una expresión de superioridad mientras me detenía justo al frente de mi objetivo para cortarle el paso, quería intentar que se rindiera para evitar un conflicto innecesario, sin embargo la yegua actuó por sí sola y con sus patas delanteras golpeó fuertemente la cabeza del sujeto que de inmediato quedó inconsciente.
No era lo que esperaba pero antes de que los demás me atacaran me bajé de la yegua para tomar la misteriosa caja, luego volví a cabalgar y escapé rápidamente -Eres el mejor animal que alguien podría tener- Le dije a mi montura sintiéndome orgulloso de sus intrépidos actos.
Cuando ya nos encontrábamos en donde estaban las carretas noté que la yegua se desplazaba con cierta dificultad que me pareció preocupante, era como si una de sus patas estuviera lastimada. Sentí que debía devolverle el favor que me había hecho y me bajé para revisar su estado -Tranquila, todo estará bien- Dije con una voz pasiva y calmada para evitar que se hiciera algún movimiento brusco, luego levanté lentamente la pata delantera del lado derecho y encontré el problema, al parecer había perdido su herradura durante la persecución, por suerte podría resolverlo.
En cada una de las carretas había unas cuantas herraduras de repuesto y unos cuantos clavos, así que fui a buscar algunas y también tomé mi bolsa de herramientas que había traído conmigo, además de eso guardé la caja que había sido robada dentro de la penúltima carreta. Una vez que tenía todo lo necesario inicié mi pequeña labor.
De forma calmada hice lo posible para que la yegua levantara su pata y la dejara en una buena posición para que pudiera limpiarle sus pezuñas, luego tomé una herradura y se la coloqué en el área donde corresponde, sin embargo, no era del tamaño exacto.
Coloqué la herradura sobre la piedra más plana que encontré cerca, luego saqué entre mis herramientas un martillo con el que golpee varias veces las orillas de la herradura para moldearla hasta darle una forma que pudiera encajar perfectamente en la pata de la yegua.
Después coloqué nuevamente la herradura sobre las pezuñas para dejarla sujetada con los clavos, esta parte fue complicado al momento de martillar ya que cualquier error y la yegua podría quedar herida, pero por suerte todo quedó bien.
Para finalizar, utilicé el martillo para doblar las puntas de los clavos de manera de que quedaran completamente aseguradas a las pezuñas y así la herradura no volvería a salirse tan fácil -¿Hey? ¿Qué le estás haciendo a mi Niebla Gris?- Preguntó una mujer de aspecto… Poco feminista, parecía estar preocupada por la yegua así que tal vez ella era la jinete legítima y no había notado lo ocurrido con el animal -Descuida, solamente estaba ajustando la herradura- Dije tratando de no causar problemas innecesarios, pero ella todavía me miraba con desconfianza -Seguiré tu juego muchacho, pero te mantendré vigilado- Dijo como amenaza para luego enfocarse únicamente en su montura.
Después de todo lo ocurrido sólo quería descansar, así que me instalé dentro de la penúltima carreta para tener otra siesta, fue entonces cuando entró un anciano buscando desesperadamente la caja que yo me esforcé en recuperar y cuando la encontró se me acercó -¿Sabes lo que contiene esta caja?- Preguntó el anciano -No, pero recuerda que me debes una, se la arrebaté a uno de los hombres que nos atacaron y…- quería que el anciano siempre tuviera en cuenta lo que hice pero este extraño personaje me ignoró por completo y se marchó a la última carreta sin esperar que yo terminara de hablar.
Me molestó la actitud del anciano y quería hacer algo al respecto, pero debido a mi cansancio opté por acostarme y tomar mi merecido descanso, me generaba curiosidad saber el contenido de la misteriosa caja aunque tal vez esa información no me sería de utilidad, así que solo pensé en la cantidad de aeros que me pagarían al finalizar el viaje…
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Offrol: Subrayado el uso de mi profesión "Herrería"Rauko
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
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Re: Preparando las armas [Mega Evento -Nórgedos]
Felicidades a los dos, habéis cumplido los objetivos.
Chimar, 5 de experiencia y 2 de herrería que se han sumado ya a tu perfil. Poco he de decir de un rol prácticamente sin fisuras, te ciñes estupendamente a la personalidad de tu pj, que, por o que he comprobado, ha avanzado bastante desde que iniciaste en el foro a ahora, sigue por ese camino.
Rauko, 5 puntos de experiencia y 2 de herrería que se suman a tu perfil. Has mejorado mucho desde tu entrada y seguiste mi consejo de reducir el tamaño de los párrafos. Felicidades, sigue así.
Además de esto, Chimar, te encuentras con un martillo de muy buena calidad, de madera de roble y acero negro, es bastante ligero para un niño, pero golpea fuerte, puedes usarlo o bien como arma o como herramienta.
Rauko, en tu caso, encuentras una tabla de madera de sequoia, la madera más cara y de mejor calidad del mundo, podrás usarla para lo que mejor te parezca, el trozo de madera mide 50 cm de largo, 12 de ancho y 3 cm grosor.
Chimar, 5 de experiencia y 2 de herrería que se han sumado ya a tu perfil. Poco he de decir de un rol prácticamente sin fisuras, te ciñes estupendamente a la personalidad de tu pj, que, por o que he comprobado, ha avanzado bastante desde que iniciaste en el foro a ahora, sigue por ese camino.
Rauko, 5 puntos de experiencia y 2 de herrería que se suman a tu perfil. Has mejorado mucho desde tu entrada y seguiste mi consejo de reducir el tamaño de los párrafos. Felicidades, sigue así.
Además de esto, Chimar, te encuentras con un martillo de muy buena calidad, de madera de roble y acero negro, es bastante ligero para un niño, pero golpea fuerte, puedes usarlo o bien como arma o como herramienta.
Rauko, en tu caso, encuentras una tabla de madera de sequoia, la madera más cara y de mejor calidad del mundo, podrás usarla para lo que mejor te parezca, el trozo de madera mide 50 cm de largo, 12 de ancho y 3 cm grosor.
Othel
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