Vuelta a casa [Intp libre]

Había perdido la noció del tiempo que había pasado fuera de la ratonera. Hacía un tiempo que me había desconectado bastante de mis compañeros y me pasaba cada vez menos, pero las últimas semanas las había pasado en la ciudad. Era comprensible, me seguían, o era bastante posible que lo hicieran y no quería conducirlos hasta nuestra guarida. La ciudad tiene mil ojos, demasiado bien lo sabía.

Pero cuando me arrastré por aquel hueco que llevaba hasta el interior de la torre estaba completamente seguro de que no había peligro, al menos no uno inmediato. Esta vez había cubierto bien mis huellas y por eso estaba satisfecho conmigo mismo, y ansioso por volver con mis amigos. Si, amigos, por mucho que Demian y Chimar insistieran en llamarse hermanos yo era incapaz de usar ese calificativo... quizás con el tiempo.

- ¿Hola? - pregunté al entrar en el recibidor principal y no distinguir a nadie en un primer vistazo. Miré a mi alrededor y al primero que vi fue a Arty, el cual estaba cocinando a saber que, pero me había parecido distinguir que estaba metiendo un brocoli dentro de una cabeza de pescado. Algun día nos envenenaría sin querer, estaba seguro de ello.

Acto seguido aparecieron Ratita y Motas, el cual me alegraba que hubiera dejado a los dragones negros para unirse a nosotros, al bando de los "buenos". - Chicos. - sonreí afablemente mientras los saludaba, ellos parecían alegrarse de que estuviera bien, pero estaban preocupados. Era comprensible, ambos habían vivido en el mundo de las calles sabían como estaba todo.

- ... y ahora está todo solucionado. - terminé de contarles cuando alguien más entró en la sala.  

Esbocé una semisonrisa cuando Chimar se refirió a mi perídoo de ausencia como unas "vacaciones", que supongo que desde su punto de vista era más o menos como debía de verse pues no había dicho demasiado sobre el tema en todo este tiempo, solo cosas ambiguas como que "era importante". Lo cual no era mentira, lo que había hecho había sido fundamental para asegurarme de que podíamos pasear por Lunargenta con seg... sin un peligro más añadido.

Reí en voz baja ante el breve intercambio de impresiones entre Motas y Chimar. Siempre había imaginado que se llevarían bien pues a ambos les gustaba leer y... esas cosas tan raras, pero parecía que tenían algun que otro conflicto de intereses. Algo tambien razonable pues se habían criado en condiciones muy distintas.

- ¿Y el brujito? - pregunté mirando instintivamente a mi alrededor pues no veía a Demian por allí cerca. Seguramente estaría haciendo alguna de esas cosas que solo los magos comprenden.

Me senté en la mesa cuando me hizo la pregunta pues Arty pronto serviría la comida y asentí. - Eso espero. -  me froté las manos, vi al automata que aun estaba cocinando y entonces la desvié hacia Chimar de nuevo. Motas y Ratita acababan de escucharla así que se fueron a hacer sus cosas. - Los dragones negros no deberían molestarnos más. Me he dedicado a fortalecer la versión que Motas dejó en la guarida de ellos. - lo de intentar culpar a otro chico. - No ha sido fácil, he tenido que sacar un arsenal de disfraces para que no me siguieran el rastro, contar un montón de mentiras y tender varias trampas. - suspiré. - Pero creo que he logrado desviar la atención completamente de nosotros. - aunque quizás hubiera provocado una guerra entre bandas en el proceso. Pero bueno, no se podía tener todo.

Fruncí los labios cuando habló de lo que pasaba con Demian, seguramente tenía razón y estaba metido en algun asunto que solo concernía a los brujos, lo cual me ponía los pelos como escarpias. Nunca me había gustado demasiado la magia por ello Demian era el miembro de los gorriones que más suspicacias me levantaba, y que anduviera en plan misterioso no me gustaba nada pues me hacía pensar que podría ocurrir cualquier cosa en cualquier momento. Pero bueno, a veces era demasiado paranoico.

Hice un gesto desestimando el halago de Chimar (aunque me hizo sentirme orgulloso por dentro). - No hay nada que agradecer, tambien estaba salvando mi vida al fin y al cabo. - pero lo habría hecho igualmente aunque yo no estuviera en peligro pues era una manera de proteger a mis amigos, aquellos que me habían dado un grupo, una casa y un propósito.

- Ya, lo sé pero... - mi explicación fue interrumpida por la campana de Arty llamandonos a comer. Los dos más jovenes aparecieron cual exalación para tomar sus posiciones y yo no tardé mucho más, pues acababa de darme cuenta del hambre que tenía... hambre suficiente para comer lo que Arty hubiera preparado aunque yo nunca había sido especialmente exigente con la comida, no tenía ningun problema en comer ratas o incluso gatos callejeros.

El automata no tardó en aparecer con los platos, los cuales tenían un plátano (hasta aqui todo normal) y... mondas de naranja perfectamente cortadas alrededor de la yema de un huevo sin cocinar. Parecería que no había encendido el fuego para nada si no fuera porque los platos estaban adornados con verduras fritas. - Creo que te has superado. - le dije al robot, el cual me miró con su típica expresión neutral para darme las gracias. Al parecer no captaba los sarcasmos.

- En fin, como te decía. Era una tarea muy peligrosa y no quería arriesgaros sin necesidad. - dicho eso pelé el platano y prácticamente lo engullí, lo cual arrancó una risa floja de Motas y una mirada confusa de Ratita porque le hiciera gracia eso al chico pelirrojo. - Imbécil. - dije mientras le arrojaba la monda. No hicieron falta más palabras pues resultaba obvio en que pensaba el pequeño mente sucia. 

- Por cierto, he pensado que podríamos mover algunas cosas desde el refugio que os enseñé el otro día hasta la ratonera, ¿que te parece? - pregunté a Chimar girándome hacia él.