La Espada Robada [Quest] [Klinge]
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Re: La Espada Robada [Quest] [Klinge]
El rumor se había extendido por toda la ciudad; nadie esperaría que asistiera tanta gente pues incluso los más incrédulos se habían presentado en el lugar de la pelea, una multitud expectante aguardaba entre murmullos y susurros a lo que pronto sucedería; algunos hablaban a favor, otros en contra, algunos solo se quejaban de que los pusieran en semejante peligro, lo cierto es que muy pocos tenían fe en que realmente el mercenario pudiera salir victorioso; posiblemente perdería como los que lo habían intentado antes.
Y es que resultaba lo más probable, ya varios habían querido probar su suerte y mostrar su valor pero al final todos habían sucumbido incluso en algunos casos ni siquiera peleando contra el líder de los bandidos, sino contra el mismo Jack quien había sido el verdugo en la mayoría de los casos; por ello la cadena que el forastero exhibía como trofeo representaba una pequeña esperanza, un atisbo de fe al que algunos habían decidido aferrarse mientras otros llegaban completamente escépticos a ver cómo el pobre aventurero era asesinado igual que los anteriores.
Por su parte, Edmund y Rina habían sido los primeros en llegar, tal vez porque se sentían responsables de la cadena de eventos que podían terminar con la furia de los bandidos desatada sobre todos ellos; o tal vez porque tenían la esperanza de que aquel misterioso sujeto podría vencer a los malhechores y traer de nuevo la paz al lugar que antes había sido tan tranquilo y pacífico.
Las personas comenzaron a asustarse al ver llegar a los bandidos, algunos de los cuales habían venido con antorchas, tal vez con la intención de prender fuego a las casas al terminar la pelea; las personas en su camino se apartaban aterrados, abriendo un camino para dejarlos pasar; los bandidos por su parte parecía que iban a una fiesta y no a una pelea; ninguno de ellos dudaba de la victoria que alcanzaría su líder y a intervalos lanzaban amenazas a las personas de la manera más ruin de despiadada.
Finalmente los bandidos comenzaron a abrir sus filas mostrando en el centro a su implacable líder que como de costumbre venía cubierto por una máscara y una larga capa roja que arrastraba por el suelo; caminó con soberbia hasta el centro de una improvisada arena circular que había sido formada por las mismas personas en torno al lugar del encuentro -¿Tienen miedo?- Preguntó con soberbia la mujer enmascarada -Deben tenerlo... Porque hoy, sobre esta arena, un hombre decidirá el futuro de sus vidas- Con aquellas palabras causaría un gran miedo y confusión entre los presentes que ya comenzarían a arrepentirse y a culpar al mercenario de cosas que no habían sucedido aún.
Con una actitud teatral e intimidante el líder de los bandidos arrancó su capa haciéndola ondear con cierta majestuosidad para luego arrojarla a uno de sus hombres y ante la mirada atónita de los presentes se quitó la máscara frente al pueblo, cosa que hasta ahora jamás había sucedido; el hecho de que fuera una mujer había sorprendido a más de uno -Así que no escapaste...- Dijo la mujer dirigiéndose por fin a Klinge -Para estar aún aquí debes ser muy valiente o muy estúpido- Se puso de brazos cruzados -Te daré una última oportunidad para que te vayas; si no... Ataca y prepárate a morir- Dijo mientras sacaba una de sus espadas, dejando otra de color negro envainada en su espalda.
∞ Por fin ha llegado la batalla final.
∞ Durante este turno puedes manejar a la jefa, aprovecha tu oportunidad y lanza runas para determinar tus acciones.
∞ Ten en cuenta que la mujer tiene una gran destreza con la espada, no será fácil vencerla, también resulta intrigante la espada que lleva en la espalda y que no usa; aunque ya la usará luego; en el siguiente turno.
∞ Procura calmar a las personas, su apoyo será determinante al final.
∞ Suerte.
Y es que resultaba lo más probable, ya varios habían querido probar su suerte y mostrar su valor pero al final todos habían sucumbido incluso en algunos casos ni siquiera peleando contra el líder de los bandidos, sino contra el mismo Jack quien había sido el verdugo en la mayoría de los casos; por ello la cadena que el forastero exhibía como trofeo representaba una pequeña esperanza, un atisbo de fe al que algunos habían decidido aferrarse mientras otros llegaban completamente escépticos a ver cómo el pobre aventurero era asesinado igual que los anteriores.
Por su parte, Edmund y Rina habían sido los primeros en llegar, tal vez porque se sentían responsables de la cadena de eventos que podían terminar con la furia de los bandidos desatada sobre todos ellos; o tal vez porque tenían la esperanza de que aquel misterioso sujeto podría vencer a los malhechores y traer de nuevo la paz al lugar que antes había sido tan tranquilo y pacífico.
Las personas comenzaron a asustarse al ver llegar a los bandidos, algunos de los cuales habían venido con antorchas, tal vez con la intención de prender fuego a las casas al terminar la pelea; las personas en su camino se apartaban aterrados, abriendo un camino para dejarlos pasar; los bandidos por su parte parecía que iban a una fiesta y no a una pelea; ninguno de ellos dudaba de la victoria que alcanzaría su líder y a intervalos lanzaban amenazas a las personas de la manera más ruin de despiadada.
Finalmente los bandidos comenzaron a abrir sus filas mostrando en el centro a su implacable líder que como de costumbre venía cubierto por una máscara y una larga capa roja que arrastraba por el suelo; caminó con soberbia hasta el centro de una improvisada arena circular que había sido formada por las mismas personas en torno al lugar del encuentro -¿Tienen miedo?- Preguntó con soberbia la mujer enmascarada -Deben tenerlo... Porque hoy, sobre esta arena, un hombre decidirá el futuro de sus vidas- Con aquellas palabras causaría un gran miedo y confusión entre los presentes que ya comenzarían a arrepentirse y a culpar al mercenario de cosas que no habían sucedido aún.
Con una actitud teatral e intimidante el líder de los bandidos arrancó su capa haciéndola ondear con cierta majestuosidad para luego arrojarla a uno de sus hombres y ante la mirada atónita de los presentes se quitó la máscara frente al pueblo, cosa que hasta ahora jamás había sucedido; el hecho de que fuera una mujer había sorprendido a más de uno -Así que no escapaste...- Dijo la mujer dirigiéndose por fin a Klinge -Para estar aún aquí debes ser muy valiente o muy estúpido- Se puso de brazos cruzados -Te daré una última oportunidad para que te vayas; si no... Ataca y prepárate a morir- Dijo mientras sacaba una de sus espadas, dejando otra de color negro envainada en su espalda.
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∞ Por fin ha llegado la batalla final.
∞ Durante este turno puedes manejar a la jefa, aprovecha tu oportunidad y lanza runas para determinar tus acciones.
∞ Ten en cuenta que la mujer tiene una gran destreza con la espada, no será fácil vencerla, también resulta intrigante la espada que lleva en la espalda y que no usa; aunque ya la usará luego; en el siguiente turno.
∞ Procura calmar a las personas, su apoyo será determinante al final.
∞ Suerte.
Ansur
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Re: La Espada Robada [Quest] [Klinge]
Todos los presentes esperaban ver como el estúpido mercenario se encogiera de miedo ante aquella mujer como muchos otros insensatos antes que él, pero ese necio se levanto de su asiento con tanta calma que no parecía alguien a punto de enfrentarse a una posible muerte violenta, abrió sus brazos y alzo su rostro con los ojos cerrados al cielo nocturno, como entregándose a la voluntad de los dioses.
Klinge: no temo la muerte, y no aspiro a una larga vida…
De pronto abrió los ojos, y en un gesto rápido, se quito la cadena de Jack de encima de sus hombros y la arrojo al piso detrás de sí, los aldeanos detrás de él se quitaron de inmediato del lugar dejando la cadena caer al suelo.
El espadachín, aun de brazos abiertos, dio un paso al frente mirando a su confiada oponente, quien estaba segura de su victoria, ¿tan débil era Jack en su comparación que alguien capaz de matarlo no significaba nada para ella?
Klinge: sea cual sea el resultado, Odín recibirá a uno de nosotros en sus salones hoy!
Dijo el mercenario desenfundando sus dos espadas de la forma tan característica a la que estaba acostumbrado, la calma que irradiaba su rostro se había ido por completo, pero no fue reemplazada por miedo o angustia, no… en su lugar se notaba una incomparable sensación de euforia en los ojos del joven espadachín, quien no podría estar más feliz de enfrentar a un oponente de tal magnitud.
Con espada larga en la diestra y espada corta en la surda, Klinge se inclino asía adelante listo para embestir a aquella mujer cuando exclamo:
Klinge: mi nombre es “Klinge” el cuchillo salvaje procedente de Vulwulfar… si tan convencida de que mandaras al Valhalla dame tu nombre, así sabré quien me mando ante la presencia de los dioses!
Ambos cargaron de frente al mismo tiempo, parecía que el entusiasmo del joven era contagioso, la líder de los bandidos lanzo un rápido tajo horizontal con su espada, empuñándola solo con su mano derecha, mientras que el mercenario se preparaba a interceptar ese ataque con su espada corta, todos los observadores contuvieron la respiración en los instantes antes que las armas finalmente chocaran.
Acero encontró acero en un estruendo que silencio cualquier otro ruido o voz, la espada de la bandida fue interceptada por la hoja del mercenario, forzándola a cambiar su curso lejos del mismo con un rápido golpe cerca de la guardia del arma, al mismo tiempo, la punta de espada larga del espadachín se dirigía en línea recta a la cara de la guerrera, quien se reincorpora rápidamente y con un rápido movimiento de su muñeca, lanza un rápido tajo que fuerza el acero de su rival a ir asía abajo, mientras ella contraatacaba con un tajo horizontal dirigido al cuello de su adversario.
Nuevamente la espada de la guerrera es sacada de su curso con un bien colocado golpe ascendente de la espada corta, mandando al filo de la bandida a pasar encima de la cabeza del mercenario sin lastimarlo mientras el lanzaba un tajo descendiente a la cabeza de su enemiga con su espada larga.
Pero la orgullosa guerrera no se dejaba vencer fácilmente y, agarrando su espada con ambas manos, bloquea el corte de su enemigo y lanza otro tajo a dos manos descendiente a la cabeza de Klinge, que este esquivaría dando un rápido paso a la derecha de su adversario evitando el golpe mientras asía un poco de distancia.
Nadie podía decir nada, ni los campesinos, ni los otros bandidos, lo que pasaba en frente a sus ojos era inaudito, todos pensaban que la líder de ese grupo era imbatible, y sin embargo aquí estaba alguien que le asía frente y luchaba al tú por tú contra ella, el forastero estaba compitiendo cabeza con cabeza con alguien que se consideraba invencible frente a toda la ciudad, mientras conservaba esa sonrisa de euforia y emoción en su rostro.
Esa mirada desafiante sin miedo y llena de alegría no dejaba de irritar a la bandida, pero esta no perdió la compostura, pues había descubierto el estilo y debilidad de su adversario, al defenderse con la espada corta y atacar con la espada larga mostraba un patrón predecible, el arma más pequeña y rápida resultaba idónea para defenderse de ataques enemigos, puesto que le permitía al usuario responder rápidamente ante cualquier amenaza o finta, mientras que el arma más grande y con mas alcance resultaba perfecta para atacar, debido a que tenía más fuerza en cada golpe, ciertamente una combinación mortífera, perfecta para tomar por sorpresa al oponente y acabarlo con un golpe bien colocado cuando menos se lo espera.
Aun así, dicha técnica tenía una debilidad importante que la jefa bandida había descubierto en su último intercambio de golpes, la espada corta no tenía la estabilidad ni el poder suficiente para interceptar un golpe a dos manos de su arma, cosa que la guerrera pensaba aprovechar.
Cargo de nuevo contra el mercenario, que esta ves parecía haber sido tomando por sorpresa, lanzando un tajo horizontal desde su derecha a su izquierda, agarrando la espada de nuevo con solo una mano, cuando el mercenario se preparo para interceptar su ataque de nuevo con la espada corta, la jefe de los bandidos rápidamente cambio la trayectoria del ataque con un rápido movimiento de muñeca para lanzar un tajo desde arriba con su espada, esta vez agarrándola con ambas manos.
Su mano derecha, que sostenía la espada desde la guardia empujaba asía abajo, mientras, la mano izquierda, que agarraba el pomo del arma, tiraba asía arriba, generando un movimiento de palanca que producía una fuerza que no podría ser desviada por el golpe de una espada corta, pero para sorpresa de la bandida… el mercenario también tenía un as bajo la manga, con un veloz movimiento Klinge desvió el golpe con un rápido tajo de su espada larga, provocando que el corte de la guerrera se fuera demasiado a la izquierda, fallando el blanco, mientras ocurría esto, la bandida podía notar como el rostro del mercenario se acercaba cada vez más al suyo a una velocidad alarmante.
El mercenario había lanzado un cabezazo a la cara de su adversario mientras acortaba aun más la distancia, a la vez que atacaba con su espada corta, lanzando una estocada al pecho de la guerrera.
En esos instantes todos pudieron darse cuenta de un detalle importante, un duelo entre dos hábiles guerreros no era solo una competencia de velocidad, fuerza, y técnica, sino una complicada batalla mental para tomar por sorpresa al enemigo y acabarlo, Edmud supo entonces la verdad, incluso si la espada que llevaba esa mujer estuviese encanta eso no le aseguraría la victoria contra cualquier oponente, pero, ¿sería el joven mercenario suficiente para vencerla?
Klinge: no temo la muerte, y no aspiro a una larga vida…
De pronto abrió los ojos, y en un gesto rápido, se quito la cadena de Jack de encima de sus hombros y la arrojo al piso detrás de sí, los aldeanos detrás de él se quitaron de inmediato del lugar dejando la cadena caer al suelo.
El espadachín, aun de brazos abiertos, dio un paso al frente mirando a su confiada oponente, quien estaba segura de su victoria, ¿tan débil era Jack en su comparación que alguien capaz de matarlo no significaba nada para ella?
Klinge: sea cual sea el resultado, Odín recibirá a uno de nosotros en sus salones hoy!
Dijo el mercenario desenfundando sus dos espadas de la forma tan característica a la que estaba acostumbrado, la calma que irradiaba su rostro se había ido por completo, pero no fue reemplazada por miedo o angustia, no… en su lugar se notaba una incomparable sensación de euforia en los ojos del joven espadachín, quien no podría estar más feliz de enfrentar a un oponente de tal magnitud.
Con espada larga en la diestra y espada corta en la surda, Klinge se inclino asía adelante listo para embestir a aquella mujer cuando exclamo:
Klinge: mi nombre es “Klinge” el cuchillo salvaje procedente de Vulwulfar… si tan convencida de que mandaras al Valhalla dame tu nombre, así sabré quien me mando ante la presencia de los dioses!
Ambos cargaron de frente al mismo tiempo, parecía que el entusiasmo del joven era contagioso, la líder de los bandidos lanzo un rápido tajo horizontal con su espada, empuñándola solo con su mano derecha, mientras que el mercenario se preparaba a interceptar ese ataque con su espada corta, todos los observadores contuvieron la respiración en los instantes antes que las armas finalmente chocaran.
Acero encontró acero en un estruendo que silencio cualquier otro ruido o voz, la espada de la bandida fue interceptada por la hoja del mercenario, forzándola a cambiar su curso lejos del mismo con un rápido golpe cerca de la guardia del arma, al mismo tiempo, la punta de espada larga del espadachín se dirigía en línea recta a la cara de la guerrera, quien se reincorpora rápidamente y con un rápido movimiento de su muñeca, lanza un rápido tajo que fuerza el acero de su rival a ir asía abajo, mientras ella contraatacaba con un tajo horizontal dirigido al cuello de su adversario.
Nuevamente la espada de la guerrera es sacada de su curso con un bien colocado golpe ascendente de la espada corta, mandando al filo de la bandida a pasar encima de la cabeza del mercenario sin lastimarlo mientras el lanzaba un tajo descendiente a la cabeza de su enemiga con su espada larga.
Pero la orgullosa guerrera no se dejaba vencer fácilmente y, agarrando su espada con ambas manos, bloquea el corte de su enemigo y lanza otro tajo a dos manos descendiente a la cabeza de Klinge, que este esquivaría dando un rápido paso a la derecha de su adversario evitando el golpe mientras asía un poco de distancia.
Nadie podía decir nada, ni los campesinos, ni los otros bandidos, lo que pasaba en frente a sus ojos era inaudito, todos pensaban que la líder de ese grupo era imbatible, y sin embargo aquí estaba alguien que le asía frente y luchaba al tú por tú contra ella, el forastero estaba compitiendo cabeza con cabeza con alguien que se consideraba invencible frente a toda la ciudad, mientras conservaba esa sonrisa de euforia y emoción en su rostro.
Esa mirada desafiante sin miedo y llena de alegría no dejaba de irritar a la bandida, pero esta no perdió la compostura, pues había descubierto el estilo y debilidad de su adversario, al defenderse con la espada corta y atacar con la espada larga mostraba un patrón predecible, el arma más pequeña y rápida resultaba idónea para defenderse de ataques enemigos, puesto que le permitía al usuario responder rápidamente ante cualquier amenaza o finta, mientras que el arma más grande y con mas alcance resultaba perfecta para atacar, debido a que tenía más fuerza en cada golpe, ciertamente una combinación mortífera, perfecta para tomar por sorpresa al oponente y acabarlo con un golpe bien colocado cuando menos se lo espera.
Aun así, dicha técnica tenía una debilidad importante que la jefa bandida había descubierto en su último intercambio de golpes, la espada corta no tenía la estabilidad ni el poder suficiente para interceptar un golpe a dos manos de su arma, cosa que la guerrera pensaba aprovechar.
Cargo de nuevo contra el mercenario, que esta ves parecía haber sido tomando por sorpresa, lanzando un tajo horizontal desde su derecha a su izquierda, agarrando la espada de nuevo con solo una mano, cuando el mercenario se preparo para interceptar su ataque de nuevo con la espada corta, la jefe de los bandidos rápidamente cambio la trayectoria del ataque con un rápido movimiento de muñeca para lanzar un tajo desde arriba con su espada, esta vez agarrándola con ambas manos.
Su mano derecha, que sostenía la espada desde la guardia empujaba asía abajo, mientras, la mano izquierda, que agarraba el pomo del arma, tiraba asía arriba, generando un movimiento de palanca que producía una fuerza que no podría ser desviada por el golpe de una espada corta, pero para sorpresa de la bandida… el mercenario también tenía un as bajo la manga, con un veloz movimiento Klinge desvió el golpe con un rápido tajo de su espada larga, provocando que el corte de la guerrera se fuera demasiado a la izquierda, fallando el blanco, mientras ocurría esto, la bandida podía notar como el rostro del mercenario se acercaba cada vez más al suyo a una velocidad alarmante.
El mercenario había lanzado un cabezazo a la cara de su adversario mientras acortaba aun más la distancia, a la vez que atacaba con su espada corta, lanzando una estocada al pecho de la guerrera.
En esos instantes todos pudieron darse cuenta de un detalle importante, un duelo entre dos hábiles guerreros no era solo una competencia de velocidad, fuerza, y técnica, sino una complicada batalla mental para tomar por sorpresa al enemigo y acabarlo, Edmud supo entonces la verdad, incluso si la espada que llevaba esa mujer estuviese encanta eso no le aseguraría la victoria contra cualquier oponente, pero, ¿sería el joven mercenario suficiente para vencerla?
Klinge
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Re: La Espada Robada [Quest] [Klinge]
El miembro 'Klinge' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: La Espada Robada [Quest] [Klinge]
Al cruzar palabras la mujer dejó escapar una risa burlesca ante las palabras de su oponente -¿Mi nombre?- Pensó la guerrera analizando las palabras del espadachín -Idun- Dijo en voz baja mientras sacaba la brillante y plateada espada que llevaba en su cinto preparándose para el combate -Idun es mi nombre- Dijo mientras se lanzaba contra el mercenario sin miedo a nada.
Las personas que se habían agolpado a presenciar la feroz batalla y ser testigos de tan avasallante encuentro, se mostraban emocionados pero a la vez silenciosos por temor a represalias de parte de los bandidos que por el momento eran los únicos que gritaban apoyando a su líder y gritando insultos contra el mercenario que si bien, se defendía de buena manera, aún no lograba asestar un golpe contra su oponente, lo cual hacía pensar a los bandidos que su jefe, como tantas veces antes había hecho, estaba tan solo jugando con su rival, pasando el rato mientras se aburría y entonces daría el golpe final tras atacar en serio por apenas unos segundos.
¡Mátalo, mata al maldito!- Gritaban los bandidos golpeándose a ratos unos con otros como los salvajes que eran, con la total confianza en que su invencible líder ganaría de manera inevitable; pero la verdad es que lejos de ser cierto tal pensamiento, el forastero había hecho que la mujer peleara a su máximo desde el primer momento, demostrando que no era alguien a quien se pudiera tomar a la ligera; pues aunque Klinge no alcanzara a impactarle ningún golpe, ella tampoco había conseguido hacerle algo a él tampoco, cosa que de hecho comenzaba a frustrarlo; no era entonces una casualidad o un simple golpe de suerte que el hombre hubiera podido vencer al astuto Jack.
La lucha que había sido pareja hasta entonces, dio un giro inesperado ante el extraño y repentino ataque del mercenario; nadie esperaría que a mitad de una batalla con espadas alguien asomara la cabeza, pues lo más probable es que le separaran el cuello de un solo tajo, pero lo cierto es que tal ataque tomó completamente desprevenida a la guerrera que al mover la cabeza hacia atrás, más por reflejos que por decisión propia; había dejado su pecho completamente expuesto y acompañado este error con la pérdida de equilibrio, acabó recibiendo una estocada en el pecho que habría sido peor si no se hubiera caído aparatosamente.
Se hizo el silencio más largo que los bandidos habían logrado en sus vidas, su jefa se levantó del piso retrocediendo con una mano en el pecho -Te mataré, te mataré por esto- Dijo enojada mientras dejaba caer al piso la espada tan brillante y reluciente que había llevado hasta ahora y sacando la espada negra que llevaba en su espalda; un arma misteriosa y tétrica, alargada y con una serie de runas escritas en ella que daban la impresión de desprender un ligero brillo rojizo en las manos de la agresiva mujer.
Uno de sus hombres corrió hacia ella preocupado por su estado pero ésta simplemente lo tomó por el cuello y le incrustó la espada en el abdomen girándola una y otra vez hasta extinguirle la vida; al sacarla y lanzar el cuerpo muerto a un lado, la herida en el pecho de la mujer estaba casi completamente cerrada; era completamente difícil de creer para todos menos para Edmund, quien conocía la leyenda de aquella espada capaz de sanar las heridas de su portador en plena batalla; no obstante, algo no estaba bien; su rostro era diferente, ya no era la misma mirada de una guerrera agresiva, sino que más bien parecía una fiera, sus ojos despedían un extraño brillo rojizo similar al que habían mostrado antes las runas en la espada -Aliméntanos- Dijo la mujer mirando a Klinge con una sádica y enfermiza sonrisa.
Giró su espada una y dos veces más a un lado y al otro con una velocidad que antes no tenía -¡¡Aliméntanos!!- Gritó de nuevo mientras se lanzaba al ataque de nuevo contra el mercenario a una velocidad formidable; varios ataques fueron lanzados por la enfurecida mujer, los cuales dejaban un halo negro como rastro por donde pasaban; atacó desde arriba con la plena intención de que el rival detuviera el ataque, pues de no hacerlo lo partiría en dos; una vez que impactaron los metales, soltó el arma para agarrarla de manera invertida con una mano y girar su cuerpo para darle más potencia al corte horizontal que lanzaría hacia la pierna izquierda del mercenario.
Queremos más, más, más- Repetía una y otra vez mientras atacaba desesperada sin parar desde un lado y desde otro sin que esto pareciera causarle ningún agotamiento; retrocedió de un salto hacia atrás tan solo para girar su espada y lanzarse de nuevo al ataque con una estocada por el frente que luego se transformaría en un giro de cuerpo que la dejaría atacar horizontalmente desde la izquierda y si fallaba soltaría la espada para tomarla en el aire con la otra mano y atacar de nuevo por el mismo lado a la altura del abdomen del espadachín; el brillo en los ojos de la mujer se hacía cada vez más ténue al tiempo que estos se volvían completamente negros y unas gotas de sangre comenzaban a salir de su nariz ¿Qué pasaba con ella?
∞ Al fin se muestra el poder de la temible espada, es capaz de sanar a medida que se hiere al oponente, por lo que si te hace daño se sanará la mujer.
∞ Parece una gran arma pero hay algo mal con ella, esos brillos rojizos no son nada normales.
∞ La mujer se ha vuelto más rápida y más fuerte, luchas contra una fuerza imparable, sin embargo no parece que pueda durar mucho en ese estado.
∞ No será necesario que lances runas esta vez, solo debes resistir y será la misma espada quien consuma a la mujer.
∞ Al final del turno notarás que los movimientos de la mujer se hacen más lentos y erráticos, ese será tu momento de atacar y poner fin a la batalla.
Las personas que se habían agolpado a presenciar la feroz batalla y ser testigos de tan avasallante encuentro, se mostraban emocionados pero a la vez silenciosos por temor a represalias de parte de los bandidos que por el momento eran los únicos que gritaban apoyando a su líder y gritando insultos contra el mercenario que si bien, se defendía de buena manera, aún no lograba asestar un golpe contra su oponente, lo cual hacía pensar a los bandidos que su jefe, como tantas veces antes había hecho, estaba tan solo jugando con su rival, pasando el rato mientras se aburría y entonces daría el golpe final tras atacar en serio por apenas unos segundos.
¡Mátalo, mata al maldito!- Gritaban los bandidos golpeándose a ratos unos con otros como los salvajes que eran, con la total confianza en que su invencible líder ganaría de manera inevitable; pero la verdad es que lejos de ser cierto tal pensamiento, el forastero había hecho que la mujer peleara a su máximo desde el primer momento, demostrando que no era alguien a quien se pudiera tomar a la ligera; pues aunque Klinge no alcanzara a impactarle ningún golpe, ella tampoco había conseguido hacerle algo a él tampoco, cosa que de hecho comenzaba a frustrarlo; no era entonces una casualidad o un simple golpe de suerte que el hombre hubiera podido vencer al astuto Jack.
La lucha que había sido pareja hasta entonces, dio un giro inesperado ante el extraño y repentino ataque del mercenario; nadie esperaría que a mitad de una batalla con espadas alguien asomara la cabeza, pues lo más probable es que le separaran el cuello de un solo tajo, pero lo cierto es que tal ataque tomó completamente desprevenida a la guerrera que al mover la cabeza hacia atrás, más por reflejos que por decisión propia; había dejado su pecho completamente expuesto y acompañado este error con la pérdida de equilibrio, acabó recibiendo una estocada en el pecho que habría sido peor si no se hubiera caído aparatosamente.
Se hizo el silencio más largo que los bandidos habían logrado en sus vidas, su jefa se levantó del piso retrocediendo con una mano en el pecho -Te mataré, te mataré por esto- Dijo enojada mientras dejaba caer al piso la espada tan brillante y reluciente que había llevado hasta ahora y sacando la espada negra que llevaba en su espalda; un arma misteriosa y tétrica, alargada y con una serie de runas escritas en ella que daban la impresión de desprender un ligero brillo rojizo en las manos de la agresiva mujer.
Uno de sus hombres corrió hacia ella preocupado por su estado pero ésta simplemente lo tomó por el cuello y le incrustó la espada en el abdomen girándola una y otra vez hasta extinguirle la vida; al sacarla y lanzar el cuerpo muerto a un lado, la herida en el pecho de la mujer estaba casi completamente cerrada; era completamente difícil de creer para todos menos para Edmund, quien conocía la leyenda de aquella espada capaz de sanar las heridas de su portador en plena batalla; no obstante, algo no estaba bien; su rostro era diferente, ya no era la misma mirada de una guerrera agresiva, sino que más bien parecía una fiera, sus ojos despedían un extraño brillo rojizo similar al que habían mostrado antes las runas en la espada -Aliméntanos- Dijo la mujer mirando a Klinge con una sádica y enfermiza sonrisa.
Giró su espada una y dos veces más a un lado y al otro con una velocidad que antes no tenía -¡¡Aliméntanos!!- Gritó de nuevo mientras se lanzaba al ataque de nuevo contra el mercenario a una velocidad formidable; varios ataques fueron lanzados por la enfurecida mujer, los cuales dejaban un halo negro como rastro por donde pasaban; atacó desde arriba con la plena intención de que el rival detuviera el ataque, pues de no hacerlo lo partiría en dos; una vez que impactaron los metales, soltó el arma para agarrarla de manera invertida con una mano y girar su cuerpo para darle más potencia al corte horizontal que lanzaría hacia la pierna izquierda del mercenario.
Queremos más, más, más- Repetía una y otra vez mientras atacaba desesperada sin parar desde un lado y desde otro sin que esto pareciera causarle ningún agotamiento; retrocedió de un salto hacia atrás tan solo para girar su espada y lanzarse de nuevo al ataque con una estocada por el frente que luego se transformaría en un giro de cuerpo que la dejaría atacar horizontalmente desde la izquierda y si fallaba soltaría la espada para tomarla en el aire con la otra mano y atacar de nuevo por el mismo lado a la altura del abdomen del espadachín; el brillo en los ojos de la mujer se hacía cada vez más ténue al tiempo que estos se volvían completamente negros y unas gotas de sangre comenzaban a salir de su nariz ¿Qué pasaba con ella?
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∞ Al fin se muestra el poder de la temible espada, es capaz de sanar a medida que se hiere al oponente, por lo que si te hace daño se sanará la mujer.
∞ Parece una gran arma pero hay algo mal con ella, esos brillos rojizos no son nada normales.
∞ La mujer se ha vuelto más rápida y más fuerte, luchas contra una fuerza imparable, sin embargo no parece que pueda durar mucho en ese estado.
∞ No será necesario que lances runas esta vez, solo debes resistir y será la misma espada quien consuma a la mujer.
∞ Al final del turno notarás que los movimientos de la mujer se hacen más lentos y erráticos, ese será tu momento de atacar y poner fin a la batalla.
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Re: La Espada Robada [Quest] [Klinge]
Klinge habia mantenido su sonrisa durante toda la pelea hasta el momento, pero una expresión de sorpresa la reemplazo, freno el corte vertical de su atacante con su espada larga, a la vez que se movió a asía su derecha, tendría que matarla rápidamente mientras el evitaba ser herido para vencerla, de pronto la mujer lanza ese extraño corte horizontal a una velocidad alucinante, el espadachín logra por los pelos esquivar ese ataque dando un salto atrás impulsándose con su pierna derecha.
Pero el asalto de Idun no le daría tiempo de respirar, sus ataques eran veloces e inmisericordes, Klinge estaba totalmente a la defensiva a estas alturas, uno de los tajos de su oponente le arranco la espada corta de las manos, a lo cual, se defendió sosteniendo su arma primaria con ambas manos en una solida postura defensiva, se defendía como podía mientras la mujer seguía con su feroz asalto, varios cortes lograron pasar su defensa con la espada, pero, afortunadamente, el guerrero era capaz de cubrirse con las piezas más duras de su armadura para evitar herirse.
Los cortes se acumulaban sobre el cuero de su armadura mientras el cansancio se notaba más en su rostro, pero seguía firme sobre sus pies aguantando el terreno estoicamente, la líder bandida dio un salto atrás preparándose para lanzarse de nuevo al ataque, Klinge reafirmo su postura sosteniendo con firmeza su espada mientras esperaba a que su rival atacara de nuevo.
Klinge: eso es todo?
Los espectadores no podían creer a lo que veían, ese hombre estaba entre la espada y la pared luchando contra una bestia salvaje, brutal e inmisericorde y tenía el valor de provocarla, a lo que esta responde lanzándose a la carga lista para apuñalar el corazón de su rival con su cuchilla.
En el último segundo la guerrera da una voltereta convirtiendo la estocada en un tajo horizontal que venía desde la derecha del mercenario, aunque este lograra bloquear el golpe con su espada, la potencia del impacto lo saca de su balance y dejando su pecho descubierto, la guerrera poseída vio su oportunidad y ataco a su abdomen con otro tajo, sosteniendo la espada con la mano izquierda, la pechera del mercenario no podría salvarlo de ese impacto, y ni tendría que hacerlo.
En ese instante en el que todos los presentes daban el duelo por decidido, el espadachín vuelve a recuperar la sonrisa, mientras se erguía de nuevo en sus dos pies, interceptando el ataque de su oponente con una propio, los dos haceros chocan, y el mandoblazo de Klinge logra rechazar el ataque con la mano débil de Idun quien pierde el balance en ese ataque, aprovechando el momento, Klinge lanza un poderoso ataque descendiente con todas sus fuerzas restantes sobre la mujer mientras soltaba un imponente grito de guerra que estremeció a todos los presentes.
La bandida trato de defenderse sosteniendo la empuñadura de su espada con la mano izquierda y la punta con la derecha mientras la ponía entre el ataque inminente y ella, pero al fuerza del mercenario fue tal que el golpe la dejo con una rodilla en el piso, antes de que pudiera responder, Klinge volvió a la ofensiva, agarrando la espada de su rival con la mano izquierda cerca de la guardia, mientras le lanzaba un rodillazo a la cara para derribarla mientras le sacaba la espada de las manos de un solo tirón, con la intención de concluir el duelo de una vez por todas.
Pero el asalto de Idun no le daría tiempo de respirar, sus ataques eran veloces e inmisericordes, Klinge estaba totalmente a la defensiva a estas alturas, uno de los tajos de su oponente le arranco la espada corta de las manos, a lo cual, se defendió sosteniendo su arma primaria con ambas manos en una solida postura defensiva, se defendía como podía mientras la mujer seguía con su feroz asalto, varios cortes lograron pasar su defensa con la espada, pero, afortunadamente, el guerrero era capaz de cubrirse con las piezas más duras de su armadura para evitar herirse.
Los cortes se acumulaban sobre el cuero de su armadura mientras el cansancio se notaba más en su rostro, pero seguía firme sobre sus pies aguantando el terreno estoicamente, la líder bandida dio un salto atrás preparándose para lanzarse de nuevo al ataque, Klinge reafirmo su postura sosteniendo con firmeza su espada mientras esperaba a que su rival atacara de nuevo.
Klinge: eso es todo?
Los espectadores no podían creer a lo que veían, ese hombre estaba entre la espada y la pared luchando contra una bestia salvaje, brutal e inmisericorde y tenía el valor de provocarla, a lo que esta responde lanzándose a la carga lista para apuñalar el corazón de su rival con su cuchilla.
En el último segundo la guerrera da una voltereta convirtiendo la estocada en un tajo horizontal que venía desde la derecha del mercenario, aunque este lograra bloquear el golpe con su espada, la potencia del impacto lo saca de su balance y dejando su pecho descubierto, la guerrera poseída vio su oportunidad y ataco a su abdomen con otro tajo, sosteniendo la espada con la mano izquierda, la pechera del mercenario no podría salvarlo de ese impacto, y ni tendría que hacerlo.
En ese instante en el que todos los presentes daban el duelo por decidido, el espadachín vuelve a recuperar la sonrisa, mientras se erguía de nuevo en sus dos pies, interceptando el ataque de su oponente con una propio, los dos haceros chocan, y el mandoblazo de Klinge logra rechazar el ataque con la mano débil de Idun quien pierde el balance en ese ataque, aprovechando el momento, Klinge lanza un poderoso ataque descendiente con todas sus fuerzas restantes sobre la mujer mientras soltaba un imponente grito de guerra que estremeció a todos los presentes.
La bandida trato de defenderse sosteniendo la empuñadura de su espada con la mano izquierda y la punta con la derecha mientras la ponía entre el ataque inminente y ella, pero al fuerza del mercenario fue tal que el golpe la dejo con una rodilla en el piso, antes de que pudiera responder, Klinge volvió a la ofensiva, agarrando la espada de su rival con la mano izquierda cerca de la guardia, mientras le lanzaba un rodillazo a la cara para derribarla mientras le sacaba la espada de las manos de un solo tirón, con la intención de concluir el duelo de una vez por todas.
Klinge
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Re: La Espada Robada [Quest] [Klinge]
El combate fungía vertiginosamente mientras los brillantes destellos del choque entre metales iluminaba el ambiente que comenzaba a oscurecerse tras la partida del sol, entre gritos e insultos la tarde se adueñaba del ambiente ahora lleno de una desenfrenada violencia; el espadachín parecía arrinconado ante ese nuevo y sádico impulso asesino de la mujer que ya no parecía ser la misma, incluso aunque algunos de los ataques del espadachín alcanzaban la piel de la mujer, las heridas no parecían inmutarla, era tal como si no sintiera nada, sus ojos rojos delataban que su interior estaba lleno de violencia y enfado.
A pesar de todo el mercenario no parecía doblegarse y aprovechaba cada oportunidad para contra atacar, al notar la pérdida de equilibrio de la mujer se lanzó hacia ella en un poderoso grito que silenció a todos los presentes; la líder de los bandidos no parecía querer darse por vencida y atacaba una y otra vez mientras por su parte el espadachín hacía lo mismo; los rostros impresionados de los presentes eran un coro de estupor ante tal enfrentamiento hasta que los gritos volvieron a aparecer; el mercenario parecía tener la batalla en sus manos cuando logró arrebatarle la espada a la mujer y lanzarla al piso -¡¡No!!- Gritó la mujer desesperada y sin fuerzas mientras la espada en manos de Klinge comenzaba a brillar emitiendo un sonido que resultaba bastante extraño hasta que al final se desintegró en sus manos convirtiéndose en polvo negro.
¿Pero qué has hecho?- Gritó la mujer mientras perdía sus fuerzas, la herida en su pecho que antes se había cerrado aparecía de nuevo pero además, toda su piel parecía ser consumida por un brillo carmesí que comenzaba a rodearla mientras aparecían delgadas pero largas grietas por todo su cuerpo hasta que al cabo de unos instantes solo sus huesos quedaban a la vista -Maldito- Dijo uno y luego otro de los bandidos que ahora estaban furiosos por la pérdida de su líder, con lo agotado que estaba el mercenario difícilmente podría resistir, sin embargo el camino de los bandidos que se acercaban fue cortado por el pequeño Andy, que desafiante pensaba detenerlo aunque nada podría hacer contra tantos.
Con furia, los bandidos lo apartaron lanzándolo a un lado pero tras él, otros ciudadanos aparecieron formando una barrera que les impediría pasar; cuando el primero de los bandidos sacó su espada para pasar a la fuerza a través de las personas una piedra le golpeó la cabeza haciendo brotar su sangre; pero no sería la última, otra y otra más aparecerían atacando a los bandidos que ante tal desventaja acabaron por retirarse; el mercenario no solo les había ayudado a vencer a la líder de los bandidos, sino que además les había inspirado el valor para enfrentar a los bandidos que si volvían ya no la tendrían tan fácil.
Entre gritos y ovaciones celebraban la victoria no solo del mercenario sino de todos ellos sobre sus acosadores, ahora comenzaba un nuevo tiempo de paz y prosperidad; cuando Klinge buscara a Edmund no lo encontraría entre los presentes, pero al buscarlo en su negocio, el herrero le tendría preparadas algunas sorpresas, entre ellas una pequeña bolsa con algunos aeros; sus armas nuevamente afiladas y brillantes, y además un nuevo objeto que formaría parte de la afilada colección de Klinge -Has hecho un buen trabajo, como agradecimiento te ofrezco esto- Dijo poniendo en las manos del mercenario todo aquello y dejando para el final una misteriosa daga -Quiero que lleves esto también, es la Daga del Buscador; ya no deseo cosas tan valiosas y deseadas en mi negocio, podría ser peligroso- Dijo entregando todo al buscador; no le diría lo que hacía tan especial aquella daga, pero ya lo descubriría más adelante.
∞ Ha terminado la aventura, sin embargo te enviaré un mp con algunos consejos para mejorar tu rol.
∞ Haz obtenido la Daga del Buscador; cada vez que su filo logre herir a una víctima (Humano o animal) Podrás rastrearlo hasta donde se encuentre; la daga no te indica el lugar exacto, pero sí te hala levemente en la dirección indicada, con mayor intensidad cuando el objetivo se encuentra más cerca. El efecto dura hasta que la herida sane o hasta el final del tema en que la herida sea causada.
∞ No sabes que la daga tiene ese efecto, deberás descubrirlo por ti mismo en tu próximo tema libre.
∞ Deberás hacer una última respuesta a modo de conclusión para dar por terminada la quest.
∞ Recibes por tu desempeño 19 puntos de experiencia (10 base + 9 Por buen desarrollo) y 400 Aeros.
∞ Los puntos y aeros han sido sumados a tu perfil, no olvides registrar la daga a tu lista de tareas, si no la deseas puedes venderla en el mercado por 200 Aeros.
A pesar de todo el mercenario no parecía doblegarse y aprovechaba cada oportunidad para contra atacar, al notar la pérdida de equilibrio de la mujer se lanzó hacia ella en un poderoso grito que silenció a todos los presentes; la líder de los bandidos no parecía querer darse por vencida y atacaba una y otra vez mientras por su parte el espadachín hacía lo mismo; los rostros impresionados de los presentes eran un coro de estupor ante tal enfrentamiento hasta que los gritos volvieron a aparecer; el mercenario parecía tener la batalla en sus manos cuando logró arrebatarle la espada a la mujer y lanzarla al piso -¡¡No!!- Gritó la mujer desesperada y sin fuerzas mientras la espada en manos de Klinge comenzaba a brillar emitiendo un sonido que resultaba bastante extraño hasta que al final se desintegró en sus manos convirtiéndose en polvo negro.
¿Pero qué has hecho?- Gritó la mujer mientras perdía sus fuerzas, la herida en su pecho que antes se había cerrado aparecía de nuevo pero además, toda su piel parecía ser consumida por un brillo carmesí que comenzaba a rodearla mientras aparecían delgadas pero largas grietas por todo su cuerpo hasta que al cabo de unos instantes solo sus huesos quedaban a la vista -Maldito- Dijo uno y luego otro de los bandidos que ahora estaban furiosos por la pérdida de su líder, con lo agotado que estaba el mercenario difícilmente podría resistir, sin embargo el camino de los bandidos que se acercaban fue cortado por el pequeño Andy, que desafiante pensaba detenerlo aunque nada podría hacer contra tantos.
Con furia, los bandidos lo apartaron lanzándolo a un lado pero tras él, otros ciudadanos aparecieron formando una barrera que les impediría pasar; cuando el primero de los bandidos sacó su espada para pasar a la fuerza a través de las personas una piedra le golpeó la cabeza haciendo brotar su sangre; pero no sería la última, otra y otra más aparecerían atacando a los bandidos que ante tal desventaja acabaron por retirarse; el mercenario no solo les había ayudado a vencer a la líder de los bandidos, sino que además les había inspirado el valor para enfrentar a los bandidos que si volvían ya no la tendrían tan fácil.
Entre gritos y ovaciones celebraban la victoria no solo del mercenario sino de todos ellos sobre sus acosadores, ahora comenzaba un nuevo tiempo de paz y prosperidad; cuando Klinge buscara a Edmund no lo encontraría entre los presentes, pero al buscarlo en su negocio, el herrero le tendría preparadas algunas sorpresas, entre ellas una pequeña bolsa con algunos aeros; sus armas nuevamente afiladas y brillantes, y además un nuevo objeto que formaría parte de la afilada colección de Klinge -Has hecho un buen trabajo, como agradecimiento te ofrezco esto- Dijo poniendo en las manos del mercenario todo aquello y dejando para el final una misteriosa daga -Quiero que lleves esto también, es la Daga del Buscador; ya no deseo cosas tan valiosas y deseadas en mi negocio, podría ser peligroso- Dijo entregando todo al buscador; no le diría lo que hacía tan especial aquella daga, pero ya lo descubriría más adelante.
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∞ No sabes que la daga tiene ese efecto, deberás descubrirlo por ti mismo en tu próximo tema libre.
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Ansur
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Re: La Espada Robada [Quest] [Klinge]
Después de la pelea el espadachín estaba exhausto, aunque no del tono satisfecho con el resultado, aquella guerrera era muy hábil, pero no pudo cumplir con las expectativas del mercenario.
Pero logro el resultado esperado, al vencer al, supuesto, imbatible líder de los bandidos logro subir la moral de la gente del pueblo que ganaron el valor de defenderse por sí mismos, los bandidos eran muy numerosos, mercenarios, nobles y guerreros muy exitosos en campañas militares reunían ejércitos de cientos de hombres, no unos bandidos de poca monta escondidos en una mina viviendo del pillaje de aldeas y escapando de la guardia real.
Tras re enfundar su espada apartaría bruscamente a las personas que querían felicitarlo y fue a buscar la espada corta que se le cayó de las manos durante la pelea, solo para ver como el niño de Edmund se la entregaba junto a la cadena de Jack y la espada que Idun desecho.
Klinge se marcharía de vuelta al taller del herrero después de darle una fría disculpa porque no pudo devolverle la espada de su padre, aunque lo intento consolar malamente alegando que se trataba de una baratija vieja por lo fácil que se rompió.
Ya en la puerta del taller, Klinge encontraría a Edmund sentado en un banquillo junto a la forja –eres como todo buen herrero- decía en un tono de ironía –no pierdes el tiempo en tonterías y te pones a trabajar el metal.- el mercenario se sentaría en un banquillo frente al herrero y le devolvería las armas que le prestó, junto a sus trofeos de guerra.
Estas armas son más valiosas que la espada maldita de tu maestro y esa daga que me estas entregando ahora- dijo el joven guerrero con confianza –representan un símbolo de lo que le pasara a los que traten de joder con la gente de por aquí- klinge se estiro y se inclino un poco hacia atrás, para luego rascarse la barbilla –recuerda esto!- dijo con tono más serio –unos cuantos bandidos no son nada que muchos campesinos enfurecidos no puedan solucionar- dijo señalando con un dedo al cielo –pueden y forjan armas en este lugar, nunca te olvides de usarlas si es necesario.
Luego de su pequeña charla tomaría su recompensa y se marcharía a la posada local no sin antes regalarle un último comentario al herrero –a ti te veo luchando con un martillo de guerra a dos manos- dijo alegremente antes de desaparecer por el umbral de la puerta.
Al día siguiente se marcharía del pueblo a eso del medio día, luego de amanecer con resaca en el piso de la taberna por culpa de una jarra de agua miel que tomo junto a su cena, dando a entender que el licor era un enemigo al cual no podía vencer, se iría preguntándose que harían con la mina en la que se establecieron los bandidos ahora que estaban sin un líder fuerte que los mantuviese unidos y que perdieron el factor del miedo que este causaba sobre la gente del lugar, posiblemente le pedirían ayuda a despejar la cueva a él, pero lo cierto es, que no era su asunto, ya cumplió con un trabajo complicado y los bandidos eran más asunto de la guardia real de camino, y de los aldeanos que el suyo, Klinge les había hecho un favor muy grande al asesinar a Jack y Idun y no tenía ningún motivo para permanecer más tiempo en ese lugar.
Ya fuera de la ciudad, Klinge le hecho una mirada a un corte que le quedo en la pechera en el brutal asalto recibido por su oponente en su duelo con la jefa bandida y sonrió confiado –estas marcas quedan bastante bien en mi armadura- dijo alegremente –ahora nadie dudara de mi capacidad, tendré trabajo asegurado por un buen tiempo!
Pero logro el resultado esperado, al vencer al, supuesto, imbatible líder de los bandidos logro subir la moral de la gente del pueblo que ganaron el valor de defenderse por sí mismos, los bandidos eran muy numerosos, mercenarios, nobles y guerreros muy exitosos en campañas militares reunían ejércitos de cientos de hombres, no unos bandidos de poca monta escondidos en una mina viviendo del pillaje de aldeas y escapando de la guardia real.
Tras re enfundar su espada apartaría bruscamente a las personas que querían felicitarlo y fue a buscar la espada corta que se le cayó de las manos durante la pelea, solo para ver como el niño de Edmund se la entregaba junto a la cadena de Jack y la espada que Idun desecho.
Klinge se marcharía de vuelta al taller del herrero después de darle una fría disculpa porque no pudo devolverle la espada de su padre, aunque lo intento consolar malamente alegando que se trataba de una baratija vieja por lo fácil que se rompió.
Ya en la puerta del taller, Klinge encontraría a Edmund sentado en un banquillo junto a la forja –eres como todo buen herrero- decía en un tono de ironía –no pierdes el tiempo en tonterías y te pones a trabajar el metal.- el mercenario se sentaría en un banquillo frente al herrero y le devolvería las armas que le prestó, junto a sus trofeos de guerra.
Estas armas son más valiosas que la espada maldita de tu maestro y esa daga que me estas entregando ahora- dijo el joven guerrero con confianza –representan un símbolo de lo que le pasara a los que traten de joder con la gente de por aquí- klinge se estiro y se inclino un poco hacia atrás, para luego rascarse la barbilla –recuerda esto!- dijo con tono más serio –unos cuantos bandidos no son nada que muchos campesinos enfurecidos no puedan solucionar- dijo señalando con un dedo al cielo –pueden y forjan armas en este lugar, nunca te olvides de usarlas si es necesario.
Luego de su pequeña charla tomaría su recompensa y se marcharía a la posada local no sin antes regalarle un último comentario al herrero –a ti te veo luchando con un martillo de guerra a dos manos- dijo alegremente antes de desaparecer por el umbral de la puerta.
Al día siguiente se marcharía del pueblo a eso del medio día, luego de amanecer con resaca en el piso de la taberna por culpa de una jarra de agua miel que tomo junto a su cena, dando a entender que el licor era un enemigo al cual no podía vencer, se iría preguntándose que harían con la mina en la que se establecieron los bandidos ahora que estaban sin un líder fuerte que los mantuviese unidos y que perdieron el factor del miedo que este causaba sobre la gente del lugar, posiblemente le pedirían ayuda a despejar la cueva a él, pero lo cierto es, que no era su asunto, ya cumplió con un trabajo complicado y los bandidos eran más asunto de la guardia real de camino, y de los aldeanos que el suyo, Klinge les había hecho un favor muy grande al asesinar a Jack y Idun y no tenía ningún motivo para permanecer más tiempo en ese lugar.
Ya fuera de la ciudad, Klinge le hecho una mirada a un corte que le quedo en la pechera en el brutal asalto recibido por su oponente en su duelo con la jefa bandida y sonrió confiado –estas marcas quedan bastante bien en mi armadura- dijo alegremente –ahora nadie dudara de mi capacidad, tendré trabajo asegurado por un buen tiempo!
- nota para el narrador:
- Admito que muchos de mis "detalles negativos" en mis post se deben mas a flojera y falta de experiencia que a otra cosa, pero sobre lo que dijiste que no profundizo mucho en los pensamientos de mi personaje dentro de una secuencia de combate es mas una decisión deliberada, puesto que mi personaje no piensa mientras pelea, solo actúa y se deja llevar por sus instintos, solo lo digo para que lo sepas.
Klinge
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