Pactos honrados en favor de la gloria [Niniel-Klinge]
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Pactos honrados en favor de la gloria [Niniel-Klinge]
“¿Que has hecho tu por Aerandir?”, esta pregunta y la respuesta que le dio la misma mujer que la formulo en primer lugar rondaban por la cabeza del mercenario como una mosca en un pantano, ¿y que si no había hecho nada por las gentes de Aerandir? Se preguntaba una y otra vez el guerrero, mientras sostenía el mango de su espada enfundada con mucha fuerza, para él no valía la pena ayudar a alguien si no ganaría nada a cambio, así es como funciona la vida, así es como operan las espadas de alquiler, pero lo que más lo enfurecía era el hecho de que no fue capaz de poner a esa mujerzuela en su lugar después de que le faltara al respeto de ese modo, el no era asi, nadie le hablaba con ese tono y salía librado como si nada, fuera hombre mujer, humano o otra cosa, el nunca dejo que nadie se riera de él y esta vez se quedo sumiso ante una muchachita que lo había puesto en ridículo, la única razón por la que acepto este trabajo es porque algo tenía que ganar de el.
De todos modos, no estaba exactamente conforme con el encargo, matar a un miembro de una organización llamada la logia por razones que no entendía no le hacía mucha gracias, mas aun considerando que la mayoría de los miembros de dicha organización eran mujeres con mas pinta de doncellas que guerreras, aun así, el espadachín acepto el encargo, mas por coraje que por amor a la “causa” de sus empleadores, pero el guerrero era hombre de palabra y no podía simplemente decidir no terminar el encargo así como así.
Y ahí estaba, un guerrero armado hasta los dientes, cubierto por una gruesa capa, esperando a su objetivo en una calle de un pueblo que supuestamente ella frecuentaba con regularidad, hubiese preferido ir por la vampira, no le importaba en lo absoluto asesinar una sanguijuela hembra o macho, le daba igual y no sentía pena alguna, pero el único de los miembros que logro rastrear fue esta elfa sacerdotisa, que por lo que sabía, era como un regalo mandado por los dioses, siempre ayudando al prójimo, sin importar nada.
El solo pensamiento de que alguien así pudiese existir enfurecía aun mas al mercenario, y aunque no lo entendía de momento, alguien como la sacerdotisa, provocaba que él se cuestionara en todo lo que creía.
De todos modos, no estaba exactamente conforme con el encargo, matar a un miembro de una organización llamada la logia por razones que no entendía no le hacía mucha gracias, mas aun considerando que la mayoría de los miembros de dicha organización eran mujeres con mas pinta de doncellas que guerreras, aun así, el espadachín acepto el encargo, mas por coraje que por amor a la “causa” de sus empleadores, pero el guerrero era hombre de palabra y no podía simplemente decidir no terminar el encargo así como así.
Y ahí estaba, un guerrero armado hasta los dientes, cubierto por una gruesa capa, esperando a su objetivo en una calle de un pueblo que supuestamente ella frecuentaba con regularidad, hubiese preferido ir por la vampira, no le importaba en lo absoluto asesinar una sanguijuela hembra o macho, le daba igual y no sentía pena alguna, pero el único de los miembros que logro rastrear fue esta elfa sacerdotisa, que por lo que sabía, era como un regalo mandado por los dioses, siempre ayudando al prójimo, sin importar nada.
El solo pensamiento de que alguien así pudiese existir enfurecía aun mas al mercenario, y aunque no lo entendía de momento, alguien como la sacerdotisa, provocaba que él se cuestionara en todo lo que creía.
Klinge
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Re: Pactos honrados en favor de la gloria [Niniel-Klinge]
-Bien, con esta van cuatro de cinco. Una entrega más y podremos tomarnos un descanso.- Anunció Níniel después de que la puerta a la que acababa de dar la espalda se cerrase y mientras guardaba una pequeña bolsa de monedas en uno de los bolsos ocultos de su capa negra. Frente a ella, Catherine, la felina pelirroja, sonreía apoyada sobre la valla de madera que limitaba el pequeño terreno de aquella casa. Parecía más que satisfecha con aquel sencillo trabajo y con la cantidad de aeros que les reportaba.
-Estupendo, empiezo a tener hambre y en la posada hay un guiso de carne especiada que lleva mi nombre.-Respondió separándose de la valla y estirándose perezosamente, abriendo la boca mucho más de lo que una señorita debería permitirse en público. A pesar de los intentos de la elfa por corregir sus malas costumbres, poco o nada había conseguido al respecto, aunque aún se negaba a considerarla un caso perdido. -¿Quién toca ahora? ¿El viejo Sandlers quiere otra ampolla de tónico para contentar a la parienta o...?-
-Sssh. Ya sabes que no puedes decir esas cosas. Debemos respetar el secreto profesional. Nuestra última parada está cerca del centro del pueblo. Nos queda de camino a la posada.- Respondió la peliblanca, reprendiendo a su amiga por comentar en voz alta los detalles de los pedidos más susceptibles.
-Lo respeto, por aquí no hay nadie que pueda oírnos ya. Y quién sabe, quizá si se extendiera la fama de ese tónico podríamos multiplicar los beneficios. Seguro que hay un montón de humanos a los que el "soldadito" ya no se les pone firme.- Rió la pelirroja mientras que Níniel negaba lentamente con la cabeza, aunque sin poder evitar un pequeña sonrisa de complicidad. Catherine no tenía remedio.
-Hola Níniel. Me alegro de verte.- Saludó uno de los aldeanos a la joven elfa cuando ella y Catherine caminaban ya por el corazón de aquel pueblo dedicado a la agricultura y a la ganadería.
-Que los dioses sean contigo, Andrew. ¿Cómo se encuentran Anna y la pequeña?- Se interesó a su vez la sacerdotisa. Anna, su esposa, había tenido un embarazo complicado y Níniel había ayudado con ello. Gracias a los divinos todo mejoró entonces y Andrew fue padre de una niña sana.
-Cada día más hermosas. Deberías pasar luego por casa si tienes tiempo.-
-Lo haré, gracias.- Respondió la joven dirigiendo sus pasos ya hasta una de las casas cercanas, su sonrisa era más amplia que antes incluso. Era gratificante saber que gracias a su ayuda aquella pequeña había podido nacer bien y que crecía sana y feliz. Su trabajo muchas veces era una lucha constante contra la misma adversidad. Dolía cuando a pesar de sus esfuerzos no era suficiente, del mismo modo que resultaba gozosa cada una de sus victorias ante tan implacable enemiga.
Alegre, la joven llamó a la puerta y realizó aquella última entrega. Ignoraba completamente que, no muy lejos de allí, alguien la estaba buscando con intenciones totalmente opuestas a las de agradecerle una de sus curaciones, pociones o ungüentos.
-Estupendo, empiezo a tener hambre y en la posada hay un guiso de carne especiada que lleva mi nombre.-Respondió separándose de la valla y estirándose perezosamente, abriendo la boca mucho más de lo que una señorita debería permitirse en público. A pesar de los intentos de la elfa por corregir sus malas costumbres, poco o nada había conseguido al respecto, aunque aún se negaba a considerarla un caso perdido. -¿Quién toca ahora? ¿El viejo Sandlers quiere otra ampolla de tónico para contentar a la parienta o...?-
-Sssh. Ya sabes que no puedes decir esas cosas. Debemos respetar el secreto profesional. Nuestra última parada está cerca del centro del pueblo. Nos queda de camino a la posada.- Respondió la peliblanca, reprendiendo a su amiga por comentar en voz alta los detalles de los pedidos más susceptibles.
-Lo respeto, por aquí no hay nadie que pueda oírnos ya. Y quién sabe, quizá si se extendiera la fama de ese tónico podríamos multiplicar los beneficios. Seguro que hay un montón de humanos a los que el "soldadito" ya no se les pone firme.- Rió la pelirroja mientras que Níniel negaba lentamente con la cabeza, aunque sin poder evitar un pequeña sonrisa de complicidad. Catherine no tenía remedio.
-Hola Níniel. Me alegro de verte.- Saludó uno de los aldeanos a la joven elfa cuando ella y Catherine caminaban ya por el corazón de aquel pueblo dedicado a la agricultura y a la ganadería.
-Que los dioses sean contigo, Andrew. ¿Cómo se encuentran Anna y la pequeña?- Se interesó a su vez la sacerdotisa. Anna, su esposa, había tenido un embarazo complicado y Níniel había ayudado con ello. Gracias a los divinos todo mejoró entonces y Andrew fue padre de una niña sana.
-Cada día más hermosas. Deberías pasar luego por casa si tienes tiempo.-
-Lo haré, gracias.- Respondió la joven dirigiendo sus pasos ya hasta una de las casas cercanas, su sonrisa era más amplia que antes incluso. Era gratificante saber que gracias a su ayuda aquella pequeña había podido nacer bien y que crecía sana y feliz. Su trabajo muchas veces era una lucha constante contra la misma adversidad. Dolía cuando a pesar de sus esfuerzos no era suficiente, del mismo modo que resultaba gozosa cada una de sus victorias ante tan implacable enemiga.
Alegre, la joven llamó a la puerta y realizó aquella última entrega. Ignoraba completamente que, no muy lejos de allí, alguien la estaba buscando con intenciones totalmente opuestas a las de agradecerle una de sus curaciones, pociones o ungüentos.
Níniel Thenidiel
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Re: Pactos honrados en favor de la gloria [Niniel-Klinge]
Cuanto más tiempo pasaba esperando, mas crecía el conflicto de ideologías dentro de sí, una parte de si quería marcharse de ese lugar y olvidarse de todo, ir a emborracharse en una posada local o algo, pero por otro lado estaba su orgullo como mercenario en juego, no podía echarse atrás ahora que acepto el trabajo… ¿o tal vez si?... después de todo, ¿Quién le mandaba a hacer el trabajo de un simple matón de esquina? De los que tantos habían caído por su propia mano.
Pasaban los minutos y el espadachín se sentía cada vez mas agobiado por esas dudas que lo estaban atormentado, cuando al fin se arto de esperar a su blanco e ir en su búsqueda de una vez, o dejarlo para mañana, el siente el peso de sus aceros colgando de su cintura y soltó un suspiro de resignación –ustedes siempre respondieron a mis dudas...- dijo acariciando el mango de su espada en el lado izquierdo –esta vez no será distinto.
El guerrero levanto la mirada por fin vio a quien estaba buscando, una elfa muy alta, casi tanto como el mismo mercenario, pelo blanco y lacio, linda cara, facciones finas, orejas puntudas, clásica mujer elfica, sinceramente al mercenario ya no le llamaba la atención que aspecto tuviesen las mujeres, pero si le llamo la atención su acompañante, una chica bestia con aspecto de felina vestida de negro, de cabellos y ojos rojos y pelaje blanco, en contraste de su amiga mucho mas bajita.
El espadachín se les planto en medio del camino, estaba con el cuerpo cubierto por su capa la cual escondía sus armas, se les quedo mirando unos segundos y entonces hablo -¿tú eres Níniel Thenidiel?- el joven espero a que ella le respondiera y entonces hablo de nuevo –tengo que discutir un tema contigo que es muy delicado como para hablarlo en público- dijo con tono apenado –sígueme, por aquí cerca ahí un claro en los bosques en el que nadie nos molestara- afirmo antes de dirigirse hacia el este de su posición actual, realmente estaba irritado, ahora no solo tendría que asesinar a una sacerdotisa pero se vería forzando a matar a su amiga también, para no dejar testigos.
Pasaban los minutos y el espadachín se sentía cada vez mas agobiado por esas dudas que lo estaban atormentado, cuando al fin se arto de esperar a su blanco e ir en su búsqueda de una vez, o dejarlo para mañana, el siente el peso de sus aceros colgando de su cintura y soltó un suspiro de resignación –ustedes siempre respondieron a mis dudas...- dijo acariciando el mango de su espada en el lado izquierdo –esta vez no será distinto.
El guerrero levanto la mirada por fin vio a quien estaba buscando, una elfa muy alta, casi tanto como el mismo mercenario, pelo blanco y lacio, linda cara, facciones finas, orejas puntudas, clásica mujer elfica, sinceramente al mercenario ya no le llamaba la atención que aspecto tuviesen las mujeres, pero si le llamo la atención su acompañante, una chica bestia con aspecto de felina vestida de negro, de cabellos y ojos rojos y pelaje blanco, en contraste de su amiga mucho mas bajita.
El espadachín se les planto en medio del camino, estaba con el cuerpo cubierto por su capa la cual escondía sus armas, se les quedo mirando unos segundos y entonces hablo -¿tú eres Níniel Thenidiel?- el joven espero a que ella le respondiera y entonces hablo de nuevo –tengo que discutir un tema contigo que es muy delicado como para hablarlo en público- dijo con tono apenado –sígueme, por aquí cerca ahí un claro en los bosques en el que nadie nos molestara- afirmo antes de dirigirse hacia el este de su posición actual, realmente estaba irritado, ahora no solo tendría que asesinar a una sacerdotisa pero se vería forzando a matar a su amiga también, para no dejar testigos.
Klinge
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Re: Pactos honrados en favor de la gloria [Niniel-Klinge]
Tal y como la peliblanca le había prometido a su amiga, una vez completadas las entregas ambas dirigieron sus pasos hasta la no muy distante posada del pueblo. Un edificio no muy diferente a la mayoría de casas del lugar y que solo podía ser diferenciado de las mismas gracias a su mayor patio exterior y a los bancos de madera que allí había. Por lo visto, y según le habían contado a la joven, antaño un elaborado y colorido cartel de madera tallada anunciaba su nombre, por desgracia unos gamberros lo robaron en hasta cuatro ocasiones y finalmente el dueño terminó por negarse a reponerlo de nuevo. Sus razones tenía el pobre hombre, aunque ya debían de haber pasado años de aquello.
-Ya puedo oler la carne especiada desde aquí. Hoy vamos a poder probarla recién hecha. Se me hace la boca agua.- Comentaba entusiasmada la joven pelirroja casi dando saltitos de alegría más que andar. Aunque Níniel pronto dejó de mirarla a ella y sus juegos para fijarse en el hombre que acababa de salir de una de las calles a su derecha, y que con toda la tranquilidad del mundo terminó en mitad de su camino, sin intenciones de apartarse. Resultaba evidente que no era un encuentro casual o accidental incluso antes de que dijera nada.
-Así es, yo soy Níniel. ¿Necesita algo?- Respondió la peliblanca manteniendo cierta distancia y no haciendo intento alguno por sortearlo. Observando a su interlocutor y tratando de averiguar lo que pudiera de él gracias a su aspecto y postura. Estaba bastante segura de que no era nadie del pueblo. Al lado de la elfa, Catherine parecía hacer lo mismo, arrugando la nariz además de observar a aquel tipo que le sacaba más de una cabeza.
-Espera, espera. Para el carro, amiguito.- Intervino antes de que Níniel pudiera decir nada y señalando con el dedo a aquel hombre. -Tú- Enfatizó. -Quieres que Níniel, una inocente, joven y pechugona elfa, vaya contigo a solas al bosque a..."discutir" en un lugar donde nadie "os molestará"- Enarcó las cejas ampliamente. -Mira, no sé si eso te funciona con las mujeres de por aquí pero...- Dejó la frase en el aire negando con la cabeza. Níniel a su lado hacía lo que podía por evitar que la vergüenza que sentía ante las palabras de su amiga no fuese demasiado visible, aunque ciertamente la petición de aquel desconocido era un tanto sospechosa.
-Ejem. Lo que...mi amiga quiere decir, es que no es necesario ir tan lejos para hablar, señor...Lo lamento, temo que no he oído su nombre.- Hizo una leve pausa. -Si me dijera de qué me conoce o quién le envía, estoy segura de que en la posada podremos hablar sin que nadie se entrometa, y así, con más información, pueda ver si puedo ayudarle y de qué manera.- Explicó la peliblanca tratando de buscar en los ojos de aquel hombre algún tipo de gesto, a parte de una confirmación verbal a su sensata petición.
-Eh...Bueno, eso mismo. Invítanos a comer, cuéntanos y...ya veremos.- Puntualizó la felina añadiendo cláusulas a ese acuerdo que Níniel no había mencionado, como siempre barriendo para casa. Y dicho eso Níniel se puso de nuevo en marcha, dispuesta a rodear al hombre y marcando la dirección a la posada tras mirarle interrogativamente.
-Ya puedo oler la carne especiada desde aquí. Hoy vamos a poder probarla recién hecha. Se me hace la boca agua.- Comentaba entusiasmada la joven pelirroja casi dando saltitos de alegría más que andar. Aunque Níniel pronto dejó de mirarla a ella y sus juegos para fijarse en el hombre que acababa de salir de una de las calles a su derecha, y que con toda la tranquilidad del mundo terminó en mitad de su camino, sin intenciones de apartarse. Resultaba evidente que no era un encuentro casual o accidental incluso antes de que dijera nada.
-Así es, yo soy Níniel. ¿Necesita algo?- Respondió la peliblanca manteniendo cierta distancia y no haciendo intento alguno por sortearlo. Observando a su interlocutor y tratando de averiguar lo que pudiera de él gracias a su aspecto y postura. Estaba bastante segura de que no era nadie del pueblo. Al lado de la elfa, Catherine parecía hacer lo mismo, arrugando la nariz además de observar a aquel tipo que le sacaba más de una cabeza.
-Espera, espera. Para el carro, amiguito.- Intervino antes de que Níniel pudiera decir nada y señalando con el dedo a aquel hombre. -Tú- Enfatizó. -Quieres que Níniel, una inocente, joven y pechugona elfa, vaya contigo a solas al bosque a..."discutir" en un lugar donde nadie "os molestará"- Enarcó las cejas ampliamente. -Mira, no sé si eso te funciona con las mujeres de por aquí pero...- Dejó la frase en el aire negando con la cabeza. Níniel a su lado hacía lo que podía por evitar que la vergüenza que sentía ante las palabras de su amiga no fuese demasiado visible, aunque ciertamente la petición de aquel desconocido era un tanto sospechosa.
-Ejem. Lo que...mi amiga quiere decir, es que no es necesario ir tan lejos para hablar, señor...Lo lamento, temo que no he oído su nombre.- Hizo una leve pausa. -Si me dijera de qué me conoce o quién le envía, estoy segura de que en la posada podremos hablar sin que nadie se entrometa, y así, con más información, pueda ver si puedo ayudarle y de qué manera.- Explicó la peliblanca tratando de buscar en los ojos de aquel hombre algún tipo de gesto, a parte de una confirmación verbal a su sensata petición.
-Eh...Bueno, eso mismo. Invítanos a comer, cuéntanos y...ya veremos.- Puntualizó la felina añadiendo cláusulas a ese acuerdo que Níniel no había mencionado, como siempre barriendo para casa. Y dicho eso Níniel se puso de nuevo en marcha, dispuesta a rodear al hombre y marcando la dirección a la posada tras mirarle interrogativamente.
Níniel Thenidiel
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Re: Pactos honrados en favor de la gloria [Niniel-Klinge]
No debió ser sorpresa para el que su… directo acercamiento no resultara, de todos modos esta era la primera vez que intentaba convencer a alguien de seguirlo a un lugar sin testigos para ponerle fin a su vida, no es que tampoco fuera algo que le hacía mucho gusto hacer bien al primer intento.
El espadachín permaneció en silencio unos breves instantes mientras consideraba sus siguientes palabras con mucho cuidado, -la plaga…- dijo de pronto y esas palabras cayeron en el ambiente con el peso de un yunque –mi empleador me mando contigo a resolver un asunto referente a la plaga que asolo estas tierras hace poco tiempo- el guerrero izo una pausa para darse la vuelta y volver a encarar la elfa –no es un tema que sea cómodo de discutir en un lugar lleno de orejas al asecho.
Quizás Klinge se considerase a sí mismo un mal mentiroso, pero si esto resultara, se demostraría lo hábil que era en engañar a la gente usando medias verdades, hasta el momento no había pronunciado ni una sola mentira, y todo lo que le había dicho a la elfa era cierto, aunque fuera en parte; quizás le hablaba de ese modo por calmar su culpa, quizás porque tuviese miedo que los elfos tuviesen ciertas habilidades mágicas para detectar las mentiras.
El joven se encamino en dirección al lugar que le había mencionado a la sacerdotisa, solo deteniéndose para echarle una mirada a la gata, a ver si podría ser alguna amenaza para cumplir su objetivo –si no quieres seguirme lo entenderé, pero no esperes que simplemente me vaya al decirme un simple no- dijo volviendo a encaminarse –si tu mascota tiene tanta hambre, puedes ir a alimentarla, yo estaré esperándote en donde te dije- al decir eso el espadachín se marcho, posiblemente a tener otra larga espera, esta vez en un bosque.
Después de unos cinco minutos el guerrero había llegado al lugar de la cita, y francamente, se sentía como una pésima escusa de asesino, empezaba a pensar que estaba intentado demorar el momento en el que tendría que blandir su acero en contra de aquella mujer, cosa que lo estaba matando por dentro, se sentía cada vez mas ansioso, por debajo de su capa el guerrero sostenía el mango de sus espadas con mucha fuerza, parte de él se ponía cada vez más impaciente, y la otra parte quería que la curandera nunca apareciera.
El espadachín permaneció en silencio unos breves instantes mientras consideraba sus siguientes palabras con mucho cuidado, -la plaga…- dijo de pronto y esas palabras cayeron en el ambiente con el peso de un yunque –mi empleador me mando contigo a resolver un asunto referente a la plaga que asolo estas tierras hace poco tiempo- el guerrero izo una pausa para darse la vuelta y volver a encarar la elfa –no es un tema que sea cómodo de discutir en un lugar lleno de orejas al asecho.
Quizás Klinge se considerase a sí mismo un mal mentiroso, pero si esto resultara, se demostraría lo hábil que era en engañar a la gente usando medias verdades, hasta el momento no había pronunciado ni una sola mentira, y todo lo que le había dicho a la elfa era cierto, aunque fuera en parte; quizás le hablaba de ese modo por calmar su culpa, quizás porque tuviese miedo que los elfos tuviesen ciertas habilidades mágicas para detectar las mentiras.
El joven se encamino en dirección al lugar que le había mencionado a la sacerdotisa, solo deteniéndose para echarle una mirada a la gata, a ver si podría ser alguna amenaza para cumplir su objetivo –si no quieres seguirme lo entenderé, pero no esperes que simplemente me vaya al decirme un simple no- dijo volviendo a encaminarse –si tu mascota tiene tanta hambre, puedes ir a alimentarla, yo estaré esperándote en donde te dije- al decir eso el espadachín se marcho, posiblemente a tener otra larga espera, esta vez en un bosque.
Después de unos cinco minutos el guerrero había llegado al lugar de la cita, y francamente, se sentía como una pésima escusa de asesino, empezaba a pensar que estaba intentado demorar el momento en el que tendría que blandir su acero en contra de aquella mujer, cosa que lo estaba matando por dentro, se sentía cada vez mas ansioso, por debajo de su capa el guerrero sostenía el mango de sus espadas con mucha fuerza, parte de él se ponía cada vez más impaciente, y la otra parte quería que la curandera nunca apareciera.
Klinge
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Re: Pactos honrados en favor de la gloria [Niniel-Klinge]
La mera mención de la plaga hizo que Níniel detuviera su avance a solo unos pasos de aquel extraño hombre, aunque Catherine continuó andando un par de pasos más antes de detenerse, con el desinterés y las prisas por continuar claramente dibujadas en su felino rostro. El desconocido había captado la atención de la peliblanca al nombrar aquella terrible enfermedad que había asolado buena parte de Aerandir, quizá sin ser consciente de lo implicada que estaba o había estado la elfa con su evolución e investigación desde el primer momento. Mas a pesar de ello, su reticencia a no decir ni tan siquiera su nombre, unido a su insistencia por hablar a solas en un lugar como aquel mencionado claro, la instaban a no ceder a su curiosidad. Era él quien había ido a buscarla a ella y no al revés.
-Veo que al menos entiende lo extraño en las formas de su petición...- Convino la peliblanca esperando que aquellas palabras fueran el comienzo de una comprensión mutua, aunque pronto quedó claro que aquello no había sido más que un espejismo, una ilusión rota debido a una gran falta de respeto por parte de aquel hombre hacia Catherine. Si pensaba que insultar a su mejor amiga le iba a otorgar puntos de cara a conseguir de Níniel lo que fuera que quisiese, estaba muy equivocado. La felina era como la hermana que siempre quiso tener. Una hermana con un carácter muy distinto al suyo.
-¿Mascota? Espera, ni se te ocurra ignorarme. Te patearé tan fuerte que te va a estorbar el cielo para dar vueltas.- Explotó la pelirroja ante aquel insulto. Y de no haber sido porque Níniel lo evitó, instándola a detenerse sin ni tan siquiera necesitar una palabra para ello, sin duda que se habría abalanzado sobre él en ese mismo instante.
-Níniel...-Dijo la felina con tono lastimero. -Solo un poco, un par de golpes nada más...Le sacaré todo lo que no dice y...- Parecía una niña pequeña pidiendo permiso para comer otro dulce.
-A palabras necias, oídos sordos. No es necesario montar un espectáculo por algo así, Cath. Hoy está siendo un buen día, no dejemos que nos lo estropeen.- Pidió la elfa a su compañera, dedicándole una cálida sonrisa e instándola a dirigirse hacia la posada y no tras aquel hombre. Allí una generosa comida las estaba esperando.
Ya en el establecimiento, de nombre borrado por el gamberrismo, sentadas a una mesa amplia para ellas dos solas donde nadie las molestaba ni les prestaba una especial atención, ambas comieron hasta quedar satisfechas, poco o nada pendientes del tiempo que transcurría. No obstante y aunque ninguna de las dos realmente lo quería, su reciente encuentro se convirtió en el principal y único tema de conversación entre bocado y bocado. Catherine seguía molesta y lamentaba una y otra vez haber dejado a aquel sujeto irse de rositas. Níniel por su parte le daba vueltas al asunto de la plaga y si sería o no verdad a pesar de todo.
-¿Crees que realmente haya ido a ese claro y esté ahí plantado, esperándote? Sería algo de lo más raro...y gracioso. Como aquella vez que le diste calabazas al hijo del frutero de la esquina.- Comentó la pelirroja rememorando algo que Níniel no quería recordar.
-Si lo dices así me haces quedar como una mala persona. Fui amable y clara. Le dije que no estaba interesada, y a pesar de ello...-Catherine asintió repetidamente ampliando su sonrisa. -Pues eso, casi lo mismo. Deberíamos ir a echar un vistazo. Seguramente ni esté allí.-
-¿Y sí está?- Preguntó la elfa. Aunque en su mente la respuesta a ambas opciones tenía ya respuesta. Si no estaba y no se había acercado ya de vuelta al pueblo significaría que no necesitaba su ayuda, y si sí estaba, bueno, al menos entonces saldrían de dudas sobre sus verdaderas intenciones, claro que podía ser peligroso. ¿Y si era un bandido o algo así?
-Pues nos enteramos de qué va el tema. Si todo sale bien, estupendo. Si es tan capullo como parece, el pueblo estará agradecido de que nos libremos de un indeseable. Nos las hemos visto con dragones gigantes, no-muertos, arañas bien gordas y hasta con hijos de fruteros...Es nuestro deber.- Argumentó la felina sabiendo que Níniel estaba a punto de aceptar, que estaba a punto de convencerla.
-Se sincera, Cath. Tú solo quieres venganza.- Le reprochó la peliblanca. Catherine se limitó a encogerse de hombros, sin perder la sonrisa.
Unos minutos más tarde ambas llegaron al lugar indicado. Tal y como había dicho el extraño hombre aquel lugar ni estaba lejos ni tenía perdida. Era un claro no demasiado grande, y la presencia de un apenas visible sendero hasta él desde el pueblo indicaba cierto tránsito de personas, aunque no demasiado. Quizá los lugareños celebraran algún tipo de actividad allí, puede que incluso religiosa, pero la falta de indicios dejaba aquellas posibilidades en el montón de los posibles, ya que nunca había oído a nadie del pueblo hablar del lugar.
-Vaya. Pues sí que era cierto que iba a quedarse aquí esperando.-Señaló Catherine al ver al hombre, en parte extrañada y en parte satisfecha ante aquello. -Que tipo más raro.-
-Quizá no tanto. Juzgaremos eso una vez que nos explique aquello que no podía contar en el pueblo.- Sentenció la peliblanca, mucho menos amable que antes. La venganza por el insulto hacia Catherine no la movía, pero desde luego que lo tenía presente.
-Veo que al menos entiende lo extraño en las formas de su petición...- Convino la peliblanca esperando que aquellas palabras fueran el comienzo de una comprensión mutua, aunque pronto quedó claro que aquello no había sido más que un espejismo, una ilusión rota debido a una gran falta de respeto por parte de aquel hombre hacia Catherine. Si pensaba que insultar a su mejor amiga le iba a otorgar puntos de cara a conseguir de Níniel lo que fuera que quisiese, estaba muy equivocado. La felina era como la hermana que siempre quiso tener. Una hermana con un carácter muy distinto al suyo.
-¿Mascota? Espera, ni se te ocurra ignorarme. Te patearé tan fuerte que te va a estorbar el cielo para dar vueltas.- Explotó la pelirroja ante aquel insulto. Y de no haber sido porque Níniel lo evitó, instándola a detenerse sin ni tan siquiera necesitar una palabra para ello, sin duda que se habría abalanzado sobre él en ese mismo instante.
-Níniel...-Dijo la felina con tono lastimero. -Solo un poco, un par de golpes nada más...Le sacaré todo lo que no dice y...- Parecía una niña pequeña pidiendo permiso para comer otro dulce.
-A palabras necias, oídos sordos. No es necesario montar un espectáculo por algo así, Cath. Hoy está siendo un buen día, no dejemos que nos lo estropeen.- Pidió la elfa a su compañera, dedicándole una cálida sonrisa e instándola a dirigirse hacia la posada y no tras aquel hombre. Allí una generosa comida las estaba esperando.
Ya en el establecimiento, de nombre borrado por el gamberrismo, sentadas a una mesa amplia para ellas dos solas donde nadie las molestaba ni les prestaba una especial atención, ambas comieron hasta quedar satisfechas, poco o nada pendientes del tiempo que transcurría. No obstante y aunque ninguna de las dos realmente lo quería, su reciente encuentro se convirtió en el principal y único tema de conversación entre bocado y bocado. Catherine seguía molesta y lamentaba una y otra vez haber dejado a aquel sujeto irse de rositas. Níniel por su parte le daba vueltas al asunto de la plaga y si sería o no verdad a pesar de todo.
-¿Crees que realmente haya ido a ese claro y esté ahí plantado, esperándote? Sería algo de lo más raro...y gracioso. Como aquella vez que le diste calabazas al hijo del frutero de la esquina.- Comentó la pelirroja rememorando algo que Níniel no quería recordar.
-Si lo dices así me haces quedar como una mala persona. Fui amable y clara. Le dije que no estaba interesada, y a pesar de ello...-Catherine asintió repetidamente ampliando su sonrisa. -Pues eso, casi lo mismo. Deberíamos ir a echar un vistazo. Seguramente ni esté allí.-
-¿Y sí está?- Preguntó la elfa. Aunque en su mente la respuesta a ambas opciones tenía ya respuesta. Si no estaba y no se había acercado ya de vuelta al pueblo significaría que no necesitaba su ayuda, y si sí estaba, bueno, al menos entonces saldrían de dudas sobre sus verdaderas intenciones, claro que podía ser peligroso. ¿Y si era un bandido o algo así?
-Pues nos enteramos de qué va el tema. Si todo sale bien, estupendo. Si es tan capullo como parece, el pueblo estará agradecido de que nos libremos de un indeseable. Nos las hemos visto con dragones gigantes, no-muertos, arañas bien gordas y hasta con hijos de fruteros...Es nuestro deber.- Argumentó la felina sabiendo que Níniel estaba a punto de aceptar, que estaba a punto de convencerla.
-Se sincera, Cath. Tú solo quieres venganza.- Le reprochó la peliblanca. Catherine se limitó a encogerse de hombros, sin perder la sonrisa.
Unos minutos más tarde ambas llegaron al lugar indicado. Tal y como había dicho el extraño hombre aquel lugar ni estaba lejos ni tenía perdida. Era un claro no demasiado grande, y la presencia de un apenas visible sendero hasta él desde el pueblo indicaba cierto tránsito de personas, aunque no demasiado. Quizá los lugareños celebraran algún tipo de actividad allí, puede que incluso religiosa, pero la falta de indicios dejaba aquellas posibilidades en el montón de los posibles, ya que nunca había oído a nadie del pueblo hablar del lugar.
-Vaya. Pues sí que era cierto que iba a quedarse aquí esperando.-Señaló Catherine al ver al hombre, en parte extrañada y en parte satisfecha ante aquello. -Que tipo más raro.-
-Quizá no tanto. Juzgaremos eso una vez que nos explique aquello que no podía contar en el pueblo.- Sentenció la peliblanca, mucho menos amable que antes. La venganza por el insulto hacia Catherine no la movía, pero desde luego que lo tenía presente.
Níniel Thenidiel
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Re: Pactos honrados en favor de la gloria [Niniel-Klinge]
Klinge recostado contra el costado de un árbol por más de 30 minutos a que alguien llegara, la espera lo ayudo a pensar mejor las cosas, y ahora sabría cómo actuar, seria sincero con la elfa, quizás un vano intento de limpiar su culpa, pero aun así sentía que le debía al menos eso.
Cuando finalmente Niniel y su amiga llegaron, el espadachín encaro enseguida el par de mujeres, aun oculto debajo de su capa -veo que aceptaste mi invitación…- dijo de forma calmada, mientras se empezaba a desabrochar la capa –te debo una disculpa, hay cortesías que se tienen que dar en ocasiones como estas...- el guerrero se termino de quitar la capa revelando a un hombre alrededor de los veinte, alto y esbelto, con una figura atlética, ya no vestía su armadura de cuero habitual, de la cual solo conservaba sus guanteletes y botas, pero sus armas colgaban de su cinturón como de costumbre, a excepción de sus dagas, que se encontraban enfundadas y sujetas a sus hombros, sus brazos desnudos revelaban un gran número de cicatrices recorriéndolos, entre ellos cortes y mordidas de animales, y en su cabeza llevaba un pañuelo rojo a modo de sombrero que le cubría las cejas.
El mercenario dio un paso al frente –mi nombre es Klinge, también conocido como el cuchillo salvaje de Vulwulfar, o hijo del lodo, y he venido a darte una advertencia- las palabras del guerrero estaban cargadas con una fuerte melancolía que traicionaba sus objetivos, el guerrero apretó el puño antes de seguir ablando –alguien parece guardarle rencor a tu “logia” de la que formas parte por, supuestamente, no haber hecho nada cuando la plaga se cobro tantas vidas, y han enviado a alguien contra ti y tus compañeros- el tono del joven cambio a uno irritado y se cruzo de brazos –será mejor que tú y tu amiga estén atentas, quien sabe quien, aparte de mi enviaran tras de ustedes.
Antes de que la elfa o la gata pudiesen procesar lo que el espadachín les acaba de decir, este se desenfunda la espada que cargaba del lado derecho de su cintura de forma invertida con la diestra y le daba un par de vueltas antes de empuñarla de forma correcta con ambas manos y señalando a la sacerdotisa con la punta de su acero.
Dentro de su mente el guerrero aun seguía en conflicto, toda esta ceremonia no era habitual en él, cuando entraba en combate solía ser de forma súbita y brutal, con la pura intención de matar a su objetivo lo más rápido posible, pero no se sentía con su ímpetu habitual en ese momento.
Cuando finalmente Niniel y su amiga llegaron, el espadachín encaro enseguida el par de mujeres, aun oculto debajo de su capa -veo que aceptaste mi invitación…- dijo de forma calmada, mientras se empezaba a desabrochar la capa –te debo una disculpa, hay cortesías que se tienen que dar en ocasiones como estas...- el guerrero se termino de quitar la capa revelando a un hombre alrededor de los veinte, alto y esbelto, con una figura atlética, ya no vestía su armadura de cuero habitual, de la cual solo conservaba sus guanteletes y botas, pero sus armas colgaban de su cinturón como de costumbre, a excepción de sus dagas, que se encontraban enfundadas y sujetas a sus hombros, sus brazos desnudos revelaban un gran número de cicatrices recorriéndolos, entre ellos cortes y mordidas de animales, y en su cabeza llevaba un pañuelo rojo a modo de sombrero que le cubría las cejas.
El mercenario dio un paso al frente –mi nombre es Klinge, también conocido como el cuchillo salvaje de Vulwulfar, o hijo del lodo, y he venido a darte una advertencia- las palabras del guerrero estaban cargadas con una fuerte melancolía que traicionaba sus objetivos, el guerrero apretó el puño antes de seguir ablando –alguien parece guardarle rencor a tu “logia” de la que formas parte por, supuestamente, no haber hecho nada cuando la plaga se cobro tantas vidas, y han enviado a alguien contra ti y tus compañeros- el tono del joven cambio a uno irritado y se cruzo de brazos –será mejor que tú y tu amiga estén atentas, quien sabe quien, aparte de mi enviaran tras de ustedes.
Antes de que la elfa o la gata pudiesen procesar lo que el espadachín les acaba de decir, este se desenfunda la espada que cargaba del lado derecho de su cintura de forma invertida con la diestra y le daba un par de vueltas antes de empuñarla de forma correcta con ambas manos y señalando a la sacerdotisa con la punta de su acero.
Dentro de su mente el guerrero aun seguía en conflicto, toda esta ceremonia no era habitual en él, cuando entraba en combate solía ser de forma súbita y brutal, con la pura intención de matar a su objetivo lo más rápido posible, pero no se sentía con su ímpetu habitual en ese momento.
Klinge
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Re: Pactos honrados en favor de la gloria [Niniel-Klinge]
-¿Una disculpa? Vaya, quizá no seas un caso perdido después de todo.- Respondió la felina pelirroja a las palabras de aquel hombre, observándole sin perder detalle, usando sus sentidos para tratar de averiguar si estaba solo allí. -¿Ocasiones? ¿Qué ocasiones? Wooh, yo que tú dejaría de quitarme la ropa. Ya te dije que no somos de esa clase de mujeres.- Continuó diciendo al ver como su interlocutor se deshacía de su capa, revelando ser un humano joven armado casi literalmente hasta los dientes. Realmente llevaba todo un arsenal encima, a su lado ambas jóvenes parecían un par de inofensivas chicas en apuros, armadas únicamente con la daga que Níniel guardaba en algún lugar entre los pliegues de su ropa. Claro que las apariencias no podían engañar más.
-Tu nombre es "hombre muerto" si das un solo paso más.- Amenazó entonces Catherine ante el paso adelante de aquel tal Klinge, aún simplemente observándolo y sin tomar una pose de combate, aunque dando un paso lateral para colocarse ligeramente entre el humano y la elfa. Era realmente un sujeto de lo más extraño aquel. Su cuerpo atlético y las marcas en sus brazos denotaban que era un guerrero, incluso sin tener que revelar ninguno de esos curiosos y ridículos apodos que tanto parecían gustarle a los humanos. Las marcas causadas por bestias, junto a las causadas por diferentes tipos de armas y su edad aparente, le daban a la elfa una buena idea sobre el tipo concreto de luchador. Hasta ahí todo normal; lo extraño era su pesaroso tono de voz al hablar y el modo en el que parecía estar haciendo aquello, como si no quisiera, advirtiendo a Níniel incluso de que él no era la amenaza, que la verdadera podría llegar más adelante.
-Me gustaría saber quién tiene ese infundado rencor hacia la Logia.- Fueron las palabras de Níniel sin amedrentarse ante la amenaza que el humano apuntaba hacia ella en forma de espada. Y mientras hablaba acumulaba más y más éter, preparándose para enfrentar al que finalmente se revelaba como un hostil, uno algo atípico quizá. -Cualquiera que estuviese allí cuando todo empezó podría decirte que la Logia fue quién más empeño dedicó a evitar que la plaga se extendiera. Incluso mientras otros huían, nos mantuvimos firmes, en primera línea, con el gran riesgo que eso suponía. Quién te haya mandado contra nosotros lo ha hecho mintiéndote. A tí y al resto de posibles atacantes que mencionas.- Sentenció totalmente segura de sus palabras. Ella misma había tratado a muchos enfermos, había buscado las piezas del sello para volver a entrar en la pirámide...Aquella acusación en otras circunstancias la hubiese hecho incluso reír ante lo absurda que era.
-Es un mercenario. Poco le importa el discurso de quién le contrata o de quién deba matar. Todo se limita al tamaño de la bolsa de aeros que reciba a cambio. Los conozco bien, mi antiguo amo tenía a varios bajo sus órdenes, les entrenaba como hizo conmigo...Cuando se le cansaba la mano, eran ellos quienes me golpeaban.- Catherine mostró sus colmillos y desplegó las garras de ambas manos de manera amenazante, tensando su cuerpo lista para atacar. La felina odiaba a los esclavistas y a cualquiera que tratara a otras personas como si no fuesen más que un objeto, una mercancía, un objetivo que cobrar.
-Eso parece. Y como tú creo que merece la ocasión de rectificar, de enmendar una vida de pecado y desprecio hacia los demás. Quizá crea que solo puede devolverle al mundo con la misma moneda que el mundo usó con él. Pero siempre hay otro camino.- Hizo una leve pausa, quería que aquellas palabras calaran. -Siempre podemos elegir, como hizo mi amiga, mi hermana. Baja tu arma, Klinge, y dime quién desea mal a la Logia. Haz lo correcto...-
-Tu nombre es "hombre muerto" si das un solo paso más.- Amenazó entonces Catherine ante el paso adelante de aquel tal Klinge, aún simplemente observándolo y sin tomar una pose de combate, aunque dando un paso lateral para colocarse ligeramente entre el humano y la elfa. Era realmente un sujeto de lo más extraño aquel. Su cuerpo atlético y las marcas en sus brazos denotaban que era un guerrero, incluso sin tener que revelar ninguno de esos curiosos y ridículos apodos que tanto parecían gustarle a los humanos. Las marcas causadas por bestias, junto a las causadas por diferentes tipos de armas y su edad aparente, le daban a la elfa una buena idea sobre el tipo concreto de luchador. Hasta ahí todo normal; lo extraño era su pesaroso tono de voz al hablar y el modo en el que parecía estar haciendo aquello, como si no quisiera, advirtiendo a Níniel incluso de que él no era la amenaza, que la verdadera podría llegar más adelante.
-Me gustaría saber quién tiene ese infundado rencor hacia la Logia.- Fueron las palabras de Níniel sin amedrentarse ante la amenaza que el humano apuntaba hacia ella en forma de espada. Y mientras hablaba acumulaba más y más éter, preparándose para enfrentar al que finalmente se revelaba como un hostil, uno algo atípico quizá. -Cualquiera que estuviese allí cuando todo empezó podría decirte que la Logia fue quién más empeño dedicó a evitar que la plaga se extendiera. Incluso mientras otros huían, nos mantuvimos firmes, en primera línea, con el gran riesgo que eso suponía. Quién te haya mandado contra nosotros lo ha hecho mintiéndote. A tí y al resto de posibles atacantes que mencionas.- Sentenció totalmente segura de sus palabras. Ella misma había tratado a muchos enfermos, había buscado las piezas del sello para volver a entrar en la pirámide...Aquella acusación en otras circunstancias la hubiese hecho incluso reír ante lo absurda que era.
-Es un mercenario. Poco le importa el discurso de quién le contrata o de quién deba matar. Todo se limita al tamaño de la bolsa de aeros que reciba a cambio. Los conozco bien, mi antiguo amo tenía a varios bajo sus órdenes, les entrenaba como hizo conmigo...Cuando se le cansaba la mano, eran ellos quienes me golpeaban.- Catherine mostró sus colmillos y desplegó las garras de ambas manos de manera amenazante, tensando su cuerpo lista para atacar. La felina odiaba a los esclavistas y a cualquiera que tratara a otras personas como si no fuesen más que un objeto, una mercancía, un objetivo que cobrar.
-Eso parece. Y como tú creo que merece la ocasión de rectificar, de enmendar una vida de pecado y desprecio hacia los demás. Quizá crea que solo puede devolverle al mundo con la misma moneda que el mundo usó con él. Pero siempre hay otro camino.- Hizo una leve pausa, quería que aquellas palabras calaran. -Siempre podemos elegir, como hizo mi amiga, mi hermana. Baja tu arma, Klinge, y dime quién desea mal a la Logia. Haz lo correcto...-
Níniel Thenidiel
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Re: Pactos honrados en favor de la gloria [Niniel-Klinge]
Klinge se quedo sorprendido por un momento ante la calmada reacción de la elfa, el hecho de que no entrara en pánico al verlo ponerse en guardia con arma en mano demostraba que no era la primera vez que se encontraba en una situación similar, el espadachín respetaba el coraje de las mujeres que tenía en frente, quienes estaban dispuestas a plantarle cara sin importar que.
El guerrero permaneció en silencio ante la mayoría de interrogativas e insultos que el par frente a él le lanzaban, pero las últimas palabras de la curandera calaron hondo, más hondo de lo que ella sospechaba.
El guerrero apretó los dientes mientras un mar de pensamientos y dudas inundaba su mente, estaba listo para dejar hablar su acero en ese momento, para que las armas le dieran la respuesta, pero ahora su espada temblaba en sus manos, la indecisión se había apoderado de él, su resolución a luchar se había roto por primera vez en su vida.
El joven finalmente rompió el silencio, esta vez su voz se notaba un poco temblorosa –¡tú no sabes nada de mí!- bramo –al igual que yo no sé nada de ti, ni de los que me mandaron matarte… ni siquiera sabía nada del primer hombre que mate…- finalmente el espadachín empuño con más fuerza su espada que antes tratando de juntar tanta bravura como pudiese en esa situación cuando finalmente, ve su reflejo en el filo de su arma.
El guerrero se quedo en una especie de trance por unos momentos que parecían eternos y luego, de la nada, suelta una leve risa que se va convirtiendo poco a poco en una fuerte carcajada -¿esta es la oportunidad de ir al valhalla que me fue prometida?- grito a los cielos ya con su guardia rota, pero aun con su espada en mano –¿un vil intento de asesinato? Toda mi vida, todo mi entrenamiento, todas mis luchas, sufrimientos y vidas que arrebate, ¡¿y en esto me convierto?! ¿!Unvil matón?!- el joven tira su espada al piso y empieza a patear la tierra, agitar los brazos, y gritar al cielo como si estuviese teniendo un berrinche, olvidándose totalmente de la gata y la elfa que lo estaban observando.
Después de un rato de sacudirse la frustración de encima, cuando su aliento comenzaba a escucharse pesado, ya más calmado Klinge recogió y volvió a enfundar su espada –¡soy un chiste de guerrero!- exclamo en voz baja –los dioses tienen que estar riéndose de mí en este momento, dejarme engatusar por una mujer en una taberna en intentar matar a una curandera que seguro ayudo a más gente de la que yo podría ayudar con unos fierros mientras que me la pasaba perdido en los bosques, ¡como un conejo cualquiera!- el guerrero seguía soltando su frustración a los cielos como si fuera a recibir una respuesta de sus dioses o… cualquier otro dios que podría estar escuchando en ese momento, la verdad ya ni le importaba -¿Dónde está mi muerte de guerrero que me prometieron? ¿Dónde está mi gloria y la sal dación de mi deuda?
El guerrero permaneció en silencio ante la mayoría de interrogativas e insultos que el par frente a él le lanzaban, pero las últimas palabras de la curandera calaron hondo, más hondo de lo que ella sospechaba.
El guerrero apretó los dientes mientras un mar de pensamientos y dudas inundaba su mente, estaba listo para dejar hablar su acero en ese momento, para que las armas le dieran la respuesta, pero ahora su espada temblaba en sus manos, la indecisión se había apoderado de él, su resolución a luchar se había roto por primera vez en su vida.
El joven finalmente rompió el silencio, esta vez su voz se notaba un poco temblorosa –¡tú no sabes nada de mí!- bramo –al igual que yo no sé nada de ti, ni de los que me mandaron matarte… ni siquiera sabía nada del primer hombre que mate…- finalmente el espadachín empuño con más fuerza su espada que antes tratando de juntar tanta bravura como pudiese en esa situación cuando finalmente, ve su reflejo en el filo de su arma.
El guerrero se quedo en una especie de trance por unos momentos que parecían eternos y luego, de la nada, suelta una leve risa que se va convirtiendo poco a poco en una fuerte carcajada -¿esta es la oportunidad de ir al valhalla que me fue prometida?- grito a los cielos ya con su guardia rota, pero aun con su espada en mano –¿un vil intento de asesinato? Toda mi vida, todo mi entrenamiento, todas mis luchas, sufrimientos y vidas que arrebate, ¡¿y en esto me convierto?! ¿!Unvil matón?!- el joven tira su espada al piso y empieza a patear la tierra, agitar los brazos, y gritar al cielo como si estuviese teniendo un berrinche, olvidándose totalmente de la gata y la elfa que lo estaban observando.
Después de un rato de sacudirse la frustración de encima, cuando su aliento comenzaba a escucharse pesado, ya más calmado Klinge recogió y volvió a enfundar su espada –¡soy un chiste de guerrero!- exclamo en voz baja –los dioses tienen que estar riéndose de mí en este momento, dejarme engatusar por una mujer en una taberna en intentar matar a una curandera que seguro ayudo a más gente de la que yo podría ayudar con unos fierros mientras que me la pasaba perdido en los bosques, ¡como un conejo cualquiera!- el guerrero seguía soltando su frustración a los cielos como si fuera a recibir una respuesta de sus dioses o… cualquier otro dios que podría estar escuchando en ese momento, la verdad ya ni le importaba -¿Dónde está mi muerte de guerrero que me prometieron? ¿Dónde está mi gloria y la sal dación de mi deuda?
- Nota:
- Níniel estoy sorprendido por tu post, y de buena manera, mandaste al traste lo que tenía planeado para mi siguiente post, quise empezar el combate para este, pero con la reacción de tu personaje le quitaste toda la voluntad de pelea al mío y me encanto, porque tuve que improvisar y me está dando más oportunidades de profundizarlo más, realmente estoy disfrutando de este tema contigo.
Klinge
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Re: Pactos honrados en favor de la gloria [Niniel-Klinge]
No hizo falta que Níniel dijera nada más. Conforme aquel tal Klinge hablaba lo hacía consigo mismo, cuestionándose no solo aquel trabajo, encargo, misión o lo que fuera de atacar a la logia, se cuestionaba su vida entera. Realmente se parecía mucho más a Catherine de lo que seguramente ninguno de los dos querría admitir; actuando ambos por inercia, dando un paso tras otro en un camino que les llevaba a convertirse en aquello que más odiaban, creyendo que era cuanto podían hacer. Aquel era el resultado cuando se entrenaba a las personas como herramientas, al final acababan creyendo que eran simplemente una. Pensarlo se convertía en su único consuelo y la única vía de escape ante la culpa.
Catherine, manteniendo una postura defensiva ante Níniel, fruncía el ceño y apretaba los labios. De no haber conocido a Níniel quizá fuese ella quien se viese en la posición de aquel humano. Siempre aceptando un siguiente encargo de mierda para poder malvivir. Llorando sola al llegar al cubil al que llamaba casa. Culpando a todo el mundo por algo que ella misma podía cambiar. -Lo que me hicieron, aquello para lo que me entrenaron...no me define.- Masculló en plena pataleta del que debía ser su enemigo. Y miró hacía su peliblanca amiga asintiendo, relajando su posición aunque aún alerta.
-No deberías preguntarle a los dioses por respuestas que debes hallar tú mismo.- Dijo por fin la sacerdotisa cuando Klinge hubo envainado su espada, tras recogerla del suelo, enrabietado. -Si estos sentimientos son reales, deberías hacerles caso. No deberías empuñar la espada por el mero hecho de hacerlo, porque puedes o se te de bien. Ni siquiera porque creas que sea lo único para lo que vales. La fuerza de un verdadero guerrero no nace de aquí.- Dijo señalando su propio brazo. -Ni de aquí.- Señaló su cabeza. -Necesitas ambos, pero nace de aquí.- Señaló a su corazón. -Y tu corazón te está hablando. Ha hecho que tu arma tiemble en tus manos, a pesar de que tus brazos son fuertes. Quizá si le haces caso, encuentres las respuestas que buscas.- Aconsejó la peliblanca.
-Y hablando de usar la cabeza...Has mencionado que haces todo esto engatusado por una mujer en una taberna...Fue ella quién te contrató a base de mentiras. ¿Sabes algo más de ella? Puede que no sepa cómo puedes saldar esa deuda de la que hablas, pero sí sé cómo puedes corregir este error ahora que no es demasiado tarde.- Parecía haber podido evitar aquel enfrentamiento, o quizá lo más adecuado sería decir, que parecía haber vencido con palabras. Ahora la peliblanca quería información sobre esa amenaza contra la logia. Más sicarios podrían tener a sus compañeros como objetivo, y quizá ellos no tuvieran la fortuna de toparse con uno con conciencia. El mal como tal existía en Aerandir, y no faltaban los corazones negros como el carbón.
Catherine, manteniendo una postura defensiva ante Níniel, fruncía el ceño y apretaba los labios. De no haber conocido a Níniel quizá fuese ella quien se viese en la posición de aquel humano. Siempre aceptando un siguiente encargo de mierda para poder malvivir. Llorando sola al llegar al cubil al que llamaba casa. Culpando a todo el mundo por algo que ella misma podía cambiar. -Lo que me hicieron, aquello para lo que me entrenaron...no me define.- Masculló en plena pataleta del que debía ser su enemigo. Y miró hacía su peliblanca amiga asintiendo, relajando su posición aunque aún alerta.
-No deberías preguntarle a los dioses por respuestas que debes hallar tú mismo.- Dijo por fin la sacerdotisa cuando Klinge hubo envainado su espada, tras recogerla del suelo, enrabietado. -Si estos sentimientos son reales, deberías hacerles caso. No deberías empuñar la espada por el mero hecho de hacerlo, porque puedes o se te de bien. Ni siquiera porque creas que sea lo único para lo que vales. La fuerza de un verdadero guerrero no nace de aquí.- Dijo señalando su propio brazo. -Ni de aquí.- Señaló su cabeza. -Necesitas ambos, pero nace de aquí.- Señaló a su corazón. -Y tu corazón te está hablando. Ha hecho que tu arma tiemble en tus manos, a pesar de que tus brazos son fuertes. Quizá si le haces caso, encuentres las respuestas que buscas.- Aconsejó la peliblanca.
-Y hablando de usar la cabeza...Has mencionado que haces todo esto engatusado por una mujer en una taberna...Fue ella quién te contrató a base de mentiras. ¿Sabes algo más de ella? Puede que no sepa cómo puedes saldar esa deuda de la que hablas, pero sí sé cómo puedes corregir este error ahora que no es demasiado tarde.- Parecía haber podido evitar aquel enfrentamiento, o quizá lo más adecuado sería decir, que parecía haber vencido con palabras. Ahora la peliblanca quería información sobre esa amenaza contra la logia. Más sicarios podrían tener a sus compañeros como objetivo, y quizá ellos no tuvieran la fortuna de toparse con uno con conciencia. El mal como tal existía en Aerandir, y no faltaban los corazones negros como el carbón.
Níniel Thenidiel
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Re: Pactos honrados en favor de la gloria [Niniel-Klinge]
Una vez más calmado Klinge consiguió analizar mejor la situación en la que se encontraba, recordó el discurso pedorro del viejo ese en la taberna y sobre todo, pudo recordar ciertos detalles extraños de aquella mujer que lo mando matar a la curandera. Esta ultima le estaba hablando sobre cosas de brazos, cabezas y corazones, que francamente, ni le interesaba entender al espadachín –Lo que los dioses me dicen es que llegare a experimentar la gloria en la muerte si sigo este camino, quizás lo que mi corazón quiera es sentar la cabeza y tener una vida larga y tranquila, pero abandone esa esperanza cuando empuñe un arma por primera vez- dijo cruzándose de brazos y encarando de nuevo a la elfa –no me mal interpretes, la deuda de la que hablo es la sangre que tengo que derramar para alcanzar un asiento junto a los dioses- dijo con una sonrisa que podía helar la sangre –¡mi sangre!- dijo abriendo sus brazos y manos –solo mi muerte en combate me dará acceso al Valhalla, ¡el salón de Odín en Asgard!- el mercenario hizo una pausa y se rasco la barbilla –o al Fólkvangr, si le caigo simpático a Freyja- aunque las palabras del guerrero fueran extrañas, se podía notar un poco la tragedia de su vida, un guerrero que solo tenía sí mismo como motivación para seguir luchando.
El joven hablaba de cosas muy raras, referente al folclore de su gente, capaz desconocidas para la chica bestia y su “hermana” elfica, cuando finalmente dejo de desvariar sobre su recompensa en la otra vida el joven espadachín recapitulo los eventos que lo condujeron a esa situación, pensándolo en retrospectiva no podía entender cómo se dejo arrastrar en todo esto siendo un mercenario analfabeto que solo le interesaba llenarse la barriga y emborracharse, aparte de morir peleando claro, el joven se llevo la mano al costado y se rasco la cabeza con la otra –llegados a este punto, les debo otra disculpa, como espada de alquiler no suelo tomar este tipo de trabajo, mi campo es el más… honrado del negocio, bandidos, vampiros renegados, escoltar caravanas, cosas así… buena paga, pocos problemas con la ley, y le caes bien a la gente- el espadachín tose interrumpiéndose antes de desvariar de nuevo –el punto es que, una noche estaba en la taberna, gastando el dinero ganado en mi última recompensa en lo de siempre, licor y comida, cuando de pronto aparece este viejo hablando tonterías sobre igualdad, fraternidad y no sé que mas… ¡lo que decía no tenía sentido!
El espadachín continuo un rato narrándoles lo ocurrido a las mujeres, comentándoles como el anciano empezó a instigar a la gente en el lugar a una especie revuelta a gran escala, hablando tonterías sin sentido sobre la unión de las razas o algo así –cuando decido aceptar, solo por la oportunidad de participar en una gran batalla, se me aparece de la nada esta mujer que empieza a insultarme en mi cara llamándome cobarde, luego me dijo que matara a uno de los tuyos porque eran los culpables de la enfermedad de los dragones- el guerrero volvió a cruzarse de brazos y frunció el ceño de forma meditativa –siendo sincero aquella mujer era demasiado hermosa, dudo de que fuera real…
El joven hablaba de cosas muy raras, referente al folclore de su gente, capaz desconocidas para la chica bestia y su “hermana” elfica, cuando finalmente dejo de desvariar sobre su recompensa en la otra vida el joven espadachín recapitulo los eventos que lo condujeron a esa situación, pensándolo en retrospectiva no podía entender cómo se dejo arrastrar en todo esto siendo un mercenario analfabeto que solo le interesaba llenarse la barriga y emborracharse, aparte de morir peleando claro, el joven se llevo la mano al costado y se rasco la cabeza con la otra –llegados a este punto, les debo otra disculpa, como espada de alquiler no suelo tomar este tipo de trabajo, mi campo es el más… honrado del negocio, bandidos, vampiros renegados, escoltar caravanas, cosas así… buena paga, pocos problemas con la ley, y le caes bien a la gente- el espadachín tose interrumpiéndose antes de desvariar de nuevo –el punto es que, una noche estaba en la taberna, gastando el dinero ganado en mi última recompensa en lo de siempre, licor y comida, cuando de pronto aparece este viejo hablando tonterías sobre igualdad, fraternidad y no sé que mas… ¡lo que decía no tenía sentido!
El espadachín continuo un rato narrándoles lo ocurrido a las mujeres, comentándoles como el anciano empezó a instigar a la gente en el lugar a una especie revuelta a gran escala, hablando tonterías sin sentido sobre la unión de las razas o algo así –cuando decido aceptar, solo por la oportunidad de participar en una gran batalla, se me aparece de la nada esta mujer que empieza a insultarme en mi cara llamándome cobarde, luego me dijo que matara a uno de los tuyos porque eran los culpables de la enfermedad de los dragones- el guerrero volvió a cruzarse de brazos y frunció el ceño de forma meditativa –siendo sincero aquella mujer era demasiado hermosa, dudo de que fuera real…
Klinge
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Re: Pactos honrados en favor de la gloria [Niniel-Klinge]
-No tienes que explicarme vuestras creencias, las conozco de sobra. Lo que intento explicarte, humano, es que ese lugar al que aspiras está reservado para los auténticos guerreros, y que no todo aquel con una espada y cierta habilidad para usarla es uno.- Por unos momentos había parecido que lograban entenderse, pero nuevamente no había sido más que una falsa apariencia. Aquel hombre solo se centraba en una parte de su folclore, como si el mero hecho de morir en batalla fuese a darle lo que quería, sin más, sin importar el camino o los motivos que le hubiesen llevado hasta ese final. No entendía o no quería entender qué convertía a una persona cualquiera, incluso a alguien débil como para empuñar arma alguna, en un auténtico guerrero.
-Estoy empezando a creer, Nín, que este tipo solo quiere que le maten. Por eso va por ahí insultando a la gente y aceptando trabajos sin saber con quién se mete. Tal vez deberíamos darle lo que quiere.- Comentó Catherine, sin entender ni compartir aquella extraña mentalidad. -¿Aunque qué clase de dioses guerreros querrían rodearse de los perdedores? Lo suyo sería que escogieran a los que vencen.- La felina, sin saberlo, estaba mucho más cerca de la verdad de lo que aquel humano parecía estarlo. Los dioses de los humanos no reclamaban a los perdedores, reclamaban a aquellos que incluso en la muerte, vencían. Klinge parecía todo lo contrario; vencido en vida. Quizá algún día entendería que era más importante el camino en sí que el final del mismo.
-Ya veo. La situación es más grave de lo que creía. -Volvería a hablar la peliblanca tras el relato del joven, mostrándose mucho más reflexiva y seria al interiorizar aquellas revelaciones. Mostrar cierta inquina hacia un grupo concreto, incluso usando toda clase de viles mentiras y calumnias para atacarlo, era una cosa. Que aquello formase parte de un plan mucho mayor era otra muy distinta. No era solo odio o ansias de venganza por alguna cuestión pasada de su gremio. Como decía Klinge; aquello era solo una pieza más de algo mucho mayor. -Debo informar al Gran Inquisidor. Él sabrá qué hacer y podrá mover los hilos adecuados para tratar este asunto.- Sentenció la sacerdotisa. Ella carecía de suficiente información y conocimientos como para hacer algo por su cuenta.
-¿Qué? ¿Otra vez al norte? Ahora que empezaba el buen tiempo...Quería ver Sandorai floreciendo.- Protestó la felina pelirroja con un gran aspaviento de frustración. -A veces creo que tienes un don para toparte de cara con los problemas Nín. Primero Bio, luego el hijo del frutero y ahora...Este orejas redondas dice hola en un pueblo que no aparece ni en los mapas y...!Booom¡ ¿Seguro que no podemos solo matarlo a él e irnos a casa?- Ni se molestó en ponerle ojitos, ya sabía que no le serviría de nada. Níniel estaba decidida.
-¿Qué harás tú, Klinge? Quizá aún tengas que luchar en una batalla a pesar de todo, aunque ahora puedes escoger bando.-
-Estoy empezando a creer, Nín, que este tipo solo quiere que le maten. Por eso va por ahí insultando a la gente y aceptando trabajos sin saber con quién se mete. Tal vez deberíamos darle lo que quiere.- Comentó Catherine, sin entender ni compartir aquella extraña mentalidad. -¿Aunque qué clase de dioses guerreros querrían rodearse de los perdedores? Lo suyo sería que escogieran a los que vencen.- La felina, sin saberlo, estaba mucho más cerca de la verdad de lo que aquel humano parecía estarlo. Los dioses de los humanos no reclamaban a los perdedores, reclamaban a aquellos que incluso en la muerte, vencían. Klinge parecía todo lo contrario; vencido en vida. Quizá algún día entendería que era más importante el camino en sí que el final del mismo.
-Ya veo. La situación es más grave de lo que creía. -Volvería a hablar la peliblanca tras el relato del joven, mostrándose mucho más reflexiva y seria al interiorizar aquellas revelaciones. Mostrar cierta inquina hacia un grupo concreto, incluso usando toda clase de viles mentiras y calumnias para atacarlo, era una cosa. Que aquello formase parte de un plan mucho mayor era otra muy distinta. No era solo odio o ansias de venganza por alguna cuestión pasada de su gremio. Como decía Klinge; aquello era solo una pieza más de algo mucho mayor. -Debo informar al Gran Inquisidor. Él sabrá qué hacer y podrá mover los hilos adecuados para tratar este asunto.- Sentenció la sacerdotisa. Ella carecía de suficiente información y conocimientos como para hacer algo por su cuenta.
-¿Qué? ¿Otra vez al norte? Ahora que empezaba el buen tiempo...Quería ver Sandorai floreciendo.- Protestó la felina pelirroja con un gran aspaviento de frustración. -A veces creo que tienes un don para toparte de cara con los problemas Nín. Primero Bio, luego el hijo del frutero y ahora...Este orejas redondas dice hola en un pueblo que no aparece ni en los mapas y...!Booom¡ ¿Seguro que no podemos solo matarlo a él e irnos a casa?- Ni se molestó en ponerle ojitos, ya sabía que no le serviría de nada. Níniel estaba decidida.
-¿Qué harás tú, Klinge? Quizá aún tengas que luchar en una batalla a pesar de todo, aunque ahora puedes escoger bando.-
Níniel Thenidiel
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Re: Pactos honrados en favor de la gloria [Niniel-Klinge]
El espadachín contenía su furia lo mejor que podía en el momento, esto ya era el colmo, primero lo llamaba cobarde una mujer que ni siquiera era real, y ahora las dos personas a las cuales el perdono la vida lo llamaban perdedor, o al menos así lo interpretaba el. Sentía como todo mundo se burlaba de él sin motivo en ese momento, nadie sabía de sus hazañas, de sus victorias y de su coraje.
En ese momento se dio cuenta, realmente nadie conocía su nombre, solo unos pocos campesinos en Balsodia sabrían de su destreza, y eso no era suficiente. Supo entonces que si quería ganarse su lugar con los dioses tendría que ser algo más que un simple mercenario, tendría que ser un héroe de las más grandes sagas.
El espadachín soltó otra carcajada de júbilo al cielo ante su epifanía, ahora sabia que tendría que hacer, de pronto miro a la elfa y exclamo exaltado –si que participare en esta batalla, pero no será el final de mi historia…- saco una de sus espadas, aun dentro de la funda y la clavo en el suelo de un golpe –¡será solo el primer capítulo de mi gran saga!- dijo para luego señalar a Níniel con su dedo índice –grábate mis palabras: ¡para cuando mi vida acabe tus descendientes cantaran mis historias siglos después de la caída del reino de los humanos!
Cuando finalmente se calmo de nuevo el guerrero pensó en la pregunta que le hizo la curandera –no tengo nada mejor que hacer, y simplemente pedirte disculpas por intentar matarte no me sienta como una compensación a medida… las escoltare en su viaje, es la única forma que se me ocurre para pagar mi estupidez- exclamo el guerrero en tono alegre, y antes de que la gata pudiese protestar –y me encargare de cocinar durante todo el viaje- dicho esto, el espadachín saco de un bolsillo de su ropa un pequeño saquito de cuero y saco de él una pata de conejo asada, sazonada con varias especias que luego lanzo a la gata para probarle sus dones culinarios –no seré bueno en leer o escribir, pero si hay algo, aparte de la espada, en lo que me desempeño bien, es en la cocina- dijo no sin inflar su pecho de orgullo, parecía que este idiota era capaz de sentir placer en realizar un oficio que no requería herir o matar a otros.
El guerrero había perdido su espíritu, pero tan rápido como este se rompió, se volvió a formar, al ver una oportunidad al fin de enmendar sus equivocaciones, todo mundo conocería pronto el nombre de Klinge, el hijo del lodo.
En ese momento se dio cuenta, realmente nadie conocía su nombre, solo unos pocos campesinos en Balsodia sabrían de su destreza, y eso no era suficiente. Supo entonces que si quería ganarse su lugar con los dioses tendría que ser algo más que un simple mercenario, tendría que ser un héroe de las más grandes sagas.
El espadachín soltó otra carcajada de júbilo al cielo ante su epifanía, ahora sabia que tendría que hacer, de pronto miro a la elfa y exclamo exaltado –si que participare en esta batalla, pero no será el final de mi historia…- saco una de sus espadas, aun dentro de la funda y la clavo en el suelo de un golpe –¡será solo el primer capítulo de mi gran saga!- dijo para luego señalar a Níniel con su dedo índice –grábate mis palabras: ¡para cuando mi vida acabe tus descendientes cantaran mis historias siglos después de la caída del reino de los humanos!
Cuando finalmente se calmo de nuevo el guerrero pensó en la pregunta que le hizo la curandera –no tengo nada mejor que hacer, y simplemente pedirte disculpas por intentar matarte no me sienta como una compensación a medida… las escoltare en su viaje, es la única forma que se me ocurre para pagar mi estupidez- exclamo el guerrero en tono alegre, y antes de que la gata pudiese protestar –y me encargare de cocinar durante todo el viaje- dicho esto, el espadachín saco de un bolsillo de su ropa un pequeño saquito de cuero y saco de él una pata de conejo asada, sazonada con varias especias que luego lanzo a la gata para probarle sus dones culinarios –no seré bueno en leer o escribir, pero si hay algo, aparte de la espada, en lo que me desempeño bien, es en la cocina- dijo no sin inflar su pecho de orgullo, parecía que este idiota era capaz de sentir placer en realizar un oficio que no requería herir o matar a otros.
El guerrero había perdido su espíritu, pero tan rápido como este se rompió, se volvió a formar, al ver una oportunidad al fin de enmendar sus equivocaciones, todo mundo conocería pronto el nombre de Klinge, el hijo del lodo.
- Nota:
- Ok, me divertí mucho con este tema, de verdad, pero no creo que haga falta extenderlo más, después de que me respondas este post creo que estaría bien dar por terminado este… “enfrentamiento” e informarle a Singel, nada más que decir, fue genial rolear contigo XD
Klinge
Honorable
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Re: Pactos honrados en favor de la gloria [Niniel-Klinge]
Aquel humano no era perfecto, eso Níniel lo tenía claro. No parecía especialmente despierto de mente, como demostraba su propio relato del modo en el que había acabado aceptando la tarea de ir tras algún miembro de la Logia, así como el modo de abordar a la peliblanca en plena calle y pedirle que se reunieran en un lugar apartado de manera harto sospechosa. Tampoco es que pareciera saber muy bién qué hacer con su vida; lamentando sus propias decisiones y la situación a la que las mismas le habían llevado. Además era una persona de lo más escandalosa y para nada comedida. Pero desde luego si algo no se le podía achacar, era la falta de entusiasmo.
-No es poco lo que pretendes. Mi gente no se deja impresionar fácilmente por las hazañas de los humanos. Debes tener en cuenta que somos un pueblo antiguo y orgulloso. Contamos con guerreros centenarios que han pasado en los campos de batalla varias de vuestras vidas. Lo mismo puede aplicarse a otras disciplinas. -Aleccionó la peliblanca, sin acritud ni desdén hacia el objetivo de Klinge. Sencillamente pretendía darle una mejor perspectiva sobre lo duro que tendría que trabajar, no sugerir que fuese imposible. -Esfuérzate.-Añadió entonces.
-Sí, esfuérzate, por que se te ve un poco...Espera ¿qué? No, no vas a venir con nosotras. No necesitamos escolta, yo soy la...- Comenzó a protestar la pelirroja, dejando de hablar al centrarse en atrapar al vuelo y de buena forma aquella pata de conejo especiada. -¿Te crees que soy un perro, lanzándome la comida como si fuera un simple animal?- Cambió su protesta la joven felina, aunque olisqueando aquella pieza de carne. -Porque si es así ya puedes ir olvidándote de tus canciones. Solo tendrás un par de palabras inscritas sobre una lápida, la tuya, que dirán: "Aquí yace klinge, humano tonto".- Dijo antes de darle un tímido bocado a la carne y emitiendo rápidamente un sonidito de satisfacción. -Bueno, dirá: "Aquí yace Klinge, humano tonto. Tenía buena mano con las especias".- Añadió al final tendiéndole el trozo de carne a Níniel para que lo probara, aunque la elfa lo rechazó con unos modales dignos de una dama.
-¿Eso quieres? Espero que dispongas de ropa de abrigo. En el norte siempre es invierno y los caminos no suelen ser amables con quienes no se prepararan.- Fueron las palabras de la peliblanca, las cuales llevaban implícita su aceptación a que las acompañara, con o sin habilidades culinarias y para sorpresa de la pelirroja. Su informe al gran inquisidor cobraría aún más fuerza si el propio Klinge declaraba ante él. El gran dragón blanco incluso podría ser capaz de obtener información mejor y más útil que ella misma, no por nada era el muy respetado líder de la Logia. Además nunca sobraba una espada más en los caminos, corrían tiempos oscuros.
-Debemos prepararnos y reunir provisiones para el viaje. Cuando estés listo encuéntrate con nosotras en la posada del pueblo. Esperaremos hasta mañana al alba, no más.- Señaló la sacerdotisa antes de dar media vuelta y comenzar a alejarse de allí. Tras ella Catherine la imitó, aunque no sin antes lanzarle una mirada de clara desconfianza al humano a modo de advertencia. Tan pronto como cortó contacto visual con él le dio otro bocado a la carne.
-¿Te fías de él? Hace unos minutos quería matarte. Lo mismos vuelve a intentarlo después de volver a gritar al cielo.- Preguntó la mujer bestia a su amiga tan pronto como se hubieron distanciado lo suficiente.
-Parece sincero ahora. Además te tengo a ti para protegerme en caso de que lo intente.- Aclaró la peliblanca denotando que no es que fuese exactamente confianza lo que sentía hacia su nuevo compañero de viaje. Y le dedicó una cálida sonrisa a su amiga, la cual se la devolvió, aunque la de la felina tenía, como de costumbre, ese pequeño toque malicioso que la llevaba a mostrar uno de sus afilados colmillos.
-No es poco lo que pretendes. Mi gente no se deja impresionar fácilmente por las hazañas de los humanos. Debes tener en cuenta que somos un pueblo antiguo y orgulloso. Contamos con guerreros centenarios que han pasado en los campos de batalla varias de vuestras vidas. Lo mismo puede aplicarse a otras disciplinas. -Aleccionó la peliblanca, sin acritud ni desdén hacia el objetivo de Klinge. Sencillamente pretendía darle una mejor perspectiva sobre lo duro que tendría que trabajar, no sugerir que fuese imposible. -Esfuérzate.-Añadió entonces.
-Sí, esfuérzate, por que se te ve un poco...Espera ¿qué? No, no vas a venir con nosotras. No necesitamos escolta, yo soy la...- Comenzó a protestar la pelirroja, dejando de hablar al centrarse en atrapar al vuelo y de buena forma aquella pata de conejo especiada. -¿Te crees que soy un perro, lanzándome la comida como si fuera un simple animal?- Cambió su protesta la joven felina, aunque olisqueando aquella pieza de carne. -Porque si es así ya puedes ir olvidándote de tus canciones. Solo tendrás un par de palabras inscritas sobre una lápida, la tuya, que dirán: "Aquí yace klinge, humano tonto".- Dijo antes de darle un tímido bocado a la carne y emitiendo rápidamente un sonidito de satisfacción. -Bueno, dirá: "Aquí yace Klinge, humano tonto. Tenía buena mano con las especias".- Añadió al final tendiéndole el trozo de carne a Níniel para que lo probara, aunque la elfa lo rechazó con unos modales dignos de una dama.
-¿Eso quieres? Espero que dispongas de ropa de abrigo. En el norte siempre es invierno y los caminos no suelen ser amables con quienes no se prepararan.- Fueron las palabras de la peliblanca, las cuales llevaban implícita su aceptación a que las acompañara, con o sin habilidades culinarias y para sorpresa de la pelirroja. Su informe al gran inquisidor cobraría aún más fuerza si el propio Klinge declaraba ante él. El gran dragón blanco incluso podría ser capaz de obtener información mejor y más útil que ella misma, no por nada era el muy respetado líder de la Logia. Además nunca sobraba una espada más en los caminos, corrían tiempos oscuros.
-Debemos prepararnos y reunir provisiones para el viaje. Cuando estés listo encuéntrate con nosotras en la posada del pueblo. Esperaremos hasta mañana al alba, no más.- Señaló la sacerdotisa antes de dar media vuelta y comenzar a alejarse de allí. Tras ella Catherine la imitó, aunque no sin antes lanzarle una mirada de clara desconfianza al humano a modo de advertencia. Tan pronto como cortó contacto visual con él le dio otro bocado a la carne.
-¿Te fías de él? Hace unos minutos quería matarte. Lo mismos vuelve a intentarlo después de volver a gritar al cielo.- Preguntó la mujer bestia a su amiga tan pronto como se hubieron distanciado lo suficiente.
-Parece sincero ahora. Además te tengo a ti para protegerme en caso de que lo intente.- Aclaró la peliblanca denotando que no es que fuese exactamente confianza lo que sentía hacia su nuevo compañero de viaje. Y le dedicó una cálida sonrisa a su amiga, la cual se la devolvió, aunque la de la felina tenía, como de costumbre, ese pequeño toque malicioso que la llevaba a mostrar uno de sus afilados colmillos.
- Spoiler:
- Bien, creo que con esto queda todo dicho. Un enfrentamiento donde han chocado las palabras y no los aceros. Inesperado pero interesante. Un placer haberte podido ayudar con el tema.^^
Níniel Thenidiel
Aerandiano de honor
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Re: Pactos honrados en favor de la gloria [Niniel-Klinge]
Sus habilidades le permitieron seguir a Klinge sin que éste se diera cuenta. Le vio amenazar a los un miembro de la Logia, acariciar la empuñadura de su espada haciendo acopio de matar y fracasar en el intento. La bruja ilusionista fue la mujer de edad avanzaba que llevaba un cántaro de leche a su familia, el pupilo del herrero que cumplía los recados de su maestro, el mercader que vendía especies a un lado de la calle y la propia calle. Escuchó la conversación del humano con la sacerdotisa elfa; fue muy divertido. La mejor parte fue cuando la Catherine, la mascota de la elfa, llamó “Hombre Muerto” a Klinge. Más quisiera él parecerse, en lo más mínimo, a El Nigromante.
A Níniel Thenidiel le resultó sumamente sencillo manipular a Klinge con vanas palabra de gloria. Dioses, honor, bondad… Aquellas palabras carecían de interés para la bruja ilusionista y así debía ser para todos los hombres y mujeres al servicio de Randall Flagg. El error de Klinge fue escuchar a la sacerdotisa, abrazar sus creencias de los Dioses humanos y vacilar sobre sus acciones. ¿Qué sería de su vida después de la muerte si ahora mataba a Níniel? Menuda pregunta más absurda. Si hubiera escuchado a Randall Flagg con tanta atención como le dedicó a la elfa, sabría que Odín no tenía un trono preparado para que se sentara el día de su muerte.
Esa misma noche, Klinge creyó haber regentado una habitación de una posada. En su mente, la comida fue estupenda, el vino dulce y la camarera que le sirvió tenía un delicioso trasero que pellizcar. Debió haberse dado cuenta de que aquello era mentira cuando la camarera le acompañó hasta la cama. En realidad, Klinge se coló en una granja de las afueras de la ciudad, mató a la familia que allí vivía, a excepción de la niña de seis años. Abrió en canal al padre y se comió sus intestinos. Una mano en el interior del caliente cadáver y la otra en el trasero de la chiquilla. No fue con una joven camarera con quien pasó la noche; sino con una niña que lloraba y deseaba que el desgraciado humano acabase con su vida. Shaira Mara, invisible a los ojos de los humanos, disfrutó la escena.
Cuando ambos se durmieron, deshizo el hechizo. Se relamió los labios imaginando la cara que pondría Klinge al darse cuenta de lo que había hecho. Antes de marcharse de la granja, le dejó un regalo al mercenario (otro más): un pendiente con la forma de un dragón sin escamas.
* Ambos: Al ser el primer Enfrentamiento de este Evento supongo que habéis tenido muchas dudas. Ni preocuparse, lo habéis hecho bastante bien. Hubiera preferido más acción; pero, no me quejo. Un diálogo, manteniendo el suspense de que algo malo va a pasar, también puede ser interesante. Si este tema lo considero un Enfrentamiento es porque en los primeros turnos se palpa la tensión de muerte.
Como os comenté por mp: Puntaré los Enfrentamientos según su extensión, de 15 a 20pex. Vosotros habéis hecho 7 turnos, los mínimos para cerrar el tema, lo correcto sería 15pex. Por si hay dudas: a partir de 10turnos daré 20pex.
* Klinge Espero que Shaira Mara esté equivoca y que los Dioses te guarden en el día de tu muerte.
Recompensas:
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* +4 ptos de experiencia en función de la originalidad del usuario.
* 11 ptos totales de experiencia
(Para que no hayan malentendidos me gusta explicar muy brevemente el criterio de puntuación que he utilizado: Sobre 15 puntos, doy 5 de base, hasta 4 en función de la calidad y hasta 6 en función de la originalidad. Respecto a la calidad: tienes muchas faltas de ortografía, acentos sobre todo. Respecto a la originalidad: me gustó la parte que hablas sobre la mitología, pero luego creo que puedes hacer mucho más con respecto a la gesticulación de tu personaje. Utilizas muchos “clichés” vistos en mil veces, ejemplo: “con voz que le helaría la sangre”. No tengas miedo a inventar nuevas comparaciones, se me ocurre ahora: “su aliento era el de un perro en verano”. Pones mucha imaginación en tus diálogos. La narración no debe de ser menos.)
Obsequio:
Niña de 6 años (npc)
Maldición:
Pendiente Dragón
* Níniel Thenidiel Me alegra que no hayas pensado en poner a Catherine un bozal. El día que se lo pongas, perderé mi mayor divertimiento a la hora de leer tus temas.¿Es normal que shippee a la elfa y a la gata? ¿Cuándo tendremos un romance lésbico O.o?
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(Para que no hayan malentendidos me gusta explicar muy brevemente el criterio de puntuación que he utilizado: Sobre 15 puntos, doy 5 de base, hasta 4 en función de la calidad y hasta 6 en función de la originalidad. Respecto a la calidad: la mayor falta que veo es el uso de las mayúsculas en los diálogos, es un error habitual que no voy a tener en cuenta. Simplemente, déjame que te explique con un ejemplo: “-Tú- Enfatizó. -Quieres que Níniel, una inocente…” Dentro del diálogo, se cuente como una frase ajena a la narración, no sé si me explico. La puntuación que se usa en la narración, no obedece al diálogo y viceversa. Debería ser: “-Tú,- Enfatizó. -quieres que Níniel, una inocente…”Lo dicho, es un error muy común que he visto incluso en libros; no seré exigente. Respecto a la originalidad: Catherine es mi parte favorita. A veces me da la impresión que te sientes más cómoda con ella que con la elfa. Me gusta mucho. Como capricho personal, me hubiera gustado ver esa parte más imponente y noble de Níniel en contraposición de la gata callejera y conocer más de los problemas que deben afrontar ellas dos. Se está convirtiendo en un recurso habitual hablar sobre los aeros. Pienso que esas dos mujeres pueden tener muchas más discusiones: olores, limpieza, comida, comodidad...)
Obsequio:
Báculo de Dundarak
A Níniel Thenidiel le resultó sumamente sencillo manipular a Klinge con vanas palabra de gloria. Dioses, honor, bondad… Aquellas palabras carecían de interés para la bruja ilusionista y así debía ser para todos los hombres y mujeres al servicio de Randall Flagg. El error de Klinge fue escuchar a la sacerdotisa, abrazar sus creencias de los Dioses humanos y vacilar sobre sus acciones. ¿Qué sería de su vida después de la muerte si ahora mataba a Níniel? Menuda pregunta más absurda. Si hubiera escuchado a Randall Flagg con tanta atención como le dedicó a la elfa, sabría que Odín no tenía un trono preparado para que se sentara el día de su muerte.
Esa misma noche, Klinge creyó haber regentado una habitación de una posada. En su mente, la comida fue estupenda, el vino dulce y la camarera que le sirvió tenía un delicioso trasero que pellizcar. Debió haberse dado cuenta de que aquello era mentira cuando la camarera le acompañó hasta la cama. En realidad, Klinge se coló en una granja de las afueras de la ciudad, mató a la familia que allí vivía, a excepción de la niña de seis años. Abrió en canal al padre y se comió sus intestinos. Una mano en el interior del caliente cadáver y la otra en el trasero de la chiquilla. No fue con una joven camarera con quien pasó la noche; sino con una niña que lloraba y deseaba que el desgraciado humano acabase con su vida. Shaira Mara, invisible a los ojos de los humanos, disfrutó la escena.
Cuando ambos se durmieron, deshizo el hechizo. Se relamió los labios imaginando la cara que pondría Klinge al darse cuenta de lo que había hecho. Antes de marcharse de la granja, le dejó un regalo al mercenario (otro más): un pendiente con la forma de un dragón sin escamas.
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* Ambos: Al ser el primer Enfrentamiento de este Evento supongo que habéis tenido muchas dudas. Ni preocuparse, lo habéis hecho bastante bien. Hubiera preferido más acción; pero, no me quejo. Un diálogo, manteniendo el suspense de que algo malo va a pasar, también puede ser interesante. Si este tema lo considero un Enfrentamiento es porque en los primeros turnos se palpa la tensión de muerte.
Como os comenté por mp: Puntaré los Enfrentamientos según su extensión, de 15 a 20pex. Vosotros habéis hecho 7 turnos, los mínimos para cerrar el tema, lo correcto sería 15pex. Por si hay dudas: a partir de 10turnos daré 20pex.
* Klinge Espero que Shaira Mara esté equivoca y que los Dioses te guarden en el día de tu muerte.
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(Para que no hayan malentendidos me gusta explicar muy brevemente el criterio de puntuación que he utilizado: Sobre 15 puntos, doy 5 de base, hasta 4 en función de la calidad y hasta 6 en función de la originalidad. Respecto a la calidad: tienes muchas faltas de ortografía, acentos sobre todo. Respecto a la originalidad: me gustó la parte que hablas sobre la mitología, pero luego creo que puedes hacer mucho más con respecto a la gesticulación de tu personaje. Utilizas muchos “clichés” vistos en mil veces, ejemplo: “con voz que le helaría la sangre”. No tengas miedo a inventar nuevas comparaciones, se me ocurre ahora: “su aliento era el de un perro en verano”. Pones mucha imaginación en tus diálogos. La narración no debe de ser menos.)
Obsequio:
Niña de 6 años (npc)
- Niña:
A la mañana siguiente, despiertas al lado de una niña. Has matado a sus padres, le has obligado a ver cómo te comes a su padre y la has violado. ¿Serás tan cruel de dejar a la niña sola?
Eres libre de elegir la imagen de referencia que más te guste para ella. No he dado una descripción para que puedas hacerla al gusto. Lo único: debe aparentar tener 6 años.
Maldición:
Pendiente Dragón
- Pendiente dragón:
Si en tres turnos no has matado a una persona, el dragón cobra vida y te morderá la mejilla. Te comerá la cara, literalmente. Con esto, Sharia Mara se asegura que obedezcas cuando te ordenen matar.
Debes tener el dragón al menos 2 temas. Después de estos, puedes visitar la tienda de un médico y pedir que te quiten el dragón. Para ello, deberán cortarte la oreja derecha. La buena noticia: si tienes aeros suficientes, puedes comprar una oreja nueva en el mercado.
* Níniel Thenidiel Me alegra que no hayas pensado en poner a Catherine un bozal. El día que se lo pongas, perderé mi mayor divertimiento a la hora de leer tus temas.
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* +4 ptos de experiencia en función a la calidad del texto
* +5 ptos de experiencia en función de la originalidad del usuario.
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(Para que no hayan malentendidos me gusta explicar muy brevemente el criterio de puntuación que he utilizado: Sobre 15 puntos, doy 5 de base, hasta 4 en función de la calidad y hasta 6 en función de la originalidad. Respecto a la calidad: la mayor falta que veo es el uso de las mayúsculas en los diálogos, es un error habitual que no voy a tener en cuenta. Simplemente, déjame que te explique con un ejemplo: “-Tú- Enfatizó. -Quieres que Níniel, una inocente…” Dentro del diálogo, se cuente como una frase ajena a la narración, no sé si me explico. La puntuación que se usa en la narración, no obedece al diálogo y viceversa. Debería ser: “-Tú,- Enfatizó. -quieres que Níniel, una inocente…”Lo dicho, es un error muy común que he visto incluso en libros; no seré exigente. Respecto a la originalidad: Catherine es mi parte favorita. A veces me da la impresión que te sientes más cómoda con ella que con la elfa. Me gusta mucho. Como capricho personal, me hubiera gustado ver esa parte más imponente y noble de Níniel en contraposición de la gata callejera y conocer más de los problemas que deben afrontar ellas dos. Se está convirtiendo en un recurso habitual hablar sobre los aeros. Pienso que esas dos mujeres pueden tener muchas más discusiones: olores, limpieza, comida, comodidad...)
Obsequio:
Báculo de Dundarak
- Báculo:
Después de tu visita con el Inquisidor, éste te dice que no puedes afrontar el peligro que se avecina estando desarmada. Te regala un báculo hecho con los materiales del norte en sustitución al tuyo roto.
Calidad superior.
Esta arma posee la habilidad: “Cuerpo de Luz”. Te permite volverte incorpórea unos segundos. Fomenta su magia élfica y te convierte en un ser de luz intangible. El efecto dura un solo turno. Podrás usar la habilidad 1 vez en 3 temas diferentes.
Desconoces la forma de regenerar las cargas de la nueva habilidad.
Sigel
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