[Evento] ¿Quién acuchilló a Víctor?
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[Evento] ¿Quién acuchilló a Víctor?
- NOTA CULTURAL:
Este evento, aunque no al 100%, está basado en una de las novelas más famosas de la literatura española: La Regenta.
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Un asesinato ha ocurrido en la casa de los Ozores: Víctor Quintanar, un brujo honrado y respetado en la ciudad, ha aparecido acuchillado en el salón de la casa noble de la familia.
Ésta familia compuesta por 8 miembros es muy peculiar, ya que cada miembro por diversas circunstancias, pertenece a razas distintas. La guardia de Lunargenta necesita colaboradores para ayudar a resolver el misterioso caso.
Todos los miembros de la familia se encuentran en prisión hasta que se resuelva el crimen. Está compuesta por un padre, una madre, el hijo mayor, la hija pequeña, la guardia de seguridad, la asistenta, la mascota y la montura.
Padre de familia: Leopoldo Ozores. Elfo.
Madre de familia: Ana Ozores. Humana.
La hija mayor: Evangeline Ozores. Vampiresa
El hijo pequeño: Clarín Ozores. Brujo
El guardia de seguridad: Fermín de Pas. Hombre bestia lince.
La asistenta: Regenta. Biocibernética
La mascota: Vetusta. Licántropa
La montura: “Alas”. Dragón.
El asesinato se produjo en el hogar de los Ozores. Concretamente en el salón. La víctima apareció con un cuchillo clavado en la yugular.
Hechos:
-Ocurrió durante el día.
-Todos los miembros sabían que Víctor Quintanar, el fallecido brujo ilusionista, era el amante de Ana Ozores. Tuvo una fuerte discusión con ella el día anterior a su muerte.
-El padre es alérgico al pelo animal, por lo que no permitía que ninguno entrara en casa. No se encontraron pelos de animal en el lugar del asesinato.
-El cuchillo pertenecía al brujo.
-Los únicos miembros que, a ciencia cierta, se encontraban en el interior de la casa, eran la vampiresa y la biocibernética. Una por su condición, la otra porque no puede mentir. Los otros podrían mentir.
Testimonios:
-Elfo.: El padre de la familia tenía mucho odio y resquemor hacia el señor Quintanar pues sabía de sobras su relación con su mujer. Además, tenía problemas de alcohol. Con mucho odio ha declarado que: “Él no lo hizo, pero ese cerdo merecía ese destino”.
- Humana.: Ana Ozores tuvo una fuerte discusión con su amante el día antes de su fallecimiento, de hecho, se cree que éste entró a la casa para pedirles perdón. Dice que lo amaba y que le sería imposible realizar tal cosa.
-Vampiresa: La hija mayor, por su condición no puede salir durante el día. Necesita sangre para alimentarse. Llevaba días sin alimentarse y su instinto animal le vencía en ocasiones. Aunque asegura no haberlo asesinado ella.
-Brujo: Hijo pequeño de la familia Ozores y biológico del fallecido. Fue expulsado de varios colegios por su comportamiento violento. Asegura no estaba en casa el momento en el que se produjo el asesinato. Suele mentir.
-Biocibernética: Regenta está programada para decir la verdad. Asegura no haber sido ella la asesina. Puede ofrecer hechos, pero nunca opiniones personales.
-Hombre bestia lince.: Guardia de la casa. Reconoció que se había ausentado de su puesto y por ello no vio acceder al señor Quintanar al edificio. Puede dar una valoración objetiva de los miembros de la familia.
-Licántropa: Vetusta tiene un contrato que le obliga a permanecer en forma de loba permanentemente y actuar como si fuera un perro mascota. No gasta el dinero que recibe, únicamente lo guarda en la tierra junto a su caseta. Declara estar en el jardín cuando se produjo el asesinato.
-Dragón.: “Alas” es bastante antisocial y la familia le parece repugnante. Trata de no hablar con nadie de la familia. Es el único miembro que no vive en la casa. La remuneración por hacer de medio de transporte es su única unión con los Ozores.
Objetivos y recompensas:
-Podréis participar tantos como queráis. Tendréis que encontrar al culpable. Conocéis los testimonios y los hechos, pero eso no os bastará. De primeras no tenéis información suficiente, así que tendréis que interrogar a los testigos. Únicamente podéis interrogar a un testigo y realizarle una pregunta. Todos podréis oír las respuestas a las preguntas del resto de usuarios.
-Las respuestas deben ser razonadas. No vale dar con el asesino sin pruebas, tiene que ser algo concluyente. Una única oportunidad.
-El ganador se llevará 400 aeros. A cada fallo la recompensa se verá reducida en 50 aeros y el usuario no podrá indicar otro culpable. Así que pensáoslo bien antes de acusar a nadie.
-Máximo de 2 turnos por usuario (uno de interrogatorio y otro de acusación). Si viera que no dais con el objetivo, os permitiré un intento más.
-Sólo intervendré cada 3 días para las preguntas que hagáis a cada miembro y daros pistas.
-Cuantos más participéis, más opciones tendréis de dar con el culpable.
Ger
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Re: [Evento] ¿Quién acuchilló a Víctor?
Torció el gesto y entró en la mansión.
Un asesinato, otro más, ¿Es que la gente nunca se cansaba de matarse los unos a los otros? Suspirando caminó, acompañado por alguno de los guardias que habían llegado antes a la vivienda, a sala en la que el asesinato había ocurrido.
Lanzando una rápida mirada al cadáver del brujo, que aun nadie se había preocupado por mover, se agachó junto a él. – Quintanar… - Dijo pasándose la mano por la barba, un corte limpio, en la yugular - ¿No hay ningún cuerpo en la guardia que se encargue de estas cosas en concreto? – Preguntó a sus acompañantes, estos negaron con la cabeza, era curioso, habían puesto a un par de reclutas bajo el mando de un guarda relativamente novel – Bueno, soy el primero en llegar… – Según sabía la guardia había pedido ayuda a los ciudadanos de Lunargenta para resolver aquel crimen, por lo que sabía no era el procedimiento común, pero aceleraría las cosas - Hacedme el favor de reunir a toda… la familia en la habitación de al lado, que esperen allí, iré en un rato. Id preguntando más o menos por encima que ha sucedido a cada uno de ellos.
Cuando sus acompañantes se marcharon, examinó la herida del cadáver y frunció el ceño, el hombre había perdido la suficiente sangre como para alimentar a un batallón de vampiros, el corte había sido limpio, conciso y a conciencia, el puñal estaba hundido en el cuello de Víctor hasta prácticamente la empuñadura, podía asegurar con echarle un vistazo no había sido un accidente, aunque tampoco tenía aspecto de haber sido premeditado.
Tomando aire estudió de más de cerca el pomo del puñal, era hermoso, con gemas preciosas engastadas, el guarda calculó que el arma valdría, al menos, varias veces su sueldo, se encontraba frente a la obra maestra de algún orfebre, aquella daga probablemente no estaría siquiera pensada para pelear. Dejando aquello a un lado, lo único remarcable del arma del asesinato era que su empuñadura estaba coronada por una perla de un color tan blanco que parecía tener luz propia, esta perla poseía una letra “V” grabada sobre uno de los lados y justo en el lado opuesto de la misma, una “Q” yacía tallada con la misma caligrafía exquisita aque poseía la otra letra – Víctor Quintanar – Dijo pasando los dedos por la perla, no le fue muy complicado adivinar que el arma pertenecía a la víctima.
Se levantó y estudió la habitación – Te han asesinado a la luz del día Víctor… - El asesino ni siquiera se había preocupado por cerrar las gruesas cortinas doradas que estaban fuertemente atadas a ambos lados del amplio ventanal – Has tenido que enfadar mucho a alguien. – Repasó por encima la habitación, echando un vistazo a los pocos objetos de la familia que no tenían leves salpicaduras carmesíes, no había nada que le llamase especialmente la atención, si obviaba el cadáver cubierto de sangre en el suelo aquel había sido un asesinato relativamente limpio.
Una vez investigada la escena del crimen, el exmercenario abandonó la habitación, dejando tras de sí el cadáver del brujo y adentrándose en la habitación contigua, donde toda la familia aguardaba paciente a que se llegase a una conclusión. Arqueó una ceja cuando les vio a todos, no podía negar que era una familia realmente diversa, algunos de ellos parecían nerviosos al ver a la figura del guarda, enfundado en la armadura completa que vestía, irrumpir en la habitación, no lo tomó realmente como algo significativo, todos estaban nerviosos, independientemente de que fuesen asesinos o no, había un cadáver dentro de su hogar.
En el mismo instante en el que sus compañeros le vieron entrar en la habitación le entregaron un pergamino amarillento, la tinta aún estaba húmeda y no tardó en deslizarse un poco por el papel cuando Eltrant lo tomó entre sus manos. Frunciendo el ceño se sentó en una silla, bajo la atenta mirada de todos los presentes, y leyó a conciencia los hechos y los testimonios que los otros guardas habían podido sonsacar a los sospechosos. Suspiró, le dolía la cabeza, tendría que haber mandado a llamar a Mark para esto, a él se le daban mucho mejor los acertijos.
Los hechos eran bastante claros, no dejaban lugar a muchas interpretaciones, rascándose la cabeza analizó los datos que tenía.
No habían encontrado nada de pelo en la escena del crimen, nada. Tomando aire por la nariz miró al guardia de seguridad, un hombre bestia que al parecer tenía raíces felinas, y después al “Licántropo” a quien no se le permitía regresar a su forma humana, después de varios segundos pensativo, acabó tachando ambos nombres de la lista de sospechosos que tenía, el asesinato había sido rápido, pasional, si el criminal hubiese tenido el tiempo suficiente para limpiar todo el pelo del lugar, también lo habría tenido para el cadáver.
Lo siguiente era algo que ya sabía, a Víctor lo habían matado a plena luz del día, lo que limitaba, aún más, los movimientos del crimina. Dejando escapar un gruñido exasperado negó con la cabeza y pasó al siguiente dato, Ana Ozores, su amante, había discutido con él, arqueó una ceja y miró a la mujer, tendría aquello en cuenta.
El ultimo hecho notable de todo aquel rompecabezas eran los individuos que, sin lugar a dudas, estaban dentro de la mansión durante el asesinato, los cuales eran la asistenta Cibernética, principalmente por que esta había afirmado esto y no podía mentir, y la vampiresa por razones obvias.
Suspirando pasó a los testimonios, muchos y dispares, aquello era el verdadero quid de la cuestión, alguien mentía. En primer lugar, descartó a la asistenta como la asesina, la chica juraba no haberlo hecho, y era incapaz de alterar la realidad.
La vampiresa e hija mayor de la familia, por otro lado, tenía fama de perder la cordura frente a su instinto animal y al parecer llevaba días sin alimentarse, lo que a ojos de sus compañeros esto la convertía en uno de los sospechosos principales, Eltrant negó con la cabeza cuando releyó los testimonios, si tanta hambre tenia, si la mujer había sido vencida por su parte más visceral ¿Por qué había usado un puñal? Sí, había sangre por todas partes, aquello era indiscutible, el sueño húmedo de cualquier residente de Sacrestic, pero alguien presa de sus emociones más primarias no usaba un cuchillo, lo lógico bajo el contexto que trataban hubiese sido que la primogénita de la familia mordiese a Víctor para saciar su apetito, no que le apuñalase. Tachó su nombre.
El siguiente testimonio era el del elfo, el padre de familia, el señor de la casa, y odiaba a muerte al fallecido pues conocía de sobra la relación del brujo con su esposa. No podía descartarlo, según habían afirmado sus acompañantes, su aliento olía alcohol. – Alcohol y resentimiento… - Anotó una pequeña letra junto a su nombre, aquellas dos cosas eran los ingredientes principales de un asesinato como el que tenía entre manos.
Pasó entonces a la humana, Ana Ozores, una mujer madura, bella, conocida en la ciudad por muchos nobles, más solo Víctor era dueño su corazón, o eso era lo que ella afirmaba, al parecer podría haber entrado al edificio a pedir disculpas a su amante. No podía desecharla.
- ¿Te falta mucho para acabar? – Uno de los dos guardas que mantenían controlada a la familia parecía querer marcharse ya, cansado de las miradas acusativas que estos se lanzaban los unos a los otros – No, si quiero hacer mi trabajo bien, no. – Contestó Eltrant, no se le daban bien los acertijos, pero ya que le habían mandado allí, lo último que quería hacer era enviar a un inocente al calabozo.
El siguiente testimonió que analizó fue el del joven brujo, el benjamín de los Ozores y producto de la relación carnal entre Ana y su amante. Un mentiroso compulsivo que afirmaba no estar en el interior de la vivienda al mismo tiempo que su padre. Eltrant golpeó levemente el nombre del brujo sobre el papel ¿Qué necesidad tenía el chico para matar a su padre? ¿Sabía el joven siquiera que el muerto es su verdadero padre? Frunció el ceño, no alejaba la idea de que el muchacho se encontrase dentro de la mansión en el momento en el que la daga se hundió en el cuello de Víctor y aunque era un crío violento, no encontraba razones suficientes como para que este lo hiciese, al menos no por lo pronto. Anotó un “probable” junto a su nombre.
Tachó directamente el nombre de la, a simple vista, oveja negra de la familia, el dragón, a quien ni siquiera permitían entrar en casa. ¿Por qué el medio de transporte de una familia que le vilipendiaba iba a matar al motivo por el cual esta se destruía a si misma?
Descartados ya algunos nombres se levantó de su asiento, con lo que tenía no iba a ser suficiente, aunque había reducido la lista a “Ana Ozores” su marido el elfo y el pequeño bastardo. Y no confiaba en ninguno de ellos.
-Jon – Dio leves golpecitos en el hombro de su compañero, llamando su atención - ¿Que testigo ha sido el más cooperativo? – El guarda se cruzó de brazos, pensativo – La cha… digo, la asistenta – Eltrant asintió y se encaminó hasta la mujer que era incapaz de mentir.
La joven ataviada con el ridículamente pequeño vestido de sirvienta miró a ambos lados incomoda por la presencia del guarda frente a ella - ¿Pu…puedo ayudarle? – El guarda le dedicó una sonrisa tranquilizadora – Sí que puedes – Afirmó, tratando de relajar un poco el ambiente - ¿Puedo hacerle una pregunta? – La mujer asintió levemente, casi parecía estar pasándolo peor ella que los demás - ¿Conocía el hijo pequeño de los Ozores su relación con el fallecido? – Inquirió, tratando de ser lo más cordial posible al hacer la pregunta. La cibernética se pensó la respuesta durante unos segundos, mirando rápidamente al joven brujo, que seguía en la habitación y contestó. Eltrant se atusó la barba e ignoró los insultos del muchacho problemático, que, desde el otro lado de la habitación, se había enterado de la pregunta – Ya veo – Cruzándose de brazos, estudió las posibilidades que tenía, Ana, su marido, o el bastardo; A sus ojos, cualquiera de ellos podría haber sido el asesino.
Un asesinato, otro más, ¿Es que la gente nunca se cansaba de matarse los unos a los otros? Suspirando caminó, acompañado por alguno de los guardias que habían llegado antes a la vivienda, a sala en la que el asesinato había ocurrido.
Lanzando una rápida mirada al cadáver del brujo, que aun nadie se había preocupado por mover, se agachó junto a él. – Quintanar… - Dijo pasándose la mano por la barba, un corte limpio, en la yugular - ¿No hay ningún cuerpo en la guardia que se encargue de estas cosas en concreto? – Preguntó a sus acompañantes, estos negaron con la cabeza, era curioso, habían puesto a un par de reclutas bajo el mando de un guarda relativamente novel – Bueno, soy el primero en llegar… – Según sabía la guardia había pedido ayuda a los ciudadanos de Lunargenta para resolver aquel crimen, por lo que sabía no era el procedimiento común, pero aceleraría las cosas - Hacedme el favor de reunir a toda… la familia en la habitación de al lado, que esperen allí, iré en un rato. Id preguntando más o menos por encima que ha sucedido a cada uno de ellos.
Cuando sus acompañantes se marcharon, examinó la herida del cadáver y frunció el ceño, el hombre había perdido la suficiente sangre como para alimentar a un batallón de vampiros, el corte había sido limpio, conciso y a conciencia, el puñal estaba hundido en el cuello de Víctor hasta prácticamente la empuñadura, podía asegurar con echarle un vistazo no había sido un accidente, aunque tampoco tenía aspecto de haber sido premeditado.
Tomando aire estudió de más de cerca el pomo del puñal, era hermoso, con gemas preciosas engastadas, el guarda calculó que el arma valdría, al menos, varias veces su sueldo, se encontraba frente a la obra maestra de algún orfebre, aquella daga probablemente no estaría siquiera pensada para pelear. Dejando aquello a un lado, lo único remarcable del arma del asesinato era que su empuñadura estaba coronada por una perla de un color tan blanco que parecía tener luz propia, esta perla poseía una letra “V” grabada sobre uno de los lados y justo en el lado opuesto de la misma, una “Q” yacía tallada con la misma caligrafía exquisita aque poseía la otra letra – Víctor Quintanar – Dijo pasando los dedos por la perla, no le fue muy complicado adivinar que el arma pertenecía a la víctima.
Se levantó y estudió la habitación – Te han asesinado a la luz del día Víctor… - El asesino ni siquiera se había preocupado por cerrar las gruesas cortinas doradas que estaban fuertemente atadas a ambos lados del amplio ventanal – Has tenido que enfadar mucho a alguien. – Repasó por encima la habitación, echando un vistazo a los pocos objetos de la familia que no tenían leves salpicaduras carmesíes, no había nada que le llamase especialmente la atención, si obviaba el cadáver cubierto de sangre en el suelo aquel había sido un asesinato relativamente limpio.
Una vez investigada la escena del crimen, el exmercenario abandonó la habitación, dejando tras de sí el cadáver del brujo y adentrándose en la habitación contigua, donde toda la familia aguardaba paciente a que se llegase a una conclusión. Arqueó una ceja cuando les vio a todos, no podía negar que era una familia realmente diversa, algunos de ellos parecían nerviosos al ver a la figura del guarda, enfundado en la armadura completa que vestía, irrumpir en la habitación, no lo tomó realmente como algo significativo, todos estaban nerviosos, independientemente de que fuesen asesinos o no, había un cadáver dentro de su hogar.
En el mismo instante en el que sus compañeros le vieron entrar en la habitación le entregaron un pergamino amarillento, la tinta aún estaba húmeda y no tardó en deslizarse un poco por el papel cuando Eltrant lo tomó entre sus manos. Frunciendo el ceño se sentó en una silla, bajo la atenta mirada de todos los presentes, y leyó a conciencia los hechos y los testimonios que los otros guardas habían podido sonsacar a los sospechosos. Suspiró, le dolía la cabeza, tendría que haber mandado a llamar a Mark para esto, a él se le daban mucho mejor los acertijos.
Los hechos eran bastante claros, no dejaban lugar a muchas interpretaciones, rascándose la cabeza analizó los datos que tenía.
No habían encontrado nada de pelo en la escena del crimen, nada. Tomando aire por la nariz miró al guardia de seguridad, un hombre bestia que al parecer tenía raíces felinas, y después al “Licántropo” a quien no se le permitía regresar a su forma humana, después de varios segundos pensativo, acabó tachando ambos nombres de la lista de sospechosos que tenía, el asesinato había sido rápido, pasional, si el criminal hubiese tenido el tiempo suficiente para limpiar todo el pelo del lugar, también lo habría tenido para el cadáver.
Lo siguiente era algo que ya sabía, a Víctor lo habían matado a plena luz del día, lo que limitaba, aún más, los movimientos del crimina. Dejando escapar un gruñido exasperado negó con la cabeza y pasó al siguiente dato, Ana Ozores, su amante, había discutido con él, arqueó una ceja y miró a la mujer, tendría aquello en cuenta.
El ultimo hecho notable de todo aquel rompecabezas eran los individuos que, sin lugar a dudas, estaban dentro de la mansión durante el asesinato, los cuales eran la asistenta Cibernética, principalmente por que esta había afirmado esto y no podía mentir, y la vampiresa por razones obvias.
Suspirando pasó a los testimonios, muchos y dispares, aquello era el verdadero quid de la cuestión, alguien mentía. En primer lugar, descartó a la asistenta como la asesina, la chica juraba no haberlo hecho, y era incapaz de alterar la realidad.
La vampiresa e hija mayor de la familia, por otro lado, tenía fama de perder la cordura frente a su instinto animal y al parecer llevaba días sin alimentarse, lo que a ojos de sus compañeros esto la convertía en uno de los sospechosos principales, Eltrant negó con la cabeza cuando releyó los testimonios, si tanta hambre tenia, si la mujer había sido vencida por su parte más visceral ¿Por qué había usado un puñal? Sí, había sangre por todas partes, aquello era indiscutible, el sueño húmedo de cualquier residente de Sacrestic, pero alguien presa de sus emociones más primarias no usaba un cuchillo, lo lógico bajo el contexto que trataban hubiese sido que la primogénita de la familia mordiese a Víctor para saciar su apetito, no que le apuñalase. Tachó su nombre.
El siguiente testimonio era el del elfo, el padre de familia, el señor de la casa, y odiaba a muerte al fallecido pues conocía de sobra la relación del brujo con su esposa. No podía descartarlo, según habían afirmado sus acompañantes, su aliento olía alcohol. – Alcohol y resentimiento… - Anotó una pequeña letra junto a su nombre, aquellas dos cosas eran los ingredientes principales de un asesinato como el que tenía entre manos.
Pasó entonces a la humana, Ana Ozores, una mujer madura, bella, conocida en la ciudad por muchos nobles, más solo Víctor era dueño su corazón, o eso era lo que ella afirmaba, al parecer podría haber entrado al edificio a pedir disculpas a su amante. No podía desecharla.
- ¿Te falta mucho para acabar? – Uno de los dos guardas que mantenían controlada a la familia parecía querer marcharse ya, cansado de las miradas acusativas que estos se lanzaban los unos a los otros – No, si quiero hacer mi trabajo bien, no. – Contestó Eltrant, no se le daban bien los acertijos, pero ya que le habían mandado allí, lo último que quería hacer era enviar a un inocente al calabozo.
El siguiente testimonió que analizó fue el del joven brujo, el benjamín de los Ozores y producto de la relación carnal entre Ana y su amante. Un mentiroso compulsivo que afirmaba no estar en el interior de la vivienda al mismo tiempo que su padre. Eltrant golpeó levemente el nombre del brujo sobre el papel ¿Qué necesidad tenía el chico para matar a su padre? ¿Sabía el joven siquiera que el muerto es su verdadero padre? Frunció el ceño, no alejaba la idea de que el muchacho se encontrase dentro de la mansión en el momento en el que la daga se hundió en el cuello de Víctor y aunque era un crío violento, no encontraba razones suficientes como para que este lo hiciese, al menos no por lo pronto. Anotó un “probable” junto a su nombre.
Tachó directamente el nombre de la, a simple vista, oveja negra de la familia, el dragón, a quien ni siquiera permitían entrar en casa. ¿Por qué el medio de transporte de una familia que le vilipendiaba iba a matar al motivo por el cual esta se destruía a si misma?
Descartados ya algunos nombres se levantó de su asiento, con lo que tenía no iba a ser suficiente, aunque había reducido la lista a “Ana Ozores” su marido el elfo y el pequeño bastardo. Y no confiaba en ninguno de ellos.
-Jon – Dio leves golpecitos en el hombro de su compañero, llamando su atención - ¿Que testigo ha sido el más cooperativo? – El guarda se cruzó de brazos, pensativo – La cha… digo, la asistenta – Eltrant asintió y se encaminó hasta la mujer que era incapaz de mentir.
La joven ataviada con el ridículamente pequeño vestido de sirvienta miró a ambos lados incomoda por la presencia del guarda frente a ella - ¿Pu…puedo ayudarle? – El guarda le dedicó una sonrisa tranquilizadora – Sí que puedes – Afirmó, tratando de relajar un poco el ambiente - ¿Puedo hacerle una pregunta? – La mujer asintió levemente, casi parecía estar pasándolo peor ella que los demás - ¿Conocía el hijo pequeño de los Ozores su relación con el fallecido? – Inquirió, tratando de ser lo más cordial posible al hacer la pregunta. La cibernética se pensó la respuesta durante unos segundos, mirando rápidamente al joven brujo, que seguía en la habitación y contestó. Eltrant se atusó la barba e ignoró los insultos del muchacho problemático, que, desde el otro lado de la habitación, se había enterado de la pregunta – Ya veo – Cruzándose de brazos, estudió las posibilidades que tenía, Ana, su marido, o el bastardo; A sus ojos, cualquiera de ellos podría haber sido el asesino.
Eltrant Tale
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