[Cerrado] El placer de una cacería y algo mas ~ [Privado][+18]
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Cálido, delicioso, revitalizante y moderadamente placentero. El exquisito líquido de color rojo resbaló por la comisura de mis labios, haciéndome sonreír satisfecha ante la imagen del último bocadillo que yacía inerte bajó mi cuerpo desnudo. Pobre ingenuo. No podía culparlo, yo era una diosa capaz de elevar a cualquier mortal al punto más alto del Nirvana y hacerlo experimentar una satisfacción inimaginable de la cual no había retorno. Así era esto, no podías tenerme sin pagar un alto precio, pero te aseguro que vale la pena. Saboreé las últimas gotas de sangre que había en mi boca, abrochando las cintas de mi corsé, dándole un último beso al cadáver sobre la cama y me dispuse a salir de la taberna, antes de ser descubierta. Odiaba Baslodia, era un lugar carente de emoción y con gente en situación económica deplorable; aunque tenía buenos tentempiés como el de esta noche.
Faltaban unas horas para que saliera el sol y era un largo camino hasta Sacrestic Ville, por lo que no demoré en ponerme en marcha. Pasar por Lunargenta siempre era un fastidio, pero siempre existía la posibilidad de encontrar una presa mejor que la anterior y vaya que esa idea era excitante. Una vez que llegué al bosque agudicé mis sentidos y me dispuse a esperar. No pasó mucho tiempo antes de que un delicioso olor apareciera en las cercanías, haciéndome sonreír sádicamente. Era hora de que el juego comenzara. Una viajera de alrededor de 20 años, esto sería más fácil de lo que creí. Lancé una de mis dagas a los pies de la chica, haciéndola retroceder asustada. Adoro cuando a mis bocados se les acelera el corazón, es cuando todo se vuelve aún más divertido. Lancé otra de mis dagas, logrando que la joven comenzara a correr espavorida.
—Vamos, aperitivo —hablé con emoción, acercándome a ella con una rapidez superior—. Prometo que no te va a doler…mucho.
Comenzó a gritar con horror. Es mucho más excitante cuando gritan de placer que de miedo, pero ambas emociones me provocan increíble deleite. Isobel siempre me riñe cuando juego con mi comida, pero es a algo que no puedo evitarlo. Tomé mi daga y comencé a recorrerla por el cuello de la muchacha, haciendo pequeños cortes en ella. Eso, pequeño bocadillo, sigue gritando, no hay nadie que te vaya a rescatar de mis manos, pero ve el lado positivo, tendrás el placer de ser considerada mi plato fuerte, no hay mayor honor que ese, ¿o si?
Faltaban unas horas para que saliera el sol y era un largo camino hasta Sacrestic Ville, por lo que no demoré en ponerme en marcha. Pasar por Lunargenta siempre era un fastidio, pero siempre existía la posibilidad de encontrar una presa mejor que la anterior y vaya que esa idea era excitante. Una vez que llegué al bosque agudicé mis sentidos y me dispuse a esperar. No pasó mucho tiempo antes de que un delicioso olor apareciera en las cercanías, haciéndome sonreír sádicamente. Era hora de que el juego comenzara. Una viajera de alrededor de 20 años, esto sería más fácil de lo que creí. Lancé una de mis dagas a los pies de la chica, haciéndola retroceder asustada. Adoro cuando a mis bocados se les acelera el corazón, es cuando todo se vuelve aún más divertido. Lancé otra de mis dagas, logrando que la joven comenzara a correr espavorida.
—Vamos, aperitivo —hablé con emoción, acercándome a ella con una rapidez superior—. Prometo que no te va a doler…mucho.
Comenzó a gritar con horror. Es mucho más excitante cuando gritan de placer que de miedo, pero ambas emociones me provocan increíble deleite. Isobel siempre me riñe cuando juego con mi comida, pero es a algo que no puedo evitarlo. Tomé mi daga y comencé a recorrerla por el cuello de la muchacha, haciendo pequeños cortes en ella. Eso, pequeño bocadillo, sigue gritando, no hay nadie que te vaya a rescatar de mis manos, pero ve el lado positivo, tendrás el placer de ser considerada mi plato fuerte, no hay mayor honor que ese, ¿o si?
Última edición por Lexie Ivannovich el Sáb Abr 15 2017, 07:17, editado 1 vez
Lexie Ivannovich
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Re: [Cerrado] El placer de una cacería y algo mas ~ [Privado][+18]
Habían pasado ya algunas horas, tal vez demasiado rápido, debía apresurarme o la noche se me quedaría corta para todas las cosas que necesitaba hacer, como por ejemplo dormir, dormir, o tal vez si me sobraba algo de tiempo, dormir; y es que después de lo ocurrido en Dundarak tan solo quería tomarme un buen descanso y justo a eso pensaba dedicarme, dormir por lo menos una semana corrida sin que nada me perturbara; aunque antes, tal vez debía salir a alimentarme.
Durante algunas semanas había venido pensando en la posibilidad de investigar algún tipo de poción alquímica que me alimentara en sustitución de la sangre, aunque era algo que parecía difícil, era sin duda un desafío bastante aceptable para algunas personas que conocía y que podían defenderse muy bien tanto en la alquimia como en la medicina; aunque hasta que esa mágica solución fuera posible, debería seguir alimentándome a la antigua.
Me vestí como bien pude para salir a la difícil tarea de seleccionar una víctima que me alimentara, y es que no resultaba fácil pues al final mis constantes remordimientos acababan por dejarme ahogado en una sed que se volvía cada vez más fuerte e incontrolable, o que me hacía ser cada vez más débil y errático; la sangre era a todas estas, un mal necesario.
Avancé por las oscuras calles de la ciudad hasta que de pronto escuché un grito femenino que venía de no muy lejos -¿Qué rayos pasa?- Murmuré corriendo de prisa hacia el lugar donde se daban los gritos en donde fui bruscamente tropezado por una joven que venía corriendo sin cuidado alguno, perseguida seguramente por algún baboso violador o algo peor -Hey, cálmate ¿Qué sucede? ¿De qué huyes?- Pregunté tomándola por los hombros mientras alzaba la mirada sobre ella en busca de su perseguidor; cuál sería mi sorpresa al notar que no se trataba de un vil maleante sino de una hermosa jovencita de rojos cabellos y apariencia adorable -¿Será posible?- Pensé sin decir nada; no podía ser que fuera ella la perseguidora -Ten cuidado chica, ponté detrás de mí- Le advertí a la hermosa pelirroja para alejarla del peligro que parecía inminente, pero la joven asustada me la señaló como la causante de su pánico.
Tiene que ser una broma- Alcé una ceja mirando de arriba a abajo a la pelirroja que seguía sin parecerme una amenaza -Ustedes dos, inocentes jovencitas, ya deberían estar en casa, la noche es peligrosa- Advertí en tono serio y paternal mientras la asustada chica se escondía detrás de mí, usándome como muro para evitar ser alcanzada por la misteriosa pelirroja…
Durante algunas semanas había venido pensando en la posibilidad de investigar algún tipo de poción alquímica que me alimentara en sustitución de la sangre, aunque era algo que parecía difícil, era sin duda un desafío bastante aceptable para algunas personas que conocía y que podían defenderse muy bien tanto en la alquimia como en la medicina; aunque hasta que esa mágica solución fuera posible, debería seguir alimentándome a la antigua.
Me vestí como bien pude para salir a la difícil tarea de seleccionar una víctima que me alimentara, y es que no resultaba fácil pues al final mis constantes remordimientos acababan por dejarme ahogado en una sed que se volvía cada vez más fuerte e incontrolable, o que me hacía ser cada vez más débil y errático; la sangre era a todas estas, un mal necesario.
Avancé por las oscuras calles de la ciudad hasta que de pronto escuché un grito femenino que venía de no muy lejos -¿Qué rayos pasa?- Murmuré corriendo de prisa hacia el lugar donde se daban los gritos en donde fui bruscamente tropezado por una joven que venía corriendo sin cuidado alguno, perseguida seguramente por algún baboso violador o algo peor -Hey, cálmate ¿Qué sucede? ¿De qué huyes?- Pregunté tomándola por los hombros mientras alzaba la mirada sobre ella en busca de su perseguidor; cuál sería mi sorpresa al notar que no se trataba de un vil maleante sino de una hermosa jovencita de rojos cabellos y apariencia adorable -¿Será posible?- Pensé sin decir nada; no podía ser que fuera ella la perseguidora -Ten cuidado chica, ponté detrás de mí- Le advertí a la hermosa pelirroja para alejarla del peligro que parecía inminente, pero la joven asustada me la señaló como la causante de su pánico.
Tiene que ser una broma- Alcé una ceja mirando de arriba a abajo a la pelirroja que seguía sin parecerme una amenaza -Ustedes dos, inocentes jovencitas, ya deberían estar en casa, la noche es peligrosa- Advertí en tono serio y paternal mientras la asustada chica se escondía detrás de mí, usándome como muro para evitar ser alcanzada por la misteriosa pelirroja…
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Re: [Cerrado] El placer de una cacería y algo mas ~ [Privado][+18]
Si había algo que odiaba más que un mal compañero sexual, era sin duda a los entrometidos. Me encontraba envuelta en el éxtasis que me brindaba el terror en los ojos de mi aperitivo, que olvidé por completo el hecho de que jugar con mi comida podía hacer que las cosas salieran mal. En un intento por darle una mínima esperanza de sobrevivir, dejé que la chica corriera con todas sus fuerzas, mientras yo contaba mentalmente para que mi atrapada no fuese tan aburrida. Todo me resultaba tremendamente divertido, hasta que alguien se interpuso en mi camino, manteniéndose como una barrera entre mi cena y yo. Chasqueé la lengua hastiada y detuve mis pasos, observando al idiota que tendría la desventaja de morir en mis manos, por tener la osadía de arruinar mi juego. Crucé los brazos, arqueando una ceja burlesca ante su comentario de que ya debería estar en casa y no pude evitar soltar una pequeña risa irónica.
Mi bocadillo se escondía detrás del extraño y fue entonces que caí en cuenta de que se trataba de hombre bastante apuesto. Guardé mi daga en mi tobillo por debajo de mis pantalones y lo miré seriamente, analizando mis opciones. Una oferta de dos por uno no sonaba nada mal, pero tal espécimen de hombre era difícil de encontrar y no podría estar satisfecha hasta que fuese mío. ¡Oh, cruel vida! ¿Por qué me pones en dilemas tan difíciles? ¿No te das cuenta de lo difícil que es ser yo? Ahora tendría que dejar ir a mi presa, aunque sería por una mejor. Bueno, necesitaba actuar antes de que terminara cambiando de opinión. Descrucé los brazos, poniendo especial atención en el aroma que emanaba de mi siguiente presa; no se asemejaba a ninguno de los humanos que habían tenido el placer de pasar por mi cama y esa idea me hizo sonreír con excitación.
—De acuerdo, aperitivo —le hablé a la chica—, tienes cinco segundos para correr por tu vida antes de que me arrepienta —noté como ella miró al joven con gesto dubitativo, logrando irritarme un poco—. Uno… —no hizo falta que siguiera contando, pues al notar la seriedad en mi voz salió disparada hacia la ciudad, dejándome a solas con mi sensual refrigerio—. Debes tener una muy buena razón para haber interrumpido mi cena —me acerqué a él lentamente—, y me temo que ahora tendrás que tomar su lugar —me coloqué detrás de él, acercando mi boca a su cuello, jugueteando levemente con su piel, llevando mis manos a desabotonar su camisa y pasear mis dedos por su bien formado pecho—. Pocos hombres con complejo de héroes son realmente apetecibles…
En algún lugar de mi mente ese rostro me parecía familiar, solo que no lograba recordarlo, o quizá eran mis ansias por tenerlo las que me hacían pensar cosas que no eran, pero si de algo estaba segura es que no iba descansar hasta tenerlo entre mis brazos, no me importaba a qué costo, ese dulce bocado tendría que ser mío o dejaba de llamarme Alexandra Ivannovich.
Mi bocadillo se escondía detrás del extraño y fue entonces que caí en cuenta de que se trataba de hombre bastante apuesto. Guardé mi daga en mi tobillo por debajo de mis pantalones y lo miré seriamente, analizando mis opciones. Una oferta de dos por uno no sonaba nada mal, pero tal espécimen de hombre era difícil de encontrar y no podría estar satisfecha hasta que fuese mío. ¡Oh, cruel vida! ¿Por qué me pones en dilemas tan difíciles? ¿No te das cuenta de lo difícil que es ser yo? Ahora tendría que dejar ir a mi presa, aunque sería por una mejor. Bueno, necesitaba actuar antes de que terminara cambiando de opinión. Descrucé los brazos, poniendo especial atención en el aroma que emanaba de mi siguiente presa; no se asemejaba a ninguno de los humanos que habían tenido el placer de pasar por mi cama y esa idea me hizo sonreír con excitación.
—De acuerdo, aperitivo —le hablé a la chica—, tienes cinco segundos para correr por tu vida antes de que me arrepienta —noté como ella miró al joven con gesto dubitativo, logrando irritarme un poco—. Uno… —no hizo falta que siguiera contando, pues al notar la seriedad en mi voz salió disparada hacia la ciudad, dejándome a solas con mi sensual refrigerio—. Debes tener una muy buena razón para haber interrumpido mi cena —me acerqué a él lentamente—, y me temo que ahora tendrás que tomar su lugar —me coloqué detrás de él, acercando mi boca a su cuello, jugueteando levemente con su piel, llevando mis manos a desabotonar su camisa y pasear mis dedos por su bien formado pecho—. Pocos hombres con complejo de héroes son realmente apetecibles…
En algún lugar de mi mente ese rostro me parecía familiar, solo que no lograba recordarlo, o quizá eran mis ansias por tenerlo las que me hacían pensar cosas que no eran, pero si de algo estaba segura es que no iba descansar hasta tenerlo entre mis brazos, no me importaba a qué costo, ese dulce bocado tendría que ser mío o dejaba de llamarme Alexandra Ivannovich.
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La chica se me queda mirando de manera intimidante, aunque en unos instantes la mirada pasa a ser más bien de acoso; por si fuera poco ordena a la asustada chica que se vaya, llamándola al final ¿aperitivo? -Pero qué pasa aquí- Pensé manteniendo la vista en la joven pelirroja; la joven asustada me miró como si preguntara con la mirada la decisión que tomaría; moví la cabeza a un lado indicándole que se marchara aunque ya la joven acosadora la había asustado suficiente, por lo que salió despedida sin mirar atrás; ahora por fin podía aclarar el misterio de esta misteriosa jovencita.
¿Tu cena?- Pregunté intrigado pero finalmente terminé de entender de qué se trataba todo aquello; se trataba de una vampira en cacería y yo, de la manera más vil, le había interrumpido su cena; aunque me resultaba más gracioso aún que quisiera tomarme como sustituto de su alimento escapado -No creo que quieras intentarlo- Dije con malicia y una media sonrisa en el rostro mientras ella se acercaba de manera insinuante hasta quedar detrás de mí; me estremecí un poco al sentir sus manos recorriendo mi pecho; más aún cuando puso su boca cerca de mi cuello, sabía que en cualquier momento me lanzaría la mordida pero intentaría llevar la situación hasta donde fuera seguro, solo por diversión.
El momento era cada vez más tenso y por alguna razón no quería resistirme, mis instintos me alertaban a gritos que la chica era peligrosa, estaba decidida y determinada, pero mi lado masoquista me instaba a seguir su juego solo para ver hasta donde era capaz de llegar si se lo permitía -¿Y qué se supone que planeas hacerme?- Pregunté fingiendo miedo aunque con algo de picardía; ahora que había guardado su arma no tenía que preocuparme más que de algún intento de mordida, tal vez sería doloroso, pero valdría la pena por satisfacer mi curiosidad.
Había conocido a muchas vampiras en mi vida, desde las más crueles hasta las más sensuales, pero ésta en particular parecía tener la facilidad de ofrecer ambos extremos a la vez, por lo que me generaba mucha intriga a pesar de que por su rostro no había comenzado a tomarla en serio... Por ahora.
¿Tu cena?- Pregunté intrigado pero finalmente terminé de entender de qué se trataba todo aquello; se trataba de una vampira en cacería y yo, de la manera más vil, le había interrumpido su cena; aunque me resultaba más gracioso aún que quisiera tomarme como sustituto de su alimento escapado -No creo que quieras intentarlo- Dije con malicia y una media sonrisa en el rostro mientras ella se acercaba de manera insinuante hasta quedar detrás de mí; me estremecí un poco al sentir sus manos recorriendo mi pecho; más aún cuando puso su boca cerca de mi cuello, sabía que en cualquier momento me lanzaría la mordida pero intentaría llevar la situación hasta donde fuera seguro, solo por diversión.
El momento era cada vez más tenso y por alguna razón no quería resistirme, mis instintos me alertaban a gritos que la chica era peligrosa, estaba decidida y determinada, pero mi lado masoquista me instaba a seguir su juego solo para ver hasta donde era capaz de llegar si se lo permitía -¿Y qué se supone que planeas hacerme?- Pregunté fingiendo miedo aunque con algo de picardía; ahora que había guardado su arma no tenía que preocuparme más que de algún intento de mordida, tal vez sería doloroso, pero valdría la pena por satisfacer mi curiosidad.
Había conocido a muchas vampiras en mi vida, desde las más crueles hasta las más sensuales, pero ésta en particular parecía tener la facilidad de ofrecer ambos extremos a la vez, por lo que me generaba mucha intriga a pesar de que por su rostro no había comenzado a tomarla en serio... Por ahora.
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Re: [Cerrado] El placer de una cacería y algo mas ~ [Privado][+18]
Había estado en muchos brazos durante toda mi vida; mis labios habían saboreado millones de besos e incluso me parecía difícil recordar la cantidad de hombres que me habían tocado, pero si había algo de lo que estaba segura era de que mi cuerpo jamás había experimentado un deseo tan grande como el que se hacía presente con aquel extraño. Todos mis sentidos comenzaron a agudizarse, mis instintos empezaron a gobernar mis acciones, mientras que en mi mente solo pasaba la idea de tener a ese delicioso espécimen en mi cama. Mis manos recorrieron su pecho bien formado, aumentando mi excitación, mientras trataba de contener mis ganas de lanzarme de lleno contra él y arrancarle la ropa de una bendita vez. Deposité varios besos en su cuello, intentando mantener a raya mis ansias por morderlo, centrando mi atención en terminar de desabotonar su camisa.
Esbocé una sonrisa traviesa, jugueteando con mi boca en su cuello, deslizando la estorbosa prenda por sus hombros, preguntándome cuánto tiempo podría aguantar antes de que el calor hiciera explotar mis sentidos. Su pregunta logró detenerme por un instante, sacándome una risa burlesca. ¿Qué planeaba hacerle? ¡Oh exquisita creación de los dioses, lo que no haría contigo! Incluso estaba considerando dejarte vivir, pese a tu gran descortesía de interrumpir mi emocionante cacería, así que deberías considerarte afortunado por haber despertado tal poder en mí. Volví a colocarme frente a él, rodeando nuevamente su cuello con mis brazos y le sonreí con malicia antes de acercar mis labios a los suyos para besarlo lentamente. No sabía que había en ese extraño que me estaba enloqueciendo cada vez más, pero ya era muy tarde como para detenerme y hasta ahora mi cacería había resultado mejor de lo que esperaba.
—Te haré gritar de placer… —separé mis labios de los suyos por un instante, jadeando cada vez más excitada, mientras pegaba mi cuerpo al de él.
Volví a sonreír maliciosamente antes de buscar sus labios de nuevo, esta vez en un beso más apasionado y feroz que el anterior. Era la primera vez que mi lujuria se desbordaba de esa manera por alguien y estaba emocionada de experimentar algo que hacía décadas creí perdido; sin embargo, en mi mente aún existía la duda de que ese rostro me era familiar, a pesar de la oscuridad era casi un hecho que lo conocía de antes, aunque saber el lugar era la menor de mis preocupaciones. Comencé de desabrochar las correas de mi corsé, dejando que mis instintos apagaran mis pensamientos una vez más. ¿Qué tan lejos esta noche llegaremos? Era la pregunta que no tardaría en hacer.
Esbocé una sonrisa traviesa, jugueteando con mi boca en su cuello, deslizando la estorbosa prenda por sus hombros, preguntándome cuánto tiempo podría aguantar antes de que el calor hiciera explotar mis sentidos. Su pregunta logró detenerme por un instante, sacándome una risa burlesca. ¿Qué planeaba hacerle? ¡Oh exquisita creación de los dioses, lo que no haría contigo! Incluso estaba considerando dejarte vivir, pese a tu gran descortesía de interrumpir mi emocionante cacería, así que deberías considerarte afortunado por haber despertado tal poder en mí. Volví a colocarme frente a él, rodeando nuevamente su cuello con mis brazos y le sonreí con malicia antes de acercar mis labios a los suyos para besarlo lentamente. No sabía que había en ese extraño que me estaba enloqueciendo cada vez más, pero ya era muy tarde como para detenerme y hasta ahora mi cacería había resultado mejor de lo que esperaba.
—Te haré gritar de placer… —separé mis labios de los suyos por un instante, jadeando cada vez más excitada, mientras pegaba mi cuerpo al de él.
Volví a sonreír maliciosamente antes de buscar sus labios de nuevo, esta vez en un beso más apasionado y feroz que el anterior. Era la primera vez que mi lujuria se desbordaba de esa manera por alguien y estaba emocionada de experimentar algo que hacía décadas creí perdido; sin embargo, en mi mente aún existía la duda de que ese rostro me era familiar, a pesar de la oscuridad era casi un hecho que lo conocía de antes, aunque saber el lugar era la menor de mis preocupaciones. Comencé de desabrochar las correas de mi corsé, dejando que mis instintos apagaran mis pensamientos una vez más. ¿Qué tan lejos esta noche llegaremos? Era la pregunta que no tardaría en hacer.
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Re: [Cerrado] El placer de una cacería y algo mas ~ [Privado][+18]
Debo admitir que en ocasiones me gustaba la emoción que me generaba atrapar a una víctima usando la seducción, pero no era nada común ver aquella estrategia aplicada en mí, más aún por una chiquilla que parecía haber nacido el día anterior, sin embargo parecía una experta en lo que hacía, y lo hacía bastante bien -¿Crees que solo con ser bonita y recorrer mi pecho con las manos así como lo haces, ya me tienes?- Pregunté desafiante y serio -Porque yo creo que sí te está funcionando- Dije al sentir un escalofrío debido a su provocativo tacto.
Debes saber que no soy un plato fácil- Dije juguetón mientras cerraba los ojos al sentir sus besos en mi cuello al tiempo que desbotonaba mi camisa -Oye, no podemos hacer esto aquí- Advertí -Si nos sorprende la guardia nos iría bastante mal- Puse mis manos sobre las suyas para detenerla pero sus manos escaparon dirigiéndose a mis hombros para comenzar a quitarme la camisa; cuando se puso frente a mí y me rodeó con sus brazos intenté retroceder pero fue en vano y no alcancé a escapar de sus labios; tal vez llevaba demasiado tiempo abandonando mis deseos carnales y finalmente la chica había sabido despertarlos.
Posé mis manos en sus caderas y las bajé despacio recorriendo su cintura, luego la apreté contra mí dejando luego caer mis manos a su trasero que terminé apretando con algo de deseo, de seguir así esto podía terminar muy mal, era tiempo de controlarme ¿Pero cómo? Si bastante que me lo estaba disfrutando. Su amenaza de hacerme gritar no hacía más que aumentar mis ganas, había querido jugar a seducirla y resultaba ser yo el que me encontraba entre la espada y la pared; intentaba resistirme pero por otro lado la curiosidad me hacía querer llegar más y más lejos.
Mientas nu mu hugus gritur a gulpus- Intenté decir con mis labios pegados a los suyos hasta que se separó dejándome respirar de nuevo; un nuevo beso más violento que el anterior se hizo presente y ante el peligro de ser encontrados la levanté con mis manos en su trasero deseando que me rodeara con sus piernas, y la llevé cargada hasta recostar su espalda en la pared más cercana, donde la sombra de los tejados nos escondería de la luz de la luna, dificultando que nos vieran desde lejos; esta nueva posición resultaba mucho más comprometedora pues ya no solo podría imaginar cuándo me había excitado, sino que además podría sentirlo rozando su entrepierna a través de la ropa…
Debes saber que no soy un plato fácil- Dije juguetón mientras cerraba los ojos al sentir sus besos en mi cuello al tiempo que desbotonaba mi camisa -Oye, no podemos hacer esto aquí- Advertí -Si nos sorprende la guardia nos iría bastante mal- Puse mis manos sobre las suyas para detenerla pero sus manos escaparon dirigiéndose a mis hombros para comenzar a quitarme la camisa; cuando se puso frente a mí y me rodeó con sus brazos intenté retroceder pero fue en vano y no alcancé a escapar de sus labios; tal vez llevaba demasiado tiempo abandonando mis deseos carnales y finalmente la chica había sabido despertarlos.
Posé mis manos en sus caderas y las bajé despacio recorriendo su cintura, luego la apreté contra mí dejando luego caer mis manos a su trasero que terminé apretando con algo de deseo, de seguir así esto podía terminar muy mal, era tiempo de controlarme ¿Pero cómo? Si bastante que me lo estaba disfrutando. Su amenaza de hacerme gritar no hacía más que aumentar mis ganas, había querido jugar a seducirla y resultaba ser yo el que me encontraba entre la espada y la pared; intentaba resistirme pero por otro lado la curiosidad me hacía querer llegar más y más lejos.
Mientas nu mu hugus gritur a gulpus- Intenté decir con mis labios pegados a los suyos hasta que se separó dejándome respirar de nuevo; un nuevo beso más violento que el anterior se hizo presente y ante el peligro de ser encontrados la levanté con mis manos en su trasero deseando que me rodeara con sus piernas, y la llevé cargada hasta recostar su espalda en la pared más cercana, donde la sombra de los tejados nos escondería de la luz de la luna, dificultando que nos vieran desde lejos; esta nueva posición resultaba mucho más comprometedora pues ya no solo podría imaginar cuándo me había excitado, sino que además podría sentirlo rozando su entrepierna a través de la ropa…
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Re: [Cerrado] El placer de una cacería y algo mas ~ [Privado][+18]
La seducción era una de mis armas constantes y preferidas, incluso ya me parecía normal aplicarla constantemente en mi vida, pero nunca me había sentido realmente tentada a usar todos mis encantos en una presa, hasta ahora. Sonreí complacida cuando el extraño hizo alusión a mi belleza y no pude evitar sentirme orgullosa de ello, especialmente adoraba que fuese consciente de que no podría resistirse por mucho tiempo. No era normal en mí experimentar tanta ansiedad porque un hombre me considerara hermosa, aunque curiosamente esta parecía crecer con cada segundo que transcurría. Ir con calma me estaba costando demasiado autocontrol, pues no era conocida por ser alguien precisamente paciente; no obstante, deseaba tanto a ese platillo que el sacrificio de la espera prometía valer completamente la pena. No había nada que adorase más que un bocadillo difícil de conseguir, por lo que no evité soltar una risa excitada ante su comentario.
¡Si supiera lo poco que le temía a la guardia! Algunos de ellos habían tenido la fortuna de estar en mi cama y casi todos eran de la misma clase: aburridos, débiles y poco apetecibles; así que no era de esperarse que presas tan aburridas no me importasen en lo más mínimo. Centré mi atención en los besos que le daba, sonriendo maliciosamente cuando sus manos trazaron un camino por mis caderas hasta mi trasero, sintiéndome victoriosa ante el palpable deseo que comenzaba a sentir por parte del deseable extraño. Curiosamente las cosas tomaron un giro interesante, ante la facilidad con la que me levantó del suelo, mientras instintivamente rodeaba su cintura con mis piernas sin dejar de besarlo ni un segundo. Sentí como mi espalda chocó contra la pared en una posición mucho más excitante y aventurera. Era la primera vez que permitía que mi acompañante tomara las riendas del encuentro, pero con él todo presagiaba el mejor de los resultados, así que me deje llevar.
Asalté sus labios con los míos, sintiéndome presa de una recién descubierta adicción, mientras me deleitaba en la suavidad de su piel, tocando y explorando como si fuese mi primera experiencia sexual, lo cual solo sirvió para aumentar la libido que empezaba a consumirme. Una nueva victoria se encendió en mi cerebro al sentir la excitación del caballero rozar entre mis piernas, haciéndome aferrar a su cuerpo. El calor comenzó a consumir mi cuerpo, a lo que no tardé en comenzar a desabrochar las correas de mi corsé, buscando así menguar un poco mi ansiedad. Durante un leve instante un pequeño destello de luz de luna iluminó la cara del hombre, trayendo a mi mente el recuerdo de donde lo había visto y haciéndome sentir orgullosa por ser él a quien tuviera entre mis brazos. Mordí levemente su labio inferior, llevando una de mis manos a acariciar su sedoso cabello, mientras que con la otra me dedicaba a repartir caricias a lo largo de su pecho y sus hombros.
—Victor… —mis labios dejaron escapar un pequeño gemido de placer, salpicado con su nombre.
La primera vez que vi su rostro fue en un cartel que se encontraba fuera de la taberna de mi familia. En el papiro se expresaba abiertamente una jugosa recompensa por la cabeza del vampiro y aun podía recordar a mis hermanas suspirar por no poder tenerlo. ¿Quién diría que después de tantos años el famoso Victor terminaría entre mis brazos? Ciertamente jamás llegué a imaginarlo, pero si había algo de lo que podía estar segura era que en persona era mucho más apuesto, más imponente y más apetecible que en aquel viejo papel.
¡Si supiera lo poco que le temía a la guardia! Algunos de ellos habían tenido la fortuna de estar en mi cama y casi todos eran de la misma clase: aburridos, débiles y poco apetecibles; así que no era de esperarse que presas tan aburridas no me importasen en lo más mínimo. Centré mi atención en los besos que le daba, sonriendo maliciosamente cuando sus manos trazaron un camino por mis caderas hasta mi trasero, sintiéndome victoriosa ante el palpable deseo que comenzaba a sentir por parte del deseable extraño. Curiosamente las cosas tomaron un giro interesante, ante la facilidad con la que me levantó del suelo, mientras instintivamente rodeaba su cintura con mis piernas sin dejar de besarlo ni un segundo. Sentí como mi espalda chocó contra la pared en una posición mucho más excitante y aventurera. Era la primera vez que permitía que mi acompañante tomara las riendas del encuentro, pero con él todo presagiaba el mejor de los resultados, así que me deje llevar.
Asalté sus labios con los míos, sintiéndome presa de una recién descubierta adicción, mientras me deleitaba en la suavidad de su piel, tocando y explorando como si fuese mi primera experiencia sexual, lo cual solo sirvió para aumentar la libido que empezaba a consumirme. Una nueva victoria se encendió en mi cerebro al sentir la excitación del caballero rozar entre mis piernas, haciéndome aferrar a su cuerpo. El calor comenzó a consumir mi cuerpo, a lo que no tardé en comenzar a desabrochar las correas de mi corsé, buscando así menguar un poco mi ansiedad. Durante un leve instante un pequeño destello de luz de luna iluminó la cara del hombre, trayendo a mi mente el recuerdo de donde lo había visto y haciéndome sentir orgullosa por ser él a quien tuviera entre mis brazos. Mordí levemente su labio inferior, llevando una de mis manos a acariciar su sedoso cabello, mientras que con la otra me dedicaba a repartir caricias a lo largo de su pecho y sus hombros.
—Victor… —mis labios dejaron escapar un pequeño gemido de placer, salpicado con su nombre.
La primera vez que vi su rostro fue en un cartel que se encontraba fuera de la taberna de mi familia. En el papiro se expresaba abiertamente una jugosa recompensa por la cabeza del vampiro y aun podía recordar a mis hermanas suspirar por no poder tenerlo. ¿Quién diría que después de tantos años el famoso Victor terminaría entre mis brazos? Ciertamente jamás llegué a imaginarlo, pero si había algo de lo que podía estar segura era que en persona era mucho más apuesto, más imponente y más apetecible que en aquel viejo papel.
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Re: [Cerrado] El placer de una cacería y algo mas ~ [Privado][+18]
La temeraria pelirroja no se inmutó en lo más mínimo ante la posibilidad de que llegara la guardia o algún curioso a meter sus narices donde no debía, y de hecho yo era el menos interesado en que eso sucediera, no solo porque seguramente tendría que salvar a alguien más de una muerte segura, sino porque además, el momento no estaba tan mal; era un juego de seducción en que no sabría si la estaba llevando a donde yo quería o si ya había caído en su juego y era ella quien me llevaba hasta sus dominios.
Apreté su trasero con tal fuerza que seguramente le dejaría los dedos marcados en su pálida piel; sus labios húmedos y suaves resbalaban sobre los míos en una danza interminable de giros y apretones, ornamentados por esporádicos gemidos y una respiración que resultaba cada vez más acelerada; se aferró a mí haciendo que la dureza que había causado se deslizara repetidamente entre sus piernas cada vez con más fuerza; apretaba mi cuerpo contra el suyo como intentando ignorar la ropa que en aquel momento era tan solo una inútil barrera que contenía atrapada la voraz lujuria que escondíamos dentro.
En el momento que comenzó a despojarse de su ropa coloqué mis manos detrás de su corsé y calculando cuando hubiera terminado de asegurarlo halé con fuerza para arrancarlo con violencia y desespero, para luego colocar mis manos en su espalda, deslizando las yemas de los dedos por la línea de su columna, ascendiendo hasta el centro de su espalda donde la apreté con fuerza para halarla y sentir la punta de sus bien formados senos apretados contra mi pecho; bajé mis manos de nuevo y apreté fuerte sus caderas mientras la besaba, luego recorrí con mi mano derecha su cintura haciendo una escala en su abdomen para luego viajar hasta su pecho en donde me esperaban sus senos.
Me detuve para aumentar sus ganas, pues en ese momento seguro deseaba que continuara -¿Quién controla a quién?- Dije con una sonrisa pícara mientras rozaba la parte inferior de sus senos con las puntas de los dedos de la mano derecha, y los dedos de la mano izquierda actuaban de la misma manera deslizándose sigilosos entre su cuello y sus hombros -Espero que no te acobardes, depredadora- Dije con malicia para finalmente rodear su seno con la palma de mi mano extendida y apretarlo lentamente en una suave pero apasionada caricia.
Apreté su trasero con tal fuerza que seguramente le dejaría los dedos marcados en su pálida piel; sus labios húmedos y suaves resbalaban sobre los míos en una danza interminable de giros y apretones, ornamentados por esporádicos gemidos y una respiración que resultaba cada vez más acelerada; se aferró a mí haciendo que la dureza que había causado se deslizara repetidamente entre sus piernas cada vez con más fuerza; apretaba mi cuerpo contra el suyo como intentando ignorar la ropa que en aquel momento era tan solo una inútil barrera que contenía atrapada la voraz lujuria que escondíamos dentro.
En el momento que comenzó a despojarse de su ropa coloqué mis manos detrás de su corsé y calculando cuando hubiera terminado de asegurarlo halé con fuerza para arrancarlo con violencia y desespero, para luego colocar mis manos en su espalda, deslizando las yemas de los dedos por la línea de su columna, ascendiendo hasta el centro de su espalda donde la apreté con fuerza para halarla y sentir la punta de sus bien formados senos apretados contra mi pecho; bajé mis manos de nuevo y apreté fuerte sus caderas mientras la besaba, luego recorrí con mi mano derecha su cintura haciendo una escala en su abdomen para luego viajar hasta su pecho en donde me esperaban sus senos.
Me detuve para aumentar sus ganas, pues en ese momento seguro deseaba que continuara -¿Quién controla a quién?- Dije con una sonrisa pícara mientras rozaba la parte inferior de sus senos con las puntas de los dedos de la mano derecha, y los dedos de la mano izquierda actuaban de la misma manera deslizándose sigilosos entre su cuello y sus hombros -Espero que no te acobardes, depredadora- Dije con malicia para finalmente rodear su seno con la palma de mi mano extendida y apretarlo lentamente en una suave pero apasionada caricia.
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Re: [Cerrado] El placer de una cacería y algo mas ~ [Privado][+18]
Calor, placer, lujuria…sangre. No había cosas que me motivaran más que aquellas a las que podía acceder por medio de un exquisito contacto físico y cuyos resultados hacían explotar mis sentidos en desbordantes y excitantes vórtices de sensaciones. Los instintos luchaban por salirse de control y varias veces tuve que reprimirlos para evitar encajar mis colmillos en el delicioso cuello de mi apuesto platillo, logrando excitarme aún más ante la falta de desenfreno que este encuentro me estaba brindando. Sus manos recorriendo mis curvas dejaban ardiendo cada pedazo de mi cuerpo que no dudaba en sucumbir a ellas, como si estuviese ahí solo para él. Me permití besar, tocar y acariciar a mi antojo; aunque, para ser honesta todo aquello no parecía ser suficiente y comencé a experimentar la insaciable necesidad de más.
No había conocido a alguien que pudiese ser tan apetecible y la vez tan intrigante como él, y la sola idea de saber que no había tenido reparos en caer ante mí, sirvió para aumentar mi adicción a él y al poder que parecía poseer sobre mi persona. Sus manos aguardaron pacientemente a que terminara de desatar las estorbosas correas de mi corsé, deshaciéndose de la insulsa prenda en un desesperado movimiento, digno de alguien a quien no parecía gustarle la espera. Tomé su rostro con mis manos, permitiéndole pegarme a él y así sentir la calidez de nuestras pieles frotarse una con la otra en un afrodisiaco baile, patrocinado por el erotismo que destilaban cada uno de nuestros poros. Un destello eléctrico estremeció mi cuerpo, cuando su mano trazó un sensual recorrido desde mis caderas hasta apoderarse de uno de mis pequeños, pero bien formados pechos, el cual no dudo ni un segundo en erizarse con el más mínimo contacto de su mano.
—No te acostumbres al poder —respondí a su pregunta con la respiración agitada—. Lo podrías perder.
Sonreí maliciosamente, aferrando mis piernas a su cintura, aguardando el momento adecuado para volver a retomar el control del encuentro. Un nuevo gemido escapó de mis ansiosos labios, cuando su mano tomó mi pecho de una manera osada y sin una pizca de pudor. No pude evitar encajar mis uñas en su espalda, tratando de refrenar una vez más a mis colmillos y prolongar su excitación lo suficiente, para así arrebatarle el dominio cuando lo considerara oportuno. Despegué mi boca de la suya, bajándola por aquel exquisito cuello, hasta llegar a sus hombros, saboreando su piel centímetro a centímetro. Mi autocontrol estaba llegando a su límite y sabía que era solo cuestión de tiempo para que la euforia comenzara a gobernar mis acciones, por lo que no dudé un segundo en impulsar mi cuerpo para así mandarnos al suelo, donde podría ser yo quien continuara con el trabajo para el cual era toda una experta.
— ¿Y tú, Victor? —Sonreí con confianza, apoyando mis manos a ambos lados de su cabeza—. ¿No te acobardarás?
No sabía que debía hacer, pues él me hacía querer enloquecer y en sus labios someter todo mi ser, y debía admitirlo, aquel poder que tenía sobre mí era demasiado peligroso. Mordí con fuerza su labio inferior, saboreando el delicioso liquido rojo que comenzó a brotar de él, mientras llevaba mis manos a recrearme en su exquisito cuerpo. Bajo la luz de la luna podía darme cuenta de lo perfecto que lucía y realmente se merecía aquel cumplido, pues estaba logrando algo que nadie había hecho jamás: complacerme. Deslicé una de mis traviesas manos desde su pecho hasta su abdomen, bajándola hasta tocar aquello que denotaba su evidente excitación por encima de sus estorbosos pantalones. ¿Quién era quien controlaba a quién, querido bocadillo? Evidentemente este era mi juego y jamás perdía en él.
No había conocido a alguien que pudiese ser tan apetecible y la vez tan intrigante como él, y la sola idea de saber que no había tenido reparos en caer ante mí, sirvió para aumentar mi adicción a él y al poder que parecía poseer sobre mi persona. Sus manos aguardaron pacientemente a que terminara de desatar las estorbosas correas de mi corsé, deshaciéndose de la insulsa prenda en un desesperado movimiento, digno de alguien a quien no parecía gustarle la espera. Tomé su rostro con mis manos, permitiéndole pegarme a él y así sentir la calidez de nuestras pieles frotarse una con la otra en un afrodisiaco baile, patrocinado por el erotismo que destilaban cada uno de nuestros poros. Un destello eléctrico estremeció mi cuerpo, cuando su mano trazó un sensual recorrido desde mis caderas hasta apoderarse de uno de mis pequeños, pero bien formados pechos, el cual no dudo ni un segundo en erizarse con el más mínimo contacto de su mano.
—No te acostumbres al poder —respondí a su pregunta con la respiración agitada—. Lo podrías perder.
Sonreí maliciosamente, aferrando mis piernas a su cintura, aguardando el momento adecuado para volver a retomar el control del encuentro. Un nuevo gemido escapó de mis ansiosos labios, cuando su mano tomó mi pecho de una manera osada y sin una pizca de pudor. No pude evitar encajar mis uñas en su espalda, tratando de refrenar una vez más a mis colmillos y prolongar su excitación lo suficiente, para así arrebatarle el dominio cuando lo considerara oportuno. Despegué mi boca de la suya, bajándola por aquel exquisito cuello, hasta llegar a sus hombros, saboreando su piel centímetro a centímetro. Mi autocontrol estaba llegando a su límite y sabía que era solo cuestión de tiempo para que la euforia comenzara a gobernar mis acciones, por lo que no dudé un segundo en impulsar mi cuerpo para así mandarnos al suelo, donde podría ser yo quien continuara con el trabajo para el cual era toda una experta.
— ¿Y tú, Victor? —Sonreí con confianza, apoyando mis manos a ambos lados de su cabeza—. ¿No te acobardarás?
No sabía que debía hacer, pues él me hacía querer enloquecer y en sus labios someter todo mi ser, y debía admitirlo, aquel poder que tenía sobre mí era demasiado peligroso. Mordí con fuerza su labio inferior, saboreando el delicioso liquido rojo que comenzó a brotar de él, mientras llevaba mis manos a recrearme en su exquisito cuerpo. Bajo la luz de la luna podía darme cuenta de lo perfecto que lucía y realmente se merecía aquel cumplido, pues estaba logrando algo que nadie había hecho jamás: complacerme. Deslicé una de mis traviesas manos desde su pecho hasta su abdomen, bajándola hasta tocar aquello que denotaba su evidente excitación por encima de sus estorbosos pantalones. ¿Quién era quien controlaba a quién, querido bocadillo? Evidentemente este era mi juego y jamás perdía en él.
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Re: [Cerrado] El placer de una cacería y algo mas ~ [Privado][+18]
El sudor se hacía presente en ambos cuerpos, calientes y desbordantes de pasión y frenesí descontrolado; más aún cuando mis manos alcanzaron el suave terreno de sus senos para invadirlos con un ejército de caricias y reclamarlo para mí; me detuve un instante moviendo mis hombros al sentir sus uñas clavadas en mi espalda; no podía asegurar que me hubiera gustado, pero tampoco podría decir que no; procuré mantener el equilibrio cuando se lanzó sobre mí pero al final acabamos llegando inevitablemente al piso, primero me agaché para luego dejarme caer suavemente con su cuerpo sobre el mío, afortunadamente no pesaba mucho o aquello habría salido fatal.
Sonaba tan segura en sus palabras y su forma de hablar que incluso llegué a sentirme intimidado por su poder de seducción, cosa que de hecho se hacía cada vez más peligrosa; a estas alturas, tras tantos besos seguramente habría podido sentir mis colmillos con su lengua y no parecía importarle, me había marcado como su presa de la noche y acabaría sucumbiendo más aún si no detenía semejante locura -Yo nunca me acobardo- Susurré a su oído mientras desbotonaba su pantalón para luego meter mis manos a los lados del mismo y deslizarlo lentamente hasta sus rodillas; lejos del alcance de sus manos.
Llevé mis manos a sus caderas para luego subirlas acariciando sus costados hasta posarlas en su espalda con el fin de acercarla a mi pecho; un último escalofrío se adueñó de mi cuerpo al sentir sus senos recorriendo mi pecho con tal gracia que parecían dibujar la gloria misma en el mural de mi cuerpo -Vamos Bio, tú puedes- Pensé mientras me impulsaba para girar y quedar justo sobre ella; acerqué mis labios a su boca y tras rozarlos delicadamente viajé besando sus mejillas hasta llegar a su oído y susurrar con malicia -Ya la chica está lejos de tu alcance, mi trabajo está hecho- Tras aquello me levanté sin más, intentando ocultar el bulto en mi pantalón -Eso no es lo que crees- Dije señalando mi abultada entrepierna -Es una bolsa de aeros, suelo guardarla ahí, ni siquiera estaba excitado- Acomodé mi camisa y volví a cerrar mi pantalón -Y cúbrete, mujer, que se te van a enfriar los limones- Arrojé su corsé al piso entre sus pies.
Algo en su rostro me decía que no se lo iba a tomar nada bien, pero subirse los pantalones y volver a vestirse le tomaría algo de tiempo, suficiente para que yo pudiera largarme en una valiente y estratégica fuga a toda carrera, a no ser que me persiguiera semidesnuda no llegaría a alcanzarme ni en mil años.
Sonaba tan segura en sus palabras y su forma de hablar que incluso llegué a sentirme intimidado por su poder de seducción, cosa que de hecho se hacía cada vez más peligrosa; a estas alturas, tras tantos besos seguramente habría podido sentir mis colmillos con su lengua y no parecía importarle, me había marcado como su presa de la noche y acabaría sucumbiendo más aún si no detenía semejante locura -Yo nunca me acobardo- Susurré a su oído mientras desbotonaba su pantalón para luego meter mis manos a los lados del mismo y deslizarlo lentamente hasta sus rodillas; lejos del alcance de sus manos.
Llevé mis manos a sus caderas para luego subirlas acariciando sus costados hasta posarlas en su espalda con el fin de acercarla a mi pecho; un último escalofrío se adueñó de mi cuerpo al sentir sus senos recorriendo mi pecho con tal gracia que parecían dibujar la gloria misma en el mural de mi cuerpo -Vamos Bio, tú puedes- Pensé mientras me impulsaba para girar y quedar justo sobre ella; acerqué mis labios a su boca y tras rozarlos delicadamente viajé besando sus mejillas hasta llegar a su oído y susurrar con malicia -Ya la chica está lejos de tu alcance, mi trabajo está hecho- Tras aquello me levanté sin más, intentando ocultar el bulto en mi pantalón -Eso no es lo que crees- Dije señalando mi abultada entrepierna -Es una bolsa de aeros, suelo guardarla ahí, ni siquiera estaba excitado- Acomodé mi camisa y volví a cerrar mi pantalón -Y cúbrete, mujer, que se te van a enfriar los limones- Arrojé su corsé al piso entre sus pies.
Algo en su rostro me decía que no se lo iba a tomar nada bien, pero subirse los pantalones y volver a vestirse le tomaría algo de tiempo, suficiente para que yo pudiera largarme en una valiente y estratégica fuga a toda carrera, a no ser que me persiguiera semidesnuda no llegaría a alcanzarme ni en mil años.
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Re: [Cerrado] El placer de una cacería y algo mas ~ [Privado][+18]
Había un largo camino que recorrer antes de llegar a la exquisita oleada del éxtasis, pero nunca me acobardaba si es que así podía obtener lo que tanto amaba. Desafortunadamente la paciencia era una virtud que yo poseo en pequeñas cantidades, por lo que tanto tiempo de espera me estaba resultando asfixiante. No tardé en mandarnos al suelo, para así retomar el control del encuentro, como tanto estaba acostumbrada y debía admitir que aquello me estaba brindando un éxtasis inigualable. Lucía tan perfecto, su cuerpo era como un arte y mira que aceptar eso era algo difícil para mí, pero él se lo merecía, pues me estaba complaciendo en medidas fascinantes. Sentir sus colmillos entre aquellos deliciosos y desenfrenados besos, despertó un mar de sensaciones en mi interior, las cuales no dudaban en arremolinarse, aumentando mi deseo y mis ansias por tenerlo, al punto de ahogarme en mis propias emociones.
Su voz susurrando en mi oído logró erizar mi piel y no pude evitar morder mi labio inferior con emoción. Las caricias que proporcionaba sobre mi cuerpo, ahora sin el estorboso pantalón, solo servían para subir el calor del momento y estaba segura de que no tardaría en perder el control, que tanto trabajo me estaba costando mantener. Un cambio de posición encendió una pequeña alarma en mi cerebro, pues no estaba segura que tan cruel pudiese ser el vampiro, considerando que su cabeza era el sueño de los caza recompensas y no debía ser precisamente por recolectar flores. Aun así, decidí hacer caso omiso a mi cerebro y dejarme llevar, esperando un nuevo nivel de placer y lujuria, más este nunca llegó. Las palabras del hombre y su alejamiento me hicieron fruncir el ceño, sintiéndome profundamente ofendida, ante aquella terrible humillación y descortesía para con mi persona. Sin pensarlo dos veces tomé una de mis dagas y la encajé en su pierna, tan rápido como me fue posible.
Mantuve el silencio, planeando mi venganza con sumo cuidado, mientras tomaba mi ropa y volvía a vestirme. Era la primera vez en toda mi vida que alguien se atrevía a cometer semejante agravio contra mi persona y estaba decidida a no dejarlo pasar. ¡Mira que lanzarme mi propio corsé a los pies! ¡A mí! ¡La gran Alexandra Ivannovich! Oh, amigo, vaya que te arrepentirás de lo que has hecho. El juego solo acababa de comenzar y ahora era mi turno de girar los dados. Analizando sus posibles escapes una idea atravesó mi cerebro, tan macabra como deliciosa y no tardé en ponerme en marcha hacia el poblado más cercano. Considerando que posiblemente mi daga si logró causarle un daño, por más mínimo que este fuese, el vampiro no habría podido ir muy lejos sin que la molestia de la herida lo atacase; y adentrarse por el bosque simplemente sería muy idiota, así que en algun momento tendría que llegar a ‘‘ese’’ lugar.
—Que así sea, cariño.
Sonreí con sorna, apresurándome tan rápido como pude hasta el poblado más cercano, cortando camino por el bosque. Esa pequeña aldea no tenía nada de interesante en particular, así que sus habitantes deberían agradecerme que les brinde un poco de emoción a sus patéticas e irrelevantes vidas. Aún faltaba tiempo para el amanecer, por lo que tendría que actuar sin duda alguna. Después de recorrer las calles del pueblo y de detectar a las jovencitas, cuyas ventanas poseían una seguridad deplorable, comencé con mi movimiento. Sin piedad y brindándoles solo un segundo para gritar, encajé mis colmillos en los cuellos de cada una de mis víctimas, desgarrándoles un trozo de piel en el proceso, mismo que sirvió para crear un escenario mucho más siniestro que me permitiese sembrar el pánico en todos los aldeanos al encontrar a sus hermosas hijas brutalmente asesinadas y cuyos cuerpos se encontraban inertes sobre un mar de sangre. Vaya desperdicio de alimento, pero era necesario para mi completar mi venganza.
Cinco jóvenes asesinadas en solo un par de horas, debería sentirme orgullosa por haber roto mi record; no obstante, el juego apenas acababa de comenzar y la noche todavía era muy joven. Una vez que los habitantes se reunieron en una horda de pánico desenfrenado, sonreí satisfecha. Después de buscar incesantemente, por fin pude encontrar uno de los panfletos de recompensa con el rostro del vampiro, mismo que serviría más adelante. El sonoro grito de la sexta joven resonó en toda la aldea, alertando a sus pobladores, quienes no tardaron en llegar al hogar de la última víctima con antorchar, trinches y armas en mano, esperando hallar de una vez al responsable o a la jovencita, pero lo único que encontraron fue una habitación vacía, un cartel arrugado sobre la cama y ni un rastro de la damisela.
Su voz susurrando en mi oído logró erizar mi piel y no pude evitar morder mi labio inferior con emoción. Las caricias que proporcionaba sobre mi cuerpo, ahora sin el estorboso pantalón, solo servían para subir el calor del momento y estaba segura de que no tardaría en perder el control, que tanto trabajo me estaba costando mantener. Un cambio de posición encendió una pequeña alarma en mi cerebro, pues no estaba segura que tan cruel pudiese ser el vampiro, considerando que su cabeza era el sueño de los caza recompensas y no debía ser precisamente por recolectar flores. Aun así, decidí hacer caso omiso a mi cerebro y dejarme llevar, esperando un nuevo nivel de placer y lujuria, más este nunca llegó. Las palabras del hombre y su alejamiento me hicieron fruncir el ceño, sintiéndome profundamente ofendida, ante aquella terrible humillación y descortesía para con mi persona. Sin pensarlo dos veces tomé una de mis dagas y la encajé en su pierna, tan rápido como me fue posible.
Mantuve el silencio, planeando mi venganza con sumo cuidado, mientras tomaba mi ropa y volvía a vestirme. Era la primera vez en toda mi vida que alguien se atrevía a cometer semejante agravio contra mi persona y estaba decidida a no dejarlo pasar. ¡Mira que lanzarme mi propio corsé a los pies! ¡A mí! ¡La gran Alexandra Ivannovich! Oh, amigo, vaya que te arrepentirás de lo que has hecho. El juego solo acababa de comenzar y ahora era mi turno de girar los dados. Analizando sus posibles escapes una idea atravesó mi cerebro, tan macabra como deliciosa y no tardé en ponerme en marcha hacia el poblado más cercano. Considerando que posiblemente mi daga si logró causarle un daño, por más mínimo que este fuese, el vampiro no habría podido ir muy lejos sin que la molestia de la herida lo atacase; y adentrarse por el bosque simplemente sería muy idiota, así que en algun momento tendría que llegar a ‘‘ese’’ lugar.
—Que así sea, cariño.
Sonreí con sorna, apresurándome tan rápido como pude hasta el poblado más cercano, cortando camino por el bosque. Esa pequeña aldea no tenía nada de interesante en particular, así que sus habitantes deberían agradecerme que les brinde un poco de emoción a sus patéticas e irrelevantes vidas. Aún faltaba tiempo para el amanecer, por lo que tendría que actuar sin duda alguna. Después de recorrer las calles del pueblo y de detectar a las jovencitas, cuyas ventanas poseían una seguridad deplorable, comencé con mi movimiento. Sin piedad y brindándoles solo un segundo para gritar, encajé mis colmillos en los cuellos de cada una de mis víctimas, desgarrándoles un trozo de piel en el proceso, mismo que sirvió para crear un escenario mucho más siniestro que me permitiese sembrar el pánico en todos los aldeanos al encontrar a sus hermosas hijas brutalmente asesinadas y cuyos cuerpos se encontraban inertes sobre un mar de sangre. Vaya desperdicio de alimento, pero era necesario para mi completar mi venganza.
Cinco jóvenes asesinadas en solo un par de horas, debería sentirme orgullosa por haber roto mi record; no obstante, el juego apenas acababa de comenzar y la noche todavía era muy joven. Una vez que los habitantes se reunieron en una horda de pánico desenfrenado, sonreí satisfecha. Después de buscar incesantemente, por fin pude encontrar uno de los panfletos de recompensa con el rostro del vampiro, mismo que serviría más adelante. El sonoro grito de la sexta joven resonó en toda la aldea, alertando a sus pobladores, quienes no tardaron en llegar al hogar de la última víctima con antorchar, trinches y armas en mano, esperando hallar de una vez al responsable o a la jovencita, pero lo único que encontraron fue una habitación vacía, un cartel arrugado sobre la cama y ni un rastro de la damisela.
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Re: [Cerrado] El placer de una cacería y algo mas ~ [Privado][+18]
Tal como era de esperarse, la ofensa no le había agradado en lo más mínimo, debía reconocer que en principio me había resultado más pacífica de lo que esperaba, pero lo único que consiguió fue herir mi pierna con una daga -Estoy bien, no me pasó nada- Dije de manera chocante mientras arrancaba la hoja de mi pierna y la lanzaba al piso para luego correr aparentando que no me dolía -Y aunque lo parezca, no estoy huyendo- Aclaré antes de desparecer a toda carrera entre las calles de la ciudad.
Avanzaba tan rápido como la herida en la pierna me lo permitía, soltando constantes improperios contra aquella salvaje chica; avanzar por el bosque parecía ser la ruta más rápida para llegar al siguiente poblado, por lo que resultaba predecible que cualquiera con cerebro se iría por ahí, así que mejor preferí dar un rodeo en un camino más largo pero también más seguro; realmente había sido una mala decisión, pero no lo sabría hasta que ya fue demasiado tarde.
Tras un rato caminando llegué a un pequeño poblado en donde parecía haber una fiesta, o al menos esa fue mi primera impresión al ver las luces de antorchas y la multitud de personas recorriendo las calles; avancé de prisa hasta lo que parecía ser una posada aprovechando la conmoción pero llamó mi atención un grito femenino no muy lejos de mi ubicación -Oh, vamos, no de nuevo- Protesté sin siquiera imaginar que la misma pelirroja de antes estuviera involucrada en todo esto.
Dejé a un lado la idea de la posada para descansar un rato y la curiosidad me llevó al lugar de donde había salido aparentemente tan espantoso ruido; un grupo de personas furiosas estaban entrando a una pequeña y maltrecha habitación y tras unos instantes salieron de nuevo más furiosos de lo que estaban antes; fuera lo que fuera que había pasado ya no era mi problema, no quería estar en la calle cuando saliera el sol o la iba a pasar bastante mal.
Justo cuando estaba a punto de darme la vuelta cuando algo llamó mi atención, uno de los furiosos aldeanos traía en su mano algo que pude reconocer de inmediato, uno de esos molestos afiches de recompensa; si aquellas personas lograban reconocerme estaría en problemas, por lo que me giré muy lentamente para luego alejarme despacio y fingiendo normalidad; tristemente mi escape no duraría mucho pues al no fijarme del camino pisé a un gato que soltó un maullido agudo y molesto que hizo girar a varias personas hacia mí; fingí ganas de estornudar para taparme con las manos la mitad del rostro; esperaba que eso fuera suficiente por ahora o estaría en graves problemas.
Avanzaba tan rápido como la herida en la pierna me lo permitía, soltando constantes improperios contra aquella salvaje chica; avanzar por el bosque parecía ser la ruta más rápida para llegar al siguiente poblado, por lo que resultaba predecible que cualquiera con cerebro se iría por ahí, así que mejor preferí dar un rodeo en un camino más largo pero también más seguro; realmente había sido una mala decisión, pero no lo sabría hasta que ya fue demasiado tarde.
Tras un rato caminando llegué a un pequeño poblado en donde parecía haber una fiesta, o al menos esa fue mi primera impresión al ver las luces de antorchas y la multitud de personas recorriendo las calles; avancé de prisa hasta lo que parecía ser una posada aprovechando la conmoción pero llamó mi atención un grito femenino no muy lejos de mi ubicación -Oh, vamos, no de nuevo- Protesté sin siquiera imaginar que la misma pelirroja de antes estuviera involucrada en todo esto.
Dejé a un lado la idea de la posada para descansar un rato y la curiosidad me llevó al lugar de donde había salido aparentemente tan espantoso ruido; un grupo de personas furiosas estaban entrando a una pequeña y maltrecha habitación y tras unos instantes salieron de nuevo más furiosos de lo que estaban antes; fuera lo que fuera que había pasado ya no era mi problema, no quería estar en la calle cuando saliera el sol o la iba a pasar bastante mal.
Justo cuando estaba a punto de darme la vuelta cuando algo llamó mi atención, uno de los furiosos aldeanos traía en su mano algo que pude reconocer de inmediato, uno de esos molestos afiches de recompensa; si aquellas personas lograban reconocerme estaría en problemas, por lo que me giré muy lentamente para luego alejarme despacio y fingiendo normalidad; tristemente mi escape no duraría mucho pues al no fijarme del camino pisé a un gato que soltó un maullido agudo y molesto que hizo girar a varias personas hacia mí; fingí ganas de estornudar para taparme con las manos la mitad del rostro; esperaba que eso fuera suficiente por ahora o estaría en graves problemas.
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Re: [Cerrado] El placer de una cacería y algo mas ~ [Privado][+18]
Gritos, antorchas, picos, incertidumbre…miedo. Era todo un éxtasis saber que aquel revuelo había sido causado por mí, y ciertamente lo estaba disfrutando, considerando el hecho de que estaba ocasionando tanto terror en toda una aldea era el sueño de los de mi raza. Desde el granero en el que me encontraba podía escuchar toda la revuelta que había supuesta la perdida de las adorables jovencitas, por lo que, según mis cálculos, no tardarían en comenzar la casa del supuesto responsable de aquella masacre y por supuesto que me había asegurado de dejar pistas que inculparan a Victor. Sonreí con malicia, jugando con uno de mis kunais, mientras me acercaba a la joven que aún no tenía el placer de degustar y cuyas muñecas se encontraban atadas con un par de cuerdas. A pesar de que me había asegurado de cubrir su boca con un pañuelo, ella seguía insistiendo en destrozarse las cuerdas vocales en un penoso intento por gritar.
—Es inútil, bocadillo —la miré con cierto fastidio—. Nadie logrará escucharte, así que recomiendo que guardes energías —hice una pequeña pausa—. El show casi comienza.
Afilé mi oído, captando todo el escándalo que acontecía allá afuera. Por los retazos de gritos que lograba escuchar, parecía que los aldeanos se habían creído mi treta del panfleto con el rostro del vampiro, así que no debería pasar mucho tiempo antes de que oficialmente comenzara la cacería. Ciertamente no le sería sencillo andar por ahí con la herida que le había ocasionado en la pierna, así que tarde o temprano tendría que llegar al pueblo y una vez que lo hiciera los humanos lo estarían esperando. ¿Acaso no era un excelente plan? Le iba a mostrar a ese grosero lo que sucedía cuando alguien tenía la osadía de humillarme. Instintivamente pensé en Alathea, en esa mujer a quien no le importé, a pesar de ser mi madre y en como cobré mi venganza con la vida de su marido; claro, que eso fue después de haberme beneficiado placenteramente de él. Realmente los demás deberían pensárselo dos veces antes de hacerme enfadar.
— ¡Por ahí! ¡Atrápenlo! —Escuché un grito, secundado por un montón de ruidos provenientes de una turba enardecida.
— ¡No dejen que se escape! —Sonó otra voz—. ¡Tiene que pagar por lo que hizo!
Esbocé una sonrisa divertida y me dispuse a sentarme en la espalda de mi bocadillo, jugando con mi kunai, mientras miraba la puerta del granero a la espera de que la siguiente parte de mi plan funcionase tal cual la había concebido. Querido Victor, mira todo lo que has ocasionado. Espero que esto te sirva de lección, de que no debes hacer enojar a una vampiresa y mucho menos a una vampiresa como yo.
—Es inútil, bocadillo —la miré con cierto fastidio—. Nadie logrará escucharte, así que recomiendo que guardes energías —hice una pequeña pausa—. El show casi comienza.
Afilé mi oído, captando todo el escándalo que acontecía allá afuera. Por los retazos de gritos que lograba escuchar, parecía que los aldeanos se habían creído mi treta del panfleto con el rostro del vampiro, así que no debería pasar mucho tiempo antes de que oficialmente comenzara la cacería. Ciertamente no le sería sencillo andar por ahí con la herida que le había ocasionado en la pierna, así que tarde o temprano tendría que llegar al pueblo y una vez que lo hiciera los humanos lo estarían esperando. ¿Acaso no era un excelente plan? Le iba a mostrar a ese grosero lo que sucedía cuando alguien tenía la osadía de humillarme. Instintivamente pensé en Alathea, en esa mujer a quien no le importé, a pesar de ser mi madre y en como cobré mi venganza con la vida de su marido; claro, que eso fue después de haberme beneficiado placenteramente de él. Realmente los demás deberían pensárselo dos veces antes de hacerme enfadar.
— ¡Por ahí! ¡Atrápenlo! —Escuché un grito, secundado por un montón de ruidos provenientes de una turba enardecida.
— ¡No dejen que se escape! —Sonó otra voz—. ¡Tiene que pagar por lo que hizo!
Esbocé una sonrisa divertida y me dispuse a sentarme en la espalda de mi bocadillo, jugando con mi kunai, mientras miraba la puerta del granero a la espera de que la siguiente parte de mi plan funcionase tal cual la había concebido. Querido Victor, mira todo lo que has ocasionado. Espero que esto te sirva de lección, de que no debes hacer enojar a una vampiresa y mucho menos a una vampiresa como yo.
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Re: [Cerrado] El placer de una cacería y algo mas ~ [Privado][+18]
Odio los gatos- Dije de mala gana mientras me agachaba para agarrarlo por una pata y lanzarlo hacia una ventana aunque me detuvieron antes de poder hacerlo -Es él, es él- Comenzaron a gritar los aldeanos en un tono que no me parecía nada alentador -No, no, se equivocan, yo no soy yo- Intenté justificarme mientras giraba al gato por una pata -Solo soy un viajero herido- Les dije intentando convencerlos pero las piedras comenzaron a llover sobre mí, usé el gato como escudo para cubrirme de las piedras -Esperen, déjenme decirles algo primero- Quise ganar tiempo con lo primero que me vino a la mente y por ahora lo había conseguido, un breve silencio se hizo presente mientras me miraban esperando que dijera algo -¡¡Matanga dijo la changa!!- [1] Grité mientras les lanzaba al gato que fue a caer sobre la cara de uno de ellos dejándole un bonito decorado de arañazos en la cara, cosa que definitivamente no me ayudaba a aclarar la situación.
Pero el gato no era todo lo que les había lanzado, sino también una buena dosis de magia de voz que los debilitaría un rato causándoles una bonita jaqueca. Sin pensarlo siquiera; reuní toda la valentía que me caracterizaba, la gallardía de un valiente guerrero y asesino con más de un siglo de vida e hice lo que cualquiera con pensamiento táctico y gran capacidad estratégica haría: Corrí por mi vida de la manera menos honorable para salvar mi pellejo.
Me perdí entre los callejones hasta que me encontré con otra turba que armados con piedras y palos esperaban hacerme frente a mí -Bien, suficiente- Dije molesto -Si quisiera matarlos ya estarían muertos- Grité enojado sin notar que una viejecita había llegado a mi lado para patearme en la pierna, justo en la herida que me había causado la vampira -Vampiro malo- Dijo la viejecita preparando su bastón para usarlo en mi contra -Está atacando a la abuela, es un canalla- Comenzaron a gritar de nuevo acercándose a toda prisa -No, yo ni siquiera...- Intenté explicarme pero los bastonazos de la viejecita tenían una fuerza admirable así que me di la vuelta y corrí de nuevo para perderme entre los callejones.
Al salir del pequeño pasillo dejado entre dos casas encontré otra turba -¡Oh! ¡Vamos! ¿Cuántos son ustedes?- Pregunté intentando entender de dónde salían tantos -¡¡Allá, Una elfa desnuda!!- Grité señalando a la esquina en donde no había nada pero conseguí que todos voltearan y me dieran tiempo para correr de nuevo; cuando volvieron a mirarme ya solo quedaba el polvo que habían levantado mis pisadas; cansado de deambular entre callejones opté por treparme a uno de los techos en donde por ahora podría estar a salvo; fue entonces cuando vi a lo lejos un oscuro granero donde seguramente podría esconderme y vendarme la herida de la pierna.
Salté sobre los techos esperando no llamar la atención y agachándome cada vez que me acercaba a una de las turbas o se acercaban ellas a mí hasta que finalmente pude saltar hasta el patio del granero; corrí a través de la maleza hasta la puerta del lugar que afortunadamente estaba abierta y me escabullí en el oscuro lugar.
[1]Habilidad de Nivel 0: El que susurra en la oscuridad Pero el gato no era todo lo que les había lanzado, sino también una buena dosis de magia de voz que los debilitaría un rato causándoles una bonita jaqueca. Sin pensarlo siquiera; reuní toda la valentía que me caracterizaba, la gallardía de un valiente guerrero y asesino con más de un siglo de vida e hice lo que cualquiera con pensamiento táctico y gran capacidad estratégica haría: Corrí por mi vida de la manera menos honorable para salvar mi pellejo.
Me perdí entre los callejones hasta que me encontré con otra turba que armados con piedras y palos esperaban hacerme frente a mí -Bien, suficiente- Dije molesto -Si quisiera matarlos ya estarían muertos- Grité enojado sin notar que una viejecita había llegado a mi lado para patearme en la pierna, justo en la herida que me había causado la vampira -Vampiro malo- Dijo la viejecita preparando su bastón para usarlo en mi contra -Está atacando a la abuela, es un canalla- Comenzaron a gritar de nuevo acercándose a toda prisa -No, yo ni siquiera...- Intenté explicarme pero los bastonazos de la viejecita tenían una fuerza admirable así que me di la vuelta y corrí de nuevo para perderme entre los callejones.
Al salir del pequeño pasillo dejado entre dos casas encontré otra turba -¡Oh! ¡Vamos! ¿Cuántos son ustedes?- Pregunté intentando entender de dónde salían tantos -¡¡Allá, Una elfa desnuda!!- Grité señalando a la esquina en donde no había nada pero conseguí que todos voltearan y me dieran tiempo para correr de nuevo; cuando volvieron a mirarme ya solo quedaba el polvo que habían levantado mis pisadas; cansado de deambular entre callejones opté por treparme a uno de los techos en donde por ahora podría estar a salvo; fue entonces cuando vi a lo lejos un oscuro granero donde seguramente podría esconderme y vendarme la herida de la pierna.
Salté sobre los techos esperando no llamar la atención y agachándome cada vez que me acercaba a una de las turbas o se acercaban ellas a mí hasta que finalmente pude saltar hasta el patio del granero; corrí a través de la maleza hasta la puerta del lugar que afortunadamente estaba abierta y me escabullí en el oscuro lugar.
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Re: [Cerrado] El placer de una cacería y algo mas ~ [Privado][+18]
El barullo que podía escuchar de afuera solo me hacía esperar con ansias a lo que se suponía que debía acontecer próximamente. Mi plan había estado dando el resultado esperado, al menos por el momento, y no podía evitar elogiarme a mí misma por tan maquiavélica estrategia. La turba enardecida estaba decidida a acabar con el responsable de la masacre y me había esforzado mucho en sembrar la semilla del culpable entre ellos. ¿Podría decirse que estaba haciendo un berrinche? No, definitivamente Victor lo tenía bien merecido. Nadie me rechaza y humillaba sin recibir su merecido. Además, la función apenas estaba por comenzar y no había motivos para cancelarla cando ya había llegado tan lejos, aunque tampoco es que quisiera hacerlo.
La chica seguía removiéndose bajo mi cuerpo, mientras seguía con sus patéticos intentos de gritar. ¿Cuánto tiempo iba a seguir con eso? Ya debería haberse destrozado las cuerdas vocales con tanto esfuerzo y aun así no parecía querer darse por vencida. Debía darle crédito por tal voluntad para seguir con vida, aunque no le duraría mucho. Comencé a limarme las uñas, contando mentalmente, mientras esperaba la llegada de quien se acababa de convertir en mi némesis, y estaba segura que no tardaría en arribar. Los segundos transcurrieron demasiado lento, debo decir, considerando el hecho de que hacía un rato que mi juego había dado comienzo y para esos momentos ya debería estar corriendo como nena por salvar su trasero. Afortunadamente no pasó mucho tiempo antes de que un extraño ruido captara mi atención, haciéndome sonreír burlescamente.
—Parece que estás en problemas —hablé con cierto sadismo, mientras seguía limando mis uñas—. ¿Te gusta lo que hice para ti? —Crucé mis piernas, acomodándome mejor sobre la espalda de la chica—. Debo decir que mi trabajo ha sido excepcional —me reí, mirándolo fijamente—. Alto ahí —sentencié con seguridad, acercando mi kunai al cuello de la chica—. Un movimiento en falso y se desangrara más rápido que una tubería —lamí mis labios—. Yo pongo las reglas de este juego.
Estaba disfrutando de cada momento de mi travesura. Después de todo, pocas veces alguien volvía una cacería tan placentera, aunque ese alguien hubiese humillado mi orgullo.
La chica seguía removiéndose bajo mi cuerpo, mientras seguía con sus patéticos intentos de gritar. ¿Cuánto tiempo iba a seguir con eso? Ya debería haberse destrozado las cuerdas vocales con tanto esfuerzo y aun así no parecía querer darse por vencida. Debía darle crédito por tal voluntad para seguir con vida, aunque no le duraría mucho. Comencé a limarme las uñas, contando mentalmente, mientras esperaba la llegada de quien se acababa de convertir en mi némesis, y estaba segura que no tardaría en arribar. Los segundos transcurrieron demasiado lento, debo decir, considerando el hecho de que hacía un rato que mi juego había dado comienzo y para esos momentos ya debería estar corriendo como nena por salvar su trasero. Afortunadamente no pasó mucho tiempo antes de que un extraño ruido captara mi atención, haciéndome sonreír burlescamente.
—Parece que estás en problemas —hablé con cierto sadismo, mientras seguía limando mis uñas—. ¿Te gusta lo que hice para ti? —Crucé mis piernas, acomodándome mejor sobre la espalda de la chica—. Debo decir que mi trabajo ha sido excepcional —me reí, mirándolo fijamente—. Alto ahí —sentencié con seguridad, acercando mi kunai al cuello de la chica—. Un movimiento en falso y se desangrara más rápido que una tubería —lamí mis labios—. Yo pongo las reglas de este juego.
Estaba disfrutando de cada momento de mi travesura. Después de todo, pocas veces alguien volvía una cacería tan placentera, aunque ese alguien hubiese humillado mi orgullo.
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Re: [Cerrado] El placer de una cacería y algo mas ~ [Privado][+18]
Corrí desesperadamente como si no hubiera mañana hasta llegar al granero -Genial, está abierto, servirá para esconderme- Murmuré mientras cruzaba como un rato cerrando el portón detrás de mí; aunque no estaba solo y aquella molesta voz la reconocí de inmediato, claramente era mi voz, pues hablaba conmigo mismo, pero además habían más personas en ese lugar, tal vez también se estaban escondiendo, en tal caso solo esperaba que no me espantaran de ese sitio o que no me delataran al menos -Ni te imaginas el problema que se ha formado, creo que mataron a alguien y piensan que fui yo- Aclaré acercándome ligeramente hasta notar que se encontraba acompañada de una nueva víctima.
Mencionaba que había hecho algo para mí y no pude evitar ver la meticulosidad con que arreglaba sus uñas -Oh, ya veo, te quedaron lindas tus uñas, aunque no tenías que arreglarlas para mí- Expliqué con arrogancia -No tenemos nada, apenas nos vimos una vez, aunque siempre recordaré tu nombre Jasmín- Dije para tratar de calmarla aunque agregar el nombre sin recordarlo tal vez no había sido la mejor de las ideas -¿Excepcional, dices?- Me apresuré a responder para que omitiera el detalle del nombre -Oh, sí, sin duda se ven bien- Finalmente me di cuenta de lo que ocurría, la chica que estaba debajo de ella no se encontraba ahí por gusto, estaba de rehén.
Negué con la cabeza al entender la situación y escuchar las amenazas -Te equivocas, yo pondré las reglas en este juego- Tomé por la pata una gallina que dormía cerca de la puerta y con la otra mano saqué mi daga para colocarla en el pecho del animal -Si la matas, mataré a la gallina- Dije con sarcasmo -La chica me importa tan poco como a ti te importa la gallina- Alardeé con la esperanza de que se aburriera y la dejara ir -Si tienes algo en mi contra arréglalo conmigo, pelea como hombre, con honor y dignidad- Dije orgulloso mientras le arrojaba la gallina aunque luego entendí que era una mala idea, el cacareo del animal y su aleteo despertaron al resto de gallinas que reposaban escondidas por los rincones haciendo un concierto de cacareos que podría llamar la atención de los aldeanos que me buscaban.
Rodé por el piso hacia la izquierda y agarré otra gallina por una pata para lanzarla también; aproveché la distracción para trepar entre sacos amontonados de granos que me sirvieron de escalera hasta que se vinieron abajo y me llevaron justo hacia donde estaba ella que si no se apartaba quedaría aplastada por frijoles -¡Rayos!- Exclamé mientras caía aparatosamente junto a los sacos; las gallinas cacareaban y saltaban intentando volar y defecando a diestra y siniestra -No es así como se veía en mi mente al momento de planearlo- Pensé mientras caía sentado en el piso y veía como varias torres de sacos de grano se venían abajo también -¿Y si lo dejamos en empate?- Propuse finalmente esperando un poco de piedad y compasión, había sido una noche difícil.
Mencionaba que había hecho algo para mí y no pude evitar ver la meticulosidad con que arreglaba sus uñas -Oh, ya veo, te quedaron lindas tus uñas, aunque no tenías que arreglarlas para mí- Expliqué con arrogancia -No tenemos nada, apenas nos vimos una vez, aunque siempre recordaré tu nombre Jasmín- Dije para tratar de calmarla aunque agregar el nombre sin recordarlo tal vez no había sido la mejor de las ideas -¿Excepcional, dices?- Me apresuré a responder para que omitiera el detalle del nombre -Oh, sí, sin duda se ven bien- Finalmente me di cuenta de lo que ocurría, la chica que estaba debajo de ella no se encontraba ahí por gusto, estaba de rehén.
Negué con la cabeza al entender la situación y escuchar las amenazas -Te equivocas, yo pondré las reglas en este juego- Tomé por la pata una gallina que dormía cerca de la puerta y con la otra mano saqué mi daga para colocarla en el pecho del animal -Si la matas, mataré a la gallina- Dije con sarcasmo -La chica me importa tan poco como a ti te importa la gallina- Alardeé con la esperanza de que se aburriera y la dejara ir -Si tienes algo en mi contra arréglalo conmigo, pelea como hombre, con honor y dignidad- Dije orgulloso mientras le arrojaba la gallina aunque luego entendí que era una mala idea, el cacareo del animal y su aleteo despertaron al resto de gallinas que reposaban escondidas por los rincones haciendo un concierto de cacareos que podría llamar la atención de los aldeanos que me buscaban.
Rodé por el piso hacia la izquierda y agarré otra gallina por una pata para lanzarla también; aproveché la distracción para trepar entre sacos amontonados de granos que me sirvieron de escalera hasta que se vinieron abajo y me llevaron justo hacia donde estaba ella que si no se apartaba quedaría aplastada por frijoles -¡Rayos!- Exclamé mientras caía aparatosamente junto a los sacos; las gallinas cacareaban y saltaban intentando volar y defecando a diestra y siniestra -No es así como se veía en mi mente al momento de planearlo- Pensé mientras caía sentado en el piso y veía como varias torres de sacos de grano se venían abajo también -¿Y si lo dejamos en empate?- Propuse finalmente esperando un poco de piedad y compasión, había sido una noche difícil.
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Re: [Cerrado] El placer de una cacería y algo mas ~ [Privado][+18]
El muy incauto tuvo el descaro de acercarse a mí sin siquiera poner atención al lugar donde estaba y a todo lo que estaba sucediendo. Tuve que morderme la lengua, obligándome a mantenerme quieta para no saltar a descuartizarlo cuando comenzó a mofarse de mí, llamándome Jasmin e ignorando todo lo que había dicho. Quiso darme a entender que mi trabajo le era completamente indiferente, amenazando a una gallina que descansaba tranquilamente cerca de la puerta. Debo admitir que por un segundo me desmoralicé, creyendo que no había logrado asustarlo ni un poco, mientras pensaba en como deshacerme de la chica que aún se removía bajo mi cuerpo, cuando el muy idiota me lanzó el animal a la cara.
Las demás aves comenzaron un revuelo en el gallinero que pronto alertaría a los aldeanos, mientras el vampiro buscaba la forma de escapar, obteniendo un resultado completamente deplorable. Ahí comencé a cuestionarme si acaso hacía bien en considerar a Victor como mi rival después del patético espectáculo que acababa de presenciar. Vi como su cuerpo caía sobre unos sacos, recibiendo todos los desechos y desperdicios provenientes de las gallinas, a lo que solo pude soltar una pequeña carcajada, comparándolo con todos esos animales. Logré escuchar el murmullo de los aldeanos acercándose al granero y rápidamente tomé mi kunai cortándole el cuello a la joven. ¡Vaya desperdicio de alimento! No es como que me enorgulleciera tirar la comida, pero en esos momentos lo más importante era escapar.
—El marcador final no muestra un resultado favorable, al menos no para ti —le lancé el cuerpo de la joven y comencé a trepar por entre las vigas del granero—. Parece que Alexandra le ha ganado a Victor esta competencia —sonreí mientras me acercaba a la enorme ventana que había el techo del granero—. Te veré pronto, cariño.
Le lancé un beso antes de saltar a una de las ramas del árbol más cercano y continué así hasta que me sentí segura de haberme alejado lo suficiente como para poner mis pies en el suelo. Me sentía orgullosa de lo que había hecho y después de muchos años por fin había encontrado una actividad que le diese un poco más de emoción a mi fabulosa vida. Victor se había convertido en mi rival número uno y no descansaría hasta destruirlo con mis propias manos, aunque eso no sería en esta noche. Hoy dejaría que los aldeanos se encargasen de ello, si es que lo atrapaban.
Las demás aves comenzaron un revuelo en el gallinero que pronto alertaría a los aldeanos, mientras el vampiro buscaba la forma de escapar, obteniendo un resultado completamente deplorable. Ahí comencé a cuestionarme si acaso hacía bien en considerar a Victor como mi rival después del patético espectáculo que acababa de presenciar. Vi como su cuerpo caía sobre unos sacos, recibiendo todos los desechos y desperdicios provenientes de las gallinas, a lo que solo pude soltar una pequeña carcajada, comparándolo con todos esos animales. Logré escuchar el murmullo de los aldeanos acercándose al granero y rápidamente tomé mi kunai cortándole el cuello a la joven. ¡Vaya desperdicio de alimento! No es como que me enorgulleciera tirar la comida, pero en esos momentos lo más importante era escapar.
—El marcador final no muestra un resultado favorable, al menos no para ti —le lancé el cuerpo de la joven y comencé a trepar por entre las vigas del granero—. Parece que Alexandra le ha ganado a Victor esta competencia —sonreí mientras me acercaba a la enorme ventana que había el techo del granero—. Te veré pronto, cariño.
Le lancé un beso antes de saltar a una de las ramas del árbol más cercano y continué así hasta que me sentí segura de haberme alejado lo suficiente como para poner mis pies en el suelo. Me sentía orgullosa de lo que había hecho y después de muchos años por fin había encontrado una actividad que le diese un poco más de emoción a mi fabulosa vida. Victor se había convertido en mi rival número uno y no descansaría hasta destruirlo con mis propias manos, aunque eso no sería en esta noche. Hoy dejaría que los aldeanos se encargasen de ello, si es que lo atrapaban.
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