Una cuestión de principios.[Libre] [Cerrado]

El sol se encontraba en su punto, el cielo estaba parcialmente despejado y la gente no dejaba de observar a Alexander, quien, percatándose de estas miradas llenas de curiosidad e intriga acompañadas de un desaprecio hacia su persona, no evito el sentirse incomodo y raro mientras caminaba por las calles de su ciudad natal, Baslodia, habiendo hecho la labor que tenia pendiente en dicha ciudad no encontró razones para que su estadía durara mas de lo planeado, y mucho menos pensaba hacer contacto con sus antiguas amistades del lugar, la vida que lleva Alex en sus hombros no es la misma que solía ser. Por lo que, saliendo de la ciudad, se percato de que no contaba con un mapa, y el hecho de simplemente regresar a su ciudad le causaba inquietud por la gente que lo observaba.

-Tendré que comprar uno en Lunargenta, bueno, igual quería echarle un vistazo al lugar antes de retirarme.- Dijo en voz alta.

El muchacho retomo su caminata tranquilamente y con seguridad, puesto que ya conocía las afueras en las ocasiones donde tenia que salir a cazar con su padre ademas de practicar sigilo con su madre, se le notaba muy confiado al caminar por sendero abierto y con una sonrisa en su rostro por la emoción, aunque esta no se le notase por la mascarilla.

El camino fue bastante largo, pero con el tiempo ya se alcanzaba a divisar la gran ciudad del rey. Tomando aliento profundo Alex comenzó a correr por los arboles saliendo del camino abierto pasando una carroza y varias personas durante su trayecto, esperando ser lo mas cuidadoso posible de que nadie notase su existencia aprovechaba la oportunidad para tomar manzanas de los arboles cuando estas se encontraban en su alcance, le resultaba divertido, casi como un juego.

Decidió detenerse por un momento, había llegado el punto en donde correr por bastante tiempo lo dejaba sin aire, miró a su alrededor y se dio cuenta de que no faltaba mucho para llegar a Lunargenta, sin embargo comenzaba a oscurecer, no había mas que hacer ante eso, recorrió las afueras y analizando el lugar le parecía tranquilo para tomar una siesta hasta que su mirada se encontró con los habitantes de las afueras, seres humanos con una economía mas baja de lo que había visto en Baslodia, la gente vivía en condiciones deplorables, y no tenía problema esto en lo absoluto pero la gota que derramo el baso fue el comportamiento de los mismos  habitantes del lugar, los hombres borrachos a mas no poder aprovechando  de las damas jóvenes que pasaban por el lugar, las continuas discusiones entre gritos, con tan solo observarlos por un momento estos ya se habían ganado desprecio de Alexander, quien había sido criado con buen comportamiento, por lo que ver la actuación de estas personas no solo le causaba odio a la injusticia, también un desagrado inmenso, por lo que descontento de su mala experiencia se alejo lo mas que pudo adentrándose en el bosque.

Al alejarse de todo el revuelo que se causaba entre los habitantes de las afueras, pudo encontrar un árbol en donde dormir recargado, cubrió su cuello con tela que encontró para estar mas que prevenido.

-Al fin algo de tranquilidad...

-pu-chu-pu-chu-pum-pum-pum-cada salto por las piedras del camino representaban una pequeña victoria. -Les doy a ganar, esbirros del mal. No me hundiré, mi tripulación y yo venceremos- levanté un tentáculo para darle fuerza a mi discurso. -¿No es cierto Capitán?- giré mi cabeza para mirar al tentáculo que sostenía al gato por los aires. -¡No se vale si puedes volar!- di un golpe en el suelo y perdí el equilibrio sobre la pequeña saliente sobre la que me encontraba -ah…ah…¡Ah!... –no, la gran Uly no caería por la borda, recuperé el equilibrio antes de que el cocodrilo malo que habitaba en las profundidades del lodo pudiese clavar sus dientes sobre mí -ufffff- respiré aliviada, usando otro de los tentáculos para limpiar simbólicamente mi frente. Mis manos estaban seguras en la cintura. Asegurándome de parecer fuerte y malosa.

-¡Cangrejos de agua dulce! A partir de ahora serán mis sirvientes puhpuhpuh- repetía las líneas de diferentes formas, pero ninguna parecía ser convincente. Los niños grandes del puerto no querían dejarme jugar con ellos. Los chicos más grandes que no me molestaban por mis calamavillosos tentáculos, estaban muy ocupados trabajando y yo, temiendo que los hombres de mi abuelo me encontrasen, no podía estar con ellos usando mis calamavillosamente calamavillosos poderes calamarescos. -Fuuuuuuu ¡que aburrición!-. Tendría que hacer mi ejército con los bellacos del puerto de más baja categoría. ¡Los que no tenían dientes! -Telible…teliiible-- sacudí mi cabeza para todos lados con un gesto de espanto, lo que me valió un buen porrazo.

Me sobé la cola con mis manitas mientras me ponía en pie ayudada por los tentaculares tentáculos. -Uaaaaa… eso dolió- apreté mis labios en un puchero y miré al cielo, percatándome que faltaba poco para que anocheciera. -Tendremos que anclar en este puerto y buscar refugio-dije alterando mi voz como si fuese la del Capitán. -¡A sus órdenes capitán!- me respondí parándome derecha y haciendo una seña que había visto muchas veces entre los hombres del puerto cuando acataban los mandatos de su superior. Miré para todos lados, reparando que me había alejado más de la cuenta de los muros de la ciudad. Ahora no sabría cómo volver…

-No estoy llorando capitán, sólo se me metió una basura en el ojo. Mañana volveremos para seguir buscando – acto seguido abracé al peluche y miré al cielo. En seguida mi rostro se iluminó cuando entre las hojas de un árbol viejo pude ver la figura de una persona. -Puh puh puh- y me acerqué. Con mis tentáculos moviéndose felizmente a los lados de mi cabeza. -¡La segunda al mando del Corazón Errante exige abordar su nave!- apunté con mi dedo a la cara del enmascarado mientras que ponía el otro brazo en jarra. -¡Ríndete espía! Sí lo haces te protegeré durante la noche puh puh puh- y para hacer mejor el efecto, saqué de mi espalda el arpón. De todas formas quería usarlo para subir al árbol con esa persona. Tenía que enseñarme a buscar lugares tan calamavillosamente buenos para esconderse.

Y ahí me encontraba, en una rama de un árbol sin poder conciliar el sueño, era mi primera noche de aventura, por lo que la emoción me absorbía,  ya imaginaba las razas nuevas que conocería y las cosas que podría aprender, estos pensamientos no dejaban de aparecer, solo me reducía a serrar los ojos intentando poder descansar, moviendo mi cuerpo de diferentes maneras para encontrar la posición adecuada, sin embargo nunca llego, de repente escucho una pequeña voz aguda que no pude distinguir, me calme y coloque en posición relajada, mi espalda contra el tronco y mi mirada ligeramente hacia el cielo con la cabeza recargada igualmente en el tronco, dejándome solo la vista periférica libre para no hacer muchos movimientos.

Por un momento pensé hacer ilusión de que estaba dormido, pero no lo creí prudente, cerré los ojos y controlé mi respiración, coordinando mis latidos para crear una concentración en el ambiente y tratar de distinguir lo que podría decir la persona debajo del árbol, sin embargo, no escuche nada. Me relaje y lentamente giré mi cabeza para ver si seguía ahí nuevamente evitando movimientos bruscos, vaya sorpresa la que me lleve al ver que era un niño o tal vez niña con tentáculos, esta me apuntaba con lo que parecía un arpón...

-"Pero que no te engañe su apariencia, puede tener siglos de existencia y parecer que nació ayer"- Esas palabras hicieron que dudara de la persona completamente perdiendo la inocencia que supuse tendría. Giré todo mi cuerpo hacia atrás para caer de pies en el suelo, mientras tomaba mi arco y una flecha rápidamente olvidando que al aterrizar tendría que dar un giro para amortiguar la caída recibiendo todo el impacto en mis piernas.

-¡Demonios!- Maldije al permanecer en una postura tensa apuntando a lo que parecía un humano-bestia, con las piernas un poco temblorosas por la caída. *Vamos, tiene que parar el temblor pronto, no fue tan alto*. Tomé aire y en voz alta pregunte

-¿Quién eres?- Al terminar la pregunta el temblor había desaparecido, mantenía una posición firme ante la persona esperando no tener que soltar la flecha en algún momento.


Off.rol: Una gran disculpa por  la demora n.n

-Uaaaaaa- comencé a aplaudir al espía pero dijo una palabra prohibida. Tapé mi boca con dos tentáculos y le miré con ojos grandes ¡Qué calamavillosamente valiente! había dicho una palabra fea ¡Cangrejos fritos! ese era el hombre que buscaba para mi tripulación. Levanté la cabeza para responder que era la calamavillosa Ury, pero vi el arco. Dos tentáculos más se pusieron en mi boca y di varios saltitos acompañados del levantamiento intermitente de los cuatro tentáculos que quedaban libres. Aplaudí un par de veces y levanté todas mis extremidades, a excepción de mis piecitos, por supuesto, que tenían que mantenerme en pie.

-¡Calamavillosamente calamavilloso! Tienes un arco ¡un arco de verdad!- me adelanté hacia él para apreciar mejor su arma -Uooooooooaaaaa. Me dejas verlo, me lo dejas ¿me lo dejas? Di que si ¿siii? Porfitaz. Mira, si me lo dejas, te presto mi arpón- y rápidamente le tendí mi arma para que la viera -Es la mejor arma sobre los mares y arenas para una segunda al mando. Compruébalo espía de tierra- saqué pecho con orgullo. -¡La mejor! Yo, el capitán lo aseguro- dije, imitando la voz del capitán gato. Secundando la moción, moví mi tentáculo que llevaba el peluche. -¿Ves ves? Si lo haces, le pediré permiso especial al Capitán para que seas mi amigo- me crucé de brazos con los ojos cerrados para esperar su respuesta.

Pensando en que la respuesta podría tardar, abrí uno de mis ojitos para espiar al espía, pero no logré nada. ¡Su cara tapada era la peor estafa que podría vivir en toda mi vida! -Rayos dulces y centellas fritas! Ulareena exige ver tu cara- si no podía hacerlo ¿cómo sabría si era malo o bueno? Estaba fuera de las murallas de la ciudad, así que no podía ser un espía del abuelo, entonces, sería mi espía puhpuhpuh. Ury estaba pensando como el abuelo, Ury era una niña mala. El solo pensamiento puso a Ury a llorar.


Off:Una gran disculpa por no haber entrado antes. Y sin problemo, tienes hasta 48 horas antes de que Ury quiera succionarte el cerebro con sus calamarescos tentáculos n.n. ¡Tengamos una buena partida!

Me mantenía en posición firme ante aquella persona por seguridad, sin embargo las apariencias no engañaban, era tan solo una criatura inocente, las palabras que salían de su boca causaron una inclinación en mi cabeza intentando comprender lo que acababa de decir, frunciendo el ceño completamente confundido como aquella mirada de confusión de un perro a su amo.

Comenzó a acercare apreciando mi arco, tras haber escuchado sus palabras comencé a reír, había puesto mi persona en defensiva exagerada ante una inocente persona, mi risa se detuvo al escuchar la mención de un capitán y mi curiosidad aumento por un momento, ¿se estará refiriendo a un capitán real o esa ha sido la voz que imito?, sonreí sin mas mientras que postraba su arma, no habría de que preocuparse, a como pintaban las cosas, solo eramos dos extraños en tierras desconocidas.

Me pareció correcto y apropiado confiar un poco en mostrarle el arco, lentamente dejé de apuntarle con el y guardé la flecha, extendiendo mi brazo para ofrecer mi arma como demostración.

-Claro!, pued...-En ese momento fui interrumpido por la petición de la señorita, quien se le notaba pensativa, para un momento después soltar las lagrimas contenidas, no sabia que hacer, como actuar, adema de que consolar a alguien es de las cosas en las que no soy bueno. Recordé cuando la pequeña modifico su voz y fue amable conmigo mientras yo la trataba con hostilidad, pensando en que esto puede ser como una especie de juego para ella, no podía comportarme de esa manera. Sonreí mientras me arrodillaba como si del rey absoluto se tratara, con una mano por delante y otra por detrás procedí a retirar la mascarilla de mi rostro y la capucha que lo ocultaba, mientras que desataba la tela de mi cuello para amarrarla en un brazo.

-Disculpad mis modales, me he dejado llevar por la situación, me presento . Mi nombre es Alexander y me gustaría ser parte de tu tripulación.- Con una voz mas amable, realice un cambio de brazos, el que se encontraba por delante con la mascarilla en su posesión paso por detrás mientras que la que se encontraba por detrás portando el arco paso por delante siendo ofrecido nuevamente.

-Hip hip- la sal de las lágrimas había cubierto mi rostro, la respiración había cambiado por completo en cuestión de momentos. El espía parecía arrepentido, se disculpaba. Ulareena se comportaría como una niña grande y le diría que todo estaba bien, que las niñas grandes algunas veces se ponían sensibles porque así eran las cosas y punto, pero… Uly volvió a levantar sus ojitos con intención de hablar y se quedó en silencio. El espectáculo frente a mis ojitos era algo digno del mismísimo rey o las princesas. Mi boca tomó la forma de una “O” y llevé mis manitas a las mejillas, cubriendo el nuevo tinte que se estaba esparciendo en ellas.

Escuchaba claramente lo que estaba diciendo, pero su atención se había enfocado en el rostro del desconocido. Con timidez estiré mi manita derecha enguantada, ofreciéndosela a Alexander. -Ulareena y el Capitán (gato)- susurré, parecía que mi garganta no sabía como responder ante las atenciones de ese caballero. Por un momento olvidé todo acerca de mis calamavillosos tentáculos y me sentí como una princesa. Eché mis manos tras la espalda, mientras me movía como una campana de un lado a otro, algo nerviosa. Mis tentáculos comenzaron a cambiar de color por voluntad propia y me llevé los brazos a la cabeza para intentar cubrir tanta vergüenza.

-Uly no sabía que el espía bueno era un príncipe en el reino de los árboles- poco a poco comenzaba a retomar la confianza. Me soné la nariz con la punta del vestido y sonreí. -Ahora que Alexander es de la tripulación del Corazón Errante será mi amigo ¡Iuuuupiiii!- le abracé por el cuello y besé sus mejillas. Era como volver a estar entre los brazos de la abuela, pero con un calamavilloso príncipe. -El capitán y yo, la supercalamavillosa segunda al mando, Uly, estamos en una misión especial para ocultarnos de los villanos y encontrar la calamavillosa tripulación del capitán Werner.-Miré a ambos lados para ver si alguien nos observaba y susurré.

-Todo esto sin que nadie se entere, ¿comprendes maestre Alex? Será necesaria tu habilidad de espía y mis calamarescas habilidades puh puh puh. ¡Nadie podrá detenernos! ¡Pium pium pium!- me aparté del príncipe, con mi atención en su arco. -Puh puh puh. Teman esbirros del mal, el valiente maestre Alex y la calamavillosa Uly les… les…- había entrado en desesperación. No sabía qué les haríamos, miré al joven en busca de ayuda apretando los labios y le volví a abrazar. Era la primera vez desde que me escapaba de la casa de Leónidas que alguien había sido tan bueno conmigo. -Te quiero maestre calamavillosamente espía-

Se presentó  con un pequeño susurro y estiró su mano hacia mi, voltee ligeramente en busca del famoso capitán recordando que era parte de su voz modificada provocando una sonrisa en mi rostro, hacia tiempo desde que me divertía como un niño. Me puse en pie para colocar el arco en mi espalda y extendí el brazo para sacudir la mano de la señorita quien parecía mas avergonzada de lo sucedido caminando distancias cortas por el lugar y de alguna manera cambiando el color de sus tentáculos.

-Uly no sabía que el espía bueno era un príncipe en el reino de los árboles- Menciono ya con un tono mas fuerte que en la ultima ocasión, una elegante forma de llamarme habitante del bosque por lo que con una pequeña risa y un tono de juego le seguí.

-Debe ser por que he olvidado corona de flores.- Uly se me acerco y abrazo de forma cálida con sus pequeños brazos rodeando mi cuello después de haber hecho mi unión a su tripulación oficial.

-El capitán y yo, la supercalamavillosa segunda al mando, Uly, estamos en una misión especial para ocultarnos de los villanos y encontrar la calamavillosa tripulación del capitán Werner- Que haya mencionado un nombre después del cargo de capitán debe tratarse de alguien real, esto me recuerda a los cuentos de mi padre, recuerdo que me había contado algo sobre los piratas, pero por ahora esto se mantiene un poco borroso en mi mente.¿Será posible que a quien busca sea un verdadero pirata?

Se acerca para susurrar los detalles de la misión y sin mas, me pare derecho con la mano firme en mi frente aceptando alegre las ordenes de mi superior como si estuviésemos en un barco.

-¡Entendido!- Dije abandonando la posición firme.

- Teman esbirros del mal, el valiente maestre Alex y la calamavillosa Uly les… les…- Se le notaba intranquila mientras volteaba hacia mi.

-¡Les derrotaremos!- Con un tono optimista le sonreí y abracé con fuerza mientras le respondía en voz baja.-No te preocupes, encontraremos al capitán.-

Guardé la mascarilla en un compartimiento del traje puesto que no creí necesario llevarla mas, al menos durante ese momento, solo subí la capucha.

-Muy bien sub capitana, estoy a sus ordenes, ¿hacia donde nos dirigimos?.- Dije con voz alegre.

-¡Calamavilloso! ¡Calamavilloso!- aplaudí efusivamente cuando Alex completó la oración. -El maestre espía puede leer mentes, estamos conectados puh puh puh- no tenía dudas, mi nuevo subordinado me ayudaría a conquistar los mares los corazones espías malos, los haríamos buenos y encontraríamos a la tripulación del Capitán. Miré con curiosidad como guardaba la máscara -Magia- murmuré y toqué el traje con la punta de mi dedo índice, con cierto temor. Puse mi cabeza de lado, y miré sus ojos marrones.

-¿Hacia dónde nos dirigimos?- le pregunté al Capitán que colgaba de un tentáculo en las alturas de mi cabeza; me rasqué la barbilla con otro. Ahora que estaba acompañada del príncipe espía tal vez no se fijaran tanto en mí. Los subordinados de mi abuelo podían llegar a ser muy pero muy cabezas de pato. -¡Comer!- respondió el Capitán justo cuando mi barriga empezaba a hacer ruiditos. Me llevé las manos a la pancita y le sonreí a Alex. -Y al puerto. ¡Tenemos que cumplir la misión. Pero sin que nadie se entere- miré a ambos lados de reojo y puse el índice sobre mis labios.

-Tienes más cosas que hacen magia?- pregunté tomando su mano para empezar a caminar. Señalé el lugar donde había guardado su máscara. -Eso fue calamavilloso. Puh puh puh. Cuando entremos a la ciudad… porque vamos a la ciudad, ¿verdad? Bueno, cuando estemos dentro, Ury recomienda insistentemente que el maestre Alex cubra su rostro. Hay que mantener el anoni…a..no..ni…¡uaaaa!- Tomé los alrededores de mi cabeza con los tentáculos con algo de frustración. Las palabras difíciles ponían a Ury de mal genio.

Comienza a salir lentamente la luz del sol, no sin antes notar los últimos aullidos de aquellos lobos que anunciaban su retirada a lo lejos, la señal, esa ultima señal en la que las alimañas alteradas con el titulo de "vampiros" se retiraban, no habría de que preocuparse mas, había sobrevivido a mi primera noche aunque esto no fuese un gran logro.

Tener recuerdos del pasado es en algunas ocasiones un gran apoyo, pero en otras es solo el recordatorio de tus errores, tus malas decisiones, comienzo a divagar por un momento mas con la mirada hacia los rayos de luz que hacían su aparición en lo alto del cielo.

Me doy cuenta rápidamente de que no debo pensar en mi pasado y agito levemente la cabeza volviendo en mi. Volteo a ver a Uly y extiendo ambos brazos para que observase todo mi cuerpo como si le estuviese dando una demostración para lo que estaba a punto de decir:

-Lo siento, soy un poco cascarrabias para tantos libros de magia, mas bien perezoso, todo lo que ves es completamente normal.- Sonrío mientras la sujeto del tentáculo que me extiende Uly.

Mientras escucho su consejo trata de terminar una palabra, sin embargo el terminarla le resulta cierta dificultad.- ¿Anonimato?. Claro, de hecho no muchas veces remuevo la mascara. Ciertamente necesitamos ir a la ciudad, en caso de que no encuentre lo que buscamos cerca de aquí, pensaba solicitar un mapa solo espero que la actitud de la gente no sea la misma que pude observar anteriormente, pero, Uly, ¿tu tienes un m...?- ¿Debería conseguir un mapa siendo que estamos en busca de un pirata?, digo, no puede ser muy difícil encontrar un pirata, ¿o si? bueno el mundo es grande, pero solo hace falta encontrar el barco, supongo, tal vez solo deba concentrarme en reunir a Uly con el capitán.

"Tenemos que ocultarnos de los villanos...El capitán Werner" Recordé sus palabras, estas con tal intensidad que detuvieron mi cuerpo, por naturaleza decidí ayudar en aquel momento pero, nunca analicé la situación a fondo...Alguien mas la busca, si es así y hay "villanos" que la persiguen estos deben tener a alguien que los guía. "Anonimato"...Puede que tenga algún precio su cabeza, la situación es mas delicada que un simple "juego", ¿ella lo sabrá?

Volví a agitar la cabeza, me encontraba mas pensativo que de costumbre, al hacerlo recordé que estaba preguntando algo a Uly mientras perdía el tiempo pensando.

Uly..¿Quien es el capitán Werner y por que hay personas malas que te buscan?-Detuve nuestra caminata, me encontraba parado mirándola a los ojos determinado a saber que era lo que pasaba...

El sol ya había salido en su totalidad, los arboles creaban esta pequeña diferencia de iluminación entre el bosque y sus afueras mientras el canto de las pequeñas aves hacían su aparición, la pequeña Uly accedió a contarme lo que le había pedido, y mientras lo hacía tuve un pequeño dolor de cabeza, escuchaba perfectamente lo que estaba diciendo, pero en mi mente interrumpían flash de memoria difíciles de distinguir, cuando fue mencionado el capitán Werner y los títulos por los que se le conocía una imagen paso por mi mente, era un la silueta de un barco a lo lejos de la niebla en el océano, paso tan rápido que solo me lleve un susto con la imagen. La capucha que llevaba encima pudo ocultar toda reacción ante lo que había pasado, la decidí remover creyendo que esto dejase de suceder y prestando suma atención a lo que estaba escuchando, puesto que me recordaba a las historias de niño provocando una sonrisa en mi.

Estando frente a Uly se le podía notar una gran felicidad el hablar sobre el capitán mientras que a mi se me notaba interesado en la historia mas pedida por los niños soñadores, de un momento a otro el ambiente de la conversación cambio, y la sonrisa que mostraba cambio a seriedad, una gran revelación estaba delante de mi, el abuelo de Uly era quien manda a los esbirros, intente calmarme recordando que hacen cualquier tipo de trabajo por dinero, por lo que si se les ordena no hacerle daño al objetivo pueden cumplir con ello, o al menos esa era mi esperanza de como era la situación, el ambiente cambio de nuevo para mi, trate de ocultar mi reacción, volteando ligeramente sin apartar mucho la mirada, el abuelo de Uly era un noble, y no uno común al parecer, la experiencia que he tenido con ellos ha sido odiosa, escuchaba su desinterés por la gente que no fuera de su nivel, y ese simple hecho ya me hacia odiarlos, aunque aun tenga fe a la idea de que no todos pueden ser así. Pude ocultar la reacción de mi rostro, pero mi puño derecho decía otra cosa pues lo apretaba con fuerza, fuerza que disminuyo de manera impresionante al escuchar que el capitán es su padre, se me notaba impresionado y confundido, tarde en entender el odio que le tenia.

Ulareena Werner era su nombre, me dio la espalda y demostró todo el daño que puede hacer a terceros una persona con intención de herir a otra sin importar que sean de la misma familia. Con tan solo observar un poco la espalda de Uly me hervía la sangre, por respeto agache la mirada esperando a que la demostración de su cuerpo terminara, agache la cabeza en silencio por un pequeño momento. Podía sentir como la palma de mi mano se sentía adolorida, estaba seguro que de no portar guantes tendría que vendarla, Tome aire, saque la mascara y me acerque a Uly de frente abrazándola con delicadeza, me puse la mascara y comencé a caminar con una voz motivada.

-¡Vayamos al pueblo!.- Sonreía


Off-roll: No te preocupes, ya estamos a mano jaja n.n