[Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
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[Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
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Regresando de mi investigación a profundidad sobre mi pasado decidí regresar a la península de Verisár, quería saber que había pasado con mi gremio y saber cómo estaba funcionando todo, ya que había pasado mucho tiempo lejos y nada era como lo recordaba.
Antes de dirigirme a las catacumbas, aquellas oscuras calles que eran como mi hogar tuve la dicha de pasar por una ciudad llamada Baslodia. No recordaba haber pasado por ahí antes, siempre me parecía muy interesante conocer otros lugares y esta vez no sería una excepción.
Tuve una larga caminata con Pelusa para llegar a aquella ciudad que en poco tiempo se había hecho famosa por su actividad minera, o eso decían. Lo cierto es que al llegar me pareció un lugar muy lindo, lleno de varias construcciones y todas eran como de colores naranja clarito, naranja oscuro, mostazas, colores cálidos en general -Yo me fijo en unas cosas…-pensé.
Estaba muy emocionada, ya que Pelusa había crecido bastante. A pesar de que lo veía todos los días llegó un punto en donde me di cuenta lo rápido que mi pequeño y esponjoso amigo desarrollaba ya la figura de su madre; me preguntaba de vez en cuando el día en que pudiese montarlo y dejar mi cabellera suelta por los aires para así atraer a todos los niños de Aerandir. La emoción me cargaba de buen humor, por lo que decidí quedarme unos cuantos días en Baslodia y consentir a mi aionsito para que siga creciendo grande y fuerte.
-¿Dónde está mi aionsito grandototote, el consentido de su mami?- le dije a Pelusa mientras acariciaba su carita. Este se limitó a cerrar los ojos y darse la vuelta.
-¡No puede ser!- exclamé – ¿Te avergüenzo? - me puse otra vez frente a él pero esta vez cruzando mis brazos -La reputación, la reputación…- dije finalmente riendo entre dientes. -Vamos Pelusa, te compraré una manzana-
Me dirigía a un pequeño puesto de frutas en cuanto escuché al vendedor hablando de una mercancía que fue robada. - Disculpe, quiero una manzana, la más roja, grande y linda de todas para mi aion…- le pedí -¿En serio hubo un robo grande de mercancía? ¿Y cuando fue eso?… Ah pero no fue hace mucho… ¿Y esa manada? ¿Usted realmente cree que son los culpables?- pasé un largo rato hablando con el señor pues él parecía tener la necesidad de contar aquel chisme o rumor y cómo obviamente a mi no me gusta hablar yo no me quede ni un segundo hablando… Al final pasé casi una hora instaladísima hablando mientras le daba comidita a mi chiquito grandote sin que el vendedor se diera cuenta. Pagué la “única manzana” que mi grandote se comió y me alejé de la zona de ventas.
-¿Oíste eso Pelusa? Tenemos un misterio que descubrir, hay que buscar en donde quedarnos…- dije -Uy pero ya te estás poniendo grande… no sé si nos dejen quedarnos en alguna posada contigo.. Hay que buscarnos un lugar en donde puedas estar conmigo.-
Antes de dirigirme a las catacumbas, aquellas oscuras calles que eran como mi hogar tuve la dicha de pasar por una ciudad llamada Baslodia. No recordaba haber pasado por ahí antes, siempre me parecía muy interesante conocer otros lugares y esta vez no sería una excepción.
Tuve una larga caminata con Pelusa para llegar a aquella ciudad que en poco tiempo se había hecho famosa por su actividad minera, o eso decían. Lo cierto es que al llegar me pareció un lugar muy lindo, lleno de varias construcciones y todas eran como de colores naranja clarito, naranja oscuro, mostazas, colores cálidos en general -Yo me fijo en unas cosas…-pensé.
Estaba muy emocionada, ya que Pelusa había crecido bastante. A pesar de que lo veía todos los días llegó un punto en donde me di cuenta lo rápido que mi pequeño y esponjoso amigo desarrollaba ya la figura de su madre; me preguntaba de vez en cuando el día en que pudiese montarlo y dejar mi cabellera suelta por los aires para así atraer a todos los niños de Aerandir. La emoción me cargaba de buen humor, por lo que decidí quedarme unos cuantos días en Baslodia y consentir a mi aionsito para que siga creciendo grande y fuerte.
-¿Dónde está mi aionsito grandototote, el consentido de su mami?- le dije a Pelusa mientras acariciaba su carita. Este se limitó a cerrar los ojos y darse la vuelta.
-¡No puede ser!- exclamé – ¿Te avergüenzo? - me puse otra vez frente a él pero esta vez cruzando mis brazos -La reputación, la reputación…- dije finalmente riendo entre dientes. -Vamos Pelusa, te compraré una manzana-
Me dirigía a un pequeño puesto de frutas en cuanto escuché al vendedor hablando de una mercancía que fue robada. - Disculpe, quiero una manzana, la más roja, grande y linda de todas para mi aion…- le pedí -¿En serio hubo un robo grande de mercancía? ¿Y cuando fue eso?… Ah pero no fue hace mucho… ¿Y esa manada? ¿Usted realmente cree que son los culpables?- pasé un largo rato hablando con el señor pues él parecía tener la necesidad de contar aquel chisme o rumor y cómo obviamente a mi no me gusta hablar yo no me quede ni un segundo hablando… Al final pasé casi una hora instaladísima hablando mientras le daba comidita a mi chiquito grandote sin que el vendedor se diera cuenta. Pagué la “única manzana” que mi grandote se comió y me alejé de la zona de ventas.
-¿Oíste eso Pelusa? Tenemos un misterio que descubrir, hay que buscar en donde quedarnos…- dije -Uy pero ya te estás poniendo grande… no sé si nos dejen quedarnos en alguna posada contigo.. Hay que buscarnos un lugar en donde puedas estar conmigo.-
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Dichosos los que quieran aprovecharme estrenando el nuevo tamaño de Pelusa.
El rumor de la desaparición esta ->[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] <-
El misterio está ahí... ni yo misma sé quienes son los culpables, eso se irá definiendo con las pistas que encontremos...
De momento les dejo un regalo a todos:
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Última edición por Magazubi el Dom 4 Dic 2016 - 2:24, editado 2 veces
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
Habían pasado meses, y había estado dando mas vueltas que una peonza. había dado tantas vueltas a mis horarios que mi cuerpo ya no sabía si sentirse cansado de noche o de día. Había repasado casi todos los lugares del continente por los que alguna vez había sabido que transitaba, y no había encontrado nada.
Cansada de esa búsqueda infructuosa había decidido añadir otro elemento a la búsqueda. Los problemas. Así pues me dirigí hacia una de las ciudades mas pobres del sur, esperando que los problemas allí abundaran, y que alguno de ellos llamara mi atención ya fuera por el sentido de justicia o por alguna peculiaridad que le diera misterio, esperando con eso aumentar mis posibilidades de encontrar a mi perdido compañero.
Nada mas llegar a Baslodia me puse a recorrer sus calles, ahora me resultaba mucho mas sencillo caminar, y me podía mover con moderada fluidez por las empedradas calles. Incluso llegue a empezar a escuchar algún rumor, pero cada vez que me acercaba a algún paseante o mercader a preguntarle estos parecían presos de un nerviosismo repentino, tartamudeaban y se ocupaban repentinamente, o entraban en sus domicilios amedrentados.
Tarde un par de horas, y muchos intentos, en percatarme que era mi nuevo aspecto. Si bien ostentaba una forma humanoide, Había logrado mantener la cola draconiana que zarandeaba de un lado al otro ayudándome sumamente a mantener el equilibrio. Mi piel se hallaba cubierta de escamas casi por completo, a excepción del rostro, las palmas de las manos y algunas regiones del vientre. Mi visión me permitía ver muchísimos mas detalles, y por suerte los colores con las pupilas reptilianas eran mucho mas tenues, así que me ayudaban a centrarme en lo que me quisiera enfocar. En las articulaciones y parte de las extremidades tenía pequeñas púas de un palmo como mucho, plegadas y casi invisibles si uno no prestaba atencion. Mis manos eran casi normales, de no ser porque las ultimas falanges eran garras.
De mi frente sobresalían cuatro cuernos hacia atrás, entre la melena blanca, como si fuera un tocado, y mis orejas se estiraban hasta presentar varillas y membranas.
Por suerte, aunque mis ropas no eran mas que un harapo azul oscuro que cubría poco mas de lo justo y necesario, mi pelo había crecido tanto, y estaba tan ondulado, que parecía un manto balnco que llegaba por debajo de las rodillas. *
Ya casi había desistido, y empezado a resignarme a tener que encontrar un bastón y usar mi forma humana al completo cuando escuche a un mercader y una niña hablando de dicho rumor, por lo que me quedé quieta en el lugar, esperando que no me hubieran visto, escuchando hasta que terminaron de hablar.
Cuando la niña se apartó del hombre y empezó a caminar en la misma dirección en la que me encontraba con su mascota de aspecto delicioso, no pude evitar escuchar aquello que la preocupaba, y queriendo compensarle la ayuda que sin percatarse me había proporcionado salí del amparo de la mercancía que me había mantenido oculta para ofrecerle del morral que llevaba colgado, algo que solucionara los problemas que planteaba.
-Disculpa.-Trate de llamar su atención mientras regiraba en el morral.-He visto que los humanos consienten si les das dinero, así que si le das el suficiente a la posada seguro que te dejan entrar a tu amigo.-Saque una bolsa de tela maltrecha y abultada con parte de los Aeros que tenía y que prácticamente no usaba, tendiéndoselo a la niña con una sonrisa discreta y amable.
Cansada de esa búsqueda infructuosa había decidido añadir otro elemento a la búsqueda. Los problemas. Así pues me dirigí hacia una de las ciudades mas pobres del sur, esperando que los problemas allí abundaran, y que alguno de ellos llamara mi atención ya fuera por el sentido de justicia o por alguna peculiaridad que le diera misterio, esperando con eso aumentar mis posibilidades de encontrar a mi perdido compañero.
Nada mas llegar a Baslodia me puse a recorrer sus calles, ahora me resultaba mucho mas sencillo caminar, y me podía mover con moderada fluidez por las empedradas calles. Incluso llegue a empezar a escuchar algún rumor, pero cada vez que me acercaba a algún paseante o mercader a preguntarle estos parecían presos de un nerviosismo repentino, tartamudeaban y se ocupaban repentinamente, o entraban en sus domicilios amedrentados.
Tarde un par de horas, y muchos intentos, en percatarme que era mi nuevo aspecto. Si bien ostentaba una forma humanoide, Había logrado mantener la cola draconiana que zarandeaba de un lado al otro ayudándome sumamente a mantener el equilibrio. Mi piel se hallaba cubierta de escamas casi por completo, a excepción del rostro, las palmas de las manos y algunas regiones del vientre. Mi visión me permitía ver muchísimos mas detalles, y por suerte los colores con las pupilas reptilianas eran mucho mas tenues, así que me ayudaban a centrarme en lo que me quisiera enfocar. En las articulaciones y parte de las extremidades tenía pequeñas púas de un palmo como mucho, plegadas y casi invisibles si uno no prestaba atencion. Mis manos eran casi normales, de no ser porque las ultimas falanges eran garras.
De mi frente sobresalían cuatro cuernos hacia atrás, entre la melena blanca, como si fuera un tocado, y mis orejas se estiraban hasta presentar varillas y membranas.
Por suerte, aunque mis ropas no eran mas que un harapo azul oscuro que cubría poco mas de lo justo y necesario, mi pelo había crecido tanto, y estaba tan ondulado, que parecía un manto balnco que llegaba por debajo de las rodillas. *
Ya casi había desistido, y empezado a resignarme a tener que encontrar un bastón y usar mi forma humana al completo cuando escuche a un mercader y una niña hablando de dicho rumor, por lo que me quedé quieta en el lugar, esperando que no me hubieran visto, escuchando hasta que terminaron de hablar.
Cuando la niña se apartó del hombre y empezó a caminar en la misma dirección en la que me encontraba con su mascota de aspecto delicioso, no pude evitar escuchar aquello que la preocupaba, y queriendo compensarle la ayuda que sin percatarse me había proporcionado salí del amparo de la mercancía que me había mantenido oculta para ofrecerle del morral que llevaba colgado, algo que solucionara los problemas que planteaba.
-Disculpa.-Trate de llamar su atención mientras regiraba en el morral.-He visto que los humanos consienten si les das dinero, así que si le das el suficiente a la posada seguro que te dejan entrar a tu amigo.-Saque una bolsa de tela maltrecha y abultada con parte de los Aeros que tenía y que prácticamente no usaba, tendiéndoselo a la niña con una sonrisa discreta y amable.
Arygos Valnor
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
El viento fresco le acarició el rostro mientras ingresaba a la ciudad de Baslodia. Recorrió la calle principal y cruzó la plaza con la mirada perdida, sumiéndose en los recuerdos de la última vez que había estado allí. Pensó en el episodio con las ratas y el flautista, se preguntó cómo estaría yéndole al pequeño Hont y no pudo evitar observar con interés a los transeúntes. Se veían felices, sanos y satisfechos con la dulce monotonía de sus vidas. Los niños que aquella vez había visto tan asustados ahora correteaban por doquier. Exhaló un suspiro de satisfacción al ver cuán diferente era la situación y acomodó el pesado saco que cargaba sobre un hombro al acelerar el paso.
Esta vez el motivo de su visita no era entrometerse en alguna aventura… o, bueno, al menos esa no era su intención, aunque para su desgracia siempre terminaba envuelta en algún lío en contra de su voluntad. Estaba allí para visitar a Timoteo, el dulce niño sordo del cual se había hecho amiga gracias a su imprescindible ayuda; le llevaba obsequios y comida para recompensarlo por sus hazañas. Además, pensó, no le vendría mal la terapéutica compañía de su pequeño camarada luego de todos los problemas en que se había metido últimamente.
Tuvo que detenerse a preguntar dónde vivía el “niño sordo”, dado que por obvias razones no había podido enterarse de su nombre. Parecía ser un personaje bastante conocido en el pueblo, pues una regordeta mujer le indicó sin titubear la dirección. Vivía bajo la custodia de alguien a quien los habitantes de Baslodia llamaban “Gran Pa”, un hombre mayor que se encargaba de dar cobijo a los huérfanos.
Thiel se detuvo frente a la puerta de una gran casona de aspecto descuidado y apoyó el saco a sus pies. Tuvo que pararse de puntillas para alcanzar la aldaba y sonar con ésta la puerta, escuchando cómo el eco de los golpes retumbaba en el recibidor. Dio un paso atrás cuando oyó el cerrojo abriéndose.
–¿Se le ofrece algo, señorita? –Un hombre ojeroso, narigón y de aspecto amable se asomó, bajando la mirada hasta encontrar bastante por debajo suyo a la menuda muchacha, quien asintió esbozando una tímida sonrisa– Sí, señor. Estoy aquí para ver a… –Dudó, pues no le gustaba llamarlo así– al niño sordo. Lo siento, es que no sé su nombre. El mío es Thiel, por cierto.
–Oh, ¡te refieres a Timoteo! Qué bueno que viniste, últimamente ha estado un poco… ensimismado. –La puerta se abrió más y el alto señor se apartó para dejarla entrar– ¡Pasa, pasa! Está en el patio, siéntete como en tu casa. A mí puedes llamarme “Gran Pa”.
La casa era amplia. Contaba con varias habitaciones cuyas puertas daban a un bellísimo patio interno ornamentado con montones de flores aromáticas. Se dejó guiar por el anfitrión y no fue difícil ver al niño justo en el centro del mismo, acuclillado, ceñudo y sosteniendo una ramita con la cual dibujaba garabatos en la tierra.
–¡Timoteo! –La joven corrió hacia él, llamándole aunque sabía que no sería escuchada. El infante se percató de su presencia cuando estuvo parada a su lado, y cuando alzó la mirada Thiel se encontró con un par de hermosos ojos llorosos. No obstante, el niño apartó su tristeza en el instante en que la vio y se puso de pie con un salto para estrecharla en un fuerte abrazo.
–¡Oh, pequeño! ¿Cómo has estado? ¡Mira, te he traído esto! –Dejó el saco a sus pies y lo abrió sin perder el tiempo, confiando en que aquello le mejoraría el ánimo. El pequeño sordo de Baslodia sabía leer los labios, con lo cual podía entender a las personas siempre que pudiese verlas mientras le hablaban. Emocionado, observó con creciente curiosidad el contenido de la bolsa.
Sacó frutas, viejos papeles amarillentos, unas cuantas varillas de carbón y una espada de madera. Todas cosas que había encontrado o trocado durante sus viajes, baratijas que a un niño pudiente no le hubiesen hecho ni la más mínima ilusión. A Timoteo, sin embargo, se le iluminó el rostro como si le estuviesen dando el mejor y más caro de los regalos. Thiel volvió a sentir un fuerte abrazo y sonrió ampliamente, prometiéndose que volvería tantas veces como pudiera para consentir a ese frágil, solitario y encantador crío.
Mientras era abrazada, observó los garabatos en la tierra. Parecían figuras de perros, espadas y monigotes. Algunos de los “perros” soltaban lágrimas mientras los hombrecillos los señalaban de manera acusatoria. Frunció el ceño y se agachó para señalar el dibujo.
–¿Me contarías qué es esto, Timoteo? –La sonrisa en el rostro del jovencito desapareció por completo y sus ojos volvieron a empañarse en lágrimas. Thiel lo observó con el entrecejo arrugado y tomó con fuerza sus minúsculas manos, preocupada ante la idea de que Baslodia estuviese otra vez pasando por dificultades– Lo… Lobos… buenos. –El niño, aunque no podía oír, conseguía manejarse con un vocabulario reducido, pronunciando las trémulas sílabas con cuidado– Tocoron malos… dicen… mentiras.
Thiel alzó la mirada para cruzarla con la de Gran Pa, quien los observaba desde el otro lado del patio con los brazos cruzados. Él parecía estar pasando por las mismas preocupaciones que su joven protegido y la muchacha se preguntó qué rayos estaba ocurriendo en ese lugar. ¿Quiénes eran los Tocoron?
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Esta vez el motivo de su visita no era entrometerse en alguna aventura… o, bueno, al menos esa no era su intención, aunque para su desgracia siempre terminaba envuelta en algún lío en contra de su voluntad. Estaba allí para visitar a Timoteo, el dulce niño sordo del cual se había hecho amiga gracias a su imprescindible ayuda; le llevaba obsequios y comida para recompensarlo por sus hazañas. Además, pensó, no le vendría mal la terapéutica compañía de su pequeño camarada luego de todos los problemas en que se había metido últimamente.
Tuvo que detenerse a preguntar dónde vivía el “niño sordo”, dado que por obvias razones no había podido enterarse de su nombre. Parecía ser un personaje bastante conocido en el pueblo, pues una regordeta mujer le indicó sin titubear la dirección. Vivía bajo la custodia de alguien a quien los habitantes de Baslodia llamaban “Gran Pa”, un hombre mayor que se encargaba de dar cobijo a los huérfanos.
Thiel se detuvo frente a la puerta de una gran casona de aspecto descuidado y apoyó el saco a sus pies. Tuvo que pararse de puntillas para alcanzar la aldaba y sonar con ésta la puerta, escuchando cómo el eco de los golpes retumbaba en el recibidor. Dio un paso atrás cuando oyó el cerrojo abriéndose.
–¿Se le ofrece algo, señorita? –Un hombre ojeroso, narigón y de aspecto amable se asomó, bajando la mirada hasta encontrar bastante por debajo suyo a la menuda muchacha, quien asintió esbozando una tímida sonrisa– Sí, señor. Estoy aquí para ver a… –Dudó, pues no le gustaba llamarlo así– al niño sordo. Lo siento, es que no sé su nombre. El mío es Thiel, por cierto.
–Oh, ¡te refieres a Timoteo! Qué bueno que viniste, últimamente ha estado un poco… ensimismado. –La puerta se abrió más y el alto señor se apartó para dejarla entrar– ¡Pasa, pasa! Está en el patio, siéntete como en tu casa. A mí puedes llamarme “Gran Pa”.
La casa era amplia. Contaba con varias habitaciones cuyas puertas daban a un bellísimo patio interno ornamentado con montones de flores aromáticas. Se dejó guiar por el anfitrión y no fue difícil ver al niño justo en el centro del mismo, acuclillado, ceñudo y sosteniendo una ramita con la cual dibujaba garabatos en la tierra.
–¡Timoteo! –La joven corrió hacia él, llamándole aunque sabía que no sería escuchada. El infante se percató de su presencia cuando estuvo parada a su lado, y cuando alzó la mirada Thiel se encontró con un par de hermosos ojos llorosos. No obstante, el niño apartó su tristeza en el instante en que la vio y se puso de pie con un salto para estrecharla en un fuerte abrazo.
–¡Oh, pequeño! ¿Cómo has estado? ¡Mira, te he traído esto! –Dejó el saco a sus pies y lo abrió sin perder el tiempo, confiando en que aquello le mejoraría el ánimo. El pequeño sordo de Baslodia sabía leer los labios, con lo cual podía entender a las personas siempre que pudiese verlas mientras le hablaban. Emocionado, observó con creciente curiosidad el contenido de la bolsa.
Sacó frutas, viejos papeles amarillentos, unas cuantas varillas de carbón y una espada de madera. Todas cosas que había encontrado o trocado durante sus viajes, baratijas que a un niño pudiente no le hubiesen hecho ni la más mínima ilusión. A Timoteo, sin embargo, se le iluminó el rostro como si le estuviesen dando el mejor y más caro de los regalos. Thiel volvió a sentir un fuerte abrazo y sonrió ampliamente, prometiéndose que volvería tantas veces como pudiera para consentir a ese frágil, solitario y encantador crío.
Mientras era abrazada, observó los garabatos en la tierra. Parecían figuras de perros, espadas y monigotes. Algunos de los “perros” soltaban lágrimas mientras los hombrecillos los señalaban de manera acusatoria. Frunció el ceño y se agachó para señalar el dibujo.
–¿Me contarías qué es esto, Timoteo? –La sonrisa en el rostro del jovencito desapareció por completo y sus ojos volvieron a empañarse en lágrimas. Thiel lo observó con el entrecejo arrugado y tomó con fuerza sus minúsculas manos, preocupada ante la idea de que Baslodia estuviese otra vez pasando por dificultades– Lo… Lobos… buenos. –El niño, aunque no podía oír, conseguía manejarse con un vocabulario reducido, pronunciando las trémulas sílabas con cuidado– Tocoron malos… dicen… mentiras.
Thiel alzó la mirada para cruzarla con la de Gran Pa, quien los observaba desde el otro lado del patio con los brazos cruzados. Él parecía estar pasando por las mismas preocupaciones que su joven protegido y la muchacha se preguntó qué rayos estaba ocurriendo en ese lugar. ¿Quiénes eran los Tocoron?
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
La vida es buena siempre que tengas las agallas para vivirla!- iba tarareando el espadachín alegremente mientras avanzaba por el poblado en busca de la posada para poder comer algo y descansar, en este día se encontraba de buen humor por ningún motivo aparente, y decidió repostar en ese pueblo en el cual cumplió con la gran hazaña de derrotar a esos bandidos que atormentaban a los locales.
Antes de ir a emborracharse el guerrero decidió ir a saludar a un viejo amigo suyo y fue derechito al modesto taller de un herrero local que estaba ateniendo a unos clientes a las afueras de su negocio cuando vio acercarse a un viejo conocido que recibió con los brazos abiertos –pero si eso el mas demente espadachín que jamás vi en mi vida!- dijo con un tono jovial mientras salía de su negocio para encontrarse con el guerrero –Edmund! Infierno de un herrero que te ha ido el negocio?
Ambos hombres se saludaron con un abrazo y unas palmadas en la espalda, los dos se pusieron al día de la vida del otro durante un rato, el herrero de unos 40 años le ofreció hospedaje en su casa, pero el joven mercenario rechazo amablemente la oferta antes de despedirse deseándole la mejor de las suertes a él y su familia, cuando el herrero le menciono cierto asunto.
Aparentemente hubo un robo de una gran carga de mercancía en el pueblo, los rumores sugerían que se trataba de armas o algo así –en el mejor de los casos puede que te ganes otro botín al venir aquí.- dijo el herrero confianzudo –esperemos que no sea tan problemático como rescatar a tu chico.- replico al guerrero a lo cual los dos hombres empezaron a reír a carcajadas, Klinge se despidió por última vez y se marcho en dirección a la posada.
De camino al lugar el mercenario se topo con una escena muy curiosa, una niña acompañada de un raro animalito hablando con una extraña chica bestia mitad reptil que se le hacía muy familiar. Decidió acercarse de forma disimulada por mera curiosidad para ver mejor, cuando estuvo más cerca sus dudas se hicieron cada vez más fuertes, sobre todo al ver el rostro de esa muchacha, entonces se animo y decidió hacer la pregunta –Arygos? eres tú?
Antes de ir a emborracharse el guerrero decidió ir a saludar a un viejo amigo suyo y fue derechito al modesto taller de un herrero local que estaba ateniendo a unos clientes a las afueras de su negocio cuando vio acercarse a un viejo conocido que recibió con los brazos abiertos –pero si eso el mas demente espadachín que jamás vi en mi vida!- dijo con un tono jovial mientras salía de su negocio para encontrarse con el guerrero –Edmund! Infierno de un herrero que te ha ido el negocio?
Ambos hombres se saludaron con un abrazo y unas palmadas en la espalda, los dos se pusieron al día de la vida del otro durante un rato, el herrero de unos 40 años le ofreció hospedaje en su casa, pero el joven mercenario rechazo amablemente la oferta antes de despedirse deseándole la mejor de las suertes a él y su familia, cuando el herrero le menciono cierto asunto.
Aparentemente hubo un robo de una gran carga de mercancía en el pueblo, los rumores sugerían que se trataba de armas o algo así –en el mejor de los casos puede que te ganes otro botín al venir aquí.- dijo el herrero confianzudo –esperemos que no sea tan problemático como rescatar a tu chico.- replico al guerrero a lo cual los dos hombres empezaron a reír a carcajadas, Klinge se despidió por última vez y se marcho en dirección a la posada.
De camino al lugar el mercenario se topo con una escena muy curiosa, una niña acompañada de un raro animalito hablando con una extraña chica bestia mitad reptil que se le hacía muy familiar. Decidió acercarse de forma disimulada por mera curiosidad para ver mejor, cuando estuvo más cerca sus dudas se hicieron cada vez más fuertes, sobre todo al ver el rostro de esa muchacha, entonces se animo y decidió hacer la pregunta –Arygos? eres tú?
Klinge
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
Había llegado a la última ciudad en su recorrido relativamente temprano. Entro con su mula a un lado y los últimos sacos de especias sobre el lomo del animal. Cuando llego hasta el mercado, busco el lugar donde debía vender su mercancía y comenzó a hacer negocios. Cuando termino aun era temprano, por lo que decidió dar una vuelta para conocer mejor el mercado de la ciudad. Antes de comenzar con su paseo dejo su mula cerca de una posada donde pago para quedarse por aquella noche. En un momento de su paseo por la ciudad vio en un puesto de frutas a una niña con un animal. Belisario reconoció el aion: rara vez tenía la oportunidad de comerciar con quesos hechos con la leche de este animal. Al pasar escucho al vendedor hablar con la niña sobre un robo de mercancía y la manada de lobos a la que se les culpaba de dicho crimen.
Bel continúo caminando, esta vez más atento, intentando escuchar más sobre este rumor. Al pasar unos minutos y no tener ninguna información adicional decidió volver donde estaba la niña para preguntar allí. Cuando llegó, dos personas más se encontraban en aquel lugar: una mujer con cola de dragón y piel escamosa y un espadachín. Con los años se había acostumbrado a la presencia de personas de distintas razas (gran parte por su trabajo). Además, su curiosidad sobrepasaba cualquier preocupación por la apariencia de aquella mujer.
—Disculpen, escuche que desapareció un cargamento… ¿de armas, no es así? —Dijo, dirigiéndose al grupo— Y… ¿Cuál es esta manada de lobos de la que hablan? Creo reconocer algunas.
Antes de que pudiesen responderlas, Bel sacudió la cabeza. Estaba hablando con extraños y ni siquiera se presento
—Perdonen, mi nombre es Belisario y trabajo comerciando y transportando mercancías. Quizá pueda ayudarlos.
Bel continúo caminando, esta vez más atento, intentando escuchar más sobre este rumor. Al pasar unos minutos y no tener ninguna información adicional decidió volver donde estaba la niña para preguntar allí. Cuando llegó, dos personas más se encontraban en aquel lugar: una mujer con cola de dragón y piel escamosa y un espadachín. Con los años se había acostumbrado a la presencia de personas de distintas razas (gran parte por su trabajo). Además, su curiosidad sobrepasaba cualquier preocupación por la apariencia de aquella mujer.
—Disculpen, escuche que desapareció un cargamento… ¿de armas, no es así? —Dijo, dirigiéndose al grupo— Y… ¿Cuál es esta manada de lobos de la que hablan? Creo reconocer algunas.
Antes de que pudiesen responderlas, Bel sacudió la cabeza. Estaba hablando con extraños y ni siquiera se presento
—Perdonen, mi nombre es Belisario y trabajo comerciando y transportando mercancías. Quizá pueda ayudarlos.
Rascal
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
Todo parecía ir normal… iba a tener una linda y entretenida aventura descubriendo qué fue lo que realmente pasó con aquel cargamento de armas hasta que… llegó una ehmm -¿Eso es una joven escamosa y con cuernos?… Claro, super normal…- pensé mientras soltaba un suspiro.
Me quede perdida mirando su cola de un lado a otro, se veía super divertido e incluso me percaté de que a Pelusa también le llamaba la atención la juguetona cola de la chica. -¡Pelusa no te la comas!- dije al darme cuenta de que la cola de la chica ya se encontraba llena de babas y succionada por la boca de mi aion, el cual sin duda iba a recibir un golpesito en la cabeza de mi parte por pasarse de abusador con la chica que me estaba ofreciendo aeros gratis. Elevé mi ceja, la expresión de mi cara cambió y estiré mi mano con un poco de precaución ya que no era usual que viniese un extraño a regalarte dinero.
Después de recibir la bienvenida donación de la chica le di las gracias por su gesto tan extraño y en seguida empecé a ver mi aspecto -¿Será que me veo muy necesitada?… No, no puede ser… Hoy me bañé… creo-.
Estiré mi mano y la acerqué a la oreja extraña de la chica de la forma más agradable posible para que esta no se intimidara y me dejara tratar de retribuirle los aeros -¿Por qué esta loca me está regalando dinero?-. Hice aparecer en mi mano una pequeña flor para entregársela a la chica de cuernos. Bueno… No es que haya aparecido de la nada; realmente levitó de unos materos que se encontraban cerca.
- Gracias… creo…- le dije estirando mi mano hacía ella ya con la flor que supuestamente le había sacado de la oreja -No sé porque el dinero, pero no lo rechazaré- sonreí.
Antes de que la chica pudiese siquiera tomar la floresita que le saque de la oreja se acercó un gigante. Bueno, al menos eso parecía al lado de nosotras… Lo miré hacía arriba y le pregunté sin pensarlo -Tu amiga Ary algo… ¿es normal que regale aeros?- pregunté realmente intrigada.
En cuanto llegó otra persona al grupo me sentí en una multitud… me limité a escucharlo para luego respirar y responder.
-No hemos hablado de ningunos lobos…- le dije extrañada – A no ser que me estuvieras espiando mientras hablaba con el mercader- elevé una ceja dudando del chico que se había incorporado de último -¿Me estabas espiando? Porque de ser así las consecuencias pueden ser muy malas- dije mientras lo apuntaba con mi dedo indice – Aunque ahora que lo pienso, no te haría nada malo… no hasta saber los secretos oscuros que tiene la persona que te mandó por esa información- mantuve mi mirada firme sobre los ojos claros de ese tal Belisario.
-La gente aquí es muy rara Pelusa… te regalan dinero, te espían y …- miré luego al amigo de la chica regala aeros buscando algo para acusarlo de extraño, esperé unos segundo y luego dije -… la gente aquí es rara. Chicos, me encantaría ponerme a charlar con ustedes… pero tengo un misterio que resolver…- dije despidiéndome con la mano de mis acompañantes -¡Iré a la escena del crimen!- dije en tono animado y extendiendo mi mano con un puño hacía el cielo de forma heroica, luego di unos cuantos pasos y me di media vuelta para ver qué hacían los raritos…
-¿Les gustaría acompañarme?- sonreí ampliamente -Es que… Pelusa le tiene miedo a la oscuridad a veces y al parecer ya está oscureciendo-.
Me quede perdida mirando su cola de un lado a otro, se veía super divertido e incluso me percaté de que a Pelusa también le llamaba la atención la juguetona cola de la chica. -¡Pelusa no te la comas!- dije al darme cuenta de que la cola de la chica ya se encontraba llena de babas y succionada por la boca de mi aion, el cual sin duda iba a recibir un golpesito en la cabeza de mi parte por pasarse de abusador con la chica que me estaba ofreciendo aeros gratis. Elevé mi ceja, la expresión de mi cara cambió y estiré mi mano con un poco de precaución ya que no era usual que viniese un extraño a regalarte dinero.
Después de recibir la bienvenida donación de la chica le di las gracias por su gesto tan extraño y en seguida empecé a ver mi aspecto -¿Será que me veo muy necesitada?… No, no puede ser… Hoy me bañé… creo-.
Estiré mi mano y la acerqué a la oreja extraña de la chica de la forma más agradable posible para que esta no se intimidara y me dejara tratar de retribuirle los aeros -¿Por qué esta loca me está regalando dinero?-. Hice aparecer en mi mano una pequeña flor para entregársela a la chica de cuernos. Bueno… No es que haya aparecido de la nada; realmente levitó de unos materos que se encontraban cerca.
- Gracias… creo…- le dije estirando mi mano hacía ella ya con la flor que supuestamente le había sacado de la oreja -No sé porque el dinero, pero no lo rechazaré- sonreí.
Antes de que la chica pudiese siquiera tomar la floresita que le saque de la oreja se acercó un gigante. Bueno, al menos eso parecía al lado de nosotras… Lo miré hacía arriba y le pregunté sin pensarlo -Tu amiga Ary algo… ¿es normal que regale aeros?- pregunté realmente intrigada.
En cuanto llegó otra persona al grupo me sentí en una multitud… me limité a escucharlo para luego respirar y responder.
-No hemos hablado de ningunos lobos…- le dije extrañada – A no ser que me estuvieras espiando mientras hablaba con el mercader- elevé una ceja dudando del chico que se había incorporado de último -¿Me estabas espiando? Porque de ser así las consecuencias pueden ser muy malas- dije mientras lo apuntaba con mi dedo indice – Aunque ahora que lo pienso, no te haría nada malo… no hasta saber los secretos oscuros que tiene la persona que te mandó por esa información- mantuve mi mirada firme sobre los ojos claros de ese tal Belisario.
-La gente aquí es muy rara Pelusa… te regalan dinero, te espían y …- miré luego al amigo de la chica regala aeros buscando algo para acusarlo de extraño, esperé unos segundo y luego dije -… la gente aquí es rara. Chicos, me encantaría ponerme a charlar con ustedes… pero tengo un misterio que resolver…- dije despidiéndome con la mano de mis acompañantes -¡Iré a la escena del crimen!- dije en tono animado y extendiendo mi mano con un puño hacía el cielo de forma heroica, luego di unos cuantos pasos y me di media vuelta para ver qué hacían los raritos…
-¿Les gustaría acompañarme?- sonreí ampliamente -Es que… Pelusa le tiene miedo a la oscuridad a veces y al parecer ya está oscureciendo-.
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OffRol
Así no hagan falta los offrols me gustan :$
Hola chicos
Jaja ya ya ya, seriedad en el asunto...
No guiaré este tema... todos lo guiaremos así que siéntanse libres de redactar si me acompañan o no, y si vamos a la escena, cómo es la escena del crimen y todo el caso... Pero cosas congruentes.
Belisario, ten cuidado porque Maguita jamás mencionó nada del crimen con Arygos o con Klinge, ahora ella piensa que la espiabas con el mercader... Le puedes dar cualquier escusa de cómo lo sabes... o dejarlo pasar.
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No guiaré este tema... todos lo guiaremos así que siéntanse libres de redactar si me acompañan o no, y si vamos a la escena, cómo es la escena del crimen y todo el caso... Pero cosas congruentes.
Belisario, ten cuidado porque Maguita jamás mencionó nada del crimen con Arygos o con Klinge, ahora ella piensa que la espiabas con el mercader... Le puedes dar cualquier escusa de cómo lo sabes... o dejarlo pasar.
Magazubi
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
Me quedé quieta como una estatua mientras la niña movía sus ojos de un lado al otro, siguiendo la..¿Trayectoria de mi cola? Si, definitivamente estaba haciendo eso. De cualquier modo no quería asustarla dentro de lo que me fuera posible, así que me mantuve en el lugar como si se tratara de algún cervatillo en vez de una cría de humano.
Su advertencia me tomó por sorpresa, casi tanto como la sensación viscosa de algo sorbiéndome la cola. Aparté la misma con brusquedad y tensé la mandíbula, conteniendo las ganas de gruñirle a ese rumiante, el cual estaba seguro de que podía ser mejor cena que mascota, pese a que no me correspondiese a mi juzgarlo.
Por suerte la niña parecía bastante entera, tenía algunos gestos que identifique como confusión, a riesgo de equivocarme, pero no parecía asustada. Se miró a si misma y luego extendió la mano en mi dirección, como si intentara alcanzar mi rostro. Me incline ligeramente sin dejar de seguir su extremidad con la mirada, y vi por el rabillo del ojo como aparecía como si saliera de detrás de mi oreja una flor.
Parecía que había confundido a la cría de brujo con una de humano. Realmente esas dos especies resultaban imposibles de distinguir a simple vista para mi todavía.
-Gracias.-Sonreí ligeramente mientras extendía la garra para tomar la flor.-Oh, son para que te dejen entrar a tu animal a la posada.-Respondí con sencillez.
Un segundo después escuchaba mi nombre desde cerca por una voz conocida. Si bien había ido allí en busca de un encuentro fortuito con un antiguo compañero, este no era ni de lejos el dueño de esa voz, quien tenía suma aversión hacia la especie de mi buen amigo.
-El mercenario...-Murmuré para mi con ese marcado acento que no era otra cosa que una lenta pronunciación, como si permanentemente me hallara recién salida de un largo sueño. -Buenas...-Saludé escuetamente al mercenario.
Mi garra que había quedado suspendida en el aire a medio camino finalmente llego al tallo de la flor la cual tomé y observé intentando discernir que se suponía que debía de hacer con ese obsequio.
Sin embargo no tuve mucho tiempo de pensar en ello, la voz de la niña mencionando parte de mi nombre volvió mi atención hacia la realidad.
-Si, suelo regalarlos, los Aeros hacen que mi morral pese de forma innecesaria y no me sirven para nada.-A excepción de como recambio de ropas encantadas, algo que tendría que procurarme pronto antes de que las que tenía terminaran de romperse y desprenderse del todo.
Aquel pequeño grupo fue creciendo de la forma mas original y agigantada de lo que habría podido intuir. Un humano auto proclamado mercader no tardo en unirse a la conversación. Aparentemente eramos muchos los que habíamos estado escuchando a la chiquilla.
-Yo si, bueno, escuchaba, a los mercaderes no les gusta que este preguntando por sus tiendas, ni que les hable, espanto a los clientes, y a los propios mercaderes.-Ladeé ligeramente el rostro, aquello no tenía mayor importancia.
Nada mas la chiquilla se puso a caminar hacia la proclamada escena del crimen me puse a caminar a su lado, iba al mismo lado, así que no tenía porque seguir otro camino, y seguro que ella conocía mejor que yo que camino recorrer, por eso también la esperé una vez se giró a ofrecer al resto que la siguiéramos. Allí en pie, y siempre pendiente de la pequeña bruja por el rabillo del ojo, me permití mirar de nuevo la flor, y acercarla a mi rostro para olfatearla con curiosidad. De algún modo tenía el presentimiento que las cosas nuevas y peculiares solo acababan de empezar a aparecer.
Su advertencia me tomó por sorpresa, casi tanto como la sensación viscosa de algo sorbiéndome la cola. Aparté la misma con brusquedad y tensé la mandíbula, conteniendo las ganas de gruñirle a ese rumiante, el cual estaba seguro de que podía ser mejor cena que mascota, pese a que no me correspondiese a mi juzgarlo.
Por suerte la niña parecía bastante entera, tenía algunos gestos que identifique como confusión, a riesgo de equivocarme, pero no parecía asustada. Se miró a si misma y luego extendió la mano en mi dirección, como si intentara alcanzar mi rostro. Me incline ligeramente sin dejar de seguir su extremidad con la mirada, y vi por el rabillo del ojo como aparecía como si saliera de detrás de mi oreja una flor.
Parecía que había confundido a la cría de brujo con una de humano. Realmente esas dos especies resultaban imposibles de distinguir a simple vista para mi todavía.
-Gracias.-Sonreí ligeramente mientras extendía la garra para tomar la flor.-Oh, son para que te dejen entrar a tu animal a la posada.-Respondí con sencillez.
Un segundo después escuchaba mi nombre desde cerca por una voz conocida. Si bien había ido allí en busca de un encuentro fortuito con un antiguo compañero, este no era ni de lejos el dueño de esa voz, quien tenía suma aversión hacia la especie de mi buen amigo.
-El mercenario...-Murmuré para mi con ese marcado acento que no era otra cosa que una lenta pronunciación, como si permanentemente me hallara recién salida de un largo sueño. -Buenas...-Saludé escuetamente al mercenario.
Mi garra que había quedado suspendida en el aire a medio camino finalmente llego al tallo de la flor la cual tomé y observé intentando discernir que se suponía que debía de hacer con ese obsequio.
Sin embargo no tuve mucho tiempo de pensar en ello, la voz de la niña mencionando parte de mi nombre volvió mi atención hacia la realidad.
-Si, suelo regalarlos, los Aeros hacen que mi morral pese de forma innecesaria y no me sirven para nada.-A excepción de como recambio de ropas encantadas, algo que tendría que procurarme pronto antes de que las que tenía terminaran de romperse y desprenderse del todo.
Aquel pequeño grupo fue creciendo de la forma mas original y agigantada de lo que habría podido intuir. Un humano auto proclamado mercader no tardo en unirse a la conversación. Aparentemente eramos muchos los que habíamos estado escuchando a la chiquilla.
-Yo si, bueno, escuchaba, a los mercaderes no les gusta que este preguntando por sus tiendas, ni que les hable, espanto a los clientes, y a los propios mercaderes.-Ladeé ligeramente el rostro, aquello no tenía mayor importancia.
Nada mas la chiquilla se puso a caminar hacia la proclamada escena del crimen me puse a caminar a su lado, iba al mismo lado, así que no tenía porque seguir otro camino, y seguro que ella conocía mejor que yo que camino recorrer, por eso también la esperé una vez se giró a ofrecer al resto que la siguiéramos. Allí en pie, y siempre pendiente de la pequeña bruja por el rabillo del ojo, me permití mirar de nuevo la flor, y acercarla a mi rostro para olfatearla con curiosidad. De algún modo tenía el presentimiento que las cosas nuevas y peculiares solo acababan de empezar a aparecer.
Arygos Valnor
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
Thiel secó dulcemente las lágrimas de los mofletes de Timoteo antes de ponerse de pie y caminar hacia el mentor de los huérfanos. Detrás de ella, el niño caminó cabizbajo con la expresión de quien está seguro de que tendrá que afrontar una reprimenda por alguna travesura, no obstante sus intenciones distaban mucho de aquello.
Gran Pa intentó tranquilizar al muchachito revolviéndole el cabello con una de sus grandes manos. El niño esbozó una sonrisa insegura y se agarró a Thiel, escondiéndose ligeramente tras ella.
–Le pido disculpas por mi entrometimiento, señor, pero… –Le resultaba difícil hablar cortésmente y usar palabras tan largas como “entrometimiento”, por lo cual debía hacer un gran esfuerzo para mantener la educación. El hombre pareció notarlo, pues dejó escapar una ligera carcajada al tiempo en que dejaba caer lánguidamente los brazos a sus costados. –No seas tan correcta, hija. ¿Impresionada también por los dibujos de nuestro artista? –Thiel agradeció internamente la informalidad de su acompañante y Timoteo sonrió tras ella, alegre por el halago dicho por su protector– Así es. ¿Qué es eso de los “lobos buenos”? –Entonces bajó el tono de voz y se inclinó sutilmente hacia el hombre– ¿Qué es lo que preocupa tanto a Timoteo?
Gran Pa suspiró y le hizo una seña para que lo acompañase hasta un largo asiento donde los tres se acomodaron. Tomó aire y le relató lo sucedido, lo del rumor, los licántropos a quienes inculpaban sin prueba alguna y el hecho de que tendrían que pagar íntegramente el costo de la mercancía antes de dejar Baslodia si se los declaraba culpables. El hombre no sabía cómo Timoteo se había visto envuelto en aquello, pero aseguraba la inocencia de la jauría. Al ser un niño sordo, muy callado y retraído, las personas solían ignorar su presencia… y debido a esto era usual que terminaran soltando secretos frente a él sin siquiera darse cuenta, por lo cual el crío estaba muy bien informado.
Gran Pa creía que el niño había visto por accidente algo que confirmaba la inocencia de los lobos, pero no podía probarlo y tampoco parecía querer hablar mucho de eso, salvo por lo que le contó por medio del lenguaje de señas. El chiquillo se veía realmente angustiado por todo lo que estaba ocurriendo y ella no dudaba que su gran sensibilidad lo llevaba a preocuparse por la desafortunada jauría.
Thiel guardó silencio durante un rato, reposando la mirada en las flores del patio. Quizás hiciese de abogada del diablo, pero se negaba a pensar que un grupo de licántropos había perpetrado el robo. Aunque su crianza transcurrió en una jauría aislada cuyo contacto con otras familias era inusual y desconocía si todas vivían bajo los mismos códigos, pensaba firmemente que los suyos no cometerían tan deshonrosos actos. Sí, era cierto que ella misma había robado en contadas ocasiones, ¡pero nada más que comida o una que otra fruslería que nadie extrañaría! Además, ¿para qué iban a querer armas unas criaturas cuyas garras y colmillos podían causar tremendos estragos? No tenía sentido.
También sabía, por habladurías que había escuchado de bocas humanas, que los de su especie no eran bienvenidos en todas partes. Comenzó a sospechar que sería sencillo inculpar a una minoría cuyo nombre de por sí era fácil ensuciar y la gente cómodamente se tragaría el embuste.
–Yo le creo a Timoteo. –Aseveró, bajando la mirada hacia el crío y apretándole suavemente la mano– Y dudo mucho que alguien haga algo para defender a esas personas. ¿Estoy en lo correcto?
–Nadie tiene pruebas que los favorezcan, señorita. Y, a decir verdad, no creo que alguien vaya a molestarse en buscarlas. –Gran Pa se encogió de hombros– Este es un pueblo pequeño, todos nos conocemos y la mayoría somos simples humanos. Esa jauría se asentó aquí hace poco y no todos se sienten cómodos con ello. Ya sabes, “pueblo chico infierno grande”.
Intentó con todas sus fuerzas reprimir el enojo que le quemaba el pecho. Deseó fervientemente salir a buscar a todas las personas que ella había ayudado antes y gritarles en la cara que era una licántropo, tal como aquellos a los que querían echar injustamente, ¡a ver si se atrevían a recriminarle algo! Oh, pero claro, como parecía ser una inofensiva chica humana nadie había rechazado su amabilidad. ¡Hipócritas! –¿Y qué hay de los Tocoron? –Indagó, esforzándose para que no se notara su ira. No debía olvidar que también existían humanos buenos y amables como Gran Pa y Timoteo, y éstos no merecían pagar la estupidez de los demás.
–Son la familia más adinerada después de los Baslod; las dos únicas que no son pobres, vamos. –El hombre sonó irritado, como si solo recordar a esa gente lo enfadase– Son, precisamente, los dueños de la mercancía y los que culpan a los lobos. ¿Crees que alguna vez donaron algo para los huérfanos? ¡Ja! –El rostro ajeno se arrugó en una mueca de exasperación– Son unos avaros y es por eso que pienso que lo que dice Timoteo es completamente posible. ¿Pero quién más le creería?
–Ya somos dos. Si consigo encontrar alguna prueba, ¿crees que me harán caso, Gran Pa?
–Creo que no perdemos nada intentándolo.
Sintió un tirón y bajó la mirada para encontrarse con la del infante. Éste gesticuló un ademán en el cual juntaba ambas manos en forma de “O”, como un agujero, para luego dirigirse al hombre con una sucesión de expresivas señas. Gran Pa abrió ampliamente los ojos.
–Dice que pruebes ver las cuevas que están a las afueras.
Thiel recordó la caverna donde el flautista había escondido a los niños la última vez que estuvo en Baslodia. ¿Estaría allí ocultada la mercancía? ¿Sería esa la escena del crimen?
Convencida de que debía hacer algo al respecto (aunque un rato antes se hubiese jurado y perjurado que no se vería envuelta en ningún embrollo) se puso de pie y depositó un casto beso en la frente del niño. Sonrió al hombre con timidez y le agradeció en voz baja por su tiempo antes de darse la media vuelta para salir de allí, con la promesa de que más tarde volvería para saludar una vez más al pequeño y contarles las novedades, si las hubiera.
Cuando puso un pie en la calle, sintió que el peso de la realidad le caía sobre los hombros. Debía ir sola a las remotas afueras en busca de algo que aún no sabía qué era, para meterse en un problema que en realidad no le concernía. ¿En qué estaba pensando al creer que aquello era una buena idea?
–No es como si ahora pudiese echarme atrás. –Pensó, abatida, y comenzó a andar.
Por suerte Baslodia era un poblado considerablemente pequeño que se podía recorrer de punta a punta en poco tiempo. No tardó mucho en pasar la entrada de la ciudad para dirigirse a la zona campestre bañada en vegetación, un ambiente que Thiel disfrutaba mucho más que los atestados por humanos. En el lado oeste, habían formaciones rocosas que creaban cuevas naturales, la mayoría con bocas poco profundas. No obstante, una más cavernosa resaltaba entre las demás, y la muchacha se dirigió a esta.
Se detuvo a pocos metros de la entrada y respiró profundamente, llevándose una mano a la cintura para asegurar su pequeña daga, y olisqueó el ambiente.
No olió a ningún licántropo.
Gran Pa intentó tranquilizar al muchachito revolviéndole el cabello con una de sus grandes manos. El niño esbozó una sonrisa insegura y se agarró a Thiel, escondiéndose ligeramente tras ella.
–Le pido disculpas por mi entrometimiento, señor, pero… –Le resultaba difícil hablar cortésmente y usar palabras tan largas como “entrometimiento”, por lo cual debía hacer un gran esfuerzo para mantener la educación. El hombre pareció notarlo, pues dejó escapar una ligera carcajada al tiempo en que dejaba caer lánguidamente los brazos a sus costados. –No seas tan correcta, hija. ¿Impresionada también por los dibujos de nuestro artista? –Thiel agradeció internamente la informalidad de su acompañante y Timoteo sonrió tras ella, alegre por el halago dicho por su protector– Así es. ¿Qué es eso de los “lobos buenos”? –Entonces bajó el tono de voz y se inclinó sutilmente hacia el hombre– ¿Qué es lo que preocupa tanto a Timoteo?
Gran Pa suspiró y le hizo una seña para que lo acompañase hasta un largo asiento donde los tres se acomodaron. Tomó aire y le relató lo sucedido, lo del rumor, los licántropos a quienes inculpaban sin prueba alguna y el hecho de que tendrían que pagar íntegramente el costo de la mercancía antes de dejar Baslodia si se los declaraba culpables. El hombre no sabía cómo Timoteo se había visto envuelto en aquello, pero aseguraba la inocencia de la jauría. Al ser un niño sordo, muy callado y retraído, las personas solían ignorar su presencia… y debido a esto era usual que terminaran soltando secretos frente a él sin siquiera darse cuenta, por lo cual el crío estaba muy bien informado.
Gran Pa creía que el niño había visto por accidente algo que confirmaba la inocencia de los lobos, pero no podía probarlo y tampoco parecía querer hablar mucho de eso, salvo por lo que le contó por medio del lenguaje de señas. El chiquillo se veía realmente angustiado por todo lo que estaba ocurriendo y ella no dudaba que su gran sensibilidad lo llevaba a preocuparse por la desafortunada jauría.
Thiel guardó silencio durante un rato, reposando la mirada en las flores del patio. Quizás hiciese de abogada del diablo, pero se negaba a pensar que un grupo de licántropos había perpetrado el robo. Aunque su crianza transcurrió en una jauría aislada cuyo contacto con otras familias era inusual y desconocía si todas vivían bajo los mismos códigos, pensaba firmemente que los suyos no cometerían tan deshonrosos actos. Sí, era cierto que ella misma había robado en contadas ocasiones, ¡pero nada más que comida o una que otra fruslería que nadie extrañaría! Además, ¿para qué iban a querer armas unas criaturas cuyas garras y colmillos podían causar tremendos estragos? No tenía sentido.
También sabía, por habladurías que había escuchado de bocas humanas, que los de su especie no eran bienvenidos en todas partes. Comenzó a sospechar que sería sencillo inculpar a una minoría cuyo nombre de por sí era fácil ensuciar y la gente cómodamente se tragaría el embuste.
–Yo le creo a Timoteo. –Aseveró, bajando la mirada hacia el crío y apretándole suavemente la mano– Y dudo mucho que alguien haga algo para defender a esas personas. ¿Estoy en lo correcto?
–Nadie tiene pruebas que los favorezcan, señorita. Y, a decir verdad, no creo que alguien vaya a molestarse en buscarlas. –Gran Pa se encogió de hombros– Este es un pueblo pequeño, todos nos conocemos y la mayoría somos simples humanos. Esa jauría se asentó aquí hace poco y no todos se sienten cómodos con ello. Ya sabes, “pueblo chico infierno grande”.
Intentó con todas sus fuerzas reprimir el enojo que le quemaba el pecho. Deseó fervientemente salir a buscar a todas las personas que ella había ayudado antes y gritarles en la cara que era una licántropo, tal como aquellos a los que querían echar injustamente, ¡a ver si se atrevían a recriminarle algo! Oh, pero claro, como parecía ser una inofensiva chica humana nadie había rechazado su amabilidad. ¡Hipócritas! –¿Y qué hay de los Tocoron? –Indagó, esforzándose para que no se notara su ira. No debía olvidar que también existían humanos buenos y amables como Gran Pa y Timoteo, y éstos no merecían pagar la estupidez de los demás.
–Son la familia más adinerada después de los Baslod; las dos únicas que no son pobres, vamos. –El hombre sonó irritado, como si solo recordar a esa gente lo enfadase– Son, precisamente, los dueños de la mercancía y los que culpan a los lobos. ¿Crees que alguna vez donaron algo para los huérfanos? ¡Ja! –El rostro ajeno se arrugó en una mueca de exasperación– Son unos avaros y es por eso que pienso que lo que dice Timoteo es completamente posible. ¿Pero quién más le creería?
–Ya somos dos. Si consigo encontrar alguna prueba, ¿crees que me harán caso, Gran Pa?
–Creo que no perdemos nada intentándolo.
Sintió un tirón y bajó la mirada para encontrarse con la del infante. Éste gesticuló un ademán en el cual juntaba ambas manos en forma de “O”, como un agujero, para luego dirigirse al hombre con una sucesión de expresivas señas. Gran Pa abrió ampliamente los ojos.
–Dice que pruebes ver las cuevas que están a las afueras.
Thiel recordó la caverna donde el flautista había escondido a los niños la última vez que estuvo en Baslodia. ¿Estaría allí ocultada la mercancía? ¿Sería esa la escena del crimen?
Convencida de que debía hacer algo al respecto (aunque un rato antes se hubiese jurado y perjurado que no se vería envuelta en ningún embrollo) se puso de pie y depositó un casto beso en la frente del niño. Sonrió al hombre con timidez y le agradeció en voz baja por su tiempo antes de darse la media vuelta para salir de allí, con la promesa de que más tarde volvería para saludar una vez más al pequeño y contarles las novedades, si las hubiera.
Cuando puso un pie en la calle, sintió que el peso de la realidad le caía sobre los hombros. Debía ir sola a las remotas afueras en busca de algo que aún no sabía qué era, para meterse en un problema que en realidad no le concernía. ¿En qué estaba pensando al creer que aquello era una buena idea?
–No es como si ahora pudiese echarme atrás. –Pensó, abatida, y comenzó a andar.
Por suerte Baslodia era un poblado considerablemente pequeño que se podía recorrer de punta a punta en poco tiempo. No tardó mucho en pasar la entrada de la ciudad para dirigirse a la zona campestre bañada en vegetación, un ambiente que Thiel disfrutaba mucho más que los atestados por humanos. En el lado oeste, habían formaciones rocosas que creaban cuevas naturales, la mayoría con bocas poco profundas. No obstante, una más cavernosa resaltaba entre las demás, y la muchacha se dirigió a esta.
Se detuvo a pocos metros de la entrada y respiró profundamente, llevándose una mano a la cintura para asegurar su pequeña daga, y olisqueó el ambiente.
No olió a ningún licántropo.
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
El guerrero tuvo que aguantar un poco la risa al ver como la “mascota” de aquella niña estaba intentando comerse la cola de Arygos, lo bueno es que estaban en pleno poblado y ni ella sería tan bestia como tomar su forma verdadera y devorar ese extraño animalejo a la vista de unos aldeanos asustadizos.
El… “frio” recibimiento de su amiga lo dejo un poco perplejo, pero el espadachín no dejo que eso le afectara –te ves bie.- comento de forma calmada intentando ser amable, después de todo era muy evidente que en sus anteriores encuentros con la dragona no llego a dejar una buena impresión en ella.
La dragona, que ahora se veía más dragona que nunca en su forma “humana”, le respondió a la pregunta que la niñita le izo a él, a lo cual este reacciono simplemente por encogerse de hombros y agregar –lo normal para los humanos no aplica para ella, tiene su propia forma de vivir su vida, pero te acostumbras al conocerla mejor.- dijo con tono calmado para ver como se acercaba otro sujeto que se identifico con el nombre de Belisario hablando sobre que unos “lobos” estuvieran implicados en el robo de las armas.
Una extraña sonrisa se dibujo en la cara del guerrero cuando vio como la niña se encaminaba para resolver el misterio del lobo, seguida de su mascota y la dragona mientras le ofrecía a los dos hombres acompañarlas –sean hombres o bestias yo no temo a lo que se oculta en la oscuridad, y si estamos tratando con unos simples “lobos” ya tienes a un dragón acompañándote.- dijo señalando a Arygos –aun así no pienses que me echaré atrás, mi espada ya se ha encargado de suficientes lobos como para considerarme un experto en el asunto, y ofrecen dinero por resolver este problema, así que puedes contar con mi ayuda.- exclamo confiado antes de avanzar en dirección al lugar de destino junto al curioso grupo que se estaba formando, aunque no le prestó nada de atención al otro hombre que venía con ellos.
Entonces el espadachín se acerco a la niña y se agacho quedando con los brazos apoyados en sus rodillas para quedar cara a cara con ella –el tal Belisario ya dio su nombre, ya sabes cómo se llama la dragona y a mí me dicen Klinge.- le dijo con una sonrisa muy agradable para alguien con sus pintas -¿Cuál es tu nombre?- le pregunto amablemente.
Klinge no parecía, no era, de los que se llevaban bien con los niños, solían ser ruidosos y molestos para su gusto, aun así, no olvidaba que el también fue un “renacuajo” alguna vez que fue convertido en guerrero a base de palizas, aunque ese hecho era algo que más que darle pena de si mismo lo enorgullecía.
El… “frio” recibimiento de su amiga lo dejo un poco perplejo, pero el espadachín no dejo que eso le afectara –te ves bie.- comento de forma calmada intentando ser amable, después de todo era muy evidente que en sus anteriores encuentros con la dragona no llego a dejar una buena impresión en ella.
La dragona, que ahora se veía más dragona que nunca en su forma “humana”, le respondió a la pregunta que la niñita le izo a él, a lo cual este reacciono simplemente por encogerse de hombros y agregar –lo normal para los humanos no aplica para ella, tiene su propia forma de vivir su vida, pero te acostumbras al conocerla mejor.- dijo con tono calmado para ver como se acercaba otro sujeto que se identifico con el nombre de Belisario hablando sobre que unos “lobos” estuvieran implicados en el robo de las armas.
Una extraña sonrisa se dibujo en la cara del guerrero cuando vio como la niña se encaminaba para resolver el misterio del lobo, seguida de su mascota y la dragona mientras le ofrecía a los dos hombres acompañarlas –sean hombres o bestias yo no temo a lo que se oculta en la oscuridad, y si estamos tratando con unos simples “lobos” ya tienes a un dragón acompañándote.- dijo señalando a Arygos –aun así no pienses que me echaré atrás, mi espada ya se ha encargado de suficientes lobos como para considerarme un experto en el asunto, y ofrecen dinero por resolver este problema, así que puedes contar con mi ayuda.- exclamo confiado antes de avanzar en dirección al lugar de destino junto al curioso grupo que se estaba formando, aunque no le prestó nada de atención al otro hombre que venía con ellos.
Entonces el espadachín se acerco a la niña y se agacho quedando con los brazos apoyados en sus rodillas para quedar cara a cara con ella –el tal Belisario ya dio su nombre, ya sabes cómo se llama la dragona y a mí me dicen Klinge.- le dijo con una sonrisa muy agradable para alguien con sus pintas -¿Cuál es tu nombre?- le pregunto amablemente.
Klinge no parecía, no era, de los que se llevaban bien con los niños, solían ser ruidosos y molestos para su gusto, aun así, no olvidaba que el también fue un “renacuajo” alguna vez que fue convertido en guerrero a base de palizas, aunque ese hecho era algo que más que darle pena de si mismo lo enorgullecía.
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
Belisario se avergonzó un poco por aquella acusación de la niña pero mantuvo la calma y le respondió.
—No, no he estado espiando. Paseando por el mercado escuche algunas palabras por aquí y otras por allá. Si, cuando pase por aquí escuche, pero no fue mi intención y me disculpo si parezco muy entrometido.
No estaba muy seguro de aquel grupo que se había formado y tampoco tenía mucha confianza de aquellos extraños. Sin embargo, su sentido de la aventura despertó un poco cuando aquella niña los invito a seguirla hasta la “escena del crimen” e inmediatamente sintió el impulso que le hizo automáticamente alcanzarla y seguir caminando detrás de ella.
—Yo estaría dispuesto a acompañarlos —Dijo Belisario al grupo—. Si es que nadie se opone a mi presencia. Lo siento otra vez si parezco muy entrometido —término diciendo esto mientras acariciaba su cuello con la mano.
Al ver a unos pocos metros de donde estaban la posada donde había dejado su mula, se desvió del grupo hasta aquel lugar y tomo su bastón de combate, enganchado a uno de los costados de la mula, para colgarlo cruzado en su espalda. Rápidamente regreso con el grupo para continuar el camino
—Si me permiten decirlo… no creo que sea necesaria la violencia. He conocidos lobos mucho más amables que ciertos humanos —comentó Bel—. Bueno, al menos espero que no tengamos que recurrir a las armas.
—No, no he estado espiando. Paseando por el mercado escuche algunas palabras por aquí y otras por allá. Si, cuando pase por aquí escuche, pero no fue mi intención y me disculpo si parezco muy entrometido.
No estaba muy seguro de aquel grupo que se había formado y tampoco tenía mucha confianza de aquellos extraños. Sin embargo, su sentido de la aventura despertó un poco cuando aquella niña los invito a seguirla hasta la “escena del crimen” e inmediatamente sintió el impulso que le hizo automáticamente alcanzarla y seguir caminando detrás de ella.
—Yo estaría dispuesto a acompañarlos —Dijo Belisario al grupo—. Si es que nadie se opone a mi presencia. Lo siento otra vez si parezco muy entrometido —término diciendo esto mientras acariciaba su cuello con la mano.
Al ver a unos pocos metros de donde estaban la posada donde había dejado su mula, se desvió del grupo hasta aquel lugar y tomo su bastón de combate, enganchado a uno de los costados de la mula, para colgarlo cruzado en su espalda. Rápidamente regreso con el grupo para continuar el camino
—Si me permiten decirlo… no creo que sea necesaria la violencia. He conocidos lobos mucho más amables que ciertos humanos —comentó Bel—. Bueno, al menos espero que no tengamos que recurrir a las armas.
Rascal
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
Antes de emprender hasta la escena del crimen, el hombre que no se había presentado se agachó y dijo su nombre. Era un nombre muy interesante, aunque sinceramente sería el nombre que le pondría a una comida dulce, aquello me causo bastante gracia, pero en vez de reírme lo que hice fue una mueca hacía "el chico nombre de dulce". Coloqué mis manos sobre mis mejillas, las apreté y mi boca se puso como un pescadito para luego mover mis labios; le lancé un besito al aire y dejé de apretarme para decirle mi nombre a él y a los que se encontraban listos para emprender conmigo una aventura de misterio.
-Me llamo Magazubi, me dicen Maguita… Él es Pelusa, mi aion- les dije a todos muy agradecida de que quisieran acompañarme.
La idea de ir con unos extraños a buscar pistas y buscar eventos raros era en mi cabeza un poco peligroso… pero ya estaba sucediendo y no podía devolver el tiempo, así que no le dí mucha importancia a lo malo que pudiese ocurrir y seguí caminando. -¿Si mi papi estuviera aquí, qué me diría?… Seguramente me afirmaría que es una locura, que dejara de querer salvar al mundo, que me quedara sana y salva, y que dejara a esos locos adentrarse a esa aventura solos… - suspiré mientras aceleraba un poco el paso pues ya se estaba ocultando el sol y no quería tener que lidiar con investigar un terreno muy tarde – Pero… ¿Qué haría mi papá en mi lugar en este instante? Seguramente iría a la escena del crimen, buscaría todas las pruebas y salvaría el día, o bueno, la noche porque el sol le hace daño… pero seguro que sería un héroe … un héroe que seguro se metería en muchos problemas y haría algo estúpido, es lo que siempre hace… pero al final siempre salva el día… digo noche- sonreí para mí misma.
-Belisario, puedes acompañarnos… siempre son buenas las carnadas- le hice un guiño con mi ojo derecho y luego sonreí sinceramente -No serás carnada… bueno aún no sé… Cambiando de tema chicos, gracias por querer ayudarme… El señor del mercado no habló mucho sobre el asunto pero al parecer encontraron una carreta en donde parecía que estuviese parte de la mercancía robada en la parte oeste del pueblo, cerca de unas cuevas y cavernas … el primer lugar que investigaremos será allá… pero hay que hacerlo rápido antes de que la noche nos cubra con su oscuridad- aumenté la velocidad de mis pasos y me quedé mirando a la chica dragón mientras pensaba -¿De casualidad tu puedes ver en la oscuridad?- pregunté por mera curiosidad, ya que sería de gran ayuda si por alguna razón se nos hace tarde y los ojos humanos nos limitan la investigación.
No se nos hizo tan difícil llegar a la zona descrita por el mercader, sin embargo habían muchas formaciones rocosas que parecían la caverna descrita por aquel señor.
-Shh. Hay alguien más...- les avisé, aunque sinceramente no era necesario, todos estábamos ahí viendo a la ¿chica?, sólo quería hacer sentir a los demás que descubrí algo. -¡Pelusa! ¡Ataca!- ordené para que mi aion saliera corriendo en dirección a la chica y practicara ayudarme en mis futuras misiones. No estaba segura de que haya sido una buena idea aquello pero ya Pelusa había salido tras la joven.
Me acordé tarde de que Pelusa no tenía manos o brazos como para detener a la chica, así que corrí tras él y al encontrarme con aquella joven saqué una flecha del carcaj que llevaba en mi espalda y apunté a la chica con la cola de la flecha para interrogarla ya que mis intenciones no eran lastimarla.
-¿Qué haces aquí? ¿Y quién eres?- doble un poco mis cejas.
-Me llamo Magazubi, me dicen Maguita… Él es Pelusa, mi aion- les dije a todos muy agradecida de que quisieran acompañarme.
La idea de ir con unos extraños a buscar pistas y buscar eventos raros era en mi cabeza un poco peligroso… pero ya estaba sucediendo y no podía devolver el tiempo, así que no le dí mucha importancia a lo malo que pudiese ocurrir y seguí caminando. -¿Si mi papi estuviera aquí, qué me diría?… Seguramente me afirmaría que es una locura, que dejara de querer salvar al mundo, que me quedara sana y salva, y que dejara a esos locos adentrarse a esa aventura solos… - suspiré mientras aceleraba un poco el paso pues ya se estaba ocultando el sol y no quería tener que lidiar con investigar un terreno muy tarde – Pero… ¿Qué haría mi papá en mi lugar en este instante? Seguramente iría a la escena del crimen, buscaría todas las pruebas y salvaría el día, o bueno, la noche porque el sol le hace daño… pero seguro que sería un héroe … un héroe que seguro se metería en muchos problemas y haría algo estúpido, es lo que siempre hace… pero al final siempre salva el día… digo noche- sonreí para mí misma.
-Belisario, puedes acompañarnos… siempre son buenas las carnadas- le hice un guiño con mi ojo derecho y luego sonreí sinceramente -No serás carnada… bueno aún no sé… Cambiando de tema chicos, gracias por querer ayudarme… El señor del mercado no habló mucho sobre el asunto pero al parecer encontraron una carreta en donde parecía que estuviese parte de la mercancía robada en la parte oeste del pueblo, cerca de unas cuevas y cavernas … el primer lugar que investigaremos será allá… pero hay que hacerlo rápido antes de que la noche nos cubra con su oscuridad- aumenté la velocidad de mis pasos y me quedé mirando a la chica dragón mientras pensaba -¿De casualidad tu puedes ver en la oscuridad?- pregunté por mera curiosidad, ya que sería de gran ayuda si por alguna razón se nos hace tarde y los ojos humanos nos limitan la investigación.
No se nos hizo tan difícil llegar a la zona descrita por el mercader, sin embargo habían muchas formaciones rocosas que parecían la caverna descrita por aquel señor.
-Shh. Hay alguien más...- les avisé, aunque sinceramente no era necesario, todos estábamos ahí viendo a la ¿chica?, sólo quería hacer sentir a los demás que descubrí algo. -¡Pelusa! ¡Ataca!- ordené para que mi aion saliera corriendo en dirección a la chica y practicara ayudarme en mis futuras misiones. No estaba segura de que haya sido una buena idea aquello pero ya Pelusa había salido tras la joven.
Me acordé tarde de que Pelusa no tenía manos o brazos como para detener a la chica, así que corrí tras él y al encontrarme con aquella joven saqué una flecha del carcaj que llevaba en mi espalda y apunté a la chica con la cola de la flecha para interrogarla ya que mis intenciones no eran lastimarla.
-¿Qué haces aquí? ¿Y quién eres?- doble un poco mis cejas.
- Besito para Klinge:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
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Alguien por ahí, cuyo nombre Bio no mencionaré... me dijo que no sabe quién es la chica a la que vemos...
Así que aclaro que Pelusa y Maga corren por Thiel.
Saluditos
Magazubi
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
El cumplido del mercenario era algo que no habría esperado, no al menos en esa forma reptiliana que ya había comprobado daba mas impresión a su especie que otra cosa.
-Gracias...-Respondí ladeando el rostro, sin estar muy segura de que esa fuera el tipo de respuesta que debía ofrecer ante esa cumplido.
La siguiente respuesta fue mas o menos del mismo tipo, en cuanto a la confusión general que creó, por lo menos en mi, aunque esa vez si supe que responder.
-No es que tenga mi forma, es que no soy un humano, por eso no me comporto como uno.-Repliqué, antes de resoplar las narices con ligera molestia por esa comparativa.
Tanto hablar de lobos me estaba despertando el apetito, y tuve que recordarme a mi misma que no íbamos a por un tentempié, ni eran realmente animales lo que pretendíamos encontrar, si no los habitantes de las fronteras del norte que podían convertirse en bestias.
Habría sido bastante ridículo que lobos de verdad robasen armas, mas que nada porque no podían ni blandirlas ni sujetarlas con propiedad, o siquiera colgárselas como adorno para amedrentar a nadie.
Aquel muchacho que se presentó como Belisario me cayó en gracia, por lo menos porque buscaba la verdad mas que una rencilla, y estaba dispuesto a dialogar sin prejuicios en detrimento de la especie que teníamos que localizar.
Sin embargo no le preste mas atencion de la debida, y volví a la niña que era mi fuente de información a tiempo para verla realizar una extraña mímica.
Con curiosidad y desconcierto intenté imitar lo que hacía, pero aun con las manos apretándome las mejillas me seguía pareciendo completamente extraño y carente de sentido.
Bajé las mismas y seguí mirando a la pequeña presentarse.
-Un gusto Maguita...y Pelusa.-Que raro era eso de ponerle nombre a algo que era para comer.-¿Que significa eso que has hecho hace un momento?.-Pregunté con genuino interés.
En parte por educación, en parte pro recibir mi propia respuesta, me dispuse a dar la mía apropiadamente a la chiquilla.
-Mejor que un humano, peor que otras especies.-Me encogí de hombros.-Ulltiamemente me he acostumbrado mucho a vivir de noche, así que no creo que tenga problemas.¿Y tu?.-No había leído que los brujos tuviesen una visión superior, pero nunca estaba de más preguntar.
El camino no fue largo en exceso, y apenas llegar a las formaciones rocosas que había mencionado el mercader la niñita ya hallo algo. Desde detrás de una de las protuberancias rocosas que había cubierto nuestro acercamiento, y dado la condición de "ataque sorpresa" a la extraña entrada de la pequeña maga pude observar la escena.
Si aquella muchacha que había visto des de la lejanía olfatear el aire como un animal se sentía intimidada por la pequeña dudaba de que esta pudiera defenderse, y salí con premura de detrás de las rocas hasta colocarme al lado de la joven bruja en una posición claramente alerta y a la defensiva mientras escrutaba a la mujer que teníamos delante sin siquiera parpadear.
-Tienes la flecha al revés.-Susurré para Maguita entre dientes, para que pudiera solventar esa pequeña incidencia antes de que se disparara a si misma por error, o se lastimara con su propio proyectil.
-Gracias...-Respondí ladeando el rostro, sin estar muy segura de que esa fuera el tipo de respuesta que debía ofrecer ante esa cumplido.
La siguiente respuesta fue mas o menos del mismo tipo, en cuanto a la confusión general que creó, por lo menos en mi, aunque esa vez si supe que responder.
-No es que tenga mi forma, es que no soy un humano, por eso no me comporto como uno.-Repliqué, antes de resoplar las narices con ligera molestia por esa comparativa.
Tanto hablar de lobos me estaba despertando el apetito, y tuve que recordarme a mi misma que no íbamos a por un tentempié, ni eran realmente animales lo que pretendíamos encontrar, si no los habitantes de las fronteras del norte que podían convertirse en bestias.
Habría sido bastante ridículo que lobos de verdad robasen armas, mas que nada porque no podían ni blandirlas ni sujetarlas con propiedad, o siquiera colgárselas como adorno para amedrentar a nadie.
Aquel muchacho que se presentó como Belisario me cayó en gracia, por lo menos porque buscaba la verdad mas que una rencilla, y estaba dispuesto a dialogar sin prejuicios en detrimento de la especie que teníamos que localizar.
Sin embargo no le preste mas atencion de la debida, y volví a la niña que era mi fuente de información a tiempo para verla realizar una extraña mímica.
Con curiosidad y desconcierto intenté imitar lo que hacía, pero aun con las manos apretándome las mejillas me seguía pareciendo completamente extraño y carente de sentido.
Bajé las mismas y seguí mirando a la pequeña presentarse.
-Un gusto Maguita...y Pelusa.-Que raro era eso de ponerle nombre a algo que era para comer.-¿Que significa eso que has hecho hace un momento?.-Pregunté con genuino interés.
En parte por educación, en parte pro recibir mi propia respuesta, me dispuse a dar la mía apropiadamente a la chiquilla.
-Mejor que un humano, peor que otras especies.-Me encogí de hombros.-Ulltiamemente me he acostumbrado mucho a vivir de noche, así que no creo que tenga problemas.¿Y tu?.-No había leído que los brujos tuviesen una visión superior, pero nunca estaba de más preguntar.
El camino no fue largo en exceso, y apenas llegar a las formaciones rocosas que había mencionado el mercader la niñita ya hallo algo. Desde detrás de una de las protuberancias rocosas que había cubierto nuestro acercamiento, y dado la condición de "ataque sorpresa" a la extraña entrada de la pequeña maga pude observar la escena.
Si aquella muchacha que había visto des de la lejanía olfatear el aire como un animal se sentía intimidada por la pequeña dudaba de que esta pudiera defenderse, y salí con premura de detrás de las rocas hasta colocarme al lado de la joven bruja en una posición claramente alerta y a la defensiva mientras escrutaba a la mujer que teníamos delante sin siquiera parpadear.
-Tienes la flecha al revés.-Susurré para Maguita entre dientes, para que pudiera solventar esa pequeña incidencia antes de que se disparara a si misma por error, o se lastimara con su propio proyectil.
Arygos Valnor
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
La brisa se colaba por las bocas de las cavernas produciendo un lúgubre silbido que disuadiría a cualquier miedoso a internarse en la penumbra para encontrar alguna evidencia por su cuenta. Thiel, afortunadamente, no era una timorata; al contrario, su nulo sentido de preservación solía empujarla a situaciones en las que ningún ser cauto se vería envuelto gracias a su sentido común. ¿Curiosidad, coraje o estupidez? Probablemente se debía más que nada a esto último.
Dio un paso adelante y volvió a olfatear, esta vez moviendo la cabeza de un lado a otro para intentar captar también el aroma proveniente de las cuevas cercanas. Estaba reflexionando respecto al peculiar olor a óxido que manaba de la boca que se encontraba justo frente a ella, cuando el característico traquetear de la tierra bajo varios pares de pies la obligó a voltearse súbitamente.
Abrió los ojos de par en par cuando se encontró con uno, dos, tres… cuatro personas recién llegadas, y reculó cuando el pequeño Aion se adelantó, bajo órdenes de la niña, para atacarla. El animal se plantó a gruñirle a menos de un metro de distancia y Thiel no pudo hacer más que mirarlo, anonadada, y luego levantar la vista hacia el singular grupo. Como si el aion mostrándole los dientes en gesto hostil no fuese suficiente, la cría le apuntaba con una flecha (tuvo que contener la risa al ver que era apuntada con el extremo incorrecto) y la interrogaba como si tuviese la autoridad para hacerlo.
Suspiró. A Thiel no le gustaba la violencia y no entraba en sus planes atacar a esa panda de desconocidos liderados por una infante, pero no pensaba dejarse tratar de aquella manera. ¡No era ninguna maleante y no tenían por qué increparla así! Frunció el ceño, puso los brazos en jarra y miró detenidamente, uno a uno, a ambos hombres, muchacha y jovencita.
–Por lo que sé –Habló con calma, casi con tono maternal, a aquella cría que le recordó en cierta medida al pequeño Timoteo– es descortés hablarle así a un desconocido sin siquiera presentarse antes, ¿no crees?
Olisqueó con mucho disimulo. Podría haber predicho a kilómetros de distancia que esos dos hombres eran humanos, ¡todos los humanos apestaban igual! Olían tal como una manada de crasgwars luego de una estampida. No obstante, la niña no tenía esa peste característica y, obviamente, la otra joven distaba mucho de ser humana. Miró a los ojos a la peliblanca, meditó durante un instante su aspecto, y enarcó una ceja para luego volver a hablar esta vez al grupo en general.
–Me llamo Thiel y estoy… –Entrecerró los ojos, carraspeó y entonces decidió cambiar el rumbo de lo que diría– Oh, bueno, ustedes llegaron por último así que me corresponde a mí preguntarlo. ¿Qué los trae por aquí?
Dio un paso adelante y volvió a olfatear, esta vez moviendo la cabeza de un lado a otro para intentar captar también el aroma proveniente de las cuevas cercanas. Estaba reflexionando respecto al peculiar olor a óxido que manaba de la boca que se encontraba justo frente a ella, cuando el característico traquetear de la tierra bajo varios pares de pies la obligó a voltearse súbitamente.
Abrió los ojos de par en par cuando se encontró con uno, dos, tres… cuatro personas recién llegadas, y reculó cuando el pequeño Aion se adelantó, bajo órdenes de la niña, para atacarla. El animal se plantó a gruñirle a menos de un metro de distancia y Thiel no pudo hacer más que mirarlo, anonadada, y luego levantar la vista hacia el singular grupo. Como si el aion mostrándole los dientes en gesto hostil no fuese suficiente, la cría le apuntaba con una flecha (tuvo que contener la risa al ver que era apuntada con el extremo incorrecto) y la interrogaba como si tuviese la autoridad para hacerlo.
Suspiró. A Thiel no le gustaba la violencia y no entraba en sus planes atacar a esa panda de desconocidos liderados por una infante, pero no pensaba dejarse tratar de aquella manera. ¡No era ninguna maleante y no tenían por qué increparla así! Frunció el ceño, puso los brazos en jarra y miró detenidamente, uno a uno, a ambos hombres, muchacha y jovencita.
–Por lo que sé –Habló con calma, casi con tono maternal, a aquella cría que le recordó en cierta medida al pequeño Timoteo– es descortés hablarle así a un desconocido sin siquiera presentarse antes, ¿no crees?
Olisqueó con mucho disimulo. Podría haber predicho a kilómetros de distancia que esos dos hombres eran humanos, ¡todos los humanos apestaban igual! Olían tal como una manada de crasgwars luego de una estampida. No obstante, la niña no tenía esa peste característica y, obviamente, la otra joven distaba mucho de ser humana. Miró a los ojos a la peliblanca, meditó durante un instante su aspecto, y enarcó una ceja para luego volver a hablar esta vez al grupo en general.
–Me llamo Thiel y estoy… –Entrecerró los ojos, carraspeó y entonces decidió cambiar el rumbo de lo que diría– Oh, bueno, ustedes llegaron por último así que me corresponde a mí preguntarlo. ¿Qué los trae por aquí?
Thiel
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
Klinge frunció el ceño ante la rara mueca que izo la niña al escuchar su nombre, no sabía que le veía el chiste, pero luego no pudo evitar soltar una leve carcajada al ver como Arygos imitaba a la chiquilla, lo más seguro es que está mal interpreto la mueca de burla de la niñita.
El espadachín se levanto de golpe y siguió la marcha junto a sus nuevos compañeros, pero noto con cierto interés, que su amiga estaba confundida sobre el animal que acompañaba a la “maguita” y le vino a la mente que seguramente los dragones no eran tan familiares con el concepto de mascotas. Estuvo a punto de avisarle a Arygos que no intentara comerse al animal, pero hacerlo en ese preciso momento se le izo un poco descortés, incluso para el.
El camino al lugar del delito fue bastante placentero desde el punto de vista del mercenario, los terrenos escarpados no eran cosa difícil para un hombre de piernas largas como él, lo que le resultaría complicado seria mantener el paso con la niña luego de que esta mandara su mascota a la persecución de una mujer que vio a la distancia. Klinge soltó un suspiro para luego apurar un poco el paso e llegar al lugar en el que se encontraban las chicas justo para escuchar la sentencia de aquella mujer a la que la niña apuntaba con su flecha “inversa”.
Aunque le parecía sospechosa su presencia en ese lugar, lo más seguro es que se tratara de alguien más intentando resolver este asunto, aun así no se veía como los caza recompensas o mercenarios que normalmente son los que se encargan de estos asuntos, inmediatamente pensó que ella bien podría tratarse de una bruja de algún tipo o una mujer lobo, puesto que el ya tuvo ciertas experiencias con estos cambia formas, bien sabia que ellos podían verse tan humano como cualquier campesino inculto.
Tiene razón ¿sabes?- dijo dándole la razón a aquella mujer para luego acariciarle la cabeza a la maguita revoloteándole el cabello mientras le echaba una mirada a la chica para ver si notaba algo sospechoso en ella –mi nombre es Klinge- le respondió a la mujer cuando esta se presento –este es un pueblo chico y aquí las noticias vuelan rápido, sabes que aquí se robaron armas, y ofrecen dinero por recuperarlas, por eso estoy aquí…- dijo para luego tomar una pausa en señalar a sus acompañantes –ellos… creo que vienen por su buena acción del día.- dijo con tono un poco burlón.
El espadachín se levanto de golpe y siguió la marcha junto a sus nuevos compañeros, pero noto con cierto interés, que su amiga estaba confundida sobre el animal que acompañaba a la “maguita” y le vino a la mente que seguramente los dragones no eran tan familiares con el concepto de mascotas. Estuvo a punto de avisarle a Arygos que no intentara comerse al animal, pero hacerlo en ese preciso momento se le izo un poco descortés, incluso para el.
El camino al lugar del delito fue bastante placentero desde el punto de vista del mercenario, los terrenos escarpados no eran cosa difícil para un hombre de piernas largas como él, lo que le resultaría complicado seria mantener el paso con la niña luego de que esta mandara su mascota a la persecución de una mujer que vio a la distancia. Klinge soltó un suspiro para luego apurar un poco el paso e llegar al lugar en el que se encontraban las chicas justo para escuchar la sentencia de aquella mujer a la que la niña apuntaba con su flecha “inversa”.
Aunque le parecía sospechosa su presencia en ese lugar, lo más seguro es que se tratara de alguien más intentando resolver este asunto, aun así no se veía como los caza recompensas o mercenarios que normalmente son los que se encargan de estos asuntos, inmediatamente pensó que ella bien podría tratarse de una bruja de algún tipo o una mujer lobo, puesto que el ya tuvo ciertas experiencias con estos cambia formas, bien sabia que ellos podían verse tan humano como cualquier campesino inculto.
Tiene razón ¿sabes?- dijo dándole la razón a aquella mujer para luego acariciarle la cabeza a la maguita revoloteándole el cabello mientras le echaba una mirada a la chica para ver si notaba algo sospechoso en ella –mi nombre es Klinge- le respondió a la mujer cuando esta se presento –este es un pueblo chico y aquí las noticias vuelan rápido, sabes que aquí se robaron armas, y ofrecen dinero por recuperarlas, por eso estoy aquí…- dijo para luego tomar una pausa en señalar a sus acompañantes –ellos… creo que vienen por su buena acción del día.- dijo con tono un poco burlón.
Klinge
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
Hacía ya bastantes horas que Belisario estuvo parado: desde que llego caminado. Aun así, aun tenía energías para continuar y emprender aquel pequeño viaje. No tardaron en llegar hasta el lugar con formaciones rocosas. A penas llegaron divisaron la figura de alguien en la zona, parecía ser una mujer.
Luego de que Magazubi enviase a su aion a atacar a aquella persona, Belisario saco su Bastón de la espalda y lo sostuvo con su mano a un lado del cuerpo. Bel contuvo la risa al darse cuenta la poca efectividad que tendría aquel animal contra una persona. Al parecer Magazubi también se dio cuenta de esto, saco una flecha y apunto a la mujer desconocida… pero apuntando con la cola de la flecha. Arygos advirtió de esto a la niña antes de que Bel pudiese decir algo.
Al escuchar la respuesta de aquella mujer que se presento con el nombre de Thiel, Bel comenzó a darse cuenta que lo mejor iba a ser actuar con calma. Por lo tanto Belisario se agacho para estar a la altura de Maga.
—No creo que vaya a hacer falta esa flecha Magazubi —le dijo calmadamente y luego, en un tono más bajo para que Thiel no pueda escuchar, continuo—. De todas formas no creo que pueda intentar nada, si quiera escapar. Le superamos en número —terminó sonriendo levemente.
Belisario se levanto y se acerco un poco mas hasta donde estaba Thiel. Cuando aquel espadachín termino de hablar, paso a presentarse.
—Mi nombre es Belisario, pero pueden llamarme Bel… —mira hacia el grupo— creo que olvide mencionar eso —vuelve la vista hacia Thiel—. Bien, ahora que ya sabes porque estamos aquí te toca a ti responder ¿Qué te trajo hasta aquí?
Luego de que Magazubi enviase a su aion a atacar a aquella persona, Belisario saco su Bastón de la espalda y lo sostuvo con su mano a un lado del cuerpo. Bel contuvo la risa al darse cuenta la poca efectividad que tendría aquel animal contra una persona. Al parecer Magazubi también se dio cuenta de esto, saco una flecha y apunto a la mujer desconocida… pero apuntando con la cola de la flecha. Arygos advirtió de esto a la niña antes de que Bel pudiese decir algo.
Al escuchar la respuesta de aquella mujer que se presento con el nombre de Thiel, Bel comenzó a darse cuenta que lo mejor iba a ser actuar con calma. Por lo tanto Belisario se agacho para estar a la altura de Maga.
—No creo que vaya a hacer falta esa flecha Magazubi —le dijo calmadamente y luego, en un tono más bajo para que Thiel no pueda escuchar, continuo—. De todas formas no creo que pueda intentar nada, si quiera escapar. Le superamos en número —terminó sonriendo levemente.
Belisario se levanto y se acerco un poco mas hasta donde estaba Thiel. Cuando aquel espadachín termino de hablar, paso a presentarse.
—Mi nombre es Belisario, pero pueden llamarme Bel… —mira hacia el grupo— creo que olvide mencionar eso —vuelve la vista hacia Thiel—. Bien, ahora que ya sabes porque estamos aquí te toca a ti responder ¿Qué te trajo hasta aquí?
Última edición por Belisario el Mar 20 Dic 2016 - 18:16, editado 1 vez
Rascal
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
No estaba muy segura de porque la chica reptil me imitaba pero se me hizo muy divertida, así que dejé escapar una leve sonrisa ante su gesto, mientras que uno de los que se encontraba en el grupo se reía a carcajadas.
-Es una mueca para hacer el momento más agradable y divertido- contesté -No puedo ver en la oscuridad- dije bajando la mirada antes de correr tras Pelusa y que todos nos reuniéramos con la chica cerca de la cueva.
Luego de que todos nos incorporamos y utilizara mi flecha como apuntador para hacerle el interrogatorio a la chica, esta simplemente se quejó de mi cortesía -¿Me estaba llamando mal educada? … Mal educada ella por llegar primero a una de las escenas sospechosas de la desaparición sin mi autorización- pensé mientras mi ceja derecha se elevaba. Pero la escena vergonzosa no terminó ahí; el señor que se hacía llamar Klinge a parte de darle la razón a la interrogada me sacudió el cabello como si fuera una niñita tonta.
Cerré los ojos frunciendo la cara mientras terminaban de despeinarme y hacerle terremoto a mis piojos, para luego con calma y respirando profundo retirarle suavemente su mano de mi cabello. Lo miré fijamente perforando su frente con mis ojos e imaginé cómo se vería ardiendo en fuego; pero mi seriedad y molestia se vio interrumpida por un consejo de Arygos que me dio un poco de gracia, ya que claramente no pretendía lastimar a nadie con esa flecha. -¿De verdad ellos creen que no se usar un arco? Usaré eso de ventaja y elemento sorpresa por si alguno se pasa de la línea conmigo. Muajajaa- pensé.
Guardé la flecha en mi espalda para disponerme a escuchar a la chica y ver lo fácil que era sacarle información a los hombres. -Se supone que era una misión secreta Klinge- pensé y suspiré viendo como mi visión de que seríamos los héroes de aquella misión secreta se desvanecía; ahora ya no había nada de secreto en el asunto. Lo bueno es que el joven Belisario me recordó que superábamos a la chica en número, no sería sensato para nadie atreverse a luchar contra un grupo grande de personas que a parte podían ser de distintas especies, lo cual significaría un riesgo mayor para la nueva integrante del equipo cuyo nombre había dicho que era Thiel.
Dejé de preocuparme de asuntos sociales por un momento y dejé que Belisario terminara de interrogar a la chica, miré a mi alrededor y busqué algunas ramas secas, puesto que ya se estaba haciendo tarde y la única que podría ver, según mis conocimientos, sería Ary, es decir, los demás no podríamos aportar absolutamente nada. No me servía un equipo de incompetentes incluyéndome, ya que yo tampoco podría ver pronto.
-¿Alguno de ustedes sabe hacer una antorcha?- pregunté a todos mientras les daba a cada uno unas cuantas ramas para que intentarán hacer algo. Yo había hecho una fogata antes, pero tardé mucho haciéndola, así que tenía la esperanza de que alguno del equipo pudiese hacernos el favor de alumbrarnos la noche.
No esperé a que ninguno me contestara y me alejé otra vez del grupo para tratar de aprovechar la poca luz que quedaba para observar a detalle el camino de regreso al pueblo y ver de cerca las formaciones rocosas que al principio Thiel miraba solita.
Las rocas no querían darme ninguna pista, no me decían nada y dentro de la cueva ya estaba muy oscuro para investigar sin las antorchas. Me quedé unos segundos viendo fijamente la entrada tratando de que apareciera una pista mágicamente pero simplemente no lo veía, todo parecía una cueva común y corriente; pero cuando me di la vuelta a avisarle al equipo que tenía una pista que realmente no tenía observé que diagonal a las formas rocosas habían pequeñas hendiduras en el piso ¿serían cascos de caballo? ¿algunas huellas? ¿tal vez una marca que pudiese acercarnos a el cargamento perdido?.
-Chicos. Miren eso- señalé las extrañas marcas que habían en el piso.
-Es una mueca para hacer el momento más agradable y divertido- contesté -No puedo ver en la oscuridad- dije bajando la mirada antes de correr tras Pelusa y que todos nos reuniéramos con la chica cerca de la cueva.
Luego de que todos nos incorporamos y utilizara mi flecha como apuntador para hacerle el interrogatorio a la chica, esta simplemente se quejó de mi cortesía -¿Me estaba llamando mal educada? … Mal educada ella por llegar primero a una de las escenas sospechosas de la desaparición sin mi autorización- pensé mientras mi ceja derecha se elevaba. Pero la escena vergonzosa no terminó ahí; el señor que se hacía llamar Klinge a parte de darle la razón a la interrogada me sacudió el cabello como si fuera una niñita tonta.
Cerré los ojos frunciendo la cara mientras terminaban de despeinarme y hacerle terremoto a mis piojos, para luego con calma y respirando profundo retirarle suavemente su mano de mi cabello. Lo miré fijamente perforando su frente con mis ojos e imaginé cómo se vería ardiendo en fuego; pero mi seriedad y molestia se vio interrumpida por un consejo de Arygos que me dio un poco de gracia, ya que claramente no pretendía lastimar a nadie con esa flecha. -¿De verdad ellos creen que no se usar un arco? Usaré eso de ventaja y elemento sorpresa por si alguno se pasa de la línea conmigo. Muajajaa- pensé.
Guardé la flecha en mi espalda para disponerme a escuchar a la chica y ver lo fácil que era sacarle información a los hombres. -Se supone que era una misión secreta Klinge- pensé y suspiré viendo como mi visión de que seríamos los héroes de aquella misión secreta se desvanecía; ahora ya no había nada de secreto en el asunto. Lo bueno es que el joven Belisario me recordó que superábamos a la chica en número, no sería sensato para nadie atreverse a luchar contra un grupo grande de personas que a parte podían ser de distintas especies, lo cual significaría un riesgo mayor para la nueva integrante del equipo cuyo nombre había dicho que era Thiel.
Dejé de preocuparme de asuntos sociales por un momento y dejé que Belisario terminara de interrogar a la chica, miré a mi alrededor y busqué algunas ramas secas, puesto que ya se estaba haciendo tarde y la única que podría ver, según mis conocimientos, sería Ary, es decir, los demás no podríamos aportar absolutamente nada. No me servía un equipo de incompetentes incluyéndome, ya que yo tampoco podría ver pronto.
-¿Alguno de ustedes sabe hacer una antorcha?- pregunté a todos mientras les daba a cada uno unas cuantas ramas para que intentarán hacer algo. Yo había hecho una fogata antes, pero tardé mucho haciéndola, así que tenía la esperanza de que alguno del equipo pudiese hacernos el favor de alumbrarnos la noche.
No esperé a que ninguno me contestara y me alejé otra vez del grupo para tratar de aprovechar la poca luz que quedaba para observar a detalle el camino de regreso al pueblo y ver de cerca las formaciones rocosas que al principio Thiel miraba solita.
Las rocas no querían darme ninguna pista, no me decían nada y dentro de la cueva ya estaba muy oscuro para investigar sin las antorchas. Me quedé unos segundos viendo fijamente la entrada tratando de que apareciera una pista mágicamente pero simplemente no lo veía, todo parecía una cueva común y corriente; pero cuando me di la vuelta a avisarle al equipo que tenía una pista que realmente no tenía observé que diagonal a las formas rocosas habían pequeñas hendiduras en el piso ¿serían cascos de caballo? ¿algunas huellas? ¿tal vez una marca que pudiese acercarnos a el cargamento perdido?.
-Chicos. Miren eso- señalé las extrañas marcas que habían en el piso.
__________
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Sorry la tardanza.
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Magazubi
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
-Una mueca para hacer el momento mas agradable y divertido....-repetí por lo bajo mientras asentía, con suma seriedad, anotando ese gesto a mi repertorio de gestos sociales que utilizar cuando me comunicaba con los sureños.
Por otro lado también anoté su respuesta a esa pregunta repentina y anegdótica que me había surgido, para luego dejar esos asuntos atrás y centrarme en lo que nos traía entre manos.
Aunque era cierto que la niña había empezado la comunicación quizás de forma violenta, no me agradaba demasiado que la desconocida se hiciera de rogar. El resto no le estábamos haciendo nada, y si allí había acontecido un crimen, su actitud no ayudaba a dilucidar que no tuviera nada que ver.
Pese a eso, tenía que admitir que lo que dijo Klingue tenía todo el sentido. De hecho hasta era inteligente. No pude evitar voltear mi rostro y contemplarlo con gran sorpresa, y por primera vez, con aprobación. Por lo general los mercenarios me parecían seres amorales y necios, y aunque aun no tachaba la primera característica de ese en concreto, por lo menos lo de necio ahora se hallaba en duda.
Fue entonces cuando las palabras de bio vinieron a mi mente, esa idea que había sido cierta en tantas ocasiones de que la mayoría de cosas no eran lo que aparentaban a simple vista.
-Si ella fuera alguien que robo el cargamento, ahora podría aprovecharse de que sabe que estamos investigándolo para conducirnos lejos de su pista.-Dije con calma sin siquiera molestarme en tener un mínimo de tacto. No es que la estubiera acusando, pero era una posibilidad.
Cuando la niña pequeña se alejó del grupo yo la seguí automáticamente, como si un cordel invisible nos juntara. No conocía a esos extraños, y ver a una cría de brujo dar vueltas sola me parecía peligroso para la misma, asi que estaba dispuesta a mantener un ojo encima de ella para cuidar que no tuviera ningún accidente o que no le hicieran nada.
La muchachita resulto ser no solo la quemas información había recabado del pueblo, y con mas empuje que los hombres que había en nuestro grupo, si no que además encontró la primera pista.
Me agache cerca de las huellas de cascos que se alejaban de la cueva, como si lo que se hubiera refugiado en ella hubiera marchado no hacia mucho.
-No son viejas.-Puse esa obviedad de manifiesto, puesto que con el suelo seco, y la época de lluvias, de haber sido de hacia tiempo se habrían borrado con el clima inestable de la temporada.
Fuera lo que fuera, había salido de dentro de la cueva, si eran las armas, quizás había quedado algún indicio en el interior, restos de las cajas, o el lugar donde las guardaran, o de las personas que las habían traído hasta allí, y si era otra cosa quizás algún indicio de que esos cascos no eran la pista que buscábamos.
De cualquier modo, entrar en esa formación rocosa seguro que arrojaba algo de luz sobre nuestra búsqueda. Lo cual era fantástico, porque siempre me habían gustado las cuevas.
Ya de pie en el margen de la entrada de aquella avertura en la piedra me giré para ver a mis acompañantes, recordando las antorchas.
-Creo que necesitamos algo que de luz. Deberíamos ver si hay algo dentro que nos indique que llevaban esos caballos.
Por otro lado también anoté su respuesta a esa pregunta repentina y anegdótica que me había surgido, para luego dejar esos asuntos atrás y centrarme en lo que nos traía entre manos.
Aunque era cierto que la niña había empezado la comunicación quizás de forma violenta, no me agradaba demasiado que la desconocida se hiciera de rogar. El resto no le estábamos haciendo nada, y si allí había acontecido un crimen, su actitud no ayudaba a dilucidar que no tuviera nada que ver.
Pese a eso, tenía que admitir que lo que dijo Klingue tenía todo el sentido. De hecho hasta era inteligente. No pude evitar voltear mi rostro y contemplarlo con gran sorpresa, y por primera vez, con aprobación. Por lo general los mercenarios me parecían seres amorales y necios, y aunque aun no tachaba la primera característica de ese en concreto, por lo menos lo de necio ahora se hallaba en duda.
Fue entonces cuando las palabras de bio vinieron a mi mente, esa idea que había sido cierta en tantas ocasiones de que la mayoría de cosas no eran lo que aparentaban a simple vista.
-Si ella fuera alguien que robo el cargamento, ahora podría aprovecharse de que sabe que estamos investigándolo para conducirnos lejos de su pista.-Dije con calma sin siquiera molestarme en tener un mínimo de tacto. No es que la estubiera acusando, pero era una posibilidad.
Cuando la niña pequeña se alejó del grupo yo la seguí automáticamente, como si un cordel invisible nos juntara. No conocía a esos extraños, y ver a una cría de brujo dar vueltas sola me parecía peligroso para la misma, asi que estaba dispuesta a mantener un ojo encima de ella para cuidar que no tuviera ningún accidente o que no le hicieran nada.
La muchachita resulto ser no solo la quemas información había recabado del pueblo, y con mas empuje que los hombres que había en nuestro grupo, si no que además encontró la primera pista.
Me agache cerca de las huellas de cascos que se alejaban de la cueva, como si lo que se hubiera refugiado en ella hubiera marchado no hacia mucho.
-No son viejas.-Puse esa obviedad de manifiesto, puesto que con el suelo seco, y la época de lluvias, de haber sido de hacia tiempo se habrían borrado con el clima inestable de la temporada.
Fuera lo que fuera, había salido de dentro de la cueva, si eran las armas, quizás había quedado algún indicio en el interior, restos de las cajas, o el lugar donde las guardaran, o de las personas que las habían traído hasta allí, y si era otra cosa quizás algún indicio de que esos cascos no eran la pista que buscábamos.
De cualquier modo, entrar en esa formación rocosa seguro que arrojaba algo de luz sobre nuestra búsqueda. Lo cual era fantástico, porque siempre me habían gustado las cuevas.
Ya de pie en el margen de la entrada de aquella avertura en la piedra me giré para ver a mis acompañantes, recordando las antorchas.
-Creo que necesitamos algo que de luz. Deberíamos ver si hay algo dentro que nos indique que llevaban esos caballos.
Arygos Valnor
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
El primer hombre, de nombre Klinge, fue quien tomó la iniciativa y accedió a aclararle por qué tan peculiar grupo merodeaba por allí. Thiel lo observó con expectación y luego pasó su mirada al otro joven, quien tontamente susurró pensando que la muchacha poseía el ineficaz y atrofiado oído de un humano cualquiera. Tuvo que contener una sonrisita ante la inocencia del muchacho, quien creía que el número significaba algo cuando se trataba de luchar con un licántropo enfurecido. Tenían suerte, pensó, de que ella tuviese esas obstinadas tendencias pacifistas y, todavía, ninguna razón de peso para dejar de lado esos principios en pos de su defensa personal. Luego fue turno de la niña, que con un mohín de enfado pasó de presentarse para ponerse a la labor de recoger ramas. La joven loba tuvo que ahogar un suspiro ante la idea de que su tranquilidad había desaparecido, no solo por la reciente y non grata compañía, sino también debido a la frase de la peliblanca, que le sonó como una simple y llana acusación que no creía merecerse.
Respiró profundamente y decidió que aquellas personas no se irían sin encontrar lo que buscaban. Al final, lo único que ella quería era descubrir la verdad de la forma que fuese, mejor aún si podía probar la inocencia de los lobos, y cinco cabezas piensan mejor que una... casi siempre. Accedió, entonces, a entablar conversación con los extraños.
–Estamos aquí por el mismo motivo, salvo que a mí no me interesa ese dinero del que hablan. –Respondió dirigiéndose a ambos hombres. Entonces se cruzó de brazos y, mientras miraba con disimulo los pasos de la más pequeña del grupo, refutó con tono calmo las duras palabras de la muchacha escamada– Si yo hubiese robado el cargamento ya estaría muy lejos de aquí, no esperando a que venga algún rezagado para convencerlo de que dé la vuelta. Estoy sola porque soy la única persona que le cree al único testigo, quien está muy angustiado porque dice que los lobos han sido inculpados y no tiene manera de probarlo. Él es mi amigo y quiere ayudar; ya que no puede hacerlo, he venido yo.
No le gustaba dar explicaciones a un raro cuarteto de desconocidos que la miraban como si estar parada allí fuese un pecado. De todas maneras, pensó, si veía que esas personas eran neutrales, objetivas y llevaban a cabo una investigación limpia de prejuicios, unírseles lo haría todo mucho más rápido y fácil.
Estaba dándose la media vuelta para encarar la cueva cuando la niña señaló el camino de huellas que se sobreponían unas con otras, como si carretas hubiesen entrado y salido en numerosas ocasiones. Frunció el ceño y, con pasos cortos y precavidos, comenzó a seguir el rastro hacia el interior de la caverna. Aunque no podía ver en la oscuridad con la misma nitidez que durante el día, su visión hecha para la caza nocturna resultaba particularmente útil en aquellas ocasiones.
–Con permiso. Mientras ustedes se ocupan de la luz… –Se internó en la penumbra sin molestarse en acabar la frase. No tenía tiempo que perder; nadie sabía si los licántropos serían enjuiciados esa misma noche si nadie aparecía en su defensa y no pensaba quedarse allí esperando que el cuarteto de escépticos mejorase sus posibilidades.
El olor a óxido que había percibido momentos antes volvió a colmar sus fosas nasales. A éste se le sumó el de la humedad y el guano de las criaturas aladas que descansaban colgando del techo de la caverna, del cual se despegaban frías gotas que golpeaban contra el suelo creando una tétrica y resonante melodía. Su oído y su olfato eran imprescindibles cuando su vista quedaba relegada a percibir meras siluetas en la oscuridad. Atenta, caminó mirando al frente hasta que su pie se topó con algo duro, frío y metálico que rodó un metro más allá, retumbando en la acústica de la piedra.
–¡Oh! ¡Hay algo aquí! –Sintió el compromiso de avisar a los demás en voz alta. Avanzó con rapidez hacia el objeto y lo levantó, tocándolo para descubrir sus detalles con el tacto. Parecía ser la vaina de una espada.
Respiró profundamente y decidió que aquellas personas no se irían sin encontrar lo que buscaban. Al final, lo único que ella quería era descubrir la verdad de la forma que fuese, mejor aún si podía probar la inocencia de los lobos, y cinco cabezas piensan mejor que una... casi siempre. Accedió, entonces, a entablar conversación con los extraños.
–Estamos aquí por el mismo motivo, salvo que a mí no me interesa ese dinero del que hablan. –Respondió dirigiéndose a ambos hombres. Entonces se cruzó de brazos y, mientras miraba con disimulo los pasos de la más pequeña del grupo, refutó con tono calmo las duras palabras de la muchacha escamada– Si yo hubiese robado el cargamento ya estaría muy lejos de aquí, no esperando a que venga algún rezagado para convencerlo de que dé la vuelta. Estoy sola porque soy la única persona que le cree al único testigo, quien está muy angustiado porque dice que los lobos han sido inculpados y no tiene manera de probarlo. Él es mi amigo y quiere ayudar; ya que no puede hacerlo, he venido yo.
No le gustaba dar explicaciones a un raro cuarteto de desconocidos que la miraban como si estar parada allí fuese un pecado. De todas maneras, pensó, si veía que esas personas eran neutrales, objetivas y llevaban a cabo una investigación limpia de prejuicios, unírseles lo haría todo mucho más rápido y fácil.
Estaba dándose la media vuelta para encarar la cueva cuando la niña señaló el camino de huellas que se sobreponían unas con otras, como si carretas hubiesen entrado y salido en numerosas ocasiones. Frunció el ceño y, con pasos cortos y precavidos, comenzó a seguir el rastro hacia el interior de la caverna. Aunque no podía ver en la oscuridad con la misma nitidez que durante el día, su visión hecha para la caza nocturna resultaba particularmente útil en aquellas ocasiones.
–Con permiso. Mientras ustedes se ocupan de la luz… –Se internó en la penumbra sin molestarse en acabar la frase. No tenía tiempo que perder; nadie sabía si los licántropos serían enjuiciados esa misma noche si nadie aparecía en su defensa y no pensaba quedarse allí esperando que el cuarteto de escépticos mejorase sus posibilidades.
El olor a óxido que había percibido momentos antes volvió a colmar sus fosas nasales. A éste se le sumó el de la humedad y el guano de las criaturas aladas que descansaban colgando del techo de la caverna, del cual se despegaban frías gotas que golpeaban contra el suelo creando una tétrica y resonante melodía. Su oído y su olfato eran imprescindibles cuando su vista quedaba relegada a percibir meras siluetas en la oscuridad. Atenta, caminó mirando al frente hasta que su pie se topó con algo duro, frío y metálico que rodó un metro más allá, retumbando en la acústica de la piedra.
–¡Oh! ¡Hay algo aquí! –Sintió el compromiso de avisar a los demás en voz alta. Avanzó con rapidez hacia el objeto y lo levantó, tocándolo para descubrir sus detalles con el tacto. Parecía ser la vaina de una espada.
Thiel
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
La respuesta de aquella mujer ante las preguntas, y acusaciones del grupo izo sospechar al mercenario –no eres humana verdad?- pregunto sin dar vueltas, pues quien más que un congénere de su especie o alguien muy cercano a ellos se preocuparía por probar la inocencia de unos pulgosos?
A favor de la muchacha, Klinge tampoco estaba tan seguro de que se tratase de licántropos los que robaron las armas, y este pensamiento se intensifico en su mente luego de escuchar que encontraron lo que parecían huellas de caballos, los licántropos no necesitaban, ni aparentemente, gustaban de usar ni armas ni caballos, estos seguramente eran bandidos comunes tratando de aprovechar la mala fama de los lupinos recientemente instalados en los alrededores para pasar desapercibidos.
La verdad sea dicha, al mercenario no le estaban simpáticos los licántropos, sobre todo después de las travesías por las que tuvo que pasar por culpa de dicha especie, y posiblemente el sentimiento fuera mutuo, mientras intentaba preparar su antorcha, sus pensamientos referidos a sus desventuras le recordó cierta sanguijuela con la que tuvo que tratar en tiempos recientes y entonces recordó que la primera vez que se encontró con Arygos esta estaba buscando un amigo suyo.
Mientras aun intentaba prender su antorcha, este se acerco a la dragona y le comento –hace algún tiempo me tope con un vampiro, no sé si lo conoces, pero era un sujeto bastante irritante que respondía por el nombre de Bio.- dijo mientras finalmente logro prender su antorcha y se adentro en la caverna sin esperar a los demás para alcanzar a Thiel, quien se podía mover bastante a gusto dentro de la caverna a pesar de la falta de luz natural, esto confirmando las sospechas del espadachín quién se acerco a ella cuando esta afirmo encontrar lo que parecía la funda de una espada.
Inmediatamente el mercenario vio la funda en las manos de la muchacha y frunció el seño en un claro gesto de enfado –que clase de idiota se lleva la espada consigo pero no la funda?- protesto molesto, solo bandidos arrogantes hacen algo así de estúpido, la funda era parte esencial del cuidado de una espada y solo un ignorante la desecharía de forma tan descarada, pero también podría tratarse de algo mas –no detectas a nada más vivo en esta cueva a parte de los murciélagos?- empezó temer que esa fuera la funda de algún desafortunado aventurero que vino antes de ellos y murió como un perro.
A favor de la muchacha, Klinge tampoco estaba tan seguro de que se tratase de licántropos los que robaron las armas, y este pensamiento se intensifico en su mente luego de escuchar que encontraron lo que parecían huellas de caballos, los licántropos no necesitaban, ni aparentemente, gustaban de usar ni armas ni caballos, estos seguramente eran bandidos comunes tratando de aprovechar la mala fama de los lupinos recientemente instalados en los alrededores para pasar desapercibidos.
La verdad sea dicha, al mercenario no le estaban simpáticos los licántropos, sobre todo después de las travesías por las que tuvo que pasar por culpa de dicha especie, y posiblemente el sentimiento fuera mutuo, mientras intentaba preparar su antorcha, sus pensamientos referidos a sus desventuras le recordó cierta sanguijuela con la que tuvo que tratar en tiempos recientes y entonces recordó que la primera vez que se encontró con Arygos esta estaba buscando un amigo suyo.
Mientras aun intentaba prender su antorcha, este se acerco a la dragona y le comento –hace algún tiempo me tope con un vampiro, no sé si lo conoces, pero era un sujeto bastante irritante que respondía por el nombre de Bio.- dijo mientras finalmente logro prender su antorcha y se adentro en la caverna sin esperar a los demás para alcanzar a Thiel, quien se podía mover bastante a gusto dentro de la caverna a pesar de la falta de luz natural, esto confirmando las sospechas del espadachín quién se acerco a ella cuando esta afirmo encontrar lo que parecía la funda de una espada.
Inmediatamente el mercenario vio la funda en las manos de la muchacha y frunció el seño en un claro gesto de enfado –que clase de idiota se lleva la espada consigo pero no la funda?- protesto molesto, solo bandidos arrogantes hacen algo así de estúpido, la funda era parte esencial del cuidado de una espada y solo un ignorante la desecharía de forma tan descarada, pero también podría tratarse de algo mas –no detectas a nada más vivo en esta cueva a parte de los murciélagos?- empezó temer que esa fuera la funda de algún desafortunado aventurero que vino antes de ellos y murió como un perro.
Klinge
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
Belisario se sorprendió un poco de lo que dijo Arygos sobre Thiel pero llego a la conclusión de que tenía razón. Belisario había pensando en detener a Klinge de revelar absolutamente todo pero no le dio tiempo de hacer nada.
Cuando Thiel termino de hablar, Bel pensó en preguntarle más sobre aquel testigo. Sin embargo, se dio cuenta de que no era el momento adecuado y decidió disipar sus dudas preguntándole luego. Si ella estaba dispuesta a encontrar la respuesta o al menos evidencias sobre lo que había pasado, tanto como el resto del grupo, Bel supuso que no tendría nada en contra de dar más información.
Cuando Maga y Arygos se alejaron, Bel los siguió. Aquellas estañas marcas en el piso (que según Arygos eran recientes) se asemejaban a pisadas de caballo.
—Es muy probable que sean marcas que hayan dejado caballos —noto Bel—. Son animales pesados y es más común que dejen una marca. En cambio, si personas estuvieron aquí, no dejaron sus huellas. Menos aun si estuvo algún lobo.
Desde dentro de la cueva, escucho a Thiel avisar que encontró algo y se adentro para ver. Sus ojos tardaron unos segundos en adaptarse a la penumbra ante la cual aun no podía divisar correctamente el objeto. Supo que era una funda de espada cuando Klinge logro encender una antorcha e iluminar la caverna.
La caverna no parecía ser realmente grande, el techo era un poco bajo pero lo suficiente como para que pasen por ahí cualquiera de los presentes. Sin embargo, la antorcha no llegaba a alumbrar todos los rincones de aquella cavidad rocosa.
Cuando Thiel termino de hablar, Bel pensó en preguntarle más sobre aquel testigo. Sin embargo, se dio cuenta de que no era el momento adecuado y decidió disipar sus dudas preguntándole luego. Si ella estaba dispuesta a encontrar la respuesta o al menos evidencias sobre lo que había pasado, tanto como el resto del grupo, Bel supuso que no tendría nada en contra de dar más información.
Cuando Maga y Arygos se alejaron, Bel los siguió. Aquellas estañas marcas en el piso (que según Arygos eran recientes) se asemejaban a pisadas de caballo.
—Es muy probable que sean marcas que hayan dejado caballos —noto Bel—. Son animales pesados y es más común que dejen una marca. En cambio, si personas estuvieron aquí, no dejaron sus huellas. Menos aun si estuvo algún lobo.
Desde dentro de la cueva, escucho a Thiel avisar que encontró algo y se adentro para ver. Sus ojos tardaron unos segundos en adaptarse a la penumbra ante la cual aun no podía divisar correctamente el objeto. Supo que era una funda de espada cuando Klinge logro encender una antorcha e iluminar la caverna.
La caverna no parecía ser realmente grande, el techo era un poco bajo pero lo suficiente como para que pasen por ahí cualquiera de los presentes. Sin embargo, la antorcha no llegaba a alumbrar todos los rincones de aquella cavidad rocosa.
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
Después de que halláramos las huellas, la chica reptil ,-Por cierto ¿qué animal sería aquella chica?- pensé unos instantes pero no le di mucha importancia al asunto; había comentado que aquella marca estaba fresca, y a demás Bel comentó que podrían muy bien ser de algún caballo. Yo sinceramente no estaba muy segura de aquello, pero preferí revisar las paticas de mi aionsito para asegurarme de no estar siguiendo nuestro propio rastro. Después de verificar que mi amiguito no había sido el responsable de aquellas marcas escuché con atención la justificación interesante que hacía el joven de ojos claros. Tenía toda la razón, a demás si algún hombre lobo se acercara a un caballo supongo que este se sentiría amenazado y las marcas del piso estuviesen un poco más ¿turbias?; aquello era sólo una teoría.
Miré hacia arriba y respiré profundo viendo como la noche nos cubría con su manto oscuro, volteé a mi lado y ahí estaba Ary todavía analizando un poco más el rastro con Bel, me sentí segura y volteé hacía el otro lado, en donde Thiel daba su versión de la historia y se dirigía a la cueva. Yo me quede esperando a que Klinge que fue el único que al parecer tenía la habilidad de darnos luz se encargo de prender una antorcha para alumbrarnos a todos, bueno, casi a todos, ya que la chica sospechosa decidió entrar a la caverna sin esperar la ayuda de ninguno de nosotros -Sola no encontrará nada- susurré para mí.
Para mi sorpresa Klinge mencionó algo a Arygos sobre un supuesto Bio, que por más que el mundo fuese grande estaba segura de que se trataba de mi papá, así que levanté una ceja involuntariamente y activé mi súper audición voluntariamente, no me parecía correcto que alguien hablara mal de las personas a sus espaldas y mucho menos si se trataba del vampirito de mis ojos, de mi melocotonsito con azúcar.
La voz de Thiel me hizo salir del estado de espionaje para ponerme en modo “me retracto por pensar en que ella no podría encontrar nada”; al parecer había algo en el interior del lugar y nos alertó a todos. Se trataba de una espada sin funda, cosa que a Klinge lo dejó sin cuidado, el pobre realmente se veía indignado por ¿aquel insulto a un arma?.
Observé todo lo que la antorcha me permitía observar y dejé que los expertos en el tema se encargaran de estudiar con más profundidad la espada, mientras en mi cabeza trataba de generar un plan que nos ayudara a ser más eficientes en la búsqueda de alguna respuesta.
-Propongo algo muchachos…- hice una breve pausa ya que quería su atención pero realmente quería saber su opinión al respecto – En esta cueva no veo mucho más que unos murciélagos, la espada y muchas muchas rocas… ¿Que les parece si le hacemos una visita amistosa a los Tocoron y a los lobitos? Como es algo reciente a lo mejor hay pistas frescas o información sublime que le podamos sacar a ambas partes. Más que preguntarles propiamente sobre el incidente podemos conocer a lo mejor un poco de sus resentimientos, sospechas, costumbres, tal vez averiguar de quién es esa arma- dije señalando la espada -Siento que deberíamos por hoy dejar la cueva tranquila, no creo que nos dé más información de la que tenemos… pero más adelante podríamos ver si nos falta alguna pieza en el acertijo y volver- dije mirando la reacción de todos - ¿Les parecería bien si nos dividimos quienes de nosotros investigaran a FONDO a los Tocoron y quienes a los lican… para irnos a dormir y mañana actuar?… Podríamos encontrarnos al anochecer aquí mismo ¿Qué opinan?- pregunté.
Miré hacia arriba y respiré profundo viendo como la noche nos cubría con su manto oscuro, volteé a mi lado y ahí estaba Ary todavía analizando un poco más el rastro con Bel, me sentí segura y volteé hacía el otro lado, en donde Thiel daba su versión de la historia y se dirigía a la cueva. Yo me quede esperando a que Klinge que fue el único que al parecer tenía la habilidad de darnos luz se encargo de prender una antorcha para alumbrarnos a todos, bueno, casi a todos, ya que la chica sospechosa decidió entrar a la caverna sin esperar la ayuda de ninguno de nosotros -Sola no encontrará nada- susurré para mí.
Para mi sorpresa Klinge mencionó algo a Arygos sobre un supuesto Bio, que por más que el mundo fuese grande estaba segura de que se trataba de mi papá, así que levanté una ceja involuntariamente y activé mi súper audición voluntariamente, no me parecía correcto que alguien hablara mal de las personas a sus espaldas y mucho menos si se trataba del vampirito de mis ojos, de mi melocotonsito con azúcar.
La voz de Thiel me hizo salir del estado de espionaje para ponerme en modo “me retracto por pensar en que ella no podría encontrar nada”; al parecer había algo en el interior del lugar y nos alertó a todos. Se trataba de una espada sin funda, cosa que a Klinge lo dejó sin cuidado, el pobre realmente se veía indignado por ¿aquel insulto a un arma?.
Observé todo lo que la antorcha me permitía observar y dejé que los expertos en el tema se encargaran de estudiar con más profundidad la espada, mientras en mi cabeza trataba de generar un plan que nos ayudara a ser más eficientes en la búsqueda de alguna respuesta.
-Propongo algo muchachos…- hice una breve pausa ya que quería su atención pero realmente quería saber su opinión al respecto – En esta cueva no veo mucho más que unos murciélagos, la espada y muchas muchas rocas… ¿Que les parece si le hacemos una visita amistosa a los Tocoron y a los lobitos? Como es algo reciente a lo mejor hay pistas frescas o información sublime que le podamos sacar a ambas partes. Más que preguntarles propiamente sobre el incidente podemos conocer a lo mejor un poco de sus resentimientos, sospechas, costumbres, tal vez averiguar de quién es esa arma- dije señalando la espada -Siento que deberíamos por hoy dejar la cueva tranquila, no creo que nos dé más información de la que tenemos… pero más adelante podríamos ver si nos falta alguna pieza en el acertijo y volver- dije mirando la reacción de todos - ¿Les parecería bien si nos dividimos quienes de nosotros investigaran a FONDO a los Tocoron y quienes a los lican… para irnos a dormir y mañana actuar?… Podríamos encontrarnos al anochecer aquí mismo ¿Qué opinan?- pregunté.
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
Habría molestado en refutar la teoría de la muchacha si eso nos llevara a algún lado. A mi se me ocurrían muchos motivos por el cual alguno de los ladrones pudiera quedarse atrás con tal de desviar la investigación por ejemplo, pero lo mas útil sería limitarme a tenerla vigilada, en vez de acorralarla con acusaciones que no nos llevarían a ningún lado por el momento.
Estaba dispuesta a seguirla por al cueva, bien de cerca, cuando Klingue, que se había acercado a mi mencionó un termino que me congelo en el sitio. Me volteé como si la cueva careciera de importancia en ese momento y salve la escasa distancia que me separaba del mercenario, quien no había perdido un instante en ponerse a solventar el problema del resto para lidiar con la oscuridad.
-¿Donde?.-La palabra salió en un tono casi ansioso, un siseo firme que podía golpear su cuerpo gracias a mi escasa consideración sobre su espacio personal y a que me había puesto de puntillas sobre mis garras traseras, como si verle el rostro pudiera asegurarme de que no había escuchado mal, de que había verdad en sus palabras.
-¿Sabes a donde se dirigio?¿donde lo viste por ultima vez?¿Se encontraba bien?.-Las preguntas salieron en tropel dejando mis pulmones completamente vacíos, obligándome a tomar una gran bocanada de aire, y de paso, a callarme un segundo.
-Cuando nos vimos te dije que buscaba a alguien. Lo busco a el.-Me justifique en un tono que se asemejaba lejanamente a una disculpa por mi exabrupto, pero que estaba lejos de hacerlo.
Mientras le lanzaba las preguntas a tropel había ido siguiendo al mercenario al interior de la cueva, donde la muchacha a la que debería haber estado vigilando había encontrado algo.
-Normalmente cuando se cargan y descargan mercancías se pierden cosas, los que no las crean si no que trabajan con ellas tienen poca consideración para con las artesanías, así que es posible que en un movimiento de las mismas descuidado pueda haberse malmetido o aflojado lo suficiente como para caerse mientras movían las armas. Sea como sea es un pedazo de arma, en un caso de desaparición de armas, y la persona que fabrico las mismas probablemente pueda reconocer la vaina.-Mi voz sonó esta vez mas tranquila, neutra, y carente por completo de interés, no pudiendo ocultar, ni intentándolo, para que mentir, que mis prioridades acababan de cambiar enormemente.
Las palabras de la niña además sonaron sensatas, y me daban la oportunidad del trayecto a otro lugar para interrogar a Klingue sobre mi amigo el vampiro.
-Cuidaré del humano y lo acompañaré a hablar con el grupo que quiera.-Me apuré sin despegarme de ese mercenario del que horas antes habría gustado de tener lo mas lejos posible de mi persona que me permitiera la cueva.
Estaba dispuesta a seguirla por al cueva, bien de cerca, cuando Klingue, que se había acercado a mi mencionó un termino que me congelo en el sitio. Me volteé como si la cueva careciera de importancia en ese momento y salve la escasa distancia que me separaba del mercenario, quien no había perdido un instante en ponerse a solventar el problema del resto para lidiar con la oscuridad.
-¿Donde?.-La palabra salió en un tono casi ansioso, un siseo firme que podía golpear su cuerpo gracias a mi escasa consideración sobre su espacio personal y a que me había puesto de puntillas sobre mis garras traseras, como si verle el rostro pudiera asegurarme de que no había escuchado mal, de que había verdad en sus palabras.
-¿Sabes a donde se dirigio?¿donde lo viste por ultima vez?¿Se encontraba bien?.-Las preguntas salieron en tropel dejando mis pulmones completamente vacíos, obligándome a tomar una gran bocanada de aire, y de paso, a callarme un segundo.
-Cuando nos vimos te dije que buscaba a alguien. Lo busco a el.-Me justifique en un tono que se asemejaba lejanamente a una disculpa por mi exabrupto, pero que estaba lejos de hacerlo.
Mientras le lanzaba las preguntas a tropel había ido siguiendo al mercenario al interior de la cueva, donde la muchacha a la que debería haber estado vigilando había encontrado algo.
-Normalmente cuando se cargan y descargan mercancías se pierden cosas, los que no las crean si no que trabajan con ellas tienen poca consideración para con las artesanías, así que es posible que en un movimiento de las mismas descuidado pueda haberse malmetido o aflojado lo suficiente como para caerse mientras movían las armas. Sea como sea es un pedazo de arma, en un caso de desaparición de armas, y la persona que fabrico las mismas probablemente pueda reconocer la vaina.-Mi voz sonó esta vez mas tranquila, neutra, y carente por completo de interés, no pudiendo ocultar, ni intentándolo, para que mentir, que mis prioridades acababan de cambiar enormemente.
Las palabras de la niña además sonaron sensatas, y me daban la oportunidad del trayecto a otro lugar para interrogar a Klingue sobre mi amigo el vampiro.
-Cuidaré del humano y lo acompañaré a hablar con el grupo que quiera.-Me apuré sin despegarme de ese mercenario del que horas antes habría gustado de tener lo mas lejos posible de mi persona que me permitiera la cueva.
- offrol:
- Lamento muchisimo la demora pero no tuve el tiempo estas navidades ni para publicar una ausencia
Arygos Valnor
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
Poco tiempo pasó antes de que volviese a estar en compañía dentro de la cueva. Uno de los humanos, quien entró iluminándolo todo con la antorcha, se vio realmente ofendido por lo que Thiel había encontrado. La joven le dio el envaine para que él lo sostuviese, pues parecía mucho más familiarizado con las armas blancas. Ella poco contacto había tenido con éstas, salvo por la modesta daga que descansaba entre los pliegues de su ropa, y de nada le servía tener esa funda bajo su poder.
Cuando quien decía llamarse Klinge quiso cerciorarse de que no tenían más acompañantes dentro de la caverna, la joven olisqueó y puso su atención en el fondo de la misma, donde la tenue luz del fuego difícilmente alcanzaba a llegar. Pasados unos segundos suspiró y negó con la cabeza, encogiéndose de hombros. –Nada, somos los únicos. Pero ha habido más gente aquí hace pocas horas. –“Y podría apostar a que eran humanos”, pensó, pero al no estar completamente segura decidió no decir en voz alta dicha suposición.
Se volteó para descubrir que ahora todo el grupo se congregaba a su alrededor. De entre todas las suposiciones e hipótesis, la de la muchacha peliblanca le pareció la más certera. No obstante, Thiel se sintió ansiosa y consternada al oír que ir directamente hacia los dueños de la mercancía y hablar con ellos era una opción.
Esperó a que la chiquilla terminase de hablar, proponiendo un plan que le sonó demasiado elocuente y razonable para provenir de una niña pequeña; Thiel no pudo evitar observarla con una mezcla de escepticismo y ternura.
–Estoy de acuerdo, será más rápido si nos separamos. Aún así, debemos tener en cuenta que ambos grupos implicados pueden estar mintiendo. Hay que ser objetivos y juzgar correctamente, y para eso debemos librarnos de prejuicios. –Se encogió de hombros, dirigiendo una seria mirada a cada uno de los integrantes del grupo. Aunque quería creer que los licántropos eran inocentes, se instó a mantener ella también el buen juicio y no dar nada por hecho– No hay pruebas contra los lobos y no se me ocurre para qué querrían las armas. Por otro lado, me han dicho que muchos no quieren a la jauría en Baslodia y que esto podría ser todo un teatro para inculparlos. Yo pido ir a hablar con la jauría. –Sus ojos se detuvieron en los de la peliblanca, y entonces añadió con calma: –Si alguien más va conmigo no debería caber duda de que no estoy confabulando con esos lobos, ¿verdad? ¿quién se apunta?
Cuando quien decía llamarse Klinge quiso cerciorarse de que no tenían más acompañantes dentro de la caverna, la joven olisqueó y puso su atención en el fondo de la misma, donde la tenue luz del fuego difícilmente alcanzaba a llegar. Pasados unos segundos suspiró y negó con la cabeza, encogiéndose de hombros. –Nada, somos los únicos. Pero ha habido más gente aquí hace pocas horas. –“Y podría apostar a que eran humanos”, pensó, pero al no estar completamente segura decidió no decir en voz alta dicha suposición.
Se volteó para descubrir que ahora todo el grupo se congregaba a su alrededor. De entre todas las suposiciones e hipótesis, la de la muchacha peliblanca le pareció la más certera. No obstante, Thiel se sintió ansiosa y consternada al oír que ir directamente hacia los dueños de la mercancía y hablar con ellos era una opción.
Esperó a que la chiquilla terminase de hablar, proponiendo un plan que le sonó demasiado elocuente y razonable para provenir de una niña pequeña; Thiel no pudo evitar observarla con una mezcla de escepticismo y ternura.
–Estoy de acuerdo, será más rápido si nos separamos. Aún así, debemos tener en cuenta que ambos grupos implicados pueden estar mintiendo. Hay que ser objetivos y juzgar correctamente, y para eso debemos librarnos de prejuicios. –Se encogió de hombros, dirigiendo una seria mirada a cada uno de los integrantes del grupo. Aunque quería creer que los licántropos eran inocentes, se instó a mantener ella también el buen juicio y no dar nada por hecho– No hay pruebas contra los lobos y no se me ocurre para qué querrían las armas. Por otro lado, me han dicho que muchos no quieren a la jauría en Baslodia y que esto podría ser todo un teatro para inculparlos. Yo pido ir a hablar con la jauría. –Sus ojos se detuvieron en los de la peliblanca, y entonces añadió con calma: –Si alguien más va conmigo no debería caber duda de que no estoy confabulando con esos lobos, ¿verdad? ¿quién se apunta?
Thiel
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
El espadachín levanto las manos al cielo un poco alarmado al ver la exagerada reacción de la dragona ante el dato que le acabo de compartir, una mescla de sorpresa y aturdimiento llegaron a su cabeza con la lluvia inmisericorde de preguntas que esta le lanzo inmediatamente a lo que este respondió con –es una larga historia.
Ya dentro de la cueva Thiel le paso la funda al guerrero para que este pudiese examinarla mejor, era de color marón rojizo con unos detalles decorativos en metal de forma simple, aun así los materiales eran de inusualmente buena calidad –por el tamaño de la funda diría que el arma en cuestión es una espada de una mano, si la calidad del arma es tan buena como la de su “recipiente” apostaría a decir que no se trata de un arma de producción masiva, quizás este hecha a medida, aun si no es así, debe de ser un articulo muy costoso.- esto indicaba que el cargamento en total podía tratarse de uno particularmente valioso entre armas de buena calidad y alto nivel artesanal, perder un cargamento así supondría una dura perdida monetaria.
La propuesta de la dragona llego a oídos del mercenario quien pensó inmediatamente en preguntarle a su amigo herrero si conocía de quien podría ser este trabajo –conozco a un herrero local, el podría indicarnos quien fabrico esta funda, quizás ahí tengamos algunas respuestas, pero a estas horas a de haber cerrado.
De pronto la maguita propuso una idea bastante buena considerando que se trataba de resolver un misterio y no degollar a alguien, cosa que caía más en la rutina de trabajo del mercenario, Arygos no tardo en expresar su deseo de seguir a Klinge, mas por querer sacarle información sobre su sanguijuela que otra cosa, suspiro fastidiado, pero el muchacho sabia que el mismo se la busco.
La misteriosa muchacha decidió ir a hablar con los peludos, y pregunto si alguien quería acompañarla, propuesta que vino particularmente al agrado del guerrero quien respondió –te acompañare, de todos modos tengo más familiaridad con los lobos que con los ricos.- menciono señalando unas marcas en las protecciones de sus brazos que obviamente venían de los dientes de un canino, demasiado grandes para ser las de un lobo normal –solo espero que esta vez la conversación sea menos agitada.- digo antes de dirigirse a la salida de la cueva no sin antes detenerse a hablar con la niña –cuando hables con esos ricachones trata de no asustarlos, los bolsillos llenos tienden a ser muy paranoicos.- dicho esto se dio la vuelta para ver a Thiel e indicarle que ella fuera la guía con un gesto de la mano –tu sabes donde están, muestra el camino.
Ya dentro de la cueva Thiel le paso la funda al guerrero para que este pudiese examinarla mejor, era de color marón rojizo con unos detalles decorativos en metal de forma simple, aun así los materiales eran de inusualmente buena calidad –por el tamaño de la funda diría que el arma en cuestión es una espada de una mano, si la calidad del arma es tan buena como la de su “recipiente” apostaría a decir que no se trata de un arma de producción masiva, quizás este hecha a medida, aun si no es así, debe de ser un articulo muy costoso.- esto indicaba que el cargamento en total podía tratarse de uno particularmente valioso entre armas de buena calidad y alto nivel artesanal, perder un cargamento así supondría una dura perdida monetaria.
La propuesta de la dragona llego a oídos del mercenario quien pensó inmediatamente en preguntarle a su amigo herrero si conocía de quien podría ser este trabajo –conozco a un herrero local, el podría indicarnos quien fabrico esta funda, quizás ahí tengamos algunas respuestas, pero a estas horas a de haber cerrado.
De pronto la maguita propuso una idea bastante buena considerando que se trataba de resolver un misterio y no degollar a alguien, cosa que caía más en la rutina de trabajo del mercenario, Arygos no tardo en expresar su deseo de seguir a Klinge, mas por querer sacarle información sobre su sanguijuela que otra cosa, suspiro fastidiado, pero el muchacho sabia que el mismo se la busco.
La misteriosa muchacha decidió ir a hablar con los peludos, y pregunto si alguien quería acompañarla, propuesta que vino particularmente al agrado del guerrero quien respondió –te acompañare, de todos modos tengo más familiaridad con los lobos que con los ricos.- menciono señalando unas marcas en las protecciones de sus brazos que obviamente venían de los dientes de un canino, demasiado grandes para ser las de un lobo normal –solo espero que esta vez la conversación sea menos agitada.- digo antes de dirigirse a la salida de la cueva no sin antes detenerse a hablar con la niña –cuando hables con esos ricachones trata de no asustarlos, los bolsillos llenos tienden a ser muy paranoicos.- dicho esto se dio la vuelta para ver a Thiel e indicarle que ella fuera la guía con un gesto de la mano –tu sabes donde están, muestra el camino.
Klinge
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
Ante el plan de Magazubi, Belisario decidió esperar a escuchar lo que los demás integrantes del grupo opinaban y decidían hacer al respecto. Cuando vio que Thiel y Klinge decidieron ir a hablar con la jauría, Bel comenzó a considerar ir a hablar con los Tocoron. Luego de pensar unos momentos que preguntas podría hacer, tomo la palabra:
—Yo iré a hablar con los Tocoron. Si esta familia es tan manipuladora como para hacer correr un rumor falso, será muy difícil sacar pistas útiles. Sin embargo, no creo que salgamos con las manos vacías.
Belisario comenzó a jugar con su bastón de combate, haciéndolo girar y pasándolo de una mano a otra. El camino hacia la ciudad no estaba mal iluminado, pero la oscuridad completa de la noche iba a dificultar un poco más el trayecto, por lo que lo mejor sería emprender el pequeño viaje de vuelta antes de que la noche caiga por completo.
—Si te parece, Maga… ¿puedo llamarte así? —dijo dirigiéndose a la pequeña— Podríamos ir a ver a los Tocoron. Yo no sé donde reside esta familia, pero si tienes esa información podrías guiarnos.
Belisario no pensaba realmente que Magazubi necesitarse mas protección que la de Arygos. Las principales razones por las que elegía ir a ver a esta familia eran principalmente porque era en lo que mas interesado. Y ademas, en parte, no terminaba de confiar en Klinge y no le caía muy bien
—Yo iré a hablar con los Tocoron. Si esta familia es tan manipuladora como para hacer correr un rumor falso, será muy difícil sacar pistas útiles. Sin embargo, no creo que salgamos con las manos vacías.
Belisario comenzó a jugar con su bastón de combate, haciéndolo girar y pasándolo de una mano a otra. El camino hacia la ciudad no estaba mal iluminado, pero la oscuridad completa de la noche iba a dificultar un poco más el trayecto, por lo que lo mejor sería emprender el pequeño viaje de vuelta antes de que la noche caiga por completo.
—Si te parece, Maga… ¿puedo llamarte así? —dijo dirigiéndose a la pequeña— Podríamos ir a ver a los Tocoron. Yo no sé donde reside esta familia, pero si tienes esa información podrías guiarnos.
Belisario no pensaba realmente que Magazubi necesitarse mas protección que la de Arygos. Las principales razones por las que elegía ir a ver a esta familia eran principalmente porque era en lo que mas interesado. Y ademas, en parte, no terminaba de confiar en Klinge y no le caía muy bien
Última edición por Belisario el Sáb 31 Dic 2016 - 5:23, editado 1 vez
Rascal
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