[Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
Los muchachos fueron receptivos ante la idea de investigar ambos lados de la historia; y aunque yo prefería mantener de cerca a Thiel, por la desconfianza inicial que me causó, dejé que cada quién eligiera ir a investigar lo que quisieran; a mí realmente no me molestaba interrogar a unos u otros, al fin y al cabo sabía que de alguna manera terminaríamos descubriendo aquel misterio.
Cerré por unos instantes mis ojos visualizando mi día de mañana, yendo con Belisario a interrogar a los Tocoron. Las expectativas que pintaba en mi cabeza eran bastante buenas, esperaba que las cosas salieran bien y que al día siguiente pudiésemos unir ideas y tener pruebas suficientes como para que nos nombraran los nuevos detectives del pueblo.
La única pista que teníamos quedaría en manos de Klinge, que entre los presentes se notaba con los conocimientos apropiados para portarla; él sería el único que podría hacer que esa espada significara algo más que un simple pedazo de filo.
Pasé mi mirada otra vez por el interior de la cueva para asegurarme de que nada se nos había escapado de los ojos y luego salí.
-Bel, nos vemos mañana en el punto de encuentro- le dije guiñando un ojito, para luego aclararle cuál era ese lugar -… en donde nos conocimos, frente al mercader que tiene la lengua floja- hice una pausa -Y por supuesto que me puedes decir Maga… mañana será otro día, y visitaremos a esa familia adinerada.-
No tenía idea de donde vivían esos Tocoron, pero eso mañana se podía resolver con calma.
-Buenas noches a todos- les dije despidiéndome con una mano y revisando sí aún poseía los aeros de Arygos -Gracias- le dije a la chica de cabellos blancos.
Antes de salir y alejarme completamente de ellos, escuché la recomendación de Klinge sobre no asustar a los ricachones. Asentí con mi cabeza y aproveché para pedirle que por favor estuviese pendiente de cualquier señal. Había que conseguir la mayor cantidad de información posible en un día. -Lo bueno es que 5 cabezas piensan mejor que una- pensé confiando en mi equipo de investigación.
Salí corriendo con Pelusa para ser absorbida por la oscuridad y luego encontrarme con algunas calles con más iluminación. Me dirigí a una posada en la que sí aceptaban cierto tipo de mascotas y logré hospedarme con mi aionsito, gracias al generoso aporte de Ary. Descansé como un tronco y me levanté enérgica; sentía que hoy sería un grandioso día en dónde el mundo sentiría la fuerza de la investigación científica de 5 poderosísimos observadores y maestros de la semiótica. -Lo lograremos- pensé al darle el besito en la frente de buenos días a Pelusa.
Me paré rápido a tomar agua de un jarrón que se encontraba en la habitación, le ofrecí a mi compañero y me senté a “meditar”, no pensar en nada por un minuto; luego agradecí a los dioses del sol por otro día más de vida, visualicé nuestra victoria de hoy como “el mejor equipo de misterios de la historia”, después corrí a escribir en un papel cualquier cosa que se me ocurriera, un párrafo corto, para luego leer una frase pequeña de un libro al azar y finalizar mi nuevo ritual mañanero con ejercicio. Cinco sentadillas, dos flexiones y cinco abdominales, esa fue mi rutina poderosa. Para ser mi primera vez tienen que admitir que fue bastante elaborado, pronto dominaré el mundo con mis súper músculos, pero de momento el único músculo que usaría hoy sería el cerebro.
Desayuné algo en el camino y Pelusa y yo nos dirigimos al punto de encuentro con Bel.
-Seremos gente del pueblo que ama a los Tocoron, ya que son una familia respetable y poderosísima- le dije al equipo -Pelusa, visualizate cómo el aion que quisiera ser mascota de esa familia… si puedes trata de crear lastima- pronuncié lentamente para que mi chiquito se metiera en su papel -Bel, tu a partir de ahora eres un hombre con principios que está de acuerdo en todo con ellos. Vamos visualizalo con fuerza- le dije sonriendo, ya que no estaba muy segura de si había actuado antes -Y tú… Magazubi, uhmm yo… soy y siempre he sido una niña que siempre soñó ser adoptada por tan perfectas personas en el mundo. No entiendo como unos monstruos tan horribles como los lobos se atreven a obligar a los Tocoron a delatarlos.- dije cerrando los ojos y concentrándome en mi papel.
Caminé erguida hacía la casa de los Tocoron y luego le comenté a Bel -Disculpa- reí levemente -No tienes que ser lo que dije, sólo que es mucho más fácil que confíen en nosotros si los “adoramos”- le hice un guiño de ojo -¡Lo lograremos Bel!-
Cerré por unos instantes mis ojos visualizando mi día de mañana, yendo con Belisario a interrogar a los Tocoron. Las expectativas que pintaba en mi cabeza eran bastante buenas, esperaba que las cosas salieran bien y que al día siguiente pudiésemos unir ideas y tener pruebas suficientes como para que nos nombraran los nuevos detectives del pueblo.
La única pista que teníamos quedaría en manos de Klinge, que entre los presentes se notaba con los conocimientos apropiados para portarla; él sería el único que podría hacer que esa espada significara algo más que un simple pedazo de filo.
Pasé mi mirada otra vez por el interior de la cueva para asegurarme de que nada se nos había escapado de los ojos y luego salí.
-Bel, nos vemos mañana en el punto de encuentro- le dije guiñando un ojito, para luego aclararle cuál era ese lugar -… en donde nos conocimos, frente al mercader que tiene la lengua floja- hice una pausa -Y por supuesto que me puedes decir Maga… mañana será otro día, y visitaremos a esa familia adinerada.-
No tenía idea de donde vivían esos Tocoron, pero eso mañana se podía resolver con calma.
-Buenas noches a todos- les dije despidiéndome con una mano y revisando sí aún poseía los aeros de Arygos -Gracias- le dije a la chica de cabellos blancos.
Antes de salir y alejarme completamente de ellos, escuché la recomendación de Klinge sobre no asustar a los ricachones. Asentí con mi cabeza y aproveché para pedirle que por favor estuviese pendiente de cualquier señal. Había que conseguir la mayor cantidad de información posible en un día. -Lo bueno es que 5 cabezas piensan mejor que una- pensé confiando en mi equipo de investigación.
Salí corriendo con Pelusa para ser absorbida por la oscuridad y luego encontrarme con algunas calles con más iluminación. Me dirigí a una posada en la que sí aceptaban cierto tipo de mascotas y logré hospedarme con mi aionsito, gracias al generoso aporte de Ary. Descansé como un tronco y me levanté enérgica; sentía que hoy sería un grandioso día en dónde el mundo sentiría la fuerza de la investigación científica de 5 poderosísimos observadores y maestros de la semiótica. -Lo lograremos- pensé al darle el besito en la frente de buenos días a Pelusa.
Me paré rápido a tomar agua de un jarrón que se encontraba en la habitación, le ofrecí a mi compañero y me senté a “meditar”, no pensar en nada por un minuto; luego agradecí a los dioses del sol por otro día más de vida, visualicé nuestra victoria de hoy como “el mejor equipo de misterios de la historia”, después corrí a escribir en un papel cualquier cosa que se me ocurriera, un párrafo corto, para luego leer una frase pequeña de un libro al azar y finalizar mi nuevo ritual mañanero con ejercicio. Cinco sentadillas, dos flexiones y cinco abdominales, esa fue mi rutina poderosa. Para ser mi primera vez tienen que admitir que fue bastante elaborado, pronto dominaré el mundo con mis súper músculos, pero de momento el único músculo que usaría hoy sería el cerebro.
Desayuné algo en el camino y Pelusa y yo nos dirigimos al punto de encuentro con Bel.
-Seremos gente del pueblo que ama a los Tocoron, ya que son una familia respetable y poderosísima- le dije al equipo -Pelusa, visualizate cómo el aion que quisiera ser mascota de esa familia… si puedes trata de crear lastima- pronuncié lentamente para que mi chiquito se metiera en su papel -Bel, tu a partir de ahora eres un hombre con principios que está de acuerdo en todo con ellos. Vamos visualizalo con fuerza- le dije sonriendo, ya que no estaba muy segura de si había actuado antes -Y tú… Magazubi, uhmm yo… soy y siempre he sido una niña que siempre soñó ser adoptada por tan perfectas personas en el mundo. No entiendo como unos monstruos tan horribles como los lobos se atreven a obligar a los Tocoron a delatarlos.- dije cerrando los ojos y concentrándome en mi papel.
Caminé erguida hacía la casa de los Tocoron y luego le comenté a Bel -Disculpa- reí levemente -No tienes que ser lo que dije, sólo que es mucho más fácil que confíen en nosotros si los “adoramos”- le hice un guiño de ojo -¡Lo lograremos Bel!-
_______
OffRol
Me pasé de largo u.u
Pueden saltarse mi rutina mañanera...
Es que a Maguita le emociona la idea de resolver un caso
ademas no quiere estar gordita para Chimar(?
OffRol
Me pasé de largo u.u
Pueden saltarse mi rutina mañanera...
Es que a Maguita le emociona la idea de resolver un caso
ademas no quiere estar gordita para Chimar(?
Magazubi
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
-Tengo tiempo.-Le replique al mercenario, insatisfecha con esa vaga respuesta al moderado numero de interrogantes que le había vertido encima. Y no pensaba conformarme con tan poca cosa, no después de tanto tiempo sin tener apenas una miserable pista de donde se hallaba mi compañero.
Pero el misterio de las espadas parecía ser la prioridad de todos, y probablemente no lograra sacarlo de aquello para atender mis problemas, tendría que ayudarle a solventar ese misterio, y el hacerlo me daría el tiempo y los medios como para poder exigirle respuestas. Al fin y al cabo, estábamos en el mismo grupo.
Aunque una parte de mi hubiera gustado de poder seguir cuidando a la pequeña, entendí la estrategia que sola habíamos montado entre todos, naturalmente habíamos establecido los grupos mas lógicos por las personas quienes investigar.
Si la joven era una mujer lobo, no era apropiada para hablar con los mercaderes, podían tomarlo como un ataque, en cambio otros lobos podían mostrarse mas dispuestos a colaborar. Junto con ella, Klingue y yo eramos los que seguíamos esquemas de comportamiento mas animales, lo que había visto que era poco apropiado para hablar con gente apoderada.
En cambio, maga y el otro humano eran los que tenían mejor presencia, mas... carisma para con los suyos, eran una magnifica elección para tratar con mercaderes y paseantes locales.
-Nos vemos mañana delante de esta cueva.-Les dije entonces a los dos que serían mis compañeros de ahora en mas.- Estaré aquí cuando queráis empezar.- Y es que una cueva vacía era un buen lugar en donde descansar y por otro lado, si alguien venía a buscar la vaina para limpiar su rastro, lo atraparía y podía mostrárselo al resto mañana.
Me alejé del grupo lo suficiente como para tener espacio para mi misma, y empece a adoptar mi forma draconiana. La agradable sensación de crecer hasta alcanzar mi volumen actual solventó la ligera asfixia de estar con tanta gente en aquella caverna.
De ser un pequeño espécimen híbrido, similar a un hombre bestia a ser un dragón de considerable tamaño, blanco como la luna, y con grandes cuernos y púas. Me agradaba ese cambio, y saboreaba cada instante que podía pasar en mi forma original como si fuera un regalo de los seis.
Por suerte me había alejado lo suficiente como para que mi forma de leviatan no empujase a nadie, y ahora, en el lado mas ancho de la formación rocosa en la que estábamos internados, estiraba por orden mis alas y mis extremidades acomodándome en el sitio.
Me fije en el resto, por si necesitaban algo mas, o tenían que acotar algo, y espere a que se fueran para salir a cazar algo en las inmediaciones. Con el estomago lleno, y el ansia en el corazón dormí de forma intermitente y ligera, y antes de que los primeros rayos del sol surcaran el alba, partí de nuevo a por el desayuno.
Cuando los primeros rallos iluminaron la explanada delantera de la cueva me encontraba aun en mi forma de dragón, enrollada sobre el suelo, royendo los huesos de un cordero del que había dejado una pata entera, con lana y todo, para que mis compañeros comieran antes de empezar con las pesquisas. El estomago lleno siempre ayudaba a concentrarse mejor.
Pero el misterio de las espadas parecía ser la prioridad de todos, y probablemente no lograra sacarlo de aquello para atender mis problemas, tendría que ayudarle a solventar ese misterio, y el hacerlo me daría el tiempo y los medios como para poder exigirle respuestas. Al fin y al cabo, estábamos en el mismo grupo.
Aunque una parte de mi hubiera gustado de poder seguir cuidando a la pequeña, entendí la estrategia que sola habíamos montado entre todos, naturalmente habíamos establecido los grupos mas lógicos por las personas quienes investigar.
Si la joven era una mujer lobo, no era apropiada para hablar con los mercaderes, podían tomarlo como un ataque, en cambio otros lobos podían mostrarse mas dispuestos a colaborar. Junto con ella, Klingue y yo eramos los que seguíamos esquemas de comportamiento mas animales, lo que había visto que era poco apropiado para hablar con gente apoderada.
En cambio, maga y el otro humano eran los que tenían mejor presencia, mas... carisma para con los suyos, eran una magnifica elección para tratar con mercaderes y paseantes locales.
-Nos vemos mañana delante de esta cueva.-Les dije entonces a los dos que serían mis compañeros de ahora en mas.- Estaré aquí cuando queráis empezar.- Y es que una cueva vacía era un buen lugar en donde descansar y por otro lado, si alguien venía a buscar la vaina para limpiar su rastro, lo atraparía y podía mostrárselo al resto mañana.
Me alejé del grupo lo suficiente como para tener espacio para mi misma, y empece a adoptar mi forma draconiana. La agradable sensación de crecer hasta alcanzar mi volumen actual solventó la ligera asfixia de estar con tanta gente en aquella caverna.
De ser un pequeño espécimen híbrido, similar a un hombre bestia a ser un dragón de considerable tamaño, blanco como la luna, y con grandes cuernos y púas. Me agradaba ese cambio, y saboreaba cada instante que podía pasar en mi forma original como si fuera un regalo de los seis.
Por suerte me había alejado lo suficiente como para que mi forma de leviatan no empujase a nadie, y ahora, en el lado mas ancho de la formación rocosa en la que estábamos internados, estiraba por orden mis alas y mis extremidades acomodándome en el sitio.
Me fije en el resto, por si necesitaban algo mas, o tenían que acotar algo, y espere a que se fueran para salir a cazar algo en las inmediaciones. Con el estomago lleno, y el ansia en el corazón dormí de forma intermitente y ligera, y antes de que los primeros rayos del sol surcaran el alba, partí de nuevo a por el desayuno.
Cuando los primeros rallos iluminaron la explanada delantera de la cueva me encontraba aun en mi forma de dragón, enrollada sobre el suelo, royendo los huesos de un cordero del que había dejado una pata entera, con lana y todo, para que mis compañeros comieran antes de empezar con las pesquisas. El estomago lleno siempre ayudaba a concentrarse mejor.
Arygos Valnor
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
Un gesto mal disimulado de descontento le arrugó el ceño cuando el humano mercenario anunció que sería él quien fuera con ella, pues hablaba de cierta familiaridad con los licántropos mientras enseñaba las marcas de mordeduras en sus brazos. Eso estaba muy lejos de ser familiaridad, y Thiel supuso con temor que los lobos no reaccionarían precisamente bien a la visita de tan belicoso humano, menos aún al ver que ya otros de los suyos lo habían atacado. No obstante, a sabiendas de que si se oponía a la decisión terminaría levantando falsas sospechas, se limitó a asentir tras soltar un profuso suspiro.
Pronto, el otro muchacho de aspecto más benevolente y la niña decidieron que ellos se ocuparían de los dueños de las armas. La joven loba deseó poder desdoblarse para hablar con ambos bandos y conocer de primera mano las dos caras de la historia. ¿Hasta qué punto podían una cría y un muchacho sacarle información, por las buenas, a esos ricos? Le resultaba difícil depositar su confianza en esos completos extraños, pero se consoló pensando que ellos también confiarían en que ella hiciera su parte del trabajo. Era una misión que sólo funcionaría si todos cooperaban con todos. Por último, la peliblanca se unió a su grupo. Quizás al día siguiente las cosas se aclarasen un poco más y estando libre de cansancio podría afrontarlas con mejor cara. Tal como los demás, Thiel alzó la mano para proceder a despedirse.
—Está bien, vendré temprano. No sé dónde está la jauría —Corrigió, ceñuda, al humano. ¿Por qué pensaría que lo sabía? —…pero lo averiguaré para mañana.
Se dio la media vuelta y se dispuso a marcharse hacia el pueblo. El camino, oscuro y silencioso, le permitió ordenar sus pensamientos y calmar en pequeña medida su incomodidad. Jamás había cooperado con un grupo tan grande, era normal que se sintiera nerviosa.
Se dirigió directamente hacia la casona de Gran Pa para pasar allí la noche. El hombre, bonachón como en un principio, le abrió gustoso las puertas y Timoteo la recibió con un fuerte abrazo. Charlaron durante un rato, tanto sobre la ubicación de la jauría como de temas más triviales y amenos, y tras una frugal cena se retiraron a descansar. Hacía mucho tiempo que Thiel no dormía sobre un mullido colchón de paja, cosa que contribuyó a mejorar su humor con creces. Al día siguiente salió apenas al clarear el cielo, dejando una nota con pésima caligrafía y horrores ortográficos para avisar que volvería apenas tuviese noticias.
El camino de vuelta a la cueva, con la fresca brisa soplándole en el rostro y el piar de las aves recién despertando, contribuyó a dibujarle una sonrisa optimista en el rostro. No obstante, a mitad de camino se topó con algo que la obligó a detenerse en seco... Un indicio que confirmaba sus sospechas respecto al caso que tenían entre manos.
______
Off Rol:
¡Hola! Lo siento mucho, pensé que terminaríamos el tema antes de que tuviese mis vacaciones. No tendré conexión Internet en las próximas dos/tres semanas, con lo cual me será imposible continuar respondiendo. Sean libres de saltarse mis turnos hasta mi retorno, si es que para cuando vuelva todavía no terminan. ¿Qué es eso que se encontró Thiel? Ja... Lo sabremos a mi regreso (?) -si no alcanzo a volver para el final, pueden inventárselo ustedes-.
Mil disculpas, ¡diviértansey extráñenme!
Pronto, el otro muchacho de aspecto más benevolente y la niña decidieron que ellos se ocuparían de los dueños de las armas. La joven loba deseó poder desdoblarse para hablar con ambos bandos y conocer de primera mano las dos caras de la historia. ¿Hasta qué punto podían una cría y un muchacho sacarle información, por las buenas, a esos ricos? Le resultaba difícil depositar su confianza en esos completos extraños, pero se consoló pensando que ellos también confiarían en que ella hiciera su parte del trabajo. Era una misión que sólo funcionaría si todos cooperaban con todos. Por último, la peliblanca se unió a su grupo. Quizás al día siguiente las cosas se aclarasen un poco más y estando libre de cansancio podría afrontarlas con mejor cara. Tal como los demás, Thiel alzó la mano para proceder a despedirse.
—Está bien, vendré temprano. No sé dónde está la jauría —Corrigió, ceñuda, al humano. ¿Por qué pensaría que lo sabía? —…pero lo averiguaré para mañana.
Se dio la media vuelta y se dispuso a marcharse hacia el pueblo. El camino, oscuro y silencioso, le permitió ordenar sus pensamientos y calmar en pequeña medida su incomodidad. Jamás había cooperado con un grupo tan grande, era normal que se sintiera nerviosa.
Se dirigió directamente hacia la casona de Gran Pa para pasar allí la noche. El hombre, bonachón como en un principio, le abrió gustoso las puertas y Timoteo la recibió con un fuerte abrazo. Charlaron durante un rato, tanto sobre la ubicación de la jauría como de temas más triviales y amenos, y tras una frugal cena se retiraron a descansar. Hacía mucho tiempo que Thiel no dormía sobre un mullido colchón de paja, cosa que contribuyó a mejorar su humor con creces. Al día siguiente salió apenas al clarear el cielo, dejando una nota con pésima caligrafía y horrores ortográficos para avisar que volvería apenas tuviese noticias.
El camino de vuelta a la cueva, con la fresca brisa soplándole en el rostro y el piar de las aves recién despertando, contribuyó a dibujarle una sonrisa optimista en el rostro. No obstante, a mitad de camino se topó con algo que la obligó a detenerse en seco... Un indicio que confirmaba sus sospechas respecto al caso que tenían entre manos.
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¡Hola! Lo siento mucho, pensé que terminaríamos el tema antes de que tuviese mis vacaciones. No tendré conexión Internet en las próximas dos/tres semanas, con lo cual me será imposible continuar respondiendo. Sean libres de saltarse mis turnos hasta mi retorno, si es que para cuando vuelva todavía no terminan. ¿Qué es eso que se encontró Thiel? Ja... Lo sabremos a mi regreso (?) -si no alcanzo a volver para el final, pueden inventárselo ustedes-.
Mil disculpas, ¡diviértanse
Última edición por Thiel el Dom Ene 08 2017, 04:51, editado 2 veces
Thiel
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
Entonces todos decidieron que sería buena idea continuar con este asunto mañana por la mañana, cuando la luz del sol estaría disponible por largo tiempo y todos estuviesen mas descansados, un motivo perfectamente razonable a ojos del espadachín que decidió irse por su lado sin decir mucho. Esa noche la pasaría en una de las posadas locales, para variar decidió controlarse con la bebida para asegurarse que al día siguiente pudiese madrugar.
A la mañana siguiente se levanto bastante temprano y salió de la posada cuando el sol no se mostraba del todo, mientras se encaminaba a la cueva paso por el mercado y decidió comprar unas frutas y una liebre sin desollar a un cazador local que venía a vender los resultados de su trabajo, el clima esa mañana era particularmente agradable, de tener el tiempo el mercenario hubiese aprovechado para poder entrenarse un poco, pero decidió ir directamente junto a su amiga.
Para cuando llego a la cueva se adentro en ella sin mucho miramiento y avanzo en dirección a la gran bestia dentro de esta con total confianza con la intencion de dejarle la liebre muerta a los pies con mucho cuidado –pensé que querrías desayunar.- luego se dio la vuelta y agarro una de las frutas que compro en el mercado, una manzana a la cual se presto a darle un mordisco mientras se recostaba por una de las paredes de la cueva para luego ponerse a mirar a la dragona –ayer me bombardeaste de preguntas que prefería responder fuera de la vista de extraños…- dijo mientras señalaba las marcas de mordida en su armadura a la vez que miraba de nuevo a la dragona –conseguí estas marcas el mismo día que me encontré con tu amigo.
Nota: aquí me saltare el dialogo para agilizar el post y que no se me haga muy largo.
Klinge le contaría la historia de cómo se encontró con un vampiro llamado Bio a punto de entrar en una confrontación con una mujer lobo dentro de los reinos del este, de cómo estos dos, junto con él, fueron emboscados y agredidos por una jauría de lobos que equivocadamente considero que ellos estaban confabulados con el vampiro, más que nada por culpa de la brusca respuesta de la loba ante las preguntas del alfa de esa jauría, la consiguiente confrontación termino en la muerte de cerca de 5 miembros de esa jauría incluyendo al líder de esos lobos a manos de la loba mientras que el espadachín se encargo de otros tres, dos de los cuales eran los lobos que dejaron las marcas de su armadura.
Su tono se puso mucho más alegre cuando le narro a las presentes como el vampiro intento salir por patas de una caverna en la que se habían metido llamando tontamente la atención de dos troles que se encontraban peleándose entre ellos en la entrada de la misma y metiéndose en una precaria situación de la cual el servidor lo salvo haciéndose pasar por un dragón mientras estaba escondido en el interior de la cueva mientras para asustar a las estúpidas bestias que salieron corriendo inmediatamente al ser sobrepasados por el pánico.
El guerrero izo una breve pausa en su relato para reírse a carcajadas de ver a esos enormes idiotas corriendo despavoridos, para luego contar como los tres se separaron al salir de la cueva y de que el amigo de Arygos se dirigía a los territorios dominados por su raza.
A la mañana siguiente se levanto bastante temprano y salió de la posada cuando el sol no se mostraba del todo, mientras se encaminaba a la cueva paso por el mercado y decidió comprar unas frutas y una liebre sin desollar a un cazador local que venía a vender los resultados de su trabajo, el clima esa mañana era particularmente agradable, de tener el tiempo el mercenario hubiese aprovechado para poder entrenarse un poco, pero decidió ir directamente junto a su amiga.
Para cuando llego a la cueva se adentro en ella sin mucho miramiento y avanzo en dirección a la gran bestia dentro de esta con total confianza con la intencion de dejarle la liebre muerta a los pies con mucho cuidado –pensé que querrías desayunar.- luego se dio la vuelta y agarro una de las frutas que compro en el mercado, una manzana a la cual se presto a darle un mordisco mientras se recostaba por una de las paredes de la cueva para luego ponerse a mirar a la dragona –ayer me bombardeaste de preguntas que prefería responder fuera de la vista de extraños…- dijo mientras señalaba las marcas de mordida en su armadura a la vez que miraba de nuevo a la dragona –conseguí estas marcas el mismo día que me encontré con tu amigo.
Nota: aquí me saltare el dialogo para agilizar el post y que no se me haga muy largo.
Klinge le contaría la historia de cómo se encontró con un vampiro llamado Bio a punto de entrar en una confrontación con una mujer lobo dentro de los reinos del este, de cómo estos dos, junto con él, fueron emboscados y agredidos por una jauría de lobos que equivocadamente considero que ellos estaban confabulados con el vampiro, más que nada por culpa de la brusca respuesta de la loba ante las preguntas del alfa de esa jauría, la consiguiente confrontación termino en la muerte de cerca de 5 miembros de esa jauría incluyendo al líder de esos lobos a manos de la loba mientras que el espadachín se encargo de otros tres, dos de los cuales eran los lobos que dejaron las marcas de su armadura.
Su tono se puso mucho más alegre cuando le narro a las presentes como el vampiro intento salir por patas de una caverna en la que se habían metido llamando tontamente la atención de dos troles que se encontraban peleándose entre ellos en la entrada de la misma y metiéndose en una precaria situación de la cual el servidor lo salvo haciéndose pasar por un dragón mientras estaba escondido en el interior de la cueva mientras para asustar a las estúpidas bestias que salieron corriendo inmediatamente al ser sobrepasados por el pánico.
El guerrero izo una breve pausa en su relato para reírse a carcajadas de ver a esos enormes idiotas corriendo despavoridos, para luego contar como los tres se separaron al salir de la cueva y de que el amigo de Arygos se dirigía a los territorios dominados por su raza.
Última edición por Klinge el Dom Ene 08 2017, 05:29, editado 4 veces
Klinge
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
Luego de despedirse del grupo, Belisario se dirigió a la posada donde había dejado su mula con la carga. Tomo sus cosas, entro en la posada y dejo todo en la habitación que le asignaron. Decidió bajar a comer algo pero cuando llego su plato de comida estaba tan cansado que decidió llevarlo a su habitación y comer allí.
Se fue a dormir pensado, como de costumbre, en lo que haría el día siguiente. En este caso pensó más que nada como seria el encuentro con los Tocoron. Finalmente, como no sucedía desde hacía algunos meses ya, se durmió pensando en Ferwell.
Extrañamente, a diferencia de las últimas ocasiones en las que se durmió de esta forma, Belisario despertó tranquilamente temprano en la mañana. Ya que faltaba un buen rato para el horario acordado para encontrarse con Maga, Bel desayuno tranquilamente en la posada. Cuando termino, tomo su bastón de combate y fue a entrenar en un patio que tenia la posada.
El lugar era muy tranquilo por lo que aprovecho para meditar unos minutos. Al ver que aun quedaba mucho tiempo, decidió ir a dar una vuelta por el mercado.
Después de caminar un rato, un chico detiene a Belisario y le pregunta sobre una casa. Luego de que el chico le describe un poco el lugar, Bel se da cuenta que una casa cerca de la posada donde paso la noche. Intenta darle indicaciones de cómo llegar a aquel hombre pero sin bueno resultados.
—Urgh… ¿No me acompañarías? —dije el muchacho sonriendo, al darse cuenta que no iba a llegar a ningún lado con las indicaciones de Bel.
—Tengo tiempo, asi que no habrá problema. Ven— respondió Bel devolviendo una sonrisa.
—Por cierto, ¿cómo te llamas? Mi nombre es Simon —dijo el chico mientras seguía a Belisario camino a aquella casa.
—Belisario —contesto extendiendo una mano para saludar a Simon —. Mucho gusto.
Simon tenía el pelo rubio levemente enrulado y los ojos marrones. Era un poco más bajo que Bel y de contextura más delgada. Bel pensó que era mucho más joven que él, pero camino a la posada descubrió que tenía 19 años, solo dos menos que él. Simon llevaba colgando una bolsa: Belisario no tardo en darse cuenta que el muchacho trabajaba de mensajero.
Cuando llegaron al lugar, Simon entrego el paquete y continuaron hablando. Simon le conto un poco de su vida a Bel, de sus padres que murieron hacia ya 4 años y tuvo que conseguir algún trabajo. No tardaron en llegar a hablar sobre el tema que, por lo visto, se hablaba en todo Baslodia. Entonces Bel decidió contarle sobre lo sucedido:
—Ayer me encontré con un grupo de gente decidida a descubrir que sucedió. Decidimos finalmente separarnos, un grupo iría a ver a la familia de lobos y nosotros, yo y Maga, iremos a ver la familia Tocoron —dijo mientras Simon escuchaba con curiosidad
— ¿Iran a ver a los Tocoron? Si quieren podría ayudarlos, se exactamente donde viven y he dejado varios paquetes y cartas en aquella casa.
Belisario medito esta idea por unos segundos y decidió presentarle aquel muchacho a Maga y preguntarle a la pequeña que opinaba sobre aquello.
Se dirigieron al punto de encuentro y vieron a Magazubi con su aion.
—¡Buenos días Maga! Este es Simon —señalo al muchacho mientras el mismo saludaba con una mano a la niña—, lo conocí esta mañana. Es mensajero y creo que podría ayudarnos. Por lo menos creo que podría guiarnos a la casa de los Tocoron.
—Un placer Magazubi. ¿Puedo…? —Dijo Simon mientras acercaba una mano al aion para acariciarlo.
Cuando termino de presentar a Simon, Bel respondió a Maga:
—Hmmm… creo que no será muy fácil actuar como si adorásemos a los tocoron (aunque no es una mala idea). Pienso que podríamos comenzar de forma tranquila y amable, dentro de todo neutra. Y si vemos que esto no funciona es decir, no obtenemos respuestas, podríamos intentar ese plan. De cualquier forma, asi es, ¡lo lograremos!
Se fue a dormir pensado, como de costumbre, en lo que haría el día siguiente. En este caso pensó más que nada como seria el encuentro con los Tocoron. Finalmente, como no sucedía desde hacía algunos meses ya, se durmió pensando en Ferwell.
Extrañamente, a diferencia de las últimas ocasiones en las que se durmió de esta forma, Belisario despertó tranquilamente temprano en la mañana. Ya que faltaba un buen rato para el horario acordado para encontrarse con Maga, Bel desayuno tranquilamente en la posada. Cuando termino, tomo su bastón de combate y fue a entrenar en un patio que tenia la posada.
El lugar era muy tranquilo por lo que aprovecho para meditar unos minutos. Al ver que aun quedaba mucho tiempo, decidió ir a dar una vuelta por el mercado.
Después de caminar un rato, un chico detiene a Belisario y le pregunta sobre una casa. Luego de que el chico le describe un poco el lugar, Bel se da cuenta que una casa cerca de la posada donde paso la noche. Intenta darle indicaciones de cómo llegar a aquel hombre pero sin bueno resultados.
—Urgh… ¿No me acompañarías? —dije el muchacho sonriendo, al darse cuenta que no iba a llegar a ningún lado con las indicaciones de Bel.
—Tengo tiempo, asi que no habrá problema. Ven— respondió Bel devolviendo una sonrisa.
—Por cierto, ¿cómo te llamas? Mi nombre es Simon —dijo el chico mientras seguía a Belisario camino a aquella casa.
—Belisario —contesto extendiendo una mano para saludar a Simon —. Mucho gusto.
Simon tenía el pelo rubio levemente enrulado y los ojos marrones. Era un poco más bajo que Bel y de contextura más delgada. Bel pensó que era mucho más joven que él, pero camino a la posada descubrió que tenía 19 años, solo dos menos que él. Simon llevaba colgando una bolsa: Belisario no tardo en darse cuenta que el muchacho trabajaba de mensajero.
Cuando llegaron al lugar, Simon entrego el paquete y continuaron hablando. Simon le conto un poco de su vida a Bel, de sus padres que murieron hacia ya 4 años y tuvo que conseguir algún trabajo. No tardaron en llegar a hablar sobre el tema que, por lo visto, se hablaba en todo Baslodia. Entonces Bel decidió contarle sobre lo sucedido:
—Ayer me encontré con un grupo de gente decidida a descubrir que sucedió. Decidimos finalmente separarnos, un grupo iría a ver a la familia de lobos y nosotros, yo y Maga, iremos a ver la familia Tocoron —dijo mientras Simon escuchaba con curiosidad
— ¿Iran a ver a los Tocoron? Si quieren podría ayudarlos, se exactamente donde viven y he dejado varios paquetes y cartas en aquella casa.
Belisario medito esta idea por unos segundos y decidió presentarle aquel muchacho a Maga y preguntarle a la pequeña que opinaba sobre aquello.
Se dirigieron al punto de encuentro y vieron a Magazubi con su aion.
—¡Buenos días Maga! Este es Simon —señalo al muchacho mientras el mismo saludaba con una mano a la niña—, lo conocí esta mañana. Es mensajero y creo que podría ayudarnos. Por lo menos creo que podría guiarnos a la casa de los Tocoron.
—Un placer Magazubi. ¿Puedo…? —Dijo Simon mientras acercaba una mano al aion para acariciarlo.
Cuando termino de presentar a Simon, Bel respondió a Maga:
—Hmmm… creo que no será muy fácil actuar como si adorásemos a los tocoron (aunque no es una mala idea). Pienso que podríamos comenzar de forma tranquila y amable, dentro de todo neutra. Y si vemos que esto no funciona es decir, no obtenemos respuestas, podríamos intentar ese plan. De cualquier forma, asi es, ¡lo lograremos!
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Primero que nada mil disculpas por la demora (no me llegaron las notificaciones y justo estuve con algunos problemas familiares)
Segundo, perdon por el cambio de color (una vez mas)
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
Bel había llegado a nuestro punto de encuentro acompañado, elevé una ceja con un poco de desaprobación pero ya no podía hacer nada. Me llevé la palma de la mano a mi cara en cuanto supe que el chico le había contado todo a este nuevo chico, Simón.
-Si puedes…- le dije a Simón mientras separaba mis dedos para observarlo entre ellos mientras este acariciaba a mi mascota.
No entendía como la gente no podía guardar secretos, quedarse el mérito solo para ellos, tal vez darle misterio al asunto, pero no. Primero le dijeron a la chica que se encontraba sola en las cuevas, Thiel, todo nuestro plan, y ahora teníamos que lidiar con un nuevo integrante. Lo bueno es que este por lo menos tenía un poco de conocimientos sobre lo que íbamos a hacer, y tenía algo a favor, yo no sabía cómo llegar a la casa de los Tocoron y él sí.
No me quedó más remedio que aceptarlo y a demás reconocerle a Bel, que fue quién se dispuso a resolver el pequeño problemita de no saber la ubicación, eso había sido sensato. Yo a lo mejor hubiese buscado la dirección de la casa y luego desecharía a quién me la haya dado con una hermosa frase, que seguro pensaría que me desviviría por ser su amiga, pero que en realidad sólo los había utilizado para resolver cosas de mayor magnitud. No discutí más el tema conmigo misma, ya teníamos a nuestro guía turístico para este viaje a la casa.
Me dejé llevar como el agua, las circunstancias estaban cambiando y yo tenía que adaptarme, no todo podía ser yo y yo, aunque eso quisiera. Le agradecí al joven su astuta idea para llegar a la casa y nos dispusimos a caminar ya que teníamos tiempo y un hermoso día que nos rodeaba. Caminamos bastante, no tanto como para usar la lengua de corbata, pero sí lo suficiente como para querer un vaso de agua.
Al llegar a la puerta de la entrada me emocioné, era una casa de un color tan fuerte como el vino, y tenía unas cuantas decoraciones en un color blanco. Había asistido a fiestas en lugares más lujosos, pero yo seguía sin poseer una casa así, por lo tanto siempre consideraba muy afortunados a los poseedores de tales bienes.
Toqué la puerta con un cerrojo que había y esperé impaciente que nos abrieran. Nos hicieron esperar un poco y luego salió un hombre de cabello largo a preguntarnos qué queríamos.
-Disculpen la tardanza, estábamos ocupados- dijo el señor de forma muy amable.
-Discúlpenos a nosotros, no sabíamos, ¿siguen ocupados?- pregunté.
-No, para nada, pasen adelante, ¿qué los trae por aquí?- dijo él.
-Bueno, supimos lo del cargamento y estamos realmente preocupados… esas armas eran de un amigo muy intimo de nosotros y le estamos haciendo el favor de investigar un poco- hice una breve pausa – De verdad he escuchado muy buenas reseñas de su familia y también he escuchado que usted asegura que los causantes fueron la nueva manada de lobos de aquí- adulé para agradar a mi interlocutor -Nos gustaría saber, ya que ustedes son tan importantes en Baslodia el por qué usted asegura eso… Realmente estoy muy interesada- le hice ojitos al final de mi discurso.
-Si puedes…- le dije a Simón mientras separaba mis dedos para observarlo entre ellos mientras este acariciaba a mi mascota.
No entendía como la gente no podía guardar secretos, quedarse el mérito solo para ellos, tal vez darle misterio al asunto, pero no. Primero le dijeron a la chica que se encontraba sola en las cuevas, Thiel, todo nuestro plan, y ahora teníamos que lidiar con un nuevo integrante. Lo bueno es que este por lo menos tenía un poco de conocimientos sobre lo que íbamos a hacer, y tenía algo a favor, yo no sabía cómo llegar a la casa de los Tocoron y él sí.
No me quedó más remedio que aceptarlo y a demás reconocerle a Bel, que fue quién se dispuso a resolver el pequeño problemita de no saber la ubicación, eso había sido sensato. Yo a lo mejor hubiese buscado la dirección de la casa y luego desecharía a quién me la haya dado con una hermosa frase, que seguro pensaría que me desviviría por ser su amiga, pero que en realidad sólo los había utilizado para resolver cosas de mayor magnitud. No discutí más el tema conmigo misma, ya teníamos a nuestro guía turístico para este viaje a la casa.
Me dejé llevar como el agua, las circunstancias estaban cambiando y yo tenía que adaptarme, no todo podía ser yo y yo, aunque eso quisiera. Le agradecí al joven su astuta idea para llegar a la casa y nos dispusimos a caminar ya que teníamos tiempo y un hermoso día que nos rodeaba. Caminamos bastante, no tanto como para usar la lengua de corbata, pero sí lo suficiente como para querer un vaso de agua.
Al llegar a la puerta de la entrada me emocioné, era una casa de un color tan fuerte como el vino, y tenía unas cuantas decoraciones en un color blanco. Había asistido a fiestas en lugares más lujosos, pero yo seguía sin poseer una casa así, por lo tanto siempre consideraba muy afortunados a los poseedores de tales bienes.
Toqué la puerta con un cerrojo que había y esperé impaciente que nos abrieran. Nos hicieron esperar un poco y luego salió un hombre de cabello largo a preguntarnos qué queríamos.
-Disculpen la tardanza, estábamos ocupados- dijo el señor de forma muy amable.
-Discúlpenos a nosotros, no sabíamos, ¿siguen ocupados?- pregunté.
-No, para nada, pasen adelante, ¿qué los trae por aquí?- dijo él.
-Bueno, supimos lo del cargamento y estamos realmente preocupados… esas armas eran de un amigo muy intimo de nosotros y le estamos haciendo el favor de investigar un poco- hice una breve pausa – De verdad he escuchado muy buenas reseñas de su familia y también he escuchado que usted asegura que los causantes fueron la nueva manada de lobos de aquí- adulé para agradar a mi interlocutor -Nos gustaría saber, ya que ustedes son tan importantes en Baslodia el por qué usted asegura eso… Realmente estoy muy interesada- le hice ojitos al final de mi discurso.
- Familia Tocoron:
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Chicos, tenemos este turno y el otro para investigar cosas,
después nos reuniremos y sacaremos conclusiones.
Magazubi
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
Cuando llego una de las dos personas a las que esperaba había tantas moscas en la pata de cordero que les había reservado que incluso para mi resultaba menos apetecible, aunque claro, haberme comido el resto del animal ayudaba a paliar el hambre voraz que tendía a dominarme cada ciertas horas.
Dejé en paz el hueso que mordisqueaba mas por diversión que por necesidad y alargué el cuello hacia el mercenario, observando el pequeño animalito que me había traído, muerto, frió, y pequeñito, pero cerrado, lo que ayudaba un poco a que no lo invadieran los insectos.
Dejé atrás mi forma draconiana para volver a una mucho mas humana, casi del todo, si no fuera porque conservaba la cola, unos cuernos que sobresalían de mi cabeza cual tocado, y los dientes afilados, la piel escamosa y los ojos de reptil. Ivamos a ver a predadores, por lo que no tenía ninguna intención de presentarme vulnerable cual liebre de las nieves.
Por cortesía tomé el animal que me había traído y cuando empezó a narrarme su aventura con Víctor empece a mordisquear la alimaña, concentrada en las palabras del mercenario.
No hablé hasta que no hubo terminado la ultima de sus carcajadas, entonces un suspiro escapo de mis labios junto con el nombre del vampiro torpe, con cierta resignación.
-Entiendo que no hablaras ayer.-Respondí, aunque eso no disminuía los nervios que había vivido la pasada noche.
Volví al tema que nos ocupaba.
-Tápate los mordiscos, si los ven pueden interpretar con que eres uno de los que se dedican a cazar a su especie.-Tomé rápidamente el trabajo de guía, y empece a dirigirme hacia la parte de los suburbios, tanto los que quedaban dentro como los que quedaban fuera de las murallas serian buenos lugares donde empezar.
-La gente acostumbra a acusar a los necesitados de robar porque son los que tienen un motivo "evidente". Es decir, a que no tienen muchas riquezas materiales....- Mencioné, haciendo referencia a la codicia de la especie autóctona del lugar.
Teniendo en cuenta que seguramente vivirían en "manada" con un lugar medianamente alejado para conseguir intimidad, y que gustarían de tener una extensión salvaje cerca en la que poder variar de forma y disfrutar de su parte mas instintiva sin problema, no fue difícil crear un cerco de donde podían estar sin la necesidad de preguntar demasiado.
La tensión se sentía en el ambiente incluso antes de llegar a poner un pie en el umbral. Una casita de construcción humilde, pero grande, se herguia a cierta distancia de las murallas, entre la ciudad y el bosque. Para llegar a la misma solo había sido necesario seguir el rastro de decenas de huellas y algunos bastones, restos de alguna multitud que debía de haber ido a presionar a los lobos.
No dejó de extrañarme que aquella manada no hubiera ocultado su condición, muchas especies se hacían pasar por humanos cuando se mudaban a sus tierras para evitar ser culpadas de cualquier problema.
Antes de poder examinar la casa en demasía, un joven de tez aceitunada y pelo castaño, robusto y con cara de pocos amigos, nos vio en la distancia, y se acercó con aire amenazador.
-¡¿Que hacéis aquí?!¡¿Que queréis?! ¡Nosotros no tenemos las armas, ya lo hemos dicho cientos de veces!.-Espetó con una voz áspera, casi escupiendo las palabras, mientras nos daba alcanze, y nos hacia aspavientos para echarnos de allí.
Dejé en paz el hueso que mordisqueaba mas por diversión que por necesidad y alargué el cuello hacia el mercenario, observando el pequeño animalito que me había traído, muerto, frió, y pequeñito, pero cerrado, lo que ayudaba un poco a que no lo invadieran los insectos.
Dejé atrás mi forma draconiana para volver a una mucho mas humana, casi del todo, si no fuera porque conservaba la cola, unos cuernos que sobresalían de mi cabeza cual tocado, y los dientes afilados, la piel escamosa y los ojos de reptil. Ivamos a ver a predadores, por lo que no tenía ninguna intención de presentarme vulnerable cual liebre de las nieves.
Por cortesía tomé el animal que me había traído y cuando empezó a narrarme su aventura con Víctor empece a mordisquear la alimaña, concentrada en las palabras del mercenario.
No hablé hasta que no hubo terminado la ultima de sus carcajadas, entonces un suspiro escapo de mis labios junto con el nombre del vampiro torpe, con cierta resignación.
-Entiendo que no hablaras ayer.-Respondí, aunque eso no disminuía los nervios que había vivido la pasada noche.
Volví al tema que nos ocupaba.
-Tápate los mordiscos, si los ven pueden interpretar con que eres uno de los que se dedican a cazar a su especie.-Tomé rápidamente el trabajo de guía, y empece a dirigirme hacia la parte de los suburbios, tanto los que quedaban dentro como los que quedaban fuera de las murallas serian buenos lugares donde empezar.
-La gente acostumbra a acusar a los necesitados de robar porque son los que tienen un motivo "evidente". Es decir, a que no tienen muchas riquezas materiales....- Mencioné, haciendo referencia a la codicia de la especie autóctona del lugar.
Teniendo en cuenta que seguramente vivirían en "manada" con un lugar medianamente alejado para conseguir intimidad, y que gustarían de tener una extensión salvaje cerca en la que poder variar de forma y disfrutar de su parte mas instintiva sin problema, no fue difícil crear un cerco de donde podían estar sin la necesidad de preguntar demasiado.
La tensión se sentía en el ambiente incluso antes de llegar a poner un pie en el umbral. Una casita de construcción humilde, pero grande, se herguia a cierta distancia de las murallas, entre la ciudad y el bosque. Para llegar a la misma solo había sido necesario seguir el rastro de decenas de huellas y algunos bastones, restos de alguna multitud que debía de haber ido a presionar a los lobos.
No dejó de extrañarme que aquella manada no hubiera ocultado su condición, muchas especies se hacían pasar por humanos cuando se mudaban a sus tierras para evitar ser culpadas de cualquier problema.
Antes de poder examinar la casa en demasía, un joven de tez aceitunada y pelo castaño, robusto y con cara de pocos amigos, nos vio en la distancia, y se acercó con aire amenazador.
-¡¿Que hacéis aquí?!¡¿Que queréis?! ¡Nosotros no tenemos las armas, ya lo hemos dicho cientos de veces!.-Espetó con una voz áspera, casi escupiendo las palabras, mientras nos daba alcanze, y nos hacia aspavientos para echarnos de allí.
Arygos Valnor
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
La dragona le dio un buen consejo y decidió cubrir todo su cuerpo en una larga capa, no solo para cubrir los moriscos sino que tampoco quería enseñar lo fuertemente armado que venía –me parece razonable ir por los barrios bajos pero luego quiero averiguar quién fabrico esta vaina.- Cuando estaban cerca del lugar el espadachín noto las huellas de una multitud enfurecida.
Campesinos… siempre impacientes para repartir culpas y castigos, pero nunca lo suficientemente valientes para terminar el trabajo por mano propia, pensó mientras seguían caminando, entendía que a la gente no le agradasen los mercenarios y espadas de alquiler, pero al menos el no era un hipócrita.
Llegaron a la cuna de la camada, aparentemente -una casona rustica, pero acogedora.- dijo el guerrero con una sonrisa en el rostro, aunque él no era de los que gustaba de compartir su espacio con otros, no se trataba de una criatura de manada.
De pronto sus pensamientos se ven interrumpidos por los griteríos de un joven que se notaba molesto, el mercenario le hecho una mirada rápida al muchacho, joven, vigoroso, y con poco temple… un adolescente que recién estaba aprendiendo a ser hombre –este chico no nos sirve- susurro el mercenario –mejor le preguntamos donde están los mayores ellos nos podrán informar mejor.- dijo mientras se acercaba al joven, aun envuelto en su capa mientras sacaba las espadas que estaban colgando de su cinturón y las hecho al piso con funda y todo en gesto de paz –se que ustedes no se llevarían las armas, no las necesitan, solo venimos a hablar, puede ser con ti go o con tus mayores, pero no los acusamos de nada…- se dio la vuelta a mirar a su amiga un segundo y después volcó la mirada de nuevo al chico –bueno… al menos nosotros no.
Campesinos… siempre impacientes para repartir culpas y castigos, pero nunca lo suficientemente valientes para terminar el trabajo por mano propia, pensó mientras seguían caminando, entendía que a la gente no le agradasen los mercenarios y espadas de alquiler, pero al menos el no era un hipócrita.
Llegaron a la cuna de la camada, aparentemente -una casona rustica, pero acogedora.- dijo el guerrero con una sonrisa en el rostro, aunque él no era de los que gustaba de compartir su espacio con otros, no se trataba de una criatura de manada.
De pronto sus pensamientos se ven interrumpidos por los griteríos de un joven que se notaba molesto, el mercenario le hecho una mirada rápida al muchacho, joven, vigoroso, y con poco temple… un adolescente que recién estaba aprendiendo a ser hombre –este chico no nos sirve- susurro el mercenario –mejor le preguntamos donde están los mayores ellos nos podrán informar mejor.- dijo mientras se acercaba al joven, aun envuelto en su capa mientras sacaba las espadas que estaban colgando de su cinturón y las hecho al piso con funda y todo en gesto de paz –se que ustedes no se llevarían las armas, no las necesitan, solo venimos a hablar, puede ser con ti go o con tus mayores, pero no los acusamos de nada…- se dio la vuelta a mirar a su amiga un segundo y después volcó la mirada de nuevo al chico –bueno… al menos nosotros no.
Klinge
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
El viaje fue un poco largo pero tranquilo. Nadie dijo nada durante el trayecto a excepción de Simon.
—Es un lindo animal, ¿Cómo se llama? —se limito a decir.
Simon intento ser prudente y no acariciar mucho al animal. Luego de caminar unos metros alejo su mano y paso a caminar al lado de Belisario. Cada tanto, mientras iba dando direcciones al grupo, miraba al aion y sonría. Era evidente que le encetaban los animales.
Cuando llegaron a la casa de los Tocoron, tocaron la puerta y tardaron un rato en abrir. Finalmente abrieron la puerta y el señor los invito a pasar. Cuando estaban entrando, el Sr. Tocoron vio a Simon que quedo fuera en la puerta.
— ¡Hey Simon! ¿Tienes algo para mí?
—¡Hola señor! Déjeme ver… — Simon busca en su bolso una carta y se la entrega —Aquí tiene— el Sr. Tocoron tomo la carta y le dejo algunas monedas— ¡Gracias!— luego paso a dirigirse a Belisario y Magazubi—. Debo seguir repartiendo cartas. ¿Nos vemos esta noche en la posada?
—Está bien, nos vemos. Gracias por la ayuda, ¡adiós! —saludo Belisario.
—Es un muy buen muchacho Simon
Mientras entraban a la casa, cuando Maga termino de hablar, Belisario agrego:
—Además lo único que hemos escuchando fueron rumores y no queremos dejarnos llevar por lo que digan. Por esta razón estamos dispuestos a escuchar la historia de una fuente mucho más confiable y bueno… no se nos ocurrió una mejor que usted— termino de hablar Belisario, intentado en parte seguir el plan de Magazubi
Entraron a la sala de estar y el señor Tocoron los invito a sentarse en unos sillones muy elegantes, acomodados alrededor de una pequeña mesa baja. No era un día especialmente frio pero en la chimenea ardía un pequeño fuego. Las paredes estaban decoradas con guardas y algunos cuadros. En el techo colgaba una gran araña con velas que iluminaban todo el salón. En una de las paredes se encontraba una grande y larga biblioteca repleta de libros.
Luego de que se sentaron, les ofrecieron algo para beber. Belisario simplemente pidió por un vaso de agua. El Sr. Tocoron había tomado asiento en un sillón al lado de Bel, por lo que este aprovecho para presentarse.
—Perdón, olvidamos presentarnos. Yo soy Belisario Bifröst —dijo extendiendo una mano hacia el Sr. Tocoron, para saludarlo— y ella es… —dejo que Magazubi completase la frase— Prometemos no robarle demasiado su tiempo. Solamente queremos preguntarle que sabe y, en el caso de que tenga evidencias de quienes fueron los culpables del asalto si le es posible que las comparta con nosotros para que podamos resolver este misterio— termino de hablar Bel con una sonrisa.
—Es un lindo animal, ¿Cómo se llama? —se limito a decir.
Simon intento ser prudente y no acariciar mucho al animal. Luego de caminar unos metros alejo su mano y paso a caminar al lado de Belisario. Cada tanto, mientras iba dando direcciones al grupo, miraba al aion y sonría. Era evidente que le encetaban los animales.
Cuando llegaron a la casa de los Tocoron, tocaron la puerta y tardaron un rato en abrir. Finalmente abrieron la puerta y el señor los invito a pasar. Cuando estaban entrando, el Sr. Tocoron vio a Simon que quedo fuera en la puerta.
— ¡Hey Simon! ¿Tienes algo para mí?
—¡Hola señor! Déjeme ver… — Simon busca en su bolso una carta y se la entrega —Aquí tiene— el Sr. Tocoron tomo la carta y le dejo algunas monedas— ¡Gracias!— luego paso a dirigirse a Belisario y Magazubi—. Debo seguir repartiendo cartas. ¿Nos vemos esta noche en la posada?
—Está bien, nos vemos. Gracias por la ayuda, ¡adiós! —saludo Belisario.
—Es un muy buen muchacho Simon
Mientras entraban a la casa, cuando Maga termino de hablar, Belisario agrego:
—Además lo único que hemos escuchando fueron rumores y no queremos dejarnos llevar por lo que digan. Por esta razón estamos dispuestos a escuchar la historia de una fuente mucho más confiable y bueno… no se nos ocurrió una mejor que usted— termino de hablar Belisario, intentado en parte seguir el plan de Magazubi
Entraron a la sala de estar y el señor Tocoron los invito a sentarse en unos sillones muy elegantes, acomodados alrededor de una pequeña mesa baja. No era un día especialmente frio pero en la chimenea ardía un pequeño fuego. Las paredes estaban decoradas con guardas y algunos cuadros. En el techo colgaba una gran araña con velas que iluminaban todo el salón. En una de las paredes se encontraba una grande y larga biblioteca repleta de libros.
Luego de que se sentaron, les ofrecieron algo para beber. Belisario simplemente pidió por un vaso de agua. El Sr. Tocoron había tomado asiento en un sillón al lado de Bel, por lo que este aprovecho para presentarse.
—Perdón, olvidamos presentarnos. Yo soy Belisario Bifröst —dijo extendiendo una mano hacia el Sr. Tocoron, para saludarlo— y ella es… —dejo que Magazubi completase la frase— Prometemos no robarle demasiado su tiempo. Solamente queremos preguntarle que sabe y, en el caso de que tenga evidencias de quienes fueron los culpables del asalto si le es posible que las comparta con nosotros para que podamos resolver este misterio— termino de hablar Bel con una sonrisa.
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
-Se llama Pelusa- le contesté al chico ya más tranquila por su presencia.
Al llegar nos habían atendido muy bien, el lugar parecía agradable y hasta los momentos no parecía como si los anfitriones tuviesen intenciones explícitas de dañar la reputación de nadie.
Bel estaba apoyándome en cuanto a mis intenciones y el chico que nos acompañaba ayudó a que la interacción con los Tocoron fuese más fluida y sencilla. Luego de que básicamente Simón nos diera el boleto de entrada se retiró del lugar con un aire de haber cumplido su misión del día. Eso me dió mucha satisfacción porque mis dudas sobre él habían sido en vano, era un gran chico que simplemente quería ayudarnos.
Entramos a la casa, era amplia por dentro, tenía varios cuadros y cositas muy “exquisitas”. El señor Tocoron nos invitó a entrar a su sala de estar y nos sentamos en un sillón muy cómodo.
En cuanto a nuestras preguntas el señor no parecía tener muchas ganas de contestar, pero en cuanto estuvimos frente al fuego y nos presentamos pareció entrar más en confianza.
-...soy Maguita- completé lo que decía Bel. Fue lo único que tuve que decir, realmente mi compañero de investigación era bastante amable y eso hacia más agradable la situación para nuestro interrogado.
-Bueno…- alcanzó a decir -… me parece bien que se hayan acercado para no dejarse llevar por los rumores. En particular ese asunto de la desaparición del cargamento es un tema delicado para nosotros porque puso en juego incluso la reputación de nosotros, no sólo la de los lycans que posaron su manada aquí.- hizo una pausa para explicarnos con cierta vergüenza -Uno de mis hijos… lamentablemente se involucró con una chica de la manada de lobos. Ninguno de nosotros aceptó aquello y hubieron muchas discusiones al respecto…- aclaró -Espero que ustedes entiendan que pertenecen a mundos diferentes y que una relación de ese índole podría causar problemas… y así lo hizo… Ellos tuvieron una discución y por rabia, supongo, hizo entender que con la chica que nosotros pensábamos que ellos eran gente inferior, necesitada e incluso ladrona y sucia. El chisme se regó y terminó en los oídos de todo el pueblo como: “Los Tocoron dijeron que la manada de lycans robo el cargamento”. Nosotros no dijimos eso, ni siquiera mi hijo quiso insinuar eso; pero los rumores de pueblo son así y ahorita sinceramente espero que realmente hayan sido ellos los que robaron el cargamento, así los expulsarían de aquí, habría menos problemas para todos y a parte tendríamos razón, según el rumor claro está.- tomó un sorbo de la taza de té que un sirviente había acercado a nosotros unos pocos segundos antes.
-Woao, pero… que complejo… - agarré la taza de té, lo olí y lo dejé en la pequeña mesita que había frente a nosotros -¿Usted cree que ellos fueron realmente?-
-Bueno, si…- dijo secándose la frente de un poquito de sudor y mirando a la chimenea mientras respondía -Tienen que ser ellos…- volteó a vernos -...no han habido robos últimamente y ellos son los únicos que no encajan bien aquí- dijo en forma despectiva.
-Disculpe el atrevimiento pero me gusta muchísimo su casa, tiene hermosas cositas- le dije -¿será que podría mostrármela?-
El señor levantó una ceja un poco dudoso pero luego accedió -Está bien, le diré a mi hija Clairé que te de un paseo por la casa- respondió -Me alegra que te guste-
Al llegar nos habían atendido muy bien, el lugar parecía agradable y hasta los momentos no parecía como si los anfitriones tuviesen intenciones explícitas de dañar la reputación de nadie.
Bel estaba apoyándome en cuanto a mis intenciones y el chico que nos acompañaba ayudó a que la interacción con los Tocoron fuese más fluida y sencilla. Luego de que básicamente Simón nos diera el boleto de entrada se retiró del lugar con un aire de haber cumplido su misión del día. Eso me dió mucha satisfacción porque mis dudas sobre él habían sido en vano, era un gran chico que simplemente quería ayudarnos.
Entramos a la casa, era amplia por dentro, tenía varios cuadros y cositas muy “exquisitas”. El señor Tocoron nos invitó a entrar a su sala de estar y nos sentamos en un sillón muy cómodo.
En cuanto a nuestras preguntas el señor no parecía tener muchas ganas de contestar, pero en cuanto estuvimos frente al fuego y nos presentamos pareció entrar más en confianza.
-...soy Maguita- completé lo que decía Bel. Fue lo único que tuve que decir, realmente mi compañero de investigación era bastante amable y eso hacia más agradable la situación para nuestro interrogado.
-Bueno…- alcanzó a decir -… me parece bien que se hayan acercado para no dejarse llevar por los rumores. En particular ese asunto de la desaparición del cargamento es un tema delicado para nosotros porque puso en juego incluso la reputación de nosotros, no sólo la de los lycans que posaron su manada aquí.- hizo una pausa para explicarnos con cierta vergüenza -Uno de mis hijos… lamentablemente se involucró con una chica de la manada de lobos. Ninguno de nosotros aceptó aquello y hubieron muchas discusiones al respecto…- aclaró -Espero que ustedes entiendan que pertenecen a mundos diferentes y que una relación de ese índole podría causar problemas… y así lo hizo… Ellos tuvieron una discución y por rabia, supongo, hizo entender que con la chica que nosotros pensábamos que ellos eran gente inferior, necesitada e incluso ladrona y sucia. El chisme se regó y terminó en los oídos de todo el pueblo como: “Los Tocoron dijeron que la manada de lycans robo el cargamento”. Nosotros no dijimos eso, ni siquiera mi hijo quiso insinuar eso; pero los rumores de pueblo son así y ahorita sinceramente espero que realmente hayan sido ellos los que robaron el cargamento, así los expulsarían de aquí, habría menos problemas para todos y a parte tendríamos razón, según el rumor claro está.- tomó un sorbo de la taza de té que un sirviente había acercado a nosotros unos pocos segundos antes.
-Woao, pero… que complejo… - agarré la taza de té, lo olí y lo dejé en la pequeña mesita que había frente a nosotros -¿Usted cree que ellos fueron realmente?-
-Bueno, si…- dijo secándose la frente de un poquito de sudor y mirando a la chimenea mientras respondía -Tienen que ser ellos…- volteó a vernos -...no han habido robos últimamente y ellos son los únicos que no encajan bien aquí- dijo en forma despectiva.
-Disculpe el atrevimiento pero me gusta muchísimo su casa, tiene hermosas cositas- le dije -¿será que podría mostrármela?-
El señor levantó una ceja un poco dudoso pero luego accedió -Está bien, le diré a mi hija Clairé que te de un paseo por la casa- respondió -Me alegra que te guste-
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Bel, siéntete libre de utilizar a tu gusto los pnjs Tocoron.
También puedes decidir acompañarme a darle un vistazo al lugar, o quedarte a hablar con el señor, o incluso ver si puedes hablar con el muchacho que le gusta la chica lycan.
You are free
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
Klingue había susurrado algo bastante inteligente, quizás lo había juzgado con demasiada dureza la primera vez que nos habíamos encontrado, y tenia que flexibilizar un poco la imagen que tenía sobre el, para permitirle mostrarme otras cosas que fueran mas allá de la simpleza de ejercer su oficio.
Observé de reojo como dejaba caer sus armas al suelo que rebotaron contra el mismo con estruendo metálico, levantando algo de polvo y tierra.
El muchacho de ojos verdes nos contemplaba a ambos, como si estuviera midiendo las verdad en las palabras de Klingue. Sus orbes relucientes pasaban de las armas en el suelo al humano, y luego a mi, y finalmente a la cola que no paraba de zarandear de un lado a otro con nerviosismo.
-Soy un dragón.-Expliqué antes de que tomara ninguna conclusión precipitada.- Solo quiero dilucidar que esta ocurriendo aquí. Los humanos o los tuyos, no tengo mas simpatía por unos que por otros.-Un punto neutral, era lo que era, y a demás, lo que encontraba mas importante buscar en esas situaciones, pues hacer crecer los bandos solo azuzaba el fuego del problema.
No fue el joven quien respondió, si no una anciana de facciones similares pero arrugadas, de pelo cano, atado en un moño del que escapaban salvajemente una gran cantidad de mechones. Tenía los mismos ojos verdes y vivaces, y ese tono aceitunado en la piel que la delataba como familia cercana del muchacho.
Sus ropas eran escasas y humildes, como si no necesitara mucho mas para protegerse del clima, ni le importaran mas las vestiduras de lo que hacía su pelo.
Lo único que podía notarse de una buena calidad era el bastón en el que sostenía su peso, pues su cuerpo se encorvaba con el ineludible paso de los años reflejado en el mismo. El bastón de madera tallada mostraba en su agarre la cabeza de un lobo expectante.
-Jeff, ve a ayudar a tu hermana, yo me encargaré de los invitados.-Le dijo con un tono maternal y a la vez duro, para señalarle con la cabeza la parte trasera de la casa, donde apenas se veía, des de esa perspectiva, asomar un corral donde probablemente hubieran gallinas o patos, con suerte una cabra.
La anciana abrió mas la puerta de la casa de la que había salido e invitó a ambos a entrar, sin esperar a que estos lo hicieran, fue la primera en desaparecer en el salón.
La casa por dentro podría decirse que estaba mucho mas trabajada que por fuera, si bien todo el mobiliario era de madera, y sus tallas no eran de un artesano curtido en años, todas eran imaginativas y con motivos que uno podría englobar en la palabra manada. Para cualquiera que se fijara habría podido ver que eran del mismo que había tallado el bastón.
Los sillones, bancos, paredes e incluso parte del suelo estaban cubiertos de pieles de diferentes animales, algo que muchas familias campesinas no se podían permitir, pero que sin duda, para ese clan, solo era el fruto de sus excursiones de caza.
La anciana se sentó en una butaca donde el pelaje pardo de un oso no permitía ver casi ni las patas del mueble de madera. Agarro de la mesilla adyacente una taza de arcilla humeante de la que debía estar tomando antes de salir a la puerta, y apoyó en un costado de la silla.
-¿Y tu que eres muchacho? No pareces otro dragón.-Preguntó la anciana, cuyos vivaces ojos verdes, lo único que no parecía afectado por el paso de los años, escrutaban ahora a Klingue con cierto interés. La anciana olfateó el aire, como si aquello pudiera darle la respuesta.
-Hueles a humano.-Dijo la anciana, pero aun así se mantuvo en silencio esperando una respuesta para después asentir.
-Os voy a contar algo que pasó hace no mucho.- La mujer no tenía un pelo de tonta, y probablemente tenía suficiente buen oído como para haber escuchado los berridos de su nieto cuando nos había recibido.
Con toda la parsimonia del mundo volvió a acercar la taza a sus labios y a beber tranquilamente de la misma, finalmente la dejó reposar sobre la mesilla adyacente a su silla, y empezó a relatar.
-Hace un tiempo una pareja de jóvenes se conocieron, empezaron a hablar un poco, después un poco mas.-Una ligera sonrisa se esbozó en el arrugado rostro de la anciana, y sus parpados cayeron levemente, dándole un aspecto mas benevolente, incluso algo nostálgico.-Y pasó lo que pasa siempre, al final se enamoraron.-Negó con brevedad.
-El matrimonio es para muchos un negocio, das un apellido.-Coloco una de sus manos con la palma hacia arriba.-Y consigues riquezas.-Hizo lo mismo con la otra, y las movió como si fueran una balanza.-O ofreces una dote.-Empezó a balancear las manos como si estuviera ajustando un precio.-Y consigues estatus o un apellido.-Plegó las manos.
Yo escuchaba atentamente, pero estaba segura de que podía verse a leguas como todo aquello era ajeno a mi, como ella decía una especie de cuento, que no correspondía a mi realidad mas allá que como material de estudio sobre esas razas de las cuales, cada vez mas, me alegraba en no pertenecer.
La anciana se percató de mi gesto y volvió a reír con esa risa ronca, vieja y benevolente que me hacía acordarme tanto a mi propia abuela.
-La joven muchacha no tenía una gran dote, ni riquezas, ni contactos, ni un apellido, por tener casi ni tenía zapatos.-Prosiguió la mujer, volviendo a su cuento.-Pero eso no importa a los jóvenes, eso solo importa a los viejos como yo, así que ellos continuaron viéndose, ocultándose de los mayores para que no les molestaran, y no tan en secreto como ellos creían.- La fragil mano de la dama se dirigió lentamente hacia la taza y la alcanzó de nuevo, dejando otra pausa en ese cuento. Casi parecía que la mujer estuviera haciendo esas pausas a consciencia, para darnos tiempo para pensar respecto a las mismas.
De algún modo podía notar como la anciana veía que tan extraño y nuevo me resultaba aquello, y su tono, benevolente, y sus explicaciones que estaba segura de que Klingue no necesitaba para comprender la historia eran un amable gesto que agradecí con la mirada, y con alguna que otra inclinación genuina de respeto y gratitud por su paciencia y generosidad.
-Cuando un muchacho deja en cinta a una muchacha se los casa, porque se considera una responsabilidad.- Dió otra pieza a ese rompecabezas.- Y no es difícil que eso ocurra con dos jovenzuelos jóvenes y enamorados que se reúnen a solas. Pero, si no hay muchacha, o hay una gran afrenta, eso permitiría el desentenderse de todo.-La vieja dio otro largo trago a esa infusión caliente, que ya casi no humeaba, tanto fuera porque se había enfriado, como porque ya casi se la había terminado.
En ese momento de silencio entraron por la puerta el joven de antes, cargando una par de cubetas llenas de leche, y una muchacha que no tendría mas de dieciséis años, casi idéntica a el, pero con el pelo mas largo, y cargando una cesta de mimbre llena de huevos. Pero si algo llamaba la atención sobre la joven era el abultado vientre que delataba que se hallaba en cinta.
Esa imagen era el ultimo dato que necesitaba para poder sacar mis propias conclusiones. Mi mirada paso de la joven a la anciana, y sin siquiera pensar no pude evitar que una pregunta escapara en un murmullo entre mis labios.
-Es por ella...¿Es por eso que todos creen que tenéis las armas no?.
La anciana se limitó a esbozar una triste sonrisa.
Observé de reojo como dejaba caer sus armas al suelo que rebotaron contra el mismo con estruendo metálico, levantando algo de polvo y tierra.
El muchacho de ojos verdes nos contemplaba a ambos, como si estuviera midiendo las verdad en las palabras de Klingue. Sus orbes relucientes pasaban de las armas en el suelo al humano, y luego a mi, y finalmente a la cola que no paraba de zarandear de un lado a otro con nerviosismo.
-Soy un dragón.-Expliqué antes de que tomara ninguna conclusión precipitada.- Solo quiero dilucidar que esta ocurriendo aquí. Los humanos o los tuyos, no tengo mas simpatía por unos que por otros.-Un punto neutral, era lo que era, y a demás, lo que encontraba mas importante buscar en esas situaciones, pues hacer crecer los bandos solo azuzaba el fuego del problema.
No fue el joven quien respondió, si no una anciana de facciones similares pero arrugadas, de pelo cano, atado en un moño del que escapaban salvajemente una gran cantidad de mechones. Tenía los mismos ojos verdes y vivaces, y ese tono aceitunado en la piel que la delataba como familia cercana del muchacho.
Sus ropas eran escasas y humildes, como si no necesitara mucho mas para protegerse del clima, ni le importaran mas las vestiduras de lo que hacía su pelo.
Lo único que podía notarse de una buena calidad era el bastón en el que sostenía su peso, pues su cuerpo se encorvaba con el ineludible paso de los años reflejado en el mismo. El bastón de madera tallada mostraba en su agarre la cabeza de un lobo expectante.
-Jeff, ve a ayudar a tu hermana, yo me encargaré de los invitados.-Le dijo con un tono maternal y a la vez duro, para señalarle con la cabeza la parte trasera de la casa, donde apenas se veía, des de esa perspectiva, asomar un corral donde probablemente hubieran gallinas o patos, con suerte una cabra.
La anciana abrió mas la puerta de la casa de la que había salido e invitó a ambos a entrar, sin esperar a que estos lo hicieran, fue la primera en desaparecer en el salón.
La casa por dentro podría decirse que estaba mucho mas trabajada que por fuera, si bien todo el mobiliario era de madera, y sus tallas no eran de un artesano curtido en años, todas eran imaginativas y con motivos que uno podría englobar en la palabra manada. Para cualquiera que se fijara habría podido ver que eran del mismo que había tallado el bastón.
Los sillones, bancos, paredes e incluso parte del suelo estaban cubiertos de pieles de diferentes animales, algo que muchas familias campesinas no se podían permitir, pero que sin duda, para ese clan, solo era el fruto de sus excursiones de caza.
La anciana se sentó en una butaca donde el pelaje pardo de un oso no permitía ver casi ni las patas del mueble de madera. Agarro de la mesilla adyacente una taza de arcilla humeante de la que debía estar tomando antes de salir a la puerta, y apoyó en un costado de la silla.
-¿Y tu que eres muchacho? No pareces otro dragón.-Preguntó la anciana, cuyos vivaces ojos verdes, lo único que no parecía afectado por el paso de los años, escrutaban ahora a Klingue con cierto interés. La anciana olfateó el aire, como si aquello pudiera darle la respuesta.
-Hueles a humano.-Dijo la anciana, pero aun así se mantuvo en silencio esperando una respuesta para después asentir.
-Os voy a contar algo que pasó hace no mucho.- La mujer no tenía un pelo de tonta, y probablemente tenía suficiente buen oído como para haber escuchado los berridos de su nieto cuando nos había recibido.
Con toda la parsimonia del mundo volvió a acercar la taza a sus labios y a beber tranquilamente de la misma, finalmente la dejó reposar sobre la mesilla adyacente a su silla, y empezó a relatar.
-Hace un tiempo una pareja de jóvenes se conocieron, empezaron a hablar un poco, después un poco mas.-Una ligera sonrisa se esbozó en el arrugado rostro de la anciana, y sus parpados cayeron levemente, dándole un aspecto mas benevolente, incluso algo nostálgico.-Y pasó lo que pasa siempre, al final se enamoraron.-Negó con brevedad.
-El matrimonio es para muchos un negocio, das un apellido.-Coloco una de sus manos con la palma hacia arriba.-Y consigues riquezas.-Hizo lo mismo con la otra, y las movió como si fueran una balanza.-O ofreces una dote.-Empezó a balancear las manos como si estuviera ajustando un precio.-Y consigues estatus o un apellido.-Plegó las manos.
Yo escuchaba atentamente, pero estaba segura de que podía verse a leguas como todo aquello era ajeno a mi, como ella decía una especie de cuento, que no correspondía a mi realidad mas allá que como material de estudio sobre esas razas de las cuales, cada vez mas, me alegraba en no pertenecer.
La anciana se percató de mi gesto y volvió a reír con esa risa ronca, vieja y benevolente que me hacía acordarme tanto a mi propia abuela.
-La joven muchacha no tenía una gran dote, ni riquezas, ni contactos, ni un apellido, por tener casi ni tenía zapatos.-Prosiguió la mujer, volviendo a su cuento.-Pero eso no importa a los jóvenes, eso solo importa a los viejos como yo, así que ellos continuaron viéndose, ocultándose de los mayores para que no les molestaran, y no tan en secreto como ellos creían.- La fragil mano de la dama se dirigió lentamente hacia la taza y la alcanzó de nuevo, dejando otra pausa en ese cuento. Casi parecía que la mujer estuviera haciendo esas pausas a consciencia, para darnos tiempo para pensar respecto a las mismas.
De algún modo podía notar como la anciana veía que tan extraño y nuevo me resultaba aquello, y su tono, benevolente, y sus explicaciones que estaba segura de que Klingue no necesitaba para comprender la historia eran un amable gesto que agradecí con la mirada, y con alguna que otra inclinación genuina de respeto y gratitud por su paciencia y generosidad.
-Cuando un muchacho deja en cinta a una muchacha se los casa, porque se considera una responsabilidad.- Dió otra pieza a ese rompecabezas.- Y no es difícil que eso ocurra con dos jovenzuelos jóvenes y enamorados que se reúnen a solas. Pero, si no hay muchacha, o hay una gran afrenta, eso permitiría el desentenderse de todo.-La vieja dio otro largo trago a esa infusión caliente, que ya casi no humeaba, tanto fuera porque se había enfriado, como porque ya casi se la había terminado.
En ese momento de silencio entraron por la puerta el joven de antes, cargando una par de cubetas llenas de leche, y una muchacha que no tendría mas de dieciséis años, casi idéntica a el, pero con el pelo mas largo, y cargando una cesta de mimbre llena de huevos. Pero si algo llamaba la atención sobre la joven era el abultado vientre que delataba que se hallaba en cinta.
Esa imagen era el ultimo dato que necesitaba para poder sacar mis propias conclusiones. Mi mirada paso de la joven a la anciana, y sin siquiera pensar no pude evitar que una pregunta escapara en un murmullo entre mis labios.
-Es por ella...¿Es por eso que todos creen que tenéis las armas no?.
La anciana se limitó a esbozar una triste sonrisa.
Arygos Valnor
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
Thiel dio dos pasos atrás y se apuró a esconderse detrás del tronco de un árbol cuando, a mitad del camino hacia el encuentro con sus compañeros, dos voces masculinas, traídas por el viento, llegaron a sus oídos.
–¡Apúrate, idiota!
–¡No me llames idiota, idiota! ¡Voy tan rápido como puedo!
–Pues esfuérzate más, escuchaste bien lo que dijo el viejo: “Quiero todas las armas en la bodega para esta noche”. To-das. ¿No lo entiendes?
–Lo sé, lo sé, ya lo has dicho mil veces. “Nos cortarán la cabeza”, bla, bla, bla. ¡Patrañas! No podrían hacer eso por una estúpida vaina perdida.
–Claro que pueden, idiota. Pueden hacer lo que quieran, ¡son los Tocoron!
La joven ahogó un quejido al tiempo en que se llevaba las manos a la boca y se asomó, cautelosa, para observar por detrás del árbol a ambos hombres. Uno de ellos permanecía arrodillado con los brazos metidos en un matorral, moviendo las ramas enérgicamente en busca de algo. El otro estaba de pie a su lado, observando hacia todos los flancos con una mano puesta sobre la empuñadura de su espada. Ambos sudaban y Thiel no lo atribuía sólo al calor del sol directo, sino también a un nerviosismo que podía olerse desde muy lejos. Esperó en silencio, agazapándose en aguardo del momento en que debiese actuar. Estaban a muy pocos minutos andando de la cueva y las huellas de carreta, similares a las de la entrada de la caverna, marcaban el camino por donde ambos tipos iban rebuscando entre las plantas. Si decidían ir hacia donde se suponía que se encontraban el humano y la peliblanca, estaba dispuesta a detenerlos.
No obstante, los hombres parecían tener ocupaciones más inmediatas y, tras un bufido de resignación, el que estaba entre los arbustos se levantó y sacudiéndose el polvo del pantalón, habló:
–No está aquí. Hemos revuelto cada maldita planta en el camino, ¡te digo que alguien se la ha llevado!
–Tsk… ¿Sabes qué? Déjalo. Culparemos a William y ya, asunto arreglado. Ahora debemos ir a la bodega.
–¿Por qué al tonto William?
–Mejor su cabeza que las nuestras, ¿no?
Los individuos intercambiaron miradas jocosas y abandonaron el lugar, dirigiéndose hacia las puertas de la ciudad amurallada. Thiel suspiró en un intento por relajar sus tensos músculos y, una vez se supo sola, emprendió la presurosa marcha hacia la cueva con la esperanza de que sus improvisados compañeros estuviesen esperándola.
Tenía sentido que los Tocoron quisiesen tener en su posesión cada una de las armas “robadas” en una bodega ajena a su casa. Cuando inculpasen definitivamente a los licántropos, cosa que según Gran Pa sucedería muy pronto, seguramente terminarían endosándoles la supuesta pertenencia del escondite. ¡Una jugada astuta! A Thiel siempre le habían interesado los humanos y había conocido a algunos amables, buenos y respetuosos, como Gran Pa, Timoteo o su amigo de la infancia. Sin embargo, a medida que se introducía más en la cultura humana, llegaba a la conclusión de que eran pocos los que mantenían su alma pura y benevolente. Los demás humanos, para su disgusto, hacían que su raza se ganase a pulso la reputación de manzana podrida.
Cuando a llegó a la cueva, a decir verdad, no le sorprendió encontrarse completamente sola. A juzgar por el trayecto del sol llegaba tarde a la hora de encuentro. Maldijo entre dientes y se dio la media vuelta para emprender la carrera hacia donde su confiable anfitrión le había dicho que podría encontrar el asentamiento de la jauría. Le preocupaba que los lobos reaccionaran con hostilidad a la visita de un mercenario armado hasta los dientes y una peliblanca de pintas exóticas. Si eran como su familia, que esperaba que no lo fuesen, no aceptarían de buena gana tal intromisión.
Rodeó la ciudad tan rápido como sus cortas piernas se lo permitieron. En su forma animal hubiese tardado la mitad de tiempo en recorrer el trayecto, pero dudaba que fuese prudente que Baslodia, en su estado actual de racismo y suceptibilidad, tuviese a una enorme loba correteando por sus cercanías. Tal como Gran Pa le había dicho, encontró el modesto establecimiento ubicado entre la muralla y el bosque. No había tiempo para formalidades; aunque nadie mejor que ella sabía el respeto y la cautela que había que tener al presentarse sin invitación a territorio licántropo, esta vez el tiempo apremiaba. Saltó la modesta verja, cruzó el camino como un rayo y abrió la puerta de la pintoresca casa dentro de la cual se encontraban la peliblanca, el mercenario y tres congéneres que la observaron con sobresalto, curiosidad y evidente molestia.
–¡Los Tocoron! –Vociferó, torciéndose hacia adelante con las manos en el estómago en un desesperado intento por recuperar el aliento. Las gotas de sudor bajándole por el rostro y el cabello más enmarañado de lo normal evidenciaban su larga carrera para llegar hasta allí. –¡Yo… los vi! ¡Tienen las armas en una… una bodega! –La anciana fue la primera en ablandar su duro gesto ante la entrada de la joven intrusa. Tras olisquear el aire, pareció saber exactamente de quién (o mejor dicho qué) se trataba. Bastó un suave ademán de su aguerrida mano para señalarle a la muchachita que tomase asiento junto a los otros dos invitados. Thiel, todavía bastante agitada, apenas dio un par de pasos adelante y, antes de sentarse, inclinó la cabeza en muestra de respeto a la anciana y dirigió una mirada inquieta a la joven cuyo vientre evidenciaba un embarazo que la de ojos oliva, a diferencia de sus compañeros, no tenía idea de cómo formaba parte en la historia. –Siento mucho la intrusión, pero no hay mucho tiempo. ¡Pronto serán acusados y necesitamos hacer algo al respecto!
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He vuelto <3
–¡Apúrate, idiota!
–¡No me llames idiota, idiota! ¡Voy tan rápido como puedo!
–Pues esfuérzate más, escuchaste bien lo que dijo el viejo: “Quiero todas las armas en la bodega para esta noche”. To-das. ¿No lo entiendes?
–Lo sé, lo sé, ya lo has dicho mil veces. “Nos cortarán la cabeza”, bla, bla, bla. ¡Patrañas! No podrían hacer eso por una estúpida vaina perdida.
–Claro que pueden, idiota. Pueden hacer lo que quieran, ¡son los Tocoron!
La joven ahogó un quejido al tiempo en que se llevaba las manos a la boca y se asomó, cautelosa, para observar por detrás del árbol a ambos hombres. Uno de ellos permanecía arrodillado con los brazos metidos en un matorral, moviendo las ramas enérgicamente en busca de algo. El otro estaba de pie a su lado, observando hacia todos los flancos con una mano puesta sobre la empuñadura de su espada. Ambos sudaban y Thiel no lo atribuía sólo al calor del sol directo, sino también a un nerviosismo que podía olerse desde muy lejos. Esperó en silencio, agazapándose en aguardo del momento en que debiese actuar. Estaban a muy pocos minutos andando de la cueva y las huellas de carreta, similares a las de la entrada de la caverna, marcaban el camino por donde ambos tipos iban rebuscando entre las plantas. Si decidían ir hacia donde se suponía que se encontraban el humano y la peliblanca, estaba dispuesta a detenerlos.
No obstante, los hombres parecían tener ocupaciones más inmediatas y, tras un bufido de resignación, el que estaba entre los arbustos se levantó y sacudiéndose el polvo del pantalón, habló:
–No está aquí. Hemos revuelto cada maldita planta en el camino, ¡te digo que alguien se la ha llevado!
–Tsk… ¿Sabes qué? Déjalo. Culparemos a William y ya, asunto arreglado. Ahora debemos ir a la bodega.
–¿Por qué al tonto William?
–Mejor su cabeza que las nuestras, ¿no?
Los individuos intercambiaron miradas jocosas y abandonaron el lugar, dirigiéndose hacia las puertas de la ciudad amurallada. Thiel suspiró en un intento por relajar sus tensos músculos y, una vez se supo sola, emprendió la presurosa marcha hacia la cueva con la esperanza de que sus improvisados compañeros estuviesen esperándola.
Tenía sentido que los Tocoron quisiesen tener en su posesión cada una de las armas “robadas” en una bodega ajena a su casa. Cuando inculpasen definitivamente a los licántropos, cosa que según Gran Pa sucedería muy pronto, seguramente terminarían endosándoles la supuesta pertenencia del escondite. ¡Una jugada astuta! A Thiel siempre le habían interesado los humanos y había conocido a algunos amables, buenos y respetuosos, como Gran Pa, Timoteo o su amigo de la infancia. Sin embargo, a medida que se introducía más en la cultura humana, llegaba a la conclusión de que eran pocos los que mantenían su alma pura y benevolente. Los demás humanos, para su disgusto, hacían que su raza se ganase a pulso la reputación de manzana podrida.
Cuando a llegó a la cueva, a decir verdad, no le sorprendió encontrarse completamente sola. A juzgar por el trayecto del sol llegaba tarde a la hora de encuentro. Maldijo entre dientes y se dio la media vuelta para emprender la carrera hacia donde su confiable anfitrión le había dicho que podría encontrar el asentamiento de la jauría. Le preocupaba que los lobos reaccionaran con hostilidad a la visita de un mercenario armado hasta los dientes y una peliblanca de pintas exóticas. Si eran como su familia, que esperaba que no lo fuesen, no aceptarían de buena gana tal intromisión.
Rodeó la ciudad tan rápido como sus cortas piernas se lo permitieron. En su forma animal hubiese tardado la mitad de tiempo en recorrer el trayecto, pero dudaba que fuese prudente que Baslodia, en su estado actual de racismo y suceptibilidad, tuviese a una enorme loba correteando por sus cercanías. Tal como Gran Pa le había dicho, encontró el modesto establecimiento ubicado entre la muralla y el bosque. No había tiempo para formalidades; aunque nadie mejor que ella sabía el respeto y la cautela que había que tener al presentarse sin invitación a territorio licántropo, esta vez el tiempo apremiaba. Saltó la modesta verja, cruzó el camino como un rayo y abrió la puerta de la pintoresca casa dentro de la cual se encontraban la peliblanca, el mercenario y tres congéneres que la observaron con sobresalto, curiosidad y evidente molestia.
–¡Los Tocoron! –Vociferó, torciéndose hacia adelante con las manos en el estómago en un desesperado intento por recuperar el aliento. Las gotas de sudor bajándole por el rostro y el cabello más enmarañado de lo normal evidenciaban su larga carrera para llegar hasta allí. –¡Yo… los vi! ¡Tienen las armas en una… una bodega! –La anciana fue la primera en ablandar su duro gesto ante la entrada de la joven intrusa. Tras olisquear el aire, pareció saber exactamente de quién (o mejor dicho qué) se trataba. Bastó un suave ademán de su aguerrida mano para señalarle a la muchachita que tomase asiento junto a los otros dos invitados. Thiel, todavía bastante agitada, apenas dio un par de pasos adelante y, antes de sentarse, inclinó la cabeza en muestra de respeto a la anciana y dirigió una mirada inquieta a la joven cuyo vientre evidenciaba un embarazo que la de ojos oliva, a diferencia de sus compañeros, no tenía idea de cómo formaba parte en la historia. –Siento mucho la intrusión, pero no hay mucho tiempo. ¡Pronto serán acusados y necesitamos hacer algo al respecto!
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Thiel
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
Aparentemente la “jauría” era en realidad una familia muy extensa por lo que se veía de sus integrantes, el mercenario recogió sus armas del suelo y siguió a la anciana al interior de la casa, dentro de esta pudo ver una colección de pieles que sería la envidia de muchos reyes.
El guerrero dejo sus armas a un lado de la entrada mientras se paraba frente a la anciana, mientras esta lo examinaba –no solo cualquier humano- dijo respondiendo a su pregunta mientras le dejaba ver la marca de la armadura que cubría sus brazos –soy uno que ya tuvo bastante tiempo conociéndolos como para saber que ustedes no necesitan armas, ni tampoco robarlas- ese era un gesto un poco extraño, pero uno que serbia para demostrar que entre ambas razas existía suficiente diversidad como para saber que dos individuos de ambas especies que tuvieron disputas con otros individuos de la otra especie necesitaban ser enemigos.
El joven espadachín escucho de forma callada la historia de la anciana, ya podía ver por dónde iban los tiros, una muchacha estúpida embarazada por un hijo de casa noble más estúpido todavía, lo cual se confirmo cuando la muchacha en cuestión entro acompañada por su hermano y cargando con el respectivo panzón, Klinge levanto la mirada al cielo en señal de decepción, una chica lobo debería tener el instinto para no caer en la trampa de una cara bonita y una verga larga.
El mercenario decide irse del lugar, deteniéndose solo a recoger sus armas en la entrada, cuando Thiel entro a lo loco a la casa casi atropellándolo gritando sobre como los Tocoros tenían las armas ocultas en una bóveda –bueno este misterio se está resolviendo rápido no creen?- dijo irónicamente para luego acercarse a la licantropa aun con sus armas enfundadas en las manos –y tu donde te metiste todo este tiempo? Dejar a una dragona y a un mercenario atender asuntos discretos con tu gente no es la mejor de las ideas sabes?- dijo el espadachín claramente molesto ante la actitud distante de su “socia”.
El guerrero dejo sus armas a un lado de la entrada mientras se paraba frente a la anciana, mientras esta lo examinaba –no solo cualquier humano- dijo respondiendo a su pregunta mientras le dejaba ver la marca de la armadura que cubría sus brazos –soy uno que ya tuvo bastante tiempo conociéndolos como para saber que ustedes no necesitan armas, ni tampoco robarlas- ese era un gesto un poco extraño, pero uno que serbia para demostrar que entre ambas razas existía suficiente diversidad como para saber que dos individuos de ambas especies que tuvieron disputas con otros individuos de la otra especie necesitaban ser enemigos.
El joven espadachín escucho de forma callada la historia de la anciana, ya podía ver por dónde iban los tiros, una muchacha estúpida embarazada por un hijo de casa noble más estúpido todavía, lo cual se confirmo cuando la muchacha en cuestión entro acompañada por su hermano y cargando con el respectivo panzón, Klinge levanto la mirada al cielo en señal de decepción, una chica lobo debería tener el instinto para no caer en la trampa de una cara bonita y una verga larga.
El mercenario decide irse del lugar, deteniéndose solo a recoger sus armas en la entrada, cuando Thiel entro a lo loco a la casa casi atropellándolo gritando sobre como los Tocoros tenían las armas ocultas en una bóveda –bueno este misterio se está resolviendo rápido no creen?- dijo irónicamente para luego acercarse a la licantropa aun con sus armas enfundadas en las manos –y tu donde te metiste todo este tiempo? Dejar a una dragona y a un mercenario atender asuntos discretos con tu gente no es la mejor de las ideas sabes?- dijo el espadachín claramente molesto ante la actitud distante de su “socia”.
- nota:
- me acabas de joder la mitad del post
Klinge
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
El paseo por la casa de los Tocoron al principio no había sido muy interesante, hasta que la joven que me acompañaba empezó a decir que aquella relación había destruido todo lo bonito que habían tenido en la familia, y a demás comentaba que no entendía como es que su hermano se veía con la loba durante tanto tiempo y nadie se había enterado.
La chica realmente se notaba feliz por el rumor, y repetía muchas veces que los lobos se lo merecían.
-¿Por qué no te gustan los lobos?- le pregunté con mucha curiosidad.
-Me parecen seres…- se quedó muda buscando algún argumento para incriminarlos -Son gente terrible, sin sentimiento… es como ese Robert… seguramente él está detrás de todo esto…- dijo con un tono de voz que me generaba una especie de desconfianza.
-Ehm… si bueno… supongo que Robert…- dejé de hablar para que ella sintiera la necesidad de completar mi frase, pero no lo hizo.
-¿No te ha pasado que sabes que hiciste algo malo pero que te arrepientes de ello?- me preguntó -Es que… no fue algo realmente malo, pienso que es por el bien de la familia. Aunque. William es un maldi#@$% tonto- dijo esta vez mostrando rabia hacia ese tal William.
Obviamente esta chica, Clairé tenía algo que ver con todo el asunto, y me encantaba que tuviese la lengua tan suelta como un sapo… sin embargo no terminaba de decir todo lo que me interesaba. Era como que empezaba a decirlo todo y luego boom, cambiaba de tema repentinamente y agregaba otro indicio de pista y luego otra vez dejaba todo confuso.
Yo no quería presionar su información, a parte se notaba que tenía full ganas de contarlo todo pero por pudor y amabilidad no terminaba de lanzar todas las respuestas.
Pasé un momentico al baño del lugar, hice mis necesidades y luego seguí con el recorrido que me hacía la chica y se me prendió el bombillo.
-¿Cuál es tu cuarto? ¿Tienes muñecas para jugar?- dije emocionada y con un aire muy jovial; tenía pocos minutos para convertirme en la mejor amiga de esta chica para que confiara en mí y me contara todo.
Clairé un poco confundida asintió con la cabeza y me dijo que sí tenía cosas lindas en su cuarto.
-Soy hija única, y siempre quise tener una hermana mayor como tú- lancé mi golpe bajo verbalmente hablando.
Realmente confiaba mucho en mis habilidades de convencimiento, pero la ternura y la adulación siempre habían sido mi mejor arma, y en esta ocasión me estaba valiendo de las dos en un mismo ataque. Estaba segura de que una chica como Clairé, con tantos secretos y tantos lujos, sería incapaz de evadir algo como eso.
-¡Vamos!- me dijo llevándome con ella a su cuarto y preparando su discurso de hermana mayor, dándome consejos de belleza y emocionándose por jugar con mi cabello y hacerme peinados exóticos. -Los labiales, las pestañas y el rizador, los dejé en el piso de arriba. Ya vengo-
-Por fiiiiiiiin- pensé aliviada mientras veía a Clairé dejarme su cuarto libre para poder husmear en él.
Corrí buscando en aquella habitación algo que me sirviera. Había mucha ropa, varios espejos y ¿una carta recién abierta? Me acerqué a leerla y decía:
Querida Clairé, estoy preocupado por ti. Creo haber visto a Roberto, tu chico, besándose con otra.
Como te dije desde un principio… los lobos son unos sucios animales rastreros. No se puede confiar en ellos. Incluso estoy casi seguro de que él robó las armas que robaste con tus amigos. William es un tonto, a parte un día lo vi hablando de amigo con él.
Ya no se puede confiar en nadie.
Por cierto, princesa de mi corazón. Quería decirte que me tengo que ir de la ciudad. Mi papá está en Lunargenta, se encuentra enfermo y necesita de mí. Disculpa, pero no nos vamos a poder ver por unos meses.
Besos,
Lorenzo.
En cuanto la joven llegó al cuarto y empezó a maquillarme yo comenté -Hay un chico… es peli negro, muy inteligente y valiente… me gusta y… no sé qué hacer-
-Uyyy pequeña, no te enamores desde tan temprano, el amor duele y más cuando sabes que te mienten. Tengo un amigito llamado Lorenzo, yo pensé que le gustaba y me intentaba proteger, pero creo que no ha sido del todo sincero conmigo… y en asuntos importantes- contestó -No confíes en nadie pequeña, los hombres confunden todo…-
La chica realmente se notaba feliz por el rumor, y repetía muchas veces que los lobos se lo merecían.
-¿Por qué no te gustan los lobos?- le pregunté con mucha curiosidad.
-Me parecen seres…- se quedó muda buscando algún argumento para incriminarlos -Son gente terrible, sin sentimiento… es como ese Robert… seguramente él está detrás de todo esto…- dijo con un tono de voz que me generaba una especie de desconfianza.
-Ehm… si bueno… supongo que Robert…- dejé de hablar para que ella sintiera la necesidad de completar mi frase, pero no lo hizo.
-¿No te ha pasado que sabes que hiciste algo malo pero que te arrepientes de ello?- me preguntó -Es que… no fue algo realmente malo, pienso que es por el bien de la familia. Aunque. William es un maldi#@$% tonto- dijo esta vez mostrando rabia hacia ese tal William.
Obviamente esta chica, Clairé tenía algo que ver con todo el asunto, y me encantaba que tuviese la lengua tan suelta como un sapo… sin embargo no terminaba de decir todo lo que me interesaba. Era como que empezaba a decirlo todo y luego boom, cambiaba de tema repentinamente y agregaba otro indicio de pista y luego otra vez dejaba todo confuso.
Yo no quería presionar su información, a parte se notaba que tenía full ganas de contarlo todo pero por pudor y amabilidad no terminaba de lanzar todas las respuestas.
Pasé un momentico al baño del lugar, hice mis necesidades y luego seguí con el recorrido que me hacía la chica y se me prendió el bombillo.
-¿Cuál es tu cuarto? ¿Tienes muñecas para jugar?- dije emocionada y con un aire muy jovial; tenía pocos minutos para convertirme en la mejor amiga de esta chica para que confiara en mí y me contara todo.
Clairé un poco confundida asintió con la cabeza y me dijo que sí tenía cosas lindas en su cuarto.
-Soy hija única, y siempre quise tener una hermana mayor como tú- lancé mi golpe bajo verbalmente hablando.
Realmente confiaba mucho en mis habilidades de convencimiento, pero la ternura y la adulación siempre habían sido mi mejor arma, y en esta ocasión me estaba valiendo de las dos en un mismo ataque. Estaba segura de que una chica como Clairé, con tantos secretos y tantos lujos, sería incapaz de evadir algo como eso.
-¡Vamos!- me dijo llevándome con ella a su cuarto y preparando su discurso de hermana mayor, dándome consejos de belleza y emocionándose por jugar con mi cabello y hacerme peinados exóticos. -Los labiales, las pestañas y el rizador, los dejé en el piso de arriba. Ya vengo-
-Por fiiiiiiiin- pensé aliviada mientras veía a Clairé dejarme su cuarto libre para poder husmear en él.
Corrí buscando en aquella habitación algo que me sirviera. Había mucha ropa, varios espejos y ¿una carta recién abierta? Me acerqué a leerla y decía:
Querida Clairé, estoy preocupado por ti. Creo haber visto a Roberto, tu chico, besándose con otra.
Como te dije desde un principio… los lobos son unos sucios animales rastreros. No se puede confiar en ellos. Incluso estoy casi seguro de que él robó las armas que robaste con tus amigos. William es un tonto, a parte un día lo vi hablando de amigo con él.
Ya no se puede confiar en nadie.
Por cierto, princesa de mi corazón. Quería decirte que me tengo que ir de la ciudad. Mi papá está en Lunargenta, se encuentra enfermo y necesita de mí. Disculpa, pero no nos vamos a poder ver por unos meses.
Besos,
Lorenzo.
En cuanto la joven llegó al cuarto y empezó a maquillarme yo comenté -Hay un chico… es peli negro, muy inteligente y valiente… me gusta y… no sé qué hacer-
-Uyyy pequeña, no te enamores desde tan temprano, el amor duele y más cuando sabes que te mienten. Tengo un amigito llamado Lorenzo, yo pensé que le gustaba y me intentaba proteger, pero creo que no ha sido del todo sincero conmigo… y en asuntos importantes- contestó -No confíes en nadie pequeña, los hombres confunden todo…-
___________
OffRol
Maguita sospecha que tal vez ese tal Lorenzo impulsó a Clairé para que mandara a sus amigos,
los que vio Thiel, a robarse el cargamento y que quién tiene las armas es relamente este tal Lorenzo.
Bel, sorry por saltarte el turno, aún puedes contestar.
Chicos, esta es la penúltima ronda, terminen de atar cabos y luego tenemos el post de reunirnos y la finalización.
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Maguita sospecha que tal vez ese tal Lorenzo impulsó a Clairé para que mandara a sus amigos,
los que vio Thiel, a robarse el cargamento y que quién tiene las armas es relamente este tal Lorenzo.
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Chicos, esta es la penúltima ronda, terminen de atar cabos y luego tenemos el post de reunirnos y la finalización.
Magazubi
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
La llegada de la muchacha que se suponía debería de habernos encontrado en la cueva me parecio un tanto extraña, y su comportamiento me seguía dando mala espina a ratos, pero no la habían detenido de entrar en la casa, y , aunque todos se notaban sorprendidos, nadie hizo ningún ademán hostil.
Bueno, mas allá del comentario fuera de tono del mercenario.
-Yo no necesito que me auxilien ni me permitan nada, trato lo que me parece y no necesito que ningún humano hable por mi.- Siseé con sequedad cuando Klingue no tuvo mejor idea que usar mi nombre para reprender a la supuesta licantropa.-Nadie te obligó a venir, si no considerabas apropiado mediar en ese asunto no deberías haber venido.-Le aclaré al mercenario, invitándolo con mi escasa cortesía a que volviera a las tabernas donde los suyos vendían el honor por una botella si el precio de su compañía era alguna otra queja de aquel estilo.
Me levanté de la silla e incline la cabeza con respeto a la anciana, luego me volteé hacia la muchacha que se había sentado a recuperar el aliento.
-Si no hay tiempo no deberíamos sentarnos.-Aclaré con un poco mas de tacto del que había empleado con el mercenario, pues la joven parecía haber venido a los apurones y podía entender que sus pulmones no dieran para mas.
-Si sabes donde está la bodega, dibujamelo e iré, o llévame si te encuentras con fuerzas.-Le pedí a la licantropa mientras me apartaba de delante suyo y me dirigía hacia la puerta.
Me volteé una vez mas hacia la familia de licantropos, donde los mas jóvenes habían vuelto a sus quehaceres intentando retomar su vida a nuestro alrededor como si no estuviéramos o no fuéramos mas que espectros fruto de su imaginación. La anciana por otro lado permanecía en calma, como si la edad le otorgara una paciencia y un temple que me resultaban impactantes y sumamente envidiables.
-Muchas gracias por su hospitalidad y la historia.-Me detuve a comentar con genuino aprecio, antes de cruzar el umbral.
Me aparte de la casa varios pasos, esperando a que mis acompañantes salieran, si el lugar se hallaba dentro de los margenes de la ciudad mantendría mi aspecto, de hallarse fuera tomaría la forma de dragón para alcanzar el almacén y hacerme una idea del terreno antes de asaltar el mismo.
Bueno, mas allá del comentario fuera de tono del mercenario.
-Yo no necesito que me auxilien ni me permitan nada, trato lo que me parece y no necesito que ningún humano hable por mi.- Siseé con sequedad cuando Klingue no tuvo mejor idea que usar mi nombre para reprender a la supuesta licantropa.-Nadie te obligó a venir, si no considerabas apropiado mediar en ese asunto no deberías haber venido.-Le aclaré al mercenario, invitándolo con mi escasa cortesía a que volviera a las tabernas donde los suyos vendían el honor por una botella si el precio de su compañía era alguna otra queja de aquel estilo.
Me levanté de la silla e incline la cabeza con respeto a la anciana, luego me volteé hacia la muchacha que se había sentado a recuperar el aliento.
-Si no hay tiempo no deberíamos sentarnos.-Aclaré con un poco mas de tacto del que había empleado con el mercenario, pues la joven parecía haber venido a los apurones y podía entender que sus pulmones no dieran para mas.
-Si sabes donde está la bodega, dibujamelo e iré, o llévame si te encuentras con fuerzas.-Le pedí a la licantropa mientras me apartaba de delante suyo y me dirigía hacia la puerta.
Me volteé una vez mas hacia la familia de licantropos, donde los mas jóvenes habían vuelto a sus quehaceres intentando retomar su vida a nuestro alrededor como si no estuviéramos o no fuéramos mas que espectros fruto de su imaginación. La anciana por otro lado permanecía en calma, como si la edad le otorgara una paciencia y un temple que me resultaban impactantes y sumamente envidiables.
-Muchas gracias por su hospitalidad y la historia.-Me detuve a comentar con genuino aprecio, antes de cruzar el umbral.
Me aparte de la casa varios pasos, esperando a que mis acompañantes salieran, si el lugar se hallaba dentro de los margenes de la ciudad mantendría mi aspecto, de hallarse fuera tomaría la forma de dragón para alcanzar el almacén y hacerme una idea del terreno antes de asaltar el mismo.
Arygos Valnor
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
La muchacha se mantuvo en silencio durante unos segundos con el fin de recuperar el aliento. El corazón le galopaba desbocado y, aunque lo intentaba, no podía articular palabra alguna. Sentía tanta presión ejercida por las miradas de todos puestas sobre ella que casi ni siquiera prestó atención a las burdas quejas del mercenario; solamente se apuró a decirle, por lo bajo, entre exhalaciones y sin intenciones de extenderse en su explicación:
–Estaba precisamente siendo testigo de los hechos que acabo de mencionar, humano. ¿Te importaría dejar de lado tu comportamiento de machote por un rato? Estamos en el mismo equipo.
Thiel detestaba lidiar con gente maleducada y desagradecida. Le dirigió una última mirada cuyo ceño fruncido denotaba su enfado y, tras suspirar profundamente para retomar la calma, se dirigió a la peliblanca tal como ésta antes había hecho: con mucha más amabilidad.
–No lo sé, no he oído la ubicación... –Clavó su mirada en el suelo y, tras cavilar durante un instante, añadió: –Pero conozco a alguien que podría saberlo.
Se puso de pie y, al igual que la dragona, Thiel agradeció la amabilidad de la anciana anfitriona. En otras circunstancias se hubiese quedado para conocer mejor a aquellos que eran como los suyos, pues además de su propia familia jamás había estado con otra jauría. Quería descubrir sus costumbres, su modo de vivir y las razones por las que habían decidido trasladarse a una ciudad como Baslodia dejando atrás el amparo del bosque. No obstante no era momento para satisfacer su curiosidad. Sin perder más tiempo salió por la puerta resuelta a guiar a sus compañeros, si es que ambos decidían seguirla, al lugar donde pensaba que su pequeño y fiel informante podría llegar a darles la información que necesitaban: El orfanato de Gran Pa.
Si bien la joven loba solía ser charlatana y vivaz, ésta vez su ánimo se veía ensombrecido por la urgencia del asunto. Si no se apuraban, esa jauría inocente terminaría no sólo siendo desterrada, sino también a merced de injusticias que sólo los pueblerinos enfurecidos –y ociosos– podían llegar a proporcionar a los “delincuentes”. No era difícil imaginarse como desenlace a una muchedumbre cargando contra esas casitas de barro y paja con las antorchas en alto, y los Tocoron tan tranquilos, con sus armas y sus ganancias bien guardadas. Sus pasos eran ligeros y no se giró en ningún momento a corroborar si el mercenario y la mujer la seguían. Cuando llegaron a la casona del bonachón hombre que daba asilo a los huérfanos, se puso en puntas de pie y golpeó tres veces la aldaba contra la puerta.
No pasaron más de diez segundos cuando la entrada se abrió dejando ver al enorme y panzón hombre que la observó con una sonrisa, mueca que mutó a la sorpresa cuando, tras la pequeña Thiel, el señor divisó a la peculiar mujer y al armado mercenario. La jovencita se apresuró a tranquilizar al hombre palmeándole uno de sus brazos y pidiéndole con una amabilidad que hacía parecer que nada malo ocurría:
–Hola de nuevo, señor Gran Pa. ¿Podría hablar con Timoteo un momento?
El hombre asintió y pronto desapareció tras el umbral en busca del infante.
La pequeña silueta apareció corriendo y se estampó contra el regazo de Thiel con un enérgico abrazo. La muchacha lo apretujó con cariño, besó su cabeza y se agachó para quedar a la altura del niño, quien observaba con los ojos bien abiertos, rebosantes de curiosidad, a los dos personajes que tenía tras ella. Especialmente a la mujer de la larga y nunca antes vista cola.
–Timoteo, ellos son… –tuvo que hacer un gran esfuerzo para recordar los nombres pero, aún temiendo equivocarse, continuó, siempre asegurándose que el niño le viese bien los labios para que pudiese leerlos– Arygos y… ¿Klinch? Todos estamos intentando resolver el dilema de las armas, pero necesitamos saber si hay una bodega donde los Tocoron podrían esconderlas. Dudo que esté en sus propias tierras, seguramente sea algo clandestino. ¿Tienes alguna idea?
El niño parecía haber estado esperando esa pregunta todo el día. Con los ojos brillantes y las manitos temblorosas, tomó una ramita y comenzó a dibujar en el polvo. Delineó los límites del muro de la ciudad, remarcó el gran arco de la entrada y señaló la zona donde debían encontrarse las cavernas. Poco más allá de la cueva donde todos se habían encontrado, dibujó una equis. La bodega, como cabía esperar, debía ser algún edificio, como un silo o un granero abandonado, donde a nadie se le ocurriese buscar ni mucho menos asociar con los Tocoron.
Thiel se puso de pie, revolvió el cabello del niño y, tras prometerle que volvería con más regalos como agradecimiento, le mandó a que regresase dentro. Tras echar un último vistazo al mapa improvisado encaró a sus compañeros y con ánimos renovados, habló:
–¿Esperamos al otro equipo o vamos por nuestra cuenta?
–Estaba precisamente siendo testigo de los hechos que acabo de mencionar, humano. ¿Te importaría dejar de lado tu comportamiento de machote por un rato? Estamos en el mismo equipo.
Thiel detestaba lidiar con gente maleducada y desagradecida. Le dirigió una última mirada cuyo ceño fruncido denotaba su enfado y, tras suspirar profundamente para retomar la calma, se dirigió a la peliblanca tal como ésta antes había hecho: con mucha más amabilidad.
–No lo sé, no he oído la ubicación... –Clavó su mirada en el suelo y, tras cavilar durante un instante, añadió: –Pero conozco a alguien que podría saberlo.
Se puso de pie y, al igual que la dragona, Thiel agradeció la amabilidad de la anciana anfitriona. En otras circunstancias se hubiese quedado para conocer mejor a aquellos que eran como los suyos, pues además de su propia familia jamás había estado con otra jauría. Quería descubrir sus costumbres, su modo de vivir y las razones por las que habían decidido trasladarse a una ciudad como Baslodia dejando atrás el amparo del bosque. No obstante no era momento para satisfacer su curiosidad. Sin perder más tiempo salió por la puerta resuelta a guiar a sus compañeros, si es que ambos decidían seguirla, al lugar donde pensaba que su pequeño y fiel informante podría llegar a darles la información que necesitaban: El orfanato de Gran Pa.
Si bien la joven loba solía ser charlatana y vivaz, ésta vez su ánimo se veía ensombrecido por la urgencia del asunto. Si no se apuraban, esa jauría inocente terminaría no sólo siendo desterrada, sino también a merced de injusticias que sólo los pueblerinos enfurecidos –y ociosos– podían llegar a proporcionar a los “delincuentes”. No era difícil imaginarse como desenlace a una muchedumbre cargando contra esas casitas de barro y paja con las antorchas en alto, y los Tocoron tan tranquilos, con sus armas y sus ganancias bien guardadas. Sus pasos eran ligeros y no se giró en ningún momento a corroborar si el mercenario y la mujer la seguían. Cuando llegaron a la casona del bonachón hombre que daba asilo a los huérfanos, se puso en puntas de pie y golpeó tres veces la aldaba contra la puerta.
No pasaron más de diez segundos cuando la entrada se abrió dejando ver al enorme y panzón hombre que la observó con una sonrisa, mueca que mutó a la sorpresa cuando, tras la pequeña Thiel, el señor divisó a la peculiar mujer y al armado mercenario. La jovencita se apresuró a tranquilizar al hombre palmeándole uno de sus brazos y pidiéndole con una amabilidad que hacía parecer que nada malo ocurría:
–Hola de nuevo, señor Gran Pa. ¿Podría hablar con Timoteo un momento?
El hombre asintió y pronto desapareció tras el umbral en busca del infante.
La pequeña silueta apareció corriendo y se estampó contra el regazo de Thiel con un enérgico abrazo. La muchacha lo apretujó con cariño, besó su cabeza y se agachó para quedar a la altura del niño, quien observaba con los ojos bien abiertos, rebosantes de curiosidad, a los dos personajes que tenía tras ella. Especialmente a la mujer de la larga y nunca antes vista cola.
–Timoteo, ellos son… –tuvo que hacer un gran esfuerzo para recordar los nombres pero, aún temiendo equivocarse, continuó, siempre asegurándose que el niño le viese bien los labios para que pudiese leerlos– Arygos y… ¿Klinch? Todos estamos intentando resolver el dilema de las armas, pero necesitamos saber si hay una bodega donde los Tocoron podrían esconderlas. Dudo que esté en sus propias tierras, seguramente sea algo clandestino. ¿Tienes alguna idea?
El niño parecía haber estado esperando esa pregunta todo el día. Con los ojos brillantes y las manitos temblorosas, tomó una ramita y comenzó a dibujar en el polvo. Delineó los límites del muro de la ciudad, remarcó el gran arco de la entrada y señaló la zona donde debían encontrarse las cavernas. Poco más allá de la cueva donde todos se habían encontrado, dibujó una equis. La bodega, como cabía esperar, debía ser algún edificio, como un silo o un granero abandonado, donde a nadie se le ocurriese buscar ni mucho menos asociar con los Tocoron.
Thiel se puso de pie, revolvió el cabello del niño y, tras prometerle que volvería con más regalos como agradecimiento, le mandó a que regresase dentro. Tras echar un último vistazo al mapa improvisado encaró a sus compañeros y con ánimos renovados, habló:
–¿Esperamos al otro equipo o vamos por nuestra cuenta?
Thiel
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
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KLINGE VAMOS, NO DESANIMES, CONTESTA Y YA HACEMOS NUESTRA RESPUESTA DE CIERRE PARA DAR CONCLUSIONES Y CERRAR EL TEMA, TODOS TENDREMOS MUCHOS PUNTICOS.
¡¡VAMOS QUE SI PODEMOS TERMINAR EL TEMA!!
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
Klinge volvió a colgar sus armas del cinturón antes de salir de la taberna con una extraña sonrisa en el rostro, hace mucho tiempo que nadie mostraba el coraje de mandarlo a callar, mucho menos una mujer, cosa que le agradaba, tal vez por eso se sentía más cómodo con otras razas que la propia.
Siguió a Thiel a donde los estaba llevando, que resultó ser un orfanato de poca monta cuidado por un viejo, de pronto una extraña melancolía invadió la mente del guerrero, un sentimiento que ni él podía comprender, tal vez recuerdos de su infancia o el darse cuenta de porque anisaba tanto una muerte de guerrero, el mundo no tenía nada para él, solo miseria, idiotez y sangre, si el valhalla realmente era algo mejor, porque no ir allí?
De pronto fue abruptamente sacado de sus pensamientos al escuchar su nombre mal pronunciado y exclamo con su mal humor habitual –es Klinge! No es tan difícil de recordar.- siempre era lo mismo con los lobos, solo recuerdan lo que les importa, que normalmente eran ofensas de algún tipo y que odiaban a las sanguijuelas –por más que me gustaría ir y partir un par de cráneos para sacar respuestas, quiero esperar a ver que nos dicen esos dos sobre los ricachones estos.- afirmo con una gota de cansancio en su tono, pero más bien tenia curiosidad de saber qué información podían sacarles esa niñita y el don nadie del bastón –aun no me creo que arriesgue mi pellejo salvando el culo de este pueblo de un grupo de bandidos solo para que se llene de ratas!- bramo recordando su última visita al lugar.
Siguió a Thiel a donde los estaba llevando, que resultó ser un orfanato de poca monta cuidado por un viejo, de pronto una extraña melancolía invadió la mente del guerrero, un sentimiento que ni él podía comprender, tal vez recuerdos de su infancia o el darse cuenta de porque anisaba tanto una muerte de guerrero, el mundo no tenía nada para él, solo miseria, idiotez y sangre, si el valhalla realmente era algo mejor, porque no ir allí?
De pronto fue abruptamente sacado de sus pensamientos al escuchar su nombre mal pronunciado y exclamo con su mal humor habitual –es Klinge! No es tan difícil de recordar.- siempre era lo mismo con los lobos, solo recuerdan lo que les importa, que normalmente eran ofensas de algún tipo y que odiaban a las sanguijuelas –por más que me gustaría ir y partir un par de cráneos para sacar respuestas, quiero esperar a ver que nos dicen esos dos sobre los ricachones estos.- afirmo con una gota de cansancio en su tono, pero más bien tenia curiosidad de saber qué información podían sacarles esa niñita y el don nadie del bastón –aun no me creo que arriesgue mi pellejo salvando el culo de este pueblo de un grupo de bandidos solo para que se llene de ratas!- bramo recordando su última visita al lugar.
- Spoiler:
- Nota: para mayor información sobre el comentario de Klinge revisar el tema “la espada robada”.
Klinge
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
Estaba emocionada por lo que había descubierto, todos los peldaños parecían encajar poco a poco para dar con una forma que pudiese salvar a la familia de lobos, así que partí muy entusiasmada al lugar de encuentro con los otros del grupo y me acordé muy tarde de mi compañero de investigación. En cuanto llegué al lugar donde estaban las huellas, el primer lugar de investigación, me percaté de que Belisario no se encontraba conmigo. Esperé que los demás llegaran y les pregunté si sabían algo de él.
-¡¡¡¡HOLAA!!!- grite emocionada cuando alguien de los nuestros se acercó -¿Cómo les fue? Yo tengo mucha información pero aún no estoy segura – dije enseguida – A la familia Tocoron no les gustan mucho los lobos, no confían en ellos… sin embargo por su forma de hablar no parecen querer hacerle daño a los lobos a propósito; pero resulta que dos jóvenes se enamoraron de dos de aquella manada- dije con mucha velocidad toda la información que tenía en mi cabeza -… todo empezó como un rumor, los Tocoron no dijeron que los que robaron las armas fueran los lobos- hice una pausa – hay un pedazo de la historia que no entiendo muy bien y es que Clairé, una de las enamoradas de Tocoron estaba perdidamente enamorada de un muchacho llamado Eduardo, que es lobo, pero las cosas entre ellos no salieron muy bien y a parte… hay un chico llamado Lorenzo que lo único que hace es echarle leña al fuego, y creo que él es quien tiene las armas…- respiro para no asfixiarme -El asunto es que uno de los hermanos de Clairé también tiene relaciones con una loba, pero al parecer ellos si tenían una relación estable- pienso -… de hecho, por la forma de hablar de Clairé mm...- pienso un poco más -creo que estaba celosa, sí sí, eso eso… estaba celosa y se robo las armas para inculpar a los lobos y condenar la relación de su hermano, ya que ella no lo pudo tener-.
Estaba un poco pensativa; habían partes de la historia que en mi cabeza tenían mucho más sentido del que adoptaron cuando dije todo a los muchachos. Ya no estaba segura de si esta chica Tocoron sería capaz de incriminar a los lobos solo para dañar la relación de su hermano porque ella no lo logró, pero hay una pieza que no encajaba y era, ¿en dónde podría estar el cargamento? Porque tenía entendido que al grupo de Clairé le robaron el cargamento.
-El cargamento lo tenía la chica Tocoron, no sé en dónde, pero resulta que luego se lo robaron a ella…- hice una pausa -no sé quién pueda tenerlo… ¿ustedes creen que ese tal Lorenzo lo tenga?- pienso – Yo siento que Lorenzo es nombre de villano, esa sería mi teoría para creer que él es la mente maestra detrás de todo esto-.
-¡¡¡¡HOLAA!!!- grite emocionada cuando alguien de los nuestros se acercó -¿Cómo les fue? Yo tengo mucha información pero aún no estoy segura – dije enseguida – A la familia Tocoron no les gustan mucho los lobos, no confían en ellos… sin embargo por su forma de hablar no parecen querer hacerle daño a los lobos a propósito; pero resulta que dos jóvenes se enamoraron de dos de aquella manada- dije con mucha velocidad toda la información que tenía en mi cabeza -… todo empezó como un rumor, los Tocoron no dijeron que los que robaron las armas fueran los lobos- hice una pausa – hay un pedazo de la historia que no entiendo muy bien y es que Clairé, una de las enamoradas de Tocoron estaba perdidamente enamorada de un muchacho llamado Eduardo, que es lobo, pero las cosas entre ellos no salieron muy bien y a parte… hay un chico llamado Lorenzo que lo único que hace es echarle leña al fuego, y creo que él es quien tiene las armas…- respiro para no asfixiarme -El asunto es que uno de los hermanos de Clairé también tiene relaciones con una loba, pero al parecer ellos si tenían una relación estable- pienso -… de hecho, por la forma de hablar de Clairé mm...- pienso un poco más -creo que estaba celosa, sí sí, eso eso… estaba celosa y se robo las armas para inculpar a los lobos y condenar la relación de su hermano, ya que ella no lo pudo tener-.
Estaba un poco pensativa; habían partes de la historia que en mi cabeza tenían mucho más sentido del que adoptaron cuando dije todo a los muchachos. Ya no estaba segura de si esta chica Tocoron sería capaz de incriminar a los lobos solo para dañar la relación de su hermano porque ella no lo logró, pero hay una pieza que no encajaba y era, ¿en dónde podría estar el cargamento? Porque tenía entendido que al grupo de Clairé le robaron el cargamento.
-El cargamento lo tenía la chica Tocoron, no sé en dónde, pero resulta que luego se lo robaron a ella…- hice una pausa -no sé quién pueda tenerlo… ¿ustedes creen que ese tal Lorenzo lo tenga?- pienso – Yo siento que Lorenzo es nombre de villano, esa sería mi teoría para creer que él es la mente maestra detrás de todo esto-.
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
Alguien que podía saberlo seguía siendo mejor que nada, o que la escasa información que teníamos más allá de eso, así que asentí para mostrarle a la muchacha que era suficiente para mi, y seguí sus pasos.
La licantropa caminaba rápido, bastante rápido, por lo que, puestos a que el mercenario había mostrado en numerosas ocasiones la voluntad de servirme de alguna forma, resolví en agarrarme de su brazo para poder seguir ese ritmo ligero por las callejuelas hasta llegar a nuestro destino.
Para mi, la casa en la que nos detuvimos no tenía ninguna diferencia con el resto, tampoco el sujeto que nos atendió, aunque si pude percatarme de que no solo se conocía con la muchacha, si no de que se profesaban mutuamente respeto y algo de afecto.
El niño que salió a la llamada de la loba parecía entusiasmado de verla, y curioso de nosotros, sus acompañantes. Por varias razones las crías humanas no me generaban la antipatía de sus homólogos adultos, así que me limite a sonreirle amablemente al muchacho y dejar quieta la cola, ladeada por un costado para que pudiera satisfacer su curiosidad infantil.
La pregunta que realizó nuestra guía me resulto sorprendente. No se me ocurría como un niño pequeño podía saber algo así, aunque quizás tuviese alguna conexión que yo desconocía con la familia implicada, esos tal Tocoron.
Memoricé el mapa que el muchacho dibujó en el suelo, me despedí con una silenciosa inclinación de cabeza, y aguardé a que cerraran la puerta del domicilio antes de responderle a la muchacha.
-Deberíamos ir a buscar al resto. Fueron a hablar con los Tocorón, así que puede que hayan conseguido algo útil que nos ahorra vueltas e inconvenientes.- Siendo dos ya con esa resolución, me empecé a encaminar a paso presto hacia la cueva, tironeando, como no, del brazo del mercenario que ahora ejercía como mi bastón.
En cuanto llegamos la niña ya había vuelto, pero el adulto que se suponía que la acompañara no estaba por ningún lado. Solté al merccenario y me acerque a la misma, sin dejar de buscar de soslayo al humano que se suponía que la hubiera estado cuidado.
Por lo menos la emoción desaforada de la niña dejaba en claro que las cosas no le habían ido mal, y que ninguna penuria se había cernido sobre su investigación.
Escuché con suma atención toda la explicación de la niñita, que resultaba haber conseguido una cantidad de información que hacía palidecer nuestras propias pesquisas, y cuando esta hubo finalizado, me dispuesta explicarle lo poco que habíamos conseguido averiguar.
-Un muchacho Tocorón dejó embarazada a una loba, la vimos hace poco.-Resumí.-Ella escuchó a unos sujetos que llevaban las armas a un almacén.-Señalé a la licantropa con la cabeza al mencionar la información que había traído.
-Dices que a la muchacha Tocorón le robaron las armas, y ella estaba segura que los Tocorón era quien las movían. Si el muchacho ese, Lorenzo, es un amigo de la familia, quizás haya convencido a sus trabajadores para trasladarlas de un almacén a otro por si esa chica se arrepentía y quería devolverlas o deshacer el enredo....-Formulé. Era lo mas plausible que se me ocurría si daba por sentado de que ambas informaciones eran ciertas, y era bastante... astuto. Como mas lo pensaba, mas sentido tenía, pues de aquel modo ese tal Lorenzo no podía ser incriminado de robo porque jamás las armas quedaban en su poder... no podía dejar de resultarme repugnante el pensar en que alguien pudiera ser tan malicioso.
-En ese caso, quizás el almacén del mapa que nos dibujaron podría ser done tienen las armas...-Finalicé, sin poder barrer del rostro la expresión de desagrado que me generaba la gran posibilidad de veracidad que poseía mi teoría.
La licantropa caminaba rápido, bastante rápido, por lo que, puestos a que el mercenario había mostrado en numerosas ocasiones la voluntad de servirme de alguna forma, resolví en agarrarme de su brazo para poder seguir ese ritmo ligero por las callejuelas hasta llegar a nuestro destino.
Para mi, la casa en la que nos detuvimos no tenía ninguna diferencia con el resto, tampoco el sujeto que nos atendió, aunque si pude percatarme de que no solo se conocía con la muchacha, si no de que se profesaban mutuamente respeto y algo de afecto.
El niño que salió a la llamada de la loba parecía entusiasmado de verla, y curioso de nosotros, sus acompañantes. Por varias razones las crías humanas no me generaban la antipatía de sus homólogos adultos, así que me limite a sonreirle amablemente al muchacho y dejar quieta la cola, ladeada por un costado para que pudiera satisfacer su curiosidad infantil.
La pregunta que realizó nuestra guía me resulto sorprendente. No se me ocurría como un niño pequeño podía saber algo así, aunque quizás tuviese alguna conexión que yo desconocía con la familia implicada, esos tal Tocoron.
Memoricé el mapa que el muchacho dibujó en el suelo, me despedí con una silenciosa inclinación de cabeza, y aguardé a que cerraran la puerta del domicilio antes de responderle a la muchacha.
-Deberíamos ir a buscar al resto. Fueron a hablar con los Tocorón, así que puede que hayan conseguido algo útil que nos ahorra vueltas e inconvenientes.- Siendo dos ya con esa resolución, me empecé a encaminar a paso presto hacia la cueva, tironeando, como no, del brazo del mercenario que ahora ejercía como mi bastón.
En cuanto llegamos la niña ya había vuelto, pero el adulto que se suponía que la acompañara no estaba por ningún lado. Solté al merccenario y me acerque a la misma, sin dejar de buscar de soslayo al humano que se suponía que la hubiera estado cuidado.
Por lo menos la emoción desaforada de la niña dejaba en claro que las cosas no le habían ido mal, y que ninguna penuria se había cernido sobre su investigación.
Escuché con suma atención toda la explicación de la niñita, que resultaba haber conseguido una cantidad de información que hacía palidecer nuestras propias pesquisas, y cuando esta hubo finalizado, me dispuesta explicarle lo poco que habíamos conseguido averiguar.
-Un muchacho Tocorón dejó embarazada a una loba, la vimos hace poco.-Resumí.-Ella escuchó a unos sujetos que llevaban las armas a un almacén.-Señalé a la licantropa con la cabeza al mencionar la información que había traído.
-Dices que a la muchacha Tocorón le robaron las armas, y ella estaba segura que los Tocorón era quien las movían. Si el muchacho ese, Lorenzo, es un amigo de la familia, quizás haya convencido a sus trabajadores para trasladarlas de un almacén a otro por si esa chica se arrepentía y quería devolverlas o deshacer el enredo....-Formulé. Era lo mas plausible que se me ocurría si daba por sentado de que ambas informaciones eran ciertas, y era bastante... astuto. Como mas lo pensaba, mas sentido tenía, pues de aquel modo ese tal Lorenzo no podía ser incriminado de robo porque jamás las armas quedaban en su poder... no podía dejar de resultarme repugnante el pensar en que alguien pudiera ser tan malicioso.
-En ese caso, quizás el almacén del mapa que nos dibujaron podría ser done tienen las armas...-Finalicé, sin poder barrer del rostro la expresión de desagrado que me generaba la gran posibilidad de veracidad que poseía mi teoría.
Arygos Valnor
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
Tras la decisión unánime de regresar al punto de reunión, la joven loba se dirigió junto a sus compañeros al encuentro con la suspicaz niñita. Belisario, el humano más amable, no estaba por ningún lado y Thiel no pudo evitar arrugar la nariz ante la repentina desaparición. No obstante tenían asuntos más urgentes de los cuales ocuparse y, en silencio, se dedicó a oír tanto a la niña como a la peliblanca, quienes compartían la información armando el rompecabezas. No le hizo falta hablar, simplemente asintió cuando su contribución a la investigación fue mencionada y, terminada la charla, se dio la media vuelta para encabezar el camino hacia la supuesta ubicación del almacén.
A Thiel, a decir verdad, no le importaban las razones por las cuales las armas estaban escondidas. Lo importante era que aquellos humanos, de una u otra manera, no estaban haciendo absolutamente nada para salvar la reputación de los licántropos. No podía dejar que esa jauría fuese desalojada de Baslodia a causa de una estúpida disputa, así ésta fuera causada por el infantil lío de unos jovenzuelos enamorados. Estuvo todo el camino con el entrecejo fruncido y los puños apretados, dispuesta a zanjar ese asunto lo antes posible para tener la tranquilidad de que sus congéneres estaban a salvo y que Timoteo pudiera volver a estar en paz. La “equis” marcada en el mapa que meticulosamente había memorizado no estaba muy lejos de las cavernas; apenas tardaron diez minutos en llegar al lugar. Tal como imaginaba, en medio de la explanada se erigía un viejo molino de aspecto abandonado, con las aspas dañadas y cubiertas de telas de araña. La joven de ojos oliva se encaminó a la portezuela y olisqueó con disimulo sólo para corroborar sus sospechas.
-Se ve abandonado, pero huele a que hubo humanos aquí hace poco. -Encaró a sus compañeros con el nerviosismo típico de quien sabe que se acerca al desenlace de la trama, y entonces volvió a girarse hacia la puerta. Dio un par de pasos atrás, tomó impulso y le pegó una sonora patada. Dado que la madera estaba podrida, cedió fácilmente bajo el golpe seco y se abrió con brusquedad. Tan pronto como los rayos de sol se filtraron por el hueco, el arsenal de armas amontonado dentro del húmedo recinto refulgió visiblemente, y Thiel no supo si sonreír con satisfacción, o apretar más los puños ante la ira provocada por aquellos rastreros humanos.
A Thiel, a decir verdad, no le importaban las razones por las cuales las armas estaban escondidas. Lo importante era que aquellos humanos, de una u otra manera, no estaban haciendo absolutamente nada para salvar la reputación de los licántropos. No podía dejar que esa jauría fuese desalojada de Baslodia a causa de una estúpida disputa, así ésta fuera causada por el infantil lío de unos jovenzuelos enamorados. Estuvo todo el camino con el entrecejo fruncido y los puños apretados, dispuesta a zanjar ese asunto lo antes posible para tener la tranquilidad de que sus congéneres estaban a salvo y que Timoteo pudiera volver a estar en paz. La “equis” marcada en el mapa que meticulosamente había memorizado no estaba muy lejos de las cavernas; apenas tardaron diez minutos en llegar al lugar. Tal como imaginaba, en medio de la explanada se erigía un viejo molino de aspecto abandonado, con las aspas dañadas y cubiertas de telas de araña. La joven de ojos oliva se encaminó a la portezuela y olisqueó con disimulo sólo para corroborar sus sospechas.
-Se ve abandonado, pero huele a que hubo humanos aquí hace poco. -Encaró a sus compañeros con el nerviosismo típico de quien sabe que se acerca al desenlace de la trama, y entonces volvió a girarse hacia la puerta. Dio un par de pasos atrás, tomó impulso y le pegó una sonora patada. Dado que la madera estaba podrida, cedió fácilmente bajo el golpe seco y se abrió con brusquedad. Tan pronto como los rayos de sol se filtraron por el hueco, el arsenal de armas amontonado dentro del húmedo recinto refulgió visiblemente, y Thiel no supo si sonreír con satisfacción, o apretar más los puños ante la ira provocada por aquellos rastreros humanos.
- El molino:
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Thiel
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
Al llegar a la cueva, Klinge se dio cuenta que el otro sujeto no estaba por ningún lado, no es cosa que le molesto, pero no pudo dejar de preguntarse qué paso con él, el mercenario no pudo evitar sonreír al ver como la pequeña maga les daba toda la información que pudo sacar de los Tocoron de esa forma tan frenética, aunque llego un punto en donde el espadachín dejo de prestarle atención porque le estaba empezando a doler la cabeza, la chiquilla había tomado demasiada azúcar ese día, sin más que decir el grupo decidió encaminarse en dirección al molino abandonado donde supuestamente ocultaban las armas.
Aparentemente dieron en el clavo, el lugar estaba lleno de armas de todo tipo, el espadachín inmediatamente saco la funda que llevaba consigo y busco por una hoja al descubierto, lo cual no llevo mucho tiempo para encontrar, una espada de una mano con un mango cubierto en cuero rojo a juego con la funda y, como era de esperarse, calzaba perfectamente –encontramos el tesoro robado…- exclamo el guerrero señalando la espada en la funda –pero, donde están sus guardianes?- pregunto al no ver no bandido o matón vigilando el cargamento robado –igual y están emborrachándose en una taberna, sugiero que esperemos a que vengan para emboscarlos.- dijo el mercenario golpeando la palma de su mano izquierda con su puño derecho, era hora de conseguir respuestas a la mala, y resolver esto de una vez por todas.
Aparentemente dieron en el clavo, el lugar estaba lleno de armas de todo tipo, el espadachín inmediatamente saco la funda que llevaba consigo y busco por una hoja al descubierto, lo cual no llevo mucho tiempo para encontrar, una espada de una mano con un mango cubierto en cuero rojo a juego con la funda y, como era de esperarse, calzaba perfectamente –encontramos el tesoro robado…- exclamo el guerrero señalando la espada en la funda –pero, donde están sus guardianes?- pregunto al no ver no bandido o matón vigilando el cargamento robado –igual y están emborrachándose en una taberna, sugiero que esperemos a que vengan para emboscarlos.- dijo el mercenario golpeando la palma de su mano izquierda con su puño derecho, era hora de conseguir respuestas a la mala, y resolver esto de una vez por todas.
Klinge
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Re: [Misterio] Desaparición de armas en Baslodia [Libre][Día/Noche][Tema Full]
Habían varias cosas de las que no estaba muy segura y habían otras tantas cosas de las que no estaba informada. Al parecer los muchachos habían conseguido ubicar el posible paradero del cargamento.
A pesar de ya tener una idea por dónde buscar, aún quedaba la incógnita de quién había sido el ladrón final de aquellas armas.
Sin tener que esperar mucho emprendimos la caminata hasta el posible lugar; se trataba de un molino, muy pintoresco y viejo, el cual fue abierto con velocidad por la chica que tenía que ser vigilada por Klinge.
En cuanto vimos el interior de esa estructura pudimos observar, creo que todas, las armas que formaban el cargamento perdido. -Woao, que novatos… ¿cómo van a robar algo y dejarlo todo junto y sin protección?-pensé mientras me rascaba la nuca uniendo la información que teníamos.
-O son muy tontos los ladrones o… no querían realmente robar el cargamento sino simplemente llamar la atención…- dije suspirando mientras Klinge colocaba la espada junto a las otras armas.
-Bueno chicos, creo que hemos resuelto el misterio…- sonreí amablemente -conseguimos las armas y sabemos la verdadera historia. Creo que es hora de avisarle a las autoridades sobre lo ocurrido, mostrarles nuestras pruebas y que alguien se quede aquí vigilando el cargamento para ser más inteligentes que los “ladrones”- hice comillas en el aire con mis dedos – fue un placer trabajar con un equipo tan experimentado de investigadores- les hice un guiño con el ojo.
A pesar de ya tener una idea por dónde buscar, aún quedaba la incógnita de quién había sido el ladrón final de aquellas armas.
Sin tener que esperar mucho emprendimos la caminata hasta el posible lugar; se trataba de un molino, muy pintoresco y viejo, el cual fue abierto con velocidad por la chica que tenía que ser vigilada por Klinge.
En cuanto vimos el interior de esa estructura pudimos observar, creo que todas, las armas que formaban el cargamento perdido. -Woao, que novatos… ¿cómo van a robar algo y dejarlo todo junto y sin protección?-pensé mientras me rascaba la nuca uniendo la información que teníamos.
-O son muy tontos los ladrones o… no querían realmente robar el cargamento sino simplemente llamar la atención…- dije suspirando mientras Klinge colocaba la espada junto a las otras armas.
-Bueno chicos, creo que hemos resuelto el misterio…- sonreí amablemente -conseguimos las armas y sabemos la verdadera historia. Creo que es hora de avisarle a las autoridades sobre lo ocurrido, mostrarles nuestras pruebas y que alguien se quede aquí vigilando el cargamento para ser más inteligentes que los “ladrones”- hice comillas en el aire con mis dedos – fue un placer trabajar con un equipo tan experimentado de investigadores- les hice un guiño con el ojo.
[TEMA CERRADO]
__________
OffRol
Ah sido un tema largo pero por fin hemos terminado,
podemos todos pedir nuestros punticos...
5ptos por 8 post cada uno.
2ptos por bono de participación.
1pto por no tener la etiqueta interpretativo.
Y 2 ptos por bono de bienvenida (pero no estoy segura si este no los den).
Magazubi
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