En los bosques del Este [Libre] [+18] [CERRADO]

"¿Cuanto tiempo llevaba caminando sin rumbo fijo? Cuanto tiempo había pasado transformado en lobo desde aquel...des-desde aquel... incidente?"

Aquellas preguntas se arremolinaban en mi cabeza mientras caminaba sin rumbo por un bosque que en verdad no conocía. Los recuerdos y el pesar del traumático incidente en su hogar se mezclaba con el cansancio, la sed y el hambre. Poco recordaba desde aquel momento, por no decir que mi ultimo recuerdo era salir corriendo de mi casa y el siguiente era haberme despertado en aquel bosque desconocido con la ropa hecha girones y algo mas alto de lo que recordaba.

Sin duda había pasado bastante tiempo. Por lo ultimo que recordaba, mi cabello ceniciento era corto, pero ahora largos mechones me caían cruzándome el rostro. Sin duda eran demasiadas incógnitas, pero en aquel momento no disponía ni de la energía ni de las ganas de resolverlas. En aquel momento lo que más me urgía era encontrar alimento y agua. Tras eso ya podría descansar, llorar o intentar comprender porque mi vida había dado un vuelco de ciento ochenta grados.

Sin embargo aquel lugar parecía totalmente deshabitado si no fuera por los ruidos de los animales que podía percibir levemente, sin saber muy bien porque podía hacerlo. De hecho tuve la tentación de convertirme en lobo e ir a cazar alguno, eso resolvería uno de mis problemas. Sin embargo ese pensamiento me dio otro nuevo problema, no sabia como transformarme en lobo. Sin duda el destino y la suerte se estaban ensañando conmigo.

Seguí caminando sin rumbo notando como las fuerzas definitivamente me abandonaban. Ya no notaba ni el tenue dolor que me producían las piedras cuando las pisaba con mis pies descalzos. Notaba como mi garganta ya no tenia nada de humedad y como mi visión comenzaba emborronarse. No fui consciente que había caído hasta que noté que los pies habían dejado de avanzar.

Antes de desmayarme por completo me pareció oír unas pisadas. Puede que sólo fuera un delirio, pero me armo de todas las fuerzas de las que disponía para musitar un seco y lastimero.

-Ayuda...

Dos días después de partir de su hogar Balnn ya se encontraba en un área no explorada por el, el Este siempre le pareció peligroso, los hombres lobos con su cambiar de forma le resultaban demasiado extraños.

Su aspecto aun era fresco, había pasado largas temporadas en la intemperie y tenia cierta rutina, cazar para la cena era lo que ahora lo había llevado lejos de su pequeño campamento, arco en mano y la mirada atenta a cada movimiento.

Venados, lobos y un oso, todas grandes presas que desperdiciaría ya que solo necesitaba comida para una noche, necesitaba algo mas pequeño, continuo girando la cabeza en todas direcciones.

El pequeño conejo salio de un arbusto a paso tranquilo, no había notado la presencia de Balnn, ni mucho menos la mirada fija de el en su cabeza, lo único que noto fue como la punta de una flecha se hundía en su cráneo, sin sufrimiento, murió. Mientras el emplumado recogía su botín, otro pequeño conejo abandonaba un arbusto un poco lejano a toda velocidad, mas allá una bandada de aves abandonaba un árbol, definitivamente el no había provocado esa reacción, tenia a algo mas cerca.

Tardo un minuto en encontrarlo, un cachorro de humano caminando torpemente por el bosque, la escasa ropa que traía estaba desgarrada, posiblemente habría sufrido un asalto o huía de algo, prefirió no acercarse, los humanos suelen lidiar con cosas peores que un asalto, volteo para regresa al campamento, pero de reojo vio como el joven caía rendido al suelo, dudo unos segundos.
Cadáver de conejo en la cintura, arco y flecha en mano, se acerco al caído

-Ayuda...-murmuro antes de desmayarse

Largos minutos se quedo parado junto al cachorro, analizando su alrededor, no parecía haber nadie cerca, una trampa no era. Levanto el pequeño cuerpo y se lo cargo al hombro, a pesar de solo haber cazado un conejo seria como regresar con un venado entero encima.

Alimento e hidrato al humano como pudo, golpes en la cara para darle pequeños momentos de lucidez y llenandole la boca, lo coloco cerca de su fogata por la noche y lo cubrió con hojas, su idea era vigilarlo toda la noche, pero el día había sido largo y cedió al sueño.

Tras desmayarme mi mente viajó confusa entre la consciencia y la inconsciencia. De vez en cuando podía sentir que flotaba, avanzando sobre la tierra sobre una especie de almohada suave con olor a ave.

Tras un tiempo que no supe determinar, sentí como me dejaban en el suelo sin que pudiera hacer nada para colaborar. Mi cuerpo era en aquellos momento como un muñeco de trapo. Tras esto volví a perder la consciencia de nuevo.

Cuando volvió, mi nariz pudo captar el olor de carne asada y de leña quemada. De haber tenido saliva hubiera salivado, pero al no tener, lo único que pude hacer fue raspar mi áspera lengua en mi seco paladar. Al momento sentí un pequeño golpe que me despejó un poco.

-Bebe -le ordenó una voz al tiempo que notaba como le ponían un tuvo en los labios.

Al instante, sentí el sabor del agua fresca en la boca y como esta recorría mi garganta refrescándola y devolviendo algo de la humedad que debería tener. De repente alejaron de mi alcance el conducto por el cual se me había vertido tan preciado liquido. Antes de que pudiera ni siquiera preguntar porque, comencé a toser producto de la deshidratación que había sufrido. Cuando dejé de toser volví a sentir como me volvían a colocar el conducto en la boca, repitiendo de esta forma el proceso bebiendo a pequeños tragos. Se notaba que aquel que le estuviera ayudando sabia lo que hacia. Tras esto volví a perder el conocimiento, aunque por un corto periodo de tiempo, pues aquel que le ayudaba volvió a darle un golpe para despejarme. Tras esto sentí el sabor de la carne asada en mi lengua, recientemente humedecida por el agua, y comencé a masticar, con las fuerzas que me quedaban el pequeño trozo de carne. Comí algunos trozos mas, algo que mi estomago recibió con total de alegría, antes de desmayarme de nuevo. Esta vez ya no hubo más golpes que me devolvieran a la realidad.

Cuando desperté, el sol comenzaba a brillar con fuerza. Por la posición en la que se encontraba, aún era temprano. Siendo presa todavía del supor del debilitamiento del día anterior sumado al hecho de haberme despertado, estudié vagamente mis alrededores. Vi que me encontraba en un pequeño claro del bosque y que había restos de una fogata. Entonces fui consciente de que, por alguna extraña razón, estaba cubierto con hojas, seguramente la persona que había cuidado de mi por la noche lo había hecho para resgardarme del frió nocturno.

"¡ESO ERA!" exclamé en mi mente que parecía que volvía a funcionar con normalidad "¿Donde esta la persona que me ha salvado?"

Volví a escudriñar el lugar. Había arboles, alguna planta, un hombre que parecía un águila, piedras....

"Un momento... ¿Un hombre que parece un águila?" pensé extrañado y rápidamente volví a enfocar a ese hombre.

Efectivamente, era un hombre con aspecto de águila que estaba durmiendo semisentado. Reaccioné asustado arrastrándome hacia atrás inconsciente y descortésmente. Aquel movimiento, hizo que el aquel hombre se despertara y se pusiera en alerta.

-¡Hola! ¡Buen día tenga, señor!- exclamé rápidamente a modo de disculpa y algo asustado -¡Que buen día hace!- seguí intentando disimular el miedo y la sorpresa -Me llamo Ircan Seiron, un placer. ¿Quien es usted? ¿Usted me ha salvado? ¿Porque parece un águila?


(20 años después, en la taberna donde Ircan relata su historia a unos niños)

Los niños en aquel momento de la historia se rieron por la ignorancia de su yo joven y no pude evitar avergonzarme un poco.

- No os riáis, yo venia de un pueblo que prácticamente estaba aislado del mundo.- intenté explicarme - Obviamente tenia conocimiento de las razas existentes en Aerandir, sin embargo al no verlas nunca con mis ojos, siempre pensé que eran fabulas que contaban los juglares.

Hice una pausa para tomar un trago de mi cerveza, que extrañamente me supo a el agua que me dio aquel buen samaritano, seguramente aquella bebida fue una de las mejores de mi vida.

- No era como vuestro pueblo, -continué con la explicación - que al estar cerca de la capital podéis ver a las demás razas con mayor facilidad. Yo nunca había visto a un hombre-bestia y mucho menos a uno que se pareciera a un águila. -y seguí relatando mi historia.

El sueño interrumpido de Balnn lo hizo poner alerta, el cachorro se había despertado, lo vio retroceder y lo ignoro. Miro a su alrededor sosteniendo una flecha como si de un puñal se tratara, analizo todo mientras el joven murmuraba algo sobre el clima, el bosque mantenía su calma rutinaria, mas alla de la voz del joven ningun sonido extraño, ni movimientos de importancia.

-¡Hola! ¡Buen día tenga, señor!- exclamo asustado el cachorro -¡Que buen día hace!, me llamo Ircan Seiron, un placer. ¿Quien es usted? ¿Usted me ha salvado? ¿Porque parece un águila?-Demasiadas preguntas para una sola mañana.

Seguro de que alrededor no había nada de importancia, volvió a concentrarse en el humano. Este se habia alejado de Balnn a lo que el creia una distancia segura... ignoraba que era un excelente tirador. Lo vio mejorado, sin la mugre de ayer en el rostro y una semblante que ya no reflejaba desesperación, casi parecia un humano normal  aunque la ropa desgarrada aun era evidencia de que habia pasado algo malo. Balnn tomo la manta que usa por las noches el y se la arrojo a los pies al cachorro.

-Buen... ¿Que porque me parezco un águila?, mira... Ircan?, no puedes ir por ahí preguntando a la gente por su aspecto, te cruzaras con alguien a quien el caiga mal esa pregunta, y me veo como águila porque efectivamente tengo genes de águila en mi sangre, soy lo que ustedes los humanos denominan Hombre-Bestia... aunque por los modales pongo en duda quienes son los mitad bestias- Respondió vagamente ofendido

Balnn vio como el joven retrocedía aun confundido, no fue bueno empezar con una lección tan bruta, de todas maneras el sol casi terminaba de salir y debía empezar la rutina.

-Si tienes fuerzas para arrastrarte así de rápido  podrás revivir la fogata, un poco de agua caliente con hierbas es lo que se necesita por la mañana- Ordeno a la par que le tiraba unas piedras especiales para prender fuego al joven.

Se volteo para ir a recolectar las hierbas necesaria, dio unos pasos y giro la cabeza en direccion al cachorro

-Me llame Balnn por cierto. Y no intentes robarme nada si en verdad aprecias usar ambas piernas

El hombre-aguila de repente me tiró una manta para que me cubriera, una vez se había caído el follaje de hojas, había podido comprobar cuan lamentable resultaba mi aspecto. Mis ropajes me tapaban lo suficiente, rozando el limite de la decencia. Sin duda debería comprar o conseguir ropa, aunque aun no sabia como. Por ahora acepté la manta y me cubrí con ella algo avergonzado.

-Buen... ¿Que porque me parezco un águila?, mira... Ircan?, no puedes ir por ahí preguntando a la gente por su aspecto, te cruzaras con alguien a quien el caiga mal esa pregunta, y me veo como águila porque efectivamente tengo genes de águila en mi sangre, soy lo que ustedes los humanos denominan Hombre-Bestia... aunque por los modales pongo en duda quienes son los mitad bestias- Respondió el hombre-águila

Pude notar cierto sentimiento de ofensa en su voz y miré como asía el arco apretando los dientes con fuerza. Mi cabeza rápidamente unión los conceptos de águila = buena vista y arco = requiere de puntería, para imaginarne un probabilidad de futuro poco agradable. Apreté los dientes y tragué saliva sin saber si huir o no hacer movimientos bruscos. Después de una pequeña reflexión opté por la segunda.

-N...n...no q...q...quería ofenderle, se...se...señor -tartamudee nervioso.

No porque fuera vergonzoso al hablar, sino porque ofender a alguien armado con un arco y que encima era medio águila pues asustaría a cualquier adolescente ignorante del mundo, vamos o al menos eso pensaba.

-N...no era mi-mi-mi intención -continué intentando tranquilizarme- es que es la primera vez que veo a alguien de su raza y pues no es algo a lo que este acostumbrado. Mis disculpas por ello.

Vi como el hombre-águila se me quedaba mirando fijamente como reflexionando. Aunque por unos momentos pude experimentar como se sentían los conejos cuando un águila los acechaba.

-Si tienes fuerzas para arrastrarte - el hombre-águila rompió el silencio incomodo que comenzaba a crearse- así de rápido  podrás revivir la fogata, un poco de agua caliente con hierbas es lo que se necesita por la mañana- Ordeno a la par que le tiraba unas piedras especiales para prender fuego al joven.- de repente me tiró unas piedras.

Solté la manta y la cogí intentando que no me escalabraran. No sabia muy bien para que servían, aunque comprendi que era para hacer un fuego. Algo que no se me daba demasiado bien, esperaba que aquel hombre-águila no tuviera mucha prisa.

Sin darse cuenta el hombre-águila se había alejado unos pasos de mi. Alcé la mano para indicarle que no se fuera pero me detuve al ver como este se giraba.

-Me llamo Balnn por cierto. Y no intentes robarme nada si en verdad aprecias usar ambas piernas.

Se me olvidó de repente lo que tenia que decirle. Mi mente imaginativa rápidamente creo una imagen de mi tullido y volví a tragar saliva. Cuando volví en si el hombre ya estaba a una lejana distancia.

-¡Espera! -grité, pero era demasiado tarde, el hombre- águila, Balnn, ya había desaparecido entre los arboles del bosque - ¿Donde puedo conseguir agua....? - dije en casi un susurro hablando más para mi que para cualquier otro ser.

Observé el bosque que me rodeaba, sin estar muy seguro de donde iba a sacar el agua y si me daría tiempo hacer lo que me había pedido Balnn. Viendo la experiencia de su extraña conversación comenzó a temer por su integridad física.

Solo llevaba unos minutos buscando las hierbas y ya había conseguido las necesarias para dos infusiones, dispuesto a volver al campamento dio media vuelta. Pero el rojo brillante que resaltaba en la verde espesura allá a lo lejos le llamo la atención, solo lo vio por pocos segundos, lo necesario para saber que no estaba solo en esa área del bosque.

Camino en dirección opuesta al campamento, pues no quería llevar visitas a su hogar temporal, atento a todas las direcciones, se sentía observado.

"¿Un animal?, ¿Un humano?, ¿Otro hombre-bestia?".Sus dudas se iban aumentando a medida que caminaba por el húmedo bosque.

Sus dedos acariciando una flecha en su carcaj y sujetando en la mano su arco de forma casual. Demasiados encuentros para su gusto, ya en su cabeza analizando en que dirección se dirigirse  al levantar su campamento, algún lugar donde no se encuentre algo de su tamaño cada día, solo necesitaba cazar alimañas para sobrevivir el día a día de forma tranquila.

Un sonido seco y un leve gruñido fue el detonador, giró rápidamente en la dirección donde provino el gruñido ya con arco y flecha armados. El rojo pelaje estaba a distancia de tiro, apunto y disparo, en cuanto soltó la flecha noto que aquello no era pelaje, era una muy larga cabellera, por lo tanto su tiro era errado, noto como la flecha se escurría entre el cabello de aquel ser, perdiéndose en la espesura

Con la siguiente flecha ya preparada, espero algún movimiento de aquel ser de larga cabellera, al no haber una reacción efectuó otro disparo al árbol detrás de la ultima posición donde lo vio.

-Ese fue solo de advertencia... si puedes hablar te recomiendo hacerlo- grito a la par que preparaba otra flecha y observaba su alrededor.

*¿Era solo uno?, ¿Estara acompañado? Y sobre todo porque demonios se había internado en un bosque tan malditamente poblado*. La exasperacion de Balnn se notaba cada vez mas.

"Mmmm...." murmuré para mi mismo mientras miraba la fogata apagada sin entender muy bien que iba hacer.

"Necesito hacer fuego y conseguir agua..." enumeré la lista de tareas pendientes.

Lo primero era mas o menos sencillo, pero lo segundo... ¿Donde habría un maldito arrollo en aquel desconocido bosque?

Sin duda era un licantropo penoso, aunque aun no estuviera muy seguro de que significaba eso o en que le afectaba. Sabia de las historias de hombres que se transformaban en lobos. Pero a mi lo único que me producía mi licantropia eran periodos de amnesia.

Mientras pensaba en como conseguir agua o en mis posibles habilidades como licantropo comencé a chascar las piedras sobre hojas secas que había colocado en la hoguera. En seguida comprobé que no se me daba bien. Tuve que hacer varios intentos para conseguir que las chispas hicieran unas pequeñas ascuas, y otras tantos intentos para hacer que las ascuas produjeran una llama consistente para insuflar aire a la hoguera.

"Bien, al menos el humo puede ayudarme a encontrar de nuevo el campamento" pensé orgulloso de su razonamiento para no perderse de nuevo.

Tras eso cogí la olla de entre las cosas de Balnn.

"Espero que no me mate por cogerle la olla" pensé antes de sumergirse en el bosque.

La voz femenina hizo que la atención de Balnn, se volviera a ella.

-P-p-p-por favor, no dispares.- La voz sonaba temblorosa. -L-l-la verdad es que solo tenía curiosidad por saber a que especie perteneces. Se que suena muy mal, pero soy una viajera, estoy sola, mis intenciones no son para nada malas, no dispares, voy desarmada, voy a levantarme muy lentamente.- Dijo antes de levantarse del suelo con la mirada gacha.

La figura de una esbelta humana surgio por encima de su flecha ya preparada, al analizarla y destacar que no aparentaba peligrosa bajo el arco lentamente.

*Otro humano, ¿este bosque estará lleno de ellos?. Ademas aparentemente su aspecto no pasa desapercibido, primero el niño y ahora la joven, ambos le preguntaron por su apariencia, ¿Los humanos de aquí no están acostumbrados a mi raza?. Creí que los humanos convivían con los míos en algún lugar, así como con los licantropos... LICANTROPOS!. Olvide que esta zona también esta poblada por ellos, debo permanecer alerta a estos aparentes humanos* - El plumaje de Balnn se erizo momentáneamente, pero recupero la compostura. Noto que la forma de vestir de la joven era similar a la de la curandera de su pueblo.

-No eres la primera que me pregunta por mi apariencia joven cita... Pero antes de contestarte necesito saber si conoces el arte de la curación, tengo un... invitado que se encuentra en mal estado a unos minutos de aquí. ¿Puedes ayudarnos?- Pregunto Balnn al tiempo que guardaba su flecha y regresaba el arco a su espalda.

Cuanto mas rápido mejorara el niño, mas rápido podría volver a su día a día normal, y partirían cada uno por su camino, o eso pensó el emplumado.

Me había internado en aquel misterioso y extraño bosque. Al haber sido durante toda su vida un campesino, que no había salido de su aldea, la verdad es que no tenia ninguna noción de orientación, así que no sabia en que parte del mundo me encontraba ni como había aparecido allí de repente. Otra pregunta más a la gran cantidad que ya tenia.

No sabia muy bien el porque, pero me sentía extraño. Me sentía torpe al andar, ya no por el cansancio que era un valor añadido, si no porque me cabeza captaba más información de la que debería. Eso provocaba en mi un exceso de información que no me dejaba concentrarme. Percibía olores y sonidos que no reconocía y que venían y se desvanecían con facilidad. ¿Puede que fueran todo ilusiones provocadas por su mal estado de salud? No sabia en aquel momento a que podría darse. Pero ya fuera por instinto o por suerte encontré lo que buscaba.

Caminé por aquel extraño bosque con aquella impertinente jaqueca y no fui consciente de donde ponía mis pies. Eso me llevo a tropezarme con un tronco, que por extrañas circunstancias no vi, y que me hizo caer y rodar cuesta abajo. Noté el dolor de mi cuerpo chocando contra el duro suelo y como se incrustaban en mi piel algunas pequeñas rama. Rodé durante aproximadamente un minuto antes de llegar a un saliente y caer de lleno en un pequeño lago formado por un río.

El agua de fresca del rió me empapo al tiempo que me despejo y alejo de mi la terrible jaqueca que estaba sufriendo y menos mal, pues así me fue mas fácil salir a la superficie, a saber que hubiera pasado de haber persistido tal dolor de cabeza.

-Bueno... al menos he solucionado ya el problema del agua- dijo en voz alta hablando conmigo mismo, tras aquella experiencia necesitaba hablar con alguien aunque fuera conmigo mismo.

Nadé hasta la orilla y me acerque hacia el tramo del río donde vi que el agua corrió mas rápida. Era un campesino pero sabia que a la hora de tomar agua de algún lugar, era mejor que esta estuviera en el mayor movimiento posible. Así, llené la olla y al erguirme todo lo que pude me quede pensativo.

-Vale... ¿y ahora como vuelvo?- me puse pues a buscar el humo de la hoguera que había encendido pero con los arboles tan altos y frondosos era complicado poder ver mucho -Vaya... parece que mi idea no ha funcionado tan bien como lo esperaba...- maldije para mis adentros.

Haciendo de tripas corazón intente hallar el saliente por el cual había caído al lago. Una vez elegido un candidato entre varios, me puse a dirigir esa direccion sin saber si en mi estado de jaqueca había ido en linea recta o había dado vueltas.

La respuesta positiva de la joven provoco cierta alegría en Balnn, pero no la demostro, simplemente siguió observando a la que seria tal vez una curandera humana. La sola mención de infusiones le recordaba las largas noches de fiebres sobreviviendo a base de las famosas infusiones de la señora Tyrsh, una sensación reconfortante lo invadió.

-Se de que arroyo me hablas, el lago no queda muy lejos de aqui, de hecho...- Balnn señalo su cantimplora- ... también necesito recargar agua.

El emplumado camino lentamente en dirección a la joven, no quería asustarla así que avanzo con ambas manos abiertas y a la altura de su pecho, cuando llegue frente a ella se detuvo y agacho levemente la cabeza.

-Me llamo Balnn, soy lo que denominaron un Hombre-Bestia, ¿Como te llamas joven?- Pregunto a la humana.

Ella abrió la boca dispuesta a contestar, pero el ruido de pequeñas ramas y hojas secas quebrándose llamo la atención de ambos, Balnn retrocedió unos pasos fijando la vista de donde provenía el sonido.

*¡Sabia que no estaba sola! ¿Cai en una trampa?*. La desesperación invadió el cuerpo del emplumado durante un segundo, solo logro tomar una flecha como si fuera un puñal, cuando vio al que provoco el ruido.

-¡Niño estupido!- Grito al ver al joven salir del follaje

El niño todo empapado levanto la vista al oír la voz de Balnn, hizo una mueca que parecía un intento fallido de sonrisa y se dejo caer en el suelo exhausto. Balnn miro a la peliroja y señalo al recien aparecido

-Mi invitado...

Caminé por el bosque en una dirección que ni siquiera sabia muy bien si estaba siguiendo correctamente. Mis cálculos más optimistas predecían que acabaría uno o dos arboles mas alejado del campamento. Los más realistas predecían que iba en la dirección contraria al campamento.

A medida que andaba noté como el cansancio volvía a apoderarse de mi. Comencé a notar de nuevo las piernas pesadas como el día anterior y de repente la olla comenzó a ser mas pesada. Conforme más caminaba más temía que en realidad me estuviera alejando del campamento. Intenté orientarme en el bosque pero la verdad es que todos los arboles me parecían iguales,

"Debo de ser el licántropo más penoso de mi raza" pensé derrotista "¿Que digo de mi raza? ¡De la historia!" me martiricé avergonzado "¡Un licántropo que no es capaz de orientarse en un bosque! ¡No sirvo ni para un chiste malo!"

Con todos estos pensamientos en mi cabeza perdí la noción de hacia a donde estaba caminando, lo que provoco que cada vez estuviera más deshorientado.

En alguna que otra ocasión alargue el cuello todo lo que pude para ver si divisaba el humo que había encendido. Pero de este no había ni rastro. Intenté también de alguna forma activar el supuesto olfato de lobo que debía de tener, pero parecía que mi lobo interior estaba acatarrado ese día. Así pues seguí caminando hasta que comencé a escuchar un ligero murmullo, el sonido lejano de unas voces.

"Creo que me estoy volviendo loco" me dije "¿Como puedo haber escuchado voces?"

Aun así, ya totalmente agotado, puse rumbo al lugar del que provenían los sonidos. Los cuales se hacían cada vez mas intensos conforme me acercaban aunque aun no podía traducir las palabras que los producían. De repente todo quedó en silencio, pero no deje de andar rompiendo algunas ramas en mi paso torpe. Tras dejar atrás los arbustos escuché una voz y me encontré en una situación que me produjo unos sentimientos claramente enfrentados.

-¡Niño estupido!- escuché la voz de Balnn con grandes notas de irritación.

Sin embargo pase desapercibido el tono que decía "Maldito niño voy a matarte" y comencé a sonreír alegremente pues pensaba que había vuelto al campamento con éxito y Balnn ya me estaba esperando. Sin embargo mi sonrisa quedo congelada al instante al ver como Balnn me miraba furioso y sostenía una flecha a modo de puñal. Me quedé perplejo y observe mi alrededor incrédulo. Obviamente no había llegado al campamento ni por asomo. Presa del desanimo y el cansado me deje caer al suelo completamente agotado intentando no derramar el agua que tanto me había costado conseguir.

-Mi invitado...- dijo Balnn, pero lo pase por alto pues seguía dentro de mi mundo derrotista en el que efectivamente me había perdido y solo por un golpe de suerte aquello no había acabado en tragedia.

-Ufff...- suspiré por el cansancio acumulado que comenzaba a hacerme mella -Me he perdido, esto no es el campamento- dije resaltando la evidencia.

Fue entonces cuando fui consciente de que Balnn y yo no eramos los únicos presentes. La ultima frase de Balnn iba dirigida a alguien. Una mujer pelirroja que me miraba perpleja y curiosa.

-Balnn... no sabia que estabas con una amiga...- solté sin pensar mucho en lo que decía y me quede observando a la hermosa joven pelirroja, pues era evidente que era atractiva - ¿Por qué no estaba antes en el campamento? Me llamo Ircan...- bostecé - un pla...cer... - y de repente todas mis fuerzas me abandonaron y me quedé dormido.

"Otra vez desmayado, otra vez indefenso. Menuda racha." alcance a pensar en un momento de lucidez

Volví a sentir como alguien me trasladaba en mis idas y venidas entre la consciencia y la inconsciencia. No sentí cuando me dejaron en el suelo, solo recuerdo con pequeños fogonazos en mi memoria escuchar una voz femenina y ver unos cabellos rojizos, que aparecían y desaparecían de mi escaso y borroso campo de visión. También sentí como se me daba de beber un liquido caliente que sabia a...¿romero? ¿áloe vera? En su estado no estaba en las mejores condiciones para identificar el sabor.

También sentí los atentos cuidados de unas manos suaves y expertas que me daban de comer y me colocaban un paño frió en la frente. ¿Tendría fiebre? No lo se, bastante tenia con la enorme lucha de contar con la suficiente lucidez para poder estar semiconsciente a la hora de comer.

Durante ese tiempo también alcance escuchar algunos fragmentos de una conversación pero que seguramente navegaban desordenados por mi cabeza.

-.... ir.... Nos vemos.

-No se...sola....

-.... recuperarse...

-..... debil...

Al final, después de no se cuanto tiempo, me desperté por el calor de los rayos del sol y el canto de los pájaros. Por la iluminación del lugar seguramente la mañana ya estaba bastante avanzada. Me frote los ojos para aclararme la vista y pude ver a la mujer pelirroja que había conocido antes de mi desmayo moviendo algo en una olla al fuego.

-Veo que ya has despertado.- dijo la chica al ver como me reincorporaba -Ya era hora -me recriminó con una sonrisa amable.

-Aggg...- me queje llevándome la mano a la cabeza, parecía que aun quedaban secuelas -Créame señorita, tenia yo mas ganas de despertad que usted, es bastante incomodo -respondí algo avergonzado.

La chica rió relajada y volvió si atención a la olla.

-Mmmm... no recuerdo si me presente. Me llamo Ircan ¿y usted? -dije con educación al mismo tiempo que veía que en aquel escenario faltaba algo -¿Donde esta Balnn?- pregunte preocupado al no ver al hombre águila que había sido su primer salvador en aquella aventura.

- Me llamo Zarina,  - se presentó la joven -y estoy cuidando de ti, así que por favor, no grites, ni te asustes, ni te agites mucho, podrías volver a desmayarte y por lo menos ahora tengo alguien con quien conversar.

En ese momento estudie mas detenidamente a la joven. Era una mujer de un largo cabello rojizo, de complexión delgada, de piel algo blanca lo que mostraba que no había trabajado mucho en el campo, algo también mostrado por la delgadez de los dedos de sus manos y por la hermosura de los mismos. No sabia muy bien porque, pero me fijaba bastante en los pequeños detalles que pudieran darme información, puede que fuera algo derivado de mi licantropia o puede que no, la verdad no estaba muy seguro.

La chica, Zarina, no es que resultara una amenaza a simple vista, cuanto me faltaba aun por aprender en aquel entonces. Como decía, a simple vista no representaba ninguna amenaza, de rostro afable y hermoso, y que aparentaba tener solo unos cuantos años mas que yo, aunque eso era difícil de calcular, pues no es que hubieran simplemente marcas de vejez, se notaba mas en la forma de hablar y en la propia confianza en ella misma. Por eso no había motivos ni de gritar ni de nada, a parte de que no quería volver a desmayarme.

-Tranquila, me quedare quietecito, no quiero volver a sufrir otro desmayo- le aseguré algo avergonzado.

-Balnn se ha ido. He interpretado que tendría cosas que hacer, pero simplemente se ha despedido.- continuó la chica, pero esta vez había cierto gesto de preocupación.

-Vaya... asi que el hombre aguila se ha ido... - repetí con tristeza, aun no me había dado tiempo a darle las gracias y mi madre siempre me había dicho que fuera agradecido -Espero que vuelva, pero supongo que tendrá sus buenas razones.

En ese momento comencé a preocuparme- Comprendí al instante el motivo por el cual había captado dicha preocupación en la chica. A expensas de que Zarina me sorprendiera, ninguno de los dos sabia cazar y por lo menos yo no llevaba nada de comida conmigo y a no ser que Zarina llevara alguna presa cazada en su morral, lo que quedaba de un conejo, que pude ver al lado de la olla, no duraría mucho entre dos personas.

-Pues, señorita Zarina, a no ser que usted sepa cazar, creo que nos encontramos en un problema.- remarqué la cruel evidencia, fruto de mi sinceridad que a veces no era lo mejor según que momentos -Desgraciadamente yo no se, aunque cuando pasee por el bosque pude ver algunos frutos comestibles que solía recolectar cuando estaba en mi aldea.

Recordé en aquel momento el conejo con moras que preparaba mi madre cuando era un día especial y la boca se me hizo agua. Cosa que no era muy apropiada cuando prácticamente estaba sin comida, ¿pero que le voy a hacer? Mi mente es así de alocada e inoportuna.

-Otra opción es bajar el rió de donde cogí el agua. Porque aunque no tenga ni idea de donde estamos...- en aquel momento me acorde que aun seguía totalmente perdido. Pero intente recuperarme de la sensación de pánico -Lo normal es que al final o en el trayecto de todo río haya un pueblo o una ciudad. El problema es que no se si me encontrare con fuerzas para viajar, a no ser que vayamos muy poco a poco.- reconocí avergonzado mi actual debilidad -¿Que cree que deberíamos hacer, señorita?

El sol empezaba a caer y la oscuridad se apoderaría del bosque en menos de una hora, ya había observado suficiente, era hora de actuar.
Balnn apareció en el campamento casi entre las sombras interrumpiendo la charla de los jóvenes.

-¿Que cree que deberíamos hacer, señorita?- preguntaba el recién despertado, aun algo confuso

-Levantar lo esencial e irnos- gruño Balnn a la vez que pateaba tierra sobre las brasas de la hoguera

Ambos lo miraron sorprendidos, aparentemente esperaban no volver a verlo

-Debemos irnos, ahora- el tono de Balnn reflejaba desesperacion- Desde que levantamos a Ircan cerca del arroyo nos han estado siguiendo, me tome un tiempo para fingir salir a cazar pero estaba analizando el entorno, aparentemente son cuatro o cinco... sean lo que sean, no se cuales son sus intenciones ni pienso quedarme a averiguarlas.

Balnn metió sus garras entre el montón de hojas que había sido su cama y saco de allí una pequeña daga. Se volteo y miro fijamente a Ircan.

-Este extremo corta, este extremo no... Fácil ¿No?. En cuanto a usted amable señorita ¿Puede correr sin caerse?- Dijo sarcásticamente el emplumado al extenderle el arma al muchacho.

Mientras los jovenes se preparaban para partir Balnn observaba su alrededor.

"Llegamos desde el Norte, ellos nos seguían casi en paralelo por el Este, lo mejor seria ir al Sureste, pero ¿si ese es su plan? Nos estarían llevando como ganado al matadero... no tengo opción, por ahora debo evitar enfrentarlos"

La cabeza de Balnn daba mil vueltas mientras los jóvenes hablaban sobre algo que el ignoraba por completo

Estaba esperando a que la chica respondiera cuando de repente algo salio de entre los arboles, unas plumas... ¡Balnn! El hombre águila había vuelto y por su semblante no venia con buenas noticias, algo que pronto confirmaron sus palabras.

-Levantar lo esencial e irnos- dijo Balnn moviéndose con rapidez para apagar el fuego echándole tierra -Debemos irnos, ahora- en su tono se podía ver una gran preocupación - Desde que levantamos a Ircan cerca del arroyo nos han estado siguiendo, me tome un tiempo para fingir salir a cazar pero estaba analizando el entorno, aparentemente son cuatro o cinco... sean lo que sean, no se cuales ....

Las palabras de Balnn fueron perdiéndose en mi mente, pues comenzaron a ser desplazadas por ideas más preocupantes. De repente en mi mente se formo la imagen de aquella noche en mi casa donde unos hombres con túnicas habían irrumpido y habían secuestrado a mi madre, y también me hubieran secuestrado a mi si no hubiera huido. ¿Me habían seguido hasta allí? ¿Eran los mismos perseguidores? Esperaba que no, pues de ser así no teníamos nada que hacer. De repente me vi teniendo que controlar mi cuerpo a causa del miedo, aún no había superado lo de aquella noche.

De repente desperté de la ensoñación justo en el momento en el que Balnn me pasaba una especie de daga, que cogí aún algo medio ido.

-Ircan, intenta levantarte y recoger lo que puedas, si quieres, puedes apoyarte en mi, así cuando se acerque el verdadero peligro podrás correr. - ahora era la voz de Zarina la que me hablaba.

La mire intentando recuperarme del miedo que me había producido mi ensoñación apretando con fuerza el mango de la daga. Me levante como si fuera un autómata y comencé a recoger algunas de las cosas del campamento. No era muy consciente de lo que estaba pasando, pero me pareció ver una piedra que levitaba, pestañee con fuerza y vi que habían sido imaginaciones mías, o eso pensé.

-Cuando estés preparado, vamonos.- dijo Zarina ofreciéndome su hombro para apoyarme.

"Aún sigo siendo un estorbo que no puede hacer nada por nadie. No pude hacer nada por mi madre..." pensé con tristeza al tiempo que tomaba el hombro de Zarina "Pero eso debe de acabar" me dije "A partir de ahora debe de acabar"

Fruncí el ceño con fuerza y rabia y así con ira el mango del cuchillo.

-Estoy listo- respondí con decisión.

Ya era hora de partir, los jóvenes estaban listos, y Balnn decidido.

-Regresaremos al arroyo- susurro el emplumado

Los persecutores habían notado que los habían descubierto, ya no se mantenían muy ocultos, a simple vista se veían siluetas formadas por los últimos rayos del sol.

-La noche cubrirá nuestros pasos...- Una seña de Balnn basto para que se entendiera la orden de avanzar.

No eran especialistas en el sigilo, pero tampoco eran demasiados grandes como para ser vistos fácilmente.
Las sombras se arremolinaban a su alrededor, cada rama parecía ser una mano anhelando agárralos.
Habían permanecido callados por largos minutos hasta que llegaron al arroyo, Balnn caminaba en linea recta como si supiera exactamente donde ir

"Solo unos pocos metros... ahí... Ahí esta!" Un pequeño destello de luz de luna se reflejo en la punta de acero de una flecha...
Días atrás Balnn había descubierto ese extraño árbol al ir a recoger agua. Un árbol viejo de gran porte pero de tronco hueco, un escondite excelente pero tres personas dentro no era muy cómodo.

-Aquí... entren- dijo mientras corría unas ramas que el mismo había colocado para tapar la entrada- Estaremos incómodos, pero a salvo.

Balnn arranco la flecha sobre la entrada del refugio y entro tapándola con ramas tras el.

Así que nos íbamos a esconder. Eso no me gustaba, estábamos huyendo y no defendiendo. Es cierto que con el muchacho herido las cosas no eran fáciles, pero confiaba en nosotros.

No eran expertos en mantenerse ocultos, o puede que no quisieran, pero nos seguían. Pude contar a 5 siluetas en el bosque que iban tras nuestros pasos. Así que la idea de caminar por el arroyo me gustaba, ya que por lo menos no dejaríamos huellas para que nos encontraran.

Llegamos a un árbol del que solo quedaba la corteza, marcado con una flecha que supuse que Balnn había puesto allí. Eso ya no me gustaba tanto, porque nos estábamos acorralando, y si nos encontraban estábamos muertos.

Entramos los 3 en el tronco y Balnn puso otra vez las ramas en la entrada para ocultarnos.

- Esto no me gusta. - Comenté en un susurro. - Si nos encuentran aquí estamos muertos. Y no lo quiero.

Dentro del árbol estaba oscuro, incluso más que fuera de este. Estábamos apretados allí dentro, las plumas de Balnn me hacían cosquillas y me di cuenta de un olor que desprendía Balnn que antes no me había percatado. Era un olor extraño que emanaba de su cuerpo, lo que me hizo pensar que no era del todo humano. Otra cosa que no me gustaba. Había demasiadas cosas que no iban bien en ese momento. Pero lo acaté todo a los nervios de la emboscada.

-Necesitamos un plan. - Dije en aquel momento. "Gracias señorita obvia, eres un genio". Realmente no lo pensé bien, poeque dar opciones viables no estaba en aquél momento en mi mente.

Así que nos limitamos a esperar con cautela y silencio, rezando a los Dioses que o se nos encontrara.

Andamos durante un rato a través del bosque. Mis compañeros intentaban andar sigilosamente, yo simplemente me centraba en caminar. El cansancio y mi situación ya eran de por si un impedimento, a eso se le sumó rápidamente el hecho de que mi terrible jaqueca* volvió a atacarme y sentí que mis sentidos se agudizaban demasiado, dándome un exceso de información incontrolable.

Pisadas que sonaban de repente lejanas y de repente cercanas. El olor de cada planta aromática del bosque, el olor traído por el viento de gente que no conocía, incluso el olor del perfume de Zarina, aparecían y se desvanecían en mi olfato. Me sentía mas torpe al andar sin poder concentrarme ni siquiera en donde ponía mis pies cargando mas peso del deseado en el hombro de Zarina.

En medio de mi confusión constante de repente me vi metido en un árbol apretujado contra Balnn y Zarina en posiciones que no eran precisamente cómodas.

- Esto no me gusta. - Comentó Zarina en un susurro. - Si nos encuentran aquí estamos muertos. Y no lo quiero.

La joven tenia razón, en aquel lugar no podrían defendernos precisamente, ¿pero acaso podríamos defendernos en campo abierto?

-Necesitamos un plan.- puntualizó la joven.

Si necesitábamos un plan pero a mi me costaba razonar, me costaba intentar dar una salida a aquella situación. El exceso de información que obtenía me tenia colapsado. En aquel momento no era de mucha ayuda para mis compañeros, bueno en si no era de ayuda. Pero en aquel momento sentía como algo en mi cuerpo deseaba liberarse y tomar el control. Apreté con fuerza el cuchillo intentando controlarme.

"No por favor, ahora no" me dije a mi mismo.

Puede que aún no supiera ser bien un licántropo, pero podía comprender a la perfección que aquello que deseaba liberarse era mi forma de lobo, que se veía hambrienta y amenazada, por unos extraños que cada vez se sentían mas cerca.

-Ya están aquí- mascullé.

La tensión dentro de aquel tronco se podía cortar con un cuchillo todos mirábamos la entrada camuflada que había creado Balnn. Éste la miraba con una flecha cargada en el arco, Zarina la miraba con las palmas abiertas, en aquel momento no entendía porque, y yo me centraba en estar lo suficientemente concentrado mientras apretaba la empuñadura de la daga.

Me preparé para enfrentarme a mi destino y recé para que los perseguidores no llevaran túnicas rojas.

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Off Rol:
*Hago referencia a mi habilidad de nivel 0, "Un solo ser", que me provoca penalizaciones por la noche (-5 en destreza, sabiduría e inteligencia)

Dentro de la oscura corteza solo se escuchaba el agitado aliento del joven, Balnn miraba hacia arriba, el tronco terminaba en un gran hueco por donde se filtraba un poco de luz de la luna.
-Necesitamos un plan- dijo la pelirroja.

Balnn aun apuntando con el arco la entrada se decidió por tomar una mejor posición. Pero unos pasos resonaron cerca del tronco

-Ya están aquí- la voz del joven provoco una reacción en Balnn

-Creo que puedo subir- señalo el emplumado

Balnn escalo por dentro de la corteza del árbol y se coloco en una buena posición de tiro, podía ver gran parte del arroyo. La noche ya había llegado, la luna brillaba intensa... era luna llena y esta iluminaba todo el arroyo, y este reflejaba la luz... efectivamente ya estaban ahí...

El mas cercano al tronco tenia un hacha en la mano, con esta corto las ramas que tapaban la entrada de un solo corte. No logro si quiera volver a levantar el hacha nuevamente ya que una flecha se hundió en su rostro haciéndolo caer muerto.
La entrada estaba descubierta, desde arriba tenia buen tiro, pero los jóvenes son un blanco fácil ahora, Balnn salto desde lo alto aterrizando sobre el cuerpo del agresor colocándose entre los agresores y la entrada.

-¡Se acabo el tiempo de esconderse!- Grito al tiempo que preparaba otra flecha.

Los dos agresores mas cercanos desenfundaron espadas que brillaron bajo la luz, eran humanos con ropa de combate similar, era una especie de uniforme. Tras ellos los dos restantes apuntaban a Balnn con sus arcos.

Balnn miraba a sus contrincante... clara desventaja, una flecha le rasgo el rostro haciéndolo girar un poco, retomo posición apuntado, cuando una sombra proveniente del tronco salio a toda velocidad pasando a su lado directo a donde estaban los agresores.