En los bosques del Este [Libre] [+18] [CERRADO]

No es que me pueda acordar muy bien de todo lo que paso. Más bien recompongo algunos fogonazos en mi mente y lo que supe después del incidente.

La llamada de la noche cada vez era más intensa. Mientras seguía luchando conmigo mismo por controlar al lobo de mi interior una especie de hacha rompió la puerta del escondite. Luego sentí como era apoyado en el tronco y sentí el sonido de la refriega en el exterior. Pero todo aquello poca importaba, al haber sido destruida la puerta ahora los rayos lunares entraban libremente en el refugio y bañaban mi piel con su tentadora magia. Mi lobo interior se agito con fuerza, la llamada de la Luna era demasiado poderosa para resistirla. Así que finalmente me transformé.

Sentí el profundo dolor en mis huesos que comenzaban a modificarse. Sentí los tirones en mi piel extendiéndose y moldeándose a la que iba ser mi nueva forma. Incluso sentí como los pelos puramente blancos de mi forma loba comenzaban a salir. En resumen, no es que fuera una experiencia muy agradable. A partir de ahí fui un ente consciente e inconsciente a la vez. Veía todo a través de mis brillantes ojos ambarinos de lobo, pero no era capaz de controlar mi cuerpo, en resumidas cuentas era un mero espectador.

A partir de ahí recuerdo ver a dos figuras delante mía, con sus respectivos olores y sonidos. No parecían suponer una amenaza así que me fije en los otros olores, unos que se alejaban más de la escena. Un humano apestoso los rodeaba, y yo estaba hambriento. Salí disparado sobre mis cuatro patas, que aunque no estuvieran en su mejor momento eran fuertes y veloces. Al salir del árbol escuché voces primero de sorpresa y luego de alarma. Pero a mi sólo me importaba el apestoso humano que seguro que tenia un hígado de lo más sabroso.

El pobre indeseable ni se lo esperaba. De repente una mancha blanca y furiosa se había abalanzado sobre él. El gritaba de terror mientras mis dientes y garras hacían mi trabajo. Aparte sus manos con zarpazos y mordiscos mordiéndole el brazo con furia. Lo hice a un lado y fui directo a morder su yugular. Al momento sentí como la sangre humana llenaba mi boca. Estire de él arrancándole la traquea y comiéndome la parte blanda dela misma. El cadáver ya inmóvil ya o ofrecía ninguna resistencia para obtener mi premio. Le desgarre la tripa con mis dientes en busca del ansiado botín. Cuando lo encontré lo así con fuerza con mis dientes y se lo arranque para comenzar a alimentarme. Puede sonar macabro, pero en realidad necesitaba aquel alimento.

Aquel preciado bocado me había abierto el apetito, necesitaba más manjares. Localice al otro humano que quedaba con vida y me dirigí como una flecha hacía él.

-¡Un licántropo!-[/color] gritó el hombre asustado -¡Mierda, mierda! ¡Se suponía que eran una presa fácil! ¡Maldito Flin!- siguió gritando el hombre al tiempo que salia corriendo presa del pánico.

Pero esas penosas piernas de humano no le servirían de mucho contra mi. No tardé mucho en cazarlo, para mi todo aquello era un juego. Me encantaba que mis presas corrieran, era un cazador, esa era precisamente mi diversión. Mi yo lobo disfruto al ver la cara de horror de aquel maldito bandido antes de que cayera sobre él y acabara con su vida con un rápido mordisco certero. Repetí el mismo proceso que con la primer presa y le arrancó el hígado con placer para engullirlo. Pero mi apetito ya era insaciable. Aún había dos posibles presas, dos deliciosas y lindas presas....

Salí corriendo y los sorprendí saliendo de los arbusto con un salto, pero estos sólo se sorprendieron y quedaron paralizados por el miedo, no se movieron, sólo me miraban con cautela.

"Puff... que aburrido" pensé esperado impaciente a que alguno se lanzara a correr para poder seguir divirtiéndome.

El pollo me miraba sin fiarse y la mujer pelirroja me miraba con una mezcla de pánico y lastima.

"Pero... yo conocía a esa gente... No eran presas... era... eran...." comencé a luchar en mi interior y por primera vez pude hacer que el lobo avanzará.

"Son presas. ¡Déjame comérmelas!" respondió en mi mente la parte del lobo que quería seguir saciando su infinita hambre.

"¡No! ¡No lo son! Ellos... ellos... ¡Ellos cuidaron de mi!" me conteste internamente "Vete asqueroso lobo, este es mi cuerpo ¡Yo mando sobre él!"

"¡Jámas!"

Mientras yo luchaba en mi interior para intentar controlar a la bestia, ignoraba por completo lo que estaban haciendo o pensando mis compañeros. Aunque si no me daba prisa en controlar mi transformación podría imaginarme la peor de las situaciones.

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*Efecto de mi habilidad de nivel 0 "Un solo ser" que me da una penalización por la noche de -5 en destreza, sabiduría e inteligencia, efecto que se multiplicaría en el caso de haber luna llena (descrita por Balnn).

Añado etiqueta +18 por la descripción de que mi forma lobo se come a una persona

Mi parte de lobo por ahora había ganado la batalla. Afortunadamente había saltado y había fallado, aquellos humanos eran más listos de los que me acababa de zampar. Relegado a un rincón de mi mente pude notar con un sentimiento de furia e irá crecía en mi interior al haber sido esquivado.

De repente el pollo se fue volando y recuerdo a la parte de mi yo lobo maldecir por no poder cazar en el aire. Así que mis ojos ambarinos se centraron en la chica del pelo de fuego. Está se quedo quieta, como absorta o rendida totalmente a su destino. No ofreció lucha simplemente camino lentamente hacía a mi. Mi yo lobo quedó desconcertado, lo que me permitió volver a la carga para recuperar el control de mi cuerpo.

"Vuelve a tu jaula, lobo." le ordene a mi otro yo "Ya no eres necesario. Zarina no es nuestra enemiga." intenté razonar conmigo mismo.

Si, se que puede parecer una tontería intentar razonar con un lobo. Pero a fin de cuentas, ese lobo seguía siendo yo, así que tendría que tener algo de raciocinio. Además, salvo en el momento de descontrol, los primeros objetivos de mi yo lobo habían sido nuestros enemigos y hasta entonces había ignorado a mis compañeros. Así que la batalla no estaba perdida.

"¡No! ¡Si que lo es!" respondió mi yo lobo con furia "Nos quiere engañar ¡Quiere hacernos daño!"

En ese momento de confusión Zarina acaricio nuestra cabeza con total ternura y afecto. Algo que revolvió los sentimientos tanto del hombre como del lobo.

"Vete lobo, todo a acabado." volví a ordenar, pero ahora en un tono más suave.

La única respuesta fue experimentar un gran dolor al sentir como mis huesos y mi piel se transformaba de nuevo para recuperar mi forma humana. No se si fue por el intenso dolor o por los efectos de aquella intensa batalla mental. Sólo recuerdo que mi vista se apagaba y que lo ultimo que vi fue algo de color rojo que se cernía sobre mi.

Hasta ese momento, todo lo que había vivido en forma de lobo nunca se había quedado en mi memoria. Pero aquella noche fue diferente. Aquella noche mi mente quiso que recordará cada mínimo detalle en forma de pesadilla. Algo sumamente desagradable. Prueba tu a soñar que eres un lobo grande y furioso y que te comes a dos personas que aunque que sepas que no eres tu tienen tu rostro. Sin duda son unas pesadillas que no le deseo a nadie.

Cuando me desperté lo hice bañado en un sudor frió y con un ligero temblor en todo el cuerpo.  Sentía la humedad en mi frente y pude comprobar que era un paño mojado. Me lo quité confundido y lo dejé a un lado. Una vez hecho eso reconocí el lugar en el que me encontraba, era el viejo tronco hueco que habían usado como escondite la noche anterior. Pero me encontraba sólo. No estaban ni Zarina ni Balnn... En aquel momento recordé aquel fragmento de mi sueño donde Balnn se había ido volando, aunque no sabía cuanta verdad había en eso. Así pues, me levante con gran esfuerzo y salí al exterior.

Al salir no había muestras de Balnn ni de sus cosas, sólo vi a Zarina mirando ensimismada el horizonte. Me acerque con cautela pues no quería asustarla, a parte de que estaba muy avergonzado por lo que había ocurrido.

-Buenos días....- la chica se giro y me dirigió una triste sonrisa - Yo...- tartamudeé nervioso- Yo... siento todo lo que ha ocurrido...- dije totalmente avergonzado.

¿Que podría decirle a Zarina? ¿Que era un licántropo y que no tenia ni idea de como controlarlo? Zarina era lista, seguramente ya había sacado conclusiones ¿Serviría de algo reconocerlo? Creí justo que lo supiera todo por parte mía.

-Yo... verás...- intenté armar las palabras y el coraje suficiente para sincerarme con ella -Supongo que ya lo sabes... pero quiero que lo sepas por mi. -suspiré y me armé de valor -Soy un licántropo. Nunca fue elección mía y lo supe a una edad tardía. Pero si quieres marcharte lo comprenderé. Comprendo que puedo ser peligroso para los demás. -le sonreí con toda la alegría que pude y añadí- Gracias por cuidar de mi todo este tiempo.

Miré a mi amiga, después de todo lo que habíamos pasado juntos creo que era justo considerarla como tal y luego miré también al horizonte. Los colores del amanecer se habían disipado un poco, pero seguían siendo bellos.

Los rayos del atardecer eran hermosos. Giré el rostro para mirar a mi compañera, sin duda era una visión hermosa. Vi como sus cabellos rojizos eran movidos por el viento, al mismo tiempo, que estos eran bañados por los últimos rayos del amanecer, era una perfecta unión de colores. Por unos momentos, me quedé embobado admirando la escena, pero la voz de mi amiga me despertó de aquel ensueño.

Le dediqué una sonrisa cuando escuché su deseo de ayudarme y de estar a mi lado. Sin embargo, una voz dentro de mi cabeza me puso en alerta.

"¿Y si te transformas en lobo y no lo puedes controlar?" dijo aquella vocecita de forma maliciosa.

Mi sonrisa se apago en aquel instante. Zarina ya había estado en peligro por estar a mi lado. ¿Debía de exponerla a ese peligro? La miré dudoso y pude ver como en su semblante también amanecían las dudas. Mi amiga seguía mirando al horizonte, mordiéndose el labio y cogiéndose su brazo izquierdo, con un rostro triste. ¿Ella también se había dado cuenta del peligro que escondían sus palabras?

En aquel momento no pude averiguarlo, pero Zarina cambió de idea. Se disculpó con gran tristeza, al mismo tiempo que me hacía una promesa: volveríamos a vernos. Antes siquiera de que pudiera preguntar el motivo, ella me dio lo que había sobrado del conejo que había cazado Balnn.

Luego se acercó a mi, con lagrimas en los ojos, y depositó un suave beso en mi mejilla. Aquel acto me desarmó completamente, no pude detenerla. Me quedé congelando sintiendo aún el tacto de sus suaves labios en mi piel, aunque la chica ya se había ido. Fue la primera vez que una mujer, que no fuera mi madre, me dedicaba una muestra de afecto como aquella.

Solo, en aquel lugar del bosque y con el sonido del agua del arrollo, miré el final del amanecer de un nuevo día, antes de seguir el arrollo y luego el río que me llevaría a Ulmer, [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].